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Despida a su jefe Y contrátese usted mismo por Stephen Pollan y Mark Levine

RESUMEN EJECUTIVO Por lo general, las personas no están dispuestas a soportar que les digan lo que deben hacer. Sin embargo, dicha situación cambia cuando se trata de conservar el empleo. En este sentido, los empleados están siempre dispuestos a soportar los caprichos del jefe, si esto les ayuda a conservar su empleo. Si bien es cierto que siempre podemos renunciar a nuestros empleos, una mejor opción es aprender a tomar el control de nuestras carreras. Es decir, aprender a mover los hilos en vez de permitir que el jefe decida lo que es bueno para nosotros. En este texto, los autores presentan de un modo directo y muy gráfico los pasos necesarios para sobreponerse al poder del jefe y aprender a sacarle el mayor provecho posible a nuestro empleo.

Hágase cargo La mayoría de las personas siente que no posee control sobre su vida laboral. Trabajan para un jefe que tiene el poder de despedir, actuar impulsivamente, decidir cuándo deben llegar e irse los empleados e, incluso, cómo deben vestir, dónde sentarse o almorzar. En la mayoría de los casos, la gente no está dispuesta a soportar este tipo de restricciones; pero cuando se trata del empleo, todo el mundo cede ante el poder del jefe. Para evaluar si este es su caso, responda a las siguientes preguntas: 1. ¿Cuál es su valor en el lugar de trabajo? 2. ¿Qué beneficios se merece? 3. ¿Qué habilidades puede ofrecer? 4. ¿Cuáles son sus mayores logros? 5. ¿Cuánto tiempo necesita para dominar una determinada tarea y pasar a algo más desafiante? 6. ¿Cuenta con un plan de vida personal? Al responder estas preguntas, es posible que usted haya asumido que su actual empleo y beneficios reflejan su valor en el mercado y no hay forma de cambiar esta situación. Probablemente contará con una lista de logros que significan mucho para la compañía, pero poco para usted desde un punto de vista personal. Además, lo más seguro es que usted esté estancado en un empleo que domina desde hace tiempo, pero su jefe considera que no está listo para asumir nuevas responsabilidades.

Si bien es cierto que siempre es posible renunciar a nuestro empleo si no nos gusta, una mejor idea es asumir el control de nuestras carreras y de nuestras vidas laborales. Esto requiere, ante todo, de un cambio de actitud. Es preciso ver nuestro empleo de un modo diverso y cambiar nuestra forma de pensar y actuar. La idea es aprender a mover los hilos en vez de permitir que el jefe decida lo que es bueno para nosotros. Para hacerse cargo de su vida laboral: 1. Escriba una descripción de su empleo: no en un estilo publicitario, sino de modo que exprese a cabalidad lo que hace. Por ejemplo, en vez de decir: “Trabajo en Acme Computers como redactor de manuales”, es mejor decir: “Reúno, recopilo y luego presento información de interés a un público en específico de un modo tan atractivo que mi empleador resulta beneficiado”. Descríbalo sin hacer mención o utilizar los términos técnicos propios del mismo. 2. Haga un estudio de rendimiento: investigue cuánto le pagan en otras áreas a personas con sus mismas habilidades. Identifique las habilidades mejor retribuidas en su área. 3. Establezca opciones realistas: enumere todas las áreas laborales y ocupaciones que encajen en la descripción de su empleo y en las que pueda utilizar sus habilidades. Deje volar su imaginación; pídale consejo a amigos y familiares. 4. Ponga en marcha un plan de desarrollo de su vida laboral: que incluya los diversos caminos que quiera emprender, los pasos necesarios para emprender cada uno de estos y las nuevas habilidades necesarias para tal fin. Lo ideal sería que este proceso no influyera directamente en su empleo actual. Una vez que hemos dado estos cuatro pasos, despedimos mentalmente al jefe y tomamos completo control de nuestras carreras. Desde un punto de vista exterior, parecerá que le somos completamente leales al jefe, mientras que por dentro estamos determinando cómo mejorar nuestra situación laboral.

Asesine su carrera y búsquese un empleo Pregúntese “¿Por qué trabajo?” Las respuestas comunes son: 1. Por poder. 2. Por respeto. 3. Por seguridad. 4. Para viajar y conocer el mundo. 5. Para servir a otras personas.

