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Títuío del original inglés: YIN & YANG

CONTENIDO

Traducido por: RAFAEL LASSALETIA

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1 © ]. C. COOPER, 1981. © 1983, EDAF, Ediciones-Distribuciones, S. A. Jorge Juan, 30. Madrid. Para la edición en español por acuerdo con THE AQUARIAN PRESS LIMITED. WELLINGBOROUGH, NORTHANTS-ENGLAND.

Págs.

INTRODUCCION

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l. EL YIN Y EL YANG

17

- 11. LO CICLICO Reservados todos los derechos. Ninguna pane de este libro puede ser reproducida en cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopiadoras, grabadoras sonoras, etcétera, sin el permiso escrito del Editor.

Ill. EQUILIBRIO Y ARMONIA ................................. ··········--········

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IV. LO INOFENSIVO Y LA NO VIOLENCIA ......................_:........

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V. EL YIN Y EL YANG EN LA NATURALEZA VI. EL ·I CHING: EL LIBRO DEL CAMBIO» VII. CONCIENCIA VIII. EL TERCERO RESOLUTORIO IX. LO UNO EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS l. S. B. N.: 84-7166-892-0 Depósito Legal: M-24802-1983

X. CONOCIMIENTO XI. TAOISMO E HINDUISMO XII. TAOISMO Y BUDISMO

IMPRESO EN ESPAÑA

FUR, S.A., Ctra. de Paracuellos a Belvis, Km. 0,3. Madrid

so 66 74 82 88

97

102 110

XIII. TAOISMO Y ZOROASTRISMO

117

XIV. EL TAOISMO Y LAS RELIGIONES MONOTEISTAS

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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS, POR CAPITULOS PRINTER IN SPAIN

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RECONOCIMIENTOS

Mi agradecimiento a Francis Clive Ross por su amabilidad al conceder permiso para reimprimir el Capítulo 5, que apareció en Studies in Comparative Religion, otoño de 1975, con el título de « The Symbolism of the Taoist Garden>>.

Encontramos la polaridad, o la acción y la reacción, en toda la naturaleza: en lo oscuro y lo luminoso, el calor y el frío, el flujo y reflujo de las aguas, lo masculino y lo femenino, la inspiración y expiración de las plantas y animales, en la ecuación de la cantidad y calidad de los líquidos de los cuerpos de animales ... Un dualismo inevitable divide en dos la naturaleza, de modo que cada cosa es una mitad y sugiere la otra mitad para formar la totalidad ... , y así como el mundo es dual, también lo es cada una de sus partes. Todo el sistema de cosas está representado en cada partícula ... El mismo dualismo subyace en la naturaleza y condición de hombre. Todo exceso es causa de una insuficiencia; toda insuficiencia lo es de un exceso. Todo dulce tiene su parte agria; y todo mal su parte buena.

R. W. EMERSON.

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111. EQUILIBRIO Y ARMONIA

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¡ La vida, como dice Chuang Tzu, debe ser «la armonía combinada del yin y el yang». En el tiempo de los sabios de la antigüedad se decía que la armonía perfecta era lo que se expresaba en el Li Chi o Libro de los Ritos, del modo siguiente: Cuando predominaba el gran Tao todo el mundo era una comunidad. Los hombres de talento y virtud eran elegidos para conducir al pueblo, sus palabras eran sinceras y cultivaban la armonía. Los hombres trataban p. los padres de los otros como a los suyos y acariciaban a los hijos de los otros como a los suyos. Se hacía una apropiada provisión para la vejez hasta la muerte, se proporcionaba trabajo a los que tenían capacidad para realizarlo y educación a los jóvenes. Se mostraba amabilidad y compasión con las viudas, huérfanos, hombres sin hijos y con los que estaban incapacitados por la enfermedad, de modo que se cuidaba de todos. Para cada hombre había una parte de tierra, para cada mujer una casa. Al pueblo le disgustaba que la riqueza se desperdiciara, pero no la amontonaban para ellos mismos; les disgustaba que sus talentos estuvieran desempleados, pero no trabajaban sólo para sí mismos; de ahí que los planes astutos fueran inútiles y el robo y el bandolerismo no existieran. Las puertas exteriores de las casas estaban abiertas y no se cerraban nunca ... A esto se le llamó «la Edad de la Gran Universalidad». No existía el concepto de comunismo, puesto que este bien universal y la comunidad proporcionaban no sólo bienestar material, sino que mantenían además la libertad individual y la independencia de cada uno para que desarrollara su propio potencial. El equilibrio y la armonía han de encontrarse primero en la unidad más

