Analisis de La Obra de La Llamarada

Título: La Llamarada Explicación: Ésta es una llamarada de odio. Llamarada que se incendió para consumir el alma y los s

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Título: La Llamarada Explicación: Ésta es una llamarada de odio. Llamarada que se incendió para consumir el alma y los sentimientos nobles de las personas, para volver cenizas unos cuantos ideales. Se reflejan los deseos de lucha y superación ;el intento de la peonada de dar a conocer sus derechos como seres humanos. Temas que plantea la novela 

Surcos Abiertos: Aquí se aprecia mayormente los recuerdos de Juan Antonio Borrás. Recuerdos estudiantiles, amorosos y familiares.



Mientras la caña crece: Este es un tema en el cual se manifiestan los problemas a los cuales se enfrenta la peonada día tras día. Podemos apresiar el mal trato que se les daba y nos podemos hacer una idea de como eran los días de pago.



Yerba Mala: Se manifiestan las costumbres, tradiciones y también el diario vivir de los jíbaros. Éstos son descritos detalladamente.



Incendio: Se da a conocer la terrible enfermedad de la cual padece Delmira. Se muestra la mezcla de sentimientos de Juan Antonio Borrás en cuanto a Delmira, Pepiña y Sarah.



El Regreso : Después de un tiempo, aparece Juan Antonio con la noticia de su boda con Pepiña. Problema que plantea la novela Problemas



Mala paga y mal trato a la peonada



Enfermedades



Rivalidad entre las haciendas



Conformismo y Fatalismo



Feudalismo Solución En esta novela el problema no se resuelve. Al parecer la intención del autor era sólo hacernos saber las condiciones de vida y dar a conocer los tratos que se le brindaba a la peonada en esos tiempos, tal vez para que aprendamos a valorar lo que tenemos hoy día. Personajes



Juan Antonio Borrás : Agrónomo recién graduado en busca de un buen futuro.



Sarah : Muchachita sentimental, huérfana de padre y moza de unos dieciséis.



Don Oscar de Mendoza : Administrador de la central. Un hombre relativamente joven, bajo de estatura, grueso, vestido con alguna elegancia. Una prematura calvicie y un rostro bien rasurado que daba un aire simpático.



Florencio Rosado : Un hombre de edad provecta, estatura normal, ojos azules, pómulos pronunciados, quijadas apretadas como desafiando contratiempos.



Siño Pablo : El encargado del portón. Es un viejo doblado, blanquísimo, con una venda bajo el sombrero de cogollos, lento el andar, prolongada la tos.



Adelaida Alzamora : Soletrona ya dentro de esa edad indefinible en que toda mujer que no se ha casado se resigna, pasa de los cuarenta y tantos años. Es alta, intensamente pálida, luce tocado de otros tiempos.



Julia Alzamora : Hermana de doña Lela, muy parecidas en su físico. Soleterona también.



Delmira Alzamora : Ojos melancólicos, pelo negrísimo, rostro pálido y ovalado.



Balbino Soltrén : Capataz de la brigada. Un hombrecillo desbarrigado y canijo, pálido, con la barba bastante crecida.



Lope Corchado : Primer capataz de Santa Rosa. Parecía un despreocupado salteador de caminos este hombracho de gesto repulsivo, con una cicatriz sobre el labio superior que le partía el bigote ralo en dos. Cara de zorro, ojillos saltones, color encendido.



José Dolores : Es un hombre de más de cien años que por lo ágil y avispado que es, no da manifiestas señales de ancianidad. Cuando se quita el sombrero muestra su pelo ensortijado y níveo que hace vivo el contraste con el rostro negro de líneas severas. Irradia simpatías este jirón de humanidad buena, humilde, servicial; hombre de memoria privilegiada.



Juan Pedro Moreau : Un hombre joven, bastante grueso, de regular estatura, más trigueño que blanco, rostro aguileño, con cabello tirando a bermejo. Ojos reidores tras los cristales.



