Alessandro Pronzato Las Parabolas de Jesus

LAS PARÁBOLAS DE JESÚS EN EL EVANGELIO DE LUCAS NUEVA ALIANZA 181 ALESSANDRO PRONZATO LAS PARÁBOLAS DE JESÚS EN EL E

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LAS PARÁBOLAS DE JESÚS EN EL EVANGELIO DE LUCAS

NUEVA ALIANZA 181

ALESSANDRO PRONZATO

LAS PARÁBOLAS DE JESÚS EN EL EVANGELIO DE LUCAS Le salió al encuentro ...

Obras de Alessandro Pronzato publicadas por Ediciones Sígueme:

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Nunca hemos visto nada semejante (NA 177) Sólo tú tienes palabras (NA 172) En busca de las virtudes perdidas (NA 158) Las parábolas de Jesús en los evangelios de Marcos y Mateo (NA 155) La homilía del domingo, ciclos A, B (NA 150-151) Creer, amar, esperar día a día (NA 141) Orar, ¿dónde? ¿cómo? ¿cuándo? ¿por qué? (NA 132) Palabra de Dios, ciclos A, B, e (NA 118-120) Y ¿cómo lo habéis conseguido? (RS 16) Evangelios molestos (PedaI34)

EDICIONES SÍGUEME SALAMANCA 2003

CONTENIDO

Introducción .......................................................................... Advertencias ...... ............ ........................ ........ ............ ............

l. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.

Cubierta diseñada por Christian Hugo Martín Tradujo Germán González Domingo sobre el original italiano Parabole di Gesu Il. Gli corse incontro. Luca © Alessandro Pronzato, 1997 © Ediciones Sígueme S.A.u., 2003 CI García Tejado, 23-27 - E-37007 Salamanca I España Tlf.: (34) 923 218 203 - Fax: (34) 923 270 563 e-mail: [email protected] www.sigueme.es

ISBN: 84-301-1498-X Depósito legal: S. 1.087-2003 Impreso en España I UE Imprime: Gráficas Varona S.A. Polígono El Montalvo, Salamanca 2003

10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18.

Los dos deudores (más una mujer que no te esperas) ... El samaritano ................................................................. Los tres amigos .............................................................. El hombre rico .... ............................ ........ ............. .......... La vuelta del amo .......................................................... La higuera estéril ........................................................... La puerta estrecha .......................................................... Los puestos en la mesa .................................................. La construcción de una torre y un rey que va a la guerra .................................................................................. Las parábolas de la misericordia (Lc 15) ...................... El pastor que va a la búsqueda de la oveja perdida ....... La mujer que perdió una moneda .................................. El hijo pródigo ......... ......... ........... ......... ............. ............ El administrador deshonesto y sagaz ............................. El rico anónimo y Lázaro el mendigo ........................... Los siervos inútiles .. ......... ........... ........ ............... ........... El juez y la viuda ................... ........ ......... ............. .......... El fariseo y el publicano ................................................

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23 38 90 106 116 126 139 150 160 168 177 191 198 275 296 315 322 331

Bibliografia ........................................................................... 349

INTRODUCCIÓN ¿Fáciles o difíciles? Este es el problema ...

Aquel día Jesús no había preparado la predicación ...

Mateo, antes de contar la parábola del sembrador, presenta una escena muy sugestiva, que casi siempre dejan de lado los comentaristas: «Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al lago ... » (Mt 13, 1). Parece que no tiene un programa preciso que cumplir, ninguna cita, ningún compromiso particular. Se sienta a contemplar el panorama familiar de «su» lago. Me parece que también este es un rasgo significativo de la humanidad de Cristo. Juan nos presenta un Jesús cansado del viaje, sudoroso y sediento, que descansa junto al brocal de un pozo. Marcos habla de un Jesús que duerme sobre una embarcación sacudida por olas furiosas, con la cabeza apoyada en una almohadilla. Mateo nos regala este cuadro sorprendente del Maestro en un momento de distensión a la orilla del lago. Quizás ora al Padre por aquella maravilla salida de sus manos. O simplemente deja en silencio que se le llenen los ojos de la belleza que le rodea. «Se reunió junto a él mucha gente, tanta que subió a una barca y se sentó, mientras la gente estaba de pie en la orilla ... ». No sabemos lo que duró aquella soledad extática. El evangelista quema los intervalos, cosiendo las secuencias sin darnos la posibilidad de medir el tiempo. Sea como fuere, todo parece desarrollarse con total naturalidad y bajo el signo de la imprevisibilidad, casi de la improvisación. Aquel día quizás Jesús no había previsto encontrarse con el público, convocado no se sabe por quién ni cómo. ¿Podemos decir que no estaba preparado para predicar? Muchas circunstancias lo permiten suponer. Pero hay que reconocer que, en el evangelio, Jesús casi siempre toma la palabra con espontaneidad, estimulado por las circunstancias, provocado por los acontecimientos más accidentales, tal como se presenta la ocasión y allá donde viene al caso. Para él no existen ni lugares ni tiempos privilegiados. Puede