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Despida a su jefe 2 6. Para conocer nuevas personas. 7. Para expresarme creativamente. 8. Por dinero. Poca gente admite desde un principio que trabaja por el dinero, pero eso es lo que debemos asumir. Trabajamos por dinero porque este nos permite hacer el resto de las cosas que queremos hacer. Tratar de derivar cualquier satisfacción espiritual o emocional del trabajo es un ejercicio inútil y frustrante. La separación entre el trabajo y los beneficios emocionales fue bien entendida hasta las décadas de los años sesenta y setenta. Anteriormente, la gente veía su trabajo como la oportunidad de “poner pan en la mesa” mientras que los beneficios emocionales provenían de actividades extralaborales: el hogar, la familia, la iglesia, los pasatiempos, los grupos comunitarios, etc. Cuando los baby boomers llegaron a las oficinas, inventaron el concepto de “carrera”: un camino laboral que no sólo proveía dinero, sino beneficios emocionales. Esto les permitía sentirse mejor cuando se veían obligados a pasar más tiempo en la oficina que en casa. Sin embargo, esta noción es defectuosa pues sencillamente no funciona. Buscar satisfacción emocional en nuestros empleos es una forma poco eficiente de hacer las cosas. Una mejor idea es desechar de una vez por todas el concepto de carrera. Vea su empleo como el mejor modo de ganar dinero, y pase el resto de su vida en la búsqueda de otros objetivos. “Asesinar la carrera” significa pasar menos tiempo en el trabajo y dedicarle más tiempo a lo que nos interesa. Para conseguir el suficiente coraje que nos permita lograr esto: 1. Tome una hoja en blanco y escriba: “Modos de obtener lo que quiero”. Y luego enumere los diversos modos de lograr sus objetivos. 2. Hable de sus objetivos con alguien respetable: y pídale consejo al respecto. De nuevo, escriba las ideas que se le vayan ocurriendo. La idea es que separando el trabajo de las demás actividades hay más posibilidades de que nos sintamos mejor en el primero. Sólo esperaremos del trabajo beneficios financieros y dejaremos de esperar remuneraciones emocionales.

1. Haga una lista de las cosas que hace su jefe en el día. 2. Averigüe que hace su jefe para satisfacer a sus superiores. 3. Recuerde reacciones pasadas de su jefe y saque conclusiones. 4. Trate de determinar qué hace sentir bien a su jefe. Tras hacer este ejercicio, descubrirá que su jefe encaja en una de las siguientes tipologías: 1. El amigo: el jefe quiere ser uno más del grupo y participar en cualquier cosa interesante que esté pasando. 2. El solitario: el jefe quiere que el trabajo sea concluido sin ser molestado por asuntos sociales. 3. El riguroso: el jefe que espera que todo el mundo siga las reglas al pie de la letra. 4. El buscador de gloria: el jefe que quiere ser un héroe tanto como resolver problemas. 5. El luchador: el jefe que suele entrar en disputas, quiere decir la última palabra y competir. 6. El cobarde: el jefe que le teme a las novedades o que siempre ve el lado negativo de una nueva propuesta. Una vez que hayamos descubierto cuál es la personalidad del jefe, debemos procurarle exactamente lo que este quiere: 1. El jefe amigo: invítelo a cualquier actividad grupal y hágalo sentir como parte del grupo. 2. El jefe solitario: evite que se vea en la necesidad de lidiar con otras personas en la compañía. 3. El jefe riguroso: siga las reglas al pie de la letra y vístase como su jefe. Cuando surjan nuevos asuntos, sugiera la necesidad de establecer nuevas reglas que incluyan ese nuevo evento. 4. El jefe que busca la gloria: asegúrese de que todos sus logros sean atribuidos a su jefe. Además, haláguelo pidiéndole su opinión con frecuencia. 5. El jefe luchador: asegúrese de que usted no se convierta en el blanco. Búsquele personas con quien pelear dentro y fuera de la empresa. 6. El jefe cobarde: trate de evitar cualquier cosa que le pueda producir ansiedad o problemas.

