Alejandra Stamateas - Mi pareja me fue infiel.docx

Lucas 5:1 «Un día estaba Jesús a orillas del lago de Genesaret, y la gente lo apretujaba para escuchar el mensaje de Dio

Views 130 Downloads 77 File size 304KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Lucas 5:1 «Un día estaba Jesús a orillas del lago de Genesaret, y la gente lo apretujaba para escuchar el mensaje de Dios. Entonces vio dos barcas que los pescadores habían dejado en la playa mientras lavaban las redes. Subió a una de las barcas, que pertenecía a Simón, y le pidió que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó, y enseñaba a la gente desde la barca. Cuando acabó de hablar, le dijo a Simón: --Lleva la barca hacia aguas más profundas, y echen allí las redes para pescar. -Maestro, hemos estado trabajando duro toda la noche y no hemos pescado nada --le contestó Simón--. Pero como tú me lo mandas, echaré las redes. Así lo hicieron, y recogieron una cantidad tan grande de peces que las redes se les rompían. Entonces llamaron por señas a sus compañeros de la otra barca para que los ayudaran. Ellos se acercaron y llenaron tanto las dos barcas que comenzaron a hundirse. Al ver esto, Simón Pedro cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo: -¡Apártate de mí, Señor; soy un pecador! Es que él y todos sus compañeros estaban asombrados ante la pesca que habían hecho, como también lo estaban Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. --No temas; desde ahora serás pescador de hombres --le dijo Jesús a Simón. Así que llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, siguieron a Jesús.» Pareciera que culturalmente la infidelidad ahora es más aceptada y hasta se nos empuja... "y bueno, si estás mal acóstate con alguien, ¿cuál es el problema?" En primer lugar, ¿cómo hacer para que no ocurra una infidelidad en nuestra pareja? Y en segundo lugar, ¿qué hacer cuando ya hubo una infidelidad; cómo actuamos y cómo nos relacionamos frente a eso? Existen muchas definiciones con respecto a qué es la infidelidad; hay una que me impactó mucho: ser infiel es fallarse a uno mismo, por no poder cerrar nuestro esfuerzo con lo que nos hemos comprometido. El día que nos unimos hicimos un pacto con nuestra pareja, hicimos un compromiso; y cuando sos infiel te estás fallando a vos misma porque no podés comprometerme con lo que un día te propusiste. Es decir, ese proyecto de vida que quisiste realizar lo estás quebrando con la infidelidad. Por eso en Proverbios 6:32 dice: "el que comete adulterio es falto de entendimiento y corrompe su alma". No está hablando del otro, que sufrió o sufre un dolor, sino que está hablando de quien fue infiel, porque el mayor daño te lo hacés a vos misma por no poder cumplir con ese pacto, ese compromiso, ese proyecto que un día hiciste en la vida. Es importante también saber que eso mismo que te hizo la otra persona -en el caso que la otra persona te haya sido infiel- vos sos capaz de hacer exactamente lo mismo, porque hay quienes dicen: "a mí me fueron infiel; yo nunca lo haría porque mi conducta es intachable, yo ni lo pensaría". Vos tenés que saber que si alguien te fue infiel a vos, vos también podés serle infiel a alguien; o sea tenés las mismas características: sos un ser humano y podés cometer el mismo error. Y así todos los errores que le criticamos a los demás nosotros también tenemos la capacidad de cometerlos. ¿Por qué pasa esto? Porque todos los seres humanos luchamos con una necesidad interna, una necesidad de estabilidad. Todos queremos tener un trabajo estable, una economía estable y una pareja estable; queremos tener una vida tranquila. Pero a la vez dentro nuestro hay una necesidad

