Venezuela Heroica - Eduardo Blanco

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VtjitZlJUjl

titÜfllCjl

CTTADIÍOS IIISTÓIÍIC08 POR

EDUAnrO, ILAITCO

LA VICTORIA

—SAN MMEO — LAS QUESERAS

BOYACA



CARABOBO.

CARACNS. I

M

P K

'

V

;

*

S

A N 7

H.

au miiieu de nos préoccupations journal'éres, aa milieu de

.cl&s!

os

luites

les

événeiiens, ct inéine les homtnes,

oubliera,

de

s'ils

la tribuue,

au milieu de nos procés scandaleux,

ne sont deja oubüés,

que nous pouvons opposer a et

toui ce

pas^enl

les détails

que

vile,

le& choseft,

qu'un jour on

de ce magnifique comhat,

l'antiquilé

nous a legué d'hcrulque

de grand. Jetons done une page de plus á ce vent qui

Sibylle de le

si

néanl

et

Cumes,

et

roulait les feuilles

de

la

qui emporte toute chose humaine vers l'obscurUt,

l'oubli.

A.

DüMAS.

—(Guerre

d'Algérie).

-4

m?^

hijos.

-El

Aüi ÜTOR.

INlIiODUCCÍON.

Digitized by the Internet Archive in

2010 with funding from University of Toronto

http://www.archive.org/details/venezuelaheroicaOOblan

INTU01)IT((I0>

Desde el

el

sometimiento de

América á

la

sus conquistadores,

estruendo de las armas y los rugidos sin estros de

no despertaban

La

los

cautiva de

España abanfaccion.

equivaled

picjiia gloria

cidad ts degradante.

El Cid, Gonzalo y D(jn Pelayo, eran los héroes de todas leyendas.

La

conquista de Granada,

nuestros padres lo

sabia n de

el

poema por

memoria.

Como

las

excelencia: se

ve,

la

poesía del heroísmo nos venia de allende los mares.

Con

A

veces una chispa de fuego deslumbra corao

En no

todo, no era poco para quien nada poseia.

es

la

lóbrega oscuridad de perdurable noche, todo lo que

profundamente negro semeja

que gime en dencia, que

claridad., luz,

que anhela

el

fondo del antro, que estima como una provi-

el

ama

y bendice, no importa de donde

le

venga: de

délas llamas de un auto de

los resplandores del cielo ó

Sin

el sol.

embargo, aquel huésped sedicioso que

fe.

se escurria

como

de contrabando, no llegaba á inquietar á los guardianes del paciente rebaño.

Mientras

la

para temerla de}.rimir,

;

sin

poesía nos viniera de España, no habia razón á

más de que

sacrificio,

el

abatimiento colonial parecía

toda noble tendencia, toda elevada

aspiración.

La y con

vida corría la

monótona

docilidad de un

;

por

manso

lo

menos,

rio,

sin

combate aparente

se deslizaba aprisionada

ijrTRODUCCION.

entre la triple muralla de fanáiicas i>rcocu|)icioncs, silencio

impue



y esclaviiml

S'ifii la

(|uc le servían

de

«liques.

Naila respiraba: artes, industrias, ciencias, meto

hombre de estado;

diplo-

ero ailm nistr idor, oi)cdiente á las leyes magistrailo

tentarse

poner á precio su

;

héroe. Bolívar dijo á sus desma-

yados compatriotas.

— la

¿

Queréis continuar siendo esclavos

balanza de

la estricta justicia,

?

Yo me

mi irrevocable propósito de

daros libertad, pesa mil veces más que todas pudierais alegar

como

En

opongo.

vuestros derechos.

las miserias

que

Vosotros no podéis

conservar esas cadenas, en tanto que entre vuestros hermanos exista

uno sólo que

las

quiera romper.

contra vuestra decidida voluntad.

La mia

hasta

Seréis libres lo quiere así

medida deesa voluntad que os hará independientes,

;

y

la

su decisiojí,

su fuerza, su energía insuperable, la tenéis ahí de manifiesto, en la terrible declaración

Cuando

de guerra á muerte.

se intenta arrebatar

al

león su presa, es necesario

convertirse en león para poder siquiera disputársela con probabilidades de buen éxito,

l'DR

EDUARDO DLANCO.

55

VI

El Decreto de Trujillo es

el

pives sobre

el cual

Escudo sangriento levantado

lívar en 1S13.

mil brazos de la revolución, en que se exhibe rrible el

el

el

estrépito, sobre los

tan y protegen y atronando

Apenas quinientas bayonetas

el

pero con

;

yermos campos de Venezuela,

él,

desnudo

te-

En vano

heroica brivura. vía

sembrada una

lo escol-

el sable, radiosa la

cierra

el

mirada

inmortal Ricaurte, se-

Nada resiste

dientos de combates y de gloria.

ancha

el

espacio con sus gritos de guerra, van Ribas, y

Urdaneta, y Giraldot, y D'Eluyar, y

al

ímpetu de su

España con numeroso

ejérci-

que recorren audaces, dejando en cada huella

victoria.

Allá Agua-obispos, la terrible y san-

medio oculta en un repliegue de

bordes de un inmenso sepulcro.

aun deslumbra en Ribas.

cjmo deidad

espanto que infunde en nuestros enemigos

carro de la revolución.

grienta,

por los

entusiasmo que despierta entre la multitud, rueda, con

pavoroso

to, la

cielo

egregio caudillo americano.

Precedido por y por

al

aparece Bo-

la

historia

los

Andes como en

Más después

con

Luego Horcones, y más

los reflejos

los

Niquitao, que

de

la

espada de

tirde Taguanes que abre* 4

VENBZUELA HEROICA

56

Bolívar las puertas de Carácis y cubre con su

pura aquella campaña prodigiosa, marcha

manto de púr-

triunfal del genio so-

bre los destrozados hierros del despotismo.

Un

grito

inmenso de júbilo y asombro se propaga por toda Revive

Venezuela.

el

amor

patrio, llena los corazones

y del

sangriento polvo donde cayera exánime la naciente República, se alza de

nuevo majestuosa y

terrible al

amparo de Bolívar y

de su incontrastable voluntad.

1813 es una aurora; aurora de un instante que luego anublan sombras pavorosas, pero que exhibe en todo su esplendor

hombre extraordinario á quien debió

al

su libertad

el

pueblo

americano.

Dignidad, entusiasmo, amor patrio, energía en

el

propósito

para luchar, y

de

la idea redentora, leyes, instituciones, fuerzas

la

esperanza del definitivo afianzamiento de nuestra nacionali-

dad republicana, todo renace á

la

Vene-

presencia de Bolívar.

zuela le aclama su libertador; ciñf coronas á su frente inmortal

y de nuevo

álaensañada

se lanza

lid

donde con suerte varia

lucha sin tregua hasta alcanzar su independencia.

Desvanecido la

el

estupor que produjera en nuestros enemigos

audaz campaña de Bolívar, torna España á esgrimir

san-

el

guinoso acero de sus indomables defensores: reorganiza sus huestes destrozadas

:

apela

una vez más

masa inconsciente de nuestro pueblo, voca tácita

la

ambición de oscuros

de todos

bra aliento

al

los

al

fanatismo de

su poderoso aliado

caudillejos

con

la

~

:

la

pro-

aprobación

desmanes cometidos por Monteverde

:

co-

pesar la superioridad numérica en que aventaja

á sus contrarios

;

exalta

el

odio entre los dos partidos

:

sopla ia

POR EDUARDO BLANCO.

57

hoguera en que habrán de consumirse vencedores y

vencido

y desata las alas de aquella tempestad de furiosas [asiones que-

de nuevo se agitan con estrépito sobre

los

yermos campos de

patria.

la

Vil

Parapetado

tras los

muros de Puerto Cabello, aiuaa Monte

verde

al

mayor

parte de nuestro territorio.

combate, á

los jtfes

Puig penetran en Barínas. Brigadier

F.l

realistas

A

que aun dominan

fuego y sangre Yáfies y

González se apodera de

CebAUos deja á Coro

la

é invade

las

Trujillo.

provincias del

Calzada acomete por Guanare. Cagigal se hace fuerte en Guayana, y Torréllas, Oberto y Reyes Vargas asedian á centro.

Barquisimtto con crecidas guerrillas. gra

al

reclamo del odio,

surgen siniestros

y

del

K\ país entero se confia

ancho seno de

como evocaciones

las

pampas,

infernales, Bóves, la

espada

azote que ha de anegar en sangre á Venezuela, y Morales, su

émulo, tan implacable como

él.

Bolívar se ve rodeado, de improviso, por un inmenso círculo

de amenazantes bayonetas que, á medida que se estrechan se multiplican y compactan

de todos

los

;

pero no desmaya su energía. Blanco

rencores, de todas las asechanzas, de todcs los

VENEZUELA Hí:ROICA: ataques,

resiste

encono,

como

impertubable

el

enemigo

del

montañas

cedro de nuestras

el

empuje

recio

embates

los

furiosos del huracán.

Apenas

más de

cor> tres mil soldados, faltos los

entre los que figuran ninfos, áu>n

no apartados del paterno regazo^

se enfrenta á las décuplas fuerzas

todos los flancos que

da

le

el

disciplina y

que

enemigo,

le

oprimen

acomete á

;

lucha,; destroza,

vence,

cae y se levanta, retrocede bañado en propia sangre, torna á

mayor

embestir con

y siembra de cadáveres

brío,

palenque donde su espada

Contra de

las

los

brilla

como

el

rayo del

muros de Puerto Cabello rompe

E^nfrenta'

Vargas y Torrélks,

á;

á

los

bayonetas

García de Sena, que los destroza en la Contraria suerte

que se aventura á dejar sus baluartes,

Bárhula perdiendo entre Ciego de

Giraldot.

Trincheras á

victoria

Cabello

:

de

la

Campo-Elias

el

vence al

bravo

tanto,

el sitio

de Puerto

acuchilla

á los

paso de Santa Catalina y avanza sobre de Caracas.

La

tajante espada

opone en Mosquiteros, y

repliega destrozado á las llanuras.

armas

afueras

inferiores; riñe

de

eS

de

ei feroz asturiano

El Libertador vuela en

persona á oponerse á Cebállos, ya vencedor en Yaritagua, ataca en las

en/

corona su arrojo la

héroe granadino y

Bóves, entre

provincia se le

cabe

y de venganza, acomete de nuevo en

ira

vengado queda

el

le

víctoreS' del triunfo

las huc;stes españolas,

restablecido.

republicanos en

lo-s

le

Se revuelve sobre

con Valdez en Yaritagua y en Bobare.

Monteverde

Repliega

cuerpos francos de Reyes

jornada de los Cerritos blancos.-

centro

cielo;

las

dos divisiones de Giraldot y de Urdaneta.

hacia Valencia.

Las

el ruidoso

k

Barquisimeto con fuerzas en todas

con desesperación, pero

la

suerte lees

POK FUUAKDO ULANCO.

A

adversa.

de Vigirima: reñida de Clranada asombroso,

contesta con

aquel fracaso

íjuc

los

59

sangriento

el

triunfo

en que á los veteranos del regimiento

liil,

manda Salomón, opone

alumnos de

los colegios

Los contrapuestos bandos

emulan en

se

bates se suceden sin tregua y

Ribas,

con éxito

de Caracas. fiereza.

se cierra el

Los com-

año de 13 con

la

destrucción de Aldao en

el

Hóves, y con

refulgente de Araure, alcanzada por

el

la victoria

Libertador sobre

los

pa.[

El 22 de febrero de 1814, diez dias después de fensa de la Victoria por

el

heroica de-

acampó

general Ribas,

con su Estado Mayor y con su guardia, en

la

el

Bolívar,

pueblo de San

Mateo.

A

pesar del rechazo quehabian sufrido los realistas, era

extremo conflictiva

naba todos

los

la situación

ánimos.

das á la aproximación

de

la

en

comarca. El terror domi-

Poblaciones enteras huían desvaporí-

de

las

hordas de Bóves, y una emi-

gración numerosa afluia al cuartel general buscando amparo en

en

el

ejército republicano.

Niños, mujeres y ancianos sobrecogidos de espanto y enfla-

quecidos por

la miseria,

seguían los cuerpos que velozmente se

iban reconcentrando en San Mateo, y en

torno de aquellos

bravos que dividían con ellos su escaso pan con

mano

generosa,

giraban sin concierto, prorrumpiendo en desgarradores alaridos á la

menor alarma.

Situado

el

Libertador en San Mateo, punto escogido

estratégico para vigilar los movimientos del poderoso

enemigo reconcentrado en

la Villa

como

ejército

de Cura, y auxiliar coi más

LUUAkl>0 ULANCO.

PUlt

facilidad en caso nccc-ario, un.i u uira

importantes realistas, se

defensa,

(le

ilc la

Rcpúbl

de

65

las

ainrnazadas á

i°a

dos ciudades mis la

sazun

por lo^

ocupa en reforzar sus posiciones con algunas obras tanto ((ue

vi\

acauíiülado por

Manño,

llegada del ejército de

la

y esperado

Oriente,

con arisiedad creciente,

poue en capacidad de acometer á líóves y de

le

con pro-

abrir,

babilidades de buen éxito, una nueva campaña.

En

la

fui

mañana

26 se incorporó

del

Mariano Montilla, con

general

la

y al dia siguiente lo hicieron á su

:

Ponce y de Salrcdo y

la

Las fuerzas

\ illapol.

campaña de grueso el brillante

vengar

la

Libertador

to las

de

los

indepcndient

infantes,

600

calibre y

muerte de su

jefe, el

bravo Rívas Dávila.

el

A

de

sale orgulloso

pueblo inmediato

al

la

la

la

librar

le

se apresura á

mal seguros en sus

Villa

de Cura

el

de

independientes;

lus

paso del

oponen dura

ocu;>a á Cagua,

;

victoria.

la

avanzadas

rio las

icaistencia

Qochc, toma posiciones ventajosas y espera

una batalla co

é

cabíza de oclio mil comba-

cuartel general

cargo de Moatilla, que

Victoria,

Li»»ertador, á quien cree exter-

ordena á su vanguardia forzar en '

la

empuje de sus numerosos escuadrones,

posiciones de San Mateo.

con

reunidas en

f,

jinetes, entre los cuales figu-

caer de nuevo sobre los republicanos,

tientes

mando de

al

escuadrón de Soberb os Dragones, ávidos por

impaciente por medirse con al

mayor

con cuatro piezas de

Repuesto Bóves del descalabro sufrido en

minar

el

vez los cuerpos de

brigada de Baniuisimelo

San Mateo, ascendian á 1.500

raba

al

división de los Valles del

que de antemano

se

;

ei

repliega

día para

adjudica

la

VENEZUELA HEROICA

66

XI

El 28 de Febrero de 18 14, las tropas republicanas en

En medio

antes del alba, se aprestan al combate.

ridad

que cubre

campamento

el

y en

se movilizan cuerpcs que van á reforzar

brir

nuevos puntos juzgados por

el

grupos de fantasmas aparecen estrellas, los

tras los setos del

La derecha de ocupa en

Mateo

silencio,

fav-orables.

Como

esquivo resplandor de

las

campo, y

las

la

el

entrada délos caminos

y.

poblado. los

da fila

la aítura

acecho á

oscu-

avanzadas ó á cu-

piquetes y rondas que recorren

guerrillas estacionadas .en

pol,

al

la

mayor

el

las

momento

de

pié,

independientes á cargo del valeroso Villa-

de montes que corren

denominada

del Calvario.

al

Norte de San

Cubre

la

izquierda

á las órdenes del teniente coronel Cogorza, la casa del Ingenio.

Y

el

centro

mandado en persona por

Lino de Clemente, se apoya en en

la parte del caserío

den sus dos

los

el

Libertador y

el

coronel

atrincheramientos practicados

que protegen

las alturas

donde

se extien-

flancos.

