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NÓMADAS

Publicación semestral del IESCO Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Arte Ciberculturas: metáforas, prácticas sociales y colectivos en red NÓMADAS – No. 28 Abril/2008 Consejo Superior Jaime Posada Díaz (Presidente) Fernando Sánchez Torres Rafael Santos Calderón Jaime Arias Ramírez Francisco Piñeres (Repr. personal académico) Julián Lugo (Repr. estudiantil)

Rector Guillermo Páramo Rocha Vicerrector Académico Pablo Leyva Franco Vicerrector Administrativo Nelson Gnecco Iglesias

Decana Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Arte Ligia Echeverri de Ferrufino Directora de IESCO y Revista Nómadas Elssy Bonilla Castro Coordinadora de Comunicación Ruth Nélida Pinilla E. Coordinador Administrativo Víctor Manuel Moreno Cuerpo Editorial Coordinación editorial tema monográfico Rocío Rueda Ortiz y Carlos Eduardo Valderrama Comité Científico Alemania: Hermann Herlinghaus Argentina: Eva Giberti Brasil: Gaudencio Frigotto; Emir Sader Colombia: Carlos Eduardo Valderrama, Mónica Zuleta, Humberto Cubides, Sonia Marsela Rojas, Colombia-USA: Arturo Escobar Chile: Tomás Moulián España-Colombia: Jesús Martín-Barbero México: Guillermo Orozco G.

Comité Editorial Carl Langebaek, Rocío Rueda Ortiz, Ingrid Bolívar, Gabriel Restrepo F., Lya Yaneth Fuentes, Madeleine Alingue, Uriel Espitia Vásquez, Santiago Castro-Gómez, Stefania Gallini, Alejandro Sánchez, Silvia Borelli, Juliana Flórez, Sandro Jiménez Corrección de Estilo Edicsson Quitián – Hernando Clavijo

Documentación gráfica y diseño Santiago Mutis Durán Edición y Publicación Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos - Universidad Central, IESCO Bogotá - Colombia Distribución Siglo del Hombre Editores S.A. Tels. 3377700 – 3440042 Bogotá – Colombia

Canje y Suscripciones Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos – Universidad Central, IESCO Carrera 15 No. 75-14 P.5° - Bogotá, D.C., Colombia PBX: 3266820 Ext. 5643 - 5665 E-mail: [email protected] [email protected] www.ucentral.edu.co/ NOMADAS/intro.htm Precio del ejemplar: Colombia $18.000.oo

Armada Electrónica e Impresión Editora Guadalupe Ltda. Cra. 42 No. 10A-57 Bogotá – Colombia ISSN 0121 – 7550 © Derechos Reservados NÓMADAS autoriza la reproducción parcial o total de los artículos siempre y cuando se cite la fuente: (nombre de la revista y número, título del artículo y autor). En caso de requerir copia de algún artículo, solicítelo a los correos electrónicos: [email protected] ó [email protected]

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ÓMADAS se encuentra indexada en el Índice Bibliográfico Nacional Publindex de Colciencias, y está registrada en los siguientes índices internacionales:

• CSA Sociological Abstracts • International Political Science Abstracts (IPSA) • Hispanic American Periodicals Index (HAPI) • Latindex * NÓMADAS, revista de periodicidad semestral, es el espacio de difusión y discusión de los avances de las distintas líneas de investigación en Ciencias Sociales que vienen consolidándose en el Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos de la Universidad Central, IESCO. Su objetivo, en primera instancia, busca delinear algunos de los principales debates alrededor de la generación del conocimiento en temas prioritarios para Latinoamérica, así como establecer vínculos entre los desarrollos específicos de estas temáticas en la Región y las discusiones y propuestas provenientes de otras partes del mundo. En segunda instancia, quiere promover preguntas de investigación alrededor de problemas sociales contemporáneos desde una postura crítica mediante la cual se asocie el saber con los sistemas valorativos de los que se desprende. Por último, NÓMADAS pretende fomentar vínculos novedosos entre el conocimiento y la sociedad. La revista se distribuye por canje, donación y suscripción entre miembros de la comunidad científica, entidades gubernamentales, el sector académico, los centros de investigación y la comunidad en general interesada en el debate de las ciencias sociales. * Pertenece a la Asociación de Revistas Culturales de Colombia, ARCCA.

CONTENIDO CIBERCULTURAS: METÁFORAS, PRÁCTICAS SOCIALES Y COLECTIVOS EN RED EDITORIAL ....................................................................................................................

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Cibercultura: metáforas, prácticas sociales y colectivos en red Rocío Rueda Ortiz ...............................................................................................................

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1. Ciberculturas: teorías y metáforas Actio in distans. Sobre los modos de formación teleracional del mundo Peter Sloterdijk ...................................................................................................................

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Simulación y códigos informáticos: una nueva anatomía para las prácticas biopolíticas Francisco Tirado y Blanca Callén ......................................................................................

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Cibercultura y las nuevas nociones de privacidad María Belén Albornoz ........................................................................................................

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2. Cibercultura: capitalismo cognitivo y cultura Capitalismo cognitivo, trabajo informacional y un poco de música Mariano Zukerfeld ..............................................................................................................

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¿Qué es la autoría tecnológica? La piratería y la propiedad intelectual Kavita Philip .......................................................................................................................

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Tecnología y malestar urbano entre jóvenes: la celebración de lo inútil y la emergencia del trabajo liberado Rocío Gómez Z. y Julián González M. .............................................................................

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3. Colectivos y movimientos sociales en la red Movimientos sociales: TIC y prácticas políticas Carlos Eduardo Valderrama H. ..........................................................................................

94

Internet y cultura digital: la intervención política y militante Silvia Lago Martínez ..........................................................................................................

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La diáspora mexicana online: una lectura en torno al capital social Rodrigo González Reyes .....................................................................................................

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4. Cibercultura, estética y política Estética de la virtualidad y deconstrucción del museo como proyecto ilustrado Adolfo Vásquez Rocca ........................................................................................................

122

A estética política das mídias locativas Lucia Santaella ...................................................................................................................

128

El mundo virtual como dispositivo para la creación artística Jaime Alejandro Rodríguez .................................................................................................

138

Política de las señales: estéticas y ciberculturas Andrés David Fonseca Díaz ...............................................................................................

148

PROCESOS DE CREACIÓN Totó la momposina: nuestra cantadora transhumante Gloria Triana ......................................................................................................................

164

NUEVOS NÓMADAS Retando las geografías de terror: estrategias culturales para la construcción del lugar María Angélica Garzón ......................................................................................................

183

Notas biopolíticas. Potencia y bloqueo de la acción Mauricio Berger .................................................................................................................

185

REFLEXIONES DESDE LA UNIVERSIDAD Construcción de una red de aprendizaje Luis Facundo Maldonado Granados y Edel Serrano Iglesias .............................................

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RESEÑAS Proyectos en curso ............................................................................................................ Libros .................................................................................................................................

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Guillermo Wiedemann: Sin título, 1957 Acuarela y lápiz/papel, 55 x 76,2 cm. Colección Museo Nacional de Colombia Foto: © Museo Nacional de Colombia/ Juan Camilo Segura

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EDITORIAL U

na de las preocupaciones que hemos tenido en la línea de Comunicación-Educación del IESCO ha sido comprender la incorporación de medios y tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la educación. Por una parte, en el nivel macro hemos encontrado una retórica de las políticas económicas y educativas sustentada en un cierto desarrollismo y un determinismo tecnológicos, que ubican las TIC como la condición per se del progreso social y la transformación educativa. En este contexto y en el juego de actores involucrados, se sustentan planes y programas nacionales de conectividad y de acceso a computadores que se inscriben en una serie de tensiones que van desde la voluntad democratizadora estatal de masificación de las TIC y los intereses privados que imponen un tipo de hardware y software, hasta el privilegio de los discursos técnicos sobre los pedagógicos, desconociendo los saberes tecnológicos locales y la singularidad cultural de nuestro país. Por otra parte, si bien en el campo de la informática educativa se observa un número creciente de investigaciones en las universidades sobre didácticas, aprendizaje y entornos virtuales, a la escuela –incluida la misma educación superior– ha llegado principalmente el discurso que proviene del mercado del hardware y software en su dimensión más instrumental y comercial. Tal condición se traduce para nosotros en una “cultura de usuarios”, más que en una cultura de productores o creadores de/con tecnologías. Esta situación resulta particularmente preocupante, pues nos enfrentamos hoy a nuevas lógicas de producción de verdades en la cultura, donde los medios masivos, las industrias culturales y las TIC han jugado y continúan jugando un papel importante, de tal manera que son múltiples los lugares y espacios en donde se relaciona la subjetividad con la información y el conocimiento y, en consecuencia, son diversos los ámbitos de formación de sujetos, exploración de lenguajes, configuración de sensibilidades y emergencia de visiones de mundo. Así, en esta oportunidad quisimos volver nuestra mirada a ese mundo que se está transformando “afuera de la escuela” y analizar críticamente cómo las TIC –especialmente Internet, los computadores y las tecnologías mó-

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viles– se configuran hoy en dimensiones propias de la constitución de los tejidos y prácticas sociales, así como en ámbitos decisivos de creación cult ural del mundo contemporáneo, esto es, en tanto cibercultura. En este sentido, el objetivo en este número de NÓMADAS es comprender la estrecha relación que tienen las TIC1 con el ejercicio del poder social ligado al capitalismo contemporáneo en la producción de subjetividades y conocimientos, examinar las prácticas y movimientos sociales que están cuestionando la orientación dominante del capitalismo actual apoyadas en tecnologías de la Red, y analizar la dimensión sensible que anticipa la actual forma de producción, pero que también la resignifica, la apropia y nos plantea nuevas preguntas y formas de acción singular y colectiva. Por supuesto, no nos interesa promulgar el cambio de unas instit uciones por otras más competitivas, adaptables y útiles a la economía, o el tránsito sin más hacia una cultura científico-tecnológica, dominante y global, sino problematizar dicho cambio, las categorías que utilizamos para comprenderlo y las implicaciones que tiene en la configuración de mundos personales y colectivos en los países del Tercer Mundo. En efecto, tal como lo ilustra el artículo introductorio de Rueda y en el contexto de los debates que se han planteado en el campo de los más recientes estudios críticos ciberculturales, el interés que tenemos con este número de NÓMADAS es profundizar dicha dimensión crítica en la perspectiva de superar visiones subordinadas de uniformidad o unidad de sentido, e identificar herramientas cognitivas y pragmáticas que permitan vislumbrar las fuerzas y poderes que constit uyen los act uales entramados tecnosociales, así como entender las múltiples formas de vida posibles en los mismos. Estas dimensiones las hemos distribuido en cuatro ejes, a saber:

1. Ciberculturas: teorías y metáforas En este apartado hemos intentado poner en juego los debates teóricos que dan cuenta de teorías y metáforas que nos ayudan a comprender y problematizar la cibercult ura. En particular, aquí se debate la concepción misma de las nuevas cualidades comunicativas de las tecnologías y las transformaciones en las subjetivida-

Hay cierto consenso en que la cibercultura incluye tanto las tecnologías informáticas como las biotecnologías. Para efectos del presente número sólo abordaremos las tecnologías informáticas digitales, puesto que el ámbito de las biotecnologías en sí mismo sería objeto de un monográfico.

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des. Así, Sloterdijk, desde un cuestionamiento de las formas de acción a distancia y las formas de comunicación –telepresencia– de los cerebros, nos plantea una tesis subversiva para dilucidar la esencia y la tendencia de las tecnologías contemporáneas siempre y cuando y gracias al desvío a través de la enajenación metafísica, éstas sean representadas en conceptos paleo-antropológicos y en operaciones de inteligencia arcaica. Tirado y Callén proponen una nueva anatomía para las prácticas biopolíticas y una redefinición de la noción de poder instaurado con la implementación masiva de la simulación y los códigos informáticos. Albornoz, por su parte, analiza desde una aproximación sociológica del ciberespacio las paradojas de las nuevas nociones de privacidad que la cibercultura parece estar configurando.

2. Cibercultura: capitalismo cognitivo y cultura Se introduce aquí el análisis sobre el capitalismo act ual (su naturaleza cognitiva y comunicativa), su imbricación con la cultura y con la producción de subjetividades individuales y colectivas. El trabajo de Kavita Philip se pregunta sobre la autoría tecnológica y analiza las nuevas articulaciones locales con formas de capital global, la transformación en los modos de producción, de trabajo, y las nuevas regulaciones jurídicas en torno a los “bienes comunes” y a la propiedad intelect ual. Mariano Zukerfield cuestiona la categoría misma de capitalismo cognitivo y realiza una aproximación a los modos de producción musical en la Argentina de hoy, donde teorías y prácticas sociales se ponen en tensión. El trabajo de Rocío Gómez y Julián González nos ofrece, en este contexto, una ref lexión sobre las subjetividades contemporáneas, particularmente las de jóvenes consumidores de tecnologías informáticas y sus modos de trabajo libre o liberado que realizan con estas últimas, con las pasiones y frustraciones, los sentidos y sin sentidos que les acompañan. Es importante señalar que en América Latina este debate apenas comienza y los trabajos de estos autores representan una novedad en las maneras como lo abordan tanto concept ual como empíricamente, no obstante, estamos en mora de estudios de largo aliento que permitan una mayor profundización sobre la complejidad y dinámica histórica de la relación capitalismocultura en las sociedades contemporáneas.

3. Colectivos y movimientos sociales en la red La pregunta por los usos y apropiaciones de las TIC por parte de los movimientos sociales en Colombia y Latinoamérica resulta fundamental como una de las puertas de entrada al entendimiento de la complejidad y tam-

bién de la singularidad de las posibilidades de resistencia, producción cultural y política que tales apropiaciones ofrecen a nuestros países. En particular, se debaten aquí nuevas formas de entender y actuar políticamente, es decir, la redefinición de la relación entre política y cultura, como se plantea en el trabajo de Valderrama, quien observa las tensiones que emergen en la dimensión de la esfera pública y la ciudadanía a través de las redes y movimientos sociales; también, la permanencia y las transformaciones de ciertas prácticas comunicativas de tipo organizacional y político, y su correlato en relación con la forma o formas de participación en los escenarios propiciados por las TIC y con acciones tradicionales de la política, como en el trabajo de Silvia Lago, y las nuevas formas de organización diaspóricas de la sociedad, como en el caso de los inmigrantes mexicanos a Estados Unidos, con el texto de González.

4. Cibercultura, estética y política En este eje, hemos querido presentar la discusión sobre el lugar del arte en el escenario de las tecnologías de la virtualización. Por una parte, Vásquez Rocca nos ofrece nuevas metáforas para entender dicha relación como ámbito de la verdad y la cultura, mientras que Rodríguez, desde una dimensión estética y política, aborda la presencia de los lenguajes de la Red como la hipertextualidad, las narrativas de la hiperficción, en tanto apuestas que propenden por la creación y la invención de modalidades narrativas que rompen con los esquemas comunicativos tradicionales de la cultura escrita. De otro lado, se encuentran los trabajos de Lucía Santaella y Andrés Fonseca, quienes desde prácticas artísticas vinculadas con el uso intensivo de redes y tecnologías móviles se preguntan por las apuestas políticas de creación cultural que integran arte, acción política –artivismo– y tecnologías. Podemos decir entonces, que con este número de NÓMADAS invitamos a la ref lexión sobre la manera como se está configurando aquello que se ha venido llamando cibercultura, poniendo de presente no sólo las tendencias de las prácticas sociales y culturales, así como las const r ucciones teór icas que las pretenden e xplicar y direccionar, sino también las particularidades y tensiones que estas mismas prácticas y constructos abstractos adquieren en el marco de un capitalismo que cada vez produce más brechas socioeconómicas y simbólicas. Dicha ref lexión adquiere mayor relevancia en el escenario de los países de Tercer Mundo, en donde hoy se juegan procesos políticos y culturales que, a pesar de los modelos homogenizantes de consumo y uso instrumental de las tecnologías de la información y la comunicación, apuestan por la invención y construcción de sociedades plurales y múltiples. N ÓMADAS

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RUEDA ORTIZ, R.: CIBERCULTURA:

METÁFORAS, PRÁCTICAS SOCIALES Y COLECTIVOS EN-RED

NÓMADAS

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Cibercultura: metáforas, prácticas sociales y colectivos en red [email protected] • PÁGS.: 8-20

Rocío Rueda Ortiz* Se considera la cibercultura como un campo de estudio a partir del cual es posible comprender las transformaciones culturales ligadas a la introducción de tecnologías digitales en las sociedades contemporáneas y, en particular, en las del denominado Tercer Mundo, a través de relaciones complejas de entramados tecnosociales, en tres ámbitos, a saber: el ejercicio del poder, la acción social colectiva y la experiencia estética. Palabras clave: cibercultura, estudios ciberculturales, tecnologías de la información y la comunicación, capitalismo cognitivo, movimientos en red, estética. Considera-se como cibercultura um campo de estudo a partir do qual é possível compreender as transformações culturais ligadas à introdução de tecnologias digitais nas sociedades contemporâneas e, em particular, as denominas de Terceiro Mundo, através de relações complexas de enramados tecnosociais, em três âmbitos: o exercício do poder, à ação social coletiva e a experiência estética. Palavras-chaves: cibercultura, estudos ciberculturais, tecnologias da informação e a comunicação, capitalismo cognitivo, movimentos em rede, estética.

Dibujo EMBERA : Astrid Ulloa

Cyberculture is considered a research field where it is possible to understand the cultural transformations that are linked to the construction of digital technologies in contemporary societies and, in particular, in those of the so-called Third World, through complex relations of techno-social frameworks in three areas: the exercise of power, the collective social action, and the aesthetic experience. Key words: cyberculture, cybercultural studies, information and communication technologies, cognitive capitalism, network movements, aesthetic.

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ORIGINAL RECIBIDO: 15-II-2008 – ACEPTADO: 03-III-2008

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N ÓMADAS

Doctora en Educación, área de teoría, historia y filosofía, Universidad de las Islas Baleares (España). Coordinadora de la Maestría en Investigación en Problemas Sociales Contemporáneos del IESCO, Universidad Central, e investigadora de su línea de Comunicación-Educación, clasificación A en Colciencias. Email: [email protected]

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Presentación1 Manuel Medina, en el prólogo al reciente texto de Pierre Lévy, Cibercultura (2007), plantea cierto consenso en la comprensión de esta última como la cultura propia de las sociedades en cuyo seno, las tecnologías digitales configuran decisivamente las formas dominantes tanto de información, comunicación y conocimiento como de investigación, producción, organización y administración. Es decir, en la cibercultura, además de sistemas materiales y simbólicos, están integrados agentes y prácticas culturales, interacciones y comunicaciones, colectivos, instituciones y sistemas organizativos, una multiplicidad de contenidos y representaciones simbólicas junto con valores, significados, interpretaciones, legitimaciones, etc. Ahora bien, esta nueva condición –dominante– de las sociedades, si bien constituye para algunos una línea de continuidad con el proyecto tecnocientífico hegemónico de Occidente, para otros representa un golpe a la episteme, a la razón moderna y a sus modelos universales y eurocéntricos de conocimiento científico y, en consecuencia, posibilita una posibilidad de renovación de sus campos de saber y poder puesto que atañe a diferentes niveles ontológicos, epistemológicos y metodológicos de producción de conocimientos (Haraway, 1995; Stiegler, 1998; Latour, 1998; Sloterdijk, 2000). Adicionalmente, como han señalado Pierre Lévy (1999 y 2007), Arturo Escobar (2005) y Martín Barbero (2005b), este cambio tecnosocial está ligado a las transformaciones de la sensibilidad, la ritualidad, las relaciones sociales, las narrativas culturales y las instituciones políticas, que están produciendo una novedosa relación entre movimientos

y colectivos sociales y tecnologías de la información y la comunicación (TIC), entre unos saberes locales y una acción política que no pasa –exclusivamente– por las instituciones tradicionales, ni por sus estrategias, programas y políticas de acción, sino por una comunicación en red, por dispositivos digitales y móviles, blogs, y, en general, por los espacios de interacción en Internet. Veamos pues, de manera sucinta, cuál ha sido la tra-

Germán Londoño: Libretas de apuntes.

yectoria de este nuevo campo de pesquisa para las ciencias sociales y cuáles son las preguntas singulares para América Latina.

Cibercultura y estudios ciberculturales Según Silver (2000), se puede hablar de tres estadios o generaciones de los estudios ciberculturales que

RUEDA ORTIZ, R.: CIBERCULTURA: METÁFORAS, PRÁCTICAS SOCIALES Y COLECTIVOS EN-RED

se consolidan en los años noventa y cuya evolución ha estado ligada a los respectivos desarrollos tecnológicos que dan origen a su vez a nuevas preguntas y campos de investigación2 . El primero, o del ciberespacio popular, de mediados de los ochenta, se caracterizó por una profusión de artículos periodísticos de carácter descriptivo, elaborados con el apoyo de expertos ingenieros, y el uso de Internet como metáfora de una nueva frontera civilizatoria. El segundo estadio de principios de los noventa, se centró principalmente en las comunidades virtuales y las identidades on-line (Rheingold, 1996; Turkle, 1997) con una especial participación de los académicos de las ciencias sociales. La cibercultura empieza a ser considerada como un espacio de empoderamiento, construcción, creatividad y comunidad en línea (Bonilla, 2001; Bonilla et al., 2001). A mediados de los noventa se populariza el uso de las plataformas Netscape y Explorer, se extiende el empleo del computador personal y se incrementan los índices de acceso y uso de computadores en general, así como de los estudios del ciberespacio en el Primer Mundo. El tercer estadio, o de los estudios críticos ciberculturales, que va desde finales de los noventa hasta nuestros días, expande esta noción hacia las interacciones, los discursos, el acceso y la brecha digital, el diseño de interfaces, y explora las intersecciones e interdependencias entre estos cuatro dominios. En este estadio cada vez hay más aproximaciones inter y transdisciplinares de los estudios culturales, los estudios sociales de ciencia y tecnología, los estudios postfeministas y los estudios de la informática social. A partir de entonces, el campo se ha desarrollado y transformado creando nuevos tópicos, teorías y métodos

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desde una profusión de prácticas culturales en diversos ámbitos que parecen incluso sobrepasarlo. La producción académica inicialmente estuvo concentrada en los Estados Unidos y Europa, pero desde este tercer estadio hay una creciente participación de Asia, África y América Latina. Esto responde también a los procesos de masificación y acceso a la misma infraestructura tecnológica en los diferentes países y a que las políticas globales han definido las TIC como centro del desarrollo económico en las agendas de las políticas nacionales y regionales. Es importante señalar que en América Latina el problema de la “brecha digital”3 surge en este contexto de política y es, de hecho, soportado por dos sub-campos de reciente creación: la informática social (1999) y la informática comunitaria (2000). Éstos investigan los usos sociales (por fuera de la escuela) de las TIC, a través de los telecentros, los centros informáticos comunitarios, las redes comunitarias, los medios alternativos de comunicación, los cibercafés, etc. En estos campos, la presencia y producción académica universitaria es menor que la de las ONG y otras organizaciones sociales de los países del denominado Tercer Mundo4. Si bien estos estudios respondieron –y aún lo hacen muchos de ellos– a la pregunta por la brecha digital, cada vez empiezan a señalar otras problemáticas como el ingenuo “etnocentrismo” que permea los debates sobre las tecnologías; el carácter incuestionable del inglés como lengua franca del ciberespacio y la pérdida de lenguas locales; el uso generalizado y estandarizado de un lenguaje despolitizado en los debates sobre las políticas de acceso; las inequidades de raza, etnia, género y sexualidad on line, etc.

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En América Latina es importante destacar la singularidad de los estudios del campo de comunicación y cultura y los estudios culturales. Los trabajos de Martín-Barbero, Orozco, Canclini y Hopenhayn, entre otros, destacan cómo el lugar de la cultura en la sociedad cambia cuando la mediación tecnológica de la comunicación deja de ser meramente instrumental para espesarse, densificarse y convertirse estructuralmente en

Germán Londoño: Libretas de apuntes.

nuevos modos de percepción y de lenguaje; en nuevas sensibilidades y escrituras; en deslocalización de conocimientos e instituciones del saber; en el emborronamiento de las fronteras entre razón e imaginación, saber e información, naturaleza y artificio, arte y ciencia, saber experto y experiencia profana (Martín-Barbero, 1998 y 2003). Otra línea de investigación crucial en este tercer periodo es la

discusión desde la filosofía y las ciencias en torno a la necesidad de borrar límites disciplinares y renovar nociones ontológicas sobre la relación humanos-máquinas con las consecuentes implicaciones en las epistemologías y metodologías de investigación, por fuera de las tradiciones disciplinares. Aquí encontramos los estudios sociales de ciencia, tecnología y sociedad, los estudios feministas de ciencia y tecnología, y las perspectivas de la sociología simétrica y la teoría del actor-red, que tienen un origen anterior a los noventa pero que empiezan a ser incorporados a los estudios ciberculturales (Haraway, Sloterdijk, Law, Callon, Latour). Desde estos campos se examina la manera en que las tecnologías permiten a grupos o actores, o grupos sociales relevantes, negociar formas específicas de poder, autoridad y representación en la producción de conocimientos, así como las posibilidades para articulaciones potenciales entre los seres humanos, la naturaleza y las máquinas. Por último, se encuentran los estudios que analizan cómo el tipo de diseños tecnológicos configuran pautas de interacción, allí se mira críticamente, por ejemplo, cómo el lenguaje de la hipertextualidad reconfigura el texto, al escritor-autor y al lector. En los años recientes se está abriendo la posibilidad de narrativas participativas donde los sujetos y colectivos juegan un papel crítico en el diseño de sistemas tecnológicos. En este mismo grupo se encuentran los estudios que integran tecnologías y arte, los movimientos de techno-art, net-art, etc., donde se realizan novedosas aproximaciones que difuminan los límites entre la tecnología y el arte en asuntos de

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creatividad y diseño, y se cuestionan las nociones “cultas” de arte y de tecnologías “high-tech” en beneficio de expresiones populares y locales de las mismas. En América Latina el movimiento de net-art cada vez tiene más fuerza, no sólo en la Red sino en diversos espacios, intervenciones urbanas y de acción colectiva5 . Para cerrar este apartado, diremos que la condición de buena parte de Latinoamérica y de otros países del sur como “apropiadores”, “incorporadores”, “importadores” y “usuarios” de estas tecnologías dominantes, que no como productores o inventores de las mismas, nos ubica en un lugar político y cultural subordinado y de tecnodependencia que los estudios ciberculturales apenas están abordando. Estos últimos dirigen sus críticas hacia la dialéctica entre los más y menos favorecidos, entre quienes tienen acceso a las TIC y quienes no, y en cartografiar el mundo en dicha oposición, en clave desarrollista, presuponiendo una sola respuesta: la necesidad de integrarnos al modelo de producción dominante que éstas tramitan. Así, la misma crítica termina proponiendo la superación dialéctica en un único modelo por encima de las singularidades y potencialidades de los diferentes contextos. Como respuesta a esta perspectiva, empiezan a aparecer los trabajos que analizan las invenciones y creaciones que desde abajo, desde la reapropiación y rediseño tecnológicos y desde las prácticas culturales y los movimientos sociales, se están planteando a dicho modelo, los cuales señalan la tensión e hibridación de prácticas sociales y políticas de nuestras sociedades (Escobar, 2005; Martín-Barbero, 2005b), en su singularidad histórica y en sus resonancias locales y globales.

Como se puede ver, el campo de la cibercultura tiene muy amplios y diversos ámbitos de estudio. Para América Latina, si bien reconocemos que el problema de las desigualdades en el acceso a una infraestructura técnico-tecnológica es un asunto que sigue siendo importante, en tanto configura posibilidades de participación ciudadana en el escenario de producción dominante6 , para efectos de este número monográfico

Germán Londoño: Libretas de apuntes.

de NÓMADAS, y ubicados en los estudios críticos ciberculturales, hemos optado por observar tres aspectos en los que centraremos nuestra discusión: el ejercicio del poder, la acción social colectiva y la experiencia estética, en el contexto de un capitalismo contemporáneo que, digamos por adelantado, ha tomado una forma decididamente cultural e imaginaria, una configuración político-cultural dominante que trastoca categorías conceptuales y

RUEDA ORTIZ, R.: CIBERCULTURA: METÁFORAS, PRÁCTICAS SOCIALES Y COLECTIVOS EN-RED

objetos de conocimiento de las ciencias sociales.

Capitalismo contemporáneo, conocimientos y poderes Como punto de partida, queremos sugerir aquí la necesidad de comprender la cibercultura en su estrecha relación con el actual capitalismo (tardío, cognitivo) para superar –o al menos atravesar críticamente– la neutralidad de los discursos hegemónicos sobre la sociedad de la información y el conocimiento y la “novedad” en la que tiende a inscribirse la actual transformación económica, cultural y tecnológica. En particular, nos interesa poner en tensión las implicaciones que tiene reconocer la cultura y la economía no ya como campos aislados, ni externamente relacionados, sino bajo la comprensión de que cultura, comunicación, creación lingüística, construcción social de saberes son medios de producción y productos; es decir, asumir que la cultura se ha integrado a los procesos de producción y valoración económica en las sociedades contemporáneas y es la fuerza vital del capitalismo actual (Blondieu, 2004; Virno, 2003). De hecho, mientras en el pasado existía una fuerte vivencia social de la dominación en las relaciones de producción, ahora es más intensa la experiencia de su carácter social difuso y de su énfasis cultural. Lidiamos con un capitalismo que se sustenta en las palabras, los signos, las imágenes, esto es, apoyado en máquinas de expresión que son la potencia y el poder de las sociedades de control (Hard y Negri, 2003; Lazzarato, 2006). Se trata pues de un capitalismo que signa el desarrollo de N ÓMADAS

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una economía basada en la difusión del saber y en la cual la producción del conocimiento pasa a ser la principal apuesta de la valorización del capital. Ésta se encuentra sustentada en una nueva división internacional del trabajo cuya regulación se apoya en los nuevos cercamientos del saber y en la captación de lo cognitivo en provecho de lo financiero. También se trata de un nuevo régimen técnico en la producción misma, de una nueva tecnicidad (Martín-Barbero, 2005) en la que se sustituye el carácter exterior y de prótesis de la relación del cuerpo del obrero con la máquina, inaugurando una aleación de cerebro e información, a través de tecnologías del tiempo y de la memoria, que actúan a distancia (Sloterdijk, 2008) sobre los hábitos mentales, las fuerzas que los componen, los deseos, los afectos y las creencias (Lazzarato, 2006). No obstante, ¿podemos adoptar sin más esta noción de capitalismo –cognitivo– y la novedad que nos sugiere? Zukerfield (2008) plantea dos limitaciones: desconocer la centralidad del conocimiento en anteriores formas de organización productiva a lo largo de la historia de la humanidad y, en consecuencia, soslayar la importancia de conocimientos que subyacen a procesos productivos manuales y/o físicos; y la falta de conceptualización sobre el conocimiento que interviene en los procesos productivos y de sistematización de los diversos tipos del mismo –ya que se asume único y homogéneo– (un ejemplo de ello son ciertas formas de producción ligadas al trabajo musical en grupos argentinos que nunca produjeron de acuerdo con patrones fordistas, pues desde años atrás ya eran trabajadores inmateriales, laboraban en

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el sector de servicios y sus tareas profesionales, de ocio y de estudio, siempre presentaron fronteras difusas). Para nosotros, existen dos problemas adicionales: el mantenimiento de las relaciones de poder entre el conocimiento válido de unos (científico-técnico) y el no-conocimiento o doxa de los otros (que deben ser disciplinados o excluidos, o incluidos segmentadamente), ahora mantenidas a través de nuevos mecanismos de producción de di-

Germán Londoño: Libretas de apuntes.

ferencias y exclusiones en tiempos de globalización (Castro-Gómez, 2005). Y el dualismo mente/cuerpo que la enunciación capitalismo “cognitivo” produce7. Ahora bien, cada vez es más evidente que los productos propios del trabajo posfordista contemporáneo, sustentados en agenciamientos de inteligencias humanas y maquínicas, en tecnologías digitales cuyos productos

son recombinables y reproducibles con un costo cercano a cero, están planteando un debate donde la cultura irrumpe con fuerza como un campo de batalla y de negociación del poder social. Así, por una parte, encontramos los movimientos de cultura libre con licenciamientos como el creative commons8 y, de otra, y de manera paradójica, las leyes sobre la legalidad y los derechos de propiedad intelectual de los “bienes comunes”. En efecto, se trata de bienes (información, servicios), cuya circulación es difícil de restringir, pero sobre la cual la legislación actual arremete en sentido contrario. Kavita Philip (2008), de hecho, cuestiona la novedad de este debate y lo contextualiza históricamente en otras batallas por el poder como un fenómeno que no es exclusivo de la globalización del capitalismo del siglo XXI. Por ejemplo, la ciencia europea del Renacimiento no podría haber surgido sin las múltiples apropiaciones de textos e ideas del saber medieval islámico. En consecuencia, para ella la manera como hoy se enuncia qué es la “piratería” y quiénes son “piratas” y “autores”, las legalidades y contralegalidades globales y los alegatos a favor y en contra de la propiedad intelectual, mantiene dimensiones anteriores a la producción contemporánea, donde las historias premodernas, coloniales y poscoloniales de piratería y tráfico global de las ideas, nos dan una percepción más atinada sobre el papel del conocimiento en las economías globales y disipan la falacia de la supuesta novedad de la economía del conocimiento actual. Nos preguntamos si la variación sería más bien que el conocimiento hoy se entreteje con los discursos actuales de terrorismo y seguridad –especialmente en Norteamérica–. Bajo estos discursos, un hacker es en prin-

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cipio un terrorista, los países que “piratean” productos informáticos atentan contra la seguridad nacional de los países del Primer Mundo y, más aún, contra la civilización occidental, sus valores y libertades. Se trata sin duda de un asunto político, ya que determina quién tiene el derecho de crear y quien tiene el deber de reproducir. Adicionalmente, los que se ubican por fuera de los circuitos de producción de conocimientos y tecnologías dominantes, se sitúan más bien en los de la tecnodependencia y la reproducción “pirata” como sucede en los países del Tercer Mundo –soportados por una “economía informal” que a su vez es el sustento del mismo mercado “legal” capitalista9 –. Se trata, por una parte, de un discurso de doble moral en el que está bien codiciar los bienes de consumo, mientras se haga de la misma manera como se hace en los países capitalistas avanzados, vislumbrándose así, como señala Philip (2008), un augurio de legítima uniformidad, aunque ni los Estados ni las empresas de software están en condición de exigir a la población de estos países que adquiera siempre aplicaciones legales, ya que es prácticamente imposible dado el ingreso de un ciudadano promedio10 . Y, por otra parte, la noción de inmaterialidad del actual capitalismo tambalea, pues éste se basa también en procesos de pesada materialidad. Es decir, el trabajo industrial no desaparece, sino que emigra hacia zonas geográficas donde es posible pagar bajos salarios y en las cuales la legislación no protege el trabajo y favorece la libre empresa, incluso en perjuicio del medio ambiente y la sociedad. Un ejemplo de ello son las maquilas en Centro-

américa e India y los programas de “reciclaje tecnológico”, puesto que países de África y Asia, y también de Latinoamérica, se han convertido en “basureros tecnológicos” de los países del Primer Mundo11 . En efecto, podemos decir que hay una integración de las poblaciones, especialmente las del llamado segundo y Tercer Mundo, dentro de un régimen global de gobierno pero, como hemos visto, con nuevas caras

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de dominación y desigualdad, y más aún, como señalan los estudios de Leon Tikly (2004) y los del grupo colonialidad/modernidad/decolonialidad (Escobar, 1999; Castro-Gómez y Mendieta, 1998; Castro-Gómez, 2005), bajo una nueva forma de “colonialismo occidental”, o bajo el “rostro postcolonial del Imperio”, cuyo propósito es la integración manteniendo exclusiones culturales y epistémicas propias de la constitu-

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ción de la modernidad. No obstante y de manera paradójica, en este movimiento dominante se revela la dependencia de actividades de código de fuente abierto (open source) para ajustar y crear nuevos diseños tecnológicos, tanto para controlar la circulación de información, como para diseminarla. De hecho, la socialización de la juventud por la vía de los videojuegos abre una dimensión subversiva por la proliferación de prácticas ciberactivistas y hacktivistas, que estallan en la cultura del software libre y se expanden hacia esferas mucho más políticas, como el creative commons o el copyleft. “Estas prácticas, incluso las de los jóvenes que trabajan produciendo videojuegos y programando software, han democratizado, sin saberlo, las capacidades de planificación popular y de autoorganización colectiva hasta ahora concentradas en manos del capital” (Dyer-Whiteford, 2004: 62). En suma, la actual forma de producción nos revela un contexto complejo y paradójico en el que perviven formas anteriores del capital y de gobierno en un escenario heterogéneo de intensidades y escalas locales y globales. De hecho, las formas de opresión que aparecen hoy sobrepasan las relaciones de producción y como señala Boaventura de Sousa Santos (2003), ni siquiera son específicas de éstas y no alcanzan particularmente a una clase social pero sí a grupos sociales transclasistas o incluso a la sociedad en todo su conjunto. Intentemos pues arañar un poco de esperanza justamente desde las prácticas de colectivos y movimientos sociales en la Red, que creemos son la contracara de este contexto de cambio y que, paradójicamente, están montados y potenciados por las mismas condiciones de producción y por las tecnologías antes descritas.

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Cibercultura, prácticas, colectivos y movimientos sociales Entre los académicos de las ciencias sociales de América Latina existe cierto acuerdo en que los movimientos y colectivos sociales de resistencia en la Red pueden imprimir un giro político en el régimen de la propiedad social y el bien común de la humanidad (Tamayo, León y Bush, 2005; Escobar, 2005; Finquelievich, 2000; Lago et al., 2006). Para nosotros, la novedad de estos movimientos sociales está en que no remiten como antes a la lucha de clases y a la necesaria toma del poder, sino que anuncian, como señala Lazzarato (2006), que algo ha sido creado en el orden de lo posible, esto es, un acontecimiento que no es solución a problemas, sino apertura de posibles; que se expresaron nuevas posibilidades de vida y que se trata de llevarlas a cabo. Es evidente que han empezado a aparecer otras condiciones y lugares por donde pasa la experiencia y la acción colectiva que, según Rodríguez (2008), se convierten en nuevas formas de capital social y comunidades de sentido donde son otras las preocupaciones políticas y sensibles de las subjetividades sociales. Tal postura nos adentra en otra atmósfera social y cultural, donde las tecnologías por sí solas no producen transformaciones políticas sino que son las estructuras, las redes y las prácticas sociales en las que éstas se insertan las que otorgan un significado y configuran tendencias de uso e innovación social, de dominación o de cooperación. No obstante, ¿qué tanto han cambiado las prácticas de los movimientos sociales, sus discursos y organización al entremezclarse con la nueva condición tecnológica, cuáles son sus formas de agenciamiento?

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Frente a esta relación entre movimientos sociales y TIC, Valderrama (2008) propone dos aspectos nodales: el papel mediador de estas últimas en los procesos comunicativos y las profundas transformaciones de las dinámicas políticas de la sociedad (que pasan por la crisis estructural de legitimidad y de las prácticas del ejercicio político tradicional). Así,

Facebook, Flickr, MySpace, etc.). b. Las prácticas sociales se constituyen en torno a valores culturales, modos de vida y construcciones de sentido (más allá de intereses de clase o sectoriales) y en oposición a modos de organización y comunicación verticales, burocráticos y rígidos, de ahí que se privilegie la adopción de un tejido organizacional y comunicativo en red. c. La presencia creciente de colectivos y movimientos sociales de carácter global en la Red que no obedecen directamente a regulaciones estatales.

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son varias las características de este cambio: a. Se matiza la centralidad del espacio público urbano de interacción cara a cara, así como la llamada esfera pública, y se promueve una nueva provista por la inmaterialidad de las redes electrónicas (ejemplo de ello son espacios como

Sin embargo, esto no significa que no haya acciones off-line, como lo muestra Lago (2008), sino que hay una suerte de continuidad de relaciones virtuales y cara a cara que mantienen y proyectan acciones políticas sobre centros de toma de decisiones o en su interior, con intervenciones en la calle, en las plazas y, en general, en el entorno urbano. En particular, los movimientos antiglobalización o de resistencia global han mostrado formas de articularse en red y capacidad de redimensionamiento de sus luchas a nivel territorial, donde la intención no es globalizar la experiencia a partir de su unificación, sino recrear formas de cooperar, y donde cada proceso local tendrá su propio lenguaje y forma de coordinación. La popularización de Internet está provocando cambios de actitud en los movimientos, pues se ha comenzado a dar un lugar específico a la comunicación que antes no tenía (Lago et al., 2006; Tamayo, León y Burch, 2005).

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En efecto, las luchas sociales que en el pasado procuraban una emancipación política, ahora lo hacen como una búsqueda personal, social y cultural y, por lo tanto, las formas organizativas son también diferentes de las que les precedieron. Antes pertenecían a una idea de democracia representativa, hoy ésta es tensionada por una idea de democracia participativa. Los protagonistas de estas luchas ya no corresponden al dúo ciudadaníaclase social, las luchas ya no son de las clases sociales, sino de grupos sociales, con contornos más o menos definidos en función de intereses colectivos, a veces muy localizados pero potencialmente universalizables. Un ejemplo prototípico de lo que pueden ser estas nuevas formas de acción colectiva sustentadas en TIC son aquellas que provienen de colectivos de contrainformación, de software libre, creative commons, y, en general, de la cultura libre, porque la descentralización de la circulación lingüística, perceptiva y cognitiva se acopla con la descentralización de los medios de expresión, con otros regímenes de signos, que son “potencialmente” más favorables al plurilingüismo, a las plurinteligencias (Lazzarato, 2006), y se sustentan en el trabajo colectivo y la producción de libre circulación de bienes comunes. No obstante, sería ingenuo pensar que esto se produce sin fricciones y pujas de poder en el interior de estos mismos colectivos y movimientos, o que se rompe totalmente con prácticas políticas tradicionales. Así, es interesante mirar cómo en estos colectivos también se (re)producen ciertas dinámicas organizativas autoritarias, la centralidad de los nodos coordinadores, el lugar del género, la raza y el dominio de conocimientos y lenguajes en las relaciones de poder y de creación colectiva. En este sentido, es importante

considerar cómo la dimensión cultural y, en particular, la de culturas políticas tradicionales de muchos años en países como el nuestro, permanecen, se camuflan y se hibridan con las nuevas prácticas políticas colectivas pero también singulares. Lo anterior nos lleva a plantear con Valderrama (2008) que el ciberespacio es efectivamente un campo de lucha donde la esfera pública (en ese borroso intersticio de lo privado-pú-

instituciones propuestas por el Estado– para desde allí proponer cambios. Pero también esa multiplicidad que no se agota en el individualismo rampante y que nos presenta nuevas formas de hacer política, en una suerte de devenir minoritario (Lazarato, 2006), de política menor, que no se adecúa a los modos de operar de las organizaciones sociales tradicionales o a los conceptos de las ciencias sociales modernas, sustentadas en totalidades y esencialismos de categorías binarias. Tampoco se sostiene en la idea de un Estado y de un ciudadano con “una” identidad cultural. Como hemos planteado aquí, éstos han estallado y entrado en una esfera global, ambigua y confusa, pero con gran potencial de creatividad social.

Cibercultura y estética

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blico) que de allí está emergiendo, alberga infinidad de ilusiones e intereses y que su control se vuelve estratégico no sólo para el mercado, sino también para los colectivos y movimientos sociales que siguen invocando otras formas de vida, otros mundos múltiples. Es decir, en el ciberespacio persisten flujos de signos, sonidos, imágenes que se bifurcan a partir de una lógica que combina invención con repetición. O sea, una construcción de lo nuevo a partir de lo viejo, lo viejo repetido para renovarse: por ejemplo, usar los canales establecidos –como las leyes e

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Las transformaciones económicas y tecnológicas de las que hemos hablado antes son posibles por los cambios en las maneras de sentir que les preceden. Es decir, otras modalidades de experiencia social emergen a través de nuevas formas de socialidad y de acción a distancia, como señala Sloterdijk (2008); de comunicación, interacción y coordinación de acciones on-line y off line; de creación y circulación de obras que posibilitan los nuevos repertorios tecnológicos. Pues bien, el arte es una esfera que tradicionalmente ha tomado la delantera en la creación cultural –aunque la expresión suene un poco paradójica–, pues hace emerger complejidades, que de otro modo no tendríamos condiciones de considerar. Esto se produce en el campo del arte hoy en medio de una transformación del estatuto de lo real y de la diversificación de las formas de producción de verdad y de circulación de ideas y N ÓMADAS

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obras a través de las redes telemáticas como lo plantea Adolfo Vásquez (2008). Los lenguajes de la Red, como la hipertextualidad y las narrativas de la hiperficción como apuestas que propenden por la creación y la invención de modalidades narrativas que rompen con los esquemas comunicativos tradicionales de la cultura escrita y con el logocentrismo, abren también posibilidades de expresión y acción colectiva. Aquí encontramos los trabajos de las redes de artistas contraculturales, los movimientos netart y digital-art, que están invocando apuestas políticas de creación cultural desde la integración de arte, ficción y tecnologías. Es decir, se trata de propuestas estéticas y políticas donde emergen nuevas metáforas, aproximaciones teóricas y prácticas sociales y culturales en el campo de los estudios ciberculturales. Quizás el movimiento más conocido en el campo de la estética y las TIC es el del net-art que propende por la organización de nuevas prácticas micropolíticas y microsociales, nuevas solidaridades, otros contratos ciudadanos, conjuntamente con nuevas prácticas estéticas como una vía posible para renovar tanto la política como el arte. En este campo también se encuentran los movimientos hacktivistas y artivistas que están promoviendo, a través del software libre y el creative commons, la creación colectiva. La verdad del arte se descentra y se propicia la intervención/interacción del espectador con la obra también como autor. Andrés Fonseca (2008) destaca proyectos en Latinoamérica y España que fomentan prácticas creativas, proyectos y publicaciones sobre cultura libre y digital que animan proyectos off-line y on-line y donde se promueve la generación

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de interfaces entre tecnología, contenidos emergentes, prácticas artísticas y comunidades. Estas múltiples formas artísticas y culturales creadas copiando y mezclando, en los samplers y el mixing, muestran usos “transformadores” de los bienes informacionales, que inciden tanto en los contenidos por fuera de los originales como en los mercados en los que compiten.

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En el campo de la escritura y la producción literaria, la interacción con la obra y su intervención es uno de los planteamientos centrales que nos propone Jaime Alejandro Rodríguez (2008), a través de la irrupción de una nueva figura, la del autor-lector, o el “golpe de gracia” que sufre la figura tradicional del novelista dadas las posibilidades estéticas y creativas propias del ciberespacio y de su lenguaje hipertextual. Se trata de la anunciada muerte del autor de Barthes y que en las narrativas de

hiperficción se materializa a tal punto que es imposible seguir manteniendo las categorías de autoría y autoridad propias de la modernidad. De hecho, Rodríguez (2008) sugiere que la escritura posmoderna promueve abiertamente la participación del lector, la “doble productividad”, ya sea a través del juego o a través de la puesta en marcha de conciencias paralelas de interpretación. No obstante, el reto en este campo tiene que ver con superar una primera fase de producciones hipermediales, de múltiples opciones de lectura, pero que siguen manteniendo una “autoría” –aún si ella está constituida por un equipo amplio– y lanzarse hacia el paradigma de la creación colectiva, máxima expresión de la interactividad participativa que abandona definitivamente el esquema de la creación de autor para disponer ahora los medios de expresión grupal, a través, por ejemplo, del proyecto Narratopedia. Por su parte, Lucía Santaella (2008), desde Brasil, nos muestra cómo tecnologías móviles de punta como las de localización (GPS por sus siglas en inglés), pueden convertirse en posibilidades de colaboración, intercambio y búsqueda de conexiones, a través de prácticas espacializadoras y socializadoras, que se ligan con una tradición estética de activismo político. Se trata de un renacimiento de la experiencia singular y sensible de las personas con los lugares y sus historias, una suerte de reterritorialización posterior a la desterritorialización digital. Sin embargo, es una relación que no es transparente o carente de cuestionamientos. Por ejemplo, se critica a estas tecnologías el que inauguren un neo-cartesianismo por el surgimiento de la especificidad temporal y local, tramitada por tecnologías de vigilancia y navegación;

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y la dependencia de ciencias aplicadas que siguen centradas en un modelo de defensa militar norteamericana y de su ideología imperial, así como en su ubicuidad comercial propia del mercado actual. Estos proyectos con tecnologías de localización toman distancia de expresiones artísticas de galerías y museos que, como señala Vasquez Rocca (2008), mantienen una función de archivo que fija la verdad del arte, pauta la cultura y administra el gusto. Pero también se distancian de las producciones exclusivas de la Red como el net art y están buscando interfaces sociales, con lugares específicos y dentro de ellos.

maneras como hoy los habitamos. La generación que está creciendo, integrada a esta cibercultura, los llamados nativos digitales (Prenski, 2001), ha entrado en circuitos globales incluso antes de haber formado una sensibilidad localizada. Este acontecimiento se caracteriza por nuevas formas de socialidad, de interacción y de percepción cognitiva, mediadas por repertorios tecnológicos que posibilitan la acción

La necesidad de inventarnos metáforas para la multiplicidad Quisiéramos plantear aquí que detrás de las preguntas por el acceso a las TIC y de quiénes están excluidos –que sin duda siguen siendo importantes y urgentes en sociedades como las nuestras– y de sus metáforas sobre la “brecha digital”, hay otras que aquejan a nuestras nuevas generaciones, las locales y las globales, y que están vinculadas directamente con la posibilidad de la acción política, la sensibilidad, con el sufrimiento y la felicidad. Nos enfrentamos, de una manera desigual y heterogénea, a una tendencia creciente y dominante de generaciones cuya configuración emotiva y cognitiva deriva más de una exposición a la semiosis de máquinas de expresión y a su lenguaje visual y digital que a interacciones con el núcleo familiar, y esto, como bien lo ha señalado Martín-Barbero (2005), no se debe a los medios en sí mismos, sino a toda una reconfiguración de la ciudad y de los espacios urbanos y a las

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a distancia, la interactividad, la simulación, la integración de lenguajes orales, escritos y audiovisuales. Pero se trata de un pasaje que está atravesado por disturbios, angustias, sufrimientos y patologías (Berardi, 2007) que, como lo señalan Gómez y González (2008), las viven en carne propia los jóvenes que están “integrados” o conectados y con capacidad de adquirir estas tecnologías. Y esto en particular porque si la sociedad industrial construía máquinasde represión de la corporeidad y el deseo, la sociedad postindustrial

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funda su dinámica en la movilización constante de este último. Así, en el contexto de exacerbación de la socialidad, de la acción a distancia y de la modulación y el gobierno de la libertad, se produce una singularización de los dispositivos tecnológicos de acuerdo con las posibilidades económicas de cada quien, donde su consumo representa una opción de participación simbólica, expresión y construcción de mundos compartidos (Muñoz, 2007), y de trabajo liberado como lo entienden Gómez y González. Pero al mismo tiempo –y en medio de gozos y desgarres– su contracara es la dromología o “catástrofe temporal” (Virilio, 2005) que la velocidad produce en nuestra experiencia diaria, en función de la aceleración tecnológica, llevada a cabo en todos los sectores. Se trata de una regla sumaria que representa, desde subjetividades individuales, a países enteros, encuadrando, por supuesto, grupos, instituciones y corporaciones (Trivinho, 2006). Asistimos pues a la reconfiguración de las relaciones entre cultura y economía, de las relaciones de poder y los conocimientos globales y locales y a la emergencia de subjetividades individuales y colectivas que se mueven entre las inequidades e injusticias estructurales de vieja data en nuestras sociedades y las seducciones del actual capitalismo y sus modos de capturar la fuerza y la vitalidad de nuestros cuerpos-mentes en aras del mercado y el consumo. Pero al mismo tiempo, se están produciendo formas de resistencia, de creatividad social y de acción política para construir horizontes de sentido desde la movilización social y la expresión estética, que como señala Muñoz

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(2007), hacen posible la transformación de la realidad a partir de relaciones horizontales con otros legítimos y la emancipación de agentes cómplices de la auto-creación; aunque no sin paradojas y destiempos en el campo cultural. Así, las ciencias sociales y la investigación en el campo de los estudios ciberculturales tienen el reto de desplazar los análisis totalizantes y molares de nuestras sociedades, heredados de las ciencias modernas y los diseños tecnosociales autoritarios y antidemocráticos que gestionan la vida para hacerla “útil”. La cibercultura requiere pluralidad, una multiplicidad de abordajes críticos y de metáforas que nos permitan nombrar formas de vida en donde se hagan visibles los nuevos mecanismos de producción de poder (de dominación y de resistencia) a través de máquinas semióticas, pero también donde sea posible articular las potencias y las singularidades en una diversidad creativa. En suma, no podemos olvidar que las metáforas que usamos para describir nuestros objetos de estudio, también lo/nos crean.

En la escritura de este artículo aparece un nosotros que constituye este texto, no sólo proveniente de los diferentes trabajos que hemos realizado en la línea de Comunicación-Educación del IESCO en la Universidad Central, sino que intenta recoger y dialogar con las voces de otros articulistas del presente número.

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Aunque sus antecedentes los podemos rastrear en el movimiento contracultural de los hackers-hippies en los años sesenta; en los desarrollos de la cibernética de primer y segundo orden, en los cincuenta y ochenta, respectivamente; y en la Inteligencia Artificial, es inte-

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Para una mirada genealógica crítica de cómo se constituye en Colombia Internet como campo, así como cifras actualizadas de acceso y conectividad en el país, ver la reciente investigación realizada por Tamayo, Delgado y Penagos (2007).

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Nos referimos aquí a que se mantendría la división metafísica entre cuerpo y mente como si el trabajo mental y con máquinas de expresión, no causara cansancio o no consumiera energía corporal, por lo que creemos que es importante considerar si con dichas metáforas (sociedad de la información, capitalismo cognitivo, sociedad informacional) no estamos invisibilizando otras facetas de este nuevo modo de producción económica, subjetiva y cultural.

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Las licencias creative commons o CC están inspiradas en la licencia GPL (General Public License). Su propósito es posibilitar un modelo legal ayudado por herramientas informáticas para facilitar la distribución y el uso de contenidos para el dominio público. Existen una serie de licencias creative commons, cada una con diferentes configuraciones o principios, como el derecho del autor original a otorgar libertad para citar su obra, reproducirla, crear obras derivadas, ofrecerla públicamente y con diferentes restricciones como no permitir el uso comercial o respetar la autoría original. Ver .

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Según el informe de Business Software Alliance (BSA), la asociación de los principales creadores y productores de programas informáticos en el mundo entero, entre el 2003 y el 2005, la tasa de piratería subió en Bolivia del 78 al 83 %; en Paraguay, el 83 % en los tres años; en Guatemala, del 77 al 81 %; en Venezuela, del 72 al 82 %, y en El Salvador pasó del 79 al 81 %. Además, en Argentina pasó del 71 al 77 %; en Chile, del 63 al 66 %; en Colombia, del 53 al 57 %, y en Panamá, del 69 al 67%. Con estas cifras, la región en su conjunto se ubicó apenas dos puntos por debajo de Europa Central y del Este, que con un 68% de copias ilegales fue denominada como la meca de la piratería informática. Ver , consultado en enero de 2007. Como este estudio

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resante el origen doble y opuesto de la cibercultura y su espacio, el ciberespacio, en la contracultura cyberpunk y en la guerra, esto es, en la experimentación social y el control de poblaciones y territorios. 3

Citas 1

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La brecha digital, que hoy en día constituye un índice para medir el desarrollo de los países, se convirtió en una preocupación oficial a mediados de los años noventa por el desequilibrio entre quienes tienen acceso a las TIC y quienes no lo tienen, cuando el Departamento de Comercio de los Estados Unidos acuñó el término digital divide (Rueda, 2005a).

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Es importante señalar que de los trabajos registrados en América Latina en estos campos, la mayoría de ellos recibieron algún tipo de financiación del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (CIID) de Canadá, o IDRC –por sus siglas en inglés–. Para un estado del arte sobre la apropiación social de TIC en América Latina, ver Rueda (2005b).

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Para una revisión completa de este movimiento en América Latina, ver los trabajos de los colombianos Andrés Burbano y Jaime Barragán (2002) y el del Mexicano Damián Peralta (2006).

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también se encuentran los de la OCDE donde se dan cifras de pérdidas en la industria del software y el hardware, la música, etc. No obstante, no encontramos estudios que permitan comprender la otra cara: ¿cómo medir el sustrato que genera la piratería para acceder en todo caso a bienes informacionales de algún tipo?, es decir, ¿cómo ésta favorece el mercado legal? Y, al mismo tiempo, sería interesante confrontar estos índices de piratería con los planes y programas nacionales de acceso a tecnologías y ver cómo aquélla ha efectivamente aportado a la democratización del acceso en estos países, pues sus estados no logran ofrecer otras alternativas de cobertura más amplia. 10 Una muestra es el costo del paquete Office de Microsoft (Windows Vista): $453.000 (200 dólares aproximadamente), comparado con el salario mínimo legal de un colombiano: $516.500 (270 dólares aproximadamente). 11 Ver el reportaje de la BBC “Riesgos de la basura tecnológica” del 28 de noviembre de 2006, donde se señala cómo en el mundo se producen aproximadamente 50 toneladas de basura electrónica cada año, que son enviadas a los países más pobres. En sólo Estados Unidos, entre 14 y 20 millones de computadores personales son desechados al año. El plomo, arsénico, selenio, cadmio, cromo, cobalto, mercurio, entre otros componentes de los computadores, están ocasionando enfermedades por la inhalación de los tóxicos que se desprenden de los componentes de los computadores que son incinerados en grandes basureros y en los cuales trabajan niños, jóvenes y adultos de estos países. Ver , consultado en enero de 2008.

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Germán Londoño

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Germán Londoño

1. Cibercultura: teorías y metáforas RUEDA ORTIZ, R.: CIBERCULTURA: METÁFORAS, PRÁCTICAS SOCIALES Y COLECTIVOS EN-RED

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Actio in distans. Sobre los modos de formación teleracional del mundo [email protected] • PÁGS.: 22-33

Peter Sloterdijk* Traducción del alemán: Marta Kovacsics M.** El artículo parte de la tesis según la cual, toda historia de los medios es una historia de las transferencias de pensamientos. Para entender la especificidad de este proceso en relación con los nuevos fenómenos mediales, se realiza un rodeo por el pensamiento arcaico y la metafísica clásica, a partir de la idea de que el medio primordial es el cerebro humano. Desde allí, se analizan los fenómenos actuales de la profusión de la información, la telecomunicación global y las comunicaciones entre medios aparáticos. Palabras clave: pensamiento arcaico, metafísica, tele-tecnologías, telecomunicación, medios, información. Este artigo parte da tese segundo o qual, toda história dos meios é uma história de transferências de pensamentos. Para entender a especificação deste processo em relação com os novos fenômenos mediais, realiza-se um rodeo pelo pensamento arcaico e a metafísica clássica, a partir da idéia de que o meio primordial é o cérebro humano. Desde aí, analisam-se os fenômenos atuais da profusão da informação, a telecomunicação global e as comunicações entre meios de aparatos. Palavras-chaves: pensamento arcaico, metafísica, tele-tecnologias, telecomunicação, meios, informação.

Dibujo EMBERA: Astrid Ulloa

The starting point of this article is the thesis that every media history is a history of thoughts transferring. We go through the archaic thought and classic metaphysics, with the idea that the fundamental media is the human brain, in order to understand the specificity of this process in relation to the new media phenomena. From this frame we analyze the current phenomena of information profusion, global telecommunications, and the communications among media. Key words: archaic though, metaphysics, tele-technologies, telecommunications, media, information.

ORIGINAL RECIBIDO: 05-II-2008 – ACEPTADO: 27-II-2008

*

Ph.D en Filosofía, Germanística e Historia en las universidades de Munich y Hamburgo. En los últimos años ha sido profesor de Filosofía y Estética en la Hochschule für Gestaltung en la Universidad de Karlsruhe. Actualmente es rector de esta misma universidad. E-mail: [email protected]

** Formada en Historia del Arte y Germanística, especializada en traducción de textos de Filosofía y Literatura.

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l presente puede ser definido como una época caracterizada por una crisis de la epoché filosófica: la orientación en una situación mundial más que compleja se dificulta, desde que la operación básica filosófica, así como la enseñó Edmund Husserl, ya casi no permite que el retroceso ante la imagen de la realidad y la puesta entre paréntesis de las propias intenciones existenciales sean llevados a cabo de manera convincente dentro de las actuales turbulencias. Que esta experiencia no sea del todo nueva, nos lo aclara la circunstancia de que ya Walter Benjamin, en sus reflexiones del periodo entreguerras, se había desprendido de la ilusión de la libre distancia frente a las cosas:

en día ya no participamos de este privilegio de la orientación, la observación de Walter Benjamin sigue siendo reveladora, en tanto ayude a entender en qué sentido la crisis de la epoché1 es a la vez una crisis de la racionalidad contemplativa y, en cierto sentido, también de toda forma de escapismo lógico y de teoría señorial. Hasta se podría decir que Benjamin había previsto con su aforismo una forma de creación del mundo, cuyo fuerte distintivo radica en la transición hacia un sistema

manera mediante la introducción de un proceso sustituible: en nuestro caso, éste consistiría en enajenar de manera sistemática los fenómenos “abrasadores” del mundo contemporáneo, de los laberintos técnicos y de los flujos caóticos de datos. Para ello, tenemos a disposición en este momento, sobre todo, dos procedimientos: el primer enajenamiento se logra porque observamos las apariciones contemporáneas a través del anteojo de la metafísica clásica; el segundo, porque los fenómenos enajenados metafísicamente se enajenan por segunda vez, ahora a través de la lupa de la lógica arcaica y de la historia antropológica, o más exactamente, a través de la paleo-antropología. Si se quisiera resumir estos dos procedimientos en frases cortas, éstas serían:

Locos aquéllos que se quejan de la decadencia de la crítica. Su buena hora pasó hace mucho Nada existe en la técnitiempo. La crítica es ca que no existiera antes en cuestión de la distancia la metafísica. correcta. Ella se encuentra en un lugar, donde Nada existe en la metael énfasis está en las Cultura Calima. Máscara en oro de 16 cm de ancho. 100 a. C. - 1000 d. C. física que no existiera anperspectivas y prospecColección Museo del Oro. Banco de la República. tes en la lógica arcaica. tos y donde aún era posible tener un punto de vista. de las tele-vecindades globales y de En este sentido, los movimientos Pero las cosas, mientras tanto, las interacciones tele-causales. que llevan de la magia a la metafísica acosaron en forma abrasadora a la sociedad humana (BenjaTeniendo esto en cuenta, en lo y de la metafísica a la tecnología, demin, 1928: 95). que sigue debemos renunciar a los ben ser entendidos como explicacio-

Benjamin llevó a cabo este desprendimiento de manera un poco divertida, porque después de su encuentro con el marxismo pensaba haber encontrado un hilo de Ariadna para orientarse luego en el laberinto del Minos del capitalismo tardío, es decir, el hilo del materialismo dialéctico y de la hermenéutica mesiánica. Aunque nosotros hoy

privilegios inmediatos de la teoría observadora. El paso hacia atrás aún puede ser un gesto prometedor si se está ante paisajes y cuadros, pero pierde su sentido en los laberintos y en todas las demás situaciones en las que nuestra proporción del mundo está marcada por la pérdida de las distancias. Bajo estas condiciones, los intereses de la teoría totalizadora se dejan defender de la mejor

SLOTERDIJK, P.: ACTIO IN DISTANS. SOBRE LOS MODOS DE FORMACIÓN TELERACIONAL DEL MUNDO

nes –con el significado expuesto en el tercer tomo de Sphären [Esferas] (Sloterdijk, 2005)–. Éstas no sólo logran una realización técnica de los fantasmas pre-técnicos, sino que igualmente encarnan, en general, la tendencia básica de la modernización como una transformación de estructuras inmunológicas vagas y simbólicas hacia las técnicas operacionales de inmunización. N ÓMADAS

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De estas premisas se puede deducir una tesis con una cierta fuerza subversiva: se llega, desde un punto de vista teórico-cultural, a la dilucidación de la esencia y la tendencia de la tecnología contemporánea, en general, y de la tecnología avanzada de medios, en especial, siempre y cuando, y gracias al desvío a través de la enajenación metafísica, éstas sean representadas en conceptos paleo-antropológicos y en operaciones de la inteligencia arcaica. Aplicado todo esto al horizonte de intereses actual, significa que para entender lo que mueve a los agentes y agencias de la técnica mediática actual y del diseño mediático en sus transacciones, es útil ocuparse de una lógica paleolítica y de la manera menos irónica posible, para luego, como en un segundo impulso, ocuparse de la transformación del pensamiento arcaico mediante la metafísica clásica. Si mi percepción no me engaña, existe en el discurso de los nuevos medios dos puntos álgidos, alrededor de los cuales se organizan casi todas las tesis individuales mediológicas y de la sociología de los medios: en el primer foco se discute principalmente ¿qué es lo que hacen los nuevos medios con las personas que cayeron en su campo de influencia? Aquí se habla de una verdadera “revolución cultural” y sobre el nuevo acondicionamiento del campo humano mediante las tele-tecnologías. En los centros de formación teórica de vanguardia, surgieron nuevas disciplinas como la telemática, la investigación sobre la inteligencia artificial, la antropología de Internet, entre otras. Una escena teórica creativa agota continua e ideológicamente estas innovaciones –un indicio de la tendencia sucesiva de los intelectuales, es estar 24

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volcados de manera inmediata sobre el suceso, que, a su vez, es el más diseccionado en nuestra época–. El mismo tipo de inteligencia, que hasta los años sesenta y setenta del siglo XX quería convertirse inmediatamente en la gran historia (para ser más exactos, en la supuesta e inminente y ya existente revolución), se ha convertido hoy en red y en la turbulen-

Cultura Muisca. Figura votiva en oro de 8,4 cm de alto (detalle). 600 a. C. - 1600 d. C. Colección Museo del Oro. Banco de la República.

cia de lo virtual; sería ejemplar para esto investigar la vida e historia del pensamiento de Regis Debray, pero también la de Jean Baudrillard. En el segundo foco, los debates se mueven alrededor de la pregunta: ¿cómo asimilan los distintos medios su manera de ser pluralista? La respuesta estándar de los tiempos más recientes es: ellos convergen. Se acercan, se unen y se relacionan y se compenetran cada vez más, tanto, que los hasta ahora separados núcleos principales de la tecnología mediática, los medios de transmisión (referentes al paradigma de la radio y de la comu-

nicación de una sola vía, incluyendo la televisión) y los medios de telecomunicación clásica (que corresponden al paradigma del teléfono y de la comunicación de doble vía) son fusionados cada vez más mediante la técnica-puente, la digitalización, un fenómeno sobre el que los teóricos de moda (que hoy en día quieren más bien ser llamados hacedores de tendencias o de contra-tendencias, antes llamados críticos) reaccionaron con la expresión “mediamática”2 . Esta última resume las tendencias hacia la hibridación de los distintos géneros mediáticos. En este proceso, la orientación hacia la primacía de las teletecnologías, tanto móviles como individualizadas, a expensas de los medios tradicionales de una sola vía, es cada vez más evidente. A continuación me voy a limitar a explicar algunas observaciones sobre el segundo foco del debate mediático-teórico. Quisiera reunir una serie de observaciones alrededor de las siguientes preguntas: ¿qué es lo que hacen unos medios con otros? y ¿cuáles son las formas de cooperación que surgen a nivel inter-aparático e inter-programático? Referente a este asunto se puede intuir cuál es la relación entre la dimensión de lo interaparático con la dimensión de lo inter-subjetivo. Lo que será decisivo en este contexto es cómo se modifica la forma de la subjetividad mediante las tele-funciones. Como lo anuncié, no estoy intentando un acceso directo a los fenómenos, sino que los discuto indirectamente a través del enajenamiento metafísico, que, a su vez, se transforma en enajenamiento arqueológico o paleológico. Se debería comenzar con una tesis mediático-teórica, que parece ser lo suficientemente amplia para tras-

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cender las situaciones tanto paleolíticas como modernas, y que también tendría validez para las estructuras de mentalidad marcadas por el animismo, el personalismo y el mecanicismo. Antes de que se propague la duda de que una tesis así sea viable, quiero decir sin rodeos cómo podría posiblemente ser: toda historia de los medios es una historia de las transferencias de pensamientos. Nosotros conocemos esta expresión generalmente de los contextos parapsicológicos, mientras que mostrarla aquí equivale a que sin ella, todo el campo de las relaciones interpersonales investigables de manera racional, sean éstas próximas o distantes, debería negarse a la investigación misma. El contenido de todo el complejo I&C3 , desde el paleolítico hasta el presente, es la serie histórica de las respuestas biológicas, semióticas y técnicas a la siempre inmediata pregunta: ¿cómo puede ser asegurada la accesibilidad del otro relevante? El común denominador de todas las respuestas, que fueron desarrolladas en la historia por la información y la comunicación, se basa en el concepto de los medios convergentes, siempre y cuando sea adecuado al estado logrado de la evolución. Hay que familiarizarse con el entendimiento de que el concepto medio sólo tiene sentido si por él entendemos una relación de complemento respecto a otro medio, o la complacencia de un medio respecto a un co-medio. Obviamente, habría que pensar primero en la definición de McLuhan, según la cual, el contenido de un medio siempre es otro medio (así como la escritura reproduce la palabra hablada, la televisión lo hace con la fotografía o la película). En nuestra relación, sin embargo, se trata de ampliar el con-

cepto de medio más allá del límite hombre-máquina. De esta manera, llegamos a un campo en el que la habitual estrechez tecnicista de la comprensión de los medios se vuelve ilegítima, y entre más nos devolvamos de estados técnicos muy avanzados a condiciones arcaicas, en las que el avance mediante las herramientas y signos debió ser bastante pobre, tanto más tendremos que traspasarnos de un concepto mediático técnico o “aparático” a un concepto personal y mediatístico, una situación que sólo puede ser familiar para aquellos modernos que no sólo creen en la televidencia, sino también en la clarividencia y la clariaudiencia. Mientras que en la televisión el medio es el aparato, en la clarividencia el medio es el clarividente y en el caso de la clariaudiencia, el profeta. Entre más retrocedamos hacia las formas más antiguas de la creación del mundo, tanto más sopesará el carácter mediático personal lo “aparático”. Esto llega tan lejos, que el representante más desnudo y pobre del género homo sapiens debe ser abordado como el representante más puro del régimen de medialidad personal. El carácter sapiente del homo consiste en que siempre ha sido capaz de ser un mediador entre dos o varios de sus semejantes. Esto puede ser formulado de manera mucho menos misteriosa y algo más fisiológica: la accesibilidad de los seres humanos para los seres humanos en la época de las hordas tiene su explicación en el hecho de que utilizaban cerebros de la misma serie biológica, resaltando la ironía de la expresión “utilizar”: también las personas de la antigüedad están, respecto a su operar con su dotación de inteligencia, desde todo punto de

SLOTERDIJK, P.: ACTIO IN DISTANS. SOBRE LOS MODOS DE FORMACIÓN TELERACIONAL DEL MUNDO

vista, en la posición de los usuarios4 de un equipo inescrutable. El usuario, según la definición, es aquél que sólo se puede mover en la superficie de los usuarios de un sistema, a pesar de que intuye oscuramente que existe un más allá en esa superficie. Para las personas, como “usuarios de cerebros”, significa que ellos navegan sobre la superficie psíquica (o superficie interior) de los estados cerebrales, es decir, se mueven en pensamientos, percepciones, sentimientos, sensaciones y ambientes, pero no pueden traspasar esta superficie hacia una substrucción técnica. Sin embargo, desarrollan intuiciones en el sentido de que existen los pensamientos, percepciones, sentimientos, sensaciones y ambientes, pero se engañan normalmente en la dirección, porque trascienden hacia los mundos de los dioses y fantasmas y no en la dirección del cerebro, que queda escondido hasta el final, en la base oculta de sus contenidos y estados, hasta que finalmente es involucrado en el proceso de la explicación y luego es expuesto mediante una revelación tardía y dramática como el portador físico y generador de todas las manifestaciones psíquicas. De hecho, sólo hasta la neurocibernética de nuestros días se ha podido articular la idea de que los dioses, por su parte, son fenómenos gramaticales y emocionales en la superficie del usuario de los cerebros y que no pueden ser grandezas trascendentales absolutas. Así a Dios le correspondiera, según el rango ontológico, la realidad más alta, debería presentarse ante nosotros bajo las condiciones de la cerebridad desarrollada evolutivamente y bajo sus herramientas simbólicas. Con el trasfondo de estas indicaciones, se le puede dar un campo de uso más específico a nuestra tesis conN ÓMADAS

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ductora. La frase “toda la historia de los medios es la historia de la transferencia de pensamientos” entra ahora inmediatamente en la tesis más puntual de que los cerebros son medios primordiales y además en primera línea, medios para la imagen y transmisión de estados e ideas de otros cerebros. Este proceso parece trivial, mientras nos ocupemos de comunicaciones de grupos pequeños o de campos vecinos. Inmediatamente se vuelve misterioso y se presenta con una luz sublime en cuanto las conversaciones locales entre los cerebros se transforman en conversaciones de larga distancia, porque sólo con las telecomunicaciones simbólicas –las actiones in distans (las acciones a distancia) comienza lo que tradicionalmente se conoce como la historia superior de la cultura–. Por lo tanto, la fecha de partida en el campo de las cooperaciones de los medios es la “abertura”, condicionada neurológicamente, de cerebros para cerebros coexistentes. Una abertura, naturalmente, que no es pensable en sí misma sin el cierre sistemático de todo sistema cerebral. La exigencia biológico-comunicativa de la redificación de varios agentes cerebrales entre ellos mismos, se satisfizo sobre todo mediante la revolución superior de la audiovisualidad humana en relación con una sensibilidad extrema para ambientes interpersonales. Aquí, sin embargo, hay que llamar la atención sobre un engaño omnipresente: mis pensamientos son invisibles para los demás; mi cabeza es una caja fuerte llena de imaginaciones y sueños, que yacen sellados en mí; mis reflexiones dan para un libro que nadie más, excepto yo, puede leer desde afuera; mis ideas y conocimientos me pertenecen exclusivamente, transparentes para mí, impenetrables para los demás 26

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y todo esto hasta un grado en el que tal vez ni siquiera bajo tortura sería capaz de compartir con los demás lo que yo sé: este síndrome de representaciones sobre el ocultamiento de pensamientos en el sujeto pensante, cobró importancia en la historia contemporánea de la ilusión privada que nunca debe ser subestimada. Tanto más provocadora resulta la osadía de pensar que precisamente estas representaciones fueron las que co-crearon la ilusión privada. En nuestro círculo cultural no sobrepasan los dos mil quinientos años; para los macro-historiadores es como un incipiente vello sobre las capas masivas de las realidades antropológico-psicológicas de antes. Si no fueran hoy en día las ideas que dominan todo, no tendrían casi importancia frente a la fuerza de gravedad de la historia de la evolución humana. Durante la mayor parte de la evolución, casi la totalidad de lo que cada persona pensaba y sentía era en tal grado transparente para su entorno, que se asumía como si fueran vivencias propias. La imaginación de las representaciones privadas (que deberían ser transmitidas mediante formulaciones explícitas) no tenía apoyo en la experiencia o en el concepto espacial social: aún no había para cada uno celdas o apartamentos, ni en las arquitecturas imaginarias, ni en las arquitecturas físicas de la “sociedad”. En grupos pequeños, que viven bajo la ley de la mutualidad, el quehacer del uno es el quehacer del otro; también los pensamientos de unos son generalmente los pensamientos del otro. En un mundo así de permeable, la accesibilidad de los otros en situaciones estándar no suscita problemas. Telecomunicadores y mediamáticos literalmente no tendrían nada que hacer, porque las antiguas hordas humanas eran en sí mismas asociaciones mediamáticas puras. Esto es también válido

para las arcaicas “culturas de la vergüenza”, en las que a cada uno le habría gustado volver invisible su interior, porque sufrían bajo la exposición extrema de sus afectos ante la sensibilidad de los demás. El poderoso afecto de la vergüenza es en sí mismo sólo un sedimento evolutivo de la imposibilidad de ocultar el interior ante la sensibilidad de los otros. Los pensamientos privados aparecen desde el punto de vista paleo-psicológico como un absurdo completo. La idea de que existe un interior protegido en el cual el individuo puede cerrar la puerta tras de sí y logra expresarse y reflexionar a sí mismo, no aparece antes del primer giro individualista propio de la Antigüedad. Sus publicistas fueron los hombres, conocidos primero con el nombre de sabios y luego como filósofos, antecesores de los intelectuales modernos y del single posmoderno. Ellos, los inventores del apartheid psicológico de lo individual, dieron una nitidez revolucionaria a la idea de que el pensamiento verdadero sólo es posible como un pensar propio y distinto-al-tonto-pensar-de-las-multitudes. De sus impulsos se deduce el efectivo y amplio modelo-de-la-clausura-en-lacabeza, cuya perspicacia política se conoce: los pensamientos son libres, nadie los puede adivinar. Esta fórmula del liberalismo alemán del siglo XIX significa, en consecuencia, que tan sólo los pensadores de pensamientos nuevos e inesperados son invisibles para los celadores de los pensamientos convencionales. En el mundo de los pensamientos nuevos, el axioma de que los pensamientos del uno también son los pensamientos del otro, pierde cada vez más validez: lo que yo mismo no pienso y nunca he pensado no puedo adivinarlo en los demás. En sociedades diferenciadas, otras personas tienen en efecto otros pensamientos en la cabeza. Y por eso mismo, en esta

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clase de sistemas se infla la teleco- una razón evidentemente mediático- hacen y han hecho. Sólo a través de municación: ésta expresa el nuevo fisiológica: los cerebros humanos otra inteligencia recibe la inteligencontenido, en el sentido de que la son, como los genitales, sistemas de cia impulsos claves para su propia transferencia de pensamientos entre ex- parejas y, más allá de esto, sistemas actividad. Como el lenguaje y las traños ya no es posible en la forma de sociales. Su estado normal es la emociones, la inteligencia no es un la empatía participativa, sino median- promiscuidad, su funcionamiento sujeto, sino un entorno o un sistete comunicaciones explícitas que su- corriente implica la relación peren- ma de resonancia. peran las distancias y por las que los ne hacia cerebros complementarios Ahora, la inteligencia pre-alfaparticipantes pagan altos precios a o paralelos. Si la frase ominosa: “Mi partir del uso de los sistemas de sím- barriga me pertenece” puede tener, bética, al contrario de la alfabética cabolos –sólo hay que pensar en los enor- en contextos polémicos, un sentido paz de una distancia, está dirigida hacia mes costos de la alfabetización inicial–, plausible: cuando la madre es la que un denso clima participativo, porque costos que hoy en día todos tratan de debe tener la última palabra en ca- estando totalmente empotrada en las reprimir, porque ya han sido sociali- sos de aborto, entonces la frase: “Mi comunicaciones-cercanas, necesita para zados en un cien por ciento. (Si el al- cerebro me pertenece” sería inacep- su desenvolvimiento la experiencia estimulante de un entorno fabeto fuera tan caro como una presente. Los cerebros existen, red telefónica, se ahorraría decipor lo tanto y de forma a didamente en las palabras escripriori, en convergencia con tas). En sociedades diferenciadas, otros cerebros. Este converger con distintos trabajos y penes, en el sentido preciso, de nasamientos, son los psicoteturaleza medial, porque la rapeutas los encargados del cerebridad aparece, según lo entretenimiento y los proveedoentendemos nosotros, con res de redes los que se deben ocuuna estructura múltiple. Esto par de que los individuos no significa que un cerebro está caigan demasiado profundo en desde siempre ordenado en la privacidad patológica de sus una relación resonante, de mapensamientos y sentimientos. nera diádica con otro cerebro. Sólo hay que recordar que lo Está desde siempre concebido privado patológico fue pensaCultura Tolima. Urna funeraria (detalle). 55 cm de alto. 900 1600 d. C. Colección Museo del Oro. Banco de la República. de manera triádica o múltiple do, desde 1900, como lo incomo algo central entre un ceconsciente. Eso era hasta un cierto punto plausible, mientras que table tanto en lo específico-material rebro del que es informado y un cese pudiera explicar que algunas cate- como en lo moral. No podría signi- rebro al que se le transmite la gorías de lo inconsciente se crean ficar ni, conforme a la verdad, que información. (De esto se deduce que mediante las transferencias de pen- yo sea el único artífice de mis pensa- detrás del medionismo inevitablesamientos de un emisor a un recep- mientos ni que estaría totalmente mente se encuentran los procesos tor, en las que el sujeto del receptor dispensado de compartirlos con los inter-cerebrales). Para poder hablar queda excluido, de tal manera que demás. También la tesis de que al- de mundos cerebrales reales, hay que el individuo no sabe lo que le fue guien podría pensar lo que quisiera partir por lo menos de la base de transferido. En este sentido, el con- es insostenible. Un individualismo trinidades cerebrales. Esto se omite cepto de lo inconsciente correspon- cerebral de este tipo desconocería lamentablemente en los debates día a la modernización de la obsesión que el cerebro sólo puede despertar populares, así como también en la y la psicoterapia al exorcismo de lo a una cierta capacidad funcional investigación científica, porque en mediante el concierto con un con- ambos contextos sólo se conocen los moderno. junto de uno, dos o, incluso, de cerebros singulares y se llega bajo la Que en la antigua esfera social varios cerebros estructurados de ma- excusa de la aclaración neurológica, haya habido grandezas generales, pú- nera semejante. Los cerebros son me- a una desinformación despiadada e blicas y no ocultas, tiene primero dios para aquello que otros cerebros individualista. SLOTERDIJK, P.: ACTIO IN DISTANS. SOBRE LOS MODOS DE FORMACIÓN TELERACIONAL DEL MUNDO

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En consecuencia, de lo expuesto hasta ahora surge una deducción que modifica nuestro teorema de base en una parte esencial. De ahora en adelante también tenemos que poner atención al lado económico de las transmisiones. Si toda la historia de los medios es la historia de la transmisión de pensamientos, su comienzo en la época de las hordas está marcado inicialmente por un principio de ahorratividad característico: las comunas cerebrales primordiales se equilibran mutuamente bajo la minimización intencional del despliegue de simbolismos explícitos. Se podría decir que se informan menos mutuamente de lo que se sintonizan. Comunas cerebrales homeostáticas, en lenguaje coloquial “pueblos”, son conjuntos que ondulan en redundancias sincrónicas. (Esto se puede estudiar aún hoy en día en el famoso socialismo-de-la carpa-de-cerveza en Munich). Lo que se conoce como “sentirse en casa”5 no es en esencia nada distinto que esta forma de comunicación altamente redundante y ampliamente libre de información. Es sentida como una promesa de felicidad, apenas se haya perdido ese “sentirse en casa” en la redundancia, es decir, cuando se debe superar un exceso de información no redundante, estresante e individualista. Aquí, en este entrar en la comprensión sin palabras, aún es válido lo que todavía hoy se conoce y se alaba en las últimas subculturas anti-retóricas y antitelecomunicativas aún existentes –por ejemplo, en los ambientes campesinos o en algunas comunidades espiritualistas lejanas– como la única comunión verdadera entre personas. La persona antigua es aquella que siente la palabra que ha sido dicha demasiadas veces como una palabra perdida. 28

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Me permito anticipar aquí la tesis de que la tendencia civilizatoria de la modernidad está corriendo manifiestamente del ahorro de la palabra a su despilfarro. Y tomo en consideración que naturalmente son las industrias mediáticas, especialmente las compañías telefónicas, las que incitan y administran nuestro derroche. Si se sale de la base del estándar de comunicación paleolítico, aparece como la meta de todas las intenciones comunicativas la provisión de varias individualidades cerebrales con los mismos contenidos de la representación y con percepciones situacionales concordantes en lo posible. Esto resulta bajo dos condiciones: o bien los miembros de un grupo están tan fuertemente ligados en la cooperación técnica o simbólica, que todos siempre saben justo lo suficiente, para saber cuál pensamiento o acción está presente en el otro –en el caso de ir a cazar juntos y en la realización de un ritual–; o bien, ellos convergen al mirar al mismo tiempo una presencia de percepción inmediata –por ejemplo, la aparición imponente del leopardo al borde del campamento–. Con esto se suministra una impresión visual inmediata, que ofrece suficiente garantía para que se presenten imaginaciones comunes y simultáneas del leopardo en los cerebros de la comunidad de vida y de percepción. Entre otras, este último mecanismo es utilizado por la industria publicitaria en sociedades mediáticas de tipo moderno, cuando poblaciones completas perciben a la hora de los principales noticieros la presencia virtual del alce de una famosa fábrica de muebles –casos felices de transmisión masiva de pensamientos en el espacio mediático–. El paradigma paleolítico se orienta desde el punto de vista económi-

co a una reducción de información y comunicación más o menos radical, también se podría decir de ideas nuevas a ideas viejas, con el resultado típico de que el hombre antiguo no puede pensar en preguntar lo que piensa el otro, porque, en general, aún no hay aplicación para la experiencia de que otros piensan otras cosas y de que esto podría ser una otredad provechosa. Con la pregunta por qué tiene otra persona en la cabeza, en épocas anteriores no se pensaba en ideas, sino en un delicado bocado. Como se sabe, hace algunos años, en el famoso sitio de excavación paleontológico de Atapuerca en España, salió a la luz del día un fragmento de cráneo del europeo más antiguo, con la edad sensacional de 780.000 años: diez veces más la edad que se le había otorgado al homo sapiens. Huellas de raspadas y raeduras en los pedazos de cráneo de niño indican que se trata de un relicto de un rito de antropofagia, y esto es sorprendente, porque no se esperaba una prueba tan temprana respecto a la participación de hombres prehistóricos en los contenidos mentales de sus semejantes prehistóricos o sus pre-semejantes. El paradigma más antiguo de convergencia mediática (como convergencia cerebral) se orienta, de esta manera, hacia una doble meta: primero, transmitir pensamientos de un cerebro a otro y esto con un despliegue mínimo en signos manifiestos. Segundo, reprimir todos los nuevos pensamientos potenciales y de individuación, para reducirlos así a unos que sean antiguos y socializantes. La tendencia a la reducción caracteriza el estado mítico de todos los tiempos y pueblos. El mito es desde siempre la esponja que limpia las diferencias de individuación.

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En este punto debemos hacer un gran salto, para poder ir del paradigma arcaico al metafísico. La filosofía se origina, entre otros fenómenos, porque la batalla arcaica de las comunicaciones y comuniones redundantes contra la información, es decir, contra la nueva experiencia, resultó siendo una empresa paradójica. Los innumerables cuentos y mitos, en los que las tribus y los pueblos dejaban ondular sus comunicaciones, se mostraron en los tiempos de las mezclas de culturas, como un medio inservible para la reducción de la información. La ciudad comercial portuaria de Atenas, en la que se reunían la mercancía y la opinión de muchos países, era de alguna manera un laboratorio político y mediático-técnico, en el que se examinaba cómo se desenvolvían las personas en situaciones poli-míticas. Como se sabe, Platón llegó a la conclusión de que para la necesidad de verdad del hombre postsocrático, ya no era suficiente la orientación mediante mitos, poesías y fábulas sobre dioses. Las personas, que intentan ponerse en sintonía en la ciudad poli-mítica, no son de ninguna manera traspuestas mediante sus cuentos en estados de participación de pensamientos que sean casi libres de palabras; no vivencian una sintonía, una ondulación semejante, o una concordancia. Más bien, entran cada vez más en un torbellino para el acrecentamiento de los discursos y, por lo tanto, en una escalada perpetua de la pelea por las opiniones. Platón tenía con razón la concepción de que las personas no se comunicaban poco, sino demasiado. Por eso mismo mienten tanto y se distancian cada vez más de la verdad. Esto es, según el filósofo, peligroso políticamente, porque la proliferación del disparate cuestiona la síntesis ciudadana. Pero como el filósofo no tenía

nada distinto en mente que la modernización del principio arcaico del ahorro mediante medios lógicosemánticos, intentó reducir las excrescencias comunicativas de las personas que pelean, mienten y fabulan, mediante un filtro epistémico. Lo que le importaba era contener la charlatanería del disentimiento y la habladuría proliferante de los poetas, las nodrizas, los sofistas y, finalmente, también de los hacedores democráticos de las guerras, inventando un método ingenioso de poner todas las comunicaciones locales bajo un monopolio telecomunicativo divino. Precisamente en este momento y lugar es inventada la forma filosófica de la comunicación universal del top-down. Si el proyecto de mundo de Platón fue sugestivo por más de dos mil años y para muchas generaciones, lo fue sobre todo porque no podía haber en él pensamientos nuevos y relevantes, e incluso menos que en la esfera mítica, pero por razones más profundas. La filosofía se presenta como una redención definitiva de la información –su modelo no es en vano el sabio que ya no se sorprende de nada–. Por eso, la palabra modelo de la técnica filosófica disuelve todas las informaciones en recuerdos, nil admirari6 . Por cierto que la reflexión filosófica nace del asombro, pero su meta es la aniquilación del asombro mediante la evidencia final. Sin embargo, el a priori debe hacerle la guerra al a posteriori y apartar el grano del conocimiento de la paja de la opinión. Y el conocimiento verdadero –esto no debe ser nada nuevo– no proviene del intercambio de información, sino del recuerdo de una época anterior del alma colmada mediante la observación de los arquetipos.