de ir un poquito más allá de esa estabilidad, conocer algo distinto, hacer algo nuevo que nos saque de la rutina. A todos nos gusta la estabilidad pero a todos también nos gusta un poquito la aventura y el riesgo, la sorpresa. Todos queremos estabilidad pero también queremos arriesgar económicamente, queremos un desafío espiritual, queremos una nueva emoción, experimentar algo diferente. Eso no quiere decir entonces que vas a buscar la infidelidad; pero hay muchas mujeres que creen que la única manera que tienen de vivir algo diferente en su vida matrimonial es siendo infiel. Para llegar a una situación de infidelidad la pareja tuvo que abrir puertas. Y esas puertas las abrió la pareja, no uno solo. La pareja a veces intenta satisfacer sus carencias buscando otra persona, en lugar de resolverlas internamente. En lugar de preguntarme y preguntarle a mi pareja: "¿qué es lo que nos está pasando?, ¿cuál es el conflicto?, ¿qué es lo que no nos estamos dando?, ¿por qué estamos siempre peleando?" Preguntárselo y hacer todo lo que puedas para arreglarlo. Muchas personas dicen: "voy a tratar de arreglarlo con otra persona", que es una manera de evadir el conflicto interno de la pareja. ¿Cuáles son esas puertas que están abiertas y hay que cerrar? Monotonía ¿Qué es la monotonía? Rutina, aburrimiento, falta de creatividad. Cuando nos enamoramos todo es nuevo; salimos a distintos lugares, un día vamos a un lugar, otro día a otro; pero con la rutina de todos los días aparece una monotonía y esa es una puerta a la infidelidad. Si vos ves que en tu pareja hay monotonía, que ya no pasa nada nuevo, que no tienen sueños nuevos, que no tienen aspiraciones, que no hay una ilusión, un proyecto para más adelante, cayeron en la monotonía, en la rutina. Todo es aburrido, él llega y siempre hace lo mismo; vos llegás y dicen las mismas palabras, piensan en las mismas cosas, pero no hay nada nuevo que alimente a la pareja. Entonces se crea una rutina, y esa es una puerta abierta para que uno de los dos integrantes busque algo distinto que corte esa monotonía, pero por fuera de la pareja. Nada justifica la infidelidad; lo que necesitamos es identificar las puertas que la impulsan. Falta de reconocimiento Ésta puerta me parece que es la más importante. Cuando te enamoraste el otro era todo un ídolo; él sabía todo, él pensaba que eras la mujer más hermosa del mundo, que no tenías defectos. Pasabas por una etapa de ilusión; todo era lindo y lo negativo se iba tapando, se trataba de ver sólo lo bueno. Pero después cuando te casaste... ¡pasaste de la ilusión a la desilusión! Él no es como vos creías; y él dice que vos no sos como él creía. Entonces pasás rápidamente a la desilusión; y ahí empiezan a aflorar todos los defectos: lo que no veías antes y lo cubriste, ahora empieza a aflorar. La relación empieza a tener reproches: "vos no sos la persona que yo conocí, vos antes no actuabas así", "sí, pero vos tampoco estabas todo el día mandándome, no estabas todo el día controlándome, no me gritabas; ahora cambiaste".

Entonces lo que ocurre es que dejamos de admirar al otro, y lo que más necesitamos los seres humanos es admiración. Todos necesitamos ser reconocidos, todos necesitamos ser admirados. Y en la pareja se quiebra la admiración y el reconocimiento y ya no encuentro nada bueno en el otro, ya no le digo las cosas lindas que le decía antes, lo que hace es rutinario, siempre lo mismo, ya no encuentro algo fantástico, se ha vuelto una relación donde todo es negativo y siempre que lo veo le veo cosas negativas en lugar de verle algo bueno como le veía antes. Tal vez yo puedo ver cosas buenas y pensar: "el gordo es re bueno" pero nunca se lo digo; y es importante empezar a reconocer con palabras. Si no hay reconocimiento, el primero que venga y te diga algo lindo o reconozca una capacidad tuya, te vas a acercar a esa persona. Si falta el reconocimiento en la pareja viene otro y le dice a ella: "qué ojos lindos que tenés", y hace años que el marido no le dice que tiene lindos ojos, se lo dijo cuando estaba de novio; el otro le dice: "qué lindo que hablás" y tu marido te dice: "¡pará de gritar, vivís quejándote!", y el otro dice: "qué lindo que hablas, qué dulce que sos para hablar", como vos hace mucho que no recibís un reconocimiento, -y es lindo recibir reconocimientos-, cuando alguien te mira de arriba a abajo y tu marido ya no te mira porque prefiere no