La impresión qne

reina en la

mayor

parte de las tropas con

l'OR

motivo de

los recientes

KI»UARDO la.ANCO.

descalabros sufridos, se adivina en

que guarda nuestra

silencio sepulcral

67

Libertador

El

línea.

d

recorre á caballo los puesíos avanzados, inspecciona los impro-

visados atrincheramientos de su línea de

órdenes que ejecutan con rapidez los jefes que

calma con su go de

más denodados con

los

la

le

general

tranquilidad, la inquietud

comunica

defensa,

acompañan, aviva

;

el fue-

pro.nísa de una victoria que

él

solo cree alcanzar, y confiado en su estrella, espera con ansie-

dad para

el

nuevo

el,

dia,

cual

la

nueva

luz

hubiera de convertirse

en deslumbrante auréola.

Brilla al fin,

con rojos y cárdenos

sangriento dia.

en torno

al valle,

Un

el

primer rugido de

Muestra

todas que dominan,

las alturas

reflejos la

aurora de aquel

prolon^'ado redoble de tambores,

como

pestad que se prepara.

al

el sol

su

la

disco

Sur, la aldea

resueiia

espantosa

tem-

refulgente,

y

de San Mateo,

coronadas de bayonetas enemigas, á la vez que se

se exhiben

divisa en la llanura, ballería

si

como un bosque de

lanzas, la crecida ca-

de Bóves maniobrando á de.echa é izquierda de nues-

tra linea de batalla, hasta cubrir todas las avenidas y

plantíos

inmediatos.

Por largo tiempo

los

dos campos contrarios, presta

La

c inmóviles, se miran en silencio. nuestros balallor>es.

De

el

arma

súbito vibra un clarin lejano y Bóves

á caballo y rodeado de lanzas, aparece á la

Mateo por

el

impaciencia exaspera á

entrada

de San

camino de Turraero.

Estrepitosa vocería resuena á la presencia del terrible caudillo.

La

truena

el

infantería realista desciende

cañón con formidable

con rapidez de

estrépito,

y cinco

las alturas,

niil

caballos

VENEZUELA HEROICA

6S

impetuosos^

al

par de los infantes, no

menos

temerarios, cargan

á nuestra línea.

Con

extraordinaria serenidad, espera

realistas

y los

rechazan y

el

cual

alas, á

Bóves torna á cargar con más

generaliza con indecible furia de

todo en

el

empeña Morales

Allí,

Libertador los jinetes

quema ropa. Nuestras dos

ataque.

la batalla se

parte, sobre

á

fusila

el

la

su turno,

violencia,

una y otra

centro de los republicanos, contra el

mayor

parte de sus tropas.

en torno de Bolívar y escudándole con sus heroicos

pechos, combaten y Florencio

como buenos Lino Clemente y

Palacio, y Ricaurte el glorioso,

y

los Montilla, el

indomable

Campo-Elias, y Maza, Soubictte, y Muñoz Tébar y aquel patriota insigne Martin Tovar, tan valeroso

como honrado.

XII

Después de cinco horas y media de un fuego vivo y desas-

eóse sobre

débiles atrincheramientos,

Libertador ordena

el

reforzar su ala izquierda situada en el Calvario y hacer por

aquel flanco diversión

al

enemigo.

Practícase con brio aquella peligrosa operación. Elias refuerza á Villapol y juntos realistas

y acuchillan cuanto

les

cargan á resiste

',

la

Campo-

izquierda de los

pero Bóves,

pronto

POR EDUARDO BLANCO. siempre

al

combate, vuela

sus violentos escuadrones se

empeña en

la

terribles

é impetuosos,

porfía.

logra al

los

colina del Calvario

;

Campo

Aquellos dos atletas

empeño

la

igual

sin

vencerlos

:

envuelve, los dieziria, los rechaza y

ñn desalojarlos de

que causa

línea.

nuevas instituciones, lidian con

con numerosa hueste

cabeza de

de España y defensores de

hijos

Bóves, no menos temerario, toma á

coraje.

y,

los suyos á la

una brega sangrienta y obstinada

;

combaten á

Aniérica y de sus

tería

de

extrema derecha de nuestra

y Villapol

Elias

al auxilio

las

casas que ocupan

al pié

de

la

parapeta en aquellas su numerosa infan-

fiero estrago

en nuestros destrozados batallones

reforzado con tropas de refresco, carga y pone en conflicto

nuestro

una pieza de contener

El Libertador auxilia á aquellos bravos con

flanco.

el

artillería

y algunas guerrillas, que no bastan

formidable empuje de

jefe realista los

las

columnas con que

á el

combate.

XIII

Frenético se arroja

Campo

Elias sobre las bayonetas eaemi-

gas; sus ojos despiden llamas, sus miradas avasallan y espantan.

Desgarrado

pólvora,

el

uniforme,

el

rostro

ennegrecido por

bañado en propia y en ajena sangre

;

ruje

como

la

león

VENEZUELA HEROICA

70

furioso, la

rompe su espada en

las filas

de Bóves y cae vencido por

muerte sobre un montón de cadáveres, Villapol,

ásu

como

vez, se lanza

el

rayo, hiere, destroza, re-

trocede abrumado por innumerables enemigos, se rehace un

demanda acomete de nuevo con

instante y sin flaquear en la

Su brazo no desmaya, reconquista

decible arrojo.

perdida, pero una bala le hiere friunfo

;

y

al pié

de

la

corazón

el

al

in-

posición

la

proclamar

el

bander? que sostiene en su crispada mano,

rinde la vida en brazos de la gloria.

Nuestros soldados retroceden

da un sólo

oficial

que

los

;

dirija:

por aquel flanco no muertos

cubren el carnpo que de nuevo ocupa los amenaza,, bien

tencia.

De

que oponen

pronto

eii

déla tumba,, un joven de heridas electriza

:

pónese

medio

al

es

desesperada

resis-

como

salido

de aquellos bravos á quienes

tira

el

de

la

espada que apenas puede

hijo

los

suyos la confianza.

de Viliapol; separado

y agotadas

realistas, logra desalojarlos

las fuerzas

cae desmayado

se

al

por

la

sangre que

cumplir su propósito.

fuerzo decide la jornada.

En

Bóves queda herido, y próxima

en

el

en

levanta y le

Intrépido se arroja sobre las casas en que

viene á vengar.

ca^i

batalla, algunas horas antes, sabe

su lecho de agonía la muerte de su padre y

parapetan los

6 heridos,

ensangrentado y cubierto

manejar su débil brazo y restablece entre

Aquel mancebo heroico

que-

Ld derrota

del conflicto, aparece

firente

moribundo del campo de

Iok nías

enemigo.

sin concierto

oficial pálido,

con su presencia,

el

les

se

primer empuje,

manan

sus.

heridas^

Empero, tanto

la

última carga

la

noche suspende

el

es-

incansable la

Nuestra izquierda enfrentada á Morales, y tan combatida

pelea.

coma

POR EDUARDO ULANCO.

el

centro y

declara

la

por

no

derecha, el

menos

fue

feliz.

Retroceden

Libertador.

inexpugnables posiciones de

montes,

los

los

al

y dejan tendidos ochocientos cadáveres en

po de

7

I

a

victoria

realistas

I

se

á sus

Sur de San Mateo, el

sangriento

cam-

batalla.

XIV

A

pesar de aquel brillante triunfo

no

es

menos

en todo

el

Occidente, marchan

conflictiva la

situación de los republicanos.

Vencedores

los jefes realistas

sobre Valencia con poderoso ejército.

El coronel D'Eluyar,

jefe

es inquietado á su espalda

de

la

de Puerto Cabello,

línea

por los cuerpos francas de

las costas

de Urama y de Morón. Rósete no escarmentado con Charayave,

vuelve sobre

la

primera derrota sufrida en

Caracas

mayor número

con

de

tropas.

Y Marino no llega Y aunque Bóves se retira ¡

!

ala Villa de Cura, á restablecerse de su herida, queda Morales, su segundo, al frente de Bolívar, con todas

las fuerzas sitiadoras

de San Mateo, y mantiene núes-

VENEZUELA HEROICA

"¡2

tro

campo, con frecuentes y violentos ataques^ en constante y

agitada expectativa.

En

les días

que siguieron

oposición del enemigo, fensa hasta su hacienda

el ;

sitúa el

la línea

como pasto á

de caña dulce de su propiedad.

la caballería las plantaciones

Reñidas escaramuzas

sin tregua.

provocadas por uno ú otro bando, principian con cesan con

la

noche.

la

de de-

parque con un cuerpo de

infantería en la casa alta del Ingenio, y entrega

Los combates continúan

por sobre

á la jornada del 28 y

Libertador extiende

Las más

la

aurora y

patriotas arrollan

veces, los

á

sus contrarios, pero escasos de fuerzas para conseguir desalojar

enemigo desús ventajosas posiciones,

al

las

avanzadas y á empeñar, á campo

desiguales con su

numerosa

Entre tanto, con

se limitan á sorprender

combates sien^pre

raso,

caballería.

la noticia

de

la

rápida curación de Bóves

y de su pronto regreso á San Mateo para decisiva, liega al Libertador la la

sedientos de sangre y de

una batalla

nueva no niéncs alarmante, de

ocupación de Ocumare por Rósete, y de

insigne foragido, á la cabeza

librar

de más de

pillaje,

la

marcha de aquel

tres mil

hombres,

sobre la indefensa capital.

Sabedor del peligro que amenaza á Caracas, Bolívar olvida

Escoge de

generosamente su propia y angustiosa situación. sus tropas 300

hombres de

en abundancia, los y,

á

las

Mateo

los

más

aguerridos, los

municiona

dota con un cuadro de aguerridos oficiahs

órdenes de Mariano Montilia, los hace

salir

de San

á las dos de la tarde, á tambor batiente y banderas des-

plegadas, por

el

camino de

la capital.

Cae

el

enemigo en

engaño que encierra aquella marcha ruidosa y

el

ostensible.

ruR UDUARDO BLANCO.

73

refuerza con numerosas tropas su ala derecha que sr.j)one Ic va

á ser atacada, y espera alerta y á pié posiciones, en tanto

firrne

en sus

ventajosas

que Montilla, no inquietado, sigue tranquilo

á su destino.

XV

Tras del sobredicho eugaño y de

los repetidos descalabros,

torna Múrales á hostilizar con más vigor nuestra línea debilitada.

Compromete combates que nos cuestan feroces jinetes acosan nuestros flancos.

Jugo y Cedeño, á zan con

furia.

Dragones de

de

Salceilo, la

la llevan

tantos encuentros

loí?

rompen y

resistir,

una parte de

y los Soberbios

acuchillan, y en violenta

hasta Cagua.

Nuestros infantes,

«á

su turno, desalojan

algunas de sus altas posiciones

número de

Sus

cabeza de nuestros escuadrones, los recha-

En uno

enemiga se empeña en

la caballería

derrota

la

preciosas vidas.

Maza, Tomas Monriila,

sus contrarios,

;

á los realistas

pero abrumados luego por

ceden

el

puesto

v

repliegan

de el

al

pob'adr. •

De

dias,

esta suerte, sin dar tregua

empeñados en combates

dad, pero todos sangri(ntos.

ala lucha, trascurren veintid:s

parciales de

más ó menos grave-

VENEZUELA HEROICA

74

Antes de ser completamente interceptada toda comunicación

con

el

cuartel general

de San Mateo, y en medio á tanto

trago y tanto ensañamiento

de quien recibe aviso de

;

el

es-

Libertador escribe á Urdaneta,

la conflictiva situación

de Occidente

:

" Defenderéis á Valencia, ciudadano general, hasta morir;

porque estando en

ella

todos nuestros elementos de

El General Marino

perdiéndola se perderla la República.

debe venir con

el ejército

de Oriente

guerra,

cuando llegue batiiémos

:

"

á Bóves é iremos en seguida á socorreros

Y aquel infatigable gladiador, á quien el peso del infortunio no logra avasallar, persiste en su propósito

más combatido,

vigoriza su

ánimo en

:

el

y más pujante cuanto calor de las batallas,

cual se enardece el león con el tórrido soplo del desierto.

Escarmentado sufridos,

el

enemigo con

permanece dos dias

los

continuos descalabros

sin aventurar

nuevos ataques

;

y

Libertador aprovecha aquel instante de reposo, que le pro-

el

porciona su indomable tenacidad, para reorganizar su

campo y

restañar en lo posible la sangre de su ejército.

Muí batallar.

corta,

empero, fué

la

tregua tras de tan ensañado

Ruido de armas y voces, y movimiento de

se nota de improviso en

toman aquellas

el

campo

realista.

caballos,

Nuestros soldados

bélicas manifestaciones por preparativos de

una

carga general y simultánea sobre toda su línea, y se disponen

con el vigor de siempre á rechazarla los

alarma, suceden

Víctores,

ruidosa algazara en que

el

pero

al

sordo rumor que

y aclamaciones entusiastas y

nombre de Bóves, saludado por

tropas, manifiesta el motivo de tan alegría.

:

estrepitosa

como

sus

insólita

rOR EDUARDO BLANCO.

XVI

Los republicanos tienen de nuevo á Boyes

denuncian

línea

La

lucha

se

la

presencia de aquel fiero caudillo.

los

Ni un instante de calma á

encrudece.

diaria fatiga alcanzan

llanura

frente del

al

Los rudos embates que experimenta nuestra

ejército realista.

nuestros acribillados

no cesa de temblar bajo

innúmeros caballos que

la

acelerado

el

mo

imiento de

cruzan en todas direcciones

un trueno sordo y prolongado retumba con estrépito sobre

cumbres que

se extienden en torno

Los contrapuestos bandos pero la resistencia que sivo,

oponen

pera

la cólera

ai

se

los republicanos,

y

;

las

de San Mateo.

emulan en vigor y

mcesante

la

La

batallones.

fiereza

batallar, sin resultado deci-

impacienta

al fin,

alarma y exas-

de Bóves.

" M'ifín7ia será

el iiltimo

día*' dice con gesto amenazante,

ásus intrépidos jinetes, después del más reñido é infructuoso de todos los combates venia inquietando

;

"

parciales

mañana

os haréis

encargo de cortaros la cabeza victoriosos."

con que hasta entonces nos

si

matar

no quedáis

todos, ó

yo me

de/initivamtr/jtt

VENEZUELA HEROICA

76

Y

acto continuo, se íipresiua á concentrar todas las fuerzas

de su mando que discurren por las estimula

los

vecinos campos y poblados

con promesas de sangre y de

pillaje,

;

y se prepara

nuevo ataque, decidido á morir oá exterminarnos.

al

XVII

La

escasez de pertrechos de que ya se resiente,

y

la difi-

cultad de proporcionárselos sin pérdida de tiempo, le induce á violentar

el fin

parque de

de aquella lucha y á intentar sobre

los republicanos

una sorpresa que

el

provisto

los prive

de sus

abundantes municiones.

Para

el efecto, al

columna de

la

noche organiza una fuerte

sus mejores tropas, que confía al

con

tenientes,

promediar

la

más audaz de

orden secreta de flanquear nuestra

haciendo gran rodeo, tomar iuégo por

la

sus

línea

espalda los cerros en

que se apoya nuestra izquierda, tramontarlos, descender sobre la

casa del Ingenio y asaltar nuestro parque.

El resto del ejército bajar á \

ida

con

operación, el

í;.sca¡>a

cnen.igo

realista,

fin

á :

por

alba, debia

atacar simultáneamente toda

nuestra línea

vigilancia lo

el

aquella atre-

de ocultarnos la

despuntar

al

se ejecutaba

San Mateo, y mientras

el

de

insidioso movimiento.