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pequeña, el individuo, pues en caso contrario los individuos desequilibrados pueden dominar en gran parte, y así lo hacen, los gobiernos del mundo. Las sociedades totalitarias, ya seílll fascistas o comunistas, se inauguran y son regidas por maniacos del poder dispuestos a mantener su mandato mediante astucias, engaños y asesinatos; y tal como se ha dicho, la historia de la humaaidad es en gran parte la historia del poder de lo patológico sobre lo normal. Desear poder sobre los demás es un estado patológico de la mente que se diferencia totalmente del del sabio que desea ver primero al hombre entenderse y gobernarse para producir luego el reino de la benevolencia universal, una condición que define perfectamente el jen chino, que, aunque es difícil de traducir, presupone mucho más que el «hombre», pues significa también el hombre universal, una humanidad que todo lo abarca y que incluye al individuo y su relación con la sociedad, y a la sociedad pagando su deuda con el individuo; la humanidad ideal, que muestra un sentido de compasión y de simpatía con toda la vida; pero esto sólo puede hacerse mediante pequeños grupos. Las organizaciones gigantescas, aunque reivindican a menudo ser universales y democráti~ no son capaces de mantener el contacto individual y pueden estar dominadas y manipuladas por grupos o por una dictadura. El Dr. E. F. Schumacher, en Occidente, y Sri Guru Dutt, en la comunidad Saraswat de la India, ya han advertido de que las grandes sociedades modernas representan una masa sólida que nunca se descompone en grupos pequeños a los que la gente pueda «pertenecen, o a la que puedan volver «para introducir la cordura, el orden y la disciplina en su mente esforzada». En medio de esta deshumauización y desintegración, todos los organismos gigantes utilizan métodos dudosos, si no positivamente faltos de escrúpulos, de manipulación de las masas. La armonía requiere que cada parte cumpla su función particular en relación con la totalidad y que la totalidad se comprometa al bien de cada parte. En un extremo, la sociedad impone condiciones absolutas y el individuo deja de imponar, como en los estados totalitarios que parecen compuestos por hormigas; en el otro extremo están el marginado y el delincuente, que rechaza totalmente las reivindicaciones legítimas de la sociedad en favor de