mirar, decís: "¿a mí me lo dice?, hace años que no escucho eso...", todo eso hace que esa puerta se abra. Por ejemplo, viene el plomero a tu casa, con mameluco y músculos grandes, y vos hace años que lo ves a tu marido gordo y desgarbado, y decís: "oh, qué músculos", lo ves bronceado y le alcanzas la pinza, las herramientas... y entonces el plomero tal vez nunca recibió admiración de su mujer... ¿te imaginás cómo se siente? ¡Se siente He-Man! Tal vez otra mujer empieza a decirle a tu marido lo que vos hace años no le decís; cuando llega a casa lo único que recibe de vos son siempre críticas, quejas; pero hubo una mujer que ese día le dijo: "qué caballero que sos, qué atento, qué bueno, vos sí que estás todo el día pensando en tu familia"; a él le quedó ese detalle, le quedó porque hace mucho que su mujer no lo reconoce. Si falta reconocimiento en tu pareja vas a tener que hacer un trabajo especial para volver a reconocer lo que un día elegiste, porque nadie eligió por vos. ¿Hace cuánto que no reconocés a tu pareja? ¿Hace cuánto que tu pareja no te reconoce? Preguntale "¿qué te gusta de mí?, ¿aué es lo que amás?, ¿qué es lo que admirás?" Es necesario que en la pareja se mantenga la admiración porque sino somos como hermanos; tengo que admirar algo del otro y el otro tiene que seguir admirando algo de mí; lo que sea, pero que me lo exprese, que me lo diga, que no se lo guarde. Podés decir: "si se lo digo éste se va a hacer el agrandado"; no, decíselo. Es mejor que venga de vos en lugar de que venga de otra mujer. Y si a tu mujer nunca le dijiste nada empezá a decírselo; y si se fija en otro vos decíselo igual y se va a quedar con vos. Pero se puede llegar a ir con otro cuando dejes de decirle las cosas, porque todos necesitamos reconocimiento de nuestra pareja. Hay algunas mujeres y algunos hombres que se han vuelto agresivos. Yo he visto muchas mujeres que viven retando al marido. ¿Saben qué hacen los hombres? Vos lo retás como si él fuera un niño, y los hombres hacen silencio, no dicen nada. Vos lo cansás y después se escapan por algún otro lado. Hay mujeres que viven retando, controlando, marcando el error: "porque vos sos lento, porque vos no cuidás a tus hijos, porque vos llegás tarde, porque vos no traés plata", viven marcándole el error y retándolo como si fueran nenes. Vos no te casaste con un hijo, te casaste

con un ser humano, con un hombre grande, independiente. No lo trates como un bebé, tratalo como un adulto, porque si lo tratás como un bebé va a actuar con vos como un bebé; pero si lo tratás como un adulto él se va a hacer cargo y responsable de lo que se tiene que hacer cargo. Hay hombres que viven descalificando a las mujeres: "sos una gorda, mirá como te vestís; a mí me gusta aquella otra, como se peina, como se arregla; en cambio vos mirá lo que te tengo al lado de la cama, ¡correte, salí!", viven descalificando y no hay nada peor que la descalificación. No hay nada peor que sentirse descalificados y la comparación con otras personas. Hay personas ariscas que cuando el marido o la mujer lo va a tocar dicen: "salí de acá, no me toques estoy haciendo otra cosa". ¡Dejá todo lo que estás haciendo y si tu marido te toca... dejá todo! Dicen: "yo necesito un hombre que me acaricie", y cuando él lo hace le dicen: "salí de acá que estoy cocinando"... ¡largá la cocina y andá! Pero somos tan estructuradas, decimos: "esto se tiene que hacer tarde a la noche, antes no". Si vos lo acariciás y él te dice: "estoy cansado, tuve mucho trabajo", si no lo agarrás vos alguien va a agarrar... Para hombres y para mujeres es lo mismo. Hay parejas que son negativas, controladoras, siempre el mismo discurso, siempre la misma pelea, siempre las mismas críticas. Si queremos restituir esa relación hay que hacer un esfuerzo para cambiar de conducta. Porque todo lo que queremos merece esfuerzo, y si vos hiciste un compromiso, un pacto, ideaste un proyecto el día que te casaste, te va a llevar esfuerzo enriquecerlo. No te preocupes por el esfuerzo, lo importante es que ese esfuerzo te va