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Regresemos desde este punto nuevamente a nuestra tesis de base: con la intervención de Platón, la situación de que toda historia de los medios es la historia de transferencias de pensamientos da un nuevo giro, porque ya no se trata de ahora en delante sólo de transferencias horizontales de estados cerebrales a estados cerebrales en diálogos neurológicos locales. Platón, en cambio, corta la banda comunicativa entre las personas reunidas en presente y sólo la deja en un delgado hilo, lo necesario para poder manejar una escuela y para poder investigar conjuntamente la verdad mediante un diálogo académico. Esta verdad, sin embargo, ya no puede ser transferida en comunicaciones face-to-face o ear-to-ear7 , sino que sólo puede ser observada por cada inteligencia individual para sí misma en el camino a través de un recuerdo filosófico radicalizado en arquetipos prenatales. En un universo platónico, los participantes de los juegos lingüísticos colectivos ya no pueden ser socializados en todas partes, como de costumbre, por la co-ondulación en la charlatanería grupal. Más bien lo que sucede es una suerte de socialización profunda por el hecho de que cada uno se refiere en soledad y libertad a un cielo de ideas universales y comunes a todos. Más allá de la habladuría poli-mítica, que no solamente es estéril informativamente, sino también polemogénica, Platón pone a cada alma pensante en una relación directa con las fuentes emisoras de todo saber válido, hacia el dios noético, quien, según las regulaciones de la escuela, ya no se llama Zeus o Apolo, sino Agatón, el bien. La filosofía es la informática del bien y, por lo tanto, una anti-informática, porque no reúne tontas informaciones empíricas, sino que se N ÓMADAS

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ocupa exclusivamente del trabajo de recuerdos o de la anamnesis sanadora. La transferencia decisiva de pensamientos se lleva ahora a cabo entre un cerebro humano individual y un cerebro divino central –digamos entonces entre Platón y Agatón, sobre todo en el medio de la evidencia lógica–. Sólo mediante la transferencia de pensamientos de un único y mismo dios a cada persona, se puede instalar un régimen comunicativo en el que virtualmente, ya que no es posible en la actualidad, pueden participar todas las inteligencias humanas y en el cual se puede de manera más o menos segura, diferenciar las frases verdaderas de la charlatanería pura. Los demás destinos de la revolución filosófica de los medios ya se conocen: en el curso de la historia europea, el sistema platónico fue derrumbado, esencialmente mediante dos efectos colaterales no intencionados o fallas de construcción, que eran inmanentes: por un lado, el platonismo puso en el mundo un problema de elite incontrolable, porque la diferenciación entre aquellos que poseen recuerdos claros de las ideas prenatales y aquellos cuyos recuerdos son muy turbios para conducir a evidencias concluyentes, no podía ser tan practicable, con el resultado de que la ilustración moderna despidió el ideal del sabio y le dio oportunidad al common sense8 de reivindicarse por la ofensa de más de dos mil años de los filósofos (si no me equivoco, la orgía de la revancha sobrepasó su clímax en el siglo XX tardío, y después del overkill9 de filosofía en el vitalismo y en la ideología posmoderna del entretenimiento, se vislumbran nuevas divisiones de trabajo entre el pensamiento filosófico y los demás géneros del comportamiento 30

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inteligente). Por el otro lado, el proyecto-logos del ahorro de Platón estaba condenado al fracaso, porque de ninguna manera llevaba a que circularan menos discursos en el mundo. Por el contrario, a todas las formas de juego de la charlatanería cotidiana se le agregaba ahora el discurso filosófico, que generaba una infinidad de derechos propios. En el intento de reducir la información, la comunicación falló en todo su ancho. Este fracaso tuvo su lado positivo, empero, porque a pesar de que la filosofía temprana no pudo estabilizar un saber absoluto, dio con un producto secundario de una obstinación con consecuencias insospechadas: las ciencias antiguas europeas. En éstas se llegó a una acumulación de informaciones auténticas y a una proliferación desmesurada de discursos informativos y pseudos-informativos. Teniendo en cuenta este desarrollo, no sorprende que la corriente filosófica se disgregara más tarde en la rama mística –en la que dios y alma aún se entienden sin palabras, como suele ser en las comuniones arcaicas y las transferencias de pensamientos sin desvíos– y en la rama científicodiscursiva, en la que el discurso que lleva la información se sale totalmente de sus cauces. En este último caso, no se puede naturalmente hablar de un control de la información mediante la comunicación. De los efectos secundarios a largo plazo producto de las fallas de construcción de la metafísica clásica, surgieron dos elementos característicos de la modernidad. Por un lado, el igualitarismo cognitivo de la cultura moderna del discurso, que en el sistema del saber no le admite a ningún compañero de juego un acceso privilegiado a las primeras o últimas razones. Por otro, la emancipación de la

información y la positivación del conocimiento nuevo, mientras que esto era evaluado de manera afirmativa por primera vez en la historia de los sistemas cognitivos. De hecho, la modernidad es aquella extraña época en la que el bien disuelve su aparente y eterna alianza con lo antiguo y desdesiempre-válido, para aliarse a su vez con lo nuevo y aún más nuevo. Mediante la positivación de la información, los cerebros, los medios e instituciones del conocimiento son juntados en una configuración histórica sin precedentes. Es en ella que uno debe orientarse hoy en día. En este punto podemos volver a saltar, para alcanzar el horizonte del problema actual. Como lo anunciamos, la modernidad sólo pudo encontrar una conciencia ofensiva de sí misma desde el momento en el que quedó claro que el proyecto metafísico de una dirección general de los asuntos mundiales mediante la transferencia vertical de pensamientos entre el dios monoteísta y el individuo pensante, había fracasado. Este fracaso se llevó a cabo, según la provincia lógica en la que permanecía el europeo inteligente de la modernidad, entre el siglo XVII y el siglo XX. En esta época se impuso el entendimiento de que las transferencias de pensamientos, que se dan en nuestra estructura mundial, no pueden producirse ni en la comunión arcaica de los cerebros en el tráfico (interior) telepático-sensitivo, ni en los sutiles y anamnésicos diálogos a distancia de las almas individuales inteligentes con el dios de los filósofos. Lo que ahora cuenta es una transferencia de pensamientos des-regulada de cierta manera, y mixta, en dirección horizontal y vertical, a través de medios simultáneamente comunicativos e informativos. Entre ellos, primero sobresale

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el libro, al cual le ha salido una competencia muy efectiva desde el siglo XIX, mediante los sistemas eléctricos y electrónicos. En este proceso, la verticalidad es desplazada cada vez más por la horizontalidad, hasta que se llega a un punto desde el cual los participantes comprenden en los juegos de sociedad que son comunicativos e informativos, que ya nada les llega desde arriba y que están, con sus cerebros, sus medios, sus equivocaciones y sus ilusiones, solos en este mundo decantado. Están condenados a una ciudadanía mundial electrónica, cuyas categorías son dadas mediante los hechos de la densificación del mundo y de la tele-vecindad de todos con todos. Lo que de hecho se define con la palabra telecomunicación, implica una forma de mundo tele-operativa, que es a su vez definida por actiones in distans de toda naturaleza. A ella le corresponde una conciencia que debe convencerse cada vez más de sus tareas tele-morales. Ahora es necesario especificar la fórmula de que toda historia de los medios es la historia de las transferencias de pensamientos en su punto más sensible, es decir, en el concepto de pensamiento, de una manera aún más manifiesta. Arriba hemos aprehendido respecto del mundo arcaico la noción de pensamientos de manera tan amplia, que prácticamente podrían ser entendidos como todos los estados vividos de los cerebros comunicantes. Para la metafísica clásica hemos, en cambio, utilizado un concepto contrario: cum grano salis10 , que tenía el mismo significado del saber-a-priori o las intuiciones arquetipo. Para el mercado des-regulado de la información del mundo moderno, se debe iniciar una comprensión distinta de los “pensamientos” que corresponde a lo que, en las teorías

convencionales de la cognición, se denomina frases de la experiencia, y en la terminología kantiana juicios sintéticos a posteriori. Con esta última noción nos acercamos al concepto de información formulado por la sistémica moderna, según el cual, la información es una unidad de medida para las innovaciones, que a su vez recoge un sistema recopilador de datos mediante un mensaje. Tan pronto como la innovación es positivada, puede serlo también la información: así obtenemos la ecuación típica moderna entre nuevo, mejor y más, una ecuación que es necesaria para que el negocio de las transferencias sin límites de pensamientos pueda florecer. La ventaja ontológica del nuevo concepto de la información radica en que hace descriptibles las transferencias de pensamientos, en las que los pensamientos transferibles no necesariamente tienen que pertenecer a alguien: ahora podemos dejar hundir los pensamientos transformados en informaciones bajo el umbral de las personas, de tal manera que los sistemas técnicos se pueden entretener con sistemas técnicos, sin que deba intervenir un sí mismo vivencial. En la medida en que esto pueda ser entendido como una descarga (descongestión) del lado personal, en la entrega del trabajo comunicativo a los aparatos yace un enorme potencial emancipador. Con la positivación de la información, se crea para los participantes en el mercado de la innovación, sin embargo, un novedoso problema ecológico: la pregunta por la eliminación del desecho informático. La dramática de este problema podía ser mantenida a raya en la era de los libros, porque éstos son comparativamente transportadores compactos e inertes. En la era de las transferencias electrónicas de infor-

SLOTERDIJK, P.: ACTIO IN DISTANS. SOBRE LOS MODOS DE FORMACIÓN TELERACIONAL DEL MUNDO

mación se llegó a un desarrollo explosivo. Hay que volver a tener presente que los cerebros convencionales están formados como sistemas ahorrativos de ideas, se podría también decir como organismos a la defensiva en contra de una nueva-experiencia no bienvenida. Cualquiera se puede convencer de que esto también es válido para el presente mediante una autoobservación. Cada introspección sencilla nos deja en claro que nuestros cerebros siempre buscan el nivel homeostático más próximo, es decir, un estado, en lo posible, cómodo y conservador en sus estructuras, que es vivenciado como auto-satisfacción: ésta apoya la sensación de tener toda la razón, prolonga la licencia de seguir adelante con nuestros juegos de identidad. Todo el mundo sabe que los hombres, en caso de necesidad, se vuelven incluso creativos para evitar cambios de su auto-estado. La mutación decisiva de la modernidad radica en el atrevimiento de los cerebros humanos de más bien celebrar integralmente las informaciones futuras, más que rechazarlas. Ya en la era de la imprenta esto llevó a una revolución antropológica, de la cual surgieron las figuras características de la modernidad como el mago-científico, el artista, el ingeniero, el intelectual y, finalmente, el ciudadano alfabetizado. A todas estas figuras les llegó la hora, porque la boda histórica entre cerebros y flujos de información basados en la imprenta ya pasó de manera tendencial; dicho de manera más cuidadosa, porque la constelación humanística se salió de su lugar óptimo. En su sucesión, hoy en día se desarrollan nuevos caracteres sociales. Para éstos es esencial un alto grado de flexibilización, en relación con la capacidad destacada de fingir aceptación del programa mundial del aprendizaje de por vida. Con la positivación N ÓMADAS

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de la información llega indiscutiblemente una inflación informática a los compañeros de juego del sistema moderno del I&C, una inflación que es demasiado poderosa para poder ser asimilada en el cerebro creado en la evolución biológica. Los cerebros, por tanto, retroceden cada vez más del frente de la involucración mediante informaciones y permiten progresivamente el contacto entre los medios, es decir, medios aparáticos con medios aparáticos. Esto sucede desde el reconocimiento de que después del trabajo físico, correspondiente a la regla de compensación de la evolución técnica, se reduce también el pesado trabajo comunicativo, si es que no se quiere abolirlo del todo. Con este resultado, nuestra derivación de la relación mundial telecomunicativa logró el umbral de la actualidad. En la forma actual del mundo, que cambió radicalmente del ahorro de signos a su despilfarro, no quedó casi nada de la moral del ahorro y del ideal de las comuniones neurológicas, excepto el reconocimiento de que los cerebros humanos aún siguen sin valer la pena para la mayoría de aquello que los que ofrecen información en los mercados abiertos de I&C quisieran embutirles directamente. A este desarrollo sólo se puede reaccionar con la formulación de una ontología de spam. Las transferencias de pensamientos del nivel informático no pueden por siempre dirigirse eo ipso11 a los cerebros naturales, porque éstos no tienen usos para la mayoría de las informaciones y porque de manera tendencial, aún están orientados a la reducción de la información, a la comunión, como en el paleolítico. Por eso mismo, la modernidad desarrolla su interés en procesar los ríos de información liberados por fuera del 32

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cerebro. Por eso mismo es que necesitamos la convergencia de los medios I&C. No en vano, hoy está tan masivamente difundida la evidencia de la enorme ventaja que representa para todos que un aparato se dirija a otro aparato. Están de entrada hechos para el trabajo informático pesado, mientras que los poseedores de nervios siempre tienen algo mejor que hacer que recibir información superflua y estresante. Estas situaciones pueden ser formuladas también en contra de los sistemas nerviosos, al constatar junto con Friedrich Kittler que las reflexiones basadas en proteínas no pueden hacer frente a las reflexiones basadas en silicio. Quisiera cerrar estas observaciones tan abstractas con algunas aún más abstractas, que nos regresen a una cesura platónica y al mundo de las comuniones arcaicas. Si de verdad toda historia de los medios es estructuralmente la historia de las transferencias de pensamientos, entonces la teleología de todos los actos telecomunicativos se deja caracterizar a través del sueño de que un día podría ser posible acercarse nuevamente sin desvíos visibles, directamente a los cerebros de los otros. Si existe de verdad la tendencia a la repetición de lo arcaico en lo técnico, ésta debería llegar a reproducir los antiguos diálogos locales de los sistemas neurosimpáticos armonizados entre sí, en el horizonte de las telecomunicaciones y las comunicaciones masivas. Esto finalmente se muestra en el enorme éxito de los teléfonos celulares, que aportan a la reproducción de la oralidad arcaica en el nivel de la aldea global. Sin embargo, la mediología especulativa no se puede contener de pasarse más allá de este nivel. Al final de todos los días mediáticos, un comunicador debería ser capaz de irra-

diar sus propios pensamientos directamente en los cerebros de personas lejanas. Para esto sólo sería necesario un sistema neuro-telepático con una técnica avanzada de direcciones. Un sujeto-emisor solo necesitaría adaptar sus intenciones lógicas a un grupo de direcciones neurológicas, a quienes en la edad media mediática se les denominaba “personas”, e inmediatamente se desarrollaría en un monitor interno del receptor, un proceso de recepción, al cual el destinatario sólo tendría que aportar lo suficiente para poner su sistema en recepción. En la época final de los medios, los ojos y oídos tan exigidos hoy en día serían obviados mediante el proceso neurotelepático del bypass12. Podríamos, con la ayuda de suaves tecnologías rompe cabezas, dirigirnos directamente a nuestra comunidad de nervios desde cualquier distancia, y de tal manera que ya no nos deberíamos dejar impresionar por las tan populares indicaciones respecto a la reserva de referencia propia de los neuro-sistemas. En aquellos días de los que ya sólo nos separa un siglo de investigaciones y desarrollo, podríamos provocar técnicamente y mediáticomasivamente, lo que hoy los sicóticos de la influencia y algunos telecomunicadotes religiosos ya dan por hecho: nos podríamos transponer sin encontrarnos físicamente, en estados maravillosos o terribles de discretas obsesiones telecomunicativas; nos sumergiríamos mediante circuitos intercerebrales a través de grandes distancias y no solamente enviaríamos y recibiríamos, a diferencia del platonismo, imágenes originarias o ideas eternas, sino también representaciones individualizadas y mensajes con fecha, dirección y localización. Los que hoy en día llamamos “nuevos medios” son entonces en su totalidad tecnologías pesadas, externas y

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caducas, si uno sacude la cabeza sobre la superflua y malintencionada intermediación que trató de monopolizar y explotar comercialmente la transferencia de pensamientos entre los hombres. El único problema que debería ser resuelto es la protección de la esfera cerebral privada. Probablemente, las personas que no quieran estar en recepción, tendrán que portar cascos ANT de protección, es decir, cascos anti-neuro-telepatía, disponibles si se busca desconectarse de los siempre presentes conciertos de transferencia. La palabra intelectual irritante de aquella época será neuroglobalización. La forma hoy en día más extendida del rechazo a la información, el no-entender, sería derogada en la era final de la transferencia de pensamientos. Así, se deberá ejecutar explícitamente cada acto de la negación del entendimiento y llevarlo a cabo según las reglas del arte. Ante semejantes perspectivas del

futuro, deberíamos gozar de nuestras reservas naturales del no-entender, mientras haya tiempo.

Citas 1

En griego en el original (N. de la T.).

2

Mediamatik: carrera que reúne elementos de distintas disciplinas de la informática como marketing, multimedia y administración. Esta carrera existe desde el año 1998 en Suiza. Los técnicos graduados trabajan en el campo de los cibersitios, servidores y computadores (N. de la T.).

3

En el original K&I que corresponde a las siglas de Kommunication und Information, de ahora en adelante se usarán las siglas correspondientes en español (N. de la T.).

4

Users en el original (N. de la T.).

5

Sloterdijk usa el término heideggeriano Heimatlichkeit, que a su vez proviene del concepto Heimat, que ya de por sí trae problemas para la traduc-

SLOTERDIJK, P.: ACTIO IN DISTANS. SOBRE LOS MODOS DE FORMACIÓN TELERACIONAL DEL MUNDO

ción. A veces se usa la palabra familiaridad (N. de la T.). 6

En latín en el original. Significa “no admirar nada” (N. de la T.).

7

En inglés en el original (N. de la T.).

8

En inglés en el original. Significa “sentido común” (N. de la T.).

9

En inglés en el original: Significa “exceso” (N. de la T.).

10 En latín en el original. Literalmente “con un grano de sal”, figuradamente “con una capa de sano escepticismo o con moderación” (N. de la T.). 11 En latín en el original. Significa “por eso mismo” (N. de la T.). 1 2 En inglés en el original (N. de la T.).

Bibliografía BENJAMIN, Walter, 1928, Einbahnstraße, Berlín, Ernst Rowohlt Verlag. SLOTERDIJK, Peter, 2005, Esferas III. Espumas, Barcelona, Siruela.

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Simulación y códigos informáticos: una nueva anatomía para las prácticas biopolíticas [email protected] • PÁGS.: 34-43

Francisco Tirado * y Blanca Callén** La implementación masiva de las nuevas tecnologías de la información ha transformado los dispositivos de vigilancia y control. Este texto analiza las anatomías de poder que se despliegan en los entornos virtuales. Nuestra tesis sostiene que nos hemos desplazado de un “gobierno del alma” hacia un “gobierno de la libertad”. Éste se basa en un ejercicio de codificación numérica que traduce la realidad a simples comandos de ceros y unos. Palabras clave: simulación, códigos informáticos, biodatas, biopolítica, gobierno de la libertad, entornos virtuales. A implementação massiva de novas tecnologias de informação tem transformado os dispositivos de vigilância e controle. Este texto analisa as anatomias do poder que se estendem nos ambientes virtuais. Nossa tese sugere que nos temos transitado de um “governo de alma” a um “governo da liberdade”. Este baseia-se em um exercício de codificação numérica que traduz a realidade a simples comandos de zeros e uns. Palavras-chaves: simulação, códigos informáticos, biodatas, biopolítica, governo da liberdade, ambientes virtuais.

Dibujo EMBERA : Astrid Ulloa

The massive implementation of new information technologies has changed the surveillance and control devices. This paper analyses the anatomy of power deployed in virtual environments. Our thesis points to a shift from a “government of the soul” to a “government of freedom”. This one works with a minimum codification exercise with the capacity to translate reality to simple numeric commands of 0s and 1s. Key words: simulation, computer codes, biodates, biopolitics, power of freedom, virtual spaces.

ORIGINAL RECIBIDO: 21-I-2008 – ACEPTADO: 11-II-2008

* **

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Profesor titular de psicología social en la Universidad Autónoma de Barcelona (España). E-mail: [email protected] Investigadora en el Departamento de Psicología Social de la Universidad Autónoma de Barcelona (España). E-mail: [email protected]

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El que controla esta red, que va de lo local a lo global, porque acapara todos los poderes, sustituye a la política, porque tiene todos los derechos sustituye a lo judicial, porque lo sabe todo, sustituye a la sabiduría, porque hace funcionar su máquina de fabricar dioses posee lo sagrado, escoge los lugares de la violencia, hace crecer o no el comercio y el intercambio. Michel Serres

La era de la simulación

despliega y opera siempre sobre dos niveles. Por un lado, tenemos un nivel “de uso”. Es básicamente una dimensión visual, fácil de manejar, “intuitiva”, “cercana”, constituida por iconos e imágenes, cuanto más familiares y simpáticos mejor. Por el otro, un plano invisible. El nivel de las matrices numéricas, de la codificación digital y, por supuesto, de su circulación. Constituye una suerte de alcantarillado compuesto por números en perpetuo

son algunos de la multitud de elementos que fácilmente se convierten en secuencias numéricas y en simulaciones. Miles de empleados en una gran multinacional, de ese modo, se constituyen en una mera base de datos que un único individuo controla y maneja a kilómetros de distancia. Las simulaciones provocan efectos perfectamente reales, fenómenos tangibles y presentes, pero cuya materialidad última ya no hace referencia a algo sólido, claro, distinto y visible, sino, más bien, a un material fluido, invisible y móvil. En tercer y último lugar, disponemos de una realidad poblada de presencias invisibles. Foucault (1975) ha mostrado cómo el proyecto de saber que se despliega a partir de la figura arquitectónica del panóptico, se asienta en los efectos organizativos que ejerce la mirada del Otro. El simple hecho de tener conciencia de que somos observados nos convierte en sujetos, transforma nuestro pensamiento y nuestros cursos de acción. Pues bien, la realidad que nos abre la simulación se presenta como más genérica y sofisticada que la del panoptismo: ya no se trata de sentir la mirada del Otro, sino de experimentar su propia presencia. La simulación nos permite sentir que estamos al lado de otros muchos sin que éstos estén presentes físicamente. Compartimos un espacio, un tiempo y una acción abstracta con miríadas de personas no localizables geográficamente, imposibles de identificar temporalmente, y cuyas acciones parecen converger hacia nuestra situación.

Una nueva relación se ha instalado con fuerza en nuestra cotidianidad. Como todo lo que tiene que ver con la tecnología ha llegado subrepticiamente. Nos referimos a la relación con las simulaciones. Éstas se encuentran presentes en todos los ámbitos de la vida diaria: en los electrodomésticos, en los talleres, en los medios de transporte, en el ocio, en la educación... Alguna autora se ha atrevido a plantear que asistimos al nacimiento de una cultura de la simulación (Turkle, 1995). En sus límites cambiarían nuestras concepciones soCu 600 d ltura Quim . C. bre la mente, nuestras 1600 baya. Figu r d. C. Colec a en cerám ideas sobre el cuerpo, el yo, lo ción M ic useo a de 24 cm social, la política, la vida y la máquina. del O ro. Ba de alto ( de nco d No obstante, a pesar de las transfor- movimiento, e la R talle). epúbl ica. maciones y promesas que anuncia, la filtros de información, vínsimulación parece más bien poca cosa. culos entre bases de datos, etc. Su Baudrillard (1978) la define como la principal rasgo es que resulta inaccegeneración, a través de modelos, de sible para el usuario. Son dos munalgo real sin origen ni realidad. Para dos paralelos e inseparables. La él, en la simulación lo real es produci- simulación no es posible sin la codido a partir de células miniaturizadas, ficación numérica (o alfanumérica), de matrices, memorias y modelos de y ésta es inútil sin la simulación (Tiencargo, y puede ser reproducible, rado, Alcaráz y Domènech, 1999; desde esa infraestructura de códigos, Tirado, 1999). En segundo lugar, remite a materialidades fluidas. Un jueun número indefinido de veces. go estratégico, un empleado y sus Por todo esto, la simulación consEsa realidad posee tres caracterís- relaciones laborales, una decisión ecoticas principales. En primer lugar, se nómica, un diagnóstico médico… tituye un fenómeno que desborda, TIRADO, F. Y CALLÉN, B.: SIMULACIÓN Y CÓDIGOS INFORMÁTICOS: UNA NUEVA ANATOMÍA PARA LAS PRÁCTICAS BIOPOLÍTICAS

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can. Las bases de datos codifican numéricamente, no imitan o representan, y la codificación restringe el significado, elimina el ruido y la ambigüedad, y produce información rígida. La estructura o gramática de las bases de datos crea relaciones entre partes o posiciones de la información que no existen fuera de la propia base Para profundizar en el funciona- de datos. Tal cosa les permite constimiento de las simulaciones, tomemos tuir nuevos individuos, momentácomo ejemplo una de estas prácticas. neos y precarios. Curiosamente, una De hecho, si hay algo que caracterice vez el password activa esas bases de la simulación es la cifra o password. datos y accedemos a la simulación, estamos condenados a la participación obligatoria. En un entorno virtual, la no relación, el no movimiento, la no participación es un absurdo, una imposibilidad lógica. Sin la actividad que marcan los verbos conectar, relacionar, mover, participar, la simulación no cristaliza, no deviene existencia. Ésta se produce en esas prácticas, no en la tecnología usada para sostenerla. La simulación ni está en la mente del usuario ni en el artefacto. Se da en un “entre”. En ese sentido, autoLas prácticas en Cultura Cauca. Pectoral en oro de 19,5 cm de alto (detalle) res como Echeverría (1999) ese intersticio 1000 d. C. - 1600 d. C. Colección Museo del Oro. Banco de la República. sostienen que ese espacio fí¡Pero no nos confundamos! La No se trata de un número que indica sico-matemático reticular, electróausencia de materialidad física no una posición individual en una masa nico, digital, representacional, implica una carencia de prácticas o ni de una marca que identifica a un transterritorial, multisensorial (aunde usos. Concretamente, esta especie individuo. Es una clave que permite que la forma más extendida sea de intersticio pone en juego toda una o prohíbe un acceso concreto a la in- bisensorial), asentado en el aire (adeserie de acciones que se vinculan en- formación. Restringe o facilita el más de en la tierra) e inestable, camtre sí: como el password o contraseña movimiento y la interacción. Toda la bia las relaciones entre sujetos (al que, para hacerse efectivo, necesita de información que se despliega si la ci- poderse dar también a distancia, en la actualización y activación de bases fra es aceptada proviene de bases de red, de forma no presencial ni basada de datos y de la participación obliga- datos. Poster (2006) ha señalado que en la proximidad física) e igualmente toria de quienes pretenden acceder a éstas constituyen toda una nueva ex- entre sujetos y objetos (telemátilas simulaciones y habitarlas; prácti- periencia del lenguaje. Hacen referen- camente)1 . Y así es como habitamos cas como la escritura electrónica; la cia a prácticas lingüísticas que el presente: entre dígitos y carne, gestión de la velocidad que imprimen incluyen agentes que no hablan, sim- cables y pantallas, impulsos eléctricos, los dispositivos telemáticos; la mul- plemente almacenan, contactan, bus- imágenes, información y desinpor ejemplo, lo fotográfico y lo cinematográfico. Permite entrar en las imágenes, tocarlas, habitarlas y acercarnos a otros que también están dentro. Podemos mezclarnos con ellas. En tanto que fenómeno, una simulación es mucho más que imágenes: posee cosas más allá, debajo, delante, invita a una exploración. Es una imagen y, al mismo tiempo, una idea. Una “genuina imagen-sentencia” (Lynch, 1991: 71). Gracias a ella, lo virtual, lo potencial, deviene otro tipo de acceso a lo real. Nos ubica en una suerte de realidad intermedia o perpetuo intersticio. Es un nudo que ata lo virtual a lo real. Y, por supuesto, transforma cuestiones como el número –lo vuelve átomo de una materialidad fluida–, el espacio –deja de ser habitado para ser continuamente constituido–, o la mediación –se vuelve realidad– que mezcla lo sensible con lo inteligible y remite a un lugar sin posición física.

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tiplicación del yo por los diversos escenarios simultáneos que despliegan las simulaciones; la administración de toda la información que se acumula en bases de datos o la gestión de los flujos y movimientos que se generan a partir de sus cruzamientos y combinatorias.

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formación; realidades interconectadas de las que participamos y que nos atraviesan constituyendo nuevos modos de vida.

Del gobierno del alma al gobierno de la libertad

técnicas que permiten ver inducen efectos de poder, y en el que los medios de coacción vuelven claramente visibles a aquellos sobre los que se aplican. La vigilancia es coextensiva a la disciplina y su principal efecto es la producción de subjetividades. Las realidades que fundamentan las propuestas foucaultianas son institucionales y poseen determinadas características distintivas. Por ejemplo, se analiza la disciplina como arte

roso de prácticas inmediatas y concretas hasta el diagnóstico social. Como recuerda Rose (1989), el dispositivo que hemos mencionado permite a Foucault concluir que el gobierno del alma es la característica distintiva de las sociedades modernas. Efectivamente, las sugerencias foucaultianas son un buen punto de partida. No obstante, las prácticas que nos ocupan ofrecen tal cantidad de diferencias que finalmente transforman completamente ese punto. En este sentido, nuestra tesis arguye que los entornos virtuales, en general, y la simulación, en particular, suponen la emergencia de una nueva anatomía de poder que desborda el gobierno del alma descrito por Foucault. Las características de esta nueva anatomía son las siguientes:

Los medios de comunicación de masas, en general, y multitud de apologetas tecnológicos específicamente, han presentado este “entre” como paraíso de libertad, como un espacio absolutamente libre para el movimiento y la experimentación del usuario. Un lugar salvaguardado de las “marcas” de género, clase, raza, etc. que arrastramos fuera de él. Una suerte de vacío o tábula rasa cuya independencia de la fisicalidad trae la promesa de una gran ágora de “Hacer hacer” contra iguales en movimiento. No obs“dejar hacer” tante, diversos autores (Jordan, 1999; Woolgar, 2005) han mosLa vigilancia en las instituciotrado que semejante realidad no nes de encierro se caracteriza por: está exenta de la producción de a) asentarse en la máxima visibilirelaciones de poder. Por esa razón, dad y en una reorganización del la pregunta que aquí nos planteaespacio llevada a cabo con ese promos tiene que ver con la manera pósito; b) requerir un estricto de analizar y describir esos ejercicios de control: ¿cuál es la anato- Cultura Muisca. Figura votiva en oro de 17,8 cm de alto (detalle). 400 control del tiempo; c) exigir que mía de poder (Foucault, 1975) que d. C. - 1600 d. C. Colección Museo del Oro. Banco de la República. el individuo sea plenamente consciente de la operación de vigilandibuja el conjunto de prácticas del cuerpo intensificado por el cia; d) utilizar intensivamente las que definen la simulación? panóptico, y la condición de posibi- potencialidades y energías del indiCualquier análisis actual sobre lidad de semejante análisis reside en viduo a través de la disciplina; e) busrelaciones de poder tiene como lu- la descripción minuciosa de cómo se car el autocontrol; y f) involucrar un gar de discusión inexcusable las pro- produce la inscripción del espacio a “hacer hacer”. Pues bien, la vigilanpuestas de Michel Foucault. La razón partir de una edificación con una ma- cia pervive en los entornos virtuales es doble. En primer lugar, Foucault terialidad dura e identificable que pero bajo una nueva definición. articula magistralmente, en un mis- resiste el paso del tiempo. La men- Asentada en la materialidad fluida mo entramado analítico, vigilancia, cionada figura material y tecnológica que mencionábamos anteriormente, disciplina y subjetividad. Para él, el que articula este entramado es justa- en la simulación la vigilancia no reejercicio de la disciplina es un dispo- mente el panóptico (Foucault, 1975). quiere visibilidad y trasciende las basitivo que coacciona por el juego de En segundo lugar, el análisis foucaul- rreras físicas. Se basa en el control la mirada; un ejercicio en el que las tiano se desliza desde el examen rigu- del movimiento del usuario. El TIRADO, F. Y CALLÉN, B.: SIMULACIÓN Y CÓDIGOS INFORMÁTICOS: UNA NUEVA ANATOMÍA PARA LAS PRÁCTICAS BIOPOLÍTICAS

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password permite la localización permanente de su trayectoria y la gestión de su trazado. Trasciende el tiempo, lo que puede observarse especialmente en la capacidad de almacenamiento y recuperación de información de las bases de datos. Los individuos ya no son conscientes de la vigilancia. Ésta se produce gracias a un registro en dichas bases y que se da en ese nivel de materialidad fluida al que no accede el usuario. Opera con un control que no es disciplinar. Y, finalmente, en la simulación, vigilar implica, sobre todo, un “dejar hacer”, un permitir el movimiento continuo. Cuanto mayor sea el movimiento del usuario, mayor será la probabilidad de marcar y predecir su trayectoria.

mas. Frente a esto, observamos que en la simulación el control concierne al movimiento y no a la corporalidad. Tampoco se requiere un régimen de encierro sino la participación, una conexión constante. No se necesita un establecimiento, es suficiente con un régimen de socialidad, de relación con la simulación. En el control nunca hay un punto final o de llegada, siempre arrancamos desde un punto medio y no existe un “telos” concreto que guíe

Disciplina versus control

El imperativo de la relación La tercera diferencia entre las dos anatomías de poder que nos ocupan reside precisamente en la cuestión de la modulación. La lógica del dispositivo de poder que describió Foucault buscaba producir subjetividades: crear almas. En nuestro caso, el propósito, la lógica de todas las prácticas que hemos mencionado, radica en generar socialidad. Se busca la relación, el contacto, la interacción. Lo prohibido en una simulación es, efectivamente, “la no relación”. Ésta no existe como posibilidad. Constituye el “afuera” del entorno virtual. No puede ser de otra manera puesto que en la relación está el sentido mismo de la simulación y su propia razón de existir. Es más, en la conexión, la simulación deviene realidad.

Cultura Calima. Pectoral de oro de 16 cm de alto. 1000 d. C. - 1800 d. C. (detalle). Colección Museo del Oro. Banco de la República.

Otra de las principales diferencias que observamos entre el gobierno del alma y esta nueva anatomía de poder está relacionada con la disciplina. Foucault nos mostró que ésta es básicamente un arte corporal. En la simulación, por el contrario, el cuerpo pierde significación y la vigilancia opera por control. Concretamente, la disciplina se caracteriza por: a) operar en el cuerpo; b) requerir un establecimiento; c) requerir encierro; d) entrenar el cuerpo desde un punto cero –recordemos que en cada establecimiento disciplinario hay que empezar el entrenamiento siempre de nuevo–; e) tener una duración larga, discontinua e infinita –siempre es posible volver a iniciar el entrenamiento–; y f) constituir a los individuos como objeto y producir sujetos, crear al-

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el ejercicio del control. Éste siempre se ejerce a corto plazo, es puntual, continuo e ilimitado. Lo más interesante del control reside en que no pretende crear sujetos, sólo modularlos. No hay individuación respecto a la masa ni marca estigmatizante, sólo se cifra para determinar ciertas posibilidades de acceso a la información y, por tanto, de movimiento. Se establecen trayectorias antes que sujección. No es ficción científica pensar en un dispositivo de control capaz de proporcionar en cada instante la posición de un elemento en un medio simulado. En este punto, las bases de datos son todavía más relevantes que el password puesto que señalan la posición, lícita o ilícita, y determinan la modulación.

En definitiva, si el gobierno del alma requiere el arte del cuerpo que implica la disciplina y que posibilita el panóptico, en la simulación se despliega un dispositivo que en lugar de basarse en la mirada sobre el cuerpo, se asienta en el movimiento de la información y en el trazado de rutas de acceso a dicha información. La figura material y el diseño tecnológico de este entramado ya no es la arquitectura del panóptico, ya no es la inscripción del espacio a partir de una edificación con una materialidad dura e identificable que resiste el paso del tiempo. Por el contrario, tenemos una anatomía de poder asentada en la materialidad fluida de la codificación numérica; es decir, en la simulación. La mirada sobre el cuerpo deja paso al establecimiento de una cartografía de movi-

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mientos obligatorios. Hay que gestio- municaciones y tecnologías infor- ción, una predicción de nuestras tranar el movimiento libre del usuario. máticas (páginas electrónicas, listas de yectorias futuras, un cruce de datos Frente al entramado vigilancia-disci- correo, chats, bases de datos, etc.), y no planteado previamente... pero plina-subjetividad, observamos un se entrelazan con las interacciones ¿qué son estos tres atributos –circuvector distinto compuesto por vi- cara a cara, sin necesidad de un cen- lación, interacción y conexión– sino gilancia-control-socialidad. A esta tro privilegiado y bien delimitado de la esencia misma de la socialidad? nueva anatomía de poder la denomi- acción y control ni de una identidad Efectivamente, más que producir namos, recogiendo una expresión de totalizante organizadora. Con el desRose (1999), gobierno de la libertad. pliegue en un mismo plano (compues- sujetos a partir de una lógica de enDebido esencialmente a dos razones: to por ceros y unos) de todos cierro, como hemos mencionado en primer lugar, porque se asienta en aquellos datos que constituyen nues- hace un instante, lo que se busca es, prácticas que requieren para operar tras identidades y cada una de nuestras precisamente, generar socialidad. Y, eficazmente de la capacidad de elec- acciones, se delegan (parcialmente) en ese sentido, se puede afirmar que el elemento definitorio de ción, se reconoce lila misma para ciertas trabertad de acción; en diciones de la psicología segundo lugar, porque social, el sujeto individual, se actúa sobre esa liberse sustituye por una relatad, se dirige, se gestioción: los biodatas. Éstos na y se ajusta. Pero si representan la hibridación los cuerpos y la producentre realidad virtual y físición de subjetividad se ca, el intento de fusionar ven desplazados del cennuestros cuerpos y vidas fitro gravitatorio del ponitas con imágenes digitales der, entonces ¿cuál es la para devenir flujos semateria sobre la que se Cultura Quimbaya. Pectoral de oro de 17,5 cm de diámetro (detalle). mióticos y materiales de desplegará su nueva ana600 a. C. - 1600 d. C. Colección Museo del Oro. Banco de la República. información, totalmente tomía en los entornos virtuales? ciertas funciones organizativas en tec- móviles y duraderos en el tiempo. Innologías de la información y la co- formación in-corporada o cuerpos municación. De este modo, la informados. De este modo, el entretradicional necesidad de la presencia cruzamiento de bases de datos geneBiodatas: mínima molécula en circulación y visibilidad de los otros se deste- ra identidades-comandos artificiales, rritorializa2 (en un doble sentido: se completamente operativas en las siSi nos adentramos en el mecanis- problematiza y se deslocaliza) y la mulaciones y que determinan nuesmo último por el que se sostienen interacción directa entre los cuerpos tras posibilidades de movimiento y las simulaciones, observaremos cómo para la generación de realidad social acción en los entornos virtuales y, lo la codificación numérica constituye se diluye y se torna inmaterial. Aho- que resulta más importante, también el elemento mínimo cuya puesta en ra, el único prerrequisito ontológico en los espacios físicos. El lector hacirculación posibilita el despliegue de para estas nuevas formas de existen- brá vivido, en ese sentido, con mulas prácticas de gestión y control de cia es, en primer lugar, la conexión cha probabilidad, la angustiosa la información que comentábamos permanente a/en estos entornos experiencia que representa la pérdianteriormente. El movimiento y las tecno-virtuales y, en segundo lugar, da de la tarjeta de crédito. conexiones sucesivas del producto de el constante movimiento y circulaPor tanto, ya no estamos ante una esta operación de codificación supo- ción de datos, de entidades ya nen la materia prima de las nuevas informatizadas, que posibilite su anatomía de poder que produce indiprácticas biopolíticas en los entornos suma e interconexión permanente (Ti- viduación, sino ante materia cifrada virtuales. Nuestras trayectorias y ru- rado, Rodríguez y Domènech, 2001). que se puede controlar (manipular, gestas de acción se trazan a partir del El resultado será la generación de ele- tionar, almacenar, reproducir, etc.), cruce de datos en sistemas de teleco- mentos novedosos: nueva informa- codificándola y decodificándola. SeTIRADO, F. Y CALLÉN, B.: SIMULACIÓN Y CÓDIGOS INFORMÁTICOS: UNA NUEVA ANATOMÍA PARA LAS PRÁCTICAS BIOPOLÍTICAS

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ría más correcto afirmar que estamos ante un mecanismo que produce “dividuación” (Deleuze, 1999). Tanto es así, que la no-relación, la desconexión, constituiría el “afuera” de la simulación, del entorno virtual, y, mutatis mutandi, la no-participación en lo común. Así, en nuestras actuales sociedades pierde interés como objetivo la constitución de entramados de categorías (mujer, preso, niño) sobre los cuales modelar nuestras subjetividades y lo que importa, fundamentalmente, es la conexión y el movimiento productivo por las redes de la información. Dicho de otro modo, que nuestro circular genere la información suficiente –acerca de prácticas, gustos, formas de vida, hábitos, etc.– como para desplegar tras ella un plan de atención individualizado que trate nuestros problemas particulares o que ofrezca con anticipación el producto específico a nuestros deseos y necesidades. Los individuos pasamos, por tanto, a definirnos, a cobrar relevancia, en función de nuestra conectividad, de nuestra capacidad para devenir biodatas y participar en una especie de superficies de ensamblaje (Tirado, 2001). Y si la existencia de distintos niveles de conectividad ya es motivo de desigualdades y relaciones de dominación, especialmente de los países “tecnologizados” del norte sobre el sur, esta brecha digital también se traslada al interior de iniciativas políticas y espacios laborales, económicos o sociales que tienen lugar en una misma geografía. No todos los elementos articulados, no todas las personas que participan en una acción social, poseen el mismo grado de conectividad y, por extensión, el mismo grado de velocidad, de capacidad de respuesta y, en definitiva, de agencia y de grados de libertad en sus ac-

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ciones. Una desigualdad que cobra especial relevancia si tenemos en cuenta que mientras en las sociedades disciplinarias eran las instituciones las que encerraban en su interior a los sujetos con el fin de moldear sus almas y gestionar sus vidas, ahora son los propios (in)dividuos conectados y en movimiento quienes ejercen el papel de múltiples centros de inercia sobre los que gira y se despliega de forma centrípeta toda la red informativa biopolítica. Así, por ejemplo, si en una iniciativa activista o en un grupo político todas las personas tienen el mismo nivel de conectividad, éste resulta, obviamente, más democrático y deseable; pero, en el momento de tomar decisiones aceleradas, se constata que las personas que tienen más conectividad son las que toman la mayor parte de las decisiones (Callén, 2006). Sencillamente porque las otras se conectan muy poco o no tienen tiempo para consultar todos los correos y sumarse al curso de la discusión y la acción. Las nuevas prácticas biopolíticas más que atrapar, encerrar y anular, operan por “prehensión”3 (Tirado, 2001). Es decir, pretenden incorporar y capturar una potencia en un acto donde a partir del aunamiento y la conexión entre entidades heterogéneas (personas, palabras y computadoras; códigos, comandos y acciones; etc.) unas comuniquen su virtud y potencia a las otras. De modo que distintas entidades resulten subordinadas, conectadas y coordinadas en otra nueva. En la prehensión quedan afectados tanto el elemento prehensor como el prehendido y se constituye un nuevo plano o unidad que no existía antes. Por eso, tanto para el ejercicio del poder y el control como para las prácticas de resistencia ante éste, las condiciones de

posibilidad para desplegarse, tomar forma y organizarse son las mismas: residen en la producción de las mencionadas superficies de ensamblaje, en la posibilidad de manipulación, transmisión y conexión de información con el fin de generar una socialidad productiva cuyos frutos creativos –en forma de nueva información, de código y conocimiento– sean, en determinadas ocasiones, o bien capturados y sobrecodificados por el capital, o bien, en otros momentos o simultáneamente, colectivizados y puestos en libre circulación4.

Las sociedades de control Todo lo afirmado hasta el momento nos lleva a pensar que hemos cruzado el umbral de otro momento epocal. Recogiendo una afirmación de Deleuze (1999), se podría sostener que hemos pasado de una sociedad disciplinaria o de normalización a una de control abierto y continuo. En ésta se están derribando los muros de fábricas, escuelas, hospitales y otras instituciones normativas y autoritarias. La acción disciplinaria, que produce control actuando sobre los cuerpos en los mencionados centros, cede terreno frente a la comunicación, la producción lingüística y la generación de deseos y afectos, o ante la educación permanente. Se inauguran formas de gobierno descentralizadas y abiertas. Una red flexible y fluctuante que constituye a los “ciudadanos” y los implica en estrategias globales a través de tácticas locales, ejerciendo un control continuo que traza trayectorias, permite o impide accesos y singulariza sus operaciones adaptándose a cada caso específico. Y todo esto gracias a la gestión de la

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municación y lo simbólico, desarrollados por las industrias de la comunicación, han sido señalados como un lugar privilegiado donde localizar la producción biopolítica de orden (Hardt y Negri, 2004: 24) y como el eje central de las luchas políticas actuales (Melucci, 1996; Castells, 1996). Sin embargo, a pesar de que la nueva materia prima que nutre esta sociedad-red-del-conocimiento sea la

transmisión e interpretación de mensajes. Y ésta información hace que los entornos virtuales se tornen en lo que Serres (1993) ha denominado Newtown. Esta nueva ciudad es global en Nuestra existencia [...] es creacantidad y calidad, capaz de crear coda por la información y depennexiones e intersecciones entre todos de de ella. Para alimentarnos los espacios, abstractos o concretos, consumimos símbolos, para reales o imaginarios, oficinas e ideas, amarnos y reproducirnos recupersonas y emociones. Representa, rrimos al consejo de expertos, frente a viejas u-topías (ningún lugar), para desear y soñar utilizamos la emergencia de una panel lenguaje proporcionado topia (todos los lugares, cualpor los medios de comuquier lugar). Esta urbe recluta nicación. Incluso la amea la humanidad entera y teje naza de guerra nuclear, la en una misma urdimbre el misma subsistencia de mundo, los artefactos y las nuestro planeta, depende del control de informapersonas. Una ciudad-red que ción. Una sociedad que se conforma al unísono coutiliza la información mo soporte y transporte, placomo su recurso principal no y comunicación (Callén y altera la estructura consTirado, 2004). Las característitutiva de la experiencia ticas de Newtown (red) son in(Melucci, 1996: 1). esperadas: detenta memoria por su soporte materializado en bases de datos, recuerda En suma, la informapor su evocación y transporción deviene “el recurso funte, es experta por los sistemas damental con respecto al que integra, aprende porque cual todos los demás son sabe buscar y actualizarse en instrumentales” (Casquette, cada movimiento, es flexible cit. Melucci, 2001: 16). Pero y adaptable, imaginativa dada es, al mismo tiempo, el obUrabá. Figura femenina en cerámica de 29 cm de alto (detalle). las imágenes que tiene depojeto más evasivo, misterioso, 200 d. C. - 500 d. C. Colección Museo del Oro. Banco de la República. sitadas y las combinaciones móvil y unificador que hemos conocido. Su control no está información, ésta última necesita de que genera, es mimética por sus reprodistribuido de forma igualitaria. Por una infraestructura material que la ducciones fieles, acumula porque coeso, “el acceso al conocimiento; es sostenga. De manera que información necta, y es inteligente porque genera decir, a este tipo de código [informa- y materialidad no se oponen, sino información. Es hiperreal. Más real tivo], está configurando las nuevas que se constituyen mutuamente: “la que la realidad, acumula el poder de formas de las estructuras de poder y información necesita condiciones ma- generar originales. Esta ciudad-red bodando paso a nuevos tipos de discri- teriales para su retención, circulación rra la frontera entre lo local y lo glominación y de conflicto” (Melucci, y crecimiento al tiempo que es acción, bal al permitir que existan juntos, 2001: 67). Éstas podrían organizar- movimiento, in-formación, da forma superpuestos, indiferenciados. De hese, siguiendo a Sádaba y Roig (2003), y genera efectos absolutamente ma- cho, borra el rastro de cualquier lugar. Controlar el conjunto de pasos en torno a cuatro grandes polos: li- teriales” (Tirado, 2005)5 . que van de lo local a lo global y vicebertad de expresión, privacidad, encriptación y propiedad intelectual. La economía, el poder, la ciencia, versa es la condición eficiente de la En ese sentido, los nexos inmateriales la educación o los medios de comuni- verdad y del poder. La ciudad-red transde la producción del lenguaje, la co- cación dependen totalmente de la forma nuestras relaciones con el tiem-

información y la producción de biodatas. Habitar la información es el centro de este tablero.

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po. Ella puede negociar con él y hacer, por ejemplo, con la actualidad presente lo que antaño sólo era posible con la historia: contarla y cortarla en pedazos cada vez más pequeños o cada vez más grandes, rehacerla y recomenzarla incesantemente, plegarla y guardarla. El tiempo deja de ser condición o exigencia alguna y se torna materia dúctil con la cual trabajar. Además, se rompe el principio lógico de que lo que es no puede no ser al mismo tiempo. En ella es pensable y realizable ser y no ser. Permite contratiempos y contracorrientes. Si como sostuvo Foucault, el análisis del poder debe pasar necesariamente por el examen de los dispositivos concretos de vigilancia y control, si éstos cambian hay que suponer, en buena lógica, que se transforma el primero. En ese sentido, deseamos finalizar estas páginas insistiendo en que la nueva anatomía para las prácticas biopolíticas que se instaura con la implementación masiva, en nuestra vida cotidiana, de la simulación y los códigos informáticos, supone, también, una redefinición de la propia noción de poder. Los principales ejes de tal ejercicio serían, por un lado, la capacidad de convertir algo en global y, por el otro, la habilidad de ensamblar información y generar nuevas totalidades con sentido. Y como afirma Serres (1994), el príncipe que adviene con semejante lógica será un piloto o un cibernauta. Curiosamente ambas palabras tienen la misma raíz etimológica.

Citas 1

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“Geográficamente, las redes y las sociedades de la información se han ido superponiendo a los diversos países, posibilitando los actuales procesos de

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globalización. Por otra parte, el espacio electrónico ha llegado a la mayoría de sectores sociales, aunque a unos más que a otros”. Y también a más ámbitos de nuestra vida (ocio, entretenimiento, relaciones personales, trabajo, etc.), “de modo que sus interfaces están cada vez más en torno a nosotros” (Echeverría, 1999). 2

3

La tensión territorialización-desterritorialización-reterritorialización está perfectamente descrita en Deleuze y Guattari (1988). Se puede sintetizar ese proceso afirmando que en primer lugar, de las relaciones entre elementos se extrae alguna cualidad, una expresión que se aísla de su contexto; en segundo lugar, se ubica en otro diferente en el que recibe una nueva formulación; finalmente regresa al anterior territorio pero detentando su nueva forma. El efecto es una reformulación de éste. Un cambio: la reterritorialización. Tal movimiento es un devenir natural, imparable. Prehensión deriva del concepto filosófico aprehensión y hace referencia simultáneamente al sustantivo “prensión” (acto de prender) y al verbo “prender” (comunicar su virtud una cosa a otra). La prehensión es una forma de relación entre entidades actuales. Supone o no representación. La formuló A. Whitehead y la definió como un vínculo, un hecho concreto de relacionalidad. Un tipo de unión. Las realidades se componen de prehensiones o maneras como una realidad capta o prende para sí otras. Por potencia de captura o prensión, distintas entidades quedan subordinadas o coordinadas en otra. De hecho, cada entidad es un tipo de prehensión, un modelo de captura (y capturado). Los tipos de captura son reales, particulares e individuales. La prehensión no es nada al margen de la entidad actual prehendida. Es decir, sólo es en la medida en que está siempre actualizada o ensamblada en una materialidad de elementos actuales. Lo interesante de la teoría de la prehensión es un planteamiento en el que el objeto es siempre previo a la constitución del sujeto. La prehensión por naturaleza indica una apertura al mundo, al entorno, a todo lo que la rodea, y muestra una realidad constituida por capturas, nunca clausu-

ras o representaciones acabadas. Habla de inclusión frente a pertenencia o encierro. 4

El desarrollo del SL representa un ejemplo paradigmático de esta tensión. Sobre esta cuestión puede consultarse Callén, López, Domènech y Tirado (2007).

5

Por esta razón, cuando se habla de “trabajo inmaterial” no se hace referencia a la desaparición de la dimensión material de las formas de producción, sino más bien a la centralidad que ahora adquieren otros procesos y elementos como puedan ser la información y las relaciones de comunicación.

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Cibercultura y las nuevas nociones de privacidad [email protected] • PÁGS.: 44-50

María Belén Albornoz* Este artículo pretende analizar las paradojas de las nuevas nociones de privacidad que la cibercultura parece estar configurando, desde una aproximación sociológica del ciberespacio. Mientras fuera de la red somos cada vez más celosos de nuestra privacidad y reclamamos nuestros derechos ante las nuevas políticas globales de prevención del terrorismo, en los mundos virtuales vamos perdiendo la capacidad de distinguir entre lo público y lo privado que tanto valoramos fuera de ellos. Palabras clave: privacidad, internet, Second Life, Youtube, Hi5, sistemas culturales. Este artigo pretende analisar as singularidades das novas noções de privacidade que a cibercultura parece estar configurando, desde a aproximação sociológica do ciberespaço. Enquanto fora da rede somos cada vez mais ciumentos de nossa privacidade e reclamamos de nossos direitos perante novas políticas globais de prevenção ao terrorismo, em todos os mundos virtuais vamos perdendo a capacidade de distinguir entre o público e privado que tanto valorizamos.. Palavras-chaves: privacidade, internet, Second Life, Youtube, Hi5, sistemas culturais.

Dibujo EMBERA : Astrid Ulloa

In this article we analyze the paradoxes of the new notions of privacy that cyberculture seems to be configuring, from a sociological approach to cyberspace. While off line we are more jealously every day of our privacy and claim our rights when facing the new global policies against terrorism, in the virtual world we lose the capacity to differentiate between the public and the private, aspects that we value when off line. Key words: privacy, Internet, Second Life, Youtube, Hi5, cultural systems.

ORIGINAL RECIBIDO: 14-I-2008 – ACEPTADO: 11-II-2008

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Magíster en Comunicación y Políticas Públicas de Internet. Profesora asociada de Flacso, Quito (Ecuador). E-mail: [email protected]

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a cibercultura, entendida como el conjunto de sistemas sociotécnico-culturales que tienen lugar en el ciberespacio (Lévy, 2007: XV), empieza a transformar los imaginarios y los discursos de los cibernautas a través de saltos e interacciones constantes entre la interfaz y el “mundo real”. Las prácticas en línea comienzan de este modo a desbordar la virtualidad y a irrumpir en la realidad de los sujetos más allá de lo imaginado.

personales más importantes en Myspace, Hi5 o Facebook, tienen implicaciones que merecen ser analizadas. Las nuevas formas de representación que estamos presenciando en Internet, están contándonos cómo los cibernautas están modificando nociones que fuera de ese espacio parecen no cambiar. Este punto de quiebre entre el mundo real y el virtual se hace evidente cuando analiza-

las ilusiones y los síntomas, las imágenes y los modelos” (Quéau, 1995: 79). Lo virtual no sustituye a lo real, lo representa, es un laboratorio de experimentación ontológica que nos obliga a renunciar al apoyo de las apariencias y nos vuelve cazadores de lo real en bosques de símbolos.

En segundo lugar, porque no es posible separar tecnología, cultura y sociedad como actores autónomos e independientes, puesto que esto significaría entenLas transformaciones der lo humano indepenque estamos presenciando dientemente de su entorno en estos estados de zapping material y de los signos e actitudinal entre lo virtual y imágenes que dan sentido lo real, van configurando a su vida y a su mundo. “Por nuevas nociones del “ser” y lo mismo, no se puede novedosas expresiones y moseparar el mundo material dos de representación del su–y aún menos su parte artijeto en línea. ficial– de las ideas a través de las que los objetos técInternet, más que una nicos son concebidos y utitecnología de comunicalizados, ni de los humanos ción, va constituyéndose en que los inventan, los prola tecnología de representaducen y se sirven de ellos” ción por excelencia del Cultura Muisca. Figura votiva en oro de 9 cm de alto (detalle). (Lévy, 2007: 6). Por tanto, nuevo siglo. La inicial cons600 d. C. - 1800 d. C. Colección Museo del Oro. Banco de la República. la línea que divide los muntrucción ficcional del yo, que caminaba de la mano con el ano- mos las nociones de privacidad que dos reales de las realidades virtuales nimato, está siendo sustituida allí circulan en el ciberespacio y su con- tiende a difuminarse con los avances de las capacidades de simulación que por la reconstrucción y el reconoci- traposición fuera de la interfaz. nos ofrece la tecnología y su respectimiento del sujeto en sus prácticas va apropiación por parte de los sujevirtuales. tos, provocando nuevos imaginarios Consideración inicial y ofreciendo espacios a nuevas expeSi bien el anonimato no ha desaparecido y más bien se ha constituiNo caer en la tentación de consi- riencias que no serían posibles sin los do en una práctica apoyada por padres derar lo virtual y lo real como cate- adelantos tecnológicos. de familia, periodistas y otros actores gorías opuestas. sociales como un modo de proteger a personas que pueden correr riesgos si En primer lugar, porque la cultu- Los primeros pasos se exponen en la red; el surgimiento ra digital es en gran medida una ex- hacia la construcción de la web 2.0 está potenciando la ex- tensión de la cultura fuera de la de mundos paralelos posición del sujeto y su entorno sin interfaz, donde lo virtual efectivamenmás mediaciones que la interfaz. Las te propone “otra” experiencia de lo Una forma de comprender las prácticas de subir videos de la familia real que nos obliga a “una mejor com- ideas que capturan la imaginación de y de los amigos a Youtube, o de re- prensión de los lazos y nudos que en- la cultura es el estudio de la manicrear los momentos y los encuentros lazan las realidades y las apariencias, pulación de ciertos objetos que las ALBORNOZ, M. B.: CIBERCULTURA Y LAS NUEVAS NOCIONES DE PRIVACIDAD

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acompañan. Entender cómo ciertas ideas se han naturalizado en la cultura popular implica explorar sus artefactos tecnológicos, no desde sus diseñadores y desarrolladores, sino desde las maneras en que son experimentados por los públicos: “Los ordenadores no se estarían convirtiendo en unos objetos culturalmente poderosos si la gente no se enamorara de sus máquinas y de las ideas que las máquinas comportan” (Turkle, 1997: 63).

dad, de juegos de rol y de desarrollo de redes sociales. Por una parte, la simulación implica el aislamiento físico y la intensa interacción con otras personas (o artefactos, tal es el caso de los avatares de inteligencia artificial), y por otra, la vida en la pantalla no tiene referentes físicos simples, es decir, en el simulacro se trabaja con copias de cosas que ya no tienen originales en el

posibilidades de construir personalidades ficcionales. El grado de anonimato puede variar en el uso de los espacios virtuales y en las intenciones que están detrás de los mismos. Y del mismo modo, el grado de anonimato tiene una influencia muy importante en nuestra conducta pues “conduce a la desinhibición o relajación de los límites normales que nos impone la sociedad” (Wallace, 1999: 25). De igual modo, el anonimato se vuelve vital en el momento de experimentar con nuestra personalidad en Internet; se pierde la sensación de falsedad y se adquiere la de aventura y exploración. Interesa, por ende, conocer qué se siente jugar con la identidad, experimentar roles distintos y ver cómo reaccionan los demás.

Así se inicia el intercambio entre los condicionamientos del artefacto tecnológico y la construcción social del mismo. Los artefactos tienden entonces a reproducir o a reconstruir las ideas vigentes. Tal es el caso de la estética del computador que recoge, por ejemplo, algunas de las Sin la mentira, la humanidad características de lo posmoriría de desesperación y fasmoderno señaladas por tidio, escribió Anatole Jameson: la preferencia de France en los años veinla superficie por encima de te. Si lo contrario también la profundidad, de la simufuera cierto y las mentiras lación por encima de lo real provocaran entusiasmo y y del juego por encima de alegría, habríamos enconCultura Quimbaya. Recipiente para cal en oro de 27 cm de alto. 400 a. C. - 400 d. C. Colección Museo del Oro. Banco de la República. lo serio (Jameson, 1995). El trado una razón para el poder que el artefacto ejeratractivo de Internet. Las ce sobre los sujetos puede también mundo real. Estas transformaciones características del mundo de la ser explicado por la capacidad de jue- funcionan como un anillo de Moered dan pie a una amplia gama go, experimentación y evocación que bius donde los imaginarios sobre lo de representaciones y juegos de contiene. rol, engaños, medias verdades real y lo virtual se intercambian consy exageraciones, sobre todo portantemente. Los juegos de simulación La simulación entonces parece ser van configurando de este modo, que el anonimato y la ausencia una de las principales puertas de en- mundos paralelos donde el anonimade señales visuales y auditivas trada para ocupar los espacios to, la privacidad, la credibilidad, la lo permiten y, al mismo tiemvirtuales y llenarlos de contenidos. En confianza tienen versiones diferentes po, nos aíslan de las consecuenun principio los chats públicos, las a las del mundo fuera de la Red. cias. Y aunque, en el fondo, en listas electrónicas, y más tarde las plala red no somos tan anónimos, taformas MUD 1, Hi5, Myspace, la distancia física y la poca preNo todo en el ciberespacio es sencia social hacen que nos sinYoutube, Facebook, entre otras, se simulación, sin embargo, sus intertamos menos inhibidos, más a configuraron como espacios de socia- faces han provocado desde el inicio salvo de ser descubiertos y un lización, de construcción de identi- la adopción del anonimato y las

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poco menos sometidos al dominio de nuestro superego. (Ibíd.: 25).

Goffman denomina juego de información al ciclo potencialmente infinito de ocultaciones, descubrimientos, falsas revelaciones y redescubrimientos a través de los cuales dedicamos inmensos esfuerzos a producir y sofisticar la imagen que queremos dar a los demás sin que ellos sepan lo mucho que nos requiere (Goffman, 1959). En Internet el juego de información es más flexible por la opacidad del medio y por la posibilidad de cambiar de interfaz si el juego no va bien. Los chats y foros ofrecieron las primeras ventanas de experimentación en los inicios de la Red. Actualmente, con el desarrollo de la web 2.0, los nuevos MUD como Second Life se han convertido en los referentes de los juegos de rol y, por ende, del anonimato en el ciberespacio.

usuarios aplican al juego. Sin embargo, este espacio virtual es mucho menos inocente de lo que parece y por ello ha sido analizado por el Electronic Privacy Information Center de Washington (EPIC) en el 2007, en los aspectos referentes a derechos a la privacidad. La “existencia virtual” en Second Life toca verdaderos asuntos

prar terrenos sobre los que pueden construir estructuras. Y aunque los residentes no son “dueños” de la propiedad, pueden obtener derechos de propiedad intelectual sobre las estructuras que construyen y pueden venderlas en el mercado. Actualmente se manejan aproximadamente 241.000 dólares en transacciones diarias de moneda virtual “Linden dollars”.

Cultura Muisca. Máscara en oro de 5,3 cm de alto. 400 d. C. 1800 d. C. Colección Museo del Oro. Banco de la República.

El caso de Second Life ¿Es el anonimato realmente posible? Second Life es un “mundo virtual” creado en el 2003 por Linden Lab, una corporación privada con sede en los Estados Unidos de Norteamérica. Tiene más de 7.7 millones de “residentes” o avatares2 y más de diez mil personas ingresando como residentes al día desde todas partes del mundo. Second Life es un caso de estudio desde su creación por la diversidad, sinceridad y pasión que sus

de privacidad de los avatares y sus usuarios dentro y fuera del juego, tal es el caso del anonimato y la reputación de los primeros y su habilidad para controlar quién y cuándo está mirando. Pero los avatares son sujetos de vigilancia de Linden Lab, de compañías de marketing e incluso de la policía, quienes vinculan las identidades (en línea y fuera de ella) y sus comportamientos sin que los residentes tengan ningún conocimiento de ello. Lo que vuelve a Second Life especial es que además de ser un juego, ofrece un aspecto económico significativo. Los usuarios de Second Life pueden com-

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La investigación sobre leyes de privacidad y desarrollo realizada por EPIC revela que en Second Life se ha incrementado la prostitución y el uso de drogas porque “en sus segundas vidas las personas se atreven a tomar riesgos que jamás imaginarían en sus vidas fuera de la Web. En particular, la gente puede desarrollar partes de su identidad que no se atreven a desarrollar en la vida real”. (EPIC, 2007: 819) Sin embargo, a pesar de la sensación de anonimato que tienen los residentes al actuar a través de sus avatares, sus acciones siempre están bajo el ojo de Linden Lab.

El interés por simular en Second Life es tan grande que compañías como IBM han abierto sus sedes en el mundo virtual, ciertos países como Suecia han inaugurado embajadas y se han trasladado las campañas políticas desde el mundo real hasta esta interfaz. Pero estos fenómenos se basan en el poder de la información que Linden Lab les suministra para que puedan posicionar sus productos y objetivos entre los residentes. Se permiten, en definitiva, enormes interferencias en lugares que son considerados íntimos por los usuarios.

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Aunque existe un marco de privacidad de datos que el internauta de Second Life firma al volverse residente, Linden Lab puede realizar los cambios al compromiso legal a su entero arbitrio, sin consentimiento del usuario. Linden automáticamente utiliza cookies3 durante el proceso registro de los nuevos usuarios para obtener información personal que incluye los datos entregados en el registro, el tipo de downloads4 que el usuario realiza, los foros a los cuales pertenece, las listas de preferencia de correo electrónico; información que retiene incluso después de que el usuario abandona Second Life. Además, utiliza como jurisdicción el país en donde los datos son almacenados (USA), adquiriendo la autorización de sus usuarios para transportar los datos personales desde sus países hacia el lugar donde son almacenados, de este modo evade cualquier demanda sobre la privacidad de los usuarios que se inscriben en el resto del mundo.

dente los busca, ocultar su estatus en línea y su lugar de origen incluso a residentes que han sido añadidos como amigos por el usuario, crear islas privadas para no ser encontrados. Sin embargo, los residentes no tienen la opción de ocultar sus actividades del escrutinio de otros residentes que tienen el nivel de acceso de constructores. Según la investigación realizada sobre leyes de privacidad y desarrollo realizada por EPIC en septiembre del 2007, Linden indicó a sus residentes que sus sistemas de seguridad fallaron y que fue víctima de

¿Cómo varían las nociones de privacidad en Internet? Mientras Second Life está más enfocado hacia un público adulto, existen otros espacios que son más abiertos y utilizados por un rango de edades flexible como Hi5 o Facebook, y espacios dedicados exclusivamente a niños como el Club Penguin que consiste en un mundo virtual que hace parte de la compañía Walt Disney. Tanto Second Life como Club Penguin utilizan avatares y basan la estructura del espacio en juegos de rol por parte de sus usuarios. Second Life no restringe los usos del mundo virtual, pero Club Penguin es moderado por jóvenes mayores de dieciocho años que viven en Canadá. En ambos mundos las nociones de privacidad están marcadas por el anonimato y la posibilidad de construir identidades a través del juego.

En el contrato de privaCultura de Tierradentro. Máscara en oro de 13 cm de ancho. Sin embargo, Hi5 o Facecidad, Linden se comprome- 150 d. C. - 900 d. C. Colección Museo del Oro. Banco de la República. book son espacios destinados, te a no revelar los datos personales de sus usuarios a menos que acceso ilegal a la información de sus en principio, a relacionarse con otros se le solicite colaborar con un proce- usuarios sin indicar qué tipo de in- a los que se ha conocido fuera de la so legal; necesite proteger y defender formación fue comprometida. Una Red. Y este primer elemento de conlos derechos de propiedad de Linden investigación particular determinó fianza en el sitio virtual y en los posiLab; deba mantener con urgencia la que se había accedido a la base de bles visitantes de la página es el que seguridad del sitio electrónico del usua- datos de pagos, exponiéndose los desencadena los tipos de empleo del rio, de los residentes de Second Life o nombres de sus residentes, sus direc- mismo. ciones, información de contacto e del público en general. información de pago encriptada. Era El “juego de información” y la posible se vincular los avatares con construcción de la imagen que queLas ilusiones de privacidad las identidades reales fuera de la red, remos presentar a los demás empieLinden ofrece a sus residentes una lo que dejaba a los residentes como za por el ofrecimiento de grandes serie de opciones para maximizar su posibles víctimas de chantaje o de cantidades de datos sobre el sujeto: privacidad: les permite optar por apa- acoso en el ciberespacio entre otras su foto en el registro, los álbumes que se cuelgan en línea para comparrecer offline cuando algún otro resi- consecuencias.

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tirlos con otros, los comentarios que los interesados envían y permanecen en el perfil del usuario y que pueden, por ende, ser leídos por cualquier visitante. Sin ninguna percepción por parte del sujeto, los límites de su privacidad empiezan a desdibujarse. Cualquier usuario de Hi5 jamás entregaría a extraños en la calle fotos de su familia o fotos personales, por ejemplo. Pero en línea, lo hace constantemente sin mantener relación con sus conductas fuera de Internet.

plemente se adhiere, del mismo modo que muchas veces se adhiere a las condiciones políticas y a las estructuras del mundo real. En los mundos virtuales, incluso en aquellos como Facebook, los usuarios se someten al diseño del sitio, se configuran a sí mismos siguiendo las pautas que el sistema

La naturalización de la sobre exposición de los usuarios en la Red merece ser estudiada, incluso en los mundos virtuales de juegos de rol, pues en ninguno de los casos parecen importar demasiado los riesgos que se corren al entregar datos personales. Incluso no se han presentado demandas colectivas por invasión a la privacidad en el caso de Second Life, ni siquiera luego de que se hizo pública la falla en el sistema de seguridad con la consecuente exposición de los datos personales en línea.

La facilidad con la que se aceptan los juegos de rol se vincula a las actividades infantiles y al uso de la metáfora en el ciberespacio. Desde temprana edad, el sujeto se inicia a través del juego personificando distintos caracteres; las posibilidades de simulación empiezan mucho antes de conocer la Red, y generan destrezas que luego son replicadas en línea. El éxito de Internet es que ofrece espacios de simulación que apelan a las habilidades previas del usuario para adaptarse a escenarios ficcionales. Y es justamente en la aventura del desdoblamiento que se pierden, entre otras, las nociones de privacidad que tanto valoramos fuera del mundo virtual. Por esta razón, en el momento de “jugar” firmamos los contratos que nos permiten ingresar al juego sin prestar mayor atención, sin leerlos siquiera, porque la atracción de obtener graficaciones inmediatas es mucho más poderosa que el celo por nuestra privacidad.

Estos son los antecedentes que nos han motivado a desarrollar una línea de invesCultura Tumaco, Nariño. Cabeza en piedra de 10,5 cm de alto. tigación sobre el modo como 500 a. C. - 300 d. C. Colección Museo del Oro. Banco de la República. De alguna manera, esto las prácticas virtuales que apase explica a través de la cesión de la les ofrece, en definitiva, participan rentemente se inician en la interfaz, autoridad del sujeto a la simulación de un papel determinado, sólo que saltan al mundo fuera de la Red para y a la aceptación de la opacidad del más imperceptible. ¿Cómo enton- reconfigurar los juegos de información medio. Starr lo explica del siguien- ces se sostiene la adhesión al rol? A de los sujetos, a partir de la idea, sete modo: “Los juegos de simulación través de lo que Holly Giffin deno- gún la cual, los juegos de simulación no no son objetos para pensar sobre el minó “regla de la conservación de comienzan ni terminan en Internet, mundo real sino para provocar nues- la ilusión” que consiste en que los como bien lo anota Starr. tra reflexión sobre cómo el mundo jugadores se mantienen dentro de real se ha convertido en sí mismo sus personajes y olvidan que el conLa investigación sobre ciberculen un juego de simulación” (Starr, texto (en este caso, el espacio vir- turas y nociones de privacidad se ini1994: 19-29). Ningún usuario se pre- tual) es una simple ficción (Giffin, ció en Flacso-Ecuador en noviembre gunta por las reglas del juego, sim- 1984). del 2007 como un primer intento por ALBORNOZ, M. B.: CIBERCULTURA Y LAS NUEVAS NOCIONES DE PRIVACIDAD

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reconstruir los mapas mentales de los cibernautas frente a determinados espacios virtuales y ante la necesidad de empezar a distinguir “lo privado” más allá de su aspecto legal. Se trata de una apuesta poco común que espera contrastar el escaso interés con el que se ha trabajado este aspecto de las relaciones en línea a través de la etnografía virtual (Hine, 2005). Es, por otro lado, una respuesta a los cuestionamientos planteados sobre las prácticas en Internet de los usuarios más jóvenes, en la sesión final del Foro de Gobernanza de Internet desarrollado en Río de Janeiro en noviembre del 2007, denominada “Asuntos emergentes”, donde padres de familia, asociaciones de prensa y académicos se preguntaron sobre los efectos del anonimato y la sobre exposición de los sujetos en la Red. Es nuestra intención transformar lo familiar en extraño, romper la dicotomía sujeto-tecnología y trabajar la ambivalencia realidad/virtualidad como producto humano (Bauman, 1990). No podemos continuar alimentando las visiones esencialistas de la tecnología y su autonomía de lo social y lo cultural (Feenberg, 1999), pues ello sólo conlleva a dejar fuera de nuestro alcance y conocimiento importantes dimensiones de nuestra existencia.

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GOFFMAN, Ervin, 1959, The presentation of self in everyday life, Garden City, Doubleday.

Citas 1

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MUD, abreviatura para Multiuser Dungeon (mazmorra multiusuario). Son entornos de realidad virtual que deben su nombre a los primeros entornos de este tipo que se basaban en el juego de aventuras Dragones y mazmorras.

HINE, Christine, 2005, Virtual Methods Issues in Social Research on the Internet, Oxford, Berg Publishers.

Avatar es una representación virtual creada por el usuario, a través de la cual es conocido por los otros participantes en los mundos virtuales.

LÉVY, Pierre, 2007, Cibercultura. La cultura de la sociedad digital, Barcelona, Anthropos.

Cookies son pequeños textos de archivo que se colocan en el browser de las computadoras de los visitantes de un cibersitio con el objeto de almacenar información sobre datos personales y preferencias del usuario. Download señala la práctica de bajar información que está publicada en la Red, a través de archivos y carpetas.

JAMESON, Fredric, 1995, El posmodernismo o la lógica cultural del modernismo avanzado, Barcelona, Paidós.

QUÉAU, Philippe, 1995, Lo virtual. Virtudes y vértigos, Barcelona, Paidós. STARR, Paul, 1994, “Seductions of Sim: Smart Machine”, en: The American Prospect, No. 17. TURKLE, Sherry, 1997, La vida en la pantalla. La construcción de la identidad en la era de Internet, Barcelona, Paidós. WALLACE, Patricia, 1999, La psicología de Internet, Barcelona, Paidós. Sitios electrónicos consultados:

Bibliografía BAUMAN, Zygmunt, 1990, Thinking Sociologically, Oxford, Blackwell. ELECTRONIC Privacy Information Center, 2007, Privacy and human rights 2006. A survey of privacy laws and developments, Londres, Privacy International.

Club de Fans Latinoamericano del Club Penguin: , consultado el 10 de diciembre de 2007. Club Penguin: , consultado el 10 de diciembre de 2007. Facebook: , consultado el 12 de diciembre de 2007.

FEENBERG, Andrew, 1999, Questioning Technology, Nueva York, Routledge.

Hi5: , consultado el 12 de diciembre de 2007.

GIFFIN, Holly, 1984, “The coordination of meaning in the creation of shared make-believe reality”, en: Inge Bretherton (ed.), Symbolic Play, Nueva York, Academic Press.

Foro Gobernanza de Internet. Río de Janeiro noviembre 2007: , consultado el 15 de noviembre de 2007.

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Germán Londoño

2. Cibercultura: capitalismo cognitivo y cultura

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Capitalismo cognitivo, trabajo informacional y un poco de música* [email protected] • PÁGS.: 52-65

Mariano Zukerfeld** Este artículo está organizado en torno a tres secciones. En la primera, se presenta un resumen de nuestro marco teórico para pensar el capitalismo cognitivo, centrado en el concepto de bienes informacionales. En la segunda, utilizando los datos de un estudio de campo, se aplican las categorías esbozadas para caracterizar algunos aspectos del trabajo de los músicos en la actualidad. Finalmente, se extienden las ideas surgidas de la sección anterior y se propone la noción de trabajo informacional para pensar la forma de trabajo que distingue a la presente etapa. Palabras clave: capitalismo cognitivo, bienes informacionales, trabajo informacional, conocimiento, tecnologías digitales, música. Este artigo é organizado em três seçãos. A primeira mostra uma apresentação breve de nosso marco teórico no Capitalismo Cognitivo, baseada no conceito de Bens Informacionais. A segunda, usando os dados de um trabalho do campo, examina as categorias propostas a fim de caracterizar alguns aspectos do trabalho dos músicos no presente. Por fim, desenvolve-se estas idéias em uma definição do Trabalho Informacional para pensar o tipo do trabalho que distingue a etapa atual. Palavras-chaves: capitalismo cognitivo, bens informacionais, trabalho informacional, conhecimento, tecnologias digitais, música.

Dibujo EMBERA : Astrid Ulloa

This paper is structured as follows. The first section shows a brief presentation of our theoretical framework on Cognitive Capitalism, based on the concept of Informational Goods. The second, using fieldwork results, examines the proposed categories in order to characterize some aspects of musicians’ labor at present. Finally, these ideas are broadened into a definition of Informational Labor, given to think the type of labor that distinguishes the present stage. Key words: cognitive capitalism, informational goods, informational labor, knowledge, digital technologies, music.

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ORIGINAL RECIBIDO: 22-I-2008 – ACEPTADO: 10-II-2008

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Este artículo combina producciones enmarcadas en el grupo de trabajo Ubacyt S105, avances de una tesis doctoral financiada por la beca del Conicet y algunos años de actividad como músico, carentes –por cierto– de todo apoyo económico.

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Magíster en Sociología y Ciencia Política, Flacso. Actual doctorando en Ciencias Sociales, Flacso. Docente de la cátedra Informática y Relaciones Sociales de la carrera de Sociología de la Universidad de Buenos Aires. Responsable del fracaso de varias bandas de jazz, blues y folclore argentino. E-mail: marianozukerfeld @gmail.com

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Introducción

parches, “peros” y datos a las teorías que importamos. Por otra parte, el segundo paso previo a la formulación de la categoría de trabajo informacional es más modesto y, a diferencia del esquema respecto del capitalismo cognitivo, es un puro insumo. Se trata de recoger algunas ideas surgidas de una investigación cualitativa respecto de las particularidades que presenta la actividad laboral de los músicos en la presente etapa del capitalismo1. A esta tarea está dedicada la segunda sección. Es importante remarcar que la utilización que se hace aquí de dicho trabajo de campo no tiene intenciones de reflejar la totalidad de los

musicales, sino rastrear aquellos aspectos de su actividad que los hermanan con otras labores surgidas o El objetivo principal de este texen transformación en la actual etapa to es proponer la hipótesis de que la del capitalismo. Lejos de describir las categoría de trabajo informacional pueparticularidades de los músicos, busde ser útil para pensar las actividades camos resaltar lo que hay en sus actilaborales típicas de la presente etapa vidades presentes de inespecífico, del capitalismo. Sin embargo, esa hiaquello que les ha traído el capitalispótesis sólo puede formularse luego mo cognitivo y que nos permite de dos pasos previos, que se convierapuntar algunos indicios respecto de ten en objetivos secundarios. El prilo que llamaremos trabajo informero consiste en esbozar el marco macional. A formalizar esta categoría más amplio que venimos elaborando hipotética consagramos la tercera sechace algunos años para pensar el cación del texto. En ella la definimos y pitalismo cognitivo. Como se verá, presentamos cuatro de sus caracterísla categoría de trabajo informacional no ticas. Así, complementamos las ideas puede presentarse escindida de las hevinculadas al material sorramientas teóricas que la bre los músicos con el ejemencuadran. La primera secplo de un tipo de trabajo ción de este texto, en conque está en sus antípodas secuencia, exhibe un marco –y hacia el cual se dirige teórico que integra una nuestro próximo trabajo tipología del conocimiende campo–: el que realizan to, el concepto de bienes los teleoperadores de los informacionales y una de las call centers2. La idea obvia posibles formas de entender el mentado capitalismo es que los aspectos comucognitivo. Aunque se trata nes de actividades tan de un esquema que hemos opuestas posiblemente nos publicado varias veces, seguestén hablando de rasgos ramente resulte desconociprofundos del trabajo en Departamento de Bolívar (Puerto Hormiga). La más antigua representación de un rostro. Cerámica, fragmento, 3100 a. C. - 2500 a. C. (r.). do –y, al principio, difícil– el capitalismo cognitivo. Archivo fotográfico del ICC. para los lectores de la revista NÓMADAS. Pedimos paciencia: resultados obtenidos, ni de generalicondensa cientos de páginas de avan- zar las reflexiones hechas para ningu- Repensando el ces de una tesis doctoral. Esperamos, na población, por más pequeña que concepto de a cambio, ofrecer ideas que puedan ella sea. El trabajo de campo se usa capitalismo cognitivo: conducir a aplicaciones distintas de aquí ante todo para poner en movi- una propuesta las que se abordan en estas páginas. miento las categorías teóricas, para En este sentido, cabe aclarar que el dialectizar los conceptos. Nos permiDesde mediados de la década del texto pretende acompañar los repa- te ver cómo algunos no encajan con setenta el sistema capitalista mundial ros a los conceptos existentes con los datos y nos invita a construir exhibe de manera nítida un conjunpropuestas alternativas. Preferimos otros. Nos lleva, ni más ni menos, to de profundas transformaciones. siempre los riesgos de exponer esas que a ensayar hipótesis, a pensar ten- Junto con ellas, van ganado visibilipropuestas –la interpretación errada dencias que vayan por debajo y más dad aparatos conceptuales destinados o la refutación justa– a la comodi- allá de los límites del trabajo de cam- a interpretarlas. De manera tímida, dad estanca de la crítica pura: apos- po. En el caso de este artículo, estas primero, y abrumadora, después, cotamos, así, a que desde Latinoamérica hipótesis no tienen por fin narrar las mienzan a surgir nombres para la nuehagamos algo más que adicionarles penas y las glorias de los trabajadores va etapa 3. Nombres sumamente

ZUKERFELD, M.: CAPITALISMO COGNITIVO, TRABAJO INFORMACIONAL Y UN POCO DE MÚSICA

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dispares en relación con la sistematicidad de las formulaciones que los sustentan, con las vocaciones políticas que los insuflan y, especialmente, con los aspectos del nuevo período que enfatizan. Pero a partir de mediados de los años noventa se estabiliza como hegemónica la perspectiva asociada con una noción: la de sociedad del conocimiento. Y lo hace al menos en cuatro campos semánticos decisivos: la economía, los medios de comunicación, los organismos internacionales y las políticas públicas. No tenemos espacio aquí para caracterizar tal noción y repasar las cuantiosas críticas que merece4. Basta mencionar que algunas de ellas se desprenden del violento carácter ideológico –en el sentido más tosco del término– que la anima: en cualquiera de sus versiones oculta la especificidad capitalista de la etapa actual, naturalizando una circunstancia histórica y silenciando los conflictos que la constituyen. Por eso, una de las bases más poderosas del concepto de capitalismo cognitivo5 (Boutang, 1999; Rullani, 2000; Blondeau, 1999; Corsani, 2003) radica en su capacidad de ejercer una fuerte crítica a la pretendida neutralidad de categorías como sociedad del conocimiento. Sin embargo, pese a la fertilidad que posee, varias de las formulaciones conocidas de la noción de capitalismo cognitivo presentan sus propias limitaciones. La primera de ellas, sorprendentemente, la hermana con la de sociedad del conocimiento: al definir el momento presente en relación con la centralidad económica asumida por el conocimiento, ambos términos permanecen ciegos al hecho de que todas las formas de organización productiva a lo largo de

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la historia de la humanidad podrían caracterizarse de ese modo. Que en los últimos años se haya comenzado a prestar atención al papel que ocupa el conocimiento en los procesos productivos, no quiere decir que la eficacia empírica de éste se haya puesto en marcha al compás de ese interés. En la agricultura neolítica, el artesanado medieval o la fábrica fondista, el conocimiento tenía efec-

Escultura funeraria. San Agustín. Excavaciones de Luis Duque Gómez, 1945.

tivamente una función tan importante como la que se le concede en la actualidad6. Para decirlo de manera simplificada, uno de los errores de algunos de los autores que impulsan la noción de capitalismo cognitivo (continuadora de una tendencia proveniente de Marx y los economistas neoclásicos) es soslayar la importancia de los infinitos conocimientos que subyacen a los procesos productivos manuales, reiterativos y/o físicos. Las manos hábiles del albañil, la cocinera o el músico, no tienen otro timón que el enorme conjunto de saberes hechos carne con los años de labor. De hecho, detrás de la apariencia

cosificada de las herramientas, sean éstas palas, ollas o pianos, no sólo se esconde el trabajo que las produjo –y que los marxistas saben reconocer–, también lo hacen, a través de él, astronómicas e ignoradas cantidades de conocimientos colectivos. Esto nos lleva a la segunda limitación de la noción de capitalismo cognitivo, que es la causa de la primera: no conceptualiza con claridad el conocimiento interviniente en los procesos productivos ni sistematiza los diversos tipos que presenta7. Se habla de conocimiento como un ente único y homogéneo, sin distinguir sus variedades y, por ende, sin ver que lo novedoso de la presente etapa es el papel que asume un tipo de conocimiento muy particular. Para intentar superar esas limitaciones, nos abocamos a continuación a presentar una reconstrucción sistemática del concepto en cuestión8. En ella conviven tres operaciones vinculadas a lo anterior: distinguir esa forma particular de conocimiento que entendemos característica del período actual, sistematizar las formas restantes, cuya relevancia para el sistema no es menor por ser añeja y analizar la relación entre una y otras. Pero, empecemos por el principio. Proponemos definir el conocimiento en su calidad de insumo productivo –en el sentido más amplio posible de este último término– como un tipo de ente que tiene la característica distintiva de que su uso no lo consume, no lo desgasta. Por caso, mientras cualquier rueda en particular tiene una vida útil inexorablemente ligada a la magnitud del uso que se le dé, la idea de rueda (una forma de conocimiento) puede usar-

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se infinitamente sin que su utilidad merme. Llamamos a este rasgo distintivo perennidad del conocimiento9. El desgaste, así, opera sobre los soportes del conocimiento –sobre el objeto que llamamos rueda, sobre el libro en el que el diseño de la rueda ha sido codificado, sobre la mente de los individuos que atesoran tal idea, etc.– y no sobre el conocimiento mismo. Esta idea de soporte, implícita en la noción de perennidad del conocimiento, nos lleva a realizar tres consideraciones. En primer lugar, salta a la vista que el conocimiento sólo puede existir apoyado en algún tipo de soporte. No existe la idea de rueda sin asiento en la conciencia subjetiva, el artefacto giratorio o la representación codificada. De modo que el soporte, en tanto forma corrompible de un contenido perenne, es un mal necesario. En segundo lugar, resulta evidente que el soporte de cualquier conocimiento determina varias de las propiedades que tal conocimiento asume. En este sentido, y siguiendo con el mismo ejemplo, que la idea de rueda exista subjetivamente como representación mental individual, como objetivación en un artefacto determinado o como codificación en un texto, confiere a ese conocimiento posibilidades muy disímiles de, por ejemplo, difundirse, ser considerado eficaz o caer en el olvido. Finalmente, y como consecuencia de lo anterior, parece conducente utilizar los soportes10 como línea divisoria para conformar una tipología de los conocimientos. En cierta medida, pueden verse los distintos tipos como diferentes niveles de agregación del conocimiento, que interactúan entre sí de manera no necesariamente jerárquica o evolutiva. Intuimos que existen cuatro de esos niveles, que exponemos simplificadamente a continuación11.

1. Conocimiento biológico (CSB12): El nivel más elemental en el que existe el conocimiento es el de los flujos de datos codificados que circulan como información genética, nerviosa o endocrinológica en todos los seres vivos. Distinguimos entre los flujos naturales u orgánicos (como la información genética que porta una semilla proveniente de un fruto natural) y los sociales o posorgánicos (como la información genética de una semilla surgida de la manipulación biotecnológica). 2. Conocimiento subjetivo (CSS): es aquél en el que el soporte es la individualidad humana, conciente e inconciente. Cabe distinguir entre conocimientos subjetivos procedimentales (aquéllos que se desenvuelven en un hacer corporal o intelectual) y declarativos (aquéllos que pueden expresarse verbalmente)13. De este modo, la habilidad mental de un carpintero para concebir una mesa o su destreza manual para realizarla son ejemplos del primer tipo, mientras que el recuerdo de las medidas de una mesa dada o de las virtudes y defectos de cierto tipo de madera lo son del segundo. Una categoría resultante de diversas dimensiones de los CSS es la de técnica, que definimos como una forma de conocimiento subjetivo procedimental adquirido de manera instrumental y ejercido de manera implícita. 3. Conocimiento intersubjetivo (CSI): refiere a los conocimientos que se apoyan sólo en las

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relaciones sociales humanas; que descansan únicamente en la trama de significaciones esencialmente colectivas. Incluye el conocimiento codificante, (respecto de la fundación y uso de códigos lingüísticos), el conocimiento axiológico (las normas/valores que pautan toda organización social) y, especialmente, el reconocimiento (el conocimiento-de-otros que conforma las redes sociales14). 4. Conocimiento objetivo (CSO): es el conocimiento social que se halla solidificado por fuera de la subjetividad individual y coagulado más allá la intersubjetividad colectiva. Apelando a la paciencia del lector, en él nos dentendremos. Se divide en dos tipos. En primer lugar, el CSO objetivado, que se manifiesta cuando el conocimiento que está en juego se cristaliza en la forma del objeto soporte. Esa cristalización puede a su vez ser no-instrumental (como el objeto lúdico construido por un niño o la escultura modelada por un artista) o instrumental (como un papel, una herramienta o una computadora). En este último caso estamos frente a una tecnología, definida como conocimiento instrumental materializado en un objeto determinado. De la enorme variedad de tecnologías producidas por la humanidad, nos interesa destacar las tecnologías digitales, que son aquellas que procesan, transmiten, almacenan o generan información digital. Para entender este último término, pasemos al segundo tipo de conocimien-

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to objetivo, el codificado. En éste, el conocimiento involucrado se refugia en el contenido simbólico del objeto soporte y la mayor parte de él puede pensarse como información: textos, imágenes, audio. En particular, distinguimos la información digital (ID) como un conocimiento instrumental codificado binariamente mediante señales eléctricas de encendido-apagado. Llegados a este punto debemos señalar que así como el conocimiento tenía como característica definitoria su perennidad, el rasgo distintivo de la ID es que puede clonarse (es decir, reproducirse de manera idéntica) con un costo cercano a cero (Varian, 1995; Cafassi, 1998; Boutang, 1999; Rullani, 1999). Es decir, la particularidad de la codificación digital como soporte es que permite que el conocimiento que ha sido traducido a él se multiplique con costos marginales casi nulos. Llamamos a esta característica, cuya importancia creemos difícil sobreestimar, replicabilidad de la ID. Hasta aquí, entonces, un vuelo rasante y atemporal por nuestra tipología del conocimiento. Volvamos con ella a la historia. Los distintos estadios en el desarrollo de las fuerzas productivas se corresponden con la primacía de determinados tipos de conocimiento y con determinadas configuraciones de cada uno de ellos. Marx y Levis Strauss, verbigracia, podrían discutir respecto de si el parto de la raza humana, 100.000 años atrás, se asocia con la conquista del conocimiento objetivo (tecnología) o del conocimiento intersubjetivo (axioló-

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gico). Mucho más adelante, hace tan sólo 6.000 años, una nueva cumbre fue alcanzada con la escritura: la objetivación codificada del lenguaje verbal, el nacimiento de la información. Pero la historia de la relación entre los seres humanos y el conocimiento no es sólo la de la conquista de nuevos soportes, sino, ante todo, la de las batallas por la traducción entre los soportes existentes. En efecto, las traducciones –pasajes de un conocimiento desde un soporte hacia otro– son operaciones que hacen tambalear las relaciones de poder preexistentes (tanto en el sentido de potestas, como en el de potentia. Cfr. Holloway, 2002), conflagraciones silenciosas tras las cuales las nuevas geografías del saber decretan victorias y derrotas. En este sentido, un ejemplo mentado –sobre el que volveremos más adelante– es el del taylorismo/ fordismo. Los conocimientos subjetivos de los obreros más hábiles (técnicas) fueron, en varias situaciones, codificados en manuales de procedimientos (información). En otras, objetivados en los movimientos de la maquinaria (tecnología). En los dos casos, los trabajadores perdieron el control de sus saberes. En ambos, la traducción fue un medio decisivo que el capital utilizó para domesticarlos. Ahora bien, como es sabido, en los últimos años se vienen dando una serie de transformaciones alrededor del surgimiento y la difusión de la información digital. Una de ellas consiste en que distintos procesos productivos comienzan a tenerla como un insumo decisivo. Esos procesos tendrán como resultado lo que llamamos bienes informacionales (BI). Esto es, bienes obtenidos en procesos cuya función de producción está signada por un importante peso relativo de los gastos (en capital o trabajo) en la generación de

o el acceso a la ID. En todos los casos se trata de bienes en cuya producción los costos de las materias y de la energía son despreciables frente a los de los conocimientos involucrados. Entendemos que hay tres tipos de BI. a) Los BI1, que son los bienes informacionales en sentido más estricto. Tienen la característica de que están hechos puramente de información digital. Se trata de software, música, imágenes, textos, etc. b) Los BI2 presentan como rasgo distintivo que procesan, transmiten o almacenan ID. Se recortan como BI2: los chips (y las computadoras, que dependen de ellos), las fuentes de almacenamiento –como, por ejemplo, discos compactos–, y las de transmisión –como los semiconductores de silicio– de ID. c) Los BI3, que sólo tienen el rasgo general de que la ID es su insumo decisivo, carecen de las características de los BI1 y BI2. Es el caso de todos los productos que resultan de la aplicación de biotecnologías: industria farmacéutica, aplicaciones vegetales o animales de la genética, etc. Es importante notar que si bien la información digital es el tipo de conocimiento-input que caracteriza a los tres tipos de BI, cada uno de ellos porta un tipo de conocimientooutput propio. Así, en los BI1 es también la ID. En los BI2 se trata de las tecnologías digitales (conocimiento objetivo) y en los BI3 de la información posorgánica (conocimiento biológico). Entre otros factores, la perennidad del conocimiento, la replicabilidad de la información digital, la tendencia descripta por la Ley de Moore15 y la reticularidad de Internet16 llevan a que los BI ocupen un lugar cada vez más importante en la producción, la distribución, el intercambio y el consumo de las sociedades de la actualidad.

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y otras de Hardt, Negri y Virno, parecían ser una referencia estimulante por donde comenzar. Ellas dan cuenta de numerosos aspectos del trabajo en la presente etapa e incluso utilizan metáforas extraídas directamente de la música (Virno, 2003 y 2004). Sin embargo, nos encontramos con varias dificultades. Algunas tienen que ver con la operacionalización de los conceptos. Cada noción es utilizada de manera tan diversa entre estos distintos autores17, y aún entre diferentes textos de un único autor18, que la definición operativa se vuelve escurridiza. En el mismo sentido, el pasaje del discurso filosófico a la contrastación sociológica presenta sus propias asperezas: teorizar sobre algún ejemplo elocuente es más elegante que lidiar con la hostil multiplicidad empírica. Sin duda, la primera tarea es sumamente valiosa –e ignorada por la sociología sumisa–, pero no debe alejarnos de la segunda. Más allá de todo esto, el probleDialogando con el Figura del Templete en el Parque Arqueológico de San Agustín, Huila. ma principal al aplicar la nocampo: un poco de trabajo del músico han tenido poco es- ción de trabajo inmaterial a nuestro música tudio. Así, nuestro esfuerzo más estudio de campo con músicos –quiHace algunos meses desarrolla- reciente consistió en preguntar, ob- zá por nuestras falencias al hacerlo–, mos una investigación empírica orien- servar y, ciertamente, participar de las consistió en la imposibilidad de detada a las categorías sugeridas más enormes transformaciones que los tectar en modo alguno las novedades arriba en el campo del arte sonoro. músicos en tanto trabajadores están del capitalismo cognitivo. Para decirIntentamos dar cuenta con ellas de viviendo en la actual etapa del capi- lo simplificadamente, los músicos ya las mentadas esferas de intercambio tal. Nuestro interés en este punto no eran productores inmateriales, ya lano capitalista, los problemas de la estaba tanto en completar el panora- boraban en el sector de servicios y escasez intrínseca de atención huma- ma respecto del campo de la música, nunca lo hicieron de acuerdo con los na, las batallas entre usuarios y com- como en buscar indicios que quizás patrones fordistas. Sus tareas profepañías discográficas en torno a los nos permitieran pensar el trabajo en sionales, de ocio y de estudio, siemMP3, los precios diferenciales, etc. otros ámbitos del capitalismo cog- pre presentaron fronteras difusas: la (Zukerfeld, 2007b). Abordamos, así, nitivo. Por eso, a la hora de interpre- inseparabilidad de vida y trabajo les algunos a los fenómenos típicos del tar el material empírico, la categoría resulta a los músicos lo más natural capitalismo cognitivo en relación con de trabajo inmaterial, (Lazzaratto, del mundo. Así, podría parecer que la distribución y el consumo de música 1996; Lazzarato y Negri, 2001, etc.) este campo venía anunciando, ille Por fin, llamamos capitalismo cognitivo (CC) a la etapa del modo de producción capitalista signada por la contradicción entre relaciones sociales de producción orientadas a realizar los tres tipos de bienes informacionales como mercancías, y el grado de desarrollo de las fuerzas productivas asociado a la ontología replicable de la información digital, que amenaza el estatus mercantil de esos bienes. Por eso, las batallas jurídicas y políticas alrededor de los nuevos cercamientos –materializados en la extensión de las diversas formas de propiedad intelectual sobre los tres tipos de conocimientos que constituyen los BI–, el crecimiento exponencial de esferas públicas no estatales y su captura por parte del capital son algunas de las características bien conocidas de esta etapa. Otra, no menos importante, es el tipo de trabajo que la distingue. A ella dedicamos lo que queda del artículo. Pero ahora, hablemos de música.

grabada, un BI1, buscando pistas para pensar lo que ocurre con otros bienes informacionales. Es una historia interesante, aunque conocida y ampliamente elaborada desde distintas perspectivas (Oberholzer-Gee y Strumpf, 2007; Liebowitz, 2003 y 2007; Perrone, 2007). Mucha menos atención se ha prestado a los cambios en la producción de música. En particular, las mutaciones en el proceso de

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formación digital: la atención humana (Goldhaber, 1997). Esto es, ante la pregunta respecto de qué esperarían los músicos de una empresa que los contratara, las respuestas son: “un manager”, “propaganda”, “que nos escuche el periodista X”, “que pasen nuestro disco en la radio Y”, etc. Cuando las producciones discográficas estaban poco extendidas, la inaccesibilidad a la grabación operaba como un regulador de la oferta de música y de la atención humana disponible. Grabar era casi imposible, pero una vez que el regis1. La estratificación tro se lograba, cierto cúde los músicos: mulo de atención estaba propiedad de asegurado. En la presente medios de etapa, grabar es mucho producción más fácil, pero conseguir y acceso a 19 atención, bajo cualquieconocimientos ra de sus formas, es mucho más difícil. Así, la Durante casi todo el masa enorme de capital siglo XX la divisoria de que marcaba la diferenaguas que el capital opecia entre el grupo aficioraba sobre los músicos esnado y la gran banda a taba en la posibilidad de través del acceso a la gragrabar. En efecto, el cosbación, se ha ido volcanto prohibitivo de las do a capturar flujos de consolas, grabadoras de atención humana. Las cinta abierta, material vircompañías multinaciogen y demás elementos, Monumento lítico (detalle). San Agustín, Alto Magdalena, 3000 Km2. nales destinan ahora el hacía que sólo con el grueso de la inversión en apoyo de una empresa discográfica una banda pudiera acce- donde estos programas se obtienen. un grupo a publicidad, marketing, esder a un estudio, a los medios de pro- De este modo, los músicos saben que pacios en radio y televisión para las ducción para inmortalizar su música y no necesitan, genéricamente la firma canciones, etc. El punto clave es que transformarla en mercancía. La pro- capitalista para acceder a los medios todas esas inversiones apuntan a asepiedad de las tecnologías (conoci- de producción. Pueden grabar sus dis- gurar un cúmulo de atención para los mientos objetivos) constituía una cos, e incluso imprimirlos en casa. músicos mediante el acceso a redes barrera infranqueable. De esta mane- Sin embargo, esto no quiere decir sociales, a un reconocimiento (conocira, uno de los cambios más bruscos que compositores e intérpretes sean miento intersubjetivo). Los gastos de caque los músicos perciben y narran en necesariamente más autónomos frente pital de las compañías crean y relación con la difusión de BI1 y BI2 al capital. Solamente sugerimos que capturan redes sociales e insertan a radica justamente en el proceso de gra- la frontera trazada por este último ya sus trabajadores musicales en ellas. bación. Todos los entrevistados pue- no está alrededor de los medios de Por su parte, los músicos que no cuenden efectuar registros en su casa con producción, sino respecto otro recur- tan con el impulso del capital para un alto nivel de calidad, en general so. Uno típicamente escaso en un acceder a esas redes, buscan el recoutilizando un computador personal contexto de sobreabundancia de in- nocimiento a través de espacios de la tempore, rasgos del posfordismo y, por ende, no habría tenido mayores modificaciones con su advenimiento. La primera afirmación es cierta, la segunda no. Todos los músicos entrevistados notan profundos cambios en su actividad, todas las observaciones participantes lo confirman. Entonces, sin desdeñar los valiosos aportes de los autores mencionados, tratamos de complementarlos con dos ideas que surgen de nuestra experiencia de campo.