Recuerde: no existe “yo” en el trabajo

No busque un empleo, pésquelo

No espere justicia en su lugar de trabajo. No crea que si trabaja duro le ascenderán. No espere que alguien se dé cuenta de que usted está utilizando su tiempo libre para arreglar asuntos de la organización. Por el contrario, haga todo lo necesario por mantener contento a su jefe. Trabajar en los objetivos del jefe es más importante que ser el mejor o producir mayores ganancias para la empresa. Además, cuando este sea ascendido, usted también lo será.

En vez de buscar un nuevo empleo cuando nos hayan despedido, debemos “pescar” uno nuevo todos los días. Es decir, buscar un nuevo empleo es algo que debemos hacer constantemente sin esperar a que nos despidan. La idea es contar con un constante flujo de oportunidades que podamos tomar o dejar.

¿Cómo saber qué es lo que desea nuestro jefe? Normalmente no es conveniente preguntarle directamente. Es mejor utilizar la inteligencia:

Las ventajas de “pescar” un empleo son: 1. Si perdemos nuestro empleo actual, no nos veremos obligados a aceptar un puesto que no nos satisfaga. 2. Dado que estamos yendo siempre a entrevistas, desarrollaremos práctica en lo que a promocionarnos se refiere.

El contenido de este Resumido es Copyright 2004 por Resumido.com, todos los derechos reservados Los derechos intelectuales del libro y su contenido son propiedad del autor y las empresas que lo registraron originalmente. http://www.resumido.com

Despida a su jefe 3 3. Seremos capaces de mudarnos a industrias que estén en plena expansión y en las que haya gran demanda por gente con nuestras habilidades. 4. Tendremos más impulso que otros posibles empleados, pues conoceremos mejor el mercado. Podemos utilizar esta información para negociar un mejor paquete laboral. 5. Los posibles empleadores nos tendrán que convencer de que vale la pena trabajar en sus compañías. 6. Es más fácil conseguir un mejor empleo si estamos empleados. 7. Si buscamos empleo mientras estamos empleados, nuestra actitud y presentación denotarán una mayor confianza. Por otra parte, la “pesca” de empleos produce ciertos temores: 1. ¿Y si mi jefe me descubre?: este no debería ser un problema en tanto estemos cumpliendo con nuestro trabajo. De hecho, con un poco de suerte, nuestro jefe se esforzará por que permanezcamos en la empresa. Pero si no tenemos suerte y nuestro jefe se muestra molesto, basta con que le digamos: “Sí, algunos reclutadores de personal me han estado contactando. Como sabes, no estoy contento con el salario que gano aquí. Pero, no te preocupes, en realidad no me quiero ir”. 2. ¿Y si me ofrecen dos empleos?: esta sería una maravillosa situación, no un problema. Obviamente deberemos escoger la oferta que nos brinde una mejor remuneración. Incluso podemos darle a nuestro jefe la oportunidad de que trate de igualar las ofertas que hemos recibido. 3. ¿Cómo balanceo la “pesca” de empleos y mi trabajo actual?: esto resulta dificultoso; pero si somos astutos, todo debería salir bien. Recuerde: 3.1. No mezcle la satisfacción emocional con el trabajo. 3.2. Haga de las necesidades del jefe su prioridad. 3.3. “Pesque” empleos fuera del horario de trabajo. 3.4. Haga un plan estructurado de “pesca” de empleos. 3.5. Tómese su tiempo y diviértase haciéndolo. Para desarrollar un plan de “pesca” de empleos: 1. Incluya todas las alternativas que estén a su alcance y las industrias en las que dichas carreras están en auge. Es preciso, además, leer las revistas del sector en las que encontrará: 1.1. Agencias de empleo especializadas en dichas áreas. 1.2. Páginas de Internet relacionadas con dichas áreas. 1.3. Avisos de empleo. 2. Lea regularmente el periódico los días en los que salen más avisos de empleo. 3. Reserve dos horas semanales para leer y actualizarse sobre la “pesca” de empleos. 4. Recuerde que usted no está apurado; así que, lo importante no es la cantidad, sino la calidad. 5. Trate de establecer relaciones con personas que trabajen

en las empresas en las que usted quiere trabajar. Es posible que no logre nada, pero obtendrá nuevas ideas.

