Vivir Con La Sombra

~ Como continuaci6n del best-seller En~~t:ntros con La somhra, cuya edici6n COtllO a cargo de Connie Zweig, Ia misma au

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Como continuaci6n del best-seller En~~t:ntros con La somhra, cuya edici6n COtllO a cargo de Connie Zweig, Ia misma auto~a, e n colaboraci6n con Steve Wolf, p~b!tc~ ahora Vivir con La sombra, un libro dtdacttco e iluminativo que cubre diversos aspe~t~s del famoso modelo junguiano. Vtwr con La sombra nos ayuda a comprender .que Ia conducta -provocacla por nuestro tnconsciente mas oscuro es algo muy comun y que no esta limitado a los personajes publicos. La sombra ex iste en cada uno de nosotros, y suele reconocerse con mayor claridad en el area de las relaciones personates. Zweig y Wolf analizan c6mo Ia poderosa fuerza de Ia sornbra influye en el matrimonio, las relaciones sentimentales, Ia amistad, el trabajo, y nos hacen ver que aceptar y compreoder estes oscuros aspectos de Ia personalidad pueden conducir a un mayor conocimiento de uno mismo, apaciguar las emociones negativas que surgen en la vida diaria y ayudar a acabar con las conductas autodestructivas. Vivir con La sombra explora de modo revelador y accesible e l misterioso !ado oscuro de Ia naturaleza humana, un eterno t6pico e n Ia literatura, Ia leyenda y Ia psicologfa. Caluroso y comprensivo, el enfoque personal de los autores influira profundamente en los lectores, ayudandoles tambien a encontrar sentido al sufrimie nto. «La verdadera libettad consiste en contactar con el Yo-mismo, que es a Ia vez divino y diab61ico, sagrado y profano. Vivir con Ia sombra permite ir destapando las capas del alma hasta alcanzar Ia pureza del Ser que se halla dentro de cada uno.» 0 EEPAK CHOPRA

Connie Zweig es psicoterapeuta junguiana, especializada e n temas relacionados con Ia creatividad y Ia espiritualidad. Ha siclo editora del libro Encuentro con Ia sombra (publicado tambien por Kair6s). Steve Wolf es psic6logo, experto en misticismo, artes marciales y narraci6n de cuentos.

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Cubierta: Emiliano G6mez

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ISBN: 978·84·7245406·4

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Vivir con La sombra

tro camparnento y, como Parsifal en su combate contra el caballero infiel, trate de defender a mi familia del hambriento animal. Y, al igual que Parsifal descubri6 que el caballero contra el que combatfa era su propio hermano oscuro -a quien terrnin6 abrazando-, descubrf que el oso segufa vivo en mis propios instintos salvajes, a los que yo habfa despertado de Ia sombra. Tras esa iniciaci6n, me sentfa completamente preparado para el retorno. Arrnado con el mapa de la conciencia que me habfan proporcionado mis estudios en Arica, me hallaba ahora en condiciones de comprender que Ia espiritualidad completaba a la psicologfa occidental como parte natural del proceso de desarrollo del individuo. Mis tentativas de integraci6n entre Ia fllosoffa oriental y los estados alterados de conciencia con los modelos occidentales del desarrollo psicol6gico me habfan conducido a una tierra desconocida. Entonces me matricule de nuevo en el programa doctoral de psicologfa y acabe la carrera que habfa iniciado veinte afios atras. Dotado del autoconocimiento que me habfa proporcionado mi rica y variada experiencia vital, me senti en condiciones de participar mas plenamente en Ia sociedad, desempeiiar mi labor y dedicarme a servir a la humanidad como un psic6logo clfnico que ha experimentado personalmente los beneficios tanto del analisis psicol6gico como de Ia practica espiritual. Asimismo, en tanto que persona a cargo de una familia, emprendf otro viaje iniciatico a Ia masculinidad que me llev6 a sanar, en un nivel profundo, Ia dualidad existente entre el puer y el senex. AI final de Ia historia del Grial, Parsifal se entera de que el Rey Pescador ha rnuerto, retorna al castillo y es coronado rey; luego contrae matrimonio y gobierna el pafs en paz durante muchos afios. El relato nos dice que el gobernador del reino del Grial sera aquella persona que, tras numerosas pruebas, alcance tanto el autoconocirniento como la compasi6n. De igual modo, cuando un hombre ha llevado a cabo el trabajo con la sombra, y el viejo rey -o el complejo del padre- muere en su interior, puede llegar a convertirse en un rnonarca consciente, en alguien que ha unido dentro de sf las energfas del puer y del senex. En Ia medida en que fui abandonando el mundo de rni padre, descubriendo rni propio camino, emprendiendo Ia practica espiritual y curando rnis propias heridas psicol6gicas, tambien fui dejando atras las escapadas del puer y empece a experirnentar un tipo de masculinidad lo bastante amplia como para poder albergar Ia sabidurfa del espfritu, Ia profundidad del alma, la relaci6n empatica con las mujeres, las responsabilidades del trabajo cotidiano y las bendiciones y deberes de Ia paternidad. Como padre y esposo, sigo afrontando a diario desafios a mi masculinidad, pero tambien cada dfa doy las gracias por la abundante generosidad de una tierra que antai'io era baldfa.

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1. YO Y MI SOMBRA Uno no tiene que estar encerrado en una habitacion para sentirse atrapado. En el cerebro existen laberinros que no son materiales yes mucho mLis seguro Luchar con un fantasma entrevisto a medianoche que mirar cara a cara a ese extrafio oculto en nuestro interior. Es mucho mas facil escapar aterrado de las ruinas de una lobrega abadfa que enfrentarse a uno mismo en plena soledad. Seria menor el panico si un asesino oculto en nuestra casa nos obligara a escondernos dentro de nosotros mismos, cuando nuestro cuerpo empufia un revolver y dispara hacia La puerta apuntando a una sombra apenas atisbada. 1 EMILY DICKINSON

Ciento cincuenta afios antes de que Carl G. Jung desarrollara el tema de Ia sombra, Johann Wolfgang von Goethe escribi6 un libro sobre Fausto y Mefist6feles, la bistoria de un hombre que hizo un pacto con el diablo, una historia que despert6 oscuros acordes en los rincones mas ocultos de la civilizaci6n occidental. Henrich Fausto era un erudito sediento en el desier47

Vi vir con Ia sombra

to de una vida excesivamente intelectual que, apesadumbrado por su aisLamiento e insatisfecho con Las respuestas que le proporcionaba el conocimiento, solo deseaba acabar con su sensacion d~ extrafiarniento y alienacion depositando su fe en algo superior que Je permitiera encontrar el sentido de Ia vida. En un momento de desesperacion y ansioso de sentido y de poder, Fausto vuelve sus ojos bacia Ia magia y acaba firmando un pacto de sangre con el diablo en el que le vende su alma y accede a convertirse en su sirviente despues de Ia muerte si este le sirve durante La vida y le concede juventud y placeres. Es asf como Fausto entrega su voluntad a cambio del poder y termina siendo posefdo por su sombra. En La medida en que Ia historia va desarrollandose, Fausto parece perder toda su responsabilidad moral pero. en su confusion, comienza a debatirse entre los dos aspectos de su naturaleza bumana: Ia espiritualidad y Ia sensualidad, Ia conciencia y el deseo, el ego y la sombra. Tras una serie de desengaiios y de errores, Ia influencia de Mefistofeles cornienza a debilitarse y, cuando se ve obligado a afrontar la separacion entre sus facetas divinas y diab61icas, experimenta un profundo despertar psicologico. Como dice Jung: «Cuando Fausto se encuentra cara a cara con Mefistofeles ya no puede seguir afirmando que "es Ia esencia de La crueldad", sino que se ve obligado a adrnitir que "ya no puedo seguir negando que se trata de mi otro !ado, de mi alter ego, de mi propia sombra"».2 Al igual que Frankenstein, Mr. Hyde, Darth Vader y Terminator -sus representaciones mas actuates-, Mefist6feles sedujo a Fausto con sus ilusiones de poder y dominio y La promesa de llegar a disfrutar un dfa del rnismo poder que Dios. Pero Mefistofeles no es mas que Ia encarnacion de los deseos de poder, sexo y dinero de Fausto y, junto a La seductora fantasia de que algun dfa podra Uegar a poseerlo todo, le ofrece, ni mas ni menos, que el final de Ia envidia, los celos y Ia codicia. Cada uno de nosotros aspira, como Fausto, a encontrar un senti do y una experiencia que nos conccte con algo trascendente; cada uno de nosotros aspira, como el, a poner fin a su soledad y, al igual que el, tambien hemos vendido nuestra alma a algun diablo y hemos sacrificado nuestra complejidad y autenticidad en un intento de sentimos mas seguros, tener mas dinero o conseguir el amor. Las ofertas fausticas que nos brinda Ia sociedad contemponinea pueden adoptar formas muy di versas. Tal vez, por ejernplo, se trate de vender nuestro amor a cambio de un matrimonio de conveniencia, quizas consista en comerciar con nuestra rica vida familiar a cambio del exito y La influencia en el mundo de los negocios. Valoramos tanto nuestra persona que, en un

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Yo y mi sombra intento desesperado por conseguir los atributos externos del estatus social, llegamos a hipotecar nuestra paz mental; estarnos dispuestos a vender las relaciones autenticas a carnbio de sexo o, por el contrario, disfrazamos el sexo tras una apariencia de pureza; no dudamos en trocar La autonomfa por Ia dependencia econ6mica, permaneciendo como niiios en el hogar familiar o al amparo del sistema de bienestar social o, por ultimo, renunciamos al esfuerzo vital que supone Ia busqueda del alma por los parafsos artificiales y provisionales que nos proporcionan las adicciones. Obviamente, realizamos todos estos cambalaches de una manera inconsciente, sin darnos cuenta del sacrificio que implican, es decir, de Ia perdida de nuestra vulnerabilidad, nuestra intimidad, nuestra autenticidad, nuestra irnaginacion y, en defmitiva, de nuestra alma. Pero, mas pronto o mas tarde -quizas al reparar en alguna mentira que nos hayamos dicho a nosotros mismos o al afrontar Ia perdida de la ilusion que suele tener Iugar durante Ia mediana edad-, terminamos cobrando conciencia del coste real de este pacto. Hasta entonces creemos que, pagando al diablo el precio que nos exige, podremos evitar el sufrimiento y no tendremos que hacer frente a nuestro lado oscuro pero ahora, al igual que le ocurriera a Fausto, nos damos cuenta de que hemos cometido Ia peor de las traiciones, nos hemos traicionado a nosotros rnismos. En los momentos en que nos encontran1os cara a cara con nuestro Mefist6feles intemo, una parte prohibida -e incluso repulsiva- de nosotros mismos sale a La luz y se hace cargo de todos nuestros movimientos, pareciendo arnenazar Ia existencia misrna del ego que, de ese modo, se ve relegado a una posici6n meramente secundaria. En esos momentos podemos darnos cuenta de que existen fuerzas que nos superan y gobiernan nuestras vidas; en esos momentos, lo que parecfa evidente se torn a confuso y lo que, hasta entonces, habfamos tornado como ajeno se revela propio. A este respecto, Jung escribiolo siguiente: El encuentro con uno mismo es, al principia, el encuentro con nuestra propia sombra. La sombra es el estrecho pasaje, Ia ventana angosta cuya dolorosa constricci6n resulta inevitable para todo aquel que aspire a Uegar a Ia fuente mas profunda. Uno debe aprender a conocerse a sf mismo para poder saber qui en es, porque lo que nos aguarda detras de la puerta es -sorprendentemente- una ilimitada expansi6n llena de dudas hasta entonces desconocidas que carece aparentemente de exterior e interior, de arriba o abajo. de aqui ode alli, de rnio y de tuyo, de bien ode mal. Es el mundo de agua ... donde yo puedo sera! mismo tiempo esto y eso; dondc puedo ex perimentar al otro en mi del mismo modo que el otro puede experimentar me a mf.l

