139656034 Gandhi Mahatma Sobre El Hinduismo

GANDHI SOBRE EL BIBLIOTECA DE ENSAYO SIRUELA Mahatma G a n d h i Sobre el hinduismo Edición de Ravinder Kumar Traducci

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GANDHI SOBRE EL BIBLIOTECA DE ENSAYO SIRUELA

Mahatma G a n d h i Sobre el hinduismo Edición de Ravinder Kumar Traducción y notas de María Tabuyo y Agustín López Epílogo de Louis Massignon

Biblioteca de Ensayo 34 (serie menor) Ediciones Siruela

índice Published in collaboration with

National Book Trust, India Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo del editor. Título original: Wbat ¿s Hinduism? Colección dirigida por Ignacio Gómez de Liaño Diseño gráfico: Gloria Gauger © 2006 by National Book Trust, India Translation rights arranged with National Book Trust, India © De ía traducción y notas, María Tabuyo y Agustín López © Del epílogo de Louis Massignon, Editorial Trotta, 2005 (traducción de Jesús Moreno Sanz cedida por Editorial Trotta) © Ediciones Siruela, S. A., 2006 c/ Almagro 25, ppal. dcha. 28010 Madrid Tel.: 91 355 57 20 Fax: 91 355 22 01 [email protected] www.siruela.com Printed and made in Spain

Prólogo Ravinder Kumar

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Sobre el h i n d u i s m o 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.

¿ Q u é es el h i n d u i s m o ? ¿Existe S a t a n á s en el h i n d u i s m o ? ¿Por q u é soy h i n d ú ? El h i n d u i s m o Sanatana hindú Respuesta a algunas objeciones El C o n g r e s o y d e s p u é s Mi m i s i ó n La t e n s i ó n e n t r e h i n d ú e s y m u s u l m a n e s . Sus causas y su remedio

15 16 17 20 26 29 32 34

36

10. ¿ Q u é p u e d e n h a c e r l o s h i n d ú e s ?

38

3 1 . El i d e a l d e la Gita

128

11. El h i n d u i s m o a c t u a l

41

32. N o v i o l e n c i a

130

12. El m o n s t r u o c o n c a b e z a d e h i d r a

47

33. La t e n s i ó n h i n d o - m u s u l m a n a .

13. T u l s i d a s

51

14. C a r t a s e m a n a l ( O t r a s c u e s t i o n e s ) 15. C a r t a S e m a n a l

con Rao Bhadur Rajah)

132

34. L a a c e p t a c i ó n d e l a n o c o n v e r s i ó n

136

35. I g u a l d a d d e l a s r e l i g i o n e s

138

54

36. I g u a l d a d d e l a s r e l i g i o n e s

140

55

37. A c t i t u d d e l a s m i s i o n e s

54

(Conversación

16. C a r t a S e m a n a l ( L a l l a v e d e o r o )

cristianas

h a c i a el h i n d u i s m o

17. El d i s c u r s o d e H a r i p a d

60

18. D e l d i s c u r s o d e K o t t a y a m

65

38. I g u a l d a d d e las r e l i g i o n e s

19. Yajña

68

39. G a n d h i j i y la s u p r e s i ó n d e l a s

o sacrificio

20. L a c u e s t i ó n B r a h m á n

clases

/

no-Brahman

Sus

c a u s a s y su s o l u c i ó n

74

40. El p e c a d o d e l a i n t o c a b i l i d a d

143 145 148 150

21. D i o s y el C o n g r e s o

77

41. C a r t a s e m a n a l

151

22. A d v a i t i s m o y D i o s

79

4 2 . El m o n s t r u o d e m i l c a b e z a s

153

2 3 . D i o s Es

83

43. La a c u s a c i ó n d e l Dr. A m b e d k a r

155

24. C a r t a d e s d e E u r o p a

88 Notas

157

2 5 . S o b r e la n e c e s i d a d d e a c e r c a r s e a l o s t e m p l o s c o n fe 26. El s i g n i f i c a d o d e l a Gita 27. K r i s h n a J a n m a s h t a m i

93 95

E p í l o g o . La s i n g u l a r e j e m p l a r i d a d

107

d e la v i d a d e G a n d h i Louis

2 8 . El m e n s a j e d e la Gita

110

29. D e s d e Y e r a v d a M a n d i r

122

30. L o s r e c i t a d o r e s d e l a Gita

126

Massignon

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Prólogo

Con ocasión del 125 aniversario del nacimiento de Mahatma Gandhi, me complace someter a una comunidad más amplia su fecunda comprensión del dharma1 hindú. Los artículos incluidos en esta selección se han tomado principalmente de las contribuciones de Gandhiji2 a Young India, Harijan y Navajivan, en hindi y en gujarati. Pero aunque estas contribuciones fueron escritas en ocasiones diferentes, ofrecen un cuadro del dharma hindú difícil de superar por su riqueza, amplitud y sensibilidad hacia los dilemas existenciales de la vida humana. Las reflexiones del Mahatma sobre lo que es el dharma hindú serían sumamente valiosas en cualquier momento, pero creo que son particularmente pertinentes en la actual coyuntura. En la publicación de esta selección, he recibido la inestimable ayuda de mi colega en el Nehru Museum y vicerrector del mismo, el Dr. Hari Dev Sharma. Estoy también profundamente agradecido al 11

National Book Trust p o r llevar a cabo la publicación d e este libro, e n n o m b r e d e l I n d i a n Council of Historical Research, e n u n muy breve espacio d e tiempo. Ravinder Kumar Presidente del Indian Council of Historical Research Nueva Delhi, 26 de abril de 1994

Sobre el hinduismo

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1. ¿Qué es el hinduismo?

Por suerte o por desgracia, el hinduismo no tiene ningún credo oficial. Por consiguiente, para protegerme de cualquier malentendido, he afirmado que mi credo es la verdad y la noviolencia. Si se me pidiera definir el credo hindú, diría simplemente: buscar la verdad por medios no violentos. Un hombre puede incluso no creer en Dios y considerarse hindú.'El hinduismo es la búsqueda implacable de la verdad y si actualmente se encuentra moribundo, inactivo, insensible al crecimiento, es porque estamos cansados; en cuanto pase la fatiga, el hinduismo irrumpirá en el mundo con un brillo tal vez desconocido hasta entonces. Por supuesto, el hinduismo es, en consecuencia, la más tolerante de las religiones. Su credo lo abarca todo. Young India, 24 de abril de 1924

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2. ¿Existe Satanás en el h i n d u i s m o ?

3. ¿Por qué soy hindú?

En mi opinión, la belleza del hinduismo radica en su carácter inclusivo y omniabarcante. Lo que decía el divino autor del Mahabharata de su gran creación es igualmente cierto del hinduismo. Cualquier cosa esencial contenida en cualquier religión, se encontrará siempre en el hinduismo. Y lo que no esté contenido en él es insubstancial o innecesario,

Una amiga americana, que se reconoce amiga de la India de toda la vida, escribe:

Young India, 17 de septiembre de 1925

Dado que el hinduismo es una de las religiones más importantes de Oriente, y usted ha estudiado el cristianismo y el hinduismo, y ha manifestado, sobre la base de ese estudio, que es usted hindú, le ruego me permita que le pregunte por las razones de su elección. Hindúes y cristianos son igualmente conscientes de que la principal necesidad de) hombre es conocer a Dios y adorarle en espíritu y verdad. Creyendo que Cristo era una revelación de Dios, los cristianos de América enviaron a la India a miles de sus hijos e hijas para hablar al pueblo indio de Cristo. ¿Querrá usted, a cambio, ofrecernos su interpretación del hinduismo y establecer una comparación del hinduismo con las enseñanzas de Cristo? Le quedaría profundamente agradecida por ello. En varios e n c u e n t r o s , m e h e atrevido a decir a 17

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misioneros ingleses y americanos que si se hubieran abstenido de «hablar» a la India de Cristo y se hubieran limitado a vivir la vida como les recomienda el Sermón de la Montaña, la India, en vez de sospechar de ellos, habría valorado su estancia aquí y se habría beneficiado directamente de su presencia. Puesto que éste es mi punto de vista, no digo nada «a cambio» sobre el hinduismo a los amigos americanos. No creo en las personas que hablan a los otros de su fe, pensando especialmente en su conversión. La fe no admite ser contada. Tiene que ser vivida, y entonces se difunde por sí misma. Tampoco me considero capacitado para interpretar el hinduismo, salvo a través de mi vida. Y si no puedo interpretar el hinduismo por la palabra escrita, no puedo compararlo con el cristianismo. Por consiguiente, lo único que puedo hacer es decir, tan brevemente como me sea posible, por qué soy hindú. Creyendo como creo en la influencia de la herencia, y habiendo nacido en una familia hindú, he seguido siendo hindú. Rechazaría el hinduismo si lo encontrara incompatible con mi sentido moral o mi crecimiento espiritual. Después de analizarlo, he descubierto que es la religión más tolerante de todas las que conozco. Su libertad respecto del dogma es para mí un poderoso atractivo en la medida en que ofrece al devoto las máximas posibilidades de autoexpresión. Al no ser una religión excluyen-

te, permite a sus seguidores no sólo respetar a todas las demás religiones, sino que les permite también admirar y asimilar todo lo que pueda haber de bueno en ellas. La noviolencia es común a todas las religiones, pero ha sido en el hinduismo donde he encontrado su expresión y su aplicación más elevadas. (No considero el jainismo ni el budismo separados del hinduismo.) El hinduismo cree en la unidad no sólo de toda la vida humana, sino en la unidad de todo lo que vive. El culto a la vaca es, en mi opinión, una contribución única al desarrollo de una conciencia humanitaria. Es una aplicación práctica de la creencia en la unidad y, por consiguiente, en la sacralidad de toda forma de vida. La gran idea de la transmigración es una consecuencia directa de esa creencia. Por último, el descubrimiento de la ley del varnashrama3 es un resultado magnífico de la búsqueda incesante de la verdad. No quisiera sobrecargar este artículo con definiciones de los elementos esenciales aquí esbozados, pero sí debo decir que las ideas actuales del culto a la vaca y el varnashrama son una caricatura de lo que, en mi opinión, son las ideas originales. En este brevísimo esquema he mencionado lo que se me ocurre que son las características más destacadas del hinduismo y que me hacen mantenerme dentro de él.

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Young India, 20 de octubre de 1927

4. El hinduismo

He afirmado que me considero un sanatani* hindú, y, sin embargo, hay cosas que se hacen comúnmente en nombre del hinduismo con las que no me considero identificado. No tengo ningún deseo de ser llamado sanatani hindú, o cualquier otra cosa, si no lo soy realmente. Debo, por tanto, de una vez por todas, explicar cómo entiendo el hinduismo sanatanab. Utilizo la palabra sanatana en su sentido natural. Me considero un sanatani porque: 1. Creo en los Vedas, las Upanishads, los Puranas y todo lo que se incluye en las Escrituras hindúes, y por lo tanto en los avataras6 y el renacimiento. 2. Creo en el varnashrama dharma en un cierto sentido, en mi opinión, estrictamente védico, pero no en su actual sentido popular y vulgarizado. 3. Creo en la protección de la vaca en un sentido mucho más amplio que el que popularmente se le da. 20

4. No dudo del culto a los ídolos. El lector observará que me he abstenido a propósito de utilizar la expresión «origen divino» en referencia a los Vedas o a las otras Escrituras. Pues no creo en la divinidad exclusiva de los Vedas. Creo que la Biblia, el Corán y el Zend-Avesta están tan divinamente inspirados como los Vedas. Mi creencia en las Escrituras hindúes no exige de mí que acepte que cada palabra y cada versículo están divinamente inspirados. Tampoco pretendo tener un conocimiento directo de esos textos maravillosos. Pero afirmo conocer y sentir las verdades de la enseñanza esencial de las Escrituras. Me niego a sentirme obligado por cualquier interpretación, por erudita que sea, si repugna a la razón o al sentido moral.-Rechazo de manera enfática la pretensión (si la tienen) de los shankaracharyasy los shastris'' actuales de dar la interpretación correcta de las Escrituras. Por el contrario, creo que nuestro conocimiento actual de estos libros está en un estado catastrófico. Creo implícitamente en el aforismo hindú de que nadie conoce verdaderamente los shastrai si no ha alcanzado la perfección en la inocencia (ahimsá), la verdad (satya) y el autocontrol (brahmacharyá), y si no ha renunciado a toda adquisición o posesión de riquezas. Creo en la institución de los gurús, pero, en la época actual, son millones 21

las personas que deben prescindir de gurú, porque es muy raro encontrar una combinación de pureza y saber perfectos. Pero no se debe desesperar de conocer la verdad de la religión propia, porque los fundamentos del hinduismo, como de toda gran religión, son inmutables y se comprenden fácilmente. Todo hindú cree en Dios y su unidad, en el renacimiento y en la salvación. No puedo describir mejor mi sentimiento por el hinduismo que apelando a mi propia esposa. Me conmueve como ninguna otra mujer en el mundo. No es que no tenga defectos. Me atrevo a decir que tiene muchos más de los que yo veo. Pero el sentimiento de un lazo indisoluble está ahí. Así son también mis sentimientos hacia el hinduismo, con todos sus defectos y limitaciones. Nada me regocija tanto como los ecos de la Gita9 o del Ramayana de Tulsidas, los dos únicos libros del hinduismo que puedo decir que conozco. Cuando me creía al borde de la muerte, la Gita fue mi consuelo. Conozco los vicios que se desarrollan actualmente en todos los grandes templos hindúes, pero los amo a pesar de sus fallos incalificables. Tengo por ellos un interés que no tengo por los otros. Soy un reformador radical, pero mi celo nunca me lleva a rechazar ninguna de las cosas esenciales del hinduismo. He dicho que no dudo del culto a los ídolos. Un ídolo no suscita en mí ningún sentimiento de veneración.

I'ero pienso que el culto a los ídolos forma parte de la naturaleza humana. Anhelamos el simbolismo. ,11'or qué se debería estar más tranquilo en una iglesia que en otro lugar? Las imágenes son una ayuda para el culto. Ningún hindú considera que una imagen sea Dios. No pienso que el culto a los ídolos sea 11 ti pecado. Es evidente, por lo dicho hasta aquí, que el hinduismo no es una religión excluyente. En él hay lugar para el culto de todos los profetas del mundo. No es una religión misionera en el sentido ordinario del término. Sin duda ha absorbido a muchas tribus, pero esta absorción ha tenido un imperceptible carácter evolutivo. El hinduismo recomienda a cada uno que adore a Dios según su propia fe o dharma, y por eso vive en paz con todas las religiones. Con esta concepción del hinduismo, nunca he podido reconciliarme con la intocabilidad10. Siempre la he considerado una excrecencia. Cierto es que nos ha sido transmitida en herencia desde generaciones, pero también lo han sido muchas prácticas negativas todavía vigentes en la actualidad. Me avergonzaría pensar que la dedicación de niñas a una virtual prostitución fuera parte del hinduismo. Sin embargo, es practicada por hindúes en muchas partes de la India. Considero un acto irreligioso sacrificar cabras a Kali y no lo entiendo como parte del hinduismo. El hinduismo es un desarrollo a lo

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largo de los siglos. Su mismo nombre, hinduismo, le fue dado a la religión del pueblo del Indostán por extranjeros. No había dudas en una cierta época en cuanto al sacrificio de animales ofrecido en nombre de la religión. Pero eso no es religión, y mucho menos religión hindú. Y por eso, me parece a mí, cuando la protección de la vaca se convirtió en artículo de fe para nuestros antepasados, quienes persistieron en comer carne de res fueron excomulgados". El conflicto civil debió de ser feroz. Se aplicó el boicot social no sólo a los recalcitrantes, sino que sus pecados se cargaron también sobre sus hijos. La práctica, que probablemente tuvo buenas intenciones en su origen, endureció su uso, e incluso en nuestros libros sagrados se deslizaron algunos versículos que dieron a la práctica una permanencia totalmente inmerecida y de ningún modo justificada. Sea correcta o no mi teoría, la intocabílidad es repugnante a la razón y al instinto de misericordia, piedad o amor. Una religión que establece el culto a la vaca no puede aceptar ni justificar el boicot inhumano y cruel de otros seres humanos. Y antes aceptaría ser hecho pedazos que renegar de las clases reprimidas. Ciertamente, los hindúes no merecerán nunca la libertad, ni la alcanzarán, si permiten que su noble religión sea deshonrada por el mantenimiento de la mancha de la mtocabilidad. Y como amo al hinduismo más que a la vida misma, la

mancha se ha vuelto para mí una carga intolerable. No neguemos a Dios negando a una quinta parte de nuestra raza el derecho de asociación en pie de igualdad con el resto. Young India, 6 de octubre de 1921

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5. Sanatana hindú

[Gandhiji contesta a un corresponsal que criticaba su interpretación del hinduismo.] No soy un literalista y, por tanto, trato de comprender el «espíritu» de las diversas Escrituras del mundo. Aplico la prueba de la verdad y ahimsa12 establecida por esas mismas Escrituras para la interpretación. Rechazo lo que es incompatible con esa prueba, y me adhiero a todo lo que es consecuente con ella. Rechazo como interpolación la historia de un shudra" que había sido castigado por Ramachandra14 por atreverse a aprender los Vedas. Y, en todo caso, adoro a Rama, el ser perfecto de mi concepción, no los hechos de una persona histórica cuya vida puede variar con el progreso de nuevos descubrimientos e investigaciones históricas. Tulsidas15 no tuvo ninguna relación con el Rama de la historia. Juzgado según criterios históricos, su Ramayana merecería ser tirado a la basura. Como experiencia 26

espiritual, su libro es casi incomparable, al menos para mí. Y, sin embargo, ni siquiera confiaría plenamente en cada palabra que se encuentra en cada una de las ediciones que se han publicado del Ramayana de Tulsidas. Es el espíritu que impregna el libro lo que me tiene hechizado. No puedo suscribir la prohibición de que los shudras aprendan los Vedas. En realidad, en mi opinión, en el momento actual todos somos predominantemente shudras, en la medida en que somos siervos. El conocimiento no puede ser prerrogativa de una clase o sector determinado. Pero puedo concebir la imposibilidad de que las gentes asimilen verdades más elevadas o más sutiles a no ser que se sometan a una preparación preliminar, del mismo modo que quienes no han pasado por una preparación adecuada no pueden respirar el aire rarificado de las alturas o quienes no han tenido una enseñanza previa en matemáticas elementales no pueden comprender o asimilar la geometría superior o el álgebra. Por último, creo en algunas convenciones saludables. Existe una convención que rodea la recitación de la Gayatri16. La convención es que sólo se debe recitar en los momentos fijados y después de abluciones realizadas de la manera prescrita. Como yo creo en esas convenciones, y como no siempre puedo ajustarme a ellas, durante los últimos años he seguido a los santos posteriores, y por lo tanto me he conten27

tado con el Dvadashakshara mantra" o el Bhagavatals, o la fórmula todavía más sencilla de Tulsidas y unas pocas selecciones de la Gita y otras obras, y unos pocos bhajanas19 en prácrito. Éstos son mi alimento espiritual cotidiano, mi Gayatri. Me dan toda la paz y todo el consuelo que necesito cada día.