a dar resultado sí o sí. Vida sexual deficiente Si en la pareja no hay satisfacción sexual pronto llega a la frustración, se activa la fantasía y después las fantasías quieren hacerse realidad. Siempre tiene que haber sexo satisfactorio; por eso si hay un conflicto sexual hay que ir a buscar un sexólogo y sanarlo. No puede ser que hace veinte años estás casada con tu marido y no pasa nada, y seguís soportando esa situación. Esa es una gran puerta abierta a la infidelidad. El sexo es importante, y no es que vos tenés que darle sexo para que él no se vaya con otra mujer; tenés que aprender a disfrutar de la vida sexual. No es que yo cierro los ojos y tengo sexo para que no se vaya con otra mujer; el sexo es para disfrutarlo en el matrimonio y tenés que aprender a disfrutar de la vida sexual, para eso Dios la hizo; no la hizo para el hombre, lo hizo para el hombre y para la mujer. Las mujeres tenemos todo el derecho de vivir una vida sexual plena y de experimentar orgasmos. Porque cuando la vida sexual no es satisfactoria en una pareja cada uno se pregunta: "¿seré yo el que no funciona?", y ella dice: "¿seré frígida que no siento nada?". Cada uno quiere investigar a ver quién es el que falla, ¿y con quién lo van a investigar...? ¡Con otro! Si con la otra o el otro le va bien, va a decir: "no era yo, era ella" o "era él que no me ayudaba a sentir un orgasmo". Por eso si hay un conflicto sexual es una puerta que hay que cerrarla buscando ayuda. Los conflictos sexuales no son difíciles de resolver; por eso no esperes años para resolver un conflicto sexual, hacelo hoy. Dependencia paterna

Son personas que no pueden establecer un límite en la relación con sus propios padres, o viven en la casa de los padres todavía... "vivo con mi suegra y es una metida; mi marido no le pone un límites". De esos mensajes recibo muchos. Hay un dicho: "el casado casa quiere", y es verdad; si vos estás casada y seguís viviendo con tu suegra, con tu suegro, tenés que irte de ahí. Si no tenés lo suficiente hacé lo que tengas que hacer, movete, pero tenés que irte de ahí; no podés vivir con la familia de él o con tu familia, no es sano para la pareja. Si el hombre no sabe ponerle límites a su parentela, es el varón el que tiene que hacer un corte y poner límites: "mamá no te metas, no quiero que me digas nada sobre esto, no critiques a mi mujer, yo la elegí y no quiero que la critiques". Y en el caso de la mujer, si es ella la que tiene que poner el límite, vos no podés ponerle el límite a tus suegros, se los tiene que poner el hijo. Esa es una gran puerta abierta para que entre la infidelidad. El hombre que no puede ponerle limites a sus padres o a una hermana es porque todavía es inmaduro; estás casada con alguien infantil; tiene que madurar de una vez por todas. Tiene que haber un corte, una separación. Lucha de poder En este caso uno de los dos en la pareja creció más que el otro; uno logro más económicamente, o intelectualmente, o laboralmente, se preparó y estudio más, o creció más espiritualmente; y de pronto el otro se fue quedando, no tiene éxito, se fue quedando. Y el que está más arriba, que logró éxito en algunas áreas de su vida dice: "ahora yo me merezco otro tipo de pareja, alguien con un nivel más elevado". Eso pasaba mucho antes, por eso yo hago énfasis que las mujeres tenemos que estudiar y tener proyecto de vida propio. Últimamente muchas esposas de gente exitosa dicen: "yo estoy en mi casa todo el día con mis hijos, estoy frustrada", porque no han tenido proyecto propio, porque no se atreven a tener un proyecto propio. Entonces ese hombre crece y ella decrece, y él dice: "yo necesito otra mujer más preparada intelectualmente, con más vitalidad, que transmita vida a mi vida, que me anime, que me aliente, que se vista mejor, que tenga otro nivel de vida, que tenga otra forma de pensar", porque él empezó en la misma condición pero creció, y ahora él cree que, porque tiene más poder tiene derecho a estar con otra mujer del mismo nivel. Lo mismo pasa con una mujer cuando crece, el hombre duda, se siente abajo, que es un vago, que no consigue trabajo, siempre con lo mismo, no le interesa progresar, no se motiva con nada; esta mujer que crece dice: "yo quiero un hombre que tenga el mismo nivel al que yo he llegado" y esa es una gran puerta abierta que hay que cerrar. ¿Cómo se hace? Teniendo un proyecto propio. Tengo que tener un proyecto propio. Por eso es fundamental que seas independiente en todas las áreas de tu vida, aunque él no quiera vos tenés que cuidar tu salud emocional, tu salud física, tu salud espiritual, teniendo un proyecto propio; porque Dios también a vos te ha dado un sueño y quiere verte lograr ese sueño. Descuido físico Hombres y mujeres siempre vivimos comparándonos; es fea la comparación, especialmente cuando te dicen: "mirá aquel no es un vago como vos, trabaja y está en la casa, atiende a la esposa y a los hijos; vos en cambio sos un borrado". La crítica y la comparación permanente y constante lo único que hace es separar más a la pareja. Hay hombres que son sucios, que van a la cama y

tienen olor; y hay mujeres que son sucias, que no se bañan todos los días, que tienen la ropa interior rota, y quieren excitar al marido con eso. Y lo mismo los hombres: gases, eructos, ¡se pierde el romanticismo! Porque cuando estaban de novios él no era así, y vos tampoco. Eran los dos unos señoritos ingleses, y de pronto parece que casarse te habilita a eructar sin cuidado, descuido físico, barba crecida. Vos lo ves a tu marido comer y te da miedo ¡porque se devora todo! Medias sucias, jugar con la dentadura postiza... cuando vos te casaste tenía toda la dentadura completa; de pronto ves que se lo saca a la noche; o no tener algún diente, siempre con mal aliento; mujeres que terminaron de lavar y tienen olor a lavandina en las manos y quieren hacer el amor con olor a lavandina. Mujeres que no se depilan, se ponen camisones o piyamas que son horribles; se pierde el juego previo, eso que es lo lindo de la pareja, ponerte algo nuevo, lindo, erótico. Siempre en la medida que no dañes al otro y que el otro quiera. No hay que perder en la pareja la mirada pasional; todavía tiene que seguir deleitándose conmigo y yo tengo que seguir deleitándome con él. "Cómo me gusta esto de vos", "bueno, en esto estoy flojo, pero lo voy a arreglar". Los hombres tienen que cuidarse porque hay hombres muy facheros, que se cuidan muchísimo, ¡y vos no podes tener las uñas sucias! La mejor manera de prevenir la infidelidad es a través de la lucha diaria. Luchar contra la monotonía, la rutina, la costumbre, la falta de comunicación, la falta de cuidado personal, la violencia física y verbal. Es una lucha que vale la pena. Hay mujeres que me dicen: "hace un montón que vengo luchando"; no te preocupes, va a dar resultado. Mucho peor es que no hicieras nada; pero volvemos a lo mismo: Dios te va a dar sabiduría para que sepan cómo seguir adelante. Sigan con el proyecto, no se traicionen a ustedes mismos, sigan con ese proyecto de vida; que el otro sepa que es importante, el otro tiene que saber que para mí es importante. Yo tengo que saber que para el otro sigo siendo una persona fundamental en su vida, y eso se hace con actos de amor cotidianos, porque sino todo nos empalaga... El dulce de leche es riquísimo, pero está bueno comer de a poco porque sino empalaga. Así es todo en la vida, si es mucho empalaga. Y cuando estamos con nuestra pareja hace cinco, diez, veinticinco o cuarenta años, se hace mucho y mucho de lo mismo empalaga. Por eso hay que saber cómo disfrutar el dulce de leche; un poco le pongo a la torta, al otro día me hago un frapuchino con dulce de leche -para tomarlo en lugar de comerlo-, al otro día hago flan y le pongo un poquito de dulce de leche. Y lo voy disfrazando porque si es mucho empalaga; lo tengo que ir fraccionando, eso es lo que pasa con la pareja. ¿Qué tengo que hacer? Saber descubrir y crear cosas nuevas; ser creativa en mi vida de pareja. Todos los días tiene que haber algo que me de intimidad, todas las semanas yo tengo que hacer algo creativo, pensar algo creativo para estar con mi pareja. Uno tiene que saber que las personas van modificándose y yo tengo que adaptarme a ese cambio; mi marido no es el mismo de cuando nos conocimos; él fue cambiando, sus circunstancias fueron cambiando; y yo no soy la misma... ¡tenés que ver mi foto del documento! En la pareja hay que saber adaptarse a esos cambios; hay momentos donde una pareja necesita mucha pasión y hay otros momentos donde hay que bajar el nivel de pasión. Hay momentos donde necesitamos estar juntos y pegoteados, y hay momentos donde necesitamos un poco de

