10. Accidentes de La Vid

ACCIDENTES DE LA VID Flavio Columela @ ver. 3.0 ACCIDENTES DE LA VID 1. CLASIFICACIÓN. ACCIDENTES CLIMÁTICOS. ALTAS TEMP

Views 134 Downloads 1 File size 3MB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

ACCIDENTES DE LA VID

Flavio Columela @ ver. 3.0 2

ACCIDENTES DE LA VID 1.

CLASIFICACIÓN

3

2.

ACCIDENTES CLIMÁTICOS

ALTAS TEMPERATURAS Una de las características más destacables de la vid es su resistencia a las altas temperaturas, el tipo de conducción favorece esa resistencia proporcionalmente a las formaciones y podas más cortas. En términos generales los efectos del calor obedecen a los síntomas y efectos mostrados a continuación:

4

BAJAS TEMPERATURAS: LAS HELADAS En primer lugar conviene recordar las definiciones que sobre la helada y temas relacionados con ella se deben considerar en nuestra lengua. Estas definiciones han sido extraídas del Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española que define los siguientes términos: Helada Congelación de los líquidos producida por la frialdad del tiempo. Helar 6. Hablando de árboles , arbustos, plantas o frutas. secarse a causa de la congelación de su savia y jugos, producida por el frío. 1. Congelar, cuajar, solidificar por la acción del frío un líquido. Blanca Sinónimo de helada. Escarcha Rocío de la noche congelado. Escarchar Congelarse el rocío que cae en las noches frías. En la definición de helada y según diversos autores debemos diferenciar entre el concepto meteorológico de helada definida como: Descenso en la temperatura del aire igual o inferior a OºC y el concepto agronómico de helada definida como: Descenso térmico capaz de causar daño a los tejidos vegetales e incluso su muerte; y añaden: En este sentido es decisivo el estado vegetativo de la cepa, su sanidad, su desarrollo, su edad, etc. En segundo lugar consideramos importante recordar algunos conceptos, mecanismos y una clasificación de los tipos de heladas. En este sentido debemos mencionar las siguientes observaciones: Las bajas temperaturas siempre son desfavorables, salvo casos muy concretos como la inducción floral, la pre-germinación de las semillas, la ruptura de la latencia y la conservación de estructuras, para las plantas. En realidad incluso en determinadas fases del desarrollo como es la maduración períodos prolongados a bajas temperaturas (simplemente por debajo de los 10ºC) pueden tener efectos fisiológicos irreversibles. 5

1)

Heladas de primavera.

Son las más problemáticas y de mayor incidencia y daños en nuestro país. Estas heladas afectan a la vendimia anual y sólo ocasionalmente producen daños intensos en las cepas , pero a las que sí afectan en su ciclo vegetativo anual. Cuando estas heladas son precoces afectan a yemas y sarmientos y sus efectos se hacen manifiestos a temperaturas inferiores a -1 ºC. Cuando la brotación de las cepas está más adelantada, las cepas son extremadamente sensibles y las heladas hacen su aparición con temperaturas reales en los tejidos de –0,5ºC, incluso durante períodos muy cortos. En la cierna se ha constatado, especialmente cuando ha existido con anterioridad un período cálido , que haya acelerado el crecimiento y éste haya sido precedido por un estiaje especialmente seco, que los tejidos son sensibles a –0,2ºC. En estos casos son afectadas las yemas, la extremidad de los ramos, que se deshidratan, se curvan y se necrosan, las inflorescencias, tanto sus flores como su raquis, y si ya se ha producido el cuajado, los granos del exterior de los racimos también resultan claramente dañados. Cuando las temperaturas alcanzan los -3ºC se producen daños muy intensos que afectan a las cepas, se produce una pérdida total de brotes y yemas movidas. Si existen, también se pierden las inflorescencias y racimos. Estas temperaturas pueden llegar a ser trágicas si siguen, como ya se ha mencionado, a períodos calurosos y de crecimiento rápido, y si las cepas no están adecuadamente nutridas hídricamente, cosa que suele suceder en muchas de nuestras zonas vitivinícolas. En estos casos la humedad ambiental elevada, el cielo cubierto y que no se hayan realizado labores recientemente suele moderar la incidencia de las heladas. En las heladas de primavera debemos distinguir, atendiendo a su mecanismo y a sus efectos específicos entre: 1.1.- Heladas por irradiación o heladas blancas. Consecuencia de la pérdida de calor del suelo y enfriamiento de su entorno próximo. 1.2.- Heladas por advección o por acción de masas de aire frío a temperaturas inferiores a 0ºC. También llamadas heladas negras. 1.3.- Heladas mixtas, originadas por simultaneidad de ambos mecanismos anteriormente mencionados. 6