Ivonne Duval : Señora muy simpática, trigueña, bastante joven aún. Toda su personalidad irradia cordialidad no fingida.



Pepiña : Cuñada de Juan Pedro. Es una muchacha en plena mocedad, de algunos dieciocho o veinte años, alta elegante, soberanamente simpática. Al reír se le forman dos graciosos hoyuelos en las mejillas.



Manuel Cabañas : Carpintero de la colonia. Un hombre alto, serio, de facciones abultadas y grueso bigote; un obrero bien conservado, de mediana edad, cazurro a primera vista. Es un modelo de hombre. Formal, austero, hasta bonachón. Hombre de pausada actitud y de carácter bondadoso y poco comunicativo.



Hipólito : Padre de Manuel. Es un viejo manso...porque no le queda otro remedio. En su juventud dio mucho que hacer. Es un hombre de historia en el socialismo. Estuvo en la cárcel un millón de veces. Y ya paralítico, no le quedó otro remedio que la mansedumbre.



Segundo Marte : Es un mozo de regular estatura, actitud nerviosa, pelo en desorden. Ojos claros, ligeramente más abiertos de lo natural, como azorados ante alguna amenaza; la boca apretada, frente amplia, perfil vulgar, rostro paliducho.



Ventura Rondón : Hombre trabajador y consecuente.



Carlos Alzamora : Cabeza de la familia Alzamora. Dueño de Santa Rosa. Terminó suicidándose como Judas.



María Antonia del Valle : Sobrina de don Juan, hija de don Ramiro. Una muchacha morena, bastante morena, bonita, con unos ojos preciosos, acentuado livor, labios rojos y ligeramente pulpos, como cerezas maduras. Una niña gentil, elegante, muy femenina; conciene de su belleza, un poco vanidosa.



Margarita Sandoval : Amiga inseparable de María. Una muchacha ágil, como una ardilla, robusta si ser gruesa, algo pálida, ojos grises y enormes, bonita también.



Ramiro : Es un hombracho de rostro encendido, con una cicatriz en la mejilla izquierda. Usa gafas con montaduras de carey.



Doña Rosa : Una dama gruesa, blanca, de pelo pajoso perfil aguileño, es tratable y posee finas actitudes. Parece ser una mujer comprensiva que sabe evadir la tirantez del vivir cotidiano.



Doña Catalina : Es una mujer muy gruesa, bastante oscura de color, de trato muy atrayente. La peonada le tiene un respeto inusitado a la par que la quiere mucho.



Jesús Cordero : Es un mozo alto y bien fornido, con una cicatriz en la quijada de una caída que se dió cuando rapaz. Es bastante bien parecido y viste con cierta elegancia rústica. Es muy trabajador los días laborales, pero casi todo se lo gasta los días de fiesta.



Natito Rondón : Es un muchacho pálido, en los veinte años quizá, con cierto aire soñoliento, hasta romántico.



Juan Perdío : Es un apuesto cuarterón de tez bastante clara y pelo hirsuto. Más o menos de la misma edad de Natito, alegre, dicharachero.



Cheíto Cruz : Es el Benjamín del grupo. Es un mozalbete de dieciocho años que lo único que necesita es una corona de plumas para ser el hijo de un cacique indio. Pelo lacio, perfil aguileño, color bronceado.



Jenaro Mediavilla : Era un tipo alto de bastante edad, calvo que vestía un traje de color inverosímil por lo viejo. Ojos azules y penetrantes. Era empleado del Municipio, un chupatintas a cargo del Registro.



Rogelio Martínez : El listero de las colinas. Un joven de pueblo, chistoso y alegre, muy amigo del jolgorio cuando disponía de tiempo.



Rafael Vega : El mayordomo principal. Un hombre rubio, solterón empedernido, alto, enemigo de la charla.



María : La cocinera. Una mujer aindiada, viejola, un poco habladora pero muy servicial.