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(BI2) y algún programa descargado gratuitamente (BI1). Los conocimientos objetivos ahora son accesibles. La explicación de este fenómeno es sencilla. Surge de la combinación de tres factores que ya hemos analizado más arriba: a) el costo decreciente de los BI2, por la mentada Ley de Moore, b) la replicabilidad de los programas informáticos de grabación y mezcla (como SoundForge o Vegas) en tanto BI1 y c) la reticularidad de Internet que permite el florecimiento de esferas no capitalistas (legales e ilegales)

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Red como YouTube o MySpace, que les permiten difundir sus producciones y construir nexos con pares y oyentes. Hasta aquí, entonces, hemos hablado de dos dimensiones importantes para entender el estatus de los trabajadores musicales: el acceso a CSO (en la forma BI1 y BI2 como medios de grabación) y al reconocimiento (redes sociales que estabilicen un cierto cúmulo de atención). Hay, sin embargo, un tercer elemento que los entrevistados mencionan, aunque sin concederle la importancia que intuitivamente se podría suponer que tiene. Se trata de la habilidad técnica del músico individual, de sus conocimientos subjetivos: su capacidad como ejecutante, su talento como compositor, su nivel de lectura musical, su dominio de diversos géneros, etc. Evidentemente, el estatus de los trabajadores musicales tiene una relación con su nivel técnico. Pero lo que surge de las entrevistas – y coincide con numerosas observaciones– es que a partir de cierto umbral mínimo de profesionalismo, lo determinante no es la técnica, sino los “contactos”. Una y otra vez se oyen frases del tipo ¨yo toco mejor que A, pero él trabaja en la banda de B porque conocía a C¨. En términos de nuestra tipología del conocimiento, esto expresa la supremacía del CSI de reconocimiento, las redes a las que se pertence –ya no de oyentes, sino de pares– frente a los CSS. Recapitulando, cabe insistir en que la propiedad de medios de producción no aparece como una línea jerarquizante –entre quienes ya son músicos20–. De hecho, entendemos que el análisis de la estratificación de los trabajadores musicales puede hacerse a partir del nivel de acceso que ellos tienen a tres tipos de conocimientos, a saber: conocimientos sub-

jetivos (sus habilidades técnicas ejecutorias o compositivas), conocimientos objetivos (especialmente a BI1 y BI2) y, decisivamente, conocimientos intersubjetivos (en particular el reconocimiento, en dos tipos de redes sociales: las de músicos y las de oyentes). Mientras el primer tipo de conocimiento juega en el capitalismo cognitivo un papel similar al de etapas anteriores, hemos intentado mostrar que el segundo y el tercero presentan cambios que son propios del momento presente.

2. La ambivalencia de los BI Durante mucho tiempo, la tarea del músico de estudio mantenía ciertos privilegios que el obrero manual había perdido con la llegada de la maquinaria. Para grabar música hacían falta músicos, aun cuando para fabricar mesas ya no hacían falta carpinteros. Así, el carácter artesanal de la tarea del sesionista (músico contratado regularmente para grabaciones de estudio) resistió indemne los embates del fordismo. Sin embargo, una visita a un estudio de grabación de hoy en día nos hace ver que esto ha empezado a cambiar en el capitalismo cognitivo. El observador participante se encuentra con dos mecanismos, de importancia creciente, a través de los cuales la combinación de BI1 y BI2 compite con los ejecutantes humanos. Uno lo constituyen los sintetizadores (digitales) y otro los samplers. Los primeros crean sonidos artificiales mediante algoritmos que emiten ondas de determinadas frecuencias y amplitudes. En muchos casos, intentan imitar los timbres de los instrumentos acústicos. Un ejemplo son los órganos electrónicos, y su búsqueda de la sonoridad del piano. Los samplers, por su parte, son una amenaza mucho más importante. No

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consisten en la generación artificial de sonidos, sino en la captura de pequeñas unidades de sonido ejecutados acústicamente y su posterior combinación digital. Por ejemplo, para el sampleo de un piano se graba a un ejecutante tocando todas las notas de su instrumento, con diversas intensidades, duraciones, ataques, etc. Luego, el sampler permitirá combinar esos sonidos en la forma que quien lo utilice guste. Si efectuáramos una comparación con el mundo de las artes visuales, podríamos decir que los sintetizadores efectúan dibujos, que los samplers toman fotos y que quienes los utilizan elaboran películas. Más allá de la diversidad de formatos que presentan, digamos que ambos (sintetizadores y samplers) suelen presentarse como un conjunto de programas informáticos (y sus respectivos bancos de sonidos como archivos complementarios) vinculados a determinado hardware de un computador personal común. Aunque el reemplazo masivo de ejecutantes por estos mecanismos se da hasta ahora sólo en algunos géneros musicales y en ciertos instrumentos, la tendencia ascendente es clara. A la hora de interpretar el efecto de tal tendencia sobre el trabajo del músico con las herramientas de nuestro marco teórico, el primer impulso es a homologarla con la reflexión respecto de la traducción típica del fordismo-taylorismo que presentamos más arriba. En ella, el pasaje de los CSS técnicos de los obreros al CSO tecnológico representaba la pérdida del control de los saberes por parte de los trabajadores y su privatización bajo el capital. En efecto, también los CSS técnicos del músico toman forma objetiva bajo la iniciativa de empresas que buscan prescindir de los costos de la mano de obra. Sin em-

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bargo, hay una diferencia crucial. Mientras la máquina industrial que reemplazaba al carpintero tenía una ontología que favorecía la aplicación efectiva de la propiedad privada sobre ella, los bienes informacionales primarios, signados por la replicabilidad, se muestran escurridizos ante los intentos de restringir su circulación. Comienza a emerger, así, la ambivalencia de los sustitutos informacionales de los músicos. Por un lado, a través de ciertos BI el empresario musical logra reemplazar mano de obra por capital en una actividad que, durante el capitalismo industrial, había podido esquivar en buena medida ese desplazamiento. Pero, por otro lado, esa operación implica serias dificultades para tal empresario a la hora de cercar su propiedad privada. En efecto, más y más samplers se ponen a disposición del público en la Red de manera gratuita. Archivos de audio, pistas y otras herramientas que suplen la ejecución ad hoc del músico circulan de manera creciente en Internet. De este modo, el precio de la apropiación objetivada del conocimiento subjetivo musical, de la prescindencia del trabajo vivo, se paga aumentando las posibilidades productivas de otros capitalistas musicales. Pero también, y esto es lo que nos importa aquí, las de músicos independientes. En efecto, el músico perjudicado por los BI a través de la pérdida de alguna de sus fuentes laborales, puede ser a la vez beneficiario directo de ellos. Antes dijimos que todos los entrevistados pueden grabar en su hogar. Agreguemos ahora que, en esas grabaciones, utilizan los BI que tradujeron a bits el alma sonora de otros músicos expulsados

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de los estudios. Sampleos y sintetizaciones de las tímbricas de quienes fueran sus compañeros (genéricos) de trabajo ahora están a su disposición. Pero los músicos desplazados de los estudios no sólo utilizan a los BI que los apartaron para grabar música. Todos los entrevistados usan samplers, sintetizadores y otros tipos de programas obtenidos ilegalmente para las clases particulares que constituyen una fuente importante, sino la principal, de sus ingresos en la actualidad. De cualquier forma, estas

jetos sociales) puede y debe utilizar a las herramientas con las que compite. De este modo, hemos expuesto apenas dos ideas respecto de la situación de los músicos en el capitalismo cognitivo21. Hay bastante más que decir sobre ellos, pero hacerlo nos impediría entroncar esas ideas en una reflexión más general sobre las actividades productivas de la presente etapa. Eso es lo que intentamos en la sección siguiente con el concepto de trabajo informacional.

El trabajo informacional

Petroglifo del río Caquetá. Dibujo de Fernando Urbina. Representación del hombre sentado (detalle).

posibilidades productivas del músico sesionista no necesariamente compensan la merma en sus ingresos que le significa la disminución de su trabajo en el estudio. Por eso no apuntamos, en modo alguno, a señalar que la situación de los músicos esté mejorando en el capitalismo cognitivo, sino a remarcar la particular relación entre el trabajador reemplazado por los BI y éstos, que resumimos con la expresión de ambivalencia de los BI: a) el capital extrae el CSS técnico del músico, b) pero sólo puede hacerlo objetivándolo en un conjunto de BI cuyo cercamiento mercantil es improbable y c) por ende el músico expoliado (entre otros su-

Pensar una categoría general para el trabajo en el capitalismo cognitivo nos obliga a partir de una aclaración. La primera mención acerca de la fuerza de trabajo en este período debe ser siempre respecto de la profunda escisión que la signa. La forma que asume la acumulación de capital en esta etapa revierte el proceso de homogeneización fordista y genera una dicotomización entre dos tipos de subjetividad productiva (Iñigo, 2003): la de los incluidos y la de los excluidos. Estos últimos, a los que no se les brinda siquiera el nivel educativo y sanitario mínimo como para poder ser explotados en los procesos productivos, son absolutamente prescindibles para el funcionamiento del capitalismo global. Así, el hambre y las guerras ejercen su efecto derrame –aunque no sea exactamente el que nos anunciaron hace algunos años– sobre la mitad de la humanidad que le sobra al capital. Estas consideraciones obligan a dudar de los conceptos filosóficos que pretenden aplicarse por igual a toda la fuerza de trabajo.

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El “éxodo” de los europeos de clase media que desertan de sus empleos aburridos no es muy parecido al de los mexicanos que cruzan la frontera con EE.UU. La “manipulación de afectos” que realiza un gerente de mercadeo no es precisamente la misma que la que se le impone a una niña prostituida en Tailandia. “Poner a trabajar las facultades lingüísticas” de los ejecutivos en una reunión de brainstorming no resulta del todo homologable a los gritos de los inmigrantes africanos que ruegan por sus vidas. Por respeto a esos miles de millones de excluidos debe quedar claro que cuando hablemos de trabajo informacional nos referiremos sólo a una tendencia creciente en el universo de los incluidos. Ahora bien; ¿por qué hipotetizar el concepto de trabajo informacional? ¿Para qué seguir añadiendo términos? Empíricamente, para abarcar las ideas que presentamos más arriba y otras de las que no dan cuenta las nociones existentes. Teóricamente, para indagar respecto de cómo lidian las relaciones sociales de producción capitalistas con procesos productivos en los que el output es un producto replicable y los medios de producción son BI1 y BI2. Así, si se acepta que la tensión fundante del capitalismo cognitivo es la que se da entre la ontología replicable de la información digital y la voluntad capitalista de mercantilizar los bienes informacionales, parece lógico ver cómo se expresa ella en el ámbito del trabajo. De forma provisional, definimos el trabajo informacional (TI) como aquél en el que: a. Los medios de producción son BI1 (software, datos) y BI2 (computadores personales y

otros artefactos basados en la transmisión y procesamiento de información digital). b. El producto del trabajo es un BI1 (comunicaciones digitalizadas, software, documentos, música, imágenes, etc.). Dos comentarios. En primer lugar, ni en la caracterización del capitalismo cognitivo ni en la del trabajo informacional, la definición en relación con los bienes informacionales supone nada parecido a un “determinismo tecnológico”. De lo que hablamos, en ambos casos, es de la objetivación de particularidades del desarrollo de las fuerzas productivas en bienes. Obviamente, no entendemos las fuerzas productivas como capacidades económicas. Por el contrario, nuestro esquema supone diluir la frontera entre cultura y economía en la tipología del conocimiento. De hecho, como señalamos más arriba, una idea central de la propuesta que intentamos vertebrar es reconocer no sólo el trabajo humano que se aloja en los bienes, sino las múltiples formas de conocimiento que lo hacen a través de este trabajo y más allá él. Desfetichizar no sólo al objeto, sino también al sujeto del trabajo para reconocer flujos de conocimientos biológicos, subjetivos, intersubjetivos y objetivos. Así, aunque el concepto de trabajo informacional esté definido en relación a los BI, buscará analizar las relaciones entre estos y las múltiples formas de conocimiento que se ponen en juego en los procesos productivos de la actualidad. En segundo lugar, hay que decir que TI es una categoría de tipo ideal weberiana, en el sentido de que su utilidad radica en ver cuánto se aproximan a ella los casos concretos. Diferentes actividades son trabajos

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informacionales en mayor o menor medida. Los músicos, de quienes obtuvimos las ideas con las que vamos a esbozar la categoría que proponemos, sólo son trabajadores informacionales en ciertos casos. Algunos de ellos no lo son en absoluto, otros lo son en algunas de sus labores. Sin embargo, lo que nos interesa aquí es que cada vez más tenderán a serlo. En cambio, en otras actividades ya es fácil observar trabajadores informacionales en un ciento por ciento. Una de ellas es la de los operadores de los call centers. Estos trabajadores realizan una actividad dramáticamente opuesta a la de los músicos: sus tiempos de trabajo están rígidamente estipulados, su labor social es poco reconocida, su tarea nunca es elegida por vocación, etc. Por eso, enseguida los utilizaremos de ejemplo. Si la categoría de TI permite dar cuenta a la vez de dos realidades fenoménicas tan disímiles, quizás esté aludiendo a alguna unidad subyacente. A continuación, entonces, presentamos a modo de hipótesis cuatro características básicas que tendría el trabajo informacional. Las dos primeras surgen del trabajo de campo con los músicos y fueron desarrolladas en la sección anterior. En cambio, no hemos podido explayarnos aquí sobre la tercera y la cuarta. En cualquier caso, las enunciamos apenas como premisas para futuras indagaciones.

1. Medios de producción: acceso a conocimientos contra Propiedad de bienes El lugar que un grupo de trabajadores informacionales ocupa en la estratificación social depende cada vez menos de la propiedad de activos físicos. Lo que importa es su nivel de acceso a tres tipos de conocimiento: a) conocimientos objetivos: informa-

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ción digital (datos, software) y tecnologías digitales, objetivadas en los BI1 y BI2 respectivamente; b) conocimientos subjetivos: principalmente técnicas y saberes procedimentales respecto de como producir; y c) conocimientos intersubjetivos: especialmente el llamado reconocimiento, acceso a redes de consumidores y demandantes del trabajo en cuestión. Es notable que si los trabajadores de la call centers quisieran organizar la producción de manera independiente del capital, los medios de producción no serían en modo alguno un obstáculo: el acceso a los BI1 y BI 2 no representaría mayores problemas. La barrera infranqueable está en el CSI reconocimiento: en el ingreso a una red de empresas capitalistas que demande sus servicios. A su vez, es claro que lo que distingue a los trabajadores de los call centers de quienes ocupan posiciones peores y mejores en la escala ocupacional, es la particularidad de los CSS que poseen: estudiantes universitarios, que saben manejar algunos programas informáticos y suelen hablar inglés.

2. Ambivalencia del producto y de los medios de producción Los BI que utilizan el capital en contra del trabajador informacional son usados por éste para fines diversos de los de la empresa, fuera del tiempo que pasa bajo el mando de ésta. Eso significa, en la mayoría de los casos (software, imágenes, música, textos), que el trabajador que produce BI1 no se ve alienado del producto de su trabajo: siempre se queda una copia22 . En otros casos, (como los de los empleados de los call centers) lo que ocurre es que los trabajadores utilizan las mismas herramientas que los subyugan en

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su jornada laboral por fuera de ella y, de hecho, como instrumento fundamental en la organización de las luchas contra las empresas. Evidentemente, se trata de un vínculo impensable entre un trabajador fordista y un torno. Una apostilla. Sería interesante ver trabajos de campo que indaguen en el tipo de subjetividad que este tipo de vínculo humano-BI produce23. Quizás hallarían que no se trata sólo de una ambivalencia instrumental, sino que ésta reposa en la otredad ontológica de la ID, no reductible al mundo de

Petroglifo del río Caquetá. Dibujo de Fernando Urbina. Representación del hombre sentado (detalle).

los sujetos ni al de los objetos. Esto no haría sino reflejar la idea de Sloterdijk (2000), según lo cual, la información representa un tercer tipo de ente que nos obliga a dejar de lado la ontología que nos gobierna desde Platón.

3. Bienes contra servicios Contrariamente a lo que suele suponerse, el producto del trabajo informacional es siempre un bien y no un servicio. No es una “actividad sin obra”, ni es “inmaterial”, si por ello se entiende que no se objetiva. Por el contrario, el trabajo informacional en todos los casos se mate-

rializa como ID. Eso nos lleva a dos opciones. La primera es la de los trabajos que nacieron con la digitalización (software) o producían bienes culturales sin ella (música, imágenes, textos). En estos casos, los bienes sencillamente se transforman en bits. La segunda opción es más interesante. Es la de actividades que antes, efectivamente, se diluían en el tiempo, pero que hoy cristalizan en bits cada palabra, cada inflexión. Claro ejemplo es el de los operadores telefónicos de treinta años atrás y de los trabajadores de los call centers de hoy. Aunque suele decirse que cada vez más los bienes se transforman en servicios, en este caso, la situación es exactamente la opuesta. Lo que antes eran servicios, comunicación que sólo se imprimía en las subjetividades intervinientes, ahora se vuelve conocimiento objetivado como BI1. Esa transformación no es un detalle: los dispositivos de control que hoy concitan el interés de varios autores sólo pueden ejercerse en virtud de ella.

4. Multiespecialización flexible Nada de nuevo hay en esta idea. La enunciación más clara es de Coriat (1992). Sin embargo, aparece tan confirmada empíricamente que no podemos dejar de mencionarla como uno de los rasgos del trabajo informacional. Alude, por un lado, a que el trabajador debe tener los CSS que le permitan realizar varias tareas diferentes. En algunos casos esas tareas deben hacerse, además, simultáneamente. Por ejemplo, los trabajadores de los call centers tienen al mismo tiempo que atender al cliente, leer varios mensajes en la pantalla, reportar al supervisor, etc. En otras ocasiones, la diversidad de tareas es realizada por

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En ambas modalidades, el contraste se da con la especialización única del trabajador fordista. Pero la multiespecialización flexible también refiere a la maleabilidad de los CSS del trabajador. La obsolescencia de los BI2 (proveniente de la mentada Ley de Moore) y los veloces cambios en la organización de la producción obligan a incorporar permanentemente nuevas técnicas, a que la habilidad principal de estos trabajadores sea la de aprender a recomenzar y a olvidar una vez tras otra.

c. Hipotetizar el concepto de trabajo informacional y cuatro de sus características. Si bien varios autores han propuesto nociones para pensar los procesos laborales de la presente etapa, nuestro estudio de campo arrojó resultados que no pueden ser asimilados por ellas. En este sentido, finalizamos este artículo proponiendo la idea de trabajo informacional como reunión del marco teórico presentado, el trabajo de campo realizado y algunas hipótesis para futuras investigaciones.

Conclusiones a. Intentamos presentar de manera condensada un conjunto de ideas que venimos trabajando hace algunos años, orientadas a sistematizar la noción de capitalismo cognitivo. En este sentido, delineamos nuestra tipología del conocimiento con base en sus soportes e introdujimos el concepto central de bienes informacionales. Estas ideas sugieren tanto conflictos como complementariedades con otros enfoques sobre la presente etapa –que no hemos podido desarrollar aquí–. b. Mostrar la aplicación del esquema propuesto en un trabajo de campo realizado con músicos de la ciudad de Buenos Aires. Particularmente, tra-

de músico, cfr. Zukerfeld, 2007) de distintos géneros de música popular (principalmente jazz, pero también tango y folclore argentino) residentes en la ciudad de Buenos Aires, siguiendo criterios de muestreo intencional y saturación teórica, realizadas durante el año 2007. Tanto o más importantes fueron las notas surgidas de la observación participante en ensayos –en la E.M.P.A–, conciertos –del Mariano Gianni Trío, Jazztá, y otras bandas–, estudios de grabación –especialmente en los estudios 440 producciones y Charles Cross-, jam sessions –particularmente las de Libario– y un sinnúmero de diálogos informales con músicos.

tamos de abordar algunos cambios en la situación laboral de éstos. Encaramos esta tarea, en parte, por tratarse de un tema algo descuidado cuando se relacionan tecnologías digitales y música, pero, sobre todo, para buscar pistas que nos permitieran reflexionar sobre otras formas de trabajo dentro del capitalismo cognitivo.

un mismo individuo, pero en una sucesión temporal. Es la situación del músico-PC (Zukerfeld, 2007b) que reúne en su persona las funciones de compositor-arreglador-ejecutante de varios instrumentos-ingeniero de grabación-productor, etc.

Hemos, entonces, esbozado varias ideas polémicas. Ellas ansían hermanarse en el debate con otras ideas, con otros argumentos. Pero sobre todo, con otras voluntades deseantes que se sientan tanto desgarradas ante las injusticias del capital como necesitadas de la más auténtica pluralidad de opiniones para enfrentarlas. Contamos para ello con las/os lectoras/es de la revista NÓMADAS.

Citas 1

El trabajo de campo consistió en treinta entrevistas semiestructuradas a músicos (sobre la definición operacional

ZUKERFELD, M.: CAPITALISMO COGNITIVO, TRABAJO INFORMACIONAL Y UN POCO DE MÚSICA

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Nuevamente aclaramos que no intentamos caracterizar la totalidad, la especificidad del trabajo en los call centers, sólo tomamos algunos elementos para pensar tendencias del trabajo informacional.

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Sociedad postindustrial (Bell), post-capitalismo (Drucker), knowledge based economy (OCDE), era de la información o informacional (Castells), turbocapitalismo (Luttwalk), sociedades de control (Deleuze), sociedades de riesgo (Beck), posfordismo (escuela de la regulación y otros), alta modernidad (Giddens) son sólo algunos ejemplos de enfoques sumamente divergentes, aunque no en todos los casos mutuamente excluyentes.

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Esta tarea, sin embargo, es una importante batalla política que quienes dudamos del concepto debemos librar, al menos en dos frentes. Evidentemente, uno es el de los medios de comunicación y la opinión pública. Otro, más opaco y que quizás nos esté preocupando menos de lo que debería, es el de la conformación de indicadores estadísticos. Mientras las agencias gubernamentales e internacionales efectúen relevamientos que naturalicen las dimensiones de la sociedad del conocimiento, quienes estructuramos nociones alternativas hallaremos serios límites a nuestros esfuerzos.

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Por cuestiones de espacio utilizamos la noción de capitalismo cognitivo para referirnos también a la idea de capitalismo informacional –que, cabe recordar, fue originalmente propuesta por Castells (1997, Tomo I)–, soslayando diferencias.

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Algo similar ocurre con los intentos de Deleuze, Negri, Hardt, Lazzarato y otros autores de asociar la manipulación de afectos a la etapa actual. Para que esa idea tuviera sustento habría que demostrar –y no sólo declamar– que en etapas anteriores del capitalismo (y aún en otros modos de producción) los afectos ocupaban una función cualitativamente menos importante en el funcionamiento del sistema. Nos permitimos dudar de los argumentosos en favor de esa idea, aunque no de la necesidad de encarar investigaciones en este sentido que trasciendan la especulación filosófica. No lo hace más allá de la necesaria pero insuficiente y remanida división entre información y conocimiento. Por otra parte, hay que reconocer los trabajos de los economistas evolucionistas y neoshumpeterianos (Nelson, Winter, Cowan, Foray, David, Lundvalll, Johnson, etc.) alrededor de la distinción entre conocimientos tácitos y explícitos, que más próximos a la idea de sociedad del conocimiento, han aportado elementos que debemos recuperar críticamente desde la perspectiva del capitalismo cognitivo. Para una discusión de estos términos, cfr. Zukerfeld, (2007a).

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Esta presentación es un resumen. Un análisis más extenso de la tipología del conocimiento puede verse en Zukerfeld (2007b).

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Una antigua referencia para esta idea, aunque lateral, puede encontrarse en una carta de Thomas Jefferson de 1813. Dice, en un bello pasaje y refiriéndose al conocimiento: “Its peculiar character, too, is that no one possesses the less, because every other possesses the whole of it. He who receives an idea from me, receives instruction himself without lessening mine; as he who lights his taper at mine receives light without darkening me” (Koch y Peden, 1972: 629). Otra referencia, mucho más antigua e indirecta, está en la ontología dualista de Platón.

10 Esta propuesta de tipologizar el conocimiento desde sus soportes está influenciada indirectamente por las ideas de Chartrand (2005). 11 Cada uno de ellos está basado en una disciplina o conjunto de disciplinas determinados: la primera toma elemen-

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tos de la biología molecular, la segunda se apoya en la psicología cognitiva y las neurociencias, la tercera hace lo propio con la sociología y otras formas de teoría social y la cuarta está amparada en desarrollos económicos. En pro de la brevedad hemos quizá debilitado la argumentación eliminado casi todas las referencias que explican el origen de los conceptos utilizados. 1 2 La S intermedia en las cuatro siglas indica “soporte”. 1 3 Esto se basa en el concepto de memoria implícita y explícita de las neurociencias. Cfr. Schacter (1987). 14 El CSI reconocimiento es equivalente al capital social de Bourdieu (1985). Para una discusión respecto de por qué utilizar el primer término y no el segundo, cfr. Zukerfeld (2007 c). 1 5 La producción y reproducción de ID requiere de artefactos que cuentan entre sus componentes a uno o más chips. Desde mediados de la década del setenta se observa que aproximadamente cada 18 meses la capacidad de estos procesadores se duplica, manteniéndose su precio de venta constante. Por ende, para un chip de una velocidad determinada, su precio tiende constantemente a la baja. Este comportamiento de las fuerzas productivas en el área de la microelectrónica suele denominarse Ley de Moore, y constituye una de las causas de la difusión del computador personal y, con ella, del crecimiento del stock de ID.

material, aunque el segundo remita al primero. 18 Cfr. Negri (1999) y Hardt y Negri (2004) respecto del trabajo inmaterial, para seguir con el ejemplo de la nota anterior. 19 Sobre el concepto de acceso, su diferencia con el de propiedad y su relación con los tres tipos de conocimientos que se analizan a continuación, cfr. Zukerfeld (2007 c). 2 0 La propiedad de medios de producción sí tiene importancia para dividir a quienes logran ser músicos de quienes no. Evidentemente, un músico tiene que acceder a los instrumentos que utiliza para serlo. Pero es notable que entre profesionales no haya divisiones de acuerdo con la calidad de los instrumentos poseídos, con el capital con que se cuenta. Incluso suele ser una práctica común el préstamo de costosos instrumentos entre distintos músicos. 21 Cabe insistir en que este no es un trabajo descriptivo. No nos preocupa aquí conocer qué porcentaje de los trabajadores musicales de una ciudad, un país o del mundo, laboran bajo estas modalidades. Del mismo modo que no nos hubiera interesado en la Inglaterra del siglo XIX contar cuantos trabajadores comenzaban a sujetarse a la maquinaria. Lo que importa, en los dos casos, son las tendencias de cada etapa del capitalismo. Nuestro trabajo con músicos (y su generalización a la idea de trabajo informacional) busca auscultar tendencias, no medir superficies.

16 Si bien los soportes magnéticos (como diskettes o discos rígidos) u ópticos (como los discos compactos) ya permitían un cierto grado de circulación de la ID, es con la aparición de Internet y la ampliación permanente del ancho de banda, que la cantidad de ID circulante aumenta exponencialmente. Este crecimiento vertiginoso no se debe sólo a la replicabilidad de la ID sumada a un medio de intercambio, sino también a dos rasgos particulares de Internet: por un lado, su reticularidad, dado que la forma red en sí misma potencia la cantidad de ID disponible. Por otro, su ascentrismo, dado que la ausencia de un centro dificulta la limitación de la ID circulante.

2 2 Aunque esto vaya en contra de la idea central del hermoso primer manuscrito de 1844 de Marx.

17 Por ejemplo, Hardt y Lazzaratto no definen del mismo modo el trabajo in-

BLONDEAU, Olivier, 1999, “Génesis y subversión del capitalismo informacional”,

2 3 Quiero reconocer en esta idea a Emilio Cafassi, quien en una de sus clases de grado solía decir respecto de las computadoras algo así como: “El mismo aparato que de día hace sufrir a una oficinista cuando trabaja, a la noche la hace delirar de amor cuando chatea”.

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¿Qué es la autoría tecnológica? La piratería y la propiedad intelectual* [email protected] • PÁGS.: 66-81

Kavita Phillip** Traducción del inglés***: Ana Rita Romero**** El artículo estudia genealógicamente el debate actual sobre la apropiación de productos informáticos, a partir de las condiciones económicas, legales y políticas de su enunciación. Para ello, rastrea la emergencia de una función pirata, homóloga al concepto foucaultiano de función de autor, para comprender la ilegalidad, la propiedad intelectual y los derechos de autor. Desde una mirada poscolonial se comprende la construcción de diferencias y equivalencias en los intercambios tecnológicos norte-sur. Palabras clave: piratería, legalidad burguesa, función de autor, derechos de autor, propiedad intelectual, software. O artigo estuda geneologicamente o debate atual sobre a apropriação de produtos informáticos, a partir das condições econômicas, legais e políticas de sua declaração. Para isso, rasteia a emergência de uma função pirata, homológica ao conceito de função do autor, para compreender a ilegalidade, a propriedade intelectual e os direitos do autor. Desde uma perspectiva poscolonial pode-se compreender a construção de diferencias e equivalências nos intercâmbios tecnológicos de norte-sur. Palavras-chaves: pirataria, legalidade burguesa, função do autor, direitos do autor, propriedade intelectual, Software. This article shows the study of the current debate on the appropriation of informatic products, from the economical, legal, and political conditions of its enunciation. To do so, the author tracks the emergence of a pirate function, that homologues the Foucauldian concept of author function, to understand the illegality, the intellectual property, and the copyright. From a post-colonial point of view, the construction of differences and equivalences in the technological trades North-South, are understood. Key words: piracy, bourgeoisie legality, author function, copyright, intellectual property, software. ORIGINAL RECIBIDO: 04-II-2008 – ACEPTADO: 27-II-2008

Este texto hace parte de un nuevo proyecto de investigación que explora formas de propiedad y conocimiento tecnocientífico. Agradezco al Center for Research on Information Technology and Organizations (Crito) en UC Irvine por el financiamiento, y a quienes participaron en los simposios “Critical Legalities” (UC Irvine) y “Feminist and Queer Rearticulations of South Asian Studies” (UC Davis), cuyos comentarios me han ayudado a reflexionar sobre los problemas actuales del proyecto y a estimar sus posibilidades futuras. Especial agradecimiento para Bill Maurer, Donald Moore, Mark Poster y Geta Patel por sus comentarios y a Rod Fergusson por su original conversación sobre la “chica de la portada” de la revista Wired de marzo de 2004. ** Ph.D. en Estudios de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Cornell. Actualmente es profesora asociada en la Universidad de California en Irvine en el Programa de Estudios sobre mujer y afiliada al Departamento de Antropología e Historia de esta misma Universidad. E-mail: [email protected] *** Este artículo fue publicado por primera vez en inglés en el Journal of Postcolonial Studies, Vol. 8, No. 2, 2005, pp. 199-218. Agradecemos al Institute of Postcolonial Studies la cesión de los derechos de publicación. **** Licenciada en Filología e Idiomas de la Universidad Nacional de Colombia.

Dibujo EMBERA : Astrid Ulloa

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Fue una respuesta cierta y pertinente la que un pirata capturado le dio a Alejandro el Grande. Pues cuando el rey le preguntó al hombre qué se proponía apoderándose del mar, él le respondió con evidente orgullo: “Lo que te propones al apoderarte de la tierra entera, pero como yo lo hago con una insignificante barca me llaman ladrón, mientras que si tú lo haces con una gran flota te llaman emperador”. San Agustín Tú, caballero, puedes decir: “Eh niña, ¡termina con esos pisos! ¡Sube! ¿Qué te pasa? ¡Gánate el sustento! Me lanzas tus cuerdas Y cuidas los barcos Pero yo cuento cabezas Mientras hago las camas Pues nadie va a dormir aquí, querido […] Y en la quietud de la muerte … apilarán los cadáveres Y diré entonces: “¡Que te sirva de lección!” Kurt Weill y Bertold Brecht, 1928; Nina Simone, 1964.

creciente preocupación para los administradores de la globalización económica del siglo XXI. Apropiándose, modificando y compartiendo una variedad de objetos menos tangibles pero igualmente cruciales, los ladrones de propiedad intelectual trafican hoy con imágenes, música y software. Aunque los analistas del mercado ven este fenómeno como un problema nuevo, supuestamente acelerado por la importancia sin precedentes del conocimiento como una de las fuerzas de la producción económica, los his-

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ca, cuyo centro de operaciones se encontraba en los Kew Gardens en Londres, elaboraron intrincadas conexiones entre el conocimiento científico, el comercio colonial y especímenes de plantas alrededor del mundo, constituyéndose así en una de las muchas “economías coloniales de conocimiento” de los siglos XVIII y XIX. Estas redes ecológicas fortalecieron el poder militar y económico británico e invariablemente se apoyaron en la apropiación, por parte de la metrópoli, del conocimiento ecológico producido en los márgenes del imperio (Drayton, 2000; Philip, 1995). Aquí el estado colonial y las organizaciones científicas como los Kew Gardens y la Royal Geographic Society podrían ser acusados de piratería. El crecimiento del conocimiento científico mismo depende de difusas redes globales de participación, anteriores incluso al período colonial; por ejemplo, la ciencia europea del Renacimiento no podría haber surgido sin las múltiples apropiaciones de textos e ideas del saber medieval islámico.

a figura del pirata ha funcionado normalmente como la de un subalterno en términos de raza y Incluso la “verdadera” género que invierte las relaCultura Tolima. Vasija de Cerámica (detalle). Archivo fotográfico del ICC. piratería marítima no es de ciones hegemónicas de poder. En la anécdota de San Agustín, toriadores de la ciencia y del derecho ningún modo un vestigio del pasado; un pirata “bárbaro” subvierte retóri- relatan casos de robo de propiedad funciona aún hoy gracias a la fuerte camente el poder imperial de Alejan- intelectual que preceden por dos si- confianza en la tecnología global de dro, mientras que Brecht evoca la glos al actual discurso de RPI (robo comunicaciones. La Agencia Marítiamenaza revolucionaria personificada de propiedad intelectual). Adrian ma Internacional reportó 445 ataen una sirvienta, cuya identidad se- Johns rastrea numerosas actividades ques de piratas a barcos durante el creta como el Capitán Pirata del Car- piratas durante el siglo XIX y comien- año 2003 y 325 en 2004, muchos guero Negro le permite llevar a cabo zos del XX, en la cultura impresa del de los cuales ocasionaron la muerte su venganza final contra la opresión otro lado del Atlántico, que inclu- de tripulaciones enteras1 . El antiguo yen piratería de partituras y otras in- editor de Wired, Mark Frauenfelder, de clase y de género. fracciones al copyright de medios sugiere que: Los piratas que amenazan inver- impresos en Gran Bretaña y los EsLa mayoría de los piratas saben tir las relaciones de poder apropián- tados Unidos. Richard Drayton con anticipación si vale la pena dose de cosas menos tangibles que mostró cómo las redes imperiales briatacar el barco y su carga, puesto barcos y cuerpos han llegado a ser una tánicas de conocimiento en botániPHILIP, K.: ¿QUÉ ES LA AUTORÍA TECNOLÓGICA? LA PIRATERÍA Y LA PROPIEDAD INTELECTUAL

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timista” de la piratería china simplemente como un vacío natural en la implementación de lo que son, a su modo de ver, leyes fundamentalmente buenas y fuertes. No obstante, debemos pensar que el proceso de llevar a China a una completa modernidad ya no es como cuando un sabio y paciente profesor tutela a un adolescente recalcitrante. Quizás una analogía más pertinente sería señalar que “la lucha de Estados Unidos para proteger la propiedad intelectual” se asemeja más a “la guerra contra las armas En febrero de 2003, una historia de destrucción masiva” (New York TiLa red Inmarsat fue creada origi- en la portada de Forbes pintó la pira- mes, 9 de enero de 2005: 41 y 43). “Como con las bombas ronalmente para uso marítimo badas”, se nos dice, “la priny las unidades marítimas de cipal preocupación por la ejecución legal admiten espérdida de control sobre la tar muy inquietas por su propiedad intelectual no es uso en manos equivocadas. que los productores norteLos piratas, expertos en tecamericanos vayan a perder nología, desarrollan proceoportunidades de ventas; el sos de inteligencia cada vez miedo es que los nuevos más certeros incluso contra ‘dueños’ vuelvan nuestras los intentos de las unidades propias innovaciones contra de ejecución legal de increnosotros y nos provoquen mentar la seguridad por meun daño económico madio del mismo desarrollo yor” (41). Se nos dice que tecnológico. El ejemplo Vasija con representación antropomorfa, elaborada con arcillas caolíticas. no se trata de perder unos más famoso de preocupaArchivo fotográfico del ICC. dólares sino de perder nuesción con respecto al uso de comunicaciones satelitales por parte tería china como un pequeño dragón tra forma de vida4 . de “villanos” es el caso de Osama bin engullendo la cabeza de Bill Gates, Laden, cuyo teléfono satelital In- quien se muestra confundido, pero El discurso de la seguridad de la marsat, comprado en Nueva York en no demasiado preocupado. El tema Red, la preocupación por la pirate1996, lo conectaba con una red glo- aparece representado como proble- ría y el miedo a los hackers terroristas mático para los negocios occidenta- gira alrededor de una contradicción bal de socios. les, pero también como algo que será evidente en el corazón del progreso Los discursos contra la piratería superado inevitablemente con la lle- tecnológico y electrónico. Las mismas se cruzan frecuentemente con los dis- gada de la plena modernidad a las tecnologías que aparecen para incorcursos sobre seguridad antiterrorista, naciones atrasadas. En enero de porar la modernidad y el progreso en los que tanto piratas como terro- 2005, sin embargo, la piratería chi- post-ilustración, parecen facilitar la ristas constituyen amenazas a los na fue catalogada como una amenaza destrucción de la civilización occidenmercados libres y a las naciones civi- permanente a la seguridad nacional tal por aquellos que “odian nuestros lizadas. El sociólogo de los medios de los Estados Unidos en un artícu- valores y libertades”. Esta paradoja Nitin Govil sostiene que la relación lo de la revista New York Times. Allí se está implícitamente apoyada por un entre la piratería de la propiedad in- urgía a los analistas a mirar con es- determinismo tecnológico muy ditelectual y el terrorismo ha sido na- cepticismo la lectura “generosa y op- fundido: en los círculos de análisis que usan equipos de última tecnología para monitorear las comunicaciones Inmarsat 2 e incluso las transmisiones por fax donde se detalla cada ítem de la carga. Una porción considerable de las unidades de recepción de Inmarsat que se venden en Alemania o los Estados Unidos son enviadas a aquellas regiones donde prestan un invaluable servicio a los piratas de la era moderna (Frauenfelder, 2004: s/p)3 .

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turalizada por quienes determinan las políticas, por la policía internacional y la cultura popular desde el 11 de septiembre: “Por ejemplo, los detectives británicos denuncian que el 40% de las confiscaciones antipiratería en el Reino Unido lo constituyen DVD paquistaníes, y señalan que las ganancias de las versiones piratas de Love, Actually y Master and Commander van a las arcas de los operativos de Al Qaeda con base en Paquistán” (Govil, 2004: s/p).

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cultural y económico se asume que la tecnología tiene valores positivos o negativos inherentes. Por ejemplo, los valores “negativos” de los juegos de video llevan a producir “naturalmente” niños violentos, pero el valor moderno “positivo” de Internet en las manos de malvados primitivos se convierte paradójica y perversamente en la forma de destrucción de la modernidad. La crítica al determinismo tecnológico no es nueva y muchos historiadores así como tecno-empresarios o tecno-expertos nos animan a deshacernos de este modelo desactualizado y nos instan a pensar en la tecnología como una herramienta que es tan buena como pueden serlo los actores y las redes sociales dentro de las cuales opera. Sin embargo, la suposición del determinismo tecnológico es resistente y, no obstante haber sido oficialmente desechada muchas veces en las últimas tres décadas, invariablemente se las ha arreglado para introducirse de nuevo en la celebración eufórica de las nuevas fronteras tecnológicas5 . Mi intención aquí no es meramente criticar el determinismo tecnológico y a los conservadores sociales, quienes con frecuencia lo defienden, sino indagar por la forma en que debemos criticar, profundizar y ampliar el argumento sobre las redes sociales de la tecnología (con frecuencia la posición progresista por defecto) por medio del análisis de la ley y la economía política en el contexto de las nuevas tecnologías de la comunicación. Consideremos nuevamente la inversión en las relaciones de poder invocadas en los epigramas sobre piratas al comienzo de este trabajo.

Aunque una “epistemología situada en la perspectiva de lo pirata” haga una crítica seductora de los sistemas de poder corporativo que parecen operar aun más opresivamente a través de la legalidad y las redes mundiales del comercio, ubicarnos allí limitaría nuestra lectura a un modelo pre-foucaultiano del poder como una fuerza transparente, represiva y monolítica. Este artículo no busca simplemente glorificar al pirata como agente capaz de invertir las relaciones represivas de poder. Los hackers rebeldes adolescentes, los creadores de collages de sonido y video, los samplers y remixers de música, los consumidores del Tercer Mundo y los recreadores de la comunidad electrónica tienen críticas contundentes y efectivas al “sistema” (concebido de diversas maneras como capitalismo global, monopolio corporativo, conspiración elitista, etc.). Mi punto de vista no es aceptar estos argumentos por sus propios méritos ni decidir sobre los reclamos de la corporación, el estado o el pirata. No quiero ceder la palabra ni a la norma o a la ley incorruptible ni al pirata hacker como solución al desarrollo tecnológico global, ni aspiro a ser árbitro entre Microsoft y los Groksters del siglo XXI. Aunque las historias premodernas, coloniales y poscoloniales de piratería y el tráfico global de las ideas nos dan una percepción sobre el papel del conocimiento en las economías globales y disipan la falacia de la supuesta novedad de la “economía del conocimiento” actual, no quiero sugerir que la historia indique una larga e ininterrupida existencia de las apropiaciones piratas de conocimiento estructuralmente idénticas. Incluso aunque tiene una larga historia, el discurso actual de piratería se refiere específicamente al momento históri-

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co y económico presente, y permite comprender las características especiales de las formas emergentes del capitalismo informático global. Sin embargo, quisiera entender el debate actual sobre “participación”, “apertura” y “libertad” en el software, la música y la información fílmica, no como un momento único y sin precedentes, sino más bien por la vía de una comprensión genealógica de las condiciones económicas legales y políticas de su enunciación. ¿Qué podemos aprender si, en vez de unirnos al coro de críticas libertarias o radicales de la propiedad corporativa e intelectual, investigamos las suposiciones que fortalecen la actual discusión sobre piratería? Podríamos rastrear las formas en que surgen ciertas narrativas sobre autoría, creatividad y propiedad. ¿Qué continuidad tiene esta nueva clase de autoría –fundamentalmente tecnológica– con respecto a las anteriores suposiciones sobre este tema? ¿Cuáles formas de ciudadanía e individualidad globalizadas se están configurando por la vía de los discursos legales emergentes sobre propiedad intelectual en ambos lados de la lucha por el acceso a nuevas formas de información?

Discursos sobre la piratería en el siglo XXI Demos un vistazo a las luchas recientes sobre acceso a las nuevas formas de información, como una vía para entender el modo en que funciona discursivamente la figura del pirata en los círculos tecnológicos globales del siglo XXI. El 29 de marzo de 2005, un controvertido conflicto después del caso Napster fue llevado a la Corte SupreN ÓMADAS

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ma de los Estados Unidos en una disputa sobre archivos compartidos entre los estudios MGM y Grokster Ltd., una compañía de software peerto-peer. El caso MGM contra Grokster (conocido como caso Grokster) ha sido seguido de cerca por su posibilidad de abrir el camino para judicializar prácticas comunes de compartir archivos en Internet, de la misma manera en que en 1984 el caso Betamax entre la compañía Sony y Universal Studios, amenazó con criminalizar el uso del reciente invento, la VCR Betamax de Sony. El resultado del caso Grokster (sin decisión hasta el momento de este escrito) es importante para el usuario promedio en el capitalismo tardío occidental porque da luces sobre la construcción de la propiedad intelectual tecnológica. Aunque los estudios cinematográficos presentan el caso Grokster como una guerra de supervivencia contra pícaros, ladrones y piratas, el público tecnológicamente informado, en su mayoría occidental, lo ve como una amenaza a los parámetros de propiedad intelectual creativa individual en contextos no profesionales, educativos y empresariales. Así, un gran número de consumidores de la clase media está a punto de ser clasificado como delincuente. Al contrario de las protestas del bárbaro en la historia de Alejandro y de la pirata Jenny, cuyas amenazas parecen volver el mundo al revés, las protestas de este grupo circulan a lo largo de las fisuras y contradicciones de las actuales configuraciones sociales. Rastrear estas dinámicas nos permite dar cuenta de los matices propios de las culturas tecnológicas emergentes, así como preguntarnos por la forma en que los nuevos discursos de la tecnocultura posibilitan nuevas lec-

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turas e inhiben otras, respecto de los individuos, los estados, las instituciones, las relaciones globales, el poder y la resistencia.

Máquinas infractoras El caso Betamax de 1984, o Sony contra Universal Studios sentó el precedente para el uso legal de innovaciones tecnológicas que desde entonces ha ampliado una y otra vez el espectro de nuevas formas de copia legal e ilegal. En 1983 Universal y Disney intentaron impedir que Sony vendiera su videograbadora (VTR en inglés), alegando que su comercialización y uso tenían el propósito de violar los derechos de autor. Sin embargo, la Suprema Corte en votación 5-4, sentenció que “no hay fundamento en el Acta de Derechos de Autor sobre los cuales los demandados [Universal Studios y Walt Disney Productions] puedan responsabilizar a los demandantes por la distribución de la videograbadora al público en general”6 . Fue una decisión reñida, en donde buena parte de la deliberación giró en torno a la naturaleza del uso de la nueva tecnología que permitía a los consumidores acumular una biblioteca de grabaciones. El poder sin precedentes de copiar que la VTR puso en manos de los consumidores parecía amenazar la propiedad intelectual perteneciente a los estudios. Aunque Universal Studios intentó argumentar que los usos ilegales de la tecnología definían su propósito, la Corte Suprema finalmente no estuvo de acuerdo, reconociendo que la VTR servía para diversos usos, no todos ilegales: “Vender un artículo que aunque está adaptado para un uso ilegal también lo está para otros usos legales, no es suficiente para considerar al vendedor un contribuyente in-

fractor. Esta norma podría bloquear las ruedas del comercio” (Corte Suprema de los Estados Unidos, No. 81-1687: 16). El cibersitio de Electronic Frontier Foundation, donde se explica la normatividad histórica sobre Betamax, comenta que cuando una tecnología tiene muchos usos diferentes, no se pueden negar al público los usos legales sólo porque algunos usuarios pueden usar el producto para infringir las normas sobre derechos de autor. Los estudios de filmación, viendo disminuir sus ganancias por el uso de videograbadoras, intentaron bloquear una tecnología que consideraban inherentemente amenazante. En lo que ahora se considera una declaración infame que resumía los miedos de los estudios en esa época, el jefe de Motion Picture Association of America, Jack Valenti, advirtió: “Les digo que la VCR es para el público y para el productor estadounidense de películas, lo que sería el estrangulador de Boston para una ama de casa sola” (la cita es famosa pues parece mostrar a Valenti como un tecnófobo irracional, pero la conexión entre la piratería y la violencia de género es más chocante, y volveré sobre otros ejemplos de esta metáfora más adelante). El argumento de los estudios de Hollywood de que la tecnología de grabación de cintas de video era inherentemente peligrosa se vino abajo, socavado por la fe en la conexión, productiva aunque contradictoria, entre las tecnologías de consumo novedosas y el crecimiento económico bajo el capitalismo post-industrial. La mayoría de los miembros de la Corte Suprema rechazó la idea de que la tecnología VTR estaba inevitable y fundamentalmente ligada a la pirate-

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ría, sugiriendo más bien que en cierto modo la conexión entre cambio tecnológico y productividad capitalista estaba en juego, y que no se debían bloquear las “ruedas del comercio”. Los dos aspectos del pleito Betamax se retomaron en el caso MGM contra Grokster en 2005, en el que MGM planteó argumentos casi idénticos a los de Universal y Disney veinticinco años antes. En este pleito de 2005, MGM muestra a las redes de participación peer-to-peer (P2P) como inherentemente destructivas de los principios de la propiedad y los derechos de autor. El alegato de MGM muestra las tecnologías de software P2P como máquinas infractoras y solicita insertar protección a las patentes dentro de la arquitectura de las redes electrónicas7 .

del mercado libre impulsado por la tecnología.

Autoría, piratería y “economía del conocimiento” global ¿Qué reflexiones surgen si nos alejamos un poco de los reclamos y contra-reclamos del determinismo tecnológico, la infracción a las normas de propiedad intelectual y la creatividad amateur per se y observamos sus condiciones de enuncia-

tancialmente represiva y la liberación como una posibilidad sólo disponible si se lograba su destrucción (con la victoria de una “humanidad” no instrumental) o si se retornaba a una época utópica anterior a su existencia. En el proceso de formación como ciudadanos tecnológicos globales, nos vemos obligados a autenticar ciertas clases de equivalencias y a proteger algunos tipos de diferencias. Las condiciones para que los discursos sobre autoría tecnológica sean posibles están enlazadas a las leyes globales emergentes. ¿De qué manera las prácticas particulares de identidad tecnológica, autoría y ciudadanía, se manifiestan en la esfera de la regulación económica legal o cuándo se consideran sublegales y preracionales?

Al escribir sobre el viMi propósito aquí no gésimo aniversario de la rees hacer hablar al pirata glamentación Betamax, Cultura Quimbaya. Vasija antropomorfa, 38 cm de alto (detalle). subalterno en toda su auFred von Lohmann recaFotografía Luis F. Barriga, 1978. tenticidad oposicional, pituló una lección muy conocida: “Las nuevas tecnologías ción? Dejemos a un lado las cuestio- sino más bien preguntar cómo está hacen más valiosa la protección de nes acerca de la naturaleza inherente surgiendo la figura del pirata en los los derechos de autor puesto que des- a las nuevas tecnologías (no quiero discursos de las legalidades y contraencadenan nuevos mercados y mo- preguntar acerca de ellas cosas como: legalidades globales, en los derechos delos de negocio” (Lohmann, 2004: ¿“quieren” ser libres? ¿Son inheren- de propiedad de las corporaciones, s/p). Lohmann, abogado experto en temente democráticas y partici- en los activismos desafiantes contra propiedad intelectual de Electronic pativas frente al poder represivo del la propiedad y en los alegatos a favor Frontier Foundation, representa la estado y las corporaciones?). Me gus- y en contra del reconocimiento de la resistencia tecno-empresarial contra taría esbozar una genealogía de la propiedad intelectual. Prolongando las grandes corporaciones mediá- tecnociencia que evite los discursos la pregunta de Foucault “¿Qué es un ticas, recordándonos que “si quie- comunes en los que la tecnología autor?”, sugiero que nos preguntemos ren un sector tecnológico vigoroso, disponible gratuitamente se conside- “¿Qué es un pirata?”. Propongo una dejen a los innovadores inventar, sin re inherentemente transgresora, utó- comprensión de la función del piraforzarlos a pedir primero el permiso pica o liberadora, en lucha contra el ta, análoga a la del autor planteada de los magnates de los medios” poder represivo de los monopolios. por Foucault. La figura del pirata (Ibíd.: s/p). El determinismo tecno- Este discurso del tecno-empren- parece surgir a finales del siglo XX lógico pesimista de las corporacio- dimiento es una simple inversión de como un componente clave en la nes mediáticas es rechazado aquí a un nuevo discurso de la era ludita conformación de la ley burguesa de favor del determinismo optimista que veía la tecnología como subs- comienzos del siglo XXI. En este PHILIP, K.: ¿QUÉ ES LA AUTORÍA TECNOLÓGICA? LA PIRATERÍA Y LA PROPIEDAD INTELECTUAL

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momento histórico, por una particular confluencia del copiado digital, la creatividad que le es connatural, una “crisis” en la legalidad burguesa y en la cultura, todos ellos fenómenos aparentemente precipitados por la revolución digital y de las telecomunicaciones, y la comprensión espacio-temporal de las culturas y las economías globales, se crean las condiciones para el reconocimiento público de las fragmentadas “funciones del autor” que identificó Foucault. Al mismo tiempo, los cambios, tanto conservadores como progresistas, en la legalidad burguesa, buscan impedir la fragmentación aparentemente caótica del autor en sus diferentes y posibles funciones (Callier et al., 1997).

Límites entre autor/necio y pirata/pícaro

intelectual, ya sea de libros o de piezas musicales era ilegal en Gran Bretaña, era una falta civil, no un delito. Esto significaba que rastrear a los transgresores era asunto de sus víctimas. Estos tenían el derecho de buscar las copias ilegales, pero no de ingresar a la propiedad privada para hacerlo, a menos que los propios piratas lo admitieran, lo cual era obviamente improbable (2002: 69).

El complejo análisis de Johns renuncia al determinismo tecnológico

mal o de acciones legales o ilegales. Son las redes sociales de significado y práctica que aparecen con las herramientas tecnológicas las que configuran las tendencias actuales de innovación y uso. Adrian Johns concluye su ensayo “Pop Music Pirate Hunters”, señalando que debemos entender las redes sociales de los piratas no sólo por razones académicas sino porque una comprensión de su contexto social nos permite fortalecer con mayor éxito el imperio de la ley. Sólo mediante la reproducción del conocimiento social del propio Willets [pirata de partituras] pudieron derrotarlo Preston y Abbot, empleados por la industria de la música para atrapar piratas. La moraleja de esta historia es simple: la mejor manera de enfrentar la piratería es valorar la cultura de los mismos piratas y entenderla mejor que ellos (2002: 77).

El historiador Adrian Johns cuenta una historia fascinante de piratería de partituras a finales del siglo XIX, cuando el auge de la compra de pianos por Cultura Tolima, urna funeraria en cerámica, 900 - 1600 d. C. (detalle). Archivo fotográfico del ICC, 1975. la clase media produjo inDe manera análoga, se mensas demandas de partituras baratas, pero coincidió con en favor de una historia social de la recurre a los piratas en puntos clave el advenimiento de la fotolitografía piratería. Tanto los amici curiae de de varios alegatos de amicus curiae prea bajo precio, lo que permitió crear la Corte Suprema en el caso Groks- sentados en apoyo de Grokster y empresas piratas para suministrar par- ter (asesores liberales que apoyaron otros. Como casos extremos de mal tituras a una fracción del precio la red P2P a comienzos del siglo uso tecnológico, los piratas constituestablecido por las casas de publi- XXI), como Johns (con respecto a yen el punto límite que el discurso cación de obras musicales. Johns su lectura de comienzos del siglo sobre la reforma legal liberal no pueXX), toman posiciones liberales res- de aceptar. La renuncia al poder explica: pecto a los derechos individuales y disruptivo radical del pirata sirve para a las ideas progresistas históricamen- subrayar la racionalidad del argumenEl problema que enfrentaron te matizadas contra el determinismo to de los reformadores. los editores de música fue no tecnológico. Nos recuerdan que la sólo de naturaleza legal. La ditecnología en sí misma no puede ser Como expresa el alegato Amici ficultad residía en obligar a diseñada ni funcionar para un solo Curiae de los profesores de ciencias cumplir la ley: aunque la violafin; no milita a favor del bien o del de la computación: “Todos los amicus ción del derecho de propiedad 72

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respetan el valor de la propiedad intelectual. Sin embargo, aunque todos han publicado trabajos con copyright, algunos tienen patentes y algunos han visto que sus trabajos registrados están disponibles sin su autorización en una tecnología peer-to-peer para compartir archivos, ninguno condena el uso ilegal de la tecnología que hace posible tal cosa”8 . Aquí, las redes P2P se invocan en coherencia con formas más convencionales de pertenencia de la propiedad intelectual capitalista tales como las patentes y los copyrights. La piratería se coloca aparte como una clase diferente, en oposición a los alegatos de MGM y otros estudios que intentan catalogar a todas las personas que comparten archivos como piratas. Lawrence Lessig, abogado de expediente en el alegato a favor de la comunidad creativa, actuando como Amicus Curiae de los demandados (Grokster y otros), aclara: De la misma manera en que los propietarios de armas que defienden el uso legal de las mismas no están respaldando a asesinos de policías, o los activistas de la libertad de expresión que atacan restricciones demasiado amplias a la pornografía no están por ello promoviendo la proliferación de pornografía infantil, la defensa de las tecnologías P2P no son un respaldo a la “piratería” (2004: 5).

Para enfatizar la oposición a la piratería (Lessig, 2004:10, 18, 62-64, 66, 139, 255) de los amici de Grokster, Lessig cita sus propios trabajos ampliamente divulgados: “Y a menos que estos temas más amplios

se tengan en cuenta, esta Corte debería abstenerse de tomar una decisión que pueda hacer daño al amplio rango de creadores que dependen de la ley de propiedad intelectual y de la tecnología P2P para distribuir su trabajo creativo” (2004: 5).

Qué es la autoría tecnológica

nos ayudan a entender la autoría tecnológica? El problema del discurso tecnocientífico fue tocado someramente por Foucault en “¿Qué es un autor?”, asumiéndolo de forma completamente diferente al discurso sobre el arte y la literatura. ¿De qué manera la revolución digital con su mantra rip/mix/burn (cortar/mezclar/ quemar), y su interpelación a la juventud multicultural de banda ancha de alta definición9 , marcan la diferencia en la forma como interpretamos los derechos de autor en la vida moderna? Las formas de autoría tecnológica exacerban muchas de las tensiones internas que Foucault encontró en la función de autor, y desdibujan las líneas que separan la producción cultural de la tecnológica. También quiero replantear el problema de la autoría a través del contexto de la cuestión política y epistemológica del margen poscolonial. Es decir, quiero plantear una pregunta feminista familiar sobre la definición de autor en Foucault: ¿quién puede hablar como autor en el preciso momento en que la autoría surge como atributo de sujetos autónomos? ¿Qué significa que justo en el punto histórico en el que la autoría tecnológica parece ampliamente accesible, la ley demarca ciertos espacios del autor como transgresores? ¿Tiene alguna importancia una clase particular del plagio que ocurre en los márgenes del mundo industrializado, entre los países miembros de la OMC menos desarrollados, en los aparentes confines del alcance de la ley democrática liberal de Occidente, donde los límites entre original auténtico y copia corrupta están siendo borrados por vendedores ambulantes y empresarios de la alta tecnología?10

¿Cuáles son las políticas culturales sobre duplicación y plagio y cómo

¿De qué manera los discursos legales y culturales emergentes sobre la

Los activistas que en el siglo XXI defienden a la comunidad electrónica contra la privatización corporativa, buscan exitosamente cimentar un consenso futuro sobre la base de la exclusión de la “mala” copia, distinguiendo entre compartir ilegalmente y hacerlo legal y creativamente. La manera en que se condena a los piratas por irreverentes frente a las ganancias y a la propiedad establece los parámetros del consenso emergente sobre tecnología, propiedad e identidad. El experto legal Lessig, los profesores de ciencias de la computación y otros amici curiae, así como el historiador Johns ubican su lucha pro reforma lejos de las actividades ilegales de la piratería. Las condiciones de enunciación de los discursos sobre tecnocultura necesitarán que se logre un nuevo consenso sobre las formas de judicialización pública de ciertas clases de intercambio pirata. De la misma manera en que los hospitales mentales, los prostíbulos y las prisiones nos ayudan a rastrear las condiciones de enunciación de los discursos sobre civilización, legalidad, sexualidad y ciencia, los espacios claramente ilegales que están apareciendo nos ayudan a entender las nuevas configuraciones de la legalidad tecnocultural.

PHILIP, K.: ¿QUÉ ES LA AUTORÍA TECNOLÓGICA? LA PIRATERÍA Y LA PROPIEDAD INTELECTUAL

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propiedad ayudan a producir configuraciones tecnocientíficas particulares de las narrativas nacionales y culturales? ¿Cómo aparece la narrativa sobre la autoría tecnológica si fundamentamos nuestras investigaciones en escenarios del sur mundial que se perciben, en el discurso democrático liberal de los estadios de desarrollo, atascados en el “aún no”? Hijas putativas del imperio de la ley, las naciones en desarrollo se asimilan a adolescentes yendo hacia la adultez y la independencia, despertando a los placeres del raterismo pero aún sin la preparación para ser propietarios de tiempo completo11 . El discurso del “aún no” no es fuerte en modo alguno. De hecho, su misma preocupación es síntomática de los contradictorios terrenos que cruza. En la siguiente sección trato el sujeto de la autoría tecnológica intentando rastrear la política económica de la copia, siguiendo la conformación cultural de homogeneidades heterogéneas. Me permito ofrecer una viñeta a modo de ilustración.

La geotecnopolítica de la copia En el mercado Hailong de Beijing, un sistema operativo Windows XP de Microsoft con logo y empacado al calor cuesta 245 dólares, mientras el mismo cuesta 5.50 dólares en un disco compacto sin rótulo. Una historia recurrente e indignantemente repetida en las noticias sobre tecnología durante la década pasada ha sido la de la “piratería china”. Occidente produce una gama de tecnología y bienes de consumo (resultados de un proceso económico-cultural en el cual la producción, la “novedad” y la “necesidad” son creadas, estudiadas, 74

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formadas y alimentadas por las redes globales de fabricantes, publicistas, franquicias, encuestas de opinión, defensores de los consumidores y otros esforzados miembros de las sociedades capitalistas avanzadas). Esos productos son copiados prosaicamente y vendidos en numerosos mercados “piratas” por todo el mundo. Las copias son excelentes imitaciones y despiadadas traiciones –parecen idénticas al original y, en el caso del software, realizan las tareas requeridas en la misma manera que los originales, pero cuestan mucho menos–. Esta situación enloquece a Bill Gates por razones obvias de beneficio y poder; de la misma manera angustia a líderes occidentales, creadores de políticas, periodistas, empresarios y trabajadores. Las muchas maneras en que estos objetos molestan no sólo a sus dueños corporativos sino al amplio rango de sujetos industriales, burocráticos y empresariales avanzados, revela un afán por acreditar legalmente la uniformidad y regular la diferencia. Esta inquietud acompaña la urgencia de nombrar auténticamente como “iguales” sólo a aquellos objetos que ocupan un lugar en un esquema específico cultural, histórico, político y económico, cuyos contornos pueden surgir exitosamente sólo a través de un compromiso con objetos como los discos compactos sin rótulo iguales-pero-diferentes del mercado de Hailong. Los esfuerzos institucionales por coronar de nuevo el objeto tecnológico original con su aura aparentemente robada no pueden llevarse a cabo por medio de un simple regreso al estatus sagrado del original, en la medida en que contradice la lógica del consumo electrónico universal (Benjamín, 1989)12 . En vez de eso, el trabajo ideológico involucrado en

nominar el original como “verdadero” y la copia como “falsa” es como el de dar forma al mundo: el trabajo de controlar los nuevos parámetros de la piratería. Este control está animado por la tarea de restaurar la naturaleza inviolable, que se encuentra amenazada; aunque esa frágil construcción tiende a estar expuesta de nuevo, esta vez por causa de los efectos fragmentadores/reconstructores de las prácticas digitales tecnocientíficas. Las actividades de Microsoft y de las organizaciones globales sobre propiedad intelectual producen diferencia y uniformidad en formas manejables. Un informe de la revista Forbes en 2003 sobre el “síndrome de China” mostró el problema de la piratería como un dragón pequeño pero feroz y decidido engullendo la cabeza de Bill Gates, como mencioné antes. Veamos más detalladamente ese reporte13 . El artículo asocia constantemente las palabras “falsificado” y “falso” a la reproducción ilícita de la uniformidad hecha por compañías chinas, mientras hace énfasis en la naturaleza “verdadera” de la uniformidad del producto de marca producido por el círculo legítimo de la producción global. Expresa una sincera esperanza de que “China pueda algún día dejar ese hábito, como lo han hecho en diferentes grados Japón, Taiwan, Singapur y Corea”. Nos enteramos de que China sigue siendo “un país donde el imperio de la ley no es reconocido” (Forbes, 17 de febrero de 2003: 82) y de que “China no ambiciona tener productos Microsoft en la forma en que lo hacen otros países” (Ibíd.: 82, énfasis mío). La uniformidad producida por las culturas de copiado de China es ilegítima –un vestigio de su economía regida por el comunis-

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mo (una cultura de la uniformidad quier oficina espaciosa de Silicon Valley” Lessig. La ley de derechos de autor se desacreditada y atrasada) y un indica- (Ibíd.: 84, énfasis mío) en todos los dispara cada vez que se hace una codor de su primitivismo–. Es una abe- aspectos que interesan a la economía pia de un original. Como ilustra rración excesiva –no accidental–, una global: China ha pasado, en este pá- Lessig: descarada celebración de la libertad rrafo, de la uniformidad ilícita a la tecnológica de producir uniformidad lícita; las culturas de copiado traídas Antes de Internet, si usted compor demanda: “Las copias piratas de por las transferencias de tecnología praba un libro y lo leía diez Windows no sólo se venden de una producen uniformidad en formas leveces, no había un argumento en una en la calle, sino que cientos gítimas, reconocibles y manejables (la plausible relacionado con los de ellas se venden a la vez a los nego- frase hace deliberadamente eco a la derechos de autor que el procios chinos, preinstaladas en los com- usada por las administraciones colopietario de los derechos pudieputadores hechos en las fábricas niales británicas y los historiadores ra esgrimir para controlar el chinas” (Ibíd.: 82). China debe apren- imperiales). La historia de portada de uso de su libro […] Ahora, si der a avergonzarse de esta repro- Forbes espera con impaciencia el flousted lee el libro diez veces y ducción descarada; debe la licencia (del libro elecexigírsele que crezca en trónico) dice que usted puede leer el libro sólo una cultura más adulta de una vez o una vez al mes, la uniformidad (en práctientonces la ley de propiecas de negocios y en deredad intelectual ayudará al chos individuales), una propietario de los derecultura que sea regulada y chos a ejercer ese grado garantizada por el imperio de control, debido a la cade la ley y en la cual esté racterística accidental de bien codiciar los bienes de dicha ley que desencadeconsumo, mientras se na su aplicación cada vez haga de la misma manera que hay una copia (Leen la que lo hacen los conssig, 2004: 80). sumidores de los países capitalistas avanzados. A medida que el artículo lleAunque Lawrence Lega a su conclusión (anticissig es el prominente líder pando la inevitable llegada del movimiento de cultura Cultura Zenú. Urna funeraria, cerámica, 70 cm de alto (detalle), de la mayoría de edad para libre, distingue en su propia 1300 a. C. - 1600 d. C. Archivo fotográfico del ICC. las economías atrasadas inpolítica entre proteger la transigentes), aparece un augurio de recimiento pleno de la legislación so- genuina creatividad (bueno) y defenlegítima uniformidad. En contraste bre derechos de propiedad intelectual der la simple piratería (malo). Lessig con las “aulas de universidad dema- en China. asegura a sus lectores que su propósisiado ventiladas” y las empresas estato es proteger la inviolabilidad de la tales citadas antes, se hacen visibles propiedad y la vitalidad del capitalisnuevos espacios a medida que China ¿Qué diferencia marca mo consumidor, no reducir la socieresponde a “una transferencia de tec- lo digital? dad industrial a la anarquía de los nología gigante” fundada por Bill mercados de trueque o a la esteriliGates: “Microsoft […] se está tomanEl copiado digital representa una dad de las economías autoritarias. do el tiempo de asociarse con peque- forma de copiado fundamentalmen- Analizando la conexión entre los venños empresarios. Su primer socio joint te nueva, radicalmente diferente de dedores corporativos y las naciones venture, Censoft Corp. Ltd., terminó anteriores formas de reproducción que piratean, Lessig nos recuerda que: de construir recientemente un edifi- mecánica: la física de la piratería de cio en una zona de alta tecnología en lo intangible, como dice el experto El copyright le proporciona al el noroeste de Beijing similar a cual- legal con base en Standford, Lawrence propietario el derecho de PHILIP, K.: ¿QUÉ ES LA AUTORÍA TECNOLÓGICA? LA PIRATERÍA Y LA PROPIEDAD INTELECTUAL

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decidir los términos bajo los cuales se comparte el contenido. Si el propietario de los derechos no quiere vender, no tiene que hacerlo […] Si tenemos un sistema patentado y ese sistema está apropiadamente balanceado con la tecnología de una época, entonces es incorrecto tomar la propiedad sin el permiso del propietario. Eso es exactamente lo que significa “propiedad” (Lessig, 2004: 79).

En otras palabras, la propiedad supone un sujeto burgués, un propietario soberano autodeterminado. Las formulaciones de Lessig también sugieren una analogía entre propietarios soberanos autodeterminados y estados soberanos. Recordemos que el propietario actúa en la escena mundial desde mediados del siglo XX, rediseñado él mismo primero bajo el Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio (GATT en inglés) y luego bajo la Organización Mundial de Comercio (WTO en inglés); todos ellos, tanto individuos como naciones presentes en este escenario mundial, deben ser considerados (o parecer) sujetos soberanos autodeterminados, para que puedan ser tratados equitativamente por la ley. Así, por ejemplo, en respuesta a la crítica común de los países del sur a la propiedad corporativa, Lessig arguye que “la ley asiática” incorpora un reconocimiento del copyright extranjero e internacional y, por tanto, que los piratas y las naciones asiáticos son transgresores de la ley bajo la cual han escogido vivir: “Ningún país puede ser parte de la economía mundial y decidir no proteger internacionalmente el copyright […] Si un país va a ser tratado como soberano […] entonces sus leyes son sus leyes, independientemente

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de su origen” (Lessig, 2004: 78). Aquí el país funciona como propietario/ consumidor/ciudadano soberano en el escenario mundial. Sus leyes son sus leyes. La repetición de la ley sin ir más allá de su definición, sugiere que ella está herméticamente cerrada a la historia (mencionada aquí simplemente como fuente y no como proceso dinámico interconectado). Sugiere también que las reparaciones por acciones que ocurren en redes diacrónicas están por fuera del alcance de las aplicaciones sincrónicas de la justicia. Como Colier y otros han argumentado, la legalidad burguesa juega un papel en la producción de las mismas diferencias a las que les quita relevancia: “El ideal de tratamiento igualitario ante la ley no sólo hace difícil para ella manejar y por consiguiente remediar las diferencias de poder y privilegios que la ley define ante ella o fuera de ella, sino que los procedimientos legales realmente ponen en vigor y confirman las desigualdades entre la gente y los pueblos dentro del proceso” (Colier, et al., 1997). Sin embargo, Lessig no es un defensor simplista de la ley. A través de sus escritos y su activismo fecundos, está emprendiendo una compleja agenda que involucra lo que muchos ven como una revisión radical de las leyes liberales de propiedad. Para los usuarios más entusiastas de las comunidades creativas, Lessig es de hecho un campeón de los de abajo, la voz de los que no tienen voz en contra del poder de las corporaciones, el hombre que lucha apasionadamente ante la Corte Suprema de los Estados Unidos a favor del derecho a cortar, mezclar y quemar. Lessig argumenta en Free Culture que “con respecto a

los usos transformadores del trabajo creativo, es extraordinariamente perturbador” que “copiar y pegar” se haya convertido en un delito (2004: 80). Sostiene que un dominio de la creatividad históricamente vigoroso, la comunidad de facto del “uso presumiblemente no regulado”, ha llegado a ser casi accidentalmente sobrerreglamentado, a partir de la eliminación de los requerimientos formales para el otorgamiento del copyright hecha por el Congreso en 1976. La generación de jóvenes que ha crecido con Internet se ve afectada más severamente, puesto que todos sus modos de conocimiento y entretenimiento están ya interpelados por los sistemas digitales de producción, distribución y consumo. Las formas de creatividad propias de estos sistemas están inconsistentemente reguladas por un conjunto de leyes desacertadas (esto es, leyes que no reconocen apropiadamente la naturaleza de las nuevas tecnologías y leyes que reconocen inadecuadamente la naturaleza del proceso creativo, causando un recorte no intencional de la creatividad potencial de los ciudadanos). Las nuevas y múltiples formas artísticas y culturales creadas copiando y mezclando son los ejemplos que da Lessig de usos “transformadores”, es decir, usos que modifican el contenido de los materiales por fuera del original, o que cambian los mercados en los que compiten. Esta es piratería buena. Piratería mala es la asiática: Por todo el mundo, pero especialmente en Asia y Europa oriental [posteriores referencias a este fenómeno desechan la referencia europea y lo llaman simplemente piratería asiática] hay negocios que no hacen más que tomar los con-

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tenidos protegidos por copyright de otras personas, copiarlos y venderlos […] Esto es piratería pura y simple. Nada en los argumentos de este libro [Free Culture] ni en los de la mayoría de las personas que hablan del tema de este libro, puede conducir a dudar sobre este simple punto: esa piratería es mala (Lessig, 2004: 77).

Por espacio de tres páginas, Lessig afirma numerosas veces, y con suficiente firmeza para que sus seguidores lo entiendan, que la piratería asiática está profundamente equivocada; es inexcusable e injustificable gracias a su desprecio de las leyes burguesas y del libre mercado. Aquí Lessig establece claramente una distinción que para su consternación ha sido frecuentemente mal entendida en las discusiones públicas del movimiento de la cultura libre. Él está particularmente preocupado por señalar esta distinción porque tanto sus seguidores como sus críticos ven a menudo su defensa de la cultura libre como desprecio hacia las leyes del mercado y de la propiedad. Los piratas asiáticos sirven entonces como su caso extremo: son el punto límite de la diferencia con la ley burguesa, el punto hacia el cual tienden a moverse las energías desatadas por el movimiento de cultura libre/software libre, a menudo de forma caótica y eufórica, pero son límites peligrosos desde los cuales es preciso retornar para que los fundamentos de la ley burguesa no se vean amenazados. Si su anterior libro, The Future of Ideas: The Fate of the Commons in an Interconnected World (2001), descrito por Michael Wolff como un “silencioso manantial de ideas”, convirtió a Lessig en el popular gurú de un movimiento social,

Free Culture es tanto un regocijo permanente como una advertencia restrictiva. Lessig anota cómo el fracaso de sus estrategias argumentadas racionalmente ante la Corte Suprema, le dio una lección difícil sobre la intrusión de la política en el espacio objetivo de la ley, un paso que pudiera abrir la puerta a una multitud de críticas radicales de la legalidad burguesa. Pero en la “piratería asiática” Lessig encuentra su excusa para la salvación de dicha ley. Él busca que concluyamos que los mercados libres globales capitalistas y la ley liberal son lo mejor que tenemos; si abandonamos estos salvavidas caeremos en el abismo de la uniformidad asiática. Perderemos la diferencia, la que fortalece y sostiene la competencia, la del multiculturalismo liberal, la de la distribución inequitativa, la misma diferencia que nos hace creativos, exitosos y tecnológicamente productivos.

El otro Lawrence En el verano de 2004 en Bangalore, el Silicon Valley de la India, conocí a Lawrence Liang, experto legal y activista por la liberación del conocimiento en el dominio público. Los dos abogados Lawrence, en dos Silicon Valleys, me mostraron en clara convergencia los riesgos en las construcciones globales de la uniformidad y la diferencia14 . Lawrence Liang señala que la P2P y la alta tecnología, el remix electrónico en tiempo real, dependen de dos factores: un gran ancho de banda y/ o el poder o la capacidad de procesamiento de la tecnología informática de punta. De otra parte, el software, los juegos y las películas en disco compacto disponibles en las calles de la

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India por menos de un dólar son para Liang ejemplos de la “piratería transformadora”. Deliberadamente hace eco aquí de la idea de cambio de Lessig, pero no la asocia con el genio creativo de un autor autónomo. “Para Lessig es un problema de contenido. [La cuestión es:] ¿Con su piratería está creando algo? La respuesta aquí sería ‘No’. Pero está suministrando un punto de entrada al material para una gran cantidad de personas que de otro modo no tendrían acceso a él”. Liang se describe a sí mismo como interesado en la “modernidad robada” de la India, las economías piratas a través de las cuales la gente corta, mezcla y quema sus propias versiones híbridas/ilegales de la modernidad, sin permiso de sus autores. En oposición a los burócratas y empresarios indios que claman ansiosamente por la aplicación más fuerte de los derechos de propiedad intelectual de las multinacionales, Liang celebra las posibilidades de copiar y compartir, aplaude las grietas en la modernidad, o lo que él llama las “legalidades permeables” de las “modernidades robadas” poscoloniales. Estas grietas en la modernidad se manifiestan en diferentes formas cotidianas y triviales de apropiación, en las cuales las poblaciones por fuera de la ley esquivan el proceso de definirse ellos mismos como sujetos legales burgueses. Ya que no son propietarios ni manifiestan respeto por la propiedad, se les considera por fuera de la legalidad. Su función autorial descansa no en la creación de contenidos localizables sino en la creación de significados compartidos, dispersos a través de las actividades de la comunidad electrónica. Una imaginación compartida surge a tra-

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vés de las actividades de producir, hacer circular y consumir textos digitales de los que se han apropiado. La posibilidad de ser sujeto en esta esfera no tiene los requerimientos de la autoría única –el autor burgués retrocede, por lo que la función de apropiación pasa al primer plano–. Desde luego, esto nos recuerda la advertencia de Foucault sobre cómo debemos rastrear la función de autor: “es cuestión de despojar al sujeto […] de su papel como creador, y de analizarlo como una función variable y compleja del discurso” (Foucault, 2003: 390). Liang saborea la tarea de destronar al sujeto autor, quien a menudo se localiza en el Occidente industrializado, pero podría fácilmente estar en la misma calle, cerca al garaje lleno de libros que sirve como su oficina en Bangalore, en los conglomerados de corporaciones que concentran más felizmente su energía en autores creativos con gran ancho de banda que en piratas con ancho de banda bajo. De otra parte, Lessig pone en primer plano las habilidades creativas únicas del autor, mientras reconoce hábilmente la ruptura que introduce el copiado digital. Donde Lawrence Liang intenta hacer encajar esta ruptura en sus conclusiones foucaultianas, Lawrence Lessig propone un castigo, intentando salvar la ley burguesa y al sujeto autor de la precipitada decadencia acelerada digitalmente. Ambos reconocen la amenaza planteada por la revolución digital a la noción de autoría y propiedad privada, pero las posiciones geopoliticas y culturales de los dos Lawrence apuntalan las diferencias de sus propósitos y tácticas, que resultan de sus respectivas lecturas de la “piratería asiática”. Lessig restablece

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al autor burgués en su papel creativo, “resalta[ndo] la forma en la que nos atemoriza la proliferación de significados” (Foucault, 2003). Liang parece recoger exactamente el momento romántico poco plausible en esa obra de Foucault, en el cual el filósofo francés reclama una forma de cultura en la que la escritura creativa (ficción) “no esté limitada por la figura del autor”: “Sería puro romanticismo […] imaginar una cultura donde lo ficticio opere en un estado absolutamente libre en el cual la ficción esté a disposición de todos y se desarrolle sin pasar a través de ninguna figura necesaria o constrictiva” (Foucault, 2003: 391). Foucault sugirió además que, a medida que cambia nuestra sociedad, la función del autor podría desaparecer, “de tal manera que la ficción y sus textos polisémicos estarán una vez más de acuerdo con otra forma”: Todos los discursos, cualquiera que sea su estatus, forma, valor […] podrían desarrollarse entonces en la anonimidad del rumor. Ya no oiríamos las preguntas […] ¿quién habló realmente? […] Y ¿qué parte de su yo más profundo expresó en su discurso? En vez de eso oiremos: ¿cuáles son las formas de existencia de este discurso? ¿Dónde se ha usado, cómo puede circular, y quién puede apropiárselo? ¿Dónde hay lugar para posibles sujetos dentro de este discurso? ¿Quién puede asumir estas diversas funciones del sujeto? Y detrás de todas estas preguntas, difícilmente oiríamos nada diferente a la agitación de la indiferencia: ¿qué importa quién habla? (Foucault, 2003: 391).

Esta indiferencia hacia quien habla caracteriza la celebración de la piratería en Liang como la muerte del autor. Sin embargo, según el punto de vista de Lessig, quien habla marca una gran diferencia que surge de la incuestionable prioridad de la propiedad y el libre mercado. Lessig argumenta que las formas particulares en que los derechos de autor y la tecnología se han desarrollado desde 1976 han convertido al copyright en una herramienta ideológica que pone freno a la “proliferación de significado”. Pero implícitamente en el modelo de Lessig el significado ocurre (por defecto) producido por hackers de veinte años en universidades tecnológicas, aún compartiendo archivos P2P, pero no por la piratería asiática. Una ilustración clásica de las exposiciones de Lessig es Jesse Jordan, estudiante del Politécnico de Rensselaer quien fue demandado por la Recording Industry Association of América (RIAA) por correr un motor de búsqueda. Lessig sugiere que la batalla de Jordan contra RIAA lo transformó de joven conservador en rebelde activista en lucha contra los límites de la ley de propiedad capitalista. Con esto no quiero decir simplemente que Lessig sólo reconoce autores jóvenes de sexo masculino. Por supuesto que Lessig reconoce que son creativos toda clase de remixing y copiado creativo, incluyendo re-mixing de audio, videograbación y otras formas de prácticas tecnológicas en el capitalismo tardío sin importar el género o la raza del autor. La cuestión que me interesa proponer es una pregunta histórica, política y económica más que exclusivamente sobre la identidad. Como Liang señala, esta clase de creatividad depende del ancho de banda,

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pero no debería reducirse a una simple reivindicación de la división digital. Las formas de acceso a la autoría se configuran por legados históricos de colonialismo tecnocientífico. La tecnología se transfiere a las colonias en formas institucionalizadas de tecnología militarmente estratégica como ferrocarriles, carreteras, municiones, medicina para el ejército, salud pública, etc., pero no en aquellas formas de tecnología que se puedan convertir en bases para el acceso individual a los archivos de información. Las formas de ciudadanía global y de política económica de la autoría se conforman por historias de raza, clase, género y colonialismo, irreductiblemente híbridas y trasnacionales. Por ejemplo, el manejo mundial de la biodiversidad alcanzó su primer cenit bajo los imperios globales de Gran Bretaña, Francia y Alemania, a través de sus redes científicas de jardines botánicos, prácticas sexualizadas de la taxonomía, teorías raciales del clima, y redes mercantiles de recursos naturales. La medicina tropical y el control urbano del cuerpo se perfeccionaron en las administraciones coloniales de África y Asia, donde el género y la raza dieron forma a la identidad y la política. La tecnología de la computación, un campo relativamente reciente, ha sido asociada en forma desproporcionada con los recursos intelectuales del mundo en desarrollo, incluyendo India, China, Corea del Sur y Taiwán. Las amenazas económicas de los países asiáticos hacia Occidente se muestran frecuentemente con énfasis en el género como, por ejemplo, en un reciente número de la revista Wired, cuya portada representa la amenaza de la contratación de mano de obra externa con la imagen de una exótica mujer

asiática sobre cuya mano se inscribieron con alheña diseños formados por líneas de código de computador15 . Su mano forma un misterioso velo sobre su rostro pero una inspección más cercana de los patrones aparentemente tradicionales revela una sofisticada familiaridad con la tecnología moderna, en la cual la misma incorporación de la “otredad” amenaza las sencillas y transparentemente modernas vidas de los programadores de software de los Estados Unidos, vidas que no son exóticas, opacas, decepcionantes, amenazantes o híbridas. La exótica mujer representa no la figura literal de una programadora sino la figura de la misteriosa diferencia femenina en general. Ella actúa como un pirata –emplea métodos desconocidos por la racionalidad del Primer Mundo para robar empleos situados cómodamente en torres de oficinas metropolitanas o centros comerciales suburbanos idénticos–. Los relatos en primera persona en el programa Lou Dobbs en CNN (por ejemplo el testimonial: “Entrené a los indios que me quitaron el trabajo”) muestran la tragedia de la pérdida de los empleos de oficina que trae consigo el espectro de la pérdida de la casa, el carro y otras posesiones que conforman la identidad de los individuos modernos industrializados. La respuesta nacionalista india a las contradicciones de los Estados Unidos respecto a la contratación de mano de obra extranjera tiene, por su parte, una configuración de género en su manera de recapitular el anticolonialismo nacionalista. Bajo la modernidad tardía, la tecnología ofrece una fuerte arma con la cual se puede resistir/responder al poder

PHILIP, K.: ¿QUÉ ES LA AUTORÍA TECNOLÓGICA? LA PIRATERÍA Y LA PROPIEDAD INTELECTUAL

penetrador del capitalismo occidental. La retórica nacionalista tecnocientífica de los mercados mundiales se resiste a la dominación occidental en la medida en que la retórica de occidentalización (modernidad retrasada, atraso, democracia inmadura, etc.) niega la completa masculinidad a la excolonia. En cambio ella busca re-masculinizar el espacio pos-colonial afirmando su superioridad tecnológica y su membresía total e igual en el libre mercado global. Habiendo globalizado nuestro marco de análisis, es bueno recordar la observación de Adrian Johns de que los piratas a finales del siglo XIX con frecuencia se refugiaron en la esfera privada para evadir el alcance de la ley, usando habitaciones de casas familiares para esconder gigantescas pilas de partituras pirateadas. Esta asociación de los piratas con los espacios femeninos y sacralizados de lo doméstico frustró a los cazadores de piratas de las corporaciones, cuyas estrategias de judicialización se diseñaron para espacios públicos, masculinos. Aunque los piratas son feminizados en este ejemplo, como en la imagen de portada de Wired, sería una generalización excesiva sugerir una necesaria conexión entre la representación de la piratería y lo femenino. En la infame comparación de Jack Valenti entre el VCR y el estrangulador de Boston en 1984, el pirata se representa como un pícaro masculino que amenaza lo doméstico femenino. Sin embargo, la criminalización de la piratería se representa mejor a la manera clásica orientalista, reduciendo el peligro a una cantidad de posibles binarios: por ejemplo, el brutal animal de clase baja/macho/ inmigrante, que amenaza a la mujer blanca, o el timorato/extranjero/afeminado que amenaza al hombre

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norteamericano robando subrepticiamente su empleo y propiedades. En el proceso de convertirse en ciudadanos mundiales, las comunidades, naciones e individuos se inscriben dentro o fuera del marco de la legalidad burguesa. Ciertas formas de autoría son aceptadas y otras caen en el campo de lo ilegal. Aquellas que rechazan la importancia y la inviolabilidad de la propiedad privada no pueden tener lugar en una esfera que reconoce conflictos solamente entre intereses privados o de propietarios acaudalados. La legalidad burguesa no está interesada en incorporar la piratería asiática, adicionalmente porque ésta no está reclamando la identidad indígena nativa pretecnológica ni la ciudadanía en el libre mercado. Hay sólo algunas clases de diferencias que se permiten en la aplicación de la igualdad ante la ley y la diferencia de la piratería no califica. ¿Cómo están imbricadas las condiciones reales del discurso sobre la autoría (de tipo nacionalista, tecnocientífico, con configuración de género) con los discursos legales, políticos y económicos sobre la propiedad, la uniformidad económica global y el imperio de la ley? En el modelo de Lessig todos los organismos son equivalentes. Toda piratería, esté en el Primer o en el Tercer Mundo debe ser juzgada bajo la misma ley, debe hacérsele responsable de la tarea de preservar la propiedad privada y el libre mercado mundial. Aquí no se puede considerar que la piratería en el Tercer Mundo haya sido construida histórica y geográficamente, es decir, como la intersección de geografías e historias coloniales y poscoloniales específicas. Ver la práctica tecnocientífica incorporada como ya embebida en una red de geografías e

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historias sugiere que analicemos la función pirata (análoga a la función del autor) como una serie de interrogantes acerca de lo que hace posible/plausible/divertido el acto de la piratearía: ¿quién es pirata? ¿Quién no necesita ser pirata? ¿Cómo la piratería responde a la función represiva de la ley de derechos de autor que vigila los actos violatorios contra la propiedad intelectual? Puesto que de ninguna manera he dado respuestas completas a estos interrogantes, he buscado hacer un esquema de lo que debería ser un proyecto genealógico de la legalidad tecnocultural. Me gustaría sugerir que vale la pena pensar más adelante en las formas en que la particular confluencia del copiado tecnocientífico, sus formas relacionadas de creatividad, la crisis de la ley burguesa y de la sociedad respecto a las telecomunicaciones y a las revoluciones digitales, y la llamada compresión espacio-temporal de la economía mundial, crean las condiciones para la misma proliferación de la diferencia, la fragmentación del autor en sus diferentes y posibles “funciones”, que la propia legalidad burguesa busca excluir.

Citas 1

2

Londres, 7 de febrero de 2005, “Informe anual sobre piratería y robo armado contra barcos”, resumido en el informe: “Annual death toll from piracy rises”, disponible en: . Inmarsat (Internacional Maritime Satellite Organization) es una organización internacional creada en 1979 que opera un sistema mundial de comunicaciones móviles por satélite y funciona a modo de cooperativa. En un principio, se fundó para mejorar

las comunicaciones marítimas con objeto de incrementar la seguridad en el mar. Actualmente, además de suministrar servicios de telefonía y transmisión de datos a embarcaciones y plataformas marítimas, aporta también servicios para la comunidad aeronáutica y para los móviles terrestres. (N. del T.). 3

No intento hacer aquí una historia de la piratería; eso ya lo han hecho soberbiamente muchos historiadores. Ver por ejemplo, The Many Headed Hydra y el trabajo en desarrollo de Adrian Johns sobre la historia de la piratería desde la invención de la imprenta hasta el presente.

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“Si la apropiación y distribución china de los más valiosos productos y tecnologías continúa sin ser sometida a debate, finalmente puede significar más que la pérdida de dinero. La piratería y falsificación chinas pueden llegar a cambiar radicalmente la forma en que se crean y se venden el entretenimiento, la moda, las medicinas y los servicios” (New York Times, 9 de enero de 2005: 41).

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Una de las razones por las que el determinismo tecnológico no se ha escindido completamente del discurso tecnocultural es que aun aquellos expertos en tecnología progresistas que animan a los anticuados ludistas a deshacerse de sus supersticiosas creencias de que la maldad acecha desde el corazón de las máquinas, mantienen ellos mismos la idea de que el uso transparente y el libre mercado de la tecnología y el cambio social progresivo y democrático están inevitablemente unidos.

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La Corte Suprema sentenció que Sony no era responsable de violar la ley de derechos de autor. Sony Corporation of America, et al. v Universal City Studios, Inc., et al. No 81-1687, Supreme Court of the United States, 464 U.S. 417, p.3. Ver el archivo de documentos útiles para el caso en: .

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MGM afirma que Grokster y Streamcast “diseñaron y distribuyeron sus servicios como máquinas infractoras” y que “diseñaron servicios a la medida para encontrar, copiar y distribuir archivos de medios protegidos por derechos de autor” (Alegato de réplica de Motion Picture Studio y Recording Company Petitioners: 14-15).

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Brief Amici Curiae of Computer Science Professors Suggesting Affirmance of the Judgement, archivado en: . Uso una distinción entre banda ancha de alta definición y de baja definición para distinguir entre clases usuarios y autores creativos. Esto tiene que ver con el problema de las formulaciones teóricas sobre centro/periferia, metrópoli/(pos)colonia, centro/ margen, ya que la distribución del acceso no obedece exactamente a los límites entre naciones o imperios. Sin embargo, la retórica sobre la “brecha digital” mantiene suposiciones atrasadas/problemáticas sobre distinciones de género o nacionales (Harpold, 1999; Lewis y Wigen, 1998).

10 Mejor conocida como la “ley burguesa”, según la exposición de Collier et al.: “Elegimos este término para llamar la atención sobre la profunda conexión entre el desarrollo del capitalismo y el desarrollo del sistema legal que refuerza no las leyes de Dios para los hombres –como en el Feudalismo– sino el imperio de la ley creada por el ‘hombre’ para el ‘hombre’. Aunque otros estudiosos, en especial aquellos especializados en estudios legales […] han usado términos como ‘liberalismo’ o ‘legalismo liberal’, preferimos el término ‘ley burguesa’ del investigador soviético Pashukanis, porque identifica al creador primario y beneficiario de la ley como un sujeto individual que ‘posee’ propiedad […] Más aún, el término ‘ley burguesa’ engloba otros opuestos a ‘liberalismo’ tales como ‘conservatismo’, ‘libertarismo’ y ‘legalismo socialista’, aún si incluye tradiciones variables como los sistemas legales ‘Común’, ‘Civil’ y ‘socialista’” (Collier, et al., 1997: 20). 11 Pensemos, por ejemplo, en los discursos xenofóbicos y anti outsourcing de los medios de Estados Unidos contra la contratación de mano de obra inmigrante, o en el miedo recurrente a la habilidad tecnológica y las visas H1B. De acuerdo con estas narrativas, los ciudadanos del Tercer Mundo son representados como ladrones de cuello blanco que roban empleos pero que

son completamente incapaces de crear empleos por su propia cuenta.

Buenos Aires, Aguilar/Altea/Taurus/ Alfaguara.

