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Price, Vincent; La opinión pública: Esfera pública y comunicación. Capítulo II: Problemas respecto de la opinión públic

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Price, Vincent; La opinión pública: Esfera pública y comunicación.

Capítulo II: Problemas respecto de la opinión pública Orígenes de la idea: Es producto de la Ilustración (SXVII y XVIII), con Locke y Rousseau; y la teoría democrática del siglo XIX. Anticipaciones y aproximaciones: La filosofía política de la antigua Grecia trataba de los peligros y beneficios del gobierno popular. Platón menospreció a los políticos democráticos, considerando a la filosofía como la legítima rectora de los asuntos humanos. Aristóteles creía que los sentimientos colectivos de la demos podían contribuir con una especie de sentido común a los asuntos políticos. La combinación de los términos opinión y publica aparece en las filosofías democráticas liberales del SXVII. Opinión: dos sentidos: forma de menor conocimiento, a veces es tomada peyorativamente. Un segundo sentido la considera equivalente a manera, morales y costumbres. Opinión popular: clase de presión informal y control social. Para Locke, la opinión es reputación, consideración general de los demás, restituye la conducta humana. Identifica tres leyes que gobiernan la conducta humana: ley divina; ley civil y ley de opinión o reputación. En esta prima el aspecto emocional sobre el racional. Pública: apertura y accesibilidad. Cuestiones de interés general relacionadas con el estado. Nacimiento de la opinión pública: En el SXV la imprenta ayudó a la difusión de las publicaciones, que se reforzaron en el SXVI con el incremento de comerciantes y clases dirigentes y una expansión de la alfabetización. La última tendencia impulsada por la Reforma Protestante, creó un amplio público lector, sin mediación formal de la iglesia. La Reforma fue importante, más allá de sus efectos en la circulación de la literatura. Las enseñanzas de Calvino y Lutero cuestionaron el orden sociopolítico de la autoridad y la jurisdicción papal. Contenían en su esencia una nueva concepción individualista de la persona. Los individuos son dueños de sus propios destinos. A finales del SXVII las ideas desencadenadas por la Reforma habían evolucionado hacia filosofías liberales más profundas. Locke afirmaba que el individuo es libre de elegir su economía, religión y política. El público ilustrado del SXVIII ganó fuerza pública al consolidarse la burguesía y empezar a articularse una crítica liberal del Estado Absolutista existente. Esto se lleva a cabo a través de publicaciones del tipo político, discusiones en salones, etc. Nace la opinión pública como forma de autoridad política. Con esto, la burguesía desafía al gobierno absolutista. Rosseau afirma que el bien común o voluntad general sólo se logra por medio de la participación de los individuos que debaten sin confundir sus intereses con los generales. Aunque imprecisos para indicar exactamente que era la opinión pública, gran cantidad de escritores indicaban que no era la opinión de la multitud. Era, en cambio, un “tribunal anónimo e impersonal”; una corte que tenía características similares al absolutismo (infalibilidad, externalización, unidad). Se convirtió en un tribunal que revisaba las acciones del estado. Más tarde se consideraría a la opinión pública como la representación a través del gobierno de la mayoría. Escritos del SXVIII, que emplean el termino opinión pública referido a una conducta social, o cuando se refieren a su impacto político, no son claros respecto al mecanismo por medio del cual habría de influir en los asuntos del gobierno. Finales del SXVIII y principios del SXIX, los trabajos de Mill y Bentham atribuyeron un papel político mucho más formal a la opinión pública en el gobierno, basado en los términos legislativos y electorales. Estos escritores opinan que la gente actúa primero para satisfacer sus deseos individuales y evitar el dolor. La opinión pública, en esta visión mayoritaria, quedo mejor expresada como “la reunión de intereses de los hombres de una comunidad”. Bentham considero a la prensa como un órgano especialmente importante de la opinión pública. Hacia mediados del SXIX las publicaciones comenzaron a ver a la opinión pública como “la voz de la clase media ilustrada, como una salvaguarda contra el desgobierno, y como agente de progreso”. Al aproximarse el 1900, hubo un cambio de enfoque y de método en el análisis de la opinión pública. Los trabajos del SXX reflejan con más claridad las preocupaciones sociológicas y psicológicas; ahora los analistas vuelven su atención a aspectos sociales y de conducta de opinión pública. “La cuestión de la función y los poderes de la opinión pública en sociedad, los medios con los que puede modificarse o controlarse, y la relativa importancia de los factores