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ABOGADOS Como iniciar la profesión Jorge Verón

Este libro se lo dedico, con mucho cariño, a mi papá Valentín que me enseñó que todos tenemos algo importante que decir, y a mi mamá Ramona, que me enseñó que un abrazo vale más que mil palabras. A mis hijos, que iluminan mi vida. Por supuesto, a mi pareja Romina, por su apoyo incondicional.

A toda mi familia, que son muchos y los quiero a todos por igual. Y también, con gran respeto, a mis colegas Dr. Pablo Montenegro, Dra. Alejandra Sadovski, Dr. Itamar Pacheco, Dr. Juan Gardinetti y a todos los colegas que, de una u otra manera, han colaborado conmigo para hacer posible este libro. Estoy convencido de que mi talento más preciado es tener la capacidad de rodearme de personas con cualidades extraordinarias y capacidades superiores a las mías.

INDICE

Capítulo 1.........................................................................11 De la universidad al ejercicio profesional

Capítulo 2.........................................................................27 Por qué es necesario tener una tarjeta de presentación Capítulo 3.........................................................................33 Cómo conseguir clientes Capítulo 4.........................................................................49 Las posibilidades que nos dan las redes sociales y las páginas web Capítulo 5.........................................................................61 Relaciones con los socios Capítulo 6.........................................................................69 Los primeros casos Capítulo 7.........................................................................81 La primera audiencia Capítulo 8.........................................................................87 Los honorarios

Capítulo 9.........................................................................93 Los colegios de abogados y la caja de abogados. Capítulo 10 .....................................................................99 Perder la cordura. Capítulo 11..................................................................105 Mirar en perspectiva.

Jorge Verón

Introducción Los libros son una de las formas de expresión que más se utilizan para transmitir conocimientos. Hasta no hace muchos siglos, escribir y publicar un libro era casi una odisea, reservada sólo a unos pocos. Indudablemente, el mundo evolucionó con la imprenta, porque permitió aumentar la cantidad de libros y el acceso de más gente al conocimiento. Sin embargo, en mi opinión, fue con Internet que se produjo, en todo el mundo, una de las revoluciones más extraordinarias que ha tenido la Humanidad en relación a las comunicaciones.

La cantidad y variedad de libros e informa-ción que se ofrece en las redes es espectacu-lar. Todas las personas logramos encontrar, en el momento, la información que necesita-mos, sea del tema que sea. Ahora bien, alguien podría preguntarse por qué escribir un libro más, cuando hoy te-nemos tanta cantidad y diversidad a nuestro alcance y, sobre todo, qué razones te lleva-rían a leerlo.

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ABOGADOS - Como iniciar la profesión

Cuando estaba por recibirme, busqué toda la información que podía encontrar acerca de cómo comenzar a ejercer mi profesión de abogado. Y fue a causa de ello que creé un grupo en Facebook, destinado abogados y futuros abogados, bajo el título: ABOGADOS, CÓMO COMENZAR A EJERCER LA PRO-FESION.

Fue con el tiempo que comencé a escribir este libro, que intenta ser una guía práctica para ayudar a aquellos abogados recién graduados a dar sus primeros pasos en esta maravillosa profesión. Te cuento que yo soy el primer abogado de mi familia, antes que yo, ninguno había llegado a la universidad, entonces, mucho antes de recibirme, me pregunté cómo comenzar a ejercer. Este libro aborda algunos temas centrales para tratar de responder a esa pregunta. En cierta medida, después de dejar la facultad comienza una nueva etapa para los egresados como abogados. Para unos, esa etapa será la de trabajar en alguno de los poderes donde se necesitan los conocimientos de abogado. Para otros, seguramente el grupo más numeroso, será dedicarse a ejer[8]

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cer la profesión de manera libre e independiente. Cabe aclarar que es sobre este grupo en particular de abogados que tratará este libro. A fin de cuentas, la idea principal es explicar, aconsejar, dar algunas ideas centrales para estos recién egresados y, también, para todos aquellos que quieran saber acerca de este tema en particular. Los tiempos han cambiado. Hoy es imprescindible conocer y saber utilizar nuevas herramientas, como Internet o el marketing, si queremos enfrentar y hacernos un sitio en una profesión en la que cada día hay más competencia. Todas las personas nacimos para algo. Si vos ya te has recibido de abogado y sentís que has nacido para ejercer esta profesión toda tu vida, te recomiendo seguir leyen-do. Te aseguro que va a ser muy útil para vos, porque encontrarás herramientas que son utilizadas por muchos abogados, y que vos también podrás utilizar para comenzar a ejercer tu profesión de manera más eficaz.

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CAPÍTULO 1

De la universidad al ejercicio profesional

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uando se terminan los estudios uni-versitarios es un momento memora-ble en la vida de cualquier persona,

en este sentido, considero que representa una inmensa alegría. Para que mejor se entienda, uno siente que ha logrado algo pare-cido a escalar el Everest. Pero es innegable que, pasado el momento de euforia, la pregunta inevitable para muchos abogados es: ¿Y ahora, qué hago? Si bien en nuestros estudios superiores hemos leído muchísimos libros, también tenemos una preparación jurídica que, desde luego, nos será muy útil en la profesión. Es en ese momento que uno recuerda las palabras de algunos de sus profesores cuan-do decían que existe una gran diferencia en-tre la teoría que se enseña en la facultad y la práctica de la abogacía. Los que tuvieron este tipo de profesores pueden estar contentos, porque es cierto, hay diferencias y aún nos queda mucho por aprender. Pero no es el fin del mundo. Al contrario, es el principio. Así que manos a la obra.

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Una recomendación, cuando te recibís estás con mucha energía, pero muy cansado al mismo tiempo. Tomate un tiempo para poder descansar y recuperar fuerzas. Las necesita-rás. La universidad es una hermosa etapa de la vida, ahora empieza otra.

La facultada es un lugar donde todo nuestro esfuerzo se encuentra centrado en aprobar las distintas materias, y los momentos más estresantes son al rendir un parcial o un final. Cuando comenzamos el ejercicio profesional, obviamente, también tendremos estrés, el estrés de ir incorporándonos a una nueva forma de trabajo en la que interactuaremos con nuestros clientes, colegas y la administración de justicia.

En consecuencia, nos daremos cuenta de que la etapa de universidad fue genial, única, pero ahora estamos en otra etapa de nuestra vida, la profesional, que tiene otras caracte-rísticas a las que deberemos acostumbrar-nos.

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Seguir en nuestro trabajo o dejarlo Ciertamente, continuar trabajando o dejarlo todo por nuestro emprendimiento es un tema que tendrás que analizar bien, acá no hay una solución única. Hay quienes recomiendan cambiar de rumbo definitivamente, quemar las naves y buscar el éxito en aquello para lo que tanto has estudiado. Es decir, renunciar al trabajo que tenemos y por añadidura, empezar a ejercer nuestra profesión. Bajo esta perspectiva, lo que persigue esta idea es que pongas todas tus fuerzas al servicio de tu emprendimiento, logrando de esta manera mejores resultados. Lo contraproducente de esta postura es que si no logras en poco tiempo resultados económicos satisfactorios, lidiarás indefectiblemente con problemas financieros, que te podrían llevar a renunciar a tu proyecto. No discutiré los méritos o defectos de esta postura. Sin embargo, el criterio que considero más lógico, si bien puede ser un tanto conservador, es continuar con el trabajo que actualmente tenemos, ya que nos permitirá [ 15 ]

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llegar a fin de mes con mayor tranquilidad, sin tanto estrés, al menos en cuestiones eco-nómicas. Pensando así comprenderás que cuando logres una entrada que te alcance para tus gastos mensuales ordinarios, podrás dejar tu trabajo sin mayores complicaciones. No quisiera que estas afirmaciones parecieran absolutas, en fin, por supuesto que vos podés tomar uno u otro camino, ya que nadie mejor que vos conoce la situación eco-nómica en la que estás hoy.

La matrícula profesional Un momento memorable luego de recibirnos de abogados, es obtener la matricula de abogados para poder realizar el ejercicio profesional. Es increíble, pero pareciera que si uno no tiene esa credencial no es abogado. Espero que mis palabras sean bien entendidas, porque obviamente uno es abogado aún si no posee la matricula que lo habilite para ejercer. Es innegable que hay muchos abogados que realizan actividades tanto en empresas como en el estado, con una gran capacidad y expertos en las funciones que

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realizan. Pero, a lo que me refiero es que para el abogado que ejerce es fundamental la matrícula profesional y, de ahí que recibir-la sea una inmensa alegría, como no podría ser de otra manera. Ahora bien, es recomendable averiguar qué costo tiene, ya que el precio y modalidad dependen del país en que vayas a ejercer. Más aún, dentro de un mismo país puede darse el caso de que se regulen de mane-ra diferente en las distintas jurisdicciones, como sucede en Argentina. También es importante analizar si el momento del año es propicio para realizarla, pues si, por ejemplo, estás cerca de fin de año y pensás que no vas a facturar, tal vez te convenga realizar la matriculación el año siguiente. Matricularse o no cuando estamos decididos a ejercer, tiene una gran carga emotiva, sé por experiencia que, llegado el momen-to, es muy común dar el paso sin ni siquiera pensar mucho estas cuestiones. Por eso te hablo de ellas. Porque matricularse es funda-mental y da una gran alegría, pero hay que valorar muy bien cuándo te conviene hacerlo y en qué jurisdicción.

