Un dios que se parece a mi / Lynn Reilly

Patricia Lynn Reilly Un dios que se parece a mí Descubriendo el rostro femenino de Dios En la memoria de las muje¬

Views 303 Downloads 3 File size 30MB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Patricia Lynn Reilly

Un dios

que se parece a mí Descubriendo el rostro femenino de Dios

En la memoria de las

muje¬ permanecen las palabras e imágenes religiosas de un Padre Dios, de la culpa y la indignidad femeninas, de una pecadora Eva y una obediente María, y de la

res

necesidad de

un

Salvador

masculino... un

guía



valioso mapa que

lectoras en un de restitución de

de la

autora

espiritualidad. La

entrelaza historias y femeninas de textos

figuras religiosos tradicionales junto con ejercicios prácticos, refle¬ xiones y recuerdos personales de mujeres de todas las edades. Con esta guía cálida y sensible, la lectora aprenderá a sondear las profundidades de su relación madre,

con su

con su

cuerpo y

consigo misma, con su sexuali¬ dad y su vulnerabilidad, en un proceso creativo a la vez que liberador. «La se

Dra. Martlyn

Jean Hauser (Psicóloga clínica)

Una guía

profunda

los misterios y manifes¬ de Dios. Reilly conecta con nues¬ tros anhelos más íntimos mostrando que la experiencia de la espiritualidad es una realidad palpable en la vida cotidiana. que evoca

búsqueda de un Dios que nuestra

Jean Houston (Directora de la Foundation for Mind Research) Un Dios que se parece a

mí transporta a la lectora a un que tiene la dolorosa familiaridad de la lucha personal y que alienta al alma con una nueva visión. Es una maravillosa fuente de recursos para las mujeres que buscan viaje lleno de corazón

ampliar los horizontes de

su

espiritualidad.

Reverenda Sharon Vandegrift

(Universidad de Drexel)

Reilly afronta los problemas

que

resultan de la negación

del aspecto femenino de la divinidad, lo cual ocurre tanto a nivel individual como al nivel de la sociedad en general; pero

además, guía a sus lectoras hacia soluciones concretas... La búsqueda de La Madre es un viaje heroico, y en este libro encontramos el mapa para realizarlo, repleto de claves con¬ cretas y de estimulantes ejercicios. Gloria Karpinski

(Escritora)

parece a nosotras comienza

en

fuente de claridad e inspiración que plasma el coraje, la integridad y la excepcional sabiduría de Patricia Reilly en su viaje personal

a sus

proceso los valores femeninos den¬ tro

146094

Una extraordinaria

taciones del rostro femenino

Un Dios que se parece a es

10

propias vidas.

Ahí lo hallaremos.»

COLECCIÓN TALLER DE LA HECHICERA

ÍAn Dios que se parece a mí Descubriendo el rostro femenino de Dios Patricia Lynn Reilly

CtlCJ ¿^iliciones

Dedico

este

libro

a

mi

madre,

Kathleen Patricia Diehm

Reilly (1927-1993),

Hija de Catherine Tyndall Diehm, Nieta de Anna Neville Tyndall, Bisnieta de Catherine Kelly Neville, en

agradecimiento

Bendita Título

original: A God Who Looks Like Me

Me

afligen

Celebro Traducción:

Miguel Iribarren

Foto de la autora: June © Patricia

Reyburn

Juntas

Lynn Reilly, 1995

publica por acuerdo con división de Random House, Inc.

The Ballantine Publishing Group,

castellano:

De la presente edición en © Gaia Ediciones, 1999

Alquimia, 6 28933 Móstoles

(Madrid)

Tels.: 91 614 53 46

E-mail:

-

-

España

91 614 58 49

[email protected]

Primera edición: marzo 1999

Depósito Legal: M. 635-1999 I.S.B.N.: 84-88242-66-2

Impreso en España por: Artes Gráficas Este libro está

impreso

en

COFAS, S.A

papel ecológico.

Reservados todos los derechos. Este libro no

cualquier forma que sea, electrónica ó mecánica, sin

A.

tu

Te honro

Esta traducción se una

entre

seas

3^07-5^

puede reproducirse total ni parcialmente,

autorización escrita de la editorial.

tus

por su constante

las mujeres,

inspiración.

querida Madre.

heridas.

coraje.

en

contamos

cada

palabra del

presente

libro.

las historias inexpresadas de toda

una

vida.

Índice

INTRODUCCIÓN: El

principio de

nuestro

viaje

13

PARTE 1: El 1. 2.

pasado religioso de las mujeres profundos efectos de la religión Renuencia, ira y coraje

PARTE 2: 3. 4.

5.

33 35

Los

Lenguaje

51

imaginería religiosos comprensión infantil Nuestras heridas y comportamientos ineficaces: exclusión, inferioridad y dependencia

77

Nuestra sanación

95

El Dios de

63 65

e

nuestra

PARTE 3: Historias y mitos religiosos 6. Fragmentos de lo olvidado 7. 8. 9.

117 119

Eva: la Madre de Toda Vida Lilit: la primera mujer rebelde María: la Madre

131

165 191

Virgen

10.

La Niña Divina

225

11.

247

12.

La Que Derramó Su Sangre Las Sanadoras Heridas

13.

La Anciana Sabia

313

PARTE 4: Tras el

279

despertar espiritual

14.

Abiertas

15.

Despiertas

a

341

conexiones saludables a una

espiritualidad

EPÍLOGO: Imagina una mujer

que

343

afirma

a

la mujer

....

367 377

Lista

de

ejercicios,

meditaciones y rituales

Capítulo 3 El poder

del lenguaje hieren, palabras

Palabras que

73 74

que curan

Capítulo 4 Una entrevista:

91

Inventario: Si Dios

92

No

93

se

¿Puede una niña ser Dios? es hombre, entonces permite el paso a las chicas

Capítulo 5

El cambiante

rostro

de Dios

108

Al

principio mismo

El

poder superior desde la perspectiva femenina

109 111

Capítulo 7 Un

encuentro con

Eva: la Madre

Un

encuentro con

Eva: Nuestra Bondad

Original Original

146 152

Autocelebración

155

Revisión del Génesis La deflación del ego

160

desde la perspectiva femenina

161

Capítulo 8 Un

encuentro con

Lilit: al principio mismo

169

La oración del útero Los dones del útero nutricio,

183

los dones del útero

que

186 187

empuja Perdida y hallada Capítulo 9 Un

encuentro con

María: reclama

tu

autonomía

Un

encuentro con

María: reclama

tu

sexualidad

original original

...

...

206 213

Un

encuentro con

la Diosa Virgen:

reclama

tu

sexualidad

original La María de

214 nuestra

infancia

217

La sexual dentro de ti La rendición desde la

219

perspectiva femenina

Capítulo 10 Ritual de celebración de la Niña Divina

¿Una

respuesta

blasfema, herética

o

curativa?

220

Agradecimientos

235

Con mi mayor gratitud a mis creativas mentoras, que han inspirado mi obra y trabajo. Ellas son el rostro femenino de Dios para mí. Carla de Sola, bailarina litúrgica y sanadora delicada, que facilitó la libera¬ ción de mis recuerdos infantiles a través del movimiento, la danza y el teatro sa¬ grado. Gracias a su trabajo sanador, mi creatividad comenzó a desplegarse. En los años subsiguientes he escrito, dibujado y bailado la creatividad de toda una vida. Barbara Lyon, bailarina alegre y bruja-guía, me enseñó a bailar hacia la ple¬ nitud a través de su trabajo y de su vida. Jean Hauser, hábil terapeuta y guía, fue mi primera acompañante hasta la rica reserva de imágenes que guardaba dentro

244

Capítulo 11 Un

encuentro con

La

Que Derramó Su Sangre: baño de

Luna

260

La curación de la adolescente interna

269

Reclama la sabiduría de

272

tu

cuerpo

La transformación de las actitudes y

competitivos:

un

comportamientos

inventario

274

encuentro con

La

Que Fue Cortada

en

Pedazos:

reuniendo los

La La

de mí. Me enseñó a confiar en mi vida interna, a discernir su intrincado diseño y a escuchar su verdad curativa. Muchas de las meditaciones, oraciones e historias de este libro tienen su origen en el potencial creativo que se desveló en nuestro

trabajo compartido.

Capítulo 12 Un

mi

fragmentos presencia curativa de Tamar presencia curativa de La Que Fue Cortada

en

Pedazos.

300 307 309

Capítulo 13 El ritual «Imagina»; una

inmersión en las imágenes, historias, oraciones y canciones que afirman a la mujer Oración y Meditación: la presencia permanente de la Sabiduría Reúne los beneficios de

...

330 336

tu

viaje

338

Con mi mayor gratitud a las mujeres de Open Windows Community, que me acompañado a lo largo de cada etapa de la escritura de este volumen. Muchas de sus historias aparecen en el libro. La Biblia que leía diariamente de niña, adolescente y al principio de la edad adulta estaba llena de palabras, historias e interpretaciones masculinas de lo divino. A medida que he ido interactuando a diario con historias de mujeres, sus palabras se han convertido en una Escritura alternativa para mí. Inmersa en la verdad de la vida de otras mujeres, he adquirido coraje para sacar del silencio más historias olvidadas de mi propia vida. Juntas nos hemos liberado de los efec¬ tos mutilantes de los mitos religiosos y hemos reclamado nuestra bondad, poder y divinidad originales. Gracias, queridas mujeres, por compartir vuestras histo¬ rias y vidas conmigo. Muchas lectoras serán bendecidas por vuestras palabras. Gracias también por vuestro apoyo práctico a lo largo del camino: comida en mi

han

puerta, rituales para animarme en los momentos más tensos, lecturas cuidadosas de mis manuscritos y sabias críticas en cada estadio de la evolución del libro.

Con mi mayor gratitud a

la

Iglesia

en

Este libro ha

por

los profesores, sacerdotes

y

ministros masculinos de

mis primeros años.

surgido de los talentos, habilidades y de la rebelión inspirada dichos hombres. Me educaron para hablar claro y ser persuasiva y, sin em-

12

Un Dios que se parece a mi

bargo, en

ZJnirodiAczíz'ión

mundo religioso no había otro lugar para mí que el de esposa o ayu¬ podían cambiar el mundo. Por eso, a través de los tortuo¬ sos caminos que la vida sigue, ellos han cocreado el libro conmigo. Ellos instiga¬ ron mi búsqueda rebelde de un Dios que me animara a ocupar mi justo lugar al lado del hombre, nombrando a mis propios dioses, diseñando mi propia vida y expresando mis dones en el mundo. Deseo que les lleguen mis mejores deseos a través de los años que nos separan y de nuestros caminos de vida divergentes. su

dante. Sólo los chicos

Reconozco con gratitud el apoyo de mis queridos amigos y familiares, que restañado mis heridas, escuchado mis frustraciones y celebrado mis dones. He oído

(SI principio

han

nuesiro

palabras de apoyo a diario, y a diario me he sentido inspirada por su coraje para atravesar el umbral de desafíos desconocidos y para partici¬ par en nuevas aventuras creativas, económicas y vocacionales. Me siento llena de gratitud por nuestra amistad. Gracias, Sharon, Alien y Douglas Vendegrift; Erin, Moizee y Savoi Stewart; Maggie Sasha Rose y Michael Smith; El Clan Middleton; Wendy y Richard Barry; Karen Schneitz; Ferrel Rao; Sharyn Peterson; Ginny Logan; Mary Kapper; Karen Heide y Carolyn Edwards. sus

Reconozco D.

con

gratitud el apoyo de Ballantine Books

y

Nuestro

ha sido productivo. He

profundidad escucharan mis sugerencias y dieran la bienvenida a mi participación en cada aspecto del desarro¬ llo del libro. Aprecio su voluntad de encontrar «espacios intermedios» que funcio¬ naran para ambas partes. contacto

través de

Reconozco

nuestra

crecido

asociación creativa.

y

ganado

Aprecio

en

que

gratitud el apoyo de mis agentes Ling Lucas y Ed Vesneski, Jr. fe permanente en mi trabajo y en mis dotes, su hábil navegación entre las idas y venidas de la publicación y sus sabios consejos y guía. Celebro el crecimiento de su negocio. ¡Qué suerte tenemos los que hemos conocido Nine Muses & Apollo! Aprecio

su

con

en

búsqueda de

nuestras

un

Dios

viaje

que se parezca a nosotras co¬

propias vidas. Allí

es

donde la encontraremos.

Patricia Lynn Reilly

de mi editora, Cheryl

Woodruff.

como autora a

Nuestra mienza

de

Las palabras e imágenes religiosas de Dios Padre, de juicio y pecado¬ y de una María obediente han sido infundidas con vehe¬ las mujeres en las instituciones religiosas de su infancia, o

castigo, de vergüenza y minusvaloración, de una Eva ra

mencia

a

susurradas a través de la cultura, y permanecen en su recuerdo. Reci¬ tados semanalmente en la escuela parroquial o experimentados dia¬ riamente en la relación entre sus padres, los mitos religiosos de un y de la necesidad profundamente arraigados en las vi¬ das de las mujeres. Dichos remanentes de nuestro pasado religioso si¬ guen con nosotras en la edad adulta e impiden el desarrollo de una es¬ piritualidad autodefinida. En compañía de otras mujeres, nuestra imaginación se liberará de los efectos agobiantes de los mitos infanti¬ les y adquiriremos el coraje necesario para dar nombre a nuestros propios dioses y diseñar una espiritualidad que sea nuestra, que afir¬

Dios exclusivamente de

un

masculino, del pecado original

salvador masculino están

la mujer. El presente

me a

libro, Un Dios que se parece a mí, no es un debate teo¬ discusión intelectual. La espiritualidad, por su propia naturaleza, fluye de nuestras propias vidas e historias y está expresada con nuestras propias voces, no con las de teólogos u otro tipo de «ex¬ pertos». Las historias de las mujeres tienen un papel clave en nuestra lógico ni

una

14

Un Dios que se parece a mí El principio de nuestro viaje

exploración: no podemos explorar nuestro pasado religioso o desa¬ rrollar una personalidad espiritual aparte de ellas. Hasta las interpre¬ taciones religiosas más abstractas están enraizadas en la experiencia de vida de quienes las hacen y, como la mayor parte de los intérpretes han sido hombres, sus explicaciones tienen muy poco que ver con nuestras vidas de mujeres. Las historias de las mujeres cuestionan y redefinen la religión desde una perspectiva que nos es propia.

Mi

Mami

Varias hebras del tejido de mi vida personal están entrelazadas en las exploraciones contenidas en este libro. He tenido que prestar mu¬ cha atención a mi pasado religioso porque he experimentado el im¬

de la religión

del proceso de mi vida. Creo que palabra, suceso y creencia formativa infantil; nada se ha perdido u olvidado. Durante años he ignorado el pasado para poder seguir adelante con mi vida. En mis años universitarios recuperé mi nombre completo, Patricia, en un intento de tomar distancia de «Patty»* y los primeros doce años de «su» vida. Pero, a pesar de todo, mi pasado insistía en ser reconocido a través de unos ataques inexplicables que surgían de la profundidad de mi dolor infantil y a través de los desórdenes ali¬ menticios que amenazaban con tragarse mi vida. Finalmente, no tuve otra elección que reconocer la presencia continuada del pasado en mí y me dispuse a escuchar sus historias. Elegí llamar a ese aspecto de mí misma que recuerda mis prime¬ ros años «La Niña Que Fui». Ella ha sido una compañera fiel en las incursiones por mi pasado religioso, dándome acceso a nombres, imᬠgenes y comprensiones de la religión tradicional que estaban deposi¬ tados en su corazón, en su cuerpo y en su memoria. En un esfuerzo por recuperar más historias de mi infancia, escribí el fragmento que sigue, titulado: «Deseo con todas mis ganas, deseo con todos mis fuerzas, que Dios cambie a papá.» en

cada

conservamos en nosotras

*

aspecto

cada recuerdo, impresión, imagen,

Diminutivo de Patricia. (N.

del T.)

diferente. Ella parece más

feliz. Nos lee la Biblia que dibujos: Moisés y la zarza que arde sin consumirse, Moisés separando el mar Rojo, Jesús con los niños, Jesús volando hacia el cielo. Me gustan las ilustraciones. Unas personas muy amables nos recogen el domingo por la mañana para llevarnos a la iglesia. Mami dice que ahora es cristiana y las cosas van a cambiar. Un día fuimos a su nueva iglesia. Estaba vestida con una túnica blanca. El ministro la sumergió en una piscina llena de agua. Yo tuve miedo, ¿iba a morir? Y después la sacó del agua. Tenía una gran sonrisa y estaba toda mojada. Ojalá que papá cambiara. Es malo y está borracho, y hace daño a mamá. Ojalá que el Dios del que hablan, el de la Biblia, cambie a papá. Él necesita cambiar más que mamá. Pero creo que Dios no escucha mis deseos. es

está llena de

historia personal

pacto

15

A

principios de los años cincuenta mi madre fue «guiada a Cris¬ compañera del hospital donde trabajaba en Los Angeles, pero el alcoholismo de mi padre y la violenta situación que padecía nuestra familia en nada se vio afectada por la religión. Mis padres aca¬ baron divorciándose. Madre aprendió a conducir, nos metió en el asiento de atrás a mi hermana pequeña y a mí y nos llevó cruzando todo el país hasta Nueva Jersey, donde nos establecimos cerca de su familia. Pasado un año, las presiones.de su vida condujeron a mi ma¬ dre a su propio alcoholismo. Un día mi hermana y yo fuimos aparta¬ das de su lado e ingresadas en un hogar de acogida, y varios meses to»

por una

más tarde acabamos

en un

orfanato católico.

Allí recibí la primera comunión y asistí a misa

diariamente. Recibí hermanas de Saint Joseph me catequizaron y me sumergieron en el catolicismo previo al Vaticano II. Allí conocí a Ma¬ ría, la Reina del Cielo; era a ella a quien rezaba cuando una amiga caía enferma («cúrala, María»), cuando los pensamientos sobre mi padre, perdido el contacto hace tanto tiempo, se agolpaban en mi mente («protege a papá, María») o cuando quería conservar la esperanza de volver a ver a mamá («por favor, reúnenos pronto, María»), Para mí María era una sanadora y protectora que concedía milagros a quienes la amaban y estaba claro que era Dios, o al menos una igual al Rey del cielo, aunque las monjas y los curas insistían en que no era así. Ella era la madre de Dios, decían, no la Diosa Madre. Y hay una diferen¬ cia, me aseguraban. la confirmación y las

Un Dios que se parece a m!

16

vivimos en esta comunidad de clausura durante aventurábamos a salir al mundo, como cuando visitábamos a algunas familias católicas que nos apadrinaban o nos desplazábamos a casas de familiares que se habían enterado de Mi hermana y yo

varios años; raras veces nos

invitaban a visitarles movidos por la por la culpa. Mi madre, recién recuperada del alcoholismo, se estableció en Newark, Nueva Jersey, donde encontró apoyo y con¬ fort en medio de un grupo de gente amorosa perteneciente a una igle¬ sia protestante. Cuando me gradué de octavo, María hizo el milagro y mi hermana y yo salimos del orfanato para volver con nuestra madre. nuestra

difícil situación

bondad

o

Pasamos de

una

y nos

comunidad de clausura

de Nueva Jersey a la gran a la iglesia protestante de familia adoptiva.

en

medio de

una zona

rural

ciudad, donde se esperaba que asistiéramos mi madre que se convirtió en nuestra nueva

Iglesia Evangelista del Calvario nunca hablaban de María, a fuera Navidad. Ella era la jovencita que había dado a luz a Jesús. Después del nacimiento, apenas se hablaba de ella en la Biblia protestante. Dios Padre era el Rey de Reyes y el Señor de Señores en nuestra nueva iglesia, y no tenía reina a su lado, sólo asistentas. Tuve que ocultar mi amor y devoción por María. Pero también había otras informaciones confusas: según las enseñanzas de las monjas, todos los protestantes irían al infierno y ahora los protestantes trataban de con¬ vencernos de que eran los católicos los que estaban condenados. Por fin averigüé lo que tenía que hacer para ser aceptada en esta nueva comunidad religiosa y «pedí a Jesús que entrara en mi cora¬ zón». Después de haber vuelto a nacer a los doce años, me enseñaron a tratar de convertir el mundo y entré en acción en diversos grupos parroquiales, participando en encuentros de oración y evangelismo al aire libre. Dios era para mí un padre amoroso y exigente; estaba a su cuidado y pedía su dirección a través de la lectura diaria de la Biblia y En la

no ser

que

de la oración.

universidad cristiana en la cima de Lookout Mountain, en Tennessee. Después de graduarme volví a Newark, donde tra¬ Asistí

a una

bajé de directora de educación religiosa en una iglesia local. Fue aproximadamente por aquel tiempo cuando comenzó mi camino de recuperación. Estaba prometida a un alcohólico en recuperación, por lo que asistía a las reuniones de Alcohólicos Anónimos para poder en¬ tenderle mejor y comprender sus necesidades. Aún no era consciente

El principio de nuestro viaje

17

propia necesidad de curación. Había sufrido desórdenes ali¬ en el orfanato y perdí totalmente el control de mis hábitos una vez casada. Cuando nuestro matrimonio fracasó después de tres años asistí diariamente a las reuniones de Alcohólicos Anónimos. En el programa de los doce pasos encontré la versión cris¬ tiana de Dios. Al final de las reuniones se solía rezar el Padrenuestro. El «Dios» de la recuperación me era muy familiar y no tuve proble¬ mas para dirigir mi vida y mi voluntad hacia «él». En la transición que siguió al divorcio me matriculé en un curso en el seminario de Princeton. Allí fue donde comenzó mi camino de curación con la organización Hijos Adultos de Alcohólicos. Las reu¬ niones de Alcohólicos Anónimos a las que había asistido antes del di¬ vorcio no habían tocado mis heridas infantiles, se limitaban a ofrecer apoyo a las esposas de alcohólicos. Pero posteriormente Alcohólicos Anónimos había reconocido las necesidades concretas de los hijos adultos de los alcohólicos y había desarrollado un programa para ayu¬ darnos. Al mismo tiempo Adictos a la Comida Anónimos me dio una serie de herramientas de autoayuda que no había recibido en mi in¬ fancia. El plan alimenticio que me sugirieron me liberó para poder es¬ tar «más presente en mi vida» y para poder lidiar con los sentimientos que iban aflorando a medida que emergían mis recuerdos infantiles. Los estudios en Princeton me llevaron a emprender la búsqueda de un Dios que se parezca a mí. María había sido destronada al prin¬ cipio de mi adolescencia, pero su recuerdo surgió un día que un pro¬ fesor nos estaba explicando el significado del «lenguaje inclusivo», término que no me era familiar. Nos recordó nuestra primera lección respecto a Dios: que Dios es espíritu y ninguna imagen puede conte¬ nerle. Nos sugirió que experimentáramos con nombres e imágenes al¬ ternativos de Dios y que hiciéramos una lista en la que incluyéramos a de mi

menticios desde mis días

«Dios Madre».

sugerencia resultó ser revolucionaria. Me lanzó a fase de mi viaje hacia el rostro femenino de Dios. Empe¬ cé a sospechar de todo lo que se me había enseñado en nombre de la religión, luché con los nombres e imágenes de Dios, con las his¬ torias y mitos de la religión tradicional y con los conceptos de pecado, salvador y salvación omnipresentes en mi pasado religioso que habían seguido conmigo en la etapa adulta. Mientras reorgani¬ zaba y clasificaba todo este equipaje religioso comencé a observar Para mí

la primera

esta

El principio de nuestro viaje

18

Un Dios que se parece a

crisis

de recuperación desde la perspectiva de mi propio de¬ sarrollo espiritual. Después de recibir el master en Princeton trabajé de capellán en el Hospital Municipal de Boston y empecé a estudiar en el Centro Teo¬ lógico para Mujeres de Boston. Inspirada por mis valientes compañe¬ ras de estudios, creé rituales personales y meditaciones en las que imaginaba a una Mujer Dios que se parecía a mí, que sentía y experi¬ mentaba la vida como yo. Su imagen llegó amorosamente hasta las profundidades del odio que sentía hacia mí misma, obligando a salir de su escondite a los recuerdos del incesto que había sufrido y des¬ pertando el fuego mi ira. Durante algún tiempo llegué a dejar la igle¬ sia porque estaba muy enfadada con Dios padre, enfadada porque mi realidad había sido negada, enfadada porque Dios siempre había pro¬ tegido a mi padre borracho mientras yo trataba de ser una niña buena para papá y mamá. A medida que fui recogiendo los fragmentos de mi historia perso¬ nal olvidada empecé a buscar historias de mujeres en mi pasado reli¬ gioso. Me quedó muy claro que mi camino de recuperación implicaba por un lado la recuperación de mis historias personales ocultas entre los recuerdos familiares y por otro la recuperación de la historia co¬ lectiva de las mujeres de los márgenes de la historia y de la religión. Fui plasmando y trenzando cada uno de mis descubrimientos en di¬ versos rituales, obras de teatro, retiros, talleres y sermones. Viajé por todo Estados Unidos y Canadá relatando historias inexpresadas de mujeres a círculos de mujeres. A medida que las antiguas mujeres —Eva, Lilit, María, La Niña Divina, La que Derramó Su Sangre, Las Sanadoras Heridas y La Anciana Sabia— desenredaban y separaban sus historias de la omniabarcante historia del Dios masculino, las mu¬ jeres modernas fueron adquiriendo el valor de relatar sus historias inexpresadas. En los círculos de mujeres he buscado y encontrado a un Dios que se parece a mí. En los círculos de mujeres he llegado a amarme y a aceptarme como mujer. En un círculo de mujeres tomé la decisión de no recibir la ordenación ministerial dentro de la iglesia; por el con¬ trario, elegí promover la comunión espiritual entre mujeres. Actual¬ mente ofrezco una variedad de servicios de apoyo entre los que se in¬ cluyen grupos semanales de espiritualidad y de recuperación, retiros mensuales, dirección espiritual y ayuda continuada en momentos de el programa

19

mi celebración. Además, estoy comprometida

diᬠlogo permanente con las comunidades religiosas o terapéuticas. Mi trabajo consiste en recordar a estas comunidades las historias olvida¬ das de las mujeres y las verdades de la vida de las mujeres que no es¬ tán reconocidas en sus principios y teologías. Esta historia personal, tan llena de intensos problemas y de recur¬ sos sorprendentes, es la que ha hecho nacer mi trabajo con las muje¬ res. Mi compromiso es ofrecer a cada mujer la oportunidad de revisar y reordenar su pasado religioso con la intención de crear una espiri¬ tualidad autodefinida que afirme a las mujeres. Un Dios que se parece a mí surgió de este compromiso. o

Contar

a mantener un

nuestras historias en comunidad

Este libro presenta las historias de las mujeres que han asistido a los retiros y talleres que facilito, mujeres con las que he trabajado re¬

gularmente como directora espiritual. Las historias surgieron durante exploraciones grupales basadas en el material que presento en el li¬ bro. Nuestra comunidad sigue construyéndose y profundizándose en el Centro de Mujeres Círculo de la Vida a través de reuniones sema¬ nales en grupos reducidos, loterías mensuales, rituales de purificación y retiros periódicos. Nos apoyamos mutuamente en momentos de cri¬ sis, cuestionamiento, celebración y sanación; nos hemos convertido en el rostro femenino de Dios las unas para las otras. Las mujeres del grupo tienen edades comprendidas entre los veinticinco y los cincuenta y cinco años. Son afroamericanas, asiáticas americanas y euroamericanas. Entre ellas hay peluqueras, programadoras informáticas, niñeras, profesoras, secretarias, estudiantes de doctorado y terapeutas centradas en el tema de las drogas. Son ma¬ dres, abuelas, están solteras, en pareja, casadas, son lesbianas y hete¬ rosexuales. Proceden de diversos trasfondos religiosos: las hay católicas, luteranas, judías, metodistas, baptistas y budistas. Algunas carecen completamente de un trasfondo religioso formal, sus imágenes e his¬ torias les fueron susurradas por su cultura. Las mujeres cuyas historias vas a leer comparten el compromiso de reconocer la verdad de su historia personal y su vinculación con la historia de las mujeres en general. Han revisado y clasificado las imá-

Un Dios que se parece a

20

m!

historias que quedaron grabadas en sus recuerdos y han desarro¬ espiritualidad que, fluyendo de sus propias experiencias, es¬ peranzas y fuerza, afirma a la mujer. Ellas me han dado permiso para que sus historias puedan ser re¬ producidas en este libro. No he censurado las historias en el proceso de corrección ni las he interpretado. Creo que el simple hecho de contar la propia historia es muy curativo. Tal como hacemos en los grupos de mujeres, en las reuniones de autoayuda o en un encuentro terapéutico, cada una de nosotras se «muestra y dice la verdad» de su vida en estas páginas. Confiamos en que acumules coraje para sacar tus historias olvidadas y dejes atrás el silencio a medida que compar¬ genes e

llado

viaje

con nosotras.

Una visión

general del libro

mí proporciona una visión clara del equi¬ paje religioso que las mujeres llevan consigo hasta la edad adulta y una guía práctica para clasificarlo. Estás invitada a descartar lo que te Un Dios que se parece a

dañino y a tomar lo que te afirme como mujer dentro del pro¬ tu desarrollo espiritual. El libro está dispuesto en cuatro sec¬

parezca

de

ciones. La

introducción, «El principio de nuestro viaje», establece la

exploración de nuestro pasado religioso espiritualidad que afirma a la mujer.

base de una

Parte 2:

Lenguaje

e

imaginería religiosos

una

tes este

ceso

21

El principio de nuestro viaje

Parte 1: El

y

del desarrollo de

capítulo 1, «Los profundos efectos de la religión», examina la influencia religiosa sobre nuestras historias culturales, familiares y personales. En nuestra infancia no tuvimos forma de escapar a la in¬ fluencia generalizada de la religión, que sigue estando presente en vidas actualmente.

En el

2 examinaremos el lenguaje religioso

y

la imaginería

infancia. No tuvimos elección, el Dios de nuestra infancia fue masculino y hasta que no lo examinamos no somos libres de nom¬ nuestra

e imaginar a un Dios que nosotras podamos entender. Pero, una examinado, somos libres de elegir qué aspectos del Dios de nues¬ tro pasado religioso incorporaremos en el desarrollo de nuestra vida espiritual. La de Dios padre se convierte en una de las muchas imáge¬ nes curativas posibles. En el capítulo 3, «El Dios de nuestra comprensión infantil», estu¬ diaremos el poder del lenguaje y de la imaginación. Haremos inventa¬ rio de los nombres y de las imágenes de Dios que quedaron grabados en nuestras imaginaciones infantiles. En el capítulo 4, «Nuestras heridas y comportamientos inefica¬ ces: exclusión, inferioridad y dependencia», llegaremos a una com¬ prensión más clara de la relación entre nuestro pasado religioso y los comportamientos ineficaces con los que luchamos actualmente. Ha¬ remos inventario de las heridas y de los comportamientos deficitarios que son resultado de nuestra inmersión en los nombres e imágenes

brar vez

masculinas de lo divino.

capítulo 5, «Nuestra curación: el rostro cambiante de Dios», lenguaje religioso tradicional que afir¬ men a las mujeres. Nombraremos e imaginaremos a un Dios que noso¬ tras podemos entender. Haremos inventario de las herramientas didác¬ ticas de que disponemos mientras honramos el cambiante rostro de Dios tal como se muestra en nuestra experiencia personal. En el

desarrollaremos alternativas al

pasado religioso de las mujeres

El

nuestras

En la parte

de

capítulo 2, «Renuencia, ira y coraje», se te invita a unirte a un círculo de mujeres que están recuperando sus primeros recuerdos religio¬ sos. En nuestra valerosa compañía mutua reconoceremos el amplio rango de sentimientos que despierta en nosotras el viaje al pasado religioso.

Parte 3: Historias y

mitos religiosos

a la verdad de la vida de la mujer, empezan¬ pasando por la creación de los mitos y sím¬ bolos que la conforman, aventurándonos en el desarrollo de sus ciclos y ritmos, explorando su conexión con las demás mujeres y confron¬ tando el miedo a envejecer que la acompaña durante toda la vida. Se incluyen historias de mujeres procedentes de las tradiciones hebrea y cristiana, historias que nos fueron contadas en las escuelas parroquiales y en las catequesis de nuestra infancia.

La parte 3 es un

do desde

su

viaje

nacimiento,

22

Un Dios que se parece a m1

El principio de nuestro viaje

23

La

disposición de dichas historias está diseñada para que poda¬ algunos tabúes religiosos y culturales específicos que rodean el desarrollo de la vida de la mujer. No es esencial que las his¬ torias te sean familiares ya que reconocerás los temas. Estaban inscri¬ tos en las enseñanzas que recibiste en tu familia, en tu religión y en la sociedad. Inspiradas por las historias de estas mujeres, iremos más allá de los tabúes para reclamar nuestros cuerpos, para redescubrir nuestro centro espiritual y para reinventar creativamente los viejos mos

confrontar

mitos.

y el incesto, y de los factores religiosos que contribu¬ la violencia sexual contra las mujeres. Asumimos el poder de re¬ clamar nuestros cuerpos y de gritar la verdad. En el capítulo 13, «La Anciana Sabia» nos guía en nuestra explo¬ ración de las frustrantes actitudes religiosas y culturales que rodean el proceso de envejecimiento de las mujeres. Asumimos el poder de re¬ clamar nuestra sabiduría interna y «de plasmar en la realidad nuestras imágenes» de comunidades que afirmen a la mujer.

xual, la violación

yen a

En el

capítulo 6, «Fragmentos de lo olvidado», reconoceremos la mujeres en la historia religiosa que se nos en¬ señó. Delinearé el proceso de «recoger los fragmentos» y con él recu¬ peraremos las historias de las mujeres de los márgenes de la historia y de la religión para reescribir las antiguas historias desde la perspectiva ausencia de historias de

de la mujer. En los

capítulos 7 y 8, nuestras madres míticas, «Eva: La Madre «Lilit: La Primera Mujer Rebelde», guían nuestra ex¬ ploración de los mitos de la creación según la religión tradicional y sus efectos limitantes sobre las vidas de muchas generaciones de mu¬ jeres. Reclamamos el poder de abarcar tanto nuestras dotes nutricias como nuestra capacidad de acción y de crear mitos y meditaciones curativas que afirmen a las mujeres. En el capítulo 9, «María, la Madre Virgen», guía nuestra explora¬ ción de las imágenes de la feminidad distorsionadas por la cristian¬ dad, en las que la pasividad y la castidad eran los únicos ideales fe¬ meninos. Asumimos el poder de nuestra autonomía y de nuestra sexualidad y pasamos de la dependencia a marcar nuestra propia di¬ de Toda Vida» y

rección. En el

capítulo 10, «La Niña Divina» guía nuestra exploración de rodean el nacimiento de una mujer y su recepción en un mundo que prefiere a los hombres. Asumimos el poder de cele¬ brar nuestro nacimiento y de cuidar de nosotras mismas. En el capítulo 11, «La Que Derramó Su Sangre» guía nuestra ex¬ ploración de los tabúes religiosos que rodean el cuerpo de la mujer y su proceso natural. Asumimos el poder de celebrar nuestra preciosa sangre y de unirnos con otras mujeres en una comunidad de sanación. En el capítulo 12, «Las Sanadoras Heridas», Tamar y La Que Fue Cortada en Pedazos, nos guían en nuestra exploración del acoso se¬ los factores que

Parte 4: Tras el

despertar espiritual

En las partes

3, exploramos nuestra inmersión en una socie¬ religión que adoran a un Dios masculino. Penetramos en su lenguaje e imaginería, criticando todo lo que se nos enseñó. Lucha¬ mos con las viejas formas de creer y de ser, exorcizando las viejas imᬠgenes. Plantamos nuevas experiencias, imágenes e historias en el sue¬ lo fértil de nuestra espiritualidad autodefinida. Pero nuestra transformación personal sólo es el principio del viaje, 1,2

y

dad y en una

la salvación última del mundo

depende del encuentro entre lo mascu¬ lo femenino, y del ofrecimiento de nuestra fuerza, sabiduría y compasión combinadas al servicio de la humanidad. En la parte 4 reu¬ niremos los dones que el viaje por nuestro pasado religioso nos ha pro¬ porcionado y los aportaremos a nuestras relaciones actuales. En el capítulo 14, «Abiertas a conexiones saludables», explorare¬ mos los efectos de la feminidad que afirma a la mujer en nuestras rela¬ ciones con nuestros amantes masculinos, colegas y amigos. En el capítulo 15, «Despiertas a una espiritualidad que afirma a la mujer», celebraremos nuestro despertar a las perspectivas de una es¬ piritualidad que afirma a la mujer. lino y

Entremos

en el libro

Los círculos de apoyo A lo

largo del libro se

tres maneras que

invitará a unirte a círculos de apoyo de las sugerimos a continuación. A medida que vayas leyente

24

Un Dios que se parece a mí

do, elige el planteamiento

que te sea

más cómodo

o

créate

uno

Otras llaman

propio.

Un camino indirecto: la

exploración desde una distancia segura

que

Algunas querréis leer el libro de una tirada, sin interrupción. Si este planteamiento, imagina que estás leyendo el libro desde una distancia segura, explorando tu pasado religioso indirectamente a través de las experiencias de las demás. Los ejercicios serán optativos. Léelos como si fueran una parte más del texto y si uno de ellos activa tu fantasía, experimenta con él. tienes

2.

Un camino

en

el que apoyarse:

historias de experiencia, fuerza y

es¬

peranza

Imagina que estás en la reunión de autoayuda o en un círculo de mujeres. Se propone un tema y a continuación el círculo de mujeres comparte su experiencia, fuerza y esperanza contigo. Permite que sus relatos evoquen tus propias historias olvidadas. Considera la posibili¬ dad de usar un rotulador para señalar las historias o fragmentos de historias que te recuerdan a las tuyas. A continuación se te invitará a unirte al círculo con las palabras: «Imagina que estás sentada en un círculo

Añade

historia

las suyas,

compartiéndola con una escribiéndola en tu diario. Se te ofrecerán una serie de pre¬ guntas para guiar tu reflexión; si te sirven, úsalas, si no, confía en que tu propia «sabiduría profunda» te guíe durante la exploración. amiga

con...»

tu

a

o

Un camino imaginativo: una reunión

sagrada

con

la niña

que

aventura

curativa

a su

se

que

convierte

en una

lado invitándole

a contar sus

histo¬

Puede que

algunas deseéis usar este trabajo como oportunidad para familiarizaros con más historias de vuestra infancia. A medida que vayáis trabajando con las reflexiones y exploraciones del libro, es¬ tableced un lugar de reunión imaginario con La Niña Que Fuisteis. Invitadla a reunirse con vosotras en vuestro lugar favorito, un lugar seguro que recordéis de vuestra infancia: bajo la mesa del comedor, en un árbol especial, en la playa, o junto a un arroyo. Imagina que te sientas cómodamente con ella en ese lugar y que allí mantenéis una serie de conversaciones a través de los escritos y dibujos de tu diario. Juntas viajaréis por su «pasado religioso», guiadas por los ejercicios titulados «Antes de seguir adelante...» que se incluyen al final de cada capítulo. Si te gusta más la imagen del paquete o hatillo, imagina un lugar en el que poder clasificar la parte denominada «pasado religioso». Considera la posibilidad de escribir y dibujar con tu mano no do¬ minante en respuesta a las reflexiones y ejercicios. Esta técnica es de mucha ayuda para acceder a los recuerdos infantiles porque te permi¬ te dejar de lado los juicios, las críticas y las resistencias de la adulta. Experimenta con ella; las que lo hacen acaban encantadas con los re¬ sultados. Tu niña tiene muchas cosas que decir; su voz se te irá ha¬ ciendo familiar con el tiempo y la reconocerás como la voz de La Que Fuiste1.

fuiste

Llevamos nuestras infancias dentro de nosotras; no hay nada per¬ dido ni olvidado. Muchas intentamos olvidar el pasado porque lo

Almohadones de La

consideramos irrelevante para nuestra

vida adulta, pero suele dejarse y reflejarse en síntomas físicos problemáticos, en comporta¬ mientos inadecuados persistentes, en la rotura de relaciones y en las dificultades reiteradas. A algunas mujeres les ayuda imaginar este al¬ macén de recuerdos infantiles como un paquete al que llaman «infan¬ cia». El paquete contiene todos los recuerdos, impresiones, imágenes, palabras, sucesos y creencias formativas. A través del trabajo que ha¬ cemos juntas abren el paquete y exploran su contenido. notar

de sí mismas

rias infantiles.

Niña 3.

aspecto

Que Fui». Ella

facilita el acceso

can en una

recuerda sus prime¬ imagen curativa a los recuerdos de la niñez; las mujeres se embar¬

a este

años «La Niña

ros

1.

25

El principio de nuestro viaje

semana

apoyo

después de haber empezado a escribir este libro me incapaz de ponerme a trabajar. En lu-

senté frente al ordenador y era

1

Para

comentario a fondo sobre el niño interno y la técnica de dominante, véase: Lucia Capacchione, Recovery of Your Inner Child (Nueva York: Simón and Schuster, 1991). Lucia Capacchione, El poder de tu otra mano (Madrid: Gaia Ediciones, 1995). la

tener acceso a un

mano no

Un Dios que se parece a

26



de reprochármelo, escuché a esa parte resistente de mí. Surgió ansiosa y, a través del diálogo con «la ansiosa», me quedó muy claro que el nivel de atención y concentración que requería el trabajo de escribir me resultaba agobiante. Pregunté a «la ansiosa» de qué forma podía apoyarla y empecé a poner «almohadones de apoyo» en mi vida que me permitieran hacer avanzar el proyecto creativo. El primer compromiso que adquirí conmigo misma fue el de ha¬ cer cierta cantidad semanal de trabajo corporal. Extendí un cheque para pagar las sesiones del primer mes y así asegurar a mi parte ansio¬ sa que tomaba en serio sus necesidades. Cada día hacía la comproba¬ ción con la ansiosa: «¿Puedo volver al trabajo?» Y me respondía cla¬

gar

El

principio de nuestro viaje

Un círculo de mujeres



una voz

ramente

que no.

segundo almohadón de apoyo fue una reunión semanal con un de mujeres escritoras. Nos ofrecíamos ayuda y contrastábamos con otras nuestros trabajos. Volví a consultar y el apoyo todavía

El grupo unas

no era

suficiente.

fue tomarme dos días a la semana libres para recordar que mi vida era más amplia que el proyecto de es¬ cribir. A medida que fui reuniendo una rica variedad de almohado¬ nes, la parte ansiosa de mí acabó relajándose. Tres semanas después Mi

tercer

almohadón de

apoyo

escribir sin esfuerzo. Haz inventario de los almohadones de apoyo con las que cuen¬ tas en tu vida a medida que vayas entrando en las exploraciones esenciales del libro. Mereces contar con buenos apoyos en tu vida. En el inventario de Joyce se incluían masajes regulares, paseos por volví

a

buena alimentación y reuniones semanales de autoayuda. La lista de Irene incluía contacto por teléfono con amigas que la apoyaban, pasar tiempo en el jardín, hacer ejercicios de esti¬ ramiento, respirar profundamente y oír música para cambiar de es¬ la naturaleza,

tado de ánimo.

algunos de los almohadones exploración. Rodéate de ellos e incluye: Estos

la

son



Un diario.



Un



Un



que te

harán más cómoda

lugar especial en el que hacer el trabajo. tiempo para dedicarte regularmente a este trabajo. Un método para reconocer los sentimientos que puedan rar

mientras lees.

con

compartir tus intuiciones

y

el que te reúnas regularmente recuerdos.

A continuación describimos cada

uno

de

estos

para

almohadones.

Un diario Necesitarás

diario en el que registrar los recuerdos y compren¬ produzca el trabajo que vamos a hacer juntas. Incluye en él artículos que leas, poemas, sermones o ensayos que puedas escribir; guarda también en él las imágenes que te surjan y fotografías que pue¬ das haber conservado de tu infancia. Normalmente se puede encon¬ trar una fotografía de la primera comunión en los archivos familiares. Si planeas usar este trabajo para entrar en contacto con tus recuerdos infantiles, crea un diario especial para los escritos y dibujos de La Niña Que Fuiste. A medida que vayas recordando sus historias, trata de escribirlas o dibujarlas con tu mano no dominante. un

siones que

Escribir, dibujar, bailar y esculpir Para

algunas mujeres, la escritura abre la puerta de los recuerdos, y las comprensiones. Les permite tener acceso a su voz única y personal, y expresarla. Utiliza este libro como una medita¬ ción. Permite que te ofrezca el tiempo y el espacio suficientes para calmarte tanto que puedas oír tu voz interna. Anota lo que oigas. Con el tiempo te irás sintonizando con la voz. Sigue el camino que se va abriendo a través de tus escritos. Quizá tus palabras te guíen hasta una imagen. Si es así, trata de dibujarla. Esta imagen puede guiarte hasta el álbum familiar. Dedícale tiempo. Y esas fotografías pueden llevarte a escribir una carta o a crear un bai¬ los sentimientos

le. De

esta

miento

forma

se va

desarrollando la

aventura

del autodescrubri-

orquestada por tu sabiduría profunda. Así es como escribir te liberar viejos recuerdos e imágenes y te ofrece el don de pro¬ fundizar en la intimidad contigo misma. Las palabras no son el único medio de acceder a los recuerdos, sentimientos y comprensiones. Para algunas, el dibujo, el movimiento y la danza, el teatro y la escultura facilitan la expresión de su voz in¬ terna. Las artes expresivas nos hacen ir más allá de las palabras, dejan ayuda

aflo¬

27

a

Un Dios que se parece a

28



de¬

lado las barreras que a veces erigimos con las palabras para fendernos de los sentimientos y recuerdos. Siéntete libre de participar a un

ejercicios y reflexiones de la forma que mejor funcione para ti. Dibuja tus recuerdos, baila tu ira, esculpe tus heridas, colorea tu sanación. A lo largo de todo el libro encontrarás múltiples sugerencias para la expresión creativa.

en

los

Un

El principio

lenguaje, las imágenes, las historias y los mitos de tu religión infan¬ tareas requieren una delicada atención a todos los sentimien¬ tos que puedan aflorar en ti; emplea con ellos el proceso que describi¬ mos a continuación. Es probable que surjan resistencias, ansiedad, ira y miedo. En lugar de resistirte a ellos considerándolos intrusos, abrᬠzalos como amigos y compañeros fieles que te aportan una informa¬ ción muy valiosa. til. Estas



A las mujeres se nos

Un tiempo





sagrado •

los demás. Susan

Como mujeres se nos ha enseñado a hacer tiempo para Ahora te invitamos a apartar un poco de tiempo para ti misma.

dedicar treinta minutos diarios a su tiempo sagrado. No nada que no sea realmente urgente la interrumpa. Su fa¬ milia respeta su compromiso consigo misma y ha aprendido a resolver las dificultades con las que pensaban que sólo mamá podía lidiar. A medida que vayas avanzando en el libro, rodea cada lectura y cada experiencia de meditación de silencio. Tómate tu tiempo. Planea dedicar al menos dos semanas a cada capítulo, tres si trabajas en grupo. Lee cada capítulo a un ritmo constante la primera vez, después vuelve a él y entra plenamente en los apartados que más te hayan tocado.

se

propuso

permite

como

compañeros

largo del libro te invito continuamente a confrontar tus jas imágenes, a cuestionar las creencias no examinadas y a luchar A lo

vie¬ con

A medida que

surja un sentimiento, respíralo sin hacer ningún juicio. Permite que la respiración masajee el sentimiento y te ayude a reconocerlo. Imagina que el sentimiento es un amigo, invítale a tomar el té contigo. Dale una voz a través de palabras o imágenes, dialoga con él en tu diario y escucha lo que tenga que decirte. Pregún¬ tale: «¿Ansiosa..., miedosa..., resistente..., enfadada..., cómo podría apoyarte?» Habla de tus sentimientos con las mujeres de tu grupo de apo¬ yo o con una amiga, madrina o terapeuta. Elige a alguien que no categorice los sentimientos como buenos o malos. Pídele a esa persona que sea testigo de tus sentimientos sin tratar de sa¬ carte de ellos o de hacerte sentir mejor. Si eliges emplear este trabajo como una oportunidad de fami¬ liarizarte con la niña que fuiste, permite que los sentimientos históricos que se desatan a través de nuestro trabajo común se expresen en dibujos y escritos realizados con tu mano no domi¬ nante.

que

Los sentimientos

29

el

lugar sagrado

ha enseñado a crear y a mantener espacios para los demás. Aquí te invitamos a crear un espacio sagrado para ti misma. Susan creó un espacio cómodo y seguro en una esquina de la oficina que tiene en su hogar. Colgó sus obras de arte de las paredes y le añadió almohadones confortables. Allí es donde se retira para leer, escribir y meditar. Jen tiene una «habitación propia» que es un garaje reciclado; en ella pinta, escribe, baila y medita. Encuentra tu propio espacio seguro y lleva a él una vela, una jarra de agua, un cuenco y tus símbolos personales de la búsqueda espiritual. El propósito de estos objetos irá quedando claro a medida que avancemos en el libro.

de nuestro viaje

Un círculo Si

de mujeres

posible, invita

de mujeres a unirse a ti en este es¬ donde buscamos y encontramos un Dios que se parece a nosotras. En los círculos de mujeres es donde llega¬ mos a amarnos y aceptarnos como mujeres, donde nos sentimos capa¬ ces de desarrollar una espiritualidad que afirma a la mujer. Además, el grupo te ofrece un foro permanente donde puedes compartir lo que aprendes y te anima a mantener tu compromiso con la exploración. Elige un grupo de no más de seis mujeres, mujeres en las que es

tudio. En

estos

a un grupo

grupos es

Un Dios que se parece a

30

m1

confíes y con las que puedas mostrarte creativa, cuestionadora y abierta de mente. Elige a mujeres que se comprometan a mantener reuniones semanales de dos horas

durante

un

periodo de

entre

seis

Si es posible, a cada miembro del grupo se le invita¬ incorporar el contenido de los capítulos en su meditación y re¬

y nueve meses.



a

flexión diarias. Las vidas de la

mayoría de las mujeres están tan llenas

de activida¬

realis¬

des que hacer «tareas» entre reuniones es una expectativa poco ta. En cada reunión, destinad un tiempo a leer el capítulo o fragmen¬

capítulo correspondiente. El óptimo es destinar al menos dos cada capítulo en las partes 1, 2 y 4, y tres semanas a cada capítulo de la parte 3. Rotad el cargo de facilitadora, que es la respon¬ sable de dividir cada capítulo en porciones a leer y trabajar semanal-

to

del

semanas a

mente.

Mantened •

• •

unas

directrices simples:

regularmente para que se pueda crear un ambiente de confianza. Confidencialidad: lo que se escucha en el grupo no sale de él. Horario: haced un esfuerzo por comenzar y acabar las reunio¬ Asistencia:

nes a

es

esencial comprometerse a acudir

tiempo.

Mantened

un

formato simple:

Empezad con la Oración de la Serenidad: (permitid el tiempo necesario para que cada mujer pueda lla¬ mar en voz alta a un Dios de su comprensión: Diosa, Espíritu Creador, Voz Interna)... dame la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar, el coraje de cambiar las cosas que puedo y la sabiduría de distinguir entre ambas. 2. A continuación, dedicad tres minutos a pasar lista y saludar. Invitad a cada participante a compartir lo que haya traído al círculo esa noche: la celebración del fin de un proyecto, frustración por un conflicto no resuelto con un compañero o amigo, ansiedad respecto a un evento próximo. Esta forma de compartir os permite reconocer y soltar lo que viene del pasado y del futuro, os libera para estar plena¬ mente presentes y poder integrar los desafíos, apoyos, comprensiones 1.

Dios

El principio

y

curación

de nuestro viaje

está

que

a vuestra

total: veinte minutos).

31

disposición

en este momento

(tiempo

Leed cada sección en voz alta o en silencio, tal como el grupo haya decidido (veinte minutos). 4. Concédeos algún tiempo para tomar notas personales o hacer un dibujo en respuesta a la lectura (veinte minutos). 3.

lo

5.

Volved

juntaros. Cada mujer añadirá su historia a las que se compartido en el texto. Este compartir durará una hora. Para que cada mujer tenga la oportunidad de participar necesitaréis que al¬ guien controle el tiempo. Si hay seis mujeres en el grupo, cada una dispondrá de diez minutos. Tal vez queráis rotar en el cargo de crono¬ a

han

metradora. Permitid que cada mujer comparta sus sentimientos e historias sin interrupción. Este planteamiento «sin conversación cruzada» nos

ayuda a ser responsables de nosotras mismas y a respetar el viaje sa¬ grado de cada una. Sé testigo y reconoce la historia de cada mujer en silencio. El poder curativo de la escucha silenciosa es asombroso. Ob¬ serva

lo que ocurre

en

ti cuando

Finalmente, cuando

os

demás si lo deseáis. 6. Acabad con

una

nes una

sintáis

en

de «escuchar simplemente». confianza, pedid la opinión de las

tratas

oración. Practicad las oraciones y

meditacio¬ emplead plegaria significativa surgida de la experiencia personal o grupal.

inclusivas tal

como se van

introduciendo

en

el

texto o

¿SI

pasado

^eJi0Íoso a

las mujeres

(Sapítulo

1 Sea cual

sea la condición de la Iglesia en este momento históri¬ podemos permitirnos ignorar o descartar a la ligera los pro¬ fundos efectos que los siglos de poder eclesiástico siguen teniendo sobre cada una de nosotras actualmente, por muy lejos que nos encontremos del pulpito o del altar.

co, no

Merlin A

religión afecta

stone, Wben God

was a

Wotnan

poderosamente cada aspecto de la vida de mujer. Es imposible entender plenamente nuestro pasa¬ do personal si no reconocemos y exploramos la realidad reli¬ giosa que nos ha conformado. La religión nos persigue a través de siglos de historia cultural: el Dios de Abraham, Isaac y Jacob; el Dios uno y trino de la cristiandad; las Escrituras hebreas y la Biblia cristiana; y todos los mitos, historias y rituales religiosos que están profundamente entramados en todos los aspectos de nuestro tejido social. Nuestras historias personales es¬ tán conformadas y dirigidas por la historia, la cultura y los tabúes del mundo en el que vivimos. Es imposible desenmarañar nuestra histouna

Un Dios que se parece a mi

36

personal de la historia más amplia de las mujeres como colectivo. La religión nos persigue —a través de décadas de historia fami¬ liar— en el diseño de la relación de nuestros padres y en las actitudes, ria

Los profundos efectos

gen

de las costumbres,

nacimiento. Cada

su

con

todo detalle.

de la religion

pautas y

una

de

actitudes

37

que

les han rodeado desde

pautas será tratada más adelante

estas

Aquí simplemente

reconoceremos

su

presencia

lecciones y expectativas que rodearon nuestra infancia. Muchos los patrones de vida, de las actitudes genéricas y de las miliares que nuestras familias daban por supuestas hunden sus raíces

nuestra

palabras, historias y mitos religiosos. No había manera de esca¬ par a la omnipresente influencia de la religión en nuestra infancia. La religión nos persigue en los días y momentos de nuestra histo¬ ria personal. Llevamos con nosotras el lenguaje y las imágenes de la religión tradicional en nuestra vida adulta mucho después de que ha¬ yamos descartado un conjunto específico de creencias religiosas. En las heridas y comportamientos impropios que nos molestan y alteran en la edad adulta están grabados los patrones de vida, las actitudes genéricas y las costumbres familiares enraizadas en nuestro pasado re¬

heridas de su niñez y a cómo les influyen en el presente, y hacer elecciones saludables basadas en un

de costumbres fa¬

en

las

ligioso.

familia'.

Las mujeres cuyas común de desenterrar

cia sí mismas y a

hacia

continuación tienen

historias sus

vais

en

leer comparten el compromiso infantiles, prestar atención a las

a

recuerdos

aprender a profundo compromiso ha¬

sus

hijos. Muchas de las historias que incluimos y un desarrollo más amplio a lo largo del

un eco

libro. En las

iglesias y sinagogas de nuestra infancia no había rituales celebraran el poder de dar a luz de las mujeres. Según los mitos religiosos, el mundo fue traído al ser por un Dios masculino y la mu¬ jer fue creada del hombre. En una sociedad que adora a un Dios mas¬ culino, la vida del padre es más valiosa que la de la madre. Los padres son superiores en todos los aspectos y las madres no deben poner en que

cuestión

esa

superioridad.

La influencia religiosa en nuestra familia Los niños queríamos que mamá saliera de

de origen y

pre era

al rastrear su procedencia más de dos o generaciones encuentre que sus predecesores no estaban pro¬ fundamente inmersos en las actitudes y valores de una de las reli¬ giones orientadas hacia lo masculino. Por esta razón las presiones religiosas no nos son tan lejanas como nos gustaría creer. MERLIN STONE, When God Was a Woman Es

rara

le animábamos

la familia que

la misma:

a

casa.

un trabajo, pero su excusa siem¬ trabajar heriría el ego de vuestro padre.

que encontrara

si fuera

a

SUSAN

tres

Durante las décadas de los cuarenta y

que

la religión

bres sociales mente

no

enraizadas

nuestro

trabajo

en

en nada a su formación— reflejan costum¬ pautas familiares y actitudes genéricas clara¬

afectó

comunes,

pasado religioso colectivo. A través de común, las mujeres han tomado conciencia del ori¬

en nuestro

Nuestra madre

algo

era

más lista y

que supuestamente no

mundo sabe que

más fuerte que papá. Esto era debíamos reconocer porque todo el

los papás deben ser más listos y fuertes que las aparentábamos, incluida mamá. Tenía que aparen¬ tar que no sabía lo que sabía y que no podía hacer lo que podía ha¬ mamás. Todos

de los cincuenta, cuando la

mayoría de las mujeres con las que trabajo eran niñas, la influencia de la religión estaba muy extendida y su importancia era incuestionable. Las historias que he reunido —tanto de las mujeres a las que la reli¬ gión les era impuesta en las iglesias como de las que están seguras de

Estaba aburrida

cer.

No

es

de extrañar que estuviera comiendo

constantemente.

JEN En las que

1

iglesias y sinagogas de nuestra infancia no había rituales celebraran el nacimiento de las niñas. Según las costumbres y miVéase Merlin Stone, When God Was

Jovanovich, 1976),

p.

239.

a

Woman (Nueva York: Harcourt Brace

Un Dios que se parece a mí

38

Los profundos efectos

debía honrar el nacimiento de los niños. El signo del sólo era para los niños. En una sociedad que adora a un Dios masculino, los hijos son más im¬ portantes que las hijas. Los niños son educados para administrar y go¬ bernar el mundo, mientras que las niñas son educadas para atraer y tos

religiosos

La sensación

se

convenio (con Dios) —la circuncisión—

cuidar

a

agudo de estar en los laterales. El lugar apropiado para mí era el de una observadora pasiva. Se esperaba que me comportara como una señorita y era comparada constantemente con mis primos que tenían aproximadamente mi edad. No hacían nada que yo no pudiera hacer ni conseguían me¬ jores resultados escolares; sin embargo, las conversaciones de mi casa se centraban en ellos. Se alababan sus logros mientras que mi hermana y yo carecíamos de importancia.

me educó para ser un juguete sexual del hombre, para coci¬ hacer la limpieza. Como madre, transmití esta «educación» a mis hijas. Esperaba de ellas que hicieran lo más pesado de la lim¬ pieza. Mi hijo era atendido por las mujeres de la casa. Las niñas te¬ nían que prestar atención a su peso y apariencia de una forma que nunca se esperaba de él. Animé la vida romántica de mis hijas pre¬ guntándoles continuamente por sus novios. Sentía que tenían que tener un hombre en su vida, porque estar sin un hombre era estar incompleta.

el mundo que me rodeaba

era:

mantengámos¬

la vida de la mujer

era

Karen

Conseguir superar el primer periodo fue un gran logro. Nadie explicado nada. Mi madre sólo me dijo «toma», y me pasó la caja de Tampax. Convertirse en mujer tenía mucho de des¬ agradable y secreto.

sentido muy

LlZ

39

limpio, aseado y oculto. Este elemento de inaceptable.

había

me

un

en

lo

los hombres. De niña tenía

de la religión

Emily Las

imágenes de mujeres fuertes y autónomas estaban exiliadas religiosa que se nos enseñó. Las imágenes de mujeres pasivas eran elevadas al rango de ideales a emular. En una sociedad que adora a un Dios masculino se aplaude a los hombre decididos e independientes, pero a las mujeres decididas e independientes se les insulta y aisla. de la historia

Se

nar

y

Teresa

iglesias y sinagogas de nuestra infancia no había rituales celebraran el flujo de sangre de las mujeres. Según las costumbres y mitos religiosos, la sangre de los animales sacrificados se ofrecía en ceremonia y se honraba la sangre del salvador. En una sociedad que adora a un Dios masculino, el niño se parece a Dios. Su parecido a lo divino le confiere poder y privilegios. El cuerpo de la niña y sus pro¬ cesos naturales son «otra cosa» que Dios. Ella es un «varón mal con¬ cebido»; la vergüenza y el «ser otra cosa» le acompañan durante toda En las

que

su

vida.

Mi tía abuela

no se

casó. Tenía

propia forma de pensar y el pensaba que estaba fuera del tiesto. No se me permitía estar mucho tiempo con ella porque no querían que si¬ guiera sus pasos, pero era la mujer más feliz de la familia, ¿por no resto

su

de la familia

habría de

querer ser

como

ella?

Teresa En mi

familia, y en la Iglesia Católica, había ciertas opiniones prevalecientes que no podían cuestionarse. Eran las opiniones de mi padre y del Dios masculino del catolicismo. Recuerdo que, in¬ cluso con mis compañeras, me quedaba en silencio hasta que po¬

día sentir los pensamientos de las demás. Sólo a

salir

con una

opinión

que no

entonces me

hiciera olas. Las chicas

arriesgaban a tener un pensamiento guidoras, no originadoras. se

o

idea original.

casi

atrevía nunca

Éramos

se¬

Sharyn La tradicional elevación religiosa del Dios masculino tolera el ceso sexual de los hombres a sus esposas e

ac¬

hijas. Las imágenes de mu-

Un Dios que se parece a mí

40

jeres sexualmente autónomas no tenían cabida en la historia religiosa que se nos enseñó y las imágenes de mujeres castas y sumisas se eleva¬ ban al grado de ideales a emular. En una sociedad que adora a un Dios masculino, el cuerpo del niño está sujeto a impulsos sexuales in¬ controlables mientras que el de la niña es vulnerable a esos impulsos desde el nacimiento. «Los chicos siempre serán chicos» aunque crez¬ can y se casen, mientras que a las chicas más les vale ser vírgenes antes de

casarse

y

fieles

a sus

maridos

en

Los

profundos efectos de la religión

41

Temo el aislamiento y

el rechazo que parecen acompañar al envejecimiento de la mujer. Mi madre estuvo al servicio de todos los que la rodeaban pero no preparó un futuro para sí misma. Se¬ gún fue haciéndose mayor se vio rechazada e ignorada por nuestra propia familia y por el mundo. A papá le ocurrió lo contrario, se volvió más influyente con la edad.

Joan

el matrimonio. Mucho

En mi adolescencia mi madre temía acostara con

las

la posibilidad de

chicos. Me hacía insinuaciones

prefieren vírgenes.» Estoy

segura

de

como:

que

que me

«Los hombres

mi hermano

nunca

oyó nada parecido. Y cuando mi hermano estaba viviendo con una mujer, para mi madre era una «ramera» porque dormía con él

nupcial. Nunca se refirió a mi hermano en los les juzgaba con el mismo criterio. A sus ojos, influenciada por la Iglesia, el cuerpo de la mujer era sometido a un escrutinio mucho más duro que el del hombre.

fuera del tálamo

mismos términos, no

Annette

íbamos en el coche con mi padre, él hacía comentarios sobre las mujeres que pasaban por la calle. Hablaba de sus cuerpos, criticándolas, y de cómo flirtear. Éste era el tipo de lecciones que daba a mi hermano sobre cómo relacionarse con las mujeres. Cuando se lo dije a mi madre porque pensaba que era algo equivocado, ella defendió a mi padre. Según su parecer, era normal que los hombres objetificaran a las mujeres. «Los hombres no pueden evitarlo. Depende de nosotras no exci¬ tarlos», me dijo. De niños,

cuando mi hermano

y yo

Mary

iglesias y sinagogas de nuestra infancia no había rituales que celebraran la llegada de la estación postreproductiva en la vida de una mujer. Según las costumbres y mitos religiosos, eran los ancianos los que presidían los ritos sagrados de la infancia en el hogar y en la casa de Dios. En una sociedad que adora a un Dios masculino, el niño mira al futuro para crecer en estatura y riqueza a medida que se hace mayor; la niña no está preparada para hacerse mayor y lo detestará. En las

después de descartar un conjunto dado de creencias reli¬ giosas, muchas costumbres, pautas y actitudes debilitantes siguen for¬ mando parte del concepto que tenemos de nosotras mismas y contri¬ buyen al comportamiento ineficaz que acaba llevándonos a los grupos de apoyo de mujeres, a las reuniones de autoayuda o a la consulta del terapeuta. Consideremos o no que nuestra familia era religiosa, la om¬ nipresente influencia de la religión en nuestros años formativos no puede ser ignorada. A medida que vayas leyendo el libro irán quedan¬ do claras las conexiones entre tu pasado religioso y las heridas y com¬ portamientos impropios que tanto te alteran en tu vida adulta.

La influencia

de la

religión

en nuestra

vida actual

La

causa

nentes es

de que los símbolos

religiosos

tengan

efectos

perma¬

le gusta el vacío. Los sistemas de símbolos no pueden rechazarse sin más, deben ser reemplazados por otros. Si no se reemplazan, la mente volverá a las estructuras que

le

que a nuestra mente no

son

familiares

en momentos

de crisis, confusión

Carol christ, Muchas de las mujeres cuyas

o

derrota.

Womanspirit Rising

historias vas a leer dejaron hace

cho tiempo las instituciones religiosas y descartaron al Dios de fancia. Se abrieron camino en el espacio abierto de la

mu¬

su

in¬

espiritualidad buscando alternativas a la religión de su niñez. Algunas exploraron las religiones orientales y experimentaron con la espiritualidad Nueva Era. Otras se unieron a la Iglesia unitaria, a grupos de mujeres que practican rituales o a las reuniones de los doce pasos. Muchas de ellas

Un Dios que se parece a mí

42

los profundos efectos

espirituales a un terapeuta. Pero, por mu¬ de distanciaran su historia personal, llevaban consigo su pasado religioso a cualquier camino espiritual que eligieran en su vida adulta. En ningún lugar del camino... ni en la literatura Nueva Era, ni en los círculos de mujeres, ni en las consultas de los terapeutas, ni en las comunidades de recuperación se les ofrecieron los recursos nece¬ sarios para clasificar y aclarar los remanentes de su pasado religioso. plantearon

de la

religión

43

He llevado el Dios masculino

sus preguntas

conmigo a todas las explora¬ espirituales de mi vida adulta. Por muy listos que puedan haber sido cambiándole de nombre para hacerlo más Nueva Era o más inclusivo, la imagen que surgía en mi mente era la de un Dios masculino, sólo que con el nombre cambiado. Y algu¬ nos grupos ni siquiera se molestaban en cambiarle de nombre, era el mismo Dios masculino reformulado, pero seguía siendo

cho que se

ciones

masculino. La

Teresa

espiritualidad Nueva Era

las que trabajo se consideraban bus¬ haber descartado todos los restos de la religión de su infancia. Pero habían pasado sus años formativos asis¬ tiendo a la escuela parroquial, a la catequesis o a la escuela hebrea y llevaban consigo el sello indeleble de las imágenes y mitos de estas primeras experiencias religiosas. Y, curiosamente, el Dios de su infan¬ cia se abrió camino hasta la espiritualidad Nueva Era, trayendo consi¬ go una confusa mezcla entre lo viejo y lo nuevo. Algunas de las mujeres

con

La

cadoras de la Nueva Era por

El libro de Marianne Williamson A Return to Love está basado en las enseñanzas de «Un Curso de Milagros», una guía a las verdades

espirituales universales. Muchas han gravitado hacia él en busca de una alternativa a la religión tradicional y, en el camino, se han encon¬ trado con el padre y el hijo que habían dejado atrás. Consideremos es¬ tos pasajes de su libro (la cursiva es mía): Dios

engendró

misma forma. Para

creó un solo hijo y Él nos ama a todos de la El, nadie es diferente o especial porque nadie

y

separado de los demás2. problema que subyace en nuestra necesidad de decir a Dios lo que tiene que hacer es nuestra falta de confianza. Tenemos mie¬ do de dejar las cosas en manos de Dios porque no sabemos lo que Él hará con ellas. Tememos que Él pierda nuestro archivo3. está

El

2

Marianne

gina 95. 3. Ibíd.,

p.

Williamson, A Return to Love (Nueva York: HaperCoIlins, 1992), pᬠ183.

espiritualidad de las mujeres

Algunas de las mujeres con las que trabajo han redescubierto una espiritualidad centrada en la Tierra. En sus círculos rituales y en sus cánticos emplean imágenes alternativas de lo divino, pero, cuando es¬ tán en «automático», su Dios sigue siendo masculino. Las viejas imᬠgenes no han sido exorcizadas, el Dios masculino de su pasado reli¬ gioso sigue estando tan presente en su imaginación como cuando eran

niñas.

A través del

trabajo que hacemos juntas les ha ido quedando cla¬ la imagen de un Dios exclusivamente masculino había dejado huella en algo más que en su imaginación. Hasta ser exorcizado, «él» seguía afectando silenciosamente sus vidas y relaciones y su presencia ro

que

en

el mundo.

Pretendo

pide

que

riéndome

no

rellene a

tener

formación religiosa,

pero

cuando

se me

cuestionario sobre espiritualidad, sigo refi¬ Dios como «él». Esto me sorprende y me preocupa. un

¿Cómo ha llegado «él» hasta allí? Pienso en cambiar el pronom¬ bre «él» por «ello», pero me siento muy incómoda con la idea.

«Él»

sin ser invitado incluso en mi círculo de mujeres. De la sensación de un Dios masculino estaba profun¬ damente arraigada en mí. aparece

alguna

manera

Jane

44

Un Dios que se parece a mí

Psicoterapia Para muchas

do

a

sión,

mujeres la consulta psicoterapéutica ha reemplaza¬

los confesionarios de

su

infancia. En

lugar de acudir al ministro

momentos

de crisis y ten¬

rabino, piden cita a un terapeu¬ ta. Una vez liberada la tensión inicial, las preguntas más profundas suelen salir a la superficie y las mujeres toman conciencia de la dimen¬ sión espiritual de la vida. Aunque sienten que la religión y la espiritualidad son cosas dis¬ tintas, no tienen palabras para describir su espiritualidad emergente aparte del lenguaje de su pasado religioso. Buscan la guía y el apoyo de sus terapeutas para clasificar y responder a sus preguntas y para desarrollar una espiritualidad personal. Muchos terapeutas etiquetan este cuestionamiento de «religioso» y desvían a las mujeres de su búsqueda. Hasta que empezaron este programa de estudios, muchas de estas mujeres se sentían en un terre¬ no de nadie entre su pasado religioso y su deseo actual de mantener una conexión espiritual, con muy poco o ningún apoyo por parte de la comunidad terapéutica. en

o

Trabajé durante varios años con una terapeuta que hablaba de siempre empleaba el pronombre «él» para referirse a Dios y asumía que ésa también era mi compren¬ sión. Yo me erizaba cada vez que decía «él».

los profundos efectos

de la religión

45

de los Doce Pasos. El primer paso —«admitimos que no tenemos po¬ der sobre el alcohol y que nuestras vidas están fuera de control»— les resultaba relativamente fácil de aceptar. Era la falta de control sobre sus vidas la que les había llevado a buscar una comunidad de

ayuda. segundo paso —«creemos que un poder mayor que nosotros mismos podría devolvernos la cordura»— era más difícil de aceptar. Los antiguos miembros hablaban de «llegar a creer» en un Dios o Po¬ der superior. Este tipo de discurso sobre Dios activaba sus primeras actitudes, creencias y experiencias religiosas. En su interior se acumu¬ laban imágenes de confesionarios y Días de la Expiación, punzadas de culpabilidad y vergüenza, y voces enjuiciadoras de rabinos y sacer¬ El

dotes.

Pero

necesitaban desesperadamente el programa de apoyo, algunas de ellas retorcieron la imagen de su Dios (o ausencia de Dios) hasta darle una forma que creyeron aceptable. Volvieron a poner en los armarios las imágenes religiosas de su infancia para acallar las punzadas de culpabilidad y silenciar las viejas voces enjuiciadoras. Pensaron equivocadamente que ignorando su pasado religioso acaba¬ rían creyendo en el Dios presentado por el programa. Otras abando¬ naron el programa por ser incapaces de «entender o aceptar la parte como

sobre Dios».

Dios ocasionalmente. Ella

susan

Cuando entré

padre

mi terapeuta

alejaba la discusión hacia otros terrenos. A ella pare¬ religión y yo, siendo una buena chica, nunca la

cía incomodarle la cuestioné

a este

respecto.

Jane El Dios del programa Otras en

de los Doce Pasos

mujeres, agobiadas

la adicción de

otra

Hijos Adultos de Alcohólicos

medio de las nubes con su larga barba imagen me hizo sentirme incómoda.

en

cio. Esa

El Dios masculino de mi infancia era un compañero en la dis¬ función de mi familia de origen pero, cada vez que lo mencionaba,

en

y

leí el

segun¬

do paso, me recordó mi primera visión católica de Dios, el anciano y

el libro del jui¬ Sharyn

Mi respuesta a

lo que se decía sobre Dios en el programa era ambigua. Una parte de mí se sentía aliviada de pensar que podía confiar en un poder mayor que yo misma. La otra parte de mí es¬ taba avergonzada de oír hablar del Dios cristiano porque no me ofreció la comodidad que anhelaba de niña. Sus mensajes eran muy contradictorios.

jen propias adicciones o atrapadas buscaron asistencia en la comunidad

por sus

persona,

Un Dios que se parece a m1

46

La

influencia de la

religión

los profundos efectos

En el

en nuestra

de la religión

47

principio mismo

espiritualidad original

Algunas creencias son como anteojeras que cortan nuestra ca¬ pacidad de elegir nuestra propia dirección. Otras creencias son puertas que nos abren amplios espacios por explorar. sophia FaHS, It Matters

What You Believe

En el principio mismo de su vida la niña tiene acceso al Espíritu de Vida, que le es tan próximo como la respiración que le llena y le conecta con todo. No está sola. Su espíritu es uno con el espíritu de

amada abuela, con el de su roca favorita, con el árbol y La niña desarrolla su propia manera de contactar con el su

la estrella. Espíritu de

todas las

cosas.

Escala

Mientras estaba

retiro de oración y

meditación recordé la historia de una niña vibrante de vida que el primer día de escuela tomó las pinturas y se puso a dibujar animadamente. Llenó el papel de flores de todos los colores. Su dibujo sorprendió a la profesora, que le preguntó qué estaba haciendo. «Estoy pintando flores», res¬ pondió la niña. La profesora le dio una reprimenda: «Las flores son rojas y las hojas verdes. No hace falta ver los colores de manera dife¬ rente a como siempre se han visto.» La niña exclamó: «¡Oh, no! Hay colores en el arco iris... tantos colores en el sol de la mañana... colores en las flores...Y yo los veo todos.»

tantos

tos

en un

tan¬

profesora le dijo a la niña que era una insolente y la mandó a un esquina diciendo: «Las cosas deben hacerse de una manera determina¬ da. Debes dibujar las flores con los mismos colores y formas de siem¬ pre.» En el momento en que la niña necesitaba que su vitalidad, su voz y su espíritu fueran aceptados y apoyados, se la avergonzó y se la aisló. Tras su aislamiento estaba convencida de que seguir sus propios impul¬ sos era malo y de que había que seguir las fórmulas prescritas. Atemori¬ zada y sola, la niña se retractó y repitió como un loro las palabras de la maestra: «Las flores son rojas y las hojas son verdes. No hace falta ver las flores de una manera diferente a como siempre han sido vistas.» Años después la niña fue trasladada a otra escuela. Su nueva pro¬ fesora dijo que dibujar debía ser algo divertido y empezó a cantar la letra de la canción de Harry Ghapin, «las flores son rojas»: «Hay tan¬ tos colores en el arco iris, tantos colores en el sol de la mañana, tantos colores en las flores. ¡Y puedes usarlos todos!» La niña, impasible, pintó las flores en hileras ordenadas, verdes y rojas4. La

4

Historia

adaptada de Harry Chapín, grabada de Legends of the Lost and Found (Elektra Records, 1979). El género del niño ha sido cambiado de él a ella.

árbol y se sienta

en las ramas a escuchar. Le encanta el también escucha sus sonidos. Tiene una amiga especial, una roca a la que da nombre, y va a comer con ella en cuanto tiene oca¬ sión. Deja la ventana junto a su cama abierta incluso en las noches más crudas del invierno porque le encanta sentir el aire fresco en su cara. Se tapa hasta la barbilla y escucha al misterioso cielo nocturno. Cree que su abuela está presente aunque todos los demás digan que está muerta. Cada noche se pone la cortina sobre los hombres para preservar su intimidad y mirando por la ventana que está junto a su cama escucha a la abuela y le reza en silencio. Su imaginación es libre durante algún tiempo, no necesita sacer¬ dotes ni profesores que le describan a «Dios». El Espíritu irrumpe es¬ pontáneamente en expresiones coloristas y únicas. Dios es la abuela; el titileo de una estrella lejana; la suave brisa que baña su cara; la pací¬ fica y tranquila oscuridad después de que todos se hayan dormido; y todos los colores del arco iris. Y como es una niña, su experiencia y la expresión de su espíritu son únicamente femeninas. Fluyen de su esencia tan naturalmente como la respiración. El Espíritu del Univer¬ so pulsa a través de ella. Está llena de sí misma y es muy buena.

bosque

a un

y

Nuestra herida Pero

hay quienes

se

única de la niña que no

sienten amenazados

puede

ser

contenida

por

la espiritualidad

en una

doctrina

o cre¬

do. Con buena voluntad o de manera abusiva tratan de aprisionar¬ la. Le pondrán nombres y etiquetas si insiste en

píritu del árbol, Se le dice:

comulgar

con

el misterioso cielo

nocturno o con

con

el

es¬

la abuela.

48

Un Dios que se parece a m!

Los profundos efectos

Orgullosa, tu

abuela

no es

Dios sólo tiene

Dios;

tampoco

lo

son tu

estrella o

tu roca

favoritas.

un

La niña acabará dando la

espalda a La Llena del Espíritu que una espiritualidad original se quedará confinada dentro de unas líneas aceptables por la religión. Se le enseñará la forma adecua¬ da de imaginar y nombrar a Dios. «Él» le será transmitido a través de palabras, imágenes, historias y mitos conformados, escritos y expresa¬ dos por hombres. Para sobrevivir adoptará el Dios que se le da por¬ que rebelarse es demasiado peligroso. Si se atreve a ir más allá de las líneas se le tachará de herética, descarriada o bruja. El miedo al aban¬ dono y al aislamiento son tan fuertes que posiblemente nunca cuestio¬ nará al Dios de sus primeros años. La Llena del Espíritu se queda dormida. Se despierta de vez en cuando para recordar a la niña-que-se-ha-hecho-mujer lo que una vez supo, pero estos recuerdos periódicos son dolorosos. La mujer llena vez

su

fue. Su

vida de distracciones para no tener que oír su pequeña voz interna

llamándole

a

volver

a casa... a su

propia espiritualidad.

Nuestra sanación

Años más tarde

profesores entran en su vida: una terapeu¬ de autoayuda, un círculo de mujeres, una amiga querida quizá incluso este libro. Le recuerdan lo que una vez supo:

ta, un grupo o

Dios

nuevos

49

Madre, Hija y Anciana Sabia. madres, en tus hijas y en ti. Dios es el Dios de Sara y de Agar, de Lía y Raquel. Ella es la Madre de Toda Vida y benditas sean sus hijas. Eres una chica-mujer hecha a su Imagen. Puedes correr rápido, jugar duro y trepar a los árboles. Eres Batwoman, bombera Diosa. y El espíritu del Universo pulsa a través de ti.

el Padre, el Hijo y

el Espíritu Santo. Él se encuentra en la iglesia, en los cielos, en el Libro Sagrado, pero no en ti. Dios es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Él es el Dios de padres e hijos, las hijas no tienen nada que añadir en este asunto. Recuerda: como era en el principio, ahora y siempre. Sólo los niños pueden correr rápido, jugar duro y trepar a los árboles. Sólo los niños pueden ser Batman, bomberos y Dios. A las ni¬ ñas no les está permitido. Por los siglos de los siglos. Amén. es

religión

Llena del Espíritu, tu abuela es Dios y también lo son tu estrella y tu roca favorita. Dios tiene muchos nombres y muchos rostros.

nombre y un rostro. No tendrás otros dioses que él.

Dios

de la

es

Se

encuentra en tus

Permanece llena de ti misma. Eres buena. Eres muy

buena.

Una invitación

Negar

tu

pasado religioso

historia. Es esencial echarle

ignorar una parte significativa de tu ojeada con detenimiento por el bien poder aportar los dones de la conciencia, es

una

de la niña que fuiste y para la liberación y la verdad a los niños del presente.

Hayas sido influida directamente por la religión o hayas sido reci¬ piente indirecto de su lenguaje e imágenes a través del susurro cultu¬ ral, te invito a entrar en tu pasado religioso para descubrir y clasificar los primeros nombres, imágenes y creencias que encuentres allí. Te invito

a

contar tus

historias,

sentimientos. Te invito

caigan al suelo y

a

mueran.

tualidad nacida de

a

plantear

tus preguntas, a reconocer tus

soltar las viejas imágenes, permitiendo que Nutrirán el suelo del que brotará una espiri¬

experiencia de mujer. a medida que lees. Toma lo que te guste, incorpora las comprensiones valiosas a tu camino de vida y deja el resto. Tú eres la experta, este libro sólo es una guía en el camino, una comadrona que ayuda a lo que está preparado para nacer. Aquí no se ofrecen remedios mágicos, más bien se te invita a volver a casa, a ti misma, a ser la persona vital, expresiva y Llena del Espíritu que una vez fuiste. tu

Sé verdadera contigo misma

¿Sapífulo

T\e.utue.ncia, i Ka y

coraje

Necesité coraje para entrar en mi pasado religioso. El origen de mi resistencia era el miedo, miedo de lo desconocido y miedo de sumergirme en mi historia infantil. Erin br1r las puertas

de

pasado religioso puede susciAlgunas nos resistimos a ello porque supone volver a enfren¬ tar nuestra historia familiar. La religión de nuestros primeros años era cómplice del comportamiento y de la negación de nuestros padres. A las mujeres se les pedía volver con sus esposos abusadores, las hijas que tenían el valor de nombrar los pecados sexuales de sus padres eran

—\

tar

una

amplia variedad de

tachadas de mentirosas

la disfunción

giosas

nuestro

era menos

o

locas. Y

sentimientos y respuestas.

en

patente, nuestros

familias donde instituciones reli¬

numerosas

líderes

e

cómplices de la negación. La asistencia regular a los servi¬ era parte de la farsa que indicaba que la familia estaba intacta. La ilusión de que las «familias buenas y religiosas» no tienen problemas tenía que mantenerse a toda costa. cios

eran

religiosos

52

Un Dios que se parece a mi

Renuencia, ira y coraje

Además, las instituciones religiosas de nuestra infancia ofrecían

los abusos de poder, del alcohol, del sexo y del trabajo por parte de nuestros padres. Una participante en un taller recuerda: «Mi padre alcohólico cumplía con su religión para toda la semana con la misa dominical. Después íbamos a casa y seguía con sus ataques verbales y su abuso de poder en nombre de la iglesia. Sentía que tenía derecho a hacerlo porque estaba siendo un buen pa¬ dre autoritario tal como prescribía la iglesia y se reflejaba en los sacer¬ dotes. A nosotras, sus hijas, la Iglesia nos enseñó a ser "buenas chi¬ cas", lo que significaba que al igual que nuestra madre no teníamos que enfadarnos.» En esas iglesias los pecados de nuestros padres no eran nombra¬ dos por los clérigos. De haber denunciado esos pecados, habrían im¬ plicado a amigos y colegas, y quizá a Dios mismo. Y lo peor de todo era que la religión cultivaba y reforzaba la indefensión de nuestras madres. Poner en cuestión su indefensión habría supuesto darles el poder de actuar por sí mismas. Está muy claro que para muchas de nosotras la familia y la religión eran realidades entrelazadas.

terana y

bía una barniz externo de «todo está bien en esta familia», pero bajo la superficie se libraba una batalla sorda. De adulta, a miles de kilómetros de mi familia, todavía temo que me aislen si sigo explorando mi pasado religioso. Imagino que su respuesta sería una mezcla de ira, pena y después oración fer¬ viente para que me arrepienta de mis malvadas acciones. El traba¬ jo que he realizado me parece un paso de gigante hacia ser yo mis¬ ma. Aunque siento miedo, no voy a volver atrás.

Irene ^ *

Imagínate sentada tu historia





religión

Mamá

nunca

Nunca

se

era

la

entre mis padres. suficientemente bien» para papá.

manzana

hacía «las

cosas

de la discordia



hablaba de esto, pero en casa

todos sentíamos la tensión. Mi padre alcohólico se autodesignó como Dios de la casa, era el que daba y concedía la aprobación o desaprobación. Avergonzaba a mi madre y a mis hermanas por no comportarse decorosamente en la iglesia, por no sentarse con la piernas cruzadas o por llevar sombrero. Mi madre pensaba que la iglesia era aburrida y acudía a ella porque se sentía obligada por mi padre. Esta exploración de mi pasado religioso hizo surgir en mí el miedo a cuestionar la religión de mi padre. Para mi sorpresa, el simple hecho de entrar en la exploración hizo que el miedo dismi¬ nuyera. Mi resistencia desaparece cuando estoy en compañía de otras mujeres valientes. No ha sido tan duro como pensaba, de he¬ cho ha sido liberador. colleen

Tengo muchas resistencias a entrar más a fondo en mi pasado religioso. La religión era el centro de mi infancia. Mi madre es lu¬

mi padre ortodoxo serbio. Lucharon constantemente por religiosa. Los días de fiesta eran una pesadilla. Ha¬

mi educación

pocos recursos para tratar con

La

53



a

en un

círculo

con

Colleen

e

Irene. Añade

\

las suyas.

¿Afectaba la religión de tu infancia a tu vida familiar? ¿Eran la religión y el hogar realidades interconectadas? ¿Cuáles eran las actitudes religiosas de tus padres? ¿Y su actitud al acudir a los servicios religiosos? ¿Eran religiosos tus parientes? ¿Influyeron en tus actitudes hacia la religión? ¿Te resistes a entrar en tu pasado religioso porque impli¬ caría una exploración más minuciosa de tu pasado fami¬ liar? Escribe sobre tu resistencia y tu coraje.

