Y La Vida Sigue - Gingoo75

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Y la vida sigue

Era una tarde cualquiera, en un colegio cualquiera de Madrid en el que los niños comenzaban a salir a la calle después de una larga jornada escolar, el mes de mayo acababa de comenzar y como tal, las tardes cada vez eran más largas, por lo que lucía un sol, aunque no muy fuerte, lo suficientemente agradable para seguir pasando la tarde en algún parque o salir a pasear En la puerta del colegio, esperaban dos niñas de unos seis años, que juntas no paraban de mirar a todos lados intentando divisar que alguna de sus madres por fin hubiera llegado para recogerlas y llevarlas a casa como cada tarde A lo lejos, una mujer relativamente joven intentaba hacerse un hueco entre la maraña de gente para poder así llegar hasta su objetivo y por un instante, al verlas a las dos crías allí paradas, tal y como le había dicho a su hija desde el primer día que pisó el colegio ese curso, se sintió feliz de que su pequeña por fin hubiera encontrado a una amiga tan entrañable Cris: Hola mami... (dijo una de las crías al verla prácticamente a su lado abalanzándose para abrazarla) E: Hola cielo... (dijo la mujer recibiendo aquel abrazo tan cariñoso de esa niña que cada día le daba una razón de peso para seguir viviendo después de todo lo que le había ocurrido) Cris: ¡Has tardado mucho!... (preguntó la pequeña con expresión preocupada, mientras se deshacía del abrazo y miraba a su amiga que seguía parada en la misma posición mirando hacía todos los lados buscando a su madre) E: Es que no he podido salir antes del hospital... pero ya estoy aquí... (le dijo su madre a la niña sin quitar esa sonrisa que se le dibujaba en la cara siempre que estaba con su hija) ahora nos vamos a casa... que la abuela te está esperando... y merendamos Cris: Que bien mami... (dijo la niña saltando de alegría) si que tengo mucha hambre... pero María también se viene a casa con nosotras... que no ha llegado su mamá E: Eso no puede ser cariño... (contestó la chica a su hija, mientras se dirigía a la amiguita de su hija para preguntarle) María... ¿tú mamá viene hoy a por ti? María: Sí... me dijo que sí... (le contestó la pequeña que insistía en mirar hacía todos los lados, ya un tanto nerviosa por la tardanza de su madre) E: No te preocupes cariño... (le dijo la chica a María) que nosotras nos esperamos aquí hasta que venga a recogerte María: Gracias... (le dijo la pequeña, mientras se quedaban las tres paradas en el mismo lugar, esperando a que apareciera la madre de la pequeña) Poco a poco se fue despejando las inmediaciones del colegio, sólo quedaban algunos niños rezagados, que por tener ya cierta edad, parecía que volvían ya solos a sus casas o se quedaban jugando por el barrio, y aunque ambas niñas parecían pasar bien el rato

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mientras esperaban a la madre de María, la realidad es que se estaba retrasando demasiado, hasta que escuchó como alguien a lo lejos llamaba a la pequeña mientras se acercaba con paso apresurado Lola: María cariño... (dijo la chica acercándose hasta la niña para darle un sonoro beso en la mejilla, mientras la niña ahora sí, comenzaba a mostrar una cierta expresión de enfado por la tardanza de su madre) siento llegar tarde... pero el tráfico estaba horroroso E: No pasa nada Lola... (dijo la chica con tono tranquilo) no la íbamos a dejar sola... ¿verdad Cris? Cris: No mami... (dijo la niña al instante) Lola: Gracias Esther... no sabes como lo he pasado... (dijo la madre de María con un tono lleno de culpa mirando como su hija seguía sin pronunciar palabra) E: Si no tiene importancia... (volvió a decir Esther) es más... o mi madre o yo... siempre venimos a por Cris al colegio... así que si un día no puedes... por alguna razón... pues alguna de nosotras la llevamos a casa... para eso somos vecinas... digo yo Lola: Gracias otra vez... (dijo Lola con un tono de agradecimiento por las palabras de Esther, realmente desde que se había mudado, había encontrado en ella, no sólo a una vecina, si no a una persona en la que confiar a María si alguna vez se encontraba en ese tesitura) mi jefe está cada vez más pesadito... y entre eso y el tráfico... pensaba que no llegaba ya E: Suele pasar... (dijo Esther a continuación) a mí en el hospital menos mal que no me pasa eso... aunque eso de ser jefe tiene también sus quebraderos de cabeza Lola: Eso si que es verdad... (dijo Lola acordándose que Esther desde el principio le había dicho que trabajaba de enfermera en el hospital que quedaba tan cerquita de casa y que era la jefa allí desde hacía poco tiempo) pero la abogacía es lo que tiene E: Me imagino... (siguió diciendo Esther cuando notaron como María salía corriendo de su lado con una gran sonrisa en el rostro hacía una mujer que estaba parada con unas maletas a su lado, a unos cuatro metros de distancia del colegio y que recibía a la niña con los brazos abiertos, levantándola y revoloteándola de tal manera que lograba que la niña no pudiera parar de reír La verdad es que Esther no conocía a aquella mujer, aunque tampoco es que conociera a Lola desde hacía mucho tiempo, tan sólo hacía un mes que se habían mudado a su edificio y prácticamente desde el primer día, su hija y María se habían hecho inseparables, tanto que cuando supieron que en el colegio de Cris hacían una excepción admitiendo a la pequeña en la misma clase que su hija, supo que sin más remedio, aquella mujer y ella, terminarían haciéndose amigas aunque no tuvieran mucho en común Como si de una estampa de un cuadro se tratara, Esther seguía, sin saber por qué, embobada viendo como aquella mujer, después de soltar a la niña, se agachaba hasta quedar a la altura de la pequeña y con unos simples gestos, mostraba todo el interés del mundo por lo que la pequeña trataba de decirle, hasta que en una de las ocasiones, levantó la mirada y la clavó en una Lola que seguía sin poder moverse de la posición en la que se había quedado al percatarse de la presencia de aquella persona desde hacía tan sólo unos minutos antes y que le brindaba una sonrisa que a Esther le pareció totalmente sincera, llena de cariño y sintió curiosidad por saber quien era María no tardó salir corriendo en dirección a su madre, con una gran sonrisa reflejada en su rostro, la cría desde luego parecía tremendamente feliz porque aquella mujer hubiera

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aparecido, eso estaba totalmente claro, aunque de Lola no pudiera decirse lo mismo, la abogada seguía permaneciendo inmóvil, aunque sin dejar de observar como lentamente, como si se hubiera detenido el tiempo, la mujer misteriosa se iba acercando hacía ellas, arrastrando una gran maleta que debía de pesar lo suyo, siguiendo a una María que acababa de llegar hasta ellas María: Mamá... mira quien ha venido... (dijo María rebosante de alegría) Lola: Si... cariño ya lo veo... (le contestó Lola prácticamente al mirarla y no poder quitar la vista de aquel rostro amable que por momentos se le acercaba hasta que se paró a tan sólo a un metro de ella) M: Hola Lola... (dijo la mujer intentando mostrar su mejor sonrisa como si esperara la reacción de la persona que tenía delante) Lola: Hola Maca... (le respondió Lola de forma seca haciendo que la expresión de su rostro se hiciera cada vez más dura, mientras por detrás de ella, María intentaba contarle algo a Cris, que Esther no terminaba de captar, así que se acercó hasta su hija para indicarle que se fueran a jugar un poquito más lejos de donde se encontraban Lola y aquella mujer, estaba claro que necesitaban hablar M: ¿No te alegras de verme?... (preguntó Maca relajando un poco la expresión de su rostro y dejando que la sonrisa con la que había llegado se fuera diluyendo poco a poco) Lola: Ya no sé de lo que me alegro... (le respondió Lola de forma tan distante, que hizo que Esther se quedara sin saber muy bien que hacer, puesto que a pesar de encontrarse algo apartada, podía escuchar la conversación con total claridad) M: Hace meses que no nos vemos... (le dijo Maca intentando seguir con la conversación, esperando quizás que la abogada cambiara de actitud) Lola: Creía que te habían llegado ya los papeles... (le contestó esta dando un paso hacía atrás al notar como Maca intentaba acortar las distancias, aunque fuera solamente de forma tímida) M: ¿Y crees que yo los iba a firmar así como así?... (preguntó Maca comenzando a mostrar un poco de enfado, mientras Esther no dejaba de contemplar la escena como si estuviera viendo una película) María: ¡Mami!... (dijo María acercándose a Maca y abrazándose a sus piernas) ¿te vas a quedar mucho tiempo?... (en ese momento Esther se quedó totalmente extrañada, sabía que Lola, por algún comentario, estaba en trámites de divorcio, pero no tenía ni idea que hubiera estado casada con otra mujer) Lola: No te hagas ilusiones cariño... (dijo Lola sin dejar que Maca le pudiera explicar nada a la niña y logrando que la pequeña la mirara con ojos triste, haciendo que la mujer se agachara hasta quedar a su altura, tal y como había hecho antes) M: Es verdad... (dijo Maca con expresión triste) en principio... no sé cuanto tiempo me voy a quedar... pero si las cosas salen como espero que salgan... me tendrás aquí durante mucho tiempo... (dijo tocándole la mejilla a la pequeña y dándole un beso muy dulce casi al instante) María: Que bien... (dijo María con toda la ilusión del mundo para después irse corriendo a jugar con su amiga Cris que estaba con su madre apartada un poco de ellas dos, sin saber muy bien si irse o no a su casa) Lola: No sé como puedes decirle esas cosas a la niña... y quedarte tan pancha... (dijo Lola mostrando mucho dolor al decirlo) después soy yo quien tiene que consolarla... sabes... y no me parece justo M: Lo que estoy diciendo es cierto... (dijo Maca incorporándose para quedarse de nuevo a la altura de una Lola que se mantenía a la defensiva)

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Lola: Sí claro... hasta que a la niña bonita... le digan que se tiene que ir... a cubrir otra dichosa guerra... que ni le va ni le viene... (dijo la abogada con mucha rabia) ¿además como te has enterado de que estábamos aquí?... (preguntó molesta cambiando de tema de forma brusca) M: Me lo dijo tu madre... (le respondió Maca mirando hacía el suelo) Lola: Claro mi madre... (dijo Lola suspirando y cerrando los ojos durante un instante al decirlo) como te ganaste a mi madre... joder M: No metas a tu madre en esto... (dijo Maca con un tono más tranquilo) ella no tiene la culpa de que quiera ver a mi hija... porque te recuerdo que también es mi hija... (dijo mostrando mucho dolor al decirlo pero intentando no levantar la voz) y que por cierto... me merezco que me digas... donde vivís... a que colegio va... (en ese instante hizo un pausa antes de seguir hablando, no quería que se desviara la conversación hacia una pelea sin sentido, ya habría tiempo para tenerla tal y como estaban las cosas y se decidió a preguntárselo, a su manera, pero se decidió a hacerlo) necesito un sitio donde dormir Lola: ¿Por qué no te vas con alguna de tus amiguitas del alma?... ellas seguro que no te dan problemas... (le preguntó Lola otra vez atacándola y llamando de nuevo la atención de Esther, que seguía perpleja por la situación que estaba viviendo esa tarde) M: Yo no tengo ninguna amiguita... (dijo Maca con tono dolido) además... he venido hasta aquí para quedarme contigo y con la niña Lola: Pues vete a un hotel... (dijo Lola comenzando a andar de un lado para otro con cierto nerviosismo) M: No quiero irme a un hotel... (dijo Maca parada en el mismo sitio en el que se había quedado al llegar y sin dejar de mirar a su mujer) quiero estar contigo... por favor... (dijo ya con tono de súplica) te echo de menos... (en ese momento Lola no pudo hacer otra cosa que pararse en seco y mirarla a los ojos, esos ojos que siempre le habían dicho tanto, haciendo que durante un instante, ambas se miraran fijamente, sin decirse nada más, hasta que Esther se acercó hasta ellas, haciendo que terminara de pronto aquel momento de paz que se había instalado entre ellas dos) E: ¡Perdonar!... (dijo la enfermera un tanto cortada) pero es que nos tenemos que ir... y eso... bueno... que mi madre nos está esperando Lola: Lo siento Esther... (dijo Lola volviendo en sí al escucharla) se me ha ido el santo al cielo E: No te preocupes Lola... (dijo Esther observando por un instante, como Maca se había apartado un poco del lugar que había estado ocupando y hacía como que se asomaba por el muro del colegio para ver su interior, aunque aquello fuera prácticamente imposible) pero tal y como te decía antes... si alguna vez tienes algún problema para venir a recoger a la niña... me lo dices Lola: Claro... (dijo la abogada con una gran sonrisa) yo te lo digo... no te preocupes E: Venga Cris... que la abuela nos espera... (dijo Esther llamando a su hija que seguía con María jugando) Cris: Voy mami... (dijo la cría acercándose casi al instante a ella) adiós María María: Adiós Cris... (dijo María sonriendo) E: Hasta mañana... (dijo Esther antes de alejarse de las inmediaciones del colegio y poner rumbo a su casa) Lola: Hasta mañana... Esther... (le dijo Lola también despidiéndose de ella) Una vez que Esther se hubo alejado con su hija, Lola buscó a Maca y se la encontró apoyada en el muro del colegio, realmente no había cambiado nada, seguía siendo esa mujer que la había embaucado una vez, hacía ya algunos años, una mujer con la que había pasado momentos maravillosos, y que a pesar de su trabajo, allí estaba de nuevo

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ante ella, volviendo a casa una vez más, como tantas y tantas veces había hecho a lo largo de los años Lola: ¡Vamos a casa anda!... (dijo Lola haciéndole un gesto a su mujer y a su hija, no tenía ganas de pelear, tenían muchas cosas de las que hablar, pero no era ni el momento ni el lugar, María no se merecía eso y también era su madre, aunque a veces, no estuviera allí para demostrarlo) Durante todo el camino, a pesar de que Cris intentaba que su madre le prestara algo de atención, no lo consiguió, Esther estaba demasiado enfrascada en la escena que acababa de presenciar entre aquellas dos mujeres y eso le había hecho recordar a Manuel, su marido, cuanto lo echaba de menos, cuanto, y de esa manera llegaron a casa de la abuela de la niña El piso de Encarna, no es que fuera muy grande, la verdad es que para una persona sola estaba bastante bien y sobre todo, porque Encarna, a lo largo de los años, treinta y dos para ser más exacto, que hacía que vivía allí, se había encargado de adornarlo y hacerlo cada vez más suyo o como ella decía, un lugar acogedor en el que cualquier invitado se sintiera bien y en la cuál, había criado a dos hijos lo mejor que le habían dejado las circunstancias y de los que sentía tremendamente orgullosos E: Hola mamá... (dijo Esther en cuanto abrió la puerta del piso y dejó que pasara Cris corriendo para ir a ver a su abuela y abrazarla) En: Hola hija... (dijo Encarna mientras le daba un beso a la niña en la cabeza) ¿qué tal está mi niña? Cris: Muy bien abuela... (dijo Cris con una sonrisa en la cara enorme) hoy hemos hecho muchas cosas en el cole En: Venga... vamos a merendar... que si no tu madre nos regaña... (dijo Encarna observando como su hija tenía ese reflejo triste en el rostro que tanto conocía y tan poco le gustaba) Mientras Encarna le preparaba la merienda a la niña, Esther siguió inmersa en sus pensamientos, recordaba con todo lujo de detalles el día de su boda con Manuel, lo guapo que estaba y lo feliz que había sido ese día para ella, como habían acudido todos sus compañeros del hospital y sus amigos más allegados para compartir ese día con ella, recordó también cuando nació Cris, la niña de sus ojos, esa niña que tanto les costó tener y que tanto había alegrado su vida esos años, a pesar de todo En: Esther cariño... (dijo Encarna entrando en el salón e intentando llamar su atención) ¿estás bien? E: Sí mamá... (dijo volviendo en si al instante) sólo son cosas del trabajo... pero vamos que no es nada... lo solucionaré mañana... (dijo intentando que su madre no se preocupara demasiado por ella, demasiado había pasado ya la mujer, para que también la siguiera preocupando ella, con algo que ya no tenía solución) En: Está bien hija... (dijo Encarna sentándose en su sillón no muy conforme con la contestación de su hija, pero tenía claro que tampoco podía hacer nada por hacer que las cosas cambiaran, así que cambió de tema) por cierto... tu hermano viene el sábado a comer con Nuria... (dijo Encarna mostrando todo su orgullo) esperemos que esta le dure más

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E: Ya sabes como es Diego... mamá... (dijo Esther intentando defender a su hermano) todavía es muy joven... y si tiene que ser Nuria la definitiva... pues que lo sea En: Si yo no digo nada cariño... (dijo su madre defendiéndose también) yo no le estoy diciendo que se case... esas cosas ya no se llevan... y además tiene que terminar la carrera E: Claro mamá... (le contestó Esther, en ese momento, la verdad es que no tenía ningún tipo de ganas de charlar con su madre, desde hacía un rato, tenía un dolor de cabeza que iba en aumento) perdona mamá... pero nos vamos a ir ya En: ¿Estás bien cariño?... (le preguntó Encarna preocupada) Reyes: No... es solo un dolor de cabeza de esos tontos... que me entran de vez en cuando... (dijo Esther levantándose para ir a buscar a su hija que como siempre, se habría metido en el cuarto que había sido de su madre cuando esta era pequeña) Cris... cariño... nos vamos Cris: Vale mami... ya voy... (escuchó como le contestaba la niña, así que ella se volvió hasta donde estaba su madre para esperarla) E: El sábado estaremos la dos aquí mamá... (dijo la enfermera intentando mostrar una sonrisa en su rostro que le fue difícil de dibujar) En: Está bien hija... (dijo Encarna, sabiendo que iba a ser imposible que le contara sus preocupaciones, aunque ella supiera de sobra que todo tenía que ver con Manuel) pero cuídate E: Sí mamá... (le dijo Esther viendo como Cris volvía hacía el salón dispuesta ya a marcharse a casa) venga cariño... dile adiós a la abuela Cris: Adiós abuela... (le dijo Cris dándole un beso en la mejilla) En: Gracias mi niña... (dijo Encarna con una gran sonrisa) mira que eres bonita... E: Bueno mamá... cuídate tú también... (le dijo Esther dándole un beso a su madre también) que descanses En: Claro hija... tú también... (le dijo Encarna cerrando la puerta ya del piso una vez que Cris y Esther habían traspasado la puerta) Cuando llegó a su piso, por un momento, al salir del ascensor, miró hacía su derecha sin saber por qué, pero sabía de sobra que aquella era la puerta de la casa de Lola y de María, y pensó en qué estarían haciendo en ese momento las dos con aquella mujer a la que ni siquiera le habían presentado, pero supuso, que en realidad estarían haciendo lo mismo que cualquier matrimonio, ni más ni menos Pero en aquel piso, en el piso de Lola y de María, tal y como lo había denominado Esther en sus pensamientos, no había otra cosa que silencio, desde que habían entrado, la abogada no había hecho otra cosa que estar pendiente de su hija, que había merendado, hecho los deberes y en ese instante, mientras cenaba, estaba viendo una sesión de esos dibujos animados que tanto le gustaban Durante el tiempo que Maca llevaba en el piso, se lo pasó más tiempo en la terraza que junto a su familia, su móvil había sonado en innumerables ocasiones, siendo la mayoría de ellas, de su jefe, Mario el depredador, como a ella le gustaba llamarle, un tipo bastante exigente que a pesar de haber acordado con él una tregua, era incapaz de dejarla tranquila ni en sus vacaciones y eso desesperaba, aunque lo intentara disimular, a una Lola, a la que siempre le había caído mal aquel tipo

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M: Que sí Mario que sí... que sí... (decía una vez más Maca entrando en el salón, puesto que había ya anochecido y comenzaba a refrescar un poco) que hablaré con ella... no te preocupes hombre... (en ese momento se dio cuenta de que su mujer estaba sentada al lado de su hija dándole la cena y la había mirado con reproche) mira... ahora no puedo seguir hablando... (y dejaba de hablar por unos segundos) sí... estoy acompañada... sí... Mario estoy de vacaciones... joder respeta eso... así que no me des más la brasa... (le dijo en tono un tanto borde a su jefe) ya... pero me parece a mí que tú... tampoco querrías perderme... no sé... me da a mi esa impresión... así que déjame descansar... y disfrutar de mi familia... (en ese momento subió todavía más el tono de voz por algo que le había insinuado su jefe) mira... ya lo hablamos... no... no... lo hablamos... venga... hasta otra Mario... sí hasta otra... (en ese instante colgó el teléfono y lo puso de mala manera encima de un mueble que vio en el salón) joder que tío más pesado... (dijo mirando a una Lola que la fulminó con la mirada recriminándola que hubiera utilizado esas palabras mal sonantes delante de la niña, que por otro lado seguía embobada con los dibujos) perdona... no era mi intención... (dijo disculpándose y sentándose en el sofá del salón para intentar relajarse) Lola: Así que estás de vacaciones... (dijo Lola levantándose y retirando el plato de su hija con la cena y se dirigió a la cocina dejando a una Maca sin saber que responder, pero al verla volver al salón, hizo la intención de decir algo, pero la abogada la paró) no... espera que acuesto a la niña... y ahora hablamos... (dijo con tono malhumorado y acercándose hasta su hija) venga cariño... que mañana hay cole... y hay que descansar ya María: Vale mamá... (dijo María frotándose los ojos y mostrando que tenía sueño y se acercó hasta Maca con paso lento y se paró justo delante de ella) mami... no quiero que te vayas M: No voy a irme cariño... (le dijo Maca dándole un suave beso en la mejilla) venga a dormir... hasta mañana preciosa María: Hasta mañana mami... (dijo la niña sin dejar de frotarse los ojitos y saliendo del salón para ir a su cuarto) Cuando Lola volvió de acostar a la niña, vio como Maca seguía todavía sentada en el sofá en la misma posición en la que la había dejado, apoyada en el brazo del asiento y viendo las noticias con pasión, así que se acercó hasta su lado y se sentó también M: Hola cariño... (dijo Maca al notar su presencia) me parece que las cosas van a ir de mal en peor... no sé... (dijo sin dejar de mirar la tele en la que estaban ofreciendo las imágenes de una nueva matanza de inocentes) Lola: ¿Por qué has venido?... (preguntó Lola por fin al ver como a su mujer lentamente se le iba desencajando la cara por las imágenes que estaba viendo) M: ¿Cómo que por qué he venido?... (le preguntó Maca algo asombrada mirándola a los ojos) creo que es normal que venga a veros Lola: Sé que estás deseando estar allí... (dijo Lola con todo el dolor de su corazón mirando la tele al mismo instante) a mi no me puedes engañar... te conozco M: Necesitaba veros a las dos... (dijo Maca mirándola con ojos tristes pero sinceros) pero también... necesitaba sentirte... (dijo haciendo una pausa) sé que no me he portado bien... lo sé... no soy ni la mejor madre... ni la mejor esposa... que alguien pueda tener... pero os quiero mucho... y no quiero perderos Lola: Pero sabes que las cosas no son así... (dijo Lola a punto ya de llorar, conocía a la periodista desde hacía muchos años y tenía claro que las quería muchísimo a ambas, pero las cosas estaban como estaban) aquello es tu vida... es por lo que has luchado

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siempre... por estar como estás ahora... (al escuchar aquello, Maca desvió la mirada hacia el techo y cerró los ojos) M: ¿Por qué quieres divorciarte de mí?... ¿acaso ya no me quieres?... (preguntó sin dejar de mirar al techo) Lola: No es que no te quiera... (dijo Lola notando como unas lágrimas comenzaban a caer por su rostro) pero soy consciente de que no puedo retenerte... no puedo hacer que te quedes a mi lado... en contra de tu voluntad... de tus sueños M: Voy a quedarme cariño... (dijo Maca en ese momento mirándola a los ojos mientras se lo estaba comunicando y sus ojos comenzaba a derramar varias lágrimas mientras lo hacía) me han ofrecido un trabajo aquí... en Madrid... y lo voy a aceptar Lola: Pero no puedes hacer eso... (dijo Lola de repente con tono nervioso) ¿qué pasa con Mario?... ¿con Silvia?... ¿con tus compañeros? M: Supongo que los que se te tengan que quedar allí... se quedaran como hasta ahora... (dijo Maca encogiendo los hombros) pero yo quiero volver... estar con vosotras... vivir con vosotras... no me quiero perder la infancia de María... no quiero... (dijo ya llorando de forma más copiosa y haciendo que Lola se acercara hasta ella para abrazarla) Lola: Lo sé cariño... lo sé... (le dijo la abogada en tono cariñoso y refugiando su rostro en los de la periodista y provocando con ello que ambas, sin deshacer el abrazo se miraran a los ojos y que lentamente Maca se fuera acercando cada vez más hasta su mujer y que de forma muy suave, ambas se besaran de forma tímida) M: Te quiero... (le dijo la periodista poniendo sus manos en el rostro de su mujer para limpiarle las lágrimas) Lola: Te he echado tanto de menos mi amor... (dijo a continuación Lola antes de volverla a besar y que ambas, terminaran la una sobre la otra encima del sofá entre besos y caricias tan añorados, tan recordados cada noche, a cada instante) La mañana siguiente fue bastante distinta en ambas casas, por un lado, Esther como cada mañana, se había levantado y preparado para ir a trabajar, esperando a que llegara su madre para quedarse con la niña y llevarla así al colegio como muchas veces hacía, consiguiendo así que Cris no tuviera que madrugar más de lo estrictamente necesario, pero esa mañana, sin saber por qué, Encarna se estaba retrasando demasiado y estaba claro que si no espabilaba, llegaría tarde al hospital como siempre y por supuesto, no tenía ganas de aguantar el mal humor del Dr. Vilches como cada mañana, así que llamó a su madre por teléfono E: Pero mamá... ¿todavía estás en tu casa?... (le preguntó Esther poniéndose nerviosa al verse así) En: Hija... ¿pero que hora es?... (le preguntó Encarna con voz de sueño) E: Casi las siete y media mamá... (dijo la enfermera preocupada) voy a llegar tarde al hospital En: Ay hija... (dijo entonces Encarna dándose cuenta) me he debido quedar dormida... lo siento... pero es que anoche vino la vecina... y nos pusimos a charlar... y me acosté muy tarde E: No pasa nada mamá... (dijo Esther intentando no enfadarse con su madre) no te preocupes... que veré si la puede llevar la vecina En: Vale hija... (dijo Encarna en un tono más tranquilo) pero si no puede ser... llámame... que me visto en un momento... y estoy allí E: Vale mamá... no te preocupes... si no te llamo... es que lo he podido solucionar... (dijo Esther moviéndose nerviosa por el salón)

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En cambio, la mañana en casa de Lola, había comenzado entre besos y arrumacos por parte de ambas, siguiendo por donde lo habían dejado la noche anterior, en cuantito que había sonado el despertador, a eso de las siete de la mañana Lola: Echaba de menos despertarme así contigo... (dijo Lola después de saciar el deseo de besar a su mujer con el que se había despertado esa mañana y lentamente iban pasando los minutos) M: Yo también... (le dijo Maca sin evitar sonreír ampliamente e intentar meterle mano por debajo de sus braguitas) Lola: ¡Eh cariño!... (dijo Lola protestando aunque le apeteciera un montón) eso lo dejamos para después... que llego tarde al trabajo... y mi jefe está que trina M: ¿Y me vas a dejar así?... (le preguntó Maca mordiéndose los labios y sin dejar de mirarla con esos ojos de deseo que volvían loca a su mujer) Lola: Cariño... no me tientes... no me tientes... (le dijo Lola dándole un pico en los labios de forma suave) M: ¿Puedo ducharme contigo?... (le preguntó Maca sin dejar de mirar como se quitaba las braguitas para irse hasta el cuarto de baño que se encontraba dentro del dormitorio de matrimonio) Lola: Tú verás... (le respondió Lola asomándose levemente por la puerta y mirándola con una sonrisa en el rostro, así que la periodista no hizo otra cosa que terminar de desnudarse y meterse con ella en la ducha llenándola de besos y caricias que estaban haciendo que la abogada estuviera a punto de llegar al éxtasis) si es que sabes como volver loca a una mujer... (dijo entre pequeños gemidos llenos de placer) M: A mí solo me importa volverte loca a ti... (dijo Maca mostrando esa sonrisa traviesa que tanto le gustaba cuando tenía a su mujer a su merced y podía llegar a hacerle lo que fuera) De repente, como si de una broma se tratara, ambas escucharon el timbre de la puerta y se miraron muy bien sin saber que hacer y aunque en un principio no tenían claro si abrir o no, se acordaron de que María seguiría durmiendo y de que quien estuviera en la puerta llamando a esas horas, acabaría despertándola M: Voy yo cariño... (dijo Maca suspirando por la interrupción) que tú tienes que trabajar Lola: Vale... (dijo Lola dándole un beso antes de que saliera de la bañera) pero no tardes... despacha pronto al que sea... que ya te echo de menos M: Se intentará cariño... (dijo Maca poniéndose un albornoz como pudo y sin secarse el pelo para nada) A los pocos minutos se acercó hasta la puerta a pesar de que el sonido del timbre parecía que había dejado de sonar, pensó que quizás la persona que estaba al otro lado se habría desesperado y se habría marchado, pero aún así, decidió abrir la puerta para ver de quien se trataba y al hacerlo, sin saber por qué, se quedó totalmente paralizada, en ese momento, esa persona le resultaba familiar, pero no sabía de qué A las siete y media, Esther salió decidida a preguntarle a su vecina si ella podía acercar a la niña al colegio aquella mañana, la verdad es que a pesar de no haber coincidido mucho con ella, durante ese mes, después de decirle lo que le dijo la tarde anterior, a cerca de ir a recoger a su hija cuando ella no pudiera al colegio y bueno, un favor, era un

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favor, no una obligación, hoy por ti, mañana por mí, iba diciéndose así misma hasta que se paró delante de aquella puerta sin saber muy bien que hacer y sin saber por qué, comenzó a pulsar el timbre de la casa La verdad es que después de mucho pulsarlo, pensó que quizás no estuvieran en el piso, en realidad sabía muy poco del horario de su vecina y cuando estaba a punto de rendirse e irse a llamar a su madre para que fuera corriendo para quedarse con su hija, escuchó unos pasos que lentamente se acercaban hasta la puerta, así que se quedó para esperar a que le abrieran y cuando lo hicieron, la persona que estaba al otro lado y ella misma, se quedaron como paralizadas hasta que Esther se notó como sus mejillas comenzaban a ruborizarse al darse cuenta de que la chica que estaba en la puerta, se encontraba en albornoz y con el pelo totalmente mojado, hasta que se decidió a hablar E: Hola... buenos días... (dijo Esther en tono nervioso, sin dejar de observar a esa mujer) perdona por molestar... pero... pensé que... (dijo la enfermera suspirando al no encontrar las palabras que quería para expresarse, mientras la pareja de Lola la miraba sin mostrar ningún tipo de expresión en el rostro) verás... mi madre no puede venir para quedarse con la niña... hasta que sea la hora del colegio... y bueno pensé que... Lola: ¡Cariño!... ¿quién es?... (ambas escucharon como una voz se iba acercando lentamente hacía la puerta y aparecía una Lola en albornoz y secándose el pelo con una toalla) ¡ah!... hola Esther E: Hola Lola... (dijo la enfermera teniendo ahora muy claro que había interrumpido algo entre las dos) perdona por molestar Lola: No pasa nada... (dijo Lola cogiendo el mando de la conversación a pesar de que Maca no se movía del sitio en el que estaba) E: Verás... le estaba diciendo a... (en ese instante Esther se quedó mirando a la periodista sin saber muy bien como dirigirse a ella, así que Lola se decidió a hablar) Lola: Perdona... no os he presentado... (dijo la abogada con una leve sonrisa) cariño... ella es Esther... la madre de la amiguita que estaba ayer con María en el cole... y Esther... ella es Maca... mi mujer E: Encantada... (dijo Esther mostrando una sonrisa nerviosa a pesar de que a ella esas cosas nunca le habían importando) M: Igualmente... (dijo Maca esta vez dejando que su rostro mostrara una leve sonrisa, pensando que esa mujer, a parte de tener en común que sus hijas fueran amigas, era también su vecina) E: Pues eso... que mi madre no puede venir a quedarse con la niña... (dijo Esther siguiendo con su explicación, la verdad es que se le estaba haciendo muy tarde) y pensé que podrías acercarla tú al colegio Lola: Ufff... lo siento Esther... pero no puedo... (dijo Lola mordiéndose los labios mientras intentaba pensar en algo, cosa que hizo que a la enfermera se le viniera un poco el mundo encima) pero cariño... ¿las puedes acercar tú?... (le preguntó a su mujer, que se quedó con un gesto un tanto impresionado) E: No pasa nada... ya lo solucionaré... no preocuparos... (dijo Esther al percatarse de la mirada que había puesto la periodista al decirle eso su mujer) M: Sí claro... yo las llevo... (dijo finalmente Maca relajando nuevamente la expresión de su rostro) E: No si... de verdad... que no pasa nada... (volvió a repetir Esther intentando no parecer nerviosa, a pesar de que la situación la estaba poniendo histérica por momentos) M: Que no es molestia mujer... que yo estoy de vacaciones... así estoy un ratito con la pequeñaja... (dijo Maca intentando convencer a la enfermera de que la idea era buena)

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E: Vale... está bien... (dijo Esther dándose por vencida, la verdad es que no tenía más remedio que aceptarlo, puesto que si no llegaría tarde a trabajar) bueno pues yo... (dijo la enfermera indicando que se tenía que ir) Lola: Sí... no te preocupes... (dijo Lola dándole un leve empujoncito a su mujer para que se apartara) que voy contigo... para que así la niña no se asuste E: Gracias... (dijo Esther sin poder evitar sonreír, mientras Lola la seguía hasta su casa y Maca se quedaba en la puerta observándolo todo, hasta que notó como alguien le tiraba del albornoz y hacía que se tuviera que volver) M: ¿Qué haces tú levantada bicho?... (le preguntó a una María que seguía restregándose el rostro de sueño) María: Es que me he despertado... ¿y mamá?... (preguntó la cría al no verla por ningún lado) M: Ha ido a casa de tu amiga la de ayer... (dijo Maca poniéndose a la altura de su hija para empezar a hacerle cosquillas) María: No mami... para... (dijo la niña muerta de risa) M: Venga a desayunar... que ahora viene mamá... (dijo finalmente Maca entornando la puerta y llevándose a la niña hacía la cocina para prepararle el desayuno) De camino al hospital, a pesar de que sabía que llegaría algo tarde, Esther, por alguna extraña razón, no pudo dejar de pensar la situación que había vivido esa misma mañana con su vecina, pero lo peor no era eso, lo peor era que cuanto más lo pensaba, más avergonzada se iba sintiendo por momentos, desde luego no había sido la mejor situación para que Lola las presentara, eso lo tenía claro, pero había sido de esa manera y desde luego, por mucho que lo pensara, no iba a poder cambiar eso Cuando llegó finalmente al hospital, como siempre se acercó hasta el mostrador de recepción, donde Teresa, la recepcionista, intentaba cada día sacarle información a todo el personal como si aquello se tratara de un culebrón, pero en el fondo no era mala gente, la mujer se hacía querer, sobre todo Esther, para la enfermera Teresa además era una amiga, que la había ayudado mucho cuando ocurrió lo de su marido E: Buenos días Teresa... (dijo Esther con una cierta sonrisa pillando la hoja de firmas de entrada al centro, tal y como hacía cada mañana) T: Llegas tarde... (le respondió la recepcionista bajándose un poco las gafas para mirarla) Vilches te estás buscando E: Lo sé Teresa... lo sé... (dijo la enfermera cambiando la expresión de la cara al instante) pero he tenido una mañana un tanto rara... (dijo parándose en ese instante al tener presente que quizás Teresa le preguntaría) T: ¿Qué te ha pasado?... (preguntó la recepcionista con toda la curiosidad del mundo) E: Nada... Teresa nada... (dijo Esther separándose del mostrador para irse hacía el vestuario) venga que no quiero que el gruñón me bufe hoy T: Esta juventud... siempre con prisas... (dijo Teresa quitándose la gafas y poniendo cara de pocos amigos) Mientras Esther comenzaba a lidiar con todo el mundo en el hospital, Maca se despedía de su mujer, en la puerta del piso de manera muy cariñosa, tanto que parecía que a Lola le estaba resultando difícil poner tierra de por medio e irse a trabajar esa mañana con el cretino de su jefe

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Lola: Mi vida... me tengo que ir... (volvió a repetirle Lola, mientras la periodista seguía aprisionándola contra la pared que había al lado de la puerta) cariño... las niñas... (dijo entonces la abogada intentando así tener las fuerzas suficientes para irse del piso) M: Están en el cuarto de María... (dijo Maca mirándola con ojos penetrantes) y tú no te me escapas Lola: ¿Y qué le digo a mi jefe?... (preguntó Lola de manera sensual mientras le introducía a su mujer la mano por el pantalón que ya se había colocado esa mañana) M: Pues le dices... (comenzó a contestarle sin dejar de darle pequeños mordisquitos en el cuello) que ha venido tu mujer... y que está tremendamente necesitada de ti... y además dile... que está mañana nos han interrumpido... y eso hay que recuperarlo cuanto antes Lola: No seas boba cariño... (dijo Lola con una risilla llena de felicidad) que tengo que irme... (dijo levantándole la cara a su mujer para mirarla a los ojos, esos ojos que echaban fuego) esta noche si quieres nos vamos a cenar... tú y yo solitas... (continuó diciéndole de manera cariñosa) dejamos a la niña en casa de mi madre... y nos vamos a ese restaurante que tanto te gusta... (en ese momento, Maca se separó de su mujer y con mirada triste asintió, por lo que la abogada le tocó la mejilla de forma muy suave, nunca le había gustado verla así) ¡eh!... que sólo me voy unas horillas de nada... no sé... diviértete... ve a visitar a Ana... o seguro que se te ocurre algo M: Bueno... no te preocupes... que ya veré lo que hago... (dijo la periodista con una expresión en la cara totalmente distinta a la que había tenido hasta hacía unos segundos) venga... que tu jefe te estará esperando... y tengo que llevar a las crías al cole Lola: Sí... también es verdad... (dijo Lola abriendo ya la puerta del piso de forma lenta y aunque en un principio le diera la espalda a su mujer, una vez que la abrió del todo, se dio la vuelta y la miró directamente a los ojos) esta noche seré toda tuya... de verdad mi amor M: Lo sé... lo sé... (le dijo la periodista esbozando una pequeña sonrisa que terminó cuando ambas se acercaron para darse un último beso antes de despedirse) Lola: Me alegro de tenerte aquí... (le dijo la abogada llamando ya al ascensor y esperando su llegada) M: Yo también... (le respondió Maca observando como a los pocos segundos, el ascensor se paraba en su planta y Lola abría la puerta y desaparecía tras ella rumbo a su trabajo) Para Esther aquella mañana estaba siendo de lo más entretenida, había estado en un par de operaciones con Vilches, las cuales habían salido bien, pero también se había peleado con alguna de las enfermeras a su cargo, parecía que ella entraba en quirófano y el caos con su personal comenzaba a hacer mella y eso era algo que no le gustaba nada Cuando tuvo un descanso, se acercó hasta la cafetería para tomarse un café, sabía que le vendría muy bien para seguir aguantando hasta el final de su turno y como no, charlar un poquito con alguno de sus compañeros para intentar relajarse, el servicio de urgencias era lo que tenía Chica: ¡Esther!... ¡Esther!... (escuchó como alguien la llamaba e intentaba obtener su atención alzando un poco los brazos) ¡aquí tienes un sitio!... (siguió diciendo la chica que la había llamado, así que después de coger su café y algo de picar, se fue hacía la mesa y tomó asiento junto a ellas) L: ¿Qué tal con el ogro?... (preguntó una de las chicas riéndose)

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E: Pues bien... ¿cómo va a ir?... (dijo Esther seguidamente poniendo cara de póquer) en su línea Laurita... en su línea... no puede ir de otra manera... él es así... y no va a poder cambiar... (en ese momento vio como Laura se quedaba callada y la chica que se encontraba a su lado y que también se había reído hacía lo mismo) C: ¿Quién no va a cambiar?... (preguntó toda curiosa una médico que se acercó en ese momento hasta la mesa y picó de un plato de galletas que tenían allí las chicas) esto es un vicio... (dijo riendo al ver la cara que habían puesto todas sin esperar siquiera respuesta a su pregunta) por cierto... ¿qué tal te ha ido con el gruñón?... (preguntó ella también haciendo que todas se rieran) E: ¡Pero bueno Cruz!... ¿tú también?... (le preguntó Esther poniendo cara de ofendida y haciendo que el resto se riera todavía más) ¡que es tu marido! C: Ya... si eso lo sé... (dijo mirándose el anillo que llevaba en su mano) pero vamos... que eso no quita que sea un gruñón... digo yo... (dijo a continuación siguiendo con la gracia) E: Me ha ido bien... (dijo finalmente Esther sin más remedio, la verdad es que estando en quirófano había sido en las únicas ocasiones en las que había logrado no pensar en su marido, aunque él también fuera médico de ese hospital e incluso hubiera operado con él en más de una ocasión) si es que estáis fatal... las tres Chica: ¡Que yo no he dicho nada!... (dijo en tono ofendido la chica que se encontraba con Laura) L: ¡No!... pero lo piensas Eva... que te conocemos... (dijo Laura dándole un golpecito a su compañera en el brazo) C: Por cierto Esther... (dijo Cruz sentándose finalmente en una de las sillas a pesar de que disponía de poco tiempo) ¿te vienes esta noche a cenar? E: Ojalá pudiera... pero no sé donde dejar a la niña... (le contestó Esther haciendo un gesto con los hombros para decir que lo sentía) Eva: Venga ya... (dijo Eva en ese instante sin creerse nada, como ninguna de las otras dos hacía también, desde que la enfermera había perdido a su marido, se limitaba a ir a trabajar e irse a su casa con su hija) L: Venga Esther... (dijo Laura con tono suplicante) que me han dicho que hay un restaurante muy guay... verás como cenamos muy bien... además sólo vamos a ir las cuatro... (dijo añadiendo finalmente queriendo así convencer a su amiga) E: Bueno... me lo voy a pensar... (dijo la enfermera intentando que no la pusieran en un compromiso) C: Anda Esther... (dijo Cruz también con tono de súplica) que es un restaurante muy tranquilo... además me han dicho que es un poco pijo... y vamos a tener que ir arregladitas... que eso a veces no viene mal... (dijo añadiendo por si podía lograr algo más) L: Si... eso... nos tenemos que poner elegantes... (dijo Laura sonriendo junto a una Eva que no dejaba de mirar a la enfermera para nada) y muy guapas... que nos lo merecemos C: Además todas estamos de muy buen ver... que no se diga... (dijo Cruz todavía con la sonrisa en la boca toda ilusionada por salir esa noche a cenar con sus amigas) Eva: Tú a callar que tienes marido... (dijo Eva sacándole la lengua a la cirujana por lo que acababa de soltar) C: Pero eso no importa... él se queda en casa con los niños... y es feliz... (dijo Cruz de broma, la verdad es que sabía que a Vilches le sentaría fatal que hiciera eso aquella noche, pero tenía claro que tenía que aguantarse, la noche de chicas, era la noche de chicas) E: Bueno... bueno... (dijo Esther intentando terminar con la conversación, puesto que se había agobiado un poquito con ella, estaba claro que hace tiempo no hubiera dudado en

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ir a una cena con ellas, de hecho, siempre lo habían hecho desde que se habían conocido las cuatro, pero es que no se veía con fuerzas para hacerlo de nuevo, no las sentía) qué pasa... ¿aquí no trabaja nadie? Eva: ¡Ehhh!... sargento... (dijo Eva la primera al escuchar lo que acababa de decir la enfermera) que ya nos llamarán cuando haya alguna urgencia E: ¡Cómo se nota que los médicos no hacéis nada!... (dijo Esther levantándose de la silla en ese instante y mirándola a las tres con cierta envidia) L: Si anda... vete con tus enfermeras locas... (dijo Laura sacándole la lengua antes de que se fuera) que van a volver urgencias en un caos E: Laurita... no me digas nada... que va a ser peor... (dijo Esther mirándola con cierto enfado, que en el fondo no sentía, pero es que les gustaba mucho a las tres meterse con ella) y no quiero más broncas C: ¡Qué no me cuentes tus neuras anda!... (dijo Cruz al instante) que te vengas esta noche a cenar... y te dejes de tonterías... porque a Cris no le pasa nada por pasar una noche con su abuela... que mañana es sábado L: Venga Esther... (dijo Laura ya suplicando y con carilla de pena) que las cosas no son las mismas sin ti E: Bueno... vale... iré... (dijo finalmente la enfermera mirando a sus tres amigas, una detrás de otra que le devolvieron una gran sonrisa llena de satisfacción por haberlo logrado) pero no pienso quedarme mucho tiempo... (dijo añadiendo de coletilla como si eso fuera a pasar realmente, pero pensó que quizás ya fuera hora de comenzar a salir y hacer las mismas cosas que hacía antes, ni más ni menos) No sabía ni la de vueltas que llevaba aquella mañana dadas por Madrid, también era cierto que hacía meses que no paseaba por ellas, pero si había algo que no había cambiado en todos esos años, es que la capital le seguía pareciendo una ciudad agobiante, sobre todo para una chica que un día quiso dar el gran salto y trasladarse a ella desde su Jerez natal buscando un lugar donde poder ejercer su profesión lejos de su familia y de su influencia, además siempre había querido realizar un periodismo de investigación, de esos que llegan alguna vez a ser lo suficientemente bueno como para que la gente lo recordara siempre o al menos por un tiempo y para ella, Jerez era precioso, era su tierra, pero en cuanto a lo que se refería a su profesión, estaba claro que allí no iba a poder pasar de realizar un periodismo de cariz local y eso a ella no le gustaba nada En el fondo le encantaba su trabajo, lo adoraba y le había costado muchísimo que confiaran lo suficientemente en ella como para darle el destino que le habían dado, había tardado años en conseguirlo y aunque las cosas habían sido muy difíciles en el plano sentimental, a nadie le gusta tener que dejar a su familia por trabajo, la verdad es que hasta ese momento, le había merecido la pena, había conseguido tener todas las experiencias que un periodista busca de su profesión, cada vez la tenían más en cuenta, la llamaban para ir a más sitios a cubrir los acontecimientos allí ocurridos, entre otras cosas, por la objetividad con la que trataba ciertos temas, que siempre tenían un cariz delicado y de los que no todo el mundo podría decir lo mismo dentro de su profesión Poco a poco se fue acercando la hora de comer y se dirigió hacía el restaurante en el que había quedado con su amiga Ana para almorzar, la verdad es que tenía muchas ganas de verla, era por así decirlo, la única amiga de la infancia que le quedaba, el resto o se habían quedado en Jerez o habían emigrado tanto o más que ella hacía ciertos lugares,

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que sus estatus sociales siempre les habían permitido y había perdido todo contacto con ellos, aunque realmente eso no le importaba demasiado Ana: Dichosos los ojos que te ven... joia... (dijo su amiga llegando hacía la puerta del restaurante y dándole un abrazo enorme a la periodista) deja que te mire... (dijo alejándose un poquito de ella para echarle un vistazo de arriba abajo haciendo que esta se sintiera algo incómoda, aunque no le diera importancia, era su amiga y siempre había hecho lo mismo con ella) que bien te sienta el trabajo... hija... que envidia M: A ti también... no lo niegues... (le dijo Maca devolviéndole el cumplido, haciendo que Ana se echara a reír) Ana: Eso ni lo sueñes... el trabajo me trae k.o... no paro ni un segundo en los juzgados niña... (dijo a continuación haciéndole un gesto a su amiga para que entraran ya a comer) le ha dado a todo el mundo por poner querellas... y esas cosas... como si no hubiera nada mejor que hacer M: Me imagino... pero es lo que a ti te da trabajo... que los famosillos... te contraten... (dijo Maca casi al instante abriendo la puerta y dejando pasar a su amiga y así buscar una mesa donde almorzar) Ana: También es verdad... (dijo su amiga con una mueca) por cierto... ¿qué tal con Lola?... (preguntó Ana una vez que se sentaron en una mesa y le pidieron al camarero dos menús del día) M: Bien... supongo que bien... (dijo Maca poniendo cara de circunstancias) Ana: ¿No se ha alegrado de verte?... (le preguntó su amiga con tono preocupado) M: Al principio no... (continuó diciendo Maca intentando poner sobre la mesa la reacción que había tenido su mujer el día antes a su llegada) estaba a la defensiva... y no sé... pero supongo que cuando me mando los papeles sería por algo... no sé Ana: Le dije que estaba loca cuando me lo dijo... (dijo Ana interrumpiendo a su amiga) pero no me hizo caso... creo que esas cosas es mejor hablarlas... y que pase lo que tenga que pasar M: Ya... si eso lo sé... (dijo Maca con cierta tristeza en los ojos) no los he firmando... ¿sabes?... por eso he venido... no me parece buena idea Ana: Cariño... yo no sé si es buena idea o no... pero eso es algo que tenéis que hablar... (le dijo Ana mirándola fijamente a esos ojos en los que siempre encontraba lo que quería y aunque su amiga no fuera de las que expresaran fácilmente sus sentimientos, siempre lograba saber que le preocupaba en cada momento, por eso vio en sus ojos algo de lo que no sabía si alegrarse o no) Maca por favor... (le dijo en tono de súplica) M: ¿Y qué quieres que le haga?... (le preguntó entonces la periodista un tanto molesta por la actitud de su amiga, el hecho de haberse acostado con su mujer no era algo malo, se suponía que era lo normal en una pareja) es mi mujer... no me sale hacer otra cosa... no me sale... lo siento... pero no me sale Ana: Ya cariño ya... (dijo Ana en un tono que intentaba calmar a su amiga que seguía con esa mirada que tan poco le gustaba, porque reflejaba dolor y mucha tristeza) pero no la engañes más... porque termináis siempre haciéndoos daño las dos... y eso no es justo... ni para ella... ni para ti... ni por supuesto para la niña... porque yo sé que lo intentas... y sé que la quieres... a tu manera... pero la quieres M: Quizás las cosas cambien... no lo sé... (dijo Maca interrumpiendo a su amiga que seguía mirándola sin dejar de intentar hacerle ver las cosas como era realmente) Ana: No van a cambiar... ojalá cambiaran... pero... ¿cuántas veces lo habéis intentando ya desde que te fuiste?... (le preguntó aún sabiendo la respuesta perfectamente) si María tenía dos añitos Maca... (en ese instante se dio cuenta de lo mucho que le estaba molestando a su amiga estar teniendo esa conversación)

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M: No me des la brasa... sé que lo haces con toda tu buena intención... pero no es lo que necesito ahora... (le dijo la periodista intentando no herir a su amiga, que siempre la había apoyado en todo, pero era la única que le decía siempre la verdad y eso lo agradecía enormemente) tengo muchas cosas en la cabeza... y me gustaría pensarlas... sin que nadie me esté diciendo lo que tengo que hacer... (dijo cerrando los ojos y suspirando al pensar en todo eso) he venido a ver a una buena amiga... y charlar de cosas intrascendentes... como cuando éramos niñas Ana: Y yo lo siento Maca... (dijo Ana mirándola muy seriamente) pero es que cada vez que hablamos por teléfono me rehuyes... y ya no sé como hablar contigo... además tú eres la que estás lejos... y yo soy la que las veo... y te voy a decir una cosa... (dijo antes de continuar hablando) cada vez que te vas... reviven una y otra vez lo mismo... y eres mi amiga... pero te voy a decir una verdad... en esta vida hay que saber elegir... (en ese instante Maca intentó interrumpirla pero Ana no la dejó) déjame hablar... me parece estupendo que te encante tu trabajo... que te desvivas por él... pero ellas son tu familia M: Me han ofrecido trabajo aquí... (dijo Maca en ese momento haciendo que Ana se tuviera que callar) y lo voy a aceptar... Lola ya lo sabe... pero todavía no le he dicho nada a mi jefe... porque todavía no tengo la entrevista... es la semana que viene... y por lo menos... lo voy a intentar... necesito intentarlo... (dijo de corrido lo más rápido que pudo para que su amiga la escuchara sin interrumpirla) Ana: Me parece muy bien... (dijo Ana con una sonrisa, a pesar de saber que conociendo como conocía a su amiga, hacer eso le resultara tremendamente difícil) cuenta conmigo M: Lo sé Anita... (dijo Maca un poco más relajada aunque sus miedos siguiera ahí) gracias niña Ana: ¿Por qué?... (le preguntó su amiga extrañada) M: Por decirme siempre lo que piensas... (le dijo la periodista con el rostro más calmado y dejando a una Anita sin saber qué decir, por lo que cambió rápidamente de tema) esta noche hemos quedado para cenar... (dijo sin mucho ánimo) Ana: Por lo que veo no te hace mucha ilusión... (dijo Ana viendo esa cara triste que se le acababa de poner a su amiga) ¿ibas a hacer otra cosa? M: No que va... (le respondió Maca rápidamente para que su amiga no pensara lo que no era, aunque en el fondo sabía que Ana no pensaría nada malo de ella, al menos eso creía) si ilusión si me hace Ana: Ya... (dijo Ana con una tímida sonrisa que llamó la atención de una Maca que sabía por donde podría ir) pero no quieres que te lleve a ese restaurante pijo... que tanto le gusta a ella... donde va todo el pijerio de Madrid junto... corrígeme si me equivoco... (dijo haciendo una mueca con la cara) M: No te equivocas para nada... (le contestó Maca encogiéndose de hombros) pero no me gusta ver a la gente... y seguro que están allí todos sus socios... y amigos de esos... con los que no tengo ninguna ganas de hablar Ana: Lo sé cariño... (le dijo Ana mientras cogía su taza de café) pero deberías de estar acostumbrada... quieras o no nos criamos en un mundo así M: Sí... (dijo con algo de mal humor) un mundo lleno de hipócritas... pero a ella le gusta... siempre le han gustado esas cosas... y yo pues no le puedo decir que no... (siguió diciendo encogiéndose de hombros) Ana: No haberte casado con una mujer... que siempre quiso ser pija... (dijo Ana metiéndose con ella) quieras o no... siempre le ha gustado presumir de ti... una Wilson en toda regla M: Pues yo lo odio... (dijo Maca suspirando) pero bueno... si ella quiere ir a cenar... iremos a cenar... esa es la vida en pareja... digo yo... (dijo con un tonito lleno de resignación)

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Ana: Mira... tú al menos no tienes que aguantar al seboso de tu jefe intentando ligar contigo... así que te aguantas... (dijo Ana con indignación, aunque al final no pudiera evitar sonreírle a su amiga, la verdad es que cada vez le parecía una persona menos sociable y no sabía el tiempo que podría soportar eso) En realidad cada vez le estaba apeteciendo más ir a cenar con sus amigas, desde la muerte de Manuel hacía algo más de un año, las cosas siempre habían ido de mal en peor y no es que siguiendo con su vida fuera evidenciar que lo quisiera menos, pero se había dedicado más a añorarlo, que en cuidarse de si misma, pero ahí estaban sus amigos, semana tras semana intentando convencerla para salir un ratillo con ellos y semana tras semana ella se había ido negando, no sabía si por sentimiento de culpa, por no dejar sola a su hija más de lo estrictamente necesario o porque con eso quizás defraudaría a su marido, eso no lo tenía muy claro, pero había sido así Salió del hospital con otro ánimo, como más viva, como más orgullosa de si misma y con más ganas de ir comiéndose algo de ese mundo al que creyó una vez que le había dado de lado, por eso cuando llevó a la pequeña a casa de su madre y Encarna la vio arreglada a puntito de salir con sus amigos, se alegró tanto, nunca le había gustado ver a su hija triste, con lo alegre que había sido siempre esa niña y lo feliz que había sido junto a Manuel, pero ya era hora de que siguiera con su vida, estaba bien que quizás no quisiera volver a enamorarse, pero por lo menos salir con sus amigos, no era algo que le pudiera reprochar nadie En: Que guapa te veo mi amor... (dijo Encarna toda emocionado al ver el vestido que se había puesto su hija para esa noche) y que arreglada E: Es que mamá vamos a un sitio muy elegante a cenar... (le respondió Esther volviéndose a mirar al espejo, mientras Cris la observaba atentamente a su lado) En: Ya veo ya... porque estás guapísima... (le dijo Encarna con tono de orgullo) ¿a qué mamá está muy guapa Cris? Cris: Sí... guapisisima... (dijo la niña con una sonrisa que a Esther le encantaba observar) E: Tú si que eres guapa... mi niña... (le dijo la enfermera a su hija dándole un besito en la mejilla que la llenó de pintalabios) ay cariño... lo siento... te he llenado entera En: No te preocupes... (dijo Encarna levantándose de la silla para hasta donde se encontraban las dos) yo se lo limpio... pero cariño... ya hay barras de labios de esas que anuncian que no manchan E: Lo sé mamá... pero esta me la regaló Manuel hace años... y no le he usado mucho... (le respondió la enfermera a su madre mirando como esta comenzaba a limpiarle a la niña la cara) En: ¿Cuándo vienen a recogerte?... (preguntó Encarna mirando de reojo a su hija) E: Pues... (dijo mirando el reloj que tenía su madre en el salón) creo que en diez minutos... me tiene que avisar Laura... porque nos vamos las cuatro en su coche En: Me alegro... después te irás a tu casa en taxi... ¿no?... (le dijo su madre con tono claro) E: Claro mamá... no creo que aguante mucho... quizás la cena... y algo más... pero poco... (le dijo Esther intentando hacerle ver a su madre que si salía era simplemente por no quedar mal con sus amigas, cuando realmente lo único que estaba proyectando con esa actitud, era las ganas que tenía de salir, estaba como cuando cumplió los dieciséis y

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su amiga Nuria había ido a buscarla para que su padre la llevara a su primera salida nocturna por los sitios de moda) Pero a pocas manzanas de allí, las cosas eran totalmente distintas, a pesar de haberse arreglado y estar esperando ya a su mujer en el salón de la casa, Maca seguía estando bastante reticente a salir, pero estaba claro que Lola, como siempre, se había ilusionado en ir a cenar a su sitio favorito e ir acompañada de ella y aunque como casi siempre ocurría, a pesar de cenar a solas las dos, no había un momento en toda la velada en la que su mujer no se tuviera que levantar o fuera a verlas alguno de esos amigos con la intención de saludarlas y darles conversación, si a eso se le pudiera denominar conversación Lola: Venga... vámonos ya... (dijo Lola saliendo con prisas del dormitorio y entrando en el salón) que tenemos reserva para las diez... (dijo en ese momento observando como su mujer la esperaba de pie mirando por la ventana del salón hacía la calle sin hacerle ningún caso) ¡cariño!... (la llamó con desesperación al notarlo) M: Dime... (dijo Maca volviéndose hacía ella para mirarla sin saber muy bien a qué venía tanta prisa) Lola: Que llegamos tarde... ( le dijo Lola todavía más nerviosa y acercándose a coger el bolso para meter todo lo que necesitaba pero también notando como la periodista no se movía del sitio en el que se había quedado) cariño... (volvió a decirle) ¿no quieres salir?... (le preguntó finalmente aunque la pregunta fuera realmente obvia, teniendo en cuenta la actitud de Maca en todo momento) M: No... venga vamos... (dijo la periodista avanzando hacía donde se encontraba su mujer) estaba pensando en mis cosas Lola: Si no quieres ir... anulamos la reserva... pero ya sabes como se pone Pier... cuando le avisamos con tan poco tiempo... y esta noche nos ha hecho un gran favor... (dijo Lola poniéndose de lo más pijo que podía en ese momento) M: No te preocupes... no quiero que tengas problemas con Pier la próxima vez... (le dijo Maca haciendo una mueca de fastidio) Lola: ¡Parece mentira que te hayas criado donde te has criado!... (le soltó Lola mientras ambas se dirigían hacía la puerta del piso para salir) M: Por eso cariño... por eso... (le respondió Maca suspirando y cerrando la puerta de la calle tras de si, sabía que iba a tener una noche bastante movidita, quisiera o no) Desde que entró junto a sus amigas, le pareció que aquel restaurante era demasiado lujoso para ellas y tuvo claro que para nada, se veía estando dentro del círculo social en el que se encontraban la mayoría de los presentes, todos ataviados con sus mejores galas, como si aquello fuera el mayor hito social de todo Madrid, aunque realmente no se estuviera celebrando nada Sin saber cómo y después de intentar no llamar la atención ninguna de las cuatro, se sentaron en la mesa que le habían asignado cuando habían hecho la reserva, hacía ya casi dos meses y con disimulo, le agradecieron al camarero que les entregara una carta a cada una de las presentes Eva: Dios mío... ¿habéis visto esto?... (preguntó Eva en cuanto se puso a leer la carta) C: Claro que lo hemos visto Eva... (dijo Cruz bajando bastante la voz) y no hables tan alto

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E: ¿Pero cómo se os ha ocurrido venir aquí?... (preguntó Esther sin elevar la voz, aunque su intención fuera realmente la contraria) L: Pues yo que sé Esther... (dijo Laura intentando justificarse) a mí me dijo Javi que era un buen sitio para cenar... y me dijo que era algo pijo... pero no esto Eva: Si es que nos va a costar cualquier cosa que pidamos un riñón... (dijo Eva poniendo los ojillos en blanco) C: Pero eso es lo de menos chicas... (dijo Cruz en un tono que no logró para nada convencer a sus amigas) una noche es una noche Eva: Vale... pero como se me indigeste... te la ganas... (dijo Eva poniendo un cierto tonito amenazante que hizo que las cuatro comenzaran a reírse de forma un tanto escandalosa, hasta que Laura se percató de que comenzaban a mirar hacía ellas, varios de los presentes por el escándalo que estaban formando L: Chicas... chicas... (dijo la residente en ese momento intentando calmarlas) que me parece a mí que vamos a conseguir ser el centro de atención de la noche C: Pues mejor... (dijo Cruz envalentonada mirándola a las tres) que para eso hemos venido... para que nos miren... (terminó diciendo riendo, aunque estaba vez fuera de forma más calmada) Al final pidieron más por intuición que por lo saber realmente lo que estaban comiendo, eso de estar en un restaurante de ese tipo era lo que tenía, que hasta a un simple filete con patatas cocidas, tenía nombre francés, pero después de todo, se lo estaban pasando estupendamente observándolo todo y comentando los modelitos que llevaban todas las señoras que allí se encontraban, todo claro está, desde donde les permitía observar desde la humilde mesa en la que las habían situado en el salón Seguían charlando y charlando, cuando de repente a Esther le pareció ver a alguien familiar, en un principio intentó no darle mucha importancia a la pareja que iba de la mano, que acababa de entrar en el restaurante y que inmediatamente fue saludada por más de uno de los que estaban cenando allí, pero hubo un gesto, que a la enfermera no le pasó desapercibido y fue la actitud de una de las mujeres, que cada vez le resultaba más familiar y que a pesar de mantenerse junto a la otra mujer, estaba como en un segundo plano, como si no quisiera estar allí, hasta que las reconoció L: ¿Qué pasa Esther?... ¿has visto a alguien conocido?... (preguntó Laura que era la que estaba sentada a su lado y se había dado cuenta de que su amiga no le quitaba el ojo a una pareja de chicas que acababan de entrar en el restaurante) Eva: Eso Esther... ¿qué nos tienes escondido?... si ya decía yo que al final... ibas a ser más pija que Javi... (preguntó Eva al volverse y después de observar hacía donde miraba su amiga) E: No... si no es nada... (dijo la enfermera sintiéndose un tanto avergonzada, hasta que sin saber por qué, vio como la pareja, que seguía yendo de la mano, se acercaba cada vez más hacía la zona en la que estaban ellas y pasaban al lado prácticamente de la mesa en la que estaban las cuatro, hasta que una de ellas se paró y se volvió hacía ellas, dejando a Esther un tanto fuera de juego) Lola: ¡Esther!... (dijo una de ellas dejando en ese instante, tanto a la enfermera como a sus tres acompañantes un tanto sorprendidas) ¡no sabíamos que venías por aquí! E: Bueno... y no vengo... (dijo Esther intentando no ponerse nerviosa) esto ha sido algo especial

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C: Sí... celebramos la vuelta de Esther al mundo real... (dijo Cruz interviniendo en la conversación, lo que hizo que ambas mujeres se le quedaran mirando, al igual que su amiga) E: Bueno... os presento... (dijo la enfermera viéndose en el compromiso) mirad chicas... esta es Lola y... y... (dijo intentando acordarse del nombre de la mujer de su vecina, sin dejar de mirarla) Lola: Y Maca... (dijo Lola ayudándola y sonriendo levemente) somos las vecinas de Esther C: ¡Ah!... encantadas... (dijo Cruz cogiendo la voz cantante de la mesa, al ver como se había puesto totalmente colorada Esther) nosotras somos compañeras de ella del trabajo... estas son Eva... Laura... y yo soy Cruz Lola: Encantadas... (dijo Lola al instante, mientras Maca se seguía manteniendo en un segundo plano y empezaba a ponerse nerviosa al ver que su mujer se estaba demorando demasiado con ellas, tenía ganas de terminar de cenar ya, cuando ni siquiera habían comenzado todavía) C: Maca... es de Macarena... ¿no?... (dijo Cruz en ese momento mirando directamente a la periodista que al ver que se dirigían a ella hizo un gesto un tanto gracioso que le llamó mucho la atención a una Esther que ya solamente se limitaba a observar los acontecimientos) M: Si... es de Macarena... pero no me gusta nada mi nombre... y Maca me parece mejor... (le respondió la periodista intentando ser un poco borde) C: Pues entonces... encantada Maca... (dijo Cruz dirigiéndose en exclusiva a una Maca que parecía ahora algo más relajada desde que esa mujer le había hablado) M: Igualmente... (dijo esta de forma educada) venga cariño... vamos a cenar... (dijo ya dirigiéndose a su mujer que seguía hablando con Esther de las niñas) Lola: Sí es verdad... (dijo entonces Lola acercándose hasta ella y estrechándole la mano de nuevo) bueno Esther me alegro de verte por aquí... y encantada también de conoceros a vosotras... es un placer C: Claro... (dijo Cruz hablando por las cuatro y viendo como la pareja se iba alejando y se sentaba en una mesa que todo indicaba, que había sido preparada especialmente para ellas) Mientras en la mesa de las chicas, Esther comenzaba a contarle, lo poco que sabía de la pareja, pero sobre todo, la situación que había vivido el día anterior a la salida del colegio, Maca y Lola, no terminaban por decidirse qué iban a pedir esa noche, así que de vez en cuando y mientras su mujer seguía releyendo la carta, Maca no dejaba de mirar de vez en cuando a la mesa de las chicas, que en ese momento estaban riéndose de algún comentario que hacía la mujer que se había dirigido a la periodista, en el fondo no les había caído mal, parecían gente alegre y que se llevaban realmente bien las cuatro, pero sobre todo hubo una cosa que le encanto, ver sonreír a la enfermera, tenía algo que sin saber por qué, conseguía dejarla con la mente en blanco Lola: Cariño... (dijo Lola intentando llamar su atención) ¿lo de siempre?... (le preguntó sin saber si su mujer la estaba escuchando o no) M: Sí... sí... lo de siempre... (le contestó la pediatra casi sin mirarla) Lola: Pues muy bien... Luis... (le dijo Lola al camarero) lo de siempre Luis: Como usted diga Sra. Sánchez... (dijo el chico amablemente antes de retirarse) Lola: Cariño... ¿qué te pasa?... (le preguntó Lola al verla así) llevas toda la noche como ausente

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M: No es nada... (le respondió Maca mirándola de repente y observando como los ojos de su mujer estaban como entristecidos) Lola: No te ha hecho ilusión venir aquí... (dijo la abogada bajando la mirada) M: No es eso cariño... (dijo Maca cogiéndole la mano y acariciándosela muy lentamente) todavía estoy cansada del viaje Lola: Es verdad... que esta noche no te he dejado dormir... (dijo la abogada con voz sensual recordando lo poquito que habían dormido) pues en cuantito que cenemos... nos vamos a casa M: Tampoco es eso cariño... (le dijo Maca suspirando) sólo es que necesito un poco de tranquilidad... relajarme Lola: Y aquí no estás relajada... claro... (le dijo Lola con cierto tono de enfado) nunca te han gustado mis amigos M: Eso no es cierto... (le dijo Maca intentando mantener la calma) nunca he puesto ningún pero a tus amigos... pero no me gusta sentirme observada... ni juzgada por ellos Lola: Nadie está haciendo eso... (dijo Lola fijamente) esa es la impresión que a ti te da... pero se alegran de verte por aquí M: Sí claro... (dijo con tono burlón) ahí esta la rebelde de los Wilson... que a saber que estará haciendo tan lejos de su mujer... y de su hija... ¿con cuantas se habrá acostado ya? Lola: Eres injusta... (dijo Lola tirando en ese momento la servilleta encima de la mesa y mirándola con mucha rabia) a veces parece que no te conozco... que el estar lejos te ha cambiado... y si no me voy ahora mismo de aquí... es por no hacer un numerito de esos que tanto odias M: Puedes hacer lo que quieras cariño... (dijo Maca sin mostrar ningún signo de enfado en su rostro) hace ya mucho... que comenzó a importarme una mierda... lo que piensen de mí Lola: Pues no se nota... (dijo Lola levantándose de la mesa para irse al servicio, dejando sola a una periodista que por la situación comenzó a tener clavadas en su persona, miles y miles de miradas, que intentó aguantar como pudo) Seguían hablando de la pareja, cuando Cruz percibió que Lola se levantaba bruscamente y se iba hacía el cuarto de baño, dejando a la periodista sola en la mesa C: Me parece a mí que tus vecinas han tenido bronca... (dijo la cirujana llamando la atención de sus tres amigas, que rápidamente e intentando disimular, dirigieron sus miradas hacia la mesa de la pareja, donde se encontraron a una Maca con cara de cabreo que intentaba concentrarse en el mantel ante las miradas del resto de los presentes) L: Pues para mí que lo debe de estar pasando fatal... (dijo Laura en ese momento) yo no soportaría que la gente me mirara así Eva: No creo que eso le importe mucho... (dijo Eva dando su opinión) o no os habéis dado cuenta de lo pijas que son C: Venga ya Eva... eso no tiene nada que ver... (dijo Cruz saliendo en defensa de las dos) no tengas prejuicios con la gente... sólo porque sean de una manera... ¿verdad Esther? E: Sí claro... (dijo la enfermera cuando se vio aludida) de momento yo no he tenido ningún problema con ellas... bueno con Lola que es la que conozco más... es más... esta mañana su mujer ha llevado a Cris al colegio C: Pues no le quitan ojo... (dijo Cruz volviendo a observar a la sala, sintió como Lola volvía a entrar en el restaurante y se sentaba de nuevo en su silla)

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E: Creo que se iban a divorciar... (dijo Esther sin darse cuenta de que su vecina ya había vuelto a la mesa, hasta que de repente miró hacía la mesa y la vio) al menos me enteré de eso en la conversación que tuvieron a la puerta del colegio ayer L: Vamos que no te perdiste nada... (dijo Laura riéndose) E: Que graciosa... no sé que hubieras hecho tú en mi lugar... (le dijo Esther mirándola con los ojos en blanco para terminar con una gran sonrisa para el final) C: Seguro que te hubieras quedado como ella... (dijo Cruz metiendo baza en el asunto) Eva: O peor... (añadió Eva dándole un pequeño codazo a la residente que le sacó la lengua) C: Chicas... chicas... que estamos en un sitio pijo... y hay que tener modales... (dijo Cruz también riendo mientras les llamaba la atención) Mientras ellas seguían riéndose, a pesar de la tensión, parecía que las cosas en la mesa de la pareja se iban enfriando, sobre todo cuando el camarero les sirvió sus platos y poco a poco se fueron concentrando en la cena que tenían por delante intentando no incomodarse la una a la otra De vez en cuando y no sabía por qué, Maca miraba de reojo hacía la mesa en la que estaba cenando Esther con sus amigas, las veía reírse tanto, disfrutando de la velada, que en ese instante, le hubiera gustado estar sentada en aquella mesa o con sus compañeros de trabajo, pasando una velada de evasión, cuyo objetivo consistía en intentar pasar lo mejor posible el tiempo que estuvieran destinados en esos países en continuo conflicto, se acordó de Silvia y de Toni, realmente los tres formaban un gran equipo delante y detrás de las cámaras y sin saber por qué, se descubrió sonriendo y soltando una leve risa, mientras colocaba sus cubiertos en su plato en señal de que había concluido con ese plato Lola: ¿De que te ríes?... (le pregunto entonces Lola sabiendo que probablemente estuviera pensando en alguna de sus cosas, en las que por supuesto no contaba con ella para nada) M: De nada... (le respondió la periodista) cosas mías Lola: Ya sé que son cosas tuyas... (le dijo la abogada bastante molesta) pero me gustaría reírme igual que tú... hacerlo contigo... ¿sabes?... si no es mucho pedir M: Vale... perdona... (le dijo Maca clavando su mirada en el rostro de Lola, que por inercia desvió la suya hacía el mantel, había algo en esa mirada que siempre la había intimidado, incomodado, pero no sabría decir por qué) ¡eh!... cariño... (le dijo entonces Maca alargando un poco su mano para levantarle el mentón con cariño) lo siento... siento como me he puesto antes... sé que te apetecía venir... y yo... lo he estropeado Lola: Pensé que te gustaría... pero también entiendo que estés cansada... y te apetezca estar en casa... (dijo Lola con una leve sonrisa que la periodista le devolvió) M: Claro que me gustaría estar en casa... (le dijo Maca antes de hacer una pausa para que el camarero les pudiera quitar el servicio) sólo te pido un poco de paciencia... (dijo a continuación una vez que se fue el camarero) llevo meses viviendo sola... y lejos de todo esto... y me tengo que habituar al cambio Lola: Quizás he estado demasiado susceptible... no lo sé... (dijo la abogada bastante más tranquila) y si algo tenemos que hacer para que esto marche... es tomárnoslo con tranquilidad... sin agobios... lo importante es que estés aquí M: Anda... ven aquí... (le dijo la periodista a la vez que tiraba levemente de ella para darle un beso cariñoso en los labios, leve por el lugar en el que se encontraban, pero lo suficientemente importante para terminar con esta primera crisis postvuelta)

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¿Y si realmente se estaba equivocando?, ¿y si todo lo que estaba intentando hacer terminaba siendo algo inútil o un sin sentido?, esas y otras preguntas por el estilo, eran las que no dejaban de inundar su mente aquella noche de cierto insomnio. Realmente la conversación que había tenido con Ana a la hora de comer, le había hecho pensar en cosas, que cuando decidió volver, ni tan siquiera pasaban por su imaginación, esa decisión la había tomado con toda la ilusión que había podido acumular, ante la idea de volver a ver a su familia después de tres meses sin hacerlo, con la ilusión de estar con su hija, su bichillo, como le decía ella y no perderse más días sin poder estar con ella, pensó que quizás Lola tuviera razón en pedirle el divorcio, al fin y al cabo, sus sentimientos hacia ella no eran los mismos que cuando decidieron unir sus vidas hacía ya casi cinco años, estaba claro que le seguía teniendo cariño, afecto, les unían unos años de convivencia, que en realidad se limitaban a un mes y medio al año realmente, en los que al principio cogía con muchas ansías, recordaba de forma muy nítida, esos encuentros llenos de ternura, pasión, deseo con los que se aferraba a su mujer durante esos encuentros, la amaba, tenía claro que la había amado, pero también sabía que de la misma forma que lo había hecho, la distancia había ido logrando que ese amor, fuera convirtiéndose en atracción y afecto, unido a lo único que parecía que podría unirlas eternamente, su hija Sin saber muy bien por qué, por un impulso quizás, se levantó de la cama, tenía claro que esa noche iba a dormir realmente poco y desde luego, por nada del mundo, quería despertar a su mujer, que permanecía completamente dormida a su lado de la cama, ajena a todo lo que estaba pasando por la mente de la periodista, hasta que desde la puerta de la habitación es paró tan sólo un instante y mirando a su mujer dormir, no pudo evitar pronunciar en un leve susurro M: ¿Qué nos ha pasado cariño?... ¿qué?... (dijo antes de echar un leve suspiro y salir rumbo al salón y a ese sofá que la aguardaría esa noche de insomnio que tanto detestaba) El sábado amanecía totalmente despejado y con pinta de ser un día de esos estupendo para disfrutar en la calle o en el parque y a pesar del cansancio acumulado por la noche que había pasado con sus amigas, Esther se levantó feliz, feliz por haber pasado una velada fantástica con sus amigas después de tanto tiempo, feliz por haber recuperado esos momentos de complicidad que había creído perdido por su ausencia, feliz porque sus amigas le habían demostrado eso, que eran sus amigas y que a pesar de todo, en cuantito que ella se había sentido preparada para seguir con su vida, ellas estaban ahí Era consciente de que dentro de unas horas tendría que estar en casa de su madre para comer, su hermano iba a llevar a su nueva novia y a decir verdad, se sentía con ganas de pasar un ratito agradable con su madre y con hermano, los cuales consideraba que ya habían aguantado lo suficiente sus ausencias y ese día, iba a recompensarlos, ese día iba a volver a ser la hija que siempre fue y sobre todo iba a volver a ver la sonrisa de su madre y de esa manera, después de recoger un poco la casa, se dispuso a salir del piso, con la sonrisa reflejada en su rostro

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E: ¡Buenos días!... (dijo la enfermera de forma cantarina, después de cerrar la puerta del piso y dirigirse hacía la puerta del ascensor donde se encontró con que la periodista también se disponía a salir sola a la calle) M: Buenos días... (le respondió Maca pensando a qué venía tanta alegría reflejada en aquella mujer, a la que últimamente se encontraba a cada momento) E: Tú primero... (le hacía el gesto Esther para que entrara ella primero en el ascensor, al ver como la periodista le cedía el paso)- ¿qué día más bueno hace?... (le preguntó una vez que se cerraron las puertas) M: Sí... apetece estar en la calle... tomando el sol... y eso... (dijo Maca sin mucho ánimo, pero con educación mientras se apoyaba en la pared del fondo de habitáculo) E: ¿Y María?... (le preguntó Esther por su hija, haciendo que la periodista la mirara esbozando una leve sonrisa) M: Muy bien... ahora voy a por ella a casa de mi suegra... y nos vamos al parque... (le respondió Maca, sin saber muy bien, por qué le había dicho eso a una persona a la que apenas conocía) E: Yo tengo comida familiar... (dijo una Esther que seguía rebosante de felicidad y a la que no le importó entablar un poquito más de conversación con su vecina) mi hermano se ha echado novia... y nos la va a presentar... (dijo levantando las cejas en señal de incredulidad) esperemos que esta le dure... (dijo riendo al recordar las palabras de su madre hacía dos tardes) M: ¡Quien sabe!... (dijo Maca a la vez que ambas salían del ascensor y se dirigían hacía la puerta del bloque para salir a la calle) E: Gracias... (dijo Esther al ver como la periodista abría la puerta de la calle y esta vez accedía a que le cediera el paso para salir ella primero del portal, hasta que ambas se quedaron sin saber que hacer, paradas con la puerta ya cerrada) M: Bueno yo... (dijo Maca sin saber la razón por la que le estaba costando tanto hablar) E: Si eso... yo... (dijo Esther notando también como un nerviosismo descontrolado se iba apoderando de su cuerpo cada vez más) eso... que yo me tiro por allí M: Y... y yo por ahí... (logró decir Maca casi tartamudeando, señalando en la dirección contraria) E: Pues nada... (siguió diciendo la enfermera toda nerviosa) que te lo pases bien en el parque M: Y tú en casa de tu familia... (le contestó Maca con una amplia sonrisa) E: Claro... (le dijo Esther devolviéndosela y sintiendo que por un lado quería irse de allí porque se encontraba muy nerviosa, pero por el otro, había algo que hacía que no quisiera moverse de allí) pues entonces ya nos vemos M: Sí... (le dijo Maca sonriendo, parecía que esa mujer tenía la capacidad de sacarle esos momentos que hacía mucho tiempo que no tenía con nadie y eso que apenas se conocían) E: Ya... es que últimamente nos encontramos siempre... y eso que llevas dos días aquí... (dijo Esther muy nerviosa y moviéndose un poquito del metro cuadrado en el que se había detenido desde que habían salido del portal del edificio) M: Tienes razón... (dijo Maca riendo ante ese comentario y dando un pasito para delante al notar como la enfermera había retrocedido un poquito) E: Pues algo hará que sea así... digo yo... (dijo Esther colocándose de nuevo el bolso al notarlo algo incómodo y llamando así la atención de una Maca que no le estaba quitando ojo a ninguno de sus movimientos) M: Empiezo a pensar que eso debe ser... porque no creo que estadísticamente hablando... dos vecinas que hacen nada que se conocen se encuentren tanto... (dijo la

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periodista riéndose y dándose cuenta de que de repente se le había quitado todo el mal humor acumulado del día anterior) E: Sí... (dijo Esther más nerviosa) bueno pues eso... que ya nos vemos... que mi madre estará poniéndose ya nerviosa M: Sí claro... (dijo Maca sonriendo) María debe de estar también nerviosa ya E: Pues hasta otra... (dijo Esther dándose la vuelta pero sin dejar de mirar a la periodista a la cara) M: Hasta otra... (le dijo esta haciendo lo mismo pero para el lado contrario) Y así, ambas pusieron rumbo a sus respectivas citas, pero con una sensación extraña, que ninguna sabía a que era debido, pero había algo que si tenían muy claro, ambas estaban comenzando a sentir curiosidad por la otra más allá del hecho de que fueran vecinas y sus hijas fueran amigas Nunca supo realmente la relación que la unía a su suegra, en realidad, se habían llevado bien desde el principio y según Lola, su madre la adoraba, pero Maca se había limitado siempre a intentar llevarse lo mejor que podía con la familia de su mujer, ella no era nada familiera, su propia familia, a pesar de aceptarlo finalmente, nunca vieron con buenos ojos su relación con Lola y no precisamente porque fuera una mujer, al fin y al cabo, sabían de la tendencia sexual de su hija prácticamente desde que era muy joven, pero como pasa en muchas ocasiones y sobre todo en su familia, donde la posición social lo era todo Llamó al porterillo del piso en el que había vivido su suegra y por lo tanto su mujer, durante toda la vida. Este se encontraba en un barrio agradable de clase trabajadora, que le había servido al matrimonio Sánchez López, para en su momento, vivir de una forma humilde pero sin dificultades e intentar cría a sus hijos de la misma manera María: ¡Mami!... (escuchó una carrera cuando su suegra abrió la puerta y su hija se acercaba para abrazarla) M: Hola peque... (le dijo a la cría cogiéndola en brazos para darle un beso) me estoy dando cuenta de que ya pesas lo tuyo María: Es que ya soy mayor... (dijo la niña en cuanto su madre la puso de nuevo en el suelo, para salir corriendo hacía el pasillo rumbo a la habitación en la que se quedaba cuando estaba allí) M: Sí muy mayor eres tú... sí... (le contestó Maca muerta de risa por el comentario de su hija) hola Elena... cuanto tiempo... (dijo acercándose hasta su suegra y dándole dos besos) Elena: Hola hija... (le contestó esta sonriéndole a la periodista) sí... desde Navidad... pero vamos... tampoco pasa nada... el trabajo es el trabajo M: Me hubiera gustado venir más... (dijo Maca encogiéndose de hombros) pero las cosas están como están Elena: Mira... (dijo Elena haciéndole un gesto para que se sentara en el sofá, como así hizo la periodista casi al instante) el otro día cuando me llamaste... no pensé que las cosas fueran tan mal... sabes... Lola no habla mucho de todo esto M: Bueno... supongo que a todos nos costaría hacerlo... (dijo Maca bajando la mirada hacía el suelo, evitando así mirar a su suegra) ahora estamos intentando... arreglar las cosas

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Elena: Maca... cariño... (dijo Elena poniéndole una mano encima de la pierna) nunca he dudado que no quieras a mi hija... sabes que yo os apoyé en todo... pero no podéis dejar las cosas como si no hubiera pasado nada... ayer me llamó desde el trabajo... para que me quedara con María... y la encontré muy ilusionada... (en ese momento Maca la miró con ojos tristes) y no te estoy echando la culpa... de verdad... pero quien mejor que tú sabe como es M: He hecho muchas cosas mal... muy mal... y ella no tiene la culpa... es más... es lógico que me pidiera el divorcio... lo es... (dijo Maca de forma nerviosa interrumpiendo a su suegra) pero hemos hablado... le he pedido tiempo... paciencia... y yo voy a intentar poner todo de mi parte Elena: Maca... (la llamó de nuevo para intentar que la atendiera) así como sé que la has querido mucho... que la quieres... también me gustaría... que si sigues con ella... sea porque de verdad sigas sintiendo lo mismo... hay cosas que no se pueden enmendar... y a veces es mejor cortar a tiempo... cuando no hemos sufrido ningún daño irreparable María: Mami... ¿nos vamos ya al parque?... (preguntó María entrando a toda prisa en el salón con esa gran sonrisa que era la más maravillosa del mundo) M: Sí cariño... nos vamos... (dijo Maca levantándose del sofá y entrando en la habitación a coger la bolsa de la pequeña con sus juguetes, puesto que la niña pasaba mucho tiempo en casa de su abuela y era lógico que tuviera allí todo lo necesario para quedarse a dormir) ala... despídete de la abuela María: Adiós abu... (dijo la niña toda cariñosa dándole un beso a su abuela en la mejilla) Elena: Adiós mi amor... (dijo su abuela con una gran sonrisa) y que no se te olvide la próxima vez traerte el puzzle que te regaló el abuelo para hacerlo aquí María: No abu... no se me olvida... (dijo la niña toda seria queriendo demostrar que era algo que no se le iba a olvidar) Elena: ¡Maca!... (dijo Elena en ese momento antes de que la periodista abriera la puerta para marcharse con su hija) piensa en lo que te he dicho M: Claro... (le dijo la periodista casi al instante) venga Elena... hasta otra Elena: Hasta otra... (le dijo esta con una leve sonrisa, intentando demostrarle lo que para Maca estaba muy claro, aquella mujer siempre había querido lo mejor para ellas y siempre lo había demostrado) En cambio en la casa de la madre de Esther las cosas estaban siendo totalmente distinta, su madre al verla llegar, se había alegrado mucho de ese cambio en la expresión de la cara de su hija, ese cambio, que le decía que por fin su hija se había convencido de que tenía que seguir con su vida y encontrar la felicidad, aunque nunca olvidara a Manuel, como ella nunca había olvidado a su Antonio, a pesar de los años que hacía que había muerto Pero la cosa mejoró realmente cuando llegó Diego, el hermano de Esther, con su novia a comer, desde un principio tanto Encarna como Esther se dieron cuenta de que la chica estaba bastante nerviosa, pero poco a poco y conforme iban conversando en la mesa, se fue relajando hasta llegar a entrar un poco en el juego que se traía desde siempre la enfermera con su hermano, sobre todo al llegar a la hora del café Diego: ¿Pero se puede saber que te hicieron anoche hermanita?... (le preguntó Diego después de la última broma que le había echado su hermana que había logrado que tanto

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su madre como Nuria se echaran a reír y que Cris se quedara pensando en qué quería decir lo que le había dicho su madre a su tío) E: Nada de verdad... (dijo Esther sin parar de reír) lo único que se es que era un sitio súper pijo... y que nos gastamos un riñón en la cena... pero por lo demás... nada extraño Diego: Pues no te creo... (volvió de decirle Diego a su hermana) o vamos... te han echado algo en la bebida... porque estás como una moto Cris: ¿Qué es estar como una moto?... mami... (dijo Cris preguntando en ese momento) E: No le hagas caso a tu tío... que es un bromista... (le dijo la enfermera a su hija sin querer contestarle) Cris: Tito... ¿qué es estar como una moto?... (volvió a preguntar la niña viendo que de su madre no iba a obtener respuesta) Diego: Pues es estar como tu madre está hoy... (le dijo Diego mirando a su hermana que comenzaba a ponerle caras, para que no le contara a su hija nada indebido) es estar muy feliz... reírse mucho... y esas cosas Cris: Ahhh... (dijo Cris mirando a su madre) y mami... ¿estás feliz? E: Claro mi niña... mami está muy feliz... (le dijo Esther de manera muy dulce) porque te tiene a ti... tiene a la abuela... tiene a tío Diego... y claro... si Nuria quiere entrar en la familia... pues también a ella... como no... (dijo de repente mientras miraba a la chavala que se había puesto colorada al escucharla) Nuria: Gracias... (dijo Nuria con una leve sonrisa nerviosa que hizo que su novio le diera un pequeño abrazo en señal de apoyo) Cris: Pues yo también soy feliz... (dijo Cris acto seguido) porque también tengo a mi amiga María... que también es mi vecina... ¿verdad mamá?... (dijo la niña toda ilusionada, haciendo que al pronunciar el nombre de la pequeña, se le viniera a la mente en cómo se lo estaría pasando con su madre en el parque y la razón por la que Lola no había ido con ellas) En: Yo que me alegro... (dijo Encarna sonriéndole a su nieta) está muy bien tener una buena amiga E: Sí... se mudaron hace poco... al piso de Luisa... ¿te acuerdas mamá?... (le preguntó Esther a su madre, queriendo darle una explicación que tampoco es que se la estuviera pidiendo la mujer) En: Sí que me acuerdo... ese piso era grande... (dijo Encarna asintiendo con la cabeza) E: Y bueno... van a la misma clase... (dijo la enfermera continuando con su explicación) Cris: Sí abu... se llama María Wilson Sánchez... (dijo Cris en ese instante queriendo dar más información sobre su amiga) Diego: ¿Su padre es de origen anglosajón?... (preguntó Diego con curiosidad) Cris: No tito... María no tiene papá... tiene dos mamas... (dijo Cris con toda la naturalidad del mundo, tanta que tanto Encarna como Diego miraron a su hermana para verificarlo) E: Sí... tiene dos mamás... (dijo Esther también de forma tranquila) aunque Maca no vive siempre con ellas... creo que es por trabajo... además mamá... son las vecinas que llevaron a Cris ayer al cole... cuando tú no pudiste venir En: ¡Ah! (dijo Encarna al momento) siempre es bueno conocer a tus vecinos... (dijo mirando a su nieta que se rió en ese instante) ¿les habrás dado las gracias? E: Claro mamá... (dijo Esther poniéndose seria por el comentario de su madre, porque a pesar de no vivir con ella desde hacía mucho tiempo, Encarna siempre seguía recordándole ciertas cosas que se tenían que hacer por educación, que para eso se había encargado ella de inculcársela a sus hijos) Diego: Bueno mamá... nosotros nos vamos ya... (dijo Diego levantándose del sillón en el que estaba junto a Nuria) es que hemos quedado

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En: Muy bien hijo... (dijo Encarna levantándose) encantada de conocerte Nuria Nuria: Igualmente... (dijo la chica dándole dos besos) me ha gustado mucho conoceros... Diego me está hablando siempre de vosotras En: Pues más le vale que sean cosas buenas... (dijo Encarna mirando a su hijo, al que se le subieron los colores) Diego: ¡Mamá!... (dijo este recriminándola) En: Sólo digo la verdad... así que te aguantas... (le dijo su madre acercándose a él para darle dos besos también) y espero que vengas más Diego: Claro que sí mamá... (dijo Diego al instante, sabía que le había costado mucho convencer a su madre para irse a vivir con unos amigos y que para ello, trabajara algunos fines de semana en un restaurante para pagarse el piso que compartía, puesto que él disfrutaba de una beca de estudios) te prometo no traerte la ropa sucia... (dijo riendo ya desde la puerta) E: Pero serás caradura... (dijo Esther antes de que Encarna pudiera abrir la boca, mientras se acercaba a Nuria también para despedirse) hasta otra Nuria: Claro... (dijo esta dándole dos besos, al igual que a Cris que se había acercado para que su tío la subiera a caballito durante unos instantes) E: Venga Cris bájate de ahí... que tito se tiene que ir... (le dijo Esther a su hija, que la miró con pena) Cris: ¡Valeeee!... (dijo esta mientras Diego la ponía en el suelo) Y de esa manera, finalmente se fueron Diego y Nuria, dejando a Esther y a Cris con Encarna, disfrutando un poquito más de su mutua compañía, hasta que fuera hora de que la enfermera se fuera a su casa En el parque Maca y María se lo estaban pasando estupendamente jugando en los columpios y entablando una breve amistad con un par de chiquillos que estaban allí con sus respectivas madres y que parecían amigas, puesto que no habían parado de hablar desde que se sentaran en el banco que estaba en frente del que había ocupado Maca desde que habían llegado justo después de comer Mientras tanto Maca, intentaba atender a su hija en todo lo que estaba en su mano, puesto que la niña por cualquier cosa que iba a hacer, llamaba inmediatamente a su madre para que no perdiera ojo de sus hazañas en el parque infantil, hasta que sin saber por qué, la niña se dirigió hasta ella y se sentó a su lado M: ¿Ya te has cansado?... (le preguntó Maca sonriéndole y colocándole el jersey que le había quitado anteriormente para que no cogiera frío) venga... que te pongo esto para que después mamá no diga que te pones malita María: Pero es que no tengo frío... (le replicó la niña poniendo morritos) M: Ya... pero las ordenes vienen de arriba... (dijo la periodista encogiéndose de hombros) y hay que hacerle caso a mamá... que sabe mucho María: ¿Puede venirse Cris un día al parque con nosotras?... (le preguntó la niña volviendo a sonreír como si ese pequeño enfado nunca hubiera ocurrido) M: Claro... cuando quieras... pero le tendrá que pedir permiso a su mamá o a su papá... (le dijo Maca como la cosa más natural del mundo) María: Cris ahora no tiene papá... dice que se murió... (le dijo su hija de repente haciendo que la periodista la mirara fijamente) mami... ¿qué es morirse?... (preguntó la pequeña al instante)

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M: Pues... es cuando una persona que quieres mucho... un día se va de tu lado... y no le puedes abrazar... ni darle un beso... (le dijo Maca intentando que la niña lo pudiera comprender) María: ¿Es cómo cuando tú te vas?... (le preguntó con esa vocecilla triste que tan triste ponía a la reportera cada vez que la escuchaba) M: No cariño... (dijo Maca totalmente enternecida por las palabras de su hija) yo estoy ahora mismo aquí contigo... y por mucho que yo me vaya... estaré aquí a tu lado... (dijo suspirando) ahora mismo... me puedes ver... sentir... tocar... pero Cris ya no va a volver a ver a su padre... sólo podrá hacerlo en su corazón... (le dijo a su hija tocándole el pecho) pero ella siempre lo tendrá ahí... y lo seguirá queriendo igual que antes... porque su papá también la sigue queriendo igual María: Yo no quiero que tú te vayas... (dijo la niña abrazándose a ella y haciendo que la periodista se emocionara del todo) M: Cariño... no me voy a ir... ahora estoy aquí contigo... (le dijo en un susurro mientras ambas permanecían todavía abrazadas, le encantaba tener a su bichito así) venga cariño... (dijo poniéndola en el suelo y levantándose ella también) que mamá nos estará esperando... que ya habrá llegado de trabajar María: Siii... y vamos a tomarnos una merienda muy buena... (dijo María toda ilusionada) M: Te voy preparar la mejor merienda del mundo... (dijo la reportera cogiendo a su hija de la mano mientras con la otra cogía la mochila en la que la niña llevaba sus cosas cuando iba a casa de su abuela) María: ¿Y vamos a dibujar?... (le preguntó mirándola fijamente a los ojos) M: Claro... que vamos a dibujar... te voy a dibujar uno de los caballos del abuelo... ¿quieres?... (le preguntó haciendo una mueca esperando respuesta de la niña) María: Sí... quiero que me dibujes a Azafrán... es mi favorito... (dijo la cría comenzando su particular retahíla de cosas en la que se podía apreciar toda la ilusión del mundo) porque es más bonito mami... y me gusta cuando el abuelo me deja montarlo... y acariciarlo... y cepillarlo... y todo mami... es mi favorito... es que es más bonito... mami... (y así con esa retahíla siguieron andando hacía casa, mientras desde hacía un buen rato, Maca había comenzado a pensar en que también tendría que ir a Jerez a ver a su familia) Pero la realidad no fue esa, no habían ni llegado al portal de su casa, cuando el móvil de Maca comenzó a sonar con el anuncio de que su mujer llegaría tarde aquella noche, se había demorado demasiado el caso Martínez-Pacheco y su jefe le había pedido que se quedaran hasta que terminaran de poner en píe la defensa de ese caso, así que tal y como le prometió a María que haría, después de merendar, comenzó a dibujarle su caballo favorito, Azafrán, el fiel amigo de su padre, el semental de la Yeguada de propiedad de los Wilson que tantos premios y tantas alegrías le habían proporcionado a la familia, tantas como sus vinos Después de acostar a la niña y contarle un cuento, se fue hacía el salón a intentar ver un poquito la tele, aunque realmente no estuviera viendo absolutamente nada, hasta que pasada la media noche decidió irse a la cama, sin esperar a que su mujer volviera a casa, logrando poco a poco irse durmiendo, hasta que de repente, un ruido la despertó, lo que hizo que mirara inmediatamente el reloj de su mesita de noche, el cuál para su sorpresa, marcaba las cuatro de la mañana y esperó despierta a que Lola entrara en el dormitorio, como hizo casi al instante

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M: Buenas noches... (dijo Maca mirando hacía la puerta del dormitorio por la que acababa de entrar su mujer, que al verla, se llevó una sorpresa bastante considerada) Lola: Hola cariño... (dijo Lola en un tono un tanto alegre, sin poder disimular que había bebido) no sabía que estarías despierta... (dijo riéndose con esa risa nerviosa producto de la ingesta de alcohol) ¡ah! es verdad... que tienes el sueño ligero... ya no me acordaba... como nunca estás aquí M: Lola... baja la voz... la niña está durmiendo... (dijo Maca intentando no enfadarse por el estado en el que se encontraba su mujer, que no hizo otra cosa que soltar la chaqueta en el sillón que había en el dormitorio y ponerse las manos en la boca como dando a entender que no se había acordado de que su hija estaría durmiendo) Lola: No te enfades... mi amor... (dijo ya la abogada sentándose en la cama cuando atinó a hacerlo y tirándose sobre esta como si un peso la hubiera obligado a hacerlo) hemos estado celebrando que ya hemos terminado la defensa del caso M: A mí me da igual... lo que hayas estado celebrando... (dijo Maca suspirando, pero sin dejar de mirar a su mujer a la cara, observando en el estado en el que se encontraba) lo que quiero es que... no despiertes a la niña... nada más Lola: A veces eres una aguafiestas... (dijo Lola volviendo su cara para mirar como su mujer la miraba con esa mirada que ponía cuando las cosas le molestaban, aunque no dijera nada) no sé por qué me casé contigo... (dijo con rabia) no he visto una persona a la que le guste menos divertirse que tú M: Eso será porque tenemos un concepto distinto... de lo que es divertirse... (dijo la periodista con tono de cierto enfado y volviéndose de espaldas a su mujer acto seguido) Lola: Ya habló la intelectual... (dijo la abogada poniéndose de lado para quedar a su espalda donde durante un instante guardó silencio) venga mi amor... (le dijo con voz lastimera mientras comenzaba a darle besitos en el cuello y en lo que llegaba de la cara e intentaba introducir su mano por el abdomen de su mujer, la cual, suspiró ante lo que sabía que se iba a avecinar) no te enfades M: ¡Lola!... no me apetece ahora mismo... estaba durmiendo... (tuvo que decir Maca al ver que las intenciones de su mujer se iban incrementando) Lola: Te deseo cariño... (dijo la abogada sin dejar de besarla como si la súplica de su mujer no las hubiera escuchado) te deseo mucho... y he venido con unas ganas locas de hacerte el amor... (siguió diciendo con voz aterciopelada, una voz susurrante, que lentamente, iba encendiendo a la periodista, despertándola del todo, sobre todo cuando ya estaba metiendo su mano por dentro de su pantalón y comenzando a rozar su sexo) y yo sé que también me deseas... (dijo soltando un gemido que hizo que Maca se removiera al escucharlo en su oído y que de un impulso se pusiera de cara a su mujer, que sonrió al sentirse victoriosa, sobre todo cuando la periodista sin mediar palabra, se abalanzó sobre sus labios y comenzó a besarlos con desesperación) te quiero mi vida... (dijo Lola finalmente mientras notaba como Maca iba lentamente despojándola de esa ropa que olía a tabaco y alcohol y que en las circunstancias en las que estaba, le importaba un comino si estaban en ese estado) Aquella mañana de domingo comenzó con una personita durmiendo acurrucadita en la cama de su madre y con una Esther profundamente dormida, hacía tanto que no dormía tan bien, hacía tanto que no que despertaba a en mitad de la noche para ponerse a llorar, que casi se le había olvidado lo que era despertarse a esa hora de la mañana junto a la mejor compañía que podía tener en esos momentos, su pequeña

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E: Buenos días... peque... (le dijo Esther a su hija cuando observó como se iba despertando poco a poco) Cris: Buenos días mami... (le contestó la niña frotándose los ojos con ambas manos, mientras recibía un beso de la enfermera) E: ¿Vamos a desayunar?... (le preguntó su madre mirándola a los ojos, una vez que la cría los había abierto completamente) Cris: Sí... (dijo Cris levantándose de un salto de la cama) E: ¡Eh!... ( le dijo Esther regañándola, mientras ella permanecía todavía acostada en la cama) pero ven a darme un beso... golfa Cris: Ayssss... (le dijo la niña con una risilla nerviosa en la que le pedía perdón a su madre por olvidarse de darle ese beso, así que se volvió a meter en la cama y la besó en la mejilla de forma muy dulce) E: Ale... a desayunar se ha dicho... (dijo a continuación la enfermera levantándose ella de la cama para ir directamente a la cocina a prepararlo) ¿qué te apetece hacer hoy? Cris: No sé mami... (dijo la cría sentándose en la mesa de la cocina a esperar que su madre le pusiera el cola-cao en la mesa con algo de picar también) ¿pero podríamos invitar a María? E: No lo sé mi amor... (le dijo su madre mirándola mientras encogía los hombros) a lo mejor tiene que salir con sus madres a algún sitio Cris: Y... ¿por qué no se lo preguntamos?... (volvió a decir la cría intentando convencer a su madre afirmando con su cabecita para intensificar su petición) E: Vale mi amor... pero todavía es temprano... y puede que estén durmiendo... (dijo Esther mirando el reloj de la cocina y viendo que marcaban las once y media de la mañana) mejor nos esperamos un poquito... ¿de acuerdo? Cris: De acuerdo mami... pero después voy a llamarla... (dijo Cris toda convencida de las palabras de su madre, aunque la enfermera todavía no estuviera segura de si era o no una buena opción hacerlo) Pero en casa de sus vecinas las cosas no estaban del todo bien, después de una noche de sexo, de esas que siempre habían tenido Lola y Maca, la abogada se había echado a dormir intentando pasar la resaca de la noche anterior, dejando a la periodista, pendiente de su hija, que se había levantado como siempre temprano María: ¿Mamá está malita?... (preguntó María acercándose hasta la periodista que estaban en el salón sentada en el sofá con cierto cansancio acumulado) M: No mi amor... es que ayer volvió tarde de trabajar... y tiene que descansar... (le contestó a su hija cogiendo una segunda taza de café que tenía en la mesita central) ¿qué quieres hacer hoy?... (le preguntó a la niña que se había sentado a su lado para seguir viendo los dibujos) ¿te apetece ir a patinar? María: Sí mami... (le contestó la niña sin quitar ojo de la tele) me apetece mucho M: Pues dentro de un ratito nos vamos a patinar al parque de aquí al lado... (dijo Maca recordando que había visto un buen sitio para patinar cuando estuvo allí con su hija el día anterior, ya que la cría tampoco necesitaba mucho espacio para hacerlo, puesto que todavía estaba aprendiendo) que mucho me temo que no lo habrás hecho... desde hace mucho María: A mamá no le gusta que patine... (le dijo la niña mirándola durante un instante) M: Y... ¿a ti?... ¿te gusta patinar?... (le preguntó a continuación para enterarse si realmente era así, no quería por nada del mundo obligar a su hija a hacer algo que no quisiera)

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María: Sí mami... me gusta mucho... (dijo María con toda la sinceridad que pudo decir) M: Pues iremos a patinar... (dijo la periodista levantándose en ese instante del sofá para ir a dejar su taza en la cocina, estaba claro que esa mañana irían a patinar) Ya estaba vestida Cris y se encontraba en el salón, cuando escuchó risas en el pasillo y con mucha curiosidad, abrió la puerta de su casa y se encontró con que María estaba con su madre esperando al ascensor y la pequeña al verla a ella en la puerta de su casa, fue corriendo hacía ella María: Hola Cris... (dijo María con una sonrisa en la cara) Cris: Hola María... ¿te vas con tu mami?... (preguntó la pequeña con cierta carita de desilusión) María: Sí... nos vamos al parque a patinar... (dijo María mirando a su madre, que permanecía quieta en la puerta del ascensor esperando a que su hija terminara de hablar con su amiga) E: Cris... ¿qué haces con la puerta abierta?... (se escuchó una voz que preguntaba en forma de regaño y se acercaba hasta donde se encontraba su hija) Cris: Es que está María y su mamá... (dijo la pequeña mirando a su madre con carita de no haber roto un plato para que no la regañara) E: ¡Ah!... hola María... (le dijo a la cría con una sonrisa) hola Maca... (dijo al mirar hacía el ascensor y ver a allí a la periodista apoyada levemente en la pared esperando a su hija sin querer meterse en la conversación) M: Hola Esther... íbamos a patinar... (dijo Maca en ese instante también sonriendo y sin saber por qué no podía apartar la mirada de la sonrisa de esa mujer) que este bicho hace mucho que no lo hace E: Nosotras habíamos pensado en llamaros... por si os apetecía dar una vuelta... (dijo entonces Esther ignorando por completo a las dos niñas que seguían estando su lado hablando como sin tal cosa) pero si tenéis planes... (dijo encogiéndose de hombros) M: No... no... si no pasa nada... (dijo la periodista casi de forma atropellada haciendo que se quedara sorprendida de si misma por haber hecho eso) si queréis veniros... por nosotras encantadas Cris: Sí... mami... yo quiero ir... (dijo Cris intentando llamar la atención de la enfermera que seguía sin poder dejar de mirar a la periodista que desde el lugar que ocupaba, no podía dejar de sonreír) E: Está bien... (dijo Esther sintiéndose avergonzada por momentos, puesto que la situación le estaba abrumando por momentos, sin saber que explicación podría estar teniendo aquello que estaba sintiendo) pero tenéis que esperarme un segundo... que termine de recoger una cosa... y pille el bolso M: Claro tranquila Esther... que esperamos... (dijo ya Maca mientras se acercaba lentamente hasta la puerta del piso de la enfermera donde María y Cris, estaban súper contentas porque iban a pasar la mañana juntas, haciendo que Esther se fuera algo ruborizada por aquella mirada que le había echado la periodista mientras se acercaba hasta allí, haciendo que al darse cuenta de aquello, la periodista se recriminara por lo que había hecho, por ello y después de que Esther desapareciera por el pasillo se dirigió a las niñas) Cris... ¿te gusta patinar? Cris: No sé patinar... (le contestó la pequeña encogiéndose de hombros) M: Tú no te preocupes por eso... (le dijo la periodista con una mirada cómplice) que yo te enseño... como le estoy enseñando a María... ¿verdad pitufa?

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María: Sí mami... (dijo María acercándose hasta su madre que la cogió entre sus brazos para hacerle cosquillas) para mami... para M: Paro si me prometes que les vas a dejar los patines a Cris... un ratito... (le hizo prometer la periodista, mientras Esther ya no se perdía la escena parada en la puerta de su casa) María: Lo prometo mami... lo prometo... (dijo María muerta de risa y haciendo que su madre la pusiera de nuevo en el suelo, haciendo que en ese instante se diera cuenta de la presencia de Esther) E: ¿Nos vamos?... (preguntó la enfermera al verse sorprendida mirando la escena) M: Claro... venga niñas... nos vamos a patinar... (dijo Maca con tono sonriente y mirando primero a Esther y después a las niñas con esa sonrisa tan particular que tenía cuando se sentía así de bien) Cris y María: Biennnnnn... (gritaron las dos niñas a la vez haciendo que tanto Esther como Maca tuvieran que llamarles la atención para no despertar al resto del vecindario) A decir verdad, las niñas estaban disfrutando mucho patinando, primero el turno le tocó a María, que a pesar del tiempo que hacía que no practicaba, recordaba esas pequeñas lecciones que le dio tiempo a su madre a enseñarle en su anterior visita, en la que le había regalado los patines, por ello, casi al final, pudo permitirse el lujo de andar con un poquito más de libertad e intentó seguir a su madre, que estuvo patinando muy despacito de espaldas a ella, sin perderla de vista en ningún momento, aunque se cayera alguna que otra vez, sin consecuencias, para después pasar el turno a Cris, que desde un primer instante, Maca no soltó en ningún momento, aunque por sus progresos al cabo de unos minutos, le hiciera pensar a la periodista que tampoco tendría muchas dificultades para aprender M: Venga Cris... ahora vamos a hacer una cosita... (dijo Maca sin soltarla pero deslizándose ella también muy despacito con sus propios patines, haciendo que la cría la siguiera bien agarrada a sus manos) ahora ven aquí... (dijo cogiéndola de una sola mano) vamos a ir un poquito más deprisa... tú sólo tienes que dejarte llevar... que yo no te suelto... ¿de acuerdo?... (le preguntó la cría para saber si le gustaba la idea o no) Cris: Sí... sí... (dijo la pequeña sonriendo y mirando a su madre, que comenzaba a tener un poco de cara de miedo al ver las intenciones de la periodista con su hija) M: ¿Te gusta?... (le preguntó Maca en una de las vueltas a la niña cuya cara era de disfrute total) Cris: Sí mucho... (decía la pobre chiquilla sin dejar de mirar como se iba deslizando rápidamente por aquella pista, pero a los pocos minutos, Maca la llevó hacía el banco en el que estaba su madre con María y la dejó sentada en él, mientras se alejaba un momento, para comenzar a correr ella con sus patines e intentar hacer un poco de ejercicio E-: ¿Te lo has pasado bien cariño?... (le preguntó Esther quitándole los patines a su hija) Cris: Sí mami... es muy divertido... (dijo Cris toda ilusionada, aunque por otro lado estuviera cansadilla) hemos corrido mucho mami... ha sido genial E: Me alegro... (dijo la enfermera terminando de quitárselos y volviéndose a sentar al otro extremo del banco para dejar a las dos niñas juntas charlando, mientras ella, intentaba buscar a la periodista entre toda la pista, divisándola correr de un lado a otro como quien tuviera unas alas en los pies y pudiera deslizarse con total libertad por el mundo, hasta que la perdió de vista, al tener que mirar de repente a las niñas que intentaban contarle algo) ¿dónde vais niñas? Cris: Vamos a los columpios mami... (dijo Cris toda convencida)

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E: No... venid para acá... (le dijo la enfermera regañándolas a las dos) ahora mismo vamos... cuando venga la mamá de María... vamos a los columpios Cris: Pero es que mami... (dijo Cris obedeciéndola al instante) E: Ni pero... ni nada Cris... no os podéis ir solas... (dijo la enfermera señalándole a su hija el banco de nuevo y haciendo que también María se tuviera que sentar) así me gusta... (siguió diciendo mientras se ponía a buscar de nuevo a la periodista sin dar con ella) M: ¿Qué te gusta?... (preguntó Maca de repente, haciendo que Esther pegara un brinco y que las niñas comenzaran a reírse) perdona... ¿te he asustado?... (dijo la periodista con apuro y disculpándose, mientras se ponía delante de la enfermera para que no tuviera que retorcer el cuerpo para mirarla) E: No pasa nada... (dijo Esther suspirando para terminar de tranquilizarse del susto que se había llevado) estas dos que se estaban impacientando ya... (dijo intentando cambiar de tema) M: Es verdad... perdona... (dijo Maca sentándose en el banco al lado de Esther, puesto que las niñas se habían ido a correr por ahí sin apartarse mucho de ellas) me he puesto a patinar... y me he olvidado de todo... lo siento E: Les he dicho que ahora iríamos a los columpios... un ratito... aunque ya va a ser hora de comer... (dijo Esther intentando hacerle ver a Maca que no tenía importancia que la hubiera asustado, pero sin dejar tampoco de mirar como esta se iba quitando los patines) M: Sí es verdad... (dijo la periodista mirando en ese momento a la enfermera y brindándole una sonrisa al volver a pillarla mirándole, aunque esta vez fuera a los pies) que ya es hora de comer... pero no le vamos a quitar la ilusión de jugar un ratito juntas... ¿no? E: Sí claro... (dijo Esther levantándose del banco al notar como la periodista guardaba ya sus patines en la bolsa y hacía amago también de levantarse) M: Pues a los columpios... (dijo Maca mirando donde estaban las niñas mientras cogía la bolsa con los patines de María también para llevárselos) ¡niñas!... a los columpios María y Cris: Siiiiiiiiiiiiiiii... (chillaron las dos de nuevo, pero estaba vez sin recibir ninguna reprimenda por hacerlo y haciendo que sus respectivas madres rieran también al verlas tan felices a las dos) Mientras las niñas jugaban en los columpios, ambas se sentaron en un banco muy cerquita de donde se encontraban las niñas para así poder vigilarlas, aunque a decir verdad, eran dos crías bastante prudentes y obedientes, como para que hicieran alguna trastada, por lo que ambas estaban tranquilas en el banco charlando de todo y de nada E: ¿Te gusta mucho tu profesión?... (le preguntó Esther toda intrigada al enterarse de que Maca había estado en algunos conflictos de oriente próximo cubriendo las noticias) M: La verdad es que sí... más bien me apasiona... (dijo Maca mirando al infinito con esos ojos que denotaban nostalgia por todos los recuerdos que le venían a la mente mientras se lo estaba comentando a la enfermera) y no creas que no es peligroso... lo es... pero te acostumbras a estar en alerta... a intentar meterte lo suficiente para tener la noticia... pero sin arriesgarte demasiado... a mantenerte ahí... por mucho que te digan que te quedes en la retaguardia... no sé... es una forma de vivir... y a mí me encanta E: Se nota... (dijo Esther intentando imaginarse lo que debía de ser eso, aunque estaba claro que al no haber estado allí, era muy difícil saberlo) M: ¿Y cómo se te ocurrió ser enfermera en urgencias?... (le preguntó entonces Maca interesada también en el trabajo de Esther)

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E: Terminé la carrera... y me llamaron un día de allí... (dijo la enfermera intentando ser breve) y allí estoy... y si te digo la verdad... no lo cambiaría por nada... por muchas palizas que me dé... por mucho que tenga que aguantar a pacientes... y los caretos de algunos compañeros... sobre todo de Vilches M: ¿Quién es Vilches?... (preguntó Maca muy intrigada mirando a Esther) E: Es el jefe de urgencias... (dijo la enfermera riéndose) bueno lo era... ahora es su mujer... Cruz... (dijo mirando a Maca como si realmente supiera quienes eran esas personas de las que les estaba hablando, pero al darse cuenta Esther de que no las conocía de nada, se paró y se rió) es verdad... que no sabes quienes son... ¿te acuerdas de la chica morena que estaba conmigo en la cena? M: ¿La que me preguntó mi nombre?... (dijo Maca intentando recordar, a pesar de que no era precisamente lo suyo acordarse de las caras) E: Esa misma... (dijo Esther toda contenta de que se acordara) pues ella es la jefa de urgencias... aunque creo que subirá dentro de poco aún más... y no lo quiero ni pensar... porque si sube ella... Vilches se hará con el cargo... y es un auténtico gruñón M: Bueno... ya será menos... eso es porque no conoces a Manu... (dijo Maca haciendo que la enfermera la mirara en ese instante a la cara esperando a que continuara) es mi redactor... vamos mi jefe... y porque no lo veo... si no lo estampaba contra la pared ahora mismo... (hacía un gesto de desesperación con las manos y puso una cara que le encantó a una Esther que comenzó a reír al mirarla, se sentía tan bien, tan feliz de estar allí en ese instante compartiendo un poquito de su vida con una extraña, porque Maca en definitiva era una extraña, aunque a partir de ese día en el parque pasara a serlo menos) E: Ya me gustaría a mí verte a ti estamparlo... (dijo Esther riéndose de lo lindo, mientras la periodista seguía haciendo muecas con la cara y las manos) M: Pero vamos que yo tampoco soy tonta... (siguió diciendo Maca a continuación notando como la enfermera la miraba con esa sonrisa que le empezaba a encantar cada vez que la veía) que si yo lo tengo que mandar a la mierda... lo hago... y él lo sabe E: No si a mí también me pasa lo mismo... (dijo Esther interrumpiéndola de forma suave) a veces soy yo más gruñona que él M: Pues no te pega... ¡eh!... (dijo Maca al instante de contarle eso) no pareces una gruñona... de verdad E: Eso es porque no me has pillado en uno de mis días malos... (dijo Esther contradiciéndola, aunque en el fondo se sintiera halagada de que la periodista le hubiera dicho eso) que en esos no me aguanta ni mi madre... que ya es decir M: Ya será menos... (siguió diciendo Maca logrando que ambas se olvidaran de que las niñas estaban en los columpios jugando) Cris: Mami... mami... (dijo Cris tocándole el brazo a su madre) tenemos hambre... ¿podemos ir a comer una hamburguesa?... di que sí E: No cariño... que además a María la estará esperando su mamá para comer... (dijo Esther en ese instante, haciendo que Maca al escucharla, volviera de repente a la realidad, a esa realidad que comenzaba a sacarla de quicio) y nosotras tenemos comida en casa M: Sí... es verdad... (dijo Maca más por obligación que por otra cosa) ¿verdad bichin? María: Sí mami... (dijo María acercándose hasta ella para ponerse entre sus piernas) que mamá ya se habrá despertado M: Sí... cariño... (dijo Maca dándole un beso en la mejilla y mirando a una Esther que se había vuelto a quedar mirando la escena y se preguntó qué era lo que estaría viendo la enfermera en ese momento en ellas, porque no estaba segura)

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E: Si queréis las dos... (dijo Esther dirigiéndose a las niñas) María se puede venir esta tarde a casa a jugar contigo María: Sí mami... ¿puedo?... (le preguntó María a su madre que le sonrió, logrando que Cris también lo hiciera) M: Claro que si mi amor... ahora se lo decimos a mamá... ¿de acuerdo?... (le dijo Maca a su hija aunque por dentro esperara que Lola no se tomara a mal aquello, no sabía de qué humor se encontraría su mujer en ese momento y en el fondo, en ese instante, por ella, no lo sabría, pero tenía claro, que no podía hacerle eso a su mujer, no podía) E: Pues en marcha entonces... (dijo Esther en ese momento cogiendo a su hija de la mano y comenzando a andar, seguida de una Maca cargada de bolsas, que iba con María a su lado, hasta que ambas amigas se separaron de sus madres y cogiéndose de la manita, fueron hablando tranquilamente hasta sus casas) Al salir del ascensor, las cuatro se pararon delante de la puerta del piso de Esther, que abrió la puerta, dando paso a unas niñas que salieron corriendo hacía el cuarto de Cris, al menos eso pensaron ambas madres en cuanto desaparecieron por el pasillo del piso y sin saber muy bien que decir ninguna de las dos, a pesar de que sus hijas, les habían brindado unos cuantos minutos más de su encuentro esa mañana, ambas se quedaron quietas, esperando que la otra rompiera el silencio o quizás, deseando que ese silencio no se rompiera nunca, porque ambas lo estaban disfrutando como hacía tiempo que no disfrutaban de la compañía de alguien, que por otro lado, seguía siendo una total desconocida, aunque hubieran intercambiado varios datos o palabras hasta el momento, hasta que Maca se dio cuenta de que Lola las estaría esperando todavía para comer M: Perdona... (dijo la periodista sin dejar de mirar a Esther que seguía en la misma posición en la que se había quedado desde hacía unos minutos) voy a llamar a María... para... para comer... (siguió diciendo sin poder quitar la sonrisa de la cara) E: Es... es verdad... (dijo la enfermera en ese momento moviendo la cabeza de un lado para otro, mientras sonreía al darse cuenta de qué la situación que había vivido hacía tan sólo unos segundos) ¡Cris!... cariño... que María se tiene que ir a comer Cris: ¡Ya vamos mamá!... (escucharon ambas como la cría le contestaba a su madre) M: Parece que se llevan muy bien... (dijo Maca parándose ahora si al lado de Esther, que había entrado levemente dentro de la casa y se apoyaba en la pared) E: La verdad es que me alegro mucho de que se lleven así... (dijo la enfermera sin dejar de sonreír) siempre es bueno... tener una amiga... a esa edad M: Sí... eso es cierto... (dijo Maca apoyándose ella en el quicio de la puerta, quedándose casi frente por frente a Esther a escasos centímetros) ¿tenías una amiga así? E: Sí... (le respondió Esther afirmando recordando esa etapa) mi amiga Natalia... nos pasábamos las horas juntas... tanto que nuestras madres... siempre nos estaban llamando... y amenazándonos con no vernos más M: ¿Y os seguís viendo?... (le preguntó Maca desviando un poco la mirada de ella, al darse cuenta de que no le estaba quitando ojo a los labios de la enfermera) E: No... hace mucho que no lo hacemos... (dijo Esther con cierta tristeza) se casó... y se fue a Barcelona a vivir... su marido era de allí... y no hemos vuelto a tener contacto... ya sabes... se va dejando y dejando... hasta que al final pasan años... pero bueno... son cosas que pasan... ¿y tú?... (le preguntó la enfermera en ese instante mirándola de nuevo a la cara intentando preguntarse cuál sería la razón de que encontrara en aquella mujer tantos matices distintos, lo mismo estaba feliz, tan alegre, con esa sonrisa tan bonita, que notaba como sus ojos mostraban la mayor de las tristezas que puede tener un ser humano)

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M: Sí... la tengo todavía... (le contestó Maca con nostalgia) aunque no es que la cuide mucho... y puede que a veces... le den ganas de matarme... pero la conservo... (dijo riendo y haciendo reír a Esther de nuevo) E: Eso es genial... (dijo la enfermera volviéndose a acordar que hacía ya unos minutos que había llamado a las niñas y todavía no habían salido) Cris... ¡es la última vez que te lo digo!... (dijo alzando un poco el tono de voz, pero sin llegar a ser realmente autoritario) M: ¡María!... venga peque... a comer... (dijo Maca al unísono) E: Ahora comprendo a mi madre... (dijo la enfermera en ese momento riéndose, provocando que la periodista volviera a sonreír) si es que estarían hasta las narices de nosotras M: Ya sería menos... porque pienso que estás cosas compensan... (dijo Maca viendo como su hija llegaba corriendo hacía la salida) María: Mami... Cris tiene unas cosas chulísima para jugar... (dijo la cría con esa sonrisilla suya, que le recordó a la de la periodista) M: Me alegro cariño... (dijo Maca poniéndole bien el pelo que se le había soltado) venga... así está mejor E: María... espero verte luego... (le dijo Esther a la pequeña, que sonrió afirmando que iría a casa de su amiga esa tarde a jugar) M: Bueno... pues hasta otra... ¿no?... (dijo Maca mirando levemente hacía el suelo antes de sonreírle, no sabía que le había pasado durante toda esa mañana, que no había podido parar de sonreír, de reír y sabía muy bien quien había sido la culpable de ello, la tenía delante suya, en la puerta de su casa, ahí quieta, sin moverse) me lo he pasado muy bien E: Yo también... (dijo Esther con un poco de vergüenza) M: Venga... hasta luego... (dijo Maca dándose la vuelta al notar como su hija se había acercado ya hasta la puerta de su casa y la esperaba allí) María: Mami... que tengo hambre... (dijo María protestando) M: Niños... (dijo la periodista sin dejar de sonreír y acercándose hasta la puerta de su casa para meter la llave en la cerradura y abrirla) hasta otra... (dijo antes de desaparecer finalmente de la vista de Esther) Cuando entró en su casa, después de despedirse de Esther, se encontró con que María se había abrazado a su madre, que estaba sentada en el sofá, y le estaba contando lo bien que se lo había pasado esa mañana patinando y jugando con Cris en el parque y que esa tarde, su amiga la había invitado a ir a jugar a su casa M: Hola... (dijo Maca entrando en el salón y observando la estampa, María encima de su madre dándole besitos) ¿has dormido bien?... (le preguntó a su mujer mientras esta seguía con su niña abrazada) Lola: Me duele un poco la cabeza... pero se me pasará... (le respondió Lola mirándola de reojo y dándose cuenta de que su mujer se había quedado parada en la puerta del salón) ¿no piensas darme un beso? M: Es que se os ve muy bien a las dos desde aquí... (le respondió Maca intentando disimular la tristeza que le suponía estar viendo esa imagen delante de ella y estar sintiéndose fuera de lugar, como si aquello no fuera con ella) Lola: ¿A que mami es un poco tonta cariño?... no se quiere venir aquí con nosotras... (le preguntó a su hija que inmediatamente miró a la periodista y le sonrió) María: Sí... vente mami... (dijo la cría haciendo una serie de gestos con los brazos para que se acercara, por lo que Maca se acercó hasta allí y se sentó junto a su mujer, así que María sólo tuvo que alargar uno de sus brazos hasta ella, para acercar así la cara de sus

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madres, y hacer que se dieran un besito, cosa que hicieron, logrando así que la pequeña sonriera feliz de verlas así) Lola: Si es que mi niña es más bonita... (dijo Lola dándole otro beso a su hija y mirando a su mujer de reojo consiguiendo que esta mostrara una leve sonrisa) en el fondo tiene a quien salir... aunque a veces lo disimule María: Mamá tengo hambre... (dijo la cría mirándola con ojitos tristes, como si con ello fuera a conseguir que antes le dieran de comer) Lola: Lo sé mi amor... (le dijo Lola haciendo también pucheros para ponerse a la altura de su hija) y te he preparado macarrones... sólo hay que calentarlos María: Bien... (dijo la cría bajándose de encima de su madre y saltando de alegría en el salón) Lola: No está mal que todavía alguien se alegre... porque le prepare unos macarrones... (dijo la abogada levantándose del sofá dejando a Maca sentada todavía en él) anda... ven a calentarte los tuyos... y comamos como una familia M: Voy... (dijo Maca agachándose hasta quedar apoyada en sus piernas durante un instante, hasta que decidió ir hasta la cocina a por su comida) Mientras tanto, Esther y su hija comían a muy poca distancia de allí y mientras la pequeña no paraba de hablar mientras lo hacía, la enfermera no hacía más que acordarse de lo bien que se lo había pasado la niña y bueno ella también Cris: Mami... ¿y me viste como corría con los patines?... (le preguntó Cris, mientras intentaba pinchar un trozo de filete que tenía en el plato) E: Sí... te vi... (le contestó la enfermera mirándola fijamente para que dejara de hablar un poquito y se comiera lo que tenía en el plato) Cris: Y no me dio nada de miedo... nada mami... (siguió diciendo la niña toda feliz) la mami de María es guay... (dijo riendo mientras seguía jugando con el tenedor) E: Así que es guay... ¿eh?... (repitió Esther riendo y mirando a su hija, acordándose en ese momento del susto que le había metido Maca cuando se había acercado a ella patinando y pensó que su hija tenía toda la razón, la mami de María era guay, muy guay) Al estar a solas esa tarde, puesto que María, tal y como habían quedado, se había ido a jugar a casa de Cris, ambas se quedaron en el salón intentando pasar así un poco de tiempo juntas, porque hasta ese momento tampoco es que el trabajo de Lola se lo hubiera permitido demasiado, así que intentaron ver una película, la periodista sentada en el sofá y su mujer acostada con la cabeza apoyada en su regazo. Hacía siglos que no se encontraban de aquella forma y a Maca le vinieron recuerdos de cuando comenzaron a salir, tiempos para ella mejores, con innumerables momentos compartidos, en los que cualquier excusa les servía para estar juntas y para terminar amándose sin que les importara nada más, pero hacía un buen rato que Lola se había quedado profundamente dormida, logrando con esto que pudiera observarla, mirarla, añorarla, sin necesidad de verse obligada a dar ningún tipo de explicación, ni de conversación para aplacar esos silencios que tan poco les gustaba a su mujer y que sin embargo ella adoraba y necesitaba como el comer, hasta que observó como lentamente iba abriendo los ojos y se dibujaba una sonrisa sincera en su rostro, que Maca le devolvió como respuesta a ello M: Hola... (dijo la periodista sin dejar de mirarla)

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Lola: Hola... cariño... (le dijo Lola estirándose un poquito para terminar de despertarse) M: ¿Se te ha quitado el dolor de cabeza?... (le preguntó esta sin dejar de mirarla, mientras le acariciaba el abdomen muy suavemente con una de sus manos) Lola: Sí... estoy mejor... (le contestó la abogada, sintiendo el roce de esa mano, un roce que le estaba encantando sentir) hacía mucho tiempo que no estábamos así las dos M: Sí... creo que sí... (le respondió Maca mientras cerraba los ojos y echaba el cuello para atrás para relajarse) Lola: ¿En qué piensas?... (le preguntó finalmente Lola haciendo que la periodista suspirara al recordar esas típicas preguntas que esta le hacía, cuando realmente no estaba pensando en nada, cuando simplemente la estaba observando sin necesidad de emitir ningún tipo de sonido y como siempre, durante unos instantes, intentó encontrar algún tema, que no fuera lo suficientemente profundo, pero si socorrido para que su mujer se pudiera quedar tranquila) M: Estoy pensando que tengo que ir a Jerez... a ver a mis padres... (dijo Maca suspirando, a pesar de que era verdad que lo había estado pensando desde el día anterior) no saben que estoy aquí... porque ya sabes como es mi madre... pero tengo que ir a verlos Lola: Ya... (le contestó Lola de mala gana puesto que eso significaba estar unos días lejos de ella y de la niña, significaba que su mujer, terminaría escuchando lo que tuviera que decirle su familia, como siempre terminaba pasando) M: Sólo voy a verlos... (dijo Maca consciente de todo el significado que tenía ese ya en boca de Lola) es mi familia... y eso no lo puedo cambiar... además... podrías venirte conmigo... para variar Lola: Sabes que yo no soy bienvenida en esa casa... tu madre me odia... (dijo Lola en tono de enfado) y tu padre ni que decirte... y sabes igual que yo... que si quieren a la niña... es porque es de su sangre... nada más M: En eso no estoy de acuerdo... pero bueno... (dijo Maca sin querer enfadarse con ella por ese motivo, porque en el fondo siempre le había dolido que su familia y su mujer, se llevaran mal) lo importante es que tú eres su madre... y le pese a quien le pese... la trajiste tú al mundo... no yo Lola: Pues no se nota... (dijo Lola con cierta rabia por lo que estaba diciéndole su mujer al respecto) cada vez que vienen a Madrid a verla... no sabes las caras que me pone tu madre... como si yo tuviera la culpa de todo... no sé M: Puede que ellos quieran pasar más tiempo con su nieta... (le respondió Maca intentando suavizar la situación provocando que Lola la mirara con expresión dura en el rostro) y sólo sea eso... cariño... me gustaría que os llevarais bien... que lo hicierais por la niña... y por mí también... sabes... yo no puedo estar en medio de toda esta situación... no puedo... (dijo suspirando y con voz cansina, al recordar cuantas veces habían tenido esa conversación en los últimos años y sobre todo, cuantas veces lo habían hablado por teléfono cuando sus padres se habían llevado en vacaciones a la niña, para que las pasara con ellos) no puedo estar escuchándote a ti por un lado... y a mi madre por el otro... como si yo pudiera solucionar vuestras diferencias... cuando eso lo tenéis que hacer vosotras... porque tú eres mi mujer... pero ella es mi madre... y me niego a estar en esa lucha... de ver a quien le doy la razón... no puedo Lola: ¿Cuándo te vas?... (le preguntó Lola sin querer para nada seguir con la conversación que estaban manteniendo, estaba claro que para Maca su familia era muy importante, a veces creía que más que ella misma) M: No lo sé... (le contestó Maca con tono triste, odiaba cuando pasaba todo esto, lo odiaba) antes tengo que llamarlos... y ver si van a estar... y por favor... te pediría que si

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llama mi madre... no le digas que estoy aquí... prefiero decírselo yo... no me gustaría que pensara que se lo has querido ocultar Lola: Descuida que no pensaba decirle nada... (le respondió Lola levantándose toda mosqueada hacía la cocina para ir a coger algo) allá tú con tu madre M: Sí allá yo... (dijo la periodista casi en un susurro, antes de soltar un gran suspiro y levantarse para ir a por su portátil para ver su correo, al menos, intentaría relajarse de esa manera, aunque sabía que no iba a gustar los correos que se iba a encontrar en su cuenta) Sobre las ocho de la tarde, Maca salió a buscar a su hija a casa de Esther, puesto que Lola estaba en un plan inaguantable, estaba claro que le había sentado como un tiro que fuera a ver a sus padres y aunque eso lo hubiera sabido desde siempre, la verdad es que esas cosas le seguían doliendo, el hecho de no poder compartir con su mujer algunos aspectos de su vida, le provocaba muchas veces hastío, rechazo hacia esa situación, que con el paso de los años, se había vuelto cada vez menos sostenible, menos llevadero E: ¡Eh!... hola... (dijo Esther al abrirle la puerta después de que la periodista llamara hacía escasos segundos y de que esto le hubiera provocado un cierto vuelco en el corazón) ven pasa... están en el cuarto de Cris jugando M: ¡Vale!... (le contestó Maca con expresión triste, mientras entraba en el piso y cerraba la puerta tras de si) E: ¿Quieres que la llame?... (preguntó la enfermera señalando hacía lo que era el pasillo que llevaría hasta la habitación de Cris) M: No... da igual... (le dijo Maca quedándose parada en medio del salón, mientras sus ojos comenzaban a echarle un vistazo de forma tímida a todo, como queriendo observar, pero sin detenerse en nada demasiado tiempo en nada concreto para no incomodar a la anfitriona de la casa) E: Puedes sentarte... (dijo Esther con una medio sonrisa, señalándole el sofá) ¿quieres café?... ¿te?... ¿chocolate? M: Café... está bien... (le respondió Maca con una leve sonrisa que le había provocado la forma cantarina en la que la enfermera le había preguntado que le apetecía) E: Bueno... voy a prepararlo... (le dijo su vecina tratando de que no se le notara que al verla en la puerta de su casa y ahora tenerla allí en su salón, la estaba poniendo algo nerviosa) M: Sí claro... (le dijo la periodista volviendo a sonreír y sentándose más cómodamente en el sofá, desde donde pudo apreciar una fotografía en la que se veía a Cris, no mucho más pequeña de lo que era ahora, junto a su madre y un hombre, que supuso que sería su marido en actitud cariñosa con ambas E: Aquí tienes... ¿cómo lo quieres?... (preguntó Esther de tal forma que la periodista se sorprendió un poco) M: Solo... me gusta solo... (dijo más al ver a Esther con la bandeja en la que traía el café con algo de leche y unas galletitas para comer) gracias E: ¿Y Lola?... (preguntó la enfermera más por curiosidad que por otra cosa, le parecía raro que no la hubiera visto desde el viernes en la cena en aquel restaurante) M: Trabajando... (le respondió Maca encogiendo un poco los hombros) tiene una caso muy importante... que tienen que presentar mañana... creo... o no sé... ya no estoy muy segura... y está en casa E: Vaya... no sabía que las cosas estuvieran así... (dijo Esther también encogiéndose de hombros mientras le servía el café a su invitada)

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M: ¿Así como?... (preguntó Maca de forma tranquila a pesar de que le había resultado extraño que la enfermera le preguntara eso) E: Que Lola tenga tanto trabajo... (respondió la enfermera algo nerviosa, al pensar que le habría molestado su observación) M: Bueno... su trabajo es así... (le dijo Maca esbozando una leve sonrisa para tranquilizarla, al haber notado algo de nerviosismo en la contestación a su pregunta) E: Sí... me imagino... (dijo Esther algo más tranquila) yo es que cuando termino mi turno en el hospital... procuro olvidarme de las cosas... no me gusta traerme problemas del trabajo a casa M: Me imagino... (dijo la periodista tras dejar su taza en la mesita que estaba frente a ella) porque debes de ver muchas cosas allí a lo largo del día E: Sí... sobre todo sufrimiento... pero te acostumbras... como a casi todo... me imagino... (siguió diciendo Esther mientras hacía una mueca con la cara, que gustó mucho a Maca, que la miró fijamente durante un instante) M: Sí... supongo que sí... (le dijo la periodista retirando la mirada, tampoco quería que la enfermera se diera cuenta y se sintiera incómoda, ya que siempre había sido muy consciente de que esa forma de mirar a veces, había provocado cierto rechazo en algunas personas en más de una ocasión y no quería que le ocurriera eso, se sentía bien con aquella mujer) E: Mira yo... (comenzó a decir Esther sin saber muy bien cómo se podía tomar aquello su vecina) bueno... sé que no nos conocemos mucho... a decir verdad... hace dos días ni tan siquiera sabía quien eras... (dijo mirando a una Maca que se había quedado escuchándola atentamente) y bueno... reconozco que me sorprendí al principio M: ¿Lola no te dijo nada?... (le preguntó la periodista interrumpiéndola de forma muy suave) E: No... (dijo Esther sonriendo) quizás sea la costumbre... o no sé... y sé que no debería de ser así... pero sólo me comentó que había comenzado con los trámites del divorcio M: Y pensaste que yo era un hombre... (dijo Maca afirmando con una sonrisa y encogiendo los hombros) supongo que es normal... no tiene la mayor importancia... pero ya ves... de hombre tengo más bien poco E: No... no... (dijo la enfermera riendo) si eso se nota... pero yo no iba por ahí... (siguió diciendo intentando retomar lo que en un principio le había querido decir a la periodista) yo quería decirte... que me has caído muy bien... y que... bueno que... cuando necesites hablar... o lo que sea... (siguió diciendo toda nerviosa) ya sé que tienes una amiga... pero bueno... yo M: Vale... (dijo Maca volviéndola a interrumpir soltando una risita que dejó a Esther un tanto fuera de juego) lo he captado... tú también me caes muy bien... y gracias por ofrecerte... está claro que Lola y yo no pasamos por un buen momento (continuó diciendo ahora ya algo más apagadilla) pero espero que lo podamos solucionar... al menos a mí me gustaría E: Por María... (dijo Esther acto seguido haciendo que la periodista se parara en seco) M: Sí por María... (dijo Maca suspirando) es una niña fantástica... y muy cariñosa E: Se nota... (dijo Esther sonriendo) es un encanto de cría M: No quiero que sufra con todo esto... (dijo Maca sintiéndose orgullosa de su hija y de que Esther pensara eso sobre ella) E: La verdad es que ellos no tienen la culpa de los problemas de los mayores... (dijo Esther ofreciéndole más café a Maca en ese instante) M: Gracias... (dijo la periodista mientras esta llenaba su taza de nuevo) sí... y demasiado es que yo me pase la mayor parte del año... lejos

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E: Sí... eso debe de ser duro para ella... (dijo Esther de una manera tranquila, pausada) más a hora que se estará dando cuenta de muchas cosas M: Quizás no sé ni por que te digo esto... (dijo Maca a continuación haciendo que la enfermera la mirara sin saber que decir) pero como te he dicho antes... me caes bien... María se lleva muy bien con Cris... y contigo también... y bueno... yo tengo que ir a ver a mi familia... y... E: No te preocupes... (dijo Esther captando de inmediato lo que intentaba decirle Maca) le diré a Lola... que yo puedo recogerla en el colegio... así podrá ella trabajar con más tranquilidad M: Gracias... (volvió de decirle Maca sintiéndose más tranquila, a pesar de que no era su estilo pedirle ayuda a nadie y menos estando la madre de su hija por medio) gracias Esther E: No te preocupes que para eso estamos también las vecinas... para echarnos una mano... (dijo la enfermera sonriendo desde el corazón) M: Bueno... nosotras nos tendremos que ir... que estas tienen mañana colegio... (dijo Maca levantándose del sofá) E: Es verdad... (dijo Esther mirando el reloj grande que tenía en el salón y que le indicaba que eran casi las nueve de la noche) Así que ambas entraron en la habitación de Cris y a los pocos minutos, después de una despedida, Maca y María se fueron para su casa, donde una Lola, seguía en el despacho inmersa en el caso que se traía entre manos y que haría que estuviera prácticamente ocupada durante toda la semana siguiente Desde el mismo instante en el que Esther entró por el muelle de urgencias ese lunes por la mañana, Teresa sintió que algo había cambiado durante esos días en la vida de su amiga, habían estado tan preocupadas por ella, tanto, que verla entrar de esa manera, con esa sonrisa instalada en su cara, le provocó a la recepcionista un sentimiento de felicidad increíble E: Hola Teresa... ¿qué tal el fin de semana?... (le preguntó Esther sabiendo que por la postura que tenía su amiga, se había dado cuenta de sobra de su cambio de actitud) T: ¡Esther!... ¿qué te ha pasado?... (le preguntó esta sin saber muy bien que decir al respecto) E: Pues nada Teresa... nada... ¡o es que una no se puede alegrar de seguir viva!... (dijo la enfermera firmando en la hoja de entrada y despidiéndose de su amiga, para irse hasta los vestuarios a cambiarse) T: ¿Qué le habrá picado a esta?... me tengo que enterar... (dijo Teresa viendo como desaparecía por el pasillo y volviéndose a colocar las gafas en su sitio, esperando poder pillar a alguna de las chicas para que la pusieran al día) Durante toda la mañana, estuvo de lo más alegre mientras atendía a los pacientes y entraba en quirófano, parecía de nuevo aquella Esther risueña de antes del accidente de su marido y eso no le pasó desapercibido a una Cruz, que al salir del quirófano la invitó a tomar un café en la cafetería y poder así indagar un poquito qué era lo que le había ocurrido a su amiga C: Bueno... bueno... (dijo la cirujana después de sentarse en la mesa con ambos cafés y darle el suyo a Esther) te veo de muy buen humor

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E: Sí... (le respondió la enfermera sin dejar de sonreír) C: ¿Y puedo saber a qué es debido eso?... (le preguntó esta de forma directa) E: A nada en particular... (dijo Esther encogiendo los hombros) no seas tan cotilla como Teresa... anda C: Es que esas cosas se nos pegan... ¿sabes?... (le dijo Cruz sacándole la lengua) pero venga... fuera de bromas... que no te estoy diciendo que no me alegre... que me alegro mucho de verte así E: Ya lo sé Cruz... yo también me alegro de estar así... (dijo Esther tocándole el brazo a su amiga de forma cariñosa) pero no preguntes cuál es la razón... porque ni yo misma lo sé... pero me he dado cuenta de que tengo que seguir con mi vida... eso es todo C: Pues nada... nosotras encantadas de la vida... (dijo Cruz riéndose) que teníamos ya unas ganas... de empezar a salir las cuatro otra vez... que no veas E: Lo sé... (dijo Esther de manera sincera) y gracias por todo chicas... no sé que habría hecho sin vosotras... y sin vuestra paciencia C: No hay de que... pero eso es lo que se hace con las amigas... (dijo la cirujana con la sonrisa también instalada en su cara) pero si me podrás contar que tal ha estado el fin de semana... ¿no?... (dijo dándose cuenta de que algo habría pasado durante ese fin de semana para que su amiga estuviera así) E: Pues lo normal... el sábado fuimos a comer a casa de mi madre... (dijo Esther acordándose en ese instante también de la mañana más maravillosa que había pasado con su vecina en el parque junto a las niñas) C: ¿Y nada más?... (preguntó Cruz de nuevo por si podía pillarla desprevenida y que así pudiera soltar prenda) E: Si estás pensando en que he ligado... estás totalmente equivocada... (dijo Esther sacándole la lengua, sabía de sobra lo que su amiga estaría pensando en ese momento y ya habían intentando que rehiciera su vida en más de una ocasión y ella se había negado) sólo me he divertido con Cris en el parque... coincidimos con mi vecina y su hija... y pasamos una mañana muy agradable C: ¿Las del restaurante?... (le preguntó Cruz sorprendida) E: No sé de que te sorprendes... es una chica muy maja... (dijo Esther sin poderse creer que su amiga le hubiera dicho eso) C: ¿Quién?... (preguntó la cirujana no sabiendo exactamente a quien se refería) E: A Maca... me refiero a Maca... Cruz... que no pareces de este mundo... (dijo la enfermera un tanto molesta por el comentario de su amiga) C: ¡Ay!... perdone usted... por no saber a quién se estaba refiriendo... (dijo la cirujana sintiéndose también algo molesta) pero para su información... la tal Maca... vamos tu vecina... la que está casada con tu otra vecina... si no recuerdo mal... me pareció una mujer bastante callada y seria... no sé E: Pues no... estuvo enseñándole a Cris a patinar... (empezó a decirle Esther después de darle un golpecito en el brazo a su amiga para que esta supiera que no estaba nada de acuerdo con lo que acababa de decir) y se lo pasó muy bien con ella... y con su hija... y es una persona muy divertida y muy maja... que lo sepas... además yo también me lo pasé muy bien... (dijo ya levantándose de la mesa al ver la hora que era) C: Pues yo que me alegro... (dijo Cruz suspirando, ella que había pensado ya que había conocido por fin a algún galán de esos de telenovelas, y al final, es estaba así porque se había ido al parque con su vecina y su hija, que ilusa) E: Bueno que me voy... que tu marido estará de los nervios... (dijo Esther poniéndole una mano de forma cariñosa en el hombro a su amiga) C: A mi marido que le den... y que se aguante... (dijo Cruz sacándole la lengua a la enfermera que se rió del comentario) y que no gruña tanto

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E: Vale... se lo diré de tu parte... (dijo finalmente Esther antes de salir de la cafetería con la misma sonrisa dibujada en su rostro que se había instalado en ella) Al día siguiente, Maca ponía rumbo a Jerez para ver a sus padres, la verdad es que ni Lola, ni María se lo habían tomado del todo bien, su mujer porque seguía enfadada con ella por la última conversación-pelea que tuvieron el domingo por la tarde y su hija, ¿qué decir de su hija?, estaba claro que le hubiera gustado llevarla con ella, María se llevaba muy bien con toda su familia, la adoraban, dijera lo que dijera su mujer al respecto, pero en ese momento no podía hacerlo, su hija tenía que seguir en el cole y ella tenía que solucionar ciertas cosas con su familia, sin que ni la cría, ni por supuesto su mujer, se pudieran meter por medio, los negocios de los Wilson, eran los negocios de los Wilson y eso era mejor que lo tratara a solas con su padre y con el resto de su familia Durante el trayecto, en varias ocasiones, se le vino a la cabeza la imagen de Esther, con esa sonrisa embriagadora, que poco a poco y sin quererlo, la estaba conquistando por momentos, pero sabía de sobra que la enfermera era hetero y que por lo tanto, su comportamiento hacia ella, la forma de tratarla, sobre todo con ese cariño inmenso como si se conocieran de toda la vida, no podía ser nada más que el comienzo de una amistad, una amistad que por su manera de ser, no sabría sin podría conservarla por mucho tiempo Reyes: Hola hermanita... (escuchó como alguien se paraba a su lado e inmediatamente la abrazada) M: Hola peque... (le respondió ella con una gran sonrisa que aumentó, cuando ambas se separaron después del abrazo) Reyes: Lo de peque creo que ya no me pega mucho... (dijo la chica haciendo una mueca con la cara de desagrado) M: A mí eso me da igual... siempre serás mi peque... así que te aguantas... (le dijo a su hermana sacándole la lengua) Reyes: Venga que ya los tienes impacientes... (le dijo esta señalando hacia la puerta de salida del aeropuerto de Jerez, donde su hermana había aparcado el coche) M: Pues no sé si alegrarme o no de eso... (dijo entonces Maca encogiéndose de hombros) Reyes: ¡No vayamos a empezar Maca!... ¡que siempre estáis igual!... (dijo la chica con cierto tono de fastidio, producto de las veces que se había visto inmersa en las peleas que había tenido su hermana mayor con sus padres y al revés) M: Reyes... (dijo llamando a su hermana con desgana) no vengo de mucho humor... así que cuanto menos paliza me den... mejor Reyes: ¿Lola?... (preguntó su hermana abriendo el maletero para que su hermana pudiera meter su maleta) M: No pienso contestarte a eso... lo sabes mejor que yo... (dijo Maca suspirando mientras entraba en el coche y su hermana hacía lo mismo en el asiento del conductor) creo que a estas alturas de mi vida... me conoces mejor que yo a mi misma Reyes: ¡Vale!... captado... además si no te conociera... después de todo lo que hemos compartido... no serías mi hermana... así que hablaremos cuando tú quieras... porque no pienso presionarte... (dijo Reyes poniendo el coche en marcha rumbo a la finca propiedad de los Wilson) pero te lo digo desde ya... mamá está muy disgustada contigo por no llamarla antes... sobre todo por no haberte traído a su nieta... su única nieta...