Bolívar

que previendo para

el

la

No

se

concentración del

siguiente dia,

no un

POR IDUARDO BLANCO.

nueto ataque como

una batalla en toda

sino

los anteriores,

^^

con todos

forma, se apresura á reforzar sus posiciones

reparos de que

puede disponer en tan

los

situación.

conflictiva

Al efecto, después de dar de alta á todos los heridos del hospital

de sangre, y de armar de nuevo á logran tenerse en pié, mutilados

aquello;;

como

bravos que apenas

se hallan los más, y dolo-

próximamente á

ridos; pasa revista á sus tropas, reducidas

mitad del número con que diera principio á lucha, y restablece su línea de batalla

nada

fué escogido por el Libertador para

sostener

tumba

la

importante posición

gloriosa de

Villapol y

nuestras posiciones por

como en

el

mandar

de

Campo

el

Elias,

ala derecha

y

la

y

del Calvario,

célebre entre

heroico de

esfuerzo

El parque del ejército, situado en

atletas.

jor-

Ramón Ayala

colina

la

tremenda

pasada

la

El teniente coronel

del 28 de Febrero.

la

la

aquellos dos

casa alta del In-

genio, fué confiado á la custodia del intrépido capitán Ricaurte,

joven de grande esfuerzo y de notoria fama. ramientos

del

centro

quedaron á

las

Y

los

órdenes

atrinche-

del

coronel

la

próxima

Clemente.

XVI II

Todo

se prepara en el

contienda.

Empero, no

librar; es la suerte

de

la

campo republicano para es

una simple batalla

República

la

aquel último y desesperado esfuerzo.

que

la

que se va á

se intenta resolver en

Vencedores

los

indepen-

VENEZUELA HEROICA

j8

dientes, la situación

turar

cambia de

una nueva campaña, y romper

Oriente,

el

sitio

Bóves

:

los

al incorporársele

el

aven-

de

ejército

de Valencia y luchar todavía con Vencidos, nada

probabilidades favorables. esperar

Libertador puede

faz, el

queda

les

que

pasará á cuchillo y Marino no hallará en

San Mateo sino un aglomeramiento de cadáveres sobre un

montón de escombros. El Libertador vela toda silencio

bidas

que reina en combate,

al

le

la

noche, y en medio del profundo

la extensión del valle, sus tropas, aperci-

ven pasar sombrío como un fantasma,

y venir de un flanco á

otro,

y

sin

ir

descanso repasar su línea de

batalla durante todas las horas de aquella larga noche.

A

pesar

gacidad y

de tanta el

vigilancia, burló

cuidado

de

operación tan sigilosamente

de

quierdo

los

aquel

el

ilustre

enemigo centinela,

practicada sobre

republicanos, no fué

la

y

flanco

el

sala iz-

advertida y quedó en el

misterio.

Algo extraño, no obstante, como un presentimiento, conturba al

par que alienta nuestro'

entre tiosa



sobre

la

inquietud,

Los

ejército.

jefes

interrogan

se

causa oculta de aquella inexplicable y angus-

que todos

sienten

esperanzas sin encontrar razón que

mezclada de

la justifique

;

lisonjeras

pero todos

convienen en que algo extraordinario se prepara, y ven llegar

el

dia con la ansiedad con que se espera lo imprevisto anunciado

por una inspiración.

POR EDUARDO BLANCO.

79

XIX

Al despuntar

la

suenan cornetas y

el

campo

clarines,

Luego, impetuoso,

18 14, estrepitosa

Redoblan

realista.

los

tambores,

relinchan los caballos y crujen las

cureñas de las piezas volantes que to.

Marzo de

aurora del 25 de

vocería se levanta en

el ejército

despliega en alas su numerosa

enemigo pone en movimien-

el

español desciende á

la llanura,

arroja

sobre

violento, tenaz, encarnizado, se traba en

todos

caballería, y

se

nuestra ¡ínea de batalla.

Un los

combate

puntos que simultáneamente ataca

soldados

defienden

rechazan

las repetidas

que impávidos

sus posiciones

enemigo.

Nuestros

heroica bravura, y

coi»

cargas con un fuego incesante y mortífero,

resisten

con no menos estrago

el

los la

de Bóves, y que contesta

jinetes

numerosa

infantería realista regida por

Morales.

Bóves enardece á

En medio

al

los

el

fuego que destroza sus

atleta formidable, sobre

negras crines,

suyos con

como

su

gran

visión terrible.

ejemplo de su arrojo. filas,

se

divisa á aquel

caballo de piel

A

la

leonada y

cabeza de sus com-

pactos escuadrones, carga personalmente con indecible empuje, quiebra sus lanzas en las groseras palizadas que resguardan

VENEZUELA HEROICA

8o

el

repliega destrozado y frenético,

centro de los republicanos,

carga de nuevo, y ñitiga coa sus rudos ataques

la resistencia

esforzada de nuestros batallones.

Avala, no menos combatido en

derecha, se mantiene á

el ala

pié firme.

El

Las horas corren rápidas en aquella espantosa faena.

combate no desmaya un en

la

Los muertos toman parte

instante.

lucha porque embarazan con su

movimiento de

la furia del

ataque y

la

;

los

El destrozo por una y otra parte es

los vivos.

incalculable y alarmante

número

crecido

y

sol

el

comienza á declinar

sin

que

tenacidad de la defensa hayan perdido

nada de su mutuo ardimiento.

Con

el

prestigioso ascendiente de su palabra y de su

turbable serenidad alienta á toda parte donde

el

aplaude, anima y premia

Acude

Libertador á sus soldados.

lucha se traba con

la

imper-

con

frases

encarBizamiento;

lisonjeras

el

valor y la

constancia de sus acribillados batallones, los lleva al fuego con

impávida calma y rechaza en persona que "

da

les

el

las

más

terrible cargas

enemigo.

Dos horas más de

brio y

la

victoria

repite

á sus heroicos compañeros.

tiempo

;

tratemos antes de vencer."

"

Y

es nuestra," dice

y

Para morir nos sobra

asombra con su

quila decisión, y enardece y fatiga la tenacidad de

tran-

sus contrarios,

cuyos esfuerzos burla á cada nuevo empuje con que se prometen exterminarnos.

Los

realistas

agotan sus municiones de reserva durante

nueve horas de aquel rudo combate, y sJlo

fian

sus armas á la impetuosidad de su caballería,

el

y á

las

triunfo, de la

audaz

rOR EDUARDO DLAXCO.

operaci*

tan s'gilosainentc praclica.la sobre

;)

paciente y Irenélico se las

el

parque de los

Aquella larda euipero en realizarse, y Bóves im-

republicanos.

caballos

Si

empeña en

abatir

con

el

pecho de sus

mal seguras palizadas que defienden nuestras

bayonetas.

Una nos da

furia creciente presiile á las el

enemigo

;

deBcsperadas cargas qi>e

pe. o su arrojo y su

bravura

sangre y extenuadas, ceden hordas, cuando un

grito

y de alegría feroz en

te,

en medio á

al fin

y retroceden

estrellan

¡>e

;

bañadas en

las

impetuosas

contra la ílrme decisión de los independendientcs

de angustia y d^terror de nuestra parel

opuesto bando,

r>=ín«Mva

de improviso

la batalla.

XX

Todos del

los ojos se

Ingenio,

soldados

la

y

vuelven hacia

sobrecogidos de

fuerte

la altura

que domina

espanto,

la

casa

nuestros

divisan

columna encaminada á apoderarse

del

parque.

Aquella inesperada operación conturba independientes.

La pérdida

el

del parque es la

ánimo de

batalla, y custodiado aquel por escasa tropa, y en

bilidad

jowiada.

los

pérdida de la

de socorrerlo, nadie duda del desastroso

la

imposi-

fin

de

la

— VENEZUELA HEROICA

82

Al

un

estrépito

de

la resfriega

en que

silencio solemne,

contrasta con

el

terrible

desnudo

la

angustia de los republicanos

mal reprimido de sus contrarios.

júbilo

Bóves, satisfecho de lla

sucede, sin que nadie lo ordene,

contempla con infernal sonrisa aque-

sí,

Mientras que en

acometida.

opuesto campo,

el

ojos centellantes, airados y magníficos en

el sable, los

tan supremo trance, los jefes re])iiblicanos corren á agruparse

en torno de

Bolívar, ofreciendo ^

En

nobles corazones.

desciende

el

aquel

nii

Libertador de su cab.

como

ilo, le

yo

el primer o



."

hace quitar

'^Aqtá"

colocándose en medio de sus tropas: enérgico acento

último baluarte sus

mente de tremenda agonía, y con

P

La columna enemiga con ansiedad creciente joven héroe caefá

baja entretanto

el

el

;

al pasitrote

con formi-

y nuestro ejército repite

nombre de Ricaurte.

Sobre aquel

golpe de gracia que ha de abatir en aquel

dia todos los esfuerzos de la patria.

buscan y palpitan por

Todas

las

miradas le

él todos las corazones.

Conflictiva es la situación para Ricaurte»

á su custodia, no sólo encierra

niños^

la silla,

les dice

aquí entre vosotros, mis voluntes, m,9riré

dable empuje sobre la casa del Ingenio

ejército, sino



el

La

casa confiada

parque y municiones del

gran número de heridos y mayor cantidad de

mujeres y ancianos

parte

vecinos pueblos refugiada en San

de

emigración de los

la

Mateo

;

y para su defensa

apenas cuenta con algunos soldados que no llegan ni á

décima parte de

las fuerzas

la

por que se ve atacado.

Su bravura, con todo, se sobrepone á su material debilidad, y al enemigo el sagrado depósito que

palmo á palmo disputa

aquel se esfuerza en asaltar.

Al

fin se

vé abrumado por

el

nú-

POR EDUARDO BLANCO. mero, y constreñido á desamparar

el

83

puesto que custodia, ordena

álos heridos y á los niños, mujeres y ancianos que aterrados se

agrupan ó discurren por todo

sostienen

el

le

rodean

fuego, descienden á su

colina, y sólo

abandonar

Luego con gesto

á refugiarse en otra parte.

ir

hace obedecer de cuantos

el edificio,

los

:

turno,

medio de atronadores

casa

6

irreplicable, se

soldados que aun el

con su heroica grandeza espera

asalta el edificio en

la

al

recuesto de

la

enemigo, que

Víctores.

XXI

Un

grito

tiempo en

inmenso de triunfo y de alegría resuena

el

campo

realista,

pero instantáneamente,

explosión y aterrador estrépito retumba en todo

densa nube de

humo

al

mismo insólita valle,

y

asciende entre lenguas de fuego y cubre

la

el

montaña. ¿

Qué pasa? ¿ Qué acontece? Todos lo adivinan al disiel humo que cual fúnebre manto se extienden sobre la

parse

casa del Ingenio.

El

antiguo edificio

convertido de

en un montón de escombros pregona caurte

peración

Glorioso sacrificio á que no ;

ni se

puede estimar como

una trágica muerte, ni menos como

el

la

el

le

súbito

heroísmo de induce

la

Ri-

deses-

arranque de despecho de protesta

insolente

del

VENEZUELA HKRÓICA.

84

No

orgullo militar humrilado. el

;

Ricaurte no es

Cambrone en

último cuadro de Waterloo, revolviéndose en su agonía de

león para escupir

el rostro,

vencedor.

Está más

le inspira.

Una

con

frases

de desprecio, ásu enemigo

El amor á

alto.

peripecia de la batalla le sirve de

sobre ella se empina.

Su

los antiguos héroes; su

talla

pedestal y

adquiere las proporciones de

cabeza se pierde entre deslumbrantes

claridadades y a sus pies todo lo ve pequeño, menos

todo un

que para

recibirle

en q

encuentra divisa

:e se

cava

quien

la patria es sólo

ejército.

campo de

el

sus amigos desesperados de vencer,

la

Desde

timiba

la altura

y en

batalla,

él

á

á Bóves soberbio y vic-

torioso, y tanto esfuerzo inútil y tanta sangre vertida infructuo-

samente, y

la patria

humillada y su causa perdida

:

todo

lo

ve

á sus pies, y arbitro se siente y soberano de la cruenta jornada.

Su vida por mil vidas y _[)or el triunfo de los suyos, le propone el Destino y convencido acepta el sacrificio, y corre á él, y :

espanta, y vence, y desaparece de la tierra

inmortalidad

la

auréola

refulgente

de

para ceñir en la su .gloriosa

abne-

Bóves retrocede

aterra-

gación.

Ante aquel extraordinario

sacrificio,

do, y de nuevo se guarece en las alturas.

Bolívar recorre

le

persigue

hasta

sus

inexpugnables posiciones;

campo donde yacen extendidos mil cadáveres y

el

espera la llegada de Marino para abrir la campaña.

Tres dias más permanece posiciones

;

el

terrible asturiano

en sus antiguas

luego cambia de aviso y se retira

al

presencia de Bolívar, noticioso de la proximidad del ejército

de Oriente.

fin

de

la

esperado

POR FDUARDO BLANCO.

^^

\X1I

La

historia militar

tra en

sus anales

de nuestra guerra de independencu

episodios

gloriosas c innúmeras

regis-

hechos heroicos y pero ninguna excede á San

magníficos,

batallas

;

Plateo.

Aquella larga lucha, obstinada y entereza de Dolívar, de

la

terrible,

domador de imposibles á quien jamas venció Bolívar absorvió todo ricana

;

y en

él se

da

la

medida de

perseverancia de aquel

el

infatigable

la adversidad.

aliento de la gran revolución

concentró toda

la

la

vida de un

ame-

pueblo defrau-

dado en sus derechos.

En medio

caos de una sangrienta lucha, tuvo que crearlo

al

todo, y que luchar contra todo lo creado.

Para alcanzar

humano,

el fin

ni fuerza

de sus nobles propósitos no hubo poder

en su larga carrera no tuvo que aceptar

no tuvo que vencer!

En medio

ó vencedor, no descansar jamas

!

no desmayar un sólo dia :

ver

:

!

cuántos sacrificios

Y cuan

a tanto esfuerzo,

Entregar á

cuerpo, fortuna, reposo, sangre, vida

inquebrantable

Y

superior á flet^rnerio.

:

ruda

fatiga

ora vencido

la patria,

no abatirse un

alma,

instante

no abrigar una duda en su

impasible cebarse la desgracia en

:

fe

su

VENEZUELA HEROICA.

86

obra gigante

y quedar reducido a su sola energía, á su sólo

;

entusiasmo, á su la

fe sola

Ver morir

!

esfuerzos sin perder

sus

esperanza y comenzar de nuevo su labor

más supremo esfuerzo

las ruinas del

del desastre, lanzarse á conquistar lo

perseverar sin tregua caer

abismo

al

mentos,

los

energía

flaquear su

sin

que no

alcanzar la cima

le fué

de

suyos con

las

armas,

persuasión

la

ele-

blanco de todas

;

de todos

asechanzas,

todas las

de victoria y

contra los

solo,

:

las huellas

dado sostener:

al grito

preocupaciones, y los hombres

las

las intrigas,

Vencer

:

sobre

titán

y por

errar,

:

de

furores

los

!

ó la política,

para acometer seguidamente á un enemigo siempre resuelto,

compacto, y numeroso. tar el

No

un

rehuir jamas

peso de todas las responsabilidades

sus dolores,

flaquezas

las

del

ánimo,

Ser

acep-

vencer su cuerpo,

las

momentos en que perdonar casi

generoso y aparecer avaro.

:

delicadezas

del

Sofocar la propia sensi-

corazón, las tempestades del espíritu. bilidad en los

:

sacrificio

era delinquir. Ser

magnánimo y

ostentarse cruel.

Enfrentarse á lo viejo arraigado por la costumbre ó la preocu-

pación y pretender aniquilar hasta edificio colonial, sin

del

más apoyo que

mayor número de

retroceder ante

humana,

la

el

de

la inquieta

rivalidad

tamaño de

la

empresa, prueba la fuerza sobre-

energía sin ejemplo de aquel genio inmortal.

Revolución

Con

el

fundamentos del vetusto

sus propios tenientes, sin exasperarse ni

Sin faltar á la verdad, Bolívar la

los

;

en mí se encarna

pudo siempre la

decir

:

yo

soi

RepúbHca.

todas sus faltas reales, con todas las imputaciones con

que algunos de

los

hijos

degenerados de esta América han

POR FDUARDO BLANCO.

tratado

empañar

tle

aparece en

la

su memoria,

Alejandro, César, Cario

más

siempre

Bolívar,

grande,

Historia: incomparable.

puntos de semejanza. es

S7

Ser

excelsa.

grandezas á que puede

Magno

y Bonaparte, tienen entre

Bolívar no se parece á nadie.