Sin abogado

celestial

El hombre disfruta de la gran ventaja

de tener a un dios que él que escribe; y como el hombre ejerce una autori¬ dad soberana sobre la mujer es especialmente afortunado de que esta autoridad le haya sido conferida por el Ser Supremo. avala el

código

slmone

de

Beauvoir, El segundo

sexo

Abrir las puertas de nuestro pasado religioso implica reconocer las heridas profundas de la vida de la mujer y la participación celestial

54

Un Dios que se parece a mí

ellas. La verdad

los cielos no han sido amistosos con las mu¬ abogados en el cielo. Durante la infancia de la mayoría de nosotras Dios padre y sus re¬ presentantes masculinos gobernaban sin oposición tanto en la familia como en la religión. En aquellos tiempos los niños de nuestros grupos juveniles eran llamados por la vocación a ser ministros de la Iglesia, mientras nosotras éramos educadas para ser sus esposas. En aquellos tiempos una de cada cuatro de nosotras estaba siendo abusada sexualmente por su padre, por su líder religioso o por otros caballeros fiables que guardaban un parecido con el Dios de nuestra infancia. Eran tiempos en los que los hombres estaban dedicados a la impor¬ tante misión de ejecutar los planes de Dios para el mundo, dejando que nuestras madres se quedaran frustradas en casa. Se nos decía constantemente que teníamos que amarles, honrarles y obedecerles, por muy abusiva que fuera su presencia o su ausencia en nuestra vida. Mientras Dios sea masculino y sus representantes gobiernen la tierra, las preocupaciones y los asuntos de mujeres serán periféricos. Nos quedamos asombradas cuando observamos la ausencia de muje¬ res en el Senado cuando Anita Hill estaba siendo interrogada por hombres rudos. Y también nos asombra que los cielos estén habita¬ dos por un Dios masculino que no sabe nada de las realidades de la en

jeres, hemos tenido

es

que

pocos

vida de las mujeres. Nuestro camino de curación

es

doble. Por

dos

en nuestros

esta

una

parte

consiste

en

ira y coraje

55

exploración haga imposible

que se

vuelvan

a

relacionar

con

los

hombres. Al reclamar su coraje y su poder, las mujeres abren los ojos y se a la verdad, usando su ira para alimentar la

enfrentan

búsqueda de un descubren que todas sus relaciones mejoran a consecuencia de los descubrimientos que han ido haciendo en su camino. Las mujeres que comparten sus mie¬ dos y resistencias en este capítulo volverán en el capítulo 14 para cele¬ brar la transformación de sus relaciones con sus amigos, amantes y colegas masculinos como resultado de descubrir una espiritualidad que afirma a las mujeres. Dios que se parezca

a

ellas. Y,

para su sorpresa,

Tengo resistencias a explorar el pasado religioso de las muje¬ produce un sentimiento de desesperanza. ¿Para qué molestarme? No va a cambiar nada. Pasé años sin que ni mi familia ni la Iglesia intervinieran para detener el abuso sexual de mi padre. Y cuando ingresé en un programa de autoayuda encon¬ res

porque me

tré muy poco apoyo para mi mas

buscando el cil

necesidad de relacionarme con los te¬ perspectiva femenina. Ahora estoy femenino de Dios, otra área en la que no es fá¬

espirituales desde

encontrar

Y

los fragmentos de nuestras historias personales desperdiga¬ recuerdos infantiles y por otra consiste en recoger nuestras historias colectivas de los márgenes de la historia cultural y religiosa. No nos basta con recuperar nuestra historia personal, es fundamental que vayamos más allá, que reconozcamos nuestra cone¬ xión con la realidad más amplia de la niña nacida en una sociedad que prefiere a los hombres e idolatra a un Dios masculino. Las mujeres temen la ira que puede surgir en ellas cuando abren los ojos a la realidad más amplia de la vida de la mujer. Se les ha ense¬ ñado a ser buenas, no a estar enfadadas. A un nivel profundo las mu¬ jeres saben que explorar su pasado religioso es contactar con una pro¬ funda rabia dentro de ellas, la rabia acumulada por generaciones de mujeres a las que se les ha enseñado a resignarse al dolor y al sufri¬ miento inherentes a su vida de mujer. Y a otro nivel aún más profun¬ do también temen que el nivel de conciencia y de ira que se activa en recoger

Renuencia,

rostro

una

ayuda.

después está la

gran pregunta:

si continúo

con esta

explora¬

ción, ¿podré volver a relacionarme con los hombres? Según mi ex¬ periencia realmente no les interesa saber nada de estos temas. ¿Por qué debería interesarles? ¡Tienen su Dios! Y se parece a ellos. Pero

mucha elección. No puede seguir un vacío espiritual. Esta es la primera vez en mi vida que experimento una conexión espiri¬ tual con un Dios que todos pueden entender. con

parece que no tengo

mi camino de curación

en

medio de

Ferrel Siento resistencias a explorar mi pasado religioso porque me recuerda la degradación, la ignorancia y la minimización que sufrían las mujeres en la Iglesia Católica de mi infancia. Me recuerda el dolor de no tener ningún modelo

positivo de feminidad ni la ima¬ mujer que se afirmase; el dolor de tener que adoptar la imagen masculina de Dios como parte de mí; y de abandonarme a gen

de

una

Un Dios que se parece a

56



poder encajar en la expectativa de que todas las mujeres debíamos emular a la Virgen María. Hace falta valor para desarrollar una espiritualidad que afirme a las mujeres porque hacerlo significa que elijo salir de las pautas mí misma para

elección que me separa específica¬ camino solitario porque piensan que soy una pecadora. Sin embargo, sé que estoy en un camino que es justo para mí. Y esto me da la fuerza y el coraje que necesito para avanzar en la exploración de mi pasado religioso. sociales establecidas. Es mente

de mi familia

una

y es un

Robín

Imagínate sentada en un círculo con Ferrel y tu historia

♦ ♦

a

Robín. Añade

las suyas.

¿Cómo has respondido a estas afirmaciones? ¿Cómo podrían alterar estas investigaciones tus nes con

relacio¬

los hombres?

¿Estás dispuesta a abrir los ojos a las heridas profundas tu vida de mujer? Escribe acerca de tus resistencias, de tu coraje y de tu ira. de

Voces silenciadas

pasado religioso? De la mis¬ el honor a mantener mis se¬ cretos familiares, también siento que no debo cuestionar nada de los cielos, que es mejor mantener la puerta cerrada y dejarlo todo ma

en

¿Cómo atreverme a examinar mi forma que me sentí obligada por

paz.

jen

Renuencia, ira y coraje

Había ciertas

Muchas lias

somos

enseñó

a no

reacias

a

cuestionar

explorar

emplearon una serie de técnicas

pasado religioso porque padres ni a Dios. Nuestras fami¬

nuestro

a nuestro

para mantenernos

calladas de niñas.

de las

que no teníamos que hablar y generalmente más nos afectaban: el alcoholismo y las discusiones de nuestros padres; los actos de abuso verbal o sexual dentro de la familia; nuestro disgusto por el comportamiento abusivo de algún pariente. Asimismo, la Iglesia empleaba medios eficaces para silenciar a las mujeres y a la gente que se atrevía a cuestionar la iniquidad de los cie¬ los. Cuando Irene cuestionaba algo de la religión porque no tenía sen¬ tido, la respuesta que recibía de los profesores eclesiásticos o escolares y de sus padres era: «Los caminos del Señor son inescrutables. Están más allá de la comprensión humana.» Las palabras que su piadosa y golpeada madre empleaba para acallar a Jane eran: «Los caminos de Dios no son nuestros caminos, querida. Vivimos según nuestra fe, no según nuestra comprensión.» Dentro de la Iglesia, la frase: «Dios es fiel, Dios es bueno, Dios es amor», nos convencía a la mayoría de nosotras de que no debíamos cuestionarlo y de que teníamos que aceptarlo y someternos a su bon¬ dad, sin importarnos cómo fuera expresada. Estas declaraciones no son nuevas, han sido pronunciadas a lo largo de los siglos para acallar a cualquiera que plantease preguntas equívocas... y sospechosas. Aprendimos a ser buenas chicas y nos resistimos a cuestionar nada. La Iglesia continuó con las lecciones que habíamos aprendido en casa: no cuestiones, no sientas. Mis preguntas fueron continuamente silenciadas en los hogares, instituciones e iglesias de mi infancia y adolescencia. Cuando cuestio¬ naba el alcoholismo, el abuso y el abandono de mis primeros años me decían: «Todo funciona en conjunto para el mayor bien de aquellos que aman a Dios.» Cuando cuestionaba las iniquidades que observa¬ ba a mi alrededor escuchaba las palabras: «Dios es bueno.» Mis pre¬ guntas eran amortiguadas por la conocida frase: «Dios es fiel, Dios es bueno, Dios es amor.» De niña, preguntaba: «¿Por qué papá hace daño a mamá? ¿Por qué tenemos que vol¬ ver a escondernos de papá?» «¿Por qué entra en nuestra habitación muy de noche? Tengo eran

las

cosas

miedo de

se nos

57

su

cosas

que

sombra.»

«¿Por qué las monjas llevan hábitos

y comen con nosotras en

cafetería mientras que los sacerdotes visten como quieren ven filetes y langosta en su propio apartamento?»

y se

la

les sir¬

58

Un Dios que se parece a m!

Renuencia, ira y coraje

59

La

Iglesia Católica respondía: «Dios Padre es fiel.» preguntaba: «¿Por qué sólo los niños de nuestro grupo juvenil sienten la En mi adolescencia ción de sas

ser

ministros mientras las niñas sienten vocación de

ser

Imagina

que tu «resistencia a cuestionar a los cielos» es amiga, invítale a tomar el té contigo. Dale voz a tra¬ vés de palabras o imágenes. Dialoga con ella en tu dia¬ rio, escucha sus preocupaciones y pregúntale: «Reacia, ¿cómo podría apoyarte mientras comienzo a explorar mi pasado religioso?» una

voca¬

espo¬

de ministro?»

«¿Por qué se le llama "sermón" cuando habla uno de los chicos y concluyeme" cuando hablan las chicas?» La Iglesia Protestante respondía: «Dios Padre es bueno.» Y de adulta pregunté: «¿Por qué sólo cuatro mujeres del seminario de Princeton tienen asignada una parroquia en la que ofrecer sus servicios mientras que la mayoría de los hombres, aunque no tienen tanta facilidad de pala¬ bra, ni son tan creativos o sabios, recibieron solicitudes hace muchos "testimonio

Un

collage de recuerdos

Al

creía que mis recuerdos fueran relevantes, tratando de desarrollar una espiritualidad perso¬ nal que funcione para mí quizá una mirada al pasado pueda arro¬ jar alguna luz sobre por qué me cuesta tanto tener algún tipo de fe

meses?»

La

nunca

Iglesia Protestante contestaba: «Dios Padre es amor.» no eran bien acogidos en la Iglesia y aprendí existencia. Cuando

me sentía sola

están solos.» Cuando tenía miedo

me

me

a

decían: «Los cristianos

decían: «No has de

en

la omnisuficiencia de Dios, por lo que aprendí a tragarme mi mi miedo y mi ira. Quedaron prisioneros en mi vientre.

Pausa y



Ferrel

O «Los caminos del Señor

Vivimos

no son nuestros

cami¬

según nuestra fe, no por nuestra compren¬ sión.» O «Dios es bueno, Dios es fiel, Dios es amor.» ¿Se te enseñó a no cuestionar a tus padres ni a Dios? ¿Qué técnicas se emplearon para mantenerte callada de niña?

Tras haber reconocido

nuestra

resistencia y nuestro

coraje,

esta¬

preparadas para empezar a recoger los fragmentos de nuestros recuerdos religiosos de las esquinas más lejanas de nuestras vidas. Nuestras reflexiones se irán centrando más en próximos capítulos; en este punto nos limitaremos a reunir nuestros primeros recuerdos reli¬ mos

giosos.

¿Te has atrevido alguna vez a cuestionar las iniquidades del cielo? ¿Qué pasó? ¿Has oído alguna vez las frases: «Los caminos del Señor son inescrutables. Están más allá de la comprensión hu¬ nos.



soledad,

reflexión.

mana.»

el presente.

tener

miedo.» Cuando estaba iracunda: «No peques.» Cuando estaba nece¬ sitada: «Conoce la plenitud de Cristo.» Sentir lo que sentía era negar



no

pero como estoy

Mis sentimientos negar su

principio

Escucha los relatos de algunas mujeres que estaban seguras de no tener recuerdos religiosos y de otras que creían que su pasado religio¬ so no

tenían consecuencias

en su

vida actual. Los recuerdos

siguientes

afloraron durante las primeras sesiones del taller. A medida que ex¬ plores el libro con nosotras irás viendo que el proceso de las mujeres

profundizando según se van pelando capas de recuerdos. Serás testigo del dolor de estas mujeres y celebrarás su curación. Ellas te in¬ vitan a participar en el círculo de apoyo y sanación. Permite que los recuerdos de cada mujer toquen tus propias his¬ torias olvidadas. Quizá recuerdes la iglesia o sinagoga a la que solías ir de niña; un sermón o una lección de la escuela parroquial; un verso de la Biblia o una canción de la catequesis; un funeral; tu primera cose va

Un Dios que se parece a m1

60

Renuencia,

cada recuerdo tome forma en palabras y en dibujos. Entonces ve más allá del texto y continúa con tus recuerdos, siguiendo esta aventura de autodescubrimiento orquestada por la profunda sabiduría que habita en ti. munión

o una

oración que

memorizaste. Permite

ve.

que

ira y coraje

El alfabeto hebreo

61 me

área académica que no

resultaba intrigante, aunque era la única

podía dominar. Laura

Pensaba que

iglesia una vez al año, lo que era inaceptable para los que asistían regularmente, por eso me sentía juzgada y ais¬ lada cuando acudíamos. La gente «se ponía alegre», corría arriba y abajo por los pasillos y hacía mucho ruido. Me sentía aterrorizada por el ruido y nadie me explicaba qué estaba pasando. Temía que el ministro muriera delante de mí porque se excitaba mucho cuan¬ do predicaba, hasta recuerdo que respiraba por él. Miraba y escu¬ chaba, y después me iba sintiéndome enfadada y vacía. Aquello no Sólo íbamos

me

a

la

ahora

que

cionadas

con

no tenía un pasado religioso. Lo que recuerdo mis primeras ideas respecto a la religión están rela¬

las historias que

contaba mi padre sobre su madre, nombre me pusieron. Era una persona muy religiosa, una integrista. Era miembro de la Iglesia de la Primera Asamblea de Dios. A lo largo de mi infancia mi padre me contaba historias de que era una loca fanática que no permitía a sus hijos ir al cine, a bailar o tener citas. Él decía que la gente religiosa era como mi abuela, estúpidos y crédulos. Sólo fuimos a la iglesia una vez que ella vino de visita. Todo lo que recuerdo de la religión es que esta¬ ba nerviosa cuando vino a visitarnos porque hubo alcohol en casa y nos pusimos maquillaje. cuyo

sonaba nada bien. Erin

iglesia era muy aburrida, por eso me las arreglaba para sen¬ el pasillo y mirar los zapatos de la gente. Lo más intere¬ de ir a la iglesia era decidir qué zapatos me gustaban y cuáles sante no. También me inventaba razones por las que Dios no se presen¬ taba. Un día, mientras miraba un libro de un genio que volaba so¬ bre Bagdad, lo descifré: Dios era exactamente como aquel genio, pensé, sólo que podía volar sin alfombra. Pero la razón de que no se presentara en la iglesia es que estaba ocupado alimentando a los pobres de la India. Mi padre viajaba mucho para ganar dinero y Dios viajaba para hacerse cargo de los pobres.

es

La

Ferrel

tarme en

Annette

excluida por ser judía. Las iglesias ca¬ elegantes y exclusivas. Me pregun¬ de tratar de entrar en una de ellas y si podría ser identificada como judía con una precisión extraña. Obviamente, tenía sentimientos de culpa, ansiedad y persecución. Mi madre era agnóstica y se rebela contra sus padres que eran judíos ortodoxos. Su elección no era el óptimo, pero le daba la ale¬ gría y la libertad de abandonar la ortodoxia. Uno de los votos que hizo a sus padres es que nos enviaría a la escuela dominical en bre¬

Imagínate sentada Ferrel. Añade tus



en un

historia

círculo a

con

Erin, Annette, Laura y haber indagado en

las suyas tras

primeros recuerdos religiosos.

Experimenta escribiendo o dibujando con tu mano no para dar a la niña que fuiste la oportunidad de traer a la luz tus primeros recuerdos religiosos. Si la imagen del paquete te ayuda más, imagina que abres el paquete de recuerdos infantiles llamado «prime¬ ros recuerdos religiosos». Escribe o dibuja lo que en¬ dominante



Recuerdo que me sentía

tólicas y protestantes parecían taba si me expulsarían en caso

tu

cuentres ♦



allí.

¿A quién oíste hablar de religión por primera vez: padres, profesores, líderes religiosos, compañeros de juego? ¿Qué sensación te daba la religión cuando eras niña?

12

-Lenguaje a

imaginería

religiosos



ex v ¡os de

laues+ra

comprensión infanfil Palabras, palabras, palabras. No confío en su poder porque los sucesos de mi pasado muy borrosos. La exploración de mi pasado religioso me ha llevado a poner atención en el realidad de mi herida como mujer, haciéndome examinar las palabras de mi historia personal veo

COLLEEN L

LENGUAJE RELIGIOSO es muy poderoso y ejerce una cia duradera en nuestras vidas. El lenguaje

dicional impregna nuestra sociedad. En el menzar

la escuela primaria ya teníamos

influen¬ de la religión tra¬ momento

de

co¬

idea de la religión. La en el patio del cole¬ gio: nuestras amigas hablaban de su primera comunión, del nuevo vestido que llevarían a la iglesia o del sacramento recibido por un fa¬ miliar. Los padres de Joan eran judíos no practicantes y ella aprendió todo lo que sabía de Dios de sus amigas católicas de la escuela. Para cuando acabó la primaria ya estaba rezando a Dios padre y a la Virgen María. No entendía mucho del dios de Abraham, Isaac y Jacob. El patio de la escuela era su escuela religiosa. una

mayoría escuchamos conversaciones «religiosas»

66

Un Dios que se parece a mí

Otras tuvieron

enfrentar la discriminación de sus vecindarios católicas o judías. Joyce creció en un barrio cató¬ lico de Chicago donde las «guerras religiosas» eran muy comunes; ella era acosada por los niños católicos del vecindario porque era pro¬ testante y recuerda que: «Un día los niños del edificio me dijeron, "Vete al infierno y folíate al diablo". Ni siquiera sabía lo que esas pala¬ bras querían decir, me sentí confusa. La religión no tenía sentido.» Durante las vacaciones de Navidad y Semana Santa todos éramos inundados por las imágenes de la religión cristiana, creyéramos en ellas o no. En los comercios y en las consultas del médico no paraban de sonar villancicos. La atmósfera estaba llena de palabras que descri¬ bían el nacimiento, la muerte y la resurrección de Cristo junto con las imágenes que se han quedado grabadas en nuestros recuerdos infanti¬ les: la escena del pesebre, la cruz y la tumba vacía. Y en algún momento de nuestra infancia tuvo lugar el falleci¬ miento de un pariente o amigo de la familia que requirió que hasta los menos religiosos de la familia le presentaran sus respetos. Una partici¬ pante en un grupo de estudio escribió: «Mi primer recuerdo religioso que

por ser protestantes,

es

El Dios

buena experiencia para mí. Recuerdo una iglesia católica enorme, las estatuas eran impresionantes. Sabía que no tenía que llorar. Sentí mucho miedo y confusión en toda aquella experien¬ cia, es un recuerdo doloroso.» Para cuando empezamos la escuela primaria, Dios ya tenía géne¬ ro. El Dios del que se hablaba en el patio, en el vecindario y durante las vacaciones era «él». Y si nuestra familia no era religiosa, el Dios contra el que se alineaba también tenía nombre y género. Mientras trabajaba en este libro, un amigo me preguntó por su título. Le dije que de momento el título era: «El rostro femenino de Dios.» El co¬ mentó: «No creo en Dios, por eso su* rostro no supone nada para mí.» Entonces repliqué: «Es muy interesante el hecho de que el Dios sin rostro en el que no crees tenga género.» Imagina que este hombre fuera padre, ¿qué palabras habrían escuchado sus hijos cuando les co¬ municara que no creía en Dios? El rostro de Dios en el que no creía se grabaría en la memoria de los niños, un Dios masculino. *

El

que

sería

pasado religioso fue religiosas de nuestra in¬ fancia, fueran católicas, protestantes o judías, se nos dijo que Dios no tiene cuerpo y no puede ser masculino ni femenino. Nuestros profeso¬ res nos dijeron que Dios es espíritu. Este mensaje era bastante confuso cuando se tiene en cuenta que en la misa católica nos confrontábamos con al menos cincuenta pronombres e imágenes que se referían a un Dios masculino. Los versos que siguen están extraídos de las Escritu¬ ras hebreas y de la Biblia protestante y se leen regularmente en sina¬ gogas e iglesias (la cursiva en mía): «Dios descansó de todo el trabajo que él había hecho creación.» (Génesis 2:3, Versión estándar revisada) «El Señor es

pronombre inglés empleado

en este caso por

la

autora es

his, de género

es

el Dios de mi

sión

y yo

«Porque Dios amó eterna.»

quien

en

la

mi fuerza... y

padre estándar revisada)

para que

una

masculino. (N. del T.)

67

No tuvimos elección, el Dios de nuestro masculino. Sin embargo, en las instituciones

el de ir al funeral de mi abuelo cuando tenía cinco años. Mi madre

pensó

de nuestra comprensión infantil

él se ha convertido en mi salvación; lo exaltaré». (Éxodo 15:2, Nueva ver¬

tanto

creyera en

él

al mundo que le dio

no perezca

sino

que

su unigénito alcance la vida

(Juan 3:16, Versión King James)

Se nos dijo que Dios era más grande que todos nuestros intentos de encerrar/o en palabras. Pero el pronombre masculino sigue estan¬ do ahí. En lugar de emplear una variedad de nombre

para ilustrar efectivamente el misterio de Dios, los profesores y predicadores de nuestra infancia siempre empleaban el pronombre masculino. Sus palabras contradecían las lecciones que nos enseñaban, la religión ha¬ bía dado a Dios un nombre de hombre mientras afirmaba que estaba más allá de los nombres, que «él» era un misterio. Dios no era un misterio para las mujeres con las que trabajo ¡y ciertamente tenía un nombre! Cuando pido a las mujeres que nom¬ bren al Dios de su infancia, nombran sin excepción a un Dios mascu¬ lino. He aquí una muestra de los nombres de Dios que más aparecen en los escritos de las mujeres: Jehová; Maestro; Soberano; Goberna¬ dor; Yavé; Señor, Dios todopoderoso; Rey; Dios todopoderoso y eter¬ no; Padre nuestro; Dios hijo; Espíritu Santo; Elohim; Jesucristo; Dios de los cielos; Maestro del universo; Rey del cielo; Adonai; Príncipe de la paz; Buen pastor; Dios de Abraham, Isaac y Jacob.

más

68

Un Dios que se parece a m!

el dios

Aunque mi madre era judía agnóstica solía hacer referencia a Jehová, que según me dijo, era muy firme y juzgaba a los seres hu¬ manos. Era un Dios duro, más duro que Cristo. Evocaba el miedo y el juicio.

La

imagen de

hombre;

mi infancia no cabía duda al respecto. En la oración decíamos: «Padre nuestro.» Jesús era el único Hijo de era

pude descifrar quién o qué era el Espíritu Santo. Me lo imaginaba como una persona mágica y, por supuesto, masculi¬ na.

En el Dios de mi infancia

no

había nada femenino.

Jane Dios

hombre como mi padre. Es distante, es el Dios de padre. Es estricto, no se ríe, no tiene significado en mi vida, está en otra parte. Cristo era bueno, aunque él también era hom¬ bre. Sufrió por mostrar su fe. Jesús el hombre, menuda la vida que vivió. Negó su cuerpo; eso es lo sagrado. Era serio. Ser religioso no es nada divertido. Eres pobre y sufres, no disfrutas de la vida. El Espíritu Santo era un pájaro de luz. No lo entiendo. es un

mi

sandi,

Imagínate sentada Añade tu historia

en un

a

co,







círculo

con

con

la

mano no

dominante

en

Laura, Jane y Sandi.

las suyas.

res. v

¿Te

son

hombre, perdí interés.

frecuencia

en

los escritos de las muje¬

familiares?

El

que

Dios

era

de pronombres masculinos y de nombres de Dios ha ido acompañado de una impresionante serie de imágenes masculinas. De niñas y adolescentes, cuando íbamos a la escuela parroquial, a la clase de catecismo o a la escuela hebrea, se nos dijo que tanto el hombre como la mujer estaban hechos a imagen de Dios. Pero cada dibujo, pintura y escultura que veíamos de Dios en la iglesia cristiana le retra¬ taba como hombre. Y aunque el Dios de Abraham, Isaac y Jacob no estaba representado en imágenes en las sinagogas de su infancia, las mujeres judías tienen claro que la imagen que no debían imaginarse del rostro de Dios era masculina. Asimismo, todo los sacerdotes, mi¬ nistros y rabinos —los representantes de Dios que presidían las cere¬ uso

monias de

nuestra

infancia— también

Las enseñanzas oficiales

tanto

eran

hombres.

del

judaismo como del cristianismo plenamente conocido, nombrado

Dios no puede ser imaginado. Pero las visiones de Dios que excavamos de nuestro pa¬ sado religioso nos recuerdan que las imágenes de nuestra infancia se hundieron mucho más profundamente en nuestras mentes y corazo¬ nes que las enseñanzas recibidas. Cuando pido a las mujeres que pin¬ reconocen que

al Dios de

rostro

En

de

un

su

infancia

con su mano no

dominante suelen

dibujar

Dios masculino.

libro The Spiritual Life of Children, Robert Coles ha acu¬ mulado 293 dibujos de Dios, de los que 255 retratan su rostro. Él es¬ cribe: «Dibujaré su* rostro, ésta es la frase su

otra vez a

los niños de origen cristiano

he oído repetir una los que niegan pertenecer que

y a

confesión religiosa alguna»1. Dejamos atrás la infancia de un Dios masculino

impreso

Las mujeres hacen Dios. Los dibujos

una

en

con

el

y a

rostro

la memoria.

distinción

de Jesús reflejan

su

en sus

dibujos

bondad hacia los

entre

Jesús

y

niños y anima-

La autora escribe his, es decir, un pronombre masculino. (N. del T.) Robert Coles, The Spiritual Life of Children (Boston: Houghton Mifflin Company, 1990), p. 40. "

1

y

Dios blan¬

un

ALICE WALKER, El color púrpura

ten

ti cuando lees la lista de nombres de Dios que

aparecen con más

y

ni

¿A quién oíste hablar de Dios por primera vez; a tus padres, profesores, sacerdotes, compañeros de juegos? ¿Qué nombre de Dios se empleaban en tu infancia? Haz una lista de todos los que puedas recordar. ¿Cómo se dirigían a Dios las plegarias que oías o recitabas en la escuela, en la iglesia, en la sinagoga o en tu hogar? Anota los recuerdos, pensamientos y reacciones que se activan

hay manera de leer la Biblia y no pensar en dice ella. Después suspira. Cuando descubrí

blanco,

el ♦

Dios

en

Dios y nunca

69

No

Laura Dios

de nuestra comprensión infantil

70

Un Dios que se parece a mí

les

o retratan escenas

tro

de Dios

ser

dibujado

con una

La confesión

Dios para

sangrientas de

Y, tristemente, el ros¬ vive en los cielos», suele

su muerte.

padre, el «tipo importante expresión distante

que e

iracunda.

el recordatorio semanal de la cara punitiva de niñas católicas. Nos imaginábamos a un Dios enfadado

las

era

y cuando hacíamos la genuflexión ante el crucifijo nos preguntábamos secretamente sobre el horror de un Dios que sacrifi¬ caba a su propio hijo en la cruz. El catecismo que cada niña católica memorizó como prerrequisito para hacer la primera comunión grabó en su imaginación los duros castigos del pecado. Las imágenes de un Dios punitivo que la religión de nuestros primeros años grabó en nuestros corazones y en nuestras vidas se expresan con más claridad que cualquier discurso teológico sobre el tema. con nosotras

Esto

es un

de la lección 8 del Catecismo de la doctrina

extracto

cristiana, la redención: ¿Qué mos a

ció

es

la redención? Cuando decimos redención

nos

referi¬

que Jesucristo, como

sus

sufrimientos

y

redentor de toda la raza humana, ofre¬ muerte a Dios como sacrificio propiciatorio

los pecados de los hombres, recuperando para ellos el derecho de ser hijos de Dios y herederos del cielo. ¿Qué aprendemos de los sufrimientos y muerte de Cristo? De los sufrimientos y muerte de Cristo aprendemos que Dios ama a los hombres y aprendemos la maldad del pecado, por la que Dios, que es eternamente justo, exige un pago semejante2.

El Dios

de nuestra comprensión infantil

71

El Mesías que los judíos esperaban también era hombre. Su veni¬ da prometía la liberación de la opresión y el triunfo de la nación judía sobre sus enemigos. En palabras de una mujer judía que

participó

en

taller: «No cabía duda en mi mente de que el Mesías que había de venir sería hombre. El Dios de Abraham, Isaac y Jacob siempre envía a uno de su clase a hacer las labores importantes en la historia judía.» Fueran cuales fueran sus tareas, los salvadores, mesías un

y

siempre

eran

hombres

en

los

cuentos

de

hadas,

Biblia.

en

redentores y en la

las películas

Las

imágenes de Dios que excavamos de nuestro pasado religio¬ reconfortantes o aterrorizantes, siempre son masculinas y nos persiguen en la vida adulta. so, sean

Dios

era un

hombre

con una

larga túnica blanca, pelo largo

barba. Era hermoso. Dios padre gobierna la Tierra y cuida de sotros. En el altar había un gran cuadro de Jesús. Estaba de el océano dando la

mano a un

hombre que se estaba

JANE,

con

la

mano no

y

no¬

pie en ahogando.

dominante

para pagar por

Tanto el

judaismo

como la cristiandad adoran a un salvador cuya la humanidad del mal, de la injusticia o de la opre¬ sión. En dichas tradiciones no se honra a ninguna niña como porta¬ dora de la salvación. Según los teólogos cristianos clásicos, el hecho de que Cristo fuera hombre no es arbitrario y producto de la danza de los cromosomas X e Y, sino una necesidad absoluta3.

Mi asociación porque no

judaismo

estaba

y no era

con

muy

el Dios de mi

pasado religioso era tenue informada. Mi familia apenas practicaba el

necesario ni deseable

que una

no

habría «enviado

creyera en 2

no perezca

A Catechism

1961), J

ella

pp.

Evidentemente, hija unigénita para que cualquiera que y obtenga la vida eterna».

a su

of Christian Doctrine (Nueva Jersey: St. Anthony's Guild Press,

17-18. La cursiva

es

Hallie

páginas 125-126.

La

imagen que me viene es la de un Dios mirándome hacia abajo desde una gran silla. Es un juez que, si no fuera a la iglesia, me castigaría. Me lo imaginaba como el Gran Justiciero celestial. Las imágenes de Jesús son muy distintas. Recuerdo que de niña vi¬ sitaba la casa de mi tío y me daba miedo el retrato de Jesús con una corona de espinas y sangre brotándole de la cabeza. No podía evitarla, la veía cada vez que subía por las escaleras. Karen H.

mía.

Rosemary Radford Reuther, Sexim and God-Talk (Boston:

una

religiosa. Ir a la sinagoga un par de días y oír un galima¬ tías en una lengua extranjera no me proporcionó un rostro de Dios del que poder colgar mi espiritualidad.

tarea es rescatar a

Dios

niña tuviera

educación

Beacon Press, 1983),

El salvador de mi infancia católica

era

Jesús. No sólo

no

había

72

Un Dios que se parece a m1

El Dios

salvadoras femeninas, sino que

el proceso mismo que se tenía que salvador era muy machista: la violencia física más extrema expresada en la crucifixión. Estaba muy claro que las características que asociamos a las mujeres, como nutrición, com¬ pasión y creatividad no podían producir la salvación. Incluso las santas femeninas de mi infancia, Juana de Arco, Katerina, Bárbara, parecían haber sido elegidas para la santidad por su capacidad para soportar la violencia y el dolor «como los hombres». Vivir una vida decente y humana no evocaba ningún reconocimiento ni gloria, pero morir de una muerte horrible a ma¬ atravesar

nos

era

retratado

como

el heroísmo último. Karen S.

Imagínate sentada

en un círculo con Jane, Karen S. Añade tu historia a las suyas. ♦







Piensa

Hallie, Karen H.

y

ciese

a

lenguaje y las imágenes exclusivamente mas¬ impregnan nuestra vida cultural y religiosa me doy cuenta de que estoy pisando un terreno peligroso. Para mu¬ chos, el Dios masculino de la religión tradicional ha sido un concepto rico y significativo, y las raíces de la palabra de Dios son muy profun¬ das en las tradiciones cristiana y judía. Pero estas tradiciones también enseñan que Dios está más allá de los nombres y de la imaginación humana. Así, llevo adelante este cuestionamiento no como hereje, sino de manera

compatible con las originales de la tradición religiosa. El trabajo que hago con las mujeres me da el coraje de pedir que se examinen las imáge¬ nes y palabras de Dios que oímos en nuestra infancia y que seguimos oyendo hoy en día. Dichas palabras e imágenes han conformado la sensación que tenemos de ser nosotras mismas, las mujeres hemos enseñanzas

sido excluidas de lo divino.

las

iglesias a las que acudías cuando eras niña. ¿Había cuadros, dibujos o esculturas de Dios? Describe las imágenes de Dios que acudan a tu mente. Si asistías a un sinagoga o templo, ¿había imágenes de antepasados famosos: rabinos, filósofos y otras figuras importantes que guardaban parecido con Dios? Describe los salvadores, mesías y redentores de los cuentos de hadas, películas y de la Biblia de tu infancia y adolescen¬ cia. ¿Por qué eran hombres? ¿A quién salvaron? ¿De qué? ¿Había algún salvador retratado en la iglesia que se pare¬ en

Antes de seguir

adelante, quédate un poco más EL PODER DEL



ti?

a

Lleva los ejercicios y preguntas del capítulo 3 a tu a tu hogar, a la consulta de tu terapeuta y a tu

está

en

que es

y

todas partes.

Dios. Pero

no

lugar de traba¬ iglesia. Invita a padres, a tu tera¬

la exploración a tu amante, a tus religioso. Pídeles que recuperen sus primeros re¬ cuerdos religiosos y que describan al Dios de su infancia en pala¬ en

peuta y a tu líder

El hombre lo corrompe

cabeza

LENGUAJE

Dios.

participar

peligrosas

tu

el capítulo 3:

uso que se hace del lenguaje cuando leas revistas, periódicos y libros a lo largo de esta semana. Rodea con un bolígrafo rojo los nombres y pronombres empleados para refe¬

jo,

banzos, en

en

Toma conciencia del

rirse ♦

Preguntas

73

Cuando cuestiono el culinos de lo divino que

para ser un

de torturadores

de nuestra comprensión infantil

todo, dice Shug. Está en tu bote de gar¬ sale por la radio. Trata de hacerte pensar que En cuanto piensas que está en todo crees

lo es. alice walker, El color púrpura

bras ♦

e

imágenes.

Si asistes

las reuniones de autoayuda de los Doce Pasos, pres¬ a los recuerdos y sentimientos que suscita en ti la mención de Dios cuando se leen los Doce Pasos y se reza el a

ta atención

Padrenuestro. ¿Qué imágenes de Dios surgen

en tu

recuerdo

74

El Dios

Un Dios que se parece a mí

infantil? Cuando leas literatura ta

atención

a

especial al lenguaje

PALABRAS QUE

lo

y a

de nuestra comprensión infantil

75

Día 4. Nombres de Dios

largo de esta semana, pres¬ la imaginería masculina.



¿Recuerdas las oraciones siguientes? «Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.»

HIEREN, PALABRAS QUE SANAN

Date

«Dios

tiempo cada día de esta semana para hablar con la niña que fuiste imaginando que te encuentras con ella en el lugar convenido. Escribe o dibuja con la mano no dominante en respuesta a las si¬ guientes preguntas:

es

grande, Dios

es

bueno. Y le agradecemos los alimentos

que vamos a tomar. Amén.»

«Escucha, oh Israel: El Señor bado

sea

nuestro

Dios, el Señor

el nombre de aquel cuyo reino

glorioso

es uno.

Ala¬

es eterno.»

Día 1. Palabras que hieren, palabras que sanan ♦

♦ ♦ ♦

¿Qué nombres empleaban tus hermanas y hermanos, padres, pro¬ fesores y amigos para llamarte en el patio de recreo, en el aula y en el hogar? ¿Qué palabras te gustaban? ¿Cuáles eran las que te herían? ¿Qué palabras te excluían? ¿Qué palabras te permitían entrar? ¿Qué palabras te hacían sentirte mal contigo misma? ¿Qué pala¬ bras te hacían sentirte bien contigo misma?



gías



Haz

un

de la

dibujo de cada

una

de las



estos

de Dios que visitaste o

a

sona

a la

religión

de la cena de tu hogar infantil. Dibuja a cada per¬ sienta a la mesa. Se menciona el tema de la religión:

mesa

que se

de

Dios

de Jesús.

¿Quién

era

Día 6. Estados

Dios

en tu

casa?

hermano hace una pregunta sobre el infierno, tu padre critica el sermón del sacerdote, tu madre se queja de que no hay volun¬ tu

tarios suficientes para versación que pueda

ayudar en la iglesia. Reconstruye una con¬ haberse producido una noche en tu casa,

¿quién dice qué

qué voz?

y con

de

ánimo

de

Dios

¿En qué estado de ánimo solía estar el Dios de feliz, te ponía triste, te daba miedo?

tu

Cuando hacías

haría Dios?

infancia? ¿Te ha¬

cía ♦

algo malo, ¿qué pensabas

que

Día 7. ♦

personajes.

Dibuja la

plegarias que recuerdes de la infancia. ¿Cómo te diri¬ cada una de ellas?

en

¿Había imágenes de Dios o de Cristo en tu iglesia o en tu hogar? ¿Qué aspecto tenía Dios en la iglesia? Haz un dibujo de Dios y otro



Día 3. Palabras familiares respecto ♦

casas

Dibuja a los ministros, sacerdotes y rabinos que puedas recordar. ¿Dónde te situabas cuando estabas en la iglesia? ¿Qué palabras oíste de ellos? Supon que tu dibujo es una viñeta; escribe las pa¬ labras que recuerdes en una burbuja por encima de las cabezas de

Dios

Iglesia

las que asististe. ♦

a

Día 5. Imágenes



Día 2. Palabras

Recita otras



¿Quién me salvará? ¿Quiénes eran los héroes rescatadores en los cuentos de hadas de tu infancia? Dibújalos. ¿A quién salvaban? ¿Quién salva al mundo del mal? ¿Quién te salvará del mal? ¿Pue¬

de

una

chica

ser

la salvadora?

¿Puede

una

chica

ser

salvada?

¿Sapí+ulo

y\]ues+ras Keridas

y

comporfamienfos ineficaces ^xcl usión,

inferioridad

y

dependencia

He

llegado a creer que mis heridas y comportamientos impro¬ de una profunda herida que tuvo lugar en mi infancia y sobre la que no tuve control. Esta creencia pone a la religión ca¬ beza abajo, me reafirma como mujer y enmarca mi proceso de sanación dentro de una perspectiva que afirma a las mujeres. pios

surgen

Christine

Todas fuimos heridas de una forma u otra en nuestra infan¬ cia. Puede haber sido por

compañeras de clase,

tra

confianza,

manos o

por

las burlas incisivas de nuestras profesora que traicionó nues¬

por una

por las humillaciones sufridas a manos de nuestros her¬ las críticas severas de nuestros padres. No hay forma de

salir de la infancia sin

uno o

dos arañazos, por muy amorosa que

haya

78

Un Dios que se parece a mí

sido

nuestra familia. Las que crecimos bimos heridas aún más serias.

Tomamos conciencia de

en

familias disfuncionales

reci¬

heridas, sea cual sea su intensidad, comportamientos problemáticos e ineficaces que trae¬ mos a la edad adulta. Puede tratarse de relaciones problemáticas, de comer en exceso, de deudas crónicas o de adicciones a sustancias, al trabajo o al sexo. En algún momento nos damos cuenta de que estos a

estas

través de los

comportamientos mos

no

concuerdan

pedimos ayuda. Si el comportamiento

con

la calidad de vida que

desea¬

y

lamos

nuestro

altera es el exceso de comida, vigi¬ Club dietario, pagamos, y tomamos

que nos

peso o vamos a un

remedios. O acudimos a Adictos a la Comida Anónimos y comprometemos con un sinfín de planes alimenticios de un sus

funcionan durante problema de peso.

otro, que tro

Si

nes caz

nos

tipo

cierto

tiempo hasta

u

que reaparece nues¬

comportamiento ineficaz adquiere la forma de relacio¬ laborales problemáticas leemos un artículo sobre interacción efi¬ con los compañeros de trabajo, visitamos a un terapeuta o asisti¬ nuestro

mos a un

taller para

aprender

comunicarnos. Durante un tiempo forma más sana con los que nos rodean, a

podemos interactuar de una pero finalmente la vieja pauta de actuación reaparece. Si nos vemos atraídas repetidamente por compañeros alcohóli¬ cos, este comportamiento ineficaz, frustrante y que a veces amenaza nuestra propia vida acaba llevándonos a un terapeuta o a un grupo de apoyo. Dejamos la relación pensando que cuando el alcohólico salga de nuestra vida no volveremos a ser tan estúpidas de sentirnos atraí¬ das por ese tipo de personas. Pero muchas nos damos cuenta de que nos vemos

arrastradas

a

relaciones disfuncionales sin

Nuestras heridas

conocer sus

raíces

y comportamientos ineficaces

79

heridas infantiles será infructuoso. Di¬ la voz de nuestras heridas profundas. Al¬

en nuestras

chos comportamientos

son

de ellas requieren

muy poca atención y sanan cuando les damos tiempo y un entorno sanativo; pero hay otras más profundas que re¬ quieren muchas atenciones y un cuidado especial. Aunque las mujeres elegimos una gran variedad de caminos espi¬ rituales, nuestras heridas son similares y se basan en que hemos naci¬ do en una sociedad que adora a un Dios masculino y prefiere a los hombres. Las imágenes de un Dios exclusivamente masculino, fueran reconfortantes o atemorizantes, punitivas o bondadosas, han herido profundamente a las mujeres. Nuestra inmersión en estas imágenes nos convenció de que estamos excluidas de lo divino, de que somos inferiores a los hombres, de que necesitamos un salvador masculino y de que nombrar e imaginar a Dios de otra forma que la masculina se considera una blasfemia. Las imágenes religiosas infantiles se enterra¬ ron en el corazón y en la mente de la niña, limitando sus sueños y la expresión de sus dones en el mundo. gunas

Hasta que no reconocemos y sanamos esta

profunda herida espe¬ decisiones, nos comprometemos con innu¬ merables dietas y probamos los consejos de un experto tras otro, pero todos nuestros esfuerzos por cambiar sólo nos aportan un alivio mo¬ mentáneo. Nuestros comportamientos ineficaces son la forma indi¬ recta que tienen estas heridas de buscar nuestra atención; son las cla¬ ves que nos invitan a mirar qué hay debajo. Estar completamente preparada para apartar dichos comportamientos equivale a sumergir¬ se en las heridas de la propia vida. En este capítulo comenzamos el ramos

y oramos, tomamos

descenso.

nuestro consen¬

timiento.

Después de muchos

años de

terapia, servicios religiosos, reunio¬ nes de los Doce Pasos o grupos de mujeres nos queda muy claro que bajo los comportamientos ineficaces de los que hemos estado hablan¬ do cada semana se ocultan heridas muy profundas. Tales heridas no responden a las teorías psicológicas, por muy hábil que sea nuestro terapeuta; o a teologías elaboradas, por muy cuidadosamente articula¬ das que estén por nuestro ministro; o a la retórica de la recuperación, por muy interesante que sea la persona que dirija el trabajo. Tratar de lidiar con nuestros comportamientos ineficaces sin re¬

Rechacé el Dios masculino punitivo de la cristiandad hace

trece

años. Mi

lógica me decía que me había deshecho de esa imagen como un equipaje inútil. Pero he llegado a creer que la experiencia vergon¬ zante de «no ser suficiente» me fue infligida por aquella primera ima¬ gen religiosa que actualmente sigue alimentando mi adicción al traba¬ jo. Tengo la esperanza de poder sanar mis heridas infantiles. Karen H. Hubo

un

momento en

el que no

podía

ver

debajo de mis ob¬

sesiones; parecían absolutas. Gradualmente he ido apartando mi

80

Un Dios que se parece a mí

energía de ellas

y me he ralentizado lo suficiente como para poder las heridas subyacentes. ¿Dónde empezó todo, en el útero, en la incubadora, después de que murió mi padre, en mi adoles¬ cencia o cuando viví con un alcohólico violento? ¿Fue la pérdida de comodidad y seguridad, de calidez y relajación,

mirar

a

de autorrespe-

to? Me rar

detengo a reconocer que estoy herida. Comienzo a recupe¬ poder entrando en mis heridas y alejándome de los sínto¬ obsesivos que las expresan.

mi

mas

Laura

Exclusión:

la

no se admite a las chicas

Se supone que la humanidad"' somos todos, pero cuando palabra lo único que veo son hombres.

digo

ÁNN El resultado de nuestra inmersión en los nombres e imágenes masculinos de Dios es que hemos sido excluidas de lo divino. Dios y la humanidad han sido imaginados en masculino. Ellos son divinos

experiencia es normativa; nosotras no somos divinas y nuestra experiencia se considera periférica. Así es como se nos ha impedido la plena participación en la familia, en el mundo y en la Iglesia. Durante mi adolescencia leí las biografías de varios hombres no¬ y su

tables de la cristiandad común de

en un

intento de

encontrar

el denominador

grandeza. De una manera típicamente adolescente que¬ ría hacer grandes cosas en nombre de Dios, ser una mujer de Dios... siempre que pudiera descubrir su secreto. La exploración me decep¬ cionó, no fui capaz de encontrar una descripción detallada de la gran¬ su

deza cristiana.

Pero un domingo, cantando la canción Levantaos, hombres de Dios el secreto me fue revelado: ellos eran hombres y Dios también. Los hombres estaban llamados a hacer

grandes

*

este

bre»

La

caso, y

palabra mankind: género humano

o

está compuesta por otras dos:

y

teniendo,

por tanto,

mankind

un

man

cosas por

Dios,

a

las

humanidad, que emplea la autora en kind, siendo la primera de ellas «hom¬

tinte masculino. (N. del T.)

Nuestras heridas

mujeres

se

y comportamientos ineficaces

les educaba

para ser sus esposas.

81

Los chicos podían ser imágenes de mi ado¬ corazón, limitando mis

chicas pero las chicas no podían ser chicos. Las lescencia se enterraron en mi mente y en mi

la expresión de mis dones en el mundo. Desgraciadamente, las chicas de hoy están tan convencidas de que ellas no son Dios y de que están excluidas de lo divino como yo lo estaba en la década de los cincuenta. Recientemente, un amigo me contó el caso de unos padres de su parroquia que estaban muy preo¬ cupados porque su hija había sido escogida para el papel de Dios en una representación parroquial. Aunque la niña se sentía muy animada por la oportunidad que se le presentaba, es fácil imaginarse los pensa¬ mientos y sentimientos de los padres: ¿Será una blasfemia que una niña haga el papel de Dios? ¿Se enfadará Dios? ¿Montará en cólera en el cielo? A estos padres se les enseñó a «colorear» a Dios dentro de las líneas prescritas por la religión: cierto sexo y cierto color. Ellos probablemente tienen expectativas nobles respecto a su hija, pero le limitan severamente en lo que puede y no puede hacer y ser. Su hermano puede ser Dios en la obra de teatro parroquial, pero ella no. Asimismo, esos padres probablemente podrán imaginarse a su hijo como médico, abogado o presidente, pero sus aspiraciones respecto a su hija serán casarla con un hombre influyente y poderoso. La imagen de Dios que se nos implantó en los primeros años —nos haya sido impuesta en plan fundamentalista o nos haya sido susurrada por la cultura— tiene un profundo impacto en nuestras vidas de mu¬ jeres. Afecta el tratamiento que damos a nuestras hijas y nuestras ex¬ pectativas respecto a ellas y a nosotras mismas. Nuestras creencias son sueños y

importantes. La niña ha sido excluida de lo divino. Una chica

no puede ser Dios porque Dios sólo hizo el hombre imagen. La mujer fue un pensamiento posterior y un produc¬ to del hombre, no de Dios. Yo me crié con esta historia que en la Iglesia Luterana se repetía a diario. Los ministros, conserjes, ancia¬ nos, todos los que tenían algún poder eran hombres. Las mujeres enseñaban en la escuela parroquial y hacían trabajos de caridad en la iglesia y en la comunidad. Cocinaban y servían en las reuniones y fiestas. Yo tenía envidia de los católicos porque al menos las monjas parecían tener algo de estatus y de poder. a su

Irene

82

Un Dios que se parece

Tengo dos amigos irlandeses-americanos que queridos, pero me cuesta mucho aceptar su amor

a mí

Nuestras heridas

me son muy

se

por

sienten

en

casa,

83

El Dios de Sara, Raquel y Lía Presidenta, directora, empresaria

la Iglesia. y demuestran una confianza y una autoestima que yo nunca he experimentado en la Iglesia. Les recuerdo constantemente su identificación con el Dios masculino y lo útil que les resulta esa herencia. De joven creí a la Iglesia cuando decía que la palabra Hombre me incluía a mí también y que todos habíamos sido creados y éra¬ mos amados por Dios de la misma manera. Después, en la puber¬ tad, la horrible realidad comenzó a filtrarse: yo era inferior, junto con María, Eva y el resto de mujeres que rodeaban a Dios; yo era vista como un ser sexual, no como una persona; y yo era mala. Las reglas habían cambiado y me sentí traicionada por Dios y por la Iglesia. Allí

y comportamientos ineficaces

les gustan los rituales



Imagínate cantando el himno Levantaos, hombres de en la iglesia de tu infancia. A continuación imagína¬

Dios te

cantándolo actualmente.

¡Levantaos, hombres de Dios! Su reino tarda en llegar; Traed el día de la hermandad y acabad con la noche del

error.

¡Levantaos, hombres de Dios! Pisad donde

sus

pies pi¬

saron;

Como hermanos del

Hijo del Hombre, ¡levantaos,

hombres de Dios!1.

Robín ♦

Imagínate sentada historia ♦

a

círculo

en un

con

las suyas.

Irene y

Robin. Añade

Reflexiona sobre los recuerdos, pensamientos nes

que activan

en

ti las

siguientes palabras

sientes excluida por ellas? Un

hombre,

y

son

creados

Ahora reflexiona sobre los pensamientos y reacciones producen la siguiente serie de palabras y frases. ¿Te resulta más fácil sentir la posibilidad de excluir a los hombres que percibir la realidad de tu propia exclusión? que te

mujer,

un voto son

y

palabras sobre el Dios

las chicas son de segunda

¡guales

Abraham, Isaac y Jacob Presidente, director, empresario

Todas las mujeres

imágenes

frases. ¿Te

El Dios de

Una

cómo las

Para la niña pequeña en mí Dios no tenía nada de femenino. Como resultado, crecí detestando casi todo lo femenino, incluyen¬ do a mi madre.

Levantaos, hombres de Dios



Inferioridad:

un voto

Todos los hombres

en

masculino limitaron tus sueños y coartaron la expresión de tus dones en el mundo.

tu

y reaccio¬

Piensa

creadas iguales

jen Como resultado de

nuestra inmersión en los nombres e imágenes masculinos de Dios, la niña acaba convencida de que las cualidades masculinas son más valiosas que las femeninas. Adquiere un complejo de inferioridad y crece denigrando todo lo femenino.

Pregunté al jo¬ cajero de mi restaurante favorito: «¿Dios es hombre o mujer?» Y me respondió sin dudarlo: «Es hombre, por supuesto.» «¿Cómo pue¬ des estar tan seguro?», seguí preguntando. «Bueno, Dios es grande y fuerte, y tiene tanto poder que lo controla todo. No podría ser un chi¬ ca. Las chicas son débiles y no son tan inteligentes como los hombres.» ven

Levantaos, mujeres de Dios

1

Baptist Hymnal (Nashville: Convention Press, 1956),

p.

455.

84

Un Dios que se parece

a mi

La joven que trabaja con él detrás de la barra lo estaba escuchan¬ do todo y estaba indignada. En un momento dado

lo expresó así: ¡Las

chicas somos de segunda! Poco importaba que ella fuera una cocinera profesional con grandes posibilidades de futuro en el restaurante y él sólo un cajero. El podía ser Dios, lo que le daba estatus a pesar de que en realidad era inferior a ella. Desgraciadamente, la cólera de ella esta¬ ba dirigida al hecho de ser una «chica» y no a la suposición de que Dios es hombre, cosa que no cuestionaba. Su comentario final fue: Mientras estudiaba en el seminario de Princeton leer el libro Man Becoming de

Gregory Baum,

siguiente pasaje

me

dejó impactada:

Creer que Dios mo no es un

sino

un

hijo

un

es

extraño,

que

padre

se me

animó

le pertenece,

marginal

una

que

ellas

o una persona

hija

a

mis¬

de decir un

a

los

sólo padre dice que «yo soy

bres Esto

y en

relación

a

la

y nunca

Según mi padre, la religión estaba asociada con la credulidad y debilidad, en otras palabras con las chicas y las mujeres. Sentía tanta vergüenza de ser mujer que durante muchos años me he resis¬ tido a identificarme con mi lado femenino y con el lado femenino de la vida. Me alejé de lo femenino para agradar a papá. Él era muy crí¬ tico y aunque lo intenté, nunca fui incapaz de agradarle del todo. la

es

pa¬

«nosotros» res¬

Dios sólo es padre es extraña, una marginal, una per¬

que no

deficientes, inferiores,

eran hombres y eran atendidos por mujeres. enseñaban en la escuela, pero el sacerdote acudía cuando ocurría algo realmente importante. No pude ser monagui¬ llo porque era chica. Si Dios es hombre, yo soy distinta de Dios, li¬ mitada y de segunda clase.

alienada,

En mi experiencia de mujer... Creer que tomar conciencia de que soy una una

y, por tanto, son

Las monjas

todos los hombres2.

alienada,

Dios

Los sacerdotes

Cerré el libro. Estaba claro que, aunque estoy segura de que no lo admitiría, el autor estaba escribiendo a los hombres sobre la expe¬ riencia masculina de Dios. Reescribí el pasaje en mi diario:

sona

no son

lo suficientemente buenas.

persona con un destino maravi¬

capaces

villoso destino ofrecido

85

Sharyn

lloso que comparte con toda la comunidad. Creer que Dios dre significa que debemos ser pecto a

y comportamientos ineficaces

sido el acertijo presente en la vida de la mayoría de las mujeres. El uso de la imaginería exclusivamente masculina convence a las mujeres de

teólogo católico. El

es tomar conciencia de que uno

no es un

Nuestras heridas

le pertenece, que no tiene el mara¬ hijos del padre. Creer que Dios es otra» en relación

a

JOYCE

Imagínate sentada tu historia



todos los hom¬

lo divino.



recuerda la triple oración de agradecimiento nuncian los rabinos: «Bendito eres, Señor, Dios

a

en un

círculo

con

Sharyn

que pro¬

Rey del Uni¬ has hecho gentil... fiador... mujer...»3. Y nosotras el gentil podría convertirse al judaismo y el fiador nuestro,

Joyce. Añade

¿Qué has sentido al leer la cita de Gregory Baum y la tri¬ ple plegaria de los rabinos? Reescríbelas desde tu pers¬ pectiva de mujer. Continúa reflexionando sobre cómo estas imágenes y pa¬ labras del Dios masculino limitaron

me

y

las suyas.

ron

la expresión

de tus dones

en

tus sueños y coarta¬

el mundo.

verso, porque no me nos

preguntamos:

podría liberarse, 2

Gregory Baum,

página 195. La 3

pero cómo

cursiva

deshacemos

nuestra

feminidad? Este ha

Dependencia:

las

imágenes

de los salvadores

se quedan grabadas Man es

Becoming (Nueva York:

mía.

Herder and Herder, 1970),

Sabbath Prayers (Nueva York: Bloch Publishing Company, Inc. 1927),

p.

38.

Esperaba que los hombres me salvaran de la soledad, de la desaprobación social, del aburrimiento, del fracaso y de las crisis

86

Un Dios que se parece

a mí

Nuestras

periódicas. Les he tratado como si fueran dioses y nunca me pare¬ ció algo equivocado, ya que siempre he estado rodeada de mujeres que llegaban hasta el extremo para agradar a los hombres en todos

los estadios de la vida.

nuestra inmersión en los nombres e imágenes masculinos de Dios y en las imágenes de salvadores que se nos han quedado grabadas de los cuentos de hadas e historias bíblicas, la niña está convencida de su incapacidad para salvarse a sí misma

y

de

que,

salvador masculino. Nuestras vidas están pen¬ dientes de su llegada, anhelamos salvadores humanos: «si tan sólo» tuviese un nuevo marido o compañero, cambiase de trabajo, me pasa¬ un

algo divertido, tuviese un nuevo apartamento o apareciera un caba¬ llero con su deslumbrante armadura. Y también anhelamos salvado¬ res divinos: «si tan sólo» tuviera una visión del se

a

fancia

las mujeres

a

cielo, una palabra clara milagro. Desde la in¬

través de mi terapeuta o mi guru, un se nos

legitimidad, la dirección

y

ha enseñado

a

buscar fuera de

nosotras

la

la salvación.

Buscamos a hombres que nos ños se les consideraba «ilegítimos»

legitimen. Históricamente,

a los ni¬ llevaran el nombre de su padre. No es suficiente con nacer de una mujer. Una vez nacidas, te¬ níamos que ser legitimadas por una serie de hombres, empezando por nuestros padres y siguiendo por nuestros novios y maridos. El miedo a la falta de legitimidad está tan profundamente grabado en nosotras que incluso en las relaciones contemporáneas en las que las mujeres eligen conservar su apellido, los niños llevan inevitablemente el del padre. Buscamos que alguien nos dirija y se nos enseña a delegar en los a menos que

hombres. Ellos son los autores en el drama de nuestras vidas limitamos a ser las observadoras y el personal de

tras nos

y noso¬

apoyo. Joyce

explora sus comportamientos ineficaces que son el resultado de un profundo complejo de inferioridad: «En las situaciones laborales en las que intervienen hombres me quedo como una observadora. Mi ce¬ rebro deja de funcionar cuando estoy a su alrededor, mi criterio se va por la ventana y delego en la lógica masculina. Intelectualmente sé que su lógica no es superior, pero no soy capaz de superar mis fuertes sentimientos de inferioridad, por eso delego.» Buscamos la salvación

en

los hombres. Tuvieran relaciones

nuestras

madres

hombre salvador

nos

87

transmitieron el mito de que necesi¬

en nuestras

vidas. El resultado

es

que

al¬

de

nosotras permanecemos en relaciones abusivas porque de otro modo «no estamos salvadas». Una participante en uno de los ta¬ lleres reconoció: «Se me enseñó que los hombres me salvarían de la

Como resultado de

de Dios

abusivas,

tamos un

gunas

LlZ

por tanto, necesita

o

heridas y comportamientos ineficaces

sanas

inseguridad económica

y

de la vergüenza de

no

haber sido "elegida".

Ellos debían darme compañía y respetabilidad. Cuando me encontra¬ ba en una relación abusiva era incapaz de abandonarla porque proba¬ ría mi falta de valor y reforzaría mi inferioridad.» Rendir

nuestra vida a un Dios masculino, a un guru, a un novio o la filosofía Nueva Era o a un Poder Superior hace que siga¬ mos con nuestra dependencia de los poderes externos a nosotras para que nos legitimen, dirijan y salven. En este proceso nos quedamos alienadas de nuestros propios recursos. Reflexiona junto con Joyce, Sharyn y Susan sobre los salvadores, mesías y rescatadores en los que has buscado la legitimidad, la dirección y la salvación.

esposo, a

De niña me preocupaba la sensación de ser aceptada por mis padres, sobre todo por mi padre. En cierto sentido la aceptación era un deseo de que salvaran de la preocupación, de la autoevaluación continua y del miedo. Actualmente sigo repitiendo este pro¬ ceso cuando busco la aceptación de los hombres, sean jefes, com¬ pañeros de trabajo, amantes o compañeros de baile. Cuando me trasladé a California, los talleres, los libros de la Nueva Era y los amigos versados en el pensamiento Nueva Era se convirtieron

deseo

en

mis salvadores. Todavía sucumbo

a

estos

salvado¬

salven de mis procesos de pensamiento erró¬ neos y que arreglen mis problemas. Esta actitud de buscar la salvación y la validación fuera de mí me ha llevado a continuar con tres relaciones terapéuticas y varias relacio¬ nes sentimentales mucho tiempo después de que fueran dañinas para mí. Pensé que necesitaba el permiso de la otra persona para irme. res

y

que me

Joyce Mis

padres y la sociedad me enseñaron que mi vida estaría completa cuando tuviera un marido. Durante años estuve en una relación miserable porque era «más» siendo la mitad de una pare¬ ja que estando soltera. Tal situación me salvaba de la responsabili-

88

Un Dios que se parece a mí

dad de

mis propias decisiones, de dirigir mi pro¬ y de crearme a mí misma. Culpaba de mi infelicidad a mi compañero y a sus defectos, no a mi propia falta de definición. tener

que tomar

89

Nuestras heridas y comportamientos ineficaces

Imaginaciones aprisionadas

pia vida

Sharyn

¿Cómo

me atrevo a

hasta suscitar

una

cuestionar

a

Dios padre? Me da miedo

discusión sobre el Dios de mi pasado. Si padre

averiguara que hago estos ejercicios, me condenaría al infierno. El Poder

Superior de mi grupo de recuperación parecía ser el Dios masculino de mi infancia, sólo que con otro nombre. Mi vida estaba fuera de control

en muchos sentidos cuando me presenté a la primera reunión. Como adicta al sexo y al amor me resultó muy fácil creer que un Poder Superior me libraría del lío en el

que esta¬

ba metida. Los hombres siempre

han sido una fijación para mí y es muy extraño que los supervisores de mi recuperación no lo enten¬ dieran. Me estaban pidiendo que sustituyera mi adicción a los hombres por una rendición al Poder Superior que me rescataría. Y me pregunto, ¿cuál es la diferencia? susan

Imagina que estás sentada en un círculo Susan. Añade tu historia a las suyas. ♦





Joyce, Sharyn

y

¿Qué salvadores se te enseñó a buscar para que te resca¬ legitimaran y dirigieran? Haz una lista de ellos en cada periodo de tu vida. ¿De qué esperabas que te salva¬ ran? ¿Fueron eficaces en su cometido? ¿Había alguna mujer entre ellos? Reflexiona sobre las siguientes afirmaciones desde tu propia experiencia: «Una recuperación, un proceso tera¬ péutico o una religión basados en la vergüenza ponen de relieve nuestra incapacidad de funcionar en la vida sin depender de fuerzas externas y nos animan a proyectar nuestro poder en los hombres y en los dioses.» ¿En quién vuelcas tu vida y tu voluntad actualmente? ¿En un novio? ¿En un terapeuta? ¿En un guru? ¿En un poder superior? ¿En la filosofía Nueva Era? Qué pregunta te viene a la mente cuando te enfrentas con una situación difícil: «¿Quién me salvará?» o «¿de qué recursos dispongo para encarar este desafío?» taran,



con

colleen

adolescentes tuvimos que aceptar al Dios que estaban ligadas nuestras vidas. Rebelarse era demasiado peligroso. Para la mayoría de nosotras el miedo al abandono era tan grande que tardamos muchos años en estar prepa¬ radas para cuestionar al Dios de nuestros primeros años. El miedo obedece a una buena razón; sentimos que si nos imaginamos a Dios de otra manera que no sea Dios padre estamos cometiendo un peca¬ do mortal. Se nos dijo que no hacía falta que viéramos a Dios de nin¬ guna otra forma a como «él» siempre había sido visto. Atemorizadas, dejamos a un lado nuestra sensación original de que teníamos toda la variedad de colores del arco iris para «colorear» a Dios. Nos unimos a las plegarias e imágenes de nuestro hogar, de la iglesia y de la socie¬ dad. El rostro y la imagen de Dios, reconfortantes o atemorizantes, bondadosos o punitivos, han aprisionado nuestra imaginación. Hace algunos años leí un artículo en la revista Life titulado: «¿Quién es Dios?» La revista había planteado esta pregunta a una se¬ rie de hombres y mujeres. No fue ninguna sorpresa que todos excep¬ to dos se imaginaran a Dios como exclusivamente masculino, ya que habían aprendido a nombrar, imaginar y «colorear» al Dios de su comprensión infantil. Pero lo que más me alteró fue la introducción del editor: en ella se asignaba un sexo al Ser Supremo a través del uso indiscriminado del pronombre masculino junto con la elección de una imagen de Dios en la que aparecía como un anciano blanco y con barba. Su suposición de que Dios es masculino es una nueva prueba de que nuestra imaginación personal y social está prisionera. Hace falta muy poca imaginación para visualizar a Dios como hombre; es una imagen que ha dominado la imaginación y el concep¬ tos de sí de hombres y mujeres durante siglos. Nuestra imaginación ha estado prisionera de Dios padre. Es evidente que lo «mejor de la imaginación humana» surgirá cuando una pluralidad de rostros habiCuando éramos niñas y

de las instituciones

a

las

90

ten un

Un Dios que se parece

a



Hace años asistí

a una

imagínate sentada con siguientes preguntas:

escuela

parroquial para adultos donde hici¬ mos una lista de las palabras e imágenes que describían al Dios de nues¬ tra adolescencia. La lista era muy variada y reflejaba la diversidad de los asistentes a clase: padre, amigo, juez, el que tiene las respuestas, el que establece límites. Por otro lado, el pensamiento de que creamos a Dios según nuestra necesidad me daba escalofríos. ¡Creamos nuestros pro¬ pios dioses! La persona que necesitaba estabilidad y control creó a Dios Padre con sus cualidades. Otra persona llena de preguntas que atravesaba un periodo turbulento creó a un «Dios que tiene las respues¬ tas». Seguí adelante con la lista y me quedé pasmada e impresionada ante nuestra capacidad de imaginarnos a un Dios y de pasar a otro en

cuanto

cambian

nativas. El

rostro

se me

Imagina que Dios es mujer. ¿Qué imagen surge de tu imaginación? Dibújala o descrí¬ bela con palabras. ¿Qué sentimientos afloran mientas haces esta tarea? ¿Sientes miedo frente al rostro iracundo de Dios gritando: «No adorarás a otro Dios que el Señor?» ¿Visualizas al Dios que se parece a ti con libertad y sin¬ tiéndote orgullosa? ¿Viste durante tu infancia un dibujo de un Dios que se pareciera a ti o a tu madre? Reflexiona sobre las afirmaciones siguientes: «La incapa¬ cidad de la mujer para imaginarse a un Dios que se pare¬ ce a ella, que sangra, siente, piensa y experimenta la vida como ella indica la profundidad de la herida que le infli¬ gió su pasado religioso.»







femenino de Dios estaba fuera de

El resultado de

este

aprisionamiento

mi

alcance.

las mujeres no pue¬ den imaginarse a un Dios que se parezca a ellas. He preguntado a mi¬ les de mujeres a lo largo de los años —participantes en talleres, ami¬ gas, colegas, vendedoras y camareras de todos los colores, credos y tipos de vida—, «¿Dios es hombre o mujer?» La respuesta siempre ha sido unánime: «Dios es hombre. Una mujer no puede ser Dios.» En¬ tonces les invitaba a imaginarse a Dios como mujer. Para la mayoría, dada la eficacia del condicionamiento infantil, esta sugerencia era ri¬ dicula; otras trataban de hacerlo hasta que la imagen de un Dios mas¬ culino iracundo les gritaba desde su propia profundidad: «No adora¬ rás a otro Dios que el Señor.» Está claro que nuestra imaginación es rehén de Dios Padre. «El» ha sido el ídolo indiscutible durante demasiado tiempo; su imagen ha sido empleada para convencernos de que estamos excluidos de lo di¬ vino, de que somos inferiores a los hombres, de es



ocurrieron alter¬

que

necesitamos un salvador masculino y de que nombrar e imaginar a otro Dios que «él» siempre ha sido y será una blasfemia. La de las mujeres incapacidad de imaginarnos a un Dios que tenga aspecto de

Antes de seguir adelante,

quedémonos un poco más

UNA ENTREVISTA: ¿PUEDE UNA Entrevista a tu



que

mujer, que sangre, sienta, piense y experimente la vida como nosotras indica la profundi¬ dad de la herida que nos infligió nuestro pasado religioso.

es hombre o mujer? Cierra los ojos un momento.

¿Dios

son

aquel tiempo, ni siquiera

de amigas. Plantearos las



nuestras

imaginaciones

un grupo





necesidades. Por otro lado descubrí que nues¬ libres pero dentro de un marco muy limitado: todos los dioses de la lista eran masculinos. Y, dado el aprisionamiento de mi imaginación en tras

91

Nuestras heridas y comportamientos ineficaces

los cielos y sus nombres nos lleven más allá de las limitaciones de Dios exclusivamente masculino.





a

tu

NIÑA

en

el capítulo 4:

SER DIOS?

amante, a tus amigos, compañeros, a tu terapeuta y

clérigo Pregúntales: «¿Quién es Dios?» «¿Dios es hombre o mujer?» «¿Puede una chica ser Dios?» Invítales a imaginarse a Dios como mujer. Invítales a dibujar su imagen o a escribir sobre ella. Explora junto a ellos los sentimientos que les afloran cuando ha¬ cen este ejercicio.

92

Un Dios que se parece a mi

INVENTARIO: SI DIOS ES HOMBRE, ENTONCES...

Nuestras heridas

La relación

Haz inventario de las heridas y

comportamientos ineficaces

que

el resultado de haber crecido inmersa en nombres e imágenes masculinos de lo divino. Comienza añadiendo más frases a la si¬

guiente lista de afirmaciones «Si... entonces...» tomadas de los escri¬ tos de las participantes en mis talleres. Invita a un grupo de amigas a colaborar contigo para aumentar el inventario. Personalízalo. Estas afirmaciones exploran la conexión entre nuestras heridas religiosas y los comportamientos ineficaces que hemos traído con nosotras hasta la edad adulta: es

hombre...

observadora. Entonces las.cualidades masculinas

son

más valiosas que

las fe¬

meninas.

Entonces soy

incapaz de elegir mi propia dirección o camino de ayuda. Espero que los hombres me den pistas sobre lo que es correcto para mí, ya que tienen capacidades naturales de las que yo vida sin

su

son

es

más

Los intereses de los hombres

son

mucho más importantes que

los

míos y sus conversaciones, carreras y decisiones tienen más peso que las mías. Estiro mi vida para aprender y crecer prestando atención a intereses. He

aprendido a apreciar el fútbol, a pescar con mosca, periódicos deportivos y a cocinar sus comidas favoritas. Estos dioses apenas si muestran ningún interés o curiosidad por mí. Ellos son superiores y yo soy inferior. Nunca he tenido una rela¬ ción que haya sido sana para ambos y creo que eso es imposible. Los hombres de mi vida siempre han sido más altos, más listos y más ricos que yo. Soy dependiente a causa de mi inferioridad y aca¬ bo creyendo que soy incapaz de cuidar de mí misma. Parece que la única posibilidad es una relación en la que el hombre domine y yo a

Entonces los hombres participan activamente en la vida y yo soy una

con un

Dios. Sus necesidades

milia.

sus

Si Dios

hombre

93

algo muy deseable. Se convierte en importantes que las de los niños, las de mis amigas y las mías propias. Aparco a un lado mi propia vida para ir detrás de los hombres y después considero un deber satisfacer todas sus necesidades —sexua¬ les, emocionales y físicas— de la misma forma que mi madre dedicó su vida a las necesidades de mi padre. Él era el Dios de nuestra fa¬ un

son

y comportamientos ineficaces

leer

sea una

subordinada.

carezco.

Entonces los hombres fueron hechos a imagen de Dios—cuerpo y todo— y yo no. Mi cuerpo es diferente y tiene alguna deficiencia. Nunca cio

es

suficiente. Como compulsivamente y

compulsivamente. Mi

mí misma. Nunca vi con

la redondez de

Monroe

a un

cuerpo acarrea

la

después hago ejerci¬

marca

de mi odio hacia

Dios que se pareciera a mí... con

pechos

y

mujer. Las diosas del sexo como Marilyn fueron creadas por los hombres y no se parecen en nada a mí. una

NO SE PERMITE EL PASO A LAS CHICAS

Dedica

algo de tiempo cada día de esta semana a conversar con e imagina que os reunís en vuestro lugar de en¬ cuentro. Dibuja y escribe con tu mano no dominante una respuesta a las siguientes preguntas: La Niña

Que Fuiste

Día 1. No Si Dios

Delego

es

hombre,

en

las discusiones

los hombres

en

son

Dios y...

situaciones laborales. Me retiro de

los hombres. Me

quedo callada en los grupos los hombres dominen las discusiones. Limito mi vida y silencio mi inteligencia para que mis compañe¬ de trabajo, amantes e incluso mis profesores no se sientan amena¬ con

mixtos, permitiendo ros

entonces los hombres

zados por mí.



se permite el paso a las chicas.

Escribe

e

ocasión

en

ilustra







dominante el relato de alguna

sentiste excluida por ser chica. pueden ser Dios; las chicas, no. Haz un dibujo de las cosas que pueden hacer las chicas en la par¬ te izquierda de la página. Haz un dibujo de las cosas que las chicas no puede hacer en el lado derecho de la página. ¿Qué áreas de la vida estaban fuera de tu alcance por ser chica? que te

Día 2. Los chicos

que

con tu mano no

94





Un Dios que se parece a mí

¿Puede una chica hacer el papel de Dios en la escuela parro¬ quial? ¿Se enfadaría Dios? ¿Puede una chica ser obispo, sacerdote o papa? ¿Puede una chica ser

Dios?

Día 3. Las chicas ♦

Escribe vez

e

son de secunda

ilustra

que te

categoría.

con tu mano no

hayas sentido interior

dominante el relato de

por ser

alguna

chica.

Día 4. Los chicos son más importantes que las chicas. ♦



¿Quién es más importante: un chico o una chica... un cura o monja... una madre o un padre... una enfermera o un médico? ¿Qué vida es más divertida, la de tu madre o la de tu padre?

Día 5. Las chicas ♦

Escribe ba

e



ilustra

un

alguna ocasión

sitada de ♦

necesitan chicos

relato

en

la

una

que las salven.

con tu mano no

que te

dominante que descri¬

hayas sentido dependiente

salvación

y nece¬

hombre porque eras mujer. ¿Quién cuidará de ti cuando te hagas mayor? ¿Puede una chica salvar a la gente? un

El

cambiante rostro de

Dios

Día 6. Oialá fuera chico. ♦

Escribe

e

enumeres

ilustra

un

todas las

relato

con tu mano no

razones

por

las

que

dominante

en

el que

desearías haber sido

un

chico.

El primer paso que me

boles. Después

alejó del anciano blanco fueron los ár¬ el aire. Después los pájaros. Después las demás

personas.

ALICE

WALKER, El color púrpura

Día 7. Un Dios como yo. ♦

¿Viste alguna que se

♦ ♦

vez a

pareciera

lo largo de tu infancia

ti o parece más a

¿Quién se ¿Qué aspecto tendría

a

tu madre?

a

Dios, tu madre

una

un

dibujo de

un

Dios

POR MI PROPIA EXPERIENCIA y la de las mujeres con las que trabajo,

padre? Mujer Dios? Dibújala. o

tu

convencida de que nuestra sanación y la recu¬ poder avanzan y se profundizan cuan¬ do el rostro de Dios se parece al nuestro; cuando nos imaginamos a un Dios a imagen y semejanza nuestra. La evolución del rostro de Dios va ocurriendo a lo largo del tiempo. Es un camino esencial hacia el autoamor, la confianza en nosotras mismas y la fuerza interior de nuestro poder de mujeres. El camino hacia el rostro femenino de Dios requiere el exorcismo de los viejos nombres y rostros y la adopción de alternativas que afir¬ man a la mujer. Estas nuevas imágenes son portadoras de la sanación estoy

peración de

nuestro

96

y a

Un Dios que se parece a mí

medida

nuestro

que nos

odio hacia

sumergimos nosotras

en

ellas

sanamos

lo más profundo de

Nuestra sanación

A los

Padre Dios, deseo

trabaja hoy

vor,

espiritual, dichos planteamientos en sí mismos son inca¬ paces de sanar las heridas y desenredar las pautas de comportamiento ineficaz que nos han controlado durante años. Nuestras heridas más profundas las sana un Dios que se parece a nosotras. da que

reflexionar sobre el cambiante rostro de Dios a medi¬ vayas leyendo las cuatro secciones siguientes. Aunque quizá te

pee, como

hazme

defenderla de cualquier cosa que la estro¬ el orgullo. La santidad es belleza. Señor, vida pueda manifestarse cada vez más en mí.

la vanidad

santa.

Que

tu

y

A los dieciséis años escribí:

a

Padre Dios, soy egoísta en muchos sentidos. Hazme vivir cada

identifiques con mi historia, no hagas comparaciones con la tuya. La incluyo con la intención de que active tus propios recuerdos, no para

prescribirte

en

belleza interna que te haga feliz. Por fa¬ mí para que mi única preocupación sea mante¬ una

belleza interna y

ner esa

el camino

Te invito

años escribí:

catorce

mismas.

Es muy difícil, a veces imposible para la teoría psicológica, para las teologías elaboradas y para la retórica de la recuperación, penetrar hasta dichas profundidades. Si no nos embarcamos conscientemente en

97

minuto

Considera la posibilidad de escribir una oración, carta, poema o texto tras reflexionar sobre el rostro de Dios que se presenta en el texto o a las imágenes de lo divino que surjan de tu propia experiencia. unas respuestas.

te

de ti,

mis

Dios

Dios Padre: un controlador que está por encima de todo

pensando

Derrama a

ojos

Hijo:

tus

nadie

se

una

en

los demás

y en

cómo quieres

bendiciones sobre mí. No tengo

fijen

nada que de ti. No soy nada sin ti. Haz camine a tu lado cada minuto.

que rezar aparte en

ti

y que

les sirva. decir apar¬

que

que

presencia compasiva

El final de mi matrimonio desató

una

serie de temblores que ame¬

nazaban

Los recuerdos de mis

primeros años están llenos de miedos. El al¬ coholismo devastó mi vida llenándola de violencia, inestabilidad finan¬

ciera y

cambios de cuidadores, escuelas y hogares. Mi mundo externo Estas experiencias crearon en mí una profunda necesidad de orden y control. Desde mis primeros años me relacioné con Dios como padre y esta imagen me ayudó a construir un mundo interno rí¬ gidamente controlado en el que lo hacía todo para agradarle. Exami¬ naba todos mis pensamientos e impulsos a la luz de esta relación. Dicha imagen también me procuró un mundo externo rígida¬ mente controlado, todas mis acciones e interacciones se conformaban en respuesta a ella. De adolescente, mi necesidad de tener una ideolo¬ gía que seguir me llevó a dedicar mi vida a Dios y esa devoción me aisló tanto del caos como de las alegrías de la vida. En su compañía podía estar por encima de todo, los recuerdos dolorosos me impedían llegar al elevado pedestal en el que me situaba. Mis diarios reflejan la intensidad de esta relación que lo consumía todo: le escribí todos los días a lo largo de mis años de instituto y universidad. era un caos.

aquel pedestal tan «seguro» en el que me sentaba con Dios padre. Los temblores se intensificaron hasta convertirse en un autén¬ tico terremoto y en el curso de doctorado experimenté una «crisis» que demolió el pedestal. Mientras estaba internada en la clínica de Princeton llamé a Jesús. Dios padre parecía estar muy lejos y no esta¬ ba segura de que podría acompañarme en el examen de los senti¬ mientos y recuerdos de los doce primeros años de mi vida. Habían acumulado tal fuerza que era imposible contenerlos. La imagen de Jesús como Presencia Compasiva me acompañó a lo largo del pavoroso bosque de emociones y recuerdos en el que me encontraba. A medida que la imagen del padre disminuía, la imagen de Cristo me llevó hacia dentro. Descendí a mi humanidad y me dis¬ puse a emprender el camino del autoentendimiento. Los diarios de este periodo me recuerdan cómo fui profundizando en esta relación. Me

difícil estar de pie en medio de la existencia. Me petrificada por sus vientos, por sus oscuridades, por sus in¬ tensidades, pasión e ira. Quiero volver a subir al pedestal donde siento

es

muy

98

Un Dios que se parece a mí

estaba por encima de todas las

cosas

junto

a

Dios padre...

Nuestra sanación

Sentimientos de mi vida, oigo vuestro clamor. Vuestra conten¬ ción ha sido autodestructiva. Por favor, surgid de mis profundida¬

para

descifrar las cosas, para confinar las contradicciones de la vida dentro de categorías, para controlar la vida con acordadas. Quiero salir del

momento

presente

Durante los últimos días he anhelado

dejado de evitar la vida control y estoy

confiando dan

tanto

con muros

tu

explicaciones desesperadamente.

presencia, Cristo. He

protectores y

des, elevaos estoy

Invoqué

encarando la

pavorosa realidad de «lo que es», presencia. Tú abarcas las contradicciones que me miedo. Tú me llamas a enfrentar la vulnerabilidad y la

Espíritu Santo:

una

como

Las

imágenes tradicionales del Padre y el Hijo eran tan específi¬ que no me dejaban libertad para recrearme en mis propias imᬠgenes. Como no había imágenes específicas asociadas con el Espíritu Santo me lo imaginé como una energía que impregnaba mi vida y me conectaba con todas las cosas vivas. En algunos momentos que ate¬ soraba, experimentaba que el Espíritu me llenaba de la alegría de es¬ viva.

Años

después descubrí que spiritus significa respiración y me imaginé que las ventanas de mi vida se abrían de par en par y la Res¬ piración Sagrada soplaba en toda mi existencia aireando las viejas ha¬ bitaciones sofocadas de mi infancia. Recé: «Ven, aliento sagrado, ven. Sopla en las viejas habitaciones polvorientas. Refréscalas y renuéva¬ las.» En esos momentos no tenía miedo y dejaba que el Espíritu de Vida me sorprendiera. La imagen del Espíritu Interno Refrescante me escoltó inequívo¬ camente hacia mi propia vida, movimiento que se refleja en mis dia¬ rios. Ya no rezaba a un Dios lejano, sino a mis sentimientos y sueños, y a La Niña Que Fui. La espiritualidad comenzó a surgir del fondo de mí a medida que reconocía la presencia del Espíritu Divino dentro Llamé

a

no me era

mis sentimientos:

impuesta

por un

llegar

a conoceros.

Ya

a

mis sueños:

Sueños, superad mi resistencia a oíros. Hay una parte de mí desea escuchar vuestros ricos mensajes. Me recordáis que debo confiar en mi vida interna, discernir sus intrincados desig¬ nios y

refrescante presencia interna

de mi propia experiencia. Ya lino desde fuera de mi vida.

y

que

este momento.

cas

tar

pueda escucharos

preparada.

escuchar vuestra verdad sanadora.

Invité al Dios

para que

tentáculos de

en tu

responsabilidad de

99

Dios

mascu¬

Espíritu que Que Fui, a

La Niña

me

habitaba

en

mi infancia, imaginándolo historias:

que me contara sus

petrificada? ¿Por qué te ¡Qué hábil eres para sentir la proximidad del amor! ¡Qué rápidamente te po¬ nes a la defensiva para no dejar que el amor se filtre hasta ese es¬ condite que está detrás de tu puerta cerrada. ¿Cuándo te ocultaste detrás de esa puerta desde la que maniobras para que encajen los intrincados detalles de tu vida? ¿Cuál es tu plan maestro? ¿Cuál Pequeña,

aferras

su

¿por

tanto a

qué has estado

tan

la vida, controlando cada momento?

motivación?