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un individualismo no programado. Pero el marginado moderno no es en ningún sentido análogo al.eremita ~aoísta que decide abandonar la sociedad urbana. El eremita no eXIge a las otras personas que le mantengan: se mantiene a sí mismo y no rechaza a la sociedad cuando ésta llega a él en la forma de otros filósofos, poetas o discípulos. En el pensamiento griego, particularmente en las escuelas platónica y pitagórica, el «bien» se representaba no simplemente como una moralidad, sino como una proporción y armonía; ello presupone también ley y orden. La armonía no es una respuesta emocional o placentera, aunque el equilibrio emocional sería imposible sin ella, sino una necesidad universal y controlada por la mente que es exacta en sus exigencias y severa en sus repercusiones, con las consecuencias punitivas naturales si se desobedecen las leyes del equilibrio y la armonía. El taoísmo es acusado a veces de anarquía, pero la anarquía es por definición desorden y confusión, mientras que el taoísmo exige obediencia a las leyes de la naturaleza, y las - leyes del hombre sólo pueden ser ignoradas si son contrarias a la naturaleza y, por tanto, a la armonía. Como no hay armonía posible sin relación, la armonía en la naturaleza debe presuponer las Diez Mil Cosas, y el hombre, caído en la esfera de la multiplicidad, es responsable del mantenimiento de la armonía en la vida de acuerdo con la naturaleza y el equilibrio y la relación del yin y el yang. Confucio relacionaba la moralidad con la armonía y con la perspectiva equilibrada del hombre perfecto. «La capacidad de reconocer el paralelo con el propio caso puede llamarse el secreto de la bondad.» Cuando un discípulo le preguntó sobre fa virtud, Confucio respondió: «Consiste en que cuando sales te comportas con todo el mundo como si estuvieras recibiendo a un gran huésped ... y ... no haces a los demás lo que no deseas que te hagan a ti mismo.» 1 } y salido por el otro lado; toda su vida está en equilibrio y armonía, no quiere «estatus}}, esa enfermedad social que es producto de un desequilibrio total en los valores, ni quiere de nada más que lo suficiente. No se esfuerza por tener más dinero del que exigen sus necesidades, ni se persuade de que los lujos son necesidades más allá del punto donde el exceso es la norma y se pierde la simplicidad, y donde la cantidad, no la calidad, se convierte en lo habitual. Exigiendo y tomando mucho, en realidad uno obtiene menos en las relaciones humanas, en la naturaleza o en la tierra; cualquier exceso de exigencia produce retracción, desequilibrio y pérdida. La reciprocidad es esencial; hay que devolver tanto como se toma. Por otra parte, el sabio no es asceta, sólo es alguien que elige vivir simplemente, lo que puede conseguirse en cualquier entorno, ya sea rural o urbano. El ascetismo es por lo menos innecesario; consiste en forzar las tendencias naturales y confunde el autocontrol con la autosubyugación en términos de victorioso y vencido, un .estado que establece la oposición en lugar de la cooperación; es una renuncia violenta en lugar de un suave dejar ir. La mortificación de la carne es probable que produzca también enfermedad corporal y santurronería mental. No hay que someter el cuerpo a prácticas restrictivas innaturales, sino mantenerlo en buen funcionamiento como un apoyo equilibrado a la mente y el espíritu: éste era el objetivo del yoga taoísta. El Tao está en todas partes y es ilimitado. No hay necesidad de buscarlo por senderos estrechos y limitados. Como decía Martín Buber: «Con el ascetismo, el ser espiritual se encoge, duerme, deviene vacío y confuso; sólo con la alegría puede despertar y realizarse hasta que, libre de toda carencia, madura hasta lo divino.}> 3 No hay necesidad de ascetismo y renuncia, puesto que las cualidades indeseables morirán naturalmente cuando cambie el sentido de los valores. Cuando el ser se orienta a la verdadera naturaleza de las cosas, lo falso simplemente desaparece. Pero hay una necesidad:de alegría, los sabios y poetas de Oriente y Occidente están de acuerdo ·en ese punto. «¿Cómo puede calcular uno todas las alegrías? Por

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eso el sabio recorre con el corazón alegre el universo, en el que nada puede perderse porque todo se conserva. Encuentra pronto la buena muerte, la vejez, encuentra bueno su principio y su finah. Esto es lo que describe Maspero como «la cualidad de la alegría mística que caracteriza al pensamiento taoísta}}' y Cree! dice sobre el mismo tema que el taoísta tiene «~na aparente simplicidad que es totalmente engañosa ... y ... una aproximación a lo ridículo que caracteriza siempre lo sublime». 4 Una persona sin sentido del humor sufre de una deficiencia, ·y toda deficiencia es, por definición, una carencia de totalidad y equilibrio. La alegría es una cualidad vital, una experiencia importante, que equilibra la pena de la vida, pero tiene además la ventaja de ser acumulativa. Un refrán chino dice que una pena compartida es una pena partida por la mitad; una alegría compartida es una alegría doblada; y dice también: «Los antiguos buscaban el placer del pueblo así como el de ellos mismos, y de ese modo podían gozarlo.}> La alegría interior surge de una seguridad interna y es un ingrediente esencial de la serenidad, mediante el alivio de las tensiones, el dejar ir del wu-wei y el abandono de las preocupaciones y ansiedades inútiles. Hesketh Pearson decía sobre Osear Wilde: «El gran humorista eleva el sentido común ala poesía, eleva la carga de la vida, libera el espíritu, imparte felicidad, crea hermandad y limpia la mente de hipocresía, pretenciosidad y engaño. Es la principal fuerza civilizadora de la humanidad, el auténtico demócrata e igualitario, detestado y temido por los tiranos y farsantes ... ya sabemos lo que las personas serias han hecho del mundo, pero nunca sabremos lo que harían con él las personas de humor, pues el mundo no será nunca lo bastante inteligente para darles una posibilidad y ellos serían demasiado inteligentes para aceptarla.>} 5 Tagore escribía en la India: «De la alegría brota toda esta creación, con la alegría se mantiene, progresa hacia la alegría y entra en ella.}> 6 Eso es un eco del Chandogya Upanishad: «Brahma es vida, Brahma es yacío ... Alegría, realmente, es lo mismo que el vacío; el vacío, verdaderamente, es lo mismo que la alegría.>> En la situación yo-tú, en el mundó manifiesto, compartir y dar s.on expresiones de alegría en la unidad. La situación dualista de la