1 2 La retórica de consumo de la reproducción post-mecánica tiene una lógica doble o aparentemente contradictoria: de una parte, los consumidores deben celebrar la disponibilidad ubicua del arte –por ejemplo, el poster de Dalí en el dormitorio anuncia el acceso democrático del ciudadano-sujeto burgués a la obra de arte–, y al mismo tiempo, se sostiene la narrativa de la autenticidad mística, por la cual el autor es coronado de nuevo como el genio soberano, su mano es visible en las marcas únicas de pintura en el lienzo original que, residiendo en el museo o la colección privada, da testimonio de un genio único que penetra el corazón de las cosas y entrega su significado. Benjamin vio en la impresión y la fotografía un anuncio de una ruptura importante con las formas más antiguas, pero al mismo tiempo como continuidad de las formas tradicionales de elaboración de copias como el grabado en madera. Sin embargo, parece que se ha iniciado una ruptura más fundamental con la llegada de la copia digital, que produce literalmente múltiples originales. Una copia que no tiene desgaste es radicalmente diferente de las tecnologías de impresión y copiado en las cuales la copia “maestra” puede siempre mantener su estado auténtico.

COLLIER, Bill y Liliana Suárez-Navas, 1997, “Sanctioned Identities: Legal Construction of Modern Personhood”, en: Identities, No. 2, Vol. 1-2.

1 3 Forbes, 17 de febrero de 2003, “The China Syndrome: Microsoft Takes on the Pirates”. 14 Las siguientes citas son tomadas de una entrevista que sostuve con Lawrence Liang en Bangalore el 13 de agosto de 2004. Varios ensayos de Liang se pueden encontrar en: . 1 5 Wired, No. 12, 2 de febrero de 2004.

DRAYTON, Richard, 2000, Nature´s Government Imperial Britain, and the improvementes of the World, New Haven y Londres, Yale University Press. FOUCAULT, Michel, 2003, “What is in on Author?”, en: The Essential Foucault, Nueva York, The New Press. FRAUENFELDER, Mark, 2004, “Pirates eavesdropping on satellite calls”, disponible en: , consultado en marzo 30 de 2005. GOVIL, Mitin, 2004, “War in the Age of Pirate Reproduction”, en: Sarai Reader, No.4, disponible en: . HARPOLD, Terry, 1999, “Dark Continents: Critique of Internet Metageographies”, en: Postmodern Culture, No. 9, Vol. 2. JOHNS, Adrian, 2002, “Pop Music Pirate Hunters”, en: Doedalus, Verano. LESSIG, Lawrence, 2004, Free Culture: How Big Media Uses Technology and the Law to Lock Down Culture and Control Creativity, New York, Penguin Press, disponible en: . LEWIS, Martin y Karen Wigen, 1997, Myth of Continents: A Critique of Metageography, Berkeley, University of California Press. LOHMANN, Fred, 2004, “Betamax was a steppingstone”, disponible en: . NEW York Times, 9 de enero de 2005.

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PHILIP, K.: ¿QUÉ ES LA AUTORÍA TECNOLÓGICA? LA PIRATERÍA Y LA PROPIEDAD INTELECTUAL

PHILIP, Kavita, 1995, “Imperial Science Rescues a Tree: Global Botanica Networks, Local Knowledge, and the Transcontinental Transplantation of Cinchona”, en: Environment and History, No. 1, Vol. 2. REVISTA Forbes, 17 de febrero de 2003.

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Tecnología y malestar urbano entre jóvenes: la celebración de lo inútil y la emergencia del trabajo liberado* [email protected] • PÁGS.: 82-92

Rocío Gómez Z.** y Julián González M.*** Este ensayo sugiere que habría una inestimable conexión entre el compromiso subjetivo y emocional de los jóvenes usuarios de Internet, que invierten tiempo y deseo en realizar un conjunto variado de obras menores (correos electrónicos, imágenes de sí mismos en Facebook, trozos de música, mantenimiento de la bitácora en la Red), y los malestares del bienestar urbano. Estas obras menores encarnan y objetivan las demandas de trabajo liberado –frecuentemente reprimidas, pospuestas, administradas o reguladas–, que algunos de los nuevos repertorios tecnológicos canalizan y movilizan vigorosamente. Palabras clave: jóvenes, tecnologías de la información y la comunicación, política, cultura urbana. Este estudo sugere que ha uma inestimável conexão entre o compromisso do sujeito e a emoção dos jovens usuários da internet, que converteram tempo e desejo em realizar um conjunto variado de obras menores (correios eletrônicos, imagens de si mesmo em Facebook, trechos de música, manutenção da bússola em Rede), e o mal-estar do bem-estar urbano. Estas obras menores encaram e objetivam as demandas do trabalho liberal –frequentemente reprimidas, pospostas, administradas ou reguladas-, que em alguns dos novos repertórios tecnológicos canalizam e mobilizam vigorosamente. Palavras-chaves: jovens, tecnologias da informação e da comunicação, política, cultura urbana. In this essay we suggest that there would be an invaluable connection between the subjective and emotional engagement of the young users of the Internet, who invest time and desire in realizing a varied set of minor works (emailing, images of themselves in Facebook, pieces of music, managing an online logbook), and the malaises of the urban well-being. These minor works incarnate and objectivate the exigencies of free work –frequently repressed, postponed, administrated or regulated– that some of the new technological repertoires vigorously canalize and mobilize. Key words: young people, information and communication technologies, politics, urban culture.

Dibujo EMBERA : Astrid Ulloa

ORIGINAL RECIBIDO: 15-I-2008 – ACEPTADO: 25-II-2008

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El presente ensayo es un resultado parcial del proyecto de investigación “Cultura política, ciudad y ciberciudadanías”, que adelantan conjuntamente el grupo de investigación Educación y Cultura Política de la Universidad Pedagógica Nacional, y el de Educación Popular de la Universidad del Valle, con el auspicio de Colciencias. El equipo de trabajo en Cali está integrado, además, por Armando Henao, Germán Bernal, Viviam Unás, Tanaly Huertas, Juliana Ospina y Diana Giraldo. ** Profesora de la Universidad del Valle, Instituto de Educación y Pedagogía, adscrita al grupo de investigación en Educación Popular. E-mail: rociogom@ univalle.edu.co *** Profesor de la Universidad del Valle en la Escuela de Comunicación Social, adscrito a los grupos de investigación en Educación Popular y en Periodismo e Información. E-mail: [email protected]

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Si se quiere reestablecer la cohesión social como ciudadano de pleno derecho, es necesario comenzar reconociendo que la sociedad salarial ha muerto y que es la actividad y no solamente el trabajo-empleo lo que deberá fundamentar el estatuto, los derechos y el valor social reconocido a los individuos. André Gorz

del movimiento racista mostraron mayor agresividad que los que usaron indumentaria de doctor, lo que revelaría el impacto de la experiencia virtual en las personas. Estos experimentos, tan típicos de las ciencias de la conducta social en Norteamérica, y tan celebrados en la literatura mediática, tienen el mérito de capturar el fenómeno, pero poseen el defecto de ignorar las condiciones históricas y sociales que ayer y hoy han permitido estos tránsitos fluidos entre la realidad empírica y la imaginación humana. También la lectura

te, en la capacidad para producir significación aun a partir de indicios precarios: “A través de su clausura, el sistema nervioso es un sintetizador de regularidades de tal virtuosidad que cualquier material básico basta como entorno para hacer surgir un mundo convincente” (Varela, 2003: 12).

2. Más allá del tratamiento que los medios de comunicación y los 1. Miller, en un pequeño artículo estudios en ciencias del comportapublicado en Science, cita un estudio miento le han dado al fenómeno de Yea y Bailenson: mediante un Second Life, poniendo el acento en joystick con sensores que miden la sus consecuencias y conexiones con fuerza que invierten las perel mundo real, es necesario sonas al manipularlo, se esno perder de vista dos astimó el desempeño de pectos. En primer lugar, la estudiantes voluntarios a creación de páginas electróquienes se les solicitó limnicas, de avatares, el manpiar un espacio virtual sutenimiento de un blog, la cio. “Los sujetos aplicaron realización de interacciones más fuerza cuando limpiaen tiempo real a través de ron objetos que personas Internet, la escritura de co[...] Los voluntarios aplirreos electrónicos, las sencan un toque mucho más cillas tareas de lectura o suave cuando se trata de navegación, el simple clirostros que de torsos y queo en un icono, consticuando se trata de mujetuyen trabajo humano, esto res que de hombres” es, una actividad de proCultura Tairona. Cerámica negra y pulida. Vasija antropomorfa de 10 cm. (2007: 1342). ducción, con sus demandas de altura (detalle). Archivo fotográfico del ICC. específicas de tiempo y esTambién los avatares1 más atrac- de libros procura efectos similares en fuerzo. En segundo lugar, es importivos suelen tener mayores inter- la conducta mediata e inmediata de tante destacar la distinción online y acciones y aproximaciones que los las personas; a través manipulaciones off line, que pone el acento en –quiavatares menos agraciados, lo que ópticas y juegos de espejos, las perso- zás– el rasgo más importante de este constituye una evidencia de que “las nas pueden experimentar la sensación tipo de repertorios tecnológicos apariencias de los avatares afectan tu de abismo; y es posible traducir en (telefonía celular, tecnologías tecomportamiento online”, reza el infor- experiencia táctil un conjunto de lemáticas y teledirigidas, redes me. En otro estudio realizado por superficies visuales o, como sabe cual- interactivas con Internet a la cabeza): Jeffrey Hancock, referido por Miller quiera, también lo que experimenta- propician la coordinación de accioen su artículo, conformaron dos gru- mos en algunos sueños tiene la nes en tiempo real2 . Las implicaciones pos de voluntarios. A algunos les so- tesitura y el talante de lo real. Varela de esta condición sólo pueden explilicitaron usar un avatar que lucía traje (2003), mucho más cauto, supo po- carse mediante una suerte de compade médico, y a otros, un avatar con ner el énfasis no exclusivamente en ración con un fenómeno que, igual, capucha y ropa del Ku Klux Klan. las particularidades de la técnica, sino transformó la escala y el tiempo de Posteriormente hicieron un test de en la naturaleza misma de la cogni- las coordinaciones humanas: el hecho personalidad a cada uno de los gru- ción que, para él, es indiscernible de urbano3 . Así como la urbanización pos. Los voluntarios que usaron ropa la vida misma y consiste, esencialmen- constituyó un espacio/tiempo inédiGÓMEZ Z., R. Y GONZÁLEZ M., J.: TECNOLOGÍA Y MALESTAR URBANO ENTRE JÓVENES

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to de coordinaciones humanas respecto al cual lo pueblerino, lo rural y lo selvático aparecen como “lo otro”, el afuera, lo urbano comienza a convertirse en el afuera de ese espacio dromosférico (veloz y en tiempo real) que es Internet, esa metaciudad (Virilio, 1997, 1999 y 2002) con sus propias coordenadas temporales y deslocalizadas. Se trata de un proceso de creciente y aguda virtualización (Levy, 1999)4 . En el pasado reciente, los pueblos y las pequeñas villas (burgos) fueron el lado virtualizante de la vida, un locus que dejaba por fuera el mundo real, la agreste naturaleza, la selva, el bosque, que constituían el “lado de afuera”. Pero esos pequeños pueblos, al mismo tiempo, produjeron en su propia interioridad un polo crecientemente virtual (la ciudad) respecto al cual llegarían después a ser el afuera. Hoy los pequeños pueblos son, para los habitantes urbanos, el lado de afuera, “menos real”, de la ciudad, un poco el pasado que se visita, recorre y añora, pero en el cual ya no se puede vivir del todo. Bien, la megalópolis también generó su propia interioridad crecientemente virtual respecto a la cual, con los días, llegará a ser el lado de afuera, el lugar “menos real”. No debe sorprender, entonces, que el tiempo en Internet se esté convirtiendo en “tiempo real” contra el tiempo ¿irreal? de la vida urbana. De esta forma, estamos ante algo así como una nueva “urbanización” cuyos primeros emigrantes tienen un pie aquí, en la ciudad, y otro allá, en ese entramado tecnocomunicacional. Esos emigrantes y primeros colonos son, en general, jóvenes.

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3. Uno de esos migrantes es Y.P., un joven de capas medias, de la ciudad de Cali. Tiene veintitrés años, estudia en una universidad pública los últimos semestres de una carrera de ciencias básicas. Desde los trece años hace música con un sintetizador. Tiene un teléfono celular y dos chips de diferentes operadores de telefonía móvil. Un computador con conexión a Internet. Una cámara fotográfica digital que usa para registrar retratos

Cultura Zinú. Piedra tallada. s. d. ni f. (detalle). Archivo fotográfico del ICC.

y autorretratos, para capturar escenas de viaje y situaciones de la vida cotidiana ordinaria y extraordinaria, y para tomar imágenes de la naturaleza, en particular, especies vegetales, dada su particular inclinación por la botánica. Durante algún periodo trabajó el carboncillo y los pasteles cuando adelantó estudios de pintura en un corto programa de formación artística. Ha dejado atrás su intensiva afición por los videojuegos, algunos de los cuales operaba con extraordinaria pericia. Ahora los juega con

poca frecuencia. Suele coleccionar y escuchar música y ver cine comercial y de autor en la universidad donde estudia. En los últimos meses se ha dedicado a modelar con un software gráfico la imagen de la iglesia de San Antonio, en Cali. Ha aprendido a manejar con suficiencia 3D Studio Max, luego de haber tomado un breve curso de diseño y animación por computador. No es un estudiante excepcional y no se considera a sí mismo un artista. Como Y.P. existen muchos jóvenes en las ciudades que hacen importantes inversiones de tiempo, deseo y trabajo en la realización de este tipo de obras y creaciones, bienes expresivos sin pretensiones, cuyo destino, gestión y alcance no están definidos ni por el ánimo de lucro, ni por un vínculo laboral que prescribe y obliga a realizar la obra, ni por las complejas dinámicas de cooperación y competencia que fuerzan cualquier campo de producción simbólica en las artes. No sueña con hacer música para la venta, aunque eventualmente podría terminar implicado en alguna iniciativa de producción musical con fines comerciales o podría recibir alguna remuneración futura por sus obras o, incluso, podría percibir algún tipo de salario por sus habilidades como creador de imágenes simuladas. ¿Por qué tantos jóvenes como Y.P. dedican una importante porción de sus vidas a la creación de este tipo de obras de dudosos réditos, dado que no gozarían de prestigio y reconocimiento en el campo artístico ni son bienes comercializables en los mercados, industrias y negocios culturales? Y.P. tampoco considera su creciente dominio de este tipo de software una

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suerte de preparación para futuras actividades profesionales. Simplemente disfruta haciéndolo. Disfruta tomando las fotografías. Disfruta hacer música en su sintetizador. Disfruta modulando y modelando imágenes tridimensionales. En fin, aprecia sus producciones y la actividad de crearlas. Esta pequeña obra expresiva, sin pretensiones comerciales ni artísticas, parece haber encontrado cauce y nicho en esta clase de repertorios tecnológicos que la potencian, aunque no la expliquen. El trabajo de cientos de millones de personas que realizan este tipo de pequeñas obras, soporta la eficacia comunicativa y cultural de buena parte de la Red, en tanto ámbito de intercambios, encuentros y difusión de experiencias, estilos y formas de vida, con Facebook y Second Life como epítomes. Basta con apreciar la imagen que cada usuario de Facebook diseña, selecciona y expone en su perfil. Como la iglesia de San Antonio, modelada en 3D por Y.P., la imagen en el perfil de Facebook es una obra que toma tiempo. Y eso es lo relevante: son obras o creaciones, no se limitan a realizar como consumo un bien previamente gestionado por la industria; se trata de productos trabajados por personas comunes en condiciones que no implican ningún tipo de vínculo laboral o de remuneración. No son el producto de un trabajo anidado y regulado por alguna organización empresarial. Ahora imaginemos a un joven urbano que se dispone a preparar la presentación de sí mismo en un blog o busca exhibir su retrato en una página que permite encuentros eróticos, amorosos o amistosos a través de la Red. Imaginemos a un

joven que llena los formatos que le demanda una interfaz de encuentros sociales como Facebook antes de su ingreso formal en ella. Por supuesto, en la ciudad contemporánea cada persona –a diferencia de los viejos habitantes de los pueblos o los antiguos campesinos no urbanizados– ha sido preparada en el largo aprendizaje que consiste en rotular la propia identidad y asignarle un valor o descriptor decidido y definitivo. Ya sea llenando el formato de una encuesta, diligenciando un formulario médico, diseñando su propio currículum vítae o respondiendo un interrogatorio policial, las personas de las ciudades sabemos designar con relativa claridad nuestra edad, sexo, estrato, estado civil y, con algunas dificultades, podemos reducir la difusa condición racial, sexual o política a unos cuantos descriptores relativamente precisos, o en su defecto, como ocurre en Facebook, los descriptores se han hecho lo suficientemente flexibles, informales y emotivos como para que cada cual pueda seleccionarlos sin tomárselos muy en serio, lo que sí ocurre en los formularios y fichas de diligenciamiento de una beca de estudios, un crédito financiero, un registro oficial o un puesto de trabajo. Bien, volvamos atrás, e imaginemos a esta persona joven que se dispone a exponerse (sobre-exponerse, dirán unos con ciertos reatos morales) en la Red. Puede uno imaginarse la inversión de deseos, la estela de temores, las ilusiones en juego, detrás de esta entrada a la nueva urbe. Decidir la apariencia del avatar que lo representará, pensar un nombre para su propio correo electrónico o un nickname para una interfaz que permite juegos multiplayer es un trabajo singular. ¿Qué esperanzas, qué motivaciones, qué “necesidades” pare-

GÓMEZ Z., R. Y GONZÁLEZ M., J.: TECNOLOGÍA Y MALESTAR URBANO ENTRE JÓVENES

cen atravesar de cabo a rabo estos gestos, estas obras, este trabajo, gozoso en principio, cuya gratuidad sorprende? Es ése el tópico del que se ocupa el presente ensayo. 4. ¿Por qué tantos jóvenes en las ciudades dedican parte de su tiempo a realizar este tipo de obras? ¿Por qué mantener, actualizar y trabajar con denuedo en el blog o en el propio perfil en Facebook? Jóvenes como Y.P. suelen esgrimir dos tipos de argumentos generales acerca de las razones por las cuales obtienen un placer particular realizando este tipo de actividades: en primer lugar, afirman que de esta manera “comparten experiencias y se comunican con otras personas”; y, en segundo lugar, sienten que “recuperan algo de dominio y potencia” al trabajar su página electrónica, su blog o al manipular las fotografías de su celular usando un software gráfico (Gómez, 2007 y 2008)5 . A nuestro juicio, estos dos tipos de argumentos expresan la forma particular en que estos jóvenes viven lo que Morin ha llamado el malestar del bienestar, un malestar “difuso, intermitente, vivido de diversas maneras” por quienes, en principio, gozan de aceptables y adecuadas condiciones de vida (Morin, 1997). Habría entonces un vínculo que enlaza las formas en que un joven como Y.P. experimenta estos malestares, y su decidido interés por “comunicar experiencias” y “recuperar potencia” usando algunos de los nuevos repertorios tecnológicos. ¿Cuál es la forma que adquiere tanto la dominación6 como la explotación7 –fuentes de este malestar difuso– en un entorno crecientemente rico en términos de capacidad insta-

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lada de producción y provisión de bienes y servicios? Bien, en términos estrictamente técnicos hay relativo acuerdo acerca de un dato esencial: la capacidad actual de producción permitiría eliminar el hambre, la pobreza y la vulnerabilidad vital del conjunto de humanidad. Es decir, el problema es político, no económico: la sociedad contemporánea está destruyendo valor y bienes (destruyendo trabajo) en tanto no ha sido capaz de convertir tal capacidad instalada de producción real en bienestar generalizado y global8 , tal como lo evidencian la obscena concentración de la riqueza y su inequitativa distribución, la sobreexplotación en ciertos frentes de producción que requieren mano de obra intensiva y poco calificada, la existencia de formas de trabajo rutinario e improductivo cuya única función consiste en ampliar la capacidad de compra y consumo del conjunto de la población, la flexibilización e inestabilidad laboral con sus turbulentos ciclos de empleos a corto plazo y desempleos persistentes, el despilfarro y el consumo compulsivo entre algunos segmentos poblacionales, y la existencia de dos tercios de la humanidad en condiciones de pobreza y miseria. Esta idea ha sido expuesta de manera original por Marcuse (1970). Puede encontrarse en una versión mucho más aterrizada y polémica en Carlos Pérez Soto (1996 y 2001), y con menores o mayores grados de esperanzada confianza en el futuro o desencantada visión del porvenir, en Bauman, (2005), Gorz (1997, 1998), Beck (2000), Morin (1997), Castoriadis (1991, 1997), Hard y Negri (2004), por mencionar algunos. Teniendo en cuenta lo anterior, vale la pena volver a la pregunta: ¿qué forma adquiere la dominación y la

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explotación en condiciones de abundancia relativa9 ? Sin duda, para responder este interrogante habrá que desempolvar a Marcuse y a Marx, y sus lúcidas observaciones. La tesis que podemos sugerir es más o menos la siguiente: la realización plena de las necesidades humanas pasa, no por su satisfacción y saciamiento en virtud del consumo y los servicios, sino por su continuo y más amplio enriquecimiento mediante un nuevo y renovado trabajo humano (entendido en el sentido amplio de producción humana). Esta idea ha sido recuperada por Zuleta (2002) en un pequeño artículo y puede revisarse en el Marx de los Grundrisse (1972). Marx dice que piensa en el comunismo no como una sociedad de la satisfacción de las necesidades, sino como una sociedad capaz de multiplicar continuamente las necesidades humanas y por lo tanto de crear una insatisfacción creciente: hacer que aquello que es suntuario se convierta en necesario. Quería traer a cuento la teoría de la riqueza concreta y la riqueza abstracta para desarrollar la idea de Marx de que el desarrollo de la sociedad (como efecto de una racionalización de la producción y de un ahorro de tiempo) que era para él efectivamente lo más racional y esencial, era una multiplicación de la riqueza en el sentido de un incremento de la necesidad: de un incremento de la necesidad de arte y la necesidad de conciencia, de cultura, y de una multiplicidad de las relaciones humanas.

Hay en esto una perspectiva que se ignora por completo cuando se imagina la voluntad de transformación, propia del marxismo, como la voluntad de la satisfacción de necesidades, olvidando que desde el comienzo y en todo su desarrollo Marx siempre pensó en términos de multiplicación de las necesidades y de la generalización creciente de la insatisfacción humana (Zuleta, 2002: 109).

Es esencial entonces para la argumentación, sostener el vínculo entre trabajo y enriquecimiento de la necesidad, esto es, la cualificación de las necesidades en virtud de la producción humana. Esta idea es políticamente central porque supone que lo racional no es extender y expandir el trabajo socialmente obligatorio, sino ampliar las formas de trabajo liberado: se trata de liberar el trabajo, no de abolirlo. Ese tipo de trabajo liberado es posible en condiciones de abundancia creciente, es decir, en condiciones en que el trabajo socialmente necesario para la sobrevivencia vital de la especie humana se ha ido reduciendo gracias al dinamismo tecnoindustrial. En condiciones de vida relativamente abundantes, ése será un recurso preciado por controlar: las demandas de enriquecimiento de la necesidad cuya realización pasa por formas variadas de trabajo liberado. Algunos pueden denominarle tiempo de ocio o tiempo libre, pero estos dos términos ocultan el problema político esencial: el malestar y la crisis que deriva de la contención, aplazamiento y administración continua del enriquecimiento de la necesidades humanas. La estructura de produc-

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ción promete resolver las demandas de enriquecimiento de la necesidad mediante la provisión continua de bienes y servicios que adquirimos a través de los ingresos generados por salarios (trabajo más o menos obligatorio). Esta estructura reserva a algunas agencias y sectores el control sobre la producción general (burocracias públicas y privadas), procura relativas condiciones para la ampliación del acceso a bienes de consumo y servicios, aplaza la realización o creación de nuevas necesidades enriquecidas, administra la frustración del derecho a enriquecer las necesidades humanas propias mediante trabajo humano liberado, y crea entornos regulados en donde realizar parcialmente estas demandas de enriquecimiento de la necesidad.

El consumidor de bienes y servicios sabe, de manera exacta, en qué sentido hay una suerte de trampa en cada elección de consumo de bienes y servicios. Hay más intensidad en la ilusión y apetencia del bien, que en su realización efectiva. ¿Qué es aquello que es contenido y retenido en la ilusión previa a la adquisición del bien? Trabajo humano liberado en potencia, expresado en las ilusiones que el consumidor se hace acerca de

creto. Cada una de estas ilusiones (más vida erótica, más vínculos sociales, más poder efectivo para organizar la vida propia –y la de los demás–, más belleza, más posibilidades de recorrer y experimentar la ciudad) son variantes de trabajo humano liberado (recreativo) que el bien o servicio concreto jamás podrá satisfacer plenamente, porque la fuente de tales ilusiones no está en el bien, sino en el sistema de vida (con su propia y particular organización de, entre otras, el tiempo disponible para el trabajo liberado) que restringe y constriñe de manera regular tales posibilidades. El impulso poético (creativo) es aplazado o administrado en la operación de la elección, que siempre da mucho menos de lo que promete. En eso se parecen mucho los desencantos del consumo a los desencantos con las elecPero la frustración y el ciones políticas. Tienen mumalestar se manifiesta, sobre cho en común las crisis de todo, en el corazón mismo credibilidad de la política y las del consumo. Las personas crisis de credibilidad del conexperimentamos los malestasumo, estas últimas apenas dires del bienestar en calidad simuladas a través de crecientes de consumidores y usuarios inversiones en publicidad, elede servicios, justamente en vación continua del umbral de el momento de realizar elecshock/terror publicitario y amciones de consumo. En las pliación espectacular de los elecciones de consumo se recentros comerciales. La crenuncia a dos horizontes poTumaco. Cabeza de anciano, cerámica, fragmento, 11 cm. de ciente espectacularización de la líticamente relevantes: se Cultura altura, 500 a. C. - 300 d. C. Archivo fotográfico del ICC, 1977. política y de la publicidad es renuncia a las aspiraciones a “poseer y vivirlo todo” y se renun- lo que pasará cuando posea el bien. el reverso de la inevitable –aunque cia a las posibilidades de realizar El comprador del automóvil sueña administrable, ad eternum– crisis de obras y trabajo liberado que enri- con que éste le permitirá recorrer la sentido y credibilidad en la elección quecen y cualifican la necesidad 10. ciudad y liberarse de las ataduras de y consumo de bienes, servicios, inEsa necesidad es adecuadamente ad- los rígidos sistemas de transporte exis- formación, candidatos, etc. Otro ministrada, aplazada y operaciona- tentes, ganará en estatus y posibili- tipo de objeto en el cual se puede lizada en la pequeña elección. Elegir dad de seducción y vida amorosa, se apreciar esta dinámica contradictoria es la forma exacta de la administra- hará más visible socialmente, etc. Hay –ampliación de la inversión en pución y postergación del deseo, con más deseo (trabajo liberado potencial, blicidad y diseño del bien y caída de sus consiguientes secuelas de males- trabajo humano por realizar) en el su rentabilidad simbólica, de su presbien imaginado que en el bien con- tigio y del deleite en su uso– es el tar y frustración. GÓMEZ Z., R. Y GONZÁLEZ M., J.: TECNOLOGÍA Y MALESTAR URBANO ENTRE JÓVENES

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juguete infantil: nunca habían sido tan bellos y complejos, y nunca habían sido tan perecederos y rápidamente des-preciados por los niños. Sin embargo, junto con las diferentes formas de contención de las demandas de trabajo liberado, prosperan aquí y allá, de maneras más o menos inadvertidas, prácticas diversas de trabajo libre. Hay lugares en que las personas realizan un tipo de trabajo liberado e intercambian su producto por el trabajo liberado de otros: la sola realización de este tipo de trabajo es social, política y terapéuticamente esencial (ésa es su rentabilidad más importante) y los bienes generados serían en un mundo así concebido puramente contingentes. Indagar acerca de las formas en que tales prácticas están sutilmente emergiendo en el mundo moderno es crucial, porque son gérmenes del porvenir de la política. Uno de esos lugares de intercambio de productos derivados del trabajo más o menos liberado es la Red. Las páginas electrónicas, las inversiones en diseño y desarrollo de blogs, la creación de música e imágenes, pueden ser formas protoexperimentales y anticipaciones del trabajo humano liberado del futuro. Pero también lo son el pequeño arte casero, los relatos y cortos videos articulados a través de teléfonos celulares, el diseño y exploración de rutas y tramas turísticas no comerciales, los experimentos sexuales. Por supuesto, el impulso hacia el trabajo liberado puede ser aprovechado sistemáticamente por diferentes sectores de las industrias culturales (diseño de modas, creación de

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videomúsica, génesis de entretenimientos urbanos de diferente tipo) para capturar jóvenes “creativos” que proveen su capacidad de trabajo y nutren los negocios empresariales vigorosamente. Es respecto a esta situación que se pueden entender tanto las promesas como las frustraciones que los nuevos repertorios tecnológicos producen en la subjetividad contemporánea. El joven urbano de sectores

ción general de la vida. Ese el sentido de las veinte horas de trabajo invertidas por Y.P. para construir una réplica virtual de la iglesia de San Antonio, y las innumerables horas de trabajo invertidas por algunos jóvenes urbanos que atienden y actualizan periódicamente su propio blog. En todas estas prácticas es posible leer y descifrar la acción política difusa, menor, que emerge del corazón mismo de la frustración y del malestar de quienes, en principio, gozan de los privilegios del bienestar.

Aunque las modalidades políticas más progresistas hoy están enfilando baterías hacia algunos frentes fundamentales y relevantes, herencia y rezagos de demandas no realizadas por las sociedades modernas (inclusión y reconocimiento de diversidades culturales y sociales; regulaciones y control sobre las diversas variantes de destrucción y amenaza medioambiental; equidad Cultura Muisca, s. d. Archivo fotográfico del ICC, 1978. y reconocimientos idenintegrados experimenta en extremo titarios de género, etnia, raza y edad; la frustración y algunos la transfor- pluralismo político efectivo; fin de man y la tramitan resemantizando el la pobreza; provisión de condiciones consumo (haciendo de lo consumi- básicas de vida; defensa de los deredo su pequeña obra), encontrando chos humanos de primera, segunda, nichos de producción y trabajo li- tercera y cuarta generación; derecho bre (trabajo voluntario, obras de al cuerpo propio y a decir el final de arte, música propia, pequeños nego- la vida; derecho al consumo de biecios, tecnoartesanía, acción política, nes ilegalizados –por ejemplo, drovida sexual experimental, interven- gas–; derecho al acceso y producción ciones sobre el cuerpo, etc.), rediri- de comunicación pública), las demangiendo las posibilidades expresivas das políticas y sociales del futuro, que (no instrumentales) de los nuevos re- están emergiendo en el presente, tienpertorios tecnológicos (software libre, den a ser más o menos ignoradas o interfaces y negocios colaborativos, poco consideradas. Estas demandas flash mobs) o inaugurando en diferen- políticas contra la frustración contites escenarios tentativas de poetiza- nuada en medio de la abundancia, le NO. 28. ABRIL 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

son extrañas a las acciones políticas progresistas. Y lo peor, están siendo administradas ya por las industrias culturales y su promoción de la experimentación, ya por las industrias de las drogas y entretenimientos legales e ilegales, o ya por las diferentes estrategias terapéuticas contemporáneas (desde la psicologización general del malestar y sus terapias, hasta las formas de la neoespiritualidad –zen, ambientalismo, deportes extremos, turismo– que ofrecen zonas controladas de trabajo libre –meditación limitada a la vida personal, exploraciones estéticas y emocionales por fuera del orden de la vida cotidiana, inventivas sexuales bien delimitadas, etc.–). Es decir, estas formas emergentes de demandas políticas y sociales pueden ser convenientemente administradas y desposeídas mediante la rápida integración de las prácticas y ámbitos más creativos de trabajo liberado a las industrias y negocios culturales: desde los entretenimientos extremos hasta la música experimental, desde la industria del videoclip hasta las nuevas estratagemas publicitarias, desde las formas emergentes de turismo hasta las modalidades más exquisitas y sutiles de bricolage (hazlo tú mismo). Entonces, tenemos un entorno social con creciente abastecimiento industrial de bienes y servicios, pero en el que, a la vez, no se ha liberado el trabajo, es decir, en que el trabajo sigue siendo controlado por estructuras burocráticas que dominan su división social y la distribución de ingresos, esto es, controlan la forma general en que se realiza la participación y apropiación de cada cual (los incluidos, los trabajadores) en relación con la producción general. La ciudad es un topos en el que se densifican y concentran en extremo es-

tas condiciones, y son los jóvenes urbanos los que experimentan con mayor dramatismo esta tensión entre dos formas bastante diferenciadas de trabajo: a) el trabajo liberado como continuo enriquecimiento de la necesidad y b) el trabajo como peaje y condición de acceso a la riqueza general producida por la sociedad contemporánea. En ese sentido, la cultura juvenil debería ser entendida no como aquélla producida por las industrias culturales para los jóvenes urbanos, sino como un enorme laboratorio y campo de creación de conductas y prácticas heredadas o emergentes, algunas de las cuales derivan de diferentes variantes de trabajo liberado realizado por estos jóvenes. Estas prácticas son, en general, detectadas, cooptadas y relanzadas a destiempo y a posteriori por agencias industriales de todo tipo (modas, música, entretenimiento). Es en este entorno en el que se van a desplegar los usos y variaciones de relación entre “neotecnologías de la comunicación y de la imagen”, “jóvenes urbanos”, “comunicación y acción pública” y “voluntad política” en la ciudad contemporánea. Habrá en estos entornos neotecnológicos, por un lado, las variantes del trabajo liberado o cuasiliberado, y por otro, las formas legales e ilegales del trabajo regulado, la prosaica (producción) y la poética (creación); la imaginación instituyente y radical; y la producción que extiende lo heredado, en su vertiente legal e ilegal. Quizás sea André Gorz quien expresa de la mejor manera este entorno que algunas fuerzas abren y otras clausuran: Hay que aprender a discernir las oportunidades no realizadas que duermen en los replie-

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gues del presente. Hay que querer apoderarse de las oportunidades, apoderarse de lo que cambia. Hay que atreverse a romper con esta sociedad que muere y que no renacerá más. Hay que atreverse al Éxodo. No hay que esperar nada de los tratamientos sintomáticos de la “crisis”, pues ya no hay más crisis: se ha instalado un nuevo sistema que tiende a abolir masivamente el “trabajo”. Restaura las peores formas de dominación, de servidumbre, de explotación al obligar a todos a luchar contra todos para obtener ese “trabajo que ha abolido”. No es esta abolición lo que hay que reprocharle, sino pretender perpetuar como obligación, como norma, como fundamento irremplazable de los derechos y de la dignidad de todos, ese mismo “trabajo” cuyas normas, dignidad y posibilidad de acceso tiende a abolir. Hay que atreverse a querer el Éxodo de la “sociedad de trabajo”: no existe más y no volverá. Hay que querer la muerte de esta sociedad que agoniza, con el fin de que otra pueda nacer sobre sus escombros. Hay que aprender a distinguir los contornos de esta sociedad diferente detrás de las resistencias, las difusiones, los callejones sin salida de los que está hecho el presente. Es preciso que el “trabajo” pierda su lugar central en la conciencia, el pensamiento, la imaginación de todos: hay que aprender a echarle una mirada diferente: no pensarlo más como aquello que tenemos o no tene-

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como indicador de creciente racionalidad y eficiencia en la producción. En la actualidad, la posibilidad de coordinar acciones en tiempo real altera de manera radical la forma de organización de la producción, pues por cada unidad de tiempo ocurren, al mismo momento, un rango amplio de operaciones simultáneas que pueden ser coordinadas en red. Esto permite que tareas que requerían mucho tiempo lineal (paso a paso), puedan ejecutarse de manera muy breve en tiempo reticular.

mos, sino como aquello que hacemos. Hay que atreverse a tener la voluntad de apropiarse del nuevo trabajo (Gorz, 1998: s/p).

te establecer relaciones entre los estados de ser que parecen opuestos y que, en sentido estricto, son complementarios: lo posible con lo real y lo virtual con lo actual. Lo que define “lo posible” es su condición de “ya constituido” pero aún no realizado, esto es, todavía “en el limbo” (1999: 17). En consecuencia, lo posible se define por sus límites, “es estático”, no considera alternativas distintas a las predefinidas. Y la forma de concreción de lo posible, es decir, la manera en que se hace patente, es su realización. Para Lévy, “lo virtual no se opone a lo real sino a lo actual”, que es su complemento. “A diferencia de lo posible, estático y ya constituido, lo virtual viene a ser el conjunto problemático, el nudo de tendencias o de fuerzas que acompaña una situación, un acontecimiento, un objeto o cualquier entidad y que reclama un proceso de resolución: la actualización” (1999, 18). Lo virtual es sobre todo un nudo de problemas, de tendencias y fuerzas que, en un momento dado, se actualizan de una manera particular no previsible ni determinable externamente. “La actualización aparece como la solución a un problema, una solución que no se contenía en el enunciado” (18). De esta manera, la actualización, el complemento de la virtualización, es, sobre todo, “creación” e “invención” a partir del nudo de fuerzas o problemas que constituyen lo virtual. Entonces, mientras la realización es la concreción de “un posible predefinido”, la virtualización es creación o “invención de una solución exigida por una problemática compleja”. De este modo, Lévy le sale al paso a quienes suelen confundir virtual con desrealización: la desrealización sería la transformación de un real, en sus diferentes posibles. Virtualizar, en cambio, consiste en encontrar y construir el campo de problemas del cual una determinada manifestación es sólo una actualización.

Hace una semana, Y.P. descubrió que es posible hacer con su recreación en 3D de la iglesia de San Antonio, un pequeño videoclip. Piensa componer en su sintetizador algunas tonadas que articulará a la imagen 3 Sennet (2004) destaca el abandono, en tridimensional. Además, espera mela ciudad contemporánea, de la pauta jorar los acabados, detalles y textura de la cuadrícula romana que aspiraba de las piedras, árboles y paredes de la iglesia. Convertida en una secuencia audiovisual animada, lo que empezó siendo el rígido modelado de uno de los lugares emblemáticos de la ciudad de Cali, puede quizás convertirse, con los meses, en el primer filme que hace en toda su vida un joven que dedica cerca de tres horas diarias de su vida a pasar el tiempo en su computador. Cultura Quimbaya. Figura de cerámica de 37 cm de alto. 900 d. C. - 1600 d. C. Archivo del ICC.

Honrosa celebración de lo inútil.

a una simetría extendida de manera regular en torno a un centro claramente delimitado, para adentrarnos en la megalópolis moderna, hecha de nudos. “La vaguedad de la palabra ‘nudo’ indica que ya no es posible designar un valor ambiental, mientras que el ‘centro’ está cargado de significados históricos y visuales, por lo que el ‘nudo’ es algo amorfo” (Sennett, 2004: 3). Como se verá más adelante, no es casual que sea la condición de ‘nudo’ (ambiguo y problemático) lo que define –de acuerdo con Levy (1999)– lo virtual. De alguna manera, Internet y la Red –la interfaz gráfica de Internet– acentúan y prolongan las tendencias virtualizantes de la ciudad, ese ámbito de coordinación de acciones humanas a gran escala.

Citas 1

Figuras antropomórficas que representan a cada usuario en, por ejemplo, Second Life, un portal electrónico que permite a las personas interactuar con otras (otros avatares) en tiempo real.

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En la organización moderna y clásica del trabajo, el tiempo era fundamentalmente lineal. Las líneas industriales de montaje indicaban la naturaleza secuencial (paso a paso, segundo tras segundo) de la producción fordista. Se trataba de reducir el tiempo entre cada secuencia de pasos

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Lévy diferencia cuatro estados de ser: lo real, lo virtual, lo posible y lo actual. A este autor le resulta interesan-

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Las variantes del primer argumento se expresan como “placer de poder conversar con otros libremente”, “sentir que se puede conocer otros lugares, otras personas, otras culturas”, “establecer vínculos de amistad, amor y sexo a

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partir de los contactos en la Red”. Variantes del segundo argumento: “sentir que se puede hacer algo por el mundo”, “publicar los textos, piezas musicales, dibujos, fotografías que uno hace”, “experimentar y explorar otras identidades”, “participar de alguna iniciativa colectiva”. Independientemente de que tales aspiraciones puedan ser defraudadas o no a través de la Red o la telefonía móvil, o aunque sus alcances sean harto limitados, resulta relevante atender el tipo de demandas sociales que contienen. 6

En tanto control del lugar que ocupa cada cual en la estructura de producción y organización del trabajo (división social del trabajo).

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En tanto extracción de la riqueza generada por el trabajo general y la apropiación del valor (apropiación de la propiedad) por algunos segmentos de la población.

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Jameson (1995) invoca una política cultural que procure condiciones para que las personas se provean de mapas cognitivos, a partir de los cuales recuperar o recrear, imaginativamente, sus relaciones con las condiciones reales de existencia. Se trata de producir condiciones para la producción de sentido, en un mundo que amenaza con disolverlo completamente. Justamente, la recuperación de la capacidad de producción de sentido entre las personas, entre los jóvenes urbanos, es lo que está en juego.

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Sobre el problema de definir hasta qué punto se puede hablar de abundancia, incluso en países del Tercer Mundo, cfr. Pérez Soto (2001). También existe literatura que refiere la presencia de excluidos y marginados en países desarrollados y sobre las diferentes variantes del malestar en condiciones de relativa prosperidad, cfr. Morin (1997).

10 Una investigación anterior (Gómez y González, 2003) nos reveló exactamente una tensión análoga en relación con la cultura somática de los jóvenes urbanos integrados: esta tensión se expresa como la existencia de condiciones históricas que les permiten sentir que “todo puede ser vivido”, es decir, hay posibilidades ilimitadas y abiertas; y al mismo tiempo, un conjunto de restricciones e impe-

rativos obligan a renunciar a tales posibilidades para vivir unas pocas y limitadas opciones a través de elecciones personales que, inevitablemente, implican frustraciones.

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Germán Londoño

3. Colectivos y movimientos sociales en la red GÓMEZ Z., R. Y GONZÁLEZ M., J.: TECNOLOGÍA Y MALESTAR URBANO ENTRE JÓVENES

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Movimientos sociales: TIC y prácticas políticas [email protected] • PÁGS.: 94-101

Carlos Eduardo Valderrama H.* Este artículo destaca ciertas dimensiones de la relación entre los movimientos sociales con la constitución de una esfera pública cualitativamente diferente de la que hasta hace unas décadas existía en el espacio político de las sociedades modernas, así como con algunas prácticas políticas que toman como referencia la constitución de redes y el uso de tecnologías de la información y la comunicación. Palabras clave: movimientos sociales, tecnologías de la información, redes sociales, prácticas políticas, esfera pública. Este artigo destaca certas dimensões da relação entre os movimentos sociais com a constituição de uma esfera pública qualitativamente diferente à que faz umas décadas existia no espaço público das sociedades modernas, assim como em algumas práticas políticas que tem como referência a constituição de redes e o uso de tecnologias da informação e da comunicação. Palavras-chaves: movimentos sociais, tecnologia da informação, redes sociais, práticas políticas, esfera pública.

Dibujos EMBRERA: Astrid Ulloa

This article highlights some dimensions of the relation among social movements, the constitution of a public scenario qualitatively different from that that existed until a few decades ago in the political space of modern societies, and some political practices that take the constitution of networks and the use of the communication and information technologies as a reference point. Key words: social movements, information technologies, social networks, political practices, public scenario.

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ORIGINAL RECIBIDO: 29-I-2008 – ACEPTADO: 27-II-2008

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Sociólogo. Doctorando del programa sobre la sociedad de la información y el conocimiento de la Universidad Abierta de Cataluña. Docente/investigador del Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos de la Universidad Central, IESCO. E-mail: [email protected]

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No pretendemos otra cosa que aprovechar todas estas herramientas comunicacionales que se metieron sin permiso en los Tambos, Kankuruas, Malokas y asambleas, para el fortalecimiento de cada proceso local, regional, nacional, y así globalizar nuestro pensamiento y nuestras apuestas, de la mano con otros sectores, porque en este maravilloso país la lucha de la Colombia marginada es por la SOBERANÍA DE TODOS LOS COLOMBIANOS1 . SICO-ONIC2

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Sin embargo, abordar los movimientos sociales en el marco de la sociedad informacional (Castells, 1999) significa empezar a desenmarañar la intrincada y compleja red de interdependencias que resultan de entrecruzar dos cuestiones fundamentales: el papel mediador que las TIC (y los medios masivos de comunicación tradicionales) juegan en los procesos comunicativos –de diverso espesor y alcance–, y las profundas transformaciones de las dinámicas políticas de la sociedad, las cuales

a la constitución de redes y esfera pública, y a la dimensión política de las tecnologías de la información y la comunicación. En la primera parte, entonces, mostraremos la relación existente entre la emergencia de nuevas prácticas políticas y la configuración de una esfera pública cualitativamente diferente de la que hasta hace dos o tres décadas habíamos conocido. En la segunda parte, analizaremos algunos aspectos de la dimensión política de la tecnología que merecen ser destacados en relación con el uso que de ella hacen algunos movimientos sociales.

esde que Manuel Castells (1999) nos mostró –in extenso– la estrecha relación entre la transformación de los movimientos sociales, el uso Movimientos de las tecnologías de la inforsociales, redes y mación y la comunicación esfera pública (TIC) y las estructuras sociopolíticas de una nueva socieAntes de abordar este pridad, es muy común encontrar mer punto, debo aclarar que hoy relatos académicos –y para el efecto de este artículo, otros un poco más anecdóticonsideramos las prácticas pocos– sobre la acción política líticas como un tipo particuen el nuevo escenario informalar de prácticas sociales3 . Es cional y comunicacional. Desdecir, como un conjunto de acde los diversos análisis del ya ciones de agentes colectivos (en paradigmático uso político de este caso los movimientos la Red por parte del EZLN, pasociales y los grupos que los “Señor de Monserrate”, Pedro Lugo de Albarracín, s. XVII, madera tallada (detalle), iglesia de Monserrate, Bogotá. sando por la manera como se constituyen), que involucran organizaron ciertas protestas acciones rutinarias, se relacionan con antiglobalización (Seattle, Génova, pasan por la crisis estructural de la objetos tecnológicos (ciertas dimenetc.), por las acciones colectivas con- legitimidad de las formas del ejerci- siones materiales y digitales de las tectra los atentados del 11 de marzo en cio político tradicional y del corres- nologías de la información y la Madrid y el manejo político que el pondiente descentramiento de las comunicación) y despliegan una prácgobierno español quiso darle al insu- prácticas políticas de los espacios tica discursiva que contempla diversas ceso, por el uso de los mensajes de institucionales también tradicionales dimensiones, las cuales van desde el texto vía celular en las marchas con- (Beck, 1993; Giddens, 1995; Martín- conocimiento tecnológico hasta el tra la guerra en Irak, hasta la forma Barbero, 2000; Hopenhayn, 2001). posicionamiento ideológico, pasando como ciertas comunidades de los por las lecturas del contexto sociopaíses del Tercer Mundo se organizan Pero como ese esfuerzo excede los político en el cual y con el cual defipolíticamente aprovechando nodos propósitos y el aliento de este ejerci- nen sus actuaciones. tecnológicos (como los telecentros en cio, aquí únicamente vamos a presenLatinoamérica), los estudios abundan tar algunas ideas en torno a la relación Hecha esta aclaración –evidenteapelando a las más variadas perspec- de estas dos cuestiones que hemos lla- mente esquemática–, podemos cotivas teóricas y políticas. mado fundamentales. Nos referiremos menzar afirmando que sin duda alguna VALDERRAMA H., C. E.: MOVIMIENTOS SOCIALES: TIC Y PRÁCTICAS POLÍTICAS

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hemos venido presenciando en las últimas cuatro décadas una paulatina transformación tanto de las prácticas políticas de los movimientos sociales4 como de las prácticas discursivas que sobre ellos ha elaborado la academia. De hecho, y en relación con este segundo aspecto, uno de los tantos debates álgidos es sobre si realmente existen “nuevos” movimientos sociales o si es el mismo “vino viejo en odres nuevos” (Mees, 1998). Aquí asumimos con precaución esta diferenciación, para seguir puntualizando la perspectiva, pues para algunos especialistas esta distinción es a todas luces inconveniente y lo que más bien se presentan son condiciones nuevas para la acción social colectiva. Mess (1998: 317) afirma que la distinción entre viejos y nuevos movimientos carece de utilidad analítica básicamente por tres razones: no existe comparabilidad, no existen argumentos sólidos que demuestren el cambio cualitativo, y porque todos los movimientos son viejos y nuevos a la vez, en tanto recogen la experiencia y se adaptan a las nuevas condiciones. Otros autores le otorgan importancia a dicha distinción en tanto sugieren que gracias a la incorporación de las TIC en el seno de los movimientos sociales, ha cambiado la práctica, la organización y el discurso en niveles profundos y no meramente en el nivel instrumental u organizacional (Rodríguez, 2002: 6). Sea como fuere, y más allá de su denominación, no podemos negar que frente a un cierto agotamiento de la política tradicional5 y de los modos de organización interna clásica de los colectivos políticos, hoy estamos ante la presencia de unos movimientos sociales que exhiben en sus prácticas políticas una serie de rasgos que representan un quiebre con respecto a formas de saber hacer

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en el pasado. Siguiendo a Castells (2001), podemos caracterizar esta nuevas prácticas a partir de varios elementos: a) se organizan y movilizan en torno a valores culturales, es decir, amplían sus reivindicaciones más allá de intereses de clase o intereses de carácter sectorial y llevan sus luchas a planos de interés incrustados en modos de vida y construcciones de sentido o visiones de mundo. Diríamos que los movimientos sociales luchan hoy por la configuración de nuevas prácticas sociales en las cuales cada vez más la cultura deviene en política (Escobar, 1999; Hopenhayn, 2001). b) Reemplazan el vacío dejado por la crisis de las organizaciones políticas verticalmente integradas: los partidos tradicionales operan como maquinarias clientelistas en función de los tiempos electorales y otras organizaciones (sindicatos, asociaciones formales de ciudadanos, etc.) se tornan ineficientes en términos de la participación ciudadana en la medida en que persisten en mantener una organización y un modelo de comunicación vertical, burocrático y rígido. c) Asumen un carácter global –o por lo menos lo pretenden–, especialmente a través de las tecnologías de la comunicación y la información. En el marco de estos tres rasgos, queremos resaltar un aspecto que nos parece muy potente porque de alguna manera sintoniza con una tendencia de la constitución emergente del tejido social. Difícilmente podemos negar que hoy buena parte de este tejido y la acción de los sujetos en diferentes ámbitos se estructuran a partir de una organización en red (Castells, 1999; Held et al., 1999; Carnoy, 2000). Este tipo de organización es también una dimensión fundamental de algunos de los movimientos sociales emergentes y de la transformación de algunos co-

lectivos que habían venido operando bajo esquemas más tradicionales. En efecto, la red es una de las maneras como tanto desde el punto de vista organizativo como desde el punto de vista comunicativo funcionan la mayoría de estos movimientos (Castells, 1999 y 2001; Finquelievich, 2000; León, Tamayo y Burch, 2001 y 2005; Finquelievih y Kisilevsky, 2005)6 . A partir de la configuración de nodos locales conectados y apoyados por las TIC, los colectivos adquieren dimensiones regionales, nacionales y globales. Sin embargo, es necesario aclarar que si bien es cierto que las TIC se constituyen en una especie de plataforma tecnosimbólica; que son un medio esencial de comunicación y organización en todos los ámbitos de la práctica social; y que en esta medida los movimientos sociales y los agentes políticos lo utilizan como una herramienta para actuar, informar, reclutar, organizar, dominar y contradominar (Castells, 2001); también es cierto que las TIC no juegan un papel meramente instrumental y la relación de los movimientos sociales con ellas se enmarca, entre otras cosas, en la propia apuesta y en las mismas prácticas políticas de los movimientos sociales. Es decir, el mapa de la relación TIC y movimientos sociales se configura entre lo que las tecnologías permiten hacer, la manera de apropiarlas y usarlas (incorporándolas y rutinizándolas) y el discurso o práctica discursiva, es decir, el sentido propiamente político de los colectivos. De esta manera, las apuestas organizativas (jerarquías, redes, lugar y función de los nodos, flujos y producción de información, etc.) y las apuestas participativas (sentidos y lugares otorgados a la otredad, niveles de decisión y empoderamiento,

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etc.), son el resultado de la tensión entre estos tres elementos: TIC, apropiaciones y prácticas discursivas.

les el liderazgo tiende a difuminarse entre los participantes en tanto cada uno, en la medida de su participación (debatiendo, enviando a sus contactos correos electrónicos, etc.), se convierte en un pequeño líder que construye su propio nodo8 . Como dicen Jara y Baumann (2001:s/p), “los ciudadanos pueden participar activamente en la difusión de sus opiniones, debates y cuestiones de interés y podríamos decir que se trata de opinión pública sin mediacio-

vale la pena resaltar que la mayoría de las prácticas políticas de estas redes se realiza en un espacio sociopolítico que es una mezcla entre lo virtual y lo presencial, en tanto es a través de relaciones tanto virtuales como presenciales que se generan, mantienen y proyectan las acciones políticas y su incidencia sobre los centros de toma de decisiones. Es en la continuidad entre lo virtual y lo presencial en donde las prácticas políticas de los movimientos sociales le dan cuerpo a los lazos entre lo local y lo global. Consideramos que las relaciones sociales en línea no se encuentran aisladas de las interacciones fuera de línea ni de las mediaciones culturales del mundo presencial; más bien, pensamos que ambas son el resultado de una mutua afectación, inscritas ambas en el campo amplio de la cultura y entre las cuales podemos encontrar tanto continuidades como rupturas9.

Ahora bien, el uso y apropiación de las TIC y la configuración de redes por parte de los movimientos sociales ha contribuido, junto con otros factores7 , al surgimiento de una esfera pública cualitativamente diferente. Frente al hecho de que hoy ya no existe una esfera pública ni unificada, ni atada a los medios de comunicación del Estado (Keane, 1997: 57 y ss.), es necesario resaltar que la nueva condición de la comunicación global, y especialmente la presencia de las TIC, ha generado una esfera pública más global y autónoma, en la cual se reconfigura la información política y se ejerce cierta soberanía en la medida en que no obedece directamente a las regulaciones estatales. En este mismo sentido, se puede constatar la existencia de una serie Para finalizar este apartado, de condiciones tecnosimy en relación con el caso espebólicas para el surgimiento de cífico que nos ocupa, podeesferas públicas radicalmente mos decir que viejas prácticas más desprendidas del referente políticas y de configuración de Virgen cristiana, c. 1650, madera tallada, taller neogranadino, territorial y nacional, propiesfera pública se encabalgan 1 m. de altura (detalle). Museo de Arte Colonial. Archivo ICC. ciando la circulación de inforsobre nuevos dispositivos mación política entre las partes más nes aunque no por ello menos social- sociotécnicos, soslayando muchas de alejadas del planeta. Sin embargo, lo mente elaborada”. sus características técnicas que pomás importante para resaltar es la drían potenciar novedosas prácticas emergencia de una serie de interstiAsí, lo que aquí tenemos es la democráticas y participativas. En efeccios de lo público-comunicativo des- presencia de una esfera pública abso- to, no basta con tener una tecnolode los cuales no sólo se pueden lutamente novedosa, que convive gía que posea unas características expresar las nuevas formas de hacer conflictivamente con otras de carác- potentes en términos de rapidez, política sino que ellos mismos se ter más tradicional gestadas principal- interactividad, multimedialidad, constituyen en prácticas políticas mente en y por los medios masivos hipertextualidad; que cuente con esdesinstitucionalizadas y con alto po- de comunicación de carácter privado. pacios para la creatividad y la argutencial contrahegemónico. Estos inmentación como chats, listas y foros tersticios son espacios como las Pero esta esfera pública adquiere de discusión, entre otros; si no exisllamadas bitácoras (weblogs en inglés), sentido en la medida en que encuen- te simultáneamente tanto una volunlas listas de discusión, los foros te- tra solución de continuidad con el tad política de democratizar los máticos en Internet, etc., en los cua- ejercicio del poder. En este sentido, procesos de configuración de una esVALDERRAMA H., C. E.: MOVIMIENTOS SOCIALES: TIC Y PRÁCTICAS POLÍTICAS

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fera pública como las condiciones socioculturales para que los públicos políticos puedan participar cualificadamente en ella. En este sentido, es muy importante saber que la introducción y uso de las TIC en la esfera pública no necesariamente significa más democratización, que el acceso a más información tanto global como local no implica automáticamente más poder político o mayor cualificación o calidad en la participación pública. Simultáneamente lo que está en juego son los procesos de democratización de los medios y la democratización a través de ellos. Las luchas no aluden solamente a la conexión, al acceso físico a los aparatos, a la formación en tecnología y al desarrollo de ciertas competencias, sino también al control, especialmente de contenidos, y a la apertura y perpetuación de ciertas prácticas democráticas de participación.

De instrumento a tecnología inherentemente política Partimos del supuesto de que las TIC no son meros instrumentos o herramientas de transmisión de información que pueden ser usados de manera uniforme e indiferenciada por parte de los diversos usuarios. Tampoco creemos que sean escenarios y plataformas tecnológicas neutras en las cuales se desarrollan dinámicas comunicativas de diverso orden e intensidad. Por el contrario, como lo afirma Escobar (1999: 331), toda “tecnología inaugura un mundo, una multiplicidad de rituales y de prácticas. Las tecnologías son 98

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intervenciones culturales que crean, ellas mismas, nuevas culturas y demarcaciones del campo social”. Ahora bien, en el nivel político, que es lo que ahora nos interesa, y basándonos en Langdon Winner (1987), podemos decir que la relación entre los artefactos y la política se encuentra constituida a partir de dos dimensiones. La primera hace referencia a la forma en que la tecno-

“Virgen y Niño (cuarterones)”, s. XVIII, óleo/tela (detalle). Santuario de Bojacá. Archivo: ICC.

logía –su diseño, producción, uso y apropiación– puede utilizarse para incrementar “el poder, la autoridad y el privilegio de unos sobre otros”. Utilización que va más allá de sus propósitos y usos aparentes para los que fue diseñada y producida. Muchas disposiciones físicas de tecnologías de la comunicación, el transporte o de otra índole, contienen propósitos políticos implícitos o explícitos, conscientes o inconscientes. La segunda se refiere a lo que el autor denomina las “tecnologías inherentemente políticas”, las cuales

son “sistemas hechos por el hombre que parecen requerir o ser fuertemente compatibles con los tipos particulares de relaciones políticas”. Este tipo de tecnologías están ligadas a maneras propias e institucionalizadas de ejercer poder. Para el autor, se trata de procesos que tienen la posibilidad de modificarse o apropiarse de manera diferente según los contextos o según los usos dados; conllevan en sí mismos dimensiones políticas en el sentido de que adoptarlos significa así mismo adoptar una forma de vida, una forma de sociedad, una forma de establecer determinado tipo de relaciones sociales. Para el caso de las TIC, ambas dimensiones son relevantes y ambas se implican directamente con las prácticas políticas de los movimientos sociales, sus rutinas, las interacciones entre los colectivos, sus prácticas discursivas, etc. La primera dimensión, que ha sido ampliamente documentada, alude a la manera como los movimientos sociales las usan políticamente. Algunas investigaciones (Khan y Séller, 2004; Tilly, 2005; Grillo, 2007) han analizado cómo se conforman redes para protestar en contra de intervenciones militares (en Irak, por ejemplo), para mostrar cómo una gran cantidad de medios independientes y de fuentes de emisión no controladas o manipuladas por los grandes medios de comunicación, fueron capaces de autogestionar información (caso Indymedia, verbigracia), dar puntos de vista diferentes a los amañados por las comunicaciones oficiales, reportar las opiniones y acciones antibélicas de todo el mundo, y para mostrar cómo algunos líderes y personas in-

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teresadas usan Internet o la telefonía móvil (desde las movilizaciones antiglobalización, hasta las protestas en Filipinas, pasando por las movilizaciones de los mapuches) como herramientas eficaces para la coordinación operativa en la organización de grandes o medianas movilizaciones. Con respecto a la segunda dimensión, podemos afirmar que en tanto los movimientos sociales no son productores de tecnología10 , la relación que se construye pasa principalmente por la experimentación y la creatividad en los procesos de transferencia, uso y apropiación de la misma. Es decir, está en los propios movimientos definir la manera como las TIC se incorporan en sus rutinas, en el seno mismo de sus prácticas políticas. Pueden optar por acogerse plenamente a las plataformas tecnosimbólicas que las TIC proponen, las cuales desde su diseño mismo se encuentran generalmente atravesadas por los intereses del mercado y por hegemonías de diverso tipo, o pueden por el contrario re-diseñarlas vía la apropiación misma, la adaptación cultural o la transferencia tecnológica crítica en función de su propio proyecto político. Por esta razón, sin que las TIC sean instrumentos neutros, encontramos usos y apropiaciones con proyectos que van desde la más extrema derecha (movimientos xenófobos, por ejemplo) hasta la más extrema izquierda, pasando por toda la escala de tonalidades entre estos dos polos –si es que aún este topos (derecha-izquierda) nos sirve para comprender la actual complejidad política de los movimientos sociales–. Pero como insistimos en el carácter inherentemente político de las

TIC y en el hecho de que las tecnologías “inauguran mundos nuevos” (para retomar la anterior cita de Escobar), estos usos y apropiaciones (instrumentalmente o no), transforman las prácticas de los movimientos sociales. Sus rutinas; sus formas organizativas; su relación con los otros, con los objetos mismos y con su entorno; sus prácticas discursivas, se ven transformadas. Para mencionar sólo un ejemplo, llamamos la atención sobre lo que posiblemente ha sucedido –y debe estar sucediendo– con los cambios del lugar de la comunicación en la acción colectiva de algunos movimientos sociales. A través de una investigación realizada a 87 organizaciones usuarias de la red telemática española Nodo 50, los autores encontraron cómo algunas de ellas, gracias al uso de las nuevas tecnologías, comenzaron, por una parte, a centrar de manera decidida su trabajo político en torno al mundo de la comunicación y la información, y por otra, a transformar ciertos aspectos organizacionales, como es el caso del tipo y clase de tareas cotidianas y el lugar que ocupa el espacio físico en su organización operativa (López, Roig y Sádaba, 2003). Para el caso de América Latina, León, Burch y Tamayo (2001 y 2005), en unas recientes investigaciones sobre este tema, hicieron un seguimiento al equipamiento y acceso a las redes electrónicas, a la utilización y la apropiación tecnológica e informativa, al funcionamiento en red y a las políticas y estrategias de comunicación de ciertas organizaciones agrupadas en la Comunidad Web de Movimientos Sociales. Algunas de las constataciones de los autores hacen referencia a que el uso de las tecnologías ha

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dinamizado y fortalecido las prácticas políticas en dos áreas: el trabajo en red y las actividades de comunicación e información. En este sentido, resaltan las confluencias entre colectivos y redes sociales plurales y diversas que se benefician de los acumulados organizativos y propositivos de cada uno de ellos, y “las posibilidades de comunicar, acceder a información, desarrollar y compartir conocimientos, con severas implicaciones en el convivir social”. A través de la experiencia de articulación y confluencia de agrupaciones, los movimientos sociales han venido procesando la importancia de apropiarse de tales recursos, en particular de la Internet, lo que implica no sólo ser usuarios, sino también profundizar en el entendimiento de sus lógicas para poder sacar un provecho pleno. Pero además se va perfilando que tienen un rol a jugar en la defensa de los intereses populares, de cara a la orientación del desarrollo e implementación de las NTIC, lo cual implicaría no sólo incidir en las instancias de decisión respectivas, sino incluso reconceptualizar el discurso dominante y tomar cartas en la disputa de sentidos [sobre la tecnología y las TIC] (León, Burch y Tamayo, 2001).

De lo anterior se desprende una especie de hipótesis: la comunicación se comienza a volver concientemente política. Podríamos estar asistiendo a una especie de “giro comunicativo” que va del informacionismo a la construcción conjunta de sentidos. Esta construcción semiótica de lo político no sólo define agendas públicas, participación, empoderamientos, etc.,

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además redefine las propias prácticas: rutinas de acción, dinámicas organizacionales, incorporación de hábitos, relación con el entorno, relación con el otro, prácticas discursivas. Esto es lo que puede estar sugiriendo tanto la comprobación de que los movimientos políticos y ciertas organizaciones se consideran, a partir del uso de Internet, medios de comunicación, como la situación inversa: colectivos o medios de comunicación virtuales que devienen organizaciones sociales inscritas en un movimiento (López, Roig y Sádaba, 2003: 56). Igualmente es lo que nos puede estar señalando que, por ejemplo, la Comunidad Web de Movimientos Sociales esté, en su propia práctica de trabajo en red, rescatando el histórico vínculo entre comunicación y acción que “ha venido rompiéndose paulatinamente desde hace un siglo y medio con la irrupción del telégrafo y las posteriores tecnologías de la comunicación, que –para decirlo en palabras redondas– establecieron el mundo de los ‘mass media’ y la consecuente ‘sociedad del espectáculo’” (León, Burch y Tamayo 2001).

nectados entre sí: formas de actividades corporales, formas de actividades mentales, los objetos y su uso, un conocimiento de contexto en la forma de entendimiento compartido, conocimientos técnicos, estados emotivos y conocimiento motivacional.

La puja del mercado y la puja por el control de la propiedad intelectual y la libre circulación de las ideas no es en vano. Pero tampoco hay duda de que si bien al acceso a las tecnologías de la información y la comunicación es fundamental para no pocos millones de personas de los países del Tercer Mundo, la cuestión de fondo es el sentido de las prácticas políticas en los procesos de uso y apropiación –y si es del caso producción– de dichas tecnologías. Es claro, como lo hemos tratado de decir, que el sólo acceso a las TIC, o su uso instrumental, no significa inmediatamente democratización. Esta pasa por el respeto a la diferencia en los entornos políticos tanto virtuales como presenciales, por el hecho de que el poder ejercido on line tenga solución de continuidad off line, por la transformación de ciertas prácticas políticas aún ancladas en jerarquías y exclusiones de diverso tipo, por la posibilidad de globalizar los procesos locales y regionales, y pasa, en fin, por el ejercicio de la soberanía de todos los marginados.

4

Para efectos de una mejor comprensión de nuestro punto de vista, de manera breve diremos que los movimientos sociales son una red de relaciones que conecta colectivos heterogéneos. Dicha heterogeneidad está dada por la diversidad de formas de acción, por los alcances, por el número de agentes, por las formas organizativas y, en cierto nivel, por el tipo de intereses. Pensamos también que parte de esta heterogeneidad se inscribe en una tensión entre la tradición y el cambio en términos de las prácticas sociales y el ejercicio de lo político, es decir, entre lo que se ha denominado viejos y nuevos movimientos sociales.

5

Entendida como aquélla que se ejerce en los escenarios tradicionales (partidos políticos, parlamento, etc.)

6

Dice Castells (2001: 165): “Los procesos de cambio social conflictivo en la era de la información giran en torno de los esfuerzos por transformar las categorías de nuestra existencia a base de construir redes interactivas como formas de organización y movilización. Estas redes, que surgen de las resistencias de sociedades locales, se proponen vencer al poder de las redes globales para así reconstruir el mundo desde abajo. Internet proporciona la base material que permite a estos movimientos movilizarse en la construcción de una nueva sociedad”. Añadiríamos hoy la telefonía móvil, habida cuenta de los desarrollos tecnológicos que están permitiendo una convergencia mediática y la multiplicación de funciones en estos pequeños aparatos.

7

Concentración mediática en grandes corporaciones, privatización de los medios y consecuente dominio de éstos sobre aquéllos de carácter nacional.

8

La experiencia más reciente para el caso colombiano fue el proceso de la organización de la marcha del 4 de febrero del presente año contra las Farc y el que se está llevando a cabo, en el momento de la elaboración de este artículo, para organizar una manifestación el 6 de marzo contra los crímenes de los paramilitares, el des-

Hacia la soberanía Tienen razón los indígenas colombianos cuando afirman que la actuales TIC se nos metieron sin pedir permiso en las malokas, en los tambos y en las asambleas. Pelearon con otras TIC y vencieron: el chasqui y el maguaré son un recuerdo del pasado. Un folklore para delicia de no pocos ministerios de la cultura de los países latinoamericanos. No hay duda de que hoy las TIC son un campo de lucha, de que la esfera pública que de allí está emergiendo alberga una infinidad de utopías y que su control se vuelve estratégico. 100

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Citas 1

Mayúsculas en el original.

2

SICO: Sistema Indígena de Comunicación de Colombia. ONIC: Organización Nacional Indígena de Colombia.

3

De manera general, podemos decir que las prácticas sociales se configuran en campos de actividades humanas entretejidas, que son incorporadas y rutinizadas, y que se organizan alrededor de conocimientos compartidos o prácticas de entendimiento compartido (Schatzki, 2001). Siguiendo a Reckwitz (2002), una práctica social es un tipo de comportamiento rutinizado que comprende varios elementos interco-

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plazamiento de los campesinos y en homenaje a las víctimas de la desaparición forzada, ambos procesos usando intensivamente el portal de red social Facebook y el correo electrónico. 9

De hecho, el concepto de cibercultura ha sido utilizado para la teorización sobre las nuevas formas de sociabilidad que surgen en torno a los usos de Internet, “tanto para explicar la emergencia de patrones culturales en línea como para hacer referencia a grupos y movimientos sociales que toman Internet como el centro de sus actividades e incluso como factor esencial de su misma existencia como colectivo” (Ardèvol, 2002).

10 Con mucha mayor razón para los movimientos sociales latinoamericanos, pues la región no es ni mucho menos líder en la producción de tecnologías asociadas a la información y la comunicación.

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Internet y cultura digital: la intervención política y militante* [email protected] • PÁGS.: 102-111

Silvia Lago Martínez** En el artículo se analizan las transformaciones en las prácticas sociales y la cultura política de colectivos sociales que se apropian de las tecnologías de la información y del lenguaje audiovisual en su lucha contrahegemónica. Su actividad pasa a estar centrada en la comunicación y la imagen, integrando las expresiones escritas, visuales, audiovisuales y gestuales de la cultura contemporánea. Palabras claves: movimientos sociales, Internet, cibercultura, contrahegemonía, comunicación, redes globales. No artigo analizam-se as transformações nas práticas sociais e a cultura política de coletivos sociais que se apropriam das tecnologias da informação e da linguagem audiovisual na sua luta contrahegemónica. Sua atividade começa a se centrar na comunicação e a imagem, integrando as expressões escritas, visuais, audiovisuais e gestuais da cultura contemporánea. Palavras-chaves: movimentos sociais, Internet, cibercultura, contra hegemonia, comunicação, redes globais.

Dibujo EMBERA : Astrid Ulloa

In this article it is analyzed the transformation of social practices and political culture of social collectives. They are appropriated the information technologies and audiovisual languages in their counter hegemonic struggle. The centre of activity is the communication and the image, integrating the writing, visuals, audiovisuals and gesture of the contemporary culture. Key words: social movements, Internet, cyber culture, counter hegemony, communication, global nets.

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ORIGINAL RECIBIDO: 22-I-2008 – ACEPTADO: 20-II-2008

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*

Este texto se basa en resultados de la investigación “Internet: un nuevo campo para la acción colectiva”, que se lleva a cabo en el Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Participan en proyecto Ana Marotias, Mirta Mauro, Guillermo Movia y Marilina Winik, que han contribuido a la producción de información y a los resultados de la investigación.

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Socióloga, Investigadora del Instituto Gino Germani y Profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (Argentina). E-mail: [email protected]

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as políticas neoliberales de y del lenguaje audiovisual en su lu- en las tecnologías digitales, son incorporadas desde fines de los noventa las últimas décadas, el desarrollo del cha contrahegemónica. por los movimientos de resistencia capitalismo trasnacional, la sociedad En la vida cotidiana los medios global a nivel mundial, y en Argentiglobalizada y las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) electrónicos, la fotografía en la pren- na por diversos colectivos sociales y están produciendo cambios de gran sa escrita, el cine o la televisión gene- culturales involucrados en las luchas magnitud que obran desigualmente ran imágenes como parte de sus de los movimientos sociales. sobre los territorios, los Estados-na- actividades propias de producción, Las tendencias más relevantes en ción y las diversas formas de acción recepción y distribución que operan individual y colectiva. Estas transfor- como formas de acción social. Estas relación con las luchas sociales de este maciones alcanzan la cultura y a la formas de acción social, con fines de período, permiten contextualizar alpolítica de la sociedad global1 , de protesta y denuncia, son desplegadas gunas transformaciones en la intervención política y en el proceso manera tal que las formas dode acción colectiva: munminantes de mediación simdialización de la protesta y sibólica se han consolidado en multaneidad de acciones de un discurso hegemónico y, en resistencia; nuevas formas consecuencia, en lógicas de organizativas basadas en redes dominación y desigualdad descentralizadas y horizontales social. El surgimiento de un y en el trabajo colectivo con nuevo paradigma tecnológico soporte en Internet; relevancia –organizado en torno a las de la comunicación en los pronuevas tecnologías de la inforcesos de activismo social y pomación– hace que la misma lítico (Sabada y Roig, 2004: información se convierta en el 203-206); nuevas estrategias de producto del proceso de proacción colectiva y estética de ducción2 . En este escenario la protesta; e integración de la las TIC juegan un papel cencomunicación y la imagen en tral en el nuevo contexto expresiones escritas visuales, ideológico, político y cultural audiovisuales y gestuales. del denominado pensamien3 to único . El caso de las comunicaciones es particular por tratarse de un área de Los movimientos importancia estratégica en sociales y la Joaquín Gutiérres, “Marqués de San Jorge”, 1775, óleo/tela, términos del proceso de reintervención 145 x 106 cm (detalle). Museo de Arte Colonial. Archivo fotográfico del ICC, 1975. producción global, pues el política mundo se encuentra ahora interconectado y los actores operan también por redes de colectivos y Hacia los años ochenta se comienen una amplia red de interacción que movimientos sociales a través de la zan a denominar nuevos movimientos trasciende las fronteras nacionales y radio y la televisión comunitarias, sociales a aquellos actores colectivos geográficas (Lago et al., 2006: 14-16). portales en la Red, radios por Inter- identificados con valores más generanet, fotografía y video, arte militante les y universales que los específicos y En esta dirección, el presente tra- y otras experiencias que centran la ac- sectoriales de los movimientos tradibajo tiene por objetivo observar las tividad en la comunicación y la ima- cionales, entendiendo como tales printransformaciones en las prácticas so- gen, integrando las expresiones cipalmente al movimiento obrero, ciales y en la práctica política de co- escritas, visuales y gestuales. articulado a la sociedad industrial. lectivos y movimientos sociales que Nuevas formas de intervención se apropian de las tecnologías de la Alberto Melucci (1994: 164) seinformación y la comunicación (TIC) política, con soporte en Internet y ñala que estos movimientos no son LAGO MARTÍNEZ, S.: INTERNET Y CULTURA DIGITAL: LA INTERVENCIÓN POLÍTICA Y MILITANTE

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nuevos sino que “combinan formas de acción que conciernen a diferentes niveles o sistemas de la estructura social, implican diferentes orientaciones y pertenecen a diferentes fases de desarrollo de un sistema o a diferentes sistemas históricos”. De manera que es posible identificar las nuevas formas de acción de los movimientos contemporáneos como características de un contexto sistémico diferente al del capitalismo industrial. Clauss Offe (1992), por su parte, afirma que se observa la aparición de un nuevo paradigma de acción colectiva a través de los nuevos movimientos sociales, entendido como configuración de actores, contenidos, valores y modos de actuar en conflictos políticos-sociales. Consecuentemente establece un contraste entre el nuevo paradigma, expresado en los movimientos sociales emergentes, y el viejo paradigma, analizando cuatro tipos de organizaciones: ecologistas o de protección del medio ambiente (entorno natural y entorno urbano); movimientos por derechos humanos (principalmente feminismo); pacifismo y movimientos por la paz; movimientos que propugnan formas alternativas o comunitarias de producción y distribución de bienes y servicios. Estos movimientos adquirieron muchas veces relevancia internacional (ejemplos clásicos son el movimiento ecologista denominado de supervivencia y el feminismo llamado de emancipación). El inicio del accionar de estos “nuevos” movimientos suele identificarse con los movimientos estudiantiles del 68 en Francia, las marchas contra la guerra de Vietnam en todo el mundo, contra las armas atómicas en Gran Bretaña y la República Federal de Alemania y los mo-

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vimientos por los derechos civiles en Estados Unidos. La virulencia de los problemas generados por la globalización en América Latina y en el mundo obra como disparador para la gestación de movimientos sociales en contra del modelo neoliberal, que incluyen en su seno diversas expresiones de los opositores al pensamiento único. Alain Touraine (2000) alerta sobre la aparición de nuevas preocupaciones y nuevos horizontes para los movimientos sociales, muchos de los cuales tan sólo se pueden explicar a partir de las acciones que son capaces de proponer y de ejecutar en un mundo de flujos de comunicación en red. Boaventura de Sousa Santos (2001) indica por su parte que la actuación de movimientos y organizaciones sociales en el contexto mundial está vinculada, por un lado, a la emergencia de temas que por su naturaleza son globales (la sustentabilidad del planeta, la violación de derechos humanos, problemas ambientales, la afirmación de identidades de sexo, etnia, nacionalidad, etc.); y, por otro, a la posibilidad de que grupos subordinados, movimientos sociales o regiones, se organicen trasnacionalmente en defensa de intereses comunes, y usen en su beneficio las posibilidades de interacción creadas por el sistema mundial. Con estos atributos, los movimientos sociales se apropian del espacio de los flujos4 , las redes son cada vez más amplias y comienzan a realizarse encuentros y acciones de organizaciones y movimientos sociales y sindicales mundiales. La estructura de los mismos se plantea de forma descentralizada y en red, reflejando y contrarrestando la lógica de dominación –también en red– de la sociedad contemporánea.

Así, en la década del noventa surgen las grandes movilizaciones sociales articuladas internacionalmente5 que se expresan como la confluencia de movimientos opositores al capitalismo global y a las políticas neoliberales. Este ciclo de movilizaciones se inicia con el encuentro intergaláctico llevado a cabo por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1996, considerado la primera convocatoria internacional contra la mundialización neoliberal6 . Posteriormente, la protesta en la ciudad de Seattle, en noviembre de 1999, marca el comienzo simbólico de las sucesivas movilizaciones de carácter global denominadas por sus actores contracumbres, puesto que se convocan en coincidencia con las reuniones de las instituciones que regulan los acuerdos comerciales globales (Organización Mundial del Comercio (OMC), Fondo monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM), Grupo de los ocho países más poderosos (G8) y diversos acuerdos regionales). En América Latina se consolidan las luchas contra el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), y el Foro Social Mundial (FSM) encuentra su primer escenario en Porto Alegre, Brasil, en el año 2001. Estas redes internacionales denominadas movimientos antiglobalización o de resistencia global, se organizan en torno a nodos, cada punto de articulación de la red es uno de ellos y allí se crean las posibilidades concretas de una acción. La novedad es que están conectados en red a través de las herramientas de Internet que resultan imprescindibles para su actuación y para el rendimiento de sus territorios de influencia y acción (Castells, 2001). Aprovechan el desarrollo de los medios de comunica-

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ción y transporte para efectuar las acciones colectivas globales o promover redes de apoyo transnacional. La capacidad de organizar una acción común a través del ciberespacio –como los Días de acción global–, la construcción organizativa del FSM y la continuidad de la agenda de acciones globales representan un ejemplo de esta experiencia. La comunicación en tiempo real desde cualquier punto del planeta involucra un salto en la comprensión del tiempo y del espacio de manera que las identidades y las funciones sociales que estaban estrechamente relacionadas con el lugar físico pasan a redefinirse paulatinamente.

ción y en la imagen, integrando con inteligencia las expresiones escritas, sonoras, visuales y gestuales. La intención no es globalizar la experiencia unificándola, sino recrear formas de cooperar, donde cada proceso local tendrá su propio lenguaje y forma de coordinación. El intercambio de flujos informativos en la Red tiene lugar fundamentalmente a través de las páginas

Nuevas formas organizativas

to: “A partir del uso de Internet, hay dos cosas muy claras, una es que la participación interna es mucho mayor, hay más gente que accede, y esto ha abierto mucho el panorama, hay mucha más gente que participa en más cosas, más redes, y por último, facilita el acceso a los medios”. (R.P. Amigos de la Tierra, 2006)7 . Incluso los movimientos con menos recursos y dificultades para el acceso, como el movimiento campesino, utilizan las herramientas de Internet, aunque el esfuerzo sea muy grande. Hasta hace muy poco, cuando no teníamos computadora para consultar el e-mail yo viajaba a Formosa, a la ciudad, 280 Km. o a Clorinda, a 150 km. […] nosotros creemos que hay que utilizarlo para difundir las actividades, para contactar, para articular con otras organizaciones, para fortalecerse entre organizaciones y para crear un espacio virtual más amplio que nos unifique, por lo menos podamos coordinar, articular cosas (B. J., Movimiento Campesino de Formosa, 2006.)

La organización de las actividades reposa en redes horizontales; se promueven acciones autónomas, descentralizadas y creativas que sumen adhesión y apoyo activo a la protesta. En su accionar se obtienen intervenciones efectivas y un gran impacto informativo. El ciberespacio ofrece al activismo social nuevas herramienJoaquín Gutiérres, “Marquesa de San Jorge”, 1775, tas de intervención política óleo/tela, 145 x 105 cm (detalle). Museo de Arte Colonial. El efecto multiplicador como las campañas virtuales, el Archivo fotográfico del ICC, 1975. de la herramienta favorece la correo electrónico, los grupos de discusión, foros, boletines, mani- electrónicas propias o portales colec- circulación de la información que fiestos on line, portales colectivos, sites tivos, de las listas de distribución y puede ser retomada por otras orgade las organizaciones y agencias de correo electrónico convencional y los nizaciones. La ciberpágina, por su información alternativa o contra-infor- foros de debate; también de las agen- parte, no sólo permite la difusión y mación. Estas acciones son comple- cias de noticias digitales. Las listas de comunicación sino que le otorga al mentarias a la movilización y a las distribución y el correo electrónico movimiento una mayor visibilidad asambleas, marchas, actos públicos, se revelan como las herramientas de a nivel nacional e internacional. La material gráfico, radio y televisión co- Internet más utilizadas; se usan para complejidad de los sitios electrónimunitaria, fotografía, cine, arte polí- la comunicación interna de la orga- cos varía según la capacidad de la ortico callejero y otras experiencias que nización y para relacionarse con los ganización; las internacionales como centran la actividad en la comunica- medios y la sociedad en su conjun- la Marcha Mundial de las Mujeres, LAGO MARTÍNEZ, S.: INTERNET Y CULTURA DIGITAL: LA INTERVENCIÓN POLÍTICA Y MILITANTE

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ATTAC, la Vía Campesina y muchas otras, presentan los contenidos en varios idiomas, documentos, publicaciones, boletines electrónicos, fotos y otras imágenes. Si bien es cierto que el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación ha producido una caída en los costos tanto del equipamiento informático como de las conexiones a Internet, el tema de la llamada brecha digital no se agota allí. Uno de los obstáculos con los que muchos movimientos sociales se encuentran a la hora de explotar las potencialidades de las TIC, y en especial de Internet, es la falta de conocimiento en el manejo de las herramientas informáticas y las posibilidades de contar con equipamiento y conexión8 . En este sentido, la organización en red propia de los movimientos sociales potenciada por el uso de la Red facilita la cooperación entre movimientos sociales con distintas trayectorias y niveles de entrenamiento en el uso de TIC.

ción sobre el Mocase […] Los medios lo que hacen es acompañar o fortalecer esos espacios. El Mocase no tiene un periódico, pero seguro hay muchos periodistas alternativos o medios que hablan del Mocase. (N.G., Movimiento Campesino de Santiago del Estero, 2006).

mentan estrategias de distribución y diseminación de la información como la impresión de los boletinos electrónicos y su distribución en papel y toda la producción gráfica producida por los colectivos o grupos de apoyo a los movimientos sociales, además de las reuniones, asambleas, radios, etc., donde circula la información. Es evidente que no todos los que forman parte de los movimientos y organizaciones sociales, menos aún los de base popular como el movimiento campesino, tienen posibilidades de acceso a la Red, lo importante es que el movimiento como tal implementa estrategias de visibilidad en Internet y de apropiación colectiva de sus beneficios.

Relevancia de la comunicación

La red de comunicación electrónica sustenta las articulaciones de lucha global, de manera que ésta no sólo se conUn portal como la Comucentra en el enfrentamiento nidad Web de Movimientos real sino que también se ubica Sociales forma parte de varios en un plano simbólico. Como Pedro José Figueroa. “Caycedo y Flórez”. c. 1825, óleo/tela. ejemplos en esta vía: brinda un los movimientos se ven obliMuseo Nacional. Fotografía F. Urbina, 1979. espacio a organizaciones que no gados a superar la frontera pueden diseñar y sostener su propia Otro ejemplo de cooperación tec- mediática, la visibilidad del conflicto página, al tiempo que nuclea y pro- nológica es el que brindan las organi- es tan importante como su enfrentamueve las actividades más importan- zaciones que promueven el software miento. El acceso a instrumentos de tes que organizan; cuenta además con libre; por ejemplo, el proyecto de comunicación social globalizados camsu propia agencia de noticias: la Minga Software Livre Mulheres de Brasil pone bió las estrategias políticas e Internet Informativa de Movimientos Sociales. el acento en las dificultades que en- se constituyó en un centro de operafrentan las mujeres para acceder a ciones. La mundialización de las luInternet, de manera que opera como chas permitió el acceso a amplios La experiencia es a través de grupo de apoyo en cuestiones tecno- públicos, además de la creación de los encuentros con las demás lógicas para varias organizaciones del servicios alternativos de noticias, caorganizaciones, página web movimiento de este grupo pobla- denas de correos electrónicos y sitios no porque no hay, pero si cional, entre ellas la Marcha Mundial interactivos de información. La popuentrás en la Vía Campesina de Mujeres. Asimismo, se imple- larización de la Red provocó un camse van a enterar de informa106

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bio de actitud en los movimientos, se comenzó a dar un lugar específico a la comunicación y se formaron áreas o departamentos de prensa y comunicación, que significaron la ampliación del equipo de trabajo, del espacio físico y del equipamiento y la relación permanente con los medios alternativos: “Los medios alternativos siempre levantan información, no es que tengamos la exclusividad con algún medio alternativo. Todos los que se quieran relacionar con el movimiento campesino, está todo bien, pero no tenés una red” (N.G., Mocase, 2006). En 1999, en la ciudad de Seattle, se crea Indymedia –la agencia de noticias en la Red más extendida a nivel mundial– para cubrir las protestas contra la reunión de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Es un colectivo formado por periodistas independientes y activistas cuya característica fundamental es la posibilidad de que cualquier persona pueda convertirse en un corresponsal y publicar sus propias noticias. El sitio fue muy visitado durante la protesta, lo que llevó a que se abrieran alrededor de cincuenta centros de información en todo el mundo. En Argentina, Indymedia nace en abril de 2001, acompañando las movilizaciones contra el ALCA en Buenos Aires, y a partir de las protestas del 19 y 20 de diciembre de 2001 registra un altísimo crecimiento tanto de visitas como de corresponsales. De este modo se genera una relación muy estrecha con los movimientos sociales y organizaciones y un alto grado de participación al tener un espacio de publicación, intercambio y opinión. “Bueno, Indymedia es un grupo que ha trabajado mucho con nosotros. Cada vez que hacemos una invitación a nuestras inauguraciones o a nuestro trabajo, ellos siempre han estado, siempre han venido y eso hace

que tengan muchas cosas nuestras, materiales” (V., Movimiento de Desocupados Teresa Rodríguez, MTR, 2006). Esta agencia funciona como una red de contrainformación9 que trasciende el espacio físico y establece una relación dialéctica entre lo global, lo local y lo regional, lo que contribuye a una mirada crítica sobre la propia realidad social y a la incorporación de problemáticas y formas de lucha que se llevan a cabo en otras partes del mundo. Se trata de adelantar acciones y trabajar en forma conjunta con los movimientos sociales, publicando luego noticias en el portal, con lo cual no es sólo un medio que publica lo que no aparece en los grandes medios sino también una forma de hacer política. Indymedia es sólo una de las agencias de noticias en la Red, existen muchas otras de alcance internacional y local como Nodo50 que hospeda, como proveedora de servicios de Internet, a casi 1200 organizaciones de todo el mundo. El FSM alcanzó un enorme impacto en la opinión pública mundial en gran medida gracias a la creación de una red de comunicación alternativa, en sus inicios impulsada por la agencia Inter Press Service (IPS) y por Le Monde Diplomatique. En Internet se destaca la labor de la Minga Informativa de los Movimientos Sociales y el trabajo de redes como la Asociación Latinoamericana de Información (Alaic) y la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (Amarc).

Diversificación de las estrategias de acción colectiva y la estética de la protesta Los movimientos poseen una clara definición de principios guías para

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la acción que funcionan como marco de referencia, a saber: el respeto por la diversidad, la heterarquía, la descentralización, la autonomía, la creatividad, la acción directa, la noviolencia y la desobediencia civil. La agenda de las jornadas de protesta mundial se programa en forma consensuada por sus organizadores. En estos días los distintos movimientos de todos los países realizan actividades de protesta en forma descentralizada, autónoma y simultáneamente, aunque siempre hay un punto de acción nodal donde confluyen sus intervenciones. En las movilizaciones se ponen en práctica diversas estrategias de acción directa: bloqueos, ocupación de espacios públicos, caravanas intercontinentales, entrenamientos prácticos sobre métodos de resistencia no violenta a la represión policial; y acciones de representación directa: protestas simbólicas y de fuerte contenido lúdico (fiestas en la calle, carnaval anticapitalista, festival de arte político, dramatizaciones públicas, acciones (in)formativas, acciones de esclarecimiento popular como escraches y tribunales de justicia popular), pegatinas, sténcil, afiches, serigrafías, “hackeos” y ciberactivismo. Estas acciones se caracterizan por la producción de imágenes y signos de gran creatividad e imaginación, con el aporte de artistas militantes. En Buenos Aires, la primera jornada de protesta local en el marco de los Días de acción global, se realizó en abril del año 2001 y aglutinó a diversas organizaciones y partidos políticos de izquierda en la City Porteña. Entre las acciones se organizó un dramatización denominada Carnaval contra el capital que originalmente creó el colectivo Reclaim the Streets (RTS) en Estados

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Unidos en el año 1999; también es un término utilizado para denotar un tipo de acción política. “Son acontecimientos totalmente autónomos y multidimensionales. Estos tienen su parte intelectual, su parte cultural, su parte antagonista y su parte comunicacional. Posiblemente estas fueron las cuatro dimensiones de aquellos acontecimientos autoproducidos, una forma de acción directa a medio camino entre lo violento y lo carnavalesco” (Holmes, 2005: 228). Se adoptan consignas, logos y colores, que refieren a las características globales y universales de su lucha: “Estamos en todas partes. ¡Que nuestra resistencia sea tan global como el capital!, Justicia global. Otro mundo es posible”. Utilizan estrategias de la propaganda y la publicidad: Intervenir el espacio público supone alterar una lógica de comunicación, por eso la mayoría de las cosas que hicimos o que hacemos un poco usan el lenguaje cotidiano de la publicidad, por ejemplo, porque lo subvierte [...] un afiche que puede ser una pared escrita que puede ser una acción o que puede ser un grupo de gente caminando de determinada manera (M., Mujeres Públicas, 2007).

Brian Holmes (2005: 225-227) señala que la dimensión estética y comunicativa de la acción política contemporánea es absolutamente central y está totalmente entrelazada con la cuestión de la representación. Estos medios son complementarios a la acción directa y con Internet se extienden creando una representación a escala y una multiplicidad de significados de tal dimensión que una experiencia de acción directa estrictamente corpórea no

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podría sostener. La diseminación de los medios de representación por medio de la Red es uno de los grandes cambios que ha transformado las posibilidades del activismo político. Yo creo que básicamente Internet es el lugar donde nos alimentamos, las fotos nosotros las transmitimos por Internet, trabajamos en un 70% en digital o casi un 80 o un 90%, nos organizamos nosotros por Internet, nos reunimos cada tanto una vez por semana, a veces dos a veces cada más tiempo pero Internet es el lugar que nos mantiene conectados estemos donde estemos (S., Cooperativa de Fotógrafos- SUB, 2007).

Prácticas antagonistas culturales, sociales y políticas en Buenos Aires En Argentina, la década del noventa se caracteriza por un enorme aumento de la conflictividad social y política. La virulencia de las consecuencias de la política neoliberal de los años ochenta y la búsqueda de justicia a los crímenes de la última dictadura militar (1976-1983), propiciaron el surgimiento de movimientos sociales de gran envergadura, como el movimiento de desocupados (piquetero) y el movimiento de derechos humanos. Son varias las vertientes de los grupos de referencia: grupos de artistas que despliegan su acción en torno a la gráfica, la representación teatral y otras acciones de fuerte impacto visual y estético; documentalistas y video activistas; fotógrafos que producen reportajes, ensayos, noticias y fotos de archivo; agencias

de contrainformación en la Red; nodos locales de movimientos internacionales. El incremento de las luchas sociales encuentra su punto más álgido en el estallido social de diciembre de 2001, bajo el lema “que se vayan todos”. La sociedad se expresa por medio de formas inéditas y tradicionales de protesta, desde el “cacerolazo” hasta la intervención violenta del espacio público con ataques a los símbolos asociados al capitalismo global. Fotos y filmaciones, tomadas por activistas de medios alternativos, circulan en el ciberespacio y desenmascaran a los medios tradicionales. Avellaneda el 26 de junio de 2002, la fotografía si ahí irrumpe en la realidad política tanto que le corta la carrera al presidente Duhalde por estar muy implicado y comprometido con los dos asesinatos de Kosteki y Santillán. El hecho de que las imágenes hayan aparecido y con la fuerza que aparecieron en ese momento marcó para mi hito de un para qué podría servir la fotografía, aunque en ese momento los medios como Clarín que tuvo la foto y la escondió y después la salió a mostrar al otro día en una maniobra encubierta para intentar tapar lo que no se podía tapar porque habían aparecido imágenes de fotógrafos que no trabajaban en el medio y que habían irrumpido en la realidad, se estaba acostumbrado a que las fotos aparezcan en los medios a partir de los trabajadores de prensa de los medios (S., Cooperativa de Fotógrafos SUB, 2007).