En las heladas debe tenerse en cuenta que existe una clara sensibilidad diferencial de las distintas variedades relacionadas con la evolución de su ciclo anual y con sus características de brotación. En este sentido se viene trabajando en la inducción de resistencias al frío, en la selección de clones más resistentes a las heladas de primavera y en la mejora genética por hibridaciones y por ingeniería y manipulación cromosómica en la generación de resistencias marcadas. 2)

Heladas de otoño.

En general aceleran la caída de las hojas y afectan con distinta intensidad según las temperaturas que se alcancen. Con temperaturas por debajo de los -2,5ºC: - Los brotes aún tiernos se marchitan irreversiblemente. - Hay marcadas pérdidas del follaje, las hojas se secan y se caen precozmente. - Los sarmientos agostan mal y de forma incompleta . - Al afectarse los pedicelos parte de los granos de los racimos se desprenden . Con temperaturas por debajo de -3,5ºC: - Se hielan los granos que se deshidratan. Las heridas que se producen facilitan los ataques tardíos de podredumbres del racimo. Las vendimias procedentes de cepas con granos helados toman un especial y desagradable sabor como a recocido. Con temperaturas inferiores a -6ºC: - Se produce rotura del líber y se deterioran las yemas que deberían brotar en el período vegetativo siguiente . - Si estas temperaturas se alcanzan antes de la vendimia ésta puede perderse totalmente. Este tipo de heladas afectan menos a cultivares de agostamiento precoz y a cepas injertadas sobre patrones poco vigorosos pero pueden tener consecuencias graves en plantaciones jóvenes. Pueden dañar también muy seriamente las parcelas de enraizamiento y de injertos de los viveros. 7

3)

Heladas de invierno.

Las cepas , en invierno, son bastante resistentes al frío, en nuestro país, sólo cuando se alcanzan temperaturas por debajo de los -15ºC, las yemas invernantes y el líber de los pulgares ya podados o los sarmientos de las cepas antes de la poda comienzan a sufrir daños. Incluso a estas temperaturas pueden resultar afectados los brazos de algunas de las cepas. De todas formas debemos tener en cuenta que las cepas jóvenes son más sensibles, ya que los daños en sus órganos empiezan a detectarse a partir de -11 ó -12ºC. Estas heladas afectan más intensamente a los sarmientos más vigorosos de las cepas, a los menos agostados y en general incide más sobre las cepas que tienen menos reservas. También son más sensibles las cepas cuyo estado fitosanitario no ha sido adecuado y su agostamiento y retirada de reservas no ha sido completo o adecuado. Estos fríos se ceban especialmente en las cepas que han sufrido sequías reiteradas durante varias campañas. Entre las medidas de control consideradas como adecuadas para evitar este tipo de heladas deben tenerse en cuenta las siguientes especificaciones: - Se debe asegurar el buen agostamiento de la madera de las cepas, evitando los ataques tardíos de parásitos a las hojas, adecuando la fertilización, y si es posible evitando la sequía extrema. - El suelo debe estar bien drenado y aireado. En este sentido las labores de invierno deben considerarse como adecuadas en este sentido. El suelo cubierto por vegetación o por mantenimientos específicos que pueden generar una cámara de estancamiento del aire aumenta los efectos de las heladas. - Según las zonas puede ser muy adecuado retrasar la poda al máximo, y si es posible practicar la pre-poda de forma habitual, ejecutando la poda definitiva después de los fríos más intensos del invierno. Una práctica recomendable , en general tras las heladas y si no existe peligro de repetición del mismo fenómeno es suprimir la madera dañada pensando siempre en las yemas de sustitución que permitan regenerar los pulgares dañados. En determinadas ocasiones pueden intentar establecerse medidas activas de protección, que pueden ser de protección directa de las cepas , especialmente de las más jóvenes aporcando sus troncos, mediante aporte de tierra, etc. , o que afecte a toda la parcela , lo que suele ser sólo posible en casos de uva de mesa o en localizaciones muy específicas. 8