Un Dios que se parece a



Hace doce años escribí lo siguiente: Dios mío,

Espíritu, ni masculino ni femenino. Has sido hoy pido conocerte como Madre. Eres demasiado vasto para encajar en un solo compartimento. Qué estúpido de nuestra parte confinarte en una imagen. Me siento in¬ eres un

mi Padre durante muchos años y

cómoda llamándote Madre. Se ha hablado de ti

como

Padre du¬

siglos, pero yo me preguntaba cómo se podía hablar de un padre sin hablar de una madre. ¿Cómo es el rostro femenino de Dios que ha estado oscurecido durante tanto tiempo? Ahora me dicen que hay un Dios que se parece a mí, pero me cuesta asumirlo. rante

100

Un Dios que se parece a mí

Un día la Madre Dios

dio

sorpresa. Me preguntaba cómo los escritores y editores de libros sagrados hubieran sido capaces de oscurecer lo femenino divino tan completamente que no había quedado ni rastro de ella en mi formación religiosa, excepto en la ira de los profetas contra los «falsos dioses». Desgraciadamente, me di cuenta de que mientras aprendía a adorar al único Dios verda¬ dero y a no tener otro Dios que él, muchos de los «falsos» dioses mencionados eran diosas que se parecían a mí: la Reina del Cielo, Asherah, Baalat, Astarte y Anath. De adolescente había aplaudido el celo de los profetas a la hora de descartar a estos «falsos dioses» y ha¬ bía animado a que sus seguidores fueran destruidos y sus lugares sa¬ grados fueran quemados. Había participado en la conspiración para denigrar al Dios que se parece a mí. Aquel día me di cuenta de que no me habían contado toda la ver¬ dad de mi pasado religioso. En mi búsqueda de la verdad comencé a explorar las pruebas históricas y arqueológicas que apoyaban el he¬ cho de que la imagen más antigua de lo divino era femenina y tenía más de 25.000 años1. Hubo un tiempo en el que Dios era imaginado, conocido y adorado como mujer. Ella ha recibido muchos nombres; en tiempos del profeta Jeremías era adorada como la Reina del Cielo. Se cree que los «pasteles» que le ofrecían sus seguidores tenían la for¬ ma de un cuerpo femenino2. Pero, de adolescente, las palabras de Jehová a Jeremías me convencieron de que sólo había un Dios verdade¬ ro y que adorar a los falsos dioses, como la Reina del Cielo, tendría

podía

graves

Los

consecuencias: Y tú

no

ellos hacen

pueblo ni eleves por ellos clamor y porfíes, porque no te oiré. Porque ¿no ves lo que las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén?

ruegues por este

no me en

Véase Charlene

Spretnak, Lost Goddesses of Early Greece (Boston: Beacon 19; Stone, When God Was a tornan, pp. 9-10. 2 The Interpreter's Dictionary of the Bihle, vol. 3 (Nueva York: Abingdon Press, 1962), p. 975: «La Reina del Cielo: el objeto de culto, en especial por parte de muje¬ res, en Judá en la época de Jeremías; junto con la libación se le ofrecían pasteles que posiblemente tuvieran forma de estatuillas. Press, 1979),

hijos

101

la leña, los padres prenden el fuego y las muje¬ hacer tortas a la reina del cielo y libar a los dioses extraños para ofenderme. (Jeremías 7:17-18.)

una

ser que

súplica,

1

me

Nuestra sanación

recogen

res amasan

la harina para

Descubrí que

los traductores y eruditos bíblicos eligieron el len¬ guaje empleado para oscurecer los fragmentos del rostro femenino de Dios que consiguieron llegar a los textos sagrados del judaismo y la cristiandad. El Shaddai, por ejemplo, es un nombre de Dios emplea¬ do en las Escrituras Hebreas. Uno de los significados originales de shaddai es «pecho femenino». Los traductores eligieron su significa¬ do alternativo, que es «lugares elevados»3. Así, lo que podría haber sido una imagen afirmativa para las que tenemos pechos, «un Dios con pechos», se alteró para entronizar todavía más la imaginería mas¬ culina de lo divino: «el Dios de los elevados lugares.» Cada descubrimiento que iba realizando aumentaba mis sospe¬ chas respecto a Dios padre. Las sospechas me dieron coraje para exa¬ minar todo lo que se me había enseñado en su nombre y alimentó mi búsqueda de una Mujer Dios que permanecía ignorada en el trasfondo, que había sido erradicada de las historias y mitos religiosos. He invitado a cientos de mujeres a unirse a mí en esta búsqueda a lo largo de los años. La parte 3 de este libro es una crónica de nuestro camino y de los descubrimientos realizados. A lo largo de mi infancia y adolescencia, como a muchas otras mujeres, se me había dicho que en mi alma había un espacio que tenía la forma de Dios y que no estaría satisfecha hasta que no estuviera lle¬ no del Dios masculino de mi infancia. Pero, por mucho que lo inten¬ taba, el Dios masculino no encajaba. Sentía que era un problema mío, que tenía algún defecto; por eso me retorcí y deformé hasta perder mi propia forma, pero aun así él seguía sin encajar. Hasta que encontré el rostro femenino de Dios no me di cuenta de que el problema no era mío. A medida que fui descendiendo a la riqueza de mi propia vida descubrí que ella había estado ahí todo el tiempo y su presencia me hizo recuperar una relación amorosa conmigo misma.

p.

5

F. M.

Cross, Canaanite Myth and Hebrew Epic (Cambrigde, Mass.: Harvard pp. 54-56.

University Press, 1973),

102

Un Dios que se parece a mí Nuestra sanación

Pausa y ♦

reflexión

Relee tus escritos sobre el Dios de tu infancia

Obstáculos en el camino: tendrás otros dioses aparte

no

los capí¬ una sensación de seguridad tu

tulos previos. ¿Te



¿Ha habido imágenes accesibles de Dios que se te reve¬ a lo largo de tu vida? ¿Qué imágenes acuden a tu

mente?





¿Has conocido

a

Dios

Reflexiona sobre

estas

compañero y amigo? imágenes de Dios: el Compasivo, el Compañero, el Amigo, la Presencia, la Guía Gentil. ¿Ha habido algún momento en el que Dios se moviera dentro de tu vida? ¿Iba este movimiento acompañado de como

más autoconciencia? ♦





Reflexiona sobre las imágenes siguientes: Aliento de Vida, Ruach, Aliento Sagrado, Espíritu Universal, Espíritu de Vida, Presencia Sorprendente, Espíritu Interno Refres¬ cante, Espíritu Residente en Mi Cuerpo, Residente en Mi Aliento, Espíritu Residente en Mi Experiencia. ¿Ha cambiado el rostro de Dios en tu experiencia? ¿Cuᬠles han sido los pasos intermedios hasta el Dios de tu comprensión actual? Como adulta, ¿te has imaginado al¬ guna vez a un Dios que se parezca a ti? Reflexiona sobre las imágenes siguientes: Dios Madre, Madre de Todo lo Vivo, Origen de Mi Vida, Un Dios con Pechos como los Míos, La que Enjuga las Lágrimas, Útero de Compasión, Útero Fértil de Todas las Cosas, Centro Uterino.

Me resisto

a

imaginarme

bras de mi infancia

una



Mujer Dios

me resuenan en

porque

la cabeza:

no

algunas pala¬ tendrás

otros

dioses aparte de mí. Pagana, vete al infierno. Karen H.

imágenes de

laran ♦

de

en

producía imagen infantil de Dios padre? ¿Te ofrecía las cualidades que añorabas en tu padre humano? Continúa reflexionando sobre las cambiantes Dios en tu propia experiencia.

103

a

Cuando las mujeres tratan de imaginarse a un Dios que se parece se enfrentan a obstáculos formidables. Uno de los primeros es

ellas

el tratamiento y

el retrato negativo que se ha hecho de las mujeres en palabras, imágenes e historias de las iglesias y sinagogas de nuestra infancia. A medida que las mujeres exploran su pasado religioso, la imagen femenina sobresaliente es la de María: María tal como nos fue presentada a través de los ojos de los hombres. En la parte 3 pediremos a María que salga de los confines de las interpretaciones religiosas tradicionales y pediremos a algunas otras mujeres de nuestro pasado religioso que nos relaten sus historias. Ahora nos limitamos a reconocer la presencia de María en nuestros recuerdos religiosos. Joyce recuerda: «María era debilidad, pasividad e impotencia. La gente daba muestras de su aprecio por ella, pero los papeles principales eran los de Dios padre e hijo.» Sharyn añade: «Pensaba que María era débil. Las monjas insistían en que no era las

Dios, sino la madre de Dios. Sólo

mujer.» imágenes infantiles de lo femenino, la mayoría de las mujeres no pueden imaginarse a Dios como mujer. Jane escribió: «Las mujeres no son lo suficientemente poderosas. No podrían ser Dios de ninguna manera, son débiles y necesitan que un hombre cuide de ellas.» Y Colleen se negó a escribir una plegaria a la imagen de Dios Madre diciendo: «No puede escribirla. Estoy muy di¬ vidida en este punto y me siento muy incómoda. Si lo hago, estaría diciendo a mi padre: "Al infierno con tu verdad." En cualquier caso, la mujer es de manera innata una seguidora de Dios y no Dios mismo. La mujer es suave y humilde. Atribuyo la autoridad iracunda de mi padre a Dios, por eso él está más cerca de Dios en mi mente. Madre Como resultado de

es menos

que

era una

estas

él.»

En los escritos de las

mujeres sólo hay referencias pasajeras

a

la

104

Un Dios que se parece a mí

Diosa, ya que de niñas aprendieron a «no tener otros dioses aparte de él». Hasta hace muy poco, para la mayoría de nosotras la Diosa era

«pecadora», una abominación pagana de algún tipo. En palabras de una participante: «Nunca hablábamos de la Diosa. Sólo había un Dios por los siglos de los siglos. Eso es lo que estaba escrito en piedra y no había ninguna otra posibilidad. Amén.» Y desde las profundida¬ des de su niña interna, una superviviente de la violencia sexual escri¬ bió estas palabras con su mano no dominante: «Los hombres odian a la Diosa. Yo debo ocultar mi amor por ella por miedo a que me hagan una

daño

como se

lo han hecho

ella. La niña

a

en

mí está aterrorizada. No

está bien

elegir a otro Dios que no sea el Dios masculino.» Finalmente, nombrar el mundo es poseerlo y poseer sus dioses. Comenzando desde el Jardín del Edén, cuando Adán dio nombre a los animales y a la mujer, el «poseer» siempre ha sido una prerrogati¬ va

masculina. No

de

nuestras

se nos

mucho más allá de

pios dioses

ha animado

vidas. Y nombrar nuestro

miedo. Llamar

Dios de

nuestra

Dios

nombrarnos ni

a

es

algo

alcance. Por

que

eso

a

en

comprensión

y

su

a nuestros

pro¬

nombre

en voz

alta

reuniones y grupos de apoyo, en nuestros hogares e rea monumental para la mayoría de nosotras.

en

iglesias, es una ta¬ Significa que estamos asumiendo la responsabilidad de nuestras vidas, que aceptamos nues¬ tro propio poder y que estamos preparadas para ocupar nuestro lugar justo y legítimo al lado de los hombres. Nuestro desafío es encontrar suficiente coraje y amor por nosotras mismas para llevar la tarea ade¬

lante.

Pausa y ♦ ♦



reflexión

¿Quiénes son las mujeres de tus recuerdos religiosos? ¿Qué sentimientos, imágenes, palabras y recuerdos sur¬ gen en ti cuando lees la palabra Diosa? Dibújate en relación con un Dios masculino. ¿En qué tér¬

minos

establecería la relación? Dibújate en relación Mujer Dios. ¿En qué términos se establecería la

se

con una

relación? Compara los términos de ambas a

imágenes. los hombres

Dios Madre.

¿Qué senti¬

¿Cómo sientes tu cuerpo... a tus padres... en relación a cada imagen? Escribe

una

oración

o carta a

mientos surgen en ti cuando te

diriges

a

Dios

como mu¬

jer: incomodidad, miedo, deleite? Considera la afirmación siguiente: «Para una mujer, nombrar a sus propios dioses implica que toma la res¬ ponsabilidad de su vida, que acepta su propio poder y que está dispuesta a ocupar su lugar justo y legítimo jun¬ to al hombre. El desafío que tiene por delante es encon¬ trar suficiente coraje y amor a sí misma para llevar a

cabo la

tarea.»

ha estado claramente

nombrar

aguas

pronunciar

105

adueñarnos

desconocidas, lo que acentúa «Diosa», «Mujer Dios» o «Dios Madre» al

es aventurarnos

nuestro

a

Nuestra sanación

Las lecciones originales Dios

él

de la

religión

ella, sino un ello... no se parece a nada. algo a lo que puedas mirar aparte de todo lo demás, inclu¬ yéndote a ti misma. Creo que Dios es todo. Todo lo que es, ha sido y será. Y cuando puedes sentir esto y ser feliz con ello, entonces lo No

no es un

o una

es

has encontrado. ALICE

WALKER, El color púrpura

Al principio mismo de nuestra vida nuestra imaginación era libre. No necesitábamos un profesor o sacerdote que nos describiera a «Dios». El espíritu irrumpía en expresiones únicas

y originales. Dios abuela, la suave brisa que lavaba nuestra cara, la oscuri¬ dad tranquila y pacífica después de que todos se hubieran quedado dormidos y Dios estaba presente en todos los colores del arco iris. Confío en que las cuatro comprensiones siguientes te recuerden lo que sabías al principio de tu vida y te animen a explorar una variedad más amplia de nombres e imágenes de lo divino. Cada una de ellas está enraizada en las lecciones más profundas y básicas de la religión. era nuestra

1. La Verdad

Última, la Sabiduría, el Poder

del Universo

es mu-

106

Un Dios que se parece a mí Nuestra sanación

107

cho más

profundo, elevado, amplio y rico que ningún nombre o ima¬ empleemos para referirnos a ello. Cada nombre e imagen tie¬ limitaciones y debe adoptarse sin rigidez. Las palabras no pue¬

gen que ne sus

den confinar

a

Dios.

compasión de Dios,

Las ♦

Localiza

copia de la novela de Alice Walker El color púrpura. Lee con una amiga las conversaciones sobre Dios de las páginas 164-168 [versión inglesa]. Toma nota de tus reacciones. Leedlas dos veces intercambiando los papeles de Celie y Shug. un

mujeres estamos reivindicando la los textos vislumbrarla

mos

en

Tal



femenina de Dios

que apa¬

oscurecida, pode¬

aunque muy

las Escrituras.

desees incorporar las siguientes lecturas de las escrituras

vez

devociones diarias:

tus

La elevación de

una imagen de lo divino es idolatría y limita el potencial de nuestra imaginación. Debemos reconocer la herida que tenemos las mujeres a causa de la preponderancia del lenguaje masculino sobre Dios. Hasta que tengamos la libertad de imaginar y nombrar a un Dios de nuestra propia comprensión, la imagen de Dios padre acechará en nuestras mentes y corazones, nos demos cuenta de ello o no. En algún momento del camino hacia un Dios de nuestra comprensión vislumbraremos a un Dios que se parece a noso¬ tras. Y a medida que nuestra sanación se vaya profundizando, sere¬ mos libres de elegir qué aspectos del Dios de nuestro pasado religioso integramos en nuestra espiritualidad en proceso. Así, Dios padre se convierte en una de las muchas imágenes sanadoras.

SI Dios

padre sigue siendo un compañero rico y significativo en tu espiritualidad, escríbele una carta. Dile que vas a explorar otras imágenes, que vas a buscar la cara femenina de Dios. Que¬ da con él para consultarle diariamente a través de tus plegarias o de tu diario. Si es un guía amoroso, padre y amigo, apoyará tu búsqueda. Si se enfada, si te amenaza con «rayos, inundaciones y terremotos» y te tiene aterrorizada, quizá desees reflexionar sobre el efecto que una imagen tan iracunda y amenazante ha tenido en tu vida de mujer. 3.

cara

religiosos sagrados y,

Éxodo

vasto



ejemplo, los primeros escritores emplearon

rece en

en

2.

por

ocasionalmente la imagen de un útero. En hebreo, la raíz de la pala¬ bra con la que se nombran la compasión de Dios y el útero es rechem.

Cada tradición

religiosa tiene dentro de sí un mensaje dual. En ciertos tiempos de la religión hebrea se empleaban imágenes fe¬ meninas de Dios. Se comprobó que la imagen de Dios padre era de¬ masiado limitada para expresar la variedad de cualidades que el pue¬ blo judío experimentaba en relación a Dios. Para expresar la piedad y

19:4

Dios

como

Isaías 42: 14

Dios

como

mujer pariendo

Isaías 49: 15

Dios

como

madre

atenta

Oseas 13:8

Dios

como

madre

osa

Madre

Águila

comprometida

con sus ca¬

chorros Mateo 23: 37

Jesús

Lucas 15:8-10 Dios

4.

El

dualidad, en

como como

Espíritu Universal entra en nuestras

términos de

nuestra

gallina reuniendo a sus polluelos mujer buscando lo que está perdido

conecta con nosotros

historias personales

necesidad. Puede

y

en nuestra

revela

su

indivi¬

presencia

llegar un momento en que medida que nos abrimos al

imagen particular ya no sea útil, y a Espíritu Universal que reside dentro de nuestras vidas emergerán nuevas imágenes y el rostro de Dios cambiará. Honramos el cambian¬ una

te rostro



de Dios

en nuestra

Experimenta el mienza una

uso

vida.

de imágenes femeninas

en

la oración. Co¬

las imágenes de la lista que sigue. Tal vez desees crear letanía en la que a continuación de cada nombre añadas la con

petición «nútreme, apóyame, fortaléceme». Comadrona

Madre fiel

Madre reconfortante

Femenino divino

Diosa

Sofía

Útero de compasión

Shekina

Reina del Cielo

Nutridora

Sanadora

Buscadora de los

Ayudadora

Consejera Amiga que da la

perdidos

bienvenida

108

Un Dios que se parece a m!

Fuente de toda vida

Refugio

en

la

Presencia

tranquila

Nuestra sanación

Imágenes del Espíritu: Aliento de

Vida, Respiración Sagrada, Ruach, Espíritu Universal, Espíritu de Vida, Presencia Sorprendente, Espí¬ ritu Interno Refrescante, Espíritu Residente en Mi Cuerpo, Espíritu Residente Dentro de Mi Aliento, Espíritu Residente Dentro de Mi Experiencia.

tormenta

Amor ardiente

Madre se

Madre

osa

feroz

águila

que

Trabajadora

alza

Madre tierna y

Madre Gallina que

nutricia

reúne

a sus

109

polluelos Imágenes femeninas: Dios

Madre, Madre de Todo lo Vivo, Origen de Vida, Corazón de Mi Vida, La Que Enjuga Las Lágrimas, Útero de Compasión, Útero Fértil de Todo Lo Creado, Centro Uterino, Dios con Pechos Como Los Míos, Comadrona, Madre Fiel, Madre Reconfortante, Femenino Divino, Diosa, Sofía, Shekina, Reina del Cielo, Nutridora, Consejera, Buscadora de los Perdidos, Ayuda¬ dora, Amiga Que Da La Bienvenida, Origen de Todo, Refugio en la Tormenta, Presencia Tranquila, Amor Ardiente, Útero Divino de la Oscuridad, Parturienta, Madre Osa Feroz, Madre Águila As¬ cendente, Madre Tierna y Nutricia, Madre Gallina Que Reúne a

Un número récord de

mujeres han estado ingresando en el minis¬ terio pastoral desde que muchas de nosotras dejamos las iglesias de nuestra infancia. Estas valientes mujeres han confrontado la idolatría de Dios padre y han desenterrado recursos y elementos de las tradi¬ ciones cristiana y judía que afirman a las mujeres. Aplaudimos sus es¬

Mi

fuerzos. Se han convertido en el rostro femenino de Dios para aque¬ llas de nosotras que seguimos siendo leales a la religión de nuestra infancia. Está claro que

Dios padre no siempre ha sido fiel a las mujeres. milagro de confianza que las mujeres hayamos permanecido dentro de la religión tradicional. El regalo que ofrecemos actualmente a la Iglesia es nuestra sospecha. Quizá al plantear nuestras preguntas estemos dando voz a Aquella cuyo rostro ha sido oscurecido y cuyos caminos han sido distorsionados. Como hicieron los antiguos profe¬ tas, llamamos a la comunidad religiosa a confrontar la idolatría de Dios padre y llamamos a la religión a recordar sus enseñanzas origi¬ Es

Sus Polluelos.

un





nales.

Antes de

seguir adelante, quedémonos

un

poco más en

el capítulo 5:

EL CAMBIANTE ROSTRO DE DIOS



Incorpora las imágenes alternativas de lo divino que se han pre¬ sentado en este capítulo en tu oración y en tu práctica meditativa de

esta semana.

ción, Imágenes

o crea un

de

Escribe

baile

Cristo: El

Guía Gentil.

en

una

oración, compon

En cada oración que

recites, expreses o leas a lo largo de esta se¬ imagen femenina de lo divino. Presta atención a los sentimientos y reacciones que afloran cuando haces la prácti¬ ca de nombrar a tus propios dioses. Reúne imágenes y nombres alternativos de lo divino en un diario especial. Considera la posibilidad de clasificarlos en categorías como: imágenes femeninas, imágenes masculinas, imágenes de la infancia, imágenes del mundo natural, imágenes más allá del género. Añade a tu lista los nombres e imágenes que descubras en este libro y en las discusiones con tus amigas y también las que surjan en tu imaginación. Haz una lista de mujeres rabino, sacerdote y ministro de tu área. Planea una visita a sus iglesias o sinagogas mientras lees este mana usa una



libro. AL PRINCIPIO MISMO

un poema o can¬

respuesta a ellas.

Compasivo, Compañero, Amigo, Presencia,

Tómate

tiempo cada día para conversar con La Niña Que Fuiste e imagina que te sientas con ella en vuestro lugar de encuentro. Dibuja y escribe con tu mano no dominante las respuestas a las siguientes preguntas:

110

Un Dios que se parece a m1

Día 1. Al principio ♦

Vuelve

mismo

leer la historia titulada «Todos los colores del

a

Nuestra sanación

arco

majestuosas montañas, las nubes algodonosas, el hermoso rocío matinal, las telas de araña? Dibuja su árbol favorito, su arroyo o

iris»,

la página 46. Describe a la Llena del Espíritu que una vez fuiste. en

♦ ♦

¿Qué métodos desarrollaste

para conectar con

favoritos. Dibuja sus escondites ¿Qué regalos recibió del mundo natural?

estanque ♦

el Espíritu de todas

las cosas?

Regresa al pasado





¿Durante cuánto tiempo se toleraron todos los colores de tu arco iris? ¿Cómo aprisionaron los demás tu espíritu? ¿Cómo había que «co¬ lorear»

a

¿Qué un

Haz



Dios?

nuevos

profesores han entrado

un

similar

reúne los

imaginativos «coloreabas» el espíritu? ¿Qué

dibujo de cada a

una de estas imágenes. ¿Es alguna de ellas ti? Cielo nocturno estrellado; El viento en las hojas; La

tranquilidad de la noche en tu

vida

—un

oscura;

Un árbol fuerte; Ramas que

para

despertar

arco

se

iris.

terapeuta,

círculo de mujeres, una amiga querida o quizá este libro—

recordarte lo que supiste una vez? ¿Qué palabras e imágenes te han servido del Espíritu que fuiste una vez?

el mundo natural.

numerosos recursos

elevan al cielo; Todos los colores del

para



y

de La Niña Que Fuiste. ¿Cómo nombres daba a Dios?

Día 3. Nuevos profesores ♦

en

Día 6. Todos los colores

Día 2. Espíritu aprisionado ♦

111

a

Día 7. Apoyo

para el

día

de hoy



¿Cómo podría La Llena del Espíritu apoyarte piritualidad original actualmente?



Escríbele

la Llena

una

carta y

para

reclamar tu

es¬

pregúntale: «¿Dónde estás dentro de mí?»

Día 4. Palabras sanadoras ♦



Imagina que hubieras oído estas palabras de niña: «Llena del Espíri¬ tu, tu abuela es Dios y también lo son tu estrella y tu roca favoritas. Dios tiene muchos rostros y muchos nombres. Dios es Madre, Hija y Anciana Sabia. Ella se encuentra en tus madres, en tus hijas y en ti. Dios es el Dios de Sara y Hagar, de Leah y Raquel; Ella es la Ma¬ dre de Todo lo Viviente y bendita sean sus hijas. Eras una niña-mu¬ jer hecha a su imagen. Puedes correr muy deprisa, jugar duro y tre¬ par a los árboles. Eres Batwoman, bombera y Diosa. El Espíritu del Universo pulsa a través de ti. Permanece llena de ti misma. Eres buena. Eres muy buena.» Personaliza las palabras anteriores para afirmar tu espiritualidad original. («Soy la Llena del Espíritu...; Mi abuela es Dios...; Yo soy una niña creada a su imagen...; puedo correr deprisa.»)

Día 5. El mundo natural ♦



Vuelve al pasado y recoge los numerosos recursos que la Llena del Espíritu para conectar con la naturaleza.

empleaba ¿Dónde bus¬

caba el espíritu dentro del mundo natural? ¿Qué conexión sentía con las estrellas brillantes, los arroyos, las

EL PODER SUPERIOR DESDE LA PERSPECTIVA FEMENINA

Si has

elegido los Doce Pasos como guía espiritual o los has descar¬ ¡rrelevantes, dedica algún tiempo cada día de esta semana a reflexionar sobre ellos desde tu perspectiva de mujer.

tado

como

Día 1. Las

intenciones originales de

Un punto

central

Alcohólicos Anónimos

la práctica del

programa de los Doce Pasos es «Poder Superior». Las organizacio¬ nos dan permiso para nombrar al Dios de nuestra comprensión de la manera que más nos ayude. Reflexiona sobre los pasajes siguientes. Plantéate las siguientes preguntas mientras lees: ¿Cuál es mi concepto de Dios? ¿Cuál es el Dios de mi comprensión? «Para alivio nuestro, descubrimos que no necesitábamos tener en cuenta los conceptos que los demás tenían de Dios... el nuestro era suficiente para hacer contacto»4. en

la elección del propio concepto de nes vinculadas a este movimiento

4

Alcohólicos Anónimos, The Big Book (Nueva York: Alcoholics Anonymous

World Services, Inc., 1987).

Un Dios que se parece a mi

112

«Lo que

el nombre de Dios significara para cada uno personal¬ dependía exclusivamente de él. Podíamos imaginarlo como gobernador o juez, o podía ser el amor universal que se revelaba en nuestras vidas. Así, para algunos puede ser un Dios personal podero¬ so pero separado de nosotros mientras para otros Dios puede ser la mente

esencia de la creatividad»5. Día 2. Dios

Nuestra sanación

Gran Realidad

Dios masculino de la cultura

se

abrió camino hasta el programa a tra¬

vés de los

pronombres masculinos y el empleo del Padrenuestro plegaria de cierre en la mayoría de las reuniones. Visualiza el Poder Superior al que te diriges en las sesiones de re¬ cuperación. ¿Qué imágenes acuden al ojo de tu mente? ¿Qué nom¬ bres de Dios surgen en las reuniones? ¿Son nombres familiares de tu infancia? ¿Hay alguien en tus reuniones que emplee su propia ima¬ gen de Dios? ¿Dios Madre? ¿Inteligencia Creativa? ¿Naturaleza búdi¬ ca? ¿Cuál es tu reacción a los nombres que difieren del discurso tradi¬ como

que

a

Todo (página 55)

experiencia

su

recuperación siempre ha habido

la de

quietud de tu corazón hoy. La habitación

pado

afirma la espiritualidad universal

y una

sabiduría

que

está más

imágenes

a

través de la escritura

tu oración

Mente Universal

o

meditación de

(página 12*)

Espíritu del Universo (página 12)

o

del dibujo; incorpora

una o

hoy. Espíritu de la Naturaleza (página 12)

Inteligencia Creativa, Guiadora y Todopoderosa (página 49)

se

y

responde

iluminó

a

ellas

a

una

construc¬

en

tu escrito

o

dibujo

luz blanca. Me vi atra¬ no pueden describir. Me pare¬ montaña y soplaba un viento no de con una

gran

éxtasis que las palabras

en un

cía... que estaba sobre una aire sino de espíritu. Y entonces estalló

hombre libre.

Poco

a

poco

en

mi la comprensión de

el éxtasis fue desaparecien¬

do. Durante cierto tiempo estuve en otro mundo, en un nuevo mundo de consciencia. A mi alrededor y en mí había un maravi¬ lloso sentimiento de Presencia6.

una voz

allá de los géneros. Una búsqueda a través de The big book, de AA des¬ cubrió las siguientes imágenes inclusivas. Responde a cada una de

práctica acabó siendo reducida

y

expresión original no contenía el lenguaje reli¬ gioso tradicional. Reflexiona sobre las imágenes que empleó: Luz, Espíritu, Viento y Presencia. Mantén estas imágenes liberadoras en

que soy un

En las comunidades de

descripción que Bill Wilson (uno su despertar espiritual. Aunque

ción cristiana, su

Día 3. Una búsqueda

en

Subyace

Infinitos (página 56)

de los fundadores de AA) hace de

cional?

más

Presencia de Poder y Amor

A continuación encontrarás la tal como lo entendemos

Aunque los fundadores de Alcohólicos Anónimos (AA) eligieron

estas

lo Profundo

de Nosotros (página 55) El Poderoso Propósito y el Ritmo

Día 4. Una meditación

«Poder Superior» por ser un concepto más inclusivo que Dios, la lite¬ ratura de la recuperación refleja los tiempos en que fue formulada. El

que

en

113

Día 5. Llegar

a creer

A medida que

cambia la imagen que experimentamos de lo divi¬ aportando nuestra propia imagen de lo divino a los pasos sucesivos. Animo a las mujeres que están en recuperación a sustituir el Poder Superior por los nombres e imágenes del Dios de su com¬ prensión. Y también les animo a personalizar el Paso 2 basándose en sus propias creencias. Reflexiona sobre la siguiente reelaboración del Paso 2 y percibe tus reacciones a ella. ¿Te gusta o te desagrada? ¿La no vamos

consideras blasfema y herética

o

sanadora?

5

Al-Anon's Twelve Steps and Twelve Traditions (Nueva York: Al-Anon's Family Group Headquarters, Inc., 1989). Todas las referencias de página pertenecen a la versión en inglés. (N. del T.) *

6

Alcoholics Anonymous Comes of Age (Nueva York: Alcoholics Anonymous

World Services, Inc., 1967), p. 63.

Un Dios que se parece a mi

114

Hermana Dios que está a mi amable guía. Es una compañera más que un Poder distante o aparte de mí. Me coge de la mano cuando tengo que tomar las decisiones que conforman mi vida. Ella me devuelve la claridad y la serenidad. He

llegado

a creer que

lado, ofreciéndome

existe

una

su apoyo y su

Sharyn

Nuestra sanación mis

manos en

115

las tuyas» que se está

empleando

en

Emily

mí misma. Sé que las voces de la negala mofa de mí misma que suenan dentro de mí son las voces de mi familia. Creo que en lo más profundo de mí está la verdad de mi vida. Estoy siendo llevada a un estado de tranqui¬ lidad en la que se me revela mi verdad. He

llegado

a creer en

tividad, la burla

y

Susan

Día 6. Personalización

del

Secundo Paso

Practica la

personalización del Segundo Paso. Te dará una exce¬ oportunidad de dar voz y forma a lo que crees. Usa la fór¬ mula que sigue o reelabora creativamente el Paso inspirándote en Sharyn, Emily y Susan. lente



Describe al Dios de tu comprensión. Sustituye Poder Superior por los nombres que sean significativos para ti: He llegado a creer



Describe qué sería la «cordura» en tu situación particular y perso¬ naliza la última parte del Segundo Paso basándote en tu descrip¬ ción: seré restaurada

a

.

Día 7. El coraje de cambiar lo que podemos En la

próxima reunión grupal haz la proposición de emplear una ple¬ garia más inclusiva que el Padrenuestro. Sugiere que se emplee la plegaria de la Serenidad o introduce en tu grupo la oración «Pongo

se

Pongo mis

las tuyas y juntos podemos hacer lo que podríamos hacer solos. Ya no tenemos una sensación de desesperanza. Ya no debemos depender de nuestra inestable vo¬ manos en

nunca

luntad. Ahora estamos juntos, extendiendo las

Imagino el «Poder Superior» como el poder que funciona en mí y en cada elemento del universo. Puedo abandonarme a esa fuente de poder. Al hacerlo, no me estoy rindiendo; más bien es¬ toy eligiendo mi vida.

lugares donde

valora la inclusividad:

der y una

fuerza

mayores que

los

nos, encontramos un amor y una

de nuestros sueños más atrevidos.

manos

hacia

un

nuestros. Y al unir nuestras

comprensión

que

po¬ ma¬

están más allá

Pa

-H isforias y

mitos

religiosos

¿Sapífulo

"F" v^cx 0 me rvto s

de lo olvidado Gloria al Padre, en

el

gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo, como era principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Misal católico

LAS HISTORIAS RELIGIOSAS contienen en símismas un inmenso poder. Las historias de Adán

alto

en

y

Eva, de David

y

Salomón, de

Moisés y el Faraón, y de Jesús, María y José puntuarían muy el ranking de reconocimiento de las historias bíblicas. Estas

historias impregnan la sociedad occidental. Gritadas desde los púlpi-

susurradas por la cultura, ejercen una poderosa influencia en nuestra vida porque tratan de enseñarnos la forma convencional de ver nuestras vidas y de relacionarnos con lo divino. Hace siglos los hombres escribieron y reunieron en libros sagra¬ dos las historias que circulaban de boca a oído en las comunidades tos o

hebrea y cristiana. Estos narradores, escritores y más tarde traducto¬ res estaban enraizados en una cultura y en una sociedad que adoraba a Dios padre y, por tanto, prefería a los hombres. Su elección de lo que era

significativo

y

debía

ser

preservado está determinada

perspectiva predominantemente masculina.

por su

Un Dios que se parece a m!

120

Tanto

en

las escrituras cristianas

como en

Fragmentos

las hebreas, las historias

nino,

de hombres ocupan el centro del escenario. En el proceso que se de¬ sarrollaba desde el relato oral a la escritura y posterior traducción, las historias de mujeres se perdieron o se incluyeron únicamente en la medida

estaban relacionadas con otras historias más impor¬ que tenían protagonistas masculinos. Dicho proceso llevó a que las mujeres fueran descartadas y relegadas a los márgenes de la historia y de la religión. Las Escrituras hebreas registran el establecimiento de Israel como nación y comunidad religiosa. Las familias de esta comunidad estaban dominadas por hombres y sus Escrituras apoyaban la supe¬ rioridad de los hombres en los asuntos nacionales y religiosos. El Nuevo Testamento es el registro de la vida y obra de Jesucristo y en él captamos vislumbres del papel central ocupado por las mujeres en el ministerio de Jesús. Pero, tras su muerte, la primitiva Iglesia cristiana se adaptó a las estructuras dominadas por hombres de la cultura cir¬ cundante que excluía a las mujeres de las posiciones importantes y las relegaba a papeles subsidiarios1. Mientras estábamos creciendo, los predicadores, rabinos y sacer¬ dotes eran hombres y este hecho influyó en las historias sagradas concretas que eligieron incluir en sus enseñanzas y pláticas. El resul¬ tado es que en nuestros años formativos de la infancia y adolescencia no se nos dijo toda la verdad y las historias que escuchamos nos con¬ vencieron de que las vidas de las mujeres eran menos importantes que las de los hombres. en

porque en

la iglesia y

que

se

considera¬

religiosa las mujeres eran, en el mejor de los valía dependía de su pasividad y sumisión. Esto ha contribuido a mis sentimientos de impotencia y a la creen¬ cia de que mi vida es insignificante. El tema del nacimiento virgi¬ nal siempre era molesto porque implicaba que los cuerpos de las mujeres y los procesos naturales eran impuros y sucios. Como re¬ sultado he sentido vergüenza de mi cuerpo en mi vida adulta. casos,

marginales

y su

joyce Dios, Jesús

María, y Adán y Eva eran personas religiosas en Aunque María no era una salvadora, veía la altura de su estatua y pensaba que estaba allí arriba, junto a Dios y Jesús, por encima de todo. Me sentía más conectada con Eva porque era humana y había cometido un gran error. El resultado es que he pasado buena parte de mi vida pagando por él. En algu¬ na parte, en una parte de mí que está profundamente herida, ob¬ tengo una profunda satisfacción del dolor y del sufrimiento. y

mi conciencia infantil.

Erin

En

busca de historias de

mujeres

Cuando

oigo la coletilla constante de «El Dios de Abraham, Jacob», quiero gritar en voz alta: «¿Y qué pasa con Mi¬ riam, Raquel, Sara y yo?» Isaac

y

Hallie A medida que

el rostro de Dios fue cambiando en mi experiencia, busqué historias de mujeres en mi pasado religioso. Me quedó muy que

mi curación

el

requería imprescindiblemente personales escondidas entre los re¬ cuerdos familiares como la historia colectiva de las mujeres de los márgenes de la historia y la religión. Mientras iba reuniendo los fragen

presente

recuperar tanto nuestras historias

Word

el hogar lo femenino

En mi formación

claro

Elizabeth Schussler Fiorenza, in Letty M. Russell, ed., The Liberating (Filadelfia: Westminster Press, 1976), pp. 41, 55.

en

Emily

En la

1

121

ba inferior.

tantes

iglesia de mi infancia no recuerdo que se contara ningu¬ na historia de mujeres. La religión tenía que ver con los hombres; las mujeres, a excepción de la Virgen María, estaban al margen. La ausencia de mujeres en la religión se reflejaba en mi casa. A mi madre se le consideraba inferior, mi padre era la figura de autori¬ dad y nuestras vidas giraban en torno suyo. El resultado es que había una negación de cualquier sentimiento considerado feme¬

de lo olvidado

Un Dios que se parece a mi

122

mentos

de historias de mujeres presentes en

la historia religiosa des¬

cubrí varios tipos de historias. Releí las historias bíblicas que me habían sido relatadas una y otra vez en la infancia. Al leerlas a través de la lente de mi experiencia,

fuerza y esperanza de mujer, tomé conciencia de cómo distorsionadas. Eva (capítulo 7), María (capítulo 9) y La bia

habían sido Anciana Sa¬ (capítulo 13) estaban prisioneras de las interpretaciones masculi¬ de

experiencias. algunas de las historias más familiares sólo eran leí¬ das, estudiadas y relatadas por la importancia del hombre en torno al cual giraba la historia de la mujer. En estas historias las mujeres no tie¬ nen voz. La Niña Divina (capítulo 10) y La Que Derramó Su Sangre (capítulo 11) no tienen nombre y se incluyen únicamente como ane¬ nas

sus

Descubrí que

la historia masculina central. Estudiando la Biblia también descubrí

Fragmentos

en

de lo olvidado

el principio,

123

ahora y siempre,

por

los siglos de los siglos. Amén.» Y

«el principio» estaba definido por los hombres. A medida que avan¬ zaba en mi exploración me di cuenta de que las historias que afirman las mujeres

habían estado allí desde siempre2. Según leía y releía las historias de las mujeres de la Biblia me iba poniendo furiosa con Dios padre. Quise abandonar la iglesia y enton¬ ces oí que aquellas mujeres de la antigüedad susurraban algo en los fragmentos de sus historias olvidadas que había pervivido a través de los siglos, a

No abandones hasta

historias, al relatarlas oirás las tuyas propias y las de tus madres y abuelas. contar nuestras

porque

xos a

algunas historias

No

poco co¬

te

vayas

hasta

ser

nocidas que apenas se leían en las iglesias y sinagogas de nuestra in¬ fancia. Son historias gráficas y brutales de violencia contra las muje¬ res. Se pasaba muy deprisa sobre las historias de Tamar y La Que Fue

Nuestras historias

(capítulo 12) mientras se leían las historias de sus padres, hermanos y violadores. Y nadie —ni en los textos bíblicos ni en el púlpito— expresaba su indignación por el tratamiento recibido por las mujeres en estas historias trágicas. Tomé conciencia de historias desconocidas que habían sido ex¬ cluidas de la Biblia por diversas razones, dependiendo del punto de vista particular de los rabinos o padres de la Iglesia que recopilaron los textos «ortodoxos». Sin embargo, algunas de estas historias han sido particularmente testarudas y han sobrevivido en los márgenes de la historia religiosa. La historia de Lilit (capítulo 8) está siendo reivin¬ dicada por las mujeres de hoy. A lo largo de mis exploraciones oí rumores insistentes sobre una historia desconocida que ensombrecía a toda la Biblia y su desarrollo. Hubo un tiempo en el que Dios se parecía a nosotras. Trágicamente, hace unos cinco mil años, la adoración de la Madre Dios —la Diosa— comenzó a ser aniquilada sistemáticamente. Sus templos fueron des¬ truidos o confiscados, sus escritos quemados, sus símbolos denigra¬ dos, sus seguidores fueron perseguidos y asesinados. Esta es la histo¬ ria que precede a la escritura de los textos hebreos y cristianos. Sin embargo, en las iglesias de nuestra juventud se nos decía: «Como era

En

Cortada

en

se

libre de las interpretaciones de los hombres. remontan al tiempo anterior a que se nos

aprisionara los mitos hebreos y cristianos. nuestra libertad descubrirás la tuya. en

Pedazos

No

te

vayas

Libera

je de

2

Para

una

hasta

nuestras

gloria anterior. podamos gritar la verdad y el

que recuperemos nuestra

nuestras voces para que

cora¬

vidas.

exploración posterior del tiempo

en

el

que

Dios

era

adorado

como

mujer: Elinor W. Gadon, The Once and Future Goddess (San Francisco: Harper and

Row, 1989).

Marija Gimbutas, The Civilization of the Goddess (San Francisco: Harper and Row, 1991) Ñor Hall, The Moon and The Virgin (Nueva York: Harper and Row, 1980). Raphael Patai, The Hebrew Goddess (Detroit: Wayne State University Press, 1978). Merlin Stone, When God Was

a

Woman (Nueva York: Hartcourt, Brace, Jano-

vich, 1976). Barbara G. Walker, The Crone: Woman of Age, Wisdom and Power (San Fran¬ cisco:

Harper, 1985).

124

Un Dios que se parece a mí

Reuniendo

los fragmentos

Susurran

en

susurrar a

los fragmentos de lo olvidado.

125

han visto profundamente afectadas

pre se

Escuchamos cuidadosamente las historias, oímos las mujeres.

Fragmentos de lo olvidado

por

la historia, la cultura

y

los tabúes del mundo en que vivimos; no podemos separarlas de la historia más amplia de las vidas de las mujeres. Nos imaginamos los detalles de la vida de la mujer que estamos estudiando; imaginamos sentimientos mientras atiende

sus

expandimos la historia de lugar en ella.

sus asuntos

vida

rutinarios; imagina

Aceptando el desafío que me proponían las mujeres de la anti¬ güedad les pedí que me visitaran en sueños, que susurraran sus nombres a través de los siglos y que se convirtieran para mí en la cara femenina de Dios. Desarrollé el proceso de Recuperación de los Fragmentos, por medio del cual recuperamos las vidas de las mujeres de los márgenes de la historia y de la religión. Dicho proceso hunde sus raíces en la historia hebrea. Los rabinos reinterpretaron los anti¬ guos relatos para hacerlos relevantes en las circunstancias actuales. Se vieron a sí mismos como puentes entre los antiguos relatos y el mun¬ do contemporáneo. Actualmente las mujeres están empleando técni¬ cas similares para reescribir los antiguos relatos e historias desde la perspectiva femenina3.

mujer en nuestras vidas. La lee¬ experiencia actual. ¿Dónde coinci¬ den nuestras historias? ¿Qué sabemos de la vergüenza, del aislamien¬ to, de la violación? Descendemos a las heridas de cada mujer. A medida que encontramos imágenes dañinas, las sacamos a la superfi¬ cie. Bailamos, dibujamos y escribimos nuestras heridas.

La historia:

Nuestra curación: al

como era en

el

principio

Reunimos

fragmentos de historias de mujeres tanto de nuestros propios recuerdos religiosos como de los márgenes de la religión y de la historia. Nos enfocamos en el relato de la vida de esa mujer aunque sólo tenga unas líneas de duración y recordamos nuestra asociación infantil con ella. Hacemos dibujos y escribimos con nuestra mano no dominante sobre estas mujeres de la antigüedad. Las invitamos a visi¬ tar nuestros sueños y a que nos digan sus nombres.

La cultura: ahora y

siempre

Estudiamos la cultura

en

5

Véase

y

Nuestra herida:

la que vivió

cada

una

de estas mujeres y personales siem-

Jane Sprague Zones, ed., Taking the Fruit (San Diego: The Woman's Continuing Jewish Education, 1981).

mundo

un

que

través de la lente de

Recordamos

su

prefiere

Incorporamos la historia de

mos a

a

a

medida

que tomamos un

los hombres

esa

nuestra

principio mismo tiempo

el

Dios, o más bien la Diosa, se la época en que sus templos eran desmedidos, a cuando se honraban sus escritos, se adoraban sus símbolos y se celebraban sus historias. Reivindicamos la época ante¬ rior a las Escrituras hebreas y cristianas, antes del «principio» defini¬ do por los hombres. ¡Reclamamos la historia de las mujeres desde el principio mismo! Reunimos los fragmentos de la historia olvidada de la Diosa en nuestras historias personales, en nuestros cuerpos y en nuestras vidas. A medida que encontramos imágenes curativas, las in¬ corporamos a nuestra vida personal. Bailamos, dibujamos y escribi¬ parecía

Volver

a

un

en

que

a nosotras; nos remontamos a

mos nuestra

las actitudes culturales hacia ellas. Nuestras historias

Institute for

mos

curación.

relatar:

un

tiempo

que

A continuación volvemos

a

fue relatar la historia de

porando las imágenes curativas de la época

que

mujer incor¬ afirmaba a las mujeesa

126

res.

Un Dios que se parece a mí

Al hacer

este

periencia, fuerza

relato

entramos en

la historia

con nuestra

propia

ex¬

de mujeres. Reclamamos los fragmentos de su historia olvidada y de las nuestras. Esta nueva versión es un acto radical: desenredamos las historias de las mujeres de las historias omniabarcantes de los hombres. En esa parte de Un Dios que se parece a mí leeremos las antiguas historias por un lado tal como nos fueron contadas y por el otro tal como las transformamos al incorporarlas a las

Fragmentos

Entrar

de lo olvidado

127

en los fragmentos

y esperanza

Ven, ración y

los

fragmentos de lo olvidado.

Serán para ti

cu¬

vida.

Las historias de mujeres seguirán en nuestra

nuestras.

entra en

jugando un papel fundamental exploración. Extendemos el círculo para incluir a nuestras de la antigüedad. Si los relatos te son familiares, estás invi¬

hermanas tada a recordar

Ritual: la comunidad recuerda Los movimientos rituales de sacerdotes y

rabinos, las imágenes religiosas presentes en paredes y ventanas, el drama sagrado de la misa, los cantos y silencios meditativos y las letanías y plegarias repeti¬ tivas captaron nuestra imaginación infantil y han quedado grabados en nuestra

memoria. Todos

estos

acontecimientos estaban diseñados

dirigidos por hombres. Así, las creencias y convicciones religiosas que debíamos confirmar a través de estos rituales no se basaban en experiencias e historias de mujeres. A medida que reunimos los fragmentos de las historias de las mujeres de los márgenes de la historia y de la imaginación religiosa y

les infundimos

un nuevo

aliento de vida. Les damos

creativa.

uno de los capítulos que siguen es un rico tapiz hecho de poesía, ritual, relato, meditaciones e historias. Cada capítulo es una experiencia autónoma basada en el trabajo desarrollado durante un

retiro de

créate

entretejiendo

nuestros

movi¬

mientos, oraciones, imágenes y símbolos, silencios y meditaciones, to¬ ques y respuestas creativas dentro de un ritual de rememoración. Cada ritual grita a través de los siglos: «Hermanas, os recordamos.» Cada ri¬ tual susurra en las profundidades de tus heridas: «Hermana, eres bue¬ eres

sagrada,

eres

sabia,

eres

total.»

fin de semana o de una semana. Tómate los relatos. Permite que cada una de las

un

con

tigo al

tiempo mujeres esté tu

y re¬ con¬

dos semanas, preferiblemente un mes. A medida que vayas leyendo la parte 3 imagina que invitas a estas mujeres de la an¬ tigüedad a contar sus historias en tu grupo de espiritualidad femeni¬ na, en un grupo de recuperación o en tu propio hogar.

Entra

nos

Con creatividad y compasión vamos

fuerte,

Cada

menos

voz en nuestro

espíritu a través de la oración, en nuestra imaginación a través de imágenes y símbolos, en nuestro cuerpo a través de movimientos, en nuestra respiración a través del silencio y la meditación y en nuestra vida comunitaria a través del toque curativo y la respuesta

na, eres

tu asociación infantil con ellos. Para las que no estáis familiarizadas con la Biblia he elegido otros relatos que ilustran la ver¬ dad de la vida de una mujer. No es esencial que la historia concreta te sea familiar.

en

el coraje

de

sus

historias

Los mitos, cuentos de hadas, la Biblia, las películas y la animan a dar vueltas alrededor de los hombres, con lo

televisión

que agota¬

energía, distraemos nuestra atención y enredamos nues¬ experiencias con las suyas. A medida que las mujeres de la antigüedad van desenredando sus historias personales de la historia mos nuestra

tras

vidas

y

omniabarcante del Dios masculino iremos reuniendo más de

fragmentos

propias historias. Empezando por el hecho de haber nacido niñas, viajaremos a tra¬ vés de los mitos y símbolos de la creación que nos han conformado. A nuestras

continuación

nos aventuraremos en los ciclos y ritmos de nuestros exploraremos nuestra vulnerabilidad ante la violación y el incesto, y al final del viaje asumiremos la belleza y sabiduría de núes-

cuerpos,

128

Un Dios que se parece a mí

tra ancianidad. A medida que transformando: saldremos de nuestro silencio y negación.

A lo sos

que

nosotras

hagamos nuestro

este

viaje juntas, nos iremos y vergüenza, de

aislamiento

largo del camino confrontaremos los mitos sociales y religio¬ han conformado nuestra realidad y nuestra comprensión de mismas:

Fragmentos de

un

lo olvidado

Dios que se parezca, actúe, sangre o envejezca

pecado original

jeres

malas.

somos

convenció de

las

mu¬

salvador masculino que

nos

que nos

que



El mito de la necesidad de



convenció de que las mujeres somos dependientes. El mito de un Dios exclusivamente masculino que nos con¬ venció de la inferioridad inherente a las

un

mujeres.

como nosotras.

Los

comportamientos ineficaces que nos llevan a la consulta del terapeu¬ ta, a los círculos de mujeres y a las comunidades de recuperación sur¬ gen de esta herida. Aunque queremos una solución rápida, los com¬ portamientos ineficaces se siguen repitiendo porque las raíces de nuestro autodesprecio permanecen intactas. La curación de

El mito del



129

profundidades requiere tiempo y paciencia. completamente preparada significa saltar de lleno a la vulnera¬ bilidad de la propia vida. Sólo allí encontraremos al Dios, o Diosa, de nuestra comprensión. En la parte 2 comenzamos el descenso y en la parte 3 tenemos que sumergirnos aún más a fondo ya que estos mitos y tabúes han penetrado en nuestro cuerpo y en nuestra esencia misma estas

Estar

de mujer.

Estos mitos están

profundamente vinculados con la literatura re¬ ligiosa, la educación y los rituales de nuestra infancia. Han ido pasan¬ do de una generación de mujeres a otra. Con la ayuda de mujeres va¬

lerosas

nos

liberaremos de los efectos limitantes de

recuperaremos nuestra

der y

Entra

gloria anterior,

divinidad.

en

las heridas de las mujeres

A medida que nos

nuestra

estos

mitos y

Bondad Original,

po¬

nuestras

en

la curación de las mujeres de la antigüedad

Cuando ya no están prisioneras de las interpretaciones de los hombres y pueden por fin hablar con su propia voz, estas mujeres se convierten para nosotras en

de la antigüedad

permitamos sentir lo que ellas sintieron descu¬ propias heridas. Veremos lo profundamente que nos han afectado las historias y mitos religiosos que cautivaron nues¬ tra imaginación. En estos relatos los cuerpos y los procesos naturales de las mujeres fueron denigrados por los poderosos tabúes religiosos y culturales. Mucho después de haber descartado un conjunto dado de mitos y creencias religiosos seguimos estando envenenadas silen¬ ciosamente por los tabúes que abarcan nuestras funciones naturales: menstruación, parto y menopausia. La ausencia de mujeres en la historia religiosa que se nos enseñó y la denigración de nuestros procesos naturales han hecho imposible que nos imaginemos a nuestras madres como Dios, a nuestras hijas como salvadoras y a nuestras abuelas como oficiantes de rituales sa¬ grados. Esta es nuestra herida más profunda: no podemos imaginar a briremos

Entra

el rostro femenino de Dios. A medida que veamos su rostro femenino nos daremos cuenta de que ya no es¬ tamos excluidas de la imagen de Dios. Ya no nos creeremos inferiores y defectuosas, ya no buscaremos la validación, la legitimidad y la sal¬ vación en los demás. Por el contrario, recurriremos a la riqueza de nuestros dones internos, iremos más allá de los tabúes para reivindi¬ car y honrar nuestros cuerpos, para redescubrir nuestro centro espiri¬ tual, para explorar las imágenes que afirman a las mujeres y reinventar creativamente los viejos mitos.

ÍAncx ot^acióm Mi deseo

la Mujer Dios en estas páginas. Que puedas ver su rostro en las imágenes. Que puedas bendecir su cuerpo en las meditaciones. Que puedas celebrar su vida en las historias. Afronta con coraje los obstáculos que te separan es

de ella.

que encuentres a

Un Dios que se parece a mí

130

Encárala sin echarte atrás. Es muy amable de contemplar. Encára¬ la sin recular. No es tu juez. Encárala sin retirarte. Te ofrece vida abundante.

Vuélvete hacia ella

con

seguridad

desde ti misma vamente en el mundo. actuar

en tu

y

determinación. Te inspirará

a

vida personal y a actuar compasi¬

(EL\>cx .La

de "Uoda Vida

La historia A medida que

el rostro de Dios cambia en nuestra experiencia, Madre, el Origen de Toda Vida. Aunque intelectualmente los mitos de la creación del Génesis pueden parecer desfasados e irrelevantes siguen influyéndonos profundamente a cada una de no¬ sotras. Según el Génesis, el libro de los principios, en la creación del mundo no estuvo presente madre alguna. Las niñas oyen hablar de un principio sin madre: fue un Dios masculino el que dio su ser al mun¬ buscamos

do

a

a

la

través de

La

una

religión de mis primeros años consideraba

ción del Génesis rir que

serie de órdenes verbales.

como una

el mito de la crea¬ verdad literal. Habría sido blasfemo suge¬

la historia era un mito elaborado por la imaginación de nues¬ antepasados hebreos. Teniendo en cuenta la naturaleza literal de las enseñanzas que recibí, la imagen de un Dios masculino que creaba el mundo a una orden suya quedó firmemente grabada en mi imagi¬ nación. Ni siquiera me di cuenta de que la madre estaba ausente. tros

Un Dios que se parece a mí

132

Eva: La Madre

Un creación sin madre ria

mujer enseñe ni domine al marido, sino que se mantenga en silencio. Porque Adán fue creado en primer lugar y Eva después; y no fue Adán el que fue engañado; fue la mujer la que cayó en el pecado. No consiento que una

Primera Podía considerarse

un

epístola

mito fantasioso

a

timoteo 2:14

transmitido

a

través del

considerarse una descripción lite¬ golpea desde el pulpito, pero en cualquier caso el mensaje del Génesis era claro: El Dios de los cielos era masculino y creó el mundo a través de su palabra. La fuerza de la madre como generadora de vida estaba erradicada efectivamente del relato de la creación ofrecido por el Génesis. De la misma forma que hemos tenido que reconocer la idolatría de Dios padre, ahora tene¬ mos que reconocer la ausencia de Dios madre. Su invisibilidad es uno de los obstáculos con los que nos enfrentamos en nuestra búsqueda de arte,

la literatura y el teatro, o podía

ral de la creación

un

con

la

la creación del mundo, el

revirtió y Eva nació de la costilla de un hombre. El relato de Adán, Eva, la costilla, la manzana y la caí¬ da es la historia más comentada en los escritos de las mujeres. Es la historia más conocida porque estaba grabada en los lienzos, en las pᬠginas de los libros de historia y en los recuerdos de nuestra infancia. La información sobre Eva que las mujeres captamos durante la infan¬

proceso

cia

es

biológico del nacimiento

se

simple y muy clara.

En mis talleres cada mujer cuerdos infantiles con la mano

escribe historias basándose no

dominante. Ésta

es una

en sus re¬

historia tí¬

de Adán. Fue creada de su costilla. Dios les comieran la fruta. La serpiente engañó a Eva que comió de la manzana, después ella sedujo a Adán, que también co¬ mió. Estaban desnudos y se vistieron. Eva fue mala y Dios la cas¬ tigó.

dijo

era

la esposa

que no

133

A partir de los escritos de las mujeres convenció efectivamente de cuál

mujeres, de las cualidades

queda claro

que esta

histo¬

lugar»

como

era «nuestro

definen la esencia de la feminidad y del que nos ha tocado en suerte por ser mujeres. Ex¬ segmentos de esta historia y de qué formas con¬ cretas ha afectado a las vidas de las mujeres, les haya sido gritada como una verdad literal por los fundamentalistas o les haya sido in¬ culcada sutilmente por su familia al verla recreada en las vidas y rela¬ ciones de sus padres. que

dolor y

sufrimiento ploraremos los tres

1. Eva

era

La

la esposa

de Adán. Fue creada

imagen grabada

de

su

costilla.

la imaginación de las mujeres es muy clara: a su imagen. Eva sólo fue algo poste¬ hombre, proporcionarle servicios sexua¬ les y mantener el jardín limpio y ordenado mientras Adán y Dios lle¬ vaban a cabo las tareas importantes de gobernar el mundo. en

Dios masculino creó a Adán rior. Tenía que acompañar al un

Estaba convencida de la inferioridad inherente de las mujeres. El mito de Adán y Eva lo había grabado firmemente en mi con¬ ciencia. La mujer

era

dada al hombre

como una

definía la frase «una ayuda adecuada propósito era ayudar y servir a los hombres. como

yo

propiedad. Así es él». Mi único

para

Ann La historia de Adán y

Eva se representaba a diario en mi casa. principio era consciente de que mi madre me estaba edu¬ cando para ser ama de casa y madre. Me proporcionó «informa¬ ciones interesantes» sobre la limpieza de la casa y sobre cómo cocinar y planchar la ropa de mi padre. Crecí sintiendo que era menos que mis hermanos. Aprendía mi papel observando a mamá. Tenía que cuidar de los hombres y estar disponible a todas las necesidades de los demás. Mi tiempo, mi energía y mi vida no eran mías. Habían de ser empleadas para servir a los demás. Se me estaba preparando para conocer a un Adán y seguir adelante con Desde el

pica: Eva

Toda Vida

nos

que se nos

Dios que se parezca a nosotras. Y no sólo la Madre estuvo ausente en

de

la noble tradición.

susan

Un Dios que se parece a

134



Eva: La Madre

moralmente débil

era

y

más susceptible

a

135

ella era la causa de mi dolor. Estaba siendo castigada hija. El dolor y la presión del parto debía recordamos a todas que somos hijas de Eva. por ser su

susan

las tentaciones del

el hombre. Fue la primera en caer en la tentación, violó la ley de Dios y sedujo al hombre. Su sexualidad causó la caída de la hu¬ diablo que

De niña estaba segura de que el pecado de Eva tenía algo que la curiosidad. Las mujeres somos curiosas y la curiosidad mató al gato. Las mujeres curiosas ver con

manidad.

que

Estaba convencida de que de

Toda Vida

tico creía que

dijo que no comieran la fruta. La serpiente engañó a Eva, que comió de todos modos. Después sedujo a Adán y él también comió. Estaban desnudos y se pusieron ropa.

2. Dios les

Eva

de

Eva

era

imperfecta. Era portadora

algún fallo fundamental que hizo que su

ble. Su comportamiento lidad de las mujeres.

querían saber

cosas

«caída» fuera inevita¬

prueba la inferioridad natural y la volubi¬

Irene

jen

mal. Ella simbolizaba que las mujeres algo corrupto muy dentro de sí. Las mujeres eran corruptoras, manipuladoras y tentadoras. Eva era tan mala que persuadió al hom¬ bre más honesto y le hizo pecar. Empleó su sexualidad para seducir¬ le y destruirle. Su cuerpo y su belleza eran tentadores y negativos. Eva

era

mala. Hizo algo

tienen

Irene

Imagínate sentada Añade tu historia ♦

círculo

en un

a

era

mala y Dios



las mujeres les toca en suerte en la vida es el dolor y el sufriendo el impacto del provocativo acto de Eva y su doble castigo: tenemos que ser sumisas a los hombres y parir con dolor. Así, la vergüenza y la culpa de Eva pasa a todas las mujeres. Lo que a

sufrimiento. Seguimos

¿Habías notado la

ausencia de la Madre

Reflexiona sobre la relación

cipio a fin

para

la mujer.



na

sobre

sentía dolor al dar a luz, maldecía a Eva por su pecado. A nivel primario y más allá de cualquier recuerdo eclesiás¬ Cada

vez

que

en

Irene.

el relato de la

entre tu madre y

tus

con

los

con

el mito? ¿Son Adán

hombres,

convicciones

a

tu padre.

sean

la esposa de Adán. Fue creada de

era

y

resultas de este mito:

«Dios les

su

costilla.»

dijo que no comieran de la fruta. La serpiente en¬ Eva, que comió de todas formas. Después ella sedujo a Adán que también comió. Estaban desnudos y gañó

se

jen

e

Eva? hermanos, padre, amante, esposo, jefe, compañero de trabajo o líder reli¬ gioso, ¿tienen algún parecido con el mito? Usa las afirmaciones siguientes para empezar y reflexio¬ Tus relaciones

«Eva

Estaba convencida de que el castigo de la mujer se extendía a toda su vida. Tenía que ser gobernada por el hombre. Y según todo lo que veía a mi alrededor, esta relación era dolorosa de prin¬

Ann, Susan, Jen

creación?



la castigó.

con

las suyas.

¿Tiene algún parecido

3. Eva

fueron

expulsadas del paraíso, fueron convertidas en estatuas de sal por los iracundos dioses masculinos fueron sentenciadas a y vidas de dolor y trabajo duro en los campos y en el parto. Y todo ello por¬ que Eva había sido curiosa.

«Eva

a

pusieron ropa.»

era

mala y Dios la castigó.»

Un Dios que se parece a m!

136

Eva: La Madre

Nuestras

heridas

primer paso de nuestra curación es dar voz a las experiencias pasado personal y religioso que nos convencieron de la fal¬ ta de importancia de nuestras madres en la estructura de las cosas y de nuestro pecado original. En compañía de mujeres valientes reco¬ noceremos las heridas de la niña nacida en un mundo que prefiere a los hombres y adora a un Dios masculino. nuestro

El exilio de la Madre Todos mis amigos eran sas

chicos porque eran listos y hacían no hacían cosas valiosas.

co¬

importantes. Las mujeres

Hallie De la misma forma que

la Madre

estuvo

apartada de la historia de la

mundo, muchas de nosotras nos hemos apartado de madres. En un mundo centrado en el padre se valora la sepa¬

creación del nuestras

ración de la madre y se denigra el hogar, que acaba siendo dejado atrás. Nuestras madres han sido entrenadas para ser expertas cuida¬

doras y «ayudantes» de sus hombres. Les vemos ignorar su propia creatividad e intereses vocacionales, dejar de lado sus propios proyec¬ tos y

sueños

y posponer sus

estudios

para

financiar los sueños de los

demás con su sangre, sudor y lágrimas. A medida que observábamos la vida de nuestra madre éramos capaces de ir muy lejos para apartar¬

de ella.

Siguiendo a nuestro padre, algunas salimos de casa. Crear hogar, tener y alimentar niños no se consideraban tareas importan¬ tes, pero dejar nuestra marca en el mundo del padre sí que lo era. Esto me recuerda un dibujo animado de una niña que está junto a su madre al lado de la lavadora. En un momento de inspiración, dice: «¡Quieres decir que no te pagan por esto!» A papá le pagan, a mamá no. Muchas de las que crecimos en la década de los sesenta y de los setenta estábamos determinadas a que se nos pagase por lo que hicié¬ ramos. Pospusimos o eliminamos la opción de la familia y emprendi¬ mos carreras profesionales que nada podría detener. Nuestra elección parecía tener mucho sentido, ya que el padre del Génesis tenía mu¬ nos un

Toda Vida

137

cho

El

de

de

poder: ordenó la creación del mundo y fue el iniciador de la vida. imagen de la madre estaba ausente y la madre que sí estaba pre¬ sente en la historia —Eva— no era valorada. Trajo el pecado y la La

al mundo. Muchas de nosotras

muerte

de

nosotras.

nos

hemos separado de lo femenino dentro

Hemos creído necesario ignorar nuestros sueños, intui¬

ciones, sentimientos

y ternura para

conseguir un lugar en un mundo las cualidades femeninas obstaculi¬ zan nuestro éxito, por eso trabajamos duro para erradicarlas y adop¬ tar características masculinas. Ahora nos encontramos compitiendo con los hombres en su juego y adaptándonos a sus valores y criterios. Una mujer escribió muy orgullosa: «Hice un test que se estaba pasando por la oficina. Había sido publicado en una revista de hom¬ bres y trataba de puntuar la propia masculinidad, el machismo y la agresividad. "¿Cómo tienes de grandes las pelotas?", preguntaba. To¬ dos los empleados de la oficina lo estaban haciendo y un listillo me lo pasó. Puedes imaginarte el resultado. Conseguí la máxima puntua¬ ción de toda la oficina. Tenía más "pelotas" que nadie y siempre he estado orgullosa de ello.» ¿A qué costo para sí misma, cabe pregun¬ tarse, alcanzó semejante puntuación? de hombres. Consideramos que

El exilio de la Madre

dades

y

mismas,

nos

dones femeninos. por eso

vidas

ha llevado

En esencia

muchas de

a

nos

nosotras nos

devaluar nuestras sensibili¬ hemos exilado de nosotras damos cuenta de que nues¬

han vuelto ingobernables. Estamos plagadas de compor¬ tamientos ineficaces que no favorecen la calidad de vida que desea¬ tras

se

La

imposibilidad de vivir con tales comportamientos es lo que a las mujeres a las terapias, a las comunidades de recu¬ peración y a los círculos de mujeres. De los comportamientos inefica¬ ces que nombramos a continuación, ¿hay alguno que te sea familiar? mos.

está llevando

Nunca cedemos tido

en

pulso y siempre Nos negamos timidad tamos

Somos

la

búsqueda de la perfección. Nos hemos conver¬ mujeres de acción y conseguidoras: seguimos nuestro im¬ en

estamos en movimiento.

nos

relaciones

implicadas por miedo a que la in¬ distraiga del camino elegido y el resultado es que es¬

a mantener

divididas dentro de

incapaces de pedir lo

nosotras.

que

necesitamos. Pedir

ayuda

es

propio

Un Dios que se parece a

138

m1

Eva: La Madre

El

de las madres, hacer las cosas por sí mismo es propio de los pa¬ dres. Para no parecer necesitadas como nuestras madres preferi¬ mos hacer las cosas por nosotras mismas. Vemos

a

mos

las demás mujeres como fiarnos.

competidoras de las

que no

era

un exceso

de

pode¬

admonición

demasiado sutil de elegir no quedarse embarazada y, si de alguna manera una se quedaba em¬ barazada, debía elegir abortar. La menstruación había de ser sufri¬ da con un mínimo de alteraciones, como para no ceder a la noción de que las mujeres, de alguna manera, éramos menos robustas y estábamos más incapacitadas emocional y físicamente que los

a nuestras

una

no

hombres.

Hallie

a casa.

Sentadas

en

círculo, las mujeres comparten la verdad de sus vi¬ una en una desde el silencio de toda una vida:

das. Van hablando de

mi madre sentía por sí misma pasó directa¬ mí, por eso ahora siento su vergüenza. Nunca parecía amarse, respetarse o sentirse orgullosa de sí misma. Dedicaba todo su tiempo a dar y a ayudar a los demás, cosa que me ponía furiosa. ¿Por qué no se ayudaba a sí misma? Mi enfado con su actitud me impide ser como ella y también me impide sentirme en paz. La

vergüenza

que

Imagínate sentada Añade tu historia ♦

mente a

Sandi

Nacer

en un

mundo

que

prefiere a los chicos disparó mi per¬ primer objetivo en la vida ha sido ganarles. Me sentía impulsada a pro¬

feccionismo. Durante años mi

competir

con

los hombres

y

bar que era «tan buena como» un hombre. Sólo me parecían va¬ liosos el trabajo y los logros profesionales. No quería parecerme a

de la familia. Ella era ama de casa; por eso creía que si yo conseguía el éxito profesional quizá no se¬ ría como ella. Ignoraba mi propia voz y mi propio sentido de lo que me haría feliz. Quería que se me tomase en serio, por eso juga¬ ba con las reglas de los hombres. mi

objetivo de las primeras acciones del movimiento feminista borrar nuestro papel de creadoras de la vida. Quería¬

negar y

madres incluía

peso

de los mitos

vuelta

139

iguales a los hombres. Si reconocíamos las diferencias bio¬ lógicas esenciales entre los sexos éramos políticamente incorrec¬ tas. Creo que la retórica de la elección en torno al embarazo y a ser

madres desde la distancia y las vemos prisioneras sociales; siguen limitando sus vidas y erradicando sus sueños, y nos sentimos críticas y enfadadas. Cuando miran nues¬ tras vidas desde la misma distancia sienten resentimiento y celos de nuestra aparente libertad. No podemos encontrar el camino de

Miramos

Toda Vida

mos ser

corporal o vestimos ropa masculina para no ser identificadas como mujeres ornamentales y frivolas.

Mantenemos

de

círculo







y

Karen.

dirigían las preguntas

a

los

¿Qué sacrificios hacía tu madre para cumplir con su pa¬ pel nutricio y de ama de casa? ¿Puedes recordar un incidente, un momento de ilumina¬ ción, en el que tomaste conciencia de que el valor de tu ma¬ dre en el mundo era menor que el de tu padre? A medida que observabas la vida y el trabajo de tu madre, ¿qué sentías respecto a tu propio futuro y a tu trabajo? Describe tu relación con tu madre. ¿Emulabas a tu madre o



Hallie, Sandi

¿Giraban las conversaciones de tu hogar en torno a las actividades de tus padres? ¿Qué intereses predominaban los grupos mixtos? ¿Se hombres o a las mujeres?



con

las suyas.

en

madre, la primera alcohólica

Karen S.

en un

a

te

rebelabas

contra sus

elecciones?

¿Has exiliado a la madre nutricia de tu interior? ¿A qué comportamientos ineficaces te ha llevado esta actitud?

Un Dios que se parece a mI

140

Pecado

Eva: La Madre

original En

mente

iniquidad fui llevado

a nacer y

mi madre

me

concibió

en

hemos descubierto, el

lenguaje, la imaginería y las histo¬ religiosos son muy poderosos y ejercen un influencia duradera en nuestras vidas. A través de sus palabras e historias la religión nos in¬ culcó la vergüenza y la culpabilidad. Según una de las interpretacio¬ nes de la historia del Génesis, Dios creó un mundo perfecto. A conti¬ nuación nuestros primeros padres le desobedecieron —instigados por Eva— y el paraíso se perdió. Los hijos de Adán y Eva, tú y yo, na¬ cemos con un Pecado Original. Tenemos un fallo irrevocable antes de haber emprendido ninguna acción consciente por nuestra parte, me¬ ramente por el hecho de haber nacido. Por mucho que intentemos hacer las cosas bien, es una tarea imposible. Somos pecadores en esencia y necesitamos un salvador. Aunque el Pecado Original es una idea vergonzosa para todos los niños, conlleva un estigma especial para las niñas porque se nos dice claramente que fue Eva, y no Adán, la que tomó el primer bocado de la manzana prohibida. Eva aparece una y otra vez en los escritos de las mujeres, recordándonos que nosotras tenemos la culpa de los pe¬ cados de la humanidad. Erin describe esta imponente sensación de res¬ ponsabilidad: «Me sentía castigada, pero mi único crimen era el de haber nacido. De niña sentía mi pecado y por eso me rechazaba. No me gustaba la sensación de mi piel, no me gustaba estar dentro de mi cuerpo. La imagen de Eva mordiendo la manzana me dejaba muy avergonzada. De niña me sentía responsable de todo lo negativo y de¬ pendía de mí el mejorarlo.» Los primeros padres de la Iglesia estarían orgullosos de nosotras, aprendimos sus lecciones muy bien. Tertuliano fue una poderosa in¬ fluencia en la Iglesia del siglo II. En su ensayo Sobre el atavío femenino se dirigió a las mujeres en los siguientes términos: como

Y

no

sabéis que

[cada una de vosotras] sois una Eva. La sentencia perdura hasta el día de hoy: necesaria¬

de Dios [sobre vuestro sexo]

141

culpa debe haber perdurado también. Sois la puerta del dia¬

diablo no es lo suficientemente valiente para atacar. Destruísteis muy fácilmente la imagen de Dios, el hombre. Por culpa de vuestro aban¬ dono —es decir, de la muerte— tuvo que morir el hijo de Dios'.

Salmo 51:7 Tal

Toda Vida

blo; sois las que rompéis el sello del árbol prohibido; sois las primeras en abandonar la ley divina; sois la que persuadió al hombre de que el

pecado.

rias

la

de

Eva fue exiliada del

jardín y ha sufrido la vergüenza de su acto «pecador» a lo largo de toda la historia religiosa. Desde la más tierna edad a sus hijas se les enseña que lo que fluye natural y espontánea¬ mente de su interior es malo, equivocado y castigable. Crecemos pre¬ guntándonos: «¿Qué es lo que está mal en mí?» Esta pregunta marca nuestra vida mientras buscamos por todas partes a alguien que nos dé una respuesta, alguien que nos dé la comprensión mágica, el trata¬ miento, la cura. Hemos aprendido una forma de relacionarnos con nosotras mismas y con el mundo que está basada en la vergüenza. Por tanto, nuestra tendencia natural es la de sentirnos inadecuadas: haga¬ mos lo que hagamos nunca somos lo suficientemente buenas. Con el tiempo interiorizamos la vergüenza de nuestra infancia. Nos ponemos en el rincón, donde solían castigarnos los profesores. Nos exiliamos del jardín de la vida, tal como nos hizo Dios. Elaboramos nuestras propias respuestas avergonzadas ante la pregunta «¿Qué hay de malo

mí?» Cada respuesta se

convierte en otro hilo del velo de la vergüenza que nos separa de la comunidad humana. Observamos la vida desde la distancia, temiendo ser descubiertas y quedar expuestas. El concepto de Pecado Original está ausente en la comprensión judía del mito del Génesis2. Sus implicaciones vergonzosas, sin em¬ bargo, fueron susurradas con suficiente fuerza en la cultura, leyendas y folclore judíos para ser escuchados por las mujeres3. Todas las muje¬ res tenemos grabada una profunda sensación de ser defectuosas y de tener que expiar el pecado de Eva. 1

ture

en

Tertuliano,

en

The Ante-Nicene Fathers, vol. 4 (Buffalo: The Christian Litera-

Publishing Company), p. 14. 2 Herbert Haag, Is Original Sin in Scripture? (Nueva York: Sheed and Ward,

1969), 3

p.

19.

Louis

Ginzberg, The Legends of the ]ews, vol. 3 (Filadelfia: Jewish Publication Society of America, 1909), 1:67: La mujer cubre su pelo en señal de haber traído el pecado al mundo; trata de esconder su vergüenza. Y las mujeres preceden a los hombres en el cortejo fúnebre porque fue la mujer quien trajo el pecado al mundo.

142

Un Dios que se parece a mí

Eva: La Madre

A medida que

leas las historias siguientes reflexiona sobre las imágenes, palabras y mitos empleados por la religión tradicional para convencerte de tu defecto original y depositar la vergüenza en tu co¬ razón. Aunque puedes haber descartado la noción de pecado original como pasada de moda e irrelevante, estas historias de mujeres te ha¬ rán tomar conciencia de lo profundamente que te ha afectado este sentido del pecado. Sentadas en círculo, las mujeres comparten la verdad de das. Una a una van hablando de la vergüenza que han sentido te toda su vida: El Dios católico de mi infancia

Toda Vida

143

nal, tiendo a pensar en mis imperfecciones y en qué lugares necesi¬ to mejorar. Me siento irredenta. Muchas de mis inseguridades se originan en la creencia infantil de que necesito redimirme del Pe¬ cado

Original. Annette

Cuando tenía siete años,

un profesor protestante de la escuela parroquial preguntó: «¿Quién reza de esta clase?» Todas levanta¬ ron la mano menos yo. De niña pensaba que la honestidad era muy importante, y como no rezaba, no levanté la mano. No rezaba porque no tenía fe. Quería creer y me esforzaba por entenderlo todo, pero no podía conseguirlo. Me preguntaba cómo era que los demás lo conseguían tan fácilmente. Bien, dijo el profesor, «rece¬ mos por el negro corazón de Joyce». Me sentí tan avergonzada. No podía imaginar cómo a una edad tan temprana podía tener un corazón negro, por eso empecé a hacer un seguimiento detallado de mi propia persona. Me preguntaba: «¿Va esto a hacer que mi corazón se ponga negro? ¿Se oscurece todo de una vez o se va os¬ cureciendo por parcelas?» Estas eran las preguntas que llevaba en

vi¬ duran¬ sus

Dios

condenador, yo siempre le decepcionaba, y estaba increíblemente alejado. Dios era mi padre. Era dominante, crítico, rígido, admonitorio, iracun¬ do y tenso. Era borracho, sentimental, crítico y débil. También era amoroso, cosa que me confundía. Estábamos aprisionadas por su ira. Yo era una payasita en su mesa tratando de sofocar el hervor de su ira. El rostro de Dios que internalicé era el de un padre enfa¬ dado y decepcionado al que nunca podía animar ni agradar. era un

de

mi corazón de niña.

colleen El «Día de la expiación»,

tal

como se

practicaba

en

Joyce

mi familia

de origen, me proporcionó imágenes y palabras que en mi infancia asocié con la vergüenza y la culpa. Nunca entendí qué pecados te¬

Imagínate sentada en un círculo con Colleen, Hallie, Joyce. Añade tu historia a las suyas.

Annette y

níamos que

expiar, excepto el más serio de todos, el de romper el dice: «Honrarás a tu padre y a tu madre.» Como preadolescente, mi ira y frustración hacia mis padres amenazaba con aflorar, pero la contenía por miedo a que romper el manda¬ miento. Todos los niños deben ser culpables de este pecado. mandamiento que





Cada

iba a confesarme no podía recordar si había pe¬ pasada, por eso me inventaba pecados y los multi¬ plicaba en el confesionario por si me había dejado alguno. La con¬ fesión me hizo sentir que había algo intrínsecamente malo en mí. De adulta, cuando pienso en mi vida y en mi crecimiento perso¬ vez

que

semana

religión basada en la vergüenza es la que acentúa defectos e insuficiencias. ¿Fue ésta la experiencia que viviste en la iglesia de tu infancia? ¿Afec¬ tó esta perspectiva basada en la vergüenza a tu actitud hacia ti misma?

Hallie

cado la

Una

nuestros errores,

Una existencia basada

en la vergüenza es aquella en la tendencia natural es la de sentirnos inade¬ cuadas, hagamos lo que hagamos no somos lo suficiente¬ mente buenas. ¿Es ésta tu experiencia de adulta? ¿Cómo te afecta la perspectiva basada en la vergüenza en tu vida

que nuestra

diaria?

144

Un Dios que se parece a mi

f Como adulta, qué pregunta te resulta más fácil de responderá «¿Qué «¿Qué

es es

lo que está mal/equivocado respecto a mí?» o lo que está bien/acertado respecto a mí?» ¿Qué

lista sería más fácil de elaborar: los defectos de

tu

carácter

una

o una

lista de tus fallos y

lista de tus comporta¬

mientos que

afirman la vida? búsqueda que has realizado para averiguar lo que está mal en ti. ¿Qué libros has leído? Haz una lista de los terapeutas, gurus y expertos que has consultado. ¿Qué respuestas recibieron tus preguntas? ¿Qué com¬ prensiones, tratamientos y curas has probado? Cuenta el tiempo y el dinero que has dedicado a dicha búsqueda.

Describe la

Nuestra curación:

el rostro femenino de

Dios

El primer paso de nuestra curación es dar voz a las experiencias infantiles que nos convencieron de la falta de importancia de nuestra

madre

y

mente

las

de nuestro Pecado Original. Ahora reclamaremos valiente¬ imágenes e historias que afirman a la mujer procedentes del principio mismo, de los tiempos cuando Dios era mujer. Reinventaremos creativamente los viejos mitos y desarrollaremos nuevas medita¬ ciones y rituales. A medida que nos sumergimos en estos recursos transformadores, reivindicaremos a la Madre de Toda Vida y en su presencia recuperaremos nuestra Bondad Original.

Dioses masculinos en el cielo, todos tendremos gobernantes masculinos en la tierra. Pero cuando se re¬ vela la madre celestial y se le busca tan libre y confiadamente como al Padre Celestial, entonces las mujeres encuentran su pro¬ pia esfera de acción. Antoinette Doolittle, 18724 4

Citado

en

p.

Linda Mercadante, Gender, Doctrine and God (Nashville:

13.

Abing-

Toda Vida

145

cultura ha creado mitos e historias para explicar y principios. Aunque en cierto sentido los mitos son narraciones que quedan fuera del tiempo histórico, están influidos por los valores de la comunidad que los inventa. Los valores de las primeras comunidades hebreas, profundamente dominadas por los hombres, influyeron en los mitos que se fueron creando imaginativa¬ mente para responder a sus preguntas sobre el origen de la vida. Sin embargo, existen pruebas de que los mitos de la creación contenidos en el Génesis no eran un intento benigno de a responder estas pre¬ guntas sino más bien la reversión intencionada de los antiguos mitos de la creación que estaban orientados hacia lo femenino5. En los relatos de la creación que nos fueron legados por nuestros primeros antepasados, el cosmos y sus habitantes, tanto humanos como divinos, habían nacido de la Gran Madre. Todos se gestaban dentro de su cuerpo y emergían cuando les llegaba el momento6. Los constructores de mitos hebreos retorcieron estas historias en las que y

la Madre había estado muy presente en el nacimiento del mundo y propusieron una creación «de la nada».

Reemplazaron a la Diosa por Dios masculino que creó el mundo a través de varias órdenes ver¬ bales. No sólo había una creación carente de madre, sino que cuando los fragmentos de imágenes femeninas de los mitos anteriores se abrían camino hasta las historias del Génesis eran malinterpretados para cortar toda conexión con las mujeres. un

En la

antigua Mesopotamia se creía que la Diosa hizo a la huma¬ nidad de la arcilla y le infundió el flujo de la vida con su propia sangre menstrual. En el verso: «Entonces Dios formó a un hombre del polvo del suelo» podemos vislumbrar un rasgo de estos tiempos anteriores. Sin suelo

Mientras todos tengamos

de

Cada pueblo dar sentido a sus

embargo, los

Recuperar a la Madre Original

don, 1990),

Eva: La Madre

como

escritores religiosos posteriores eligieron traducir

«arcilla roja»

lugar de darle su interpretación femenina esta traducción imprecisa reside una profunda negación de la mujer y de su íntima participación en el que es más

en

precisa: «arcilla sangrienta». En

origen de la vida7.

5

Véase M. Stone, When God Was a Woman, pp. 219-223; John A. Phillips, Eve: The History ofan Idea (San Francisco: and Row, 1984). Harper 6 Rosemary Radford Reuther, WomanGuides (Boston: Beacon Press, 1985), pᬠginas 38, 62; Marija Gimbutas, The Civilization the Goddess of (San Francisco: Har¬ per and Row, 1991), p. 223. 7 B.G. Walker, The Woman's Encyclopedia of Myths

andSecrets,

p.

685.

Un Dios que se parece a mí

146

la Diosa como Madre Útero y a lo masculino y a lo femenino por parejas. En el Génesis 1 existen alusiones a este relato, pero los escribas cambiaron él por ella. Él reemplazó a la Diosa. Este cambio de pronombres indica un cambio en la estructura del poder y un re¬ Las escrituras asirías

se

referían

a

Creadora del Destino. La diosa creaba

chazo de lo femenino.

Del Génesis 1:27:

De las escrituras asirías: «La

Madre-Útero, la Creadora

«Y Dios creó al hombre propia imagen;

del destino, en

En

ella los completaba. pares ella los completaba

pares

imagen de Dios él lo creó; ante sí.»8 macho y hembra él los creó.» a

dirige las siguientes palabras al pueblo de Israel: «Abandonaste la Roca que te engendró y has olvida¬ do al Dios que te formó.» En hebreo la palabra engendrar hace refe¬ rencia al hecho de parir una mujer, una imagen exclusivamente femeni¬ na. En ciertas traducciones este verso se traduce con más precisión de la siguiente forma: «Descuidaste la Roca que te engendró. Y olvidaste al Dios que te dio a luz» (Nueva Biblia Inglesa). En otras traduccio¬ nes, el verso se lee: «...Y olvidaste al Dios que fue tu padre» (La Biblia de Jerusalén). Esta elección es imprecisa y oscurece las cualidades fe¬ a

Nos

de

Toda Vida

remontamos a

cuando mamos

cuando

147

sus

templos

eran

superabundantes;

lo divino9.

Un encuentro con Eva: la Madre Original10

Imagina por un momento que las cosas no ocurrieran de la forma que te las contaron en la escuela parroquial, en la clase de catecismo o en la escuela hebrea. Imagina que Eva estuviese caminando entre no¬ sotros. Escúchala, en las profundidades de tu imaginación, contando su historia y reclamando su gloria anterior: Soy Eva, la Madre de Todo lo Vivo, la culminación de la creación. Mantengo y nutro la vida dentro de mí. Cuando llega el momento, empujo y expulso la vida de mí. Y aquello a lo que doy nacimiento es bueno, es muy bueno. Honrad todo lo que ha sido menospreciado. Recibid todo lo que ha sido desechado.

Antiguamente yo

era

conocida

en

todo el mundo

dre de Todo lo Vivo. Los más sabios de entre

como

la Ma¬

siempre me habéis honrado en vuestros mitos sobre los principios. He sido lla¬ mada por muchos nombres: La Fértil Que Da Nacimiento a Todas Las Cosas, La Gran Madre, La Madre Que Da La Ley, La Que Hace Nacer, La Que Da a Luz a Los Dioses, La Reina del Cielo, La Verdadera Soberana, La Madre del Mundo, La Reina de las Estrellas. Me llamaban Innana en Ur; Ishtar en Babilonia; Astarte en Fenicia; Isis en Egipto; Madre Útero en Asiría y Cerridwen en¬ vosotros

los Celtas. Fui adorada durante muchos siglos antes de que el Dios de los hebreos fuera imaginado y traído al ser. Como los hombres se sen¬ tían amenazados por mi poder y por mi participación íntima en los orígenes de la vida incorporaron mis historias en sus mitologías tre

Reivindicamos otros

a

la Madre de Todo lo Vivo diciendo la verdad de

tiempos, de los tiempos en los que Dios se parecía a nosotras.

8

Erich Neumann, The Great Mother (Princeton, N.J.: Princeton Univesity Press, 1974), pp. 135-136; Elaine Pagels, The Gnostic Gospels (Nueva York: Vintage Books, 1979), p. 56. 9

The United Methodist Church, Words That Hurt, Graded Press, 1985), p. 9. 10

más

a

Un encuentro fondo:

con

Eva: La Madre

Words That Heal (Nashville:

Original. Material

para

explorar el

E.

Pagels, The Gnostic Gospels, pp. 53, 57-58. J. Phillips, Eve: The History of an Idea, p. 3. B.