6. Respuesta a algunas objeciones

Young India, 27 de agosto de 1925 Quiero ver la rueca en todas partes porque veo pobreza en todas partes. Hasta que hayamos alimentado y vestido a los esqueletos de la India, la religión no tendrá ningún significado para ellos. Ellos están viviendo hoy una vida de animales, y nosotros somos los responsables. La rueca es, por lo tanto, nuestra penitencia. La religión es servicio a los indefensos. Dios se nos manifiesta en la forma de los indefensos y los afligidos. Pero nosotros, a pesar de nuestras marcas en la frente, no les prestamos atención, es decir, no prestamos atención a Dios. Dios está y no está en los Vedas. Quien lee el espíritu de los Vedas ve a Dios allí. Quien se aferra a la letra de los Vedas es un vedia, un literalista. Narasinha Mehta canta, en efecto, la alabanza del rosario, y la alabanza está justificada. Pero el mismo Narasinha cantó: ¿De qué aprovecha el tilakam y el tulsi", de qué sirve el rosario y el musitar el Nombre divino, de qué provecho 28

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es la interpretación gramatical del Veda, qué utilidad tiene el dominio de las letras? Todo eso son mecanismos para llenar la tripa y nada vale si no ayuda a la comprensión del Parabrahma11. Los m u s u l m a n e s c u e n t a n las cuentas d e su tasbih, y los cristianos las del rosario. Pero u n o s y otros pensarían q u e se h a n a p a r t a d o d e la religión si su tasbih o su rosario les impidieran c o r r e r e n socorro d e alguien que, p o r ejemplo, yaciera h e r i d o p o r u n a m o r d e d u r a d e serpiente. El m e r o conocimiento d e los Vedas n o p u e d e hacer d e nuestros brahm a n e s preceptores espirituales. Si lo hiciera, Max Müller habría sido u n o d e ellos. El b r a h m á n q u e haya c o m p r e n d i d o la religión actual otorgará sin d u d a al saber védico u n lugar secundario y difundirá la religión d e la rueca, librará del h a m b r e a millones d e sus compatriotas y sólo entonces, y n o antes, se entregará a los estudios védicos. Ciertamente, h e considerado superior el hilado a la práctica d e las religiones confesionales. Pero eso n o significa q u e éstas sean a b a n d o n a d a s . Sólo quiero decir q u e u n dharma q u e h a d e ser observad o p o r los seguidores d e todas las religiones, las transciende, y p o r lo tanto digo q u e u n b r a h m á n es mejor b r a h m á n , u n m u s u l m á n mejor m u s u l m á n , u n vaishnavá2* mejor vaishnava, si d a vueltas a la rueca con espíritu d e servicio. 30

Si me fuera posible girar la rueca e n la cama, y sintiera que eso m e ayuda a c o n c e n t r a r mi m e n t e e n Dios, sin d u d a dejaría a u n lado el rosario y giraría la rueca. Si fuera lo bastante fuerte p a r a girar la rueca, y tuviera q u e elegir e n t r e contar cuentas o girar la rueca, sin d u d a m e decidiría e n favor d e la rueca, h a c i e n d o d e ella mi rosario, mientras viera q u e la pobreza y el h a m b r e a c e c h a b a n al país. Esp e r o u n tiempo e n el q u e incluso repetir el n o m b r e d e Rama se convertirá e n u n estorbo. C u a n d o haya c o m p r e n d i d o q u e R a m a transciende incluso las palabras, n o t e n d r é necesidad d e repetir su n o m b r e . La rueca, el rosario y el Ramanama2* serán p a r a m í lo mismo. Los tres sirven al m i s m o fin, m e e n s e ñ a n la religión del servicio. N o p u e d o practicar ahimsa sin practicar la religión del servicio, y n o p u e d o enc o n t r a r la verdad sin practicar la religión d e ahimsa. Y n o existe otra religión q u e la verdad. La verdad es Rama, Narayana, Ishwara, Khuda, Allah, Dios. [Com o dice Narayana, «las diferentes formas e n q u e se trabaja el o r o d a n origen a n o m b r e s y formas diferentes; p e r o , e n definitiva, t o d o es oro».] Young India, 14 de agosto de 1924

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7. El Congreso y d e s p u é s

En nombre de la religión, nosotros, los hindúes, hemos hecho un fetiche de las observancias externas, y hemos degradado la religión haciendo de ella una mera cuestión de comer y beber. El brahmanismo debe su posición sin igual a su abnegación, su pureza interior y su severa austeridad, iluminado todo ello por el conocimiento. Los hindúes están condenados al fracaso si atribuyen una importancia indebida a los efectos espirituales de los alimentos y a los contactos humanos. Situados como estamos en medio de pruebas y tentaciones desde dentro, y afectados y contaminados por las corrientes de pensamiento más viles e intocables, no exageremos, en nuestra arrogancia, la influencia del contacto con personas a las que, muy a menudo de manera ignorante, y con más frecuencia de forma arrogante, consideramos inferiores a nosotros. Seremos juzgados ante el Trono del Todopoderoso, no por lo que hayamos comido ni porque hayamos sido tocados 32

por unos u otros, sino en función de a quiénes hemos servido y cómo. En la medida en que sirvamos a un solo ser humano sumido en la angustia, encontraremos favor a los ojos de Dios. Debemos evitar los alimentos malos y estimulantes o sucios, como debemos evitar un mal contacto. Pero no demos a estas observancias un lugar desproporcionado a su verdadera importancia. No utilicemos la abstinencia de ciertos alimentos como tapadera para el fraude, la hipocresía y los peores vicios. No nos neguemos a servir a un hermano caído o sucio por miedo a que su contacto perjudique nuestro crecimiento espiritual. YoungIndia, 5 de enero de 1922 (?)

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8. Mi m i s i ó n

No me considero digno de ser mencionado entre la estirpe de los profetas. Soy un humilde buscador de la verdad. Estoy impaciente por realizarme, por alcanzar la mokshcf5 en esta misma existencia. Mi servicio a la nación es parte de mi formación para liberar mi alma de la esclavitud de la carne. Considerado de este modo, mi servicio puede ser considerado como algo puramente egoísta. No deseo el reino perecedero de la tierra. Lucho por el Reino de los Cielos, que es la moksha. Para lograr mi objetivo no me es necesario refugiarme en una cueva. Llevo una conmigo; basta con que me dé cuenta de ello. Quien vive en una cueva puede construir castillos en el aire, mientras quien, como Janaka26, vive en un palacio, no tiene castillos que construir. El habitante de la cueva que se cierne sobre el mundo en las alas del pensamiento no conoce paz alguna. Janaka, aun viviendo en medio de la «pompa y la;* circunstancias», puede tener la paz que sobrepasa. 34

al conocimiento. Para mí, el camino a la salvación está en el trabajo incesante al servicio de mi país y, a través de eso, al servicio de la humanidad. Quiero identificarme con todo lo que vive. En el lenguaje de la Gita, quiero vivir en paz con amigos y enemigos. Aunque un musulmán, un cristiano o un hindú pueda despreciarme y odiarme por ello. Quiero amarles y servirles como amaría a mi esposa o a mi hijo aunque ellos me odiaran. Por eso mi patriotismo es para mí una etapa en mi viaje al país de la libertad y la paz eternas. Pienso que no hay, pues, ninguna idea política desprovista de sentido religioso. Las ideas políticas sirven a la religión, y las que están ayunas de religión son una trampa mortal porque matan el alma. Young India, 3 de abril de 1924

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9. La tensión entre h i n d ú e s y musulmanes. Sus causas y su r e m e d i o

En mi opinión, no hay en el hinduismo nada parecido al proselitismo tal como se entiende en el cristianismo o, en menor medida, en el islam. Pienso que el Arya Samaj27 ha copiado de los cristianos la planificación de su propaganda. El método moderno no me atrae. Ha hecho más mal que bien. Aun considerado como un asunto puramente del corazón, entre el Creador y uno mismo, ha degenerado en una apelación al instinto egoísta. El predicador del Arya Samaj nunca es tan feliz como cuando injuria a otras religiones. Mi instinto hindú me dice que todas las religiones son más o menos verdaderas. Todas proceden del mismo Dios, pero todas son imperfectas en su instrumentalidad humana. El verdadero movimiento shuddhi28 debería consistir en que cada uno tratase de llegar a la perfección en su propia fe. En ese plano, el carácter sería la única prueba. ¿De qué sirve pasar de un compartimento a otro si no implica un ascenso moral? 36

¿Qué sentido tiene intentar convertir a otros al servicio de Dios (pues ésa debe ser la consecuencia de shuddhi o tabligh) cuando quienes están en mi rebaño niegan cada día a Dios con sus acciones? La sentencia que dice «médico, cúrate a ti mismo» es más aplicable a los asuntos religiosos que a los mundanos. Pero ésta es mi opinión. Si los miembros del Arya Samaj piensan que hay algo que les dicta su conciencia, tienen todo el derecho a llevar adelante el movimiento. Esa llamada ardiente no conoce ningún límite de tiempo, ningún control de la experiencia. Si la unidad hindo-musulmana está en peligro porque un predicador del Arya Samaj o un predicador musulmán proclama su fe obedeciendo a una llamada interior, esa unidad será sólo superficial. ¿Por qué debería ser perturbada por esos movimientos? Ahora bien, deben ser auténticos. Si los malkanas29 querían volver a la grey hindú, tenían todo el derecho a hacerlo siempre que quisieran. Pero no se puede permitir ninguna propaganda que injurie a otras religiones. Pues eso sería la negación de la tolerancia. La mejor manera de tratar esa propaganda es condenarla públicamente. Young India, 29 de mayo de 1924

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Aunque la mayoría de los musulmanes de la India y de los hindúes pertenezcan a un mismo tronco, el ambiente religioso los ha hecho diferentes. Creo, y he observado también, que el pensamiento transforma la forma de ser y el carácter de los hombres. Los sijs son el ejemplo más reciente de este hecho. Los musulmanes, al ser generalmente una minoría, han recurrido a la intimidación. Además, al ser herederos de tradiciones recientes, muestran la virilidad de un sistema de vida comparativamente nuevo. Aunque, en mi opinión, la noviolencia tiene un lugar predominante en el Corán, los mil trescientos años de expansión imperialista han hecho de los musulmanes un cuerpo combativo. Por tanto, son agresivos. La intimidación es la expresión natural de un espíritu agresivo. Los hindúes tienen una civilización de una gran antigüedad y son esencialmente no violentos. Su civilización ha pasado por experiencias que la cristiana y la islámica están

todavía atravesando. Si el hinduismo fue alguna vez imperialista en el sentido moderno del término, ha sobrevivido a su imperialismo y, ya sea deliberadamente o de manera natural, lo ha abandonado. El predominio del espíritu no violento ha limitado el uso de las armas a una pequeña minoría que siempre debe estar subordinada a un poder civil profundamente espiritual, culto y desinteresado. Los hindúes como sociedad no están, por consiguiente, preparados para la lucha. Pero al no haber conservado su formación espiritual, han olvidado la utilización de un sustituto eficaz de las armas, y, al no conocer su uso ni tener aptitud para ellas, se han vuelto dóciles hasta caer en actitudes timoratas o cobardes. Así pues, este vicio es una excrecencia natural de la mansedumbre. Al sostener esta idea, no pienso que el carácter excluyeme del hindú, malo como sin duda es, tenga mucho que ver con este carácter timorato. De ahí también mi falta de confianza en los akhadasm como medio de defensa. Lo aprecio para la cultura física, pero, para la defensa propia, restauraría la cultura espiritual. La autodefensa mejor y más duradera es la purificación. Me niego a renunciar a mis raíces debido a los temores que actualmente nos obsesionan. Si los hindúes se limitaran a creer en sí mismos y actuaran de acuerdo con sus tradiciones, no tendrían ninguna razón para temer la intimidación. En el momento en que

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10. ¿Qué p u e d e n hacer los hindúes?

recupere la verdadera formación espiritual, el musulmán será sensible a ello. No puede dejar de hacerlo. Si puedo reunir a un grupo de jóvenes hindúes con fe en sí mismos y, por tanto, con fe en los musulmanes, el grupo se convertirá en un escudo protector para los más débiles. Ellos (los hindúes jóvenes) enseñarán cómo morir sin matar. No conozco otro camino. Cuando nuestros antepasados vieron que la aflicción les rodeaba, recurrieron a la tapasya, la purificación. Comprendieron la indefensión de la carne y en su indefensión oraron hasta que obligaron al Creador a obedecer su llamada. «Oh, sí -dice mi amigo hindú-, pero entonces Dios envió a alguno a manejar las armas.» No estoy interesado en negar la verdad de la réplica. Todo lo que digo al amigo es que, como hindú, no puede ignorar la causa y obtener el resultado. Será tiempo de luchar cuando hayamos hecho bastante tapasya. ¿Estamos bastante purificados?, pregunto. ¿Hemos hecho siquiera penitencia por el pecado de la intocabilidad, por no hablar de la pureza personal de los individuos? ¿Son nuestros preceptores religiosos todo lo que deberían ser? Estamos golpeando el aire mientras concentramos nuestra atención en encontrar defectos en la conducta musulmana. Young India, 19 d e j u n i o d e 1924

11. £1 h i n d u i s m o actual

El hinduismo es un organismo vivo sujeto a crecimiento y descomposición, y sometido a las leyes de la naturaleza. Uno e indivisible en la raíz, se ha convertido en un árbol inmenso con innumerables ramas. Los cambios de estación le afectan. Tiene su otoño y su verano, su invierno y su primavera. Las lluvias lo nutren y lo hacen fructificar. Se basa y no se basa en las Escrituras. No deriva su autoridad de un único libro. La Gita es un texto aceptado umversalmente, pero, aun siendo así, sólo muestra el camino. Apenas tiene algún efecto sobre las costumbres. El hinduismo es como el Ganges, que, puro e inmaculado en sus fuentes, recoge en su curso las impurezas del camino. También como el Ganges es beneficioso en su efecto total. Asume una forma particular en cada provincia, pero su substancia interior se conserva en todas partes. La costumbre no es religión. Las costumbres pueden cambiar, pero la religión permanecerá inalterada. La pureza del hinduismo depende del dominio

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ñará d e b e r e s nuevos, p e r o la verdad s e r á siempre la misma. ¿Quién la h a c o n o c i d o a l g u n a vez en su totalidad? Los Vedas r e p r e s e n t a n la v e r d a d , son infinitos. Pero, ¿quién los h a c o n o c i d o en su totalidad? Lo q u e hoy se c o n o c e p o r el n o m b r e d e Vedas n o es ni siquiera u n a millonésima p a r t e del Veda real, el Libro del C o n o c i m i e n t o . ¿Y q u i é n c o n o c e todo el significado siquiera d e los pocos libros q u e tenemos? Más q u e a c a m i n a r p o r estas complicaciones infinitas, nuestros sabios nos e n s e ñ a b a n a a p r e n d e r una sola cosa: «Como es el sí mismo, así es el universo». N o es posible e x a m i n a r el universo al mismo nivel e n q u e se p u e d e e x a m i n a r el sí mismo. Conoce el sí m i s m o y conocerás el universo. P e r o hasta el c o n o c i m i e n t o del sí interior p r e s u p o n e u n esfuerzo incesante; n o sólo incesante, sino p u r o , y el esfuerzo p u r o p r e s u p o n e u n corazón p u r o , q u e a su vez d e p e n d e d e la práctica d e jamas y niyamas52, las virtudes «cardinales» y las «particulares».

de sí de sus devotos. Siempre q u e su religión h a estado en peligro, los h i n d ú e s se h a n sometido a u n a penitencia rigurosa, h a n buscado las causas d e la crisis y h a n concebido medios para combatirlas. Los shastras están siempre creciendo. Los Vedas, las Upanishads, las Smritis, los Puranas y los Itihasas™ n o surgieron al m i s m o t i e m p o . Cada u n o surgió d e las necesidades d e períodos particulares, y p o r eso parecen estar en desacuerdo unos con otros. Esos libros n o e n u n c i a n de nuevo las verdades eternas, sin o q u e muestran c ó m o se practicaban éstas en el m o m e n t o al q u e c o r r e s p o n d e n los libros. U n a práctica q u e fue apropiada en u n p e r í o d o particular, si se repitiera ciegamente e n otra época, sumiría a las gentes e n la «ciénaga del desánimo». P o r q u e la práctica del sacrificio de animales fuera válida e n u n a época, ¿debemos restablecerla hoy? P o r q u e en u n tiempo acostumbráramos a cortar m a n o s y pies a los ladrones, ¿debemos restablecer hoy día esa barbaridad? ¿Debemos recuperar la poliandria? ¿Debemos restablecer el m a t r i m o n i o infantil? P o r q u e u n día se decidió aislar a u n a parte d e la h u m a n i d a d , ¿debemos marcar hoy a sus descendientes c o m o parias? El h i n d u i s m o aborrece el estancamiento. El con o c i m i e n t o es ilimitado, y también lo es la aplicación d e la verdad. Cada día a ñ a d i m o s algo nuevo a nuestro c o n o c i m i e n t o del p o d e r d e Atman, y seguiremos haciéndolo. La nueva experiencia nos ense-

Esta práctica n o es posible sin la gracia d e Dios, que p r e s u p o n e fe y devoción. P o r eso Tulsidas cantaba la gloria d e Ramanama, p o r eso el autor del Rhagavata e n s e ñ ó el Dvadashakshara mantra (Om ñamo bhagavate vasudevaya). Para mí, es u n sanatani h i n d ú q u i e n p u e d e repetir este m a n t r a d e m e m o ria. T o d o lo d e m á s es u n p o z o insondable, c o m o dijo el sabio Akho 33 . Los e u r o p e o s estudian nuestras actitudes y cos-