PEDRISCO Y GRANIZO El pedrisco y el granizo son unos de los accidentes meteorológicos que más daños pueden producir en nuestros viñedos. Este fenómeno con incidencia periódica y con efectos locales o zonales, más o menos amplios, pero reiterados, y por desgracia casi habituales en muchos puntos de nuestra geografía vitícola puede tener, no sólo la adecuada previsión, basada en la detección de su formación que, por otra parte, puede ser muy rápida, sino también una cierta corrección basada en su destrucción parcial o al menos en la eficiente disminución del tamaño de las “piedras" que se forman, tamaño éste que es decisivo en el daño que producen estos fenómenos. Sin entrar tampoco en los mecanismos de formación del granizo, sus tipos y evolución en el interior de las nubes, debemos recordar que los fragmentos o «piedras» de hielo se producen a niveles altos de la atmósfera cuando las nubes de evolución existentes tienen zonas con isotermas muy frías que suelen producirse cuando, como consecuencia del ascenso rápido de las masas de aire muy caliente formado en contacto con el suelo, estas masas se enfrían adiabáticamente, originándose pequeñas gotas de agua subfundida que van creciendo de tamaño por coalescencia cuando no existen los suficientes núcleos o partículas de condensación, por lo que los cristales de hielo formados van creciendo rápidamente de tamaño originando el granizo, que puede llegar a ser de dimensiones considerables y que hace que, aunque este fenómeno sea muy problemático siempre, cuando su tamaño varía entre el de una almendra y un tomate o incluso mayor llega a ser de efectos devastadores y dramáticos. Los daños, si la granizada o pedrisco son intensos, de alto tamaño y con fuerte velocidad de caída o duración y, por supuesto, dependiendo del momento del ciclo vegetativo de las cepas, pueden ser gravísimos y alcanzar no sólo el 100% de la cosecha, sino que pueden también deteriorar gravemente las cepas, dejando en ellas secuelas de un año o más llegando a comprometer su viabilidad o produciendo incluso su muerte, al menos en majuelos recién injertados o en cepas debilitadas por alguna otra causa como enfermedades, heladas o sequía. En la clasificación de daños que pueden producir el pedrisco y el granizo debemos considerar al menos los siguientes factores: 9

a)

Momento del ciclo vegetativo de las cepas en la zona en que se produzca la granizada, se diferencian:

a-1) Granizadas invernales, que según la época concreta del período de latencia de las cepas y dependiendo de su lignificación dañará más o menos a los sarmientos, pudiendo llegar a producir grandes lesiones, que al afectar al cambium, deteriorarán gravemente la madera, llegando a comprometer la brotación de las cepas. Estos daños pueden producirse tanto antes como después de la poda, siendo, normalmente, más problemáticos en este último caso, ya que al ser masacradas las yemas dejadas en la poda, que suelen ser pocas, éstas ya no tienen posible sustitución ni existe ninguna corrección en la planificación de la formación de la cepas, ya que ésta ha sido ya realizada. En ocasiones las cepas pueden llegar a no brotar o, en su caso, pueden producirse brotaciones de yemas latentes que, desde luego, no suelen ser fértiles, pero que al menos permiten la reconstrucción futura de las cepas dañadas. a-2) Granizadas tras el desborre de las cepas y cuyos daños también dependerán del estado fenológico concreto de las cepas afectadas pudiendo producirse pérdida de yemas o rotura y caída de pámpanos jóvenes, si éstos han empezado ya a desarrollarse. Si la brotación está más avanzada pueden quedar destrozados los racimos o las inflorescencias, si aún no se ha producido la cierna o el cuajado. Cuando las granizadas tienen lugar en estos momentos también pueden resultar afectados los sarmientos en desarrollo, los pulgares y varas dejados en la poda, o incluso los brazos de las cepas. En las granizadas producidas en esta época, y como consecuencia de los daños mecánicos y heridas producidas , pueden ocurrir auténticas explosiones de distintas patologías fúngicas y bacterianas de las ya mencionadas en otros trabajos y artículos anteriores. a-3) Pedriscos en pre-vendimia. Estos pedriscos suelen producirse a finales del verano o a principios de otoño, en cuyo caso también afectan a las producciones de cultivares tardíos , y suelen ser por su gravedad e intensidad los más perjudiciales para nuestros viñedos.

10

b)

Edad y tipo de plantación a la que afecta el pedrisco ó granizo. En este sentido debemos diferenciar.

b-1) Viñedos en producción. Siendo también diferenciables, en este caso, los daños en uva de mesa, que suelen ser de pérdida total, y en uva para transformación que, aunque también puede ser incluso del 100%, estos daños dependerán mucho del momento concreto e intensidad de la pedregada o granizada, y que si la maduración ya es adecuada, aún pueden vendimiarse, si se hace rápidamente, algunos racimos. b-2) Majuelos recién plantados o recién injertados o que aún sean muy jóvenes. En estos casos los daños también pueden ir desde la pérdida completa de las plantaciones, pasando por daños que no permitan la adecuada formación de las cepas y que arrastrarán las plantaciones para siempre a daños porcentualmente bajos, pero que siempre dañarán la sanidad de las plantaciones, ya sea de forma aguda y grave o retardada en el tiempo y que también afecta a la viabilidad y duración de las plantaciones, y que muchas veces no es ni considerada, ni mucho menos valorada, en su dimensión real. b-3) Plantaciones de barbados y cepas madres de viveros de vid En estos casos las granizadas pueden ser una auténtica hecatombe para el sector que, en el mejor de los casos, no podrá o no deberá ofertar las plantas dañadas al no cumplir éstas los exigibles requisitos de calidad, y que, desde luego, pueden llegar a producir la pérdida total no sólo de las plantas preparadas para la campaña, sino también comprometer las producciones viverísticas del año siguiente si el pedrisco o el granizo afectan a las cepas madres. VIENTO Y RAYOS Los daños por viento varían según su naturaleza e intensidad, los vientos fuertes producen el desgajado de los pámpanos y desgarraduras del limbo de las hojas y combinados con altas temperaturas producen graves desequilibrios de absorción/transpiración. Los vientos marinos, cuando son intensos, llevan partículas de sal que producen quemaduras en la vegetación, sobre todo en los bordes de las parcelas, esto se comprueba apreciando el sabor de las hojas desecadas. Los daños por rayos producen en el viñedo daños localizados en círculos que se extienden a lo largo de las filas y siguiendo los alambres. Los entrenudos de los sarmientos quedan oscurecidos y la médula queda separada del diafragma. 11

3.

ALTERACIONES POR CAUSAS FISIOLÓGICAS

CORRIMIENTO Se denomina así al hecho de que las flores de la vid no se transformen en frutos, perdiéndose desde su iniciación o en su desarrollo, en mayor o menor proporción, y a causa de una floración o fecundación desfavorables. Se denomina tasa de cuajado al número relativo de bayas que quedan en el racimo en relación al número de flores de la inflorescencia, siendo siempre bastante baja, incluso en ausencia de corrimiento. Las causas que pueden motivar el corrimiento son muy variadas, pudiendo ser agrupadas en distintos tipos en función de los defectos o tipos de agentes que lo producen.