emocional o intelectual en su formulación”. Principales problemas de la opinión pública: Problemas básicos que acosan al público moderno. • Falta de competencias: la teoría democrática pide demasiado a los ciudadanos ordinarios. Parte del problema es la desatención del público y su falta de interés por las cuestiones políticas. Las personas invierten poco tiempo y poca energía en aprender los necesarios “hechos no visibles” del mundo político. • Falta de recursos: el problema no era la incompetencia del público, sino la falta de métodos suficientes para la comunicación pública. La respuesta, en parte, es la educación. La necesidad esencial es la mejora de los métodos y condiciones de debate, discusión y persuasión. • Tiranía de la mayoría: frente a amplias mayorías, los puntos de vista de las minorías importantes aun siendo válidos, no pueden hacerse valer con fuerza. Cuanto más tiempo haya gobernado la opinión pública más absoluta será la autoridad de la mayoría, menos probabilidades tendrán las minorías de rebelarse, y más dispuestos estarán los políticos de seguirla. • Susceptibilidad a la persuasión: la susceptibilidad del público a la persuasión y a llamamientos altamente emocionales y no racionales. • Dominio de las elites: la domesticación de las creencias de la masa. Se considera el problema desde el punto de vista de la creciente pasividad por parte del público, que lo conduce, de varias maneras, a su dominio por parte del gobierno y las elites agrupadas. Capítulo III: El concepto de público Durante los primeros años del siglo XX, la opinión pública era considerada una clase dentro de la sociedad, no como una colección de opiniones públicas diversas, sino como la opinión de un público. Los analistas observaban como los medios influían en la psicología de las masas. Público: grupo de personas// asunto “público” Multitud: principal mecanismo con los que las clases presionaban para conseguir sus demandas con intensificación de la destrucción y la violencia. Son transitorias. Las multitudes tienen tres causas básicas en su conducta: primera, es el anonimato que relaja las limitaciones civilizadas obre los instintos básicos de la persona. Segunda, las emociones y las reacciones se extienden por imitación y por contagio. Tercera, la

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personalidad consciente se desvanece bajo la influencia de la multitud, y el individuo queda sujeto a la persuasión y sugestión inconsciente. Público: Dominado por una fuerza colectiva, es transitorio. No está organizado formalmente. Se caracteriza por la oposición y el discurso racional. Se organizan en respuesta a un asunto. Unirse al público requiere la capacidad de pensar y razonar con otros; cuando el público deja de ser crítico, se disuelve y deja o se transforma en multitud. La opinión pública es racional, pero no necesariamente inteligente. La masa: Se compone por individuos anónimos y se distingue por tener una interacción y comunicación muy pequeña entre sus miembros. Es heterogénea, incluye personas de todos los estratos. Es dispersa geográficamente hablando. Es desorganizada. Lo que une a las masas es un foco de interés común, lo que centra su atención está dirigido a un universo más amplio, no definido por reglas ni regulaciones, Actúan en respuesta a sus propios intereses. Toma importancia en la era industrial y la vida urbana, al igual que los medios de comunicación. Fases del desarrollo de la opinión pública: Secuencia de estadios en la formación de la opinión pública. • Fase del problema: Alguna situación es considerada problemática; público y problema surgen juntos en el transcurso de una interacción. Hacia el final de esta fase el problema se ha cristalizado en un asunto reconocido y la gente implicada tiene alguna idea de lo que quiere. • Fase de propuesta: Se formula una o más líneas potenciales de acción como respuesta al problema; surgen y se descartan muchas ideas, la fase de propuesta aún implica alguna de las características de la conducta colectiva. • Fase política: Se debaten activamente meritos y debilidades de las propuestas alternativas. Fase identificable como discurso público, en la que los miembros más activos del público buscan el apoyo de aquellos menos involucrados, intentando conseguir el consenso. Esta fase culmina con una decisión para acometer un plan de acción. • Fase programática: Se lleva a cabo la acción aprobada. • Fase de valoración: Se realizan evaluaciones de la efectividad de la política llevada a cabo, especialmente por parte de las minorías de no convencidos que se formaron durante el debate público. Actores y espectadores: Actores: Aquellos que intentan influir directamente en el curso de los asuntos políticos. Se dan cuenta de los problemas, proponen soluciones, e intentan persuadir a los demás de su punto de vista. Espectadores: componen la audiencia de los actores, siguiendo