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Vivir con la sombra

El presente capitulo nos introduce a las figuras internas de la sombra que habitan en cada uno de nosotros. En el examinaremos el modo en que estas se desarrollan de manera natural e inevitable en nuestro interior y c6mo parecen sabotear nuestros mejores esfuerzos a lo largo de nuestra vida. Tambien rastrearemos sus rafces en el psiquismo personal y cultural, algo a lo que tambien invitamos a todo lector que desee emprender el trabajo con su sombra. Vease, para una exposici6n mas detallada del modo de acometer el trabajo con Ia sombra, el epflogo titulado «Manual de trabajo con la sombra>>, en el que incluimos una practica de respiraci6n para ayudar a centrarnos (que puede permitirnos alcanzar una perspectiva mas equilibrada cuando nos veamos obligados a hacer frente a algtin personaje de Ia sombra), diferentes alternativas para identificar la aparici6n de los distintos personajes de Ja sambray algunas sugerencias en torno al modo de volver a establecer contacto con la voz del Sf rnismo, todo lo cual hara posible que el personaje deJa sambra deje de insistir en asurnir el control de la situaci6n. En el proximo capitulo exploraremos mas detenidamente las raices de Ia construcci6n de Ia sombra en el seno de Ia familia y, en los siguientes, pasaremos del ambito interno al entorno social, subrayando la aparici6n de Ia sombra en nuestras relaciones y las ventajas que puede conllevar el trabajo con eUa.

El encuentro con la sombra: la violencia, el abandono, la adiccion, la critica y el engaiio Por lo general, el encuentro con la sombra suele anunciarse a traves de pequeiios detalles que pueden llegar a repetirse varias veces al dfa. Cuando nos sentimos avergonzados por un aspecto que consideramos inaceptable de nosotros rnismos -como la adicci6n, Ia crftica, Ia codicia o Ia mezquindad, por ejemplo-, nos hallamos frente a una cualidad de la sombra que obstaculiza internamente nuestra actividad. Cuando acudimos a una fiesta y sentimos un rechazo in mediato por una persona desconocida ( «Es idiota>>, «Mira que gorda esta>>, «Se lo tiene muy crefdo» o «Le gusta llamar la atenci6n», por ejemplo), no cabe Ia menor duda de que nos hallamos frente a la proyecci6n de alguna cualidad de nuestra sombra. En esos mementos es como si nuestras intenciones conscientes se vieran entorpecidas por un oponente inconsciente desconocido. La sombra es, por definici6n, inconsciente y, en consecuencia, no podemos contemplarla directamente y debemos aprender a buscarla. Pero para ello es necesario, en primer lugar, saber hacia d6nde tenemos que rnirar: 50

Yo y mi sombra

• La sombra se oculta detras de nuestros sentimientos secretos de verglienza~e este modo, descubrir un sentimiento de verglienza revela una tfeCiiaqUe apunta al coraz6n rnismo de Ia sombra, hacia los tabues sexuales,l los defectos corporales, los remordirnientos emocionales y, muy posiblemente, hacia todo aquello que secretamente deseamos pero que no nos atrevemos a hacer. Cuando el sentirniento de verglienza, por ejemplo, tiene que ver con las personas a las que amamos o incluso con nosotros mismos, la sombra permanecera en Ia oscuridad, lejos del alcance de unos ojos amorosos y, por lo tanto, ajena a toda posibilidad de curaci6n. l,Cuates son, pues,J los pensarnientos o sentirnientos intimas que mas nos avergi..ienzan? (,Cuat es el rasgo personal del que mas nos gustarfa deshacernos?