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FIG. 6.-a) Yin-yang. Inmutable. Absoluto. b) Yin-yang. Móvil. Relativo.

posesividad ha sido superada y trasmutada en una posesión abierta y satisfactoria en la que cada uno es igualmente poseído en la unicidad, mientras que la posesividad material pone en funcionamiento una ley de disminución de los retornos: se quiere más, el apetito nunca está satisfecho, entra la envidia, el ego se endurece y la alegría desaparece. También hay alegría en la belleza pródiga del mundo natural, que no tiene nada que ver con la utilidad materialista. Como dice Ruskin: «No tienen ningmia relación ... Tú fuiste hecho para el gozo, las cosas más hermosas del mundo son las más inútiles, por ejemplo pavos reales y lilas.» 7 T arribién afirma que «necesitamos ejemplos de personas que dejando a los cielos decidir si han de triunfar en el mundo, deciden por sí mismos que serán felices y han resuelto buscar no mayor riqueza, sino placeres más simples; no una fortuna superior, sino una felicidad más profunda, haciendo de la posesión de sí mismos la primera de las posesiones». No hay búsqueda más absurda que la de la felicidad, pues ésta ha de ser espontánea y surgir desde dentro, desde ese reino del cielo. Como su opuesto, la pena, no tiene vida por sí misma, sino que debe ser el resultado de la conciencia y la aceptación, «una aceptación lírica, casi estática», que Arthur Waley encontraba particularmente ejemplificada en Chuang Tzu. . La felicidad del individuo y la sociedad depende en gran parte del amor, pero no siempre se comprende que para amar a los otros como a uno mismo es necesario empezar con uno mismo. No se puede amar a los demás sin experimentar primero el amor rudimentario de uno mismo y tener un ser integrado al que respetar y amar

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antes de que pueda perderse en el amor universal más amplio. San Agustín mantenía que el tipo correcto del amor empieza con uno mismo (ordinata dilectio) antes de que pueda extenderse a los otros. Después, como los taoístas, indica que ese amor debe ir más allá de aquellos a quien se ama naturalmente, para llegar al amor a los propios enemigos. Aristóteles dice que sólo el hombre sabio es capaz de amarse a sí mismo. «El hombre malo ... , estando siempre en disputa consigo mismo, nunca puede ser su propio amigo.» 8 El misántropo y la persona radicalmente pesimista se vuelve contra sí mismo y «aniquila todo lo que hace»; al mismo tiempo está interesado en su propia destrucción y conservación ... Este deseo es una contradicción que nunca tiene fin.» 9 Ha empezado por odiarse y dañarse, y por tanto sigue dañando a los demás; pero dañarse a uno es dañar a todos, porque el vecino de uno es el ser de uno. Lo importante es la comprensión de la unidad de toda vida, humana, animal y vegetal, y el reconocimiento de una implicación total en ella. «Aquel que ve a todo en sí mismo y en sí mismo a todo, viendo así al mismo Dios vivo en todo, ése, el sabio, ya no mata el ser por el ser.» 'o