Libertador está



Su gloría

por sobre todas

las

aspirar la ambición de los hombres.

XXIII

Si trasmitir á nuestros hijos

pasadas glorias de

la

las

es

patria,

impone juntamente con

el

amor

noble orgullo de ofrecer ante

de nuestra nacionalidad, en

la

á la

más

alta

de

la

brillo ni

en grandeza

otras

los

naciones

nombres veneel

logro de la

un pueblo esclavizado dieron sangre

y fortuna y que hoy acaso yacen en

el

que no obstante, envidiarian

Cumple

el

epopeya que nuestros padres

no cede en

randos de aquellos ínclitos varones que por

adornar su

las

eximia ejecutoria

la

mayormente ha de amparar nuestra justicia

laureles,

de

en que nacimos,

al suelo

que pueden ostentar

libertad y los derechos de

épicas

un deber sagrado que nos

mundo

el

escribieron con su sangre y que

tradiciones

olvido, sobre miistios los

más

altivos

para

frente.

á

la

gratitud y

al

patrio

orgullo

recoger esos





VENEZUELA HEROICA nombres y

más

al cerrar

esta

página que conmemora unos de

evocar una

trágicos episodios de nuestra historia militar,

vez más, con

el

recuerdo imperecedero de Bolívar,

los

el

de aquellos

insignes lidiadores que son relámpagos de gloria iluminaron el

portentoso palenque de San Mateo.

Nombremos han logrado

los

que venciendo

llegan hasta

la fragilidad

de

nosotros amparados

la

memoria

por su propio

valer.

Lino de Clemente, Tomas y Mariano Montilla, Soublette, Martin Tovar, José Leandro

Ayala, Villapol, Campo-Elias, Palacios, Pedro

León

Torres, Gogorza,

Muñoz Tébar, CedeñO,

Jugo, Salcedo, Ponce, Buroz, Picón, Quintero Maza,, y caurte,

arcángel del

denuedo que resplandeces en

entre los héroes que encarece h.

fama y que

la tierra

tú,

admira

generación incomparable para la cual parece escrita esta nífica estrofa

de Núñez de Arce Arrojada y resuelta cual ninguna,

Como engendrada Templóla

en tan heroico empeño.

en sus rigores la fortuna,

La ronca tempestad meció

Y el

su cuna

eco del cañón la arrulló

el

sueño.

Ri-

la historia

mag-

LAS QUESERAS.

XA^

(3

Hé por



ü'cr:2ís:níiítA3*

DE ABRIL DE

aquí una de aquellas páginas

para enaltecer toda una

episodios

magníficos

gloriosas

época.

que bastan de

Uno

de aquellos

de nuestra guerra magna que en

trascurso de los tiempos, aparecerán

Un

1819).

hecho de armas, en

fin,

como robados

que nada envidia á

el

á la Fábula.

los

combates

prodigiosos de la antigüedad.

Ahora bien

:

derno Aquíles, héroes de

quién llena aquella página

¿

el

?

¿

quién

el

mo-

héroe legendario, émulo sin saberlo, de los

Homero

?

VENEZUELA HERÓI^A

92

Un

oscuro pastor de nuestras pampas, uno

de arena imperceptibles que

de esos

huracán de

el

granos

las revoluciones

arrebata del polvo, vivifica con su aliento de fuego, hace girar

en

torbellino de las batallas,

el

acrece, inflama y

pule en la

acontecimientos

trascenden-

rotación continua y sucesiva de tales,

¡

y levanta luego á

la altura

de

Misteriosos encumbramientos

Transformaciones raras,

mente

los astros.

!

las cuales

no debemos

atribuir ciega-

al acaso.

No.

En

el

polvo que sacude y esparce

grandes revoluciones,

como en

las

soplo de las

el

capas ignoradas de opulento

venero, existen partículas preciosas, arenas de oro, átomos

de

diamantes, embriones microscópicos de cuerpos gigantescos esos, los elegidos

;

esos, los

que mediante

del Genio poderoso que preside y

dirige el

el

:

superior designio

destino de naciones

De

sorprendente. y pueblos, alcanzan un desarrollo

resto,

cuando

el

huracán ha dejado de agitar sus alas formidables,

cuando

el

sacudimiento revolucionario desfallece por impotencia

ó se pierde en consumados,

el

la

serenidad de los

polvo ordinario vuelve

hechos al

radicalmente

polvo;

como

la

es^puma, las medianías' encuentran su sepulcro en la normalidad

y en la calma, y

nivel

el

alterado

un instante

se extiende

inexorable.

Para

los unos, luz

—Parcialidad cidos,

de

y,

Dios.

como

de

;

para la

los otros

fortuna

sombras,

— exclaman

siempre, se reñere al

acaso

los

no favore-

lo

que viene

I'ÜR

EDUARDO

llLANCO.

93

II

Hasta la

el

confín de nuestras

Revolución

como enardece

pampas

la

inclemente destino, escucha la desierta llanura

;

el espíritu,

de improviso del

pastor, presa hasta

entonces de

ruido misterioso que

el

aquel grito de rebelión contra

y

despertara

si

más profundo sueño, un joven

al cielo los ojos

y cual

si

á nueva vida

sondea

el

patria es

de

la

más

alto y

de mejor destino. cielo

:

indolencia qu2

le

halla

súbitamente los nacien-

El reclamo de la

la

cadena oprobiosa

atara á eterna esclavitud:

rebaño que apacienta, cambia del

se

forzoso obedecer.

rasgo de audacia hace pedazos

las sombr.is

llamase

de una noble ambición, por vez primera, se

una imposición del

Con un

le

abismo en que

por una aspiración desconocida, y deslumhrado por tes resjilandores

invade y

despotismo colonial, levanta

el

sepultado, mide sus propias fuerzas, robustecidas

cree digno de

de

noble emulación de los corazones generosos.

Sobresaltado, atónito, cual

estremece

llega el eco sonoro

ruido extraño que así amedrenta á los tímidos,

:

vasallaje

que

el

cayado por le

la

abandona lanza

y,

el

de

ocultan á los halagos de

envidiable fortuna, se arroja al escenario inmenso de futuras y brillantes proezas.

VENEZUELA HEROICA

94

Ahí

apuesto,

leñéis,

le

pero sin vaiñdad, dominando los

ímpetus del salvaje corcel de nuestras pampas

como

deslino,

su oido

ya

si

el

augur de

secreto del porvenir

el

confiado en

;

en

la fortuna hubiera deslizado

y armada

;

lanza poderosa, cuyo brillo hizo palidecer

el

la diestra

de aquella

de

la invenci-

el sol

ble España.

ño

Ser anónimo, entre los laureles de la victoria, encontrará

tarde un rrero

;

nombre

el

El pastor se transforma en gue-

esclarecido.

guerrero en héroe;

héroe

el

en Páez.

Semejante á un centauro extraviado, se ostenta solo en medio á la llanura;

el

viento agita las revueltas crines del impetuoso

bruto que refrena un instante para sondear

escuchar conmovido

bosque y

La

el

lejano

horizonte

que retumba

en

y el

se dilata en los desiertos.

El

guerra ha desencadenado sus violentos huracanes.

fuego de las batallas enrojece león cuando despierta.

el

fragor

el

el

La

cielo.

tierra se

Ruge

el

bronce como

estremece poseída de

sorpresa y pavor.

Empero

estas inesplicables convulsiones

provienen tan sólo del estruendo de las

pasiones, del choque de

las

de

la naturaleza

no

armas, del encono de

contrapuestos bandos

;

no, hai

algo extraordinario y portentoso oculto en aquel laberinto de fuego, en aquella algazara inaudita de lamentos y Víctores, en

aquel caos de sangre, lágrimas,

aspiraciones

menes y heroísmo capaces de conmover

En medio

al

gigantescas,

crí-

mundo.

de tan insólito fragor, algo extraño se presiente,

algo indeciso comienza á divisarse.

La tempestad

revolucio-

PUR KDUARDO BLANCO.

95

naria no se desenvuelve en Jas tinieblas, un relámpago perpetuo,

como una antorcha ¿

Qué

Un

pasa

?

prodigio.

Bolívar,

armado

inestinguible la ilumina y la inflama.

Qué acontece La

cual Minerva

alto puesto entre las

?

aparición :

madres de

un

de

la

y

sobrehumano

gcnia

:

América ocupando un

Genios inmortales.

los

III

La campaña de 1813 Sus trofeos sombrean

la

es

un eslabonamiento da milagros.

cuna del Gigan'e.

Ella es

el

primer

paso de Bolívar, de aquel astro errabundo cuya inmensa estela fué

una vía láctea de

centellas.

Páez escucha con arrobamiento

el

rugido

espacios, los clamores que surgen de la tierra los destellos del sol la Patria

;

que asorda ;

ve á lo

deslumbrador que se levanta en

el

Horcones y queda absorto ante

el

el

lejos

cielo

aspira el fuego eléctrico del heroísmo, en los

pagos de Niquitao; se enardece con

los

de

relám-

estrépito victorioso de

glorioso

triunfo

de Ta-

guanes.

— Oh

!

yo también, exclama, blandiendo

yo también quiero puesto de honor en

el

la

pujante

lanza

;

cortejo de ese genio

gS

VENEZUELA HEROICA

mimado por la ó

el martirio,

gloria.

—Y ansioso de compartir con

su primer lanza sobre

perdurable

se

la

escudo ibero, sellando

el

así

con timbre

agrupan y galopan

tras

centauros á un tiempo

;

él,

aquellos

de

hijos

señores de la llanura,

del

libres

como

peces leones y

;

vencedores del ;

sin freno

viento á pesar de la

el

Todos

Gobierno colonial.

pampas,

las

cocodrilo, del caballo salvaje, del toro y del jaguar

conocido hasta entonces,

su

á una bandera que protege y glorifica,

ardientes, belicosos, indómitos, semi-salvajes

España y

A

página primera de su historia portentosa.

como en torno

alrededor,

él el triunfo

suelta la brida al bruto palpitante y va á romper

se

juntan

alrededor

de Páez, del gladiador intrépido á quien no pueden vencer en los ejercicios corporales, ni

tados por violentas rencillas; rable, á quien

cabeza y

el

aman y

combates singulares

en los

respetan

quien tienen por invulne-

á

como

dorso, expuesto á veces

un

ser

al

sol

abrasador de las

superior.

combatiendo á

domando

les

sin

Dios ni

rehacio animal que lei,

siguen á Páez,

ni estímulo

como

vez

la

que

brinda indómito rebaño

que no sea

las tribus

La

á

llanuras, sin arneses, sin mantas, el

susci-

el

del

común

nómades á aquel de

;

peligro,

entre los

suyos que tienen por más fuerte, que estiman por más sabio.

Lo que

al principio

apenas agrupamiento de partidarios, no

tarde se convierte en ejército.

como

Ejército numeroso, á cuya

filas,

atraídos por misterioso imán, corren á incorporarse los

dispersos de todas armas que cruzan la llanura

:

el

errante

pastor, el astuto guerrillero, el derrotado; con ellos, generales sin tropas, sacerdotes arrojados

rables, niños sin padres

de sus templos, ancianos vene-

y mujeres sin esposos, perseguidos por

POR EDUARDO BLANCOé la

ferocidad del enemigo

lentos, patriotas

hombres de

;

revoluciones, la guerra y

el

ánimos turbu-

ficno, á quienes las

tumulto brindan siempre halagos

La muerte de Róvcs,

infinitos.

ciencia,

y ambiciosos sin

ilustres

97

y

desprecio que de los

el

vencedores en 1814 hace Morillo y sus orgullosos expedicionallevan á las

rios,

filas

del ejercito de

aguerridos moldados.

Luego, en

devora, lo que nn rma

el

la

Apure expertos que

lucha, lo

acero inclemente

sores, lo rehace el prestigio, lo recupera

jefes

el

y

cañón

nuestros opre-

ile

y multiplica

la

popu-

laridad creciente de un caudillo siempre victorioso.

Entre tanto,

suceden

asaltos,

escaramuzas, combates y batallas se

sin tregua.

La fama pregona hechos

heroicos que embelesan y pasman.

A

Estanques, con sus Termopilas y .sus proezas mitológicas, sigue la ^Llta de la Miel, batalla nocturna donde las sombras velan

la

decer

como

sangre y

estrago,

el

no

el

heroísmo que hace resplan-

centellas los laureles del triunfo.

Yagual, con sus violentos y terribles asaltos

;

Luego viene y Mucuritas,

el

(•)

con sus catorce cargas de caballería que asombran, ú la vez que acuchillan á los fatigados tercios españoles y la presa de ;

la flotilla,

en

la

historia,

cañones.

cidad

(•)

en aguas del Apure, inaudito abordaje sin ejemplo

;

de jinetes á nado contra barcas armadas de

Después y

el

Rastro,

Hablando de

la

toma de San Fernando, obra de

tumba

gloriosa de

la tena-

Genaro Vázquez

esta acción escribía Morillo:

;

y

"Catorce cargas con que aquellos hombres no eran una gavilla áe cokirdes poco numerosa, como me habían informado, sino tropas organizadas que podían competir con las mejores deS. M. el Rei." secutivai

sobre mis cansados batallones,

me

hicieron ver

VENEZUELA HEROICA

98

ocupación de San Carlos; y la disputada victoria

la atrevida

de Cojédes

;

la

y

espantosa

Carabobo, pirámide de gloria prodigio de

;

del

carnicería

y

el asalto

Guayabal; y

de Puerto Cabello,

y cien y más combates heroicos y

gigantes;

sangrientos, sacrificios á oscuras, laureles sin brillo, proezas

renombre, encuentros

sin

las batallas

sobre todos

que encarece ellos,

los triunfos,

extrema, realizado fantástico,

cuanto

la

la

más

acaso,

terribles

á veces que

fama, que relata la historia.

Y

sobre la lucha en las tinieblas, y la victoria

entre relámpagos, cual

cima de

al

si

fuera

el

coronamiento de

la

elevada

un imposible de osadía y de arrogancia entre aplausos

:

Las Queseras

!

duelo

deslumbramiento de águila, que sobrepuja todo

imaginación puede forjarse de prodigioso por heroico,

de inaudito por aventurado.

IV

¡

Cuánta constancia, cuántos

escalar la altura

donde

sm embargo, cuan

fácil

sacrificios,

cuánto esfuerzo para

cóndor osa posar su vuelo; y nos parece de lejos arrostrar la monta-

sólo el

ña, trepar por sus pendientes, salvar sus precipicios, vadear sus torrentes,

alcanzar con pié firme las empinadas cumbres, y

POR EDUARDO BLANCO.

99

j

dominar

la

y limpio

el

Üh

cima, sin fatiga y sin vértigo, levantado

corazón

nada tan

!

c! espíritu

!

como

ilusotio

Ia4 presunciones inconsciente?.

Osad, aventuraos y sabréis cuánto cuesta levantarse siquiera

una Hnea

La

del nivel onlinario.

no da cuenta del número de

historia

que fueron necesarias para resonantes á que va unido

el

victorias

en

lándose forma

los detalles,

la pirámiile.

en

común,

esfuerzo

grano de arena que acumu-

el

K'la

el

triunfos

Ella estima

renombre de Páez.

en conjunto y analiza, aunijue someramente, sin detenerse

parciales

uno solo de aquellos

lo.;rar

no alcanza á

divisar sino las

cúspides, pocas veces los cimientos.

Seamos lo

prolijos, y el

..sombro que produce lo inmenso de

desconocido colmará nuestro deseo.

Cada uno de

no

aijuellos triunfos,

del esfuerzo inteligente y

siempre

es

En

colectivo.

casi

el

todos

resultado ellos

la

multiplicación de ventajas parcialas decide de ordinario.

Con

harta frecuencia en

las batallas se libraban sólo al

nuestros tiempos heroicos.

cuerpo jefes

cada

;

de Apure,

el ejército

arma blanca.