Walker, The Woman's Encyclopedia ofMyths andSecrets, pp. 288-291.

a

honraban sus escritos y se adoraban sus símbolos. ¡Recla¬ la historia de la mujer desde el principio mismo! se

a su

En el Deuteronomio 32:18 Moisés

meninas atribuidas

Eva: La Madre

tema

distorsionando la verdad. Mi poder reconocibles

en

y

gloria originales

las historias que escucháis sobre mí

apenas son

iglesias, si¬ los hogares de vuestra infancia. La imagen de un Dios padre que ordenaba la existencia del mundo está fuertemen¬ te fijada en vuestra imaginación. ¿Notasteis alguna vez la ausencia en

nagogas y en

de la Madre? De acuerdo al mito del

Génesis,

costilla, según dicen. Me indigna

nací del hombre; de su distorsión de la verdad.

yo

esta

Un Dios que se parece a

148

m1

¿Quién de entre vosotros no fue alimentado en mi útero? ¿Quién de entre vosotros ha olvidado la fuente de su vida? Jehová ignora¬ ba a su Madre. En su locura dijo: «Soy Dios. No hay otro dios más que yo.» Su arrogancia siempre me ha molestado. Como Madre de Todo lo Vivo existo antes que todas las cosas. Todo lo que es procede de mi cuerpo. Cada madre que tiene un hijo es una encarnación mía. En su embarazo mantiene y sustenta

el parto la expulsa. Es una mujer, fuerte y poderosa. Ella es la Madre de Todo lo Vivo. Me indigna que el cuerpo bueno y fuerte de las mujeres, que contiene todo lo necesa¬ rio para la vida, y el cuerpo de la Madre Tierra, que recibe en sí to¬ das las cosas buenas, sean objetos de disgusto y de miedo que de¬ ban ser controlados y dominados según la historia del Génesis. En el principio mismo la Madre era. El primer día di nacimiento a la luz y a la oscuridad. Bailaron

la vida dentro de sí y en

Eva: La Madre

Oh, sí,

se

rezaba

entró

en

segundo día di

día di

cuarto

a

luz a la tierra y al agua. Se tocaron. luz a las plantas. Se enraizaron y respiraron a

a

luz

a

las criaturas de la tierra, del

cielo. Caminaron, nadaron y volaron. El quinto día, mi creación aprendió

por

¡Enfadaos! Los prisioneros

sexto

El

séptimo día dejé espacio

para

del

equilibrio y cooperación. cosas

vivas.

que

estaban

en vuestro

Gritad

vuestras

historias. Yo

doy la

os

voz.

No más vergüenza, no más miedo, no más silencio. Llenad el espacio con vuestro poder y vuestras historias. camináis solidariamente

entre vosotras

Madre, liberaré Tu dolor

tu voz para que

grites la

pena

de toda

buena. Es

es

Juntas hablaremos y sanaremos el dolor de toda

menospreciado. desechado. muy buena.

tos,

Permite que tu familiaridad conmigo transforme la visión que tienes de tu madre. Es su silencio lo que se ha convertido en tu

despertar; su prisión en tu libertad. Ella es tu salvadora. Sus gemidos silenciosos que piden la liberación de los viejos mitos limitantes se elevan en ti y te dan fuerza para elegir la libertad. Juntas habláis del dolor y de la sanamiedo

ción de toda

en tu

una

coraje;

su

sueño

de la

vida.

una

vida.

nosotras y

mismo. Abrazadla vuestra

Sentadas

en

antiguos mi¬

de entre nosotras. Ella ha de volver para

en vosotras.

sus

Honradla

historias desde el principio entre vosotras.

Encarnadla

vida.

círculo, las mujeres reivindican

a

la Madre original:

en tu

vida.

rezaron y trabajaron den¬ iglesia durante años, pero nunca llegaron a curar sus heridas.

Muchas de vuestras madres caminaron, tro

de dentro de

la salvación del mundo. Reivindicad en

voz; su

una

mío, mi voz es tuya. mío, mi curación es tuya.

es

La Madre de Todo lo Vivo ha estado exiliada de los

es

con vues¬

madres, aunque a cierta distancia. Habladles de vuestro com¬ promiso a través de la distancia nacida del enfado y del amor: tras

lo desconocido.

Honrad todo lo que ha sido Recibid todo lo que ha sido La Madre

vientre han

sido liberados.

Tu silencio

día celebré la creatividad de todas las

El

mar y

149

contacto con

Las sabias de

El tercer día di hondo. El

Toda Vida

ellas y se les exhortaba con sermones, pero nun¬ el dolor de su vida. ¿Cómo podrían llegar hasta su dolor las palabras de un Dios masculino? ¿Cómo podía con¬ fortar a tu madre un Dios masculino que le enseñaba a amar, honrar y obedecer al hombre por muy abusivas que fueran su presencia o su ausencia? ¿De qué le servía un Dios masculino que le hacía tragarse su ira y aprisionar sus protestas en su vientre? Yo camino entre vuestras madres. Y les digo: ca se

juntas. El

de

Reivindicamos sus historias desde el principio mismo: He descubierto

antiguas civilizaciones

que

honraban

a

la

Gran Madre y que consideraban sagrado el cuerpo de la mujer. Estos pueblos estaban conectados con la Madre Tierra. Anhelo una

madre nutricia

y amorosa,

la madre

que nunca tuve

cuando

Un Dios que se parece a mí

150

cure las heridas infligidas a la profundas heridas que tengo dentro de mí. Quizá satisfaga mis necesidades más profundas, necesidades que no había reconocido en mi viaje por el mundo del Padre, necesi¬ dades que había descuidado en mi búsqueda de éxitos mundanos. era

Eva: La Madre

Toda Vida

como

las

Imagínate sentada

a

la Madre dentro de

los que nuestra

Madre cogía la man¬ los momentos en los que recordaba su gloria anterior y se negaba a

obedecer. Honramos

momentos

en

la Madre

a





en

se

tu

En todas las tradiciones han existido mitos alternativos

la visión

una

que me permitió ser libre de la Iglesia. espiritualidad propia, su perspectiva básica de la vida afirmaba a las mujeres. Esto le llevó a sospechar profundamen¬ te de la Iglesia y de sus sacerdotes. Se sentía resentida con la visión del matrimonio y el cuidado de los niños que tenía la Iglesia. Rechazaba los estereotipos femeninos que se le trataban de inculcar. Era una mu¬ jer muy sensual y se sentía oprimida por la rigidez eclesiástica. Su independencia de la influencia de la Iglesia me permitió to¬ mármelo todo: misa, catecismo, sacerdotes, monjas, mi padre en su aspecto religioso y a Dios mismo, con cierta distancia. Aunque hicimos todos los movimientos para evitar la ira de mi padre, esta¬ ba claro que ella no se tragaba lo que decía la Iglesia y yo tampoco tenía que hacerlo. Mamá, gracias por esto.

Aunque

no

a

mi

tenía

madre,

una

colleen

que

a

creación simultánea del hombre y

de la interconexión de todas las

serie de historias En honor

afirma

las mujeres. Existen de la mujer, mitos de creadores masculinos y femeninos, y mi¬ historias de

tos

entre nosotras:

Karen Hv Karen S. y

convirtió el silencio de tu madre en tu voz; su mie¬ coraje; su sueño en tu despertar; su prisión en tu li¬ bertad? ¿Cómo sentiste sus gemidos silenciosos que pedían liberación y cómo te dieron fuerza para elegir la libertad? Aunque prisionera del mito hebreo, Eva recordó su gloria anterior cuando cogió la manzana. Recuerda los mo¬ mentos en que tu madre cogió la manzana, los momen¬ tos en que recordaba su gloria anterior y se negaba a obedecer. Imagina que tu madre se hubiese liberado de los mitos que tenían atrapados su corazón y su vida. ¿Qué podría haber hecho en la vida?

¿Cómo

que apoyan

Recordamos los

con

las suyas.



Mientras

Karen S.

a

¿Cuál ha sido tu reacción a la reelaboración de la historia del Génesis? ¿Te ha gustado? ¿Te ha problematizado? ¿Te ha parecido herética, blasfema o curativa? do

trabajaba para ser reconocida en el mundo externo las necesidades femeninas de crear y nutrir, y de ex¬ perimentar la intimidad en mis interacciones con la gente. Me en¬ tristece mi propia complicidad en purgar lo femenino de mi vida. Mi familia y la sociedad fueron muy eficaces a la hora de persua¬ dirme para que ignorase partes esenciales de mí. Hasta que no es¬ tuve dos años en recuperación ni se me había pasado por la cabe¬ za la idea de tener hijos algún día.

círculo



nosotras:

estaba ciega a

en un

Colleen. Añade tu historia

Karen H.

zana,

151

Quizá la Gran Madre

niña.

Tierra así

Abrazamos

de

cosas

vivas. Crea

una

imágenes o en palabras para explicar de todas las cosas. Reflexiona sobre el im¬ pacto que tendría cada historia en el desarrollo de la vida de las mujeres. Experimenta con diversos Creadores: La Gran Madre, Madre-Padre Dios, un Creador masculino único, una Creadora femenina única, un Útero Cósmico. en

el principio

Reclamar

nuestra

Bondad

Original

La Madre de Todo lo Vivo vio todo lo que era

muy

«Un A medida que nos peramos

había dado

a

luz

y

bueno. encuentro con

Eva»

sumergimos en los mitos de la madre recu¬ las antiguas creencias que afirman a la mujer y que propo-

Un Dios que se parece a mí

152

toda la creación es buena; que somos seres originalmente benditos, no malditos; y que hay fuerza, bondad y creatividad den¬ nen

tro

que

de cada

uno

miento que se

de

nosotros.

Estos

son nuestros

derechos de naci¬

consideran regalos de la vida. Encontramos esta rica

herencia en todas las tradiciones religiosas procedentes del tiempo en el que Dios era imaginado como mujer. Nos alineamos con to¬ das las tradiciones que afirman la Bondad Original y la santidad de toda vida. Reclamamos

Bondad

Original dando a conocer la histo¬ ensombrece la Biblia y su desarrollo. Reclama¬ mos las imágenes que afirman la vida originarias del principio mismo. Escucha a la Madre de Todo lo Vivo que continúa con su historia y se va separando de las interpretaciones religiosas tradicionales. nuestra

ria desconocida que

Eva: La Madre

de

prohibido

Toda Vida

153

seduje a Adán, que puse en movimiento una serie de dieron como resultado nuestra expulsión del Jardín y la aparición de la miseria y la muerte en el mundo. Dicen que soy culpable y que el mal está enraizado en mi pro¬ pia existencia y naturaleza. Me han llamado la Puerta por la que entra el Diablo, la que rompe el sello del árbol prohibido, la pri¬ mera en abandonar la ley divina y la destructora de la imagen de Dios. Y se ha escrito de mí: «De una mujer provino el primer pe¬ cado y por su causa todos morimos.» Durante treinta siglos de his¬ toria judía y cristiana he llevado la carga de la culpa y de la ver¬ güenza de la humanidad. ¡No más! sucesos

y

que

Honrad todo lo que ha sido menospreciado. Recibid todo lo que ha sido desechado.

Soy buena. Soy

muy

buena.

Un encuentro con Eva: nuestra bondad original11

La serpiente es mi sabia consejera e

Soy Eva, la Madre de Todo lo Vivo, la culminación de la creación. Mantengo y alimento la vida dentro de mí. En la plenitud del tiempo empujo y expulso la vida de mí. Y todo aquello que doy a luz es bueno, es muy bueno. Me

cargar con

Me

cargar con

niego a niego a ¡No más!

Dentro de la te.

"

a

Un

la vergüenza del hombre en mi cuerpo. la impotencia de la mujer en mi vida.

mitología masculina se me dio un papel de pivo¬ de mi debilidad femenina comí del fruto

Dicen que a causa

encuentro con

Eva; Bondad Original. Material

para

explorar el

tema

más

fondo: Eclesiástico 25:24; I Reyes 11:5; II Reyes 21:7. Robert Graves y Raphael Patai, Hebrew Myths:

interpreta mis sueños. es la portadora de la inmortalidad. La vida se renueva cuando muda de piel. Puesta so¬ bre mi frente, entre mis manos o enroscada en mi cuerpo, la ser¬ piente siempre ha sido mi compañera especial y el símbolo de mi poder renovador de la vida. Los mitólogos reconocieron la importancia que la serpiente tenía para mí: ya no se debía confiar en mi fiable consejera; nues¬ tra peculiar conexión fue menospreciada. En lugar de confianza pusieron enemistad entre la serpiente y la mujer y los intérpretes de las escrituras le dieron el nombre de «diablo», que debía ser te¬ mido y finalmente aplastado. Símbolo de Sofía, de la sabiduría, la serpiente

Honrad todo lo que ha sido menospreciado. Recibid todo lo que ha sido desechado. La

serpiente

The Book of Génesis (Nueva

Al

Doubleday & Co., 1964), pp. 26-27. Patricia Monaghan, The Book of Goddess and Heroines (Minn.: Llewellyn Publi-

das las

York:

cations, 1990), pp. 118-119.

Phillips, Eve: The History of an Idea, Stone, When God Was a Woman,

pp.

3. 199-218.

p.

es

buena. La serpiente es

principio la arboleda sagrada

muy

era

buena.

el lugar donde nacían

to¬

Sus árboles del conocimiento y de la vida estaban ín¬ timamente relacionados con mi adoración. No eran de mi propie¬ dad ni deseaba controlar el acceso de la humanidad a su sabiduría. cosas.

Honrábamos los árboles del jardín, los cuidábamos y acariciába-

Un Dios que se parece a mi mos.

Tenían dentro de sí los

secretos

de la vida, la sabiduría de la

la conciencia de la sexualidad. Muchos hebreos rendían culto en mis arboledas sagradas. Las mujeres hebreas me seguían, algunas de ellas en el secreto de su corazón. Otras rechazaron a Jehová y convencieron a sus maridos para que me siguieran. Cuando el Rey Salomón se hizo mayor, sus esposas volvieron su corazón hacia la Diosa. No fue fiel a Jehová como lo había sido su padre, David. Construyó santuarios en mi honor. Los mitólogos retorcieron la verdad para impedir que los hebreos visitaran mis arboledas sagradas y comieran los frutos de sus árboles. Y el más celoso de los profetas de Jehová taló mis jar¬ dines y quemó los huesos de las sacerdotisas. Comer de la fruta del árbol era comer mi carne y beber mi flui¬ do de vida. En la mujer que fue Eva se puede vislumbrar mi gloria anterior. Ella era inteligente, curiosa, dispuesta y fuerte. Comió de la fruta y obtuvo los sabios secretos de la vida y la conciencia de la sexualidad. Para algunos esto puede haber sido el fruto prohibi¬ do, pero para aquellas de nosotras que somos hijas de la Sabiduría es una fruta de rara bondad y belleza. tierra y

de las estaciones,

fruto

son

buenos. Son

muy

buenos.

Como Madre de Toda Vida yo bueno y satisface el hambre, es es sabio y abre el camino del

recojo el fruto de la vida. Es agradable a la vista y ofrece placer, autodescubrimiento y de la com¬

prensión. Aquellos de vosotros que sois curiosos, que deseáis la vida en toda su fluidez, atreveos conmigo: morded la vida, comed la pleni¬ tud de sus posibilidades. Tomad, comed de la fruta, la buena fruta de la vida. Abrios a la profundidad de vuestra bondad interna, creed en vuestra propia bondad, celebrad vuestra bondad. Vivid la abundancia y plenitud de quienes sois como Hijos de la Vida. Afirmad la Bondad Original de vuestros hijos y de los hijos de vuestros hijos hasta que las viejas historias no tengan ningún po¬ der

en su

corazón.

de

Toda Vida

155

Soy Eva, la Madre de Toda Vida, la culminación de la creación. Mantengo y nutro la vida dentro de mí. Cuando llega el momento, empujo y expulso la vida de mí. Y aquello que nace de mí es bueno, es muy bueno.

y

Honrad todo lo que ha sido menospreciado. Recibid todo lo que ha sido desechado. El árbol y su

Eva: La Madre

Autocelebración

Inspiradas por la Madre de Todo lo Vivo examinamos la cues¬ «pecado» a través de la lente de nuestra propia experiencia de mujeres. Nos damos cuenta de que el orgullo, la persecución vo¬ luntaria del poder y el deseo de ser como Dios no son pecados nues¬ tros. Nunca hemos tenido la opción de parecemos a Dios. La tierra ha estado gobernada por los hombres y nosotras no hemos tenido ac¬ ceso a los cielos. Se nos han negado tanto el poder como la divinidad. Está muy claro que hemos tenido un lugar secundario y de apoyo. Nuestro pecado no ha sido el orgullo, sino la autodenigración. Y no ha sido el resultado de ningún defecto moral, sino de una profunda herida infligida por una sociedad que adora a un Dios masculino y prefiere a los hombres. Si el pecado de los hombres es el orgullo, la deflación del ego puede ser el remedio adecuado. El pecado de la mujer ha sido el odio hacia sí misma y la autodenigración; por tanto, la aceptación y cele¬ bración de sí misma son los remedios más apropiados. En lugar de mirar fuera de nosotras hacia un Dios masculino o un Poder Superior, hemos de mirar dentro, en lo profundo de nosotras. Hemos de ir más tión del

allá de mirar

nuestra

obsesión

los «malos» comportamientos, hemos de que enmascaran nuestra sensación de mi-

con

debajo de los logros nusvalía, debajo de años de alienación de nosotras mismas, hacia la bondad que reside en nuestro centro. Así descubrimos que el bien está profundamente asentado en nosotras y que es lo suficientemente amplio y generoso para abarcar nuestras heridas. A medida que asu¬ mimos nuestra Bondad Original, nuestros espacios internos, antes anegados de vergüenza y de culpa, se van limpiando y podemos rei¬ vindicarlos como propios. Encontramos descanso en nuestras vidas y nos aceptamos plenamente como personas valiosas. Invito a las mujeres a incluir la celebración de sí mismas en su práctica espiritual diaria. Al principio es una tarea agobiante porque

156

nos

Un Dios que se parece a mí

sentimos mucho más cómodas elaborando listas de

llos. Cuando

nuestros

fa¬

le

pidió que describiera su bondad, Hallie, verdadera¬ mente desesperada, exclamó: «¡Todavía no estoy lo suficientemente curada para esto!» Y la mayoría de nosotras aún no disponemos de palabras para expresar la bondad. Comencemos con una serie de afir¬ maciones que contrarrestan las imágenes y palabras vergonzantes de nuestra infancia y nos ofrecen un vocabulario de autocelebración. Las siguientes afirmaciones se convierten en nuestros abogados internos y son capaces de curar nuestras heridas más hondas: se

Soy buena, no mala. No tengo tacha. Fui herida por una socie¬ dad, una religión y una familia que preferían a los hombres y adora¬ ban a un Dios masculino. Se me enseñaron comportamientos inefi¬ caces que no favorecen la calidad de vida que deseo. A medida que me curo, me voy abriendo a las profundidades de la bondad en mí, y de mi bondad fluyen comportamientos que afirman la vida.

Eva: La Madre

de mí

de

Toda Vida

largo tiempo olvidadas

157

reconocidas. Mi terapeuta en este viaje. En lugar de encontrar monstruos, he encon¬ o

apenas

ha sido la vela indicadora que me ha iluminado mi

viaje de descenso,

en

trado la verdad de mi infancia. Nunca mente

yo

misma; siempre tenía

lor

en sus manos.

La lleva hasta la oscuridad de lo más íntimo de

tu

corazón. La

joya ilumina las numerosas facetas de tu asombrosa bon¬ dad y de tus increíbles talentos por ser una Hija de la Vida. Imagina que te dice: «Ábrete a las profundidades de la bondad en ti. Eres bue¬ na. Celebra tu bondad. Eres muy buena. Vive la abundancia de quien eres, una Hija de la Vida. Tienes todo lo que necesitas.» Detente du¬ rante unos momentos y reconoce la bondad y los talentos que ella ilu¬ mina.

Sentadas

una totalidad para mi vida que, a pesar del éxito estaba presente, estoy eligiendo la vida, no la muerte. Ahora pienso que mi crisis, con su desesperación y sus pensa¬ mientos de suicidio, ha sido el comportamiento más cuerdo y

afirmador de la vida. Al negar el tipo

de vida cómodo y seguro al estaba acostumbrada, he anulado la muerte espiritual produ¬ cida por la fragmentación del alma. Y aunque el abismo en el que caí era terrorífico, ahora lo veo como el preludio necesario de la plenitud en la que estoy entrando. Estoy descubriendo el tesoro de mi propia espiritualidad, mi necesidad de compañía comunita¬ ria y mi naturaleza femenina esencial. que

Hallie

por

estoy avergonzada de celebrar mi propia existencia y la bondad de la vida. Soy muy capaz, fuerte y coherente. Estoy ha¬ ciendo elecciones sabias activamente. Soy una buena madre. no

Soy de los demás. Nutro mi simple, reevaluando mis prioridades y valorando lo que tengo ante mí en cada momento. Estoy cuidando de mi cuerpo y estoy soltando las restricciones que me han impedido vivir la vida con gusto. Estoy en contacto con mi espiritualidad y la defino de acuerdo a mi verdad sin nin¬ guna interferencia externa, pasada o presente. Soy buena. ¡Soy muy buena! consciente de mis límites y respeto los vida planificándola para que sea más

Los comportamientos que

círculo, las mujeres describen la bondad iluminada la Madre. Una a una van sanando la vergüenza de toda una vida: en

largo de los últimos cinco años he descendido verdadera¬ mente a la raíz de mi propia vida. Al principio sólo veía oscuridad, pero poco a poco pude discernir el resplandor apagado de partes

afirman la vida fluyen de mi propia

bondad. Puedo ser creativa en mi trabajo de peluquera. Expreso mi belleza interna a través de las manos. Toco a las demás, dando belleza y autoestima

A lo

simple¬

externo, no

Ya

la autocelebración con una simple meditación que engarzamos en nuestra oración y meditación diarias. Imagina que la Divina Madre se acerca a ti llevando una joya multico¬

ser

Al buscar

(incluye aquí tu nombre) creo en mi bondad. Yo (incluye aquí tu nombre) celebro los comportamientos afir¬ mantes de la vida que fluyen desde mí. para

permitió

que actuar.

Yo

Seguimos preparándonos

se me

a mis amigas. Siento calidez dentro de mí dones, crezco con ellos y puedo regalarlos. Pongo voluntad en acabar los asuntos pendientes de mis relacio¬ nes. Elijo estar plenamente presente y no abandonar las relaciones

porque conozco mis

158

Un Dios que se parece a mí

difíciles, Me

encanta estar

completamente abierta

y no

desapa-

recer.

Erin

Imagínate sentada en un círculo con celebración de ti misma a las suyas.

Hallie

y

Erin. Añade tu

Eva: La Madre

Imagina la joya de la Madre iluminando las numerosas de tus talentos por ser una Hija de la Vida. Describe lo que ves.

facetas de tu asombrosa bondad y

Toda Vida

Día 3. Descubriendo

159

el tesoro

Imagina que desciendes hacia la bondad que reside en tu centro, por debajo de tu obsesión con los «malos» comportamientos, por de¬ bajo de los logros que enmascaran tu sensación de falta de valoración y por debajo de años de alienación de ti misma. Describe en palabras o imágenes tu descenso y los tesoros de bondad que descubres. Día 4. Bondad



de

y

comportamientos que afirman la vida

Reflexiona sobre la bondad

que reside en ti y los comportamien¬ de la vida que fluyen de ella. Haz una lista de las bondades aportas a tu vida, a tu trabajo y a tus relaciones.

tos en

que

pro

Día 5.

Practica las con una

siguientes formas de autocelebración. Experimenta

de ellas cada día durante

una semana.

Día 1. Afirmaciones

Personaliza

labras

gar o en

afirmaciones escribiéndolas

propias pa¬ exponías en un lugar apropiado dentro de tu ho¬ la oficina. Repítelas a lo largo del día.

en tu

estas

con tus

diario y

¿Qué hay de bueno en mí? Responde a la pregunta: «¿Qué hay de bueno en mí?» Dedica al¬ gún tiempo a cada área de tu vida, elaborando sobre todo lo que es bueno y justo en tu trabajo, relaciones, elecciones, cuerpo, pensa¬ mientos y sentimientos. Comparte hoy lo bueno de tu vida con una amiga o amigo. Día 6. Come del

Lleva

buen fruto

espacio sagrado. Imagínate que Eva entra en espacio, te mira a los ojos y te ofrece una manzana. Escúchale de¬ cir: «Toma, come del fruto, del buen fruto de la vida. Ábrete a la pro¬ fundidad de tu propia bondad, cree en tu bondad, celebra tu bondad. Vive en la abundancia de tu ser como Hija de la Vida. Afirma la bon¬ dad original de tus hijos y de los hijos de tus hijos hasta que las viejas historias no tengan ningún poder en sus corazones.» manzanas a tu

tu

Soy buena, no mala. No soy defectuosa. Fui herida por una socie¬ una religión y una familia de origen que prefería a los hombres y adoraba a un Dios masculino. Se me enseñaron comportamientos inefi¬ caces que no apoyan la calidad de vida que deseo. A medida que me curo, me voy abriendo a las profundidades de la bondad en mí y de mi bondad fluyen comportamientos que afirman la vida. Yo (incluye aquí tu nombre) creo en mi bondad. Yo (incluye aquí tu nombre) celebro los comportamientos en pro de la vida que fluyen desde mí. dad,

Día 2. Bondad Iluminada

ción

página 147, leyén¬ ella. Escribe o dibuja una descrip¬ de la asombrosa bondad y de los increíbles talentos que la Madre con tu

propia

Divina ilumina.

voz.

Entra

Mientras

comes

de la manzana, escribe

ción que

una

historia de la

crea¬

celebre tu Bondad Original. Léesela frecuentemente La Niña Que Fuiste y a los niños de tu vida actual.

a

Día 7. Transformación

Graba la meditación de la Madre Divina de la

dola



en

Reflexiones para

el final de la semana: ¿Cómo cuestiona el con¬ de Bondad Original la idea que tienes de ti misma? ¿Cómo po¬ dría transformar tu vida, tus relaciones y tus elecciones la autocele¬ cepto

bración diaria?

160

Un Dios que se parece a m(

Eva: La Madre

quédate

REVISIÓN

un poco

DEL

más

en

cada día de esta semana Que Fuiste. Imagínate sentada junto a ella cuentro.

Conversa

con

brina.

Dibuja y escribe siguientes preguntas: Día 1. Adán ♦



Dibuja,

y

♦ ♦

Haz

con tu mano no

en vuestro

con tu

la

mano no

Empleando palabras crea una sas.

Permite que te un

drían

dibujo de todo lo que tu madre hacía en la vida. Haz un dibujo de todo lo que tu padre hacía en la vida. ¿Qué vida parecía más divertida, la de papá o la de mamá? Cuando crecieras, ¿querías que tu vida se pareciese a la de papá la de mamá? e



La Gran Madre



Madre-Padre Dios



Una Creadora Femenina



El



Un Gran Huevo

leer la historia de Joyce (página 143). Piensa en cómo te

habrías sentido contigo misma y respecto a Dios siendo una niña negra de siete años que oye decir a su profesor de la escuela pa¬

rroquial: «Oremos

sigue). ¿Ten¬

Día 7. Permanece a

llena de ti misma

La Niña

Que Fuiste a escribir en una lista todas las cosas orgullosa en su vida. Como buena madre, apóyale a

permanecer llena de sí misma.

LA

DEFLACIÓN

DEL EGO DESDE LA PERSPECTIVA FEMENINA

Si has

Día 4. Un corazón negro a

que

Útero Cósmico

de las que está

Dibuja las imágenes que quedaron grabadas en tu imaginación de niña, las imágenes que te avergonzaban y te acusaban. Haz una lista de las palabras empleadas por la religión tradicional y por tu familia de origen que depositaron vergüenza en tu cora¬

Vuelve

amplia variedad de Creadores (mira la lista mundos un aspecto muy diferente?

sus

Anima

imágenes vergonzosas

dibujos y usando tu mano no dominante explicar el principio de todas las co¬ envuelva tu imaginación de niña. Experimenta o

serie de historias para

con

Padres

y

al pe¬ bondad? ¿Acentuó este

Día 6. Al principio mismo

zón infantil.





un

Día 3. Palabras



lugar de en¬ hija o con una so¬ dominante la respuesta a las

lo harías

al mal y

¿Qué está mal en mí? Imagínate y recuérdate a los cinco, diez y quince años de edad. Es¬ cribe una lista de lo que estaba mal en ti en cada una de esas eda¬ des y después otra de lo que estaba bien. ¿Qué lista es más larga? De niña, ¿qué habría sido más fácil responder, «¿qué es lo malo/equi¬ vocado en mí?» o «¿qué es lo bueno/correcto en mí?»

la Niña

dominante, escenas de la creación del mundo, de Adán y Eva, de la serpiente y de la manzana. Después escribe una historia para cada escena. Comparte con un grupo de amigos los fragmentos de tus recuer¬ dos y crea un collage de tus recuerdos infantiles sobre el princi¬ pio del mundo y de la humanidad.

o a



como

a conversar con

Eva

con

Día 2. Madres ♦

ella

hacer referencia

Día 5. ♦

Dedica tiempo

negro para

161

cado y el blanco para denotar pureza y hecho tu sentido del pecado?

el capítulo 7:

GÉNESIS

Toda Vida

¿Se empleaba el color



Antes de seguir adelante,

de

por

el

negro

corazón de



elegido los Doce Pasos como camino espiritual dedica al¬ gún tiempo cada día de esta semana a reflexionar sobre los pasos desde una perspectiva de mujer. Día 1. Deflación del ego El programa de los Doce Pasos esta influido por

espirituales masculinas de

sus

fundadores y

por

las experiencias la tradición religiosa

Un Dios que se parece a mí

162

Eva: La Madre

Original. En él se considera que los pecados del alcohóli¬ grandiosidad, «la exageración de la voluntad personal» y el orgullo. Y su salvación debe ser la deflación del ego. del Pecado co son





es

la

siguientes palabras de los Doce Pasos de Tradiciones: «Los Doce Pasos sentido contrario de nuestros deseos naturales... deshinchan nuestro ego.» ¿Cómo te sientes ante el hecho de que cada uno de los Pasos fue construido para desinflar los egos de los orgullosos y voluntariosos alcohólicos? Haz una lista de la respuesta que cada uno de los Pasos da a la pregunta: «¿Qué es lo que anda mal en mí?» Por ejemplo: Paso 1: «No tengo poder». Paso 2: «Estoy loco.» Paso 3: «Soy volun¬

de

Toda Vida

163

el resultado de muchos años de práctica. Y

no es ninguna sorpresa ejercicio no me haya dado la felicidad ni la pureza, sino un más de la vieja autoflagelación e introspección.»

que este poco

Reflexiona sobre las

Día 4. Ocultar

Alcohólicos Anónimos y las Doce de AA nos piden que vayamos en

los «fallos» de los que te sientes

tarioso.» Continúa así hasta el Paso 10.

Únete

a

las mujeres de nuestro grupo

Intento ocultar que soy muy

bondad aparte de

arrastrado desde la infancia.

mos

palabras en cursiva. ¿Cómo las has comprendido? ¿Han activado antiguas imágenes de vergüenza y culpabilidad? las

a

en

hacer

un

inventario moral detallado y

atrevido de

nosotros mismos.

y me

convertí nuevo

otro

ser

en

ciones. Paso 6: Estar

completamente dispuestos

a

dejar

que

Dios retire estos

defectos de nuestro carácter. Paso 7: Le

pedimos humildemente

que

haga desaparecer nuestros

fallos. en los fallos

Reflexiona sobre si te resulta más fácil hacer o reconocer

muy

hábil

a

bondad

tras

leer las

una

lista de tus fallos

lenguaje

por el concepto de Bondad Original, consideramos comportamientos ineficaces no como pruebas de nuestra pecaminosidad fundamental sino como consecuencias de nuestras he¬

ciones,

no nos excusa.

sobre

su

Somos responsables de nuestras elec¬

fustigamos

a nosotras mismas. Joyce reflexio¬ cambio de actitud respecto a sus propios «puntos flacos»:

pero ya no nos

«Creo que es importante sentirme Sin embargo, ya no creo que

responsable de mi comportamien¬ la actitud responsable provenga de hacer un seguimiento constante de mí misma. Más bien lo que he descubierto es que la persona que quiero ser reside en lo profundo de mí. La sanación ha implicado el descubrimiento gradual de dicha persona debajo de las capas de vergüenza y culpabilidad.» to.

¿Cómo alteran la

sensación que tienes

de ti misma los siguientes palabras? De pecados a heridas. De fracasos a com¬ portamientos ineficaces. De hacer un seguimiento constante de una misma a soltar gradualmente capas de vergüenza y culpabili¬ dad. De deflación del ego a celebración de una misma. cambios de

palabras de Joyce: «Me he vuelto la hora de clasificar mis equivocaciones e insuficiencias; tu

mujer apaleada.

Inspiradas



Día 3. Centrarse

en una

nuestros

na

admitir ante Dios, nosotros mismos y cualquier humano la naturaleza exacta de nuestras equivoca¬

Paso 5: Consiste

mi familia.

Oculto el hecho de que soy humana y estoy necesitada. Oculto el hecho de que en una ocasión elegí a un hombre abusador

ridas. Pero esto Paso 4: Consiste

crítica.

Oculto el hecho de que nunca he estado casada. Oculto mi excesos con la comida.

Día 5. Un

Reflexiona sobre los sentimientos y reacciones que te provocan

de espiritualidad y añade avergonzada a la lista siguiente:

Oculto mi intensa necesidad de aparentar que soy perfecta. Oculto las veces en las que no siento nada, cuando me siento insen¬ sible y vacía.

Oculto mi ¡ra

Él Una formulación de la recuperación basada en la vergüenza pone todo el énfasis en nuestros errores, defectos e insuficiencias. El lenguaje de la recuperación incorpora el legado vergonzante que he¬ Día 2. Ninguna

los fallos

Un Dios que se parece a

164

m1

Día 6. Autocelebración ♦







íSapí+ulo

¿Qué transformación producen en tu recuperación y en tu vida las siguientes palabras? «Si el pecado del hombre es el orgullo, entonces la deflación del ego puede ser el remedio adecuado. El pecado de la mujer ha sido el odio hacia sí misma y la autodenigración; por tanto, la autoaceptación y la autocelebración son los remedios más apropiados.» Incorpora los ejercicios de autocelebración de las páginas 158-159 a tu práctica de oración y meditación. A lo largo del día de hoy mírate a ti misma a través de la lente de la Bondad Original. Cada vez que sientas la tentación de deni¬ grarte o etiquetarte de fracasada, recuerda las palabras de la Ma¬ dre: «Eres buena. Eres muy buena. No tienes tacha.» Imagina que compartes con la Madre de Toda Vida la lista de fallos que escribiste el Día 4. A su lado, trata de transformar tu visión de cada fallo basándote en el concepto de Bondad Origi¬ nal y en la realidad de tus heridas profundas. Comparte lo positivo de tu vida en las reuniones de esta semana.

J_.il i+ .La pnme^a

mujer1 rebelde

Día 7. Transformando los Pasos

el desarrollo de los Doce Pasos estuviese basado en la creencia en nuestra Bondad Original. Imagina que cada paso res¬ pondiera a la pregunta: «¿Qué hay de bueno y de justo en mí?» Reescribe los Pasos desde esta perspectiva de afirmación femenina. Por ejemplo: «Paso 1: No poseo todos los recursos que necesito para tra¬ tar con el alcoholismo. He pedido ayuda a AA. Esta acción ha sido muy valiente por mi parte. Celebro haber tenido tanto coraje.» «Pa¬ sos 8 y 9: haré una lista de todas las personas a las que he herido en mi vida y de todas las personas a las que he ayudado. Asumiré la res¬ ponsabilidad de mis comportamientos ineficaces que han herido a otros. Celebraré la ayuda que he prestado a los demás incluso en los momentos más agobiantes de mi adicción.» Imagina

que

La

historia

A MEDIDA QUE EXPERIMENTABA cambios en el rostro de Dios

busqué imágenes de mujeres fuertes y mi búsqueda condujo hasta una publicación muy notable. La Biblia de las Mujeres fue publicada en 1898 por un grupo de mujeres que es¬ taban indignadas con las imprecisas interpretaciones de la Biblia em¬ pleadas para apoyar la posición de inferioridad de las mujeres en el hogar, en la Iglesia y en la sociedad. La Biblia de las Mujeres está escri¬ ta por Elizabeth Cady Stanton y su comité de revisión, y se compone me

de

una serie de ensayos y comentarios referidos a las porciones Biblia que más impacto han tenido en las vidas de las mujeres,

el

por

de

retrato

asuntos e

degradado

que

hace de ellas

o

por

de la bien

la notoria ausencia

historias femeninos.

La creación y

publicación de La Biblia de las Mujeres fue un acto valiente. En ella, Stanton y su comité cuestionaron los poderes establecidos: la autoridad divina de los cielos, los numerosos siglos de interpretación bíblica masculina y las costumbres eclesiásticas. Su vimuy

166

Un Dios que se parece a mi

sión de la Biblia desde

Lilit: La

perspectiva femenina en 1898 nos ofrece comprensiones muy poderosas a nosotras que —en 1998— revisamos sus páginas buscando vislumbres de un Dios que se parezca a no¬ una

primera mujer rebelde

tomara,

formó Yavé Dios

a

167

la mujer y

se

la presentó al hombre. 23

El hombre exclamó: «Esto sí que ya es

Ésta

sotras.

se

hueso de mis huesos y carne de mi varona, porque del varón ha sido tomada.»

llamará

carne.

En el

En el

principio: dos historias La mujer

debe

debida sumisión...

primer relato el hombre y la mujer fueron creados simultᬠambos debían dominar la tierra. En el segundo, la mujer fue creada del hombre y nombrada a partir de él. Elizabeth Cady Staton comenta al respecto: «El primer relato dignifica a la mujer como un factor importante en la creación, igual en poder y gloria al hom¬ bre. El segundo hace de ella un mero pensamiento secundario. El mundo funciona perfectamente sin ella y la única razón de su venida neamente y

ser una aprendiz y escuchar en silencio con la Porque Adán fue creado en primer lugar y Eva

después... I Timoteo 2:11-13

es

¿Sabías ción de la

realidad, en el Génesis hay dos relatos de la crea¬ mujer y del hombre? ¿Cuál de ellos escuchaste en tu infan¬ que, en

cia? (cursiva añadida) La creación simultánea: Génesis 1:26-28

la soledad del hombre»1. El segundo relato ha predominado

Díjose entonces Dios: «Hagamos al hombre

elección trágica, un mito transmitido de generación a nuestra

ima¬

semejanza, para que domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre todas las bestias de la gen y

tierra y sobre todos cuantos animales se mueven sobre ella.» 27 Y creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, y los creó macho y

hembra; 28 y los bendijo Dios, diciéndoles: «Pro¬ cread y multiplicaos, y henchid la tierra, sometedla y dominad sobre los ganados y sobre todo lo que vive y se mueve sobre la tierra.» La mujer

de la costilla del hombre: Génesis 2:18, 20-23

dijo Yavé Dios: «No es bueno que el hombre esté solo, hacerle una ayuda proporcionada a él.» 20 Y dio el hombre nombre a todos los ganados, y a todas las aves del cielo, y a todas las bestias del campo; pero entre todos ellos no había para el hom¬ bre ayuda semejante a él. 21 Hizo, pues, Yavé Dios caer sobre el hombre un profundo sopor; y dormido, tomó una de sus costillas, cerrando en su lugar con carne, 22 y de la costilla que del hombre 18 Y

voy a

se

la historia hebrea

y

cristia¬

predominancia refleja siglos de control masculino sobre las en¬ señanzas, los sermones y las tareas interpretativas dentro de la Iglesia. Desde la perspectiva masculina, las preferencias eclesiásticas pueden tener mucho sentido, pero desde la perspectiva femenina fue una canciones, historias

26

en

Su

na.

de niñas

tras otra

presión de

sus

sensación de nuestras

e

de

dones

imágenes

su

en

en

generación

en

ha convencido a una generación inferioridad y ha limitado sus sueños y la ex¬ que

el mundo. Este mito ha conformado nuestra ha proporcionado un modelo para

mismas y interacciones mutuas2. nosotras

Aunque en las iglesias de nuestra infancia no se reconocían las contradicciones inherentes a estas dos historias del Génesis, muchos eruditos para quienes las discrepancias eran evidentes han tratado de encontrarles un sentido. Los rabinos que estudiaron e interpretaron 1

Elizabeth

2

Aunque

Cady Stanton, The Woman's Bible, p. 20. el segundo relato de la creación parece asumirse la subordinación femenina hay eruditos bíblicos que discuten que el segundo relato no apoya esta su¬ posición. Véase Phyllis Trible, en la obra de Christ and Plaskow, Womanspirit Rising (San Francisco: Harper and Row, 1979). Considera las palabras de Trible: «Al crear a la mujer el Señor Dios "causó un profundo sueño al hombre". El hombre no inter¬ en

vino

en la creación de la mujer; estaba fuera de la situación. Él no ejerce ningún trol sobre la existencia de ella. No fue espectador, ni participante ni consultado

nacimiento de ella. Como el hombre, la mujer debe su vida exclusivamente Para ambos, el origen de la vida es un misterio divino.»

(p. 74)

a

con¬ en

el

Dios.

Un Dios que se parece a mí

168

liun La

primera mujer rebelde

169

las Escrituras para transmitir sus comprensiones a

las generaciones si¬ guientes asumieron que Dios hizo varios intentos de crear una compa¬ ñera adecuada para Adán3. El Génesis 1, según los comentarios de es¬ tos rabinos, registra el primer intento de Dios, que resultó infructuoso y requirió un segundo intento registrado en Génesis 2. Según la leyen¬ da rabínica, una mujer rebelde llamada Lilit fue la primera esposa de Adán, que acabó siendo sustituida por Eva porque era más dócil4. Los rabinos tomaron material prestado de las tradiciones orales, historias, leyendas, dichos y cuentos populares de las culturas cerca¬ nas. Elaboraron este material y lo trenzaron en sus comentarios. en



ambas historias?

¿En qué sentido habría sido diferente



relato hubiera sido el dominante

se

del mundo dominada por los hombres, emplearon las imágenes de la Diosa de manera distorsionada, abundando las imágenes negativas de

giosas de tu infancia? ¿Qué relato te gustaría hijas? ¿Habías oído alguna vez la historia de Lilit?



una

estela de nombres

e

era una

diosa sumeria

cuyo

nombre

era

Siguiendo la valiente tradición de La Biblia de las Mujeres, pedi¬ Lilit, la primera mujer legendaria, que rompa los confines de la interpretación religiosa tradicional. Volvemos a contar su historia crea¬ tivamente, desde una perspectiva femenina, incorporando en ella las imágenes creativas del principio mismo... cuando Dios era mujer. 3

Graes and Patai, Hebrew Myths: The Book of Génesis (Nueva York: Doubleday and Co., 1964), p. 65; Phillips, Eve: The History of an Idea, p. 38. 4 Ginzberg, The Legends of the Jews, vol. 3,1: 65-66. 5 Hallie Inglehart Austen, The Heart of the Goddess (Berkeley, Calif.: Wingbow

Press, 1990), 6

p.

Soy Lilit. Mi historia

128.

Graves and Patai, Hebrew Myths, pp. 68-69.

es

al principio

desconocida

para

mismo7

la mayoría de

vosotras.

Fui excluida de las Escrituras. Pero es una historia terca, que ha sobrevivido en los márgenes de la historia religiosa. Soy Lilit, la primera mujer rebelde.

Os contaré mi historia. Reclamaré mi antigua gloria.

historias6.

mos a

que oyeran

y Un encuentro con Lilit:

orígenes, Lilit

tu vida si el primer las instituciones reli¬

-

Se¬ ñora Divina. Sus raíces se hunden en la antigua Mesopotamia, hacia el año 2300 a.C.5 Era honrada en su calidad de espíritu salvaje de la noche, asertivo y sexualmente autoposeído. Para cuando se abrió ca¬ mino hasta las leyendas rabínicas como primera esposa de Adán en el siglo X d.C., su historia había sido deformada completamente. Ha¬ bía sido desposeída de su divinidad y se había convertido en una ima¬ gen demoniaca que debía evitarse. Lilit fue muy temida en la Edad Media y tanto ella como sus hijas, «las Lilim», han dejado tras de sí sus

en

tus

las mujeres. En

reflexión

¿Qué historia de la creación oíste, con vehemencia o su¬ surrada, mientras estabas creciendo: la creación simultᬠnea del hombre y la mujer o la creación de la mujer a partir de una costilla del hombre? ¿Hubo alguien que reconociera la discrepancia entre



adoraba a la Diosa, ciertos re¬ manentes de sus historias encontraron cabida en los mitos e interpre¬ taciones hebreas. Y como los rabinos estaban inmersos en una visión Como

las culturas circundantes

Pausa y

Un

encuentro con

Lilit. Material para ampliar la

exploración:

Austen, The Heart of the Goddess, pp. 128-129. Elinor W. Gadon, The Once and Future Goddess (San Francisco: Harper and Row, 1989), pp. 123-125. Graves and Patai, Hebrew Myths: The Book of Génesis, pp. 67-69. Genia Pauli Haddon,

nas

37-44.

Body Metaphors (Nueva York: Crossroads, 1988), pági¬

Patricia Monaghan, The Book of Goddesses and Heroines (Minn.: Llewellyn Publications, 1980), pp. 208-209. Phillips, Eve: The History of an Idea (San Francisco: Harper and Row, 1984),

páginas 38-40.

Judith Paskow, «The Corning of Lilith»,

en Christ and Paskow, Womanspirit 205-207. Walker, The Woman's Encyclopedia ofMyths andSecrets, pp. 541-542. Zones, ed., Taking the Fruit, pp. 28-31.

Rising,

pp.

Un Dios que se parece a m1

170

Al principio mismo, Había oscuridad. Y la oscuridad ardió

radiante. Se afirmó

a

sí misma y yo

Luna surgí y me sumerjo en las Había Luz. Y la luz ardió

poder en una llama fui creada. A imagen de la

llama radiante. Se afirmó

a



el Sol fue creado. Se elevó a las alturas. La oscuridad y la luz eran iguales en dignidad. La Luna y el Sol brillaban con el mismo esplendor. A la profundidad y a la altu¬ les rendía el mismo respeto.

Al principio, Hubo una disputa. La Luz temía a la Oscuridad y su poder. El Sol temía a la Luna y su noche. Las Alturas temían las Profundida¬ des desconocidas. La Luz

Alturas

se

se

tragó

tragaron

la Oscuridad. El Sol se tragó a la Luna. Las a las Profundidades. Los viejos caminos se ol¬ a

vidaron. Se escribieron

nuevas

ción, mis

no

Bruja de la Noche,

debe llevaros

hijas

y yo

171

a

éramos

cosa que, para vuestra

pensar que soy

tan

hermosas

la experiencia con nosotras fechos con las mujeres mortales. que tras

misma y

ra se

mujer rebelde

Me llaman con

profundidades. con

Lilit La primera

historias.

y

informa¬

fea. Algunos pensaron que expertas haciendo el amor

nunca

volvieron

a

estar

satis¬

Me llaman

Prostituta, Meretriz y Seductora. Los monjes céli¬ mantenerme alejada durmiendo con las manos so¬ bre sus genitales y sosteniendo en ellas un crucifijo. Los hombres dicen que les distraigo de sus esfuerzos por salvarse. Eva es la es¬ posa, la mujer fiel. Yo soy la seductora. Me llaman Tormento de los Hombres. Aunque mi historia des¬ apareció de la Biblia, se dice que mis hijas, las Lilim, persiguieron bes

a

trataron

de

los hombres durante miles de años. Bien entrada la Edad Media

los

judíos fabricaban

mágicos para alejar a las Lilim. Su¬ de noche y ejercemos nuestro poder mᬠgico sobre los jóvenes, dicen que provocamos sus emisiones noc¬ encantos

puestamente aparecemos

turnas.

A mi

reputación están ligados los miedos a la impotencia y a la debilidad, los miedos más profundos de los hombres. Todo lo que represento les amenaza, por eso cuentan habladurías de mí. A mi negación a ser sumisa y a someterme le llaman... rebelión. A

Según los rabinos, el Aliento de Vida y el Polvo de la Tierra nos formaron a Adán y a mí. Fuimos creados del mismo origen, por eso yo esperaba una plena igualdad con él, pero él no estaba de acuerdo conmigo en eso y en otros asuntos. Me pidió que le sir¬ viera y que yaciera debajo de él cuando hacíamos el amor. Yo esta¬ ba indignada. Con la ayuda del «Nombre Innombrable» me alejé volando. Desaparecí en el aire y me establecí en el mar Rojo. Adán se quejó a Dios, que envió a tres ángeles tras de mí. Sus intentos de atraparme fueron vanos, prefería vivir sola a la compañía del

do de mí? Te han convencido que

hombre.

malo, antinatural,

simple. Recordaba mi gloria anterior, antes de que fuese incorporada por los rabinos en sus comentarios, y me negué a ser maltratada por el hombre o por Dios. Hice lo que hu¬ biera hecho cualquier mujer que se respetase. Dije: «Ya basta», ¡y me fui! Pero deberías oír los nombres que me llaman y las histo¬ rias que han dicho de mí a lo largo de estos siglos. He aquí algunas Mi historia

es

muy

de ellas:

la hora de cuidar de mí misma le llaman... mala

a

intención. Dicen que mi man

a

por eso me

llaman así.

independencia

mi sexualidad desvinculada de

¡Estoy harta de sus cuentos! Mujer, ¿puede sorprenderte

hayas exilado de

Nuestras

tu

poco

es... poco

un

femenina. Lla¬

marido... antinatural.

tú también hayas tenido mie¬ todo aquello que represento es femenino. ¿Puede sorprendente que me que

interior?

heridas

Es esencial que expresemos

las experiencias infantiles que nos poder, coraje e independencia son poco femeninos y antinaturales. Daremos los primeros pasos hacia la cura¬ ción en compañía de otras mujeres, reconociendo estas experiencias y las realidades sociales y religiosas que las conformaron. convencieron de que nuestro

Me llaman solterona porque vivo sola y estoy perfectamente feliz. Me niego a ser controlada por los hombres, cosa que ellos no

pueden entender:

mi asertividad

172

Un Dios que se parece a mi

Nuestro

El exilio de Lilit Durante más de

siglo el límite de la adolescencia ha sido identificado como un momento de elevado riesgo psicológico para las chicas. Se ha observado que en esa etapa las muchachas pier¬ den vitalidad, robustez, la inmunidad frente a la depresión y su sentido de sí mismas y de su carácter. un

Gilligan

y

Brown, Meeting at

the Crossroads

los hombres como a las mujeres se les anima a reglas de la sociedad en que vivimos y se les premia por ello, para las mujeres las normas son particularmente restrictivas y limitantes. El sentido que tiene la chica de su vida y de su destino está definido de una manera muy estrecha según una visión tradicio¬ nal de la feminidad. No se le permite emplear la totalidad de su vitali¬ dad, expresión, poder, coraje o independencia. De hecho, se le ense¬ ñará a denigrar cualquier cosa que emerja de las profundidades de su propia vida. Habiendo nacido en un mundo que prefiere a los hombres, pron¬ to aprende a retorcerse hasta adoptar formas que son aceptables para la Iglesia, la familia y la cultura. Alejará de sí las cualidades de Lilit, rechazando su poder original, su coraje y su control de sí. Se sentirá más cómoda en la delicadeza, la pasividad y la dependencia. Sin embargo, hubo un tiempo en el que la muchacha estaba fa¬ Aunque

conformarse

miliarizada niñas de

tanto a a

las

con su

Lilit interna. En

una encuesta

realizada

a tres

mil

de ellas eran confiadas, asertivas y te¬ positivos respecto a sí mismas. Desgraciadamente, etapa de la vida de la niña pasa rápidamente. Para cuando llega nueve

Lilit: La

años, la mayoría

primera mujer rebelde

173

poder original

Al

principio mismo la niña está familiarizada con la poderosa Lilit dentro de sí. Es capaz de realizar cualquier tarea con la que se le confronte. Lo tiene todo al alcance de su mente y de su imaginación. Consigue grandes logros en el vecindario, en su habitación y en su men¬ te. El poder del universo pulsa a través de ella y está llena de sí misma. Pero hay quienes se sienten amenazados por el poder Lilit de la niña-mujer. Con mejor o peor intención, tratarán de recortarlo y le in¬ sultarán si insiste en mantenerlo. Se le dice: «Orgullosa y engreída, no saques los pies de las alforjas. Finge que no puedes hacer las cosas para que te ayuden los niños. Nunca serás médico. El mundo es un lugar grande y peligroso para caperucita roja. Las hijas de Eva son pe¬ queñas, débiles y desvalidas.» Finalmente, la poderosa Lilit se queda dormida. De vez en cuan¬ do despierta para recordar a la mujer lo que supo una vez, pero estos recordatorios esporádicos son dolorosos. La mujer llena su vida de distracciones para no tener que oír la pequeña voz interna que le lla¬ ma a volver a casa... a su propio poder. que nene

Soy

una

mujer grande

amenazante.

No

y

al mundo

al instituto ha olvidado cencia

con una

mucha

menos

mala

sus

cualidades de Lilit. Saldrá de la adoles¬

autoimagen,

confianza

en

pocas

expectativas ante la vida y habilidades que los

sí misma y en sus

muchachos8.

8

Véase American Association of

Univesity Women (Washington, DC: AAUN, Carol Gilligan, Meeting at the Crossroads: Women s Psychology and Girls' Developement (Cambridge, Mass.; Harvard University Press, 1991); Lyn Mikel Brown 1992).

y

le resulta negativo

y

he

Erin

nían sentimientos esta

esto

natural que una mujer sea

grande y fuerte. A empleado mi tamaño para protegerme. Puedo exudar una energía muy clara que dice: «¡Atrás!» Si defiendo mis dere¬ chos me consideran una zorra. Si hago cosas que mi padre no comprende se deshace de mí llamándome lesbiana, como a cual¬ quier otra mujer que sea fuerte y poderosa. veces

es

Tengo

miedo tremendo a ser mejor que los hombres, por he delegado en los hombres. Como mujer, se me ha enseñado que es más importante gustarle a la gen¬ te que expresarme plenamente en el mundo. Prefería con mucho decir: «Si no te gusto, vale. Pero no me voy a cortar para que te sientas mejor.» Pero nunca lo he dicho. Por el contrario, sigo cor¬ tándome y, cuando lo hago, me deprimo, pierdo energía y me que¬ eso

do

un

he anulado mi fuerza y

en casa

viendo la televisión. Sandi

174

Un Dios que se parece a mí

Imagínate sentada

con

Erin

y

Sandi. Añade tu historia

cordatorios a

las

suyas. ♦

¿Has oído hablar alguna vez del frágil ego masculino? ¿Ha sido empleado alguna vez para recordarte que no amenazar a

los hombres exhibiendo

cia, tu capacidad de cuidar de ti misma



y

esporádicos

a casa... a su

La

dolorosos. La mujer llena su vida de dis¬ la pequeña voz interna que le llama a propio coraje.

inteligen¬ de hacer tareas tu

Iglesia

sentir dolor y ser una

Mi madre

dijo «ya basta». Mis primeros recuerdos son palizas que le propinaba mi padre. Ella sigue impo¬ niéndose el papel de víctima, no toma la responsabilidad de cam¬ biar su vida. Me resulta muy duro mirar a mi madre porque repre¬ senta la parte víctima de mí. Es débil y su cuerpo muestra señales de toda una vida de palizas y negligencia con su salud. Sigue arries¬ gando su vida y su seguridad económica porque no puede imagi¬ narse una vida significativa sin un hombre.

Imagínate sentada

misma.

suyas.

la insultarán si

Erin

con

Sandi y Erin. Añade tu historia

a

las

se o

niega Si ella dice «ya basta» se le dirá: di sí cuando «Testaruda, quieres decir no. Entrega tu enfado a Dios. Perdona. Quédate. Aguanta la situación. Cumple con el propósito su¬ perior de amar, honrar y obedecer. El dolor y el sufrimiento son nece¬ sarios en la vida de una mujer. Soporta el maltrato de tu marido con espíritu de penitencia. Las hijas de Eva son pasivas.» Finalmente, La Valerosa se queda dormida. De vez en cuando despierta para recordar a la mujer lo que supo una vez, pero estos re¬ se

amor?

nunca

principio mismo la niña está familiarizada con su valerosa Lilit una guerrera. Sean cuales sean las dificultades, sabe que forma de le cuesta reunir hay una encararlas. No coraje y elevar su es¬ píritu; gracias al coraje resuelve sus problemas y gracias al espíritu es capaz de cambiar lo que no le funciona. Es capaz de decir «no» cuan¬ do no quiere ser abrazada. Dice «no me gusta esta persona», cuando no le gusta y «me gusta esta persona» cuando le gusta. Sabe cuidar de sí misma. El coraje del universo pulsa a través de ella, está llena de sí

niña. Con buena

merecer

las tremendas

interna. Es

sienten amenazados por el coraje único de la mala voluntad, intentarán neutralizarlo en ella y

víctima para

Sandi

original

algunos

son

me enseñó el dolor y el sufrimiento. Cristo murió ¿Debemos sufrir tanto para alcanzar la salvación? ¿La salvación de qué? ¿Por qué no somos suficiente tal como so¬ mos? Parece que nunca soy lo suficientemente buena; la parte mala siempre está allí, cargándome. Si sufro, entonces me siento bien porque merezco amor por haber sufrido. ¿Por qué necesito

Al

Pero

175

por nosotros.

complicadas sin la ayuda de un hombre? Siendo ya adulta y en compañía de hombres, ¿has apa¬ rentado alguna vez que no sabías lo que sabes o que no podías hacer lo que sí podías hacer? ¿Cómo has «anula¬ do» tu poder? ¿Qué lecciones has transmitido a tus hijas en relación al ego masculino o al poder femenino?

Nuestro coraje

mujer rebelde

tracciones para no tener que oír

volver

debías



LiLrn La primera



a someterse.

¿Escuchaste alguna vez decir a tu madre «ya basta»? ¿Se negó alguna vez a los malos tratos? ¿Cómo ha afectado a tu



vida la elección de

tu

madre de

ser una

víctima?

¿Qué lecciones has transmitido a tus hijas en relación al dolor y al sufrimiento? ¿Te escuchan decir no o te ven to¬ lerar comportamientos inaceptables?

Un Dios que se parece a mi

176

Nuestra

independencia original

principio mismo la niña está familiarizada con su independien¬ su propia vida. Es su etapa de vir¬ gen y está contenta de estar sola. Toca la profundidad de su unicidad, ama su propia mente, expresa sus sentimientos, se gusta cuando se mira en el espejo. La soledad del universo pulsa a través de ella, que Lilit interna. Está embarazada de

algunos

se

sienten amenzados por la independencia y pecu¬ intención tratan de atemorizarla







liaridad de la niña. Con mejor o peor para

pia

y

acabar con su independencia. Le insultan si elige una vida pro¬ separada de los demás. Se le dice: «Egoísta, tu tiempo, energía y

Olvídate de ti misma, existes para los demás. Tienes que esperar al que vendrá. Prepara tu cuerpo y tu cara para su venida, lo más importante es que seas desea¬ ble. Tu verdadera vida empezará cuando llegue, este salvador cambia¬ rá tu vida. Hará que toda tu espera haya merecido la pena. Las hijas de Eva siempre están esperando.» Finalmente, La Independiente se queda dormida. De vez en cuando despierta para recordar a la mujer lo que supo una vez, pero estos recordatorios esporádicos son dolorosos. La mujer llena su vida de distracciones para no tener que oír la voz interna que la llama a volver a casa... a su propia independencia. atención deben dedicarse al servicio

de

El primer hijo de mi madre fue un niño. Murió cuando aún bebé. Mi padre murió cuando yo tenía nueve años; por

tanto, no por

hubo niños ni hombres

vivo

con sus

mos a

vivir

en

mi familia. La preferencia

el recuerdo de mi padre. Mi ma¬ propios talentos y lo mantuvo descripciones. Después de su muerte nos traslada¬

lo masculino sobrevivió

en

dre lo adoraba. No desarrolló

con su

hombres que



otros.

era un

sus

hermano soltero. Ella vivía

a

través de los

a

Laura. Añade tu historia

a

la

suya.

está llena de sí misma. Pero

177

mujer rebelde

Imagínate sentada junto

Al

te

Lilit: La primera



¿Cuál era la actitud de tu familia hacia las mujeres inde¬ pendientes que expresaban sus ¡deas? ¿Hubo mujeres en tu familia extendida que prefirieron vi¬ vir solas? ¿Cómo se hablaba de ellas? ¿Se te animó algu¬ na vez a plantearte la vida sin un hombre? Ya en tu etapa adulta, ¿te lleva el miedo a la soledad de una relación a otra? ¿Te hace conformarte con menos? ¿Te obliga a ser fiel a compañeros abusivos? ¿Has insultado alguna vez a una mujer llamándole «zorra», «bruja» o «marimacho» por negarse a pedir perdón por su vida, por sus ideas o por su poder? ¿Qué lecciones has transmitido a tu hija en relación a sus elecciones existenciales?

Nuestra curación Hemos

expresado las experiencias infantiles

que nos

convencían

de que nuestro poder, coraje e independencia eran poco femeninos y antinaturales. Ahora recuperaremos la historia colectiva de las muje¬ res de los márgenes de la religión y de la historia. Reelaboraremos va¬

lientemente las historias de Eva

y Lilit, incorporando las imágenes cu¬ tiempo en el que Dios se parecía a nosotras. A medida que la Madre de Todo lo Vivo y la Primera Mujer Rebelde se reúnen dentro de nosotras recuperaremos nuestra capacidad original tanto de nutrir como de emprender acciones asertivas.

rativas de

un

Reclamar

a

la rodeaban. Observándola, aprendí a hacer lo

mismo.

Lilit

Laura A medida que

fuerza. Ya

no

desciendo a mi ser de Lilit recupero mi ira y mi dependo de los hombres para expresar mi asertividad. Annette

178

Un Dios que se parece a mí

Reclamamos

Lilit al

la verdad de

época en la que Dios mujer fuerte. Aprendemos de las antiguas mujeres, que no pe¬ dían perdón por su poder, coraje e independencia. Recordamos viejos tiempos en los que las mujeres eran honradas tanto por su fuerza como por su ternura, tanto por su capacidad de nutrir como de reali¬ a

contar

una

era una

zar

grandes

cosas.

Reivindicamos

esas

rechazar la sumisión y la

Reclamamos Mientras

nuestro

poder

trabajaba

mujeres que habían sobrevivido al inces¬ imagen femenina poderosa que despertase su poder interno. A muchas de ellas se les había animado a retomar su poder diciéndoles que era «lo masculino dentro de ellas». Pero ésta parecía ser una imagen muy inapropiada para quienes habían experi¬ mentado la explotación sexual a manos de los hombres. Para muchas de ellas era una imagen que activaba recuerdos del abuso sexual su¬ to,

traté de

presidencias ha sido limitado. La posición de las mujeres ha sido cla¬ ra: somos inferiores y carecemos de poder. Por eso, la admisión de nuestra falta de poder, tal como ha sido definida por los hombres, no afirma

a

las mujeres. Lo

con

encontrar una

importancia

que se

le da

a

admitir la propia falta de poder

dentro de la filosofía de la autoayuda también me molestaba. Hom¬ bres y mujeres aportan experiencias diferentes al concepto de poder. Para los

hombres, reconocer su falta de poder significa renunciar a la poder con las que se les ha saturado desde la infancia. Esta actitud les permite buscar conexiones significativas y relaciones de apoyo mutuo dentro de un contexto espiritual, terapéutico o de recu¬ peración. Las mujeres, por otro lado, han estado admitiendo su incapaci¬ dad la mayor parte de sus vidas. Nuestro acceso a los tronos, a las me¬ sas de negociación, a los despachos de dirección, a los pulpitos y a las ilusión de

que

las mujeres

tenemos que

hacer

es

recla¬

poder original. las mujeres reconocen a su Lilit interna redefinen el poder como la capacidad de actuar en su propio nombre, de ser las autoras de sus vidas y enfrentar cualquier situación que se les presen¬ te. En el caso de los hombres, la admisión de su impotencia es esen¬ cial para poder entablar conexiones con los demás. Para muchas mu¬ jeres el hecho de acudir a la primera cita de su terapia, a un grupo de apoyo de mujeres o a una reunión de recuperación es un acto podero¬ so que habla a su favor. Lilit nos recuerda lo que una vez supimos al principio de nuestras vidas. Dejándote inspirar por ella, afirma tu poder original mientras lees estas palabras: Soy capaz de realizar cualquier tarea con la que me enfrente. Tengo todo lo que necesito al alcance de mi mano y de mi imaginación. Consigo grandes cosas, tanto en el hogar como en mi vecindario y en mar nuestro

el mundo.

Soy La Orgullosa y Altiva. Saco los pies de las alforjas. No necesito ayuda de los hombres. Seré médico, madre, o cualquier cosa que desee ser. Soy capaz. El poder del universo pulsa a través de mí. Estoy llena de la

mí misma.

Reclamamos

nuestro

frido. La

179

A medida que

antiguas actitudes que enseñaban a las muje¬ subordinación, que aplaudía su asertividad y las animaba a ser independientes de los hombres. Volvemos a despertar las antiguas creencias en una diosa fuerte y capaz que era fiable, que actuaba en su propio nombre y en nombre de todas las mujeres, y que podía decir: «Ya basta», y hacer que así fuera. Inspiradas por aquellos tiempos, descendemos a nuestras vidas para reivindicar nuestros recursos olvidados: poder, coraje e indepen¬ dencia. Lilit, el espíritu salvaje de las profundidades oscuras, nos acom¬ paña en el descenso. res a

Lurn La primera mujer rebelde

Lilit,

coraje

imagen potencialmente curativa que ayuda a las muje¬ sí mismas y a esperar la igualdad dentro de las rela¬ ciones, fue distorsionada por la religión masculina hasta convertirla en un demonio que aterrorizaba a los hombres. Asimismo, su historia también fue desfigurada hasta convertirse en un aviso contra las espo¬ sas rebeldes que escapaban de situaciones abusivas. Ya ha llegado el momento de que las mujeres reclamen a Lilit y su historia. Ella se en¬ cargó de sí misma, dijo «ya basta» y se negó a ser maltratada por Dios o por el hombre. Lilit nos enseña a asumir nuestro enfado y a actuar con decisión en nuestro propio nombre. Nos da coraje para salir de situaciones una

res a actuar

por

180

Un Dios que se parece a mi

abusivas. Lilit nos anima en todos los aspectos de nuestra vida: «Sé fuerte. Sé poderosa. Actúa. Inicia. Muévete.» Imaginándose una ma¬ dre así, Ferrel escribió: «Todos los aspectos de mi vida habrían mejo¬ rado. Habría tenido una idea mucho más clara de quien soy, porque todas las acciones esforzadas me habrían obligado a co¬

probarme,

nocerme, a

Lilit

experimentarme

nos

Inspirada

recuerda lo que

por

ella, afirma

tu

bras:

Soy

activa

en

Sea cual sea la dificultad, sé que hay una manera esfuerzo reunir coraje, elevar mi espíritu. El coraje me sirve para arreglar los problemas y el espíritu para cambiar lo que no funciona para mí. Puedo cuidar de mí misma. Digo «no» cuando no quiero ser abraza¬ da. Digo: «No me gusta esa persona» cuando no me gusta. Digo: «Me gusta esa persona» cuando me gusta. Soy La Testaruda y La Iracunda. Me voy cuando quiero. Me niego al dolor y al sufrimiento. Soy activa. El coraje del universo pulsa a través de mí. Estoy llena de mí misma. una guerrera.

de encararla. No

Reclamamos

me cuesta

nuestra

independencia

la expresión de sus vidas porque las imágenes de mujeres fuertes y en posesión de sí han quedado exiladas de la historia religiosa. Las historias de mujeres que se leían en las iglesias y sinagogas de nuestra infancia estaban di¬ señadas para alimentar y reforzar nuestra indefensión. Convencida por las costumbres y hábitos culturales, la muchacha ni siquiera se plantea la opción de una vida solitaria. Una vida en soledad se consi¬ dera una maldición, algo que debe ser evitado a toda costa. La niña necesita un coraje tremendo para crearse una vida original que no En

en una

lugar de

en

relación.

hasta perder su propia forma, Lilit aban¬ y entró en el territorio de su propia expe¬ riencia. Nosotras la seguimos. Viajamos como ella a un lugar «lejano» para llegar a conocernos a nosotras mismas. Elegimos estar solas du¬ rante un hora o un día, un fin de semana o un mes, o toda una época nuestra

retorcerse

vida. Estemos

en una

nuestros recursos

Lilit

relación

internos.

prefirió vivir sola

que con un

hombre. Con

su apoyo,

algunas

opción. Inspiradas por su coraje, elegimos la absti¬ nencia de relaciones sexuales y románticas durante un mes o un año, o durante toda la vida. En nuestra abstinencia profundizamos nuestra felicidad y satisfacción con nuestras propias vidas. Reclamamos nues¬ reclamamos

esta

abundantes

firmemente con relación con otra persona no será profundamente satisfactoria a menos que nuestro primer compromiso sea con nosotras mismas. Lilit nos recuerda lo que sabíamos al principio de nuestras vidas. Inspirada por ella, afirma tu independencia original mientras lees es¬ tas palabras: Estoy embarazada de mi propia vida. Es mi época de virgen. Estoy contenta de estar sola. Toco las profundidades de mi unicidad. Me en¬ canta mi mente, expreso mis sentimientos y me gusto cuando me miro al espejo. Mi cuerpo y mi rostro son míos. Me resulto deseable a mí tros

nuestro

recursos

y nos comprometemos

verdadero potencial. Hemos llegado

a creer que una

Soy La Egoísta. Mi tiempo, energía y atención se emplean al servi¬ propia vida. Me recuerdo a mí misma. Existo por mí misma. Cambio mi vida si lo deseo. No esperaré la venida de nadie. Mi vida vuelve a empezar a cada momento. La soledad del universo pulsa a tra¬ vés de mí, estoy llena de mí misma. cio de mi

Reclamar

Lilit

donó el camino habitual

de

con

misma.

Generaciones de niñas han quedado mutiladas

esté centrada

tiempo para nutrir y reabastecer nuestro espíritu. En soledad reaprendemos las lecciones de Lilit, La Independiente; recordamos nuestros sueños y objetivos personales y desarrollamos una relación

mos

a

el mundo.» sabíamos al principio de nuestras vidas. coraje original mientras lees estas pala¬

y a estar

181

lilm La primera mujer rebelde

significativa

o no, nos toma¬

uso

nuestra

totalidad

Un Dios femenino tiene que encarnar las cualidades tanto de como de Eva para que resulte útil para mí. Tengo que hacer de mi fuerza y

día. No

asertividad, y de mi compasión puedo vivir plenamente sin ambas.

y entrega

cada

Karen S.

Lilit representa nuestra asertivamente.

capacidad de

actuar

independiente

y

Eva, la Madre de Todo lo Vivo, representa nuestra ín-

182

Un Dios que se parece a mí

tima conexión

el origen

de la vida. En

mundo que prefiere a poder como cuidadoras nutricias y como personas de éxito. Sólo se nos ha permitido acceder a una parte de nuestro poder. Si elegimos implicarnos con los oríge¬ nes de la vida a través de nuestro papel de madres nutricias se nos nie¬ ga la plena igualdad económica y social. Si elegimos ejercer nuestro intelecto, poner en marcha nuestro sueños y movernos en el mundo con ambición tenemos que negar a la madre nutricia que llevamos dentro. La conexión con nuestra Totalidad Original ha sido cortada. Ya es hora de que las mujeres volvamos a integrar ambos aspectos de nosotras mismas: nuestras cualidades nutricias a semejanza de Eva y nuestras cualidades asertivas a semejanza de Lilit. Inspiradas por el pasado, cuando las mujeres eran honradas tanto por su capacidad nutricia como por su capacidad ejecutiva, nos ima¬ ginamos a Lilit caminando por los límites del Jardín. Se encuentra con Eva, la mujer que la reemplazó. Nos las imaginamos comiendo juntas del fruto e intercambiando historias. Juegan en la tierra e ima¬ ginan sus principios; se imaginan que la tierra es un útero. Cuando llega el momento nacen de la Madre Tierra y se dan nombre a sí los

hombres,

con

se teme

la plenitud de

183

Lilit: La primera mujer rebelde

un

La oración

del

útero

nuestro

Al finalizar los retiros

Madres Míticas

pedimos a vida diaria. De Eva reapren-

con nuestras

Lilit que nos apoyen en nuestra demos la lección del útero nutricio. Reconocemos Eva y a

nos sentamos

y

descansamos

un rato.

Ella

nos

nuestros

límites,

ofrece la serenidad de

aceptar las cosas que no podemos cambiar. De Lilit reaprendemos las lecciones del útero que empuja, reconocemos nuestro poder. Empuja¬

hacia adelante y

expulsamos de nosotras la vida. Ella nos ofrece de cambiar lo que podemos cambiar. Imagínate sentada en un círculo de mujeres que tenga forma de útero. Nos damos a luz mutuamente, nos damos la vida. Dependien¬ do de la necesidad expresada por cada una, la rodeamos suavemente o la empujamos hacia adelante con fuerza. La oración del útero tiene tres partes: «Una oración a Eva, la Madre de Todo lo Vivo», «Una oración a Lilit, la Primera Mujer Rebelde» y «Un collage de Gratitud a Nuestras Madres Míticas». A medida que leas, reflexiona sobre la pregunta «¿Qué Madre necesito hoy?» Las dos están presentes en ti y mos

el coraje

escucharán

tu

Un oración

a

oración.

mismas. Eva

Eva, Madre de Todo lo Vivo

grita:

«Soy la Madre de Todo lo Vivo, la culminaáón de la creación. Mantengo y alimento la vida dentro de mí. Mi útero es acogedor, mi amor alimenticio. En mí estáis contenidos y sustentados.» Lilit dice:

«Soy la Primera Mujer Rebelde. Mi útero es fuerte, poderoso su empuje. Cuando llega el momento, expulso la vida de mí. En mí te esfuerzas, inicias y te mueves.» Hablan

a

través de los

siglos con

una

sola

voz,

«Eramos mujeres divididas. Ahora somos una.»

De pie en nuestro círculo con forma de útero, preguntamos: «¿Hay alguna de entre nosotras que desee los dones del útero nutri¬ cio? ¿Alguna desea sentarse y descansar un rato? ¿Que le acaricien sus heridas o que se acojan sus sueños tiernamente? ¿Un hombro en el que llorar? ¿Disfrutar la serenidad de aceptar las cosas que no se puede cambiar?»

responde: «Necesito a Eva porque mis padres eran muy su desesperación por tener una hija perfecta me em¬ pujaron a aparentar. Trabajé duro para hacer todo lo que se espe¬ raba de una buena hija y aún sigo siendo perfecta en todo. Me gustaría tener permiso para liar las cosas un poco. Necesito los cuidados y la aceptación de Eva.» Susan

críticos. En

Jen responde: «Necesito a Eva. Tengo mucha energía impulsi¬ mí, siempre me estoy forzando y nunca descanso. Me imagi-

va en

184

Un Dios que se parece a m1 no a

Eva

hasta

su

como una

mujer

muy

cálida

y

abundante. Quiero

redondez y ser abrazada. Quiero sentir

simplemente por ser. Me gustaría descansar

que me

reptar

quieren

Juntas llamamos a Eva, que está en nosotras, y decimos en voz a ti, fuente de Toda Vida. Tu útero nos da la bienveni¬ da, tu amor es nutricio. Somos abarcadas y sustentadas por ti.» En un momento dado Susan y Jen se ponen de pie en medio de círculo uterino. Les damos la bienvenida en nuestro útero. a Susan con nuestro amor y aceptación. Acunamos, apoya¬

Nutrimos mos

y

rodeamos ajen, acariciando sus heridas. Acogemos sus sueños y recibimos sus lágrimas. Les ofrecemos los regalos

tiernamente de Eva.

Una oración

poderoso

Una

Lilit, la Primera Mujer Rebelde

pie en nuestro círculo con forma de útero preguntamos: «¿Hay alguna de entre nosotras que desee los dones del útero que empuja? ¿Un reconocimiento de su poder? ¿El coraje de cambiar las cosas que puedes cambiar? ¿El coraje de salir de una situación abusi¬ de iniciar

una nueva

impulso. En ti

una,

Ferrel

Erin

y

empujar

a

moverse

responde: «He permitido que los hombres me dominen. En mi relación actual todavía me cuesta decir y afirmar lo que pienso. Cedo más poder del que deseo ceder. Soy leal y me quedo demasiado tiempo. Necesito las palabras de Lilit: "Ya basta", para darme el cora¬ je de salir de la problemática situación en la que me encuentro.»

Lilit, que está dentro de nosotras y decimos alta: «Fuente de la Vida, de ti fuimos expulsadas. Fuerte es tu a

esforzamos, iniciamos

y nos

se ponen

de pie

en

el

centro

de

nuestro

a

por

profesional. esforzarse, iniciar y sí misma mientras la empujamos hacia adelante en su cada

una

de

su nueva aventura

hermanas

nuestras

a

vida. Le ofrecemos los dones de Lilit. Un

collage de gratitud a Nuestras Madres Míticas

collage de gratitud a Eva y Lilit. Se han conver¬ imágenes de curación y transformación para nosotras. Nos han ofrecido sus dones a medida que hemos ido integrando las partes remotas de nosotras mismas. Imagínate sentada en un círculo con Karen, Liz y Laura. Añade tu expresión de gratitud a las suyas. Recono¬ ce los regalos que has recibido de tus Madres Míticas. tido

creamos un

en

Karen S.:

«Agradezco el modelo femenino e

iniciativa,

a

que

simboliza las

menudo vinculadas

con

los

hombres. Su imagen ha hecho que avanzar hacia mis objetivos

profesionales

me

resulte

menos

difícil

y

doloroso. Es de

un

valor

incalculable darse cuenta de que estas cualidades agresivas tam¬ bién son femeninas.» Liz: «Me siento

agradecida por Eva y Lilit, que no son objetos o diosas de Hollywood. Son mujeres aserti¬ poderosas que me animan a abrazar mi identidad, indepen¬

idealizados de placer vas

Erin

nos

Ferrel hacia adelante, hacia

cualidades de afirmación

responde: «Necesito a Lilit para que me empuje a ser la persona extrovertida y creativa que solía ser. Me gradué en una es¬ cuela de teatro cuando era joven, pero de adulta he sido anoréxica en lo que a resultados se refiere. Me he quedado en trabajos cleri¬ cales frustrantes a pesar de que deseaba dejarlos. Necesito que Li¬ lit me empuje ahí fuera, a hacer lo que quiero hacer, que es salir al escenario y mostrar quién soy.»

en voz

a

Animamos

aventura?»

Ferrel

Juntas invocamos

tu

185

círculo uterino. Nuestra respiración se acelera, nuestro útero se con¬ trae. Nos preparamos para empujar a Erin hacia adelante, fuera de la relación abusiva que consume su energía y su vida. Nos preparamos a

Ahora

a

De

va o

útero,

primera mujer rebelde

movemos.»

un rato.

alta: «Venimos

nuestro

Lilit La

y

dientemente de la relación animan surgen

a

en

la que esté en este momento. Me

abrazar tanto las energías pasivas como los

impulsos que de mí. Me equilibran. Soy al mismo tiempo nutricia y auto-

confiada. Estas cualidades

no son mutuamente

excluyentes.»

Laura: «Alabanzas a Lilit y a Eva. Alabanzas a lo duro y lo a blando dentro de mí, dentro de las mujeres. Alabanzas al rigor, a la honestidad y a la dureza que abrió mi armadura. Alabanzas al

Un Dios que se parece a mi

186

poderoso impulso interno que dice: date a luz a ti misma, Laura; ése es tu imperativo. No vuelvas a ser suave hasta que estés dis¬ puesta a estar entera. Alabanzas a la fuerza y a la austeridad de tu inteligencia y a tu negación a aceptar mentiras. Alabanzas a la in¬ versión de ios papeles genéricos y a todas las sombras inter¬

Lilit: La primera mujer rebelde Los dones



medias.»

del útero

que

187

expulsa

¿Deseas los dones del útero que expulsa: reconocimiento de tu poder, el coraje de cambiar las cosas que puedes cambiar? ¿De qué situaciones tienes que atreverte a salir? ¿En qué nuevas aven¬ turas debes atreverte a entrar? ¿Qué situaciones demandan una acción por tu parte? Escribe, dibuja, baila o esculpe los dones de Lilit que



Antes de

seguir adelante, quédate un rato más en

el capítulo 8:

ÚTERO NUTRICIO, ÚTERO QUE EMPUJA

LOS DONES DEL LOS DONES DEL

cada día de esta semana te sientas en un círculo con grupo de mujeres en las que confías: figuras míticas que te inspiran, profesoras y parientes que te amaron en tus primeros años, y amigas que te apoyan actualmente. Crea un collage o haz un dibujo de este poderoso círculo de mujeres. Exhíbelo como un recordatorio del apoyo que tienes a tu disposición diariamente. Imagina

con un

que

Recibe los dones de Lilit.

que

forma de útero

deseas. el círculo uterino acelera su respiración, se contrae y se prepara para empujarte hacia adelante, sacándote de una rela¬ ción abusiva o de una situación que consume tu energía y tu vida, y metiéndote en una nueva aventura intelectual o haciéndo¬ te tomar un riesgo positivo. Imagina la inspiración, el amor y el apoyo del círculo animándote a esforzarte, iniciar y moverte en tu propio nombre mientras te empujan hacia adelante en la vida. Imagina



semana con las mujeres de tu vida. Comparte con necesidad de coraje, desafíos y apoyo. Permite que sean el femenino de Dios para ti.

Conecta esta

ella

tu

rostro

PERDIDA Y HALLADA Los dones del útero nutricio

Dedica tiempo ♦





¿Deseas los dones del útero nutricio: sentarte y descansar un rato; que te acaricien las heridas, o se acojan tus sueños tiernamente; llorar sobre un hombro amigo; contar con la serenidad de aceptar las cosas que no puedes cambiar? Reconoce tu necesidad. Escri¬ be, dibuja, baila o esculpe los dones de Eva que desees. Imagina que recibes la inspiración, el amor y el apoyo de tu círculo uterino. Imagina que eres acunada, apoyada y rodeada por ellas: acarician tus heridas, acogen tus sueños tiernamente, reciben tus

lágrimas. Recibe los dones de Eva. a lo largo de esta semana con las mujeres de tu vida. Comporte con ellas la necesidad de una presencia tierna y nutri¬ cia. Permite que sean para ti el rostro femenino de Dios. Conecta

Fuiste.

Imagina

cribe respuestas a Día 1. Poder ♦ ♦ ♦

perdido

Describe tu

poder de Lilit. ¿Jugabas duro como los niños? ¿Durante cuánto tiempo se te permitió conservar tu poder? ¿Cómo trataron los demás de aplastarte? ¿Qué insultos te decían? Dibuja o baila a La Desvalida en la que te has convertido.

Día 2. Poder ♦

cada día de esta semana a conversar con la Niña que sentáis en vuestro lugar de encuentro. Dibuja o es¬ las siguientes preguntas con tu mano no dominante:

que os

encontrado

Imagina que tu madre te hubiera dicho cuando eras niña: «Pue¬ des hacer lo que te propongas. Puedes lograr grandes cosas en el vecindario,

pulsa

a

en

tu habitación, en tu mente. El

poder del universo

través de ti. Permanece llena de ti misma.»

Un Dios que se parece a mí

188





Dibuja o baila a La Poderosa que deseas reivindicar. ¿Cómo podría La Poderosa apoyarte en tu vida actual? Escríbele una carta describiendo una situación particular en la que necesi¬ tes su poder. Pregúntale: «¿Dónde estás dentro de mí?»

Lilit La primera mujer rebelde

Día 7. Imágenes curativas y movimientos ♦

♦ ♦

Describe tu coraje de Lilit, la guerrera que una vez fuiste. ¿Decías lo que pensabas? ¿Decías no a las cosas que no te gustaban? Di¬

buja a la guerrera. ¿Durante cuánto tiempo se toleraron tus actitudes valientes? ¿Cómo intentaron avergonzarte los demás? ¿Qué insultos te de¬ cían? Dibuja o baila La Víctima en la que te convertiste.

Día 4. Coraje encontrado ♦

Imagina

que tu

madre te hubiese dicho cuando eras niña: «Sé del universo pulsa a

fuerte. Esfuérzate, inicia, muévete. El coraje través de ti. Permanece llena de ti misma.» ♦



Dibuja o baila a La Valerosa que deseas recuperar. ¿Cómo podría Ella apoyarte en tu vida actual? Escríbele una carta describiendo una situación concreta en la que necesitas su valen¬ tía.

Pregúntale: «¿Dónde estás dentro de mí?»

Día 5. Independencia ♦

perdida

Describe tu

independencia-Lilit, la autoposeída que una vez fuis¬ Dibújala. ¿Durante cuánto tiempo se toleró tu independencia? ¿Cómo intentaron darte miedo los demás? ¿Qué insultos te dijeron? Dibuja o baila La Dependiente en que te has convertido.

te. ♦ ♦

Día 6. Independencia ♦

que tu madre te hubiera dicho cuando eras niña: «Toca profundidades de tu propio ser único. Ama tu mente, expresa sentimientos. La soledad del universo pulsa a través de ti. Per¬

Imagina las tus

manece

♦ ♦

encontrada

llena de ti misma.»

Dibuja o baila a La Independiente que deseas recuperar. ¿Cómo podría La Independiente que fuiste apoyarte en tu vida ac¬ tual? Escríbele una carta describiendo una situación particular en la que necesitas su independencia. Pregúntale: «¿Dónde estás dentro de mí?»

Reúne imágenes

de mujeres fuertes

y

nutricias. Exhíbelas

en tu

hogar. ♦

Día 3. Coraje perdido ♦

189

Reúne las imágenes que dibujaste esta semana de La Poderosa, La Valerosa y La Independiente que estás recuperando. Encuentra

lugar especial en el que exhibir tus obras de arte. coreografía de un baile empleando el vocabulario de mo¬ vimiento que has desarrollado a lo largo de esta semana. Baila a La Poderosa, a La Valerosa y a La Independiente que reclamas tal como emergen de la desvalida, la víctima y la dependiente en que te has convertido. un



Haz la

¿Sapí+ulo

]\\c\y\c\ J_a

La

ye.

Vi ygen

historia

A MEDIDA QUE ELROSTRO DE DlOS iba cambiando en mi ex¬

periencia, me preguntaba por María. Mis recuerdos de ella eran confusos, había sido elevada y menospreciada al mismo tiempo. En el orfanato católico de mi infancia se la representa¬ ba como la Reina del Cielo. En el misal que me dieron había una leta¬ nía a la «Bendita Virgen María», una lista de cuarenta y ocho de sus nombres entre los que se incluían doce relativos a su calidad de reina. Las imágenes que conservaba de ella en mi misal eran, evidentemen¬ te, las de una reina. Era alta y elevada, y estaba rodeada de estrellas, halos

y coronas.

En la

iglesia

protestante

de mi adolescencia

no

había

estatuas

María ni misales con retratos de la Reina de los Cielos ni fiestas nor de la bendita Virgen ni rosarios o avemarias; solo

en

de

ho¬

obras de teatro parroquiales en las que María era representada como una mujer dócil y embarazada, con la cabeza cubierta y los ojos mirando al suelo. Los

Un Dios que se parece a mí

MarIa: La Madre Virgen

habían destronado a María y yo tuve que ocultar mi amor y devoción hacia ella. El viaje de María desde el cielo, donde era una reina que recibía honores, hasta la tierra, donde se la reducía a una sirvienta obediente, había sido orquestado por los hombres. Me preguntaba si sería posi¬ ble desenredar la historia de María del gran drama de salvación orga¬ nizado por el Padre, que había enviado al hijo a la tierra a través de su vientre. ¿Habría un espacio intermedio en el que el cielo y la tierra se encontraran, un espacio donde La Reina del Cielo, virginal y perfecta, se encontrase con la María terrenal, encarnada y humana?

La María protestante

192

protestantes

loraba por

el papel

que

193

estaba confinada en la tierra y sólo se la va¬ había jugado en el nacimiento de Jesús. En las

dan muchos detalles de

vida, sólo se relatan los papel de madre de Je¬ sús. Su historia gira alrededor de los hombres de su vida: José, su ma¬ rido; Jesús, su hijo; y el señor Dios, su Maestro en el cielo. Vivió en escrituras

no se nos

hechos más directamente relacionados

una cultura en la que, a nivel legal, las esposas eran maridos. Antes de su boda, María estaba sometida

histórica

sus

pusieron

a

María

por

a

judía buena

y

fiel,

encima de la vida

que

con

obe¬ pala¬

bras elevadas sobre su virginidad (Santa Virgen de las Vírgenes) y su inmaculada concepción (Reina concebida sin pecado). En las clases

Señor es contigo. Bendita fruto de tu vientre, Jesús. nosotros pecadores ahora y

Salve María, ¡la llena de gracia! El tú entre todas las mujeres y bendito el

Misal católico

Aunque el Dios del judaismo y de la cristiandad no permite que ninguna mujer comparta su poder y su trono, María es la santa que más cerca ha estado de arrebatarle los cielos. Ha mantenido su obsti¬ nada y poderosa presencia dentro de las discusiones religiosas, de la literatura devocional, del arte clásico y del corazón de sus fieles segui¬ dores, para enfado de sus detractores a lo largo de los siglos. María es la figura religiosa femenina que más a menudo aparece en los escritos de las mujeres, siendo recordada con una mezcla de ad¬ miración, ira y confusión. Muchas mujeres se han pasado la vida tra¬ tando de emularla o rechazando la imagen que de ella se presentaba en las iglesias de su infancia. Como dijimos en el capítulo 6, la mayo¬ ría de los hombres no se pueden imaginar a Dios como mujer debido al retrato negativo y confuso que se hacía de las mujeres en las iglesias de su infancia. Como Eva y Lilit, María nos fue presentada a través de los ojos de los hombres. Los católicos y los protestantes ofrecían vi¬ siones encontradas de ella.

Los católicos

y la

Segunda Eva

Santa María, Madre de Dios, reza por en la hora de nuestra muerte. Amén.

propiedad de

la autoridad de su padre. En el momento del matrimonio se convirtió en propiedad de José, y cuando éste murió, se designó a un discípulo de Jesús para cuidar de ella. María fue una adolescente decía los dictados de Dios y del hombre.

Visiones encontradas: La María

su

con su

de catecismo y en

los

referencias a las di¬ de José y madre de Jesús. Más bien, lo que fue de gran importancia fue su participación en el intricado proceso de la salvación humana que se remonta hasta Eva. En dicho proceso de salvación, dentro de la compleja imaginación, pensamientos y escritos de los teólogos y padres de la Iglesia, las his¬ torias de María y de Eva quedaron inseparablemente vinculadas'. En un sentido trágico han sido rivales a lo largo de toda la historia reli¬ giosa. La imagen de cada una de ellas era presentada por los hombres en reacción y respuesta a la otra: sermones

mensiones humanas de su vida

muy pocas

esposa

la Madre del Mal, desobediente y sexualmente pecado¬ La caída de la humanidad de la gracia fue consecuencia de la Eva

ra.

había

como

es

pérdida de su inocencia y virginidad. María es la Madre de Dios, que fue obediente y virginal. La sal¬ vación de la humanidad por medio de la gracia fue realizada a través de su cuerpo virginal. Eva

1

es

modelo de desobediencia. A través de la desobediencia

Phillips, Eve: The History of an Idea (San Francisco: Harper and Row, 1984), páginas 131-147.

194

Un Dios que se parece a mi

de

esta

to

de Dios, liberó la

mujer, el pecado entró en el mundo. Desoyendo el manda¬ muerte cuando comió del fruto prohibido.

María obedeció. A través de la obediencia de esta mujer

dor entró la vida

en

mente

que

él rezaba el rosario, puedo sentir este recuerdo

en

los

dedos.

el salva¬ liberó

Karen H.

el mundo. María obedeció el mandato de Dios y

eterna.

Dijo: «Hágase

en

mí según tu palabra.»

los protestantes, María era un objeto, una vasija recipiente para el Cristo divino. Ella era insignifican¬ te. Recuerdo a mamá explicándome que «esos católicos» adoraban a María y lo ridículo que era. Después de todo, argumentaba, todo el mundo sabía que los hombres tienen todo el poder y que sólo podíamos salvarnos a través de Jesucristo. Tuve la impresión de que «esos católicos» eran frivolos y perdían el tiempo rezando a al¬ guien que «sólo» era una mujer. Para nosotros,

vacía, sólo

Eva exaltó la sexualidad y

realizo el acto sexual. Su cuerpo se¬ Adán, que era un hombre bueno, a acompañarla en su pe¬ cado. Quedó exilada del cielo como Prostituta y Tentadora. María exaltó la virginidad, absteniéndose para siempre del acto sexual. Su cuerpo está eternamente cubierto y más allá del deseo. Se le permite entrar en el cielo como Señora y Virgen de las Vírgenes. dujo

195

María: La Madre Virgen

a

un

Irene Eva

luz; parió

con

María Varió

a

es

a

dolor.

la Madre

es

no

la Madre Celestial. Dio

a

luz

a

Imagínate sentada Añade tu historia

en un círculo con Colleen, Karen e Irene. las suyas mientras reflexionas sobre tus

a

primeros recuerdos de María.

la Madre Humana. Dios le dio el nacimiento.

es

María

teológicas

el sufrimiento al dar

Sagrada. No experimentó dolor al dar a luz. Jesús con alegría.

Eva

De niñas

la Madre Caída. Experimentó

es

Dios.

¿Qué sentías respecto a María? ¿Qué te produce actual¬ mente admiración, enfado, confusión? ¿Querías ser como María o la rechazabas?



éramos conscientes de las elaboradas discusiones



la medida en que se filtraban a través de canciones, oraciones y escenas religiosas de la infancia que se nos han quedado grabadas. Las mujeres comparten los primeros respecto a

María,

excepto en

recuerdos de ella: María

jer

que se

Nuestras

era un

veía

ba reducida

a

que, en parte,

en

sin ira y sin espina. Era la única mu¬ la Iglesia y sólo era medio humana, porque esta¬

no-persona,

las buenas cualidades. Esto molestaba

rechazó

a

la Iglesia

por

a

mi madre

ello. colleen

En la parte

frontal de la iglesia había un crucifijo con Jesús en la derecha, en una posición menos prominente, había una estatua de María. Aquello me resultaba confuso. ¿Era esta mujer ideal que yo debía imitar igual a Dios o no? Recuerdo muy clara¬ él,

heridas

compañía de mujeres valientes hablaremos de las experiencias pasado personal y religioso que nos robó la sexualidad y nos dejó sin voluntad. A medida que contemos nuestras historias de¬ jaremos atrás el aislamiento de toda una vida. Este es nuestro primer paso hacia la sanación. En

de

nuestro

Castidad

a

toda

costa: nuestros

cuerpos

retorcidos

y a

el hombre ha contado con la bendición de la construir su sistema de valores sexuales dentro de

Es evidente que

sociedad para

196

Un Dios que se parece a mI un

contexto

rante sus

xualidad

apropiado y natural, mientras que la mujer no. Du¬ formativos, la mujer disimula buena parte de su se¬ respuesta a los requerimientos sociales de mantener la

años en

fachada de «buena chica». MASTERS y JOHNSON, Human Sexual

Inadequacy

María: La Madre Virgen

yen a

lo divino las cualidades

197

menos vergonzosas

de poder, fuerza

e

inteligencia2. La masculinidad de Dios y la inferioridad de las mujeres estaban establecidos en la literatura, instrucción y rituales religiosos que nos

rodearon

en nuestra

infancia.

Según la biología de Aristóteles, la for¬

masculina es la normativa y, cuando está distorsionada por la ma¬ teria femenina produce una especie inferior, la mujer. Tomás de Aquima

Al

principio, tal

lo definen los hombres, Eva exaltó la se¬ sedujo a Adán a acompa¬ ñarla en su pecado. Como resultado acabó siendo exiliada del cielo por Prostituta y Tentadora. La predecesora de Eva, Lilit, encarnaba la sexualidad asertiva. Se negó a someterse al hombre, a yacer debajo de él. Su sexualidad sin trabas fue su fallo fatal. fuera de la Biblia Quedó acusada de ser la Madre Demonio y la Torturadora de los Hombres. Al principio de la cristiandad los hombres dieron una forma a la Reina de los Cielos que eliminaba su cuerpo de mujer y su problemᬠtica sexualidad. La Mujer Sagrada exalta la virginidad; se abstiene para siempre del acto sexual. Su cuerpo permanece eternamente cu¬ bierto y más allá del deseo. A la Virgen María se le robó su cuerpo y se le retiró su sexualidad. Sólo se le permite entrar en el cielo como Virgen de las Vírgenes. xualidad. Practicó el

como

acto

sexual. Su cuerpo

el teólogo católico del siglo XIII que adoptó las teorías biológicas Aristóteles, considera que el sexo normativo de la especie humana es el masculino. Creía que el hombre representaba la plenitud de la naturaleza humana, mientras que la mujer tenía defectos físicos, mo¬ rales y mentales3. Cuando la salvación de la humanidad requirió que Dios «se hicie¬ ra hombre y habitara entre nosotros», fue necesario que encarnara en un cuerpo de hombre4. Dios no podría haber elegido encarnarse en el cuerpo inferior y defectuoso de la mujer. Y, sin embargo, está claro que Jesús pasó por un cuerpo femenino de camino hacia la tierra. El cuerpo femenino tenía valor como recipiente para la reproducción de no,

de

la semilla masculina. Los

teólogos masculinos reelaboraron la cuestión del útero de eliminar la mayor cantidad posible de su feminidad. La Reina del Cielo no tenía útero; se alude al lugar de la gestación de Cristo como a un «cofre». En palabras de un teólogo, «Cristo es la joya brillante contenida en el cofre que es María»5. El término cofre conjura imágenes de un miniataúd o contenedor con paredes de ter¬ ciopelo. Su propósito era el de proteger al Hijo de Dios de la corrup¬ ción de entrar en la vida a través de un cuerpo sangriento, lioso e infe¬ rior. En otras palabras, el cuerpo de María no tenía otro valor que el de ser utilizado por Dios padre. A través de la imagen del cofre los hombres pueden volver a negar la íntima implicación de las mujeres en los orígenes de la vida. María para

Cuerpos atacados A cada

res

momento de la historia religiosa, los cuerpos de las muje¬ han sido atacados por sacerdotes, ministros, rabinos, teólogos y

escritores

religiosos. Los hombres siempre han tenido miedo de los de las mujeres y los hombres religiosos en particular han teni¬ do grandes obsesiones con ellos. Han escrito enormes volúmenes so¬ bre el tema, pero, en lugar de tratar con sus propias actitudes, con su propia sexualidad y sus respuestas a nuestros cuerpos, nos han defor¬ mado a través de sus enseñanzas y teologías. Nuestros cuerpos llevan el impacto de su profundo miedo a lo femenino. El Dios creado a su imagen es masculino. Y aunque teóricamente a «él» se le considera asexual y elevado por encima de toda sexuali¬ dad, está claro que él y sus representantes masculinos sólo se han ele¬ vado por encima de la sexualidad femenina. Avergonzados por sus propios cuerpos y sexualidad, y confundidos por los nuestros, atribu¬ cuerpos

2

Rita M.

Gross, «Steps Toward Feminine Imagery of Deity in Jewish Theology»,

página 245. J

Rosemary Radford Reuther, Sexism and God-Talh (Boston: Beacon Press, 1983), pp. 74-76, 96. 4 Ibid., pp. 125-126. 5 E. Schillebeechx, Mary, Mother of the Redemption (Nueva York: Sheed and Ward, 1964), p. 140.

198

Un Dios que se parece a m!

María: La Madre Virgen

Un ideal inalcanzable

tencias de los sacerdotes y

volver Cuando su tarea hubo acabado, María se transformó en la Reina del Cielo. Se le permitió entrar en el Reino de Dios como virgen eter¬ na con el himen intacto y como madre sagrada del salvador. Como

ner

nos

en

el

tormento

mi

mente

cuando

trato

de

hombres tienen de mi cuerpo. Erin

sexual de muchos.

Aunque muchas de nosotras dejamos la Iglesia hace años, nues¬ tros cuerpos han quedado ensombrecidos por el ataque de la religión sobre ellos mismos y sobre nuestra autoimagen. Como resultado de la exaltación de la castidad de María y de su maternidad sagrada hemos desarrollado

en

avergüenza todo lo que tiene que ver con ser una mujer. Tengo la sensación de que no está bien ser mujer y que sólo se nos quiere para ciertas cosas. Y tenemos que hacer esas cosas callada¬ mente y sin ser vistas. La vergüenza de ser mujer está presente en todo lo que hago. Siempre me he sentido incómoda con mi sexualidad. Me sien¬ to avergonzada de mis experiencias sexuales de adulta. María no practicó el sexo. No seguía los caminos de las mujeres terrenales, por eso quería conectar con ella, pero sentía que estaba lejos de mi alcance. Rezo para poder desprenderme de las imágenes que los

el himen intacto? Teniendo en cuenta la

convertíamos

monjas

la sexualidad.

Me

y

imposibilidad de seguir el ejemplo de Ma¬ quedamos con una serie de disyuntivas que nos negaban cualquier sentido de totalidad. O emulábamos a la Virgen María, ne¬ gando nuestra sexualidad, o nos convertíamos en la Eva Prostituta, negando nuestra santidad y valía. O aspirábamos a ser la Reina Céli¬ be del Cielo, lejos del alcance de la necesidad, el deseo y el contacto masculinos; o nos convertíamos meramente en mujeres terrenales, sometidas a la necesidad y deseo masculinos y violadas por su con¬ tacto. O nos rendíamos como esposas dóciles de un hombre o nos ría,

a conectar con

Robín

madre María sirvió de ideal inalcanzable para las niñas bue¬ nas que deseaban emularla. ¿Cómo podíamos ser madres, lo que re¬ quería hacer el acto sexual, y al mismo tiempo ser vírgenes y mante¬ virgen

199

relación confusa

Imagínate sentada historia



a

en un las suyas.

Reflexiona sobre el

círculo

con

Robín

y

Erin. Añade tu

ejemplo de la Virgen María

y su

im¬

mismas. Nuestros

pacto en tu cuerpo, en tus deseos naturales e inclinacio¬

—junto con sus deseos naturales e inclinaciones sexuales— fueron deformados y etiquetados de malos por una religión que pre¬ fiere a los hombres y adora a un Dios masculino. No podemos ni co¬

ha sido definida la virginidad por la Iglesia? ¿Por tu familia? ¿Por la cultura en la que creciste? ¿Se empleaban las mismas exhortaciones en lo relativo a la virginidad a tus hermanos? ¿Qué sentimientos, recuerdos y reacciones activan en ti las palabras pura y casta, virtuosa, inmaculada, limpia de co¬ razón, muerte de la inocencia y pensamientos impuros? ¿Escuchaste las siguientes frases y palabras: Los hombres las prefieren vírgenes, Ella ha perdido la virginidad, me¬ retriz, puta? ¿Había un doble criterio en el matrimonio de tus padres en lo referente a la fidelidad marital? ¿Quién era sexualmente autónomo y libre en tu familia?

una

con nosotras

cuerpos

imaginarnos

menzar a

sexuales

e

Sentadas das. Una

a un

inclinaciones en

a una

Dios

como

las

que tenga cuerpo,

confusos deseos

nuestras.



círculo, las mujeres comparten la verdad de

hablan desde el silencio de toda

Me resulta difícil actitud de la

reconocer

Iglesia Católica

mis

una

sus

vi¬

vida:

tolerado

en

era que

el matrimonio para



propios impulsos sexuales. La

el sexo es sucio y sólo debía la propagación de la raza. Me enseñaron que a María se le premiaba por su castidad y que los impulsos sexuales eran el diablo. Todavía sigo oyendo las adver¬ ser

nes



sexuales. ¿Cómo

200

La

Un Dios que se parece a mi

mujer obediente: María obedecía

era

a

nuestras

vidas retorcidas

su

vida.

Jane En el

principio, según la versión de los hombres, Eva afirmó su voluntad frente a Dios. Se negó a obedecer y comió de la fruta; ésta fue la maldad definitiva que sumió a la humanidad en el pecado. Eva fue maldecida y expulsada del Jardín de la Vida. Su predecesora, Lilit, encarnaba la rebelión: se negaba a someterse a Dios o a los hom¬ bres. Su indómita voluntad era tachada de mala y poco femenina. Fue apartada de la Biblia por ser la Primera Mujer Rebelde. Al principio de la historia cristiana, la María terrenal fue confor¬ mada y moldeada por los hombres para eliminar la capacidad feme¬ nina de elección y de acción independiente. Ella permitió que su cuerpo y su reputación se cuestionasen, permitió que los demás con¬ formaran su vida, su destino y sus elecciones. Fue el recipiente obe¬ diente capaz de contener el nacimiento de Cristo. Se rindió a la vo¬

201

Nos convertimos

para nosotras.

gentil y humilde, y definitivamente no era Dios. Ella

los hombres de

María: La Madre Virgen

en expertas en

observar cómo viven

los demás y adaptamos nuestras vidas en consecuencia. Todo el mun¬ do sabe más que nosotras, desde los invitados a los programas de va¬

riedades hasta nuestros terapeutas y formadores, pasando por los in¬ contables expertos que consultamos para diseñar nuestra experiencia. Dedicamos nuestra vida a tratar de encajar con la idea que los demás tienen respecto a

lo

Ensamblamos

que es

mejor

para nosotras.

de acuerdo a la fórmula social de perfecta. Formamos nuestros pensamientos y opiniones para que le encajen a nuestra audiencia, limitamos nuestros sentimientos a lo que es aceptable y formulamos nuestros comportamientos y accio¬ nuestros

cuerpos

la mujer

nes

de acuerdo

a

las expectativas ajenas.

Algunas sufrimos en un

una

mutilación emocional por abandonarnos desean los demás. Nos convertimos

las formas que borrón sin forma mientras

habitualmente

a

nuestra

ligro de disolverse. Cada rendición ción de nuestra

quiénes somos propia vida.

Rendirse

a

y

ni siquiera

se nos

verdadera forma

convierte

corre

el pe¬

miniabdicalas autoras de

en una

planteamos

ser

los hombres

luntad de Dios. Rendición

a

Dios y a

los

expertos

Nuestra voluntad ha sido sometida

a ataques sucesivos en cada historia de la religiosa. La imagen de María fue conformada se¬ gún especificaciones masculinas para convencernos de que somos in¬ capaces de pensar y actuar independientemente, de determinar nues¬ tras propias elecciones, de realizar nuestros deseos en el mundo y de controlar nuestras vidas y destinos. De niñas se nos enseñó a emular a María: ella era buena y amorosa, y así era como debíamos ser noso¬ tras. Ella se rindió a la voluntad de Dios y nosotras debíamos hacer lo mismo. Era bendita por haber obedecido y a nosotras nos pasaría

punto

lo mismo. De la misma forma que

María rindió el control de su vida y per¬ su destino, nosotras también. Convenci¬ das de que nuestras vidas no son nuestras, nos quedamos alienadas de nuestro sentido interno de lo que está bien, de lo que es apropiado mitió

a

los demás conformar

Según la religión tradicional, Dios maldijo a Eva por su desobe¬ con las siguientes palabras: «Tu marido te dominará.» María se convirtió en una segunda Eva penitente. Su obediencia nos dio el ejemplo de que teníamos que ser sumisas a los hombres, por muy abusiva que fuera su presencia o ausencia en nuestras vidas. Estaba claro que teníamos que emular a María. Después de todo, de ella sólo se decían cosas buenas porque siempre estaba en su lugar. Lilit fue in¬ sultada por negarse a estar en su lugar y Eva fue castigada por su des¬ obediencia. Estaba muy claro que no queríamos que nos ocurrieran diencia

unas cosas tan

Debido

terribles. la

preponderancia del mito de la creación que ve a las mujeres como subordinadas a los hombres e instigadoras del mal he¬ mos aceptado que nuestro destino es ser gobernadas por los hom¬ bres. Pasamos la vida sujetas a un hombre tras otro, empezando con nuestros padres y hermanos y siguiendo con nuestros novios y mari¬ dos. No podemos imaginarnos la vida sin un hombre. Para algunas de nosotras

a

la relación

con un

hombre

es

más

importante

que nuestros

Un Dios que se parece a mí

202

hijos,

nuestros

amigos

cordura. Deformamos

e

incluso más importante

que nuestra

salud y

María: La Madre Virgen

203

asumiría mis tareas habituales de cuidadora. Sin embargo, aumentó mi dependencia de la relación. Comencé a esforzarme por mantenerla a flote y eso significó renunciar a las actividades que tanto apreciaba. Por fin, esta erosión constante de quien soy acabó en un tremendo resentimiento hacia el hombre, al tiempo que sentía terror a perderlo. Para entonces quedaba tan poco de mí que verdaderamente sentí que mi supervivencia pen¬ que no

poco a poco nuestras

vidas

para gustar a

los hombres. Aprende¬

apreciar el fútbol, a pescar con mosca, a leer periódicos depor¬ cocinar sus comidas favoritas. Hacemos cursos, compramos ropa y coches, y reconstruimos nuestros cuerpos y rostros a partir de lo que pensamos que desean los hombres de nuestra vida. La visión

mos a

tivos y a

masculina del mundo

es

fundamental

para nosotras:

el hombre actúa

reaccionamos, él habla y nosotras escuchamos, él toma la le seguimos. Una vida propia, con fronteras defi¬ nidas, es algo que ni nos planteamos. Nos convertimos en la esposa del ministro, la mecanógrafa del autor, la secretaria del jefe, la ma¬

día de

un

hilo.

y nosotras

joyce

iniciativa y nosotras

dre del salvador. Como resultado de las imágenes

infantiles de lo femenino, la ma¬ podemos imaginarnos a Dios como una mujer. Creemos en lo más íntimo de nuestro corazón que las mujeres somos incapaces de pensar y actuar independientemente, de elegir autóno¬ mamente, de llevar a cabo nuestros proyectos en el mundo y de con¬ trolar nuestras propias vidas y destinos. Creemos que las mujeres no tenemos voluntad propia, que somos inferiores y requerimos el cuida¬ do de un hombre. Una mujer no podría ser Dios. yoría de nosotras

Sentadas das. Una

en

a una

no

Tengo una gran necesidad de gustar y de ser aceptada. Esto desee parecerme al resto de la gente con la que estoy para no hacer olas, sobresalir o discrepar de la visión de la mayo¬ ría. Esta mayoría puede ser un grupo convencional, como compa¬ ñeros de trabajo o parientes, o un grupo de mujeres feministas. La culpa que siento a veces es tan grande que sigo la corriente, que digo sí en lugar de no para evitar sentirme culpable. El mecanismo de la culpa se activa en mí porque interpreto mi diferencia de pen¬ samiento u opinión como que no estoy siendo agradable y por eso tengo que intentarlo con más determinación. hace que

Sandi

círculo, las mujeres comparten la verdad de sus vi¬ una vida:

hablan desde el silencio de toda

Imagínate sentada Me siento

como

si estuviese enterrada

debajo de muchas

ca¬

de retorcimiento. Retorcida por la sociedad para casarme y hijos, para estar en forma y parecer siempre joven. Retorci¬ da por la educación para pensar los pensamientos justos. Retorcida por el mundo del arte y del diseño para crear la imagen adecua¬ da, tener estilo y estar a la moda. Me abrí camino hasta un grupo de apoyo porque estaba destrozada por otra relación abusiva en la que había tenido que retorcerme hasta dejar un trabajo, un siste¬ ma de apoyo y mi autoestima.

Añade tu historia

en un círculo con las suyas.

Emily, joyce

y

Sandi.

a

pas

tener

Emily

¿En qué sentido has deformado tus pensamientos, sentimien¬ tos, cuerpo, acciones y vida para darles la forma que de¬ seaban los demás? Describe cómo te has rendido a los demás imitándolos; dependiendo de sus opiniones, espe¬ cificaciones y demandas; y necesitando contar con su

aceptación

tual? Antes de mi última relación crearme una

vida

sana.

con un

hombre trabajé duro

Cuando empezó

para

la relación hice voto de

y

aprobación.

Describe cómo te has rendido a los hombres de tu vida. ¿Qué visión del mundo es la más importante en tu relación ac¬

¿Quién actúa y quién reacciona? ¿Quién habla quién escucha? ¿Quién tiene la iniciativa y quién sigue?

y

Un Dios que se parece a mí

204

¿Cómo han expandido tu visión del mundo —intelectual, política y deportivamente— los intereses de los hombres de tu vida? ¿Cómo han sido recibidos tus intereses, pro¬ yectos y preocupaciones por tus amantes? ¿Han podido expandirse intelectual, emocional y espiritualmente a re¬ sultas de

tus

intereses?

san ación

Nuestra Hemos

expresado las experiencias infantiles

que nos

robaron la

sexualidad y nos arrebataron la voluntad. Ahora, con coraje, recla¬ maremos las historias de un tiempo en el que Dios se parecía a noso¬

Incorporaremos en nuestros mitos, meditaciones y rituales las imágenes del principio mismo que afirman a la mujer. A medida que tras.

vamos

empleando

estos recursos

transformadores, María

se

convier¬

imagen sanadora de lo divino dentro de nosotras. En su

te en una

presencia volvemos al hogar de nuestra Voluntad Sexualidad

y

de

nuestra

originales.

María: La Madre Virgen

Madre Diosa, que estaba tan enraizada en la vida y en la conciencia de las gentes que los padres de la Iglesia acabaron reconociendo que tenían el

poder suficiente para exorcizarla. La cristiandad no re¬ su Dios era hombre y no había figuras feme¬ ninas comparables a la Diosa 6. Aunque María había sido excluida de los textos bíblicos no había sido olvidada por las mujeres, que no dejaban que muriera su recuer¬ do. Sus historias circulaban entre la gente y se entremezclaban con las historias de la Diosa. Para las mujeres María se convirtió en la mani¬ festación de la Diosa, el Dios accesible que se parecía a ellas, que sen¬ tía, lloraba y les comprendía porque era mujer. Las mujeres siempre han necesitado relacionarse con un Dios que se parezca a ellas7. Para ganar conversos, los padres de la Iglesia capitalizaron la fu¬ sión de ambas imágenes. Tal como los rabinos habían integrado a la Diosa en sus mitos de la creación bajo las formas de Eva y Lilit, los padres de la Iglesia incorporaron en su teología a la Diosa, Reina del Cielo y de la Tierra, bajo la forma de la Virgen María8. Sobre los esca¬ sos detalles relativos a su vida de que disponemos se han apilado si¬ glos de cultos imaginativos que la han convertido en la Reina del no

sultaba atractiva porque

Cielo. Para

aplacar

los seguidores de la Diosa, los padres de la Iglesia de María algunas de sus cualidades, al tiempo que eliminaron las cualidades que alteraban su visión del mundo. A María se le retiró la asertividad de la Diosa y su independencia se¬ xual9. Desde la perspectiva masculina, domesticar a la Diosa tenía mucho sentido, pero, desde la perspectiva femenina, fue una elección trágica. Supuso presentar a generaciones de niñas una imagen distor¬ sionada de la feminidad, en la que la pasividad, la castidad y la do¬ añadieron

Recuperar

su

historia

La diosa del Paleolítico y crea

la vida

esta

deidad

del Neolítico

es

partenogenética,

partir de sí misma. Es una Diosa virgen primaria y autofertilizada. La virgen cristiana es una versión degradada de a

virginal.

205

a

mesticación

marija Gimbutas, The Civilization ofthe Goddess

A pesar

a

la imagen

se

convirtieron

en

los únicos ideales femeninos.

de todo, con el tiempo, la Reina del Cielo desarrolló una la gente. La Diosa había renacido y se negaba a que-

vida propia entre María fue apartada de la Biblia después de cumplir con su come¬ tido de canal pasivo a través del cual el Padre envió a su unigénito a la tierra. Su experiencia no se valoró ni se convirtió en parte de los regis¬ tros ortodoxos del principio de la iglesia. Sin embargo, María reemer-

fuerza muy poderosa a lo largo de la historia. Hubo varios factores que condujeron a su reaparición. Para extenderse por Europa la cristiandad tuvo que contar con la gió

y se

convirtió

en una

6 7

Elinor W. Gadon, The Once and Future Goddess, pp. 194-195,206. Elizabeth Johnson, «Mary and the Image of God» in Doris Donneíly, ed.,

Mary, Wo/nan ofNazareth (Nueva York: Pauiist Press, 1989),

pp. 31-32. rít., pp. 31-32. 9 Marina Warner, Alone of All Her Sex: The Myth and Cult of the Virgin Mary (Nueva York: Vintage Books, 1976), pp. 47-49. 8

Johnson,

op.

206

Un Dios que se parece a mí

darse

el

lugar

le asignaban los padres de la Iglesia, se negaba a que dictaran los términos de su existencia. La gente la adoraba como a Dios. Molestos, los padres de la Iglesia trataron de contenerla, pero acabaron reconociendo que la adoración de la Dio¬ sa, reencarnada como Reina del Cielo, no podía detenerse. Incorpora¬ ron sus festivales, creencias e imágenes a su proceso teológico y trans¬ formaron los altares de la antigua Diosa en capillas de la Reina del en

que

permitirles

Cielo.

Actualmente reivindicamos a la Diosa Virgen y Madre diciendo la verdad sobre la época en la que Dios se parecía a nosotras. ¡Reclama¬ historia de mujeres

desde el principio mismo! Apren¬ antiguas mujeres que no pedían perdón por su sexualidad y se negaban a rendirse a nada que no fueran los ritmos naturales de la vida. Recordamos los antiguos tiempos en los que la virginidad sig¬ nificaba que una mujer era «una en sí misma» y no pertenecía a nin¬ gún hombre, era la autora de su propia vida y la creadora de su pro¬ pio destino10. Reivindicamos los antiguos ritos que celebraban a la Diosa y a su hijo, el salvador, su representante en la tierra, que gober¬ naba desde su regazo11. mos nuestra

demos de las

María: La Madre Virgen

dirigimos hacia nuestros abundantes recursos internos. Volvemos hogar de nuestra propia voluntad, a la energía creativa que pulsa a través de nosotras. Damos forma a nuestras vidas, nombramos nues¬ tros propios dioses. La Que Es Completa en Sí Misma nos desafía con estas palabras: nos

al

Soy María, la Diosa Virgen. Camino por la tierra con voluntad. Soy La Que Es Completa en Sí Misma. Mi vida es mía. No pertenezco a ningún hombre. Soy la autora de mi propia vida. Soy la creadora de mi propio des¬ tino. Lucha por tu

vida y apártala de las manos de los hombres. Conec¬ yo virginal, el centro total y completo dentro de ti. Valora tu voluntad. Determina tu propia vida. No permitas que ta con tu

otros

dicten los términos de Diseña

tu

que

Un encuentro con María:

reclama tu

autonomía

Virgen significa Una

en

Sí misma;

no

Noor Hall,

original

significa

ser casta,

sino

The Moon and the Virgen

Gimbutas, The Civilization of the Goddess, p. 223. Rosemary Radford Reuther, Mary—The Femenine Face o/The Church (Fila-

delfia: The Westminster Press, 1977), p. 15.

tus

o

de

tus

creencias.

propios dioses. Honra todo lo

ha sido despreciado, recibe todo lo

que

ha sido dese¬

es

buena. Es muy

buena.

doncella inviolada, sino

ritual, la meditación y la exploración guiada, el Dios de nuestra comprensión se mueve dentro de nosotras. Imaginamos a un Dios mujer que es completa en sí misma y que simboliza la auto¬ nomía, la voluntad y la creatividad. Cuando vislumbramos su rostro, nos damos la vuelta; en lugar de buscar la salvación fuera de nosotras,

11

existencia

chado.

Soy María, la Fuente de la Vida. Camino sobre la tierra dando fruto. Mi útero

el

el lugar fértil donde nace todo lo que es: abismo que se traga al Dios Sol cada noche;

acuoso es

oscuro

el cáliz del que bebes vino en las ceremonias sagradas; el vientre sagrado que te recibe cada Sabbath.

A través del

10

tu

propia vida, nombra

Tu voluntad

doncella sola, en sí misma. Ser virginal no ser fiel a la naturaleza y al propio instinto.

207

De la oscuridad húmeda de mi útero En

creatividad

haces

nacen nuevas

imágenes.

conmigo. Eres libre de elegir Cada niño es una nueva imagen de lo divino traído al mundo por la Madre. Cada poema y cuadro, cada ritual y ceremonia, es una nueva imagen de lo divino ofrecida al mundo por su Creador.

tu

tu

te

propia forma de

una

nacer.

Un Dios que se parece a mí

208

Benditos

los frutos creativos de

son

tu

útero, que surgen en nuevas

vida. Honra todo lo que ha sido menospre¬ ciado. Recibe todo lo que ha sido desechado. El útero es bue¬ no. Es muy bueno. imágenes

Reivindicamos

y nueva

vida

una

María: La Madre Virgen

Sentada su voz

en

el círculo, cada mujer

en

en

una con

espiritualidad que afirma a la mujer redefinimos el conteni¬ significado de la voluntad de Dios. La Que Es Completa en Sí Misma valora la voluntad. Nos anima a conocer nuestra propia volun¬ tad y a creer que es válida y operativa en el mundo. En lugar de ren¬ dirnos a los dioses masculinos y a los poderes elevados nos desafía a descender a nuestro propia sabiduría interna y a afirmar nuestra vo¬ con su

tu voz

más sabia.

con

tu

canción,

para que

voluntad. Devuélveme mayor

a

mi voluntad esté

mí misma para que

alegría y mi bien más elevado. Soy

la sabiduría de la Madre Dios. Bendita

sea.

Laura

sabiduría.

Es Completa en Sí Misma desfiándote cada ocupaciones diarias. Incorpora su cuestionamiento a tu práctica meditativa y a tu oración. Repite sus pala¬ bras a tus hijas, nietas y sobrinas: tu cuerpo es tuyo, no permitas que la sociedad lo deforme. No permitas que nadie acceda a él sin tu permiso. Tus pensamientos son tuyos, no permitas que otros los moldeen. Tus sentimientos son tuyos, no permitas que otros los expresen. Tu vida es tuya, no permitas que las expectativas ajenas la conformen. Sé la autora de tu propia vida, sin culpa ni vergüenza. No fuiste creada para agradar a los demás. Niégate a rendirte a nada que no sea tu yo más verdadero y Imagina a La Que mañana antes de entrar

armonía

Estoy en el proceso sutil de discernir cuál es mi propia forma. Estoy liberando todos los pensamientos, sentimientos e imágenes artísticas que han estado cautivos en mí. Tengo sed de la experien¬ cia de mí misma. Estoy en el proceso de renacer. Me estoy familia¬ rizando conmigo misma a través de mil y un pequeños reconoci¬ mientos. ¡Sí! Me niego a ceder mi autonomía. Me estoy haciendo responsa¬ ble, capaz de hacer mis propias elecciones y de actuar en nombre propio. Rindo mi sentido de la separación, exagerado y cargado, y basado en los demonios del pasado. Comienzo a confiar y a amar, a legitimar mi propia vida y la brillante dirección que ha tomado.

do y

armonía

en

con tu

Ferrel

En la

en

armonía

pueda experimentar mi

para nosotras.

luntad

vida:

Oh útero de mis madres, fortaléceme para que pueda rendir¬ lo más profundo de mí misma. Abre mi corazón para que mi

original

La Que Es Completa

una

me a

canción esté por

celebra su yo más verdadero y las mujeres han salido de la

más sabia. Gracias al apoyo mutuo,

conformidad de toda

Sí Misma, hemos llega¬ do a creer en una sabiduría interna alineada con la peculiaridad, los intereses, los talentos y el propósito de vida de nuestro yo más ver¬ dadero. Remontándonos a la infancia, vemos que esta sabiduría or¬ questaba y coordinaba fielmente nuestros movimientos desde que reptábamos hasta que podíamos caminar o correr, nuestro discurso desde que emitíamos sonidos hasta que podíamos pronunciar pala¬ bras y frases, y nuestro conocimiento del mundo a través de nues¬ tros maravillosos sentidos. El flujo de la sabiduría nos ha sido fiel, llamándonos a volver al hogar de nuestro verdadero yo incluso en los momentos en que nos desviábamos de lo que era sano y bueno Inspiradas

209

en tus

Imagínate sentada tu historia



a

Diseña

en un

círculo

una

vida original.

báilala. ♦

Ferrel y Laura. Añade

Descríbela, dibújala, escúlpela,

Describe los intereses, talentos y propósito de vida de tu yo



con

las suyas.

más verdadero.

Describe cómo estás saliendo de la

riges hacia el autocontrol.

dependencia

y te

di¬

Un Dios que se parece a mi

210

Reclamamos

nuestra

María: La Madre Virgen

Otras comienzan

espiritualidad original

imágenes de la Madre. El primer rostro de que nos encontramos es el rostro de nuestra propia ma¬ dre. Por eso es muy apropiado que reconozcamos a la Fuente de Vida —la fuente de nuestra vida— cuando diseñamos nuestra propia espi¬ ritualidad. Para algunas mujeres, las plegarias a Dios Madre son un primer intento de ir más allá del Dios de su comprensión infantil, su primer encuentro con el rostro femenino de Dios. Escucha las agudas palabras de Ferrel: «Rezo cada mañana a la Madre Dios. Es muy her¬ mosa y fuerte, está transformando mi idea de lo que es ser una mujer. Le he agradecido muchas veces espontáneamente que me haya hecho mujer.» Pero hay otras mujeres para las que la imagen de Dios Madre no es ninguna ayuda. Aunque desean orientar su espiritualidad hacia un rostro femenino, las experiencias infantiles dolorosas con sus propias madres hacen que les resulte imposible visualizar a lo divino como una madre amorosa. Invito a estas mujeres a experimentar con la ima¬ gen de la «sabiduría profunda». La sabiduría, o Sofía, es un rostro fe¬ menino de Dios presente en las Escrituras hebreas que, aunque ha quedado oscurecido con el tiempo, no fue erradicado totalmente. El uso de la palabra profunda reconoce que el viaje de la mujer es de descenso. Los hombres han tomado el camino ascendente: erigen escaleras y monumentos tratando de alcanzar el cielo. Nombran a sus dioses Poder Superior y Dios de los Elevados Lugares. Sus pecados han sido el orgullo y la grandiosidad mientras que el nuestro ha sido el odio hacia nosotras mismas. Como nuestro yo femenino no tenía cabida en el cielo, su hogar está dentro de nosotras. En lugar de bus¬ car un Dios o Poder Superior fuera de nuestras vidas, miramos pro¬ fundamente dentro para reclamar los aspectos perdidos y olvidados Dios

Inspiradas por La Que Es Completa en Sí Misma, peleamos por espiritualidad, sacándola de las manos de los hombres. Valo¬ ramos nuestra voluntad, estamos determinadas. No permitiremos que los que se pretenden expertos en espiritualidad dicten los términos de nuestras creencias. Diseñaremos nuestra propia espiritualidad origi¬ nal, daremos nombre a nuestros propios dioses. A medida que las mujeres reclamamos el derecho a nombrar e imaginar al Dios de nuestra propia comprensión, una gran variedad de imágenes aflora de la experiencia, fuerza y esperanza de sus vidas. Hallie describe su libertad recién estrenada con una imagen: «Me imagino una mesa vacía sobre la cual puedo ir probando distintas imᬠgenes y conceptos del dios de mi comprensión. Descarto todos los que no me producen una sensación absolutamente justa y sólo con¬ servo las imágenes que son verdad en mi profundidad interna. Me anima el hecho de que esta mesa es infinitamente grande y tiene mu¬ cho espacio para poder llevar a cabo mis propias exploraciones espi¬ nuestra

rituales.»

Algunas mujeres empiezan con imágenes del mundo natural. Re¬ sus experiencias infantiles en la naturaleza. A menudo la co¬ nexión intuitiva de una mujer con sus ritmos y ciclos es la comadro¬ na que le permite avanzar hacia el rostro femenino de Dios. Mientras lees sobre los escritos de Emily reflexiona sobre tus experiencias in¬ fantiles en la naturaleza; las lecciones que aprendiste de su misterio, su belleza y su fuerza; y tu permanente conexión con sus ritmos y cuerdan

ciclos:

el mundo natural hay muchísima energía dispo¬ aguas rugientes cuando necesito fuerza; al fuerte brillo del sol cuando tengo miedo y a la suave brisa cuan¬ do necesito calmarme. Siendo una con la naturaleza, abrazo mi do¬ lor y lo siento como parte del dolor del mundo. Abrazo mi poder y lo siento como la fuerza de vida que fluye a través de mí. Me acepto tal como soy, una parte de todo ello: los ciclos, la armonía y el ritmo. Para mí, en

nible. Invoco

de

con

con

el

nosotras

El

a sus

Emily

211

uso

mismas.

de la

palabra Sabiduría

reconoce que en nuestro

descenso

redescubrimos la Sabiduría original que orquestó nuestros días y nuestro desarrollo al principio mismo de la vida. Hemos llegado a re¬ conocer

que esta

sabiduría

heridas. Nos devolverá

es

aún más profunda

que nuestras

prime¬

la totalidad y a una relación amorosa con nosotras mismas. En la meditación reflexionamos sobre la presencia de la Sabiduría en nuestra vida diaria y en la oración conversamos con ella acerca de las alegrías y desafíos que enfrentamos cada día. ras

a

Un Dios que se parece a mí

212

Sentadas

María: La Madre Virgen

círculo, las mujeres celebran el nombramiento de sus propios dioses y el diseño de su propia espiritualidad. Apoyadas por las demás, cada una rompe con la conformismo de toda una vida:

Un encuentro

en

empezado se

mi espiritualidad forma buscaré una comunidad espiritual cerca que refleje de mis creencias y mi experiencia. Ya no puedo luchar conmigo misma pensando que hay algo equivocado en mí porque no encajo en el sistema de creen¬ cias y de conceptualización de Dios que tienen otras personas. Tengo derecho a nombrar a un Dios de mi comprensión, no como una Verdad definitiva, sino como la verdad que opera en mi vida. esta

experiencia he afirmado

surgirá desde dentro de mí. A medida

que

que tome

Annette

Imagínate sentada

con

Laura y

las suyas.

Recupera tu imaginación creativa. Crea abundantes imᬠsanadoras de lo divino e inclúyelas en tu oración y en tu práctica meditativa. Compon una oración, un poema o una canción em¬ pleando una o más de tus propias imágenes. Reúne un círculo de mujeres y crea una «Letanía de los Numerosos Nombres» empleando los abundantes recur¬ sos de tu fértil imaginación. genes

reclama tu sexualidad original

responsables de nosotras mismas en el sentido más profundo. Porque a medida que reconocemos nuestros sentimientos más profundos empezamos a renunciar, necesariamente, a sentirnos satisfechas con el sufrimiento y la autonegación, y con la insensibi¬ lidad que tan a menudo parece ser la única alternativa en nuestra nos

ha

sociedad.

AüDRE LORDE, Sister Outsider La niña,

Laura A través de

María:

Cuando empezamos a vivir desde dentro hacia fuera, en cone¬ xión con el poder de lo erótico en nosotras, comenzamos a hacer¬

a emplear el término Diosa por primera vez. ampliado a medida que reverberaba desde den¬ tro, creciendo desde un suave y avergonzado susurro hasta una expresión vigorosa e imposible de negar. En su nombre he empe¬ zado a suavizar mi autocrítica y autorrechazo. Cuando siento la tendencia a brutalizarme, me imagino la presencia amorosa de una figura gentil y simpática. No la figura semiconsciente, vertical, austera y fálica de la cultura, sino otra tierna y llena de simpatía. Su movimiento es de reconocimiento y conexión.

He

Este nombre

con

213

al principio mismo de

su

vida, vive cada día

con una

fuerza exuberante, una energía notable y una vitalidad contagiosa. Sus días son significativos y se van desarrollando de acuerdo a la pro¬ funda sabiduría que reside dentro de ella y que orquesta sus movi¬

mientos, vés de vivir

sus

sus

sonidos

y

el conocimiento

que

adquiere del mundo a tra¬ claro: es el de

notables sentidos. Su propósito está muy

plenamente la abundancia de

vida. Su vida ordinaria ya es su¬ le llena de admiración y asombro. Le basta con mirar el rojo de una manzana, escuchar la dan¬ za de la lluvia, contar los guisantes de su plato o tocar las partes de su cuerpo que le producen alegría. Explora el mundo con coraje y ex¬ plora su cuerpo con excitación. Al principio mismo de su vida, la niña está familiarizada con la energía erótica dentro de sí. En la infancia la sexualidad de la niña no está dormida, desde el momento del nacimiento es capaz de excitarse sexualmente y de tener orgasmos. Es su derecho de nacimiento como Hija de la Vida. La niña ama su cuerpo y su vida. Dice un gran sí a la Vida que pulsa a través de ella. Siente el sí en sus genitales. Le produ¬ ce placer tocarse el clítoris y lo hace frecuentemente. No tiene miedo su

ficientemente interesante, cada experiencia

de canalizar sentimientos intensos dentro de sí. Siente el sí

en su cora¬

en su alegría e incluso en sus lágrimas. Toca cada área de su vida. potencial erótico del universo pulsa a través de ella, está llena de sí

zón, El

misma. En un mundo que prefiere a los hombres, la sexualidad está defi¬ nida de acuerdo a las necesidades y los deseos de los hombres. Final-

Un Dios que se parece a m!

214

mente, no

la niña se verá obligada

está al servicio de

con

lo

que su

sus

a aceptar una

intereses. El

sexo

forma de sexualidad que como cópula,

será definido

potencial erótico quedará confinado

a una

actividad

compañero, una actividad que garantiza la satisfac¬ ción física del hombre y que, en sí misma, puede resultar ineficaz para satisfacerle a ella. Adiestrada para servir sexualmente a los hombres olvidará las maravillas de su propio cuerpo, su rico potencial erótico y su capacidad para el deleite sensual y la satisfacción. La Que Está Completa en Sí Misma nos recuerda lo que una vez supimos al principio de nuestra vida. Te llama para que vuelvas a casa, a tu cuerpo, a tus instintos naturales, a tus deseos sexuales. Ella inspirará tu energía erótica y tu imaginación: entra en sus palabras. que

requiere

un

MarIa: La Madre Virgen

215

bios,

entra en sus aperturas, saborea sus jugos. Deléitate en sus fragancias naturales, no permitas que ninguna fantasía te acompa¬ ñe. En posesión de ti, date placer. Aduéñate de ti misma comple¬ tamente. Explora los límites de tu sensualidad. Aventúrate hasta los extremos remotos de su vibración y color. Siente el fuego elevarse dentro de ti. Aprende sus caminos, su despertar, su sendero hacia la unión. Celebra las sensaciones de tus genitales. Te llaman a dirigirte hacia tus límites. Imagínate un

matrimonio dentro de ti: trarse con otro.

un amante

La altura llamando

vándose hacia el cielo y un espacio intermedio dentro de ti. Las dos Marías encontrándose dentro de tu cuerpo. Inspira y recí¬

belas.

Un encuentro con la Diosa Virgen:

¿Qué aprenderás de

reclama tu sexualidad original

cesitarás

un

este viaje a lo profundo de ti? ¿Ya no ne¬ amante? Las Diosas se amaban a sí mismas hasta el lí¬

mite. Caminaban sobre la tierra

Soy María, la Virgen Diosa. Camino desnuda por la tierra. Ninguna ropa oculta la belleza de mi fértil vulva, la

mi oración para

redondez de

mi vientre,

la

cuerpo.

más. Arráncalo de las manos de confía en sus instintos naturales. virgen, el centro total y completo dentro de ti.

Conecta

con

tu

yo

Elige estar sola, reunirte contigo misma, tocar una parte de ti largo tiempo olvidada, abrazar tu cuerpo con ternura y pasión. Embárcate en un viaje íntimo contigo misma. Experimenta la ple¬ nitud y la satisfacción, sé dueña de ti misma. Deléitate en tu liber¬ tad de estar sola, de satisfacer tus necesidades y de darte placer.

de nadie más. Experimenta el placer de tu corporal. Siente la suavidad de sus curvas. Toca sus la¬

Tu cuerpo es tuyo,

sensualidad

posesión de sí mismas. Esta

es

Elévate, fuego, elévate. Despliégate dentro de ella. Unela

con

profundidades. Despierta cada centro. Que la alegría sea el fruto de su unión.

el espíritu.

Honra todo lo que Recibe todo lo que Tu sexualidad

Tu cuerpo es tuyo, de nadie los hombres. Vive en tu cuerpo,

en

ti, mujer bendita:

Elévate desde las

plenitud de mis pechos. Soy La Que Es Completa en Sí Misma. Soy de naturaleza sexual, vivo en mi cuerpo, asumo sus deseos como míos. Permite que el contacto conmigo transforme tu relación con tu o

desenroscándose para encon¬ la profundidad, la tierra ele¬

a

es

ha sido despreciado. ha sido desechado. buena. Es muy buena.

Sentadas en círculo, Wendy, Erin y Colleen comparten su sanación sexual. Hablan desde el silencio de toda una vida: Durante

tiempo en que me abstuve de relaciones sexua¬ imaginé a un amante masculino interno muy cuidadoso que estaba por debajo de las fantasías abusivas de violación y de los compañeros violentos que había necesitado para excitarme les

un

me

sexualmente. La fantasía de un amante masculino cuidadoso me resultó sanadora y funcionó durante cierto tiempo. Llegué al límite de esa imagen y ahora me estoy abriendo a una imagen fe¬ menina. En cierto

sentido, el hombre seguro que creé era

un paso

216

Un Dios que se parece a mi

hacia lo femenino. Mi siguiente paso es

217

alejarme completamente

del hombre y empezar a imaginarme a una diosa erótica que vive dentro de mí, que se expresa a través de mí y me acepta tal como

María: La Madre Virgen

Imagínate sentada Añade tu historia

en un

a

círculo

con

Wendy, Erin

y

Colleen.

las suyas.

soy.

Wendy



¿Te tocaste el cuerpo alguna vez siendo niña o adoles¬ ¿Qué sensación te producía sentir su suavidad y sus curvas, abrir sus labios y entrar en sus aperturas? ¿Sentiste alguna vez elevarse por tu cuerpo una calidez cente?

Siento

La Sexual dentro de mí. Está aquí, en mi

superficie. ella, siente hormigueos, se mueve, se ex¬ pande y evoluciona. Mi vulva se hincha y se llena de fluidos. La sangre se mueve, los jugos circulan. Estoy sedienta. Me trago su dulzura de un golpe. Tengo hambre, me trago su amplitud. Mi piel está sensible a las caricias del aire que me rodea. Se siente ex¬ citada y provocada por la hermosa respiración de la brisa de la Mi cuerpo

a

está vivo

por



Madre Naturaleza. Ha

pasado mucho tiempo desde

que me

he dejado

ser

La

Sexual. En la preciosa plenitud del tiempo, estoy abierta a ella, tan abierta como me es físicamente posible. No tengo miedo.

fogosa? ¿Sentiste alguna vez cosquilieos en los genitales? ¿Qué te producían estas sensaciones, miedo o excita¬ ción? Dibuja la calidez fogosa y las sensaciones de cos¬ quilleo en tu cuerpo. Imagina a una mujer que asume su sexualidad como algo que le pertenece, una mujer que se deleita en darse placer a sí misma, que experimenta todas sus sensacio¬ nes eróticas sin vergüenza ni culpabilidad. Imagina a una mujer que espera la misma atención que su compañero las relaciones sexuales, que expresa sus necesidades y

Estoy bebiendo, saboreando, oliendo, añorando, tocando, absorbiendo y celebrando con júbilo esta bondad que es mía,

en

sólo mía.

sexual. Cierra los ojos e imagina que tú eres esa mujer. Localiza una copia del libro de Audre Lorde titulado S/'s-

deseos, ♦

Erin

en

cada

encuentro

ter Outsideru. Lee el ensayo titulado «Usos de lo erótico: lo erótico como poder», páginas 53-59. Escribe tu propio

Una

noche, después de leer sobre la Diosa y los ritos de las an¬ tiguas religiones que celebraban la totalidad de la mujer, sus geni¬ tales y su sexualidad, su rabia y su ira, y su poder, tuve una expe¬ riencia notable con mi marido. Mientras hacíamos el amor, las imágenes de la Diosa de piedra iban surgiendo frente a mí. Me sentí más en mi cuerpo de lo que me había sentido en toda mi vida. Sentí que cada centímetro de mí era precioso, que no había nada despreciable ni vergonzoso. Aquel día algo se curó dentro de mí. El Dios de mi infancia no tenía sexualidad, sensualidad, pa¬ sión, música ni colores; por eso concluí que todo eso era superfluo y debía agostarse en mí. Ahora me doy cuenta de que son mi esen¬ cia de mujer. colleen

participante activa

que es una

ensayo, crea una ta

a sus

danza

o

compon un poema en respues¬

palabras.

Antes de seguir adelante, LA

MARÍA

quédate

12

fuiste. Imagina

que te

más en el capítulo 9:

DE NUESTRA INFANCIA

Dedica tiempo cada día de esta que

un poco

reúnes

semana a conversar con

con

ella

Audre Lorde, Sister Outsider (Nueva York: The

en vuestro

la niña

lugar de

Crossing Press, 1984).

en-

218

Un Dios que se parece a mi

cuentro. con

tu

Dibuja

mano no

o escribe tus respuestas a dominante:

las siguientes preguntas

María: La Madre Virgen



Escribe historias

quiero

ses:

o

219

haz

dibujos de cada

ser como...

quiero

de las siguientes fra¬ parecerme a... quiero hablar una

como...

Día 1: La María católica ♦

¿Rezabas a María? Haz como si tuvieras un rosario entre las ma¬ ¿Recuerdan tus dedos el movimiento de pasar las cuentas

nos.

mientras rezabas el Ave María ♦ ♦

o

el Padrenuestro?

¿Encendiste alguna vez una vela a su estatua? ¿Qué le pedías? Si no eras católica, ¿qué aprendiste sobre María de tus amigas? ¿Fuiste alguna vez a misa con una familia católica? ¿Recuerdas las estatuas de María?



Haz

un

Día 7. Libre de ♦

ser yo misma

Exhibe las valientes palabras de La Que Es Completa en Sí Misma el día de hoy en tu hogar y en tu puesto de trabajo. Personaliza las afirmaciones que siguen a continuación para adaptarlas a tu

propia experiencia. Repítetelas que

Mi cuerpo es



♦ ♦

protestante

María



para

alguna obra de teatro parroquial? ¿Querías ser como María? Haz un dibujo de la María protestante. en

Día 3. El cuerpo ♦

de



LA SEXUAL DENTRO DE TI

Inspirada

¿Qué pensaban de tu

cuerpo





De niña, ¿a verte o

las

cuerpo.

demás

quién deseabas parecerte,

hablar?

y

Colleen dedica esta

semana a

fami¬ un

Día 1.

¿Eras una «buena chica»? ¿Obedecías a tus padres y a otros adultos? ¿Qué te pasaba y qué les pasaba a las chicas que conocías cuan¬ do desobedecíais o hacíais algo a vuestra manera?

Día 6. Ser como

Wendy, Erin

tu

Dios, la iglesia, los sacerdotes, los

los rabinos?

Dibuja tu propio

por

propia sexualidad. Reúne imágenes sensuales de parece a ti. Llena de ellas tu espacio sagrado.

con

Dios que se

Día 5. Ser como María ♦

a

María

Día 4. Mi cuerpo

o

que

nadie acceda

güenza.

Dibuja los cuadros y estatuas de María que recuerdes. ¿Pensabas que tenía cuerpo debajo de las túnicas que llevaba puestas? ¿Qué aspecto tendría?

ministros

mío. No permitiré

la sociedad lo retuerce y de¬ él sin mi permiso. Mis pensamientos son míos. No permitiré que otros los moldeen. Mis sentimientos son míos. No permitiré que otros los expresen. Mi vida es mía. No permitiré que las expectativas de los demás la conformen. Soy autora de mi propia vida, sin culpabilidad ni ver¬

liarizarte ♦

con

tus

forme. No permito que

¿Qué rumores circulaban respecto a «esos católicos»? ¿Cómo te fue presentada María en la iglesia? ¿Fuiste elegida ser

a

dibujo de la María católica.

Día 2: La María ♦

frecuencia

y repíteselas fre¬ hijas. Ojalá puedan curar tus heridas e impedir las heridas pasen a la siguiente generación de niñas.

cuentemente

¿Eres una extraña, una conocida, una amiga, o una amante de La Sexual, la que reside en tu centro erótico? Personifica a La Sexual, es decir, tu propia sexualidad. Escríbele cada día de esta semana, pre¬ guntándole: «¿Dónde estás dentro de mí?» ¿Cuáles son tus necesida¬ des y deseos? ¿Cómo puedo abrazarte y darte la bienvenida a una vida más

alegre

y

plena?»

Día 2. como

quién querías

mo¬

Describe

a

La Sexual

a

través de

bras expresan tu sexualidad?

una

serie de escritos.

¿Qué pala¬

220

Un Dios que se parece a mi

María: La Madre Virgen

Día 3.

221

voluntad y nuestra vida al cuidado de Dios tal lo entendemos.»

nuestra

Describe tu sexualidad

a

través de

una

serie de

dibujos. ¿Qué

as¬

tros

como noso¬

pecto tiene? ¿De qué color es? ♦

Día 4.

¿Cómo has entendido la rendición

Describe

¿Cómo

tu

sexualidad

se expresa a

a

través de

una

serie de movimientos.



través del movimiento?

¿Cambia tu rendición que

Describe tu sexualidad forma tiene?

reside

a

través de

una

serie de esculturas.

¿Qué

¿Qué sensación produce?

en

Día 2. Alienación La

Día 6.

Describe tu sexualidad

a

través de la música y

el sonido. ¿A qué

suena?



Día 7.

Escribe tres reflexiones. Pregúntate cómo el hecho de familia¬ con

La

Que Está Completa

en

Sí Misma transformará

vidas

en manos

Reflexiona sobre las siguientes palabras de Karen S. desde la pers¬ pectiva de tu propia experiencia: «Como persona que agrada a des

con:

o

crónica

tengo otros impulsos, necesida¬ deseos que los de hacer felices a mis padres, amantes, jefes manera

no

amigos. ¿Qué me queda por rendir?» Imagina que tu madrina te dice las siguientes palabras y



Tu cuerpo. Tu sexualidad.



Tu amante

o

tu

en res¬

problema o preocupación: «Tienes todo mi apoyo para recuperar los abundantes recursos: poder, coraje, bondad y sabiduría, que residen en ti como Hija de la Vida. Estudiemos juntas cuáles de estos recursos internos vas a emplear para hacer puesta a tu

deseo de tener

un

amante.

frente LA

de los recursos internos

que

los demás de

tu rela¬

♦ ♦

algún sentido según consideres que el poder externo a ti o una sabiduría tu interior? ¿Cómo es este cambio? en

hace el Tercer Paso de poner nuestra voluntad y de un Poder Superior es una continuación del proceso debilitante que nos aliena de nuestros propios recursos, de nuestros propio poder de afirmación y autodeterminación. petición

nuestras

ción

recomiendan los Doce

Dios de tu comprensión es un

Día 5.

rizarte

que

Pasos?

RENDICIÓN

a este

desafío existencial

concreto.»

DESDE LA PERSPECTIVA FEMENINA Día 3. Una recuperación original

Si has

elegido los Doce Pasos

tiempo cada día de esta perspectiva de mujer. Día 1. La rendición

a un

La virtud central de

como

semana a

guía espiritual dedica algún

reflexionar sobre ellos desde

tu

en

la vergüenza es

Se

nos

una

recuperación

anima

afirma a la mujer se valora la voluntad. propia voluntad y a creer que es váli¬ el mundo. En lugar de rendirnos a un Poder Supe¬

a conocer

que

nuestra

da y operativa en rior fuera de nosotras recuperemos nuestros recursos naturales in¬ Poder Superior

expresión de la recuperación que se la obediencia a un poder mayor que noso¬ tros mismos. Traspasársela es el término resumen que se suele em¬ plear en las reuniones de los Doce Pasos para indicar la rendición que prescribe el Tercer Paso: «Tomamos la decisión de traspasar basa

En

ternos.

una



Incluye la siguiente afirmación en tu oración y en tu meditación hoy: «Valoro mi voluntad. Me determino a mí misma. No per¬ mitiré que otros fijen los términos de mi camino de recuperación y diseñaré mi propia recuperación. No buscaré la salvación fuera de

222

Un Dios que se parece a mi

María: La Madre Virgen

de mí misma; nombraré mis propios dioses. Me dirigiré a las ricas fuentes de vida y creatividad que residen en mí. Evitaré depender de los expertos en recuperación y Día 4. Redefinición

de

fijaré mi propio rumbo.»

«traspasársela»

la mujer redefinimos el con¬ posibilidades nuevas. La mayoría de ellas implican salir de nuestra cabeza y de la tendencia a discurrir sobre las cosas para encontrar el camino del co¬ razón y la sabiduría profunda. Añade tus propias alternativas a la lista que te ofrecemos a continuación y practícalas esta semana. En

una



recuperación

que

afirma

a



cepto de traspasársela para incluir toda una serie de



de la oración y de la medita¬ Dejamos de atacar nuestros problemas y en lugar de ello es¬

cuchamos la



Jen

se

voz

imagina

de nuestra sabiduría

preocupación

que su

profunda.

es como una

pizza

a

la

que

Día 6. Personalización

Paso 2 basándote

Dejamos el problema



de la sabiduría de nuestro grupo círculo de espiritualidad de mujeres exponiéndolo en

Damos la vuelta

a

sabia. Le invitamos de que

ayudarnos a descubrir los disponemos para enfrentar la situación.

Día 5. Personalización

a

del

«He

llegado

amiga internos



a creer que en

tu

retrabajar el

comprensión.

la vida de cada

persona opera una sa¬

lo

que

cada

«Ele

llegado

elija respecto a tomar o dejar las sagrado.» mí hay una sabiduría profunda que va

persona es

a creer que en

más allá de mis heridas y comportamientos ineficaces. Esta sabi¬

duría profunda me devolverá mi poder original: ya no delegaré en los hombres. Me devolverá a mi conexión original: celebraré a

Paso 1

las mujeres. Me devolverá

Cuando el Dios de nuestra comprensión

infantil sigue dominan¬ adulta, aceptamos los Doce Pasos tal como están escritos, pero, en una recuperación que afirma a la mujer, per¬ sonalizamos los primeros tres pasos para mostrar nuestra propia com¬ prensión de la recuperación y de la espiritualidad. Hoy comenzare¬ mos por el Paso 1. Practica la personalización del Primer Paso basándote en una si¬ tuación del pasado o en un asunto actual. Emplea la siguiente fórmu¬ la: «No puedo cambiar el hecho: (Describe la situación, la herida o la persona). Mi vida está fuera de control: (Describe el hecho de que está fuera de control).» También puedes trabajar creativamente el Paso 1 inspirándote en ios ejemplos siguientes:

el Dios de

sugerencias que le hago

a una

recursos

en

biduría profunda y, a medida que afirmo esta verdad, siento que acepto que

la dificultad habiéndole de ella

Paso 2

para

da la vuelta para verla desde el otro lado y así poder considerar toda una serie de opciones diferentes para tratar con ella. en manos

del

Personaliza el Paso 2; para ello relee los ejercicios de recupera¬ ción del capítulo 6. Allí se te ofreció una fórmula

de apoyo o una de las reuniones. ♦

mi

amiga la mejor dinámica sanadora cuando se estaba recuperando de una operación. Ella denegó mis sugerencias. Me siento molesta e impotente ante su falta de disposición, de apertu¬ ra y de receptividad hacia mis sugerencias. Mi vida se vuelve in¬ gobernable cuando trato de imponerle mis soluciones.» «No puedo cambiar el hecho de que me siento herida por una so¬ ciedad que idolatra a un Dios masculino y prefiere a los hombres. El intenso proceso de socialización al que he visto sometida ha li¬ siado mi vida y ha dado como resultado una serie de comporta¬ mientos ineficaces que no favorecen mi recuperación: delego en los hombres, denigro mis cualidades femeninas y compito con las mujeres.» a

Llevamos el problema al silencio ción.



«Ofrecí

223

abundantes

do nuestra comprensión

recursos

que

a

mi Bondad

residen

Día 7. Personalización del Paso 3 Sea cual sea la creencia que has tus decisiones en el Paso 3. Si crees

dedicarás tiempo

para

la intuición puede cucha y actuarás según que

experimentar ser su

Personaliza el Paso 3

la luz guía.

en

base

en

aceptado en una

a

en

el Paso 2, afectará

comunidad de apoyo,

sus recursos

que

define el concepto de traspasársela cias y experiencia.

Original: abrazaré los

mí.»

sanadores. Si

guíe tu vida, fomentarás

lo que para

a

le

crees

su es¬

hayas llegado a creer y reque se conforme a tus creen¬

224



Un Dios que se parece a m! «Tras ofrecer ciertos

mi amiga, no me preocuparé del la sabiduría de su propio proceso. Elijo honrar y respetar su camino sagrado a cierta distancia.» «Me remito a los sabios recursos disponibles en la comunidad de mujeres para poder recuperar mi totalidad. Poco a poco voy eli¬ giendo comportamientos que afirman a la mujer. Paso algo de tiempo cada semana con mujeres para escuchar sus palabras sa¬

resultado. Remito



a

nadoras y practicar

recursos a

mi

amiga

nuevos

íSapí+wlo

a

comportamientos.»

J_a y\JiP\a IDivina La

historia

De la misma forma que ignoré mi infancia durante muchos años, almacenando

sus

recuerdos

en

los lugares más

apar¬

tados de mi mente, mi formación religiosa me había con¬ vencido de que las niñas no son importantes en el esquema general de las cosas. A medida que comencé a prestar oídos a mis recuerdos in¬

fantiles

me

entró curiosidad por

ligioso. Hasta

¿Tuvo Jesús

ese momento

una

eran

las niñas de mi pasado su

re¬

ausencia.

niñera?

Concebirás por

cómo

ni siquiera había notado

y darás a luz un hijo, al que pondrás nombre Jesús. El será grande y será llamado hijo del Altísimo. en tu seno

Lucas 1:31-32

Busqué

mis recuerdos religiosos

pude recordar que se ce¬ la Biblia ni en las escuelas parroquiales de mi juventud. Acudieron rápidamente a mi mente los en

y no

lebrase el nacimiento de ninguna niña en

226

Un Dios que se parece a mí

nacimientos de

Juan el Bautista, de Moisés, de Caín y Abel, y de Je¬ religiosas celebran los nacimientos y las in¬

sús. Muchas tradiciones

fancias de

sus

dioses salvadores. Krishna

es

el Niño Divino de los hin¬

dúes; Jesús, el Niño Divino de la cristiandad. Desgraciadamente, no había ninguna niña cuyo nacimiento fuera anunciado y celebrado por ángeles, cuya venida mereciese visitantes reales y regalos preciosos, y en cuyo honor la gente del mundo se reuniera para intercambiar anual¬ mente su generosidad. Por el contrario, a las hijas apenas se las men¬ cionaba: en las interminables historias familiares registradas en las Es¬ crituras no hay sitio para las hijas ni para las madres. Los padres

«engendraron» a sus hijos. En la Iglesia fundamentalista de mi adolescencia se me animaba a leer la Biblia entera cada año. Cuando llegaba al Levítico, el libro que delinea los deberes de los sacerdotes hebreos y los códigos de santi¬ dad de la nación hebrea, me sobrecogía. En aquel libro había muchas cosas que no entendía y, lo que entendía, me atemorizaba. Escucha lo que dice el Levítico 12:2-5 (la cursiva es mía): a los hijos de Israel y diles: Cuando dé a luz una mujer y hijo será impura durante siete días; será impura como en el tiempo de su menstruaáón. El octavo día será circuncidado el hijo, pero ella quedará todavía en casa treinta y tres días en la sangre de su purificación... Si da a luz a una hija, será impura durante dos se¬ manas, como en el tiempo de su menstruación, y se quedará en casa durante sesenta y seis días en la sangre de su purificación.

Habla

tenga un

La vergüenza

de dar a luz a una niña requería una purificación el larga. Y la circuncisión, la señal del convenio de Dios con el pueblo hebreo, excluía a las niñas enfatizando su diferencia e infe¬ rioridad. Sin prepucio no podían participar en la ceremonia que daba la entrada a la comunidad judía. Hasta mi joven mentalidad podía en¬ tender que los hijos eran muy valiosos y que, cuando tuvo ocasión, ¡Dios decidió tener un hijo y no una hija! Mientras estaba en el instituto compré un glosario que me per¬ mitía consultar cualquier palabra de la Biblia, encontrar un listado de los versos bíblicos que la contenían, así como el número de veces que se empleaba. Años más tarde miré las palabras hija e hijo, madre y padre, y los pronombres masculinos y femeninos. Después de con¬

La Niña Divina

227

cuidadosamente todos los listados, éste fue el inquietante fruto de mi trabajo: hija aparece 560 veces en la Biblia mientras que hijo apa¬ tar

3.420 veces;

madre aparece 345 veces, mientras que padre apare¬ ella aparece 760 veces y él 7.500 veces; suyo (de ella) aparece 1.200 veces mientras que suyo (de él), 9.900 veces1. Estaba muy claro que padres, hijos, ellos y suyo (de él) aparecían rece

ce

1.685

veces;

mucha más frecuencia

madres, hijas, ellas y suyo (de ella) en páginas de la Biblia que leí en mi adolescencia y juventud. Y las elecciones de palabras efectuadas por los traductores de la Biblia apo¬ yaban la exclusión de la niña de entre sus páginas. En pasajes tales como Juan 16:21, la palabra griega traducida como hombre en reali¬ dad significa «ser humano» y hubiera sido traducida con más preci¬ con

que

las

como

niño1*.

En las

nuevas

sión

versiones de la

Biblia, la elección de las palabras es precisa: «Cuando una mujer está de parto siente dolor porque ha llegado su hora; pero cuando da a luz a su niño, ya no se acuerda de la angustia, por la alegría de que un niño ha nacido en el mundo.» Pero en otras versiones la palabra está traducida incorrectamente: «La mu¬ jer que está de parto sufre porque ha llegado su hora; pero cuando el niño ha nacido, se olvida de la angustia en su alegría de que un hom¬ más

bre ha nacido al mundo.» Las

palabras e imágenes de nuestra infancia quedan enterradas en Convencen a la niña de su inferioridad, limitan sueños y la expresión de sus dones en el mundo.

nuestros corazones. sus

Nuestras

heridas

doble de

Retenemos dentro de sucesos y

dido

olvidado. Para

u

poder curarnos en el presente debemos recupe¬ sus escondrijos en el pasado personal y páginas, mujeres valientes dan voz a las experien-

rar nuestras

historias de

religioso. En

estas

1

todos los

recuerdos, imágenes, pa¬ creencias formativas de la infancia. Nada se ha per¬

labras,

nosotras

James Strong, Strong's Exhaustive Concordance (Nashville, Tenn.: Abingdon,

1890). 2 *

United Methodist Church, Words That Hurt, Words That Heal, pp. 9-10. De

género

neutro en

el original inglés. (N. del T.)

228

Un Dios que se parece a mí

cias infantiles que ser niñas.

Un mundo que

grabaron

en

ellas la impresión de ser inferiores

por

La Niña Divina

tulado «Cómo

229

se

inquietantes de

estafa

a

las niñas

«las niñas

en

la escuela». Contiene

pruebas

están recibiendo la misma calidad, ni incluso la misma cantidad, de educación que sus hermanos». Los dos hallazgos principales del informe destacan el hecho de que las ni¬

prefiere

a

los hombres

ñas tienen

que

no

oportunidades y reciben significativamente menos profesores que los muchachos. Y algo más que no debe sorprendernos: las contribuciones y experiencias de las mucha¬ chas y mujeres siguen siendo marginalizadas e ignoradas en muchos de los libros de texto empleados en las escuelas5. Desde la infancia, los mensajes que hemos recibido de nuestra fa¬ milia, de la religión y de la sociedad nos han convencido de nuestra inferioridad. Nacemos en un mundo que prefiere a los hombres y las historias que nos cuentan están diseñadas para enseñarnos nuestro lu¬ gar secundario en la estructura de las cosas. Nosotras nunca podría¬ mos ser heroínas, nunca podríamos ser Dios. ¿A quién puede sor¬ prenderle que —tal como lo exponen las revistas especializadas— la tasa de depresión entre las mujeres sea el doble que entre los hom¬ bres? Esta inquietante realidad de la vida de las mujeres, concluyen los informes, es el resultado de lo que implica ser mujer en nuestra so¬ ciedad contemporánea. Entre las causas de la depresión se encuen¬ menos

atención de los

Antes de nacer, sobre todo si se trata del primer descendiente, a se le suele imaginar como un niño. Los libros y los médicos se refieren a ella como «él». Se fantasea pensando que el niño será hé¬

la niña

heroína. La niña ya comienza la vida equivocado en las fantasías de sus padres. En la India contemporánea la frase «que seas madre de cien hijos» es una bendi¬ ción, además de un aviso a las mujeres de que deben producir hijos3. Por tanto, no puede sorprendernos que en esta era tecnológica, en la que se puede saber el sexo del niño antes de nacer, los abortos basa¬ dos en la preferencia masculina ocurran a un ritmo alarmante en todo roe, muy pocas veces

con un

será

una

nombre

el mundo4. Si la niña sobrevive al nacimiento,

rara vez se le acoge con tanta al niño. Mientras trabajaba de capellán en el Hospital Municipal de Boston, visité a una joven madre en la ma¬ ternidad. Estaba ansiosa por contarme su desesperación porque la re¬ cién nacida era niña: «Quería un niño. Recuerdo mi infancia: yo ser¬ vía a mi padre y a mis hermanos. Servía sus cafés y les llevaba las cervezas. No quiero que mi hija se pase la vida sirviendo a los hom¬ bres. Los niños tienen más oportunidades en la vida. Ahora todo lo que puedo hacer es esperar que encuentre a un buen hombre que la mantenga y que no beba demasiado.» El resumen que hacía esta joven madre —«Los niños tienen más oportunidades en la vida»—, basándose en su propia experiencia de haber crecido en los barrios de Boston, también es verdad respecto a la educación que la niña recibirá. Este hecho está confirmado por un informe de la Asociación Americana de Universidades de Mujeres ti-

pompa y

ceremonia

como

tran

factores tales

como nuestra

vulnerabilidad al abuso físico

y se¬

xual, la discriminación, menor salario a igual trabajo, los cambios hormonales y las relaciones maritales insatisfactorias6. La depresión es un factor constante en la vida de muchas mujeres y es una de las pruebas más evidentes de nuestras heridas. Mientras Dios sea masculino y nuestras experiencias, contribu¬ ciones y preocupaciones sigan siendo marginalizadas o ignoradas por una sociedad que prefiere a los hombres, no tendremos el mismo ac¬ ceso a los púlpitos y a los altares, a los tronos, consejos directivos y mesas de negociación del mundo. Nuestras preocupaciones por la sa¬ lud seguirán siendo ignoradas y nuestros cuerpos se considerarán «demasiado complicados» para ser incluidos en las investigaciones. 5

3

Elizabeth Brumiller, May You Be the Mother of a Hundred Sons (Nueva York: Random House, 1990). 4

United Nations, The World's Women 1970-1990: Trends and Statistics (Nueva

York: The United Nations, 1991), p. 11.

American Association of University Women, «How Schools Shortchange Girls» (AAUW Educational Foundation and National Education Association, 1992). 6

American Psychological Association Task Forcé, Women and Depression (Washington DC: American Psychological Association, 1989).

230

Un Dios que se parece a mí

Una de cada

cuatro

padre, sacerdote

de

u otro

nosotras

adulto

sufrirá abuso sexual

en

quien confía

antes

a manos

de

todo el día porque me

estaba muriendo. Para desazón de mis pa¬ hice más fuerte. Mi voz se volvió fuerte y sana. No morí. Crecí sin haber sido deseada. Oí que mi madre hubiera deseado que fuera chico y traté de agradarla actuando como un muchacho y detestando todo lo que tenía que ver con ser chica. Mi entorno familiar era amenazante y crecí despreciándome a mí misma. Actualmente, y gracias a la tecnología, los padres coreanos sa¬

su

de cumplir los

dres,

dieciocho años. Tendremos el doble de posibilidades que nuestros hermanos de sufrir crisis depresivas y de que nuestra emergente autoes¬

pisoteada antes de cumplir los doce años. Y, a nivel económi¬ co, no estaremos preparadas para llevar una vida independiente. Mien¬ tras la imagen del Dios que se parece a nosotras siga estando oscurecida por la idolatría de Dios padre, éstas seguirán siendo las realidades de la tima

231

La Niña Divina

sea

me

ben el

vida de la niña.

sexo

del niño

antes

del nacimiento. Si el feto

es

niña

se

un aborto. El resultado es que acaba habiendo menos ni¬ niños en las escuelas elementales de Seúl, Corea. La prefe¬ rencia social por los niños ha llevado a cometer delitos serios con¬ tra las niñas. No se les acoge y tienen que enfrentar peligros mortales desde su concepción. Muchas se hacen prostitutas de mayores. A otras se les pide trabajar en las fábricas para sustentar a sus familias y pagar las tasas universitarias de sus hermanos. Mu¬

practica ñas que

Sentadas das. Una

en

círculo, las mujeres comparten la verdad de sus vi¬ expresando desde el silencio de toda una vida:

a una se van

De niña

entendí que

tuviera que pensar en «lo que que¬ Recuerdo unos deberes que tuvimos que hacer en octavo describiendo el trabajo o profesión al que nos quería¬ mos dedicar. Entregué los deberes, pero recuerdo que pensaba que aquello era irreal. Ser alguien en el mundo nunca fue una op¬ ción. Hasta el día de hoy lucho con el dolor de no poder res¬ ponder a esa pregunta. Como ni en mi familia ni en la escuela me tomaron en serio por ser niña, tengo muchas dificultades para tomarme en serio mis necesidades, sentimientos, habilidades o talentos. El resultado es que arrastro mucho desprecio hacia mí ría

ser

nunca

de mayor».

misma.

chas

al servicio doméstico para mantener a un

recurren

borracho que

vidas,

las golpea

mujeres

estas

hermanos y

son

marido golpea a sus hijos. A lo largo de sus traicionadas, violadas y acosadas por sus

y que

maridos. Hee Soon

Imagínate sentada Añade tu historia

en un círculo con las suyas.

Ferrel

y

Hee Soon.

a

Ferrel ♦

Tengo cuatro cumpleaños. El primero es el verdadero día en que nací. El segundo, mi fecha de nacimiento según el calendario lunar, que es el que se usa en Corea, el país donde nací. El tercero es la fecha que quedó registrada en mi partida de nacimiento y el cuarto es la fecha en la que yo, como adulta, he decidido celebrar mi cumpleaños. ¿Por qué es tan complicado este asunto de mi cumpleaños? La respuesta es muy simple: siendo niña, no me dieron la bienve¬ nida al mundo. Nací en algún momento de enero, pero mis pa¬ dres no registraron mi nacimiento hasta el 30 de junio. Me pusie¬ ron sobre el estómago y me abandonaron a mi suerte. Lloraba

¿Esperaban tus padres que fueras niño? ¿Preferían a un niño? ¿Fueron tus hermanos acogidos con más pompa y ceremonia?



Cuando

profesora, me sorprendieron los nombres las recién nacidas cuando eran el primer descendiente. En los mismos nombres se expresa la ne¬ gación de su género y la preferencia por los muchachos. La hija de Norman recibía el nombre de Norma. La hija de Elton recibía el nombre de Eltonette. A la hija de John se la llamaba Johnetta. Piensa en el nombre que recibis¬ te. ¿Cuál es la historia de tu nombre? que se

v

era

daba

a

y

232

Un Dios que se parece a mi

La Niña Divina

tiempo, Reflexiona:

sociedad que prefiere a los hombres y Dios masculino se fomenta la educación de

en una

adora a un los hijos mientras que en la de las hijas hay un gran vacío hasta que se casan. Pregúntate: ¿Se te animó a desarrollar tu

capacidad intelectual? ¿Estuvo detenida tu educación

hasta el matrimonio?

adulta, ¿delegas

De

en

los hombres? ¿Tienes

un

sentimiento

de inferioridad permanente sean cuales sean tus

logros?

en

fin,

hijas7. Inspiradas

en

233

el

que

las madres

no

tenían

que

pedir perdón

por

tener

de

por

aquellos tiempos

remotos,

reivindicamos las

gestas

historia personal. No hemos olvidado el pasado porque nosotras. Podemos pasear por él y curarnos en el presente. la promesa de nuestra niña interna: curar nuestro presente. A

nuestra

está

en

Esta

es

medida que el rostro de Dios va cambiando en nuestra experiencia, ella se convierte en nuestra profesora y sanadora. Escuchamos sus re¬ latos y aprendemos ternura y compasión. Descendemos a nuestras he¬ ridas y reconectamos con las raíces de nuestras peculiaridades y de

capacidad creativa. Honramos sus sentimientos y asumimos propia humanidad. A medida que va emergiendo en el espa¬ cio de seguridad que hemos diseñado para ella, su espontaneidad y alegría potencian nuestra vocación. Al convertimos en su madre, pa¬ samos de odiarnos a amarnos y a celebrar nuestra propia existencia. nuestra nuestra

Nuestra curación Hemos reunido los

fragmentos de nuestras historias personales que éramos inferiores por ser niñas. Ahora recuperaremos algo más de la historia colectiva de las mujeres de los márgenes de la religión y de la historia. Incorporando las imágenes curativas de un Dios que se parece a nosotras volveremos a narrar el relato de la niña. Ella se convierte en una imagen curativa de lo divino en nosotras. Inspirados por ella, integramos nuestra divinidad ori¬ ginal. que nos

Un

convencieron de

tiempo

que

fue

Porque Dios Madre amó tanto al mundo que nos envió a la Quienquiera que crea en Su bondad, escuche Su sa¬ biduría y celebre Su poder, será despertado a sus abundantes do¬ nes por ser un Niño de la Vida. Niña Divina.

Adaptado de Juan 3:16 Se

recuerda

tiempo en el que Dios se parecía a nosotras. Aprendemos de un tiempo en el que a la madre se le honraba por ser la que da la vida, un tiempo en que la línea generacional se seguía a través de la madre, un tiempo en el que los niños nacidos de la madre eran legítimos y respetables y recibía su nombre y estatus social. Un nos

un

Recursos para que

afirman

a

la curación: la mujer

una

inmersión

A medida que

en

las imágenes

iba reuniendo los fragmentos de la historia de la lugares más remotos de mi pasado ignorado y de los már¬ genes de la historia religiosa busqué los relatos, canciones y afirmacio¬ nes que celebraban su existencia. A medida que encontraba recursos que me afirmaban como mujer, los fui empleando para ser la madre de mi niña interna y crear experiencias curativas que ofrecer en reti¬ ros, talleres y servicios religiosos. Cada experiencia curativa da una voz con la que expresarse a los fragmentos de nuestras historias: la oración se la da a nuestro espíritu, las imágenes y símbolos a nuestra imaginación, el movimiento a nues¬ tros cuerpos, el silencio y la meditación a nuestra respiración, y el to¬ que curativo y la respuesta creativa a nuestras comunidades. Cada ex¬ periencia grita a través de los siglos: «Niña, te recordamos.» Cada experiencia susurra en la profundidad de nuestra herida: «Niña, eres buena, eres fuerte, eres sagrada, eres sabia, eres total.» He incluido en este capítulo un ritual llamado «Celebración de la niña de los

'

Stone, When God Was a Woman,

p.

60.

Un Dios que se parece a mí

234

Niña Divina». Antes de presentar

los retiros

celebra

en

mientas

empleadas:

o

la totalidad del ritual tal como se describir las herra¬

servicios sabáticos, paso a

La Niña Divina

nosotras mismas. Nos rodeamos de música, imágenes, palabras y desafíos de mujeres. Buscamos comunidades espirituales que afirman a la mujer en las que a la niña se le acoge con tanta pompa y ceremo¬ con

nia ♦

Un

nuevo

nacimiento:

Mientras buscaba

recursos

curativos para

la niña descubrí

un

medieval que

han sido. Una

nueva

canción: bienvenida

creatividad, largo tiempo olvidada, volvió a renacer cuando mirada amorosa de mi atención penetró en el silencio de los años y devolvió la vida a los do¬ nes de la canción, la danza y la imagen. Inspirada por el nacimiento de mis ahijadas, Melanie Jane y Dylan, escribí mi primera canción, Coge a la niña en brazos, que afirma mi amor y mi compromiso con ellas. Desde entonces ha sido empleada por los padres como canción de bienvenida en las ceremonias de bautizo de sus hijas; también es una herramienta empleada por las mujeres para asumir la maternidad de su niña interna. Está dedicada a las niñas de todas las generacio¬ nes, pasadas, presentes y futuras. Mi

escuché las historias de la Niña Que Fui. La



Nueva maternidad: madres A medida que

demos 8

nuevas

e

vislumbramos el rostro femenino de Dios apren¬ la maternidad con nuestras hijas y enero-febrero de 1989,

parece a

en

las

que su cuerpo y sus pro¬

ella, en presencia de clérigas y sacerdotisas. En esta parte del sus esperanzas para sus hijas y para sí

ritual las mujeres comparten mismas.



Las madres hablan Las

palabras tienen un tremendo poder para herir y para sanar. punzada de las palabras e imágenes de nuestra infancia contribu¬ yen a formar patrones limitantes y los comportamientos ineficaces que nos llevan a la terapia, a la comunidad de recuperación o al círcu¬ lo de mujeres. A lo largo del libro hemos ido extrayendo estas pala¬ bras hirientes de nuestras historias, las hemos examinado y las hemos dicho en voz alta en compañía de testigos amorosos. En este ritual Eva, Lilit y María dicen palabras curativas a la niña. Sus afirmaciones le dan la bienvenida, sus palabras amplían su visión, sus desafíos reco¬ nocen su verdad, sus presencias le devuelven la salud. La



En alabanza de la niña En

nuestro

na, que se

ritual incluimos

ha convertido

en

collage de gratitud a la Niña Divi¬ la imagen curativa de lo divino en no¬ un

sotras.

Ritual

de

celebración

A continuación ofrecemos el

hijas

formas de ejercer

Theodore W. Kraus, Creation,

hermano; comunidades

cesos no

ré para



como a su

le excluirán de participar en ceremonias religiosas, comuni¬ dades en las que estará rodeada por imágenes de un Dios que se

celebración

celebraba el nacimiento de Cristo8. Lo reelabopoder incluirlo en un ritual de renacimiento en el que el naci¬ miento de la niña es anunciado y celebrado por los ángeles. Nos reu¬ nimos en su honor para afirmar nuestra creencia en su bondad, para escuchar su sabiduría y celebrar su poder. Este relato puede emplear¬ se de diversas formas: los padres pueden usarlo como ritual para cele¬ brar el nacimiento de sus hijas; las mujeres como ritual para asumir la maternidad de su niña interna; y también puede usarse como ritual para celebrar comunitariamente a todas las niñas que en el mundo cuento

235

p.

27.

de la

Niña Divina

guión completo del ritual llamado:

«Celebración de la Niña Divina». Léelo como si fuera parte del texto, tomando nota de los sentimientos y recuerdos que afloran a la super¬ ficie. Quizá más adelante quieras grabar partes del ritual con tu pro¬

pia voz

para

poder escucharlo

a

diario.

Un Dios que se parece a mí

236

Danza

Invocación

al mundo que Quienquiera que crea en su bon¬ dad, escuche su sabiduría y celebre su poder, será despertado a sus abundantes dones por ser un Niño de la Vida. (Juan 3:16, adaptado).

mujer

ministro: Porque Dios nos envió a la Niña Divina.

Llamada

Madre amó

tanto

la adoración

a

La Niña Divina

237

y coro de voces:

«El nacimiento» En

hora todo está

tranquilo, el silencio y el recogimiento sobrecogidas por una gran maravilla y nos mantenemos vigilantes, esperamos la llegada de la Niña Divina Nace en la plenitud del tiempo y reluce como el sol, es brillan¬ te y hermosa. Contemplarla es un deleite. Su presencia es paz que son

esta

totales. Nos

alivia al mundo

mujer

rabino:

Venid

y creamos.

Venid y escuchemos. Venid

lebremos. La Niña Divina está dentro de Divina está

en

nosotras.

y ce¬

La Niña

gocijan

vemos

entero.

nosotros.

Niña Divina está

nosotras.

Las

voces

de muchos

seres

invisibles

se re¬

sola voz: Ella ha llegado, la Niña Divina está entre (Córrase la voz entre la congregación: Ella ha llegado, la

con una

entre

nosotros.)

Atrévete. Inclínate y

mírala. Toca su rostro. Levántala en bra¬ gran respeto. Mírala más de cerca. No hay mácula en ella. Tiene un aspecto espléndido (pausa para mirarla). Baila con ella (pausa para bailar con ella). Ahora llega a un punto de quietud con ella. Se está riendo con una risa muy alegre. Abre los ojos y te mira intencionadamente. (Pausa para mirarle a los ojos.) De repente, una gran luz sale de sus ojos, como un relámpago. La luz entra en ti. Ella entra en ti. zos con

Un

nuevo

nacimiento

las

hijas de la historia cuyos nacimientos y logros no han sido reconocidos hasta ésta nuestra era. Hon¬ ramos a las hermanas anónimas de hermanos famosos, nacidas en una sociedad que no reconocía su nacimiento. Llamad sus nombres en voz alta. (Pausa mientras se dicen los nombres: por ejemplo, «las hijas de María», «Malvena Reynolds», «Vir¬ ginia Woolf», «Harriet Tubman»...)

lectora 1: Honramos

lectora 2: Honramos

ciedad que

profundo sotras.

y

se

a

la Niña Que Fuimos, nacida

en una so¬

prefiere a los hombres, una sociedad que a nivel fundamental no honró su venida. Ella está en no¬

Pronunciad

mientras

a

en

alto

vuestros

nombres infantiles. (Pausa

leen los nombres.)

Comienzas

tras

hijas, nietas

y

a

las niñas que están entre nosotras, a nues¬

sobrinas. Reconocemos

cimientos. Pronunciamos

decir

sus

nombres).

sus

nombres

y

celebramos

en voz

sus na¬

alta. (Pausa para

vivir.

ha nacido.

¡La Niña Divina está entre noso¬ curación. (Pausa para que se lea el nombre de cada mujer en la línea anterior; después de ello suena un fuerte grito de ánimo para celebrar su nacimiento.) tros! Nos ofrece dones de luz y

sacerdotisa

(Adaptado de Canción de introducción de la Niña al Cosmos, de los indios de las praderas): Sol, Luna, Estrellas, to¬ dos los que os movéis en el cielo, os pido que me escuchéis. Entre

lectora 3: Honramos

a

vosotros

ha

llegado

una nueva

vida. Vientos, Nubes,

Lluvias, Nieblas, todos vosotros que os movéis en el aire. Coli¬ nas, Valles, Ríos, Lagos, Árboles, Hierbas, todos los que estáis sobre la tierra. Venid, venid todos. Dad vuestro consentimien¬ to, ¡os lo imploro! Haced que el camino de la niña sea suave. Permitidle viajar más allá de las cuatro colinas, más allá de las cuatro

direcciones de la Rueda del Universo.

238

Un Dios que se parece a m1

Una

nueva

canción

239

La Niña Divina

(Verso 5:) Atesora Cuida de ella

MINISTRO: Y de repente apareció una multitud de seres ce¬ lestiales cantando Gloria a la Madre de Todos los Seres y a su

con

a

la niña

la mejor

que vive entre nosotras. voluntad, cada día de su vida.

MUJER

Hija. Ella traerá la paz e inspirará la buena voluntad entre la gente (Juan 2:13-14, adaptado).

(Verso 6:) Celebra Ha venido

a

a

la niña nacida

traernos

la salvación y

en

todas las edades.

la gracia.

Nuevas dotes maternales

LECTORA 1: Cantamos

canción de bienvenida

las

hijas de la las hermanas anónimas de hermanos famosos. Pro¬ nunciamos las palabras tiernas que no escucharon. una

a

historia y a

Nuestras esperanzas y sueños para

la niña que fuimos

LECTORA 1: A medida que LECTORA 2: Cantamos

una

canción de bienvenida

Fuimos. Pronunciamos las tiernas

palabras

a

la Niña Que

que

ella

no es¬

cuchó. LECTORA 3: Cantamos

dar la bienvenida entre hijas, nietas y sobrinas. ¡Que puedan oír palabras tiernas cada día! nosotras a

una

las niñas,

canción para

vislumbramos la cara femenina de formas de ser nuestra propia madre. Mientras lees las esperanzas y sueños compartidos por esta mujer, imagínate a la Niña Que Fuiste como una hija a la que has elegido cuidar. Reflexiona sobre el tipo de tutela maternal que le ofrecerías. Dios, aprendemos

nuevas

a nuestras

Si tuviera

una

niña pequeña...

Iríamos de aventura cada

Coro

de voces:

Coge a la Niña (Coro:) Coge

en

brazos

la niña en tus brazos. Quiérela tiernamente. Coge a la niña, dile que ella es importante para ti. a

(Verso 1:) Dale la bienvenida

aquí,

entre nosotras.

alegría y grita: «Tu sitio está ¡Estamos contentas de que estés viva!» con

(Verso 2:) Mírale. Bendice cada Ella

merece amor

y

es

uno

de

sus

movimientos.

bondad cada día de su vida.

(Verso 3:) Rodéala de bondad, Ella

la Niña Divina,

llegada

seguridad y risas. día entre nosotros.

este

0

(Verso 4:) Mírala de cerca, es inmaculada. un delicia que alivia al mundo con su paz.

Es

día, a la biblioteca y al museo, a las al mar. Fuéramos donde fuéramos, ella dispondría de tres comidas diarias. Antes de cada comida reflexionaríamos sobre el buen trato que nos damos mutuamente. Estaría rodeada de amigos interesantes. Niños y adultos de dife¬ rentes colores, estilos de vida, acentos y creencias. Ella aprendería que a todos nos sustenta de igualforma la gracia de la vida. Nunca se quedaría con una niñera o niñero a menos que fuera amiga nuestra y que en su compañía se sintiera cuidada y atendi¬ da. Su habitación tendría muchas ventanas, siempre podría ver el mundo exterior y toda la gente tendría que llamar antes de entrar. La rodearía de imágenes de mujeres para que estuviera orgulloso de su cuerpo. La rodearía de arte, música, poesía y libros sobre muje¬ res. En el mundo oiría hablar de los logros, las palabras, la música y la historia de los hombres. Nuestro hogar sería un lugar en el que también se oirían y respetarían las voces de las mujeres. Le leería le¬ yendas de mujeres de todo el mundo, mujeres poderosas y compasi¬ vas que no fueran víctimas. montañas y

240

Un Dios que se parece a mi

Nuestras esperanzas y

sueños para nuestras hijas

La Niña Divina

Tus

241

pensamientos

Tus sentimientos

lectora 2: A medida que vislumbramos el rostro femenino de Dios aprendemos otro modo de ser madres de nuestras hijas. Las rodeamos de música,

imágenes, palabras y desafíos que afirman a la mujer. Buscamos comunidades religiosas que les dan la bienvenida al nacer, comunidades que favorecen su participación en rituales religiosos y rinden culto a las imáge¬ nes de un Dios que se parece a ellas. Mientras esta amiga y compañera comparte sus esperanzas y los sueños que tiene para su hija Carson reflexiona sobre la maternidad consciente que deseas incorporar a tu vida familiar: Espero que le guste su nombre. Espero que tenga amigas maravillosas. Espero que ame su cuerpo, que se deleite en su sexualidad y que cree su propia espiritualidad. Espero que sienta su poder e integre su ira y creatividad. Espero que se adueñe de su inteligencia y acepte su belleza. Espero que sienta el apoyo incondicional de sus padres. Espero que se ría mucho, que no pare de bailar y que cante en voz alta.

Espero

sí misma en primer lugar y que se quiera a sí como yo la quiero, ¡porque eso sería una fuerza in¬

que se ponga a

misma tanto

nombrable!

Espero

el mundo cambie lo suficiente de todas estas maneras.

como para

poder darle

buena. Vívela

es

con

Permanece llena de ti misma.

orgullo. Jáctate de

tu

bondad.

Celebra los abundantes dones que posees por

ser una

Hija de la

Vida. Lectora 2:

Oye las palabras de Lilit, la Señora Divina. Díselas a tu niña interna y díselas también a diario a tus hijas, y sobrinas:

diario

a

nietas Lilit

(mujer rabino):

Tu cuerpo es fuerte. Muévelo con coraje. Tus pensamientos son fuertes y crean un

Exprésalos

con

Tus sentimientos

Exprésalos Tu vida

es

Muévete, ni

con

son

en

los demás.

fuertes. Deben

ser

compartidos.

coraje.

fuerte. No

toma

impacto

coraje.

se

caerá

la iniciativa

y

a

trozos.

actúa

Vívela

en tu

coraje. propio nombre sin culpa con

vergüenza.

Aférrate

a

tu

poder,

no

permitas

Aférrate

a

tu

coraje,

no

dejes

lo aplasten. lo arrebaten con

que otros

que otros te

sus ser¬

mones.

Aférrate

a

vocar

que

apoyo

Tu vida

buenos. Piénsalos con orgullo. buenos. Siéntelos con orgullo.

son

son

tu tu

independencia,

no

dejes

que otros te

la quiten al pro¬

miedo.

Niégate a las relaciones abusivas. Niégate al dolor y al sufrimiento. Niégate a ser sometida y subordinada.

Hablan las Madres lectora 3: lectora 1: Escucha las

Eva

Vivo. Díselas

a

hijas, nietas

sobrinas:

y

diario

palabras de Eva, la Madre de Todo Lo a

tu

niña interna. Díselas

a

diario

(mujer ministro): Niégate a cargar en tu cuerpo con la vergüenza del hombre. Niégate a cargar en tu vida con la impotencia de la mujer. Tu cuerpo es bueno. Vívelo con orgullo.

a tus

diario nietas

Oye las palabras de María, la Madre Virgen. Díselas a tu niña interna y díselas también a diario a tus hijas, y sobrinas: a

María (la sacerdotisa): Tu cuerpo es tuyo. No permitas que

la sociedad lo deforme. No permitas que nadie acceda a él sin tu permiso. Tus pensamientos son tuyos, no permitas que los demás los mol¬ deen.

Un Dios que se parece a mí

242

los expresen. tuya, no permitas que la conformen expectativas ajenas. Sé la autora de tu propia vida, sin culpa ni vergüenza. No vivas para agradar a los demás. Niégate a rendirte, excepto a tu yo más verdadero y a tu voz más

Tus sentimientos Tu vida

son

tuyos, no

permitas

que otros

es

sabia.

La Niña Divina

243

do leer

palabras me he sentido liberada de las capas de vergüenza que me impedían creer que merezco recibir cosas buenas en mi vida. ¿Quieres decir que en realidad me merez¬ co mis dos preciosos hijos? ¡Sí! ¡Sí! Y mientras leía reflexio¬ naba sobre sus hermosos rostros: «Mírala de cerca. No hay en ella mancha alguna. Es un deleite», me he dado cuenta de que espiritualmente yo también soy preciosa y estoy libre de manchas. De hecho, soy perfecta. Ha sido un momento muy estas

curativo.

En alabanza de la niña

COLLEEN

collage de gratitud a la Niña Divina. He¬ antiguas imágenes, permitiéndoles caer al sue¬ lo y morir. Han nutrido el terreno y en él ha florecido un Dios nacido de nuestras experiencias de mujer. La Niña Divina se ha convertido en una imagen curativa de lo divino dentro de nosotras. (Da a cada mujer una oportunidad de expresar sus

lectora 1: Creemos mos

alabanzas

a

la niña.)

la Niña Divina, que me ha enseñado el amor a misma, la aceptación incondicional y me ha dado una com¬ Celebro



un

Celebro la Niña Divina que estoy redescubriendo dentro

soltado las

a

pañía permanente. Me ha enseñado a cuidar de mis necesida¬ des esenciales: comer, dormir y meditar. Ha abierto la posibili¬ dad de que me permita experiencias placenteras en mi vida, como el masaje, la pedicura, el agua, el sol y el contacto físico.

de mí. Sus maravillosos rasgos no

fueron apreciados cuando fueron ridiculizados y aplastados. Ahora puedo amar y valorar su diversión, creatividad, picardía, opti¬ mismo, ligereza y también su risa. Ella quiere salir del escondi¬ te. Yo le saco a bailar, a nadar, a ver a un terapeuta muy ama¬ ble y a cenar con unos amigos desenfadados. A ella le importa la gente, de hecho agudiza mi deseo de aportar diversión y chispa a la vida de los demás. A través de su alegría puede que descubra mi justo medio de vida. Cada día le recuerdo que: «Eres lo suficientemente buena tal como eres, no tienes que ha¬ yo era

cer

niña, sino

que

nada.» Emily

A través de ella estoy

aprendiendo a amar y aceptar las mila¬ funciones de mi cuerpo. Y también me ha enseñado que tengo riquezas que ofrecer: mis pensamientos y senti¬ mientos, mi conciencia del presente, mi compasión y cuidado de los demás, y mi deseo de hacer del mundo un lugar más equilibrado para todos nosotros. He aprendido que soy valio¬ sa y muy deseable para mí misma y los demás, y me encanta. grosas

Erin

de bienvenida me curado. El pensamiento de que merezco amor compasivo, seguridad y risas cada día de mi vida es un concepto liberador. En los pocos segundos que me ha costa¬ Celebro

a

la Niña Divina, cuya canción

ha conmovido y

lectora 2: Reunámonos que

en un

círculo cerrado. (Pausa para

las mujeres puedan reunirse.) Pronunciemos

los nombres de las niñas de

nuestras

en voz

alta

vidas. A medida que

nombres, elevamos nuestra plegaria para que puedan vislumbrar el rostro femenino de Dios y viajar por un camino menos tortuoso que el que hemos hecho no¬ sotras hacia el amor y la confianza en sí mismas, y la celebra¬ ción de su poder en el mundo. (Pausa mientras se dicen los nombres. Cuando se haga el silencio, acabar con las pala¬ bras «Id en paz.») pronunciamos

sus

Un Dios que se parece a mi

244

Antes de seguir adelante,

quédate

un rato

más

en

el capítulo 10.

245

La Niña Divina

Llena tu

hogar el día de hoy de palabras tiernas, fortalecedoras

y

afir¬

mantes.

¿UNA RESPUESTA BLASFEMA,

HERÉTICA O CURATIVA? Día 5: Nueva maternidad

Dedica tiempo cada día de esta semana a responder al ritual «Celebración de la Niña Divina.» En ciertos ejercicios puede que de¬ ella

en

vuestro

Divina Niña interna. Imagina que te sientas con

tu

sees conversar con

lugar de encuentro. Dibuja o escribe tus respuestas ejercicios y reflexiones:

a

las siguientes preguntas, Día 1: Celebración

de la

Día 6: Una imagen curativa

Niña Divina

hay sobre tus reacciones al ritual «Celebración de la Niña Divina». ¿Te agradó y te sentiste afirmada? ¿En qué momentos te sentiste incómoda? ¿Consideraste que las reelaboraciones de las es¬ crituras eran blasfemas y heréticas, o curativas? Reflexiona

Día 2: Un

entrar

nuevo nacimiento

espacio de meditación. Crea en

la

escena

una

«El nacimiento». Escúchala representación sagrada para

del nacimiento. Envuelve

en una

bufanda

a una

a un animal de peluche o tu propia fotografía. Desenvuélvela a medida que progrese la escena e imagina que es La Niña Que Fuiste. Le estás permitiendo emerger: baila con ella, permi¬ te que te mire, celebra su emergencia con una fiesta. muñeca muy

querida,

Día 3: Una nueva canción ♦

Relee la canción Coge a ción destinada a ti misma ta a

cada

verso.

la niña

en

brazos

con tu mano no

Exhibe estas afirmaciones

y

escribe

dominante en

tu

casa

una en

afirma¬

respues¬

y en

el tra¬

lo largo del día. comprometiéndote a realizar al menos tres acciones específicas para cuidar de ti misma el día de hoy. Fírma¬ lo y ponle la fecha. bajo. Repítetelas



Escribe

un

Día 4: Nuevas

corpora

a

contrato

palabras

hijas, nietas y sobrinas con palabras nuevas. In¬ las palabras de Eva, Lilit y María en tu vocabulario maternal.

Dirígete hoy

a tus

Únete

Emily y escribe ¿Qué dones te ha concedido?

Erin, Colleen

a

Niña Divina.

Día 7: Gratitud por

Escribe

un

la

y

un

himno de gratitud

a

la

Niña

himno de

gratitud

a tus

hijas, nietas y sobrinas. ¿Qué gratitud con ellas.

dones has recibido de ellas? Comparte tu

Graba la parte que hemos llamado en tu

Si no tienes hijos, imagina que La Niña Que Fuiste es la hija que elegido cuidar voluntariamente. Reflexiona sobre esta nueva ma¬ ternidad que quieres incorporar en tu vida y haz de ello una celebra¬ ción. Anota las esperanzas y sueños que tienes para tu hija imaginaria y ofrécetelas a ti misma el día de hoy.

has

¿Sapítulo

11 La O ue Pe^mmó

su La

Sangre.

historia

N LAS IGLESIAS

rituales que

de

nuestra

infancia

no

había

sacramentos

ni

celebraran el derramamiento mensual de nues¬ tra sangre, nuestra sangre sagrada que contiene en sí misma tanto la vida como la muerte. De adolescente aprendí un himno: «Hay un poder, poder, un poder maravilloso en la sangre del cordero. Hay un poder, poder, un poder maravilloso en la preciosa sangre del cordero.» Cantábamos muchas canciones sobre la sangre de Jesucris¬ to, el derramamiento de su sangre se consideraba de suprema impor¬ tancia. Las mujeres hemos estado derramando nuestra sangre durante siglos y, sin embargo, yo, de niña, no aprendí ninguna canción que ce¬ lebrara el derramamiento de mi hermosa y poderosa sangre. Por el contrario, el cuerpo femenino ha sido denigrado y se han establecido una elaborada serie de tabúes alrededor de los procesos naturales de la niña: menstruación, embarazo y menopausia.

Un Dios que se parece a mi

248

Hay poder

en

la

La

Que Derramó Su Sangre

sangre

tenía nada había mejorado;

el contrario, había ido a peor. gente sobre un gran Sanador, por eso avanzó entre la multitud y tocó su capa. Y la fuente de su sangre se que

Ella oyó

¿Quién puede lavar mis pecados? Nadie sino la sangre de Je¬ ¿Qué puede devolverme la totalidad? Nada sino la sangre de Jesús.

vestido para ser monaguillo, ¿por qué no puedo serlo yo? De todos modos, a las niñas nos quedan mejor los vestidos», esto es lo que le comenté al sacerdote que celebraba misa en mi escuela elemental. «Dios es el padre. Dios es un hombre, queri¬ da, por eso sólo los niños y los hombres pueden acceder al altar», me explicó pacientemente. Años más tarde descubrí que la razón oficial para excluirme del altar tenía que ver con los tabúes religiosos en re¬ lación al cuerpo femenino. El Diccionario Webster define tabú como: «Separado por estar cargado con un poder sobrenatural peligroso; prohibido especial¬ mente por ser inmoral o peligroso.» Mi cuerpo y sus procesos se con¬ sideraban inmorales y peligrosos. El resultado es que se me conside¬ raba inadecuada para presidir rituales sagrados y tocar el cuerpo de de¬

In¬

fluido por la biología aristotélica que contempla a la mujer como un hombre mal engendrado, dicho documento dejaba claro que debe ha¬ me

un

parecido físico entre el sacerdote y Cristo1. Estaba claro que se

excluía de lo divino por ser mujer. A medida que el rostro de Dios fue

cambiando en mi experiencia busqué en mis recuerdos religiosos imágenes de cuerpos de mujeres y procesos naturales. Recuerdo una historia que me contaron en la es¬ cuela parroquial; se encuentra en Marcos 5: Entre ellos había

una

mujer

que

me

no

Cuando

mujer tiene flujo menstrual estará en estado de impureza durante siete días. Cualquiera que la toque estará impu¬ ro hasta la tarde. Todo lo que toque o sobre lo que se siente mien¬ tras esté impura será impuro. Cualquiera que toque su cama lava¬ rá sus vestimentas, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. (Levítico 15:19-21) Durante doce años,

mujer, considerada una enferma incura¬ impura, había estado exiliada de la comuni¬ dad humana. Su «estado de impureza» ensuciaba a cualquiera que entrara en contacto con ella y todo lo que tocaba. Dada la vergüenza y la soledad de su aislamiento, no debe sorprendernos que tuviera que gastar todos sus recursos para encontrar cura. ble

Swidler, eds., Women Priests: A Catholic the Vatican Declaration (Nueva York: Paulist Press, 1977).

Véase Leonard Swidler and Arlene on

esta

y permanentemente

Nuestras

heridas

El primer paso

de nuestra curación es expresar aquellas experien¬ pasado personal y religioso que depositaron en La Niña Que Fuimos la sensación de que en su cuerpo y en sus funciones corporales había algo equivocado. Contaremos nuestras historias en compañía de mujeres valerosas y, saliendo del aislamiento de toda una vida, daremos los primeros pasos hacia la curación. cias de

nuestro

Cuerpos liados Sea por

Commentary

una

había estado sufriendo pérdi¬

das de sangre durante doce años. A pesar de los prolongados tra¬ tamientos de muchos médicos en los que había gastado todo lo

1

por

decía la

profesores de la escuela parroquial me dijeron que aquella había sido tocada en doce años. Cuando pregunté por qué, remitieron a los siguientes versos del Levítico:

mujer

«Si tienes que ponerte un

ber

que

Mis

baptista

Cristo. En el seminario leí la declaración del Vaticano de 1976 que lineaba los argumentos en contra de la ordenación de las mujeres.

lo

secó. Estaba curada.

sús.

El himno

249

razo,

la menstruación, el síndrome premenstrual

las mujeres siempre

estamos en un

o

el emba¬

lío. SUSAN

Un Dios que se parece a

250

mi

femeninos considerándolos peligrosos e inmorales, la niña adquiere la sensación de que algo anda mal en su cuerpo y sus funciones. Se ve acompañada durante toda su vida por una sensación de impureza. No podemos imaginar a un Dios que sangre como nosotras. Estas actitudes no son reliquias de un pasado lejano, sino que continúan afectando a las vi¬ das de las mujeres actualmente. Considera estos hechos y reflexiona: A resultas de los



tabúes

que

dejan de lado los procesos

contemporáneo, la mujer que desea casarse legalmen¬ debe presentarse ante el rabino jefe y declarar en qué tuvo su último periodo. La fecha de la boda se fijará de a esta información para asegurarse de que no entre en el matrimo¬ nio estando «impura»2.

En el Israel

fecha acuerdo

te



observaciones mientras estaba en Bali, durante realizó al cumplir los treinta años: «Me sorprendió ver carteles en inglés colgados en todos los templos advirtiendo de que a las mujeres que tuvieran la menstruación no se les permi¬ tía el acceso. En su cultura no son sólo las mujeres menstruantes las que quedan excluidas de los templos sino cualquiera que esté sangrando abiertamente. No quieren sangre en sus templos. Pen¬ sé que era terriblemente injusto que en una sociedad tan religiosa a las mujeres no se les permitiera entrar en los templos debido ex¬ clusivamente a sus funciones biológicas.» Una mujer de Europa del Este aportó un punto de vista que afir¬ ma a la mujer durante una discusión sobre la caída del comunis¬ mo. Ella argumentaba que una de las razones por las que había caído era que no se habían dedicado los recursos necesarios para proveer a la mujeres de compresas sanitarias. Los arquitectos del comunismo eran hombres y las prioridades estaban dictadas por las experiencias masculinas. Los dioses masculinos de la nación no sangraban mensualmente. Esta realidad esencial en la vida de las mujeres era periférica para las preocupaciones masculinas. Karen escribe sus un



viaje

que

en las iglesias de nuestra excluyeran de asistir, los mensajes

Aunque nos

2

Adrienne Rich, Of Woman

1986),

p.

106.

infancia no había carteles que sutiles que recibíamos dejaban

Born (Nueva York: W. W. Norton

and Company,

La

Que Derramó Su Sangre

251

claro que nuestro periodo debía permanecer oculto a familiares y amigos. A diferencia de nuestras hermanas de Europa Oriental, éra¬ mos bombardeadas por anuncios de una gran variedad de productos que prometían ocultar «todo el lío» de nuestra sangre de la vista pú¬ blica y disfrazar nuestros «desagradables» olores. Estos -mensajes nos convencieron de que la verdadera liberación femenina vendría de la ocultación de cualquier prueba de que somos mujeres, exceptuando todo lo que potenciase nuestra deseabilidad para los hombres. Los anuncios parecían indicar que si usábamos esos productos en cantidad suficiente podríamos vivir como si no fué¬ ramos mujeres. Lo más inquietante de todo es que no se nos llamaba la atención respecto a los peligros de dichos productos. Sus efectos secundarios, potencialmente letales, no se consideraban tan graves como el desorden de la menstruación que debían eliminar. Liz escribe: «Comencé a tener el periodo a los diez años. Me sen¬ tía avergonzada e intentaba ocultar todo lo que tuviera que ver con ello. Recibí muy pocas explicaciones. Mi madre consideraba la mens¬ truación como "una inconveniencia que producía grandes coladas", "un error" con el que teníamos que lidiar y "una maldición". Yo no tenía la sensación de que era un proceso que nos da vida.» ¿Nos ex¬ traña que no podamos imaginarnos a un Dios que sangre y sienta ca¬ lambres y que tenga que hacer todas las coladas asociadas con la menstruación? Un Dios así es inimaginable a causa del sentido de in¬ ferioridad que hemos interiorizado. muy

Sentadas en círculo, las mujeres comparten la verdad de das. Una a una se expresan tras el silencio de toda una vida:

sus

Los

vi¬

periodos siempre han sido una maldición. Los he detesta¬ cuando estaba preocupada por la posibilidad de que¬ darme embarazada. Ésas son las únicas veces en que los he agrade¬ cido. Espero con impaciencia al tiempo en que dejaré de tenerlos, pero entonces tendré que enfrentarme a la menopausia. Siempre detesto estar donde estoy y quiero estar en otro lugar, lo cual tam¬ do excepto

bién detesto. Erin

Un Dios que se parece a mí

252

Estaba

preparada

para

el periodo

hablado de ello mucho tiempo antes.

La

Que Derramó Su Sangre

mi madre me había Me dio el tipo de informa¬

porque

Reflexiona sobre las actitudes de tu madre y tu padre, de hermanas y hermanos, y de tus compañeros de clase

necesitaba saber. Sin embargo, en algún momen¬ se convirtió en algo que nosotras las mujeres teníamos que mantener en privado, un secreto del que no podía¬ mos hablar con los chicos o con hombres, una carga que debíamos ción to

práctica

tus

que

la menstruación

en

tal

secretos que rodeaban la menstruación me hicieron aplastaron mi alegría infantil anterior. Para cuando tenía doce años había dejado entrar buena parte de esta «energía de aplastamiento» en mí y en ese proceso renuncié a la alegría que me producía mi cuerpo.

colleen

de mi próximo periodo, mi madre me preparó una caja en la que había compresas, fajas y folletos informativos. Den¬ tro encontré un libro que sugería que si sentías vergüenza al com¬ prar compresas y no podías encontrarlas en el estante podías ir al dependiente y pedírselas de tal forma que cualquiera que te oyera casualmente entendiera otra cosa. Recibí el mensaje de que es algo sobre lo que no se habla. El periodo me produjo calambres horribles y debilitantes. Su¬ fría en soledad y estaba segura de que aquello era un castigo. Sen¬ tía tanto odio por mí misma que me golpeaba, porque el dolor y la miseria que todo aquello me producía me volvía loca. Aprendí muy bien que una buena mujer oculta su disgusto para que nadie afectado. La sensación de suciedad una

gran

en

relación al

cuerpo

paranoia. Durante buena parte de mi vida

sentía merecedora de

una

relación.

Nuestros

presentan en la

\

Imagínate sentada en un círculo con Liz, Erin, Colleen y Joyce. Añade tu historia a las suyas. Describe tu primera

parada? ¿A quién

se

experiencia menstrual. ¿Estabas pre¬ lo dijiste?

como

complicados

cuerpos

He batallado

con

una

mujer.

en

anuncios, pelí¬

Dios que sangre y tenga calam¬

la duda hacia mí misma durante femenino, mi cuerpo y sus cualida¬ sensación de vergüenza pegada al hecho de

des.

Siempre hay

televisión,

el odio y

negado mi

yo

Sandi Como resultado de

estar

inmersas

las

palabras e imágenes ex¬ referirse a Dios en las histo¬ rias y mitos religiosos que habitan nuestra imaginación desde la infancia, la niña tiene la sensación de que hay algo equivocado en su cuerpo. Ella no se parece a Dios; ella es diferente, tiene algún defecto. Las he¬ ridas de la mujer suelen reflejarse en su cuerpo, que lleva las cicatrices del intenso odio que siente por sí misma. Algunas se sienten avergon¬ zadas por sus pechos, muslos y curvas y pasan hambre hasta borrar clusivamente masculinas empleadas

en

para

toda redondez. Tratan de parecerse

a

muchachos adolescentes. A

les cría como objetos sexuales dedican descomunales canti¬ y dades de tiempo y dinero a retorcer sus cuerpos, cambiar el color de su pelo, sus narices y sus pechos para integrarse en formas sexuales se

aceptables para la cultura. Desesperadas, las mujeres se preguntan: «¿Por qué los hombres se despiertan por la mañana y no necesitan nada más? ¿Por qué noso¬ tras al despertar debemos, como mínimo, maquillarnos, adornar nuestros cuerpos y cubrir nuestros olores y redondeces, aunque ni así que sean



a un

tú?

toda mi vida. He ser

otras

joyce



como se

bres

A la espera

no me

de la cultura

¿Puedes imaginar

Todos los

me

la menstruación. Reflexiona sobre las imᬠen lo concerniente a la menstruación

a

culas y carteles.

daño y

ha creado

relación

genes

llevar solas.

se vea

253

sea

suficiente?»

Un Dios que se parece a

254

m!

participante en un grupo de espiritualidad comenta sobre una de las complicaciones de tener un cuerpo femenino. Su reflexión es muy práctica y personal, y ha tenido eco en los escritos de muchas otras mujeres: «Llevo sujetador no porque lo necesite, sino porque me he adaptado a las expectativas sociales y no quiero que la gente me mire por no llevarlo. La mujer no puede aceptar su cuerpo tal como es. Por un lado me encanta y por el otro me siento extraña con él y tengo un conflicto tremendo cada mañana para vestirme. No pue¬ do ponerme nada demasiado pegado porque los hombres reacciona¬ rían a mí como objeto sexual y no como a una mujer inteligente. Ser mujer es un asunto complicado en nuestra sociedad.» ¿Quién puede sorprenderse de que las mujeres no sean capaces de imaginarse a un Una

con un cuerpo tan complicado como el suyo? Como resultado de la inmersión de nuestra cultura en

Dios

las pala¬

imágenes exclusivamente masculinas empleadas para referirse en los relatos y mitos religiosos que han ocupado nuestra ima¬ ginación social, las preocupaciones de las mujeres con la salud han sido ignoradas constantemente por el estamento médico. Histórica¬ mente se ha considerado que nuestros cuerpos eran demasiado com¬ bras a

e

Dios

plicados para participar en investigaciones dentro del campo de la sa¬ lud. En un mundo que prefiere a los hombres, se emplean órganos de cuerpos masculinos para investigar y producir drogas eficaces, así como procedimientos e instrumentación tecnológicamente sofistica¬ dos. El cuerpo masculino, creado a imagen de Dios, es de más valor que el femenino. La medicina moderna puede prescindir de los órga¬ nos reproductivos y de los pechos de la mujer. Nuestra educación nos convence de que no podemos entender nuestros complicados cuerpos, sólo los hombres tienen la habilidad y la inteligencia necesarias para ser expertos en cuerpos de mujeres, particularmente en ginecología y obstetricia, dos áreas en las que nunca experimentarán de primera mano la realidad de ser mujer. El ochenta por ciento de los ginecólogos son hombres3. Un tema re¬ currente en los escritos de las mujeres es la incomodidad que sienten cuando se ponen en manos de los ginecólogos. Jen escribe sobre su experiencia: «Desde la adolescencia me he sentido abusada cada vez 'John M. Smith, Women and Doctors Press, 1992), p. 2.

(Nueva York: The Atlantic

Monthly

La

Que Derramó Su Sangre

255

iba al ginecólogo. Algo dentro de mí me pide salir corriendo, siento petrificada ante la posibilidad de probar otra cosa, como acudir a una ginecóloga. Antes de entrar en la adolescencia se me enseñó que los hombres son los expertos en los problemas de las mujeres. Incluso mientras escribo estas palabras veo lo ridículo que que

pero me

suena.»

Sentadas en círculo, las mujeres comparten la verdad de das. Una a una se expresan desde el silencio de toda una vida: No he desarrollado una relación con mis procesos naturales. Mi mayor herida es la alienación de mi

sus

vi¬

femeninos inclu¬

cuerpo,

yendo la menstruación y el parto. Nunca he considerado seria¬ mente la posibilidad de dar a luz a mi propio hijo. La única vez que estuve embarazada, a los veintinueve años, aborté. Privada de nutrir a mis propios hijos biológicos, orienté estas necesidades ha¬ cia comportamientos codependientes con mi familia y amigos. Ser madre natural nunca tuvo valor para mí hasta ahora, que estoy cerca de la menopausia. Integrar el hecho de que no voy a tener hijos ha sido doloroso. Para no ser considerada una débil mujer dependiente sentí que tenía que dejar mi marca en el mun¬ do a cualquier precio. Finalmente, este empeño se volvió tan vacío que tuve una crisis. Ahora que me estoy curando y estoy aceptan¬ do mis procesos femeninos quiero una nueva relación con mi cuerpo.

Hallie Mi familia de

origen me transmitió una sensación de disgusto funciones corporales. Aprendí a ocultar a muy tem¬ prana edad cualquier cosa que tuviera que ver con mi cuerpo. No quería que nadie supiera que tenía que ir al baño, que tenía dema¬ siado calor o demasiado frío, o incluso que tenía sed. Se me ense¬ ñó a soportar la incomodidad física y a no hablar de ello. Aprendí que si molestaba a alguien estaba siendo traviesa, por eso que no tenía derecho a expresar mis necesidades. Finalmente, perdí el sentido de mis necesidades. Todavía sigo ocultando el he¬ cho de tener que ir al baño. No me gusta mostrar mi cuerpo. Me respecto a mis

Un Dios que se parece a mí

256

avergüenzo si

alguien me ve en traje de baño, por eso apenas voy a

nadar.

La

Que Derramó Su Sangre

sensación de suciedad de

del toque que

recibió

o

Cuando muchas de

LlZ

257

una mujer queda acentuada por la calidad dejó de recibir en su hogar cuando era niña.

nosotras

estábamos creciendo sólo

se nos to¬

caba para

Imagínate sentada en un historia

a

círculo con Hallie y Liz. Añade tu

las suyas.

¿Qué se te enseñó de niña



sobre tu cuerpo y sus pro¬

cesos?

¿Has tenido problemas con



hecho sentir

esos

los médicos? ¿Cómo te han

problemas respecto a tu cuerpo y tu

la salud? Haz una lista de los aspectos por

recho ♦

de¬

a

los que tu cuerpo

de

mujer es complicado o problemático. ¿Cómo se han reflejado tus heridas en tu cuerpo? ¿Has conformado tu cuerpo a una forma sexualmente aceptable en tu cultura? ¿Puedes imaginarte a un Dios con un cuerpo problemáti¬ co como el tuyo?

♦ ♦



Nuestros cuerpos En se

intocables

cuanto

dejé de

ser una

«niña bonita», todo contacto

físico

detuvo.

LlZ

disciplinamos con tortas en la cara o azotes. Crecimos sin caricias ni toques afectuosos. Nancy escribe: «No recuerdo que mis padres me tocaran cuando era niña excepto para disciplinarme. Re¬ cuerdo que mi madre me tomó la mano cuando era adolescente, pero como aquello era tan poco natural —casi me muero de vergüenza y de lo tiesa que me quedé— la soltó.» Incluso para las que fueron tocadas afectuosamente por sus pa¬ dres, el toque raras veces se extendía más allá de la primera infancia. A medida que la niña madura y sale del estado infantil, sus padres se sienten incómodos con su desarrollo corporal y la mayor parte del contacto físico se detiene abruptamente. Ella crea historias para dar sentido a esta retirada del afecto. Está convencida de que se debe a que es sucia, a que huele y es fea, y a que sus pechos, el vello púbico y las nuevas sensaciones que experimenta en los genitales la hacen into¬ cable para sus padres. (En el capítulo siguiente veremos cómo el to¬ que incestuoso de uno de los padres agrava la vergüenza que ya se está enraizando en el cuerpo y en la vida de la joven.) Interiorizamos la denigración que hace la cultura de nuestros procesos femeninos y nos volvemos intocables para nosotras mismas. Las palabras de Susan encuentran eco en muchas historias de muje¬ res: «No estaba bien que me tocara mi propio cuerpo. No me lo miré ni me lo toqué hasta que nació mi primer hijo.» Sentadas en círculo, las mujeres comparten la verdad de das. Una a una se expresan desde el silencio de toda una vida:

sus

Mi madre

El ner un

físico, recibir toques o caricias, es necesario para te¬ desarrollo saludable. Cuando estamos en el útero de nuestra

contacto

alivia y conforta. Las contracciones de nues¬ través del canal natal mientras su cuerpo empuja, tira y nos abraza dándonos la bienvenida a la vida. Tras la experiencia de «los niños de las inclusas», que murieron por falta de contacto físico, ha quedado muy claro que éste es mucho más importante para la supervivencia que la esterilidad del entorno. La madre, tra

su

contacto nos

madre facilitan nuestro viaje a

vi¬

nunca me abrazó ni me besó espontáneamente. Me feliz cuando estaba enferma porque entonces me toca¬ ba la frente para sentir si tenía fiebre. Actualmente mi necesidad de ser tocada es mayor que mi necesidad de sexo. Nunca tengo bastante y, sin embargo, el toque no me es familiar. Me perdono por aceptar el sexo cuando en realidad lo que necesitaba era ser acariciada y abrazada.

sentía muy

Karen H.

Un Dios que se parece a

258



padre nunca me tocó después de los cinco años. Se sentía muy incómodo con mi desarrollo durante la pubertad. Y, sin em¬ bargo, permanecía atento a mí de una manera extraña. Según él, al ser niña, lo único que tenía a mi favor era mi apariencia, por eso periódicamente insistía en que me pusiera frente a él para que ins¬ peccionara mi peso. Revisaba si ciertas partes de mi cuerpo se to¬ caban. Si algo se tocaba —pantorrillas o muslos— estaba «gorda» y entonces me animaba a andar más en bicicleta y a comer menos. De niña me encantaba estar enferma porque perdía peso y adelgazaba mis puntos «gordos». Actualmente, cuando me peso, la imagen de las partes «que se tocan» vuelve a mí. Me inspeccio¬ no como solía hacerlo mi padre. Hasta el día de hoy el primer co¬ mentario de mi padre cuando le visito tiene que ver con mi apa¬ riencia. Todavía me inspecciona y dice: «Estas delgada» o «has ganado algo de peso». Mi

Irene

La

Que Derramó Su Sangre

259

piran aquellos tiempos en los que Dios sangraba como nosotras. La Que Derrama Su Sangre se convierte en una imagen curativa de lo di¬ vino en nosotras, en su presencia entramos en complicidad amorosa con nuestros cuerpos y participamos en una comunidad de apoyo con otras mujeres valientes.

Un

tiempo

que

fue

ahora necesitamos y cuyas

heridas

a un

no sean

Ntozake

dios que sangre

el fin de nada

shange, A Daughter's Geography

Siendo ya adulta, reflexioné sobre la historia de La Que Derramó Sangre descrita en el Evangelio de Marcos, dentro del Nuevo Tes¬ tamento. Fui recuperando fragmentos del relato de entre mis recuer¬ Su

dos infantiles. En

Imagínate sentada en un círculo con Karen e Irene. historia ♦

a

Añade tu

las suyas.

Recuerda las

tocaban de niña. ¿Qué cuali¬ toques? ¿Eran afectuosos, disciplinarios,

veces

dad tenían los

que te

funcionales? ♦ ♦ ♦

ciona

su

esta historia la hemorroísa no tiene voz, no se men¬ nombre. Su relato sólo pervivió por tener relación con otra

historia más importante, la del Sanador. Traté de imaginar sus senti¬ mientos y los detalles de su vida. Durante doce años no había sido to¬ cada ni abrazada, nadie la visitaba. Sus muebles y su cama se consi¬ deraban impuros. No se presentaba en lugares públicos y no se le

permitía

rezar en

la sinagoga. Su presencia

se

consideraba contami¬

nante.

¿Cuándo dejaron de tocarte con afecto en tu familia? ¿Te has vuelto intocable para ti misma? Pon atención en ios toques que recibes esta semana. ¿Si¬ gues careciendo de suficiente contacto físico?

Permití que su

vida

me

dolor

tocara

el mío. Durante la

he sentido intocable para mí misma y para

mayor parte de mi los demás. Un velo

de vergüenza me separaba de la comunidad humana. A veces anhela¬ ba reconectar y buscaba una comprensión mágica o un tratamiento que exorcizara esa parte defectuosa de mí. Pero otras veces mi ver¬ güenza era como una cobertura protectora y cálida, me ocultaba tras ella para que nadie despertara mis recuerdos infantiles del corte de la

Nuestra curación

conexión y

Fue

hacia la curación ha sido expresar las expe¬ de niñas nos produjeron la sensación de que algo andaba mal con nuestro cuerpo y sus funciones. Ahora entrare¬ mos valientemente en las heramientas de transformación que nos ins¬ Nuestro

primer

paso

riencias infantiles que

del

toque

incestuoso.

los círculos de mujeres

donde mis memorias infantiles se obligadas a salir de su escondrijo y fue también en los círculos de mujeres donde pude lavar mi vergüenza. Me preguntaba si los hombres que escribieron la historia de La Que Derrama Su Sangre habrían prestado atención a las mujeres de su vida. ¿Les visitaría ella vieron

en

Un Dios que se parece a mI

260

¿Se contarían mutuamente historias ya avanzada la noche, bajo las estrellas? Reuní imágenes del principio mismo que afirman a la mujer, imᬠgenes de cuando Dios era mujer y sangraba como nosotras. Aprendí de las antiguas mujeres que no pedían perdón por sangrar. Leí sobre los antiguos caminos que consideraban que la sangre de la mujer era sagrada por fluir en armonía con la luna. Me contaron antiguas creen¬ cias que celebraban a la Gran Madre, cuya «sangre-lunar» se espesa¬ ba dentro de ella y después se derramaba para crear todo lo que es4. Entretejí las imágenes curativas del principio mismo, los fragmentos olvidados del relato de La Que Derramó Su Sangre y mi propia histo¬ en

ria

secreto?

en una

obra de

teatro.

pedi¬ la in¬ terpretación religiosa tradicional. Le pedimos que relate su propia historia. Entra en este fragmento de lo olvidado e integra su historia En nombre de Eva, Lilit y María, nuestras Madres Míticas, mos a La Que Derramó Su Sangre que rompa los confines de

en

la tuya.

Un encuentro con La

Que Derramó su Sangre:

baño de luna

La

Que Derramó Su Sangre Me llena

con su

calidez,

261

se

ha convertido en

Cubro mi cuerpo. Lo observo

mi

amiga.

crecer.

Ningún Mis

manos

toque penetrará la impureza de mi sangre. están cansadas de esconder mi

vergüenza... oculta.

Me levanto y salgo a la noche. En su oscuridad mis ojos y mis manos La luna me llama.

descansan.

Me habla de un tiempo en el que la sangre de la mujer era sa¬ grada. No había separaciones vergonzosas. Me habla de un tiem¬ po en el que se honraba el cuerpo de la mujer y no había toques

dolorosos.

La luna

me

habla de las antiguas mujeres

que no pedían los que el color de la realeza era el color vino —rojo oscuro— de nuestra preciosa sangre, de los antiguos caminos que consideraban que la sangre era algo imponente porque había sido derramada sin dolor. Aprendo de las antiguas creencias que celebraban a la Gran Madre, cuya «sangre lunar» se derramaba para crear Todo Lo Que Es.

perdón

por sangrar,

de antiguos tiempos

en

Anhelante... Las

veo en

Se visitan Se Las

Con los ojos cerrados,

la distancia, las observo. en sus casas,

tocan y

se

hablan,

conversan en

comen, aman y

las plazas públicas.

viven juntas.

distancia, las observo vivir sus días. Están en un claro iluminado, escuchando palabras curativas. veo a

pasado doce años. Anhelo acercarme. Tengo los ojos cansados de observarlas a distancia... anhelante. Han

Ocultándome... Ocultándome de

un

toque

doloroso

que

ocurrió hace ya mucho

tiempo. Mi sangre

4

hace

que me

Véase Walker, The Woman's

sienta

segura.

Encyclopedia of Myths and Secrets,

pp.

635-645.

con

claro iluminado llama: «Tú, la que

me encuentro en un

mujeres de todas las edades. Su canción

me

estás aparte, acércate. Tú, la que estás lejos del contacto, acérca¬ te.» No me tiran piedras; por el contrario, me ofrecen flores

y su

luminoso me cura. Me seas hermosa y plena.» toque

Juntas

nos

cantan:

«Es

correcto

bañamos en la luz de la luna.

Bailamos juntas. Mientras bailo, voy

dejando atrás la vergüenza. Estoy limpia de mi vergüenza a la luz de la luna.

y

bueno

que

Un Dios que se parece a mí

262

Imagínate sentada en un claro de luna con La Que Derramó Su Sangre dentro de un círculo con mujeres de todas las edades. su dolor en tu propia historia ¿Qué anhelas? ¿De qué te ocultas? Describe tu propio «velo de vergüenza». ¿Cómo te ha se¬ parado de la comunidad humana? ¿Hasta dónde has ¡do para encontrar una cura? Haz una lista de todas las «curas» que has probado.

Integra ♦ ♦ ♦



La

Que Derramó Su Sangre

Inspirada

el círculo de mujeres, camina valientemente entre la la capa del Sanador. Éste era un acto prohibido, una mujer impura había tocado al Rabino. Nuestra curación y crecimiento personal se aceleran tremenda¬ mente cuando nos abrimos al apoyo, a la comprensión y a la fuerza disponibles en una comunidad de mujeres. En un principio las muje¬ res tienden a ser suspicaces unas con otras: arrastramos con nosotras toda un vida de actitudes y miedos diseñados para mantenernos sepa¬

su

curación

propia historia

en tu

¿En qué sentido te resulta curativa la verdad del pasado, se honraba el cuerpo de la mujer y su sangre se



cuando

consideraba Haz



una

var tu

sagrada?

lista de ios

recursos que

has empleado para la¬

vergüenza.

Reflexiona sobre las mujeres que



curativa

en

tu

vida. ¿Cómo

procesos? ¿Qué nuevas

sus

han sido una presencia consideraban sus cuerpos y perspectivas te han abierto?

Una comunidad curativa

Hay un río de pájaros

que

está emigrando. Una nación de mu¬

jeres con alas. Libana

En

reelaboración del relato, La Que Derramó Su Sangre la curación en la comunidad de mujeres. En ella se le ofre¬

nuestra

encuentra

seguro en el que derramar sus lágrimas de toda una vida historia; así se siente fortalecida para avanzar en la vida sin vergüenza y para enumerar los recursos que tiene a su disposición. ce un

espacio

y contar su

por

multitud y toca

radas. Colleen describe el miedo que la llevó al grupo de espiritualidad me educó para competir con la mujeres. En el pasado

femenina: «Se he sentido

celos tremendos

sé cómo liberarme de ellos. En que debo competir con las mujeres. Tengo miedo a que si me acerco demasiado a ellas me sentiré atraída, y entonces surge mi fobia al lesbianismo. Necesito curar en profundidad mi relación con las mujeres.» La competencia entre mujeres está vinculada al entramado de re¬ laciones de una sociedad que prefiere a los hombres. Competimos por la atención de los dioses. En algún momento de nuestro trabajo compartido pido a las mujeres que hagan inventario de sus actitudes y comportamientos competitivos hacia otras mujeres. El ejercicio con¬ siste en reconocer de qué mujeres se han sentido celosas, han dicho chismes, a qué mujeres han insultado y con cuáles han competido por la atención de un hombre. Las participantes describen sus comporta¬ mientos y después buscan detrás de ellos las motivaciones subyacen¬ tes. ¿Era su inseguridad respecto a su cuerpo y apariencia? ¿Se trata¬ ba de ira, miedo o desprecio no expresados? Con el tiempo, a medida que las mujeres comienzan a compartir sus experiencias comunes, su fuerza y su esperanza, estos comporta¬ mientos ineficaces empiezan a disolverse. Por primera vez en su vida, las mujeres empiezan a confiar en otras mujeres, a conocerlas y a de¬ jarse conocer, y a relajarse en su presencia. La mayoría sólo se habían identificado con su feminidad a través del toque, de la activación y de la excitación que les producen los hombres. No sabían que podían experimentar lo que es ser una mujer en compañía de otras mujeres. En los círculos de mujeres redefinímos las viejas ideas estereotipadas de lo femenino. Integramos cualidades que habían sido consideradas masculinas, desarrollamos un vocabulario para nuestros sentimientos esencia,

Integra

263

unos

temo que nuestra

y no

cercanía viole el principio de

Un Dios que se parece a mí

264

La

Que Derramó Su Sangre

volvemos hacia dentro en lugar de hacia fuera para destrabar las complejidades de la vida. A medida que el rostro de Dios va cambiando, las mujeres empe¬ zamos a pasar más tiempo en compañía de otras mujeres y menos tiempo girando en torno a los hombres. Nos convertimos unas para otras en el rostro femenino de Dios; en nuestra mutua presencia po¬ demos derramar las lágrimas contenidas durante toda una vida, recor¬ dar y expresar en voz alta las historias olvidadas, y recuperar nuestra dignidad y poder femeninos previos. Así, nos vamos sintiendo fortale¬ cidas para movernos por la vida sin vergüenza. Inspiradas por el círcu¬ lo de mujeres, elaboramos una lista de los recursos curativos de que disponemos. Cometemos el acto prohibido de abrazarnos mutuamen¬ te como hermanas y de ofrecernos mutuamente un contacto curativo y palabras de ánimo. En nuestra presencia mutua recordamos a la gran comunidad de mujeres que se remonta a la noche de los tiempos, de la cual forma¬ mos parte. Tomamos conciencia de las mujeres de todas las edades, de sus ideas, de su música y de sus historias. Nos sumergimos en la historia, el arte y la espiritualidad de las mujeres. Nos descubrimos rodeadas de una valiente nube de testigas; sus antiguas historias e imágenes se convierten en recursos curativos para nuestro presente. y nos

Sentadas das. Una

en

para

expresan tras

nivel tos

mi vida. No debía

suponer

ninguna

amenaza, no

me

sentía

intimidada, celosa y llena de odio. Expresaba es¬ indirectamente, a través de chismes y actitudes

sentimientos

críticas.

Me estoy

enmendando a diario. Estoy desarrollando relacio¬ honestas con mujeres hermosas, poderosas, inteli¬ gentes y espirituales. Ya no las veo como una amenaza. Ellas son parte de mí y juntas nos hacemos hermosas y fuertes. Estoy apren¬ diendo a amar a las mujeres al mismo tiempo que aprendo a amar¬ nes

íntimas y

me a

mí misma.

Erin He sido Antes de

una

buscadora de la verdad durante mucho tiempo. la comunidad de mujeres no me daba cuenta

entrar en

de hasta qué punto mi búsqueda se había visto influida por las imágenes masculinas de mi pasado religioso. Tampoco era cons¬ ciente de cómo estas imágenes masculinas me impedían validarme como mujer. Nunca antes se me había ocurrido buscar algo nutri¬ cio, fuerte y femenino: un Dios que se pareciera a mí. He evitado aprender sobre las religiones de la Diosa, pero al fin me he dado cuenta de que lo que ofrecen está mucho más alineado con lo que busco. Ahora me siento atraída por los artículos, libros y películas que tratan de la búsqueda espiritual de las mujeres.

el aislamiento de toda una vida:

a entender qué es la comunidad de mujeres puede habitar en mí, puede reconfortarme y darme una nueva clase de seguridad que un amante masculino nunca me po¬ dría ofrecer (aunque sigo luchando con esto). La cuestión es que soy una mujer. Hablando prácticamente, esto significa que las lu¬ chas y triunfos que las demás mujeres experimentan en sus vidas pueden informar la mía de una manera única.

en

debía haber ninguna posibilidad de competición entre nosotras. Calibraba inmediatamente a las mujeres y, cuando era inferior a su

círculo, las mujeres comparten la curación de sus vi¬

a una se

incluirla

265

Estoy empezando

joyce

la que

Ferrel

Mis relaciones más con

te

profundas

mujeres. Sin embargo,

y

cómodas siempre han sido dolor que la mayor par¬

reconozco con

de mi vida he necesitado sentirme más atractiva que otra

mujer

Imagínate sentada a

con

Ferrel, Erin

y

Joyce. Añade tu historia

las suyas. ♦

Reflexiona sobre

esta

afirmación desde

tu

propia expe¬ competencia entre mujeres está inscrita en el entramado de una sociedad que prefiere a los hombres. Competimos por la atención de los dioses.» ¿Qué actitu¬ des te han impedido contactar con otras mujeres en bus¬ ca de inspiración, apoyo y desafíos? riencia: «La

Un Dios que se parece a mI

266

La



¿Eres miembro de un círculo de mujeres? Si estás en un círculo, haz una lista de los dones recibidos de las muje¬ res del grupo. Reconoce las actitudes y comportamientos hacia las mujeres que has tenido que confrontar para ser solidaria con tus hermanas. Si no estás en un círculo, ¿has considerado la posibilidad de unirte a uno de ellos? Haz una lista de tus preocupaciones. Considera la posi¬ bilidad de comenzar tu propio grupo con algunas amigas en

Una conexión

sana con

puede

amarse a

Anne cameron,

Daughters ofCopper Woman

los tiempos en los que se honraba el cuerpo de la mujer y su sangre era sagrada, seguimos el viaje de vuelta a casa, a nuestros cuerpos. A través del ritual, de la meditación y de la explo¬ ración guiada imaginamos a la Mujer Dios con pechos, curvas y muslos. Reclamamos las imágenes de un tiempo en el que Dios se parecía a nosotras y sangraba como nosotras. Nos preguntamos: «¿Cómo se transformaría en su presencia nuestro sentido de noso¬ tras mismas y nuestras actitudes hacia nuestros cuerpos?» Las muje¬ res responden: Inspiradas









por

el templo sagrado del Espíritu Como una fra¬ ternidad armoniosa de células, tejidos, órganos y sistemas. Como un recurso exquisito, un aliado fiel, un compañero fiable. Imaginamos

nuestro cuerpo como

de Vida. Como

una

comunidad de apoyo interna.

lo

años

nuestros cuerpos

sí misma no puede amar a nadie. La que tiene vergüenza de su cuerpo tiene vergüenza de la vida. La que encuentra suciedad o mugre en su cuerpo está perdida. La que no puede respetar los dones de la vida que recibió in¬ cluso antes del nacimiento no puede respetar plenamente nada. La que no

en cooperación con nuestro cuerpo, consultando con largo de las estaciones de nuestra vida. Mejoramos nuestro contacto consciente con él a través de la oración y de la medita¬ ción. Tomamos plena conciencia de los sentimientos, sensaciones y señales que nuestro cuerpo nos ha estado enviando durante a

indicadores fieles del camino de vuelta

como

mos nuestro

confíes. Emplea las lecturas, ejercicios, ritua¬ oraciones de este libro como punto de partida.

267

Entramos

él

las que

les y

Que Derramó Su Sangre

cuerpo como ese

a casa.

Abraza¬

compañero leal y duradero del

que

hemos estado alejadas. Ya no nos resulta necesario retorcernos para asumir las del Dios masculino. Asumimos nuestros cuerpos como

formas algo sa¬ grado. Al despertarnos cada mañana nos miramos en un espejo de cuerpo entero y afirmamos: «Soy suficiente tal como soy. Soy suficiente el día de hoy. No hay mancha en mí.» Y después lee¬ mos la letanía de la transformación, en la que festejamos esas par¬ tes de nosotras que la cultura ha juzgado y nosotras hemos des¬ preciado. Un Dios que sangra como nosotras transforma nuestra forma de relacionarnos con todas las sensaciones que acompañan a la menstruación. Ya no denigramos nuestros procesos naturales sino que los invocamos para que sustenten la energía de nuestra vida; celebramos la llegada del periodo y atesoramos cada día que la sangre fluye de nosotras: honramos nuestra preciosa sangre. Cuando se nos retrasa el periodo preguntamos a nuestro cuerpo: «¿Qué estás tratando de decirme?» Y durante el periodo honra¬ mos la Sabiduría Profunda de nuestro cuerpo. Dialogamos con él a través de imágenes, escritos y movimientos, preguntándole: «¿Que almohadones de apoyo necesitas esta vez? ¿Cómo podría apoyarte?» Ya no luchamos con las necesidades de nuestro cuer¬ po, las reconocemos tiernamente y después las satisfacemos. Sentadas

en

vidas. Una vida: sus

círculo, las mujeres comparten la verdad curativa de expresan desde el aislamiento de toda una

a una se

Diariamente afirmo la bondad de mi cuerpo con su aspecto actual. Es esencial

permanentemente esta afirmación cada día me bombardean imágenes del cuerpo perfecto y mensajes de que mi vida sería ideal si perdiera cinco kilos. Este porque

mantener

268

Un Dios que se parece a mí

La

asalto diario al cuerpo

resulta muy doloroso. Sin embargo, a me¬ completamente feliz con mi cuerpo, con sus sensa¬ ciones y su sexualidad, y también con su aspecto. En este marco mental sano no deseo cambiar nada. No quiero empezar un nuevo régimen ni una dieta. Quiero vivir. Al mismo tiempo, he aprendido a amar y admirar los cuerpos de otras mujeres. Ahora creo que hay una belleza y justicia esen¬ ciales en el cuerpo de cada persona. Nunca antes había estado ex¬ puesta a esta perspectiva. Se me había enseñado que una mujer tiene que tener cierto aspecto para ser buena y aceptable. nudo

me

curando descubro que soy capaz de mirarme en el es¬ pejo. Ahora paso más tiempo en el baño. Estoy tomando clases de danza y recibiendo masajes. Acepto el inevitable envejecimiento de mi cuerpo con compasión y gratitud. Todavía surgen en mí sen¬ timientos negativos con cada uno de estos actos de atención hacia mí misma. Me va a llevar algún tiempo más sanar completamente mi vergüenza corporal. que me voy

siento

colleen

LlZ

Imagínate sentada Añade tu historia

Al hablar de mis procesos

corporales naturales

ha

ayudado

nidad. Ahora

creo

a reparar

la conexión rota de lo divino.

con

en un

a

círculo

con

Colleen, Hallie

y

Liz.

las suyas.

con otras mu¬

jeres ha brillado una luz curativa en medio de la oscuridad y de la vergüenza que habían rodeado a mi cuerpo desde la pubertad. En compañía de otras mujeres expresé mis miedos a envejecer, a no ser útil y a no estar realizada como mujer. Se me han facilitado ciertas comprensiones e intuiciones que me han ayudado a aceptar los hechos de mi vida, las elecciones realizadas y el hecho de que nunca tendré mis propios hijos. Se me da dado el coraje de explo¬ rar mi alienación de mi propio cuerpo. He comprado una copia del libro The New OurBody, Our Selves. La comunidad de muje¬ res me

269

Que Derramó Su Sangre

mi propia femi¬



¿Cómo podrían transformarse tu sentido de ti misma y tu tu cuerpo en presencia de La Que Derramó Su Sangre, a través de sus dones curativos? ¿Qué cuidados incluirías en tus actividades semanales para honrar tu cuerpo? ¿Qué rituales incluirás en tu vida para celebrar el derra¬ mamiento de tu preciosa sangre? La Diosa nos ayuda a descubrir dones únicos en cada ci¬ clo de nuestra vida. ¿Cuáles son los dones únicos que la menopausia te ha aportado? actitud hacia







que soy parte

Hallie

Como resultado de

experiencia he llegado a un sentido profundo de mi propio valor, no sólo como ser humano, sino como mujer. Con el apoyo de mi comunidad de mujeres estoy aprendiendo a cuidarme mejor. Estoy aprendiendo a decir no a las situaciones que agotan mis energías y que me ralentizan cuando el ritmo de mi vida cotidiana se vuelve tan frenético que soy incapaz de oír la voz de mi sabiduría'profunda. Estoy aprendiendo a aceptar mi cuerpo femenino y sus proce¬ sos naturales, dejando atrás mi sensación de vergüenza en relación a la menstruación. Estoy empezando a sentir el misterio de los ci¬ clos de la vida y la muerte que se mueven a través de mí. A medida más

esta

Antes de

LA

seguir adelante, quédate un rato más La Que Derramó Su Sangre.

CURACIÓN

Dedica tiempo

con

DE LA ADOLESCENTE INTERNA

cada día de esta

semana a conversar con tu

Ado¬

lescente Interna. Imagina que hablas con ella como con una hija ado¬ lescente o sobrina en un lugar de encuentro que te sea cómodo. Di¬ buja y escribe las respuestas a las siguientes preguntas con tu mano no dominante:

270

Un Dios que se parece a m!

Día 1. Cuerpos ♦





Describe

primera experiencia menstrual. ¿Estabas preparada para ella? ¿Qué clase de apoyo recibiste de tu familia y amigas? ¿Qué sensación te produjo sangrar? ¿Hablaste de ello con tus amigas? ¿Tuviste el periodo antes o después que tus amigas? ¿Cómo te sentiste al respecto?

Día 2. El ♦



♦ ♦



Que Derramó Su Sangre



¿Por qué dejaron tu padre y tu madre de tocarte amorosamente, de acogerte? ¿Te tocaron tus hermanos o hermanas? ¿Cómo eran sus palma¬ das, abrazos y golpes, afectuosos o incómodos?

tu



Día 5. Tocarte ♦







cuerpo.

cuerpo? ¿Querías

era tu

ser mayor o

más

pe¬



¿Te sentiste alguna temente

lo suficientemente guapa? ¿Lo suficien¬ delgada? ¿Cuándo empezaste a sentir que no eras sufi¬ vez

ciente? ♦





¿Quién fue la primera

persona que te tocó los pechos? ¿La vagi¬ ¿El cuerpo desnudo? ¿Qué edad tenías? ¿Cómo te sentiste con esos toques? ¿Eran cómodos o te'daban

na?

queña de lo que eras? ♦

a ti misma

¿Solías tocarte tu propio cuerpo? ¿Exploraste sus suavidades, sus curvas, labios y aperturas? ¿Cuando oíste por primera vez las palabras vagina, genitales, clítoris, lujuria, sexo? ¿Sentiste alguna vez que un calor fogoso se elevaba por tu cuer¬ po? ¿Sentiste alguna vez cosquilieos en los genitales? ¿Dichas sensaciones te daban miedo o te excitaban? ¿Hablaste con al¬ guien de ellas? Dibuja el calor fogoso y las sensaciones de cosquilleo en tu

Día 6. Chicos

cuerpo cambiante

¿De qué tamaño



miedo? ♦

¿Cuándo empezaste a enmascarar tu rostro, femeninos y a ocultar tus redondeces? ¿Cómo respondían los muchachos dían tus amigas? Dibuja tu cuerpo. ¿Te gusta?

a

¿Quién instigó el tocamiento? ¿Fuiste forzada

cubrir tus olores ♦



¿Hablaste

con

Día 7. Curación ♦

¿Hasta qué edad te abrazó, te acogió y te tocó amorosamente tu padre? ¿Te sentiste alguna vez incómoda con sus toques? ¿Fueron se¬ xuales en algún momento? ¿Hasta qué edad te abrazó, te acogió y te tocó amorosamente tu madre?



¿Te sentiste alguna algún momento?

vez

incómoda

participaste li¬

alguien de estas experiencias?

a tu cuerpo? ¿Cómo respon¬

Día 4. El toque en la familia



o

bremente?

en el presente

escrito para

valorar las partes de tu

despre¬ largo del día de hoy en un espejo de cuerpo entero y afirma: «Soy suficiente en este momento. Tal como soy, soy suficiente. No tengo ninguna mancha.» A continuación lee tu escrito en voz alta a la imagen del espejo. Habla a un buen amigo, a tu terapeuta, a tu guía espiritual o a tu madrina de cada uno de los ejercicios que has completado. Lee tus escritos y muestra tus dibujos a esa persona. Cread juntos un ritual de curación para tu adolescente interna incorporando las herramientas curativas que se incluyen en este capítulo. Haz

un

ciabas de adolescente. Mírate cinco ♦

271

de abrazarte y

desarrollo de los pechos

¿Qué sensación te producía el desarrollo de tus pechos? ¿Cuan¬ do te pusiste el primer sujetador? ¿Te crecieron los pechos antes o después que a tus amigas? ¿Cómo te sentiste al respecto? ¿Cómo respondió papá a tus pechos? ¿Cómo respondió mamá? ¿Cómo se hablaba de tus pechos? ¿Eran demasiado grandes, de¬ masiado pequeños? ¿Cómo te sentiste al respecto? Dibuja tus pechos. ¿Te gustan?

Día 3. El ♦

liados

La

con su

toque? ¿Fue sexual

en



cuerpo que

veces a

lo

272

Un Dios que se parece a m1

RECLAMA LA

Si estás ciones y

en

la

Que Derramó Su Sangre

DE TU CUERPO

a

273

con las puntas de los dedos sobre el esternón)

del

periodo incorpora las siguientes afirma¬ tu práctica diaria:

semana

reflexiones

SABIDURÍA

La

(Inspira

Corazón de Vida,

(Expira abriendo los brazos) (Inspira poniendo las puntas de los

Tu toque es curativo,

ti

a

me

abro.

dedos sobre el esternón) Día 1. Sabiduría corporal

Dedica este día

a

Dialoga con él a través de imágenes, escritos y movimientos. Pre¬ gúntale a tu cuerpo: «¿Qué almohadones de apoyo necesitas esta vez? ¿Cómo podría apoyarte?» No luches con sus necesidades; re¬ conócelas tiernamente y después dales satisfacción. Si necesitas descansar, descansa. Si necesitas estar sola, anula tus compro¬ misos.



amor es un

flujo.

En ti,

dedos sobre el esternón)

(Espira abriendo los brazos) Día 4. Tiempo

Tómate

sangro, y toco y

vivo.

de poder

tiempo

para

familiarizarte

los peculiares poderes

con

que

ponen a tu disposición cuando tienes el periodo. Escribe a La Que Derramó Su Sangre. Háblale de tus sensaciones y pídele que compar¬

En solidaridad

tienen

tu

se

Día 2. Sangre roja ♦

(Espira abriendo los brazos) (Inspira poniendo las puntas de los

honrar la Sabiduría Profunda de tu cuerpo.

ta su con

nuestras

hermanas de todo el mundo que no

las compresas

fabrícate tus propias compresas. Siempre debemos reconocer lo irónico del hecho de que noso¬ tras tenemos elección pero ellas no. Viste de rojo brillante el día de hoy. acceso a

Día 3. El centro corazón

Según las enseñanzas orientales, el cuerpo tiene siete centros de energía llamados chacras. El cuarto chacra es el centro corazón, que está vinculado con nuestra capacidad de amar, de abrirnos y de dar. En el centro corazón hay un punto de acupresión localizado en el es¬ ternón, entre los dos pechos. Pon la punta de un dedo de cada mano allí. El empleo de este poderoso punto de acupresión fortalece la san¬ gre y calma la ansiedad. Los chinos lo llaman el Mar de la Tranquili¬ dad o el Mar de Sangre. Empieza y acaba el día de hoy con la «meditación del movimien¬ to del centro corazón». Como se requiere el empleo de la respira¬ ción, te resultará más fácil leer las palabras en silencio en lugar de pronunciarlas en voz alta. A medida que te familiarices con los movi¬ mientos de apertura y cierre improvisa y crea tu propia meditación en movimiento.

de

tu

todo

sabiduría contigo. Dibuja tu Centro Corazón y ábrete al corazón vida a través de la imaginería poética. Extiende los calambres a tu cuerpo

realizando estiramientos

Día 5. No tengo

Crea

un

y

respirando profundamente.

mancha

escrito, dibujo, baile

escultura

o

en

el

que

celebres las

partes de tu cuerpo que tu cultura ha juzgado negativamente y que has llegado a despreciar. Mírate en un espejo de cuerpo entero y afir¬ ma:

«Soy suficiente

No tengo

en este momento.

mancha.» Después lee

tu

Tal

obra

como

en voz

soy, soy

alta

a

suficiente.

la imagen del

espejo. Día 6. Un Dios que sangra dando la vida

Imagina

a un

Dios

que sangra como

tú. Dibújala

gún lugar especial junto con otros dibujos trabajo que hemos hecho juntas. Día 7. Celebración

que

y

exponía

en

al¬

hayan emergido del

de la mujer

Crea

un

ritual de celebración

lescentes

en

el que se honre el cuerpo

hijas, nietas y sobrinas ado¬ de la mujer y su sangre se con¬ sidere sagrada. Invita a presidir el ritual a mujeres que hayan pasado la menopausia, como se hacía en la antigüedad. Se las consideraba las más sabias de las sabias porque retenían su «sangre sabia» dentro de ellas. Invítales a compartir con las más jóvenes la sabiduría del con

tus

Un Dios que se parece a

274

m1

de la mujer. Lee las historias de Eva, Lilit y María, historias que afirman a la mujer. Viste de rojo, toma alimentos de color rojo, enciende velas rojas y decora tu lugar de reunión sagrado con pintu¬ ra roja brillante y resplandeciente. cuerpo

La

Que Derramó Su Sangre

na.

Si

así, escribe

es

relación

TRANSFORMACIÓN

Cuando volvamos

para reparar

DE LAS ACTITUDES Y

las

a estar

mi necesidad de pasar más

mientos de inadecuación y a mi resentimiento por su competen¬ cia. Me enmendaré expresando mi aprecio por sus dones.

Día 1. Inventario I

Sandi

y comportamientos competitivos hacia otras mujeres. A continuación te proponemos un inventario simple. Está escrito por una participante en un grupo de espirituali¬ dad de mujeres que asumió el desafío de enfrentar sus comporta¬ mientos competitivos y superarlos. Haz una lista de las mujeres de las que te has sentido celosa; de las que has contado chismes; de las que has insultado; de aquellas con las que has competido por la atención de un hombre. Describe los comportamientos y después mira detrás de ellos para descubrir su motivación subyacente. ¿Te impulsaba a obrar así tu propia in¬ seguridad respecto a tu cuerpo y tu apariencia? ¿Se trataba de la ¡ra o del miedo no expresado? ¿Era tu propio resentimiento hacia ti Haz inventario de tus

actitudes

Día 3. Inventario III

Completa el inventario el día de hoy. Si no resulta apropiado un reconocimiento directo determina cómo podrías enmendarte cambiando tu comportamiento en el presente. Me enmendaré indirectamente fortaleciendo mis relaciones con

Me sentí celosa de la esposa es un

luchando por no sentirnos inferiores a los hombres, por eso com¬ petimos mutuamente por su atención. Puedo enmendarme apren¬ diendo a expresar mi aprecio y apoyo hacia ellas y afirmando nuestra solidaridad de mujeres. Sandi

cocinera muy

Día 4. Comunidades ♦



Determina si hace falta reconocer lo que

esta

vida? Descrí¬

y

y

relaciones

otras

muje¬ lugar de competir con la aprobación de padres, jefes, profesores

cómo darles

la atención

tus

con

apoyo en

novios.

Describe de qué manera

específica expresarás tu aprecio, apo¬ solidaridad a las mujeres del trabajo, de la escuela, de tu familia, de tu iglesia y de tu clase de aerobic. yo y

sientes ante esa perso¬

semana

ellas por ♦

el inventario.

apoyo cuentas en tu

Reflexiona sobre cómo fortalecer res

o

Día 2. Inventario II

de apoyo

¿Con qué comunidades de belas.

Sandi

con

dándoles apoyo en lugar de dedicarme a recibir de los hombres. En el trabajo mis compañeras y yo estamos

de mi amigo cuando les visité re¬

organizada y competente. Me sentí intimidada por ella. Y no estaba dispuesta a admitir que prefería pasar tiempo con mi amigo, que es su esposo, en lugar de con ella. Expresé mi insatisfacción y mis celos indirectamente a través de críticas y de mi enfado latente.

cientemente. Ella

las mujeres y

apoyo

misma?

Continúa

la

juntas quiero enmendarme y reco¬ tiempo con mi amiga. Ella ha es¬ tado presente en mi vida durante muchos años y el tiempo que paso con ella es muy importante para mí. Quiero enmendar la re¬ lación con ella reconociendo que parte de la incomodidad que ambas experimentábamos era debida a mis celos, a mis senti¬

COMPORTAMIENTOS COMPETITIVOS: UN INVENTARIO Si quieres explorar más en profundidad tus relaciones con mujeres dedica tiempo a realizar los siguientes ejercicios:

declaración de intenciones

rota.

nocer

LA

una

275

Un Dios que se parece a mí

276

Día 5. Conexiones sanas

las relaciones que mantengas



Recordaré

a

mis hermanas

celebración de sí ♦

en su

afirman

a

la mujer

el día de hoy. su

bondad. Les animaré

a

incluir la

práctica diaria de meditación.

lugar de les preguntaré: «¿Cómo podría apoyarte para que actúes en tu propio nombre? ¿Cómo podría apoyarte a tra¬ tar cualquier situación que tengas que confrontar? ¿Cómo po¬ dría ayudarte a ser la autora de tu propia vida, de tus relaciones y de tu espiritualidad? Honraré los cuerpos de las mujeres y sus procesos naturales. Desarrollaré con mis hermanas rituales para celebrar la mens¬ truación, el parto y la menopausia. Cuando participe en grupos mixtos, centrados en las preocupa¬ ciones y logros de los hombres, miraré a las mujeres a los ojos para reconocer su presencia. Escucharé sus historias y preocu¬ paciones. Les plantearé preguntas en lugar de delegar en los Recordaré

a

mis hermanas

sus recursos

internos. En

darles consejos,





hombres del grupo. ♦

Me

dedor de ♦



a implicarme en relaciones triangulares en las que enfrentarme a otra mujer y ambas demos vueltas alre¬

negaré

tenga que

un

hombre.

mujeres. Emplearé mi tiempo y mis talentos al mujeres. Dirigiré cumplidos y elogios a los lo¬ gros de las mujeres de mi vida. Recordaré a mis hermanas los recursos de que disponen las co¬ munidades de mujeres. En lugar de darles consejo, les pregun¬ taré: «¿Cómo podría ayudarte a conectar con las comunidades que te queden cerca?» a las servicio de las

Apoyaré

Día 6. Nuestra

herencia es nuestro poder

El proyecto artístico de Judy Chicago, The Dinner Party, celebra contribuciones las y logros de 1.038 mujeres. El proyecto está descri¬ to e

podrás encontrar en tu librería habitual sección cada día para reconectar propia historia de mujer.

¡lustrado

o en un con

tu

en un

centro

Que Derramó Su Sangre

Día 7. Una inmersión

Incorpora los siguientes comportamientos que a

La

277

en la realidad de las mujeres

Comienza

hoy mismo una inmersión de un mes de duración. Rodéate de ¡deas, de historia, de relatos, de libros, de películas, de arte, de música y de espiritualidad que hayan sido creados por muje¬ res. Permítete sumergirte en la realidad de la mujer y reflexiona so¬ bre cómo te sientes respecto a la vida, a tu cuerpo, relaciones, sue¬ ños y objetivos en contacto con estos recursos que te afirman como mujer. Primera

La historia de las

semana.

mujeres

Reúne más

fragmentos de historias de mujeres de los márgenes de la historia y la religión. Los siguientes libros te inspirarán en tu búsqueda de un herencia, una historia, un noble linaje que se remon¬ hasta el principio mismo: When Cod Was a Woman, de Merlin Stone; The Once and Future Coddess, de Elinor Cadin; The Dinner ta

Party, de Judy Chicago. Segunda Las

semana.

Ideas de mujeres

mujeres experimentan

el mundo de una manera peculiar inteligencia femenina y aporta sus dones a tu mundo. Permítete inspirarte en los trabajos de estas pensadoras creativas: Kiss Sleeping Beauty Good-Bye, de Madonna Kohbenschlag; Women's Reality, de Anne Wilson Schaef; Of Woman Born, de Adrienne Rich; Sister Outsider, de Audre Lorde; Blood, Bread and Roses: How Menstruation Created the World, de Judy Crahn. diferente

Tercera

a

y conocen

los hombres. Recuerda

tu

Mujeres escritoras y poetisas la brillantez de las palabras de las mujeres inspiren tu propia escritura. ¡Permanece llena de ti misma! Escribe una nove¬ la. Compon un poema. Lee A Daughter's Geography, de Ntsoke Shange; Getting Home Alive, de Aurora Levins Morales y Rosario Morales; Cries ofthe Spirit, de Marilyn Sewell; The Temple of My Fa¬ miliar, de Alice Walker. semana.

Permite que

libro que

de mujeres. Lee una

Cuarta

semana.

Mujeres artistas, bailarinas

y músicas de movimientos de mujeres a En respuesta a ellos permite que los frutos

Rodeáte de música, de imágenes y lo

largo de esta

semana.

278 creativos del útero

Un Dios que se parece a mí

salgan al mundo. Examina los

textos e

imágenes

(Sapífulo

de The Dinner Party y The Birth Project, de Judy Chicago. Escucha «Shadows on the Dime» de Ferron; «A Circle Is Cast» de Libana;

«City Down» de Castleberry y Dupree. Prueba los movimientos de The Spirit Moves, de Carla de Sola.

12 .Las Scmadopas

-H eridas Las

historias

MIENTRAS REUNÍA los fragmentos de mi infancia olvidada encontré historias

en

mi

pasado religioso

que me

dejaron

atónita. Eran historias terribles de

mujeres sin voz ni nombre, historias que no se contaban en las iglesias de mi infancia y adolescencia; eran evitadas en la escuela parroquial y muy ocasional¬

mente se

mencionaban

el

púlpito. conquistas del Rey David eran bien conoci¬ mencionaba a su hija, Tamar, que fue violada por su en

Las historias de las

das, pero no se hermano, Amnon. Se me enseñaron con todo detalle las aventuras de los reyes y sacerdotes, pero al tratamiento abusivo que se daba a sus anónimas esposas y concubinas a penas se le prestaba atención excep¬ to de pasada y como detalle menor. Y nadie, ni en la Biblia ni el púl¬ pito, expresó su indignación por el tratamiento recibido por estas mujeres es sus trágicas historias. Sin embargo, en las iglesias de mi infancia se celebraban regular¬ mente rituales en los que se honraba el cuerpo despedazado de Jesu-

Un Dios que se parece a mí

280

derramada. Se honraba a un hombre herido y se ritualizaba su cuerpo destrozado, pero las mujeres heridas quedaban en el anonimato y sus cuerpos brutalizados permanecían en silencio. cristo y su sangre

Textos de

terror

Las Sanadoras Heridas

recuerdo

281

honor de Tamar, La Que Fue Cortada en Pedazos, y hijas anónimas de la historia que experimentaron el in¬ cesto y la violación. También se han unido a nosotras algunos tera¬ peutas para explorar sus propias historias y sus actitudes hacia el abu¬ so, y algunos ministros han participado como acto de arrepentimiento por haber ignorado las historias de mujeres en sus sermones y minis¬ en

y en

la miríada de

terios.

Dios tenía una mujer en su vida porque, cuando llovía, los niños del vecindario decían que Dios pegaba a De niña supe que

su

esposa y

las

gotas eran sus

lágrimas. Erin

la de La Que Fue Cortada en Pedazos verdad no expresada en las iglesias de nuestra infancia. Gracias a ellas vemos con claridad las tristes realidades de la vida de las niñas a lo largo de los siglos y vis¬ lumbramos nuestras propias historias olvidadas. Phyllis Tribe, cuyo li¬ bro Texts of Terror inspiró mi trabajo, describe la vida de la niña en el antiguo Israel: menos deseable a los ojos de sus padres que un hijo va¬ rón, ella permanecía cerca de su madre, pero el padre controlaba su vida hasta que la responsabilidad pasaba a otro hombre en el matri¬ monio. Si cualquiera de estas dos autoridades permitía que se la viola¬ ra, ella tenía que someterse sin remedio He invitado a cientos de mujeres y hombres a entrar con coraje en el dolor y la posterior sanación de las historias de Tamar y La Que Fue Cortada en Pedazos. La mayoría aceptaron la invitación y dibuja¬ ron, bailaron, escribieron y lloraron valientemente con dichos relatos. Entre los participantes había muchos supervivientes de violaciones e incestos: hijas que participaban en la historia en recuerdo de sus ma¬ dres y abuelas, que vivieron en un tiempo en el que el pecado del in¬ cesto no se nombraba; compañeras y amigas de supervivientes de vio¬ laciones e incestos que participaban como expresión de su apoyo y solidaridad; padres comprometidos a enfrentar sus actitudes aprendi¬ das hacia las mujeres y a respetar los cuerpos de sus hijas. Algunos grupos de mujeres también han participado en rituales Las historias de Tamar y

cuentan

1

la verdad de la vida de la mujer, una

Phyllis Trible, The Princeton Seminary Bulletin (vol. XI, n.° 3, 1990),

p.

233.

Invito incesto

a

todos los que no sois supervivientes de la violación y del historias en nombre del futuro de vuestras hi¬

a entrar en estas

jas, de la sanación de una amiga o amante, del silencio de vuestra abuela, del coraje de vuestros clientes o de las historias inexpresadas de vuestros parroquianos. Imaginaos la experiencia como una expre¬ sión de solidaridad y apoyo, como un ritual en memoria de las vícti¬ mas, como una oración sanadora y como un acto de arrepentimiento. Para participar, debéis estar dispuestos a ser testigos de un gran dolor, a examinar vuestras propias actitudes y a explorar vuestras propias historias2. Entre los supervivientes que han entrado en estas historias ha ha¬ bido mujeres que sólo tenían una leve sospecha de haber sufrido abu¬ sos en su infancia y mantenían sus recuerdos enterrados bajo años de

negación. Permanecemos dormidas a nuestra propia historia y a su impacto sobre nosotras hasta que estamos dispuestas a despertar. A su tiempo, descendemos a nuestra historia. Cuando llega el momento, recordamos y sanamos nuestras heridas. Escucha una historia que he compartido con muchos supervivientes: Una

mujer que estaba de acampada se dio cuenta de que ha¬ polilla empujando y luchando por salir de su capullo. Lo que veía le resultaba molesto y cuando no pudo aguantar más am¬ plió la pequeña apertura del capullo. La polilla se liberó, cayó al suelo y murió. La mujer quedó desolada porque no había tenido otra intención que la de ayudar. Al llegar a casa consultó sus enci¬ clopedias y descubrió que la batalla que había estado observando era una parte esencial de la metamorfosis de la polilla. La lucha bía

una

2 Véase Ellen Bass y Laura Davis, and Row, 1988), pp. 345, 346, 348.

The Courage

to

Heal (Nueva York: Harper

282

Un Dios que se parece a m! contra

las

paredes del capullo fortalece la belleza de sus colores.

sus

alas

y

libera fluidos

que aumenta

Inspirada

historia, investigué la vida de las polillas. El ci¬ polilla, desde que está en el huevo hasta que es adul¬ ta, viene marcado por un notable sentido interno del momento justo en que debe emprender cada transformación. Este sentido de la opor¬ tunidad permite que la emergencia de la larva coincida con el creci¬ miento de la planta que constituirá su alimento; orquesta el crecimien¬ to de cada una de sus pieles y asegura su permanencia en el refugio hasta que las condiciones externas sean las adecuadas para permitirle sobrevivir como polilla adulta y plenamente formada. La campista no era consciente de que aquella era un lucha sagra¬ da y de que los ciclos de las polillas son muy fiables. Abrió el capullo y esta apertura prematura condujo a la muerte del animal. Debido a su propia incomodidad, había interrumpido el ciclo de vida de la po¬ lilla que, sin embargo, estaba viviendo su proceso alegremente, un proceso esencial para su desarrollo. Como la polilla, cada uno de nosotros somos un adulto sano que va emergiendo gracias a un proceso orquestado por un sentido del tiempo cuidadosamente sintonizado. Cuando llega el momento adecuado, cuando un comportamiento comienza a dificultarnos la vida, a presio¬ narnos y a oprimirnos, empujamos y nos revolvemos hasta que salimos de la vieja piel y nos sentimos libres a un nivel más profundo de nuestra existencia. Cada vez que un recuerdo está dispuesto a ser reconocido tras décadas de negación, se abre camino hasta la superficie a través de un sueño o un recuerdo sensorial, a través de una película o al leer la historia de otra persona. Recordamos cada cosa en su momento. Nues¬ tra sabiduría interna tiene un sentido de la oportunidad que nos condu¬ ce a cada nueva transformación cuando estamos preparados para ella. por esta

clo de vida de la

La historia de Tamar

Mientras lees la siguiente

historia imagínate que estás rodeada tu grupo religioso o tu grupo de terapia. Ta¬ mar ha sido invitada a relatar su historia; es parte del círculo de muje¬ res que se remonta hacia la antigüedad. por tu grupo

de mujeres,

Las Sanadoras Heridas

283

A medida que leas, toma conciencia de las frases que te resultan particularmente significativas, de las frases que te tocan el cuerpo, las que hacen temblar o estallar de rabia tu corazón, las que activan un recuerdo en ti. A algunas mujeres les ha resultado útil subrayar di¬ chas frases durante la lectura, otras las anotan en sus diarios. Más tarde se te pedirá que encuentres un movimiento, una imagen y un sonido para expresarlas. Sin embargo, siéntete libre de pararte en cualquier momento de la historia para expresar lo que necesites ex¬ presar. Dibuja tu indignación, escribe tu recuerdo, danza la respues¬ ta

de

tu

cuerpo.

De las

personas que han conocido la historia de Ta¬ trabajo sólo una mujer la había oído en su infancia: «Mi tía-abuela era predicadora. Me sentó en su regazo, tomó su gran Biblia y me dijo: "Hay algunas cosas en este libro que los hombres no te dirán; algunas historias que no se comentarán en la iglesia. Esta procede de Samuel II, capítulo 13." Y a continuación me leyó la his¬ toria de Tamar.» (Cursiva añadida por mí) mar a

numerosas

través de mi

El

hijo de David, Absalom, tenía

una

hermana

muy

hermosa

llamada Tamar, y Amnon, otro de los hijos de David, se enamoró de ella. Amnon se acostó aparentando estar enfermo y cuando el

Rey David fue a visitarlo, le dijo: «Señor, permite que mi hermana, Tamar, venga, haga unos pastelillos ante mis ojos y me los sirva con sus propias manos.» Así, David envió un mensaje a Tamar que estaba en palacio: «Ve a los aposentos de tu hermano Amnon y prepárale una comida.» Tamar fue a casa de su hermano. Él estaba acostado; ella tomó un poco de harina y la amasó e hizo unos pastelillos ante sus ojos. Los cocinó y se los sirvió. Pero Amnon se negó a comer y ordenó a los presentes que se fueran de la habitación. Cuando todos se fueron, Amnon dijo a Tamar: «Trae la comi¬ da a mi habitación para que pueda comer de tus manos.» Tamar tomó los pasteles que había hecho y los llevó a la habitación de Amnon. Pero cuando se los ofreció, él la agarró y dijo: «Ven a la cama conmigo, hermana.» Pero ella respondió: «No, hermano, no me violes, no hacemos tales cosas en Israel; no hagas tal tontería. ¿Dónde podría ocultar mi vergüenza? Y tú te hundirías tan bajo como el más estúpido de

Un Dios que se parece a mi

284

Las Sanadoras Heridas

285

Israel.

¿Por qué no pides mi mano al Rey? No me separará de ti.» no quiso escuchar su voz. Era más fuerte que ella, la acostó y la violó. Después Amnon estaba completamente lleno de odio por ella; el odio con el que la odiaba era verdaderamente mayor que el de¬ seo con el que la había deseado. Y le dijo: «Levántate y vete.» Ella respondió: «No, expulsarme así es un acto malvado. Es un mal aún peor que lo que me has hecho.» Pero él no quiso escuchar su voz y llamando a su sirviente, le dijo: «Líbrame de esta mujer. Sácala de aquí y cierra la puerta con llave.» (Ella tenía una túnica de manga larga, el vestido habitual de las hijas vírgenes del Rey.) El sirviente la sacó fuera y cerró con lla¬

Después de escribir tu historia léela

El

ve

la de Tamar: léela

arrojó ceniza sobre la cabeza







Encuentra

movimiento,

una

sentimientos lees la historia, tu historia.

Que Fue Cortada

en

sermón, e

ensayo o poe¬

indignación

a

medi¬

Pedazos

Mientras lees la

siguiente historia (de Jueces, capítulo 19), imagí¬ de estudio bíblico o de terapia. A continuación La Que Fue Cortada en Pedazos

sentada

grupo

está invitada

imagen y un sonido para expresar cada una de las frases que has señalado. Dibuja tu indignación. Escribe tus recuerdos. Baila la respuesta de tu cuerpo. Grita tus sentimientos. Tómate el tiempo que necesites para expresar cada frase. ¿Qué fragmentos de tu propia historia ves reflejados en la historia de Tamar? ¿Terror en la vida cotidiana? ¿Coerción y captura? ¿Vergüenza y desolación? ¿Humillación y secretismo? ¿Mentiras familiares? ¿La preferencia por el hermano? Escribe tu propia historia dándole el estilo de un pasaje de las escrituras y describiendo tu experiencia en tercera persona. Narra los detalles de la historia e incluye en ella cualquier diálogo que se te ocurra. Emplea la historia de Tamar como guía. un

un

para expresar tus

La historia de La

un

reflexión

de las escrituras. Escribe

da que

y

nate

Pausa y

con

Toma nota de las frases que te

texto ma

desgarró la túnica de manga larga que llevaba puesta. Y cubriéndose la cabeza con las manos se alejó llorando. Su hermano Absalom le preguntó: «¿Ha estado contigo tu hermano Amnon? No se lo digas a nadie. Él es tu hermano; no te lo tomes a pecho.» Así, Tamar se quedó en casa de su hermano Absalom, estaba desolada. se

has hecho

producen una reacción corporal, que hacen temblar tu corazón o que te enfure¬ cen. Subráyalas con un rotulador. Detente en cualquier punto de la historia para dibujar tus sentimientos o para bailar la respuesta de tu cuerpo. Graba el relato en tercera persona o haz que una amiga te lo lea. Mientras escuchas, imagina que se está leyendo en voz alta en una iglesia o sinagoga como si fuera un na.

detrás de ella. Tamar

como

si fuera la historia de otra perso¬

como

en un

círculo de mujeres, un grupo

a contarte su

historia. Escucha

con

atención porque aun¬

el relato bíblico no se dio una voz propia nos susurra su men¬ través de este fragmento de su historia olvidada. Mientras lees, señala las frases que sean especialmente significa¬ tivas para ti, las que te llegan al cuerpo, las que hagan temblar tu co¬ razón o te pongan furiosa, las que activan tus recuerdos. Detente en cualquier momento de la historia para dibujar tu indignación, escri¬ que en

saje

bir

a

tus

recuerdos

o

bailar la respuesta

Un levita3 había tomado

'

Véase The Interpreter's Dictionary

1962), vol. 3,

pp.

de

como

tu cuerpo.

mujer

a una

concubina de Be-

of the Bible (Nueva York: Abingdon Press,

876-880: «La santidad representativa del sacerdocio hebreo

se ex¬

la triple jerarquía de oficiales del culto: Altos Sacerdotes, Sacerdotes y Le¬ vitas. El grado más bajo son los Levitas, que están apartados del servicio del santua¬ rio. Representan a la gente de Israel como sustitutos de los hijos mayores, que pertenecen por derecho a Dios.» presa en

286

Un Dios que se parece a m!

Las Sanadoras Heridas

287

lén de Judá4.

Pero la concubina se enojó con él y se fue de su lado padre. El marido fue tras ella con su sirviente y dos asnos para llamarle la atención y hacerla regresar. El padre de la muchacha dio la bienvenida al levita, que se quedó unos días en su casa recibiendo todo tipo de atenciones. El quinto día el levita partió con su concubina y su sirviente. Viajaron hasta que sobrevino el atardecer. Entraron en Gueba para pasar la noche y se sentaron en la plaza del pueblo, pues nadie los acogía en su casa. Entretanto, un anciano regresaba a su hogar después de trabajar todo el día en los campos. Miró y vio al viajero y dijo: «Te doy la bienvenida en mi casa. Te proporcionaré todo lo que necesites. No debes pasar la noche en la calle.» En¬ traron en su casa, se lavaron los pies y comieron y bebieron. Mientras disfrutaban, algunos de los peores borrachos de la ciudad rodearon la casa, aporreando la puerta y gritando al ancia¬ no: «Danos a tu huésped para que le conozcamos.» El dueño de la casa salió y les dijo: «No, amigos míos, no ha¬ gáis tal iniquidad. Este hombres es mi huésped; no cometáis tal villanía. Aquí está mi hija, que es virgen; haced con ella lo que queráis; pero no cometeréis semejante infamia con este hombre.» Pero los hombres se negaban a escuchar al anciano y entonces el levita cogió a su concubina y la sacó fuera. Ellos la violaron sal¬ vajemente una y otra vez, abusando de ella hasta la mañana. Al romper la aurora la dejaron ir; ella cayó en el umbral de la casa del anciano quedándose allí hasta la mañana. El levita, su señor, abrió la puerta para salir y comenzar su viaje y se encontró con la concubina tendida a la entrada con sus manos en el umbral. Y le dijo: «Ponte en pie y salgamos»; pero no hubo respuesta. Así es que la subió a lomos del asno y partió para su lugar. Cuando llegó, tomó a la concubina y un cuchillo y la cortó miembro a miembro en doce pedazos; y envió su cuerpo mutilado por toda la tierra de Israel. a

la

casa

de

su

Pausa y ♦

reflexión

Encuentra

movimiento, una imagen y un sonido para cada una de las frases que has señalado. Dibuja tu ¡ra, escribe tus recuerdos, baila la respuesta de tu cuer¬ po, grita tus sentimientos. Tómate el tiempo que necesi¬ tes para expresar plenamente cada frase. ¿A qué parte de tu historia personal afecta la historia de La Que Fue Cortada en Pedazos? ¿La preferencia por el marido? ¿La traición? ¿La violación? ¿La mutilación? ¿La falta de voz? ¿La ausencia de un defensor? Escribe tu propia historia dándole la forma de un pasaje de las escrituras y describiendo tu experiencia en tercera persona. Narra los detalles de la historia, incluyendo cualquier diálogo y empleando como guía el pasaje de expresar





los Jueces. ♦

Después de escribir tu historia, léela como hiciste con la suya. Toma nota de las frases que te afectan corporalmente, que hacen temblar tu corazón y que te ponen fu¬ riosa; subráyalas. Detente en cualquier punto de la histo¬ ria para dibujar tus sentimientos o bailar la respuesta de tu cuerpo.



Graba

narración en tercera persona o haz que te la lea amiga. Mientras escuchas, imagina que se está le¬ yendo en voz alta en la iglesia como si fuera un texto de las escrituras. Escribe un sermón, ensayo o poema expre¬ sando la irritación que sientes cuando escuchas esa his¬ toria, tu historia.

Véase The

Interpreter's Dictionary of the Bible, vol. I, p. 666: «Una concubina es una esclava que perteneció a una familia hebrea con pesados niños. Fueron ad¬ quiridas mediante compra por familias hebreas pobres, capturadas durante la gue¬ rra o entregadas como pago de una deuda.»

tu

una

Nuestras 4

un

heridas

Es esencial que pongamos

palabras y expresemos con nuestra propia voz las experiencias de nuestro pasado personal y religioso que hirieron nuestro cuerpo y acallaron nuestra voz. En compañía de Tamar y La Que Fue Cortada en Pedazos contaremos nuestras histo-

Un Dios que se parece a mí

288

rias y reconoceremos

concubina

conformado. Este

portamiento

es

289

Las Sanadoras Heridas

las realidades sociales y religiosas que las han nuestro primer paso hacia la sanación.

fuera abusada por los borrachos. Tal com¬ considera normal en una sociedad que prefiere a

para que

se

los hombres. ♦

Cuerpos destrozados

parte

ha sido tan problemático para las mujeres que a me¬ parecía más fácil deshacerse de él y viajar como espíritus

El cuerpo nudo

desencarnados.



adrienne rlch,

OfWoman Born

prefiere a los hom¬ adora a un Dios masculino garantiza a las niñas que, de alguna manera, serán objeto de acoso sexual a lo largo de su vida. Es algo de lo que no se libra ninguna mujer. El acoso sexual empieza en la pri¬ mera infancia en el propio hogar familiar y continúa en los patios y aulas del colegio. Cuando la niña sale de la infancia y la adolescencia está convenci¬ da de que las mujeres son inferiores a los hombres y vulnerables a sus intensos impulsos sexuales. Se hace mujer negociando la peligrosa geografía de la violencia sexual masculina: tendrá miedo de caminar sola por la noche, soportará piropos y silbidos y su cuerpo será diana de chistes verdes. Todo lo que ha experimentado desde su nacimiento aumentará su vulnerabilidad a la violación y al incesto. Una de cada El hecho de

nacer

niña

en una

sociedad

que

bres y

cuatro

niñas sufre abuso sexual antes de los dieciocho años. En mu¬

chos países

occidentales

se comete una

de reyes y conquistas.

la vida de la niña. parientes, de los niños del vecindario o de los medios de comunicación que indican que podría ser violada. Así, crece con miedo a los hombres y a sus im¬ pulsos sexuales. A medida que se hace mayor, ordena y reordena su vida en base a este miedo que afectará profundamente a todas las de¬ cisiones que tome. Adaptará su estilo de vida para poder sentirse se¬ gura de que no le va a ocurrir a ella, pero, muy dentro, sabe perfecta¬ mente que por muchas precauciones que tome es algo que nos puede ocurrir a cualquiera de nosotras en cualquier momento. El miedo

Desde

Violación en Pedazos implica un acto dimensiones no se comentan en el texto. Tanto en dicho relato como en el resto de la historia religiosa se ignoran las preocupaciones inexpresadas de las mujeres:

Que Fue Cortada

de brutalidad sin sentido cuyas



Su enfado que

tenía

con

en

el levita

no

sensibilizó

a su

la relación. El padre ignoró



a los problemas hija y se deshizo en

padre

a su

atenciones hacia el levita. ♦

El levita

no

parece tener

su

a

la violación siempre está presente en

más tierna infancia escucha historias de

sus

violación cada seis minutos. ♦

La historia de La

Que Fue Cortada en Pedazos por del levita no es una protesta por el tratamiento recibido a manos de aquellos hombres, sino por la indignación que le pro¬ duce el tratamiento irrespetuoso y poco hospitalario de aquellos sujetos con su propiedad privada. ¡Ella era de su propiedad! La Escritura misma no demuestra ninguna indignación moral por el tratamiento recibido por La Que Fue Cortada en Pedazos. En las iglesias de nuestra infancia, a la lectura de esta historia nunca le seguía un sermón que expresase indignación. Se pasaba rápida¬ mente a otras historias consideradas más importantes, historias La mutilación definitiva de La

ningún remordimiento

por

ofrecer

a su



Jean elige cuidadosamente los zapatos que se pone cada día para estar segura de poder correr más que un posible atacante. Tam¬ bién elige ropa que no llame la atención, «ropa tranquila», como ella la llama, para no atraer la atención de los hombres. Y se reco¬ ge su pelo largo bajo un sombrero. Susan escribe: «Los tacones altos aumentan nuestra vulnerabili¬ dad, por eso los llevo en el bolso y me pongo zapatos deportivos. Desde la infancia se me ha dicho que lo que lleve puesto puede excitar a un hombre normalmente pacífico. "Los muchachos siempre serán muchachos", solía decir mi madre.» Jen escribe: «Sé que las violaciones ocurren en todas partes.

290

Un Dios que se parece a mí

Siempre instalo al menos tres cerraduras en la puerta y pasadores especiales en las ventanas. Sólo entonces paso una noche en un apartamento nuevo, por muy seguro que sea el vecindario.» Incesto La historia de Tamar

trágica, no tiene un feliz final. En la coti¬ dianidad de su vida diaria, su hermano aparenta y su padre da las ór¬ denes, mientras ella obedece a su padre y sirve a su hermano. En la cotidianidad de su vida Tamar es traicionada, aprisionada, violada y después rechazada. A continuación se le dice que ha de mantenerlo es

en secreto.

Tamar lleva

vergüenza en solitario, en la desolación de su cora¬ pecado de su hermano en su cuerpo violentado. Des¬ pojada de su vista, antes clara y centrada, sus ojos ahora quedan fijos en el suelo, incapaces de sostener la mirada. Despojada de su voz, an¬ tes orgullosa y noble, su boca permanece firmemente sellada y las pa¬ labras aprisionan su garganta. Despojada de su dignidad que antaño paseara orgullosa sobre los hombros, ahora sus manos ocultan su cuerpo indefenso, temiendo quedar expuesta. Entretanto, su padre y hermanos siguen con sus asuntos como siempre: guerras, rivalidades y conquistas. La historia de Tamar es la de al menos un 80 por 100 de las muje¬ res que se abren camino a los centros de tratamiento para sanarse de sus adicciones5. El alcoholismo en la familia de origen aumenta las probabilidades de que ocurra el incesto, y una vez que nuestros cuer¬ pos han sido explotados por los «poderes superiores» en los que con¬ fiábamos en la infancia, a menudo nosotras mismas recurrimos al al¬ cohol, las drogas o la comida para olvidar6. El incesto nos hace sentir una profunda vergüenza, llegando a creer que nuestros cuerpos son malos, e incluso que nuestras almas están manchadas. Cuando la vergüenza eleva su voz desde la profun¬ didad de nuestras heridas algunas nos mutilamos en un intento de acallarla. Nos golpeamos el cuerpo, dejamos que pase hambre, le da¬ su

zón. Arrastra el

Las Sanadoras Heridas

luchamos contra él. Actuamos movidas por la ira y la ra¬ produce el abuso sufrido, pero no en contra de quien lo que perpetró, sino en contra de nosotras mismas. De alguna manera desviada sentimos que éstas son las penitencias que nos corresponden mos

cortes,

bia que nos

por

haber sido

nos

ocurrieron.

La religión,

tan

malas

cómplice

como para merecer

las

cosas

horribles

que

de abuso que sufrimos

Nuestras historias

personales de violación o incesto, tomadas en vuelven mucho más grandes que nosotras mismas. Cada una de ellas es un hilo del amplio tejido de patrones sociales y religiosos subyacentes que permiten la violencia contra las mujeres en una sociedad que prefiere a los hombres. La tradicional elevación re¬ ligiosa del Dios masculino tolera el acceso sexual de los hombres a sus esposas e hijas. Un informe de Naciones Unidas de 1989 concluyó que la violencia contra las mujeres es función de la creencia, fomenta¬ da en todas las culturas, de que los hombres son superiores y de que las mujeres son sus posesiones o una mercancía con la que pueden co¬ su

conjunto,

merciar

a su

se

antojo7.

Estas tenaces actitudes tienen su raíz en las historias y mitos que hemos explorado juntas. En todas ellas el cuerpo masculino queda de

responsabilidad y a las niñas se les enseña: «Los chicos siempre serán chicos. No pueden evitarlo.» Una se pregunta si el aco¬ so sexual y el abuso de la mujer es el premio del que disfruta el hom¬ bre por haber sido creado a imagen de Dios. exento

Sentadas das. Una

en

a una

círculo, las mujeres comparten la verdad de

hablan desde el silencio de toda

una

sus

vi¬

vida:

padre me tocaba las tetas delante de toda la familia desde que las tuve desarrolladas, a la edad de doce años. Me sentía de¬ masiado insegura y era demasiado tímida como para protestar. Era inocente y estaba siendo utilizada, no sabía muy bien lo que me es¬ Mi

taba ocurriendo 5

291

en

realidad. A los

cuarenta

años

una

terapeuta me

Mary Beth McClure, Reclaiming the Heart (Nueva York: Warner Books,

1990), p. XVII. 6

Claudia Black, «It Will Never Happen to Me» (Nueva York: Ballantine Books,

1981),

pp.

7

154-155. nes

Naciones Unidas, Violence Against Women in

Unidas, 1989),

p.

33.

the Family (Nueva York: Nacio¬

292

Un Dios que se parece a mí

Las Sanadoras Heridas

preguntó si había sido abusada

y le dije que no. Guardé silencio y lo hubiera olvidado, simplemente no sabía que aquello era abuso. Pero mi cuerpo sí que lo sabía, por eso comencé a comer para desaparecer. Es paradójico: desaparecí co¬ miendo y poniéndome gorda. El tamaño de mi cuerpo siempre era un problema para mis padres. Yo solía estar enfadada con mi pa¬ dre la mayor parte del tiempo y como aquello no era permisible

volver loca a la gente. Por tanto, he tenido mucho cuidado de ocultarme de la vida, eligiendo empleos y relaciones sin salida y

lo negué. No es que

poniendo años luz de distancia entre mí misma y la expresión de quien soy. Ahora tengo cuarenta y ocho años y llevo mucho tiem¬ po luchando para descubrir algo que pueda darme la sensación, aunque sea pequeña, de que mi vida tiene significado y propósito. Esta sociedad y mi padre no me han dejado conocer ni siquiera una sombra de mi fuerza y creatividad de mujer.

comía todavía más. Mi visión de mí misma estaba alterada. Sentía

vergüenza de grandes pechos, pechos que mi padre me tocaba en broma y de lo que derivaba placer. Pechos que todos los hombres miraban antes de mirarme a los ojos. Pechos que me tocaron dos hombres a los que no conocía de nada. Me los golpeaba porque detestaba que fueran tan grandes, quería que desaparecieran. Nunca se me animó a valorar su plenitud. No exploré el placer sexual que mis pechos podían darme hasta una etapa muy posterior, cuando ex¬ perimenté el toque amoroso de otra mujer. Mis pechos estuvieron

293

Ferrel

mis

muertos

e

Imagínate sentada tu historia



insensibles durante treinta años.



miró y me juró que nunca volvería

que

tuviera

que

irse. Yo tenía la culpa de

estuviera abusando sexualmente de mí.

Aproximadamente

a casa

mi padre

aquel tiempo, mi padre, no satisfecho a obligarme a realizar el coito con él. Todo era culpa mía. ¿No me había dicho mi padre mil veces que no lo podía evitar? Había algo tan poderoso y malvado en mí que aquel hombre no podía dejar de hacerme cosas malas. El mal que yo había causado era tan grande que había vuelto loca a mi madre, por lo que tuvo que ser internada en un hospital psiquiátrico. Me sentía avergonzada hasta el núcleo mismo de mi ser y tuve que reprimir todas las características de quién yo era. Afirmarme a mí misma, hacerme visible de alguna manera, expresar mi indivi¬ dualidad, sexualidad o creatividad significaba asumir el riesgo de con

manosearme,

Robín

y

Ferrel. Añade

con

la peligrosa geografía de la violencia

se¬

Describe el

sexual que

has soportado, empezando experiencias infantiles en casa y en la escuela. Incluye las situaciones que solemos dar por supuestas: miedo a caminar sola por la noche, aguantar silbidos y vítores, que se contaran chistes verdes a tu costa. ¿Cómo se te indujo el miedo a los hombres y a su poder se¬ xual cuando eras niña? ¿Has ordenado y reordenado tu vida en base a este miedo? ¿Cómo ha afectado a tus elec¬ ciones en el día a día? ¿Cómo te ha afectado en la elección del lugar en el que vives y de los lugares a los que vas o de¬ jas de ir? ¿Cómo afecta a tu seguridad y qué medidas to¬ mas? ¿Y a tu guardarropa? ¿Tienes toque de queda, es decir, una hora a la que has de estar en casa para sentirte a salvo? acoso

con tus

porque era

que

con

Reflexiona sobre la frase siguiente desde tu propia expe¬ riencia: «Todas las niñas crecen hasta hacerse mujeres

negociando

policía y se llevó a mi madre. Le metieron a em¬ pujones en el coche patrulla mientras mi padre y yo mirábamos desde la puerta. Entonces tenía trece años. En un momento dado me

círculo

xual masculina.»

Un día vino la

culpa mía

en un las suyas.

Ninguna mujer está exenta

Robín

mi madre

a



por

comenzó

Nuestros cuerpos rotos ♦

¿Quedó afectada tu visión de tu propio

cuerpo por expe¬

riencias infantiles de tocamientos, incesto o

violación?

294

Un Dios que se parece a m!

Las Sanadoras Heridas

295

dentro de sí. Fue





¿En qué parte de tu cuerpo guardas la vergüenza de esas experiencias tan hirientes? ¿Cómo ha sobrellevado tu cuerpo el impacto del abuso?

Buscar

ayuda

Habla

buena

amiga, con tu ministro o rabino, terapeuta o madrina, respecto a cada una de estas res¬ puestas. Léeles tus escritos y muéstrales tus dibujos. Pide a con una

con tu

los que te escuchan que

escriban un sermón, un ensayo o expresando su indignación por la agresión corpo¬ sufriste y por la limitación que ha supuesto para tu un mundo que prefiere a los hombres.

una carta

ral que vida

en

Voces silenciadas Amnon

no

quiso oír

su voz.

II Samuel 13:14,17 La mujer debe permite hablar.

estar en

silencio

en

la iglesia. Porque

no se

A pesar

de

que

las estadísticas

son

En Samuel II 13:21 leemos la respuesta de David ante la violación de Tamar: «Cuando el Rey David oyó todas estas cosas se enfadó. Y

reprendió a Amnon, su hijo, ya que le amaba tiernamente por ser primer hijo.» El silencio de David ha sido el silencio de la religión. Los sacerdotes, ministros y rabinos han minimizado la realidad del abuso sexual y de la violencia doméstica en sus congregaciones. Así, el silencio y la negación han perpetuado el mito de que «estas cosas no pasan en un buen hogar cristiano-católico-judío». Además, la religión no ha contado las historias de mujeres que es¬ taban dentro de sus propios textos sagrados. Las historias de Tamar y de innumerables mujeres han estado apartadas de nuestra memoria hasta hace muy poco. Como la religión ha cerrado sus ojos y sus oídos a las historias de las mujeres y muchas supervivientes del incesto in¬ fantil han tenido que buscar su curación fuera de la comunidad reli¬ giosa. no su

Cuando las mujeres

les

I Corintios 14:34

borrar de

un crimen silenciado e ignorado en la familia, ex¬ el hecho que agudizó la rivalidad entre sus hermanos. Ella se quedó sola con su vergüenza secreta y arrastró las consecuencias en su cuerpo desolado.

cepto por

alarmantes, hemos querido

recuerdo la realidad de la violación y el incesto. Hasta la década de los ochenta la negación del abuso sexual estaba nuestro

extendida en la comunidad psiquiátrica, en las instituciones reli¬ giosas y en la familia, e incluso entre las mismas mujeres supervivien¬ tes. Pensábamos que si lo ignorábamos el tiempo suficiente tal vez de¬ muy

saparecería. ¿Cuántas voces de mujeres se han acallado a lo largo de los si¬ glos? Amnon, el hermano que violó a Tamar, le dijo: «No quiero oír tu voz.» Incluso el hermano bueno, Absalom, le dijo después de la violación: «No se lo digas a nadie ni te lo tomes a mal. El es tu herma¬ no.» A Tamar la dejaron sola con la verdad, con el terror encerrado

abusadas se abren paso hasta la consulta del te¬ rapeuta, a menudo se les recibe con incredulidad. Hasta hace muy poco a los psiquiatras se les educaba en el escepticismo hacia las histo¬ rias de traumas sexuales. Según Freud, los recuerdos de contacto se¬ xual de las mujeres con sus padres no eran más que fantasías: todas las niñas pequeñas tienen la fantasía de dormir con su papá. A consecuen¬ cia de estos prejuicios, las mujeres vuelven a tropezar con el abuso de los profesionales, que no creen sus historias y niegan sus realidades cuando acuden en busca de ayuda. ¡Cuánto más fácil pensar que el abuso sexual es una fantasía y atribuírselo a la imaginación de la mujer! Tras haber sido silenciadas por nuestras familias, iglesias y por la comunidad terapéutica, nos silenciamos a nosotras mismas. Las que hemos sufrido incesto y violencia sexual podemos hacerlos desapare¬ cer de nuestra memoria durante años. Nos volvemos muy hábiles a la hora de ocultar dichos sucesos y pretender que no han ocurrido. A mismas también

nos resulta más fácil borrarlos de nuestro atribuírselos a nuestra imaginación para negar la dolorosa realidad. Perdemos la voz.

nosotras

recuerdo

o

296

Un Dios que se parece a mI

Nuestra actitud

Las Sanadoras Heridas

puede sorprender a nadie si se tienen en cuen¬ lo largo de siglos de historia reli¬ giosa. A la niña se le enseña a desconfiar de cualquier cosa que surja espontáneamente de ella. Se le dice que lo que sabe no es verdad, que lo que siente no es real y que lo que ve no está allí. Se le anima a dele¬ gar su vida en otros y a confiar en la verdad, en la realidad y en los métodos de los demás. A las hijas se las enseña a estar calladas y a ser buenas, y que cualquier cosa que les pase es culpa suya. ta

cómo

se

Sentadas das. Hablan

en

jera lo

dijera, él convertía mi verdad en mentiras. Hizo que me sucia e incómoda con mi cuerpo y sus funciones. El me invadía y, sin embargo, esperaba que yo reconociera y respeta¬

no

ha acallado

círculo, las mujeres comparten la verdad de desde el silencio de toda

una

sus

que

sintiera muy

nuestra voz a

una a una

297

Emites.

ra sus

Tenía miedo de siete años

ser

responsable de los abusos. A la edad de

sentía muy poderosa. Negué el abuso sexual sufrido, lo minimicé. Me sentía sucia y elegí la masturbación como forma

de

me

recrear

los abusos;

aquello

me

producía placer

y

también

ver¬

güenza. Me quedé sin voz ni poder. Llevo la vergüenza en mi vien¬ tre, en el plexo solar y en los ovarios. Estoy cansada de llevar este

vi¬

vida:

de

peso y

tener

el estómago tenso. Rezó para poder soltar y li¬ placer y quiero recuperar mi sexualidad y mi

berarme. Merezco A mi abuelo le consideraban tos,

todos éramos

con

los niños,

queño,

un santo.

Le encantaban

niños. El abuelo tenía

sus

una

sus

les gritaba ni les pegaba. Era un hombre pe¬ bondadoso, y era muy paciente. Hacía su

nunca

propio queso. El bañaba a la abuela. algún rasgo peculiar. Le gustaba quemar cosas en los campos (lo que es un rasgo común en los pedófilos) y abusaba de los niños. Él era la gran esperanza blanca de la familia materna, a diferencia de los hombres más rudos de la familia de mi padre. y su

Pero tenía

Mi madre lo creía

pude

hasta los so

Erin

relación especial

con un rostro

propio pan

Yo

poder.

nie¬

un

aquellos primeros recuerdos en secreto años. Entonces afloraron las memorias del abu¬

a manos

de mi abuelo. Cuando

se

lo

dije

a

mi madre



y

Erin. Añade tu historia

a

Describe cómo acallaron

hogar. ¿Sufriste abusos de niña? ¿Te amenazó el abusador tu voz en tu

con

hacerte daño si lo contabas? ♦

¿Trataste de contarle

a

alguien lo

que te

estaba ocurrien¬

do? ¿Te creyeron?

no

creyó; aquello supuso el final de nuestra relación. Una vez más, estaba en la posición de elegir entre su hija y los hombres, vivos o muertos, de su vida, y eligió a los hombres. Necesito seguir dicién-

Christine

En la familia



santo.

con

las suyas.

mantener

cuarenta

sufrido

Imagínate sentada

me

dome la verdad

a



misma,

aunque

ella

Fui violada por dos hombres, un adolescente y un hombre de mediana edad que se aprovecharon de mi inocencia y vulnerabili¬ dad. Tuve que superar



aquella situación con fuerza y en silencio. orgullosa de poder mantenerlo en secreto frente a mi pa¬ dre, que me hubiera matado. El estaba seguro de que yo le enga¬ ñaba y de que hacía todas las cosas que hacen las chicas malas. Di¬





religiosa

Describe cómo acallaron tu ción

no me crea.

Christine

Estaba

Comunidad

voz a

lo

largo de tu forma¬

religiosa.

¿Se daba por hecho el comportamiento agresivo de tu padre y se fomentaba la impotencia de tu madre? ¿Os ofreció la iglesia o sinagoga alguna solución a ti o a tu

familia?

Comunidad terapéutica ♦

Reconstruye tus encuentros los años.

con

terapeutas a lo

largo de

Un Dios que se parece a mí

298

Las Sanadoras Heridas

Un Dios que se parece a ♦

¿Cómo fue recibida tu historia, con escepticismo, incre¬ dulidad, vergüenza, validación, credulidad...?

299



Si hubiera estado rodeada por

el

rostro

femenino de Dios

no

habría sentido semejante odio hacia mí misma. Mantener secretos ♦



propia costa ¿Durante cuánto tiempo has podido ocultarte a ti misma aquellos primeros recuerdos? ¿Qué estrategias has em¬ pleado para olvidar? ¿Tienes todavía secretos que llevas en la soledad de tu nuestra

a

corazón?

Sandi

Recordamos

convierten

ayuda

Habla

buena amiga, con tu ministro o

rabino, con tu terapeuta o madrina, comentándole cada un de las respuestas que has dado. Léeles tus escritos. Escribid juntos un sermón, ensayo o carta para expresar vuestra indignación porque no recibiste apoyo para expresar tu historia. A conti¬ nuación escribe notas de agradecimiento a las personas de tu vida que apoyan tu verdad, que escuchan tus historias y aplauden tus valerosos pasos hacia la sanación. con una

en

herramientas sanadoras para nosotras.

Aprendemos de las antiguas mujeres que no pedían perdón por Recordamos los tiempos antiguos, cuan¬

sus

cuerpos y por sus voces.

do la adoración de la Diosa daba

a la mujer posición, voz y un trata¬ justo. Leemos las antiguas costumbres y leyes por las que si un hombre violaba a una mujer era condenado a muerte8. Reivindicamos las antiguas creencias en una diosa fuerte que no se quedaba mirando pacientemente mientras las que habían sido creadas a su imagen eran violadas, golpeadas, sufrían incesto y se les despojaba de su autoesti¬ ma y de la confianza en sí mismas. Las que vivimos la experiencia del incesto y la violación nos que¬

miento

Queremos

rescatar nuestros

Hemos

expresado en voz alta las experiencias de nuestro pasado personal y religioso que dañaron nuestros cuerpos y acallaron nuestra voz. Ahora, con valentía, recuperaremos las imágenes e historias del principio mismo, cuando se honraba el cuerpo de la mujer y su voz era bien recibida. Incorporaremos recursos y herramientas que afir¬ man a la mujer a nuestros mitos, meditaciones y rituales. Tamar y La Que Fue Cortada en Pedazos se convertirán en las imágenes sanado¬ de lo divino dentro de

la verdad de toda

una

nosotras.

En

su

presencia nuestros cuerpos sentirán libres para gritar

y nuestras voces se

vida.

sentimientos de la negación. Queremos

totalidad y una

relación amorosa con nosotras mis¬ plena posesión y uso de los increíbles recur¬ sos que habitan en nosotras por ser Hijas de la Vida. La Que Fue Cortada en Pedazos se convierte en nuestra Sanado¬ ra Herida. Surge desde dentro de nosotras cada vez que elegimos ser totales. Su cuerpo destrozado resucita cuando salimos del silencio y recuperamos cada pedazo disperso de nuestra historia, de nuestro cuerpo y de nuestra vida. Nos ofrece sus dones sanadores cuando nos presentamos ante ella a través de la meditación, reclamando las imᬠgenes de un tiempo en el que Dios se parecía a nosotras. A continuación proponemos la meditación titulada «Un encuenrestaurar nuestra

recuperarán la totalidad

que

damos hechas pedazos. Ahora queremos recuperar nuestros cuerpos, libres de culpa. Queremos recuperar nuestras historias del silencio.

Nuestra sanación

ras

en

vindicamos la historia que se remonta a

se

Buscar

tiempo

el

Dios se parecía a nosotras y rei¬ los tiempos previos a las Es¬ crituras hebreas y cristianas. A1K descubrimos que estamos en compa¬ ñía de una serie de mujeres valientes; sus antiguas historias e imágenes un

mas.

8

Queremos

estar en

Stone, When God Was a Woman,

p.

59.

300

Un Dios que se parece a mí

Las Sanadoras Heridas

La

Que Fue Cortada en Pedazos: reuniendo los fragmentos». monta un altar en el centro de tu espacio sagrado y coloca sobre él una vela roja, un cáliz (o vaso de vino) lleno de zumo tro con

Para

de

Soy La Que Fue Cortada en Pedazos. Mi cuerpo está roto. Mi sangre ha sido derramada por tu totalidad. Que tu vida rota y tu sangre derramada sean totalidad para ti. Toma y come el pan, como símbolo de tu vida y de tu cuerpo

prepararla,

y un plato con doce pedazos de pan que representan su cuer¬ desmembrado. Pon un pañuelo rojo sobre el altar para simbolizar el río de la sangre de la mujer que ha fluido durante siglos. Reúne seis elementos para representar los años y las experiencias perdidos de tu vida (fotos de tu álbum infantil, un collage de fotogra¬ uva

po

fías de revistas...). Reúne

otros

Un

encuentro con

La

rotos.

Toma y

Que Fue Cortada

en

que

fue cortada

en

tu

Pedazos:

derramada

por tu

Sé restaurada

a

tu

tu sangre

de vida

res¬

taurada.

totalidad.

Recupera tu cuerpo... cada precioso pedazo de tu cuerpo. Recupera tu historia... cada experiencia de tu historia.

símbolo de

Inspira hasta sentir tu totalidad. Inspirando... Mi cuerpo es total. Espirando... No tengo mancha. Inspirando... Mi vida es total. Espirando... No tengo mancha. Inspirando... Mi totalidad queda restaurada. Espirando... la relación amorosa conmigo misma queda

pedazos.

Mi cuerpo está roto. Mi sangre ha sido Retoma tu vida... cada año de tu vida.

zumo, como

Siéntate en silencio sobre el altar, tu centro sanador interno. Desde él irradia una luz que te alivia, sana y fortalece.

reuniendo los fragmentos

Soy la

bebe el

derramada.

seis elementos para representar tu

cuerpo desmembrado (pañuelos, trozos de barro con la forma de cuerpo). Esparce los doce elementos por tu espacio sagrado.

301

Un Dios que se parece a nosotras

totalidad. A medida que

Reúne todos los Reclama los

fragmentos de tu vida rota. años despreciados. Recuerda las experiencias alienadas.

Reúnelos desde los

remotos

lindes de

tus

años.

Muévete por tu

espacio sagrado reuniendo las experiencias y perdidos. cada elemento roto sobre el altar, el centro de tu sa-

los años Trae

nación.

Reúne todos los

fragmentos de tu

tu

la parte separada. de tus años. espacio sagrado reuniendo las partes rotas de

nación.

rostro

das. Una

femenino de Dios

en

círculo, las mujeres comparten la sanación de sus vi¬ expresando desde el silencio de toda una vida:

a una se van

Una Mujer

Dios que se pareciera a mí hubiera sido mi aboga¬ perdido cuarenta y siete años haciendo dietas para encajar, estando enfadada porque no encajaba o deprimida tratan¬ do de descifrar la situación. En esta comunidad de mujeres por fin da. No habría

cuerpo.

Trae cada elemento

el

Sentadas

cuerpo roto.

Reclama la parte despreciada. Recuerda Reúnelas desde los lugares más remotos Muévete por tu

las supervivientes de la violencia sexual vislumbra¬ a través del ritual y la meditación y a través de las historias, mitos e imágenes que afirman a la mujer nues¬ tra sanación va ganando en profundidad. En su presencia pasamos de la fragmentación a la totalidad. Las mujeres que comparten seguida¬ mente su sanación han realizado el trabajo descrito entre los capítu¬ los 1 y 12. Han trabajado cada historia hasta llegar al punto actual. Su curación ha requerido tiempo y paciencia. mos

roto

sobre el altar, el centro de

tu sa-

302

Un Dios que se parece a mI

me

he dado

cuenta

de que

el modelo

que

debía imitar había sido

diseñado por los hombres. En esta comunidad de mujeres se me ha permitido ser, sentir¬ me cómoda en mi propia piel, sentir mis sentimientos y arriesgar¬ me a

entrar en

intimidades

confortada siendo

una

con otras

303

Las Sanadoras Heridas

mujeres. Me he sentido

Imagínate sentada tu historia

re¬

miembro más de la comunidad. Gracias



a

en un las suyas.

a

experiencias, las piezas del rompecabezas de mi vida han en¬ su lugar y ahora mi vida «encaja». Puedo verla con cierta perspectiva. Soy su centro, ya no estoy confundida y puedo tomar mis propias decisiones. Me gusto, me siento una mujer sagrada y estas

con

Robín

y

Ferrel. Añade

Graba «Reuniendo los Fragmentos» y resérvate

tiempo trabajo. Después de realizarlo re¬ flexiona en tu diario: ¿Cómo estás recuperando cada par¬ te desmembrada de tu historia, de tu cuerpo y de tu vida? ¿Qué acción podrías emprender hoy en favor de tu tota¬ para entrar

contrado

círculo

hoy

en este

lidad?

total.



Robín

Toma a

un trozo

ti. Honra

en

de arcilla y esculpe al Dios que se parece tu escultura las partes de tu cuerpo que

fueron abusadas y

violadas, así como las que han sido juzgadas severamente por la cultura y despreciadas

Me

quedó muy claro cuál era la fuente de mi sanación mien¬ trabajaba en los dibujos que me inspiró la búsqueda del ros¬ tro femenino de Dios. En dos ocasiones, tras la sesión, experi¬ menté la sensación de estar completa. He oído a la gente hablar de agujeros en el alma. Dios sabe que he sentido un gran dolor y vacío durante toda mi vida, pero, mientras trabajaba en mis di¬ bujos, durante algunos momentos me sentí completa. Aunque el sentimiento fue breve, ahora sé que puedo sanar el dolor de mi tras

por ♦

ti.

Personifica al Dios que se parece a ti.

Escríbele cada día Pregúntale: «¿Dónde estás dentro de mí? ¿Cómo puedo experimentar en mayor medida tu presen¬

de esta

semana.

cia sanadora

en

mi

vida,

en

mi

cuerpo y en

mi creati¬

vidad?»

corazón.

No

me

sorprende

que

la sanación

estaba creciendo, el arte salía de mí,

provenga

del

arte.

Cuando

lo único que no tenía nada que ver con mi padre. Dibujé hasta que mi padre empezó a reali¬ zar el coito conmigo. Después de eso, todo me daba vergüenza, in¬ cluso dibujar. Por eso mi sanación está relacionada con el arte y con

el

dad

original

dre. Y,

rostro

femenino de Dios. El como persona, con

era

arte me conecta con

mi propio valor

aparte

Un Dios que El

es una

que

no.

más temen los hombres en las mujeres es el po¬ poder de negarse a cuidarles, a hacerles el ser¬

El

productos. El poder de negarse a ado¬ amarles. Cada violador sabe que se puede forzar el sexo, pero ningún poder en el mundo puede obli¬ gar a dar su amor a una mujer que quiere retenerlo. barbara WalKER, The Crone: Woman ofAge, vicio

pa¬

sexual,

rar a su

través de la

búsqueda del rostro femenino de Dios, por primera vez en mi vida he considerado la posibilidad de que la mujer, de que yo, sea sagrada. Ahora creo que haber nacido mujer a

poder

der de decir

mi identi¬

de mi

dice: «¡Ya basta!»

bendición.

a comprar sus

Dios. De negarse a

Wisdom and Power9 Ferrel

9

cisco:

Barbara G. Walker, The Crone: Woman of Age,

Harper, 1985), p.ll.

Wisdom and Power (San Fran¬

304

Un Dios que se parece a mi

Amnon

quiso oír la voz de Tamar, pero ahora nuestros líderes religiosos deben oír su voz y relatar su historia. Deben salir de la ne¬ gación en interés de las niñas que atienden sus servicios semanales porque la increíble realidad es que algunas de ellas ni siquiera están seguras en brazos de sus padres. Quizá si las instituciones religiosas de nuestra infancia hubieran escuchado la historia de Tamar y hubieran permitido que la firmeza no

de su no cuestionase sus actitudes se habría acelerado mucho nuestra salida del silencio de la negación y de la vergüenza. Ese no de Tamar fue un acto muy valiente por su parte. En un momento de gran peli¬

claridad de visión cuestionó el comportamiento de su violación, estupidez y describiéndolo como algo bajo, deleznable y malvado. ¡Ella es la única en todas las Sagradas Es¬ crituras que nombra el pecado de su hermano! Recordemos sus pala¬ gro y con gran

hermano llamándolo

bras:

Las Sanadoras Heridas

actitudes destructivas hacia los cuerpos cuestionamos a nuestros líderes religiosos para que cuenten toda la verdad en sus enseñanzas y sermones. Eva, Lilit y María se unen a nosotras, sus voces surgen de nuestra profundidad. Con Eva decimos no a la vergüenza, a ser un chivo ex¬ piatorio y a cargar con todo por ser madres. Con Lilit decimos no a las relaciones abusivas, al dolor y al sufrimiento y a cualquier cosa que nos niegue. Con María decimos no a tener que retorcer nuestras vidas y nuestros cuerpos, y a rendirnos a nada que no sea nuestro yo más verdadero y nuestra voz más sabia. Juntas, nuestras voces acumulan el poder necesario para derrocar los sistemas que toleran la violencia, el nuestras

femeninos; cada

El

la violación. Inspiradas por Tamar, afirmamos el coraje-Lilit de nuestras hijas, nietas y sobrinas. Aplaudimos la voz de la niña cuando afirma: Soy

Sea cual sea la dificultad, sé que hay una for¬ supone ningún esfuerzo echar mano de mi coraje y animar mi espíritu. Resuelvo mis problemas con coraje. Con buen ánimo cambio lo que no funciona para mí. Digo no cuando no quiero que me abracen. Digo «no me gusta esa persona» y «me gusta esa persona» según lo siento. Cuido de mí misma. Soy La Testaruda y La Enfadada. Me voy cuando deseo irme. Me niego a soportar do¬ lor y sufrimiento. Soy activa. Digo no. El coraje del universo pulsa a través de mí. Estoy llena de mí misma.

no

cama

y

has hecho.»

Al su

la verdad de Tamar contamos la nuestra. Al incorporar la nuestra, la suya se vuelve sanadora. Recuperamos el

contar

historia

a

coraje de decir no y recuperamos los recursos para contar nuestras propias historias tras generaciones de silencio. Oímos el grito del no de Tamar a través de los siglos cada vez que salimos del silencio para contar nuestras historias; cada vez que expresamos nuestra indigna¬ ción por

ma

quiso escuchar

su voz. Era más fuerte que ella, la tumbó la violó. Después Amnon estaba lleno de un gran odio por ella; el odio con el que la odiaba era verdaderamente mayor que el deseo que an¬ tes sintiera por ella. Y le dijo: «Levántate y vete.» Ella respondió: «No, expulsarme así es un acto malvado. Es aún peor que lo que me

la

los chistes que denigran nuestros cuerpos y la pornografía que los ensucia y mutila; cada vez que ayudamos a una amiga a salir de una relación de abuso; cada vez que exigimos que los padres de

sus

vez que

incesto y

«No, hermano, no me violes; no hacemos tales cosas en Israel; no hagas tal tontería. ¿A dónde podría huir para ocultar mi vergüen¬ za? Y tú caerías tan bajo como el más estúpido de Israel. ¿Por qué no pides mi mano al Rey? No me separará de ti.» en

hijas enfrenten

305

una guerrera.

de encararla. No

Las Escrituras

me

dicen que

Absalom fue padre de tres hijos y de hija Tamar, en honor de su hermosa tía. En inte¬ rés de nuestras hijas y sobrinas debemos contar nuestras historias. Imagínate a Tamar caminando por el pasillo de la iglesia, mirando a los ojos a cada mujer y diciéndole: «Recupera tu vista. Ve lo hermosa y plena que eres. Retoma tu voz. ¡Grita tu verdad! Recupera tu dig¬ nidad. El pecado no lo cometiste tú. Es bueno y justo que seas una mujer. Niégate a llevar el pecado de tu padre y de tu hermano en tu una

hija. Llamó

nos

a su

cuerpo.»

En respuesta,

cada mujer de la congregación afirma con valentía: «Recupero mi vista. Me veo hermosa y plena. Retomo mi voz y gritaré mi verdad. Recupero mi dignidad. El pecado no fue mío. Es bueno y

Un Dios que se parece a mí

306

Las Sanadoras Heridas

mujer. Padre, hermano, ya no llevaré vuestro pe¬ ¡No más!» Una tras otra las mujeres se levantan de sus sitios y relatan sus historias: historias de menstruaciones, de partos y menopausias. Historias de violación, vergüenza, sanación y coraje. Las historias de mujeres llenan todo el espacio, que con sus relatos se vuelve sa¬ justo

que yo sea una

cado

en

Imagínate sentada

mi cuerpo.

historia

das. Una

en



de

a una se

expresan

He tenido

desde el silencio de toda

numerosos contactos con

una

mi familia

los

que

he contado la verdad de mis

experiencias de incesto. Siento

chas resistencias

la verdad

de

el

les

mu¬

tanto

su

parte como

De niña

no

podía decir

que no y eso me

y la capacidad de decir no. Me he liberado de mis lí¬ autoimpuestos. Ahora estoy en un alegre proceso de expe¬ rimentación y expresión. Es como respirar aire puro; ya no me siento agobiada ni atrapada y tengo más energía. He vuelto mi energía hacia mí misma. Me doy cuenta de que mi centro es vivi¬ ficante y apartarme de él me resulta mortal. Tomo conciencia de lo poderosa que soy. Me siento sólida por dentro. Dentro de mí hay una energía burbujeante que está a punto de explotar en un sonoro grito que anuncie a todo el universo: yo soy.

lo largo

a un

relación abusiva.

Exige al padre de tu hija que confronte sus actitudes des¬ de la mujer. Pide a tu ministro, sacerdote o rabino que cuente desde el púlpito las historias de Tamar y La Que Fue Cortada en Pe¬ dazos. Ofrécete voluntaria para predicar un sermón mostran¬ do tu indignación. Fomenta el coraje-Lilit en tus hijas, nietas y sobrinas. Da¬ les tu bendición para que puedan decir no.

hizo vulnerable al

miedo conmigo hasta la edad adulta mientras el abuso continuaba. Recibí de Tamar la libertad, el co¬ este

a

tructivas hacia el cuerpo

Ferrel

abuso sexual. Arrastré

Ferrel y Erin. Añade tu

amigo o pariente en quien confíes una histo¬ hayas mantenido en secreto. Expresa tu indignación ante los chistes denigrantes para cuerpo o la vida de la mujer que escuches en la oficina. Anima a una amiga a que diga «¡Ya basta!» y salga de

una

de la mía, pero mantengo viva la relación por el bien de mis sobrinas. Ante el miedo a que me abandonaran, me he arriesgado a decir la verdad porque he hecho conmigo misma el convenio de que decir la verdad es mi primera obligación. a reconocer

con

ria que

vida:

en

círculo

esta semana:

Cuenta

círculo, las mujeres comparten la verdad de sus vi¬

en un

las suyas.

¿Cómo dices «¡Ya basta!» en tu vida? Realiza uno de los siguientes actos valerosos



grado. Sentadas

a

307

J

v

raje, el poder mites

Erin

Antes de seguir adelante,

quédate un poco más en la presencia sanadora de Tamar:

La

presencia sanadora de

Tamar

Dedica tiempo

cada día de esta semana a estar con La Mujer He¬ ofrécele los recursos sanadores que te ofrecemos a continuación. ¡Ojalá se cure con tus tiernos y compasivos cuidados! Incorpora las siguientes experiencias a tu vida diaria: rida dentro de ti y

Día 1. La recuperación ♦

¿En qué parte de tu

del cuerpo

cuerpo

llevas la vergüenza de tus heridas

pro-

Un Dios que se parece a mí

308

fundas?

Dibuja tu

los lugares

cuerpo y marca

que

contienen tu

Las Sanadoras Heridas



vergüenza. ♦

Incorpora esta afirmación una

Ahora transforma el

dibujo. Recupera cada una de las partes que color o una imagen sanadores. manera especial a través del dibujo.



contienen tu vergüenza con un

Hónralas de

una

309

a

tu día: «Es bueno y justo que yo sea

mujer.»

Toma conciencia de cómo recuperas tu te

a ser

menospreciada

o

bondad de mujer. ¡Niéga¬ excluida el día de hoy!

Día 7.

Día 2. La ♦

Haz

batalla ha terminado una



lista de tus formas de batallar

con tu

propio

largo de esta

semana.

Día 3. La recuperación de ♦





la

pecado de tu padre y de tu hermano en tu cuerpo.» Incorpora esta afirmación a tu día: «Padre, hermano, ya no voy a llevar vuestro pecado en mi cuerpo. ¡No más!» Toma conciencia de cómo recuperas la propiedad de tu cuerpo. ¡Niégate a llevar ninguna carga que no sea tuya el día de hoy!

visión

Tamar decirte las siguientes palabras el día de hoy: «Recu¬ visión. Ve lo hermosa y plena que eres.» Incorpora la siguiente afirmación a tu vida durante el día de hoy: «Recupero mi visión. Me veo hermosa y plena.»

Antes de seguir adelante, quédate un rato más en la presencia sanadora de La Que Fue Cortada en Pedazos:

Toma conciencia de cómo estás

LA PRESENCIA SANADORA DE LA

Oye

a

pera tu ♦



recuperando tu clara visión. ¡Per¬

cíbete sin mancha! Día 4. La recuperación ♦ ♦

Dedica tiempo

de la voz

Tamar decirte: «Recupera tu Incorpora la siguiente afirmación

Oye

a

¡Grita la verdad!» tu vida: «Recupero mi voz.

voz. a

recuperando tu poderosa

voz.

¡Di la verdad el día de hoy!



Oye

a



pecado

no es tuyo.»

Incorpora la siguiente afirmación a tu dad. Yo



de la dignidad

Tamar decirte las siguientes palabras: «Recupera tu digni¬

dad. El

no

cada día de esta semana a estar con La Mujer He¬ habita en ti para que pueda sanarse gracias a tus cuidados compasivos y amorosos. Incorpora la meditación siguiente a tu vida rida que diaria10.

Toma conciencia de cómo estás

Día 5. La recuperación

cometí el

día: «Recupero mi digni¬

pecado.»

Imagina que estás en un antiguo bosque. Haz unas respiraciones profundas. Imagina que tienes raíces como los árboles que te rodean. Estás tan aterrizada, tan conectada con la Madre Tierra como los ár¬ boles: eres sustentada, apoyada y nutrida por ella. Imagina que tu res¬ piración surge de la rica tierra que tienes bajo los pies con cada inha¬ lación. Libera tu aliento en el aire fresco y húmedo que te rodea con cada exhalación. Entrelaza

una

afirmación

con

cada respiración:

Toma conciencia de cómo estás

toda vergüenza o

recuperando tu dignidad. ¡Niega culpa el día de hoy!

Mi cuerpo es Mi cuerpo es

Día 6. La recuperación ♦

QUE FUE CORTADA EN

PEDAZOS

Gritaré mi verdad.» ♦

a arrastrar

el

cuerpo.

Compensa cada acción abusiva con el compromiso de empren¬ der una acción autosanadora. Realiza las acciones sanadoras a lo

¡No más! Oye a Tamar decirte las siguientes palabras: «Niégate

Oye que

de la bondad

Tamar decirte las siguientes palabras: «Es bueno seas una mujer.» a

sagrado. En él no hay mancha alguna. total. En él no hay mancha alguna.

y

justo

10

Partes de la meditación fueron

inspiradas

por

Baby Suggs, un personaje de la Knopf, 1987), pp. 87-89.

obra de Toni Morrison Beloved (Nueva York: Alfred A.

310

Un Dios que se parece a mí El clima

es

muy

refrescante

y

sigues

a

La Que Fue Cortada

en

Pe¬

dazos por un camino que sólo ella conoce. Te lleva a un amplio claro del bosque. Busca dentro de ese claro un lugar donde sentarte, quizá una roca o

Cortada

sobre la hierba fresca y verde. Ponte cómoda. La Que Fue Pedazos te va a llevar a dar un paseo de reconocimiento

cuerpo. Sigue sus sugerencias con un toque delicado, movimiento expresivo o en la quietud de tu imaginación. Imagina

por tu un

en

que te

propio

dice: Eres

suficiente,

sagrada. No te quedes nada dentro. Permite forma y ama la forma que tome. Inspira y afirma, mi cuerpo es sagrado. Exhala y afirma, mi cuerpo es total. Vuelve al hogar de tu cuerpo. Ámalo. Basta de golpearlo, re¬ torcerlo o esculpirlo. Ama tu carne, ámala con todo tu corazón y tu alma. Ámala eres

que tu cuerpo tome una

ahora

Presta

a

través del contacto físico.

especial atención

difíciles de

reconocer: una

a

las áreas de

cicatriz,

una

tu cuerpo que te

parte

resultan

desplazada sobre otra,

capa de grasa protectora, una parte intocable. ¿Sientes vergüenza de ciertas partes? ¿Te sientes orgullosa de otras? Dirige la respiración una

hacia para

cualquier incomodidad sin juzgarla. Percibe lo ti sin avergonzarte.

que es

verdad

por la parte alta de la cabeza. Reconoce la cabeza. Masajéala. tu pelo. Tócalo. Acaricíalo. Enróscalo. Bendice sus rizos,

Empieza Muévela. Ama

lisura,

color, su textura. ojos. Bendice su color. Masajéate los párpados y las cejas. Ábrelos y ciérralos. Honra tu visión única del mundo. Ama tus oídos. Bendice su forma y tamaño. Masajéalos. Ama tu recepción del mundo que es única. su

su

Ama tus

Ama tu nariz. Bendice tamente. Honra el

su

forma y tamaño. Inspira y espira len¬

Aliento de Vida que pasa a través de ti.

Ama tu boca y tus

labios. Sigue la forma de tus labios. Ama los

sonidos de tu boca. Emite

un

sonido.

Ama tu cuello. Acaricíalo. Manténlo mente.

en

alto.

Las Sanadoras Heridas

Masajéalo tierna¬

311

Ama tus hombros. Elévalos hacíalas tes

alguna tensión? ¿Qué

ma

de tus días? Libéralos y

orejas. Escúchalos. ¿Sien¬

te están diciendo sobre el paso y

libera todo lo

la for¬

que arrastran, con amor.

Ama tus brazos. Levántalos delante de ti. Junta las manos,

muévelas, bésalas. Eres suficiente. Bendita

No retengas

nada. Permite que tu forma. Sigue la forma de tu cuerpo. Inhala: mi cuer¬ po es sagrado. Exhala: mi cuerpo es total. Ama tus pechos tal como sean: firmes, colgantes, plenos o planos. Sigue su forma. seas.

cuerpo tome

Ama tu abdomen. Llénalo de

respiración. Honra su redondez forma. Sigue la forma de tu triángulo púbico. Mientras lo haces, cele¬ bra tu conexión con la Mujer Dios, la que tiene pechos, muslos y una vagina como la tuya. Percibe y honra la forma de tu trasero. Masajéalo tiernamente y

permite

que tome

valorando el fiel apoyo que te proporciona. A tu

propio paso, crea una Meditación de Reconocimiento. Mue¬ imagina lentamente cada una de las restantes partes de tu cuerpo, tus muslos, rodillas, pantorrillas, pies y dedos de los pies. Respira profundo mientras reconoces y escuchas a tu cuerpo. Para acabar con la Meditación de Reconocimiento, inspira pro¬ fundamente. Imagina que la respiración se eleva desde la rica tierra que está debajo de ti, mientras dices en tu corazón: Mi cuerpo es sa¬ grado. Libera tu aliento en el aire fresco y húmedo que te rodea, mientras dices en tu corazón: Mi cuerpo es total. Siéntate en silencio hasta que te sientas preparada para escribir o dibujar en tu diario. Reconoce los sentimientos, sensaciones y recuer¬ dos que han aflorado en ti. Comparte esta experiencia con una amiga en quien confíes. ve, toca o

(Lapíiulo

La j\na\ana Sa bia La

historia

DlOS DE NUESTRA INFANCIA no cambiaba y estaba muy alejado de las realidades de nuestra existencia. Él daba la vida y la muerte no le afectaba. La muerte era un enemigo de la vida, una consecuencia de la caída de la humanidad de la perfec¬ ción, y debía ser superada. Olvidada su íntima participación en los orígenes de la vida, la An¬ ciana nos recuerda a la muerte. Porque fue la mujer, Eva, la que trajo la muerte al mundo, y sus hijas acarrean en sus cuerpos la maldición L

de la vejez.

El

rostro

de la

muerte

Pues la soldada del

pecado

es

la muerte. Romanos 6:23

Según cambiaba en mi experiencia el rostro de Dios busqué a la en mi pasado religioso. Cuando era niña, las ancianas iban a

Anciana

Un Dios que se parece a mi

314

La Anciana Sabia

315

misa todos los días. Cuidaban de

los huérfanos y se ofrecían a hacer pasteles para los mercadillos de caridad. Cosían las telas del altar a mano, preparaban la comida del sacerdote y limpiaban su retrete. Pero eran los sacerdotes los que presidían la misa diaria.

das, solas y pobres. Mientras los hombres envejecen para las mujeres envejecer es una desgracia.

En mi adolescencia las ancianas cosían las cortinas de la escuela dominical y asistían a todas las oraciones colectivas y a los grupos de estudio bíblico. También preparaban la comida en los banquetes y ce¬ nas eclesiásticas. Ellas servían a la iglesia, pero el ministro presidía to¬

Nuestras

dos los servicios. en la universidad, en un estado suerño, pude ver las ancianas, las sirvientas y niñeras, las que cargaban con la paternidad y de la hospitalidad de los ricos. Llevaban el dolor de sus propios hijos al tiempo que secaban las lágrimas de los hijos de los blancos. Preparaban las cenas especiales y limpiaban los retretes de la iglesia y de sus hogares. Eran mujeres dobladas bajo la carga de so¬ portar sobre sus hombros el peso de generaciones de racismo. También recuerdo a Sara, la esposa de Abraham. Estaba consu¬ mida por el deseo de tener un hijo y buscó hacerlo a través de su es¬ clava Agar. Joven y fértil, Agar tuvo su hijo ilegítimo. Sara, ya mayor y estéril, se rió cuando Dios le dijo que tendría su propio hijo legítimo. La mujer mayor y la joven enzarzadas en una danza de amargura y su¬ frimiento alrededor del hombre y sus hijos'. Recuerdo a Naomi y a Rut, mujeres sabias y valerosas, madre y cuñada comprometidas una con la otra en ausencia de sus maridos. Su historia gira en torno a encontrar un nuevo marido para Rut y al nacimiento de un nieto que lleve el nombre del fallecido2. Recuerdo a la vieja Anna, la profetisa. Era viuda, no tenía relación con hombre alguno y era tan ilegítima como las que no tenían padre, pero Dios la mantuvo en el servicio del templo. El era el protector de

Cuando estaba

que eran

las viudas3. Estaba claro que el poder de la mujer, si es que tenía alguno, dis¬ a medida que se hacía mayor. Muy pocos escuchaban su voz, historias y su sabiduría. Las ancianas acaban quedándose encerra¬

minuía sus

1 2 3

Véase Génesis 16:1-16, 17:15-27, Véase Lucas 2:36-38. Véase Libro de Rut.

18:12-15,21:1-21.

con

dignidad,

heridas

En

compañía de mujeres valerosas expresaremos las experiencias pasado personal y religioso que han depositado en noso¬ tras el temor a envejecer. Contando nuestras historias saldremos del aislamiento de toda una vida; éste es nuestro primer paso hacia la sade

nuestro

nación.

El

temor a

envejecer

Se supone que en deben

la vida real las señales del envejecimiento

no

verse.

Las

mujeres

trabas sociales

y profesionales cuando pelo blanco que los hombres no tienen. En lugar de envejecer normalmente como parte de un ciclo de vida pleno las mujeres están constreñidas por la ilusión de que su proceso de crecimiento se detiene en la primera o en las dos primeras décadas

encuentran

tienen arrugas y

de

su

vida adulta.

Barbara

Walker, The Crone of Age, Wisdom and Power

A medida que

hemos viajado por la verdad de la vida de la mujer, su nacimiento, pasando por los mitos de la crea¬ ción y los símbolos que la han conformado, aventurándonos en el de¬ sarrollo de sus ciclos y ritmos y explorando su vulnerabilidad a la vio¬ lación y al incesto, hemos podido vislumbrar el temor a envejecer que preside los escritos de las mujeres. Este temor ha ido acumulando fuerza y poder a lo largo del camino. La Anciana es la culminación de todo lo que la mujer ha experi¬ mentado desde la niñez. A lo largo de todo el proceso, las ocurrencias naturales de nuestra vida nos resultaban inaceptables: el hecho de ser «chicas», de sangrar, y nuestros cambios corporales durante la adoles¬ cencia y el embarazo. Tiene cierto sentido que nos veamos obligadas a comenzando desde

La Anciana Sabia

Un Dios que se parece a mI

316

seguir batallando con nuestros cuerpos de mujer en la nueva frontera, el proceso de envejecimiento. A medida que cambian nuestros cuer¬

los deformamos para responder a la expectativa social de que una mujer nunca envejece. Desgraciadamente, llegado este momento, nuestro odio hacia no¬ sotras mismas ha alcanzado tal grado de profundidad que haremos cualquier cosa para librarnos de las pruebas de que estamos enveje¬ ciendo, a menudo empleando para ello métodos violentos. Algunas se obsesionan y hacen un seguimiento de sus arrugas con lupa. Otras se someten a dolorosas inyecciones regulares de colágeno. Aún hay otras que recurren a la cirugía estética: el cuchillo que recorta las par¬ tes indeseables de sí mismas, un poco de nariz por aquí, un poco de muslo por allá, el doble mentón, un bulto, arruga o punto no desea¬ dos. Muy pocas aceptan y celebran los cambios que tienen lugar en su rostro y en sus cuerpos. No podemos imaginarnos a un Dios que en¬ vejezca

chando

a

la calefacción encenderse y apagarse. Teresa



Un

de casa no recibe protección de la seguridad de haber trabajado durante décadas en el ama

sar

social. A pe¬ y de haber

hogar

contribuido sustancialmente al bienestar económico familiar reci¬ be

pensión de

una

esposa, que es

sólo la mitad de la

que

hombre. El sentimiento de los años;

con

saje. Temo Si

como nosotras.

encubrir las señales del envejecimiento consume bue¬ na parte de la energía de la mujer, lo que significa que le queda poca para tratar con los factores sociales y económicos que amenazan su supervivencia en un mundo que prefiere a los hombres. En lugar de ahorrar dinero para su futuro lo gasta en ropa, dietas y tintes. Su ener¬ gía se centra en conseguir y después en conservar a un hombre que sea su salvación, su seguridad y un compañero para la vejez. La sobrecogedora realidad es que la mayoría de las mujeres envejecen solas, sobreviviendo a sus «salvadores» y sobrepasando la duración de las

No quiero envejecer sola. Una de las imágenes que más miedo da es la de verme mayor y viviendo sola en una casa fría escu¬

me

pos,

317

no

creo

suficiente»

se

ha ido intensificando

medida

que envejezco, el mundo refuerza ese men¬ tragada y luego escupida por no ser útil ni deseable. una familia que haga que merezca la pena mi vejez a

ser

tengo

que

«no ser

moriré.

Disfrazar y

cuentas



Siento

reflexiona 4:

pobres, más de tres de cada cuatro son muje¬ res. La mayoría de las mujeres ganan menos que la mayoría de los hombres y, por tanto, dedican menos a ahorros, pensiones y segu¬

Aproximadamente el 75 por 100 de los ancianos son mujeres. En tres próximas décadas el número de ancianos que vivirán solos aumentará hasta casi doblarse y cuatro de cada cinco seguirán siendo mujeres. las

como

si

no

existiera cuando

no

ridad social. También viven mucho más tiempo.

4

Liga de Mujeres Mayores, «Vienen tiempo duros: Ingresos de las muje¬ tras el retiro en el próximo siglo» (Washington, DC: Liga de Mujeres Mayores, 1990). Se han incorporado afirmaciones de este documentos y fragmentos de los escritos de mujeres sobre el envejecimiento a esta ilustradora lectura. Véase

americanas

estoy

ligada

a un

hom¬

bre. A medida que envejezco, la

un

compañero adecuado

no

probabilidad de encontrar disminuye. Esto me da miedo porque

quiero envejecer sola.

joyce

Entre los ancianos



res

Ann

bancadas de éstos.

Considera y

recibe el



En el año 2020 la

pobreza

los ancianos estará prácdcamente solas. A menos que se reoriente la discriminación laboral, sexual y por edad en las próximas décadas se producirán pocas mejoras en la situación económica de las pró¬ ximas generaciones de mujeres de mediana edad y mayores. limitada

a

entre

las mujeres que vivan

Me mantengo a mí misma y me encargo

cina, impuestos, facturas

y

de mi coche, casa, ofi¬ atención sanitaria. A veces se vuelve

Un Dios que se parece a mí

he estado haciéndolo durante veinte años. Me da miedo envejecer. Temo perder el control de alguna parte de mi cuerpo y no poder cuidar de mí misma. agobiante,

pero ya

Mary

hombre del gre¬ promedio un 60 por 100 más que una mujer del gremio. Y entre los actores que rondan los cincuenta años, los hombres ganan el 150 más. «Parece como si a las mujeres se les contratara siguiendo la línea procreativa. Después de los cuaren¬ Según el Gremio de Actores de la Pantalla, un mio gana como

pasadas», dice Carrie Fisher5.

ta, estamos

Los

aconteceres

naturales de la vida

no

han sido aceptables

mí. Actualmente estoy luchando con mi proceso de envejeci¬ a luz a dos niños preciosos y mi cuerpo está cam¬ biando. Incapaz de aceptar los cambios, fuerzo mi cuerpo a man¬ miento. He dado

tener un

forma para

cuerpo

responder

a

las expectativas sociales de

joven. Erin

Sentadas en círculo, las mujeres expresan la verdad Una a una hablan desde el silencio de toda una vida: Cuando cuarenta y

me

tres

miro

años

en

el espejo

con arrugas,

de sus vidas.

mujer de colgantes. Por dentro sigo te¬

no me veo como una

redondeces

y partes

en el espejo y pienso «ésta no soy yo. niendo veinticinco años». Intelectualmente honro a

Me miro

las mujeres

realidad. Sigo estando influida por la definición cultural de lo que es aceptable y

mayores y,

sin embargo, cuando las miro, niego su

atractivo.

Rebekah

cosas respecto a mi cuerpo a las que no puedo palabras debido al agudo dolor que me producen; afectan

Hay muchas poner 5

«Mujeres al borde de

58-59.

un ataque

de nervios», Time, 18 de febrero 1991,

319

seriamente

mi capacidad de intimar

con los demás y me ha¬ inaceptable como ser humano. Mi edad ha sido un problema para mí desde hace tiempo. El valor que esta sociedad deposita en las mujeres jóvenes se refuerza constantemente en los bailes a los que acudo cuando veo a los ojeadores, tipos de mi edad y mayores, que persiguen a muchachas de veinte. En ese gru¬ po, las mujeres de cincuenta y tantos no reciben ninguna conside¬ ración ni como compañeras de baile ni como compañeras de vida.

muy cen

a

sentirme

joyce Mi

padre me dijo que mi único valor era un valor sexual pasaje¬ dijo que cuando me hiciera vieja (y ahora tengo mucha más edad de la que mencionaba) no tendría valor en absoluto. Sus pala¬ bras contribuyeron a mi eterno terror a envejecer. A los veinticinco años tenía tanto miedo a envejecer como ahora, a los treinta y seis. Mi valor sexual es lo único que me indica que existo. Esto ha hecho que la adicción a las relaciones presida mi vida. No he teni¬ do ninguna relación durante cuatro años, pero los hombres siguen controlando mi actitud hacia mí misma. No importa que estén en mi vida o no, el terror a envejecer y mi obsesión con su respuesta hacia mí siguen estando presentes de igual manera. ro.

para

tenerse en

La Anciana Sabia

Me

Ferrel

Imagínate sentada

en un

Ferrel. Añade tu historia

¿Cuál tu

era

la actitud de

círculo a

tu

con

Rebekah, Joyce

y

las suyas.

padre hacia el envejecimiento de

madre? ¿Hacia el tuyo?

¿Cuáles eran las actitudes de tu madre hacia su propio enve¬ jecimiento? ¿Te transmitió algún miedo? ¿Se preparó tu madre económicamente para el futuro? ¿Cómo te has preparado tú para el futuro? De adulta, ¿qué miedos tienes a hacerte mayor? ¿Te preocupa más ocultar las pruebas de que estás envejeciendo que de¬ sarrollar tus talentos, compartir la sabiduría de los años vi¬ vidos y prepararte un futuro económicamente seguro?

Un Dios que se parece a m1

320

Nuestra

san ación

Hemos dado

voz a

las experiencias que

depositaron

en nosotras

relatar valientemente la historia de La Anciana

Sabia incor¬

porándole las poderosas imágenes de un tiempo en el que la acumula¬ ción de años en una mujer era motivo de celebración. La Anciana Sabia se convierte en la imagen curativa de lo divino en nosotras. Al abrazarla e integrarla en nuestras vidas recuperaremos nuestra Sabi¬ duría y

Belleza Originales.

Un Dios que

envejece

321

En la

plenitud del tiempo ella se convierte en la Diosa Bruja, que lleva sabiamente el tiempo que le ha asignado la vida a su digno final. Representa la ancianidad, el invierno y la luna menguan¬ te. Sostiene la vida y la muerte dentro de sí como si fueran una sola cosa. Nada se eleva ni se desprecia en el eterno ciclo de nacimiento, vida, muerte y renacimiento7. Inspiradas por ella, las antiguas mujeres no veían la muerte como un pasaje hacia el cielo, sino como una vuelta a la tierra. Estas mujeres no estaban obsesionadas con el envejecimiento y la muerte. A las más mayores de entre ellas se les consideraba tan imponentes y dignas de respeto como los lugares sagrados de la tierra y se las reverenciaba por poseer la sabiduría telúrica en sus grietas, arrugas, líneas y años. Cada mujer honraba el rostro de la Diosa en su propio rostro cambiante. como nosotras.

el miedo a envejecer. Ahora reuniremos más fragmentos de nuestra historia colectiva de los márgenes de la historia y de la religión. Volve¬ remos a

La Anciana Sabia

Invitamos

como yo

a

La Anciana Sabia

reuniones comunitarias.

Hay una enorme distancia entre una sociedad como la nuestra y las primeras sociedades prepatriarcales donde las mujeres mayo¬ fuente de sabiduría, legalidad, habilidades sanadoras liderazgo moral. Sus arrugas eran medallas de honor, no de ver¬

res eran una

y

güenza. Barbara Walker,

The Crone of Age Wisdom and Power

Se nos recuerda un tiempo en el que Dios se parecía a nosotras. Descubrimos que estamos en compañía de mujeres valientes, sus anti¬

historias e imágenes se vuelven una fuente de sanación para no¬ Aprendemos de las antiguas mujeres que no pedían perdón por sus últimos años; recordamos las antiguas sociedades que celebra¬ ban la acumulación de años en la mujer y respetaban su sangre sabia. Leemos sobre los antiguos caminos en los que sólo las mujeres postmenopáusicas podían presidir los rituales y ritos sagrados6. Aprende¬ mos de las antiguas creencias en la Triple Diosa: Doncella, Madre y Bruja. Tal como el cambiante rostro de la Luna transforma el cielo noc¬ turno, el cambiante rostro de Dios transforma nuestras imágenes del envejecimiento y la muerte. El Dios que se parece a nosotras cambia guas

a estar

en un

de todas las edades afirmando: «La sabiduría

todo cambia. "La semilla

las círculo de mujeres

presente entre nosotras en

Imagínate sentada

nos

lleva

a reconocer

convierte en fruta; la fruta vuelve a ser semilla. En el nacimiento, morimos; en la muerte, nos liberamos"8. La Anciana Sabia honra tanto la vida como la muerte, sin despreciar¬ que

las ni

elevarlas,

se

porque son parte

de la naturaleza cíclica de la reali¬

dad. Lo que nace morirá y lo que muere nutre la vida en sus diversas formas. Nuestra capacidad de abrazar la muerte viene determinada por

la profundidad

con

la

que

hemos dado la bienvenida

a

la vida. ha

Honramos todo lo que ha sido despreciado, recibimos todo lo que sido excluido. La vida y la muerte son buenas. Son muy buenas.»

sotras.

6

Barbara Walker, The Woman's

Ettcyclopedia ofMyths andSecrets,

p.

641.

Meditación para

celebrar

a

La Anciana Sabia

En la meditación recuperamos que

Dios

ditación na

se

en

parecía

las imágenes de un tiempo en el A continuación presentamos una me¬ llamada «Meditación para celebrar a La Ancia¬

a nosotras.

dos partes

Sabia». La Anciana Sabia

'

Jennifer Barker Woolger

y

nos

ofrece

sus

dones curativos cuando

Roger J. Woolger, The Goddess Within (Nueva

York: Fawcett Columbine, 1989), p. 15. 8 Véase StarHawk, The Spiral Dance: A Rebirth Goddess (Nueva York: Harper and Row, 1979).

of the Ancient Religión of the

322

Un Dios que se parece a mi

ella

la meditación. De

cuerpo hemos sali¬ vislumbramos el futu¬ ro y desde el nuestro ella recuerda el pasado. Juntas contamos toda la verdad de la vida de la mujer. En la parte I de la meditación se te invita a prestar atención a los años que has acumulado, a bendecir los años duros y a celebrar los años brillantes. Abraza a La Anciana Sabia que emerge en ti reconociendo tus años sin vergüenza. En la parte II se te invitará a transformar en celebración cada uno de los temidos cambios que conlleva la edad. Abraza a La Anciana Sabia que emerge en ti bendiciendo tu cuerpo sin vergüenza. Lo que sigue es el guión completo de la meditación. Léelo como si fuera parte del texto. Dibuja o anota los sentimientos y recuerdos que afloran a la superficie mientras lees. Quizá también desees grabar la meditación con tu propia voz; muchas mujeres la escuchan a diario nos

presentamos ante

en

do y a su cuerpo regresamos.

como recurso

Desde

su

Parte I. Reunir los años

nos

Repasa los años de

llama

a

rellenar los años de

nuestra

vida.

vida desde el nacimiento, prestando espe¬ hicieron daño: dibuja los años doloro¬ sos, escribe sobre ellos, baila los años difíciles. Bendice cada uno de esos años añadiéndoles algo: añade un color sanador a tu dibujo, un cial atención

a

tu

los años que te

símbolo sanador Ahora vuelve

a tu

escritura

o un

movimiento sanador

los años de

a tu

baile.

vida, contándolos a medida que avanzas. Esta vez presta una atención especial a los años que te deleitaron. Dibuja los años deliciosos, escribe sobre los años cómo¬ dos, baila los años brillantes. Celebra cada uno de estos años añadien¬ do un color de celebración a tu dibujo, un símbolo de celebración a tu escritura, un movimiento de celebración a tu baile. Reúne todos los años de tu vida en el mismo paquete, los brillan¬ tes y los dolorosos. Trae este paquete de años ante el altar. Exhibe tus dibujos y escritos, baila los «Bailes de la Vida». Di tu edad sin ver¬ güenza. Llena el espacio sagrado con la acumulación de tus años. Siéntate tranquilamente en tu altar respirando la plenitud de tus

años.

a

repasar

tu

323

Inspirando... Reúno mis años. Espirando... No tengo mancha. Inspirando... Los años dolorosos e hirientes. Espirando... No tengo mancha. Inspirando... Los años brillantes y cómodos. Espirando... No tengo mancha Inspirando... Reúno mis años. Espirando... Abandono toda la vergüenza.

su cuerpo

sanador.

La anciana sabia

La Anciana Sabia

Parte II. Amar nuestros cuerpos

cambiantes

Ponte de pie y

respira profundamente. Imagina que estás en un antiguo bosque. Imagina que tienes raíces como los árboles que te ro¬ dean. Estás tan aterrizada y tan conectada con la Madre Tierra como un árbol; ella te sustenta y te nutre. Inspira profundamente. Imagina que tu aliento se eleva desde debajo de la tierra que te sostiene mien¬ tras pronuncias en tu corazón: «Mi cuerpo cambiante es sagrado.» Li¬ bera el aliento en el aire húmedo y fresco que te rodea mientras pro¬ nuncias en tu corazón: «Mi cuerpo cambiante es total.» Sigue a La Anciana Sabia hasta un claro del bosque. Ella te invita a sentarte a su lado junto al Arroyo de la Vida. Escucha sus palabras: «Entra en el arroyo. Bendice tu cuerpo con sus aguas sanadoras. Da un suave paseo sobre y alrededor de todo tu cuerpo. Reconoce los cambios y celébralos. Estoy emergiendo dentro de ti. No hay nada que temer.»

A

propio paso, crea una Meditación de Reconocimiento. Em¬ pezando desde los pies y ascendiendo lentamente hasta la cabeza, re¬ conoce cada cambio que está ocurriendo en ti: las líneas, las arrugas, las grietas y las redondeces; el aflojamiento, las bolsas y el estiramien¬ to; los cambios de color, forma y textura. Abraza a La Anciana Sabia que está emergiendo y bendice tu cuerpo sin vergüenza. Cuando hayas acabado imagínate sentada en un círculo con Wendy, Erin, Dana e Irene. Añade tus afirmaciones a las suyas mien¬ tras transformas los cambios que temes en una celebración de la llega¬ tu

da de la hermosa anciana.

Wendy,

a sus

treinta

y

dos años, está encantada de descubrir:

Un Dios que se parece a m!

324

Mis sabios músculos

me

dicen que

debo ir más lenta

y cons¬

cientemente por

la vida. Los mechones de pelo plateado que se me caen me recuerdan que acabo de decir algo sabio. Me impresiona la belleza de cada uno de estos mechones. Los conservo en una caja forrada de ter¬ ciopelo rojo y cubierta de cuentas plateadas. Son mis mechones de madurez sabia. Las líneas de la risa que rodean mis ojos me recuerdan todas las historias divertidas que he oído y todos los días radiantes y so¬ leados que he disfrutado furtivamente.

Erin,

a sus

treinta

y

cinco años,

se

regocija al descubrir:

Mi vientre estirado, que representa

los desafíos de la vida que las limitaciones de la infancia. Mis piernas fibrosas y mis venas hinchadas que han soportado mi peso y el peso de dos niños. Mi rostro definido, que la experiencia ha ido afilando. Mis hombros, que se tensan y señalan en qué momentos medi¬ tar y abandonarse. Mi trasero, que ahora está mucho más flojo. He soltado, ya no estoy tan tensa y protegida. me

han hecho traspasar

Dana: La mujer mayor se me muestra cada mañana cuando me miro al espejo. Me veo líneas características alrededor de

los ojos y boca, un suave doble mentón, puntos de sereni¬ dad en las manos, un vientre liso y abundante y pequeñas bolsas de sabiduría bajo los ojos. Doy

la bienvenida

a estos

cambios.

325

La sabiduría de La Anciana La sabiduría grita en voz alta los

lugares públicos. Llama

proclama en la

puerta

a campo

abierto. Eleva su voz en

encima de las ajetreadas calles abierta de la ciudad. por

y se

Proverbios 1:20 El

nuestro

grafiados de clamado

ha sido

nuestra

nuestra

un

vida

viaje de descenso y

de

a

los territorios

no carto-

nuestros recursos internos. Hemos

bondad (Eva),

nuestro

poder (Lilit),

nuestra

re¬

volun¬

tad y nuestra sexualidad (María), nuestra sacralidad (La Niña Divina), nuestros procesos naturales y los de nuestras hermanas (La Que Derramó Su Sangre), nuestros cuerpos (La Que Fue Cortada en Pedazos) y nuestra voz (Tamar). Ahora volvemos

a

descubrir

a

la Sabiduría

en

nuestro

camino.

Nos fue

presentada en el capítulo 9, en el que aprendimos que Sabi¬ duría (o Sofía, que es su nombre griego) era en realidad un rostro fe¬ menino de Dios en las Escrituras hebreas. A lo largo del tiempo había quedado oscurecido pero no fue erradicado completamente. Busqué la presencia de la Sabiduría en la historia religiosa y la en¬ contré en las versiones gnósticas de la vida y trabajos de Jesús. Dichos escritos son considerados heréticos por la ortodoxia de la Iglesia cris¬ tiana y no se incluyen en la Biblia. En los escritos gnósticos se inclu¬ yen muchas imágenes femeninas de lo divino, por eso no debe sor¬ prendernos que las mujeres se abrieran paso hasta estas primeras comunidades cristianas. Los gnósticos adoptaron la primera versión del mito de la crea¬ en el que hombre y mujer fueron creados simultáneamente a

ción

Irene: Por fin he firmado la paz con mi cuerpo físico. He dejado de añorar la airosa imagen de la juventud que retratan los me¬

dios. Las delicadas líneas

forma de araña que se

extienden mis piernas hablan de cada uno de mis embarazos. Sé cuándo apareció cada una de ellas y cuál es su significación en mi vida actual. Me recuerdan mi importancia. Una vez nutrí y con

por

mantuve otra

La Anciana Sabia

vida dentro de mi cuerpo.

imagen de un Dios hombre-mujer. Esta creencia condujo a una mayor igualdad entre mujeres y hombres y creó más oportunidades para que las mujeres ocuparan puestos de liderazgo. En los escritos gnósticos Sofía estaba presente en la creación; todas las cosas estaban concebi¬ das según el poder y la sabiduría femeninos 9. Sofía enseñó a Adán y Eva la autoconciencia, les guió hasta donde se encontraba el alimento y les ayudó a concebir sus hijos10. 9

Pagels, The Gnostic Gospels,

10Ibíd.,

p.

54.

p.

54.

Un Dios que se parece a mI

326

Sofía contiene vida de

una

Soy Soy Soy Soy

en

sí misma las aparentes

contradicciones de la

mujer:

La Anciana Sabia

Meditación:

marido.

que e

ignorancia...

no conozco

la vergüenza;

Lo que

el

centro

monizarnos

que

con

tener

la Sabiduría

Ibíd., Para

p.

ellal2.