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CONCIENCIA

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Incluso aunque esas opiniones las sostengan grupos depcrsonas, seguirán estando en relación con los temperamentos, anrecedentes sociales y limitaciones de cada uno de los individuos delgrupo. La conciencia es un estado impersonal que se halla desprovisto de expectativas de lo que haya de venir y que no está teñido por lo pasado; se permite que el momento presente se despliegue y se presta toda la atención a la cosa-tal-como-es. La conciencia es experiencia directa; no es pensar «sobre» una cosa ni nombrarla, relegándola así a una segunda posición. Lo subjetivo y lo objetivo son estados del mundo dualista y relativo. La conciencia completa los trasciende. «La experiencia directa y la conciencia de la experiencia directa constituyen todo e1 problema.» 1 En un sentido es abandono; es el abandono de las asociaciones, creenciasynociones preconcebidas, de la orientación hacia el ego, de los procesos mentales establecidos y de las «escuelas de pensamiento-; es dejar de esforzarse para estar, así, libres de tensiones, dejando que las cosas sucedan naturalmente, y viéndolas desapasionadamente. Es una respuesta natural y hacia dentro, no una observación desde un punto de vista exterior; debería ser algo tan espontáneo y que formase parte de la vida en tal medida que no fuera obserndo como tal. Pensar «estoy escribiendo estas palabras» es estar fuera. de la experiencia; la absorción completa no deja entrada al pensamiento sobre la función o el resultado. Si decimos «este escenario me parece hermoso»; estamos ya separados de él; absorbido en su belleza soy inconsciente de mí mismo como entidad separada, soy uno con ello y el «YO» deja de existir. La conciencia conlleva la cualidad de la espontaneidad y la simultaneidad, es la respuesta «natural» al mundo que nos rodea, a toda la vida, a las estaciones y a todos los procesos cíclicos y rítmicos del ser y el devenir. La conciencia «responde silenciosamente a todas las condiciones, y sin embargo no está unida a ninguna de ellas.» 2 O como lo expresó W ordsworth en Occidente: es «esa sabia pasividad y ese fructífero equilibrio en el que el alma ve el corazón de las cosas». La conciencia disuelve todos los extremos. Wu Men, quien vivió en Hangchow y murió en el año 1260, decía en su Wu Men Kuan: «Debemos madurar lentamente. Un día descubriremos que

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YIN Y YANG

lo interior y lo exterior es uno, y despertaremoS.>> Esto está de acuerdo con todas las enseñanzas religiosas según las cuales el hombre no regenerado es también el hombre que no ha despertado; lo que se expresa en el «despierta tú que estás dormido». La conciencia es vigilia; una inmediatez mental y espiritual. También supone una complacencia en la vida, alegría de corazón y ligereza de tacto; la pesadez es siempre un impedimento. Este despertar es también una liberación del vínculo de la naturaleza ilusoria del mundo manifiesto; es encontrar la «Vacuidad», el Vacío, Sunyata, que está más allá del pensamiento conceptual y sólo puede comprenderse pasando por los niveles de las verdades relativas y fenoménicas, hasta llegar más allá de ellas. El Vacío no es nihilismo; al contrario, expresa la Realidad Ultima que está más allá de la dualidad, pero que sin embargo es inmanente a todas las cosas. «Cuando me oigas hablar del Vacío, no creas que merefiero a la vacuidad.» 3 Huang-po dice también: «El sol se levanta y brilla en todo el mundo, pero no ilumina el vacío; cuando el sol se pone el mundo se oscurece, pero el Vacío no es oscurecido.» Y Tao-shin, el Cuarto Patriarca, afirma: «Vacío y ser no tienen que ver con el dos. A esto se le llama el Camino Medio. El Camino Medio no puede ser expresado con palabras.» El Camino Medio es más que un camino entre Jos extremos, a los que trasciende y unifica en el Vacío. «Cuando la posibilidad de discriminar ha desaparecido se alcanza el Camino Medio o Sunyata.» La vacuidad no es sinónima de no existéncia. «La Vaciez del universo es capaz de contener a todas las cosas.» 4 El Vacío es lo informe que da lugar a todas las formas manifestadas. Para el taoísmo, de ahí emerge todo y ahí todo retorna; es el Pleroma, en el sentido usualmente aceptado, más una complitud que una «vacuidad»; es el Potenciál, lo finalmente completo. Para alcanzar la iluminación, el despertar, es necesario sobrepasar la .mente racional. Lo racional es derivativo en oposición a lo intuitivo y la conciencia directa; lo racional divide al conocedor y lo conocido, pero lo intuitivo no acepta tal separación. Uno es trans::. mitido, el otro crece naturalmente de sí mismo si se le deja, bien gradualmente o con una iluminación repentina. La razón es necesa-