12

ENROJECIMIENTO Esta alteración se evidencia por un enrojecimiento de las hojas adultas, a partir de un diente, progresando más tarde entre los nervios, para terminar necrosándose a partir del punto de iniciación. Al estar las hojas faltas de clorofila, el agostamiento de los pámpanos es incompleto y con una defectuosa maduración de las bayas, presentándose los racimos anormalmente alargados. La causa de dichas alteraciones se encuentra en la interrupción de la traslocación de azúcares elaborados en las hojas y a su acumulación en las células del limbo, debido al bloqueo de la circulación de la savia elaborada. Las alteraciones también se producen o agravan por deficiente absorción de elementos minerales, especialmente de K, indispensable para dicha traslocación de azúcares. La corrección del enrojecimiento corresponde a una reconstitución de las reservas de la planta, mediante la disminución de la carga e incremento de la nutrición mineral, a base de sales potásicas en abonado o por vía foliar. DESECACIÓN DEL RASPON Es característica la aparición de pequeñas manchas, la mayoría de las veces marrones o negruzcas en el pedúnculo del racimo, que terminan por rodearle y necrosarse más tarde, con lo que interrumpe la circulación del agua y elementos nutritivos, dando lugar a la desecación del mismo y de las bayas, sin causa aparente de hongos y virus. El análisis de pedúnculos enfermos pone en evidencia un porcentaje menor de Ca y Mg y un exceso relativo de potasio, que en los pedúnculos sanos. Las relaciones:

K/Ca K/Mg y K/(Ca+Mg)

son más elevadas en los racimos enfermos que en los sanos. Esta apariencia de desequilibrio entre estos elementos se confirma con pulverizaciones de Ca y Mg, tras los cuales se observa una clara tendencia retrasar la evolución de la enfermedad. 13

TILOSIS La presencia de tilos en los vasos conductores de las plantas, trae como consecuencia una dificultad de circulación de la savia que da lugar a un decaimiento de las cepas, agravar los efectos del marchitamiento e incluso en casos graves comprometer la supervivencia de las mismas. En general el número de tilos es pequeño, pero hay especies que lo muestran frecuentemente. Para que se formen los tilos es necesario que las células de los vasos que los soportan estén vivas y que sean muy turgescentes, de manera que se produzca una diferencia de presión osmótica importante con los mismos. La pared que separa el vaso de una

célula vecina está constituida solamente por la lámina media y la membrana primaria, formando un conjunto elástico susceptible de formar hernias en aquellos. PARDEADO Se manifiesta particularmente en las hojas de la base de los pámpanos con manchas pardas en los limbos expuestos al sol y como consecuencia de un exceso de cosecha en relación con la capacidad fotosintética del follaje, dando lugar a la distribución anómala de los azúcares. HERBICIDAS Corresponde a esta categoría a los tratamientos inadecuadamente excesivos o arrastrados por el viento de otros cultivos limítrofes. Pueden comprometer seriamente la producción del año y el futuro del cultivar. 14

4.