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En los últimos años de la década de los noventa y los primeros años del nuevo milenio, en la ciudad de Buenos Aires grupos de jóvenes, artistas militantes y activistas del mundo de la cultura comienzan a implementar formas particulares de activismo basadas en comunicaciones visuales, básicamente icónicas, coincidentes con manifestaciones y otras acciones de protesta y denuncia10 , similares a los días de acción global pero asociadas con las problemáticas locales utilizando el lenguaje simbólico mucho más que la palabra. El escrache11 pasa a ser una modalidad de denuncia y protesta que es acompañada por dramatización y otras formas de representación. La obra Aquí viven genocidas, una propuesta de señales conceptualmente referidas a la justicia, creada para acompañar a H.I.J.O.S en sus escarches, fue una producción conmovedora y de alto impacto.

creativa escapa de los espacios tradicionales y legitimados de exhibición para volcarse a la esfera pública urbana bajo múltiples formatos que van desde el esténcil a la acción performativa, pasando por las intervenciones sobre señales y carteles. [...] partimos justamente de esta idea de que vivimos en un capitalismo semiótico plagado de sentidos, significaciones, imágenes, digamos con sentidos específicos y orientadas en un

Personaje popular. Talla en madera policromada, 20 cm de altura, c. 1770 (detalle). Museo de Arte Colonial. Archivo fotográfico: ICC, 1977.

La consigna: “infiltrarse en el lenguaje del sistema y generar así pequeñas alteraciones buscando desenmascarar o hacer evidentes los juegos de relación del poder, a través de la denuncia”.

Desde distintas posiciones estos grupos o movimientos culturales intervienen en el ámbito urbano a partir de diversas estrategias de comunicación, para unos la acción comunicativa se basa principalmente en subvertir los mensajes institucionales vigentes y establecer una simbología que haga visible el mensaje oculto mediante estrategias de ruptura, para otros, en su actividad adquieren un valor mayor los mecanismos utilizados para la denuncia y las posibilidades de confrontación real. Su fuerza

mismo sentido y la idea es reapropiarse de esas herramientas para intervenir ese imaginario dominante y de repente crear un nuevo imaginario [...] de alguna manera instalar imágenes o discursos que tengan que ver con cuestiones mas vinculadas a la resistencia. Nosotros concretamente por fuera de los ámbitos de los movimientos sociales sabemos que el trabajo sobre la imagen es una buena manera de llegar al común de la gente (J., Iconoclasistas, 2007).

Las organizaciones entienden su actividad como despliegue creativo, activismo, intervención, guerrilla

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comunicativa, laboratorio de comunicación y recursos contra-hegemónicos. Estas son estrategias para reapropiarse y reformular el espacio urbano, en colaboración con otros actores sociales. Este fenómeno trae aparejada una serie de propuestas de tipo participativo, y en la militancia ejercen la acción directa en las calles de la ciudad. Las acciones se viven directamente como conflicto y antagonismo, y, por otro lado, son eventos mediados que pueden introducir en la esfera pública mensajes que difícilmente se proyectaban antes hacia el exterior (Holmes, 2005). Surge así una construcción colectiva enorme en el campo cultural que representa una particularidad donde la experiencia se vuelve interesante también para el exterior. Los colectivos se articulan con otros grupos de América Latina y Europa con visiones similares de la práctica política y activista. Participan de muestras, festivales, encuentros, etc., y de las acciones de protesta que se emprenden en otras ciudades. Internet posibilita el intercambio de los grupos pero también la difusión de la producción mediante la denominada cultura copyleft. Realizamos un trabajo muy minucioso sobre la imagen para producir recursos para la comunicación de los movimientos sociales bajo licencias copyleft en donde todo lo que se produce está en la página y puede ser utilizado, reapropiado, tergiversado y propiciamos la libre circulación para la lucha y la resistencia de otros movimientos (J. Iconoclasistas, 2007).

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[...] Participamos también de diarios, nos manejamos con la cultura copyleft también a la gente que tiene sus publicaciones y que estamos más o menos en la misma movida, damos nuestras fotos para que las bajen sin problemas, las puedan utilizar para sus publicaciones, nos manejamos por diferentes ámbitos con nuestros “standcito”, nuestros libros revistas y las cosas que vamos juntando (G. SUB, 2007).

Su práctica cultural y social ha modificado la cultura política del activismo local, sin desconocer que subsiste una contradicción evidente entre los movimientos que luchan por un sentido de la representatividad política clásica de visibilidad, de inclusión, con una concepción moderna de los derechos sociales, una comprensión delegativa en última instancia de la acción política (Holmes, 2005) y los colectivos objeto de nuestro estudio, que se articulan y actúan en una nueva concepción cultural y social distinta de las formas de identidad política clásicas, como se ha demostrado hasta aquí. Esta producción cultural con fines contra-hegemónicos, constituye un núcleo generador de identidades grupales, que reemplazan las identidades exhibidas por otros movimientos a partir de su propia condición; los movimientos de desocupados son un ejemplo, así como los movimientos sindicales, de larga trayectoria en Argentina y con un importante protagonismo en el escenario político actual, son otro.

A modo de síntesis La incorporación del lenguaje audiovisual, la apropiación creativa 110

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no sólo de las TIC (especialmente de Internet), sino de los lenguajes, símbolos, discursos y modelos organizativos que van asociados a ellas y el intercambio translocal, caracterizan los procesos de movilización y resistencia de los últimos años. Internet brinda otro campo desde donde dar batalla y proponer un espacio contra-hegemónico, la información y la fluidez de la comunicación pasan a ser un requisito indispensable para articular la mayor parte de sus acciones y para la distribución de la innovación cultural en esta materia. Se construyen acciones colectivas en función de problemáticas locales articuladas con las globales, o al revés, y los movimientos se valen de las redes para nivelar las relaciones de poder que se dan entre ambos espacios. Aún con distintas formas de intervención y escalas globales o locales, los colectivos y movimientos sociales estudiados comparten aspectos esenciales: la actividad se centra en la comunicación y en la imagen; se reapropian del espacio simbólico para intervenir en el imaginario dominante y otorgar nuevos sentidos, significaciones e imágenes desde prácticas comunicacionales; vinculan sus formas de intervención y de acción a la idea de contra-información (cultural y política); la organización interna está basada en el trabajo colectivo y en producciones de libre circulación; se apropian de Internet y sus herramientas y se articulan en red construyendo acciones y proyectos colectivos a nivel local, latinoamericano y mundial, donde lo local es el lugar de anclaje cultural y territorial. El conflicto no sólo se produce en la esfera de lo político y social sino también en la producción cultural, en la producción de imágenes y la circulación de signos, entendidos estos

como productores de subjetividades contemporáneas. Esta es la característica central de la nueva cultura política y la paradoja de Internet en tanto espacio de circulación no-mercantil de signos e imágenes. En América Latina, las formas emergentes de práctica política, en un escenario de movimiento global, tuvieron enorme resonancia, no sólo por la manera en que se difundieron estas políticas en todo el mundo, sino también porque han influido en muchas acciones y luchas. EL FSM se inició en Latinoamérica, y los movimientos sociales de la región adquirieron visibilidad y apoyo internacional, siendo capaces de desarrollar una fuerza antagónica a nivel local en articulación con otras organizaciones, generando de tal forma un movimiento de movimientos sociales.

Citas 1

Scott Lash (2005: 59-61) señala que se produce la transición de una sociedad industrial nacional a una cultura informacional global y se pregunta cuáles son las consecuencias para la política en una era cuyos principios fundamentales comienzan a ser reemplazados por tres nuevas lógicas: el principio de lo nacional es desplazado por el principio de lo global; la lógica de la información desplaza la lógica industrial; la lógica de lo cultural desplaza a la lógica de lo social.

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Manuel Castells (1997: 47, nota 33) establece una distinción analítica entre las nociones de sociedad de la información y sociedad informacional: en primer término destaca el papel de la información en la sociedad, reconociendo que ha sido fundamental en todas las sociedades; el término informacional “indica el atributo de una forma específica de organización social en la que la generación, el procesamiento y la transmisión de la información se convierten en las fuentes fundamentales de la productividad [...]”.

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Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, acuña el término “pensamiento único” en una edición de ese diario de 1995 para referirse a las teorías neoliberales creadas en la escuela de Chicago y extendidas por todo el mundo con el máximo de desarrollo en la década de los noventa (Marí, 2004: 24). El término fue ampliamente adoptado por parte del amplio espectro de fuerzas sociales y políticas reunidas en el Foro Social Mundial. El concepto de espacio de los flujos de Castells se refiere a la forma en la que se organiza el espacio en una sociedad que está construida en torno a flujos: de capital, de información, de tecnología, de interacción organizativa, de imágenes, sonidos y símbolos, cuyo soporte material serán aquellos elementos que permiten su articulación en tiempo simultáneo. Dentro del espacio de los flujos, los lugares, su lógica y su significado quedan absorbidos en la red. Vía campesina, 1992; Marcha Mundial de Mujeres, 1996; Jubileo, 2000, 1996; Social Watch, 1996; Attac, 1998; Acción Global de los Pueblos – AGP, 1998; Jubileo Sur, 1999 (Marí, 2004: 50-51). El accionar del movimiento zapatista en el ciberespacio es reconocido como la primera guerrilla informacional, por su política defensiva a través de Internet y por la estrategia de visibilidad del movimiento a través de la Web. En el artículo se incluyen citas de las entrevistas realizadas en el proceso de investigación entre los años 2006 y 2007, se identifican con la inicial del/ la entrevistada, la organización a la que pertenece y el año en que fue realizada. Las siguientes fueron las organizaciones de carácter global que se estudiaron: Attac Argentina y Francia, Mocase y Mocafor en la Vía Campesina, Marcha Mundial de Mujeres (MMM), Amigos de la Tierra en la Federación Internacional, Indymedia nodo Argentina, Amarc, nodo Argentina, Prensa de Frente, Organizaciones en Defensa del Software Libre Argentinas y Brasileras; y los colectivos argentinos: SUB Cooperativa de Fotógrafos, Mujeres Públicas, Icnoclasistas, Grupo de Arte Callejero y Etcétera.

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En Argentina no se cuenta con información oficial actualizada acerca del número de usuarios de Internet. La empresa de información de mercado Prince and Cooke –especializada en investigación y análisis del mercado de TIC– en su Observatorio de Indicadores Tecnológicos, estima, para el año 2006, en trece millones los usuarios de la Red en Argentina, es decir, alredededor de un 35% de la población total. Sin embargo, es muy desigual la distribución en el interior del país. Según estudios anteriores (2004) la penetración en la ciudad de Buenos Aires es mayor al 40% mientras en el resto del país los porcentaje pueden descender al 10% según la provincia. Puede encontrarse en: . “Contrainformar es trabajar por legitimar los discursos insurgentes frente al pensamiento único neoliberal, destruir el mito de la objetividad, servir de vocero de los movimientos sociales, dar la palabra a quienes callan por falta de oportunidades para hablar, combatir el ruido con apariencia de música que emana de los gigantes mediáticos. Contrainformar es también hacerse con herramientas que permitan la difusión horizontal de información, construir puentes que hagan circular contenidos con valor de uso, romper el monopolio de la producción de discursos sobre el mundo social, desbaratar la ilusión de una “opinión pública libre”. Definición de Nodo50: “Territorio virtual para los movimientos sociales y la acción política en Internet. Puede encontrarse en: .

10 La agrupación H.I.J.O.S de detenidos y desparecidos se convierte en el semillero de grupos de jóvenes artistas y en los años noventa, con los escraches a los genocidas, comienzan su intervención en el escenario de la ciudad de Buenos Aires. 11 El “escrache”, en la Argentina de los noventa, consistió en dar a conocer la identidad de un represor de la dictadura militar, los antecedentes, el rostro, el domicilio. Nace como una herramienta política para contraponerla con las leyes de punto final y de obediencia debida, aprobadas durante el período democrático iniciado en 1983, y con los indultos de los años noventa.

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La diáspora mexicana online: una lectura en torno al capital social* [email protected] • PÁGS.: 112-120

Rodrigo González Reyes** Las diásporas online han sido casi exclusivamente abordadas desde enfoques culturalistas, hecho que ha oscurecido la necesidad de explicar su existencia como producto y determinante de estrictos modelos de acción colectiva. Así, el presente trabajo propone aproximar a su estudio el enfoque del capital social, tendencia teórica atenta a ver el papel de los principios conectivos y asociativos de la redes sociales en la consecución de fines individuales y colectivos. Palabras clave: diasporidad online, capital social, redes, Internet, acción colectiva. As diásporas em linha foram sido quase exclusivamente abordadas desde aproximações culturalistas, fato que escureceu a necessidade de explicar sua existência como produto e determinante de estritos modelos da ação coletiva. Assim, o presente trabalho propõe aproximar a seu estudo a aproximação do capital social, tendência teórica a ver o papel dos princípios conetivos e associativos das redes sociais na realização dos fines dos indivíduos e seus grupos. Palavras-chaves: diasporidade online, capital social, redes, Internet, ação coletiva.

Dibujo EMBERA: Astrid Ulloa

Online diasporas have been almost exclusively approached from culturalist visions, fact that indeed has darkened the necessity to explain its existence as product and determinant of strict models of collective action. Thus, the present work proposes to approximate its study to the social capital approach, theoretical tendency to see the paper of the conective and associative principles of social networks in the attainment of individual and colective aims. Key words: online diaspory, social capital, networks, Internet, colective action.

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ORIGINAL RECIBIDO: 14-I-2008 – ACEPTADO: 20-II-2008

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La investigación de la que parte el presente trabajo ha sido financiada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), por mediación del Programa Nacional de Posgrados de Excelencia, México.

** Licenciado y maestrante en Comunicación Social (Iteso/Universidad de Guadalajara). Investigador de la asociación Televidencias, Comunicación, Educación y Cultura A.C. E-mail: [email protected]

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Introducción La pobreza, los conflictos bélicos, las persecuciones políticas y los desplazamientos forzados, entre otros factores, impulsan hoy en día a millones de personas a abandonar sus lugares de origen para buscar mejores condiciones de vida en sitios distantes. Muchos de ellos logran establecerse, y con ellos llegan también otros que comparten su misma condición, origen y cultura. Cuando estos establecimientos son masivos y sistemáticos, entonces se habla del nacimiento de una diáspora.

Entender el capital social: los principios productivos de las redes sociales Problemas teóricos y conceptuales tales como la naturaleza de los nexos empáticos entre los sujetos, la creación de redes de confianza o las

nexos en sí mismos están cargados de un importante y subjetivado valor, y es a partir de esta intuición que se proyecta y modela el concepto de capital social, heredero de las teorías de segunda generación de la acción colectiva y la teoría general de la acción racional (Ostrom, 2003). Este enfoque, a diferencia de otros que le precedieron en su misma línea, se caracteriza por entender el papel que tienen las redes sociales como posibilitadoras en el intercambio y consecución de recursos sociales, y a su vez, cómo estos intercambios son origen y consecuencia de la acción colectiva.

Como es fácil imaginar, los grupos diaspóricos siemAsí, se puede definir el pre han intentado mantener capital social como un recurvivas las relaciones con quieso de producción de benenes quedaron atrás y sostener ficios que opera en función la fuerza de los lazos entre de los intercambios y las reaquellos que migraron. Esta laciones sociales del sujeto, labor nunca ha sido fácil, pero presentándose como un hoy en día, gracias al desarroprincipio conectivo y conllo de la plataforma Internet centrador de recursos persoy el surgimiento de un espanales (Coleman, 1994: cio público en la Red1 , mu306). A partir de él, los acchos de estos grupos han tores de una red combinan los encontrado la posibilidad de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos. “Símbolo de la Trinidad”, s. XVII (detalle), óleo/tela. Museo de Arte Colonial. efectos de sus distintas acampliar sus modelos de acciones individuales para obción y socialización a través de un nutrido grupo de sitios virtuales, dinámicas de participación y coopera- tener un resultado en términos de dando lugar con ello a las llamadas ción interpersonales (Ostrom, 2003) acción colectiva (Friedman y Hetcher, diásporas online (Karim, 2003). no son nuevos para las diversas disci- 1988: 203). plinas sociales, sino que, al contrario, Vale puntualizar que ésta última, Este hecho, por lo demás, se pre- han dado lugar en el último siglo a un senta ante los estudios de migración- ingente cuerpo de generación y revi- como parte de la acción social, se comunicación y comunicación y sión teóricas. Desde muy distintas define en este enfoque no como la redes, entre otros campos, como una perspectivas y respondiendo a intere- mera suma de acciones individuales, importante situación testigo para re- ses muy diferentes, pensadores socia- sino como una forma de actuación flexionar sobre cómo abordar un fe- les como Homans (1961), Emerson donde la acción individual, combinanómeno asociativo en este espacio (1972) o Blau (1964), han tenido en da con otras, es el recurso productidesde los principios teóricos y con- cuenta que las relaciones sociales no vo de la estructura que posibilita el sólo producen nexos, sino que los logro de ciertas metas que serían imceptuales del capital social. GONZÁLEZ REYES, R.: LA DIÁSPORA MEXICANA ONLINE: UNA LECTURA EN TORNO AL CAPITAL SOCIAL

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posibles de alcanzar en su ausencia (Coleman, 1994: 302). Con este trasfondo y tal como lo percibiera Coleman (1994: 302), primer re-fundador del enfoque del capital social, éste se puede entender también como la posibilidad de los sujetos de acceder a beneficios, en términos de recursos sociales diversos y posibilitados por la acción colectiva, que sólo son asequibles por mediación de sus redes sociales. Desde aquí se asume que, si no todos, al menos una determinada cantidad de actores dentro de una red intuyen que los beneficios producto de esa cooperación voluntaria o involuntaria serán superiores a los que se pueden obtener por medio de actos aislados e individuales.

niveles de compromiso y responsabilidad como factores de cohesión en la agregación virtual (Hine, 2004: 31; Lin, 2003: 212), las intuiciones hayan recaído hasta ahora en el inestable concepto comunidad y no en el de capital social. Con todo, existen precisos y útiles cruces teóricos entre ambos constructos, tal como el que ha operado Barry Wellman. Pionero en el estudio de redes sociales de base telemática, Wellman ha explicado de distintas formas

tórico dio lugar, como consecuencia, a las “comunidades a larga distancia” (Wellman, 2001: 5), es decir, a nuevas formas de asociación que se sustentan más en la existencia de prácticas compartidas entre sujetos que en sus condiciones físicas y localizadas de convivencia (Hine, 2004: 31). Justamente la Red de redes, a través de sus posibilidades técnicas, potenciadas por cada vez más y mejores dispositivos de intercambio de información y la aparición de cada vez más nodos, se ha impuesto como el eje de esta emergente forma de socialidad mediada (Rheingold, 1994: 7; Delanty, 2006: 173), obviando a gritos lo ya insoslayable: estamos en red, interconectados con un número cada vez mayor de articulaciones que crece a una frecuencia acelerada (Da Costa, 2004).

En este sentido, el espacio público de la Web, Retomando todo lo desde su estructura reanterior, se debe explicitar ticular, permite una serie que un principio axiomáde intercambios y acciones Victorino García, “Luisa Manuela del Sacramento”, c. 1809, óleo/tela, tico del capital social es colectivas que anteriorcolección Banco de la República. aquel que dicta que todo mente estaban casi limitadas a las interacciones presenciales, en que una de las consecuencias de la fenómeno asociativo, tanto en la virtiempo real y cara a cara, perfilándose Revolución Industrial fue traer la tualidad como en la vida real (IRl) así como un fenómeno particularmen- percepción de que el hecho comuni- (Rheingold, 1994: 16), tiene siempre te interesante para los distintos ámbi- tario había desaparecido como un componente que determina ecotos teóricos y empíricos que tienen elemento de cohesión en las socie- nómicamente la acción con base en como centro la interacción social. dades contemporáneas (Wellman, los intercambios. Éstos, si bien no 2001), cuando este hecho, hoy cla- tienen que encajar forzosamente en ramente falso, únicamente obviaba las posturas clásicas del actor racioque las formas de convivencia, de nal (en la que el sujeto siempre bus“Comunidades a larga distancia”: Red, redes y mantener redes sociales activas y pro- ca acceder con sus posibilidades y ductivas, sólo se había transforma- recursos al mejor resultado posible), capital social do al utilizar los recientes medios al menos sí buscan acceder a recurEs interesante que si uno de los de comunicación como nueva base sos que no obran en su poder a traargumentos fuertes en el debate so- de vinculación entre sujetos amplia- vés de la inserción en las redes de bre Internet ha girado en torno a los mente dispersos. Este episodio his- intercambio de terceros. 114

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En términos reduccionistas, los sitios diaspóricos online, tal como otras agregaciones sociales públicas en línea, pueden ser entendidos como una red humana de intercambios. Allí, una indeterminada cantidad de sujetos “amarran” sus recursos a una red de intercambios informales en espera de que sean capitalizados, al tiempo que éstos procuran los que ofrecen muchos otros individuos. Esta dinámica, justamente, se vuelve nodal al evaluar las interacciones sociales en el espacio público de la Web como proveedoras de capital social.

ción social en Internet no como una acción colectiva sino como la suma de las acciones individuales (Hine, 2004: 25), ha fracasado a excepción de unos cuantos aunque importantes intentos (Lévy, 2004). Esta inercia cobra sentido cuando se verifica que, fuera del debate micro-macro (Ritzer, 2002: 443), una tendencia en ciencias sociales ha sido ver lo social ya sea en términos de acción o de estructura, pero pocas han sido las intuiciones acerca

cursos o posibilitar a otros la consecución de un objetivo dado; precisamente, cuando desde este filtro teórico se observa Internet como un escenario de múltiples y concurrentes interacciones colectivas, se obvia su importante papel histórico como posibilitadora y generadora de distintas formas potenciales de capital social. Esto se puede entender a partir de exponer ocho premisas sobre sus características estructurales y su relación con distintos principios asociativos: 1. Los vínculos so ciales no se generan solamente donde los sujetos se encuentran, por causas ajenas a ellos mismos (Wellman, 2001 y 2004).

Desde aquí y como punto de partida para entender el papel del ciberespacio en este hecho asociativo, es necesario decir que para 2. Por el contrario, los autores en la línea de nexos con otros se busWellman existen al mecan y se construyen en nos dos niveles paralela medida de lo posilos de participación ble (Oldenburg, 1999; colectiva de las que se Berger y Luckmann, desprenden y mantie1997). nen las principales formas de capital social, 3. Esto efectivamente se las cuales son el contachace pues los vínculos to social (tal como las viIglesia de Sopó, “Seactiel (Oración de Dios)”, s. XVII (detalle), óleo/tela, 238 x 167 cm. están subjetivamente sitas, las reuniones Archivo fotográfico: Centro Editorial – Universidad Nacional. cargados de sentido y sociales, la llamadas expectativas productivas (Copor teléfono, etcétera) y el compromi- del papel que la estructura juega en leman, 1994; Berger y Luckso (actividades organizativas con mi- los cauces de la acción, es decir, que mann, 1997). ras a lograr un objetivo) (Wellman y la estructura puede ser también enQuan-Haase, 2004: 115), ambos ob- tendida no sólo como una mera dis4. Todo fenómeno asociativo servables en distintos planos del es- posición que cataliza la acción, sino puede leerse en términos de en sí misma como una forma partipacio virtual. capital social (Wellman, cular de aquélla. 2001). La clave, en objetos como el aquí Así, es posible entender que los trabajado, consiste en asumir episte5. A todo fenómeno asociativo mológicamente el ciberespacio como sujetos en el ciberespacio, al igual corresponden diversas formas producto y determinante de formas que en el espacio físico, no sólo son de producción o inhibición puntuales de este tipo de acción co- o están, sino que también actúan, y de capital social (Coleman, lectiva, situación que, debido a la en la actuación reside la posibilidad 1994: 305). inercia empírica que entiende la ac- de lograr acceder a determinados reGONZÁLEZ REYES, R.: LA DIÁSPORA MEXICANA ONLINE: UNA LECTURA EN TORNO AL CAPITAL SOCIAL

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6. Los medios técnicos, tales como las tecnologías de la comunicación y sus plataformas, sólo son posibilitadoras y/o potenciadoras de todas las anteriores disposiciones sociales (Wellman y Quan-Haase, 2004). 7. La Web, desde su estructura de red y a partir de sus posibilidades de reestructuración espacio-temporales (Hine, 2004: 15), potencia y facilita las propiedades reticulares de otras estructuras de organización social que la utilizan (Lin, 2001). 8. Los usos sociales que privilegian esta propiedad, potencian también la actuación y los beneficios de las formas de acción social reticular, tales como el compromiso grupal y la cooperación (Lin, 2001; Wellman y Quan-Haase, 2004).

lazos cercanos entre sujetos (Putnam, 2000: 231). Por otro lado, y atendiendo a la imparcialidad, es justo exponer que tampoco todas las visiones sobre redes y capital social han visto con buenos ojos la plataforma Internet; caso sorprendente de esta postura ha sido

apeguen a sus intereses, cerrando así la densidad de las redes (closure) e impidiendo el desarrollo de actividades cívicamente comprometidas. Esta afirmación, obviamente, tiene más que ver con prejuicios intelectuales de nuestro autor que con hechos empíricos, puesto que existe una pléyade de estudios serios que han demostrado, con base en su propia teoría, todo lo contrario (Halpern, 2005: 307). Por otro lado, muchas han sido las preguntas acerca de la duración y fuerza de los vínculos construidos desde el ciberespacio y en él, por lo cual es importante revisar las insoslayables enunciaciones formuladas hace más de treinta años por Granovetter, tesis que se han revelado como centrales en la teorización social contemporánea del espacio Web.

Si bien este autor no habló propiamente de capital social (Granovetter, 1973) ni en su tiempo pudo prever la existencia de la Red, su proposición central Tomando en cuenta es que las relaciones sociales este contexto y las últimas más informales (redes de copremisas que tienen una nocidos, weak ties) suelen orientación mediática, tamcomportar una importante bién es necesario aclarar que otros medios, como la Pintura mural, “La Cacica”, s. XVII, iglesia de Sutatausa, Cundinamarca. fuente de recursos sociales, Archivo fotográfico: Revista Desde el Jardín de Freud, 2004. incluso mayores que aquetelevisión, han sido vistos llos provistos por las relaciocomo potentes inhibidores de capital social positivo, enten- el mismo Putnam (2000), quien ha nes formales, fuertes y estrechas (strong diendo, por ejemplo, que los suje- afirmado que, lejos de ser una forma ties). De la proposición de Granotos que ven más televisión suelen que abra la base constructiva del capi- vetter se deduce que en tanto que las evitar “información útil” en el pro- tal social, la acota. El argumento de relaciones débiles son una fuente imceso de comprometerse cívicamen- Putnam parte del razonamiento de portante de capital social, es imposite, al tiempo que el consumo que las personas puntualmente inte- ble que algún tipo de red exista sin televisivo, solitario y unidireccional, resadas en algo tienden a relacionarse producir al menos una determinada impide la colaboración en tareas no con “cualquier otro”, sino con forma de este capital. En este senticiudadanas y el fortalecimiento de aquellos que más estrechamente se do, Internet, a través de sus distintos

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niveles de socialización e interacción, que van desde los cerrados tejidos de comunidades virtuales con fuerte sentido de pertenencia (Rheingold, 1994; Wellman, 2001) hasta los sitios de interacción fugaz y anónima (Hine, 2004: 28), abre el abanico de posibilidades para tejer vínculos débiles y fuertes, situación que, con relación al renovado interés generado por la telemática de segunda generación, comienza a llamar la atención no sólo de estudiosos de redes sociales y modelos vinculativos, sino de toda una pléyade de científicos sociales procedentes de muy distintos campos disciplinares.

Migración y tradiciones teóricas de la asociatividad Una vez expuesto cómo opera teóricamente la idea de capital social y la forma en que allí se asume el concepto de acción colectiva, es necesario pasar a revisar su interés por los fenómenos migratorios y su relación con la diáspora online que nos servirá de ejemplo.

menos empíricos tales como la denominada “migración en cadena” y otros mecanismos de movilización migratoria similares (Portes, 1997); fenómenos donde el flujo migratorio se verifica como producto directo de las interacciones regulares y circulares mantenidas entre no migrados, inmigrantes y emigrados (Arango, 2003). Esta articulación de perspectivas no es casual, pues encuentra su explicación en el hecho de que mientras el concepto de reticula-

to de determinados personajes de una red ya establecida?

ridad funge como punto de llegada en los enfoques de redes, en los del capital social se prefigura como el de partida.

Esto ha limitado las posibilidades de producción y acumulación de conocimiento en torno a este fenómeno, hecho que resulta particularmente interesante cuando se constata que los principales continuadores teóricos de este enfoque han hablado sobre el potencial del ciberespacio en la construcción y acumulación de capital social (Halpern, 2004: 307; Lin, 2003: 125; Ostrom, 2003: 206; Wellman y Quan-Haase, 2004).

Desde ahí, las líneas de investigación que aprietan la agenda del capital social y la migración tienen especial interés en entender cómo estas redes de conveniencia implican, por medio de la acción conjunta, la minimización de costos globales frente a la riesgosa empresa de migrar y el papel de la generación y revitalización de vínculos sociales en el proceso de asimilación a un nuevo entorno geográfico y sociocultural (Arango, 2003). Con ello se viene a obviar la importancia inmediata de estudiar cómo algunos usos sociales del espacio Web posibilitan el papel de la acción colectiva en diversas diásporas online, si bien el interés de los estudios de capital social y migración, hasta hoy, parece radicar en las situaciones asociativas geográficamente localizadas, dejando ver que el interés por Internet como un espacio social virtual ha sido un interés casi exclusivo de ciertos estudios de redes Rey Mago Melchor. Talla en madera policromada, 20 cm de altura, c. 1770 (detalle). Museo de Arte Colonial. Archivo: ICC, 1977. sociales.

En primer lugar, hay que tomar en cuenta que los fenómenos migratorios, por sus procesos de movilidad y sus complejas dinámicas de conexión y desconexión social, han sido un gran fetiche en los estudios sobre redes sociales (Herrera, 2007: 191), y por goteo, de los estudios sobre capital social. El cruce de estas tradiciones teóricas ha tenido como centro fenó-

Las preguntas tras el fenómeno han sido en relación con ¿cómo se conectan los sujetos emigrados e inmigrantes con sus pares? ¿Se concertan alianzas entre migrantes de distintos grupos nacionales, étnicos y culturales? ¿Qué papel juega en el proceso de asimilación al nuevo entorno el conocimien-

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Los sitios WEB de la diáspora mexicoamericana A diferencia de las diásporas procedentes de otros circuitos migratorios, la mexicoamericana, debido a su intensa migración circular y la consecuente presencia de siempre nuevas “primeras generaciones”, es concebida ante todo como parte de una comunidad transnacional, es decir, donde las dinámicas sociales de los migrantes transcurren simultáneamente en el país de origen y en el de destino. Esto quiere decir, en términos prácticos, que los sujetos que forman parte de la diáspora pueden estar establecidos o en continuo tránsito a ambos lados de la frontera mexicoamericana, lo cual implica, respecto de otros grupos diaspóricos, un importante cambio de usos socializadores del espacio público de la Red. En este sentido, mientras otras diásporas online agrupan sujetos que tienen como común denominador una misma identidad nacional, en el caso mexicoamericano los sitios genéricos de migrantes son inexistentes, aunque las páginas llamadas por el autor de este trabajo como de “oriundos”, que agrupan a sus miembros y participantes en torno a la población o pueblo de origen, se cuentan por decenas en la gran Red (González, 2007). Esto sucede pues los migrantes mexicanos, en medio de un proceso de inmigración globalizado, han entendido en términos de economía de redes el potencial asociativo que facilita la “matria”, por oposición a aquella más débil y desarticulada que ofrece la “patria”.

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Estos sitios, en términos generales, pueden definirse como sitios virtuales de orientación no institucional, ideológica ni comercial que tienen como interés principal servir de vías de intercambio informal y alternativo de distintos tipos de información entre sujetos impactados por el fenómeno migratorio con un origen regional compartido. En su inmensa mayoría, estos espacios virtuales están relacionados con municipios o poblaciones pequeñas de las entidades históricamente consideradas como expulsoras, tales como Oaxaca, Jalisco, Michoacán y Zacatecas, aunque prácticamente existen sitios vinculados a todos los estados de la República. En este punto debe indicarse que son inexistentes los sitios relativos a poblaciones grandes, tales como las capitales o ciudades principales, y esto se debe a que las redes de socialización de los sujetos procedentes de este tipo de poblaciones son más diversas y, a la vez, tienden a funcionar en torno a mecanismos de redes personales uno a uno entre otros modelos similares (Wellman, 2001). En términos de capital social, es necesario observar, también a diferencia de otras diásporas online y con base en otras geografías y lógicas migratorias, que estos sitios son construidos no por inmigrantes recién llegados y desconectados de sus redes, sino por sujetos bien establecidos, ya en territorio norteamericano o al otro lado de la frontera, en busca no de información de primera mano sobre el proceso y el tránsito migratorio, sino en busca de integrar una comunidad de sentido (Berger y Luckmann, 1997). Esta búsqueda incluye la expectativa de encontrar a otros que,

catalizada la experiencia migratoria, ofrezcan una orientación compartida de vida y el acceso a beneficios afectivos, tales como la posibilidad de mitigar la nostalgia a través del sistemático contacto con familiares o conocidos, o bien, satisfacer el deseo, por medio del chisme y el cotilleo, de sentirse incluidos en el aquí y ahora de quienes han quedado lejos. Por lo demás, la exploración empírica preliminar permite afirmar que gran parte del capital social secundario que se promueve y moviliza en estos sitios está en función de atender al menos cinco necesidades, a saber: 1. Renovar contacto entre familiares o amigos de la juventud o la infancia con distintos fines de socialización. 2. Generar o movilizar recursos económicos en la localidad de origen. 3. Promover políticas públicas a ambos lados de la frontera. 4. Denostar a un personaje público o conocido por la comunidad, ya sea de un lado o a ambos de la frontera. Es necesario decir que la presencia de estos sitios, tal como se ha llegado a plantear en más de una ocasión, no sustituye a otro tipo de comunidades o redes sociales (grupos de inserción, conveniencia, etcétera), antes bien, en éstas últimas se potencian y se fortalecen los procesos de socialización e inserción en redes más amplias, modificando importantes aspectos de movilidad y cooperación tanto en los sujetos migrantes como

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EMERSON, R., 1972, Exchange Theory, Boston, Houghton Mifflin.

entre aquellos que siguen en sus comunidades de origen.

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A modo de cierre, insistimos en mencionar que el enfoque del capital social indudablemente tiene mucho que aportar a la comprensión de fenómenos comunicativos, migratorios y asociativos contemporáneos, mientras que la metáfora de las diasporidades aparece, en este escenario de cambios, como un valioso ejemplo para comenzar a pensar en lo que en un futuro cercano podríamos llamar estudios de la migración mediada.

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Cita 1

En este trabajo se asume que Internet es la plataforma tecnológica y que su consecuencia social es el ciberespacio o espacio de la Red. Éste, al igual que cualquier otro espacio social, puede ser dividido en un espacio público y otro privado. El espacio público, objeto de este estudio, es aquél al que se puede acceder sin otra condición que poseer una conexión electrónica activa; el privado, por el contrario, es en el que el acceso es restringido, por diversos medios y dispositivos, por parte de los administradores y/o usuarios del recurso en cuestión. Algunos ejemplos comunes de este espacio lo conforman el correo electrónico o el tablero de mensajes privados (Hine, 2004).

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Germán Londoño

4. Cibercultura, estética y política GONZÁLEZ REYES, R.: LA DIÁSPORA MEXICANA ONLINE: UNA LECTURA EN TORNO AL CAPITAL SOCIAL

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Estética de la virtualidad y deconstrucción del museo como proyecto ilustrado [email protected] • PÁGS.: 122-127

Adolfo Vásquez Rocca * Se intenta aquí superar la tradicional antinomia entre arte y tecnología. En cambio, se propone una comprensión del arte posmoderno a partir de la inscripción del artista en el seno de una cultura de la información. Es así como asistimos a un cambio de paradigma en el estatuto del arte, a una revolución en la escena artística y de nuestros regímenes de visibilidad, de allí la necesidad de explorar el desarrollo de las estéticas de la virtualidad que nos instalan en nuevas lógicas de producción de verdad, emancipadas del museo como instancia última de legitimación artística. Palabras clave: museo, régimen de visibilidad, verdad del arte, pliegue. Intenta-se aqui superar o tradicional contraste entre arte e tecnologia. Entretanto, propõe-se uma compreensão da arte pósmoderna a partir da inscrição do artista em base à cultura da informação. É assim como assistimos a uma troca de paradigma no estatuto da arte, a uma revolução na cena artística e de nossos regimes de visibilidade, daí a necessidade de explorar o desenvolvimento das estéticas da virtualidade que nos traz novas lógicas de produção da verdade, emancipadas do museo como instância última de legitimação artística. Palavras-chaves: museo, regime de visibilidade, verdade da arte, pliegue.

Dibujo EMBERA : Astrid Ulloa

We try to surpass the traditional antinomy between art and technology. We propose an understanding of the postmodern art from the inscription of the artist in the core of a culture of information. We assist to a change of paradigm in the status of the art; to a revolution in the artistic scenario, and in our visibility regimes. Hence the necessity to explore the development of the aesthetics of virtuality that puts us in new logics of the production of truth, which are emancipated from the museum as the last instance of artistic legitimating. Key words: museum, visibility regime, truth of the art, fold.

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ORIGINAL RECIBIDO: 30-I-2008 – ACEPTADO: 22-II-2008

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Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Profesor del Instituto de Filosofía de la PUCV, del Departamento de Artes y Humanidades de la UNAB y profesor asociado al grupo Theoria, proyecto europeo de investigaciones de postgrado, UCM. E-mail: [email protected]

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1. Megalópolis, transformación del estatuto del arte y cultura global En la ciudad global, en la megalópolis hiper-conectada y sus carreteras de la información –entre el flujo y la densidad de las unidades de datos– nos desplazamos a través de figuras y entidades híbridas, espectros de una cultura post-humana, capturadas y encapsuladas en bloques de bits. Las nuevas mega-ciudades con sus sofisticados proyectos de desarrollo urbano, basados en su prioritaria preocupación por la conexión inmediata con otras ciudades globales y el desarrollo de megaestructuras arquitectónicas multifuncionales y autosuficientes, han provocado la desertificación del entorno y gestionado el hábitat sofocado de los nuevos centros comerciales, recintosferiales y estadios cubiertos. Son los nuevos invernaderos, caparazones para una vida que apunta –en la era del capitalismo integral– a la total absorción del mundo exterior en un interior planificado en su integridad1 .

cipalmente en su papel de archivo que fija la verdad del arte, esto es, como el dispositivo fundamental de la autoreflexión en orden a construir un imaginario epocal en el cual reconocerse, ejercicio verticalista desde el cual se pauta la cultura y se administra el gusto. Hoy, en nuestras sociedades líquidas del flujo y la deriva de la identidad, el arte no puede ser fijado e inmovilizado para ser objeto de pro-

Red que se articula a partir de un entramado de navegaciones o trayectos enlazados y federados: multilíneas en paralelo que pueden ser contempladas en su conjunto, de modo horizontal. Esto funda un nuevo orden de visibilidad abierto a los puntos de contraste y fractura con los discursos canónicos, unidimensionales y políticamente correctos, a la vez que propicia la creación cooperativa y la acción colectiva de inteligencias. Es precisamente aquí donde el descentramiento aparece como la estrategia más efectiva para deconstruir la lógica del discurso único, de “la verdad del arte”, que precisamente el museo tradicional lucha por preservar. Así pues, se enfrentarán esta memoria despótica, archivística y docu-monumental del museo con la memoria relacional, interproductiva, de las tecnologías informáticas.

2. Virtualidad, producción simbólica y régimen de visibilidad Debe resaltarse, por más que parezca evidente, que el museo no siempre ha estado ahí, ni seguramente estará ahí eternamente. Como cualquier otra institución humana debe situarse social, histórica y epistémicamente, ya que pertenece a un determinado proyecto cultural, civilizatorio cabría decir, y cobra sentido como parte de un conjunto de prácticas de representación y asentamiento de la verdad específicas de una época. El museo, como institución epocal, no puede por tanto ser ajeno a las transforma-

Pedro José Figueroa, “Bolívar y la alegoría de América”, 1819, óleo/tela, 125 x 97 cm (detalle). Colección Casa Museo Quinta de Bolívar, Ministerio de Cultura

Asistimos así a la transformación del estatuto de lo real y a la diversificación de las formas de producción de verdad y de circulación de ideas y obras, con la consiguiente aceleración de su difusión telemática, así como a los procesos de descentramiento que instalan el arte en un nuevo horizonte de interactividad y resonancias políticas globales. Es en este contexto donde cabe revisar las funciones del museo, prin-

cesos de indexación. Hoy –como nunca– arte y vida se codeterminan y se copertenecen (Vásquez, 2006), y ha sido precisamente la digitalización de las imágenes, su tránsito e incluso su constante y aleatoria modificación por parte de usuarios que comparten en la Red sus licencias creativas, lo que configura nuevas formas de transferencia de conocimientos y circulación de imágenes en una nueva comunidad virtual sin centro y sin periferia. Una

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ciones tecnológico-comunicativas, ni a los modos de producción artística y cultural derivados de dichas transformaciones, al modificarse las formas de representar simbólicamente, de construir la verdad y la memoria, notas identitarias que le permiten al ser humano su autocomprensión y –con ello– su sentido de pertenencia e inclusión en las comunidades con las que se identifica y en las que se reconoce (Marchán, 2006). En las sociedades informatizadas y globalizadas, el museo ha sido desplazado de su papel hegemónico como administrador del régimen de visibilidad de una cultura, de dispositivo de verdad, para dar paso a nuevas prácticas artísticas de producción simbólica de imágenes y relatos –asociadas con la digitalización y la virtualidad–, estrategias de reconocimiento siempre provisionales propias de las identidades en fuga y del tránsito constante del animal que se desplaza en asentamientos nómadas. Este activismo a la vez político y medial que propician los dispositivos digitales de interacción social, genera modos de comunicación directa entre los ciudadanos, no mediados por el interés de las industrias culturales o los aparatos del Estado. La introducción en el imaginario colectivo del ciberespacio, abre nuevos horizontes políticos y nuevas relaciones de poder. Espacios de redefinición constante de las prácticas discursivas y ensayo de nuevas subjetividades. Así, en ausencia de patrias, los hombres fijan sus huellas y gestan imaginarios tribales –en los que reconocen filiaciones acotadas y pertenencias locales a determinados nichos comunitarios–. De modo que nuestros desplazamientos en la Red debieran

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propiciar nodos capaces de introducir en nuestra experiencia interconectada, reflexividad, interacción y diálogos mínimos en el gueto de nuestra ciudadanía internaútica. No estamos, por tanto, ante la idea de un todo simultáneo y su representación correspondiente. La idea de redes refiere a múltiples trayectos individuales –que se entrecruzan, a menudo chocan, y otras veces se interrelacionan– más que a la pertenencia a un conjunto homogéneo y estable. Aquí se subraya sobre todo el carácter constructivista que asume la navegación por la Red. Esto es determinante para todo el discurso posmoderno, abierto a los puntos de contraste, fractura y sospecha sobre todo texto y –por qué no señalarlo– sobre el autor que lo ha articulado. Es precisamente aquí donde el descentramiento aparece como la estrategia más efectiva para deconstruir la lógica del discurso único, la tiranía del principio de no contradicción y la voluntad de sistema a él adherida.

3. Valor de verdad del arte y la deconstrucción del proyecto de museo ilustrado Sin duda, el cuestionamiento del museo como el lugar del valor de verdad del arte está vinculado con toda la crítica que la vanguardia realiza del proceso de fetichización del que el propio museo forma parte (Marchán, 2006). Para las vanguardias, esta institución tiende cada vez menos a ser ese lugar de realización de la verdad del arte y a ser concebida más como el lugar de su muerte, de su falsificación.

La consigna adorniana de museo como “mausoleo” da cuenta de este distanciamiento de las vanguardias, así como toda la tradición del museo sin paredes o del arte público –sacado a la calle– que explicita esta desconfianza creciente en el arte museográfico, concentrado cada vez más en la lógica del espectáculo y la industria cultural y menos en su potencial de producción cognitiva, de verdad. Aquí no podemos dejar de apuntar lo paradojal que resulta el hecho de que si bien las vanguardias históricas anatematizaban el museo como panteón del arte, ellas sólo se vieron consagradas cuando fueron acogidas en sus salas, únicas garantes de la relevancia de la obra y, en consecuencia, sacralizadoras del arte: exactamente la función tan denostada por los autores de las obras que colgaban de sus muros. Esta observación, pese a todo, no contradice nuestra tesis central acerca del papel sacralizador del museo, más bien la confirma. Ahora bien, los cimientos del museo han sido socavados desde varios frentes: éste que hemos venido analizando, el desmantelamiento del concepto de museo operado desde la crítica cultural, ha removido parte importante de las bases del panteón, pero los procesos de banalización de la cultura han hecho también su parte; la deriva del museo al territorio de la industria cultural y el entretenimiento ha propiciado esa particular dinámica de percepción propia del turismo cultural, aquella que Benjamin teorizará al dar cuenta de cómo se introduce una inclinación a la percepción distraída, no reflexiva. En la era digital el museo ha sido –también– objeto de una desterritorialización; con la emergencia de las gale-

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rías virtuales y la desmaterialización del arte, la circulación de bienes culturales ha asumido nuevas formas, desarticulando el hegemónico circuito de exhibiciones, y dando paso a una nueva escena artística, donde el arte puede estar en todas partes a la vez, sin centro y sin periferia.

El archivo, como depósito de memoria, es pues hijo directo del racionalismo ilustrado, que aspira a la clasificación total del saber. El museo, como invención del siglo XVIII inspirada en el espíritu de la Ilustración, parte del principio de ordenación del saber. La transformación de la colección palaciega en museo no significa sólo el paso de los objetos de arte de una estancia en palacio, y por tanto de carácter privado, a un edificio des-

aura, de la fetichización de la pieza única) realizado mediante la crítica de la tradición aristocratizante de las Bellas Artes y el cuestionamiento del marco institucional de validación y consagración de la “obra maestra”, de las historias del arte y del museo. No obstante, sí cabe atender la génesis del proyecto museo ilustrado dado que éste en sus últimos enclaves de resistencia sigue vinculado con intereses de clase y de dominación cultural, cumpliendo su función hegemónica conservadora de salvaguarda del establishment cultural, de administrador interesado y parcial de un imaginario particular, que intenta presentarse despóticamente homologado con la cultura perenne, resistente a los avatares del tiempo y, sobre todo, a las embestidas de las vanguardias con su agitación y sus propuestas de ruptura en el plano político-estético, irrumpiendo como lo han hecho con un nuevo régimen de visibilidad y produciendo las transformaciones de lo artístico.

El museo es heredero del mismo programa ilustrado de la Enciclopedia. Caracteriza a los conocimientos el hecho de que se acumulen como un capital: un capital que pertenece a una humanidad ilustrada en su conjunto y que adquiere el sentido de verdad por obra de teóricos y privatizadores del saber, sobre todo, por las clases gobernantes y sus portadores de secretos. Las ciencias empíricas –con sus géneros literarios filiales– se registran en el gran libro de la teoría neoeuropea; fueron los franceses ilustrados los que con su característico genio práctico, ya a mediados del siglo XVIII llevaron a cabo el proyecto de la Enciclopedia (Sloterdijk, 2004). Del mismo modo, la concepción Pedro José Figueroa, “General Santander”, c. 1825, óleo/tela (detalle). moderna del museo es un hecho Colegio de San Bartolomé. Archivo fotográfico: ICC, 1960. relativamente reciente, también surgido con caracteres precisos de tinado a tal efecto y con finalidad pú- 4. Las autoconciencia y de voluntad progra- blica, sino la aplicación de los princitransformaciones mática a partir de la mitad del siglo pios enciclopédicos a la clasificación del estatuto XVIII, como parte de la afirmación y y catalogación de las obras de arte, de de lo artístico difusión de la cultura ilustrada. El paso modo tal que las funciones del mudel carácter privado al público de las seo están estrechamente vinculadas a Como vemos, y esto no sólo en colecciones de arte transcurre de di- la Academia y a la empresa ilustrada la esfera de la virtualidad, lo artístico versos modos en la Europa del siglo de la formación de un gusto público, ha alcanzado un estatuto ontológico XVIII, relacionado con la consolida- esto en la ciega creencia en la universa- propio como instancia de interpelación del concepto de patrimonio artís- lidad del arte y la cultura. ción de lo real. Esto acontece con el tico como bien de la colectividad. El arte que ha devenido un ejercicio críNo parece necesario mostrar aquí tico, cercano a la propuesta concepdecreto por el cual la Asamblea Nacional transformaba las colecciones cómo este sueño ilustrado ha sido roto tual y a los performances, movimientos reales del Louvre en el Musee Central en la posmodernidad con el desmon- que se han constituido en una resisdes Arts asume el valor de inicio de una taje del cuadro y del rito contemplati- tencia frente a la estetización de lo bavo de la pintura (de la sacralización del nal amparada por un proceso de nueva era en la historia del museo. VÁSQUEZ ROCCA, A.: ESTÉTICA DE LA VIRTUALIDAD Y DECONSTRUCCIÓN DEL MUSEO COMO PROYECTO ILUSTRADO

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ha logrado reingresar constantemente el gesto iconoclasta al inventario calculado (razonado) de las desviaciones permitidas, neutralizando así el ademán irreverente y reeducando el exabrupto (Vásquez, 2005).

derosa que cualquier obra individual. De allí también el protagonismo que han adquirido los curadores, dado que se les asigna el papel de editar, esto es, de dar un sentido a un conjunto de producciones que si no fuera por la unidad dada por el crítico como inEl proceso de globalización del térprete super-dotado, aparecerían en consumo de arte, donde el gusto ha su radical autonomía, dispersas, sin devenido “elitismo de masas”, ha dado 5. El arte se repliega ánimo de suscribir ninguna teoría del lugar a una “cultura estetizada” en la en sí mismo arte, ni adscribirse a tendencia alguna que proliferan las multitudes de turistas que invaden los museos y galerías, Como lo señala Sloterdijk en “El que le reste peso de realidad a su radique consumen información artística arte se repliega en sí mismo”: “Los cal voluntad expresiva –necesariamencon una actitud de shopping propia de museos, bienales y galerías son las ins- te individual– insurrectas y resistentes la sociedad del espectáculo y el impe- tituciones actuales para la producción a su subsunción en un catálogo homogeneizador. La producrio de la moda, devorando las ción de exposiciones, con su producciones artísticas –sobre correspondiente tranza burtodo las audiovisuales que sátil, su núcleo mercantil y exigen un menor esfuerzo–. Prola puesta en escena fashion, lifera así una estética que reivinson parte de las estrategias dica el “mundo del arte”, es socializadoras con que el decir, “todo lo que tiene que mercado del arte y la sociever con el arte exceptuando el dad del espectáculo coquearte mismo” (Gardner, 1996): tean con una clase intelectual la empresa cultural que gira en cada vez más farandulera, setorno al artista, desde los crítiducida por los flashes y la cos conciliadores, los curadores ocasión socialite ampliada en convertidos en súper-estrellas, las páginas sociales de algún pasando por los compradores, prestigioso matutino. Esta hasta los snobistas, la faránducorte con sus flancos publila y los pseudo-intelectuales citarios, sus sistemas de in(Fajardo, 1999). fluencia y especulación se ha vuelto autónoma por enciDe forma paralela a estas Luis García Hevia, “Muerte del General Santander”, óleo/tela, 1841 ma del valor de las obras exelitistas prácticas mercantiles (detalle). Colección del Museo Nacional. Fotografía: ICC. puestas y no muestra en y al obsceno gusto decorativo e indigesto en auge, se produce de visibilidad estética, y la misma última instancia ningún otro poder una tendencia a aligerar el arte de producción estética se halla irremisi- creativo que el suyo propio, el de la su contenido crítico, de su actitud blemente colonizada museística y exposición misma. Como certeratransgresora, innovadora y –por mo- galerísticamente. Allí donde hay una mente apunta Sloterdijk (2002), el mentos– corrosiva. Se trata de una galería, hacia ella fluye el arte de gale- negocio del arte tiene como conflicto hacerse visible. El negocio del arte es particular tendencia a despolitizar el ría” (Sloterdijk, 2002). así un sistema de celos y exhibicionisarte, restándole toda fuerza de ruptura e innovación. El arte contempoDe este modo, la producción ar- mo. En él, el deseo de las obras conráneo ha dejado de ser cáustico como tística gira en torno a la elaboración siste en convertirse en objetos de lo fueron las vanguardias de los años de exposiciones. El aparato moderno deseo. El mercado las hace sensuales, veinte. No se debe ser ingenuo y sub- de mediación del arte se ha instalado el hambre de deseo las hace bellas, la estimar la habilidad con la que el sis- como una máquina de mostrar que obligación de llamar la atención genetema de convenciones institucionales desde hace ya largo tiempo es más po- ra lo interesante (Ibíd.). masificación del gusto y del juicio estético, así como por la pérdida de sentido histórico hasta convertir las obras en objetos cosméticos y ornamentos superficiales, averiados en su sentido.

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Pero en su fuero íntimo las obras desean sustraerse al régimen de visibilidad, es decir, replegarse sobre sí mismas. Casi nada en ellas ofrece superficies vulnerables a la mirada. La obra permanece plegada, enrollada en sí misma, encuadernada en sí misma, por así decirlo, cerrada. Su día de exposición y despliegue no es hoy, tal vez ya no lo sea nunca, tal vez no lo sea aún. No obstante, tiene una forma de existencia, aunque no una del tipo habitual. La presencia de la obra no es ni la presencia de su valor ni de aquello que contiene de visible. No se revela en su plenitud, se mantiene en un ángulo agudo respecto al mundo. La curiosidad no puede leerla hasta el final y consumirla, la mirada choca con las cubiertas. En algunos casos el pliegue es tan denso que uno ni siquiera puede estar seguro de si en realidad hay obras en el interior. ¿Dónde está la pared blanca en la que pueda ser extendida la totalidad de superficies plegadas? ¿No sería bueno que existiera una pared así? ¿O esas obras han rehusado por su cuenta dicha pared? ¿Se han resignado ante su imposibilidad de ser descubiertas? ¿Están enfadadas con la pared blanca? En aquella otra pared hay un cuadro blanco sobre fondo blanco o sólo un espacio, el vacío de un cuadro robado por su propio pintor.

6. El negocio del arte como sistema de celos y exhibicionismo Las obras no dejan percibir nada sobre sus experiencias con paredes y galerías. Su historia previa cuenta poco en el momento. Su estar por ahí tiene algo de repentino y casual. Ahora permanecen plegadas en sí mismas ante nosotros, no alegan nada

en su defensa, no muestran enojo, no toman ninguna iniciativa contra sí mismas, se preservan. Reclaman algo de espacio al margen, sin jactarse de su existencia. Están en el margen, humildes como estanterías en una bodega; puestas, no expuestas; colocadas unas junto a otras, no presentadas en primer plano (Sloterdijk, 2002).

cotidianeidad de la revelación. ¿Qué es entonces revelación? Que algo nos ilumine con su visibilidad. Cuando estamos al aire libre. Cuando estamos tan afuera que el mundo se muestra.

Cita 1

¿Están tristes esas obras? ¿Tienen nostalgia de las grandes paredes vacías? ¿Se sienten no realizadas en su íntimo ser-para-la-compra? ¿Simulan ante las grandes exposiciones una capacidad para el exilio de la que se arrepienten secretamente? ¿Pueden los artistas ensimismarse y convertirse en autistas, abandonar el arte sin exponer? Pero qué es lo que tendrían que abandonar realmente, tal vez sólo el sistema de galerías y visualidad social. Es decir, aquello en lo que ya no está el arte, sino más bien donde se le encubre y enmascara. Este fue, sin duda, el sentido del gesto iconoclasta de Beuys con su declaración de abandono del arte, con el que puso en operación el sueño vanguardista de la disolución del arte en la vida. Quizás haya que fracasar como artista para avanzar como hombre. Quizás deban descansar incluso los mismos poderes creadores de obra como terrenos ya demasiado explotados durante largo tiempo. Los desmontajes de la felicidad creativa muestran al arte la dirección para hacerse a un lado. Pese a todo, éste no es un tiempo del cual esperar mucho. Pronto saldremos también de esta sala. Ninguna distancia habla ebria de una futura gran felicidad. Pero lo visto es lo visto. ¿Qué es visibilidad? Quizás la

Particularmente en las artes se observa un refuerzo del papel de las instituciones directamente ligado a programas de promoción de las ciudades, como la implantación de grandes museos que albergan exposiciones internacionales, inmensas edificaciones que contribuyen a la espectacularización de las ciudades y al turismo cultural, lo que conduce, a su vez, a un redimensionamiento de la producción artística concebida para esos espacios.

Bibliografía FAJARDO, Carlos, 1999, “Arte de mediocre convivencia”, en: Magazín El Espectador, Bogotá, abril. GARDNER, James, 1996, ¿Cultura o Basura?, Madrid, Acento. MARCHÁN, Simón (comp.), 2006, Real/ virtual en la estética y teoría de las artes, Barcelona, Paidós. SLOTERDIJK, Peter, 2002, “El arte se repliega en sí mismo”, en: Brumaria, No. 1, Madrid, disponible en: . , 2004, Esferas II. Globos. Macroesferología, Madrid, Siruela. VÁSQUEZ, Adolfo, 2005, “La crisis de las vanguardias artísticas y el debate modernidad posmodernidad”, en: Arte, Individuo y Sociedad, Facultad de Bellas Artes - Universidad Complutense de Madrid, Vol. 17.

VÁSQUEZ ROCCA, A.: ESTÉTICA DE LA VIRTUALIDAD Y DECONSTRUCCIÓN DEL MUSEO COMO PROYECTO ILUSTRADO

, 2006, “El giro estético de la epistemología; la ficción como conocimiento, subjetividad y texto”, en: Aisthesis, No. 40, Instituto de Estética - Pontificia Universidad Católica de Chile.

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A estética política das mídias locativas*

[email protected] • PÁGS.: 128-137

Lucia Santaella** Las prácticas de acceso propiciadas por los dispositivos móviles conectados al Sistema de Posicionamiento Global (GPS) están haciendo surgir un nuevo espacio social de combinaciones inextricables entre lo virtual (el ciberespacio) y los ambientes físicos en los que se mueve nuestro cuerpo biológico. Este trabajo busca presentar las nuevas modalidades de comunicación, conexión e interacción que están apareciendo bajo el nombre de “medios de comunicación locativos”. Éstos son procesos que están dando origen a una estética políticamente orientada, cuyas principales características se discutirán en el artículo. Palabras claves: medios de comunicación locativos, espacios sociales, estética política, dispositivos móviles. As práticas de acesso propiciadas pelos dispositivos móveis conectados ao Sistema de Posicionamento Global (GPS) estão fazendo emergir um novo espaço social de misturas inextricáveis entre o virtual (o ciberespaço) e os ambientes físicos em que nosso corpo biológico circula. Este trabalho visa apresentar as novas modalidades de comunicação, conexão e interação que estão surgindo sob o nome de “mídias locativas”. São processos que estão dando origem a uma estética politicamente orientada, cujas principais características serão discutidas neste trabalho. Palavras-chaves: mídias locativas, espaços sociais, estética política, dispositivos móveis.

Dibujo EMBERA : Astrid Ulloa

Practices of access allowed by mobile devices connected to the Global Positioning System (GPS) are bringing the emergence of a new social space that mixes seamlessly the virtual (cyberspace) with the physical environments in which our biological body circulates. The aim of this paper is to present the new modalities of communication, connection, and interaction appearing under the name of “locative media”. They are processes that originate a politically oriented aesthetics whose main characteristics will be discussed in this paper. Key words: locative media, social spaces, political aesthetics, mobile devices.

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ORIGINAL RECIBIDO: 19-I-2008 – ACEPTADO: 13-II-2008

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Este trabalho dá continuidade à pesquisa sobre novos processos de comunicação permitidos pelos dispositivos móveis, desenvolvida no livro Linguagens líquidas na era da mobilidade (Santaella, 2007). Doutora em Teoria Literária e Livre Docente em Ciências da Comunicação, Professora titular da Pontifícia Universidade Católica de São Paulo (Brasil). E-mail: [email protected].

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multi-referencialidade do debate sobre as concepções de público, espaço público, esfera pública, vida pública já foi bem indicada por Lavalle (2005). Em meio a autores mais ou menos conhecidos, não resta dúvida de que o modelo mais influente é o de Habermas (1962), segundo o qual o espaço público refere-se à geografia da esfera pública, isto é, ao lugar em que as pessoas se reúnem para dar voz e discutir assuntos de interesse público. O lamentado declínio do espaço público, assim concebido, foi um tema largamente discutido (Sennett, 1977; Berman, 1982; Harvey, 2003). Segundo esses autores, o espaço público, que caracterizou o início do modernismo, foi substituído por um recolhimento ao espaço privado. Ecoando, em uma nova entonação, a idéia da “sociedade do espetáculo”, de Debord (1967) –em que as imagens, que fazem o espetáculo, não são imagens em si, mas relações sociais cada vez mais mediadas e niveladas por imagens–, ficou bastante conhecido o diagnóstico de Paul Virilio (1994: 64) sobre o deslocamento dos espaços públicos tradicionais tais como praças, ruas e boulevards para a imagem pública. De fato, as condições do mercantilismo capitalista anulam as formas tradicionais de interação social. O estilo de vida propiciado pelo consumo massivo, em que a propaganda e o marketing expandem a circulação de mercadorias, leva de roldão os ideais de um espaço público urbano participativo. Para Sennett (1977), a ascensão da mercadoria gera uma demanda pela intimidade pessoal e autenticidade psicológica, do que decorre a idéia de que estranhos não devem falar uns com os outros e de que cada um tem o direito de ser

deixado sozinho. Enquanto isso, as mídias de massa, especialmente o rádio e a televisão, difundem as vozes e imagens –construídas com o engenho do marketing– de líderes aos quais as massas aderem, quase sempre com êxtase. Além disso, o acesso ao espaço público e às atividades que nele seriam possíveis foi se tornando objeto de regulamentações cada vez maiores, com novas formas de policiamento e vigilância, bloqueando iniciativas de ocupação espontânea.

Rómulo Rozo, “Mestiza”, bronce, 1936, 35 cm de alto (detalle), hoy en el Museo Nacional. Foto: ICC.

Há umas poucas décadas, sem que tal estado de coisas tenha sofrido modificações internas, com o advento da internet e com a expansão crescente de seu potencial comunicativo, houve um deslocamento da esfera pública para a imaterialidade das redes da mídia eletrônica e sistemas de informação. A opinião pública passou, então, a se formar não só pelas mídias de massa, mas também pelo narrowcasting de canais a cabo, pelos portais,

SANTAELLA, L.: A ESTÉTICA POLÍTICA DAS MÍDIAS LOCATIVAS

sites e blogs da internet, ficando as ruas, parques e shoppings reservados ao trânsito apressado de cidadãos ensimesmados. Especialmente entre os jovens, redes sociais como Orkut, MySpace, Facebook substituíram em boa parte as interações face-a-face. Como nos lembra Shepard (2007), redes de socialização, como Flickr, propiciam formas de compartilhamento e de troca inimagináveis no espaço físico. Isso gerou uma desvalorização do espaço público fisicamente localizável, em favor de uma esfera pública própria das redes globalizadas, comprovando que transformações nas mídias emolduram novas modalidades de experiência social. Desse modo, o quadro que se apresentava há poucos anos desenhava a coexistência de dois espaços paralelos. De um lado, o espaço físico, prenhe tanto de não-lugares, como Augé (1994) os definiu, a saber, espaços destituídos de história e vida social, entre-lugares de trânsito e ocupações provisórias: aeroportos, hotéis, trens etc., quanto de lugares de consumo, como cafés, shoppings, pontos turísticos, concertos, exibições, áreas de esportes, em que as pessoas meramente se cruzam sem interagir. De outro lado, um tipo distinto de espaço, o espaço informacional e abstrato, batizado de ciberespaço, um espaço virtual de conexões planetárias ditas imateriais. Esse paralelo opositivo entre o físico, esvaziado de interações sociais vivas, e o cibernético, feito de abstrações desencarnadas, despertou uma avalanche de discursos críticos carregados de perturbadores prognósticos sobre a perda da escala humana do tempo e do espaço, sobre a geração de modelos de realidade sem origem e sem destino, sobre a atrofia do corpo físico,

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plugado e inerte enquanto a mente navega pelos espaços da virtualidade. Longe de serem hegemônicos, esses discursos foram contrabalançados por visões menos catastróficas. Um dos primeiros, por exemplo, a colocar a necessária ênfase no fato de que o ciberespaço em nada se assemelha a um território extranatural, pairando acima da fisicalidade do mundo, foi Manuel Castells (2000). Pensar a sociedade em rede, para ele, implica conceber o ciberespaço também como parte integrante de um espaço de fluxos. Este se caracteriza, antes de tudo, pelas práticas sociais que dominam e definem a sociedade em rede, ou seja, a organização material de práticas sociais temporalmente compartilhadas que funcionam através de fluxos. Isso nos leva a constatar que, na realidade, as comunidades virtuais eletrônicas nunca deixaram de viver nas áreas limítrofes entre a cultura física e a virtual.

e sem fio, cada vez mais multifuncionais, em muito pouco tempo introduziu condições sociais inesperadas, que prometem reconfigurar nossas experiências e entendimento do espaço e da cultura ao devolver à vida urbana uma vibração que se pensava estar perdida.

formas comuns de experiência privada em meio ao movimento acelerado do cotidiano nos espaços públicos contemporâneos.

Mais importante do que a paisagem urbana e os enclaves de privacidade no seio da vida pública são as atividades complexamente urdidas que estão emergindo. A convergência das novas redes móveis de teleco1. A dinâmica dos municações, com o Sistema de espaços intersticiais Posicionamento Global 1 (GPS) e com as interfaces gráficas interativas dos dispositivos móveis vem expandindo o potencial das tecnologias midiáticas, propiciando a comunicação e interação entre indivíduos em movimento, que, durante todo o tempo, estão conscientes do lugar que cada um ocupa no espaço. Ao introduzir a consciência do contexto e permitir a comunicação multi-usuário, essa convergência está alterando os padrões dos fluxos de informação assim como as situações em que a comunicação Em várias ocasiões tamocorre. Estão surgindo com bém defendi (Santaella, 2003: isso novas estruturas espaciais 303-314; 2004; 2007) que não interativas e novas formas de Epifanio Garay, “Por las velas, el pan y el chocolate”, óleo, c. 1872 importa qual forma o corpo práticas culturais. Trata-se de (detalle), hoy en el Museo Nacional. Archivo revista Nómadas. virtual possa adquirir, sempre serviços baseados em locais haverá um corpo biológico junto, Para começar, a proliferação das que, por meio da rede geoespacial, ambos inseparavelmente atados. O mídias móveis e computação perva- estão ligando os bits imateriais da virtual pode estar em um outro lu- siva vem trazendo transformações na mídia e informação com lugares físigar –e o outro lugar ser um ponto de própria paisagem do espaço público. cos do espaço público urbano. São vista privilegiado– mas a consciência O uso de celulares e iPods, com seus práticas tecno-sociais com o potencipermanece firmemente arraigada no canais abertos para a intimidade, al de gerar formas de participação físico. Historicamente, o corpo, a ensejam os mais variados graus de pública que reconectam as dimensões tecnologia e a comunidade se consti- privacidade em ambientes públicos, materiais do espaço físico com os retuem mutuamente. tornando movediças as fronteiras cursos participativos da esfera públientre o público e o privado. Falar ao ca virtual. Seja como for, a acelerada evolu- telefone, quando se caminha pelas ção das tecnologias de comunicação, ruas, enviar SMS a um amigo enquanA comunicação mediada por a partir do surgimento de um cres- to se viaja dentro de um ônibus, ou- computador via internet deslocou os cente enxame de dispositivos móveis vir o iPod no metrô tornaram-se pontos de encontros físicos para os 130

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contextos espaciais virtuais. Com as redes de comunicação móveis baseadas em localizações ressurgem os pontos de encontro no espaço físico de um ambiente urbano. O parâmetro da localização geográfica é assim reintroduzido, mas em atividades que continuam sendo mediadas por computador. O espaço virtual em que a comunicação ocorre é mapeado para o espaço físico habitado pelos corpos materiais dos participantes. Assim, o contexto espacial virtual é mapeado no mundo físico e o contexto espacial híbrido resultante torna-se a arena do processo interativo. Conseqüentemente, a esfera pública não mais se define pelas estruturas materiais como praças e ruas, nem apenas pelo espaço virtual das redes telemáticas, mas surge na interação complexa de espaços materiais e imateriais, em espacialidades híbridas caracterizadas por fluxos dinâmicos. O impacto desses desenvolvimentos na relação entre espaços midiáticos e espaços urbanos tem sido profundo (McQuire, 2006) e nos leva a confirmar que o desenvolvimento e crescimento de complexidade das tecnologias comunicacionais não está se dirigindo para a dissolução das cidades, dos corpos, do mundo físico, mas para a intersecção do físico com o virtual. A integridade do corpo biológico, cuja perda iminente foi tão lastimada, está na realidade se transformando rapidamente em um conjunto de extensões ligadas a um mundo híbrido, pautado pela interconexão de redes e sistemas on e off line (Beiguelman, 2006: 153). Assim, nós continuamos a habitar esferas físicas, em urdiduras nas quais várias outras esferas virtuais se misturam, sem que os ambientes físicos desapareçam.

André Lemos (no prelo), pioneiro no Brasil no estudo das cibercidades, afirma que “estamos assistindo à expansão de experiências de localização e de tratamento inteligente da informação a partir de dispositivos sem fio que aliam mobilidade, personalização e localização, criando novas práticas de espaço”. Vários autores têm chamado de “espaços híbridos” as mesclas entre o físico e virtual (Souza e Silva, 2006). Entretanto, o adjetivo “híbrido” tem sido utilizado em tantos contextos diferentes que, na busca de uma maior precisão terminológica, com ênfase não apenas nos fluxos de informação para dentro e para fora do espaço físico em conexões inconsúteis, mas também nas novas formas de socialização que aí emergem, em meus trabalhos (Santaella, 2007), tenho utilizado “espaços intersticiais” como uma metáfora capaz de caracterizar as múltiplas faces das mudanças mais recentes no mundo da comunicação e da cultura. Entre as múltiplas faces dessas mudanças encontram-se as atividades que estão sendo conhecidas sob a rubrica de “mídias locativas”.

2. O que são mídias locativas O texto originário das propostas locativas, antes mesmo da existência desse nome, encontra-se no Manifesto Headmap, no qual, já em 1999, Ben Russell lançava idéias utópicas e inspiradoras que o tempo só confirmaria. Com o mote de que a internet já estava começando a “pingar no mundo real”, o manifesto alertava para o enriquecimento de nossa experiência espacial pela sobreposição de camadas de informação –imagens,

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textos, sons– disponibilizados por dispositivos móveis e computação sem fio habilitados com GPS e alimentados por um intenso espírito comunitário. Além disso, propunha uma série de táticas para se aplicar ontologias da web semântica à tecnologia móvel sensível ao local, transformando assim esta última de um meio de acesso a conteúdo sobre localização para a base de uma nova espécie de presença móvel em rede. O nome “mídias locativas” foi dado por Karlis Kalnins como uma categoria de teste para processos e produtos realizados por um grupo internacional de pessoas trabalhando com as tecnologias emergentes. Foi esse o nome do primeiro evento sobre o tema, realizado em julho de 2003, no K@2, Centro de Cultura e Informação, localizado na costa báltica da Latvia, em Karosta, uma abandonada cidade militar da era soviética. A escolha do lugar foi inspirada na idéia de Paul Virilio de que não se pode entender o desenvolvimento das tecnologias da informação sem que se entenda também a evolução das estratégias militares. Além disso, pretendia-se que o evento se realizasse em local distante do mercado global em que essas tecnologias se originaram. A proposta do evento ilustra com clareza as características e os caminhos que as mídias locativas tomariam daí em diante. Para os organizadores, os dispositivos de rede sem fio, com suas transferências de dados sempre on line e sua interação com sinais posicionados e microprocessadores atados ao ambiente, oferecem às pessoas capacidades computacionais e comunicacionais, antes impossíveis, para criar redes sociais ad hoc que estão mudando as relações humanas entre si e com o espaço e tempo. Durante o

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evento, receptores de baixo custo de satélites de posicionamento global ofereceram a amadores os meios de produzir suas próprias informações cartográficas com precisão militar. Antes mesmo do evento, os dados cartográficos gerados pelos próprios usuários, numa variedade de ambientes de redes rastreados por máquinas, já estava possibilitando o desenvolvimento de um pool de dados open source sobre a geografia humana. Com o surgimento dos portáteis e dispositivos de rede computacional sensíveis ao ambiente, essa cartografia colaborativa permite que os usuários mapeiem seus ambientes físicos com dados digitais, geo-anotados. Distinto da WWW, o foco agora é deslocado para a localização espacial e centrado no usuário individual, tendo em vista a criação de cartografias colaborativas de espaço e mente, lugares e conexões entre eles. As mídias locativas são inseparáveis da noção de computação pervasiva. No seu sentido mais amplo, a computação pervasiva ou ubíqua engloba recursos, aplicações e serviços de computação móvel, vestível, distribuída, em rede e sensível ao contexto. Dispositivo tecnológico sensível ao contexto significa que o dispositivo é capaz de localizar, classificar, coletar, arquivar e usar informação relevante, assim como descartar informação irrelevante. No caso das mídias locativas, sensível ao contexto referese a um campo em que a localização de pessoas e objetos pode ser usada pelas máquinas para derivar informação contextual com a qual dão assistência aos usuários. As tecnologias de sensores habilitam os dispositivos móveis a fornecer pistas sobre o contexto.

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Para sintetizar, é bastante esclarecedora a explicação que nos é fornecida por André Lemos (no prelo) sobre a constituição e abrangência das mídias locativas no seu atual estado da arte. Um conjunto de processos e tecnologias [que] se caracteri-

monitoramento, vigilância, mapeamento, geoprocessamento (GIS), localização, anotação ou jogos. Dessa forma, os lugares e objetos passam a dialogar com dispositivos informacionais, enviando, coletando e processando dados a partir de uma relação estreita entre informação digital, localização e artefatos digitais móveis.

Desde a WWW, parcialmente e em graus diversos, passamos a pertencer a múltiplos lugares e comunidades, o que tornou vital nossa habilidade de manipular indireta e assincronicamente correntes de informação, bens e serviços, e a administração da vida cotidiana foi crescentemente se tornando tecnologicamente mediada. As mídias locativas agora nos permitem combinar essas mediações com organizações no espaço em que as formas de comunicação em camadas ligamse aos fluxos da vida urbana.

3. Classificações das mídias locativas Josefina Albarracín, “El bobo de pamplonita”, caoba, 81 cm de alto, 1932 (detalle), hoy en el Museo Nacional. Fotografía: Julián Barba A.

za por emissão de informação digital a partir de lugares/ objetos. Esta informação é processada por artefatos sem fio, como GPS, telefones celulares, palms e laptops em redes Wi-Fi ou Wi-Max, Bluetooth, ou etiquetas de identificação por meio de rádio freqüência (RFID)2 . As mídias locativas são utilizadas para agregar conteúdo digital a uma localidade, servindo para funções de

O campo de aplicações das mídias locativas é imenso e cresce a olhos vistos. São muitas as tentativas de classificações desse campo na busca de uma sistematização que facilite o trânsito cognitivo por essa nova seara a ser explorada. O campo se estende dos indicadores e serviços, games, relatos de histórias baseadas em locais, anotações espaciais até as performances em rede. Seja qual for o tipo, é preciso lembrar que as práticas das mídias locativas dependem de recursos materiais particulares e das políticas e leis públicas e privadas que regem o uso desses recursos.

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De que tenho notícia, baseado em pesquisa exaustiva, o mais completo levantamento das mídias locativas foi realizado por Lenz (2007). Sem contar as sub-categorias que são muitas, na sua categorização, dezenove tipos de práticas com mídias locativas são descritos, incluindo a indicação e breve descrição de um grande número de projetos. Tomando como base as funções das mídias locativas, a classificação apresentada por Lemos (no prelo) é bem mais sintética, mas bastante representativa, como se segue: realidade aumentada móvel, mapeamento e monitoramento, geotags, anotação urbana e os games wireless que utilizam uma ou mais dessas funções.

lizados para indexar mensagens (SMS, vídeo, foto) a localidades. Essas práticas são chamadas de anotações urbanas. Os games móveis ou sem fio utilizam celulares, palms e a rede internet para jogos executados entre jogadores no espaço das ruas e jogadores on line. Lenz apresenta 26 exemplos desse tipo de jogo e novos exemplos não cessam de aparecer.

4. Mídias locativas no território das artes No campo das artes, o fundamento dos projetos de mídias locativas é crítico, social e memorialista, concentrando-se na interação pessoal e social com lugares. Tudo pode ser carregado com camadas invisíveis de anotações textuais, visuais, audíveis que são acionadas quando alguém as pede ou simplesmente pela aproximação do local com tecnologia compatível.

As palavras-chave desses projetos são: compartilhamento, notas, marcação, demarcação, pistas, opiniões, colaboração, busca e conexão. São práticas espacializadoras e socializadoras. Nada é considerado mais As aplicações de realiimportante nas artes das dade aumentada móvel remídias locativas do que o ferem-se a informações contexto. As experiências sobre uma determinada lolevam em consideração localidade visualizadas em cais geográficos de interesse, um dispositivo móvel, auelevando o local acima de mentando a informação. seu status instrumentalizaAssim, um celular pode Marco Tobón Mejía, “Mujer y rosas”, c. 1915, relieve en bronce, 12.3 cm de do, um mero ponto na codiámetro (detalle). Archivo fotográfico del ICC, 1985. identificar uma pizzaria em ordenada da longitude e local próximo e, por meio latitude da Terra, para atinEntretanto, os projetos em míde links, ver a foto do lugar e ter gir o nível de lugar habitado, expeacesso ao cardápio no website do dias locativas mais instigantes têm rienciado e vivido. Por isso mesmo, sido aqueles que se realizam no os computadores, os celulares, o restaurante. território da arte, apresentando pro- GPS e outros recursos possibilitam As funções locativas também po- postas estéticas que despertam nos- essas práticas, mas não são o alvo de dem ser aplicadas a formas de mapea- sas reflexões. Mais uma vez, isso só projetos que se voltam para a aplicamento (mapping) e de monitoramento vem confirmar a hipótese que, há ção das mídias digitais a lugares físido movimento (tracing) no espaço algum tempo, tem guiado meu cos, capazes de disparar relações urbano. Em sistemas que permitem pensamento de que a arte é a esfe- sociais reais. o compartilhamento de tags, informa- ra que toma a dianteira da criação ções textuais digitais são agregadas a cultural, fazendo emergir compleTuters e Varnelis (2006) considemapas, podendo ser acessadas pelos xidades que, sem a arte, não tería- ram o mapeamento como fator cenmos condições de enxergar. É no tral nas artes das mídias locativas e equipamentos móveis. trabalho dos artistas que os enig- apresentam uma tipologia que se reCelulares, palms, etiquetas mas humanos são decifrados pela duz a duas possibilidades de mapeamento: anotativo, que virtualmente RFID ou redes Bluetooth são uti- sensibilidade. SANTAELLA, L.: A ESTÉTICA POLÍTICA DAS MÍDIAS LOCATIVAS

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coloca tags em tudo, e fenomenológico, que marca a ação do sujeito no mundo. Ao considerar que categorias e taxonomias sempre lutam umas contra as outras, Bleecker (2006) prefere apresentar a estética das mídias locativas por seus atributos: situar a mídia em seu espaço geográfico, “hackear” os modos tradicionais de se construir mapas, capturar histórias, tradições e o futuro de um lugar, conectar camadas distintas de dados e representá-las como geograficamente coerentes, entremear lugares ficcionais e não ficcionais, criar expressões midiáticas híbridas.

uma arte criada para existir em um determinado lugar. É o local que aciona o planejamento e a criação da obra. Esta se integra de modo tão imperceptível no lugar escolhido que fica difícil determinar as fronteiras entre a arte e o ambiente de que ela é parte. Por isso, a arte de sítio específico também se confunde com a arte ambiental. Não obstante essa linhagem, de acordo com Bleecker (Ibíd.), é necessário estabelecer a diferença tecno-

a vida. Portanto, é uma arte que se situa entre as artes visuais e as artes cênicas, propensa à improvisação e envolvendo a participação do público espectador. Embora não se confunda com elas, o happening apresenta elementos das artes participativas. Nestas, a participação do público é o projeto. O artista cria uma situação que induz a participação sem idéias pré-concebidas sobre o resultado. Roux (2007) compara essa forma de arte à democracia e à administração participativa, nas quais o que importa não é tanto que as pessoas participem, mas sim o fato de que a participação é o princípio fundamental que governa as interações humanas nesses modelos.

Na árvore genealógica das artes, as mídias locativas encontram seus antecedentes nas práticas artísticas situadas A paternidade megeograficamente, cuja nos contestável e mais história precede o lançalembrada das mídias mento do primeiro satélocativas encontra-se na lite em 1978. O legado estética situacionista. Os vem da rica história da situacionistas eram um land art, quando, no figrupo de ativistas polítinal dos anos 1960, os José Rodríguez Acevedo, “Dos mujeres”, 1951, óleo 76 x 82 cm (detalle). cos e artísticos cujo moartistas, em protesto Archivo fotográfico del ICC, 1986. vimento originou-se em contra a artificialidade e comercialização da arte, abandonaram lógica entre mídias locativas antes e 1957. Suas influências vinham do as galerias e procuraram lugares remo- depois dos satélites. Por isso, ele uti- Dada, Surrealismo e, principalmentos da natureza, inacessíveis às deman- liza a proliferação do GPS como uma te, do Letrismo. Este último, constidas insaciáveis do mercado, para demarcação das formas contemporâ- tutivo de um movimento estético realizar a sua arte. São esculturas ou neas de mídias locativas. Essa distin- internacional do pós-guerra, pretendia instalações, muitas vezes gigantescas, ção tecnológica, entretanto, não pode fundir poesia e música e transformar localizadas na natureza, envolvendo obliterar o parentesco muito próxi- a paisagem urbana. Os situacionistas seleção acurada dos materiais utiliza- mo, no aspecto de envolvimento dos visavam suprimir a separação entre dos em consonância com o local. Um participantes com os lugares, que as arte e cultura, integrando-as na vida dos mais expressivos e citados exem- mídias locativas apresentam com os cotidiana. O que eles pretendiam replos da land art é uma escultura em happenings, a arte participativa, e alizar era uma revolução da imaginaespiral (Spiral Jetty) de 1.500 pés no principalmente com o ativismo da es- ção em que todos, tal como sonhado Great Salt Lake, em Utah, de Robert tética dos situacionistas e da sua prin- por Marx, pudessem ser poetas e artistas. Eles estavam entre os grupos cipal ferramenta, a psicogeografia. Smithson. libertários proeminentes nos eventos O lema dos happenings, termo cu- de maio-junho de 1968, na França. Muito próxima da land art, também com início nos anos 1960, en- nhado por Allan Kaprow em 1957, Sob a roupagem da liberdade, o contra-se a arte de sítio específico, era tirar a arte das telas e levá-la para situacionismo propunha uma crítica

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do capitalismo, principalmente na sua relação com a arquitetura e o planejamento urbano, por considerálos como expressões do poder estatal e, portanto, responsáveis pela fragmentação da vida pública. A figura mais influente desse grupo, Guy Debord, que também foi membro do Letrismo Internacional, na sua conhecida tese sobre a Sociedade do espectáculo, proclamava que, nessa sociedade, as experiências autênticas estavam sendo recicladas como espetáculo, transformando o indivíduo em consumidor passivo.

psicogeográficas por meio do conhecimento e cálculo de suas possibilidades. Caso contrário, a deriva perderia o potencial político de que ela deve se nutrir. Assim entendida, a deriva foi a principal estratégia que os situacionistas elegeram e, nos anos 1980 e 1990, houve um reflorescimento e diversificação da psicogeografia, impulsionados por vários tipos de ativismos estéticos. Recentemente, as mídias locativas trouxeram um novo vigor para a psicogeografia.

o começo, estiveram implicadas em várias disputas de poder entre interesses militares, governamentais, industriais, universitários. Agora, o GPS está inevitavelmente atado aos complexos militares e à sua ubiqüidade crescentemente comercial. As mídias locativas são hoje parte da “civilianização” das tecnologias, movida por interesses mercadológicos.

Tuters e Varnelis (Ibíd.) enumeram uma série de manifestações críticas contra as mídias locativas. Para Andreas Broekman (ex-diretor do Transmediale, em Berlim), as mídias locativas são a vanMuitos autores reconheguarda da sociedade de controcem nas mídias locativas os le e os artistas têm a obrigação ecos da psicogeografia, uma de deixar claro que seus traproposta estratégica para a exbalhos estão baseados na aproploração inventiva e lúdica da priação de instrumentos de cidade. Foi definida em 1955 vigilância e controle. A artista por Debord que buscava expliCoco Fusco, por seu lado, car, ligada a essa estratégia, a atacou as práticas associadas idéia do urbanismo unitário, com redes e mapeamento, afirna sua busca de uma aproximando que elas fazem evapomação revolucionária da arrar quatro décadas de crítica quitetura. A psicogeografia pós-moderna ao cartesianisprega a prática da deriva: mo. Em vez de abraçar táticas perambular pelas ruas, sem rumos definidos, deixar-se perder Juan Cárdenas, s.t., 1971, óleo/tela (detalle). Banco de la República. fundadas em sonhos de onisArchivo Fotográfico: ICC, 1977. ciência, os artistas e ativistas nos labirintos da urbe, para deveriam examinar a história subverter os rumos pré-deterComo se pode ver, as mídias da globalização, das redes, das ações minados do planejamento urbano. “Uma outra cidade para uma outra locativas estão ligadas a uma tradição coletivas para se darem conta de quão vida” era o que proclamava o arqui- estética de ativismo político. Elas enraizados eles estão nas margens da carregam, por isso mesmo, todo o cultura e da geopolítica. Segundo o teto radical Constant. peso das controvérsias que sempre artista e teórico Jordan Crandall, os A deriva da psicogeografia é con- rondaram e continuam rondando esse projetos de mídias locativas estão nos escravizando em um neo-cartesianismo tígua à tradição política da teoria ur- tipo de proposta estética. pelo ressurgimento da especificidade bana, dos radicais como Henri temporal e local, testemunhada pelas Lefebvre (1947), ou liberais como Jane tecnologias de vigilância e navegação Jacobs (1961), ambos pregando que 5. O fogo cruzado das sensível ao local. A crítica mais deencontros casuais em espaços públicontrovérsias vastadora veio de Brian Holmes cos favorecem o funcionamento das políticas (2003), quando afirmou que, com as sociedades democráticas. Mas a deriva, como queria Debord, deve somar Para os críticos das mídias loca- mídias locativas, a estética da deriva à espontaneidade dos encontros for- tivas, os protocolos da internet são está em todas as partes, assim como tuitos o domínio das variações arquiteturas de controle que, desde a grelha hiper-racionalista da infra-esSANTAELLA, L.: A ESTÉTICA POLÍTICA DAS MÍDIAS LOCATIVAS

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trutura imperial, pois, ao usar uma tecnologia controlada pela defesa militar norte-americana, estamos sendo interpelados por sua ideologia imperial. Além disso, os projetos não podem prescindir de algum tipo de colaboração financeira, intelectual, política, material etc. entre governo, instituições e indústria. Implicam relações que misturam artistas e pesquisadores, designers e usuários, sujeitos e objetos, passado e futuro, material e imaterial, mercadorias e valores. Tuters e Varnelis (2006) lembram também que a atual geração de artistas cresceu dentro de uma dieta de crítica às instituições. Vêem as artes em novas mídias como transdisciplinares e procuram colocar seus projetos no campo da pesquisa, design e desenvolvimento. Por isso, buscam o financiamento das corporações ou mesmo do capital de risco. Bleecker (2006) diz que é irônico que, no momento em que os fundos para as artes secaram, os artistas de mídias locativas têm sido financiados por grandes empresas interessadas muito justamente na imaginação dos artistas para a emergência de novas idéias e aplicações. Embora em campos antagônicos, críticos e defensores das mídias locativas identificam-se na paixão que os move. Varnelis (2006) considera que, embora as críticas sejam bem fundamentadas, elas são também nostálgicas, ao invocar uma noção de arte autônoma, independente dos circuitos das tecnologias de comunicação, o que não mais se sustenta. Para os defensores, vírus, hackers e net arte são formas de resistência e subversão aos protocolos da rede. É essa mesma política que a estética das mídias locativas está levando para o

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mundo sem fio, ao propor sistemas abertos, redes livres, espaços a serem vivenciados como interferência, pirataria, participação e inclusão. O contexto de produção dessas mídias é social e político, com seu foco em redes sociais, acesso e conteúdo participativo nos relatos de histórias e anotações espaciais. Portanto, são mídias que redirecionam, na direção de seu uso, o poder embutido nas tecnologias. Os projetos ganham as ruas, distanciam-se das galerias e museus e também das telas dos computadores próprias da net art, buscando as interfaces sociais com lugares. Quando aplicado à rede do espaço urbano, o modelo da web semântica se constitui em um modo verdadeiramente personalizado de arquivamento de dados, permitindo aos autores deixar a informação nos seus próprios servidores, tornando-os responsáveis por seu próprio conteúdo. Enfim, são projetos que buscam extrair o potencial criativo das tecnologias GPS, explorando formas de expressão que são intrínsecas ou específicas das mídias móveis e sem fio. Um potencial que ajuda a elevar a consciência da história, da informação negligenciada ou esquecida, das pessoas e eventos que estão à margem do consenso, para dar voz ao que precisa ser conhecido: lugares e verdades sobre injustiças, expectativas frustradas, violência. Os limites entre arte e ativismo são muito tênues. Mas tratase aí de um ativismo diferencial, pois, desde o primeiro evento de mídias locativas, a proposta era explorar a função desorganizadora (social, espacial e temporal) das redes sem fio ad hoc para a sincronização, sensibilidade interpessoal, usando tecnologias open source de mapeamento e posicio-

namento para ouvir e ver dados no espaço. Há também projetos que buscam redefinir os sentidos do mundo privado, impregnados com os valores do capital. Voltam-se, assim, para o renascimento de aspectos singelos da experiência pessoal com os lugares, vivificando os ambientes ao carregá-los de sentimentos humanos. Em suma, apesar das controvérsias, e sem negá-las, sou levada a pensar que, quando movido pelo misto de desprendimento e obstinação que habita a alma de muitos artistas, qualquer projeto de arte, por mais simples que seja, ajuda o mundo a se tornar melhor.

Citas 1

O sistema de posicionamento global (GPS) foi autorizado pelo Congresso dos Estados Unidos em 1973 e é operado pelo departamento de defesa dos Estados Unidos. Os instrumentos envolvidos nesse sistema são um anel de 24 satélites que circundam a Terra de modo tal que, pelo menos quatro deles são visíveis de qualquer ponto no globo em qualquer momento. O sistema tem sido usado para a navegação de veículos, mas encontrou seu caminho também na internet móvel, quando o grupo de satélites é usado para localizar a posição de um usuário.

2

RFID é um método automático identificador de radio freqüência que se baseia no arquivamento e recuperação de dados remotos utilizando os recursos dos tags. Um tag de RFID é um pequeno objeto que pode ser incorporado a um produto, animal ou pessoa.

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El mundo virtual como dispositivo para la creación artística [email protected] • PÁGS.: 138-147

Jaime Alejandro Rodríguez* El presente artículo intenta describir el “golpe de gracia” que sufre la figura tradicional del autor dadas las posibilidades estéticas y creativas propias del ciberespacio y la cibercultura. Se revisan las anticipaciones que al respecto tuvieron algunos de los llamados posestructuralistas (Kristeva y Bajtín); se analizan las propuestas y descubrimientos provisionales de los teóricos del hipertexto (especialmente Landow y Bolter); se describen y debaten las propuestas renovadas de un arte participativo y colectivo (Lévy), y finalmente se proponen algunas conclusiones y acciones concretas. Palabras clave: posmodernidad, cibercultura, autor, narrativa digital. Este artigo tenta descrever o “golpe de graça”, que sofre a figura do autor tradicional dada às possibilidades estéticas e criativas abertas pelo ciberespaço e pela cibercultura. Nós analisamos as expectativas que sobre o assunto tiveram alguns dos chamados pósestruturalistas (Kristeva e Bajtin); analisamos as propostas e as conclusões provisórias sobre o hipertexto dos teóricos (especialmente Landow e Bolter); descrevemos e discutimos as propostas para uma renovada e participativa arte coletiva (Levy) e, finalmente, sugerimos algumas conclusões e ações concretas. Palavras-chaves: posmodernidade, cibercultura, autor, narrativa digital.

Dibujo EMBERA : Astrid Ulloa

This article attempts the description of the fate suffered by the traditional figure of the author in front of the creative possibilities that the cyberspace and cyberculture have opened. We review the expectations about the matter of the so-called post structuralists (Kristeva and Bajtin), discuss the proposals and provisional findings of hypertext theorists (especially Landow and Bolter); and describe and discuss proposals for a renewed participatory and collective art (Levy); finally we suggest some conclusions and specific actions Key words: postmodernism, cyberculture, author, digital narrative.

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ORIGINAL RECIBIDO: 14-I-2008 – ACEPTADO: 14-II-2008

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Escritor e investigador, Doctor en Filología por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), y Magíster en Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá (Colombia). E-mail: [email protected]

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Extensa y forzosa introducción: la novela posmoderna En mi libro Para el estudio y disfrute de las narraciones. Narratología (2004), hago una síntesis de las posiciones contrastantes frente a la genealogía y el futuro de la novela de dos autores paradigmáticos: Mijaíl Bajtín y Julia Kristeva. Propongo allí que si bien ambos han demostrado que la novela es un producto y una expresión de lo moderno (del hombre moderno, con su capacidad de secularizar la historia y de expresarse con una sicodinámica textual muy depurada: la escritura), ese paralelismo entre el surgimiento de la modernidad y la aparición y consolidación de la novela, juega en dos sentidos opuestos. Para Bajtín es claro que la novela es el texto por excelencia de la modernidad, de la cual hereda sus rasgos constitutivos. Por su parte, los estudios de Kristeva desembocan casi premonitoriamente en la pregunta sobre la pertinencia de la novela en nuestra contemporaneidad, al señalar no sólo sus alcances sino sus límites.

sentar” el mundo. Kristeva insiste permanentemente en que la novela no logra, no puede, configurar un espacio “volumétrico” (es decir, un espacio donde cabría toda la realidad del mundo), pues su capacidad de representación está limitada por la estructura lineal y bidimensional del libro1 . Kristeva también predice otra forma de disolución de la novela, rela-

más multilingüismo y dialogismo que promueva. La novela no podrá, entonces, asumir su tradición carnavalesca a menos que renuncie a su voluntad programadora (a la idea de que la escritura y sobre todo la escritura de un autor privilegiado y autoritario es la mejor estrategia de representación del mundo). Al mismo tiempo, dicha renuncia arrasaría con la escritura como expresividad subjetiva y su resultado sería la productividad, pero no ya sólo del autor, sino, y sobre todo, la del lector: el hacer como goce. La relativización del significante iniciada por la novela, tendrá que ser acompañada por la relativización del significado. Las alternativas son interesantes aunque escandalosas: como en Joyce: destrucción del lenguaje; como en Becket: aniquilamiento del género; como en el surrealismo: suplantación de la escena; como en el happening: pura representación; como en el hipertexto: disolución del escritor en una nueva figura, el escrilector. En Kristeva, el fin de la novela se proyecta en el abismo.

