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TEORÍA Y CR~TICALITERARIA VILLANUEVA Director: D A R ~ O

Paul ~umthor

Introducción a la poesía oral Versión castellana de M.' Concepción Garcia-Lomas

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Taurus Humanidades

Titulo original: Inlroduction ri la poisie orale o 1983, Éditions du Seuil

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1991, de la traducción, M.Toncepción Garcia-Lomas 1991, Altea, Taurus, Alfaguara, S. A. Juan Bravo, 38. 28006 Madrid ISBN: 84-306-0182-1 Depósito Legal: M. 101-1991 Printed in Spain

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Disefio de cubierta: Zimmermann Asociados, S. L Todos los derechos reservados. Esta publicacián no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte. ni repistrada en, o transmilida por. un sistema de recuperaei6n de iniormacián, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánim. fotoqulrnico, electrónim. magnético, eleelraóptim, por fotompia. o cualquier otro, sin el permiso previo por escrita de la editorial.

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l . Presencia de la voz

Puede parecer irrisorio escribir un libro sobre la voz. Más aún cuando fue una lectura la que lo inspiró, cristalizando las interrogaciones e intenciones dispersas que desde 1975 aproximadamente me incitaban a esta empresa. Me estoy refiriendo a la hermosa obra de Ruth Finnegan Oral Poetry, que apareció en 1977 y que se completó un año después con una rica antología. La seiíora Finnegan ponia punto final a medio siglo de investigacioues sobre las tradiciones poéticas orales que Se observaron aqui y allá por todo el mundo. Situaba este ensayo de síntesis desde una perspectiva propia, desde los años cuarenta hasta la escuela anglo-americana de los Chadwick, Bowra, Lord y, bajo su influencia, a alemanes como Bausinger: aquella incluso (ajena a la mayor parte de los franceses, más preocupados del formalismo o de la historia) en la que parecían converger hacia el mismo centro de perspectiva la antropología y los estudios literarios. La autora de Oral Poetry describe hechos y situaciones, reagrupándolos según diversas clasificaciones externas; se niega a teorizar. Por otra parte, pone de relieve las formas poéticas vinculadas de forma directa o indirecta a las tradiciones antiguas y a las culturas preindustriales. De este modo se ha fijado un marco que, de entrada, me ha hecho sentir la necesidad de flexibilizar, quizá de romper. En efecto, las preguntas que me había formulado (inicialmente, a propósito de la civilización medieval) exigian una serie de respuestas teóricas, así como una superación de las divergencias culturales. Nos falta una poktica general de la oralidad*, que serviria para acoger a las investigaciones particulares y

* La palabra -oralidad.> traducida de la palabra francesa *oralit6., se refiere en este libro al ,'carácter oral» de la poesia. [N. de la T.]

unas nociones operacionales aplicables al fenómeno de las transmisiones de la poesía por medio de la voz y la memoria, con exclusión de cualquier otra. Lo que enseñaría esa poética se encontraría subsumido por una pregunta fundamental: ¿existe una poética oral específica? Mi única ambición es esbozar aquí una posible respuesta. Lo de menos son los textos individuales y concretos que presento para su análisis; lo que importa son los caracteres mismos que los definen como recibidos sin intervención de la escritura. En cambio, me he esforzado porque no me abandonara en ninguno de estos capítulos el sentimiento de lo que es la voz humana y de lo que ella implica: esa incongruencia entre el universo de los signos y las fuertes determinaciones de la materia; esa emanación de un fondo mal discernible de nuestras memorias, esa ruptura de las lógicas, esa dehiscencia del centro del ser y de la vida ... cuya historia hay que racionalizar, al margen de toda exaltación inmntrolada. El simbolismo primordial integrado al ejercicio fónico se manifiesta, eminentemente, en el empleo del lenguaje, y es ahí donde arraiga toda poesia. Sin duda, voz y lenguaje constituyen para el analista unos factores distintos de la situación antropológica. Pero una voz sin lenguaje (el grito. la vocalización) no está suficientemente diferenciada como para explicar la complejidad de las fuerzas reivindicativas que la animan; y la misma impotencia afecta, de otra forma, al lenguaje sin voz que es la escritura. Por eso nuestras voces exigen a la vez el lenguaje y gozan con respecto a él de una libertad de uso casi perfecta, puesto que culmina en el canto.

A nadie se le ocurriría negar la importancia del papel que representaron las tradiciones orales en la historia de la humanidad; las civilizaciones arcaicas, e incluso hoy en día muchas culturas marginales, sobrevivieron únicamente, o principalmente, gracias a ellas. Nos es más dificrl imaginárnoslas en términos no históricos y especialmente convencernos de que nuestra propia cultura está impregnada de dichas tradiciones y le sería muy dificil subsistir sin ellas. Y, sucede lo mismo con la oralidad de la poesia: se admite la realidad como una evidencia mientras se trate de etnias africanas o de la América india, pero necesitamos hacer un esfuerzo con la imaginación para reconocer ia presencia entre nosotros,de una poesia oral bien viva. Un ejemplo entre varios: según Le Marin del 16 de abril de 1981, cada año se componen en Francia diez mil canciones para tres mil cantantes profesionales y -,

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cuya grabación produce cientos de discos ... A pesar de la elocuencia de tales cifras, la mayoría de los poetas las ignoran. En efecto, hace ya mucho tiempo que, en nuestras sociedades, se ha extinguido la pasión por la palabra viva, expulsada progresivamente de