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tumbres. Pero el suyo es el estudio de un investigador, no el estudio de un devoto. Su «estudio» no puede enseñarme la religión. El hinduismo no consiste en comer y no comer. Su centro está en la conducta recta, la correcta observancia de la verdad y la noviolencia. Un hombre que come carne, pero observa las virtudes cardinales de compasión y verdad, y que vive en el temor de Dios, es mejor hindú que un hipócrita que se abstiene de carne. Y aquel cuyos ojos están abiertos a la verdad de la violencia que supone comer carne de res, o carne en general, y que por tanto lo ha rechazado, quien ama «al hombre y al pájaro y al animal», merece nuestra adoración. Él ha visto y ha conocido a Dios; él es Su mejor devoto. El es un maestro para la humanidad. El hinduismo y todas sus formas religiosas están siendo pesadas en la balanza. La verdad eterna es una. Dios también es uno. Evitemos contraponer credos y costumbres y sigamos la senda recta de la verdad. Sólo entonces seremos verdaderos hindúes. Muchos que se dan el nombre de sanatanis recorren la tierra. ¿Quién sabe cuántos de ellos serán elegidos por Dios? La gracia de Dios descenderá sobre quienes hacen Su voluntad y Le sirven, no sobre aquellos que simplemente musitan «Rama Rama». Young India, 8 de abril de 1926 44

12. £1 monstruo con cabeza de hidra

Algunas de las historias que se cuentan en los Putañas son muy peligrosas si no conocemos su relación con las condiciones actuales. Los shastras serían trampas mortales si debiéramos regular nues(ra conducta de acuerdo con los detalles que en ellos se dan o con los personajes que en ellos se describen. Estos textos nos ayudan solamente a definir y razonar los principios fundamentales. Si un personaje conocido de los libros religiosos pecó contra Dios o contra el hombre, ¿es eso una justificación para que repitamos el pecado? Nos basta con que nos digan, de una vez por todas, que la verdad es lo único que importa en el mundo, que la verdad es Dios. Es irrelevante que se diga que incluso Yudhishthira34 fue descubierto en una mentira. Es más importante para nosotros saber que cuando dijo una mentira, tuvo que sufrir por ello en ese mismo momento y que su eminente nombre de ninguna manera le protegió del castigo. Igualmente, es irre45

levante para nosotros q u e se nos diga q u e Adishankara 35 evitó a u n chandala36. Nos basta saber q u e u n a religión q u e nos e n s e ñ a a tratar a todos los seres vivos c o m o nos tratamos a nosotros mismos n o p u e d e aceptar el trato i n h u m a n o d e u n a sola criatura, y m u c h o m e n o s d e toda u n a clase de seres h u m a n o s perfectamente inocentes. Por otra parte, n o tenemos ante nosotros todos los h e c h o s p a r a j u z g a r lo q u e hizo o n o hizo Adishankara. A ú n m e n o s sabemos el significado de la palabra chandala e n el contexto e n q u e aparece. T i e n e i n d u d a b l e m e n t e muchos significados, u n o d e ellos es pecador. Pero si todos los pecadores d e b e n ser considerados intocables, es muy d e t e m e r q u e todos nosotros, sin excluir al p r o p i o Pandit 37 estemos bajo el interdicto d e la intocabilidad. Q u e la intocabilidad es u n a institución antigua, nadie lo h a n e g a d o n u n c a . Pero, si es u n mal, n o p u e d e ser defendida sobre la base d e su antigüedad. Young India, 29 de julio de 1926

13. T u l s i d a s

Varios amigos m e h a n dirigido críticas en diversas ocasiones respecto d e mi actitud hacia el TulsiRamayana™. La esencia d e sus críticas es la siguiente: Has descrito el Ramayana como el mejor de los libros, pero nunca hemos podido estar de acuerdo con tu visión. ¿No ves cómo Tulsidas menospreció a las mujeres, defendió la poco caballerosa emboscada de Rama sobre Vali, alabó a Vibhishan por traicionar a su país y describió a Rama como un avatara a pesar de su gran injusticia con Sita? ¿Qué belleza encuentras en un libro así? ¿O piensas acaso que la belleza poética del libro compensa todo lo demás? Si es así, entonces nos aventuramos a sugerir que no estás cualificado para la tarea. Admito q u e si tomamos las críticas d e forma aislada, serían difíciles d e refutar y todo el Ramayana podría ser, d e esta manera, fácilmente c o n d e n a d o . Pero eso se p u e d e decir d e casi t o d o y de casi todo

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el mundo. Se cuenta la historia de un renombrado artista que, para responder a sus críticos, puso un cuadro suyo en un escaparate e invitó a los visitantes a que dieran su opinión, señalando aquello que no les gustara del cuadro. El resultado fue que apenas hubo algún elemento del cuadro que quedase a salvo de las críticas. Sin embargo, el cuadro era en realidad una obra de arte. Efectivamente, ni siquiera los Vedas, la Biblia o el Corán han quedado exentos de condena. Para llegar a una valoración apropiada de un libro se lo debe juzgar en su conjunto. Así es para la crítica externa. La prueba interna de un libro consiste en descubrir qué efecto ha producido sobre la mayoría de sus lectores. Juzgado por cualquiera de los dos métodos, la posición del Ramayana como el libro par excellence sigue siendo inatacable. Sin embargo, esto no significa que sea absolutamente impecable. Pero sigue siendo verdad que el Ramayana ha dado paz a millones de personas, ha proporcionado fe a quienes no la tenían, y todavía hoy sirve como bálsamo sanador a miles de seres humanos que se queman con el fuego de la increencia. Cada una de sus páginas desborda devoción. Es un verdadero filón de experiencia espiritual.

.sidas, involuntariamente, pienso, fue injusto con las mujeres. En esto, como también en otros aspectos, no logró elevarse sobre las ideas dominantes de su época. En otras palabras, Tulsidas no fue un reformador, era solamente un príncipe entre los devotos. Las faltas del Ramayanason menos un reflejo de Tulsidas que de la época en que vivió. ¿Cuál debería ser la actitud del reformador respecto de la posición de las mujeres o respecto de Tulsidas en tales circunstancias? ¿Puede encontrar el reformador alguna ayuda en Tulsidas? La respuesta es rotundamente sí. A pesar de las observaciones despectivas sobre las mujeres que aparecen en el Ramayana, no se debe olvidar que ahí Tulsidas presentó al mundo una descripción sin par de Sita. ¿Dónde estaría Rama sin Sita? Encontramos en el Ramayana otras muchas figuras femeninas ennoblecedoras como Kausalya, Sumitra, etc. Inclinamos la cabeza como reverencia ante la fe y devoción de Shabari y Ahalya. Ravana era un monstruo, pero Mandodari era una satP9. En mi opinión, estos ejemplos prueban que Tulsidas no injuriaba a las mujeres por convicción. Por el contrario, por lo que se refiere a sus convicciones, sólo tenía reverencia hacia ellas. Ésa era la actitud de Tulsidas hacia las mujeres.

Es cierto que a veces el Ramayana es utilizado por personas malintencionadas para apoyar sus prácticas malvadas. Pero eso no es ninguna prueba de que algo esté mal en el Ramayana. Admito que Tul-

Sin embargo, el tema de la muerte de Vali da lugar a dos opiniones. En Vibhishan40 no puedo encontrar ninguna falta. Vibhishan recurrió al satya-

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graha*1 contra su hermano. Su ejemplo nos enseña que simpatizar con unos gobernantes corruptos, o tratar de ocultar sus defectos o los del país, es una burda parodia de patriotismo, pues el verdadero patriotismo consiste en oponerse a ellos. Al ayudar a Rama, Vibhishan ofreció el mejor servicio que podía rendir a su país. El trato que Rama dispensa a Sita no denota ninguna crueldad42. Es una manifestación de la contradicción entre el deber regio y el amor del marido hacia la esposa. A los escépticos que sienten dudas lógicas en relación con el Ramayana, les sugeriría que no aceptaran mecánicamente las interpretaciones de nadie. Deberían dejar a un lado esas partes que les generan confusión. Nada contrario a la verdad y a la ahimsa debe ser tolerado. Sería pura perversidad argumentar que lo que entendemos como engaño por parte de Rama justifica que también nosotros podemos engañar igualmente. Lo apropiado sería pensar que Rama era incapaz de engañar. Como dice la Gita: «No existe nada en el mundo que esté completamente libre de defecto». Así pues, como el cisne legendario que rechaza el agua y toma sólo leche, aprendamos a guardar como oro en paño sólo lo bueno y a rechazar el mal allí donde aparezca. Nada ni nadie es perfecto, salvo Dios. Young India, 31 de octubre de 1929 50

14. Carta semanal (Otras c u e s t i o n e s )

[Conversación de Gandhiji con Mr. Basil Mathews, que tenía interés en saber si Gandhiji seguía alguna práctica espiritual y qué lectura en especial le había resultado útil.] Gandhiji: Soy ajeno a las prácticas yóguicas. La práctica que sigo es la que aprendí en mi infancia de mi niñera. Yo tenía miedo de los fantasmas y ella solía decirme: «Los fantasmas no existen, pero si tienes miedo, repite Ramanamai3». Lo que aprendí en mi infancia se ha convertido en algo importante en mi horizonte mental. Es un sol que ha iluminado mis horas más oscuras. Un cristiano puede encontrar el mismo consuelo en la repetición del nombre de Jesús, y un musulmán en el nombre de Alá. Todas estos actos tienen las mismas implicaciones y producen idénticos resultados bajo circunstancias idénticas. Sólo que la repetición no debe ser una mera expresión de los labios, sino una parte de tu ser. 51

Sobre las lecturas útiles, realizamos regularmente lecturas de la Bhagavad Gita, y ahora la leemos cada semana con análisis de capítulos determinados todas las mañanas44. Luego tenemos himnos de diversos santos de la India, y ahí incluimos también himnos cristianos. Cuando está con nosotros Khansaheb, hacemos también lecturas del Corán. Creemos en la igualdad de todas las religiones. Yo saco el mayor consuelo de la lectura del Ramayana de Tulsidas, pero también obtengo solaz del Nuevo Testamento y del Corán. No me acerco a ellos con mentalidad crítica. Para mí, son tan importantes como la Baghavad Gita, aunque no todo en ellos me atraiga -por ejemplo, en las cartas de san Pablo-, del mismo modo que no todo me atrae en Tulsidas. La Gita es un discurso religioso puro, sin ningún adorno. Simplemente describe el progreso del alma peregrina hacia el Objetivo Supremo. Por tanto, aquí no se plantea la selección. Mr. Mathews: Usted es, en realidad, un protestante. Gandhiji: No sé lo que soy o no soy, ¡Mr. Hodge decía que soy presbiteriano! Mr. Mathews: ¿Dónde está para usted la sede de la autoridad? Gandhiji: Está aquí (señalando hacia su pecho). Ejerzo mi juicio sobre todas las Escrituras, incluida la Gita. No puedo permitir que un texto escritura52

rio suplante a mi razón. Aunque creo que los principales libros son inspirados, pasan por un proceso de doble destilación. En primer lugar, nos llegan a través de un profeta humano, y luego a través de los comentarios de los intérpretes. Nada de ellos viene directamente de Dios. Mateo puede dar una versión de un texto, yjuan puede dar otra. No puedo renunciar a mi razón aunque suscriba la revelación divina. Y, sobre todo, hay que tener en cuenta que «la letra mata, el espíritu vivifica». Pero no debe malentender mi postura. También creo en la fe, en cosas en que la razón no tiene cabida, como la existencia de Dios. Ningún argumento puede alejarme de esa fe, y como aquella niña que repetía contra toda razón «sin embargo, somos siete», me gustaría repetir, cuando en el razonamiento me vea superado por una inteligencia superior a la mía: «Sin embargo, Dios existe». Harijan, 5 de diciembre de 1936

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15. Carta Semanal (Conversación con Rao Bhadur Rajah)

16. Carta Semanal (La llave de oro)

En el hinduismo más puro, un brahmán, una hormiga, un elefante y uno que come carne de perro {shvapachá) tienen el mismo estatus. Y como nuestra filosofía es tan elevada, y no hemos logrado estar a su altura, esa misma filosofía apesta hoy en nuestra nariz. El hinduismo insiste en la hermandad no sólo de toda la humanidad, sino de todo lo que vive. Es una concepción que produce vértigo, pero tenemos que mentalizarnos para entenderla. En el momento en que hayamos restablecido la verdadera igualdad en la vida de todos los hombres, podremos establecer la igualdad entre el ser humano y toda la creación. Cuando llegue ese día, tendremos paz en la tierra y buena voluntad entre los hombres.

[En el encuentro público de Quilon, Gandhiji resumió por primera vez la creencia central del hinduismo en un mantra upanishádico, y a partir de entonces ofrecía en cada encuentro unos comentarios lúcidos y sencillos sobre las numerosas consecuencias de ese mantra que lo abarcaba todo. La exposición pura, sin muchos comentarios, se ofreció el día.anterior en Quilon y se reproduce aquí.]

Harijan, 28 de marzo de 1936

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Permitidme reflexionar primero durante unos momentos sobre cuál es la esencia del hinduismo, sobre qué es eso que ha enardecido a tantos santos de los que tenemos constancia histórica. ¿Por qué ha aportado tantos filósofos al mundo? ¿Qué hay en el hinduismo que ha entusiasmado de tal modo a sus devotos durante siglos? ¿Vieron éstos la intocabilidad en el hinduismo y, a pesar de ello, se entusiasmaron con él? En el curso de mi lucha contra la intocabilidad, varios trabajadores me han pregun55

tado por la esencia del hinduismo. No tenemos ninguna halmaib sencilla, decían, como encontramos en el islam, ni tenemos a Juan 3, 16 de la Biblia. ¿Tenemos o no tenemos algo que responda a las demandas de los más filosóficos de nosotros, hindúes, y los más pragmáticos de ellos? Algunos han dicho, y no sin buenas razones, que la Gayatri46 responde a ese propósito. Yo he recitado el mantra Gayatri tal vez un millar de veces, comprendiendo su significado. Pero, sin embargo, no parecía colmar todas mis aspiraciones. Luego, como sabéis, durante los últimos años he confiado totalmente en la Bhagavad Gita, y he afirmado que responde a todas mis dificultades y ha sido mi kamadhenu, mi guía, mi «ábrete Sésamo», en cientos de ocasiones en que me enfrentaba con dudas y dificultades. No recuerdo una sola ocasión en que me haya fallado. Pero no es un libro que yo pueda proponer al conjunto de esta audiencia. Requiere un estudio piadoso antes de que el kamadhenu produzca la rica leche que guarda en sus odres. Así que me he fijado en un solo mantra que voy a recitar, y que contiene toda la esencia del hinduismo. Muchos de vosotros, pienso, conoceréis la ¡sha Upanishad. Yo la leo hace años con traducción y comentarios. La aprendí de memoria en la cárcel de Yeravda. Pero entonces no me cautivó tanto como lo ha hecho durante los últimos meses, y ahora he llegado finalmente a la conclusión de que 56

si todas las Upanishads y las demás Escrituras se vieran súbitamente reducidas a cenizas, y sólo el primer versículo de la Isha Upanishad permaneciera intacto en la memoria de los hindúes, el hinduismo perviviría para siempre. Ahora bien, este mantra se divide en cuatro partes. La primera parte dice: fsiMlwftí' S# ?fáft ^m arór I Ishavasyamidam sarvam yat hinca jagatyam jagat. Significa, según mi traducción, que todo lo que vemos en este inmenso universo está penetrado o impregnado de Dios. Luego vienen la partes segunda y tercera, que se leen juntas, tal como yo las leo: fo wt^H *j3fttjr: | Tena tyaktena bhuñjitha. Lo divido en dos y traduzco así: Renuncia a él y disfrútalo. Hay otra posible traducción que, sin embargo, viene a significar lo mismo: Disfruta lo que Él te da. También esto se puede dividir en dos partes. Luego viene la parte final y más importante: *T 1^'- "«WRMS&I^ I ma gridhah kasya sviddhanam, que significa: No codiciar la riqueza o posesiones de nadie. Todos los demás manirás47 de esta antigua Upanishad son un comentario o un intento de darnos el significado pleno del primer mantra. Cuando leo ese mantra a la luz de la Gita, o la Gita a la luz de este mantra, descubro que la Gita es un comentario del mantra. Me parece que satisface los anhelos de los socialistas y los comunistas, de los filósofos y los economistas. Me atrevo a sugerir que satisface también los an57

helos de todos los que no pertenecen a la fe hindú. Y si es verdadero -y yo sostengo que lo es-, no hay que aceptar nada del hinduismo que sea incompatible con ese mantra o contrario a su significado. ¿Qué más puede aprender que esto el hombre de la calle: que el único Dios y Creador y Señor de todo lo que vive impregna o penetra todo el universo? Las otras tres partes del mantra se derivan directamente de la primera. Si se cree que Dios impregna o penetra todo lo que ha creado, se debe creer que no se puede disfrutar de nada que no sea dado por Él. Y viendo que Él es el Creador de Sus innumerables hijos, se sigue que no se pueden codiciar las posesiones de nadie. Si se piensa que uno es una de Sus numerosas criaturas, le corresponde a uno renunciar a todo y ponerlo a sus pies. Eso significa que el acto de renuncia de todo no es una mera renuncia física, sino que representa un segundo nacimiento o un nacimiento nuevo. Es un acto deliberado, no realizado en la ignorancia. Es, por lo tanto, una regeneración. Y entonces, puesto que quien tiene un cuerpo debe comer, beber y vestirse, debe buscar naturalmente en Él todo lo que necesita. Y lo consigue como una recompensa natural a esa renuncia. Como si esto no fuera bastante, el mantra finaliza con este magnífico pensamiento: No codicies las posesiones de nadie. En el momento en que cumples estos preceptos, te conviertes en un sabio 58

ciudadano del mundo que está en paz con todo lo que vive, que satisface las aspiraciones más elevadas en esta vida y después de ella. [Este mantra es el que Gandhiji describió en otro encuentro como llave de oro para la solución de todas las dificultades y dudas que puedan asaltar el corazón.] Recordad ese único versículo de la Isha Upanishad y olvidad todo sobre las demás Escrituras. Por supuesto, podéis ahogaros y asfixiaros en el océano de las Escrituras. Son buenas para los eruditos si quieren ser humildes y sabios, pero para el hombre de la calle basta con este mantra para llevarle a través del océano: Dios, el Soberano, impregna todo lo que hay en este universo. Por lo tanto, renuncia y dedícale todo a El, y luego disfruta o usa la parte que pueda caerte en tu lote. Nunca codicies las posesiones de los otros. Harijan, 30 de enero de 1937

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17. El discurso de Haripad 4