espacio y estar un momento a solas. Eso hay que saber entenderlo, hay que hacer una lectura de qué etapa está viviendo nuestra pareja; y no ponerse mal ni decir: "pero ¿quiere estar solo?", está bien, tal vez es un momento que quiere estar solo. "Ah, y ahora está pegoteado y no me suelta" está bien, porque tal vez es el momento del encuentro; "y ahora -decís- yo quiero estudiar", bárbaro; "y ahora no quiero quedarme en casa, quiero salir". Hay que captar esos momentos; un momento intenso de sexo con tu pareja, y un momento donde tal vez por varios días no pase nada a nivel sexual. Entonces ahí tengo que empezar a ser una persona creativa; porque un poquito de dulce de leche gusta, pero mucho empalaga. Los seres humanos cambiamos y hay que adaptarse a esos cambios. Saber leer al otro requiere un esfuerzo; todo cambio, todo cuidado requiere esfuerzo. Si vos no te hubieses esforzado para criar a tus hijos y al primer grito o capricho que te hayan hecho lo hubieses matado o lo hubieses abandonado, ¿qué hubiera pasado?, ¿te hubieses atrevido a los primeros diez caprichos de tu hijo agarrarlo y regalarlo? ¡No! Un montón de esfuerzo diario, todo un sacrificio para poder criar a este hijo y de a poquito ir sacándole los caprichos; verlo madurar y ver que algunos caprichos con el tiempo se fueron. Tal vez tu esposa esté pasando la etapa de la menopausia y entonces tenga actitudes diferentes y hay que entenderla; tal vez tu marido esté pasando por la etapa de la andropausia. ¿Qué hacer cuando se descubre una infidelidad? Cuando vos descubriste que ese ser querido que pensabas que nunca te iba a traicionar de pronto te traiciona eso provoca una herida desgarradora, una herida a la estima. La persona engañada lo primero que dice es: "esto no puede ser, no me puede estar pasando a mí", es como que todo su mundo, su seguridad de pronto se desmorona; algo se daña y hay que repararlo. A veces se repara rápidamente; a veces se necesita mucho tiempo para poder cerrar esta herida y reparar. Y otras veces no se repara porque el dolor fue tan grande que no hay manera de reparar esa herida; es como un tsunami, la persona engañada siente que está viviendo en medio de un tsunami, con una sensación de impotencia y desprotección. Y comienza a preguntarse: "¿cómo aguanté esto?, ahora me acuerdo el día que salió y en realidad no estaba trabajando, estaba encontrándose con ella; y ahora me acuerdo tal cosa, y tal otra, y me acuerdo esta mentira, y cuando me regaló esto pero en realidad estaba tapando otra cosa". Empiezan a venir todas las imágenes, esas imágenes que vuelven a herirte y vuelven a hacerte sentir que estás desaprobado. Preguntas, reproches, "por qué no lo vi antes, cómo no me di cuenta antes". Nos sentimos insignificantes; decimos: "cómo puede ser que la otra persona se ganó el afecto de mi pareja que yo consideraba que era mío; cómo puede ser que le dio más placer sexual del que yo le daba"; y así empiezan una serie de preguntas... "¿qué tiene el otro que yo no le pude dar?". Es un ataque a la autoestima muy grande. Te duele al alma, el dolor es intenso, y hay noches que no sabés qué hacer; hay días que no tenés ganas de nada; una depresión profunda. Hay otros que quieren vengarse y dicen: "me voy a vengar como sea, donde sea, porque esto a mí nadie me lo hace, porque a mí nadie me rompe el proyecto de vida, y esta persona me acaba de quebrar el proyecto y la ilusión que yo tenía de vida; me voy a vengar".