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¿cómo le has podido hacer eso?.. (dijo su hermana en plan exagerado imitando a su madre) M: Pues deséame suerte anda... que la voy a necesitar... (dijo Maca suspirando aún más que antes, sabiendo de sobra que desde que había llamado a su madre, esta no había hecho otra cosa que comenzar a echarle la bronca por no haberla llamado antes y por no contar para nada con su familia, por no llevarle a María para que la vieran y por muchas cosas más y eso también conseguía desesperarla) Por el camino, tanto Reyes como su hermana mayor se mantuvieron en silencio, un silencio acompañado por ese paisaje que tantos recuerdos le traía a Maca y que estuviera donde estuviera, siempre llevaba en el corazón, así lo había querido su padre, que desde que eran pequeños, les había inculcado a sus tres hijos, el amor por esa tierra de la que tanto se beneficiaban y a la que tanto debían Cuando llegaron a la finca, Reyes dejó el coche cerca de la puerta de entrada y en seguida apareció Carmen, la empleada que siempre había estado con ellos a recibirlas a ambas, con esa alegría tan particular, que a pesar de los años, brotaba de aquella mujer, para la que los tres hermanos Wilson habían llegado a ser una parte muy importante de su vida, al igual que ella lo era para toda la familia Carmen: ¡Ay mi niña!... (dijo Carmen acercándose a la periodista para abrazarla) ¡ay que alegría de verla! M: Hola Carmen... (dijo Maca abrazándose a ella fuertemente, mientras notaba como llamaba también a Reyes para abrazarla también) Carmen: ¡Que alegría de tener a mis tres niños aquí!... (siguió diciendo Carmen casi llorando de la emoción) ¡que alegría! Reyes: ¡Pero no te pongas así Carmen!... (le dijo Reyes notando las lágrimas de esta) que ya estamos todos Carmen: ¿Y la niña?... (preguntó Carmen a la periodista) M: En el colegio... no he podido traérmela... (le respondió Maca con una leve sonrisa, en el fondo también le daba pena que no estuviera allí su hija, pero las cosas habían transcurrido así y eso no lo iba a poder evitar) se ha quedado con su madre Carmen: Con la de cosas que yo le iba a contar... (dijo Carmen todavía con el semblante triste, mientras Reyes entraba ya en la casa con la maleta en la mano, sin dejar que Maca tuviera la más mínima oportunidad de negarse a ello) M: Pero no te preocupes... que dentro de poco estará por aquí... en cuanto le den las vacaciones... (dijo Maca intentando que aquella mujer a la que tanto debía y que tanto la había apoyado, no estuviera triste) Carmen: Sí es verdad... (dijo Carmen auto convenciéndose de aquello) M: ¿Y mi madre?... (preguntó Maca a continuación, al extrañarse de que no hubiera salido a recibirlas) Carmen: Ahora viene... ha tenido que salir un momento a ver a su amiga... la Sr. Moncada... (dijo Carmen en tono serio, puesto que a pesar de tenerle confianza a los miembros de la familia, con los amigos de los padres de la periodista, siempre tenía un gran respeto cuando se refería a ellos) M: Bueno... pues ya la espero con la enana dentro... (dijo ya Maca dándole un beso a Carmen para despedirse) que tenemos mucho de que hablar Carmen: ¿Se va quedar mucho?... (preguntó Carmen por curiosidad)

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M: Unos días creo... aunque dependen de muchas cosas... pero espero que por lo menos lo que queda de semana... (le respondió Maca entrando ya en la casa seguida de Carmen) Carmen: ¡Ay que bien mi niña!... (le dijo Carmen dejándola ya en el salón de la casa junto a su hermana para irse a la cocina a seguir con sus tareas) M: Después voy a charlar un poquito contigo... (le dijo Maca antes de que desapareciera Carmen por la puerta) Reyes: Bueno... bienvenida a la mansión Wilson... (dijo Reyes sentada ya en uno de los sofás del salón que utilizaban para que la familia estuviera en ella normalmente) M: Déjate ya de tonterías... (dijo Maca sentándose a su lado y dándole un golpecito a su hermana en plan cariñoso) y dime cómo te va a ti Reyes: Pues como siempre... supongo... (dijo Reyes suspirando) en la farmacia todo bien... aunque ya sabes como es papá... tengo a más gente trabajando allí... que papá en las bodegas M: No seas exagerada anda... (dijo Maca riéndose mientras miraba a su hermana encoger los hombros)- ya será menos Reyes: Que va... (dijo Reyes para decirle a su hermana que sabía de lo que hablaba) si hace dos meses compró el local de Alfredo... ¿te acuerdas? M: Claro... el de la zapatería... que tanto nos gustaba... (dijo Maca recordando perfectamente el local del que le hablaba su hermana) Reyes: Pues ya está ampliada la farmacia... como se jubiló y nadie quería hacerse cargo del negocio... papá invirtió en él... y ya está... (dijo Reyes con tono conformista) así que ahora tengo el doble de farmacia... y no es que a mi no me importe... pero a mí me hubiera gustado llevarla yo... a mi manera... pero con él es imposible M: Pero ya sabes como es papá con los negocios... (dijo Maca comprendiendo a su hermana, pero también sabiendo de sobra que negarse a ello, era imposible con su padre) Reyes: Que yo también lo soy... no te creas... (dijo Reyes protestando) que aquí la única que parece que no ha sacado la vena negociadora eres tú... bonita M: Eso no es verdad... pero no se lo digas a nadie... (dijo Maca riéndose y levantándose para acercarse hasta la puerta que daba al jardín y asomarse) ¡vamos a dar un paseo! Reyes: Claro... (dijo Reyes levantándose también y caminando hacía el mismo sitio por donde había salido su hermana escasos segundos antes) Durante un buen rato, pasearon por aquel pequeño jardín, que su madre había seguido cuidando cuando su abuela paterna, matriarca de los Wilson, había fallecido, quizás fuera lo único que Rosario, la madre de la periodista, se alegraba de haber conservado de su suegra, puesto que la relación que habían mantenido siempre ambas, era de mutuo respeto, nada más, pero a los tres hermanos, dicho jardín siempre les había traído muchos recuerdos, su abuela pasaba grandes espacios de tiempo allí sentada, leyendo o tomando el té con sus amigas, mientras los nietos, intentaban llamar su atención escondiéndose detrás de los setos que rodeaban el jardín, cuyo otro extremo daba a la piscina de la casa M: Me alegro de que mamá se decidiera a conservar esto... (dijo Maca mirando a su hermana con una sonrisa en el rostro) Reyes: Yo también me alegro... se está muy bien aquí en verano... (dijo Reyes sentándose en una de las sillas que había alrededor de una mesa que descansaba en una especie de pequeño porche aislado de todo)

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M: Y bueno... ¿qué tal andamos de novios?... (le preguntó la periodista sentándose en otra silla al lado de su hermana) Reyes: No me hables de novios... porque yo ya no sé que hacer... (dijo Reyes suspirando y haciendo reír a su hermana) y no te rías que es verdad M: Pero que exigente eres hermanita... (dijo Maca todavía riendo) no me extraña que no te dure ninguno Reyes: Si es que son unos simples... (protestó Reyes con cara de enfado) es que el que no es infantil... es más aburrido que yo que sé... o es un salido... o es gay... que no sería la primera vez M: Venga ya... (dijo Maca haciendo un gesto de que exageraba enormemente) eso eres tú Reyes: Pues seré yo... si no te digo que no... (dijo la farmacéutica en un tono más tranquilo) el caso... es que ya no sé si es que no me echo novio... porque soy yo... o no me lo echo... porque si no mamá querrá ya que me case... que no sé que es peor M: Supongo que ambas cosas... (dijo Maca ya más seria, puesto que su hermana tenía toda la razón respecto a su madre) pero bueno... ya llegará tu príncipe azul Reyes: Ya... como a ti tu princesa... (dijo Reyes sin pensar mucho en qué esta diciendo y haciendo que Maca la mirara fijamente) no me mires así que es verdad... y no es por meterme en tu vida... como lo hace mamá continuamente... pero hace tiempo que no te veo feliz... y no lo niegues... porque a mí no me engañas M: Nunca iba a decir lo contrario... (dijo Maca encogiéndose de hombros, su hermana tenía razón, hacía mucho tiempo que ni en una conversación telefónica, ni cuando tenía la oportunidad de verse cara a cara, era capaz de engañar a su hermana, Reyes siempre se daba cuenta de todo, aunque nunca le dijera nada) pero las cosas no son tan fáciles Reyes: Ni yo estoy diciendo que lo sean... (dijo su hermana a continuación) pero no puedes estar así toda la vida M: No pretendo estarlo... (dijo Maca en tono triste) pero todavía no sé que es lo que voy a hacer... no lo sé Reyes: Anda venga... (dijo Reyes levantándose después de echarle un vistazo a su reloj) que si ha llegado mamá... estará buscándonos... (así que ambas, en silencio, una al lado de la otra, retomaron el camino de regreso a la casa) Para Esther aquella mañana de martes estaba siendo bastante intensa, no había parado en toda la mañana debido a un choque en cadena que se había producido, casi a primera hora en la autovía en la que desgraciadamente, se habían visto implicados numerosos vehículos y con ellos sus ocupantes A media tarde, tal y como tenía previsto, fue a recoger a las niñas al colegio, puesto que Lola seguía inmersa en el juicio que tanto tiempo le estaba llevando y tampoco le pareció tan mal que la enfermera se hiciera cargo de la niña, más que nada, porque su hija iba a estar acompañada por la que sin duda, se estaba convirtiendo en su mejor amiga Cris: Hola mami... (dijo Cris saliendo corriendo del colegio seguida de María) E: Hola cariño... (dijo Esther dándole un beso en la mejilla a su hija y otro a María) María: Hola... (dijo María sonriéndole después de notar aquel beso tan suave en su rostro) E: ¿Qué os apetece que hagamos hoy?... (preguntó Esther a ambas) ¿vamos a merendar a la cafetería de la esquina de casa?

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Cris y María: Siiiiiiiiiiiiiiii... (dijeron ambas crías al unísono) E: Pues a merendar... (dijo la enfermera toda feliz de estar allí con ambas e irse a tomarse algo con las crías) Mientras iban paseando hasta llegar a la cafetería, Esther estuvo pendiente en todo momento de lo que iban hablando las niñas, pero sobre todo lo hizo cuando, ya sentadas en una mesa en el interior, María comenzó a contarle a Cris lo que hacía en casa de sus abuelos María: Sí... mami... me enseñó a montar a caballo... mi abuelo tiene muchos... y voy también con mis primos... (dijo María toda orgullosa de aquello) E: ¿Sabes montar a caballo?... (preguntó Esther decidiéndose a intervenir en la conversación de las crías) María: Sí... aunque a mi abuela... no le gusta mucho... dice que me voy a caer... que soy muy pequeña todavía... (dijo María sin dejar de hablar y de contar cosas sobre su familia) pero mami dice que no... que ella a mi edad... sabía ya montar muy bien... y que el abuelo... la llevaba siempre con él E: Entonces... te gusta ir a Jerez... (dijo Esther decidida a preguntarle cosas a la cría, sobre todo, porque había sido ella quien había sacado la conversación) María: Sí me gusta mucho... yo quería ir con mami... pero me dijo que iría en vacaciones... (dijo María con un poquito de pena) E: Tiene razón cariño... (dijo la enfermera viendo esa tristeza en el rostro de la cría) después en vacaciones... tendrás muchos días para estar allí... que ya os queda muy poquito para terminar el cole Cris: Yo quiero montar a caballo... (dijo Cris interviniendo en la conversación en ese momento) María: Pues mi mami te enseña... y verás que guay... (dijo María totalmente convencida de ello, haciendo que Esther pensara en lo mucho que le estaba gustando ver a su hija así de ilusionada nuevamente) Cris: ¿De verdad que puedo ir mamá?... (preguntó Cris poniéndole carillas a su madre) E: Bueno... eso se lo tienes que preguntar a la mamá de María cuando vuelva... (le contestó su madre también sonriendo) Cris: Sí... se lo preguntaré... (le respondió Cris toda convencida de ello, haciendo que Esther no pudiera contener una sonrisa de felicidad al ver a su hija de así) El encuentro de Maca con su madre, había estado lleno de matices, por un lado estaba claro que Rosario, su madre, se alegraba muchísimo de tenerla de nuevo allí, sobre todo cuando nunca le había gustado que estuviera en alguno de esos sitios tan llenos de peligros que frecuentaba su hija, pero también en algunos momentos, estaba claro que no podía lograr contener la indignación que sentía al no tener allí a su nieta con ella M: Mamá... otra vez no... por favor... (dijo Maca viendo como una vez más, mientras tomaban café tranquilamente en el salón, su madre volvía a sacar tema, una vez que se habían quedado a solas, puesto que Reyes se había tenido que marchar hacía el farmacia esa tarde) Rosario: Ni por favor... ni sin favor... (dijo Rosario mostrando toda su indignación) pero esta situación la tienes que arreglar ya

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M: Eso intento... (dijo Maca poniéndose las manos en la cara para intentar relajarse ante la situación en la que estaba con su madre) pero si todos me estáis presionando... no puedo Rosario: Aquí nadie te está presionando... cariño... (dijo Rosario algo más tranquila) sólo queremos que estés bien... y que la niña esté bien M: La niña está bien mamá... (dijo Maca mirándola con expresión de rabia contenida) está con quien mejor puede estar... su madre Rosario: Pero es que también es tu hija... porque creo que a veces se te olvida eso... (dijo su madre volviendo a exaltarse) M: Ahora estoy con ella... (dijo la periodista sintiendo un dolor intenso en la boca del estómago al decirlo) intento estar con ella todo el tiempo del que dispongo... pero no es fácil... nunca ha sido fácil... y no me digas... que es porque yo no he querido... que te lo veo en la cara... (dijo mirando a su madre directamente a los ojos mientras con una de sus manos se tocaba el pelo suavemente intentando tranquilizarse) sé lo que piensas mamá... y sé que he cometido errores en mi vida... pero como todo el mundo... y no por eso me merezco que me machaquéis los unos y los otros... como si yo fuera la culpable de la situación Rosario: Macarena... no hables así... que sigo siendo tu madre... (le recriminó Rosario interrumpiéndola) M: Mira mamá... no sé ni siquiera por que te voy a contar esto... (dijo la periodista con un tono más calmado) pero he vuelto... porque hace una semana y algo más... no lo recuerdo bien... me llegaron los papeles del divorcio... (dijo mirando en ese momento a su madre, sabiendo que Rosario estaría poniendo cara de sorpresa, como así estaba ocurriendo) no digas nada mamá... déjame acabar... (soltó viendo las intenciones de su progenitora) me sorprendió tanto como a ti... no te creas Rosario: Y te has arrastrado para impedirlo... que te conozco... (dijo ya Rosario sin poderse contener) M: No... mamá no me he arrastrado... (dijo Maca tremendamente dolida por las palabras de su madre) sólo quería comprobar algo... y me he dado cuenta de que ya no pinto nada... y que Lola merece ser feliz Rosario: ¿Y tú no?... (preguntó Rosario bastante más relajada y que miraba a su hija con esa compresión de la que a veces carecía) M: Yo sé que también mamá... lo sé... (dijo Maca en un tono muy triste) pero eso es lo que menos me preocupa ahora... lo que menos necesito... ahora sólo quiero paz... tranquilidad... disfrutar de mi hija... y pensar lo que es mejor para ella... solo eso Rosario: ¿Y el trabajo qué? M: Eso es lo que menos me preocupa... (dijo la periodista casi con lágrimas en los ojos) puedo tirarme sin trabajar un buen tiempo Rosario: Eso ya lo sé... (dijo su madre interrumpiéndola) lo que quiero saber... es si estás dispuesta a estar ese tiempo o más... sin irte M: Lo intentaré... es lo único que te puedo decir... es lo único que puedo prometerle a María... no me pidáis nada más... por favor... (dijo ya totalmente triste, haciendo que su madre se acercara levemente hacía ella y le pusiera la mano encima de su muslo para consolarla, a su manera, pero consolarla) Rosario: Venga cariño... (dijo finalmente Rosario, intentando que no se notara mucho lo que le dolía ver a su hija así) que tu padre estará a punto de llegar... y después tu hermano con los niños... a cenar... M: No te preocupes... (dijo Maca levantándose al instante) estaré en mi habitación un rato... avísame cuando lleguen

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Rosario: Claro... yo se lo digo a Carmen para que lo haga... (dijo su madre viendo como su hija se retiraba con la cabeza medio gacha hacía la parte de arriba de la casa después de aquella conversación en la que madre e hija habían intentado entenderse un poquito mejor) En su habitación, Maca no encontró mucho más consuelo, tirada en la cama sin poder apartar la vista del techo, intentaba poner su cabeza en orden y con ello su vida, su madre tenía toda la razón, ¿cuanto duraría en Madrid con la niña?, ¿cuando decidiría en volver a fallarle y salir de su vida como lo había hecho siempre?, esa era la única realidad que le atormentaba, que le dolía más que el hecho de que su matrimonio hiciera aguas, ya no estaba enamorada de Lola, quizás hacía ya mucho tiempo que no lo estaba y sólo había seguido ahí porque se suponía que era lo tenía que hacer, que era lo que se esperaba de ella y lloró, lloró de pena, de impotencia, de desilusión, de angustia, de melancolía y lloró de corazón, como siempre lo había hecho, como siempre, en aquella habitación que en su día fue su cobijo, su refugio, en la que había soñado con tener miles de cosas, con llegar a ser ella misma por encima de todo, donde intentó imaginarse como sería su vida diez años atrás, cuando tras su primer año de carrera, al volver a casa al finalizar el curso, se había ilusionado con la idea de comenzar algo serio con una chica que estudiaba derecho, que se la había presentado su amiga Ana algunos meses atrás y que inmediatamente conectaron como creía que no podría hacerlo nunca con alguien Pero poco a poco se fue calmando, intentando que cuando llegara su padre y su hermano, ningún atisbo de ese llanto pudiera dibujársele en la cara, nunca le había gustado que la vieran llorar y mucho menos que pudiera alguien intuir que lo había hecho, ni siquiera a su mujer, a la que en muy contadas ocasiones durante esos diez años, le había mostrado esa debilidad que tan poco le gustaba mostrar, a pesar de haber madurado a base de palos, a base de ver sufrimiento en los numerosos sitios en los que había estado destinada por su trabajo, quizás eso fuera lo único que la hubiera ablandado en esos años, porque en el fondo, seguía siendo esa niña llena de miedos, de sentimientos, que por costumbre o por supervivencia, se había negado siempre a mostrar ese lado de su vida, que en el fondo, era precisamente el que llegaba a hacerla más humana Un par de días más tarde en el hospital, Esther iba totalmente acelerada, la falta de enfermeras y las exigencias de algunos médicos para que estuviera en todos sitios, le estaba comenzando a pasar factura, tenía un cansancio acumulado que le estaba pidiendo a gritos un descanso, de aunque fueran cinco minutos para intentar así relajarse un poquito aquella mañana de infarto y sabía que el mejor sitio para hacerlo, era precisamente la sala de médicos, así que después de avisar a Teresa de que se iba a descansar un poquito, se fue para allá para intentar tirarse en el sofá y poder incluso dar alguna que otra cabezada, pero al entrar se encontró con Cruz con los ojos metidos en varios informes E: ¡Perdón!... (dijo Esther antes de cerrar la puerta de la sala con esa sonrisilla que decía a gritos, ¡me han pillado!9 C: ¡Ah Esther!... (dijo Cruz levantando la vista y mirando a su amiga en la puerta) menos mal que has venido a salvarme... ya pensaba que nadie se acordaba de mí... (dijo la cirujana con pena)

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E: Bueno... había pensado en venir a descansar un poquito... pero vamos... (dijo Esther encogiéndose de hombros mientras cerraba la puerta de la sala y se acercaba hasta la mesa donde se encontraba esta) C: Vamos... que ni por asomo... te habías acordado de mí... ya te vale... tenga usted amigas para esto... (dijo la cirujana en tono dolido y mirando hacía el techo de la sala para exagerar su enfado) E: Venga ya Cruz... que de aquí al teatro... (dijo la enfermera riéndose con ganas) porque anda que no eres exagerada ni nada C: Eso decía mi madre... (dijo esta riéndose también) pero vamos... me gusta más lo que hago E: Supongo... (dijo Esther alejándose de la mesa para tirarse en el sofá de la sala cuan larga era) C: Si es que todos venís a lo mismo... si lo sé no lo pido... (dijo la cirujana haciendo una mueca de disgusto hacía su amiga) E: Es que es comodísimo... (dijo la enfermera riéndose y mirando a su amiga de reojo para guiñarle uno de ellos) es la mejor compra que se ha hecho en este hospital C: Por cierto... ¿os venís Cris y tú esta tarde a casa a merendar?... (preguntó Cruz cambiando de tema) E: Había pensado en llevar a las niñas al cine... (dijo Esther casi a continuación) C: ¿Qué niñas?... (dijo Cruz en un principio, hasta que cayó en la cuenta) ah... la de tu vecina también... (dijo finalmente haciendo que la enfermera tuviera que asentir) Esther... por favor... que tiene una madre... bueno... no... una no... dos para ser exactos E: ¿Y?... (le preguntó esta encogiéndose de hombros) C: Que llevas toda la semana haciéndote cargo de ella... (dijo Cruz con un tono de cierto reproche) E: ¡No empieces como mi madre!... que ayer me saltó diciendo que si la iba a adoptar... (dijo Esther bastante molesta) es la amiga de mi hija... sus madres no están... y yo sólo le estoy haciendo un favor... nada más C: Eso es más que un favor... (dijo Cruz metiéndose todavía más en el asunto) a eso se le llama en mi tierra... caradura E: Pero bueno... (dijo Esther incorporándose en el sofá en ese momento para quedarse sentada) que la niña no tiene la culpa... de que su madre esté en un juicio... y no se pueda hacer cargo de ella... ni que su otra madre me haya pedido un favor... ¿sabes?... es que ya no hay ni una pizca de generosidad en esta vida... joder... (dijo muy enfadada) además Maca sabe que está conmigo C: No claro... faltaría más... que encima de tener a su hija... se hubiera olvidado... (dijo Cruz también subiendo el tono de voz) E: Mira Cruz... sé que eres mi amiga... (dijo Esther intentando tranquilizarse un poco) y te voy a decir por qué estoy haciendo esto... por la niña... simplemente por la niña... porque no se merece ver a sus madres así C: ¿Así como?... (preguntó Cruz interrumpiéndola) E: A punto de divorciarse... (dijo Esther con suspiro que le salió del alma que llamó bastante la atención de su amiga) por eso me pidió Maca que me quedara con ella C: Pero eso es algo que tienen que solucionar ellas... (dijo Cruz acercándose hasta Esther para darle un abrazo) E: Y yo lo sé... (soltó Esther antes de que la cirujana pudiera dárselo) pero no sé por qué... me gustaría ayudarlas... me gustaría ayudar a Maca... es una persona fantástica... especial... no sé... distinta C: Esther... (dijo Cruz sorprendida y abriendo por completo los ojos) porque yo sé que eso no puede ser... pero otra persona diría... que te atrae

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E: ¿Qué me atrae?... ¿quién?... (preguntó Esther extrañada, pero al ver la cara de su amiga, adivinó a qué se estaba refiriendo) ¿Maca?... (dijo haciendo que Cruz asintiera) no... no que va... que cosas tienes... sólo sé que podemos ser buenas amigas... (dijo finalmente la enfermera como si esta estuviera diciendo una locura) C: Ya... (dijo Cruz dando por zanjada una conversación en la que tampoco ella quería profundizar, porque quizás las cosas fueran como le estaba diciendo Esther, pero estaba claro, que desde hacía una semana, su amiga estaba distinta y la única diferencia que existía en la vida de la enfermera, era precisamente la aparición de la periodista, pero quizás sólo fueran imaginaciones suyas, nada más) bueno me voy a mirar unas cosillas con Teresa E: Vale Cruz... nos vemos... (dijo Esther volviendo a sentarse en el sofá pensando en lo que acababa de decirle su amiga, pero una cosa tenía clara, Maca tenía algo que a ella le provocaba curiosidad y eso no tenía nada de malo) Esa noche, tal y como siempre había tenido costumbre de hacer, llamó a su casa para ver como estaba María, sobre todo para eso, sabía que a esa hora ya habría cenado y estaría a punto de irse a la cama y por nada del mundo, se perdería la hora de llamar a su pequeña, por nada Lola: Hola... (escuchó como al otro lado del teléfono Lola se dirigía a ella con ese saludo tan distante) M: Hola... (le contestó Maca de igual manera escuchando como le daba el teléfono a su hija) Lola: Es mami... cariño... (decía Lola con un poquito más de dulzura a cómo le había pillado el teléfono a ella instantes antes) María: ¡Mami!... (dijo la cría con un tono de alegría) ¿cuándo vas a venir? M: Pasado mañana mi amor... (le contestó Maca con un tono cariñoso que hizo que casi se le saltaran a ella misma las lágrimas, ya que era la misma pregunta de todas las noches y eso le rompía el corazón cada vez que la escuchaba) María: ¿Están bien los abuelos?... (preguntó la niña a continuación) M: Sí mi amor... están muy bien y deseando verte... (le contestó la periodista intentando ponerle toda la ilusión del mundo para enmascarar esa tristeza que le estaba invadiendo por días y que para nada había pasado desapercibida para su familia) me ha dicho el abuelo... que cuando vengas en verano... te va a dejar montar sola María: Sí... yo quiero montar sola... porque ya soy mayor... (dijo María totalmente convencida de ello y haciendo que Maca sonriera) M: Claro preciosa... eres ya muy grande... (le dijo su madre sintiéndose orgullosa de su pequeña) además tienes que conocer al nuevo potrillo María: ¡Siii!... (dijo la cría toda ilusionada) ¿y cómo se va a llamar?... (preguntó toda nerviosa de saberlo) M: El abuelo quiere que se lo pongas tú... así que piénsate un nombre... y cuando hables con él se lo dices... (le dijo la periodista con la sonrisa dibujada en la cara) además no te preocupes... que te llevo una foto... para que lo conozcas antes de venir María: Sí mami... porque se lo tengo que enseñar a Cris... (dijo la niña toda feliz y contenta) me ha dicho que quiere aprender a montar a caballo... y le he dicho... (dijo esto último sin ser muy consciente de ello) que se puede venir este verano conmigo a Jerez... que se lo va a pasar muy bien con los abuelos M: ¿Tú quieres que venga contigo?... (le preguntó Maca sintiéndose alegre, simplemente porque su hija lo estaba)

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María: Sí mami... sí que quiero... porque es mi mejor amiga... y nos lo pasamos muy bien... (empezó a decir la pequeña) M: Pero cariño... su mamá le tendrá que dar permiso... (dijo Maca para que su hija no se hiciera muchas ilusiones) María: Claro mami... (dijo la pequeña encogiéndose de hombros, mientras notaba como Lola se acercaba hasta ella y le decía que le diera el teléfono) mami... mamá quiere hablar contigo M: Vale cariño... (dijo Maca intentando que la niña no se diera cuenta del suspiro que acababa de soltar mientras tapaba el teléfono con una de sus manos) pásatelo bien... ¿vale?... y que te quiero mucho mi amor María: Yo a ti también mami... muchísimo... (dijo la cría intentando mantener el mayor tiempo posible el teléfono en sus manos M: Venga mi amor... vete a dormir ya... que es tarde... y pásame con mamá... (dijo ya sabiendo que Lola estaría a punto de cogerle el teléfono, sin deja si quiera que se despidiera la chiquilla) María: Sí mami... buenas noches... (dijo la pequeña sabiendo que era el turno de su madre) M: Buenas noches mi amor... buenas noches... (dijo Maca dejando que esos escasos momentos de felicidad se tornaran de nuevo en tristeza) Lola: Venga vete a la cama mi amor... y ahora voy a arroparte... (escuchó como Lola se dirigía a su hija) bueno... ¿cuando piensas volver?... (le preguntó directamente a la periodista de forma un tanto brusca, lo que le hizo pensar que efectivamente la cría se habría ido obedientemente a la cama) M: Pasado mañana... (dijo Maca soltando un leve suspiro, le jodía tanto que Lola se pusiera de esa manera, le jodía tanto) Lola: Me parece bien... porque no creo que la niña deba pasar tanto tiempo con una extraña... (dijo la abogada intentando herirla) pudiéndose quedar con mi madre... como siempre M: Esa extraña... te recuerdo... es tu vecina... (dijo Maca sintiendo como una gran pelota de rabia le subía desde el estómago) y fuiste tú la que te ofreciste... antes... para quedarte con su hija... ¿o ya no te acuerdas? Lola: ¡A mí no me hables así!... (dijo Lola alzando el tono de voz) M: No te hablo de ninguna manera... (dijo Maca sintiéndose fuerte al estar al otro lado del teléfono) sólo te digo las cosas como son... y ya está... y no metas a la niña en esto... porque no te lo consiento Lola: ¡Ah!... ¿ahora es tu hija?... (le preguntó la abogada en un tono desafiante) que bien es ser madre en la distancia M: Lola... (dijo Maca totalmente dolida, pero igualmente cabreada con su mujer) no digas... lo que tengo o no tengo que hacer con mi hija... porque te recuerdo... que tú tampoco te prodigas en estar demasiado con ella... así que no me reproches nada Lola: ¡Ya te han comido el coco!... si es que lo sabía... (dijo la abogada sin esperar contestación) si es que yo lo sabía M: No metas a mi familia en esto... porque no tiene nada que ver... en lo que nos pasa... (dijo Maca interrumpiéndola al no querer escucharla más) yo no fui quien pidió el divorcio Lola: Es que para ti es muy cómodo... (dijo Lola también muy furiosa) te vas... vienes cuando quieres... y ya está... no hay más... y eso no es una familia... es normal que yo quiera una familia... es normal... no estoy pidiendo nada raro... digo yo... (dijo poniéndose nerviosa)

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M: Pero quizás yo no sea la persona que esperabas... (dijo Maca con todo el dolor de su corazón pero guardando la compostura en todo momento) y no sepa darte lo que tú quieres... o lo que tú necesitas Lola: Ahora no me seas... tan jodidamente honesta... no lo seas... odio que lo seas... que te pongas así... (dijo Lola casi llorando) porque no me parece justo... no lo es... (en ese instante se hizo un silencio que sólo fue roto cuando la abogada comenzó a llorar y hablar entre sollozos) cariño... vuelve a casa... por favor... vuelve... te echo de menos... te necesito cariño... te necesito... lo siento... no me dejes... no me dejes... mi amor... no me dejes M: ¡No me hagas esto!... por favor... no me lo hagas... (dijo Maca escuchándola en todo momento y comenzando también a llorar amargamente) ya hablaremos cuando vuelva a casa... ¿de acuerdo?... pero no me hagas esto Lola: Te quiero cariño... te quiero... (dijo Lola sin dejar de llorar) y esto se puede arreglar cariño... se puede arreglar M: Eso no lo sé... (dijo Maca limpiándose las lágrimas con una de sus manos) ya hablamos... tranquila... ya hablamos Lola: Vale... pero ven pronto... (dijo Lola calmándose un poco) M: Lo haré... (dijo Maca despidiéndose de ella) venga... ya hablamos Lola: Te quiero... (le dijo Lola despidiéndose) M: Ya... (le respondió la periodista) venga hasta mañana Lola: Hasta mañana... (dijo la abogada colgando en ese momento el teléfono y dejando echa polvo a una Maca que no pudo hacer otra cosa que apoyarse en la pared de su habitación y poco a poco dejarse caer hasta llegar al suelo, ¿por qué tenía que ser todo tan complicado?, ¿por qué?) Esa noche, Maca tardó bastante en quedarse dormida, era totalmente consciente de su situación y esos días junto a su familia, le habían dado fuerzas para tomar la decisión, que todo el mundo le aconsejaba que debía tomar, Ana, la madre de su mujer, su propia familia, todos habían intentado que no se sintiera culpable por ello, pero a pesar de todo ese apoyo, no podía evitar sentirse rota por dentro, se había llevado algo más de diez años con ella, casi toda una vida, pero también se había dado cuenta de que quizás, si hubieran vivido juntas, la relación no hubiera durado tanto, puesto que Maca, ante todo, era un espíritu libre, una persona a la que no se le puede atar sin que ella realmente lo quisiera, una persona que necesitaba su espacio y la tranquilidad suficiente, para saber que no tenía que sentirse culpable y menos por su trabajo, pero Lola, siempre le hizo sentir culpable de ello, muy culpable y eso lo único que había logrado hacer, era que la periodista se distanciara cada vez más de ella, cada vez más Aquella mañana, Pedro Wilson había decidido no ir a trabajar, realmente a su edad, tampoco es que tuviera que estar muy pendiente del negocio, puesto que su hijo mayor, Jerónimo, ejercía como nadie las tareas de dirección de la empresa familiar, de la misma manera que lo había venido haciendo su padre, hasta ese momento, así que al ver a su hija mayor desayunando tranquilamente, le propuso ir a montar a caballo, tal y como lo habían hecho desde que Maca era tan sólo una cría, sólo ellos dos Durante el camino a las cuadras, ambos se mantuvieron en silencio, Macarena, como así le gustaba llamarla su padre, siempre había sido su ojito derecho, la única de sus tres hijos que había heredado el amor por los caballos que él había heredado a su vez de su madre y aunque ambos, eran bastante parecidos, siempre se habían respetado, incluso

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cuando Maca tomó la decisión de contarles su condición sexual y que se iba a casar con aquella mujer con la que llevaba conviviendo varios años, incluso ahí, él la respetó M: Hace un día muy bueno... (dijo Maca para romper ese silencio, cuando ya ambos estaban montados en sendos caballos y salían paseando de las cuadras) Pedro: Sí... muy bueno... (le respondió su padre casi sin mirarla, pero con una media sonrisa en el rostro que hacía que la periodista se sintiera reconfortada) M: ¡Papá!... (dijo llamando su atención) Pedro: Dime... (le respondió este casi en seguida) M: Me alegro de estar aquí... (le dijo su hija algo emocionada) Pedro: Nosotros también... (le dijo este mirándola y sonriéndola de manera entrañable, con esa mirada que en el fondo, había heredado de él) M: Papá... yo no he venido a preocuparos... de verdad... (dijo a continuación Maca sabiéndose con fuerzas de hablar con su padre, de algo a lo que no estaba acostumbrada a hacer) pero necesitaba estar aquí... veros Pedro: Ya lo sé... (le respondió su padre de forma serena) pero a mí no me tienes que contar nada... es tu vida... no la mía... sólo te puedo decir... que tu madre ha estado muy preocupada M: Lo sé papá... no era mi intención... (dijo Maca hablando de forma muy serena) pero ya he tomado una decisión Pedro: A mi no tienes que decirme nada... (dijo Pedro Wilson en ese momento interrumpiendo a su hija) M: Pero quiero decírtelo... papá... quiero hacerlo... (dijo mirándole con ojos suplicantes, pero todavía serenos) sé que has hecho mucho por mí... que me has apoyado siempre... lo sé... aunque nunca hayas querido reconocerlo... y por eso quiero que seas la primera persona en saberlo... (dijo esperando una reacción de su padre, que no llegó, puesto que seguía manteniéndose sereno) voy a firmar los papeles del divorcio... le diré a Ana que me lo lleve... y los firmaré Pedro: ¿Estás segura de eso?... (le preguntó su padre mirándola fijamente mientras seguían paseando) M: Lo estoy... (dijo Maca afirmando a la vez con su cabeza) y no te preocupes por María... estaré con ella... (dijo mientras bajaba la cabeza y miraba al suelo) no me voy a ir a ningún sitio... ya no Pedro: Sólo haz lo que creas oportuno... sólo eso... (le dijo su padre parándose en ese momento a un lado del camino y haciendo que la periodista también lo hiciera) que María nunca va a estar sola... ¿de acuerdo? M: Gracias papá... (le dijo Maca sonriéndole a su padre en ese momento y haciendo que este también lo hiciera durante un instante, puesto que en seguida, le indicó con la mano que iba a echar una carrera, como esas que habían hecho siempre a escondidas de Rosario, quien siempre alegaba que una señorita no podía hacer esas cosas, pero que a ambos les encantaba hacer) Casi sin tiempo de aterrizar en Madrid, se dirigió rápidamente a casa de su amiga Ana para comenzar los trámites de una decisión que realmente no había sido suya, pero que le había venido como anillo al dedo, teniendo en cuenta que tan sólo hacía unos días ni tan siquiera quisiera pensar en ello, sin embargo, hasta ese momento, el sobre con los papeles del divorcio habían seguido descansando en su maletín y de hecho, hasta ese momento ni tan siquiera los había tocado desde el día en que los recibió, como si con ello hubiera querido aparcar una realidad en la que por su parte, no había ya vuelta atrás

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M: ¿Estabas durmiendo?... (preguntó Maca encogiendo los hombros al comprobar como su amiga le abría la puerta con los ojos pegados) ¡has tenido una noche movidita!... supongo... (dijo con cierta sonrisilla ya entrando hasta el salón y sentándose en el sofá, sobre todo cuando observó como Ana se iba hacía la puerta que comunicaba con las habitaciones para cerrarla) Ana: Café... (dijo Ana afirmando con la voz aguardentosa mientras se iba hasta la cocina intentando despejarse del todo) Durante unos minutos, mientras la abogada preparaba el café, se mantuvieron en silencio, como si fuera de lo más normal del mundo, que tu mejor amiga, fuera a buscarte a tu casa a las diez de la mañana de un sábado, en la que precisamente habías conseguido ligar con alguien apañado después de algunos meses M: Gracias... (le dijo Maca en cuanto Ana llevó hacía la mesita una bandeja con dos cafés humeantes recién hechos) haces un café estupendo Ana: No me hagas la pelota anda... (le dijo su amiga sacándole la lengua mientras pillaba su taza con ambas manos) M: ¡Eh!... siento haberte estropeado el plan... (le dijo la periodista sonriendo levemente) pero es que no podía esperarme Ana: No si ya se ve... que no podías esperarte... (le dijo Ana suspirando mientras miraba a una Maca que no dejaba de moverse en el sofá y miraba hacía todos lados) así que adelante... espero haberme despejado un poquito M: Voy a firmar los papeles del divorcio... (dijo por fin Maca de forma un tanto atropellada y que hizo que Ana se quedar mirándola fijamente sin saber que decir) ¡que voy a firmar los papeles del divorcio!... ¡Ana!... (volvió a decir al ver la expresión de sorpresa de su amiga, mientras con su mano le llamaba la atención poniéndola encima de uno de los muslos de su amiga) Ana: Sí... si me he enterado... (dijo la abogada poniendo su taza en la mesita tras decirlo) pero... M: Mira... ya sé que te parecerá precipitada la forma en la que he venido a verte... (dijo la periodista adelantándose a su amiga con un tono algo nervioso) Ana: No cariño... si precipitada lo eres tela... (dijo Ana intentando sonreír para que su amiga se tranquilizara un poquito) si me parece estupendo... es tu decisión... y es lo que hay M: Ahora mismo voy a firmarlos... (dijo Maca abriendo su maletín, para sacar el sobre y de él el contenido del mismo) porque lo necesito... necesito que te hagas cargo de todo Ana: Eso no tienes ni que decirlo... (le dijo Ana tocándole la mano suavemente al ver como extendía los papeles y cogía el bolígrafo de forma temblona) pero tranquila... me haré cargo de todo... pero supongo que irás a casa... ¿no? M: Sí... ahora me iré para allá... (dijo Maca sin levantar la vista de los papeles mientras uno a uno plasmaba su firma en cada espacio dedicado a ello) quiero ver a María... y aunque no quiera... tengo que hablar con ella... aunque no sepa como... (dijo tapándose la cara en ese instante con ambas manos) Ana: Ante todo cariño... (dijo Ana sentándose a su lado para abrazarla) se firme... ya sabes como es... y no la dejes que te reproche nada... porque no hay nada que reprochar... no has hecho nada malo... nada... y es lo mejor para las dos M: Pero jode... ¿sabes?... (soltó Maca casi con las lágrimas saltadas producidas por el dolor de tener que haber llegado a esta situación) la quería... y la quiero... pero no puedo

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Ana... no puedo... por mucho que quiera no puedo... no puedo... es superior a mi... a todo... lo he intentado todo... lo he intentado todo... (dijo ya entre lágrimas) Ana: Lo sé... lo sé... (dijo la abogada mientras la abrazaba fuertemente escuchando como su amiga, su mejor amiga, aquella chica de aspecto fuerte y de ideas claras, se desahogaba entre sus brazos, buscando quizás el consuelo de unas manos amigas con la que tantas cosas había compartido a lo largo de su vida y esta por supuesto, iba a ser una más de ellas) Aquella mañana de sábado, Esther se levantó temprano para poder así llevar a Cris a casa de su madre e ir a hacer unas compras que le hacía falta y desde luego que la cría estaba encantada con eso de ir a casa de su abuela a pasar la mañana, hasta que su madre llegara a la hora de comer, como venía siendo costumbre desde hacía ya algún tiempo, para Esther el hecho de llevar a su hija a un supermercado lleno de gente comprando, no era precisamente la mejor forma de pasar el tiempo con ella e incluso, cuando iba con su marido, lo hacía de la misma manera y por supuesto que Encarna estaba encantada con aquello, su nieta para ella, era como su tesoro y la oportunidad de pasar más tiempo junto a ella E: Venga cariño... que la abuela nos espera... (dijo Esther viendo como su hija no se decidía a entrar en el ascensor que ya había llegado a su planta para poder así bajar hacía la calle) Cris: Ya lo sé mamá... pero es que tenía que meter los lápices en la mochila... y no podía... (dijo Cris con expresión desesperada intentando hacerle entender a su madre que su tardanza tenía una explicación muy razonable) E: Anda que te los meto yo... (dijo la enfermera cogiéndole la mochila a la niña justo cuando traspasó las puertas del ascensor y se metió finalmente en él) pero es que eso tendrías que haberlo hecho en casa... pero como nunca tienes las cosas preparadas... pues te pasa eso... (terminó de decirle cerrándole ya la cremallera a la mochila que de nuevo pasó a estar en la espalda de la niña) Cris: Sí... pero no he podido... (dijo Cris encogiéndose de hombros y mirando a su madre con una leve sonrisita) E: Si es que eres lo más bonito... mi niña... (le dijo entonces la enfermera agachándose un poquito para darle un beso a su hija en la mejilla) Cris: Sí... y tú eres la mejor mamá... (dijo la niña de forma cantarina y sonriendo también) E: Pues si soy la mejor mamá... dame un besito bichin... (le dijo Esther justo cuando salieron del ascensor ya en la planta baja) Cris: Eso está hecho... (dijo la cría riendo y besando a su madre que ponía cara de estar muy orgullosa de su hija que salió corriendo hacía el timbre que abría el portal del edificio para así darle) E: Ten cuidado cariño... (le dijo Esther en el instante en el que le pareció ver que alguien se disponía a entrar en el edificio con una maleta y varias cosas en la mano intentando encontrar algo en un bolso que llevaba colgado, hasta que se escuchó como el clic que indicaba que la puerta se podía abrir en ese instante y con un pequeño empujón, lograba abrir la puerta para entrar de espaldas mientras arrastraba la maleta hacía el interior) ¡hola!... (dijo Esther de forma cantarina cuando se dio cuenta de quien era)

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Cris: Hola Maca... (dijo Cris con todo el desparpajo del mundo colocándose lo más cerca que pudo de la periodista, que estaba que no sabía que hacer con todas las cosas que llevaba encima) M: Hola preciosa... (le contestó a la cría con sorpresa, mientras posaba la maleta totalmente en el suelo y notaba como la chaqueta que tenía colgada del brazo estaba a punto de caer al suelo y como de repente, ambas, tanto la enfermera como la periodista, hacían el gesto de agarrarla a la vez) E: ¡Perdón!... (dijo Esther al notar como la mano de su vecina, rozaba levemente la suya y ambas se quedaban como paradas al notar ese contacto que la enfermera deshacía en tan sólo unos segundos) M: Gracias... (consiguió decir Maca a continuación sin poder evitar sonreír) E: No pasa nada... venías muy cargada... (dijo Esther devolviéndole la sonrisa a la vez que echaba un paso atrás para separarse un poquito de ella) ¿te ayudamos?... (le preguntó ofreciéndose de buen gusto) M: No que va... lo tengo controlado... (dijo la periodista riendo) es que entre que llevo miles de cosas... y que no encontraba las llaves del portal... la verdad... es que no sé es como no lo he perdido todo... por la calle... o donde sea E: Ya será menos... (dijo Esther riéndole la gracia como cual colegiala que se encuentra con el chico que le gusta) ¿qué tal la visita a tu casa?... (le preguntó ya algo más tranquila) M: Pues muy bien... (le contestó Maca sin poder quitar su mirada de aquella mujer) E: Me alegro... ¿y tu familia?... (volvió a preguntarle con bastante interés, puesto que se le acababa de olvidar todo lo que tenía previsto hacer aquella mañana) M: También muy bien... gracias... (le dijo la periodista sin quitar la sonrisa que cualquiera diría que la tenía de forma perpetua en la cara, cuando en realidad venía precisamente abatida por la conversación que había tenido con su amiga Ana respecto a su divorcio) gracias... por haberte hecho cargo de María... de verdad E: No tiene importancia... se lo han pasado las dos muy bien... (dijo Esther sin percatarse de que su hija se había puesto a su lado y comenzaba a llamar su atención tirándole de la chaqueta, hasta que irremediablemente tuvo que desviar la mirada hacía ella para prestarle atención) dime cariño Cris: ¡Qué la abuela nos está esperando!... (le soltó Cris con expresión extraña sin comprender a qué venía ahora que su madre, después de toda la prisa que tenía, se hubiera olvidado de repente de ese detalle) E: ¡Si es verdad cariño!... (dijo su madre con una pequeña risilla que le encantó a Maca poder observar, al sentirse pillada) Cris: Es que después dices... que yo soy la tardona... (volvió a decirle Cris con cierto enfado) y eso no es justo E: Tienes razón... no es justo... (le dijo Esther mirando de reojo a una Maca que no paraba de sonreír al presenciar la escena) M: Tiene carácter... ¡eh!... (dijo la periodista en ese momento como un comentario más) E: Sí... es igual que su padre... (le contestó la enfermera, esta vez mirándola directamente) M: Eso no es malo... ¿no?... (dijo Maca encogiéndose de hombros, mientras volvía a coger sus cosas de forma tranquila) E: Pues supongo que no... como todo... (le contestó la enfermera acercándose ya hacía la puerta cuando notó que Cris tiraba de su mano aunque de forma suave) bueno... ya nos vemos M: Sí claro... (dijo Maca mirándola fijamente a los ojos con una sonrisa enorme) que lo paséis bien

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E: Igualmente... (dijo Esther saliendo ya por la puerta viendo que su hija no iba a parar de intentar poner rumbo a casa de su abuela) cariño... tienes que aprender... a que los mayores tenemos que hablar de nuestras cosas... (dijo regañando de manera muy suave a su hija una vez que estuvieron en la calle y andaban hacía la casa de la abuela) Cris: Sí mamá... (le contestó esta sin hacerle mucho caso, puesto que pensaban que las cosas de los mayores eran súper aburridas y no le interesaban para nada) Sin saber por qué, aún permaneció en el portal durante unos minutos, quizás esperando a que las fuerzas no la traicionaran cuando viera a Lola, pero ¿cuántas veces a lo largo de esos años Lola la había amenazado con dejarla?, ¿cuántas?, ya ni se acordaba las de veces en la que se había quedado tan chafada después de escucharla por teléfono reprochándole que estuviera tanto tiempo fuera de casa, que no se preocupara de la niña ni de ella en ningún momento, pero ahora no podía sentirse culpable, no podía, así que después de un gran suspiro, se introdujo en el ascensor, subió los cuatro pisos que las separaba de la casa e introdujo las llaves en la cerradura sabiendo que acababa de abrir la caja de los truenos María: ¡Mami!... (salió María corriendo de la mesa en la que estaba sentada desayunando) ¡ya estás aquí! M: Sí cariño... ya estoy aquí... (dijo Maca dejando todas sus cosas entre el suelo y una silla que se encontraba nada más entrar al salón para así poder coger a su niña en brazos y abrazarla de esa manera a gusto) que ganas tenía de verte preciosa María: Yo también mami... muchas ganas... (dijo la cría introduciendo de nuevo su cabeza en el cuello de su madre a la vez que no dejaba de darle besitos) M: Los abuelos me mandan muchos besitos para ti... y me han preguntado... que cuando vas a ir... (siguió diciéndole la periodista con tono cariñoso) María: Tengo muchas ganas de ir mami... (siguió diciendo María sin separarse de su madre, a pesar de que Maca ya la había depositado en el suelo) M: Pues irás... pero ahora a desayunar bichillo... (dijo la periodista dándose cuenta de que Lola acababa de entrar en el salón y traía cara de pocos amigos) hola... (dijo dirigiéndose a su mujer, sin realmente tener ganas de nada más) Lola: Hola... (le respondió esta sin ni tan siquiera acercarse a ella para darle un leve beso de bienvenida) cariño... venga que te espera la abuela... (dijo Lola acercándose hasta la niña para que así se diera más prisa en terminar de desayunar) ¿piensas dejar las cosas ahí?... (le preguntó a la periodista que seguía parada en la puerta de salón mirando hacía la mesa en la que estaba sentada su hija observando como su mujer se dirigía a ella) M: Pues no lo sé... (le respondió esta cansada ya de que la tratara de esa manera tan fría, tan poco cariñosa cuando se suponía que había hecho algo que no era del agrado de la abogada) Lola: ¿Cómo que no lo sabes?... (preguntó entonces Lola extrañada de la respuesta que había recibido) cariño... que es para hoy... que me tengo que ir... que llego tarde... (dijo volviéndose a dirigir a la niña para que terminara pronto de comer) M: No te preocupes por eso... deja que la niña coma tranquila... que yo la acerco a casa de tu madre... o mejor... me quedo yo con ella... que algo nos inventaremos para pasar el rato... (dijo Maca interrumpiéndola en ese instante haciendo que Lola la mirara con expresión muy enfadada, nunca le había gustado que la periodista la contradijera en lo referente a la educación de la niña, alegando siempre, que como ella era la que estaba con la cría todos los días, era precisamente ella la que tenía que hacerlo)

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María: Sí mami... me gustaría mucho... (dijo la cría sonriendo ante la proposición de la periodista) Lola: Cariño... ¿puedes irte a recoger tus cosas en el cuarto?... (le dijo Lola a la cría con la intención de poder así hablar con su mujer a solas) María: Sí mamá... voy a por los colores... (dijo María con cara de pena al darse cuenta de que tendría que ir a casa de su abuela a pesar de que su mami estaba allí) Lola: ¿Acaso crees que puedes venir aquí y cambiar los planes que tenía previstos para la niña?... (le preguntó por fin la abogada mirándola con una expresión llena de rabia en cuantito que la cría desapareció por la puerta) M: Lola... no vengo a discutir contigo... (dijo Maca moviéndose hacía la mesa para sentarse en una de las sillas y decidida a terminar ya con lo que ya tenía más que pensado hacer) vengo a entregarte esto... (dijo poniendo el sobre con los papeles del divorcio firmados encima de la mesa) y decirte... que me voy de momento a un hotel Lola: ¿Cómo?... (preguntó Lola reconociendo el sobre que ella misma le había enviado) M: Como te estoy diciendo... (dijo Maca en tono tranquilo, tenía decidido que no iba a enfadarse, que no iba a entrar en el juego al que inevitablemente intentaría llevarla la abogada, no entraría en eso, sobre todo cuando esta abrió el sobre y observó con cara de asombro como en el interior, estaba firmada una copia de la demanda, que previamente había firmado ya la abogada con anterioridad) he venido a ver a la niña... y a decirte cara a cara... que no puedo seguir con esto... y que sólo me he limitado a firmar... lo que tú querías... nada más... (dijo levantándose de la silla para ir hacía el cuarto de la niña para verla) Lola: No me puedes hacer esto... (dijo entonces Lola comenzando a mostrar toda la rabia que había sentido al leer esos papeles que a la larga le eran tan familiares) no puede ser cierto... (dijo acercándose hasta ella para pararla y que no fuera al dormitorio de la niña) M: Está decidido... mi abogada se pondrá en contacto contigo... y te dirá como lo vamos a hacer... (dijo Maca intentando mantenerse calmada, a pesar de notar como esta la cogía del brazo e intentaba acercarse a ella todo lo posible) no me toques... no quiero que me toques... (dijo mirándola con dureza para que la soltara, como así hizo finalmente la abogada) Lola: Cariño... no iba en serio cuando te los mande... (comenzó a decirle mostrando unas lágrimas que ya no conmovían a la periodista para nada) sólo quería que te pusieras en mi pellejo... alguna vez... nada más M: Es tarde para eso... (le dijo Maca alejándose de ella para dirigirse ya hacía la habitación de su hija, dejando a su mujer en el salón llorando) cariño... mira María: Dime mami... (dijo la cría acercándose hasta ella para abrazarla) M: Ahora tengo que irme... ¿vale?... (dijo mirándola a los ojos a punto de echarse a llorar) María: ¿Te has peleado con mamá?... a mi no me gusta que os peleéis... (preguntó la cría con mucha tristeza) M: A mí tampoco cariño... pero los mayores... por desgracia somos así... a veces nos comportamos así... (dijo Maca intentando explicarle a su hija, intentando no dañarla, que había pasado) María: ¿Ya no quieres a mamá?... (preguntó la pequeña mirándola fijamente a los ojos, esos ojos que eran exactamente iguales a los suyos) M-: Mi amor... (dijo la periodista después de gran suspiro, intentando encontrar las palabras exactas con las que explicar su decisión a una niña de cinco años) mamá y yo... ya no nos llevamos bien... y no quiero hacerle daño... ni a ti tampoco María: ¿Y te vas a ir otra vez?... (preguntó la niña con lágrimas en los ojos)

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M: No cariño... sólo me voy a otra casa a vivir... no me voy a mover de aquí... porque voy a estar contigo siempre... (dijo Maca con el corazón en un puño, roto al ver a su hija así) yo te quiero mi amor... te quiero mucho María: Yo a ti también mami... (dijo la cría abalanzándose sobre ella para abrazarla con desesperación) llévame contigo mami... no quiero ir a casa de la abuela... no quiero... quiero estar contigo... (dijo llorando amargamente) M: Vale mi amor... vale... ya está... (dijo la periodista intentando que su hija se calmara) no voy a ir a ningún sitio... me quedo aquí contigo... ¿de acuerdo? María: Sí... (dijo la cría mirándola un poco más conforme con las palabras que le acababa de decir su madre) Sin saber cómo, se levantó del suelo y se fue hacía el salón, donde una Lola totalmente abatida y sentada en el sofá, leía y volvía a leer la demanda, como si con ello pudiera encontrar algún tipo de error que no había visto a simple vista M: Perdona... (dijo entonces la periodista intentando llamar su atención, como así hizo finalmente) voy a quedarme con María... no hace falta que la lleves a casa de tu madre Lola: ¿Por qué siempre has sido tan oportuna para todo?... (le preguntó la abogada llena de rabia) M: Porque las cosas no las hago cuando debería hacerlas... (le respondió la periodista apoyada en el mueble de la tele) hace tiempo que me agobia toda esta situación... y estoy cansada... cansada de que te pelees conmigo... cansada de que para ti no haga nada bien... cansada de sentirme culpable por algo que no he hecho... y todo por no hacerle daño a nuestra hija Lola: Entonces... ¿ya no me quieres?... (preguntó Lola con un pequeño tono de voz apenas perceptible para la periodista) M: No es cuestión de querer o no querer... (dijo entonces Maca después de suspirar durante unos segundos) es cuestión de dejar de hacernos daño... a nosotras y a la niña... y no nos merecemos esto... ninguna de las tres... ninguna Lola: No me vengas con tonterías... (dijo Lola de nuevo llena de rabia) M: Lola... créeme... a la larga verás que es lo mejor... (dijo Maca con tono calmado, el mismo que había tenido a lo largo de toda la conversación desde que había entrado en ese piso hacía unos minutos) te mereces ser feliz... y yo no puedo hacerte feliz... está comprobado... y no podemos engañarnos más... me niego a seguir con esto... me niego Lola: Siempre te he querido... y te quiero... (dijo Lola algo más calmada en su tono de voz) quizás a veces he estado demasiado encima de ti... y lo siento si te he agobiado... lo siento... pero entiéndeme tú a mi también M: Yo te entiendo... claro que te entiendo... (dijo Maca interrumpiéndola) pero yo no voy a cambiar... no voy a ser la persona que tú quieres que sea Lola: ¿Hay alguien?... (preguntó Lola repente haciendo que la periodista la mirara extrañada) porque hace una semana viniste con la intención de quedarte... de seguir con esto... y ahora te has echado atrás... y eso es porque hay alguien M: No hay nadie... (dijo Maca con rotundidad) esto no tiene nada que ver con que haya alguien... nada Lola: No sé si creerte... no lo sé... (dijo Lola comenzando con su ataque) M: Mira... no consiento que vayas por ahí... no lo consiento... (dijo Maca alzando un poquito el tono de voz) si quieres creerme... me crees... y si no... pues no me creas... no tengo nada que esconder... nada Lola: Sí claro... olvidaba que me casé con doña principios... (dijo la abogada levantándose del sofá para dirigirse hacía la mesa del salón para sentarse) la que es la

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más integra de las personas de este mundo... la que nunca le hace daño a nadie... que se lo traga todo... la misma M: Lola por favor... no vayas por ahí... (le dijo Maca en tono amenazante) porque no vas a conseguir nada Lola: No voy a conseguir nada... (dijo en un tono en el que intentaba imitar a la periodista) yo no quiero hacerte daño... y una mierda... no quieres hacerme daño... porque me lo estás haciendo... (dijo de nuevo llorando amargamente) María: ¡Mami!... ¡mami!... no quiero que os peléis... (dijo María saliendo al salón mientras corría a abrazarse a Maca que se agachó para consolarla, mientras Lola permanecía sentada en la mesa, con la cabeza escondida entre sus manos para intentar apaciguar su llanto) M: Ya está cariño... ya está... no nos vamos a pelear mi amor... ya está... (le dijo la periodista intentando consolarla, aún sabiendo que a partir de ese momento, su hija lo pasaría mal, muy mal, pero ella estaría ahí para consolarla cada vez que lo necesitara Cualquiera de sus amigos que la viera, afirmaría que a la enfermera la habían cambiado de la noche a la mañana como si fuera por arte de magia, puesto que esa mañana, incluso el hecho de hacer la compra, estaba significando para ella algo nuevo, algo distinto a tener que estar entre tanta gente reunida para dar rienda suelta al efecto consumista en el que se había convertido todo y al que en los últimos meses había llegado hasta aborrecer, por eso siempre iba temprano a hacer la compra, cuando se suponía que menos gente estaría a su alrededor Cuando llegó a la caja, comenzó a depositar toda su compra en la cinta trasportadora, mientras la cajera terminaba de atender al cliente que estaba justo delante de ella con la típica sonrisita de postín en la que agradecían la compra realizada en ese establecimiento, mientras no dejaba de observar al galán de turno preparando el pedido para una entrega a domicilio Cajera: Buenos días... (dijo la cajera en cuanto la tuvo delante para comenzar con la compra de la enfermera) E: Buenos días... (le contestó esta de forma amable, mientras una vez más volvía a pensar en la alegría que le había dado encontrarse esa mañana a Maca en el portal, tenía claro que cada día le caía mejor esa mujer, que tenía algo que le hacía sentir tremendamente relajada, tranquila y que con un gesto, era capaz de hacerla sonreír, pero no, no podía confundir las cosas, porque eso era imposible) Cajera: ¿Es un pedido para domicilio?... (le preguntó la cajera de una forma un tanto seca y mecánica) E: ¿Cómo?... (le preguntó Esther al verla como la miraba esperando a que le respondiera algo que estaba claro que no había escuchado por estar pensando en lo que no tenía que estar pensando) Cajera: ¿Qué si es un pedido para domicilio?... (volvió a preguntarle la chica, esta vez sin apartar la vista de sus ojos esperando una respuesta inmediata) E: Sí... sí... (dijo Esther de forma apresurada) pero si es posible... me gustaría que me la llevaran a partir de las seis de la tarde... ¿puede ser?... es para esta tarde... porque no va a haber nadie en casa Cajera: Claro señora... yo se lo pongo en la notita... (dijo la chica en seguida mientras volvía a llamar al chaval para que comenzara a introducir el pedido en bolsas para domicilio) Luis... un pedido... (le dijo cuando este se acercó) pero no es urgente

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Luis: De acuerdo... (le dijo el chico con una sonrisa y una mirada que pareció que la desnudaba en tan sólo un segundo, provocando que esta se sonrojara y le devolviera una sonrisita que le estaba indicando al chaval que su juego le estaba encantando y aumentando así sus posibilidades de que pudieran llegar a tener algo) Cuando salió del supermercado rumbo a casa de su madre, no pudo dejar de pensar en lo que le gustaría que alguien fuera capaz de mirarla así, de la misma manera que el chico había mirado a la cajera, indicando que estaba loquito por ella y no pudo evitar pensar en que ni tan siquiera recordaba que Manuel la hubiera mirado así ni siquiera cuando habían sido novios, tenía claro que se habían querido muchísimo y que ella lo quería a pesar del tiempo, que lo extrañaba, pero querer no es amar, y eso era algo que había hablado alguna vez con sus amigas, amar es mucho más que el cariño que se le pueda tener a una persona, más que el hecho de compartir una vida en pareja, amar es sentir que a pesar del tiempo, que a pesar de la distancia, de las vivencias, de las alegrías y de las penas, hay algo más, algo difícil de describir, como siempre le había comentado alguna que otra amiga, el amor es algo que muchos creen encontrar pero que solo unos pocos son capaces de sentirlo realmente, y ella esperaba encontrarlo, claro que lo esperaba Una vez que Lola salió de la casa, sin dar ningún tipo de explicación, Maca se centró completamente en su hija, una niña que había sufrido muchísimo aquella mañana en la que había sido testigo de algo que no tenía por que haberlo sido, una niña que a causa del cansancio por haber estado llorando, se había quedado dormida apoyada en su madre, que en ese momento la contemplaba con un rostro lleno de culpabilidad, lleno de angustia por haberle hecho sufrir, en el fondo era una niña tan cariñosa, tan sensible, tan parecida a ella, que era consciente de que inevitablemente llegaría a pasarlo mal en la vida y que esto sólo había sido el comienzo, pero también tenía muy claro, que ella, su madre, estaría siempre ahí para consolarla Casi a la hora de comer, consiguió despertar a María de la manera que más le gustaba a la cría, a base de besitos y cosquillas, que parecieron devolverle un poco la alegría a su bichito y eso la tranquilizó bastante, así que decidieron comer algo que ambas le chiflaba, una pizza que la periodista se encargó de encargar con todos los ingredientes que le gustaban a su hija María: Está muy buena mami... (dijo la pequeña intentando sostener su trozo de pizza en esas manos tan pequeña y que a esas alturas estaban ya llenas de tomate) M: Sí que lo está... está deliciosa... mmm... (dijo la periodista con una gran sonrisa mientras hacía ruiditos hasta que consiguió que la pequeña riera, le encantaba verla sonreír) María: Sí... está mmm... (repitió la niña haciendo que la periodista también riera y que no pudiera evitar acercar su cara hasta la de su hija para darle un beso muy tierno) mami... (dijo la cría llamándola) M: Dime preciosa... (le contestó esta después de coger de nuevo su trozo de pizza) María: ¿Te vas a ir muy lejos?... (le preguntó la niña con carita triste, estaba claro que su única preocupación en ese momento era que Maca no se alejara de ella) M: No mi amor... vendré todos los días a por ti... iré a recogerte al colegio... (comenzó a decirle su madre haciendo que la pequeña comenzara a sonreír lentamente) iremos a patinar... al cine... donde tú quieras

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María: Sí... eso está guay... (dijo María afirmando también sacudiendo con su cabecita) M: Mañana... mami va a ir a buscar un piso... para vivir... (siguió diciéndole Maca para que la niña no se preocupara) y entonces... podrás venirte a dormir conmigo... cuando tú quieras... o cuando mamá y yo... lleguemos a un acuerdo María: ¿Y podré invitar a Cris a dormir conmigo?... ( le preguntó la niña con toda la ilusión reflejada en su rostro) M: Claro mi amor... podrás invitar a Cris... y a quien tú quieras... (dijo la periodista recalcando esas palabras) porque será tu casa... ¿de acuerdo? María: De acuerdo... (le contestó la niña para justo después volverse a concentrar en la comida que tanto le gustaba) ¡mami!... no nos la vamos a poder comer entera M: Es verdad... que es un poquito grande... (dijo Maca riéndose ante la ocurrencia de su hija y la capacidad que tenía de pasar de un tema tan trascendental para ella a uno que simplemente podría considerársele como una anécdota más) pero eso no importa cariño... porque la guardamos... para la cena... ¿te parece bien? María: Sí... me parece muy bien mami... (dijo la cría sonriendo) M: ¿Y a ti que no te parece bien?... ¡eh bicho!... (le preguntó Maca sin parar de sonreír) María: Todo me parece muy bien... (dijo la cría con toda la sinceridad del mundo) porque me gusta todo lo que me dices mami M: ¡Pero que pelotilla eres mi amor!... (dijo Maca cogiéndola otra vez para comenzar a hacerle cosquillas) María: Sí... pero a ti te gusta... (le contestó la niña muerta de risa haciendo que la periodista soltara una sonora carcajada) M: Sí que me gusta... sí... (consiguió decir mientras ambas seguían riéndose y disfrutando de su mutua compañía) Los días fueron pasando y por fin ese día, Maca terminó de adecuar aquel piso pequeñito que había alquilado no muy lejos del domicilio de su ex esposa, para así poder estar lo más cerca de su hija posible. Para la cría había preparado un cuarto que no le faltaba detalle, aunque estuviera despejadito, en el que había dispuesto una camita pequeña con otra cama supletoria guardada bajo esta, para que pudiera invitar a su mejor amiga a dormir cuando quisiera y fuera posible, sabía que a María le iba a encantar. En cuanto a ella, su dormitorio lo decoró con toda la sencillez del mundo, nunca le habían gustado las casas con excesos de cachivaches sin sentido y ese piso, iba a ser así, puesto que ella no iba a necesitar nada más A la hora de comer, quedó con su amiga Ana, para que esta la pudiera poner al tanto de cómo iban los trámites del divorcio y saber así a que atenerse, realmente no es fiaba mucho de Lola y de lo que pudiera hacer para hacerle daño con lo único que podía hacerle daño, con su hija Ana: Ya te he dicho... que sigue estando de acuerdo con la custodia compartida... (dijo Ana intentando hacerle entrar en razón a su amiga) M: Pero es que no me fío de ella Ana... no me fío... (volvió a decirle Maca un tanto enfadada) no sé que estará tramando Ana: No tiene por qué estar tramando nada... (dijo la abogada intentando tranquilizarla) M: Empecemos por el principio... anda... (dijo Maca después de suspirar profundamente) me estás diciendo... que está de acuerdo con la custodia compartida... vale... pero yo no sé mucho de leyes... (dijo mirando fijamente a su amiga) pero fuiste tú... quien me recomendó que me instalará en un piso cercano a la niña... y lo he hecho...

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que no me fuera al extranjero... en un tiempo... y no lo voy a hacer... de verdad... ¿no sé que más puedo hacer?... y sé que cualquier paso en falso... lo usará contra mí... lo sé Ana: Maca... escúchame... (dijo Ana intentando que la atendiera) hay una cosa que tienes que tener clara... muy clara... (siguió diciendo su amiga mirándola fijamente a los ojos) cuando hay un divorcio... se intenta que el niño tenga la mayor estabilidad posible... que sufra lo menos posible... por eso... desde hace algunos años... se opta por la custodia compartida... y eso cualquier juez... lo da... eso te lo aseguro M: Y el haber estado la mayor parte del tiempo... lejos de mi hija... puede hacer que cambie... (dijo la periodista con el rostro totalmente entristecido) Ana: Pero eso lo estás cambiando cariño... (dijo Ana tocándole la mano para tranquilizarla) tienes un piso... ahora sólo tienes que tener un trabajo... sólo eso M: ¡Pero es que yo no tengo por qué trabajar!... (le contestó Maca totalmente enfadada) puedo quedarme con ella sin necesidad de eso... todo mi tiempo se lo voy a dedicar a ella... ¿eso no es suficiente? Ana: Para mí si es suficiente... (le volvió a decir su amiga en un tono tranquilo) pero sería mucho mejor... que aceptaras el trabajo que te ofrecieron... nada más... cariño... (dijo haciendo una pausa antes de seguir) en este caso... ambas partes tenéis el mismo nivel de vida... el mismo... y te recuerdo... que la niña vive de momento con su madre... y ha vivido durante todos estos años con su madre... mientras tú has estado fuera... y no te queda otra... que demostrar... que eres capaz de estar aquí sin moverte... (terminó de decir Ana, aún sabiendo que con esas palabras le estaba haciendo mucho daño a su amiga) y sé que es injusto... lo sé... pero de momento no te queda otra M: Me han ofrecido... escribir semanalmente una columna de opinión... sería sobre temas relacionados con la ciudad... (dijo Maca algo más tranquila después de la charla de su amiga) ir a algún programa... y esas cosas... que tan poco me gustan Ana: Pero eso es genial... (dijo Ana con una gran sonrisa) eso lo puedes hacer desde casa... cariño... (en ese momento la periodista sonrió) por cierto... y cambiando de tema... ahora no soy tu abogada... ¡eh!... soy tu amiga... (dijo esta con una gran carcajada) M: Dime... (le dijo Maca sabiendo que le haría alguna pregunta de las suyas, la conocía muy bien) Ana: ¿Cómo vas de amores?... que no me cuentas nada... (dijo finalmente la abogada haciendo que su amiga le pegara un buen golpe en el brazo, pero que también estallara en una enorme carcajada) M: ¿Es que no vas a cambiar nunca?... (le preguntó sin esperar respuesta) no... de momento... ninguna humilde dama... ha caído rendida a mis pies Ana: Pues cuando se enteren que un partidazo como tú... está libre... y está en Madrid... (dijo Ana sabiendo de primera mano como se las gastaba el círculo de amistades que frecuentaban ambas) yo te digo ya... que yo eso no me lo pierdo M: No seas perra Anita... (le dijo Maca sin poder dejar de reírse en un buen rato y de esa manera, dejando atrás el tema principal de su comida, terminaron de almorzar) Para Esther, el enterarse de que la pareja se separaba, la había sumido en una profunda tristeza, sobre todo cuando pensaba en la cría y en como lo estaría pasando en todo ese proceso, pero a decir verdad, ella no le había notado nada a la pequeña, aunque tampoco es que la hubiera visto mucho, según su madre, a la que le había tocado ir a recoger a Cris por tener la enfermera horario de tarde durante toda la semana, la periodista se pasaba todos los días a recogerla al colegio para pasar la tarde junto a ella y la devolvía a su casa a la hora de la cena, pero ese lunes, ese lunes si las cosas iban según lo

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previsto, podrían coincidir en la puerta del colegio cuando salieran las niñas y al menos podría preguntarle a Maca como estaba Cris: Hola mami... (dijo Cris acercándose hasta ella corriendo seguida de una María que miraba hacía todos lados) E: Hola cariño... (le contestó a su hija dándole un beso en la mejilla) hola María María: Hola... (dijo la pequeña justo antes de salir corriendo para abrazarse a su madre, quien venía acompañada de alguien, a quien la niña también se abrazó de una manera muy cariñosa) E: Ven cariño... (dijo Esther de forma decida a ir a saludar a la periodista, como así hicieron ambas acercándose hasta donde se encontraban ellas) hola Maca... (dijo esta con la mejor de sus sonrisas) M: Hola Esther... (dijo también sonriendo y dejando de prestarle atención a la mujer que estaba a su lado, hasta que esta se presentó ella sola) Ana: Hola soy Ana... (dijo la abogada intentando aguantarse la risa, al notar como se había quedado su amiga cuando había llegado aquella mujer a saludarla) E: Encantada... (dijo Esther mirándola sin dejar de sonreír y dándole dos besos y preguntándose quien sería aquella mujer) María: ¡Tita Ana!... ¡tita Ana!... (dijo María cogiéndola de la mano para que le hiciera un poquito de caso) Ana: Dime cariño... (dijo esta prestándole atención y dejando todavía más extrañada a Esther) María: Esta es mi amiga Cris... es mi mejor amiga... (dijo la pequeña presentándole a su amiga) Ana: Encantada de conocerte Cris... (dijo Ana en ese momento haciendo que por un momento Maca se quedara sola justo a lado de una Esther que no sabía que hacer en ese momento) E: Me alegro de verte... (dijo por fin la enfermera atreviéndose a romper ese silencio que se había apoderado de la situación) M: Yo también... (dijo Maca mostrando una leve sonrisa) E: Siento lo que... (dijo Esther sin saber muy bien si atreverse a decirlo o no) M: No pasa nada... (le dijo la periodista interrumpiéndola casi atropelladamente y dejando a la enfermera un tanto fuera de juego) perdona... yo no... yo no E: Tranquila... (dijo Esther de manera calmada) ¿qué tal está María?... (le preguntó cambiando de tema, al notar que la periodista era rehacía a decir como se encontraba) M: Bueno... lo está llevando... (dijo Maca encogiéndose de hombros) esta noche... por fin se viene a dormir conmigo... y bueno... ahí estamos E: ¿Te has ido muy lejos a vivir?... (le preguntó Esther intentando que la periodista no se sintiera incómoda por la situación, mientras la tita Ana, hablaba con la dos niñas a escasos metros de allí) M: No... es el bloque donde está la panadería... (le contestó Maca con una sonrisa) así que estamos cerca de su madre... y del cole E: Entonces está bien... (dijo Esther devolviéndole la sonrisa) porque las dos se llevan muy bien... y no me gustaría que... M: No te preocupes... no lo perderán... (le dijo la periodista con otra sonrisa) E: Bueno... ¡venga Cris!... que la abuela nos espera... (dijo Esther mirando hacía su hija al notar como sus mejillas se habían sonrojado levemente) Cris: Vale mami... (dijo la niña despidiéndose de su amiga y de Ana, que había estado más atenta a lo que pasaba con las madres, que a lo que le estaban contando las crías)

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E: Bueno Ana... encantada... (dijo Esther dirigiéndose a la abogada) hasta otra... Maca... (le dijo a la periodista que se quedó sin saber que decir y se despidió con un gesto de una de sus manos) Ana: Igualmente... hasta luego Cris... (dijo Ana despidiéndose también de la cría) Cris: Adiós Ana... (le contestó esta con una sonrisita y a los pocos segundos, madre e hija, desaparecían entre la gente que todavía se agrupaba en los alrededores del colegio) Ana: ¿Qué ha sido eso?... (preguntó Ana de repente a su amiga, quien no había dejado de seguirlas con la mirada hasta que desaparecieron) M: ¿Qué ha sido qué?... (le preguntó Maca mirándola extrañada) Ana: Venga ya... Maquita... no sabía que sentías predilección por las madres... (dijo esta riéndose y haciendo que la periodista la mirara de forma asesina) ¡eh!... no te pongas así... que es verdad... que yo he sido testigo de eso M: ¡No sé ni como te hablo!... (le dijo a su amiga mientras le cogía la mano a su hija para irse hasta el piso para recoger las cosas de la niña para ir a pasar la noche con ella) Ana: Porque en el fondo me quieres... (dijo esta sin darse en principio cuenta de que comenzaban a alejarse de ella) ¡eh!... no me dejes entre tanto crío Después de aquel breve encuentro, Esther se sintió un poco confusa, no sabía que era lo que había sentido exactamente, pero estaba claro que había sentido algo al ver a la periodista en la puerta del colegio y eso era algo que la desconcertaba enormemente, le hacía sentirse extraña ante la presencia de alguien a quien ella quería considerar su amiga, más que nada por la relación que tenían sus hijas, por nada más, su interés no era más que eso, sólo eso, pero aún así, no podía dejar de sentir curiosidad por aquella persona que había entrado en su vida de la noche a la mañana Cris: Hola abuela... (dijo Cris entrando en el piso de esta junto con su madre) En: Hola preciosa... ¿qué tal el cole?... (le preguntó Encarna desde la cocina) venga que te tengo la merienda preparada ya Cris: Que bien abu... (le contestó la niña mientras corría hacía la cocina para ver a su abuela y darle un beso) E: Hola mamá... (le dijo la enfermera saludando a su madre desde el salón mientras se dejaba caer en el sofá) En: Hola hija... (le respondió desde lejos su madre, que ya se había centrado en la cría) El tiempo que Encarna permaneció con su nieta merendando en la cocina, la enfermera no hizo otra cosa que pensar y pensar, o más bien seguir pensando en la situación en la que se encontraba Maca en ese momento y en cómo a su manera, podría ayudarla En: ¿Qué te preocupa cariño?... (le preguntó en ese momento su madre, haciendo que se asustara un poco) E: Mamá... (dijo entonces Esther mirándola a los ojos) ¿qué piensas de Maca?... (le preguntó finalmente a su madre, que se quedó un tanto extrañada por la pregunta) En: ¿La madre de María que ha ido a recogerla todas las tardes?... (preguntó Encarna sabiendo de sobra de quien se trataba, esperando que su hija se lo confirmara antes de atreverse a hablar de ella, como así hizo Esther al instante( me parece muy maja... ¿pero por qué me lo preguntas? E: Porque... no sé si sabes... que se está separando de su mujer... y bueno... no se si te lo había comentado... (dijo la enfermera un poco atropelladamente)

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En: Pues que pena... (dijo su madre moviendo la cabeza de un lado para otro) porque se le ve una niña muy apañada... y su hija está loca por ella... eso se nota E: Sí... es verdad... (dijo Esther confirmando lo que acababa de decir su madre) En: ¿Pero qué es lo que te preocupa cariño?... (volvió a preguntarle su madre al ver como su hija volvía a tener la mirada como ida) E: Pues no lo sé mamá... pero me pongo triste... cuando pasan estas cosas... y más con gente que conozco... y donde hay críos de por medio... no lo puedo evitar... (dijo la enfermera con un poco de enfado mientras miraba a su madre fijamente) En: Ya lo sé cariño... pero tú no puedes hacer nada... (le dijo Encarna poniéndole la mano encima de una de sus piernas en señal de apoyo) por esas cosas... queramos o no... pasan muchos matrimonios... y supongo que ellas sabrán por qué están así... y no nos podemos meter en eso... por muy bien que nos caigan... no podemos E: Sí mamá... si eso está claro... (dijo Esther suspirando antes de continuar) En: Ya sé que no la conoces mucho... (dijo su madre seguidamente) pero creo que te conozco bien cariño... y sé que sólo te pones así... cuando les pasa algo a tus amigos E: Es que mamá... (dijo la enfermera con algo de rabia) aunque no nos conozcamos mucho... yo la considero ya mi amiga... o conocida... o lo que sea... el caso... es que (dijo poniéndose las manos en la cara) llevo toda la tarde pensando en como decirle... que lo siento... en como preguntarle... en que la puedo ayudar... porque hoy no me ha dejado... y para seguir hablando con ella... he tenido que hablar de las niñas... y no sé... si no le caigo bien... o que... no lo sé En: Dale tiempo cariño... (le dijo su madre dándole un buen abrazo) no todas las personas son tan abiertas... cariño... (entonces Encarna se rió haciendo que su hija la mirara fijamente sin saber la razón de esa risa hasta que habló) es que te sigue pasando igual que cuando eras pequeña... conoces a alguien... intercambias cuatro palabras... y ya es tu amiga... y piensas que tú también lo eres de ella E: Ya lo se mamá... pero soy así... (dijo Esther encogiéndose de hombros pero también sonriendo por lo que le acababa de decir su madre) Pasaron toda la tarde las tres juntas, charlando, riendo y jugando a todo lo que pudieron imaginar, hasta que Ana se tuvo que marchar a su casa y las dejó a las dos solas. A María parecía que le había encantado su habitación puesto que inmediatamente volvió a contarle a su madre, todo lo que haría en ella y lo bien que se lo pasaría cuando invitara a su amiga Cris a jugar, y de esa manera, ambas se pusieron a cenar, antes de que fuera más tarde de la hora en la que la niña estaba acostumbrada a irse a dormir María: Sí mami... porque yo quiero invitarla... (volvía a repetir una vez más la niña justo antes de meterse un trozo de tortilla francesa en la boca) M: Cariño... (le dijo Maca mirándola con toda la santa paciencia que pudo tener) ya te he dicho que la invitaremos... no te preocupes... pero ahora te tienes que acabar la cena... para irte a dormir... (terminó de decir cuando escuchó como su móvil comenzaba a sonar) María: ¿Quién es mami?... (preguntó la niña viendo como su madre se levantaba e iba hacía la mesita central del salón donde había colocado el móvil) M: Dime... (dijo descolgando después de soltar un suspiro de espaldas a su hija para que esta no la viera) María: ¿Puedo hablar con mi hija?... (escuchó como Lola, sin un hola, sin una palabra amable, se dirigía a ella)

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M: Claro... (dijo la periodista sin querer decir nada más) cariño... es mamá... (dijo acercándole el teléfono a la cría) María: Hola mamá... (dijo la pequeña en cuanto cogió el teléfono) sí... estoy cenando... sí tortilla... sí mamá... me he divertido mucho... (iba diciendo la niña a lo que sabía Maca que eran respuestas a preguntas de su ex mujer) muy bien... vamos a hacer una obra de teatro... sí... voy de árbol... sí pero a mí me gusta... es fácil... y divertido... (está claro que Lola no cambiaría en la manera de inculcarle a su hija ese afán por competir por todo, que afortunadamente, pensó Maca, no había heredado de su madre) bueno... te paso con mami... (dijo la cría dándole el teléfono sin ni siquiera poder reaccionar) Lola: Maca... (dijo Lola en plan autoritario) mañana habla con su profesora... porque la niña no puede hacer de árbol... (dijo protestando y haciendo que la periodista suspirara para calmarse) M: Si la niña quiere hacer de árbol... que haga de árbol... (le respondió Maca con voz cansina para que su ex se diera cuenta de que no tenía ganas de discutir por eso) o de piedra o de lo que sea... el caso es que se divierta Lola: Claro... (dijo su ex todavía más de mal humor) como a ti eso no te importa... y estás logrando que ella no tenga ningún tipo de interés... por hacer cosas que sabes que puede hacer estupendamente... y la apoyas... sólo lo que a ti te interesa que aprenda... que no le va a servir de nada M: ¡Lola!... (dijo levantándose de la mesa para irse hasta su dormitorio para que la niña no las escuchara discutir) deja a la niña respirar un poquito... que sólo tiene cinco años... no quieras convertirla... en súper estrella infantil... o en yo que sé Lola: Es que no se puede tener ningún tipo de iniciativa contigo... (le contestó su ex toda dolida) siempre estás ahí... para contradecirme... y que la niña se ponga de tu parte M: Eso no es verdad... (dijo Maca interrumpiéndola) pero ahora mismo no voy a discutir contigo... así que mañana cuando la recoja del colegio... pasamos por tu casa... antes de venirnos para acá Lola: No eso no... mañana duerme aquí... (le dijo Lola medio gritando) M: No me lo pongas difícil Lola... y seamos razonables... (le dijo Maca manteniendo la calma) quedamos en que la tendríamos de semana en semana... para que no notara mucho el cambio... pero que podríamos verla todos los días... y lo sabes Lola: Pero es que la echo mucho de menos... (dijo su ex ya medio llorando) M: Yo también la echo de menos... (le repitió Maca intentando que así pudiera comprenderla) y me gustaría que lleváramos estos acuerdos... lo mejor posible... por la niña... no lo vayamos a estropear Lola: Ya lo has estropeado Maca... lo has estropeado... (dijo Lola ya llorando) M: Venga Lola... hasta mañana... (dijo Maca sabiendo que en ese momento tenía que colgar por su bien y por el de su hija) Lola: Hasta mañana... (escuchó como con una leve voz, su ex se despedía, así que colgó el teléfono y volvió al salón donde María, ya había colocado un dvd de dibujos para verlo) M: Bicho... (le dijo Maca mirándola) sólo un ratito... ¡eh!... que mañana hay cole María: Sí mami... ven a verlos conmigo... (dijo la cría sin mirarla al estar casi embobada con los dibujos) M: Voy cariño... (le contestó su madre llevando los platos a la cocina y volviendo al salón para sentarse con ella a ver un ratito de dibujos, ¡cómo le encantaba tenerla así!) Aquella mañana Esther llevó temprano a la niña al colegio y se fue a realizar algunas gestiones antes de entrar a trabajar y así no tener que retrasarse tanto. Sobre las nueve y

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media de la mañana, entraba por el muelle apresurada y deseando que no hubiera pasado nada durante su ausencia y se fue a saludar a una Teresita, que como era costumbre en ella, no había dejado de mirarla desde que había puesto un pie en el hospital T: Menos mal que llegas hija... (dijo Teresa sin dejarla si quiera apoyarse en el mostrador) te he estado localizando... pero no cogías el móvil... E: ¿Qué ha pasado Teresa?... (preguntó Esther de forma apresurada mientras firmaba la hoja de entrada que tenía preparada ya sobre el mostrador la recepcionista de antemano) T: ¿No te has enterado de las noticias?... (preguntó esta como si todo el mundo a esas horas hubiera tenido que enterarse de todo) M: ¡Esther!... (escuchó como alguien la llamaba desde en medio de la sala de forma apresurada, así que volvió la vista sin hacerle mucho caso de lo que estaba diciéndole Teresa y la vio) ¿sabes cómo están?... (dijo ya llegando hasta su lado) E: Hola Maca... ¿qué ha pasado?... (preguntó entonces Esther mirando de forma unísona tanto a Teresa, que ya comenzaba a moverse para salir al exterior, como a la periodista) no me asustéis... (dijo ya comenzando a ponerse nerviosa) M: Me han llamado esta mañana... que se ha derrumbado el techo del colegio... y me han dicho que viniera para acá... que María estaba aquí... (dijo Maca intentando contener el nerviosismo que la invadía cada vez más. En ese momento sintió como Esther comenzaba a ponerse pálida, tanto, que la periodista la tuvo que sujetar para que no terminar en el suelo) T: ¡Una silla!... por favor... (gritaba Teresa a uno de los celadores, que rápidamente llegaba con una y con la ayuda de Maca, conseguían sentarla en ella) M: ¡Esther!... (comenzaba a decirle la periodista agachada a su lado, mientras de reojo, observó como una bata blanca se acercaba hasta ella) C: No te preocupes... ya nos hacemos cargo de ella... ¡Laura!... métela dentro... ahora mismo voy... (escuchó como una voz de mujer se dirigía a ella, así que levantó la mirada y se incorporó viendo como sin darse cuenta, se llevaban a la enfermera lejos de su vista) ¡eres Maca!... ¿no?... (escuchó como se dirigían a ella) M: Sí... lo soy... mi hija... me han dicho que estaba aquí... María... María Wilson... (le dijo Maca intentando que la médico le dijera algo) C: ¿Tu hija es María?... bueno... yo soy Cruz... no sé si te acordarás de mí... (dijo la cirujana dirigiéndose a ella) bueno... tu hija está bien M: ¿Tiene algo grave?... (preguntó Maca sin dejar de mirarla fijamente pero mostrando mucha serenidad) C: Bueno... María vino con una insuficiencia respiratoria bastante severa... (comenzó a decirle Cruz de una manera tranquila, para que la periodista no se asustara) se recuperó pronto... venía consciente en la ambulancia... y bueno... te estábamos esperando para que nos dieras la autorización para operarla... (en ese momento Maca sintió que estaba a punto de perder las fuerzas) no es grave... no te preocupes... lo único es que del golpe sufrido... hemos visto que la fractura de su brazo está astillada... y vamos a necesitar meterle unos clavos... que la ayuden a soldar como debe... pero de verdad... es algo simple... y con la rehabilitación adecuada no le quedarán secuelas M: ¿Y la insuficiencia?... (logró preguntarle Maca a Cruz a pesar de que su mente en ese momento no estaba de lo más lúcida del mundo) C: Tendremos que tenerla en observación... y si todo va bien... en un par de días la tienes en casa... (dijo Cruz acompañando ya a Maca hacía donde estaba su hija) M: ¿Y Cris?... (le preguntó por la amiga de su hija)

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C: Cris no tiene nada... sólo fue el susto... (dijo la cirujana alegrándose de que la hija de su amiga no hubiera sufrido ningún tipo de lesión) M: ¿Han llamado a mi mujer?... (preguntó Maca acordándose en ese momento de Lola) C: Creo que le han dejado el recado en el contestador del móvil... según me ha dicho Teresa... de todas maneras... como tú si lo pillaste enseguida... supongo que no lo habrá intentado más... (le dijo Cruz parándose en ese momento en la habitación donde se suponía que estaba María) M: Yo hablaré con ella... (dijo Maca entrando a la misma vez que Cruz en la habitación y viendo como su hija tenía una pequeña mascarilla puesta) C: No te preocupes... se la quitaremos pronto... (dijo la cirujana sabiendo lo que estaría pasando en ese momento por la cabeza de la periodista) M: Gracias... (le dijo Maca sacando una sonrisa antes de acercarse a su hija) ¡eh! preciosa... ¿cómo está mi bichito?... (le dijo a la niña que lentamente volvió la cara para mirar a su madre, mientras Cruz se había quedado en un segundo plano observando la escena) verás como vamos a estar prontito en casa... (le decía acariciándole la carita suavemente, mientras poco a poco iba depositando sus pertenencias en el suelo, para así tener las dos manos libres para estar con su hija) Mientras Maca había estado con Cruz hasta que ambas habían llegado a la habitación donde se encontraba María, Laura intentaba que Esther se terminara de reanimar, el desmayo había sido bastante considerable y su amiga le había dado gracias a no se quien, de que no se hubiera golpeado con nada L: Venga Esther... que no ha sido nada... venga cariño... (decía Laura viendo como lentamente la enfermera comenzaba a abrir los ojos y como sabía perfectamente cuales serían sus primeras palabras al despertar) que ahora mismo te traen a Cris... venga cariño... ¡Héctor!... (le dijo a su compañero que se había acercado también a ver como se encontraba la enfermera) H: Dime Laurita... (dijo el argentino con esa vocecita melosa que siempre tenía) L: Dile a Cruz... que baje a Cris... anda... (le dijo la médico intentando mantenerse con calma) H: Eso está hecho... (dijo Héctor acercándose hasta una Esther que había recuperado ya la consciencia aunque permanecía todavía sin saber muy bien qué había pasado) Esthercita... ahora mismo te bajo a tu niña... no te muevas... (y en ese momento la enfermera le sonrió, aunque no le pudo decir nada) L: ¡Héctor!... ¡qué no se va a mover hombre!... (le dijo Laura poniéndose detrás de él y dándole un susto, que hizo que el chaval al volverse y sin que la enfermera lo viera, le sacara la lengua a su compañera) este hombre nunca cambiará... (le dijo entonces a su amiga y Esther le sonrió) C: ¿Cómo está nuestra enfermita?... (en ese momento apareció Cruz por la puerta de la sala) menudo susto... menos mal que tu amiga Maca... te cogió... que si no L: ¿Qué Maca la cogió?... ¿la chica que estaba a su lado era Maca?... ¿Maca la?... (preguntó Laura con bastante sorpresa) C: Sí... era Maca... (le contestó Cruz sin dejar de mirar también a una Esther mucho más tranquila y deseando que su hija entrara por la puerta de un momento a otro) no te preocupes cariño... Héctor viene ya con Cris... pero no quiero que te asustes... lo de la ceja no tiene importancia... le hemos hecho pruebas... y no le pasa nada... (le dijo la cirujana para tranquilizarla) son dos puntitos nada más... si quieres la dejamos en observación... si tú te vas a quedar más tranquila... eso como tú veas... cariño

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En ese momento, entraba Héctor con la cría sentada en una silla y se acercaban rápidamente a la camilla en la que se encontraba Esther, que al verla, intentó incorporarse en vano, puesto que sintió como comenzaba a marearse y como Cruz la ayudaba a echarse de nuevo en la camilla Cris: ¡Mami!... ¿qué te pasa?... ¿qué le pasa Cruz?... (preguntó la niña al ver a su madre así C: No le pasa nada cariño... sólo es que mamá se ha mareado un poquito... pero está bien... (le dijo la cirujana tranquilizando a la pequeña) Cris: ¿Y María?... (preguntó entonces la cría como si se acabara de acordar de su amiga) C: María está bien cariño... un poco más malita que tú... pero bien... (le dijo Cruz) está con su mamá... en una habitación... pero verás lo prontito que está jugando otra vez contigo Cris: Sí... María es mi mejor amiga... (contestó Cris mientras le cogía una de sus manos a su madre que comenzaba entonces a acariciarle las suyas, mientras no paraba de sonreír) C: Lo sé cariño... lo sé... (le dijo Cruz acariciándole la mejilla muy suavemente y agradeciendo que todo hubiera salido bien) Hacía más de media hora que se habían llevado a María hacía el quirófano y a pesar de que Cruz, en todo momento le dijo a Maca, que la niña estaría bien, el hecho de que la estuvieran operando siendo tan pequeña, unido a que Lola, todavía no había hecho acto de presencia en el hospital, a pesar de los numerosos mensajes dejados en el contestador de su móvil, estaban haciendo que la periodista no dejara de dar vueltas en aquel pasillo carente de personalidad, en el que había estado con su hija hasta segundos antes de que se la tuvieran que llevar dentro Lola: ¿Hace cuanto tiempo que la han metido allí?... (escuchó como una voz muy familiar se dirigía a ella antes de llegar hasta su lado, que iba acompañada por un celador, que al ver que se acercaba a la periodista, se alejó de ellas) M: Hace como media hora... (le contestó a Lola prácticamente sin quitar la vista de las puertas que daban al quirófano, mientras seguía apoyada en la pared) Lola: ¿Sabes lo que te digo?... (dijo su ex volviendo a la carga y haciendo que para Maca se volviese a partir de ese momento el tiempo de espera en un suplicio sin precedentes) que voy a denunciar al colegio... lo tengo clarísimo... y se lo pienso decir también a las familias de los niños que han tenido el accidente... (seguía diciendo Lola en su pose de abogada de éxito) porque esto no se va a quedar así M: ¡Ni siquiera preguntas como está tu hija... (le dijo Maca viendo que las cosas, ni en esas circunstancias tenían remedio, Lola no iba a cambiar) y ya quieres ponerle un pleito... a todo el mundo...! (siguió diciendo la periodista con voz apagada) ¿no vas a dejar de una vez tu puñetero trabajo de abogada y centrarte en ella? E: ¡Maca!... (escuchó como alguien se dirigía a ella, así que mirando por encima del hombro de su ex mujer, vio que era Esther que iba acompañada de una joven doctora a la que recordaba haber visto anteriormente) hola Lola... (dijo saludando a su vecina antes de volver a mirar a la periodista) ¿cómo está María?... (preguntó ya estando parada justo en frente de ella

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M: Bien... gracias... (le respondió la periodista amablemente e intentando dibujar en su rostro una pequeña sonrisa al ver que la enfermera se encontraba bien) ¿y tú?... perdona por no... pero no E: No pasa nada tranquila... estoy bien... sólo fue un desmayo... por una bajada de tensión... (dijo Esther interrumpiéndola) pero ahora... lo importante es que María esté bien... ya verás como todo va bien... y en seguida la tienes corriendo M: Sí... los críos en realidad son de goma... (dijo Maca con una ligera sonrisa acompañada de una pequeña risa que no pasó desapercibida ni para Esther ni por su puesto para su mujer, aunque realidad, le sirviera para que poder suavizar la tensión del momento) E: ¡Ah perdonad!... (dijo Esther dándose cuenta de que no había presentado a su acompañante) ella es Laura... no sé si la recordareis de la cena Lola: Sí... yo la recuerdo... encantada... (dijo Lola acercándose a la médico para darle dos besos) pero supongo que Maca... no... se le dan muy mal las caras... cuando se trata de conocer a gente nueva... y no tan nueva L: Tampoco pasa nada... (dijo Laura mirando a la periodista y acercándose a ella para darle dos besos) encantada... nuevamente... Esther me ha hablado mucho de ti... y a lo que te dedicas... tiene que ser difícil... pero a la vez de lo más excitante M: Bueno yo no... (dijo Maca mientras miraba de reojo, primero a la enfermera y después a su mujer que parecía que iba a entrar en cólera) es mi trabajo... nada más... el tuyo si que me parece difícil... eso sí que es un mérito... lo mío no... (consiguió decir con cierta sonrisa nerviosa, mientras Laura se la devolvía como un acto de lo más normal) L: Pero se deben de ver muchas cosas... no sé... pobreza... el ver hasta donde puede llegar el ser humano... (siguió diciendo Laura muy interesada en el tema, era su manera también de que pudieran pasar lo más tranquilamente posible la espera) M: De verdad... no te gustaría descubrirlo... no es algo de lo que me enorgullezca... (le dijo la periodista con expresión relajada, pero dejando a la médico un tanto descolocada) E: Bueno... (dijo Esther interrumpiéndolas al sentirse algo incómoda por la situación) nosotras nos vamos con Cris... que Teresa tiene que estar ya un poco loca L: Sí es verdad... (dijo Laura riéndose ante el comentario de su amiga) la vamos a relevar a la pobre... porque cuando tu hija se pone... se pone E: Cuando María esté en la habitación... me paso a verla... (dijo Esther dirigiéndose a ambas, pero más concretamente a la periodista, quien con un gesto de la cara se lo agradecía) y charlamos un ratito... venga hasta luego... (dijo a la vez que Laura hacía un gesto con su mano en señal de despedida) M: Claro... como no... hasta luego... (le contestó Maca de una forma totalmente cordial, despidiéndose también con un gesto de la mano de ambas quienes se marcharon sin que Lola hiciese gesto alguno) Lola: ¿Qué pasa?... (le preguntó entonces Lola en cuantito que ambas se perdieron de vista) ¡podrías ser por lo menos un poco más discreta!... por respeto... ¿sabes?... (siguió diciendo intentando ofenderla) ¿o es que la señora el volver al mercado hace que le apetezca hacerlo a lo grande?... (en ese momento Maca la miró de manera fulminante antes de contestarle algo, pero en ese instante escucharon como se abría la puerta del quirófano y salía Cruz) M: ¿Cómo ha ido?... (le preguntó Maca acercándose hasta ella, dejando a Lola en la misma posición en la que estaba) C: Muy bien... ahora mismo la suben a la habitación... (dijo Cruz con una sonrisa en la cara que lo decía todo)

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Lola: ¿Cómo está mi niña?... (preguntó entonces Lola, haciendo que la cirujana mirara a la periodista) M: Es la madre de María... ha llegado hace un momento... (dijo Maca intentando darle explicaciones a Cruz) C: Pues como le he dicho a su mujer antes... (comenzó a decir Cruz) la niña está muy bien... esta noche la tendremos en observación... y ya veremos si mañana le damos el alta Lola: Gracias... (dijo Lola con ese tono de amabilidad que le salía cuando le daba la gana, nada más) Mientras Cruz seguía hablando con Maca y con Lola, Esther y Laura, aprovecharon para ir a tomar algo a la cafetería, puesto que Encarna se había quedado con la niña en la habitación del hospital al decidir la enfermera que era mejor que la niña pasara allí la noche L: Pues la verdad es que es muy maja Maca... (comenzó a decir Laura antes de entrar en la cafetería) pero no sé como... no quiere hablar de su trabajo... a mí me parece muy valiente... el haber estado en sitios así... (siguió diciendo la médico mientras la enfermera se acercaba a una de las mesas vacías para sentarse) es más... me he quedado con ganas de seguir charlando con ella... y que me cuente cosas... y eso... (terminó diciendo esta mientras le hacía un gesto a su amiga de que iba a por algo de beber para ambas) E: Sí... la verdad es que es muy buena gente... (le contestó Esther cuando volvió con los dos cafés a la mesa) pero bueno tampoco nos hemos visto mucho... (siguió diciendo con cierta decepción en su comentario, mientras por un instante comenzó a acordarse de cómo la periodista había estado intercambiando sonrisas con Laura mientras habían estado hablando y de cómo al mirar a Lola, había visto como las miraba a ambas de manera fulminante) L: Pero desde luego... su mujer... la verdad es que no sé como puede estar con ella... no lo comprendo... ella tan maja... y la otra tan... no sé... tan odiosa... (dijo Laura haciendo una mueca extraña con la cara que hizo que Esther la mirara de forma rara) ¿qué pasa? E: No nada... (le contestó la enfermera de forma inmediata) que ya no están juntas L: ¡Vaya!... (dijo Laura de manera sorprendida) no lo sabía... así no nos quitaba ojo de encima E: Bueno... Maca decidió no estar más con ella... así que tiene que estar fastidiada... digo yo... (siguió diciendo Esther encogiéndose de hombros) L: Pues... ¿sabes lo que te digo?... (dijo a continuación Laura en plan criticón) que me alegro... porque mira que la he visto dos veces... sólo dos... pero es que no me pegan ni con cola... y mira lo que te digo... (dijo alzando una de sus manos) espero que Maca sepa elegir mejor... porque no veas E: Bueno... supongo que ellas sabrían... porque estaba juntas... digo yo... (dijo la enfermera con cierto tono de fastidio) supongo que porque se querrían... y ya está... nada más... siempre terminamos juzgando a la gente sin conocerla Laura... y eso no puede ser... quizás Lola no sea como Maca... tampoco las conozco tanto a las dos L: ¡Esther!... (comenzó a decir la médico para llamar su atención) ¡Esther! E: ¿Qué?... (le contestó esta elevando lo suficiente el tono de voz, para que su amiga se quedara un poco parada y que varias personas de las que estaban en la cafetería miraran en la dirección en la que se encontraban ellas)

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L: Relájate mujer... que sólo estábamos hablando... (consiguió decir Laura después de que pareciera que todo había vuelto a la normalidad, después de aquel silencio repentino) ¿estás bien? E: Sí... perdona... es que... (intentó decir la enfermera sin conseguirlo) bueno da igual... voy a ver a mi madre... que ya querrá irse a casa a descansar... y la niña le van a subir la cena dentro de nada... (siguió diciendo mientras miraba el reloj) L: Sí claro... (le contestó Laura dando así por zanjada la conversación) yo me voy a casa ya... que mañana entro temprano Y así ambas se despidieron hasta el día siguiente, Laura se metió en el vestuario a cambiarse y Esther subió en el ascensor hasta la planta de pediatría para relevar a su madre en el cuidado de Cris, sobre todo si quería acercarse hasta la habitación de María un momento para ver como se encontraba la pequeña En la habitación donde se encontraba María, en ese momento reinaba el silencio, la cría dormía plácidamente mientras sus dos madres intentaban por todos los medios no tener que dirigirse la palabra. Maca se encontraba muy enfadada con su ex mujer, por el numerito que le había montado nada más llegar al hospital y se había sentado en una butaca algo alejada de la cama de la niña, intentando por todos los medios relajarse un poco. Por su parte, Lola no había dejado de apartarse de la cama de la niña desde el momento en el que las habían dejado a las solas en la habitación, se había hecho con una butaca y la había plantado a su lado y no se movía ni un centímetro de allí M: ¿Quieres algo de comer?... (preguntó la periodista levantándose de ese sillón que estaba consiguiendo que le doliera la espalda) Lola: ¿Vas a ir a la cafetería?... (preguntó entonces Lola volviéndose para mirarla) M: Eso pretendo... (le contestó Maca de una forma un tanto seca) tengo que estirar el cuerpo Lola: Pues vale... (soltó Lola con un tono neutro, mientras volvía a mirar como su hija seguía durmiendo) M: Ahora vuelvo... (dijo la periodista acercándose hacía la cama de la niña por el lado contrario al que se encontraba su ex mujer y le dio un leve beso a su hija en la frente) hasta ahora Y diciendo eso, salió de la habitación rumbo a la cafetería para intentar así despejarse un poquito, la situación en aquella habitación estaba comenzando a desesperarla, sobre todo por la actitud de Lola, quien después de haberse comportado tan fríamente a su llegada, intentaba enmendar aquello, no separándose de la niña en ningún momento, como si por eso pudiera expiar sus culpas A la media hora, volvía con la cena de Lola en la mano, un sándwich y una botella de agua y se dispuso a entrar en la habitación para entregársela, cuando una voz, la paró justo antes de entrar en la habitación E: Hola Maca... (escuchó como se dirigían a ella) ¿qué tal está María? M: Hola Esther... (le contestó a la enfermera con una leve sonrisa) ahora mismo la he dejado durmiendo... Lola está con ella... y he bajado para comer algo E: Me alegro... (dijo Esther acercándose todavía más a ella y quedándose pegada a la pared que estaba al lado de la puerta

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M: ¿Pasas la noche aquí?... (le preguntó la periodista con bastante sorpresa) E: Bueno... Cris está bien... pero he preferido que la pase aquí por si acaso... (le respondió esta sin dejar de mirarla a los ojos) ya he hablado con la enfermera de planta... para que esté un poquito pendiente de ella... mi madre ya se ha tenido que ir... y bueno... yo también iba a ir a por algo de cenar M: Si quieres le echo yo un vistazo... (le dijo Maca de forma inmediata, también sin dejar de mirarla a los ojos) o bajo a por algo para ti para comer... no sé... Lola no se va a mover de ahí... (dijo señalando la puerta de la habitación donde se encontraba su hija) le doy su cena... y ya está E: Pero no te preocupes por eso... si ya lo he dejado dicho... (siguió diciendo Esther, aunque por dentro se alegrara de que la periodista se hubiera ofrecido) M: ¡Esther!... (dijo entonces Maca llamando su atención y provocando, sin saber, que a la enfermera casi se le pusieran los bellos de punta, al escuchar de aquella manera pronunciar su nombre) E: Dime... (fue lo único que pudo contestarle, mientras desviaba un poco la mirada hacía el final del pasillo para intentar apaciguar sus nervios) M: No me importa... (comenzó a decirle Maca sin dejar de mirarla, no sabía la razón por la que no podía dejar de mirarla, pero era así, hasta que la enfermera volvió a mirarla a la cara y le brindó con una gran sonrisa que volvió a estremecer a su vecina) E: Está bien... (dijo Esther a la vez que una sonrisa tímida aparecía en su rostro) te espero aquí M: No tardo... de verdad... (dijo la periodista ya abriendo la puerta de la habitación y entornándola tras de si, para darle la cena a su mujer) aquí tienes Lola: Gracias... (le dijo Lola observando como su ex mujer se ponía a su lado y lentamente, en vez de sentarse en el sillón en el que había estado, comenzaba a andar de nuevo hacía la puerta) ¿con quien hablabas?... (preguntó de manera brusca) M: Con Esther... (Maca tenía claro que en su situación no tenía por qué engañar a nadie, puesto que ella no iba a hacer nada malo, sólo lo hacía como un favor a una persona que le caía bien) va a ir a por algo de comer... y voy a quedarme un poquito con Cris... para no dejarla sola Lola: Sí claro... (dijo la abogada en tono molesto) ahora te haces cargo de las hijas... de tus amiguitas... pero bueno... eso ya lo sabía yo M: ¡Lola!... por favor... (dijo la periodista alzando levemente la voz, aunque se detuviera en seguida antes de seguir hablando) no creo que sea... ni el momento... ni el lugar para hablar de esto... pero te digo una cosa... para que te quede clarita... tú y yo... ya no somos nada... ni vamos a ser nada... nunca más... y te agradecería que no te metieras en mi vida... sólo hablaré contigo... cuando tenga que ver con María... yo no me voy a meter en tu vida... así que haz tú lo mismo... si necesitas algo... avísame Lola: Está bien... (dijo Lola con una mezcla de rabia e impotencia acumulada, al saber que ya poco podía ya hacer para recuperar a su mujer y se sintió triste, muy triste) Así que mientras Lola se quedaba en la habitación con su hija, Maca era acompañada por una Esther, que había escuchado toda la conversación mantenida entre ambas en aquella habitación, hasta donde se encontraba su hija, para así poder bajar a tomar algo y volver lo antes posible junto a su hija, y por que no, junto a la periodista Llevaba sentada en la butaca que se encontraba al lado de la cama de Cris, desde que prácticamente Esther se fue a buscar algo para cenar. Durante todo ese tiempo, se limitó a observar a la pequeña como dormía, era una cría tan buena, tan dulce, que verla así dormida, le trajo muchos recuerdos de su hija, pero sobre todo no pudo evitar que en su

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mente comenzarán a aparecer imágenes vividas, imágenes duras sobre la devastación humana, sobre como se destruían vidas y simplemente no pasaba nada, recordó como una vez, entró en un hospital iraquí después de una matanza sin sentido, para realizar un reportaje de investigación que le había mandado su agencia, recordó el olor a carne quemada, los gritos de los pacientes, la desesperación de los familiares y de cómo el personal sanitario no daba abasto ante la magnitud de uno de los tantos atentados producto de una guerra que nunca debió ocurrir y sin saber cómo, se levantó de ese asiento y se dirigió hasta la ventana de la habitación al notar como de sus ojos comenzaban a brotar pequeñas lágrimas llenas de angustia, llenas de un sufrimiento ajeno, que en su día le llegó al alma y que consiguió que cambiara su forma de ver la vida E: Bueno ya estoy aquí... (dijo Esther toda contenta al entrar en la habitación, primero buscando a su hija, para más tarde percatarse de que una figura se encontraba pegada a la ventana de la habitación de espaldas a ella, así que lentamente se fue acercando hasta llegar a una distancia lo suficientemente corta para no incomodar a la periodista, hasta que se dio cuenta de que esta giraba hacía el lado contrario su rostro y suspiraba) ¿estás bien? M: Sí... no te preocupes... (le dijo Maca intentando suavizar todo lo posible el tono de su voz, para que la enfermera no notara que había estado llorando) sólo necesito estar sola... nada más E: Ya... (le contestó Esther en un tono muy triste) M: Ahora nos vemos... ¿vale?... (dijo ya Maca dándose la vuelta y dirigiéndose hacía la puerta de la habitación para irse de allí) E: Sí hasta luego... (dijo Esther viendo como cerraba la puerta muy suavemente tras de si, sin haberla mirado a la cara en ningún momento y haciéndole pensar en que quizás la conversación que había escuchado le habría afectado demasiado) Pasaron los minutos y la enfermera no dejaba de pensar en cómo se la había encontrado, era consciente que por lo poco que la conocía, Maca era una persona de apariencia fuerte, cauta, quizás tímida, pero si algo le había gustado de ella desde que la conoció era la forma que tenía de tratar a su hija, era toda dulzura, compresión y eso era algo que la tenía asombrada, la tenía muy intrigada y con muchísimas ganas de conocerla y con esos pensamientos lentamente fue quedándose dormida, hasta que un ruido la despertó M: Perdón... (escuchó como la persona que entraba en la habitación se disculpaba al ver como ella se removía en el asiento y abría los ojos) no sabía que estuvieras durmiendo... si quieres me voy E: ¡Maca!... (dijo Esther incorporándose un poco más al escuchar esa voz cada vez más conocida) M: Sí... soy yo... (dijo la periodista acercándose hasta ella y agachándose un poquito para quedar a su altura) pero bueno... yo me iba... no quería despertarte E: No pasa nada... (dijo Esther cogiéndola de la mano al notar como la periodista hacía un amago por incorporarse para irse y la dejaba sobre esta) no te vayas... (en ese instante a pesar de que la habitación estaba prácticamente a oscuras, ambas sintieron como sus ojos no podía dejar de mirarse fijamente y Maca sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo, hasta que de forma consciente, levantó un poquito su mano para entrelazarla con la de la enfermera y hacer un amago de que se levantara para acompañarla)

