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UNIVERStoAD DEl VALLE División de S!~iiotecas

2609 SET. 1 4 P~ ~· C ESOS TECNIGOS

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DEPARTAMENTO DE BIBLIOTECAS ¡



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CONTENIDO CAPITULO 1: Sobre el prólogo de Zaratustra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 CAPITULO 11: Algo sobre ~·oe las tres transformaciones del espíritu" .. . . . . . . 25

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disello y carátula: phánor terán armada: martha lucía arroyaive · composición: alberto posso editorial otra vuelta de tuerca cali a.a. 20226 estanislao zuleta © comentarios a "así habló zaratustra" de federico nietzsche publicado por: dpto. de publicaciones, universidad del valle: director miguel yusty impreso en gráficas varela

se tarmin6 d.~ imprimir en noviembre de 1980

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CAPITULO 111: Zaratustra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 CAPITULO IV: Sobre la "Venganza" como expresión de todo resentimiento y la "Redención" como superación del re~ntimiento desde el punto de vista de una nueva concepción del tiempo . . . . . . . 43 CAPITULO V: 2a. Parte del Capítulo: "De la Redención" Concepción del t iempo como "Venganza" y "Eterno Retorno" . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51 CAPITULO VI: Trabajo de d~molición de los valores antiguos . . . . . . . . . . . . 65 CAPITULO VII:

/ 'De la cordura respecto a los hombres", un texto sobre la soledad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 CAPITULO VIII: ;,El Camino del Creador" Primera Parte

............ 85

CAPITULO IX: La i111agen que tiene Nietzsche del pensamiento . . . . . . . . . . . 95 CAPITULO X: ("La Locura: Dionisia y el Crucificado . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109 CAPITULO XI: . ( Etica v Pensamiento . . . . . . . . . . . . . . .... ........... 121

INTRODUCCION

En este co_me_ntario sobre algunos de los principales temas del Zaratustra, se trataba exclusivamente de una somera interpretación del lenguaje simbólico de esta obra, con el fin de destacar los grandes problemas filosóficos subyacentes. Como se sabe, estos problemas fueron tratados de manera mucho' más directa y en todo caso meno_s afegórica en las obras posteriores-de Nietzsche , pero mis conferencias estaban destinadas a un público que desconocía casi por completo estas últimas. A ello se debe también que no me refiera a las frecuentes -Y casi siempre injustas- alusiones polémicas corttra Kant y Hegel. Nietzsche -como es casi inevitable en la historia de °la filosofía-, trata de afirmar la especificidad de su pensamiento por medio de un tratamiento muy unilateral y muy poco ecuánime de sus antecesores. Un ejemplo: en el prefacio a AURORA No. 3 objeta el proyecto mismo de la filosofía de Kant, la afirmación de la necesidad de una crítica de la razón: "Y, dicho sea de pasada, ¿no era un poco extra- · ño pedir que un instrumento se pusiera a criticar su propia imperfección y su propia aptitud?" También Hegel había caído en la tentación de presentar este argumento formalista contra la filosofía crítica. Es muy fácil en efecto formular el proyecto kantiano en términos paradógicos: si crítica significa someter al examen de la razón, crítica de la razón significa someter la razón al examen de la razón. Pero la paradoja resulta aquí de la fe ingenua en la metáfora del instrumento. Es absurda desde luego la idea de una máquina de fotografía que se fotografía a sí misma; de un microscopio que se autoexamina, etc. etc. Pero si un mstrumento no puede por definición ser reflexivo, entonces la razón no puede ser un instrumento. Porque el hecho es que pensamos que pensamos y nos preguntamos cómo pensamos cuando pensamos mal. Y esto, no sólo en el sentido débil de la interrogación "¿qué método seguimos?" sino en el sentido fuerte, kantiano, de las tendencias mismas de la razón, de sus "ideas" y sus "abismos". Y cuando Nietzsche critica con tanto vigor la fe en las abreviaciones convencionales de la lógica, en las implicaciones subjetivistas y teológicas de la gramática y la "venganza contra el tiempo'', el anhelo de algo absoluto, definitivo, simple, propios de la metafísica, ¿no hace a su modo una crítica de la razón? En realidad este aspecto de la filosofía de Nietzsche puede parecer secundario o incluso ser valorado como voluntad de crear un con-