sus acciones con diversos grados de interés y selectividad. La distinción entre actores y espectadores no es definitiva y hay, con frecuencia, una mezcla de los dos tipos de conducta; cambian con cada asunto. Extensión del debate público: El éxito de captar una audiencia mayor se da en parte debido a los esfuerzos de los actores pares hacer público sus pugnas y desacuerdos. Los actores gastan energías tratando de presentar el conflicto con la forma que mejor les convenga a sus intereses. Las características de un asunto, tales como su complejidad, importancia social o implicaciones a largo término, pueden influir en la probabilidad de que se extiende desde el círculo de los inmediatamente interesados hacia un público más amplio. Tras la resolución de un asunto: En la conclusión de la fase política su público, teóricamente, retrocede debido al agotamiento y la reducción de la comunicación. Los elementos del público más altamente activos y organizados, una vez formados, pueden funcionar por largos periodos de tiempo, consiguiendo, finalmente, un status casi institucional. La observación del público: El público es una entidad difícil de identificar de forma precisa. Está imprecisamente organizado a través de la comunicación que rodea a un asunto, incluye un estrato activo y uno pasivo. No todos los investigadores son partidarios del modelo de una persona, un voto. Los analistas de “el público”, hoy día, podrían equipararlo, a través de diferentes situaciones de investigación, con colectividades muy diferentes. Algunos lo equiparan con aquellas personas y grupos que participan activamente del debate público de una cuestión concreta; otros consideran al público más generalmente como aquel sector de la población que aparece informado o atento sobre las cuestiones publicas en general; otros aún pueden equiparar ampliamente al público con el electorado o más ampliamente aún, con la población como conjunto. El público en general: Allport lo conceptualizó como una población definida por la jurisdicción geográfica, comunitaria y política. El público en general no es un público en el sentido más tradicional de los términos, ya que el grueso de la población es desinteresada y se encuentra desinformada sobre la mayoría de los temas que podrían considerarse asuntos públicos. Es difícil de aceptar que toda la población sea un grupo comprometido en una consideración o discusión seria de la mayoría de los asuntos; son opiniones de la masa. Aunque se reconozca que la opinión de masas sea superficial, y se haya observado que en algunos casos se separa considerablemente de la opinión pública efectiva, la población en su totalidad continua equiparándose con el público en muchos estudios. El público que vota: Es el electorado; un colectivo masivo indiferenciado que representa como máximo el 70% de la población occidental y en algunos casos es aún menor. Es una de las definiciones operacionales más comunes, y los resultados electorales son el ejemplo más visible de la opinión pública, en la sociedad occidental. El acto de votar es una expresión conductista de la opinión y puede incluso considerarse como una forma de participación en un debate público. El público atento: Un pequeño número de ciudadanos de entre la población que mostrará interés por las campañas e incluso a mantener un interés continuado por el flujo de acción entre campañas. Se concibe como un público importante para el sistema político. Presta atención continua a los asuntos políticos, se implica seriamente en los asuntos públicos, y habla ocasionalmente con los demás de estos temas. Medidas de reconocimiento de un público atento: interés general en política, interés en las campañas de elecciones nacionales, hablar sobre política, y lectura sobre política en los periódicos y revistas. El grupo es bastante heterogéneo, y los miembros tienden a ser más activos que los otros en un debate público, se unen con mayor probabilidad a una manifestación, y tienen mayor probabilidad de escribir sobre tema de interés público. El público activo: El compromiso de este grupo en asuntos políticos incluye tanto medios formales de participación política como una participación informal muy activa, tal como discusiones públicas y debates con los demás. El termino elite se usa para