En este encuentro, quisiera llamar vuestra atención durante unos minutos sobre el mensaje del hinduismo que presenté anoche en el encuentro de Quilon. Me aventuré a decir ahí que todo el hinduismo se podía resumir en el primer versículo de la Isha Upanishad. ^INIwftí ^ ¿j(&*l MÍ'WÍ ÜF^ Ishavasyamidam sarvam yat kiñca jagatyam jagat. Tena tyaktena bhuñjitha ma gridhah kasya sviddhanam. Quienes conozcan algo de sánscrito verán que no hay nada abstruso aquí que no se encuentre en otros mantras védicos, y su significado es simplemente éste: todo lo que existe en el universo, grande o pequeño, incluido el átomo más diminuto, está impregnado de Dios, al que llamamos Creador o Señor. Isha significa «Soberano», y Aquel que es el

Creador, de manera natural y por el mismo derecho, se convierte también en Soberano. Y aquí, en este versículo, el vidente no escogió otro epíteto para la Divinidad sino el de Soberano, y no exceptuó nada de su jurisdicción. Dice que todo lo que vemos está impregnado de la Divinidad, y, a partir de ahí, se siguen naturalmente las otras partes del mantra. Así, dice: «Renuncia a todo», es decir, a todo lo que está en este universo, en el conjunto del universo, y no sólo en este diminuto globo nuestro; renuncia a ello. Nos pide que renunciemos porque somos átomos tan insignificantes que si tuviéramos cualquier idea de posesión pareceríamos ridículos. Y luego, dice el rishi*9, la recompensa de la renuncia es g^tar bhuñjitha, es decir, el disfrutar de todo lo que necesites. Pero la palabra traducida como «disfrutar» puede ser traducida también por «usar», «comer», etc. Significa, por lo tanto, que no puedes coger más de lo necesario para tu crecimiento. Por lo tanto, este disfrute o uso está limitado por dos condiciones. Una es el acto de renuncia, o, como diría el autor del Bhagavata, disfrute en el espíritu de 5>iní"iHt5itá*{krisnaripanamamstu (u ofrecer todo a Dios). Y todos los días, por la mañana, el que cree en el Bhagavata Dharmd*3 tiene que dedicar sus pensamientos, palabras y acciones a Krishna, y hasta que no haya realizado ese acto diario de renuncia u ofrenda no tiene derecho a tocar nada, ni siquiera 61

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a beber un vaso de agua. Y cuando un hombre ha realizado ese acto de renuncia y ofrenda, obtiene de ese acto el derecho a comer, beber, vestir y albergarse en la medida necesaria para su vida diaria. Por lo tanto, lo tomes de un modo o de otro, ya sea en el sentido de que el disfrute o uso es la recompensa de la renuncia, o de que la renuncia es la condición del disfrute, lo cierto es que la renuncia es esencial para nuestra existencia, para nuestra alma. Y como si esa condición planteada en el mantra fuera incompleta, el rishi se apresuró a completarlo, añadiendo: «No codicies lo que pertenece a otro». Yo sugiero que cualquier filosofía o religión que se encuentre en cualquier parte del mundo está contenida en este maiitra, y excluye todo lo que se le opone. Según los cánones de interpretación, todo lo que sea inconsecuente con la Shruti51 -y la Isha Upanishad es una parte de la Shrutir- debe ser radicalmente rechazado.

Templos purificados Ahora me gustaría aplicar este mantra a las condiciones actuales. Si todo lo que existe en el universo está penetrado por Dios, es decir, si todo ser humano -el brahmán o el bhangi™, el erudito y el que recoge excrementos, el ezhava53 y el paria-, no 62

importa a qué casta pertenezca, está penetrado por el Señor Dios, a la luz de este mantra, no hay nadie que sea superior ni inferior, todos somos absolutamente iguales, iguales porque todos somos criaturas del Creador. Y esto no es un postulado filosófico con el que criticar a brahmanes o kshatriyas54, sino que enuncia una verdad eterna que no admite ninguna reducción ni disminución. Por consiguiente, el Maharajah mismo y la Maharani55 no son en absoluto superiores al ser más humilde de Travancore. Todos nosotros somos criaturas y servidores del único Dios. Si el Maharajah es el primero entre iguales, como efectivamente ocurre, no lo es por derecho de señorío, sino por derecho de servicio. Y, por lo tanto, ¡qué agradable, qué noble es que todo Maharajah sea llamado Padmanabhadas\m Por lo tanto, cuando he dicho que el Maharajah o la Maharani no eran ni una pizca superiores a ninguno de nosotros, he dicho una verdad real aceptada por sus mismas Altezas. Y si es así, ¿cómo puede alguien arrogarse superioridad sobre cualquier otro ser humano? Por tanto, os digo que, si este mantra contiene el bien, si hay aquí algún hombre o mujer que crea que los templos son profanados por los llamados avarnaf, yo afirmo que esa persona es culpable de un pecado grave. Os digo que la Proclamación58 ha purificado nuestros templos de la mancha que estaba adherida a ellos. 63

Quisiera que el mantra que he recitado permaneciera en el corazón de todos nuestros hombres, mujeres y niños, y si contiene, como yo sostengo, la esencia del hinduismo, debería ser inscrito en los pórticos de todos los templos. ¿No pensáis, pues, que estaríamos contradiciendo ese mantra a cada paso si excluyéramos a alguien de nuestros templos? Por lo tanto, si queréis demostraros que merecéis la graciosa Proclamación y ser leales a vosotros mismos y a quienes presiden vuestros desünos, debéis cumplir la letra y el espíritu de esa Proclamación. Desde el día de la Proclamación, los templos de Travancore, que, como dije una vez, no eran morada de Dios, se convirtieron en morada de Dios, puesto que ninguno de los considerados intocables será excluido de ellos. Por lo tanto, espero y rezo para que en todo Travancore no haya hombre ni mujer que se abstengan de ir a los templos por la razón de que se han abierto a quienes eran considerados los parias de la sociedad. Harijan, 30 de enero de 1937

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18. Del d i s c u r s o de Kottayam

El mantra 59 describe a Dios como Creador, Soberano y Señor. El vidente a quien fue revelado ese mantra o verso no estaba satisfecho con la magnífica afirmación de que Dios debía ser localizado en todas partes, así que, yendo más allá, dijo: «Puesto que Dios penetra o impregna todo, nada te pertenece, ni siquiera tu propio cuerpo. Dios es el Dueño indiscutible, incuestionable, de todo cuanto posees». Y por eso, cuando una persona que se llama hindú atraviesa el proceso de regeneración o segundo nacimiento, como lo llamarían los cristianos, tiene que realizar una ofrenda o renuncia de todo lo que, en su ignorancia, ha considerado propiedad suya. Y entonces, cuando ha realizado este acto de ofrenda o de renuncia, se dice que, como recompensa, Dios se ocupará de lo que necesite para alimentarse, vestirse o alojarse. Por lo tanto, la condición de disfrute o uso de lo necesario para la vida es su ofrenda o renuncia. Y esa ofrenda o re65

nuncia tiene que ser realizada día tras día, para que en este ajetreado mundo no olvidemos el hecho central de la vida. Y para rematar todo esto, dice el vidente: «No codicies las riquezas de nadie». Sugiero que la verdad que está encarnada en este breve mantra está pensada para satisfacer los anhelos más elevados de todo ser humano, ya se refieran a este mundo o al futuro. En mi búsqueda por las Escrituras del mundo no he encontrado nada que añadir a este mantra. Mirando hacia lo poco que he leído de las Escrituras -poco pero sumamente valioso-, siento que todo lo bueno que hay en todas las Escrituras deriva de este mantra. Si es la fraternidad universal - n o sólo la fraternidad de todos los seres humanos, sino de todos los seres vivos-, la encuentro en este mantra. Si es la fe inquebrantable en el Señor y Dueño -y todos los adjetivos que se puedan pensar-, la encuentro en este mantra. Si es la idea de entrega completa a Dios y de la fe en que El proporcionará todo lo que necesito, entonces vuelvo a decir que lo encuentro en este mantra. Puesto que El penetra cada fibra de mi ser y del ser de todos vosotros, deduzco de ello la doctrina de la igualdad de todas las criaturas de la tierra, y eso debería satisfacer los anhelos de todos los comunistas filosóficos. Este mantra me dice que no puedo tener como mío nada que pertenezca a Dios, y si mi vida y la de todos los que creen en este mantra tie-

lie que ser una vida de ofrenda perfecta, se sigue que tendrá que ser una vida de continuo servicio a i odas las criaturas. Ésta, digo, es mi fe y debería ser la fe de todos los que se consideran hindúes. Y me atrevo a sugerir a mis amigos cristianos y musulmanes que no encontrarán nada más en sus Escrituras si quieren buscar en ellas. No soy inconsciente de las muchas supersticiones que se ocultan bajo el nombre del hinduismo. Soy dolorosamente consciente de todas las supersticiones que ahí se encuentran enmascaradas, y no vacilo en llamar al pan, pan y al vino, vino. No he vacilado en describir la intocabilidad como la mayor de esas supersticiones. Pero, a pesar de todas ellas, sigo siendo hindú. Pues no creo que esas supersticiones formen parte del hinduismo. Los misinos cánones de interpretación establecidos por el hinduismo me enseñan que todo lo que sea incompatible con la verdad que os he expuesto, y que está contenida en el mantra que he citado, debe ser rechazado sumariamente como ajeno al hinduismo.

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Harijan, 30 de enero de 1937

19. Yajña o sacrificio

Yajña es un acto dirigido al bienestar de los otros realizado sin deseo alguno de retribución, sea de naturaleza temporal o espiritual. «Acto» debe ser considerado aquí en su sentido más amplio, e incluye pensamiento y palabra, así como acción. «Otros» incluye no sólo a la humanidad, sino a toda forma de vida. Por lo tanto, y también desde el punto de vista de la ahimsa, no es un yajña sacrificar animales inferiores aunque sea con la idea de servicio a la humanidad. No importa que el sacrificio animal aparezca en los Vedas. Para nosotros es suficiente saber que ese sacrificio no puede soportar las pruebas fundamentales de verdad y noviolencia. Admito de buena gana mi incompetencia en la erudición védica. Pero la incompetencia, en lo que se refiere a este tema, no me preocupa, porque aunque se probara que la práctica del sacrificio de animales ha sido una característica de la sociedad védica, no puede constituir un precedente para un devoto de la ahimsa. 68

El sacrificio debe ser u n acto que conduzca al bienestar de la mayoría en el área más amplia, y que pueda ser realizado por el mayor número de hombres y mujeres con el menor problema. No será, por lo tanto, un yajña, y mucho menos un mahayajñam, desear o hacer mal a cualquier otro, incluso para servir a un supuesto interés superior. Y la Gita enseña, y la experiencia lo testifica, que toda acción que no se pueda incluir en la categoría de yajña promueve la esclavitud. El mundo no puede subsistir durante un solo momento sin yajña en este sentido, y por eso la Gita, después de haber tratado de la verdadera sabiduría en el capítulo segundo, se ocupa, en el tercero, de los medios para alcanzarla, y afirma en sus palabras que el yajña viene dado con la propia Creación. Este cuerpo se nos ha dado sólo para que podamos servir con él a toda la creación. Y por eso, dice la Gita, quien come sin ofrecer yajña, come comida robada. Cada acto de quien debe llevar una vida de pureza debería ser de la naturaleza del yajña. Al haber venido el yajña a nosotros con nuestro nacimiento, somos deudores de toda nuestra vida, y así estamos destinados para siempre a servir al universo. Y lo mismo que un esclavo recibe comida y vestido del amo al que sirve, así nosotros deberíamos aceptar agradecidos esos dones tal como nos son asignados por el Señor del universo. Lo que re69

cibimos debe ser considerado un don; pues, como deudores, no tenemos derecho a ninguna consideración por el cumplimiento de nuestras obligaciones. Por tanto, no podemos echar la culpa al Señor si no lo conseguimos. Nuestro cuerpo es Suyo y El puede valorarlo o desecharlo según Su voluntad. No es cuestión de lamentos ni de compasión; al contrario, es natural, e incluso un estado agradable y deseable, comprender nuestro lugar adecuado en el proyecto de Dios. Realmente, necesitamos una fe fuerte si queremos experimentar esta bendición suprema. «No te preocupes lo más mínimo por ü y abandona toda preocupación en Dios»: éste parece ser el mandato de todas las religiones. Esto no debe asustar a nadie. Quien se consagre al servicio con conciencia clara comprenderá la necesidad de ello de forma creciente día a día, y crecerá incesantemente en la fe. El camino del servicio difícilmente puede ser andado por quien no esté dispuesto a renunciar al interés propio y reconocer las condiciones de su nacimiento. Consciente o inconscientemente, cada uno rinde un servicio u otro. Si cultivamos el hábito de realizar ese servicio deliberadamente, nuestro deseo de servir se hará constantemente más fuerte, y contribuirá no sólo a nuestra propia felicidad, sino a la del mundo en general.

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*** Una vez más, no sólo los mejores, sino todos, estamos obligados a poner nuestros recursos a disposición de la humanidad. Y si ésta es la ley, y evidentemente lo es, la complacencia deja de ocupar un lugar en la vida y cede el paso a la renuncia. El deber de la renuncia diferencia al ser humano del animal. Algunos objetan que la vida entendida de ese modo se hace aburrida, desprovista de arte, y no deja espacio al cabeza de familia61. Pero renuncia no significa aquí abandonar el mundo y retirarse al bosque. El espíritu de renuncia debería gobernar todas las actividades de la vida. Un cabeza de familia no deja de serlo porque considere la vida como un deber más que como una situación ventajosa. El comerciante que actúa con espíritu sacrificial tendrá grandes cantidades de dinero pasando por sus manos, pero, si sigue la ley, utilizará sus habilidades para el servicio. Por consiguiente, no engañará ni especulará, llevará una vida simple, no perjudicará a nadie y perderá lo que haga falta antes que causar daño a otro. Que nadie vaya a creer que este comerciante existe solamente en mi imaginación. Afortunadamente para el mundo, existen en Occidente y en Oriente. Es cierto que estos comerciantes se pueden contar con los dedos de una mano, pero el modelo dejará de ser imaginario en cuanto se pue71

da encontrar a un representante vivo que responda a él. Sin duda los sacerdotes que realizan sacrificios obtienen su sustento de su trabajo. Pero el sustento no es su objetivo, sino sólo una consecuencia de su vocación. Una vida de sacrificio es la máxima expresión del arte, y está llena de alegría verdadera. Yajña no es yajña si uno lo siente como una carga o algo fastidioso. La satisfacción inmoderada de los deseos conduce a la destrucción, y la renuncia, a la inmortalidad. La alegría no tiene una existencia independiente. Depende de nuestra actitud ante la vida. Un hombre disfrutará con un decorado de teatro, otro con el panorama siempre nuevo que se despliega en el firmamento. La alegría, por tanto, es un asunto relacionado con la educación individual y nacional. Disfrutaremos de las cosas que se nos enseñaron a disfrutar cuando éramos niños. Y se pueden citar fácilmente ejemplos de matices nacionales diferentes. Por otra parte, muchos sacerdotes encargados de realizar sacrificios imaginan que son libres para recibir de la gente todo lo que necesitan, y muchas cosas que no necesitan, porque prestan un servicio desinteresado. Tan pronto como esta idea domina a un hombre, éste deja de ser un servidor y se convierte en un tirano para el pueblo. Quien quiera servir no desperdiciará un solo pensamiento dedicándolo a su propia comodidad, 72

que dejará que sea atendida o descuidada por su Seíior. Por tanto, no debe cargarse con todo lo que le llega; tomará sólo lo que necesita estrictamente y dejará el resto. Será calmo, libre de cólera e imperlurbable de mente aunque se encuentre molesto. Su servicio, como la virtud, es su propia recompensa, y descansará contento con ella. Por otra parte, que nadie sea negligente en el servicio, o se retrase en cumplirlo. Quien piensa que uno debe ser diligente sólo en los asuntos personales, y que los asuntos públicos no retribuidos pueden hacerse de cualquier manera y en el momento que él decida, no ha aprendido todavía ni siquiera los rudimentos de la ciencia del sacrificio. El servicio voluntario a los otros exige lo mejor de lo que uno es capaz, y debe tener preferencia sobre el servicio a uno mismo. En realidad, el devoto puro se consagra al servicio de la humanidad sin ninguna reserva. De Yeravda Mandir, capítulos xrv-XV

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20. La c u e s t i ó n Brahmán / no-Brahman

Su sabiduría, hubiera impedido que la India progresara en esa línea para que pudiera cumplir su misión específica de resistir la avalancha del materialismo. Después de todo, hay algo en el hinduismo que se ha mantenido vivo hasta ahora. El hinduismo ha presenciado la caída de las civilizaciones babilónica, siria, persa y egipcia. Echa una mirada a tu alrededor. ¿Dónde están Grecia y Roma? ¿Puedes encontrar hoy en algún lugar la Italia de Gibbon, o, más bien, la Roma antigua, puesto que Roma era Italia? Ve a Grecia. ¿Dónde está la mundialmente famosa civilización ática? Luego ven a la India, examina los documentos más antiguos, mira después a tu alrededor y te verás obligado a decir: «Sí, aquí veo la India antigua todavía viva». Ciertamente, también hay montones de excrementos, repartidos por todas partes, pero hay ricos tesoros enterrados bajo ellos. Y la razón de su supervivencia es que el objetivo que el hinduismo colocó ante él no fue el desarrollo material, sino el espiritual.

Lo que vemos actualmente no es hinduismo puro, sino, con frecuencia, una parodia de él. Si no fuera así, no necesitaría ninguna defensa por mi parte, sino que hablaría por sí mismo, del mismo modo que si yo fuera absolutamente puro no necesitaría hablaros. Dios no habla con Su lengua, y el hombre, en la medida en que se acerca a Dios, se vuelve como Dios. El hinduismo me enseña que mi cuerpo es una limitación del poder del alma que está en su interior. Así como en Occidente se han hecho maravillosos descubrimientos en cosas materiales, igualmente el hinduismo ha realizado descubrimientos aún más maravillosos en asuntos de religión, del espíritu, del alma. Pero no tenemos ojos para estos grandes y excelentes descubrimientos. Estamos deslumhrados por el progreso material que ha realizado la ciencia occidental. Yo no estoy enamorado de ese progreso. En realidad, casi parece como si Dios, en

Entre sus muchas contribuciones, la idea de la identidad del hombre con la creación muda es una idea única. Para mí, el culto a la vaca es una gran idea susceptible de expansión. La libertad del hinduismo respecto del proselitismo moderno es también para mí algo muy valioso. No necesita predicación. Dice: «Vive la vida». Es mi asunto, es tu asunto, vivir la vida, y así haremos que su influencia perdu-

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21. D i o s y el C o n g r e s o re a lo largo de los siglos. Además está su contribución en hombres eminentes: Ramanuja, Chaitanya, Ramakrishna, por no citar otros nombres de personajes modernos, han dejado su huella en el hinduismo. El hinduismo no es de ninguna manera una fuerza agotada o una religión muerta. Está igualmente la contribución de los cuatro ashramas, también una contribución única. No hay nada parecido en todo el mundo. Los católicos tienen el orden del celibato correspondiente a los brahmacharis, pero no como institución, mientras que en la India todo joven tiene que pasar por el primer ashrama. ¡Qué gran idea fue ésa! Actualmente, nuestros ojos están sucios, los pensamientos aún más sucios y los cuerpos todavía más, pues negamos el hinduismo. Hay sin embargo otra cosa que no he mencionado. Max Müller dijo hace cuarenta años que Europa estaba empezando a comprender que la transmigración no es una teoría, sino un hecho. Bien, ésta es íntegramente una contribución del hinduismo. Hoy, varnashramadharma62 e hinduismo son tergiversados y negados por sus devotos. El remedio no es la destrucción, sino la corrección. Reproduzcamos en nosotros mismos el auténtico espíritu hindú, y luego preguntemos si satisface al alma o no. Young India, 24 de noviembre de 1927

Para mí, Dios es verdad y amor: Dios es ética y moral; Dios es intrepidez. Dios es la fuente de la luz y la vida, y, sin embargo, está por encima y más allá de todo eso. Dios es conciencia. Es incluso el ateísmo del ateo. Pues en Su amor ilimitado, Dios permite vivir al ateo. Él es el buscador de los corazones: transciende la palabra y la razón. Nos conoce a nosotros y a nuestro corazón mejor que nosotros mismos. No nos toma la palabra, pues sabe que a menudo no hablamos seriamente, a veces a sabiendas y a veces sin saberlo. Es un Dios personal para quienes necesitan Su presencia personal. Se encarna para quienes necesitan contacto con El. Es la esencia más pura. Simplemente «es» para aquellos que tienen fe. Es todas las cosas para todos los hombres, está en nosotros y, sin embargo, por encima y más allá de nosotros. Se podrá desterrar la palabra «Dios» del Congreso, pero no se podrá desterrar lo que la palabra designa. ¿Qué es una afirmación solemne si

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no es lo mismo cuando se hace en nombre de Dios? Y sin duda la conciencia no es sino una pobre y laboriosa paráfrasis de la simple combinación de cuatro letras llamada Dios. Él no puede dejar de ser porque en su nombre se cometan inmoralidades espantosas o brutalidades inhumanas. Es un largo sufrimiento. Es paciente, pero es también terrible. Es el personaje más severo del mundo y del mundo futuro. Nos impone la misma medida que nosotros imponemos a nuestro prójimo, sean hombres o animales. Con Él, la ignorancia no sirve de excusa. Y, no obstante, está siempre perdonando, pues siempre nos ofrece la oportunidad de arrepentimos. Es el mayor demócrata del mundo, pues nos deja en libertad para que elijamos entre el bien y el mal. Es el mayor tirano nunca conocido, pues a menudo aparta la copa de nuestros labios y con el pretexto del libre albedrío sólo nos deja la posibilidad de ser motivo de risa para Él. Por eso, el hinduismo dice que todo es Su juego, lila, o que todo es una ilusión, maya. Nosotros no somos, sólo Él es. Y si fuéramos, deberíamos cantar eternamente Su alabanza y hacer Su voluntad. Dancemos al son de Su bansi -flauta- y todo estará bien. Young India, 5 de marzo de 1925

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22. A d v a i t i s m o y D i o s

| Respuesta de Gandhiji a la pregunta de un amiH" I Soy advaitista y, sin embargo, puedo apoyar el ilviiitismo63. El mundo cambia a cada momento, y es |HH (arito irreal, no tiene existencia permanente. I'ri'i) aunque cambie constantemente, tiene algo solirr lo que persiste y es, por lo tanto, en esa medida, iral. Por consiguiente, no tengo ninguna objeción tjiir hacer al hecho de entenderlo a la vez como i ral e irreal, y ser llamado de este modo anekantavudi o syadvadiM. Pero mi syadvada no es el syadvada ilrl erudito, sino particularmente mío. No puedo enlabiar un debate con ellos. Mi experiencia me dii c que soy siempre veraz desde mi punto de vista, y • |ii«* estoy a menudo equivocado desde el punto de vlNia de mis honrados críticos. Sé que ambas partes UMiomos razón desde nuestros respectivos puntos i Ir vista. Y este conocimiento me salva de atribuir 79

móviles a mis oponentes o críticos. Los siete hombres ciegos que dieron siete descripciones diferentes del elefante tenían todos razón desde sus puntos de vista respectivos, y estaban equivocados desde el punto de vista del hombre que conocía el elefante. Me gusta mucho esta idea sobre los aspectos múltiples de la realidad. Es esta doctrina la que me ha enseñado a juzgar al musulmán desde su punto de vista y al cristiano desde el suyo. Antes, solía molestarme la ignorancia de mis adversarios. Hoy, los puedo amar porque estoy dotado de la capacidad de verme como otros me ven y viceversa. Quiero tomar el conjunto del mundo en el abrazo de mi amor. Mi anekantavada es el resultado de la doctrina gemela de satyam y ahimsa. Hablo de Dios exactamente como creo que es. Creo que es creador así como no creador. Esto es también consecuencia de mi aceptación de la idea de los aspectos múltiples de la realidad. Desde la perspectiva de los jainas, demuestro el aspecto no creador de Dios, y desde la de Ramanuja el aspecto creador. En realidad, todos nosotros pensamos en lo Impensable, describimos lo Indescripúble, tratamos de conocer lo Desconocido, y por eso nuestro discurso vacila, es inadecuado e incluso a menudo contradictorio. Por eso los Vedas dicen de Brahmán: «No es eso», «no es eso». Pero si Él o Ello no es eso, Él o Ello es. Si nosotros existimos, si nuestros pa-

dres y los padres de nuestros padres han existido, entonces es correcto creer en el Padre de toda la creación. Si Él no es, estamos en ninguna parte. Y por eso todos nosotros, con una sola voz, llamamos al único Dios de manera diferente como Paramatma, Ishwara, Shiva, Vishnú, Rama, Alá, Khuda, Dada Hormuzda, Jehová, Dios, y una variedad infinita de nombres. Él es uno solo, y sin embargo muchos; Él es más pequeño que un átomo, y mayor que los Himalayas. Él está contenido en una gota del océano, y, sin embargo, ni siquiera los siete mares pueden rodearle. La razón es impotente para conocerle, pues está más allá de su alcance o su comprensión. Pero yo no tengo que preocuparme de ello. La fe es esencial en este asunto. Mi lógica puede hacer y deshacer innumerables hipótesis. Un ateo puede desconcertarme en un debate. Pero mi fe corre mucho más rápido que mi razón y puedo desafiar al mundo entero y decir: «Dios es, fue y siempre será». Pero aquellos que quieren negar su existencia son libres de hacerlo. Él es misericordioso y compasivo. No es un rey terrenal que necesite un ejército para imponernos Su dominio. Él nos concede libertad, y sin embargo su compasión ordena obediencia a Su voluntad. Si alguno de nosotros se niega a inclinarse ante Su voluntad, Él dice: «Sea. Mi sol no brillará menos para ti, mis nubes no lloverán menos para ti. No necesito obligarte a aceptar mi

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dominio». Dejemos que los ignorantes discutan la existencia de ese Dios. Yo soy uno de los millones de sabios que creen en El y nunca me canso de inclinarme ante Él y cantar Su gloria.

23. Dios es

Young India, 21 de enero de 1926

Existe un indefinible poder misterioso que lo penetra todo. Yo lo siento, aunque no lo veo. Este poder invisible se deja sentir y, sin embargo, rehuye cualquier prueba, pues es radicalmente diferente de todo cuanto se percibe a través de los sentidos, a los que transciende. Es imposible razonar la existencia de Dios hasta un cierto punto. Incluso en los asuntos ordinarios vemos que las gentes no saben quién gobierna, o por qué o cómo gobierna. Y, sin embargo, saben que hay un poder que sin duda gobierna. En mi viaje del año pasado a Mysore, encontré a muchos aldeanos pobres y, al preguntarles, comprobé que no sabían quién gobernaba Mysore. Simplemente decían que algún dios la gobernaba. Si el conocimiento de estas pobres gentes era tan limitado acerca de su gobernante, ¿quién se sorprenderá de que yo, que soy infinitamente más pequeño que Dios de lo que ellos lo son respecto de su soberano, no com83 82

prenda la presencia de Dios, el Rey de reyes? No obstante, yo siento, como los pobres aldeanos sentían respecto de Mysore, que hay orden en el universo, que hay una ley inalterable que gobierna todas las cosas y todos los seres que existen o viven. No es una ley ciega; pues ninguna ley ciega puede gobernar la conducta de los seres vivos, y, gracias a las maravillosas investigaciones de Sir J. C. Bose, se puede demostrar ahora que incluso la materia es vida. Esa ley que gobierna toda vida es Dios. La ley y el legislador son uno. No puedo negar la ley ni al legislador porque sepa tan poco sobre ella o él. Además, así como mi negación o ignorancia de la existencia de un poder terrenal no me aprovecharía nada, así tampoco mi negación de Dios y de Su ley me liberaría de su operación; por el contrario, la aceptación humilde y muda de la autoridad divina hace el viaje de la vida más fácil, como la aceptación del gobierno terrenal hace que la vida que se desarrolla bajo él sea más fácil. Percibo vagamente que mientras todo a mi alrededor es siempre cambiante y está continuamente muriendo, hay, subyacente a todo ese cambio, un poder vivo que es inmutable, que todo lo mantiene unido, que crea, disuelve y recrea. Ese poder informante del espíritu es Dios. Y puesto que nada de lo que veo tan sólo a través de los sentidos puede persistir o persistirá, sólo Él es. 84

Y este poder, ¿es benévolo o malévolo? Veo que es puramente benévolo. Pues veo que en medio de la muerte persiste la vida, en medio de la mentira persiste la verdad, en medio de la oscuridad persisle la luz. Por ello deduzco que Dios es vida, verdad, luz. Él es amor. Él es el Bien Supremo. Pero Él no es ningún Dios que simplemente satisfaga al intelecto, si alguna vez lo hace. Dios, para ser Dios, debe gobernar el corazón y transformarlo. Debe expresarse incluso en los actos más nimios de su devoto. Esto sólo puede hacerse a través de una comprensión definitiva más real que la que puedan producir nunca los cinco sentidos. Las percepciones de los sentidos pueden ser, y a menudo son, falsas y engañosas, por reales que puedan parecemos. Cuando hay comprensión más allá de los sentidos es infalible. No se prueba por la evidencia externa, sino por la transformación de la conducta y el carácter de aquellos que han sentido la presencia real de Dios. Ese testimonio puede encontrarse en las experiencias y en la línea inquebrantable de los profetas y sabios de todos los países y regiones. Rechazar esta evidencia sería negarme a mí mismo. Esta comprensión va precedida de una fe inamovible. Quien quiera probar en su propia persona la presencia de Dios puede hacerlo mediante una fe viva. Y puesto que la fe no puede demostrarse por una evidencia externa, el camino más seguro es creer en el gobier85

no moral del mundo, y, por tanto, en la supremacía de la ley moral, la ley de la verdad y el amor. El ejercicio de la fe será el más seguro cuando haya una clara determinación de rechazar radicalmente todo lo que sea contrario a la verdad y el amor. No puedo dar razón de la presencia del mal por ningún método racional. Pretender hacerlo es querer ser igual a Dios. Por consiguiente, soy lo bastante humilde para reconocer el mal como tal. Y digo que Dios es el gran sufridor y paciente precisamente porque Él permite el mal en el mundo. Sé que El no tiene ningún mal. Él es el autor del mal y, sin embargo, no es afectado por él. Sé también que nunca conoceré a Dios si no lucho con y contra el mal incluso al precio de mi propia vida. Soy fortalecido en esa creencia por mi humilde y limitada experiencia. Cuanto más puro trato de ser, más cerca me siento de Dios. Cuánto más lo estaría si mi fe no fuera una mera excusa como lo es hoy, sino que hubiera llegado a ser tan inamovible como los Himalayas y tan blanca y brillante como la nieve de sus cimas. Mientras tanto, invito al corresponsal a rezar con Newman, que cantó desde la experiencia:

llévame Tú. Guarda Tú mis pies, no pido ver el paisaje distante; un paso me basta. Young India, 11 de octubre de 1928

Llévame, Luz amable, entre la penumbra envolvente, llévame Tú. La noche es oscura y estoy lejos de casa, 87

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24. Carta d e s d e Europa

[Contestación de Gandhiji a una pregunta que le plantearon en un encuentro en Suiza de vuelta desde la Round Table Conference, en Londres.] Se me ha preguntado por qué considero que Dios es la verdad. En mi primera juventud, se me enseñó a repetir que en las Escrituras hindúes se conocen unos mil nombres de Dios. Pero esta relación de mil nombres no era de ningún modo exhaustiva. Nosotros creemos -y yo creo que es ciertoque Dios tiene tantos nombres como criaturas existen, y por eso decimos también que Dios es sin nombre y, puesto que Dios tiene muchas formas, también Le consideramos sin forma, y puesto que nos habla a través de muchas lenguas, le consideramos mudo, etc. Por eso, cuando estudié el islam, me di cuenta de que también el islam tenía muchos nombres para Dios. Yo diría, con los que dicen que Dios es amor, Dios es amor. Pero por dentro de mí 88

Nolía decir que aunque Dios pueda ser amor, Dios, por encima de todo, es la verdad. En la medida en que es posible para la lengua humana dar una des( i ipción plena de Dios, diría que he llegado a la conclusión de que, para mí, Dios es la verdad. Pero hace dos años fui un paso más allá y pensé que la verdad es Dios. Hay una sutil distinción entre las dos afirmaciones, que Dios es la verdad y que la verdad es Dios. Y llegué a esa conclusión después de una búsqueda continua e implacable de la verdad que empezó hace casi cincuenta años. Entonces descubrí que la mayor aproximación a la verdad se produce a través del amor. Pero descubrí también hay lugar aquí para la cobardía. La himsa seguirá d enlámente en este mundo extraño. La Gitamuesn.i el camino para salir de él. Pero muestra también que escapar por cobardía y desesperación no es el camino. Mejor que la cobardía es matar y ser matado en el combate. Si el significado de los versos citados por el interlocutor no está todavía claro, deberé confesar mi incapacidad para aclararlo. ¿Se está de acuerdo en 105

que el Dios Todopoderoso es el Creador, Protector y Destructor y debe serlo? Y si Él crea, sin duda tiene derecho a destruir. Y, sin embargo, Él no destruye porque no crea. Su ley es que todo lo que nace debe morir, y ahí radica su misericordia. Sus leyes son inmutables. ¿Dónde estaríamos todos nosotros si las cambiara caprichosamente?

27. Krishna Janmashtami

Young India, 12 de noviembre de 1925 [Lo que sigue es un resumen de una conferencia pronunciada por Gandhiji en Arsikere, estado de Mysore.] No sabemos lo que la vida de Shri Krishna significa para nosotros, no leemos la Gita, no tratamos de enseñársela a nuestros hijos. La Gita es un libro tan transcendental que hombres de todo credo, época y lugar la pueden leer con respeto, y encontrar en ella los principios de sus respectivas religiones. Si pensáramos en Krishna en cada día de Janmashtami* y leyéramos la Gita y decidiéramos seguir sus enseñanzas, no estaríamos en la grave y lamentable situación actual. Shri Krishna sirvió al pueblo toda su vida, fue un verdadero servidor del pueblo. Habría podido conducir los ejércitos en Kurukshetra79, pero prefirió ser el auriga de Arjuna. Toda su vida fue una inquebrantable Gita del karmam. Rechazó las golosinas del orgulloso Duryodhana y pre107 106

firió las humildes espinacas de Vidura81. De niño, fue vaquero y todavía se le conoce con el nombre de Gopala. Pero nosotros, sus adoradores, hemos despreciado hoy a la vaca, los Adi-Karnatakas82 matan vacas y comen su carne, y nuestros niños y enfermos se quedan sin leche de vaca. Krishna no conocía ni sueño ni pereza. Se mantuvo en atención continua al mundo, y nosotros, su posteridad, nos hemos vuelto indolentes y hemos olvidado el uso de nuestras manos. En la Bhagavad Gita, el señor Krishna mostró el camino de bhakti, que significa el camino del karma. Lokamaya Tilak ha enseñado que si deseamos ser bhaktaf* o jñani^4, harmcP es el único camino; pero el horma no debe ser para uno mismo, sino para los otros. La acción por uno mismo ata, la acción por los otros libera de la esclavitud. ¿Cuál será la acción altruista que puede ser realizada universalmente por hindúes, musulmanes y cristianos, por hombres, mujeres y niños? He tratado de demostrar que sólo el hilado es ese acto sacrificial, pues sólo eso puede llevarnos a hacer algo en el nombre de Dios, algo para los más pobres, algo que puede infundir actividad en sus perezosos miembros. El Señor Krishna enseñó también que para ser una verdadero bhakta no deberíamos establecer ninguna diferencia entre un brahmán y alguien que recoge excrementos. Si eso es cierto, no puede existir ningún lugar para la intocabilidad en 108

el hinduismo. Si todavía estás apegado a esa superstición, te puedes purificar deshaciéndote de ella el día sagrado del nacimiento de Krishna. Quien confía totalmente en la Gita no puede conocer ninguna distinción entre hindúes y musulmanes, pues el Señor Krishna declaró que aquel que adora a Dios en espíritu verdadero por cualquier nombre Le adora a El. El camino de bhakti, karma, amor, tal como está expuesto en la Gita, no deja ningún lugar para el desprecio de un hombre por otro. Young India, 1 de septiembre de 1927

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28. £1 m e n s a j e d e la Gita