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traste escandaloso con "el espíritu de la pesantez " alemán, con la helada erudicción académica mezcla lamentable de .. onformismo Y escepticismo Y verdadera ca;tración de la filosofía. Pero hay otros problemas en la filosofía de Nietzsche que no quise tratar en estas c_onferencias por temor a alimenta! los prejuicios ideológicos y políticos que con tanta frecuencia cierran de antemano el acceso a sus textos Y que se inscriben de la manera más natural en un ambiente cultural corno el nuestro agudamente antifilosófico es decir, ávido de soluciones y clasificaciones. ' ·Tal vez , como reacción contra la vergonzosa tergiversación nazi del pensamiento de Nietzsche y contra el repudio dogmático del marxismo oficial -que no pocas veces venía a corroborar la primerala m_ayor ía de los comentaristas recientes de Nietzsche oprrn por e~adrr estos problemas o por considerarlos como alegorías sociológi.cas desafortunadas u opiniones políticas aisladas que no afectan el fondo de su pensamiento. Yo he seguido aquí esa tendencia, pero no la considero correcta · · En las últimas dos décadas se ha vuelto corriente -sobre todo en Francia- un empleo de la filosofía de Nietzsche como arma para declarar abolidos ei marxismo, el sicoanálisis, la dialéctica en general, sin tomarse el trabajo de pensarlos. Esta tendencia encuentra, como es natural, una extraordinaiia acog.ída en muchos jóvenes q ue piensan haberse ahorrado así la dificil tarea de conocerlos. De manera que por todas partes nos encontramos filósofos a la última m~da, que Ya estan de regreso del país a donde nunca fueron -el pa1s de los muertos y de los olvidables - y traen la buena nuev':l de que el viaje 110 vale la pena. Como Nietzsche es frecuentemente "el martillo" con el c¡ue piensan haber demolido todas esas vetustas cons:~ccione~ y como la empresa parece no requerir otra condición que 13 im1tac1on superficial de las continuas invectivas de Nietzsche contra sus grande:; antecesores; es bueno detenerse un momento wbre est e punto . No tengo la tonta pretensión de defender a estJs mue:tos. No necesitan ellos como Lázaro, que nadie venga a decirks ¡leva1;tate Y anda! --al contrario cada cinco o diez años surge un rme;o profeta que viene a decirles: "Kari, Sigmund, ¡acuéstense y rnueranse ! "

~e trata más bien de defonder a Nietzsche de una interpretación cmmaprobadorn que se niega a ver las difictdtades de su filosofía ¡cor~o _é~ta fuera la mejor manen di:: tom-:irto en serio. En esta .crma a1;nt1ca de emplear los textos d;' Nietzsche como medios para declarar abolidas otras teorías,. se mu estra la otra cara del dogmatismo contemporáneo . Tendemos hoy a acoger o a rechazar una doctrm1, una teoría, ur. pensamiento; en bloque. En cierto mo~o como si se tratara de '"los principios y la linea" de un partido polrnc o dogmático, con su jerga, sus hérores y sus excomuniones.

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Es como si no pudiéramos aprender nada de un filóstifo : si no estamos dispuestos a tragar el fiambre en tero, debemos declararlo enve nenado; corrompido por algún concepto' que lo daña todo; por un enfoque que lo tergiversa todo. Doy un ejemplo: Deleuze no sólo agume todas las "demoliciones" de Nietzsche, sino que sigue adelante y cree poder hal::i.ar trimquilamente en su nombre: ''Se puede imaginllt lo que Nietzsche habría pensado de Freud : allí tambi'5n. habrfa denunciado una concepción demasiado "reactiva" de la vida síquica, una ,ignornncia de la verdadera "actividad". Se puede imaginarlo con tanta más verosimilitud cuanto que Freud tuvo emre sus discípulos un nietzscheano auténtico. Otto Rank criticaba en Freud "la idea insípida y opaca de sublimación". Le reprochaba no haber sabido liberar la volunt!ild de la mala conciencia o de fa culpabilidad. El quería apoyarse en las fuerzas activa~ del inconsciente descm1ocid.2s por el freudismo , y reemplazar la sublimación por una voluntad creadnm y artística. Lo q ue lo condujo a decir: yo soy a Freud lo que Nietzsche es a Schopenhauer" (NIETZSCHE ET LA PHJI.OSOFHIE, pag. 131). ·Por lo d.:má:s, no hay que tomar demasiado en serio estz, apelación a Rank . En realidad, Deleuze hace fled1a de toda madera cuando se t:rata de desconocer a Freud . Así, en la "Presentación de &chet Mrssoch" el héroe es Jung. Hasta que más tarde el desconocimiento del sicoanálisis se sistematiza en el "Antio:dipo" . En ia o br:i cita9ar. lo que 'es', sin antes apropa_: J~ __gue 'f_ue ', porque l_o que 'fue· era -necesario para que el 'es' llegara a _ser_ En esto, podríamos decir, consiste el determinismo de Nietzsche: todo lo que 'fue' era necesa· río. incluyendo los dol ores y _enfermedades, de las cuales dice en el prólogo del "Gav Saber"1

"Sin ellas no hubiera tenido una experiencia de la decadencia, como la que necesitaba tener para poder combatir la dec