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M: Ven... vamos fuera... (le dijo en un susurro casi imperceptible, que ruborizó a Esther de una manera incontrolable, que le provocó vergüenza) Y de la mano salieron de la habitación sin ser ninguna de las dos muy conscientes de lo que estaba suponiendo aquel pequeño roce, hasta que llegaron a un grupo de butacas que había al final del pasillo y ambas se sentaron, la una al lado de la otra, sin que nada pudiera deshacer lo que habían unido en aquella habitación hacía tan solo unos instantes M: Perdona por haberme ido de la habitación antes así... (dijo Maca comenzando con una conversación que había tenido en su cabeza prácticamente desde que había salido corriendo antes) no tiene nada que ver contigo... y bueno... no E: No te preocupes... (le dijo Esther interrumpiéndola y quitando muy suavemente la mano que seguía entrelazada con la de la periodista) sólo quise ayudarte... nada más M: Y yo lo sé... sé que lo has hecho de buena fe... (siguió diciendo Maca mientras su mano seguía apoyada en su pierna a pesar de haber notado como la enfermera la retiraba y suspiraba ante lo que iba a decir a continuación) verás te mentiría si no te dijera que me caes muy bien E: A mi también me caes muy bien... (dijo Esther sin poder evitar sonreír) M: Ya... (le contestó Maca sin saber muy bien como seguir con aquella conversación) E: Pero eso no es malo... (siguió diciendo la enfermera viendo que la periodista comenzaba a estar cada vez más nerviosa) la casualidad ha hecho que nuestras hijas se conozcan... y sean amigas... y eso no quiere decir... que si tú quieres... nosotras no podamos llegar a serlo también... (y en ese momento ambas comenzaron a sonreír, a mirarse sin quitar esa sonrisa que lentamente se iba apoderando de ellas, hasta que Esther no pudo evitar ruborizarse al verse totalmente atrapada por unos ojos que le estaban hablando de tantas cosas, tenía claro que le estaban sonriendo, pero en su interior, algo le decía que estaban llenos de tristeza y melancolía y sintió miedo) M: Perdona... (dijo entonces Maca desviando un poco la mirada para que no se sintiera incómoda) yo no quería... no sé... como... E: No pasa nada... (dijo entonces Esther cogiéndole la cara para que volviera a mirarla) no te preocupes... no me ha incomodado... es sólo que... M: Soy consciente de que a veces... mi forma de mirar... (dijo la periodista interrumpiéndola mientras cerraba los ojos brevemente) puede llegar a ser incómoda... pero... no lo hago con mala intención... sólo sé que me sale así... y no sé como evitarlo E: Pues no lo evites... (le soltó la enfermera haciendo que esta volviera a mirarla sin poder evitar que una sonrisa inundara su rostro, sus ojos, su alma) me caes muy bien... Macarena Wilson... muy bien... y no voy a dejar de pensar eso... por muchas maneras de mirar que tengas... no lo vas a conseguir... (dijo finalmente haciendo que la periodista esta vez si se ruborizara por ese comentario) M: ¡Me la querías devolver!... ¿eh?... (dijo Maca sin poder evitar sonreír, mientras notaba como sus mejillas volvía lentamente a su estado natural) E: Algo así... (dijo ya Esther riéndose y sin poder dejar de mirarla, mientras le ofrecía su mano para que la acompañara, cosa que la periodista aceptó) ven... vamos a ver como están las niñas Y de esa manera, se acercaron primero a ver como se encontraba Cris, la cuál seguía durmiendo plácidamente, ajena totalmente a todo lo que estaba ocurriendo fuera de su habitación, ajena a lo que sin querer tanto ella como su amiga María habían logrado hacer, que sus madres, se encontraran, como lo hicieron ellas un día

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M: Es preciosa... ¡sabes!... (dijo Maca acercándose un poquito más a una Esther que miraba a su hija parada casi en el quicio de la puerta para evitar despertarla, susurrando) E: Gracias... (le contestó volviendo su rostro para decírselo, haciendo que en ese momento notara todavía más la cercanía de esta, cosa que le hizo sentirse cómoda, muy cómoda, aunque no supiera por qué) sé que su padre... estaría muy orgullosa de ella M: Yo si fuera él... lo estaría... (le contestó la periodista acariciándole la mano que estaba más cercana a ella y Esther volvía a mirarla con mirada triste) E: No sabría que hacer... si le pasara algo... no sabría como... (dijo ya prácticamente con las lágrimas saltadas) M: Shhh... no te preocupes... no le pasará nada... (dijo entonces Maca acercándose hasta ella para abrazarla, no sin antes, limpiarle con sus dedos, ese rostro que lentamente se iba llenando cada vez más de lágrimas) ven aquí... (dijo ya abrazándola y dejando que la enfermera lentamente se fuera cobijando en su cuello, mientras poco a poco con una de sus manos, comenzaba a acariciarle la espalda, hasta que terminó tocándole el pelo y logrando que Esther se aferrara a ella, de tal manera que a Maca le partió el alma verla así) Una vez que Esther se fue calmando, se acercaron a la habitación donde se encontraba María y vieron como Lola, se había quedado dormida en el sillón e intentaba encontrar una postura lo suficientemente cómoda para seguir durmiendo, a la vez que hacía una especie de mueca con la boca, situación que provocó que Maca no pudiera evitar hacer un gesto un tanto gracioso con su rostro, que hizo que le tuviera que tapar la boca suavemente a la enfermera, al hacer esta un amago de soltar una fuerte carcajada, que seguro que hubiera despertado a toda la planta y que logró que, pudieran aguantándose ambas la risa, hasta que cerraron la puerta de la habitación y sólo entonces no parar de reír que no llegaron al grupito de sillones en los que ya habían estado anteriormente E: Eres mala... (le soltó Esther una vez que fueron recobrando la compostura) no me puedo creer que te hayas burlado de ella M: No me he burlado de ella... (le dijo Maca sin parar de sonreír) pero me ha hecho gracia E: Pues voy a tener que tener mucho cuidado... si alguna vez me ves haciendo algo raro mientras duermo... (le dijo la enfermera frunciendo el ceño y terminado por sacarle la lengua, al notar como la periodista se había quedado sin saber que decir) que era broma mujer M: Ya sé que era broma... (dijo Maca en seguida, mientras desviaba la mirada hacía el ventanal que tenían justo a su izquierda) E: ¿Cómo os conocisteis?... (se atrevió a preguntarle Esther en ese instante) M: Pues supongo que como cualquier pareja... (le contestó Maca en un primer momento) E: Si no quieres contármelo... no lo hagas... no pasa nada... (le soltó la enfermera pensando que le había sentado mal su atrevimiento) M: No me ha sentado mal... (dijo la periodista volviéndole a sonreír) si tú quieres yo te lo cuento... pero no es una historia interesante ni nada de eso E: Creo que eso tengo que ser yo quien lo diga... no tú... (le dijo Esther de forma desafiante) M: Vale... está bien... (asintió Maca comenzando a recordar como conoció a su mujer) ¿te acuerdas de Ana?... (le preguntó para ponerla en conocimiento, a lo que Esther le dijo que sí haciendo un gesto de afirmación con el rostro) pues hemos sido amigas... desde siempre... y cuando nos tocó venir a estudiar... lo hicimos juntas... ambas somos

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de Jerez... y bueno... pues decidimos venirnos a estudiar a Madrid... la gran capital... (dijo Maca soltando una mueca al decirlo, al recordar tantas vivencias de aquella época) nuestros padres... para que no estuviéramos muy despendoladas... nos metieron un colegio mayor... que más que un colegio mayor... era más bien... un sírvase el que pueda... pero en fin... (dijo seguidamente haciendo que Esther se riera antes su comentario) pero en fin... Ana comenzó derecho... y yo... pues periodismo... siempre lo había querido estudiar... y bueno... me salí con la mía... pero eso ya es otra historia... que ya te contaré... que se me va el hilo E: De acuerdo... (dijo una Esther totalmente metida en lo que le estaba contando la periodista M: Pues... supongo que sabrás de que te hablo... (siguió contando Maca de forma amena) en una de las fiestas organizadas por los compañeros de carrera de Ana... justo antes de empezar los exámenes... de finales de curso... (en ese momento hizo una pausa, para hacer un inciso) siempre salía con ellos... así que también era normal... pues como te iba diciendo... esa noche... Ana me presentó a una chica de su clase E: ¡Era ella!... (soltó Esther de repente M: Sí era ella... (le dijo Maca riendo) y nos pasamos toda la noche hablando E: Y empezasteis a salir... (siguió diciendo la enfermera a continuación) M: Y empezamos a salir... (dijo Maca justo antes de morderse levemente el labio inferior, todavía seguía teniendo, a pesar de los años, muy clavados los primeros momentos que pasó con ella, hasta que volvió a la realidad y prosiguió con su historia) era una mujer distinta... brillante... cariñosa... atenta... todo lo que yo podía desear... sobre todo yo... la persona menos cariñosa que hay en el mundo... pero bueno E: Yo no creo que tú no seas cariñosa... (dijo una Esther en total desacuerdo con aquello) lo que pasa es que no has encontrado a la persona apropiada M: Pues será eso... no lo sé... (le dijo Maca mirándola fijamente a los ojos sin parar de sonreír) estuvimos saliendo hasta que terminamos la carrera... de una manera tranquila... sin un compromiso real... entre ambas... y nos iba muy bien E: ¿Pero? M: ¿Pero qué?... (le preguntó Maca quedándose sin saber que decir) E: Siempre hay un pero... (siguió diciendo Esther al ver que la periodista no sabía que decir) M: Sí... supongo que sí... que siempre lo hay... (dijo Maca justo antes de suspirar) yo era feliz a mi manera... con mis cosas... con mi vida... y ella también... pero no logro comprender... el momento en el que cambió todo... por mucho que lo intento E: Quizás porque los intereses que una vez... tuvisteis ambas... cambiaron... tampoco tienes que buscar más... las cosas pasan y pasan... (dijo Esther dando su opinión) M: Ambas terminamos la carrera... (siguió diciendo la periodista intentando seguir con su historia) y cuando no llevaba ni seis meses... en la agencia... cuando por necesidad... me mandaron al extranjero... quizás por mis conocimientos de idiomas... no lo sé... pero lo hicieron... el caso es que ese verano nos casamos... mis padres... al principio se negaron... y bueno... fue un lió tremendo... pero lo hicimos E: ¿Querías casarte?... (preguntó Esther de forma muy suave, pensando en que quizás se estaba metiendo ya en algo que no le incumbía en absoluto) M: Sí... supongo... (le contestó Maca no muy segura de ello y esa contestación no le convenció a Esther que la miró de tal manera que logró que continuara profundizando en ello) quizás en aquel momento no... me hubiera esperado más... pero nos queríamos... y Lola lo había pasado muy mal... y en un fin de semana de esos tres primeros meses que estuve fuera... nos lo planteamos... y nos casamos... (dijo ya suspirando) lo demás llegó sólo... no es que te esté diciendo que María no fuera una hija deseada... porque no

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es verdad... desee tenerla con toda mi alma... y decidimos tenerla... ambas estuvimos en tratamiento... y mientras que yo doné varios óvulos... Lola tuvo que someterse a varios intentos... para quedarse embarazada finalmente E: Ya decía yo que María se parecía tanto a ti... (dijo Esther comentando aquello tal y como lo veía) M: ¿A mí no me veías como madre?... (preguntó Maca extrañada) E: Bueno... no es que no te viera como madre... (dijo Esther explicándoselo un poquito mejor) pero es que desde el principio... pensé que tu hija... la había tenido ella... no se cómo explicarlo M: No te preocupes... (dijo Maca intentando sacarle del aprieto) supongo que es la mejor manera... de que ambas participemos... en el acto de tener un hijo en común... nada más E: Ya supongo que sí... ahora que lo dices... (dijo Esther con gesto pensativo) M: El caso... es que me enteré de que estaba embarazada... por teléfono... (siguió diciendo Maca) en ese momento... me encontraba en Irak... y no pude venir... hasta que no estuvo de cuatro meses... me perdí mucho... sabes... (dijo la periodista con tristeza) y me he perdido mucho... de su crianza E: Pero ahora estás aquí... y María te adora... (dijo Esther poniendo su mano sobre la de la periodista muy suavemente) y tú la adoras a ella... y eso es lo que importa... ¿no? M: Sí... supongo que sí... (dijo Maca esbozando una sonrisa antes las palabras de la enfermera, logrando así que se sintiera mucho mejor, pero mucho mejor) Seguía sin saber la razón por la que se encontraba tan a gusto con aquella mujer, por qué le estaba contando sus penas, su vida, pero había algo en ella, que provocaba que no pudiera parar de sonreír, que no pudiera dejar de pensar que en definitiva la vida sigue y si nos empeñamos un poquito, incluso puede dar un vuelco que puede llegar a lograr que volvamos a encontrar la ilusión perdida junto a la persona que menos nos esperemos, aunque sólo pudiera tratarse de una amiga, sólo una amiga, pero una amiga de las que en seguida te llegan al alma y te complementan, Esther le gustaba, le gustaba mucho y esa noche, cada vez que llegaban a conocerse un poquito mejor, se iba dando cuenta de que sería prácticamente imposible dejar de lado a aquella mujer que en tan poco tiempo, se había ganado su corazón, ese corazón herido, perdido, llorado por todo lo que las circunstancias de la vida, sus circunstancias, al fin y al cabo, le habían llevado a conocer en tan pocos años E: ¿Por qué no te gusta hablar de tu trabajo?... (le preguntó Esther una vez que tenía muy claro que tenía la veda abierta para saber todo lo que quisiera de esa mujer con la que a cada segundo que pasaba, más le gustaba estar) M: Porque no me enorgullezco de él... (le contestó Maca de una forma sincera) me gusta mi profesión... eso ya lo sabes... pero no me gustaría tener que volver a pasar por todo aquello... (siguió diciendo de una manera un tanto suave) E: ¿Has visto muchas cosas?... (preguntó de nuevo la enfermera insistiendo en el tema, quería saber tantas cosas de ella) M: Miseria... Esther... sólo he visto miseria... mucha miseria... (contestó la periodista después de un profundo suspiro que dejó un poco helada a la enfermera por un instante) y lo único que he logrado con todo eso... es no sentirme muy orgullosa de haber nacido donde he nacido E: Pero tú no tienes la culpa de eso... (dijo Esther interrumpiéndola) ya sé que podríamos hacer más... mucho más de lo que hacemos... pero no sé

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M: Tengo muy claro... que la miseria seguirá siendo miseria... porque nos interesa al primer mundo... que siga existiendo la miseria... nada más... y eso es algo que no podemos evitar... (dijo Maca con cierto tono de enfado) cuatro personas... no podemos cambiar el mundo... evitar las guerras... porque al primer mundo no le interesa... somos simplemente unos hipócritas... sólo eso... incluso yo misma... (siguió diciendo mientras Esther seguía embobada mirándola como la periodista, a pesar de que decía que no le gustaba hablar de su trabajo, se estaba desviviendo en contar lo que ella pensaba al respecto) he hecho reportajes de la miseria humana... de masacres... de injusticias... porque tenía que ganarme el pan... no porque realmente quisiera ayudarles... y eso es triste... muy triste E: ¿Te pasó algo alguna vez?... (estaba claro que la enfermera quería saber y por qué no contárselo) M: Sí... fue hace dos años... (le dijo Maca afirmando mientras se levantaba un poco una de las mangas de la blusa que tenía puesta para intentar dejar al descubierto un poco de su piel) es de una bala... (dijo señalándole a la enfermera una cicatriz que tenía casi a la altura del hombro que Esther no pudo evitar tocar muy levemente) no me duele tranquila... fue un rasguño... en una emboscada con fuego cruzado... iba con mi compañero en un jeep de los cascos azules... y al ponernos a cubierto... me rozó... al principio no me di ni cuenta... (siguió contando mientras se bajaba de nuevo la manga de la blusa hasta abajo) y después... a los pocos segundos... comencé a notar un inmenso escozor... y al tocarme... vi que estaba sangrando... y no recuerdo nada más... cuando desperté estaba en un hospital... me dijeron que había perdido el conocimiento E: Menos mal que no te pasó nada grave... (dijo Esther con mucha tristeza reflejada en su rostro) M: Lola lo pasó mal... cuando la llamaron de la agencia... no se lo quiso ni creer... (siguió diciendo Maca sin poder evitar recordar lo acontecido, pero en el fondo le estaba resultando bueno, sano poder hablar de ello con alguien) y hasta que no consiguió escuchar mi voz... no se convenció de que al menos... estaba viva E: Pero aún así volviste a trabajar... (dijo Esther sabiendo de sobra que ella hubiera hecho lo mismo) M: Era mi vida Esther... (le contestó Maca buscando su comprensión) no podía dejarlo... no debía dejarlo E: Pero ahora lo has hecho... (siguió diciendo Esther mirándola fijamente a los ojos y notando como la periodista bajaba la mirada) ¿no lo has dejado?... (preguntó sintiendo un dolor inmenso en el pecho) M: Si te soy sincera... (comenzó a decir Maca casi en un susurro) no sé el tiempo que aguantaré aquí... no lo sé... de momento siento que es un punto y a parte en mi vida... pero también soy consciente de que... puede pasar cualquier cosa... no lo sé... (terminó diciendo sin atreverse mucho a especular sobre la posibilidad de marcharse y de cómo les pudiera sentar aquello a las personas a las que más quería y sintió como Esther, una vez más le cogía la mano y la miraba de la manera más tierna que pueda llegar a hacerlo un ser humano) Y la noche seguía y seguía, con ambas hablando de todo y de nada, con momentos de risa, de alegría, de nostalgia, pero sobre todo, de un sentimiento mutuo de complicidad extrema, que hacía que siguieran y siguieran contándose cosas sobre si mismas, como si no pudieran parar ni un solo momento de hacerlo M: ¿Te apetece un café?... (le preguntó Maca levantándose del sillón en el que llevaban horas sentadas)

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E: No gracias... ¿te vas a tomar otro?... (le preguntó Esther extrañada) ¿cuántos llevas ya? M: ¿Tres?... (le dijo la periodista sin mucho convencimiento, mientras se miraba su mano, para ver si sus dedos señalaban efectivamente el número que acababa de decir) E: Yo diría más bien cuatro... (le contestó la enfermera numerando las ocasiones en que había visto a su nueva amiga levantarse para ir a por uno) M: Bueno pues cuatro... y este cinco... ahora vengo... (dijo Maca alejándose rumbo a la máquina de café que ya se había convertido en su amiga también esa noche) E: Tomas mucho café... (le dijo Esther una vez que volvió a su lado y se sentó) y eso no debe de ser muy bueno M: Ya... pero si te digo la verdad... es el único vicio confesable que tengo... (dijo la periodista mirándole de forma pillina, a esas alturas se encontraba realmente suelta y cómoda con ella y eso hacía que su lado amable, gracioso saliera a la luz) si quieres te cuento los demás E: No hace falta... anda... que me los imagino... (le contestó Esther siguiéndole el juego) M: ¿Le echas de menos?... (le preguntó Maca continuando con la conversación que habían dejado de lado antes de irse a por el café) E: Sí... claro que sí... (siguió diciendo Esther desviando la mirada para poder así hablar de forma más cómoda de su marido) estuvimos seis años casados... y aquí tengo muchos recuerdos de él... a los compañeros que ambos apreciábamos... a nuestros amigos... son muchas cosas... se portaron genial conmigo cuando el accidente M: Lo siento... (dijo entonces Maca viendo como poco a poco se iba apagando la voz de la enfermera mientras lo recordaba) E: No te preocupes... (siguió contándole Esther recuperando su tono de voz, su mirada, que se fijaba nuevamente en el rostro de la periodista, que inmediatamente le sonrió) he pasado por momentos malos... muy malos... por Cris... por mí... pero afortunadamente he contado con la ayuda de mis amigos... de mi familia... y me he dado cuenta... de que tengo que estar bien... no sólo por mí... si no por mi hija... que lo necesita M: Eso no es malo... Esther... (dijo Maca interrumpiéndola y haciendo que un escalofrío le recorriera todo el cuerpo a la enfermera, puesto que le estaba comenzando a encantar que la periodista pronunciara su nombre de esa manera tan dulce) él va a estar siempre en ti... en tu hija... pero si una cosa me ha quedado clara en esta vida... es que hay que intentar ser feliz... (seguía diciendo de forma suave, casi susurrante) con esas pequeñas cosas que te da la vida... con esos momentos que disfrutas con ella... con tu familia... con tus amigos E: ¿Tú eres feliz?... (le preguntó a continuación Esther sin dejar de mirarla M: No puedo quejarme... (le contestó Maca casi sin tener la oportunidad de encontrar la mejor respuesta que darle) he cometido muchos errores en mi vida... muchos... y probablemente los cometeré... pero soy consciente de que ahora cuento con el apoyo de las personas que me aprecian... que por desgracia no siempre fue así... quizás no pueda decirte si lo soy o no... pero sí te puedo decir una cosa... por primera vez en mi vida... me siento en paz conmigo misma... me siento bien... tranquila... el resto el tiempo lo dirá E: ¿No te quieres volver a enamorar?... (le preguntó Esther de forma un tanto comprometida) M: ¿Y tú?... (le preguntó Maca sin dejar de mirarla y haciendo que se le subieran los colores) E: Te he preguntado yo primero... (protestó Esther dándole un pequeño golpe en el brazo, que a Maca le resultó tremendamente cariñoso)

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M: Pero yo también quiero saberlo... (le dijo Maca poniendo una cara que hizo que la enfermera volviera a ruborizarse) E: Te lo digo... si me contestas antes... (dijo Esther intentando convencerla) M: Está bien... (dijo Maca sin quitar la sonrisa de la cara, dándose por vencida en esa pequeña batalla, que estaba claro que seguía ganando la enfermera) si te digo la verdad... ahora mismo no se me pasa por la imaginación E: Ya... es normal... supongo... que querrás estar un tiempo sola... (la interrumpió Esther) disfrutar de tu hija... y esas cosas M: Pero eso no quiere decir que no descarte nada... (dijo a continuación Maca sonriendo todavía más) a lo mejor... me encuentro con la mujer de mi vida... o lo he hecho ya... y sólo es cuestión de que me dë cuenta... (terminó diciendo antes de que la enfermera pudiera evitar responder a la misma pregunta) ahora te toca E: Sí... es verdad... me toca... (dijo Esther con una leve sonrisilla) si me estuvieran escuchando Cruz... Eva y Laura... no se lo creerían... pero hoy por hoy... no me importaría volverme a enamorar... (terminó diciendo la enfermera con toda la sinceridad del mundo y sin dejar de presenciar como el rostro de Maca se iba alegrando por momentos junto a aquella mirada que durante esa noche la iba embaucando cada vez más y más) Poco a poco la noche iba desapareciendo y el día comenzaba a contemplarse a través de aquel ventanal, de aquel pequeño recoveco que sin querer se había convertido de las dos y juntas, como si hubiera pasado una eternidad desde que se conocieran, ambas, a pesar del cansancio, seguían inmersas en su mundo, en su historia, en sus ansias de saber cada vez más la una de la otra, como si de un momento a otro, alguien pudiera romperlo M: No... si mi padre... en el fondo es un bonachón... (decía Maca mientras hablaba algo más de su familia) muy estricto con sus hijos... pero también con él mismo E: ¿Le costó aceptar lo tuyo con Lola?... (preguntó Esther toda intrigada) M: Un poco... supongo que como cualquier padre... y más de su generación... no lo sé... (le contestó Maca mientas se encogía de hombros) que su niña... no hubiera escogido a un buen hombre... para pasar su vida con él... no era precisamente lo que entraba en sus planes... pero lo fue aceptando... María lo tiene loquito... aunque a veces lo pretenda disimular... (dijo la periodista riendo ante el recuerdo de su padre junto a su hija) pero ya no nos engaña a ninguno E: A mi padre le hubiera gustado conocer a Cris... se lo hubieran pasado pipa los dos... (dijo Esther haciendo alusión a su progenitor) pero murió cuando yo tenía quince años... así que no pudo ser... y bueno... pensándolo mejor... me alegro... porque si no hubiera significado... hacerlo abuelo antes de tiempo... (dijo ya riendo) M: También es verdad... (dijo Maca también riendo por lo que acababa de contar Esther, cuando de repente escuchó a dos mujeres hablar que lentamente se iban acercando hasta donde estaban y ellas, y una vez que las vio pasar y dirigirse hacía las habitaciones, se dio cuenta de quien se trataban) perdona Esther... (dijo levantándose de la silla bastante sorprendida) ¡mamá!... ¡Reyes!... ¿qué hacéis aquí?... (dijo alzando la voz lo suficiente para que ambas mujeres se dieran la vuelta y la vieran de pie, delante de los asientos, con una Esther que miraba embobada la escena que estaba presenciando en ese momento Rosario: ¿No hay nadie con María?... (preguntó su madre acercándose hasta ella junto con su hermana)

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M: Está Lola... mamá... lleva toda la noche con ella... (le contestó Maca mirando como su hermana se acercaba a darle un abrazo cariñoso) Reyes: Hola hermanita... (dijo Reyes dándole un beso en la mejilla) M: Hola peque... (le contestó Maca dándole otro beso) ¿pero quién os ha dicho?... (dijo preguntándoles a ellas, mientras una lucecita en su mente le decía que tenía que haber sido Ana) ¿Ana? Rosario: Quien si no... cariño... (dijo Rosario moviendo la cabeza de un lado para otro con cara de reproche hacía su hija) porque si es por ti... ni nos enteramos ni nada M: Pero mamá que no ha sido nada... (protestó Maca con tono de desesperación) Rosario: No será nada... pero es mi nieta... y tengo derecho a verla... (dijo su madre mirándola con dureza) así que ya lo sabes Reyes: ¡Mamá!... (dijo Reyes intentando suavizar el encuentro, viendo como su madre se alejaba un poco de ambas hermanas y Maca con un gesto a Esther, le decía que estaba con ella en seguida) no le hagas caso... lleva todo el viaje con la escopeta cargada... ya sabes como es M: Sí... sé como es... y tanto que lo sé... (le dijo Maca a su hermana) pero si no os he llamado... era precisamente para que no tuvierais que venir hasta aquí Reyes: Ya lo sé... pero no ha habido manera de que se pudiera quedar allí... no sabes como se puso... (siguió diciendo Reyes) además ayer te dejó no se cuantas llamadas en el móvil... y estaba apagado M: Lo siento... (dijo entonces Maca poniéndose las manos en la cabeza) lo dejé en la habitación apagado... cuando se llevaron a María para operarla... y no lo volví a encender Reyes: A mi no me lo digas... (dijo Reyes poniéndole la mano en el hombro a su hermana para tranquilizarla) díselo a Jero... que es el que ha conducido toda la noche M: Joder... (dijo Maca sin poder evitarlo, lo que provocó que al escucharla su madre, esta la mirara de manera fulminante, mientras Esther sonreía ante la expresión que acababa de poner la periodista ante tal regañina) ¿está aparcando?... (le preguntó a su hermana) Reyes: Sí... ahora ha dicho que sube... que tenía que tomarse un café urgentemente... ya lo conoces... (dijo Reyes riéndose y haciendo que la periodista no pudiera evitar mostrar una mueca, que en realidad era una sonrisa disimulada) M: Perdona Esther... (dijo volviéndose y mirando a la enfermera, que seguía tranquilamente sentada en el mismo sitio en la que la había dejado) no te he presentado... ¡mamá!... (dijo llamando a Rosario que miraba por la ventana como esperando algo, pero al escuchar que la llamaba se dio la vuelta para atender a su hija) mira esta es Esther E: Encantada... (dijo la enfermera sintiendo como se iba ruborizando por momentos, mientras la madre de Maca y ella se daban dos besos de saludo) Rosario: Yo soy Rosario... la madre de la artista... (dijo esta mirando a su hija por el rabillo del ojo, que no pudo evitar poner cara de pocos amigos) Reyes: Yo soy Reyes... su hermana pequeña... (dijo esta también dándole dos besos, mientras seguía sonriendo ante el comentario de su madre) M: La hija de Esther... es amiga de María... y también está ingresada... (comenzó a decir Maca para intentar que nadie se sintiera incómoda) Reyes: ¿Está bien?... (preguntó Reyes con cara de preocupación) E: Sí... sólo ha sido un pequeño golpe... pero quise que se quedara esta noche en el hospital... (dijo Esther haciendo un gesto de agradecimiento) M: Es que Esther es enfermera de aquí... (dijo Maca con una sonrisa) bueno... es más que eso... es la jefa de enfermeras de urgencias... me han dicho que es la mejor

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E: No digas eso Maca... (dijo Esther riéndole el comentario a la periodista quien al verla sonreír, le guiñó un ojo) sólo hago mi trabajo... nada más Rosario: ¿Cuándo pasará el médico a ver a María?... (preguntó Rosario dándose cuenta de algo que en realidad no quería darse cuenta) M: Pues no lo sé... (dijo Maca mirando a Esther para que hablara) E: Pues supongo que Cruz... (dijo la enfermera con toda la familiaridad del mundo) bueno... la Dra. Gándara... pasará temprano... a verla... pero vamos... que no ha tenido ningún problema durante la noche... (dijo con toda la seguridad que sus años de experiencia, pero sobre todo por el hecho de que Mª Luisa, la enfermera de planta, hubiera estado en contacto con Esther durante todo el tiempo que habían estado allí las dos charlando) y seguro que se podrá ir a casa prontito... ya lo dirá Cruz Reyes: ¡Jero!... (dijo Reyes de repente levantando la mano y haciendo gestos para que alguien se acercara hasta ellas) ¿qué tal el café? Jero, M y Reyes: Pues estupendo... como siempre... no hay nada mejor que el primer café de la mañana... (dijeron los tres hermanos a la vez como la típica retahíla que habían escuchado siempre desde pequeños y se echaron a reír, sobre todo al ver a su madre moviendo la cabeza indicando su desaprobación al respecto) Jero: Hola hermanita... (dijo Jero dándole un abrazo a la periodista) M: Hola niño... (dijo Maca sonriendo y abrazándose a él) siento que te hayan tenido estas dos locas en la carretera tanto tiempo Jero: ¿Y perderme yo este show familiar?... (dijo su hermano abriendo los ojos y sonriendo) ni de coña... ¿verdad mamá?... (dijo mirando ya a su madre) Rosario: ¡Jerónimo!... no digas tonterías... anda... (le recriminó Rosario volviéndose a dirigir a la ventana para apartarse un poquito de ellos) M: Es Esther... (le dijo Maca a su hermano como si fuera una persona que este tuviera que conocer de oídas) Jero: Encantado... Jerónimo Wilson... a su disposición... (dijo este de forma cortes y cogiéndole la mano a la enfermera para besarla, que se puso colorada ante aquel gesto) M: No seas payaso anda... (dijo Maca dándole un pequeño golpe a su hermano en la coronilla) Jero: ¡Pero tía no seas bruta!... (protestó este mirando a su hermana y sacándole la lengua) que sólo he querido ser cortés... nada más... ¿y María?... (preguntó para cambiar de tema) Reyes: Está con Lola en la habitación... (dijo Reyes contestándole por su hermana) Jero: Pues yo no entro si no voy acompañado... he dicho... (dijo Jero de repente haciendo que tanto Esther como Reyes se rieran, aunque Maca lo mirara con cara de asesina, estaba claro que su mujer y su hermano nunca habían congeniado, pero si algo tenían claro los dos, es que si no tenían más remedio, intentaban evitarse lo máximo posible, eso era un hecho y nadie lo iba poder cambiar) M: Esperaros aquí... que me asomo a la habitación... un momento... ahora vuelvo... (dijo Maca haciendo un gesto para que la dejaran pasar sus hermanos hacía el pasillo donde estaba la puerta de entrada a la habitación de María y se dirigió hasta allí con gesto de no saber que reacción podría tener Lola al ver que toda su familia estaba en el hospital) Entró muy despacito, sin querer hacer ningún ruido y lentamente se fue acercando hacía la cama en la que se encontraba su hija y la besó en la mejilla, antes de percatarse como unos ojos inquisidores la observaban en silencio desde el otro lado de la habitación, pero aún así, decidió continuar inclinada sobre la cama esperando a que María se fuera despertando lentamente, como así fue haciendo segundos más tarde

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María: ¡Mami!... (dijo la niña con un tono lleno de alegría, aunque intentara disimular lo posible, el dolor que estaba sintiendo en su brazo) M: ¿Te duele cariño?... (preguntó Maca acariciándole la mejilla suavemente) María: Un poquito... (le contestó la niña, que miró hacía el otro lado de la habitación donde permanecía una Lola con un gesto de cansancio en la cara difícil de disimular) ¡mamá! Lola: Hola cariño... (dijo ya la abogada levantándose del asiento y acercándose a su hija para darle un pequeño beso en la mejilla) ¿estás cansada? María: No... ahora no... (dijo María mirando hacía ambos lados, en los que se encontraban sus dos madres, situación que por desgracia para ella, no estaba viendo tan a menudo como le hubiese gustado) M: Cariño... (dijo entonces Maca llamando su atención) han venido a verte... la abuela... y los titos... están fuera esperando para pasar María: Que bien mami... tengo muchas ganas de ver a la abuela... (dijo la cría toda ilusionada) Lola: ¡Maca!... ¿puedes venir un momento?... (le preguntó Lola mientras se acercaba hacía la ventana de la habitación sin dejar de mirar como la periodista se levantaba del lado de su hija y se iba lentamente caminando hacía allí) no creo que sea lo mejor... que entren en la habitación... se encuentra mal... y le duele el brazo M: No me digas eso... ¿vale?... (dijo Maca intentando no enfadarse, por respeto a una niña que no tenía por qué sufrir las peleas de sus madres) han venido hasta aquí... después de estar conduciendo toda la noche... así que eso no me lo pidas... porque yo no se lo pienso decir Lola: ¿Dónde has estado toda la noche?... (preguntó Lola sin evitar atacarla, como siempre había hecho) M: Ya no tengo que darte explicaciones... (le contestó Maca en un tono muy bajo y evitando mover las manos al hablar, mientras miraba de reojo a su hija e intentaba a la vez sonreír) pero aunque así fuera... para tu información... he pasado la noche en el pasillo... pendiente en todo momento de la niña Lola: ¡Vale!... me parece perfecto... (dijo Lola sin fingir su enfado) mira me voy a desayunar... tu familia puede estar aquí... pero no conmigo... para que vamos a fingir más... si todos sabemos perfectamente... que no nos tragamos... (terminó diciendo mientras se dirigía a su hija con paso acelerado) cariño... mamá va a ir a tomarse algo... dentro de un rato vuelvo... ¿de acuerdo? María: Sí... (dijo la niña con voz triste, notando como su madre se iba de la habitación y cerraba la puerta con tono enfadado) M: ¡Eh bicho!... no le hagas caso a mamá... ¿vale?... (dijo Maca acercándose a su hija para calmarla) sólo está cansada... y verás como dentro de un ratito está por aquí contigo María: Pero es que yo quiero que estemos juntas... (dijo la niña comenzando llorar de forma tímida y haciendo que la periodista la abrazar de una manera muy suave para no dañarle el brazo que tenía en cabestrillo) M: Cariño... (dijo Maca con todo el dolor de su corazón) a mi me gustaría que las cosas no hubieran pasado así... pero a veces es lo mejor... y ahora eres muy pequeña para comprenderlo... pero lo comprenderás... pero quiero que te quede claro una cosa... tanto mamá como yo... te queremos... te queremos muchísimo... venga... que la abuelita está esperando para verte... y no querrás que te vea triste... ¿no bichito? María: No... (dijo la cría limpiándose las lágrimas con la mano que tenía libre) M: ¿Quieres verlos?... (le preguntó de nuevo Maca esbozando una gran sonrisa dedicada a su hija)

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María: Sí mami... quiero verlos... (le contestó la cría sonriendo de la misma manera que ella, de la única manera que sabían sonreír) Salió de aquella habitación con el corazón encogido, justo cuando Lola desaparecía por la puerta que daba a las escaleras del hospital, justo por el lado contrario al que se encontraba su familia con la intención de evitar saludarlos y vio como los tres hablaban entre ellos, mientras Esther seguía a la expectativa por saber que era lo que había pasado en aquella habitación, para que la abogada hubiera salido de aquella manera sin mirar para nada a su familia política M: Bueno... ya esta despierta... y os está esperando... (dijo Maca intentando disimular ese rostro triste que se había instaurado en su cara) Jero: Venga mamá... que voy contigo para dentro a ver a la enana... (dijo Jero dirigiéndose a su madre para intentar dejar a sus dos hermanas un ratito a solas para que hablaran sin la presencia de su progenitora) Rosario: ¡Ay si hijo!... (dijo Rosario sin evitar poner un gesto, que la periodista sabía de sobra que tenía que ver con Lola y su posible actitud a la hora de salir al pasillo) Reyes: Ahora voy yo mamá... (dijo Reyes antes de que su madre y Jero llegaran a la puerta de la habitación de la niña y entraran en ella sin hacer mucho caso a su comentario) vaya como se las gasta... (le comentó entonces su hermana a la periodista con un tono de reproche que se le clavó a esta en el corazón) es que ya... no intenta ni disimular M: Lo sé... (le contestó Maca suspirando) no sé que hacer... (siguió diciendo mientras sin saber por qué, desviaba su rostro para ver a una Esther que seguía de pie alejada de todo, pero sin querer marcharse, cosa que estaba agradeciendo enormemente) es que cada vez me pone más de los nervios... me saca de quicio... y no sé Reyes: Venga tranquila... (le dijo Reyes acercándose hasta ella para abrazarla) ya sabes que de desagradecidos está el mundo lleno... y está claro... que ella nunca mostró mucha simpatía por nosotros... así que es normal... digo yo M: ¡Esther!... (dijo la periodista en ese momento terminando de separarse de su hermana) ¿qué tal está Cris?... (le preguntó mientras le hacía un gesto de que se acercara, un gesto muy sincero, a pesar de que estuviera teniendo ese momento intimo con su hermana) E: Sigue durmiendo... y no la voy a despertar... (dijo la enfermera con una leve sonrisa una vez que se acercó a las hermanas Wilson, en el fondo quería comentarle tantas cosas, tantas sensaciones vividas en tan poco tiempo, estaba claro que había conocido en una noche más cosas de aquella mujer que en todo el tiempo que se habían visto con anterioridad y todo le había encantado, todo, su risa, sus gestos, como le había acariciado, como había sentido su aliento, sus palabras y en ese instante la estaba invitando a estar presente en una conversación tan intima con su hermana, haciéndola sentir parte de su vida) siento lo que ha pasado... (dijo ya de forma sincera) M: No pasa nada... si ella quiere ser así... que lo sea... (le contestó Maca sin dejar de mirarla) yo más no puedo hacer... las cosas se hacen porque se sientan... no porque te obliguen a hacerlas Reyes: Di que sí hermana... (dijo Reyes haciendo un gesto de triunfo por la actitud que estaba tomando esta en relación con su ex) te mereces a alguien mejor... niña... ¿a qué sí Esther?... (le preguntó a la enfermera dejándola a esta un tanto fuera de juego) E: Claro... (contestó esta con voz tímida que poco a poco se fue convirtiendo en una leve sonrisa totalmente dedicada para la periodista, que es la devolvió en seguida)

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Reyes: ¿Ves?... es una mujer lista... (dijo Reyes siendo consciente de la situación e intentando llevar de la mejor manera posible el momento) si es que mi hermana mayor es un partidazo... es una joyita... es M: ¡Reyes!... (dijo Maca en ese momento totalmente ruborizada, mirando a su hermana para que se callara) Reyes: Si sólo estoy diciendo la verdad... sólo la verdad... y nada más que la verdad... lo juro... (dijo esta riéndose y alejándose un poquito de ambas para dirigirse a la habitación) me voy a ver a la enana... venga os veo luego M: Eso tú vete... serás... (dijo Maca dirigiéndose a esta, sin poder evitar sonreír, su hermana era genial) E: Tu hermana es un poco... no sé... (dijo Esther llamando de nuevo la atención de la periodista que no dejaba de mirar hacía la puerta de la habitación de su hija) M: Casamentera... (dijo Maca no pudiendo evitar reírse y haciendo que la enfermera se ruborizada) E: Bueno... no quería decir eso... (dijo esta para evitar que la periodista pudiera notar algo) pero... ya puestos... sí supongo que sí M: Lo malo es que no parará hasta que no consiga presentarme a alguien... o yo que sé... (dijo Maca encogiéndose de hombros) E: Pues si tú quieres... ya sabes lo que tienes que hacer... (dijo Esther a continuación siguiendo con el juego) M: ¿Ligar?... (dijo mirando en todo momento a la enfermera a los ojos, que asintió ante la pregunta) yo no sé ligar... no se me da bien E: Claro... y yo me lo creo... venga ya... (dijo Esther en tono incrédulo sin dejar de sonreír) M: Pues créetelo... aquí donde me ves... hacen de mi lo que quieren... (dijo Maca también riéndose) E: Sí claro... que ahora la culpa de todo la van a tener las mujeres... serás... (le contestó dándole un manotazo muy suave en el brazo, mientras lentamente iban acortando la distancia) M: Yo no he dicho eso... eso son apreciaciones tuyas... así que ¿por qué lo dices?... (dijo Maca sin evitar quedarse a escasos centímetros de la enfermera, tanto que casi podía percibir sus respectivos alientos, lo que hizo que en su interior comenzara a aflorar unas ganas enormes de besarla) E: Pues porque yo lo digo... (dijo Esther con un nudo en la garganta) y porque tengo claro que soy hetero... si no... cualquiera vería que te has pasado toda la noche intentando ligar conmigo... (en ese momento solo les estaba separando un simple gesto para terminar con sus labios uniéndose así sin más) M: ¿Y eso te molestaría?... (preguntó ya Maca con un leve susurro que le estaba poniendo los vellos de punta a ambas) E: A estas alturas... no sé que me molestaría más... (le contestó Esther sin saber muy bien por qué había dicho eso, pero sintió como lentamente la periodista intentaba terminar de andar el trayecto que separaban ambos labios, pero algo las interrumpió) C: ¿Qué tal han pasado la noche las niñas?... (escucharon como una voz se acerca hasta ellas haciendo que se separaran como si ambas hubieran recibido un calambrazo de repente) E: Muy bien... muy bien... (consiguió decir Esther mientras Cruz terminaba de acercarse a ellas) C: Acabo de llegar y he venido a ver al enfermita antes de meterme en quirófano... (siguió diciendo la cirujana de forma amable)

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M: Ha pasado buena noche y eso... (dijo Maca todavía con la imagen de los labios de la enfermera metidos en la retina y pensando en lo que había estado a punto de hacer) ahora está con mi familia C: Eso es estupendo... (dijo Cruz al instante) pues vamos a verla... ¿no? M: Claro... (dijo Maca en seguida, haciendo que Cruz tomara ya camino de la habitación de María, lo que hizo que esta se pudiera volver para decirle con los labios) lo siento ¿Qué había estado a punto de hacer?, ¿cómo había podido llegar a dejarse llevar de aquella manera con una persona que acababa de conocer?, ¿con una mujer?, ¿cómo?, pensaba Esther una y otra vez, ¿qué le estaba pasando?, ¿qué?, quizás eran muchas preguntas para responderse en un solo momento, pero desde que había visto como Maca y Cruz entraban en la habitación de María, algo había hecho que de repente una multitud de pensamientos inundaran su mente, unos pensamientos llenos de sensaciones, de sensaciones encontradas, que por un lado le advertían de que había estado a punto de cometer una locura, una auténtica locura, pero que por otro lado, sabía que Maca no había tenido culpa de ello, simplemente había seguido su juego, el juego que había comenzado ella sin querer, se estaban conociendo como amigas y ella no había tardado en flirtear con ella, en darle a pie a algo que seguro que la periodista no tenía ninguna intención de hacer, decirle que se había pasado toda la noche intentando ligar con ella, decirle que eso no le había molestado, pero esos ojos, sus ojos, le decían tanto, eran tan profundos, tan envolventes, que con sólo tenerlos delante a escasos centímetros, se había visto atrapada en ellos de una manera que, si no hubiera sido por Cruz, no se hubiera podido escapar por mucho que hubiera querido ¿Y el significado de ese lo siento susurrado con sus labios antes de irse?, ¿qué había querido decir con ello?, que se arrepentía de haber intentado besarla, que se arrepentía de no haberlo hecho, quizás para ella, que Cruz hubiera aparecido en el momento preciso, sólo había logrado que entrara en razón, que se hubiera dado cuenta de que estaba cometiendo un error y ese era el significado de su lo siento. Sabía que Maca tenía claro que ella era hetero, muy hetero, para ser más exacto, le gustaban los hombres, siempre les había gustado y durante estos años, si no se había fijado en ninguno, era precisamente porque seguía queriendo a su marido, seguía unida a Manuel y le seguía echando de menos tanto, que había sido incapaz de poder ni tan siquiera imaginar estar con otro hombre por mucho que sus amigas lo hubieran intentado, por mucho que su madre le hubiera repetido una y otra vez, que tenía que intentar ser feliz tal y como hubiese querido su marido y ahora, ahí estaba ella, hecha un auténtico lío, con miles de preguntas sin respuestas, con miles de sensaciones nuevas a las que no sabía ponerle nombre o simplemente no quería ponérselos Pero ahí estaba, sentada en la habitación de su hija, esperando a que se despertara y pasara el pediatra para que le diera el alta, estaba claro que había pasado muy buena noche y que lo que tenía en la frente Cris, tan sólo era un rasguño sin importancia, una herida de la que presumir cuando fuera más mayor con sus amigos, tal y como había hecho ella en su juventud, con alguna que otra herida a la que también le habían tenido que poner puntos, todo por lo buena que era, pero su bichito no lo era tanto, su bichito era, en ese momento se acordó de que así llamaba Maca a su hija, bichito y le parecía tan bonito, tan cariñoso, su manera de tratar a las niñas, la forma que tenía de hablarles,

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de jugar con ellas, de sentir cada segundo que pasaba con su hija, ella había estado presente, lo había estado y le había encantado, eso estaba claro E: ¿Qué has hecho conmigo Macarena Wilson?... ¿qué?... (dijo Esther en un susurro apagado, mientras se llevaba las manos a la cara para tapársela e intentar así quitársela de la cabeza, pero estaba claro que no iba a poder lograrlo) En la habitación de María las cosas no eran distintas, Cruz se acababa de marchar, diciéndoles a todos que la pequeña estaba estupendamente y que le darían el alta probablemente ese mismo día, pero a pesar de eso, Maca no había podido evitar sumergirse en todos los pensamientos y sensaciones que había experimentado durante esa noche con Esther, pensaba en lo que había estado a punto de ocurrir, en como sus labios habían estado a escasos segundos de besarla, de besarla con dulzura, de besarla con el corazón, con esa sensación de querer envolverla, protegerla, amarla, desearla, acariciarla, sin querer se estaba enamorando de Esther, de aquella enfermera tan amable y atenta con su hija, aquella mujer, con la sonrisa más dulce que había visto en la vida y no pudo evitar, que le entraran unas ganas locas de llorar M: Vuelvo en un momento... (dijo entonces Maca dirigiéndose hacía la puerta para salir de la habitación) Rosario: Pero hija... ¿qué te pasa?... (preguntó Rosario con cara de preocupación sin obtener ninguna respuesta, puesto que la periodista ya había salido de la habitación rumbo a no se sabía donde) Reyes: No te preocupes mamá... voy a ver que le pasa... (dijo Reyes levantándose del sillón en el que se había sentado para salir también de la habitación a buscarla, dejando a su madre y a su hermano con la pequeña) Desde pequeña Maca había tenido tendencia a escaparse cada vez que algo la preocupaba, era algo que ni el cariño, ni la comprensión de su familia, había logrado que pudiera dejar de hacer, su hermana lo sabía de sobra, puesto que había sido la única persona que siempre había conseguido encontrarla, a pesar de que nunca llegara a compartir sus preocupaciones con ella, sólo cuando fueron un poco mayores, sólo cuando Maca comenzó a tener problemas en su matrimonio, Reyes había conseguido que confiara en ella, haciendo que la relación de ambas hermanas llegara hasta el punto en el que se encontraban ahora mismo Reyes: ¿Estás bien?... (le preguntó Reyes al verla apoyada en la pared de el último rincón de la planta, mientras su mirada se perdía entre el pasaje de edificios que se podía contemplar desde la ventana) M: He estado mejor... (le contestó Maca con la voz apagada) no sé como he podido estar a punto de hacerlo Reyes: ¿De hacer qué?... (preguntó de nuevo Reyes sin saber muy bien a que se estaba refiriendo su hermana mayor) M: ¡Joder Reyes!... (dijo la periodista mirándola de manera fulminante) he estado a punto de besarla... besarla... joder Reyes: ¿Y qué tiene eso de malo?... (volvió a de decir la pequeña de los Wilson acercándose un poquito más hasta su hermana) M: ¿Que qué tiene de malo?... (dijo la periodista con una risa dura, irónica, una risa dañina que su hermana había presenciado tantas veces, antes de volver a dirigir su

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mirada hacía la ventana para aislarse de nuevo) hermanita... baja a la tierra... porque no tienes ni puta idea... de lo que es la realidad Reyes: Yo no sabré que es la realidad... aunque eso lo dices tú... pero bueno... no estamos hablando de eso... (dijo Reyes de forma también dura, le dolía mucho ver a su hermana así, pero también sabía que era el único lenguaje que siendo tan testadura comprendería) pero yo no he visto nada malo... Maca... nada malo... el atraerse... desearse... amar no es malo... por mucho que tú quieras creer que sí... y yo lo único que he visto esta mañana... es eso... sólo eso... ¿qué más quieres?... ¿machacarte toda la vida?... ¿eso es lo que quieres?... (dijo ya con un tono lleno de furia, que logró que la periodista suspirara y volviera a mirar a su hermana a la cara) M: Es hetero... Reyes... hetero... (dijo Maca en un tono más sereno, más apagado, más tranquilo) es viuda... tiene una hija... y yo no sé que coño estoy haciendo... no lo sé Reyes: ¿Ella te ha rechazado cuando lo has intentado hacer?... (preguntó Reyes con más calma, parecía que la furia inicial se había apagado y que había vuelto aquella Maca con la que se podía dialogar, aquella Maca accesible, al menos para ella) M: No... (dijo Maca de forma tajante) pero ha llegado Cruz... la médico que ha atendido a María... y nos ha impedido hacerlo Reyes: Ahora dime la verdad... (dijo Reyes mirándola a los ojos) y no me mientas... que se realmente cuando lo haces... ¿qué le has dicho a ella? M: Nada... (dijo Maca diciendo lo primero que se le había venido a la cabeza) sólo me he vuelto... y le he dicho que lo sentía Reyes: ¿Qué sentías? M: No lo sé... (dijo Maca dejándose abrazar por su hermana) por un lado he sentido... la necesidad de hacerlo... y eso me ha producido mucha rabia... porque nos hubieran interrumpido... pero por otro... he pensado que ha sido lo mejor... que hubiera sido un error... haberlo hecho... no puedo complicarle la vida... no puedo Reyes: Maca... se sincera conmigo... porque todo lo me has dicho me parece muy bien... pero no me has dicho que sientes... que te hubiera gustado hacer... (volvió a decirle Reyes insistiendo para que su hermana terminara de contarle lo que preocupaba realmente) M: Demostrarle que puedo llegar a hacerla feliz... (dijo la periodista de forma apagada, muy cerca del oído de su hermana, mientras ambas se seguían abrazando) que le puedo dar lo que me pida... se lo merece sabes... se lo merece... me gustaría que me dejara entrar en su vida... ser parte de ella... necesito ser parte de ella... (siguió diciendo pensando en todo lo que estaba sintiendo con cada palabra que estaba pronunciando en alto) necesito que sienta que la amo Reyes: Cariño... ya formas parte de su vida... (dijo Reyes esbozando una sonrisa y mirando a su hermana fijamente a los ojos) no sabes como te mira... no lo sabes... y yo sólo he estado cinco minutos en escena... pero esa chica siente algo profundo por ti... quizás sólo necesite tiempo para asimilarlo... pero eso no lo sabrás... hasta que no hables con ella... Maca... no huyas vale... no huyas... deja que ella se aclare M: No quiero hacerle daño... (dijo Maca también esbozando una leve sonrisa) pero tampoco quiero atosigarla... obligarla a algo que no quiere... sólo puedo esperar Reyes: Pues espera hermanita... no tienes nada que perder... nada... (dijo Reyes haciéndole un gesto para que volvieran a la habitación, donde seguramente su madre estaría intentando averiguar que le había pasado a la loca de su hija esta vez) Durante el resto de la mañana, Jero intentó como pudo entretener a una María que a pesar de que se estaba portando estupendamente, comenzaba a agobiarse cada vez de

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estar postrada en esa cama de hospital, mientras Maca, su madre y Reyes, conversaban un poco de cotilleos y noticias de familiares y amigos que, en ese momento, parecían hasta entretenidos, hasta que llamaron a la puerta y todos dirigieron su mirada hasta allí Cris: ¿Se puede?... (escucharon como una vocecita pedía permiso para entrar y asomaba lentamente la cabeza) María: ¡Cris!... (decía María sonriendo y casi pegando un chillido que hizo que su tío se asustara un poco, mientras la cría corría hacía la cama donde se encontraba su amiga) E: Hola... (dijo entonces Esther asomando también la cabeza y mirando hacía todas las personas que había a su alrededor) bueno... sólo veníamos a despedirnos... ya le han dado el alta... y nos vamos a casa... ¿cómo está María?... (preguntó casi sin mirar hacía una Maca que sin embargo no dejaba de hacerlo) M: Mejor... (le contestó la periodista con cierta tristeza en el rostro) Reyes: Está mejor... (dijo Reyes intentando que la situación no fuera demasiado incómoda) creo que mañana le darán el alta... pero ha pasado buena noche... y todo está bien E: Me alegro mucho... (dijo Esther esbozando una sonrisa que intentaba disimular el nerviosismo que estaba sintiendo al saber que la periodista no dejaba de mirarla y se centraba en cómo su hija, no paraba de reírse junto con María, de las cosas que le estaba contando Jero para entretenerlas) ¿Lola no está?... (preguntó entonces la enfermera aún sabiendo que precisamente esa pregunta no iba a ser la más apropiada para hacer en esa situación) M: Se ha tenido que ir al despacho... a solucionar una cosa... (dijo Maca intentando que la enfermera la mirara, pero no lo hizo) vendrá esta noche para quedarse con ella Reyes: Pues deberías de aprovechar e irte a casa a descansar... (dijo Reyes sabiendo de sobra que su hermana no había pegado ojo en toda la noche) Rosario: Es verdad... Maca... nosotros nos quedamos con ella... (dijo su madre de repente) que tienes que dormir un poquito... tienes mala cara cariño... así te llevas a tu hermano también M: ¡Jero!... (dijo llamando a su hermano mientras negaba con la cabeza en total desacuerdo con su madre) Jero: ¡Dimeeee!... (dijo su hermano abriendo completamente los ojos y mirando a su hermana de forma tan tétrica que hizo las niñas se rieran más) M: Iros a casa a dormir... llévate a mamá... y a tu hermana... (siguió diciendo Maca sin querer escuchar a nadie pero poniéndose cada vez más nerviosa por una situación que estaba claro que había provocado ella) te doy las llaves... y... E: Pues nosotras nos vamos... (dijo Esther de repente viendo que podría empezar una discusión de familia en cualquier momento y eso no era nunca agradable de ver, estaba claro que no se estaba sintiendo cómoda en esa situación) venga Cris... que la abuela nos espera en casa... y además tienes que seguir descansando Cris: ¡Jooooo!... mamá... (dijo la pequeña en total desacuerdo) es que quiero estar con María... más rato E: Cariño... (dijo la enfermera acercándose hasta ella para hablarle de forma suave) María tiene que descansar para ponerse buena... y para que podáis jugar juntas... dentro de poquito Cris: ¡Buenoooo!... (dijo Cris encogiéndose de hombros y mirando a su amiga) María... ahora me tengo que ir... que mi abuela me espera... pero cuando estés en tu casa... yo voy a ir a verte... ¿verdad mamá?... (preguntó mirando a su madre) E: Claro cariño... claro que irás a verla... (le dijo Esther sonriéndole a su hija de forma sincera) venga... cariño... (dijo dándole la mano a la cría para salir ya de la habitación)

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ha sido un placer conocerla... (dijo mirando a la madre de la periodista) y bueno... espero que María se recupere prontito Rosario: A ti Esther... (dijo Rosario con una sonrisa de agradecimiento) me alegro de que estuvieras aquí... sé que mi nieta ha estado en muy buenas manos E: Bueno... es nuestro trabajo... pero gracias... (dijo la enfermera afirmando) encantada de conoceros a vosotros... hasta otra... (dijo ya mirando a Jero y a Reyes, pero evitando tener que mirar directamente a la periodista, que no pudo hacer otra cosa, que cerrar los ojos al notar como la enfermera salía por la puerta de la habitación sin ni siquiera despedirse de ella, sin ni siquiera una mirada que le pudiera indicar que era lo que estaba pasándole por la cabeza) Antes de que se fueran para su casa, Esther pasó con la niña por recepción, donde una Teresa de lo más cariñosa con la pequeña, se reía de las ocurrencias de la cría, mientras la enfermera, se había quedado apoyada en el mostrador, sin poder dejar de pensar en la expresión de la cara de la periodista al entrar a despedirse a la habitación de su hija. En su cabeza sólo seguía apareciendo la imagen de Maca diciéndole que lo sentía, esa imagen que sabía perfectamente que no se le borraría de la memoria en la vida, pero también esa sonrisa que había estado dibujada en su rostro durante prácticamente toda la noche y que le había encantado tanto C: Ya veo que os vais a casa ya... (escuchó una voz conocida que consiguió sacarla de su pequeño trance) E: Sí... (dijo Esther viendo como Cruz se quedaba mirándola fijamente extrañada por su actitud) C: ¿Estás bien?... (preguntó la cirujana acariciándole el brazo a la enfermera muy suavemente E: Sí... (contestó esta deseando que su amiga no intentara sonsacarle nada) C: Pues me parece a mí que no... ¡eh!... (dijo Cruz preocupada) ¿te has vuelto a marear?... ¿has dormido?... ¿te sientes mal? E: No... de verdad... no me pasa nada... (dijo Esther intentando no parecer desconsiderada ante la preocupación de su amiga) C: Esther... Cris está bien... (dijo Cruz intentando averiguar si la cara de preocupación de esta podría ser debida a la cría, que por otro lado seguía riéndose con Teresa a escasos metros de donde se encontraban ellas) E: Sé que está bien... (dijo Esther de forma un tanto brusca que hizo que la cirujana la mirara todavía más sorprendida) pero ahora mismo... no te lo puedo contar... no puedo... (dijo con un tono lleno de angustia) yo no... C: No pasa nada... (dijo Cruz acercándose todavía más a ella para abrazarla) pero ya sabes donde estoy... somos amigas Esther... y estoy aquí para lo que necesites... sea lo que sea... tus amigos estamos aquí E: Lo sé Cruz... (le dijo la enfermera intentando tranquilizarse para que la niña, que seguía a lo suyo, no pudiera verla en ese estado) pero ahora mismo... no puedo... de verdad C: Shhh... tranquila... (volvió a repetirle la cirujana en un tono muy tranquilo) cuando tú quieras Esther... (dijo ya separándose de ella suavemente) me voy que tengo que entrar en quirófano con Vilches... y ya sabes E: Sí... es verdad... (dijo Esther casi mostrando una pequeña mueca al acordarse de la cara que ponía este cada vez se enfadaba) que no te tenga que esperar mucho... nosotras

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nos vamos ya... que mi madre me ha llamado ya tres veces... y como nos retrasemos más... me la montará C: ¡Ay!... estas madres... (dijo ya Cruz riéndose antes de desaparecer de la sala) E: Venga cariño... (le dijo a Cris acercándose hasta ellas) que la abuela nos va a castigar Cris: Sí es verdad... (dijo la cría cogiéndole la mano a su madre) T: Hasta otra cariño... (dijo entonces Teresa dándole un besito a la pequeña) que yo siempre tengo muchas ganas de verte Cris: Y yo también Teresa... me lo paso muy bien... (le contestó la cría con una amplia sonrisa) T: Bueno hija... (dijo entonces la recepcionista dirigiéndose a la enfermera) menos mal que todo ha salido bien... y ya estáis en casa... menudo susto E: Sí Teresa sí... menudo... (dijo Esther intentando sonreír ante ese comentario) pero la enana ya está bien... y nos vamos con la abuelita a pasar el día T: Pues nada hija... (dijo Teresa despidiéndose de ambas) que paséis un bonito día E: Claro... venga Teresa... hasta el lunes... (dijo Esther despidiéndose de ella con un beso) T: Hasta el lunes... (le contestó esta antes de que madre e hija salieran del hospital dejando zanjado, al menos, uno de los temas que había tenido preocupada a Esther desde que le dieron la mala noticia, el otro y quizás, por así decirlo, el que más le preocupaba, quizás tardaría un poco más en hacerlo, pero ya vería la forma de solucionarlo, ya lo vería) Encarna estaba que echaba humo, llevaba toda la mañana deseando ver a su nieta y a pesar de sus insistentes llamadas a su hija y su supuesta influencia en el hospital, no había conseguido que le dieran el alta a la niña hasta bien entrada la mañana, cuando por fin aparecieron por la puerta de su piso En un principio Esther, a pesar de que su madre le echara la bronca por su tardanza, dejó que abuela y nieta disfrutaran del resto de la mañana juntas viendo los dibujos, dibujando y teniendo alguna de las típicas conversaciones que se traían entre manos, desde que la cría había aprendido a hablar, pero ella durante todo ese tiempo permaneció ausente, como si realmente no estuviera allí y realmente no se encontraba allí, al menos su mente y sus deseos no, porque estas habían decidido quedarse en aquel pasillo de hospital rememorando una y otra vez la velada que había pasado la noche anterior con la periodista y que le había dejado claras muchas cosas, muchos sentimientos encontrados, muchas sensaciones a las que de momento no sabía ponerles nombre o simplemente se negaba a hacerlo por miedo, puesto que en el fondo seguía aterrada por todo lo que había estado a punto de ocurrir Incluso pensó en la pequeña conversación de ánimo que había tenido esa mañana en recepción con Cruz, sin decirle mucho, puesto que realmente le había dicho la verdad cuando le había admitido que no era el mejor momento para contar que era lo que le pasaba, sabía que su amiga se había dado cuenta de muchas cosas, sabía antes de hablarle de Cris, que su preocupación no iba por ese camino y agradeció, que se ofreciera a hablar con ella cuando estuviera preparada para hacerlo, era una magnífica amiga y siempre se lo había demostrado, siempre le había animado a seguir con su vida, a pesar de que Manuel fuera íntimo amigo de la pareja y compañero de facultad de Vilches, lo que había hecho que los cuatro, salieran bastante a menudo a cenar y a divertirse, aunque también se llevaran bien con algunos compañeros más del hospital

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Pero también pensó, que quizás la vida la estaba invitando a seguir, le estaba concediendo la oportunidad de volver a ser feliz, de volver a tener esa ilusión que durante mucho tiempo creyó perdida y que alguien, le había devuelto de un plumazo, alguien que la había envuelto en un segundo y llevado hasta tal extremo, que se dejó envolver, dejándose llevar hasta el punto, que sólo había deseado una cosa, besarla En: Cariño... vamos a comer ya... (escuchaba como su madre intentaba decirle algo, pero sólo se limitó a mirarla sorprendida) ¡Esther!... que vayas poniendo la mesa... que tu hija está hambrienta... (siguió diciendo su madre alzando un poco la voz) no sé que va a ser de ti... con esa cabecita que tienes... un día la perderás... claro que la perderás... (se la escuchaba decir desde la cocina) E: Me parece mamá... que eso ya lo he perdido... sin darme cuenta... (contestó Esther cerrando los ojos, tras pronunciarlo en un leve susurro, para nada audible para el resto de las personas que se encontraban en el mismo espacio físico que ella) Cris: Mami... (dijo Cris acercándose hasta ella cuando la enfermera se levantó) ¿vamos a ir a casa de María cuando salga del hospital?... es que a mi me gustaría ir... porque va a estar muy aburrida... (decía encogiéndose de hombros y mirando a su madre que comenzaba a poner el mantel sobre la mesa en la que iban a comer) E: Claro que sí mi amor... pero antes... tendremos que saber... si estará en casa de su mamá Lola... o en casa de su mamá Maca... (dijo ella intentando que la niña comprendiera la situación de su amiga en aquel instante) Cris: Pues a mí me gustaría... (decía Cris en un tono muy serio) que estuviera en casa de su mamá Maca... porque tiene unos juguetes chulísimos... y me gusta más E: Bueno cariño... eso ya se verá... (dijo Esther casi sonriendo al pensar, que realmente a ella también le gustaría que María se quedara en casa de mamá Maca, como ella le decía a su hija, ya que Lola empezaba a caerle peor conforme pasaban los días y no sabía exactamente por qué, pero supuso que ya lo averiguaría) La familia de Maca finalmente no se movió de allí en todo el día a pesar de que la periodista se había empeñado en que fueran a su casa a dormir, pero cuando su madre se lo proponía, podía llegar a ser muy insistente y cabezota y terminaba haciendo siempre lo que ella quería en cada momento Después de comer, se relajaron todos en la habitación, María dormía plácidamente después de que le dieran un calmante suave para que su bracito dejara de dolerle y pudiera así descansar, lo que logró que el resto de la familia pudiera hacer lo mismo y tras un rato en silencio, Rosario no tardó mucho más en decirle a su hija que la acompañara a la puerta para hablar con ella, mientras Reyes y Jero, seguían medio dormitando en sus respectivos sillones, así que una vez que cerraron la puerta de la habitación, se fueron hacia las mismas butacas que había ocupado aquella noche junto con Esther y se sentaron la una al lado de la otra M: Dime mamá... (dijo Maca mirando a su madre que permanecía con la mirada perdida sin saber muy bien que decir) Rosario: Cariño... ¿estás bien?... (preguntó Rosario con tono preocupado) te he visto muy rara... desde esta mañana M: Mamá... soy rara... parece mentira que no lo sepas ya... (dijo la periodista de manera irónica, intentando que su madre no profundizara más en el tema)

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Rosario: ¡Macarena!... por favor... no empecemos... (soltó Rosario intentando no alzar la voz) creo que ya somos bastante adultas las dos... como para esto... y si te molesta que me preocupe por ti... te aguantas... que para eso soy tu madre M: Ya lo sé mamá... (dijo Maca intentando interrumpirla, aunque Rosario no se dejara) Rosario: No me interrumpas... que estoy hablando... (dijo su madre con cierto tono de cabreo) sé que no es un buen momento para ti... con lo de tu matrimonio... y con lo que le ha pasado a la niña... pero es que no comprendo por qué no te dejas ayudar... no lo comprendo... venimos para hacerte compañía... para que puedas descansar... y te cierras en banda M: Mamá... si no es eso... (dijo Maca después de soltar un gran suspiro en el que quiso encontrar alivio para hablar con su madre, puesto que cada vez se encontraba peor) yo os lo agradezco muchísimo... de verdad... sois mi familia... pero tengo ya demasiados problemas... para que la situación se ponga todavía más tensa... (dijo mirando a su madre a la cara) Lola ya no hace nada... no disimula nada... ya la visteis esta mañana Rosario: Pero eso no es nada nuevo cariño... (soltó su madre para que su hija no se preocupara más) M: Vale... puede que no sea nuevo... pero al menos antes disimulaba por mí... (dijo Maca levantándose en ese instante del asiento, estaba comenzando a sentir como lentamente el cuerpo se le iba poniendo peor) pero el problema de todo esto... es que tanto ella... como vosotros... tenéis todo el derecho del mundo a estar aquí... el mismo derecho... y yo en este momento no sé que hacer... no lo sé... (dijo ya volviéndose a sentar y colocándose una mano a la altura del estómago, al sentir como este le pegaba un pinchazo) Rosario: Cariño... ¿estás bien?... (le preguntó su madre viendo el gesto que acaba de hacer M: No es nada mamá... sólo que no tengo bien el estómago... lo tendré cargado... o yo que sé... pero eso da igual... (respondió la periodista sin levantar el rostro, puesto que permanecía con los ojos cerrados intentando recuperarse) Rosario: Pero deberías de ir al médico para que te viera eso... (dijo Rosario viendo como su hija comenzaba a respirar de forma profunda intentando encontrar alivio a ese dolor que sentía) M: No sirve de nada... (le respondió Maca sin quitar el gesto de dolor, de incomodidad que sentía) hace años que estoy así... me tomaré alguna pastilla... y ya está Rosario: Si es que tanta tensión no puede ser buena... (soltó Rosario intentando abrazar a su hija de manera leve, como siempre había hecho con ellos, pero para la periodista, eso ya era una gran señal de cariño por parte de su madre) M: Sólo tengo que estar tranquila... (dijo Maca incorporándose y apoyándose en el respaldo del asiento y con la cabeza en la pared) necesito estar tranquila... (dijo en ese momento justo antes de sentir como un gran ardor le recorría todo el cuerpo, tanto que no tuvo más remedio que levantarse para irse de allí) ahora vengo mamá Rosario: Pero cariño... (dijo Rosario quedándose en un primer momento parada sin saber que hacer, hasta que decidió correr tras su hija que en ese instante se metía en el cuarto de baño de planta) Cuando Rosario entró en aquel lugar, vio que las dos puertas estaban cerradas y en un principio no se atrevió a llamar a ninguna, hasta que comenzó a escuchar como alguien emitía ciertas arcadas que le dio una pista de donde se podría encontrar su hija, sobre todo cuando de la otra puerta, salió una señora con cara extraña, que en seguida puso tierra de por medio casi sin dar las buenas tardes

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Rosario: Cariño... ¿cómo estás?... (seguía preguntando Rosario al notar como Maca había cerrado con pestillo la puerta del cuarto de baño, mientras intentaba vaciarse por completo) venga tranquila... que no me voy a mover de aquí... tranquila... (seguía diciendo intentando darle tranquilidad a su hija, hasta que a los pocos minutos Maca por fin salió del cuarto de baño) cariño estás blanca... ¿te encuentras mejor?... dime... (dijo con tono preocupado) M: Sí mamá... estoy mejor... (dijo la periodista con cierto tono de asco al notar ese malestar ocasionado por lo que le acababa de ocurrir) pero necesito sentarme Rosario: Claro cariño... (dijo Rosario acercándose a su hija para que se apoyara en ella y así poder ir hasta la habitación de la niña para que descansara Reyes: ¿Qué ha pasado?... (preguntó Reyes al verlas llegar en ese estado) Rosario: Nada que tu hermana... lo ha echado todo... (dijo Rosario ayudándola a sentarse en uno de lo sillones que quedaban libres) mira que se lo tengo dicho... cuídate... pero como siempre no me hace ningún caso... como ninguno de vosotros claro... si es que yo no sé donde os habéis criado... (siguió diciendo soltando su discurso) Reyes: Vale mamá... (dijo Reyes levantándose a por una mantita que le habían llevado la noche anterior a Lola para que pudiera dormir) venga... ahora intenta dormir... (le dijo a su hermana mientras la cubría) que no has descansado nada... y vete tú a saber los cafés que te habrás tomado... y las porquerías que habrás comido... que lo sé yo M: Por Dios... no me hables de comida... (dijo Maca con tono de asco) sólo quiero estar tranquila... no pensar... (dijo poniéndose unas manos que encontraba demasiado pesadas en el rostro para tapárselo) Reyes: Está bien... (dijo Reyes volviéndose a sentar en su sillón, al lado del que había ocupado su madre y vieron ambas, como lentamente, la periodista iba cerrando los ojos, hasta que se quedó profundamente dormida) Rosario: Está visto que tu hermana no va a aprender (dijo Rosario en un tono muy bajito) Reyes: Mamá... lo está haciendo como puede... y como sabe... (dijo Reyes protestando mientras intentaba no alzar la voz) pero esta noche no ha dormido nada... la ha pasado hablando con Esther Rosario: ¿Con Esther?... (preguntó Rosario sorprendida) la chica con la que estaba esta mañana... y que… Reyes: Sí mamá... la misma... (dijo Reyes sin poder evitar sonreír) Rosario: ¿No me querrás decir que tu hermana y ella?... (preguntó Rosario aunque no estuviera segura de querer saber la respuesta) Reyes: No... todavía no... (dijo Reyes poniéndole la mano a su madre encima de la suya para tranquilizarla) pero puede que lo haya... sólo es el comienzo... me lo ha contado esta mañana Rosario: Pero Esther tiene una hija... (dijo Rosario sin terminar de creérselo del todo) Reyes: Sí mamá... pero tu hija también la tiene... así que eso no tiene nada de malo... (dijo Reyes haciendo una mueca para indicarle a su madre que dejara de pensar aquello) pero mamá... ¿no te gustaría verla feliz?... (le preguntó a su madre mirándola a los ojos para ver como esta hacía un gesto de asentimiento que a Reyes le llenó de alegría) yo también mamá... sólo espero que las cosas salgan bien Rosario: ¿Es que ocurre algo?... (preguntó Rosario de nuevo temerosa por si su hija se pudiera meter de nuevo en alguna relación tormentosa) Reyes: No... no ocurre nada... (dijo Reyes sin dejar de sonreír) sólo que... supongo que Esther necesita un poquito de tiempo para asimilarlo... y a tu hija... paciencia... pero seguro que todo saldrá bien

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Rosario: Eso espero... (dijo Rosario con una sonrisa, mientras desde su posición veía como la periodista por fin parecía haberse calmado y dormía plácidamente en aquel sillón de hospital, que aunque no fuera muy cómodo, al menos le permitiría poder descansar en esos momentos) Para ambas, esa noche comenzaba sin tener ninguna ganas de dormir, mientras Esther, intentaba por todos los medios conciliar el sueño en su cama, Maca no paraba de dar vueltas y más vueltas, por ese pasillo de hospital, mientras Lola estaba en la habitación de su hija descansando después de haber estado casi todo el día en el despacho trabajando. En cuanto a la familia de Maca, finalmente esta consiguió que se fueran a su casa a descansar e intentar así quitarle tensión al hecho de que permanecieran en el hospital junto a su ex mujer, no quería problemas, a pesar de que esta había llegado de forma muy suave e incluso había entablado una leve conversación con la familia de la periodista, aunque fuera relacionado con la salud de la pequeña Pasada la medianoche, Maca decidió entrar en la habitación e intentar así dormir un poquito, se acomodó en un sillón libre e intentó relajarse pensando en qué podría hacer para que Esther no se asustara y no intentara desaparecer de su vida, para nada quería que ocurriera aquello, tenía claro que la enfermera necesitaría tiempo y espacio para asimilar una posible relación con ella, pero por otro lado tenía la esperanza de que pasito a pasito, las cosas fueran saliendo bien M: Perdón... (dijo Maca al notar como Lola se había movido de su asiento y la miraba directamente a los ojos) no quería despertarte Lola: No me has despertado... no tengo mucho sueño... (dijo la abogada muy bajito para no despertar a la cría que llevaba durmiendo desde hacía horas) M: Pues deberías descansar... (le dijo la periodista en tono amable) has estado todo el día trabajando Lola: Ya descansaré mañana... (dijo Lola esbozando una leve sonrisa) lo importante ahora es que ella esté bien M: Pero está bien... (dijo Maca también sonriendo) mañana le darán el alta Lola: Sí es verdad... (respondió Lola con cierta tristeza en sus palabras) M: Tenemos... (comenzó a decir la periodista mirando hacía el techo de la habitación) bueno... tenemos que decidir donde se va a quedar... hasta que se recupere Lola: No... que se quede en tu casa... (dijo Lola casi interrumpiéndola) allí estará mejor... además... yo tengo que seguir trabajando en el despacho... y tú ahora mismo... puedes pasar todo el tiempo... con ella... y está tu familia también M: Ya... pero ella también querrá estar contigo... (dijo Maca mirándola a los ojos, a pesar de que la habitación estuviera en penumbra) Lola: Pero no pasa nada... afortunadamente sólo es su brazo el que está mal... y yo puedo ir a verla... (dijo la abogada de nuevo sonriendo) creo que estará mejor... si evitamos que tenga que ir de un lado para otro... cada dos días... ¿no crees? M: Sí... es verdad... (dijo la periodista moviendo también su rostro) pero puedes ir a casa... siempre que quieras... ya lo sabes Lola: Lo que yo querría... ahora mismo no lo puedo conseguir... (dijo Lola después de soltar un profundo suspiro) pero las cosas están así... y no van a cambiar M: Creo que nuestra hija... quiere que nos llevemos bien... (dijo Maca eludiendo lo que acababa de decir su ex mujer al respecto) estaría mejor... si así fuera

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Lola: Tienes razón... (le respondió la abogada) las cosas están como están... y está visto que no vamos a poder conseguir que se arreglen M: Lola... yo... (dijo Maca suspirando antes de continuar hablando) mira... yo no soy lo que esperabas... y lo siento... nunca pretendí hacerte daño... las cosas que hice... las hice porque las sentía Lola: No tengo ninguna duda... de que me has querido Maca... (dijo Lola interrumpiéndola) pero cuando se quiere a alguien... cuando la amas... se intenta dar el cien por cien... de lo que uno tiene... y cuando no se obtiene... cuando ves que día a día... se va alejando cada vez más... sin poder encontrar una razón... te hundes... sabes... y se pasan los días... (dijo casi llorando) los meses... sin ver a esa persona... y comienzas a pensar... que la has perdido... que ya no siente lo mismo que sientes tú por ella M: Pero hablábamos todos lo días por teléfono... (dijo Maca intentando suavizar esa conversación que estaba siendo tranquila, pero a la vez tan profunda por ambas partes) intentaba venir... siempre que podía... veros a las dos... yo también os echaba de menos... muchísimo Lola: Pero se sincera... (dijo Lola incorporándose un poquito en el sillón para mirarla a los ojos) y dímelo... ¿me has amado alguna vez?... porque yo a ti sí... desde la primera noche en la que te vi... en aquella fiesta... ahí me di cuenta de que me habías atrapado... y me propuse... que aunque me costara un mundo... tenía que conseguirte... hacer que te enamoraras de mí M: Y lo hiciste... me enamoré de ti... (dijo Maca evitando responderle a la pregunta que le había hecho) me cambiaste la vida... lograste que me sintiera bien... plena... querida... deseada Lola: Pero tú no sentías lo mismo por mí... me querías... no me amabas... (dijo Lola con todo el dolor de su corazón) y yo me hice ilusiones... de que estarías toda la vida conmigo M: Nadie puede garantizar que las cosas sean para siempre... nadie... (respondió Maca sintiendo un nudo inmenso en su garganta al decirlo) he intentado seguir queriéndote... pero ya no podía seguir engañándome a mi misma... me ahogaba... porque nada de lo que hiciera era de tu agrado... y no quería ya seguir defraudándote más Lola: Sólo era impotencia... sólo eso... (dijo Lola ya llorando amargamente) nunca me has defraudado cariño... y a tu hija tampoco M: ¡Eh!... (dijo Maca levantándose de su asiento para acercarse hasta el que estaba Lola para ofrecerle su mano para abrazarla) no llores... ¡vale!... no pasa nada... lo importante es que podamos ser felices... que ella lo sea... que no nos peleemos... y nos llevemos lo mejor posible Lola: Claro... (dijo la abogada mientras seguía llorando abrazada fuertemente a la persona con la que había compartido su vida durante esos últimos años y con la que en ese instante, volvía sentirse protegida entre sus brazos) Poco a poco, ambas dejaron de abrazarse y cada una volvió a sentarse en el sillón que habían estado ocupando antes de comenzar su charla. Para Maca aquella conversación en plan tranquilo con su ex, le había dejado un sabor un tanto amargo y no por el hecho de que esta no hubiera podido evitar echarse a llorar, si no que por un instante creyó volver a ver a esa mujer de la que se enamoró un día, esa persona dulce, amable, cariñosa y no aquella mujer llena de reproches que la había llenado de tantos sentimientos encontrados y que, había comenzado a comportarse de manera civilizada, cuando ni hacía cuarenta y ocho horas que había arrasado con todo aquello que se le había puesto en su camino de manera irracional

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Lola: Te gusta mucho... ¿verdad?... (preguntó Lola terminando con ese silencio que se había instalado en la habitación, haciendo que la periodista pusiera cara de pocos amigos) no te preocupes... no te estoy reprochando nada M: No es eso Lola... es que no me parece el momento apropiado para hablar de eso... (dijo Maca sin dejar de mirarla y haciendo que su ex mujer tuviera que desviar la suya) perdona... (dijo la periodista cuando vio aquel gesto Lola: No pasa nada... (le respondió la abogada) no tendría que haberte preguntado nada... sólo era una apreciación... sólo eso M: Ya... (dijo Maca sin saber muy bien que más decir al respecto) Lola: Pero me parece una buena chica... (dijo entonces Lola siguiendo con el tema) pero quizás no lo tengas fácil M: Cambiemos de tema... (dijo la periodista poniéndose a la defensiva) o es más... dejemos de hablar... y vamos a dormir... que falta nos hace a las dos Lola: Tampoco es para que te pongas así... (dijo Lola alzando un poco el tono de voz) M: No me pongo de ninguna manera... (dijo Maca sin dejar de observar como su hija dormitaba en su cama) pero me gustaría que no te metieras en mi vida... como yo no voy a meterme en la tuya... que hoy hayamos tenido esta conversación... no te da derecho a ello Lola: Sólo quería que supieras que me parece bien... (siguió diciendo la abogada sin intentar comprender en ningún momento la actitud de su ex mujer) M: Venga hasta luego... (dijo Maca levantándose del sillón para salir de la habitación) no cambiarás en la vida... (terminó diciendo justo antes de cerrar la puerta para dirigirse hacía los asientos que en ese momento, se habían convertido en lo más familiar de ese hospital que se moría de ganas de dejar) Para ambas, aquella mañana de domingo comenzó siendo tremendamente agotadora, ambas habían estado sin dormir, pensando la una en la otra, aunque por sus mentes, no dejara de pasar la idea de que quizás lo que había estado a punto de pasar en aquel hospital, la mañana anterior, tan sólo había sido producto de una bonita noche en compañía, donde se agudizan los sentimientos y se hacen y se dicen muchas cosas, más llevados por las circunstancias que porque realmente sean verdad Esther se encontraba en su cama, mirando al techo, sin poder apartar la mirada de ese techo blanco que siempre había estado ahí, pero al que nunca se había parado a mirar de aquella manera, pero es que no quería hacer otra cosa, no quería levantarse, no quería volver a la realidad, quería pensar y pensar, sentirse en todo momento como se había sentido al estar junto a la periodista, volver a revivir una y otra vez, ese sentimiento de necesidad que la había embaucado, que la había hechizado y que por un instante le había devuelto la felicidad plena, esa misma felicidad que le recordó sentir una vez cuando le llevaron a su hija Cris, para que la viera por primera vez, como sintió que ese ser dependía y dependería de ella, tanto como en su día dependió de su madre, pero la felicidad que sentía en ese instante era distinta, le hacía sentir plena, le hacía sentir deseada, querida, amada y eso era algo que en el fondo le seguía dando miedo, mucho miedo, miedo a ser correspondida, pero quizás más miedo a no serlo, miedo a lo que iba a significar en su vida, miedo a que su hija no lo viera bien, ni su familia, ni sus amigos, eran muchos miedos, muchos, pero por una extraña razón a la cuál se negaba a ponerle nombre, sintió que no iba a dejar sentir lo que sentía por mucho miedo que tuviera, por muchos obstáculos que se encontrara a lo largo de ese camino que la vida le había hecho seguir, como si el destino le tuviera preparado aquel encuentro, así que más por inercia

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que por otra cosa, miró el reloj de su mesita de noche y vio que eran ya más de las doce de la mañana, así que de un salto se levantó de la cama y fue directa hacía el salón, donde comenzó a buscar como una loca su dichoso móvil, ese aparatejo que se le perdía siempre, sin saber muy bien por que, pero lo encontró casi en seguida, como si el dichoso móvil la estuviera esperando y deseando que lo cogiera para hacer uso de él, así que una vez que lo tuvo en la mano, se sentó en el sofá y comenzó a buscar el número, ese número que podría hacer que cambiaran las cosas o no, pero de momento, su cabeza y su corazón le decía que era lo que tenía que hacer y sin saber por qué, su dedo apretó el botón de llamada y este comenzó a sonar Voz: Sí... (escuchó como al otro lado del teléfono alguien le había descolgado) E: ¡Maca!... (dijo Esther con un nudo en la garganta) Reyes: No... soy Reyes... (dijo esta con una sonrisa) ahora mismo te paso con mi hermana... (escuchó como esta se alejaba el teléfono del oído y comenzaba a andar hacía algún lado) creo que es Esther... toma M: Gracias... (escuchó como una voz mucho más familiar lentamente se iba acercando hacía el teléfono hacia donde provenía aquella voz) ¡Esther! E: Sí... soy yo... (dijo la enfermera todavía con el nudo en el estómago) M: Espera que me salgo de la habitación... (le dijo Maca de forma muy rápida, haciendo que tuviera unos segundos para respirar) dime... (le dijo finalmente la periodista con una voz que denotaba alegría o al menos eso le pareció a ella) E: Bueno... quería saber si a María le habían dado ya el alta... (dijo Esther intentando que su mente no se bloqueara al escucharla de nuevo) M: Sí... dentro de nada nos vamos para casa... gracias... (dijo Maca con una voz todavía mucho más alegre) este hospital me estaba ya matando... ¿y Cris? E: Durmiendo... (dijo Esther toda nerviosa) está durmiendo M: Me alegro... (dijo Maca intentando también esconder esos nervios que estaba sintiendo por momentos) E: Bueno... yo... bueno... (dijo la enfermera intentando soltarle lo que quería decirle) M: Dime... (dijo Maca casi con una risita nerviosa que no le paso desapercibida a Esther que también rió) E: Que Cris me estaba diciendo ayer... que si podía ir hoy a tu casa... (dijo ya la enfermera casi de carrerilla) pero vamos que si no puede ser... no pasa nada... porque supongo que se quedará en tu casa... y eso... M: ¡Esther!... (dijo Maca intentando una vez más que la dejara hablar) ¡Esther! E: ¿Qué?... (preguntó la enfermera parándose en seco) M: Primero... se va a quedar en mi casa... (comenzó a decir Maca con una sonrisa que no le cabía en el cuerpo, si Esther estaba así de nerviosa sería por algo) y segundo... a María le encantará que Cris pase la tarde aquí con ella...y a mí que tú la pases también... (dijo tras un breve silencio, ya para terminar sintiendo como un nudo se le hacía en el estómago, pero lo había dicho y no se podía ya arrepentir de ello) E: A mí también... (escuchó como en un susurro Esther le decía algo) esta tarde nos vemos M: Sí... esta tarde nos vemos... (dijo Maca cerrando su puño en señal de victoria mientras intentaba no soltar un grito que supuso asustaría más a Esther de lo que estaba) E: Hasta luego entonces... (dijo Esther temblando cada vez más) M: Sí hasta luego... (le dijo Maca justo antes de escuchar como le colgaban el teléfono y respiró feliz, no sabía por qué, pero sintió que no todo estaba perdido, que podría llegar al menos a hablar con ella, sin agobiarla, sin obligarla a nada y eso era simplemente genial

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Entró en aquella habitación de hospital con la sonrisa puesta, con una sonrisa llena de esperanza dibujada en un rostro que lo estaba diciendo todo, que les estaba diciendo a su familia, que había recibido grandes noticias y que estaba feliz María: ¡Mami!... ¡mami!... (dijo María viendo como se acercaba hasta ella para pegarle un suave abrazo que no le dañara su bracito) ¿qué ha pasado? M: Nada mi amor... (le contestó la periodista sin quitar la sonrisa de la cara) que mami... se alegra de que mi niña se venga ya para casa... y bueno... que te traigo una buena noticia... (en ese momento a la cría se le iluminó la cara esperando a que su madre se la dijera) esta tarde van a venir a verte... Cris y su mamá... ¿te parece bien? María: Me parece chuli... (dijo María casi pegando un grito de alegría) que bien... así no me voy a aburrir M: Sí... así vais a poder jugar con tus cosas... (le dijo Maca todavía ignorando al resto de su familia, que seguía permaneciendo atentos a la escena que se estaba viviendo en esa habitación) Rosario: Pero cariño... (dijo en ese momento Rosario entrando a escena) creo que la niña tiene que descansar... y que ya tendrá tiempo para las visitas... (en ese momento Maca la miró de manera leve directamente a los ojos, pero antes de que acabara fulminándola, Reyes consiguió que su madre la mirara a ella) Reyes: ¡Mamá!... (le dijo su hermana) no le va a pasar nada a María porque la vaya a ver su amiga Rosario: Si eso lo se cariño... (dijo Rosario a continuación) pero pensé que sería mejor... que descansara un poquito... nada más Jero: Anda mamá... déjate ya de descansos... y esas cosas... que sólo es un brazo... (dijo Jero entrando también en la conversación y tomando partido, como no, de sus dos hermanas) Rosario: Yo no sé ni para que digo nada... si ya estáis los tres siempre en mi contra... (dijo Rosario protestando al ver como ninguno de sus hijos la apoyaba) Reyes: Pero mamá... (dijo Reyes cogiéndola del brazo levemente para que la acompañara hacía una esquina de la habitación, para conseguir así que se apartaran un poco del resto para hablarle) ¡mamá!... hazlo por tu hija... ¿vale?... o es que no te has dado cuenta de cómo ha entrado en la habitación Rosario: Ya hija... pero no sé... (dijo Rosario haciendo un leve gesto de desaprobación) Reyes: Por favor... mamá... (le dijo Reyes con cierto tono de súplica) permítele que viva su vida... por una vez... no te vuelvas a pelear con ella... por eso Rosario: Si yo no me voy a pelear con ella... (dijo Rosario mirando en ese momento como Maca intentaba entretener a su hija junto a Jero, mientras ellas seguían charlando) pero no quiero que se complique la vida... eso es todo Reyes: ¡Mama!.. la vida se la va a complicar... si tiene que ser así... quieras tú o no quieras... porque aunque las madres queráis lo mejor para los hijos... las cosas a veces no pueden ser así... (dijo Reyes en un tono de lo más conciliador) Maca eso lo entiende... es madre también... y sabe que quieres lo mejor para ella... al igual que yo lo sé... y Jero también... pero tenemos que vivir nuestra vida... aunque vayamos a cometer errores... porque son nuestros errores... no los vuestros Rosario: Ya... (dijo Rosario después de un gran suspiro) tendré que acostumbrarme a eso... y empezar a ejercer más de abuela... supongo Reyes: Supones bien... (dijo entonces Reyes encontrándose en ese momento con los ojos de su hermana, que a pesar de haber estado pendiente de su hija, había sido

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consciente de todo lo que su hermana había logrado hacer en ese momento y así se lo agradeció, con una sonrisa, con un gesto) Tenía muy claro que se moría por verla, por volver a tener delante de ella esa sonrisa, esos ojos y poder así perderse en ellos, pero no podía evitar sentir un cierto miedo que, a su pesar, había ido en aumento conforme se iba acercando la hora de la visita y que en ese instante, delante de ese portal le estaba recordando que hacía siglos que no se había sentido tan nerviosa por ver a alguien, hasta que fue consciente de que Cris había comenzado a subir las escaleras corriendo sin esperar siquiera a que llegara el ascensor, haciendo que la enfermera tuviera que salir casi de la misma manera tras ella E: Cariño... no corras... que te caes... (le gritó Esther desde varios escalones más abajo de donde se encontraba la cría) ¿por qué no has esperado el ascensor? Cris: Venga mamá... (le dijo Cris sin hacerle mucho caso a su madre, puesto que estaba viendo como esta subía intentando alcanzarla, hasta que se paró delante de la puerta de un piso esperando a que su madre llegara junto a ella, antes de llamar) venga mami E: Ya voy cariño... (dijo Esther casi llegando con la lengua fuera, puesto que habían subido cinco pisos andando por la impaciencia de su hija) es que no puedes correr así... que todavía eres pequeña... mi amor Cris: Bueno... pero llamo ya... (dijo Cris llamando en ese momento al timbre sin dejar que su madre pudiera recuperar el aliento perdido en aquellas escaleras, haciendo que ambas permanecieran atentas a que le abrieran la puerta para así poder pasar) hola Maca... (dijo la niña cuando a quien ella le había parecido la periodista ni tan siquiera había podido abrir la puerta del todo, lo que hizo que a su madre le diera un vuelco el corazón) M: Hola preciosa... (dijo Maca viendo como Cris se quedaba mirándola esperando a que la periodista le diera permiso para entrar a ver a su amiga) anda... entra... que está en su cuarto esperándote E: No corras cariño... (dijo Esther viendo como su hija entraba corriendo hacía el interior de piso, mientras la anfitriona se quedaba en el quicio de la puerta contemplándola) hola... (le dijo la enfermera, de forma tímida, al darse cuenta de que estaba siendo observada atentamente) M: Me alegro de que hayas venido... (dijo entonces Maca esbozando una gran sonrisa que logró sonrojar a la enfermera un poquito) bueno... pasamos... ¿no?... que no te voy a tener todo el día en la puerta... (dijo casi seguidamente para no incomodar a Esther demasiado) E: Sí claro... (dijo la enfermera viendo como en un breve movimiento, Maca se movía hacía un lado para dejarla pasar, aunque para ello casi tuvieran que rozar levemente sus cuerpos para lograrlo) M: Perdona... (dijo Maca cuando lo notó) E: No te preocupes... (dijo Esther logrando que su cara pudiera llegar a sonreír levemente, puesto que seguía estando muy nerviosa) tampoco había mucho más espacio para pasar M: Sí claro... (dijo la periodista cerrando la puerta tras de sí e indicándole a Esther que pasara al salón, donde se escuchaban ya unas voces, que hasta ese instante le habían pasado desapercibidas a la enfermera, que se acordó de golpe de que no estarían solas aquella tarde) creo que os conocéis ya... (soltó Maca en ese instante mientras sus dos hermanos y su madre, se levantaban del sofá para saludar a su invitada)

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E: Buenas tardes... (dijo Esther de forma educada, mientras recibía dos besos de cada uno de ellos, mezclados con alguna sonrisa recíproca, que en el caso de Jerónimo y de Rosario, de momento no había dado pie a que pudieran intercambiar alguna palabra, aunque fuera amable) Reyes: Me alegro de que hayas venido... (dijo Reyes cuando le tocó el turno a ella) la verdad es que la enana... estaba ya un tanto aburrida... y estaba ya como loca esperando a su amiga E: A Cris le ha pasado igual... me ha costado trabajo hasta que comiera... (le contestó la enfermera sintiéndose un poquito más tranquila al saber que la hermana de Maca intentaba exactamente eso mismo, que se sintiera lo mejor que pudiera, dadas las circunstancias) M: ¿Quieres café?... (preguntó entonces Maca intentando que así Esther pudiera hacerle un poquito de caso, puesto que no dejaba de hablar con su hermana, mientras su hermano y su madre, después de disculparse con un gesto, habían ido a asomarse a la habitación de las niñas para saber que era lo que estaban haciendo) Reyes: Yo sí quiero... y Esther claro que querrá... (dijo Reyes haciéndole un gesto a la invitada para que tomara asiento, mientras seguían hablando de las niñas, así que Maca cogió el camino y se fue a la cocina a preparar el café, sabía que la tarde iba a ser larga, sobre todo, porque no tenía ni idea de si la dejarían a solas con Esther más de lo estrictamente necesario, conocía muy bien a su familia y sobre todo a su hermana, que si se lo proponía no pararía de hablar con la enfermera hasta bien entrada la noche) Pasaron el resto de la tarde charlando de manera amena junto a la familia de Maca, quienes poco a poco, incluida Rosario, comenzaban a estar cada vez más cómodos con la presencia de la enfermera entre ellos. Para la periodista, ese gesto de su familia, el ver a su madre, totalmente metida en la conversación, estaba logrando que los nervios poco a poco se fueran apaciguando, pero es que el tener a Esther ahí, sentada en frente de ella, riendo, era la mejor terapia que podría haber tenido en aquel momento, era preciosa, sencillamente preciosa y tenía muy claro, que en la vida se cansaría de mirarla, en la vida Y así fueron pasando las horas, entre anécdota y anécdota de cuando los hermanos Wilson eran pequeños y llevaban de cabeza a una madre, que nunca se había resistido en lograr educarlos como ella siempre le hubiera gustado que fueran, unos niños pertenecientes a la clase social en la que les había tocado vivir, a pesar de que, en muchas ocasiones hubiera tenido que ser demasiado estricta con ellos, incluso más que su marido, al que en el fondo sus hijos adoraban Reyes: ¡Mamá!... (dijo Reyes en aquel instante) os invito a cenar fuera... que no nos vamos ir de Madrid sin disfrutarlo un poquito... digo yo Rosario: Pero cariño... (dijo Rosario mirando sorprendida a su hija pequeña por lo que acaba de proponer) pero es que María no puede ir a ningún sitio Jero: Anda mamá... (dijo Jero dándose cuenta de lo que intentaba hacer su hermana) si se refiere a nosotros tres... tu nieta está disfrutando de lo lindo con su amiga... y aquí tiene a su madre para que se quede con ella... que para eso están M: Que gracioso eres... (dijo Maca mirando a su hermano casi fulminándolo) E: La verdad es que ya se está haciendo tarde... (dijo Esther sintiendo como quizás tal y como se estaban desarrollando las cosas, lo mejor sería dejar su encuentro con la periodista para otro momento) y quizás a Maca... le apetezca descansar... si eso

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Reyes: ¡No!... (dijo Reyes de forma un tanto brusca, haciendo que tanto la enfermera, como su hermana y su madre la miraran) quería decir... que no... tampoco es tan tarde... y las niñas se lo están pasando muy bien... pero eso sí... nosotros nos tendremos que ir casi ya... si queremos pillar mesa Jero: Pues también es verdad... (dijo Jero levantándose del sofá en ese instante) voy al baño M: Venga mamá... Reyes tiene razón... (dijo Maca en ese momento, tenía tantas ganas de quedarse a solas con Esther, tantas que cualquier excusa o planes para lograr que las dejaran a solas, simplemente parecerían perfectos) Rosario: ¿De verdad que no te importa?... (preguntó Rosario intentando averiguar que era lo que estaba pasando en aquel instante por la mente de su hija) porque a nosotros nos da igual... cenamos aquí algo... y ya está M: No mamá... (volvió a repetir Maca sonriéndole a su madre para que accediera) se que te gusta mucho comer allí... y tampoco tienes muchas oportunidades para hacerlo Rosario: Ya lo sé cariño... (dijo Rosario como un último intento por no sucumbir ante la idea que había tenido su hija Reyes) pero es que no sé si a tu padre le sentará bien Reyes: A papá le sentará genial... (dijo Reyes dando como siempre su opinión) que te vayas con tus hijos a cenar a tu restaurante favorito... señal de que todo anda bien... por aquí Rosario: Bueno... pues ahora que lo dices... (dijo Rosario algo más convencida de aquello) sería una pena estar en Madrid... y decir que no he ido Reyes: Pues hecho... llamo en un momento... para reservar mesa... y nos vamos... (dijo la farmacéutica levantándose de su asiento y pillando el teléfono para llamar) Rosario: Estarás bien... ¿no cariño?... (le preguntó Rosario a la periodista) M: Claro mamá... estaré de maravilla... (le contestó Maca mirando a Esther con una gran sonrisa en sus labios que fue devuelta por esta, de forma tímida, pero devuelta) Pues dicho y hecho, a los pocos minutos, los tres salían por la puerta del piso en dirección hacía ese restaurante del que su madre se había quedado prendada desde que su marido se dejó convencer por unos amigos de que era el mejor sitio para celebrar sus veinte años de casados M: Bueno pues... se fueron al fin... (dijo Maca volviendo al salón después de despedirse de su familia) E: Sí... (dijo Esther sin poder evitar tener que retirar un poco la mirada al ver como aquella sonrisa que le acababa de dedicar la periodista se le clavaba en lo más profundo de su corazón) aunque ya dentro de nada... será de noche y Cris y yo nos tendremos que ir M: Bueno... pero para eso todavía queda un ratito... (dijo Maca intentando que la enfermera no notara esa pequeña sensación de desilusión al sentir que quizás esta no quisiera todavía quedarse a solas con ella) si quieres... puede cenar Cris aquí con María... a mi me da lo mismo... y a ambas les gustará E: Supongo que sí... que ya puestos... tampoco estaría mal... (le contestó Esther viendo como la periodista volvía a tomar asiento, esta vez en el sillón que estaba situado justo a su lado) M: Pues has sobrevivido a una tarde con la familia Wilson... y eso es todo un logro... (dijo entonces la periodista intentando que su invitada volviera a relajarse de nuevo) E: Eso no es verdad... que son muy majos... (dijo Esther mirándola con una leve sonrisa) y tu hermana... es muy simpática

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M: Ella es así... y a estas alturas... tan criadita ella... ya no nos compensa cambiarla... digo yo... (dijo Maca ya riéndose de su propio comentario referido a su hermana pequeña) E: Pero no seas tonta... anda... (le soltó Esther también riéndose y dándole además una palmada a la pierna de la periodista que estaba más cercana a ella) M: Si ya lo decía yo... aparece mi hermana... y pierdo todo mi sex appeal... (continuó diciendo la periodista aguantándose la risa) E: Eso no es verdad... (dijo Esther dando su opinión al respecto, sin pararse mucho a pensar que era lo que iba a decir) sois distintas... pero tú tienes algo... que tu hermana no tiene... y creo saber que es M: ¿El qué?... (con esa pregunta de Maca, Esther en ese momento se dio cuenta de lo que había estado a punto de decir y no pudo evitar ponerse totalmente colorada) ¿no me lo vas a decir?... (siguió insistiendo la periodista poniendo esos ojillos y esa carilla de niña buena, a la que nadie se podía negar a hacerle caso) E: Yo no sé ni para que me meto en estos berenjenales... con lo a gusto que estaba yo calladita... (dijo Esther retirando la mirada para no caer en sus redes, aunque eso era ya prácticamente imposible) M: Venga... dímelo... (dijo Maca levantándose de su asiento y poniéndose de cuclillas al lado de la enfermera para intentar lograrlo) no seas mala... (continuó diciéndole poniéndole ya ambos brazos encima de su regazo para poder así acercarse todavía más a ella) E: No te voy a decir nada... (dijo Esther volviéndose en ese momento y dándose cuenta de que la tenía a escasos centímetros) M: ¿A qué si me lo vas a decir?... (volvió a decir Maca acercándose todavía más a ella) E: ¿Tú es que no paras nunca?... (dijo Esther intentando defenderse, pero en ese instante nada podía hacer que se pudiera alejar de allí, porque simplemente su cuerpo se había quedado totalmente paralizado) M: ¡No!... (le contestó Maca de forma contundente para acercarse todavía más a ella y lentamente ir fundiendo sus labios con un pequeño roce con los de la enfermera, que aunque en un primer instante pareció no entrar en el juego, tardó bien poco en comenzar a besarlos con ansía, con anhelo, como si hiciera una vida que no los hubiera besado, hasta que dejó de hacerlo, tan de repente como lo había seguido, levantándose de aquel sofá como si algo malo hubiera ocurrido en él, mientras que Maca no podía hacer otra cosa que apoyarse en el sofá con todo el peso de su cuerpo y hundir su rostro en él) E: Perdón... (dijo una vez que se sintió segura de pie alejada de donde se había quedado viendo como la periodista seguía en la misma posición en la que la había dejado) yo no... no... lo siento... no… M: Perdóname tú a mi... (dijo Maca levantando el rostro del sofá y sentándose en él, sin querer mirar a Esther a la cara por vergüenza) no debí hacerlo E: No... Maca... no es eso... (dijo la enfermera sentándose a su lado e intentando calmarla) yo no estoy preparada para esto... no lo estoy... todo es nuevo para mí... y no pensé que... lo que estaba haciendo... no pensé... (dijo intentando justificar su huida) M: ¿No te ha gustado?... (preguntó Maca entonces mirándola fijamente a la cara) E: No es eso... (dijo Esther casi atropelladamente) sí me ha gustado... sí... pero necesito pensar... necesito tiempo M: No sé si debería decirte esto... (dijo entonces la periodista pensando en que quizás así pudiera tranquilizarla) me gustas mucho Esther... mucho... de verdad que yo no estaba buscando ningún tipo de relación... ninguna... pero no sé que me ha pasado... no lo sé... el caso es que... me gustas... me gustas cada vez más

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E: Tú también me gustas... (dijo la enfermera casi en un susurro, mientras unas lágrimas comenzaba a hacer aparición en sus mejillas) el caso es que nunca me había fijado en una mujer... nunca... yo quería a mi marido... sabes... le quería mucho... me he pasado años... en los que no me apetecía... nada... y no sé qué es lo que ha pasado... no lo sé... porque no te lo podría decir... pero te he conocido... y no sé M: Shhh... (dijo Maca acercándose hasta ella para limpiarle esas lágrimas suavemente con ambas manos) no te preocupes... yo no tengo prisas... no quiero incomodarte... ni hacer que te sientas insegura... sólo quiero que estés bien... sólo eso... (dijo ya haciendo que a Esther le apareciera una leve sonrisa que hizo que a la periodista sólo le apeteciera hacer una cosa) ven aquí... (le dijo abriendo sus brazos para que este pudiera cobijarse entre sus brazos, para que pudiera sentir su abrazo, ese abrazo que quería que antes que nada, le dijeses que todo iba a salir bien, que no había prisas, que no habría agobios, tan sólo se dejarían llevar, tan sólo eso) Seguían abrazadas en el salón como si ese momento se hubiera alargado en el tiempo, ambas se estaban sintiendo demasiado bien con ese contacto por el que en ese instante darían todo su tiempo. Poco a poco Maca fue notando como Esther se iba calmando, se iba dejando llevar y su cuerpo se relajaba hasta tal punto que no había podido evitar tener que hundir su rostro en el cuello de la periodista, como si de un momento a otro se le fuera a escapar y pudiera dejarla sola, no quería estar sola más, no quería, necesitaba de su contacto, rozar la piel de otra persona adulta con la que pudiera compartir ese cariño que hasta ese momento sólo había podido compartir con su hija y estaba claro que esa persona tenía que ser Maca, lo tenía claro María: ¡Mami!... ¿se puede quedar Cris a cenar?... ui... (escucharon como en ese momento la voz de María llegaba hasta ambas, anunciándoles que las niñas acababan de llegar hasta el salón y que algo había hecho que se callaran de repente) Cris: ¡Mami!... ¿estás bien?... (preguntó entonces Cris viendo como su madre se iba separando lentamente de los brazos de la periodista y dirigía su mirada hacía ella) E: Sí cariño... estoy bien... (le respondió Esther acercándose hasta su hija para darle un suave beso en la mejilla para que no se preocupara) sólo... bueno... sólo... (siguió diciendo mirando de reojo a una Maca que seguía parada en medio del salón observando la escena) son cosas de las personas mayores... mi amor... y tú no las entenderías Cris: ¿Y por qué no me las explicas?... (preguntó Cris con esa vocecilla tan particular que tenía, dejando a su madre sin saber que decir, así que Maca al verla de esa manera, se acercó hasta ellas, mientras María se acercaba hasta ella para recibir un abrazo cariñoso de su madre sin dañar su bracito) M: Verás... (dijo la periodista comenzando a hablar) tu mamá... se ha dado un pequeño golpe en la pierna... y le ha dolido mucho Cris: ¡Ahhh!... y la estabas consolando... como hace mi mami conmigo cuando yo me hago daño... (dijo Cris interrumpiendo la explicación que le acababa de dar la periodista para que Esther pudiera salir del paso) ¿y te duele mucho?... mami E: Ya no cariño... (dijo entonces Esther mirando a la periodista con una expresión en el rostro que le estaba agradeciendo que hubiera tenido esa explicación tan rápida ante la pregunta de su hija) ya estoy bien María: Entonces... ¿se puede quedar Cris a cenar?... (volvió a preguntar María entrando de nuevo en la conversación) M: Eso pregúntaselo a su madre... cariño... (le dijo Maca dándole un beso y haciendo que su hija mirara a Esther para que esta le dijera si dejaba a su amiga o no cenar con ella)

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E: Claro... que puede... (dijo entonces la enfermera mirando de reojo a la periodista que no pudo evitar sonreír sabiendo que era la manera de poder seguir pasando un buen rato con ella) ¿qué os parece si cenamos las cuatro? María y Cris: Biennnnnn... (gritaron ambas niñas ante la noticia y comenzaron a saltar) M: Cariño... (dijo Maca en ese instante temiendo que su hija se hiciera daño en su bracito) cariño... no saltes que te harás daño... (y en ese instante María paró de saltar) y venga... ahora veis un poquito la tele... mientras preparo la cena... ¿de acuerdo? María y Cris: Siii... (dijeron ambas mientras salían ya corriendo para pillar alguna peli que poner en el reproductor de la habitación) M: ¿Vienes?... (le preguntó entonces Maca a una Esther que se había quedado mirando como las niñas intentaban elegir la película que iban a ver) E: Sí claro... vamos... (le contestó casi al instante, siguiendo entonces a una Maca que se dirigía ya hacía la cocina con la sonrisa instalada en su rostro, las cosas estaban saliendo bien, muy bien y eso era algo que la llenaba de alegría, de mucha alegría, aunque para ello tuviera que tener paciencia, pero ¿quién no ha tenido que tener paciencia para terminar consiguiendo algo que desea con toda su alma?) Los días iban pasando y María poco a poco iba mejorando de su lesión en el brazo, ya incluso, solamente se quejaba de dolor cuando por la noche, después de un día intenso, notaba como su brazo le pedía a gritos que lo dejara descansar, entonces Maca le daba un antiinflamatorio y conseguía que la niña durmiera a pierna suelta La relación con Lola, en cierta manera, se había apaciguado y la niña había vuelto a pasar algunas noches en su piso, noches en las que la abogada no se encontraba demasiado ocupada con su trabajo para encargarse de ella, pero también era verdad, que la cría con quien pasaba más tiempo era precisamente con la periodista, la cuál seguía sin trabajar de momento, aunque la hubieran tentado con encargarse de varios proyectos, entre ellos la idea de escribir sus experiencias a lo largo de esos años, pero en ese momento, tal y como estaba su hija, le iban a ser imposibles de realizar, alegando que seguía de vacaciones y que tenía que cuidar de su hija y que de momento, lo único que podía hacer, era precisamente estudiar cada uno de esos proyectos, aunque la idea de escribir le pareciera la más idónea de realizar teniendo en cuenta la situación en la que se encontraba en la actualidad Ese mediodía, aprovechando que las niñas seguían acudiendo al colegio a realizar actividades extraescolares, con vistas a pasar mejor el verano, fue al hospital a recoger a Esther, con la que últimamente estaba quedando casi a diario y eso le estaba encantando, a pesar de que su relación no fuera avanzando prácticamente en nada, bueno, en nada que tuviera que ver más allá de un pequeño contacto físico producido por algún beso cariñoso, que en un momento comenzaba a hacerse más intenso, pero que inmediatamente tenía que cortar, y reprimirse, por respeto hacía ella, pero ahí estaba su santa paciencia, esa que la estaba acompañando en todo ese proceso y que esperaba que lo hiciese hasta que todo se encauzara del todo M: Buenas tardes Teresa... (dijo la periodista acercándose hasta el mostrador de urgencias para preguntar por Esther) T: ¡Ah!... hola Maca... (dijo Teresa volviéndose a poner las gafas para poder así verla) Esther está en quirófano

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M: Vaya... (dijo esta con cierto tono de fastidio) ¿y a qué hora terminará?... es que hemos quedado para comer T: Supongo que dentro de poco... (le contestó la recepcionista preguntándose las razones por las que aquella mujer venía cada vez más a por la enfermera para ir a comer, a cenar, a dar un paseo, al cine con las niñas) M: Vale gracias... dile cuando baje... que la estoy esperando... (dijo Maca retirándose del mostrador para dejar que Teresa siguiera haciendo sus cosas) T: ¡Maca!... espera... (dijo entonces esta llamando su atención y haciendo que la periodista no tuviera más remedio que acercarse y mirarla para darle pie a que le dijera que era lo que quería) mira yo... bueno... que te puedes quedar aquí... no hace falta que te vayas M: Si no tiene importancia Teresa... (dijo Maca esbozando una leve sonrisa) si es que no quiero molestar... y bueno... no sabemos el tiempo que tardará... y... E: ¿Quién soy?... (escuchó como alguien se acercaba por detrás e intentaba taparlos los ojos) ¿y que es eso de que molestas?... ¡eh!... (dijo ya Esther haciendo que la periodista se diera la vuelta y no pudiera evitar sonreír ampliamente y que la enfermera hiciera lo mismo) ¿verdad que no molesta?... ¿a qué no Teresa?... (le preguntó directamente a la recepcionista que no dejaba de mirar la escena con cara de extrañeza) T: No... claro que no... si eso mismo le estaba diciendo yo... (dijo esta volviendo a la realidad en aquel instante) que como estabas en quirófano... que se quedara aquí a hacerme compañía E: Claro... y así charlabais... y te contaba cosas... ¡ay Teresa!... que nos conocemos... (dijo Esther riéndose en ese momento) T: Yo no sé que fama tengo... (dijo la recepcionista con tono dolido ante el comentario de su amiga) E: Si no es eso... Teresa... es que Maca es una persona tímida... (dijo Esther acercándose un poco más a su compañera y dejando a la periodista un poco alejada del mostrador) y no le gusta hablar de sus cosas... pero le caes bien eh... que me lo ha dicho T: Pero si yo no la voy a incomodar... (dijo Teresa levantando la mirada y mirando como la periodista se alejaba y volvía a releer los carteles que llevaban allí media vida y que los releía a cada día) si mira... si se tiene que saber los carteles de memoria... (y entonces ambas se rieron) E: Bueno... tú no te preocupes Teresa... que cuando se suelte un poquito más... se quedará aquí contigo... (le dijo Esther intentando consolar de esa manera a su amiga, la cual era tan sociable, que no comprendía como la gente podía hacer lo que hacía la periodista mientras esperaba) T: Pero dile que me cae muy bien a mí también... (dijo Teresa en un tono bajito haciendo que la enfermera le sonriera) y no porque sea una Wilson... eh... eso no E: Lo sé Teresa... lo sé... (dijo Esther antes de alejarse de ella para ir hasta donde se encontraba Maca) bueno... nos vamos... hasta mañana T: Hasta mañana hija... que te lo pases bien... (le contestó la recepcionista viendo como ambas al instante salían con la sonrisa puesta por las puertas del muelle de urgencia y alegrándose de que su amiga se encontrara tan bien, después de lo mal que lo había pasado esos años) Salieron del hospital sin poder dejar de reírse, comentando por encima, la conversación que había tenido Esther con Teresa tan sólo minutos antes, para dirigirse hasta el aparcamiento donde Maca tenía su coche aparcado y con el que irían a algún lugar en el que poder conversar, en el que poder relajarse un poco, lejos de las miradas de los conocidos de ambas, lejos de ese mundo en el que desgraciadamente tenían vivir

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durante la mayor parte del día, ese mundo, en el que ambas tenían que comportarse como dos simples amigas, muy buenas amigas, eso si, pero sólo eso M: Es que todavía no puedo creerme que le hayas dicho esto a Teresa... (dijo Maca volviendo a sacar el tema mientras conducía rumbo al restaurante en el que habían decido almorzar aquel día) E: Pero si no pasa nada... (le dijo Esther mirándola con esos ojillos llenos de ternura que lograban que a la periodista se le quitaran todos los males de golpe) además... no le he dicho ninguna mentira... ¿o no? M: No si... yo no digo que sea mentira... pero es que la mujer... no sé... (dijo Maca soltando un suspiro al quedarse sin saber que decir) mira da igual E: Pero dime que te pasa... (le dijo la enfermera viendo en ella un poco de preocupación) Teresa es una buena mujer... es mi amiga... desde hace mucho tiempo... y no tienes que temer nada M: Si no es por Teresa... (dijo entonces Maca sin quitar la vista de la calle que estaban atravesando en ese momento) pero es que no sé E: Es por mi... ¿no?... (preguntó Esther con un tono de voz que denotaba que estaba dolida) M: No... no digas eso... (dijo Maca mirándola en ese momento, mientras le cogía la mano suavemente para acariciársela) porque no es verdad... simplemente... es que cada vez... me resulta más difícil... tener que reprimirme... sólo eso... (dijo soltando un suspiro tras decirlo) y sé que llegamos a ese acuerdo... y me parece maravilloso... de verdad E: Pero te está costando... tener que volver a esconderte... (dijo Esther entonces agachando la cabeza para esperar la reacción de la periodista a sus palabras) M: No es eso... no es eso... (dijo Maca después de un instante de silencio, mientras entraba ya en la explanada de un restaurante a las afueras de la ciudad y dejaba el coche ya aparcado) no quiero asustarte... así que no te lo tomes como que te estoy presionando... ni nada de eso... (comenzó a decir, mientras ambas permanecían todavía dentro del coche) me siento muy feliz... tremendamente feliz... desde que comenzamos con esto... sé que nos estamos conociendo... todavía... pero me gustas cada vez más... (en ese instante sintió como Esther comenzaba a respirar con cierta agitación, mientras no podía dejar de mirarla) E: A mi también me gustas cada vez más... cariño... (dijo entonces la enfermera haciendo, que la cara de Maca cambiara al no tener la certeza de cómo la había llamado en ese momento) sí... te he llamado cariño... ¿pasa algo? M: No... no... ni mucho menos... pero... ¿cómo me has llamado?... (preguntó Maca poniendo carilla de niña buena para que Esther se lo volviera a repetir E: No seas mala... (le dijo esta dándole un golpe muy suavito en el brazo) M: Es que no te lo he dicho... pero soy dura de oído... (dijo Maca afirmando con su rostro lo que acababa de decir) E: Cariño... (dijo Esther sin poder evitar reírse, mientras la periodista poco a poco se iba acercando cada vez más a su rostro) M: Otra vez... (le dijo casi prácticamente en un susurro que logró que se le helara la sangre a la enfermera) E: Cariño... (volvió a decir casi sin voz, sintiendo como el aliento de Maca recorría todo su rostro sin llegar todavía a besarla) M: Umm... que bien suena eso... pero... ¿sabes qué?... (le preguntó la periodista intentando contener esa sonrisa que luchaba por salir a la luz para que la viera su dueña en un primer plano) que esto sabe mucho mejor... (dijo ya esta acercando sus labios

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hasta los de Esther y dándole un beso que lentamente fue profundizando cada vez más, hasta que ambas, se dejaron llevar por un momento, tan sólo un momento, tal y como había ocurrido hasta ese entonces) venga vamos a comer... (dijo ya viendo que si realmente seguían metidas en ese coche, no podría llegar a contenerse mucho más de lo que llevaba haciéndolo desde que había llegado al hospital a buscar a su chica El almuerzo transcurrió entre risas y bromas relacionadas con el trabajo y con la familia de ambas, estaba claro que poco a poco se iban conociendo cada vez más y para alegría de la periodista, Esther cada vez se iba abriendo un poquito más, el hecho de que en el coche le hubiera llamado cariño, era algo que no quería dejar de recordar, había sido tan importante para ella, tanto, que cualquier atisbo de impaciencia que había recorrido su mente tan sólo minutos antes, despareciera como si nunca hubiera existido nada parecido y ahí estaba su chica, sí su chica, sentada justo delante de ella, mirándola como sólo ella sabía hacerlo, sonriendo con esa sonrisa que día tras día le iba llenando el alma cada vez más E: ¿De que te ríes?... (preguntó Esther al ver como Maca de una leve sonrisa, sacaba una fugaz risita que hizo que parara de hablar en ese momento mirando a la nada) ¿me estabas escuchando?... (dijo dudando de que en realidad la periodista se hubiera sumido en aquel mundo, tan suyo M: No lo sé... (le contestó Maca en un primer momento, mientras volvía a mantener contacto visual con ella, como una respuesta que solía utilizar, simplemente para darse tiempo a contestar lo verdadero, como así lo iba a hacer, a pesar de que, en frente suya, tuviera pendiente a una Esther que para nada se estaba creyendo su anterior contestación) me siento bien... no sé... tengo ganas de gritar... de decirle al mundo... que tengo a la mujer más maravillosa de la tierra... sentada aquí conmigo... E: Anda no seas loca... (le soltó al enfermera no sabiendo muy bien, si esta se atrevería a hacerlo o no) M: ¿Y por qué no?... (le preguntó Maca poniendo un gesto que denotaba perfectamente que buscaba la reacción de una Esther que entró al trapo) sólo diría la verdad E: Pero es que esto está lleno de gente... (siguió diciendo la enfermera poniendo su rostro serio) M: Y qué más da... en eso está la gracia... digo yo... (le dijo Maca guiñándole un ojo y mirando hacía todos lados, como buscando el mejor momento para hacerlo) E: ¡Maca!... no por favor... (comenzó a decir Esther poniéndose cada vez más colorada) no hagas eso... por favor... por favor... (en ese momento la periodista se levantó de su silla y se sentó en una que se encontraba a su lado) M: ¡Eh!... mi vida... (le dijo la periodista susurrándole al oído manteniendo la distancia para no incomodarla más) no voy a hacer nada... de verdad... no te preocupes... si soy la tía más tímida del planeta... de verdad E: Sí claro... y yo voy... y me lo creo... (le contestó Esther sin dejar de mirarla a los ojos) Maca... creo que te conozco algo... y no eres nada tímida... así que no me vengas con esa M: Sólo era una broma... (siguió diciendo la periodista poniendo carilla de buena) si quieres te hago reír... (dijo poniendo una cara de esas que le ponía a su hija cuando esta estaba enfadada, para hacerla sonreír y quitarle el mal humor) ¡a qué soy guapa! E: Sí... muy guapa sí... (dijo Esther ya soltando una pequeña carcajada que le resultó a Maca de lo más gratificante) lo que eres... es una tremenda payasa... que lo sepas M: Vale... pero tu payasa particular... mi amor... que te quede claro... (dijo levantándose del asiento que se encontraba al lado de Esther para volver al suyo y hacer con un gesto

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de la mano, que el camarero le llevara la cuenta) ¿en tú casa o en la mía?... (le preguntó de repente dejando a la enfermera fuera de juego) el café... mi amor... el café E: En la mía... (dijo Esther más por inercia que por otra cosa) en la mía claro M: Pues ale... (dijo entonces Maca levantándose de la mesa) que quiero darte un beso... de esos que te gustan... (le dijo justo al pasar por su lado en un susurro casi imperceptible, que dejó a la enfermera completamente helada) Durante todo el trayecto hasta el piso de Esther, la enfermera fue pensando en todo lo que acababa de ocurrir aquel día desde que la periodista la había ido a buscar al hospital, hasta la conversación que habían tenido en aquel restaurante. Realmente, conforme iban pasando los días, tenía muy claro que Maca le gustaba cada vez más, sentía que a medida que se iba acercando el momento de que fuera a recogerla al hospital, su cuerpo se iba poniendo cada vez más nervioso y que continuaba de esa manera, durante todo el tiempo que pasaba junto a ella y eso lograba que por un instante, pensara en dar el siguiente paso, pero todavía quedaba en ella muchos miedos, muchas inquietudes, pensar en su hija, en su madre, en sus amigos, en cómo se iban a tomar aquello, era algo que de momento había logrado que se echara atrás y la verdad es que le daba mil gracias a quien fuera, de que Maca tuviera esa paciencia que estaba teniendo con ella, era tan dulce, tan atenta, tan compresiva, que en momentos como los que sabía que iban a vivir en su piso esa misma tarde, se sintiera culpable, culpable por tener a ese ser que le estaba dando tanto con tan poco M: Ven aquí preciosa... (le dijo Maca ofreciéndole su mano a la enfermera, una vez que esta había puesto la cafetera y las tazas para tomar el café encima de la mesita central del salón) la verdad es que huele estupendamente... (dijo entonces la periodista, mientras Esther se iba acomodando en su hombro lentamente, haciendo que se sintiera mejor que nunca) E: ¿El café o yo?... (le preguntó esta soltando una sonrisilla que hizo que lograra poner a la periodista en un auténtico apuro) M: Eres mala... (le dijo Maca acercándose hasta ella para darle un beso y así librarse de aquella pregunta) E: ¡No!... (le dijo Esther retirándose de su cuerpo para impedir ese beso) que siempre haces igual... ahora te quedas con las ganas... y me respondes M: ¿Es que no me merezco ni un besito?... (le preguntó Maca con carilla de pena) E: Eres una aduladora... (le soltó la enfermera cayendo rendida a aquellos encantos que la estaban volviendo loca) haces de mí lo que quieres... y te aprovechas de ello M: En eso consiste el encanto Wilson... digo yo... (siguió diciendo la periodista mientras lentamente iba acercando sus labios hacía los de su chica para besarlos de una manera suave para ir aumentando el ritmo, el deseo que estaba claro que ambas sentían en aquel momento y como prácticamente sin pensar, comenzó a introducir una de sus manos por debajo de la camiseta que ese día llevaba la enfermera) E: ¡Maca!... yo lo siento... (dijo Esther dejándola de besar en ese instante, quería dejarse llevar, lo deseaba con toda su alma, pero tenía miedo, mucho miedo de hacerlo) sé que no es la relación... que andas buscando... a lo que estás acostumbrada... pero es que yo... no sé... M: ¿Te sientes bien estando conmigo?... (en ese momento fue lo único que se le ocurrió preguntar a la periodista, a pesar del miedo que sintió al hacerla y por ello antes de recibir una respuesta, retiró la mirada, cerrando los ojos durante breves instantes)

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E: Claro que me siento bien contigo... (le respondió rápidamente la enfermera mientras le tocaba la cara de forma suave con ambas manos y la obligaba a mirarla a los ojos) me siento... como nunca me había sentido M: Entonces... ¿qué es?... (dijo encogiéndose de hombros) ¿no me deseas?... no... no... E: No es eso cariño... no es eso... (dijo Esther intentando retener unas lágrimas que ya se iban asomando por sus ojos) M: Mira... te mentiría si no te dijera... que te deseo con toda mi alma... (dijo Maca entonces después de limpiarle esas lágrimas con ambos dedos) porque es lo que siento... lo que me encantaría hacer... y demostrarte... y eso no es malo... no lo es... (en ese instante comenzó a sonar el teléfono fijo de la enfermera y por lo tanto, eso significaba que no podrían seguir hablando aquello) E: Hola mamá... (dijo Esther cogiendo el teléfono después de haberlo dejado sonar durante unos instantes para intentar recomponerse) no... es que estaba medio dormida en el sofá... sí... (dijo sin poder evitar andar por toda la habitación, sin querer mirar para nada hacía el sofá en el que Maca seguía sentada con la mirada perdida) pues no lo sé... mamá... (siguió diciendo con un cierto tono de enfado) no me enfado... y lo sabes... no... no... no te estoy diciendo nada... mamá... si te tienes que ir al pueblo... vete... ya intentaré encontrar a alguien que se quede con Cris... (la verdad es que cada vez se estaba poniendo más intranquila al saber que ese sábado que tenía guardia por la noche, tendría que dejar a la niña con su suegra, cosa que no le gustaba nada, pero si su madre se tenía que ir al pueblo para cuidar de su hermana, tendría que hacerlo) ¿qué duerma esta noche contigo?... bueno... claro... ¿cuándo te vas?... no es mala hora... no... y a tu nieta le encantará... (dijo ya más tranquila) sí... pero cuando la recojas pasaros por aquí... antes... ¿de acuerdo?... venga mamá... un beso... hasta luego... (y diciendo eso colgó el teléfono y lo puso de nuevo en su sitio, para después sin más sentarse en el sofá sin echarle mucha cuenta a la periodista, que en cierta medida no sabía muy bien que decir, haciendo que el silencio se hiciera un tanto incómodo, hasta que en el reloj de la pared miró la hora e hizo el gesto de levantarse para irse de allí) M: Bueno me voy... tengo que recoger a María... (dijo Maca levantándose finalmente del sofá y tocándose la cabeza levemente, pero sin decir nada más) E: ¿Estás bien?... (le preguntó entonces Esther al ver aquel gesto) M: Sí... no es nada... (le contestó la periodista cogiendo ya su bolso para irse a por su hija) voy a por María E: ¡Maca!... no te vayas... así... (le soltó la enfermera levantándose también del sofá con el semblante serio) M: No me voy de ninguna manera... (le dijo Maca dirigiéndose ya hasta la puerta) pero la niña me estará esperando... y le prometí llevarla al cine... hasta que su madre viniera a por ella E: ¿Pasa la noche con Lola?... (preguntó Esther extrañada por aquello, puesto que la periodista no le había comentado nada sobre ello M: ¿Por? E: No... por nada... sólo es que no me habías dicho nada... (dijo la enfermera queriendo fingir que en realidad aquello no le importaba mucho) M: Pues sí... le toca a ella... así que si querías que te dijera... que voy a pasar el fin de semana... sola... pues te lo digo... lo voy a pasar sola... pero tampoco tiene mucha importancia... digo yo... (dijo ya abriendo la puerta del piso para salir, justo en el momento en el que Esther se acerca hasta ella y más por inercia que por otra cosa, consigue cerrar la puerta de nuevo, dejando a la periodista parada esperando a que esta terminara de reaccionar)

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E: ¿No me vas a dar un beso?... (le preguntó mientras se iba acercando más y más a ella) ¿te ibas a ir así? M: No... (le dijo justo antes de recibir un beso muy leve de la enfermera, que aunque le supo a poco, al menos había logrado quitarle algo de tensión al momento) venga... nos vemos E: Sí... (dijo Esther con el rostro triste al ver como la periodista volvía a abrir la puerta de su piso para irse a recoger a su hija y nada más) Aquella tarde en el cine con su hija se le hizo interminable, a pesar de que la niña constantemente llamaba su atención para irle comentando la película de dibujos que estaban viendo, prácticamente a cada instante, no podía hacer otra cosa que acordarse de la conversación que había tenido con Esther esa misma tarde y que la había dejado tan fuera de lugar, tan alejada de ella, de su vida, de ese futuro que su imaginación no hacía más que mostrarle y que nada tenía que ver con lo que en realidad estaba ocurriendo. Desde luego, no esperaba que de la noche a la mañana, la enfermera se decidiera a mantener una relación con ella de lo más normal, como cualquier pareja, pero estaba claro, que después de prácticamente un mes juntas desde aquella noche en su casa en la que se dieron el primer beso, las muestras de cariño que se procesaban ambas, no iban más lejos, de lo que precisamente habían tenido esa misma tarde, es decir, nada, y no es que considerara que los besos que le daba Esther no fueran importantes, claro que lo eran, simplemente es que comenzaba a necesitar más, a estar ansiosa por poseer esa parte de la enfermera, que hasta ese instante sólo había podido soñar en tener y cada vez le estaba resultando más difícil contenerse, tanto que comenzaba a pensar en pasar menos tiempo con la enfermera para que su cuerpo no sufriera otro desengaño como los que había tenido hasta ese momento Después del cine, tal y como habían quedado, Lola apareció para llevarse a María hasta su casa para que pasara con ella el fin de semana, así que lo único que se le ocurrió a Maca hacer, fue caminar hasta su casa y una vez dentro, irse directamente hacía el cuarto de baño, intentar relajarse con un buen baño de sales, dejarse llevar durante un buen rato y no pensar, no le apetecía pensar, aunque eso fuera realmente imposible de lograrlo, pero al menos era la mejor manera que tenía de pasar esa noche de viernes, hasta que fuera una hora lo suficientemente razonable para irse a la cama y soñar, eso por lo menos no se lo podría negar nadie, así que al entrar en su piso, hizo exactamente lo que había pensado, se metió en la bañera y cerró los ojos lentamente, tanto que no se dio cuenta de que se había quedado medio dormida, hasta que escuchó como el timbre del piso pedía a gritos que le hicieran caso Lentamente, sin mucha prisa, salió de la bañera, mientras el timbre seguía sonando y se puso su albornoz, mientras su pelo mojado poco a poco lo iba empapando cada vez más, metió sus pies en sus zapatillas y fue directamente hacía la puerta del piso a abrir E: Hola yo... (escuchó como una voz familiar se dirigía a ella antes de que incluso terminara de abrir la puerta) yo venía a... (fue lo único que pudo escuchar de Esther una vez que la miró a los ojos, puesto que estaba parecía que se había quedado totalmente muda) pensaba que... bueno sabía que... (intentó seguir hablando, a pesar de que en ese momento, la enfermera, comenzó a recordar la primera vez que Maca le abrió la puerta de su casa, de la misma manera en la que lo hacía ahora, con el albornoz puesto y ese pelo mojado que la hacía todavía más guapa de lo que era realmente)