1. Ya desde 1888-1889, cuando tuve mi primer contacto con la Gita, sentí que no era una obra histórica, sino que bajo la apariencia de una gv.erra física describía el duelo que se desarrolla perpetuamente en el corazón de los seres humanos, y que la guerra física era únicamente el medio utilizado para hacer más atractiva la descripción del duelo interior. Esta intuición preliminar se vio progresivamente confirmada por un estudio más minucioso de la religión y de la Gita. El estudio del Mahabharatam ofreció una confirmación adicional. No considero el Mahabharata una obra histórica en el sentido generalmente aceptado. El Adiparva*7 contiene pruebas suficientes en apoyo de mi opinión. Al atribuir a los actores principales orígenes sobrehumanos o infrahumanos, el gran Vyasa despacha rápidamente la historia de los reyes y sus pueblos. Los personajes allí descritos pueden ser históricos, pero el autor del Mahabharata los utilizó simplemente como me-

dios de expresión de los asuntos religiosos. 2. El autor del Mahabharata no estableció la necesidad física de la guerra; al contrario, demostró HU inutilidad. Hizo que los vencedores derramaran lágrimas de pena y arrepentimiento, y no les dejó nada más que un legado de miserias. 3. La Gita es la coronación de esta gran obra. Su capítulo segundo, en vez de enseñar las reglas de la guerra física, nos dice cómo se puede conocer al hombre perfecto. Entre las características del hombre perfecto de la Gita, no veo ninguna que haga referencia a la guerra física. Toda su intención es incompatible con las reglas de conducta que gobiernan las relaciones entre las partes en guerra. 4. El Krishna de la Gita es la personificación de la perfección y el conocimiento verdadero; pero la descripción es imaginaria. Eso no significa que Krishna, el adorado de su pueblo, no viviera nunca. Pero la perfección es imaginada por el autor. La idea de una encarnación perfecta es un desarrollo posterior. 5. En el hinduismo, se atribuye la encarnación a quien haya realizado algún servicio extraordinario a la humanidad. Toda vida encarnada es en realidad una encarnación de Dios, pero no es habitual que se considere a todo ser vivo una encarnación. Las generaciones futuras rendirán homenaje a quien, en su propia generación, haya sido especialmente

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religioso en su conducta. No veo nada malo en esta forma de proceder; no quita nada a la grandeza de Dios y no se agrede a la verdad. Hay un dicho urdu que manifiesta: «Adán no es Dios, pero es una chispa de la Divinidad». Y, por consiguiente, quien se comporta de manera particularmente religiosa tiene más de la chispa divina en él. Es en concordancia con este planteamiento como Krishna disfruta, en el hinduismo, del estatuto de la encarnación más perfecta. 6. Esta creencia en la encarnación es un testimonio de la noble ambición espiritual del hombre. El hombre no está en paz consigo mismo hasta que se ha hecho semejante a Dios. El esfuerzo para alcanzar ese estado es la ambición suprema, la única ambición digna. Y ésta es la autorrealización. La autorrealización es el tema de la Gita, como lo es también de todas las Escrituras. Pero sin duda su autor no la escribió para establecer esa doctrina. A mí me parece que el objetivo de la Gita es mostrar el camino más apropiado para alcanzar la autorrealización. Eso que se puede encontrar, de manera más o menos manifiesta, diseminado aquí y allá en los libros religiosos hindúes, ha sido resaltado con el lenguaje más claro posible en la Gita, aun a riesgo de repetición. 7. Ese medio sin par es la renuncia a los frutos de la acción. 112

8. Éste es el centro alrededor del cual se teje la Gita. Esta renuncia es el centro alrededor del cual giran la devoción, el conocimiento y todo lo demás, como giran los planetas alrededor del sol. El cuerpo ha sido comparado a una prisión. Donde hay cuerpo debe haber acción. Ningún ser encarnado está exento del esfuerzo. Y, sin embargo, todas las religiones proclaman que, tratando el cuerpo como templo de Dios, el hombre puede lograr la libertad. Toda acción está manchada, por trivial que sea. ¿Cómo puede el cuerpo ser convertido en templo de Dios? En otras palabras, ¿cómo puede uno ser libre de la acción, es decir, de la mancha de pecado? «Por la acción desinteresada; renunciando a los frutos de la acción; ofreciendo todas las actividades a Dios, es decir, entregándose a Él en cuerpo y alma.» 9. Pero la acción desinteresada o renuncia no se deriva simplemente del hecho de hablar de ella. No se alcanza mediante una hazaña intelectual. Sólo se alcanza por una constante agitación del corazón. Para lograr la renuncia es necesario el conocimiento correcto. Los hombres eruditos poseen conocimientos de un tipo. Pueden recitar los Vedas de memoria aunque estén sumidos en una actitud de autocomplacencia. Para que ese conocimiento no yerre su camino, el autor de la Gita insistió en la devoción que debe acompañarlo y la puso en lugar preferente. Conocimiento sin devoción será un fra113

caso. Por eso, dice la Gita: «Ten devoción, y el conocimiento la seguirá». Esta devoción no es mero culto de los labios, es una lucha con la muerte. De ahí que la valoración que hace la Gita de las cualidades del devoto sea semejante a la de las cualidades del sabio. 10. Así, la devoción requerida por la Gita no es una efusión de sentimentalismo. Tampoco es una fe ciega. La devoción de la Gita no tiene nada que ver con lo exterior. El devoto, si lo desea, puede utilizar rosarios o señales en la frente, o puede hacer ofrendas, pero estas cosas no son prueba de su devoción. El devoto es aquel que no tiene celos de nadie, que es una fuente de misericordia, que carece de egoísmo, que es desinteresado, que trata por igual el frío y el calor, la felicidad y la desgracia, que siempre perdona, que está permanentemente contento, que es firme en sus resoluciones, que ha ofrecido a Dios su mente y su alma, que no provoca temor, que no tiene miedo a los otros, que está libre de la exultación, la pena y el temor, que es puro, que está versado en la acción y sin embargo permanece inafectado por ella, que renuncia a todo fruto, bueno o malo, que trata por igual a amigo y enemigo, que no se siente afectado por el respeto o la falta de respeto, que no se hincha por la alabanza, que no se viene abajo cuando los demás hablan mal de él, que ama el silencio y la soledad, que tiene una

i azón disciplinada. Esa devoción no se corresponde con la existencia simultánea de fuertes apegos. 11. Vemos, pues, que ser un devoto verdadero es realizarse. La autorrealización no es algo aparte. (ion una rupia se puede comprar veneno o néctar, pero el conocimiento o la devoción no pueden comprar ni la salvación ni la esclavitud. No son medios de intercambio. Ellos mismos son lo que queremos. En otras palabras, si el medio y el fin no son idénticos, casi lo son. El punto límite del medio utilizado es la salvación. La salvación de la Gita es la paz perfecta. 12. Pero, para ser verdaderos, ese conocimiento y esa devoción tienen que soportar la prueba de la renuncia a los frutos de la acción. El mero conocimiento del bien y del mal no proporcionará la salvación. Según las ideas comunes, un hombre meramente instruido pasará por pandit. No necesita realizar ningún servicio. Lo considerará esclavitud, incluso levantar una pequeña Iota88. Donde la única prueba de conocimiento es la no responsabilidad para el servicio, no hay lugar para una acción tan mundana como levantar una Iota. 13. O podemos también considerar la bhakti. La noción popular de bhakti se corresponde con tener buen corazón, rezar el rosario, etc., pero no dignarse a hacer un servicio de amor para que el acto de contar las cuentas u otro similar no sea inte-

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rrumpido. En consecuencia, ese tipo de bhakta sólo deja el rosario para comer, beber, y cosas semejantes, nunca para moler cereal o atender a los que sufren. 14. Pero dice la Gita: «Nadie ha alcanzado su objetivo sin la acción. Incluso hombres como Janaka89 alcanzaron la salvación por medio de la acción. Incluso si yo, perezosamente, dejara de actuar, el mundo perecería. ¿Cuánto más necesario, pues, será para el común de los hombres consagrarse a la acción?». 15. Aunque, por una parte, está más allá de toda discusión que toda acción ata, por otra es igualmente cierto que todos los seres vivos tienen que realizar alguna acción, lo quieran o no. Aquí toda actividad, sea mental o física, debe ser incluida en el término acción. Entonces, ¿cómo puede uno liberarse de la esclavitud de la acción si tiene que actuar? La forma en que la Gita ha solucionado el problema es, a mi entender, única. Dice la Gita; «Haz el trabajo que te está destinado, pero renuncia a su fruto -distánciate y actúa-, renuncia a todo deseo de recompensa y actúa». Ésta es la enseñanza inconfundible de la Gita. Quien abandona la acción se equivoca. Quien abandona sólo la recompensa acierta. Pero la renuncia al fruto no es de ningún modo indiferencia hacia el resultado. Con respecto a cada acción, uno debe conocer el resultado que se espera que derive de ella, 116

los medios para conseguirlo y la forma de ponerlos en práctica. De aquel que, estando así preparado, no tiene deseos sobre el resultado y, sin embargo, está plenamente absorto en el debido cumplimiento de la tarea que se le propone, se dice que ha renunciado a los frutos de la acción. 16. No se piense, por otra parte, que la renuncia significa deseo de fruto para el renunciante. La lectura de la Gita no autoriza ese sentido. Renuncia significa ausencia de todo anhelo del fruto, aunque, en realidad, quien renuncie coseche mil veces. La renuncia de la Gita es la prueba de fuego de la le. Quien está siempre dando vueltas al resultado con frecuencia pierde el valor que pueda haber en la realización de su deber. Se vuelve impaciente y luego da rienda suelta a la ira y empieza a hacer cosas indignas; salta de acción en acción, sin permanecer nunca fiel a nada. Quien da vueltas a los resultados es como un hombre entregado a los objetos de los sentidos; está siempre distraído, renuncia a todo escrúpulo, todo es válido a su juicio y, por lo tanto, recurre a medios dignos e indignos para conseguir sus fines. 17. A partir de las amargas experiencias del deseo del fruto, el autor de la Gita descubrió el camino de la renuncia al fruto, y lo puso ante el mundo de la manera más convincente. Es creencia común que la religión se opone siempre al bien material. 117

18. Meditando en estas líneas, he sentido que al tratar de aplicar en la propia vida la enseñanza central de la Gita, uno se compromete a seguir la verdad y la ahimsa. Cuando no hay ningún deseo del fruto, no existe tentación de mentira ni de himsa. Tómese cualquier ejemplo de mentira o de violencia, y se descubrirá que en su reverso estaba el deseo de alcanzar el fin anhelado. Pero se puede admitir libremente que la Gita no fue escrita para

establecer la ahimsa. Era un deber aceptado y principal incluso antes de la época de la Gita. La Gita tenía que ofrecer el mensaje de la renuncia al fruto. Esto se revela claramente ya en el capítulo segundo. 19. Pero si la Gita creía en la ahimsa o ésta estaba incluida en la acción desinteresada, ¿por qué el autor elige una ilustración belicosa? Cuando la Gita fue escrita, aunque la gente creyera en la ahimsa, no sólo las guerras no eran ningún tabú, sino que nadie observaba la contradicción entre ellas y la ahimsa. 20. Al valorar las consecuencias de la renuncia al fruto, no se nos exige que investiguemos en la mente del autor de la Gita en cuanto a sus limitaciones respecto de la ahimsa y otras cosas semejantes. Porque un poeta ponga una verdad particular ante el mundo, no se sigue necesariamente de ello que conociera o calculara todas sus grandes consecuencias, o que, habiéndolo hecho, fuera siempre capaz de expresarlas plenamente. Tal vez resida en esto la grandeza del poema y del poeta. El significado de un poeta es ilimitado. Como hombre, el significado de sus grandes escritos sufre una evolución. Al examinar la historia de las lenguas, observamos que el significado de palabras importantes se ha modificado o se ha ampliado. Así es en la Gita. El autor amplió los significados de algunas palabras corrientes. Podemos descubrir que así es incluso mediante un examen superficial. Es posible que, en la época an-

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«No se puede actuar religiosamente en asuntos mercantiles y cosas similares. No hay lugar para la religión en esas ocupaciones; la religión es solamente para lograr la salvación», oímos decir a muchas personas sabias según el mundo. En mi opinión, el autor de la Gita disipó ese engaño. No trazó ninguna línea de demarcación entre la salvación y las ocupaciones mundanas. Al contrario, mostró que la religión debe regir incluso nuestras ocupaciones mundanas. Yo he sentido que la Gita nos enseña que lo que no se puede realizar en la práctica diaria no puede ser llamado religión. Así, según la Gita, todos los actos que no se pueden realizar sin apego son tabú. Esta regla de oro salva a la humanidad de muchos peligros. Según esta interpretación, asesinar, mentir, ser disoluto, y cosas por el estilo deben ser consideradas pecaminosas y, por lo tanto, tabú. La vida del hombre se vuelve entonces sencilla, y de esa sencillez se deriva la paz.

terior a la Gita, ofrecer animales c o m o sacrificio fuera permisible. P e r o n o hay n i n g u n a huella d e ello e n el sentido del sacrificio p r o p u e s t o p o r la Gita. En la Gita, la concentración c o n t i n u a e n Dios es el más i m p o r t a n t e d e los sacrificios. El capítulo tercero parece mostrar q u e sacrificio significa princip a l m e n t e esfuerzo corporal p a r a el servicio. Los capítulos tercero y cuarto, leídos c o n j u n t a m e n t e , nos ofrecerán otros significados para el sacrificio, p e r o n u n c a el sacrificio d e animales. Igualmente, el significado de la palabra sannyasa9® sufre en la Gita u n a transformación. El sannyasa d e la Gita n o tolerará el cese c o m p l e t o d e la actividad. El sannyasa d e la Gita es todo acción y, sin e m b a r g o , n o acción. Así, el autor d e la Gita, a m p l i a n d o el significado d e las palabras, nos h a e n s e ñ a d o a imitarle. S u p o n g a m o s que, según la letra d e la Gita, se p u e d a decir q u e la guerra es c o h e r e n t e con la r e n u n c i a al fruto. Pero después d e cuarenta años d e esfuerzo incesante dedicado p l e n a m e n t e a aplicar a mi p r o p i a vida la enseñanza d e la Gita, h e sentido, con toda h u m i l d a d , q u e la r e n u n c i a perfecta es imposible sin la observancia perfecta d e la ahimsa e n todas sus formas. 21. La Gita n o es u n a obra aforística; es u n gran p o e m a religioso. C u a n t o más p r o f u n d a m e n t e se sumerja u n o e n ella, más riqueza d e sentido obtendrá. Al estar destinada al p u e b l o e n general, hay u n a grata repetición. En cada época, las palabras importan120

tes aportarán nuevos y amplios significados. P e r o su enseñanza central n u n c a variará. El b u s c a d o r es libre d e extraer d e este tesoro el sentido q u e le plazca para aplicar a su vida la enseñanza central. 22. La Gita n o es u n a colección d e n o r m a s y prescripciones. Lo q u e es lícito para u n o p u e d e ser ilícito para otro. Lo q u e p u e d e ser permisible e n u n a época, o en u n lugar d e t e r m i n a d o , p u e d e n o serlo en otra época, e n otro lugar. El deseo del fruto es la única prohibición universal. La acción desinteresada es obligatoria. 23. La Gita h a c a n t a d o las alabanzas del conocimiento, p e r o está más allá del m e r o intelecto; se dirige esencialmente al corazón y p u e d e ser comp r e n d i d a p o r el corazón. Por lo tanto, la Gita n o es para los q u e n o tienen fe. El a u t o r p o n e e n b o c a d e Krishna las siguientes palabras: No confíes este tesoro a quien carece de capacidad de sacrificio, de devoción, del deseo de esta enseñanza y Me niega. Por otra parte, quienes den este tesoro precioso a Mis devotos, por este mismo servicio, con seguridad Me alcanzarán. Y aquellos que, libres de malicia, absorban con fe esta enseñanza, habiendo alcanzado la libertad, vivirán donde van tras la muerte las personas de mérito verdadero. Young India, 6 de agosto de 1931 121

29. Desde Yeravda Mandir

Corro junto a mi Madre Gita siempre que me encuentro en dificultad, y hasta ahora nunca he dejado de encontrar consuelo en ella. Es posible que a quienes buscan el consuelo de la Gita pueda resultar provechoso el conocer la manera en que yo la comprendo desde la vida diaria, pues tal vez eso pueda abrirles una perspectiva nueva. Hoy quisiera dar un resumen del capítulo doce, dedicado al bhaktiyoga, la realización de Dios a través de la devoción. En la época de matrimonio, pedimos a los miembros de la pareja que aprendan de memoria este capítulo y mediten sobre él, como uno de los cinco sacrificios que deben ser realizados. Sin devoción, la acción y el conocimiento son fríos y áridos, y pueden incluso convertirse en tra-

bas. Por eso, con el corazón lleno de amor, acerquémonos a esta meditación de la Gita. Arjuna pregunta al Señor: «¿Quién de los dos es mejor, el devoto que adora al Manifestado o el que adora al No Manifestado?». El Señor le responde: «Quienes meditan en el Manifestado con fe completa, y se pierden en Mí, esos fieles son Mis devotos. Pero quienes adoran al No Manifestado y, para hacerlo, controlan todos sus sentidos, miran y sirven a todos de la misma forma, no considerando a nadie superior o inferior, también ésos Me realizan». Por eso, no se puede afirmar que uno sea superior al otro. Pero se puede considerar algo imposible que un ser encarnado comprenda plenamente y adore al No Manifestado. El No Manifestado es sin atributos, y está más allá del alcance de la visión humana. Por lo tanto, todos los seres encarnados, consciente o inconscientemente, son devotos del Manifestado. «Por eso -dijo el Señor-, que tu mente se fusione con Mi Cuerpo Universal, que está dotado de forma. Ofrécete todo tú a Sus pies. Pero si no puedes hacerlo, practica el control de las pasiones de tu mente. Observando y ama y niyama91 con la ayuda de pranayama92, asanam y otras prácticas, pon a la mente bajo control. Si no puedes hacerlo, entonces realiza todas tus obras con esto en la mente: cualquier acción que emprendas, debes hacerla por Mí. De

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[Lo que sigue es un discurso enviado por Gandhiji a miembros de su ashram en Sabarmati desde la cárcel de Yeravda.]