La lucha

realistas

para trabar con

ellos

prendia nueva

vida ó

la

del

tumulto

personales

venganza

á

los

combates

;)residian á la eleceion.

lucha personal terminaba coa la muerte

ó

Eran aquellos

:

á su turno, oficiales y tropa, escogian sus contrarios

la antipatía, el odio, la

la fortuna,

combates y

empeñaba cuerpo á

se

nuestros jefes buscaban en medio

cvial

los

lid,

y

si el

;

el

brazo no desmayaba y

Toda

vencedor emle era

propicia

acometia otra vez, y otra y ciento hasta ptrder

espantosa cuenta de los que arrojaba

agonizantes.

Duelo tremendo,

al

la

polvo muertos

interminable,

desastroso,

!

VEÍÍJÍ2UELA HEROICA

100

de

propio

antiguos

los

La aglomeración,

pueblo romano.

instintos el

donde recreaba sus

circos,

decirse,

de estos duelos parciales formaba

suma de

victorias individuales

Ah!

¿cuánta

pujanza,

la

complementaba

y brío y esforzada

el

si

agilidad,

fuerza,

para

todas

conjurar

rios esfuerzos

y

pericia,

salir

valentía

y

El

?

jefe

y

La

gran triunfo.

no

resistencia ¿

cuánto

dominar

amenazas,

las

vencedor

y

puede

así

batalla.

se hacían necesarios para afrontar tantos peligros ? ta

feroces

los

Cuánarrojo

contra-

soldado se codean

el

en medio del combate y cada cual llena cumplidamente su deber

de

;

con

la sola diferencia

y de soldado

general

;

de que,

manda

defiende, acude á todas partes, ve

de

ira

ó

de entus-iasmo ciegos

vilipendia, estimula

cuerpo

como un

Faena de

con

el

;

el

primero hace á

y acomete,

la

vez

ayuda y se

por todos aquellos

ojos,

anima, encomia, castiga,

heroico ejemplo y riñe cuerpo

simple lansquenet de

la

á

edad media.

titanes

Exigencias de un orden superior dificultan tan repetidas proezas.

la realización

de

Para aquellos hombres rústicos pero

poseídos de heroica emulación que forman en su mayor parte el ejército

de Apure,

un

acuerdo, á ser

tácito

el jefe

que

los

manda

omnipotente.

está obligado, por

Páez no desmintió

rOK EIHARDO

11

jamas lan aventurada jiresuncion

ANCO.

pródigo de su

;

jufga sin reparo en todo? los encuentros eetá su fuerza,

ella

de pedestal á su brecha, en

un

la

ejército,

;

en

la

U

vida

temeridad

acrece cada dia su renombre, ella sirve

El primero en

prestigio.

rápida acometida

solo,

;

carga, en la

la

con diez, con ciento, con

siempre á vanguardia y presto siempre á sostener

veinte duelos á muerte en cada escaramuza, realiza portentos que, por frecuentes no producen asombro, y hazañas tan inve-

que sólo á fuerza de

rosímiles

á la incredulidad. rarios, se

las

Corre

la

derrama á torrentes

ser repetidas se

sobreponen

sangre en aquellos duelos teme;

pero sangre que no mancha

manos, que no llena de oprobio,

ni se convierte

luego

en

satánica púrpura de mentida grandeza.

Labor constante, maravillosa, inmensa Hércules y de amenguar

el

;

capaz de

fatigar

á

geniu batallador de Marte.

VI

Pero detengámonos un instante para cobrar á entrar en 1819, y

allá,

á ]o lejos, en un

rodeado de palmeras, extendido cual

ras," circo

máximo

el

las llanuras el

del heroísiT.o patrio, el

vengadoras

ardiente sol

campo inmortal de

resplandores de la gloria eclipsarán

Vamos

recodo del Aráuca,

que sepultaron á Cambises, y abrasado por nuestras pampas, se divisa

aliento.

de

" Las Quese-

donde en breve

los

esplendor del astro de

la luz,

8

VENEZUELA HEROICA Sobre

de

la

las ruinas

campaña de

la infausta

como Anteo, más

fuerte y

polvo ensangrentado por

nuevo, á nueva

lid,

más

terrible

tan repetidos

imi)ele im|)rovisados

el

huracán

que abatió derrota y

la

ilel

espada

;

y en

el

Borra

los

desconcierto

come-

errores

fecundo

humo déla

la

salvación de

la

y gana en

los

la

con-

República,

pólvora y los estragos del enemigo encono,

sueña á Colombia, abre á sus tropas una nueva campaña,

asombran y

lo

mismo de

fracaso, perseguido de muerte, acuchillado,

fiando á la velocidad de su caballo el

De

desastres.

Recupera con portentos de su ingenio

tidos.

se levanta

batallones.

con prodigios de habilidad y de constancia

entre

i8iS,

revolución torna á agitar sus^oderosasalas.

Bolívar, del

de

campos de

libra

la política batallas trascendentales

que.

fascinan.

Vencedor,

la

gloria ciñe

á su cabeza coronas

de laurel:

vencido, diadema de relámpagos ihm-Hnan su frente.

Mientras Morillo victorioso abi urna con onerosas exacciones á los pueblos

como el

que dominan sus armas y

se apercibe de todo

para postrar de un sólo golpe la rebelión de

Libertador vuela á Guayana, convoca

punto

Venezuela,

segundo Congreso

el

de la República, funda periódicos, atraed sus banderas extranjeros soldados, rehace su aniquilado parque,

regimientos, extiende su brazo poderoso

de

la

revolución para inflamar de nuevo

reaccionaria en algunas provincias de la protesta en la energía

el

organiza nuevos

armado con la

el

rayo

apagada hoguera

Nueva Granada, y

famoso decreto de 20 de Noviembre, con toda

de un espartano, contra

la

pretendida intervención

délas potencias europeas en nuestra lucha con España.

Luego,,

.iK

I

I

l't'ARDO BLANCO.

prerc 1'

An/>

i

ui

..

fuerzas de CctleAo, remonta

las

«licnes

i.iN

Juan do Payara mental de

la

el

*lc

cerca

j>or

Orinoco, se reúne en San

aguerriilo ejército

al

y teguillo

del valeroso

de Apure, base funda-

nueva campaña, ahoga en generoso abrazo

disensiones provocadas por amb.ciosos

las

turbulentos, asciende

i Páez á general de división y retoma á Angostura, á activar

famoso Congreso, «onñando

la instalación del llo del

de

la

Apure, con

el

al glorioso caudi-

mando del ejército, la dirección

provisional

campaña.

VII

Ofuscado por

el

victorias, Morillo

prestigio halagador de recientes

acomete de nuevo

tantas veces frustrada, de someter á

Venezuela. le

ceden

sin

A

fines

la

la

empresa temeraria,

Corona

las

de Enero de 1819 atraviesa

lucha los republicanos, y al

y ruidosas

el

llanuras

Apure, que

medroso resplandor

del incendio en que se abrasa voluntariamente la heroica

Femanco, fortalecido

el

Congreso de Angos-

le rraificara el

quinic;ntos

extraordi-

veteranos ingleses parte

de aquellos bravos y generosos extranjeros que, junto con la encnuestra, derramaron su sangre por la emancipación de ^ zuela.

A

mediados de Marzo, incorpora en

Anzoátegui, y

el resto

de

la

la L r[)an:i

brigada del coronel Salom,

las caballerías

que

allí

el

dejara

i.i

parque del Páe

z á la

división ejército

apertura

loS

de

la

VENEZUELA HEROICA

campaña por

ejército

el

Y marcha

invasor.

sobre

Achágiías, donde aun tiene Morillo su cuartel general.

A

inmediaciones del Caujaral se reúne con Páez, aplaude su

prudente estrategia, gana exitado por batalla,

la

margen izquierda

clamor entusiasta de sus tropas

el

va á ofrecerla á Morillo, quien no

la

del

Aráuca

y,

(juc

desean

la

excusa en posi-

ciones favorables á su poderosa infantería.

Recobrado de vistoso uniforme,

las el

fatigas, limpias

ga sus formidables alas y se adelanta ^escuadrones

armas, cepillado el

las

ejército español sale al

de Acháguas, desplieencuentro de nuestros

apoyándose cautelosamente en

palmares que ofrece

bosques y

los

la llanura.

Nuestra vanguardia aventura un ataque

sin concierto

posiciones que ocupan, á la vera de

las fuertes

impenetrable, los carabineros de Narciso López y

de Valencey

al

mando de

Este desastre unido á

la

Pereira

;

al

es repelida

bras de sus caballerías,

2?batallon;

con fracaso.

desventajoso

paraje

buen éxito de su excelente

Libertador á buscar á su

un bosque

el

prudente táctica del enemigo, de no-

comprometer lance ninguno en seguridad y

y

sobre

á

la

infantería, obliga al

turno campo adecuado á

arma en que prevalece

al

las

manio-

formidable

ejército español.

Así pues, esquivando ofreciéndolo

siempre á

retrocede

fin

al

sobre

el

combate en lugares montuosos y

campo el

raso,

Aráuca

;

ejército

el

y

republicano

después de repetidas

marchas y contra marchas, de amagos infructuosos, de provo cac'ones y engaños para hacer aceptar b^-talla á descubierto, atraviesa

aquel rio y

á

su contrario

acampa

una

fatigado en

109

POR BOUAROO OLANCO. SU

mirgen derecha. Morillo le sigue paso &paso, y

la

aurora del tre« de Abril

orilla del

Aráuca, frente

al

al

de 1819, aparece «obre

campo

despuntar

la

opuosta

inmortal de Las Queseras.

X

dos gigantes

Allí aquellos

de acero, y

la

:

la vieja

monarquía con su casco

República, calado

joven

el

gorro

frigio,



nuevo se contemplan. Míranse con enojo

de

los legionarios

y los soldados

la fuerza

déla idea.

Conculca el viejo

el

león que

haber dado á la

odio

la

lo

que estrechó

la sangre.

ruge enfurecido, se estremece orgulloso de

América, con

la

pujanza heroica de su raza,

soberbia altivez de sus mayores. Allí están

con Morillo, aquellos bravos del

cionario, tenaces en la defensa

vencedores

en Baylen,

Nueva Granada,

campaña

;

ejército

expedi-

de su patria contra Bonaparte,

Arapíles, Vitoria

magníficos en Zaragoza y en Gerona. la

Pero en silencio



heroicos y

Ejército

triunfador en Venezuela

dominador de

en

la

anterior

soldados orgullosos, temidos por su crueldad y su

bravura, con

más sangre sobre

sus bayonetas que deslumbrante

púrpura en sus banderas victoriosas. Allí est;ui

como

siempre, desdeñosos y amenazantes: dividí-

VENEZUELA HEROICA dos en brigadas, regimientos

nombres gloriosos que recuerdan

jactancia

no desmentidos

tes epítetos

vistosos

y batallones

armados de

arreos,

victorias,

amenguado^

ni

con

y arrogan-

nib ertos

;

de

y sables relucientes,

fusiles

ostentando con arrogancia extrema

llevan

(¡lu-

la

y

empinada cimera de sus

dragones impetuosos y los negros morriones de sus

terribles

granaderos, ¡

La

fuerza, la fuerza representada en la expresión

de su grandeza y poderío

Con

Bolívar en

atavíos,

mas ya

el

!

en

lujoso

;

títulos á la inmortalidad, está el he-

escaso en número, inmenso en valen-

exhibiendo en los desnudos pechos cicatrices

y en

alta

opuesto bando, desprovisto de pomposos

roico ejército republicano tía,

más

numerosos campeones á

sus robustas filas

los

gloriosas,

que tantas

veces debiera la victoria. A-Uí Sonblette, su

sario al concierto

Mayor

de toda

General, espíritu levantado,

empresa

merecida fama, denominado por travos.

Y

capital.

Y

nece-

Cedeño, de

Libertador, el bravo de los

el

Anzoátcgui, jamás bien ponderado por su valor é

hidalguía, carácter

romano de

los

tiempos

de

la

República,

cuyas sienes ostentarán en breve la corona triunfal de Boyacá.

Y

Torres,

prudente y esforzado.

de romance, digno de

como

Eneas.

Y

hasta la íábula, y le

dos

Ambrosio Plaza, héroe

cantado por Ossian, de ser llorado

Manrique, de denuedo

de virtud sostenida.

Como

ser

Y

Y

Páez, en

fin,

brillante,

que nuestra

Y

Salom,

historia eleva

disputa, á Hércules sus portentosos lauros.

gladiadores

dispuestos

ejércitos se vigilan, se asechan.

al

combate,

los

dos

III

rOR KPl-'ARnO PI.ANH".

La el

batalla, tanto tic;ni)0 »lcsM

designios,

corona

la

como siempre

rápido en

cambia de aviso, tuerce

el

la

rumbo

tiempo que Morillo, desesperanza-

lleva hacia Harinas, y á

do de someter á

nuevos

inflama,

se

1

s

codiciadas

pampas, repliega i

Calabozo en busca de seguros parajes para acantonamiento de su

ejército liurante la estación

uada en aquel año

la

más

de

las lluvias,

dando por

el

camino que

le

y de mejor forluua, se interna

alta

al

;

traza la luz

demanda de

radiante de su inspiración y de su estrella, y en

más

campañas

infrutuosa de tudas sus

Bolívar revuelve su caballo, sigue

terrui-

Sur hacia

la

andina

cordillera.

IV

Adonde vá

Su

?

ejército lo ignora, nadie es

capaz de sos-

pecharlo.

En

la

completa oscuridad en que encierra Bolívar sus ocultos

designios, todos

marchan á

y ve factible lo

que á

los

tientas, sólo él

penetra

el

porveni

más audaces habria de aparecer

descabellado.

No

obstante,

¿

*

qué pretensión más singalar

ni

más avenKt

VENEZUELA HEROICA

36

I

rada? ¡No poder avasallar lomónos y pretender sobrepujar lo

más

Explicaos,

!

podéis, contrasentido semejante

si

-

Seguidle, sin embargo, que vá en su espada la libertad de un

mundo y abrazando

mente

su

la

más grande de

creación

su

fecundo ingenio.

Con

aquella resolución audaz é inesperada, Bolívar parecia

decir á su contrario,

de vencer tu

el

Morillo

pertinaz

alejándome de

completo



Mis

tu sepultura.

el

Y sólo

fía el

comenzar

creíste

de

secreto

marcha

y

cruza apenas

el

agua á

toca

el

la

praderas

:

la

y deja

;

de

:

á

Páez

un

los caballos

vuela á

más de

sus te-

á Morillo

frente la

ruina

tu

"

atrevida empresa que

escoltado por

;

cavo

causa,

evitarlas

tu gloria

y galopa resuelto por

:

cincha

horizonte

asombro;

el

triunfos, indudables, allá lejos, serán crueles

principales

ocultar su

acero de tus

el

desprestigio de tu

ejecutar, á Soublette y á Anzoátegui y á pocos

nientes

yo he

espera,

llevaré

heridas que habrás de recibir sin poder

empezará donde

"

acaso más templado que

espíritu,

bayonetas, porque á tu alma

numerosas

:

para

inundada pampa;

grupo de bravos, con la

inmensa charca que

y devora veloz leguas y leguas de anegadas

y atraviesa caños desbordados y pantanos profundos

y caudalosos

ríos

:

y

aparenta seguir un rumbo dado y lo

tuerce de súbito, y confunde hasta sus propios compañeros iniciados en el audaz propósito

;

y se apresura á dar cima

su intento antes que se trasluzca el

palda deja á Venezuela

sin

adelante; y las llanuras de

metéoro

;

y

fin

refrenar

Casanare

&e interna hacia el Sur, y

de su aventura, y á su el

ímpetu que

le

ven

gana

el

pasar

pié

le

no á es-

lleva

cual un

montuoso de

POR KOUAROO BLANCO.

U

empinada

cordillera, y s

tos c:>rucr2os pudiera hacer |>ara venceilos,

roso, práctico del terreno y bien

jr

4

lo cual era

sucediera desde luego que las avanzadas del

de presumirse

ejército español,

regido por Barreiro y acantonado en Tunja, cuLrian todas las

avenidas por donde los republicanos pudieran

penetrar en

aquella provincia.