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M: ¿Qué?... (le preguntó la periodista sin saber que era lo que intentaba decirle Esther en ese momento, pero esta seguía sin decirle absolutamente nada) anda venga... pasa... que no es plan de que estemos todo el día en la puerta... dando el numerito... (le dijo quitándose de en medio de la puerta para dejarla pasar) E: Gracias... (le soltó la enfermera entrando detrás de ella en el piso y cerrando la puerta tras si, sabiendo de sobra, que se le acababan de romper todos sus planes de conseguir el perdón de Maca por su actitud aquella tarde) M: ¿Te apetece algo?... (le volvió a preguntar la periodista alejándose del salón y volviendo hacía el cuarto de baño para vaciar la bañera, puesto que ya no la iba a necesitar más por esa noche) E: Sí claro... si no has cenado... pues... sí me tomaré algo... (le respondió Esther con un tono lo suficientemente alto como para que la periodista la escuchara desde el cuarto de baño, donde con una toalla pequeña, intentaba secarse un poco más ese pelo que la seguía empapando entera) M: Pues bueno... veré lo que tengo en la nevera... que tampoco es mucho... pero menos da una piedra... digo yo... (dijo pasando por delante de la enfermera secándose el pelo y dejando a esta sin saber muy bien donde mirar, acababa de sentirse tan impactada como esa primera vez y eso era algo que debía significar algo, deseo) Cuando Maca volvió de la cocina con algo para picar, se encontró con una Esther a la que se le veía un tanto nerviosa y pensó que quizás la enfermera intentaba arreglar lo que se suponía que había dejado aparcado aquella misma tarde, así que todavía con tan sólo el albornoz puesto, se sentó al otro extremo del sofá, dejando que la propia enfermera fuera la que aquella vez, decidiera o no realizar un acercamiento E: ¡Maca!... yo lo siento... (dijo Esther después de permanecer ambas por un instante en el más absoluto de los silencio) M: No tienes que sentir nada... de verdad... (le respondió la periodista intentando relajarse un poco) E: Bueno pero... (intentó continuar diciendo la enfermera con cierto tono de preocupación al encontrar a la periodista de aquella manera, quizás tan pasota) M: Perdona... voy a cambiarme... (dijo levantándose del sofá para irse hacía su dormitorio a ponerse algo más apropiado) E: Sí claro... (le respondió Esther mirando como esta se iba alejando de allí con paso lento, como si el trayecto entre el salón y su dormitorio fuera aproximadamente de un kilómetro en línea recta y no pudo evitar tener que suspirar ante todo lo que se le venía encima, pero sobre todo, por ese sentimiento de culpabilidad tan grande que era incapaz de quitarse de su interior) M: ¿No comes nada?... ¿ni de beber tampoco?... (escuchó como la periodista se volvía a sentar a su lado, esta vez llevando un pantalón corto y una camiseta de tirantas, que supuso que era lo que se pondría para dormir en esas noches calurosas a las que poco a poco se habían tenido que ir acostumbrando conforme iba avanzando el verano) E: ¡Maca!... ¡no me cambies de tema!... (soltó Esther subiendo un poquito el tono de voz, tanto que logró que la periodista la mirara fijamente sin saber muy bien que hacer y decidiera en un principio guardar silencio) ¡que ya no sé ni a qué he venido!... ¡no sé!.. (siguió diciendo no pudiendo evitar mostrar un cierto nerviosismo en sus palabras) ¡y me estás liando!... (en ese momento al mirar hacía donde se encontraba esta, vio como la periodista no podía parar de sonreír) ¡y tú de que te ríes!... (terminó diciendo ya totalmente nerviosa ante la actitud de que estaba mostrando esta, así que se levantó del

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sofá y se colocó de pie justo delante de la mesita que se encontraba entre los asientos y la televisión) M: ¡Ehhh!... (dijo Maca por fin viendo que la situación, a pesar de supuesto dramatismo que le estaba suponiendo a la enfermera, le estaba resultando de lo más graciosa, puesto que eso significaba que queriendo o sin querer, estaba claro que había conseguido ponerla tremendamente nerviosa y eso en el fondo le encantaba, así que se levantó y lentamente se fue acercando hacía ella hasta que no pudo evitar abrazarla y ser abrazada, a pesar de que Esther siguiera con esa cara de pocos amigos, pero eso sí, aferrada a ella, como si sintiera que se le fuera a escapar de nuevo sin dejaba de mantener ese contacto) venga cariño... (dijo levantándole el rostro y notando como lentamente se le iban derramando las lágrimas por sus mejillas) pero no llores mi vida... que no pasa nada... estoy aquí... estamos aquí... (le siguió diciendo mientras le limpiaba con sus dedos esas lágrimas que habían brotado con tanto sentimiento) E: No me dejes... ¿vale?... (comenzó a decir Esther todavía entre sollozos) no te alejes de mí... no me dejes sola M: Shhh... no te voy a dejar nunca... cariño nunca... (le dijo Maca susurrándole al oído, para después darle un beso muy suave en los labios junto con una de esas sonrisas de las que eran capaces de derretir al ser más frío del planeta) Poco a poco Esther se fue calmando, así que Maca decidió llevarla hacía el sofá para que pudieran sentarse y relajarse aún más, eso sí, sin deshacer el contacto, sólo lo estrictamente necesario para poder llegar a su destino sin ningún tipo de percance, hasta que sus respiraciones se fueron acompasando, ya echadas en aquel sofá, donde una Maca, que en el fondo no había podido quitarse esa sonrisa de la boca ante aquella situación, no había parado en ningún momento de acariciarle suavemente la espalda a Esther hasta que la enfermera se había quedado dormida sobre ella y al poco tiempo, ella también lo había hecho E: Hola... (escuchó como Esther la saludaba incluso antes de que pudiera abrir los ojos por completo) nos hemos quedado dormidas M: Sí... (le contestó Maca con una cierta voz de ultratumba, pensando en que debería de ser ya bastante tarde) ¿qué horas es? E: Las tres de la mañana... (respondió Esther intentando no moverse demasiado de encima de la periodista, se sentía tan bien estando así que necesitaba que aquella sensación fuera eterna) M: ¿Te quedas a dormir?... (le preguntó entonces Maca volviendo a acariciarle la espalda de manera suave mientras la miraba con esos ojillos muertos de sueño con los que estaba luchando para que permanecieran abiertos un poquito más) E: Es que mañana tengo que trabajar de noche... y... (le contestó Esther más por inercia que por el hecho de que realmente quisiera irse de allí, pero quizás con eso esperaba que la periodista terminara convenciéndola para que lo hiciera) M: Cariño... sólo dormir... ¿vale?... necesito sentirte... (le dijo Maca casi al instante, haciendo que para la enfermera ese momento, esa petición, esa demostración de la periodista se convirtiera en algo muy importante, puesto que hasta ese momento esta siempre había respetado su decisión, con mayor o menos convencimiento, pero siempre la había respetado, dejando la margen sus propios deseos y aunque le pareciese muy noble de su parte, realmente necesitaba que le dieran cierto empujoncito, nada más) E: Claro... (le respondió entonces con una amplia sonrisa, haciendo que Maca no tuviera más remedio que cerrar levemente los ojos y volverlos a abrir, como si tuviera que cerciorarse de que lo que acababa de escuchar no era un sueño, era una realidad y

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cuando lo hizo, recibió un beso de Esther de esos que le llegaron al alma, de esos que te despiertan del más profundo de los sueños y te hacen vibrar) ¿pero tú no estabas dormida?... (le preguntó la enfermera muerta de risa) M: Anda... vamos a la cama... (le respondió Maca sonriendo y dándole leve un beso en los labios que como siempre le supo a poco) que eres un caso En aquel instante ambas se levantaron del sofá y de la mano se dirigieron hasta la habitación de la periodista, quien con un gesto destapó la cama, invitando a que la enfermera se sentara sobre ella, mientras le sacaba una camiseta y un pantalón de dormir para que se cambiara, mientras ella iba al cuarto de baño E: No tardes... ¿vale?... (le dijo la enfermera en cuantito que desapareció por la puerta del cuarto de baño) venga Esther... en el fondo lo estás deseando... en el fondo la deseas tanto... (comenzó a decirse así misma muy bajito mientras se desnudaba para cambiarse) ¿pero cómo se puede ser tan dulce?... si es que eres tonta... tontísima... que no sé ni como aguanta que la tengas a dos velas... pero bueno... aquí estamos Esthercita... aquí estamos... en su cama... (dijo ya metiéndose ya en la cama mientras echaba las sábanas hacía los pies de la cama, puesto que aquella noche hacía algo de calor, a pesar de tener la ventana abierta del dormitorio) pues eso... no seas ya más tonta... (terminó diciendo casi peleándose con ella misma, hasta que de repente levantó la mirada y la vio ahí parada en el quicio de la puerta observándola como quien observa un cuadro que le ha impactado desde el mismo instante en el que se es consciente de su existencia) ¿llevas mucho ahí?... (le preguntó sintiéndose un poco vergonzosa por lo que pudiera haber escuchado la periodista) M: Un poco supongo... (dijo Maca acercándose ya hacía la cama y metiéndose en ella) pero vamos supongo que lo suficiente... como para saber que te estabas peleando con alguien... En ese instante se miraron ambas, la una echada al lado de la otra, mirándose a la cara pero evitando tocarse, como si ninguna se atreviera a dar el siguiente paso, hasta que la periodista le ofreció su mano M: Ven... (le dijo Maca sin borrar esa sonrisa de sus labios) me encanta tenerte así... (le siguió diciendo de forma muy suave, mientras lograba que Esther se colocara encima de ella para que sus cuerpos quedaran lo más cerca posible la una de la otra) me encanta besarte... (comenzó a decirle, mientras comenzaba a besarla muy suavemente primero por su cuello, para seguir por sus labios, por su lóbulo de la oreja, a la vez que sus manos lentamente le iban levantando la camiseta que tenía puesta e iban consiguiendo que la piel de su espalda se fuera erizando, hasta que la enfermera no pudo evitar soltar en breve gemido que no pasó desapercibido para ninguna de las dos, aunque Esther abriera los ojos y la mirara a la cara sin saber muy bien que hacer) shhh... tranquila mi amor... sólo disfruta... sólo eso... déjate llevar... (le decía mientras seguía besándola por todo el rostro, con besos cortitos, besos que poco a poco iban matando a una Esther que no sabía muy bien hacía donde le llevaría todo lo que estaba sintiendo) déjame hacerte el amor... cariño... (en ese instante con un movimiento para nada brusco, Maca se colocó encima de esta y comenzó a subirle la camiseta besándole cada centímetro de su piel hasta dejarle los pechos al descubierto, los cuales comenzó a besar y a tocar, para que llegaran a excitarse tanto que hicieran que la enfermera perdieran el control de la situación y se dejara realmente llevar, como poco a poco estaba logrando, tanto que sin que esta se diera cuenta, con un par de gestos de la periodista, ambas quedaron

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totalmente desnudas, Esther disfrutando de todo lo que Maca le estaba haciendo sentir y Maca, Maca simplemente amándola Que bonito era sentir aquello, el roce su piel desnuda, de ese aliento que le estaba erizando la piel a cada instante al sentirlo en su cuello, pero también como a la vez, esa respiración acompasada que indicaba que su chica dormía entre sus brazos, la llenaba de esa tranquilidad, de esa necesidad que siempre había sabido que encontraría el día en el que Esther, su Esther se decidiera a dar ese paso Verla dormir era simplemente un auténtico placer, se la veía tan relajada, pero a la vez tan llena de vida, con esa sonrisa que llevaba horas dibujada en su rostro, de cómo aún profundamente dormida, había intentado levantarse para ir al cuarto de baño y esta se había aferrado tanto a su cuerpo, que cuando finalmente consiguió salir de la cama, no pudo parar de mirar como la enfermera protestaba con unos sonidos ininteligibles que le habían hecho tanta gracia y como al volver, le habían dejado muy claro, que no había estado de acuerdo con su breve marcha, puesto que al volver a aferrarse a ella volvió a decirle algo que no consiguió descifrar para nada, pero que consiguió que no pudiera dejar de sonreír y de contemplarla, como lo estaba haciendo en ese momento, el resto de la noche, en realidad le daba igual dormir, aunque a veces, del puro cansancio se le hubieran cerrados los ojillos y hubiera dado una breve cabezada, pero rápidamente, volvía a abrirlos para contemplarla, para sentirla, para amarla, para quererla como nunca la habían querido y como esperaba hacerlo todos los días de su vida, hasta que comenzó a sentir como la enfermera, bien entrada la mañana, comenzaba a intentar abrir los ojos M: Buenos días princesa... (le dijo Maca en un suave susurro que junto al roce de su mano en la espalda de su chica, hicieron que a la enfermera se le pusieran los vellos de punta, pero que tampoco pudiera evitar sonreír) ¿has dormido bien?... (le preguntó dándole un suave beso en los labios que terminó por hacer que esta abriera ya del todo los ojos) E: Mejor que en mucho tiempo... (le contestó Esther con una voz medio ronca que le salió de lo más profundo de su garganta, que hizo que se pusiera un tanto colorada y tuviera que cobijarse de nuevo en el cuello de la periodista, quien se rió de lo lindo ante su reacción) pero no te rías... (le recriminó esta todavía escondida en su cuello) M: No me río... pero que sepas que me ha parecido muy sexy... (le dijo Maca sin quitar esa sonrisa de su cara, mientras con sus manos intentaba que la enfermera se colocara sentada sobre ella, como así hizo, lo que logró que ambas por un instante se miraran a los ojos y que el tiempo se parara durante un instante, hasta que Maca no pudo evitar tener que hablar, después de contemplarla, con su torso desnudo, la deseaba tanto, tanto, tanto) estás preciosa... y no me cansaría nunca de contemplarte... (y sintió como Esther se ruborizaba y desviaba la mirada hacía el cuadro que tenía la periodista encima de la cama, para después volver a mirarla y sentir que también la deseaba, que lo que había pasado aquella noche era lo que siempre había soñado y se preguntara cómo podía una persona despertarse tan feliz como se estaba sintiendo ella en ese momento) ¿estás bien mi amor?... (le preguntó entonces la periodista viendo que se había quedado totalmente muda) E: Estoy mejor que nunca... (le dijo entonces Esther volviéndola a mirar con esos ojos que tanto le estaban contando a la periodista) M: Ven aquí... (le dijo Maca levantando sus manos, que hasta ese momento se había limitado a estar sujetando a su chica para evitar que esta se moviera y pudiera dejar de

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sentirla sobre ella, así que Esther se las cogió y con un rápido movimiento, producido más bien por la fuerza de los brazos de la periodista, se encontró a escasos centímetros de su rostro, un rostro que no tardó mucho en comenzar a besar, a devorar y que por lo tanto, las manos de ambas, comenzaran a tener vida propia, rozando, acariciando cada rincón de ambos cuerpos, sintiendo como estaban provocando que ambos se erizaran, se excitaran y volvieran a estar casi al mismo tiempo en todo su esplendor) “¿Qué se puede hacer para parar el tiempo cuando por fin encuentras lo que has ansiado desde hace tanto tiempo?, ¿cómo?”, pensaba Esther mientras la periodista seguía acariciándole la espalda muy suavemente después de volver a hacer el amor, después de volver a entregarse a aquella mujer que parecía haber conseguido en tan poco tiempo, algo que ni siquiera ella podría haberse imaginado vivir en su propia piel M: ¿En qué piensas?... (le preguntó Maca después observarla durante un rato con la mirada perdida) E: En cómo parar el tiempo... (le contestó Esther con toda la sinceridad del mundo, para después acercarse hasta ella para besarla, con un beso cortito, pero un beso lleno de cariño, que a Maca le sentó de miedo) M: Más quisiera yo... poder decirte como hacerlo... (le dijo la periodista también sonriendo y atrayéndola más hacía si misma para seguir abrazándola, seguir sintiéndola y cómo no, volver a besarla) pero sintiéndolo mucho... y no quiero ser aguafiestas... creo que sé de una personita que te estará esperando... para verte E: Es verdad... (dijo la enfermera sin poder evitar esconderse en el cuello de su chica por su mala cabeza, se había olvidado de que tenía que recoger a su hija en casa de su madre antes de irse a trabajar) pero no me consideres mala madre... ni mala hija... (dijo levantando su cabeza para mirar a la periodista a la cara) pero no me apetece nada moverme de aquí M: Ni yo que lo hagas... (le dijo rápidamente Maca sin quitar esa sonrisa y sin poder evitar darle otro beso en los labios, tan dulce, tan lleno de sentimientos como todos los que se habían dado aquella noche) E: Mmm... (dijo Esther sintiendo como se le comenzaba a erizar de nuevo la piel con ese beso que acababa de recibir) creo que esto no puede ser sano... (dijo riendo ante su ocurrencia) no puede serlo M: Eres preciosa... ¿lo sabes?... (le dijo entonces Maca notando como la enfermera comenzaba a ruborizarse por su comentario) lo más bonito que me he encontrado en la vida E: ¡Cariño no me digas eso!... (le dijo Esther mirándola de nuevo sin poder quitarse ese calor que se había alojado en su rostro) M: Sólo digo la verdad... (le dijo Maca sin dejar de mirarla y de sonreírle de la misma manera en que llevaba haciéndolo desde que la enfermera se había despertado aquella mañana entre sus brazos) además... no sé que has hecho conmigo... que me duelen las mejillas de tanto sonreír... que lo sepas E: Pues no lo hagas... (dijo la enfermera sacándole la lengua y dándole un piquito después) M: Pues no quiero... (le contestó la periodista comenzando a hacerle cosquillas, lo que provocó que con un rápido movimiento pudiera colocarse encima de su chica, que se retorcía de la risa a un lado de la cama) E: ¡Maca!... para... para... que me meo... (soltó Esther muerta de la risa, mientras intentaba zafarse de la periodista que a esas alturas, había conseguido inmovilizarla con

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todo su cuerpo, por lo que había dejado de hacerle cosquillas y la enfermera poco a poco iba volviendo a la tranquilidad) M: ¿Quieres hacer algo conmigo?... (le preguntó la periodista sin soltarla y poniendo esa cara de pillina que Esther estaba empezando a descifrar) E: Lo quiero hacer todo contigo... (le soltó esta sin pensarlo mucho, dejando a la periodista sin saber muy bien que decir en un primer momento, cómo había cambiado la actitud de su chica en tan sólo una noche) M: No me tientes... no me tientes... (dijo Maca después de morderse suavemente el labio inferior y darle un beso muy tierno) de momento... vamos a ducharnos E: ¿Y vamos a?... (preguntó Esther sonriendo pasándole la bola a la periodista que no pudo evitar reírse ante la ocurrencia de su chica) M: ¿Es que usted no ha tenido suficiente por hoy?... (le preguntó la periodista acercándose hasta los labios de la enfermera pero quedándose a escasos centímetros de besarlos) E: No... (le soltó esta antes de que con un gesto rápido, consiguiera acercarse hasta ella y darle un pequeño mordisquito en los labios) M: Anda... vámonos a la ducha... que no respondo de mí... (dijo finalmente Maca levantándose de la cama y ofreciéndole su mano a la enfermera para que hiciera lo mismo y poner así rumbo al cuarto de baño) A pesar de intentar darse toda la prisa que pudieron después de aquella ducha mañanera, finalmente llegaron un poco tarde a casa de la madre de Esther, así que mientras la enfermera subía apresuradamente a por su hija, Maca se quedaba esperando con el coche en doble fila en la puerta del edificio, intentando terminar de asimilar todo lo que había ocurrido aquella noche Cuando entró Esther finalmente en el piso, con esa cara de culpabilidad instalada en su rostro, se encontró con su madre sentada en el sofá del salón, con la maleta ya hecha para irse para el pueblo en el siguiente autobús, quien no pudo evitar mirarla con esa cara con la sólo una madre puede mirar a sus hijos cuando consideran que no han hecho algo bien E: Lo siento mamá... lo siento... se me hizo tarde... (dijo Esther intentando disculparse justo antes de que su hija se abalanzara sobre ella para abrazarla) Cris: Mami... ya estás aquí... (dijo Cris con una gran sonrisa en la cara) E: ¡Mamá no me mires así!... (volvió a decir la enfermera viendo que su madre seguía con el semblante serio sentada en el sofá sin pronunciar palabra) te he dicho que lo siento... se me ha hecho tarde Cris: Mami... la abue está un poco enfadada contigo... (aprovechó para decir la cría en ese instante mientras se acercaba hasta su abuela para darle un besito en la cara) abue no te enfades con mamá En: No me enfado con tu madre... (dijo por fin Encarna devolviéndole el beso a su nieta y levantándose del sofá acto seguido para coger la maleta y bolso) pero ella sabe muy bien... que no me gusta que sea impuntual... pero está claro... que es como tu abuelo E: Anda mamá... no metas a papá en esto... (dijo Esther con cierto tono de fastidio por esa comparación con su padre, que aunque era cierta, tampoco quería que fuera la imagen que se llevara su nieta de él En: ¿Sabes ya con quien se va a quedar la niña?... (preguntó entonces Encarna cambiando de tema)

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E: Sí... se va a quedar con Maca... en casa... (le respondió Esther mirando a su hija, quien en seguida al escuchar pronunciar aquel nombre, comenzó a saltar de alegría) Cris... cariño para de saltar Cris: Es que es guay... (dijo la cría sin cambiar su actitud para nada) En: Esther cariño... no me parece lógico que ella se tenga que quedar con la niña... (dijo acto seguido Encarna intentando razonar con su hija ante esa decisión) E: ¿No te parece bien?... (le preguntó Esther, para quien su madre siempre había tenido mucha importancia en sus decisiones, sobre todo en lo referente a su hija) En: No me parece... ni bien ni mal... sólo que a lo mejor tiene otras cosas que hacer... (dijo Encarna intentando explicarse mejor, para que su hija no sintiera que pudiera tener algo en contra de la periodista, cuando no era así) E: Se ha ofrecido ella mamá... (dijo Esther cogiendo la maleta de su madre) Cris... coge tus cosas... que Maca nos está esperando abajo con el coche En: ¿Qué haces con mi maleta?... (preguntó Encarna algo extrañada) E: Que te llevamos a la estación mamá... (le dijo la enfermera abriendo ya la puerta del piso para ir a llamar al ascensor) En: Que no... que yo puedo ir en el autobús... (dijo Encarna cerrando ya la puerta del piso para entrar en el ascensor donde ya la esperaban su hija y su nieta) E: Mamá... no quiero peleas... te vamos a llevar a la estación... te guste o no... (dijo la enfermera elevando el tono de voz mientras bajaban, ya que si algo tenía su madre, era que podía ponerse muy cabezota cuando algo no le parecía bien) Cris: ¡Maca!... (dijo Cris chillando en cuantito que pusieron los pies en la calle, haciendo que la periodista se bajara del coche para ir al encuentro de la cría) M: ¡Eh bicho!... (le dijo a la niña, quien sonrió al escuchar como la llamaba, antes de que ambas se fundieran en un abrazo) Cris: Me ha dicho mi mamá... que me voy a quedar contigo... esta noche... (dijo Cris mirando indistintamente hacía su madre y su abuela, para volver a mirar a la periodista, quien a su vez intentaba entender el hecho de que sin haberlo hablado, Esther hubiera tomado esa decisión por ella, cuando el día anterior ni tan siquiera había sido una posibilidad remota) M: Claro... y nos lo vamos a pasar de miedo... (dijo acercándose hasta el maletero para abrirlo y meter la maleta de Encarna, quien la miraba con ojos extraños, ante el intercambio de sonrisa entre su hija y ella) venga Encarna... que la llevamos a la estación En: Hija... si no hace falta... que ahora hay mucho tráfico... (dijo esta intentando saber si realmente era cierto que la periodista se había ofrecido a hacer todo aquello o era invención de su hija, quien a veces se tomaba ciertas libertades con la gente que a ella nunca le habían gustado mucho) M: Si no importa... porque habíamos pensado en irnos a comer con la peque... y eso... así que la llevamos... (dijo Maca con un tono lo suficientemente suave pero firme en sus palabras para que Encarna se quedara más tranquila) En Pues nada hija... yo no discuto más... (dijo Encarna abriendo la puerta del coche para meterse junto con su nieta en el asiento de atrás, acto que aprovechó Esther para acercarse a Maca mientras esta cerraba el maletero del coche) E: ¿No te importa verdad?... (le preguntó la enfermera con carita de pedir perdón) M: No... ayer en tu casa te lo hubiera dicho... así que me parece estupendo... (dijo Maca sonriendo e intentando evitar todo contacto físico con la enfermera) E: Eres un sol cariño... (dijo entonces Esther también sonriendo) M: Venga... vamos a comer... (dijo Maca sin querer contestar a lo que le acababa de decir su chica alejándose hacía su lado del coche)

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E: Pues a comer... (dijo Esther haciendo lo mismo, pero en dirección contraria, pensando en que en realidad no sabía que parte de aquella mujer le gustaba más) Después de dejar a Encarna en la estación de autobuses, se fueron las tres a comer y durante el tiempo que pasaron en aquel restaurante de comida rápida, no pararon de reír, sobre todo Cris, quien estaba totalmente ilusionada por pasar ese día con la periodista y no paraba de preguntarle a esta todo lo que iban a hacer esa tarde, haciendo que su madre de vez en cuando la tuviera que parar para que no saturara demasiado a su chica Cris: ¿Y vamos a ver una película?... (le volvía a preguntar Cris a Maca quien intentaba concentrarse un poquito en observar como Esther sostenía a su hija en brazos para que así terminara de comer) E: Venga cariño... termina de comer... que mami tiene que ir a trabajar... (le decía la enfermera en un tono muy cariñoso) M: Claro... vamos a hacer lo que nos apetezca... (le contestó Maca a la cría, quien le echó una sonrisa de esas que se parecían tanto a la de su madre y que a la periodista la tenían embaucada desde hacía mucho tiempo) Cris: ¿Y vamos a ver a María?... (volvía a preguntar Cris haciendo que su madre no pudiera evitar suspirar ante la insistencia de su hija por preguntarlo todo) M: Bueno... está con su mamá... pero si quieres la llamamos... y le preguntamos si quiere venir a jugar... (le contestó Maca con una gran sonrisa que se fue apagando por momentos, puesto que se acordó en ese instante que al quedarse en casa de Esther con la niña, su hija podía pasar la tarde con ellas, aunque por otro lado no le apeteciera mucho ver a Lola, ya que sabía de sobra que podía ser aquella la ocasión perfecta de echarle en cara cosas que a esas alturas, aunque ya no tuvieran sentido, ella se las soltaría para intentar dañarla) Cris: Sí... pero seguro que se quiere venir a jugar... (dijo Cris de forma rotunda, como si las cosas fueran tan fáciles, pero estaba claro que la vida de dos crías de cinco años era sencilla, muy sencilla y en realidad eran los mayores, los adultos quienes se dedicaban a complicarla) E: Verás como sí mi amor... (le dijo Esther, observando como desde que su hija le había preguntado por su hija, a la periodista se le había cambiado la expresión de rostro, en el fondo cada día le gustaba menos Lola y no porque fuera su ex, estaba claro que no, si no por la forma en la que a veces había observado como trataba a aquella mujer de la que cada día estaba más enamorada) ¿estás bien?... (le preguntó poniendo de forma disimula su mano sobre la de la periodista para intentar llamar su atención) M: Claro... (le respondió esta volviendo a sonreír como sabía que a Esther le gustaba que lo hiciera) venga... que llegas tarde... (dijo ya Maca levantándose para llevar las bandejas para tirar los restos de la comida a unos metros de donde se encontraban) Cris: Mami... ¿hoy vas a curar a muchos niños?... (le preguntó Cris a su madre, mientras ambas se levantaban para ir tras una Maca que ya les estaba haciendo una señal desde la puerta del local para que no tardaran mucho en salir) E: Espero que no cariño... (le respondió Esther cogiéndola de la mano para que no se retrasara, puesto que en realidad la periodista llevaba razón, tenían que darse prisa si no quería llegar tarde al hospital) ya sabes que no me gustan... que los niños se pongan malitos Cris: Yo de mayor... voy a curar a los niños... (dijo Cris de forma rotunda) E: ¿Vas a ser médico cariño?... (le preguntó Esther sintiéndose orgullosa de su niña al escuchar aquello, aunque supiera de sobra lo que venía a continuación como respuesta)

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Cris: Sí como papá... (le respondió la niña llegando ya hasta el coche, donde Maca ya las esperaba dentro de él a que se subieran) E: Espera que te pongo el cinturón... (dijo la enfermera mientras terminaba de ayudar a su hija a subirse a la sillita que Maca siempre llevaba instalada en el coche y que era de María, sintiendo como por primera vez, desde hacía mucho tiempo, que el hecho de que su hija hubiera dicho que quisiera ser como su padre, no la entristeciera, simplemente en ese momento, tan sólo hubiera querido que su marido no se hubiera perdido esa situación) ¿estás bien?... (volvió a preguntarle a Maca entrando en el asiento del copiloto y cerrando la puerta tras de si) M: Sí... de verdad... no pasa nada... (le respondió la periodista saliendo ya del aparcamiento en el que habían estacionado el vehículo tan sólo un rato antes) Y de esa manera se dirigieron hacía el hospital, Esther pensando en qué podía ser lo que le ocurría a la periodista y esta pensando en cómo intentar convencer a su ex de que dejara que María jugara con Cris aquella tarde sin que le montara el numerito habitual por todo E: Adiós cariño... (le decía Esther a su hija desde su asiento para despedirse de ella ya en la puerta del hospital) pórtate bien... ¿de acuerdo? Cris: Sí mami... (le decía la cría mirando a Maca quien desde el asiento del conductor le estaba guiñando el ojo) E: Pues bueno... aquí estamos... (dijo entonces Esther suspirando, tenía tan pocas ganas de ir a trabajar, lo que hubiera dado por quedarse esa tarde con ellas, disfrutando de la compañía de ambas) mira... me voy... que si no... cada vez me va a costar más... (dijo ya saliendo del coche, tras volver a suspirar, para acercarse a la ventanilla donde se encontraba la periodista, quien seguía mostrando esa cara triste que había observado desde el restaurante) no quiero irme... (le dijo mirándola a los ojos) M: Yo tampoco quiero que te vayas... (le respondió Maca al instante mientras sacaba su mano para sentir al menos, el roce de la mano de la enfermera, ya que estaba claro que no podrían darse ese beso que en el fondo ambas deseaban) te voy a echar mucho de menos... la verdad... me hubiera gustado... no sé... otra cosa... irnos por ahí... no sé... pero... (dijo abriendo los brazos y suspirando sin dejar de mirar a su chica) E: No te preocupes... (le dijo Esther poniéndole una de sus manos en el hombro de forma muy suave) lo importante es que ha ocurrido... y que me alegro de que haya pasado de esta manera... (en ese instante ambas sonrieron ampliamente intentando contenerse ante la idea de besar sus respectivos labios, como si no existiera nadie más en aquel mundo, que estaba claro que era de ambas, tanto que no se dieron cuenta de que alguien las observaba atentamente a un par de metros, sin saber muy bien que era lo que estaba pasando en aquel coche) C: ¡Esther!... (escuchó entonces como la llamaban, volviéndose sin dejar se sonreír hacía aquella voz) que llegas tarde... y operamos en media hora E: Sí... un momento... ahora voy Cruz... (dijo la enfermera sintiendo como de repente su mundo volvía a la realidad de cada día y lo que no era poco, su amiga intentaría saber que era lo que había ocurrido en aquel momento y esta vez sabía que no tendría escapatoria) Después de observar como Maca se iba en el coche con su hija, decidió entrar en urgencias para comenzar así su jornada laboral, aunque no pudiera dejar de pensar por donde podría salirle Cruz, sobre todo al no tener constancia de lo que había podido ver mientras se despedía de la periodista en la entrada del hospital

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T: Llegas tarde... (escuchó como una voz muy familiar se dirigía a ella para regañarla) E: Ya lo se Teresa... (le contestó Esther algo malhumorada por aquel recibimiento, así que se dispuso a firmar e irse para cambiarse) me voy T: Ui hija... no se os puede decir nada... (le soltó Teresa antes de verla marcharse hacía el interior de urgencias) En realidad no es que estuviera enfadada, simplemente estaba intentando asimilar el hecho de cómo se lo tomarían sus compañeros, en si lo aceptarían o no y se dio cuenta de que le estaba importando más la opinión de sus compañeros y amigos, que la de su propia madre y entonces recordó la cara que le había visto a Encarna durante todo el trayecto hacía la estación de autobuses, una cara de estar agradecida porque la periodista se hubiera ofrecido a acercarla, pero a la vez deseosa de saber que era lo que estaba ocurriendo en realidad entre Maca y su hija C: ¡Esther!... (escuchó como Cruz la volvía a llamar, haciendo que bajara de repente a esa realidad a la que tendría que enfrentarse quisiera o no) ¿estás bien? E: Sí... estoy bien... (acertó a contestarle de una manera no del todo convincente mientras intentaba poner toda su atención a su trabajo) C: Pues venga que empezamos... (le dijo Cruz intentando aparentar que a la enfermera no le pasaba nada, aunque por supuesto, pensando en que después tendría la oportunidad de preguntarle por ello, comenzando así con la operación que estaba programada para esa tarde) ¿qué tal está Cris?... (preguntó entonces la cirujana mientras comenzaba con la operación) E: Muy bien... (le contestó Esther mientras le proporcionaba todo aquello que su compañera necesitaba, la verdad es que a lo largo de los años habían logrado tener una complicidad en el quirófano, en la que prácticamente no tenían ni que hablar para realizar sus respectivos trabajos) C: ¿La del coche era Maca?... (preguntó Cruz mientras hacía la incisión en el pecho del paciente que se encontraba en la camilla) E: Sí... se va a quedar esta noche con ella... (le contestó Esther siendo muy consciente de que aquello podía hacer que su amiga quisiera profundizar más en el tema) mi madre se ha tenido que ir al pueblo... y bueno... ella se ofreció C: Me imagino... (le contestó la cirujana sin peder ningún detalle de lo que estaba haciendo) se ve que Cris se lleva muy bien con ella E: Es fantástica con los niños... (dijo Esther de repente sin saber muy bien la razón por la que hecho ese comentario) C: No... eso se nota... (siguió diciendo Cruz de una forma pausada y muy tranquila) además seguro que se lo pasa muy bien con su hija E: Bueno... este fin de semana esta con su ex... así que no sé... (dijo la enfermera encogiéndose de hombros) C: Ya... (dijo Cruz frunciendo el ceño intentando asimilar lo que estaba escuchando, por un lado Maca se quedaba con la hija de Esther, pero no tenía a su hija, “¿qué estaba pasando?”) E: Cruz... (dijo Esther ya sabiendo que ya no había nada que pudiera evitar tener esa conversación con su amiga) después hablamos... ¿de acuerdo? C: Vale... (le contestó la cirujana mientras se concentraba en seguir con la operación pendiente, que aunque no fuera demasiado complicada, requería toda la atención del mundo, como todas las operaciones)

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Para Maca y Cris la tarde comenzó viendo una película de dibujos en casa de la enfermera, todo con tal de hacer tiempo para que el sol se aplacara y pudieran ir a dar una vuelta al parque, sobre todo, porque desde hacía unos días, la periodista comenzaba a enseñar a Cris a patinar y esa era la tarde perfecta para hacerlo, una tarde sin que la madre de la criatura estuviera pendiente de si la cría se hacía daño o no, eso era algo que supuso que tenía el tener a una madre enfermera En cuanto a su hija, en realidad no sabía todavía si intentar que pudiera acompañarlas o no, pero la necesidad de verla, el saber que estaba a tan sólo dos puertas de distancia, le estaba haciendo sentirse mal, nerviosa, impaciente, aunque ello conllevara a tener una pelea con su ex de la que podía salir mal parada, pero parecía que Cris tenía las misma ganas que ella de estar con María, su niña y continuamente, a pesar de estar pendiente de la película, le iba preguntando cuando iban a ir a por su amiga para irse a patinar y ella lo único que podía decirle, era que algo más tarde, que cuando no hiciera tanta calor para salir y durante unos instantes la niña se conformaba con su respuesta, aunque al rato volviera al ataque Cris: ¿Puedo ir a llamar a María?... (le preguntó Cris cuando terminó la película que estaban viendo) M: Venga... (le respondió Maca con una sonrisa) llámala... mientras yo recojo un poco todo esto... (le dijo levantándose para llevar los restos de la merienda hacía la cocina) Cris: Bien... (dijo gritando Cris quien corría ya hacia la puerta de su casa para llamar a su amiga) Mientras que Maca recogía un poco todo aquello, pensó en todo lo que había pasado en esos días, primero en las reticencias de Esther para contar con ella como pareja para todo y después en lo que había pasado la noche anterior, en cómo se había presentado en su casa y por fin le había podido demostrar cuanto la quería, no pudiendo impedir que un gran escalofrío le recorriera todo el cuerpo al pensar y recordar lo que había sentido al tocar su cuerpo desnudo, al escuchar sus gemidos, estaba claro que no se la podía quitar de la cabeza y por supuesto, estaba claro que esa noche la echaría muchísimo de menos, su cuerpo, su aliento, su piel Cris: ¡Maca!... (sintió como Cris la llamaba y lograba que volviera a la tierra pegando casi un brinco por el susto que le había pegado la pequeña) M: Perdona cariño... (le dijo al notar como la cría la miraba extrañada por su reacción) es que no te esperaba... lo siento... ¿qué pasa?... (le preguntó dulcemente) Cris: No me abre nadie la puerta... (dijo Cris con algo de tristeza en sus ojos) M: Bueno... a lo mejor ha tenido que salir con su mamá... (intentó explicarle Maca a la niña) o puede que esté con su abuelita... pero nosotras nos vamos a ir al parque a patinar... que ya lo haces muy bien... ¿de acuerdo? Cris: Sí... ya verás como ya no me caigo... ya verás... (dijo la cría volviendo a tener esa sonrisa en la cara que a Maca le recordaba tanto a su madre, joder cuanto estaba comenzando a querer a esa cría, a su madre y todo lo que tuviera que ver con ellas) De esa manera llegaron al parque, donde algunos niños intentaban pasar la tarde lo mejor que podían, algunos esperando a que sus padres pudieran llevarlos de vacaciones y salir así de Madrid y otros, disfrutando de sus amigos mientras duraran las vacaciones. Algunos jugaban al fútbol en un pequeño campo improvisado en un cachito de tierra,

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otros con sus coches teledirigidos, monopatines, bicicletas y por supuesto, patines, como estaban a haciendo Cris y ella esa tarde, bueno más bien la cría, ella no se había llevado sus patines, así que sólo estaría al lado de la cría para que no se cayera y no le pasara nada, a pesar de las protecciones que llevaba por todo el cuerpo M: Venga así cariño... (le decía Maca a la cría quien poco a poco conseguía mantener el equilibrio y comenzaba a poder desplazarse sin tener que agarrarse a ella, quien de todas maneras no se despegaba de su lado) que bien lo hace mi niña... (dijo de forma casi inconsciente) estás hecha una campeona Cris: Sí... (decía Cris con una gran sonrisa totalmente feliz de estar ahí con la periodista) otra vez... (le pedía la cría una vez que había llegado al final del recinto y se había agarrado durante un momento en la barandilla) M: Pues allá vamos... (decía Maca sin dejar de sonreírle en todo el tiempo) cuando estés cansada me lo dices... ¿vale? Cris: Sí... (decía Cris comenzando a desplazarse de nuevo con sus patines, esta vez incluso un poquito más deprisa de lo que lo había estado haciendo hasta ese momento) M: Cuidado... no corras tanto... despacito cariño... (le decía la periodista viendo como esta comenzaba a embalarse un poco) Voz: Hola... (escuchó Maca cuando llegaron hasta el otro extremo de la pista, así que levantó la cara y vio allí a una mujer joven con un crío pequeño en brazos al que estaba acunando para dormirlo) M: Hola... (le contestó de manera amable mientras observaba que Cris se hubiera agarrado de nuevo a la barandilla) no te muevas cariño Sofía: Perdona... es que no he podido evitar... verte con la niña... (dijo aquella mujer a modo de disculpa, una disculpa que a Maca le resultó agradable) hola... soy Sofía... y este es mi hijo Alex... (siguió diciendo la mujer presentándose con una gran sonrisa, esperando a que la periodista hiciera lo mismo) M: Bueno... yo soy Maca... y ella es Cris... (dijo esta mirando a la pequeña que no quitaba ojo de lo que estaba sucediendo) Sofía: ¿Es tu hija?... es muy guapa... (preguntó Sofía con un poquito de curiosidad al respecto, poniendo a Maca en un ligero aprieto) Cris: Mi mamá está trabajando... es enfermera... y hoy me quedo con Maca... (dijo Cris adelantándose a lo que pudiera decir la periodista) Sofía: Ah perdona... pensaba que lo era... no sé... (dijo Sofía disculpándose y mirando como a Maca se quedaba sin saber muy bien que decir, cómo podía contarle a una extraña la relación que tenía con esa niña) M: No pasa nada... (dijo entonces la periodista intentando que aquello se relajara un poco) Cris: ¡Maca!... ¿puedo irme yo solita?... (preguntó Cris tocándole el pantalón para que le hiciera caso) M: Cariño... ¿crees que puedes hacerlo?... (le preguntó a su vez para ver que le contestaba la cría) Cris: Si... (le dijo con mucha convicción) M: Vale... pero poquito... no te alejes mucho de aquí... ¿de acuerdo?... (le dijo Maca esperando que la niña asintiera, como así hizo finalmente, mientras ella se apoyaba de lado en la barandilla y Sofía desde el otro lado no dejaba de observarla) Sofía: Se durmió... menos mal... (dijo entonces Sofía para poder así seguir con la conversación) M: Sí... ya lo veo... estaría muy cansado el pobre... (dijo Maca sin dejar de observar a Cris en todo momento)

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Sofía: Te han dejado a su cargo... (siguió diciendo Sofía sin quitar esa sonrisa que se había instalado en su rostro) M: Más o menos... (contestó Maca sin saber muy bien que era lo que realmente quería saber aquella mujer, hacía tanto tiempo que estaba fuera de la circulación que se le escapaban algunas cosas, aunque en realidad siempre se les hubieran escapado) Sofía: Mi pareja... y yo nos hemos separado hace poquito... (dijo Sofía queriendo despertar cierta curiosidad en la periodista, quien en ese momento sólo tenía ojos para Cris) ella... bueno... decidió irse con otra... y aquí estamos M: Esas cosas pasan... supongo... (dijo Maca evitando mirarla) perdona es que no quiero perderla de vista Sofía: No te preocupes... (dijo Sofía quitándole importancia al asunto) con los críos hay que tener mil ojos... yo no sé que voy a hacer cuando este comience a andar... (dijo riéndose ante su comentario) M: Al menos... tú disfrutarás de eso... yo no pude hacerlo... (dijo Maca en un tono de voz bajito, pero no lo suficiente como para que Sofía no lo escuchara) perdona... yo no... bueno... la verdad es que no sé... que estoy haciendo contándole mis vida a una extraña... que acabo de conocer... pero no sé... quizás estaré un poco loca Sofía: Pues prueba... yo te he contado la mía... mujer separada con hijo... va al parque a conocer a gente nueva... y desde luego... loca no estoy... estaré dolida... con rabia... pero loca no... (dijo Sofía intentando que la periodista siguiera) M: Vale... (dijo Maca después de soltar un gran suspiro decidió que por qué no iba a poder hacerlo) verás... me acabo de divorciar... mi ex mujer no acepta la separación... tenemos una hija en común... quien ahora mismo pasa el fin de semana con ella... la echo muchísimo de menos... y me encantaría que estuviera ahora aquí con Cris... la hija de mi pareja... la cuál no sabe que estamos juntas... por miedo a que pueda reaccionar mal... si piensa que voy a sustituir a su padre... (terminó diciendo antes de hacer una pequeña pausa para continuar) bueno creo que de momento casi nadie lo sabe... y la verdad... es que aunque hasta ahora mi vida... para nada ha sido a escondidas... intento llevarlo lo mejor que puedo Sofía: Esa niña te adora... (dijo Sofía mirando como Cris en todo momento intentaba llamar la atención de una Maca a quien sus ojos no podían evitar mostrar que se le caía la baba con esa niña) es sólo cuestión de tiempo... los niños aceptan las cosas... cuando se las mostramos de forma natural M: Sí... supongo que sí... pero también me preocupa mi hija... (dijo la periodista sin evitar soltar otro suspiro a la vez que se encogía de hombros) no sé cómo se tomará esto Sofía: Se lo tomará bien... ya verás... (le dijo Sofía antes de comenzar a recoger todas las cosas con intención de marcharse) bueno... yo me voy... que este tiene que cenar... y le tengo que dar el baño... encantada de conocerte Maca M: Igualmente... gracias... (dijo la periodista sin poder evitar esbozar una sonrisa que Sofía le devolvió gustosa porque era una sonrisa totalmente sincera) Sofía: Ya nos veremos por aquí... (dijo Sofía antes de despedirse) M: Claro... (le respondió Maca sin poder evitar mirarla durante unos segundos preguntándose qué le habría pasado a la pareja de aquella chica para que se rompiera su matrimonio con un crío tan pequeño) Una vez que habían terminado con la operación y hubieron dejado todo listo en quirófano, Cruz le ofreció a Esther tomar algo en su despacho, así que después de sacar sendos cafés de la máquina, ambas entraron finalmente, cerrando la puerta tras de si

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En un principio ambas se limitaron quedarse paradas sin saber muy bien como comenzar esa conversación pendiente, hasta que en un momento determinado, Cruz miró de tal manera a la enfermera, que Esther no tuvo más remedio que sincerarse con ella E: Vale... Cruz... estamos juntas... (le dijo soltándolo de golpe, haciendo que la cirujana se quedara todavía más parada de lo que estaba) y por tu cara... sé que te parece una locura... pero yo no he podido hacer nada C: Si yo no he dicho nada... (dijo inmediatamente Cruz para defenderse) ni te estoy juzgando... pero... no sé que quieres que te diga E: No quiero que me digas nada... ni que opines nada... (dijo la enfermera con un cierto tono de cabreo ante la reacción de su amiga) las cosas han pasado así... y ya está... no puedo decirte nada más... y hoy pues... se ha quedado con Cris... y ya está C: Pero no te enfades conmigo... (dijo entonces Cruz intentando que Esther le prestara atención) si me parece estupendo... es una mujer fantástica... y lo importante es que tú estés bien E: Ya... (soltó la enfermera sin estar muy de acuerdo en lo que le acaba de decir su amiga) C: Vale... está bien... (dijo Cruz después de soltar un gran suspiro) me ha parecido extraño... que tú... bueno que tú... y bueno... yo no sabía que E: Que me gustaban las mujeres... (terminó diciendo Esther dejando de nuevo a Cruz sin saber que decir) pues yo tampoco... de verdad que yo tampoco lo sabía... pero las cosas han pasado así... y es que no te puedo explicar como me siento... y tengo en este momento un lío en la cabeza... que ni te cuento... está la niña... mi madre... vosotros... su ex... y yo que sé C: ¿Pero por qué te pones a la defensiva conmigo?... (le preguntó la cirujana intentando que su amiga se relajara un poco) si a mi me parece muy bien... es más... te voy a decir una cosa... (siguió diciendo Cruz) nunca te había visto así... pero te mentiría si no te dijera... que me ha sorprendido lo que he visto esta tarde... en ese coche... incluso... te confieso que a pesar de la sorpresa... una parte de mí... ha sentido hasta envidia... (dijo ya riéndose un poquito y haciendo que la enfermera pudiera relajarse) de verdad E: Venga ya... (dijo Esther también esbozando otra sonrisa y sintiéndose un poquito mejor) C: ¿Lleváis mucho tiempo?... (preguntó por fin Cruz queriendo aplacar toda su curiosidad) E: Prácticamente desde que María salió del hospital... (dijo Esther esperando la reacción de su amiga que no tardó en producirse) sí... aunque en realidad... todo fuera desde la primera noche... que pasó la niña ingresada... cuando llegó la familia de Maca... y bueno... tú... bueno tú... (siguió diciendo la enfermera casi ruborizándose) C: No me lo puedo creer... (dijo Cruz pegando casi un respingo y acercándose a la ventana con las manos en la cabeza) yo sólo vi que estabais abrazadas... pero no... joder... no sé ni que decir E: No pasa nada... (dijo Esther riéndose ante lo que acababa de escuchar) lo retomamos en su casa... y bueno... lo demás te lo puedes imaginar... poco a poco... y bueno... ha tenido que tener muchísima paciencia conmigo... la verdad C: Vaya... pero... ¿ya?... (preguntó la cirujana curiosa) E: Eso ya es personal... (dijo la enfermera riéndose ante la pregunta de su amiga, tenía tal cara de felicidad que la verdad tampoco hizo tener mucha imaginación para que Cruz lo averiguara por si misma)

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C: Lo habéis hecho ya... joder... (dijo Cruz sin poder parar de reír) tu cara lo delata... ¿y serás capaz de no contarme nada? E: Es que no hay nada que contar... (dijo entonces Esther intentando sorprender a su amiga) salvo que todo lo que habías oído por ahí... es cierto... (y diciendo esto, cogió el camino y se fue del despacho, dejando a su amiga, sin poder quitarse esa sonrisa del rostro) Después de esa tarde en el parque patinando con Cris, Maca intentó que la niña siguiera pasándoselo lo mejor posible, había llamado a Lola para saber como estaba su hija y esta le había dicho que María estaba en casa de su abuela porque ella tenía una cena importante con sus compañeros del despacho, así que después de esa conversación en la que le hubiera gustado hablar con su hija, preparó la cena para ella y para Cris, para así ponerse ambas a ver una película de dibujos hasta que fuera la hora de que la cría estuviera durmiendo Cris: Pues a mi me gusta mucho... Maca... (dijo Cris mientras la periodista intentaba que terminara de comerse la tortilla francesa que le había preparado) la sirenita es tan guapa M: Sí que lo es cariño... (le dijo Maca brindándole con una sonrisa, le encantaba esa niña) así que por eso... la vamos a ver... (hasta que comenzó a sonar el teléfono) Cris: Voy yo... voy yo... (dijo Cris corriendo hacía el teléfono para cogerlo) E: Hola mi amor... (escuchó desde el otro lado) Cris: Hola mami... estoy cenando... (dijo la cría sin dejar de sonreír) he hecho muchas cosas con Maca... y ahora vamos a ver la sirenita... mami... que bien... (siguió diciendo toda nerviosa) E: Eso está muy bien mi amor... (dijo Esther desde el otro lado del teléfono) pero no te acuestes muy tarde... ¿vale? Cris: No mami... cuando termine la película... ¿si?... (le contestó la cría con cierto tono de súplica) E: Vale... pero ni un minuto más... (dijo la enfermera sabiendo que en un ratito caería rendida por mucho que quisiera su hija ver la película con la periodista) venga cariño... pásame con Maca Cris: Sí... (dijo la pequeña separando el teléfono de su oído y corriendo hacía donde se encontraba Maca para darle el teléfono) mi mami... quiere hablar contigo M: Vale preciosa... (dijo la periodista cogiendo el teléfono que le ofrecía la cría) hola... (se limitó a decir como saludo a la enfermera para que la niña no escuchara nada más) E: Hola cariño... (dijo Esther en un principio para después de suspirar decirle con una voz casi melosa) te echo de menos M: Espera... (dijo entonces Maca algo nerviosa levantándose de la silla para irse hasta un sitio donde la niña no pudiera escuchar su conversación) cariño... quédate aquí cenando... que ahora vuelvo... (le dijo a Cris dándole un beso en la mejilla que Esther pudo escuchar perfectamente por el teléfono) Cris: Sí... (le contestó la niña sin darse mucha cuenta de nada más, mientras seguía pinchando con su tenedor los pequeños trocitos de tortilla que le había cortado la periodista y que permanecían en su plato) E: ¿Dónde estás?... (preguntó la enfermera cuando por fin pudo escuchar como la periodista volvía a acercarse el teléfono a su oído) M: En tu dormitorio... (le contestó Maca intentando no ruborizarse al darse cuenta de donde había ido a parar)

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E: ¿Por algo en particular?... (siguió diciendo de manera picante la enfermera intentando seguir con ese juego que le estaba encantando) M: ¿Por qué siempre le tienes que sacar un por qué a todo?... (le preguntó Maca sin poder evitar reírse) eres... ufff E: Eh cariño... es que no te puedo echar de menos... (dijo la enfermera sin quitar ese tono de voz que tanto le estaba gustando a la periodista escuchar aquella noche) M: Claro... (contestó Maca de forma inmediata) ya te lo dije... cuando se prueba con una Wilson... ya se sabe lo que pasa... falta tiempo para repetir E: Pero serás tonta... y creída... (dijo Esther con cierto tono de enfado ante esas palabras) no sabía yo que eras tan... tan... M: Te echo de menos... (soltó Maca en ese momento haciendo que a la enfermera se le quitara cualquier atisbo de pequeño enfado por las palabras anteriores de su chica) mucho de menos... me encantaría tenerte aquí... y desnudarte poco a poco... besarte por todo tu cuerpo E: Maca para... para... (dijo Esther intentando que su corazón volviera a su ritmo normal, puesto que ese acelerón que le había provocado esas palabras cada vez la estaban poniendo peor) que eres mala... que tengo que trabajar M: Ya pero te encanto... (dijo entonces con cierto tono chulesco que hizo que Esther riera) E: Eres un caso... (le contestó una vez que su risa se fue apaciguando) pero me encantas M: ¿Qué tal el trabajo?... (le preguntó entonces Maca para cambiar de tema) E: Muy bien... (le contestó Esther sin quitar esa sonrisa en su rostro que sabía que tanto le gustaba a la periodista aunque no la estuviera viendo) se lo he contado a Cruz M: ¿Y que tal?... ¿estás bien?... (se precipitó a preguntar su chica) E: Se lo ha tomado bien... (comenzó a contarle Esther intentando hacerle un resumen) bueno... al principio... se quedó un tanto parada... pero después se lo tomó bien M: Me alegro mucho cariño... (dijo Maca al instante) es muy buena amiga tuya... y sé lo importante que es para ti E: Sí... (en ese momento Esther sintió como alguien llamaba a la puerta de los vestuarios para avisarla que estuviera pendiente de una accidente que llegaría en un instante) vale... ahora voy... cariño me tengo que ir M: Lo sé... (dijo Maca intentando que no se le notara el hecho de que supiera que la iba a echar mucho de menos) venga ve E: Sí... (dijo Esther sin quitar esa sonrisa de su rostro) por cierto cariño... antes de que se me olvide... ni se te ocurra dormir en el sofá... que te conozco... duerme en mi cama M: Ya pero... (intentó decirle Maca) E Cariño... (dijo Esther casi saliendo ya del vestuario) hazme caso... ¿vale?... que el sofá es incómodo... y mi cama está ahí M: De acuerdo... (dijo Maca sabiendo que su chica se tenía que ir ya y la estaba entreteniendo) venga cariño que te esperan E: Sí... sí... pero hazme caso... (le volvió a repetir la enfermera para que a su chica le quedara muy claro) duerme en mi cama M: Vale cariño... (le contestó Maca ya saliendo del dormitorio) te quiero... sabes... hasta mañana E: Yo a ti también... hasta mañana... (le dijo la enfermera antes de colgar y salir de allí rumbo al muelle de urgencias para estar preparada cuando el aviso llegara al hospital, sintiéndose la persona más feliz del mundo) Aquella noche las cosas en el hospital parecían que iban a ser tranquilas, al menos desde que Esther había terminado de atender a uno de los implicados en un tráfico que habían

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llegado cuando ella estaba hablando con Maca por teléfono en el vestuario, así que en ese instante se encontraba en el comedor cenando junto con Cruz, Laura y Eva, el cuarteto de oro, como las llamaba Teresa cada vez que las veía a las cuatro juntas, charlando sobre las cosas que charlan cuatro amigas cuando se juntan para hacerlo Eva: Pues el tío no va... y me dice... nena... ¿qué hace una chica como tu en un sitio como este?... (soltó Eva poniendo voz ronca y cara de circunstancias mientras lo decía) será antiguo el tío L: Eso lo era un rato sí... todo lo que tenía de guapo... se le fue con eso... (dijo Laura sin poder parar de reír) Eva: Pues sí... hay cosas que no se pueden pasar por alto... no lo puedo evitar... (le dijo Eva mirándola fijamente por sus palabras) y se le fueron todos los puntos... con lo bueno que estaba el chaval... que desperdicio C: Ya veo que os lo pasasteis de miedo anoche... (dijo Cruz participando en la conversación y mirando de reojo a una Esther que parecía no estar donde estaba) Eva: ¡Esther!... espabila... mujer... (le dijo Eva dándole un gran susto a la enfermera que pegó un gran respingo en su silla) E: Joder Eva... un respeto... (dijo Esther protestando por aquel acto de su amiga) Eva: Sí claro... en lo que estarías pensando tú... (siguió diciendo la enfermera del Samur, haciendo que Esther no pudiera evitar sonrojarse un poquito) ¿eso que hiciste tú anoche?... cuenta... cuenta... (le dijo entonces esta desafiándola) L: Eso... eso... (dijo Laura metiendo también baza en el asunto) C: Chicas... chicas... (dijo Cruz intentando salvar a su amiga de aquellas dos bichos que tenía como amigas) no seáis así... anda Eva: Pero es que no tiene nada de malo que nos diga... qué hizo anoche... (dijo Eva volviendo a la carga) C: Pero si ella no quiere... decirlo... pues que no lo diga... (siguió diciendo Cruz viendo que Esther seguía igual de colorada que hacía unos instantes) no seáis crías E: Estuve cenando con Maca... (dijo Esther entonces más por necesidad de compartir, que por el hecho de que sus dos amigas la estuvieran obligando) Eva: ¿Te llevó a algún sitio pijo?... (preguntó Eva con toda la curiosidad del mundo, recordando como se encontraron en aquel restaurante meses atrás cuando la periodista todavía estaba con su mujer) porque desde que te has hecho su amiga... no veas L: ¡Eva!... (dijo Laura llamándole la atención a su amiga, aunque todas supieran que la enfermera siempre había sido así) cualquiera diría que estás celosa E: No pasa nada Laura... (dijo Esther mirando a Cruz, quien había estado a punto también de saltar en ese momento) nuestras hijas son amigas... y ya está Eva: No si... si Maca nos cae muy bien... (dijo Eva en ese momento haciendo una mueca con su rostro como intentando pedir perdón por su comentario anterior) es una tía genial E: A ella también le caéis muy bien... (dijo Esther devolviéndole el gesto a su amiga para indicarle que no había sido nada, pero es que en ese momento no se sentía con ganas de contar nada más y no era por no tener confianza con Eva y con Laura, es que simplemente quería ir poco a poco, no había nada más L: Pues dile que se venga... con nosotras el sábado... para cenar... (dijo Laura feliz por esa propuesta) E: Ya... pero no es tan fácil... ¿con quién dejamos a las niñas?... (preguntó Esther suspirando) el fin de semana que viene le toca su hija a ella... y yo no puedo dejar a Cris con mi madre... porque está en el pueblo cuidando de mi tía... (siguió diciendo la

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enfermera intentando razonar con sus amigas) es más... hoy la he tenido que dejar con ella... para poderme venir a trabajar L: ¿Con Maca?... (preguntó Laura con cierta sorpresa) E: Se ofreció ella... (siguió diciendo Esther sabiendo que con lo que acababa decir, sus dos amigas intentarían sacarle toda la información posible) y Cris se lleva muy bien con Maca... así que no veo la extrañeza Eva No por nada... (dijo Eva justo antes de que los buscas de ella y de Laura comenzaran a sonar casi al unísono, dejando a Cruz y Esther solas unos instantes más en el comedor) bueno nosotras nos vamos L: Sí... que Javi tiene que estar esperándome ya... (dijo Laura echándose las manos a la cabeza) Eva: Javi y tú... tú y Javi... (dijo Eva ya de pié poniéndose su cazadora y llevando cogiendo su bandeja para llevarla para tirar los desperdicios y recibiendo una mirada fulminante de una Laura que hacía lo mismo) C: Estas dos un día acaban mal... (dijo Cruz una vez que ambas se fueron medio discutiendo del comedor) te lo digo yo E: Siempre ha sido así... (dijo Esther encogiéndose de hombros) no sé como se lo voy a decir... no se me ha escapado de milagro C: Esther... no pasa nada... son tus amigas... (dijo Cruz en un tono conciliador para tranquilizar a su amiga) E: Ya... (soltó la enfermera también levantándose de su asiento) se tendrán que esterar... digo yo C: Pues nada... si Mahoma no puede ir a la montaña... la montaña irá a Mahoma... (dijo Cruz con cierta sonrisa cómplice hacía su amiga) E: ¿Quieres decir que cenemos en mi casa?... ¿con las niñas?... (preguntó Esther justo antes de salir del comedor junto con la cirujana) C: Más o menos... (dijo Cruz confirmando lo que ella misma había dicho segundo antes) se llevan de maravilla... y bueno... las acostamos prontito y ya está... total a Maca seguro que no le importa... y yo estoy deseando veros juntas... (terminó diciéndole mientras le guiñaba el ojo) E: Se lo tendré que preguntar... (dijo Esther sintiendo como su amiga de nuevo intentaba ayudarla a llevar su vida lo mejor posible, aconsejándola en todo lo que estaba en su mano, como hacen las buenas amigas) Al final no sabía por qué, pero le había hecho caso a Esther y bien entrada la madrugada, después de quedarse medio dormida viendo una película en el sofá, se fue hasta su dormitorio y se acostó en su cama, su cama, con ese olor, con todas esas sensaciones que le estaba produciendo el hecho de saber que su chica dormía allí cada noche, que lo había hecho desde hacía tanto tiempo, en un principio acompañada de su marido, aquel hombre de aspecto bonachón que aparecía en muchas fotos junto con Esther y con Cris dispuestas por toda la casa y pensó que la debió de querer mucho, que se debían de haber querido mucho, más bien, la mirada en dichas fotos lo delataban. Silvia, su compañera y fotógrafa de la agencia, siempre se lo había dicho, una fotografía te puede decir más que unas simples palabras, sólo hay que saber donde mirar, cómo interpretar lo que esas personas te quieren transmitir con sus ojos, con su mirada y podrás crear la mejor de las historias jamás contada y esas fotos le decían que ese matrimonio había sido muy feliz, así que una vez en la cama, sin saber muy bien en qué lado colocarse, se fue quedando dormida, no sin antes prometerle a aquel hombre que haría todo lo posible para que su mujer y su hija fueran felices

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Cuando Esther entró en el piso, todo permanecía en silencio, tan sólo eran las nueve de la mañana de un domingo caluroso en el que a penas unas horas más tarde, sería casi imposible permanecer en la calle durante mucho tiempo, así que lentamente, se asomó a la habitación de su hija, que cómo no, permanecía completamente dormida, estaba claro que en eso había salido a ella, tan dormilona cuando había tenido su edad, aunque eso no hubiera cambiado mucho con la edad, para después asomarse a su dormitorio, parecía que Maca le había hecho finalmente caso y se había acostado en su cama, así que cuando se asomó a él, se la encontró completamente dormida de lado justo en el centro de su cama, aferrada a la almohada con ambas manos como si de esa manera pudiera conseguir que no se le escapara algo que tenía atrapado, así que lentamente, una vez que se hubo desnudado para ponerse algo más cómodo, se tumbó muy suavemente a su lado, al principio intentando no tocarla, no quería interrumpir ese sueño tan apacible que sabía que estaba teniendo la periodista, pero por otro lado la había echado tanto de menos, había necesitado tanto aquella noche el poder aferrarse a ese cuerpo al que cada día estaba más unida, que casi al instante no pudo hacer otra cosa que acercarse hasta ella e introducir su rostro en su cuello y abrazarse a su cintura M: Buenos días... ¿qué tal el trabajo?... (escuchó como de repente una voz casi de ultratumba la recibía de aquella manera) E: Shhh... cariño duérmete... anda... que es temprano todavía... (le dijo Esther dándole un beso en la mejilla y volviendo a introducir su rostro en el mismo lugar en el que lo había por un instante) M: Te he echado de menos... (siguió diciendo Maca sin hacerle mucho caso, mientras con una de sus manos le acariciaba a Esther el brazo que permanecía apoyado en su abdomen) E: Yo a ti también... (le dijo la enfermera en un susurro) pero ahora vamos a dormir... M: Tengo algo mejor que hacer que dormir... (le soltó Maca dándose la vuelta de repente dejando que sus rostros por fin pudieran mirarse a la cara) ahora estamos mejor... (le dijo acariciándole la cara muy suavemente y acercando sus labios a los de la enfermera para besarlos, haciendo que lentamente ambas, comenzaran a mover sus manos con las mismas intenciones, abarcar el mayor número de centímetros de piel y que el juego no hubiera hecho nada más que comenzar) Así que sin palabras, sin más comunicación que lo que estaban diciendo sus propios cuerpos y sus propios deseos, se dejaron llevar, se dejaron disfrutar la una de la otra después de tantas horas de ausencia, después de tantas horas de añoranza, de necesidad, de recuerdos de la mejor noche de sus vidas, de esa noche en la que ambas dieron rienda suelta a lo que sentían la una por la otra Antes de Cris pudiera levantarse y una vez que Esther se quedó dormida después de esa bienvenida que le habían brindado aquella mañana, la periodista se levantó y la dejó echada en aquella cama en la que esperaba que su niña pudiera descansar algo más de aquel día que había amanecido de la mejor manera posible Después de darse una ducha, se fue directamente a la cocina, para comenzar a prepararse algo de café, no es porque hubiera dormido mal, la verdad es que había descansado bastante bien, pero necesitaba pensar en todo lo que estaba aconteciendo en

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su vida de la mejor manera que sabía hacerlo, con un café recién hecho y dejándose llevar ¿Cómo le diría a su jefe que tardaría más de lo acordado en volver al trabajo?, ¿cómo le diría a su editor que el libro que estaba escribiendo se retrasaría algo más?, cierto era que le habían dado seis meses para tenerlo listo, para recopilar toda la información que pudiera para realizar el ensayo que para ella estaba siendo realmente difícil de escribir, puesto que tenía que recordar tantas cosas, tantos detalles que su mente había logrado dejar a un lado con la única intención de sobrevivir, de quitarle esa angustia que sintió tantas veces a lo largo de su carrera y que llevaba varios días apartado allí en su casa, en su ordenador, como si tuviera que esperar a que se escribiera solo E: ¿Estás bien?... (escuchó como Esther le preguntaba una vez que le había puesto una de sus manos en su mejilla) M: No te había escuchado... (le dijo Maca mirándola de reojo y haciendo que la enfermera se sentara en una silla a su lado) pensé que dormirías más... E: Me he despertado... y no te he sentido... (dijo entonces Esther sin poder evitar sonrojarse levemente al confesarle aquello) M: Estaba aquí... (le contestó Maca sonriéndole también mientras su mano ya cogía la mano de la enfermera de manera muy suave) y no pensaba moverme... E: Si te hubieras movido... ya habría salido a buscarte... (le dijo la enfermera acercándose lo suficiente a ella para darle un leve beso en los labios, un beso muy suavito, pero lleno de ternura) M: Cariño... yo... (comenzó a decir la periodista sin saber muy bien como preguntárselo) bueno... no es que me parezca mal... que va... es más... me encanta... pero... no sé... tú... no sé... qué... E: Tú... (le contestó Esther sin dejar de sonreír, dejando a Maca sin saber muy bien que hacer) nunca nadie se había portado así conmigo... ni había tenido tanta paciencia ante mis dudas... y bueno... no te creas que a mi me resultaba fácil... separarme de ti... cuando te decía que no siguieras... cada vez me ponía peor... M: Ya... (soltó Maca sin dejar de sonreír) que sepas que para mí no ha sido fácil... pero ha merecido la pena... y siempre será así... lo volvería a hacer mil veces... si siempre llegara a estar como estoy ahora contigo... E: Eres increíble... Macarena Wilson... (dijo Esther acercándose hasta ella y dándole otro beso, esta vez más profundo por ambas partes) M: Sólo soy yo... cariño... nada más... (le contestó la periodista sin dejar de mirarla con esa mirada que lo decía todo) y sólo pretendo hacerte feliz... E: Pues soy muy feliz... mucho... (dijo Esther casi emocionándose al decir esas palabras) y me encanta estar contigo... M: ¿Sabes una cosa?... (le preguntó Maca intentando que la conversación tomara otro cariz) hoy podríamos llevar a la bicho... a esa exposición de juguetes... que hay en el palacio de exposiciones... y así pasamos el día con ella... ¿te parece?... E: Me parece estupendo... (le contestó Esther con una gran sonrisa, al pensar que la forma que tenía la periodista de tratar a su hija, de contar con ella para todo, estaba comenzando a ser lo más parecido a una familia que Cris había tenido, puesto que poco había podido la pequeña disfrutar de su padre, a su pesar) Aquella noche, después de pasar todo el día con Esther y su hija, la periodista puso rumbo a su piso, para pasar la noche a solas. En su vida, esos momentos de tranquilidad siempre le habían sentado de maravilla, puesto que nunca le había gustado estar rodeada

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de tanta gente durante un largo periodo de tiempo, aunque con el paso de los años, poco a poco hubiera logrado sobrellevarlo hasta el punto de disfrutar por completo de cada momento sin llegar a agobiarse en ese tipo de situaciones, así que antes de meterse en la cama, cogió un libro que tenía medio empezado con la intención de introducirse en él hasta quedarse dormida En cuanto a Esther, al final le resulto más difícil llegar a hacerlo, Cris había vuelto demasiado excitada, con demasiadas sensaciones acumuladas de prácticamente todo el día, estaba claro que había disfrutado muchísimo, que las tres lo habían hecho y a la enfermera le había encantado ver lo bien que se llevaban su hija y su novia, sí, su novia, la verdad es que le resultaba extraño llamar así a Maca, pero en el fondo le gustaba, era como pensar que era algo más suyo, que tenía un cachito más de su corazón, aunque tampoco habían hablado en serio sobre cuál sería su relación a partir de ese momento, se suponía que cuando empezaron a quedar, realmente se estaban conociendo, se estaban dando la oportunidad de saber hacía donde iba encaminada esa amistad que había comenzado casi por casualidad y que había tomado esos derroteros, una noche en el hospital, pero aún no habían hablado de su relación, de cómo afectaría todo aquello a su familia, con Maca no, quizás por miedo, por no saber como afrontar lo que sentía con ella, pero no lo había hecho y en ese instante, un miedo atroz inundó su corazón empezando a preguntarse muchas cosas, pero la que más la asustó fue cuando por su mente comenzó a fluir la idea de que quizás no fuera capaz de lograr que la periodista permaneciera a su lado para siempre Aquel lunes comenzó bastante temprano para Maca, puesto que había quedado con su amiga Ana para hablar sobre el tema de su divorcio. Las cosas no iban del todo mal, Lola parecía que había aceptado el régimen de custodia compartida con ella y poco a poco había dejado de intentar inmiscuirse en la vida de la periodista, pero a pesar de todo eso, Maca seguía teniendo cierto nudo en el estómago cada vez que quedaba con su abogada para hablar del tema, puesto que no se sabía que era peor, si que Lola hiciera de las suyas o permaneciera conforme al acuerdo Ana: Llegas tarde... (escuchó como Ana se dirigía a ella ya sentada en una mesa de la cafetería en la que solían quedar para tratar su caso y de paso, ponerse al día un poco de sus respectivas vidas) M: Perdona... el tráfico estaba imposible... (se disculpó Maca sentándose y haciéndole una señal al camarero para que se le acercara para tomarle nota, como así hizo en los pocos segundos) café solo doble... y tostadas con mantequilla... por favor... Camarero: Ahora mismo se lo pongo... (le contestó el camarero antes de poner rumbo a la barra y cantarle el pedido a su compañero) M: ¿Alguna novedad?... (le preguntó por fin a su amiga con un tono que denotaba cierta angustia) Ana: La verdad es que no... (dijo Ana cambiando la expresión de su cara, por una que le suplicaba perdón) pero era la única manera de verte... M: Ya te vale... joder... (dijo entonces la periodista poniendo cara de enfado y una mirada asesina totalmente dedicada a su amiga) que desde que me dejaste el mensaje ayer en el contestador... no he podido pensar en otra cosa... (siguió soltando mientras suspiraba para intentar aplacar esos nervios que había tenido desde que se había levantado esa mañana) le he dado mil vueltas a todo... eso no se le hace a una amiga...

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Ana: Ya lo sé... (dijo Ana intentando volver a disculparse) pero es que hija... desde que estás con Esther... no hay quien te pille... y mira bonita... seré tu abogada... pero antes soy tu amiga... sabes... que yo también te echo de menos... aunque tú a mi no... (dijo pasando al contraataque) M: ¡Eh!... eso no es verdad... y lo sabes... (le comunicó casi al instante) pero... Ana: Ya sé... ya sé... (soltó Ana interrumpiéndola) cuando andas en algo... andas en algo... y ese algo tiene nombre de mujer... y está clara tu prioridad... M: Joder Ana... no seas así... (le dijo Maca con tono algo triste) estás en tu derecho de echarme la bronca... de verdad... pero no digas eso... sólo intento poner mi vida en orden... intento no comerme el coco... de mala manera... Ana: Venga va... (dijo entonces Ana intentando dar por zanjada la pequeña discusión entre ellas) es que para algo somos amigas... digo yo... así que venga... cuéntame... ¿qué tal con tu enfermera favorita?... M: ¡Ana!... Ana: Joder... que no he dicho nada... (soltó esta en plan molesto) ¿es o no es enfermera?... pues ya está... que sólo quiero saber como te va... M: Bien... muy bien... supongo... (dijo Maca encogiéndose de hombros y haciendo que su amiga no pudiera dejar de mirarla fijamente) pero no sé como explicarlo... hemos pasado... de nada... a todo... en este fin de semana... y no sé... Ana: Ui... como se nota que ya no estabas tu acostumbrada a eso de ligar... (le dijo la abogada riéndose) ¡ah no!... que tú no sabes que es eso... M: Pero no te rías... (soltó Maca recriminándole sus palabras) es que no sé... como hablar de esto con ella... Ana: Maca... tu problema es que nunca hablas las cosas... (dijo Ana interrumpiéndola nuevamente para coger ella las riendas de la conversación viendo que la periodista no se decidía a seguir haciéndolo) y es bien sencillo... de verdad... inténtalo... M: ¿Y qué le digo?... (preguntó entonces esta después de echar un gran suspiro) Esther... ¿quieres ser mi novia?... joder... que cursi suena eso... por favor... se supone que salimos juntas... que nos hemos acostado... que le he dicho que me gusta... Ana: Ya... pero con eso no basta... (siguió diciendo Ana intentando no volverse a reír de la situación) verás... quedamos en que ella es viuda... ¿no?... (en ese momento Maca asintió) pues seguro que está acostumbrada a las cosas antiguas... yo que sé... a que se le declaren... seguro que su marido se le declaró... y tú vas... y no haces nada... M: Y yo que sé... Anita... yo que sé... ya veré que hago... (soltó Maca de repente intentando hacerle ver a su amiga que había dado por terminada la conversación) de momento... hoy hemos quedado en llamarnos cuando salga de trabajar... y bueno... yo que sé... Ana: Ay Maquita... que complicada eres a veces... (dijo ya Ana justo antes de soltar una gran carcajada mientras llamaba al camarero para que le llevara la cuenta) Y tan complicada que era, muchas veces Maca había pensado en cómo era posible que sus amigos siguieran a su lado, después de todas las espantadas que les hacía a los pobres con sus desapariciones y sus huidas a esos lugares en los que solo podía estar ella, pero allí estaba Anita, su mejor amiga, su confidente y ahora su abogada diciéndole todas las verdades del mundo, que la aguantaba por lo que la aguantaba y ya está, pero tenía razón, su fuerte nunca había sido hablar, nunca lo había hecho, en realidad siempre se había limitado a dejarse llevar y ver hasta donde le iba llevando la corriente, observar las reacciones de las personas que tenía a su alrededor, sin preguntas, sin pedir explicaciones, puesto que ella no las daba nunca. De hecho, en el fondo ella era la única culpable de que llegaran las cosas hasta límites insospechados, como había pasado con

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su matrimonio, con su trabajo, con la relación con sus padres y con prácticamente toda su vida y en este instante le aterraba hablar con Esther, le daba pánico, no sabía hasta que punto quería la enfermera implicarse en la relación que acababan de comenzar como quien dice, tampoco quería obligarla a nada, ni soltarle de sopetón, “Esther quieres casarte conmigo, es que eres la mujer de mi vida y ya no puedo vivir sin ti”, esas palabras que a pesar de sonarles un tanto cursis, en el fondo las sentía como algo muy importante, como algo muy sincero al que hay que decirle a la persona amada en el momento oportuno, ¿pero cuando sería el momento oportuno? T: Hola Maca... (escuchó casi al instante de llegar hasta el mostrador del hospital, donde había quedado con Esther para ir a comer) M: Hola Teresa... (le contestó intentando poner su mejor sonrisa, aunque no tuviera ningunas ganas de sonreír, se sentía feliz, pero en ese momento, tenía tantas cosas en la cabeza que se le había olvidado hasta como hacerlo) T: ¿Vas con Esther a comer?... (le preguntó la recepcionista para intentar entablar una conversación que cada vez le parecía más difícil de comenzar con la periodista, quien permanecía reacia a ello en todas sus visitas al hospital) M: Sí... hemos quedado aquí... para comer... (le contestó amablemente, viendo como la enfermera venía acompañada de Cruz por el pasillo y se paraban a hablar con Laura y con Eva, soltando en todo el tiempo que estuvo con ellas, más de una de esas sonrisas que le encantaban tanto de ella) T: ¡Maca!... que no me escuchas... (le dijo la recepcionista intentando llamar su atención, realmente se había quedado mirando fijamente como su chica hablaba con sus amigas y había perdido la noción del tiempo) M: Disculpe... es que yo... (intentó decirle la periodista a Teresa) E: Hola Maca... (dijo Esther de repente, apareciendo a su lado e interrumpiendo lo que no sabía que le iba a decir a Teresa como disculpa) M: Hola... (le contestó Maca sin poder parar de sonreír sin poder llegar a reaccionar a hacer o decir nada más, hasta que la enfermera se le acercó y le dio dos besos en las mejillas que le parecieron poco, pero suficiente como para volver al mundo de los vivos) C: Hola Maca... (dijo Cruz acercándose segundos más tarde hasta el mostrador con una sonrisa que delataba que era totalmente consciente de lo que estaba pasando allí) ¿qué tal está María?... M: Muy bien... está con su madre... (dijo antes que nada) yo también me alegro de verte... el otro día... en el coche... yo bueno... (dijo la periodista casi tartamudeando, aunque intentara aplacar sus nervios, esas cosas seguían poniéndola igual) C: Tampoco pasa nada... mujer... (dijo la cirujana rápidamente para quitarle importancia al asunto) tenías que quedarte con Cris... y teníamos quirófano... M: Sí... (soltó Maca en un leve susurro que calmó sus nervios todo lo que pudo) C: Le he dicho a Esther que si quedamos este fin de semana con las chicas... para hacer una cena... (comenzó a decir Cruz mirando a ambas) M: Yo tengo a mi hija... (dijo en un primer momento la periodista y no por encontrar una excusa para no ir, si no porque simplemente era así) C: Lo sé... pero hemos pensado en cenar en casa de Esther... (siguió diciendo la cirujana intentando explicar sus planes) así pueden estar las niñas juntas... y nosotras cenamos las cinco... con toda la tranquilidad del mundo... que después la chicas se quieren ir de marcha... que lo hagan... ya nos quedamos las tres charlando un ratito más... ¿qué te parece?...

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M: A mi bien... (le contestó Maca no sin antes mirar a su chica que inmediatamente le decía que sí con la mirada) me parece estupendo... C: Pues genial... (dijo Cruz sonriendo igualmente) bueno... yo me voy... que el gruñón... me estará buscando como loco para irnos... hasta luego chicas... E: Hasta luego Cruz... (soltó Esther con una sonrisa dibujada en la cara, sin poder evitar observar como su chica se despedía con la mano de su amiga, le gustaba mucho que hubieran encajado bien, eso se notaba) venga vámonos a comer... M: Sí claro... (dijo la periodista dándose la vuelta para irse) E: Hasta mañana Teresa... (se acercó Esther hasta el mostrador para despedirse) T: Hasta luego hija... (le contestó la recepcionista quien no podía y quitar ni aunque quisiera los ojos de aquella pareja que salía por la puerta y que sin duda tramaban algo entre las dos) Entraron en un bar para picar algo, ya que a esas horas sabían que poco más iban a poder comer, pero tampoco estaba tan mal, se pidieron un par de cervezas con sus respectivas tapas, que compartieron en todo momento, pero había algo que le había llamado bastante la atención a Esther y es que la periodista no había hablado mucho durante el tiempo que llevaban sentadas y eso poco a poco hizo que se fuera preocupando por momentos E: ¡Cariño!... ¿estás bien?... (le preguntó por fin viendo que la periodista volvía a tener la vista perdida en algún punto de su mundo) M: Sí... sí... (le contestó casi inmediatamente volviendo ese pequeño letargo en el que se encontraba) E: ¿Ha pasado algo con Lola?... (volvió a preguntar Esther sabiendo que tal y como estaba empezando a conocer a su chica, si ella no le preguntaba no le iba a contar nada que le preocupara) M: No... las cosas están bien... (en ese instante comenzó a contarle su pequeño encuentro con Ana) va todo bien... y bueno... Ana está contenta... porque dice que dentro de poco habrá sentencia... en cuanto al divorcio... y bueno... bien... bien... E: ¿Y Ana que tal está?... M: Muy bien... (dijo ya Maca sonriendo ante la encerrona que le había hecho su amiga aquella mañana) como siempre... con sus cosas... sus conquistas... y con sus clientes bien... está que no para la tía... E: Me alegro... (le soltó Esther intentando convencerse de que realmente era eso lo que le estaba pasando a su chica, simplemente estaba pensando en su divorcio, nada más y era lógico por cierto) ¿de verdad que te ha parecido bien que haya quedado con las chicas para cenar el sábado?... M: Sí claro... no pasa nada... son tus amigas... (dijo Maca entonces mirándola mientras esbozaba una sonrisa sincera que consiguió al menos tranquiliza a la enfermera por un rato) estará muy bien... y las niñas van a estar juntas... E: Pero no quiero que estés incómoda... si lo estás me lo dices... (siguió diciendo Esther intentando que Maca se sintiera en todo momento bien con aquel encuentro) que Laura y Eva... pueden ser a veces muy bruscas... y no se callan nada... M: Si eso está bien... no me importa de verdad... lo pasaremos bien... (continuó diciendo Maca cogiéndole de forma disimulada la mano a su chica para tranquilizarla) pero quiero que estés tranquila... tú también... que no te sientas con la obligación de contar nada... si no quieres... sabes... E: No me voy a sentir obligada... de verdad... (le contestó Esther con un tono de voz tranquilo) a ellas lo único que les preocupa... es no verme feliz...

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M: ¿Y eres feliz?... (preguntó Maca casi al instante) E: Claro que soy feliz... (le dijo la enfermera sin dejar de mirarla a los ojos) lo soy mi amor... mucho... porque estoy contigo... nada más... y eso es lo que importa... M: Lo sé... (en ese instante la periodista suspiró) eso es lo que quiero... que lo seas... E: ¿Y para ti?... ¿qué quieres tú para ti?... (preguntó Esther entonces con algo de miedo a la posible respuesta a esa pregunta que acababa de formular) M: Lo que quiero ya lo tengo... (respondió la periodista intentando encontrar las palabras justas con las que pudiera explicarlo) y no pido nada más... venga que Cris estará a punto de salir del cole... menos mal que existen estas actividades que si no... E: Sí es verdad... menos mal... (dijo Esther sin estar del todo convencida de la respuesta que le acababa de dar su chica y viendo como esta llamaba al camarero para pagarle lo que habían consumido) La semana pasó más rápida de lo que en un principio iba a parecer y ese sábado, Maca ya tenía a la niña para pasar ese fin de semana con ella, antes de que se fuera definitivamente con su madre a pasar esos primeros quince días de vacaciones que le correspondían con ella, así se lo habían repartido, por quincenas hasta completar un mes completo con cada una, y que como cada año, lo pasarían con la familia de Lola en la playa La periodista todavía recordaba perfectamente los veranos que habían pasado junto a su familia política, primero como pareja mientras ambas habían estado estudiando, para más tarde hacerlo ya como matrimonio, pero por supuesto, lo que más recordaba eran los primeros baños junto a su hija, junto a su bicho, y de cómo su ex mujer tenía que increparla muchas veces para que ambas salieran del agua y no se arrugaran como pasas. Le encantaba el mar, siempre había sido testigo de mucha de sus decisiones, de muchos momentos de alegría junto a sus amigos, junto a su familia, pero también de momentos de soledad en los que simplemente se iba a pasear sola por la orilla para sentir como el agua se fundía con sus pies y lograba que se disiparan todos sus miedos, todas sus ganas de echar a volar y perderse por el mundo María: Mami... mami... (escuchó en ese instante como María se dirigía a ella para enseñarle algo) me ha dicho mamá... que me puedo llevar lo que yo quiera... M: Claro mi amor... (le respondió la periodista intentando mantenerse serena, no quería estropearla a su hija la ilusión que tenía por ir a ver a sus primos y a sus amiguitos de la playa) pero eso lo hacemos mañana... ¿de acuerdo?... ahora nos vamos a casa de Esther y de Cris... a cenar... María: Sí... es verdad... (soltó la cría justo antes de salir corriendo hacía su cuarto) M: No corras... enana... que te tienes que bañar... (le dijo Maca alzando un poco la voz para que su hija la escuchara) que tenemos que ir... limpitas y presentables... María -: Sí... como una princesita... (añadió la niña volviendo al dormitorio de su madre y tirándose en la cama) M: Ya eres una princesita mi amor... mi princesita... (dijo la periodista abalanzándose hacía ella para atraparla y comenzar a hacerle cosquillas María: ¡Mami!... (pronunciaba la niña mientras no paraba de reírse e intentaba soltarse del cuerpo de su madre, que no la dejaba ni a sol ni a sombra, hasta que esta decidió acabar con su tortura echándose al lado de su hija, para permanecer juntas en esa posición durante unos minutos) mami... M: Dime cariño...

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María: Te quiero mucho mami... (le dijo la cría con esa sonrisa que volvía loca a la periodista y que estuvo a punto de lograr que de sus ojos comenzaran a brotar las lágrimas) M: Yo también te quiero mucho mi amor... (dijo Maca a la vez que suspiraba y con una de sus manos le colocaba de manera muy suave el pelo a su hija detrás de las orejillas) pero ahora nos vamos a divertir mucho... con Cris... y con su mamá... María: Sí... y vamos a dormir allí... (soltó María toda ilusionada por esa pequeña aventura que le habían preparado a ella y a su amiga sus respectivas madres, pero que para ellas, era la mejor de todas en ese momento M: Pero prométeme una cosa... (comenzó a contarle Maca a su hija) tienes que dormir mucho... que Cris es muy dormilona... y no tienes que despertarla... mañana... así que si te despiertas... te vuelves a dormir... María: ¿Y tú también vas a dormir mucho?... (preguntó la cría a continuación) M: Claro... yo también... señorita... (le dijo la periodista sin poder evitar sonreír, por su hija y por no saber a ciencia cierta si realmente dormiría aquella noche o no) pero ya sabes que los mayores... a veces... nos acostamos muy tarde... y los niños nos tienen que dejar descansar... María: Sí mami... yo lo voy a intentar... (soltó la pequeña afirmando con su rostro) M: Eso... tú inténtalo... (terminó diciendo Maca riéndose por aquel último comentario de su hija, era tan linda) En casa de Esther esa tarde también estaba siendo bastante especial, puesto que entre ella y Cris se habían dedicado a darle al salón un aspecto adecuado para la cena y a esa hora de la tarde, ya tenían hasta la mesa puesta con todos los platos y toda la decoración que habían decidido entre ambas y se encontraban terminando de arreglarse un poquito. Para la enfermera el hecho de que su hija se implicara en aquello, había sido todo un alivio, puesto que había sido la mejor manera de que a la pequeña se le pasara la tarde volando esperando a que su amiga del alma llamara a la puerta para comenzar a jugar todo lo que sus madres las dejaran esa noche E: Cariño... ¿me acercas los zapatos que están debajo de aquella silla?... (le preguntó Esther a su hija, mientras terminaba de vestirse) Cris: Sí mamá... (dijo Cris dándoselo casi al instante) mami... me gustas mucho con ese vestido... E: Pues a mi me gustas mucho más tú... (le soltó la enfermera dándole un beso en la mejilla a su hija por lo que le acababa de decir, la verdad es que desde el fallecimiento de su marido, en pocas ocasiones se había vestido de aquella manera y no es que estuviera excesivamente arreglada, pero sí lo suficiente como para sentirse bien, guapa, feliz e ilusionada por volver a verse de aquella manera, por verse delante del espejo de su dormitorio intentando estar lo mejor posible para su chica) ui cariño... (dijo mirando el reloj durante un instante) que ya deben de estar a punto de llegar... Cris: Mami... ¿podemos irnos a jugar ahora al cuarto?... (preguntó la pequeña esperando la respuesta de su madre) E: Primero tenéis que cenar las dos... y después a jugar... (le comunicó Esther en un tono neutro) que después tenemos que cenar los mayores... así que veis una peli... o lo que queráis... Cris: Voy yo... (casi chilló Cris al escuchar como llamaban al timbre del piso)

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E: Venga Esther... que tu puedes... estás muy bien... y le vas a encantar... (se dijo a si misma antes de salir de su dormitorio hacía el salón para encontrarse con sus primeras invitadas) Y en efecto, allí estaba Maca sentada en el sofá del salón, mientras que María y Cris corrían hacía el cuarto de esta última intentando que no las obligaran a cenar inmediatamente, pero en ese piso una cosa estaba clara y es que en el mismo instante en el que ambas se vieron, el mundo dejó de existir, ya no había niñas, no había cena, no había nada, sólo ellas dos contemplándose e intentando disfrutar de esa momento que estaban viviendo en ese momento M: Estás... estás... preciosa... (dijo por fin la periodista levantándose del sofá para acercarse a su chica, que comenzó a ruborizarse casi de inmediato) E: No me digas eso... (le soltó Esther acercando sus manos a las de Maca para cogérselas aunque fuera un instante) que me pongo más nerviosa... M: Cariño... tranquila... no pasa nada... (comenzó a decirle Maca en un tono de voz tranquilizador) lo vamos a pasar bien... y las niñas también... E: Eso lo sé... (dijo la enfermera suspirando aunque sin quitar la sonrisa de su rostro y acercándose a su chica para darle aunque fuera un leve beso en los labios, aprovechando que estaban a solas en el salón) M: No sé si voy a poder contenerme toda la noche... (soltó Maca con expresión pillina, después de morderse el labio inferior una vez que su chica se había separado de ella) porque esta noche... estás especialmente guapa... y ya sabes... lo que me pasa a mi... cuando te veo... si además te pones así... ufff... E: No seas payasa... y venga... vamos a darle de cenar a las peques... para que después hagan lo que quieran... (dijo Esther sin poder evitar sonreír mientras se dirigía ya hacía la cocina para prepararles la cena a las niñas) M: Ya le he dicho a María que se tiene que comportar... y mañana se tiene que levantar tarde... (comenzó a contarle la periodista mientras la observaba desde el quicio de la puerta de la cocina) E: ¿Y crees que lo hará?... M: Conociéndola... me parece que no... (siguió diciendo la periodista con tono de resignación) pero bueno... al menos lo tenía que intentar... E: No pasa nada cariño... los niños son así... M: Ya... pero no voy a poder disfrutarte todo lo que quisiera... (soltó ya Maca con resignación) pero bueno... me levantaré e intentaré entretenerla... hasta que os despertéis... no me queda otra... E: En eso por lo menos se podría parecer a Cris... que es una marmota... (dijo Esther riendo acordándose de todo lo que le costaba levantarla por las mañanas) M: Ya... pero salió a mi... la genética cariño... (siguió diciendo Maca mientras ponía cara de resignación) E: Pues lo hizo muy bien... (soltó la enfermera acercándose hasta ella para darle otro beso en los labios, que también supo a poco) porque es una tú en pequeñito... M: ¿Y eso te gusta?... (preguntó la periodista intentando provocarla) E: Eso me encanta... (le respondió Esther a la vez que le sacaba la lengua) pero no te lo creas mucho eh... M: Tú si que eres un bicho... (terminó diciendo Maca mientras ambas comenzaban a reírse en la cocina esperando a que la cena de las niñas estuviera lista)

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Después de darles por fin de cenar a las niñas, se quedaron hablando en el salón mientras llegaba el resto de las invitadas, puesto que las niñas nada más terminar, se habían ido corriendo hacía el cuarto de Cris para jugar a alguno de sus juegos, hasta que sonó el timbre, algo que hizo que ambas salieran como de la nada hacía el salón y se fueran directamente hacía la puerta del piso para abrir Cris: Abro yo mami... abro yo... (gritó Cris por si su madre no se hubiera enterado de que ella era quien iba a abrir la puerta, seguida de María que no se le quedaba atrás) C: ¡Eh!... hola preciosa... (escucharon como la voz de Cruz se dirigía a las crías en un tono amable) hola María... Eva y L: Hola bicho... (sonó a la vez la voz de Eva y de Laura) Cris: Hola Cruz... hola Eva... hola Laura... (dijo Cris saludando a las amigas de su madre, quienes en ese instante pasaron hacía el salón donde Esther ya se había levantado para ir a saludarla, mientras Maca se había colocado todavía sentada en el sofá, aunque algo más incorporada de lo normal y las niñas volvían a pasar corriendo para volver a esconderse en el cuarto de la hija de Esther) E: Hola chicas... (dijo por fin la enfermera mientras le daba los respectivos besos a sus amigas y poco a poco la periodista se iba levantando para también ir a saludar) C: Hola Maca... (soltó en seguida Cruz acercándose hasta ella para darle dos besos) M: Hola... (dijo Maca medio sonriendo e intentando aplacar ese nerviosismo que se había metido en su cuerpo en cuantito que las tres habían puesto el pie en el piso) ¿qué tal?... L: Bien... muy bien... (le contestó Laura dándole dos besos casi al instante, puesto que era a la que conocía más, a Eva se la había cruzado alguna vez, pero no tenía todavía tanta confianza con ella Eva: Esthercita... ni que fuera a venir aquí la plana mayor del hospital... (soltó Eva después de darle dos besos a la periodista y saludarla con un gesto) C: ¡Te parece poco... que sea porque el cuarteto de oro va a cenar!... (le recriminó Cruz, mirándolas a todas, pero en especial a Maca que no pudo evitar sonreír al notar como su chica comenzaba a estar en salsa) bueno aunque puede que seamos cinco... ¿no?... E: Bueno eso ya se verá... (soltó Esther mirando también a la periodista que a pesar de todo, sabía que lo importante era que su chica se lo pasara bien en aquella cena) Poco a poco se fueron sentando en sus respectivos sitios y comenzaron a conversar de todo un poco, Cruz le preguntó a Maca como se encontraba María de su lesión, pero también hablaron de las vacaciones, de la gente del hospital, que a pesar de que no los conocía la periodista a la mayoría de ellos, Esther se había encargado de vez en cuando de hablarle de alguno de ellos, al menos de los más conocidos e intentó meterse un poco en la conversación que las cuatro amigas estaban disfrutando de lo lindo Eva: Así que ya ves... entro en el vestuario... y me encuentro a Arturo... el de micro... con Rosa... (comenzó a contar Eva con toda la gracia que le caracterizaba) dándose el lote... con lo feo que es el tío... L: Vaya impacto... ¿no?... (dijo Laura riéndose ante la cara que estaba poniendo su amiga al contarlo) si es que el que no liga en un hospital... es porque no quiere... Eva: Pues sí Laurita... porque no quiere... (siguió diciendo Eva, pero esta vez mirando directamente a su amiga Esther, que supo que había llegado el momento de que comenzara el tercer grado) porque aquí nuestra queridísima amiga... no liga porque no le da la gana...

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L: Pero es que a lo mejor ya ligó... (dijo Laura intentando descifrar la cara que la enfermera estaba poniendo en ese momento) ¿tú que dices Maca?... C: Chicas... chicas... (soltó Cruz que como siempre era la que paraba los ataques de las dos contra la enfermera) pero parece mentira que no la conozcáis... y no metáis a Maca en esto... no seáis malas... (terminó diciendo para que no pusieran en un compromiso a la periodista) E: Bueno si da igual... (dijo Esther en ese instante armándose de valor para hacer lo que se había propuesto esa noche, así que antes de hacerlo, miró a su chica, que le sonrió dándole ánimos y después de un gran suspiro comenzó su discurso) bueno chicas... os tengo que contar algo... Eva: ¿Estás embarazada?... (preguntó Eva interrumpiéndola pero llevándose un manotazo de Laura que estaba su lado C: No seas bruta Eva... (le recriminó Cruz mirándola con expresión asesina) Eva: Si yo no he dicho nada... (intentó defenderse la pequeña del grupo como podía) E: Vale... no pasa nada... (dijo Esther entonces intentando no perder el hilo de lo que iba a decir) veréis... es que no sé... a lo mejor os parece un poco... extraño... o no sé... no sé como describirlo... pero sé que en este momento soy muy feliz... y que he encontrado a la persona que hace que así sea... (en ese instante le cogió la mano a Maca, que gustosamente entrelazó sus dedos con los de su chica y la miró con una cara de felicidad que delataba todo lo que la enfermera estaba intentando decir) bueno... Maca y yo estamos juntas... Eva: Joder... (soltó Eva como un resorte que mostró su sorpresa) yo no sabía que tú... que tú... E: Yo tampoco Eva... yo tampoco... pero las cosas han ocurrido así... (siguió diciendo Esther mirando a su amiga) L: Me parece genial... (dijo Laura dándose cuenta de que era real lo que estaba diciéndole su amiga) me alegro mucho por vosotras... de verdad... se os ve genial... E: Gracias Laura... (dijo Esther agradeciendo la reacción de su amiga) C: Lo importante es que estéis bien las dos... (comenzó a decir Cruz sin dejar de mirar a una Eva que parecía que había sufrido un pequeño shock ante la noticia) no tiene importancia... se le pasará... L: Sí la peque... es así... (añadió Laura sin dejar de reír y de observar como Esther y la periodista seguían cogidas de la mano y sonreían felices) Pero la peque, como la llamaban ellas seguía sin reaccionar, incluso después de recoger la mesa y sentarse a tomarse unas copillas, la enfermera del samur estaba como ausente, como si la noticia que le hubieran dado aquella noche tan sólo fuera un mal sueño que estuviera presenciando y que de un momento a otro se despertaría de ello De vez en cuando Maca, disimuladamente, estaba pendiente de ella, le parecía que para la chica había sido una noticia muy fuerte, como si nunca se hubiera esperado que su gran amiga hubiera tomado la decisión de estar con una mujer, pero al menos no había reaccionado de manera brusca, no había rechazado a su chica, simplemente no hablaba y supuso que ya lo haría Mientras tanto, Cruz, Laura y Esther, conversaban de manera muy amena sobre varios temas, entre ellos, por supuesto la pregunta de cómo se había dado cuenta de que se había enamorado de Maca

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E: Pero es que no lo sé... (contestó la enfermera encogiéndose de hombros) no sabría deciros... L: Ya... supongo que no... (comentó Laura al instante) pero seguro que hubo algo... que te llamó la atención... o muchas cosas... ¿quién sabe?... (en ese momento Maca que seguía inmersa en observar como se encontraba Eva, se centraba en lo que estaban hablando) E: Lo único que sé es que nos encontrábamos en todos lados... (siguió diciendo la enfermera sin poder evitar reírse) nunca me había encontrado tanto con una vecina... era como si nos vigiláramos... no sé... M: ¡Eh!... que conste que yo iba a mi bola... (decía en ese instante la periodista defendiéndose) E: Ya lo sé cariño... (soltó Esther acercándose hasta ella para darle un suave beso en los labios) pero no me dirás ahora... que no era así... C: Eso es que estabais predestinadas... (intervino Cruz en ese momento con cierta risa cómplice con la pareja) E: Eso... o que aquí mi chica... (siguió diciendo Esther sin dejar de mirar a Maca en ningún momento) hizo todo lo que estaba en su mano... para conquistarme... M: Perdona... (dijo entonces Maca con tono ofendido) eso lo hiciste tú... que conste... con esos aíres de amabilidad... que tenías... así que a mí no me eches el muerto... E: Sí claro... lo dice como la que nunca ha roto un plato... (soltó Esther dándole un ligero codazo en el antebrazo que hizo que la periodista exagerara fingiendo más dolor del que le había causado la acción de su chica) no seas quejica anda... L: Peque reacciona... (escucharon como Laura se dirigía a Eva ya con un tanto de cierta preocupación al no escucharla meterse con Esther como solía hacer siempre) que no ha sido para tanto... mujer... Eva: Ya... pero tú... (dijo entonces Eva mirando fijamente a la enfermera antes de seguir hablando) bueno que yo... que... eso... que bueno... no me esperaba eso de ti... bueno... no quiero decir que no me alegre... pero no me lo esperaba... y claro... yo... pues... no sé... E: Anda ven aquí... (le dijo Esther levantándose del sofá y haciendo Eva lo mismo para fundirse en un fuerte abrazo) soy feliz... y es lo único que me importa... Eva: Me alegro mucho por ti... y lo siento... siento haberme comportado así... (le dijo la chica del Samur sin dejar de abrazarla) me cae muy bien... (le soltó ya al oído para que nadie la escuchara) C-: Bueno... creo que después de este momento tierno donde los haya... (dijo Cruz interrumpiendo el abrazo y pillando su copa, haciendo que el resto hiciera lo mismo) vamos a brindar... por la nueva pareja... y porque esto dure mucho tiempo... porque os lo merecéis la dos... Todas: Por las dos... (dijeron entre todas al unísono) E: La verdad es que eso no lo sé... (soltó Esther después del brindis para acto seguido mirar fijamente a su chica y cogerla de la mano para atraerla hacía ella) no sé lo que aguantaré aquí a la doñita... porque la verdad... menudo regalito que me he llevado... M: En eso te doy la razón... no sabes donde te has metido... (dijo Maca sin poder evitar reírse y darle un beso en la mejilla a su chica que se había quedado a cuadros por la contestación que le había dado, mientras el resto no paraban de reír intentando no despertar a las niñas, que se suponía que llevaban ya algún tiempo durmiendo a pierna suelta) El resto de la velada fue sobre ruedas y una vez que Eva ya se había recuperado, comenzaron de nuevo las bromas, las risas, las anécdotas contadas por ella y esa forma

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tan particular que tenía de meterse con todo el mundo, sobre todo si se trataban de sus amigas del alma A esas alturas de la noche, conforme iban pasando los minutos, Maca se iba encontrando cada vez más a gusto, intentaba participar en lo que podía, dadas las circunstancias, pero también disfrutaba muchísimo viendo como su chica estaba realmente feliz, la veía tan feliz, que pensó que quizás todos sus miedos, todas sus preocupaciones, tenían que pasar a mejor vida, Esther no se merecía que estuviera así, se merecía algo mejor que eso, una persona incapaz de compartir las cosas que le preocupaban, las cosas que le hacían daño y por eso, tan sólo por eso, tenía que intentar hacer todo lo posible por abrirse a ella, por estar con ella en lo bueno y en lo malo, ahora que estaba a tiempo todavía de no cometer los mismos errores que con Lola, ahora que estaba a tiempo de abrirse a ella como nunca lo había hecho a nadie Una vez que se fueron las amigas de Esther, ambas se quedaron durante un momento disfrutando de su mutua compañía en el salón, la enfermera casi completamente encima de una Maca que sin quererlo, poco a poco se iba aferrando al cuerpo de su chica, como si con eso pudiera impedir que se marchara, impedir que se alejara de ella E: ¿Te lo has pasado bien cariño?... (le preguntó Esther una vez que sintió que después de mantener ese silencio por ambas pactado, tenía que dar paso a un diálogo fluido entre ellas, aunque fuera simplemente para hablar de lo que había pasado esa noche) M: Sí... son geniales... (le contestó Maca dándole seguidamente un beso en los labios) aunque Eva... al principio no haya reaccionado muy bien... E: Bueno... ella es así... (siguió diciendo la enfermera sin poder evitar acordarse de la reacción de su amiga) la peque... es un tanto alocada... siempre se entera la última de las cosas... pero bueno es buena gente... y se hace querer... M: Sí... ya veo que sí... que le tenéis todas mucho cariño... (prosiguió Maca mientras comenzaba a acariciarle con una de sus manos el torso a su chica, que se dejaba hacer) E: Es que somos como hermanas... (continuó la enfermera intentando no gemir ante las caricias que estaba sintiendo en su piel) Maca cariño... ¿qué intentas hacer?... M: Creo que está claro... ¿no?... (dijo la periodista casi con una carcajada al ver un rostro de su chica lleno de placer) vamos a la cama... necesito sentirte... E: Pero cariño... las niñas... (comenzó a decir Esther, más por compartir todos los impedimentos que hacía que el hecho de irse a su cama con la periodista fuera realmente una locura) M: Las niñas duermen... nosotras no... (dijo Maca en un tono que quiso que fuera totalmente convincente) no te preocupes... no va a pasar nada... E: ¿Y si?... (volvió a preguntar Esther con tono de preocupación) M: Shhh... cariño... no va a pasar nada... nunca dejaría que pasara nada... ¿de acuerdo?... (le soltó Maca para tranquilizarla y haciendo un gesto para que se levantara para acompañarla hacía el dormitorio) Y así lo hicieron, como si no tuvieran que decirse nada más, ambas se dirigieron la dormitorio principal y una vez dentro, después de cerrar la puerta y poner un silla en el pomo por si se quedaban dormidas y las niñas se despertaban, comenzaron a desnudarse mutuamente, para comenzar con su particular danza, esa en la que desde hacía poco tiempo se sumían y a la que cada vez más se les hacía tan difícil contenerse

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La mañana comenzó más temprano de lo que Maca hubiera querido, puesto que bien entrada esta, sintió como alguien intentaba mover la silla que había sido puesta estratégicamente cuando entraron al dormitorio la noche anterior, así que sin más, la periodista se levantó de la cama, se puso una camiseta e intentó llegar lo antes posible hacía la puerta del dormitorio, sabiendo de sobre, de quien se trataba M: Ya voy mi amor... ya voy... (dijo una vez que quitó intentando no hacer ruido la silla) María: Es que ya no tengo sueño... (soltó la pequeña intentando ver lo que había dentro de aquella habitación que su madre en cuantito que había salido, había hecho todo lo posible por ocultárselo) M: Ven cariño... que todavía están durmiendo... (le susurró al oído mientras la cogía de la mano para llevársela hacía el salón) ¿te apetece desayunar?... María: Sí mami... tengo mucha hambre... (dijo la niña con una sonrisa en los labios) Menos mal que María no había conseguido entrar en el dormitorio, puesto que no se iba a encontrar lo mejor que puede encontrarse una niña, a su madre totalmente desnuda, con la madre de su amiga, también desnuda, abrazada totalmente a ella. Y no es que no hubiera estado acostumbrada a ver a la periodista de esa manera, la verdad es que desde que había tenido uso de razón, tanto Lola como ella, se habían comportado con su hija de la manera más natural y era normal que la pequeña, una vez que se hubiera despertado, se metiera entre las dos, las encontrara a ambas desnudas después de una de las tantas noches en las que habían intentado recuperar el tiempo perdido, pero Esther no era su madre y eso era un tema que tendría que hablar con su hija, tarde o temprano y esperaba que la pequeña se lo tomara de la mejor manera posible, aunque quien sabía qué reacción podrían tener los niños en esa situación y su hija no iba a ser menos M: ¿Te parece que comamos con Esther y con Cris... y después vayamos a casa a terminar de hacer la maleta?... (le preguntó Maca mientras la pequeña seguía tomándose su desayuno) María: Claro mami... que a Cris no la voy a ver en mucho tiempo... (le contestó la cría con un tono que denotaba que su madre no sabía nada del asunto, aunque este fuera más que evidente) M: Es verdad... (siguió diciéndole la periodista, intentando no reírse de la contestación de su hija) ¿has dormido bien?... María: Sí muy bien... (soltó la pequeña, quien no dejaba de moverse en la silla mientras se bebía su cola-cao como cada mañana) ¿vas a venir a verme a la playa?... M: Claro cariño... (dijo Maca respondiendo con sorpresa) ¿por qué preguntas eso?... María: Porque como tú y mamá... ya no os queréis... (siguió diciendo la niña sin dejar de sorprender a su madre con su comentario) M: ¿Quién te ha dicho eso?... (preguntó Maca a pesar de saber quien se lo podría haber dicho a la niña) María: Mamá... me lo ha dicho mamá... (contestó la cría casi al instante) me ha dicho... que a lo mejor... no venías a verme a la playa... pero yo quiero que vengas a verme a la playa... mami... M: Cariño... mamá habrá querido decirte... (comenzó a decirle a la niña intentando que esta la entendiera lo mejor posible) que no voy a poder ir... todo el rato... porque tengo que trabajar... pero no te preocupes que estaré allí... y después... cuando vuelvas... nos iremos a ver a los abuelos... María: Sí... y voy a montar a caballo... (dijo María toda feliz, como si el hecho de que la periodista le hubiera comentado aquello, no tuviera la menor importancia)

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M: Eso... vamos a montar a caballo... que tendrás que hacerlo conmigo... que todavía eres muy peque... (siguió diciéndole Maca intentando encontrar una explicación al hecho de que Lola le hubiera dicho aquello a la niña) María: Sí... aunque la abuela... ni mamá quieran... pero yo sí quiero... y sí puedo... me lo ha dicho el abuelo... (le confirmó la pequeña, la verdad es que el abuelo Wilson estaba con aquella niña como si no existiera nadie más, era su ojito derecho, aunque también era cierto, que el resto de la familia también lo estuviera, porque la verdad es que la cría era encanto y eso se notaba a leguas) E: Buenos días... (escucharon las dos como alguien las saludaba, aunque la voz sonara de ultratumba) María: Hola Esther... buenos días... (la saludó María de manera educada) M: Buenos días... (le dijo Maca también brindándole una sonrisa que la enfermera le devolvió antes de dirigirse hacía la cocina) cariño ahora vengo... (en ese instante se levantó para ir tras su chica) ¿no es demasiado temprano para ti?... (le preguntó de manera sensual) E: Un poco... (le respondió Esther volviéndose y dejando la taza en la que se estaba echando el café encima de la encimera para mirar a la periodista) pero te echaba de menos... y pensé... ya dormiré... M: Yo también te echaba de menos... (le dijo también Maca acercándose hasta ella para darle un leve beso en los labios) María: ¡Mami!... ¡mami!... (escucharon como María la llamaba desde el salón, así que la periodista salió, no sin antes colocar su cabeza en el hombro de su chica en señal de desesperación) M: Dime cariño... (le dijo la periodista a su hija colocándose a su lado) María: Ya he terminado... ¿puede ver una película?... (preguntó la pequeña levantándose de la silla y mirando a su madre) M: Vale... porque Cris todavía está durmiendo... (en ese instante Maca la acompañó hasta el reproductor y le puso una película de dibujos para que estuviera tranquila esperando a que su amiga se despertara) E: ¿Todo bien?... (preguntó Esther volviendo al salón y sentándose en una silla para desayunar) M: Sí todo bien... (le respondió Maca haciendo lo mismo, sin dejar de observar como su hija comenzaba a reírse mientras la película lentamente iba avanzando Quizás aquel desayuno que estaban medio compartiendo, ya que la periodista se había levantado a por otro café, pensó Esther que podían hablar un poquito más, sabía de sobra que a Maca le pasaba algo y ese algo era lo suficientemente importante como para que estuviera así, casi sin quitarle la vista a su hija, que seguía disfrutando de la película Para la enfermera, aquella situación era la que peor llevaba, sentía que la periodista era capaz de llevarla hasta el cielo si era preciso, se comportaba con ella de manera cariñosa, a la vez que siempre, lo había sido también con Cris, había sido paciente con ella hasta que estuvo totalmente segura de dar el siguiente paso, pero se sentía incapaz de llegar más allá, de sobrepasar esa barrera que la periodista ponía siempre que ella intentaba preguntarle que le ocurría, cuando se suponía que eso era normal en una pareja, el compartir esas cosas, pero también era verdad, que Maca se había acostumbrado a estar sola, a solucionar sus problemas e incluso no compartirlos con sus más allegados, esa independencia era a la vez lo que más le había atraído de ella y ahora lo que menos le gustaba de su chica

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E: Cariño... (comenzó a decir Esther intentando llamar su atención sin alzar mucho la voz para que María no se enterara) ¿estás bien?... (le preguntó por fin, aún sabiendo que no le iba a contestar o bien lo haría con alguna evasiva) M: Sí... (le dijo mirándola por un instante a la vez que le sonreía intentando que no se preocupara) E: Maca... (siguió diciendo la enfermera después de guardar silencio un tiempo lo suficientemente prudente para darle la oportunidad de continuar) cariño... ¿por qué no quieres nunca compartir conmigo las cosas que te preocupan?... (le preguntó ya con cierto tono de dolor en sus palabras, pero la periodista lo único que hizo fue mirarla con ojos tristes sin emitir ningún tipo de sonido) sé que hace muy poco tiempo que entré en tu vida... (continuó diciendo salvaguardando el hecho de que la hija de la periodista estuviera a tan solo unos metros de donde se encontraban ellas) que has pasado por algo muy doloroso... pero pienso... que al menos... puedo escucharte... puedo intentar que pases todo eso... de la manera menos dolorosa posible... M: Pero es que yo... (dijo entonces Maca sin saber muy bien que decir ante lo que le acaba de soltar su chica, sabía que tenía razón, la tenía, pero no sabía como decirle que por mucho que ella quisiera hacerlo, en ese momento, no podía compartir su dolor con nadie, se sentía incapaz de hacerlo y no quería hacerle daño) E: Lo sé cariño... (la interrumpió Esther viendo que finalmente no se arrancaba en decirle nada) sé que no eres persona de compartir tus cosas... lo sé... pero te veo triste... ahora mismo te estoy viendo triste... y sé que es porque María se va a ir de vacaciones... y no vas a poder verla casi a diario... María: ¡Mami!... (escucharon como la pequeña llamaba la atención de la periodista para que la atendiera) M: Dime cariño... (le contestó Maca levantándose casi inmediatamente para acudir hasta donde se encontraba su hija) María: ¿Vienes a ver la película conmigo?... (le preguntó la cría casi con tono de súplica) M: Claro mi amor... ya estoy aquí para ver la película contigo... (le dijo sentándose a su lado y dándole un beso en la frente, para acto seguido, ver como la pequeña se subía a su regazo y se apoyaba en ella para seguir viendo la película) está genial... ¿verdad?... María: Sí mami... es muy divertida... (le dijo la cría mirándola durante breves instantes haciendo que una gran sonrisa apareciera en el rostro de la periodista que volvió a darle otro beso, aunque esta vez fuera en la cabeza) Estaba claro que a Esther le iba a costar horrores que la periodista se abriera a ella, pero estaba dispuesta a lograrlo, quizás durante ese día no, puesto que sabía que esta querría pasarlo con su hija y disfrutar de ella hasta el último momento, pero lo haría El resto del día lo pasaron las cuatro juntas, Esther tenía claro que no quería que la periodista pudiera estar ni un minuto sola mientras pasaba esas últimas horas con su hija, fueron a la piscina del barrio, donde tanto Cris como María se lo pasaron de miedo y también a comer, hasta que terminaron en casa de la periodista para terminar de hacer la maleta de la cría, mientras ambas niñas se entretenían jugando en el salón con uno de los tantos juguetes que tenía en el piso M: Gracias por ayudarme a hacer la maleta... (le dijo Maca a la enfermera esbozando una gran sonrisa de agradecimiento, mientras ambas permanecían todavía en el dormitorio de la niña terminando de recoger todo lo que se había quedado por medio)

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E: No hay de que... (le contestó Esther acercándose hasta ella para abrazarla por su espalda, puesto que la periodista seguía doblando la ropa que todavía se encontraba sobre la cama de la pequeña) me encanta tenerte así... me siento tan bien... M: A mi también me gusta... me gusta mucho... (le susurró Maca casi al oído, justo antes de darle un suave beso en los labios para quedarse esta vez de cara a su chica y así poderse mirar a los ojos) no quiero que te preocupes por mí... estás son cosas que pasan... y ya está... E: Pero no quiero que estés triste... (le replicó Esther al sentir un dolor intenso en el pecho después de escucharla decir eso) y no me digas que no me preocupe por ti... porque eso es imposible... desde el instante en el que decidimos compartir nuestras vidas... todo lo que te haga daño... todo lo que te preocupe... me afecta a mí... al igual que sé que a ti te pasa lo mismo conmigo... Maca... M: Pero es distinto... (soltó Maca a continuación intentando medir un poco sus palabras, sentía que Esther tenía toda la razón, pero no podía, no podía, no se lo permitiría, su chica no se merecía sufrir o preocuparse por ella, para nada) E: ¿Por qué?... (le preguntó Esther intentando que ya que la periodista se había decidido a comunicarse, no la dejara sin saber, no la dejara sin conocer más sobre su mundo) ¿Por qué tiene que ver con tu vida anterior?... (intentó preguntárselo sin ser dura, sólo quería respuestas nada más) ¿por qué están relacionados con Lola y con tu hija?... M: No Esther no... yo no... (la interrumpió Maca cerrando los ojos para desviar su mirada de la de su chica) no me gustaría que... nada de lo que pase con Lola... nos afectara... nada... E: Pero te afecta a ti... cariño... (casi gritó Esther al escuchar aquello, de verdad que estaba comenzando a no entenderla, ¿cómo podía querer echarse a la espalda todo eso ella sola?, ¿cómo?) M: La cagué... (soltó por fin la periodista después de un gran suspiro) con ella... con mi hija... y sabes... puede que la cague también contigo... no soy esa persona que crees que soy... no lo soy... no soy tan genial... como piensan tus amigas... no lo soy... (dijo con mezcla de rabia y tristeza, ya casi soltando una lágrima que sus ojos luchaban por expulsar de su cuerpo) ahora puede que veas muchas cosas buenas en mi... pero te aseguro... que de aquí a un tiempo... se convertirán en defectos... porque la cagaré... mil veces... mil... E: Shhh... mi amor... (susurró Esther prácticamente antes de abalanzarse suavemente hacía la periodista para abrazarla, la cuál se aferró a su cuerpo intentando no llorar) todos tenemos defectos... todos... y cometemos errores... pero no tenemos por qué castigarnos por ello... no tienen por qué repetirse las cosas... yo no soy Lola... no lo soy... M: Pero... (intentó decir la periodista casi entre sollozos) E: No cariño... no... (dijo Esther sin dejarla seguir hablando) solo quiero que me dejes conocerte... que me dejes compartir las cosas contigo... cuando tu sientas que deben ser así... (en es instante después de sendos suspiros por parte de ambas, permanecieron en silencio un rato más, así abrazadas, sintiéndose e intentando que aquel momento de tristeza pasara lo antes posible) Aquella noche decidieron ambas dormir cada una en su piso, puesto que a la mañana siguiente, Maca tendría que dejar bien temprano a la pequeña en casa de Lola para que estas pudieran salir lo antes posible hacía la playa y no pillar mucho calor por el camino, así que se despidieron en la entrada del piso con un par de besos breves y un hasta luego que descanses, antes de que las niñas aparecieran por allí y pudieran pillarlas

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Una vez que María se durmió, Maca intentó por todos los medios relajarse y dormir, así que sin más, cogió una copa de brandy de su familia y se sentó en el sofá para intentar ver algo en la tele. Le traía tantos recuerdos aquel olor, aquel sabor jamás olvidado de un tiempo en el que quizás, a pesar de los problemas que siempre tuvo con sus padres, se esperaba otras cosas, que su vida fuera de otra manera, soñando en lo que sería en un futuro, deseando escapar de aquella casa tan grande, pero a la vez tan llena de cautiverio para ella, para vivir la vida que siempre había querido vivir. Pero ahora ahí estaba, de vuelta a un país que cada vez entendía menos, sobre todo en lo referente a la clase social que le había tocado vivir, a una ciudad extraña para ella y en la que de momento, se sentía tan fuera de lugar como la primera vez que aterrizó en ella para comenzar a estudiar y en la que, si no hubiera sido por Ana, por su gran amiga, probablemente se hubiera terminado de ahogar o lo que es peor, se hubiera metido todavía más en si misma, pero ahora tenía a Esther, si a Esther, esa pequeña mujer que poco a poco le había hecho ilusionarse de nuevo, como si a pesar de todo, la vida le diera una segunda oportunidad y pudiera resarcirse de muchas de las decisiones que había tomado en el pasado y tenía razón, claro que tenía razón, todos cometemos errores, todos y quizás lo único que le faltaba por hacer, era hacerse a la idea de que sus problemas con Lola siempre estarían ahí, quisiera o no y tendría que aprender a vivir con ello sin que le perjudicara en nada más en su vida A la mañana siguiente, a la hora acordada, llevó a su hija a casa de su ex mujer y como siempre, desde el mismo instante en el que salió de su propia casa, sintió que tenía que estar preparada para cualquier cosa y quizás lo único que hacía sentirse más tranquila, era que su hija iba con toda la ilusión del mundo por ver a sus primos, a sus abuelos y pasar unos días en la playa María: Hola mamá... (dijo la cría en cuantito que Lola le abrió la puerta del piso) Lola: Hola cariño... ¿lo tienes ya todo preparado?... (le repreguntó esta largándose inmediatamente hacía dentro del piso, dejando a Maca todavía en el pasillo) María: Sí mamá... (le contestó la cría siguiéndola hacía el interior seguida la periodista, que se quedó parada en la puerta del salón sin emitir ningún tipo de sonido) Lola: ¿Le compraste la crema?... (volvió a preguntar Lola entrando de nuevo en el salón como un vendaval que no sabe donde tiene las cosas) M: Sí... lo tiene todo... (le soltó Maca intentando no mirar como su ex mujer no dejaba de moverse de un lado a otro de la habitación) Lola: Pues nos vamos... (siguió diciendo Lola, que estaba visto que no le iba a echar cuenta a la periodista para nada) pilla la maleta... y venga... que se nos hace tarde... María: Si mamá... (dijo la niña mirando a Maca que con un gesto le indicó que no se preocupara que ella bajaba su maleta) De esa manera las tres salieron del piso, sin una palabra amable, sin un hasta luego, sin intentar dejar nada claro, Lola no quería saber nada de la periodista y Maca al fin y al cabo, prefería que de momento las cosas estuvieran así M: Bueno cariño... que te lo pases muy bien... (comenzó a decirle Maca a su hija, una vez que estuvo subida en el coche) te llamaré todos los días... e iré a verte... ¿de acuerdo?...