ALTERACIONES POR ELEMENTOS DEL SUELO

SALINIDAD Siempre que se trabajan tierras con una mayor o menor riqueza en cloruro sódico, se consideran salobres, lo que se va acentuando a medida que se van desecando, en los años de escasez de lluvias. Los síntomas son la desecación de las hojas más adultas y próximas al pie. Si el caso se agrava, la desecación es progresiva y puede impedir la vegetación normal y la maduración de las uvas en forma satisfactoria. El proceso es el siguiente: 1.º Excesiva salinidad del agua del suelo en cloruros. 2.º Elevación de los cloruros, debida a la sequía. 3.º Menor absorción de agua debida a la alta concentración en sales de la misma y a la mutilación que esta salinidad ocasiona en las raíces pequeñas o pelos absorbentes. Cuando existen quemaduras en las hojas, se encuentra cloro en los órganos de la planta en cantidades más elevadas de lo normal. La aparición de estos síntomas se observa ya a partir de una concentración de 1/10 000. La vid no resulta perjudicada por los elementos salinos, pero sí por los que contienen cloro. Entre las diversas cepas de portainjertos, los Riparia mueren a partir de 4/10000. El Rupestris de Lot resiste hasta 7/10000. El Aramon Rupestris resiste hasta 8/10000. El Solonis puede resistir bien 15/10000 de sal. La Vitis Vinifera resiste bien 20/10000 de sal. Lucha contra la salinidad Un principio fundamental en la lucha contra la salinidad es la perfecta nivelación del suelo, con objeto de eliminar las partes bajas. En las cercanías del mar debe haber, por lo menos, un metro de terreno arenoso sobre el nivel del mar, una vez nivelados los terrenos. Las tierras arcillosas pueden curarse con el cultivo del arroz durante varios años, con un continuo abonado que aporte potasa en forma de sulfato. Nunca a base de cloruros. Una vez ya plantado el viñedo es muy conveniente, si ello es posible, inundar los terrenos arcillosos durante el invierno. En pocos años, si existe un buen desagüe, estas tierras estarán liberadas de la salobridad. 15

SEQUIA El agua debe estar disponible de forma más o menos continua para la vid, al menos en determinados momentos clave de su ciclo vegetativo, que concretamente en las cepas son: - los momentos de máximo crecimiento de los sarmientos, - los períodos próximos a la cierna (dos semanas antes y una posterior), - las dos/tres fases de máximo crecimiento de las bayas (es decir en el tamaño próximo a guisante de los granos, en el envero y en el período intermedio entre ambos), que se ajustan a una gráfica de tres máximos sucesivos con el central menos marcado. Aunque la vid sufre como cualquier otra planta los efectos de la sequía, si el suelo es capaz de almacenar agua, la disponibilidad del agua en los períodos en que la planta más la necesita quedan cubiertos, pues las cepas son capaces de retrotraer perfectamente sus necesidades mínimas en el tiempo durante su ciclo anual o incluso más de un ciclo pero si realmente el suelo no dispone o almacena la mínima agua necesaria para las vides, las plantaciones se dañan, estos daños pueden gradarse perfectamente en una serie de apartados, que pueden resumirse de la siguiente forma : Primero: Las plantaciones se resienten y las producciones del año descienden notablemente al no cuajar adecuadamente los racimos. Disminuye mucho el peso real de la vendimia. Segundo: La diferenciación floral se reduce con lo que disminuye la fertilidad y la capacidad productiva del año siguiente, comprometiéndose también los sucesivos ciclos productivos. Tercero: Disminuye drásticamente el crecimiento anual de las cepas tanto en su velocidad que se retrasa enormemente ya desde el desborre, como en su desarrollo final. Cuarto: Disminuye el calibre (importantísimo en uva de mesa) y la calidad de los mostos. Quinto: Se compromete la formación de nuevas estructuras y disminuye mucho el calibre (grosor) de los sarmientos y por tanto de los pulgares y formaciones a dejar en la poda del año. Se reduce también la expansión del sistema radical y se forma menos barbada anual (menos radículas o raicillas de absorción) . Sexto: Se compromete la viabilidad de las cepas. Es decir las cepas llegan a morir. 16

17

EXCESO DE AGUA Un exceso de agua durante la fase de crecimiento retrasa el envero y, por lo tanto, el inicio de la maduración, acortando ésta. Igualmente, un exceso de humedad pasado el envero aumenta el tamaño de los granos, pero los hace acuosos, pobres en azúcar y más ricos en ácidos, retrogradando la maduración alcanzada. 18