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Adquisición de práctica Toda nueva actividad requiere la adquisición de ciertos conocimientos y de una prác-tica continua, para lograr dominarla. Por ejemplo, si nunca jugaste a las cartas y querés aprender este juego, hay que saber cuáles son las reglas y luego practicar para poder jugar. A mayor práctica, mayor destreza. Toda actividad humana, para ser aprendida y dominada, sigue el mismo patrón. El ejercicio profesional de los abogados es exactamente igual que cualquier otra acti-vidad humana. No se trata de ser ilumina-dos o algo parecido, los colegas que ejercen bien su profesión, es porque han aprendido antes que nosotros las reglas del juego, ya sea porque han conocido alguien que se las enseñara o porque su propia experiencia y vida profesional les ha dado el conocimiento adecuado. Resumiendo: cualquiera puede aprender a ejercer como abogado, si entiende que el aprendizaje lleva su tiempo y una alta dosis de práctica.

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En el ejercicio vas a aprender, por ejemplo, que cada tribunal o juzgado realiza cier-tas actividades de manera diferente, porque si bien existe un código procesal muy simi-lar en cada jurisdicción, la interpretación del mismo es, muchas veces, diferente. Algo que, con la práctica diaria, irás aprendiendo rápidamente.

Trabajar en un estudio jurídico Un consejo que escucho a menudo por parte de varios colegas, es el de comen-zar trabajando en un estudio jurídico para ir ganando experiencia en el ejercicio profesional y luego, con más conocimientos y un sano criterio, comenzar a ejercer por nuestra cuenta, si es eso lo queremos. Sin embargo, para mí, el mejor consejo es escuchar a quienes antes que nosotros han recorrido los mismos caminos. El ejemplo más significativo me lo dio Germán, un colega que actualmente trabaja en un banco y que hace 5 años comenzó a ejercer para un gran estudio jurídico. Me comentó que al principio le costó un poco, pero muy pronto se acostumbró al ritmo de trabajo del

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estudio y hoy le va muy bien ahí. Según sus propias palabras, “trabajar en un estudio con varios años de experiencia y, además, reco-nocido en el ambiente de la abogacía, es ge-nial”. Es lo positivo de sentirse parte de un gran estudio y, a la vez, contar con un respaldo. En síntesis, podríamos decir que empezar en un estudio podría ser de utilidad también.

Alquilar una oficina Una de las decisiones que tendremos que analizar con mucho cuidado es la de alquilar o no una oficina para nuestro propio estudio jurídico. No es una cuestión menor debido a las implicancias que puede producir en nues-tra profesión. Pongámonos en situación: tenemos la ma-trícula para ejercer, entonces empezamos a hacer cuentas de cuánto vamos a ganar y de esta manera tomamos la decisión de alquilar una oficina. Debemos darnos cuenta de que una cosa es lo que deseamos que suceda, y otra muy distinta, lo que realmente sucede-rá.

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En la actualidad, incluso a un abogado con experiencia y un cierto número de casos, es posible que no le den los números para poder mantener una oficina. Aclaro que, en estos tiempos, alquilar una oficina es más o menos accesible, pero hay muchos otros gastos que tendremos que tener en cuenta, como Internet, teléfono fijo, luz, gas, muebles y esos imprevistos que nunca faltan.

Por otro lado, también es cierto que en muchos países se exige que el abogado tenga su estudio donde atender a sus clientes. No sólo para que uno pueda trabajar mejor, sino porque también nos da una imagen más profesional. Pero no olvides que afrontar una inversión de la que tendremos que desistir en unos meses por falta de previsión, como mínimo es imprudente. En cualquier caso, si vos creés que igual te va a ir bien porque contás con un respaldo financiero que te permita superar alguna crisis económica por falta de casos u otra circunstancia, no lo dudes un instante: dale para adelante. Sin embargo hay otras opciones que debe-ríamos contemplar.

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Una de ellas, quizá la más común entre abogados, es asociarse o juntarse con otros colegas para compartir los gastos y, de esta manera, no poner tanta presión económica sobre nosotros mismos. Para ciertas circunstancias de imposibilidad de atender en tu oficina o por comodidad para tu cliente, algunos colegios de aboga-dos tienen oficinas para prestar a sus matri-culados. Como así también, podrás encontrar oficinas por hora o por días, para alquilar de ma-nera privada y, por lo general, con una serie de servicios muy interesantes como recep-ción de mensajes, salas de reuniones, fax, teléfono, Internet, etc. Dicen que son muchos los emprendedores que fracasan al poco tiempo de comenzar y muchas veces es, precisamente, por no analizar cuestiones como éstas. Espero que quede claro que, con estas advertencias, no trato de transmitirte miedo en esta nueva etapa que vas a vivir, sino sólo sugerirte un poco de prudencia y mucha reflexión acerca de lo que realmente querés y necesitás para comenzar.

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Nadie mejor que vos para decidir, con el mejor criterio posible, qué camino tomar.

La mesa de entradas Antes de seguir adelante, conviene detenernos en uno de los momentos más importantes de nuestros primeros días de abogados: cuando vamos por primera vez a tribunales. Estamos hechos una bola de nervios, la verdad es que no tenemos ni idea de cómo hablar ni cómo solicitar las cosas en mesa de entradas. Basta una mirada para darse cuenta que todo parece extremadamente formal, y que uno tiene que saber siempre qué y cómo pedir lo que necesita.

Para este tema en particular consulté a Marcos, alguien que lleva tiempo trabajando en tribunales, y me dio un consejo que considero muy útil. Me dijo que el secreto es manejarse siempre con mucho respeto. Pareciera algo elemental y lógico, pero te sorprendería saber que hay quienes piensan que por tener una credencial de abogado, pueden tratar como quieran a cualquier per-sona.

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De ahí la importancia de saber que, muchas veces, quien nos atiende en mesa de entradas de un juzgado, es un pasante que, probablemente, ni siquiera cobra un sueldo. De cualquier modo, esto no significa que si hemos solicitado y explicado como corresponde lo que necesitamos, en algún momento, si la situación lo amerita, no tengamos que mostrar firmeza y dejar bien en claro nuestra posición ante determinada cuestión.

La anterior simplificación puede parecer excesiva, pero si algo se nos está negando sin fundamento legal y carente de toda lógica, siempre es conveniente dejar bien en claro nuestra postura.

Que no te coma el traje Esta brevísima expresión basta para comprender que merece atención: “Que no te coma el traje”. Es decir, trata a tus clientes como lo que son: personas que tienen un problema y que vienen a solicitar tu ayuda para que vos se lo soluciones. Y lo mismo se aplica a tus colegas. Ellos también son per-sonas y merecen el mismo respeto que a vos te gustaría recibir. [ 24 ]

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En otras palabras, y para decirlo de una manera clara y simple, antes que abogados somos personas.

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CAPÍTULO 2

Por qué es necesario tener una tarjeta de presentación

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legados a este punto es útil recordar que las tarjetas de presentación son utiliza-das por muchos profesionales, como psi-cólogos, médicos y, por supuesto, abogados.

Con el tiempo, tus colegas te darán sus tarjetas de presentación, por eso, mi recomendación es que las aceptes por varias razones, entre ellas podemos citar que si por cualquier razón perdés tu celular, en el cual, seguramente, se encontraban todos tus con-tactos, te quedará la tarjeta de tu colega; por otro lado te puede servir para ver cómo otros colegas hacen sus tarjetas. Hay tarjetas muy buenas y vale la pena ver otros modelos. Todo lo que pueda servir para que te conozcan como abogado, es fundamental para tu comienzo en la práctica profesional. Sobran razones, pero, aunque parezca increíble, hasta el día de hoy una cantidad enorme de profesionales sigue recurriendo a algo tan simple como las tarjetas de presentación. También por añadidura es fundamental tenerla a disposición de cualquier persona que nos consulte en algún momento.

Una de las situaciones más comunes es que te encuentres con un potencial cliente, [ 29 ]

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un vecino o un viejo amigo, le comentes que sos abogado y, por esas casualidades de la vida, él esté necesitando un abogado para resolver una cuestión legal. Entonces, “acá te dejo mi tarjeta por cualquier cosa”. Es bueno tener en cuenta algunas cosas al realizarla, como que contenga nombre, apellido, un número de teléfono, obviamente, tu título de abogado y, en lo posible, un logo.