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María: Sí mami... (le contestó la niña sin poder evitar ponerse ahora si algo triste al ser consciente de que su madre no iba a ir con ellas a la playa y ambas se abrazaban de manera emotiva) M: Estaré muy prontito allí contigo... (siguió diciéndole la periodista para intentar calmar a su hija y que se fuera lo más feliz posible a sus vacaciones) Lola: Venga que nos vamos... (dijo Lola de manera brusca, ya subida en el coche y a punto de arrancarlo, como así hizo para que Maca cerrara de una vez la puerta de atrás en la que se encontraba su hija y las dejara marcharse de una vez) M: Tened cuidado... (terminó diciendo más bien para si misma que porque realmente fuera a llegar ese pensamiento en voz alta a sus destinatarias, puesto que casi de manera inmediata, Lola salía del aparcamiento casi sin esperar a que ella se pudiera apartar un poco del coche para salir de allí rumbo a la playa) Una vez que salió de aquel edificio, la periodista se dispuso a ir a dar una vuelta, no tenía ganas de meterse entre cuatro paredes a pensar, se sentía triste, tremendamente triste, ver como su hija no dejaba de mirarla mientras ese coche salía de aquel garaje, le rompió el corazón, el alma en mil cachitos y lo único que le quedaba a partir de ese instante era ir recomponiéndose, ir curando ese corazón herido y volver a levantarse, pero para eso necesitaba estar sola, al menos hasta que pudiera apaciguar esa cara de tristeza que se le había dibujado hacía tan sólo unos minutos al verla marchar Sabía que Esther cuando se levantara no tardaría en llamarla y por un lado, deseaba que ese momento tardara en llegar cuanto más tarde mejor, pero por otro lado, seguía escuchando en su cabeza las últimas conversaciones que habían tenido ambas en las que la enfermera le pedía que se abriera a ella, que compartiera las cosas que le preocuparan con ella y tenía razón, se sentía bien a su lado, Esther era sin duda, la persona que hasta ahora, mejor había llegado hasta su corazón, porque la comprendía, comprendía esos momentos de silencio que tanto necesitaba y la necesitó, llevaba cerca de tres horas vagando sin rumbo fijo y sin saber cómo, terminó en el mismo portal del que había salido aquella mañana como si su mundo se hubiera derrumbado en aquel instante y sin darle tiempo, a arrepentirse de aquello, llamó a casa Esther, al principio de forma tímida, puesto que no quería despertar a la pequeña, para seguidamente, al ver que no le contestaban, comenzar a hacerlo de manera casi compulsiva E: ¡Sí!... ¡ya va!... ¡ya va!... (escuchó como al otro lado una voz somnolienta le contestaba y se quedó muda) ¿quién es?... M: Soy... soy... yo... (le contestó finalmente Maca de forma tímida) no quería despertarte... y bueno yo... E: Venga sube... (soltó Esther con una voz algo más despierta al saber que la periodista estaba allí y la notaba decaída) Mientras Maca subía, la enfermera entró en el cuarto de su hija para comprobar si el timbre la había despertado, pero finalmente no lo había hecho, Cris seguía profundamente dormida y respiró tranquila justo después de cerrar la puerta y dirigirse hacía la puerta de entrada, intentando llegar antes de que la periodista pulsara el timbre y pudiera despertar a la pequeña E: Hola... (dijo Esther al verla salir del ascensor con esa cara triste que mostraba el estado de ánimo en el que se encontraba su chica y aunque en ese momento lo que más

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le apetecía era acercarse hasta ella y abrazarla, se contuvo al no saber cómo le podría sentar aquello) M: Hola... no quise despertarte... (comenzó a decir la periodista intentando disculparse de nuevo ante su atrevimiento) yo no... ¿no habré despertado a Cris?... ¿no?... (preguntó ya preocupada mientras seguía a la enfermera hacía el salón) E: No... sigue durmiendo... menos mal que tiene el sueño profundo... (le contestó Esther intentando medir sus palabras para que su chica no se sintiera peor de lo que estaba) ¿qué tal estás?... M: He estado mejor... (le contestó Maca encogiéndose de hombros y a punto de saltársele las lágrimas, lo que hizo que ya Esther no pudiera contenerse más y se acercara a ella en un par de zancadas para abrazarla) E: No tienes que contarme nada... (comenzó a decirle la enfermera mientras ambas permanecían abrazadas) M: Pero quiero hacerlo sabes... (le soltó la periodista levantando su cabeza levemente del hombro de su chica para mirarla a los ojos para proseguir no sin antes suspirar fuertemente para intentar calmarse un poco) Lola ha estado... se ha comportado como si yo no hubiera estado allí... como si yo... no existiera... ni siquiera me ha dejado despedirme de ella en el garaje... se ha limitado a subirse al coche e irse sin más... (en ese instante de nuevo sintió como las lágrimas volvían a su rostro) me he pasado dando vueltas... como una tonta... (siguió diciendo mientras Esther seguía escuchándola atentamente sin deshacer el abrazo en el que ambas se habían fundido anteriormente) y he terminado en tu puerta... ya ves... (dijo soltando una leve carcajada) paradojas de la vida... la misma puerta que me ha jodido esta mañana... es la misma a la que he acudido para intentar deshogarme... y encontrarle sentido a todo esto... verás... (comenzó a decir después de un breve silencio en el que Esther no dijo nada, sólo se limito a seguir en la misma posición que ambas tenían, no quería soltarla por nada del mundo) tienes razón... yo no... yo no sé... no sé cómo va a terminar todo esto... pero sí tengo claro que... te necesito... (por fin había dicho esas palabras que tanto le habían costado admitir y lejos de pensar que le dolerían decirlas, sintió como una inmensa paz se apoderaba de su cuerpo) E: Yo también te necesito... (le contestó Esther abrazándose todavía más fuertemente a la periodista para después de aquel instante, fundirse en un beso suave, muy suave, tal vez corto, pero que claramente sellaba el comienzo de una nueva etapa en la relación de ambas) Las cosas estaban como estaban y tanto Maca como Esther lo sabían, sabían que sería un mes de lo más extraño para la periodista quien se había acostumbrado durante esos meses a algo que en realidad nunca había llegado a ejercer del todo, ser madre de una niña de seis años que necesitaba toda la atención del mundo, sobre todo desde la separación de sus madres. Quisiera o no, en ese aspecto, incluso Lola tenía razón, que fuera por causa de su trabajo, por su manera de huir de todo o simplemente por la poca responsabilidad que había adquirido hacía el proyecto de familia que había llegado a formar con su ex, todo eso lo había tenido muy claro, tremendamente claro, pero en esos meses se había dado cuenta que le gustaba aquello y sobre todo, que no quisiera perderse más las vivencias de su hija Después de la conversación que había tenido con Esther a su llegada y más por insistencia de la enfermera, que porque realmente a la periodista le apeteciera hacerlo,

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ambas se quedaron en el piso esperando a que Cris se despertara y así organizar alguna cosilla para entretener a la pequeña lo que quedaba de fin de semana E: ¿Te apetece otra?... (le preguntó Esther al ver como la periodista sin darse cuenta de que había acabado con su taza, intentaba llevársela a los labios para terminar de saborear su café) M: Sí claro... gracias... (le contestó esta sin poder evitar sonreírle levemente mientras la enfermera le servía otra taza de café) E: A lo mejor no es el mejor momento para decirte esto... (comenzó a decir Esther intentando llamar su atención) pero ya he hablado con Cruz... y el mes que viene tengo todo el mes de vacaciones... y había pensado... que bueno... M: ¿Qué?... (le preguntó Maca levemente al ver como había dejado de hablar) E: Bueno... que quizás... (siguió intentando decir Esther de manera que la periodista no se sintiera obligada a hacer nada) que... como vas a tener a María... esos días... si podríamos organizar algo para las niñas... no sé... ya que se lo pasan tan bien juntas... y eso... pero vamos... que sólo es una suposición... nada más... M: Es buena idea... (le respondió Maca intentando con sus palabras tranquilizar a su chica) sólo había pensado en pasar unos días en Jerez... para que esté con sus abuelos... es buena idea sí... E: Bien... (soltó Esther intentando disimular todo lo posible lo que la habían tranquilizado las palabras de la periodista, no se lo había tomado mal) M: Esther... yo... yo... (comenzó a decir Maca viendo aquel gesto de su chica, como si tuviera miedo de decirle algo no apropiado o tuviera planes ya preconcebidos) lo siento... quizás durante estos días... he estado un tanto distante... y eso... ni siquiera había pensado en las vacaciones... ya ves... con lo que estarás deseando tenerlas... (dijo suspirando y mirándola con dulzura) y que tienes razón... si somos una pareja... tenemos que comportarnos como tal... y las vacaciones entran dentro de eso... digo yo... aunque otras cosas también... (soltó ya casi con una sonrisilla que a su chica le encantó, sobre todo por volver a ver aunque fuera en esos instantes de nuevo aquella luz en los ojos de la periodista que tanto le encantaba ver) E: Eso dicen... (le contestó Esther acercándose más hacía ella para darle un beso muy suave en los labios para seguidamente apoyar su cabeza en su hombro y estar así más cómodas en el sofá) M: Eso dicen sí... (le respondió también Maca pensando en las musarañas, aunque estaba claro que se encontraba de mejor humor) que yo decía... que ya que estamos hablando de vacaciones... me encantaría llevarte a un sitio romántico... las dos solitas... sin niñas... sin trabajo... sin preocupaciones... solas tú y yo... E: Eso sería estupendo... (le dijo Esther dándole otro beso) ¿pero dónde las dejamos a las dos?... M: Pues con mi madre... (le contestó Maca como si aquello fuera lo más normal del mundo) estará encantada... de tenerlas allí... E: Ya... pero supongo que querrá tener a su nieta... (comenzó a decir Esther mientras un montón de situaciones le iban pasando rápidamente por su cabeza) no a dos crías... y no sé... M: No te preocupes... (intentó decirle para tranquilizarla) además se tendrá que ir acostumbrando... y sólo será un fin de semana... de verdad... E: Bueno... eso ya lo veremos... (dijo la enfermera sin estar convencida del todo, a pesar de que la idea de su chica en el fondo le hubiera encantando, pero todavía no sabía como se iba a tomar Cris todo aquello y quizás no estuviera preparada para quedarse con unos extraños a los que tan sólo había visto en un par de ocasiones, pero ya lo

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verían, quedaba un mes para que aquello comenzara a ser una realidad, así que ya lo pensarían con más tranquilidad y ya intentaría que su hija se fuera acostumbrando a todo aquello de la manera más suave posible) Los días fueron pasando, para Esther, esos últimos días en el hospital estaba siendo demasiado intensos, el trabajo no la dejaba casi ni respirar, todos eran problemas, la falta de personal, algún que otro encontronazo con algún médico algo subidito de tono por el trato que recibían sus enfermeras, pero era lo que tenía ser la jefa, muchos disgustos y pocas alegrías Ese día, no sabía aún cómo, pero había encontrado un hueco para irse a descansar al gabinete, necesitaba descansar las piernas y relajarse un poco, puesto que todavía le quedaban un par de horas para poder llegar a casa C: ¡Ui!... pensé que no había nadie... (escuchó como la voz de Cruz se disculpaba por su intromisión en aquel espacio que en realidad era más para los médicos que otra cosa, pero al que Esther acudía siempre que quería tranquilidad) E: Hola Cruz... (le soltó Esther intentando esbozar una sonrisa, aunque le doliera hasta el alma) necesitaba descansar las piernas un poquito... menuda semana... C: Sí que es verdad... ha sido un no parar... (siguió diciendo Cruz, sentándose en el sofá al lado de la enfermera) pero es lo que tiene estar a casi a cuadros... E: Pero vamos... una ayudita no nos vendría mal... que hay mucha gente esperando para trabajar por estas fechas... (protestó Esther sabiéndose con toda la razón del mundo) C: Ya... pero el presupuesto es el presupuesto... (dijo Cruz encogiéndose de hombros para darle la razón a su amiga) ¿qué tal está Cris con tu madre?... (preguntó entonces esta para cambiar algo de tema y olvidarse durante un instante del trabajo E: Muy bien... (le respondió Esther suspirando) allí está encantada... con todos los niños que hay... es un sitio muy tranquilo... y los críos se lo pasan bien... C: Bueno... (siguió diciendo Cruz sin dejar de mirarla) la verdad es que era lo mejor... si María no estaba aquí con ella... se hubiera aburrido... E: Eso estaba claro... (dijo Esther afirmando todo aquello, la verdad es que tan sólo había pasado un par de días desde que se había ido la niña de Maca, cuando pensó que su hija bien poco iba a poder hacer en Madrid hasta que ella cogiera vacaciones, sólo calor, así que llamó a su madre y le mandó a la niña para allá) además... es mejor que esté ahora con mi madre... C: ¿Al final te vas a Jerez?... (le preguntó la cirujana sabiendo de sobra por donde iban los tiros de su amiga) me alegro... E: Lo hemos estado hablando... y es una buena idea... yo quería hacer con Maca algo... preparar algo... y salió eso... (comenzó a decir Esther queriendo darle entender a su amiga, que seguía pensando igual, que la idea de ir a Jerez, era muy válida, pero que le hubiera dado lo mismo irse de viaje por ahí con su chica, al fin y al cabo, iban a ser sus primeras vacaciones juntas) y me sigue pareciendo bien... la verdad... las niñas se lo van a pasar bien... y bueno... voy a estar con quien quiero estar... (dijo finalmente poniendo una sonrisita que lo decía todo) C: Es una tía genial... (soltó Cruz sin poder dejar de sonreír por cuanto se alegraba por su amiga) y os lo pasareis muy bien... ¿y esta noche que?... E: Pues que va a ser Cruz... (le respondió Esther sacándole la lengua) mira que echamos de menos a las niñas... no vayas a pensar lo contrario... C: No lo dudo... (soltó la cirujana intuyendo lo que le iba a contar su amiga)

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E: Pero es que estos días... las dos solas... (siguió diciendo la enfermera poniéndose un poco colorada) con toda la noche para nosotras... no sé... han sido fantásticos... nunca pensé que volvería a tener esto... y no sólo te digo el sexo... (en ese instante estaba ya totalmente encendida y Cruz no pudo evitar soltar una carcajada) no seas mala... pero no sólo por eso... es por el hecho de poder estar tranquilas... viendo alguna película... o simplemente sin hacer nada... C: Estás coladita... ¿eh?... E: A veces dejo de pensar... y todo me parece increíble... hace que todo sea increíble... (siguió diciendo Esther pensando ya en todo lo que tenía que resolver por delante, ante el hecho de tener una relación con otra mujer, su madre, su hija) pero... cuando vuelvo a la realidad... me acojono... C: ¿Y qué dice Maca al respecto?... (le preguntó Cruz no sin antes colocar su mano sobre una de las piernas de su amiga, en señal de apoyo) E: No dice nada... (dijo Esther seguidamente suspirando) ella simplemente... intenta que no piense en eso... que cuando tenga que llegar... pues llegará... no me presiona... no me dice nada... Cruz... y a veces pienso... que quizás... no quiera ir tan deprisa... no sé... C-: Pero... E: Está claro... que su vida la tiene más que resuelta... (continuó la enfermera sin dejar de tener ese tono preocupado que tenía cada vez que hablaba del tema con su amiga) que la gente de su alrededor... conoce su vida... es conocida... y yo... y yo... (en ese instante suspiró profundamente antes de proseguir) por mí... deja de ir a los sitios... en los que puedan reconocerla... no le ha dicho nada a sus amigos... más allegados... sólo lo sabe su familia... y a Ana... pero nada más... y quizás se esté contiendo por mí... no lo sé... C: Pero es que ella quizás no necesite decírselo a nadie más... cariño... (la interrumpió Cruz intentando que dejara de preocuparse por eso) ella te está dando tiempo... quiere que cuando tengas que dar el paso... sea porque tú lo quieras... nada más... y es más... será alguien conocido... o todo lo que tú quieras... y mira que la conozco poco... pero sé... que no haría nada que te perjudicara... te quiere mucho... se nota a leguas... (terminó de decirle su amiga haciendo que para la enfermera esos momentos compartidos, fueran motivo suficiente para que se pudiera relajar, no tenían prisa, Maca le estaba dando tiempo, nada más y sólo tenía que seguir disfrutando de todo lo que le estaba brindando la vida de nuevo, nada más) Aquella noche se sentía totalmente inspirada, parecía como si de una tacada miles y miles de ideas le viniera a la cabeza, haciendo que las palabras se fueran plasmando en aquella pantalla de ordenador de forma fluida, tal y como las sentía realmente, pero sabía que Esther estaría a punto de llegar y que lo haría realmente cansada, haciendo que su centro de atención pasara de manera radical, de estar metida en su libro, a la persona que había decidido compartir su vida con ella desde hacía relativamente poco tiempo Las cosas con Esther iban de maravilla, se sentía especialmente bien y el hecho de que hubiera mandado a Cris con su abuela al pueblo, hacía que pudieran pasar todas las noches juntas, en casa de una o de la otra, según quedaran y disfrutar así de un tiempo a solas, que a decir verdad, no habían disfrutado mucho hasta ese momento

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M: Estoy aquí cariño... (soltó Maca elevando su tono de voz, sin poder evitar esbozar una gran sonrisa, al notar como se abría la puerta del piso, puesto que ambas habían decidido darse una copia de sus respectivas casas para ello) E: Qué bien estás aquí... ¿no?... (dijo Esther entrando en la pequeña habitación que la periodista había convertido en su estudio y en el que se encerraba gran parte del día buscando esa tranquilidad que necesitaba para escribir) M: Hola mi amor... (le contestó Maca volviendo la cara al notar como la enfermera se abrazaba a ella por su espalda para que así pudieran darse un beso suave en los labios) ¿qué tal ha ido la cosa?... E: Mal... (dijo su chica soltando un gran suspiro después de pronunciar aquella palabra) pero supongo que seguiremos así bastante tiempo... M: Lo siento... (soltó Maca mientras separaba un poquito la silla en la que estaba sentada para que Esther pudiera sentarse sobre ella, como le hizo con un gesto) pero ya estás aquí... y ahora a relajarse... que ya toca... E: Sí... ahora empieza lo bueno... (dijo esta soltando un pequeño gemido al notar como los labios de la periodista se fundían con los suyos en un beso, profundo, de esos que dejan huella, hasta que se separaron) ¿y a ti que tal hoy?... (le preguntó mirando hacía la pantalla del ordenador y viendo que su chica había escrito bastante) M: Pues muy bien... (soltó Maca sin dejar de buscar su cuello para seguir besándola) pero te echaba de menos... se me hacen los días muy largos sin ti... E: Ya será menos... que estás muy melosa tú últimamente... (le dijo Esther sin quitar la sonrisa del rostro al escuchar las palabras de su chica) M: Ya... sé que tú no me echas de menos... (continuó diciendo la periodista poniendo cara triste, a la que inmediatamente Esther no pudo evitar volver a besar) es verdad... cariño... si yo lo sé... lo tengo más que asumido... (en ese momento no pudo evitar que se le escapara un risilla) E: Pero serás tonta... (soltó por fin la enfermera dándole un capón a su chica al verla así) te lo mereces... por intentar liarme... como siempre... M: Sí... pero te encanta... (siguió diciendo Maca poniendo esa carilla que le encantaba a Esther y que le decía tanto) te encanto... y no lo puedes resistir... E: ¡Ay madre!... lo que me espera... (susurró Esther levantándose del regazo de su chica para irse a la cocina para comer algo) anda vente a cenar... M: Voy mami... (le contestó Maca antes de guardar el documento que estaba escribiendo para apagar así el ordenador, ya escribiría al día siguiente cuando Esther ya se hubiera ido a trabajar y se quedara el piso vacío) En el fondo le encantaba esa Maca, esa mujer dulce que cada día la sorprendía con alguna que otra de las suyas, esa mujer que estaba más loca de lo que realmente ella quisiera aparentar, con la sonrisa más bonita que hubiera visto en su vida, esa mujer que en ese instante le servía de cobijo en aquel sofá en el que intentaban ver una película antes de irse a dormir hasta el día siguiente, le encantaba estar con ella, sentirse tranquila, sosegada, protegida, deseada por aquella mujer de aspecto fuerte, seguro, que cómo decía Cruz, sólo quería que fuera feliz y tanto que lo era, no recordaba haberlo sido en mucho tiempo y el hecho es que lo notaba distinto a la sensación de felicidad que había sentido con Manuel, lo había querido mucho, le había dado la posibilidad de ser madre, habían sido muy felices, lo tenía claro, pero en este instante estaba experimentando una sensación extraña, como si fuera lo que realmente hubiera estado buscando durante toda su vida, una persona que la llenara, que la comprendiera, que la mirara de la manera en la que lo hacía la periodista, le encantaba esa mirada, esa forma que tenía de traspasar todo su ser con tan solo un gesto, que provocaba que se le

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erizaran todos los vellos del cuerpo, que le recorriera un hormigueo de los pies a la cabeza y el corazón se le encogiera de tan sólo pensar en que iba a verla, como si ya no existiera nada más en el mundo E: Mi vida... vamos a dormir... (susurró entonces Esther al ver como la periodista se había quedado un tanto dormida en el sofá) que ya es tarde... M: ¿Qué?... (preguntó Maca entonces entre sueños, mientras se frotaba los ojos con una de sus manos) E: Que te estás quedando dormida... mi amor... (volvió a repetirle la enfermera sin quitar la sonrisa de la cara) vámonos a dormir... M: ¡Ah!... sí claro... (comenzó a decir la periodista pegando un pequeño respingo e incorporándose del sofá casi como un resorte) perdón... E: Anda venga... (consiguió decirle la enfermera intentando no reírse ante el intento que estaba haciendo su chica por mantener los ojos abiertos) que no puedes con tu alma... M: Sí que puedo... (replicó Maca parándose delante de ella para darle un beso muy suave en los labios) sí que puedo... ¿ves?... ¿ves?... (siguió diciendo intentando convencerla de lo contrario E: Sí que puedes... (dijo finalmente Esther sin poder evitar reírse, mientras la cogía de la mano para llevarla hasta el dormitorio) M: No te rías de mí... que eres muy mala... (protestó la periodista soltándose de su mano para cogerla por la cintura e ir de esa manera hacía el dormitorio) hueles muy bien... (siguió diciendo a la vez que comenzaba a besarle el cuello) eres muy sexy cariño... (le dijo ya metiendo su mano por debajo de la camiseta que la enfermera se ponía para dormir) que me gusta esto... E: Cariño... si estás medio dormida... (le soltó Esther una vez que hubieron entrado en el dormitorio y conseguía que la periodista se echara en la cama, aunque no la soltara del todo) Maca cariño... a dormir... que estás muerta de sueño... M: No a dormir no... (siguió protestando al no estar de acuerdo con lo que le estaba diciendo su chica) ya me estoy despertando... mira... mira... ves... (le decía abriendo los ojos como platos para mirarla antes de abalanzarse sobre ella y comenzar a besarla) no dirás ahora que estoy dormida... eh... eso es que la película era muy aburrida... (seguía diciendo a la vez que iba consiguiendo que la enfermera se fuera relajando y la dejara quitarle la camiseta que le estaba molestando tanto para lo que tenía en mente hacer) esto sí que es divertido... (dijo a la vez que Esther soltaba un gemido al notar como sus pechos se iban erizando con el ataque de su chica) y esto también... (le susurró en el oído mientras se incorporaba lo suficiente para que quedarse ella completamente desnuda) ahora sí que está todo en orden (continuó diciéndole mientras con una de sus manos comenzaba a bajar hacía su entrepierna para comenzar con su tortura) E: Cariño... cariño... cariño... (susurraba Esther entre pequeños gemidos) sigue... sigue... no te pares... M: ¿Te gusta eh?... (le preguntó Maca en tono medio chulesco sin dejar de mirar como el rostro de Esther iba cambiando de expresión a cada instante) si ya sabía yo que esto te iba a gustar... y que no ibas a dejar que me durmiera... (seguía diciendo mientras continuaba con su tortura y notaba como su chica estaba a punto de llegar a su primer orgasmo) venga cariño... esto ya está... ya está... venga dámelo... dámelo... (sentía como Esther se iba tensando por momentos, anuncio sin duda de que ese momento iba a llegar en breves instantes) quiero escucharte cariño... (seguía diciéndole al oído haciendo que la enfermera se excitara todavía más) así... así... (dijo al escuchar como Esther finalmente emitía un gran gemido que la periodista pudo disfrutar totalmente al notarlo muy cerca de su oído, tal y como a ella le gustaba sentirlo y casi sin dejarla descansar,

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fue provocando uno tras otro, hasta que vio que su chica no podía más y se derrumbaba por completo en la cama) esa es mi chica... (le soltó mientras se tumbaba a su lado y comenzaba a acariciarle muy lentamente el torso con una de sus manos esperando que poco a poco, fuera recuperando el aliento) mi niña... (le repetía de manera suave sin dejar de mirarla E: Un día me vas a matar a polvos... (soltó Esther antes de incorporarse un poco y darle un profundo beso en los labios a su chica) M: Yo no tengo la culpa de eso... (le contestó Maca encogiéndose de hombros) me gusta verte así... no me perdería esa cara por nada del mundo... estás tan mona... E: Serás tonta... (le dijo la enfermera dándole un golpe en el brazo por la cara de pillina que había puesto la periodista al decirle aquello) anda ven aquí... (le soltó cogiéndola de la cintura para que se pusiera encima de ella tal y como le gustaba sentirla cuando acababa de hacerle el amor) te quiero... y estás loca... ¿lo sabías?... M: Eso me han dicho... (le contestó sin quitar esa sonrisita pillina que era consciente que derretía a su chica, como así consiguió hacer nuevamente en ese instante) por cierto... ¿qué tal si mañana no vas a trabajar y nos quedamos en la cama todo el día?... E: No me tientes... no me tientes... (le dijo Esther sin evitar reírse ante esa proposición) que eres tú muy peligrosa... M: ¿Lo soy?... (siguió diciéndole la periodista para proseguir con ese juego al que se habían acostumbrado a jugar cuando estaban en aquella situación, mientras seguían con besos y caricias que hacían que siguiera aumentando el deseo de estar juntas) E: Sí mucho... (le contestó Esther mientras sentía como su chica poco a poco comenzaba a excitarse sobre ella) me encanta sentirte ahí... cariño... me encanta... (ambas sabían que la enfermera le encantaba que su chica se corriera encima de ella, era una sensación que la excitaba de una manera bestial, tanto que sabían que era el preludio de otra noche prácticamente sin dormir, otra noche de disfrute de ambas, en la que durante esos días se habían dejado llevar y habían sentido tantas cosas que ninguna de las dos querían que acabara nunca) Pero esa semana acabó y ambas sabían que tendrían que separarse, Esther iría a ver su hija al pueblo y Maca a la suya a la playa, así que quedaron en que la periodista iría a por Esther, que había conseguido cambiar el turno ese viernes y se irían a su salida del hospital hacía el pueblo de la enfermera, allí la dejaría con su hija y Maca seguiría su camino rumbo a la playa, donde esperaba que su hija se lo estuviera pasando realmente bien, al menos, esa era la sensación que tenía cuando hablaba por teléfono con la pequeña en su llamada diaria M: ¿Qué tal la mañana cariño?... (le preguntó Maca cuando la vio una vez que abrió la puerta del coche para subirse en él) E: No ha estado mal... (le contestó Esther acercándose hasta ella para darle un leve beso en los labios) ¿y la tuya?... M: Tranquila... he estado hablando con Mario... y bien... (siguió contándole la periodista, aunque no quisiera decirle que había estado presionándola nuevamente para que se reincorporara, su jefe seguía siendo igual) le he tranquilizado un poco con el libro... E: Me alegro... (le dijo Esther, a quien cada vez le caía peor aquel hombre al que tan sólo conocía por una foto que una vez le había enseñado Maca para poder así presentarle a su equipo) ¿te quedas a comer?... (le preguntó la enfermera intentando cambiar de tema

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M: Si tu madre todavía quiere darme de comer... yo encantada... (le contestó poniendo esa sonrisa traviesa mientras intentaba ya poner rumbo hacía el pueblo de su chica) E: Pero serás boba... (le soltó Esther dándole un capón suave en el brazo para no molestarla mientras conducía) además mi madre no tiene ningún concepto de ti... M: Lo tendrá cariño... lo tendrá... (siguió diciendo la periodista mientras no quitaba ojo de la carretera) E: Pues eso te lo tendrás que ganar tú... que lo sepas... (quiso seguir la enfermera con la conversación para seguir jugando un poquito con su chica) así que cómo no te quedes a comer... y le hagas el feo... vas a perder muchos puntos... M: ¿Y perder yo mi fama con mis suegras?... (le preguntó Maca negando con la cabeza, mientras soltaba una carcajada) ni hablar... ni soñando... con lo bien que me llevo yo con ellas... que por cierto... voy a tener el placer de estar con las dos el mismo día... fantástico... E: De verdad que no se como lo haces... (le soltó Esther después de ese discursito suegril de su chica) yo no aguanto a la mía... (comenzó diciendo la enfermera refiriéndose a la madre de su ex marido, aunque eso hubiera sonado más bien a otra cosa) a la de Manuel... no... no a tu madre... tu madre... me cae bien... (siguió diciendo toda nerviosa) M: Cariño... que te he entendido... (la interrumpió la periodista viendo como su chica se ponía más nerviosa por lo que ella se había creído que había dado a entender) además... a mi madre la has visto dos ratitos... pero seguro que os caeréis bien... E: Bueno no sé yo... (dijo Esther encogiéndose de hombros) que no me miraba muy bien que digamos en el hospital... M: Pero eso era distinto... (trató de decirle Maca para tranquilizarla) al principio es un poco así... se comporta como una madre... supongo... pero después ya no... además ya le dije el otro día que ibais a venir conmigo a Jerez... y le encantó la idea... de verdad... E: Eso espero... (soltó la enfermera tras un suspiro) tira por aquí cariño... (le dijo a Maca viendo que estaban ya llegando a la salida que iba hacía su pueblo, menos mal que estaba de camino hacía la playa y no iba a tener que retroceder por llevarla a ella hasta allí, sino no se lo hubiera permitido y hubiera pillado ella el autobús) ahora a la derecha... M: Estupendo... ya estamos allí... umm... comidita de la suegra... que buena... (comenzó a decir Maca mientras su estómago luchaba porque se diera cuenta de que tenía un hambre atroz) mira como huele ya... mira... mira... E: Anda que no tienes hambres... (le soltó Esther después de echarse a reír) M: ¿Cómo no me iba a quedar yo a comer en casa de mi suegra?... eso es un delito... que merece cárcel... con lo guapa y apañada... que es ella... no... no... (siguió diciendo Maca mientras conseguía con ello que su chica no parara de reír hasta que llegaron hasta la puerta de la casa y pudieron aparcar) No habían ni entrado por la puerta de la casa cuando Cris se abalanzó sobre su madre para abrazarla, estaba claro que se habían echado mucho de menos madre e hija durante esos días, así que mientras ellas se abrazaban, Encarna y Maca no pudieron hacer otra cosa que saludarse brevemente, intentando no incomodarse la una a la otra para nada, a la vez que se le iban los ojos hacía su chica, sin poderlo evitar, mientras se acordaba del recibimiento que quizás tuviera cuando llegara aquella noche a la playa por parte de su propia hija, hasta que a la periodista se le ocurrió coger la bolsa de su chica para meterla en una habitación que le indicó su suegra con un solo gesto E: Hola mamá... (dijo por fin Esther una vez que su hija la dejó un poco libre)

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En: Hola hija... ya creía que no te acordabas de mí... (soltó Encarna sin poder evitar abrazarse también a su hija, aunque no fuera con tanta fogosidad como había hecho su nieta instantes antes) E: Anda ya mamá... (soltó la enfermera con una gran sonrisa) es que tu nieta es muy acaparadora... ya lo sabes... En: Sí que es verdad... y me va a volver loca... lleva todo el día... preguntándome cuando veníais... (siguió diciendo Encarna refiriéndose también a la periodista, quien estaba ya hablando con Cris en el salón de la casa y se reían ambas de alguna cosa que le estaba contando la periodista en ese momento y no alcanzaban a escuchar y como a pesar de estar su madre delante, la enfermera no había podido evitar mirar la escena con unos ojos llenos de ternura la ver a su hija de esa manera) cariño... ¿podemos hablar?... E: Sí claro mamá... (le contestó la enfermera sin saber muy bien que esperar de esa repentina petición de su madre, ¿tanto se le notaría ya?, así que siguió a su madre hasta la cocina para intentar saber que era lo que quería preguntarle su madre, aunque a decir verdad, quizás su mente tenía razón al pensar que cualquier momento era bueno para que su madre se enterara de lo suyo con Maca) dime... (le dijo en cuanto la vio que se sentaba en una de las sillas que estaban dispuesta alrededor de la mesa de la cocina) En: ¿Desde cuando?... (preguntó Encarna sin querer profundizar demasiado en su pregunta) E: ¿Desde cuándo qué mamá?... (soltó Esther haciendo un gesto para que su madre se explicara mejor, aunque desde luego ya se le hubieran confirmado todas sus sospechas) En: ¿Qué va a ser hija?... Maca... (dijo pronunciando el nombre de la periodista con un poco de dificultad) E: Vale... mamá... es cierto... (comenzó a decir Esther con cierto tono defensivo mientras notaba como comenzaba a brotar de sus ojos unas lágrimas que peleaban con ella por no salir) no lo pude evitar mamá... joder... la quiero... y no sé... surgió así... nada más... no puedo decirte nada más... En: ¡Esther!... (la interrumpió Encarna al escucharla hablarle así, más dolida por cómo le estaba hablando su hija que por se confirmasen sus sospechas) no sé por qué te pones así... yo sólo te he preguntado... no he dicho nada más... (siguió diciendo con todo el dolor de su corazón) no estoy recriminándote nada... E: ¡Mamá!... (soltó Esther ya llorando a moco tendido y acercándose hacía su madre) me siento muy bien con ella... soy feliz... En: Cariño tranquila... ¿por qué no me lo has contado antes?... (le preguntó entonces Encarna mientras intentaba limpiarle las lágrimas a su hija) creía que nos lo contábamos todo... y que compartirías esto también conmigo... (en ese instante hizo una pausa para proseguir segundos más tarde) hacía mucho tiempo que no te veía tan feliz... tan radiante... y me da igual quien haya logrado que llegues a eso... me da igual... me gusta verte así... y hacía tanto que no lo veía... que pensé que jamás volverías a tenerlo... y ahora no sé... (siguió diciendo su madre, a la que también se le habían soltado varias lágrimas, así que ambas se abrazaron) E: Mamá no llores... (comenzó a decir Esther al ver a su madre así, estaba claro que después de todo el miedo que había sentido a que su madre se enterara, al final, habían acabado ambas llorando en la cocina como tantas y tantas veces habían hecho a lo largo de sus vidas, por cosas buenas y por cosas malas, pero tal y como le había dicho su madre, siempre lo habían compartido menos ese aspecto de su vida) soy muy feliz mamá... me hace muy feliz... es una mujer muy especial... he vuelto a vivir... tal y como tú querías... mamá... se lleva muy bien con Cris... ya las has visto en el salón... se adoran...

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En: Tú hija no para de hablar de ella y de María... (siguió diciendo Encarna algo más calmada) y me gusta verla así... se lo merece... E: Lo sé mamá... lo sé... (la interrumpió su hija en aquel instante) ya lo es... lo único es que ella no sabe nada... y no sé cómo decírselo... ninguna de las niñas lo saben... pero tendremos que decírselo alguna vez... En: Tranquila cariño... no te precipites... ya lo sabrán... (intentó decirle Encarna para que se tranquilizara, quizás esa situación no era la que precisamente una madre quisiera para su hija, pero hacía ya mucho tiempo que se había dado cuenta, que lo único que valía en esta vida, era que sus hijos fueran felices y ahora su pequeña lo era y eso le alegraba el alma Después de aquella conversación en la cocina, madre e hija, una vez que pudieron calmarse un poco más, se fueron hacían el salón con la comida dispuestas a almorzar, puesto que si querían que Maca no llegara tarde a la playa, no podían demorarse mucho más en la comida. En cuanto a Cris, que ya había comido hacía buen rato, lograron que se pusiera a ver la tele un ratito para así dejar a los mayores tener un almuerzo tranquilo M: Esto está muy bueno... Encarna... (dijo Maca una vez que comenzó a probar la comida que su suegra había preparado) buenísimo... En: Me alegro de que te guste hija... (le respondió la mujer mirando a su vez a su hija, que sonreía ante el comentario de su chica, sin pode evitarlo) ¿es qué no coméis bien?... (decidió preguntar Encarna por curiosidad) E: Sí... mamá... (contestó Esther sin pensarlo mucho) M: Más o menos... (dijo Maca a la misma vez, haciendo que ambas se miraran y no pudieran dejar de reírse, pero la periodista siguió al ver como la mujer se quedaba esperando una respuesta) nunca se me dio demasiado bien cocinar... y bueno... se hacer algunas cosillas... pero nada como esto... quizás tanto tiempo fuera de casa... o que tampoco he tenido mucho interés... no sé... (dijo ya encogiéndose de hombros En: Pues a los niños hay que alimentarlos bien... que después sólo comen porquerías... (soltó Encarna en su intento mantener una conversación más o menos fluida con su hija y su recién estrenada nuera, que al fin y al cabo, era eso lo que era la periodista y tampoco le sonaba tan mal, ya no, aunque al principio cuando lo comenzara a sospechar, para ella no fuera la mejor de las noticias, pero había sido sincera con su hija, para ella lo importante era volver a ver con ese brillo en los ojos y esa alegría que tanta satisfacción le daba a ella y que tanto había luchado a lo largo de los años con ella para que la recobrara) que los jóvenes no sabéis hacer nada en la cocina... todo comida preparada... y porquerías de esas... que no sirven para nada... E: ¡Mamá!... (soltó Esther para intentar que su madre no dijera esas cosas para así no incomodar a su chica, quien por su cara de circunstancias, no sabría decir si esa charla que su suegra le estaba haciendo lo estaba tomando como una regañina o no) M: No... si no pasa nada... (la interrumpió Maca cambiando el semblante de su rostro por una leve sonrisa dedicada a la enfermera que no pasó desapercibida para Encarna, para nada) tu madre... tiene razón... las cosas no son como antes... y bueno... los niños lo notan... (siguió diciendo con una voz muy calmada) en mi casa nos criamos mis hermanos y yo... con una señora que nos cuidaba... yo la considero como una madre... y bueno... nos ha dado siempre muy bien de comer... mi madre nunca... no ha hecho nada... la costumbre supongo... (siguió contando mientras por su mente iban apareciendo numerosas imágenes de su familia y de cómo Carmen siempre estaba presente en sus pensamientos, en sus recuerdos) y bueno... Carmen... pues nos hacía esas cosas... cuando estábamos en casa... y siempre los echaba de menos...

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E: Mamá... es que Maca no ha estado mucho tiempo en su casa... siempre estudió fuera... (intentó explicarle Esther a su madre para que comprendiera algunas cosas) M: Sí... (siguió diciendo la periodista, sin dejar de mirar a su suegra y ver como esta seguía interesada la conversación) eso pasa cuando te pasas la vida... en internados... después estudias una carrera fuera... y trabajas fuera... y esas cosas se notan... te hacen independientes para unas cosas... pero por otro lado... para otras cosas... pues no sé... no haces las mismas cosas que se suponen que hacen las familias... En: He visto algo en las revistas... tú familia siempre se ha visto muy unida... (comenzó a decir Encarna sin dejar de mirar con unos ojos llenos de ternura a aquella mujer que poco a poco se la iba ganando con esa sencillez que ella ni pensó que pudiera tener las personas pertenecientes a la clase de familia de la que procedía la periodista) M: Bueno... y lo estamos... pero las revistas... no dicen siempre toda la verdad... (soltó Maca sin querer interrumpirla) sólo las típicas fotos... de todos los veranos... en las que se nos veía crecer... pero eso sólo era un reclamo para el negocio de mi padre... pero bueno... estábamos acostumbrados a eso... y no es que lo critique... pero nunca me han gustado esas cosas... siempre me han gustado las cosas sencillas... En: Claro hija... (dijo a continuación Encarna sin poder evitar sonreír ante todo lo que estaba escuchando en aquella comida) uno no elije donde nacer... pero no se tiene que avergonzar de ello... (terminó diciendo antes de levantarse para llevar a la cocina los platos vacíos que esperaban en la mesa a ser retirados) ya voy yo cariño... no te preocupes que puedo... (le soltó a su hija que había hecho el intento de levantarse a ayudarla) E: Vale mamá... (dijo Esther viendo como su madre se iba ya hacía la cocina para hablarle a su chica en susurros y darle así la noticia) cariño... lo sabe... por eso hemos tardado tanto antes en salir... M: ¿Y qué tal?... (preguntó Maca encogiéndose de hombros y mirando hacía la puerta por si su suegra aparecía ya por ella) E: Bien... bien... no te preocupes... se lo ha tomado bien... (le pudo contestar la enfermera justo antes de que esta le hiciera una señal de que su madre volvía a la mesa con una olla humeante que puso sobre la mesa nada más llegar) En: Que estaba yo pensando... (comenzó a decir Encarna como si no se hubiera ido nunca de aquella mesa) que tendrás muchas ganas de ver a tu hija... ¿no?... M: Sí... muchas... (le contestó Maca sin poder evitar sonreír al acordarse de su pequeña) sé que está bien... pero la echo de menos... En: Normal... (siguió diciendo Encarna quien parecía muy metida en conversar con la periodista) menos mal que se recuperó del brazo... M: Sí... Cruz se portó muy bien con ella... y bueno... se lo agradezco mucho... (soltó Maca en un tono de total agradecimiento) E: Es que es la mejor... (dijo Esther intentando meterse en aquella conversación que estaba claro que era a dos y que ella no era una de las partes, pero no le importaba, le estaba gustando que su madre intentara hablar con su chica todo lo posible, era buena señal) M: Tú también lo eres... (continuó diciendo Maca sin quitar esa sonrisa de orgullo hacía su chica, quien no pudo evitar ruborizarse) y no hace falta que me lo diga nadie... E: ¡Maca!... (intentó Esther que así se pudiera callar su chica y no dijera esas cosas delante de su madre, pero la veía tan relajada en esa mesa, que en realidad tampoco le estaba importando tanto) M: Sólo digo la verdad... (le dijo la periodista guiñándole el ojo, lo que provocó en Encarna un cierto alivio al comprobar que lo que pudieran sentir, estaba claro que era mutuo)

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En: Siempre le gustó lo que hace... soñaba con ser la mejor enfermera del mundo... (continuó contando Encarna, tenía tantas ganas de contarle cosas sobre su hija a la periodista que parecía que le iba a faltar el tiempo) E: Eso eran sólo cosas de niña... sueños... (dijo Esther intentando meter baza en el asunto pero parecía que entre su madre y su chica, se habían empeñado en que se ruborizara ese día) M: Es la mejor enfermera del mundo... (soltó Maca sin poder evitar decirlo haciendo que Esther la mirara de la única manera que sabía hacerlo, tal y como también lo hacía ella misma) Después de comer y a pesar de que la periodista había tenido la intención de irse hacía la playa, finalmente entre Esther y su madre habían conseguido que se quedaran por lo menos a tomar el café y no se fuera con todo el calor en la carretera, a decir verdad, tampoco estaba demasiado lejos de su lugar de destino, así que ahí estaban, en el salón descansando un poquito, con Encarna sentada en su butaca y la pareja sentada en el sofá, intentando estar lo más unida posible, pero sin molestar a la anfitriona, una cosa era que aceptara la relación y otra muy distinta es que no supieran comportarse delante de ella, aunque en realidad, lo único que pasara fuera que todavía tenían que tantear el terreno referente a los afectos en público, pero ya tendrían tiempo de hacerlo En: Pues menos mal que te has quedado un ratito... (comenzó a decir Encarna después de un breve silencio, haciendo que se desviara un poquito la conversación que estaban teniendo sobre la vida de la periodista y que simplemente era una continuación de la que habían tenido durante el almuerzo) es que hace mucho calor... M: Sí... la verdad es que sí... (le dijo Maca sonriéndole ante ese gesto de atención sobre ella, cada vez le estaba gustando más y más aquella mujer) ahora me voy tranquilita... y ya está... tampoco está tan lejos... En: ¿Cuándo vuelves?... (le siguió preguntando su suegra, estaba visto que no iba a dejar de preguntarle ese día, aunque eso era realmente bueno) M: El domingo... no sé a que hora... tampoco quiero estar mucho tiempo allí... (le contestó Maca encogiéndose de hombros sin poder evitar tampoco poner cierta cara de tristeza al decirlo) E: Normal... (soltó Esther intentando que su chica no se preocupara demasiado, mientras sin poder evitarlo le cogía de la mano y quedaban así entrelazadas) M: No quiero causar problemas... y bueno... tengo que venir a por Esther... así que no muy tarde... (siguió diciendo la periodista intentando quitar esa expresión de tristeza que no había podido obviar en sus anteriores palabras) En: Pues ya sabes... (soltó Encarna incorporándose un poquito para darle una pequeña palmada a la periodista en una de sus piernas como gesto cariñoso de apoyo) te esperamos a la vuelta... (para Esther esas palabra de su madre significaban mucho, puesto que por un lado, le abría su casa y por el otro, le recordaba a la periodista que no quería que su hija pudiera volver a sufrir otra vez una pérdida por lo mismo, un desgraciado accidente de tráfico) M: Claro que sí... gracias... (dijo ya Maca casi levantándose del sofá para indicar que tenía que irse, pero con un gesto de total agradecimiento) bueno... me tengo que ir... que no quiero llegar muy tarde... y no sé como va a estar la carretera... En: Sí hija sí... (siguió diciendo su suegra mientras se levantaba para ir junto con su hija y su nuera hacía la puerta de la casa para despedirse de ella)

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M: Gracias por todo Encarna... ha sido un placer estar aquí... y la comida ha estado exquisita... (le soltó Maca sintiéndose realmente agradecida por esa hospitalidad que había recibido aquel día) En: A ti hija... (siguió diciendo esta, mientras ambas se fundían en un leve abrazo de despedida) E: Ten cuidado... eh... (le dijo Esther sin poder evitar ya acercarse hasta ella para darle un suave beso en los labios, que fue suficiente para indicarle a Encarna que debía dejarlas a solas) M: Lo tendré... (le contestó Maca fundiéndose en un gran abrazo que intentaban que tuviera que deshacerse aunque ambas supieran que tenía que separarse durante dos días) dale un beso a la peque de mi parte... (le dijo casi susurrándole al oído, puesto que Cris no estaba allí para la despedida, se había ido casa de su vecina a jugar y ya no volvería hasta tarde) y descansa... que te hace falta mi amor... E: Sí eso haré... (intentó decirle Esther casi con la voz quebrada, por nada del mundo quería que se fuera, pero sabía que tenía también ganas de ver a su hija y tampoco era justo impedírselo) M: Venga cariño... (continuó diciéndole Maca muy suavemente) dentro de nada estoy otra vez contigo... si casi no me vas a poder echar de menos... (le dijo sonriéndole y buscando esa mirada que tanto le gustaba) E: Ya te echo de menos... que lo sepas... (consiguió decirle la enfermera antes de introducir su rostro totalmente el cuello de su chica que no pudo hacer otra cosa que soltar una breve risa que terminó con un dulce beso en la cabeza y un abrazo aún más fuerte, hasta que la periodista no tuvo más remedio que separarse para poder así irse de aquella casa que le había hecho sentir tanto en tan pocas horas) Una vez que Maca se marchó, Esther volvió al salón sin poder evitar poner un gesto de tristeza que por supuesto, para nada pasó desapercibido para Encarna, quien a pesar de que en un principio intentó centrarse en ver lo que estaban echando en ese momento en la tele, finalmente no pudo hacerlo, ese gesto entre tristeza y preocupación que tenía su hija comenzaba a dejarle algo intranquila En: Cariño... ¿de qué tienes miedo?... (preguntó Encarna sin darle mucho rodeo al asunto) ¿qué te preocupa tanto?... E: ¡Mamá!... cosas... no sé... (le contestó Esther con un tono que rayaba la desesperación) En: Sabes que me lo puedes contar todo... cariño... (siguió diciendo su madre intentando, que como había pasado tantas y tantas veces, su hija pudiera encontrar un poco de alivio compartiendo esas sensaciones por las que estaba pasando en ese momento su hija) me gusta Maca... (siguió diciendo esperando que la enfermera pudiera así abrirse algo más a ella) es muy agradable... y educada... y bueno... me alegro mucho hija... lo sabes... (terminó diciendo dulcificando todo lo posible su tono de voz, sin quitar una sonrisa que a Esther siempre la habían calmado tanto) E: Gracias mamá... (le dijo la enfermera alegrándose por dentro de que su madre se hubiera tomado bien su relación con la periodista) no quiero que lo pase mal... (soltó finalmente después de un gran suspiro) y no sé... En: Cariño... no te preocupes... (continuó diciendo Encarna intentando que su hija se pudiera relajar un poco) ella sabrá cuidarse... va a estar con su hija... E: Ya lo sé mamá... (la interrumpió Esther poniéndose las manos en la cara, la verdad es que todo aquello le estaba doliendo muchísimo, sobre todo porque desde que se había sentado en el sofá de nuevo, iba recordando cada expresión del rostro de su chica

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cuando esta había tenido algún encontronazo con su ex mujer y no se lo podía quitar de la cabeza) sé que sabe cuidarse... pero no puedo dejar de pensar... en qué intentará hacerle esta vez Lola... que desplante le hará... que le dirá... no lo sé... esa mujer no me gusta nada... pero nada... (dijo con un tono lleno de rencor, no por el hecho de que fuera la ex de su chica, si no porque no había hecho otra cosa que hacerle daño y sólo por eso, haciendo que la mínima simpatía que alguna vez pudo sentir por aquella mujer, se hubiera convertido en eso, rencor) En: La verdad es que muy simpática no es... no… (comenzó a decir Encarna dando su opinión al respecto) no tiene ni punto de comparación con Maca... y no es que haya hablado mucho con ella... pero esas cosas se notan... y sé como María adora a Maca... E: Sí que la adora... (dijo Esther sin poder evitar sonreír al recordar el trato que se tenían ambas) y seguro que se lo pasan muy bien juntas estos días... ambas lo estaban desando... aunque hablaran todos los días por teléfono... esa niña es adorable... pero no sé como se tomará todo esto... mamá... no lo sé... En: Es duro cariño... (continuó diciendo Encarna sin quitar la sonrisa del rostro al ver a su hija de aquella manera) E: Pero es muy pequeña... (siguió contando Esther tal y como ella veía la situación) y Maca está muy pendiente de ella... pero quizás le cueste bastante aceptar que sus mamás no van a estar juntas más... no seé... (en ese instante hizo una pausa antes de proseguir sacando todos los pensamientos que le estaban viniendo a la cabeza) creo que con Cris es distinto mamá... ella es consciente de que su papá no está... y no digo que no le cueste... supongo que eso nos cuesta a todos cuando somos niños... y el hacernos a la idea de que aparece otra persona en nuestra vida... que pueda ocupar el lugar de la persona que se ha ido... es muy duro mamá... sinceramente... no sé cómo me hubiera tomado yo... que después de morir papá... tú hubieras rehecho tu vida... y ya sé que te lo hubieras merecido... no estoy diciendo lo contrario... pero hubiera sido difícil para mí... y eres joven todavía mamá... y podrías hacerlo... pero... En: Cariño... las cosas antes se veían de otra manera... (la interrumpió Encarna para darle su opinión) no es como ahora... y te puedo asegurar... que lo que menos me apetece ahora es echarme un novio... con la de cosas que tengo que hacer yo... como para aguantar a otro más... con los líos vuestros... de tus tíos... no... no... que yo estoy muy bien como estoy... (siguió diciendo casi riendo ya por la idea descabellada de su hija y no es que no hubiera querido a su marido, pero después de todo lo que pasó, lo único que le apeteció fue criar a sus hijos lo mejor que supo) sé que Cris lo entenderá... ella sabe que su papá está en el cielo... que la va a querer siempre... eso lo sabe... E: Supongo que tendremos que encontrar el mejor momento para decírselo a las dos... (continuó diciendo Esther sin dejar de pensar en la mejor manera de afrontar todo aquello) Gracias mamá... eres la mejor... ya lo sabes... (terminó de decirle justo cuando se levantaba y se acercaba hasta ella para abrazarla como cuando era niña) En: Ui... estás muy mimosa tú... ¿no?... (consiguió decirle Encarna notando como su hija la abrazaba con todas sus fuerzas, le encantaba sentirla así) E: Anda mamá... es que eres genial... (le dijo ya Esther riéndose) y la mejor abuela del mundo... En: Si es que yo no sé quien es más niña... si tu hija o tú... (terminó de decir Encarna antes de darle un sonoro beso en la mejilla a su hija que le recordaron tantas cosas) El viaje para Maca estaba siendo más o menos entretenido, siempre le había encantado conducir, era algo que había logrado que se pudiera relajar cuando no podía lograrlo con

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otra cosa, cogía el coche o la moto y se iba a recorrer kilómetros hasta que decidía que era la hora de volver a casa y ese viaje hacía la playa no iba a ser menos Le había encantado el recibimiento en casa de su suegra, que suerte había tenido Esther al tener una madre como Encarna, tan sencilla, tan cariñosa, tan pendiente de sus hijos y no es que ella le echara la culpa a su madre de no ser como la madre de su chica, simplemente se habían criado en dos mundos distintos, aunque no deberían serlo, el cariño hacía los hijos, la atención hacía ellos no tendría que cambiar por el hecho de pertenecer a una u a otra, se suponía que era ley de vida, ver a tus hijos crecer y desearles lo mejor. Pero ella no, ella había tenido que ir de internado en internado, al igual que sus hermanos, por estricta decisión de sus progenitores, quienes cómo no, siempre habían alegado que también querían lo mejor para ellos, ella si había tenido que proteger a su hermana para que no lo pasara mal, cuando comenzó a ir también a su colegio, para que no echara de menos su casa, ni a su familia, la que había ocultado a sus hermanos las veces en las que había pillado a sus padres peleándose por cualquier cosa, quizás como cualquier matrimonio, tenía muy claro que sus padres se querían mucho, pero a veces los hijos provocan esas peleas que no tendrían sentido, si ambas partes estuvieran de acuerdo y la mayoría de las peleas que tenían ellos había sido a causa de sus hijos, la malas notas de Jero, las travesuras de Reyes, la poco sociabilidad de ella, los castigos a los tres en el colegio, las escapadas durante las noches de verano a la playa con sus amigos, esas eran cosas que a su padre le habían sacado siempre de quicio, él tan estricto, tan prusiano para la mayoría de las cosas, pero en esos momentos, sólo en esos momentos, era cuando Maca había notado como su madre los había protegido como si realmente su marido le estuviera tocando algo suyo y eso le había dolido mucho, mucho, puesto que delante de ellos su madre había sido en realidad incluso más prusiana que su padre Ella había tenido también tantas peleas con Lola a causa de la educación de la niña, tantas, que quizás era del tema que más habían tratado a lo largo de su matrimonio, si a eso se le podía llamar matrimonio claro, quizás por su culpa, ella no decía que no, nunca, pero también era verdad que Lola siempre había logrado hacerla sentir culpable por algo que en realidad ella no había buscado, se lo había encontrado, siempre había tratado de no hacerle daño a nadie y al final se lo hacía siempre así misma y a los demás, eso sí, si de algo no se arrepentía en esta vida, es que se encontrara un día con su pequeña, esa niña a la que tardó en conocer, pero que una vez que lo hizo se le metió tan dentro del corazón, tan dentro, que sólo ella logró que cambiara un poquito más su forma de ver la vida, su vida, era un ser al que proteger, un ser por el que seguir en esta vida intentando no arriesgarse a perderla, un ser al que amar por encima de todas las cosas, quizás de la misma manera que Encarna siempre había querido a Esther y quizás también como su madre les había querido a ellos, a su manera, pero lo había hecho también y ese ser, estaba esperando con los brazos abiertos su llegada. Todavía recordaba la conversación que había tenido por teléfono la noche anterior, cuando le había confirmado que iría, aunque se lo estuviera diciendo a lo largo de toda la semana, recordó como su vocecita le gritaba a todo el mundo que su mami iba a ir a verla, hasta que se despidió de ella y la madre de su ex, le confirmó que la estarían esperando al día siguiente Pero también tenía miedo, mucho miedo a la reacción de Lola, sabía que esa mujer le podría salir por cualquier sitio y era consciente de que no era bienvenida a esa casa que durante unos años también fue la suya y en la que se sintió tan bien durante ellos, pero

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como dirían en la guerra, has logrado que un aliado se convierta en tu enemigo y tampoco sabía como la iba a tratar la familia de su ex, quizás con rencor y estaban en su derecho, quizás incluso aquella gran aliada que era su suegra en esos momentos ya no la miraba de igual manera, quizás en ese momento le reprocharía muchas cosas, pero ella no iba a pelear, lo tenía muy claro, iba a ver a su hija y esperaba que la dejaran hacerlo de la forma más tranquila posible, sin que nadie se sintiera incómodo por su presencia M: Hola cariño... (soltó en cuantito que del otro lado le cogieron el teléfono) ya he llegado... E: Hola mi amor... ¿qué tal el viaje?... (le preguntó Esther con un tono de voz preocupado por lo que pudiera haber sucedido durante el trayecto) M: Estoy en el coche... todavía... he querido llamarte antes de nada... para que no te preocuparas... (siguió diciendo Maca mientras no podía quitar los ojos de una de las ventanas de la casa que tenía la luz encendida, a esa hora supuso que la pequeña estaría cenando, así que tampoco tenía mucho tiempo para decidirse a entrar) E: ¿Estás bien cariño?... (le volvió a preguntar Esther al escuchar un suspiro al otro lado del teléfono) M: Sí... estoy bien... muy bien... (le contestó Maca sin ser realmente muy convincente, durante el día había podido aplacar los nervios lo que mejor que había sabido, pero en ese instante al estar delante de aquella casa, un fuerte hormigueo había comenzado a recorrer todo su cuerpo) sabes.. mi amor... me gustaría que estuvieras aquí conmigo... (le dijo en un tono totalmente sincero, aunque ambas sabían que no hubiera sido la mejor de las ideas, pero la periodista quería que lo supiera, que supiera que la necesitaba a su lado) y sí... no sé cómo... bueno no sé... (eran tantas las cosas que pasaban por su cabeza que era en ese momento incapaz de decir nada, le dolía demasiado el corazón para hacerlo) E: No pasa nada cariño... (soltó Esther con una voz tranquilizadora) se tú cariño... nada más... María se va a alegrar mucho de verte... mucho... y tú a ella... así que nadie haga que te sientas mal por querer ir a ver a tu hija... M: Lo sé mi amor... (siguió diciendo la periodista con la intención de tranquilizar a su chica) necesitaba escuchar tu voz... (que fácil era hablar con Esther, le hacía sentir tan bien, tan calmada, que día a día se estaba dando cuenta de lo bien que se entendían la una a la otra, lo bien que se complementaban, en la vida le había pasado eso y se alegraba tanto de haberla encontrado) ¿qué tal con tu madre?... E: Muy bien mi amor... (le contestó Esther a pesar de que sabía que Maca había cambiado de conversación a posta) nos hemos pasado la tarde hablando de ti... de lo maravillosa que eres... lo cariñosa... lo educada... y lo bien que te llevas con Cris... M: ¡Cariño!... ¿qué va a pensar tu madre?... no creo que hablar de mí sea un tema muy interesante (soltó Maca sintiendo como al escuchar aquello de labios de su chica, se le habían subido los colores) E: Tú te callas... que yo hablo con mi madre... de lo quiera... que lo sepas... y si no te gusta te aguantas... (le dijo Esther subiendo el tono de voz, a la vez que escuchaba como la periodista no podía evitar soltar una carcajada al escucharla, que le llegó al alma, le gustaba tanto escucharla reír) venga cariño... que yo sé de una niña... preciosa... que te estará esperando... (dijo finalmente Esther sabiendo que quizás se le estuviera haciendo tarde para ver a su hija antes de que esta se fuera a dormir) M: Te quiero... (le soltó Maca elevando un poquito el tono de voz para decirlo con toda la intensidad que pudo que les sacó a ambas una gran sonrisa, aunque no pudieran verse) si me voy a ir... que no quiero que la peque se vaya a dormir sin verme...

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E: Yo también te quiero... (continuó diciéndole Esther con una voz muy suave) si pasa cualquier cosa... si necesitas hablar... me llamas... ¿entendido?... sea la hora que sea... M: Sí... te llamo... (le soltó Maca intentando sonar todo lo convincente que pudo para que su chica se quedara tranquila, puesto que tenía claro que si pasaba algo esa noche, ya tendría tiempo de hablarlo con ella al día siguiente, no quería despertarla) un beso... E: Hasta mañana... (le contestó Esther mandándole un beso a través del teléfono que le llegó al alma a su chica quien no pudo evitar suspirar justo después de que colgaran ambas el teléfono) Salió de aquel coche con el corazón en un puño, con los nervios a flor de piel, deseando que se abriera la puerta y que su hija corriera a socorrerla de las garras del enemigo, así que lentamente se fue acercando hacía la entrada de la casa y después de un gran suspiro para ayudarla a decidirse a llamar, tocó suavemente el timbre de la puerta Fede: Voy yo... (escuchó como una voz de hombre anunciaba que sería él quien se acercara hasta la puerta para abrirla y así hizo instantes después) hola... (escuchó la periodista un saludo que tampoco se podía definir ni como amigo, ni como enemigo, simplemente era un saludo cordial) M: Hola Fede... (dijo entonces Maca devolviendo ese saludo y esperando a que aquel chico, el hermano de Lola, le indicara que podía pasar hacía el interior de la casa) Fede: Pasa... pasa... (soltó su ex cuñado en ese instante apartándose de la puerta para dejarle espacio para entrar) no te quedes en la puerta... M: Gracias... (le contestó Maca esbozando una leve sonrisa de agradecimiento) María: ¡Mami!... ¡mami!... (escuchó como una vocecita que se acercaba hasta la puerta iba hacía ella y como casi ni le daba tiempo a soltar la bolsa en el suelo para poder así recibirla entre sus brazos) M: Hola cariño... (logró decirle a su hija mientras se abrazaban fuertemente ambas sin moverse ni un ápice del lugar en el que se había quedado Maca parada) que ganas tenía verte... mi bichito... mi peque... María: Mami... estoy cenando... con los primos... la abuela me ha hecho cloquetas... (dijo la pequeña separándose de ella un poquito para poder así darle un besito) M: Que buenas... pues ale... sigue cenando... preciosa... (soltó Maca sin dejar de sonreír, su corazón se lo decía a gritos, pero qué importaba enfrentarse al mismísimo infierno si con eso podía estar con su hija, que importaba) Elena: Venga María a cenar... (escuchó como Elena, la abuela de la cría salía en su busca para llevársela a la cocina) María: Ya voy abu... (dijo la niña dándole otro besito a su madre en la mejilla para separarse de ella para ir donde la llamaba su abuela) Elena: Hola Maca... (dijo entonces Elena intentando ser lo más amable posible) ¿has cenado?... M: No... todavía no... (le contestó la periodista cogiendo la bolsa con sus cosas del suelo para quitarlas de en medio) Elena: Deja la bolsa si quieres... en la habitación de invitados... (siguió diciendo Elena de manera educada, así que la periodista pasó por el salón y comenzó a saludar a todos los que se encontraban allí con un gesto y un hola más bien casi imperceptible, a su ex cuñado Fede, de nuevo, a su mujer Yolanda, a su otro ex cuñado Mateo y por último a una Lola que ni tan siquiera la miró a la cara, así que siguió a su suegra hasta aquella habitación que recordaba para dejar sus cosas) vamos a cenar dentro de poco... así que no tardes mucho... ¿de acuerdo?... M: No... en seguida estoy allí... (le contestó Maca sin dejar de mirar a su suegra)

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Elena: ¡Maca!... (le dijo Elena ya a punto de cerrar la puerta del dormitorio para darle intimidad M: Dime... Elena: Me alegro de verte... (comenzó a decir la mujer aunque no lo expresara mucho con el tono de voz) sé que no es la mejor situación... pero lo hago... aunque también tengo que decirte... que Lola sigue siendo mi hija... y como tal... tengo que apoyarla... M: Lo sé... (le dijo Maca con cierta pena en el cuerpo, pero su ex suegra tenía razón, siempre se habían llevado muy bien, incluso había sido ella quien la había aconsejado que pusiera fin a su matrimonio y dejaran de hacerse daño) sólo he venido a estar con María... Elena: Sólo espero... que sea un fin de semana tranquilo... (siguió diciendo Elena todavía con el pomo de la puerta entre una de sus manos) y que intentaré... por el bien de los niños... que no pase a mayores... M: Podría haberme ido a un hotel... yo... (dijo Maca interrumpiéndola aunque la mujer no tardara en volver a coger las riendas de la conversación) Elena: No... lo único que te pido... es que no entres... en las provocaciones de mi hija... sabes como es... (continuó diciendo Elena de manera pausada) eso es todo... M: Lo haré... (terminó de decir Maca justo antes de que aquella mujer a la que una vez adoró tanto se fuera cerrando la puerta de aquella habitación para dejarla a solas un instante antes de que se tuviera que enfrentar de lleno con la realidad) Con mucha tranquilidad fue intentando colocar su bolsa en un lugar de la habitación que no molestara, intentando con ello que no se le pudiera notar la incomodidad que estaba sintiendo en esos momentos, cenar rodeada de su familia política, porque todavía no había dejado de serlo, no entraba dentro de sus planes, se hubiera conformado con alguna cosilla que le hubiera preparado Elena y que encantada se hubiera comido en la cocina, pero la habían esperado y tal y como le había dicho su ex suegra antes de salir, tenía que salir en breve para no hacerlos esperar más de la cuenta M: Hola cielo... (le soltó a su hija cuando la vio aparecer por el pasillo corriendo) María: Me ha dicho la abuelita... que te avise para cenar... (le contó la pequeña con esa sonrisita que siempre mostraba en su rostro) M: Pues ya vamos a cenar... que a la abuelita no le gusta que lleguemos tarde... (dijo Maca a continuación, mientras madre e hija se cogían de la mano para ir hacía el salón donde toda la familia de Lola la esperaba) María: Mami... ¿mañana vas a venir conmigo a ver los pececitos?... (le preguntó la pequeña con voz melosilla) M: Claro... vamos a bucear... y vamos a ver muchos peces... como siempre... (le contestó la periodista sabiendo lo mucho que le gustaba que la subiera en una colchoneta y la llevara alguna calita donde pudieran ver los peces, tal y como había hecho papá Wilson tantas veces con sus hijos cuando eran pequeños, haciendo que pareciera que estaban realmente bajo el agua buceando) ¿te has traído la colchoneta?... ¡eh bicho!... María: Sí mami... (siguió diciendo la pequeña, mientras intentaba contestarle a su madre, puesto que la periodista la había cogido en brazos para hacerle cosquillas) Lola: ¡María!... (escucharon las dos en ese instante, una vez que entraron en el salón y vieron como todos estaban ya sentados en la mesa esperando a la periodista, que no pudo evitar quedarse durante un instante parada, aunque con la niña todavía en brazos) deja a mami... que tiene que cenar... (continuó diciendo Lola con un tono de voz de lo más desagradable)

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María: Pero mamá... (intentó replicar la niña a la vez que Maca la ponía en el suelo y se iba acercando hacía la mesa) Lola: Ni peros... ni nada... María... (soltó Lola de igual manera, haciendo que su hija inmediatamente se acercara a su mami para encontrar consuelo) M: Venga cariño... vete con los primos a jugar... y ahora estoy contigo... (comenzó a decirle Maca para calmarla, a lo que la niña hizo un gesto con la carilla y después de darse un beso ambas, se fue corriendo a jugar con sus primos) perdonad... la entretuve yo... por eso me he retrasado... y bueno... (siguió diciendo para disculparse, más por su suegra que por otra cosa, quien tampoco le dio mucha importancia al asunto) Elena: ¿Quieres?... (le preguntó Elena, ofreciéndole un plato para que se pusiera en el suyo) M: Sí claro... gracias... (soltó Maca de manera educada, mientras de reojo, se le fue la mirada hacía donde se encontraba Lola, quien la miraba con cara de pocos amigos) Elena: ¿Qué tal está tu familia?... (preguntó de nuevo Elena, viendo que la tensión iba aumentando por momentos y tenía que intentar calmarla) M: Están muy bien... (comenzó a decir Maca manteniendo la calma en todo momento) ya queda menos para pasar unos días con ellos en casa... así que muy bien... deseándolo... Elena: Estupendo... (dijo Elena continuando con la conversación que se había visto obligada a seguir, puesto que nadie estaba por la labor de tener una cena tranquila, ni siquiera sus hijos que a pesar de todo, habían intentando mantenerse al margen de todo lo que había pasado en el matrimonio de su hermana) Lola: ¿Vas a llevar a esa mujerzuela?... (escucharon de repente como Lola comenzaba con su ataque y su madre intentaba calmarla) ¡no mamá!... (le recriminaba soltando los cubiertos en la mesa provocando un ruido ensordecedor) no me repliques... porque no... sabes que tengo razón... (en ese instante Maca no pudo hacer otra cosa que suspirar para intentar evadirse de su ataque) no bufes... y no suspires tanto... que ya no tienes que fingir con mi familia... (siguió diciendo Lola con odio) Elena: ¡Lola!... basta ya... (volvió a llamarle la atención Elena a su hija) Maca hija... yo... M: No te preocupes Elena... (consiguió decirle la periodista a su suegra con un gesto acompañando sus palabras) Lola: Pero que jodidamente educada has sido siempre... (comenzó de nuevo a decir su ex sin quitar ese tono de reproche con el que había comenzando la velada) siempre has tenido tan poca sangre... ¿o con ella la tienes?... quizás ella ha conseguido convertirte en una calzonazas... (en ese momento Maca sintió como otro obús le golpeaba en el pecho, no soportaba que metiera a Esther en todo aquello, pero precisamente era eso lo que quería Lola, provocarla y se había propuesto y prometido así misma que no entraría en su juego) Fede: ¡Basta ya!... (consiguió decir Fede en ese momento dirigiéndose a su hermana) joder Lola... déjanos cenar en paz... por una puta vez... asume las cosas... joder... asúmelas... y deja vivir a la gente... Lola: Ya habló el niñito de mamá... (le soltó Lola a su hermano, comenzando así su particular pelea, nunca se habían llevado demasiado bien) el del matrimonio perfecto... con sus perfectos hijos... educados en colegio de pago... Fede: Por ahí no... (la interrumpió Fede de nuevo mirándola con ojos desafiantes) conmigo sabes que no puedes... y me estoy conteniendo... por lo que me estoy conteniendo... que no eres tú tan santa... como nos haces creer... (dijo sintiendo como su mujer le ponía una mano en la pierna para calmarlo, puesto que sabía que su marido se podía poner todavía peor que su cuñada)

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Para Maca esa situación estaba siendo muy incómoda y a pesar de querer levantarse de esa mesa casi desde que se tuvo que sentar, el resto de la cena, intentó mantenerse al margen de todo, parecía que Fede había conseguido parar a la fiera, así que en cuantito que pudo, se disculpó para ir a acostar a su hija y retirarse ella a su habitación lo antes que pudo Para Esther la noche no fue mucho mejor, a decir verdad, le había costado muchísimo conciliar el sueño, puesto que no había parado de pensar en cómo se encontraría su chica en todo momento, en cómo le hubiera gustado estar allí con ella, pero también echaba de menos esa sensación de sentirse protegida entre sus brazos y despertarse como nueva, en cómo en esos días que habían podido pasar más tiempo juntas se había acostumbrado a lo bueno, a compartir esas pequeñas cosas que sólo se comparten cuando se convive con alguien de forma íntima, el valorar el no tener que pensar en separarse para que las niñas no sospecharan nada, quizás se estaba precipitando, quizás no tendría que pensar en aquello, puesto que quedaban todavía muchos días, pero nada más que imaginarse el hecho de que todo volviera a la normalidad cuando las niñas comenzaran el colegio, le provocaba tal nudo en la boca del estómago que le dolía, le dolía mucho y sintió que tenía que hablar con su chica sobre la situación en la que estaban, ella que en un principio quiso ir paso a paso y que prácticamente había terminado con la paciencia de Maca, ella que siempre se había pensado tanto las cosas y en tan sólo dos meses, le había cambiado la vida por completo o quizás fueran tres, se dijo así misma riéndose, puesto que si tenía en cuenta la primera vez que se fijó en su chica, realmente eran tres meses llenos de sensaciones, contradicciones, esperanzas y ahí estaba ella, esperando a que al día siguiente, apareciera por aquella casa para rescatarla, para llevarla hacía el refugio que ambas se habían creado lejos de todo En: Hola cariño... (escuchó como su madre la saludaba desde la cocina algo extrañada de verla tan temprano levantada) ¿no has dormido bien?... E: Más o menos... (logró responderle con una voz de ultratumba que ya le dejaba claro a Encarna que casi no había pegado ojo) En: ¿Café?... E: Claro... (le respondió Esther mientras se sentaba en una de las sillas que estaban situadas al lado de la mesa de la cocina) En: Cariño... estará bien... (le soltó su madre mientras le ponía la taza de café en la mesa, tras un silencio para nada incómodo que se había hecho entre ambas y se sentaba a su lado sin poder evitar sonreírle a su pequeña, la notaba tan enamorada que no podía evitar darle gracias a quien hubiera hecho que su hija volviera a ser feliz) no te preocupes tanto por ella... que no te va a sentar nada bien... E: Ya lo sé mamá... (le dijo la enfermera después de intentar apagar un bostezo que pudo más que ella) pero no lo puedo evitar... no puedo... En: Lo sé cariño... (siguió diciendo Encarna sin quitar la sonrisa de su rostro) por eso voy a intentar... que te entretengas... además que sepas que viene tu hermano a comer... E: ¡Eso no lo sabía!... (protestó Esther con cierto tono de molestia, pero que tampoco fue a más) En: Ya sabes como es tu hermano... (intentó disculparlo su madre) hasta última hora no lo sabe... y me ha llamado del trabajo... que podía escaparse para pasar el día con nosotras...

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E: Menos mal... (soltó entonces Esther con cierto alivio, hacía mucho tiempo que no veía a su hermano, quien después de terminar el curso, había comenzado a trabajar en un supermercado para sacarse algún dinerillo con el que ir tirando al año siguiente, puesto que su beca tampoco le daba para mucho más, a pesar de ser un excelente estudiante) el pobre se lo curra mucho... En: Tú también cariño... (comenzó a decirle Encarna de manera muy dulce) ¿o ya no te acuerdas de cuando tenías que trabajar de camarera?... E: Claro que me acuerdo mamá... pero fue hace años... (le contestó Esther recordando lo duro que había sido para ella compaginar los estudios con el trabajo y cómo realmente había tenido pocas oportunidades de disfrutar de sus años de universidad con sus compañeros de clase por tener que trabajar casi todos los fines de semana) ¿cómo crees que se lo tomará?... (preguntó entonces con un poco de miedo en su voz) En: ¿El qué estés con Maca?... (dijo su madre para confirmar si su hija se refería a eso, recibiendo por ello una afirmación por parte de esta) se lo tomará bien... no te preocupes... tu hermano es un chico muy abierto... y se alegrará... ya verás... ha estado muy preocupado por ti estos años... E: Lo sé mamá... (soltó Esther a continuación sintiéndose orgullosa de aquel hermano que vino casi a destiempo, pero en el que también se había apoyado desde que ya no había sido tan niño) Diego es un chico genial... mamá... y creo... bueno no lo digo muy alto... que después me equivocaré... ya sabes como es... (dijo riéndose y haciendo que su madre hiciera lo mismo) creo que le va genial con Nuria... así que... ¡mamá!... ¡qué nos tienes colocados!... (soltó finalmente con una gran sonrisa haciendo que Encarna no pudiera evitar abrazarla por esas palabras, era verdad, parecía que la vida volvía a sonreírle a sus dos hijos, esos niños tan trabajadores que se lo había ganado todo a pulso) Cuando Maca decidió levantarse de aquella cama, lo primero que hizo fue ponerse algo encima con la intención de ir a tomar un poco el aire en aquella mañana de sábado tan extraña, así que salió de la habitación y se dirigió hasta el salón con la intención de salir a esa gran terraza en la que había pasado tantas horas a lo largo de esos años durante sus vacaciones y desde la que se podía ver la playa cuan larga era, siempre le había hecho sentir tranquila quedarse allí sentada horas y horas, llegaba a calmarla tanto, que no era extraño que llegara a olvidarse hasta de donde se encontraba y necesitaba sentir lo mismo, pero al acercarse hasta la puerta que comunicaba con la terraza, vio que estaba abierta y un fuerte pálpito en el corazón le hizo saber que no estaría sola y no supo que hacer Fede: Buenos días... (escuchó casi inmediatamente haciendo que esa pequeña decisión de marcharse de allí a otro sitio, tuviera que quedar en el olvido) hay café en la cocina recién hecho... M: Gracias... (le contestó Maca de forma educada, volviendo casi de inmediato hasta el salón para ir hacía la cocina a coger esa taza de café que tan bien le iba a venir) ¿qué haces tan temprano aquí?... (le preguntó a su cuñado una vez que había vuelto a salir a la terraza) Fede: Últimamente me levanto temprano... es el único momento del día que tengo para mi sólo... (le contestó Fede frunciendo un poco el ceño a la vez que sus hombros) M: Si quieres yo... (comenzó a decirle Maca con la intención de levantarse del asiento en el que se había sentado)

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Fede: Anda ya... no seas tonta... (dijo Fede interrumpiendo su posible escapada) que es broma... (en ese instante la periodista se volvió a recostar sobre su asiento y se relajó un poquito) aunque si es cierto... que cada vez me gusta más... quedarme con una taza de café aquí durante un buen rato... M: Siempre me gustó mucho esta terraza... (comenzó a decir Maca sin dejar de mirar al horizonte) Fede: Lo sé... (siguió diciendo Fede sin dejar de tener esa voz tranquila que siempre le había caracterizado menos cuando se peleaba con su hermana) y ahora lo entiendo... es lo mejor que tiene la casa... y te comprendo... mejor de lo que crees... (le soltó de forma irónica haciendo que la periodista no pudiera evitar mirarlo fijamente al no saber a que se refería) venga... a mí me lo puedes decir... M: ¿Decir el qué?... (preguntó la periodista todavía sin ser muy consciente de a lo que se estaba refiriendo su cuñado) Fede: Mira Maca... siempre me has caído muy bien... (comenzó a decir Fede una vez que se había inclinado un poco sobre la mesa para poder así ver mejor la cara de la periodista) a decir verdad... muchas veces me preguntaba... por qué estabas con mi hermana... (en ese momento Maca hizo un gesto para interrumpirlo pero este no le dejó) déjame terminar... y después me dices lo que quieras... (siguió diciendo obteniendo un gesto afirmativo por parte de la periodista que se revolvió sobre la silla y se quedó en la misma posición en la que estaba Fede, con los codos apoyados en la mesa) aguantar a mi hermana... es una tarea bastante difícil... lo sé... la conozco desde que nací... y nunca vi... como una persona como tú... podía encajar con ella... de alguna manera... es una manipuladora nata... siempre lo había querido hacer con nosotros... bueno con Mateo sí... pero conmigo la verdad... es que nunca pudo... (dijo soltando una leve sonrisa al recordar esas peleas que siempre había tenido con ella) y anoche... los siento mucho... sabes... pero te juro que anoche... estuve a punto... de hacer algo... que la verdad después me hubiera arrepentido... es mi hermana... y sé que lo comprendes... M: Quizás no debería de haber venido... no así sabes... (comenzó a decir ya Maca una vez que vio como su cuñado aparentemente había dejado de hablar) ella está incómoda... y vosotros también... no tenéis por qué aguantar nada... Fede: Pero Maca... tú no tienes la culpa... (soltó Fede al instante) mi madre... y yo... hemos hablado muchas veces de todo esto... de la actitud de mi hermana... con respecto a ti... y la niña... está muy resentida... y no es que la esté defendiendo... ni nada de eso... pero no puede seguir así... no puede... su actitud es mala... primero para ella misma... y después para María... y es normal que tú hayas rehecho tu vida... es lógico... (siguió diciendo su cuñado sin poder evitar suspirar de nuevo al decirlo M: Fede... lo intenté... (comenzó a decir Maca con voz triste) lo intenté durante años... intenté hacerla feliz... intenté ser la persona que ella había querido que fuera... pero no podía dejar mi trabajo... ella siempre fue consciente de lo que había... de los días que a lo largo del año íbamos a poder pasar juntas... hice tantas cosas por intentar hacerla feliz... que me olvidé de ser feliz yo misma... (en ese instante hizo una breve pausa para continuar hablando) ella fue quien me envió los papeles... pero fui yo... quien tuvo que venir de prisa y corriendo a Madrid... para ver que era lo que pasaba... se trasladó de piso... sin consultarme... me lo tuvo que decir tu madre... (dijo intentando que no sonara como reproche) María es mi hija... le guste a ella o no... y creo que tengo todo el derecho de decidir... si era bueno o no el cambio de colegio... de amigos... porque a ella le hubiera dado por ahí... que menos que eso... y me cansé Fede... me cansé... tuve que pedir excedencia en mi trabajo... Fede: Maca... nadie te está echando la culpa... (soltó Fede en ese momento viendo como el rostro de su cuñada se había ido entristeciendo por momentos) son cosas que pasan a

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diario... se rompen más matrimonios... que se realizan... y siempre creí que era muy difícil que entre vosotras... la distancia no causara alguna mella... es normal... demasiado a durado... mi madre piensa lo mismo... ella te sigue adorando Maca... y sabe que has hecho todo lo que has podido... pero es que a Lola es imposible hacerla feliz... siempre quiere más... siempre tiene algo que reprochar que la hace infeliz... y si por una vez... fuera totalmente sincera contigo... quizás se le acabarían todas las razones para seguir resentida contigo... M: Supongo... (soltó Maca encogiéndose de nuevo de hombros y dejando su taza de café sobre la mesa al habérsela terminado) Fede: Yo... mira... eso el algo que tendría que decirte ella... (dijo Fede intentando concluir con esa conversación que había comenzado hacía un buen rato) yo no soy nadie... para contarte nada... ni decirte nada... así que habla con ella... M: No quiere hablar conmigo... me rehuye... es tremendamente imposible... intercambiar dos palabras con ella... sin escucharla atacarme... y Fede... no soy masoca... no lo soy... ya no... tengo cosas más importantes en las que pensar... he intentado ser civilizada... que nos comportáramos como dos personas adultas que tienen una hija en común... pero no he podido... sencillamente... no he podido... (siguió diciendo Maca también para concluir) pero gracias por tus palabras... de verdad... Fede: No hay de qué... pero sigo pensando que María no debe... ser el arma arrojadiza sabes... por su parte... no estoy diciendo que lo sea por la tuya... (rectificó al ver como la periodista cambiaba el expresión de su cara al escucharlo decir eso) y eso por lo menos tenéis que arreglarlo... en lo demás... no me meto... pero es mi sobrina... y me preocupa... M: Lo sé... y lo haré... lo intentaré... pero no te puedo prometer nada... (dijo Maca sin poder dejar de mirar de nuevo hacía la playa, mientras notaba como su cuñado se levantaba del todo de su asiento para meterse en la casa y dejarla así sola hasta que el resto de la familia comenzara a dar señales de vida) La llegada de Diego un par de horas antes había trastocado un poco la vida de esa casa, Cris se había vuelto medio loca con su tito y prácticamente no le había dejado casi ni saludar a su madre ni a su hermana como es debido y él había disfrutado como un niño de las ocurrencias de su sobrina, se llevaban estupendamente, eran uña y carne y muchas veces, tanto Encarna como Esther, veían en la niña muchas cosas de él, que éste a su vez había heredado de su padre, como la facilidad con la que llegaba a relacionarse con la gente, ese desparpajo a la hora de hablar de cualquier cosa, el cariño que le tenía todo el mundo y que ahora le tenían a Cris, a la que siempre iban comparando con su tío Diego fuera por donde fuera y eso a ella le encantaba, su tito era el mejor y nadie iba a hacerla cambiar de opinión, aunque no se vieran todo lo que ambos quisieran Diego: La peque está increíble... (comenzó a decir Diego una vez que pudieron sentarse en la mesa y que Cris se estuviera quieta pasando la sobremesa viendo un poco los dibujos en la otra habitación En: ¿Cómo está Nuria?... (le preguntó entonces Encarna mostrando interés por la novia de su hijo) Diego: Muy bien mamá... sigue en el pueblo de sus padres... (dijo su hijo sin evitar encogerse de hombros ante esa situación) y bueno... intentaré ir el mes que viene... que tengo un fin de semana libre...

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En: Me alegro cariño... (siguió diciendo su madre de manera orgullosa, le encantaba que su hijo hubiera congeniado tan bien con aquella chica, compañera suya de carrera) pero ya sabes como tienes que comportarte... Diego: No te preocupes mamá... (soltó Diego a continuación intentando no incomodarse ante las palabras que le había dicho su madre) dormiré con su hermano... que remedio... (terminó de decir con tono de fastidio) E: Pero es normal... (dijo Esther metiéndose en la conversación, mientras empezaba a recoger la mesa junto a su madre y su hermano antes de sentarse en los sofás) una cosa es que hagáis lo que queráis durante el curso... y otra en casa de sus padres... Diego: ¡Pero es absurdo!... ¡es un sin sentido!... (siguió protestando su hermano) E: Tienes razón... (soltó la enfermera intentando que su madre no tuviera que hablar al respecto) pero las formas... son las formas... y si su familia es así... pues lo tendrás que respetar... Diego: Pero aquí no pasa eso... Esther... Nuria ha dormido conmigo muchas veces... me parece totalmente hipócrita... (continuó diciendo Diego de forma molesta) E: Pero es que mamá es diferente... (siguió diciendo la enfermera mientras su madre iba mirando a uno y otro lado para no perderse las caras de sus hijos sin querer meter baza para nada) ella siempre nos ha dicho... que lo que tuviéramos que hacer... que lo hiciéramos en casa... pero no todo el mundo es así... no todo el mundo tiene esa educación... y ya sé que es un fastidio... pero no te queda otra... si quieres ir a verla... un pueblo no deja de ser un pueblo... quieras o no... Diego: Lo sé... (soltó ya Diego con resignación, puesto que su hermana tenía razón, era cierto que en su familia siempre habían sido bastante liberales para esas cosas, siempre habían dialogado mucho a cerca de todo lo que pudiera interesar a sus hijos, su padre siempre fue así y cuando murió, Encarna tampoco dejó de hacerlo) En: Sí hijo... (comenzó a decir Encarna una vez que había decidido no permanecer en silencio más) pero no te olvides nunca de ese refrán que dice... donde fueres haz lo que vieres... Diego: Ya lo sé mamá... y es lo que hago... (dijo Diego con tono conformista) me habéis enseñado así... no... (en ese instante Encarna miró a su hija y le hizo un gesto por si era el momento de contarle lo suyo con Maca a su hermano y este lo vio) ¿pasa algo?... (preguntó con tono preocupado En: Nada cariño... (soltó Encarna intentando relajar el momento) es que tu hermana te tiene que contar algo... algo bueno... (le dijo ya sin poder evitar sonreír) Diego: Te ha tocado la lotería... (comenzó a decir Diego, mientras Esther, sin quitar la sonrisa, le iba haciendo un gesto negativo con la cabeza en señal de que se había equivocado como hizo en unas cuantas ocasiones más) te han subido el suelo... te cambias de casa... has conocido a alguien... (dijo ya casi con rin tintín, sabiendo lo mucho que le había molestado a su hermana, que durante años, cada vez que la veía le preguntara lo mismo, pero esa vez Esther no pudo evitar sonreír, haciendo que su hermano hiciera lo mismo, a la vez que miraba a su madre, que también sonreía) joder... eso es mejor que la lotería... (soltó ya en una gran carcajada que fue seguido tanto por su madre como por su hermana) E: ¿Sabes quien es Maca?... (preguntó Esther de forma tímida, aunque decidida al ver la forma en la que había reaccionado su hermano, esperando que este no cambiara ni un ápice al enterarse de quien se trataba) Diego: ¡Maca la madre de María!... (comenzó a decir Diego en tono de sorpresa mientras miraba a su madre quien le hacía un gesto afirmativo) E: Sí... es ella... (siguió diciendo Esther al ver como su hermano se había quedado en silencio, como impactado por la noticia) bueno... a mí también me sorprendió... no

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creas... (dijo en un tono algo gracioso para quitarle hierro a la situación, aunque su hermano siguiera sin hablar nada y sin dejar de mirar a su madre quien esperaba a que su hija le dijera a Diego todo lo que tenía que decirle) pero soy feliz... muy feliz... y sé... que te puede resultar difícil de aceptar... lo sé... pero me gustaría... que al menos te alegrarás por mí... En: Diego cariño... (comenzó a decir Encarna al notar como a su hija le comenzaba a brotar varías lágrimas por la reacción de su hermano) no es malo... sabes... Maca es una persona que quiere muchísimo a tu hermana... y quiere a Cris... y eso es lo que importa... Diego: Lo sé mamá... lo sé... (dijo este después de un gran suspiro) si me parece bien... de verdad... Esther... me alegro mucho... pero tienes que comprender que para mí... es un poco difícil... y bueno... que... (comenzó a decir mientras se levantaba del sofá para ir hasta donde se encontraba su hermana para abrazarla) dame un poco de tiempo... para cambiar el chip... ¿vale?... E: Claro enano... (le contestó Esther sin poder dejar de llorar y pensando que menos mal que Cris estaba en la otra habitación viendo los dibujos ella sola, porque la verdad, no le hubiera gustado nada que la hubiera visto así) Ese sábado por la mañana, Maca había decidido llevarse a su hija a la playa, tal y como le había prometido a su llegada y pasarla las dos solas hasta la hora de comer, total serían solamente tres horas en las que, eso sí, podría disfrutar ambas sin estar pendientes de nada más Realmente se lo habían pasado de miedo, María había disfrutado de lo lindo subida en esa colchoneta mientras simulaba que iba buceando y viendo los pececitos nadar por debajo de ella y Maca también lo había hecho, esa ilusión que había presenciado por parte de su hija le hacía sentirse tremendamente feliz, pero ya estaban de vuelta, era la hora de comer y para la periodista estaba claro que iban a terminar esas horas de relax que tan bien le habían sentado y por las que seguía diciéndose así misma que todo esa situación había valido la pena, mucho la pena María: Mamá... mamá... (gritó María entrando en la casa y corriendo hacía la terraza donde sabía que estaría ya el resto de la familia esperando para almorzar) hemos visto muchos pececitos... y... y... había olas muy chulas... y... y mami... me ha dejado bucear de verdad... sin manguitos ni nada... (siguió diciendo con toda la ilusión del mundo mientras le daba un besito a Lola en la mejilla, para irse a darle otro a su abuela que se encontraba al lado de su madre) Lola: Me alegro mucho cariño... (comenzó a decirle la abogada con un tono de lo más tranquilo que dejó a Maca sin saber muy bien como procesar esa información en su cerebro) pero ahora... te cambias... y te vienes a comer... que es tarde... María: Sí mamá... pero me lo he pasado muy bien... y... y... porque ya soy mayor... y... (intentó seguir diciendo la niña quedándose al lado de su madre por unos instantes quien miró a Maca para que esta hiciera algo) M: Venga cariño... que nos esperan... (comenzó de decir la periodista cogiendo de la mano a su hija para llevársela hacía su habitación) que tenemos que cambiarnos... que tenemos mucha hambre... ¿a qué sí?... María: Sí mami... ¿después nos bañamos en la piscina?... (dijo la cría siguiendo a la periodista hasta el interior de la casa para cambiarse)

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M: Claro... pero antes tienes que dormir la siesta... (le contestó Maca sin poder dejar de sonreír, esa niña era increíble y era su hija) Una vez que hubo cambiado a la niña y a ella misma, volvieron hacía la terraza, tan sólo habían tardado diez minutos en hacerlo, pero al llegar, la periodista se percató de que la cara de Lola había cambiado por completo y todos permanecían en silencio, como si al ver que las dos volvían a salir, tuvieran que dejar de hablar de lo que estuvieran hablando, o mejor dicho, discutiendo, esa familia se pasaba el día discutiendo, algo que Maca había odiado siempre, pero a lo que en su momento se había tenido que acostumbrar y que por su manera de ser, nunca se hubiera metido en las peleas entre ellos, cosa que siempre le había agradecido Elena, su suegra, desde que la había conocido y había sido novia de su hija M: Ven cariño... (le dijo Maca a su hija para que se sentara con ella a comer en su regazo) vamos a comer las dos aquí... (decía desde una punta de la mesa, como si con ello quisiera mantenerse todavía más al margen de aquella familia con la que ya poco tenía en común y que al día siguiente dejaría de ver, hasta quien sabe cuando) está bueno... ¿eh?... (comenzó a decirle a la niña mientras esta se metía un trozo de pescado que la periodista le había ido partiendo de forma paciente en trocitos muy pequeños) es que la abuela cocina de maravilla... María: Sí está muy bueno... (soltó la cría mirando a su abuela que le sonrió) Elena: Gracias cariño... (le dijo esta orgullosa de su nieta, aunque realmente lo estuviera de todos sus nietos por igual) por cierto... ¿qué tal te va tu trabajo?... Maca... M: La verdad es que muy bien... (le contestó la periodista sabiendo que si su ex suegra le preguntaba eso, era por hacer un poco más agradable el almuerzo) el libro va avanzando... y bueno... lo demás... pues me permite ganarme la vida... es lo que tienen las columnas de opinión... Elena: Claro hija... de algo te tenía que servir estar tantos años fuera... y son muy buenas... (la interrumpió Elena con conocimiento de causa, puesto que siempre había leído el periódico en el que habían contratado a Maca a su vuelta M: Gracias Elena... (le dijo Maca muy agradecida por sus palabras) pero hago lo que puedo... y hablo de lo que sé... y eso tampoco tiene mucho mérito... Mateo: Sí lo tiene... ojalá yo pudiera hacerlo... ir a todos esos sitios... vivir esas cosas... (saltó en ese momento Mateo, el hermano pequeño de su ex mujer, un chico que, a pesar de no hablar mucho, se había llevado siempre muy bien con la periodista, quizás porque en el fondo a él le gustaba ese mundo en el que ella se movía, estaba a punto de terminar periodismo, quizás por querer seguir los pasos de su cuñada, alejarse de aquella familia y de las peleas de sus dos hermanos mayores, que, desde la muerte de su padre, cuando él había tenido cinco años, habían intentado siempre dirigirle su vida, sin que su propia madre hubiera podido hacer algo, demasiado había tenido con la enfermedad de su marido, con la depresión que había venido después y aunque ahora se encontraba mucho mejor, prácticamente recuperada, en cierta medida, seguía dejando que sus hijos mayores tuvieran la responsabilidad de aconsejar a Mateo, quien en esos años, había encontrado en Maca a una aliada para convencer a su hermana que le dejaran hacer lo que realmente él había querido siempre, ser periodista) M: No te voy a decir que no sea interesante... (comenzó a decirle Maca sin dejar de estar pendiente de que su hija comiera) pero supongo que eso lo tendrás que descubrir por ti mismo... pero ten por seguro... que te cambiará la forma y el concepto... que tienes de lo que es tu vida...

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Mateo: Si eso lo sé... (seguía diciendo Mateo de una manera entusiasta, desde que sabía que iba a ir Maca ese fin de semana, esperaba poder hablar con ella de todas esas cosas, le encantaba que le contara batallitas y sobre todo que volviera a contarle cómo se hizo la cicatriz que tenía en el hombro) pero es que yo no me veo... en un periódico... haciendo la sección de deportes... me aburre... y mucho menos dedicarme a ser paparazzi... y pasarme horas y horas... detrás del famosillo de turno... a mi me gusta lo que tú haces... siempre me ha gustado... M: A mí también... (dijo Maca casi riéndose, Mateo tenía la misma ilusión con la que ella había empezado a trabajar y eso era fantástico, porque podía llegar a ser una profesión muy dura, sobre todo por estar lejos de tu familia, de tus amigos) ahora intento seguir un poco al día... de todas esas cosas... desde aquí... claro... Mateo: Yo no sé si podría... (soltó Mateo en un tono lleno de rotundidad antes sus palabras) me refiero... a estar como tú... y tener que volver... Elena: Bueno... si todavía no has empezado... hijo... (dijo Elena intentando que no siguiera diciendo esas cosas, de las que en realidad no tenía ni idea aún de que pudiera cumplir) primero termina... y ya verás que es lo que haces... M: Tu madre tiene razón... Mateo... (comenzó a decir Maca mirando a su ex suegra, quien sabía que todo lo que le dijera la periodista a su hijo pequeño, esté lo cogería como un gran consejo, sólo porque venía de ella, nada más) primero termina... y cuando termines... me avisas... y ya veremos lo que hacemos... ¿de acuerdo?... Mateo: Gracias Maca... (dijo el chaval con una gran sonrisa dedicada a su ex cuñada) M: No me las des... tú sólo haz lo que te he dicho... lo demás... vendrá dependiendo del esfuerzo que hagas... y como hagas las cosas... (terminó de decir Maca mientras terminaban de comer Después de comer, Maca se ausentó del salón, no quería pasar la sobremesa con ellos y se disculpó alegando que estaba muy cansada y necesitaba dormir la siesta y así lo hizo, puesto que una vez que entró en el dormitorio en el que tenía sus cosas y se tumbó en la cama, lentamente se fue quedando dormida, el pasar toda la mañana con su hija metida en el agua es lo que tenía, que las agotaba a las dos Mientras tanto, Esther en su casa se encontraba charlando tranquilamente con su madre y con su hermano, haciendo que poco a poco, de forma distendida, Diego fuera entrando en la nueva vida de su hermana, quien le contaba con una expresión llena de ilusión sus planes con la periodista, así como su miedo ante la reacción de Cris, pero este la tranquilizó diciéndole que tenía a su madre y a él mismo para que la niña no tuviera ningún tipo de problema en aceptar la nueva situación en la que se encontraba su madre La verdad es que Esther se encontraba estupendamente y quizás el hecho de estar hablando de Maca, le estaba haciendo más llevadero esa separación que acabaría al día siguiente en cuantito que la periodista fuera a buscarla para volver a casa, pero ¿a cuál de ellas?, tenía claro que durante esos días, poco a poco ambas iban instalando parte de sus cosas en la casa de la otra, todo con tal de hacer la estancia más llevadera y no tener así que tener que estar trasladándose todos los días de un lado a otro, tan sólo cuando querían cambiar de ambiente o cuando Maca, por necesidad, se tenía que quedar en su casa para seguir trabajando y entregar así su columna semanal, esa a la que Esther no sabía como le podía dedicar tan poco tiempo y que le saliera como le salía, escribiendo casi de cualquier tema, pero sobre todo de temas cotidianos a los que ella a veces, tan poca importancia les había dado, pero es que la periodista tenía esa habilidad de

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hacerlos tan suyos, que lograba que de semana en semana le fueran llegando vía correo electrónico las opiniones de sus lectores fuera sobre el tema que fuera En: ¿Dónde vas cariño?... (le preguntó Encarna al verla levantarse del sofá después de que su hermano se hubiera ido ya para Madrid después de tomar café y ambas se hubiera quedado viendo algo en la tele de forma tranquila) E: Voy a llamar a Maca... que es ya muy tarde... y no sé nada de ella... (le contestó Esther con voz preocupada mientras cogía su móvil de encima de uno de los muebles del salón en el que lo había dejado desde aquella mañana para enterarse de si la periodista la llamaba o no) En: Pero cariño... si no te ha llamado... habrá sido porque no habrá podido... (intentó decirle Encarna para que su hija no se preocupara por nada) seguro que está con su hija... pasándoselo muy bien... E: ¡Mamá!... (dijo Esther con tono casi triste) no pongo en duda que no se lo esté pasando bien con María... pero es que tengo una cosa aquí... (soltó tocándose el pecho) que es que... no sé mamá... no lo puedo evitar... y la conozco mamá... la conozco... y sé que no me va a llamar si lo está pasando mal... En: Venga pues llámala... (dijo Encarna haciéndole ver a su hija que sólo había intentando que no se preocupara por eso, nada más) me voy a casa de la Luisa... a buscar para que me de una cosa... que le tengo que pedir... y ahora vengo... (decidió decirle su madre para dejarla tranquila y que pudiera hablar con Maca sin estar ella presente) E: Vale mamá... (le dijo con una sonrisa a su madre y un beso antes de que esta se marchara ya a casa de la vecina a charla un ratito con ella, como había tenido costumbre de hacer) bueno espero que me lo pille... (comenzó a decir en voz alta mientras sonaban los tonos de marcación del móvil de la periodista y la señal de que estaba llamándola e intentando comunicarse con ella) venga cariño... cógelo... cógelo... (se decía así misma viendo que tardaba un poco en cogérselo) M: ¿Sí?... espera cariño... (escuchó como una voz conocida se disculpaba con alguien antes de atenderla) hola preciosa... (en ese instante esa voz dulce que pronunciaba esas palabras, hizo que a la enfermera le recorriera un escalofrío por todo el cuerpo) iba a llamarte dentro de un ratito... E: Hola cariño... no pasa nada... (no tardó en decirle Esther para no se preocupara por eso) M: Estoy en la piscina con María... (siguió diciendo Maca sin prestarle mucha atención) espera un momento mi amor... ¡María!... no me gusta que te tires así... (comenzó a escuchar la enfermera como regañaba a su hija) que le puedes hacer daño a tu primo... María: Es que mamá... yo quiero jugar... (escuchó como la protesta le llegaba a través del teléfono) M: Cómo sigas así... nos vamos... (la interrumpió la periodista echando un gran suspiro antes de seguir hablando con su chica) perdona cielo... pero es que... no sé que le ha dado ahora... y se ponen a jugar los tres... a tirarse unos encima de otros... y no é... hoy está acabando con mi paciencia... E: Son críos... tampoco pasa nada... (le dijo Esther intentando tranquilizarla, la periodista le había demostrado que tenía una paciencia infinita, pero cuando se trataba de hacerle ver a su hija lo que podía o no podía hacer, se mostraba férrea) eso lo hemos hecho todos... M: Ya lo sé... (le contestó Maca sin dejar de suspirar a casi cada momento) E: ¿Estás bien cariño?... (le preguntó la enfermera por fin)

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M: Bueno... he estado mejor... (comenzó a decirle la periodista poniendo voz de circunstancias) menos mal... que Elena... y los chicos... están aquí... si no... no sabría que hacer... de verdad... E: Te entiendo cariño... (le dijo Esther con un tono totalmente compresivo) M: Sé que tengo que hablar con Lola... lo sé... (siguió diciendo Maca con tono cansino) pero es que no me apetece nada... no se puede dialogar con ella... no se puede... y no sé que hacer... Fede me ha dicho que hable con ella... no sé de qué... como si me importara ya... lo que tuviera que decirme... pero por otro lado... no me gusta que ella esté así con su familia... porque yo esté aquí... y me siento una puta mierda... Esther... una puta mierda... (en ese instante notó como la periodista se había emocionado) como si me hubiera metido en una cárcel... y supiera que sin mi presencia... se acabarían los conflictos... pero que hay algo... que me hace quedarme... y aguantar todo... como si con ello pudiera... conseguir la paz... joder cariño... no sé cómo he podido aguantar todo esto... durante años... no sé cómo he podido... y lo peor de todo es que... tengo el estómago echo una puta mierda... E: Venga mi amor... (la interrumpió Esther viendo que estaban a punto de saltársele a ella también las lágrimas escuchándola decir aquellas cosas) que mañana ya estás aquí... de verdad... sólo es un poquito más... y dentro de nada ya verás como tienes a María contigo... y nos vamos a Jerez... M: Lo sé mi amor... lo siento... lo siento... (le susurró prácticamente la periodista por teléfono ya sin poder reprimir las lágrimas) siento todo esto... no quiero que te pongas triste... ¿vale?... E: Maca cariño... (comenzó a decirle la enfermera de manera dulce) no te preocupes por eso... lo que quiero es que estés bien... que no pienses en eso... y que no te preocupes... que ya vas a estar aquí conmigo... de verdad... M: Te quiero... ¿sabes?... mucho... (escuchó como la periodista intentaba decirle aquello en un tono más calmado pero sin conseguirlo) E: Yo también te quiero... (le dijo Esther de la manera más dulce que pudo, estaba claro que no era el mejor momento para decirle que su hermano se había tomado bien la noticia de su relación y que aunque al principio se había sorprendido, al final todo había ido sobre ruedas, pero no era momento, Maca estaba triste, quizás ese había sido el momento en el que su cuerpo no había podido más y se había desahogado con ella de aquella manera y muy mal tenía que haberlo pasado para hacerlo, muy mal y de esa manera se despidieron hasta el día siguiente, aunque ambas, cada una en un lugar, se echaran realmente tanto de menos que dolía, vaya si dolía) Esa noche, su última noche en aquella casa, Maca intentó pasarla de la mejor manera posible, aunque por dentro siguiera con esa sensación de pena, de tristeza infinita por lo que una vez fue y que el tiempo y la distancia se habían encargado de destruir de aquella manera Se preguntaba tantas cosas, sentía tantas cosas, en el fondo Lola seguía haciéndole daño, mucho daño y había quedado demostrado, que a pesar de todo, las cosas no iban a cambiar, estando María no, estando su hija por medio no, no mientras siguiera siendo esa niña inocente que en el fondo deseaba que sus madres volvieran a estar juntas y era totalmente lógico, Maca a su edad hubiera querido lo mismo en el caso de que sus padres se hubieran separado, aunque prácticamente ni los viera, ni lo entendiera, pero le hubiera dolido igual y su hija lo estaba pasando mal con aquello y no estaba dispuesta a que lo siguiera pasando

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Durante todo ese rato a solas en la terraza, había contemplado el mar oscuro, a la gente paseando por ese paseo marítimo cogidos de la mano, mostrándose un cariño que le dio la sensación de no ser tan sincero, quizás porque se sintiera de esa manera, quizás porque aunque no fuera justa con Esther, porque si fuera por ella, en ese instante, hubiera salido huyendo para alejarse de todo aquello y no volver la vista atrás, ni por su familia, ni por su hija, ni por Esther, ni por nadie, tan sólo quería que la dejaran tranquila, no pedía más Pero Fede tenía razón, quizás antes de irse tendría que hablar con Lola, aclarar ciertas cosas, no por ella, sino por su hija, al menos por ella, así que armándose de valor, volvió a entrar en la casa y se dirigió al lugar donde sabía que estarían todos intentando pasar lo mejor posible una velada veraniega hasta la hora de dormir M: ¿Puedo hablar contigo?... (le preguntó a Lola una vez que entró al salón y se acercó a una distancia prudencial de ella) Lola: No tenemos nada de que hablar... (le contestó Lola de una manera brusca y distante que provocó que su familia la mirara recriminándoselo) M: No me lo pongas más difícil... (siguió diciendo Maca después de soltar un gran suspiro para intentar calmarse) quieras o no... sí tenemos cosas de qué hablar... y estoy cansada... de ciertas cosas... que tenemos que arreglar como dos personas adultas... nada más... Así que sin que ambas soltaran ni una palabra más y después de que Maca se disculpara con un gesto con la familia de su ex por haber interrumpido su charla, salieron de nuevo a la terraza para poder hablar así de forma tranquila, aunque la periodista supiera que con Lola no había nada tranquilo, ni lo habría Lola: Pues tú dirás... (comenzó diciendo la abogada, apoyándose en la barandilla de la terraza, con esa bordería que le caracterizaba y que le había aflorado todavía más desde la separación) estoy cansada... y me iba a ir pronto a la cama... así que empieza... M: No sé por donde empezar... no tengo ni idea... (soltó Maca casi sin pensarlo, aunque fuera totalmente cierto lo que acababa de decirle a su ex mujer, quien la mirada con expresión incrédula, dándole a entender qué entonces por qué razón quería hablar con ella) lo único que sé... (comenzó a decir con cierta rabia sin dejar de mirarla de forma dura tanto, que Lola tuvo que apartar su mirada al verla de aquella manera) es que hay una niña... por medio... y no podemos seguir así... ensáñate conmigo... dime lo que quieras... repróchame lo irreprochable... pero te pediría que a la niña la dejarás tranquila... no pagues con ella... nuestro fracaso como pareja... quizás mi error... (seguía diciendo mientras se emocionaba cada vez más y notaba como sus lágrimas libraban una gran pelea por comenzar a salir al exterior, mientras Lola seguía sin poder mirarla a la cara) lo siento... lo siento mucho... si te he hecho daño... lo siento... pero es una niña... sólo una niña... que se siente culpable de todo lo que ha pasado... eres su madre... la mejor madre que ha podido tener... y que va a tener... nadie va a decir lo contrario... y tienes razón... me he pasado toda su vida fuera... lejos de ella... sin pasar ni un solo día a su lado... cuando ha estado enferma... me perdí su nacimiento... y me he perdido la mayoría de sus cumpleaños... de las cosas que ha hecho en el colegio... cuando comenzó a andar... sus primeras palabras... me lo he perdido todo... y no me siento orgullosa de ello... (seguía diciendo ya sin poder contener esas lágrimas que recorrían ya todo su rostro) y sé que soy una desconocida para ella... pero es mi hija... y lo único que pido... es que pueda ser feliz... sólo eso...

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Lola: Y a pesar de todo... ella lo único que quería era estar contigo... (comenzó entonces a decir Lola, a quien Maca, a pesar de no poder verle el rostro, por el tono de voz que estaba utilizando sabía perfectamente que también estaba llorando, aunque se mostrara tranquila) siempre contigo... y yo sólo podía sentir rabia... rabia por tener que consolar a una niña... cuando yo estaba peor que ella... cada vez que te marchabas... para mí tampoco ha sido fácil... tenerte que contar esas cosas por teléfono... o cada vez que me decías... que tampoco podías venir a vernos unos días... porque te había salido un dichoso reportaje en cualquier sitio... eso qué más da... siempre con la angustia de que no me llamaran... para decirme que te había pasado algo... siempre intentando verte en las noticias... para tener una imagen nueva tuya... y sentirte así más cerca de nosotras... y tú cada vez más lejos... más distante... no podía soportarlo... no podía... me sentía tan sola... tan sola... (terminó diciendo la abogada antes de que tuviera que dejar de hablar a causa del llanto) M: Lo siento... (dijo entonces Maca acercándose más a ella, tanto, que al notar su cercanía, Lola no pudo evitar echarse a llorar entre sus brazos y así permanecieron un buen rato hasta que la abogada levantó su rostro ya más calmada) Lola: Te puse los cuernos... ¿sabes?... (dijo alejándose de Maca para poner más distancia) muchas veces... M: ¿Por qué me cuentas ahora esto?... (preguntó la periodista después de sentir como se le clavaba un puñal en el corazón, pensando en que era eso a lo que se refería Fede cuando tuvieron esa conversación aquella mañana) Lola: Porque hemos dicho... que íbamos a hablar como dos personas adultas... y yo no puedo ocultarte esto más... (comenzó a decirle Lola sin poder de nuevo mirarla a la cara) me he empeñado en echarte la culpa de todo... en dañarte... incluso por tener que hacer esto... y no te estoy pidiendo disculpas... podrás perdonarme o no... no estoy justificándome... lo hecho... hecho está... eso dicen... M: ¿Por eso me mandaste los papeles del divorcio?... (preguntó entonces a Maca, que al igual que su ex mujer, ya no podía apartar la mirada de aquel horizonte oscuro que las estaba acompañando aquella noche) Lola: Tenía que saber... que me seguías queriendo... provocarte... era la única manera de recuperarte... y ya ves... sólo me ha servido para perderte definitivamente... que ironía... (dijo soltando una leve carcajada que no llegó a más) yo aferrándome en encontrar en otras personas... lo que únicamente podía conseguir contigo... M: Ya... (le dijo Maca interrumpiéndola en un primer instante, aunque después se decidiera a seguir hablando) ya que estamos de confesiones... esta noche... y si quieres creerme... me crees... y si no... pues no lo hagas... quiero decirte... que todos estos años... te he sido fiel... nunca he tenido que buscarte en otras personas... aunque te empeñaras en lo contrario... Lola: No podía evitar sentir celos... (comenzó a soltar Lola ya con rabia, haciendo que lo que estaba siendo una conversación más tranquila, volviera a tornarse en ese huracán en el que siempre había estado su relación) celos por cada persona que estaba contigo... celos... por no poder dejarme llegar hasta ti... y que otra persona pudiera hacerlo... sólo eran celos... por tu trabajo... por tu vida... por tu jodida vida... de niña rica... que se empeña en no serlo... M: Nunca me gustaron los celos... lo sabías... lo sabías cuando empezamos... cuando nos casamos... (siguió diciendo Maca, más tranquila después del mazazo que le acababa de confesar su ex mujer) y aún así... te aferrabas en hacerme sentir culpable... por algo que yo no había hecho... joder... no existía ninguna mujer más en mi vida...

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Lola: No hasta que conociste a Esther... ¿verdad?... (preguntó Lola mirándola y provocando que la periodista también tuviera que hacerlo) ¿qué tiene ella que no tenga yo?... ¿dime?... (siguió preguntando con rabia) M: Nada... (le contestó Maca de forma sincera) no tiene nada... ni es mejor que tú... ni peor... eso ha pasado y ya está... Lola: ¿La quieres?... (volvió a preguntar Lola desviando su mirada nuevamente) M: ¿De verdad quieres saber eso?... (le preguntó la periodista casi al instante) Lola: Sí... (respondió la abogada con rotundidad) M: Pues la quiero sí... sé que es poco tiempo el que llevamos... pero la quiero... (dijo la periodista cerrando los ojos y pensando en su niña, en lo preocupada que la habría dejado con la conversación de antes en la piscina, la echaba de menos, muchísimo de menos) Lola: Pues que te vaya bonito... (le contestó Lola con toda la rabia que pudo, antes de separarse de la barandilla de la terraza) que seas feliz... y no te preocupes por la niña... no tiene la culpa de nada... me voy a dormir... que descanses... M: Tú también... (le dijo Maca viendo como Lola se marchaba ya de la terraza y entraba en la casa rumbo a su habitación, al menos eso supuso, porque ella decidió quedarse todavía más tiempo en aquel lugar antes de irse definitivamente a dormir, sabía que necesitaba descansar, le esperaba un trayecto medianamente largo al día siguiente si quería llegar temprano a recoger a su chica, pero aún así, necesitaba quedarse en aquella terraza donde una vez fue feliz y que esa noche había sido testigo de tantas confesiones y tanto dolor acumulado, pero tenía ya muy claro, que esa sería la última noche de su vida que pasaría bajo ese cielo estrellado) Despedirse al día siguiente de su hija no había sido mucho más fácil que la conversación de la noche anterior, no lo había sido, más bien, se le había vuelto a desgarrar ese corazón herido en lo más profundo, que siempre se había encargado de esconder durante toda su vida Ya en el coche, todavía podía escuchar el llanto de su hija despidiéndose de ella, ese llanto que siempre le había llegado tan adentro, a pesar de saber que no tenía más remedio que alejarse nuevamente de ella, a pesar de que la promesas que le había hecho antes de subirse a ese coche, esta vez eran del todo ciertas, en una semana y algo más estarían de nuevo juntas e irían con Esther y con Cris a Jerez con los abuelos y no se separarían más, nunca más Sin embargo, era tan difícil convencer a una niña a la que había fallado tantas y tantas veces, a la que había abandonado cuando ni tan siquiera era un proyecto de bebé, un embrión a punto de comenzar con el proceso de desarrollo dentro de su madre, una niña que a su pesar, había tenido la misma infancia que ella, una infancia alejada de sus padres, o en su caso, de una de sus madres y a pesar de todo, cada vez que se veían le demostraba lo mucho que la quería, lo mucho que la había echado de menos, esa forma que tenía de aferrarse a su cuerpo con esas manitas que habían ido creciendo a lo largo de los años, ¿por qué se había comportado de la misma manera que sus padres si ella lo había odiado toda la vida?, ¿dónde se habían quedado sus promesas de niña, de adolescente en las que se prometía y se prometía no cometer los mismos errores que había visto en sus padres?, ¿dónde?

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Pero en el fondo ella era así, quizás su vida de adulta le había hecho entender en el pasado, que uno tiene que ser consciente de sus actos, de su forma de ser, esa forma de ser independiente que la mayoría de las veces le hacían sentirse orgullosa, pero en las que otras tantas, le hacían verse como un ser egoísta que se aferraba al hecho de que nadie le diera problemas, entonces, ¿por qué había creado una familia?, ¿por qué?, si su instinto le hacía incapaz de permanecer en un sitio mucho tiempo, sus ansías de libertad, de huir de todo como un animal salvaje la habían convertido en un ser que se dejaba querer Sabía que Lola la había querido muchísimo y quizás todavía la quisiera, a su manera, pero la quisiera, no estaba justificando que le hubiera engañado, pero cuando se lo confesó, sintió como si su ex mujer no hubiera tenido más remedio que hacerlo, sobre todo por la forma de ser que tenía la abogada, esa manera de absorberlo todo, de sacarle todo el jugo a una persona, casi sin dejarla ni respirar, ni dejar que fuera ella misma, esa era su manera de amar, nada más, y había llegado un momento en su vida, que le había importado una mierda, como amara su ex mujer, simplemente se había aferrado al hecho de huir de ella buscando sanarse de esos momentos de tensión en los que se encontraba cada día cuando la llamaba, a esos momentos en los que a solas con ella durante sus visitas, en las que cada vez que hablaban, era para pelearse, para reprocharse, lo único que funcionaba era el sexo, ese sexo por el que muchas parejas hubieran dado lo que fuera por tener, un sexo salvaje, puro, sin limitaciones pero casi sin compromiso, como si ambas fueran un par de amantes que se encuentran dos o tres veces al año y sólo tienen una noche para no dejar de olvidarse jamás, jamás Con Esther la cosa era bien distinta, con su niña, le había llegado el amor tranquilo, ese que no exige, ni daña, tan sólo va creciendo día a día sin que uno pueda darse cuenta, ese amor que soñó una vez siendo niña y que no sabía en ese momento si sería capaz de corresponder como debería, un amor que le hacía sentir bien, pero que a la vez le aterraba como nunca le había aterrado a perder nada, tan sólo a su hija Quizás Esther no aguantara su forma de ser, quizás un día la abandonara por no saberle demostrar lo que tenía dentro de su corazón, por esa independencia que tanto asusta al otro, cuando se siente dependencia de alguien y no saber como llegar hasta él y lo que en un principio se deja pasar, al final explota como una bomba de relojería y lo destruye todo, lo elimina todo, quizás estuvieran yendo demasiado deprisa, quizás el hecho de que la enfermera comenzara a contarle a todos sus seres queridos que estaba con ella, la estaba asustando más de lo que quería incluso admitir, ¿y si Esther quería llegar más lejos con ella?, ¿y si a partir de ahora, esos encuentros que hasta ese momento ni siquiera llegaban a pactarlos pasarán a convertirse en algo más serio?, ¿qué haría?, ¿qué podría hacer?, ¿qué? Cuando se vino a dar cuenta, divisó un cartel que le anunciaba que la siguiente salida de la autovía era la que llevaba al pueblo de su chica y por la hora que era y recordando en qué momento había salido de aquella casa, se dio cuenta de que no le había hecho ni el menor caso a los límites de velocidad permitidos. Siempre le había gustado correr, le hacía sentirse libre, sobre todo cuando iba con su moto sin rumbo fijo, sintiendo el aire en su rostro y el frío calarse en sus huesos y esa vez, no quería que su chica se diera cuenta de que había corrido más de la cuenta, no quería preocuparla por esas cosas y menos que viera esos ojos llorosos que la habían acompañado durante todo el camino, un camino lleno de dudas, de miedos, de sensaciones encontradas por una vida que

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había dejado atrás y otra que se le presentaba nueva y llena de ilusiones, de esperanzas, de cariño, una vida en la que había aparecido una mujer que se lo había dado todo, desde el primer instante y que ella no había podido resistirse a ello, tenía claro que Esther no se merecía eso, no se merecía verla de aquella manera, triste, melancólica, distante con el resto del mundo, así que antes de dirigirse a casa de su suegra, se paró en un bar del camino para intentar mejorar su aspecto, lavarse un poco la cara, aunque por dentro siguiera estando rota, dolida, peleada con el mundo E: Voy yo mamá... (escuchó como una voz conocida se acercaba hasta la puerta de la casa y en un instante abría aquella puerta que las separaba) ¡cariño!... (dijo Esther sin poder evitar sonreír con el cuerpo y con el alma la verla parada con la maleta en el suelo sin moverse) qué prontito has llegado... (siguió diciendo sin dejar de observar como Maca, a pesar de seguir parada delante de aquella puerta, mostraba un rostro plagado de ternura, de cariño, de amor y cierta sonrisa que provocó que no pudiera hacer otra cosa que abrazarla) te he echado tanto de menos... (siguió diciéndole al oído, abrazo al que la periodista se aferró como si el hecho de soltarla pudiera conseguir que se desvaneciera de sus brazos) supongo que estarás cansada... (logró decir Esther mientras se separaba de ella y la cogía de la mano para que entrara del todo en la casa) M: No mucho... ya no... (consiguió decir Maca a duras penas, quizás porque acababa de darse cuenta que la mujer que la tenía cogida de la mano, aquella mujer había conseguido con tan sólo su presencia, con tan sólo una sonrisa, quitarle toda esa pena que se había apoderado de su cuerpo y que casi no la había dejado ni respirar esos días y no pudo evitar reírse) E: ¿De qué te ríes?... (le preguntó Esther parándose en mitad del pasillo y acorralándola contra la pared a la vez que se acercaba todo lo posible a sus labios para besarla) eh... ¡dímelo!... M: No... no te voy a decir nada... (le contestó Maca sin dejar de sonreír, para terminar mordiéndose el labio inferior después de decírselo) E: No seas mala... (siguió diciéndole Esther acercándose todavía más a ella, hasta que no pudo contenerse más y comenzó a besarla con ansía, con desespero, como si así pudiera recuperar el tiempo en que habían estado separadas durante ese fin de semana, como si sus manos tuviera vida propia y no pudiera dejar de acariciarse mientras se comían a besos) Cris: Mamá... yo... (escucharon las dos una voz infantil que en ese momento se quedó sin emitir ningún sonido más y que salía corriendo a casi al instante dejando a ambas sin saber muy bien que decir, hasta que Encarna se asomó al pasillo asustada al escuchar como se cerraba una puerta de manera brusca en la planta de arriba y vio a su hija aferrada en un abrazo a una Maca con la mirada pérdida, una mirada llena de culpabilidad) M: Lo siento... (dijo entonces la periodista mirando a Encarna sin dejar de abrazar a su chica con todas sus fuerzas) En: No pasa nada... tranquila... no... no tienes la culpa... (escuchó como su suegra se dirigía hacía ellas y le tocaba la espalda a su hija en señal de apoyo) venga cariño... tranquila... Esther... mi amor... (intentaba con sus palabras que su hija reaccionara, pero no hacía ni el menor movimiento, seguía ahí aferrada a Maca) voy a ir a hablar con ella... ¿de acuerdo?... (terminó diciendo alejándose ya de allí y comenzando a subir las escaleras para ir en busca de su nieta) M: Venga cariño... (comenzó a decirle la periodista intentando deshacer ese abrazo que la enfermera)

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E: No me dejes... no me dejes... (escuchó como entre lágrimas su chica le decía aquellas palabras llenas de dolor) M: No te voy a dejar... sólo vamos a ir hacía el salón... sólo eso... (intentó decirle Maca de una manera suave) y vamos a sentarnos... así tranquilitas... (y sin más así lo hicieron, estaba claro que Esther se había bloqueado, puesto que seguro que nunca se había podido imaginar que su hija se enterara de aquella manera, nunca, pero había sido así y al menos contaban con la ayuda de Encarna para intentar que Cris pudiera comprender todo aquello) E: Tendría que haber tenido más cuidado... (escuchó como Esther comenzaba a hablar sin dejar de abrazarla en aquel sofá en el que se habían sentado hacía unos minutos) no sé cómo no me di cuenta... no lo sé... M: Shhh... cariño no pasa nada... (le dijo Maca con una voz muy dulce, una voz llena de cariño) verás como no pasa nada... E: ¿Y si pasa?... ¿y si no quiere hablarme más?... ¿y sí me odia?... (chilló la enfermera desde lo más profundo de su corazón) M: No te va a odiar... porque tú quieras ser feliz... mi vida... es imposible que te odie... (consiguió decirle Maca sintiendo como su corazón estaba a punto de explotarle de dolor, un dolor producido por el estado en el que se encontraba su chica y que le estaba rompiendo el alma en mil pedazos) sólo tiene que aceptarlo... sólo eso... tu madre está con ella ahora mismo... así que tranquila... E: No puedo estar tranquila... no puedo... (dijo la enfermera con toda la rabia del mundo) tú no lo comprendes... no lo entiendes... no es tu hija... no lo es... (ni tan siquiera había terminado de pronunciar aquellas palabras, cuando ya se arrepintió de haberlas dicho, sobre todo al ver la cara de Maca, una cara llena de dolor) lo siento... lo siento... (comenzó a decirle sin poder reprimir unas lágrimas que estaban recorriendo todo su rostro y que la estaban llenando de angustia) lo siento... mi vida... lo siento... M: No tienes nada que sentir... (dijo Maca entre susurros y con la mirada pérdida, ¿por qué todo tenía que pasarle en ese fin de semana?, ¿por qué?) tienes razón... no es mi hija... así que... no pasa nada... (terminó de decir encogiéndose de hombros) E: Sí que pasa... (siguió diciendo Esther intentando que la periodista la mirara a la cara) cariño... mírame... lo siento... lo siento mucho... esto es algo... que es de las dos... y no sé... no sé por qué me he puesto así... tú sólo has querido tranquilizarme... darme ánimos... y yo la he pagado contigo de esta manera... cariño... (volvió a decir, viendo que su chica seguía sin mirarla, así que comenzó a intentar besarla en los labios, como si la vida le fuera en ello, pero Maca no la correspondía) te necesito mi amor... te necesito... (dijo separándose de sus labios para cogerle la cara y obligarla a mirarla) cariño... perdona... M: Deja de disculparte por todo... (dijo Maca intentando que su voz no sonara quebrada) yo sólo quiero que estés bien... sólo eso... nada más... nada más... E: Yo sólo estoy bien... cuando estoy contigo... sólo contigo... (soltó Esther apoyando su frente sobre la de su chica, para terminar en un gran abrazado de las dos que les calmó el alma los suficiente como para poder afrontar lo que había pasado de la manera más racional posible) Aproximadamente una hora después de lo ocurrido, Encarna entró en el salón, donde su hija y su nuera seguían en silencio y en la misma postura que habían adoptado desde que Maca había podido llevarse a Esther hasta allí. Por la expresión del rostro de su suegra, la periodista pudo entender que no le había ido del todo bien con la niña y sintió mucha pena por aquella situación, ojalá hubiera podido cambiar las cosas, pero la vida le había enseñado que esas cosas no se podían cambiar, como siempre le había dicho

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Carmen, las cosas pasan porque tienen que pasar y ya está, porque uno no sabe en qué momento exacto pudo tomar el camino equivocado, simplemente es una sucesión de acontecimientos enlazados que hacen que se llegue hasta la situación donde se ha llegado En: Esther cariño... (dijo Encarna entonces acercándose hasta el sofá donde se encontraba su hija) ¿cómo está?... (le preguntó mientras le acariciaba la mejilla que dejaba al descubierto al estar completamente apoyada en la periodista y observó que por la forma de respirar que tenía, la enfermera había caído rendida y por tal y como estaban sus ojos, supo que se había pasado todo el tiempo llorando hasta que no había podido más) M: Está algo mejor... (le contestó Maca al ver como su chica seguía sin querer hablar, a decir verdad, llevaban ya mucho rato sin hacerlo y eso empezó a preocuparla) se ha dormido hace poco... pero no sé... por cierto... ¿cómo ha ido?... (preguntó la periodista de manera preocupada) En: Bueno... no sé... (soltó Encarna tras un enorme suspiro) he intentando hablar con ella... pero se niega... así que me he pasado casi todo el rato... intentando consolarla... no he podido hacer otra cosa... (siguió diciendo con tristeza) M: Si quiere puedo ir yo... puedo intentar... hablar con ella... (dijo entonces Maca ofreciéndose de corazón) En: No te preocupes Maca... pero creo que será mejor que hable con su madre... le he dicho que subiría... (siguió diciendo Encarna intentando que con sus palabras la periodista no se sintiera desplazada) M: Lo sé... no hay problema... (dijo Maca mirando a su suegra e intentando mostrarle un gesto de apoyo) ¡cariño!... (comenzó a decir la periodista para intentar despertar a la enfermera) ¡cariño!... venga mi amor... despierta... venga cariño... (seguía diciéndole mientras le daba pequeños besos en la cabeza y en la frente para despertarla) Cris quiere hablar contigo... (en ese momento Esther abrió los ojos e intentó incorporarse, quedándose sentada con sus manos apoyadas en su rostro, así que Maca hizo lo mismo y la abrazó por su espalda) mi amor... tranquila vale... (así que tras un par de minutos en los que Esther intentó espabilarse un poco, se levantó del sofá y después de mirar tanto a su chica como a su madre, se dirigió hacía la escaleras para subir a hablar con su hija En: No te preocupes... ¡vale!... (dijo Encarna cuando su hija desapareció escaleras arriba, viendo como la periodista no podía apartar su mirada de esa dirección) no pasará nada... conozco a mi nieta... y a mi hija... y lo arreglarán... M: Eso espero... (dijo Maca tras soltar un gran suspiro para después cobijar su cara entre sus manos) En: Hija... (siguió diciendo su suegra sin cambiar en ningún momento el tono de voz) no te sientas culpable... se tenía que enterar tarde o temprano... y bueno... quizás no sea mal momento para que lo sepa... M: Sí... tiene razón... (le contestó Maca poniéndose ya de pie para comenzar a andar de un lado del salón a otro para aplacar sus nervios) pero no lo puedo evitar... he tenido un fin de semana que para mi se queda... y cuando por fin parece que todo se arregla... que vuelvo a la normalidad... pasa esto... y yo ya no sé que pensar... no lo sé... En: Quieres mucho a mi hija... ¿verdad?... (le preguntó Encarna sin dejar ni un minuto de observar como se movía de forma nerviosa por el salón) M: Sé que es pronto... (dijo entonces Maca después de un breve silencio en el que se paró para hablar) quizás... no se pueda decir todavía nada... porque nos acabamos de conocer como quien dice... pero le puedo asegurar... que sí... que la quiero... y quiero hacerla feliz... que lo sea... se lo merece... ¿sabe?... (terminó de decir sin poder evitar

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esbozar una sonrisa que lo delataba todo) la verdad es que arrastro un matrimonio... frustrado... (siguió diciendo tras volver a suspirar profundamente) y estoy todavía en trámites... pero no sé como explicarle... por un lado... por un lado... quiero ir despacio... conocernos mejor... pero por el otro... siento que no tiene sentido ir despacio... que las cosas nos van bien como van... y... En: A mi no me tienes que decir nada... (la interrumpió Encarna sin poder evitar sonreír) lo único que sé... es que mi hija es feliz contigo... y eso es lo único que me importa... (en ese momento, tras esas palabras de la madre de su chica, ambas no pudieron evitar sonreír, aunque ambas sabían que el día iba a ser largo, muy largo, pero pensaron que quizás a Esther no le estuviera yendo mal con la niña e intentaron relajarse un poco, sólo un poco) Durante todo el trayecto hacía la habitación de la niña, Esther estuvo pensando en la mejor manera de poder hablarle a su hija de lo sucedido, tenía claro que no había sido la forma más adecuado de que se enterara, pero tal y como le había dado a entender tanto su madre como Maca, ya en ese aspecto no podía hacer nada más que intentar que su hija lo comprendiera, sólo eso E: ¿Se puede?... (preguntó Esther después de llamar con sus nudillos en la puerta de la habitación) hola cariño... (continuó diciendo mientras desde la puerta observaba como su hija estaba echada en la cama adoptando una postura casi fetal y se fue acercando poco a poco a ella) cariño... (fue lo único que le salió al sentarse a su lado y notar como Cris tenía el rostro cargado de tanto llorar) mi amor... (le dijo acariciándole la mejilla e intentando abrazarla una vez que se tumbó a su lado, pero tampoco obtuvo respuesta) cariño... (intentaba encontrar las mejores palabras para decirle a aquella niña que le estaba pidiendo a gritos que reaccionara de alguna manera) lo siento... siento lo que ha pasado... de verdad... (le dijo ya sin dejar de acariciarle la mejilla y Cris en ese instante la miró) sé que te lo tendría que haber contado... y no haberte enterado así... cariño... (soltó ya sin poder evitar echarse a llorar al sentir todo lo que le estaba doliendo su hija) Cris: Mami... no llores... (le dijo entonces Cris con una vocecita que casi no salía de su cuerpo) no llores mami... E: Pero es que mami... lo siente mucho mi amor... (consiguió decir Esther sin dejar de llorar) porque... te quiero mucho mi vida... mucho... y eso no va a cambiar... siempre estaremos tú y yo... las dos juntas... pase lo que pase... (y en ese instante se abrazaron las dos, ambas sin dejar de llorar) De esa manera se llevaron un buen rato, consolándose mutuamente madre e hija, como si con ello ambas quisieran sin palabras decirse cuanto seguían necesitándose la una a la otra, Cris intentando aferrarse a su madre todo lo posible para sentir que no la había dejado de querer y Esther para demostrarle que era su niña y nadie iba a poder cambiar eso E: Mi amor... (comenzó a decir de nuevo la enfermera sin dejar de abrazar a su hija, quizás tampoco era el momento de hablar con ella de forma seria, de responderle a sus preguntas, pero al menos tenía que intentarlo) cariño... la abuela y Maca... nos están esperando abajo para comer... ¿bajamos?... (le preguntó con una voz muy suave) Cris: Sí... (le contestó la pequeña en un pequeño susurro) E: Cariño... (se apresuró a decir al ver que la niña al menos había decidido bajar a comer con ellas) ¿te gusta estar con Maca?...