EXCESO DE CALIZA

Resistencia a la caliza

El contenido calizo del suelo es esencial y determinante para el buen desarrollo de la vid, no solo para una buena absorción de nutrientes mediante la adecuada formación del complejo arcillo-húmico, sino para la posterior producción de vinos equilibrados en su composición mineral y adecuada acidez. Si bien la caliza, y en concreto la caliza activa, debe presentar niveles adecuados, un exceso de esta revierte en bloqueos y problemas de absorción por alta alcalinización si no se mantienen convenientemente. El resultado de tales desequilibrios son las clorosis, especialmente las férricas, y el comienzo de la prevención surge a la hora de elegir el portainjerto adecuado a las concentraciones propias del terreno.

La caliza activa se define como la fracción de carbonatos de tamaño inferior a 50 μm. Por su gran superficie relativa es fácilmente soluble en agua cargada de CO2, enriqueciendo la solución del suelo en iones bicarbonato, lo que implica estar asociado a los problemas de clorosis férrica. El valor de la caliza activa no siempre resulta suficiente para evaluar los riesgos de clorosis férrica. Se ha comprobado que se obtienen mejores correlaciones haciendo intervenir, además de la caliza activa, el hierro extraíble con EDTA, para calcular el índice de poder clorosante. IPC = caliza activa (CO3Ca/Fe2)% x 104 Feext mg/kg 19

5.

ESTADOS CARENCIALES

LA CLOROSIS Este accidente se conoce por la pérdida del color verde de las hojas. Aparece ya en primavera y mientras dura la vegetación. Raramente desaparece cuando hace su aparición. Generalmente la clorosis se debe a exceso de cal en la tierra donde vegetan los viñedos y a desequilibrios nutritivos que tienen parte activa en la formación de clorofila. La insolubilización de algún elemento indispensable provoca también la clorosis. En el cultivo de la vid sólo tiene importancia capital la falta de hierro en terrenos calizos. El empleo de pies americanos, como consecuencia de la filoxera, es también motivo frecuente de que la clorosis se manifieste. Con el uso de los pies americanos se observó claramente esta enfermedad. Las vides europeas no habían sufrido nunca esta enfermedad. La clorosis se manifiesta, en general, en zonas de la cepa dispersas e irregularmente atacadas. Se reconoce porque su coloración se transforma en amarillo pálido, a excepción de las nerviaciones que se mantienen verdes. Los extremos de los sarmientos son los primeros en manifestar esta enfermedad. En casos graves todas las hojas se van desecando, proceso éste llamado «coltis» por los franceses. La ausencia de clorofila provoca, indirectamente, el agotamiento de reservas. La falta de magnesio produce efectos muy parecidos pero con unas características peculiares. Hay circunstancias que favorecen esta enfermedad, que van ligadas a las variaciones climáticas del año. En años secos y cálidos es muy raro que se den manifestaciones de clorosis en los terrenos calcáreos. En cambio, en años húmedos y lluviosos vemos que aparece ya en la primavera, cuando empieza el calor, aunque en zonas dispersas y raramente en el conjunto del viñedo. Todo lo que provoca una disminución de las reservas de las cepas, como el injerto sobre el terreno, la poda precoz, el mildiu, las heladas tardías, el pedrisco, la sobreproducción, así como todo lo que acelera la velocidad de crecimiento o de transpiración, pueden agravar la clorosis. La juventud del viñedo es también causa, algunas veces, de la aparición de esta enfermedad. Las labores profundas ejecutadas con frecuencia, al cortar las raicillas, debilitan la vid, activan el calcio y dificultan la acción del hierro por oxidación del mismo. En estas tierras se pueden contrarrestar estos malos efectos, ejecutando labores superficiales; las indispensables para mantener limpio el suelo. 20

21

22

23

DAÑOS POR PEDRISCO EN BAYAS (arriba) MICROFOTOGRAFIA DE TILOSIS EN VASOS (abajo)

24