Tumaco, Nariño. Anciana [en piedra], de 31 cm de alto. 500 Con la denuncia que hace A diferencia de Bajtín, Cultura a.C. 300 d. C. Colección Museo del Oro. Banco de la República. Kristeva del carácter engañoso quien confía en la re-constitución constante del género, Kristeva cionada con el socavamiento de la del proyecto de novela moderna, se plantea su disolución en varios espa- función del autor. Esa figura que re- inaugura una visión posmoderna del cios posibles. En primer lugar, lo que quiere la novela para su expresión es destino del discurso literario. En efecella llama “el retorno a la tradición quizá el factor de mayor contradic- to, las advertencias de Kristeva sobre carnavalesca”, lo cual se traduciría no ción que encuentra Kristeva frente a las dificultades de la novela para dessólo en el fin mismo de la novela, sino las dinámicas del carnaval. Si la novela prenderse de las obligaciones del senen la destrucción de su mayor descu- necesita de un “principio programa- tido y del orden, han tenido una brimiento: el signo, es decir, consti- dor”, es decir, de una voz privilegia- reacción en el ámbito de la creación tuiría la devastación de la idea, da que recoja lo externo y lo vuelque y la crítica literarias que si bien no presuntuosa, de que la palabra escri- en una escritura, en un signo, el car- alcanza a superar del todo esas conta es la mejor estrategia para “re-pre- naval deja de existir en la novela, por trariedades denunciadas, sí ha gene-

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rado en cambio una estética que en algún momento empezamos a llamar posmoderna. En esta estética se tratan de “corregir” las pretensiones del proyecto narrativo moderno y por eso, en primer lugar, se empiezan a dar obras que cuestionan la verdad narrativa, esto es, obras que se proponen explícitamente mostrar cómo, si toda verdad es relativa y no absoluta, habrá que incluir la relativización de la “verdad narrativa” misma. Un paso definitivo en la deconstrucción de la verdad narrativa es cuestionar la autoridad del autor de novelas. La figura del autor empieza a ser asumida más como la de un “ensamblador” de diversos fragmentos de la cultura y como un editor de collages o textos. El escritor posmodemo es consciente del sentido discursivo del mundo y del carácter parcial e ideológico (es decir, ficticio) que le da cualquier discursivización. En suma, la escritura posmoderna juega a romper las fronteras entre realidad y ficción, no sólo porque dinamiza radicalmente el potencial mismo de esta última (todo es ficción, la realidad es una ficción), sino porque admite como premisa ontológica la textualidad del mundo (la realidad considerada como texto, la intertextualidad como única referencia posible). En segundo lugar, la escritura posmoderna descree de la “autoridad narrativa” de una única voz privilegiada que da cuenta de la verdad y de la coherencia del relato. En tercer lugar, el escritor posmoderno reclama como pertinente no tanto una homogeneidad de la obra como su problematización, su fracturación, y esta problematización se introduce en la ficción misma, generalmente en forma de autoconciencia

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del proceso creativo, es decir, de metaficción. En cuarto lugar, la obra posmoderna admite no sólo la intertextualidad (es decir, el recurso a otros textos), sino incluso el plagio y la citación irónica, en un intento por relativizar el proceso mismo de significación, entendido éste como algo clausurado con la sola presentación de la obra al lector. Finalmente, la obra posmoderna promueve abiertamente la participación del lector, la “doble productividad”, ya sea a través del juego o a través de la puesta en marcha de conciencias paralelas de interpretación. Ahora, si bien la “novela posmoderna” ejercita una “corrección” de los defectos del proyecto narrativo moderno, en realidad la posmodernidad irrumpe configurando otras alternativas narrativas, enfocadas sobre todo en la exploración de hibridaciones y mezclas de géneros. Una de las más interesantes formas de la narrativa posmoderna de este tipo es la llamada “literatura testimonio”. En ella se presenta un estatus híbrido entre documento y ficción que la aparta de la estrechez de los géneros tradicionales. La elaboración literaria le corresponde a un escritor que domina las técnicas culturales requeridas, pero el trabajo se hace en equipo con el “testigo” no letrado, quien de esa manera adquiere voz y circulación cultural más amplia. Puesto que el “testimonio” resulta del trabajo conjunto de miembros de culturas diferentes, ofrece la posibilidad real para un diálogo intercultural, como lo querría el credo del carnaval. Los casos de la novela posmoderna, y específicamente de la novela testimonio, se pueden considerar como ejercicios que subsanan en

buena parte los defectos del proyecto de la novela moderna, pero en realidad sólo lo hacen a medias, debido principalmente a que no abandonan el soporte físico (el dispositivo diré ahora) de la expresión libresca. Es cierto que el libro ha dejado de ser el fetiche de la escolástica, que el autor se desvanece en la simulación de los ejercicios de edición o detrás de las voces de los testigos, que se han denunciado y demostrado los falsos alcances de la escritura y que la figura del lector se ha encumbrado hasta hacerse imprescindible para el ejercicio literario; pero en realidad han quedado sin resolver las limitaciones que ofrece el libro como objeto y soporte de la expresión. Sólo cuando aparece un nuevo soporte, una nueva tecnología de la palabra y de la expresión, es cuando se puede hablar de una superación cabal de las limitaciones de la novela. Esto no quiere decir que la novela (y especialmente la novela posmoderna) pierda funcionalidad, sino que, en tanto sustancia narrativa, se enfrenta ahora a novedosas posibilidades, abiertas por el uso estético de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y por el aprovechamiento de nuevos soportes expresivos como el hipertexto. Ya Landow, en su libro Hipertexto. La convergencia de la teoría crítica contemporánea y la tecnología (1995), notaba la diferencia de tono que existe entre las denuncias de autores como Kristeva y el anuncio de las nuevas posibilidades expresivas y comunicativas que hacen los escritores que han tenido contacto con los nuevos soportes. Mientras que la mayoría de los autores posestructuralistas, nos dice Landow, son un modelo de solemnidad, desilusión extrema y valientes sacrificios de posiciones huma-

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nistas, los escritores de hipertexto resultan abiertamente festivos. La situación se explica por el hecho de que los críticos y autores de lo que hemos llamado atrás el proyecto representacional de la novela, hacen su denuncia desde el lado antiguo, es decir, desde las limitaciones de la cultura impresa, mientras que los escritores hipertextuales tienen una experiencia completamente distinta. “La mayoría de los posestructuralistas [dice Landow] escriben al crepúsculo de un anhelado día por venir; la mayoría de los escritores de hipertexto escriben sobre muchas de las mismas cosas, pero al alba” (1995: 113). Pues bien, yo me sumo a esta posición y considero que con la emergencia de la posibilidad enunciativa hipertextual, con la consolidación del ciberespacio como infraestructura de dicha enunciación y con la emergencia de una cibercultura, hemos superado la noche posmoderna y tenemos buenas razones para mirar adelante con entusiasmo.

quía y linealidad para sustituirlos por otros basados en ideas como multilinealidad, nodos, nexos y redes. La segunda es que el hipertexto, en tanto facilidad tecnológica disponible, permite hoy verificar la manera como, mientras la teoría crítica anticipa una teorización del hipertexto, éste promete encarnar y demostrar varios aspectos de la teoría.

posmodernismo), la novela como conversación (Sterne), el recurso al palimpsesto (James Joyce), las figuras del agotamiento de la literatura impresa (Borges), la narrativa fragmentada (Marc Saporta) y la escritura múltiple (Borges, Cortázar).

Me interesa aquí, más que detallar los casos concretos de estas anticipaciones, resaltar las afirmaciones con las que Bolter constata la plena encarnación de dichas anticipaciones en la ficción hipertextual. Estos son ejemplos del talante de sus afirmaciones: 1) el hipertexto reelabora, reevalúa y potencia estas técnicas que ya había desarrollado la ficción impresa; 2) tanto los escritores modernos como los posmodernos tenían la intención de rehacer la ficción escrita desde “adentro”; 3) los autores de hipertexto han remediado esa tradición desde la perspectiva proporcionada por una nueva técnica de la escritura; 4) es necesario revisar toda esa tradición de experimentación a la luz de la Anticipaciones y Cultura Tumaco. Cabeza en arcilla gris, s. d. Archivo fotográfico del ICC. nueva tecnología; 5) el medio convergencias electrónico proporciona un Pero más que este interesante re- nuevo conjunto de técnicas para En el primer capítulo de Hipertexto, Landow (1995) afirma que las corrido (que el lector puede revisar transmitir la tensión (explorada y declaraciones de algunos teóricos de en el apéndice de mi libro, Hipertexto prevista por la ficción impresa) entre la literatura (especialmente Derrida y y literatura, 2000), voy a sintetizar aquí la corriente lineal de la narración y la Barthes) y del hipertexto (Nelson y la exposición que hace David J. serie de pensamientos asociativos proVan Dam) han ido convergiendo en Bolter en su artículo “Ficción inter- vocados por ésta; 6) las obras de auun grado notable. Esta convergencia activa” (2006) en el que nos ofrece tores que van desde Laurence Sterne se podría apreciar a partir de dos cir- un interesante panorama de anticipa- hasta Borges no sólo son exploraciocunstancias. La primera es el hecho ciones desde lo que podríamos lla- nes de los límites de la página escride que, desde sus respectivas discipli- mar los ejercicios literarios modernos ta, sino también posibles modelos nas, estos cuatro autores insisten en y posmodernos, entre los que men- para la escritura electrónica; 7) la esla necesidad de abandonar los actua- ciona e ilustra: la retórica de lo critura electrónica no finge al autor les sistemas conceptuales basados en multilineal (James Joyce), la tradición múltiple o al lector participativo: los nociones como centro, margen, jerar- de lo experimental (surrealismo, exige; 8) las exploraciones modernas RODRÍGUEZ, J. A.: EL MUNDO VIRTUAL COMO DISPOSITIVO PARA LA CREACIÓN ARTÍSTICA

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y posmodernas pertenecen al espacio de la ficción impresa, constituyen imágenes de algo irrealizable en ese medio, pero deseado como posibilidad; 9) podemos considerar muchas de estas obras como ficciones interactivas que operan bajo las limitaciones impuestas por la imprenta; 10) la ficción hipertextual pidió prestado y remedió el sentido de rebeldía y logra sin esfuerzo aquello que los escritores experimentales del texto impreso sólo conseguían con grandes dificultades; 11) en todos estos ejemplos, la ficción impresa se ve forzada a trabajar contra su medio: surge un conflicto entre el volumen como marco y el texto enmarcado, conflicto que el computador no tiene, pues ofrece un marco que se afloja siempre que el texto lo empuja; 12) como efecto, los lectores de hipertexto ya no sólo pueden escribir en él (no sólo sobre el texto), sino que incluso pueden alterar o completar episodios, todo lo cual se traduce en una cesión de responsabilidad que hace el autor. Esta cesión es tanto un desafío como una afirmación de que esta forma electrónica de lectura-escritura es más auténtica que la participación proporcionada a los lectores por una novela tradicional. Todas estas afirmaciones se dirigen a demostrar que sólo bajo un nuevo dispositivo técnico (ciberespacio), enunciativo (hipertexto) y cultural (cibercultura) se pueden realizar muchas de las anticipaciones, deseos y figuras de la tradición “rebelde” (posmoderna) de la escritura. ¿Pero eso es lo que quieren lectores y autores? Si bien los sistemas de escritura electrónicos promueven la flexibilidad y el cambio como parámetros de la interacción comunicativa, en lugar de la monumentalidad y la per-

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manencia, propios del sistema de escritura ligada al libro, y pareciera que esta situación facilitara el camino hacia una nueva pragmática, en realidad la mayoría de los lectores actuales no están preparados para sustituir sus libros por computadores (Bolter, 1998). Más allá de las dificultades técnicas que retardan esa sustitución, lo realmente determi-

gicas de la estabilidad y de la autoridad que ofrecen los libros. Ahora, ¿los autores dejan de existir realmente? ¿No se necesitan nuevas figuras o nuevas funciones de la autoría? ¿Qué del estilo, qué de la intención como sus signos? Siempre hemos identificado al autor con al menos dos características retóricas: el estilo y la intención, en la medida en que nos hemos acostumbrado a que es el autor quien controla los contenidos (intención) y la forma de su texto (estilo). ¿El hipertexto acaba con estas condiciones? Veamos esta cuestión apoyados en las reflexiones de Tatiana Sorokina.

Excurso: ¿y del estilo y de la intención qué?

Etnia Cuna, Chocó. Madera tallada, Soal mimí (detalle) de 55 cm de alto. Archivo fotográfico del ICC.

nante es la resistencia a valorar los nuevos parámetros de la interacción comunicativa. Todo indica que el lector no está dispuesto a apreciar todavía la flexibilidad, la interactividad y la velocidad de distribución que proporcionan los nuevos soportes y se refugia en las necesidades psicoló-

En el artículo “La estilística desde un punto de vista hipertextual” (1999), Tatiana Sorokina nos recuerda que la idea del estilo en el texto impreso implica que todos los elementos que lo constituyen se encuentran en armonía y homogeneidad, y además apuntan a reforzar la característica de originalidad y singularidad de los textos. De otro lado, Sorokina considera que la propia formalización del pensamiento está predeterminada por el estilo, en la medida en que su expresión se prepara a partir de una producción elaborada y reglamentada, y por esto se afirma que si la forma de una expresión no concuerda con el tema y con el entorno extralingüístico, el cuerpo textual no alcanza el equilibrio y, por lo tanto, se le considera incongruente o mal hecho. Esta relación entre formalización del pensamiento y expresión textual conduce a Sorokina a afirmar que la creación de textos intencionales o ideológicos se vinculan necesariamente con el procedimiento estilístico.

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Cuando se trata de hipertexto, la autora observa que ya no hay una organización tradicional ni lineal sino funcional y operacional, en cuanto los fragmentos que constituyen el hipertexto se arreglan para satisfacer las necesidades inmediatas del lectorusuario. Estilísticamente, estos fragmentos son variados, apuntan a la heterogeneidad y no obedecen a un orden prescrito, por lo que Sorokina caracteriza el estilo del hipertexto más bien con un “mosaico de estilos” combinados libremente. Esto explicaría en principio el desconcierto que produce la lectura de hipertextos entre quienes mantienen una idea muy clásica del estilo.

discurso sino de la existencia misma. Para Sorokina, la heterogeneidad estilística del hipertexto manifiesta la heterogeneidad de la propia vida; y esta descolonización estilística produce como efecto positivo la posibilidad de incorporar todos los sistemas semióticos, reunirlos y disolverlos unos en otros. Sorokina considera finalmente que el hipertexto evidencia la necesidad de cambiar los enfoques y las concepciones tradicionales para abrirnos a una nueva tolerancia teórica en la que se pueda apreciar como

de un sujeto débil, es decir, el fin del ideal moderno del sujeto (uno más de los metarrelatos de la modernidad). Este sujeto débil es un individuo incompleto, incapaz de distinguir entre verdad y mentira, múltiple, paradójico, una caricatura del sujeto humanista y cartesiano, un individuo incapaz de relación auténtica con los otros. ¿Cómo afecta ese “debilitamiento” del sujeto la figura del autor en el ámbito narrativo? El autor posmoderno, en palabras de Lozano, ya no es el creador omnipotente capaz de hacer surgir un microcosmos consistente, sino un ser itinerante que se identifica con el desconcierto y la incertidumbre de la exploración y el descubrimiento, un ser abocado a la búsqueda ontológica, que recurre a los disfraces de la polifonía, que se esfuerza por lo mismo en articular las voces múltiples de modo que no conviertan el texto en algo ininteligible.

Sin embargo, la investigadora cree que es deseable asumir más bien una perspectiva alterna a este aparente caos del hipertexto. Una primera condición de esta perspectiva es la que se deriva de un lector que hace uso de la información hipertextual con base en una tarea específica que le permite seleccionar material y realizar De otro lado, el autor se funciones lógico-semánticas a impone como suprarealidad partir de su interés concreto. en su propia ficción y se conUn segundo elemento lo da la vierte así en ficción también: misma tecnología, en cuanto Etnia Noanamá, Chocó. Jais (detalle), 11 cm de alto en balso y “la entrada del autor en el ésta ofrece cada vez con mayor pintado. Archivo fotográfico del ICC. mundo ficcional y la confronconsolidación, entornos amigables que facilitan al lector generar positiva la posibilidad de contar con tación con sus personajes en su patextos estilísticamente lineales o más soportes en donde toda la variedad de pel de autor es uno de los topoi posiciones y contrariedades coexista. posmodernos centrales. El posmodero menos homogéneos. nismo ha vuelto a colocar al autor en la superficie, mediante intervenSorokina finaliza con la siguiente Del sujeto débil al ciones metaficcionales, lo ficcionaliza observación: la escritura electrónica ingeniero de mundo y lo mata como ente real” (Lozano, o hipertextual cumple además una función “ideológica” que consiste en Según María del Pilar Lozano 2007). En tanto sujeto semiótico, el cuestionar, a través de su práctica, la (2007), el efecto correspondiente en autor posmoderno ya ni siquiera es fidelidad cabal de ciertas normas y el individuo a una desestabilización el origen de su propio discurso y se reglas de la estilística. La práctica del ontológica de lo real como represen- dedica a actos de apropiación radihipertexto hace visible no sólo la tación (característica clave del para- cal. El recurso a la autobiografía (otro complejidad y la incertidumbre del digma posmoderno) es la emergencia de los tópicos posmodernos) se deRODRÍGUEZ, J. A.: EL MUNDO VIRTUAL COMO DISPOSITIVO PARA LA CREACIÓN ARTÍSTICA

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sarrolla ahora con el fin de hacerse más “real”, funciona como mundo yuxtapuesto que también desestabiliza ontológicamente y produce el mismo efecto que la introducción de personajes de otras novelas o de personajes históricos en la ficción: irrespetar las fronteras ontológicas Pero eso que puede verse como un recurso desesperado (destruir la ilusión representacional a como dé lugar, con el fin de demostrar que toda realidad no es más que el “efecto” del lenguaje, que el mundo es siempre representación), puede apreciarse desde otra perspectiva: la de la cibercultura. Pierre Lévy, en su artículo “Sobre la cibercultura” (1998), distingue tres momentos de la evolución cultural así: • El de sociedades pequeñas y cerradas, de cultura oral, que vivían una totalidad sin universalidad. • El de las sociedades “civilizadas”, imperiales, que utilizaban la escritura e hicieron surgir una universalidad totalizadora. • El de la cibercultura, que corresponde a la mundialización concreta de las sociedades, e inventa una universalidad sin totalidad. Lo común de estos tres tipos de cultura es la idea de universalidad. Mientras en el primero era posible el sentido, éste (la totalidad del conocimiento) era apenas local, restringido a la tradición, cerrado. En las sociedades modernas, debido al descubrimiento de la escritura, se hace posible una práctica de la universa-

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lidad entendida como la fijación del sentido (clausura semántica). Así es como las obras se valoran en la medida en que sus mensajes pueden circular por todas partes, independientemente de su proceso de producción: la obra escrita se hace autoexplicativa y la condición de universalidad, así entendida, se extiende a otras dimensiones de la cultura, en la medida en que su base se hace “textual”. En la tercera fase, el concepto de totalidad (y también las estéticas de la totalidad) es relativizado. Sin embargo, la idea de universalidad no desaparece, sino que se comprende de otra manera: ya no depende del cierre del sentido (de la clausura semántica), de la posibilidad de completar un trayecto, sino de la posibilidad de conectar muchos: la interconexión generalizada. En la medida en que la interconexión y el dinamismo en tiempo real de las memorias en línea hacen de nuevo compartir el mismo contexto (como en la situación anterior a la escritura), se disuelve la pragmática de comunicación que se había vinculado a lo universal y a la totalidad y se empieza a dar una comunicación recíproca, interactiva, ininterrumpida, unida a una comunidad activa (Lévy, 2007). Emerge un nuevo universal que, en cuanto más universal (interconectado, extendido, interactivo) es menos totalizador, pues cada conexión, cada nuevo aporte añade heterogeneidad, nuevas fuentes de información, nuevas líneas de fuga y nos hace participar más intensamente. Ya no se hace necesario fijar, ni construir homogéneamente. Un nuevo universal que tiene como dispositivo el ciberespacio, entendido como práctica de comunicación

interactiva, recíproca, comunitaria e intercomunitaria que constituye el horizonte del mundo virtual; un “mundo” vivo, heterogéneo e intotalizador en el que cada ser humano puede contribuir y participar. Surgen así verdaderos colectivos inteligentes que no someten ni limitan las inteligencias individuales, sino que, por el contrario, las exaltan, las hacen fructificar y les abren nuevas potencias. Este sujeto transpersonal no se contenta con minar inteligencias individuales, sino que hace crecer una forma de inteligencia cualitativamente diferente, que viene a añadirse a las inteligencias personales, una especie de cerebro colectivo o de hipercorteza.

El autor y la obra en la cibercultura La filosofía posmoderna ha descrito muy bien el estallido de la totalización, cuando descubre que ya no hay un sólo sentido sino una multitud de proposiciones que luchan por su legitimidad (y se hace imposible entonces, la consistencia, el metarrelato). Pero la posmodernidad confundió totalidad con universalidad. En palabras de Lévy, “la posmodernidad tiró el bebé de lo universal dentro del agua sucia de la totalidad” (Lévy, 2007: 94). Si bien la totalidad puede entenderse como el consenso estabilizado del sentido (discurso, situación, conjunto de acontecimientos, sistema, etc.), la universalidad debe entenderse como la presencia (virtual) de la humanidad en ella misma, y esa presencia virtual, en la cibercultura, aparece desligada de la condición de identidad global en el sentido (mismidad) y se define más bien como posibilidad de comunión en la diferencia.

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Así es como se comprende la pers- plotan al máximo las posibilidades 2) el enmañaramiento de jerarquías, pectiva de la cibercultura frente al ofrecidas por la interacción, la inter- y sobre todo; 3) una dinámica autor y el programa mismo del arte conexión y los dispositivos de crea- autopoética y autoorganizadora de en la cibercultura. Partiendo del he- ción colectiva; obras que alcanzan su las poblaciones mutantes. Un esquecho de que el género canónico de la universalidad por el efecto de la in- ma de tal arte de la cibercultura se cibercultura es el mundo virtual (en- terconexión y que ya no necesitan actualiza socialmente a través de la tendido no tanto como simulación legitimarse por una significación vá- vida de las comunidades de práctiinformática del mundo tridimen- lida en todos los sitios; universalidad ca, cognitivamente por los procesos sional, sino como reserva digital de por contacto en obras que pierden de inteligencia colectiva y semíóvirtualidades sensoriales que sólo se así la necesidad de autor (en el senti- ticamente bajo la forma del gran actualiza en la interacción, lugar de do de garante de un sentido estable), hipertexto o metamundo de la red encuentro para lo colectivo), lo y se desarrollan en entornos en esen- (Lévy, 2007: 121). importante ya no sería ni el Ahora, no se trata de sentido, ni el estilo, ni la insustituir un arte por otro, tención, sino la disposición sino de tener conciencia y de medios para que esa de valorar los géneros emerinteracción individual y/o gentes que se añaden a la colectiva se dé efectivamente. reserva cultural. El declive De ahí que Lévy proponga de la figura del autor (y del como figura del nuevo artista grabado) concierne sólo a las no al autor, sino al ingeniero obras que se vinculan a la de mundo, figura encargada cibercultura, donde se da de las virtualidades, de dar una decadencia necesaria (y forma arquitectónica a los esnada trágica) de la figura del pacios de comunicación, que autor. Pero las posibilidades coordina los equipos colecque abre el mundo virtual, tivos de cognición y de meextienden las potencias de moria y que estructura la la expresión (artística) a esinteracción. Ingenieros de cenarios insospechados. mundo son pues, los inventores de programas para el trabajo y el aprendizaje colaborativo, los creadores de Conclusiones Etnia Tukano, Vaupés. Vestido ritual, ceremonia del Yuruparí (detalle), videojuegos, los artistas que 110 cm de alto, en corteza de árbol. Archivo fotográfico del ICC. exploran las fronteras de los 1. Cuatro ideas subyacen cia inacabados; obras que promueven en este artículo y lo atraviesan. La dispositivos interactivos. no sólo los sentidos variables que sus primera se puede sintetizar así: las reSurge otra pragmática, otra esté- exploradores descubren, sino que les flexiones, descubrimientos y descriptica, otros géneros: obras interactivas ceden las tareas de construcción del ciones que la llamada (teoría o que exigen la implicación de aquellos orden de la lectura y de las formas filosofía de la) posmodernidad esgrique las prueban. El interactuante sensibles. Todo esto hace que el acto mió en su momento, constituyen participa en la estructuración del máximo de creación en la cibercul- anticipaciones y deseos de algo que mensaje que recibe. Las creaciones co- tura sea generar el acontecimiento sólo ha podido encarnar recientemenlectivas se vuelven el paradigma (ya para una comunidad, incluso consti- te, en el ambiente de una cultura de sean éstas los dispositivos para la co- tuir el colectivo para el que ocurrirá la sociedad digital: el mundo de la laboración u obras multiparticipantes el acontecimiento, con tal que se ase- virtualidad; por lo tanto, se hace necomo tales); emergen así obras-flujo, gure: 1) la posibilidad de conexiones cesaria una mirada retrospectiva que obras-proceso, obras metamórficas, entre mundos heterogéneos y la mul- le dé un nuevo y más completo senobras-acontecimiento, obras que ex- tiplicidad de centros en red abierta; tido a dichas “anticipaciones”. La seRODRÍGUEZ, J. A.: EL MUNDO VIRTUAL COMO DISPOSITIVO PARA LA CREACIÓN ARTÍSTICA

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2. Concretamente, nuestra expe- ción de la escritura y de la lectura gunda idea complementa la primera al sostener que esa “encarnación” de riencia particular con la narrativa (profundidad), ¿se puede pedir algo las ideas posestructuralistas y posmo- digital nos ha conducido por el ca- más? Sí. Y es precisamente lo que jusdernas se ha producido gracias a la mino de una interactividad participa- tifica el nuevo proyecto (al que le emergencia de un nuevo dispositivo tiva creciente: desde la creación de hemos dado el nombre de narratocultural, cuya infraestructura es el Gabriella infinita2 , un hipermedia para pedia4 ): dar el paso hacia el paradigciberespacio y cuyo programa es la “explorar” y para “leer”, hasta Golpe ma de la creación colectiva, máxima cibercultura. La tercera consiste en la de gracia3 , que potencia la participa- expresión de la interactividad particiadherencia a la mirada, según la cual, ción del usuario, permitiéndole pativa, abandonar definitivamente el la emergencia de la cibercultura no interactuar con distintos escenarios esquema de la creación de autor para responde tanto a un simple deter- tanto narrativos como discursivos. disponer ahora los medios de la exminismo tecnológico (producto de la Sin embargo, a partir de ahí hemos presión grupal. consolidación de las llamadas “nuevas tecnologías de la inSiguiendo a David Casaformación y la comunicacuberta (2003), la más signición”) como a una compleja ficativa e importante de las convergencia de ideas, prorevoluciones de la cultura yectos sociales, utopías, intedigital es la creación colectiva, reses económicos y estrategias favorecida hoy como nunca de poder que ha encontrado por las llamadas teconologías en ciertas condiciones del de la cooperación (Rehingambiente contemporáneo pold, 2002) o software social. una salida viable aunque no Efectivamente, el centro de la necesariamente homogénea. cultura ha dejado de ser el Finalmente, con la cuarta autor, el artista, para pasar a hago mía la advertencia de ser el espectador. Las obras Michelle Serres en su bello e culturales de la cultura digital iluminador Atlas, según la ya no se construyen en forma cual, ninguna técnica tiene individual, sino de forma coposibilidades de extenderse si lectiva. Por tanto, el artista no reactiva una aptitud, hudeja de ser creador stricto mana o cultural, ya existente sensu para convertirse en pro(Serres, 1995). Esto es: de ductor. El artista desarrolla nada sirve el mundo virtual Cultura Tumaco. Silbato en cerámica de 13.5 cm de alto (detalle). 500 a. una herramienta que luego C. al s. I d. C. (r). Archivo fotográfico del ICC. si no lo entendemos y lo poserá el público el que la use, tenciamos como el medio desarrolle y difunda según sus para hacer posibles muchos de los llegado a un punto de quiebre: o pro- intereses, que no tienen por qué cosueños entrevistos en nuestras visio- ducimos obras del modo en que lo incidir ni estar influenciados por la nes posmodernas. O, de otra forma: hemos venido haciendo (es decir, voluntad original del artista. El traes tarea de los actores sociales, y en reuniendo ad-hoc equipos especiali- bajo del artista es literalmente el de especial de los activistas culturales, la zados al estilo de los equipos cinema- un médium: ofrecer una estructura, consolidación de una cibercultura. tográficos), lo que resulta en obras una herramienta, un medio en el que Implícitas unas veces, evidentes otras, de “autor” para ser usadas más o sea el espectador el que se exprese, estas cuatro ideas constituyen el so- menos pasivamente, o nos lanzamos en el que sea el espectador el que cree. porte de la exposición que sobre la a un cambio de paradigma: es cierto, figura del autor y sus consecuencias con Golpe de gracia logramos una alta Narratopedia quiere ser eso: una para lo que he llamado los nuevos interactividad, una muy buena arti- plataforma, un espacio multidimenórdenes de la creación artística, he culación multimedial, una bella sional de representaciones dinámicas querido plantear en este artículo. multiformidad, así como la promo- e interactivas. Parafraseando a Piérre

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Lévy (2004), al cara a cara de la imagen fija y del texto, característico de la enciclopedia, Narratopedia opondrá un gran número de formas de expresión: imagen fija, imagen animada, sonido, simulaciones y mapas interactivos, sistemas expertos, ideografías dinámicas, realidades virtuales, vidas artificiales, etcétera. En última instancia, la narratopedia contendrá tantas semióticas y tipos de representaciones como se pueden encontrar en el mundo mismo. Narratopedia espera multiplicar los enunciados no discursivos.

eso la práctica hipertextual a lo popular y familiar. 2

Citas 1

Este “retorno al carnaval” posiblemente se produzca hoy con la irrupción de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, y muy especialmente con el descubrimiento del soporte hipertexto interactivo. Desde este punto de vista, es posible comprender el propósito de la novela hipertextual de superar esa “incapacidad” estructural que le impidió a la novela tradicional liberarse de su dependencia del sujeto del discurso, como una recuperación de los orígenes carnavalescos: en la práctica hipertextual no sólo es posible, sino necesario, invertir el orden jerárquico de la expresión, vencer la separación entre escritor y lector y remplazar esa distancia artificiosa por un contacto libre, espontáneo, por un nuevo modo de relación, y también abrirse a lo que normalmente está prohibido o impedido por la expresión tradicional, basada en la forma libro. El hipertexto, en ese sentido, aproxima, reúne, democratiza; destrona la dimensión monológica y se abre a una dialogía ya no tanto representada como real, extendida y viable. Finalmente, el hipertexto, en la medida en que su lugar de desarrollo y dinámica es la red electrónica, garantiza ese lugar público y abierto propio del carnaval, y aproxima por

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Ver , Gabriella infinita (2002) y Golpe de gracia (2006) del escritor Jaime Alejandro Rodríguez, son otras dos muestras de las posibilidades expresivas del medio. Gabriella infinita fue primero una novela (1994), después un hipertexto (1999) y finalmente un hipermedia. La versión hipermedial de Gabriella es el intento por generar una obra que contuviera la mejor solución de algunos de los potenciales hipertextuales y audiovisuales que contenía el formato novela. Este paso del texto al hipertexto exigió una reconfiguración del texto original, así como el diseño de un nuevo recorrido narrativo, más ágil y verosímil, una mejor solución a las sugerencias audiovisuales, una interfaz altamente interactiva y el ensamblaje de los distintos elementos multimediales como audio, videos, animaciones e infografías. Ver . En contraste, Golpe de gracia se diseñó desde el comienzo como una pieza hipermedial interactiva, que combina texto, ilustración, audio, modelado, animación y programación, y que narra la historia de un personaje que sufre una experiencia de “casi muerte”, situación que se utiliza como metáfora de la transición cultural contemporánea. El multimedia está compuesto por tres “mundos narrativos” (Cadáver exquisito, Línea mortal y Muerte digital) y cuatro “salas de profundización” (juegos, lectura, estudio, construcción). Propone diversos grados de interacción que van desde tomar decisiones para realizar los recorridos hasta la construcción colectiva del texto, pasando por la participación en varios juegos interactivos. Ver: .

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RODRÍGUEZ, J. A.: EL MUNDO VIRTUAL COMO DISPOSITIVO PARA LA CREACIÓN ARTÍSTICA

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GERMÁN LONDOÑO

L AS I LUSTRACIONES La globalización comenzó en América con la llegada de Cristobal Colón... y hoy el capitalismo ha hecho metástasis. “...los verdaderos antiguos somos nosotros y no los hombres del Génesis” J. L. BORGES

“¡AH, DE MANERA QUE ÉSTO ES EL FUTURO!” Como trazo general puede afirmarse que el arte contemporáneo colombiano ha renunciado a una rica y milenaria tradición artística, en la que el Hombre ocupaba toda su lúcida atención, pasando de una cosmogonía –compleja y visionaria– a una accidentada y precaria sobrevivencia actual, en la que los valores que sustentaron a la camada humana han naufragado en un prolongado proceso de deshumanización, que hoy propone como futuro inmediato sustituir la cultura por el mercado. El Arte, testigo de esta tragedia, ha mostrado la lenta descomposición hasta registrar la destrucción de “la figura humana”, desfiguración en la que el Hombre ha visto desaparecer su rostro. Este es el tema de las ilustraciones de este nuevo número de la revista, donde aparece la primera representación que conocemos del rostro humano en el territorio colombiano (2.500 años a. C.), hasta los inquietantes y violentos dibujos del gran artista Germán Londoño (2002). Recurriendo a nuestros lamentablemente pocos museos colombianos (no tenemos museos del grabado, la escultura, el dibujo, la fotografía, la caricatura, la ilustración, la máscara... ni tampoco museos de artistas), que tienen en exhibición apenas un mínimo porcentaje de las piezas que componen sus colecciones y que en uno que otro caso prohiben la reproducción de algunas de sus piezas más “representativas” –patrimonio histórico colombiano y de la humanidad–, se han reunido aquí un centenar de obras, muchas de ellas de un gran valor artístico, desde nuestras culturas precolombinas, el dramático mestizaje europeo, hasta la expansión de un sistema económico que ha generado descomposición social, el eclipse de la naturaleza, destrucción cultural y daño mental en quien para el escritor Franz Kafka no es más que un patético animal: el hombrecillo moderno. Santiago Mutis Durán

Guillermo Wiedemann

A

gradecemos la reproducción de estas imágenes a:

Germán Londoño (artista)



Fernando Urbina (fotógrafo y escritor)



Astrid Ulloa (antropóloga)



Carlos Santa (artista)



Museo del Oro del Banco de la República



Museo de Arte Moderno de Bogotá



Casa Museo Quinta de Bolívar



Museo de Arte Colonial



Biblioteca Luis Ángel Arango



Instituto Colombiano de Antropología e Historia



Museo Nacional de Colombia

Luis Alberto Acuña

CARLOS SANTA



Política de las señales: estéticas y ciberculturas* [email protected] • PÁGS.: 148-159

Andrés David Fonseca Díaz** El presente artículo genera algunos modos próximos para pensar la cibercultura en el horizonte de contemporaneidad, mostrando algunas claves críticas y poéticas que se van desprendiendo fragmentariamente. La voz del texto es plural, se contorsiona en un juego hipertextual entre el yo y el nosotros, indistintamente fusionados, buscando en el registro de lo común elementos indispensables para la lectura de un acontecimiento emergente, como es hoy el de la cibercultura. Palabras clave: pensamiento cibercultural, estética, cultura, política, tecnologías. O presente artigo gera alguns modos próximos para pensar a cibercultura em horizonte de contemporaneidade, mostrando algumas claves críticas e poéticas que vão se desprendendo fragmentariamente. A voz do texto é plural, se contorsiona num jogo hipertextual entre o eu e o nós, indistintamente fusionados, procurando no registro do comum elementos indispensáveis para a leitura de um acontecimento emergente, como o é hoje o da cibercultura. Palavras-chaves: pensamento cibercultural, estética, cultura, tecnologia.

Dibujo EMBERA: Astrid Ulloa

This article generates some close ways to think about cyberculture in a contemporary horizon, showing some critic and poetic keys that are going to give off separately. The voice of the text is a plural one, writhed in a hypertextual game between the I and the We indistinctly merged, searching for essential elements in the record of the common to lecture an emergent event, like cyberculture. Key words: cybercultural thought, aesthetics, culture, politics, technology.

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ORIGINAL RECIBIDO: 22-I-2008 – ACEPTADO: 18-II-2008

*

Este artículo se desprende del proyecto de investigación “Cultura política, ciudad y ciberciudadanías”, desarrollado entre los grupos Educación y Cultura Política de la Universidad Pedagógica Nacional, y Educación Popular de la Universidad del Valle, actualmente en marcha.

** Investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá (Colombia), del Grupo de Investigación Educación y Cultura Política. E-mail: afonseca@ pedagogica.edu.co

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Hay momentos de oscuridad que no deben ser interrumpidos más que por un relámpago Fazil Hüsnü Daglarca

1. Señales de vida

diciones para afirmar aquel espacio que hoy se presenta en sus límites y posibilidades, haciendo germinar orientaciones y tácticas para un encuentro fecundo con este entorno tecnosocial. Acogemos con pasión tal desafío, sugerimos opciones, pero también problematizamos, de tal manera que sea nuestra relación con nosotros mismos y la composición de mundo, las dos alas de nuestro

mundo más próximo, abrir ámbitos para una constelación de lenguajes, nos estamos aproximando a un horizonte en donde las subjetividades aprenden la libertad como necesidad de vida. Nos reunimos en estos tiempos, en los albores del siglo, a preguntarnos conjuntamente por todo aquello que entraña la felicidad de estar y la capacidad para habitar lo que centellea como ocasión de vida y, en medio de una luz tenue, alcanzamos a percibir los relámpagos que humedecen todo intento, toda esperanza. Somos en el intento y en lo que nos excede, aún indeterminados. Visitamos los intersticios buscando no un refugio, ni menos un repliegue, sino la sensata soberanía de la presencia, la oquedad en donde lo que podemos ser se amplía y la vida es exaltada.

Conjugar el presente, tomarlo por los bordes ilimitados de lo expresivo, cantar con alegría pensamientos vivos para que se tornen en un tiempo próximo susurro, movimiento, iniciación en los rituales de la inteligencia compartida. Ante la oscilación de la vida, queda un movimiento encantador, voluptuoso, donde los lenguajes vacilan y brotan como emergencias de una humanidad alucinante. Apremia entonces, encontrar espacios que configuren en un tejido disperso, como de cierta manera Para pensar hoy en clasucede en el accidente inmives menores y políticas la cinente que se hace red, una bercultura, basta con que plataforma de despliegue 1 nos interroguemos por los para el nosotros . El cibemodos en que la realidad es respacio enlaza estas cualihabitada en nuestra singuladades y viene siendo, entre ridad viviente, en nuestros otros, el lugar para compocompases fervientes en donner las metáforas que sode brota música, un poema, mos, el territorio de las Guillermo Wiedemann, “Negra”, 1953, óleo/tela (detalle). un vestigio de humanidad. inclinaciones, un laboratoFotografía: Antonio Castañeda. La relación con un aconterio flotante donde se mezclan experiencias, al igual que una estar y experimentar la realidad. No cimiento, de la cual la cibercultura especie de foro en donde las subjeti- pensamos en cosas, sino en aconteci- puede ser un ejemplo (pero es precividades ponen en juego lo común, mientos donde puede fluir la vida, so expresar que nuestra reflexión no “en el que las realidades más aleja- donde es posible devenir distintos y se agota ahí), si ha de inquietarnos das aparecen como talladas en el alegres; nos incorporamos en otras como posibilidad y como ocasión mismo tejido sensible y pueden unir- disposiciones que nos hacen entrar fecunda para percibir la novedad de se siempre por la fraternidad de la en sensibilidades efervescentes. Por su señal, hemos de tener en cuenta esto amamos todo lo que fluye: el la multiplicidad de aristas que la metáfora” (Ranciere, 2005: 51). viento, la sangre, las olas, e intuimos componen y empezar a rastrear los Lo anterior es lo que ha de po- que cuando la intensidad de las rela- escenarios, lenguajes y subjetividades tenciar el pensamiento y la creación ciones vividas es lo que se pone de que le otorgan complejidad, textucibercultural: intentar crear las con- frente en nuestra conversación con el ra política y con mayor fuerza dotan FONSECA DÍAZ, A. D.: POLÍTICA DE LAS SEÑALES: ESTÉTICAS Y CIBERCULTURAS

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pero que en el momento de plantearse, tiene en su diversidad una paleta de colores que convocan al mismo tiempo múltiples dimensioParece ser un poco veleidoso el nes de la subjetividad, que han de nudo en cuestión, pero lo que emser, contemporáneamente hablando, pezamos a ver surgir es un mar incantransversales a todo intento teórico descente de voces, de imágenes y de y político. Y existen otras intuiciotextos en su diferencia más abismal nes, de similar fuerza, que hacen que con cualquier intento de cierre, de seamos tan incisivos en estas cuerclasificación y axiomática capitalista. das vocales del pensamiento. La cuesEl ser del acontecimiento fragua, comtión toca el corazón de los bate, a partir de un sonido procesos de subjetivación, de fondo anónimo, tanta merodea el interrogante por desilusión aprendida, y sin el cual se vienen creando mucha algarabía, pone en otros modos de ejercer la poentredicho los modos en lítica: configuración del noque se fabrica masivamensotros, pensamiento político, te la infelicidad; también es enriquecimiento de las expecapaz de tomar el atajo, no riencias humanas, gestación pide permiso y se arroja a de nuevos lenguajes que afirun mundo en donde las inman realidades en donde la clinaciones de las subjetividiferencia es destino y condidades se comparten en ción de posibilidad; despertiempo real. Esto sí va retamos los que somos hijos velando un porvenir, dado tardíos del siglo pasado, frenque estamos conversando te a la pregunta intrigante con el presente potencial y por el cómo asumimos exisno con realidades objetivas tencialmente nuestras vidas, que la mayoría de las veces en relación, por una parte, otorgan cierta opacidad a lo con los problemas contemmagmático, al espesor daporáneos, las situaciones plador de vida. netarias y, por otra, con las experiencias vitales que nos Las anteriores señales Ruven Afanador, “Athanor Danza - Álvaro Restrepo”. Fotografía, 1986. fuerzan a imaginar, pensar y nos van alejando de los luMuseo de Arte Moderno de Bogotá. actuar. Reconocemos que esta gares comunes desde los cuales la cibercultura es estudiada por ñal, pero el asunto es de una delica- concepción del mundo desde lo que distintas orientaciones de pensamien- deza tal, que si no lo pensamos en venimos planteando, se constituye to, y nos tientan a surcar por otros conjunto, con toda su inclemente en parte de uno de los más profunparajes que sugieren nuevos riesgos. complejidad, sucumbiremos al inten- dos agujeros negros en donde toda Quedarnos en las mismas preguntas to de problematizar el sentido de lo tentativa teórica acaba por ensom–cuando algunas están sedimentadas humano en el mundo y del mundo brecerse o quizá, en cierto gesto irreen falsas dicotomías (real/virtual, humano que para nosotros es, en “sín- verente, extravíe su mirada. Se nos cultura/tecnología, técnica/naturale- tesis disyuntiva”, lo que nos mantie- impone una apuesta de este calado, za, cerebro/cuerpo) y otras saturadas ne atentos y vivos en el pensar y para dimensionar la altura de lo que pasa y nos pasa, de cara a las ciberculpor su insuficiencia ontológica y po- arrojados en el actuar. turas y su potencial profanatorio. Tal lítica (políticas de ciencia y tecnología)– sería obturar el ángulo y la fuerza Esta es, lo comprendemos, una perspectiva es indispensable si querecon la que pensamos la realidad2 : entrada no exenta de incertidumbre, mos pensar lo que viene, lo por-venir. el espacio de espesor ontológico que empieza a surgir.

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como ámbito de la experiencia viva. Podrían objetar el vuelco que nos imponemos, que nos urge en aras de un pensamiento cibercultural, así como también, extrañar algunos temas de la agenda política de fin de siglo; pueden del mismo modo, anatematizar la torsión que estamos realizando, percibir un excesivo entusiasmo filosófico, un derroche de optimismo en la riqueza pletórica de la se-

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Estas acepciones asumen un ries- componer códigos abiertos que de- gias de poder. En tiempos donde se go en el pensamiento y nos instalan jen espacios vacíos para ser articula- abren tantos espacios para el discuhoy en otras fertilidades, en la inti- dos por la potencia del nosotros –y rrir de lo vital, tantas academias en midad del juego, por así decirlo, en algo sumamente importante– que donde se baila, el asunto está en elecconfrontar lo que nos pone en jue- apoyen esta serie de dibujos meta- trizar el campo magnético en donde go, lo que nos dispone en el pensa- fóricos y conceptuales que pueden los relámpagos desplazan las inercias miento y en los microcosmos de la derivar en la hechura del wiki de la que repliegan la subjetividad estándar. creación. Por más que nos estremez- inteligencia compartida, en software Este es el lugar, pensamos nosocan muchas fuerzas, sean teóricas o libre del pensamiento. Esto marcaría sísmicas, aun cuando la escucha y el distancia con las investigaciones que tros, en donde la pregunta por los cuerpo sean cada vez más inmunes a leen la realidad sin implicación de las usos sociales y estéticos de los repertorios tecnológicos adquiere lo que se encuentra más sussu mayor consistencia, su pleceptible en la existencia, en las no vigor político y existenafecciones y en las actuales concial. Otras entradas, muy diciones de vida en la tierra, válidas por cierto, son rites evidente que nos toca sólo madas tácitamente; su procea nosotros y a lo que pasa en dencia emerge de las cuencas medio nuestro, articularlas en de las artes y del pensamienel juego, en una ficción que to filosófico y son aquí y ahohaga partícipe el todo espirira convocadas para componer tual y el resto de humanidad una balsa en la cual atraveseque aún portamos. ¿Quién mos las fronteras y los límijuega hoy en día con sus res3 tes en trance de una actitud tos , con lo que le queda, decidida y abierta frente al pero también con sus excemundo. De ahí para adelante dencias? ¿En dónde están los podemos volvernos cada vez que combinan la experiencia más específicos, hacer todas con la de otros distantes en la las notas de pie de página, fraternidad del juego? ¿Hasta contrastar hipótesis, hasta escuándo vamos a dejar que pecular, pero eso sí, nunca otros nos jueguen en sus menechar a perder el horizonte tiras más piadosas, nos envuelde la composición de las subvan en sus tentáculos de la jetividades, desafío al que simulación? Alguien ya nos inFernando Martínez Sanabria, en “Crónica”, de Saint John Perse nos vemos remitidos hoy y sinuaba que “el juego como (Trad. de Jorge Zalamea), detalle, 1966. en especial en el siglo que ya órgano de profanación está en comienza. decadencia en todas partes” (Agamben, 2005: 101), y nosotros en subjetividades, sin murmullo y sin red Cuando hablamos de la relación ejercicio valiente hemos encontrado que las conecte. En épocas de enlaque jugar y ponernos en juego, con- ces y de hipervínculos, nos apremia con la realidad y de la composición jugan rasgos de humanidad que hoy entrar en las nervaduras del presente (o poéticas) del mundo, estamos inen su fragilidad se nos dificultan, pero y esculpir ahí nuevos sentidos de rea- tentando tramar y hasta profanar el lidad. Es el sentido de realidad hu- discurso sobre la apropiación de las que vale la pena inventar. mana el que nos conecta en un nuevas tecnologías. Detengámonos Un trabajo que incumbe a los vínculo directo con el pensamiento un poco en estos dos ámbitos de la pensadores ciberculturales y no sólo y con la creación de mundo. A lo me- experiencia humana que por inaca sus teóricos, es seguir construyen- jor, no tenemos mucho tiempo para tuales, detentan con cierta claridad do “cajas de herramientas”, propagar lamentarnos, para huir del planeta, una perspectiva sugerente para las exlas señales que circundan el planeta, el capitalismo ha afinado sus estrate- presiones ciberculturales. También FONSECA DÍAZ, A. D.: POLÍTICA DE LAS SEÑALES: ESTÉTICAS Y CIBERCULTURAS

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éstas son en semántica actual tan sólo claves para pensar las ciberculturas de modos próximos, abiertos a la remezcla. Con ellas, cualquier intento de posproducción es legítimo y, como señalábamos precedentemente, es en alianza viva entre las expresiones artísticas y el pensamiento en donde se presenta una espléndida ocasión. Puede leerse asimismo lo anterior, como un ejercicio de variación de la señal, un ritmo peculiar en el que somos fieles al acontecimiento4 , una forma de acentuar lo que constituye la creación del mundo y, a la par, la composición singular de nosotros en él.

ce una experiencia mínima que desciende a los imperceptibles rostros de lo posible. Y es lo posible, por excelencia, el lugar intermedio, fecundo, en cuanto presenta también el espacio de la ingravidez y de la exterioridad, el del abismo y la osadía. Cierto ingenuo afán por cristalizar, por cercar lo que es sin fronteras, ha impedido leer los brotes de singu-

son otras urgencias las que apremian. La legitimidad, escuchemos muy bien, es cuestión del nosotros, de la fuerza que se conforma en medio de muchos silencios que resuenan, en medio de tanta algarabía ensordecedora6 . Muchos colectivos autogestionados, muchas fuerzas latentes creativas que usan los repertorios tecnológicos, no tienen un sentido prefigurado, unos objetivos delimitados; éstos van tejiendo poco a poco sentidos de realidad en la medida en que van explorando conjuntamente posibilidades en la complicidad de sus trayectos. Primero, es la suspensión del sentido, una gravitación en el vacío del cual se van desprendiendo partículas que lentamente van constituyendo cuerpo, para luego pasar a un estado de intrepidez que toma la conformación de mundo.

Una fuerte consideración a modo de excurso: el sentido no sólo está en cada uno, está entre nosotros. Dos pinceladas al respecto: el sentido del mundo es lo que hoy nos expone a pensar; el Como veremos, la volunsentido está en una distantad de animación cultural, la cia próxima donde albergaafirmación de realidades dismos el instante posible. tintas a las que se imponen, Estamos en camino de señala producción de contenidos les, buscando un indicador emergentes, la disposición a donde pueda brotar una múcompartir los bienes cosica inaudita. Pasar y pasar, Jim Amaral. “Yelmo”, 1993, bronce, 56 x 56 cm (detalle). Museo Nacional. munales, las inteligencias nunca encontrar el sentido, Archivo fotográfico del IDCT, 2006. cooperativas, las nuevas comquizás éste siempre esté ausente y pasamos de una señal a otra laridad que cada vez vemos surgir en posiciones ciudadanas de la subjeticomo si fuésemos una Antena Mutan- los entornos ciberculturales; ya sea en vidad en el encuentro con las nuevas te5 . Podemos en tiempo real, tanto gesto de captación o de laminación, tecnologías, hacen parte del espectro instaurar como recoger señales que se lo diferente cada vez se ve más expues- expandido de la política de las señapropagan por el medio, podemos ju- to a perder la enjundia con la que es les. Si nos preceden unas pinceladas gar y hacerle variaciones a los micro- enunciado y encarnado y, por otra en torno a las señales de vida, basta mundos que existen en el interior de parte, tan sedimentado que aplasta los con que nos adentremos en el espala señal, hasta llegar a crear ficciones ribetes que lo hacen erguir. Sobrevie- cio potencial de aquéllas que se han comunes que serán las fiestas del fu- ne entonces la cuestión de configurar materializado como experiencias, traturo. La insignificancia de la onda o legitimidades y realidades, en momen- yectos, tácticas, nuevas dimensiones de la señal, no es un obstáculo para tos en donde crear y pensar más allá de uso y de relación con las tecnolonosotros; somos el intervalo, el paso de los parámetros, de las tradiciones, gías de la virtualidad bajo la óptica de una señal a otra, una frecuencia de la nostalgia y del conservadurismo, sugerente y sugestiva del acontecimodulada. Al propagarnos, aconte- se vuelve viva voz prescindible, ya que miento, y también desde la perspec-

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tiva inaugural de algo que apenas está en nuestro continente en ciernes y que además se nos presenta con dificultades de acceso y posicionamiento en la vitalidad de sus señales.

2. Señales virtuales

cia que permite dotar de algunos matices lo que venimos planteando. Este es un proyecto desarrollado en Argentina denominado Venus, que se planteó en el ámbito de la construcción de redes sociales a partir de la exploración-creación de nuevos modos de vida comunitaria7 . Aquí el ciberespacio y las redes generadas en este entorno, forjaron nuevas relaciones con los otros a partir de un laboratorio donde se indagaban nuevas

las pasiones próximas. Igualmente, el proyecto Venus plantea una interfaz entre lo colaborativo, lo afectivo y lo relacional con dinámicas de uso de las tecnologías de la información, creando una posibilidad significativa para las prácticas sociales y artísticas emergentes en el ciberespacio.

2.2 Señales fronterizas Si en las puntadas iniciales nos poníamos en el riesgo de una converOtra experiencia que pone en resación sobre el sentido, el destino y la lación la señal de las coyunturas existencia humana, al tiempo comunes y planetarias con un que nos aproximábamos con sefestival cibercultural, son los renidad a un nudo de relevanBorderhacks. Esta apuesta, adecia histórica y vital, en las señales más de tener fisonomía global, virtuales seguiremos algunos supone un posicionamiento tácejemplos que lindan con el camtico y localizado, de cierta manera po de las prácticas artísticas y las fronterizo, ante una coyuntura nuevas tecnologías, las estéticas problemática actual, como es la digitales, las redes sociales, la lide los inmigrantes. Frente a una bre-cultura y las poéticas tecnosituación contemporánea y lógicas. Fue inevitable dar acentuada con mayor vigor en algunos giros para llegar a la virtiempos de globalización, este tualidad de la señal, insinuar una agenciamiento ciberactivista metafórica viva para orientarnos propone a través de un campaen la multiplicidad de las mento donde confluyen manifesexperimentaciones tecnosotaciones de la cultura digital, el ciales. Es imposible instalarnos arte electrónico y el pensamienen la cuestión cibercultural, en to situado, conversaciones y mosus prácticas y en su pensamienvimientos en donde la cuestión to, sin que a esto le anteceda una de los inmigrantes es repensada, tonalidad, una vibración anídonde también se incita a una mica, una zona con espesor gestualidad en la frontera, de tal ontológico y potencial político. En aras de una exposición más Óscar Muñoz, “Cortinas”, 1986/94, 2 x 3.5 m (detalle). Colección modo que colaborativamente sea Banco de la República. Archivo fotográfico del ICC, 1994. rebasada sin necesidad de desordenada, reuniremos las expetruirla. Este rasgo es característico riencias en la intersección entre estéticas y ciberculturas, en cuatro cam- formas de compartir y de crear. Esta de ciertas expresiones estético-polítipos –señales compartidas, señales fron- experiencia que proponía una nueva cas en la actualidad, que reciclan, conterizas, señales en tránsito, señales dimensión de uso de Internet, marcó densan señales, remezclan, ejercen una ciberciudadanas– que terminan con- un profundo interés en el potencial activismo sin representación y sin parde las subjetividades, la constitución tido, se encuentran en la intermitenfigurando el intermezzo del texto. de dinámicas comunicativas, con- cia y usan los cortocircuitos y agujeros versacionales, de tal modo que su del sistema para atravesar los cerra2.1 Señales compartidas valía pone de presente haber intenta- mientos ficticios y mentales. Si bien Dentro del amplio espectro de do una conquista del territorio vir- es cierto, la inquietud central es la fronprácticas que trazan dinámicas socia- tual a partir de las interacciones con tera, la respuesta por la multitud actiles en Internet, aparece una experien- los bienes comunes y el reparto de vista permite el paso –por el tiempo FONSECA DÍAZ, A. D.: POLÍTICA DE LAS SEÑALES: ESTÉTICAS Y CIBERCULTURAS

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de tres días– de otras señales que contrastan y que afirman otras realidades diferentes a las instituidas. Este encuentro tiene lugar en la frontera Tijuana-San Diego donde se presencia una atmósfera crítica, participativa y en red, a través de conferencias, conversatorios, talleres, exposiciones fotográficas, arte digital e interactivo multimedia, proyecciones de documentales y películas, de tal modo que lo significativo de la experiencia parte de dos aspectos: la diseminación de una riqueza de señales por la atmósfera y la interpelación a cierta lógica normalizada como actualmente se concibe el asunto de los inmigrantes. Aquí se plantea un asunto relevante. Este alude al paso de las señales en medio de la frontera, hackear un espacio físico fronterizo y ejecutar acciones que alteren el rostro del problema. Borderhack 8 forma parte de la cadena de Bordercamps denominada “kein mensch ist illegal” (“ningún ser humano es ilegal”), que surgieron en Alemania hace cuatro años y que continuaron en diversas fronteras de la Unión Europea con los países del antiguo bloque del Este. Este modo de operar del hacktivismo 9 se constituye como una táctica novedosa que instituye nuevas formas de abordar los problemas, de instalarse en ellos y, sobre todo, a partir de la generación de formas de subjetividad política en relación con lo tecnológico y lo transfronterizo.

2.3. Señales en tránsito En el ámbito de la producción de contenidos sobre y desde la cul-

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tura digital, destacamos los proyectos Fin del Mundo y Compartiendo Capital en Argentina, Platoniq y Joystick en España y La Cápsula10 en Colombia. Todas estas cinco experiencias-plataformas –sin equipararlas y guardando las distancias y diferencias– fomentan espacios para el desarrollo de prácticas creativas, proyectos, publicaciones e información sobre la cultura libre y digital y animan las experiencias artísticas con-

Carlos Santa: Cuaderno de apuntes, 2005.

temporáneas a través de espacios online y off-line. Compartiendo mutuos intereses, todas estas apuestas contribuyen a generar otros modos de compartir, de crear reflexiones desde la sociedad contemporánea, y además, asunto fascinante, promueven la generación de interfaces entre la tecnología, los contenidos emergentes, las prácticas artísticas y las comunidades.

Las expresiones de la cultura contemporánea que estas experiencias legitiman, muy próximas a los entornos artísticos y de pensamiento, nos muestran nuevas dimensiones de uso de las tecnologías en contextos en donde la experticia no es condición para la experimentación. La consigna ciberpunk y contracultural “hazlo tú mismo” predomina en muchas de las prácticas sociales y activistas que tienen Internet como su escenario, y es así como estas plataformas de interacción propenden más que por conservar o museificar la realidad, por arriesgarse al procesamiento (Brea, 2007), a compartir y restituir al uso común las fuerzas de la creatividad social. Estos rasgos, disfrutamos al decirlo, anticipan una entrada osada en el siglo que apenas inicia, en donde empiezan a abundar lenguajes y experiencias en las cuales las subjetividades se colocan ante sus contingencias de modos creativos. A medida que surgen plataformas en el ciberespacio para compartir no sólo información, sino como escenario de propagación creativa y afectiva por parte de las subjetividades y las comunidades, las apropiaciones que parten de estas interacciones con Internet se apoyan en experiencias situadas, potencialmente instaladas en ciudades y territorios existenciales. Esto hace que gocen de mucha relevancia las apuestas de carácter pedagógico y experimental y en su diversidad, connoten la activación de prácticas y redes que van consolidando las expresiones contemporáneas de la cultura digital. Jugando en determinadas

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ocasiones el papel de agenciamientos colectivos, en donde redes cooperativas conforman espacios sociales, estas zonas de despliegue redefinen las prácticas discursivas y todo lo concerniente a las dinámicas de producción creativa en la actualidad, y conjuntamente al ser espacio para la generación de pensamiento, agitan las inteligencias colectivas que emergen del entorno de la Red.

2.4. Señales ciberciudadanas Tendencias con comportamientos ciberciudadanos surcan por los espacios de la Red. Allí acontecen sobre todo diálogos con el mundo, abiertos y plurales, más que respuestas frente a determinadas coyunturas. El proyecto Venus, que se caracteriza por tejer relaciones entre sujetos, configura la noción de tecnologías de la amistad, la cual alude a todas aquellas que posibilitan “el arte de conectar a la gente, de tejer redes, de cruzar fronteras simbólicas, de multiplicar las oportunidades de encuentros fértiles”. A este respecto y desde otro ángulo, pensadores ciberculturales como Cibergolem (Alonso y Arzoz, 2005) hacen énfasis en su Antitratado comunal de hiperpolítica. La quinta columna digital, en el que una de las claves de la política cibercultural es la comunidad abierta. Este tipo de comunidad, en la que los bienes comunes son activados, la solidaridad viva fraguada, lo global conectado entre redes locales, las formas de interacción y de relación vincular son compuestas en vista de una comunidad planetaria, son al pensar de Cibergolem, una apuesta cibercultural. Esta criatura virtual de pensamiento señala que el propósito

cultural de la comunidad “no es el falso mestizaje obligatorio que impone la globalización, sino la identidad abierta y evolutiva que garantice que el experimento humano nunca acabe en el globalismo unificador y alienante del imperio” (Cibergolem, 2005: 78). Ahora bien, es insostenible sumergirnos en las señales ciberciudadanas, sin considerar aquel aspecto antes mencionado de la comunidad abierta, y es también insoslayable repensar el lugar de la subjetividad po-

Carlos Santa: Cuaderno de apuntes, 2005.

lítica y ciudadana sin apercibirnos de las prácticas que acontecen en los entornos tecnosociales para la co-gestación de lo común y de la riqueza de posibilidades en la inmensidad de nodos en relación. Una señal en clave ciudadana que redefine la participación política hacia la multiplicidad de actores, la

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constituyen los últimos proyectos del artista Daniel García Andújar. Estas experimentaciones en red, al igual que los escenarios de generación de contenidos antes mencionados, parten de plataformas de encuentro sobre problemáticas comunes que convocan cuestiones de la cultura en dos ciudades de España. La primera experiencia suscitada por el artista, consiste en discusiones abiertas sobre las políticas culturales valencianas11 , donde se conjugan múltiples voces que son las que se encargan de la creación de contenidos. En este proyecto se procuró que las voces se fueran hilando en una plataforma común de diálogo, espacio colaborativo para forjar pensamiento. El otro espacio de intercambio y creación similar, de profundas repercusiones ciudadanas, tiene como telón de fondo de discusión, las necesidades culturales de Barcelona12 . Ambos espacios generaron efectos en los modos de ejercer la ciudadanía y dinamizaron formas de resistencia civil y ciudadana, activando la creación de preguntas, situaciones y nucleamientos colectivos13 . Una constelación de problemáticas contemporáneas empieza a trastocar las formas del ejercicio de la ciudadanía convencional, aún cuando no podemos decir que sea superada. En ella coexisten rasgos de una ciudadanía soportada por el territorio, la nación y las lógicas de la representación, con otra más activa, conocedora de sus propias potencias, que usa creativamente los repertorios tecnológicos para resistir y crear mundo. Esta ciudadanía plantea nuevos espacios de actuación política y estética a partir de zonas indeterminadas,

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acontecimientos que no llegan a solidificarse por la misma dinámica abierta de conversación. Estas prácticas ciberciudadanas a la par que configuran espacios de producción micropolítica, sortean obstáculos encarnados en los modos clásicos de hacer política. En este sentido, las ciberciudadanías plantean muchos interrogantes para el pensamiento social, para el devenir político de la existencia humana, y en la creación de disensos, multiplican los espacios en donde la acción política14 puede ser ejercida.

to, es decir, connote una fuente de fertilidad para los artistas, pensadores, productores y creadores que entran en la escena contemporánea como un relámpago en medio de tanto escepticismo heredado y empobrecidas lecturas de la realidad. Es preciso afirmar que son señales poéticas, no sólo las que ocupan magnitudes metafóricas, sino todas las

3. Señales poéticas Por cuestión de espacio, entraremos brevemente en las señales vivas que han surgido en la travesía del texto e intentaremos bordear de nuevo la frontera, los tránsitos, la vida, las prácticas ciberciudadanas, haciendo variaciones y contrastando los rasgos fundantes que se han espaciado en este artículo. Cuando hablamos de señales poéticas nos preguntamos por aquellas contraseñas –es decir, claves para entrar– que a partir de los usos inventivos de las nuevas tecnologías, la disposición común y afectiva y la creación de mundo, confieren a la realidad y a la vida de las subjetividades nuevas dimensiones del habitar y de la experimentación. En ocasión de apertura, las señales poéticas brindan en el encuentro con las señales precedentes, una redefinición de la realidad y de sus sombras. De tal manera que el ejercicio de trazar imágenes de pensamiento y un pensamiento en imágenes sobre la cuestión de la cuestión, la relación-composición de realidad, favorezca un clima para los que acogen la radical novedad del acontecimien156

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Germán Londoño, escultura, c. 2000.

que comparecen como poéticas del mundo. Huelga a su vez señalar que los rasgos expuestos en el preludio del texto –Señales de vida– constituyen modulaciones que intentan colocar el problema en una perspectiva existencialmente situada y conectada con los vestigios que emanan de las prácticas y los inéditos usos de la

Red. Así como ésta es chance de experimentación, las poéticas inauguran una nueva posibilidad para la existencia compartida, para una humanidad que no desdeña las suturas, los vacíos e indeterminaciones que la componen. Para las señales poéticas, la composición de mundo es el rasgo esencial que resulta atravesando el intento singular y la producción de las subjetividades. Pero a esta constitución afirmativa de la existencia le precede un ethos consustancial a las relaciones que gestamos con el presente y con la vida potencial. Este es el ángulo hacia donde deriva nuestro entusiasmo y es, al tiempo, la fragilidad constitutiva de nuestro envite. Y es la alegría de habitar el mundo y de conjugarlo lo que nos dispone en otras dimensiones y en un movimiento que empieza a vibrar en el cosmos. Pensamos que carecer de este espacio vital es profundamente perjudicial para el devenir humano, a la par que procurar un estado de disposición afectiva con la realidad es nuestra consigna. Suponemos que “el no entusiasmado es alguien que simplemente no ha entendido dónde está él con relación a sí mismo y al todo” (Sloterdijk, 2004: 26), alguien que presta poca atención a sus fuerzas y al aura que impregna su singularidad. Tanto la composición de mundo, como la habitación compartida entre señales pobladas de diferencias, enunciados y encarnaciones de lo posible, insinúan un desafío para las prácticas ciberculturales y, extensivamente, para las políticas de las señales que emergen en la relación de las subjetividades con los nuevos entornos tecnológicos. Quizá, tomar en serio ontológicamente estas señales, contribuya a una poiesis incesante de alternativas de diversa índole, que participan de un escenario para todos co-

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mún e ilimitado en los usos colectivos que podamos emprender. La mayoría de las experiencias citadas, así como también los colectivos y comunidades abiertas; artistas e inteligencias sensibles, repartidas en el mundo; pensamientos fronterizos; albergan en su enunciación una forma de morar la tierra, de abrir el código humano-cultural, de colocarse ante lo indeterminado y que intuimos, contiene un obstinado inconformismo frente a los parámetros de la realidad homogénea y naturalizada. Resaltamos también que las señales poéticas intensifican en una coreografía para la producción de subjetividad, tres ámbitos fundamentales, posición-disposición-composición, para la co-creación de mundo y a su vez están mediados por las experiencias y los lenguajes que son en definitiva los que orquestan las huellas que hacen mundo. Seguimos entrando, a pesar de que el texto esté a punto de finalizar, e igualmente a pesar de que nos impulsen a hallar respuestas y salidas. Es una entrada lo que aquí se pone en cuestión, un tacto enriquecido por la metáfora y todo esto a nuestro parecer es sumamente trascendente como clave para las prácticas estéticas ciberculturales. Cada vez nos enfrentamos a esta problemática ontológica y política con miras a buscar contrastes, afinando un poco la problematización de nuestra investigación y, a fortiori, haciendo que la interpelación por el presente y por nosotros mismos no se difumine en toda la travesía por el conocimiento y por la vida. Hemos de forjar con este tipo de pensamientos, un lugar en donde la pregunta por el acontecimiento que estamos indagando, se nos presente imprevisible y con la opción de sugerir vínculos con nosotros mismos entre las

realidades próximas que en muchos momentos se nos ocultan. Configurar una perspectiva con este tono, abre la conversación no sólo a los que estamos inmersos en la cibercultura, sino que ilumina con su fuerza metafórica a la humanidad en sus devenires singulares. Ahora bien, por tentar la subjetividad que estamos siendo y por las claras imbricaciones con lo cotidiano, estas puntadas no son fáciles de practicar, ya que lo que estamos proponiendo no son generalidades, ni nuevos paradigmas, es a

Germán Londoño, “Padre e hijo regresando a casa” (detalle), escultura, 45 cm de altura, madera, arcilla, arena, 2001. De la serie “Como un río de sangre”.

lo enigmático de lo humano a lo que le hablamos, con la intención de que sea desbordado en los ámbitos de la experiencia compartida. Las metáforas que han sido experimentadas por colectivos, comunidades, subjetividades, en relación con el entorno cibercultural –desmaterialización, transversalidad, virtualidad, exposición, interfaz, red, hipertextualidad–, pueden revelar pasajes, desafíos y tránsitos frente una sociedad exangüe y son pertinentes ontológicamente en la medida en que nos incorporaremos en sus huellas, en sus virtualidades, y con mayor preemi-

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nencia, de cara a las situaciones que más nos afectan. La Red, dentro de la perspectiva anterior, es un espacio propicio para el accidente creativo, para la combinatoria, un lugar para la expresión y la experiencia en donde se articulan sin limitantes territoriales lo que es perentorio para lo humano, sus deseos, y es muy difícil ante esto –sospechamos– no prestar sutil atención. La cuestión que importa y es legítimo compartirlo, parte de una urgencia de entrada: dejarnos llevar por una fuerza implicante que ponga en tensión los límites que ponen cerco a la imaginación y la decisión. Una ontología cibercultural dotaría de vida a las prácticas sociales en el ciberespacio, procuraría densificar la metáfora en red que somos en tiempo real, a su vez, generaría vida en donde crece hoy tanta desesperanza y sugeriría antes de proclamar axiomáticas, una entrada desde el lugar singular que cada uno ocupa en su cotidianidad. Los riesgos que habría que asumir para asistir a esta fiesta de las subjetividades, a este gozo compartido, a esta interacción entre fuerzas, lo sabemos con cierta claridad, no dependen exclusivamente de los repertorios tecnológicos. Urge decir que las tecnologías no valen per se, sino por la fuerza, por la comunidad viva que se apropia de sus señales, de sus metáforas, o mejor diríamos –por sus resonancias políticas–, por esta potencia de profanación de la cual ciertos artistas han sido los mejores portaestandartes, y ciertas prácticas colaborativas las más audaces y tácticas. En tiempos donde brotan tendencias hegemónicas de pensamiento de profunda inspiración conservadora, las comunidades afines, las inteligencias colectivas, las pasiones cómplices, la amistad entretejida en

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escritura, sonido e imagen a través de Internet, la viva inmaterialidad que se gesta en una conversación, muestran gérmenes de creación que sobreviven al imperio de lo posible y van marcando diferencias que horadan la infertilidad del presente. No es que no sean importantes otras señales, como por ejemplo las amenazas, vértigos y ocasos que han planteado lúcidamente otros teóricos de los medios y las tecnologías de la virtualidad (entre ellos los más destacados son Paul Virilio, Franco Berardi y Jean Baudrillard). Como hemos hecho énfasis en el decurso del artículo, decidimos conjugar metáforas y señales afirmativas, con la intención de ser transportadas por ellas a otras virtualidades de la experiencia. Tenemos la leve intuición de que las señales y su política –una política de las señales– proveerá en poco tiempo una serie de instrumentos, códigos, wikis, en donde lo que aparece hoy centelleante pueda ser constelado. Pero, quizá, siguiendo el rastro de la señal, nos sea preciso devenir aquella metáfora que somos y esto, lo sabemos, es asunto de atrevimiento. Para terminar, la política de las señales es también hoy una experiencia y una condición de contemporaneidad posible. Puede ser amenaza, pero también chance; un llamado a repensarla y activarla es apremiante, porque de no hacerlo, otras fuerzas recodificarían de modos perversos las señales que hoy vemos flotar entre nosotros. Es entonces a la generación de pensamiento y a la experimentación en las prácticas ciberculturales a lo que de nuevo nos tienta componer mundo, y a una seducción táctica (no panorámica) para abrir espacios. Eso sí, no sólo los que quedan (los restos) sino también los que pueden dotarse de vida y expresarse; no sólo

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el lugar que falta (una nueva utopía), sino también cultivar lo imposible, lo impensable. Estos lugares han de cobrar entre nosotros, la posibilidad de tornarse obra de vida, de conocimiento, de ficción.

lo que está a nuestro alcance, con nuestras afecciones. 4

La fidelidad al acontecimiento reside de cierta manera en no lanzar respuestas determinantes y definitivas a lo que se abre, a lo que está en trance (la existencia). “Tener respuestas ya hechas (maoísmo, leninismo, trotskismo) frente a nuevos problemas es dejar escapar el acontecimiento” (Lazzarato, 2006: 45). Ser fiel también implica una habitación en las oquedades por un buen tiempo, un ejercicio físico de tensar los vacíos y sobre todo un viaje entre sus intersticios. Ser fiel a un acontecimiento “es moverse en la situación que este acontecimiento ha suplementado, pensando (pero todo pensamiento es una práctica, una puesta a prueba) la situación ‘según’ el acontecimiento. Lo que, por supuesto, ya que el acontecimiento estaba fuera de todas las leyes regulares de la situación, obliga a inventar una nueva manera de ser y de actuar en la situación” (Badiou, 2004: 71). También, permitir que no se clausure –el acontecimiento– hace parte de una genuina fidelidad, dado que lo que muestra aquél, puede ser una herida, un tatuaje o un cosmos latente que salta caóticamente. En ambos casos, siempre interrumpe nuestros modos de percibir y de sentir (posición–disposición), luego la composición de mundo es fruto de una larga amistad e intimidad con lo indeterminado.

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Antena Mutante no sólo es una expresión metafórica de nuestra destinación errante en el planeta, es también un colectivo de transmisión que reside en la ciudad de Bogotá y que en su sitio electrónico señala lo siguiente: “Ser reconocidos como comunicadores piratas sintonizados. Hackeo en la calle, transmisión en vivo, para escuchar, transmitir voces periféricas y amplificar los sonidos y los ruidos de la multitud”.

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Un enlace para complementar lo que venimos planteando como política de las señales, configuración tramática del nosotros y de cara a la semántica de la legitimidad en red, es el video que está alojado en Internet en la página de Youtube. El grupo es Funki Porcini, la canción, Atomic kitchen.

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El Proyecto Venus plantea “una experiencia en el campo de la tecnocultura basada en la aplicación de

Citas 1

Nosotros figura como la encarnación plural de un segmento de realidad híbrida, emerge de una resonancia profunda en la que no hay lugar para la fusión, sólo interferencias, propagaciones, composiciones. Lo genuino del nosotros es lo que está entre, lo que condensa y lo que fuerza, dado que aquí no hay espacio para protagonistas; nosotros no es lo colectivo, es el aliento, el fuego, el clamor intenso de todo encuentro vivo.

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Realidad se refiere en la travesía del texto, a los modos vitales en que nos exploramos, en los que hacemos viaje en complicidad con las fuerzas que somos; experiencia de realidad que va revelando pasajes, tránsitos y trances con la fortuna de llevarnos siempre a visitar inéditos modos de percibir y sentir. Existen tantas realidades como subjetividades en despliegue, en creación compartida, en poética inaugural. Realidades constituyentes en trama, entre nosotros, en lenguaje, en órbita, en esperanza. Otra semántica potente de realidad que es bastante sugerente, alude “al conjunto oscilante de lo aprehendido como traducción contextualizada a partir de los intereses de despliegue de un sujeto en autoposicionamiento” (Contreras, 2007: 256).

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Los restos de humanidad se nos ocultan o inicuamente son administrados. Quizá, ha sido el arte el que ha puesto en un lugar intrigante lo que nos desborda, las excedencias de la humanidad. Lógica del resto que sustrae, que introduce en un sentido suspendido el movimiento tectónico de lo sensible. La remezcla afectiva, la creación colaborativa, las variaciones, el procesamiento de la experiencia, la apropiación low– tech son indistintamente ejemplarizantes de lo que podemos hacer con

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diferentes tecnologías y del uso intensivo de talento artístico y científico para explorar nuevas formas de vida comunitaria. Consiste en el desarrollo de una comunidad de artistas y científicos/tecnólogos, un laboratorio experimental donde se exploran nuevas formas de relación social, producción, distribución, intercambio y formas de autogestión integrada en producciones artísticas, culturales y tecnológicas”. 8 9

Puede encontrarse en: . Dos experiencias en América Latina que involucran el hacktivismo se encuentran en Perú; estas son HackingNet que se describe como “una comunidad virtual, aparato humano de inseminación y propagación de gérmenes artísticos conceptuales, donde desarrollan proyectos en dos campos: la parte tangible en acciones en espacios artísticos, la parte no tangible en el ciberespacio. En las performances hacen uso de ambos”. Y e–L.I.T.E. Lima HackLab que se propone contribuir al desarrollo de la libertad y la autonomía de la sociedad a través del empleo de tecnologías libres.

10 Pueden encontrarse en: , ; ; ; . 11 Puede encontrarse en . 1 2 Puede encontrarse en: . 1 3 Algunos autores, Levy (2004), Lewkowicz (2004), Melucci (2001), Zemelman (2007), plantean situaciones de pensamiento comunes y con cierto tono afirmativo (superando el nihilismo teórico que se cierne frente a las mutaciones actuales). Vislumbran actitudes para ver en las mutaciones señales, destellos, sugiriendo (como decíamos anteriormente, fieles al acontecimiento) frente a algunas situaciones que nos desbordan, que rompen los parámetros, la exigencia de estar a

la altura de lo que pasa, reformando el pensamiento y aguzando la sensibilidad, para poder leer en visión crítica y de conjunto la compleja actualidad como lienzo de posibilidades. Ya sea el desanudamiento del discurso, la gestación de una nueva esfera pública, un pensar sin el Estado, el problema de las identidades y subjetividades en tiempos de fluidez, el sujeto como existencia y potencia, esta estela de pensamiento aviva y dota de fuerza las estéticas y políticas ciberculturales. En esta coyuntura habría que intentar pensar a la altura de los signos de nuestro tiempo, en ritornelos cada vez más osados, articulados en complejidad creciente y en vitalidad desbordante, si no queremos caer en teorías y arquitecturas conceptuales en donde casi nada de nuestra humanidad se pone en juego. 1 4 Entendemos por acción política, un plus de gestualidad y sensualidad en la que el nosotros mantiene una postura crítica y creativa frente a sus contingencias. La acción es política cuando se teje una trama discursiva y afectiva en las inmediaciones del acontecimiento que la instiga; incontenible y sostenida por las pasiones, la acción rebasa cualquier objetivo, cualquier blanco; es fuga, derrame, toma, conquista, erguimiento de subjetividades próximas en deriva permanente. Otra semántica de la acción, la podemos relacionar en el cruce delicado entre cine y política: entre estos se fundan escenas vivas, se rozan en su estrategia, ambas emplean el montaje y la perspectiva, el ángulo y el encuadre; la acción política “establece montajes de espacios, secuencias de tiempo, formas de visibilidad, modos de enunciación que constituyen lo real de la comunidad política”. (Ranciere, 2005: 55). La acción política a la luz del acontecimiento, inventa nuevas formas de vivir con los otros, vincula pathos y eros en una dinámica disensual, crea fuerza y ritmo en donde no los hay y es bellamente una manera de celebrar el estar vivo, la fiesta en donde se actualiza lo más impersonal de nosotros mismos.

FONSECA DÍAZ, A. D.: POLÍTICA DE LAS SEÑALES: ESTÉTICAS Y CIBERCULTURAS

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PROCESOS DE CREACIÓN

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Totó La Momposina: nuestra cantadora transhumante

[email protected] • PÁGS.: 164-179

Gloria Triana* Este texto hace un recorrido por los caminos vitales y creativos de una de las más grandes cantadoras de la música popular colombiana. La autora nos relata, de primera mano, cómo su familia fue decisiva en el proceso de hacerse artista, cómo las reuniones de estudio y de fandango en el patio de su casa la fueron despertando al canto y al baile, y cómo el aprendizaje sobre cantos y ritmos obtenido de las mujeres, también cantadoras, de los pueblos de la ribera del río Magdalena, fue definitivo para llevar a cabo los procesos de recuperación y creación artísticas. Palabras clave: Totó la Momposina, música popular, cantadoras, Colombia, creación musical. Este texto faz um recorrido pelos caminhos vitais e criativos de uma das maiores cantoras de música popular colombiana A autora nos relata, de primeira mão, como sua família foi decisiva no processo de tornar-se artista, como as reuniões de estúdio e de gozação no pátio de sua casa foram despertando-a ao canto e à dança, e como as aprendizagens sobre canto e ritmos obtido por mulheres, também cantoras, de um dos povoados da beira do rio Magdalena, foi definitivo para levar a fim os processos de recuperação e criação artística. Palavras-chaves: Totó a Momposina, música popular, cantoras, Colômbia, criação musical. This text walks through the vital and creative paths of one of the greatest cantadoras of the Colombian popular music. The singer tell us how her family played a decisive role in her process of becoming an artist; how the study and fandango meetings in the backyard of her house made her sensitive to singing and dancing; and how the knowledge of singing and rhythms that she learned from other women who were also cantadoras, and who came from towns by the shore of the river Magdalena, was a definitive point to the processes of recuperation and artistic creation. Key words: Totó la Momposina, popular music, cantadoras, Colombia, musical creation.

ORIGINAL RECIBIDO: 17-I-2008 – ACEPTADO: 22-II-2008

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Antropóloga de la Universidad Nacional, profesora universitaria, documentalista y experta en el tema de cultura popular. E-mail: gloriatriana@ yahoo.com

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La memoria de los ancestros Escribir sobre Totó La Momposina es para mí como recoger los pasos de mi largo recorrido por los caminos de la cultura popular, pues fue a raíz de mi amistad con ella y su familia que empecé a interesarme por el tema, primero como un simple goce por la estética de esta cultura y después como objeto de mi trabajo de investigación en antropología visual. La conocí a comienzos de los años setenta cuando ella empezaba su carrera. Nunca la había oído mencionar y tampoco conocía su música, hecha con percusión, palmas y voces, donde se alternan versos repetidos o improvisados, y los coros responden.

Conocer a esta familia determinó el cambio de rumbo de mis intereses dentro de la academia, en una época en la que temas sociales prevalecían y lo étnico, la diversidad cultural, la fiesta, las expresiones de la cultura popular como patrimonio inmaterial no estaban en la agenda de docentes e investigadores y la Constitución del 86 no reconocía el carácter multiétnico y pluricultural de la nación. Dedicarse a este tema era una especie de herejía. La música era el lazo que mantenía unida a esta familia, música que habían heredado de sus ancestros de la región Caribe: “bailes cantaos” de diferentes nombres (chandé, tambora, pajarito, chalupa, bullerengue, fandango de lengua, berroche), porros y cumbias de gaiteros y cañamilleros o de bandas de viento, canciones de juglares vallenatos. Todos estos músicos desfilaban por las parrandas de su casa donde los sancochos en el patio permitían la prolongación de la fiesta. En estas parrandas conocí a los músicos que más tarde serían los protagonistas de mis películas.

Recuerdo que un sábado en la tarde vi por televisión a una mujer con una colorida manta wayúu que cantaba con un timbre de voz en nada parecido al de las cantantes de la época. Yo me preguntaba de dónde era esa música, esa manera de cantar, ese sonido de tambores ancestrales. En ese Daniel Bazanta, su patiempo, cuando se hablaba dre, era un ser extraordinade música colombiana en las rio, de una generosidad y emisoras, generalmente se bondad inagotables. Zapatepensaba en la música andina ro de profesión, tocaba el y de la Costa Caribe reducitambor para acompañar los da esta última a los cantos cantos de Totó y los de sus vallenatos de Escalona y los Disco en la que Totó interpreta música de herencia cubana arrraigada amigos acordeoneros, con el porros y cumbias orquestados y recreada por músicos del caribe colombiano desde 1930. rigor y la maestría que sólo de Lucho Bermúdez y Pacho Galán, que habían sido grabados por la incipiente in- poseen aquellos que se sienten responsables de transmidustria discográfica nacional y se bailaban en los clubes tir lo que otros han olvidado. Cuando Totó comenzó su carrera como cantadora profesional y lo llamaba para ensociales de las capitales, desde los años cincuenta. sayar, él le decía: “No mija, a mí no me llame para eso, Me enteré por un amigo que trabajaba en la televi- nosotros nacimos ensayados”. Nacido en Magangué, era sión, de que se llamaba Sonia Bazanta, vivía en Bogotá hijo de un director de banda que interpretaba muy bien con toda su familia, y estaba casada con un médico pro- el clarinete, por lo tanto, tenía los sonidos de la música fesor de la Universidad Nacional donde yo trabajaba en su memoria desde la infancia. también como docente. Livia Vides, su madre, nacida en Mompox en una Al poco tiempo, no recuerdo si fue por una visita de familia de músicos, era la que llevaba y todavía lleva la Abel Antonio Villa o de Alejo Durán, la familia Bazanta batuta en esta familia. Su padre tocaba guitarra, y su me invitó a una de sus parrandas a través de mi amigo. abuelo Sixto Vides Choperena era un apuesto mulato

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que se inventaba danzas, componía canciones y elaboradas piezas de zarzuela para ser interpretadas en los colegios momposinos. Desde niña, Livia se escapaba de la casa y de la vigilancia de su abuela Nicolasa para escuchar a cantadoras y tamboreros que se tomaban el atrio de la iglesia en Talaigua para celebrar la pascua. En esa época conoció estas canciones que le prohibían aprender pues era música de agricultores, pescadores y bogas, de piel color majagua como los de “La piragua” de Guillermo Cubillos, negros, zambos mulatos e indígenas como son los habitantes de la depresión momposina magistralmente descritos por Orlando Fals Borda (1986) en su Historia doble de la Costa. Livia Vides, mestiza también, conservó estos cantos en su memoria y se los transmitió a su hija desde la cuna. Historias que hablan de pozos brillantes que se derraman en cubos de plata, verdolagas que se expanden por el suelo, iguanas que huyen y tigres que se esconden en el monte. Esta familia salió de su pueblo en los años cuarenta, primero a Barrancabermeja, después a Villavicencio para llegar a Bogotá en los años cincuenta, cuando había em-

pezado en los llanos la violencia desatada por la muerte de Gaitán. En todo este peregrinaje, nunca perdieron el contacto con su tierra ni dejaron de lado sus tradiciones musicales. A cada lugar donde llegaban, se ponían en contacto con los músicos, reproducían las celebraciones de su pueblo, fiestas religiosas, carnavales, montajes para las escuelas donde los protagonistas eran los personajes cuyas composiciones guardaban en su memoria. Cuando llegaron a la capital y lograron una cierta estabilidad económica, lo primero que pensaron fue en la música.

La escuela del patio de su casa La primera escuela de Totó fue el patio de su casa. Cuando por fin se instalaron en el barrio Restrepo y montaron una fábrica de zapatos, doña Livia decidió viajar a Talaigua para traer tambores, un millero y un gaitero, quienes vivieron varios meses en su casa mientras sus hijos aprendieron una serie de cantos y de danzas, algunos de los cuales todavía forman parte del repertorio de Totó en sus giras por el mundo. Ella era una adolescente para la época, y una vez pasado el proceso de aprendizaje empezó a formar parte del gru-

Totó en sus comienzos, con Julio Rentería, Gilberto Martínez “Huitoto” y Roque Mancera.

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po Danzas del Caribe que dirigía su madre. Muchas veces los vecinos, cuando empezaban a tocar los tambores, gritaban, a través de las tapias: “¡Que se callen esos negritos! ¡Cállense negritos!” y Totó cuenta que a veces sentía miedo de salir a la calle pues sentían el rechazo al color de la piel y al sonido del tambor. Las clases de la semana se convertían en ensayos de sábados y domingos y los ensayos en fiesta. La casa de los Bazanta se volvió el lugar de encuentro de todos esos jóvenes costeños que venían a estudiar a Bogotá y mitigaban sus nostalgias bailando los porros de Lucho Bermúdez y Pacho Galán, los Corraleros de Majagual, y escuchando los cantos unas veces grabados y otros en vivo de Abel Antonio Villa, Pacho Rada, Luis Enrique Martínez, Alejo Durán y Emiliano Zuleta. Los recuerdo a todos y tengo en imágenes sus hermosos cantos en una película premonitoria: Los últimos juglares y el nuevo rey, que empieza y termina con Leandro Díaz cantando la “Diosa coronada”, su hermosa canción que Gabo usó como epígrafe de su novela El amor en los tiempos del cólera. Cuando en una ocasión le pregunté a Totó en una entrevista cómo había sido ese paso de la escuela del patio a los escenarios ella me contestó:

Creo que el patio de mi casa fue la escuela que nos permitió participar cuando llegó la televisión a Colombia en un programa que se llamaba Acuarelas costeñas. Nosotros hacíamos música tradicional y se presentaban artistas de la televisión. Nunca se me olvidará que hicimos un montaje donde aparecía Raquel Ércole. Nosotros éramos los africanos y yo cantaba “Tembandumba”, una canción compuesta por Esteban Cabezas y Alvaro García. El montaje hacía referencia a la manera como los esclavos se expresaban en ese nuevo mundo tan extraño para ellos. El Compae Goyo, compositor poeta y narrador de Córdoba era el libretista que definía todo el concepto del programa. Como este programa era en vivo todos los sábados, nosotros teníamos que cambiar permanentemente el repertorio. Interpretábamos cumbias, bullerengues, mapalés pero también introdujimos los “ bailes cantaos” y los merengues que era como se llamaba en esa época la música de acordéon. Como Esteban Cabezas era del Pacífico también nos aprendimos arrullos, bundes, currulaos, abozaos, danzas y contradanzas (Triana, 2003: 33).

Este fue precisamente el programa que yo vi en la televisión un sábado en la tarde. Totó estaba comen-

Marco Vinicio Oyaga (hijo de Totó), Gilberto Martínez, Totó, Paulina Salgado “Batata” y Julio Rentería, los músicos con los que inició sus viajes por el mundo.

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zando su carrera. Sus primeros músicos además de Daniel Bazanta, su padre, eran Julio Rentería, un chocoano que Delia Zapata había conocido en Quibdó bailando de noche y como orfebre de día; Paulino Salgado, “el tambolero mayor”, un palenquero iniciado en la percusión a los diez años por tres generaciones de su propia familia; Gilberto Martínez, “Huitoto”, un ingeniero bugueño que bailaba con Delia y había aprendido a tocar tambor con los gaiteros de San Jacinto, y su hijo Marco Vinicio Oyaga a quién su abuelo Daniel le enseñó a tocar tambor antes que a caminar. Fue con ellos que Totó inició sus giras por el mundo. De este grupo inicial, su padre y Batata ya murieron, Julio Rentería dirige una chirimía en Bogotá y Gilberto Martínez se dedicó a la docencia, sólo queda Marco Vinicio, su hijo, quien es su mano derecha. A lo largo de su carrera, desde 1969 hasta el presente, decenas de tamboreros, gaiteros milleros, maraqueros han pasado por su grupo que se ha convertido en una escuela que surte de músicos a otras cantadoras.

En Barranco de Loba, cuando llegamos a la casa de Venancia, estaban cantando y bailando un velorio de “angelito” pues su nieto había muerto la noche anterior. Recorrimos once pueblos ribereños y grabamos no sé cuántas canciones. Registramos innumerables danzas, algunas en vías de extinción. Uno de los pueblos que más nos impactó fue Altos del Rosario, un antiguo palenque con una fuerte influencia africana. Al llegar al puerto y bajarnos de la chalupa, dos mujeres negras vestidas de blanco y con flores en la cabeza se acercaron a recibirnos. Primero habló Miguelina Epalsa y nos dijo con un tono afirmativo y una amplia sonrisa: “Hemos venido a recibirlas porque esta mañana cuando Agripina leyó las cartas le salió que hoy venían en busca de nosotras una mujer rubia y una morena, y aquí estamos. ¿Ustedes qué andan buscando?”

“Venimos a buscar las cantadoras y los tamboreros de este pueblo”, respondimos sorprendidas. “Nosotros somos las principales, por eso venimos a recibirlas”. Por mucho tiempo pensé que este cuento me lo había inventado, hasta que recientemente conversando De la escuela del con Totó lo recordamos, y patio a la escuela ella contaba la misma verdel río sión. He pensado que las Con Julio Rentería en Estocolmo, 1982. noticias van de boca en En el momento en el boca de los lancheros por el que comenzó nuestra amistad, Totó tenía la idea de ampliar sus conocimientos río y ellas se enteraron que andábamos por los pueblos sobre las tradiciones musicales populares recibidas en ribereños grabando canciones a punto de olvidarse. Ésa su familia, recorriendo los pueblos ribereños donde es la explicación racional, pero a mí me parece que es se conservaban todos estos cantos. Me invitó enton- mucho mejor la versión de Miguelina. ces para hacer con ella un viaje que iniciamos en la Entonces empezaron a contarnos todo lo que teníaEstación de la Sabana en el Expreso del Sol hasta Tamalameque, de allí al puerto y el resto del recorri- mos que hacer para poderlas escuchar. Desempeñar los do en chalupa por el río Magdalena y el Brazo de tambores en la tienda del señor Zabaleta, conseguirle Loba. En El Banco, tierra de José Benito Barros, de- los cueros, comprar el ron, el sombrero del tamborero cidimos nuestro itinerario por estas olvidadas aldeas principal, pues sin sombrero no podía tocar, y el menticol plagadas de cantadoras como Miguelina Epalsa, para refrescar la garganta de las cantadoras. Venancia Buenosbarrios y Agripina Echeverri y Este fue el primero de muchos viajes que generalbailadores como Dagoberto Leal que todavía está premente hacíamos en vacaciones para regresar a la Unisente en el grupo de Altos del Rosario. TRIANA, G.: TOTÓ LA MOMPOSINA: NUESTRA CANTADORA TRANSHUMANTE

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versidad Nacional, yo a dictar mis clases y Totó a tomar lecciones de canto con el maestro Raúl Mójica en el Conservatorio.