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Cris: Sí... (volvió a contestarle su hija mientras se levantaban ambas de la cama ya dispuestas a bajar al salón) E: Sólo quiero decirte... que mamá es muy feliz... (siguió diciendo la enfermera sin descuidar ni el tono, ni la forma de dirigirse a su hija) y que a mi también me gusta Maca... y María... también... además sois amigas... Cris: ¿Ya no quieres a papá?... (preguntó entonces la cría mirando fijamente a su madre, a quien le dio un vuelco el corazón al escucharla) E: Claro que quiero a papá... (comenzó a decir la enfermera a continuación) lo quiero mucho... a papá siempre lo tendremos aquí cariño... (dijo señalándose le corazón) y no nos olvidaremos de él nunca... pero a él también le hubiera gustado... que tú y yo fuéramos felices... Cris: Sí... mamá... a mi no me gusta verte triste... y a la abuela tampoco... (dijo entonces Cris abrazándose a ella fuertemente) E: Pues ya mamá... no estará triste... ni tú tampoco... (continuó diciendo Esther sin dejar de abrazarla) anda venga... que la abuela... y Maca estarán preocupadas... Cris: Mami... (dijo Cris cuando la enfermera abrió la puerta de la habitación) te quiero... E: Yo también te quiero mi amor... mucho... (le contestó sonriéndole y sacándole de esa manera una sonrisa a su hija y que le hizo sentir que la cría podría llegar a aceptar su relación con Maca, poco a poco, pero lo haría) El resto de la tarde pasó más o menos tranquila, si bien, parecía que las cosas se habían tranquilizado más de lo que en principio pudiera esperarse y es que Cris, después del gran disgusto que se había llevado, no había consentido separarse de la enfermera y eso logró que ambas, madre e hija pudieran dedicarse el resto del tiempo a estar juntas como siempre lo habían hecho, jugando a alguno de los juegos que la pequeña tenía en casa de su abuela Para Maca, el verlas a las dos de aquella manera, le había tranquilizado enormemente, sin embargo, no podía dejar de pensar en cómo se lo tomaría María cuando se enterara de su relación con Esther y todo lo que pudiera implicar el hecho de que se diera cuenta de que sus madres, ya no estarían juntas nunca más, pero en realidad tampoco podía hacer nada, puesto que en la vida hubiera pensado que le fuera a suceder algo así, al menos tan pronto, con todo tan reciente con Lola, pero así había sido y se alegraba enormemente por ello E: Cariño... ¿qué piensas?... (escuchó como Esther se acercaba por su espalda y le daba un beso muy dulce en la mejilla, puesto que hacía un buen rato que la periodista había salido al patio de la casa para tomar el aire y leer una revista que había cogido del salón) M: ¿Y Cris?... (le preguntó a su vez Maca, extrañada de que la enfermera hubiera tenido ese gesto con ella) E: Ha ido con mi madre... a por una cosa a casa de la vecina... (le dijo la enfermera sentándose a la misma vez en su regazo y observando lo bonito que seguía estando ese patio al que tanto tiempo había dedicado su madre durante tantos años) está precioso... ¿verdad?... M: Sí... se está muy bien aquí... (le respondió Maca sin poder evitar mirar como su chica volvía a sonreír después de todo el disgusto que se había llevado) ¿estás ya mejor?... (le preguntó cogiéndola de la mano muy suavemente para acariciársela)

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E: Sí... lo estoy... (le dijo Esther sin poder evitar besarla de acto seguido) ¿me vas a decir ya en qué estabas pensando?... (le volvió a preguntar sin quitar ese gesto tan dulce que se había instalado en su rostro) M: No sé... yo... (comenzó a decirle Maca sin dejar de tocarle las manos mientras hablaba) pensaba... en que... al final las cosas han ido bien... y que... bueno... me alegro de que lo hayáis arreglado... E: ¿Te preocupa María?... (siguió preguntándole la enfermera para intentar ahondar en un tema que sabía que le preocupaba enormemente a la periodista M: Sí... (respondió Maca tras soltar un gran suspiro) Cris se lo ha tomado bien... sólo ha tenido que saber que su madre va a seguir ahí... pero no sé como se lo tomará María... es una niña... tan sensible... que no sé... E: Se lo tomará bien... ya lo verás... (comenzó a decirle Esther de manera dulce, aunque ella también fuera consciente de que quizás su chica tendría más problemas con su hija, pero su corazón no podía decirle otra cosa que todo saldría bien) Cris: ¡Mami!... ¡mami!... ya estamos aquí... (escucharon como una vocecita llamaba la atención de la enfermera, quien inmediatamente se levantó del regazo de su chica para sentarse en una butaca a su lado) E: Estamos aquí... cariño... en el patio... (le gritó la enfermera para que tanto su madre como la niña la escucharan sin problemas) Cris: Mami... me ha dicho Martita... que si puedo irme a su casa a dormir... (dijo la cría en cuantito que cruzó la puerta del patio) E: ¿Le ha pedido permiso a su madre?... (le preguntó Esther mirándole fijamente a los ojos) Cris: Sí mami... que te diga la abuela... (soltó la niña al instante para que su madre la creyera) E: Vale te creo... (dijo ya la enfermera cogiendo a su hija en brazos y sentándola sobre ella) Cris: Mami que ya soy mayor... (protestó Cris al verse en esa postura) E: Ui es verdad... que ya es mayor... (dijo Esther riéndose y haciendo que la periodista hiciera lo mismo) Cris: Maca... ¿cuándo viene María?... (preguntó la niña con bastante interés) M: Pues cuando menos te lo esperes... ya estará aquí... y nos iremos de vacaciones las cuatro... ¿quieres?... (le dijo Maca sin quitar la sonrisa del rostro en ningún momento) Cris: Sí que quiero... (contestó Cris afirmando también con el rostro) ¿quieres a mi mamá?... (preguntó entonces la niña dejando a ambas sin saber que decir) M: Claro que quiero a tu mamá... y a ti también... (contestó Maca sin dejar de mirarla a los ojos) me gusta mucho estar contigo... y con María... y que lo pasemos bien las cuatro juntas... ¿y a ti?... Cris: A mi también... María es guay... y es mi mejor amiga... comenzó a decir la niña aportando todos sus argumentos para contestar a esa pregunta) y me gusta que mi mamá esté bien... y tú también me gustas... (en ese instante Cris se abalanzó sobre la periodista y le dio un beso en la mejilla junto con un abrazo que fue sentido por ambas partes y eso hizo que Esther no pudiera contener más unas lágrimas que habían aparecido en su rostro en un instante) La vuelta a Madrid transcurrió bastante tranquila, sobre todo porque Esther no tardó mucho en quedarse dormida, había sido un día duro para ella, a pesar de que las cosas se habían arreglado, pero había sido duro, ver así a la enfermera le había dolido tanto, que incluso había llegado a olvidarse de su propio dolor, ese que había sentido durante todo

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ese fin de semana en el que había ido a ver a su hija y todo lo que le había pasado con Lola. Pero se la veía tan tranquila en el asiento de al lado durmiendo, con esa medio sonrisita que tanto le gustaba y que desde que la había conocido le había hecho tanto bien y sintió como su corazón se alegraba enormemente de que al final las cosas hubieran salido bien con Cris, sin duda era una niña tan especial como su madre, ¿cómo podía pensar si quiera en alejarse de ella?, ¿cómo?, si cada vez que la miraba, se daba todavía más cuenta de que la quería tanto, cada vez más sin duda M: Cariño... (le susurró Maca al oído para son asustarla) cariño... ya hemos llegado... E: ¿Qué?... (preguntó Esther casi sin abrir los ojos, tenía tanto sueño) M: Que estamos en casa... (siguió diciendo Maca sin dejar de sonreír y haciendo que su chica también lo hiciera, quizás por lo que acababa de decir la periodista y que para Esther había sido el tema que le había estado rondando durante todo el fin de semana, así que miró hacía el exterior y vio que estaban en el garaje de la periodista, ya con el coche totalmente parado y entonces no pudo evitar que esa sonrisa desapareciera levemente, sin saber ni siquiera por qué, si tenía claro que si estaban en un garaje sería precisamente en ese y no en otro) ¿qué te pasa?... (preguntó Maca preocupada al verla cambiar de expresión) E: Nada... que no sabía donde estábamos... (le contestó Esther sabiendo que no había sonado muy convincente su respuesta) M: Perdona si no te lo he dicho... es que tengo que mandar unos correos ahora... y... (soltó Maca sabiendo que quizás su chica esperara dormir esa noche en su casa) E: ¿No lo puedes hacer mañana?... (preguntó Esther intentando que su pregunta no sonora a reproche) necesito que te vengas a la cama conmigo... te he echado mucho de menos... y además... ya es muy tarde... (dijo seguidamente cambiando el tono de voz a algo más meloso, mientras le cogía la mano a su chica, que no pudo evitar sonreír ante ese gesto haciendo un gesto de afirmación con el rostro, que hizo que la enfermera se acercara más hacía ella para darle un beso muy suave) Y después de ese beso, sin decir más, ambas se bajaron del coche, cogieron sus cosas del maletero y subieron a casa de la periodista, donde casi al instante, ambas se cambiaron y se metieron en la cama, la una junto a la otra E: Cariño... (comenzó a decir Esther una vez que se acercó a su chica y le abrazó con mucha ternura, sin duda esa era la mejor postura de todas las que existían en el mundo y le encantaba estar así con Maca, se sentía tan bien) M: Dime... (le contestó la periodista sin dejar de acariciarla suavemente E: Con todo lo que ha pasado con Cris... no te he preguntado... si estás bien... (siguió diciendo la enfermera con cierto tono de culpabilidad) M: Sí... ahora sí... (le respondió Maca con muchísima tranquilidad) María está muy bien... y bueno... por lo demás bien... E: ¿Hablaste con Lola?... (continuó diciendo Esther sabiendo que si no le preguntaba, quizás nunca fuera el momento de que saliera el tema) M: Sí... (le contestó Maca sin querer decir mucho más, pero viendo como su chica se volvía para mirarla a la cara, siguió hablando) bueno... ya sabes como es... pero al menos me ha prometido... que intentará no meter a María en todo esto... E: Me alegro... (dijo Esther seguidamente, algo más conforme, aunque sintiera que su chica le ocultaba algo, pero si no quería contárselo, tampoco quería forzarla, no quería tener más momentos amargos ese día, y a tendría tiempo de preguntárselo o ya vería lo que haría, pero en ese instante tan sólo le apetecía entregarse a ese sueño que se iba

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apoderando de nuevo de ella en los brazos de la persona que ocupaba su corazón, nada más) vamos a dormir... ¿no?... M: Claro... (le respondió casi en seguida la periodista, sintiendo como su chica estaba a punto de caer rendida y agradeció que no intentara ahondar en el tema de Lola, ya se lo contaría, cuando lo asimilara ella mejor, cuando tuvieran un momento tranquilo en el que poder conversar, nada más) buenas noches... que descanses preciosa.. te quiero... (dijo ya antes de darle un beso que se prolongó lo suficiente como para que ambas se pudieran dormir con la sensación de que estaban donde tenían que estar, nada más) E: Yo también te quiero... (le contestó Esther antes de acoplarse de nuevo en sus brazos y cerrar los ojos hasta que se despertara un nuevo día) A la mañana siguiente, Esther salió muy temprano hacía el hospital, pero a pesar de intentar que la periodista no se despertara, le fue inútil, Maca nunca había sido persona de estar mucho tiempo en la cama durmiendo y menos sin compañía, quizás si la enfermera no hubiera tenido que ir al hospital, se hubiera quedado más tiempo en la cama con sólo la intención de compartir esos momentos junto a ella en esa cama que cada vez se le hacía más grande cuando su chica no estaba Después de tomarse su segundo café de aquella mañana, se dispuso a encender su ordenador para ver los correos que tenían en su cuenta y enviar un primer borrador de su libro a su editor, el cuál llevaba un par de semanas intentando que Maca se lo enviara. Y eso fue lo primero que hizo, sin ni siquiera ver los mensajes que tenía en la bandeja de entrada, adjuntó el documento, esperando que, mientras que su editor lo corrigiera, pudiera así desconectar un poco de todo aquello que le producía el hecho de escribir aquel libro Pero al centrarse justo después en el resto de los mensajes, pudo observar algo que le causó mucha sorpresa, un correo de Silvia, su compañera de fatigas. Realmente hacía un par de meses que no sabía nada de ella, ni de Toni, el cámara que siempre las acompañaba y es que desde que había regresado a Madrid, su única intención había sido desconectar todo lo posible de su trabajo y ya tenía bastante con las llamaditas de Mario preguntándole cuando se decidiría a volver, así que lo abrió, no sin sentir algo de incertidumbre, por si fueran malas noticias y comenzó a leerlo “Hola Maquita, ¿cuánto tiempo cabrona?, ya sé, ya sé, Toni y yo no te estamos reprochando nada, lo sabes bien, te conocemos, pero al menos nos podrías haber mandado un correillo de vez en cuando, para decirnos que todo marcha bien, por qué todo marcha bien, ¿no?, espero que hayas podido arreglar las cosas con Lola, os lo merecéis por la niña, sabes y por vosotras también que carajo Nosotros por aquí andamos bien, echándote mucho de menos y pensando en cuando nos podremos pillar la próxima juerga los tres juntos, porque menudas juergas nos hemos pillado los tres, no lo vayas a negar joia, que te conozco y después siempre quieres aparentar delante de tu mujer que estábamos aquí sólo para trabajar, menudos éramos, pero que conste que Toni y yo lo seguimos siendo, aunque no sea lo mismo sin ti. Por cierto, menudo sieso el que nos han mandado para sustituirte, tiene más malaje, que malaje, fíjate, yo ya no lo veo ni guapo, para que veas, pero bueno, supongo que también será porque te echamos de menos y cualquiera nos parecería un sieso a tu lado, que lo sepas

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Bueno, también hemos pensado que si estás por Jerez ahora en agosto, nos podríamos ver, tenemos vacaciones los dos, que ya hay ganas de pasar unos días en la playita sin tener que salir corriendo hacía algún sitio, pero vamos, también de ver a la familia, que Toni no ve a sus hijos desde hace tres meses y yo, bueno, yo a mi ya sabes que sólo me espera mi familia en Sevilla, bueno en la playa, para que nos vamos a engañar, que por esas fechas ya se sabe como anda mi tierra con la caló Pues eso, que me llames, que tengo mucha ganas de verte, bueno y también de ligar un poquito con algún chavalin, de esos que tanto me gustan, así que llámame con lo que sea y nos vemos, yo voy a verte, pero llámame descastá pero peaso de descastá estas hecha joia, que todo hay que decirlo Venga me despido que Toni me llama, un beso para María, para Lola y por supuesto, uno muy grande para ti Silvia” Para Esther aquella mañana estaba siendo bastante ajetreada, tanto, que hasta bien entrado el día, no tuvo tiempo de sentarse un ratito en la cafetería para descansar algo con Cruz. A decir verdad, hacía bastante tiempo que no hablaban las dos, no más allá del tiempo que podían coincidir en alguna operación o con algún paciente concreto y es que para la cirujana, los problemas con sus hijos se iban acrecentando cada vez más e iban siempre de disgusto en disgusto, si no era por lo niños, era por Vilches y así sin parar, por lo que el estar las dos solas compartiendo ese momento, les estaba sentando a las dos muy bien C: Me alegro de que tu madre se lo tomara bien... (siguió diciendo Cruz al enterarse de todo lo que le había ocurrido a la enfermera durante ese fin de semana) y te ayudara con tu hermano... y con Cris... pobrecilla... E: La verdad es que sí... me llevé un disgusto tremendo... (comenzó a decir Esther con tono culpable) tanto es así... que la tomé con Maca... cuando ella no tenía nada que ver... pero no sé... me salió así... C: Ya... (la interrumpió la cirujana mientras le tocaba la espalda en señal de apoyo) ¿y cómo se lo tomó ella?... (preguntó entonces Cruz interesada en la reacción de la periodista, a la cuál todavía no acababa de conocerla del todo) E: Pues bien... Maca se lo toma todo bien... como si las cosas no le dolieran... (soltó la enfermera tras un suspiro) nunca dice una palabra más alta que otra... siempre me apoya en todo... y me dice que va a salir bien... pero es como si... no sé... como... (intentó decir sin mucho éxito) C: Como si te comprendiera... y justificara todas tus reacciones... y por eso el daño fuera menos importante... (dijo Cruz intentando ayudarla a definirla) E: Sí... más o menos... pero yo sé que le duele... lo veo en sus ojos... aunque ella no diga nada... (continuó diciendo Esther con voz preocupada) además... se culpabiliza de las cosas... cuando quien realmente la besó fui yo... quien no tuve cuidado por si estaba la niña... fui yo... no ella... incluso... nos dejó a solas... y se fue al patio... a leer el periódico... cuando era del día anterior... no sé... a veces se me escapan las cosas que hace... intento respetarla... no forzarla a que me cuente las cosas que le preocupan... pero a veces... no sé como llegar a ella... no lo sé... sé que lo ha pasado tremendamente

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mal... viendo a su ex... lo sé... pero siento que no lo quiere compartir conmigo... y yo no la quiero forzar a hacerlo... C: Quizás lo único que le pase... es que no quiera preocuparte... (dijo Cruz sintiéndose totalmente identificada con su amiga) al principio... con Rodolfo me pasaba lo mismo... cuando quería era un tío encantador... nos lo pasábamos genial... y justo después... lo encontraba distante... como si un muro se hubiera instalado entre él... y yo... E: ¿Y qué hiciste para llegar hasta él?... porque yo a veces... me pierdo... ¿sabes?... Manuel no era así... era un libro abierto... lo compartíamos todo... no teníamos secretos... (le explicó la enfermera de repente, dejando a Cruz con la mirada fija en ella, al escucharla hablar de su marido de aquella manera) C: Lo arreglé... preguntándole Esther... sólo así... (le contestó la cirujana mirándola directamente a los ojos) aprendí que si no lo hacía... no lo haría nunca... por no preocuparme... por no encontrar el momento adecuado para hacerlo... o que él considerara que no era el adecuado... y al final... nunca era el momento... eso era lo que pasaba... hasta que me enteraba... porque tenía que enterarme... y entonces eran las peleas... E: Pero a mí me gustaría... que ella confiara en mí... y me lo contara... sin tener que sonsacárselo yo... algo le ha pasado con Lola... lo sé... y no quiero llegar a discutir con ella... para conseguirlo... no quiero... (protestó la enfermera con cierta rabia) C: Lo sé... Esther... lo sé... (la interrumpió Cruz evitando elevar el tono de voz, pero apoyándola totalmente con sus gestos) E: Sí claro... Cruz... (siguió diciendo la enfermera dándole a entender que sabía que tenía su total apoyo y comprensión para después de soltar un gran suspiro para intentar calmarse) desde hace días... (comenzó a decir casi tartamudeando hasta que pilló carrerilla de nuevo) intento hablar con ella... para decirle que es absurdo que cada una viva en su casa... cuando nos pasamos el día... cosas para un lado... cosas para otro... pero no le veo ningún tipo de interés... anoche nos quedamos en su casa... porque tenía que enviar no sé qué correos... o yo que sé... cuando habíamos quedado en quedarnos en la mía... a lo mejor vamos demasiado de prisa... yo que sé... C: Está claro... Esther... que está pasando por un momento delicado... supongo que con el divorcio... y todo eso... y no quiere preocuparte... ten paciencia... amiga... ten paciencia... (le dijo Cruz esbozando una leve sonrisa para conseguir que su amiga se relajara un poco) E: Quizás sea eso... (contestó la enfermera finalmente afirmando con la cabeza y terminándose el refresco que había cogido de un trago, paciencia, estaba claro que esa era la clave de todo) ¿Y qué le iba a contar a Silvia?, ¿qué?, había cambiado su vida tanto en esos tres meses que a veces le parecía otra, le parecía estar viviendo la vida de otra persona, no la suya propia. Hacía tres meses que había dejado a sus compañeros de fatigas con la intención de hacer todo lo posible por volver con Lola, por seguir conservando a su familia, por no defraudarlas más y todo se le había vuelto del revés. ¿Cuántas veces había aguantado Silvia su mal humor tras haberse peleado con Lola una vez más?, cuantas, con esas charlas hasta casi el amanecer junto a una persona que la comprendía totalmente y que había sido su paño de lágrimas en tantísimas ocasiones y ahora, ese correo le había dejado claro que como siempre había dejado escapar a dos personas que en cierta medida la habían cuidado desde hacía varios años, aunque en realidad se hubieran cuidado mutuamente los tres, ahogando sus penas en más de una juerga y en más de una borrachera, porque sus seres queridos no entendían la vida que habían elegido, sus vidas

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Y volviendo a releer el mensaje, se le vinieron a la mente, las peleas que había tenido con Lola a causa de la relación tan especial que tenía con Silvia y como su ex mujer, juraba y perjuraba que le ponía los cuernos con ella para después volver con el rabo entre las piernas a su casa y resultaba, que era Lola quien le engañaba a ella, cuanta ironía tiene la vida en muchas ocasiones, cuanta, pensar que es el otro quien nos engaña y pensar que nosotros engañamos porque tenemos la certeza de que nos engañan y por eso tenemos el perdón Tenía claro que le dolía, claro que le seguía doliendo todo lo que viniera de Lola, le había dolido tanto esa confesión, con la que se había sentido pequeña, muy pequeña, como si su vida hubiera sido una verdadera farsa, una especie de pincelada de cómo debería de haber sido, una vida llena de engaños, de reproches, de peleas y lloros que no la habían llevado a nada, sólo a ser tremendamente infeliz, tal y como a veces le había comentado a Silvia, la única persona que en realidad supo mínimamente lo que pasaba en su matrimonio, incluso llegando a saber más que la propia Ana, su amiga del alma, su confidente, la amiga de ambas, la que estaba siempre ahí para consolar a Lola cuando ella se iba a trabajar y pensó si Ana estaría enterada de esas infidelidades de su ex, quizás por eso siempre tuvo tanto interés en que se decidiera por poner punto y final a su matrimonio, no porque se pelearan, no, si no porque sabía que si se enteraba de las infidelidades de su mujer, eso la acabaría matando, matando de culpabilidad, matando de tristeza. Estaba claro que tenía que hablar con su amiga, tenía que decirle que se había enterado de todo, tarde, pero se había enterado, tampoco su intención era reprocharle nada, pero los secretos, a veces, dejan de ser secretos, aunque estos fueran a voces, sí, a voces, ahora entendía por qué cada vez que entraba en algún restaurante junto a Lola, la gente se le quedaba mirando, no era por ella, no, bueno sí, si era por ella, ahora tenía claro que sentían pena por ella de verla entrar junto a la perfecta esposa, quien deja a su amante de turno durante unos días porque tiene que aparentar ante la vuelta de su mujer, la madre de su hija, esa que se ausenta tanto tiempo, que se siente tan culpable por esas ausencias, que cuando vuelve, no sabe como compensarla “Hola Silvia, me alegro de que te vengas unos días para acá, se que te hacían mucha falta pasar esos días con los tuyos, lo sé Siento no haberte contado nada, pero por aquí las cosas no marchan bien, al final Lola y yo estamos en trámites de divorcio. Ya sé que pensarás y te preguntarás qué ha pasado, pero es una historia bastante larga y creo que es preferible que lo hablemos cuando nos veamos Ya sabes que me encantará estar contigo y a mi familia también, cuando se lo diga a mi madre, se va alegrar muchísimo, ya lo sabes y María también, te tiene mucho cariño y pasaremos casi todo el mes en Jerez, así que ya sabes que te puedes quedar el tiempo que quieras, es tu casa, ya lo sabes Dale un beso a Toni de mi parte y por supuesto otro para ti y llámame cuando estés en territorio amigo Un beso Maca”

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Cuando Esther entró en aquella casa, en un primer instante se asustó al no escuchar ningún ruido y lo primero que se le ocurrió pensar, era que Maca se había ido a algún sitio, pero después se percató de que si así hubiera sido, le hubiera mandado un mensaje al móvil para decirle que se retrasaría o al menos una nota en algún lugar visible, pero no vio nada, entonces fue cuando se dio cuenta de que sus llaves seguían en el mismo lugar de siempre, ese cenicero en el mueble de la entrada en el que la periodista siempre las ponía al llegar y que delataban, el hecho de que se encontrara en la casa, así que se adentró por el pasillo del piso, primero pasó a su despacho, por orden la primera puerta que se encontró, pero no la encontró, sus notas estaban colocadas encima de la mesa y en el pequeño sofá que tenía también allí, dando la sensación de un desorden ordenado que su chica sabría cual, aunque para la enfermera no fuera así, entornó la puerta y se dirigió al dormitorio. Al entrar lentamente, observó como la persiana estaba bajada y la penumbra inundaba toda la habitación, pero también pudo comprobar como en la cama yacía un bulto que la hizo acercarse de manera muy lenta hasta el borde de la cama para sentarse sobre las sábanas E: Cariño... (comenzó a decir entre susurros, mientras sus manos se acercaban hasta una de las mejillas de su chica para acariciarla, puesto que se encontraba echada sobre uno de sus lados en postura casi fetal) cariño... ya estoy en casa... ¿estás bien?... (preguntó ya preocupada al ver como la periodista intentaba abrir los ojos, pero no del todo para mirarla y se limitaba a sonreírle levemente) M: Sí... estoy bien... es la cabeza... (le contestó finalmente Maca haciendo cierto gesto de dolor que no pasó desapercibido para su chica que le puso la mano en la frente para comprobar si tenía fiebre o no) E: No tienes fiebre... (le susurró una vez que levantó su mano y la dirigió de nuevo hacía su mejilla) ¿te has tomado algo?... M: Sí... hace un rato o no sé... he perdido la noción del tiempo... pero supongo que me ha hecho algo de efecto... porque he conseguido quedarme dormida... (no tardó en responderle la periodista, quien todavía sentía un dolor punzante en su cabeza, algo más leve, puesto que no se había ido del todo) ¡no enciendas la luz!... por favor... (saltó de repente, sin dejar de tener esa voz cansina que era la única que le salía en ese momento de su garganta, al ver como su chica hacía el intento de encender la lamparita de la mesita de noche) E: No la enciendo... tranquila... (dijo Esther de inmediato, mirándola de nuevo a la cara, esta vez desde más cerca, percatándose de que sus ojos no podían dejar de delatar que había estado llorando) ¿qué te pasa mi amor?... (le preguntó totalmente preocupada) M: Tranquila... estoy bien... ya casi no me duele... (le soltó Maca intentando que su chica no profundizara más en el asunto, pero estaba claro que las intenciones de Esther no iban por ese camino y no tardó en hacérselo ver) E: Cariño... (comenzó a decirle la enfermera sin dejar de utilizar una voz dulce, una voz tranquilizadora y por supuesto sin dejar de acariciar la mano de la periodista, la cuál la tenía entrelazada con una de la suyas) es que tengo que preguntártelo... si entro así... y te veo... de esa manera... tengo que preguntártelo... porque te quiero... y me gustaría que todo lo que te pasara... lo compartieras conmigo... sé que no eres como yo... lo supe desde el primer día... pero cariño... si te veo así me pongo triste... y si no sé lo que te pasa... eso me hace pensar... que es algo relacionado conmigo... y que no quieres decírmelo por no hacerme daño... (en ese instante la periodista quiso interrumpirla con un gesto lleno de súplica, pero la enfermera no la dejó) una vez me dijiste... que confiara

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en ti... confía tú en mí ahora... (terminó diciendo ya en tono triste, haciendo que la periodista se incorporara en la cama y no pudiera evitar abrazarla) M: Tienes razón... (le susurró prácticamente en el oído, mientras seguían abrazadas) supongo que es por toda la tensión del fin de semana... mi cuerpo no ha podido más... y no ha tenido más remedio que descargar... y... E: Ven... (le dijo Esther deshaciendo el abrazo y cogiéndola de la mano para llevársela hacía el salón, para así estar más cómodas en el sofá) tenemos el resto del día para hablarlo... M: Pero... vendrás con hambre... ¿no?... (preguntó la periodista preocupada por la hora que era, al verla en un reloj que había en el salón, aunque ya la supiera desde que su chica había llegado al borde de su cama y se había despertado) E: Eso puede esperar... (le contestó Esther haciendo una mueca con el rostro que le indicó a la periodista que no tenía escapatoria) hay cosas más importantes... M: Ufff... (suspiró entonces Maca intentando aclarar sus ideas porque en realidad tenía miles en la cabeza rondándole) no sé por donde empezar... E: Pues hazlo por el principio... o conforme te vayan saliendo las ideas... como tú quieras... (le soltó Esther sin dejar de agarrarle la mano en señal de apoyo y de cariño) M: Sí... (comenzó a decir la periodista esbozando un leve sonrisa que se desdibujó casi en el acto) la llegada fue bien... no sé... fueron muchas sensaciones... llegar a un sitio conocido... pero como una extraña... era no sé... distinto... E: Me imagino... (añadió Esther sin dejar de mirarla a los ojos, aunque la periodista no es que los mantuviera mucho tiempo fijos en el mismo lugar) M: Con María muy bien... le he echado tanto de menos... tanto... que al verla allí... no sé... sentí unas ganas locas de no separarme jamás de ella... (siguió diciendo Maca con el corazón encogido) pero me sentí fuera de lugar... no era mi lugar cariño... no lo era... me sentí como si tuviera que huir de allí... era una especie de lucha... entre quedarme con María... tal y como le había prometido... o salir huyendo como tantas veces... (en ese instante sus ojos se encontraron finalmente y no pudieron evitar decírselo todo con la mirada, cuanto se necesitaban, cuanto se querían en el fondo, pero ambas sabían que tenían que seguir con la conversación y así lo hicieron) con su familia bien... cordial... incluso en ciertos momentos... no sentí que tuvieran mucho rencor... pero sí... incomodidad... (en ese instante Maca volvió a suspirar, mientras sus ojos no podía evitar llorar de nuevo al recordarlo todo) era como si tuvieran que estar pendientes... de que la visita fuera tranquila... que no causara problemas mi presencia... no sé... sacando temas... que no venían a cuento... o hablando con Mateo... el hermano pequeño de Lola... (aclaró cuando vio que Esther le decía con la mirada que no sabía quien era ese tal Mateo) quiere ser como yo... (siguió diciendo llevándose las dos manos a la cara para limpiarse las lágrimas) no sé... supongo que tampoco es mi problema ya... (se dijo más así misma como consuelo en voz alta, que porque realmente fuera algo importante que compartir con su chica, aunque tampoco lo tuviera muy claro) cariño... (dijo de repente mirando a la enfermera a los ojos esperando su atención, que por otro lado nunca había dejado de tener) E: Dime... (le contestó ésta sin dejar de mirarla) M: Sé que eres diferente a mí... (soltó acto seguido la periodista con un denotado tono de culpabilidad también reflejado en sus ojos y en su rostro) que te gusta hablarlo todo... pero yo no estoy acostumbrada a eso... ya sé... ya sé... (dijo sintiendo como la enfermera iba a interrumpirla) no te digo esto... porque no quiera compartir las cosas contigo... la mayoría de las veces... es porque no me salen... y de verdad... me encantaría hacerlo... pero no sé si podré lograrlo... tengo tantas cosas en la cabeza... que ni yo misma... a veces sé que decir... que hacer...

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E: Shhh... no te agobies... mi amor... (la interrumpió finalmente la enfermera viendo que realmente se estaba comenzando a agobiar, que esa mujer que tanta seguridad le había dado en todo momento cuando ella estaba mal, le estaba enseñando en cierta medida su vulnerabilidad y tenía que hacerle ver que estaba bien, que todo lo que fuera eso, estaba bien, que nunca le haría daño, nunca) sé que es difícil para ti... lo sé... pero podríamos hacer una cosa... M: ¿Cuál?... (le preguntó Maca sintiendo curiosidad por lo que le iba a decir su chica) E: Cuando te preocupe algo... lo que sea... sólo piensa en alto... (dijo finalmente la enfermera dejando a la periodista algo fuera de juego) sí... no estoy diciendo ninguna cosa extraña... sólo te digo... que me hables... que yo te estaré escuchando... M: Aunque sean tonterías... (soltó Maca sin evitar sonreír ampliamente) E: Sobre todo... si son tonterías... (terminó diciendo Esther acercándose más hacía ella) me encantaría verte decir tonterías... M: Pues vas a pensar que estoy un poco loca... (dijo Maca acercándose todavía más a ella y haciendo una mueca con el rostro que logró que la enfermera soltara una carcajada) E: ¿Sí?... pues me alegro... (soltó Esther dándole un beso en los labios, primero de forma suave para después ir profundizando más hasta casi quedarse ambas sin aliento) tú si que me vuelves loca... (comentario que logró que la periodista no pudiera evitar sonrojarse, pero sobre todo, que volviera sonreír) Realmente la conversación que había tenido con Esther aquella tarde, la había tranquilizado bastante, su chica tenía razón y hablaría con ella a su debido tiempo, aunque antes lo tuviera que hacer con Ana, su amiga del alma, la mujer que la había acompañado toda su vida, que había comprendido sus locuras, que la había ayudado a enfrentarse a su familia hasta que aceptaron su situación y convencerlos que no sólo había sido una mala racha, aquella mujer que quizás se había visto involucrada dentro de su relación con Lola y afectada, más de lo que seguro que sería capaz de admitir, pero no le reprochaba nada, sólo quería saber, quizás esa fuera la única manera de que se sintiera mejor respecto a su relación con su ex mujer, sólo quería saber, sólo eso Para Esther aquella tarde fue una tarde llena de tranquilidad, había conseguido que su chica se sintiera mejor con su llegada, al menos había estado allí para que se desahogara, para escucharla, aunque el camino a recorrer fuera bastante largo en el tiempo, pero tenía una sensación bastante clara de que poco a poco Maca compartiría esas cosas que le preocupaban con ella, lo sentía así y por ello, se prometió así misma que no la iba a presionar, que iba a dejar que saliera de ella misma como algo natural, como algo necesario en su relación E: Cariño... (comenzó a decirle Esther, quien se encontraba abrazada a Maca en el sofá del salón, mientras veían una película en la tele, que en realidad no estaban viendo) M: Dime... (le contestó Maca dándole un beso en la frente, sin dejar de acariciarle la espalda muy suavemente tal y como llevaba desde que había terminado de almorzar) E: ¿Se te quitó el dolor de cabeza?... (le preguntó la enfermera incorporándose un poquito para así poder mirarla a los ojos) M: Claro... (le dijo la periodista sonriéndole y dándole un beso muy suavito en los labios) eres la mejor enfermera que conozco... E: No seas pelota... anda... (comenzó a decirle Esther con tono juguetón) si soy la única enfermera que conoces... bueno... eso creo... porque ya me pones en duda... (siguió diciéndole en plan broma)

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M: Me has pillado... (dijo Maca siguiendo con el juego que acababan de comenzar) es que te tengo que confesar una cosa... (soltó de repente haciendo que Esther no pudiera dejar de mirarla mientras la periodista se ponía un poco seria) siempre me gustaron las enfermeras... son mi debilidad... y claro... no me puedo resistir a ellas... E: Pero serás petarda... (le dijo Esther dándole un manotazo en el brazo) M: ¡Eh!... no seas bestia... (le recriminó la periodista sin dejar de mirarla) solo te he dicho la verdad... E: Pues que no se te ocurra fijarte en ninguna otra... que cobras... (siguió diciendo la enfermera dejando muy claro lo que opinaba al respecto) M: ¿Pero cómo me voy a fijar yo en otra que no seas tú?... (le preguntó Maca poniendo cara de no haber roto un plato) si estoy loquita por ti... E: Ya será menos... (soltó la enfermera haciéndole burla, aunque terminara cobijándose en los brazos de la periodista) eso se lo dirás a todas... M: ¿Te me has puesto celosota?... (le pregunto de repente la periodista con intención de meterse con su chica) E: Sólo un poquito... (le contestó Esther abrazándose todavía más a ella y acercándose hasta su oído para decírselo de forma muy suave y mimosa) M: ¿Sabes una cosa?... (dijo Maca en ese momento levantándole la cara a su chica para mirarla a los ojos, quien esperaba a que siguiera hablando) eres lo más tierno que he conocido en mi vida... y quiero que sepas... que todo lo que quiero... lo que necesito... lo tengo ya... que soy muy feliz... muchísimo... y que te quiero... (terminó de decirle a la enfermera, cosa que provocó que ambas comenzaran a besarse, primero de forma tímida para pasar a hacerlo de manera más intensa, hasta que se separaron después de unos minutos llenos de besos y caricias por ambas partes) Realmente parecía que Maca se había abierto un poquito y para Esther aquello era importante, no sólo por las palabras que había escuchado momentos antes de estar donde estaban ahora, pero la observaba durmiendo desnuda a su lado y todo se le venía abajo, todas las intenciones de ir más despacio, de dejar que la periodista se fuera abriendo, de desear estar juntas para siempre, pero tampoco podía, no podía hacerle eso a Maca, aunque a veces se olvidara que las circunstancias de su chica eran otras y tenía claro no estaba como ella, su situación no era la misma que la suya, pero es que la amaba, verla así a su lado y que vinieran una y otra vez sus palabras a su mente, “todo lo que necesito lo tengo ya”, “ te quiero”, una vez y otra vez, la llenaban de ternura, de amor hacía aquella mujer que había vuelto del revés su vida, sus ilusiones y que la había hecho sentir de nuevo E: Cariño... (comenzó a decir susurrando, simplemente para escuchárselo decir en voz alta, que porque quisiera que se enterara mientras su mano acariciaba la espalda de su chica muy suavemente) esperaré... te quiero... y esperaré... (en ese momento sintió como Maca se movía un poquito en la cama, pero seguía con los ojos cerrados y por inercia comenzó a besarla muy suavemente por toda su espalda) M: Mmm... (gimió la periodista aunque no pudiera abrir los ojos) E: ¡Cómo te gusta que te haga mimitos!... (soltó Esther riéndose para seguir con su tortura especial, como a ella le gustaba llamarla) M: Me encanta... (consiguió decir Maca con voz de ultratumba, mientras levantaba levemente la cabeza para cambiarla de postura) E: Bueno... pues me voy... (dijo la enfermera dejando de darle caricias) que tengo hambre... ¿te preparo algo de cenar?...

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M: ¿Pero tú crees que yo tengo ahora ganas de cenar?... (protestó la periodista mirándola con ojos fijos) ¿qué hora es?... E: Las dos... (le contestó Esther levantándose ya del todo para irse a la cocina a comer) pero me he despertado... y tengo hambre... no tengo la culpa de no haber cenado antes... tenía otras cosas mejores que hacer... M: ¡Es que a esta mujer no hay quien la entienda!... (protestó ya del todo, mientras intentaba que sus ojos permaneciera abiertos el mayor tiempo posible) ¡no tardes mucho!... ¡que sin ti no puedo dormir!... E: ¡Eso no te lo crees ni tú!... (soltó la enfermera asomándose a la puerta del dormitorio para protestar por las palabras que había soltado antes su chica para después volverse a marchar M: Un día me arruina... me arruina... (la verdad es que desde que estaba con Esther, no podía tener la nevera vacía mucho tiempo, puesto que la enfermera comía por ella y por cuatro más, bueno quizás fuera exagerado, pero comía bastante más que Maca, que prácticamente ni cenaba normalmente, sólo cuando estaba la niña, quizás comía algo más, pero poco más) Pero Esther tardó más bien poco, al final se había conformado con algo que tenía la periodista de sobra de la comida del medio día y era un desperdicio tirar, estaba claro, pero cuando entró en el dormitorio se quedó parada, Maca se había vuelto a dormir E: ¡Pues menos mal que no puedes dormir sin mí!... (dijo Esther antes de meterse de nuevo en la cama, aunque esta vez con el estómago lleno y deseando abrazarse a su chica para volverse a dormir) Pues ya estaban caminito de Jerez, como la canción, el día anterior habían llegado las niñas de nuevo a Madrid, donde tanto Maca como Esther lo tenían todo preparado para marcharse y así lo hicieron bien entrado el día, puesto que no querían que las niñas lo pasaran muy mal con el calor que pudiera hacer durante el camino En la parte de atrás, tanto Cris como María no dejaban de hablar de lo que verían en casa de los abuelos, que si los caballos, que si la piscina, que si la playa, total que no habían parado de charlar en todo el tiempo que llevaban dentro del coche y eso era bastante bueno, habían pasado muchos días separadas la una de la otra y eso suponían muchos acontecimientos que contarse también, aunque Cris, no soltara para nada, lo que había presenciado en casa de su abuela con sus respectivas madres, Esther se lo había dejado claro antes de salir de viaje, era un secreto entre las tres y María lo sabría cuando llegaran a Jerez y de momento la niña lo estaba cumpliendo, si tenemos en cuenta que a sus seis añitos, guardar un secreto no suele ser muy fácil para ellos Cris: Pues mi abuela dice... que me lo voy a pasar muy bien... (siguió diciendo Cris de manera muy seria) María: Es que mis abuelos son geniales... (le contestó María también muy en serio, haciendo que sus respectivas madres se miraran de reojo ante la conversación de las niñas) E: Parece que se echaban de menos... (dijo Esther casi al instante con esa sonrisa embriagadora que tanto le gustaba la periodista) no han parado ni un minuto... ni se han dormido...

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M: Sí... es raro sí... porque María suele dormirse en el coche... (le soltó Maca a continuación sin dejar de prestar atención a la carretera) es como yo... me dormía hasta en el palo de un gallinero... cuando era pequeña... mi madre decía que daba gusto llevarme de viaje... porque no daba guerra... E: Me lo creo... (siguió diciendo la enfermera poniéndole suavemente una de sus manos en la pierna para acariciársela brevemente) seguro que tú no has dado guerra en la vida... M: Bueno... que yo he sido rebelde también... ¡eh!... (dijo Maca frunciendo el ceño) que conste... lo que pasa es que no daba tanto el cante como mis hermanos... era la de en medio... E: Ya... pero los mayores tampoco lo tenemos fácil... (le recriminó Esther en su defensa) que pringamos también mucho... M: Bueno... serías tú... Jero ni soñando... y Reyes... ni te cuento... (continuó diciendo Maca en tono tranquilo) siempre estaba yo... para todo... E: Pero seguro que era porque te veían más responsable... más seria... solo eso... (dijo Esther dando su versión de los hechos, tenía muy claro que su chica debió de ser muy responsable cuando era pequeña, porque ahora de mayor, lo era mucho, con todo, quizás a veces demasiado, pero también eso lograba que se sintiera segura con ella, protegida y eso le encantaba) M: Sería eso... no lo sé... (soltó Maca encogiéndose de hombros) niñas... ya casi llegamos... ¿tenéis hambre?... (dijo ya cambiando de tema, cuando vio el cartel de que quedaban veinte kilómetros para llegar a Jerez) María y Cris: Siii... (gritaron las dos niñas a la vez) M: Pues... ya veréis... os vais a chupar los dedos... con la comida de Carmen... ¿verdad bicho?... (le preguntó a su hija mirando de reojo por el retrovisor interior del coche) María: Sí... Carmen es la mejor... (dijo María con total convencimiento, Maca le había hablando a la enfermera tanto de ella, que tenía muy claro que se trataba de una persona muy especial para toda la familia, incluso para la pequeña) Y de esa manera, fueron acercándose hasta las inmediaciones de los terrenos de los Wilson. Al principio Esther se quedó como petrificada, ante la magnitud de ellos, pero después poco a poco fue mirando cada vez más a Maca quien no podía dejar de sonreír ante la expresión de la cara de su chica y cómo las niñas comentaban lo que estaban viendo desde la parte de atrás del coche Una vez que se acercaron a la casa, pudieron observar como de repente la puerta principal se abría, dando paso a una mujer de edad avanzada, pero que conservaba todavía mucho de los rasgos que había tenido en su juventud, una mujer que debió ser muy guapa, al menos le pareció a Esther cuando la vio acercarse al coche con esa cara de alegría, con esa expresión de cariño y comprendió que quizás su chica se había quedado corta al describir lo que sentía por aquella mujer, por Carmen Carmen: ¡Ay mi niña!... (decía la mujer con toda la alegría reflejada en su rostro) que ganas tenía de abrazarte... (en ese instante se abalanzó sobre Maca y comenzó a darle besos sin dejar de soltarla) M: Yo también... yo también... (dijo Maca intentando contener unas lágrimas que luchaban por salir, hacía tanto que no se veían que aquello le estaba pareciendo un sueño) pero ya estamos aquí... María: Hola Carmen... (escucharon las dos como María se acercaba hasta ellas e intentaba llamar su atención)

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Carmen: ¡Pero si es lo más bonito!... (chilló la mujer después de ver a la pequeña a su lado) pero como has creído... y como te pareces cada día más a tu madre... María: Es que ya soy mayor... (decía la niña, quien intentaba recibir los besos y el abrazo de Carmen lo mejor que podía) M: Carmen... ven... (le dijo Maca llamando su atención, puesto que Esther y Cris permanecían todavía al lado del coche, la una junto a la otra viendo como aquella mujer casi estaba llorando de la alegría) te presento... ella es Esther... y esta niña de aquí es su hija Cris... Carmen: Encantada... de conocerte... (dijo Carmen al instante, sin dejar de mirar de reojo a su niña, que con esa mirada le estaba contando todo lo que suponía aquella mujer para ella) bienvenida a esta casa... E: Gracias... Maca me ha hablado mucho de usted... (dijo Esther dándole dos besos a la señora( Carmen: No me llame de usted... (le recriminó Carmen al instante) que yo sólo trabajo aquí... aunque estos tres sean mis niños también... E: Vale... pues encantada de conocerte... (rectificó Esther sin evitar sonreír al hacerlo) Carmen: Y esta señorita es Cris... ¿no?... (le dijo a la niña mientras se acercaba a darle dos suaves besos muy cariñosos, aunque lo suficientemente breves como para no incomodar a la niña) Cris: Sí... y tú eres Carmen... la que hace la comida tan buena... (soltó la niña de repente haciendo que la señora se emocionara todavía más) M: ¿Y mis padres?... (preguntó Maca al ver que nadie más salía a recibirlas) Carmen: Tu padre en la bodega... tu hermano con él... tu madre ha quedado con Sra. Gómez de Castro... y Reyes en la farmacia... y tu cuñada y tus sobrinos... en casa de sus padres... (dijo Carmen intentando acordarse de todo) pero vienen todos a comer... al menos de momento... nadie me ha llamado para decirme lo contrario... M: Pues estupendo... subimos las cosas... y les enseño un poco esto... hasta que sea la hora de comer... (comenzó a decir Maca mientras abría el maletero del coche y comenzaba a sacar maletas y cosas varias) Carmen: Pero deja las cosas ahí... que ahora llamo a Vicente... (soltó Carmen viendo que de nuevo Maca iba a hacer esas cosas por su cuenta, cuando tenían a Vicente para ello) M: Si da lo mismo... y seguro que está haciendo cosas... (le contestó Maca mientras seguía sacando cosas del maletero) Carmen: Pero que cabezotas eres... (dijo ya Carmen dándose por vencida, así que murmurado algo ininteligible se fue hacía el interior de la casa rumbo a la cocina, dejando a las cuatro fuera) Todo lo aquello le estaba encantando, la casa era enorme y ni que decir del jardín que tan bien cuidado estaba, era como esas casas que salen en la tele y que no puedes llegar a imaginarte como puede ser vivir en ella. Y su chica se había criado allí, entre esos jardines, esos viñedos, respirando aire puro, acostumbrada como había estado ella a pasar su infancia por las calles de Madrid, jugar donde podía, en unos pisos que eran más bien pequeños y eso que ellos no eran familia numerosa E: ¿Y las niñas?... (preguntó Esther acercándose a su chica para abrazarla al notar que estaban solas en aquel jardín) M: Supongo que María le estará enseñando algo a Cris... (le contestó Maca cerrando levemente los ojos al notar aquel abrazo que la enfermera le había dado por la espalda)

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E: Esto es precioso... (comenzó a decir Esther casi en un susurro) me gusta mucho... ¿sabes?... M: A mí también... Esther, aquí solía venir con Reyes cuando teníamos que hablar de nuestras cosas... (siguió diciendo la periodista acordándose de su hermana) era una cría muy inquieta... y me traía siempre de cabeza... con sus cosas... que si le gustaba un chico... que si su amiga Toñi se había peleado con ella... y eso que sólo se veían en verano... eso cuando estábamos aquí... en el internado era distinto... bueno... nos veíamos... pero conforme fue haciéndose mayor... nos fuimos distanciando... ella tenía sus amigas... yo las mías... (en ese instante Esther hizo que se girara hacía ella para darle un beso muy dulce en los labios que Maca agradeció) esas cosas pasan... y quizás hasta que no hemos sido mayores... no hemos vuelto a tener esa relación que tuvimos de pequeñas... E: Me cae muy bien tu hermana... (dijo la enfermera a continuación al sentir como la periodista se estaba emocionando un poco contándole esos recuerdos y la cogió de la mano muy suavemente) M: Sí... a mí también... (le soltó riéndose ante lo que acababa de decir para lentamente apagar esa risa que tanto le gustaba a Esther escuchar) me ayudó mucho cuando volví... siempre me ha comprendido... a veces incluso más que yo misma... E: A mí me hubiera gustado tener una hermana... (la interrumpió Esther suavemente mientras no dejaban de mirarse) los chicos... son distintos... no es que sean peores... pero hay cosas con las que no se puede contar con ellos... y mi hermano es un tío noble... cariñoso... pero yo no he tenido esa complicidad con él... simplemente porque la mayoría de las veces no estaba... y terminaba contándoselas a mi madre... M: ¿Crees que querrán ser hermanas?... (preguntó de repente Maca con bastante miedo, no por atreverse a planteárselo a Esther, si no, porque esa tarde tenía que hablar seriamente con María y tenía un miedo atroz) E: Seguro que sí... se quieren mucho... lo que tienen no es sólo una amistad... es mucho más que eso... (comenzó a decir la enfermera intentando que Maca se relajara un poco) M: A veces... me imagino... como sería tener una vida con vosotras... como una familia... pongo tanto empeño en que María lo acepte... me ilusiono... y después me doy cuenta... de que puede que no lo acepte... que en ella todavía exista la ilusión de que su madre y yo volvamos... (realmente parecía que la conversación que había tenido con Esther días atrás estaba dando sus frutos, porque Maca se sentía más cómoda, más capaz de compartir esos sentimientos que le venían una y otra vez a la cabeza y Esther se alegró mucho) y tiene razón... no puedo obligar a mi hija... a que acepte algo que no quiere... pero por otro lado me encantaría... pienso en todo lo que tendría... y me aferro a la idea de que lo vea... que lo acepte... que sepa... que su madre va a seguir siendo su madre... y eso lo va a tener siempre... (en ese instante se paró brevemente antes de continuar) a veces siento... que soy para ella una extraña... porque no he estado en su vida... el tiempo suficiente... siento que no la conozco... que la voy a defraudar de nuevo... y eso me mata... E: Shhh... cariño... tranquila... (comenzó a decir Esther muy suavemente atrayéndola hacía ella lentamente hasta que ambas se fundieron en un abrazo sentido, un abrazo de esos que se necesita para seguir viviendo y así permanecieron en silencio hasta que escucharon pasos provenientes de la casa y ambas levantaron el rostro para ver de quien se trataba) Reyes: Hola hermanita... (escucharon como Reyes con una gran sonrisa se dirigía hasta ellas) hola Esther... M: Hola peque... (le contestó Maca levantándose como un resorte para fundirse en un abrazo con su hermana) tenía ya ganas de verte...

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Reyes: ¡Esther!... ¿qué le has hecho a mi hermana?... (preguntó Reyes sin quitar esa sonrisa del rostro, que su hermana mayor hubiera saltado de esa manera a darle un abrazo era un milagro u otra cosa) E: Nada... (contestó la enfermera acercándose hasta su cuñada para darle dos besos) es cosa de ella... no mía... te lo aseguro... Reyes: Anda... que nos esperan para comer... (siguió diciendo Reyes sin dejar de mirar como la enfermera no paraba de reír) que las niñas están ya muertas de hambre... y Carmen va a montar en cólera... como no vayamos... (esas palabras hicieron que Esther dejara de reír) M: Cariño... no le hagas caso... Carmen nunca montaría en cólera... te lo aseguro... (le dijo Maca dándole un leve beso en los labios para justo después dirigirse hacía la casa seguidas de una Reyes que no paraba de sonreír) E: Eso espero... (añadió Esther volviendo a reír) Reyes: Sí... tiene razón... eso es lo que pasa cuando una es el ojito derecho... y el resto no... (comenzó a decir la pequeña de los Wilson entre risas) Justo al entrar de nuevo en la casa, comenzaron a escuchar risas provenientes de aquel salón, que a Maca le extrañó tanto que fueran a usar para almorzar, puesto que era el que siempre se reservaba cuando había visita de otra categoría y si ella lograba recordar bien, quizás hubiera almorzado o cenado en ese salón unas diez veces a lo largo de su vida y nunca en familia María: ¡Mami!... ¡mami!... mira lo que dice el abuelo... (soltó María una vez que vio como su tía, Esther y su madre entraban en el salón) M: ¿Qué dice el abuelo?... (preguntó Maca mirando a su padre, que le guiñó el ojo, se le notaba contento de tener allí a su nieta) María: Pues que voy a poder montar solita... que ya soy mayor... (siguió diciendo la niña mirando a la vez tanto a su madre como a su abuelo) M: ¡Papá!... no le digas eso a la niña... (le recriminó Maca a su padre) por cierto hola... hola a todos... (dijo ya mirando hacía su madre y su hermano) Pedro: Te recuerdo que tú eras más pequeña... cuando lo hiciste por primera vez... (le dijo su padre dándole un beso en la mejilla cordial, para nada afectuoso, aunque para Esther constara que Maca y su padre, eran almas gemelas y se llevaban muy bien) ui... perdona... tú debes de ser Esther... mi hija no es muy dada a las presentaciones... ya tenía ganas de conocerte... (bromeó Pedro Wilson) M: Venga ya papá... no le digas eso... (le recriminó Maca a su progenitor) E: Encantada... (dijo Esther mientras se daban dos besos) Pedro Bueno a los demás... creo que ya los conoces... así que hechas las presentaciones... vamos a comer... que Carmen si no montará en cólera... (soltó el padre de la periodista haciendo que todos se rieran, sobre todo al ver entrar a la cocinera con el primer plato para todos) M: Eso huele de maravilla... (dijo Maca levantando un poco la cabeza para ver la primera que era lo que su Carmen llevaba para comer) Carmen: No seas zalamera... (le soltó Carmen muy bajito cuando puso el recipiente en el centro de la mesa) Rosario: Gracias Carmen... ya servimos nosotros... que estamos en familia... (dijo la Sra. Wilson con un gesto que hizo que Maca no pudiera dejar de mirar a su madre) Jero: ¿Qué tal el libro?... (le preguntó Jero bastante interesado) M: Pues muy bien... ya he mandado el primer borrador... ya a esperar... (le contestó Maca mirando hacía su lado para ver si su chica se estaba sintiendo cómoda)

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E: Seguro que está muy bien... (dijo Esther de repente) es una magnífica escritora... M: No es para tanto... (soltó Maca poniéndole la mano por debajo del mantel con mucho cuidado para que María no se diera cuenta, cosa que su familia sabía, puesto que antes de ir a Jerez había hablado con ellos para que no le contaran nada a la niña) hago lo que sé hacer... nada más... E: Pues lo haces muy bien... (siguió diciendo la enfermera como si sólo estuvieran las dos en aquella mesa) aunque tú no te lo creas... M: Yo sí me lo creo... (dijo Maca sin dejar de mirarla) sólo es que... no sé por qué dices esas cosas... yo... Reyes: Es que mi hermana... es así Esther... (soltó Reyes interrumpiendo, puesto que parecía que la cosa podía ir a peor) no se cree las cosas... E: Pues ya es hora de que se lo crea... (replicó la enfermera con voz firme) Jero: Di que sí Esther... (dijo Jero entrando en la conversación) que nunca va a aprender si no... porque desde luego... ¡papá!... ¿dónde se quedaron los genes de negociante de los Wilson cuando la tuvisteis a ella?... Pedro: ¡Ah!... pues no lo sé... vino de improviso... (soltó su padre como si nada, recibiendo por ello una mirada un tanto dura de su mujer, a pesar de que el resto se estaba riendo por su respuesta) Rosario: No le hagas caso a tu padre... que está ya chocheando... (dijo Rosario, la madre de Maca, justo después, mirando a su hija) y no saben lo que dicen... ninguno... M: Sí no pasa nada mamá... (soltó la periodista sonriendo, la verdad es que le parecía bien que su padre y su hermano se llevaran bien, puesto que cuando Jero comenzó a frecuentar el negocio, las discusiones aumentaron entre ellos y más de una vez su madre la había llamado para que hablar con su hermano y que este aflojara las ganas que tenía de modernizar el negocio) me alegro de estar aquí... (y fue terminar de decir aquello y como si se hubieran puesto de acuerdo, todos miraron a Esther, quien sólo pudo sonreír al ver a todos los Wilson mirándola de aquella manera) Una vez que terminaron de almorzar, como era costumbre y más en verano, después de un copita de brandy o algún otro licor, se fueron retirando para dormir la siesta Quizás para Maca ese podría ser el momento de hablar con María sobre su nueva relación, más que nada porque no podía retrasarlo más e incluso por algún gesto, sobre todo por parte de su madre, cuando se fue a retirar para dormir, supo que no podía perder más el tiempo, metieron a cada niña en uno de los cuartos, María en el de su madre y Cris en el de la pequeña y se quedaron en el pasillo unos instantes más E: ¿Se lo vas a contar ahora?... (le preguntó Esther muy bajito para que ninguna de las niñas se enterara) M: Lo voy a intentar... (le soltó Maca no sin cierto nerviosismo contenido que le era difícil obviar) pero no sé... E: Tranquila... (intentó tranquilizarla la enfermera) saldrá bien... mi amor... M: Mira... no os puedo tener más así... sin que podáis decir nada... y mira que se lo agradezco a mi familia... de verdad... (suspiró la periodista algo aliviada) pero no puedo más... no tiene sentido... estar así... cuanto más tarde será peor... pero por otro lado me aterra... hacerle daño... E: Venga cariño... que ella te vea bien... (dijo Esther muy suavemente mientras se acercaba hacía sus labios y los besaba con un beso muy leve pero lleno de realidad) me voy a dormir con Cris... después nos vemos...

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M: Claro... suerte... (consiguió desearle Maca haciendo que la enfermera se quedara sin saber que decir, ambas sabían que Cris tardaría en conciliar el sueño, puesto que estaba demasiado excitada por tantas cosas nuevas que ver y que hacer durante esos días) E: Tú también... (en ese instante ambas se sonrieron y una vez que Esther se metió en el cuarto donde dormiría Cris durante esos días) M: Bueno bicho... ya estoy aquí... ¿qué tal se está en la cama de mami?... (le preguntó a la pequeña que se encontraba echada justo en el centro de la misma y tenía una expresión muy alegre María: Pues muy bien... (le contestó la niña sin dejar de mirar al techo) M: Cariño... tengo que contarte una cosa... (comenzó a decirle Maca echándose a su lado y atrayéndola hacía ella para abrazarla) ¿te gusta que Cris y su madre estén aquí con nosotras?... María: Claro... es guay... porque Cris es mi mejor amiga... y le tengo que enseñar muchas cosas... (dijo la cría mirando a su madre con cierta expresión extraña) M: A mí también me gusta que estén... (soltó Maca sonriendo igualmente, la cuestión era empezar poco a poco, tanteando el terreno) me caen muy bien... Cris y su mamá... nos lo pasamos bien con ellas... María: Sí mucho... (dijo la pequeña sin dejar de mirar a su madre) ¿te gusta la mamá de Cris?... (le preguntó la niña haciendo que un escalofrío recorriera todo el cuerpo de la periodista) M: ¿A ti te gustaría que me gustara la mamá de Cris?... (le soltó Maca intentando darse un margen para pensar) María: Es guay... y no te peleas con ella... (estaba claro que su bicho la sorprendía cada vez más) escuché un día a mamá decirlo... (nuevo jarro de agua fría, no había contado con que Lola se le hubiera ido de la lengua) M: Cariño... lo siento... quería contártelo yo... (dijo suspirando intentando encontrar las mejores palabras para no herir a su hija) María: No pasa nada mami... (le soltó la niña con las mismas palabras que usaba ella cuando se conformaba con algo) M: Sí pasa mi amor... (dijo Maca cogiéndole suavemente el rostro para que la mirara) porque pase lo que pase... mamá y yo... siempre te tendremos a ti... te queremos mucho... y tus serás siempre nuestra niña... serás mi bichito... mi niña... y eso no lo va a quitar nadie... (siguió diciendo muy suavemente sin dejar de mirar a su hija) a lo mejor ahora no lo comprendes... porque son cosas de mayores... pero los mayores... queremos a muchas personas... como tú también... quieres a mamá... a los abuelos... a los titos... a Cris... pero a veces... hay una persona a la que quieres de otra manera... te gusta estar con ella... compartir cosas... María: Y daros besitos... (soltó la niña de repente) M: Sí... y darnos besitos... (siguió diciendo la periodista sin dejar de sonreír) y a mí me gusta estar así con la mamá de Cris... María: Me gusta que sonrías mami... (dijo María también sonriendo y haciendo que su madre le diera un gran beso) M: A mí también... y quiero que tú también lo hagas... que te lo pases muy bien... (continuó diciendo la periodista sin dejar de sonreír y de abrazar a su hija) que le enseñes a Cris todas las cosas buenas que tienen los abuelos... María: Me gusta Esther mami... (dijo finalmente la niña casi quedándose dormida entre los brazos de su madre)

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M: A mí también cariño... me gusta mucho... (soltó Maca casi en un susurro imperceptible al que siguió un gran suspiro, la cosa no había tan mal del todo y lo más importante, estaba claro que su hija no iba a dejar de sorprenderla) Mientras que Maca tenía aquella conversación con su hija, en el cuarto de al lado Esther se debatía entre la idea de que todo saldría bien y la posibilidad de que a la niña le costara trabajo hacerse a la idea de que sus madres ya no iban a estar juntas. A su lado Cris dormía plácidamente y recordó lo que le costó a su hija hacerse a la idea, no sólo de que su madre salía con otra persona, si no haberlas pillado en aquella situación tan embarazosa para todo el mundo, pero al final su hija se lo había tomado bien, lo había entendido de la manera en la que los niños entienden las cosas cuando se les cuenta con naturalidad, con el corazón y dejándoles claro que nada cambiará, sólo el hecho de que haya una persona nueva en su vida, nada más y la verdad es que se podían sentir muy afortunadas, después de lo mal que lo habían pasado las dos tras la muerte de Manuel. A su manera, Maca era una mujer cariñosa, atenta y tenía algo que le hacía llevarse muy bien con los críos, tenía tal conexión con las dos niñas, que la enfermera todavía se quedaba sorprendida de lo que era capaz de hacer algunas veces para convencerlas a las dos sin decirle una palabra más alta que otra, sin una regañina, sin malos modos y es que con María, desde que las había conocido, todo lo llevaban de manera pactada entra las dos y esa táctica era la misma que había utilizado con Cris en innumerables ocasiones y quizás era precisamente ella la que quedaba de madre dura, de madre que prohíbe hacer las cosas, pero ella era así, era la manera en la que había criado a su hija durante todo ese tiempo M: ¿Se puede?... (escuchó un susurro que la hizo incorporarse para ver como se abría la puerta muy lentamente y Maca apareció por ella) ven... (le soltó la periodista también con un gesto para no levantar la voz no se fuera a despertar la pequeña, así que Esther con mucho cuidado se fue alejando de su hija hasta que se levantó de la cama, se puso los zapatos y salió de forma sigilosa hacía el pasillo donde ya la esperaba Maca con un gesto con pudo llegar a saber de qué le podía estar pasando y eso la preocupó) E: ¿Estás bien cariño?... (le preguntó Esther acercándose hasta ella hasta quedarse a escasos centímetros de su cuerpo y poder así abrazarla) M: Sí... (comenzó a decir la periodista como pudo, todavía estaba muy sorprendida de la reacción de su hija) se lo he dicho... (siguió diciendo sin dejar de tocarse la frente mientras hablaban muy bajito para no despertar a nadie) y bueno... supongo que Lola no se podía estar calladita... y algo sabía ya la niña... E: No me lo puedo creer... (dijo Esther sin estar muy segura de estar escuchando aquello, hasta que reaccionó y no tardó en ir a lo que realmente importaba) pero... ¿cómo se lo ha tomado?... M: Bien... (soltó Maca encogiéndose de hombros) quizás demasiado bien... a lo mejor no comprende... lo que significa realmente esto... pero bien... no sé... E: Pues tú ya tranquila... mi amor... (continuó diciendo Esther de forma tranquila) que ya lo sabe... no es que vayamos a comportarnos como si lo tuvieran totalmente asumido... pero supongo que tendremos que ir poco a poco acostumbrándolas... a ambas... M: Tienes razón... pero es que no sé que pensar... (dijo Maca con cierta expresión de decepción en su rostro) creí que lo habíamos dejado claro... cuando estuve allí... que sería más adulta... pero es que en el fondo sigue siendo la misma cría... que cuando la conocí... y eso me revienta... me... (en ese instante se paró para suspirar ante la rabia que

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estaba sintiendo en ese momento, ante las ganas de cantarle las cuarenta a su ex y dejar las cosas pasar) lo siento... E: No tienes nada que sentir... cariño... (soltó Esther al instante cogiéndola de las manos pero no sin antes lograr que la periodista la mirara a los ojos) es normal que sientas rabia... que estés enfadada con ella... pero tú la conoces mejor que nadie... y no debería afectarte tanto... no va a cambiar cariño... por mucho que ya no estés a su lado... no lo va a hacer... y lo que tienes que intentar es que estas cosas no te afecten... no darle más importancia que la que tiene... y creo que lo importante en este momento... es que se lo ha tomado bien... nada más... (antes de proseguir, Esther se paró un instante puesto que no sabía si recordarle lo que aquella conversación que tuvieron cuando Maca volvió de aquel fin de semana, pero su corazón le decía que se lo tenía que decir, no obligarla, pero sí decírselo y así lo hizo) ya sabes... que cuando quieras... sólo cuando quieras... podemos hablar de ella... lo que quieras... estoy aquí para escucharte... cariño... M: Lo sé... pero primero tengo que hablar con Ana... (le dijo Maca esbozando una leve sonrisa, su chica era realmente especial) te prometo que hablaremos... que te lo contaré todo... (siguió diciéndole mirándola con esos ojos que delataban claramente todo lo que sentía la periodista en ese instante) E: No tienes que prometerme nada... (cómo le encantaba verse reflejada en esos ojos, esos bellos ojos que tenían la capacidad de transmitirle con tan sólo una mirada todo el amor del mundo, toda la tranquilidad que necesitaba, porque eran totalmente sinceros) M: ¿Nos escapamos?... (soltó la periodista poniendo una carilla de pillina que sorprendió a Esther, quien cogió su mano y se dejó llevar por aquel pasillo) E: ¿Dónde vamos?... (preguntó la enfermera con mucha curiosidad) M: Pues vamos a aprovechar que las niñas están dormiditas... (dijo Maca con tono travieso, cosa que le encantó a Esther que no pudo evitar reírse, recordando la primera vez que estuvo con la periodista en una situación similar y que fue el comienzo de todo, de su acercamiento, de dejar que afloraran los sentimientos después de mucho tiempo casi dormidos en aquellas sillas de hospital, que a pesar de todo, recordaba hasta cómodas) te voy a llevar a un sitio que a mí me encanta de esta casa... E: No seas loca... que hace mucho calor... (le soltó Esther con una mezcla de miedo y ganas de hacer con su chica cualquier cosa) M: Pero... ¿quién te ha dicho que vamos a salir de aquí?... (dijo Maca con una mueca dejando todavía más sorprendida a la enfermera, quien ahora estaba viendo que en realidad no iban para la planta de abajo, si no hacía una escalera que existía muy cerquita de donde se encontraban) sube... no te preocupes que no pasa nada... E: Me imagino cariño... (dijo Esther sacándole la lengua por lo que acababa de decir la periodista) no me da miedo... que lo sepas... M: Eso espero... porque creo que te va a gustar mucho... (en ese instante Maca abrió una puerta que daba a una habitación que se encontraba en penumbra, pero con un gesto rápido encendió la luz y entonces pudo ver como se iluminaba una gran habitación, era una especie de buhardilla con algunos muebles y sillones, pero que en general se encontraba en buen estado) aquí traíamos a nuestros amigos... cuando queríamos estar solos... y de pequeños... nuestro cuarto de juegos en común... mira cariño... que vista tan bonita hay... (le dijo señalándole una ventana lo suficientemente grande para dejar entrar la luz por la que se podía apreciar parte de la extensión de los terrenos de la familia Wilson E: Es precioso... (dijo Esther al sentir como su chica la abrazaba por la cintura y se acercaba hasta ella para contemplar así juntas aquel paisaje)

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Ese momento estaba siendo realmente mágico, las dos en aquella buhardilla, contemplando aquel paisaje tan bonito, tan distinto a lo que Esther estaba acostumbrada y que sin embargo, cada vez que desviaba su mirada para ver la de su chica, notaba como esos ojos nostálgicos estaban echando tanto de menos aquel paisaje de la niñez, aquel en el que seguro que había compartido tantas tardes, tantos pensamientos, tantos momentos importantes y que en ese instante lo estaba compartiendo con ella, en silencio, un silencio no pactado pero si necesario para ambas, un silencio que Esther había ido aceptando conforme iban pasando los días y su relación con la periodista se iba afianzando cada vez más, hasta que alguien lo rompió María: ¡Mami!... ¡mami!... (escucharon ambas volviéndose a la misma vez para ver como María entraba en aquella buhardilla buscando a su madre y se quedaba de repente en silencio al ver como la periodista tenía a la enfermera agarrada de la cintura y esta, a su vez, le estaba acariciando las manos muy suavemente) M: Dime cariño... (comenzó a decir Maca con toda la naturalidad del mundo, mientras Esther con un suave gesto se alejaba un poquito de su chica al notar la reacción de la cría) María: Es que no sabía dónde estabas... y... y me acordé de la buhardilla... y vine... porque ya no tengo sueño... (dijo la niña casi atropelladamente mientras se acercaba hasta su madre y esta se agachaba para darle un beso muy suave) hola Esther... E: Hola cariño... (le contestó la enfermera con mucha dulzura, la verdad es que lo que tenían que hacer en ese instante era precisamente no darle mucha importancia a su reacción, quizás porque era la primera vez que la niña veía a su madre de esa manera con ella) ¿has dormido bien?... (siguió preguntándole con mucho interés María: Sí mucho... tenía sueño... ¿y Cris?... (dijo María con esa carilla que sólo ella sabía poner) E: Pues supongo que seguirá durmiendo... ya sabes que tu amiga es una marmotilla... (siguió diciendo Esther casi riéndose, mientras miraba de reojo a Maca, quien no dejaba de hacerle carantoñas a su hija) María: ¿Tu quieres a mi mamá?... (preguntó de repente la niña mirándola fijamente a los ojos, lo que hizo que la enfermera en primer instante volviera a mirar a su chica, quien se encogió de hombros, al no saber que podría contestarle, pero Esther lo tenía claro, con los críos siempre hay que ser sinceros) E: Mucho... a tu mamá la quiero mucho... (dijo con una gran sonrisa pintada en la cara, llena de sinceridad, de cariño, la única que sabía poner desde que estaban juntas) y a ti también... María: A mí mamá también le gustas... y le gusta darte besitos... (soltó María como si esa fuera una noticia que no supiera nadie de aquella sala, sólo ella, cosa que hizo que ambas se mirarán de forma pillina) E: ¿Es verdad que te gusto mucho?... (preguntó Esther para seguirle el juego a la cría) M: Mucho... (le contestó Maca intentando reprimir un poco las ganas de abalanzarse sobre la enfermera para besarla) María: ¡Vale!... (dijo María antes de salir corriendo hacía la puerta de la buhardilla) M: ¿Dónde vas cariño?... (le preguntó Maca encogiéndose de hombros ante esas ganas de salir corriendo) María: Voy a merendar mamá... le voy a decir a Carmen que tengo hambre... (contestó casi de lejos con esa vocecita tan dulce y tan alegre que ponía la cría cuando estaba bien)

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E: Anda no me mires así... (comenzó a decirle Esther al ver como la periodista se mordía el labio inferior aunque no por ello dejara de mostrar una amplia sonrisa en su rostro, en sus ojos) que no me puedo contener... M: ¡Así que me quieres!... (dijo Maca acercándose hasta ella para cogerla de nuevo de la cintura y acercarse todo lo posible la una a la otra) y yo sin saberlo... de lo que se tiene que enterar una por una cría de seis años... (terminó de decir haciendo que ambas no pudieran dejar de reír durante unos instantes para luego fundir sus labios en un largo beso tremendamente deseado por ambas) yo también te quiero... (le dijo Maca ya al separar sus labios de los de la enfermera, aunque sus respectivas frentes se mantuvieran pegadas haciendo que la distancia que las separaba fuera la mínima posible) E: Eso también es bueno saberlo... porque estaba pensando ya que sólo me querías por mi cuerpo... (soltó Esther sin poder contener la risa ante sus palabras) M: Claro... por tu cuerpo... por tu mente... pero sobre todo por tu corazón... (le respondió Maca volviendo a besarla una vez que dijo todo aquello, haciendo que por el cuerpo de Esther una vez más una escalofrío lo inundara todo, como le gustaba escuchar esas cosas de boca de la periodista, la hacían tan feliz) Los días en Jerez fueron pasando realmente bien, la familia de Maca estaba completamente volcada con las niñas, que si la piscina, que si los caballos, que si la playa, todo era poco para las más pequeñas y entre sus abuelos y sus tíos, dejaban realmente claro que estaban totalmente de acuerdo con la nueva relación de la periodista. Para ellos Esther estaba siendo ese bálsamo que siempre había necesitado su hija y se notaba a leguas cuanto se querían ambas, como decidían de forma calmada qué era lo mejor para las niñas, sin una pelea, sin esos malos modos que siempre habían observado y presenciado que tenía su ex mujer con su hija, quien a veces, incluso estando allí, parecía no tener ni voz ni voto Aquella mañana, Maca se despertó bien temprano y dejó a Esther todavía dormida en la cama y tampoco es que fueran a hacer mucho, quedaban todavía un par de días antes de que se fueran a ese fin de semana que tanto tenía planeado la periodista que pasaran ellas solas, así que bajó hacía la terraza donde solían desayunar y se encontró con su madre, quien leía la prensa de la mañana como era costumbre en ella M: Buenos días... ¿y papá?... (preguntó a su madre antes de sentarse en una de las butacas y esperaba a que Carmen apareciera con el desayuno Rosario: Trabajando con tu hermano... tenían que atender a un cliente... (contestó Rosario casi sin levantar la vista del periódico, sólo lo suficiente para sonreírle a su hija, quien picoteaba un poco de pan que había sobre la mesa) anda deja eso... que Carmen ya te trae el desayuno... M: Ya lo sé mamá... si no pasa nada... es sólo por matar el rato... (y era verdad, desde pequeñita, era algo que siempre hacía, sentarse en la terraza y coger una de esas rebanadas de pan cateto, excelentemente cortado con el que desayunaban sus padres normalmente, a pesar de que a ella le gustaba en realidad más tostado) por cierto... no os lo he dicho... ¿pero os podéis quedar este fin de semana con las niñas?... es que nos vamos un par de días las dos solas... (soltó ya cambiando de tema, la verdad es que no le había comentado nada a sus padres sobre sus planes) Rosario: ¿Y desde cuando sabes eso?... (preguntó su madre mirando fijamente a los ojos haciendo que la periodista cambiara la expresión de su cara por una totalmente llena de culpa) mira Maca... no nos importa quedarnos con las niñas... es más para

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nosotros es un placer estar con ellas... pero es que no me gusta esa manía tuya de decirnos las cosas a última hora... ¿y si nosotros tuviéramos algo que hacer?... es que nunca te paras a pensar en eso... M: Ya lo sé mamá... y lo siento... se me pasó... (dijo ya disculpándose con su madre, como tantas y tantas veces le había pasado) Rosario: Ya... pero a mí esta vez no me vale... que me pidas disculpas... esto no es un fin de semana de reconciliación... (y su madre tenía razón, cuando estaban de vacaciones en Jerez, no era nada extraño que la periodista desapareciera con su ex mujer un par de días después de una gran discusión) Esther no es Lola... M: ¡Mamá!... (le soltó Maca bastante molesta con esa comparación con su ex mujer, aunque realmente tuviera razón) es obvio... no me vengas con esas... Rosario: Por cierto... ya que estamos aquí las dos solas... (dijo Rosario haciendo que su hija no pudiera dejar de suspirar ante lo que se avecinaba) ¿qué intenciones tienes con Esther?... M: No lo sé mamá... (le contestó Maca sin dejar de mover las manos y encogerse de hombros) llevamos poco tiempo... no hemos hablado de ello... pero ahora estamos bien... las cosas van bien como están... Rosario: ¡Maca!... no me engañes que soy tu madre... (y tanto que era su madre, si la había parido) ¿tú la quieres?... bueno no me contestes que ya lo sé... lo que te vengo a decir... es... ¿qué piensas hacer con tu vida?... (eso ¿qué iba a hacer con su vida?, no lo sabía ni ella) porque supongo que Esther sabrá a lo que te dedicas... y que alguna vez volverás... M: Sabes que me he pillado un año sabático... lo sabes... (contestó la periodista bastante molesta, aunque reconociera que su madre tenía razón) Rosario: Sí lo se... pero esa cosas se terminan... (siguió diciendo Rosario sin dejar de mirarla, ¿sería capaz su hija de echar a perder otra relación por su trabajo?) te picará el gusanillo cuando tu jefe te llame... y serás incapaz de decirle que no... M: Es mi trabajo... y he luchado mucho por estar donde estoy... y no sé todavía lo que voy a hacer... no lo sé... (se defendió ante su madre Rosario: Sí lo sabes... (hizo una pausa antes de continuar) ¿por qué entonces no eres sincera con Esther?... díselo... dile que cuando te llame tu dichoso jefe... te vas a ir de aquí... como has hecho siempre Maca... no la engañes... y no te engañes a ti misma... no hagas lo mismo que con Lola... Esther merece mucho la pena... te quiere Maca... y no es justo para ella... (en ese momento la periodista se levantó de su asiento para irse sin darse cuenta que alguien, desde la ventana de una de las habitación había sido testigo directo de la conversación entre madre e hija, una persona a la que escuchar esas palabras le había dolido muchísimo y sin saber por qué, no pudo evitar echarse a llorar con tanto sentimiento, un sentimiento que le desgarró el corazón, ¿por qué era así?, ¿por qué no era sincera con ella?, ¿por qué?) ¿Qué pasaría si Maca se marchara, si la dejara?, tenía tantas ganas de llorar, tantas, de alguna manera tenía que ser sincera con la periodista, de alguna manera tenían que hablar de hasta donde querían llevar su relación, pero es que la manera en la que había tenido de decirle a su madre que su trabajo era lo más importante de su vida, le había llegado a romper el alma, sabía que en realidad conocía poco a su chica, quizás porque había llegado en un momento de transición de esta, en un punto y seguido de su vida, en el que quizás su único cometido era compensar a su hija e intentar arreglar su matrimonio, aunque esto último no lo hubiera conseguido, ¿por qué a pesar de intuir algunas cosas, le daba pánico preguntarle por sus planes de futuro a su chica?, ¿por

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qué?, si se suponía que habían comenzado una relación y como tal, debían hablar de ello, pero le daba miedo, un miedo atroz de escuchar precisamente lo que acababa de escuchar por boca de su suegra, aquello que ni tan siquiera Maca era capaz de admitir, aunque fuera la pura realidad, pero ¿cómo podría planteárselo sin que sospechara que lo hacía porque había escuchado la conversación?, estaban de vacaciones, nada más, se suponía que iba a pasar sus primeras vacaciones juntas y con las niñas iba todo estupendamente, se lo estaban pasando de miedo, es más, se llevaba bien con la familia de la periodista, quienes la habían acogido como lo que era, la pareja de uno de sus miembros y eso era de agradecer y aún así, ¿se podrían complicar las cosas tanto? Pero llorar no iba a solucionar nada, llorar sólo iba a servir para atormentarle el alma, para comerse más la cabeza por todo lo que pasaba por ella más de lo que debiera, más de lo que tenía que admitir, así que se fue al cuarto de baño, para darse una buena ducha que dejara correr todos sus pensamientos para echarlos por el desagüe M: ¿Se puede?... (escuchó como llamaban a la puerta del cuarto de baño y sin esperar a tener permiso se adentraban hasta llegar a la bañera) ¡así que un baño sin avisarme!... eres mala... (le soltó la periodista mientras se quitaba ya la ropa para introducirse en la bañera con su chica E: Tenía calor... no tengo la culpa que tú no estuvieras aquí... (le dijo Esther casi con cierto reproche, aunque en el fondo en aquel instante lo que más deseara era precisamente sentir su piel pegada a la suya, su aliento, su risa, sus caricias, quizás eso fuera lo que calmara todos sus miedos o al menos, los dejara de lado hasta que pudiera hablar, la deseaba tanto) anda ven aquí... (le soltó para tirar casi de ella para que terminara de entrar en la bañera) M: Te has levantado guerrera... (consiguió decirle Maca antes de que notara como la lengua de su chica se introducía en su boca y comenzaba a besarla con desespero, con deseo y eso le estaba encantando) E: Te aguantas... (¿de dónde había sacado su chica ese carácter?, Esther siempre había sido una mujer muy dulce y en ese instante la estaba devorando y ella como no, dejándose devorar) M: Si a mí me encanta... (consiguió decirle Maca al oído, antes de abalanzarse sobre el cuello de la enfermera, quien comenzaba a estar tremendamente excitada) Durante bastantes minutos sólo se escucharon gemidos dentro de aquella bañera, sonidos que dejaban entrever que se encontraban allí dos personas que se deseaban con locura, dos personas, que por las mismas razones, aunque no lo supieran ninguna, intentaban demostrarse lo mucho que se necesitaban, una porque se sentía culpable de no ser franca y la otra, porque era la única manera que tenía de apegarse todavía más a una persona a la que amaba con locura cada día más E: ¿Qué piensas?... (preguntó Esther mientras su chica le acariciaba la espalda ya en una cama que había sido testigo de la continuación de ese duelo de titanes que había comenzado en el cuarto de baño) M: En que me encanta estar así contigo... (comenzó a decir Maca en un susurro casi ahogado que le llegó a duras penas a la enfermera, quien sonrió casi de manera triste) ¿qué te pasa?... (soltó la periodista al verla así) E: Tengo miedo de que esto se termine... (dijo Esther sintiendo un nudo en el estómago)

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M: Shhh... esto no se va a terminar mi amor... te quiero mucho... muchísimo... y te necesito más... (soltó Maca de la manera más dulce que pudo pronunciar tales palabras) no me había sentido así en la vida... y no te quiero perder... no quiero perderte mi amor... (pero Esther no dijo nada, sólo se limitó a darle un dulce beso y a esconderse en el cuello de la periodista, donde pensó en aplacar ese llanto que poco a poco iba a brotar y no quería que ella lo viera, que lo sintiera, ¿cuánta verdad había en esas palabras que acababa de escuchar?, sentía que la periodista lo decía de manera sincera, que lo era, pero ¿hasta cuándo sería así?, ¿hasta que la llamaran o se le terminará su año sabático?, podrían llamarla egoísta o lo que fuera, pero no era malo querer, desear que la persona a la que amas se quede a tu lado, eso no podía ser malo) Aquella misma tarde, mientras se encontraban en la piscina con las niñas, Ana llamó por teléfono para quedar con Maca y a media tarde llegaba a la finca Wilson con una gran noticia a sus espaldas, que deseaba contarle por todos los medios a su amiga sin demorarse todavía más, aunque todavía quedara lo más importante, pero era una buena noticia que la abogada sabía que terminaría de la mejor manera para su cliente, en este caso su mejor amiga Al llegar, se habían enfrascado las tres, junto con Reyes en una conversación de lo más trivial, en un principio aunque tampoco tardaron mucho en pasar a cosas más serias Reyes: Venga Anita... danos ya la noticia... (soltó Reyes, quien en ese instante estaba muy nerviosa ante lo que creía que se avecinaba al estar allí la amiga de su hermana) Ana: Pero bueno... ni que pareciera que la noticia es para ti peque... (dijo Ana soltando una gran carcajada mientras miraba a Reyes con una gran sonrisa para darle a entender que ya se las iba a dar, así que miró a la periodista quien había permanecido en un primer instante bastante tranquila, pero a la que poco a poco el nerviosismo le iba pasando huella, aunque lo intentara disimular, así que abrió su maletín, sacó un sobre que le dio a una Maca que se encontraba a su lado, quien antes que nada, miró a una Esther que con un gesto le indicó que lo abriera, como así hizo finalmente) ¿qué tal?... (preguntó Ana viendo como su amiga bajaba la vista hacía el suelo sin pronunciar palabra Reyes: Pero que pone Maca... (soltó Reyes totalmente nerviosa, sin comprender por qué su hermana no decía nada) E: ¿Estás bien cariño?... (preguntó a su vez Esther quien se acercó hasta ella y se agachó para abrazarla aunque fuera levemente) M: Sí estoy bien... (logró decir Maca después de intentar aplacar unas lágrimas que luchaban por salir a luz y poco a poco se iba encontrando con más fuerzas para poder hablar) soy... soy libre... y me han concedido la custodia compartida de María... (soltó ya entre unos sollozos que ya no pudo contener por todo lo que significaba todo aquello, tristeza, mucha tristeza, un punto y final a una vida que había llevado durante mucho tiempo y que hasta ese momento no se había roto definitivamente) Reyes: Biennnnnn... (gritó Reyes con toda la alegría que le daba aquella noticia, a pesar de ver como su hermana lo celebraba al contrario, con la mayor de las tristezas) M: Gracias Ana... (dijo Maca levantando ya el rostro mientras se limpiaba las lágrimas y su chica seguía abrazándola por la espalda intentando consolarla) Ana: No hay de que... así que ya sabes lo que tienes que hacer... (soltó la abogada con una sonrisa sincera en el rostro) disfrutar de tu hija... y de lo que tienes ahora...

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M: ¿Podemos hablar?... (le preguntó entonces la periodista a su amiga, dejando claro por sus palabras, tanto para Esther como para Reyes, que se refería a hablar a solas) E: Bueno nosotras nos vamos a ver como están las niñas... ¿verdad Reyes?... (dijo Esther levantándose de donde se encontraba, no sin antes darle un beso a su chica, la conversación que tanto esperaba, pero a la que tanto temía que tuviera su chica con su amiga, había llegado y sólo esperaba que saliera todo bien de todo esto, de momento, ya tenía el divorcio, ya era libre, tal y como había comentado ella, pero sentía que había cosas que le seguían atormentando a la periodista sobre su pasado y quizás sobre su futuro también, cosa que ya tenía que ver con ella, pero esa mañana no había podido decírselo, no había podido hacerlo, pero tampoco era el momento, no lo era) Reyes: Sí venga... vámonos... que se ha hecho ya tarde... (soltó Reyes también levantándose de su asiento para irse con Esther) cuñada... espérame anda... ¿te quedas a cenar Anita?... (preguntó una vez que vio como la enfermera se paraba para esperarla) Ana: Pues no lo sé... peque... (contestó Ana viendo la situación, pero sobre todo la cara de su amiga, quien no dejaba de mirar como su chica se había alejado de aquella manera) Reyes: Hasta luego entonces... (soltó Reyes antes de marcharse y comenzar a hablar con Esther, quien casi había traspasado la esquina de la casa donde se encontraba la puerta que daba acceso a la piscina de la finca) ¿te pasa algo?... (le preguntó a su cuñada) E: No... (le respondió la enfermera sin querer mostrar esa tristeza que de nuevo se estaba instaurando en su alma) pero tienen que hablar... Reyes: Lo sé... (siguió diciendo la pequeña de los Wilson) Esther... E: Dime... Reyes: Mi hermana te quiere mucho... (comenzó a decir Reyes de manera pausada) está pasando por un momento jodido... pero eso no significa nada... E: Sé que no significa nada... (le soltó la enfermera interrumpiéndola mientras unas lágrimas comenzaban a derramarse por su rostro) pero tu hermana es una persona hermética... se mete en su mundo... y no sale de ahí... y ya no sé como actuar... no sé qué hacer... hay momentos en los que me siento impotente... y me duele... me duele no poder hacer nada... me encantaría ayudarla... no sabes lo que daría porque me dejara hacerlo... (esas últimas palabras las había pronunciado con tanta rabia, que la farmacéutica no había podido evitar acercarla hacía ella para abrazarla) pero sé que se va a marchar... se va a ir de mi lado... se va a ir... (dijo con todo el dolor de su corazón mientras no dejaba de llorar) Reyes: Tranquila... shhh... no llores... (soltó Reyes intentando consolarla) ¿eso como lo sabes?... E: Escuché esta mañana una conversación que tenía con tu madre... (siguió diciendo entre sollozos) me asomé a la ventana de la habitación... y no lo pude evitar... Reyes: No pasa nada... esas cosas pasan... (intentó calmarla con esas palabras) E: Tú madre... tiene razón... la tiene... sí sabe que se va a ir... lo sabe... pero no se atreve a decírmelo... no se atreve... (tener a su cuñada en ese momento allí con ella le estaba sirviendo como vía de escape, como desahogo a tanto tensión acumulada que llevaba sobre sus hombros desde esa mañana en la que había escuchado esa conversación) Reyes: Hablaré con ella... (dijo Reyes con toda la firmeza que pudo, su hermana no podía hacerle a Esther lo mismo que le hizo a Lola, no podía, esta vez no la dejaría hacerlo, la tenía a ella y a su hija, tampoco podía hacerlo por su hija, porque le daría la razón a su ex mujer y no lo podía consentir) E: No... no... (dijo de repente Esther mientras se limpiaba algo las lágrimas) no le digas nada... me dijo que hablaría conmigo cuando hablara con Ana... no le digas nada...

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Reyes: Shhh... no le diré nada... pero que sepas que no se va a librar... (terminó de decir Reyes sin quitar esa voz firme que tanto le recordaba a la enfermera a su chica) mi hermana es tonta... si te deja escapar... muy tonta... y quiero que sepas... que todos vamos a apoyarte Esther... todos... E: Gracias... (dijo la enfermera de corazón, si algo había encontrado durante esas vacaciones, era precisamente eso, el apoyo de toda la familia de su chica y eso la tranquilizaba algo más) Reyes: No hay de qué... venga vamos con las niñas... que vete a saber tú que es lo que estarán haciendo... (soltó Reyes cambiando de tema e intentando que su cuñada no se comiera mucho el coco con aquello, Maca tenía que recapacitar y lo haría) Mientras que Esther mantenía esa conversación con Reyes casi en la entrada de la casa, en el césped, Maca miraba una y otra vez la carta que le había entregado su amiga, llevaba así unos minutos, desde que había visto a su chica alejarse junto a su hermana. Por su cabeza iban pasando miles y miles de imágenes, situaciones, hechos que intentaba poner en pie para preguntarle a su amiga todo lo que quería saber a cerca de la que había sido su mujer, hasta que Ana decidió que si tenían que hablar, era ya hora de hacerlo Ana: Por mucho que mires la carta... no va a decir nada distinto... (soltó la abogada con gesto preocupado, logrando que la periodista la mirara dejando la carta encima de la mesa) ¿Esther está bien?... (se decidió a preguntar una vez que había captado su atención, le había parecido rara la forma en la que la enfermera se había alejado de allí, como si supiera de antemano que debía dejarlas a solas) M: Sí... supongo... aunque lleva un día un tanto raro... no sé... (le contestó Maca encogiéndose de hombros) Ana: ¿Y tú?... ¿cómo estás?... parece que no te alegras de la noticia... (siguió diciéndole su amiga de forma suave) y creo que es la mejor para las dos... es lo que tú querías... por lo menos... M: Sí... es lo que yo quería... sí... (soltó Maca volviéndose a encoger de hombros) Ana: Entonces... ¿qué te pasa?... (volvió a insistir la abogada, ya que era la única manera que conocía de que su amiga le dijera que ocurría) M: Llevo tiempo intentando hablar contigo... (comenzó a decir la periodista sin dejar de mirar al frente) pero no quería joderte las vacaciones... y bueno esto también podía esperar... total es a agua pasada... pero es que le llevo dando vueltas un tiempo... y no sé... yo... Ana: ¡Maca!... al grano... (la interrumpió en ese momento viendo que a ese ritmo no iba a conseguir enterarse de nada) M: ¿Eras consciente de que Lola me fue infiel durante estos años?... (le preguntó Maca sin querer mirarla a los ojos, para no ver reflejada la verdad en ellos) Ana: ¿Cómo?... (soltó Ana totalmente sorprendida por aquella pregunta) ¿cómo sabes eso?... ¿quién te ha dicho semejante cosa?... (continuó diciendo la abogada bastante nerviosa) M: Me lo dijo ella... así que no me mientas... por no hacerme daño... (le recriminó Maca mirándola por primera vez a los ojos y viendo como su amiga se recostaba en su asiento mientras se ponía las manos sobre el rostro antes de comenzar a hablar) Ana: Pero... ¿para qué quieres saber eso?... para joderte más de lo que te has jodido hasta ahora... (dijo Ana con bastante dureza en sus palabras)

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M: Quiero saber la verdad... necesito saber la verdad... (comenzó a decir la periodista sin dejar de mirarla) no quiero que me protejáis más... no quiero... lo necesito Ana... si quiero estar bien... si quiero hacerla feliz... lo necesito... (en ese momento a la periodista se le saltaron las lágrimas y su amiga supo que realmente tenía que ser sincera con ella, se lo debía después de todo y había sido su vida) Ana: Sí lo fue... (comenzó a decir Ana mientras Maca cerraba los ojos con fuerza y poco a poco llevaba sus manos hasta él para tapárselo) una noche... hace como tres años... estando de marcha con unos amigos... me llegaron los rumores... incluso se mofaban de ti... y me dolió... me dolió mucho escucharlos... e intenté defenderos como pareja... sabes... M: ¿Qué decían de mí?... (le preguntó Maca interrumpiéndola en su relato) Ana: No creo que quieras saberlo... (le recriminó Ana mirándola fijamente) M: ¡Ana!... (le soltó la periodista con una mirada muy dura, de esas que traspasan a cualquiera persona casi fulminándola) por favor... Ana: No recuerdo las palabras exactas... pero decían algo como que... había dado el braguetazo contigo... y que mientras tú estabas por ahí... ella se beneficiaba a todo aquello que llevara falda... (siguió contando la abogada sin dejar de mirar como su amiga poco a poco comenzaba a mostrar una rostro lleno de rabia, de impotencia) que tú hija había sido esa encerrona... para atraparte todavía más... y que sería normal que tú... estuvieras donde estuvieras... también tuvieras tus amantes... (en ese instante se hizo el silencio durante unos segundos, hasta que Ana se decidió a hablar de nuevo) te juro que intenté defenderos... ese día quedó así... sin más... ya sabes que yo también me fui a Sevilla... y desconecté de todo ese entorno... pero después cuando volví... el rumor seguía... es más... parecía que era ya de dominio público... no se escondía ya... (para Ana aquella confesión estaba siendo muy dura, decirle aquello a su amiga, le estaba rompiendo el corazón, la estaba viendo tan mal, tan mal) hace como un año me invitaron a una exposición... y la vi allí con una chica... no la conocía de nada... nos saludamos... aunque ella se sorprendió de mi vuelta... no sabía que estaba de nuevo en Madrid... y no me gustó nada la actitud que tenía con ella... es que no se escondía para nada... así que un día me presenté en su despacho... y hablamos... me dijo que te seguía queriendo... pero que tus ausencias habían provocado todo esto... que te necesitaba... y que nunca había dejado de quererte... me planté... y le dije... que o dejaba de hacerlo... o que te dejara tranquila... que te dejara libre... M: Y me envió los papeles del divorcio... (soltó Maca en ese instante, mientras su mente iba poniendo en pie muchas cosas que habían pasado desde hacía mucho tiempo, cómo la miraba la gente cada vez que entraba en alguna parte, o iban a una exposición, no la estaban mirando así porque fuera una mala madre o una esposa ausente, si no porque les daba pena) Ana: Sí... fue por eso... le di un ultimátum... (continuó diciendo Ana de forma casi entrecortada) tanto ella como yo... sabíamos que volverías con el rabo entre las piernas Maca... lo sabíamos... y así fue... porque aquí estás... (terminó de decir antes de soltar un gran suspiro antes de seguir) pero no contaba con que tú... firmaras los papeles... M: ¿Mi familia lo sabía?... (preguntó la periodista sintiendo un nudo intenso en el estómago al hacerlo) Ana: No... quizás Reyes sí... pero tus padres no... no frecuentan Madrid... al menos que yo sepa... ya no lo sé... (dijo Ana mirando hacía otro lado dudando de sus propias palabras) pero nunca hablamos tu hermana... y yo de ello... nunca... M: Claro... (comenzó a decir Maca con mucha rabia) la cuestión era que yo no me enterara... porque para qué me iba a enterar... pobrecita de mí... allí tan lejos... que nadie sabía lo que me podría pasar... como para tener derecho a enterarme de cómo iba mi

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matrimonio... joder... y yo sintiéndome culpable... haciendo las cosas lo mejor que sabía... que podía... dadas la circunstancias... y mira... mi matrimonio en boca de todo el mundo... pero claro... lo mejor es vivir en la ignorancia... en la ignorancia se es feliz Ana... muy feliz... porque yo he sido feliz... lo he sido todos estos años... a mí puta manera... joder... a mi puta manera... y siempre os habéis empeñado en llevarme mi vida... en saber más que yo de mi propia vida... ni el irme lejos ha logrado que no sea así... (en ese punto el cabreo que tenía la periodista estaba en lo más álgido y su amiga se limitaba a escuchar, sólo a escuchar) partida de hipócritas... odio todo esto... lo odio... ¿hasta contándome eso me tenía que hacer daño?... joder... estaba todo hecho... y no podía dejar de hacerme daño... ¿de qué me sirve que me dijera que me quería?... ¿de qué?... para sentirme todavía más culpable de lo que me sentía ya... joder... no me va a dejar tranquila... ni estando divorciadas... me seguirá jodiendo la vida... jodiendo... jodiendo... Ana: Venga cariño... no digas esas cosas... que lo único que logras es hacerte daño... (dijo Ana levantándose de su asiento para ir hasta el que estaba sentada su amiga para consolarla) ahora tienes una nueva vida... una mujer que te quiere... y que no es así Maca... te mereces ser feliz... lo sabes... M: Ya no sé ni lo que me merezco... (soltó la periodista con un tono de voz más calmado, pero lleno de dolor) no sé qué hace conmigo... no lo sé... Ana: No te consiento que digas eso... (le recriminó su amiga haciendo que la mirara a los ojos) Esther te quiere... te quiere mucho... y tú a ella... basta con verte cuando estás con ella... te cambia el rostro... y eso no se puede fingir Maca... no se puede... ya tienes el divorcio... vive joder... vive... M: Es que no sé que voy a hacer con mi puta vida... ¿no lo entiendes?... y no quiero cagarla más... (volvió a decir la periodista con rabia) Ana: Seguro que no has hablado con Esther todavía de eso... (dijo Ana de manera tranquila, aunque supiera que probablemente su amiga se pusiera a la defensiva por aquella afirmación) M: ¿Y qué le digo?... ¿qué tengo miedo?... ¿qué la voy a cagar?... ¿qué no quiero hacerle daño?... (preguntó Maca casi sin voz) Ana: Ese es un buen comienzo... (continuó diciendo su amiga sin dejar de tener esa calma en la forma que había decidido comunicarse con la periodista) dile todas esas cosas... seguro que las comprende... y lo más importante... seguro que te ayuda... Esther es una mujer fuerte... cariño... y lo más importante... seguro que espera que lo hagas... que confíes en ella... que te abras... porque te quiere... te ama... y eso es lo que significa amar a alguien Maca... confiar del todo en esa persona... sin miedo a que te juzgue... porque no te va a juzgar... y te va a ayudar... a comprender muchas cosas... M: Le dije... que tenía que hablar contigo... (comenzó a decir la periodista entre sollozos) y que después hablaría con ella... la quiero sabes... y no quiero que me deje... no lo soportaría... Ana: Pues habla con ella... te hará bien... os hará bien... (terminó de decirle su amiga antes de que ambas se fundieran en un gran abrazo, que necesitaban como el comer) La conversación con Ana le había sentado muy bien, necesitaba descargar toda esa angustia con la única persona que había compartido tantos momentos difíciles durante su matrimonio, pero a pesar de eso, no podía evitar sentirse triste, muy triste por cómo había transcurrido todo aquello. Tenía que hablar con Esther, claro que tenía que hacerlo, pero eso no significaba que no se sintiera aterrada por el simple hecho de tener que hablar con ella, ¿cuántos problemas se había callado a lo largo de los años?, ¿cuántos?

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En el interior de la casa, los niños se lo pasaban estupendamente juntos, hacía un par de días que sus sobrinos habían llegado con su madre de casa de sus abuelos e inmediatamente los dos, Pedro Pablo y Daniel, habían congeniado muy bien con las dos niñas y estaban ya los cuatro que no paraban quietos Pablo: Tita... tita... (escuchó como su sobrino mayor, Pedro Pablo, aunque todos le decían Pablo la llamaba a voz en grito) María: Mami... mami... (gritó también María al verla M: Dime campeón... (logró decir la periodista antes de que se le abalanzaran los cuatro niños cuando entró en la casa, después de haber estado un rato a solas en el jardín de la casa, una vez que se había ido ya Ana de allí) pero no me aplastéis entre todos... (dijo entre risas a la vez que buscaba a su chica por todo el salón) Pablo: ¿Nos vas a llevar al parque acuático?... tita... (le preguntó el crío mirándola con esos ojillos tan parecidos a los de su padre) M: ¿Quién te ha dicho eso?... (dijo la periodistas mirando a la posible culpable) Dani: María... (contestó Dani, el más pequeño, un niño de unos cuatro añitos al que adoraba su prima María: No... yo no he sido... (se defendió su hija mirando a sus primos enfadada por haberse chivado) M: No pasa nada cariño... (dijo Maca acariciándole la mejilla a su hija) claro que vamos a ir... cuando Esther y yo volvamos... después del fin de semana... Dani, Pablo y Cris: Bien... (soltaron tanto Pablo, como Dani y Cris cuando lo escucharon, mientras María seguía un poco enfadada y se sentaba en el sofá con los brazos cruzados) M: No te enfades cariño... Dani es pequeñito todavía... (comenzó a decirle a su hija para intentar que se le quitara el enfado, tampoco tenía tanta importancia) María: Es que se ha chivado mamá... (soltó la niña todavía enfadada) M: Mira... hacemos una cosa... (intentó Maca convencerla con esas palabras) cuando Esther... y yo no estemos aquí... os portáis los cuatro bien... y vamos... seguro... te lo prometo... pero os tenéis que portar bien... María: Sí mamá... (le contestó su hija totalmente conforme con las palabras de su madre) M: ¿Y mamá Cris?... (preguntó al no verla por allí) Cris: Ha dicho que ahora viene... que se iba a bañar... (contestó la niña, antes de salir corriendo junto con los demás niños hacía el jardín a jugar) Rosario: ¿Estás bien cariño?... (escuchó como su madre se dirigía a ella preocupada) M: Sí mamá... estoy bien... pero voy a... (comenzó a decirle la periodista señalando hacía el piso de arriba, quería ver a su chica, saber como estaba) Rosario: Anda sí... ve... que la estás haciendo buena... (le recriminó su madre con toda la razón del mundo) M: ¡Mamá!... no me vengas ahora con eso... (le reprochó Maca sin poder evitar poner cara triste ante toda la situación en la que se encontraba) Rosario: Tú arregla las cosas... y ya hablaremos... (le dijo su madre para concluir con esa pequeña conversación que estaban teniendo ambas) Mientras subía las escaleras de casa, no pudo evitar sentir congoja, mucha congoja, como si su estómago de repente se hubiera revelado y la estuviera poniendo a prueba, estaba visto que esa angustia iba a poder con ella y no sabía con qué se iba a encontrar cuando entrara en su habitación, cómo estaría Esther después de aquel día extraño y

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comenzó a recordar esa pequeña conversación que habían tenido aquella mañana después de hacer el amor, en la que la enfermera había estado tan triste, pero había sido sincera con ella, tras escuchar sus palabras, sus miedos, todo lo que le había dicho era real, muy real M: Hola cariño... (dijo después de abrir la puerta y ver que su chica se encontraba al lado de la ventana todavía con una toalla anudada a su cuerpo, señal de que se había estado duchando) ¡qué bien hueles!... (le soltó cuando se acercó a ella y la abrazó por la espalda, para así poder besarla en la mejilla muy suavemente e intentar así embriagarse de su olor) E: ¿Ya se ha ido Ana?... (preguntó la enfermera sin darse para nada la vuelta) M: Sí... tenía cosas que hacer... (le contestó la periodista sin saber muy bien que hacer ante la reacción de su chica, quien no había hecho ningún intento por abrazarla y mucho menos por darle aunque fuera un leve beso) ¿cómo estás?... (le soltó de una manera casi imperceptible) E: No... ¿cómo estás tú?... (le dijo Esther como contrapunto a su pregunta, como estuviera ella tenía mucho que ver por como se encontrara su chica de ánimo, le había dado la impresión de que no le había hecho mucha ilusión tener ya el divorcio) M: Bien... estoy bien... y ahora estoy mejor... (le respondió la periodista sin dejar de soltarla y volviendo a darle otro beso suave en la mejilla) ya tengo lo que quería... y puede decirse que estoy mejor que quiero... E: ¿De verdad que es lo que quieres?... (volvió a preguntar la enfermera, dándose la vuelta para quedarse cara a cara con la periodista y ver así su reacción ante su pregunta) M: Sí... con toda el alma... (le respondió sin dejar de mirarla a los ojos, porque no le estaba mintiendo) siento todo lo que ha pasado... (comenzó a decir, puesto que Esther esperaba que siguiera hablando) y antes de hablar... quiero que sepas... que eres lo más importante de mi vida... bueno... junto con mi hija... y claro... tu hija también... (consiguió decir esbozando una leve sonrisa, que logró que en el rostro serio que tenía la enfermera también apareciera otra igual) porque ya la adoro también... y ya no sé ni lo que digo... bueno si sé lo que digo... lo que pasa es que no era por ahí a donde yo quería ir... (¿pero por qué estaba tan nerviosa?, ni ella misma lo sabía) pero a lo que iba... (en ese instante a Esther se le había ido todo el posible enfado que pudiera tener con ella y la miraba embelesada) que tenemos que hablar cariño... que tienes razón... y tengo que contarte muchas cosas... compartirlas... porque no te quiero perder... no... no sabría que hacer sin ti... y ya he hecho mucho el tonto en mi vida... para seguir haciéndolo más... que te quiero mucho... y ahora mismo... no sigo hablando más... porque me estás poniendo muy mala... sabiendo lo que me espera debajo de esa toalla... (terminó de decir sin quitarle ojo a aquel trozo de algodón que le estaba impidiendo tener lo que más estaba deseando en ese momento) E: ¿Ya has terminado?... (preguntó la enfermera en un tono lleno de sensualidad que le erizó todo el vello a su chica que la miró a los ojos y entonces no pudo hacer otra cosa que besarla) yo también me estaba poniendo muy malita... pero antes de seguir haciendo nada... quiero que todo lo que me has dicho ahora mismo... lo hagas... no te voy a presionar... no es mi estilo... y a ti no se te puede presionar... (en ese momentos ambas sonrieron ante ese hecho, que por otro lado era totalmente cierto) pero entre las dos... vamos a hacer que esto funcione... y que las dos niñas que tienes abajo... tengan claro que nos queremos mucho... y a ellas también... M: Sí... (terminó de decir la periodista sin poder evitar ya lanzarse del todo a los labios de su chica, quien en un movimiento que no se supo bien quien lo había provocado,

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sintió como la toalla se caía al suelo, logrando que ambas a trancas y barrancas se fueran acercando hacía la cama donde ya no pudieron evitar lo inevitable Aquella noche, durmieron mejor que nunca, totalmente relajadas y sin dejar de abrazarse en ningún momento, con todas las esperanzas puestas en el fin de semana que iba a comenzar al día siguiente, ese en el que se iban a ir a pasarlo las dos solas, sin niñas, sin nadie más que ellas mismas, donde podrían hablar y hablar como dos personas adultas que eran, dos personas que se querían por encima de cualquier cosa, aunque llevarán tan poco tiempo realmente juntas Después de despedirse de las niñas y que estas les prometieran a la dos que se portaría mejor que bien, emprendieron rumbo a la playa. No es que se hubieran ido muy lejos de Jerez, tan sólo a uno de esos tantos pueblos con encanto que recorren toda la costa gaditana y que a la periodista le traía tantos recuerdos desde su niñez y es que estaba deseando enseñarle a su chica cada rinconcito de esa maravillosa tierra que la vio nacer E: Esto es precioso... menuda vista... (soltó Esther una vez que se asomó a la terraza de la habitación del hotel) ¿cómo has conseguido que te den esta habitación?... (siguió diciendo mirando hacía el interior donde pudo observar como su chica intentaba organizar un poquito mejor la habitación) M: No sé... (comenzó a decir Maca saliendo en ese instante hacía la terraza ella también y abrazando a su chica que la miró extrañada por esa contestación tan rara que le había dado) no me mires así... (dijo la periodista tras soltar una carcajada) que yo no tengo nada que ver... que es la que nos ha tocado... lo que pasa es que yo sé que este es el hotel con mejores vistas... nada más... E: No me lo creo... (insistió la enfermera al ver como su chica seguía riéndose sin dejar de abrazarla en ningún momento) M: ¡Vale cariño!... confieso... el hermano de Ana... es el gerente del hotel... y eso... que es el gerente del hotel... (volvió a repetir sin saber que más decir) E: Eso ya lo has dicho... (soltó Esther riéndose, se sentía tan bien allí con su chica, se respiraba tanta tranquilidad, tanta paz, que por ella no se movería de allí en la vida) ya me extrañaba a mí... que hubiera una botella de cava... fruta... y esas cosas en la habitación... (dijo con algo de recochineo) M: Claro... porque yo no soy capaz de hacer esas cosas... y pedirle al hotel que las ponga... y más para mi niña... (soltó Maca con tono medio ofendido, aunque realmente no fuera así) pero claro... como ya me la tengo ganada... tampoco hacía falta poner nada... E: Pero serás tonta... (le dijo Esther soltándole un manotazo y sacándole la lengua) me encanta la habitación... pero lo que me gusta más es la terraza... si pudiera llevármela a Madrid... me la llevaba... con la vista incluida claro... M: Eso está hecho... espera que llamo a recepción para que nos la pongan... (soltó Maca sin dejar de sonreír al decirlo, le encantaba la forma en que su chica era capaz de soltar esas cosas, esa naturalidad que desprendía con todo, la tenía enamorada) E: Como te gusta meterte conmigo... (siguió diciendo la enfermera volviéndose ya hacía su chica para mirarla a los ojos) me encanta verte sonreír... mucho... y daría lo que fuera porque no dejaras de hacerlo nunca... M: Tú eres quien me hace sonreír... la culpable de que me duelan las mejillas de tanto hacerlo... (en ese instante la periodista hizo una pausa antes de continuar) mira... no se como decírtelo... (soltó con gran apuro, tanto que asustó a Esther un poco) sé que este

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fin de semana... va a ser para nosotras... que hay tiempo... y todo eso... pero... necesito hablar... contarte las cosas... porque es así... (en ese momento la enfermera intentó interrumpirla) ya sé que estás cosas no se ven todos los días... no es común que me de a mí por esto... (dijo ya la periodista soltando una carcajada que logró que su chica la abrazara todavía más fuerte, a la vez que le daba un dulce beso en los labios) he estado pensando mucho... en todo lo que ha pasado... y lo necesito... es que estoy hasta nerviosa y todo... (soltó de repente casi sin pensar, mientras su chica la seguía escuchando atentamente, con una sonrisa en su rostro que no le cabía en el alma) que es una tontería... pero... no lo puedo evitar... y a lo mejor... no soy muy consecuente con lo que diga... vamos que puedo decir cada burrada... pero sé que tengo que hacerlo... y no porque tú me lo digas... que no es el caso... es que te vuelvo a decir... que lo necesito... necesito decirte tantas cosas... que no sé por donde empezar... y bueno... pues eso... que no sé por donde empezar... (en ese instante dejó de hablar y miró a su chica fijamente a los ojos esperando que le dijera algo, pero lo único que recibió en un primer instante fue un beso, muy dulce, como aquellos que se daban siempre y que tanto les gustaba) E: ¿A qué hora te apetece comer?... (preguntó Esther mirando el reloj que llevaba en su muñeca) M: No sé... cuando tengas hambre... (le contestó una Maca a quien no paraba de darle pequeños escalofríos por todo el cuerpo de lo nerviosa que estaba) E: Tenemos tiempo... que es temprano... (siguió diciendo la enfermera sin dejar de mirarla de manera embelesada) y desde luego... yo no me pierdo esas ganas que tienes de hablar... de verdad que no... M: No seas mala... (le soltó Maca sacándole la lengua) que te aprovechas que estoy nerviosa... E: Será eso... pero si quieres vámonos dentro y hablamos... (dijo Esther soltándole de la cintura y ofreciéndole su mano para que ambas entraran en la habitación, como así hicieron, ese era el momento y había que aprovecharlo) Una vez que estuvieron las dos en el interior de la habitación, decidieron sentarse en sitios distintos, en ese momento tenían que hablar, aunque realmente fuera un monólogo por parte de la periodista más que nada, pero era mejor así, sin distracciones que pudieran interrumpir nada M: Pues ya estamos... (soltó Maca mientras miraba una vez más hacía su chica que estaba sentada en la cama apoyada en el cabecero) E: Sí... (dijo la enfermera intentando no sonreír demasiado ante algo que sabía que iba a ser duro para su pareja y tenía que seguir atentamente, limitarse a escuchar) M: Sé que un divorcio... (comenzó a decir la periodista con un tono de voz muy serio) no es plato de buen gusto para nadie... se supone que cuando te casas con alguien... lo haces para toda la vida... pero a veces... las cosas no salen como esperabas... por unas cosas u otras... pero no salen... y todo lo que te unía a esa persona acaba... (en ese instante hizo un leve silencio para suspirar antes de seguir hablando) sé que yo he tenido mucha culpa de ello... lo sé... por mi forma de ser... por mi trabajo... por las circunstancias... sabes... no me alegro de mi divorcio... no puedo alegrarme... porque para mí significa un fracaso... (soltó sabiendo que quizás esas palabras le estaban haciendo daño a la enfermera pero tenía que ser sincera con ella si quería que todo fuera bien) eso no quiere decir... que la siga queriendo... porque tampoco es cierto... creo que dejé de quererla hace mucho tiempo... más de lo que soy capaz de recordar... pero me he dado cuenta de que no la conozco... que quizás nunca llegué a conocerla... porque no me interesé en hacerlo... o porque la distancia lo provocó... ella tampoco me conoce...

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intentó cambiarme... pero no se puede intentar cambiar a una persona... para hacerla a imagen y semejanza de lo que te gustaría que fuera... no es sano... quizás nos equivocamos y precipitamos las cosas... o quizás tuviera que pasar así... para darnos cuenta... de que en realidad lo que sentíamos... no era lo que creíamos... no se puede llamar amor... a una relación enfermiza... plagada de celos... de reproches... de desconfianza... (en ese instante Maca tuvo que dejar de hablar, puesto que sentía un nudo en la garganta enorme que dio paso un sollozo que intentó ocultar, pero que no pudo, haciendo que Esther intentara levantarse de la cama para consolarla, pero no se lo permitió) no tranquila... estoy bien... E: Está bien... (pronunció la enfermera volviendo a la misma posición que había tenido hasta instantes antes mientras la escuchaba atentamente e intentaba procesar todo lo que le estaba contando la periodista de la mejor manera, no le gustaba que le hablara de su pasado, de su relación con su ex, pero era importante que lo hiciera, porque era parte de su pasado, un pasado que tenía muy presente, porque a su pesar, había conocido el final del mismo y había sido testigo de todo lo que había ocurrido a Maca durante estos meses, aunque hubiera sido también el comienzo de su relación con ella) M: Odio los celos... no los soporto... es algo que no los concibo... sin tener motivos claro... y creo que nunca he dado motivos... pero lo que más me duele de la situación... (siguió diciendo sin poder evitar llorar, aunque no parara de intentar limpiarse las lágrimas que le recorrían las mejillas) es que me hizo sentir culpable tantas veces... tantas... que llegué a creer que lo era... más allá de lo que lo era realmente... mi único delito fue... el tener un trabajo lejos de mi familia... me creí que era una mala madre... aunque bueno... tampoco es que sea muy buena que digamos... hay cosas de mi hija que desconozco... (dijo encogiéndose de hombros) pero supongo que el tiempo... hará el resto... joder... parezco la llorona del pueblo... se me ha abierto el grifo... (soltó con una leve carcajada, puesto que necesitaba ablandar un poco la situación ante lo que le iba a confesar a su chica) cuando fui a ver a María a la playa... hablamos... me sentí muy mal... pero al menos hablamos... de lo que íbamos a hacer con la niña... que por supuesto... no tenía culpa de nada... tonta de mí... creí que en ese momento... habíamos enterrado el hacha de guerra... más bien por su parte... porque siempre he odiado las peleas... por eso las evito... pero guardaba un as en la manga... un último reproche... no sé... la verdad es que no sé como denominarlo... pero lo tenía... me dijo que me había estado engañando durante años... pero que en el fondo me quería... que lo había hecho... para intentar sustituirme... pero que no lo había conseguido... hasta en eso me echó la culpa... reprochándome que la abandoné... por eso necesitaba hablar con Ana... saber si era verdad... E: Y Ana te lo confirmó... (soltó una Esther totalmente desolada ante lo que estaba escuchando) M: Sí... me dijo que ella no lo había visto nunca... pero que le llegaron rumores... (continuó diciendo la periodista mirando a su chica a los ojos) y que no me lo dijeron por no hacerme daño... E: ¿Y eso te ha hecho daño?... ¿saberlo te ha hecho daño?... (preguntó la enfermera más por inercia que por querer saber, pero quizás es que el fondo quería saberlo) M: Sí... (le confirmó Maca con un leve susurro) me lo hizo en su momento... cuando me lo dijo ella... y cuando me lo confirmó Ana... me sentí dolida... pero no creo que fuera con ella... ni por la situación... si no conmigo misma... por no haberle puesto punto y final hace mucho tiempo... por sentirme culpable... cuando la culpa es de dos... por la falta de comunicación por ambas partes... si me lo hubiera dicho... yo... bueno yo... E: ¿Hubieras dejado tu trabajo?... (volvió a preguntar Esther de forma muy suave)

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M: No lo sé... (contestó Maca de manera sincera) vine con la intención de arreglarlo... de dejarle claro que se había equivocado con pedirme el divorcio... que lo podíamos solucionar... que la quería... pero me di cuenta... que la distancia te hace aferrarte a sentimientos... que después realmente están apagados... y me sentí hastiada... fuera de lugar... fuera de la vida de dos personas que eran mi familia... de un hogar... (y sin poderlo evitar sonrió aunque apreciara que en el rostro de su chica se mostrara una cierta tristeza por todo lo que había escuchado) y te conocí... al principio pensé que me perseguías... siempre encontrándonos en todos sitios... E: Pensé que lo hacías tú conmigo... (soltó una Esther a la que poco a poco le fue volviendo al su rostro esa sonrisa que tanto le gustaba a la periodista) me tenías loca... no sabía ni como hablar contigo... M: Ni yo... (dijo Maca soltando una carcajada mientras terminaba de limpiarse las lágrimas que todavía se encontraban en su rostro) creí que eras alguna prueba... que tenía que saber encajar... ante todo lo que me estaba ocurriendo... estaba echa un lío... por un lado quería arreglar las cosas... y por otro me di cuenta que el destino o lo que sea... me había puesto un ángel en mi camino... por eso me fui a Jerez... E: ¿Por mí?... (preguntó Esther sorprendida ante esa confesión) M: No... por ti no... tú sólo me ayudaste a saber lo que tenía que hacer... pero tenía que hacerlo lejos de ella... (siguió diciendo la periodista con ese brillo en los ojos que lo decía todo) me di cuenta... que la vida sigue... y te pueden esperar cosas maravillosas... que hay que saber ponerle punto y final al pasado... para intentar ser feliz... y que tomé la mejor decisión del mundo... conocerte... E: Yo también... me alegro que llegaras ese día al colegio... de aquella manera... (comenzó a decir Esther mientras le hacía un gesto a la periodista para que se acercara, como así hizo esta casi al instante, por lo que se abrazaron, quedándose tumbadas ambas en la cama mientras seguía conversando) es que no sé que me pasó... pero me pasó... quizás fue curiosidad... por conocerte... me pareciste muy interesante... triste pero interesante... y me lo demostraste en el hospital... se me pasó la noche volando... y me di cuenta de que me había enamorado de ti... (ante esa confesión ambas sonrieron y se besaron entre suaves caricias) M: Yo creo que me enamoré de ti... incluso antes... (dijo Maca sin dejar de acariciarle el rostro suavemente) quizás en otra vida... y sólo tenía que encontrarte... (al escuchar aquello, Esther no pudo evitar besarla con mucha pasión, ¿cómo era capaz de decirle esas cosas tan bonitas?, la desarmaban totalmente aunque tuvieran que seguir hablando, hablando de su relación, pero eso sería ya en otro momento, porque a partir de esas confesiones, ninguna parecía querer parar aunque sus estómagos les estuvieran avisando que necesitaban provisiones) Probablemente si que fuera el destino quien le puso aquel día aquel sobre en las manos para que volviera a Madrid y así conocer a la mujer más maravillosa de la tierra. Su madre tenía razón, bueno no sólo su madre, todo el mundo de su familia que había la había conocido decía lo mismo, Esther no tenía nada que ver con Lola, pero nada, era una persona cariñosa, atenta, compresiva, que estaba claro que al principio había sentido mucho miedo ante la idea de comenzar algo con ella, pero poco a poco se había dejado llevar ante esos sentimientos y ahí estaba entre sus brazos como tantas y tantas noches a lo largo de esos últimos meses. Pero quizás las cosas fueran demasiado rápidas, acababan de celebrar esa noche, que hacía tres meses que estaban juntas, tres meses que habían comenzado esa relación aunque pareciera que llevaran toda la vida, las cosas habían pasado tan rápidas, su divorcio, el que lo supiera la familia de la enfermera, las niñas, ese viaje a Jerez como si fueran una familia las cuatro, todo estaba siendo tan

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rápido que le daba vértigo cuando se ponía a pensar en ello, pero por otro lado se sentía muy bien, tranquila, feliz de que todo hubiera pasado así, sin pensar, paso a paso, se merecían pasar esos días sin preocupaciones, sólo limitarse a disfrutar, a charlar de todo lo que se les ocurriera, ser felices con las niñas, con todo aquello que tenían, reírse de todo y de nada, eso era lo mejor, quizás cuando no se hacen planes, cuando las cosas no se programan, salen mejor E: ¿No sabía yo que te acordaras de las fechas de esta manera?... (le preguntó Esther entre susurros para devolverla al mundo real) M: Cuando es algo importante para mí... sí... (soltó Maca justo después sin dejar de mirar el techo) E: ¿En qué piensas?... (preguntó de nuevo la enfermera viendo que su chica seguía como en otro mundo, aunque no dejara de acariciarla en ningún momento tal y como hacía siempre) M: En muchas cosas... pero la más importante... es que no quiero dejar de estar así... (dijo Maca mirándola ya a los ojos y dándole un beso muy suave en los labios) E: Pues si vamos a celebrar todos nuestro aniversarios mensuales de esta manera... no me puedo ni imaginar como va a ser cuando hagamos un año... cinco... ocho... no se... cuando nos llevemos toda una vida así... (soltó Esther sin dejar de sonreír, realmente se había emocionado tanto cuando vio aquella mesa, en aquel rincón tan íntimo del restaurante, con aquellas vistas de infarto, sólo para ellas y leyó aquella nota que venía acompañada por una rosa roja, una única rosa, pero preciosa, que la había dejado sin habla durante minutos sin poder quitar la sonrisa de su rostro, aunque unas lágrimas lucharan por salir de sus ojos ante ese gesto tan bonito, tan lleno de significado que le había brindado su chica sin ella saberlo, unas palabras que tenía grabadas en su mente y las tendría para siempre “Se que para mi ángel todo es poco, aunque quizás para mi vida sea demasiado este regalo del cielo que algo o alguien me ha brindado. Espero que este sólo sea el comienzo de una nueva vida en la que por encima de todo, nos queramos”. Te quiero preciosa. Maca”) es tan romántico... es que mi chica es muy romántica... M: No digas eso... (comenzó a decir Maca cuando sintió como se le subían los colores, lo que le habían sudado las manos cuando se le ocurrió escribir esa nota, pero nada en comparación a lo que sintió cuando su chica la leyó con esa carilla de ilusión reflejada en su rostro) para nada... yo no soy romántica... (terminó de decir en su defensa, intentando aplacar el rubor y el escalofrío que le había recorrido todo el cuerpo) E: Sí que lo eres... (volvió a repetir Esther para chincharla, mientras comenzaba también a hacerle cosquillas) M: Que no... no... cariño no... (casi chilló sin poder evitar reírse ante lo que le estaba haciendo la enfermera que le estaban haciendo que le saltaran las lágrimas) cariño no... no... E: Si es que eres igual de chochona que tu hija... (dijo la enfermera riéndose también mientras seguía haciéndole cosquillas y la atrapaba con sus piernas para que no se escapara) M: Y tú eres más mala que nadie... (consiguió decir Maca entre risas e intentos por zafarse de una Esther que la tenía bien atrapada o es que quizás, en el fondo no quería escapar) ¿qué?... (le soltó al notar como su chica había parado su tortura, aunque permanecieran en la misma posición) E: ¿Crees que vamos muy deprisa?... (preguntó la enfermera mirándola a los ojos y esperando una respuesta sincera, que no tardó en llegar tras un suspiro de la periodista) M: A veces me da la impresión de que sí... (comenzó a decir sin dejar de mirarla) pero cuando lo pienso... me doy cuenta de que no hemos forzado nada... las cosas han pasado

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así... porque tenían que pasar... en muchas ocasiones tengo miedo... de ir deprisa en el tiempo... pero cuando eso ocurre... te miro y siento... que esto no tiene nada que ver con el tiempo que llevemos... (siguió con su explicación sin dejar de mostrar una sonrisa en su rostro, unos ojos llenos de vida que estaban tranquilizando a su chica ante lo que estaba escuchando en ese momento) y no lo cambiaría por nada... ni iría más despacio... ni planearía nada... simplemente me dejaría llevar... como lo he estado haciendo hasta ahora... me da mucho miedo perderte... o que simplemente te des cuenta de que no sientes por mí lo mismo... o que pienses que me alejo de ti... cuando tengo tantas cosas en la cabeza... que no sé como explicar... y estoy en tantos sitios que me pierdo... (dijo Maca mientras se encogía de hombros y volvía a poner sus manos en las caderas de su chica) siempre he tenido la fama... de tener menos detalles que el salpicadero de un SEAT panda... (al escuchar aquello Esther se rió) es verdad... no te miento... pero contigo me salen esas cosas... para mí ha sido muy especial celebrar este día contigo... y ver esa cara de ilusión... de felicidad... y nada más que por eso... merece la pena hacer lo que sea... por verte sonreír... por verte así... no por ser más romántica o menos... ¿ves?... ya se me han puesto los vellos de punta... (dijo riendo y sin permitir a la velocidad a la que hablaba que su chica pudiera meter baza en lo que estaba diciendo) que vergüenza... en fin... que lo que te iba a decir... que me he ido totalmente... que para mí... esto es un sueño del que no quiero despertar nunca... que me da igual que vayamos deprisa... o pisando huevos... me da igual... porque lo que quiero es estar contigo... sólo eso... porque te amo... y no voy a dejar de hacerlo... E: Me vas a perdonar cariño... pero si tú no eres una persona romántica... entonces no sé que es serlo... (dijo Esther totalmente emocionado después de escucharla) y me da igual... que te pongas colorada... o lo que sea... porque para mí serás siempre esa persona que logró enamorarme con una sonrisa... con un gesto... con una palabra... y por supuesto... (dijo ya riéndose ante ese recuerdo que le apareció como un flash, pero que fue tan importante en su momento) por ser la persona que mejor le sienta tener puesto un albornoz después de una ducha... y decide abrir la puerta... a una desconocida... M: ¿Cómo?... (le preguntó la periodista sin saber muy bien a qué se estaba refiriendo, la había visto muchas veces en albornoz durante ese tiempo, ¿una desconocida?) E: Sé en el momento en el que me enamoré de ti... lo tengo clavado desde ese día... (continuó diciendo la enfermera decidida a contarle ese episodio y lo que supuso para ella en aquel momento) fue el día después de tu vuelta... mi madre no había podido venir para quedarse con Cris... y llamé a la puerta... para pediros un favor... y saliste tú... en albornoz... con el pelo mojado... y con cara de fastidio... por algo que acababa de interrumpir... supongo... (poco a poco, mientras Esther le iba contando aquello, Maca se iba acordando de lo ocurrido y recordó esa ducha con su ex después de una noche casi sin dormir) no sé que me impactó más... (siguió diciendo con la sonrisa reflejada en su rostro) si verte en albornoz... o pensar en lo que estaríais haciendo... por tu cara estaba claro... con esa mezcla de quien coño es esta tía... junto con... espera... espera... (soltó intentando que no la interrumpiera) no digas nada... era mezclada con... mezclada con... un nena... espero que lo que me vengas a pedir sea mejor que lo que acabas de interrumpir... mirándome de arriba a bajo... sin pestañear... (terminó de decir poniendo voz de gangster) M: Anda ya... no digas esas cosas... que no es verdad... lo que pasa es que no te conocía... y te estaba ubicando... nada más... (preguntó la periodista bastante sorprendida de haberse enterado de eso y de esa primera impresión que había tenido la enfermera de ella) entonces... que es por saberlo eh... entonces... no fue... en el parque... ni por mi conversación... o mi forma de ser... si no que te enamoraste de mí porque estaba en albornoz con cara de mala leche... después de escanearte por completo...

