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• Alexis López Tapia

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2020 Por Alexis López Tapia

Queridos compatriotas: quisiera comenzar deseando a todos ustedes y sus familias un venturoso año nuevo, que espero para muchos pueda ser mejor que el que acaba de terminar. Sin embargo, a nivel Nacional, este año que se inicia será sin duda uno de los más complejos y determinantes en la Historia de Chile, y en la vida personal de cada uno de nosotros. Nuestro país se enfrenta a una disyuntiva histórica, que determinará el futuro de nuestros hijos, nuestros nietos y las siguientes generaciones. Este año deberemos decidir si queremos que la Historia de nuestra República se vuelva a escribir desde una página en blanco que -no obstante-, ha venido siendo sistemáticamente redactada por quienes están dispuestos a cualquier cosa para imponer sus términos y decisiones al resto de los ciudadanos. Y he aquí entonces el primer grave problema que la República deberá enfrentar: porque lo que se votará en abril no es la posibilidad de que se realice una Asamblea Constituyente, sea mixta o no. En los hechos, lo que se intentará realizar será una verdadera Asamblea Instituyente, que tiene la pretensión de fundar o establecer un modelo de sociedad completamente diferente y contrario a todo lo que hasta ahora hemos conocido. Y por eso, quienes propugnan este modelo han dicho pública y notoriamente que su pretensión es, precisamente, fundar un “Nuevo Chile”. Esos sectores, como han sido y son incapaces de ganar a través de los votos el legítimo respaldo para sus ideas, decidieron realizar una insurrección revolucionaria que desde el pasado 18 de octubre, ha venido destruyendo al país a través de la violencia y el Caos. Y lo han hecho, porque esta Revolución ha venido siendo preparada durante décadas, bajo las narices mismas del Estado y en su propio seno, sin que ningún sector político o autoridad de la República haya hecho nada por impedirlo, pese a que numerosos ciudadanos, a través de análisis y evidencia largamente recogida, veníamos advirtiendo de esta situación desde hace décadas. Así, los propios términos de la Asamblea Instituyente y de la Constitución que de ella nacerá, han venido siendo establecidos desde hace décadas a través de la penetración, difusión y normalización de categorías ideológicas propias de la Deconstrucción, que hoy son ampliamente hegemónicas en los sectores que están desarrollando la Revolución en curso. Entre esas Categorías se pueden mencionar: La Tesis del Estado Plurinacional y las cuotas de electores y representantes por Raza. La Ideología y las cuotas de electores y representantes por Género.

La disminución de la Natalidad Nacional, a través del Aborto y la promoción de la Homosexualidad, el Feminismo Radical y el Lesbianismo. La eliminación de la Familia Tradicional por vía de las uniones del mismo sexo con posibilidad de adopción. La abrogación de las fronteras y la soberanía Nacional a través de la tesis de la inmigración como un derecho humano, con la consiguiente llegada de millones de extranjeros y el reemplazo de la población Nacional. La abolición de la Propiedad Privada y su reemplazo por la Propiedad Comunitaria y el control absoluto del Estado de toda producción, creación e idea desarrollada en el país. La eliminación de la Subsidiariedad, y su reemplazo por un modelo de control y dirección Estatal de la Economía en todos sus ámbitos y a todos los niveles. La llamada “Nacionalización” de los Recursos Naturales como el Agua, el Cobre y el Litio -que de hecho son Recursos Naturales Nacionales en la Actual Constitución-, cuya pretensión real es su total Estatización, para ser entregados a China como potencia dominante en este siglo, tal como ya lo habían venido haciendo los gobiernos de la Concertación a través de fraudulentas y desastrosas “ventas a futuro” en el Cobre, y a través de la entrada de Inversionistas Chinos en el caso del Litio, incluyendo junto a ellos a globalistas como George Soros, financista del Frente Amplio. La Estatización de las Energías Renovables, que han venido siendo eficiente y exitosamente desarrolladas por Privados hasta ahora, y que constituyen sin lugar alguno a duda, la principal fuente de riqueza del país hoy y en el futuro, y que permitirían a cada familia auto abastecerse de Energía limpia y dejar de depender de las grandes empresas de generación transnacionales, y particularmente, de los subsidios del Estado como en el caso de Aysén con el Gas. Adicionalmente, cabe destacar que algunas de estas categorías, como las cuotas por raza y por género, ya se encuentran presentes en la legislación que acaba de ser votada para establecer la Asamblea Instituyente misma, así que no se trata de que aquí estemos suponiendo nada: los mismos promotores de la Asamblea Instituyente han venido señalando, difundiendo y normalizando estas y otras muchas Categorías hace décadas. De este modo, la vía hacia la Asamblea Instituyente que ha sido impuesta por medio de la violencia, la destrucción y el caos, no se trata en realidad de una “Hoja en Blanco”, sino de un proyecto político largamente desarrollado que se encuentra en fase de ejecución a través de la Revolución en Curso. Y es por ello por lo que podemos anticipar que ninguna de las demandas sociales legítimas que existen en la población serán resueltas o respondidas por la “Nueva Constitución”, ya que ella es sólo el medio por el cual los sectores Revolucionarios esperan consolidar su hegemonía política total, sin que les importen verdaderamente ninguna de esas demandas, salvo como justificación y argumento útil para el desarrollo de la propia revolución en curso.

Debido a eso, tampoco permitirán que el país vuelva a la normalidad hasta el Plebiscito de Abril.

Así, este año comenzará con el intento de suspender la rendición de la PSU, como ya lo han anunciado organizaciones secundarias como la ACES, respaldadas por el Colegio de Profesores. Durante el verano continuará la ocupación territorial de diversos sectores en la Capital y otras ciudades del país, así como las Marchas y Protestas pacíficas que ineludiblemente terminan con hechos de violencia, destrucción y caos. De igual modo, continuarán los incendios intencionales, que han venido siendo sistemáticamente producidos por sectores insurgentes, destinados a atemorizar a la población y suspender el Estado de Derecho, al igual que las barricadas, saqueos, robos y acciones de amedrentamiento social como las Funas. En marzo el inicio de clases marcará un recrudecimiento de la insurgencia, con nuevas evasiones masivas en los Buses y el Metro, protestas secundarias y control territorial de la zona céntrica de Santiago y las principales ciudades del país, a lo que se sumará la conmemoración del llamado “Día del joven Combatiente”, que todos los años genera focos de conflicto a nivel nacional. En la Araucanía, continuarán los asesinatos de dirigentes y pobladores que no están a favor de la insurrección y que sumaron tres víctimas sólo en diciembre, como “pedagogía del terror” para eliminar cualquier posibilidad de resistencia frente al intento declarado de Secesión Política y Territorial que se está llevando a cabo a partir del establecimiento del “Gobierno Autónomo Mapuche” hace dos semanas. Llegado entonces, el momento del Plebiscito en abril, la insurrección habrá demostrado por la vía de los hechos, su capacidad de ejercer violencia, coerción y asesinatos en la población civil, con la amenaza de latente de escalar el conflicto a niveles críticos si en el Plebiscito llega a ganar la opción de Rechazar el Proceso Instituyente. Ante todo esto, la única alternativa legítima y viable de todos quienes se oponen a un Proceso Instituyente que fue impuesto por la fuerza, es Resistir pasiva y activamente todo lo que los sectores insurreccionales están desarrollando. Y para ello, lo primero y fundamental es que todos nosotros entendamos y comprendamos que somos la inmensa mayoría del país. Que somos los que no hemos ido a ninguna marcha, aunque podamos compartir las demandas legítimas por cambios que son necesarios para un mejor desarrollo del país. Que somos los que no queremos entregar una hoja en blanco, que en realidad ha sido escrita desde hace años por quienes quieren borrar toda la Historia, Tradiciones, Valores y Herencia que todos nuestros ancestros nos legaron desde hace quinientos años. Y finalmente, que no tenemos miedo alguno, y que defenderemos nuestro derecho a vivir en paz, y nuestro derecho a rechazar un proceso Instituyente a través del voto, por la razón, y de ser necesario, por la fuerza si pretenden desconocer o impugnar con violencia el resultado del Plebiscito y el triunfo del rechazo a la Revolución.

Por eso, junto con desearles lo mejor para este año, llamo a todos los Patriotas del país a articular, coordinar y desarrollar una Resistencia que logre derrotar a quienes han querido imponernos sus ideas obsoletas y fracasadas a través la violencia, el caos y la destrucción. Patria o Caos. No hay más bandos en el Chile que viviremos este año 2020. Viva la Patria. Viva Chile.