De la escuela del río a los escenarios del mundo Totó hizo su primer viaje internacional a Guayaquil llamada de emergencia ante la cancelación de la presentación de Matilde Díaz. Reemplazar a esta mujer que era en el momento el icono de las cantantes populares del país, fue para ella muy gratificante. Un poco más tarde realizó una gira por Centroamérica, organizada por la Corporación Colombiana de Turismo. El viaje más importante de esa época fue en 1974, como parte de una muestra folclórica colombiana en el Radio City Music Hall de Nueva York, en la cual participó con el grupo de Delia Zapata y los Gaiteros de San Jacinto. El teatro envío un director escénico que trabajo con ellos varios meses bajo la dirección del compositor colombiano Blas Emilio Aterhortúa quien hizo los arreglos musicales. Cuando nos conocimos ella ya había comenzado a tener éxito pero existían muchas presiones sobre el género de música que había escogido. Muchos le decían que debía cantar salsa, boleros, que estos cantos tradicionales no le gustaban a la gente, que las casas disqueras no estaban interesadas en grabarla. Creo haber sido una de las voces que junto con su familia y los músicos que desfilaban por su casa, influyeron en la decisión de mantener el camino que había escogido y la hacía diferente de las demás cantantes que surgieron en la época, muchas de las cuales ya no son vigentes. Posteriormente, el trabajo que realizamos conjuntamente para Colcultura como asesoras en los programas sobre cultura popular, el trabajo de campo en aldeas olvidadas, las giras por el país y después por el mundo, le confirmaron que había acertado en la decisión. El canto formaba parte de su historia personal y de su familia y estaba dispuesta a continuar la tradición y a transmitir esta pasión a sus descendientes. Durante los cinco años siguientes, Totó estuvo en la República Democrática Alemana, en Francia, en Polonia, en Alemania Occidental, en Suecia y en Yugoslavia. Luego vino el Festival de Otoño Dorado, en cinco repúblicas de la Unión Soviética. 170

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El primer viaje a Europa lo hicimos juntas. La propuse para participar en una semana colombiana organizada por Air France, que incluía además una muestra gastronómica. Se llevó a cabo en un elegante restaurante de París en Montparnasse. Era un escenario inadecuado para cantar, pues los franceses cuando comen sólo les gusta hablar. Pedían que se le bajara el volumen a los tambores y Totó lloraba en los intermedios. Tuvimos la impresión de que los franceses en esta época se interesaron más por el ajiaco santafereño que por los cantos de Totó. Cuando Belisario Betancur era de Embajador en España, Totó fue invitada a un Festival en Palos de Moguer y después estuvo en Francia donde hizo contacto con un colectivo con el cual cantaba en la calle, en el mercado de las pulgas, en los metros de París, Marsella y Lyon. Totó reconoce a París como la ciudad que le enseñó a abrirse paso en el mundo, a ser más “guerrera”, a prepararse para la dura competencia que la esperaba. Había realizado muchos viajes internacionales, pero no era una persona conocida en escenarios mundiales de primer orden. En Octubre de 1982 yo trabajaba en Colcultura cuando recibimos la noticia del premio Nóbel. García Márquez había dicho en una entrevista a Germán Santamaría que quería celebrar su premio con cumbias y vallenatos. Cuando leí esta noticia, fui donde Aura Lucía Mera, la directora, a proponerle que nos encargáramos de organizar la delegación para cumplir con los deseos del Nóbel. Desde luego, la primera persona que escogí fue a Totó, no sólo porque era la mejor cantadora de cumbias. Totó tenía en su repertorio una de aquellas que cantaba desde años atrás, cuya letra parecía hecha especialmente para el premio. Tenía por nombre “Soledad”, una de sus estrofas decía: “Viejo pueblo Aracataca/ pedacito de Colombia/ tierra donde yo nací/ entre rumores de cumbia/ a quererte yo aprendí” y el coro respondía: “vive tu vida, vive cien años de soledad”. Esta cumbia no sólo se refería a su lugar natal, mencionaba el nombre de su libro más conocido, sino que además, coincidía con el título de su discurso para recibir el premio: “La soledad de América Latina”. La decisión de llevar una delegación folclórica desató una serie de críticas en los medios y estuvo precedida de malos augurios. El día anterior al banquete en Estocolmo, se palpaba en los pasillos del Grand Hotel en donde estaba alojado NO. 28. ABRIL 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

Primera Comunión de Totó y su hermana Aminta.

Don Daniel Bazanta y Doña Livia Vides con sus hijos: Sonia (Totó), Aminta, Consuelo, Mimi y Daniel, percusionista en Alemania.

En su casa con amigos.

Con Julio Rentería, Gilberto Martínez y Roque Mancera.

Marco Vinicio y Eurídice Oyaga (hijos de Totó) con Rafael Ramos y otros músicos del grupo.

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Totó en concierto.

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Con su madre, hermanas y sobrinas en el concierto que la Fundación BAT hizo en homenaje a la familia Bazanta.

Con Petrona Martínez en Mompox en el 2007.

Angélica María y Eurídice Oyaga (hijas de Totó) con un músico del grupo. Cantadoras y tamboreros de Altos del Rosario con Miguelina Epalsa y Agripina Echeverri, maestras de Totó, 1980.

Paulina Salgado, Marco Vinicio Oyaga (su hijo), Gilberto Martínez “Huitoto”, Totó y Julio Rentería, el grupo original en esta foto falta Don Daniel Bazanta.

Marco Vinicio Oyaga y un grupo de amigos.

Totó y Marco Vinicio Oyaga.

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García Márquez, un clima tenso y extraño de conversaciones en voz baja y miradas inquisidoras, especialmente entre los periodistas colombianos y los invitados especiales amigos de Gabo. Todos temían que pasara lo que algunos columnistas habían pronosticado antes del viaje. Se había escrito en la prensa nacional sobre el ridículo que íbamos a hacer con una delegación folclórica en un evento tan solemne. Esa preocupación se la habían transmitido al Nóbel, quien no se atrevía a expresarla abiertamente. Consuelo Araújo Noguera, que formó parte de la delegación con Escalona y los hermanos Zuleta, cuenta en una crónica inédita que por la tarde cuando fue a visitar a Gabo en el hotel, él le preguntó: De verdá, de verdá, comadre, dígame ¿cómo ve usted lo de la muestra folclórica? En ese momento descubrí que él estaba preocupado. No lo dijo ni lo admitió siquiera cuando yo lo frentié y sin rodeos le comenté: estás cagado del miedo porque en el fondo tú también estás pensando en ese maldito oso. Puedes jurar que no pero yo sé que sí. El se rió y Mercedes me dio una mirada que no necesitaba más explicación. Pero –seguí diciendo– ése es otro motivo más que tendremos porque ahora –y apenas llegue al barco se lo digo a Gloria Triana– además de todo el mundo que anda nervioso y expectante creyendo que no hay razones para creer en el buen papel que vamos a hacer, tenemos que convencerte a ti también? (Araújo, inédito)1 .

Y continúa Consuelo diciendo: No era ningún secreto para quienes como Rafael Escalona, Nereo López o yo, que sin ser exactamente cantantes ni músicos ni bailarines estábamos, metidos hasta el alma dentro del grupo humano sobre el que iban a estar y estuvieron todas las miradas y sobre el que se echó, desde el primer momento, la responsabilidad de parir ese tan sonado oso, o no parirlo, que si en Estocolmo nuestro folklor y nuestras manifestaciones culturales y artísticas triunfaban –como en efecto triunfaron rotundamente– el triunfo iba a ser, sin duda, un triunfo exclusivo de Colombia. Y punto. Pero si en cambio había el más mínimo traspiés en la ejecución, por ejemplo, de cualquiera de las danzas y bailes, había un sólo compás trascordado en cualquiera de los merengues o paseos de Escalona o en los joropos llaneros, la culpa, la responsabilidad indiscutible iba a ser nada más

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que de esa loca de Gloria Triana y toda esa gente bruta, corroncha y gritona que ella trajo para acá (Araújo, inédito).

Llegó la noche gloriosa del Banquete Nóbel en el Palacio del Ayuntamiento. Detrás de una columna, vestida con mi traje de cumbiambera porque no tenía invitación y de otra manera no hubiera podido entrar, observé las caras sorprendidas de los colombianos y deslumbradas de los invitados de todo el mundo cuando la magia de Macondo descendía por las escaleras. Cuando Totó cantó la cumbia, la reina Silvia de origen brasilero comenzó a hacer palmas y los invitados al banquete la acompañaron. Estaban los premios Nóbel de años anteriores, la realeza europea, los personajes destacados en la ciencia y el arte, todos aplaudían al ritmo de los tambores y miraban asombrados el colorido desfile de músicos y bailarines que descendía por las escaleras del palacio. En ese momento nos dimos cuenta que habíamos triunfado. Al día siguiente, la sorprendida fui yo al ver el orgullo patrio reflejado en las caras de satisfacción de quienes horas antes presagiaban un anunciado fracaso, cuando leyeron en el más prestigioso, conservador y monárquico periódico de Estocolmo el titular que aún conservo en la memoria: “Los amigos de García Márquez nos enseñaron cómo se celebra un Nóbel”. Así narró Consuelo Araújo, “La Cacica”, esa noche en su crónica inédita: Ya se ha dicho casi todo sobre esa noche maravillosa cuando sesenta “corronchos” convertidos por arte de nuestra fuerza interior en las estrellas de ese momento, descendimos –ahí sí– con paso de triunfadores por las antiguas escaleras de mármol hacia el salón central […] Comenzaron a sonar en ese ámbito de deslumbrante elegancia donde ya se habían escuchado las trompetas anunciando la llegada de los reyes, el golpe seco, ronco y profundo de los tambores marcando los compases de la cumbia y al conjuro de ese ritmo fueron descendiendo “como auténticas princesas” que habían dormido bajo otras formas y en sitios insospechados y remotos y ahora se despertaban y cobraban vida y movimiento al son de nuestra música, las hermosas muchachas de Palenque que Carlos Franco tiene en sus danzas del Atlántico llevando

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en sus manos las banderas de Colombia y Suecia. Ahí seguían detrás de ellas toda la gracia y la dulzura de la gente de las montañas andinas que Julián Bueno ha reunido tras un trabajo paciente y valioso de enamorado de las cosas de su tierra; ahí iban siguiéndolos la fuerza y el embrujo de la Costa Pacífica en la majestad y belleza de Leonor González Mina y su hijo Candelo; el calor y el color del Atlántico con Totó y su legendario y casi mítico Batata y Julito Rentería y Huitoto y Marco Vinicio y el gaitero que parecía una vara de junco moreno espigado y casi etéreo flotando sobre el mármol […] (Araújo, inédito).

Este hecho, del cual el país no tiene un registro visual porque la televisión colombiana no estuvo presente y en la noche de la transmisión vía satélite se dañó la señal y no pudo ser visto en Colombia, fue un hito en la carrera artística de Totó.

La entrada al circuito de la World Music Después de la presentación en la entrega del premio Nóbel, Totó recibió por primera vez una invitación para participar en el Womad Festival (World Music Arts & Dance), festival itinerante de músicas étnicas del mundo que reúne cada año en escenarios de diferentes

países y continentes a los más importantes artistas de la música étnica, folclórica y tradicional. Definitivamente, la puerta de entrada al circuito de la World Music, fundación de Peter Gabriel creada con el objeto de ofrecer espacios a las músicas tradicionales con nuevas propuestas, era el escenario que Totó necesitaba en ese momento de su carrera para consolidar todo el trabajo que había realizado en años anteriores. El contacto con los músicos africanos permitió profundizar y explorar otras sonoridades conservando la estructura rítmica pero enriqueciéndola con la incorporación de otros instrumentos. Totó cuenta que un día en un concierto en el Japón cantó una canción que hace referencia a un instrumento de madera que se llama “manduco”, usado por las mujeres en la Costa para lavar la ropa en el río y cuál no sería su sorpresa cuando Remmy Ongala, maestro africano del soukous, se le acercó emocionado para decirle que ese mismo ritmo se lo había escuchado a su padre cuando niño. Ese fue el comienzo de varios conciertos que hicieron juntos, pues fue maravilloso descubrir la comunicación que habían logrado a través del lenguaje de los tambores (Triana, 2003: 39).

Paulina Salgado “Batata”, Totó, Gilberto Martínez y Marco Vinicio Oyaga en París, 1972.

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Paulina Salgado, Totó, Gilberto Martínez y Julio Rentería en París con amigos.

La invitación a Womad significó un punto alto en la carrera profesional de Totó porque además representó la entrada oficial en un circuito que ofrece grandes posibilidades de reconocimiento, permite el contacto con otros artistas y agrupaciones que comparten búsquedas similares y, sobre todo, ubica a la cantadora en un mercado claramente definido que ya entonces estaba en pleno ascenso. Hasta ese momento, y a pesar de que llevaba casi veinte años cantando en casi todo el mundo, Totó era una artista marginal para el mercado. Sólo había grabado un disco de tiraje corto y mala distribución, y no contaba con un equipo de trabajo y de representación que la proyectara hacia niveles superiores. El reconocimiento ha ocurrido en los últimos quince años, y es el trabajo de John Hollis (su yerno y manager en Europa), de las compañías disqueras, de las agencias y empresas de publicidad, lo que le ha dado a Totó el respeto a nivel artístico y la representación que ella merece. Eso conlleva también el compromiso de ayudarla en la evolución de su música, manteniendo la tradición pero permitiéndole respirar y ser una fuerza creíble en el mundo contemporáneo. La respuesta de los medios y el público en Europa, Estados Unidos y otros lugares ha sido muy positiva y Totó se ha forjado un nombre que despierta un gran respeto.

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A mediados de los noventa Totó fue invitada a participar junto a otras cuatro artistas de sendos continentes, en un espectáculo llamado Las divas, que hace una gira de varios meses por diversos países. Con ello, el circuito del World Music le aseguraba a Totó un lugar en el selecto grupo de las “divas descalzas”, una estirpe universal de mujeres que tienen en su voz una fuerza terrígena y entran al escenario con los pies desnudos. “Ellas cantan desde el corazón”, dice John Hollis (Iriarte, 2004: 55).

De la tradición a la creación de nuevas propuestas sonoras Cuando le pregunté a Livia Vides cuál era la razón que había llevado a la familia Bazanta a escoger sus tradiciones musicales y danzísticas como eje fundamental de su vida e instrumento de educación de sus hijos, me contestó tajantemente: Por el rechazo y discriminación de que fuimos objeto al llegar a la capital. Recuerdo muy bien que a Totó no la aceptaron en un colegio de las Cruces, que fue el barrio donde llegamos primero, porque puse en el formulario que mi marido era zapatero y veníamos de la Costa. La monja me sugirió que pusiera que éramos del interior y que mi marido era comerciante. Esto me indignó y me dije: “¡Carajo,

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estos cachacos van a tener que escucharnos!” y pensé que la música era el mejor camino.

La madre tenía en su memoria los cantos y el padre los ritmos de la percusión pero al no saber interpretar las gaitas y los millos trajeron a algunos músicos a vivir con ellos, mientras transmitían a sus hijos sus conocimientos. De las cuatro mujeres sólo Totó tuvo el talento para el canto y Daniel, el único hermano, para la percusión. Como la música tradicional no tiene escritura asociada al sistema sonoro, la enseñanza se hace a través de la transmisión oral, la imitación y la improvisación. En la primera etapa de su carrera, Totó se apegó sin ninguna clase de innovación a los cantos de tradición tratando de reproducir fielmente lo que recibía en la familia y posteriormente de las cantadoras de las aldeas del río. Ella las reconocía como sus verdaderas maestras, especialmente a Estefanía Caicedo, una cantadora del Canal del Dique que le enseñó todas las variantes de los cantos pues había viajado de pueblo en pueblo buscando versos y canciones que enriquecieran su repertorio. Totó tomó esta herencia, se la apropió y la expresó a través de su propia musicalidad y estilo, y como Estefanía, decidió recorrer también los pueblos buscando cantadoras. Según Enrique Muñoz, el más importante investigador de la música caribeña: Totó es la discípula aventajada de la mayor fandanguera de lengua que ha dado el Caribe colombiano: Estefanía Caicedo. Supo asimilar fundamentalmente el sentir y el decir de una cancionística afro que de alguna manera canta lo vivible y ritualiza con alto magisterio aquellas cadencias de los fandangos de olvido como ritual de funebria. Indudablemente Totó supo articular aquella herencia de la cual se reapropia y la define con su propio estilo. Es una voz profunda y conmovedora dirigida y proyectada a las emociones humanas. Tiene el acento percutivo y los matices tímbricos de una cultura fuertemente rítmica. Su voz es otra manera de tocar los tambores

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y es un magisterio danzario sobre el escenario al dibujar con sus pies lo que sabe hacer con la voz (Iriarte, 2003: 39).

Este acercamiento entre creadores o depositarios de las tradiciones músicales y Totó como intérprete, en el que hay una enorme empatía pues pertenecen a una misma cultura, es el comienzo de su proceso creativo. Hay que tener en cuenta que en las expresiones tradicionales, la mayoría de las creaciones son colectivas y sus autores son desconocidos. Totó es fundamentalmente una intérprete y sólo ha compuesto una canción que se la dedicó precisamente a Estefanía. Al respecto ella dice: Yo improvisaba versos, pero nunca me había atrevido a componer; sin embargo un día descubrí que podía contar historias y ponerles melodía. Entonces me acordé de Estefanía y pensé que era bueno recordarla y esa historia vino con su música pues tenía los sonidos del mar de Cartagena donde ella vivía y los sonidos de su barrio y así salió “Oye manita”, canción que aparece en mi último disco.

El aprendizaje con las cantadoras fue complementado desde el principio de su carrera por las clases durante cinco años en el Conservatorio de la Universidad Nacional con el profesor Raúl Mojica, donde empezó a mejorar su afinación y entonación con las lecciones de técnica vocal, iniciación musical e interpretación. Simultáneamente tomó clases de danza tradicional y expresión corporal que para esa época enseñaba en la Universidad Delia Zapata Olivella. A partir de su participación en la celebración del Premio Nóbel en Estocolmo, comenzó para ella una nueva etapa de proyección internacional en otro nivel. Hizo un replanteamiento de su trabajo, se quedó a vivir en París, se matriculó en la Sorbona y descubrió que debía canalizar toda su experiencia y conocimiento en algo concreto: mejorar la proyección escénica de sus actuaciones, y comenzó a trabajar intensamente en ese sentido. Estudió coreografía y ritmo, historia de la música e historia de la danza, y con estos elementos enriqueció la proyección escénica de sus conciertos. NO. 28. ABRIL 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

Totó, Germán Vargas y Marco Vinicio Oyaga en los comienzos de su carrera.

Parece increíble pero el primer disco de larga duración se hizo también después del Nóbel cuando se estableció en París y recibió la propuesta de un colectivo boliviano llamado Boliviamanta. Su título Colombia. Música de la Costa Atlántica. Totó la Momposina y sus tambores (1989). Esta grabación fue realizada con los músicos con los que comenzó su carrera y es una combinación de las tradiciones musicales de la depresión momposina con las que se originan en la sabana, ejecutada con instrumentos de la región: tambores (alegre y llamador), guache, maracas y flauta de millo. La grabación incluye los cantos recogidos por Totó en sus viajes y los aprendidos de su madre. Los temas restantes del disco conforman la primera entrega del resultado de veinte años de investigación y proyección de la música tradicional.

los métodos tradicionales de su infancia. Aprovechó para relacionarse con los percusionistas del Conjunto Folclórico Nacional que le enseñarón los secretos de los tambores batá acompañantes de los rituales de la santería cubana. Durante la estancia de su hijo, Totó pasó una temporada en Cuba investigando y aprendiendo con los compositores de boleros, tomando clases de interpretación con los cantantes más reconocidos, teniendo siempre como referencia a Celia Cruz. En 1991 Totó fue invitada por primera vez al Womad Festival, la llegada a ese espacio especializado de las músicas étnicas con nuevas propuestas sonoras, determinó un cambio de orientación en el trabajo musical, pues se dieron cuenta que no era necesario reproducir exactamente lo que se hacía en la música tradicional y que se podían introducir instrumentos melódicos que enriquecieran estas expresiones.

En esta época el grupo interpretaba exactamente la música tradicional sin la presencia de instrumentos melódicos exceptuando la voz de Totó. Tras la grabación de ese disco nuestra cantadora se asentó en París, para lo cual tuvo que desmontar el grupo que la había acompañado hasta ese momento. Así, transcurrieron cinco años hasta que retornó a Colombia y recompuso de nuevo su familia musical con su hijo Marco Vinicio.

Después de la participación en estos festivales, se tomó la decisión de hacer una grabación sobre los sextetos palenqueros que a principios del siglo pasado habían llegado de Cuba y se interpretaban en el Caribe colombiano con tiple, trompeta, bongó y clave. La candela viva se llamó este disco que fue grabado por Real World, el sello de la fundación de Peter Gabriel.

Durante la permanencia de Totó en París, Marco Vinicio viajó a Cuba a estudiar percusión sinfónica desde cero, después de haber aprendido a tocar tambor con

A La candela viva le sigue la grabación de Carmelina, que establece una ruptura total con lo que se había hecho hasta el momento. Las grabaciones se hicieron

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en Colombia. Por primera vez, una disquera colombiana, MTM, se interesaba en Totó. Se buscó asesoría cubana, ya que se trataba de continuar con una versión más elaborada de los sextetos. Andrés Hernández Font, sonero ex director de Son 14, fue el asesor principal. Sugirió mejorar el contenido de los textos mezclando versos de los bailes cantados con los versos de los antiguos sones. Con todo ese trabajo el grupo demostró que era posible conservar la raíz, aún introduciendo nuevos instrumentos: bombardino, trompeta, tiple y guitarra. Refiriéndose a este trabajo, Totó afirma: “[…] aspiramos a que nuestra música no sea una ‘pieza de museo’ sino por el contrario, hemos querido infundirle, con nuestra propia interpretación, una vida propia, contemporánea y así contribuir a ese proceso de afianzamiento de una identidad musical nacional.” Aunque todo este proceso de crecimiento y evolución musical es de por sí de una gran importancia, existe una razón adicional por la cual Carmelina es un disco innovador: por primera vez en su carrera de cantadora, Totó se ensayó como bolerista, mostrando nuevos matices y entonaciones en su voz. En este tercer disco, a pesar de haber pisado tantos terrenos musicales, ella conservó intacto su estilo y su voz no se desnaturalizó (Iriarte, 2003: 59). Después del éxito de este trabajo, Jhon Hollis, su manager, propuso que Totó se estableciera en Inglaterra y proyectara su música desde allí. Residente en Bath a finales de los noventa, Totó decidió tomar nuevamente clases entró en contacto con la soprano Valerie Cox Boyle, quien le enseñó nuevas técnicas de canto y respiración y le corrigió técnicas de interpretación que estaban afectando su voz. Valerie se involucró de tal manera con su alumna que la acompañó a sus conciertos y participó como corista en una de sus nuevas grabaciones. En el nuevo proyecto se trató de enriquecer lo que se había logrado en los trabajos anteriores, y en este caso se invitaron a músicos africanos, ya que tanto la música tradicional colombiana como la cubana de los sextetos tienen sus raíces en África. En esta nueva producción que se llamó Pacantó, Totó y Marco Vinicio asumieron los arreglos de algunas canciones. La parte instrumental estuvo acompañada de bombardino, trompeta, marímbula, bajo, guitarras, gaitas y millos, toda una amalgama de instrumentos que se utilizan en los distintos géneros de la música popular caribeña. En

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este trabajo introdujó la champeta, un género de música popular urbana nacida en los barrios marginales de Cartagena, tomada del soukus, música africana contempóranea. Aquí el aporte de Papá Nono Noel, padre de este género en Senegal, fue muy importante para lograr fusiones con la música tradicional. En Pacantó están expresadas todas las sonoridades del Caribe colombiano: porros de las sabanas, sextetos de palenque, cumbias, chandés y bullerengues, toda la herencia recibida fusionada, enriquecida y recreada. A raíz de este trabajo, en los premios Grammy del año 2000 el disco fue nominado en la categoría de Mejor Álbum Folclórico, y en el 2002 en la de Mejor Álbum Tropical Tradicional. En el 2003 salió en Europa una edición limitada de un disco titulado Evolución: 20 años de Totó La Momposina. Anthology 1983-2003, que recoge 17 de los temas grabados por Totó a lo largo de su carrera. Es una edición de Yard High y Real World Works para divulgar el trabajo hecho con la cantadora a lo largo de dos décadas, donde se puede observar el camino recorrido, las tradiciones reinterpretadas y recreadas como resultado de su preparación y travesía por las músicas del mundo. En Sevilla (España) en el 2006, Totó recibió el premio más importante de su carrera en el marco del Festival Womex que rinde homenaje solamente a los artistas que han realizado un trabajo de excelencia, manteniendo una influencia importante en la vida cultural de su país, y se han proyectado al mundo entero. El año pasado en la celebración de los venticinco años de la revista Semana, cuando se hizo un balance de la cultura en el último cuarto de siglo y se escogieron los hechos relevantes, ella quedó ubicada en el segundo lugar en el ámbito musical. En este año que acaba de pasar, volvimos juntas a los lugares por donde empezamos nuestro trabajo de campo: en El Banco como jurados del Festival de la Cumbia en homenaje al maestro Barros, Totó realizó uno de los conciertos más bellos que le he escuchado en la vida, en la tarima acuática sobre el río Magdalena. Interpretó “El pescador”, “La piragua”, “El gallo tuerto”, “Las pilanderas”, composiciones todas del maestro que emocionaron a sus hijos, quienes reconocen en Totó a la mejor de las intérpretes de la música de su padre. NO. 28. ABRIL 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

A finales de noviembre del año pasado, en el “Encuentro de nacional de vigías del patrimonio” y la celebración de los doce años de declaratoria de Ciudad Patrimonio de la Humanidad, en Mompox recibimos con Totó un reconocimiento por nuestro trabajo. Fue emocionante para nosotras volvernos a encontrar 35 años después en el mismo lugar donde habíamos comenzado. Al finalizar el año, en la encuesta de El Tiempo Totó quedó entre los díez personajes más importantes de la cultura del país. Totó reside en Bogotá actualmente, toma clases de canto con Miliana, una cantante lírica rumana, y ensaya todos los días con sus músicos. Sus logros son el resultado de la herencia, el talento, su formación musical, la disciplina, la actitud frente a las innovaciones sin alterar la tradición, la asimilación de los conocimientos de otros músicos, la persistencia y una pasión desmedida por lo que hace. Sin estas cualidades conjugadas no hubiera podido entrar al circuito global de las músicas del mundo. Veinte años pasaron desde el comienzo de su carrera (1969) hasta la grabación de su primer disco en París, lo que parecía confirmar lo que los críticos decían al principio en cuanto al género de música que había escogido. Pero ella no claudicó. Mejoró a lo largo de este tiempo la propuesta sonora, hizo innovaciones instrumentales, enriqueció la tradición con bellos arreglos y continúa proyectando nuestra música a los escenarios del mundo.

Cita 1

Consuelo Araújo Noguera estuvo presente en el Nóbel como invitada especial. Escribió una extensa crónica que nunca fue publicada. Conservo los manuscritos que utilicé para una ponencia en Valledupar en el homenaje que se le rindió después de su muerte.

Bibliografía TRIANA, Gloria, 2003, “Totó la Momposina: guerrera y cantadora de historias de mar, sabana y río”, en: Anaconda, Fundación BAT Colombia. IRIARTE, Patricia, 2004, Totó nuestra diva descalza, Bogotá, Cerec / Instituto Distrital de Cultura y Turismo de Barranquilla. FALLS BORDA, Orlando, 1986, Historia doble de la Costa, Bogotá, Carlos Valencia.

TRIANA, G.: TOTÓ LA MOMPOSINA: NUESTRA CANTADORA TRANSHUMANTE

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FERNANDO U RBINA: Bosque de niebla. Robledal de Mosquera (helecho arboreo), c. 1972

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Retando las geografías de terror: estrategias culturales para la construcción del lugar* [email protected] • PÁGS.: 183-193

María Angélica Garzón** El presente artículo señala la forma en que las políticas de lugar movilizadas por el Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo, entran a confrontar las lógicas de guerra (geografías de terror) impuestas por los actores del conflicto armado en la región de los Montes de María. Esta experiencia cultural resulta interesante porque pone de manifiesto las relaciones entre territorio, cultura, identidad y política en el momento de desplegar acciones territoriales que buscan proponer nuevos proyectos colectivos. Palabras clave: lugar, políticas de lugar, geografías de terror, prácticas culturales, territorio, cineclub itinerante, Montes de María, Colombia. O presente artigo sinala a forma na qual políticas de lugar mobilizadas pelo Cineclube Intineirante La Rosa Púrpura do Cairo, entram a confrontar as lógicas de guerra (geografias de terror) impostas pelos atores do conflito armado na região dos Montes de Maria. Esta experiência cultural resulta interessante porque põe em manifesto as relações entre território, cultura, identidade e política no momento de entender ações territoriais que procuram propor novos projetos coletivos. Palavras-chaves: lugar, políticas de lugar, geografias de terror, práticas culturais, território, Cineclube Intineirante, Montes de Maria, Colômbia. This article points out the way in which the policies of place that are mobilized by the Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo, confront the logics of war (terror geographies) imposed by the actors of the armed conflict in the Colombian region of Montes de María. This cultural experience shows the relations among territory, culture, identity, and politics, when unfolding territorial actions that new collective projects are proposing. Key words: place, policies of place, terror geographies, cultural practices, territory, itinerant movies club, Montes de María, Colombia. ORIGINAL RECIBIDO: 15-I-2008 – ACEPTADO: 12-II-2008

*

Este artículo es producto de la investigación “Gestión cultural y políticas de lugar: enfoques alternativos al desarrollo”, realizada gracias al apoyo del Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos de la Universidad Central, IESCO, y de Colciencias.

** Socióloga de la Universidad Nacional de Colombia y Magíster en Sociología de la misma universidad. Investigadora del Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos de la Universidad Central, IESCO. E-mail: [email protected]

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Imagina el día nueve de octubre de 2002, el día que dicen: que van a dar una película en pantalla gigante, imagina la alegría que yo tenía; tenía casi diez años que no veía cine aquí en El Carmen. José Solórzano

I

ndiscutiblemente, los Montes de María1 es hoy una de las zonas de Colombia que ha vivido con mayor fuerza los rigores del conflicto armado. De hecho, en los últimos veinte años esta región se ha configurado como una de las más violentas del país. Actualmente, la violencia no cesa, ya que la necesidad de controlar dicho territorio, estratégico para la movilizarse desde el centro del país hasta su Costa Caribe, genera constantes enfrentamientos entre diversos grupos armados (AUC, FARC2 y Ejército Nacional). Lo anterior convierte los Montes de María en un botín de guerra, que representa para sus pobladores/as constantes amenazas contra sus vidas y para el territorio en general, su catalogación como “zona roja”, de intenso conflicto armado. En efecto, los Montes de María son reconocidos –en mayor medida– por las cifras de desplazamientos, asesinatos, secuestros y acciones de guerra que se producen en ellos, y –en menor medida– por las acciones que cuestionan y retan las lógicas del conflicto armado.

rror (Oslender, 2006), proponiendo la imaginación, vivencia y re-apropiación del lugar o del territorio de los Montes de María. Para ello, comenzaré haciendo una reseña de lo que es el proyecto del Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo; luego, expondré la forma en la que entiendo las políticas de lugar y las geografías de terror; y, finalmente, ofreceré tres ejemplos de cómo las políticas de lugar derivadas del Cineclub, están retando las geografías de terror impuestas por la guerra en los Montes de María.

El Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo

Así, la lectura hegemónica de los Montes de María es la de un escenario de conflicto en el que la guerra ha desdibujado el territorio entre los tránsitos prohibidos, el desplazamiento y el temor. Entonces, ¿cómo realizar lecturas diferentes de este espacio?, ¿es viable resistirse a la guerra sin incurrir en su lógica y sus prácticas?, ¿es posible configurar los Montes de María como otro territorio?, en últimas, ¿qué pertinencia tiene indagar por la construcción del lugar en un contexto de conflicto armado?

El Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo hace parte del CCMMa, corporación que a través de diversos procesos de educación-comunicación, propone un proyecto de paz y reconstrucción social en la región. El Colectivo cuenta con una trayectoria de trece años de trabajo y con diversos reconocimientos en los niveles nacional e internacional3 . Su trabajo vincula diversos temas como la cultura, el uso del tiempo libre, la participación, etc. con la comunicación y la formación de niños/as y jóvenes en lenguaje radial y audiovisual y en comunicación para el cambio social. De allí que el Cineclub sea más que una actividad de esparcimiento, actualmente es un proceso pedagógico: “[…] Que nace como constructor de opciones lúdicas y educativas para los jóvenes de la región de los Montes de María, extendiendo sus alternativas de vida por un lado y por otro, recuperando la calle como escenario para construir lo público con la participación de toda la comunidad” (Vega y Bayuelo, 2007: 7).

Estas preguntas me condujeron al proyecto del Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo del Colectivo de Comunicaciones Montes de María Línea 21 (en adelante CCMMa). Elegí este proyecto porque creo que su experiencia en el territorio y con él, es una muestra de la forma en que el CCMMa está contribuyendo a construir una nueva región. Concretamente, indagaré esta reconfiguración desde la noción de políticas de lugar, es decir, a partir de las acciones que retan las lógicas que sobre el lugar tiene la confrontación armada. Por lo tanto, mi propósito puntual en este artículo es exponer cómo las políticas de lugar producidas por el Cineclub Itinerante están retando las geografías de te-

El origen del Cineclub se remonta a la noche del 8 de octubre de 2002. En esta fecha se presentaron cuatro atentados dinamiteros en el municipio de El Carmen de Bolívar. Esta acción buscaba intimidar a la población civil e imponer el toque de queda, es decir, obligar a los moradores a permanecer en sus casas a determinadas horas de la noche. Sin embargo, la respuesta de la población fue diferente: al menos trescientas personas asistieron a la proyección de cine auspiciada por el CCMMa que se realizó como un acto de rechazo a estos hechos violentos: “aquella misma noche, se decide proyectar una película sobre un mantel blanco en la Plaza Central” (Bayuelo, 2005: 2). Este hecho, vital para las apuestas del CCMMa,

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podría pasar inadvertido si no se examina a la luz de la situación de orden público que se vivía en este momento en los Montes de María. En ese período, la región padecía la intensificación del conflicto armado a causa de la incursión definitiva de grupos de autodefensas en la zona y su confrontación directa con la guerrilla de las FARC. Al respecto, el Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, comenta: Durante estos años (1990-2002), el 69% de las acciones armadas fue realizado por las FARC, el 14% por el ELN, 9% por los grupos de autodefensas, 2% por el ERP y 6% por guerrilleros que no fueron identificados. Así mismo, se pudo establecer que de las 485 acciones registradas en los últimos trece años, el 45% se produjo en los diez municipios de Bolívar pertenecientes a los Montes de María, mientras que el 55% se distribuyó entre los veintiséis municipios de Sucre. La concentración del accionar armado es muy marcada en El Carmen de Bolívar, San Jacinto, Zambrano y María la Baja (municipios de Bolívar) donde se aglutina el 36% de las acciones más recurrentes en el conflicto. En Sucre, donde comparativamente la concentración de acciones por municipio tiende a ser menor que en Bolívar, sobresalen Ovejas y San Onofre (Oppddh, 2003: 12).

A esta situación se le sumaba también la respuesta militar del Estado colombiano, mediante el incremento de la fuerza armada y la denominación de los Montes de María como zona de rehabilitación y consolidación, es decir, una zona en la que según el artículo 11 del Decreto 2002 del 2002 regirían: “medidas específicas para conjurar las causas de perturbación del orden público e impedir la extensión de sus efectos”. Todo esto mantenía sumergida a la región en una guerra que a través de acciones como atentados dinamiteros, secuestros, desapariciones, etc., imponía el miedo a los pobladores/as y generaba la desarticulación de las organizaciones sociales y la pérdida del encuentro cara a cara y de lo público. Así fue como la noche del 8 de octubre de 2002 en la plaza de El Carmen de Bolívar, el CCMMa ofreció algo más que una proyección de cine; brindó la oportunidad para que la población local diera una respuesta masiva frente a las lógicas de guerra y su prohibición de celebrar lo colectivo y lo público.

De esta forma, el Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo aparece bajo la excusa del encuentro entre pobladores por medio de la apreciación cinematográfica, y, sin embargo, va más allá, realizando un llamado a la recuperación del espacio público y a una apropiación diferente del territorio en los municipios que conforman los Montes de María. Adicionalmente, el Cineclub apoya la escuela audiovisual del CCMMa que ha formado (entre 2004 y 2006) a más de doscientos setenta y cinco jóvenes en lenguaje audiovisual y ha realizado cuatro documentales y cinco cortometrajes, ampliando las expectativas profesionales, laborales y vitales de estos jóvenes. En la actualidad, el Cineclub Itinerante sigue tan vigente como desde su inicio. Incluso sus objetivos se han ampliado para responder a las nuevas exigencias del contexto: no sólo apunta al rescate de la calle y de la noche, sino también a la formación de público, al fomento a las organizaciones sociales en torno a la cultura, a la construcción de una memoria colectiva y a la promoción de las prácticas culturales propias de la región.

Políticas para la construcción del lugar El accionar de diferentes grupos armados4 en la región de Montes de María, produjo en este territorio la misma consecuencia: la implementación de geografías de terror. Las geografías de terror son el resultado de la convergencia de elementos patrocinados desde el terror y la guerra: desplazamientos forzados, tránsitos prohibidos, imposibilidad de encuentros y el surgimiento de paisajes de miedo: casas abandonadas o quemadas, trincheras, grafitis alusivos a grupos armados, etc. En general, las geografías de terror pueden definirse siguiendo a Oslender como: “la transformación de lugares y regiones en paisajes de miedo con unas articulaciones espaciales específicas que rompen de manera dramática, y frecuentemente imprevisible, las relaciones sociales locales y regionales” (Oslender cit. Herrera y Piazzini, 2006: 161). Considero las geografías de terror igualmente como la desarticulación de rutinas cotidianas, de tránsitos, encuentros y vivencias, sumado al deterioro tanto del tejido social como de los proyectos colectivos basados en un territorio: “El miedo trunca mucho a las personas, su desarrollo vital, le da a uno desesperanza, desconfianza, intranquilidad, uno ya no habla con nadie

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y piensa: ¿para qué me quedo aquí?” (conversación personal con Julio García, CCMMa, 2007). Ahora bien, frente a estas desarticulaciones aparecen formas de resistencia que entran a confrontar directamente las geografías de terror: las estrategias dirigidas a revertir las lógicas territoriales implementadas por la guerra. Ejemplo de ello son las políticas de lugar propuestas por el Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo, que mediante su práctica re-dibuja unos Montes de María diferentes a los planteados por la guerra. La pregunta por el lugar y sus posibilidades analíticas y políticas viene realizándose en las últimas décadas gracias a las discusiones que problematizan la hegemonía de la globalización. Contrario a los debates sobre la modernidad que privilegian lo global frente a lo local, estas discusiones controvierten la relación unidireccional global-local, permitiendo una concepción diferente del lugar. Éste ya no es entendido como marco de la vida social sino como un producto cultural y de relaciones de poder en el que se ponen en juego proyectos colectivos (Escobar, 2005: 130). Ciertamente, desde el horizonte de estas discusiones, pensar en términos de lugar es hacerlo en términos de cultura local y política localizada en un marco de redes globales. Varios son los referentes teóricos que han contribuido a dirigir el debate en esta dirección, ampliando las posibilidades analíticas y políticas del lugar; entre ellos privilegio la geografía feminista, particularmente la de Doreen Massey (1994) y tres de sus postulados clave: 1) el lugar no es sólo escenario de las vivencias cotidianas sino que hace parte de ellas, 2) la estructuración, gestión y uso del lugar se realiza a partir de atributos identitarios, y 3) la localidad es un nivel de análisis crucial en el estudio de la dinámica social. Desde mi perspectiva, estos postulados son fundamentales en el momento de definir el lugar como la convergencia de lo geográfico, lo vivencial, lo imaginario y lo identitario en un espacio y en un tiempo determinados. También como el producto de la relación entre afectos, subjetividades, sueños, etc. Adicionalmente, estos postulados entienden el lugar ya no sólo como el marco de la acción social sino desde su dimensión política y cultural, lo que invita a pensar la construcción del lugar en términos de interacciones sociales. Es decir, la apropiación y vivencia del lugar es concebida como una apuesta política que se realiza por medio

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de acciones basadas-en-lugar que vinculan la identidad con la cultura y el territorio (Escobar, 2005: 139) entrando en disputa con proyectos antagónicos. Ahora bien, ¿cómo se dan esas acciones basadas en el lugar?, ¿cómo ocurre en la práctica la construcción, apropiación y vivencia del lugar? Para responder a estas preguntas, Arturo Escobar y Wendy Harcourt sugieren la noción de políticas de lugar. Entiendo que las políticas de lugar son acciones movilizadas desde prácticas culturales que interpelan, retan y controvierten lógicas homogeneizantes respecto al lugar. En el caso de esta investigación, las políticas de lugar hacen referencia a las acciones desplegadas por el Cineclub Itinerante que logran interpelar, retar y controvertir las lógicas territoriales impuestas por las geografías de terror. Para entender mejor la forma en que operan las políticas de lugar y su interpelación a las lógicas territoriales de la guerra, a continuación examinaré tres de éstas políticas desplegadas por el Cineclub por ser las más representativas: apropiar, sentir e imaginar el lugar.

Itinerancia: apropiar el lugar La itinerancia es entendida como una estrategia para estar y circular en el lugar sin permanecer cotidianamente en él, es decir, ir, venir y volver dejando en cada visita un mensaje que invita a las personas a pensar, vivir y construir su territorio: La itinerancia es la posibilidad de estar en otros lugares que no son exactamente la casa. Itinerancia implica movimiento, versatilidad, adaptación, estar aquí hoy y mañana en otro lado llevando de manera comunitaria nuestros mensajes hasta donde por limitaciones tecnológicas, pero también por características del contexto, no podrían llegar de otro modo (entrevista con Carmen Pacheco, CCMMa, 2007).

El lugar, entendido como una construcción colectiva que es posible a través de la interacción cotidiana, se había perdido en los Montes de María en medio de la guerra y la prohibición del encuentro. Así que para realizar acciones culturales en este contexto –uno de los objetivos del CCMMa– se debía comenzar con “preparar el terreno”, es decir, generar las condiciones para que dichas acciones tuvieran resonancia e impacto. El Cineclub Itinerante y sus proyecciones gratuitas y bajo las estrellas NO. 28. ABRIL 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

FERNANDO URBINA: “La divina Eulalia”. Río Catrú, Chocó, 1973

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FERNANDO URBINA: El viejo cuentero. Palenque de San Basilio, c. 1980

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fueron una de las estrategias utilizadas para invitar a la población a tomarse de nuevo la noche, las plazas y las calles y de esta forma re-construir el lugar. Entonces, la itinerancia comienza a convertirse en una de las potencias del Cineclub en vez de una condición efecto de las dificultades técnicas, presupuestales, de movilidad (estado de algunas vías de acceso a corregimientos o veredas) y de seguridad. La estrategia de auto-desdoblamiento (Martín-Barbero cit. Herrera y Piazzini, 2006: 24) o de estar y desplazarse simultáneamente deviene en política de lugar: Es nuestra apuesta por simbolizar la recuperación de nuestro derecho a la movilización, a ocupar y vivir los espacios públicos, a compartir con el otro y la otra un mismo escenario, en un momento histórico para los Montes de María, cuando la pelea por el territorio sigue cobrando tantas víctimas, todo es una estrategia de convivencia pacífica y de participación ciudadana (entrevista con Carmen Pacheco, CCMMa, 2007).

La itinerancia es política de lugar porque pone en el escenario público la necesidad de apropiarse nuevamente del lugar (lo territorial, cultural, público, colectivo y vivencial) como punto de partida para iniciar un proyecto de región diferente, además porque “es participativa, masiva, invita al diálogo, genera reflexión, su mismo carácter de callejero e itinerante nos da matices democráticos” (entrevista con Carmen Pacheco, CCMMa, 2007). Lo anterior, sumado a la circulación que se realiza en todos los municipios de los Montes de María, garantiza que las apuestas por la conformación de un escenario cotidiano diferente al propuesto por la guerra se hagan visibles y se extiendan por toda la región: —¿Ustedes hacen una reconfiguración de la región? —Totalmente [...] claro, hemos ido a todos los municipios e incluso a algunas veredas [...] es como reafirmar desde los medios de comunicación los sentidos de pertenencia hacia el lugar (entrevista con José Luis Oviedo, CCMMa, 2007).

En suma, la itinerancia como política de lugar, resiste las lógicas de guerra que intentan negar la construcción de lo público. Ella posibilita la re-apropiación del lugar mediante un movimiento constante que la hace fluida, rápida y directa, y en consecuencia, inaprensible para el conflicto armado pero con repercusiones impor-

tantes en la población que aprovecha la proyección de cine para encontrarse, dialogar y ejercer su derecho al espacio público.

La metáfora de Woody Allen: sentir el lugar Esta política toma el nombre acuñado por el sociólogo Jair Vega Casanova (2007) para describir el principal elemento que caracteriza el proyecto del Colectivo: Este elemento se basa en la estrategia que utiliza el director Woody Allen en la película que da nombre al Cineclub, en la que los personajes salen de la pantalla de cine para interlocutar con la audiencia. En este caso, la estrategia funciona al revés, es la audiencia la que entra a la pantalla de cine no sólo como interlocutores sino como protagonistas de su propia historia (Vega y Bayuelo, 2007: 11).

De hecho, tomar para el Cineclub el nombre de una de las películas de este director norteamericano es más que un homenaje a su obra; en realidad, es una apuesta por generar un sentido de lugar (Agnew cit. Oslender, 2000), aquél derivado de la experiencia de vivir en un lugar particular –los Montes de María– afectado por la guerra y por las geografías de terror. En efecto, la ruptura de los lazos vecinales, municipales y regionales produce una ruptura en el nivel simbólico en el que se comienza a estigmatizar al otro, ya sea persona o municipio, como algo peligroso y generador de desconfianza. Esto se materializó en los Montes de María en el aislamiento entre municipios, en evitar ciertos lugares porque eran refugios de guerrilleros o de paramilitares y en asegurar que cierta población pertenecía a un bando o a otro. Lo anterior deslegitima y desdibuja proyectos colectivos asociados a un territorio y los sentimientos derivados de allí. No obstante, con la metáfora de Woody Allen, el Cineclub Itinerante cuestiona las formas que rompen el sentido de lugar a través de la promoción de un reconocimiento propio diferente a los percibidos desde afuera: El Cineclub tiene una doble intencionalidad frente a lo que significa para la región como tal: reconstruir la imagen parcializada que los medios de comunicación han creado sobre la región hacia

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fuera, pero también hacia adentro […] o uno va a Salado y te dicen: pa´ El Carmen de Bolívar no voy ni llorando […] pero con este tipo de cosas tú le muestras a la gente otro Carmen de Bolívar que no es el que te muestran los medios de comunicación nacional (conversatorio con el equipo del Cineclub, Carmen Pacheco, 2007).

Entonces, la metáfora de Woody Allen puede ser entendida como una acción simbólica dirigida al espectador con el fin de animar en él/ella una reflexión respecto a lo que significa vivir en un lugar. Dicha acción es intencionada, puesto que en todas las proyecciones del Cineclub Itinerante se busca generar esta reflexión mediante la interlocución que dentro de la pantalla y fuera de ella pueden hacer los espectadores con los personajes, situaciones y elementos del contexto que les son mostrados: Se confiaba plenamente en que los personajes saldrían de la pantalla y establecerían diálogos e interacción con el público, acto que a lo mejor podría ser imperceptible para los personajes de la guerra. ¿De qué conversarían con estos nuevos personajes? No importa […] Lo cierto es que en ese regreso silencioso del público del cine a su casa, cada quien con su silla en la mano, la compañía de los personajes de la película, invisibles para otros ojos, ya estaban haciendo su trabajo (Vega y Bayuelo, 2007: 11).

El ser montemariano/a: imaginar el lugar Esta política se dirige a la convergencia entre vivir en el lugar y vivenciar el lugar, a la identidad, para este caso, al ser montemariano/a. Tal identidad no debe ser entendida como esencial y estática, es más bien, relacional y dinámica. Es decir, que a partir de los diversos sentimientos de lugar, identificaciones, tránsitos, imaginaciones y vivencias del territorio, se va configurando el ser montemariano/a como una marca particular en el proyecto de región que se pretende movilizar. Entonces, esta política se dirige a generar dicha identidad por medio de la exaltación, reconocimiento y puesta en práctica de diferentes elementos posibilitados por la región misma: “Lo que he percibido es el color de la tierra, las características de las personas, el mismo sabor, las mismas ga190

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nas, los mismos sueños: construir unos Montes de María diferentes […] las artesanías, la música, sobretodo las gaitas” (entrevista con José Luís Oviedo, 2007). En los Montes de María, las geografías de terror no sólo han producido limitaciones obligadas en los tránsitos y encuentros. También han dejado inscripciones en las formas en que la población vive, siente e imagina su lugar. Al igual que en el caso del Pacífico colombiano, señalado por Oslender, estas geografías han restringido a la población, en términos espaciales y en términos vivenciales, la imaginación y la experiencia del territorio (Oslender cit. Herrera y Piazzini, 2006: 163). Así, las lógicas de la guerra repercuten en los niveles de movilidad, de espíritus, corazones, creencias y proyectos colectivos. Por todo esto, la identidad entendida como el resultado de vivir y vivenciar el lugar, no es ajena al conflicto armado: “si alguien afirma hoy: yo soy montemariano, estaríamos frente a un mensaje vacío que no puede traducirse en referentes concretos, salvo en una alusión a la violencia y el conflicto armado” (PNUD et al., 2003: s/p, subrayado mío). De este modo, el llamado a recuperar tradiciones, bailes, creencias, fiestas, celebraciones de la región como formas para imaginarla y sentirla, se convierte en algo más que una acción para preservar el patrimonio cultural. Es una práctica movilizada desde los mensajes transmitidos por el Cineclub Itinerante, que busca rehacer el tejido social y fortalecerlo mediante el reconocimiento de lo “nuestro”, es decir, de aquellos elementos provenientes de la historia, la economía, las expresiones culturales, etc., que configuran un ser montemariano/a diferente del mensaje vacío que perciben otros actores de la región: “Ser montemariano es el sentir de una población que ha vivido las cosas buenas y que ha sido azotada por el conflicto armado […] somos como una familia con diversas culturas y que tienen en común el color, el empeño que le ponen a las cosas, ganas de salir, el empuje que tenemos” (entrevista con Julio Cesar García, CCMMa, 2007). Así, el Cineclub Itinerante, con su política del ser montemariano/a, entra a confrontar imaginarios colectivos que son el resultado de décadas de conflicto armado en los Montes de María, y que apuntan a desarticular la identidad como uno de los ejes principales para afrontar socialmente los estragos y las lógicas de la guerra. NO. 28. ABRIL 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

Las políticas de lugar como respuesta a las geografías de terror Para comprender el impacto que han tenido las políticas de lugar movilizadas mediante el Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo sobre las geografías de terror implementadas en la región de los Montes de María, es necesario advertir la forma en que han operado dichas geografías y su marca en la región: En la competencia entre organizaciones armadas por el control de posiciones estratégicas, las autodefensas han recurrido principalmente a las masacres, mientras que las guerrillas golpean a los civiles a través de los asesinatos selectivos […] en 1999 se producen cuatro masacres que cobran la vida de cerca de veinte personas. Este mismo año las FARC dan muerte a nueve particulares en dos masacres que tienen el propósito de golpear a quienes perciben como auxiliadores de los grupos de autodefensa; la primera se llevó a cabo en El Salado, la segunda en Jesús del Monte […] en 2001, en el mes de abril subversivos del frente 37 de las FARC produjeron la muerte a cuatro personas en la vía que conduce al municipio de Zambrano. En San Juan Nepomuceno, en el mes de marzo de 2000 fueron asesinados nueve habitantes del corregimiento San Cayetano […] (Oppddh, 2003: 11).

En los Montes de María, la violencia trajo como consecuencia la desarticulación de las formas de organización (políticas, económicas, las relaciones de vecindad, etc.) y con ello el debilitamiento del tejido social. En términos de vida cotidiana, la desaparición de escenarios de encuentro, de espacios recreativos, de esparcimiento, de circulación y la pérdida de lo público. Con la violencia también entran en escena las geografías de terror mediante actos como las bombas, las incursiones armadas, los asesinatos, las desapariciones y los desplazamientos forzados. En El Carmen de Bolívar, por ejemplo, “la última lágrima” era quien determinaba el toque de queda en la población: No solamente eran las bombas, era una camioneta que le tenían un apodo: la última lágrima […] una camioneta blanca con vidrios polarizados que pasaba y nadie sabia quien iba adentro […] resulta que la camioneta pasaba y se llevaba

a la gente, nunca más se volvía a saber de ellos. Esa camioneta era una de las causas para que la gente no saliera a determinada hora, no discriminaba (entrevista con Carmen Pacheco, CCMMa, 2007).

De esta forma, el lugar fue restringido en su dimensión territorial a tránsitos mecánicos y utilitarios: recorridos de la casa al trabajo, de la escuela a la casa o esporádicas salidas sólo de ser necesario. En su dimensión cultural el lugar sufrió los efectos de la prohibición de los encuentros entre vecinos y familiares al fresco de la noche, que en los Montes de María resulta una imposición contraria a las formas de ser en comunidad. Finalmente, en su dimensión identitaria, el lugar y sus pobladores se convirtieron en sinónimos de guerra. Frente a este panorama, la población no tenía otra opción que resguardarse del conflicto armado, mantenerse en casa, privilegiar lo privado, alejarse de lo público, evitar la organización social, desconfiar del otro/a, olvidarse de vivencias pasadas y sueños futuros y resignarse a sobrevivir. Las geografías de terror parecen primar sobre otras inscripciones del lugar. Sin embargo, en las geografías de terror es posible encontrar estrategias que apuntan a la “re-definición de las relaciones sociales anteriores y reconstrucción de los paisajes de miedo en espacios de solidaridad y paz” (Oslender, 2006: 164), es decir, a producir políticas de lugar. En el caso de los Montes de María, las políticas de lugar implementadas por el Cineclub Itinerante son estrategias dirigidas a la re-construcción del lugar por medio del encuentro, la apropiación del territorio y la movilización de imaginarios colectivos que celebran la identidad montemariana. Por lo tanto, dichas políticas de lugar contribuyen a la construcción de lugares de resistencia en medio de las geografías de terror. Por ejemplo, la itinerancia responde directamente a las restricciones del encuentro y de los recorridos impuestas por los actores armados, actúa en la dimensión espacial o geográfica del lugar. La metáfora de Woody Allen apunta a generar sentimientos de pertenencia hacia el lugar olvidados en medio de la guerra (lo vivencial del lugar), y el ser montemariano/a invita a re-construir el lugar mediante su imaginación, celebración y re-apropiación (el lugar a través de lo identitario). Así, las restricciones que fundamentan las geografías de terror comienzan a ser desarticuladas por medio del llamado a tomarse la noche, la calle y lo público que hace el Cineclub en cada una de sus

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funciones. También por sus mensajes, que muestran la otra cara de los montemarianos (la persistencia, la organización, la alegría y las ganas de salir adelante) y que invitan soñar, imaginar y vivir unos Montes de María diferentes. Ciertamente, al igual que en la historia de Cecilia (en La rosa púrpura del Cairo), quien encuentra el amor de la mano de Tom Baxter, un aventurero que salta de la pantalla del cine para rescatarla de su tristeza, lo que pretende el Cineclub es que los espectadores encuentren razones para creer y sentirse parte de la región, entrando en la pantalla y entablando diálogos con las películas, sus personajes y situaciones. Se trata de una invitación para perderse entre la realidad y la ficción, y en este tránsito, de la misma forma que Cecilia, enamorarse, esta vez no de un héroe, sino de un lugar y las posibilidades de vida que ofrece. La invitación anterior, más la itinerancia, la circulación por casi todos los municipios que conforman los Montes de María y cinco años de trabajo continuo, dan como resultado cambios en la región, imperceptibles en términos cuantitativos, pero significativos a la hora de vivir, imaginar y sentir el lugar, sobre todo, a la hora de retar las geografías del terror: “una cosa que nosotros hemos analizado y es el efecto que produce el cine […] cuando tú les muestras a ellos mismos, porque ese efecto es otro, cuando la gente se ve en una proyección de cine no solo se reconoce, se ve bonita y se siente que eso es lo importante” (entrevista con Carmen Pacheco, CCMMa, 2007). En síntesis, la propuesta y práctica del Cineclub es la de construir un lugar por medio de la resistencia al terror, el miedo y el silencio; un lugar que se vea y se deje ver no como un simple producto de la guerra; que sea propositivo y se encamine a un proyecto de tolerancia, respeto y paz. Es decir, el lugar como un proyecto político surgido desde apuestas culturales y territoriales: “desde los Montes de María, para los Montes de María y el mundo entero” (conversación personal con Carmen Pacheco, 2007).

Conclusiones El Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo es una experiencia cultural que apunta a la reconstrucción de un lugar desdibujado por la violencia. En sus años de trabajo no sólo ha realizado funciones gratuitas y bajo 192

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las estrellas, sino que ha propiciado la escuela audiovisual del CCMMa y la realización de encuentros, talleres y foros con temas relevantes para la agenda pública de los municipios y de la región. Su impacto más notable tiene que ver con la forma en que reta las lógicas de la guerra, disputándole el espacio público, la noche, el derecho al encuentro, al esparcimiento, los sueños y la posibilidad de organización social por medio de actividades lúdicas de formación y reflexión que se derivan de la apreciación cinematográfica. Por lo tanto, la experiencia del Cineclub es un claro ejemplo de la forma en que en medio de las inscripciones de la violencia, el miedo y el terror, surgen espacios de resistencia mediante lo que he denominado aquí políticas de lugar. Así, el Cineclub resiste las lógicas de guerra que intentan negar el lugar, a través de la itinerancia, la metáfora de Woody Allen y el ser montemariano/a. En suma, con la toma de la calle, del espacio público, y la recuperación de las formas de diálogo y encuentro perdidas durante la guerra. En general, la experiencia del Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo demuestra la forma en que las acciones culturales comunitarias tienen incidencia en proyectos políticos territoriales que controvierten las formas de vivir el lugar impuestas por actores armados. Además, existe la posibilidad de resistir a las geografías de terror y demás lógicas de la guerra, promocionando otras formas de imaginar, sentir y vivir el lugar.

Citas 1

Ubicada entre los departamentos de Bolívar y Sucre. Agrupa a quince municipios: El Guamo, San Juan Nepomuceno, San Jacinto, Zambrano, El Carmen de Bolívar, Córdoba, María la Baja, Ovejas, San Antonio de Palmito, Morroa, Colosó, Chalán, San Onofre, Toluviejo y Los Palmitos.

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AUC, Autodefensas Unidas de Colombia. FARC, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

3

Premio de Paz (2003); Beca de Investigación Periodística para el Desarrollo Sostenible, Avina (2006); premio de periodismo de la revista Semana y Petrobrás a mejor medio comunitario (2007); y Beca de Creación del Ministerio de Cultura (2007).

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Ejército Nacional, guerrillas y paramilitares.

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GARZÓN, M. A.: RETANDO LAS GEOGRAFÍAS DE TERROR: ESTRATEGIAS CULTURALES PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL LUGAR

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F ERNANDO URBINA: Olga, aprendiz de jaibaná. Río Catrú, 1973

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Notas biopolíticas. Potencia y bloqueo de la acción

[email protected] • PÁGS.: 195-206

Mauricio Berger* El artículo corresponde a una investigación realizada en el marco del programa regional de becas Clacso, sobre experiencias democráticas en América Latina. En este caso se reconstruyen algunos aspectos de acciones colectivas en defensa de la salud pública en la ciudad de Córdoba, Argentina. Los modos y posibilidades para su despliegue así como los dispositivos que capturan y reducen su potencia son considerados aquí sobre el fondo de las discusiones contemporáneas en torno al concepto de biopolítica. Palabras clave: acción, biopolítica, dispositivo. O artigo corresponde a uma investigação realizada no marco do programa regional de bolsa Clacso, sobre experiências democráticas na América Latina. Neste caso reconstroem-se alguns aspectos de ações coletiva em defesa da saúde pública na cidade de Córdoba, Argentina. As maneiras e possibilidades para seu despegue assim como os dispositivos que capturam e reduzem seu potencial são considerados aqui sob a base de discussões contemporâneas em torno do conceito de biopolítica. Palavras-chaves: ações, biopolítica, dispositivo. This article is a product of a research project undertaken under the Regional Scholarships Program of CLACSO, about democratic experiences in Latin America. Here some aspects of collective actions in defense of public health in the city of Cordoba, Argentina, are reconstructed. The ways and possibilities for its unfolding, as well as the devises that capture and reduce its power, are considered here in the frame of contemporary discussions about the concept of biopolitics. Key words: action, biopolitics, devise.

ORIGINAL RECIBIDO: 27-VII-2007 – ACEPTADO: 20-VIII-2007

*

Licenciado en Comunicación Social de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Candidato a Doctor en Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Becario del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Becario junior de Clacso (2003-2004). E-mail: [email protected]

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La actualidad de las experiencias democráticas El artículo que se presenta a continuación se compone de algunas reflexiones realizadas a partir de la beca de investigación junior del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales en el período 2003-2004, sobre experiencias democráticas en América Latina y el Caribe (Berger, 2004)1 . Para Argentina, en ese momento, la expresión de muchas modalidades y posibilidades de acción colectiva continuaba en auge desde los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre de 2001, el llamado “argentinazo”, vinculado con la movilización de amplios sectores de la sociedad que generó una crisis institucional y política casi sin precedentes, un presidente derrocado y cientos de experiencias genuinas de democratización roturando el terreno. Cortes de ruta, asambleas, autogestión obrera y comunitaria, y variadas formas de auto-organización, son algunas de las expresiones en las que vastos sectores de la población inscribieron su éxodo del campo de la representación política2 : la consigna “que se vayan todos”, sintetiza el amplio rechazo a la clase política, su corrupción, el abuso de poder y la suspensión de derechos y garantías a las que sometieron a amplias capas de la población. Estas acciones hablan por sí mismas de situaciones en las que la construcción de lo público, de lo común, está en la producción de experiencia política por fuera del sistema político y las estructuras del Estado. Sin embargo, y tan sólo tres años después de este trabajo de investigación, el panorama no es tan alentador, y muestra una realidad signada por la captura o la parálisis de muchas de estas experiencias, por causa de la hostilidad que las mismas han recibido de parte de los ocupantes del sistema político. Debido al desconocimiento de muchas posturas teóricas y políticas que han elaborado el duelo de aquel acontecimiento del 2001 y a la rápida reubicación de “los políticos” en instancias del poder dominante, la crisis de la representación se ha acentuado: la deslegitimada clase política sólo se ha abocado a realizar acuerdos y desacuerdos dentro de su descomposición y deslegitimación para constituir “frentes” electorales en época de elecciones, mediante las cuales únicamente buscan mantenerse en el poder, mientras que las demandas de los sectores que ven todavía vulnerados los derechos más básicos, siguen sin procesamiento efectivo por parte del Estado y los gobernantes, tanto en el nivel municipal, como provincial y nacional.

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El objetivo del trabajo en aquel momento consistía en elucidar un concepto de acción en contextos situados. Mientras que para algunos estudiosos la acción como acción política es un concepto académico que necesita ser clarificado teóricamente, para los protagonistas de las acciones colectivas, la acción es facultad de actuar, poder (para) hacer algo en la situación en la que se encuentran y también poder (para) no hacer algo, ya que la acción se encuentra con problemas o dificultades que determinan su bloqueo. Por ello, la pregunta por el concepto de acción política de los actores de experiencias colectivas en salud pública, uno de los ejes del proyecto de investigación, pretende introducir e introduce a la vez, una reflexión de los sujetos de estas acciones y lleva a una autorreflexión, en este último caso del investigador, que toma parte en la misma praxis política. Las relaciones entre poder, vida y política que se establecen en estas acciones, merecen una lectura biopolítica. Teniendo en cuenta las discusiones actuales entorno a la categoría foucaultiana, que encuentra sentidos negativos y afirmativos, el hecho indiscutible es que la vida misma es el territorio para la organización del poder dominante y del poder que resiste, a través de diferentes “dispositivos”, término clave dentro del vocabulario biopolítico.

Poder, vida y política: las gramáticas de las acciones colectivas La investigación que ha dado lugar a este artículo se desarrolló en la interacción con cuatro experiencias colectivas de la ciudad de Córdoba, las cuales, desde diferentes lugares ideológicos y organizativos, despliegan diversas posibilidades de acción. El encuentro con estas experiencias tuvo distintos momentos, desde un inicio abordado a la manera metodológica tradicional, en el cual las pretensiones eran “traducir” a esos “otros”, a una narración en primera persona en la que el investigador estaba comprometido con la acción misma; casi una investigación militante. El cambio tuvo que ver con una interpelación de carácter ético de parte de los protagonistas de estas experiencias, sobre los fines de mi trabajo y mi compromiso práctico en la escritura y en la participación en los acontecimientos. Las Madres de Barrio Ituzaingó Anexo constituyen un colectivo de ciudadanas que a partir del 2002 vienen NO. 28. ABRIL 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

denunciando y realizando acciones en defensa del derecho a la vida, a la salud y al medio ambiente, a partir de la identificación de fenómenos como muertes numerosas y enfermedades, derivados de la fumigación con agroquímicos tóxicos en los campos de soja aledaños, derrames de PCB de los transformadores de energía eléctrica, provisión pública de agua contaminada y residuos industriales en suelo y aire. Legislación, acciones judiciales, intervenciones médico-asistenciales son algunos de los logros que este grupo de nueve mujeres auto-organizadas han obtenido a través de marchas, cortes de ruta y otras acciones directas. El Movimiento Teresa Rodríguez es una agrupación de trabajadores desocupados, “piqueteros”, que desde el año 2002 levanta las consignas de “trabajo”, “dignidad” y “cambio social” en sus planes de lucha y en la modalidad organizativa en su interior, que se caracteriza por el funcionamiento asambleario. En cuanto a las acciones que ha llevado a cabo en el tema de salud, el movimiento ha efectuado toma de centros de salud e instituciones del ministerio correspondiente, cortes de calles y actos públicos, entre otros, en defensa y reclamo por las garantías de atención sanitaria, desde la provisión de medicamentos y profesionales acorde con las necesidades de la comunidad, hasta el saneamiento del medio ambiente y el suministro de agua potable. La forma de organización en “cabildos” ha sido para el movimiento un modo de funcionamiento sustentado en la democracia de base, la deliberación en asambleas y la discusión colectivizada de sus asuntos. Las Promotoras de Salud del Barrio Villa Urquiza es un colectivo de ciudadanas que trabajan en tareas de atención primaria de salud (desde relevamientos epidemiológicos hasta campañas por la ley de salud sexual y reproductiva) en conjunto con el centro de salud del barrio y/o, en algunos casos, debido a su pertenencia a otras organizaciones, como la rama territorial de la CTA (Central de Trabajadores Argentinos) y el Movimiento de Mujeres de Córdoba. La Mesa en Defensa de la Salud Pública, Universal y Gratuita realizó sus actividades como fiscalización de un programa provincial de provisión gratuita de medicamentos de neto corte asistencialista y con graves déficit de funcionamiento. Surge como una actividad interasamblearia de vecinos, un fenómeno de participación ciudadana que desde 2002 copó las plazas de varios barrios de BERGER, M.: NOTAS BIOPOLÍTICAS. POTENCIA Y BLOQUEO DE LA ACCIÓN

la ciudad, con modalidades de democracia directa por fuera del sistema institucional. La actividad de la Mesa consistía en visitar hospitales y dependencias del Ministerio de Salud, y hablar con los pacientes a la espera de la entrega de sus medicamentos, escribir su testimonio, armar informes y hacerlos circular en redes de información a manera de denuncia, además de peticionar a las autoridades sanitarias en cada hospital. A continuación, se presenta un recorte de la reflexión sobre estas prácticas dentro de los desarrollos de aquella investigación. Los contextos y sentidos que configuran las acciones en defensa de la vida en estos escenarios medidos por enfermedad y muerte, así como las circunstancias en las que la potencia de la acción parece ser bloqueada o paralizada por los efectos de los dispositivos de poder, hacen de las siguientes unas notas biopolíticas. 1. ¿Cuál es el escenario en el que se despliegan estos modos de ser y actuar juntos? La crisis del modelo de la salud pública neoliberal y sus efectos que se prolongan en los gobiernos actuales, pese a los cambios políticos posteriores a la crisis del 2001. Desde la caída del presidente Fernando de la Rúa, a raíz de la movilización de amplios sectores de la población en reclamo de cambios de políticas y en profundo rechazo a la clase dirigente, los nuevos gobiernos intentaron desplegar una serie de medidas para paliar los drásticos efectos de la privatización, mercantilización y desmantelamiento de las prestaciones públicas en materia sanitaria, mediante una serie de planes de asistencia social y de emergencia. El estado generalizado de suspensión de los derechos reconocidos constitucional y legalmente, sin embargo, no ha variado mucho precisamente en lo que respecta a reconocimiento y garantía de los mismos. En el caso de la provincia de Córdoba, la reforma de ley provincial de salud es un proyecto formulado desde los requisitos del BID a través de una línea de programas para salud pública, aquí conocidos como Proaps (Programa de Atención Primaria de la Salud); introduce nociones que van desde el autocuidado a la prestación focalizada, no universal, así como criterios de gerenciamiento y de injerencia del capital privado3 , transformando el sistema tradicional, una estructura de bienestar desmantelada, a las estrategias de la APS, con prestaciones mínimas y con enormes déficit en cuanto a acceso de la población a otros niveles de complejidad en el sistema sanitario.

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Mientras las estadísticas ponen en números esta situación4 , los testimonios muestran su padecimiento: “Esto es un campo de concentración, nos tienen ahí metidos en un campo de concentración, todos encerrados, dejándonos morir” (Madres de Barrio Ituzaingó Anexo). “Te da la sensación de que no les importa nada, y nos están aniquilando” (mujeres del Movimiento Teresa Rodríguez). “Se puede ver el permanente paso de personas dirigiéndose a pie hacia al ministerio, sus cuerpos y sus rostros muestran diversos y profundos pesares, también su obstinación en conseguir lo que les corresponde, lo que nos han prometido, lo que se empecinan en dar como dádiva los poderosos” (integrantes de la Mesa en Defensa de la Salud Pública). “Vos te podés estar muriendo y a ellos no les importa, directamente te dejan morir”, “Me mataron en vida. Me robaron los sueños”, “Te maltratan por ser pobre, te dicen que acá hay una salud para ricos y otra para pobres, y los pobres se tienen que joder” (mujeres del Movimiento Teresa Rodríguez).

¿Qué quieren expresar estos testimonios cuando se usa la palabra “campo”, cuando hay referencias a una situación de abandono, a un “dejar morir”? ¿Qué valor tiene la vida para los protagonistas, que en estas crónicas sintetizan sus padecimientos y los motivos de su lucha? Quienes enuncian estos testimonios describen las cuantiosas escenas del despojo, el abandono y la precarización de la prestación del servicio, desde falta de medicamentos y profesionales para cubrir las demandas de barrios muy humildes, en el caso del Teresa Rodríguez, a escasez de drogas oncológicas, como reclamo de los pacientes que se acercan a la Mesa, o la ausencia de una intervención eficaz en materia de contaminación ambiental como en el problema en el que actúan las Madres de Barrio Ituzaingó Anexo. Denuncias que evidencian la vigencia sin significado, sin aplicación efectiva, de todo el aparato legal y constitucional, las políticas públicas y los programas específicos destinado a garantizar como derecho la salud, la vida y el medioambiente. Giorgio Agamben, pensador italiano, aborda uno de los términos utilizados, el campo, paradigma que configura el espacio político actual en las llamadas “ceremonias de despojamiento de ciudadanía”. El campo es el espacio que se abre cuando el estado de excepción comienza a convertirse en regla. “En él, el estado de excepción, que era esencialmente una suspensión temporal del orden jurídico, adquiere

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un sustrato espacial permanente, que, como tal, se mantiene constante fuera del orden jurídico normal” (Agamben, 2001: 38). “Sólo porque los campos constituyen, en el sentido que hemos visto, un espacio de excepción, en que la ley es suspendida de forma integral, todo es verdaderamente posible en ellos”. (Ibíd. 39). Quienes entran al campo, como las Madres, las mujeres piqueteras y sus familias y los pacientes que dejan sus testimonios en la Mesa en Defensa de la Salud, se mueven en esta zona de penumbra para cualquier generación de derechos: civiles, políticos, sociales, culturales. Sus formas de vida son reducidas a vidas desnudas, vidas que no merecen vivir, señala Agamben. 2. El mismo pensador sugiere que nos preguntemos más que por cómo es posible que se cometan las atrocidades que suceden en situaciones donde opera la lógica del campo, por aquellos procedimientos o dispositivos que lo configuran. En nuestro caso, dado que el Estado democrático de derecho no puede negar abiertamente el reconocimiento de los derechos de la población en cuestiones sociales, apunta a transformar la relación de la población con el modelo de políticas sociales instalado, y lo hace a través de la configuración de representaciones sociales, de estrategias de subjetivación y de la materialización de las políticas en las estrategias de racionalización administrativa y organizacional de sus instituciones. Entendemos este conjunto de representaciones, discursos y estrategias como “dispositivos”, en tanto mecanismos o tecnologías que actúan sobre la vida, sobre los cuerpos, y siempre inscriptos en una relación de poder, por lo tanto, los dispositivos son instrumentos bio-políticos. Para el caso que nos ocupa, hemos abordado el dispositivo de la autorresponsabilización individual y colectiva. Se busca lograr que los sujetos se sientan responsables de su propia salud y que “se hagan cargo” de la misma. La autorresponsabilización supone que los sujetos, porque actúan libremente en el mercado, pueden asumir libremente el desarrollo de sus propios destinos. Y porque son responsables de su “éxito” o “fracaso”, generan un sentimiento de auto-culpabilización que lleva a la necesidad del auto-cuidado. En el nivel individual, el comportamiento prescripto es aceptar casi en conformidad y obediencia que tenemos que pagar los bonos de contribución en los hospitales públicos, tolerar una atención sanitaria deficitaria “porque es lo único que tenemos”, “porque somos pobres”, “porque hay una salud para ricos y otra para NO. 28. ABRIL 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

FERNANDO URBINA: Robledal de Mosquera. Cundinamarca, c. 1972

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F ERNANDO URBINA: Alcatraces. Cobeñitas, 1971

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nosotros”, como señalan quienes tienen que padecer diariamente en los pasillos de los hospitales. En el nivel colectivo, la responsabilidad del funcionamiento del sistema recae sobre la comunidad próxima y no sobre la capacidad de gestión del Estado. Sólo como ejemplo, dos casos: la formación de promotores de salud y la formación de redes comunitarias en torno a los dispensarios. Estas dos políticas son centrales, tanto en el mencionado programa Proaps de la provincia de Córdoba, como en las políticas municipales en materia sanitaria5 . En relación con los promotores, esta actividad es voluntaria, no recibe salario alguno, y consiste en realizar captación de pacientes con dolencias y enfermedades, llevarlos al centro de salud para recibir atención médica básica, y dependiendo del caso, derivarlos a hospitales para ser atendidos en otros niveles de complejidad del sistema. También se realizan relevamientos epidemiológicos y de desnutrición en la población de las villas. Las promotoras igualmente organizan charlas sobre temas como salud sexual y reproductiva, enfermedades de transmisión sexual, etc.; los petitorios a las autoridades para la erradicación de basurales; la concesión de predios para levantar salones para actividades comunitarias; el acompañamiento de personas con enfermedades terminales o víctimas de violencia familiar en la gestión de asistencia económica y sanitaria en las reparticiones públicas. En cuanto a la formación de redes de salud, éstas suponen la integración de los actores barriales en un espacio democrático de trabajo conjunto por la salud de la comunidad. En Córdoba, un funcionario de la secretaría de salud de la municipalidad, repite de barrio en barrio: Queremos fomentar la participación de la gente. Queremos que la gente se acerque y se involucre en la solución de los problemas de salud del barrio. No nos interesa que venga una autoridad o un funcionario a decirnos que tiene que hacer esto o aquello. Acá queremos construir con democracia participativa, respetando la autonomía de la comunidad en las decisiones que tome6.

Estos llamados a la participación se apropian del discurso democrático, mientras que en su interior las soluciones puntuales a demandas puntuales nunca llegan por las vías de la deliberación colectiva y la respuesta de los funcionarios a las demandas, sino por la lucha de los BERGER, M.: NOTAS BIOPOLÍTICAS. POTENCIA Y BLOQUEO DE LA ACCIÓN

colectivos en la calle ante la falta de atención. Los espacios carecen de condiciones institucionales apropiadas para garantizar la participación ciudadana y la construcción participativa de soluciones, puesto que no hay reconocimiento institucional de la capacidad de decidir sobre las reglas o la distribución de los recursos. La resolución de los problemas sigue en manos de unos pocos funcionarios, los cuales no procesan sino que burocratizan las demandas. Este simulacro de deliberación oculta lo real, el trabajo de la gente, como una suma de solidaridades para cubrir la retirada del Estado en cuestiones públicas. Pero la efectividad de este dispositivo no radica sólo allí, sino que además reside en una sumatoria de efectos que paralizan o desarticulan experiencias autónomas y antagonistas: la sobrecarga ética, cognitiva y política que reciben quienes participan en la modalidad de promotores y redes; la denegación de identidad de estos colectivos si no “pertenecen” al espacio de la red, por ejemplo, o el desconocimiento de la legitimidad de sus demandas en tanto no participan del lugar “natural” comunitario donde se procesan los problemas. La injerencia del poder político dominante reproduce sólo relaciones de poder hegemónicas, que no cuestionan el estado de las cosas sino que apuntan a su consenso, en tanto pautan los temas de la agenda y los modos en que se discute. Los colectivos con los que escribimos en esta investigación se ven así resentidos en sus actividades, con discusiones en su interior que amenazan la fractura, la desmotivación, y en definitiva, una disminución o una captura de la potencia de acción. 3. De las prácticas a los conceptos. Si estamos hablando de la vida en las mallas del poder, el paradigma de la biopolítica nos aporta un análisis de los modos en que el poder penetra en el cuerpo de los sujetos y modela sus formas de vida, las distintas estrategias por medio de las cuales el Estado asume el control y el cuidado de la vida de los individuos. Ahora bien, a partir del uso foucaultiano del término , las discusiones contemporáneas sobre la categoría de la biopolítica han cobrado un lugar central para pensar la política, otorgándole otros sentidos no negativos, que nos permitirían pensar no sólo los mecanismos de dominio sobre la vida sino la defensa de la vida como resistencia, como acción. En primer lugar, una actualización del aporte foucaultiano en la obra de Agamben, a través de definiciones como las del campo y la vida que no merece vivir, que presentáramos previamente. 7

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Continuando con el arco de discusiones, para algunos pensadores en la tradición de Toni Negri, Paolo Virno y Maurizio Lazzaratto, por ejemplo, la unión de la vida y la política es la consecuencia de que la potencia inmanente de la vida, en su función ontológica, hoy cubre todos los aspectos de la existencia productiva social e individual; en otras palabras, la vida es una sustancia ontológica que unida al poder lo transforma en una potencia inmanente de la cual, finalmente, dependen los procesos tanto de la producción como de transformación revolucionaria de la sociedad. En cambio, para una línea de reflexión que profundiza el sentido negativo de la biopolítica, el enlace de los términos vida y política es una operación muy riesgosa. El mencionado Agamben es incluido entre los pensadores “pesimistas” de la biopolítica. Otros, como Badiou y sus seguidores locales, el Grupo Acontecimiento, sostienen que el resultado general de los desplazamientos operados como efecto de la falta de políticas de ruptura activas, en especial la sustitución de la lógica política-pública del Estado por la legalidad de la producción económica (capitalista), es haber puesto en primer plano el tema central de la vida. Que la supervivencia sea el motivo esencial y determinante de cualquier política es lo que llamamos biopolítica. Vida/muerte y seguridad, es el nudo de la biopolítica. Cuando el Estado, por los motivos señalados, instrumenta su acción de tal forma que la supervivencia y la seguridad constituyen el horizonte central de toda decisión política, se abre el espacio de la barbarie7.

La biopolítica sería entonces un dispositivo mortífero dado que atrapa tanto al que destruye la vida como a aquél que subordina todo su pensamiento y su acción para defenderla, porque entiende que toda política posible debe basarse en el reconocimiento de que la vida es un valor sagrado. Por ello es que este colectivo de pensamiento sostiene que la idea de vida biológica, y todo lo que de ella depende, debe ser erradicada de la política si ésta quiere ser de emancipación. “Si hay algo de lo que puede enorgullecerse la humanidad del hombre es la posibilidad de entregar su propia vida en defensa de un principio o de un ideal. Pues bien, la lógica del capitalismo mundial que hoy inunda la política ha logrado invertir esa donación: todo principio o ideal debe reducirse a conservar la vida” (Grupo Acontecimiento, 2002).

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Lejos de cerrar la discusión o forzar una toma de posición, estas tensiones en las concepciones de biopolítica deberían nada más que abrir los caminos de reflexión. El aporte de las discusiones sobre biopolítica a este trabajo estaría dado al menos en dos cuestiones importantes. Una de ellas, proporcionarnos una posibilidad de análisis del poder, de las tecnologías de dominación, que podemos leer, por ejemplo, en estrategias como las de autorresponsabilización individual y colectiva. El otro aporte a esta discusión, tiene que ver con la posibilidad de visualizar la oportunidad de enmancipación que hoy están construyendo las acciones colectivas en salud pública, en su lucha por la vida. De esta manera, se puede adoptar una perspectiva en la que las dicotomías sobre el sentido de la biopolítica no sean excluyentes y que, al contrario, nos den la oportunidad de activar el pensamiento sobre la acción política, como forma de contribuir tanto a desmontar los dispositivos como a potenciar la producción de experiencia política. 4. Si la efectividad del dispositivo biopolítico de la autorresponsabilización está en la captura, bloqueo o parálisis de la acción, una tarea para desmontar este dispositivo está en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con el mismo. En los escenarios de la despolitización de colectivos de lucha, lograda por estrategias como las de autorreponsabilización, quizá la pregunta principal de la investigación tenía que ver con pensar la acción como estrategia para salir de la parálisis. Indagar sobre los sentidos de la política, no como definición de diccionario solicitada a los entrevistados, sino como un pensamiento situado, un registro reflexivo de los usos de la palabra política por sus protagonistas, en la propia práctica. Si aceptamos el supuesto de que aprendemos el significado de las palabras a partir de la realidad experimentada, podríamos sugerir que lo que pensamos y decimos muestra lo que hacemos. Consideramos relevante reflexionar a partir del uso y la circulación de la palabra, que da sentido al conjunto de acciones en cada experiencia. Acaso con algunos denominadores comunes, el sentido de la política se genera en estas experiencias a través de: auto-organización y autogestión para resolver los problemas que por acción y omisión el Estado no resuelve (desde las Madres de Barrio Ituzaingó Anexo que han realizado los estudios de contaminación inicialmente por su cuenta, al Movimiento Teresa Rodriguez que intenta organizar su propia farmacia y consultorio médico); instancias deliberativas en asambleas y reuniones con los miembros NO. 28. ABRIL 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

de la comunidad para la discusión y toma de decisiones; acciones directas como cortes de ruta, marchas para lograr la visibilidad pública y para que los funcionarios intervengan ante la falta de respuestas por las vías tradicionales de petición a las autoridades; “negociaciones” o enfrentamientos con los funcionarios, etc. Primer registro: Nosotras no hacemos política, nosotras trabajamos para la gente [...] Nos querían meter en política todo el tiempo. Se nos acercó mucha gente con esas intenciones, y nosotras siempre mantuvimos una separación de eso, acá los políticos no entran ni nosotras entramos en política (integrante de Madres de Barrio Ituzaingó Anexo). Yo no hago política, yo quiero hacer trabajo social en serio, quiero trabajar para la gente, para solucionarle los problemas [...] la política es lo más sucio que hay, la peor gente está ahí, es una mafia donde lo único que les importa es robar, donde se miente todo el tiempo. Yo esa experiencia la tengo por mi familia y no quiero saber nada con eso (integrante del Movimiento Teresa Rodríguez).

En este primer registro, hay una identificación negativa de la realidad de la política, a partir de lo cual se produce una (sobre) valoración de lo social. No está en las intenciones de los actores la recuperación del concepto de la política y lo político, o la consideración de la política como un bien. El riesgo que conlleva este registro es que se puede solapar con las estrategias de intervención de los políticos quienes como funcionarios o agentes del gobierno avanzan fuertemente sobre la esfera de lo social en sus tácticas de despolitización y desmovilización de la acción colectiva apoyados en el discurso de la participación ciudadana en la atribución de autorresponsabilización para la solución de los problemas de fondo. Segundo registro: La política es así. Estos son los costos que hay que pagar. En este momento no tenemos correlación de fuerzas para ponernos duros, y necesitamos mucho los recursos. No nos queda otra que mantener abierta la puerta del diálogo (integrante del Movimiento Teresa Rodríguez).

BERGER, M.: NOTAS BIOPOLÍTICAS. POTENCIA Y BLOQUEO DE LA ACCIÓN

Sí, es laburo político porque te sentís que obligadamente tenés que llegar al político que está arriba entonces ¿qué tenés que hacer? [...] Yo estoy haciendo política en el sentido que yo veo la necesidad que hay en el barrio, convoco la gente para que vamos a hacer un piquete, entonces estoy haciendo política, a la vez estoy haciendo política social para poder pedirle al otro político que nos baje lo necesario, los remedios, la leche, los bolsones, o sea lo mires por donde lo mires es política (promotora de salud de Villa Urquiza).

La posibilidad de ser incorporados por las estrategias políticas de sus adversarios se visualiza al pensar en el segundo registro, en la medida en que este implica la aceptación de las reglas del juego como si no existieran otras alternativas. Sin embargo, las prácticas ponen en evidencia que aun en relaciones de dominación cristalizan las relaciones estratégicas. Puesto que se trata de una coordinación estratégica de fuerzas, se abren dos caminos posibles para la acción pensada en este registro. Uno de ellos es la inevitable reproducción de los modos de la política, en este caso sería repetir un ejercicio del poder que despliega sus estrategias para controlar y disciplinar la acción y asegurar el orden instituido: la permanente construcción del campo y de la vida que no merece ser vivida. Pero el otro camino deja abierta una brecha, un espacio en donde la dominación no es total y no alcanza su cometido de desarticular y desmotivar la organización. La atribución de responsabilidades públicas desde el Estado a los colectivos de ciudadanos no implica generar sujetos-efectos de esas estructuras de poder, sino que las actividades de esas estrategias pueden ser resignificadas en términos de resistencia, de organización para la acción. En la provisión de un mínimo de recursos de subsistencia, queda un margen de movilidad que permite hacia dentro del colectivo, reforzar posiciones y actividades, como las asambleas, la discusión, la elaboración de nuevos planes de acción y lucha. En todo caso, hay una pragmática aplicada a una situación muy desigual en la resolución de los problemas, y esta pragmática permite que la dominación no sea total, abre un camino de posibilidad para pensar la relación entre vida y política desde un lugar que puede ser el de la generación de algo diferente y que no termina reproduciendo el estado de las cosas. Tercer registro: No hacemos política partidaria, pero hacemos política. Sí, se hace política, porque la protesta ya es

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política yendo en contra de un sistema que funciona mal, yo no me siento representada por los políticos, al defender mis derechos yo pienso que hago política (integrante de Madres de Barrio Ituzaingó Anexo).

nen a las reformas neoliberales como las leyes del estado nuevo de la provincia, que limitan los derechos a participar como mero usuario-cliente en organismos reguladores de servicios públicos (integrante de la Mesa en Defensa de la Salud Pública).

La diferencia con la política que hacen ellos es que nosotros venimos de abajo y tenemos que luchar para conseguir un lugar, ellos ya lo tienen, esa es la diferencia, que estamos tratando de enfrentar, nosotros somos la oposición, ellos son los gobernantes, y ellos lo saben, ellos saben que nosotros a la larga estamos haciendo la política, y saben que si nosotros nos lo proponemos a ellos los sacamos, como lo sacamos a De la Rúa en su momento, como se hizo en el 19 y 20 de diciembre (integrante del Movimiento Teresa Rodríguez).

En estos registros se despliega la posibilidad de creación sobre el reconocimiento de las condiciones de la política actual, y sobre esas condiciones actuar, innovar, crear otros sentidos, otras prácticas. La afirmación “nosotros hacemos otra cosa” denuncia las formas de la política tradicional de los gobernantes, en tanto formas de control y disciplinamiento que tienden a reducir las existencias políticas como vidas que no merecen vivir y se valen de los dispositivos de configuración del campo para ello. A la vez, esta denuncia es lo que permite su crisis, y desde allí, generar otro espacio, partiendo de la lucha por las necesidades, la defensa del reconocimiento de los derechos a la vida y a las condiciones de vida.

A mí me parece que nosotros nunca representamos a nadie, y eso confundió un poco a la gente, como que están esperando que uno sea el representante, depositan en uno, que vos seas un gestor, y yo te apoyo, que seas un partido político, y nosotros no éramos nadie, éramos ciudadanos que queríamos defender nuestros derechos, que estábamos ahí, yendo a hablar con los funcionarios sin ninguna chapa, haciendo uso de nuestros derechos políticos, pero esa nueva práctica no fue entendida, es más, creo que no le interesó a la gente (integrante de la Mesa en Defensa de la Salud Pública). El tema este de los movimientos sociales, transversales u horizontales, como sea, si no empieza a tener una repercusión política, no digo política partidaria, y la gente empiece a ver en esa lucha política realmente concretar [...] se queda en lo social básico, y ese es uno de los peligros de las asambleas, que quisieron ser copadas por grupos ultra, pero por otro lado está el tema de cuando queda la cosa así nomás (integrante de la Mesa en Defensa de la Salud Pública). Se han conformado un ejercicio de la ciudadanía de baja intensidad, funcionales con formas delegativas de la democracia. Ahí es donde la Mesa quiere y trata de promover a través de sus actividades otra comprensión de los derechos políticos y de la injerencia de la ciudadanía en asuntos públicos, en la relación con las instituciones del Estado, que se opo-

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A partir de las distintas perspectivas de sus protagonistas, el valor de estos registros reflexivos está en la posibilidad de pensar, desde una concepción de la performatividad del lenguaje, en las condiciones de potencia y bloqueo de la acción. Los conceptos nacen de formas de vida, aquellas que los dispositivos pretenden reducir a vidas que no merecen vivir y sin expresión política significativa. Reconstruir reflexivamente la acción colectiva a través de sus juegos del lenguaje, ha sido una de las intenciones de la investigación. Mostrar cómo la conexión entre las palabras y los hechos expresa una gramática de la acción colectiva, y en tanto marco interpretativo, forma parte de la misma praxis política, ha sido una de las características metodológicas, desde una posición en que la misma tarea de investigación es pensada como acción política. Por último, y en sintonía con estas afirmaciones, Agamben propone que sólo el pensamiento y su potencia pueden romper con la fractura biopolítica que nos convierte en vidas que no merecen vivirse (Agamben, 2001).

Tan sólo tres años después En el transcurso de esta investigación, al preguntarnos por el sentido de la política buscamos pensar de qué modos y bajo qué condiciones la acción podría superar los efectos de aquellos dispositivos que producen su bloqueo, en este caso por las estrategias de autorresponsaNO. 28. ABRIL 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

bilización, en contextos de ceremonias de despojamiento de ciudadanía y crisis de representación política. Hoy las preguntas siguen vigentes, porque la hostilidad del sistema político se ha acentuado, no sólo en la imputación de responsabilidades, sino en otras estrategias que incluyen también denegación de identidad, menosprecio y amenazas físicas hacia estos colectivos. Los responsables de la función pública en sus distintos niveles han reforzado la incidencia desmovilizadora en los modos de auto organización y en el ejercicio de un derecho de resistencia por parte de los colectivos, buscando resolver la tensión en favor de los intereses que refuerzan todas las formas de exclusión y privación de derechos. En el interior de los colectivos es muy difícil sortear estos embates sin rupturas y presiones que provocan malestar entre sus integrantes y preparan terrenos propicios para la desarticulación de una coordinación de las fuerzas que sostienen la acción colectiva, y en ello, la afirmación del valor de la vida, una biopolítica afirmativa, como ejercicio de la potencia del existir. Reflexionar situada y conjuntamente sobre la acción para liberarla de aquellos dispositivos que actualmente determinan su bloqueo, su parálisis, es una forma, entre otras, de acompañar y sostener la producción de estas experiencias políticas.

Citas 1

Puede consultarse en: .

2

Quisiera destacar los aportes de la noción de éxodo de la ciudadanía del campo de la representación política dado por las discusiones del Proyecto Ciudadanía (Iifap-UNC) y en especial de la profesora Cecilia Carrizo.

3

Algunos documentos para consultar al respecto: “Programa de Proaps del gobierno de la Provincia”, disponible en: , Carta del Ciudadano, Constitución de la Provincia de Córdoba.

4

Un estudio de una consultora local del año 2003 presenta, entre otros datos, la siguiente información sobre el acceso a servicios públicos de salud en la ciudad de Córdoba: la disponibilidad de cobertura es seis veces más alta entre las personas de nivel socioeconómico alto que entre los menos favorecidos de la escala social, esto significa que nueve de cada diez personas de nivel alto tiene cobertura y sólo 1,5 de cada diez en condiciones marginales la posee. En una población de 1.000.000, 309.000 cordobeses, mayores de 18 años y menores de 75 no tienen ni mutual, ni obra social, ni pre paga, dependen de la salud pública. Para un poco menos de la mitad de ellos (48%) esta situación es nueva: un gran número de personas ha empeorado su situación como consecuencia de la pérdida de coberturas al ser despedidas de

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sus trabajos. Entre quienes no tienen actualmente coberturas de salud, un 48% si contaba con ella en el pasado, y la perdió (lo que equivale al 18,3% del total de la población de Córdoba). Este grupo está constituido principalmente por personas de niveles medios y bajos. Siete de cada diez cordobeses, o algún familiar próximo, han recibido asistencia médica en algún dispensario u hospital público en los últimos tres años. Un 83% de las personas de nivel socioeconómico bajo, el 68% de los de niveles medios (Perspectiva Sociales, 2003). 5

Algunos documentos de la Dirección de Epidemiología Comunitaria de la Municipalidad de Córdoba enuncian estas políticas, consultar en: .