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según tú... claro... (siguió diciendo intentando contener la risa después de haberlo asimilado) si lo llego a saber... no me lo curro tanto... y me presento en tu casa así... al día siguiente... y ya está... todo hecho... E: No hubieras sido capaz... (le soltó Esther toda colorada por su confesión) además que estás muy guapa cuando te pones con esas cara de mala leche... diciendo aquí estoy yo... que lo sepas... y no te vas a poder resistir... nena... M: Cariño... soy capaz de hacer muchas cosas cuando me las propongo... (dijo ya Maca con ese tono suyo tan particular lleno de chulería) lo que me pasa... es que me cuesta... darme cuenta... sabes... y bueno... no creo que hubiese sido muy bonito... presentarme en casa de la vecina... en albornoz... en esas circunstancias... y con cara de mala leche... y que te quede claro que lo de nena... lo estás diciendo tú solita... yo no digo eso... E: No estoy diciendo que lo digas... pero lo piensas... te lo veo... en la cara... y a mi no me sirve eso de... ui no me he dado cuenta... que tienes mucha cara... (siguió diciendo la enfermera para seguir con el juego) M: Es que los tímidos tenemos esas cosas... (soltó Maca en su defensa) y más yo... que aunque sé que no me crees... ya te he dicho... que yo no sé ligar... E: Lo que tengo que escuchar a estas alturas... que no sabe ligar... y en el fondo es lo más ligón que he conocido en mi vida... (dijo Esther alzando la voz mientras se ponía las manos en la cabeza de forma exagerada) es ui hola... me he encontrado contigo por casualidad... ¿bajas?... no espera... íbamos al parque a patinar... ¿quieres patinar?... que te lo pases bien con tu familia... o esta... mi trabajo no es tan importante... el tuyo si que lo es... salvar tantas vidas... yo no podría hacerlo... (comenzó a decir la enfermera mientras se acordaba de algunas frases que le había dicho la periodista al principio) o esta que me gusta más... me lo he pasado muy bien contigo... pero vamos normalmente soy muy tímida... pero es que contigo no sé que es lo que me pasa... pero hablo mucho... M: Será cabrona... (dijo Maca intentando defenderse de lo que estaba diciendo su chica en plan de guasa) eres un peligro... un bicho... que no se te puede decir nada... (y de esa manera comenzaron una pelea, no exenta de besos y caricias, que finalmente dieron paso, una vez más, a esa demostración de afecto que daba el hecho de estar durante ese fin de semana sin niñas y poder hacer esas cosas sin pensar nada más que en ellas mismas) Estaba claro que habían disfrutado como nunca durante ese fin de semana, que habían hablado mucho y dejado claras otras tantas cosas que decidieron ir solucionando conforme fueran surgiendo. Para Maca todo esto era totalmente nuevo y para Esther más o menos también, porque aunque no era tan cuadriculada como la periodista, con Manuel también se sentaba a planear las cosas, sobre todo desde que había venido al mundo Cris, pero con la periodista era distinto, ni tan siquiera se había atrevido a insinuarle el hecho de vivir juntas, se suponía que tenía que ser el siguiente paso para afianzar una relación que iba muy bien, a pesar de los miedos y de las circunstancias de cada una, pero debía respetar ese acuerdo al que habían llegado y que ella tuvo la oportunidad de rebatir, aunque en cierta medida también estuviera de acuerdo. Poco a poco a lo largo de los meses había ido conociendo a la periodista, sabiendo sus gustos, sus costumbres, respetando sus silencios y su trabajo, aunque Maca se dedicara siempre a escribir cuando no tenía a nadie en casa, era algo que se había auto impuesto, sobre todo por su hija, que hasta hacía tan sólo unos días, no sabía absolutamente nada de la relación que mantenía con su madre, pero las cosas en ese aspecto habían cambiado, ahora María lo sabía y lo aceptaba, durante esos días en la casa de sus abuelos, no había reaccionado de manera negativa ante las muestras de cariño que tenía su madre con ella

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e incluso una mañana, se habían presentado las dos niñas a despertarlas, encontrándolas en la cama abrazadas, pero si algo había aprendido durante esos meses era que a la periodista no la podía poner entre la espada y la pared, ni plantearle cosas hipotéticamente, aunque después las aceptara de buen grado, pero era consciente que ese tipo de cosas la desconcertaban más de lo que su chica estaba dispuesta a admitir Para Maca ese fin de semana había sido tremendamente pleno, lleno de sensaciones y de momentos placenteros que la habían reconfortado mucho. Había llegado a conocer ese lado romántico que en el fondo siempre había tenido, pero al que nunca había acudido hasta ese momento, con Lola había sido todo tan distinto, aunque a veces se recriminara así misma el hecho de comparar ambas relaciones una que se había acabado y otra que estaba en sus comienzos, una a la que había dedicado mucha parte de su vida y otra con la que quería llegar hasta donde el destino quisiera que llegaran, pero sin querer o tal vez, siendo totalmente consciente de ello, en muchas ocasiones no podía evitarlo, Esther era tan dulce, la hacía sentirse tan plena, que hacía las cosas sin pensar, sin darse cuenta, incluso esos detalles que poco a poco iba dejando salir a la luz porque ellos mismos se escapaban de su mente para que pudiera llevarlos a cabo, con Lola las cosas no había sucedido así, nunca, su ex nunca había dudado en exigirle cariño, en exigirle un regalo, un detalle que si no era el que llegaba a complacerla, le recriminaba su falta de interés hacía la relación, su falta de compromiso, incluso lo poco que la quería, Lola sin dudarlo era una mujer tremendamente caprichosa, egoísta, que deseaba vivir una vida de postín y que su único error había sido fijarse en la persona equivocada para llegar a ello En ese momento en el coche de vuelta a la finca de los Wilson, ambas permanecían calladas, Maca poniendo todos sus sentidos en conducir por aquellas carreteras secundarias con aquellos paisajes de ensueño para que su chica los contemplara y no se perdiera para nada toda su esencia E: ¿Cuándo me dijiste que llegaba Silvia?... (preguntó Esther rompiendo el silencio en aquel momento) M: Creo que pasado mañana... no me lo dijo muy claro... (le contestó Maca sin dejar de mirar a la carretera, mientras hacía ese gesto tan particular suyo de que tampoco le daba mucha importancia a ese hecho) E: ¡Ah vale!... (dijo la enfermera a continuación para sumirse de nuevo en ese silencio, esa era otra cosa que había aprendido con ella, a que parecía que nunca exigía que la gente fuera clara, simplemente los dejaba hacer y deshacer al antojo de cada cual, si su amiga llegaba pasado mañana estupendo y si no, también, ya se verían en otra ocasión, ella nunca había podido ser así con sus amigos, estar tanto tiempo sin tener noticias de ellos para Esther era impensable, eran parte de su vida y deseaba que siempre fuera de esa manera, en cambio para su chica, los amigos estaban ahí, a decir verdad, sólo había conocido a Ana durante todos estos meses y tampoco se había prodigado mucho en las visitas o encuentros más allá de todo lo relacionado con el divorcio de la periodista y por lo tanto tampoco había podido llegar a conocer demasiado a la que ella sabía que por Maca era considerada su amiga de alma) cariño... recuérdame que llame a Cruz esta noche... para ver que tal va todo... M: Estupendo... (le dijo Maca esbozando una sonrisa, sabía lo importante que era para su chica sus amigos, tanto que era incapaz de pasar quince días de vacaciones sin hablar con las chicas, pero sobre todo con Cruz. La cosa es que les caía bien, había coincidido varias veces con ellos y lo había pasado estupendamente, sobre todo viendo como su chica disfrutaba al tener juntos a sus amigos y a su pareja en el mismo lugar. A veces

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había envidiado este tipo de relación que mantenía Esther con ellos, pero ella tampoco era así, era amiga de sus amigos, pero cada uno con su espacio, ella estaba ahí y sabía que ellos también, aunque tan sólo permaneciera Ana realmente en su vida, más por cabezonería de la primera que por otra cosa, era antisociable, o poco sociable, lo de anti siempre le había sonado a rebelde sin causa y ella tampoco había sido tan rebelde, sólo había intentado que la dejaran vivir su vida) E: Por cierto... (volvió a decir Esther tras varios minutos de silencio) ¿cuándo volvamos te apetece que quedemos con los chicos a cenar?... M: Claro... será perfecto... (le contestó al instante la periodista sin quitar la sonrisa del rostro) E: Cariño... ¿te caen bien mis amigos?... (dijo Esther a continuación para seguir con el tema) M: Sí... me caen muy bien... son simpáticos... (soltó Maca sin saber muy bien hasta donde quería llegar su chica) y poco a poco... nos vamos conociendo... y eso... (y era totalmente cierto, a pesar de que todos ellos fueron en su día amigos también del marido de su chica, la habían acogido de buen grado, es más, sentía que se alegraban porque la enfermera se sintiera feliz de nuevo después de todo el palo que se había llevado con la muerte de Manuel) E: Tú también les caes bien... (terminó de decir Esther para que su chica lo supiera) saben que me traes loquita... y a Cris también... (siguió diciendo riéndose M: Sí... es que yo soy Maca... la amiga de los niños... y de las madres de los niños... y para llegar a una madre... primero hay que camelarse al niño... pura táctica... (le soltó riéndose y sacándole la lengua a su chica que le dio una palmada en el muslo) pero bueno... ¿siempre me vas a dar cuando te diga algo así?... E: Sí... ¿pasa algo?... (dijo Esther volviéndole a dar aunque después decidiera cogerle la mano a su chica para acariciársela suavemente) si es que eres una loca... No se habían bajado ni del coche cuando sintieron como ambas niñas corrían hacía ellas para abrazarse después de dos días sin verlas, tenían tantas cosas que compartir con sus madres, que Rosario, viendo que casi no podían entrar en la casa, tuvo que decirles a ambas que Carmen les tenía la cena ya preparada y las estaba esperando, algo que por otro lado era totalmente cierto, lo que le dio la posibilidad a Esther de poder subir hacía su habitación para dejar las cosas de ambas, una vez que saludó a su suegra, mientras la periodista se quedaba charlando con su madre Rosario: Creía que ibais a venir más temprano... (soltó Rosario una vez que se hubieron quedado a solas en el salón de la casa) M: Ya... pero nos hemos entretenido... (dijo Maca intentando no ser demasiado borde con su madre, ella era así y tampoco la iba a cambiar) le he estado enseñando a Esther algunas cosillas... Rosario: Es que las niñas estaban como locas... esperándoos a las dos... (le reprochó Rosario sin dejar de mirarla) M: Lo siento mamá... pero ya estamos aquí... (le soltó Maca encogiéndose de hombros para dar por zanjado ese tema) ¿qué tal se han portado?... Rosario: Muy bien... han estado entretenidas con los niños... y con el abuelo... han montado a caballo... y bueno... ya sabes como es tu padre con eso... que yo no estoy muy conforme... pero tú sabrás que haces con tu hija... yo ya tuve suficiente con criaros a los tres... (siguió diciéndole su madre en ese tono neutro que utilizaba de toda la vida)

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M: Eso no lo dudo mamá... por cierto... ¿dónde está?... (le preguntó refiriéndose a su padre) Rosario: En su despacho... (le contestó Rosario sabiendo que su hija le iba a faltar tiempo para ir a buscar a su padre y así fue, casi de inmediato Maca se levantaba del sillón para ir a hacía el despacho a buscarlo) ¿qué tal todo?... (le soltó Rosario antes de que se fuera) M: Estupendo... (le dijo Maca con una enorme sonrisa) soy muy feliz... (siguió diciendo después de soltar un gran suspiro sobre todo al saber lo que iba a hacer en ese momento, pero es que simplemente le apetecía) gracias mamá... (le soltó acercándose hasta ella para darle un beso en la mejilla dejando a su madre sin saber que decir ante aquel gesto, para después salir definitivamente a buscar a su padre a su despacho) Para Rosario ese gesto de su hija fue lo más significativo del mundo, Maca nunca había sido una niña muy cariñosa, quizás de muy pequeña, con la misma edad que su nieta sí, pero con los años fue cambiando y haciéndose una niña muy independiente, muy lejana, aunque quizás fuera porque ella tampoco lo había sido con sus hijos, más bien había sido la típica madre que sólo ve sus defectos, porque pretende que sus hijos sean perfectos y en ciertos círculos, el hecho de ser una persona cariñosa en público, era considerado un signo de debilidad. Quizás la más cariñosa de los tres era la pequeña, Reyes si lo había sido y lo era todavía, supuso que porque era la pequeña y se le consentían ciertas cosas que a sus hermanos mayores no, pero para Rosario, ese gesto de su hija, ese leve beso en la mejilla y esa forma de darle las gracias, le hicieron sentirse tremendamente feliz, sentía que la había recuperado, que por fin volvía a tener a su niña y conseguía recuperar esa conexión que tuvieron en el pasado, en el que a pesar de las trastadas de la periodista, esas que terminaban en grandes regañinas por su parte, siempre había visto en sus ojos reflejado, la tristeza que le suponía el defraudar a su madre por encima de todas las cosas Siempre había recordado el olor que desprendía aquel despacho, con una mezcla entre la colonia de su padre, junto al olor del tabaco de pipa y la madera de esos muebles que le habían encantado desde pequeña, unos muebles robustos que le daban ese toque majestuoso a aquella habitación tan de su padre, a su refugio para ser más exactos, un lugar casi prohibido para los hermanos Wilson, que sólo en contadas ocasiones y más por despiste de su madre que por otra cosa, podían pisar y pasar así un ratito junto a su progenitor cuando eran niños Pedro: Adelante... (escuchó como le daban paso después de tocar suavemente en la puerta para anunciar su llegada) M: Hola papá... (le saludó cerrando la puerta tras de sí y viendo como su padre estaba sentado en la mesa de escritorio con varios informes a su alrededor totalmente concentrado) Pedro: Hola... (le contestó Pedro Wilson casi sin levantar la mirada de aquella mesa) M: Me ha dicho mamá que estabas por aquí... (siguió diciendo Maca mientras se acercaba ya del todo hasta él para sentarse justo en el sillón que su padre tenía delante de su mesa y en el que se habían tratado y discutido tantos asuntos de negocios a lo largo de los años) Pedro: Estaba mirando unas cosillas... que necesito para mañana... ¿me pasas aquel AD?... (le preguntó su padre señalándole una estantería que estaba a la derecha de la periodista y que ponía Muñoz, así que su hija se la dio al instante) gracias...

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M: Si estás ocupado... hablamos mañana más tranquilamente... (comenzó a decir la periodista viendo que realmente su padre parecía muy metido en sus asuntos de trabajo) Pedro: No... no... ya estoy contigo... (le contestó Pedro después de sacar una carpeta con documentación de la caja y dejarla encima de su escritorio) ya estoy... ¿qué tal te lo has pasado?... (le preguntó su padre para indicarle que ya estaba totalmente disponible para ella) M: Muy bien... a Esther le ha encantado todo... no sé... si lo llego a saber la saco más a menudo... (dijo Maca riéndose y sacándole la sonrisa a su padre) Pedro: Pues ya sabes... a las mujeres hay que tenerlas contentas... (soltó Pedro a continuación) estoy pensando en llevar a tu madre... de viaje... irnos un mes por ahí los dos solos... y olvidarnos de todo... M: Que a mí me parece estupendo... (dijo Maca viendo como su padre se había quedado al ver esa reacción incrédula ante sus palabras) eso lo llevas diciendo desde que tenía quince años... y mira... al final te jubilarás después que yo... a este paso... Pedro: Anda no digas eso... (le recriminó su padre ante sus palabras) que uno está ya muy cansado... de estar trabajando toda su vida por sacar esto adelante... y tú eres todavía muy joven... M: Y claro que necesitas un descanso... (le interrumpió la periodista) creía que ya le ibas dejando más cosas a Jero... papá... no puedes seguir así... Pedro: Y se las dejo... de verdad... pero es que este cliente es especial... y no llama a tu hermano... me llama a mí siempre... y no lo puedo dejar... (intentó defenderse con esas palabras con su hija) M: Pero es que papá... a los clientes les tienes que decir... aquí está mi hijo... que él se hace cargo de las cosas... me retiro... pero es como si siguiera yo... (siguió diciéndole Maca intentando convencer a su padre, aunque supiera que para él el trabajo siempre sería el trabajo, en eso eran iguales) Pedro: Sabes que no puedo hacer eso... (dijo ya Pedro intentando zanjar el tema, habían hablado tantas veces de eso que a pesar de saber que su hija tenía razón, es veía incapaz una vez que pensaba las cosas en frío de irse de viaje y dejar el negocio así como así) M: Las niñas bien... ¿no?... (cambió la periodista de tema al instante) Pedro: Sí mucho... (comenzó a decir su padre cambiándole totalmente la cara, de estar algo serio a que la sonrisa envolviera su rostro completamente) son estupendas... ya me gustaría tenerlas aquí más tiempo... se llevan tan bien... que no sé... M: Me alegro mucho que la bicho haya encontrado a Cris... es tan dulce... (dijo Maca también sonriendo) bueno como su madre... todo hay que decirlo... y es como si se conocieran de toda la vida... Pedro: Eso es bueno... (soltó Pedro al instante sin cambiar la expresión de su rostro) y hace más fácil lo vuestro... las cosas como son... M: Sí... es verdad... mira que teníamos miedo... y no sé... porque los niños son los niños... pero se lo han tomado muy bien... (siguió diciendo la periodista) Pedro: Eso es porque ven lo que está claro... y para ti... Cris no es ningún impedimento para estar con su madre... es igual de importante que ella... M: Es que es así papá... para mí Cris... es... no sé... pero es... (intentó decir la periodista aunque no le salieran las palabras o quizás no se atreviera a decirlas) Pedro: Como una hija... ¿verdad?... (terminó de decir el patriarca de los Wilson provocando que los ojos de su hija se iluminaran ante esas palabras que ella misma no se había atrevido a decir en alto) M: Sí... sé que tiene un padre... aunque ya no esté... pero sigue ahí... y una madre... y no me voy a meter en eso... ni quiero reemplazar a nadie... pero sí... para mí es así... no lo puedo evitar... (intentó explicar ese sentimiento que tenía metido en su corazón desde

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que comenzó a tener más relación con la cría) hemos hablado mucho estos días... (siguió diciendo la periodista intentando explicarse, dejando claro que para ciertas cosas, había tenido siempre más confianza con su padre que con su madre) queremos ir despacio... aunque a estas alturas... eso de ir despacio suena a utópico... pero es así... me siento muy bien... tranquila... y eso a veces me da miedo... que se acaben las cosas... que no sea real... Pedro: Pero eso es lógico... quieras o no... lo has pasado mal... (la interrumpió su padre ante las palabras que acaba de escuchar de sus labios) y ahora te sientes bien... es normal sentir miedo por eso... si te digo la verdad... a pesar de los años... sigo teniendo miedo de perder a tu madre... pero es algo que no puedo cambiar... pero ese miedo te hace también darte cuenta de lo importante que es esa persona que comparte tu vida para ti... en qué pasaría si la perdieras... y eso te hace más fuerte para enfrentarte a los problemas... porque todos los matrimonios tienen problemas... y quien te diga lo contrario miente... y más cuando hay hijos por medio... la mayoría de las peleas con tu madre... han sido por vosotros... M: Me imagino... (soltó Maca de repente aunque su padre no le hiciera mucho caso a esa interrupción) Pedro: No era porque hicierais travesuras... al fin y al cabo eso son cosas de niños... es que cada uno ve las cosas de distinta manera... y más en la educación de unos niños que dependen de ti... pero para eso está el consenso... está el diálogo... aunque a veces eso no sirva de nada... y se termine discutiendo por la mayor tontería del mundo... pero como diría tu abuelo... lo mejor de una pelea en un matrimonio es la reconciliación... (terminó de decir Pedro Wilson mirando una foto de sus padres que tenía en el despacho, como haciendo ver que estos seguían ahí a pesar de los años) Mientras Maca hablaba con su padre en el despacho, Esther después de despedirse de su suegra, subió a su habitación para así poder llamar a Cruz y hablar con ella tranquilamente, tal y como se lo había comunicado a su chica que haría al llegar E: Hola... (soltó la enfermera al escuchar como descolgaban al otro lado del teléfono) C: Hola guapa... (le contestó Cruz al instante con una voz llena de alegría) ¿qué tal todo?... ¿qué tal ese fin de semana romántico?... (le pregunto riéndose) E: Bien... (dijo Esther en un primer momento para después continuar) muy bien la verdad... esto es precioso... no te puedes imaginar a todos los sitios a los que me ha llevado... es que pierdo... y para decírtelo mal... mejor que te lo cuente ella... digo yo... (terminó de decir algo nerviosa) C: Me alegro... (dijo la cirujana esperando a que su amiga siguiera hablando, sabía por ella que ese fin de semana iban a hablar e intentar dejar los miedos aparcados a un lado donde no molestaran) ¿tú como estás?... E: Muy bien... (le contestó Esther totalmente emocionada) hablamos mucho... y eso es bueno... era lo que quería... y supongo que ella también... si no... no lo hubiera hecho... ya sabes como es Maca para sus cosas... pero si la hubieras visto... joder Cruz... parecía una niña asustada... contándome sus problemas con Lola... y yo ahí con unas ganas locas... de hablar... de intervenir... de acunarla... sabes... pero no se dejó... fue un monólogo... (siguió contando la enfermera mientras Cruz la escuchaba atentamente al otro lado del teléfono sin perder detalle) es que se puso al otro extremo de la habitación... para hablarme... hasta que se calmó... y entonces sí se acercó a mí... C: Eso es bueno... ¿no?... (comenzó a decir la cirujana al ver que su amiga se había quedado un tanto callada después de sus palabras)

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E: Si no te digo que no... pero es que se rió de si misma... como si fuera cómico todo lo que le había pasado... (dijo la enfermera un tono que denotaba que a pesar de todo, había cosas que todavía le asombraban de la menara de enfrentarse a las cosas de su chica) C: Cariño... es una manera de hacer que el dolor... sea menor... (le soltó Cruz al instante) y darle menos importancia de la que realmente tiene... las personas como ella hacen esas cosas... y hay que respetarlas... E: Si yo las respeto... y tanto que las respeto... pero es que no es tan fría como parece que es... (continuó diciendo Esther casi atropelladamente) es que me preparó una cena... para celebrar nuestro tercer mes... que me dejó sin saber que decir... sabía que era... a su manera cariñosa... y atenta... ya me lo había demostrado con las niñas... y conmigo también... pero es que nadie había hecho eso por mí... sabes... nadie... pero lo mejor de todo Cruz... es que cuando después le solté que no sabía que era una persona romántica... me dijo que era mentira... como si le hubiera molestado que pensara eso de ella... es que conmigo no tiene que aparentar nada... Cruz... nada... puede ser ella... y me encanta como es... lo que te vengo a decir... (dijo ya haciendo una pausa) es que cada día odio más a Lola... ¿cómo le pudo hacer eso?... joder... ¿cómo?... (terminó de decir con mucha rabia, tanta que soltó lo que en un principio no quería hablar con su amiga de esa manera, por teléfono) es que le puso los cuernos... Cruz... los cuernos... y le echó la culpa a ella por tener que hacerlo... sabes... todo para terminar de hundirla... C: Vaya... (soltó Cruz al escuchar aquello de boca de su amiga, algo íntimo, pero a la vez comprendía que su amiga tuviera que desahogarse con alguien) venga tranquila... E: Si estoy tranquila... pero me tengo que desahogar... joder... tengo que hacerlo... porque si no voy a estallar un día cuando la vea en el rellano... y no me voy a poder contener... de verdad... (siguió diciendo la enfermera con la misma rabia) será arpía... hija de mala madre... es que no puedo... no puedo con ella... con esas personas egoístas... que sólo piensan en ellas mismas... y encima le echan la culpa de lo que hacen ellas a los demás... es que te lo juro Cruz... no sé cómo pudo aguantar tanto con ella... no lo sé... bueno si lo sé... se sentía culpable... y jugó con eso... la muy... no se merece que ni la nombre... la verdad... después de todo... C: Venga ya está... (escuchó como su amiga intentaba calmarla) E: Tienes razón... ya está... (dijo Esther finalmente después de un gran suspiro) C: ¿Y de lo vuestro?... (preguntó Cruz para cambiar de tema, aunque realmente no cambiara porque todo tenía que ver con Maca) E: Lo nuestro bien... muy bien... (comenzó a decir Esther con más calma) está claro que pensamos lo mismo... al menos entre comillas claro... de momento pues vamos a ver que pasa... y conforme vayamos viendo pues así haremos... tú sabes que por mí mañana mismo me iba a vivir con ella... pero tampoco quiero agobiarla... con eso... con ella no se puede planificar nada... y lo tengo asumido... hoy puede pasar esto... y mañana aquello... o venir un día y decirme lo que sea... y salir de ella... lo que está claro... es que ya con las niñas no hay problemas... no nos tendremos que esconder... y facilitará las cosas... pero hay que ir paso a paso... C: Eso está claro... (soltó Cruz entre risas al escuchar a su amiga decir aquellas cosas, se alegraba tanto de verla tan feliz) así que tranquila y disfruta de lo que tienes... E: Sí... (dijo la enfermera con una sonrisa mientras miraba cómo se abría la puerta de la habitación y su chica entraba en ese momento, se acercaba hasta ella y le daba un suave beso en los labios y se metía en el cuarto de baño) C: ¿Ha llegado ya?... (preguntó Cruz al escuchar el beso que se habían dado)

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E: Sí... está en el cuarto de baño... (le contestó Esther con una sonrisa) mira que he pensado... que si las chicas están por ahí... podríamos quedar para comer o cenar... cuando lleguemos... y eso... C: Claro... (le dijo la cirujana al instante) ¿cuándo llegáis?... E: Pues pasamos la semana que viene aquí... y volvemos... y ya depende de lo que haya quedado Maca respecto a su hija... pues así nos llevamos a las niñas o no... al pueblo... y eso... no sé... pero cuando a vosotras os venga bien... eso lo hablas con las chicas... C: ¿Eso incluye a los respectivos?... (preguntó Cruz con una cierta sonrisilla traviesa E: Pues como queráis... a mí sea como sea... la mía va a estar ahí... así que... vosotras decidís... (dijo la enfermera ya riéndose y haciendo que la periodista que acababa de salir del cuarto de baño se acercara hasta ella con una sonrisa en los labios) M: ¿Dónde voy a estar?... (preguntó Maca sabiendo se sobra que se referían a ella) E: Que le estaba diciendo a Cruz lo de la cena... con las chicas... (le explicó la enfermera a su chica mientras la cirujana permanecía al otro lado del teléfono) M: Hola Cruz... (la saludó la periodista desde la lejanía) C: Dile que hola... anda... (dijo la cirujana también medio riéndose) E: Que dice Cruz que hola... (soltó Esther recibiendo otro beso de su chica al instante que sonrió al escuchar aquello) pues que eso... que ya me dices lo que sea... y que cenamos donde queráis... que nos da igual... C: Vale... con lo que sea te llamo... (dijo Cruz a continuación) pues eso... que la cuides mucho... y la mimes... más... que ya sabes lo que hay... y no te voy a decir más... que lo sepas... E: Lo sé... (soltó Esther ante lo que acababa de decirle su amiga) y lo haré... venga un beso... C: Un beso... (terminó de decir Cruz antes de despedirse) M: ¿Qué te ha dicho?... (preguntó Maca antes incluso de que su chica dejara el móvil sobre la cama) E: Que te cuide... y que te mime... ¿te parece poco?... ya hasta mis amigas se preocupan por ti... (soltó la enfermera con cierto tono de reproche) M: Es que una se hace querer... aunque sea un poquito... (dijo Maca soltando una carcajada y acercándose hasta su chica para abrazarla) mi niña... con lo guapa que es ella... E: ¿Qué tal con tus padres?... (preguntó Esther después de aquella muestra de cariño por parte de su chica) M: Muy bien... mi madre como siempre... y mi padre... pues también... (soltó riéndose ante su propio comentario) no en serio... me preocupa mi padre... (siguió diciendo en un tono más serio) sigue trabajando igual o más que antes... y un día le va a dar algo... E: Tranquila cariño... ya verás como no... (le dijo Esther intentando calmarla) M: Pero bueno... tampoco puedo hacer nada... si mis hermanos no pueden lograrlo... y mi madre tampoco... yo que estoy fuera... menos... no voy a ir con un cuchillo para amenazarlo... digo yo... (en ese instante paró de hablar durante unos segundos para cambiar acto seguido de tema) que bien que me estabas esperando para darnos una ducha... (le soltó mientras comenzaba a besarle el cuello a la enfermera que no tardó en dejarse llevar, en aquella cama y después en la ducha) Aquella noche, después de que cenaran los niños y los llevaran a dormir, cenaron todos en el porche que daba al jardín de la casa, hacía una noche estupenda, para nada calurosa que invitaba a hacer precisamente lo que estaban haciendo, compartir una velada en familia

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Pedro: ¿Has hablado ya con Roberto?... (preguntó en ese momento Pedro Wilson a su hijo) Jero: Sí... que no hay problema con los camiones... y que todo estará en su momento... (le contestó Jero al instante) Pedro: Bien... (siguió diciendo el padre de la periodista) Reyes... que no se te olvide que tienes que hacer el inventario... que después ya sabemos lo que hay... Reyes: Papá... (comenzó a decir Reyes con cierto tono de molestia) el inventario ya está hecho... y todo está bien... Pedro: No si yo lo digo... por lo que lo digo... (siguió diciendo el patriarca, mientras miraba a la periodista de reojo como buscando apoyo) Rosario: Pero Pedro... quieres dejar ya esos temas que estamos cenando... (protestó Rosario sin querer levantar mucho el tono de voz) Pedro: Si ya lo sé... (dijo molesto Pedro Wilson mirando hacía su mujer) pero es que me acabo de acordar... y ya está... no pasa nada... Reyes: Pero es que papá hace una noche estupenda... y estamos aquí disfrutando en familia... (soltó Reyes algo más calmada) N: Menos mal que yo no tengo negocios... que si no... (dijo Maca de repente haciendo que toda su familia la mirara) Reyes: Tú has sido la más lista de los tres... (siguió diciendo Reyes sin dejar de mirar a su hermana) M: No sé si habré sido la más lista o no... (comenzó de decir la periodista después del comentario de la pequeña de los Wilson) pero ahora mismo estoy mejor que quiero... (terminó de decir mirando a su chica que permanecía en silencio observando y escuchando todo lo que estaban diciendo su recién estrenada familia política) Jero: Ojalá tuviera yo un año sabático... (dijo entonces Jero encogiéndose de hombros)) Mónica: Sí claro... como que ibas a saber que hacer... (soltó Mónica, la mujer de este, de repente) seguro que te venías a las bodegas a escondidas... Jero: Eso no es verdad... (siguió diciendo este para defenderse) lo que pasa es que me gusta lo que hago... eso es todo... Pedro: Si hay una cosa clara aquí... es que cada uno estamos haciendo lo que nos gusta... (comenzó a decir el patriarca) así que menos quejas... y vosotros dos... (dijo mirando tanto a Jero como a Reyes) que yo quiera saber como van las cosas... no quiere decir que me meta en vuestro trabajo... pero me intereso... eso es todo... por cierto Maca... M: Dime papá... Pedro: Los niños me han estado diciendo que los ibas a llevar al zoo... (siguió diciendo su padre cambiando de tema) M: Claro... se lo prometí... (soltó la periodista sin ningún tipo de titubeo, si lo había prometido lo había prometido) pero sólo si se portaban bien... además tiene que ser mañana... porque Silvia puede que venga pasado... depende de su familia y eso... Rosario: Por cierto... ¿qué tal le va?... (preguntó Rosario, haciéndole ver a Esther que realmente la compañera de su hija era alguien especial para esa familia) M: Pues no lo sé... supongo que bien... (siguió diciendo Maca ante lo que le acababa de preguntar su madre) no hemos hablado mucho últimamente... y bueno... nos pondremos al día... pero de momento las cosas parecen que están tranquila... aunque no sé que es peor... Pedro: Llevamos tantos años así... que creo que ya no recuerdo... como estaban las cosas antes... (comentó Pedro siempre intentando no meter mucha baza en algo que

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sabía que a su hija le hacía daño, simplemente porque lo había vivido en sus propias carnes durante tanto tiempo) M: Pero es que ya no lo estarán... el daño se hizo hace mucho tiempo... lo único es intentar mantener un equilibrio... (siguió diciendo la periodista mostrando tristeza en sus ojos) y que la gente se vaya recuperando después de tantos años de barbaries... Reyes: Venga hablemos de otra cosa... (interrumpió Reyes intentando que no hablaran más del tema y así lo hicieron, hablar de decisiones políticas no era lo más acertado en esas circunstancias) Aquella noche, después de que se quedaran un poquito más de tertulia con la familia, se fueron a dormir, tenían que descansar si al día siguiente querían llevar a los niños al zoo, ese zoo que tantos recuerdos le traían a la periodista y que tanto les había encantado de pequeños a sus hermanos y a ella Ya en el dormitorio, se cambiaron de ropa para ponerse algo para dormir y aunque ninguna decía nada, ese silencio tampoco resultaba para nada incómodo, era uno de esos momentos de tranquilidad en los que podían pensar en sus cosas y que tanto bien les hacía a ambas Para Esther aquella velada con sus suegros y sus cuñados había sido distinta e incluso en algunas ocasiones se sintió un poco cohibida, puesto que entre todos, menos Mónica, la mujer de Jero, no pararon de hablar de política y de más cosas, como de política social o simplemente de la educación de los niños. En realidad ese aspecto lo conocía más bien poco, puesto que Maca no era muy dada a opinar más allá de cosas sin importancia cuando estaba con los amigos de la enfermera o simplemente veían alguna noticia en el telediario que le llamara la atención, pero con su familia era totalmente distinta, se metía tanto en el papel, lo vivía tanto que entre su familia, no tardaron en volverle a recordar que era la defensora de las causas perdidas, como le decían cariñosamente entre todos, parecía imposible a veces que se hubiese criado entre tanto lujo y oportunidades, pero es que también había visto mucho, su profesión tenía eso, aunque realmente Esther no tuviera esa impresión de ello, más bien su chica siempre había sido así y por eso había buscado una profesión que la sacara de ese mundo en muchas ocasiones tan lejano a ella E: ¿Mañana a qué hora vamos a llevar a los niños al zoo?... (preguntó Esther mientras se abrazaba a su chica que ya estaba en la cama desde hacía unos minutos esperándola) M: Pues sobre las doce o así... comemos allí y eso... y aprovechamos el día con ellos... (le respondió Maca mientras buscaba la postura perfecta para estar lo más cómoda posible con la enfermera en la cama) E: ¿Siempre habéis sido así?... (volvió a preguntar Esther tras un breve silencio entre ambas) M: ¿Así cómo?... E: Pues que... ¿si siempre habéis hablado de esas cosas tan no sé?... (siguió preguntado la enfermera esperando una respuesta) M: ¿Te has aburrido?... (le preguntó Maca a continuación, parecía que la respuesta no iba a llegar nunca) lo siento cariño... E: Si no pasa nada... no me he aburrido ni nada... al revés... me ha parecido interesante... (soltó Esther al instante) M: Sí... es tradición familiar... (comenzó a contar Maca) mi bisabuelo materno... el padre de mi abuelo... fue concejal de ayuntamiento en la República... y el paterno

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también... aunque de bandos distintos... al primero lo fusilaron... y al segundo pues... lo mandaron a casa con sus viñedos... (dijo la periodista con algo de tristeza) pero no te creas... se llevaban bien... lo único es que veían las cosas desde punto de vista distintos... mi bisabuelo materno era maestro... y era de la nueva escuela... donde la cultura era algo muy importante para el pueblo... se crearon bibliotecas... y bueno todo lo demás... hasta que llegó la guerra... y los que no pudieron huir... se quedaron... con lo que había... mi bisabuelo paterno... temió perder sus tierras... y todo lo que tanto le había costado conseguir... y claudicó... (siguió contando la periodista con cierta nostalgia, como si ella hubiera vivido aquella época a la que solo había tenido acceso por boca de lo que le habían contado sus abuelos y poco más) cuando yo tuve consciencia de lo que había pasado... porque me lo contaban mis abuelas... porque en otros sitos era tema tabú... o cuando tenía el placer de escuchar a mi abuelo paterno... era como meterme en su mundo... en su niñez... y flipaba... me contaba cosas de mis bisabuelos... que ya te dije que fueron amigos... y de mi abuelo materno... quien murió antes de que yo naciera... pero lo que más me llamaba la atención... era que a pesar de la entrada en democracia... siguieran siendo reticentes a hablar de según que cosas dependiendo de la gente que hubiera a su alrededor... y poco a poco con la edad... me fui interesando en esos temas... y los pude hablar con mis padres... conversar... primero escuchaba y después daba mi opinión... cuando sentí que estaba preparada para darla... siempre han sido así con los tres... aunque a mis hermanos no les guste mucho hablar de estos temas... sólo a veces... como hoy... E: ¿Por eso te hiciste periodista?... (preguntó la enfermera después de intentar relajarse tras lo que le acababa de contar su chica) M: Más o menos... pero sí... puede decirse... que me interesaba saber que era verdad... y que era mentira por mí misma... no sé... puede ser utópico... pero siempre he tenido la sensación de que nos mentían... de que aprendíamos una historia en el colegio que no era verdad... al menos... no la verdad... de los hechos... sino la verdad de los vencedores... y necesitaba saber... (siguió diciendo la periodista ya totalmente emocionada de poder compartir eso con su chica) E: Eres un culillo inquieto encantador... (le soltó Esther dándole un beso en los labios) me encanta ver como vives las cosas... es increíble... pero creo que ahora mismo nos tenemos que dormir... que los bichos no saben de horas... defensora de las causas perdidas... (terminó de decir riendo) M: Dicen que esas cosas se heredan... (dijo también Maca riéndose ante ese comentario de su chica) E: ¿Y a quién sales tú?... (preguntó Esther toda curiosa) M: A mi padre... que a su vez... dicen que es como su abuelo... así que... no sé... (le contestó la periodista dándole un beso tras sus palabras) venga a dormir... que ya vamos tarde al zoo... E: Anda que tienes unas cosas... (soltó la enfermera riéndose mientras se volvía a acomodar en el pecho de su chica para dormirse) buenas noches... M: Buenas noches preciosa... (le contestaba Maca dándole un beso en la frente) que duermas bien... El día la estaba siendo muy bueno, los niños estaban encantados con tanto animal junto y tanto Maca como Esther, disfrutaban viendo como los cuatro seguían manteniendo la carilla de ilusión a pesar del cansancio acumulado de llevar todo el día allí, aunque ya quedara poco tiempo para que cerraran el zoo, a pesar de que no era demasiado tarde

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M: Venga niños... que van a cerrar... (soltó Maca llamando a los cuatro que se habían entretenido viendo a los monos una vez más) María: Mami que es muy temprano... todavía es de día... (protestó María en ese momento sin dejar de mirar a su madre) M: Tienes razón... pero los animalitos tienen que dormir ya... que se van prontito a dormir... (intentó convencerla la periodista, a pesar de que a las siete de la tarde todavía era de día en esa época del año, en pleno mes de septiembre) E: Y vosotros también... (comenzó a decirle Esther a todos los niños acercándose hasta ellos mientras le limpiaba a Cris la boca de churretes de un helado que se acababan de terminar y que la niña se resistía a que hiciera) cariño venga... que te lo tengo que limpiar... venga ya está... Cris: Jo es que yo no quiero irme... (dijo Cris poniendo cara de puchero) E: Cariño... ya no eres una niña pequeña para ponerte así... (le recriminó Esther sin dejar de mirarla) mira como se portan Pablo y Dani... (siguió diciendo viendo como los dos niños se habían ido hacía donde estaba la periodista con su hija sin decir ni protestar para nada) y Dani es más pequeño que tú... venga cariño... Cris: Vale... (terminó de decir la cría algo más convencida) M: ¿Qué?... ¿nos vamos?... (preguntó Maca al ver como su chica se acercaba con la pequeña hasta ellos) ¿os apetece ir a cenar dentro de un ratito a la hamburguesería?... Todos: Siiiiiiiiiiiiiiii... (contestaron todos a la vez haciendo que inmediatamente se les pasara la pena de irse del zoo, puesto que tenían ya otra vez la ilusión puesta en otra cosa) M: Pues primero damos un paseito... y después comemos... (soltó Maca mientras le sonreía a su chica y le daba la mano para entrelazarla con la suya) ¿estás muy cansada?... E: No... no demasiado... (le contestó Esther sin quitarle ojo a los niños que corrían delante de ellas aunque sin alejarse demasiado) se lo han pasado muy bien... M: Sí... se llevan muy bien los cuatro... la pena es que los críos vivan aquí... y nosotras en Madrid... (siguió diciendo Maca encogiéndose de hombros) E: Ya... es la pena... (dio Esther con algo de resignación, veía a su hija tan integrada con esa familia que ya se le estaba haciendo casi imposible en no pensar en pasar el resto de su vida de esa manera) Cris está tan bien... M: Es normal cariño... se llevan muy bien... y María y ella son como hermanas... (soltó Maca con toda la ilusión del mundo y después de una pausa añadió) siempre he pensado en que María tuviera un hermanito o hermanita... la verdad... E: A mí me pasa igual... (siguió diciendo la enfermera ante lo que le acababa de decir su chica) no quería que Cris se criara sola... pero no me dio tiempo a tener más... y al final... está siendo hija única... y no me gustaría eso... M: Pues ya están las dos juntas... (dijo Maca con una amplia sonrisa) y lo van a estar siempre... como hermanas... así que ya lo sabes... lo serán siempre... E: Claro... (contestó Esther mientras salían ya del zoo con todos los niños a su alrededor para ir a por el coche) Y claro que era verdad, para Maca el hecho de tener otro hijo con Lola era casi una realidad, lo habían planteado desde hacía tiempo, pero entre las obligaciones de su ex y algunos problemillas más, al final no había podido ser, su niña tenía ya casi seis años y ese proyecto se truncó, como su matrimonio, pero aún así, el hecho de que Lola no pudiera tener hijos y la incompatibilidad de Maca a la hora de estar disponible para otra donación, hicieron que en una clínica de la capital, todavía hubieran varios óvulos esperando a ser utilizados de nuevo, bajo la autorización de su donante, la periodista

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Al día siguiente Maca se levantó muy temprano, la verdad es que no había podido dormir mucho aquella noche, quizás por los nervios de saber que aquel día vería a Silvia, su niña, aquella chiquilla que llegó hasta ella hacía tres años y que la había ayudado tanto a seguir, a madurar lejos de su familia, a sobrellevar lo que a veces había sido casi insostenible para ella, una mujer llena de vida, de alegría, que lo inundaba todo y a todo el que se encontraba a su alrededor Quizás Lola tuviera algo de razón al sentir esos celos de Silvia, puesto que a la periodista siempre se le había iluminado el rostro cuando se trataba de hablar de ella, cuando hablaban por teléfono y le contaba a Lola alguna anécdota acontecida a lo largo del día y cuya protagonista casi siempre tenía su nombre, pero nunca habían tenido nada, ni realmente había sentido nada por ella, sólo sentía que eran como uña y carne, como dos personas que se unen para protegerse mutuamente cuando se está viviendo situaciones límites la mayor parte del tiempo que transcurre en un país extraño y lleno de peligros por todas partes y estaba nerviosa, sencillamente lo estaba, quería preguntarle tantas cosas, cerciorarse de que estaba bien, a pesar del distanciamiento de esos últimos meses, a pesar de no contarle que tenía una nueva vida con una mujer increíble que la llenaba por completo y que tenía a su hija con ella y con ello, estaba recuperando el tiempo perdido o al menos se sentía así Carmen: ¿No podías dormir?... (le preguntó Carmen a la periodista al verla entrar en la cocina) M: No... (le contestó de forma directa, a su tata no podía engañarla, nunca lo había podido hacer) Carmen: Venga tómate un café que te sentará bien... (siguió diciendo Carmen poniéndole una taza de café a su alcance) M: Gracias... Carmen: ¡Maca!... (dijo la mujer llamando su atención) M: Dime... Carmen: Me alegro de que estés bien... que Esther esté aquí contigo... y las niñas... (siguió diciendo Carmen casi emocionándose al decirlo) se te ve muy bien... muy enamorada... y eso me alegra muchísimo M: Gracias tata... lo estoy... realmente lo estoy... pero... (siguió diciendo la periodista encogiéndose de hombros) Carmen: ¿Tienes miedo?... (preguntó la mujer entonces viendo que Maca no se atrevía a seguir hablando) M: Mucho... no sabes hasta que punto... (comenzó a decir la periodista suspirando) Carmen: Y viene la señorita Silvia hoy... (siguió diciendo Carmen pensando más en voz alta que otra cosa) M: Eso dice... ¿no?... (la interrumpió Maca encogiéndose nuevamente de hombros) no he querido contarle nada... bueno sólo que Lola y yo ya no estamos juntas... pero no sabe nada de Esther... y bueno... no quiero meter la pata... Carmen: No la vas a meter... (soltó Carmen para no dejarla seguir por ahí, mientras seguía haciendo sus cosas en la cocina) vais a hablar... le vas a contar lo de Esther y ya está... ella seguro que lo comprende... M: Lo sé... sé que lo comprenderá... lo sé... pero no sé... hay algo que no me termina de convencer tata... y no sé... ufff... (terminó de decir Maca echando todo el aire para después beber otro sorbo de café)

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Carmen: Mira cariño... por una vez tengo que darle la razón a tu madre... no pierdas está oportunidad... porque no la vas a volver a tener... (comenzó a decir Carmen parándose delante de Maca para hablarle sin dejar de mirarla) M: Es que no puede ser que me vayan tan bien las cosas... no lo entiendo... (la interrumpió la periodista bajando la mirada hacía la taza de café) Carmen: Pero Maca no seas tan negativa para todo... si te va bien... no mientes al mal agüero... disfruta con lo que tienes... y ya está... las desgracias vienen solas... no se las llaman... y demasiado has pasado ya... (le recriminó Carmen poniéndose del todo seria) ahora cuando venga Silvia... se lo cuentas... le dices tus planes... si los tienes claro... y todos de acuerdo... no hay más... las vidas a veces se tienen que separar... porque es lo que tiene que ser... y no pasa nada... es ley de vida... y te digo otra cosa... mira que te he apoyado en todo pero... ¡como le hagas algo a Esther te la vas a ver conmigo!... M: ¿Pero es que ahora la vais querer todos más a ella que a mí?... (preguntó Maca con tono serio, notando como su tata se lo decía totalmente en serio) Carmen: Eso lo tendrás que averiguar tú... (le dijo Carmen antes de marcharse de la cocina y dejarla sola en ella) Pues sí que lo tenía bien, presentía que Silvia intentaría liarla y encima su familia al completo, a pesar del cariño que sentía también por aquella mujer, se había puesto del lado de su chica, pero es que la enfermera era especial, era simplemente ella y nadie podía discutir eso Sobre las once de la mañana Esther se sobresaltó, de repente comenzó a escuchar ruidos procedentes del porche que se encontraba debajo de la habitación que compartía con la periodista, así que se asomó a la ventan de forma tímida y vio a una mujer que se abrazaba fuertemente a su chica, con un abrazo largo, muy largo y varios besos en la mejilla que no llegaron a más e intentó escuchar un poco lo que estaban diciendo antes de bajar y presentarse a quien supuso que se trataba de Silvia Silvia: Pero que bien te veo cabrona... (le soltó Silvia a Maca cuando se separaron después de aquel abrazo sentido) te ha sentado de miedo el estar aquí... M: Sí... la verdad es que estoy muy bien... (le contestó la periodista con una gran sonrisa en el rostro) Silvia: Me parece que tú y yo tenemos mucho de qué hablar... pillina... (le dijo Silvia ya sentándose mientras Carmen traía todo lo necesario para tomar un café) hola Carmela... cuanto tiempo... (se levantaba para darle un abrazo a la tata de la periodista) Carmen: Sí... mucho... me alegro de verla... (le contestó esta sin dejar de mirar a Maca durante todo el rato) ¿Esther bajará pronto?... M: Supongo... tata... (le dijo la periodista mirando hacía la ventana de la habitación y viendo una sombra apoyada en la ventana que le estaba indicando que su chica ya se había despertado y sonrió, algo que no pasó desapercibido para Silvia) Al sentirse pillada Esther se alejó de la ventana y se metió en el cuarto de baño para arreglarse y bajar así a desayunar junto a su chica y a su amiga, compañero o lo que fuera, porque la verdad es que no sabía por qué pero esa niña no le había dado muy buena impresión desde allí arriba, cómo se había acercado a su chica y la había abrazado, como se miraban con esa complicidad y eso era algo que tendría que averiguar pronto si quería poner las cosas en sus sitio, pero sin parece nada raro, Maca

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no soportaba los celos, se lo había repetido muchas veces y a sus ojos no los tendría, lo tenía claro Silvia: ¿Quién es Esther?... (preguntó entonces Silvia toda intrigada una vez que Carmen se había marchado ya de allí) M: Mi chica... (le contestó Maca sin dejar de sonreír y sin dejar que sus ojos le indicaran a su amiga lo que significaba esa mujer para ella) Silvia: Espera... espera... (dijo entonces Silvia atropelladamente) vamos por partes... ¿y Lola?... vale que ya me dijiste que habías firmado el divorcio... ¿pero que ha pasado?... M: Pues no ha pasado nada... (comenzó a decir la periodista encogiéndose de hombros) sólo que me di cuenta de que estaba luchando por algo... que ya no tenía sentido... así que los firmé... ella me los mandó y yo los firmé... así de sencillo... Silvia: ¿Y Esther?... (volvió a preguntar su amiga de nuevo) M: Pues es una historia larguilla... pero no sé... (soltó Maca intentando evadirse de contarle su historia con su chica) Silvia: No sé... no sé... sí sabes... y me lo vas a contar con pelos y señales... joia... que todo se te tiene que sacar con sacacorchos... (protestó Silvia con toda la razón del mundo) M: Pues nada... te lo cuento... cuando Lola se mudó... pues resulta que Esther era su vecina... y que nuestras hijas... eran amigas del colegio... (comenzó a contar la periodista sin querer profundizar mucho) Silvia: Esto es mejor de lo que esperaba... la Wilson fijándose en otra... si lo viera Toni... y anda que Michael... que bueno... (soltó la su amiga a carcajada limpia) M: Eso mismo me decía yo... pero bueno pasó... y bueno... ahora estamos juntas... (terminó de decir la periodista) Silvia: ¿Y con Lola que tal?... (preguntó ya Silvia con cierta preocupación) M: Mal... y bien... no sé... mal porque no se lo tomó muy bien... pero supongo que lo normal en ella... y bien porque tenemos la custodia compartida... y eso es bueno para la peque... (siguió diciendo la periodista con cierto tono de tristeza) pero por lo demás estoy muy bien... me siento muy bien... y eso es lo mejor... E: Bueno días... (escucharon ambas con alguien salía en ese instante donde estaban sentadas las dos amigas y se acercaba hasta Maca para darle un beso que se alargó en el tiempo a su chica) M: Hola cariño... (le soltó la periodista sin dejar de sonreírle a la enfermera) mira esta es Silvia...) E: Hola Silvia... soy Esther... (se presentó la enfermera con tono decidido y firme para darle dos besos en la mejilla a la amiga de su novia) Silvia: Encantada... (respondió la joven volviéndose a sentar en la silla que había estado ocupando hasta ese momento) M: ¿Qué te pongo cariño?... (preguntó Maca acercándose hasta la cafetera que todavía tenía café caliente para echarlo en una taza y dárselo a su chica quien pilló una silla muy cerquita de ella para desayunar) E: Lo de siempre... (le contestó Esther sin dejar de sonreír) ¿qué tal todo?... (le preguntó a Silvia para entablar una conversación y que la situación no fuera muy incómoda) Silvia: Pues muy bien... aquí visitando a la familia... y cómo no a este bicho que tenemos aquí... que es de lo peor... (soltó la joven mientras reía con esa risa escandalosa que la caracterizaba) te llevas buena pieza... M: Silvi... no digas esas cosas... (dijo Maca poniéndose un poco nerviosa ante esas palabras)

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Silvia: Si ya sabes que es broma mujer... no te pongas así... (protestó su amiga sin dejar de mirarla) que poco sentido del humor tienes Maquita... M: Para ese tipo de cosas sabes que ninguno... (le dijo Maca mirándola de manera seria) ¿y las niñas?... (le preguntó entonces a su chica) E: Pues Cris sigue durmiendo... y María pues con sus primos... (contestó Esther sin dejar de mirarla toda embelesada) Silvia: Por cierto... tu hermano sigue pillado... ¿no?... (dijo Silvia con un tono medio en broma medio en serio) M: Me temo que sí... ya sé que es el hombre de tu vida... pero lo llevas crudo... (soltó entonces Maca riéndose ante ese jueguecito que se traían entre las dos desde que se conocieron, Silvia al conocer al hermano de Maca le dijo que era el hombre de su vida y que si no lo intentaba era porque estaba casado y era padre de familia, pero que siempre tendría un huequito para él) Silvia: Que pena... que desperdicio... (terminó de decir la joven mientras ambas se reían ante su comentario y Esther sonreía sin saber muy bien por qué) Una vez que Esther hubo terminado de desayunar se despidió de ambas para irse con las niñas a la piscina y dejarlas así un buen rato a solas para que hablaran de sus cosas, ya se habían encargado las niñas de hacer más amena el tiempo que habían pasado junto con la periodista y su amiga. Para Maca aquello fue un gesto bastante oportuno de su chica, había cosas que tenía que hablar con Silvia sin que hubiera nadie delante, cosas sobre su trabajo, sobre sus compañeros, sobre su vida lejos de su familia y no estaba dispuesta a que las personas que la querían la escucharan hablar sobre eso Silvia: Se la ve buena gente... me alegro mucho por ti... (soltó Silvia cuando se quedaron a solas) y María la adora... M: Gracias... sí se llevan muy bien... y con su hija también... ya te dije que eran amigas antes de que empezáramos... (le contestó Maca sin dejar de mirar hacía el horizonte) Silvia: ¡No tienes pensado volver!... (le soltó Silvia de repente haciendo que la periodista tuviera que mirarla a la cara durante breves instantes) M: Ahora no puedo... todavía me quedan meses... pero no puedo... (dijo Maca con toda la sinceridad del mundo) he rehecho mi vida... y me siento bien estando así... de momento me siento bien... tengo que terminar el libro... tengo trabajo como columnista... y estoy disfrutando de mi hija... no puedo pedir más... Silvia: Lo sé... M: No... no sabes nada... crees saberlo... pero no lo sabes... Esther es distinta... es lo que siempre soñé con encontrar... y no quiero perderla... ya me encargué de joder una vez un matrimonio... y ya no quiero más... (soltó Maca a la defensiva, sentía que tenía que ser firme y directa con su amiga, que no lo hacía por mala fe, pero sabía que si no era así terminaría por hacerla cambiar de opinión y no estaba dispuesta) Silvia: Te veo bien... eso está claro... (comenzó a decir Silvia cambiando de opinión) pero de todo lo tuyo estás bien... ¿no?... M: Sí... estoy como antes... por eso mismo te digo... he dejado de ver a Martín... y me encuentro bien... (siguió contando la periodista algo que no quería que se enterara nadie y menos Esther, cuando en su momento tampoco se enteró ni Lola ni su familia) hablé con él... cuando iba a venir... ya sabes que estaba ya mejor... y lo dejé... Silvia: No te preocupes que soy una tumba... (le soltó Silvia sellando sus labios con un gesto) pero que yo me alegro eh... que estás genial niña... genial... y eso es lo que vale... lo demás... no importa...

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M: Dejémonos de tonterías y cuéntame... (dijo ya Maca en un tono que cambiaba por completo a aquel que había tenido hasta ese momento) Silvia: Pues que quieres que te diga... pues que te echamos de menos... (comenzó a de decir Silvia con una sonrisa totalmente sincera que no incomodó para nada a la jerezana) incluso Michael... no te crees... que todavía cree que te va a poder conquistar... el tío... que paciencia... el pobre de Toni... ahí consolándolo cuando te viniste... estos hombres... M: Me imagino... pero es que no se quería enterar... (soltó Maca recordando como aquel americano, colega de profesión desde un principio intentó ligar con ella) y yo tío que tengo mujer e hija... como voy a ligar contigo... Silvia: ¡Cómo la Wilson iba a ligar con él... si no se dejó nunca ni con todas esas preciosidades que andaban por allí!... anda que no tenía fe el chaval... (siguió riéndose la amiga de la periodista) M: Claro... se cree el ladrón que todos son de su condición... no te digo... (dijo ya soltando una carcajada enorme que hizo que Silvia también se riera) Silvia: ¡Ay Maca!... tú y tus principios... (comentó la chavala antes de seguir hablando) Toni me manda muchos recuerdos para ti... que no ha podido venir porque su mujer lo acapara... y eso... ya sabes... M: No importa... cuando lo vuelvas a ver... pues se lo dices y ya está... (siguió diciendo Maca encogiéndose de hombros, realmente le hubiera gustado ver al bueno de Toni aunque fuera unos instantes) le comprendo perfectamente... Silvia: ¡Ui que a esta Maquita me la han cambiado que no es la misma!... (protestó Silvia al escuchar ese comentario de su amiga) M: Uno evoluciona... y no quiero perder algo que me ha costado tanto conseguir... ya no cambio a mi bichín por nada... ni por todo el oro del mundo... (dijo totalmente segura de lo que estaba diciendo, no iba a perder a su hija por mucho que le ofrecieran) Silvia: Si es que ya está mayor... (continuó diciendo Silvia para enfadarla) M: No digas eso... que sólo nos llevamos cinco años... (le soltó Maca toda decidida) y eso no es nada... doña juventud... ya me dirás a mi si haces lo mismo cuando encuentras a tu príncipe azul turquesa... no te jode Silvia: Y no nos llevamos cinco... nos llevamos seis y algo... que lo sepas... no te quites edad... y me pongas a mí guapa... (protestó la chica sacándole la lengua) M: Si yo no me quito edad... que estoy en lo mejor... o no has oído decir aquello de que a los treinta las mujeres mejoramos... muchísimo... así que todavía te falta... para estar buena de verdad... (le replicó Maca también sacándole la lengua) que lo sepas... Silvia: Más quisieras tú estar como yo... bonita... (le soltó toda ofendida) bueno... la verdad es que no estás mal... mal no... estás muy bien... que narices... y tu chica también... que conste... lo digo como amiga... no te vayas a pensar que me he cambiado de acera... así como así... (rectificó Silvia antes de que Maca pudiera hacer algún comentario) M: Menos lobos... que se te ve el plumero... (le contestó Maca sabiendo de sobra que a pesar de que Silvia juraba y perjuraba que era hetero, no había podido evitar quedarse pillada de una chiquita hebrea de origen hispano que les sirvió de guía en Jerusalén en uno de sus proyectos) Pero no todo podía ir sobre ruedas, después de ese primer intercambio de vivencias, de planes de futuro, venía lo peor, hablar de lo que por un lado Silvia seguía viendo casi a diario y Maca había dejado atrás desde hacía cuatro meses. Hablaron de los amigos que habían dejado allí, de los que no estaban y no estarían más, de cómo pasaban los tres el tiempo intentando encajar lo que no se podía encajar después de ver tanto sufrimiento y

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lo que estaba por llegar, las cosas volvían a estar desatadas, quizás como tantas y tantas veces, pero esta vez se vislumbraba que no tardarían en llegar acontecimiento que pudieran hacer que estallara otro conflicto, más de intereses que de otra cosa, aunque como siempre lo intentaran enmascarar con esos temas de religión que tanto cansaban ya a la opinión pública y que solamente eran eso, una supuesta razón de algo mucho más gordo de lo que quieren hacer ver al mundo occidental M: No lo comprendo Sil... no lo comprendo... siempre es lo mismo... (intentaba razonar una Maca para la que esas cosas seguían escapándosele de las manos a pesar de la experiencia, a pesar de que una y mil veces habían sido las mismas causas las que llevaban a tener ese tipo de situaciones) es que me ponen de mala leche... Silvia: Lo sé... a mí también... no sabes hasta que punto... pero nosotros sólo estamos ahí para contar las cosas... nada más... (dijo Silvia encogiéndose de hombros) Rosario: Silvia... ¿cómo estás?... (preguntó de repente una voz que ambas conocían de sobra) Silvia: Muy bien Rosario... ¿y usted?... (le devolvió el saludo la chavala) Rosario: ¡Te tengo dicho que no me llames de usted!... ¡qué me haces mayor!... (protestó Rosario mientras se daban dos besos en las mejillas) además ya nos conocemos los suficiente para que haya confianza... mujer... Silvia: Por supuesto... pero es que una tiene que mostrar que se crió en colegio de pago... (soltó Silvia ya riéndose y haciendo que la madre de la periodista también se riera) Rosario: Esta juventud... ¿y las niñas?... (preguntó entonces Rosario a su hija, quien había permanecido sentada mientras su amiga y su madre se saludaban) M: Con Esther... creo que en la piscina... (le contestó Maca de manera tranquila, a pesar de haber interrumpido la conversación tan interesante que estaban teniendo ambas amigas) Rosario: ¿Te ha presentado ya a Esther y su hija?... (preguntó de nuevo Rosario a Silvia) es que ya sabes como es tu amiga... Silvia: Sí... claro... (asintió la chavala M: ¡Mamá!... (protestó Maca al ver por donde iba a ir su madre con su comentario) Rosario: ¡Pero qué malas pulgas tienes siempre!... (soltó Rosario entonces, levantándose de la silla en la que se había sentado) me voy a ver a mi nieta... que parece que es la única que quiere algo conmigo... hasta luego Silvia... ¿te quedas a comer?... Silvia: Claro... M: Anda ya mamá... no seas así... (dijo Maca soltando un suspiro al ver a su madre alejarse) Silvia: ¡Déjala!... si es que las madres son todas iguales... (soltó Silvia intentando calmar a su amiga) M: Mira tu madre es una santa... pero la mía siempre me ha sacado de quicio... cuando era una mico... y ahora... y es que no puedo... (comenzó a decir Maca estrujando sus manos como si fuera a retorcerle el pescuezo a su madre) cuando se pone en plan madre... ahhh... Silvia: Si ya te entiendo... (dijo riéndose su amiga a carcajada limpia) pero tu madre es genial... y no me mires así que es cierto... tiene ese aire de mujer fatal... que no sé... es genial... M: Pues te la quedas... venga adjudicada... (terminó de decir Maca ya riéndose también ante el comentario de su amiga)

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Durante el almuerzo que tanto la pareja, como Silvia y los padres de la periodista estaban teniendo pasaron a hablar de temas más amenos, temas que fueran más agradables para todos ellos, comenzando con las anécdotas que el Sr. Wilson relataba sobre de las bodegas y el resto de sus negocios para pasar después que las cuatro mujeres escuchaban encantadas, el padre de Maca siempre había sido un gran contador de historias en las que se desvivía palabra por palabra, anécdota por anécdota Pedro: Pues ahí estaban escondidos los dos... Jero y aquí la presente... nos pasamos horas buscándolos... (siguió contando Pedro Wilson) pero eso no es todo... al menos Jero estaba despierto... pero aquí la Srta. se había dormido apoyada en la pared... (dijo mirando hacía su hija quien sonrió) M: Papá tenía tres años... ¿qué quieres?... (protestó Maca saliendo en su defensa) a mi me dijo Jero que nos escondiéramos ahí... para jugar al escondite... y yo lo hice... y como me aburría me dormí... Rosario: Eso nunca te ha hecho falta cariño... (soltó su madre de repente) se dormía en cualquier sitio... y al final la teníamos que estar buscando por todos los rincones donde se escondía para jugar... porque siempre estaba dormida en alguno... E: Y ahora no duerme casi nada... (comenzó a decir Esther para aportar su granito de arena) bueno ahora ya más... pero cuando la conocí... no dormía casi nada... M: Sí duermo... lo que pasa es que tengo el sueño ligero... y por eso parece que no duermo... (soltó Maca dándole un beso muy suave a su chica en los labios) Silvia: La verdad es que tienes razón Esther... duerme poco... está siempre como a la que salta... es escuchar un ruido... y ahí la tienes levantándose como un resorte... (dijo Silvia a continuación) M: Joder Sil... que estuvimos a punto de salir pitando un montón de veces... (siguió diciendo Maca mirando a su amiga sin dejar de sonreír) que estábamos los tres metidos en una habitación de dos por dos... me vas a comparar... Silvia: Si yo no comparo... pero es cierto... porque ni Toni ni yo... nos despertábamos así de rápido... es más... si me tenías hasta que tirar de la cama... (continuó diciendo la amiga de la periodista riéndose y haciendo que todos se rieran) y gritar... si mi sargento... porque ponía unas caras... de malas pulgas... Pedro: Si esta es peor que yo... (dijo el Sr. Wilson sin dejar de mirar a su hija) Silvia: Pero que también tienes sus cosas buenas... (intentó Silvia suavizar las cosas un poco al ver la mira que le había echado su amiga) E: La verdad es que yo la comprendo... (comenzó a decir Esther con tono tranquilo) en el hospital cuando hacemos guardia de noche... lo mismo estamos que no paramos... que podemos hasta dormir... y pasar de 0 a 100 en unos minutos no es fácil... yo prefiero no dormir... la verdad... porque si no... no hay quien me levante... M: Eso lo puedo testificar yo... a marmota no te gana nadie cariño... (soltó Maca riéndose también mientras le daba un beso en la mejilla para que no se enojara con ella) pero vamos... me vais a dejar de criticar... porque vamos me habéis dejado de sargento para arriba... de borde... de mala leche... y vosotros no sabéis que es eso... no lo sabéis... (terminó de decir poniendo el dedo delante de su cara de manera amenazante, aunque no pudiera parar de sonreír) Silvia: Es que eres una persona peculiar... (dijo Silvia a continuación) ahí en tu mundo particular... con esa bordería que tienes a veces... que no te aguantas ni tú... pero vamos que ya he dicho que tienes cosas buenas... E: ¿Dime cuales?... (le preguntó Esther a la amiga de su chica haciendo que esta la mirara con extrañeza)

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Silvia: Pues ahí donde la ves... es con la persona que más me he reído en mi vida... más trastadas he hecho... más nos hemos quedado con la gente... (en aquel instante, mientras Silvia contaba eso, a Maca se le escapaba una sonrisita que delataba que todo lo que estaba diciendo su amiga era totalmente cierto) ¿te acuerdas de Sam?... M: Para no acordarme... Silvia: Pues una noche que estábamos con su equipo... con unas cervecitas charlando y eso... nos apostamos a que nos conseguía una buena botella de güisqui... de esos buenos... y mira que escaseaban... pues la tía lo consiguió... el pobre creo que se fue creyendo que se la había ligado... porque venga a darle conversación... y venga a darle de beber... y el tío diciendo... “esta buena tu amiga”... “tu amiga ser bella”... y yo aguantándome la risa mientras también bebíamos claro... nos lo pasamos genial... (contó Silvia poniendo acento guiri) M: Pobre Sam... (dijo Maca tras un suspiro al recordar esos viejos tiempos) menos mal que se fue al día siguiente para Australia... que si no... no me lo quito de encima en la vida... Silvia: Y tanto... como no era pesadito... llevaba varias semanas detrás de ella... que si Maca por aquí... que si Maca por allá... y ella... Sam que estoy casada y tengo una hija... lo nuestro no puede ser... pero nada... ahí el tío r que r... que cruz de hombre... (terminó de decir Silvia tras un suspiro) M: Sí además yo le decía... Sam... tú y yo... no... a mí me gusta ella... (comenzó a decir Maca señalando a su amiga que reía) a mí me gusta mi mujer... mi mujer... y él... mujer ¿qué mujer?... ¿dónde?... ufff... menuda semanita... el tío plasta... (terminó de decir la periodista haciendo que todos soltaran una gran carcajada al verla así y así siguieron entre anécdotas y demás durante un buen rato hasta que Silvia decidió irse hacía el pueblo donde veraneaba su familia, despidiéndose de todo el mundo con mucho cariño, habían pasado una jornada muy buena y Maca así lo sentía) Subieron a la habitación después de pasar un buen rato charlando con los padres de la periodista, para Esther estar en esa situación era perfecta, no podía tener queja, incluso la visita de Silvia, que un principio la había alertado sobre todo después de ver el abrazo que se habían dado su chica y ella cuando esta llegó, en el almuerzo le hizo ver que tampoco tenía nada que temer, su chica se había mostrado cariñosa con ella, se había reído, había disfrutado de aquella comida y casi le había hecho olvidarse de que allí se encontraba una persona que había compartido tanto con la periodista E: ¿Cansada?... (preguntó Esther a su chica cuando se metió en la cama y la vio con uno de sus brazos sobre su cara) M: Un poco... (le contestó Maca quitándose ese brazo de su rostro para mirarla y darle un beso muy suave) ¿y tú?... E: También un poco... las niñas no han parado en la piscina... y eso se nota... M: Sí... menos mal que están dormidas ya... menudos trastos están hechas las dos... (rió Maca al decir aquellas palabras sin dejar de mirar a su chica) E: Cariño... (dijo Esther llamando la atención de su chica quien no dejaba de abrazarla y que con un breve ruidito le indicaba que continuara) ¿por qué no hablas nunca de lo que has vivido con tu trabajo?... ¿por qué no lo compartes conmigo?... M: Porque no es agradable... contar cuatro anécdotas con cuatro locos... que te encuentras por casualidad... no es nada... sólo son anécdotas... lo demás es... no sé... es (contestó Maca con una voz llena de tristeza) no es agradable... cariño... y necesito olvidar... sí era mi trabajo... lo hice con gusto... me gustaba... y me gusta... no te voy a

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engañar... pero hay cosas que es mejor olvidarlas... pasar página... al menos durante el tiempo que se está lejos de aquello... E: Lo sé cariño... sé que necesitas olvidar... (comenzó a de decir Esther con una voz llena de cariño, de comprensión) pero a veces uno se tiene que desahogar... sentir que lo escuchan... que lo comprende... guardarse las cosas es malo... provoca más daño que lo que realmente te haya podido hacer lo que sea... no soy psicóloga... ni nada de eso... pero sé que es mejor compartir las cosas... M: Sam... murió... (soltó Maca haciendo que su chica se quedara fría) ya sé que nos hemos estado riendo de él... antes... pero es la forma de acordarse de los amigos... de quitarle importancia... es como reírse con él... de sus cosas... y que se quede con nosotros en nuestro recuerdo... E: ¿Cómo fue?... M: ¡Qué más da como fue!... (dijo Maca un poco borde, pero al darse cuenta de su contestación rectificó en seguida) perdona... se fue a su país... y tuvo un accidente de coche... ya ves el pobre había estado seis meses en un país en guerra... y vuelve al suyo y tiene el accidente... nos enteramos... a los dos meses de su muerte... vino otro chico a sustituirlo... ya ves... nosotros informando al mundo... y el mundo no nos informa a nosotros... pero la vida es así... queramos o no... y como dice mi padre... se van los mejores... y cuando estás allí todos somos una familia... nos cuidamos los unos a los otros... y no sé... E: Ya... (fue lo único que acertó a decir Esther en ese instante, se sentía triste por las palabras de su chica) M: Le he dicho a Silvia que no voy a volver... (soltó Maca de repente sin dejar de mirar al techo y totalmente triste) ella es una cría todavía... y quiere seguir con esto... no es que yo no... pero ahora no podría volver... está María... y estás tú... me he dado cuenta... de que sois lo más importante que tengo... y no quiero cometer el mismo error... no quiero pensar... no quiero comerme la cabeza con situaciones que yo no puedo solucionar... ojalá pudiera vivir en la utopía de estos años... en pensar que puedo cambiar el mundo... solucionar todos los problemas de la tierra... cuando no he podido nunca solucionar los míos propios... que ironía... (tras decir eso la periodista hizo una pausa no demasiado larga mientras unas lágrimas luchaban por salir a la luz) te quiero... y ahora es lo único que me importa... lo único que quiero... a ti.. a mi hija... a tu hija... no pido más... mi familia está bien... cada uno con lo suyo... y yo me siento como nunca... estando contigo me siento mejor que nunca... E: Cariño... (comenzó a decir Esther con las lágrimas saltada ante lo que acababa de escuchar) no llores... yo también te quiero... y no sé... pensaba decírtelo más adelante... pero creo que este es el momento... porque lo necesito... porque estamos bien... porque dicen que es el siguiente paso... pero es que no puedo más... necesito decírtelo... M: Claro... E: Vivamos juntas... las niñas... tú y yo... (soltó Esther finalmente sin dejar de mirar el rostro de su chica esperando una expresión que no tardó en llegar, aunque ella no se diera cuenta) M: Sí... E: Es que las niñas ya lo saben... y no es lógico que estemos de casa en casa... y tiro por que me toca... (seguí argumentando la enfermera sin ser consciente de lo que acababa de decir su chica) podemos probar... podemos hacer la mudanza poco a poco... para que las niñas se adapten bien... pero es que no entiendo por qué nos tendríamos que esperar... vale que sólo llevamos tres meses... pero es que yo no necesito más para saber que te quiero... y que quiero pasar el resto de mi vida junto a ti...

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M: Cariño... escúchame... (dijo Maca cogiéndole la cara para que la mirara) que sí... que te he dicho que sí... que no hay motivos para esperar... y que no me parece poco tiempo tres meses... y que pase lo que tenga que pasar... ¿no crees?... E: Ufff... (soltó Esther sin dejar de llorar) ayssss... ¿pero qué me pasa?... aquí toda llorando... que cosas tengo... M: Preciosa... mi niña... mi sol... mi princesa... mi todo... (comenzó de decirle la periodista con cada beso que le daba para limpiarle las lágrimas) te quiero... te quiero... te quiero... te quiero... AÑO Y MEDIO MÁS TARDE Todavía no se lo quería creer, ¿cómo se puede creer que pudiera pasar algo así?, si la había visto hacía tan poco tiempo, una cría, era una cría, solamente una cría, ¿por qué?, ¿por qué?, ahora que por fin parecía feliz, tenía toda la vida por delante, ¿por qué se ofreció a ir?, ¿por qué? y encima se había tenido que enterar por la radio, nadie la había llamado, ni tan siquiera cuando llamó a la redacción, Mario quiso decirle algo, ¿por qué?, ¿el estar lejos de todo aquello había logrado dejarla para siempre de lado?, era su amiga, su compañera, como cualquier otro compañero que había tenido, pero con la salvedad de que Silvia había sido su amiga, su apoyo durante tanto tiempo y no habían contado con ella, para nada, ni siquiera le habían querido decir cuando extraditaban el cadáver y tampoco se sentía con fuerzas de llamar a la familia de su amiga, su madre estaría destrozada y el resto de su familia también, nadie se piensa que en unas revueltas en un país casi tan innombrable como desconocido, pudiera pasar algo así, pero esas cosas pasan y Silvia ya no estaba, no estaba Pero era momento de calmarse, las niñas estarían a punto de llegar del colegio con su mujer y no quería que la vieran llorar, no era bueno que las niñas la vieran llorar y su mujer tampoco, desde hacía año y medio que no volvía a llorar, por nada, ni por nadie, era feliz, muy feliz al lado de la mujer más increíble de la tierra, aquella que la había hecho feliz y que seguía haciéndoselo igual, a cada instante y no se merecían verla así, no, definitivamente no iba a lloraría E: Ya estamos en casa... (escuchó a los pocos minutos como su mujer entraba con las niñas y se acercaba hasta el salón donde se encontraba la periodista sentada en el sofá con cara triste) María: Hola mami... (escuchó como le decía María, quien le daba un beso, seguida de una Cris que también se lo daba) M: ¿Qué tal el cole?... (preguntó entonces Maca sin poder evitar mirar a su mujer que se quedó con la cara medio desencajada de verla en aquel estado) Cris: Muy bien Maca... (contestó Cris de inmediato) ahora nos vamos a ir a jugar... M: Me parece muy bien... que mañana es sábado... a disfrutar... pero con cuidado... no seas locas... (la verdad es que las niñas habían hecho muy buenas migas con los niños de aquel barrio medio residencial en el que se habían comprado un adosado hacía poco tiempo, era un sitio tranquilo que no pillaba muy lejos del colegio en el que seguían asistiendo las niñas a clase y tampoco del piso que Lola seguía manteniendo donde siempre) María: No mami... (le dijo María antes de salir las dos corriendo hacía la calle) E: ¿Qué te pasa mi amor?... (preguntó Esther sentándose a su lado, aún sabiendo que quizás no le contestara como pasó realmente)

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M: ¿Te ha dado mucho la lata?... (dijo Maca cambiando de tema E: No mucho... se porta bien... (le contestó la enfermera sin darle mucha importancia al cambio de tema que había tenido su chica por no querer contestarle) es como dice tu madre... tan tranquila como tú... M: Me alegro... (asintió la periodista dándole primero un beso a su mujer en los labios para después plantar otro muy suave en la tripa de su esposa) Silvia ha muerto... (soltó esta de repente dejando a Esther fuera de juego E: ¿Cómo?... M: Me he enterado por la radio... (siguió contando Maca con las lágrimas saltadas, ya no podía contenerlas más) he llamado para que me lo confirmaran... y sólo me han dicho que es cierto... ¿por qué cariño?... ¿por qué?... E: Venga llora... desahógate... (dijo Esther abrazándola fuertemente sin decir nada más haciendo que permanecieran en silencio hasta que la periodista se decidió a hacerlo) M: Por lo visto estaban grabando... y un soldado le disparó... así sin más... no me lo puedo creer... (soltó de manera desgarradora) no sé cuando la traen... me odian cariño... me odian... E: No digas eso... porque no es cierto... (la interrumpió su chica de manera contundente) seguro que es que se quieren cerciorar bien... y ver que pueden hacer... hablar con la familia... M: Sí... no me atrevo a llamarlas... (dijo Maca con todo el dolor de su corazón, conocía de sobra a la familia de Silvia y sabía que iba a ser muy duro para ellos) E: Tranquila... ahora te calmas... y cuando estés mejor... los llamas... (intentó su chica apaciguarla con esas palabras) M: Te quiero... (soltó la periodista sin dejar de abrazarla) y a esta pequeñita también... E: Pues espero que te decidas ya a ponerle nombre... porque yo no pienso llamarla pequeñita... toda la vida... (protestó la enfermera sacándole una leve sonrisa a su mujer que la besó en seguida) Hacía seis meses que se habían casado, una noche había llegado Maca a casa después de haber estado en Jerez arreglando unos papeles de las bodegas que tenían que firmar todos los hermanos y se lo pidió, no se lo quiso creer en un primer momento, que su chica le estuviera pidiendo en matrimonio era algo que no entraba en los planes de la enfermera y no era porque no lo deseara, pero pensaba que tampoco era tan importante pasar por esa ceremonia para gritarle al mundo que se querían, pero le sobró tiempo para aceptar, en el fondo desde que había comenzado esa relación con la periodista, en su interior en numerosas veces había pensado en esa posibilidad y al final lo habían hecho A la ceremonia asistieron prácticamente todos los amigos de ambas, del hospital acudieron todos, ya se había encargado Cruz de que ese día nadie tuviera guardia para asistir a la ceremonia de boda de una de sus amigas y de la que se alegraba que finalmente hubiera dado aquel paso tan importante y a veces necesario en una pareja. Por parte de la periodista, asistió su familia y algunos amigos de profesión que también se mostraron alegres de que su hija, hermana, amiga se hubiera vuelto a enamorar, sobre todo de una persona como Esther, a la que habían acogido como aquel angelillo que le había devuelto la vida, aunque la hubiera alejado, según sus compañeros de lo que más le había apasionado en su vida, su trabajo Finalmente la periodista había entregado su libro en el tiempo previsto y había tenido una gran aceptación de público, a pesar de ser un ensayo con bastantes tintes políticos,

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en algunos momentos hasta difíciles de asimilar, pero ahí estaba, dentro de los libros de no ficción del momento, su visión de los corresponsales de guerra o como se decía en estos momentos, corresponsales en países con ciertos conflictos, les había vuelto a poner de actualidad y le llovían ofertas como tertuliana o incluso como especialista en el tema en distintos periódicos de tirada nacional. Maca estaba muy contentan al respecto, mucho, parecía que su trabajo en Madrid estaba siendo mejor de lo que esperaba, quizás el hecho de salir a cubrir algún acontecimiento, como alguna cumbre de jefes de estado, le aplacaba el gusanillo de salir por más tiempo fuera de casa, un par de días en París, cuatro en Londres, al final no pasaba mucho tiempo fuera de casa, sólo el suficiente y eso Esther lo agradecía, porque volvía a ella como un perrillo con frío que necesita todo el cobijo que no ha tenido en varios días En definitiva, para ellas la vida en pareja estaba siendo muy buena, las niñas se habían adaptado muy bien a vivir juntas, por supuesto los días que le tocaba a la periodista disfrutar de su hija, puesto que todo seguía siendo igual que antes, custodia compartida, aunque ya quedaba bastante poco de aquella Lola guerrera que les había hecho la vida imposible al comienzo de su relación En cuanto a la llegada de la pequeñita como ambas le decían, había sido la alegría de la casa. Finalmente Esther había logrado hacer su sueño realidad después de haber tenido dos abortos antes de tener a Cris con el incluido aviso de los médicos de que tener otro embarazo sería bastante difícil de conseguir, pero ahí estaba, llevando una niñita de su mujer, en realidad eso era lo de menos, lo importante iba a ser es que sería una hermanita para ambas crías, quienes la esperaban con los brazos abiertos y con una ganas locas de hacerse cargo de ella y cuidarla muchísimo, definitivamente, se podía decir que la vida de aquella familia era lo que todo el mundo podía desear Aquella mañana Esther llegó tremendamente cansada al hospital, no había podido conciliar el sueño en casi toda la noche, Maca se había levantado de la cama y movido más que nunca y eso la había desvelado, pero también era consciente de que su chica lo estaba pasando muy mal y quizás hasta que no supiera toda la verdad, hasta que no hablara con la familia de Silvia o con Toni, su compañero que había grabado las imágenes, no estaría bien, no podría estarlo, así que sin más se había resignado a dormir aquella noche de compañía en silencio que finalmente había compartido con su mujer T: Esther... ¿estás bien?... (le preguntó Teresa al verla llegar con aquellas ojeras E: Sí tranquila... es que no he podido dormir bien... (le contestó cogiendo la hoja de entrada en el hospital junto con un bolígrafo para firmar) C: Esther... ¿qué mala cara traes?... ¿estas bien?... ¿está bien la niña?... (escuchó como Cruz se dirigía a ella en tono preocupado) E: Sí estoy bien... es que no he podido dormir... pero tampoco pasa nada... eso le decía a Teresa... (siguió diciendo como excusa de lo que realmente le pasaba, estaba tremendamente preocupada por su mujer) bueno Teresa me voy a cambiar... después me paso por aquí... T: Claro hija... pero no es bueno que no duermas... (comenzó a decir la recepcionista como si la enfermera fuera a quedarse) cuando yo estaba embarazada de mi segundo... es que no pegaba ojo... y me puse fatal...

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C: Teresa hasta luego... (le dijo Cruz viendo que como la enfermera se iba ya y no quería comerse el marrón de tener que escuchar a la recepcionista) espera Esther que te acompaño... Así ambas entraron primero al vestuario donde Esther iba a cambiarse para ponerse el uniforme y después entraron en el despacho de la cirujana y jefa de urgencias para charlar un ratito C: ¿Qué te pasa?... (preguntó Cruz tras cerrar la puerta del despacho) E: Es Maca... (comenzó a decir Esther con las lágrimas casi saltadas, tanto que la cirujana se asustó) Silvia... su compañera murió ayer... y se ha enterado casi de casualidad... porque estaba escuchando la radio... no sabes como está Cruz... me duele tanto verla así... no ha pegado ojo en toda la noche... C: Cuanto lo siento... (dijo Cruz acercándose hasta ella para abrazarla y darle su apoyo) E: Al principio cuando llegue a casa ayer... me lo contó... cuando las niñas se fueron... (siguió diciendo la enfermera todavía con lágrimas) pero no dijo nada más... se calmó mientras le dábamos de cenar a las niñas... y las acostábamos... pero ya no habló... es como si se hubiera bloqueado Cruz... y no quiero verla así... C: No es como si... es que se ha bloqueado cariño... (dijo Cruz acariciándole la cara muy suavemente) no sé mucho de psicología... pero esas cosas pasan... cuando se sufre algún trauma... o se recibe una noticia de esa magnitud... E: Si lo sé... sé además lo importante que era Silvia para ella... era mentora de esa niña... (decía casi entrecortadamente la enfermera a estas alturas de la conversación) pero lo único que me dijo anoche es que se sentía culpable... que la odiarían... ¿por qué Cruz?... ¿por qué?... C: Venga tranquila... (soltó la cirujana para calmarla) se le pasará... ten paciencia... cariño... sólo eso... intenta estar con ella... pero sin agobiarla... ya te hablará... y te dirá como se siente... no te preocupes... que además tienes que estar bien... (le dijo tocándole la tripa) que esta niña guapa tiene que crecer sana y fuerte... ¿sabéis ya el nombre?... E: No que va... sigue llamándola pequeña... y le tengo dicho que así no la pienso llamar... (soltó la enfermera ya con cierta sonrisa mientras se tocaba también la tripa) C: ¿Y por qué no se lo pones tú?... (preguntó Cruz con toda la naturalidad del mundo E: No sé... es un pacto... (comenzó a decir Esther muy despacio y evitando seguir llorando) además ella no pudo ponerle el nombre a María... se lo puso Lola... y ella accedió... y no es que no le guste María... le encanta... pero al menos que ahora pueda ponérselo... me hace mucha ilusión... C: Lo sé... (le contestó Cruz con una gran sonrisa) seguro que le pone un nombre precioso... E: Sí... ya verás... la única condición que le he puesto... es que no se llame como ninguna de nosotras... nunca me ha gustado esa costumbre... y no la voy a tener con mi hija... (terminó de decir Esther con todo el convencimiento del mundo) C: Pues ale... a trabajar... (dijo Cruz abriendo la puerta del despacho para salir) que nos espera la tropa... E: Sí... al menos me servirá para no pensar... (dijo Esther saliendo tras ella) Pero cuando Esther llegó a casa, las cosas no habían cambiado mucho, Maca seguía ausente metida en su despacho, la casa estaba recogida y no había rastro de las niñas, así que se dirigió hasta el despacho y abrió la puerta, encontrándosela totalmente

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concentrada en su ordenador, tanto que sabía que ni siquiera había notado su presencia, lo que la entristeció bastante Maca, durante ese sábado, tan sólo se había preocupado de atender un poco a las niñas cuando estás habían requerido su presencia, pero nada más, como siempre las crías después de hacer los deberes ese sábado, se habían ido a jugar con sus amigos del barrio y no habían dado mucho la lata en toda la mañana y en lo que llevaban de tarde Y respecto a Silvia, había hecho algunas averiguaciones, se había enterado que a principios de esa semana extraditaban el cadáver de su amiga hacía su ciudad natal, Sevilla, y que sus restos descansarían en el Cementerio de San Fernando, por expreso deseo de su familia. Había hablado con Mario, su ex jefe de la agencia, y este se había mostrado bastante distante con ella, pero a pesar de ello, Maca sabía de sobra que le sacarían partido a la muerte de su amiga más que ninguna otra cosa, que si fue un accidente, que si Silvia sabía donde se metía por su experiencia, que si había sido un atentado en contra de la libertad de expresión y de prensa, que si había sido un accidente, miles y miles de cosas se les pasarían por la cabeza, a la par, de claro está, reabrir el debate a nivel nacional sobre la seguridad que tienen los periodistas que están desarrollando su trabajo en países en continuo conflicto, se hablaría de la infancia de Silvia, de sus amistades, de sus compañeros incluso más allá de lo que realmente pudiera interesar a la opinión pública, pero estaba claro que en ese momento era la noticia del día, de la semana, incluso del mes en el país y ya se encargarían de explotarla E: ¿Sabes algo?... (preguntó Esther después de entrar en el despacho de la periodista, donde se había llevado todo el día encerrada) M: Sí... que el lunes la traen a Sevilla... y que el miércoles la entierran... (le contestó Maca sin dejar de mirar para nada su ordenador, pendiente de cada noticia que pudiera esclarecer más las cosas, puesto que Mario había sido reticente a darle alguna noticia al respecto, ya no pertenecía a la agencia y por lo tanto, tenía que permanecer ajena a todo ella, aunque sus mejores amigos siguieran trabajando allí) E: ¿Y las niñas?... (volvió a preguntar Esther viendo que le iba a ser inútil conseguir que su chica le dijera nada más, la veía tan mal, con esas ojeras de no haber parado de llorar, con esa sensación de estar apagada) M: Jugando en casa de Luís con los chicos... (le respondió Maca levantando en ese instante la vista del ordenador al sentir como la enfermera comenzaba a alejarse de su lado) perdona cielo... (dijo ya levantándose para acercarse hasta ella para darle así un beso en los labios algo más profundo de lo habitual, para después comenzar a introducir su mano por debajo del jersey que llevaba la enfermera para levantárselo) mmm... me vuelves loca... (le soltó sonriendo mientras la aprisionaba contra el sofá que tenía en el despacho y se echaba encima de ella sin llegar a apoyarse del todo) estás tan sexy así... E: Maca cariño... (comenzó a decir Esther no sabiendo muy bien si en realidad quería parar o seguir con aquello, puesto que lo que estaba viendo, ese arrebato de cariño de su chica, le había pillado de improviso, había sido un tanto brusco y esa mirada de deseo que había visto en ella, cuando desde que se habían conocido los acercamientos de la periodista, siempre habían sido sensuales, tranquilos, sosegados, pero ahora parecía que quería algo inmediato, algo que no sabía si quería darle o no) las niñas... M: Las niñas están muy bien en casa de Luís... (dijo Maca protestando para después hundir de nuevo su cara en el cuello de su chica para seguir besándolo como si le faltara el aire para respirar, con ansia, con anhelo, con ganas de poseerla) mmm... te adoro...

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E: Yo también cariño... (intentaba decirle la enfermera de manera que no llegara a incomodarla, pero después pensó que no lo haría, que al menos, si conseguía con eso que dejara de pensar en la muerte de Silvia, lo haría, en el fondo ella también la deseaba y no era tan malo tener un encuentro de esa manera, sin previo aviso, sin preliminares, sin ese tonteo que les gustaba tanto a ambas y que disfrutaban tanto, estaban solas, las niñas no estaban y su mujer quería demostrarle que la seguía deseando) mmm... sigue ahí cariño... Y más con prisas que con otra cosa, ambas se quedaron totalmente desnudas en aquella habitación que utilizaba la periodista para trabajar, en aquella habitación que era su refugio cuando tenía que pensar en cualquier cosa relacionado con su trabajo y en las que no, pero ahí estaban, dando rienda suelta a sus deseos más primitivos, a ese deseo de darlo todo en el mínimo tiempo, en hacer que el otro sea consciente de la necesidad de lo inmediato, de la necesidad de cariño y ambas llegaron así hasta el final M: ¿Qué tal el trabajo?... (le preguntó entonces Maca ya tumbada en el sofá y con su mujer encima sin dejar de acariciarla) E: Muy bien... tranquilo para ser sábado... me mandan recuerdos para ti las chicas... me han dicho que te vieron en la tele el otro día... y que estabas muy guapa... (siguió diciendo Esther mientras se dejaba acariciar aferrándose al cuerpo de su esposa todo lo que podía, como si así pudiera conseguir que no se fuera más, que no se ausentara más como lo había estado la noche anterior) M: Así que estaba guapa... (soltó Maca sonriendo) pero vamos que eso es cosa del maquillaje... E: Sí claro... ¿qué pasa?... ¿qué no puedo presumir de mujer guapa?... (le reprochó la enfermera mirándola fijamente a los ojos) M: Puedes presumir de lo que quieras... pero no conmigo delante... (siguió diciendo Maca con esa timidez que le caracterizaba y que volvía loca a su chica) E: ¿Por qué cariño?... (preguntó Esther después de un breve silencio de ambas) M: ¿Por qué?... ¿qué?... E: ¿Por qué has hecho esto?... ¿por qué lo hemos hecho así?... (intentó aclararle un poco más sus dudas a la su chica, quien se quedó pensando en su respuesta durante un breve instante) M: Porque quiero que sepas... que pase lo que pase... que te quiero... que te deseo... que te adoro... (comenzó a decir la periodista sin dejar de mirarla) y que no quiero perderte... E: ¿Pero qué va a pasar?... (preguntó Esther asustada) M: No lo sé... (dijo Maca suspirando) no lo sé... (en ese instante se abrazaron las dos, hasta que escucharon como llamaban al timbre de la puerta, así que Maca se levantó corriendo se puso la ropa lo más rápido que pudo, cerró la puerta del despacho para dejar a que Esther se vistiera tranquila y se fue a abrirle la puerta a unas niñas que ya volvían a casa después de una tarde llena de juegos, de aventuras, de diversión para ambas El resto de la noche la pasaron con las niñas, unas niñas que necesitaban toda la atención de unas crías de siete años que empezaban ya a querer ser un poco más independientes, pero que en el fondo seguían siendo tan crías. María y Cris se seguían llevando de maravilla, en realidad eran como hermanas e incluso compartían hasta habitación, aunque realmente cada una pudiera tener la suya, pero hasta que realmente no lo necesitaran de verdad, dormirían ambas en una sola habitación. Para ellas la llegada de la nueva miembro de la familia se les estaba haciendo eterno, Esther sólo

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estaba de cuatro meses, pero las niñas cada día le preguntaban que cuanto faltaba para que llegara esa hermanita de la que todavía no sabían el nombre y que también se habían acostumbrado a decirle peque, tal como la denominaba Maca hasta el momento, pero a quien intentaban sonsacárselo cada vez que podían María: Mamá... ¿ya sabes el nombre?... (preguntó María mientras cenaban las cuatro juntas M: No... todavía no... (le contestó Maca mirándola con cierta sonrisa, al menos delante de las niñas, las cosas de momento no habían cambiado, puesto que la periodista se comportaba como si nada hubiera ocurrido) pero ya se me ocurrirá... aunque creo saber ya como voy a llamarla... Cris: Pues dilo... (dijo Cris toda emocionada) M: No... es un secreto... (soltó la periodista frunciendo el ceño y sin dejar de mirar ambas crías) María: Ay mamá... (protestó María al ver que se iban a quedar sin saber nada, así que ambas miraron a Esther por si esta lo sabía) E: A mi no me miréis que yo no sé nada... (dijo Esther alzando las manos en señal que no intentaran sonsacarle algo que no sabía) además cariño... no seas mala con ellas... si no se lo vas a decir... ¿por qué se lo dices?... ¿sólo para hacernos rabiar?... (preguntó entonces sin dejar de mirar a su mujer que bajó la cabeza con cierta mirada triste que a primera vista, pasó desapercibida para las niñas, quizás querría ponerle Silvia o no, Silvia no le disgustaba, la verdad, era un nombre bonito, pero tampoco quería llamar a su hija con un nombre que le fuera a recordar a alguien que hubiera muerto de esa manera, pero si Maca quería que se llamara así, no pondría ninguna pega) M: Estoy barajando un par de nombres... (se decidió a decir Maca finalmente) por eso todavía no os puedo decir nada... Cris: Pues a mí me gusta Lucía... (dijo Cris en ese instante María: Y a mí... (soltó también María M: A mí también... (contestó Maca) lo tendré en cuenta... María y Cris: Biennnnnn... (gritaron las dos crías todas contentas E: Anda venga niñas... que os tenéis que ir a la cama ya... (dijo Esther rompiendo en ese momento aquel ambiente tan bueno que había en la mesa, pero es que era ya tarde) un besito a las dos... y a dormir... nada de cháchara... Cris: Vale... (dijo Cris viendo a como su madre se levantaba y comenzaba a retirar los platos de la mesa, puesto que ya habían terminado de cenar) M: Cariño... ya lo hago yo... (soltó Maca quitándole los platos de las manos y recogiendo ella) E: Que no estoy enferma... (protestó Esther mientras las niñas se iban ya escaleras arriba para irse a su habitación) que puedo hacer estas cosas... M: Ya lo sé... pero las hago yo... (le dijo Maca sin más, mientras volvía a la mesa para seguir quitando cosas de en medio) E: Vale está bien... no voy a discutir contigo por eso... (soltó Esther quedándose parada ya en la cocina y viendo como su mujer iba y venía con platos, vasos y demás) ¿de verdad que sabes ya el nombre?... (le preguntó ya totalmente decidida a hacerlo) M: Creo que sí... pero Silvia no es... (se anticipó la periodista ante lo que supuso ella que estaría pensando la enfermera) E: Y entonces... ¿cuál?... (preguntó bastante sorprendida, al verse descubierta en sus pensamientos

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M: Noa... se llamará Noa... ¿te gusta?... (dijo la periodista finalmente esperando una respuesta de su esposa, ya le había dicho el nombre, lo había elegido por un pálpito, por un cierto deseo de tener presente a una parte de su vida E: Noa... Noa... (comenzó a decir Esther para escuchárselo decir, le parecía un nombre corto, bonito, aunque no supiera su significado) M: Es hebreo... y significa descanso... (dijo entonces Maca para indicarle a la enfermera) E: Me gusta... (soltó entonces Esther con una gran sonrisa, le gustaba el significado de aquel nombre y le daba igual a quien le recordara o cómo había dado su chica con él, pero era muy bonito y eso le había hecho feliz, por fin su niña tenía nombre) Noa cariño... ¿te gusta tu nombre?... (preguntó sin dejar de sonreír, entonces Maca se acercó hasta ella y se besaron, dulcemente, como siempre habían hecho) El fin de semana pasó casi volando y el lunes Maca se levantó bastante nerviosa, así que se dirigió hacía el aeropuerto de Barajas donde haría escala el féretro de su amiga antes de dirigirse a Sevilla. Por expreso deseo de la familia, al aeropuerto sólo acudió un número limitado de personas, entre familia y compañeros de profesión quisieron rendirle así homenaje a aquella chica que se le había metido en el corazón a todos desde su llegada a la agencia Maca durante todo el tiempo se mantuvo un poco al margen, a pesar de que se le iban acercando todos sus ex compañeros y amigos a saludarla, pero realmente quería estar sola, había dejado a su suegra con las niñas y a Esther trabajando para acudir a aquella cita que nadie en realidad quisiera tener, pero ahí estaba, esperando a que llegara el avión donde estaba su amiga, porque siempre seguiría siendo su amiga Mujer: Hola Maca... (escuchó la periodista como una mujer de mediana edad se le acercaba con los ojos hinchados de tanto llorar de la mano de un señor de su misma edad que intentaba por todos los medios consolarla) M: Hola Teresa... hola Luís... (le saludó dándole dos besos a cada uno, siempre sintió algo especial por los padres de su amiga, eran una pareja extraordinaria que la habían acogido siempre que se había dado el caso) no quería molestar... y lo siento mucho... Teresa: Tú no molestas cariño... (dijo Teresa entonces cogiéndole de la mano a la periodista con mucha suavidad) sé que lo sientes... y no te quedes ahí... porque tú eres de la familia Maca... Silvia lo quería así... M: Gracias... (dijo Maca con toda la gratitud que pudo, así que se fue acercando hasta donde se encontraba el resto de la familia de su amiga y fue dándole un beso a cada uno y el pésame como era debido) Estar con ellos se le estaba haciendo muy duro, nunca le habían gustado ese tipo de cosas, es más en la vida había ido a un entierro, había huido de aquello, incluso cuando sus abuelos fueron muriendo uno a uno por la edad, decidió no hacerlo, el dolor se lleva en el corazón, no porque se asista a algo así, cada uno se despide como puede, como sabe y nada más y ahora estaba ahí, como una más de la familia González Mejias y no se sentía nada bien, pero nada bien Pensó en su chica, en qué estaría haciendo con las niñas desde que había salido de trabajar, pensó en no hundirse, en que no podía hacerlo, pero realmente todavía no sabía el alcance de todo aquello, prácticamente no había podido dormir desde que se enteró de

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la fatal noticia, llevaba unas ojeras como hacía mucho tiempo que no llevaba, pero al menos había podido ocultárselo a su chica, no quería por nada del mundo que sufriera y menos tal y como estaba en esos momentos con el embarazo, necesitaba descanso, aunque ella no quisiera, todo iba bien, la niña estaba muy bien, pero tampoco era necesario que se llevara ningún tipo de disgusto y menos por aquello Y entonces el féretro comenzó a bajar del avión, la familia de su amiga como si de una misma persona se tratara se comenzó a andar hacía allí, dejando a una Maca un tanto fuera de juego, como si fuera una isla de entre todas aquellas personas, por un lado familia de la victima y por el otro amigos y compañeros, los cuales permanecían más alejados de todo aquello, en un segundo plano sacando alguna foto, grabando algunas secuencias que saldrían en todos los telediarios y en todos los periódicos, era injusto, muy injusto que su última aparición fuera a ser de aquella manera, hasta que alguien se le acercó Alguien: Hola Maca... M: Hola... (le contestó de forma muy seca, lo último que quería en ese momento era precisamente escucharlo a él) antes de que digas nada... no me interesa... Mario: Maca... escúchame... (comenzó a decir Mario, su ex jefe, intentando permanecer tranquilo ante aquel acercamiento, que lo estaba haciendo más por intereses que por otra cosa) me han ofrecido un documental sobre ella... sobre lo que estaba haciendo allí... M: Mario... no me interesa... (lo interrumpió la periodista sin dejar de mirarlo de manera asesina) Mario: No me has escuchado... (protestó su ex jefe casi enérgicamente) M: Es que no tengo nada que escuchar... (volvió a interrumpirle una Maca cada vez más enfadada por haberla abordado en aquel lugar) Mario: Vamos a ver... Maca... (comenzó a decir como si no hubiera escuchado nada de lo que la periodista le había dicho) me han ofrecido un documental sobre la vida de Silvia... y a)... lo haces tú... como a ella le hubiera gustado... o b)... no lo haces... y entonces se truncará... porque nadie la conoce como tú... M: ¡Me estás amenazando!... (soltó de forma tirante haciendo que su jefe la mirara con cara extraña, la había visto muchas veces así, se habían plantado cara en innumerables ocasiones, pero nunca habían llegado a eso) y no me vengas con chantaje emocional... que no te va... Mario: Maca... (dijo entonces su ex jefe de manera muy seria) es un favor que te pido... esto sólo puedes hacerlo tú... es un homenaje de la agencia... joder... no puedes echarte atrás... a Silvia le gustaría... M: Pero es que yo tengo una familia... y no puedo irme... ¿o es que ya no te acuerdas?... (preguntó Maca luchando contra todas las sensaciones que estaba teniendo mientras veía como la familia de su amiga lloraba desconsoladamente sobre su féretro) Mario: Claro que me acuerdo... pero no tienes que ir a ningún sitio... sólo tienes que visionar sus videos... y hablar con Toni... con la gente que ha estado últimamente con ella... nada más... lo demás lo hacemos aquí... no tienes que moverte... además a su familia le gustaría... (siguió diciendo Mario intentando convencerla) M: Ahora mismo no es el momento... yo tendría que pensarlo... y ver las cosas... si puedo con mi trabajo... y no sé... no te puedo contestar ahora... (comenzó a decir más calmada) Mario: Entonces ya lo hablamos... pero te lo digo en serio... serías la persona adecuada para hacerlo... te apreciaba mucho... eras su ejemplo... (terminó de decir su ex jefe casi alejándose de ella) ya hablamos... y me dices...

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M: Sí claro... ya te digo... (dijo Maca despidiéndose de él en aquel instante) A pesar de que Maca en un principio se había opuesto a que su mujer viajara con ella a Sevilla para el entierro de Silvia, alegando que en su estado era mejor que se quedara en Madrid, pero finalmente, la enfermera hizo caso omiso y después de tener una pequeña discusión entre ambas, consiguió acompañarla hasta allí Como todos, en un principio se agruparon en la entrada principal del Cementerio de San Fernando, esperando a que el féretro llegara con los restos de su amiga para darle el último adiós, un adiós muy sentido por todos los que estaban allí, algunos sin poder evitar mostrar las lágrimas, sobre todo por parte de la familia más allegada y otros, hablando de forma tranquila en lo que sin duda era un reencuentro también entre compañeros que probablemente hacía mucho tiempo que no se veían E: Cariño... (intentó Esther llamar la atención de su mujer al encontrarse las dos solas esperando como el resto de los asistentes) M: Dime... E: No sabía que todavía existieran los raíles del tranvía aquí... (dijo Esther señalando dichos raíles que se encontraban a la entrada del mismo) M: Hay cosas que no cambian... la verdad es que es un sitio para visitar... alguna vez vine con mi abuelo... (comenzó a relatar una Maca que no dejaba de mirar y de saludar levemente a algunas de las personas que estaban por allí como ellas) y tiene verdaderos monumentos a toreros... bailaores... viene mucha gente a visitarlo... E: Me imagino cariño... tiene que ser bonito... a pesar de lo que significa... (dijo Esther asintiendo con la cabeza a la vez que le ofrecía la mano a su mujer para que se la cogiera como así hizo finalmente) Una vez que llegó el féretro, lentamente la gente se fue agrupando para caminar tras él dejando al descubierto todos aquellos mausoleos que hasta llegar al que pertenecía a la familia de la difunta, en ese momento y entre grandes sollozos por partes de todos, aunque el silencio fuera prácticamente total Esther no dejó en ningún momento de acompañar a su mujer, no le soltó la mano para nada, aunque tampoco quiso agobiarla, sabía como era su chica y en ese momento tan amargo, lo único que necesitaba era sentirse acompañada, nada más y ahí estaba ella para hacerlo, como lo que era su mujer, su compañera, la persona que la amaba, apagando también la pena que sentía por esa gran pérdida para su mujer Para Maca ese momento fue tremendo, por un lado unas ganas locas de llorar casi le estaban impidiendo respirar con normalidad. Sintió como Esther no la soltaba para nada y eso realmente era un bálsamo enorme ante tanta angustia, esa que creyó dejar atrás hacía tiempo, pero que había aprendido a controlar y a calmar antes de que no tuvieran más remedio, hasta que salieron del cementerio donde les esperaban algunos medios de comunicación que no tardaron en intentar sacarles alguna declaración a las personas más conocidas que se encontraban allí y entre ellas a Maca Periodista: ¡Maca!... ¿nos puedes atender?... (escuchó como una chica la llamaba por su nombre, así que sin más se paró junto a su esposa para hacerlo, aunque al mirarla con más detenimiento se dio cuenta de que se trataba de una de esas niñas que trabajaban

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para una agencia de noticias del corazón, lo que le gustó menos, aunque claro está, seguían siendo compañeros y si eran preguntas con respeto, las contestaría) ¿estás muy afectada?... M: La verdad es que ha sido muy duro... era una compañera muy allegada... y ha sido una noticia impactante para todos... (comenzó a decir Maca con toda la tranquilidad que hace llevar casi una vida delante de las cámaras, aunque nunca pensó en que sería tratando ese tema) Periodista: Nos han llegado noticias de que vas a hacer un documental sobre Silvia... ¿es cierto?... (en ese instante se quedó parada ante lo que le acababa de decir la chica, pero tampoco podía contestar cualquiera cosa, simplemente contestaría la verdad) M: Todavía no lo sé... me han pedido que lo haga... pero ya veremos... (contestó de la manera más sincera que pudo) Periodista: ¿Y qué tal el embarazo?... (preguntó entonces la chica cambiando el micrófono de estar cerca de Maca a estarlo cerca de Esther) M: Muy bien... (contestó ella para que Esther no tuviera que hacerlo) bueno nos tenemos que ir... hasta otra... (terminó de decir cogiendo a su mujer de la mano para irse de allí) Periodista: Ha sido un placer hablar contigo... (soltó la chica casi corriendo al ver como la periodista había salido disparada de la mano de otra chica, quien se sabía por la prensa que era su nueva mujer y que estaban esperando un niño Casi sin despedirse de nadie, sólo de la familia de Silvia de lejos, salieron directas hacía el coche para poner rumbo a Madrid, ya no pintaban nada en Sevilla y seguro que había sido su ex jefe quien se había chivado sobre el documental, en ese momento sentía rabia, mucha rabia, Mario era un hijo de mala madre, un hipócrita, un come mierda, todavía no le había dicho nada y ya estaba soltando a los cuatro vientos que lo haría, que sería Macarena Wilson quien haría ese reportaje, era una putada bastante gorda para ella, porque si no lo hacía, quedaría en mal lugar y si lo hacía, podría pasar cualquier cosa, se podrían agrupar tantos recuerdos, tantas vivencias que tendría que permanecer con la cabeza muy fría para que no le afectara demasiado E: ¿En qué piensas cariño?... (le preguntó Esther después de llevar un buen rato en silencio) M: En que lo tendré que hacer... y no sé... (le contestó con expresión de fastidio, de rabia contenida) E: No va a pasar nada si no lo haces... (comenzó a decirle Esther tal y como le había dicho aquella noche que llegó del aeropuerto cuando su ex jefe se lo dijo) M: Claro que va a pasar... me importa una mierda... lo que piense la gente... pero me va a pasar a mí... es conmigo... sabes... (dijo Maca totalmente cabreada con el tema) E: Pues hazlo... (soltó Esther a continuación dejando a Maca un tanto fuera de juego) si tan importante es para ti... hazlo... pero no te enojes... ni conmigo... ni contigo... ni con nadie... M: No me enfado... esa no es la cuestión... (siguió diciendo Maca en un tono más tranquila) perdona... lo siento... cariño... E: Tranquila... (dijo Esther con una voz muy dulce para lograr así que se calmara del todo y evitar así que pasara algo con el coche, no le gustaba que la periodista corriera y cuando estaba enfadada lo hacía sin pensar) lo importante ahora es que lleguemos a casa... y ya lo hablamos... M: Tienes razón... lo siento... lo siento... no lo pensé... ¿qué tal la peque?... (preguntó entonces Maca para cambiar de tema)

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E: Muy bien... se ha movido un poquito hace un rato... (contestó la enfermera esbozando una leve sonrisa al nota de nuevo a su hija en su vientre) mira... ahora se mueve... y está diciendo... mamá... no te enojes... que no me gusta verte enfadada... (terminó de decir poniendo voz de niña pequeña y llevando la mano de su mujer hacía su barriga para que la acariciara, haciendo que la periodista no pudiera evitar sonreír ampliamente sin dejar en ningún momento de mirar hacía la carretera y de esa manera, más relajada llegaron a Madrid donde las esperaban las niñas para contarles todo lo que habían hecho ese día en el que habían compartido vivencias con los abuelos Wilson y con la abuela Encarna) Ya en casa, las niñas no pararon de preguntarles de todo cuanto se les ocurría y a pesar de que Esther intentaba por todos los medios que no gritaran, la verdad es que parecía imposible que pararan quietas un momento, eran como dos torbellinos llamando la atención constantemente, hasta que fue la hora de dormir y la enfermera consiguió que se fueran a la cama a descansar ambas dejándola sola con Maca desde aquella mañana en el entierro Al llegar al salón, vio como sostenía un vaso grande de brandy en la mano y no la soltaba a pesar de que le había dado un buen trago hacía tan sólo un instante, Esther había sido testigo de eso un segundo antes, pero Maca ni se inmutó, el hecho de que su mujer entrara en la habitación no la había devuelto a la realidad, no había logrado que dejara de prestarle atención a un punto infinito de la misma, como si fuera lo único que existiera en ese momento en su vida E: Cariño vamos a dormir... (le dijo Esther sentándose a su lado y quitándole el vaso de las manos) dame no se te vaya a caer... M: No tengo sueño... (le soltó una Maca con los ojos vidriosos del cansancio acumulado que tenía en su cuerpo y en su mente, pero no quería dormir, no quería hacerlo) E: ¿Qué te pasa?... (le preguntó entonces Esther viendo que se volvía a coger el vaso para darle un último trago antes de levantarse a echarse otra copa) creo que estás bebiendo demasiado... M: Puedo controlarme... tranquila... (soltó Maca intentando no preocupar a su mujer, quien la miraba fijamente a los ojos intentando descifrar que era lo que estaba ocurriendo en esos momentos en aquella habitación) E: Sí yo estoy tranquila... (le reprochó la enfermera viendo como la periodista comenzaba a andar de un lado a otro sin soltar el vaso para nada, parándose sólo para beber otro trago) pero no me gusta que hagas esas cosas... no las comprendo... y sé que es un momento duro... pero tampoco se puede estar así... cariño... M: No estoy de ninguna manera... joder... (comenzó a decir la periodista alzando un poco el tono de voz) me apetece tomarme una copa antes de dormir... tampoco estoy cometiendo ningún delito... ¿o sí?... (terminó de decir con tono desafiante) E: Mira lo único que sé... es que no quiero que te hagas daño... cariño... estoy aquí... lo sabemos... estoy aquí para ti... ¿dime lo que quieres que haga?... ¡dímelo!... (dijo Esther ya con lágrimas en los ojos) M: Preciosa... (comenzó a decir Maca acercándose hasta su esposa y agachándose a su lado) no llores... ¿vale?... no soporto verte llorar... E: Pero es que no puedo evitar preocuparme por ti... (dijo Esther entre sollozos) te quiero... y te necesito... sé que estás sufriendo muchísimo... sé que la querías mucho... que era algo más que una amiga... que la vas a echar de menos... pero todos en cierta

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medida la echaremos de menos... hasta yo... que casi no la conocía... pero la vida sigue... tenemos que seguir luchando porque las cosas vayan bien... ¡qué necesitas tiempo!... lo tendrás... ¡espacio!... lo tendrás... ¡haz el documental... el homenaje o como se llame... o mira no lo hagas!... haz lo que creas conveniente... pero no me pidas que no me preocupe por ti... porque eso es imposible... y mucho menos verte de esa manera... no puedo... sabes... llevas días distante... y no lo soporto... no lo puedo soportar... me duele verte así... (dijo ya llorando desconsoladamente, mientras Maca permanecía en la misma posición que antes) M: Ya te he dicho que lo siento... hoy me apetecía beber... nada más... ha sido un día muy jodido para mí... (soltó Maca tras un gran suspiro lleno de dolor por ver a su chica de aquella manera) venga vámonos a la cama... (terminó de decir, aún sabiendo que le sería casi imposible quedarse dormida o más bien, haría lo imposible por no quedarse dormida) E: Vale... que tienes que estar muy cansada... (dijo Esther levantándose con la ayuda de su mujer del sofá del salón para irse ambas a la cama juntas, aunque el disgusto no se le hubiera pasado del todo) Aquella noche Maca durmió muy poco, quizás el tiempo en el que le duró el efecto del alcohol en su cuerpo, ese alcohol que en un tiempo no muy lejano fue su aliado para poder dormir, pero que tampoco habían podido evitar ni entonces ni ahora que volvieran las pesadillas, esas que hacían que le dolieran hasta el alma Aquel día se había levantado con mucha bruma en una pequeña habitación de un pequeño hotelito de una ciudad sin descifrar, se escuchaba un sonido en la puerta bastante insistente, un sonido que hizo que la persona que se encontraba durmiendo en ella se tuviera que levantar casi corriendo al creer que por los ruidos alguien tiraría la puerta Silvia: ¡Maca corre vamos!... han comenzado las revueltas... (en ese instante Maca miró como si hubiera visto a un fantasma apoyado en aquel quicio de aquella puerta) M: ¡Silvi!... (consiguió pronunciar con extrañeza) Silvia: La misma que viste y calza... ni que hubieras visto un fantasma... (contestó esta riéndose, se suponía que Silvia estaba muerta y no era cierto o no parecía cierto, ¿y qué hacía ella en aquel hotelito?, ella tenía que estar en casa, con Esther y las niñas, su pequeña ¿dónde estaba su pequeña?, Noa, Noa, comenzó a llamarla en su cabeza, ya tenía que haber nacido y no la conocía, otra vez le pasaba lo mismo que con María, no conocía a su niña) te espero abajo que Toni está que trina... (la interrumpió su amiga volviéndose de espalda para marcharse) M: Silvia espera... te necesito... (consiguió decir al instante, pero cuando quiso mirar por aquel pasillo tan largo, ya no vio a nadie, así que se metió en la habitación y comenzó a vestirse para pasar a estar como si de un truco de magia se tratara a un jeep camino de alguna parte) estás aquí... (pronunció haciendo que tanto Toni como Silvia la miraran extrañados) Silvia: Maca... me parece que la juerga de anoche te ha hecho mal... (dijo entre risas su amiga, mirándola con expresión de burla) venga que llegamos tarde... y ya sabes que nos dan paso ya... hay una avance... así que toma un café... (siguió diciendo vertiendo el café en una taza procedente de un termo que lo había mantenido caliente)

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M: Sí lo necesito... no sé que me ha pasado... (soltó una Maca todavía incrédula, quizás era un sueño, pero un sueño tan real y Esther, ¿dónde estaba Esther?, “Esther cariño”, se decía así misma, “lo siento cariño, lo siento”) De repente, se encontraban fuera del jeep con Toni grabando, Silvia con todo el material y Maca con su micrófono intentando buscar un sitio seguro en el que pararse para dar la noticia de la revuelta, pero parecía que ninguno lo era del todo, entonces vio como Silvia avanzaba un poco más y comenzaba a hablar con un soldado que se encontraba armado, apuntándola con su rifle y cuando quiso reaccionar vio como este descargaba parte de su munición en su amiga, quien en un segundo caía al suelo con una gran mancha de sangre en el pecho M: No Silvia no... (comenzó a gritar Maca con desesperación intentando llegar hasta ella, pero había algo que se lo impedía) Silvia no... no... (entonces las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos como un río que inundó su rostro en unos segundos ¿qué había pasado?, ¿por qué?, ¿por qué no la había parado?) E: Hola cariño... ¿quieres café?... (escuchó como de repente aparecía su mujer en la cocina y mirando a su alrededor se dio cuenta de que estaba en su casa) Noa cariño... no te pongas así que te vas a caer... Noa: Mamá... mamá... (notaba como una niña de unos cinco añitos corría hacía ella para abrazarla, ella la aupaba para estrecharla entre sus brazos y lloró, lloró por no haber estado con ella cuando era más pequeña, lloró por haberse perdido la infancia de su hija, por no haber estado con su familia nuevamente, pero ahí estaba, con ellas, Esther dándole su café y Noa corriendo por ahí con un perrito al que le hacía muchas carantoñas) E: ¿Estás bien?... (de repente una voz lejana le estaba preguntando algo y lentamente comenzaba a escucharla hasta que reconoció la voz) estabas soñando cariño... (en ese instante Maca suspiró y se limpió las lágrimas de los ojos sin dejar de mirar a su mujer) M: Ahora estoy bien... sólo ha sido un mal sueño... nada más... (comenzó a decirle Maca con una voz muy tranquila) duérmete... que es temprano todavía... y no trabajas... ven... (le hizo una señal para que se acoplara boca arriba en su pecho para seguir durmiendo puesto que su barriga abultada hacía que la única postura que podía mantener con Maca fuera esa E: ¿Vas a seguir durmiendo?... (preguntó entonces la enfermera bostezando) M: Sí tranquila... seguiré durmiendo... cierra los ojitos... (le dijo Maca casi en un susurro comprobando que poco después su mujer volvía a dormir plácidamente, había sido un sueño sí, pero un sueño más real y más doloroso que los que había tenido en días anteriores, ¿cuántas veces había visto ya la escena en la que disparaban a Silvia en la tele?, ¿cuántas?, había sido tan real, se había sentido tan mal que en ese instante no sabía que sentía realmente, aunque quizás lo que sí sentía era una congoja por algo que no podía controlar, su mente) Los días fueron pasando y Maca se metió de lleno en la realización del documental que dos días más tarde echaría una de las cadenas de más audiencia nacional. Mario la llamaba cada día desde su despacho, para saber como iba avanzando el proyecto, un proyecto en el que la periodista llevaba encerrada en los estudios de producción de la cadena desde hacía varios días intentando visualizar una y otra vez cada video, cada

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noticia que había dado Silvia en los últimos años y así poder ser lo más objetiva posible en el desarrollo de la carrera de su amiga, aunque realmente no pudiera serlo Durante esos días los sueños se fueron sucediendo una y otra vez, cada noche se encontraba en aquel hotel, aparecía una Silvia realmente excitada para llevársela hacía el lugar de su muerte, sentía como no podía salvarla y cómo comenzaba a pensar en su familia y en que había fallado a Esther como en su día lo había hecho con Lola o lo que es lo mismo, le había fallado a Noa tanto como le falló en su momento a María Pero aquella noche el sueño cambió por completo, como si su subconsciente le estuviera jugando una mala pasada, notó como las tornas con Silvia se cambiaban, ahora era ella quien se encontraba cerca del soldado que le había disparado a su amiga, ahora era ella quien sentía como le disparaban, sentía como la bala le entraba en el pecho impidiéndole respirar y como lo siguiente que veía, era a su familia en su sepelio, a una Esther llorando desconsoladamente junto con sus hijas y con el resto de las personas que la habían apreciado en su momento, como su madre se repetía una y otra vez que tendría que haberla convencido para que no se fuera, para que no dejara a su familia e intentó hablar con ellos, intentó decirles que no estaba muerta, intentó por todos los medios acercarse a su esposa para abrazarla y que supiera que siempre iba a estar con ella y con una mezcla entre una sensación de angustia y un dolor intenso en el hombro, el mismo hombro que sí que fue herido en su momento y que desde unos meses no le dolía para nada, sólo en los cambios bruscos de temperatura o un mal movimiento, pero ahora era un dolor punzante, un dolor extremo, un escozor difícil de aguantar, en un hombro, que a pesar de que los médicos no le vieran nada extraño, ella cada vez sentía como se le clavaba una y otra vez la misma bala y tenía que beber o tomar fármacos hasta que el dolor desaparecía por completo. Y por ello llegó Martín, un amigo de Silvia al que Maca le tenía mucho que agradecer con su terapia para el tratamiento del dolor crónico y que logró que Maca dejara de tomar ciertos fármacos que por otro lado no le servían para aliviar ese dolor al igual que esos sueños que no la dejaban tranquila E: ¿Qué te pasa cariño?... (preguntó Esther despertándose al notar como la periodista se había movido haciendo un gesto de dolor y se llevaba inmediatamente la mano hacía el hombro) ¿te duele?... M: No es nada... (dijo Maca casi con las lágrimas saltadas) no es nada... no te preocupes se me pasará... Desde la noche en la que Maca le contó a Esther su accidente, la enfermera había sido tan sólo testigo de algún que otro ataque de dolor durante esos días en los que la temperatura cambia, un dolor que la periodista había llevado más o menos bien, o eso le había parecido a Esther cada vez que le preguntaba si le dolía mucho, pero lo que estaba presenciando la enfermera en ese momento era mucho más que un simple dolor, era ver como su esposa se retorcía en la cama y contraía la expresión del rostro intentando que pasara lo antes posible ese dolor que le impedía razonar, que le impedía hasta concentrarse en otra cosa que no fuera ese dolor E: Cariño deberías ir al hospital... (dijo Esther totalmente asustada al verla de esa manera) M: No... (contestó Maca sin decir nada más) E: Cariño... no seas cabezota... (protestó la enfermera al seguir viéndola de la misma manera)

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M: ¡Para que me hagan miles de pruebas... y me digan que no tengo nada!... (soltó ya medio alzando la voz mientras las lágrimas comenzaban a fluir por sus ojos) E: Pues tómate algo... (siguió diciendo Esther mientras intentaba tocarla para calmarla, cosa que rechazó de lleno la periodista quien se levantó de la cama al no percibir alivio para comenzar a andar como una autómata por la habitación) M: Las pastillas no me hacen nada... lo único que me dan son nauseas... (dijo suspirando ya al sentir otra gran punzada en su hombro que casi no le había permitido terminar de decirlo) E: Pero cariño algo se podrá hacer... ¿desde cuando te duele así?... (volvió a preguntar una Esther que prefirió quedarse sentada en la cama antes que su chica la volviera a rechazar, puesto que en ese momento sabía que no aceptaría a nadie) M: Así de fuerte desde hoy... (comenzó a contestar Maca todo lo lúcidamente que pudo puesto que estaba realmente nerviosa) pero desde hace días tengo un dolor constante que no me deja... y que no sé como paliar... E: ¿Y por qué no me lo has dicho?... (volvió a preguntar Esther con tono muy preocupado, sabía que por la forma en la que le estaba hablando su mujer aquello no era un simple dolor, no podía serlo) M: Porque no quería preocuparte... porque se me pasará... será el cansancio... será yo que sé... pero hace mucho que no me pasaba... (soltó totalmente desesperada intentando dejar entrever a su chica que no se enfadara con ella por no habérselo dicho) joder... otra vez no... (terminó de decir llorando mientras se apoyaba en la pared del dormitorio y poco a poco iba agachándose hasta llegar a sentarse en el suelo haciendo que Esther no pudiera hacer otra cosa que levantarse y llegar hasta ella para consolarla) Joder otra vez no, joder otra vez no, ¿por qué no dejaba de pensar precisamente en esas palabras pronunciadas por su mujer?, ¿por qué?, no es que tuviera mucha experiencia con aquello pero sabía que esa era un parte que desconocía de Maca, era algo que no le había contado y no sabía por qué, tampoco era malo, tampoco tenía que avergonzarse de ello, simplemente había tenido una lesión y ya está, se había curado pero le seguía doliendo, eso era lógico, al fin y al cabo una vez que te haces un daño de ese calibre, la zona seguirá sensible para siempre, pero esas palabras estaban llenas de algo que la había asustado y no por la gravedad del asunto, sino por cómo lo habría pasado la periodista durante todos estos años con aquella lesión, aguantando, eso era lo peor para ella, que Maca no hubiera compartido con ella ese dolor como una parte más de su persona, como una parte de esa esencia que era su esposa y que tanto la había enamorado desde el principio. Pero Maca era muy cerrada, lo supo desde un principio y lo sabía ahora, daba igual que llevarán años juntas, daba igual, si ella no quería contar una cosa, no la contaba y Esther, después de mucho luchar, después de intentar que se abriera ella, no lo había conseguido, quizás en algunas cosas sí, realmente no tenía quejas de su matrimonio, Maca seguía siendo cariñosa con la enfermera, con las niñas y eso era algo que admiraba de ella, puede que porque realmente se encontraba a salvo con ellas, siendo de esa manera con ellas, era por así decirlo, esa Maca tierna que la volvía loca, que seguía haciéndole sentir como el primer día. Pero le dolía verla así, esa mañana lo había pasado muy mal, realmente mal viéndola sentada en el suelo negando cualquier tipo de ayuda, con un rostro lleno de dolor que le había hecho retorcerse todo lo que había dado de sí su propio cuerpo, y le dolía, le dolía mucho, tanto como si un puñal se le estuviera clavando en el corazón Cuando llegó al hospital, saludó a Teresa como cada mañana y se dirigió al gabinete para buscar a Cruz, todavía sentía ese nudo en el estómago a pesar de que había dejado

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a Maca bastante más relajada en casa antes de salir ella para dejar a las niñas, pero seguramente su mujer se volvería a encerrar a hacer el dichoso documental, como estaba odiando esa actividad, como la estaba odiando, ¡no se daba cuenta de que le estaba haciendo tantísimo daño! E: Hola... ¿molesto?... (preguntó al entrar en el gabinete y ver que Cruz se encontraba con un compañero hablando) H: No... ya me iba... (soltó Héctor haciendo una pequeña mueca ante de coger sus papeles para marcharse) cuento contigo... ¿no Cruz?... C: Claro... allí estaré a las doce... (le dijo Cruz con una media sonrisa antes de dirigirse a Esther y verla con tan mala cara) ¿qué tal estamos hoy?... E: No... puedo Cruz no puedo... (comenzó a soltar la enfermera sin dejar de moverse de un lado para otro cuando Héctor cerró la puerta del gabinete) C: Espera... espera... vayamos por partes... (dijo la cirujana acercándose hasta ella para hacerle en ese instante una señal de que se sentarán en el sofá las dos para hablar) ¿qué ha pasado?... (le preguntó a su amiga al verla tan angustiada) E: Es que no sé ni como empezar a contarte... (comenzó a relatar Esther casi con las lágrimas saltadas como si la invitación de su amiga no hubiera ocurrido nunca) estoy hasta la puta mierda... del dichoso homenaje... y lo que sea... (dijo con rabia, con mucha rabia) me está jodiendo la vida... bueno a mí no... pero es que no puedo... C: Venga tranquila... que eso pasará... (soltó Cruz intentando calmarla, aunque la enfermera no hubiera dejado de dar vueltas por la sala) E: Esta mañana... (comenzó a decir más calmada, aunque por dentro siguiera teniendo ese nudo en el estómago) se ha despertado con una mueca de dolor impresionante... joder... seguro que estaba soñando... pero como no me dice nada... como se lo calla todo... pues me lo tengo que suponer... porque claro... así me va la vida... pero bueno... de eso ya te he calentado demasiado la cabeza últimamente... bueno últimamente no... siempre... pero a lo que iba... con todo y con eso... ya no sólo tiene pesadillas... porque son pesadillas... eso lo tengo claro... (en ese instante suspiró al sentir que le faltaba el aire y se le quedaba la boca seca) ahora me entero... bueno... son suposiciones claro... es que mi matrimonio es una suposición... (soltó medio riéndose más por los nervios que porque realmente deseara hacerlo) que el hombro le ha dado más lata de la que me ha dicho... no te puedes ni imaginar como se retorcía de dolor esta mañana... y yo Maca cariño... venga tomate algo... venga en qué te puedo ayudar... y ella... en nada... se me pasará solo... es frustrante... (terminó de decir antes de soltar otro suspiro) C: Espera... ¿me estás diciendo que el hombro le duele?... ¿le has dicho que venga al hospital?... (preguntó Cruz mirándola fijamente mientras Esther se sentaba a su lado algo más calmada) E: Eso le he dicho... y me ha dicho... que no le van a encontrar nada... que son imaginaciones suyas... que lo tiene bien... (dijo la enfermera de forma un tanto desesperada) y que por supuesto... no se toma nada... porque le sienta mal todo... en el estómago... joder... ¿y yo que hago?... ¿qué?... C: Pero me estás diciendo... que es el primer episodio que le ves así... (soltó Cruz intentando entrelazar todo lo que le había contado su amiga entre sollozos) E: Sí... algunas veces le ha dolido... pero por causa del tiempo... y esas cosas... algún movimiento... si es que ni se nota que ha perdido movilidad... lo notará ella... pero yo no... (dijo Esther intentando acordarse de esos episodios) siempre me decía que no le dolía... que era un leve dolor que aguantaba bien... una molestia... y que no se tomaba nada porque le sentaba mal al estómago... es que tiene el estómago delicado... ¿sabes?... (siguió hablando sin dejar que su amiga interviniera) pero nada más... yo pensaba que

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era cabezota nada más... pero es que le duele... Cruz... le duele... (terminó de decir volviendo a llorar a moco tendido) C: Mira... si quieres hablo yo con Carlos... y le comentó lo que me has dicho... por si él me puede decir algo más de lo que podamos saber tú y yo... (en ese instante la cirujana la estrechó entre sus brazos, algo que le vino muy bien a Esther para terminar de desahogarse, puesto que lo que había visto aquella mañana en su dormitorio, le había partido el alma) JERUSALEM. TRES AÑOS ANTES Que bueno era volver de nuevo a la acción, como lo había echado de menos durante esos meses de baja, salir a la calle de aquella maravillosa ciudad y olerla, sentir como la gente iba y venía como si todo estuviera perfectamente programado, como si realmente todo el conflicto que seguía sucediendo en aquel entorno pasara realmente a un segundo plano Ese mediodía había quedado con Silvia para comer en cuanto dejara la maleta en el hotel como siempre y aunque todavía tuviera en la mente la pelea que había tenido con Lola antes de su partida, realmente se sentía tranquila, feliz de encontrarse allí con su gente Aquellos meses habían sido muy duros para Maca, el estar fuera de juego tanto tiempo le había supuesto demasiado y no es que no se alegrara de pasar esos tres meses con su familia, el estar con su hija había sido precisamente lo mejor que le había pasado durante ellos, pero que su mujer hubiera estado tan pendiente de ella en todo momento, echándole en cara cada vez que podía que su accidente podría haber sido peor, que se podría haber quedado viuda y su hija huérfana, todo aquello le había echo sentirse pequeña e incluso inútil, con lo activa que ella había sido siempre Silvia: Hola Maquita... (escuchó como Silvia, que la estaba esperando en una mesa del restaurante del hotel la saludaba levantándose para darle un abrazo) que alegría de verte por aquí... M: Hola niña... (soltó la periodista con una gran sonrisa mientras se abrazaban ambas Silvia: ¿Cómo has dejado a tu tormento?... (preguntó entonces Silvia riéndose mientras se sentaban ambas en sus respectivas sillas, la una frente a la otra) M: No me hables... no me hables... (comenzó a decir Maca con una cara llena de hastío) como siempre montó el numerito... ya sabes... pero es joder Silvi... me estaba ahogando en esa casa... (siguió relatando la periodista mientras de vez en cuando echaba algún que otro suspiro) entre mi madre y ella... no me han dejado hacer nada sola... como si fuera una inválida... o yo que sé... tenía muchas ganas de volver... de verdad... Silvia: Y nosotros de que volvieras... menudo susto nos llevamos... (dijo Silvia mirándola directamente al hombro para encontrarse con que la periodista seguía manteniéndolo un poco en cabestrillo) ¿te duele?... M: A veces... (comenzó a decir la periodista intentando no hacer ningún movimiento que la pudiera dañar) pero me han dicho que lo tengo bien... que es cuestión de ir recuperando la movilidad... pero está perfecto... (la verdad es que desde que había tenido el accidente, había visto a Silvia tan sólo una vez y todavía estaba en el hospital después del accidente, pero habían podido hablar por teléfono de vez en cuando, aunque

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no siempre) el caso es que se me ha quedado esta costumbre... como de recogerlo... y tampoco se por qué... pero cuando no estoy haciendo nada me pillo con esta postura... Silvia: Yo no sé mucho de medicina... ni de nada de eso... pero quizás es porque inconscientemente te lo intentas proteger... de golpes... o de lo que sea... (comentó Silvia con una leve sonrisa) es lógico además... digo yo... M: Sí... será eso... (soltó Maca de manera pensativa) Silvia: ¿Y la peque?... (volvió a preguntar Silvia, esta vez por su hija) M: Está genial... (dijo Maca de nuevo con la sonrisa en la cara) es una niña increíble... y menos mal que la ha tenido a ella... si no hubiera muerto en el intento de sobrevivirlos a todos... de verdad... (soltó haciendo una mueca que terminó en una leve sonrisa) esta visto que no sirvo para esto... para estar mi casa... no sé estar en mi casa... y con la mierda esta... no podía hacer nada... (dijo mirando hacía su hombro) Silvia: Y claro... te has escapado... (terminó de decir Silvia sin dejar de mirar a su amiga, mientras comenzaban a comer) M: Más o menos... (confesó como si fuera una niña pequeña a la que le han pillado con una trastada) el fisio me ha dado el alta... porque por poco lo mato... el pobre... no se como me ha aguantado todo este tiempo... pero me ha hecho prometer que haré los ejercicios aunque me duela... Silvia: Ya... vamos que ya te estoy viendo... (la interrumpió su amiga con una fuerte carcajada) me encantaría haberte visto... convencerlo... M: Es que no podía estar en casa joder... es que me iba a morir... ¿qué quieres?... (se quejó la periodista por el comentario de su amiga) además... que estoy bien... que puedo hacer mi trabajo perfectamente... y ya está... tenía que salir de allí como fuera... Silvia: ¿Tan mal se ha portado Lola?... (preguntó Silvia sabiendo que ese momento era bueno para que su amiga se desahogara, sobre todo si esta, como en otras ocasiones, había reaccionado peleándose con ella de mala manera) M: No... mal no... yo que sé... (comenzó a decir Maca intentando justificar ahora a su mujer, a pesar de su carácter) es que no me dejaba salir ni a la calle... menos mal que he estado en Jerez... porque de verdad... estar todo el día de la cama... al sofá y del sofá a la cama... cansa... sobre todo si no te dejan hacer nada... y ves que no puedes hacer nada... porque tienes dos agujas metidas en el puto hombro que no te dejan tranquila... Silvia: Claro... y ella de mal humor... porque no habrá tenido su dosis... (soltó Silvia riéndose de nuevo) M: Sí claro... para dosis estaba yo... no te fastidia... si es que a veces creo que sólo está conmigo por el sexo... de verdad... no sé como hemos podido cambiar tanto... joder yo la quiero... pero me tiene un control... que si cariño no hagas eso... no dejes las cosas por ahí sin recoger... no pongas los pies encima de la mesita que la manchas... (comenzó a decir imitando a su mujer) no digas eso que la niña está delante... no bebas... que si tu madre me ha dicho esto... que por qué he sido tan borde con fulanito que ha venido a verte... que por qué hay que ir a Jerez... que si tu familia no me quiere... (terminó de decir al ver que Silvia ponía los ojos en blanco) y no te cuento más que no sepas... pero me tiene un marcaje... joder se supone que estaba en mi casa... ¿no?... si no estoy porque no estoy... y si estoy me dice esas cosas... joder... a veces pienso que le estorbo... Silvia: Pues ya sabes lo que tienes que hacer... divórciate... (dijo Silvia encogiéndose de hombros, cuando una pareja no se lleva bien, es lo más lógico) M: No puedo... (soltó Maca en tono serio) joder Silvia... no lo entiendes... yo la quiero sabes... Silvia: Claro... y por eso huyes de ella... por eso te has venido aquí corriendo... a pesar de todo... (siguió diciendo Silvia poniendo las cosas encima de mesa, había estado tan presente en las crisis de aquella pareja, que se las sabía de memoria y desde luego no

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dudaba que se quisieran, pero ese amor no era sano, desde luego que no lo era) y si quieres sigo... porque no me importa... o no te acuerdas de las últimas vacaciones... cuando te viniste a buscarme porque te había echado de casa... joder Maca reacciona... es un contigo pero sin ti... un tienes que estar pero no estés demasiado que se jode... M: Mira hablemos de otra cosa... (dijo la periodista dejando por zanjado el tema, que su matrimonio no era el mejor, estaba claro, pero ella seguía enamorada de Lola) que ya he tenido suficientes peleas últimamente para escucharte a ti también... Silvia: Eso huye cuando se te dicen las verdades... pero que sepas... que al final me darás la razón... y cuando me la des... espero que me llames... (terminó de decir Silvia antes de seguir almorzando, ¿por qué era tan cabezota?) Menudo dolor de cabeza tenía esa mañana y encima otra noche sin poder dormir entre el hombro y las puñeteras pesadillas que no la dejaban tranquila, ¿es qué no iba a poder estar tranquila?, y lo de su mujer ya no tenía nombre, otra vez se habían vuelto a pelear por teléfono, ¿es qué esa mujer no podía entender que estaba trabajando?, ¿qué aquello era su vida?, desde que había vuelto hacía dos meses al trabajo, todas las noches le tenía que recriminar cualquier cosa respecto a su hija, porque sabía que eso era lo único que realmente le haría daño, en cuanto a Lola, la verdad es que cada vez le apetecía menos verla, sí, llevaba dos meses sin ir a casa y eso que había tenido la oportunidad de hacerlo, pero ni quería verla a ella, ni a su familia, el tener que escucharlos pelearse a todas horas, a Lola recriminándole que su madre quisiera ver a su nieta, cada vez lo aguantaba menos, a veces había pensado incluso tener una amante, realmente oportunidades no le habían faltado nunca, pero es que hasta eso le costaba trabajo, el tener que estar atendiendo a otra persona que se supiera segundo plato, tampoco era la mejor decisión de todas, tampoco podría ofrecerle nada, quizás un polvo de vez en cuando, pero ella tampoco estaba para esos trotes en esos momentos, si cada vez bebía más, cada vez dormía menos y se levantaba peor, pero lo peor de todo era que hasta cuando aguantaría Silvia tapándole sus descuidos, su mala cabeza, ¿hasta cuando?, tampoco se merecía aquello, nadie se merecía hacer nada por ella misma realmente, que ganas tenía de desaparecer del mundo, que ganas, mandarlo todo a la mierda, a su mujer, a su familia, a su jefe, al mundo entero Como cada noche, acudió al bar del hotel para comenzar la velada entre colegas y como cada noche, el alcohol seguía recorriendo cada centímetro de su cuerpo intentando aplacar su dolor. Aquella noche Silvia y el resto de los chicos se lo estaban pasando de maravilla contando anécdotas de lo más variopintas, mientras Maca no dejaba de pensar en sus cosas, meterse en su mundo había sido realmente su único refugio durante esos meses Silvia: ¡Maca cariño!... (escuchó como Silvia se acercaba a ella para llamar su atención) venga vámonos a la cama... M: ¡No!... estoy bien... (protestó la periodista resistiéndose a la idea de irse a su habitación, aunque estuviera ya más inconsciente que consciente) Silvia: ¡No!... no estás bien... (siguió diciendo Silvia con un tono de voz lleno de reproche) joder Maca... venga... vamos a dormir... chicos nos vamos a dormir... (dijo su amiga dirigiéndose a sus compañeros que seguían hablando sin echarles mucha cuenta a las dos) Toni: Vale tranquila... (contestó Toni en nombre de todos)

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Noa: ¡Silvia si quieres la llevo yo!... (escuchó como una voz femenina se acercaba a ella) no me importa... quédate con ellos anda... que sé que te apetece... (terminó de decirle con dulzura, para terminar de convencerla) Silvia: Gracias Noa... la verdad es que no tengo sueño de momento... (le dijo a aquella chica que se había ofrecido) Noa: Venga Maca que nos vamos... (soltó aquella chica levantando a la periodista con ayuda de Silvia para llevársela) La primera vez que vio a Noa, años atrás, no pudo evitar reconocer que esa chica tenía algo, incluso que le atraía, tenía esa mezcla de genes que la hacían ser una mujer preciosa, realmente preciosa. Noa era hija de un empresario español, que como tantas otras familias de origen judío, se trasladaron a ese país después de la Segunda Guerra Mundial, Noa ya había nacido allí, en Jerusalén y trabajaba como traductora para periodistas españoles que se encontraban en tierra santa. La relación que había tenido con Maca, era más o menos la misma que tenía con Silvia, aunque no la hubiera dejado adentrarse demasiado en su vida como a esta, pero ahí estaba esa noche, llevándola a su habitación para que durmiera la mona, cuando ella podría estar en su casa desde hacía mucho tiempo Cuando entraron en ella, la israelí comenzó a despojarla de su ropa para ponerle el pijama, aunque aquel simple gesto le estuviera costando más de lo que en un principio había pensado mientras subían hasta allí, pero aún así, consiguió meterla en la cama minutos más tarde M: ¡No te vayas!... (gritó la periodista al sentir como Noa abría la puerta de la habitación para marcharse) échate a mi lado... (le dijo con tono de súplica) por favor... (terminó de decir la periodista haciendo que la intérprete cambiara de opinión y se acercara hasta la cama para echarse a su lado después de despojarse de sus zapatos y de los pantalones) gracias... Noa: No tienes nada que agradecer... (le contestó Noa con una media sonrisa) venga a dormir... M: ¡Te he dicho que estas muy guapa hoy!... (comenzó a decirle la periodista con tono seductor mientras le sonreía) Noa: ¡Maca!... (soltó Noa bastante nerviosa notando como la periodista se iba acercando cada vez más hasta que le daba un beso que se iba profundizando cada vez más) no para... Maca para... M: ¿Pasa algo?... (preguntó la periodista parando en ese momento sin dejar de mirarla) Noa: No pasa nada... realmente no pasa nada... en realidad me gustas... (comenzó a decir la intérprete) pero no está bien... esto no está bien... M: ¿Por qué?... (volvió a preguntar Maca con una mirada incrédula, al ver como esta la había parado) Noa: Porque estás casada Maca... y quieres a tu mujer... (contestó esta sin dejar de mirarla a los ojos) y yo no soy así... (terminó de decirle mientras se levantaba de la cama para marcharse) M: Por favor no te vayas... (dijo entonces Maca sentándose en la cama) lo siento... de verdad que lo siento... pero no me dejes... Noa: Maca... nos conocemos desde hace mucho tiempo... y te considero mi amiga... (soltó Noa cerrando la puerta para acercarse de nuevo hacía la cama) pero si estás mal en tu matrimonio... deberías de hablarlo... no hacer estas cosas... las cosas no se hacen así...