este modo, tus caprichos y apegos mundanos se desvanecerán y gradualmente llegarás a ser inmaculado y puro. La fuente del amor surgirá en ti. Pero si ni siquiera puedes hacer esto, entonces renuncia al fruto de todas tus acciones; no anheles nada de los frutos de tu acción. Haz siempre la obra que te está destinada. El hombre no puede ser dueño de los frutos de su acción. El fruto de la acción aparece sólo después de que las causas se hayan combinado para formarlo. Por lo tanto, sé tú sólo el instrumento. No consideres superior ni inferior ninguno de estos cuatro métodos que te he mostrado. Cualquiera de ellos es adecuado para ti, para que lo uses en tu práctica de devoción. »Parece que el camino de la audición, la meditación y la comprensión sea más fácil que el camino de yama y niyama, pranayama y asana, al que me he referido; más fácil que eso puede ser la concentración y la adoración; y más fácil que la concentración puede ser la renuncia a los frutos de las acciones. Un mismo método puede no ser igualmente fácil para todos; algunos pueden haber buscado ayuda en todos estos métodos. Son ciertamente combinables. En cualquier caso, sé un devoto. Realiza el fin por el medio que puedas. Mi papel es simplemente decirte cómo ser un verdadero devoto. Un devoto no odia a nadie; no guarda rencor a nadie; se muestra amistoso con todas las criaturas; es 124

misericordioso con todos. Para realizar esto, el devoto elimina todo apego personal; su ego se disuelve y se convierte en nada; para él, el pesar y la felicidad son lo mismo; perdona a los que le ofenden y ;mhela el perdón del mundo por sus faltas; está siempre contento; es firme en sus buenas resoluciones; Me ofrece su mente, su inteligencia, todo él. N unca causa perturbación o miedo a los demás, no mostrándose tampoco perturbado o temoroso a causa de los demás. Mi devoto está libre de alegría y pesar, placer y dolor. No tiene deseos, es puro, diestro y sabio. Ha renunciado a toda empresa ambiciosa. Se atiene a sus resoluciones, renunciando a sus frutos buenos o malos; permanece inafectado. No conoce enemigos o amigos y está más allá del honor y la desgracia. »En paz y silencio, aceptando todo lo que le acaece, vive interiormente en soledad y permanece siempre en calma sin importar lo que pueda estar ocurriendo a su alrededor. El que vive de esta manera, lleno de fe, es Mi "amado devoto".» Young India, 13 de noviembre de 1930

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30. Los r e c i t a d o r e s de la Gita

Los lectores del Harijan saben lo que la Gita significa para mí. Siempre he pensado que aprender de memoria textos como la Gita era una cosa deseable. Pero nunca fui capaz de aprender de memoria todos los capítulos de la Gita a pesar de intentarlo varias veces. Sé que mi capacidad para memorizar es muy escasa. Así, cuando me encuentro con alguien que conoce la Gita de memoria, merece todo mi respeto. He conocido a dos personas así durante mi viaje a Tamilnad: un caballero de Madura y una señora de Devakotta. El caballero de Madura era un comerciante desconocido; y la dama era Parvatibai, hija del difunto juez Sadashiva Iyer, que durante su vida instituyó un premio anual para quien mejor pudiera recitar la Gita de memoria. Me gustaría, sin embargo, que los recitadores comprendieran que la mera recitación no es un fin en sí mismo. Debería ser una ayuda a la contemplación y la asimilación de su significado y su mensaje. Con pa126

ciencia, incluso a un loro se le puede enseñar a recitar de memoria. Pero esa recitación no le hará más sabio. El recitador de la Gita debería ser lo que su autor habría esperado que fuera: un yogui en el más amplio sentido del término. Eso exige de sus devotos equilibrio en cada pensamiento, palabra y acción y perfecta correspondencia entre los tres. Aquel cuya palabra y cuya acción no están de acuerdo con sus pensamientos es un farsante o un hipócrita. Harijan, 2 de febrero de 1934

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31. £1 ideal de la Gita

es defectuosa. El ideal de la Gita se aplica realmente en todo momento, pero mi comprensión y mi observancia están llenas de imperfecciones. Harijan, 29 de febrero de 1936

[Palabras dirigidas por Gandhiji a los residentes del ashram de Sabarmati.] Soy un devoto de la Gita y un firme creyente en la ley inexorable del karma. Ni siquiera el más ligero traspié o tropezón carece de causa, y me he preguntado por qué quien se ha esforzado por seguir la Gita en pensamiento, palabra y acción debe padecer alguna enfermedad. Los doctores me han asegurado que esta perturbación de la elevada presión sanguínea es el resultado exclusivo de tensiones y preocupaciones mentales. Si eso es cierto, será probablemente que he estado preocupándome e inquietándome de forma innecesaria y albergando secretamente pasiones como la ira, la lujuria, etc. El hecho de que cualquier acontecimiento o incidente pueda perturbar mi equilibrio mental, a pesar de mis serios esfuerzos, no significa que el ideal de la Gita sea defectuoso, sino que mi devoción por ella 128

El objetivo siempre retrocede ante nosotros. Cuanto más grande es el progreso, mayor es el reconocimiento de nuestra indignidad. La satisfacción subyace en el esfuerzo, no en el logro. El pleno esfuerzo es una plena victoria. Young India, 9 de m a r z o d e 1922

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32. N o v i o l e n c i a

Cuando una persona afirma ser noviolenta, se espera que no se muestre colérica con quien la ofende. No le deseará ningún mal, sino su bien; no la ofenderá de palabra; no le causará ningún daño físico. Asumirá todas las injurias a las que es sometida por el ofensor. Así pues, la noviolencia es una completa inocencia. La noviolencia integral es la total ausencia de mala voluntad hacia todo lo que vive. Por consiguiente, abarca incluso la vida subhumana, sin excluir insectos o animales nocivos. Éstos no han sido creados para alimentar nuestras tendencias destructivas. Si conociésemos la mente del creador, comprenderíamos su lugar en la creación. Por consiguiente, la noviolencia es, en su forma activa, buena voluntad hacia toda forma de vida. Es amor puro. Lo leo en las Escrituras hindúes, en la Biblia, en el Corán. La noviolencia es un estado perfecto. Es un objetivo hacia el que toda la humanidad tiende de for130

ma natural aunque inconsciente. El hombre no llega a ser divino cuando personifica la inocencia en él mismo, pero sólo entonces llega a ser verdadero hombre. En nuestro estado actual somos parcialmente hombres y parcialmente animales y, en nuestra ignorancia, e incluso en nuestra arrogancia, decimos que somos fieles a la naturaleza de nuestra especie cuando devolvemos golpe por golpe y desplegamos la cantidad de ira requerida para nuestros objetivos. Pretendemos creer que la venganza es la ley de nuestro ser, cuando en todas las Escrituras encontramos que la venganza no es de ningún modo obligatoria, sino sólo permisible. Es la moderación lo que es obligatorio. La venganza es una satisfacción que requiere una elaborada regulación. La restricción es la ley de nuestro ser. Así pues, la más alta perfección es inalcanzable sin la más alta restricción. El sufrimiento es el distintivo de la tribu humana. [s. d.]

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33. La t e n s i ó n hindo-musulmana. Sus causas y su s o l u c i ó n

Mi reivindicación del hinduismo ha sido rechazada por algunos, porque creo y abogo de forma radical por la noviolencia. Hay quien dice que soy un cristiano disfrazado. Se ha dicho, incluso seriamente, que estoy distorsionando el sentido de la Gita cuando atribuyo a ese gran poema la enseñanza de una noviolencia sin adulterar. Algunos de mis amigos hindúes me dicen que matar es un deber impuesto por la Gita en ciertas circunstancias. Un shastri9* muy instruido rechazó el otro día despectivamente mi interpretación de la Gita y dijo que no había justificación para la opinión, sostenida por algunos comentadores, de que la Gita representaba el eterno duelo entre las fuerzas del mal y las del bien, e inculcaba el deber de erradicar el mal dentro de nosotros sin vacilación ni condescendencia. Recojo estas opiniones contra la noviolencia en detalle, porque es necesario comprenderlas si queremos entender la solución que tengo que ofrecer. 132

Lo que actualmente veo alrededor de mí es, por consiguiente, una reacción contra la difusión de la noviolencia. Siento la ola de violencia que se acerca. La tensión hindo-musulmana es una fase aguda de esta situación. Debo quedar aparte por respeto. Mi religión es solamente un asunto entre mi hacedor y yo. Si soy hindú, no puedo dejar de serlo aun cuando pueda ser rechazado por el conjunto de la población hindú. Sugiero, sin embargo, que la noviolencia es el objetivo de todas las religiones. Pero nunca he presentado a la India esa forma extrema de noviolencia, aunque sólo sea porque no me veo adecuado para transmitir ese antiguo mensaje. Aunque mi inteligencia lo ha comprendido y lo ha aceptado plenamente, todavía no ha llegado a ser parte integrante de mi ser. Mi fuerza se basa en mi actitud de no pedir a la gente nada que no haya probado repetidamente en mi propia vida. Estoy, pues, pidiendo a mis compatriotas que adopten la noviolencia como su credo final sólo para regular las relaciones entre las diferentes razas y para alcanzar la svaraf5. Hindúes y musulmanes, cristianos, sijs y parsis no deben arreglar sus diferencias mediante la violencia, y los medios para alcanzar la svaraj deben ser no violentos. Así, me atrevo a proponerlo a la India, no como un arma de la debilidad, sino de la fuerza. Hindúes y musulmanes ha133

blan de la no compulsión en religión. ¿Qué es sino compulsión que los hindúes maten a un musulmán para salvar a una vaca? Es como querer convertir a un musulmán al hinduismo por la fuerza. Y de forma similar, ¿qué es sino compulsión que los musulmanes pretendan impedir por la fuerza que los hindúes interpreten música delante de las mezquitas? La virtud estriba en quedar absorto por las oraciones propias en presencia de estrépito y ruido. Seremos considerados salvajes irreligiosos por la posteridad si seguimos persistiendo en inútiles intentos por obligar a los otros a respetar nuestros criterios religiosos. Además, una nación de trescientos millones de personas debería sentirse avergonzada de tener que recurrir a la fuerza para pedir cuentas a cien mil ingleses. Para convertirlos o, si se quiere, incluso para expulsarlos del país, no necesitamos la fuerza de las armas, sino la fuerza de la voluntad. Si no tenemos esta última, nunca tendremos la primera. Si desarrollamos la fuerza de la voluntad, nos daremos cuenta de que no necesitamos la fuerza de las armas.

una inútil contienda fratricida en la que cada parte queda exhausta después del esfuerzo. Y cada rebelión armada debe ser considerada un acto demencial a menos que esté respaldada por la nación. Pero casi cualquier punto de no cooperación plenamente respaldado por la nación puede realizar el objetivo sin derramar una sola gota de sangre. Young India, 29 de mayo de 1924

La aceptación de la noviolencia, por consiguiente, para el propósito antes mencionado, es la condición más natural y la más necesaria de nuestra existencia nacional. Ello nos enseñará a economizar nuestra fuerza física corporativa para un mejor propósito, en lugar de disiparla, como ahora, en 134

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34. La a c e p t a c i ó n de la no c o n v e r s i ó n sentadas en el ashram. No se practica ni se permite ningún proselitismo. Reconocemos que todas estas religiones son verdaderas y divinamente inspiradas, y todas han sufrido la manipulación necesariamente imperfecta de hombres imperfectos. La señora Slade no lleva un nombre hindú sino un nombre indio. Y esto se hizo siguiendo su iniciativa y por comodidad. Los recortes de la prensa inglesa contienen, entre muchos artículos deliciosos, la noticia de que la señora Slade, conocida en el ashram como Mirabai, ha abrazado el hinduismo. Puedo decir que no es así. Espero que ella sea mejor cristiana que cuando llegó al ashram hace cuatro años. No es ninguna jovencita. Pasa de los treinta y ha trabajado sola en Egipto, Persia y Europa, ofreciendo su amistad a árboles y animales. He tenido el privilegio de tener bajo mi responsabilidad a niños musulmanes, parsis y cristianos. Nunca se les propuso que aceptaran el hinduismo. Fueron estimulados e inducidos a respetar y leer sus propias Escrituras. Puedo gustosamente recordar ejemplos de hombres y mujeres, de jóvenes de ambos sexos, que han sido inducidos a conocer y a amar su religión más de lo que lo hacían antes, al tiempo que eran también estimulados a estudiar las otras religiones con simpatía y respeto. Actualmente tenemos varias religiones repre-

Young India, 20 de febrero de 1930

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35. Igualdad de las r e l i g i o n e s

Hay lugar suficiente en el hinduismo para Jesús, como lo hay para Muhammad, Zoroastro y Moisés. Para mí las diferentes religiones son flores hermosas del mismo jardín, o ramas del mismo árbol majestuoso. Por consiguiente, son igualmente verdaderas, aunque sean recibidas e interpretadas a través de instrumentos humanos igualmente imperfectos. Me resulta imposible reconciliarme con la idea de conversión según se entiende actualmente en la India y en todas partes. Este error es quizás el mayor impedimento para el progreso del mundo hacia la paz. «Creencias beligerantes» es una expresión blasfema. Y ello describe adecuadamente el estado de cosas en la India, la madre, como yo la considero, de la religión o de las religiones. Si es verdaderamente la madre, la maternidad está en tela de juicio. ¿Por qué querría un cristiano convertir a un Tiindú al cristianismo o viceversa? ¿Por qué no puede sentirse satisfecho si el hindú es un hombre bue138

no o piadoso? Si la moral de un hombre no se considera importante, la forma particular de culto en una iglesia, mezquita o templo será una fórmula vacía; puede incluso ser un obstáculo al crecimiento individual o social, y la insistencia en la forma particular de un credo puede ser una poderosa causa de violentas disputas que lleven a un derramamiento de sangre y terminen en la increencia absoluta en la religión, es decir, en la increencia en el propio Dios. Harijan, 30 de enero de 1937

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36. Igualdad de las r e l i g i o n e s

da pidiéndoles que vivan de acuerdo con ellas. Vino a mí un hombre, hijo de padres brahmanes, que decía que la lectura del libro que usted escribió le había conducido a abrazar el cristianismo. Le pregunté si pensaba que la religión de sus antepasados era mala. El dijo: «No». Entonces le pregunté: «¿Hay alguna dificultad en aceptar la Biblia como uno de los grandes libros religiosos de la humanidad y a Cristo como uno de los grandes maestros?». Le dije que, en sus libros, usted nunca había pedido a los indios que aceptaran la Biblia y abrazaran el cristianismo, y que él había interpretado mal su libro, a menos, claro está, que su posición sea la del difunto Muhammad Alí, es decir, que un creyente musulmán, por mala que sea su vida, es mejor que un buen hindú.

C. F. Andrews: ¿Qué le diría a un hombre que después de abundante reflexión y oración dijera que no puede encontrar la paz y la salvación sino haciéndose cristiano? Gandhiji: Si un no cristiano (supongamos, un hindú) fuera a un cristiano e hiciera tal afirmación, éste debería pedir a aquél que tratara de ser un buen hindú en lugar de cambiar de religión. C. F. A.: No puedo estar completamente de acuerdo con usted en esto, aunque ya conoce mi posición. Hace mucho tiempo que descarté la idea de que la salvación sea sólo posible a través de Cristo. Pero suponiendo que la gente del Oxford Group Movement96 cambiara la vida de su hijo, y él se sintiera mejor como cristiano, ¿qué diría? Gandhiji: Diría que el Oxford Group puede cambiar la vida de quien quiera pero no su religión. Pueden orientar la atención de los demás hacia lo mejor de sus respectivas religiones y cambiar su vi-

C. F. A.: No acepto en absoluto la posición de Muhammad Alí. Pero digo que si una persona realmente necesita un cambio de religión, no debería permanecer en la misma. Gandhiji: Pero ¿no ve que no le da ninguna posibilidad? Usted ni siquiera le ha respondido. Suponiendo que un cristiano viniera a mí y me dijera que está cautivado por la lectura del Bhagavata y quiere hacerse hindú, yo le diría: «No. Lo que el Bhagavata ofrece, la Biblia también lo ofrece. No has hecho un esfuerzo por encontrarlo. Haz ese esfuerzo y sé un buen cristiano».

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C. F. A.: No sé. Si alguien con la mayor seriedad me dijera que quiere llegar a ser un buen cristiano, yo le diría: «Puedes llegar a serlo», aunque sabes que a lo largo de mi vida he disuadido a los ardientes entusiastas que se acercaban a mí. Yo les he dicho: «Ciertamente no será por mi causa como haréis algo de esta índole». Pero la naturaleza humana requiere una religión concreta. Gandhiji: Si una persona quiere creer en la Biblia, me parece muy bien, pero ¿por qué hay que renunciar a la propia religión? Este proselitismo no traerá paz al mundo. La religión es un asunto muy personal. Viviendo la vida de acuerdo con nuestras ideas deberíamos compartir lo mejor con los otros, añadiendo así nuestro esfuerzo a la suma total de esfuerzos por alcanzar a Dios. Considere -continuó Gandhiji- si acepta la posición de tolerancia recíproca o de igualdad de todas las religiones. Mi posición es que todas las grandes religiones son fundamentalmente iguales. Debemos tener por las otras religiones el mismo respeto que tenemos por la nuestra. Piénselo, no tolerancia mutua, sino igual respeto. Harijan, 28 de noviembre 1936

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37. Actitud de las m i s i o n e s cristianas hacia el h i n d u i s m o

Mi temor es que, aunque actualmente los amigos cristianos no digan ni admitan que la religión hindú es falsa, alberguen en su interior la creencia de que el hinduismo es un error y el cristianismo en el que ellos creen, la única religión verdadera. Sin tal cosa, no es posible comprender, y mucho menos valorar, el llamamiento de la C. M. S.9' del que he reproducido en estas columnas algunos extractos reveladores hace unas semanas. Habría que comprender el ataque a la intocabilidad y muchos otros errores que se han deslizado en la vida hindú. Y si ellos pudieran ayudarnos a liberarnos de los abusos admitidos y a purificar nuestra religión, harían un trabajo útil, constructivo, que sería aceptado con agradecimiento. Pero el presente esfuerzo, en la medida que podemos entenderlo, parece ser desenraizar el hinduismo de sus verdaderos fundamentos y reemplazarlo por otra religión. Es como la pretensión de destruir una casa que, aunque con 143

gran necesidad de reparaciones, el propietario encuentra completamente decente y habitable. No es sorprendente que dé la bienvenida a quienes les muestran cómo repararla e incluso se ofrecen a hacerlo. Pero se resistirá con fuerza a quienes pretenden destruir esa casa que le ha servido a él y a sus antepasados durante siglos, a menos que el inquilino esté convencido de que la casa está más allá de toda posible reparación y no es apropiada para ser habitada. Si el mundo cristiano mantiene esa opinión acerca de la casa hindú, fórmulas como «Parlamento de las religiones» y «solidaridad internacional» serán expresiones vacías. Pues ambas presuponen igualdad de estatus y una plataforma común. No puede haber una plataforma común entre inferiores y superiores, o ilustrados y no ilustrados, regenerados y no regenerados, clase social alta y clase social baja, hombres de casta y hombres sin casta. Mi comparación puede ser inadecuada, puede incluso sonar ofensiva. Mi razonamiento puede ser erróneo. Pero mi proposición se mantiene. Harijan, 13 de marzo de 1937

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38. Igualdad de las r e l i g i o n e s