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referirse a estos miembros más activos de la población. Key entiende a la elite política en un sentido más amplio que incluye a los líderes políticos, funcionarios de gobierno, activistas de partidos, creadores de opinión, y otros de ese estrato vagamente definido de la sociedad que habla y actúa en roles políticos. La heterogeneidad de la elite es crucial, porque si se convierten en grupos demasiado cohesivos, esto anulara cualquier oportunidad para la elección pública. Todos los tipos de públicos son decisivos en la formación de la opinión pública. En la interacción de los distintos públicos (cómo se forman y cambian con el tiempo), están las respuestas al proceso de formación e impacto de la opinión pública. Capítulo IV: Conceptualización de opiniones. Las opiniones han sido consideradas como observables, respuestas verbales a un asunto, mientras que una actitud es una predisposición secreta o una tendencia psicológica. El termino actitud se dirige más hacia el afecto y la opinión, hacia el conocimiento. Una actitud se conceptualiza como una orientación global, perdurable, hacia una clase general de estímulos, mientras que una opinión es mas situacionalmente, perteneciendo a un asunto concreto en un entorno conductista especifico. Las opiniones como expresiones: Una actitud es una disposición latente a responder ante una situación de una forma dada, y la opinión es la respuesta en sí. Las opiniones eran indicadores manifiestos de las actitudes no observadas. Para ser efectivas, las opiniones deben expresarse. El análisis de la opinión pública no debe descuidar las opiniones que las personas pueden tener pero no expresar. Aunque las publicaciones sobre la definición de la opinión pública, con frecuencia, se comprometen formalmente con una definición debemos admitir que en la práctica los investigadores operan generalmente con una visión menos restrictiva. Las opiniones como algo meditado: La opinión se considera como un juicio consciente, visto como algo racional y menos afectivo que una actitud. Uno decide una opinión, mientras que una actitud no se entiende generalmente como formada conscientemente o decidida de la misma forma; se siente como un impulso afectivo, una inclinación a responder positiva o negativamente a algo. Las opiniones como adaptaciones de las actitudes ante asuntos específicos: las actitudes son consideradas como la materia prima, los bloquees de construcción que forman las opiniones. Las opiniones fueron el fenómeno conductista inmediato que había de explicarse mientras el termino actitud se reservo para referirse a los motivos más profundos subyacentes a tales conductas. Una actitud es una orientación intuitiva inmediata y una opinión es una elección mediata entre alternativas especificas dadas en un entorno social especifico. La interferencia de bases psicológicas para las opiniones: Podemos hablar de las opiniones abiertas o públicas que son juicios expresos sobre acciones específicas de interés colectivo, realizados en un entorno conductista especifico. También están las opiniones secretas que son juicios formados en la mente sobre acciones concretas de interés colectivo. Mas globales que las opiniones expresadas son las actitudes que se interfieren como predisposiciones permanentes que responden positiva o negativamente a una clase general de estímulos. Las opiniones expresadas, los juicios secretos y las actitudes pueden estar relacionadas, pero merecen distinguirse conceptualmente. Las personas pueden expresar opiniones que difieran notablemente de lo que manifiestan en su vida privada, especialmente si están expuestos a la presión social. Esquema: es una estructura cognitiva que represente el conocimiento general de uno sobre un concepto dado y que incluye tanto los atributos como las relaciones entre los atributos de un concepto dado. Puede considerarse como un sistema inferido de ideas relacionadas sobre cualquier concepto en concreto, sea este concepto una persona, un grupo, o incluso una noción abstracta. La esquematización influye en la formación de la opinión de varias maneras. Primero, los esquemas constituyen filtros perceptuales a través de los cuales ha de pasar la información relevante respecto a una cuestión pública. Segundo, los esquemas pueden formar la base para las inferencias hechas en respuesta a informaciones sobre cuestiones públicas. Las actitudes son, según esta concepción, “haces” de creencias interconectadas respecto a un objeto particular fusionado en un sentimiento global –bueno o malo- respecto a él. Valores: Se conceptualizan como creencias evaluadoras, pero tienen una cualidad prescriptiva especial. Son creencias en cuanto a lo que es deseable. Un valor es una sola creencia que concierne a un fin o estado deseado o forma de conducta preferida; se refiere a un objetivo. Son más importantes en una personalidad que la mayoría de las actitudes. El autoconcepto es el sistema de creencias organizado de una persona sobre sus propias características sociales y personales. La identificación social puede estar íntimamente implicada en la formación de opiniones sobre asuntos públicos, dado que se pide a los miembros que se alineen con uno u otro de los grupos activos, dentro del sistema en conflicto, de la política de elite. Formación de opiniones: Hay un solapamiento conceptual entre los términos esquema, actitud, valor e identificación de grupo. Todos se refieren a estructuras de información que reflejan diferentes aspectos