Nadie contrata a un extraño La forma de contratar personal ha cambiado con creces en las últimas décadas: - Inicialmente, la mayoría de las vacantes eran anunciadas poniendo un letrero fuera de la tienda, la oficina o la fábrica. Esta técnica se utiliza aún hoy en día. - Luego, poner anuncios en diarios y revistas se hizo muy popular. La idea era crear una red de personas que informara sobre los puestos vacantes. Esta es la razón por la que se organizaban los eventos comerciales y las ferias laborales. El único problema es que los departamentos de recursos humanos de la mayoría de las compañías consideraban que esto era una amenaza. Como resultado de la gran cantidad de personas tratando de ingresar a una red para encontrar un empleo, este método ha quedado obsoleto. - Recientemente, la mayoría de los interesados en un empleo pedía una “entrevista informativa”, es decir, una charla en la que tratan de impresionar al posible empleador. Pero, de nuevo, a medida que más gente hace esto, las compañías están evitando las “entrevistas informativas”. En el mercado laboral actual, las compañías toman más en cuenta que el candidato en cuestión cuente con la recomendación de conocidos que sus habilidades o competencia. Esto quiere decir que los méritos no son suficientes para triunfar. Con el fin de obtener muchas ofertas de trabajo, es preciso que ampliemos nuestras relaciones sociales con las personas que toman la decisión de contratar. Y esto, en definitiva, significa que para obtener un empleo es preciso no tanto ampliar nuestra red comercial cuanto nuestra red social. Expandir nuestra red personal es sencillo. Por ejemplo: 1. Pertenecer a un club en el que se practique un juego que usted disfrute. 2. Sea amigable con la gente que trabaja en la compañía a la que usted quiere ingresar y que tiene sus mismos intereses y valores. 3. Vaya a la biblioteca de su localidad y únase a un grupo de lectura que se reúna regularmente. 4. Explore el mundo musical de su localidad. Si usted toca algún instrumento o canta, únase a alguna agrupación musical. 5. Participe activamente en su iglesia. 6. Únase a un equipo de ajedrez. 7. Vaya al gimnasio y tome clases. 8. Únase a un equipo deportivo de su comunidad. Forme parte del club de fans de un equipo deportivo. 9. Aprenda un idioma.

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Despida a su jefe 4 10. Haga trabajo voluntario. 11. Involúcrese en las actividades del partido político de su preferencia. Lo ideal es que conozcamos gente de todos los grupos étnicos, religiosos, comunidades, profesiones e industrias. Asimismo, es importante que haya gente de todos los niveles económicos. Todo esto le llevará cierto tiempo. No será sino hasta que los demás nos conozcan bien que aparecerán las oportunidades laborales. Aprenda a cultivar amistades. Haga muchas preguntas y escuche lo que responde la gente. Ofrezca ayuda y sea amistoso: la gente responderá del mismo modo.

Aceptar el empleo que nos pague más Antes, la gente permanecía durante toda su carrera con un mismo empleador. Pero esto ya no es así. Hoy en día, lo mejor es cambiar de empleo en vez de mantenerse en el sistema. Por tanto, al analizar las diferentes propuestas de empleo, lo más importante es cuánto nos van a pagar. Esto es mucho más importante que un trabajo cómodo, un título o supuestas oportunidades de ascenso. Esto significa entender que el empleo es un medio y no un fin en sí mismo. En vez de tratar de estar lo más cómodos posibles en el trabajo, debemos centrarnos en tratar que nos paguen más, de modo que estemos más cómodos en casa o haciendo otras cosas. Hay ciertas cosas que no son importantes al momento de comparar propuestas laborales: 1. Comodidades: que son un artilugio de la empresa para que permanezcamos más tiempo en el trabajo. 2. Automóviles: sólo nos darán esta facilidad si a la compañía le conviene alquilar vehículos; nunca para reembolsarnos el uso de nuestro vehículo particular en asuntos de la empresa. 3. Desafíos: esto está bien, sólo que los retos deben venir de nuestra vida personal, no de cómo nos ganamos la vida. 4. Cultura corporativa: es irrelevante mientras estemos haciendo bien nuestro trabajo. 5. Ambiente de trabajo: esto es bueno, pero irrelevante cuando se trata de ganarnos la vida. 6. Oportunidades de ascenso: esto sólo se lo creen los jóvenes, que creen que no serán despedidos en malos momentos económicos. 7. Estabilidad e historia de la compañía: esto no significa nada en la práctica. 8. Estatus: esto es irrelevante si estamos trabajando para ganarnos la vida y no para impresionar a los demás. 9. Títulos: estos son tan nebulosos que ya no significan nada en el currículum vitae. Las descripciones de trabajo son mucho más importantes.