6

Curiosamente, el desarrollo del trabajo de campo para esta investigación coincidió en varias oportunidades con las reuniones que autoridades municipales realizaban en los barrios donde las experiencias de acción colectiva tienen lugar.

7

El término biopolítica fue utilizado por Foucault para señalar los procesos por los que la vida comenzó a ser gobernada y administrada políticamente. La especie y el individuo, en cuanto puro cuerpo viviente, se convierte en el objetivo de las estrategias del poder político. La biopolítica son los mecanismos, técnicas y tecnologías de poder que trabajan con la población como problema político, como problema a la vez científico y político; biológico y de poder, en tanto que la población es una especie de entidad biológica que debe ser tomada en consideración para utilizarla como máquina para producir y controlar socialmente (Foucault, 1996; 1999; 2002). El camino del poder es reducir los sujetos políticos a vidas humanas en su mínima expresión: corporal, biológica y sanitaria. Para Foucault, “La tecnología del poder biopolítico conseguirá instaurar mecanismos que tendrán funciones muy diversas de las que eran propias de los mecanismos disciplinarios. En suma, instalar mecanismos para optimizar la vida. Estos mecanismos, como los disciplinarios, están destinados a maximizar las fuerzas y extraerlas, con procedimientos del todo diferentes [...] No se toma al individuo en detalle. Por el contrario, se actúa por medio de mecanismos globales, para obtener estados totales de equilibrio, de regularidad. El problema es gestionar la vida, los procesos biológicos del hombre-especie, y asegurar no tanto su disciplina como su regulación” (Foucault, 1996: 255).

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F ERNANDO U RBINA: Raudal Alto. Río Inírida, 1975

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REFLEXIONES DESDE LA UNIVERSIDAD MALDONADO GRANADOS, L. F. Y SERRANO IGLESIAS, E.: CONSTRUCCIÓN DE UNA RED DE APRENDIZAJE

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FERNANDO URBINA: Río Vaupés, 1968

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Construcción de una red de aprendizaje* [email protected] • PÁGS.: 211-222

Luis Facundo Maldonado Granados** y Edel Serrano Iglesias*** Este documento analiza el proceso de construcción de la red de aprendizaje generada por el proyecto “Simas y Coolmodes en el desarrollo de competencias básicas”, desde los referentes teóricos proporcionados por la teoría de grafos y la teoría de las redes complejas, aplicados a redes de conocimiento. Se pretende identificar la estructura y la dinámica de la red y las conexiones preferenciales ocurridas. Así mismo, describir el efecto que en la complejidad de la red tienen estrategias adoptadas por el grupo para mejorar la conectividad entre los participantes. Palabras clave: redes de aprendizaje, ambientes digitales para el aprendizaje, trabajo colaborativo, gestión de conocimiento, conocimiento compartido. Este documento analisa o processo de construção da rede de aprendizagem generada pelo projeto “Simas e Coolmodes no desenvolvimento de competências básicas”, desde as referências teóricas proporcionadas pela teoria de grafos e a teoria das redes complexas, aplicadas à redes de conhecimento. Pretende-se identificar a estrutura e a dinâmica da rede e as conexões preferenciais ocorridas. E assim, descrever o efeito que na complexidade da rede tem estratégias adotadas pelo grupo para melhorar a conectividade entre os participantes. Palavras-chaves: redes de aprendizagem, ambientes digitais para o aprendizagem, trabalho colaborativo, gestão de conhecimento, conhecimento compartilhado. In this document we present our analysis of the construction process followed by the learning network that emerged from the project “Simas and Coolmodes in the development of basic competencies”. In doing so, we took as our theoretical frame the graph theory and the theory of complex networks, applied to knowledge networks. Our aim is to identify the structure and dynamic of the network and the preferred connections that happened within it. In addition, we want to describe the effect that the strategies adopted by the group to enhance the connectivity among the participants had on the complexity of the network. Key words: learning networks, digital environments for learning, collaborative work, knowledge management, shared knowledge. ORIGINAL RECIBIDO: 22-II-2008 – ACEPTADO: 14-III-2008

*

Este artículo es resultado del proyecto “Simas y Coolmodes en el desarrollo de competencias básicas: una experiencia de comunidad de aprendizaje medida tecnológicamente”; desarrollado con la participación de los grupos Tecnice, Collide, Guane, Tecnimat, Temas y Remas; y cofinanciado por el Ministerio de Educación, a través de convocatoria de Colciencias, y las universidades Central, de Cundinamarca y Universidad Nacional Abierta y a Distancia, UNAD. ** Filósofo, PhD en Inteligencia Artificial. Investigador y líder del grupo Tecnice, avalado por la Universidad Central y la UNAD. E-mail: [email protected] *** Matemática, Magíster en Ciencias Financieras y de Sistemas. Investigadora del grupo Tecnimat, con aval de la Universidad Central. E-mail: [email protected]

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1. Introducción Para atender a la convocatoria de Colciencias, Redes de Aprendizaje, y acorde con la práctica de investigación adoptada de manera general, que involucra bajo un mismo ejercicio investigadores de diferentes campos de conocimiento, el proyecto “Simas y Coolmodes en el desarrollo de competencias básicas” es adelantado por tres grupos de investigación de experiencia incipiente: Tecnimat de la Universidad Central, Temas y Remas de la Universidad de Cundinamarca y Guane de la Universidad Abierta y a Distancia (Bucaramanga), que en este documento se identifican como G2, G3 y G4, bajo la dirección del reconocido grupo Tecnice, G1, y el apoyo del grupo Colide, G5, de la Unión Europea. En el proceso de construcción de la red se pueden identificar tres momentos: en el primero, sólo intervienen los grupos de investigación participantes en el proyecto; en el segundo, se incorporan a la red los docentes de tres instituciones de educación media; y en el último momento del proceso, se incluyen los estudiantes de grado décimo de estos mismos colegios. El proyecto tiene como objetivo central, la conformación de una comunidad de aprendizaje que trabaja de manera conjunta en el desarrollo de competencias básicas en cuatro áreas de conocimiento, a saber: vida ciudadana, español, física y matemáticas, mediante la intervención en las prácticas educativas de tres instituciones de educación secundaria ubicadas en ciudades diferentes. El análisis de la conformación de la red atiende a su estructura, al observar el número de nodos o participantes en el proyecto, el número de aristas de comunicación entre los nodos integrantes, el peso de estas aristas o la frecuencia de la comunicación entre los nodos y los cambios ocurridos en cada uno de los momentos señalados. Así mismo, atiende a las características de una red de conocimiento, al observar el sentido de la comunicación, esto es, la dirección seguida por las aristas que salen de cada nodo cuando requieren consultar para construir conocimiento.

2. Antecedentes El desarrollo de Internet ha servido de catalizador para una serie de fenómenos que antes eran de ámbito 212

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reducido. La gestión de conocimientos, entendida como el proceso de crear, probar, debatir y usar conocimiento, se convierte en objeto de estudio sistemático. Aquél es activado en los procesos cognitivos y sociales incorporados a las estructuras, prácticas, rituales y creencias. La escuela comienza verse como un artefacto social incorporado al proceso general de gestión de conocimientos de las organizaciones sociales, en particular, y la sociedad en general. Los centros educativos son instancias del concepto de institución escolar, una de cuyas mejores representaciones es una red. Cada institución es portadora de conocimiento tácito y de conocimiento explícito.

2.1 Las comunidades de práctica y de conocimiento innovador La relación entre comunicación y constitución de comunidades es aceptada por las diferentes disciplinas que estudian las organizaciones humanas, de tal manera que podemos sostener que su vínculo es la comunicación y que ésta asume un valor positivo o negativo: el positivo, en contraste con el negativo, es generador de comunidad. La dinámica de la formación de comunidades es estudiada desde la perspectiva de la construcción de conocimiento con la denominación de “comunidad de práctica”, que inicialmente se usó para caracterizar la socialización en comunidades de pertenencia como Yucatán, Costa Ivory o alcohólicos anónimos (Lave y Wenger, 1991). Estas comunidades aparecen como estables y el conocimiento experto se transmite de una generación a otra sin cambios deliberados o notorios. Esta tendencia a la estabilidad se puede observar como una tendencia dominante también en las instituciones escolares, y es una explicación posible de su resistencia al cambio aun en la edad del conocimiento (Wenger, 1998). Las tecnologías contemporáneas naturalmente afectan la organización de las comunidades humanas de diferente naturaleza, en la medida en que establecen, fortalecen o debilitan la comunicación entre personas y grupos. Una de sus manifestaciones se ubica en el campo de la economía, la cual depende de la producción de información e innovaciones. Por contraste, a las instituciones educativas se les pide generar cambios y producir los expertos que requiere la sociedad global. NO. 28. ABRIL 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

Una forma de generar esos cambios en educación se basa en la introducción de proyectos (Nardi, Whitaker y Schwarz, 2002). Este tipo de iniciativas surgen de individuos o grupos de individuos que se proponen construir y administrar redes personales con las tensiones que ello implica. Estas redes tienden a ser de ámbito restringido o cerradas, en el nivel de una organización, o incluso de unidades dentro de una organización que les sirve de entorno. Por ejemplo, un departamento o un centro especializado. Una tipo de innovación en comunidad es conocida como trabajo en nodos (knotworking), proceso por el cual en una organización se vinculan actores que antes no estaban integrados, para lograr determinados objetivos, generalmente por un período corto de tiempo. A diferencia de las comunidades de práctica, esos grupos no son estables y sus narrativas no son comunes entre los miembros (Engeström, 1999). Stutt y Motta (1998) señalan dos procesos como factores que están afectando profundamente la dinámica del conocimiento y el trabajo humano: por un lado, tanto el trabajo como los artefactos que se usan en él incorporan significado, conocimiento e inteligencia que progresivamente son usados por una proporción mayor de ciudadanos (epistemización1) y, por otro, se integran actividades tanto simbólicas como materiales (hibridización2). En consecuencia, la sociedad intenta extender su inteligencia usando artefactos materiales en los procesos de pensamiento y de comprensión de fenómenos complejos como son las redes sociales. Las comunidades de conocimiento se apoyan en una red heterogénea y compleja de instrumentos y progresan gracias a nuevos instrumentos y métodos de medida, control y representación. En el marco de organizaciones innovadoras, Nardi et al. (2002) señalan que para los individuos la competencia esencial: es la capacidad de crear relaciones de comunicación entre expertos que representen diferentes dominios de conocimiento, de manera espontánea y rápida; mientras que para las organizaciones, las competencias fundamentales son visualizar, administrar y analizar los procesos de reticulación, colaboración y construcción de conocimiento. Los dispositivos digitales actuales juegan un papel potenciador en ambos casos.

Hakkarainen et al. (2004) presentan el concepto de comunidades innovadoras de conocimiento3 , en contraste con las comunidades de práctica y caracterizadas por: 1. orientarse a resolver problemas que impiden la generación de conocimiento como la superación de rupturas, tensiones y disfunciones de las prácticas cotidianas; 2. proponer como motivación de la colectividad la creación de conocimiento, la incorporación deliberaba de artefactos para apoyar la actividad cognitiva y el desarrollo de métodos y representaciones nuevas de su realidad; 3. interesarse por generar una cultura propicia para la generación e incorporación de conocimiento nuevo; 4. reducir intencionalmente la comunicación jerárquica y propiciar las relaciones simétricas entre sus miembros; 5. desarrollar responsabilidad colectiva por el crecimiento colectivo y realizar esfuerzos explícitos para incrementar el conocimiento individual; 6. desarrollar un ambiente dinámico adaptable a los cambios del entorno y a la representación del mismo; 7. generar, mantener y fortalecer relaciones con otras comunidades y culturas para el intercambio de conocimiento y la colaboración. La comunidad misma es objeto de diseño para lograr sus propósitos.

2.2 Análisis de redes de conocimiento compartido Para entender la dinámica de una comunidad de aprendizaje o de una red humana, es importante caracterizar tanto los patrones de comunicación entre los miembros como el papel de éstos dentro de la red. En el primer caso se trata de analizar quién comunica a quién, para determinar la estructura, intensidad o frecuencia de la comunicación. En el segundo caso se trata de evaluar el flujo de conocimiento experto, en la estructura funcional de la red (Hakkarainen et al., 2004). La investigación muestra los grados de influencia de la fuerza de las relaciones sobre la innovación: a. los procesos tanto de producción como de innovación se difunden a través conexiones fuertes entre miembros de la red: estos miembros tienen un buen conocimiento mutuo y poseen metaconocimiento de la experticia de cada uno, como fundamento de su colaboración (Burt, 1987); b. el segundo nivel de difusión opera a través de afiliación de redes: miembros claves de una red se comunican entre sí, y cada uno de ellos se comunica con su grupo o subred (Frank y Yasumoto, 1998); c. en un tercer nivel, opera una especie de contagio social: diferentes actores entran en contacto sin que ten-

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gan una comunicación estable o permanente y comparten con los miembros de sus propias comunidades (Marsden, 1998). Sin embargo, existe una discusión entre los investigadores sobre la importancia de las relaciones fuertes o débiles. Hakkarainen et al. (2004) hacen una comparación entre éstas: si se considera el flujo de información, en las relaciones fuertes hay redundancia, en contraste con las débiles, en las cuales también las relaciones tienden a ser asimétricas; en cuanto a la naturaleza del conocimiento compartido, en las relaciones fuertes el conocimiento es complejo, mientras que en las débiles es simple y preciso; en cuanto a la forma de conocimiento, en las fuertes domina el no codificado y tácito, en tanto en las débiles domina el codificado; en relación con el entorno, la vinculación con el contexto es proporcional a la fuerza de las relaciones; en cuanto al tipo de comunicación, domina en las relaciones fuertes la especialización de términos, la expresión compacta o encapsulada, en contraste con la relación débil en la cual dominan las expresiones fáciles de entender; finalmente, las relaciones fuertes exigen más recursos que las relaciones débiles. La investigación muestra que el dinamismo de las redes hace que cuando las innovaciones se consolidan, tienden a transformar relaciones débiles en fuertes (Barabasi, 2002). En el extremo de las relaciones débiles está la situación de redes vinculadas a través de un solo nodo; cuando éste se desvincula se generan los “huecos-estructurales4 ”. La información relevante y significativa entre subredes deja de fluir. Frente al problema de los “huecos-estructurales”, aparecen los “cuidadores de compuertas 5 ” o los “facilitadores6 ” de la reticulación. Sverrison (2001) considera tres formas de promotores de reticulación: promoviendo la inclusión de personas a la red, haciendo labores de traducción de conceptos para acercar a las personas y promover interacción e identificando elementos nuevos para mostrarlos a potenciales miembros de la red. Las personas que ejercen este papel tienen suficiente conocimiento sobre el nivel de comprensión de los miembros, metaconocimiento, y de los recursos disponibles. Las comunidades educativas institucionales, tales como los colegios, tienden a ser comunidades de práctica. La comunicación con otras comunidades tiende

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a hacerse mediante algunos miembros que se vinculan esporádica o permanentemente a otras redes. Las redes son, por su naturaleza, un fenómeno complejo y heterogéneo. La Figura 1 muestra una red posible con posibles sub-redes. A muestra una subred con todos sus miembros comunicados y con un miembro que sirve de puente con la red T. Wenger (1998) señala que después de cierto tiempo de interacción, los miembros de la comunidad de práctica tienden a llegar a los límites de competencia exigidos por la misma, en ese momento la conexión con otra comunidad puede generar conflictos y potenciales rupturas, en tanto surgen nuevas visiones y competencias. En estos casos, los miembros que intentan superar los límites de su comunidad y entrar a otra, sufren conflictos tanto emocionales como cognitivos, dependiendo de su flexibilidad mental y de la intensidad de comunicación con cada una de las redes a las cuales pertenece (Engeström, 1999). Superar los límites de una red y entrar en otra permite desarrollar competencias: el conjunto de competencias relacionales y cognitivas que habilitan el trabajo en red.

Figura 1. Múltiples sub-estructuras en una red

Hay un factor de liderazgo asociado con la capacidad de entrar en red. En las empresas contemporáneas, las personas con gran capacidad de compartir conocimiento son valoradas positivamente y son objeto de asignación de tareas administrativas de intercambio. En términos de innovación, el potencial de estos líderes radica en que permiten superar los límites de su propia comunidad a través de la comunicación simultánea con varias redes (Il. 1. Actor B). Teóricamente las comunidades institucionales educativas también podrían mantener una dinámica de innovación, si se dan condiciones de este tipo. Los investigadores sobre la dinámica de las redes de innovación se han interesado también por lo que han denominado “relaciones incorporadas7 ”. Se trata de relaciones no-contractuales, basadas en confianza y

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FERNANDO URBINA: Robledal de Mosquera. Cundinamarca, c. 1972

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FERNANDO URBINA: Tronco calcinado. Río Caquetá, 1982

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amistad. Pueden tener valencia positiva o negativa, en tanto motivan y promueven la comunicación o bloquean canales e ideas nuevas. Están normalmente asociadas con trabajo adicional, generalmente oculto a los observadores, e incluso a algunos miembros de la red (Nishiguchi, 2001). Quienes tienen este tipo de relaciones tienden a invertir esfuerzos para resolver problemas a través de procesos intensivos de negociación (Larson, 1992).

3. Marco Conceptual Una red de aprendizaje es una comunidad que basada en la comunicación, crea una organización con el objetivo de construir conocimiento. En el caso particular de este proyecto, el conocimiento al que se hace referencia es conocimiento explícito, esto es, aquél señalado por los programas curriculares que deben seguir las instituciones de educación media en décimo grado. Sin embargo, al vincular investigadores de tres instituciones de educación superior con estudiantes y docentes de colegios ubicados en ciudades diferentes, se crea una estructura que también permite la comunicación del conocimiento tácito pertinente a cada uno de los participantes y a sus respectivas instituciones y sociedades, por tanto, para la observación de la conformación y evolución de esta red, es necesario adoptar referentes conceptuales en las siguientes dimensiones:

3.1 Posiciones frente a la gestión de conocimiento La gestión de conocimiento, entendida de manera general como el proceso de construir, probar, representar, debatir y usar conocimiento, presenta, según Hakkarainen et al. (2004), tres posiciones diferentes, de acuerdo con el énfasis que se dé a la adquisición, la participación o la creación en este proceso. El enfoque orientado a la adquisición de conocimiento centra el proceso en la representación y en la transmisión de contenidos expresados en datos y códigos, lo cual es frecuente en instituciones de educación media y superior. El enfoque encaminado a la participación centra el proceso en la construcción del conocimiento, mediante la realización de actividades colaborativas que comparten un sistema de referencia; y para quienes adoptan el enfoque conducente a la creación, el conocimiento como tal es el que se consolida en comunidades o redes que enfrentan problemas cognitivos reales y desarrollan prácticas.

Los tres enfoques tienen vigencia y muestran desarrollos y resultados. Se diferencian de manera significativa en la unidad que adoptan para realizar sus análisis. El primero observa al individuo, el segundo a grupos y culturas y el tercero a comunidades y redes que desarrollan prácticas constructoras de conocimiento. En este proyecto, si bien existe un grupo de investigadores interesados en construir nuevo conocimiento, resulta más pertinente el segundo enfoque, no sólo por la realización de actividades colaborativas, sino por el hecho de que los integrantes del proyecto comparten el conocimiento tácito propio de cada una de las instituciones y de las respectivas comunidades. Por esta razón, aun cuando es posible visualizar en la red el flujo de conocimiento experto, o sentido de la comunicación realizada por un nodo que pregunta a otro para construir conocimiento, éste no será el mismo en los nodos que han establecido comunicación, es decir, no hay simetría en la relación.

3.2 Conceptos y técnicas estadísticas Se tendrán en cuenta al calcular el grado de cada nodo o la probabilidad de que un nodo elegido al azar tenga un determinado grado, resultados con los que se construye la función de distribución de probabilidad del grado, que a su vez determina la ocurrencia de características importantes en la red. Sin embargo, métodos estadísticos multivariados pertinentes para el análisis detallado de los coeficientes de cluster, por ejemplo, no son utilizados en este ejercicio.

3.3 Conceptos de la teoría de grafos y de las redes complejas Aplicables al estudio de las relaciones construidas entre los investigadores, docentes y estudiantes que participan en el proyecto, para su modelado, representación matricial, determinación de medidas e identificación de los atributos que permiten determinar las características y cambios ocurridos en la red en cada uno de los momentos establecidos para su observación, y así mismo, para la caracterización de las propiedades emergentes que otorgan la calidad de complejo a la red.

4. Evolución de la estructura de la red La viabilidad del proyecto se concreta gracias a los contactos y al trabajo previo adelantado por los grupos

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de investigación G1 y G2, del cual se obtiene como resultado el proyecto elaborado de manera conjunta y presentado a Colciencias, respondiendo cada uno de los grupos por el trabajo por realizar en las áreas de física y matemáticas. El tiempo transcurrido en espera de los resultados de la convocatoria, permite incorporar al proyecto a los grupos G3 y G4 para atender las áreas de español y vida ciudadana y, así mismo, la consolidación de todos ellos mediante el trabajo realizado en sus respectivas instituciones. Este hecho puede representarse usando una relación que definida sobre cada conjunto particular de investigadores, sirve a todos los grupos de manera general. Para ello, usamos el enunciado: “x se encuentra con y, para compartir conocimiento”, en donde x y y son investigadores de un grupo. La relación así definida construye una matriz simétrica de tamaño n para cada uno de los grupos, que asigna el valor uno (1) a los encuentros de investigadores acordados y respaldados por actas, y cero (0) en caso contrario, situación que en el grafo correspondiente a cada matriz, se representa con la existencia o no de arista entre los respectivos investigadores. Esta matriz determina el grado de cada nodo dentro del grafo. La matriz suma o “resumen”, correspondiente al trabajo de cada grupo durante la primera etapa del proceso, al ser representada en un grafo, permite asignar a las aristas el “peso” que resulta del acumulado o suma de unos por cada encuentro en las reuniones acordadas. Al comparar las matrices resumen de los grupos, se encuentra en ellas una diferencia significativa en el valor de los pesos de sus aristas, como consecuencia de la antigüedad en la vinculación al proyecto. Para facilitar la comparación de los encuentros entre los investigadores de cada grupo sin importar el tiempo de vinculación al proyecto, es posible establecer una escala que asigne los valores del conjunto (0, 1/3, 2/3, 1), a las categorías cualitativas: “x no se encuentra con y”, “x se encuentra pocas veces con y”, “x se encuentra regularmente con y” y “x se encuentra siempre con y”, con lo cual, las matrices resumen tienen en sus aristas pesos comparables. Un período importante en la evolución del proyecto, es el transcurrido entre su aprobación por parte de

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Colciencias y la asignación de los primeros recursos. Durante ese período se realizan reuniones generales de investigadores, para construir la plataforma conceptual soporte de los futuros desarrollos teóricos en las competencias específicas de cada dominio de conocimiento, reuniones que integran los grupos en una comunidad que puede ser modelada como lo muestra la red de la Figura 2, en la cual es visible la relación construida y la función de facilitadores de la comunicación asumido por algunos de los participantes, como es el caso de los nodos (G11 y G22).

Figura 2

En febrero del 2006 se inicia la intervención en los colegios que participan en el proyecto y con ella, los encuentros entre investigadores y docentes de cada área para construir y compartir conocimiento, con la definición de un plan de trabajo y la identificación y delimitación de los objetos de aprendizaje por desarrollar en las aulas de clase, hecho que amplía el conjunto sobre el cual se define la relación, al incluir en el mismo a los docentes de cada área de los tres colegios participantes, y en la relación, las parejas de la forma investigador-profesor. Esta red puede caracterizarse desde la teoría de grafos como un grafo G(21,46), esto es, un grafo con 21 nodos y 46 aristas que representan las comunicaciones existentes entre ellos en razón de sus prácticas investigativas presentadas en la figura 3.

4.1 Grafos probabilísticos Los grafos proporcionan una representación estática de una red, cuyo análisis conduce a la descripción de la misma en un momento determinado. Con los referentes NO. 28. ABRIL 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

de probabilidad de grado de la red. Para ello, se lista en una tabla el grado k de cada uno de los nodos que presenta la red, para construir a continuación una función que tiene en su dominio la variable k, y en su imagen, los valores encontrados como la frecuencia relativa del dato k, esto es, el cociente realizado entre el número de veces que el valor k aparece y el número total de nodos.

5. Modelos de redes 5.1 Redes uniformes Figura 3

teóricos de los grafos probabilísticos y los conceptos asociados con su medida, es posible determinar en el G(21,46), funciones y comportamientos de los participantes: con las trayectorias mínimas, la existencia de rutas de comunicación cortas o inmediatas entre casi todos los nodos, la comunicación entre los participantes más alejados; o con el diámetro del grafo, la innecesaria intervención de muchos intermediarios o nodos betweenness; y los coeficientes de cluster, el grado de agrupamiento de los investigadores alrededor de un nodo determinado. De igual forma, el conexo de la relación evidencia en el G(21,46) la existencia de una comunidad. En el contexto de los grafos probabilísticos, el grado de un nodo no indicará, como en la teoría de grafos, el número k de aristas que llegan o inciden en un nodo determinado, sino la probabilidad de que un nodo escogido al azar en la red tenga grado k. Con esta definición, y usando el concepto de frecuencia relativa como medida de esta probabilidad, es posible construir la función de distribución

0,4 0,35 0,3

p(k)

0,25 0,2

Serie1

0,15 0,1 0,05 0 1

2

3

4

5

6 k

Figura 4

7

8

9

10

Los modelos usados para representar redes reales se clasifican en dos categorías: redes uniformes y redes complejas. Las redes uniformes se caracterizan por tener un número fijo de nodos y una función de distribución de probabilidad que “sigue” una normal. De acuerdo con esta primera categoría, la red representada en el G(21,46) guarda concordancia con esta definición, con una función de distribución de probabilidad de grado, que sigue una normal con media 5 y desviación estándar de una unidad, lo que indica que en la red, el 68% de los participantes, que son aquellos ubicados a una distancia de una desviación estándar de la media, tienen de cuatro a seis aristas incidentes, o comunicación con otros nodos de la red.

5.2 Redes complejas Los modelos de redes no son excluyentes, es decir, una misma red puede tener simultáneamente características de las redes uniformes y de las redes complejas, las cuales se caracterizan por tener una estructura irregular que evoluciona en el tiempo, en una dinámica en la que de manera permanente entran y salen nodos de la red. En el caso de estas últimas existen dos atributos de relevancia que son: 1. existe en la red una tendencia o conexión preferencial entre nodos altamente conectados, nodos hubs, y la función de distribución de probabilidad de grado sigue una ley de potencias representada con una gráfica de “cola”, propiedad que clasifica a la red compleja como de libre-escala (Barabási, 1999); y 2. resulta relativamente fácil llegar de un nodo a otro cualquiera de la red, es decir, existe un camino corto, de máximo seis pasos relacionales de un nodo a otro de la red, propiedad que clasifica a la red como de mundo pequeño (WattsStrogatz, 1998), en la cual, además de encontrar rutas breves, el grafo tiene vecindarios densos en cada nodo.

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Las redes complejas permiten representar la última evolución ocurrida en la estructura de la red, con la vinculación al proyecto de los estudiantes de grado once de los tres colegios, y la ampliación de la relación con la inclusión de parejas de la forma investigador-estudiante, profesor-estudiante y, por supuesto, estudiante-estudiante. Los obstáculos presentados por las condiciones variables de conectividad de los colegios, los cruces de horario y las dificultades enfrentadas por algunos docentes en el manejo de las tecnologías de la información, aportaron la dinámica de entrada y salida de grupos en el último momento del proyecto, y así mismo, el papel de algunos estudiantes como monitores de grupo, la evidencia de algunos nodos dinamizadores altamente conectados tanto con sus compañeros de grupo como con los docentes e investigadores. De igual forma, es notoria la conexión preferencial entre los nodos directores de los grupos Colide y Tecnice. La red en este último momento crece a un promedio de 129 nodos participantes que realizan actividades colaborativas.

5.2.1 Verificación de la condición de libre escala Para verificar la primera condición, o libre escala en la red, que ahora también incluye en sus nodos a los estudiantes de grado once, con la definición de grado K como la probabilidad de que un nodo elegido al azar en la red tenga grado K, se construye la tabla de frecuencia para los 129 nodos y su correspondiente función de distribución de probabilidad, realizada a partir de la tabla de grados –de la misma manera en que fue realizada en la red de investigadores-docentes– la cual se muestra en la figura 5. En la gráfica, a las barras de la distribución de frecuen-

Histograma Histograma 10 5 0

0 2 4 6 8 10 13 15 17 19 21 23 25 30 33 36 38 40 42

Frecuencia Frecuencia

15

Clase Clase Figura 5. Red ampliada con estudiantes Función de distribución de grado

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cias se anexa una curva que aproxima lo que sería de manera continua el comportamiento de las mismas, evidenciando pocos nodos altamente conectados y muchos pobremente conectados.

5.2.2 Verificación de la condición de pequeño mundo Para crear nuevas conexiones dentro de la red, se adoptó como referente teórico la metodología de trabajo colaborativo mediante proyectos interdisciplinarios, que agrupó a estudiantes de las tres instituciones participantes, como fue el caso del diseño y proceso de construcción de una montaña rusa, incluyendo en el mismo, el estudio de su viabilidad, su diseño, el modelo matemático que articula sus componentes, el comportamiento físico y el impacto social. Este tipo de actividad generó la emergencia de conexiones nuevas, incidiendo en la dinámica de la red, sin embargo, la red no alcanzó la madurez deseada en el desarrollo de la característica de pequeño mundo, respecto a ella, sólo podrían adicionarse unas pocas aristas emergentes, correspondientes a vínculos generados entre estudiantes y algunos docentes de distintas instituciones.

6. Percepción de conocimiento compartido Finalizada la experiencia, con el propósito de identificar la percepción de conocimiento compartido, se pidió a cada uno de los participantes que señalara la primera, la segunda y la tercera persona a la cual había consultado más durante el proyecto. Con esta información se construyó una nueva relación asimétrica que afirma la complejidad de la red, representada en una red dirigida entre los mismos nodos, con vínculos valorados, de acuerdo con la selección hecha en la encuesta. Nos preguntamos si a partir de los vínculos de la primera red se pueden predecir los vínculos en la segunda. Para responder a la pregunta, correlacionamos los valores de conexión de cada nodo en las dos redes. El índice de correlación es de 0.174 (p>0.051), que se ubica un punto por debajo del nivel de significación estándar en estudios sociales. El nivel de varianza compartida entre los dos conjuntos de datos es del 30% (R2=0.30) y un valor de prueba F(1,27)=3.87. NO. 28. ABRIL 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

Esto muestra que si bien hay un nivel de relación importante entre la cantidad de participación y la percepción de conocimiento compartido, las dos mediciones son independientes. Por tanto, se puede inferir un efecto diferente de las participaciones de cada uno de los nodos que corresponde a la valoración del conocimiento de cada nodo dentro de la red.

7. Conclusiones • La red es la representación de una comunidad de práctica mixta que integra actores de cuatro categorías según sus funciones, esto es, investigadores como constructores de conocimiento, significativo en la medida en que es una función adoptada por los docentes o actores del segundo rol, quienes brindan el servicio educativo en su cotidianidad a los estudiantes, actores del tercer rol, es decir, usuarios del servicio. La cuarta categoría la conforman los auxiliares de investigación como agentes intermediarios y dinamizadores del proceso, gracias a su cercanía con estudiantes y docentes, y a su dominio de las tecnologías. • El carácter mixto de la red es verificable en el análisis estadístico de la misma, en otras palabras, su función de distribución de grado muestra un comportamiento que marca una tendencia hacia una red de libre escala, mientras que la condición de pequeño mundo es incipiente. Esto nos indica que es necesario cambiar el enfoque tradicional de gestión de conocimiento dado en las escuelas y adoptar el de trabajo colaborativo para crear condiciones de mundo pequeño en la red. • La dinámica de la red muestra en los colegios en donde se dio un desarrollo normal al proyecto, un crecimiento que partiendo de la red inicial de investigadores, actualmente involucra a docentes y estudiantes de cuatro áreas de conocimiento, de lo cual es posible inferir que la conformación y consolidación de redes de conocimiento requiere la formulación de proyectos y la continuidad en la construcción de sus objetos de conocimiento y en el uso de sus tecnologías. • Existe un crecimiento en otro nivel que tiene que ver con los monitores y grupos de estudiantes de

los cursos involucrados, crecimiento que no está representado en la red por el carácter transitorio de los estudiantes participantes, por tanto, si se desea una continuidad en el funcionamiento de la red, es necesario habilitar estrategias que involucren a monitores de grupos como agentes dinamizadores de procesos. • Si se desea la transferencia de los resultados a nuevos cursos en los mismos colegios, a cargo de los nodos docentes ya vinculados y a nuevos docentes para consolidar nodos dinámicos en cada uno de los colegios participantes, se hace necesaria una estrategia de continuidad que articule los colegios y a sus profesores como agentes del proceso. • Las aristas-comunicaciones existentes entre nodos investigadores y nodos docentes, también deben ser fortalecidas mediante actividades conjuntas que pueden ser adelantadas a través del portal Colombia Aprende. • Las conexiones existentes entre los nodos hubs o altamente conectados, en virtud de la propiedad de mundo pequeño existente en la red, deben ser aprovechadas para la cooperación entre las instituciones, dentro y fuera del país, implicadas en el actual proyecto, colaboración representada en la formulación de nuevas propuestas de trabajo conjunto que atiendan a nuevos interrogantes y problemas o profundicen en el trabajo adelantado. • Cada grupo de investigación debe constituirse en su institución en un nodo dinámico que genere nuevas aristas de contacto con otras instituciones y grupos, con la transferencia de resultados o con el ofrecimiento de servicios de extensión. El ejercicio de hacer diferentes formas de representación de un problema, puede tener efectos positivos como facilitar el procesamiento de información, ayudando a la memoria de corto plazo, y propiciar el hallazgo de isomorfismos entre contextos, de esta manera posibilita tanto la generalización y la transferencia del aprendizaje como su pertinencia, entendida como la habilidad de aplicar el conocimiento en situaciones concretas.

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Citas

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2

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3

Innovative Knowledge Communities

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Structural holes

5

Gatekeepers

6

Brokers

7

Embebed links

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FERNANDO URBINA: Canoeros. Río Catrú, Chocó, 1973

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PROYECTOS EN CURSO ¿CUÁNTO ES DO MÁS RE? UNA VISIÓN ALTERNATIVA DE LA INTELIGENCIA MUSICAL Y LAS PEDAGOGÍAS PARA SU DESARROLLO Directora: Ligia Ivette Asprilla Coinvestigador: Álvaro Alonso Jaramillo Investigadores Asistentes: Diego Sánchez y Julián Jaramillo Auxiliares de investigación: Fabián Quiroga y Jaime Andrés Gutiérrez Entidades financiadoras: Universidad Central y Colciencias

Ligia Ivette Asprilla* Los estudios sobre procesos creativos constituyen, aún hoy, un campo de estudio nuevo, pero los desarrollos logrados apuntan a generar profundas transformaciones en la formación musical. Ésta es una de las ideas clave que llevó, hace seis años, a la creación de la línea de investigación sobre Pedagogías de la Música1 , que se adelanta desde la carrera de Estudios Musicales de la Universidad Central y en la cual se inscribe el presente proyecto. Desde la línea se diseñó el Modelo Alternativo para la Formación Musical, sustentado en las investigaciones sobre el aprendizaje, el desarrollo socioafectivo y las pedagogías artísticas. El proyecto articula cinco componentes: propuesta pedagógica, estrategia de cualificación docente, estructura curricular, estrategia 226

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organizativo-administrativa y lineamientos operativos. Igualmente constituye el fundamento del Nuevo Plan de Estudios Musicales de la Universidad Central y sustenta las propuestas pedagógicas del programa, por lo tanto, se está implementando y desarrollando plenamente. El diseño del modelo abrió la línea de investigación pedagógicomusical y popició a la indagación sobre múltiples temáticas. Una de ellas es la prueba de aptitud musical, requisito de ingreso a los programas universitarios de música y objeto de un segundo trabajo investigativo, en desarrollo del cual se elaboró una batería de pruebas para la valoración de la musicalidad; su nombre es “Tras las huellas de la inteligencia musical”, y abarca los ámbitos perceptivo, expresivo, lectoescritural, interpretativo y actitudinal. El proyecto sobre la prueba de musicalidad planteó dos

retos: el primero, adelantar un estudio sobre inteligencia musical en distintos grupos de población en nuestro país, tal como se ha hecho en España y Estados Unidos; la idea de las mediciones, sin embargo, al interesarse por la cuantificación de la inteligencia, opera como mecanismo de inclusión-exclusión y se ubica con demasiado énfasis en el campo de la psicometría, por ello asumimos el segundo reto: diseñar dispositivos que se constituyan en organizadores de las experiencias pedagógicas y que evidencien la importancia del desarrollo de la inteligencia musical. Esta opción potencia nuevamente el interés por la construcción de nuevas pedagogías, así como la preocupación por la ausencia de formación musical temprana en nuestro país, característicos del trabajo de la línea. El proyecto “¿Cuánto es do más re? Una visión alternativa de la inteli-

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gencia musical y las pedagogías para su desarrollo”, parte de la siguiente reflexión: aunque el área educativa resulta anacrónica respecto a campos de gran aceleración como la comunicación, debe reconocerse que la pedagogía general ha progresado mucho en los últimos años, porque ha descubierto nuevas regularidades en el desarrollo de los niños y los adolescentes; la pedagogía musical, en cambio, está rezagada, pues antepone la experiencia de los grandes maestros y el peso de la tradición a la confrontación de ideas sobre pedagogía y música. Por ello, a pesar de que el talento es objeto de múltiples polémicas, desde el contexto de la formación musical profesional se asume como una realidad que se evidencia en la cotidianidad pedagógica. Recientes investigaciones proponen un desplazamiento conceptual del talento a la inteligencia musical, que constituye un enfoque más global. Los modelos tradicionales de educación musical no han sido permeados por esta nueva visión; continúan anclados en la preocupación por las habilidades técnicas y las posibilidades interpretativas. El proyecto, desde los conceptos de inteligencia musical y dispositivo pedagógico, constituye una respuesta creativa a las demandas que plantea la educación musical contemporánea. Se formulan los siguientes interrogantes: ¿cómo concretar en la praxis pedagógica un posicionamiento de la inteligencia musical, en tan-

to eje de la educación musical? ¿Es posible transformar los modelos de formación musical a través de dispositivos pedagógicos innovadores? ¿Cómo proponer problemas a la inteligencia musical de niños y jóvenes? ¿Desde qué supuestos desarrollar una propuesta que articule lo tecnológico al desarrollo de procesos creativos? En su trayectoria conceptual, la investigación (1) parte de la creatividad como nuevo paradigma educativo y sociocultural; (2) indaga en su relación con la inteligencia por constituir una de las diferencias individuales más estudiadas y de mayor impacto en la vida profesional y social; (3) incorpora la Teoría de las Inteligencias Múltiples, porque reconoce lo musical como un tipo de inteligencia, es punto de convergencia de estudios multidisciplinares y constituye una valiosa herramienta de investigación; y (4) se centra en la inteligencia musical, en cuanto proporciona una visión más holística de los procesos del campo musical que la aptitud o el talento, aporta un acervo de investigaciones y ofrece a los modelos de educación musical un nuevo objeto de investigación, desarrollo y formación. Los estudios sobre inteligencia son un campo interdisciplinar que ha postulado, desde la Teoría de las Inteligencias Múltiples, la inteligencia musical; consideramos que ésta incor-

pora el desarrollo sensoriomotriz, figurativo y formal, favorece el desarrollo de herramientas expresivas sin las cuales la sensibilidad y la creatividad son sólo una potencialidad, actúa como organizadora de experiencias que armonizan el mundo intra e interpersonal en un contexto social. Por su carácter estratégico y su capacidad para desencadenar procesos de formación musical, se asume que la inteligencia musical puede ser desarrollada a través de dispositivos pedagógicos. En el diseño de estos dispositivos, dirigidos al desarrollo de la inteligencia musical, se centra el objetivo general del proyecto. Cada dispositivo se desplegaría en los ámbitos teórico-conceptual, creativomusical y tecnológico. La investigación abarca los componentes fundamentales de la inteligencia musical: audición, recursos expresivos, aplicación creativa, análisis musical, representaciones internas de la música, sistema lectoescritural y memoria musical. La propuesta se sustenta en investigaciones sobre procesos creativos, pedagogías artísticas, concepciones sobre el dispositivo pedagógico, teorías de la creatividad, estudios sobre la inteligencia, análisis de experiencias educativas innovadoras en música, incorporación de lo tecnológico a lo musical y avances de la línea sobre Pedagogías de la Música. Se trataría de una propuesta idónea para los niveles de educación básica y media, talleres de extensión NÓMADAS

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y cursos preuniversitarios, instituciones de educación no formal y ciclos básicos de programas universitarios de música. Son objetivos específicos: 1) construir un marco teórico-conceptual que indague sobre los componentes fundamentales de la inteligencia musical. 2) Definir dispositivos pedagógicos para cada uno de los componentes. 3) Incorporar a los dispositivos el análisis crítico de experiencias innovadoras adelantadas en instituciones de educación musical. 4) Elaborar ejercicios musicales, como núcleo de los dispositivos pedagógicos, con variadas dinámicas creativas que propongan problemas sonoros a la inteligencia musical de niños y jóvenes. 5) Diseñar un software que articule, con intencionalidad pedagógica, los niveles teórico-conceptual, creativo-musical y tecnológico. 6) Validar la propuesta y definir posibles ajustes y replanteamientos a través de su aplicación piloto en diferentes instituciones educativas y 7) difundir y generar apropiación de los resultados del proyecto en ámbitos investigativos, educativos y académicos. El objeto de investigación se aborda metodológicamente a través de la revisión y el análisis bibliográfi-

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co y la construcción teórico-conceptual en la fase de fundamentación; incorpora la observación y estudio descriptivo de propuestas innovadoras en música en tres ciudades en la caracterización. En un tercer momento de diseño, con énfasis creativo, se elabora material musical original con variadas dinámicas como núcleo de los dispositivos pedagógicos y se articulan nuevas tecnologías para audición, escritura y apreciación musical en un software. Las pruebas piloto en cinco instituciones posibilitan la definición de posibles ajustes y replanteamientos. La fase de socialización se dirige a la comunicación de productos y trayectorias de la investigación en espacios académicos, investigativos y pedagógicos. Se prevén como resultados de la investigación los dispositivos pedagógicos dirigidos al desarrollo de la inteligencia musical; incluyen el referente teórico, ejercicios musicales, estrategias pedagógicas y base de datos. Se presentan en versión impresa (módulos y partituras), que incluyen grabaciones en disco compacto y el software correspondiente, así mismo, se forman auxiliares de investigación e investigadores de campo, se valida lo musical como campo de investigación interdisciplinar, se socializan los resultados a través de la realización

de un taller y dos conferencias, así como de la elaboración de un libro y dos artículos. En suma, el proyecto apunta a que la educación musical puede avanzar notoriamente si se apoya en los hallazgos de otras áreas, pero al mismo tiempo, éstos resultan insuficientes si no se convierten desde el interior del campo, en propuestas específicas que permeen los discursos, las prácticas y los modelos pedagógicos, elementos que convergen en la praxis.

Cita 1

Los proyectos iniciales de la Línea fueron adelantados por un equipo de investigación conformado por Ligia Ivette Asprilla (investigadora principal), Gisela de la Guardia (coinvestigadora), Luis Carlos Jiménez y Jaime Andrés Gutiérrez (auxiliares de investigación).

*

Pianista del Conservatorio de la Universidad Nacional con estudios de perfeccionamiento en piano en Alemania. Especialista en Comunicación-Educación y Magíster en Investigación Interdisciplinaria. Directora de la Carrera de Estudios Musicales de la Universidad Central. E-mail: ligiaivette@ gmail.com

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LIBROS LA INFORMÁTICA EDUCATIVA EN LA FORMACIÓN INICIAL DE DOCENTES EN BOGOTÁ Editorial: Universidad Central-IESCO Secretaría de Educación del Distrito Autores: Rocío Rueda Ortiz, Claudia Rozo y David Rojas Ciudad: Bogotá Año: 2007 Número de páginas: 178

Edgar Giovanni Rodríguez Cuberos* [...] Pensemos, ¿Cuáles son los desarrollos o transformaciones actuales? Brindemos una respuesta local: salir a la calle y encontrarse en cada cuadra con cinco estaciones de Internet, venta de llamadas a todo el mundo en menos de dos segundos, ¿acaso también el carro que anda con biogasolina?, ¿el chip de las tarjetas del transporte? Ahora, un panorama desde la escuela: software que miden la rapidez mental, que enseñan “más simple y concreto” que un maestro, una sala de cómputo en donde los niños hacen cartas, cuentas y dibujos. Eso es lo que es el avance de la tecnología, esos comentarios con los

que uno se encuentra en la calle en donde dicen: “La tecnología cómo ha avanzado”. (Estudiante de V semestre de Licenciatura en Educación Básica con Énfasis en Ciencias Sociales).

Preguntarse por la manera en que se articulan los diversos avances tecnológicos en el espacio de la escuela, constituye una compleja trama de elementos contemporáneos entre los cuales se destacan problemáticas relacionadas con el poder, la comunicación, la cultura, la política, la imaginación, la ideología, la filosofía de la tecnología y la noción de subjetividad, entre otros. Así, es posible afirmar que el asunto tiene por lo menos dos ámbitos de reflexión en la institución escolar: el primero tiene que ver con la recepción de los ade-

lantos tecnológicos en la vida práctica de las personas; el segundo, con la utilización de dichos adelantos y de otras aplicaciones en sentido estrictamente pedagógico y didáctico. En ambos casos, el papel del docente es fundamental, por un lado, se requiere de una práctica educativa que facilite la crítica sobre las implicaciones de los usos inadecuados de la tecnología y la manera como ésta genera una acción particular sobre el mundo constituido por el sujeto. De otra parte, se necesita de un educador actualizado que pueda aprovechar los adelantos comerciales y las herramientas disponibles para imaginar y crear dispositivos y estrategias tecnológicamente didácticas y pedagógicamente tecnológicas. En este sentido, y como se aprecia en el comentario inicial de la maestra en formación, existe desde la uniNÓMADAS

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versidad, y por supuesto desde la experiencia, una recepción particular y un posicionamiento específico frente a la tecnología como fenómeno sociocultural1 , de los cuales se derivan inquietudes, temores y expectativas acerca de lo que estaría dispuesto a hacer el estudiante una vez convertido en maestro. Es decir, existirían por lo menos cuatro escenarios: un docente distante de la tecnología (por convicción o desconocimiento), un docente crítico de la tecnología, un docente estratégico con la tecnología (pedagógica y didácticamente) y, finalmente, un docente capaz de combinar estas dos últimas variantes de la práctica, o sea, crítico y a la vez posibilitador del uso, creación y administración de recursos informáticos. Estos posibles escenarios comienzan a definirse necesariamente desde la perspectiva que el docente universitario construye para trabajar con los futuros maestros en las áreas que en los currículos de las licenciaturas llevan habitualmente nombres como: “Informática Básica y Aplicada”, “Informática”, “Sistemas”, etc. Esta perspectiva de trabajo está atravesada en algunos casos por la idea de que estas asignaturas son “de costura o de relleno”, por lo que el círculo vicioso termina por reproducirse. En otros casos, la falta de infraestructura puede ocasionar “desaliento” frente a estas asignaturas. Pero incluso este 230

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elemento puede plantearse como una oportunidad para pensar y reflexionar la manera como puede “enseñarse tecnología sin computadores”. En efecto, se busca precisamente descentrar la enseñanza de la informática del problema de la posesión de la máquina. Igualmente se debe plantear la cuestión como un asunto de generación de conocimientos, en el sentido del aprovechamiento de una herramienta tecnológica, en otras palabras, significa entender que la tecnología no tiene aplicación si no hay un usuario que le dé sentido y que la aproveche en términos creativos. Por esta razón, y desde mi experiencia como formador de futuros educadores en esta área y en el contexto de una universidad pública durante cuatro semestres consecutivos, tuve que reflexionar de forma permanente sobre los siguientes aspectos:

3. ¿Bajo qué condiciones un enfoque de enseñanza diferente que se reconoce en el contexto de los circuitos del discurso localizado, puede superar la tradición de las prácticas de enseñanza específicas? 4. ¿Es posible que el estudiante prefiera lo tradicional frente a planteamientos alternativos porque le resulta más cercano a los procesos metodológicos conocidos? 5. ¿Cómo se articulan dichas innovaciones con el contexto de la escuela en términos de la coherencia con el PEI y con las necesidades locales?

1. ¿De qué manera lo que “se enseña” tiene relación (de oposición y/ o sincronía) con el conjunto de saberes que circulan en el magma discursivo al cual tienen acceso los estudiantes?

La percepción compartida de éstas y otras preocupaciones en instituciones de educación básica, media y superior frente al fenómeno tecnológico, ha motivado que a través del Observatorio de Informática Educativa de la Secretaría de Educación del Distrito Capital (SED), se impulsen proyectos encaminados a reconocer las evidencias, y en términos generales, el estado del arte sobre la situación de las prácticas de informática educativa en Bogotá.

2. ¿Cómo puede sostenerse la experiencia incluso desde las pugnas, tensiones y disputas propias de la academia en relación con la visión que se tiene sobre el problema de la tecnología?

Una parte de estas inquietudes que impregnan la práctica de quienes en este momento están a cargo de dichos cursos en universidades y colegios, encuentra en el trabajo que ofrece el equipo del IESCO de la

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Universidad Central, liderado por Rocío Rueda Ortiz y que se publica con el título La informática educativa en la formación inicial de docentes en Bogotá en la serie Estudios y Avances de la Secretaría de Educación, la posibilidad de algunas entradas analíticas, escenarios investigativos y enfoques metodológicos para su abordaje. En el texto que presentamos se evidencia el resultado del proceso adelantado durante el año 2006 entre el IESCO y la SED, tendiente a conocer cuál ha sido el impacto que hasta el momento ha tenido el proceso de incorporación de las tecnologías en el ámbito escolar (incorporación de recursos, REDP, políticas de comunicación, formación de maestros, entre otros). El documento trabaja en los primeros capítulos, desde una perspectiva genealógica, la forma en que se incorpora la idea de tecnología en la política educativa y su relación con las tensiones económicas y las dinámicas globales. Por otro lado, explora históricamente el campo de la informática educativa (IE) y las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en la escuela, así como la descripción de las investigaciones más importantes que en este campo se han realizado hasta el momento (estado del arte). Esta primera parte del trabajo resulta muy útil pues su-

giere al lector nuevas preguntas, como por ejemplo, ¿cuál es el papel del docente en el proceso de naturalización acrítica de las transformaciones tecnológicas? y ¿qué implicaciones culturales y sociales tienen estas proyecciones tecnológicas? Para responder éstas y otras inquietudes derivadas, la investigación analizó 46 propuestas curriculares de licenciaturas y escuelas normales superiores de Bogotá (equivalentes al 45% del total de licenciaturas activas de la ciudad); los datos obtenidos del análisis documental fueron trianguladas con otros elementos informativos obtenidos a partir de entrevistas focalizadas a docentes, coordinadores/as, estudiantes y egresados/as de las instituciones educativas tanto privadas como públicas. Los resultados dan cuenta de instituciones que aún centran sus currículos en contenidos ubicados dentro del marco de las pedagogías constructivistas del conocimiento y del aprendizaje, que sin embargo, no son muy claros en los enfoques de las asignaturas que trabajan las TIC y la IE, por lo que no se evidencia un énfasis diferente al instrumental que promueva la innovación o la investigación en esta línea de trabajo. Pero, ¿cómo dichas transformaciones tecnológicas se dimensionan académicamente desde una perspectiva integradora del fenómeno? Ciencia,

tecnología y sociedad en el lugar de las TIC y la IE, supone otro gran reto que en el cuarto capítulo del libro se pone en cuestión a partir de cuatro ejes: la participación ciudadana, las relaciones con la sociedad, la cultura y la noción de tecnología. De este análisis surgen consideraciones para tener en cuenta en la política pública actual y futura, como por ejemplo, la incorporación de propuestas interdisciplinarias que indaguen por la finalidad de la educación científica y tecnológica en contextos como el nuestro, la constitución de sujetos en clave de género dentro de estas dinámicas, las oportunidades de diseño y creatividad, los valores y la filosofía de la tecnología, entre otros. Así, el aspecto cultural resulta para los investigadores un asunto que merece mayor atención, aunque en el quinto capítulo ya nos advierten sobre las necesidades y transformaciones culturales que deben darse para una implementación de los recursos tecnológicos en la formación de los nuevos educadores. El documento del equipo de investigación del IESCO, nos ofrece en cinco capítulos una mirada críticoanalítica acerca de la manera en que la formación inicial de los docentes en tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y la informática educativa (IE), afecta la manera en que las mismas se incorporan dentro NÓMADAS

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Somos una ONG de desarrollo, sin ánimo de lucro, creada por iniciativa del sector privado, que a través de procesos de formación y empoderamiento, fortalece y mejora las condiciones de vida de las mujeres y sus familias, generando autonomía y autogestión para una cultura de éxito. Hacemos parte del Sistema Nacional de Bienestar Familiar y por esto proponemos el diseño, desarrollo e implementación de programas y proyectos en torno a las necesidades de la mujer y la familia, en el marco del desarrollo y la responsabilidad social empresarial de Colombia. NUESTRAS TRES ÁREAS DE DIRECCIONAMIENTO SON:

• Premio Mujeres de Éxito • Talentos de Éxito • Centro de Desarrollo Empresarial La Fundación Mujeres de Éxito cuenta con el Programa de Socias Cooperantes en donde apoyamos la autonomía y la autogestión para una verdadera cultura de éxito. Como socia cooperante puedes contribuir a consolidar la fundación. VINCÚLATE Cra. 47 No. 91-96 PBX: 2578231 - 2578195 www.fmujeresdeexito.org

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de sus prácticas específicas, y las tensiones y fuerzas que afectan dichos procesos. La lectura y estudio de este material que incluye un disco compacto multimedia con algunas de las entrevistas realizadas, permite una visión contextual sobre el estado, los retos y las oportunidades de un área de trabajo que en la actualidad no ha sido abordada con suficiencia, y que demanda la atención de las comunidades académicas de las instituciones, los diseñadores de políticas públicas y los investigadores. A pesar de la corta duración del estudio, los resultados favorecen la exploración y el interés por un campo de trabajo pedagógico y social que se ha descuidado por varias razones, algunas asociadas con el problema educativo del país (inequidad, cobertura, calidad) y otras específicamente ligadas a la cultura académica en que se forman nuestros docentes y a la capacidad de los formadores de formadores de contextualizar sus saberes y contenidos frente a la mirada coyuntural que exigen las tecnologías. Tal y como reconocen los autores, por los límites del trabajo no se alcanzaron a realizar acercamientos comprensivos a las universidades y demás instituciones educativas para

reconocer prácticas de innovación o proyectos alternativos en ciencia, tecnología y sociedad; aplicaciones de plataformas virtuales; temáticas abordadas en los programas en torno a género, resistencias, etc. Por esta razón, la mayoría de la información del estudio, si bien aporta datos derivados de sondeos estadísticos de carácter descriptivo, no permite diferenciar alternativas pedagógico-didácticas que seguramente ya se realizan en las instituciones y que podrían ser tema de análisis como experiencias significativas replicables. No obstante, esta investigación tiene la ventaja de dejar abierta una multiplicidad de territorios en disputa y bases teóricas y metodológicas para seguir desarrollando nuevos diagnósticos, sondeos y evaluaciones que estén dirigidos a comprender esta problemática, convirtiéndose así en un documento de referencia local obligado.

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Profesor de la Universidad de la Salle y de la Pontificia Universidad Javeriana. Estudiante de la Maestría en Investigación en Problemas Sociales Contemporáneos–IESCO, Universidad Central. E-mail: e-rodriguez@javeriana. edu.co

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Este fenómeno puede verse con claridad en la experiencia pedagógica de un cibersitio como .

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CIUDADANÍA Y COMUNICACIÓN SABERES, OPINIONES Y HACERES ESCOLARES Editorial: Siglo del Hombre Editores/Universidad Central – IESCO Autor: Carlos Eduardo Valderrama H. Ciudad: Bogotá Año: 2007 Número de páginas: 203

Alexis V. Pinilla Díaz* Dentro de las investigaciones en educación durante los últimos años, la pregunta por las posibilidades de la ciudadanía en la escuela ha ocupado un lugar central. Para corroborarlo, basta con dar una mirada a las convocatorias y proyectos financiados por entidades como el Instituto Colombiano para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología Francisco José de Caldas (Colciencias) y por el Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico (IDEP) 1. Así mismo, una consulta a las líneas y grupos de investigación de las universidades con programas –de pregrado y/o postgrado– relacionados con el ámbito educativo, nos muestra la amplitud de la investigación en temáticas como formación ciudadana, socialización política, ética y ciudadanía, educación y cultura política, subjetividad política, entre otras.

acertada Carlos Valderrama en el texto que presentamos, la ciudadanía, como categoría analítica, ha sufrido fuertes cuestionamientos y reparos. La idea clásica de ciudadanía, entendida como un estatuto jurídicopolítico mediante el cual les eran otorgados ciertos derechos a los individuos, ha entrado en crisis. Hoy la ciudadanía, como muchos otros conceptos de la modernidad occidental, se mueve en un terreno arenoso y movedizo, caracterizado por el cruce de múltiples expectativas sociales y por la expresión de las más variadas manifestaciones culturales y políticas. Esta crisis lleva consigo un reto para la investigación social y educativa, cual es darle nuevos contenidos y sentidos a la ciudadanía y proponer rutas analíticas y metodológicas novedosas para comprender la forma como se re-construye lo político y lo ciudadano en el contexto actual.

¿Por qué este interés por la ciudadanía? Como lo sugiere de manera

¿De qué manera asume este reto Carlos Valderrama? En su texto hay

dos apuestas fundamentales que resultan clave a la hora de ampliar los horizontes comprensivos de la ciudadanía. En primer lugar, la apuesta metodológica se centra en analizar los contextos en los cuales se producen significados sobre la política, la educación, la comunicación y, por supuesto, la ciudadanía. En un riguroso trabajo de investigación cualitativa, se recupera la voz de los actores escolares (padres, docentes, directivos docentes y estudiantes), lo cual permite mostrar la riqueza y variedad de las tensiones que existen en la escuela, confirmando, de paso, que esta institución “debe ser inevitablemente pensada [según el autor] como un espacio de convergencia de diversos proyectos de formación del sujeto” (170). Esta apuesta metodológica pone en tela de juicio, además, el prurito de neutralidad que se ha apoderado de la reflexión sobre el campo de la formación ciudadana, y que se ha hecho hegemónico en la política pública al respecto, amparada en NÓMADAS

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enfoques que reducen lo ciudadano al caudal de conocimientos sobre lo cívico y a la obediencia de la norma por parte de los niños, niñas y jóvenes. Alejado de este falso cientificismo, Carlos Valderrama se arriesga a exponer un ejercicio hermenéutico para comprender el carácter polifónico que adquiere la ciudadanía en el escenario escolar, producto del cruce de culturas que tiene lugar en el mismo. En segundo lugar, con base en el trabajo empírico y hermenéutico realizado, el autor hace un aporte clave para ampliar el contenido teórico de la ciudadanía. En esta dirección aventura, desde la comunicación-educación, una apuesta conceptual a partir de la cual se entiende la ciudadanía como una práctica “históricamente contextualizada” que adquiere significado en contextos socio-culturales específicos, y que ayuda a la interpretación del mundo por parte de los sujetos. La formación ciudadana, pensada desde la comunicación-educación, ofrece cuatro pistas básicas: reconocer que “son las dinámicas y las estructuras de la comunicación en el interior de la institución escolar las que facilitan un determinado tipo de formación del sujeto político” (188-189); comprender la manera en que los medios y las nuevas tecnologías de la información se articulan a la educación y a la formación política de los niños, niñas y jóvenes; pro234

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fundizar la reflexión pedagógica sobre el desarrollo de competencias comunicativas y argumentativas; y, una última pista, dimensionar el carácter dialógico del ejercicio ciudadano en la escuela. ¿Cómo llega el autor a estas propuestas? Las preguntas que orientan el texto están organizadas en tres grandes campos analíticos: la comunicación, la ciudadanía y la educación. En el primer campo el autor centra su interés tanto en las dinámicas comunicativas en el aula, como en el uso de los medios de comunicación en la escuela. Aquí resulta de interés la propuesta de la densidad comunicativa escolar, la cual se entiende a partir de tres tipos de convergencia: la de lenguajes, la de medios y la de sentidos de la realidad. En el complejo cruce de estos tres aspectos se configura, por un lado, determinado tipo de actuación pública y una serie de discursos sobre la comunicación, la educación y la ciudadanía, y, por otro, cobran forma las dinámicas comunicativas específicas de la institución escolar. ¿Qué tipo de sujetos políticos están agenciando las dinámicas comunicativas de la escuela? Según el autor, las siguientes son algunas claves para dar respuesta a esta pregunta: la importancia que le dan los actores escolares a la competencia argumentativa, la participación de las

personas en los asuntos públicos de la institución (participación que desborda los mecanismos formales del gobierno escolar), el excesivo protagonismo del docente en contravía del desarrollo de la autonomía y la falta de actitudes reflexivas motivadas por las dinámicas comunicativas. En este contexto, la formación de competencias comunicativas, las cuales son cruciales a la hora de pensar la formación ciudadana en la escuela, resulta bastante problemática. La pregunta por la comunicación y la ciudadanía se torna un poco más densa con la inclusión de los medios en el escenario educativo. La hipótesis del autor en este tópico es que, contadas excepciones, “el lenguaje audiovisual, y por extensión los medios masivos, no han adquirido suficiente protagonismo en las […]dinámicas comunicativas formales en el ámbito escolar y especialmente en el aula de clase. No adquieren presencia decidida en las prácticas pedagógicas ni en las estructuras curriculares” (80). Esta hipótesis nos lleva a la inevitable conclusión de que hay un uso instrumental de los medios en la escuela y una apropiación acrítica de las nuevas tecnologías, bajo la premisa de que modernizar la educación equivale a tener un mayor número de computadores por estudiantes. En términos generales, los retos que los medios le plantean a la institución escolar son de tres órdenes: retos epistemológicos y pe-

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dagógicos, entendiendo que el saber ha adquirido un nuevo estatuto; retos políticos, ya que los nuevos saberes implican otras miradas sobre los sujetos escolares; y retos comunicativos y culturales, en los cuales el centro de la discusión está en la capacidad de dialogar con lo otro, con lo diferente. Como se demuestra, tanto la comunicación como los medios hacen parte sustantiva de la formación ciudadana en la escuela.

perspectiva cristiana o la perspectiva tradicional, la ciudadanía se centra en la adquisición de determinado tipo de valores (virtudes cívicas) y en el cumplimiento de las normas. Esta perspectiva legalista –marcada por el autoritarismo, el control y la sanción para regular la vida en comunidad– se enfrenta a una serie de tensiones generadas por otras formas de manejar los conflictos y de participar en las dinámicas institucionales.

En la parte dedicada a la ciudadanía, que en mi concepto es el eje articulador de los otros dos campos de reflexión (la comunicación y la educación), se retoma la premisa en torno a la crisis del concepto y se le relaciona con la incapacidad de la democracia política para garantizar varios de los derechos conocidos como de segunda y tercera generación. ¿Cómo se entiende la ciudadanía en la escuela? El autor responde esta pregunta mostrando tres grandes universos de sentido sobre esta categoría: el primero asociado con una perspectiva cristiana –ratificando la permanencia de lo que María Teresa Uribe denomina ciudadanías sacras–; el segundo, inscrito en la idea tradicional de la ciudadanía, entendida como la adquisición de derechos y el cumplimiento de deberes cívicos; y el tercero, más centrado en la convivencia y las interacciones cotidianas como base de la ciudadanía en la escuela. En términos generales, sea desde la

Las tensiones existentes entre las limitaciones del escenario escolar en la formación ciudadana y las diversas maneras de vivir lo político en la escuela, sugieren varios retos a esta institución según Valderrama. El primero de ellos es que los actores escolares entiendan los cambios que se están produciendo en el escenario político cultural y en los contextos de formación de los niños, niñas y jóvenes; el segundo está dirigido a la necesidad de dar visibilidad a las diferentes prácticas de los actores sociales en la escuela; y el tercer reto es “realizar una transformación institucional profunda que, en términos de la ciudadanía, vaya más allá de garantizar el derecho ciudadano a la educación de los sujetos” (153- 154). Los aportes de Carlos Valderrama no están lejos de los análisis de Henry Giroux para quien, La ciudadanía, al igual que la democracia, es parte de una

tradición histórica que representa un terreno de lucha por encima de las formas de conocimiento, de prácticas sociales y de valores que constituyen los elementos críticos de esa tradición. Sin embargo no es un vocablo que posea ninguna importancia trascendental, fuera de las experiencias y prácticas sociales vividas por los individuos que constituyen las diversas formas de la vida pública. Una vez que admitimos el concepto de ciudadanía como práctica histórica socialmente construida, se vuelve tanto más imperativo el reconocimiento que categorías como ciudadanía y democracia necesitan ser problematizadas y reconstruidas por cada generación (Giroux, 1198: 21).

¿Cómo dar contexto a las reflexiones sobre la ciudadanía en la escuela? Para tal efecto, el autor se detiene en las estrechas relaciones entre la formación ciudadana y los significados asignados a la educación y la pedagogía, dentro de los cuales se evidencian una serie de tensiones marcadas por lo tradicional y lo moderno, lo individual y lo colectivo, lo teórico y lo práctico, entre otras. Así mismo, resulta significativo el progresivo reconocimiento de otros espacios educativos que hacen los actores escolares, dentro de los cuales se menciona la calle (con una valoraNÓMADAS

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ción negativa), el hogar y los medios de comunicación, dentro de los escenarios más destacados. En su mirada sobre la educación, la pedagogía y la formación del sujeto político, el autor destaca la importancia asignada a la educación moral, diferenciando tres perspectivas al respecto. La primera entendida como una “adaptación heterónoma del individuo a las pautas axiológicas que predominan en el grupo social al cual pertenece”; la segunda, cercana a las propuestas cognitivo-evolutivas, que plantea la necesidad de promover en el individuo un pensamiento moral autónomo; y la tercera, relacionada con el enfoque constructivista propuesto por Carracedo, en donde se propone un concepto de educación moral en cuanto autoconstitución de la persona moral. En términos generales, el texto Ciudadanía y comunicación hace un aporte valioso a la comprensión del proceso de formación de ciudadanías plurales en la escuela y al carácter diverso y dinámico de esta institución. Antes que develar un sólo modelo de ciudadano, de educación, de comunicación, o de política, el autor se acerca a la variedad de significados propuestos por los actores escolares y, en un lúcido ejercicio hermenéutico,

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los sitúa en un diálogo permanente. Es importante anotar que esta pluralidad de la escuela cuestiona certeramente el sentido monolítico y vertical otorgado a la formación ciudadana por las políticas públicas de los últimos años, y pone en discusión –según Guillermo Orozco, autor del prólogo–

docentes con la formación del pensamiento crítico. Este hecho, sin duda alguna, le otorga un valor altamente significativo a este texto.

Cita 1

otras ‘normalidades’ y otros métodos y estrategias pedagógicas que rebasan esfuerzos formales para incluir el diálogo y procesos deliberativos que incluso ponen en tela de juicio la norma estática, y que pueden trascender a partir de la propuesta conciente de los actores escolares sobre otros significados de lo que es ser ciudadano en realidades concretas contemporáneas (23).

En síntesis, las investigaciones de Carlos Valderrama nos colocan frente a nuevos cuestionamientos relacionados con temas como la posibilidad de formar ciudadanos en la escuela, los retos para transformar las dinámicas organizativas y comunicativas de esta institución, el redimensionamiento de la política y las prácticas ciudadanas, la responsabilidad de los medios de comunicación en el contexto actual y el compromiso de los

En el momento pueden mencionarse ocho estados del arte, además de numerosos encuentros nacionales e internacionales, que dan cuenta de la amplitud del tema: A. Rueda, (1995); M. Mejía y G. Restrepo, (1997); Colegio del Santo Ángel, (1999); G. Hoyos y A. Ruiz, (2001); G. Restrepo, (2001); J. Rodríguez, (2002); M. Herrera, A. Pinilla, R. Infante y C. Díaz, (2005); A. Pinilla y J. Torres, (2006).

Bibliografía HENRY, Giroux, 1998, La escuela y la lucha por la ciudadanía, México, Siglo XXI.

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Docente del Departamento de Ciencias Sociales, Universidad Pedagógica Nacional. Codirector del grupo de investigación en Educación y Cultura Política. E-mail: [email protected]

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LAS TRAMAS DE TELÉMACO. UNA NUEVA STOA: PORTALES Y PASAJES PARA RE-SIGNIFICAR LA CIUDAD/REGIÓN/NACIÓN/MUNDO Editorial: Universidad Autónoma de Colombia Autores: Gabriel Restrepo et al. Ciudad: Bogotá Año: 2007 Número de Páginas: 204

Fernando Zalamea* Las tramas de Telémaco. Una nueva stoa: portales y pasajes para re/significar la ciudad/región/nación/mundo consiste en una cuidadosa y dinámica reflexión destinada a sostener la creación del portal virtual , imaginado por Gabriel Restrepo y sus colaboradores, en la búsqueda de nuevas herramientas para entender las complejas fluctuaciones de la cultura contemporánea. Se trata de un proyecto educativo comunitario de envergadura, con más de veinte mil huéspedes en su primer año de prueba, pero en cuyo producto escrito – Las tramas de Telémaco– sobresalen, no obstante la idiosincrasia singular de Restrepo, modos peculiares de pensamiento abierto y transversal y sus formas inconfundibles de expresión. El texto se divide en cuatro capítulos, cuyos sugerentes títulos dan

una buena idea del contenido del volumen: “1. Telémaco global: entre la trama y la red”; “2. Telémaco local: de la ciudad letrada a la ciudad democrática”; “3. Telémaco glocal: tramas teóricas para un vaivén”; “4. En el umbral de un portal: Telémaco en perspectiva”. Los movimientos y el tránsito (tanto general, como particular) de la cultura entran a ser cuidadosamente desbrozados por Restrepo. Desde el comienzo, una lectura sui géneris de entreveramientos entre filosofía, metafórica, historia, sociología y educación lleva al autor a una distinción crucial entre “red” –urdimbre centrada y cerrada, controladora y normativa– y “trama” –urdimbre múltiple y abierta, potenciadora de la imaginación y de la libertad–. Las tramas de Telémaco abre entonces al lector un amplio espectro de nuevos mundos por explorar y le permite adentrarse en una oscilante

navegación por la pluralidad del conocimiento, donde Restrepo provee múltiples orientaciones parciales. Desde el título mismo del trabajo, empieza a emerger una enorme riqueza autorreferente que recorrerá todo el texto, y que, como sabemos desde Gödel, no consiste en una limitante, sino en una exponenciación misma del saber. De hecho, un pleno enlace de forma y fondo es uno de los logros notables de Las tramas de Telémaco: la misma noción de trama –potenciadora, libre, “abriente”– se aplica tanto a la estructura del libro, como a su propio estilo. La compleja trama de la cultura (en la acepción específica introducida por Restrepo) genera, en efecto, en el texto mismo, (1) una importante hondura metodológica y filosófica; (2) un análisis cultural multidimensional, nunca reducible a componentes aislados; (3) una extraordinaria plasticidad en los NÓMADAS

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manejos metafóricos y etimológicos; (4) un tejido en vaivén entre múltiples perspectivas, históricas, sociológicas, económicas, políticas. Tan cómodamente asentado en el mundo griego como en las complejas torsiones de la contemporaneidad, Restrepo conduce siempre al lector más allá de sí mismo, y le abre magníficas oportunidades de cuestionamiento. Toda su labor, mezcla contundente de razón y de sensibilidad –“razonabilidad” diría Vaz Ferreira al juntar los dos términos–, apunta a la importancia del tráfico, del tránsito, de la contaminación cultural. Magnífico contaminante del conocimiento –y encarnación misma de la “razonabilidad”: filósofo, sociólogo, historiador y poeta a la vez– Restrepo se abre y nos abre al regalo de la inteligencia. Todo el libro es en realidad un emocionado (y emocionante) homenaje al pensar amplio, plural, plástico, sin caer en las ingenuidades relativistas y acríticas del posmodernismo. La inteligencia aparece desde el portal mismo –como pasaje de la in/formación a la trans/ formación (13), como flujo que produce un nuevo saber trans/figurador– y se refrenda a lo largo de fascinantes dialécticas trans/formativas en el curso del trabajo: la polaridad trama/ red (19), el revés del revés como apuntador de libertad (24), la terceridad (y/o continuidad) como indicador de integración (39), la sabiduría como 238

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integración de los saberes (43), la contraescritura en las tramas (60), las problemáticas de la traducibilidad (81), las integraciones no triviales de lo local y lo global (82), el lugar de las universidades como transductores de apertura/ruptura (127), la riqueza de una creatividad “tramática” (magnífico neologismo que lleva a exponenciar lo dramático) (142), el péndulo pascaliano del saber y el amor, de la razón y la emoción (145), la compleja estructura de fronteras y bordes en un portal (ámbitos conceptuales, técnicos, informáticos) (182), etc. Incesantes ascensos y descensos, permanentes mediaciones entre lo genérico y lo individuado, bienvenidas contaminaciones entre los saberes sostienen la sistemática ruptura de los dualismos emprendida por el autor. Se trata, en suma, de un “crecimiento continuo de la potencialidad” (el summum bonum de la estética, según Peirce), orientado a acrecentar la inteligencia del lector, quien se ve avocado a recoger y reunir ( legere: raíz de la intelligentia), y, por tanto, a leer y entender mejor el mundo. Por ejemplo, la brillantez metafórico-estilístico-etimológico-poéticocognitiva de Restrepo produjo en este lector/reseñador un recogimiento/ recolección –suerte de lectura tramática de Las tramas de Telémaco– al llevarlo a entrelazar (a) el texto de Restrepo, (b) algunas formas de la matemática contemporánea, (c) el Ulises de Joyce.

Las tres tramas corresponden, en su orden, a tres de las sugerencias de Calvino en sus Seis propuestas para el próximo milenio : (a) multiplicidad, (b) exactitud, (c) visibilidad. De hecho, la pluralidad multiplicativa de Las tramas de Telémaco, la profundidad exacta de la matemática avanzada y la riqueza de la imagen poética se entreveran a partir de las formas más bellas e inesperadas. El portal (a) de in/formación y trans/formación, que no es otro que el “intercambiador” de Serres en su Atlas, corresponde, por ejemplo, a una comprensión topológica (b) de las fronteras entre interior y exterior, a su vez formas del saber lógico (iteración y desiteración peirceanas), pero corresponde también a formas precisas de la estructura del Ulises joyceano (c), desde la entrada de Telémaco (capítulo 1, discreción, contrastación) hasta la salida de Penélope (capítulo 18, continuidad, fusión), con toda la trama intermedia de portales que van expandiendo la imposible representación del mundo en un día dublinense. De igual manera, la fundamental comprensión de la sabiduría (a) como integración de los saberes en Las tramas de Telémaco, corresponde a la búsqueda de un “cálculo diferencial e integral” abstracto (b) que enlace lo múltiple y lo uno (“cálculo” provisto en las últimas décadas del siglo XX por la teoría matemática de categorías), pero corresponde también al sistema de preguntas y respuestas del

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capítulo 17 del Ulises (c), donde, calcando burlonamente el método científico, se “analizan” los personajes de la novela, para luego reintegrar sus cercanías y diferencias. Así mismo, la espléndida creatividad tramática (a) que se introduce en Las Tramas de Telémaco corresponde a un entendimiento de las matemáticas avanzadas como trama llena de tensiones y evoluciones (b) (que llevan, por ejemplo, a la definición técnica de universal relativo en la teoría matemática de categorías), pero corresponde también al juego dramático/tramático del capítulo 15 del Ulises (c), donde el baile de las horas repite las tramas de la existencia y donde, en el piso mismo del burdel, se refleja tramáticamente el drama de los personajes. Las recolecciones y reuniones ( legere) a las que nos invita el texto pueden multiplicarse a gusto del observador, y, en el caso de este lector/reseñador, conducen al menos a catorce amplias transversalidades tramáticas entre Las tramas de Telémaco, las matemáticas contemporáneas y el Ulises joyceano. No es por supuesto el caso aquí ela-

borar esas tramas de la trama a las que incita el notable texto de Restrepo, y que señalo únicamente como indicadores de la riqueza de un texto que lleva al lector a trascenderse, a romperse, a intentar razonar imaginativamente (“razonabilidad”) como el autor mismo. Esa plasticidad del texto, tan viva en el autor, conduce entonces a otra dimensión importante: se trata de un texto que fustiga, que incita permanentemente a la acción, ya sea ésta cultural, educativa o política. Restrepo nos fustiga literalmente con su inteligencia, y nos incita a romper con nuestras comodidades, perezas y prejuicios. Vibrantemente, de párrafo en párrafo, nos obliga a percibir el revés de una situación dada, y, luego, el revés de ese revés, que, bien lejos de devolvernos al recto inicial, nos abre una multitud de nuevas posibilidades desapercibidas. Una pasión desbordante por el conocimiento recorre todo el trabajo, y, cuando la pasión se modula a través de las variaciones complejas de la razón, el resultado

alcanza grandes alturas (sabiduría integral, “glocalidad”, creatividad “tramática”). Las consecuencias de ese tipo de pensar contaminante y maravillosamente impuro –tan plásticamente abierto al tránsito como duramente intransigente con los binarismos– deben empezar a observarse en nuestra educación, aún despreocupadamente rígida y panfletaria. Las tramas de Telémaco y su portal asociado deben ayudarnos en el pasaje de nuestra idiosincracia hacia el nuevo siglo. No será tarea fácil, pero es un hecho dentro de la geometría de la cultura que ciertas singularidades pueden llegar a cambiar profundamente el entorno superficial que las circunda. Confiemos en que Las tramas de Telémaco puedan convertirse en tal singularidad dentro de nuestro medio. *

Ph.D y Magíster en Matemáticas por la Universidad de Massachusetts; Maestría en Matemáticas Puras por la Universidad de París VI. Profesor asociado, Departamento de Matemáticas, Universidad Nacional de Colombia. E-mai: [email protected]

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HACER REAL LO VIRTUAL. DISCURSOS DEL DESARROLLO, TECNOLOGÍAS E HISTORIA DEL INTERNET EN COLOMBIA Editorial: Cinep/Colciencias/Universidad Javeriana Autores: Camilo Andrés Tamayo, Juan David Delgado y Julián Enrique Penagos Ciudad: Bogotá Año: 2007 Número de páginas: 181

Dairo Andrés Sánchez Mojica * Vista desde la perspectiva del sentido común, la tecnología se nos presenta como un objeto inerte; al decir de Heidegger como un ente-a-lamano, acaso como un instrumento que sirve para la realización de la voluntad de las personas, que en su libre albedrío deciden qué hacer y a través de qué recursos tecnológicos. Sin lugar a dudas, desde esta mirada, la tecnología no sería otra cosa que un instrumento para la realización de la intencionalidad de alguien, un medio para la ejecución de un fin. De este modo, la tecnología se asocia al dominio de la naturaleza y al proceso de liberación de la humanidad frente al supuesto determinismo causal de aquélla. Por lo tanto, se establece una analogía entre naturaleza y despotismo, así como entre tecno240

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logía y libertad. De igual forma, a partir de esta actitud natural solemos dar por sentada una relación directamente proporcional, según la cual, a mayor tecnología habría mayor desarrollo social, por ello se considera que siempre y cuando contemos con tecnologías “avanzadas” podremos realizar de manera cada vez más satisfactoria nuestras necesidades sociales y, en consecuencia, seremos más competitivos en el marco de la globalización contemporánea, más libres. Esta forma de pensar permitiría entender, de algún modo, el frenético afán que tenemos por acceder a la tecnología, por entrar en el torrente de los lenguajes digitales y, por qué no, la apremiante necesidad de “ponernos al día” en términos de lo que el mundo nos exige. Si mi vecino compró ese televisor de plasma, yo no me puedo quedar atrás ¡ni más faltaba! Si

el país de al lado compró esos aviones de combate, nosotros no podemos quedarnos atrás ¡ni más faltaba! Ahora bien, no siempre y en todo lugar los objetos tecnológicos se han concebido de tal manera, aquella forma de valoración está asociada con lo que Weber llama el proceso de desencantamiento del mundo. En otros momentos y en otras sociedades los objetos tecnológicos no se perciben como inertes y la naturaleza no se considera como un polo susceptible de dominio para la realización de la libertad humana, lo que nos permite sospechar que asumir la tecnología como instrumento posibilitador del tránsito hacia el progreso humano por medio de la domesticación de la naturaleza es una construcción socio-histórica localizada y no una verdad incontrovertible.

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Es de este supuesto del que parten Camilo Tamayo, Juan David Delgado y Julián Enrique Penagos, autores del libro Hacer real lo virtual. Discursos del desarrollo, tecnologías e historia del Internet en Colombia. Para ellos, “la tecnología se manifiesta ante todo como un objeto cultural, como un símbolo que participa de procesos colectivos y subjetivos de interpretación, los cuales, a su vez, hacen parte de relaciones discursivas y de poder más amplias, principalmente enmarcadas en los discursos científicos, económicos y políticos sobre el desarrollo” (63). En este sentido, la pregunta por Internet como tecnología que contribuye al desarrollo se realiza desde una sospecha, pues se considera que se aborda una relación construida a partir de discursos asociados con intereses políticos, económicos y culturales. Dicha relación tendría entonces, un significado arbitrario, como diría Saussure, es decir, hablamos de una construcción socio-histórica y no del resultado de un vínculo natural entre las premisas de la relación. Hay que decir que aquella pregunta es particularmente pertinente para el contexto colombiano, si se tiene en cuenta que, como indican los autores, con respecto al crecimiento de la banda ancha Colombia se encuentra en primer lugar a nivel latinoamericano y en cuarto lugar a nivel mundial. En la perspectiva del documento, la emergencia de Internet en Colombia puede asumirse, desde el

concepto de campo formulado por Bourdieu, como una relación social que se organiza a partir del capital económico, político y cultural, que a su vez produce actores sociales y genera interacciones diferenciales entre los mismos. El campo de Internet produciría, entonces, los actores sociales implicados en su uso y las reglas de interacción entre los mismos, así como su capacidad de apropiación de los distintos tipos de capital. Desde dicho enfoque, en el libro se presenta una genealogía de Internet en Colombia, la cual señala tres momentos importantes de constitución del campo. En el primer periodo (1986-1993), el campo se consolidó en torno a las universidades, especialmente a la Universidad de los Andes, lo que implicó una apropiación particular del capital cultural en la que primó la ecuación información-acumulación de conocimiento. En este contexto, el Estado colombiano cedió la apropiación de un bien de interés público a un actor social particular, lo que generó la consolidación de una forma específica de ejercicio de la violencia simbólica. El principal obstáculo que se presentó frente a la masificación del uso de Internet en este periodo, fue la falta de infraestructura, “manifiesta en dos indicadores: el número de computadores por habitante y la red de conexión o medio de transmisión” (21). Esta situación condujo a un tránsito

en el que se privilegió el intercambio económico y, por lo tanto, su confirmación como elemento estructurante del campo, proceso que se enmarcó en el contexto de la apertura económica y la privatización de Telecom, hasta entonces el principal operador de telecomunicaciones en el país: “La génesis del campo de Internet en Colombia, y el papel que jugó el Estado colombiano en su elaboración, son dos procesos inseparables del proceso más amplio de liberalización económica que buscó, desde inicios de la década de los 90, acabar con el esquema de una sola empresa nacional de telecomunicaciones que monopolizara la prestación de estos servicios” (25). El segundo periodo (1994-2000) se caracterizó por la construcción estatal de la oferta y la demanda, en este sentido el Estado creó dos agentes: el Ministerio de Comunicaciones, que a través de concesiones y contratos de asociación a riesgo compartido configuró la oferta, y la Comisión de Regulación de Telecomunicaciones, encargada de la consolidación de la demanda del servicio, esto es, “la creación de disposiciones culturales en los distintos agentes sociales de modo que sus formas de ver, conocer y actuar sobre el mundo social, sean compatibles con la percepción del objeto tecnológico como un artefacto atractivo, utilizable, consumible o adquirible” (37). El trasfondo de estas acciones partía de una visión de las NÓMADAS

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nuevas tecnologías como un importante factor de desarrollo de la economía, lo cual suponía la masificación del uso de Internet y el desarrollo del sector productivo a través de la modernización de las instituciones públicas. El tercer periodo (2001-2007) tiene que ver con el paso del campo de Internet al ámbito de las telecomunicaciones, proceso en el cual se consolidaron las relaciones sociales tendientes al uso de la tecnología y se generó un oligopolio de las comunicaciones, lo que implicó que el campo de Internet se diluyera en un campo más amplio que abarca la telefonía móvil y los servicios de televisión por cable. Por ello, “detrás del encanto por la convergencia tecnológica, se esconde un escenario menos fascinante donde los grandes grupos económicos (nacionales y extranjeros) –aprovechando y usufructuando las prebendas de la apertura económica llevada a cabo por el Estado–, se apoderan de posiciones cada vez más dominantes dentro del campo a través de la convergencia de capitales” (45-46). De otro lado, al conceptualizar la tecnología como un objeto cultural, los autores analizan la relación entre Internet y el discurso desarrollista, recogiendo para ello los aportes que ha efectuado Arturo Escobar a la deconstrucción del desarrollo. En este sentido, Internet no se asume solamente como un objeto 242

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o una mercancía, sino como un artefacto que articula dimensiones simbólicas y relaciones de poder que lo vinculan al imaginario del subdesarrollo y a prácticas sociales concretas. En este contexto, el “discurso desarrollista [que] ubica al país dentro del subdesarrollo, abre la oportunidad discursiva de de plantear la ‘necesidad’ de aparecer en la escena global como espacio ‘atractivo’ para la inversión económica. Así, esta no es de desarrollarse para invertir en el país, sino de crecer para hacerse atractivo a la inversión [sic], por supuesto, extranjera” (76). Esta perspectiva crea una nueva matriz de distribución de las poblaciones a partir del criterio de acceso a la información, la llamada “brecha digital”, de modo que la pobreza se conceptualiza en el escenario contemporáneo como incapacidad de acceso y, por lo tanto, desconexión frente a las lógicas de inversión del capital trasnacional. En este sentido, si se me permite una analogía, para desarrollarse y salir de la pobreza pareciera ser imperativo conectarse a la Matrix. Hay que decir que para los autores “el homogéneo término ‘brecha digital’ desconoce las dinámicas propias de los contextos sociales, sus particularidades, sus ritmos, y es una excusa perfecta para inducir a los países pobres a realizar cambios estructurales que más que generar autonomía lo que hacen es facilitar procesos de dependencia económica, política y cultural” (81).

Es por esto último que los autores otorgan particular importancia al uso que de Internet hacen los llamados Programas de Desarrollo y Paz (PDP), pues desde estos procesos sociales se generan significados alternativos del desarrollo y la paz, asociados con una perspectiva regional, en contextos de conflicto social, político y armado, en relación con los Derechos Humanos y orientados a fortalecer la participación de las comunidades locales en la construcción de un desarrollo integral que “involucra las dimensiones económica, política, cultural, social, medioambiental y espiritual, como un todo complejo que apunta al sostenimiento de procesos a largo plazo” (89). En consecuencia, con este interés fueron seleccionados como muestra el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, el Programa de Desarrollo y Paz del Oriente Antioqueño y la Fundación Pro Sierra Nevada de Santa Marta. Sin necesidad de recurrir a idealizaciones que esencializarían el lugar de los PDP, los autores analizan las agendas de desarrollo y paz que manifiestan estos actores en sus páginas electrónicas. El resultado de dicho ejercicio les permite realizar recomendaciones importantes al uso de las tecnologías de la información y la comunicación que adelantan dichos actores, y resaltar las particularidades de los mismos en relación con sus concepciones de desarrollo y paz.

NO. 28. ABRIL 2008. U NIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

Por último, destaco el libro como una importante contribución al estudio genealógico de la inserción de Colombia en el mundo contemporáneo, pues permite comprender críticamente las reactualizaciones del discurso desarrollista en el marco de la globalización neoliberal. Así mismo, es una perspectiva de abordaje socio-discursivo de la tecnología que desnaturaliza los estereotipos modernos y coloniales que se han sedimentado en nuestra experiencia cotidiana colectiva, aunque en ocasiones al lector le queda la leve sensación de que

la toma de partido de los autores frente al discurso del desarrollo es un poco ambigua, pues en ciertos pasajes parecen articularse a los agenciamientos colectivos de enunciación que perpetúan las representaciones desarrollistas. Finalmente, queda la pregunta sobre qué transformaciones en el devenir del discurso del desarrollo agencia el imaginario de Internet, pues es evidente que hay rupturas con el aspecto que aquél tomó a mediados del siglo pasado. Sería interesante profun-

dizar en dichas permutaciones para contribuir a una genealogía amplia del desarrollo.

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Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional. Estudiante de la Maestría en Investigación en Problemas Sociales Contemporáneos del IESCO – Universidad Central. Investigador del Cinep y profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional. E-mail: [email protected]

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Requerimientos para la participación en NÓMADAS Parámetros generales para la publicación de artículos • Inicialmente, los interesados en participar de la sección monográfica de cada número, cuyo tema es anunciado en la edición anterior de NÓMADAS, pueden remitir a la revista un resumen, máximo de una página, en el que identifiquen la investigación en la cual se originaría su artículo, el problema a abordar, la perspectiva y los aportes que se esperan de él. La coordinación del número comunicará si es aceptado para que así, el proponente proceda a elaborar el texto. • La recepción de los artículos no implica necesariamente su publicación en tanto los textos deben seguir un riguroso proceso de evaluación realizado por pares académicos. • Los plazos para la presentación de artículos son: para el número de abril la primera semana de septiembre; para el número de octubre la primera semana de junio. • Si los árbitros llegaran a sugerir ajustes a un texto, los autores se comprometerán a entregar la nueva versión en un plazo no mayor a dos semanas (15 días), luego de recibidas las observaciones. • Los artículos que se publican en NÓMADAS deben ser inéditos. Se eximen, como excepción, aquellos escritos en idiomas diferentes al español cuyas traducciones sean inéditas y cuyos planteamientos resulten fundamentales para la edición. • Los autores de los artículos deben autorizar por escrito la publicación de su texto en NÓMADAS en los formatos impreso y virtual, así como en todos aquellos que a futuro se desarrollen con el fin de que la revista llegue a diversos públicos. • Es indispensable que los autores indiquen si su artículo es producto o desarrollo de una investigación en curso o concluida –todos han de tener origen investigativo–. Se debe incluir en nota a pie de página el nombre del proyecto, el objetivo, las fechas en que se inició y terminó, la entidad que lo financia y la que lo ejecuta. • En caso de que un artículo sea objetado o rechazado por sus pares, la revista se compromete en dar a conocer a su autor los resultados de la evaluación. Sobre la presentación del texto • El texto debe estar escrito a doble espacio y en letra Times New Roman de 12 puntos. • La extensión del artículo debe ser de máximo 18 cuartillas con márgenes superior, inferior y de costado de 2.5 cm. En esta extensión se incluyen el resumen en tres idiomas, las referencias biográficas del autor e investigativa del escrito, la bibliografía y las citas. Encabezado del artículo. Primera página del texto • Título con un máximo de siete palabras. • Nombre del autor con su respectiva referencia biográfica de máximo dos líneas en nota a pie de página (disciplina académica, último título universitario, institución donde trabaja, ciudad y país, y correo electrónico). • Resúmenes del artículo en español, portugués e inglés, de máximo cinco líneas de extensión cada uno. • Seis (6) palabras clave también en español, portugués e inglés, que servirán como descriptores del artículo. • Breve reseña –máximo tres líneas– de la investigación en la cual se origina el escrito, en nota a pie de página.

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Citas y bibliografía • Las citas son de carácter explicativo. Estas deben desarrollarse al final del texto e identificarse con un número consecutivo. • La citación bibliográfica debe hacerse dentro del texto, utilizando paréntesis para relacionar el autor o autores, el año de publicación y la página o páginas, así: (Freire, 1970: 123-130). El libro de donde procede dicha citación debe relacionarse en la bibliografía. • La bibliografía debe elaborarse en orden alfabético siguiendo los modelos aquí descritos: – Cuando se refiere a libros: WINNER, Langdon, 1987, La ballena y el reactor, una búsqueda de los límites en la era de la alta tecnología, Barcelona, Gedisa. - Cuando se refiere a artículos de publicaciones: MUÑOZ, Darío, 2006, “Sexualidades ‘ilegítimas’. Biopolítica heterosexista y política de reconocimiento”, en: Nómadas, No. 24, Bogotá, IESCO - Universidad Central. - Cuando se trata de un capítulo de libro: ROSTAGNOL, Susana, 2004, “Posibilidades y limitaciones del activismo sociosexual en el contexto uruguayo”, en: Josefina Fernández y Paula Viturro (comps.), Cuerpos ineludibles. Un diálogo a partir de las sexualidades en América Latina, Buenos Aires, Ají de pollo. - Cuando el autor es una institución: MINISTERIO de Educación Nacional, 1995, La Identidad, Bogotá, Colombia. - Si el documento está disponible o fue consultado en Internet, debe citarse las referencia de donde fue tomado y escribirla entre signos de menor y mayor que < > y señalar la fecha de consulta. Parámetros para publicación de reseñas • Las reseñas de libros en general y de proyectos o investigaciones del IESCO y de la Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Arte de la Universidad Central, tendrán una extensión máxima de cinco cuartillas, hoja tamaño carta, doble espacio, letra Times New Roman de 12 puntos. • Los textos de las reseñas de libros se encabezarán con los datos generales del libro: autor, editorial, año, número de páginas y ciudad. • Las reseñas de proyectos e investigaciones se encabezarán con los datos del proyecto: director(a), investigador(a) asistente, coinvestigador(a), asesor(a) externo(a), auxiliares y entidades cofinanciadoras. Las propuestas y textos se remitirán vía e-mail a [email protected] ó [email protected] en documento adjunto de word, o en medio magnético a la Carrera 15 No. 75-14 Piso 5°, Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos Universidad Central, IESCO. Tema monográfico del próximo número (29): La práctica de la investigación: poder, ética y multiplicidad. Mayor información en: www.ucentral.edu.co/NOMADAS/intro.htm Fecha límite de presentación de propuestas: tercera semana de mayo de 2008.

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