Vil

Dada

la

mala situación de

feliz

de

la

Rarreiro

campaña

estribaba

movimientos, para

nuestros ;

los libertadores

mayormente en ver de

las

muí venta-

la

el

éxito

rapidez de

conseguir sorprender á

pues confiado este jefe en

fuerzas, respecto al

y

que favorecian á sus contrarios,

josas circunstancias

la

grupo de oposición

superioridad

q»ie

de sus

se organizaba

en

Casanare, no era de suponer temiese de parte de Santander

un

serio ataque, ni

Bolívar, de quien

mucho menos una tenia noticias

acometido por Morillo en

las

invasión acaudillada por

de encontrarse á

sabans del Apure, y

guiente inposibilitado de ocuparse en nada

la

sazón

por consi-

más urgente que de

VENEZUELA HEROICA

14::

la

propia defensa y

Y

si

la del

territorio

á estas razones, que de seguro debían privar en

agrega

de Barreiro,

se

dora para

de hallarse inundadas

de

que sosfenian sus armas*

él

los rios

y lo

desvanecerse

;y

la circunstancia

copioso

ánimo

el

no menos tranquilizapor lo

las llanuras

crecido

toda sospecha debia

de las lluvias,

eran estos los motivos que asistian

á

Bolívar

para creer descuidado á su contrario respecto de una invasión

por Casanare. Estas razonables

plan trazado por

el

Libertador, vigorizaron

á nuestros movimientos la así se

que militaban en abono del

conjeturas

mayor rapidez y

el

propósito de dar

sigilo posibles,

evitaban los riesgos que pudiera correr nuestra

por efecto de publicidad ó de retardo, sorprender nuestros designios

y,

como

Morillo

si

pues

aventura llegaba á

daba

era de esperarse,

oportuno aviso á su teniente ó diiigia eñcazes auxilios á

la

capital del Vireinato.

Penetrado, pues, de darle tiempo de

Libertador

la

que

marcha

la

se

necesidad de atacar á Barreiro sin defensa; decide

apercibiera á la

del ejército por el

el

camino de Macorte y si bien más

obliga á sus soldados á recorrer aquella vía, que corta y

menos sospechosa para

le ofrecían,

el

enemigo que

presentaba serias dificultades por

lo

las otras

terreno y lo que es más, por ser indispensable cruzar el

páramo de

Pisba,

que

se

escarpado del por

ella

fantasma aterrador que se empinaba

delante de aquel desnudo ejército,

como

la

imagen amenazado-

ra de la muerte.

Forzoso por

ella la

era,

con todo, aceptar tan peligrosa ruta y escalar

montaña y sus heladas cumbres.

POR EDUARDO BLANO).

«43

VIH

La sin

suerte estaba echada

haber combatido, y

;

rctroced-r era

lo (lue

sufrir

una

(Ierro

es más, declararse Bolívar ante

locua. su propio ejército, reo sin excusa de -flagrante de El ejército se interna en las tortuosas fragosidades rra,

lucha con la

aspereza del

terreno, y

la sie-

momentáneamente

ven recobra su constancia, su dec.sion y brío; pero ai.énas languidecer cidas las primeras dificultades, torna á lo abruma, sus pies vacilan, difícil

para los mismos prácticos de

insuperable á

dos

al

marcha con

la

la

;

la

fatiga

lentitud y el ascenso,

región

andina, parece

generalidad de aquellos h^^mbres no habitua-

escabroso suelo que recorren, ni á los rigores peculiares

del clima de las elevadas cordilleras.

En

acjuel

áspero sende-

de gigantesca lima que todo cuanto roza

ro, especie

lo destru-

su mísero equipo, h ye, va dejando junto con los girones de ensangrentada de su paso y el resto de energía que lo

huella

sost ene.

Pocos dias de penosa escursion bastan para at^otar alarmantes proporciones cubran su desnudez y

sus fuerzas

;

su miseria, de sus líento.

filas

deserta la esperanza y cumie

c!

desa-

VENEZUELA HEROICA

144

Una

circunstancia inesperada conforta una vez

En

tidos ánimos. victoria,

más los aba-

toda empresa humana las primicias de la

por efímeras que sean en realidad, son manjar delei-

toso que hace olvidar las penas y avigora

el

corazón.

Al cuarto dia de marcha, nuestra vanguardia tropieza en

Paya con un cuerpo de observación trescientos infantes,

acantonados en

que ofrece en aquel

sitio la

del enemigo, en

formidables posiciones

las

montaña.

Santander,

algunas horas y que Arredondo decide

al

fin

con

Declárase en derrota

cazadores de la vanguardia. la

vacilar

sin

empeña un vigoroso combate que dum

lo ataca de improviso,

y huye á

número de

desbandada á incorporarse

al

los fogosos el

enemigo

grueso del ejército

español situado en Sogamoso.

Con

aquel encuentro ineludible, se revela

tra expedición

cunde

;

migo sobre aviso

el

alarma en toda

la

el

secreto de nues-

provincia y

:

tras el

aprecian en toda su magnitud los resultados

inevitables de aquel

y

el

momento,

más

situa^

primer arranque de entusiasmo nuestros soldados

reflexionan y

por

ene-

se apresta á rechazarnos.

Reagrávase con esta circunstancia nuestra arriesgada cion

el

triunfo pasajero,

expone en

conflictos.

serios

latente, estalla

los

que

lo sucesivo

El

y amenaza violar

si

descontento la

bien los halaga

á mayores peligros

entonces

hasta

disciplina.

Pocos son

los

que no se exasperan, pocos los que se manifiestan perserverantes

ó resignados

;

los

más

se agitan y

murmuran y terminan

ñn por no ocultar sus quejas y escarnecerse con seria.

Sin tocar en la rebelión,

el

al

propia mi-

la

desaliento llegó á ser extre-

mado, hubo quien desamparase sus banderas, quien

prefiriese

POR.

En ARDO BLANCO.

f45

i.

una muerte oscura y vergonzosa á arrostrar rccer con gloria.

muy

I'VliznieiUe fueron

peligro

el

escasos

los

y á pe

sol

donde

la

no reposase sobre esparcidas y

luna

blancas osamentas.

Una

generación de héroes habia quedado sepultada bajo

de Bóves.

los cascos del caballo

Entre los debates turbulentos de la tituida

en Caracas en

los

PatriótUa, cons-

Ji/n/ij

primeros dias de

la

Revolución,

acto solemne del Congreso de Angostura al proclamar la

República, mediaba una inmensa

La aglomeración de

los

los dias,

estos,

como

el

Gran

distancia.

acontecimientos y la rapidez vertigi-

nosa con que se sucedieran, habían producido

que

y

el

fenómeno de

como

apenas transcurridos, apareciesen

años, y,

siglos.

Colombia vislumbraba

al

19

sombras de un remoto pasado.

de Abiil de 1810, entre

Aun

vibraba

colérica

la

las

voz

de Rívas en Maturin y en Úrica, y ya por mitológicas pasaban las

proezas del vencedor en

En

el

lidiadores, á

apuntar

la Victoria.

rápido torbellino en que giraban aquellos infatigables

el

quienes la muerte sorprendia

bozo y ceñirse

años era alcanzar

la

los

de ordinario al

primeros laureles,

senectud.

coatar

treinta

:

VENEZUELA HEROICA

l-^ió

Lo3 héroes de Taguanes, Araure y San Mateo, á impetuosidad y robustez, se reputaban

su

Bolívar contaba apenas siete lustros y, tanto

como por

sus glo-

consideraba y respetaba ya por su longevidad.

rias, se le

Pasmosa rapidez los

de

{>€sar

como ancianos

más templados

aquella,

que no daba vagar, que mellaba

caracteres y agotaba el aliento de

los

más

esforzados.

Empero, tanta perseverancia y tan costosos habian de ser aquel gran dia

estériles

;

sacrificios

para teñir de púrpura

del definitivo afianzamiento de

la

no

aurora de

nuestra inde-

pendencia, por todos esperada con anhelo tras una noche de tres siglos,

mucha

derramar, pero

la

sangre generosa habia

sido

aurora tan deseada iba á lucir

indispensable al

fin

en los

horizontes de la Patria.

II

Boyacá habia reconquistado nuestra preponderancia en terrilorio

Granadino:

el ejército

al

amago de nuestras bayonetas

español dejándonos en

posesión

todas las provincias del Vireinato de Santa corria á

guarecerse entre las plazas

el

retrocedia

completa de casi Fe,

fuertes

y fraccionado

de Cartagena y

t^ 11.

fon EDUARDO BLANCO. m

Santa Marta Ó se internah.a

La

buscando apojro en

base de 0|)eraciones de los independientes había

rido tan extraordinaria latitud Ix>s distintos cuerpos del

las

que parecía

loe

difícil

adqui-

conservarla.

combatían ó maniobraban

ejército

Kntre liennúdez, que sostenía

á distancias inmensas.

en

Sur,

al

de Quito.

realistas poaec€s

se desprestigiaban y agotaban, y otrcs

de Morillo,

las

fué bastante á detener el

impulso que impelía á Venezuela á su emancipación; violentas

el

La cobeza

multitud.

de Ribas estuvo exhibida por cuatro años en una de llamadas puertas de Caracas.

en

las

medidas

medios má«

VENEZUELA HEROICA

196

hábiles fueron puestos en práctica

conciliación lo

á

ver

de

que no pudo alcanzar ni

contener por

la

violencia

ni

la la

crueldad.

IV

Riego y Quiroga proclamando en Cabezas,

año

del

12,

ayudan eficazmente y apresuran

triunfo definitivo

La los

de

la

la Constitución sin

quererlo, el

E.evolucion americana.

común, no importa quienes sean

aspiración á un bien

que pretendea alcanzarlo,

ni

el

relativo

antagonismo de

miras y propósitos que pueda separar sus intereses; establece

una

tácita alianza, difícil

nulas, para

una de

de romper, y aun más

las partes, las ventajas

que

difícil

de hacer

se derivan de

un

impulso justificado y colectivo,

La libertad proclamada los acantonami-'ntos

de

á reforzar en Venezuela

en España,

en

el

el

ejército

egida de instituciones liberales

despotismo y coloca bajo

el

porvenir político de la Península, favorece

la

transformación republicana de

con destino

de Morillo, á par que abate

el

Fijo,

Seno mismo de

las tropas expedicionarias

en América

la

las colonias españolas.

no obstante, c^mo siempre,

el

gobierno de la

Metro-

POK EDUARDO HLANCO.

poli,

en

1

propósito de conservar á la corona

el

la

restablecer su quebrantada autoridad en

las

por

las

armas se

En

tal

sentido, la

empleos para

el

el

liberales y

de una

de dignidades y

ofrecimiento

los jefes insurgentes

Nueva (Jranaday en

que vanajnen-

reprimir.

promesa de instituciones

amplia amnistía, junto con

Revolución

la

la conciliación lo

habia empeñado en

A

colonias; pero

verdadero espíritu de

al

americana, creo allanable por re

sus posesiones

Constitución,

de ulrramar, se apresura, recien jurada

descaminado respecto

97

que sostenían

guerra en

la

Venezuela, fué el primer paso de las Cortes

camino de un avenimier.vo entre

rebeldes hijos; y, con tal

fin,

la

Madre

Patria

y sus

encárgase á Morillo la pacificación

de las provincias sublevadas por medio de

la

conciliación de

tan encontrados intereses.

La nueva iaesperadi de sucesos los

que

se efectuaran

tan extraordinarios,

como

en España, produjo en sus colonias una

profunda conmoción, no exenta de desaliento y de despecho, entre los sostenedores del principio la integridad del

territorio

monárquico absoluto y de

sometido por los conquistadores

Aquel insigne

triunfo

de

por

el

al cetro

de

sobre

el

absolutismo, triunfo reputado

como

la

América

Castilla,

más el

gloriosa

poden > de

solamente entre

de sus la

como la

corona y sus augustos fueros; no poseídas las más de fani*

de suponer nada tan

voluntad de sus monarcas

;

sino

mismos más esclarecidos á quienes en cendencia de un cambio tan

pueblo español

victorias cívicas; desprestigia en

las clases inferiores

tico realismo é incapaces

nuevas ideas

las

fiívo'

alto

y poderoso

aun entre aquellos

fácil

'om

-'••

r

!:»

tras-

VENEZUELA HEROICA

igS

Por

que hace á

lo

independientes, la noticia de la

los

revolución efectuada en España, fué acogida

como una prenda

anticipada de la victoria definitiva de su causa. Morillo, por su parte, á quien tica sorprendia

situación

;

en medio á

cambio radical de de

la

sido

del Gabinete de

éxito, los refuerzos

y presumiendo todas

;

salir

de

ella,^

de tropas que

prometidos; acoge con frialdad

Madrid

la polí-

más embarazosa

y en momentos en que esperaba, para

con probabilidades de buen le habían

el

los conflictos

la decisión

las desventajas

á que debia exponerle tan extraordinario proceder, retarda, en lo posible,

el

juramento de

la constitución

y

el

mandato de

Pero por más empeño que pusiera en

Cortes.

medidas, hubo al

fin

las

aplazar tales

de ceder, mal de su grado, y después de

proclamar solemnemente

el

Código

político

de

la

monarquía

española, propone á los jefes republicanos una suspensión

de

hostilidades, mientras comisionados especiales exploraban la

voluntad de Bolívar y los altos designios del Congreso.

Destemplada y ficador,

y de

de

altiva fué la respuesta

los jefes

que recibiera

el

Paci-

á quienes dirigió sus primeras insinuaciones

los altos magistrados

de

fué motivo á detenerle en el

la

República; no obstante^ no

camino de un arreglo de cuyo

POR EDUARDO BLASCO.

avenimiento esperaba

de su

salir airoso

«99

difícil

ya falseada

y

posición.

medio de El Congreso se habia limitado á manifestarle por " Que deseoso de establecer la paz, su presidente Pefialvcr hicieran de parte oiria con gusto todas las proposiciones que se :

base del gobierno español, siempre que tuviesen por

nocimiento de

la

Bolívar no fué

menos

esplícito

:

á esperar

sin detenerse

y da plenos poderes 4 Briceño

La

y

al

Urdaneta para

á

injurioriosasal par que inadmisibles, las propo-

guerra, pues, dice Baralt,

al

en su historia

apreciar

madre

estos sucesos, la g;\erra debia continuar entre la

y

Magdalena

de Morillo.

siciones

"

Méndez

la colonia,

porque ésta rehusaba someterse

que dio Morillo para

la reconciliación

importante resultado, cual fué

el

y de

;

fueron seguidos

de aumentar

el

partido repu-

el jefe

español á los caudillos

republicanos fueron comedidos y urbanos; á todos

Congreso,

funciones

extran-

mismos con una importancia que hasta Desde esfuerzos por disimular en lo posible.

luego los términos en que escribió

al

de un

los realistas

entonces hiciera

como

patria

pero los pasos

biicano en Venezuela, presentándolo á los ojos de los jeros

los

su cuartel general

de San Cristóbal, emprende un proyectado viaje

como

reco

soberanía é independencia de Colombia."

comisionados españoles que se dirigian á

rechazar,

el

le

les dio los títulos

correspoadian

:

ellos,

así

que por sus grados y

y no fué pequeño

el

interés

que

mostró por alcanzar de ellos, antes que todo, la suspensión de las hostilidades.

quienes

el

Muchos americanos

temor ó la mejor fortuna de

egoístas los

y cobardes á

realistas

retenían

VENEZUELA HEROICA

200

en sus

filas

vieron entonces claramente la fuerza física y

moral

de aquellos hombres llamados hasta entonces rebeldes,

en sus opiniones

vacilar

al

ver posible

una causa que hasta

triunfo de

sin

Húbolos que comenzaron á

unión, sin habilidad y sin poder.

y casi verosímil

consideraran

allí

el

quimérica.