Hay otros factores “neutrales” que pueden o no ser importantes a la hora de escoger un empleo: 1. Seguro de salud o incapacidad: que es importante si tenemos una familia que mantener. Pero si ya tenemos un seguro de salud, entonces este no será un factor a tomar en cuenta. 2. Seguro de vida: es irrelevante si nos lo podemos pagar por nuestra cuenta. 3. Plan de retiro o inversión: que es importante si el empleador contribuye en parte o totalmente. De lo contrario, no sirve de nada. 4. Reembolso de matrícula de estudio: que es importante sólo si podemos pagar por nuestra educación. 5. Salario: mucha gente es tímida en este sentido, pero es preciso ser abiertos con esto: queremos ganar tanto como sea posible. 6. Cercanía del lugar de trabajo: mientras menos tiempo debamos viajar para llegar al trabajo, más tiempo tendremos para compartir con nuestra familia. 7. Vacaciones: dado que esto incidirá directamente en su vida personal, es mejor negociar una semana más de vacaciones al año que un vehículo corporativo o un mejor título. 8. Oportunidades de mejorar nuestras habilidades: que deben ser vistas como la posibilidad de ganar más en el futuro y de mejorar nuestra “pesca” de empleos.

Contar siempre con un plan de vida Siempre es mejor dejar un buen empleo por uno mejor que empezar a buscar empleo justo cuando nos han despedido. Para lograr esto es preciso ser proactivo en vez de reactivo. O en otras palabras, considere cada empleo como algo temporal, como un paso más hacia algo mejor. Antes, las personas eran consideradas un activo. Pero, hoy en día, los empleados son considerados un gasto financiero. El valor de una compañía en el mercado se incrementa cuando despide al personal justo antes de una reducción de gastos. En este sentido, debemos tener en claro que somos contratados para ser despedidos y, por tanto, es preciso que preparemos nuestra salida constantemente. ¿Cómo podemos prepararnos para nuestro próximo empleo?: 1. Continúe desarrollando su red personal: pues lo que nos trajo a nuestro actual empleo nos podrá llevar al próximo. 2. Cuando esté en su mejor momento, negocie un contrato formal o un acuerdo de finiquito: que deje en claro sus derechos al momento de ser despedido. Evite ambigüedades. 3. Tenga a mano una descripción de su empleo actual: de este modo, cuando surja una posibilidad de empleo, podrá comparar ambos desde un punto de vista analítico y no emocional. Recuerde actualizar dicha descripción cada vez que lo asciendan o reciba nuevos beneficios. 4. Manténgase “pescando” empleos: tome en cuenta las pro-

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Despida a su jefe 5 puestas que ofrezcan mejores beneficios. 5. Esté preparado para asumir un nuevo empleo: elija la mejor oferta aun si sólo consiste en mejoras de su paquete actual. Siempre es mejor renunciar que ser despedido. Un buen modo de lograrlo es conseguir un mejor empleo y pedirle a nuestro jefe un aumento de sueldo. Existen cuatro argumentos para ello: 1. Nuestro salario no ha aumentado en proporción al costo de la vida y, por tanto, necesitamos más dinero. 2. Estamos contribuyendo excepcionalmente con la empresa y, por tanto, merecemos un aumento. 3. Últimamente hemos asumido más tareas y responsabilida-

des, y, si nuestro trabajo ha cambiado, nuestra paga debería cambiar también. 4. No nos están pagando de acuerdo con lo que dicta el mercado. Estos cuatro argumentos obligarán a nuestro empleador a mejorar las ofertas que tenemos. Si nuestro jefe realmente nos aprecia, conseguirá el dinero para que nos quedemos. Si no obtenemos el aumento, deberemos simplemente tomar el otro empleo tan pronto como sea posible. Una buena regla es tratar de cambiar de empleo cada dos años. Si no logramos cambiar de empleo con esa frecuencia, seguramente estamos desperdiciando la posibilidad de ganar mucho más dinero.

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Título original: Fire Your Boss Editorial: HarperResource Publicado el: mayo de 2004

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