Vas a encontrar mucha presu-puesto y calidad.

variedad

de

Es una muy buena forma de vendernos como abogados y con un costo realmente bajo.

Lo utilizado normalmente son tarjetas estándar, de 9 x 5 centímetros aproximadamente. Los colores, tratándose de la profesión de abogados, suelen ser sobrios, aunque esto no significa que no podamos innovar y tratar de diferenciarnos de otros colegas, eso sí, sin llegar al ridículo. La cantidad de tarjetas puede variar entre 50 y 500. Para empezar está bien. Podrías realizar más, la cuestión es que si por alguna razón después querés cambiar el modelo o [ 30 ]

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diseño de tarjeta, tendrías demasiadas tarjetas impresas. Recapitulando un poco, las tarjetas de presentación son una manera profesional y eficaz de hacernos publicidad y darnos a conocer como abogados. ¡Ahora te toca a vos tener la tuya!

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CAPÍTULO 3

Cómo conseguir clientes

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continuación trataremos uno de los problemas fundamentales que afec-tan a todas los profesionales o empre-

sas: encontrar la forma de conseguir clientes para vender su producto o servicio.

Los abogados no escapamos a este problema. Conocer cómo relacionarnos con nuestros clientes no sólo es necesario, sino fundamental para el ejercicio profesional. Si sos abogado y no sabés relacionarte con tus clientes, como mínimo, se te hará complicado. En mi opinión, para comenzar hay que saber que uno de los problemas más comple-jos que se nos presentarán es la relación con nuestros clientes, para lo cual necesitaremos contar con uno de los conocimientos más valiosos que una persona, a mi modo de ver, puede tener: las relaciones humanas. Vos me podrías decir: “Yo soy abogado, sé de le-yes y jurisprudencia, ¿para qué necesito este conocimiento?” De estas circunstancias nace el hecho de que, ante todo, tu cliente no sabe ni de le-yes ni de cuál es la interpretación que los jueces hacen de las mismas, y vos le debés explicar por qué, en su caso, es conveniente [ 35 ]

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realizar determinada acción. Pero no es esto solamente, las personas eligen mayoritariamente a un abogado porque confían en él. Si tu cliente no entiende lo que le decís y si no confía en vos, seguro que se irá a buscar otro abogado, en principio, tal vez ni siquiera te elija. Uno de los libros que es recomendable leer, no porque yo te lo diga, sino porque millones de personas lo han leído es “Cómo ganar amigos” de Dale Carnegie. Para vender un producto o servicio se necesita de un buen vendedor.

Igualmente, para serlo, necesitas aprender sobre ventas. Un principio rector dice que tener un buen producto hace que los clientes vuelvan.

Estudié la carrera, por lo que, en mi caso, trabajé en diferentes pequeños negocios, porque podía dedicar menos horas y de esa manera estudiar. Aprendí que si al tiempo de empezar a ejercer uno se da cuenta de que por más que se esfuerza no logra ser un excelente vendedor del servicio profesional que ofrece, [ 36 ]

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es imprescindible leer libros sobre ventas. La lectura te va a servir para modificar ciertas conductas y aprender de otros. Antes y durante mi estudio en la universidad leí mucho sobre ventas. Cuando me recibí, supe que todo lo que había aprendido en ese sentido, tenía que aplicarlo a la abogacía.

En otras palabras, vos, como abogado, estás vendiendo un servicio, y no cualquier servicio. Específicamente, de vos dependen los derechos personales y patrimoniales de una persona. Un abogado se debe a su clien-te, sin embargo, es increíble que a veces me encuentre con abogados que no recuerdan el nombre de sus clientes. Desgraciadamente, algunas veces se mira con desconfianza a quienes son abogados, el apodo de “cuervos”, tan despectivo hacia nuestra profesión, es el resultado de abogados sin ningún tipo de reparo ético para el ejercicio profesional. Estos abogados se han preocupado y se preocupan solamente por tener un beneficio económico sin importarles qué le pase a su cliente. Esto no significa que cuando trabajemos para nuestros clientes no tengamos que cobrar nuestros honorarios. Como te darás [ 37 ]

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cuenta muy pronto, ejercer la profesión es cada vez más caro. Desde luego, la mayoría trabajamos lo mejor que podemos por nuestro cliente. Solo quiero recordarte que en todo grupo humano hay profesionales buenos, malos y regulares, y la abogacía no escapa a esta regla.

Desde el punto de vista de la atención al cliente, si la situación lo amerita, tenés que atender siempre que puedas con una sonrisa. Tu nombre es tu patrimonio más grande en la profesión, es por lo que todos te van a reconocer como bueno o malo. Los mejores vendedores conocen su producto y el de la competencia. Pero fundamentalmente conocen a su cliente y lo que necesita. Hay muchos libros sobre ventas, pero “Secretos del vendedor más rico del mundo” de Camilo Cruz, puede resultarle interesante al que quiera entrar un poco más en este tema.

Falta ahora un punto esencial: en la actua-lidad se habla también del marketing y, en nuestra profesión, más precisamente marke-ting jurídico. [ 38 ]

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Al inicio es posible que no cuentes con gran capital para hacer inversiones en este aspecto. Claro está que podés averiguar mu-cho sobre este tema en Internet y, general-mente, de manera gratuita. Aquí lo que interesa es comprender, sumariamente, cómo hay que darse a conocer utilizando todos los medios que uno tenga a su alcance, destacando que en todos los casos tratemos de ser lo más profesionales que podamos. Hay que tener presente a las multinacionales más grandes del planeta, como la gaseosa más conocida del mundo, es increíble, no necesito ni decirte su nombre y vos es-tás pensando en ella. Estas empresas gastan millones de dólares al año en publicidad y marketing. ¿Por qué lo harán, si tienen un producto que es mundialmente famoso? ¿Estarán mal asesorados?, de ninguna manera. Saben que las estrategias de marketing son fundamentales y por eso invierten cada año tanto dinero en publicidad.

En nuestro rubro los estudios jurídicos también invierten en páginas web y diferentes estrategias publicitarias y marketing.

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Como emprendedor, vos necesitás darte a conocer. Claro que no contarás con el pre-supuesto de una multinacional, pero esto no significa que no puedas realizar algo intere-sante y creativo, poco a poco.

Internet El mundo con Internet ha cambiado las re-laciones laborales y el ejercicio profesional también. Hoy en día, a diferencia de lo que sucedía hace cincuenta años, tenemos una gran can-tidad de información que nos permite estar actualizados, además de adquirir una gran cantidad de servicios, entre ellos, los de abo-gado. Como profesionales tenemos que utilizar esas herramientas para promocionar nuestros servicios. Ahora bien, como sabrás, hay en Internet todo tipo de publicidad, algunas muy buenas y otras no tanto. En materia de comunicación, un trabajo bien hecho no es sencillo, y hay muchos que venden humo en Internet.

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Todos dicen que hay que diferenciarse de los demás por la calidad del servicio que se brinda, y es verdad, yo estoy totalmente de acuerdo con esta idea, la cuestión es cómo hacerlo si recién empezamos. Lo más adecuado en estos casos, es tener una página web lo mejor diseñada posible, con información útil para tus actuales y po-tenciales clientes y, sobre todo, con conte-nidos que puedas actualizar periódicamente, para mantener viva la atención de tus lecto-res.

Boca a boca Uno de los sistemas más viejos y eficientes que existen para lograr que nuestros servicios sean contratados por clientes, es el boca a boca: un cliente que te recomiende, es la mejor publicidad que podés tener. En las ferias, que son una de las formas de negocio más antiguas y que hoy en día siguen existiendo, la gente encontraba aquello que necesitaba y el lugar donde conseguirlo, gracias a la recomendación de alguien conocido, de alguien que ya había comprado ese producto, en ese lugar y el resultado había

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sido satisfactorio. Vos fijate que cuando pre-guntamos o consultamos a nuestros conoci-dos por un lugar adonde ir a comer o com-prar determinada ropa o la contratación de cierto servicio, lo que ellos nos digan suele tener una influencia casi definitiva en nues-tra decisión. Hasta cierto punto, es lógico que esto te parezca casi imposible en tus comienzos. Pero si actuás eficaz y profesionalmente con tu primer cliente, éste te traerá otro, y éste, otro. Y así, poco a poco, en menos tiempo del que vos pensás, irás haciéndote una bue-na cartera de clientes. No lo dudes.

Formar parte de una ONG Una opción que muchos colegas recomiendan es formar parte de una ONG (Organización No Gubernamental), como puede ser una sociedad de fomento, una asociación civil o un partido político. Podés ofrecer asesoramiento a las autoridades o a los miembros de esa institución, aumentando, de esa manera, tu abanico de relaciones.