CONOENCIA

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ria y válida en su propia esfera, pero no es capaz de la suficiencia última, no puede satisfacer todas las necesidades humanas, por lo que cuando haya sido alcanzada una determinada fase deberá ser transcendida mediante el uso de la percepción inmediata. Lo opuesto a lo racional no es necesariamente lo irracional, sino aquello que está más allá de la lógica y el razonamiento objetivo, e incluye todas las potencialidades y el ser del hombre, por lo que deberá incluir, claro está, lo racional antes de haberlo superado. La lógica y la razón tratan todo desde el aspecto de y/o, lo que también es válido en su propia esfera; pero la dirección que toman está determinada por las premisas de las que parten. Einstein mantenía que «el pensamiento lógico puro no puede extraer ningún conocimiento del mundo empírico; todo conocimiento dela realidad parte de la experiencia y termina en ella. Las proposiciones a que se llega por medios puramente lógicos están completamente vacías». La filosofía oriental se interesa en gran medida por encontrar el medio de sobrepasar la mente racional, o liberarse de ella, pues ésta sólo se ocupa del mundo relativo y fenoménico, por lo que la mencionada filosofía trata de obtener una experiencia intuitiva y espontánea de la «cosa-en-sí-misma», «de ver la verdadera naturaleza», que está oculta tras la fachada de la manifestación. La filosofía occidental, en cambio, es en gran medida especulativa y no está relacionada con una tradición religiosa particular; puede existir mentalmente sin ninguna relación con un camino espiritual, puede asociarse o no con una religión y no necesita de una disciplina espiritual. Las religiones y filosofías orientales no son un ejercicio formal o puramente intelectual, dan por supuesto que deben influir en todo el ser y alterarlo, son un modo de vida, no una búsqueda de ideas abstractas o justificaciones lógicas de ciertas premisas. La especulación filosófica, los dogmas teológicos, los argumentos a favor y en contra de la existencia de Dios o de la inmortalidad pertenecen al mundo mental y pueden divorciarse fácilmente de lo espiritual y de la vida cotidiana. Es mucho más importante hallar la re~puesta a esta pregunta: «¿Quién soy yo?», y encontrar el significado de estar en este mundo; en otras palabras, comprometerse en la búsqueda del encuentro con el Ser.

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Tras el exceso de racionalización del último siglo, es necesario reconocer lo que el profesor Dodds dice, que hay que ser «profunda e imaginativamente conscientes del poder, la maravilla y el peligro de lo Irracional ... , en la Era Helenística muchos cometieron el error fatal de pensar que podían ignorarlo. El hombre moderno, en cambio, está empezando a adquirir ese instrumento. Aún se halla muy lejos de lo perfecto y no lo maneja siempre con habilidad». 5 La misma crítica, relativa a la falta de conciencia imaginativa, hace de la ciencia física Arthur Ford, quien dice: «La ciencia física trata en gran parte del saber-cómo, pero muy poco del saber-qué o saber-por qué. Al analizar una nota nos perdemos una sinfonía; al estudiar un átomo nos perdemos un universo. Nos espolea a hacer con mayor eficacia cosas que nunca deberíamos haber hecho.» 6 El taoísmo es existencial en el sentido de que la realidad sólo puede ser vivida, ocupando un segundo lugar la teoría y la especulación; pero también es esencial por cuanto que el Tao es la esencia misma a la que conducirá esta existencia. La naturaleza existencial del taoísmo no debe confundirse con el existencialismo abstracto moderno, que se ocupa del pequeño ego;· el ser. El taoísmo se interesa por la naturaleza de las cosas tal como son, por lo supranatural, el Ser. La experiencia viva es el punto de partida. El ermitaño taoísta no opta por la vida externa, sino por lo interior, la naturaleza, el significado. de las cosas. Lo único que abandona es la artificialidad, y lo hace a cambio de la simplicidad. Nadie le proporcionó los medios de vida; encontró los suyos. Nadie le dio «seguridad social»; se reía de la noción misma de seguridad, sabiendo que no existe. N o tiene sentido hablar seriamente de seguridad; no existe, ni ha existido nunca. Una ojeada a la historia mundial, o a una simple vida privada, basta para hacer desaparecer tal ilusión. «En la naturaleza todo momento es nuevo; el pasado es siempre tragado y olvidado; sólo lo porvenir es sagrado. Nada hay seguro salvo la vida, la transición y el espíritu energizan te ... La gente desea estar asentada; pero sólo en tanto en cuanto no está asentada le cabe alguna esperanza ... El camino de la vida es maravilloso; es el del abandono.» 7