Mr. Keithahn, que estuvo aquí el otro día, no estaba del todo seguro de lo que pasaba por la mente de Gandhiji cuando afirmó que todas las religiones no eran sólo verdaderas, sino iguales. Científicamente, le parecía a él, era difícil aceptar que todas las religiones son iguales. A la gente le gusta hacer comparaciones entre animistas y teístas. «Yo diría -afirmaba Mr. Keithahn- que no es útil comparar las religiones. Son caminos diferentes. ¿Piensa usted que podemos explicarlo en otros términos?». «Tiene razón cuando dice que es imposible compararlas. Pero lo que se deduce de ello es que son iguales. Todos los hombres han nacido libres e iguales, pero uno puede ser mucho más fuerte o más débil que otro física y mentalmente. Por tanto, en un nivel superficial no hay igualdad entre los dos. Pero hay una igualdad esencial. En nuestra desnudez, Dios no va a pensar en mí como Gandhi o en usted como Keithahn. ¿Y qué somos nosotros 145

en este inmenso universo? Somos menos que átomos, y, como entre átomos, no tiene sentido preguntar cuál es más pequeño y cuál es más grande. Somos intrínsecamente iguales. Las diferencias de raza y piel, de mente y cuerpo, de clima y nación son transitorias. De la misma forma, todas las religiones son esencialmente iguales. Si lees el Corán, debes leerlo con los ojos de un musulmán; si lees la Biblia, debes leerla con los ojos de un cristiano; si lees la Gita, debes leerla con los ojos de un hindú. ¿Dónde está la utilidad de analizar detalles y luego presentar una religión como ridicula? Tomo el primer capítulo de Génesis o de Mateo. Leemos una larga genealogía y luego, al final, se nos dice que Jesús nació de una virgen. Entras en un callejón sin salida. Pero debes leerlo con los ojos de un cristiano.» «Entonces -dijo Mr. Keithahn-, incluso en nuestra Biblia, está la cuestión de Moisés y Jesús. ¿Debemos pensarlos como iguales? «Sí -dijo Gandhiji-. Todos los profetas son iguales. Es un plano horizontal. »Si pensamos en términos de la relatividad de Einstein todos somos iguales. Pero yo no puedo expresar alegremente la igualdad.» «Por eso digo que son igualmente verdaderas e igualmente imperfectas. Cuanto más fina es la línea que trazas, más se acerca a la verdadera línea recta de Euclides, pero nunca es la verdadera línea recta. 146

El árbol de las religiones es el mismo, no hay esa igualdad física entre las ramas. Todas están creciendo, y la persona que pertenece a la rama que crece no debe recrearse en ello y decir: "La mía es superior". Ninguna es superior ni inferior a la otra.» Harijan, 13 de marzo de 1937

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39. Gandhiji y la s u p r e s i ó n de las clases

Siempre he afirmado ser un sanatani98 hindú. No es que carezca de todo conocimiento de las Escrituras, pero no soy un estudioso profundo del sánscrito. He leído los Vedas y las Upanishads sólo en traducciones. Por consiguiente, está claro que mi estudio de las Escrituras no tiene un carácter erudito. Mi conocimiento no es profundo, pero las he estudiado como debe hacer un hindú y creo haber captado su verdadero espíritu. Cuando llegué a los veintiún años de edad, había estudiado también otras religiones. Hubo un tiempo en que estuve oscilando entre el hinduismo y el cristianismo. Cuando recuperé el equilibrio de mi mente, sentí que mi salvación sólo era posible a través de la religión hindú, y mi fe en el hinduismo se hizo más profunda y más ilustrada. Pero incluso entonces creía que la intocabilidad no formaba parte del hinduismo; y que, si lo era, ese hinduismo no era para mí. 148

Verdaderamente, el hinduismo no ve la intocabilidad como un pecado. No quiero entrar en ninguna controversia respecto de la interpretación de los shastras. Puede ser difícil para mí establecer exactamente lo que quiero decir, citando autoridades del Bhagavata o la Manusmiritim. Pero creo haber comprendido el espíritu del hinduismo. El hinduismo ha pecado al aceptar la intocabilidad. Nos ha degradado, nos ha hecho los parias del imperio. Incluso los musulmanes tomaron de nosotros el contagio pecaminoso, y en Sudáfrica, en África oriental y en Canadá los musulmanes, no menos que los hindúes, han llegado a ser vistos como parias. Todos estos males han resultado del pecado de la intocabilidad. Young India, 27 de abril de 1921

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40. El p e c a d o de la intocabilidad

41. Carta semanal

La intocabilidad no es una sanción de la religión, sino un mecanismo de Satanás. El diablo siempre ha citado las Escrituras. Pero las Escrituras no pueden transcender la razón y la verdad. Están destinadas a purificar la razón e iluminar la verdad. No voy a quemar un caballo inmaculado porque los Vedas aconsejen, toleren o sancionen el sacrificio. Para mí los Vedas son divinos y no escritos. «La letra mata.» Es el espíritu lo que da la luz. Y el espíritu de los Vedas es pureza, verdad, inocencia, castidad, humildad, simplicidad, perdón, piedad, y todo lo que hace a un hombre o a una mujer noble y valiente. No hay nobleza ni valentía en tratar a los grandes y resignados recogedores de excrementos100 de la nación como si fueran peores que perros, dignos de ser despreciados y escupidos.

Mis ideas acerca de la intocabilidad no son producto de mi educación occidental. Se habían formado en mi mente mucho antes de ir a Inglaterra, y mucho antes había estudiado las Escrituras, y en una atmósfera que no era de ningún modo favorable a esa forma de ver las cosas. Pues había nacido en una familia vaishnava101 ortodoxa y, sin embargo, desde que alcancé la edad del discernimiento he sostenido firmemente mis ideas inflexibles en la materia, que más tarde se vieron confirmadas por la experiencia y el estudio comparativo del hinduismo. No puedo comprender que nos empeñemos en mantener esta profunda mancha en el hinduismo, a pesar de que ningún texto de las Escrituras menciona un quinto varna102, y a pesar del mandato expreso de la Gita de mirar como iguales al brahmán y al bhangi. Mirar al brahmán y al bhangi como iguales no significa que no se conceda al verdadero brahmán la reverencia que le es debida, sino que el

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brahmán y el bhangi son igualmente merecedores de nuestro servicio, que concedemos al bhangi los mismos derechos de enviar a sus hijos a la escuela pública, de visitar los templos públicos, utilizar los bienes públicos, etc., sobre las mismas bases que esos derechos son disfrutados por cualquier otro hindú.

42. El monstruo de mil c a b e z a s

Young India, 17 de febrero de 1927 Un interlocutor pregunta: «¿Piensas que el pecado de contacto con un intocable es de origen vedico?». Aunque no puedo hablar con la autoridad basada en un conocimiento directo, tengo plena confianza en la pureza de los Vedas, y, por consiguiente, no dudo al afirmar que el pecado de contacto no se apoya en los Vedas. Añadiría, sin embargo, que independientemente de que el origen de algo esté acreditado como védico, si repugna al sentido moral debe ser sumariamente rechazado como contrario al espíritu de los Vedas, y, lo que quizás es más importante, contrario a la moral fundamental. Las cuatro preguntas que hace a continuación pueden ser condensadas en una: «¿Piensas que el karmakanda103 está basado en un conocimiento de las leyes del magnetismo, y que las normas referentes al contacto, polución del nacimiento y polución 152

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de la muerte están destinadas a la purificación de la mente?». En la medida en que ésa es su intención, tienen un cierto valor relativo; pero los Vedas, las Upanishads, los Pumitas y todos los otros shastras, como también las otras religiones del mundo, proclaman en términos nada dudosos que la purificación de la mente es un proceso interior, y que el magnetismo producido por la interacción de los cuerpos físicos no es nada comparado con el otro magnetismo sutil de mente sobre mente, y que los ritos externos de purificación se convierten en destructores del alma cuando tienen como consecuencia que un hombre se arrogue superioridad sobre otros seres humanos y los trate virtualmente como animales, o incluso menos. Las normas tienen que apelar a la razón, y no se debe permitir que aplasten el espíritu que late en su interior. Se ha demostrado y se puede demostrar que las normas acerca de la intocabilidad ofenden al crecimiento del espíritu y son radicalmente contrarias a todo lo que es mejor y más noble en el hinduismo. Young India, 3 de octubre de 1929

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43. La acusación del D r . Ambedkar

Los lectores recordarán el hecho de que el Dr. Ambedkar iba a presidir la conferencia anual del Jat-Pat-Torak Mandal de Lahore104 en el pasado mes de mayo. Pero la conferencia fue cancelada porque el discurso del Dr. Ambedkar fue considerado inaceptable por el Comité Organizador. El Dr. Ambedkar no iba a ser sancionado por el Comité Organizador. Él ha respondido a este rechazo publicando la conferencia a sus expensas. La ha valorado en 8 annas. Yo sugeriría una reducción a 2 annas o, al menos, a 4 annas. Ningún reformador puede ignorar la conferencia. El ortodoxo sacará provecho de su lectura. Esto no quiere decir que la conferencia no esté abierta a objeciones. Ha de ser leída precisamente porque está abierta a serias objeciones. El Dr. Ambedkar plantea un desafío al hinduismo. Criado como un hindú, educado como un potentado hindú, ha llegado a sentirse tan a disgusto con los llamados sa155

varna105 hindúes, por el tratamiento que él y los suyos han recibido de ellos, que se propone no sólo dejarlos a ellos, sino abandonar la propia religión que es su herencia común. Ha transferido a la religión su disgusto con una parte de quienes la profesan. Pero esto no tiene nada de sorprendente. Después de todo, uno sólo puede juzgar un sistema o una institución por la conducta de sus representantes. Lo que es más, el Dr. Ambedkar encontró que la gran mayoría de los savarna hindúes no sólo se habían conducido de forma inhumana contra los compañeros de religión a los que clasificaban como intocables, sino que habían basado su conducta en la autoridad de las Escrituras, y cuando empezó a buscar, encontró amplia justificación para la creencia en la intocabilidad y sus implicaciones. El autor de la conferencia ha citado capítulo y verso como prueba de su triple acusación: conducta inhumana, justificación de esa conducta por parte de quienes la han perpetrado, y subsiguiente descubrimiento de que todo eso estabajustificado por las Escrituras. Harijan, 11 de julio de 1936

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Notas

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Ley religiosa o, en este caso, en sentido más amplio, religiosidad. 2 Nombre con el que se conoce a Gandhi en la India; el sufijo -ji es un tratamiento de respeto. 5 Sistema social hindú basado en los cuatro vamos o castas: brahmanas (brahmanes), kshatriyas (guerreros o nobles), vaysias (comerciantes, agricultores) y shudras (trabajadores); se combina con los cuatro ashramas o períodos sucesivos de la vida: brahmachrya (estudiante célibe), grihastha (cabeza de familia), vanaprastha (vida «en el bosque», dedicada al progreso espiritual) y sannyasi (renunciante o mendigo errante). 4 Sanatani es simplemente el que sigue el Sanatana Dharma o «ley eterna» según la formula el hinduismo. 5 Perdurable, eterno. 6 Encarnaciones de la Divinidad. ' Estudiosos de las Escrituras hindúes. 8 Escrituras hindúes. 9 Nombre abreviado de la Bhagavad Gita o «Canto del Señor». 10 Es decir, con la institución de los intocables o parias, que quedan fuera de las cuatro castas tradicionales del hinduismo. " Origen de la exclusión de los «intocables» o «parias». 12 Noviolencia. 157

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dúes.

Diversos cuerpos de textos que integran las Escrituras hin-

Miembro de la casta inferior. Rama. 15 Nombre del autor al que se atribuye tradicionalmente el Ramayana. 16 Estrofa de un determinado himno védico que ocupa un lugar especialmente relevante en la liturgia. " Mantra que ocupa un lugar relevante en la liturgia entre los devotos de Vishnú. 18 Nombre abreviado del Bagavata Purana, uno de los textos más conocidos del amplio cuerpo de los Puranas. 15 Canto devocional. 20 Marca en la frente, entre las cejas, realizada con arcilla. 21 Planta sagrada, adorada diariamente en cada casa. 22 La Divinidad suprema. 25 Adorador o devoto de Vishnú. 24 Práctica devocional consistente en repetir el nombre de Rama. 25 Liberación. 26 Antiguo y virtuoso rey, padre de Sita, esposa de Rama. 27 Organización fundada en 1885 por Dayananda Sarasvati. Pretendía aunar la tradición védica con tendencias nacionalistas. Con una importante actividad proselitista, se esforzó por devolver a conversos cristianos y musulmanes al seno del hinduismo y por elevar la condición social de los intocables. 28 Es decir, de «purificación». El movimiento shuddhi, impulsado especialmente por el Arya Samaj, promovía tendencias antiislámicas y anticristianas en nombre de la pureza del hinduismo. 29 Comunidades convertidas al islam, que conservaban sin embargo algunos rituales y costumbres hindúes. Parte de ellos se reintegraron en el hinduismo como resultado del «movimiento shuddhi» desplegado por el Arya Samaj en los años veinte. 30 Grupos desarrollados dentro del hinduismo que conceden especial importancia a la cultura física y a las artes marciales.

Yantas, las virtudes cardinales, según el Yogashastra, son ahimsa (noviolencia), satya (verdad), asteya (no robar), brahmacharya (celibato), aparigraha (no posesión). Las niyamas o virtudes particulares, según la misma autoridad, son shaucha (pureza corporal), santosha (aceptación), tapas (paciencia o dominio de sí), svadhyaya (estudio de las Escrituras), ishvarapranidhana (conformidad con la voluntad de Dios). (A'. delE.) 33 Poeta vidente de Gujarat. (N. delE.) 34 El mayor de los cinco hermanos pandavas, uno de los bandos enfrentados en la batalla que sirve de telón de fondo a la Cita, y especialmente relevante por su virtud. 35 Shankara (siglo VIII), maestro vedántico que sistematizó el Vedanta advaita, una de las figuras más importantes en la historia del pensamiento hindú. 36 Paria o intocable. 37 El artículo al que pertenece este extracto fue escrito como respuesta a una defensa de la intocabilidad realizada por un panditdel sur. (N. delE.) Un pandit es un estudioso o erudito de las Escrituras. 38 El Ramayana atribuido a Tulsidas. 39 Mujer virtuosa. 40 Personaje del Ramayana, que abandona a su hermano, el demonio Ravana, para unirse a Rama. 41 Literalmente, «insistencia en la verdad», este término se ha utilizado para designar la resistencia no violenta practicada por Gandhi y sus seguidores. 42 Se alude aquí al hecho de que Rama repudió a Sita cuando ésta fue liberada, después de haber sido secuestrada por el demonio Ravana que la obligó a convivir con él por un tiempo. 43 Véase n. 24. 44 Gandhi se refiere aquí a las actividades practicadas en su ashram.

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Fórmula que recoge una profesión de fe. Véase n. 16. 47 Aparte de su acepción más conocida en Occidente, mantra significa simplemente «verso». 48 Texto completo de un discurso pronunciado por Gandhrji en Haripad, Travancore, el 17 de enero de 1937. (N. delE.) 49 Término con el que se designa a los sabios o «videntes»., autores de las escrituras védicas. 50 La Ley del Señor. 51 Literalmente «lo oído», la Revelación. M Intocable que se dedica a la recogida de excrementos por las calles. 55 Grupo religioso asentado sobre todo en Kerala y el sur de la India; antiguamente, fueron una comunidad aristocrática y poderosa. 54 Guerreros, segunda casta del sistema tradicional hindú. " Rey y reina, respectivamente. 56 Servidor de Vishnú, el Dios que todo lo penetra. (N. delE.) 57 Los «sin casta», los parias o intocables. 88 Proclamación de la Entrada en el Templo. (TV. delE.) Disposición por la que, en 1936, se acordó que los parias o intocables podían acceder a los templos, cuya entrada les estaba prohibida, lo mismo que los miembros de las cuatro castas. 59 Gandhi sigue aludiendo aquí al mismo verso de la Isha Upanishad. 80 Gran sacrificio. 61 Alusión al segundo de los cuatro ashramas. Véase n. 3. 6S La ley o el sistema del varnashrama. Véase n. 3. 63 Advaitismo y dvaitismo: no dualismo y dualismo, respectivamente. 64 Seguidor del anekantavada o syadvada, corriente de pensamiento fundamentalmente ligada al jainismo, admite una cierta relatívización o escepticismo en la concepción de la verdad. 65 Verdad.

Véase n. 58. Véase n. 32. 68 Devoción. 69 Vyasa no es un personaje histórico; es el nombre al que se atribuye la autoría de buena parte de las Escrituras hindúes, incluido el Mahabharata. 70 Kauravas y pandavas son los dos bandos que se enfrentan en la batalla que sirve de telón de fondo a la Bhagavad Gita. 71 Kunti es la madre de Arjuna, protagonista, con Krishna, de la Bhagavad Gita. 72 Clan al que pertenecía Krishna. 75 Son éstos los tres gunas o tendencias cósmicas que determinan la naturaleza de todo lo que existe en el universo; sattva es la tendencia ascendente o luminosa; rajas, la tendencia expansiva; tamas, la tendencia descendente o tenebrosa. 74 Rey de los kauravas. 75 Véase n. 34. 76 Otro texto hindú, distinto y espiritualmente menos valorado que la Gita. 77 Hijo de Dhritarashastra. El objetivo de los kauravas en la batalla a que se alude en la Gita era precisamente establecer a Duryodhana como rey. rt Día de la celebración del aniversario de Krishna. 79 El lugar donde se desarrolla la batalla a la que se alude en la Bhagavad Gita. 80 Literalmente, «canto a la acción». 81 Alusión a un episodio del Mahabharata. 82 Grupo social de la región de Karnataka, formado por unos tres millones de personas; comen carne y toman bebidas alcohólicas. ** Bhakta es el que sigue el camino devocional o bhakti. " Jñani es el que sigue el camino del conocimiento o juana. 85 Karma significa literalmente «acción». Devoción, conocimiento y acción son las tres vías tradicionales dentro del hin-

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duismo. La Gita propone, básicamente, la vía de la acción. 86 La Gita es, en realidad, una parte del Mahabharata. 87 El primer libro del Mahabharata. 88 Pequeño utensilio para la higiene nasal. 89 Rey eminente y virtuoso, suegro de Rama. 90 Normalmente, la renuncia a la acción. " Véase n. 32 9! Control de la respiración. 93 Las posturas corporales específicas del hatha-yoga. 94 Véase n. 7. ss Independencia nacional. * Grupo evangélico, muy activo en la India en vida de Gandhi, que desplegó una gran actividad proseliüsta. " El llamamiento publicado por la Church Missionary Society of England, del que se reprodujeron extractos en el número de Harijan correspondiente al 26 de diciembre de 1936. (N. delE.) 98 Véase n. 4. 99 Las Leyes de Manú, antiguo texto jurídico hindú. 100 Véase n. 52. "" Devota de Visnú. 102 Casta. 1