Quintín y Guillermo : Los dos hijos de Balbino. Eran unos muchachos canijos y trabajadores, obsecuentes del mandato superior.



Ramón Garrido : El mayordomo de los Moreau. Un viejo español, relíquia de aquellos tiempos.



Rosendo Méndez : Uno de los responsables de los incendios. Un hombre desvaído y pálido, era precisamente el exarrimado de Palmares, echado de la colonia porque se atrevió a afirmar que el votaba con su partido.



Rosina Borrás : Una de las hermanas de Juan Antonio.



Jacobo Borrás : Era un hombre muy rígido, ceñudo y poco dado a conversar.



Carlos Ordoñez : Amigo de Juan Antonio desde la infancia. Es un mozo alto, fornido, apuesto. Datos biográficos de Enrique A. Laguerre Nació en la zona rural de Moca, jurisdicción judicial de Aguadilla, más cerca de este último pueblo y de Isabela que de Moca, Puerto Rico. Hasta el cuarto grado asistió a las escuelas rurales, de un solo salón, donde un único maestro enseñaba dos o tres grados. Entonces hubo de caminar kilómetros diariamente para llegar a su escuela. Es quizás este contacto con la vida rural, hasta los veintitrés años (durante cinco de ellos trabajó de maestro rural) lo que le ha llevado a escribir tres novelas de tema campesino e intención social: La llamarada (con más de treinta ediciones), Solar Montoya y La Resaca.

Con un leve curso de pedalogía, en el último año de escuela secun- daria (Aguadilla, 1924), salió a trabajar de maestro rural en el sector más montañoso de su propia comunidad. Terminó el bachillerato en 1937. Mientras ejercía funciones magisteriales en la secundaria y en la Escuela del Aire, estudió para adquirir su grado de maestría (1941). Desde esa fecha es profesor de la Universidad. Su tesis de maestría (1941) versó sobre el modernismo en Puerto Rico. Según su criterio, la mejor novela es aquella que consigue artístico equilibrio entre las experiencias vitales ( personales, vicarias y colectivas) ; la caracterización ( personajes vistos en cinco dimensiones: ser, creer ser, querer ser, creer ser de otro, querer ser de otro) ; la ideología (fondo de la novela) ; la técnica (variaciones dentro de las normas del género) ; y la atmósfera poética, con lo que se da relieve al carácter artístico de la novela. No cree en la novela demasiado densa en « literatura », tampoco en el exceso de morosidad a lo Joyce o Proust. Sí se le figuran muy eficaces recursos como: el flujo de conciencia, la retrospección periódica alternada con el presente, la simultaneidad de acción y los detalles reveladores, entre otros. No estima, sin embargo, el detallismo que sugiere técnica de guión cinematográfico. Además de la narrativa, Laguerre ha cultivado el teatro, el ensayo y el periodismo. Los trabajos dados a conocer a través de ambos medios alcanzan el millar y medio. Son varios los críticos que han afirmado que, para conocer los acontecimientos plurales puertorriqueños desde los cincuentas a los ochentas, es imprescindible leer dichos trabajos sobre temas tan diversos aparecidos a través de Puntos de Partida y Hojas Libres. Como educador, Laguerre ha participado en la investigación pedalógica y en la confección de libros de texto para las escuelas en todos los niveles. Realizó tarea de esa índole en Pátzcuaro, México, contratado por la UNESCO. Algo parecido desempeña para la Escuela del Aire del Departamento de Instrucción y para el Consejo Superior de Enseñanza de la Universidad de Puerto Rico. Algunas de sus obras son textos del sistema educativo del país. Además de los multiples artículos críticos que sobre la obra de Laguerre se han publicado en numerosos periódicos y revistas de aquí y del exterior, a su producción literaria se le ha hecho cumplido reconoci- miento en las historias de la literatura nacionales e internacionales, y también se han publicado varios libros en los que se estudia su obra.