Muchos de los mensajes que recibo son de mujeres o de hombres que se quieren vengar de su pareja que se divorció, que le fue infiel; nos escriben un correo: "él va a su iglesia; hagan algo porque me fue infiel". Pero si querés vengarte no nos uses a nosotros; ¿qué tenemos que ver nosotros en la ruptura de tu pareja? Nosotros no somos controladores, policías; acá adentro no le vamos a decir: "usted váyase porque su esposa nos dijo que usted le fue infiel", "váyase porque es divorciado"; no nos corresponde a nosotros. Si vos te querés vengar no nos metas a nosotros en tu venganza. ¿Qué hacer? Hay que comenzar con un proceso de reparación, que es difícil pero se puede. El proceso de reparación es de pareja pero por sobre todas las cosas es individual. Yo no puedo pensar en reparar mi pareja si no me reparo a mí misma; tiene que haber un trabajo de pareja y un trabajo individual. ¿Cuál será el trabajo? Rescatarse como persona. Volver a reconstruir la estima. Ser más realista con respecto al amor. El otro es un ser humano que no puede venir a cubrir todas mis necesidades, mis carencias, o a sanar mis heridas; el otro es un ser humano que a veces hace las cosas bien y a veces hace las cosas mal; a veces acierta y a veces desacierta, pero es un ser humano. Cuando yo entiendo que me casé con un ser humano, entiendo que tengo que ser realista, ya no puedo esperar que esa persona se comporte en forma espectacular; me encantaría, yo oro a Dios, cubro todo, cierro todas las puertas, pero el otro sigue siendo un ser humano. Tengo que volver a reestructurar la intimidad: ¿qué cosas no hablé con esa pareja para que se llegue al punto de la infidelidad?, ¿qué cosas no dije porque tenía temor y ahora tengo que atreverme a decirlas para que no vuelva a pasar? Tengo que renovar nuestro proyecto común; "seguimos juntos y tenemos un proyecto en común, o vos vas a seguir en lo tuyo y yo sin nada, o yo en la mía y vos sin nada, o vamos a renovar más allá de nuestros proyectos particulares un proyecto común". Hay que volver a escribir ese proyecto en común; hay que darle un sentido al sin sentido, al que no tiene ni pies ni cabeza, hay que darle un sentido. Eso no significa que voy a justificar el engaño, porque el engaño nunca se justifica; a las cosas hay que llamarlas por su nombre: el que te engañó, te engañó, y tiene que reparar la situación; pero sí podemos entender por qué pasó. ¿Cómo hacer para que no ocurra más? Conocer más a fondo el problema. Nunca tomes el rol de víctima: "me engañó, me fue infiel, fui una pobre inocente...". Nunca tomes el rol de víctima porque así no vas a poder reparar tu propia vida y nunca vas a poder reconstruir la estima, ni reconstruir esa relación de pareja. Si sos víctima vas a vivir exigiéndole y controlándole al otro. De alguna manera siendo víctima hacés que el otro te ame por obligación y no porque realmente te quiere amar: "vos me tenés que amar porque al final me engañaste, ahora tenés que estar las veinticuatro horas conmigo; contame todo, decime todo lo que hacés"; ese rol de víctima hace que el otro te ame no porque te ame sino porque tiene que reparar con culpa una situación, porque vos sos la víctima que sufriste. Cada vez que actúes como víctima no vas a poder recuperar tu estima; siempre te vas a sentir una mujer desprotegida y no vas a poder ser dueña de tu propia vida.

Reparar implica ver al otro como un ser falible y verte a vos también como un ser falible, con cosas buenas y con cosas malas. Si esa pareja tuya tuvo el poder de destruir tu vida, de herirte, así como tuvo el poder de herirte también tiene la capacidad de volver a reconstruir lo que hizo. Así como esa persona pudo hacerme pasar los peores momentos así también tiene la capacidad de hacerme pasar los mejores momentos de mi vida; así como pudo destruir puede volver a construir; así como pudo herirte puede ahora enmendar. Eso es importante: ver al otro como un ser humano. No estoy hablando del infiel compulsivo; hay hombres que son compulsivos, que todo el tiempo están engañando; ahí las cosas son diferentes; estoy hablando de cuando ocurrió una sola vez. Ese que produjo dolor también puede traer la máxima felicidad. Jesús estaba en la orilla, se mete en la barca de Pedro y le dice: "boguen mar adentro, vayan para adentro y tiren las redes"; "pero Señor, en toda la noche no pescamos nada; pero lo vamos a hacer igual, te vamos a obedecer". Y cuando tiraron las redes recogieron gran cantidad de peces, tanto que tuvieron que llamar a otra barca para que pudiera subir todo ese peso; cuando pusieron los peces encima de la barca la barca se hundía. Siempre Dios te va a llevar a lo profundo; porque tal vez hoy estés mirando tu conflicto de infidelidad desde la superficie, desde la orilla; y en la orilla no hay solución. Cuando decís: "bueno, me engañó; basta, me voy con otro hombre para vengarme; nunca más voy a amar a nadie porque todos los hombres son iguales", estás mirando la situación desde la orilla. Jesús va a venir a tomar lo tuyo y decir: "vamos mar adentro". Te va a meter en la profundidad de tu ser, de tus emociones, de tus sentimientos. Y hasta que no vayas a lo profundo, hasta que no vayas bien a lo profundo del mar y empieces a pensar qué es lo que pasó, qué puertas abrí, qué puertas abrió él, qué es este hombre que tengo al lado, qué es esta mujer que un día elegí -y eso lo tiene que hacer Dios-, no va a haber sanidad. Dios tiene que tomar tu vida y meterte en lo profundo de tus emociones para que empieces a replantearte cosas. Desde lo profundo sacará lo mejor, desde lo profundo vendrá tu bendición. Si tengo una planta enferma, para sanar tengo que mover y remover, mover y remover y sacarla de raíz. Esto es lo que hace el Señor, te saca la raíz para que pueda volver a plantar otra planta. Si vos no sanás tu raíz espiritual y si no sanás tu raíz emocional siempre vas a volver a lo mismo. Podrás tener otras parejas pero te va a pasar siempre lo mismo, porque el dulce de leche es rico la primera vez, pero cuando te dan todos los días vuelve a empalagar. Una nueva pareja te va a llevara a lo mismo, te va a volver a empalagar, vas a volver a caer en la rutina. Aunque digas que no, aunque creas que ese hombre te está dando todo o que esa mujer te está dando lo que tu esposo o esposa no te dio, te va a volver a empalagar porque no sanaste de raíz; cortaste una rama pero no sanaste. Por eso Dios va a tomar tu vida y te va a decir: "me voy a meter en lo tuyo, voy a tomar lo tuyo y te voy a llevar a la profundidad"; y en la profundidad te va a sanar para que puedas reparar todo lo que haya que reparar. El Señor quiere reparar tu estima, tu vida matrimonial, tus emociones. Dios va a sanar tu raíz. No hay nada más lindo que una pareja que ha sido restaurada de raíz después de una infidelidad. Cuando ha sido sanada de raíz lo que provoca en el mundo es algo grandioso; por eso tenés que atreverte, aunque te cueste, aunque sufras, aunque te dé dolor, aunque a veces haya que volver al principio, vale la pena el proyecto. Yo quiero decirle a todas las mujeres que tal vez estén

divorciadas por una infidelidad, separada de su pareja hace mucho tiempo por una infidelidad y no hubo manera de reparar eso, igual el Señor te va a decir: "boga mar adentro", el Señor todavía está sanando tu interior porque tal vez hoy le tengas miedo a los hombres, no quieras volver a hacer una pareja, vas acostándote con uno y con otro para probar y no querés que nadie te lastime. Pero no hay manera de volver a formar otra pareja; Dios te dice: "estoy yendo con vos mar adentro; tomé de lo tuyo porque quiero sanar todas tus emociones, quiero convertirte en una mujer segura". Y no estás sola, estás con Jesús; Él está levantándote; él está ayudándote a que seas fuerte, llena de buenas emociones, que bendigas a tus generaciones. Por eso yo quiero decirte: no tengas temor, Dios trabaja en nosotros, Dios nunca nos deja solos; pero Él te está diciendo: "no vivas en lo superficial, no vivas en la orilla, no te sigas haciendo las mismas preguntas que hasta ahora, porque las respuestas van a ser las mismas; atrevete a mirar bien adentro, atrevete a sanar las heridas más profundas, atrevete a meterte en las emociones que están más al fondo; a ver qué es lo que realmente te está pasando internamente". Porque no vas sola en la profundidad; vas con el Señor. Y dentro de poco junto con el Señor vas a levantar redes llenas de bendición para tu vida: una transformación que cambie tu pareja; un nuevo tiempo, de proyectos nuevos, de seguridad, de estima alta, de sueños grandiosos. Dios es especialista en restauraciones; Él es especialista en pescas milagrosas.