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Introducción

ser en los alrededores del templo, o en una casa cualquiera, en el local cerrado de una sinagoga o -como en este caso- en una playa. Sorprende el hecho de que, en esta ocasión, casi todo el discurso en «parábolas» se coloque en un ambiente agrícola: se habla de sementera, campos, grano y cizaña. Solamente al final, cuando ya ha vuelto a casa, el Maestro emplea un imagen relacionada con el lago (los pescadores que, sacada a la orilla la red, sentados, hacen la selección de los peces). Es posible que se trate de una escena que ha fotografiado por la mañana, antes de que su soledad contemplativa fuese interrumpida por la llegada de un público inesperado. ¿Intentamos sacar inmediatamente una conclusión modesta en clave práctica, que «brindamos» a los predicadores, especialmente a aquellos -y son los más- que durante la semana piensan con preocupación en la homilía del domingo? Sí, una forma esencial de preparación consiste en la capacidad de observar la realidad. Se «encuentra» a las personas sólo si se encuentra el mundo que les es familiar y si uno se identifica con él. La multitud rodea a Jesús de improviso, casi le obliga a hablar, aun cuando él no se lo haya propuesto, porque le siente partícipe de sus problemas, experto de la vida de todos, no extraño, no lejano de las situaciones concretas de la existencia cotidiana. Porque sabe que habla con claridad y simplicidad, de manera comprensible. No sólo porque Jesús sepa hacerse escuchar. Sino, ante todo, porque la gente que lo escucha se reconoce en lo que dice. El problema del lenguaje es también un problema de capacidad de «sentarse», como Jesús, alIado del mar (y, en vez del mar, pongamos cualquier otro panorama, comprendidos aquellos con escaso contenido poético y pictórico), y pararse a mirar ... El Maestro aquella mañana no ha ido a la playa a preparar el sermón. Tenía ganas de soledad, de contemplación. Deseaba descansar. Establecer contacto con la naturaleza, con el mundo, sin ninguna preocupación inmediata ... ¿Acaso el problema del lenguaje no es también un problema de ojos abiertos incluso antes que de lengua?

Introducción

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más frecuentes. Alguno las considera un elemento de diversión, casi un pasatiempos, una fábula distensiva, un paréntesis agradable, un simpático intermedio insertado en un discurso que podría resultar excesivamente difícil y provocaría una caída de tensión y de interés, y el consiguiente aburrimiento. En una palabra, una especie de expediente pedagógico con el fin de endulzar la píldora de argumentaciones inaccesibles y abstractas, de formulaciones doctrinales. O incluso, un momento de relax a la espera de que suene el timbre que señala el final del recreo para que todos vuelvan a los pupitres de la clase a escuchar al Maestro que ha retomado un tono de seriedad y vuelve a impartir una lección rigurosa. No, la parábola misma es parte integrante del mensaje (y no sólo adorno), es algo serio, lección severa. Con frecuencia representa una inquietante señal de alarma. En un palabra, algo comprometido, que llama a la responsabilidad, y hasta perturbador. La parábola no es una señal que autoriza a «romper filas» para divertirse. Al contrario, constituye una llamada apremiante, ineludible, casi inexorable. Un escritor brillante, Luigi Santucci, define las parábolas como (