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M: Lo sé... no sé que me ha pasado... pero me gustaría que te quedarás conmigo... (suplicó la periodista como último recurso) no volverá a ocurrir... Noa: Está bien... (terminó de decir Noa volviendo a acostarse en la cama, lo que hizo que con un gesto de la periodista, abriera sus brazos para dejar que esta se apoyara en su pecho hasta que finalmente se quedó profundamente dormida) Desde aquella noche que había pasado con Noa, Maca se sintió tremendamente extraña, realmente no había pasado nada, pero sino hubiera sido por su amiga, quizás ahora podría estar lamentándose de algo que en realidad siempre había huido, demasiado bien había reaccionado esta ante su provocación, ante esas ganas de sentirse querida, deseada después de tanto tiempo. ¿qué quedaba en realidad de su matrimonio?, sentía que no mucho, pero esa no era una excusa para engañar a Lola, ni hacerle daño a una amiga por algo que quizás solamente se hubiera quedado en un polvo pasajero, porque simplemente no estaba preparada para dar nada más Aquella mañana había salido a dar una vuelta por la ciudad junto a Silvia, les encantaba en todo lo que se convertía la ciudad a esas horas, en ese ir y venir de viajeros, comerciantes, turistas, junto con los incansables soldados del ejército israelí, quienes patrullaban continuamente por sus calles observándolo todo y ese día las cosas estaban tranquilas y había que aprovechar Silvia: ¿Por qué evitas a Noa?... (preguntó de repente Silvia mientras se sentaban en el bar del hotel a tomarse algo) ¿no pasaría algo aquella noche?... (volvió a preguntar esta al ver como Maca no decía en un principio nada) ¡Maca!... joder... M: Que no pasó nada Silvi... nada... (comenzó a decir de manera defensiva, pero vio que su amiga a pesar de todo, no la creía del todo) bueno... casi pasa algo... pero no pasó nada después... sólo dormimos... no hay nada de malo en dormir... Silvia: ¿Qué pasó?... (preguntó de nuevo la sevillana con tono serio) M: La besé... pero ella me paró... y ya te digo que después no pasó nada... (terminó de confesar la periodista sin poder mirar a la cara a su amiga) Silvia: Joder... (soltó Silvia de repente sin más) si es que esto tenía que pasar un día... Maca... es que parece que tú no te ves... ¿y si hubiera sido otra mujer y no ella?... M: Pues yo que sé... a lo mejor me estaría lamentando... llorando por las esquinas... o pasado de puta madre... pero no pasó nada... y déjalo ya... que pareces mi mujer joder... (dijo la periodista ya casi fuera de sí) que bastante tengo ya con ella cada noche... Silvia... cada noche... para que vengas tú ahora a echarme la bronca también... Silvia: Te la echo porque soy tu amiga... y necesitas ayuda... no puedes seguir así... (continúo Silvia con la ya sin duda discusión entre las dos) no sé hasta donde vas a llegar... y mira... para que lo sepas ya... nunca he defendido a Lola... nunca... pero si yo fuera ella... te mandaba ya a paseo... pedazo de cabezota... seguro que estás rabiando de dolor... y tú ahí sin decir nada... serás gilipollas... porque hay que serlo para tragarse lo que te estás tragando tú solita... es un sin sentido Maca... un sin sentido... y yo te aguanto por lo que te aguanto... porque eres mi amiga... después de todo lo que hemos pasado juntas... joder... ¿qué crees?... ¿qué a mí no me afectó lo que te pasó?... pues sí... creí que te había perdido joder... y cuando me entero de que estás bien... de que estás aquí de nuevo... te comportas así... que estás haciendo... morir en vida... mírate... si es que no sé que te haría ahora mismo... (terminó de decir con lágrimas en los ojos mientras Maca se quedaba esperando a que terminara el rapapolvo que le estaba

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echando su amiga, aunque tuviera toda la razón) ¿no tienes nada que decir joder?... ¿hasta con esto no vas a decir nada?... me estoy cansando de tus putos silencios... M: Ayúdame... (dijo Maca finalmente con una enorme tristeza reflejada en sus ojos) no quiero perderla... Silvia: Eh... eso no va a pasar... (comenzó a decir una Silvia más calmada ante las palabras de su amiga) A partir de esa conversación, las cosas fueron cambiando para Maca, Silvia un día le dijo que tenía un amigo que podía ayudarla y la ayudó a superar sus dolores En cuanto a su matrimonio con Lola, un día llegó lo que tenía que llegar, la demanda de divorcio por parte de su mujer, porque por mucho que Maca quisiera salvar su matrimonio, las cosas estaban como estaban y no se podía hacer más MADRID. EN LA ACTUALIDAD Para Esther el día en el hospital había sido bastante intenso, aunque el hecho de tener que entrar en quirófano un par de veces, había logrado que por un instante pudiera olvidarse de su mujer, de pensar en cómo estaría pasando el día con su dichoso hombro, esperaba que su madre hubiera ido a recoger a las niñas aquella tarde al colegio y que estuviera todo tranquilo hasta que ella volviera a casa y pudiera atenderlas para que no molestaran a Maca mientras trabajaba en su estudio, así que cuando salió hacía la recepción del hospital para despedirse de Teresa hasta el día siguiente no pudo evitar quedarse impactada de ver lo que estaba sintiendo en ese momento Cris: Mami... mami... (escuchaba como su hija corría hacía ella hasta que ambas se abrazaban) me ha dicho Maca... que nos vamos a ir a cenar por ahí las cuatro... E: ¡Ah sí!... que bien mi vida... porque yo tengo mucha hambre... (le dijo a Cris sonriendo mientras con la mirada buscaba la figura de su mujer, hasta que la vio como le sonreía levemente desde la lejanía, junto con María, quien no se apartaba de ella para nada) Teresa nos vamos... hasta mañana T: Hasta mañana hija... (le respondió la recepcionista con una gran sonrisa al ver como la enfermera estaba sonriendo de aquella manera y era testigo de cómo se iba acercando a su mujer hasta que ambas se besaban, levemente pero se besaban sin dejar de sonreír) María: Hola Esther... (decía María dándole otro beso en la mejilla como saludo) E: Hola cariño... (le contestaba la enfermera para después centrarse en una Maca que hasta ese momento no le había dicho nada) hola... M: Hola... (soltó la periodista sin dejar de sonreír) les he dicho a las niñas que nos íbamos a cenar por ahí... que hace tiempo que no lo hacemos... y es un buen día para hacerlo... E: Claro... (dijo entonces Esther viendo como las niñas salían ya del hospital hablando como siempre, así que le cogió a su mujer la mano e hicieron lo mismo) M: ¿Qué tal el día?... (preguntó entonces Maca con tanto interés como siempre había mostrado por ese tema) E: Cansado pero bien... (soltó la enfermera mientras se dirigían hacía el coche) y con muchas ganas de llegar a casa... M: Sí quieres lo dejamos para otro día... (dijo Maca sin esperar ni un minuto ante el cometario de su chica) se lo digo a las niñas y ya está...

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E: No... me apetece que cenemos por ahí... como una familia... (le replicó Esther sin levantar para nada el tono de voz, estaba tranquila, aunque no por ello dejara de preocuparse por la situación en la que se encontraba su mujer) M: Cariño siento... que estos días haya estado más ausente... no sé... (comenzó a decir entonces Maca intentando disculparse por su comportamiento) pero ya está terminado... y puedo... E: ¿Te duele?... (preguntó Esther de forma directa, esperando que así su mujer con algún gesto espontáneo no pudiera mentirle) M: Un poco... sólo un poco... (le soltó la periodista evitando mirarla a los ojos, mientras llegaban cerca del coche, donde las niñas ya se habían sentado en sus respectivos asientos y las esperaban) E: ¡Y has venido conduciendo!... ¡con las niñas!... (le dijo la enfermera con tono de reproche, aunque intentara que las niñas no se percataran para nada de todo aquello) M: Puedo conducir... y no me duele... (casi gritó la periodista al ver la expresión en el rostro de su mujer, una expresión de preocupación, mezclada con un toque de atención ante la posibilidad de que les hubiera pasado algo a las tres) si no pudiera... no lo hubiera hecho... parece mentira que no me conozcas... joder... E: Es que ya no sé si te conozco o no... porque te niegas a compartir las cosas conmigo... (soltó Esther sin medir sus palabras, pero estaba tan enfadada con su mujer que no lo pudo evitar) si está mañana no hubiera estado en la cama... ni me hubiera enterado... M: Está bien... pero este no es el sitio para hablar de eso... (comenzó a decir Maca con mucha templanza) si quieres les digo a las niñas que nos vamos a casa... y ya está... no pasa nada... E: No... no le digas nada... vamos a cenar fuera... ellas no tienen la culpa de nada... y no les vamos a quitar la ilusión... así que cuando quieras hablamos... (terminó de decir Esther en un tono más calmado entrando en el coche mientras Maca se quedaba durante un instante todavía fuera del mismo) La cena de las niñas transcurrió de manera tranquila, puesto que ambas se centraron en escuchar a las pequeñas en todo momento mientras estás les contaban como les había ido en el colegio, entre otras cosas Pero a pesar de esa tregua por sus hijas, la verdad es que para cada una de ellas, aquella cena estaba siendo totalmente distinta, para Maca aquel toque de atención de su mujer no le había sentado del todo bien, más bien no le había gustado nada, ¿cómo iba ella a poner en peligro a las niñas?, vale que le seguía doliendo, pero sólo era ese dolor leve pero constante al que se había habituado a esas alturas de su vida y que desde luego se había propuesto que no iba a lograr que dejara de hacer nada de lo que se propusiera en el día a día. En cambio Esther se sentía tremendamente mal, tenía claro que la tensión acumulada había sido la causante de que hubiera saltado de aquella manera y sabía que le había hecho daño a su mujer con sus palabras, que como Cruz le había comentado, tenía que tener paciencia y no atosigarla, pero no lo había podido evitar, le había entrado de todo por el cuerpo, cuando se había dado cuenta de que Maca había estado conduciendo con ese dolor en el hombro, aunque supiera que su esposa era muy prudente con todo, pero había sido un miedo normal, sobre todo para una madre que ve el peligro que corren sus hijos continuamente Una vez que volvieron a casa y las niñas se acostaron, la periodista se encerró en su despacho, mientras su mujer se tumbaba en sofá del salón a intentar ver la tele, hasta

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que entre unas cosas y otras no pudo evitar dormirse, hasta que alguien la sacó de ese sueño M: Cariño... venga... vete a la cama... que es tarde... (escuchó como su mujer intentaba espabilarla de manera susurrante sin tocarla hasta que abrió los ojos encontrándosela agachada a su lado, lo que le vino a la memoria aquella noche en el hospital cuando también la despertó de aquella manera y sintió como un escalofrío le recorría el cuerpo) E: ¿Y tú?... (preguntó sin dejar de mirar a Maca a los ojos) M: Yo todavía no... (comenzó a decir la periodista incorporándose para quedarse parada a un par de metros de su mujer) he salido a coger algo de comer... me ha dado hambre... E: Cariño... lo siento... (soltó Esther levantándose del sofá con algo de dificultad) no debí decirte eso antes... lo siento... M: No tienes nada que sentir... (dijo Maca encogiéndose de hombros) E: Sí lo tengo... (la interrumpió la enfermera acercándose hasta ella hasta que la cogió de la mano) no quería herirte... no sé ni como he podido pensar eso de ti... de verdad... M: No te preocupes es lógico... (continúo diciendo la periodista) yo hubiera pensado lo mismo que tú... de verdad... no tiene importancia... quizás no fue una buena idea llevar a las niñas a cenar... y eso... no lo pensé... me salió así... pensé que te gustaría que fuéramos a por ti al hospital... darte la sorpresa... E: Y me ha encantado... cariño... (soltó Esther interrumpiéndola mientras seguía con la mano de su mujer agarrada de manera muy suave) ha sido un detalle precioso... y las niñas han disfrutado mucho... y yo también... ¡no sabes lo que te he echado de menos!... (terminó de decir casi con las lágrimas saltadas) M: Ya... (dijo Maca con un tono lleno de culpabilidad que no pasó desapercibido para la enfermera, quien la cogió del rostro de manera muy suave y la besó de la misma forma) sabes... (comenzó a decir la periodista a continuación) a veces me gustaría hablar contigo... contarte cosas... cosas mías... pero después no puedo hacerlo... se me hace un nudo en el estómago... y no me sale... lo intento... y no puedo... y no tiene nada que ver contigo... es algo que siempre me ha pasado... (en aquel instante no pudo evitar mirar a su mujer con una mezcla entre pena y angustia y tras un suspiro decidió continuar hablando) tengo dolor crónico... hace tiempo que no me dolía... pero últimamente me ha vuelto a molestar... siento haberme puesto así esta mañana... pero no pueden hacer nada por mí en el hospital... sé que quieres ayudarme... y te lo agradezco... E: ¿No te ha ayudado nadie?... (preguntó entonces Esther de manera tímida, mientras se recuperaba de lo que le había producido aquella confesión, idea que por otro lado había estado rondando por su cabeza desde aquella mañana, sobre todo tras hablar con Cruz) M: Sí... en su momento tuve ayuda... un amigo de Silvia... (siguió contando la periodista sin cambiar el tono de voz) hasta ahora... bueno... he tenido episodios... leves pero episodios... pero como esta mañana no... hacía mucho que no me dolía tanto... pero pasará... cuando acabe todo esto pasará... (terminó de decir con gesto de dolor) E: ¿Te duele mucho?... (preguntó la enfermera llevando su mano hacía el hombro de su mujer como acto reflejo) M: Tranquila pasará... (dijo Maca cerrando los ojos e intentando así que el dolor remitiera) E: ¿Y ese amigo de Silvia no te puede ayudar?... (preguntó Esther expectante) M: No... está en Colombia... como voluntario... (soltó la periodista ya con algo de alivio al sentir precisamente eso mismo) ufff... pasó... tranquila... E: Vente a la cama... (dijo finalmente la enfermera volviendo a cogerla de la mano, no era momento de reproches ni de nada más)

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A los pocos minutos ambas descansaban más o menos, la una junto a la otra, para Esther aquella conversación a trancas y barrancas no la había dejado tranquila, pero al menos había conseguido que su mujer conversara con ella, que difícil era hacerla hablar, lo que no quería decir que la enfermera no fuera totalmente consciente de lo que necesitaba su mujer hacerlo Aquel sábado por la mañana comenzó de manera tranquila para la periodista a pesar de encontrarse sola en casa, algo habitual cuando coincidía que su mujer tenía guardia y las niñas estaban una con su madre y la otra con su abuela pasando el fin de semana, pero precisamente en esos momentos de soledad era cuando más pensaba en todo, en su vida, en lo que le deparaba el futuro, pero sobre todo en lo mucho que echaba de menos a su amiga y en cuantas ocasiones en sus sueños, había logrado salvarla o se habían tornado los acontecimientos, viendo la reacción de sus seres queridos ante su propia muerte y se despertara sintiendo un miedo atroz a perder todo aquello que quería en la vida, a la vez que estos mismos sufrieran por ella, pero a veces, su propia mente se revelaba y no podía evitar preguntarse la razón por la que al final siempre pensaba más en los demás que en si misma, en por qué siempre anteponía los deseos de los demás a los suyos propios, había intentado ser una buena madre, una buena esposa, una buena hija, una buena hermana, contentar a todo el mundo sin pararse a pensar en lo que realmente necesitaba ella misma para ser feliz, aunque esa felicidad se centrara simplemente en una sola palabra, tranquilidad, eso era lo único que quería realmente, una vida tranquila, en la que no le bombardeara en la cabeza miles y miles de sensaciones distintas, miles de problemas que no venía a cuento porque simplemente no se habían producido, quitarse ese sentimiento de culpabilidad constante que la angustiaba más de lo que era capaz de asumir, quizás desde la muerte de su amiga las cosas con Esther ya no eran igual que antes y no es que no la quisiera, la quería más que a nadie en el mundo, la amaba por encima de cualquier cosa, pero de nuevo su mundo interior, ese al que tanto quería a la vez que temía, había salido a la luz provocándole pequeñas crisis de soledad y de angustia que lograba que no disfrutara con nada que pudiera ofrecerle su vida, sólo quería dejar de sentir, tampoco era mucho pedir Olga: ¡Maca!... (escuchó como una voz en aquel parque al que había llegado casi sin pensar llamaba su atención, así que miró en aquella dirección encontrándose con una mujer que le resultaba familia con un crío de unos dos añitos) ¿no te acuerdas de mí?... (le preguntó finalmente aquella chica con cara de sorpresa al no verse reconocida) soy Olga... ¿de verdad que no te acuerdas de mí?... (siguió diciendo sin dejar de mirar cómo la periodista intentaba ponerle la cara a aquel nombre que en el fondo le sonaba tanto) nos conocimos aquí... estabas con la hija de tu pareja enseñándola a patinar... M: Es verdad... perdona... pero no te había reconocido... soy bastante mala para esas cosas... (intentó disculparse la periodista mirando hacía el cochecito donde el crío dormía) si que ha crecido... Olga: Sí... está hecho todo un hombrecito... (dijo Olga sin evitar sonreírle a su hijo para después volver a mirar a Maca) ¿qué tal te va?... M: Bien... (contestó la periodista sin pensar mucho pero de manera un tanto seca) Olga: Bueno... si no quieres hablar... no pasa nada... (soltó la chica para evitar tensiones) M: No si no pasa nada... de verdad... es que... (comenzó a decir Maca hasta que Olga la interrumpió)

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Olga: Estabas en tu mundo... y no te esperabas encontrar a nadie conocido... (terminó de decir encogiéndose de hombros) M: Más o menos... (le soltó con total sinceridad ¿por qué podía ser así de sincera con la gente extraña y no con sus seres más allegados?) Olga: Pues nada me alegro de verte... (quiso zanjar la chica en aquel instante) M: No espera... (la interrumpió Maca intentando enmendar aquel encuentro) ¿te apetece un refresco?... Olga: Vale... (dijo Olga sin más cogiendo el carrito de su hijo para seguir a la periodista hasta uno de los quioscos que se encontraban en el parque para pedir algo de beber, como así hizo la periodista al llegar) gracias... (soltó la chica cuando esta le trajo su bebida) M: ¿Qué tal tu vida?... (se atrevió a preguntar la periodista sin esperar demasiado) Olga: Pues más o menos... mi ex quiso volver conmigo... se dio cuenta de que me quería demasiado... y quería al niño... (comenzó a soltar Olga con cierto cinismo) esas cosas pasan... en algunas ocasiones... pero yo no estoy ya para esos trotes... así que la mandé a paseo... M: Bien hecho... si es lo que querías... genial... (dijo Maca sonriéndole levemente) Olga: No si es verdad... (siguió contando la chica) eso no lo pensó cuando nos abandonó... ahí mi hijo era un estorbo... y yo también... que entrábamos en el mismo lote... ¿no quería emociones fuertes?... pues ale a vivirlas... pero que nos deje en paz... ahora quiere pedir la custodia del crío... porque dice que fue concebido mientras estábamos casadas... no te digo... si con esas se cree que voy a dejarla volver... se ha equivocado mucho... ya he cambiado... M: Sí... (dijo entonces la periodista por decir algo) Olga: ¿Sigues con tu chica?... (se aventuró a preguntar Olga por si esa vez la periodista se decidía a hablar) M: Nos casamos hace más de un año... y esperamos una niña... (comenzó a contarle Maca haciendo que Olga la mirara sin poder evitar sonreír) Olga: La quieres mucho... ¿verdad?... M: Sí... las quiero mucho... (soltó Maca sin dejar de sonreír al acordarse de su familia) son no sé... mi vida... aunque no se los demuestre... Olga: Pero seguro que lo saben... sobre todo tu chica... (dijo Olga sin dejar de sonreír) M: No paso por uno de mis mejores momentos... se me ha venido todo encima... (siguió contando Maca sin dejar de jugar con la botella de refresco que tenía en la mesa) y la estoy cagando... otra vez la estoy cagando... Olga: Seguro que no es verdad... las cosas no pueden ser tan extremas... M: Creía que iba a disfrutar más del embarazo... porque no pude estar la otra vez... con mi ex... pero siento que me estoy perdiendo las mismas cosas... a pesar de estar aquí... de tenerla al lado... no sé... quizás la esté defraudando... (terminó de decir sin poder evitar que los ojos se le empeñaran aunque no dejara salir ninguna lágrima) Olga: Mira... te conozco poco... bueno... más bien nada... (dijo Olga intentando desdramatizar aquel encuentro) pero desde la primera vez que te vi... sentí algo... me sentí tranquila contigo... sentí envidia de como tus ojos deseaban la aprobación de esa niña que estaba loquita por ti... y que seguro que todavía lo está... no todo el mundo es capaz de meterse de esa manera en una relación con hijos por medio... ya me ves a mí... más sola que la una... pero vamos no me quejo... tengo a un bichito que requiere toda mi atención... M: A lo mejor tendría que haber esperado más... no dejar que las cosas pasaran tan deprisa... (dijo entonces Maca desde lo más profundo de su corazón) estaba en trámites de divorcio... quizás la culpa fue mía... por querer empezar tan pronto... lanzarme al

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vacío sin red... pero no soy la persona tan extraordinaria que todo el mundo se cree que soy... ni tan atenta... ni tan paciente... ni tan perfecta... (siguió diciendo con rabia) y quizás sea un fallo mío... por querer dar lo mejor de mí... a pesar de ser sincera y decirlo desde el principio para que no se lleven la sorpresa... tengo mis cosas... me cuesta compartir ciertas cosas... lo digo... pero es que nadie me cree... Olga: Normal que no te crean... (dijo Olga casi riéndose sintiendo como la periodista se ponía totalmente seria) perdona... no quise decir eso... pero... ¿por qué no te perdonas a ti misma?... ¿por qué no eres menos dura y te quieres un poquito más?... no es tan difícil de hacer... no conozco a tu mujer... pero seguro que no piensa eso de ti... sólo quiere que la quieras... que cuentes con ella... Quizás era cierto lo que le acababa de decir Olga en aquel parque, quizás su problema era que precisamente quien más dura era con su persona era ella misma, ¿qué más daba que la gente la perdonara si ella seguía atormentándose de las cosas?, ¿qué más daba?, ella era la única culpable de querer estar siempre en otro sitio, de desear una vida que no era precisamente la que tenía para después huir de ella y echarla tremendamente de menos, tanto que le había desgarrado el alma cada vez que lo había hecho, no era su trabajo, no su problema era querer abarcarlo todo sin perjudicar a nadie, tan sólo así misma, pero es que no podía evitar sentir ese gran vacío en su cuerpo, esa sensación de estar haciendo algo que no debía, algo fuera de lugar, toda su vida el deber había sido el deber, no había habido tiempo para la diversión completa, la diversión plena, puesto que cada vez que se suponía que debía disfrutarla como cualquier niño, sentía un sentimiento de culpabilidad como si se estuviera engañando así misma y estuviera engañando al mundo por tener que estar haciendo algo importante en vez de divertirse, como si ella no tuviera derecho a hacerlo No es que su infancia no hubiera sido feliz, tampoco era eso, recordaba muchas cosas buenas de ella, pero también le venía a la memoria cada vez que se enfadaba con sus padres por considerarla una niña, por no contar con ella como si fuera un adulto más, sólo cuando a ellos le convenía, porque para quedarse con una hermana cinco años más pequeña que ella, sí había sido lo suficientemente adulta para hacerlo, sobre todo, para darle el cariño que sus padres, al estar siempre ocupados con los negocios, no les habían proporcionado a ninguno de los tres T: Hombre Maca... que alegría de verte... (escuchó como Teresa llamaba su atención una vez que se había acercado al mostrador para preguntar por su mujer) Esther está a punto de terminar... creo que ya se estaba cambiando... ¿qué tal todo?... M: Bien... muy bien... he venido a invitarla a comer... (dijo la periodista intentando sonreír todo lo que podía) T: Eso está muy bien... (continuó diciendo la recepcionista intentando entablar una conversación con ella) tenéis que disfrutar... antes de que nazca la niña... y más estando solas... M: Pues sí Teresa... porque después no vamos a tener tiempo para nada... (soltó Maca sin dejar de sonreír, aquella mujer adoraba a su chica, se notaba a leguas y poco a poco también se había ido ganando su corazón, a pesar de no ir mucho por el hospital últimamente, pero al menos, era agradable que alguien se alegrara de verla) E: Hola cariño... (escuchó como su mujer se acercaba a ella para darle un beso de bienvenida) no te esperaba... M: Te echaba de menos... (soltó Maca con un susurro en el oído de su mujer, quien no pudo evitar sonreír) te invito a comer...

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E: ¿Y eso?... (logró decir Esther después de que su cuerpo volviera a su estado natural, una vez que se le había pasado la sensación de escalofrío que le habían provocado las palabras de su mujer) M: Pues porque sí... no hay ninguna razón... (comenzó a decir Maca de forma pensativa mientras Teresa no le quitaba ojo a la pareja) bueno sí... tienes razón... hay una... las niñas no están... tú y yo solas... compartir una comida agradable con mi mujer en un buen restaurante... y... (en ese momento Esther se quedó mirándola para que siguiera hablando) disfrutar de un buen postre... con masajito incluido... ¿le apetece?... E: Teresa que nos vamos... (dijo la enfermera soltándose de su mujer para acercarse hasta el mostrador a despedirse de su amiga) hasta el lunes... T: Hasta el lunes... y cuidado... (soltó la recepcionista viendo como ambas se iban de la mano entre risas hacía la salida del hospital) vaya dos... que bien se las ve... C: ¿A quienes?... (escuchó como alguien le preguntaba en ese instante T: Ah hola Cruz... pues a Esther y a Maca... (dijo Teresa sin dejar de mirar la puerta por la que acababan de irse) C: Pues sí tienes razón... hacen una bonita pareja... (soltó la cirujana sin evitar sonreír, le gustaba tanto ver a su amiga de esa manera, quizás las cosas se hubieran arreglado, pero Esther tenía que tener paciencia, porque merecía la pena) Le encantaba verla sonreír de aquella manera, esa sí era su mujer, aquella que la había enamorado desde que había tenido consciencia de lo que era volver a querer a alguien. Desde que habían salido del hospital la había notado distinta, pero sobre todo había vuelto a ver ese brillo en los ojos que le decían tanto sin palabras y es que Maca, su Maca era así, tan encantadora cuando estaba bien y tan distante cuando no quería nada con nadie y en esa comida parecía que habían dejado atrás tantos momentos de tensión, tantos momentos de tristeza que Esther esperaba no sentir al menos durante un tiempo, tampoco estaba pidiendo tanto E: Pero no me mires así... (protestó la enfermera al notar como se iba ruborizando por la forma en la que la estaba mirando su mujer en aquel instante) y no te rías... M: Sí me río... (le soltó Maca después de guiñarle el ojo de manera provocativa) estás preciosa... que lo sepas... E: Sí claro... preciosísima... con la tripa que tengo ya... que parece que voy a estallar de un momento a otro... y no te rías más... (volvió a decirle a su mujer a pesar de que en realidad esperaba que no dejara de sonreír y ni reír nunca) M: Pero no te me enfades... anda... que a mí me encantas así... y si yo te digo que estás preciosa... es porque estás preciosa... (dijo Maca cogiéndole a su mujer una de sus manos para acariciarla, mientras esperaban a que el camarero les llevara el postre) he hablado con mi madre... (comenzó a decir la periodista cambiando de tema) e insiste en que quiere estar aquí para cuando nazca la niña... le he dicho que no... que estará tu madre... pero no quiere ni oír hablar de eso... además todavía falta algo más de un mes... E: Es normal cariño... es su nieta... y quiere estar aquí... (dijo Esther con un tono de voz muy suave, la verdad es que suegra y nuera se llevaban de maravilla, en realidad se llevaba así de bien con toda la familia de la periodista y era normal que quisiera estar con ellas) M: Como se nota que te llevas bien con ella... (soltó Maca con una leve sonrisa que terminó por causarle una leve carcajada ante esa realidad, su madre se llevaba bien con su mujer y eso no era nada bueno, pero nada bueno) pues nada... hablas tú con ella... y quedáis... sí a mí me da igual... pero tú te entiendes con ella...

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E: No sé cómo os podéis llevar así de mal... (le recriminó Esther en ese momento) M: ¡Eh!... eso no es verdad... es ella la que se lleva mal conmigo... (rectificó la periodista con tono decidido) si yo soy una hija muy buena... y obediente... y ella sólo quiere manejarnos a su antojo... E: Eso no te lo crees ni tú... bonita... (soltó Esther dándole un pequeño manotazo en el brazo) lo que pasa es que eres igual que tu padre... y como a él no le puede echar la bronca... te la echa a ti... que es distinto... M: Es que la sangre de su sangre tira mucho... y como diría mi padre... ellos son tus hijos y a mí sólo me encontraste en la calle de casualidad... (dijo ya Maca riéndose sin poder evitarlo) el pobre... supongo que en el fondo... no soy nada de lo que ella siempre quiso que fuera... pero ahí está... que no hay quien le quite de la cabeza la idea de venirse... E: Pues que se venga... ya te lo he dicho... (volvió a repetir Esther) que yo necesito muchos mimos... M: Tú lo que necesitas es pillarte la baja ya... que no puedes estar trabajando con este ritmo... (le recriminó Maca sacando de nuevo el tema de la baja que tan poco le gustaba a la enfermera) E: Pero yo estoy bien... si no estuviera bien... sería la primera en pillármela... de verdad cariño... no te preocupes por eso... (le dijo Esther intentando convencerla con esa sonrisa que sabía que le gustaba tanto a su esposa) M: Bueno... ya hablaré con Cruz de eso... (soltó la periodista en el momento en el que el camarero les llevaba a ella un café y a Esther un trozo de tarta de chocolate) gracias... E: Que pinta tiene... (dijo la enfermera poniendo los ojos en blanco ante aquel trozo de tarta) ¿quieres?... M: Vale... pero pensé que te la ibas a comer entera... (soltó Maca un tanto sorprendida de la actitud de su mujer) E: Es que no te he dicho nunca... que sabe mejor si es compartida... así que la vamos a compartir... bueno un poco nada más... que soy yo la que está embarazada... (terminó de decir la enfermera recibiendo una gran sonrisa de su mujer quien saboreó de buena gana el trocito de tarta que esta le estaba ofreciendo en aquel instante) El resto de día fue bastante tranquilo, el estar sin las niñas era lo que tenía, mucha paz en aquella casa tan grande que la periodista se había empeñado en comprar poco antes de la boda de ambas, con la sana idea de comenzar en un lugar nuevo donde crear recuerdos de toda la familia desde el primer día en el que pernoctaron en ella E: Que bien se está así... (soltó Esther rompiendo el silencio que se había creado desde el momento en el que habían comenzado a ver algo en la tele, ambas tiradas en el sofá para relajarse antes de irse a dormir) M: Mmm... (contestó Maca con una especie de gruñido haciendo que su mujer levantara su cabeza para mirarla a la cara para encontrársela con los ojos medio entornados) E: ¡Eh!... ¡que te me duermes!... (le recriminó muy suavemente la enfermera acariciándole la mejilla a la periodista que volvió a gruñir) pues sí que te has relajado tú... (continuó diciendo al ver como su chica medio sonreía sin abrir todavía para nada los ojos) ¡nos estamos haciendo mayores!... (y Maca volvió a gruñir justo cuando Esther comenzaba a hacerle cosquillas para despertarla hasta que esta no tuvo más remedio que abrir los ojos y mirarla con una mezcla de fastidio y placidez que hacía bastante tiempo que no sentía)

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M: Pues si yo estoy vieja... entonces tú... (le soltó la periodista un poco más despierta después de las cosquillas) pero vamos... que no te lo he dicho nunca... pero me encantan las mujeres mayores... así como tú... E: Pero serás cabrona... que sólo nos llevamos seis meses... (protestó Esther ante aquella provocación que le había soltado su mujer en un segundo) además lo que importa es la edad de aquí... (dijo señalándose la cabeza) y cualquiera diría que eres más joven que yo... anda vámonos a la cama... que te caes de sueño... M: Sólo un poco... (asintió Maca ayudando a la enfermera a ponerse de pie) pero todo tiene una explicación... E: Claro que todo tiene una explicación cariño... (le dijo a su mujer antes de darle un beso en los labios) estás cansada y ya está... y yo también lo estoy... M: Y seguro que Noa también tiene sueño... (añadió la periodista mientras se dirigían hacía su dormitorio) E: Ui si tu niña... hace horas que seguro que se durmió... si tiene tu misma pachorra... (terminó de decir la enfermera entre risas para dirigirse directamente hacía cuarto de baño antes de cambiarse para acostarse) M: Si es que eres de lo que no hay... (dijo Maca entre susurros mientras comenzaba a cambiarse ella de ropa sin dejar de sonreír, su mujer era genial, era todo lo que podía desear y más, pero tenía que convencerla de que se pillara la baja, no era bueno que siguiera en el hospital como si nada porque hasta Cruz se lo había querido insinuar un par de veces en esos últimos días como si ella pudiera convencer a la enfermera de que no siguiera de la misma manera, pero era tan cabezota para algunas cosas, quizás no tanto como ella, en eso le ganaba, pero si por algo se caracterizaba su chica, era precisamente por ser la persona más atenta y más trabajadora que había visto en su vida) E: ¿En qué piensas?... (preguntó Esther una vez que se metió en la cama donde la esperaba su mujer desde hacía unos minutos) M: En ti... sólo en ti... (contestó la periodista sin poder evitar sonreír haciendo que la enfermera se acercara hasta ella para besarla y acurrucarse entre sus brazos) E: Te amo... (le dijo Esther a continuación) M: Yo a ti también preciosa... muchísimo... (le respondió Maca besándole el rostro que descansaba ya muy pegadito al suyo) cariño... ¿me prometes que te vas a pensar lo de la baja?... E: De verdad... (le contestó la enfermera de manera sincera) la semana que viene tenía previsto ir dejando las cosas más o menos en orden... porque no quiero dejarlo todo manga por hombro... necesito descansar también un poco antes de que nazca la niña... y disfrutar de ti también... que cuando nazca este bichito... no vamos a tener tiempo de nada... (terminó de decir riendo) M: Cuando nazca la bichito... no te preocupes... que seré una buena canguro... (soltó la periodista también entre risas) aunque quiero que sepas... que no se me dan muy bien los niños... que después si encuentras las cosas hechas un desastre... no es mi culpa... que yo lo voy a intentar... E: Pero que chinche te gusta ser a veces... (protestó la enfermera dándole un golpecito en la pierna a su mujer) M: Puede... (terminó de decir Maca antes de besar a su chica muy suavemente en los labios, un beso que se fue prolongando hasta que ambas, entre arrumacos, se durmieron, la una sobre la otra y nada más) A pesar de que la periodista se encontraba ya un poquito mejor, los ataques de dolor y los sueños no habían cesado del todo, quizás no le doliera como en semanas anteriores,

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pero ese dolor constante instalado en su hombro no se le iba nunca, aunque hubiera bajado en intensidad gracias, sobre todo, a ciertos ejercicios de relajación que en su momento había trabajado con Martín en su anterior crisis y que los había retomado poco a poco Por su parte, Esther seguía sin coger la baja maternal, según ella, el hospital estaba manga por hombro y tenía que solucionar algunas cosas antes de pillarla, pero realmente no se había podido quitar ese miedo que al estar en casa las veinticuatro horas del día, pudiera agobiar en cierta manera a su mujer. Esther no era tonta, sabía que Maca seguía soñando, aunque esta intentara no despertarla durante la noche, pero si algo había aprendido durante esos días, era precisamente a detectar cuando la periodista lo estaba haciendo, sentía como de repente se aferraba a ella como si fuera a perder algo hasta que notaba como un beso en la mejilla o en cualquier parte de su rostro, daba paso a una relajación total por parte de la misma y ambas volvían a dormir como si nada hubiera pasado Esa mañana en el hospital, la enfermera había coincidido con sus tres grandes amigas en la cafetería para tomarse un descanso hasta que tuvieran que marcharse por alguna urgencia que llegara y aunque a veces, ese periodo de tiempo fuera bastante corto, era suficiente como para desperdiciar un momento más compartido por las cuatro Eva: Por cierto... vi anoche a tu mujer en la tele... (soltó Eva para seguir con la conversación que estaban teniendo de lo más variada) L: Sí es verdad... yo también la vi... y mira que los debates son aburridísimos... (dijo Laura riéndose mientras no dejaba de observar a Esther en todo momento) C: Yo me lo perdí... (dijo entonces Cruz poniendo cara de fastidio, quizás porque de las tres amigas de la enfermera, era la que más le interesaba los temas políticos que trataba la periodista) pero es que mi maridito... se empeñó en que fuéramos a casa de Luís a cenar... Eva: Pues estaba muy guapa... que digo guapa... estaba increíble... (añadió Eva sonriendo sin parar) le sienta bien la cámara a la jodia... ¿no dices nada?... (le preguntó a la enfermera viendo que pasaba un poco del tema) E: ¿Y qué queréis que diga?... vamos que yo os doy la razón... (soltó Esther sonriendo ampliamente) pero creo que la mía no cuenta... C: Mujer... contar si cuenta... (comenzó a decir Cruz también riendo) pero claro... supongo que muy objetiva no serías... digo yo... L: La verdad es que no sé muy bien... que estaba defendiendo y eso... ya sabéis como son los debates... y llega un momento en el que me pierdo... (terminó de decir Laura también riendo) pero vamos los dejó a todos calladitos... vamos como tú cuando hay reunión sindical... que hay que temerte... Eva: Anda que no... (dijo Eva casi atropellando a su amiga al hablar) que esta es fina cuando se pone a negociar... C: Todavía me acuerdo de la última huelga... pobrecito Dávila... (soltó Cruz rememorando aquellas jornadas en las que a pesar de ser amiga íntima de la enfermera, sufrió también en sus propias carnes, las reivindicaciones de las mismas negándose a hacer ciertas cosas ordenadas por los médicos, sobre todo de urgencias) y nosotros... no te digo... que es más cabezona... E: Que yo lo hice por el bien de mis compañeras... y lo volvería a hacer... (se defendió Esther sacando su tono sindicalista a la conversación)

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C: ¡Eh!... (soltaron las tres amigas a la vez, aunque fuera Cruz quien siguiera hablando por ellas) que ya nos sabemos tus reivindicaciones y tus cosas... y ahora no... si por mi fuera te las daba todas... además... ¿esa baja para cuando?... E: Ayss Cruz no seas pesada... (protestó la enfermera una vez más, aunque supiera que la cirujana tenía toda la razón) ya tengo bastante con la que está en casa... que me va a matar un día... entre unas cosas y otras... ahora encima... le ha dicho a su madre que no venga unos días antes de que nazca la niña... que no hace falta... L: ¿Y tu quieres que venga?... (preguntó Laura en ese momento) E: Pues sí... no sé... es su nieta... y tiene ganas de estar aquí... pero lo peor no es eso... es que cuando se lo digo... que no pasa nada porque venga... me dice que me encargue yo de mi suegra... como si tuviera que hacer yo eso... y menos mal que me lo dijo porque salió el tema... ahora no recuerdo a santo de qué... pero me lo dijo... que si no... ni me entero... y claro cuando hubiese llamado la mujer a casa... pues me hubiese quedado yo con la cara de tonta... menos mal que me llevo bien con ella... y la conocemos como es... que si no... menudo apuro con mis suegros... (dijo Esther intentando con eso desahogarse un poco con sus amigas) el caso es que después no pasa nada... si le digo a mi suegra que venga... en el fondo se alegra de que esté su madre... pero es que se llevan tan mal... que a veces no sé... es como si intentara hacerle ver continuamente que no la necesita para nada... pero después no es verdad... porque me consta que intenta conseguir su aprobación para muchas cosas... C: Pues haz eso... (comenzó a decir la cirujana) que venga tu suegra para estar con vosotras... y ya está... Eva: Eso mismo... (dijo Eva para finalizar la conversación antes de que se levantaran las cuatro para seguir trabajando un poquito aquella mañana) L: Pues ale... ya esta bien de hablar de los respectivos... que ya está bien... (terminó de decir Laura logrando que todas se rieran antes de salir de la cafetería) Tanto para María como para Cris, la llegada de una hermanita estaba siendo un gran acontecimiento, no había día en que ambas no le preguntaban a la pareja cuando iba a llegar su hermanita Noa e iban a poder jugar con ella y es que se notaba que ambas iban a ser unas hermanas estupendas para la pequeña, como lo eran para ellas mismas, se seguían llevando estupendamente y les encantaba el hecho de que se hubieran convertido en hermanas a casi tiempo completo, puesto que María seguía pasando la mitad del tiempo con Lola, aunque cada vez le costara más a la pequeña separarse con su hermana del alma, pero era lo que tenía el tener la custodia compartida de la cría y desde luego era lo mejor para ella, seguían siendo sus madres y ambas la querían con locura Cuando Esther llegó a casa después de trabajar aquel día, se encontró con las niñas en el salón de la casa viendo la tele y sin rastro de su mujer por ningún sitio, no estaba en su despacho, ni en la cocina, definitivamente no estaba en la casa, así que decidió preguntarle a las pequeñas, quienes seguían embobadas con una película de dibujos que a ambas les encantaba E: María... cariño... ¿mamá donde está?... (le preguntó a la cría intentando llamar su atención) María: Mami... salió... pero nos dijo que no iba a tardar mucho... (le contestó Cris antes de que María pudiera contestarle)

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E: Esto es increíble... (comenzó a decir Esther en voz baja para que las niñas no se enteraran de nada e irse a su dormitorio a cambiarse) ahora encima se va... y deja a las niñas solas... si es que esto no puede ser... (siguió diciendo hasta que escuchó como la puerta de la calle se abría) M: Ya estoy aquí niñas... (escuchó como su mujer se dirigía a las niñas para que supieran que había llegado a casa) ¿y mamá?... (les preguntó intentando obtener respuesta, aunque ninguna de las crías le contestaran) bueno da igual... seguid con la película... pero dentro de poco cenamos... que lo sepáis... (y de esa manera subió las escaleras con unas ganas locas de ver a su mujer, pero al entrar lo primero que vio fue a una Esther que la miraba con cara de reproche) hola... ¿hace mucho que has llegado?... E: No... hace unos minutos... (le contestó mientras se seguía cambiando de ropa para ponerse cómoda) ¿dónde estabas?... he llegado y estaban las niñas solas... M: Cariño... sólo he salido un momento... a casa de la vecina... (soltó Maca intentando explicarle a su mujer lo que había estado haciendo) E: ¿Y eso?... (preguntó extrañada de que su mujer hubiera hecho aquello) M: Se le había atascado el fregadero... y vino a preguntar si teníamos desatascador... (le explicó Maca de manera tranquila, se suponía que eran cosas normales entre vecinos) E: Y tú se lo has arreglado... ¿verdad?... ¿y su marido?... (siguió preguntando Esther cada vez más sorprendida) M: Cariño... Luisa está viuda... (dijo Maca encogiéndose de hombros al no entender como su mujer se podría haber olvidado de algo así) sólo le he hecho un favor... nada más... E: Pues enhorabuena... (soltó Esther de forma cortante) pero las niñas se han quedado solas... ¿cuánto tiempo han estado así?... M: No lo sé... pero no mucho... (comenzó a decir la periodista intentando comprender a qué venían aquella serie de reproches por parte de su esposa) ha sido una cosa rápida... nada más... pero cariño... las niñas son ya mayorcitas... y hay que ir dándoles responsabilidades... y estaba en la casa de al lado... no me he ido al fin del mundo... confía en ellas... ¿vale?... E: Si lo sé... pero es que no me gusta dejarlas solas... (soltó Esther al fin terminándose de cambiar) ya sé que no se puede ser tan sobre protectora... pero es que no lo puedo remediar... M: Sí yo te comprendo cariño... (dijo Maca acercándose cada vez más a ella, puesto que se había pasado toda la conversación apoyada en la cómoda del dormitorio) y es lógico... eres madre... E: Sí pero tú también lo eres... y ves las cosas de distinta manera... ahora comprendo a mi madre... siempre pendiente de nosotros... y yo estoy igual... (siguió diciendo la enfermera mientras ambas se abrazaban suavemente) y eso no es bueno... lo sé... pero no lo puedo remediar... M: Pues ya está cariño... si no pasa nada... esas cosas las hablamos... no es cuestión de imponer la forma de educarlas... es cuestión de hablarlas... y ya está... hacemos buen equipo... (dijo Maca sonriendo ampliamente para terminar dándole un beso muy tierno en los labios a su mujer) estás preciosa... E: Cariño... ¿es que siempre vas a ir al rescate de las mujeres desvalidas?... (preguntó Esther sacándole una sonrisa a la periodista que lo decía todo) M: Una vez no me fue tan mal... (le contestó la periodista sin quitar esa sonrisa enorme que llevaba reflejada en el rostro) y salí ganando con creces... E: Cambiando de tema... (dijo Esther poniéndose de nuevo algo seria) respecto a tu madre... le voy a decir que se venga... me parece lógico... y además nos echara una mano con las niñas...

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M: Me parece perfecto... (soltó Maca sin más, sin un mal gesto) eres tú quien tiene que sentirse a gusto... E: Cariño... nos tenemos que sentir a gusto las dos... es tu madre... igual que estará aquí mi madre... y lo normal sería que tuviera ilusión porque estuviera aquí con nosotras... y parece que no lo es... es más... es como si tu madre fuera tu suegra... y tu suegra tu madre... y tampoco es eso cariño... tampoco es eso... M: Pero es que yo no tengo la misma relación con mi madre... que tú con la tuya... tu madre hace fáciles las cosas... es cariñosa... es no sé... pero mi madre no es así... mi madre impone... y al final todo el mundo tiene que hacer lo que ella dice... y no tiene que ser así... sé que te llevas bien con ella... y me alegro muchísimo... de verdad... y que te lleves así con toda mi familia... es genial... pero chocamos... y no sé por qué... pero es así... sólo sabe sacar mis defectos... que son muchos... y los tengo presentes... como para no tenerlos con una madre así... sé que me quiere... soy su hija... pero a veces me gustaría que me dijera... Maca hija me alegro por lo bien que haces tu trabajo... por la familia que tienes... o simplemente por jugar bien al ajedrez... yo que sé... y no que me hace sentirme ridícula... cuando decido ponerme algo de ropa cómoda... o cuando veo algo en la tele... o escucho música... y sé que eso es una tontería... pero a veces esas tonterías me joden mucho... vale que es lo que le han inculcado... pero es que parece que no se siente orgullosa de sus hijos... (terminó de decir intentando no resultar muy seria en sus palabras) E: Cariño... ella se siente orgullosa de ti... (comenzó a decir la enfermera intentando levantarle al ánimo a su chica) me lo demuestra cada día... cuando hablo con ella... se le ilumina la cara cuando habla de ti... está deseando siempre verte... igual que tu padre... y está feliz porque te ve feliz... cariño... ya sé que no es la misma relación que tengo yo con mi madre... pero no quiere verte mal... sabe que lo pasaste muy mal... y no quiere que vuelvas a pasar por lo mismo... M: Estoy bien cariño... (siguió diciendo la periodista sin dejar de acariciar a su mujer) a pesar de eso... estoy bien... soy feliz... y no quiero hacer lo mismo que hice en su momento con ella... no es justo... hablaré yo con ella... y le diré que venga cuando quiera... E: Me alegro mi vida... (terminó de decir Esther para zanjar aquella conversación) venga vamos a cenar que estás se tienen que acostar ya... (y de esa manera, entre algún beso y algún arrumaco bajaron hasta el salón para darles la cena a las niñas y cenar ellas también) Y dicho y hecho, justo después de acostar a las niñas tras darles de cenar, la periodista cogió el teléfono para llamar a su madre. Tampoco es que tuviera muy claro lo que iba a decirle, no era llamar y decirle mira mamá que te vengas cuando quieras, no, eso era fácil, muy fácil de hacer, lo difícil en este caso era, tal y como era Maca, llegar a decirle a su madre que la entendía y que esperaba su visita, tanto ella como Esther M: Hola mamá... soy yo... (soltó la periodista cuando su madre descolgó su móvil Rosario: Hola Maca... (comenzó a decir su madre) ¿por qué me estás llamando al móvil?... M: Pues yo que sé mamá... pues porque es el primer número que se me ha venido a la cabeza... y ya está joder... (protestó esta al ver por donde había salido su madre, aunque estuviera totalmente acostumbrada a ello) Rosario: Maca esos modales... (le regañó Rosario al notar como su hija se iba encendiendo ya)

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M: ¿Qué tal todos por allí?... (preguntó la periodista tras un suspiro para intentar así relajarse un poco) Rosario: Pues como siempre... (le contestó su madre de forma directa) M: ¿Al final Jero compró el potrillo?... Rosario: Sí... ya lo tiene... por cierto... ¿qué tal está Esther?... (preguntó su madre con interés) M: Pues bien... de momento bien... quizás un poco pesada... pero bien... (dijo Maca en un tono más tranquilo) Rosario: ¿Todavía no se ha pedido la baja?... seguro que tú no le has dicho nada... (soltó Rosario con cierto malestar) M: No mamá... se lo digo cada día... pero no puedo hacer nada... si se encuentra bien... pues ya está... después tendrá más tiempo para estar con la niña... (intentó responder la periodista sin llegar a enfadarse demasiado con su madre, como si ella tuviera el poder de hacer que su mujer se pidiera la baja, ella sólo podía aconsejarla, nada más) Rosario: Pero es que... (intentó continuar Rosario pero su hija la interrumpió) M: Mamá... por ahí no... por favor... ya lo hemos hablado... y sé tu opinión al respecto... (la cortó al instante para quedarse ambas un momento en silencio, hasta que la periodista se decidió a volver a hablar) mira... respecto a lo del otro día que hablamos... pues que te vengas cuando quieras... hay sitio en la casa... y nos vendrá bien otra mano... Rosario: ¿Lo sabe Esther?... M: Sí... hablo con mi mujer de esas cosas... aunque parezca que no... (soltó ya Maca con un tono que denotaba bastante dolor) es más... le parece muy bien que vengas... que vengáis todos... Rosario: ¿Cuándo sale de cuentas?... (preguntó Rosario antes de decir que día se marcharía para allá) M: A principios del mes que viene... el día tres... así que puede que nazca antes... o después... o no sé... ya nos dijo la ginecóloga... que eso sigue siendo aproximado... (dijo Maca explicándose) así que para eso falta algo menos de un mes... sí... eso más o menos... bueno creo... Rosario: Pues no te olvides que el día veinte es la presentación de tu padre... y quiere que vayas... que estemos todos allí con él... (le soltó su madre a continuación, comenzando así a poner algo más nerviosa a la periodista que, a esas alturas, después de estar haciendo cuentas de cuando podría presentarse el parto de su mujer, estaba agobiándose por momentos) M: No sé si podré estar... sé que contáis conmigo... pero no voy a dejar a Esther aquí sola... (dijo Maca intentando mantener la compostura todo lo posible, esas cosas de su madre la sacaban de quicio) y no está para viajar... eso lo sabes... Rosario: Yo sólo te digo que tu padre quiere que estemos todos... y es comprensible... (continuó diciendo Rosario en tono duro) M: Ya mamá... si yo lo comprendo... pero compréndeme a mí... no voy a dejar a Esther sola... y no lo digo más... papá lo entenderá... de verdad... hablaré con él... o lo que sea... pero no creo que pueda ir... (cuanto le costaba decirle a su madre que no a ciertas cosas, cuando estaba claro que en las circunstancias en las que se encontraba su mujer, no iba a moverse de su lado para nada) Rosario: Haz lo que quieras... bueno dale un beso a Esther y las niñas... (terminó de decir Rosario antes de despedirse de su hija) M: Hasta mañana mamá... Rosario: Hasta mañana...

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Que frías llegaban a ser las conversaciones que tenía con su madre por teléfono, sobre todo por teléfono, es que realmente nunca sabía de qué hablar con ella y cuando intentaba sacarle algún tipo de información a cerca de sus hermanos, de su padre o cualquier persona conocida, su madre cambiaba de tema de forma tajante, era completamente distinta a cuando estaban juntas, ahí por lo menos su madre era capaz de mantener una conversación más o menos coherente con la periodista, aunque tampoco es que fueran conversaciones normales entre madre e hija, pero era lo que había, su madre era así y no la iba a cambiara esas alturas de la vida En cambio para Esther, quien había estado escuchando parte de esa conversación mientras estaba tumbada en el sofá del salón viendo como su mujer iba y venía sin dejar de andar de un lado para otro mientras hablaba con su madre. Le dolía, claro que le dolía verla así, su mujer nunca se relajaba cuando se trataba de su familia y menos de su madre, era como si en cualquier momento la pudieran pillar con la guardia baja y no pudiera defenderse de ese ataque, aunque a decir verdad, a esas alturas de su convivencia, estaba empezando a comprender ciertas reacciones de la periodista, ciertos comportamientos que en un principio le habían sorprendido bastante, sobre todo durante esas pequeñas estancias en Jerez de las que disfrutaban de vez en cuando, esa manera de ser con sus padres, distante, para nada cariñosa, pero sin perder ni un ápice de respeto y admiración por ellos, sobre todo por su padre con el que parecía que no le hacía falta decirle las cosas, eran tan iguales, tan parecidos, que tampoco estaba muy extrañada de que su suegra, se hubiera enamorado de él, ese hombre tan elegante, tan apuesto, lleno de seguridad, que se había ganado el respeto de todo el mundo a base de trabajo y sacrificio por sacar un negocio que era su vida E: ¿Estás bien?... (le preguntó Esther a su mujer una vez que esta prácticamente se tiró en el sofá junto a ella, mientras cerraba los ojos y suspiraba antes de abrirlos de nuevo) M: Sí... (le contestó de una manera poco convincente) lo siento... pero es que no lo puedo evitar... (siguió diciendo la periodista después de un breve silencio en el que la enfermera sintió que seguiría hablando sin necesidad de que ella la pudiera obligar a hacerlo) es como hablarle a una persona extraña... como si cada una estuviera hablando un idioma distinto... porque no logro hacer que me entienda... mira sé... que se preocupa por ti... por como estás... que quiere lo mejor... me dice que te obligue a que te pidas la baja... y después pretende que casi cuando esté a punto de nacer la niña... me vaya a una cena... de no sé que... con toda la familia... y es que no la entiendo... E: Venga tranquila... el caso es que ya sabe que puede venir cuando quiera... (comenzó a decir Esther viendo que la periodista no terminaba de tranquilizarse del todo, a pesar de estar hablando de ello) tú le has dicho lo que hay... pero vamos que si tienes que ir... ve cariño... no te preocupes por mí... M: No... (soltó Maca con rotundidad) no voy a ir... ya pueden enfadarse conmigo... que no voy a ir... y si no lo comprenden... peor para ellos... no voy a dejaros... ni a las niñas ni a ti... ni a tu madre con esa responsabilidad... me niego... que no... que es absurdo... me niego... E: Vale... vale... sólo quería que supieras que puedes decidir lo que creas más conveniente... de verdad... (dijo Esther interrumpiéndola para apaciguar los ánimos de su chica quien seguía enfadada con su madre) pero ya sabes que no merece la pena ponerse así... M: Si ya lo sé... cariño... pero no lo puedo evitar... me hierve la sangre... cuando intenta conducirme la vida... es como si no hubiera dejado de ser esa niña pequeña... de hace mil años... que soy madre de familia joder... que sí... que me he equivocado muchas

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veces en mi vida... es cierto... pero son mis equivocaciones... mis errores... y no los suyos... que no quiero perderme ni un segundo de la vida de mi hija... no más... E: Cariño... (la interrumpió la enfermera en ese instante al comprender lo que le estaba intentando decir su mujer en aquel momento) no te vas a perder nada... las cosas son distintas... hemos logrado que así lo sean... yo sólo quiero que seas feliz... con lo que tienes... y con lo que eres... nada más... yo te quiero así... me he enamorado de ti así... y nada va a cambiar eso... que eres un poquito particular... eso siempre lo tuve claro... M: ¿Particular?... (preguntó entonces la periodista esbozando una leve sonrisa) E: Sí particular... bueno más bien... un poco complicada... para algunas cosas... pero me gustas como eres... y la forma que tienes de ver la vida... de estar ahí... siempre intentando dar lo mejor de ti... (siguió diciendo Esther mientras no dejaba de mirar a su mujer a la cara) M: Siempre he intentado dar lo mejor de mí... soy así... y no lo puedo evitar... ¿qué me he llevado muchos palos en mi vida?... por supuesto... y me los seguiré llevando... pero es ley de vida... y en realidad he tenido suerte... mucha suerte... tengo un trabajo que me gusta... bueno... no estoy al pie del cañón... pero no he dejado de hacer cosas relacionadas con eso... y disfruto... (dijo la periodista con cierta alegría en los ojos, que le encantó a su mujer) E: En el fondo te encanta discutir... (soltó Esther dándole un beso en los labios a continuación sin dejar de sonreír) te encanta desmontarlo todo... para volverlo a montar... con tus teorías... M: Me encanta sí... pero lo que más me gusta de todo... y lo que me hace ser más afortunada... es tenerte a ti y a las niñas... aquí conmigo... (continuó diciendo la periodista casi emocionándose al decirlo) E: Sé que no te gusta que te diga estas cosas... (dijo Esther también emocionándose al verla de aquella manera) pero te lo voy a decir... eres la persona más tierna que he conocido en mi vida... M: Tú me haces ser así... (soltó Maca con una medio mueca de dolor a causa de un mal movimiento realizado por su hombro que alertó a la enfermera) E: Pues ya hablando en serio... cariño... quiero que te cuides... (comenzó a decirle intentando no ser demasiado dura en sus palabras) que te veas eso... me da igual... con quien lo hagas... o como lo hagas... pero hazlo... por muy feliz que seas conmigo... con las niñas... con tu trabajo... lo que tienes no es calidad de vida... acostumbrarse no es la solución... M: Sí... (dijo Maca sin dejar de mirarla fijamente a los ojos) E: No cariño... sí no... (soltó Esther sin dejar de mirarla también fijamente) no me sirve eso... no me digas sí... sólo hazlo... pero no por mí... ni por las niñas... hazlo por ti... (en ese momento Maca asintió para después sentir como su mujer la abrazaba todo lo fuerte que podía a causa de su estado, pero durante un rato, ambas permanecieron en silencio, sin dejar de abrazarse, pero en silencio, había sido una conversación importante para ambas y Esther sentía que quizás por desahogo o por lo que fuera, su mujer había tenido la necesidad de hablar con ella, de compartir sus pensamientos con ella, sintiéndose por ello aliviada, si aquello significaba que Maca que por fin iba a cuidarse) A la mañana siguiente cuando Esther se levantó, notó como al otro lado de la cama no había nadie, así que miró el reloj y decidió levantarse extrañada de que Maca no estuviera en la cama a esa hora tan temprana

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Como pudo intentó levantarse de la cama, estaba claro que cada vez le costaba más hacerlo y realmente era normal si tenía en cuenta que estaba de ocho meses ya y cada vez sentía más cansadas las piernas a causa del peso que había pillado en esos meses, pero aún así, poco a poco y sin hacer mucho ruido para no despertar a las niñas, llegó hasta la cocina esperando encontrarse allí a su mujer desayunando E: Buenos días... (soltó entrando a paso lento hasta acercarse a la mesa donde Maca leía el periódico de la mañana con una gran taza de café en la mano para no variar) M: Hola mi amor... ¿qué tal has dormido?... (le preguntó esta con una sonrisa antes de recibir ese beso de buenos días de su chica) E: Pues así... así... (dijo Esther sentándose a su lado como si en ese momento llevará una eternidad de pie) M: ¡Cariño!... (soltó la periodista con un tono de voz que le estaba diciendo de todo a su mujer) E: Ya lo sé... ya lo sé... (le contestó Esther algo molesta) que me acabo de levantar... para que me vengas con lo mismo de siempre... M: Pues ya no digo nada... (terminó de decir Maca volviéndole a mostrar toda su atención al periódico que seguía teniendo apoyado entre la mesa y su regazo) E: Ay cariño... (comenzó entonces a decir la enfermera sin dejar de mirarla fijamente) si ya sé que lo dices por mi bien... perdona... M: Venga que te preparo el desayuno... (dijo Maca levantándose de la mesa al segundo, dejando a la enfermera un tanto sin saber que decir) E: Maca... cariño... que hoy me pido la baja... (soltó esta intentando que con aquellas palabras pudiera suavizar esa tensión que se había formado aquella mañana) hablo con Cruz... y con personal... y me la pido... M: Si a mí no tienes que decirme nada... (dijo la periodista poniéndole las tostadas y el café soluble encima de la mesa para que su mujer desayunara) yo todo lo que tú decidas lo veo bien... (terminó de decirle con una leve sonrisa en la cara para volver justo después de nuevo a leer su periódico) E: Cariño... M: Dime... E: Que hoy tengo cita con la ginecóloga a las doce... (dijo Esther no sabiendo si su mujer se acordaría de aquello o no, puesto que para según que cosas, podía llegar a ser una persona tremendamente despistada y no sería la primera vez que, con cara de sorpresa llegara a decirle que ella no sabía nada de aquello) M: Lo sé... (le contestó Maca levantando de nuevo la vista del periódico) te veo a las doce menos cuarto en el hospital... E: Maca... M: Dime... E: Échame un poquito de cuenta... (protestó la enfermera mientras seguía con su desayuno) M: Vale... te echo cuenta... (soltó la periodista dejando el periódico doblado por la página que se había quedado sobre la mesa para seguir después con él) así que no has dormido bien... ¿y por qué no me has dicho nada?... E: Porque bastante tienes tú ya con dormir tan poco... como para encima despertarte... M: Ya... pero tampoco pasa nada... yo me quedo aquí en casa... y puedo dormir después... o no dormir... (siguió diciendo la periodista en ese momento) pero tú tienes que ir a trabajar... E: A veces me gustaría trabajar desde casa como tú... (volvió a protestar la enfermera) y salir lo imprescindible... nada más...

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M: Yo creo que te aburrirías... (le soltó la periodista casi sin dejar de sonreír) con lo sociable que tú eres... no creo que fuera lo mejor... E: Si tienes razón... no sería lo mejor... (terminó de decir Esther) creo que no podría pasarme el día... sin ver a nadie... ni mucho menos tener que estar esperando a que tú llegaras de trabajar... M: Bueno... tiene sus cosas buenas... (dijo Maca esperando a que su chica con un gesto le dijera que soltara cuales eran) pues que me doy cuenta de lo mucho que te echo de menos... que puedo quedarme con las niñas... la mayoría de los días... E: Sí es verdad... me encanta tenerte en casa... (terminó de decir Esther antes de intentar levantarse de aquella silla para ir a vestirse e ir a trabajar) y lo mejor de todo... te vas a poder quedar con la peque... cuando yo tenga que volver a trabajar... (y de esa manera salió de la cocina rumbo a su dormitorio dejando a la periodista sin dejar de mirar la puerta por la que acababa de salir su mujer hacía tan sólo un instante) Ya sí que tenía que hacerlo, tenía que pillarse la baja, porque hasta montarse en el taxi le había resultado trabajoso a más no poder, porque ni que decir el ir en autobús o en el metro a trabajar, hacía meses que lo tenía totalmente prohibido por parte de su mujer, quien hacía todo lo posible por dejarla cada día en el hospital, siempre y cuando, la abuela Encarna pudiera quedarse con las niñas hasta que estas se fueran al colegio con la vecina. La verdad es que ese había sido un buen trato al que habían llegado con su vecina Luisa, la chica que estaba viuda y a la que la periodista había ayudado el día anterior, pero ese día le tocaba a Maca llevar a todos los niños al colegio como si fuera un mini bus escolar al uso y cuando Esther había salido de la casa, la periodista se encontraba ya poniendo todo en orden para que las niñas no se demoraran mucho para acudir al colegio como cada mañana Cuando Esther llegó hasta el mostrador de recepción parecía que había recorrido la maratón, a pesar del que el taxista, amablemente, había accedido a dejarla en la puerta de urgencias para que no tuviera que andar mucho y eso desde luego, no pasó desapercibido para Teresa T: ¿Estás bien?... (le preguntó la recepcionista con cara de preocupación E: Sí Teresa... gracias... es que ya me cuesta muchísimo trabajo hacerlo todo... ha sido de la noche a la mañana... la verdad... (comenzó a decirle Esther apoyándose en el mostrador antes de pasar al interior para firmar, pero es que no podía hacer mucho más de momento) T: ¿Hoy no te ha traído Maca?... E: Que va... hoy está de choferesa del barrio... así que me he venido en taxi... (soltó la enfermera poniendo carilla de cansada) pero vamos a las doce la tengo por aquí... T: Es verdad... (dijo Teresa subiendo un poco el tono de voz) que tienes eco... E: Sí... es la última... (siguió diciendo Esther ya con una expresión de ilusión por todo lo que suponía todo aquello) T: Porqué... ¿cuando cumples?... (preguntó de nuevo Teresa sin dejar de darle conversación) E: Pues dentro de algo más de tres semanas... pero vamos poco más... creo... tampoco te lo puedo decir seguro... porque Maca lleva mejor las cuentas... ya sabes como es... (terminó de decir con una gran sonrisa al mencionar a su mujer en aquel instante) T: Sí... menuda es sí... (soltó Teresa levantando en ese momento la vista al notar como alguien familiar se iba acercando hasta el mostrador)

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C: Hola Esther... (escuchó la enfermera como la saludaba Cruz aquella mañana junto a su marido) ¿qué tal todo?... E: Pues así... así... (le respondió sin poder evitar tocarse la su abultada tripa) esta noche he dormido bastante incómoda... no sé... C: Sí es que ya te lo dije... (siguió diciendo Cruz haciéndole un gesto a Vilches, de que más tarde se verían, mientras ellas se dirigían al despacho de la cirujana) E: Lo sé... vengo a pedir la baja ya hoy... (soltó Esther antes de que la cirujana pudiera decir algo más al respecto) después de la eco... C: Sí... que es la última... ¿viene Maca?... (preguntó Cruz sin quitar la sonrisa de la cara) E: Sí... anda que se la iba a perder... mira que es despistada... y esas cosas... porque vamos... tú lo sabes... pero esta mañana... cuando le he insinuado que tenía que venir conmigo... me ha dicho que estará a las doce como un reloj... (en ese instante entraron en el despacho y cerraron la puerta) C: Y tanto que estará... pero por cierto... (comenzó a decir la cirujana a continuación) ¿qué tal su hombro?... E: Pues supongo que igual... pero al menos ayer hablamos... y bueno... la cosa es que no tuvo una buena conversación con su madre... la llamó para decirle que se viniera y eso... tal como te comenté... pero es que... ¡qué mujer más dura con sus hijos!... es que a veces no la entiendo... y mira que nos llevamos bien... pero no sé... el caso es que después de hablar con su madre... me prometió que se iba a cuidar... ahora que lo haga o no... esa ya es otra cuestión... (terminó de decir Esther haciendo una leve mueca totalmente significativa para su amiga) C: Esperemos que se deje de una vez... (añadió Cruz cruzándose de brazos para continuar hablando) porque ahora le viene una buena... que un crío chico da mucho trabajo... E: Claro que lo da... pero el tema no es mientras yo esté de baja... el tema es cuando me reincorpore al trabajo... esta mañana cuando se lo he insinuado... y eso... menuda cara me ha puesto... (siguió diciendo Esther viendo como a su amiga le cambiaba la expresión de la cara al escuchar aquello) no es lo que tú piensas... que va... ya sabes que tiene más ilusión que yo... lo sabes bien... pero fue su forma de mirarme... su forma de quedarse ahí parada... mientras yo me iba de la cocina para vestirme... era como un “ui la que me ha caído encima por trabajar en casa”... ya sabes... (terminó de decir la enfermera sin poder evitar reírse) C: Me imagino... (rió también Cruz al escucharla) E: Sí... y menos mal que estará mi madre... que si no... la pobre... si es que es más... ayss... no sé... (dijo Esther con toda la alegría posible) C: Claro... así después le perdonas todo... (soltó Cruz riéndose de ver a su amiga tan enamorada) E: Es que todos tenemos nuestro carácter... y yo sé que es muy complicada para muchas cosas... que es de esas personas que necesitan su espacio... y tranquilidad... pero después tiene cosas que me rompen todo... y mira que la conozco ya... bueno creo que la conozco ya... pero tiene detalles... formas de comportarse... que hacen que se te olvide todo... de verdad... (siguió diciendo la enfermera sin dejar de sonreír) C: Pues nada ya sabes... que dure... (terminó de decir Cruz levantándose de su asiento para dirigirse a la puerta) venga que tenemos un hospital que echar pa’lante... E: Sí claro... aunque ya no contéis mucho conmigo... (dijo Esther saliendo tras ella, recibiendo una sonrisa cómplice de su amiga) que ya lo he avisado...

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Parecía que entre todo el mundo se había organizado un complot para que la enfermera no trabajara mucho aquella mañana, incluso el gruñón de Vilches había accedido por primera vez, aunque fuera más bien por insistencia de su mujer, que su enfermera favorita no entrara en quirófano en su estado, así que a esta no le quedó más remedio que comenzar a hacer todas esas tareas que había ido dejando para el día que se decidiera a pillar la baja Mientras tanto, para Maca la mañana estaba siendo más o menos movidita, había llevado a las niñas al colegio y después había quedado con cada uno de sus jefes para hablar sobre la manera en la que poder cuadrar sus apariciones en televisión y en la radio como colaboradora, en cuanto al periódico, desde luego la cosa iba a ser más fácil, puesto que siempre lo había podido hacer desde casa, hasta que ocurrió lo que tenía que ocurrir M: Hola Sole... (dijo la periodista una vez que entró al despacho de su jefa) me ha dicho Virginia que estabas libre ahora... Sole: Claro... claro... estaba mirando unas cosillas para el programa de esta tarde... pero vamos tú dirás... (le contestó Sole haciéndole un gesto para que se sentara en una de las sillas que estaban libres) que debe ser algo importante... porque contigo quería yo hablar... M: Bueno yo... (consiguió decir la periodista intentando no ponerse colorada ante lo que le acababa de decir su jefa) Sole: Es algo bueno... no te vayas a creer... mira Maca... (comenzó a decir su jefa sin dejar de mirarla) no me voy a andar con rodeos... nos gustas... nos gustas mucho... y he estado hablando con la cadena... y me apoyan en todo... pero necesito saber tu opinión... sé que estas con otras cosas... que desde que volviste... no has parado de trabajar... de ir de un lado a otro... pero lo he estado meditando... y tienes tirón... no me digas por qué... ni pongas esa cara... pero lo tienes... (poco a poco y sin saber cómo, la periodista se fue relajando, realmente le caía muy bien Sole, era una tía genial y se desvivía por su trabajo) ya sé que la radio es la radio... y es un mundo a parte... y bueno... habla tú que yo empiezo y no te dejo... (terminó de decir esta riéndose un poco M: ¡Es que no sé que me quieres decir!... (soltó Maca encogiéndose de hombros) yo venía a decirte que dentro de poco nacerá mi hija... y que me iba a pedir los días que me corresponden... pero ya no sé de lo que me estás hablando... Sole: Anda que... (comenzó a decir Sole muerta de risa) ni te he preguntado por tu mujer ni nada... ya me vale... M: Tampoco pasa nada... (le respondió Maca también riéndose) Sole: Por eso no te preocupes... yo me estoy refiriendo a la temporada que viene... (siguió diciendo su jefa sin dejar de gesticular con sus manos) he pensado hacer algunos cambios en el programa... y quiero que estés conmigo... que seas mi mano derecha... necesito a alguien que domine la política como tú... bueno y más cosas... bueno ya lo sabes... (siguió diciendo sin parar de reír) M: Te comprendo perfectamente... (se decidió a decir Maca con muchísima tranquilidad) en principio no tengo problemas... pero lo tendría que consultar... Sole: Sí claro... tienes tiempo... (la interrumpió Sole dejando de reírse en ese momento) pero de aquí a final de mes... me gustaría comenzar a enfocar el tema ya contigo... para que cuando volvamos de vacaciones en septiembre... podamos empezar sin cambios de última hora... M: Ya claro... es lógico... pero... es que tendría que dejar todo lo que llevo ahora... es que no sé... (comenzó a decir Maca con cierto tono de preocupación) si quieres que esté

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contigo a diario... con un programa de tres horas... de lunes a viernes... ahora con todo lo que se me viene en cima... con la cría... y todo eso... no sé... Sole: De eso no te preocupes... tu caché seguirá siendo el mismo... es más... ya he hablado con la cadena... y si te decides por la exclusividad... se te beneficiará... (cada vez Maca tenía más claro que esa mujer la quería en su equipo, llevaba cuanto, ¿un año de colaboradora en esa emisora de ámbito nacional?, y desde luego, la exclusividad tenía muchas ventajas, estaba claro, pero eso significaría no poder trabajar tanto desde casa, dejar de prepararse las cosas desde allí, así como tener un horario fijo, tener que ir cada día a la emisora, aunque no fuera demasiado temprano, eso no le impediría hacerse cargo de las niñas, quizás lo más importante, después de ultimar los detalles del programa, tres horitas entre amigos y volver a casa a una hora medianamente buena para estar con sus chicas, pero lo tenía que consultar, aunque a decir verdad, era la oportunidad de su vida M: Todo lo que me dices... me parece muy tentador... y por mí te decía ya que sí... pero lo tengo que consultar... (soltó la periodista con toda la sinceridad del mundo) Sole: No te preocupes... tienes tiempo... (dijo Sole con una media sonrisa producto de la complicidad que comenzaban a tener ambas, y estaba claro que esa había sido la razón por la que la había elegido a ella) M: Bueno... yo me voy... que llegó tarde al hospital... (comenzó a decir Maca mirando su reloj) y como llegue tarde me matan... (siguió diciendo soltando una mueca que hizo que Sole se riera antes de levantarse para despedirse de la periodista) además tengo ganas de ver a mi chiquitina... es su última eco... Sole: ¿Para cuando sale de cuentas?... (preguntó su jefa acercándose hasta ella para dirigirse hacía la puerta del despacho) M: En tres semanas... la cosa de momento va bien... (le contó Maca ya parada en la puerta del despacho) pero es que todavía no se ha pedido la baja... y no sé... pero bueno... las cosas de las parejas... tampoco te voy a contar nada que tú no sepas... Sole: Bueno Maca... nos vemos... (terminó de decir Sole dándole dos besos en las mejillas) y que pienses en lo que te he dicho... que podemos hacer un gran equipo... M: Lo sé... (le contestó la periodista ya abriendo la puerta del despacho para marcharse de allí) ya te llamaré... bueno... si nos vemos el viernes... ya no sé ni lo que digo... no sé donde tengo la cabeza... Sole: Anda vete... (le dijo Sole riéndose ante la ocurrencia de su compañera) y dale recuerdos a Esther a de mi parte... M: Se los daré... (terminó de decir la periodista despidiéndose tanto de Sole, como al pasar para dirigirse a la salida de la emisora, del resto de sus compañeros, que a pesar de ser hasta ese momento a tiempo parcial, sin saber cómo, les había cogido especial cariño, eran un equipo genial) Y tanto que eran geniales, llevaban años trabajando juntos y formaban una piña difícil de quebrar, eso había logrado que el programa hubiera ganado varios premios a lo largo de los años y que cada temporada subiera la audiencia de la tarde con un programa ameno y muy cercano a la gente de a pie y le encantaba, a Maca le encantaba volver a sentir que pertenecía, aunque fuera un poquito, a un grupo, a un núcleo de personas que entre todas, formaban un engranaje que hacía que cada tarde todo funcionara como un reloj Pero tenía que hablarlo con su mujer, era lo lógico aunque sabía que Esther lo entendería, que la apoyaría en su decisión, sólo por el hecho de verla con una actitud distinta en su vida. Durante todo ese tiempo, sobre todo desde la muerte de Silvia, se

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había centrado tanto en su familia, en no preocupar a nadie, en hacer su trabajo e irse directamente a casa, que se había olvidado de vivir, como si el dolor que seguía manteniendo en su alma hubiera pasado a un segundo plano de manera ficticia, dispuesto eso sí, a lograr que volviera a caer cada vez que pensaba que podría llegar a superarlo Llegó al hospital casi con la lengua afuera, había quedado con su mujer a las doce menos cuarto y eran menos cinco y todavía se encontraba aparcando en aquel parking al que comenzaba a odiar cada día más, hasta que por fin, vio como una pareja salía con su coche y pudo meter el suyo en aquel hueco M: Teresa... ¿Esther ya está arriba?... (preguntó la periodista acercándose hasta la recepción casi corriendo) T: Sí... hija sí... me dijo que si llegabas y no estaba en la sala de espera... que no dudaras en llamar a la puerta... es la consulta 2... (le soltó Teresa con una voz entre preocupada y aliviada por la tardanza de la periodista, sabía que a Esther le hacía tanta ilusión que su mujer estuviera con ella en la ecografía que la recepcionista había rezado porque esta no se retrasara demasiado) M: Gracias... (le contestó Maca resoplando, aunque terminara mostrándole una leve sonrisa a Teresa en agradecimiento, para salir corriendo hacía las escaleras y subir hasta la tercera planta para encontrarse con su chica) Al llegar a la planta, se dirigió a la sala de espera y se encontró allí con unas diez mujeres que esperaban la hora de su consulta, pero ninguna era su mujer, así que se dirigió hacía una que a simple vista parecía un poquito más amable y le preguntó M: Perdone... ¿sabe si la paciente de las doce ha entrado?... (le preguntó Maca de forma muy educada) Chica: Sí... acaba de hacerlo... (le dijo la chica con una leve sonrisa al ver la cara de agobio que tenía la periodista, sobre todo al darse cuenta de que había estado corriendo) no te preocupes... acaba de entrar... no creo que le haya dado tiempo a nada más... M: Gracias... (le soltó Maca encogiéndose de hombros y poniendo cara de espero que me dejen entrar que a la chica le hizo mucha gracia, porque se rió, así que se acercó hasta la puerta y después de un gran suspiro, llamó levemente esperando a que le dieran permiso para entrar) Dra. Muñoz: Adelante... (escuchó como desde dentro la Doctora Muñoz le daba paso) M: Lo siento... (soltó Maca una vez que asomó su cabeza a través del hueco que había dejado la puerta, que permanecía entre abierta, hasta que vio las piernas de su mujer detrás de unas cortinas) Dra. Muñoz: Pasa Maca... pasa... (dijo la Doctora) que te estábamos esperando M: Bueno... es que he tenido problemillas con el aparcamiento... (comenzó a decir la periodista mientras se acercaba hasta donde se encontraba su mujer, cogiéndola de la mano) E: Pensé que ya no llegabas... (le soltó Esther después de que se hubiera dado un beso) M: Perdona... estuve hablado con Sole... y ya sabes lo difícil que es salir de la radio... (sobre todo cuando normalmente, se llevaba la moto y hoy por haberse ido directamente desde el colegio, se había tenido que tragar todos los atascos del mundo hasta llegar al hospital) E: ¿Ha ido bien?... (preguntó Esther mirándole a la cara para ver su reacción)

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M: Sí... pero ahora no vamos a hablar de eso... después te lo cuento... (le dijo Maca viendo ya como la Doctora le había puesto ya el gel a su mujer para comenzar a hacerle la eco) Dra. Muñoz: Bueno... pues ahí tenéis a vuestra chica... (comenzó a decir la ginecóloga mirando hacía el ecógrafo al igual que la pareja) y la veo estupendamente... ahí están las manitas... los pies... (comenzó a comentarles mientras señalaba con su mano para mostrárselo) dijimos que te faltaban como tres semanas... ¿no?... M y E: Sí... (respondieron las dos a la vez) Dra. Muñoz: Pues no es por preocuparos... (siguió diciendo la doctora Muñoz) pero esta chiquitina puede nacer en cualquier momento... así que yo de vosotras estaba ya preparada... porque puede que os vea antes de lo previsto por aquí... E: Pero yo todavía no he pedido la baja... (soltó Esther con tono de preocupación) bueno iba a ir hoy a personal... para pedirla... pero vamos... que no creía que fuera tan pronto... como Cris se retrasó tanto... y me lo tuvieron que provocar... pues pensé que sería igual... no sé... (siguió diciendo la enfermera algo nerviosa) Dra. Muñoz: Ya... pero eso fue con Cris... esta señorita no creo que aguante tanto... (continuó diciendo la doctora mientras sacaba impresa la eco) bueno Esther... ya puedes vestirte... Maca... vente conmigo... M: Dime... (le dijo la periodista una vez que ambas se sentaron en la mesa de la consulta) ¿pasa algo?... Dra. Muñoz: No... no... si todo va bien... (se apresuró a decir la doctora) creo que ha quedado claro en la eco... mujer... no era mi intención asustarte... sólo que te lo digo en serio... que se pille la baja ya... no creo que aguante más de tres días así... a lo mejor me equivoco... pero la niña está totalmente posicionada... M: Vale entiendo... (se apresuró a decir la periodista) no hay problema... tengo ya todo solucionado con el trabajo... así estaré pendiente de ella... E: ¿Pasa algo?... (preguntó Esther con cierto tono de preocupación cuando salió ya vestida al verlas a las dos allí sentadas y hablando en un tono algo bajo) M: Que va cariño... que va... (comenzó a decir Maca levantándose para llegar hasta ella y abrazarla con una sonrisa) sólo que dentro de nada la tenemos aquí... Dra. Muñoz: Es cierto... te lo digo como médico y como amiga... (soltó la doctora Muñoz en aquel instante) descansa estos días... y no te preocupes... que todo saldrá bien... es más te voy a dar la baja yo... porque no me fío de ti ni un pelo... que nos conocemos... M: Sí quieres vamos las dos a hablar con personal... llevamos la baja... y hablamos con Cruz... (comenzó a decir Maca sin quitar la sonrisa de la cara) he arreglado todo cariño... así que voy a estar contigo... desde hoy... me deben vacaciones... y después tengo la baja... así que tranquila... que no me voy a mover de tu lado... E: Está bien... (terminó de decir Esther sabiendo de sobra que tanto Rosa, la doctora, como su mujer tenían razón, tenía que reposar y esperar a que llegara la pequeña) Después de un par de horas en el hospital para que la enfermera pudiera dejar las cosas lo más ordenadas posibles a la vez que se despedía de sus compañeros como si no fuera a verlos en años, ambas por fin pudieron salir rumbo a casa. Para Maca aquello había significado algo muy importante, de sobras conocía el cariño que sentían sus compañeros hacía su mujer, pero esa manera en la que le habían deseado lo mejor, con esas lágrimas casi saltadas por parte de Teresita, aquella mujer sí que era una caja de sorpresas, era como una madre para Esther y bueno, quizás lo poco que llevaba conociéndola ella, en el fondo no había podido evitar tampoco cogerle ese cariño que

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lentamente se va sintiendo por las personas que van entrando a formar parte de tu vida y que lo hacen desde el corazón, a pesar de que ella misma no había sido ni mucho menos sociable con la mayoría de las personas con las que se había encontrado aquella mañana en aquel hospital y que les habían deseado a ambas lo mejor Quizás se había vuelto demasiado solitaria, quizás había llegado a ese punto en el que hasta el estar rodeado de tanta gente estorba sin más. Desde la muerte de Silvia tampoco es que se hubiera movido mucho al respecto, hacía una vida normal, una vida familiar y de trabajo, pero hasta ahí. Poco a poco había vuelto de dejar de lado a sus amigos, incluso algo a su familia, si no fuera porque como mínimo una vez al mes, sus padres viajaban a Madrid para ver a su nieta y precisamente, la última vez que había hablado con su madre por teléfono se había peleado una vez más con ella por intentar tener a toda su familia unida después de un montón de tiempo. ¿Qué le había pasado?, no es que antes hubiera sido una persona tan sociable como Esther, pero al menos, siempre había intentado intimar un poquito más con sus compañeros de trabajo, pero en ese instante las cosas no eran así, se limitaba a ser correcta, a hacer su trabajo y de vuelta a su casa a encerrarse a trabajar hasta que llegaban las niñas del colegio o Esther se encontraba en casa y podían hacer alguna actividad juntas Pero las cosas podían cambiar, Sole le había ofrecido un trabajo que podía considerarse una golosina para cualquier periodista, un trabajo tranquilo, cercano a la gente, un trabajo que le llenaría a cualquiera y se lo había ofrecido a ella, lo único que esperaba es que fuera un buen momento para contárselo a su mujer E: Cielo... estás muy callada... (se dirigió a ella Esther viendo que el tiempo que llevaban de camino, la periodista no le había dirigido la palabra) M: Sólo pienso... (le contestó sin poder evitar esbozar una sonrisa llena de felicidad) E: El día que dejes de pensar un poquito... no sé qué será de ti... (soltó Esther llevando su mano hacía el muslo de su chica, que ya enfilaba la calle de su casa con el coche) M: No creo que sea exactamente eso... más bien sería... qué será de mí si un día no estás a mi lado... si un día dejó de tener en mi cabeza mi pensamiento favorito... (comenzó a decir la periodista mientras su chica la miraba embelesada por las palabras que le estaba diciendo mientras aparcaban en el garaje) que eres tú... E: Que sepas que no sé si creerte... (dijo la enfermera poniéndose ya algo sería) que te conozco ya... y eres capaz de decirme esas cosas bonitas porque quieres algo de mí... M: Siempre quiero algo de ti... (continuó diciendo la periodista con el mismo tono de voz y sin quitar la sonrisa de su cara) pero quería proponerte una cosa... E: Anda di por esa boquita... M: ¿Te apetece una comida romántica a la luz de las velas, sin niñas, sin madres, solas tu y yo?... (preguntó con ese gesto tan característico en ella, un gesto irresistible para Esther) E: Pero cariño... no me puedo mover mucho... ya lo sabes... (protestó la enfermera en un primer momento) M: ¿Quién te ha dicho que iba a ser en la calle?... te he dicho que solas tú y yo... (volvió a repetir la periodista bajándose del coche, para acercarse hasta la puerta del copiloto para ayudar así a la enfermera a bajar también del coche) madame... E: Cariño... me gusta cuando te pones tierna... pero me da un miedo... que no te puedes hacer idea... (soltó Esther sin poder evitar reírse ante tanto miramiento por parte de su esposa)

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M: Ahora mismo... sólo vamos a entrar en casa y nada más... (terminó de decir abriendo la puerta de la casa para entrar hasta el salón y sorprenderla, porque eso sí que fue una sorpresa para Esther, con una mesa totalmente decorada, a la que no le faltaba un detalle) ¿Te gusta?... E: Me encanta... (contestó Esther sin dejar de mirar tanto a la mesa como a su mujer) pero no sé a qué se debe todo esto... M: Pues a muchas cosas... pero la primordial... a que te quiero... a que tenía muchas ganas de hacer algo así contigo... que últimamente como que no lo hacemos... no es de noche... pero lo he arreglado como he podido... (en ese instante Esther se dio cuenta de que estaban las persianas cerradas y como en ese momento su mujer se acercaba a encender las velas y apagaba acto seguido la luz del salón) E: ¿Y cuando lo has hecho?... (preguntó la enfermera cada vez más sorprendida) M: Pues mientras esperaba a que fuera una hora buena para ir a la radio... (contestó Maca encogiéndose de hombros) E: Yo pensé que te pasarías por los estudios y por el periódico también... M: Me pasaré mañana... hoy era más importante esto... además no te preocupes... que las cosas van a ir muy bien... y que no me voy a separar de ti en estos meses... (continuó diciendo Maca mientras se acercaba todavía más a ella para abrazarla) E: No me digas que lo vas a dejar todo... que no... (soltó Esther con miedo) M: Tranquila cariño... que no es eso... es algo mucho mejor... pero primero... te sientas... y voy trayendo la comida... ¿de acuerdo?... (terminó de decir esperando que la enfermera asintiera con un gesto para hacerlo, como así lo hizo) Mientras Maca se encontraba en la cocina, Esther no pudo evitar comenzar a pensar que era exactamente lo que tendría que contarle su mujer, porque dejar el trabajo no podía, ella lo único que le había dicho aquella mañana era que se tendría que hacer cargo de Noa, pero nada más, nunca habían hablado de dejar nada, vale que Maca se había volcado mucho con el embarazo, que quería disfrutar de su hija todo lo que no había podido disfrutar con el de María, pero todo tenía un límite. El dinero no era el problema, no, si a decir verdad, sólo con su sueldo serían capaces de vivir cómodamente, junto con todo lo que ganaba su mujer con los negocios de su familia, pero que no, que tenía muy claro que no iba a dejar a Maca que dejara de trabajar, porque para su mujer su trabajo era su mundo, era su vida, que no se iba a dejar E: Maca que no creo que sea lo mejor que tú... (comenzó a decir la enfermera en cuanto la vio entrar en el salón con unas cuantas cosillas para comer) M: Que yo qué... (dijo la periodista quedándose parada ante esa salida de Esther) E: Que no quiero que dejes tu trabajo por cuidar de la niña... que no es lo mejor... (siguió diciendo la enfermera alzando un poco la voz, como si con eso pudiera conseguir que la periodista entrara en razón) M: Cariño... (intentó interrumpirla la periodista) E: Cariño no... que no quiero que vayas a hacer eso... (siguió diciendo Esther de nuevo increpándola) M: Cariño... cariño... primero escúchame... antes de decirme nada... (dijo Maca sentándose en la mesa, al lado de su mujer quien no dejaba de mirarla, aunque no estuviera muy convencida de lo que fuera a contarle su pareja) verás... todo esto lo he preparado... porque me apetecía celebrar contigo que ya queda poquito para que llegue la pequeña... además si lo vemos por este lado... cuando se enteren tu madre y sobre todo la mía... de que estás a punto... se vendrán de ocupas... y no vamos a tener ni un minuto para nosotras solas... (en ese instante puso cara de buena, ante esa mirada tan

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atenta que le estaba brindando su mujer y que le estaba indicando que no se creía todo lo que le estaba diciendo) E: Ya... eso me parece muy bien... pero no tienes que dejar tu trabajo... (la interrumpió la enfermera) M: Cariño... te he dicho que me escuches... ¿qué te cuesta escucharme?... (le preguntó ya Maca comenzando a estar un poco más molesta por esa insistencia de la enfermera a que no dejara su trabajo) creo que no voy a hacer nada malo... por querer estar con mi familia... un tiempo... vas a tener cuatro meses de baja... (siguió diciendo ya un poco más tranquila al sentir como Esther comenzaba a dejarla hablar) y los voy a pasar contigo... porque me apetece... E: Ya... y después ¿qué?... M: Bueno... yo quería hablar tranquilamente de esto contigo... saber tu opinión... pero sólo si tú lo ves bien... lo tengo claro... (dijo Maca sin dejar de mirarla mientras una de sus manos permanece entrelazada con la de la enfermera) verás... esta mañana... yo no lo sabía... es más... ni me lo había imaginado... (siguió hablando y entonces Esther fue cuando vio como sus ojos se iluminaban totalmente, vio que lo que le iba a contar sí que era realmente importante, si una cosa siempre había tenido clara y pensaba de su mujer, es que tenía los pies en la tierra, en que cada paso que iba a dar respecto a su trabajo, lo pensaba una y otra vez, hasta que estaba segura de que era lo mejor y siempre, pero siempre desde que estaban juntas, ver lo mejor para su familia) cuando llegué a la radio... me estaba esperando Sole... iba a hablar con ella de pedirme los días que me corresponden... pero no me dejó hablar... se puso a hablarme de una manera que yo al principio no entendí... hasta que me lo dijo más claro... verás cariño... (dijo haciendo una pausa antes de proseguir) después del verano... quiere que me incorpore a su equipo... pero no para ir una tarde... o un rato... lo que quiere es que me convierta en su mano derecha en el programa... quiere contar conmigo para hacer el programa cada tarde... pero claro le tuve que decir que lo tenía que consultar contigo... y para eso tengo que dejar el resto de proyectos... por eso te he dicho lo que te he dicho... (terminó de decir esperando ver en el rostro de su mujer alguna señal para saber a qué atenerse, pero al no verla, decidió seguir hablando) sé que para ti que decida hacerlo... significará cambiar cosas... pero eso lo tenemos que ver las dos... E: ¿A ti que te gustaría hacer?... (preguntó entonces Esther sin dejar de mirarla) M: Creo que ya lo sabes... E: Sí... lo sé... te conozco... pero quiero que me lo digas tú... (le soltó la enfermera) M: Me gustaría aceptar... sería bueno para mí... (comenzó a decir la periodista) creo que hasta para algunas cosas... me beneficiaría... me gusta lo que estoy haciendo ahora... pero reconozco que tengo mucho tiempo libre... que me paso el día pensando y pensando... y que estoy cansada de pensar... sé que con vosotras lo tengo todo... que no me hace falta nada más... pero también... a veces... necesito relacionarme con más gente... (en ese instante tuvo que hacer una pausa y sintió como su mujer le apretaba un poquito más su mano en señal de apoyo, pero sobre todo para darle pie a que siguiera desnudado su alma) joder... me cuesta tanto... mantener a la gente a la que aprecio... esta maldita independencia de mierda... de sentir que no necesito a nadie... toda mi vida ha sido igual... comenzar de cero... se iban unos... venían otros... hasta que se volvían a ir... era un círculo vicioso... y el problema no eran ellos... el problema soy yo... siempre he sido yo... E: Eso no es verdad cariño... (sintió Esther que tenía que decirle) M: Cuando el otro día te dije que me iba a cuidar... te lo dije en serio... (siguió diciendo la periodista como si no hubiera escuchado las palabras de su mujer intentando medio sonreír para quitarle importancia a todo lo que acababa de decirle a su esposa)

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E: Lo sé... lo sé... (dijo ya Esther estrechándola contra su cuerpo para acunarla) acepta ese trabajo... habla con Ana... que la tienes abandonada... y estará encantada de hacerlo... cuando venga tu familia... demuéstrales que les quieres... como nos lo demuestras a nosotras cada día... no te hagas más daño... M: Es verdad... Anita... ya ni se acordará de mí... (soltó Maca levantando levemente su cabeza del cuello de su mujer) E: Anda... no seas exagerada... que te conoce mejor que nadie... (le contestó Esther después de darle un suave beso en la frente) M: Sí... es verdad... soy su puercoespín... (terminó de decir la periodista incorporándose ya del todo) pero venga... ahora vamos a comer... que se enfría... ¡ah no!... que todo es en frío... E: Anda venga... vamos a empezar... que hay muchas cosas que celebrar... (dijo Esther riéndose de la ocurrencia de su mujer) M: Claro que hay muchas cosas que celebrar... pero la más importante de todas... es que ya falta menos para verle la carita... (contestó la periodista con unos ojos llenos de ilusión) E: Sabes que a mí me hace muchísima ilusión que llegue esta niña... sé que hemos hablado mucho de todo esto... (comenzó a decir Esther viendo que, como desde hacía un par de días, su mujer parecía más cercana, por eso, era el momento idóneo para intentar que hablara más sobre sus sentimientos de lo que estaba acostumbrada a hacer y por lo tanto, la enfermera a escuchar) pero sólo por ver esa sonrisa en tus ojos... verte cada día con esa ilusión... eso todavía lo hace mejor... siempre había tenido muchas ganas de darle una hermanita o un hermanito a Cris... y tú lo has hecho posible... (en ese momento Maca no pudo evitar ponerse un poco seria, algo triste, era algo que no podía evitar estando en esa situación y su mujer había aprendido tanto a recibir esa información de sus ojos, a descifrar esas expresiones de la cara que sabía que volvería a decirle algo desde lo más profundo de su corazón, mezclado con muecas y gestos que lo hacían todavía más expresivo, aunque no mantuviera la mirada fija en ningún sitio en concreto, Maca era simplemente así) M: Eres tú cariño quien me va a da lo que siempre he soñado... ya sé que no soy yo quien la ha sentido durante estos meses... cuando podría haberlo hecho... que quizás parece que no quiero sentirla dentro de mí estos meses... pero sé que para ti era importante sentirla como sentiste a Cris... pero también sé... que no hubiera sido distinto si la hubiera tenido... sé que también lo hubieras disfrutado mucho... pero me encanta cuidarte... me encanta verte feliz... me encanta escucharte cuando le dices cosas... cuando le hablas de nosotras... me encanta quedarme mirándote sin que tú te des cuenta... y escucharte cantarle una nana... entonces... sólo entonces... cierro los ojos... y siento tu voz tan dentro de mí... que no sé qué haría si algún día dejara de escucharte... pero eso no es todo... cuando estoy así... siento como si me convirtiera en ti... como si mis sentidos fueran los tuyos... y disfruto tanto de ese momento... (en aquel instante tuvo que hacer una gran pausa porque no podía continuar, así que muy lentamente fue levantando su mirada hasta que sus ojos quedaron clavados en los de su mujer quien estaba llorando con unas lágrimas suaves pero continuas que lentamente iban llenando todo su rostro) vaya dos... ¿verdad?... (se le ocurrió de decir a la periodista viendo que los suyos propios se veían ya incapaces de contener esas lágrimas que tanto le había costado retener durante esa conversación) E: Anda cállate... (le regañó Esther con una voz casi imperceptible a causa del llanto) y ven aquí... (y así volvió a hacer la periodista, que se levantó de la silla que ocupaba justo al lado de su mujer hasta inclinarse lo suficiente para quedarse a su altura,

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entonces, sólo entonces, se abrazaron) no me puedes decir esas cosas... y esperar que no sienta nada... cariño... (siguió diciendo la enfermera todavía llorando) M: No te estoy diciendo nada... (protestó Maca ante esas palabras) sólo quería que lo supieras... que sé que a veces... no te digo las cosas... bueno... más bien nunca... quizás por vergüenza... qué digo... es por vergüenza... (siguió diciendo ya con un cierto color en sus mejillas, aunque no pudiera evitar sonreír ante una verdad como era esa) tú expresas mejor los sentimientos cariño... sabes... eres más espiritual que yo... yo soy racional... muy racional... a veces demasiado... y no puedo... no sé... E: No cariño... eso no es así... (protestó Esther ante esa definición que acababa de escuchar de la periodista) porque eres la persona más sensible que he conocido en la vida... M: Venga ya... E: Pues sí... y espero que Noa salga a ti... (siguió diciendo Esther) porque como salga a su padre... bueno aunque con María no fue mal del todo... también es verdad... pero vamos... prefiero que salga a ti... M: Cariño... eso es lo de menos... lo importante es que venga sana... (se rió Maca ante ese comentario de su mujer y era cierto, afortunadamente habían podido utilizar el mismo donante que en su momento usaron con María y desde luego, con la mayor había estado claro que los genes de la periodista habían sido los dominantes en muchos aspectos) E: Eso es verdad... (terminó de decir la enfermera antes de que se besaran, al final casi no habían comido, pero desde que esa conversación las había dejado a las dos con una sensación de paz que les duraría, al menos, hasta que se presentaran los abuelos por allí) Y desde luego Maca había tenido razón, en cuanto llamaron a sus respectivas madres para decirles que la niña podía llegar en cualquier momento, la casa se convirtió en un hervidero de gente que entraba y salía, que ayudaba y opinaba sin ton ni son Para las niñas, el ver allí a tanta gente, a sus abuelas, pero sobre todo a sus tíos, hizo que ambas se impacientaran un poquito más, aunque también comenzaran a vivir en sus propias carnes que la llegada de esa hermanita a la que tanto habían deseado les iba a trastocar a ellas la vida más de lo que en un principio habían podido imaginar Durante aquellas dos semanas que llevaban ya allí instaladas las dos abuelas permanentemente, hubo varios conatos, bastantes seguidos, de salida hacía el hospital y ambas terminaron de vuelta a una casa en la que ambas abuelas estaban expectantes a que la periodista las llamara para acudir al hospital cuando dejaran a las niñas en el colegio, eso sí, mientras que el posible parto no se alargara demasiado, aunque según les había explicado su obstetra, una y otra vez, casi ya muerta de risa, eso era lo bueno de tener confianza, que Noa cuando decidiera salir no tardaría demasiado en hacerlo y que no debía precipitarse, ante cualquier aviso que la niña quisiera darles en plena noche M: No sé si voy a aguantar otra más de estas... (soltó Maca una vez que habían llegado del hospital aquella mañana después de tanta tensión, que si las abuelas, que si las niñas, que si su mujer, que si la pequeña, que si los compañeros de la enfermera que parecían estar al loro de cuando estaban allí y no paraban de pasarse a saludar, la verdad es que estaba cansadísima) E: Anda cariño no me hagas reír... (le dijo Esther sentada a su lado al recordar la cara que habían puesto todos al verlas aparecer por la puerta de urgencia con sendos ataques

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de nervios que no sabían ya donde esconder) la cara de Teresa ha sido un poema cuando hemos salido al rato... M: La de Teresa y la de todo el mundo... si llevamos ya en el hospital tres noches seguidas... (continuó diciendo Maca también contagiándose de la risa de su mujer) parecemos primerizas... E: Pues la verdad es que sí... (dijo la enfermera acariciando el pelo de su mujer mientras seguía apoyada en su hombro en una postura lo más cómoda posible para ella) si lo vemos por ese lado... es nuestra primera hija juntas... así que somos primerizas... para que le vamos a dar más vueltas... En: ¿Hijas os preparo algo de desayunar?... (preguntó en ese momento Encarna quien apareció como de la nada en el salón E: Ayss... mamá... que tu nieta no quiere salir... (protestó Esther mirando a su madre con ojos compungidos) y yo ya no puedo con esta barriga... me va a matar... En: Con la que vas a acabar es con tu mujer... menudos sustos le pegas a la pobre... (le dijo Encarna sin dejar de mirar como su nuera miraba a su hija con esa mirada llena de ternura) E: Sí que es verdad... le doy cada mamporro... y en un segundo se pone en planta y lo organiza todo... (siguió diciendo la enfermera sin dejar de recibir las caricias de su mujer que en ese instante estaba como en otro mundo, había sido una falsa alarma, pero ya quedaba menos) es huevona hasta para eso... M: ¡Eh!... a mí no me digas eso... lo que pasa es que para que me voy a poner más nerviosa... (replicó la periodista volviendo a la realidad de aquella casa, que no era otra que se había convertido en una casa de locos) ya estás tú para eso... E: Venga ya... ahora me llamas histérica... anda que si fueras tú quien tuviera que parirla ya me ibas a contar... (soltó Esther mirándola a los ojos, casi desafiándola) Cris: Mami... Maca... ¿todavía no ha llegado Noa?... (escucharon como Cris entraba en el salón y justo detrás llegaba María y se abrazaban a ellas) M: No cariño... no tiene ganas de salir... (le respondió Maca a ambas niñas sin quitar la sonrisa) pero ya veréis que pronto estará aquí... María: Yo tengo ya muchas ganas... (dijo María asintiendo) Cris: Yo también... (soltó Cris no queriendo quedarse atrás) Rosario: ¡María Wilson!... (escucharon como Rosario hacía su aparición en escena) que no te has peinado... ven aquí... María: Que no abuela... que no me gusta cómo me peinas... (replicó la niña poniendo gesto contrariado) que me tiras mucho del pelo... Rosario: Igual que tu puñetera madre... que está ahí delante... si es que sois iguales... (dijo Rosario sin poder contenerse) E: ¡Así que tú también te ibas sin peinar al colegio!... (soltó Esther con una media sonrisa, que desde luego denotaba que no le extrañaba nada lo que acababa de decir su suegra) M: Sí... (dijo Maca encogiéndose de hombros) eso cuando tenía la edad de María... claro... las tenía a ella y a Carmen detrás de mía para ver cómo salía de casa... después en el colegio interno... ojos que no ven... ¿no mamá?... (le recriminó la periodista a su madre) E: ¡Maca!... (le regañó su mujer al ver que podía empezar una discusión entre madre e hija) venga María cariño... ven... que te peino yo... María: Vale... (dijo ya la cría con resignación, así que Esther se fue a levantar del sofá, cuando notó como Maca tiraba de ella con delicadeza y la volvía a la misma posición) M: No cariño... quédate aquí... ya voy yo... (soltó la periodista levantándose ella para ir con su hija hasta el cuarto de baño para peinarla)

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Rosario: Si es que no puedo con ella... (comenzó a protestar Rosario mientras había pillado una silla del salón para sentarse después de ese gran disgusto) E: Venga... ya será menos Rosario... (le contestó Esther con mucha tranquilidad) María se ha acostumbrado a que esté ella... cada día ahí antes de irse al colegio... las niñas lo saben... pero su hija es la primera en ponerse seria con María cuando tiene que serlo... al igual que con Cris... porque son iguales en esta casa... Rosario: Pero es que la va a convertir en una rebelde... (soltó Rosario tras un suspiro) E: Sí eso le va a servir para llegar hasta donde ha llegado Maca con su esfuerzo... que sea todo lo rebelde que quiera... (le contestó Esther desde lo más profundo de su corazón) siempre va a tener nuestro apoyo... En: Venga cariño... (dijo Encarna al instante) que tienes que descansar... E: Es verdad mamá... (soltó Esther intentando levantarse del sofá y al no conseguirlo, sintió como era la misma Rosario quien lo hacía) gracias... Rosario: No hay de que... (le respondió su suegra educadamente) E: Pero vosotras tranquilas... que Maca cuando lleve a las niñas al colegio... viene en seguida... no vayamos a ponernos nerviosas ahora... (terminó de decir la enfermera tras un suspiro, mientras acompañada por su suegra y su madre, subían hacía su dormitorio para acostarse) Durante todo el trayecto hacía el colegio, Maca estuvo realmente nerviosa, tenía una sensación extraña de que iba a pasar algo en su ausencia, era algo así como una premonición, una sensación de desasosiego que siempre había tenido y que en ocasiones, cuando alguien le había contado algo y ella no había mostrado ningún ápice de sorpresa al respecto, la habían tachado de insensible, de que le daba todo igual e incluso de aguafiestas, y esa mañana tenía esa sensación, así que dejó a las niñas en el colegio como cada mañana y se volvió a su casa lo antes posible Pero en su casa las cosas estaban poniéndose un tanto tensas, una vez que Esther había llegado a la cama para descansar y llevar así un rato hablando con su madre y con su suegra, comenzó a sentir una gran contracción a la que le sucedieron otras de menor intensidad, pero que no tardaban mucho en el tiempo, en aquel instante deseo que su mujer llegara cuanto antes de llevar a las niñas al colegio, deseo que no hubiera mucho tráfico que pudiera hacer que tardara más de lo normal en volver a su casa, mientras veía como tanto su madre como su suegra comenzaban a ponerse nerviosas Rosario: Voy a llamar a Maca... (comenzó a decir Rosario casi con un ataque de nervios) E: No... no... no la llames... (le recriminó Esther quien se retorcía de dolor junto con una madre que no se separaba de ella para nada) ya tiene que estar al llegar... y no quiero que le pase nada... que se pone a correr... En: Ay mi niña... (decía Encarna intentando mantenerse serena junto a su hija, pero cada vez veía que eran más frecuentes la contracciones) Rosario: Es que esta hija mía... no sé que estará haciendo... (continuó diciendo Rosario más para sí misma que para que la escuchara su nuera) si es que para todo es igual... menuda pachorra... igual que su padre... igualita... En: Venga cariño... ya está... (seguía diciendo Encarna a su hija) venga respira tranquila...

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E: Sí... se pasó ya... (respondió Esther suspirando y deseando escuchar ya las llaves que le indicaran que Maca había llegado ya a su casa) viene otra... viene otra... (en ese instante se asustó, tan sólo habían pasado dos o tres minutos desde la anterior) Una vez que Maca entró a su calle, paró el coche delante de la puerta de su casa, no iba a meterlo en el garaje y se bajó corriendo. Al entrar en la casa, escuchó en un principio un silencio sepulcral y se extrañó que ni su suegra ni su madre estuvieran en el salón charlando, mientras su mujer descansaba, así que subió corriendo las escaleras todo lo rápido que pudo M: Cariño... ya estoy aquí... (dijo Maca apresuradamente al escuchar como su mujer no podía dejar escapar un pequeño grito de dolor) ya estoy aquí... (siguió diciendo mientras se acercaba hasta la cama donde Encarna seguía con su hija, ayudándola a pasar ese mal trago) ¿cuándo ha empezado?... (preguntó intentando mantenerse tranquila) Rosario: Pues hace como diez minutos o así... (le respondió Rosario quien no dejaba de tener esa cara de preocupación) M: Bueno... pues cariño... me importa un pimiento si se mofan de nosotras... pero ahora mismo nos vamos de camino al hospital... (dijo Maca con rotundidad, aunque buscando con una leve sonrisa, que su mujer le respondiera con una igual, como así hizo) venga Mamá... si quieres venir al hospital... ve preparándote... y Encarna... sigue todo tal y como estaba anoche... ¿no?... En: Sí hija sí... yo no he recogido nada... porque para qué... (respondió su suegra) si yo me esperaba esto... M: Pues venga cariño... así con cuidado... (se acercaba a su mujer para ayudarla a levantarse) venga... tranquila... que ya va a estar aquí la chiquitina... (en ese momento y sin que pudieran dar ni un paso más, Esther rompió aguas) E: ¡Ah!... cariño... que he roto aguas... (dijo la enfermera mirando hacía el suelo) M: Venga no importa... Encarna... pille una toalla... y nos vamos... (dijo Maca con mucha tranquilidad, aunque por dentro estuviera hecha un manojo de nervios) Una vez que se subieron todas en el coche, Maca conduciendo, Rosario a su lado y Esther junto a su madre en el asiento de atrás, se fueron camino del hospital. Para la periodista su mayor problema en ese momento era saber elegir el mejor camino para ir hacía el hospital lo antes posible, era una hora mala por el tráfico, pero su experiencia le decía, que llegarían en poco tiempo, como así hicieron finalmente, para algo tenía que servirle su capacidad de observación y para bien o para mal, se había aprendido como salir de su casa a todas las horas del día y llegar a su destino en el menor tiempo posible Noa tardó bien poco en llegar al mundo, casi una hora después de que su madre estuviera en el hospital asomaba su cabecita y daba su primer gran berrido como si anunciara que a partir de ese momento, tenían que contar con ella Para toda la familia fue como una bendición, aquella pequeña niña de apenas unas horas de vida, se había ganado ya a todo el que iba a conocerla y como no, no tardaron en encontrarle parecido con la periodista, aunque ella misma negara que realmente se pareciera a ella, puesto que todavía era demasiado pequeña para que aquello se pudiera afirmar Esa misma tarde, después de salir del colegio, aparecieron por el hospital sus dos hermanas, a cada cual más a intrigada y con más ganas de ver por fin a aquella

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hermanita que tanta ilusión les había hecho y que tanto habían tardado en verle la carita y ante ese gesto, Maca no se pudo resistir e hizo unas cuantas fotos de aquella postal de familia que se había reunido alrededor de aquella cama de hospital, con sus cuatro soles, sus cuatro niñas unidas por primera vez, porque esta vez, si que había podido disfrutar de todo, en esta ocasión si había podido asistir al nacimiento de su hija y se sentía en paz, de saber que podría, esta vez sí, verla crecer cada día Aquella noche, una vez que Maca llevó a su suegra, a su madre y a las niñas hasta su casa para que durmieran, volvió para pasar la noche en hospital con su mujer, aunque a la niña la tuvieran en el nido hasta que le dieran el alta a la enfermera y pudieran volver a casa, ya las tres juntas A esa hora Esther estaba ya muy cansada, después de tanto esfuerzo, después de recibir no sólo a su familia, si no a casi todos sus compañeros, al menos los que habían estado trabajando aquel día, se quedaron las dos tranquilas en aquella habitación por primera vez en todo el día M: ¿Estás cómoda?... (le preguntó Maca acercándose hasta la cama para acomodarla) E: Sí... (le sonrió a su esposa) sabes... pensé que nunca nos dejarían a solas... (en ese momento, mientras la periodista todavía estaba muy cerca de ella hasta que sus labios se juntaron en un dulce beso) mmmm... ya tenías ganas de darte uno M: Yo también... (le respondió la periodista con una gran sonrisa) me alegro tanto de que haya salido todo bien... no sé... de teneros a las dos bien... E: Estás ya más tranquila... ¿no?... (le preguntó la enfermera sin dejar de acariciarle una de sus manos) M: Sí... E: Estás cosas son así cariño... mucho dolor para después tener a esa cosita que nos va a cambiar la vida... (soltó Esther encogiéndose de hombros) M: Bueno... sí que nos va a cambiar... (siguió diciendo la periodista) pero creo que para bien... las niñas ya van a mayores... y ya sabes que se van a ir despegando de nosotras... y así vamos a tener por lo menos a Noa unos cuantos años para nosotras... E: Me alegro de que hayas disfrutado tanto... cariño... (dijo Esther casi a punto de llorar al recordar como al coger por primera vez su mujer a la cría, ésta se había puesto a llorar con ella en brazos) M: Yo también mi amor... (terminó de decir Maca, dándole otro beso muy tierno, pero lleno del cariño que ambas se tenían) venga... ahora a dormir... E: Sí... es verdad... que supongo que nos despertaran pronto para que le dé la toma a la peque... (contestó Esther casi cerrando los ojos) M: ¿Ahora la llamas peque?... (preguntó Maca riéndose hasta que notó como su mujer se había quedado dormida) ¡ays!... si es que no sé para que digo nada... Durante el primer fin de semana que estuvieron ya instaladas en su casa con la pequeña Noa, recibieron la visita del resto de la familia Wilson que hasta ese momento no había podido acudir a la capital a conocer a su nuevo miembro y en el que la pequeña hacía las delicias delante de todos. Noa era una pequeña bastante tranquila y risueña, que en un principio no extrañaba a nadie lo que hizo que estuviera, menos en las ocasiones en las que su madre tenía que darle de comer, en brazos de toda la familia, a pesar de que la periodista, intentara por todos los medios que no la acostumbraran a estar todo el rato en

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brazos y más de una vez, Esther le tuvo que decir a su mujer que tampoco pasa nada, que por un día o dos que estuviera así la niña, tampoco se iba a mal acostumbrar Una vez que se fueron todos y se quedaron solas, ya que incluso Encarna aprovechó para irse al pueblo a pasar unos días, las cosas volvieron poco a poco a la tranquilidad que necesitaban ambas, porque no solamente lo necesitaba la periodista, si no que toda la familia en general, sobre todos sus hijas mayores, quienes se habían trastocado mucho con tanto ajetreo y tanto caprichos conseguidos de parte de los abuelos durante aquel fin de semana Aquella noche, una vez que las niñas se habían ido a dormir y Noa había tomado su última toma y descansaba ya en su cunita, ambas se acostaron casi exhaustas después de un día lleno de sensaciones, de despedidas y de intentar dejar la casa lo más arreglada posible para comenzar el día siguiente lo que iba a convertirse en el día a día de la familia Wilson García E: Por fin cariño... (soltó Esther cuando se metió en la cama junto a una Maca que lleva allí ya unos minutos) por fin está todo en calma... M: Sí... porque vaya que no les ha costado nada a las niñas dormirse hoy... (protestó Maca sobre sus dos hijas mayores) parecía que le habían dado pilas a las dos... E: Es que tanta gente... las trastoca... y ellas desde luego se apuntan a todo... (siguió diciendo la enfermera mientras se apoyaba en el cuerpo de su mujer hasta encontrar la postura para dormir) menos mal que al final no se te ha hecho muy pesado... M: Bueno... he estado a punto de suicidarme un par de veces... pero nada más... (le contestó Maca soltando una pequeña risilla) pero vamos... no han estado mal... E: No te quejes tanto de tu familia... que son encantadores... (dijo Esther dándole un beso en los labios) y tu padre... ¿has visto como se le caía la baba?... M: Sí es que en el fondo es como es... y a mí me encanta... que conste... (le contestó la periodista mientras comenzaba a acariciar a su mujer muy suavemente) mmmm... tenía ganas de ti... E: Y yo también que conste... que me has tenido muy abandonadita... y no te lo voy a perdonar... (dijo ya la enfermera colocándose sobre la periodista a horcajadas para atacar su boca con mucha sensualidad hasta que en silencio, comenzaron a disfrutar la una de la otra, como hacía días que no podían hacerlo) Aquella noche, como tantas otras, Maca no pudo evitar desvelarse, no era porque se encontrara mal, ni tan siquiera porque hubiera tenido otro de esos sueños terribles que la habían estado atormentando tantas y tantas noches a lo largo de ese año, esa noche, tan solo le apetecía observar Se levantó muy despacito, intentando no despertar a su mujer y aunque esta en un principio se resistió a dejarla marchar, lentamente con mucho cariño y después de darle un suave beso en los labios, consiguió hacerlo, se la veía tan bien, tan tranquila ahí durmiendo en aquella cama de matrimonio en las que tantas vivencias habían compartido, en la que tanto se habían necesitado durante esos años que afortunadamente llevaban juntas, que maravilloso había sido encontrarse con su esposa en el momento adecuado de su vida, cómo había logrado hacerla cambiar, hacer que su vida volviera a tener sentido después de ese gran fracaso que fue su matrimonio con Lola, la madre de su hija mayor, cuando creyó que jamás volvería a encontrarle sentido a nada, sólo al

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hecho de disfrutar de su hija María como no lo había hecho hasta ese momento e intentar así recuperar el tiempo perdido, pero con Esther no, Esther era un milagro, un ángel que había llegado a su vida, una persona honesta, una persona libre, una persona maravillosa que le había dado tanto por tan poco y que desde el primer momento había conseguido arrebatarle su corazón, ese corazón cansado, ese corazón herido de muerte y al que le había enseñado lo que era realmente amar a alguien, con sentimiento, con pasión, con cariño, un amor incondicional, sin reproches, sin culpas, tan sólo con esa comprensión del día a día que te hace sentir especial, muy especial Lentamente, después de observar a su mujer dormir, se acercó hasta la cuna para hacer lo mismo con Noa, tenía exactamente seis días de vida y ya se había adueñado del corazón de todos, pero sobre todo de su corazón y sin saber por qué, poco a poco fue sintiendo como sus ojos dejaban paso a unas lágrimas llenas de alegría, llenas de cariño por un ser tan pequeñito e indefenso que las había elegido como madres y al que le quedaban miles de cosas por aprender, por vivir Justo después de ver a Noa, se pasó por la habitación de sus hijas mayores, allí estaban ambas, en sus respectivas camas durmiendo a pierna suelta. Estaban tan mayores, tan llenas de vida, que le parecía mentira que hubiera pasado tanto tiempo desde el día en el que vio por primera vez a su hija María, tenía unos meses, pero era como si no hubiera pasado el tiempo, como si de repente todo hubiera dado un salto enorme y se la encontrara tal y como estaba en ese momento, siendo una niña muy cariñosa, tierna, alegre, que se llevaba a las mil maravillas con su hermana Cris, y que por suerte, había sobrevivido a la separación de sus madres de la manera menos dolorosa posible y se notaba que era una niña feliz, al igual que Cris, quien había aceptado a la periodista de la mejor manera posible, nunca como una sustitución de su padre, puesto que la enfermera siempre le seguía hablando de él con todo el cariño del mundo cada vez que la niña lo necesitaba, pero cada día que pasaba en aquella casa, Cris tenía más confianza con la periodista y realmente eso siempre había facilitado el hecho de que se trataran todas como si fueran una familia, porque eran una familia, ¿quién podía decir que una familia se tiene que componer de padre, madre e hijos?, ¿quién?, una familia la conforman esas personas que tienen un vínculo afectivo las unas con las otras, nada más, no es cuestión de sexo, no es cuestión de genes, no es cuestión de legalidad, es cuestión de cariño, de afecto, de amor y de respeto, nada más y precisamente de eso, sobraba en aquella casa Y sí, podría decirse que Maca era feliz, muy feliz en aquel momento, se sentía plena, con fuerzas para luchar para vencer a esos dolores tanto del alma, como físicos que todavía quedaban en su persona, se sentía con más fuerza que nunca, con más ilusión que nunca, con un nuevo trabajo a vistas pero sobre todo, por haber conseguido tener la familia quien siempre soñó E: Anda cariño... vente a la cama... (escuchó como Esther le susurraba desde la cama, una vez que se había vuelto a parar al lado de la cuna de su hija) que la vas a gastar... M: Voy... (le contestó muy bajito sin dejar de sonreír, así que después de echarle un último vistazo a su hija pequeña, fue hacía la cama y se metió en ella junto a su mujer) E: ¿No podáis dormir?... (le preguntó Esther un poco preocupada, mientras volvía a abrazarse a la periodista) M: Me desvelé y me dio un impulso... (le contestó esta encogiéndose de hombros y dándole un beso en los labios) quería ver a las niñas...

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E: Las niñas están bien... no te preocupes por eso... (le soltó Esther no como una regañina, sino como un sentimiento de alivio por saber que pasara lo que pasara, teniendo a Maca a su lado, todo iría bien) M: Cariño... (dijo de repente la periodista haciendo un breve silencio mientras conseguía que su mujer la mirara a la cara para indicarle que siguiera hablando) ¿Crees en el destino?... (le preguntó finalmente dejando a Esther un poco fuera de juego) yo siempre creí en el destino... (siguió diciendo la periodista al ver como su mujer no respondía a su pregunta) me pasaba horas y horas pensando en cómo sería... vivir tal y como el destino te deparara... en cómo saber... cuando ese destino te da la oportunidad... para no dejarla marchar... pensaba que las cosas malas te pasaban... porque el destino lo quería así... quizás pensar eso es una manera de quitarle importancia al hecho de perder a alguien... o a algo... y conformarte con creer que la vida tiene que seguir... que vendrán tiempos mejores... esperando a que la vida te de esa oportunidad de hacer realidad ese destino... el bueno... claro... pienso que el destino es aquella vivencia buena... que te hace sentirte pleno... lleno de vida... y que hasta ese momento... tu vida solo se va encauzando hasta que realmente das con él... E: ¿Qué me quieres decir con eso?... (preguntó Esther, ya un tanto perdida, sobre todo al no poder entender cómo a las dos de la mañana, a pesar de conocerla, su mujer podía pensar en esas cosas tan profundas que tantas veces conseguían sobrepasarla, aunque le encantara escucharla) M: Pues está claro cariño... (dijo la periodista mirándola con unos ojos totalmente emocionados) que no tengo que buscar más... que mi destino siempre fuiste tú... sólo tú... que te quiero... que te necesito... porque la vida me ha dado la segunda oportunidad más increíble que podría haberme dado... E: Te quiero... (consiguió decir Esther conteniendo ya esas lágrimas que luchaban por salir) te quiero... yo no sé si creo en el destino... no lo sé... lo único que sé... es que te quiero... y que no necesito nada más... (en ese instante, notaron como Noa comenzaba a sollozar pidiendo su ración de comida, así que con un gesto, la periodista se volvió a levantar de la cama para ir a por ella y llevársela a su mujer para que esta pudiera darle el pecho y así con un gesto, con una mirada, ambas comenzaron a observar como su hija lentamente comenzaba a chupar la leche materna, mientras al mismo tiempo, ambos labios se buscaban para darse un beso tierno, muy tierno para seguir pendiente de esa bella estampa, que es ver la evolución de un ser humano, de su niña, de esa pequeña que a todos les había robado el corazón)

FIN