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1 guillermo VÁ Z Q U E Z CA MPERO trabajos de escalas y arpegios para violín, en posiciones 2 a. 3a. 4a. 5a. 6a. y 7a

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guillermo

VÁ Z Q U E Z CA MPERO

trabajos de escalas y arpegios para violín, en posiciones 2 a. 3a. 4a. 5a. 6a. y 7a. Colección Cuicámatl

FACULTAD DE MÚSICA m 2017

Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Música María Teresa Frenk, Directora

Cuidado de la edición: Lilia Franco Diseño: Sandra Salgado Marín Primera edición: 2017 D.R. © de la presente edición Universidad Nacional Autónoma de México, 2017 Ciudad Universitaria 04510, Ciudad de México Facultad de Música Xicoténcatl 126, Col. Del Carmen Coyoacán C.P. 04100, Ciudad de México No. Certificado 03-2017-080812434800-01 Hecho en México Made in Mexico

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PROEMIO En los años que llevo como profesor de violín en el Centro de Iniciación Musical (CIM) de la ahora Facultad de Música (FaM) de la UNAM, he observado la falta de materiales técnicos que conciernen al desarrollo de las posiciones fijas (2ª a 7ª). Con esto no quiero decir que no exista repertorio técnico pues sí lo hay, sin embargo, no todos los niños y adolescentes pueden asimilarlos o resolverlos. Las razones epistémicas de ello tienen que ver no sólo con la metodología aplicada para su seguimiento (que en el mejor de los casos resulta ser lenta). También existen algunas variables inherentes que alteran el desempeño y el rendimiento de los educandos, como son: la diferencia de capacidades que desarrollan con el paso de los años; los cambios físicos y de mentalidad al pasar de la infancia a la adolescencia (de avance o estancamiento); la intervención de los padres de familia (que puede frenar o beneficiar el seguimiento del trabajo); la carga de actividades que se les aplica en la Primaria o la Secundaria (que repercute y desajusta sobremanera la atención hacia el instrumento). Ante esta inquietud, he tenido a bien elaborar el presente material con la intención de aportar una visión didáctica personal que sirva de apoyo a la enseñanza y al aprendizaje del violín ex profeso para el nivel CIM, aunque queda a disposición de todos aquellos que quieran usarlo para ampliar su aprendizaje. Por otro lado, dentro de las carreras que ofrece la FaM se encuentra Etnomusicología, en la que los alumnos tienen la alternativa de llevar un instrumento y algunos seleccionan el violín. Estos Trabajos de escalas y arpegios les servirán como complemento en su aprendizaje. Considérese también que hay jóvenes con un nivel básico en ejecución y pueden dar paso a trabajar regiones arriba de la primera posición, pues algunos de ellos tienen la necesidad de recibir enseñanzas técnicas que cubran materiales complejos porque trabajan en orquestas y se ven en la urgencia de saber manejar otros ámbitos técnicos. Este material se muestra con un carácter técnico-introductorio y fue concebido como una serie de ejercicios organizados para favorecer, de manera gradual y con principios técnicos, el desarrollo violinístico de los estudiantes en lo que concierne a las posiciones fijas. Si bien el contenido parte de un aspecto elemental como son escalas y arpegios, su práctica debe ser atendida de manera consciente; empero, para lograr un buen desempeño en el proceso de asimilación y aprendizaje en el estudiante, ha de ponderarse lo siguiente: Objetivo general: Adquirir habilidades cognitiva y psicomotora en el manejo de posiciones fijas como la 2ª, la 3ª, la 4ª, la 5ª, la 6ª y la 7ª en el violín, para ser proyectadas en la ejecución de materiales musicales con estas características. Objetivos particulares: • Controlar la ejecución de los ejercicios para cada una de las posiciones, asimilando la respectiva correspondencia entre dígito y nota. • Adiestrar el complejo oído-mano izquierda en la acción y el reconocimiento de los sonidos, que se estructuran en cada ejercicio según la tonalidad definida. • Desarrollar la habilidad psicomotora en el manejo, la dirección y la distribución del arco, obedeciendo la rítmica y la articulación de la notación escrita en cada ejercicio. • Proyectar una emisión sonora consistente y limpia, atendiendo en cada ejercicio al punto de contacto entre cuerda y arco. • Conformar una estructura dígito-intervalo consciente y entonada entre los sonidos, sea por grados conjuntos, en arpegio o en dos cuerdas. Cada una de las posiciones se subdivide en bloques. Los bloques I, II y III se complementan con una serie de variaciones rítmicas que reforzarán el aprendizaje. En cada serie de variantes se muestra el desarrollo completo del primer modelo a fin de observar el procedimiento que ha de aplicarse a los demás modelos.