Cuando uno es estudiante, es posible que no le dedique tiempo ni le dé importancia a [ 42 ]

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esas actividades. Pero ya como profesional, la idea es que te relaciones con la mayor cantidad de personas que puedas. Cuanta más gente conozcas, más clientes potenciales tendrás. Elegí una ONG a la que seas afín por alguna razón. Y si querés militar en política, un partido político con el que compartas tus ideales, será una buena opción. Hay un fuerte componente psicológico en tomar esa iniciativa, pero puede que esa decisión le dé aún más sentido a tu vida y a tu profesión y seguramente, con el tiempo, te conviertas en un referente dentro de la organización de la que formes parte.

Cuando te quedás sin clientes A los pocos meses de iniciar el ejercicio profesional, luego de conseguir nuestros primeros clientes y llevar a delante los diferentes casos, es normal que termines con las tareas encomendadas y, de repente, te encuentres sin nada que hacer. Esas cosas suceden y puede que depriman un poco. Imaginate, vos comenzaste con mucha ilusión, trabajaste sin descanso durante todo ese

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tiempo y, de pronto, todo se para. Eso nos ha pasado a todos, y yo me incluyo. Entonces, ¿qué hacer? Lo que hice yo cuando estuve en ese trance, fue utilizar todo el tiempo y los medios a mi alcance para conseguir nuevos clientes.

En este momento crucial uno tiene dos op-ciones: reducir costos de publicidad o, por el contrario, comenzar una campaña agresiva. Por supuesto, yo me inclino por la segunda opción. Tener alta la moral y las fuerzas, es fundamental en un momento de crisis. Con esta mentalidad y utilizando todo lo que puedas para atraer nuevos clientes y tu mente va a estar ocupada en ese objetivo. La naturaleza de las cosas indica que al querer algo, es na-tural que lo atraigas. Claro está que tu objetivo principal es ponerte en acción. Utiliza la publicidad que te diera resultado en el pasado, pero también trata de utilizar otras nuevas.

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Caminar la calle Cuando estaba escribiendo este libro me crucé con Héctor, un martillero con muchos años de recorrer tribunales. Él me contaba de lo difícil que está todo en estos tiempos y recordaba que empezó hace ya mucho tiempo. Me decía que él está actualizado en todo lo tecnológico, que hay que acomodarse a esos cambios. Él vio dos grandes cambios en su vida, la máquina de escribir y la computado-ra, y dentro de esta última, las notificaciones electrónicas. Refería que muchos de sus colegas se estaban jubilando, porque no lograban adaptarse a los cambios tecnológicos. Pero me aclaraba que, a pesar de toda la tecnología, el trabajo hay que encontrarlo caminando la calle. Por más que estés en todas las redes sociales o hagas publicidad en diarios y revistas, a tus potenciales clientes los vas a encontrar por tus relaciones cotidianas. Héctor me decía que su oficina está debajo de un árbol. Parece una metáfora, pero créanme que es cierto. [ 45 ]

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En fin, este libro quiere llamarte a la acción: sentarte en tu casa a mirar tele, seguramente te va a dejar en el mismo lugar donde estás. Si buscás resultados, preguntate: ¿Qué estoy haciendo para conseguirlos? Hoy en día hay muchos abogados con tra-bajo y vos podés ser uno de ellos.

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CAPÍTULO 4

Las posibilidades que nos dan las redes sociales y páginas web

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ue las redes sociales han revoluciona-do

las comunicaciones es cosa que, en mayor o menor medida, todos sabe-mos. Por consiguiente, es lógico que también el ejercicio profesional sufriera modificaciones.

Las personas miran sus cuentas en Facebook varias veces al día, lo mismo sucede en otras redes como Twitter o Linkedin, de ahí la importancia de que nos conozcan en las redes sociales, por este medio tan masiva-mente utilizado en la actualidad. En todas las redes sociales encontrarás información que te será de mucha utilidad, diversos grupos de abogados y algunos muy buenos. Uno de los primeros grupos en Facebook y del que aún soy parte, es CÓMO HACER MAS RENTABLE LA PROFESION DE ABOGADOS.

También encontrarás blogs de abogados, uno de los mejores sin lugar a dudas es el de Oscar León Mi Blog, en el que hay muchísima información, consejos y experiencias que te serán de gran utilidad. Lograr presencia en Internet te sirve, además, para que te conozcan también tus co[ 49 ]

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legas, alguno de los cuales pudo ser compañero tuyo en la facultad y podría llegar a compartir algún caso con vos, si te estás es-pecializando en algún tema. Tus potenciales clientes, al necesitar servicios de abogados y ver que vos podés solucionarles el problema, es posible que te contacten.

Hoy en día, hacer una página en Internet es algo muy simple y abrir un perfil en Face-book te llevará muy pocos minutos. Claro que podés encargar a un especialista que te arme tu página, el inconveniente es que cuando uno empieza hay muchos gas-tos. La página te sirve, pero tiene un límite lógico: si recién estás dando tus primeros pasos, por muy buena que sea tu web, es posible que te contacten pocas personas. No esperes soluciones mágicas, porque tener una página en Internet no implica que todo el mundo entre y te conozca. Tendrás que promocionarla y trabajarla para funcione de verdad. Podrás agregarle un blog personal en el que puedas ir incorporando información, artículos, reflexiones que te permitan atraer a un público determinado y construir,

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poco a poco, “tu marca personal”, es decir, hacerte un nombre en la profesión.

Los blogs Es cierto que no a todos les puede gustar escribir, pero para aquellos que sí les interesa, en la actualidad podés tener un blog gratis y rápidamente. Lo primero es poner en nuestro buscador de Internet cómo hacer un blog, a lo que po-dríamos agregar que sea “gratis”. Encontra-rás una gran oferta, tanto gratuita y como de pago. Cuando ya tengas elegido tu proveedor de blog y hayas decido cuál de los diseños que te ofrece es el mejor para vos, tendrás que elegir un nombre. Lo más utilizado es usar tu nombre y apellido como título del blog, aun-que también podés crear algún nombre de fantasía como por ejemplo “Palabras sobre derecho” o algo similar. Podrás publicar un texto de introducción, que podrás completar más adelante, en el que les cuentes, a los visitantes de tu blog, cuál es el objetivo del mismo y demás datos

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que consideres relevantes para informar y captar la atención del lector. Terminados estos pasos, comenzamos con nuestra primera entrada, es decir, tu primer artículo. Suponiendo que el tema del que vas a hablar es, por ejemplo, “el divorcio express”, es recomendable buscar legislación, leer los autores más actualizados sobre el tema y, si lo creés necesario, la jurisprudencia que exista sobre el tema en cuestión. Una vez terminado el texto de tu primera entrada, es conveniente encontrar una imagen que lo ilustre y le aporte más atractivo. En Internet vas a encontrar muchas imágenes gratuitas sobre ese y cualquier otro tema que quieras tratar en tu blog. Para encontrarla, nuevamente vamos a nuestro buscador de Internet y escribimos, por ejemplo, “imagen de divorcio express gratis”. A continuación, aparecerán varias y podrás elegir alguna. Con el mouse, apretando el botón izquierdo, te saldrá una lista de opciones, elegís con el botón derecho “copiar imagen” y después vas al escrito del blog y ponés “pegar”. Listo, ya tenés una imagen ilustrando tu escrito. Verás que todos los servicios de blog gratuitos son muy sencillos de manejar. [ 52 ]

Jorge Verón

Asimismo, hay algunas opciones en tu blog que le dan la posibilidad a los buscadores de Internet para que tu público pueda encontrarte de una manera más rápida y efectiva, así como también podrás mostrar cuál es la ubicación en la que estás, es decir, tu ciudad y país: por ejemplo, “La Plata, Buenos Aires, Argentina”.

Hay una opción que sirve para realizar eti-quetas para relacionar tu escrito con las pa-labras clave que serán utilizadas por los que estén interesados en los tema acerca de los cuales escribas, por ejemplo, “derecho”, “fa-milia”, “divorcio”, etc. Seguidamente, encontrarás la opción de agregar algún pequeño resumen que visualizarán los lectores y despertará su interés. Finalmente, al llenar todos los campos, sólo te queda hacer un clic y “PUBLICAR” tu primera entrada en el blog. Siempre podrás revisar las estadísticas para ver cómo les está yendo a tus publicaciones en términos de lectores. Pero eso no es todo, muchos blogs te permiten publicar, simultáneamente y de manera automática también en tus redes sociales,

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es decir, Facebook, Twitter, Linkedin, Google + o la que tengas. Al hacerlo, aumentan las probabilidades de que los buscadores te encuentren como una de las publicaciones más recientes y eso te traiga más visitantes. Hay una verdad que es indiscutible y cualquiera que tenga un blog durante un tiempo lo sabe: los sitios que más visitas le aportarán a tu blog, son los grupos creados en las redes sociales como Facebook. Puedo asegurarte que cuando publiques en los grupos de los que formes parte, las visitas a tu blog se dispararán. Eso sí, tendrás que tener presente algo fundamental: que la temática tratada se relacione con el derecho y que sea útil y relevante para quienes te visiten.