Otros que acostumbrados en su profunda ignorancia á reverenciar

despotismo,

el

por impíos los gobiernos repu-

tenían

empezaron

de América,

blicanos

á

mirarlos

menos

con

desde que en España aparecieran proclamados los

ojeriza,

principios

Y

liberales.

muchos

adictos de corazón á estos principios,

y ansiosos por volver á

expedicionarios

militares

cansados de

la

siguieron tibios y descontentos una contienda iiijusta á luces.

guerra

regenerada patria, ó sé fueron ó

la

todas

"

Dado

el

desprendimiento é ingénita altivez de

dientes, las proposiciones

expresa condición

indepen-

de paz dirigidas por Morillo, bajo la soberanía de Es-

reconocimiento de la

del

los

paña, eran de todo punto inadmisibles y de consiguiente impracticable toda avenencia entre los contrapuestos intereses de los beligerantes; pues, ¿

haber alcanzado

el

cómo

ioiaginar siquiera,

y trascendentales, pudiera desconocerlas é

coronada de envidiables

laureles, ante

país el

la

Revolución y á

la solidez

Gobierno republicano

?

Y

vidar aquellos hombres que,

inclinar la

frente

al

incremeüto que

con que se afianzaba en

el

menos favorable para

la

si

causa americana se hubiera manifestado al

efectivas

un poder en decadencia

cuya fuerza moral mermaba en proporción

tomaba

que después de

partido republicano ventajas tan

la fortuna, ¿

cómo

ol-

logro de una idea todo lo ha-

bían sacrificado, la tremenda responsabilidad que pesaba sobre

POR EDUARDO BLANCO. no sMian

ellos, si

A (jue por vano

airosos,

6 con

la

301

vida pagaban los tortncnlos

empeño sometieran

su patria

?

VI

Un

mar desangre separaba

tigua y pertinaz dominadora;

la

América española de su an-

intentar sicjuiera atravezar

cncrcspailas ondas, era entrar en gran riesgo de

vida

la

nor y á

y

más

honra, aun

repetirlo

con satisfacción

traron cabida en

A

homérica.

uno

perder con

preciosa, para quienes rendian

un culto reverente.

la patria

los

:

sus

Placentero es

la

ho-

al

repetirlo,

halagos de España no encon-

solo de los sostenedores de aquella lucha

pesar de toilas las

miserias y de todas

las

difi-

cultades á que tantas veces se viera expuesta en Venezuela la

causa de los independientes

meros

directores, ó por las

embarazaron proceso

;

la

el

la

impericia de sus pri-

turbulencias sediciosas

que tanto

desarrollo franco y progresivo de aquel largo

habia mantenido honrada.

revolución se

poder discrecional

militar,

no

fué móvil

el

mezquino de aviesos

que indujo á sus émulos á tan

intereses personales,

el

cable sinrazón

que

los

Si

á Bolívar disputado en los principios

le fué

de su prepoderancia

;

ya por

;

así

procedieron, ansiaron

injustifiel

poder

VENEZUELA HEROICA

202

Únicamente por

de acaudillar

la gloria

el

movimiento regene-

rador, sin pensar jamas en los proventos que pudieran redundar

de

suprema dirección de

la

miento de

la

gloria,

el

no riquezas.

desprendi-

mayor

Sus miras se fijaban más

aquellos nobles lidiadores.

ambicionaba

En

República.

materiales estribó la

los intereses

fuerza de altas.

Los concucionarios,

si

Se los

hubo, rarísimos, quedaron deshonrados ; cual llama abrazadora, el

desprecio público pasó sobre ellos, los

zas:

cenizas que esparció

el

convirtió en ceni-

viento y que aun desprecia la pos-

teridad.

La

aspiración moral

Aquel

heroico

lidades; sin

nudo

ejército,

paga de

sin pan,

no

moría victoriando

mataba toda tendencia

material.

sometido á todo género de pena-

ordinario,

desnudo

casi siempre, y á

me-

una queja, y lleno de entusiasmo,

proferia

la patria, sin cuidarse

de sus propias mise-

rias.

Ser ferible

el

más bravo,

á ser

el

el

más abnegado,

el

más heroico

era pre-

más acaudalado.

El orgullo era noble,

la

ambicien generosa.

De

ahí la pu-

ante virilidad de aquella generación que hizo prodigios, ar-

mada con

la

espada de

harapos del mendigo.

los héroes,

aunque cubierta con

los

««S

rOR EDUARDO BLANCO.

VII

Palpable

el

incremento que con sólo

ciaciones habia cobrado la

Libertador

las

el

amago de

Revolución, no se

le

las

nego-

ocultan

al

derivar de un ventajas inmensas que podía por lo que pernicioso á sus contrarios

estado de cosas tan

;

de San Cristóbal, proapenas de regreso á su Cuartel General negociaciones pone al Paciñcador reanudar las interrumpidas siempre que se le concepara tratar del propuesto armisticio, que tenia dereá Colombia, las garantías y seguridades dieran

cho á

exigir, sin

pendidas ta,

que por esta insinuación se considerasen sus-

las hostilidades

marcha en persona

;

respuesy acto continuo, sin esperar

á la cabeza

de su guardia sobre

la

Bailadores y á Mérida, dedivisión de Tello, quien evacúa á jando el paso franco á los independientes. Murillo se apresura á tratar con

vos comisionados y se

mu

las provincias invadidas

paba áTrujillo rache.

;

el

Libertador;

ve con parte

de su

envia nue-

ejército

recientemente por Bolívar.

hacia

Éste ocu-

interna hacia el generalísimo español, se

Ligeras escaramuzas

se

de los republicanos.

Ca-

traban entre los cuerpos de

vanguardia del ejército realista y algunas de rrillas

le

las

audaces gue-

El Libertador toma posiciones en

VENEZUELA HEROICA

504

Sabana Larga, ocupara.

tres leguas á retaguardia

Morillo

común acuerdo

fija

las

la

ciudad que antes

en Carache su Cuartel General, y de

al efecto

Los

quedan suspendidas.

hostilidades

comisionados enviados

de

por

la

de pacificación

Junta

constituida en Caracas, se avistan en Trujillo con los nombra-

dos por Bolívar, y dan principio á acjuella larga serie de coníerencias llenas de interrupciones

ambas seis

partes,

que dieron

al fin

y de dificultades opuestas de

por resultado un

armistic^io

de

meses, mientras se ajustaban las negociaciones conducentes

á la paz,

y

convenio filantrópico

el

de regularizacion de

aquella guerra de exterminio, que tanta sangre y

lágrimas nos

Convenio calificado por Bolívar de verdade-

hizo derramar.

ramente santo y con ardiente anhelo propuesto por ^

americano á su generoso contendor, en

el sitio

el

caudillo

mismo, donde

forzado por la impulsión vehemente de las necesidades de la época, lanzó á todos los vientos, terribles palabras

consignadas en

como lenguas de el

fuego,

decreto aterrador de

las

1813.

Coincidencia providencial aquella, que redime á la patriótica Trujillo del funesto

renombre alcanzado en

dores tiempos de la ensañada

De

cruel, Trujillo se convierte en

inolvidable de

su

dolorosa y aminora

los

primeros abrasa-

lid.

magnánima, y

segunda popularidad, mitiga el

el

recuerdo

la impresión

espanto á que debió su primitiva

nom-

bradía.

Sellados por los plenipotenciaros los arreglos indispensables

para dar comienzo á una negociación

de suyo impracticable,

llevóse á efecto la famosa entrevista de Santa

Ana entre

aquellos

dos hornbres que con recíproca crueldad y con no menos furia

POR KDUAKDO BLANCO.

90$

é igual tesón y v.Uciu(a habían combatido tantos años por tan

opuestos intcicscs. tral,

inennes y olvidando

acérrimos jmr el

la

discrepancia de

sangre,

la

de

ña y de 1

la patria, la altiva

)espues,

en

el

Kl viejo león

ideas.

mutuo heroísmo de

muy

la

par de extraños y

América

distintos sentimientos

á la corona la presa

Bolívar, satisfecho de el

disputada por

sí,

velo de su cautividad

se se¡>araron

mas poseídos á

peso de frustrada esperanza, convencido de

:

glo-

soberbia Espa-

tierra,

inolvidable,

el

restituir

renombre

al

la

la

ricano

ibe-

nación americana.

para no verse más sobre

llevando de aquel dia recuerdo

de

enemigos

gallardo adalid déla joven Colombia, se conteuiplaroii

con orgullo, y generosos prestaron homenaje rioso

declarado neu»

y rencores, se avistaron

(luisciuillas

dos campeones, hermanos por

a«|uellos

ro y

AIK, sobre ao

:

Morillo, bajo

la

imposibihdad

el

cóndor ame-

y viendo descorrerse ante

para abrir

campo

al

la

fecun-

dante sol del porvenir.

VIII

Penetrado Morillo délo infructuoso de cuantos I)udiera hacer

España en

lo sucesivo,

sacrificios

para someter la insurrec-

ción americana y temeroso de encontrarse en la

tuación de ver desaparecer de entre sus manos

conflictiva la

si-

presa que

VENEZUELA HEROICA

2o6

se le había ordenado defender, optó por separarse de

antes que al duro trance

su sagacidad y experiencia preveían

como

liza

inevitables.

Vanas fueron cuantas demostraciones hicieran

al Pacificador

causa de España para conservarle

partidarios de la

los

la

acontecimientos que

llevasen los

le

frente del ejército; irrevocable en

al

no

Morillo,

su propósito,

cedió ni á ruegos ni á amenazas, antes bien aceleró su marcha,

y

17 de Diciembre de 1820

el

General La Torre

de

la

La

mando

el

abandonó

el país,

del ejército y la

confiando al

suprema dirección

guerra.

separación del teatro de la guerra de un Jefe

de

las re-

levantes condiciones de Morillo, en circunstancias tan delicadas

para

los intereses

tre los

nos

de

más exaltados

la indispensable

mando supremo de

corona, produjo notable desaliento en-

la

unidad que más que nunca requería

General La Torre para ello, se vio

Li rivalidad

el

tropas del rey, diseminadas en la vasta

las

extensión de Veuezuela.

por

y amenazó de funestos trastor-

realistas,

Pues, el

si

era notoria la idoneidad del

desempeño de tan

menos exento de

no

cargo,

difícil

tropiezos, debidos los más,

á

que despertó su encumbramiento entre algunos de

sus subordinados, los que creyéndose con mejores títulos para

merecer puesto tan elevado, se declaraban víctimas de una cruel injusticia y trabajosamente prestaban

no reputaban más que

ellos rico

obediencia á quien

en merecimientos

:

emulación

mezquina, torpe y solapada cuyo centro y principal atizador era Morales, el canario de funesto

renombre,

compañero de Bóves, más que su antiguo Jefe dado, sin ninguna de

las dotes

muy

altas

el

sanguinario

cruel

y despia-

de caudillo que

dis-

POR EDUARDO BLANCO.

al terrible

tinguieran

conveniencia y to

ilel

asturiano, y desde

decoro,

con tanto empeño por

el él

el

>07

punto de vista de

menos digno de merecer

parte

hostilidad y

a embarazar en sus propósitos

de tan peligroso

la tibieza

perada del armisticio, verar en

el

le

rival

;

valía,

á quien

rencorosa

la

la ruptura

encontró fuerte y decidido por las armas

propósito de someter

los independientes,

pues-

ambicionado.

Era empero, La Torre, un general de no escasa

no fucnm

el

la

y en capacidad de afrontar

la

el

inex-

á perse-

rebeldía de

vigoroso em-

puje de Bolívar y su prubada habilidad.

IX

Valeroso y disciplinado era

en número

al

que

el

ejército español y superior

el

Libertador podia oponerle á pe>ar de las

favorables circunstancias que avigoraban la causa republicana,

y

la

popularizaban hasta entre sus mismos y

más esforzados

opositores.

No obstante, las

ventajas y desventajas délos opuestos bandos

en

podían equilibrarse;

si

to la fuerza material,

campeaba en

la fuerza

el realista

prevalecía por

su contrario

el

el

momen-

entusiasmo y

moral de iodo un pueblo identificado en una misma

aspiración.

Para cada una de

las

bayonetas de que La Torre

VENEZUELA HEROICA

508

disponía, diez corazones resueltos

podian oponerle

Con

á sacrificarse por la patria

los independientes.

creciente rapidez acercábase el desenlace de aquel san-

griento duelo, reñido con

el

mismo

y á nadie se ocultaba, que habia

próxima batalla que Creíase

La Torre

decisivo encuentro, y obtener

abrigaba

el

ya tantos años

bastante fuerte para no rehuir un

el tiiunfo

:

Bolívar par su. parte,

convencimiento de haber atado

;

la

revolución que

vencido cuantos obstáculos se

le

puño

la victoria al

de su espada; su propia superioridad sobre Latorre y con razón

;

la

se librase en Venezuela.

General

el

furor hacia

de ser ruda y decisiva

sentía,

la

acaudillaba no podía haber

habían enfrentado en su

afa-

nosa marcha, para plegar de súbito sus alas gigantescas, y caer abatida ante

el

completo triunfo

oponía

rarse que, sin

le

último de los inconvenientes que á su la

mayor razón,

Metrópoli; ni menos era de espe-

se eclipsase

de improviso

el

genio

singular que hasta entonces la habia presidido.

Para Bolívar,

no

feliz

existia

afanes,

que pudiera

profunda. ricana,

una sola duda,

más para

erguirse, siquiera vergonzante,

La Torre no

como

respecto del éxito

era ya

una amenaza para

lo fueron sus predecesores,

la

de sus

ante su fe

causa ame-

era un inconveniente

llegar al ñn, y Bolívar tenia la persuacion de

que sa-

bría vencerlo.

Semejante convicción no debe aparecer como

la

expresión

de un vano orgullo. No, para llegaráaquel razonamiento, cimas había sido indispensable dominar, y

los

altas

hechos con su

severa lógica estaban de su parte.

En

su larga carrera, Bolívar, había

verdaderamente notables por

las

pugnado con dos hombres

condiciones

especiales

que

POR EDUARDO BLANCO.

20(f

los distinguieron en aqudl:i guerra desauírosa

desaparecido del palenque

sin

B jveí;

sectario

al

habia cümbatido

hombre de la

iras

Kn

de sus propias creencias,

y arrebatos de una ambición ardiente,

arrojo de un carácter resuelto y exaltado y toda la

el

pujanza y valentía del león. el

haber logrado dominarle.

naturaleza, al torbellino de las pasiones de la

época, con todas \as

cjn todo

al

y ambos habían

:

renombre

Kn

Morillo habia luchado contra

glorioso, la pericia militar, el ardor reflexivo

y ordenada impetuosidad de un capitán experto temerario á y vez que prudente, sometido á bs reglas que prescribe

la la

la disci-

plina hasta encadenar su genial intrepidez á las severas pres-

cripciones de la táctica; tan rudo

de no escasas aptitudes para se le habia

como

hábil,

de propias

desempeño de

el

confiado, sagaz, cruel,

arrebatado, perseverante,

de caudillo, pero terrible é indómito soldado. representaba en todas sus faces la contra-revolución, la sin dotes

rica colonial

con todos

vidumbre y todos

mismo

suelo

los vicios originados

sucesor

«le

:

macía de

la

arraigados

madre-patria, era

títulos,

cobre

la

España, en

tierra

Améser-

de un

intereses.

Hernán Cortés y de Garci-González y de Almagro era la conquista, el

B Jves

por una larga

los rencores latentes entre los hijos

dominados por contrapuestos

Morillo era

ideas,

empresa que

la

fin,

conquistada,

Pizarro, de

era la supre-

con todas sus

coa todo su

desprecio por los derechos del pueblo americano, con desnivel por ella establecido entre siervos

todo

el

y señores, con toda

la

su

presunción de su preponderancia secular y toda

mano de

la

rudeza de

hierro.

Sin carecer de relevantes condiciones

personales.

La

Torre,

VENEZUELA HEROICA no alcanzaba á

la talla

de sus antecesores

;

era

el

postrer es"

fuerzo de un brazo fatigado, la última hebra del cable ya

hecho, que sujetara á España

Persuadido Bolívar, de

des-

la rebelde colonia.

lo infructuoso

de

las

nego-

abiertas

ciaciones y de la manifiesta imposibilidad de llegar á un arreglo definitivo

que conciliase

momento en que

el

las pretensiones

base las aspiraciones de

la otra,

:

someíimietüo d

de ambas partes

de

la

desde

:

una minaban por^

la

y viceversa, pues que ambas

dos extremidades diametralmente

encastillado en

se habían

opuestas

los intereses

la soberanía de

España y

reconoci-

vúento de la independencia de Colombia, no descuidó su propia

conveniencia, antes bien, supo aprovechar la circunstancia

fa-

vorable del armisticio para robustecer sus fuerzas y estar presto

á

la guerra,

de suyo inevitable, pues no abrigaba duda, de que

sólo la suerte de las armas,

como supremo

habría de

arbitro,

decidir al fin la reñida contienda.

La

empero, no fué de larga duración

espectativa,

circunstancia agena acaso á las insinuaciones de Bolívar,

que en

él

el

no dudó en aprovechar, pasando por sobre

lo

una

;

pero

prescrito

convenio de Trujillo que religiosamente hasta entonces

hubieran respetado sus contrarios, resuelve la cesación del armisticio.

Fué

aquella circunstancia,

de Maracaibopor

la

el

pronunciamiento de la ciudad

independencia, y la ocupación de aquella

importante plaza militar por tropas republicanas, contra

el

tenor expreso del tratado vigente,^

La Torre reclama

con

justicia la reintegración

£sus banderas

POR EDUARDO BLANCO.

de

pla/a

la

hecho,

ocupada.

Hülivar se

211

niega abiertamente, y de

armisticio cjueda rolo.

el

X

Breves dias duró

en

Trujillo

para

las

suspensión de las hostilidades

tregua tan desastrosa para España

:

Venezuela

el

como

benéfica

la vasta

rayo vibra, y en

extensión

ruptura

del

armisticio, acogida

férvido entusiasmo por los independientes, fué

de una risueña aurora para las espesas

la

como el despuntar

nubes que oscurecieran hasta entonces

sol resplendeciente

miran

brillantes

sin el

No ya más

que todo

lo ilumina, lo exhibe

resplandores.

y

loa

de un

magnifica

bandos enemigos se

pasado enojo y se contemplan con admiración.

terribles, el furor fratricida

taran en su seno. el

Los

lucha entre tinieblas aglomeradas por

sombras huyen avergonzadas y con nas

con

causa americana.

horizontes de la patria, aparecen los primeros destellos

con sus

de

dilata el trueno sus fragorosas resonancias.

obstante, la súbita

Tras

acordada

guerra enciende de nuevo

La

armas de Colombia.

su destructora tea,

No

la

La

tierra

y

la

ellas

el

desaparecen

odio las

:

las

esce-

zana mortífera que alimen-

absorbe la sangre derramada y

yemxo campo reverdece y produce

laureles.

La

espadjt

VENEZUELA HEROICA

212

de

los héroes luce ante el

cilla

y

;

el

mismo ronco

nuevo

sol,

man-

resplandeciente y sin

estrépito del

bronce formidable que

truena en las batallas, pierde la lúgubre y aterradora resonancia

de

pasados tiempos.

los

Sólo

acaso es responsable de

el

La generosidad

sangre que se derrama en los combates. al

rendido su manto protector

piadosos afanes.

la

:

toda

repugnancia,

el

rayo vengador

mano y en

de cruel necesidad colocaran en su

los rigores

tiende

caridad reparte por igual sus

El Júpiter Tonante se transforma en dios pío,

arroja al polvo, con manifiesta

que

la

la espíe;] didez

;

de su grandeza sobrehumana, se exhibe

incomparable. " Sabed, dice á sus tropas

nuevo

la

ción rigorosa de ser

pena

el

campaña, sabed que

capital el

que

héroe americano

el

más piadosos que infringiere cualquiera

gos los quebranten, nosotros debemos gloria de

Colombia no

se mancille

abrirse

de

los

de

la obliga-

Sufrirá

valientes

Aun cuando

la regularizacion de la guerra.

al

gobierno os impone

artículos

nuestros

de

enemi-

cumplirlos para que la

con sangre."

XI

De mutuo

acuerdo, las hostilidades debían recomenzar

el

28

de Abril de 182 1.

A pesar

de

las bajas sufridas

por

el ejército

español,

La Torre

MS

POR EDUARDO BLANCO.

contaha todavía con ii.ooo soldados resueltos, disciplmadot y aguerridos.

El Libertador

con

inferior

número

tropas,

«le

aunque

superior á su contrario en genio y en prestigio, se apresura á abrir

ajuella itueva y gloriosa campaña, fortalecido con su brantable, y deciditlo,

dcfmitivo y

triunfo

el

más

(pie

la

nunca, á arrebatar á

fe

inque-

la victoria

completa independencia de

Co-

lombia.

Con

la

una de

rapidez indispensable á sus designios, pone por obra

esas operaciones militaros en

todo en

el

el

que

rojo tapete de la guerra

se juega el al

y

;

todo por

efecto hace con-

vergir todas las divisiones de su ejército, diseminado en zuela,

al

Desde su

punto donde

mandadn

Oriente,

espera

cuartel general de i

or

una batalla decisiva.

librar

Doconó

el ¡ntré[eligroso

pone

contendor

por

;

lo

Generalísimo español á los movile

que obrando con

tomando resueltamente

frustrarlos

;

En

ofensiva.

la

incoqiora en Araure la

pro-

se

acierto,

primeros dias del mes de Mayo, sale de San Carlos á

de 2.003 combatientes

de tan

los designios

ocultan

los

cabeza

la

5» división y,

después de ordenará Morales tener en jaquea Páez amenazándole con pasar

cuando

el

Apure, se disponía á marchar sobre Bolívar,

llega á su noticia, junto

con

sufrida por sus tropas en la provincia

del Brigadier Correa y

el

nueva de

la

de Caracas,

abandono de

la capital

derrota

la la

retirada inde-

á los

pendientes.

En

efecto, mientras

tando de

La Torre marchaba

combatir aisladamente, primero

la

al

tra-

Libertador

y

republicanas estacionadas hasta en-

luego á Páez, las tropas tonces en

hacia Barínas

plaza de Barcelona y sobre la línea del Uñare, se

mueven de improviso, y Bermú Jez, las instrucciones

pidez é invade

el

heroico oriental, siguiendo

de Soublette, se lanza, con su genial i)or

provincia de Caracas,

los

valles

Nada

de

Barlovento

resiste á su

la

intre-

codiciada

impetuosidad

y á su

6

VENEZUELA HEROICA

21

ardimiento su paso es :

el

del huracán

fuerza en Tacarígua los

:

con en-

atrincheramientos de las tropas realistas, las persigue

carnizamiento, las destroza en

el

alcanza

Rodeo

y derrota en

el sitio

los refuerzos auxiliares

racas y á paso de carga se apodera de

del

Guapo;

enviados de Ca-

la capital

por Correa. Sin detenerse para cobrar aliento

tras

abandonada de tan ruda

fatiga, reorganiza en Caracas su escasa división, la aumenta

llama

vice-presidente que se hallaba

en

lo posible,

re

y arrebatado por su temeridad,

del

al

vuela

enemigo que, esquivándole, se

Choca en

en

en Uchi-

persecución

hacia Aragua.

repliega

Lagunetas contra un destacamento avanzado de

las

pocas horas y se apresura á llegar

los realistas, lo bate en

al

grueso de las tropas

Consejo donde cae de improviso sobre

el

del fugitivo Brigadier Correa, á quien

derrota por completo

haciéndole numerosos prisioneros.

Después de este combate, replegándose se dispersan,

Victoria y

desde

y

el

las

las tropas

márgenes de

terrible

cumanés

esi)añolas

que venian

laguna

Tacarigua,

la

i)enetra

triunfador en la

adelanta sus avanzadas hasta el

histórico

cam-

po de San Mateo. Alarmado La Torre, por tida, varia

de consejo

ja en Araure

al

la tercera

los efectos

de aquella audaz acome-

encontrarse entre dos amenazas

y quinta división para cubrir sus

de-

;

mo-

vimientos y observar los del Libertador y retrocede hacia San Carlos y luego hasta Valencia, con

mayor les

eficacia las operaciones

el

propósito

-

de auxiliar con

que ordena practicar á Mora-

sobre la capital.

Morales, entretanto, marcha rápidamente sobre Aragua,

in-

«17

POR EDUARDO BLAWCO.

corpora á sus

lilas el

segundo

nel PereirA, cnviailo por

de Correa, y A

la

cabeza

.le

Valencey

la

aproximación de

mando

del coro-

La

Torre con anticipación en refuerzo

le

3.500 combatientes marcha á ata-

carla división republicana situada en

A

al

los realistas,

la Victoria.

Hermúdcz, mcnoB

fuerte,

ae las Coretrocede á su pesar y va i esperarlos en la cuesta otra cüui'.ate sustenudo viRorosamcnte por una y cuizas.

Un

parte se traba en a'iuellas alturas;

empeña en

el

General republicano se

sostener sus i.osicicnes, i»cro su

reducido parque

fufin:,o se agota en once horas de reñida batalla, y

oriental, se ve forzado á retirarse.

Morales

le

el

soberbio

persigue

;

Ber-

una orniúdez intenta de nuevo esperarle en Aniímano, pero den

del General Soublctte le obliga á

á continuar rársele

cambiar do propósito y

Guarénas donde debe incorpo-

la retirada hasta

Los independien-

ArisaienU con algunos refuerzos.

tes retroceden

y

las tropas realistas

tornan á ocupar

la capital.

XIII

Mientras

tales sucesos se verificaban

cas, el Libertador se

la

provincia de Cara-

encontraba en Guanare, dando tiempo á

que pudiera incorp[ue

lo llevara

ignorante

á nuestro cam-

La Torre de

la

verdadera situación de Bolívar, había tratado de informarse de

POR tDUAKDO BLANCO.

•t

ya

U

división de Piez »c le había incuri^orado, para en caso

m\

contrario atacarle bien

»t$

pudú

de buen

llevar á

que para

jiroyccto tardín, (¡uc

lioUvarnodió asensu i

conjeturas que corrieran sobre siciones

:

caU) algunos días antes con proliabiliero,

éxito.

«le iicin¡)o

[>érili'la

el

particular;

el

nuevo armisticio

le

las

oyó

numerotai las jiropo-

hiciera su contrario, y

encontrándolas inaduusibles, se negó á considerarlas y despidió ai comisionado anunciándole la ¡iróxima batalla.

XVII

Eldia2i,

donde supo realista,

el ejército el

acampó en

por

el

gloria

el

sitio

de Las Palmas;

Libertador, por algunos desertores üel ejército

la brilUinte

campaña

San Mateo y su repliegue El 22,

el

tie

liáci.i

Teniente coronel

Iiennusü

Silva,

escogido

Libertador entre aquellos bravos que se dis¡>utaban

de

ser los primeros

viso sobre la

primera de

en atncar

al

enemigo, cae

avanzadas

las

realist.is

vle

la

impro-

situada

en

Tinaquillo, la envuelve, y la hace toda prisionera; solo un col-

dado logra escapar y cuartel general

de

éste el ipie la

nueva

ilel

desastre

lleva

al

marcha y

la

los realistas.

Desj.ues de esta aventura

el

ejército continúa su

VENEZUELA HEROICA

¡26

hl-tórica llanura

deTaguánes presencia

que a sus 6.000 soldados pasa

revista

el

23 de Junio la última Libertador, la víspera

el

de Carabobo. 1813

sirvió allí

libro prodigioso

cuentra

:

;

eficazmente

á 1821.

La

armas para

el

combate, escudos para

ejerce y ejercerá sobre el presente

todos los prestigios del pasado

de ese inmenso cerebro de

la

;

la

un

historia es

un arsenal inagotable donde todo la

en-

se

defensa

ella

;

formidable coacción de

evocar un recuerdo

oportuno

es producir una luz

humanidad,

que irradia claridades, una chispa de fuego que, aplicada á nuestras pasiones, las inflama y produce las llanuras

dados

de Taguánes, abrió aquel libro y mostró á sus

infortunios;

la

en todos los ojos,

brilló feliz

incendio. Bolívar, en sol-

páginas en que se consignaban nuestras glorias y

las

nuestros

el

chispa del

entusiasmo se produjo,

incendió todos los corazones y

el

augurio de una victoria en perspectiva, pronóstico por

todos estimado infalible, fué la mayor de las ventajas que sobre sus contrarios

pudo

Taguánes para de

llevar á la batalla.

Bolívar hizo pié en los

Carabobo

victoria servia á la otra

escalar á

:

una

escabel.

Aquella

como

el

gran revista

la

víspera de

la fehz jornada,

era

desperezarse del león para cobrar todas sus fuerzas

y

estar dispuesto á acometer. Allí,

sobre aquel

campo de

gloriosos recuerdos,

todos los cuerpos del ejército frente

al

Libertador,

desfilaron

quien de

sus labios, inagotable manantial de épica elocuencia dejó caer

para cada uno de aquellos regimientos y escuadrones, palabras,

POR EDUARDO BLANCO.

JSJ

conmovcdonis, alusivas á sus hcroicidadci d¿ otros

días, i

los

sai^rados deberes del presente.

Para

asistir

á aquella

Venezuela contaba

do

la

mayor

última jornidi

sellar su

en

patria,

por

la libertad

la herica

tenaces lidiadores que

parte de aquellos

combatiendo después de tantos años por la

que

independencia, lubíanse congrega»

de Sad-.\merica;

la

Yenian

emancipación de

allí

reprensentadas

en sus héroes estaban de presente todas nuestras victorias.

Acaso por ejercito

Kl

la

primera vez en

el

pitriota vestía de gala para

sol resplandecía

bayonetas y en

presentarse

al

enemigo.

en los dorados uniformes, en los ViStosos

arreos de nuestros granaderos, en las

trascurso de la guerra, el

los

desnudos sables, en

con fascinadores

las lanzas

reflejos.

Al

viento flameaban los penachos de brillantes colares, las ba ade-

de

rólas y divisas

los jinetes

del

Apure, y las banderas, noble

enseña de nuestros regimientos, donde marcadas se ostentaban las garras del

león peninsular,

en cien terribles y sangrientos

combates.

Los bandas marciales de todos aquellos batallones entonaban á un tiempo

marcha popular que tantas veces

la

dujera á la victoria

;

y en medio

al bélico

de

como

trueno de aquella tempestad del entusiasmo,

el

inmortal llanura, resonaba á períodos marcados,

unánime, mil veces repetido por todo aquel ejército Libertador.

"

con-

clamor que repetían

los ecos

la

los

:

el

grito

" Viva

el

VENEZUELA HEROICA

aaS

XVIII

Tres divisiones componian

La

órdenes de Páez, tenia por jefe

á las

i^

el ejército.

de

Estado

Mayor al esforzado Vásquez y la formaban el l)atallon Bravos de \pure, mandado por Juan Torres el regimiento inglés, de'•'

;

nominado

la "

Legión Británica", á cuya calveza se encontraba

el Coronel Farriar y 15 escuadrones délas pampas en número de 1.500 lanzas, acaudillados por los héroes de " Mucuritas,''

" La Mata de llaban

la

por su

Miel

'

y " Las Queseras," entre

intrepidez reconocida

los

que

bri-

Muñoz, Juan Gómez,

Borras é Iribarren, Figueredo y Mellado, Laurencio

Bravo y Carbajal, Paredes y Camejo conocido con

Silva,

el glorioso

apodo de Primero.

La le

2? regíala el General

llamó

el

contaba en sus el

Cedeño,

filas los

fogoso Héras

;

batallones

que recordaba

el

el

;

y

mandado por

campo á que debia

de Flegel y de Smitli

;

" Vargas "

reñido combate del Pantano, sobre la «ierra

andina, presidido por Patria jefe, el terrible

como

TaJeo Piñango

" Tiradores,"

" Boyacá " ilustrado en

su nombre, á las órdenes

regimiento.

el bravo de los bravos,

Libertador, y el Coronel JúJas

;

y

el

"

Escuadrón sagrado

Coronel Aramendi, valia

él

"

cuyo

solo por todo

un

ros EDUARDO BLANCO.

Mandaba y era

Plaza,

la

y

división

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