del proceso de información que puede influir en el cálculo y expresiones de opiniones. El estudioso de la opinión pública encontrará a todos mencionados en los esfuerzos por explicar cómo las personas expresan sus opiniones particulares. Cuando se presenta cualquier asunto, únicamente se activa esquemas, actitudes, valores, o adhesiones de grupo, seleccionados. Estos materiales base son el factor principal que configuran los juicios internos y las opiniones expresadas. Ellos solos no determinarían completamente la respuesta. Las opiniones se basan parcialmente en el propio sistema de valores. En la meditación sobre un tema las creencias, acuden a la mente y se combinan con cualquier nueva forma de información. En el contexto de un entorno conductista estas ideas se conforman en una opinión expresada. Una opinión expresada resulta, teóricamente, de una especie de cálculo mental. Las expresiones públicas de opiniones deben tener tanto que ver con la configuración de las estructuras cognitivas internas deben tener tanto que ver con la configuración de las estructuras cognitivas internas como a la inversa. Solo cuando una opinión secreta se ha cristalizado podrán las opiniones expresadas mostrar altos niveles de coherencia en las mismas situaciones. Observación de las opiniones: En la opinión pública, además de saber si se está a favor o en contra de algo, los analistas buscan saber cuál es nuestro esquema, nuestros valores si nos identificamos con algún grupo etc. En los métodos de investigación deben tenerse en cuenta:

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¿De qué se trata?: Una opinión debe ser sobre algo. El objeto de enfoque especifico seleccionado por un entrevistado puede traer a la mente un conjunto diferente de ideas. Las frases o palabras usadas en las cuestiones usadas en las cuestiones sobre opinión alteran el enfoque de la opinión dada en respuesta. Las preguntas deben centrarse en temas específicos, con vocabulario y términos adecuados. ¿Cuáles son las posibilidades de elección?: Las preguntas son elecciones sobre lo que se debe hacer. Expresan una preferencia sobre un curso de acción concreto. En la práctica, los investigadores no solicitan directamente las preferencias populares. En su lugar, a los encuestados se les ofrece habitualmente una o dos propuestas que han surgido en debate público y que se consideran opciones políticas viables, y que se pide a los encuestados que se indique su apoyo u oposición a aquellas propuestas. Las opiniones que subyacen a la conducta de voto no pueden descubrirse con una simple pregunta. Entre los formatos más comúnmente empleados esta la pregunta equilibrada que opone dos alternativas. ¿Está bien meditada? Una dimensión clave de una opinión es la cantidad de información que la apoya. Uno de los más interesantes aspectos de la opinión sobre cuestiones públicas es el grado con que las personas mantienen firmes puntos de vista sobre asuntos de los que apenas tienen información. Dado que muchas personas no parecen seguir en absoluto las controversias públicas, los analistas intentan a veces discernir que segmentos de la población tienen base informativa para una opinión y cuáles no. ¿Está bien organizada? Una vez formada en la mente, una opinión puede integrarse fuertemente con otras opiniones, conectarse imprecisamente o aislarse completamente. Las opiniones pueden organizarse en conjunto de opiniones manteniéndose cada grupo en un aislamiento relativo. ¿Con qué fuerza se sostiene? Hay dimensiones relacionadas pero conceptualmente distintas: intensidad (la fuerza de los sentimientos de alguien respecto a un asunto concreto), destacabilidad (lo mentalmente accesible que es una opinión dada), importancia (cuan critico se considera el asunto u opinión), y certeza (que seguridad se tiene de que la opinión es correcta) A la intensidad de la opinión se le ha dedicado la mayoría de la atención empírica y puede enjuiciarse de distintas formas. Las opiniones intensas son más estables a través del tiempo y también más altamente interrelacionadas que las opiniones débilmente sostenidas. ¿Conducirá a comprometerse con una acción?: Una opinión, una vez forjada en la mente, encontrará una salida en una determinada acción política. Las opiniones abstractas o intelectuales pueden no traducirse en opiniones sobre las que se basen juicios o acciones concretas. ¿Cómo se relaciona con otras personas? Las percepciones de apoyo u oposición social pueden ser criticas para la formación y expresión de opiniones. No es posible una comprensión total de la opinión pública a menos que se examinen también las estimaciones subjetivas del clima de opinión. Las circunstancias sociales y las expectativas no solo configuran la formación de la opinión sino también afectan directamente al propio proceso de medición de las opiniones.

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