Una idea interesante para mantener la ca-lidad y el tráfico de público hacia tu blog, es invitar a otras personas para que escriban en él. Los beneficios de contar con otros escrito-res en tu blog son, por un lado, la posibilidad de contactar, charlar y debatir con otros abo-gados o profesionales de diferentes áreas y, por el otro, aumentar el interés y el número de visitas a tu blog. Lo fundamental de invitar a un colega o escritor de otra ciencia o especialidad, es que

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ambos se beneficiarán de esta interacción, obteniendo mayor presencia en internet. Una cuestión que debés tener presente al invitar a otros profesionales a tu blog, es que no todos están familiarizados con estos medios. Obviamente, si lo saben hacer y son de tu confianza, podrás permitir que sean ellos mismos los que, con una clave y un nom-bre de usuario, entren en tu blog y publiquen sus artículos. Pero, quizá, al principio, y so-bre todo con los que no están familiarizados con estos medios, lo conveniente sería que ellos te mandaran sus artículos y que vos los publicaras, obviamente, mencionando sus nombres y profesión. Si recién comenzás será difícil que mu-cha gente te conozca y reconozca tu trabajo. Pero la perseverancia y la constancia en el tiempo te darán resultados positivos. Muchas de las personas que abren un blog, al tiempo se cansan, dejan de actualizarlo y acaban por abandonarlo. Si llegaras a un momento así, te pido que recuerdes que las personas de éxito son aquellas dispuestas a realizar cosas que el común de las personas no harían. Aunque a veces no sepas qué escribir o qué información subir a tu blog, tenés que pensar que eso que has creado es [ 55 ]

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“tu propio medio de comunicación” y que te-nés que buscar, siempre, nuevas ideas para comunicar y temas verdaderamente relevan-tes para tus futuros clientes. Aunque pienses que no se te ocurre nada, que estás estancado, recordá que en tu profesión de abogado siempre encontrarás un tema del cual hablar u opinar. Aquel tema que investigaste para resolver determinado caso. Esa consulta que te hizo aquel cliente y te permitió descubrir algo que no sabías. La experiencia que un colega te contó en un pasillo de tribunales y que te despertó tanta curiosidad.

En otras palabras, las ideas están en tu propia profesión, en el día a día, sólo tenés que saber descubrirlas y convertirlas en un artículo interesante para tu blog. Ahora bien, la cuestión es si vos estás dispuesto a realizar ese esfuerzo. Tengo que confesar que a mí, en particular, muchas veces me cuesta escribir en mi blog, a ve-ces paso semanas y en algunas ocasiones, meses sin escribir. Y las razones son muchas y variadas: pereza, estar ocupado con otras tareas o, simplemente, no saber acerca de qué escribir. A todos nos sucede, pero pasado ese momento de descanso o pereza, ter[ 56 ]

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minadas las tareas que nos mantenían ocupados o encontrado un tema para inspirar nuestra creatividad, hay que volver al ruedo y ponerse a escribir en el blog, porque tus potenciales clientes te esperan. Con lo que llevo dicho hasta aquí, claro está que es más fácil no hacer nada, la cues-tión es conocer cuáles son nuestros sueños y objetivos. Pero recordá que si querés dife-renciarte, si querés destacar en tu profesión, hay que hacer cosas que los otros no harían. Y eso implica trabajo, constancia y dedica-ción.

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CAPÍTULO 5

Relación con los socios

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U

no de los temas más complejos con

que

nos enfrentamos al comenzar a ejercer, es si nos asociamos y, en ese

caso, con qué colegas lo hacemos.

Mientras estudiamos vamos observando que algunos abogados se asocian entre ellos y otros trabajan solos o con alguien que les ayuda en sus labores diarias. Claro está que desde que estudiamos hasta que empeza-mos la profesión, pareciera que pasa mucho tiempo, pero en realidad no es tanto. Cuando queremos acordar, ya estamos trabajando y tenemos que decidir si hacerlo solos o aso-ciados. Hay opiniones de lo más encontradas en este tema. Están los que dicen que los socios “son muy complicados” y por eso es conve-niente ejercer solo. Y están los que opinan que es necesario ejercer con otros colegas, porque de esa experiencia uno puede apren-der más, tanto de aquello en que le fue bien como de lo que le fue mal. Confieso que me inclino por la idea de que los socios son necesarios no sólo para comenzar, sino también para el futuro, porque estar con otros nos permite crecer como abogados, pero, sobre todo, como personas. [ 61 ]

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Al tener la experiencia suficiente, contar con otras opiniones y las vivencias de otros colegas respecto de determinados temas, puede ser la diferencia entre el triunfo y el fracaso de un caso en el que estemos trabajando.

Habría que decir, también, que las personas más cercanas a nosotros son las que más nos conocen y sirven como espejos. En otras palabras, esas personas te pueden de-cir cuáles son tus defectos y tus virtudes y, con eso, ayudarte a mejorar como profesio-nal y como persona, obviamente, si eso es lo que realmente querés. El problema de los espejos es que pue-de ser que no te guste lo que ves. No hay que olvidar que tus defectos y virtudes son los que hacen de vos una persona única, sin embargo, si hay algo que te perjudica como abogado, tanto con tus clientes como con tus colegas, es bueno que te lo digan. A un colega que conozco le costaba mucho decir “nosotros”. Su socio y colega le llevaba un cliente que atenderían entre los dos. Sin embargo, cuando lo entrevistaban, en lugar de decir, por ejemplo, “entre los dos le vamos a llevar el caso” o “nuestros honorarios serán...”, él decía “yo le voy a llevar el caso”, “mis honorarios son…” Esto, a sus compañe[ 62 ]

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ros, si bien confiaban en él porque es un ex-celente profesional, mucho no les gustaba. Sus colegas se lo plantearon y él cambió su actitud. Cuando comencé a ejercer no sabía cómo hacer un telegrama laboral. Es increíble: tenía el cliente, sabía todo lo que decía la ley, pero el primer paso no sabía cómo hacerlo. Es cierto que hoy, en Internet, hay mucha información y una gran variedad de modelos a seguir. Pero fue el colega con el que llevé el caso, quien me explicó cómo lo podía hacer. Y esa es una gran ayuda cuando nos inicia-mos, porque además de sentirte acompaña-do, vas ganando seguridad.

Por otro lado, habrá circunstancias en las cuales vos no vas a poder estar en una audiencia, o no vas a poder firmar el escrito que hay que presentar en fecha o, simplemente, un problema personal te impida realizar tu labor. Es en ese momento que tu colega, con el que llevás el caso, será más útil que nun-ca. Vos, inevitablemente, serás responsable de lo que hagas y lo que dejes de hacer en cada caso. La mala praxis jurídica es un tema que debés recordar, no para paralizarte ante una situación, sino para actuar diligentemen[ 63 ]

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te y realizar tu mejor esfuerzo para defender los derechos de tu cliente. Un buen colega, un buen socio, te ayudará a ser mejor pro-fesional y, obviamente, vos lo ayudarás a él. De eso se trata. Los libros te sirven y mucho. Hay algunos muy actualizados, que te van a ser de gran ayuda. La experiencia de otros colegas es fundamental.

Trabajo con tus colegas Al principio del ejercicio profesional estamos con muchas ganas y energía. Esa actitud es la más positiva. Sin embargo, también es cierto que si estamos llevando el caso con algún colega, te-nemos que comprender que no todos tene-mos los mismos tiempos ni la misma actitud. Si tus colegas tienen mucho más tiempo que vos en el ejercicio de la abogacía y, también, muchos casos bajo su responsabilidad, pro-bablemente su tiempo sea más limitado que el tuyo.

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Eso no significa que vayas a perder un cliente por este motivo. Si vos ya hiciste la parte del caso que te correspondía y ahora esperás que tu colega haga su parte, puede que te invada cierta impaciencia. Si te parecés a mí, que al principio lo que-ría todo ya, podrías tener algunos inconve-nientes que es bueno prevenir o tener en cuenta. La paciencia es una virtud que tendrías que aprender a utilizar ante circunstancias así. Tendrás que valorar cada situación en particular, tratando de ver todos los puntos de vista, sus pros y sus contras, ya que tomar una decisión apresurada podría ser devastador para tus intereses.

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CAPÍTULO 6

Los primeros casos

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E

n algún momento llega el primer caso

y,

por supuesto, no sabés cómo enca-rarlo. Tranquilo, respirá, está todo bien: es absolutamente normal que un profesional

que recién empieza a ejercer no tenga todas las respuestas. Incluso, te diría, creo que na-die, con la experiencia que sea, tendrá todas las respuestas, porque siempre habrá algo nuevo que aprender. Es muy común que nuestros primeros casos lleguen a nosotros a través de personas conocidas. Desde familiares, amigos y compañeros de trabajo, hasta amigos de los ami-gos. En mi experiencia, los primeros casos fue-ron “pequeños reclamos”, porque es así como uno los ve. Y es que no nos damos cuenta, hasta que pasa el tiempo, que lo que para nosotros es “pequeño”, para nuestro cliente es el problema más importante que tiene en este momento. Después, a uno lo empiezan a contactar por otros temas sin mayores complejidades, pero, poco a poco, nos van llegando casos más complejos o que necesitan conocimientos especializados.

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Por ejemplo, después de algunos reclamos extrajudiciales por tarjetas de crédito, te pueden llegar reclamos a aseguradoras por accidentes en la vía pública aunque, probablemente, también acabes solucionándolos extrajudicialmente. O casos contra Aseguradoras de Riesgo del Trabajo, un tema para el cual, seguramente, necesitarás de los abogados que te rodean y de otros más.

La consulta del caso Al llegarnos el caso al estudio, lo primero que haremos será analizarlo para establecer si realmente tenemos un caso. Porque el cliente nos trae su problema y somos noso-tros los que tenemos que analizar si su pre-tensión tiene alguna posibilidad de éxito o no, si en la legislación vigente y la jurispru-dencia podemos encontrar solución favora-ble a su pretensión. En el mejor de los casos, encontraremos la solución en la ley, aunque la realidad nos indica —más veces de lo que nos gustaría— , que existen muchos casos que se encuentran en duda acerca de si se le aplica o no deter-minada ley.

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Es entonces cuando, por supuesto, tendremos que recurrir a la jurisprudencia, algo que en teoría parece fácil, pero en la práctica cuesta un poco y, desde luego, nos llevará tiempo. En la actualidad, afortunadamente, contamos con una herramienta imprescindible: Internet. No sólo porque podemos encontrar ahí la jurisprudencia que necesitamos consultar, sino porque, además, nuestra participación en grupos de abogados en las redes sociales como Facebook, nos permitirá consultar con otros profesionales que nos serán de gran ayuda y guía.

Siempre, ante nuestra duda, es conveniente consultar el caso que se nos plantea con un colega de confianza. Realmente podría decirse que, en casi todos los casos, es prudente consultar con otros colegas de con-fianza, más aún si recién comenzamos. Si por las particularidades del caso has pensado llevarlo con un determinado cole-ga, desde luego tendrías que consultarlo con él. Llegada esta instancia, tu colega podría decirte que, según su parecer, la resolución del mismo será adversa a la pretensión de tu cliente. Si se diera esa circunstancia, te recomiendo no quedarte sólo con una opinión. No [ 71 ]

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digo, con esto, que tu colega sea mal intencionado, sino que él, seguramente, te habrá dado el resultado del análisis que, según su experiencia, es lo más factible que suceda. Entonces, buscá la opinión y colaboración de otro profesional, ya que hay diferentes ma-neras de ver y afrontar un mismo caso. Me pasó que en uno de mis primeros trabajos, había consultado el caso de mi cliente con un buen colega, pero, según su parecer, el requerimiento de mi cliente no tenía viabilidad. Entonces, consulte a otro con el que terminé llevando el caso y, en unos meses, terminamos solucionándolo en una conciliación. Y “nuestro” cliente, más que contento. Todos necesitamos del conocimiento y experiencia de los demás.

En síntesis, hay que tener siempre presen-te que, en el ejercicio profesional, hay di-ferentes caminos por los cuales se llega al mismo lugar. Por otro lado, algo muy importante para vos, es que te sentirás muy bien cuando otro colega te pida ayuda y vos puedas dársela. Es muy satisfactorio en la mayoría de los ca-

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sos, ya que te sentís muy bien al realizar una buena acción. Al comenzar el ejercicio profesional es muy común necesitar ayuda de otros profesionales, sin embargo nos cuesta muchísimo solicitarla. A veces uno ve en grupos de Facebook cómo casi fusilan a un abogado que recién se inicia, por realizar alguna pregun-ta que, como toda respuesta, recibe frases como ésta: “Antes de preguntar, debería leer un poco sobre el tema”. Inevitablemente, uno podría pensar: si no leyó nada sobre el tema, para qué pregunta. Pero la verdad es que, seguramente, la pregunta es porque recién comienza y no sabe muy bien por dónde arrancar. Es devastador para un colega que recién comienza, que le hagan este tipo de comentarios. Por eso, cuando te digo que hay que pedir ayuda, me refiero exclusivamente a colegas que conozcas y con los que tengas cierta confianza. En la mayoría de los casos, ellos estarán dispuestos a darte ayuda.

Si a pesar de mi recomendación, escribís en redes sociales solicitando ayuda, tené presente que en la mayoría de los casos vas a recibir ayuda que será positiva, aunque puede darse el caso que alguna no lo sea. [ 73 ]

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Un consejo que me parce válido es que en todo momento, a pesar de lo que te diga el otro colega, trates de ser respetuoso. Cualquiera que sea la pregunta que uno realice, si se es respetuoso aunque recibamos respuestas un tanto beligerantes, difícilmente el otro mantenga esa postura si el lenguaje que utilizamos nosotros, en nuestra respuesta, es siempre respetuoso.

También ayudá, en la medida que puedas, a otro colega que necesite tu opinión. Te vas a sentir muy bien con vos mismo y le envia-rás un clarísimo mensaje al mundo que te rodea, un mensaje fuerte y claro: ¡Soy exi-toso! Recibís lo que das, en todos los aspectos de la vida. Por lo tanto, ayudá a tus colegas y recibirás ayuda cuando la necesites, claro está que tendrás que aprender a pedirla. Re-cordá que las personas más capaces y con más visión, cuando lo necesitan, también pi-den ayuda. Las personas poseen diferentes capacidades y aptitudes que las hacen excepcionales. Tus colegas te pueden aportar una ayuda que podría significar la diferencia entre que nuestra pretensión sea favorable a nuestro cliente o todo lo contrario. [ 74 ]

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Los modelos Bien, luego de leer la ley y la jurisprudencia de nuestro caso, en el que ya pudimos o no consultar a otro colega, para los que recién comenzamos, encontrar un modelo de escrito para solicitar la pretensión de nuestro cliente, es lo que más nos gustaría. Los modelos de escritos son muy útiles para servirnos de guía, sin embargo, cada caso tiene particularidades que pueden diferenciarse del caso que se nos plantea. Cuando utilicemos un modelo, es decir, el escrito que realizó un colega con anteriori-dad para solicitar en su caso una pretensión, por ejemplo, un modelo de demanda, modelo de telegrama, etc., tendremos que tener en cuenta que nuestro colega lo realizó tenien-do ciertas pautas, como ser la legislación, la jurisprudencia, otros modelos y también la experiencia que ha adquirido con el tiempo.

En consecuencia los modelos nos servirán como una guía de cómo tiene que ser realizado nuestro escrito, al que le agregaremos los hechos de nuestro caso, la legislación que consideremos adecuada y la jurisprudencia, si fuera pertinente.

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Los primeros modelos que utilicé fueron los que me pasó un colega, para un acciden-te de tránsito. Se trataba de un reclamo ex-trajudicial. Si bien cambié en gran parte su modelo original, la estructura del escrito fue importantísima para poder llevarlo a cabo. En un caso en el que comencé armando la demanda contra una ART, primero busqué en internet y encontré una variedad bastante amplia sobre el tema. En los libros también encontré variedad de criterios o, al menos, era lo que yo creía. Daniel, un colega al que me presentaron, que ya tenía varios casos contra ART y con el que terminamos llevando el caso, me mandó un modelo de demanda de ART. Fue increíble lo que sentí al leer esa demanda, porque si bien había leído muchos modelos, hay algunos que, sinceramente, pueden considerarse una obra maestra y ésta, sin duda, lo era. Quedé muy impresionado por la forma de redactar de mi colega, con mucha precisión, enlazando cada parte de la demanda de una

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manera magistral, como un verdadero artista. Dicho de otro modo el trabajo de los demás nos sirven de guía para llegar a nuestro destino. Pero el camino lo realizaremos no-sotros agregando y quitando lo que conside-remos necesario. Somos los artífices de nuestro propio des-tino.

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CAPÍTULO 7

La primera audiencia

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É

sta es una gran ocasión para un aboga-do

que recién empieza. Naturalmente vas a estar lleno de nervios y creeme que es normal que esto sea así.

El primer final de la facultad es bastan-te difícil de olvidar debido a los nervios que nos causó rendirlo, desde no poder dormir a no poder comer absolutamente nada, entre otras cosas. La primera audiencia se parece al primer final, por los nervios que tenemos. Lo recomendable es estar lo mejor preparado posible para ese momento. Tal vez sea demasiado obvio decir que deberías tener claro los hechos, haber charlado con tu cliente co-mentándole los pros y contras de la instancia elegida, en el caso de que puedas elegir la instancia administrativa o judicial. También deberías leer las leyes que tratan este tema en particular y es aconsejable un poco de ju-risprudencia. Pero he aquí algo muy importante que debes saber: muchas veces, en ciertas mediaciones, no se discuten cuestiones jurídicas, lo que se trata es de avenir a las partes para que realicen un acuerdo transaccional y, si las partes se ponen de acuerdo, es po[ 81 ]

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sible terminar con el litigio rápidamente, de lo contrario habrá que hacer juicio si correspondiera. En mi primera audiencia estuve acompañado por un colega, José, quien me ayudó a preparar los telegramas para ese caso, también conté con la ayuda de Pablo, otro colega que, con más experiencia en la profesión, me aconsejó cómo negociar. Él había asistido a muchos cursos de mediación y sus consejos fueron realmente oportunos.

El que más se destacaba era: En esta etapa estamos realizando una negociación, no discutimos estrategias jurídicas, éstas serán tratadas en la instancia oportuna.

¿Qué se logra con esto?, que la discusión se plantee sobre cuál es la pretensión y, de esa manera, si es una cuestión dineraria con distintas propuestas, las partes pueden lle-gar a ponerse de acuerdo. Claro que cada audiencia tiene sus particularidades, algo que si no tenés en cuenta, te puede resultar perjudicial al momento de realizarla.

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Cada audiencia es diferente, aunque sería bueno recordar que, del otro lado, tenemos un abogado como nosotros, alguien que tiene a su cargo la defensa de los intereses de su cliente, como nosotros tenemos la del nues-tro. Un profesional del derecho, que quiere resolver el problema igual que nosotros y, por lo tanto, trataremos de negociar con él en todo lo que podamos. Esto, los abogados con más años en el ejercicio profesional lo tienen claro, por eso debemos aprender de ellos. Tu cliente tiene sus pretensiones, pero el cliente de tu colega también las tiene, así que, en ese momento, encontrar la posibilidad de que las partes logren un acuerdo para solucionar el problema, sería lo mejor. Es bueno recordar que a tu colega lo vas a ver de nuevo en tribunales, y hasta es posible que lo vuelvas a ver en otro caso. Por eso, si bien hay que defender los intereses de nuestro cliente, que las circunstancias no te lleven a destruir la reputación del colega que hay enfrente. El día de mañana podrías ser vos el que esté en su lugar. Puede darse el caso de que la otra parte vaya a la audiencia y el colega que la repre[ 83 ]

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senta nos diga: “Mire doctor, yo voy a desistir de la instancia”, si procesalmente se pudiera. También puede ser que nos llame por teléfono informándonos que no se va a presentar por instrucciones de su cliente. Por tanto, lograr comunicación con el colega en la medida de lo posible es lo más recomendable. A la larga, a todos nos conocen en tribunales por la forma en que trabajamos.

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CAPÍTULO 8

Los honorarios

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l de los honorarios es uno de los temas por excelencia que nos vamos a encon-trar cuando empezamos a ejercer.

Todas las personas que trabajan en relación de dependencia cobran un salario, en cambio los abogados cobramos honorarios por nuestros servicios. Hay mucho que hablar acerca de esta cuestión, pero quiero centrarme en dos temas particularmente, por un lado, el honora-rio que le cobramos al cliente y, por el otro, el que acordamos con los colegas que nos ayudaron con el caso. Cuando uno empieza se encuentra con un tema crucial: cobrar por los servicios profesionales. Nos encontramos frente al clien-te y nos ha explicado su problema, lo ideal sería que nosotros, antes de que él viniera, supiéramos cuánto le vamos a cobrar y, en caso de compartir el trabajo con un colega, qué porcentaje de esos honorarios le tocará a cada uno. Es muy común cuando empezamos que no tengamos ni idea de cuánto cobrarle. Ante esa duda, tenemos varias opciones: consultar con algún colega para saber cuánto está cobrando ante un tema similar e, incluso, consultar algún grupo en las redes sociales, pero lo que deberíamos tener siem[ 87 ]

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pre presente es la ley de honorarios profesionales que rige para la profesión. Sé que a muchos abogados les cuesta este tema al principio, pero con el tiempo van aprendiendo a resolver la cuestión. Tu cliente necesita que su abogado, o sea vos, realice la mejor labor y, de esa manera, obtener el mejor resultado posible. Tus honorarios son los que te permitirán realizar un buen trabajo, vivir dignamente de tu pro-fesión y, por supuesto, hacer frente a gastos como la matrícula, caja de abogados, im-puestos, etc. Por otro lado, y más cuando recién se comienza, puede darse el caso de que realices un trabajo con otro abogado y tengan que establecer cuál es el porcentaje que le corresponde a cada uno. Parece, en principio, algo simple, pero en la práctica es uno de los problemas que se dan a diario entre abogados. Dejar en claro desde el minuto cero cuánto va a cobrar cada uno de los que participen del caso.

Sin embargo, por experiencia, yo sé que con esto no siempre alcanza. Una vez convine [ 88 ]

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con un colega que, por determinado trabajo, cada uno cobraría el cincuenta por ciento de los honorarios. Terminado el trabajo -en el que los dos pusimos lo mejor-, él consideró que el cincuenta por ciento era otro monto, pero, hasta el momento de escribir este libro, no ha sabido explicarme el porqué. Lo lamentable es que yo lo considero una excelente persona y un profesional con el que, verdaderamente, trabajamos muy bien.

Una alternativa que yo me resisto a utilizar, aunque vale la pena tener presente, es el convenio de honorarios tanto para clientes como para colegas con los que trabajemos. Aclaro que en casos donde los honorarios sean elevados, hay que hacer acuerdo de honorarios sí o sí. Algunos colegas, no sin razón, dirán que siempre hay que hacer con-venio de honorarios.

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CAPÍTULO 9

Los colegios profesionales y las cajas de abogados

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n lugar por excelencia al que uno tie-ne y le conviene recurrir, es el cole-gio profesional. Institucionalmente, al matricularnos, somos parte de un colegio de abogados que, en diferentes países, son aquellos encargados de entregar a los abogados la matrícula respectiva para el ejercicio profesional.

Por otro lado, en algunos países, suele existir, además, una caja de abogados, encargada de administrar lo que, en el futuro, será nuestra jubilación. A mí me invitó Vanesa, una colega, a una reunión de jóvenes abogados del colegio de la ciudad de La Plata, donde me matriculé. La verdad es que, al principio, no sabía muy bien de qué manera me podía ayudar el asis-tir a estas reuniones, hasta que me di cuenta de lo importante que es, para alguien que recién empieza, recibir información que será de gran utilidad para nosotros. Entre otras cosas, saber que tenemos que pagar a los diferentes colegios de matrícula de aboga-dos, a las cajas previsionales y lo que co-rresponda pagar de impuestos por ejercer la profesión.

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Y, también, cosas aparentemente sencillas y obvias, pero de las que uno no se entera si no anda todos los días por tribunales, como por ejemplo, cómo trabaja un determinado tribunal o, simplemente, el horario o el lugar donde queda determinada oficina pública.

Todavía soy parte de un grupo de WhatSa-pp, de jóvenes abogados, en el que siempre me entero de noticias importantes para el ejercicio profesional. Te sentís acompañado por tus pares y compartís preocupaciones comunes.

Los colegios profesionales suelen ofrecer muchos otros beneficios a sus matriculados, como descuentos en comercios, farmacias, agencias de viaje, educación o centros deportivos, y un sinfín de servicios que, como personas y como profesionales, pueden sernos de gran ayuda. Hay algunos colegios profesionales, como por ejemplo el Colegio de Abogados de La Plata (CALP), que tiene un convenio con un banco determinado, para que sus matriculados puedan abrir una caja de ahorro y acceder a tarjetas de crédito con mínimos requisitos.

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También se realizan actividades recreativas y culturales, que van desde talleres y grupos de teatro, a cursos de actualización profesional de diferentes materias, cursos que, en su mayoría, son gratuitos o exigen una módica suma para obtener el certificado. Y, por supuesto, encontrarás todo lo que haga más fácil y eficaz el ejercicio de tu profesión, como el disponer de los diferentes modelos de escritos, tales como convenio de honorarios o carta poder, entre otros. Por otro lado tenemos las Cajas de Abogados, que son el lugar donde principalmente pagamos nuestros aportes para luego jubilarnos. Para un abogado que comienza y para todos en general, pagar los aportes es muchas veces una suma importante que, sobre todo al inicio, cuesta cubrir.

En muchas ocasiones será el juez quien te pida que cumplas con el aporte con la caja para que puedas cobrar tus honorarios. Es bueno anoticiarse de algún beneficio que pueda darte la Caja de Abogados, como puede ser la Asignación por Nacimiento, la Asignación por hijo con discapacidad, o subsidio por incapacidad, entre otros.

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CAPÍTULO 10

Perder la cordura

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P

or una cuestión eminentemente bioló-gica

y social, cada persona tiene una forma de ser, diferentes personalidades que pueden ir desde la más calmada hasta las que tienen un carácter realmente fuerte. Ante esa realidad, lo deseable es que siempre podamos solucionar tranquila y racionalmente esas diferencias, pero no siempre es posible. A veces tenemos que estar dispuestos a discutir, pero tratando siempre de recordar que somos profesionales del Derecho.

En algún momento vas a querer decirle alguna barbaridad a un colega, cliente o a quien atiende la mesa de entradas de algún juzgado o tribunal. ¿Qué hacer en esa circunstancia? Primero, respirá profundo, serenate y hacé lo posible para no responder en ese momento, porque lo harás en caliente, apasionadamente. En la vida diaria, lo mejor que uno puede hacer es no actuar cuando nos encontramos enojados, porque los perjuicios que pueden resultar de responder en este estado, pueden empeorar las cosas.

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Aplicado a la profesión, responder inadecuadamente puede ser tan perjudicial como lo sería en cualquier aspecto de tu vida. Imaginate, de repente, estar peleando con el colega con el que estás llevando un caso, discutir con un cliente y, por este motivo, perderlo, o que los empleados de mesa de entradas de un juzgado no te quieran ni ha-blar. Creeme si te digo que abogados con muchos años de experiencia suelen perder la cordura más de una vez. Las estadísticas dicen que nuestra profesión es una de las más estresantes. Por algo ha de ser. Llegado ese momento trascendental en que estás por explotar, lo más básico que se aconseja es alejarse de la situación. Comen-tarlo con otro colega es lo mejor que se pue-de hacer. Incluso las personas más tranquilas, en algún momento pueden perder la paciencia, la templanza y, en algunos casos, la cordura.

Sin embargo, pasado el hecho que pudiera causar la explosión, debemos analizar si

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nuestro enojo se fundaba en nuestra falta de experiencia o en alguna otra razón. Como cuando nos enojamos con un colega porque no llega a horario, o no cumple con la parte del caso encomendado, o por muchas otras razones por las que nos podemos enfa-dar con nuestro socio. Siguiendo esta línea de idea, vale la pena tener presente la posibilidad de que en algu-nos casos tengamos razón y, en otros, este-mos realmente equivocados. En cualquier caso, de nada sirve enfadarnos, porque los resultados podrían ser más perjudiciales de lo que pensamos.

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CAPÍTULO 11

Mirar en perspectiva

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U

no puede enfocarse sólo en el árbol

que

tiene delante o ver el bosque completo. Todo depende de la pers-

pectiva con que miremos las cosas.

La decepción por los resultados obtenidos, seguramente llegará tarde o temprano. Puede que en algún momento tu computadora se rompa, que los colegas con los que llevás algún caso estén ocupados y no respondan tus llamados o mensajes, que no lleguen nuevos clientes, que los casos que llevás parecen no avanzar o que tu pareja, un día, te plantee si no te conviene dejar de ejercer, porque estás perdiendo el tiempo y tu esfuerzo no deja ganancias. Inevitablemente, ese día va a llegar, y puede que te suceda sólo alguna de estas cosas o todas a la vez. En ese caso, rendirte, a veces, parece una opción más que razonable. Podés llegar a decirte a vos mismo: “Después de todo, si dejara de ejercer, cuál sería el problema, muchos abogados lo hacen, total, hay mucha competencia”.

Como todo en la vida, sentirás que es un momento en el que tendrás que rendirte… o bien mirar en perspectiva hacia el futuro, y continuar. [ 105 ]

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Al inicio de cualquier emprendimiento todo es complicado, pareciera que siempre estás subiendo la colina. Pero tranquilo, como dice el refrán: Siempre que llovió, paró.

Es decir, la computadora la podes arreglar, puede que después de unas horas tus cole-gas te envíen un mensaje o te llamen para hablar de lo que querías, los clientes irán lle-gando, y seguro que tu pareja, después de reflexionar y conversar con vos, entenderá que ésta es tu profesión, tu vocación y, aun-que tenga sus buenos y malos momentos, con el tiempo y con trabajo, no sólo saldrás adelante en tus comienzos, sino que llegarás a jubilarte haciendo lo que te gusta y sabés hacer. Claro está que uno tiene muchas expecta-tivas depositadas en el ejercicio profesional, y que los días difíciles vendrán, es inevitable, pero el verdadero desafío es seguir adelante a pesar de las dificultades. Todo depende de uno. Seguramente, en este camino que estas comenzando, en algún momento vendrán sentimientos negativos y circunstancias adversas. Puedo asegurarte que el primer año de ejercicio profesional de todos los abogados que consulté fue bastante duro, y más [ 106 ]

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aún para los que son los primeros abogados de su familia. Tenemos que ser conscientes de que vivimos en una sociedad donde se considera exi-tosa a una persona que triunfa rápidamente. Y eso no es verdad. Tenemos que ser sensatos y pacientes, porque nos llevará algún tiempo y mucho es-fuerzo, pero el éxito, de una u otra manera, va a llegar. El fracaso es parte del camino, muchos de los que emprenden fracasan, sea cual fue-re su emprendimiento. Pero el fracaso puede ser parcial o total, y la perseverancia tiene que ser nuestra mejor aliada. Tratemos de que, en nuestro caso, sea siempre un fraca-so parcial y circunstancial, del cual podamos aprender y crecer. Vamos a encontrarnos con un montón de obstáculos que iremos superando uno a uno. Inevitablemente, nos encontremos ante circunstancias que nos harán aminorar la marcha y, en algunos casos, hasta detenernos. Lo bueno de todo esto es aprender que eso que llamamos fracaso es fundamental para el crecimiento profesional y, por supuesto,

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personal. Quienes nunca fracasan, es porque nunca arriesgan, por lo cual nunca tienen nada. En cambio, los que sí arriesgan, es posible que alguna vez fracasen, pero serán, al final, los que tendrán éxito.

Es posible que las cosas nos salgan de manera muy diferente a lo que planeamos. Nosotros pensábamos, por ejemplo, que nuestra independencia financiera vendría en tantos meses o con determinada cantidad de clientes, y tal vez nada de eso se cumpla. Un sinfín de cosas pueden no salir como las so-ñábamos, pero ahí, en la derrota, es donde más vamos a aprender. Te puede pasar de todo un poco. Por ejemplo, un caso laboral para el que hayas estudiado perfectamente la legislación, que tengas modelos muy buenos, lo compartas con un colega que ya ha tenido un caso como éste y que en fin de año empieces el intercambio epistolar, pero, contra todo pronóstico, después de las ferias judiciales el cliente se vaya con otro abogado. O, tal vez, un divorcio de común acuerdo que te traiga algún colega y, además, con adelanto de honorarios. Todo, aparentemente, está perfecto, no obstante, al reunirte con [ 108 ]

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las partes, puede que la señora o el señor no estén mínimamente en condiciones para pre-sentarse en juicio y termines por renunciar al patrocinio. Recomendación: siempre juntémonos desde el principio con los clientes. Tengamos en cuenta que hay mucha competencia, muchos gastos y, a veces, pocos ingresos. Lo típico en todo emprendimiento. Es importante sa-ber que a nosotros nos ocurrirá lo mismo que a cualquier emprendedor, sea en el negocio o profesión que sea. No hay que pensar que sólo a los abogados les sucede.

Estarás a prueba muchas veces y tendrás ganas de abandonar muchas otras más, pero hay que comprender que eso les pasa a todos los abogados. Según dicen, uno tarda unos años en lograr estabilidad económica. Por eso, si ya es-tás trabajando en algún sitio cuando inicias el ejercicio de tu profesión de abogado, lo bue-no sería conservar ese trabajo para que no te compliques económicamente, al menos al principio. Para algunos, las personas dependen exclusivamente de sus circunstancias, para otros, las personas son lo que realmente quieren ser. [ 109 ]

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Me inclino por esta última idea, porque creo firmemente en que querer es poder. Si realmente querés ejercer como abogado, lo vas a conseguir.

Seguro que las circunstancias pueden ser más o menos favorables, sin embargo, es una cuestión de actitud, lo más fácil es rendirse, por lo tanto, para triunfar necesitás ser muy fuerte. A pesar de que las cosas no resulten como las imaginaste, seguí adelante. Recordá que todo tiene solución, por eso, tratá de enfocarte en la solución y no en el problema. Vos podés, lo vas a lograr. Por último, te agradezco que hayas leído este libro y espero te sirva para tu comienzo en el ejercicio profesional. También te dejo mi correo electrónico para que me cuentes cómo te fue en el comienzo de esta nueva etapa en tu vida. ¡Éxito!

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Acerca del Autor El Dr. Jorge Verón estudió en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de La Plata, provincia de Buenos Aires, República Argentina. Actualmente ejerce como abogado.

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Es considerado uno de los abogados más consultados por los colegas que recién comienzan el ejercicio profesional. Mail: [email protected]

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