Analisis Como Una Novela

ENSFO Licenciatura en español Grupo 402 Materia: SEMINARIO DE APRECIACIÓN LITERARIA I “COMO UNA NOVELA” DANIEL PENNAC

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ENSFO Licenciatura en español Grupo 402

Materia: SEMINARIO DE APRECIACIÓN LITERARIA I

“COMO UNA NOVELA” DANIEL PENNAC

ASESOR: PROFR. OBDULIO NUNFIO DE LEÓN ASESORADO: Ignacio

Salvador

Bautista JULIO de 2008

Jiménez

COMO UNA NOVELA LO QUE MÁS ME GUSTÓ Me gustó la forma en que hay que ir induciendo al niño en la lectura y no soltarlo hasta que sea autosuficiente. Me gustaron los consejos que da el autor Daniel Pennac para inducir tanto a los niños como a los adolescentes a la lectura. Si es necesario volver a retomar la lectura con el niño hasta que él mismo pida leer, interrumpir la lectura con preguntas, quiera empezar a leer por sí solo, etc. Con los jóvenes que no les gusta leer me agradó la manera de inducirlos a la lectura mediante cuentos y novelas que son del interés de los alumnos, dejarlos “picados” en la lectura hasta que ellos mismos lean por si solos. Me gustó también lo que menciona el autor acerca de los propósitos que tenemos para leer, los derechos que nos debemos conceder los lectores y que cada lectura es un acto de resistencia. Me agradó la forma en que el autor se dirigía a sus alumnos sin que estos lo supieran: la “viuda sisiliana”, “Chamarras de cuero sin moto”, “Mechón engominado”, etc. Me llegó la frase de que hay que robarle tiempo al tiempo para leer.

SELECCIÓN DE FRASES VALIOSAS 

El verbo no tolera el imperativo.



Te ordeno leer.



Se duerme sobre el libro.



Sería un crimen de lesa majestad. El libro es sagrado.



Pero ya deja de leer, vamos, vas a perder los ojos. ¿Por qué no sales más bien a jugar?



¡Apaga! ¡Ya es muy tarde!



…horas robadas de lectura bajo las cobijas a la luz de una linterna!



Dios mío, ¡qué bello amor ¡ Y cómo era de corta la novela.



…al principio no se nos había ocurrido imponerle la lectura como una tarea.



…chapurreando los nombres propios.



…lo dotamos de la ubicuidad, le entregamos a Cronos.



Era, como se dice, su universo.



…ese silencio después de la lectura!



¡Qué pedagogos éramos cuando no nos preocupábamos por la pedagogía.



Un libro es un objeto contundente y es un bloque de eternidad.



Y cada libro pesa su peso de enciclopedia.



…el argumento de la televisión corruptora gana adeptos.



¡Leer es un acto!



Mientras la televisión, e incluso y el cine si se piensa bien…Todo está dado en una película, nada se conquista, todo se lo entregan masticado.



En la lectura hay que imaginar todo eso.



La lectura es un acto de creación permanente.



Un muchacho pasa en promedio dos horas diarias frente al televisor.



La generación de nuestros abuelos prohibía la lectura a las hijas.



A nosotros los adultos nos gustaba comunicarnos bajo el auspicio de los Beatles, ellos se encierran en el autismo de los walkman…



Sí, el cuento leído cada noche llenaba la más bella función de la oración.



El cuento nocturno lo liberaba del peso nocturno.



Si sigues, ¡no tendrás cuento esta noche!



Acaba de descubrir la piedra filosofal.



Lo que un niño aprende primero no es el acto sino el gesto del acto.



No, iba a su ritmo, eso es todo. Su ritmo de aprendizaje de la lectura.



Lo iniciamos en el vuelo vertical: se estrello por el estupor del esfuerzo.



Esos padres que nunca, jamás, cuando le leían un libro se preocupaban por saber si había entendido.



Dele a su hijo el deseo de aprender y después déjele su escritorio.



Basta con esperar la caída de la noche, abrir de nuevo la puerta de su cuarto, sentarnos a su cabecera, y retomar nuestra lectura común.



Se formará el hábito de interrumpir nuestra lectura.



Yo leo contigo, Hoy comienzo yo.



Si queremos darle un placer final, basta con que nos durmamos mientras él nos lee.



Están aquellos que nunca han leído y tienen vergüenza de ello, aquellos que leen de todo, los que devoran, los que pasan su madurez releyendo, y los que han leído al último fulano.



Hay que leer para… 1. aprender 2. tener éxito en nuestros estudios. 3. informarnos. 4. saber de dónde venimos. 5. quiénes somos.

6. conocer mejor a los otros. 7. saber a dónde vamos. 8. conservar la memoria del pasado. 9. iluminar nuestro presente. 10. sacar provecho de experiencias anteriores. 11. no repetir las tonterías de nuestros abuelos. 12. ganar tiempo. 13. evadirnos. 14. buscarle un sentido a la vida. 15. comprender los fundamentos de nuestra civilización. 16. alimentar nuestra curiosidad. 17. distraernos. 18. informarnos. 19. cultivarnos. 20. comunicarnos. 21. ejercer nuestro espíritu crítico. 

La tele es el enemigo Número Uno del libro, y el cine también.



Toda la cultura literaria que poseo la he adquirido fuera de la escuela.



Cada acto de lectura es un acto de resistencia social, profesional, psicológico,

afectivo,

climático,

familiar,

doméstico,

gregario,

patológico, pecunario, ideológico, umbilical. 

Una lectura bien llevada salva de cualquier cosa, incluso de uno mismo.



Difícil enseñar literatura cuando la lectura requiere hasta ese punto de la concentración y el silencio.



Sin embargo, si bien la lectura no es un acto de comunicación inmediata, es, finalmente, algo que compartimos.



Y mientras más leíamos, más ignorantes en efecto nos sentíamos.



El hombre que lee en voz alta nos eleva a la altura del libro.



Quedan otros alumnos: los que leen, los que se creen brutos…Privados para siempre de los libros.



Así es como se presentan a sí mismos. Acabados antes de haber comenzado.



Un profe que se proponga pasarse el año leyendo, o es un maldito holgazán, o hay gato encerrado.



Gracias a ustedes, señores García Márquez, Calvino, Stevenson, Dostoievski, Saki, Amado, Gary, Fante, Dahl, Roché, estén ustedes vivos o muertos.



Una novela cuenta ante todo una historia.



El tiempo de la lectura: ¡El libro visto como una amenaza de eternidad!



Si se plantea el problema del tiempo para leer es porque no existe el deseo.



La vida es un estorbo perpetuo para la lectura.



El tiempo de leer es siempre tiempo robado.



La lectura no tiene que ver con la organización del tiempo social.



Un libro gordo es un ladrillo. Suelte esas amarras, el ladrillo se vuelve una nube.



No se fuerza una curiosidad, se la despierta.



No hay mejor manera de abrir el apetito de leer que darles a husmear una orgía de lectura.



El espectro del programa inconcluso es el terror del año escolar.



Se lee para complacer al profe.



Un texto que se ha comprendido “bien” es un texto que se ha negociado de manera inteligente.



Más esencial es abrir a todos las páginas de todos los libros.



Al caer en nuestras manos, los libros se convierten en nuestros esclavos. Como tales, sufren los peores tratamientos.



Visto desde este ángulo, el libro, pues, no es ni más ni menos que un objeto de consumo, y tan efímero como cualquier otro: se le condena de inmediato al reciclaje como papel usado si “no va bien”, y muere con frecuencia sin haber sido leído.



Los lectores nos concedemos todos los derechos: 1. El derecho a no leer. 2. El derecho a saltarse páginas. 3. El derecho a no terminar un libro. 4. El derecho a releer. 5. El derecho a leer cualquier cosa. 6. El derecho al bovarismo. 7. El derecho a leer en cualquier parte. 8. El derecho a picotear. 9. El derecho a leer en voz alta. 10. El derecho a callarnos.



Hasta cierta edad no tenemos la edad para ciertas lecturas, está bien. Pero, al contrario de las buenas botellas, los buenos libros no envejecen.



Una de las grandes alegrías del “pedagogo” es cuando está autorizada cualquier lectura.

LO QUE ME GUSTARÍA EMPLEAR EN MIS CLASES Yo trabajo con adolescentes a los que no les gusta leer. Durante el ciclo escolar pasado traté de inducirlos a la lectura les conté o narré la historia del “Perfume” de Patrick Süskind pero no logré despertar en ellos el interés por leer, así que ellos mismos me pidieron que les contara toda la novela. De igual manera les conté algunos cuentos de Juan Rulfo. Les agradó y hasta creo que los acostumbré a esta actividad pero no logré hacerlos lectores. Ahora que he leído “Como una novela” de Daniel Pennac pienso utilizar la estrategia que le dio resultado al autor esto es, llegar al salón de clases desde el primer día y leerles la introducción de un cuento de interés para ellos y dejarlos picados para que ellos mismos lo terminen de leer. Pero escogeré cuentos cortos. Voy a escribir en una hoja de papel bond las 21 frases de los propósitos que tenemos para leer y los 10 derechos del lector para que los alumnos las vean y se motiven a leer. Les voy a leer poesía, propondré un taller de poesía para todo el ciclo escolar. Los llevaré a la biblioteca pública, Leeremos los libros del Rincón. Iremos de día de campo y nos sentaremos debajo de un árbol a leer.

LO QUE COMPARTIRÍA CON MIS COMPAÑEROS MAESTROS Primero, haría una reunión al iniciar el ciclo escolar con toda la planta docente. Les expondría que la escuela en su conjunto debe desarrollar en el alumno las habilidades de lectura y escritura. Les propondría elaborar un proyecto conjunto donde cada uno de nosotros aportara ideas para que primero se despertara en los jóvenes el deseo por la lectura; el disfrute de la misma o incluso si los docentes no son lectores, involucrarlos a ellos también en el proyecto. Les compartiría la lectura de Daniel Pennac “Cómo una novela”; el “Programa de estudio de Español” de educación primaria; “Cómo leer mejor en voz alta” de Felipe Garrido y el “Maestro de excelencia” de Fernández editores. Destacando las frases más significativas para después analizarlas; Les llevaría lecturas de cuentos cortos como los de “El llano en llamas” de Juan Rulfo, fragmentos de la novela “El perfume” de Patrick Süskind, “Canasta de cuentos mexicanos” de Bruno Traven, etc. Compartiría con ellos “20 poemas de amor” de Pablo Neruda, “Nocturno a Rosario” de Manuel Acuña, Poesía de Jaime Sabines, etc. Primero trataría de que los docentes se interesaran por la lectura y la poesía para que después todos influyéramos posteriormente en los alumnos.

LO QUE APLICARÍA Y COMPARTIRÍA EN MI HOGAR Bueno, en mi hogar desde que tengo gusto por la lectura que no tiene mucho tiempo he compartido con mi esposa (Ana María) y mis hijos (Ana Laura y Samuel, de 11 y 9 años respectivamente) mi gusto por la lectura y la poesía, cada que leo un cuento o una novela les hago comentarios de lo leído. Les leí a mis hijos durante mucho tiempo todas las noches una historia diferente y les releí las mismas historias hasta que ellos mismos empezaron a leer por si solos. Ellos me interrumpían constantemente haciendo preguntas sobre los temas; querían iniciar la lectura. Leo en voz alta un cuento para llamar su atención y los dejo “picados” para que ellos continúen la lectura por sí solos. Tengo un librero en la sala donde coloco los libros de literatura a su vista y a su alcance para que los puedan tomar en cualquier momento. Cuando llevo un libro nuevo se los presento y les leo una parte para que se interesen en él. Hemos leído a Gabriel García Márquez, a Rosario Castellanos, a Bruno Traven, a Ana Frank, a Patrick Süskind, Poesías en libros y en cd´s, hemos leído la Biblia y algunos otros. Los llevo a la feria del libro, a la Proveedora Escolar y a librerías varias para que puedan ver todo tipo de libros. Les he comprado libros clásicos, de adivinanzas, chistes, acertijos etc.

Profr. Ignacio Salvador Jiménez Bta. Julio del año 2008.