4 El aprendizaje relacionado con la ubicación de las notas en cada una de las posiciones se apoya en una digitación que favorecerá su asimilación, sin embargo, se debe recordar que la notación musical no consiste en números. Por otro lado, recomiendo que durante el tiempo de práctica-estudio el aprendiz procure mantener los dedos sobre las cuerdas cuando su acción sea recurrente. Esto permitirá que el complejo dedos-mano-brazo (extremidad izquierda) adquiera la postura adecuada, lo que servirá no sólo para un mejor desempeño en la ejecución técnico-musical a futuro, sino también para evitar, en esta etapa, movimientos innecesarios que ocasionen coordinación y afinación deficientes. En los bloques II y IV se desglosan indicaciones para efectuar y lograr esta encomienda, aclarando que la indicación de mantener los dedos a la cuerda está representada por una línea trazada enseguida de cierto dígito. Sabemos que el estudiante, a pesar de las observaciones que le plantea el profesor, llega a adoptar y desarrollar malas posturas a comodidad de su propio cuerpo, pero soslaya el hecho de que a la larga tales posturas le traerán dificultades. Por ello, tanto alumno como profesor deben ser conscientes de estos menesteres, independientemente de los procesos didácticos y pedagógicos que el profesor aplique. La nomenclatura aquí utilizada no se aparta de lo que se observa en la literatura violinística, no obstante, se especifica lo siguiente: T. A. = Todo el arco M. = Mitad o zona media del arco M. I. = Mitad inferior del arco M. S. = Mitad superior del arco Π

= Arco hacia abajo (jalar)

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= Arco hacia arriba (empujar)

En cada bloque, así como en las variaciones, la nomenclatura referida exige atención y práctica cuidadosa para desarrollar una buena articulación y buena distribución del arco. Se procurará, entonces, cuidar el equilibrio entre el buen manejo del arco y la claridad y la consistencia sonora. Es importante recordar que los malos hábitos de estudio generan errores y si éstos no se corrigen en tiempo y forma, quedarán grabados en la memoria motora generando un falso entendimiento, en el que se creerá estar haciendo las cosas correctamente. Para el bloque IV, se presenta el uso de notas simultáneas (cuerdas dobles), aunque en un grado muy simple. La razón primaria, sin embargo, es acomodar la mano en la región donde se está desarrollando la posición correspondiente. No obstante lo anterior, se pide al practicante tomar conciencia de la depurada entonación que debe lograrse entre los sonidos para que exista balance y un estado de armonía puros en su ejecución y esto se proyecte en cualquier material técnico o musical que se aborde complementariamente. Adiestrar el oído lleva su tiempo y requiere práctica, memoria y atención permanentes. Sólo así el oído se acostumbrará a reconocer errores de afinación para poder corregirlos. Tal capacidad se reflejará en la respuesta sonoro-musical. De igual forma, la práctica de las posiciones lleva su tiempo, pero será necesario desarrollar una disciplina de estudio para evolucionar en el aprendizaje y dominio del violín en esta etapa. Las posiciones 2ª a 7ª aquí presentadas parten técnicamente de una base establecida por el dedo índice de la mano izquierda. Para entender esto hay que desglosar la mecánica del movimiento. Cada dedo de la mano izquierda que opera sobre el diapasón del violín se representa por un dígito. Así, el índice es 1, el medio es 2, el anular es 3 y el meñique es 4. Al accionarlos uno tras otro sobre cada cuerda, se conforma un tetracordio. En cambio, las cuerdas por sí solas (sol, re, la, mi) se representan con el dígito 0. Al operar los dedos en secuencia, partiendo de cada cuerda, se forma una escala pentáfona, de la siguiente manera: Cuerda IV

sol (0), la (1), si (2) do (3) re (4)

Cuerda III

re (0), mi (1), fa (2), sol (3), la (4)

Cuerda II

la (0), si (1), do (2), re (3), mi (4)

Cuerda I

mi (0), fa (1), sol (2), la (3), si (4)

5 Esta secuencia de notas-dígitos que corre de la cuerda sol a la cuerda mi constituye la primera posición. Así es como queda la estructura denominada “posición fija”. En cambio, en las posiciones 2ª a 7ª, el dedo índice (dígito 1) es el que marcará el punto de partida. Ahora bien, para colocar el dedo índice en cada posición se requiere desplazarlo. Esta acción se denomina cambio de posición, es decir, el dedo índice (1) se recorrerá a ocupar el lugar del dedo medio (2). Este desplazamiento hace que toda la mano se suba para ubicarla en un nuevo bloque al que llamaremos segunda posición. Si el índice se desplaza al lugar del dedo anular (3), la mano se trasladará a un tercer bloque, es decir, a la tercera posición. Así también con el meñique (4). De esta manera se conforman las posiciones segunda, tercera y cuarta. Como ya se explicó, al accionar cada uno de los cuatro dedos de manera contigua (1, 2, 3, 4) sobre cada cuerda, se generan sonidos en forma ascendente, es decir, si estamos en la cuerda sol, el dedo 1 acciona la nota la, el 2 la nota si, el 3 la nota do y el 4 la nota re, pero la cuerda aún tiene espacio para ser digitada, entonces, la nota que sigue al dedo 4 (re) será el sonido mi, que se puede accionar con el dedo 1, pero requiere que la mano se desplace hasta esa altura para ubicar el dedo 1 y, por consiguiente, el bloque que conforma la quinta posición. Continuando este orden, la nota que le sigue a mi es fa, y luego sol. Estas notas son los puntos en donde se debe colocar el dedo índice para ubicar la mano en el bloque que conformará las posiciones 6ª y 7ª, respectivamente. Con base en lo anterior, el dedo índice adquiere una relevancia importante, por lo que habrá que atenderlo constantemente pues es la base sobre la que se construye una posición. Tomando este principio, cada posición presentada se estableció partiendo de una tonalidad que corre por las cuatro cuerdas, de la cuarta (sol) a la primera (mi), ascendente y descendentemente. La tónica respectiva guarda correspondencia con la nota base en la que el dedo índice se ha de ubicar para conformar así las posiciones 2ª, 3ª, 4ª, 5ª, 6ª y 7ª. De ahí las tonalidades de sib, do, re, mi, fa y sol. Se debe considerar que los dedos en cada cuerda guardan una relación de unión o separación con respecto a los intervalos que se van construyendo. Tal relación, que es en sí una estructura, quedará como sigue: En las cuerdas sol y re • Los dedos 1 y 2 estarán separados (un tono), los dedos 2 y 3 quedarán separados (un tono), los dedos 3 y 4 estarán juntos (medio tono). En las cuerdas la y mi • Los dedos 1 y 2 estarán separados (un tono), los dedos 2 y 3 estarán juntos (medio tono), los dedos 3 y 4 estarán separados (un tono). Esto permanece en cada posición, permitiendo que haya una asimilación más pronta porque la estructura es la misma. Sólo cambiará cuando se trabaje en otras tonalidades. Una vez que los ejercicios se ejecuten sin tropiezo (habiendo resuelto también las variantes), se sugiere transferirlos a otras tonalidades. Esto servirá tanto para desarrollar destreza mental como agudeza auditiva, generar conciencia sobre la acción mecánica de los dedos en su ubicación correcta en el diapasón, según la notación musical lo determine. En lo que respecta al tempo, se establece una pulsación de cuarto igual a sesenta. Esto podrá variar si el profesor en turno lo considera necesario, según las capacidades psicomotoras y de entendimiento que muestre el estudiante. Se podrá partir de un pulso más lento para que el estudiante cuide sus movimientos conscientemente en coordinación con todos los elementos de cada ejercicio (entonación-intervalos, métrica-rítmica, articulación del arco y punto de contacto, dígitosnotas, dicción sonora) o podrá elevarse si se pretende desarrollar agilidad. Como cierre a este proemio, he de mencionar el hecho de que en esta serie de ejercicios se omite la primera posición. Esto obedece a una razón quizá muy tradicional: cuando inician la enseñanza y el aprendizaje del violín se comienza con dicha posición. Tómese en cuenta que existe un vasto material violinístico escrito a partir de este punto de partida, en el que se puede observar y valorar una sistematización gradual para su aprendizaje. Con esto se infiere que el estudiante ha adquirido un aprendizaje previo que le sirve de plataforma para entender todo lo que en este trabajo se presenta (simbología musical, nomenclatura técnica, métrica, rítmica, tonalidad) y desarrollar la mecanización u operación del arco, así como la capacidad auditiva y la coordinación inherentes. La única diferencia es aquella demarcada por la región en la que se ha de posicionar la mano izquierda: las posiciones 2ª, 3ª, 4ª, 5ª, 6ª o 7ª.

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c Guillermo Vázquez Campero, nació en la Ciudad de México. Es Licenciado Instrumentista en Violín, carrera que cursó en la otrora Escuela Nacional de Música, hoy Facultad de Música, institución donde también tomó y acreditó el Diplomado en Psicomotricidad en Educación Musical, así como el Diplomado en Incorporación de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en la Docencia Universitaria en Música. En su momento ingresó a la Universidad Marista para cursar y acreditar los estudios con los cuales obtuvo el grado de Maestro en Educación. Ávido por el estudio, tiene en su haber diversos cursos relacionados con el violín, y con la educación en general, varios de ellos tomados en escuelas particulares, y otros más en la UNAM (como en la mencionada Escuela Nacional de Música, en la Facultad de Filosofía y Letras, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, en la Escuela Nacional de Trabajo Social y en la Facultad de Medicina). Se ha incorporado en la modalidad de educación a distancia, primeramente adquiriendo los conocimientos técnicos y educativos para impartirla (mediante la Plataforma Moodle) y posteriormente para impartir dos cursos en el Programa de Actualización Docente en la Escuela Nacional de Música.

Ha sido profesor en niveles de educación Pre-escolar, Primaria, Secundaria, Bachillerato y Licenciatura. Bajo concurso de oposición, en la entonces Escuela Nacional de Música, ganó las plazas como Profesor de Asignatura en Violín a nivel Propedéutico, posteriormente a nivel iniciación musical (CIM), y tiempo después a nivel Licenciatura, para impartir la materia de Pedagogía Musical I y II. Imparte también la enseñanza violinística en el programa de Educación Continua en la hoy Facultad de Música. Y aunque estuvo activo como ejecutante de violín en diversos ensambles musicales a lo largo de su formación y profesión, su tendencia ha sido más hacia la educación. Elaboró dos materiales musicales para la enseñanza violinística, intitulados Aires indígenas y algo más, y, Aires de juventud, ambas creaciones publicadas por la Escuela Nacional de Música. Como últimos trabajos, el Comité Editorial de la Facultad de Música le aprobó para publicar dos materiales que compuso con la intención de apoyar la formación violinística en el CIM, tales obras llevan por título: Trabajos de escalas y arpegios en posiciones 2ª, 3ª, 4ª, 5ª, 6ª y 7ª para violín, y 18 Estudios melódicos para violín, en 2ª, 3ª, 4ª, 5ª, 6ª y 7ª posiciones fijas.