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El ermitaño y el sabio dejaron el mundo para poder vivir én estrecho contacto con la naturaleza; como dice el profesor Needham, sintieron «que la sociedad humana no podía ordenarse, tal como se esforzaban por conseguir los confucianistas, sin un entendimiento y conocimiento mucho mayor de la naturaleza que era exterior a la sociedad humana ... El conocimiento de Confucio era masculino y regidor; los taoístas lo condenaron y buscaron un conocimiento receptivo y femenino que pudiera surgir sólo como el fruto de una actitud pasiva y de entrega de observación de la naturaleza».8 Viviendo de acuerdo con la naturaleza controlaron el desarrollo de la ciencia y pusieron a prueba sus aspectos inaceptables e innaturales. Hoy en día los materialistas ven la naturaleza pensando lo que pueden sacar de ella, en qué medida ser dominada y explotada. Este ansia de poder es una característica inmadura y bárbara. Cuanto más grande es la civilización o la mente del individuo, menos trata de dominar a la naturaleza o a los otros hombres. Ahora se exige el máximo de todo, y una palabra grotesta, «maximizar», se ha deslizado en el vocabulario que quieren sacar-elmáximo-de-todo, agotando la naturaleza y el entorno. Esto se ve también en la «maximización» de las llamadas necesidades que están más allá de lo natural, pues ciertamente, en su mayoría, son artificiales en extremo. Podríamos citar a E.F. Schumacher: 2 Las limitaciones de la posición de o esto/o lo otro la ejemplifica la antigua cuestión de si un río son sus orilla~ o el agua que fluye entre ellas, a lo que la respuesta es «ambas cosas», pues ninguna sería efectiva sin la otra. El propio Tao comparte esta naturaleza, siendo al mismo tiempo el Camino del Cielo y el Camino de la 'fierra. El hombre

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YIN Y YANG

viaja hacia la libertad espiritual de la iluminación, pero por el· sendero limitado de la conformidad con las leyes de la naturaleza. Un paralelo con el Camino taoísta orientado a la naturaleza lo encontramos en la perspectiva de el indio piel roja, con bastante afinidad con el chamanismo anterior a Lao Tzu, y también con el taoísmo tardío popular. Son sorprendentes las similitudes entre los indios pieles rojas y el taoísmo y el hinduismo, especialmente en su cosmología. El Gran Espíritu del piel roja y la base del culto natural y cosmológico de su religión, lejos de ser panteísta, se halla mucho más cerca del Tao impersonal y del Natural del taoísmo y el Atman del hinduismo en cuanto·que un poder grande e impersonal que está más allá de toda expresión. Varias eminencias en misticismo han clarificado la diferencia entre ése y el panteísmo. Dean lnge dijo que «en el rnisticimo Dios es realmente todo, mientras que en el panteísmo ordinario todo es Dios». 3 Esto lo expresa también el profesor Oman como: «Para el panteísta, DiQs es totalmente inmanente, todo es Dios. Para el misticismo, Dios es todo.» Y Santayana aclara que «el panteísmo, incluso cuando es psíquico, ignora los ideales». Carece también del elemento trascendente. En el misticismo no hay pérdida en una colectividad amorfa. «Aquel que · Me ve en todo y lo ve todo en Mí; ni Yo estoy perdido para él ni él está perdido para Mí.» 4 La pérdida de la orientación natural, inevitable en las junglas de asfalto de las ciudades, es lo que deplora J. E pes Brown cuando dice que los indios están siendo destruidos «por una civilización que está desequilibrada precisamente porque ha perdido los valores con los que vivían los indios de América». El Gran Espíritu es una Unidad trascendente, y en esa Unidad, manifiesta en el mundo creado, todas las formas naturales son sagradas. Los animales, que han sido creados antes que el hombre, se hallan más cercanos al Gran Espíritu y no son conscientes de sí mismos, por lo que son más naturales y están en una relación directa con la naturaleza y el Gran Espíritu, por lo que deberían ser respetados. Black Elk dice: