Agroecologia

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UNIVERSIDAD NACIONAL AGRARIA LA MOLINA DEPARTAMENTO ACADÉMICO DE FITOTECNIA

AGROECOLOGÍA INFORME N°4:

Biodiversidad en el Perú

Profesor: Mg. Sc. Percy Zorogastúa Cruz

Nombre: Jair Pablo Prado Ramirez

2016 1. Introducción La biodiversidad o diversidad biológica es un concepto que engloba a todos los seres vivos de la Tierra y comprende cuatro componentes básicos:    

Las especies de flora y fauna tanto silvestres domesticadas (así como sus parientes silvestres). La variabilidad genética. Los ecosistemas. La diversidad humana.

El Perú es un país recursos que posee: Perú tiene 84, posee especies animales, el

como

privilegiado por la abundante diversidad de de los 103 ecosistemas de vida del mundo el el 18.5% de las especies de aves, el 9% de las 7.8% de plantas cultivables, entre otros.

El uso de la diversidad biológica da sustento a las principales actividades económicas del país ya que forma parte de un importante activo para asegurar la mejora de la calidad de vida y el sustento de nuestro desarrollo en el sector pesquero, agrícola, ganadero y forestal, y otras actividades industriales, como la farmacéutica y el turismo, las cuales aprovechan los recursos de Flora y Fauna. La gestión de la biodiversidad en el Perú se centra en la actualidad en detener la pérdida y deterioro de los componentes de la diversidad biológica, mejorar e incrementar las oportunidades de uso sostenible y la distribución justa y equitativa de sus beneficios. En los últimos diez años, y especialmente a partir de la preocupación por el cambio climático, el rol de la agrobiodiversidad en la seguridad y soberanía alimentaria ha empezado a ocupar parte importante de las agendas internacionales y nacionales. En el caso del Perú, además, esto se inserta en la tendencia creada por un creciente y cada vez más dinámico movimiento gastronómico que ha visibilizado a la agrobiodiversidad y a los pequeños agricultores y cultivos nativos.

2.

 

Obj eti vos Identificar los temas relacionados a la Agrodiversidad, descripción e importancia para el Perú. Reconocer la importancia que tiene el agricultor por la producción de diferentes cultivos.

3. Revisión bibliográfica I.

Biodiversidad

También llamada diversidad biológica hace referencia a la extensa multiplicidad de seres vivos. La estrategia nacional de diversidad biológica lo define como la variedad de especies y ecosistemas y sus procesos ecológicos de los que depende toda forma de vida en la tierra. La diversidad biológica constituye una fuente importante de sustento directo y ocupación para gran parte de la población, tiene vital importancia para la cultura, la ciencia y tecnología. La diversidad biológica constituye fuente importante de sustento directo y ocupación para gran parte de la población, tiene vital importancia para la cultura, la ciencia y la tecnología. Asimismo, presta servicios ambientales esenciales para la fertilidad de los suelos, la descontaminación del aire y el abastecimiento de agua de su propio territorio e, inclusive, del planeta. Los recursos genéticos presentes en el país son de importancia estratégica y a fin de proteger los conocimientos tradicionales vinculados a la biodiversidad se estableció en el año 2002 la Ley Nº 278112 y posteriormente la Ley Nº 282163 Ley de protección al acceso a la diversidad biológica peruana y los conocimientos colectivos de los Pueblos Indígenas.

II.

Agrodiversidad

Las leyes de biodiversidad, bioseguridad, acceso a los recursos genéticos, forestal, áreas protegidas, entre otras, fueron parte de este nuevo soporte normativo ambiental que surgió en el país para reemplazar la legislación de los años setenta y desarrollar los nuevos conceptos que internacionalmente obligaban al Perú. La ley de biodiversidad y su reglamento, y la estrategia nacional de biodiversidad1, empezaron a reconocer la relevancia de la “biodiversidad agrícola” o “agrobiodiversidad”, es un concepto que refleja las complejas y dinámicas relaciones entre comunidades humanas, plantas cultivadas y parientes silvestres, animales domesticados y los ecosistemas en los que interactúan; se asocia de manera directa a la seguridad alimentaria, salud, equidad social, alivio del hambre y nutrición, sostenibilidad ambiental y desarrollo rural sostenible (Adaptado de Santilli 2012); como también se define como el subconjunto de la biodiversidad que integra ecosistemas agrícolas, cultivos y el factor humano: el agricultor y campesino. El Perú, además, tiene el privilegio de no solamente ser un país megadiverso, sino que es centro de origen y diversificación de algunos de los más importantes cultivos alimenticios del planeta. Este hecho unido a su cultura milenaria, lo posiciona como un país particularmente relevante en el contexto global de países que históricamente han aportado a la seguridad alimentaria mundial. Este ensayo ofrece una mirada a cómo se ha desarrollado desde el punto de vista político y jurídico la agrobiodiversidad y cómo ha aportado a la seguridad alimentaria en el Perú. En particular, se aborda cómo la protección de la agrobiodiversidad ha derivado en fi guras jurídicas novedosas para salvaguardar la relación entre cultura

y agricultura, a saber, a través de las llamadas “zonas de agrobiodiversidad”.

III.

Diversidad cultural

La diversidad cultural se considera parte de la biodiversidad, si se toma en cuenta que las diferentes culturas vivas aprovechan selectivamente los recursos y reproducen algunos de ellos artificialmente (Estrategia Nacional de Diversidad Biológica, 2001). La manifestación más tangible de la sabiduría campesina es la alta variabilidad de los cultivos nativos asociada a una rica diversidad cultural.

IV.

I mportancia de Agro-Diversidad

La agrobiodiversidad es la que básicamente alimenta al mundo. Según estimaciones de la FAO, la agricultura familiar, en la que en general se concentra la agrobiodiversidad, produce casi el 80% de los alimentos que la población mundial consume (FAO 2014). En muchos países este porcentaje se eleva aún más. La posición del Perú como país de origen y de diversificación de cultivos, ha permitido el desarrollo y la conservación de uno de los cuatro cultivos más importantes en la dieta global: la papa (Solanum). Sin embargo, en las últimas décadas, el potencial nutricional de otras raíces y tubérculos andinos (arracacha, mashua, yacón, etc.), así como de granos (quinua, tarwi, etc.), se ha redescubierto para la sociedad urbana y, en ese sentido, su importancia como alimentos principales o complementarios no puede obviarse. A esto se suma su potencial como cultivos comerciales, habiendo en algunos casos encontrado nichos importantes para su posicionamiento tanto nacional como internacional. El caso de la quinua es sintomático del potencial y los retos que enfrentan los agricultores cuando apuestan por un cultivo que, repentinamente, adquiere importancia en los mercados nacionales e internacionales. Aun así, los lugares donde hay altas concentraciones de agrobiodiversidad, son comunidades pobres o muy pobres con altos índices de desnutrición. Esta es una paradoja en la que convergen riqueza de agrobiodiversidad y pobreza social. Cómo potenciar las opciones de desarrollo de estas comunidades continúa siendo un reto para el Estado. Con limitadas intervenciones a través de proyectos de ONG´s, inversiones privadas, alguna extensión desde la universidad e instituciones como el Instituto Nacional para la Innovación Agraria (INIA), difícilmente puede encontrarse alternativas viables que lleguen al conjunto diverso de pequeña agricultura que puebla especialmente los Andes y la Amazonía del Perú.

Pese a esta situación, no deja de ser poco menos que fascinante constatar cómo en las últimas dos décadas, diferentes componentes de la agrobiodiversidad, especialmente los cultivos nativos y la cultura andina y amazónica que la dinamizan, se han posicionado firmemente en la agenda política nacional y regional, han visibilizado para la sociedad urbana a sectores históricamente marginados de la sociedad (campesinos y nativos de la Amazonía) y han servido para empezar a unificar e hilar un tramado entre todos los sectores de la sociedad peruana. La noción de “lo andino” en el campo de la agrobiodiversidad, otrora subestimado y en el peor de los casos ignorado, ha pasado a ser sinónimo de orgullo en muchos sectores sociales.

V.

Zonas de Agro-Diversidad en el Perú

Las zonas de agrobiodiversidad que Es un espacio geográfico en el cual comunidades (campesinas y nativas), mediante sus tradiciones y en confluencia con factores biológicos, ambientales y socioeconómicos, desarrollan, gestionan y conservan cultivos y sus parientes silvestres en sus chacras y zonas aledañas; esta busca ofrecer a las comunidades, una opción de desarrollo y bienestar local, a través de: la promoción de los agroecosistemas, la conservación de los cultivos nativos y parientes silvestres, el fortalecimiento de los sistemas de conocimientos locales, y la cohesión social y el diálogo intercultural.

El contexto regional andino (en la Comunidad Andina) y por influencia directa del Perú, también avanzó en la regulación de la agrobiodiversidad y las zonas de agrobiodiversidad. La Estrategia Regional de Diversidad Biológica, estableció una serie de acciones relacionadas con la conservación, protección, promoción y desarrollo de la agrobiodiversidad. Es importante resaltar que, en esos momentos, la Comunidad Andina y lo que proponía en materia de biodiversidad y medio ambiente, era muy influyente en los países miembros, incluyendo el Perú. Los avances en la Comunidad Andina se reflejaban rápidamente en acciones de implementación en el ámbito nacional. A partir de este momento, inicios de la década del 2000, se empiezan a desarrollar en el país una serie de proyectos, medidas e instrumentos que intentan operativizar la noción de una “zona de agrobiodiversidad”. A modo de ejemplos y en primer lugar, se desarrolló en el ámbito del entonces Consejo Nacional del Ambiente (CONAM), un Programa Nacional de Agrobiodiversidad en el año 2004. En segundo lugar, se creó el Parque de la Papa, en Pisac, Cusco, como primer intento de establecer una zona de agrobiodiversidad, en este caso desde la iniciativa de comunidades andinas de Pisac y con el apoyo de una ONG regional. El Parque se reconoce a sí mismo como un Área de Patrimonio Biocultural Indígena. En tercer lugar, varias regiones y gobiernos locales empezaron a reconocer de manera general espacios y áreas como zonas de importancia para la conservación de la agrobiodiversidad. En este sentido, se elaboraron varios expedientes técnicos para justificar su creación. En diciembre de 2014 se creó formalmente la primera Zona de Agrobiodiversidad reconocida por el Gobierno Regional de Huánuco a través de una Ordenanza Regional. Para ordenar este panorama entusiasta de iniciativas y propuestas, en el año 2008 se inició un proceso multisectorial y multidisciplinario liderado por el INIA para reglamentar el artículo 38 y 39 del reglamento de la ley de biodiversidad sobre zonas de agrobiodiversidad. La inexistencia de procedimientos administrativos formales para su reconocimiento y la creciente demanda regional por asumir competencias en materia de zonas de agrobiodiversidad llevó a un grupo de instituciones a elaborar una propuesta normativa que actualmente se encuentra en espera de aprobación por el Ministerio de Agricultura. En esta propuesta de reglamento se destacan el intento por dotar a comunidades de una herramienta que garantice posibilidades locales de desarrollo garantizando su seguridad alimentaria, actividades compatibles con la conservación, promoviendo inversión pública en estas zonas, entre otros. Finalmente, en el año 2010 el MINAM estableció el Grupo Técnico Nacional de Agrobiodiversidad como espacio para centralizar, de manera multisectorial la discusión sobre qué hacer a nivel de políticas públicas y normativa sobre esta materia. En la actualidad, este Grupo Técnico se encuentra abocado a impulsar la aprobación del reglamento nacional de zonas de agrobiodiversidad, en cercana colaboración con el INIA.

VI.

Conservación de la Agro-Biodiversidad i.

Conservación ex situ

La conservación ex situ se refiere al cuidado de los componentes de la diversidad biológica fuera de sus hábitats naturales; por lo tanto, implica tanto el almacenamiento de los recursos genéticos en bancos de germoplasma, como el establecimiento de colecciones de campo y manejo de especies en cautiverio. Esta manera de conservación apoya la supervivencia de especies o sus variedades e incluso sus genes para ser reintroducidos en sus hábitats naturales; un complemento para la conservación de especies y recursos genéticos in situ, principalmente cuando se trata de especies críticamente amenazadas. La modalidad ex situ de conservación permitiría preservar la variedad genética de especies que pueden desaparecer a nivel local, aun cuando puedan seguir existiendo a nivel mundial. Esta extinción local de subpoblaciones tal vez con adaptaciones únicas representa una pérdida irreparable de variedad de genes, estructuras y procesos que podrían haber sido útiles para la raza humana o significar ventajas poblacionales de las mismas especies al enfrentar cambios futuros. Por lo tanto, en aquellos casos en que subpoblaciones se encuentren con serias amenazas o fundadas sospechas de desaparecer y que, además, pudiesen representar características únicas de la especie; por ejemplo, estar ubicados en extremos de su distribución geográfica, microclimas únicos, ecosistemas relictos, se hace imprescindible implementar mecanismos de conservación ex situ para preservar al menos la variedad genética que, de otra manera, se perdería para siempre

ii.

Conservación in situ

Para preservar estos tesoros, el año 2000 se creó el proyecto In Situ3, destinado a la ‘Conservación in situ de los cultivos nativos y sus parientes silvestres en el Perú”. Se trata de una iniciativa de carácter nacional, multi-institucional, ya que incluye al Estado, a ONG’s e institutos de investigación. El objetivo del proyecto fue enfrentar las amenazas inmediatas que afecten la biodiversidad, tanto en los Andes como en la Amazonía peruana, a fin de garantizar la sostenibilidad de los ecosistemas donde habitan y, con ello, asegurar la seguridad alimentaria local y los beneficios futuros derivados de un buen uso. En la década de 1970, ante serios indicios de erosión genética aparecidos sobre todo por la irrupción de la ‘Revolución Verde’ (fomento del monocultivo intensivo), se promovió la conservación ex situ de distintas especies. Pronto, sin embargo, dicha estrategia reveló tres serios problemas:   

Pérdida de vigor de las plantas colectadas. Ausencia de los conocimientos tradicionales para manejarlas. Alto costo.

En otras palabras, la conservación in situ de la agrobiodiversidad es una de las vertientes del proyecto global de conservación de la diversidad biológica, cuyo marco de referencia político y jurídico es el Convenio sobre la Diversidad Biológica (1992). Un aspecto sustantivo de la conservación in situ es la necesaria atención a las culturas de las sociedades indígenas por parte de los sistemas expertos que la impulsan, pues estas reproducen y recrean importantes formaciones de agrobiodiversidad en sus sistemas de producción y tradiciones agronómicas, sobre todo las que han surgido en los centros de origen de la agricultura y la ganadería. Por esta razón, la conservación in situ posee un impulso indispensable a la investigación, monitoreo y evaluación de los agroecosistemas y conocimientos indígenas. Al mismo tiempo, puesto que se trata de un esfuerzo realizado desde el poder cultural y político, no puede escapar al riesgo de que sus estrategias de investigación, intervención tecnológica y control normativo entren en conflicto con el concepto mismo de conservación in situ.

4. Resultados y

Discusiones 

No son posibles políticas únicas y uniformes para la agrobiodiversidad diferenciadas que a veces requieren verificarse en escalas reducidas. La complementariedad entre las decisiones de los Gobiernos Locales, Regionales y el Gobierno Nacional es en ese sentido, absolutamente fundamental. Mirando en perspectiva los últimos veinte años, ciertamente se ha avanzado, pero estamos lejos aún de extender bienestar y opciones a lo largo y ancho del país a los pequeños agricultores. La gran interrogante continúa siendo cómo lograr que los avances mencionados a lo largo de este ensayo, se traduzcan en bienestar y desarrollo concreto y medible de largo plazo y sostenible para las pequeñas comunidades de agricultores y campesinos en los Andes y la Amazonía.



Desde el punto de vista del papel de los ecosistemas y la biodiversidad en la seguridad alimentaria y especialmente escenarios de cambio climático debemos sumar esfuerzos entre la ciencia y los conocimientos ancestrales para construir un sistema alimentario inteligente y biodiverso basado en ecosistemas, que tome en cuenta la información del entorno, la especificidad del ecosistema: sus comportamientos climáticos, la biodiversidad local, los ciclos de nutrientes del suelo e hídricos y los patrones culturales referidos a los alimentos actuales y los ancestrales recuperables, de tal forma que permitan tomar decisiones a detalle, dentro de una idea más de “hoja de ruta” que de propuestas cerradas y rígidas.

5. Conclusiones 

La agrobiodiversidad no es un factor de retraso sino todo lo contrario, un activo que requiere de estrategias e intervenciones adecuadas y diferenciadas para potenciarse. Así como se subsidia la agricultura moderna e intensiva de costa con grandes inversiones en infraestructura de riego y transporte, no deja de sorprender el continuo desgano u olvido del Estado de familias de pequeños agricultores y campesinos y comunidades nativas que custodian y mantienen este patrimonio nacional. Con una fracción de los apoyos dados a la gran agricultura, sería posible encontrar alternativas tecnológicas, comerciales y de desarrollo compatibles con la cultura andina y amazónica vinculada estrechamente a la agrobiodiversidad. Ciertamente, no son posibles políticas únicas y uniformes: en ello está el reto. Cómo desarrollar políticas de agrobiodiversidad diferenciadas que a veces requieren verificarse en escalas reducidas. La complementariedad entre las decisiones de los Gobiernos Locales, Regionales y el Gobierno Nacional es en ese sentido, absolutamente fundamental. Mirando en perspectiva los últimos veinte años, ciertamente se ha avanzado, pero estamos lejos aún de extender bienestar y opciones a lo largo y ancho del país a los pequeños agricultores. La gran interrogante continúa siendo cómo lograr que los avances mencionados a lo largo de este ensayo, se traduzcan

en bienestar y desarrollo concreto y medible de largo plazo y sostenible para las pequeñas comunidades de agricultores y campesinos en los Andes y la Amazonía. 

La agrobiodiversidad debería tematizar con mayor atención los procesos de toma de decisiones de los campesinos y campesinas sobre la conservación o abandono de sus variedades, valorizando los importantes avances que ha efectuado en relación a las condiciones y consecuencias de aquellas decisiones; para así explorar el estudio de los códigos culturales activos en las estrategias, decisiones y prácticas de quienes son los protagonistas fundamentales de la conservación in situ.



La importancia de una mayor colaboración interdisciplinaria con la etnología y de una continuación de la apropiación de los aportes de la antropología, producidos en décadas pasadas.



En el Perú cuando se trate de extremos de su distribución geográfica, microclimas únicos, ecosistemas relictos, se hace imprescindible implementar mecanismos de conservación ex situ para preservar al menos la variedad genética que, de otra manera, se perdería para siempre.

6. Bibliografía FAO (2014b) Salcedo, S., Guzmán, L. (eds) Agricultura Familiar en América Latina y el Caribe. Recomendaciones de Política. FAO. Coordinadora de Ciencia y Tecnología en los Andes (CCTA); Instituto de Desarrollo y Medio Ambiente (IDMA) 2003 “Caracterización y clasificación campesina de cultivos nativos: Informe”, Proyecto: Conservación in situ de los cultivos nativos y sus parientes silvestres, Lima. Coordinadora de Entidades Extranjeras de Cooperación InternacionalCOEECI (2014). Agricultura familiar en el Perú garante de la seguridad alimentaria y la agrobiodiversidad. Lima-Perú. FAO (2014). Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe, 2013. Hambre en América Latina y el Caribe: acercándose a los Objetivos del Milenio. Roma: FAO. Ruiz, Manuel (2009) Zonas de Agrobiodiversidad y el Registro de Cultivos Nativos. Aprendiendo de Nosotros Mismos. Fundación MacArthur, GRPI, SPDA. Lima, Perú.