Reflexiona también sobre el efecto vida actual.

en

(Sabiduría 7:22-30, adaptado de The New English Bible) Colleen reflexiona sobre cómo habría cambiado su vida si hubie¬ estado rodeada de imágenes de la Sabiduría Divina desde su naci¬ miento. Añade tu reflexión a la suya. ra

la Sabiduría, véase: Proverbios 1:20-21, 2:1-6; Sabiduría de Salomón 6:12-21, 7:7-11, 22-26, 8:9, Eclesiástico 6:27-28, 15:3. Para una discusión a fondo sobre Sofía, véase: Susan Cady, Sophia: The Fuíure ofFeminist

referencias bilbiofráficas

en

imágenes de la Mujer Dios,

todas las mujeres que me rodeaban en mi juventud se hubieran adueñado de su poder, de sus sueños y de su ira. Habrían sido ca¬

56.

otras

describe

en tu

Si hubiéramos estado inmersas

12

que

la Sabiduría hay un espíritu, inteligente y sagrado; y lúcido; sin mancha y claro; que no hace daño y ama lo que es bueno; animoso y libre de impedimen¬ tos; benéfico y bondadoso; firme e inequívoco; todopoderoso y omnipresente. Porque la Sabiduría se mueve más fácilmente que el movimiento mismo; penetra e impregna todas las cosas. Como una fina humedad se eleva desde el Poder, impregnando todos los espíritus inteligentes, puros y delicados. Ella es la brillantez que irradia de la luz eterna, el espejo inma¬ culado del Poder Activo y la imagen de la Bondad. Ella es más bri¬ llante que el sol y sobrepasa todas las constelaciones. Cuando se la compara con la luz del día se observa que la supera; porque el día da paso a la noche, pero ante ella no prevalece el mal. Abarca el mundo con su poder de un extremo a otro y ordena todas la cosas benignamente.

de adultos. Me habla¬

escuchaba respetuosamente a la experiencia, la la esperanza de las ancianas sabias de Alcohólicos Anóni¬ mos. Estaba allí cada vez que me sentía desafiada por los valerosos actos de las ancianas sabias rabinas y ministras. Me susurraba al oído cada vez que percibía la belleza natural de la anciana sabia cuᬠquera, que elegía honrar los cambios que trae la edad con dignidad y gracia. Busqué la Sabiduría en la compañía de las mujeres con las que trabajo. Inspiradas por su presencia, transformamos la oración en una conversación con la Sabiduría y la meditación en una reflexión sobre su presencia en nuestras vidas. A través de la oración y de la medita¬ ción buscamos mejorar nuestro contacto consciente con la sabiduría profunda que reside dentro de nosotras, rezando únicamente para ar¬ vez

podría

Porque

en

pasaje de las Escrituras hebreas

sutil, de movimiento libre

Busqué la presencia de la Sabiduría en mi vida y la encontré con risas y lágrimas las historias de vida de los la clase de redacción

es un

soy ver¬

cuando escuchaba a

sigue

des femeninas desde que naciste.

Soy fuerza y soy miedo... soy estúpida y sabia... No tengo dios y soy aquella cuyo Dios es grande11.

11

en

los atributos de la Sabiduría. Mientras lo lees, reflexiona sobre cómo habría cambiado tu vida si hubieras estado rodeada por estas cualida¬

gonzosa.

ba cada fuerza y

reflexión sobre la presencia de la Sabiduría

nosotras.

la primera y la última. Soy la alabada y la insultada. la prostituta y la mujer sagrada. Soy la esposa y la virgen. (la madre) y la hija... aquella cuya boda es un gran acontecimiento y no he tomado

Soy conocimiento

asistentes

una

327

a

Spirituality (San Francisco: Harper and Row, 1986).

de protegerse a sí mismas. Me siento triste por las posibili¬ perdidas. Mi fluidez y mi inteligencia femeninas no eran va¬ loradas. Los rasgos que proponían la Iglesia, mi padre y sus amigos eran los de ser amorosa, callada y prácticamente invisible. paces

dades

328

Un Dios que se parece a mí

Y el resultado de todo

La Anciana Sabia

verde,

de la feminidad ha ser completo. En la Mujer Dios recuperamos todas las posibilidades perdidas de la juventud. Yo, como mujer, soy divina. Estoy autodefinida y soy completa en mí misma. esto es

que

mi

concepto

como

conversación

La Sabiduría reside

en

lo

con nuestra

sabiduría

profundo de

en

el mundo.

Quería correr por los campos en

verano,

respirar el aire

de las montañas, tocar a otros amorosamente, sanar los dolores del mundo. Por eso te creé. Me entristece que no te des cuenta del rega¬

profunda

nosotras,

flor salvaje que está floreciendo. Eres mi hija y te quiero.

Te creé para aportar belleza y amor a mi mundo. Estás encarnada en mi amor. Te he dado mi espíritu para que seas mis ojos y mis manos

distado mucho de

La oración

una

329

lo que eres para mí. Yo siempre estoy aquí, amorosamente presente dentro de ti. Nunca te dejaré.

bajo la turbulen¬

cia de nuestra actividad mental y las fluctuaciones del vivir cotidiano. Se hunde más y llega más abajo que nuestras primeras heridas y nues¬

socialización por parte de la religión, la sociedad y la familia. Está disponible a no¬ sotras en la quietud; es digna de confianza y debemos abrirnos a ella en la oración. Experimenta con la siguiente meditación para mejorar tros

comportamientos ineficaces;

tu contacto

consciente

Imagínate sentada

con

es

anterior

a nuestra

Imagina Hubo

ella.

claro del bosque de tu vida. El claro está rodeado por un río y puedes oír la música de sus aguas. Esperas un visitante, una imagen que representa tu Sabiduría profunda. Pue¬ de presentarse ante ti como una persona concreta, alguien que sea una presencia sabia en tu vida. Puede presentarse como profesora, abue¬ la, hermana, amiga. La Sabiduría también puede presentarse como figura mítica que te sirva de imagen sanadora durante este curso: La Mujer Sabia, Lilit, Eva, María o La Niña Divina. Cuando llegue, habla con ella a través de tus escritos o de tus di¬ bujos. Háblale de una situación confusa, de una relación problemáti¬ ca, de tus recuerdos inquietantes. Dile que necesitas guía, perspecti¬ va, claridad, coraje o serenidad. Si sabes lo que necesitas, pídeselo. Si no lo sabes, confía en que ella lo sepa y te lo diga. En el silencio que sigue a la escritura permite que te hable. Si se forma una imagen en tu mente, dibújala. Si surge un mensaje desde el fondo de ti, anótalo. No introduzcas cambios en lo que te viene, sim¬ plemente escribe cualquier cosa que surja. Cuando Annette practicó esta meditación visualizó a la Madre Espíritu y compartió con Ella sus miedos e inseguridades sobre lo que tendría por delante cuando acabara sus estudios en el seminario. La Madre replicó desde lo profundo del espíritu de Anette: espíritu

en

el mundo. Eres

un

prado

en que no eras una

esclava, recuérdalo. Ca¬

perdido toda memoria de ello, ¡recuerda! Dices que no había pa¬ describirlo; dices que no existe. ¡Pero recuerda! ¡Haz un esfuerzo por recordar! O, si te falla el recuerdo, inventa.

labras para

en un

Eres el reverdecer de mi

tiempo

un

minabas sola, partida de risa, te bañabas desnuda. Dices que has

Monique Wittig, Les Guerilleres

Inspirada

por

Sofía, creé

un

ritual denominado «Imagina». En él

hombres y mujeres a imaginar cómo habrían cambiado sus vi¬ das si La Madre de Toda Vida, La Niña Divina, La Que Derramó Su invito

a

Sangre, Tamar, La Que Fue Cortada en Pedazos y La Anciana Sabia hubieran estado presentes en las iglesias, sinagogas y hogares de su in¬ fancia. El ritual

se

ha realizado

recuperación, retiros de mujeres

en

servicios

eclesiásticos,

centros

de

círculos rituales. El día anterior al servicio religioso, presentación o retiro, los par¬ ticipantes interesados se reúnen para realizar una sesión de trabajo de dos horas. En el grupo grande trabajamos cada sección del ritual utili¬ zando muchos de los ejercicios, reflexiones y meditaciones que se en¬ cuentran en este libro. Después nos dividimos en pequeños grupos de acuerdo

a nuestros

y

intereses. Cada grupo ensaya un

movimiento y porción concreta del ritual. Al día siguien¬ te coordinamos la experiencia ritual del grupo grande. Para muchas congregaciones y grupos éste es el primer encuentro con el rostro femenino de Dios, su primera inmersión es un sistema de símbolos que afirma a la mujer. La reacción siempre es variada. practica las lecturas de

una

330

Un Dios que se parece a m1

Cuando

después del servicio

nos ponemos en

la

puerta para

La Anciana Sabia

despedir

331

Caminaron, volaron

y nadaron. día su creación aprendió equilibrio y cooperación. Ella agradeció a su compañero por cuidar de su labor.

a

los asistentes, algunas mujeres nos evitan porque se sienten amena¬ zadas y ofendidas. El intenso desprecio que sienten por sí mismas les

El quinto

impide tolerar una mirada tan intensa a la belleza de sus vidas, de sus cuerpos y de su sangre. Otras se van con lágrimas en los ojos porque se sienten conmovidas por la profunda afirmación de la realidad de las mujeres que conlleva el ritual. A continuación facilitamos el guión completo del ritual. Léelo en principio como si fuera parte del texto. Imagínate que estás en la igle¬ sia de tu infancia. Dibuja o escribe los sentimientos y recuerdos que afloran. Mientras lees, irás recordando el camino que has recorrido a lo largo del libro y volverás a encontrarte con las mujeres que ya co¬

El sexto día celebró la creatividad de todas las cosas vivas. El séptimo día dejó espacio para lo desconocido.

noces.

lectora 2: Oremos juntas. todos:

Madre nuestra, que estás merosos

dentro de

nosotras,

celebramos

tus nu¬

nombres.

Venga a nosotras tu sabiduría. Cúmplase tu voluntad, desplegándose desde nuestras profundida¬ des internas.

El ritual «Imagina»: una inmersión

en las

imágenes, historias,

oraciones y canciones que afirman a la mujer

Danos cada día lo que necesitemos. Tú nos recuerdas nuestros límites y nosotras nos Tú nos apoyas y nosotras actuamos con valor.

el lugar que habitamos internamente, rodea, y la celebración que está entre nosotras. Ahora y por los siglos de los siglos. Porque tú

La mujer clérigo:

La Anciana Sabia

invita

imaginarnos una infancia en la que hubiéramos estado rodeadas por historias, imágenes, canciones y rituales que afirman a la mujer; nos in¬ vita a imaginarnos lo distintas que hubieran sido nuestras vi¬ das si nos hubieran presentado a la Madre de Todo Vida, a La Niña Divina, a La Que Derramó Su Sangre, a Tamar, a La Que Fue Cortada en Pedazos y a La Anciana Sabia en nues¬ tras iglesias, sinagogas y hogares infantiles. nos

a

eres

la fuerza que nos

lectora 1:

Imagina a La Niña Divina cuyo nacimiento fue anun¬ celebrado por los ángeles, cuya venida mereció visitan¬ tes ilustres y regalos preciosos, y en cuyo honor las gentes del mundo se reúnen anualmente para volver a recrear la historia de su nacimiento. Imagínate que de niña hubieras oído las si¬ guientes palabras en la sinagoga, en la iglesia o en tu hogar: ciado y

lectora 1:

Imagina un mito de la creación en el que la Madre Imagina que de niña hubieras oído las siguien¬ palabras en la sinagoga, iglesia u hogar de tu infancia:

abandonamos.

está presente. tes

Baile

A Baile

Al principio era la Madre. El primer día hizo nacer la luz y la oscuridad. Y bailaron juntas. El segundo día alumbró la tierra y el agua. Se tocaron. El tercer día alumbró las plantas. Se enraizaron y respiraron. a las criaturas de la tierra, del

hora reina

una

profunda quietud,

un

silencio

reverente

lo

llena todo.

y coro de voces:

El cuarto día alumbró

y coro de voces:

esta

Nos sentimos

sobrecogidas por una gran maravilla vigilantes. Esperamos la llegada de La Niña Divina. mos

Ella mar y

del aire.

nace en

Brilla

la

como un

plenitud del tiempo. sol, resplandeciente y hermosa.

y nos mantene¬

332

Un Dios que se parece a mí

Verla Las

es una

delicia. Su aparición es paz que alivia al mundo. seres invisibles se unen en una sola:

llegado. La Niña Divina está

¿Te liberarás de toda la carga de la mentira? Hay poder en la sangre, poder en la sangre. ¿Recibirás la profunda sanación interna? Hay un maravilloso poder en la sangre.

entre nosotros.

Atrévete. Inclínate y mírala. Tócala. Levántala en brazos con gran admiración.

Mírala más de

cerca.

Es

a

espléndida

Baila

Es inmaculada.

Hay poder, poder, hay un poder que hace maravillas en la sangre de la mujer. Hay poder, poder, hay un poder que hace maravillas en la preciosa sangre de la mujer.

la vista.

ella. Ahora

ella

lugar tranquilo. alegría. Abre los ojos y te mira intencionadamente. De repente, una gran luz sale de sus ojos, como un relámpago. La luz entra en ti, Ella entra en ti: Empiezas a vivir. ha nacido. ¡La Niña Divina está entre nosotros! con

Se está riendo

con

ve con

333

Todos:

de muchos

voces

Ella ha

La Anciana Sabia

a un

mucha

¿Serás sabia, mucho más sabia que hasta ahora? Hay poder en la sangre, poder en la sangre. Las manchas de la vergüenza se pierden en su flujo de vida. Hay un poder maravilloso en la sangreI}.

lectora 2: Afirmemos juntos, LECTORA 1:

Imagina que en los sermones y lecturas de las iglesias y sinagogas de tu infancia se hubieran incluido las historias de violencia contra las mujeres. Imagina que se invitase a Tamar y a La Que Fue Cortada en Pedazos a cada sermón. Imagina ri¬ tuales sanadores que reconocieran las heridas de la mujer y ofrecieran herramientas de esperanza y transformación.

TODOS:

Porque Madre Dios amó tanto el mundo que puso en su La Niña Divina. Quien crea en su bondad, escuche su sabiduría y celebre su poder despertará a sus abundantes do¬ nes internos. (Adaptación de Juan 3:16.) seno a

lectora 1:

Imagina

que

los

sacramentos y

rituales de

tu

infancia

hubieran conmemorado la sangre menstrual de la mujer, su

Baile

sagrada que contiene en sí tanto la vida como la muer¬ Imagínate entonando canciones y cánticos espirituales para celebrar la hermosa y poderosa sangre de la mujer. Imagina que tú, de niña, hubieras cantado esas palabras en la sinagoga, en la iglesia o en el hogar de tu infancia.

Oye una historia trágica: (El coro de voces lee la historia de La Que Fue Cortada en Pedazos, de Jueces 19. Mientras está siendo leída, las bailarinas esparcen doce pañuelos por el local donde tie¬ ne lugar la reunión.) La Que Fue Cortada en Pedazos te ofrece totalidad. Su cuer¬ po fue destrozado y su sangre fue derramada para que tú puedas sanar. Que así sea en tu vida y por tu bien. Reúne todos los frag¬

sangre te.

Coro

de voces:

Hay poder, poder, un poder que hace maravillas en la sangre de la mujer. Hay poder, poder, un poder que hace maravillas en la preciosa sangre de la mujer.

y coro de voces:

mentos

de

tu

cuerpo roto,

reclama las

partes

despreciadas,

recuer¬

da las partes cortadas. Reúnelas, trayéndolas desde los lejanos confines de tus años. (Las bailarinas se mueven por el espado y reú¬ nen

15

los pañuelos,

llevándolos al altar.)

Adaptado del Baptist Hymnal, «There's Power in the Blood,»

p.

193.

Un Dios que se parece a mi

334

Toma y come de tu cuerpo roto. Trágate las partes rotas. Toma bebe de tu sangre derramada. Sorbe el flujo de vida. (Las bailari¬ nas distribuyen el pan y la bebida.) Que tu cuerpo roto y tu sangre derramada sean para ti totali¬ dad corporal. Afirma en voz alta: «Estoy completa. Mi cuerpo es y

La Anciana Sabia

y

335

de la Hija Divina (tócate los pechos en honor del cuerpo en de¬

sarrollo de La Niña Divina), y

de La Anciana Sabia (tócate los ojos ofrece).

en

honor de la sabia vi¬

sión que

total.»

ofrece totalidad. Su cuer¬ po fue destrozado y su sangre derramada para que puedas sanar. Que ella sea para ti vida y salud. La

Que Fue Cortada

en

Pedazos

te

Como

brazos para

el

principio mismo, sea también ahora (abre los recibir Todo Lo Que Es).

era en

LECTORA 1: LECTORA 1:

Imagina que los rituales y sacramentos de las iglesias y sinagogas de nuestra infancia hubieran estado presididos por ancianas sabias postmentruales que, en la antigüedad, eran consideradas las más sabias de las sabias porque retenían per¬ manentemente dentro de sí su sangre de vida. Imagina que de niña hubieras escuchado estas sabias palabras en cada cere¬ monia semanal.

Un círculo

nuestros

guías:

años. La Anciana

nos llama a celebrar los años de nuestras vidas. Repasa los años de tu vida, desde que naciste, prestando espe¬ a

los años dolorosos. Bendice

tus

años difíciles. Invó¬

calos.

(Espera para que el grupo los invoque.) Vuelve a repasar los años de tu vida desde el nacimiento, pres¬ tando especial atención a los años que te deleitaron a su paso. Ce¬ lebra los años brillantes y cómodos. Invócalos. (Espera para que el grupo los invoque.) Reúne todos los años de tu vida en un paquete, los brillantes y los dolorosos. Lleva ese paquete de años a tu habitación. Invoca los años vividos, llena con ellos tu espacio sagrado. Llena los años de tu vida sin vergüenza. LECTORA 2: Recordemos

juntos,

TODOS: En el nombre de la Madre de Toda Vida (tócate el centro

del útero la vida),

en

historia

a

las suyas.

honor de

tu

Habríamos aprendido a potenciar nuestro atractivo por¬ gustábamos a nosotras mismas, no porque necesitára¬

pos.

Sabia, desde la Fuente

de Sabiduría, cial atención

a

SHARYN: Rodeadas por las imágenes de un Mujer Diosa fuerte se habrían validado las experiencias femeninas de nuestros cuer¬

de ancianas

Reunamos

¿Qué sería diferente en tu vida si hubieras sido intro¬ la Madre de Toda Vida, a La Niña Divina, a La Que Derramó Su Sangre, a Tamar, a La Que Fue Cortada en Peda¬ zos y a La Anciana Sabia en las iglesias, sinagogas y hogares de tu infancia? Únete a Sharyn, Erin, Hallie y Laura. Añade tu ducida

conexión íntima

con

los orígenes

de

que nos mos

gustar a otros.

ERIN: Mi vida hubiera sido muy

distinta si me hubieran mostrado mundo estaría en equilibrio habría más conciencia de la conexión que de la separa¬

todo el cuadro. Creo que nuestro y que

ción. Todas nos

desde

nos

sentiríamos fortalecidas para

nuestra

plenitud

en

vivir y

expresar¬

lugar de hacerlo desde

un agu¬

jero vacío. hallie:

Quizá si hubiera estado bien enraizada

en una espirituali¬ considerase sagrada la sangre de la mujer, si hubiera asistido a ceremonias religiosas en las que se celebrase a Adonai y Shekhina como las caras masculina y femenina de la divina presencia y si hubiera sido educada en una cultura que valora¬ se la totalidad de la experiencia femenina en idéntica medida que valora todos los aspectos lógicos, externos y atléticos de la experiencia masculina no habría rechazado la maternidad du¬

dad que

rante

toda mi vida.

Un Dios que se parece a mi

336

mujeres he comenzado a aceptar la llegada de una ancianidad compleja y rica. Esas imágenes deli¬ cadas como pétalos de las revistas de moda y de las películas me han empezado a parecer superficiales y estériles. Pienso en to¬ dos los años que mi madre estuvo tiñéndose el pelo con tintes baratos y al final, cerca ya de los ochenta años, se rindió al he¬ cho de que tenía el pelo blanco... tan frágil, amable y auténtico. Las ancianas me parecen inolvidables. A través de ellas comien¬ zo a integrar la vitalidad y la riqueza de la ancianidad. El cuerpo se va deteriorando y, sin embargo, ahora comprendo cómo la propia sensualidad puede adquirir la profundidad y la riqueza de una vida plena. La vergüenza se va disolviendo a medida que afirmamos nuestra amabilidad esencial de mujeres.

laura: En

Antes de

compañía de

otras

seguir adelante, quédate un poco más con la

ORACIÓN

Y

Sabiduría:

MEDITACIÓN: LA PRESENCIA PERMANENTE DE LA SABIDURÍA

Dedica tiempo

La Anciana Sabia

337



Señala las frases de la declaración previa que tengan un significa¬ do especial para ti. Escribe una canción, dibuja una imagen o crea un baile en respuesta a ellas.



Personaliza los



«Porque en mí hay un espíritu, inteligente y sagrado; sutil y libre...» Integra estas afirmaciones personalizadas en tu día. Consulta con ellas. Decide qué cualidad se necesita en cualquier situación dada y después invoca a tu sabiduría interna para que te la pro¬ porcione. versos

Día 3. Una Presencia grácil

y fluida

«Porque la Sabiduría

se mueve más fácilmente que el movi¬ impregna todas las cosas. Como una nie¬ bla fina, se eleva desde el Poder impregnando todos los espíritus inteligentes, puros y delicados.» (Sabiduría 7:24-25, adaptado de The New English Bible.)

miento mismo; penetra e





cada día de esta semana a estar con La Mujer Sa¬ las siguientes experiencias a tu vida diaria:

Señala las frases que tengan un

significado especial para ti en este pasaje. En respuesta a ellas escribe una canción, dibuja una ima¬ gen o crea un baile. ¿Existen áreas en tu vida que te parezcan extrañas, atascadas o inamovibles? Reflexiona sobre de qué forma la graciosa y fluida presencia de la Sabiduría podría sustentarte el día de hoy.

bia dentro de ti. Incorpora

Día 4. Una Día 1. Una presencia permanente

es la brillantez que irradia de la luz eterna, el es¬ pejo inmaculado del Poder Activo y la imagen de la Bondad. La sabiduría es más brillante que el sol y sobrepasa todas las conste¬ laciones. Cuando se la compara con la luz del día se observa que la supera; porque el día da paso a la noche, pero ante ella no pre¬

la presencia de Sofía en tu infancia y adoles¬ cencia. ¿Quiénes fueron las ancianas sabias que te enseñaron la sabi¬ duría en el secreto de tu corazón: una tía cariñosa, una monja bonda¬ dosa, una abuela incondicionalmente amorosa, una vecina sabia? ¿Quiénes son las ancianas sabias presentes en tu vida actual? Vuelve

a

presencia brillante y radiante

«La sabiduría

pensar en

valece el mal. Abarca el mundo

poder de un extremo a ordena todas la cosas benignamente.» (Sabiduría 7:22-30, adaptado de The New English Bible.) con su

otro y

Día 2. Una presencia inteligente y sagrada en la sabiduría hay un espíritu, inteligente y sagrado; lúcido; inmaculado y claro; que no hace ningún daño y ama lo que es bueno; animoso y desinhibido; benéfico y bonda¬ doso; firme e inequívoco; todopoderoso y omnipresente.» (Sabi¬ duría 7:23-24, adaptado de The New English Bible.)

«Porque

sutil, libre

y



Señala las frases que sean especialmente significativas para ti. Es¬ cribe una canción, dibuja una imagen o crea un baile en respues¬ ta a ellas.



¿Hay áreas de tu vida

que

sientas sombrías, encubiertas,

que te-

Un Dios que se parece a m!

338

La Anciana Sabia

la luz? Reflexiona sobre la brillante y radiante presen¬ cia de la Sabiduría y cómo podría prestarte apoyo a lo largo del

Día 3.

día de

dad

mas sacar a

hoy. Sabiduría de estos días a mejorar tu conexión

Días 5, 6 y 7. Una conversación con la

Dedica tiempo cada uno con la Sabiduría.

En

339

María, La Madre Virgen su presencia hemos reclamado

nuestra autonomía y

sexuali¬

originales.

Día 4. La Niña Divina En

su

presencia hemos reclamado

nuestra sacralidad

original.

consciente

Día 5. La ♦

estás sentada en un claro del bosque de tu vida y es¬ la aparición de una imagen que represente tu sabiduría pro¬

Imagina peras

que

En

Que Derramó su Sangre presencia hemos reclamado nuestra conexión original cuerpos y con nuestras hermanas.

su

nuestros

con

funda. ♦

Cuando

o



con ella a través de tus escritos o dibujos. situación confusa, de una relación problemática

llegue, habla

Háblale de

una

de los recuerdos que te inquietan;

de tu necesidad de recibir

La

Que Fue Cortada en Pedazos de Tamar hemos reclamado nuestra voz original. En presencia de La Que Fue Cortada en Pedazos hemos reclamado y

En presencia

guía, de tener perspectiva, claridad, coraje o serenidad. Si sabes lo que necesitas, pídeselo. Si no es así, confía en que ella te lo

nuestra

diga.

Día 7. La Anciana Sabia

Haz se

una

forma

escucha. Permite que sea ella la que te hable. Si imagen, dibújala. Si surge un mensaje desde lo pro¬

pausa y una

fundo de ti, anótalo.

REÚNE

LOS BENEFICIOS DE TU VIAJE revisar los escritos y

dibujos de cada capí¬ la verdad de la vida de la mujer, ¿qué dones o regalos has recibido de cada mujer que has conocido en este libro? Escribe tu respuesta en forma de plegaria o carta a cada una de ellas. ¿De qué modo se ha convertido cada una de ellas en el rostro feme¬ nino de Dios para ti? ¿Por medio de qué ejercicios, escritos, medita¬ ciones o experiencias ha tocado tu vida cada una de ellas? Dedica

tulo. En

tu

una semana a

recorrido por

Día 1. Eva, La Madre de Toda Vida En tra

Día 6. Tamar

su

presencia hemos reclamado nuestra Madre original y nues¬

bondad.

Día 2.

Lilit, La Primera Mujer Rebelde

presencia hemos recuperado nuestro poder, coraje e inde¬ pendencia originales. En

su

En

totalidad

su

ginales.

original.

presencia hemos reclamado nuestra belleza

y

sabiduría ori¬

L

el

ras

despertad

espiritual

y^biap+as a

conexiones

saludables CAPÍTULO incluye conversaciones con algunas de las mujeres cuyas historias has leído a lo largo del libro. Son mu¬ jeres que han explorado fielmente su pasado religioso, que han diseñado valientemente su propia espiritualidad y cuyas vidas han que¬ dado transformadas. En un principio estas mujeres se sentían reacias a entrar en nuestra profunda y minuciosa exploración. Temían que el nivel de conciencia y de ira que se activara en ellas les impediría volver a re¬ lacionarse con los hombres. Ahora, muchos meses y años después, reconocen con gratitud que el camino a casa, hasta sí mismas, no sólo ha mejorado su calidad de vida sino también la calidad de sus relaciones. Ellas aportan diariamente los dones de su despertar a sus relaciones con sus amigos, amantes y colegas masculinos. Cele¬ bra con nosotras los frutos de nuestra sanación y de nuestro duro STE

trabajo.

Un Dios que se parece a mí

344

Un

espacio intermedio: independencia compartida

El

amor

que

humano... consiste

dos soledades

se

en esto:

protejan,

se toquen y se

saluden

mutua¬

mente.

Rainer María Rilke,

Letters to

a

Young Poet

Inspiradas por Lilit, varias de las mujeres cuyas historias leerás a eligieron abstenerse de relaciones sexuales y románticas

continuación

durante

meses o

años. En dicha ausencia

de relaciones han ido

pro¬

alegría y satisfacción que les producen sus propias vidas han desarrollado un firme compromiso con su verdadero potencial. Seguras de que ya no volverán a abandonarse a sí mismas están vol¬ fundizado la y

viendo

a aventurarse a mantener

relaciones

con

hombres.

ahora, cuando buscan a sus compañeros potenciales, van despacio. La vieja ansiedad basada en el doloroso vacío que sentían se ha disuelto. Ya no están cegadas por su necesidad: mantienen los ojos abiertos y los sentidos a punto. Se sienten anima¬ Pero

mucho más

das

alegres de explorar nuevas relaciones con los hombres. Miran, determinan desde un lugar de plenitud si una relación dada funciona para ellas o no, y actualmente sus elecciones son más certe¬ ras porque confían en lo que ven y en lo que sienten, han aprendido a confiar en su propia sabiduría profunda. Por otra parte, se sienten atraídas hacia hombres muy diferentes a los de antes, hombres que asumen la responsabilidad de sus propias necesidades prácticas, emo¬ cionales y espirituales; hombres que tienen un amplio círculo de apo¬ yo y lo mantienen. En estas nuevas relaciones las mujeres están descu¬ briendo que es posible atender adecuadamente sus propias vidas y al mismo tiempo estar significativamente implicadas con un hombre. Las que mantienen relaciones a largo plazo eligen estar solas en momentos concretos que pueden ser un hora al día, una semana al mes o toda una temporada de sus vidas. Se toman tiempo para nutrir y colmar sus espíritus. En soledad recuerdan sus objetivos y sueños personales y cuando vuelven a la relación, después de una hora, un día o un mes, vuelven a estar firmemente enraizadas en su compromi¬ so primario consigo mismas. Ya no están dispuestas a dar a los hom¬ bres toda su atención porque están descubriendo un espacio interme¬ y

sienten y

Abiertas

dio

a conexiones saludables

345

el que

al mismo tiempo que son capaces de hacer honor a sus propias necesidades, sueños, intereses y proyectos permanecen signi¬ ficativamente implicadas con sus compañeros. Animo a las parejas a elegir la vía de la independencia comparti¬ da, a verse como dos individuos, separados y únicos en sus sentimien¬ tos, pensamientos y experiencias, que aportan sus ricas y coloridas so¬ ledades a la relación. Al elegir la independencia compartida, cada uno de ellos se convierte en el protector, en el guardián de la soledad del otro. Nuestra capacidad de proteger la soledad de nuestro amante in'dica que somos capaces de aceptar la soledad. La soledad del amor es mucho más valiosa que la compañía de la dominación y la conformi¬ dad. En la boda de Wendy pronuncié las siguientes palabras: en

Wendy y Richard, animaos mutuamente a pasar tiempo solos alimentar vuestra soledad. «Dos soledades se protegen mu¬

para

tuamente.»

Los momentos de soledad son esenciales para la salud de una relación. Instituir momentos de retiro personal desde el principio de la relación para no engañaros pensando que no podéis sobrevi¬ vir sin el

ni

siquiera un fin de semana. No dejéis que vuestro aprisione. Mantened vuestra soledad. Mantened la distancia entre vosotros. Negaos a permitir que vuestro amante se deslice en vuestra sombra. Richard, apóyala amorosamente para que se mantenga conectada con la especifici¬ dad de quien ella es. Wendy, recuérdale la belleza de su soledad. A veces la distancia entre vosotros puede pareceres insalvable. En esos momentos también debéis mantenerla; de hecho, debéis de¬ jarla estar. Cuando llegue el momento haréis el camino de vuelta el uno hacia el otro y encontraréis el lugar de encuentro, os volveréis a tocar. La distancia nacida del amor guarda en sí unos dones ex¬ quisitos para vuestra relación. Mantened la diferencia entre vosotros. Amar es permitir que lo diferente exista y sea. Amar es aceptar la diferencia del amado. Amar es negarse a violar el misterio del amado. Deleitaros en vuestra mutua individualidad, en la forma particular de vuestros pensamientos, de vuestros sentimientos, de vuestra experiencia personal de vida. Honrad los límites que definen vuestra indivi¬ dualidad única. Decios síes y noes claros. Sí, es cierto que chocaafecto

os

otro

346

Un Dios que se parece a m!

réis

con

las fronteras del

Aprended

a

decir: «¡ay!»

«Dos soledades

otro.

y

Sí,

es

aprended

a

cierto que os haréis

daño. enmendar la invasión.

se tocan.»

Os encontrasteis porque vuestras soledades se tocan. Habéis compartido intereses y convicciones. Los caminos de sanación por los que habéis elegido caminar corren paralelos. A lo largo de las fértiles fronteras de vuestra soledad, allí donde vuestras vidas se encuentran, plantad juntos un jardín, un jardín sagrado. Sembrad en él las semillas de la bondad, de la ternura y de la verdad. Culti¬ vad el jardín de los intereses y preocupaciones compartidos, de los desafíos comunes y de los amigos atesorados. Wendy y Richard, el amor humano consiste en esto: que dos soledades se protejan y se toquen mutuamente.

Sentadas

en

círculo, las mujeres comparten los dones de

su

des¬

pertar: Durante mucho tiempo no me sentía

bien

los

matri¬ idea¬ listas no me encajaban, y entonces quedó claro que mi compromi¬ so con Richard tenía que ir precedido por un fuerte compromiso conmigo misma. Puse por escrito un voto conmigo misma, aunque no estaba dicho ni escrito con las palabras de los votos ordinarios. Lo que acabó ocurriendo es que mis votos estuvieron en sincronicidad absoluta con el flujo de la ceremonia. Mi boda no sólo fue un acontecimiento en el que me casé con un hombre, sino que estaba dando el siguiente paso de mi vida de manera correcta. Por eso, el hecho de aportar el compromiso conmigo misma a la cere¬ monia redondeó la experiencia. La boda se convirtió en parte del círculo de mi vida en lugar de ser un compromiso aislado con un hombre. Me sentí completa. moniales. Estaba

en

con

votos

conflicto porque los votos románticos

e

Wendy

Abiertas

a conexiones saludables

sino

pequeña parte de la totalidad de mí. Ahora elijo cómo quiero que los hombres encajen en mi programa de vida, que ya no gira a su alrededor. Oriento toda mi energía hacia mí misma: mi espiritualidad, mis amigas, mi trabajo y mis hijos. Soy el centro de mi universo, del que fluye todo lo demás. Ya no estoy al servi¬ cio de los hombres con mi vida y mi energía. una

Erin En el

mundo

pasado creía

cómoda, le doy la bienvenida. Conservaré intac¬ ta la vida que tengo ahora sin importar qué hombre u hombres en¬ tren en ella en un momento dado. Siempre mantendré espacios abiertos para mí misma. Una relación, o muchas relaciones, no son es

que

mi única función importante

en

el

relación con un hombre. Esperaba recibir toda mi identidad de él. Esperaba que cuidara de mí y me hiciera era

estar en

persona notable. Simplemente no existía sin un hombre, pun¬ Después, cuando empecé a buscarme a mí misma, me abstuve de relaciones durante seis años. Durante ese tiempo encontré mi identidad. Y aquí estoy, a los cuarenta y ocho años sé quien soy. Tengo una vida rica y plena. De repente se ha presentado un tipo muy agradable, pero no sé qué hacer con él. Estoy dando vueltas a dónde y cómo encajarlo en mi vida. una

to.

Antes conocía

a un hombre y en treinta segundos ya tenía una plenamente establecida. Pero en mi relación actual per¬ manezco despierta. Puedo sentir mi propio miedo, ansiedad y pre¬ ocupaciones. Tengo necesidades y deseos propios, ya no soy un espacio en blanco que el hombre debe rellenar: he rellenado los contornos de mi propia vida. Algunas de nuestras interacciones salen bien y otras no, pero yo estoy diciendo la verdad en todo momento. Esta relación no está ocurriendo en un instante. Estoy mostrándome como soy, lo que es una muy buena noticia, y al mis¬ mo tiempo me siento extrañísima.

relación

Ferrel En el grupo

nal y

de mujeres me animaron a crear una vida perso¬ original, que funcionase para mí misma sin tener que incluir

forzosamente Mi soledad

347

a un

hombre

en

ella. Fui

a

casa, me

metí en la bañe¬

largo tiempo y con intensidad sobre ese con¬ cepto. He tardado mucho tiempo en imaginar cómo ponerlo en práctica. Era una idea muy nueva para mí, pero lo voy haciendo poco a poco. Me estoy creando una vida original: he cambiado de ra

y me puse a pensar

Un Dios que se parece a mí

348

he comprado un perro y he desarrollado una espiri¬ satisface. Tengo muchos amigos con los que com¬ parto momentos íntimos y tengo proyectos personales a los que dedico tiempo cada día. Parece que la vieja añoranza neurótica de tener un amante ha desaparecido. La semana pasada una amiga vino a verme des¬ pués de un periodo de distanciamiento en nuestra amistad. Ha¬ blamos de lo que había ocurrido entre nosotras. Nuestra honesti¬ dad nos permitió compartir una intimidad maravillosa. Mientras estaba con ella me di cuenta de que lo que en realidad deseo es in¬ timidad emocional y cercanía, y que ya no busco solamente satisfa¬ profesión,

me

tualidad que me

cer

estas

necesidades

Sigo publicando interesante salir

con

con

un

los hombres.

anuncio personal en el periódico. Es muy

hombres diferentes. Hace poco

salí

con un

mos como

nacimiento de la ternura: madre ama a sus

hijos

La Madre de Toda Vida vio lo que

había dado

a

luz

y era muy

bueno. «Un Encuentro

El fruto más

con

Eva»

que ha dado nuestra sanación ha sido hacia los hombres. Tras integrar nuestra

sorprendente

el nacimiento de la

ternura

caballero de resplandeciente armadura todopoderoso. Podemos permitir a los hombres que sean se¬ res humanos. Pueden ser vulnerables y estar necesitados. A medida que nos sentimos más tiernas con nuestras propias heridas y más conscientes de nuestros comportamientos ineficaces, nuestros com¬ pañeros se sienten más libres de exponer sus heridas en la relación. fuerza,

ya no

que sea

necesitamos

a un

algo personal.

propias vidas podemos ofrecer nuestra compasión a los hombres. Ya no somos enemigos que utilizamos como arma las vulne¬ rabilidades mutuas. Nos convertimos en aliados y compañeros en nuestro proceso de sanación mutua. Las mujeres están entrando en relaciones con más compasión y menos ira. Parejas atrapadas en la histórica «batalla de los sexos» em¬ prenden nuevas formas de relacionarse como compañeros, no como enemigos. Hoy en día, cuando una pareja toma conciencia de sus pro¬ blemas de relación, lo consideran como una dificultad a trabajar en lugar de una excusa para culpar, avergonzar, aporrear emocionalmencon

mucha compasión

abandonar al

comprender que no se sentía atraído por mí. Le dije seguiríamos viéndonos. No me interesa pasar tiempo con alguien sólo porque sea un hombre. Tengo una vida por vivir. JEAN

349

De la misma forma que empezamos a ver nuestras

tenemos

para

conexiones saludables

lucha, sus dudas y sus hagamos pedazos o nos lo tome¬

te o

que no

a

Pueden mostrarse vulnerables, compartir sus miedos sin preocuparse de que nos

médico que tenía unas cualidades muy agradables. Pero en nues¬ tra última cita hablamos con la suficiente profundidad y cercanía como

El La

Abiertas

que

otro.

dice: «Este desafío

Existe

nos

dentro de la relación fruto si lo enfrentamos. Juntos

una nueva voz

ofrecerá

su

todo lo que necesitamos.»

Por supuesto que

los desafíos que enfrentamos en la actualidad diferente a los que vivíamos cuando comen¬ zamos el trabajo juntas. Las mujeres de los círculos a los que te has unido ya no están disponibles para las relaciones abusivas, en las que la norma eran las crisis que llegaban a amenazar su propia vida. Ya no están dispuestas a emplear su preciosa energía de vida en gestionar problemas y conflictos, y en lugar de ello eligen relaciones gráciles que profundicen su satisfacción y alegría. Eligen hombres dispuestos a desarrollar las capacidades de relación necesarias para poder danzar grácilmente en los momentos más comprometidos. Las mujeres cuyas historias habéis leído han experimentado una tremenda sanación al despertar a la verdad de sí mismas. Sin embar¬ go, su curación personal sólo es el principio del viaje. La salvación úl¬ tima del mundo depende del encuentro entre lo masculino y lo femeni¬ no, de un nuevo equilibrio en el que hombres y mujeres sean capaces de ofrecer su fuerza, sabiduría y compasión combinadas al servicio de son

de

una

cualidad

la humanidad. En la medida

muy

que cada pareja va encontrando su camino hacia lugar de encuentro sagrado, más allá de lo correcto y de lo equivo¬ cado, más allá de las culpas y de la vergüenza, más allá de quién gana o pierde, el mundo se convierte en un lugar más seguro y más sano su

en

Un Dios que se parece a mI

350

para

todos

nosotros.

Invito

a

las parejas

a

personalizar la siguiente apropiada y a incluirla

oración-afirmación de la forma que les resulte en sus discusiones y meditaciones familiares.

Abiertas

a conexiones saludables

movimiento de

eres una

que

hay entre nosotros.

realidad única,

no te

reduciré

a

mis fórmulas

y

defini¬

ciones. un

misterio

de las fértiles fronteras de Una

afirmación de

nuestra

nuestra

a

cada

pro¬

frustración, ayude a encontrar el espacio intermedio

que nos causa

inevitables diferencias,

el sagrado lugar de encuentro de lo equivocado. Juntos confiamos en que la Sabiduría profunda nos muestre un camino en el que ambos ganemos, un camino cómodo para los dos, un camino que nos aporte mayor sanación y alegría. para que nos

ayude

a encontrar

está más allá de lo

nuestra

Sentadas

aportado

ido

su

en

que

correcto y

vinculación florezca, día

a

a un com¬

día.

círculo, las mujeres comparten los dones

que

les ha

despertar:

Según he ido profundizando en mi propia espiritualidad he aceptando quien soy cada vez más. He trabado amistad con el

su

vida encaje

afirmación al menos una vez por semana: «Mi compañero tiene el derecho de vivir su vida y hacer su camino. Tiene derecho a cometer sus propios errores. Sus elecciones son tan buenas como las mías.» No quiero que él interfiera en los sos

que

esta

doy y no

pa¬

tengo

derecho a minar los

Este cambio de actitud ha sido

relación. Ha cambiado

su

un

pasos que

tremendo

base misma de

regalo

manera

él desee dar. para nuestra

fundamental. colleen

encontrarme con

blema

Que

duría profunda. No puedo hacer que el guión de como yo deseo. Ya no me ocupo de su vida.

He encontrado

vinculación

Juntos invocamos la Sabiduría profunda, para que nos ayude a encontrar una vía de solución

entre nuestras

sigue mi receptividad

soledad.

Somos compañeros.

para que nos

que

a

Recito

incomprensible, no trataré de descifrarte. Eres una persona libre, no trataré de poseerte. Tu camino es sagrado. No lo juzgaré ni lo manipularé. Guardaré y protegeré tu soledad. Honraré y respetaré tus fronteras. Te saludaré con frecuencia en el jardín sagrado que plantamos juntos a lo largo Eres

reflujo

mi compañero, su flujo y reflujo y sus comportamientos in¬ eficaces. Ahora sé que en su vida, como en la mía, actúa una Sabi¬

Nuestro compromiso mutuo Tú

y

pañero. He reconocido mis puntos flacos y comportamientos in¬ eficaces en las relaciones y, como consecuencia, también acepto más

Respeto la distancia

flujo

351

un

lugar sagrado y de

los hombres:

mos, nos

respiramos

nosotras,

también tienen

en

él

nos

mutuo respeto en notamos,

el que

comparti¬ Ellos, como

nos

abrazamos mutuamente. heridas y están en su camino de sana¬ ción. Ya no me siento obligada a ser su curandera. Puedo apoyar¬ les para que se curen a sí mismos en compañía de otros hombres. También quiero poder mirar con compasión a los hombres que es¬ tán seriamente heridos y que se comportan abusivamente. Ya no los elegiré como amantes, pero quiero incluirlos en mis oraciones y nos

sus

y esperanzas.

Los hombres que se están

presentando en mi vida reflejan una profundización de mi autoconciencia y de mi autoestima. A medi¬ da que me voy asentando más en mi propia vida me siento más có¬ moda con los hombres. Quiero estar con ellos, quiero sentirme desafiada en las interacciones con ellos. Quiero sanarme con nues¬ tros intercambios saludables. Descubro que los hombres son muy sabios. Solía pensar que las mujeres éramos las únicas portadoras de sabiduría, pero estoy descubriendo la sabiduría y la sanación únicas que los hombres me ofrecen y ofrecen al mundo en general. Erin

Un Dios que se parece a mí

352

cada uno de mis amantes lo fuera todo para mí. Si nos sentíamos muy cerca, entonces la cosa iba bien. El debía ser la persona competente que supliera mi incompetencia. Jugué esta dinámica con un hombre con el que casi me casé. Era un caballero de reluciente armadura, un líder carismático, todo lo que pensaba que un hombre debía ser. Me aferré a él porque era la respuesta para mí, pero, cuando la armadura se agrietó, dejé de amarlo porque ya no encajaba en mi imagen de la perfección. El fin de esa relación fue lo mejor que me ha pasado en mi vida. Me obligó a reconocer por fin que todo lo que anhelaba y admiraba en ese hombre estaba presente en mí. El hombre con el que acabé casándome no encaja en mi ideal para nada. Se cae a pedazos regularmente, es humano y vulnera¬ ble. Actualmente está lidiando con algunos asuntos muy difíciles de su familia de origen. Todas sus antiguas formas de ser que ha¬ bía mantenido intactas durante cuarenta y cinco años se están desintegrando y ahora se siente libre de mostrarse vulnerable Solía necesitar que

ante

mí.

preocupa que mi vida se pueda caer a pedazos por¬ la suya esté cambiando. Aunque pase por una crisis absoluta yo le sigo apoyando. Para él ha sido muy curativo estar con una mujer que le permite mostrarse totalmente vulnerable y descom¬ puesto, una mujer que sigue afirmando su valía y su belleza. Vemos nuestra relación como un recipiente que puede conte¬ ner nuestro cambio y crecimiento. Por eso todo lo que ocurra den¬ tro del recipiente está bien; el recipiente se mantiene intacto porque cada uno somos autor de nuestra propia vida. Mi vida no depende de lo que mi compañero decida hacer. Estoy comprometida con mi propia vida y con nuestra vinculación. Ya no siento que sean sus deseos y necesidades los que conforman la relación, que sus decisiones sean las mías ni que sus traslados profesionales deter¬

Ya

no me

que

minen los míos.

rebekah

Abiertas

a conexiones saludables

Relaciones

353

de igualdad: esperamos

la reciprocidad

Una mujer que se hace eco de la dramática afirmación de Ntozake Shange «encontré a Dios en mí y la amé fogosamente» está diciendo que «el poder femenino es fuerte y creativo». Está di¬

ciendo que en

ella,

el principio divino, el poder de salvar buscará salvadores masculinos.

y sustentar,

está

que ya no

carol christ,

Womanspirit Rising

La dinámica de

poder cambia en una relación cuando la mujer justo lugar al lado del hombre, cuando ya no está disponible para relaciones basadas en el dominio o en las que los intereses del hombre sean prioritarios. La mujer asume la reciprocidad, dice lo que piensa y espera que su compañero escuche y valore sus pensamientos, ideas y preocupaciones; expresa sus sentimientos esperando que él sea su testigo sin invalidarlos. Ella aporta la plenitud de sus años, su experiencia, su poder y su sabiduría a la relación y espera que su com¬ pañero permita que su vida se vea afectada, tocada y cambiada por quien ella es. En el gran mundo de amigos y colegas masculinos está ocurrien¬ do una metamorfosis similar. Las mujeres se sienten iguales a los hombres sin tener que pensar en ello y son conscientes de las ventajas de ser mujer. Se dan cuenta de que pueden integrar pensamientos y sentimientos de una forma que a los hombres les resulta imposible. Valoran y celebran el hecho de que la forma de pensar y de hablar de los problemas que tienen las mujeres sea diferente a la de los hom¬ bres. Ya no se denigran a sí mismas. Están contentas de ser mujeres y aportan sin vergüenza alguna la plenitud de sí mismas a sus interac¬ ciones con amigos, amantes y colegas. El viejo método de que «al¬ guien esté abajo para que alguien esté arriba» está desapareciendo y las mujeres pueden deleitarse en lo masculino porque han empezado toma su

a

deleitarse En el

en

sí mismas.

capítulo 4 exploramos la conexión entre nuestras heridas religiosas y los comportamientos ineficaces que arrastramos hasta nuestra vida adulta. Ahora te invitamos a hacer tu inventario personal sobre el tema: «Si Dios es hombre, entonces los hombres son dioses.»

354

Un Dios que se parece a mí

En

este

día

ese

punto de nuestro trabajo compartido te invitamos a poner al inventario para que pueda reflejar la transformación que has

experimentado. Añade tus propias reflexiones a las siguientes: «Si Dios es hombre, entonces los hombres son dioses.»

Abiertas

a conexiones saludables

«Limito mi vida y ros, amantes e



silencio mi inteligencia para que mis compañe¬ incluso profesores no se sientan amenazados por mí.»

Actualmente

niego a limitar mi vida para que otros se sientan relación igualitaria en la que cada uno aporte al intercambio el 100 por 100 de su persona. Permitimos que la vida de cada uno de nosotros se amplíe con los dones de los demás. me

mejor. Espero ♦

355

El Dios de mi comprensión es una mujer que no tiene vergüenza y está llena de sí misma, un mujer valiente que ha asumido su justo

lugar al lado del hombre, y una mujer inteligente que valora su pro¬ pia forma de pensar y de ser en el mundo.

«La relación

una

con un

hombre

es

algo

«Delego ♦

en

los hombres

en

situaciones laborales.»

las situaciones laborales. Valoro los capacidades que aporto en mi puesto de trabajo. Trabajo con los hombres como compañeros. Ya no me siento intimi¬ dada por su presencia e inteligencia.

Soy

una

participante activa

en



talentos y ♦

«Me retiro ♦

Ya

no

en

las discusiones

suelo discutir,

no es

con

los hombres.»

mi estilo de comunicación. Las discusio¬

conllevan que alguien gana y

alguien pierde. Actualmente parti¬ cipo en interacciones saludables. Cada uno expresamos nuestras preocupaciones o problemas y después el desafío consiste en descu¬ brir de qué forma ambos podamos salir ganando por el bien de la re¬ nes

quedo callada

en

los

grupos

mixtos, permitiendo

que

los



Disfruto de mi calidad de vida, de mis pensamientos e intereses, y aporto este disfrute de mí misma a los grupos mixtos. Espero que se me escuche con respeto y que los demás puedan ampliar su horizon¬ te gracias a su encuentro conmigo. En los grupos mixtos miro a los ojos de las mujeres para recono¬ cer su presencia; escucho sus historias y preocupaciones; planteo preguntas a las mujeres en lugar de delegar en los hombres del grupo.

Actualmente tengo una vida plena que incluye amigos especiales, proyectos personales e intereses prioritarios. No tengo tiempo de elevar a ningún hombre a la categoría de un dios.

de la familia.» ♦

Lo más

la actualidad es mi propia vida. Espero que encarguen de sus propias necesidades emocionales y espirituales en compañía de otros hombres. Ya no estoy a su servicio y espero que aporten a la relación plenitud en lugar de vaciedad. Me siento atraída por hombres que han aprendido a hacerse cargo de sus necesidades prácticas y no buscan una madre. Y no espero que el hombre se haga cargo de mis necesidades, tomo la responsa¬ bilidad de mi propia vida. Soy la principal cuidadora de mí misma. importante

los hombres



hombres dominen la discusión.» ♦

deseado. Él se convierte que las de mis hijos,

«Dejo de lado mi propia vida para correr detrás de los hombres y después considero una obligación satisfacer todas sus necesidades —sexuales, emocionales y físicas— de la misma forma que mi madre dedicó su vida a satisfacer las necesidades de mi padre. Él era el dios

lación. «Me

muy

Dios; sus necesidades son más importantes las de mis amigas o las mías.» en un

en

se

«Los intereses de los hombres son mucho más importantes que los míos y sus conversaciones, profesiones y decisiones tienen más peso que

de

sus

un

para

aprender y crecer a remolque han mostrado interés

idea, proyecto o curiosidad míos. Ellos son superiores y yo inferior. Nunca he tenido una relación saludable e igualitaria con hombre, y pienso que eso es algo imposible.»

por una

soy

las mías. Amplío mi vida

intereses. Los dioses masculinos apenas

356



Un Dios que se parece a mi

Ahora sé que

a conexiones saludables

relaciones igualitarias y saludables los hombres hayan cam¬ biando; lo que ha cambiado es mi visión de las posibilidades desde que he entrado en una relación amorosa y respetuosa conmigo mis¬ ma. Ya no me detesto a mí misma, ya no creo que soy inferior. Entro en relación con los hombres como una persona completa y espero

lación.

respeto y compromiso ?nutuo.

compañero

con

es

posible

Abiertas

los hombres. Y

tener

esto no es

así porque

Espero

Sentadas

en

círculo, las mujeres comparten los dones de

des¬

su

valorada

y

respetada

por

soy y por

lo

Ferrel Entré

en

el matrimonio sintiendo que no era tan

y que

no

demostraba

sufrir

una

gran

mi formación

debajo

no era tan

constantemente.

amplia

lista

mi

como

como

la

Era horrible sentir

suya.

que

si

inteligente en una conversación dada iba a derrota y acabaría sintiéndome avergonzada y es¬

ser

muy

túpida. La única

factoria

manera

de

entrar en una

relación

mutuamente

satis¬

los hombres es desarrollar una relación conmigo misma. He vuelto a casa, a mí misma, a mi cuerpo, a la validez de mi experiencia, fuerza y espe¬ ranza de mujer. La consecuencia es que ya no espero que los hombres me den una identidad o una vida. Estoy al mismo nivel que ellos en todos los terrenos. Ya no estoy apegada a ellos ni me opongo a ellos, lo cual he necesitado hacer durante algún tiempo. Ahora puedo ser su amiga y aliada, y puedo permitir que ellos y respetuosa con

satisfactoria y respetuosa

sean

los míos. Rebekah

A medida que iba progresando mi sanación y que la inteligencia de las mujeres reclamé la

reconocer

lectual

en

la

de sentirme

empezaba a igualdad inte¬ relación. Ya no constriño mi inteligencia por el hecho inferior y tengo más acceso a ella. Comparto mi sabi¬

duría femenina y mi intuición con mi compañero. Este cambio

profunda reciprocidad que tanto valoro en mis relaciones ha convertido en la medida de la profundidad busco en relación con un hombre. Ya no establezco relacio¬ que la nes que no sean vitales y positivas para ambos. ¿Por qué otras ra¬ zones podría desear estar en relación que no fueran la expansión de mi conciencia, la ampliación de mis límites y la valoración de

me

ha

proporcionado un gran alivio y una gran comodidad. Ahora, cuando no sé algo o no he leído el libro que se está co¬ mentando, acepto que no tengo que saberlo todo. Y dicha admi¬ sión es un reconocimiento de mis límites, no de mi inferioridad. No pienso ni por un minuto que no soy tan brillante como mi compañero o que él está más leído que yo. Y a un nivel más pro¬ fundo estas medidas y comparaciones ya no me importan porque he recuperado lo que es verdaderamente importante para mí.

La

con

quien

que aporto.

Me sentía por

pertar:

ser

357

colleen

las mujeres se

Amar

nuestros cuerpos: en presencia

de los hombres

mis intereses?

Quiero estar con alguien que esté dispuesto a crecer y a ex¬ pandirse junto a mí, alguien que esté dispuesto a entrar en una relación entre iguales y a reconocer cómo le afecto. En el pasado hubiera considerado que este deseo era ridículo. El hombre era el profesor e inspirador, mi única aportación era la de ser un ob¬ jeto sexual. Ahora me he asumido a mí misma, mi inteligencia, sabiduría y claridad femeninas, y aporto esta plenitud a cada re-

Los elementos masculino y

femenino, exactamente iguales y esenciales para mantener el equili¬ brio del universo como la electricidad positiva y negativa, como las fuerzas centrífugas y centrípetas, y las leyes de atracción que unen todo lo que conocemos en este planeta que habitamos y en el sistema alrededor del cual giramos. mutuamente

compensados,

elizabeth cady

son

stanton, La Biblia de las mujeres

358

Un Dios que se parece a mí

En los círculos de

mujeres nos hemos sanado de la vergüenza que acompañaba a nuestros cuerpos, nuestros procesos naturales y nues¬ tro envejecimiento. Actualmente nos negamos a malgastar nuestra preciosa energía de vida en ocultar nuestros cuerpos, disfrazar las se¬ ñales de nuestro envejecimiento y mantener en secreto las actividades de nuestra vida. Por el contrario, lo que hacemos es celebrar los años y la sabiduría que acumulamos y los cambios acaecidos en nuestros cuerpos y en nuestras vidas. Elegimos relaciones con mujeres y hom¬ bres que tengan el coraje de integrar la persona que somos actual¬ mente y la persona en la que nos convertiremos en las próximas déca¬ das de nuestras vidas. Elegimos como compañeros a hombres que han reconocido sus propias trabas con los cuerpos femeninos, sus procesos naturales y el envejecimiento. Hombres que no están intere¬ sados en las mujeres como ornamentos y que atraen como compañe¬ ras a mujeres poderosas. En los círculos de mujeres hemos vuelto al hogar de nuestra pro¬ pia sexualidad. Inspiradas por María, hemos vuelto a descubrir las maravillas de nuestro cuerpo, su enorme potencial erótico y su capa¬ cidad de deleite sensual. Nos hemos responsabilizado de nuestro pro¬ pio placer y satisfacción, practicando rituales de autoplacer que no abandonamos aunque estemos en una relación sexual. Gracias a di¬ chos rituales aumenta nuestro amor por nuestro propio cuerpo, des¬ cubrimos lo que nos excita, entendemos nuestras heridas y nuestra ar¬ madura sexual y profundizamos en la satisfacción y alegría que nos producimos. Hemos llegado a creer que una vida sexual personal es el prerrequisito esencial para compartir una intimidad sexual sana con un

compañero.

Como consecuencia de ciones sexuales igualitarias.

sanación sexual esperamos

rela¬ Ya no definimos la sexualidad según las necesidades y deseos de los hombres, estamos en contacto con nues¬ tras propias necesidades y deseos, y los llevamos a la cama para com¬ partirlos y expresarlos. El placer del hombre ya no es prioritario, es¬ peramos derivar placer y satisfacción de nuestras relaciones sexuales íntimas. Ya no somos espectadoras que esperan que el hombre tome la iniciativa, somos participantes activas en cada encuentro sexual. Aportamos sin vergüenza nuestra comprensión de mujeres a las relaciones sexuales. Dicha comprensión nos lleva más allá de la orien¬ tación sexual de la cultura, que sólo piensa en resultados, e incluye la nuestra

Abiertas

359

a conexiones saludables

expresión de la amplia serie de sentimientos que acompañan a cada relación íntima, sentimientos de calidez y cuidado, de enfado y pa¬ sión, de ternura y apoyo. Hemos llegado a creer que la sexualidad ali¬ menta el compromiso emocional entre compañeros y que debe desarrollarse armoniosamente

en un

entorno

emocional

en

el que

los

estén

juntos porque disfrutan de su mutua compañía. Animo a las parejas a que la comprensión sexual de la mujer —com¬ prensión orientada al proceso— desinfle la presión por conseguir re¬ sultados que invade la mayoría de las relaciones. Cuando el orgasmo y la eyaculación dejan de ser el objetivo principal de la interacción se¬ xual, las parejas son libres de encontrarse y darse placer sin tener que seguir un guión preestablecido. No hay objetivo que conseguir, no hay una forma correcta de hacerlo. El encuentro se centra en las sen¬ saciones de placer sin tener un fin en mente y así los amantes son li¬ bres de disfrutar de sus toques mutuos, con lo que el toque se con¬ vierte en un objetivo en sí mismo y no en un medio para otra cosa. Así, la pareja disfruta de la calidez y de la cercanía de su conexión que se desarrolla espontáneamente. Wendy y Richard imaginan su cama como un terreno de juego sa¬ grado que puede dar cabida a cualquier cosa: sus heridas, sus intentos y pruebas de mantener otro tipo de sexualidad, y el rico potencial de su sanación. En él se puede expresar cada sentimiento, sensación, re¬ cuerdo, miedo e inseguridad. Su cama se ha convertido en un lugar sagrado donde se reúnen para sanar las heridas que llevan consigo a la relación sexual y para profundizar en su intimidad de pareja. En la boda de Wendy y Richard concluí mis reflexiones con las palabras que siguen. Me fueron inspiradas por las mujeres de nues¬ tros círculos que han cuestionado la sexualidad de su compañeros, orientada a conseguir objetivos, y están aportando una nueva visión amantes

de la sexualidad

a sus

relaciones.

«Dos soledades

Saludarse

es

se

saludan

mutuamente.»

descubrir la maravilla de los

contactos

simples.

Richard mientras prepara la cena. Mirar a Wendy a los ojos mientras habla de su día. Saludarnos mutuamente con los ojos y Tocar

con

a

los cuerpos. Saludarnos mutuamente

Saludarnos

mutuamente con

Establece

ternura,

cuanto antes un

con

pasión

y

palabras calidez.

ritual de saludo

en

tu

y

sin ellas.

relación para

360

Un Dios que se parece a mí

las presiones del mundo no invadan la delicia pura de tu amor. la mañana antes de levantaros. Saludaos al mediodía para ofreceros apoyo. Saludaos cuando os acostéis por la noche para compartir mutuamente los problemas y la belleza que trae cada día. Cread un tiempo sagrado que puede ser una hora al día, un fin de semana al mes o una semana al año para estar juntos y solos, para responderos mutuamente de manera natural, sin presiones y ni horarios. Encontraros en el jardín, en el borde fértil de vuestras soledades. Venid sin expectativas, no tiene que pasar nada espe¬ cial; venid sin otro programa que el de estar en vuestra mutua compañía. Venid a mirar y a escuchar, abiertos a vivir lo que surja, venid a compartir las riquezas de vuestra soledad. Wendy y Richard, «el amor humano consiste en esto: que dos soledades se protejan y se toquen y se saluden mutuamente». que

Saludaos por

Sentadas

en

círculo, las mujeres comparten los dones de

su

des¬

pertar: Mi marido

todo lo que soy, incluyendo mi cuerpo. Pone de mi cuerpo que a mí me cuesta valorar —co¬ mo el estómago cuando se me hincha mucho con el periodo— y me dice: «Me encanta esta parte de ti.» El me anima a amar las partes de mí misma que he considerado inaceptables. Resulta muy sanador oír unas afirmaciones tan amorosas vi¬ niendo del hombre de mi vida. Siempre había asumido que un hombre no podría amarme cuando me hiciera mayor. Ahora sé que no me quería a mí misma. Con el apoyo de otras mujeres he empezando a honrar quien soy y a valorarme. Y el resultado es que he sido capaz de atraer a mi vida a un hombre cuya riqueza y profundidad le permite amar mi cuerpo sin esfuerzo. las

manos en

ama

partes

Rebekah

Anteriormente

tenía la sensación de que

el acto sexual fue¬ compulsión enraizada en el incesto de mi infancia. Estaba fuera de mi cuerpo. No estaba disponible para la intimidad sexual. Hay un tipo de intimidad sexual sana que es¬ ra

sagrado. El

no

sexo era una

pero encontrar en

mi

nueva

relación.

Abiertas

a conexiones saludables

Soy

361

los intercambios sexuales. Me hacen sentirnos bien y nos resultan placenteras. Observo este cambio de comportamiento y me quedo anonadada porque en la relación incestuosa con mi pa¬ dre era absolutamente fundamental que yo permaneciera total¬ mente pasiva. Esta pasividad se había transmitido a todas las rela¬ ciones íntimas con los hombres, siempre seguía su iniciativa. ¿De dónde ha surgido esta asertividad? Surge desde dentro de mí. Mi vida es lo suficientemente segura para que pueda emerger. Mi una

participante activa

descubro iniciando las

asertividad sexual

me

cosas

en

que nos

fortalece

enormemente.

Ferrel Entré

el círculo de mujeres a

la defensiva y avergonzada habíamos dejado de tener relaciones sexuales. No teníamos ningunas ganas de tenerlas. Me sentía sexualmente inadecuada, sentía que había algo feo y desagradable en el sexo y en sentirse excitada, por eso no podía soltarme. Me retenía para mantener una imagen sanitaria, guapa y perfecta de mí misma. Mantuve esta fachada aunque sabía que me faltaba algo maravilloso y esencial. A lo largo de los últimos tres años he reconocido abiertamente el dolor que me produce el hecho de estar separada de mi cuerpo y de mi sexualidad. En el círculo de mujeres afirmé que mi cuerpo es una parte esencial de mi espiritualidad y que aceptarlo era mi pri¬ mer paso hacia la sanación. Ha sido un regalo maravilloso nom¬ brar las partes de mi cuerpo abiertamente y comenzar a confiar en mis sentimientos, sensaciones y necesidades corporales. Del trabajo que realizamos juntas emergió una Diosa Sensual. Es una mujer que está en posesión de su sexualidad: franca, es¬ pontánea y aterrizada. No le preocupa su apariencia externa, sólo le preocupa estar en armonía con los ritmos profundos de la tierra y con su propia sexualidad. La Diosa Sensual se ha convertido en una imagen poderosa. Me da permiso para ser aterrizada, salvaje y porque

sexual

en

mi compañero

con

mi

y yo

compañero. colleen

362

Un Dios que se parece a mí

Un círculo

de apoyo: no

más

caballeros

en su brillante armadura

La confianza

puede darse descuidadamente, porque hay herida por ahí... Y, sin embargo, hay personas de ho¬ nor y lugares donde refugiarse. Una podría preguntarse fácilmen¬ te, ¿pero cuál es la alternativa a la confianza? ¿No hemos tenido ya suficiente aislamiento? Reconocer nuestra añoranza de intimidad, no

necesidad de cercanía,

no es

MARILYN

A medida que

el

debilidad sino sabiduría.

SEWELL, Cries of the Spirit

de Dios cambia en nuestra experiencia compañía de mujeres y menos tiempo giran¬ do en torno a los hombres. Las mujeres dejan de ser un relleno entre relaciones y pasan a ser una base de apoyo. Se han convertido en el rostro femenino de Dios para nosotras. En los círculos de mujeres he¬ mos buscado y encontrado a un Dios que se parece a nosotras; en los círculos de mujeres hemos llegado a amarnos y aceptarnos; en los círcu¬ los de mujeres compartimos nuestra fuerza, experiencia y esperanza más tiempo

pasamos

comunes

mientras

rostro

en

nos aventuramos en

de las relaciones saludables

con

el territorio

no

cartografiado

los hombres.

Hemos llegado a creer que ninguna persona sola puede satisfacer todas nuestras necesidades. Nuestro círculo de apoyo se ha ampliado

de expectativas irreales nuestras relaciones con los hombres. Los hombres ya no determinan si nuestras necesidades y emociones son reales, válidas o importantes, lo determinamos noso¬ tras mismas. Ya no pedimos a los hombres que definan y evalúen nuestra salud emocional. Tomamos la responsabilidad de nuestras ne¬ cesidades emocionales discerniendo qué es lo que necesitamos real¬ mente y quién es la persona apropiada para satisfacer esa necesidad. Ya no nos dirigimos únicamente a los hombres para satisfacer y ya no cargamos

nuestras

necesidades. Nos damos

363

a conexiones saludables

espiritual y nos ofrecen una calidad de comprensión y reconocimien¬ que sólo se puede obtener de otra mujer. Sin embargo, también hay veces en las que pedimos a un compañero que satisfaga nuestra nece¬ sidad. La diferencia es que ahora somos muy claras respecto a lo que deseamos de ellos. Ya no esperamos que un compañero nos lea el pensamiento, por eso tomamos la responsabilidad de expresar nues¬ to

mucha gente

nuestra

Abiertas

cuenta

de que contamos con otras

mujeres más a menudo que con los hombres. Muchas de nuestras ne¬ cesidades emocionales, espirituales y de intimidad se satisfacen en los círculos de mujeres. Las mujeres confirman la validez de nuestras ne¬ cesidades y nos recuerdan que experimentar un amplio abanico de sentimientos en un solo día es sano y natural. Apoyan nuestro camino

tras

necesidades claramente. Esta

ha hecho disminuir la presencia de tiempo vivifi¬ cante y confuso. Algunas de nosotras no sabemos cómo hacer encajar a los hombres en nuestras vidas ahora que ya no dependemos tanto de ellos, ahora que contamos con el apoyo de otras mujeres y que he¬ mos experimentado una cualidad de intimidad añorada y, sin embar¬ go, muy pocas veces experimentada con los hombres. Desde este nue¬ vo lugar nos preguntamos qué queremos y qué necesitamos de ellos. hombres

De

ampliación de los en nuestras

momento

sólo

La relación

apoyos

vidas. El cambio ha sido al mismo

tenemos

respuestas

los hombres

tentativas.

plantea algunos desafíos muy resulta cómodo y nos hace esforzarnos por lograr la totalidad. Su visión del mundo nos in¬ vita a estar claras con la nuestra. Sus prioridades que se dirigen hacia el amplio mundo nos desafían a evaluar nuestra excesiva implicación con ellos a expensas de nuestras propias prioridades y preocupacio¬ concretos.

nes.

con

nos

Nos hace ir más allá de lo que nos

Los hombres activan toda

una

serie de sentimientos

a

los que no

relación íntima, que nos permite fa¬ amplia serie de emociones y nos ofrece una in¬ formación preciosa sobre nosotras mismas y nuestras respuestas a ellos. La relación con un hombre nos ofrece la oportunidad de practi¬ car los comportamientos saludables que hemos aprendido en compa¬ tenemos acceso

miliarizarnos

ñía de las

excepto en una

con una

mujeres.

Sentadas

en

círculo las mujeres comparten

los dones de

su

des¬

pertar: Los hombres ya no son tan

en mi vida como so¬ disminuyen la plenitud de vida de mujer. En el pasado tenía unas expectativas muy irrea¬ y ponía demasiada presión en los hombres pensando que iban

lían serlo. Ya mi

les a

no me consumen,

importantes ya no

satisfacer mis necesidades. Ahora

me

siento llena de los dones

364

Un Dios que se parece a mí

del

poder, el

la sabiduría que he encontrado en mí misma y fuerza, esperanza, dolor y desafío que las mujeres de mi vida me proporcionan en nuestras honestas de las

amor y

numerosas

situaciones de

Abiertas

También

aprendo de él y él aprende de mí. Ya no estoy dispuesta a a mí misma, a desfigurar una parte de mi vida para agradar a un hombre. abandonarme

interacciones. Desde

Emily

lugar de vuelta a casa y al círculo de mujeres me siento fresca y renovada. Me siento tan satisfecha que no me falta nada. No hay vacío. En compañía de otras mujeres se me ha de¬ vuelto mi cuerpo, mis opciones de vida, mi trabajo, mis hijos y mi poder. Aporto a cada interacción con un hombre una mujer bien pulida, que ha descrito el círculo completo y celebra su propia existencia y la de sus hermanas e hijos. este

Erin En el

pasado todas mis interacciones con los hombres tenían ocultas. Una relación era algo vergon¬ zoso y no podía ni imaginarme que podría vivirla abiertamente. Como resultado de la sanación experimentada en la comunidad de mujeres tengo una nueva visión de mi ser en relación y al mis¬ mo tiempo de mi ser con otra gente. que permanecer secretas y

Mi anhelo de misma así

resto

como

estar

conectada surge

de la conexión

con

de mi conexión conmigo mujeres. Estas conexio¬

otras

han aterrizado y me permiten sentirme vinculada con el raza humana. Veo la relación con un hombre como una ex¬

nes me

de la

pansión de dicha conexión. Para alguien vida

tan

que había vivido una cambio increíble: es tan profundo ha alcanzado el nivel molecular.

aislada

siento

que

que

esto

supone un

Ferrel Mi

espiritual. Los caminos que hemos ele¬ diferentes y, sin embargo, compatibles. Yo he adop¬ tado una espiritualidad que afirma a la mujer y él ha encontrado su hogar espiritual en el Budismo Zen. Su meditación diaria es im¬ portante para él y a veces le acompaño. En mis anteriores relacio¬ nes sentía que era absolutamente imprescindible hacer cualquier cosa que el hombre considerara importante para probarle mi amor y devoción y garantizar la supervivencia de la relación. Actual¬ mente respeto la forma que ha tomado mi propia espiritualidad.

gido

365

a conexiones saludables

compañero es

son muy

muy

A medida que he ido teniendo relación con mi compañero ha ido

más contacto con mujeres, la perdiendo importancia en mi conciencia y ocupa un lugar más reducido en mi vida. Mi compa¬ ñero ya no domina mi vida, mis pensamientos y mis sentimientos. Es menos significativo y está menos presente en mi psique. Estoy más clara. Tengo mi propia vida y puedo hacer cosas de manera completamente autónoma. Tomo mis propias decisiones. Creo sa¬ ber lo que siento. Mi relación ha cambiado mucho, es un organis¬ mo nuevo y diferente. Antes esperaba que él estuviera siempre presente y se encarga¬ ra de mis sentimientos, pero ahora ya no tengo esas expectativas. El sólo

es una

hebra dentro del rico entramado de apoyo que ro¬

dea mi vida. Muchos

momentos en

los que me siento ansiosa o

molesta, o cuando tengo que pensar y hablar sobre un tema con alguien, no acudo a él. Me siento feliz de ir a otras personas. Mi vida está llena de gente con la que me comparto y comparto mis éxitos y mis problemas. colleen

(5ap'úu\o

15 Despiertas a espiritualidad afirma

una que.

la mujer

a

LAS TEORÍASPSICOLÓGICAS, laselaboraciones teológicas y la re¬ tórica de la

do de

de

recuperación

nuestras

no

fueron

capaces

de llegar al fon¬

heridas de mujer. Por sí solas fueron incapaces

heridas y

de desenmarañar los patrones de compor¬ habían controlado durante años. Oramos y esperamos, tomamos resoluciones y probamos los consejos de un ex¬ perto tras otro, pero todos estos esfuerzos por cambiar sólo supusie¬ sanar nuestras

tamiento ineficaz que nos

ron un

alivio momentáneo.

Llegado el trar

de lleno

Dios de

momento, estuvimos las áreas heridas de

en

comprensión,

plenamente preparadas nuestra

Dios

para en¬

vida. Allí descubrimos

a

imagen y seme¬ janza. En este viaje hacia la espiritualidad autodefinida tuvimos que exorcizar los antiguos nombres e imágenes de lo divino y adoptar al¬ ternativas que afirman a la mujer. A medida que fuimos sumergiéndonos en estas nuevas imágenes tomamos conciencia de recursos espirituales que habían permanecido un

nuestra

un

a nuestra

Un Dios que se parece a mí

368

Despiertas

despertar espiritual fue más allá de las pa¬ llegó hasta la profunda herida del odio hacia nosotras mis¬ mas. Hemos dejado de sentirnos excluidas de lo divino y empezamos a festejar nuestro ser sagrado. Ya no nos creemos inferiores y festeja¬ mos nuestra bondad, poder y coraje. Ya no necesitamos que otros nos validen, legitimen y salven; valoramos y celebramos la riqueza de nuestros propios recursos internos. dormidos

Este

en nosotras.

lino y, en la medida que

labras y

Despiertas

al poder del

3.

elegir nuestros propios lugares de culto y no dejar impongan un programa ajeno a nuestro espíritu.

mujeres hemos conectado

a creer que

2.

son

jeres causadas

por

a

las heridas de las

el predominio del lenguaje del Dios

mu¬

mascu¬

a un

ha ido pro¬

somos libres de elegir qué aspectos del pasado religioso integraremos en nuestra espi¬ ritualidad en proceso. Dios padre se ha convertido en una de las muchas imágenes sanadoras posibles. Hemos llegado a creer que el Espíritu Universal se presenta ante nosotras individualmente, que entra en nuestras historias personales y encarna su presencia en términos de nuestra ne¬ cesidad. A medida que nos hemos ido abriendo al Espíritu Universal que reside en nuestras vidas han ido emergiendo nuevas imágenes y el rostro de Dios ha cambiado. Honramos

rostro

de Dios

en nuestras

sación de la interconexión de todas las

vidas.

nos







cosas.

Como

nuestra

pro¬ para nosotras y confiamos en ella no sentimos amenazadas cuando oímos la verdad de los demás.

pia experiencia

mucho más

naciones. Hemos mirado directamente

se

llegado a creer que existen muchas opciones diferentes para referirse a lo divino. Cada una de nosotras es libre de com¬ partir el Dios de su comprensión en su propio lenguaje e imáge¬ nes. En nuestras reuniones de autoayuda y círculos de mujeres puede haber una feminista que diga «Diosa», una fundamentalista que hable de «Dios padre», una budista que comparta su sen¬

con

la verdad última, la sabiduría y el profundos, elevados, amplios y ricos que cualquier nombre o imagen que emplee¬ mos para referirnos a él. Ahora sabemos que cada nombre e imagen tiene sus limitaciones y debe ser empleado sin fanatis¬ mo. El misterio no puede ser limitado dentro de un lenguaje. Hemos llegado a creer que entronizar una sola imagen de lo divino es idolatría y limita el vasto potencial de nuestras imagi¬ llegado

misterio del Universo

vislumbrar

4. Hemos

nuestro

1. Hemos

a

nuestro

el cambiante

Cries of the Spirit

los recuerdos de pasado religioso. Hemos clasificado los nombres e imágenes de Dios que habían seguido con nosotras hasta la etapa adulta. Se nos han ofrecido alternativas que afirman a la mujer frente a la exclusividad del lenguaje masculino de la religión. Rodeadas por mujeres de todas las edades e inspiradas por su coraje, nos hemos aventurado en aguas desconocidas para imaginar y nombrar a un Dios de nuestra compren¬ sión. En este acto hemos asumido la responsabilidad de nuestra vida, hemos aceptado nuestro propio poder y hemos tomado nuestro justo y legítimo lugar al lado de los hombres. Nuestra espiritualidad que afir¬ ma a la mujer está informada por las siguientes comprensiones: En los círculos de

hemos empezado

369

fundizando. Ahora

Dios de

lenguaje

MARILYN SEWELL,

que afirma a la mujer

Dios que se parece a nosotras nuestra sanación

Debemos que nos

a una espiritualidad

es

verdad

Algunas hemos ido más allá de las limitaciones de asignar a Dios un género. Nos referimos a Dios en términos impersonales, tales como Sabiduría Profunda, Poder Superior, Energía Sabia, Puente de Vida, Comunidad de Apoyo, Aliento Sagrado. Para nosotras, las cualida¬ des de la relación personal son innecesarias con lo divino. Algunas elegimos retener cualidades personales en el lenguaje que empleamos para referirnos a Dios, aunque tratamos de en¬ contrar una forma de eliminar el género. Empleamos términos como Sabia Amorosa; Creador, Mantenedor y Redentor; Amigo que Da la Bienvenida; Compasiva; Nutricia; Consejera; Buscador de los Perdidos; Ayudador* Algunas elegimos usar exclusivamente imágenes femeninas. Esta elección es un desafío a los ídolos de una religión que prefiere a *

Todos

estos

nombres

son neutros en

el original

inglés. (N. del T.)

370

Un Dios que se parece a mi

los hombres.



Empleamos nombres

Diosa, Mujer Dios, Her¬ y Madre de Toda Vida. Estos nombres afirman nuestra sacralidad, nuestro poder, nuestros cuerpos y nuestra voluntad. Algunas elegimos usar ambos géneros para referirnos a Dios. Esta elección reconoce que lo masculino o lo femenino, y lo neutro, por sí solos no abarcan un espectro de cualidades lo suficiente¬ mente amplio como para describir a la totalidad. Usando nom¬ bres como Madre-Padre Dios, oramos por la reunión de hombres y mujeres en paz y concordia. mana

Dios, Sofía, Un Dios

5. Hemos

llegado

con

como

Pechos Como Los Míos

el Dios masculino no siempre ha milagro de confianza que las mujeres hayamos continuado en la religión tradicional. Ofre¬ cemos nuestras sospechas como un regalo a las instituciones religiosas. Contamos nuestras historias, gritamos nuestras pre¬ guntas, liberamos nuestra ira. Damos voz a Aquello cuyo ros¬ tro ha quedado oscurecido y cuyos caminos se han distorsio¬ nado. Como los antiguos profetas, llamamos a la comunidad religiosa a confrontar la idolatría de Dios padre y llamamos a la religión a recordar su enseñanza original. sido fiel

Despiertas

a

a creer que

las mujeres,

que es un

al rostro femenino de

Dios

No cabe duda de que en los primeros estadios de la historia humana la fuerza mágica y la maravilla de lo femenino no eran me¬ nores que las que suscitaba el universo mismo; esto daba a la mu¬

jer

poder prodigioso y una de las principales preocupaciones población masculina era fragmentarlo, controlarlo y em¬ plearlo para sus propios fines. un

de la

Joseph Campbell, The Masks o/God Hemos recuperado la historia que se remonta las Escrituras hebreas y cristianas, antes del

a la época anterior «principio» definido por los hombres. ¡Reclamamos nuestra historia de mujeres desde el principio mismo! Hemos recordado los tiempos en los que se imagi¬ a

Despiertas naba

a

a una espiritualidad

lo divino

que afirma a la mujer

371

mujer que se parece a nosotras, que sangra experimenta la vida como nosotras. Inspiradas por Eva, hemos rescatado las antiguas creencias en una Gran Madre que dio a luz al cosmos y a sus habitantes, tanto hu¬ manos como divinos. Todo se gestó en su cuerpo y emergió llegado el momento. Y todo aquello que la Gran Madre dio a luz era bueno, era muy bueno. Recordamos los tiempos en los que las mujeres eran hon¬ radas por su implicación directa en los orígenes de la vida. Aprende¬ mos de las antiguas mujeres que no pedían perdón por la fertilidad de sus úteros, por sus vientres embarazados y por la plenitud de sus pe¬ chos. Mujeres que se regocijaban en ser encarnaciones de la Gran como una

y

Madre.

Inspiradas por Lilit, retomamos antiguas creencias en una Diosa actuaba en nombre propio y en el de todas las mujeres. Re¬ clamamos los antiguos caminos que enseñaban a la mujer a negarse a la sumisión y a la subordinación y que aplaudía a las mujeres por su asertividad. Recordamos antiguos tiempos en los que las mujeres eran honradas y valoradas tanto por su capacidad de nutrir como de realizar grandes cosas. Aprendemos de las antiguas mujeres que no pedían per¬ dón por su poder, coraje e independencia. Inspiradas por María, reclamamos los antiguos caminos que cele¬ braban a la Diosa y a su hijo salvador, su representante en la tierra que gobernaba desde su regazo. Recordamos los antiguos tiempos en los que la palabra virgen significaba «mujer que es una en sí misma»; nin¬ gún hombre era su dueño ni el actor de su vida, ningún hombre crea¬ ba su destino. Aprendemos de las antiguas mujeres que no pedían perdón por su sexualidad y que se negaban a rendirse a nada que no capaz que

fueran los ritmos naturales de la vida. Inspiradas por la Niña Divina aprendemos de los

tiempos anti¬ las líneas sucesorias se seguían a partir de la madre, la dadora de la vida. Un tiempo en el que los hijos de la madre eran legí¬ timos y respetables, y recibían el nombre y el estatus social que ella tuviera. Aprendemos de las antiguas mujeres que no pedían perdón por sus hijas. Mujeres que celebraban el nacimiento de sus hijas, que creían en la bondad de sus hijas, que nutrían la sabiduría de sus hijas y cultivaban el poder de sus hijas. Inspiradas por La Que Derramó Su Sangre, recuperamos las anti¬ guas creencias que celebraban a la Gran Madre, cuya «sangre lunar» guos en

los

que

Un Dios que se parece a mí

372

densificó dentro de su cuerpo y después se derramó para crear todo lo que es. Leemos sobre los antiguos caminos que mantenían se

que

la

sangre

de la mujer

es

mágica

en su

armónico flujo

con

la luna.

Recordamos los antiguos tiempos en los que el color de la realeza era el color rojo oscuro de nuestra preciosa sangre. Aprendemos de las

antiguas mujeres que no pedían perdón por sangrar. Inspiradas por Tamar y La Que Fue Cortada en Pedazos recupe¬ ramos estas antiguas creencias en una Diosa fuerte, que no se queda¬ ba esperando pacientemente mientras las que habían sido creadas a su imagen eran violadas, golpeadas, sufrían incesto y se les robaba su autoestima y su confianza en sí mismas. Recordamos los tiempos anti¬ guos cuando el respeto a la Diosa concedía a la mujer estatus, una voz y un tratamiento justo. Leemos sobre los antiguos caminos y leyes que establecían que el hombre que violara a una mujer sería condenado a muerte. Aprendemos de las antiguas mujeres que no pedían perdón por sus cuerpos ni por sus voces. Inspiradas por La Anciana Sabia aprendemos las antiguas creen¬ cias en la Diosa Anciana, que cambia como nosotras, que representa la vejez, el invierno y la luna menguante. Recordamos las antiguas so¬ ciedades que celebraban la acumulación de años en una mujer y res¬ petaban la retención de su sangre tras la menopausia. Leemos sobre los antiguos caminos según los cuales sólo las mujeres postmenopáusicas podían presidir los rituales y ritos sagrados. Aprendemos de las antiguas mujeres que no pedían perdón por la plenitud de sus años y de

sabiduría. Desenredando las historias de Eva, Lilit, María, La Niña Divina,

su

Que Derramó Su Sangre, Tamar, La Que Fue Cortada en Pedazos, y La Anciana Sabia de la omniabarcante historia del Dios masculino, hemos reunido coraje para recuperar nuestras propias historias. He¬ mos juntado sus fragmentos: empezando desde nuestro nacimiento, hemos viajado por los mitos de la creación y los símbolos que nos han conformado para después aventurarnos en el desarrollo de nuestros ciclos y ritmos corporales, explorar nuestra vulnerabilidad a la viola¬ ción y al incesto y reclamar la sabiduría de nuestra ancianidad. A lo largo del camino hemos confrontado los tabúes presentes en todas las tradiciones religiosas que dejan de lado nuestros cuerpos y procesos por considerarlos peligrosos e inmorales. Hemos ido más allá de estos tabúes para reclamar la sacralidad de nuestros cuerpos,

Despiertas

para

a una espiritualidad

que afirma a la mujer

373

explorar las imágenes que afirman a la mujer y reinventar creati¬ los viejos mitos y rituales que antes nos debilitaron.

vamente

Fuera de la

prisión de las interpretaciones masculinas, hablando propia voz, estas mujeres de la antigüedad se han convertido en imágenes sanadoras de lo divino en nosotras. En su presencia he¬ mos descendido a la riqueza de nuestras propias vidas. Nuestros es¬ pacios internos, antes desbordantes de vergüenza y culpabilidad, han quedado limpios y ahora los reclamamos como propios. Nos hemos reconciliado con nuestra bondad. Aceptamos todo lo que somos como algo valioso, aceptamos nuestra vitalidad, expresividad, espíritu, po¬ der, coraje e independencia; aceptamos nuestros cuerpos, nuestra se¬ xualidad, nuestros procesos naturales y nuestras heridas. Aceptando la totalidad de nosotras mismas avanzamos como mujeres a un tiem¬ con su

po

poderosas

Las

y

vulnerables.

perspectivas de una espiritualidad

que afirma a la mujer

Expresamos la espiritualidad en todo lo que hacemos. Es un que abarca todas nuestras actitudes, tan¬ to en la oración personal y comunitaria como en nuestro compor¬ tamiento, expresiones corporales y elecciones de vida; está presen¬ te tanto en lo que apoyamos y afirmamos como en lo que estilo, único en sí mismo,

rechazamos y negamos.

La

Anne

Inspiradas

CaRR, Women's Spirituality

los tiempos pasados hemos rechazado la religión estaba conformada por hombres, pensada para hombres y anclada en las experiencias masculinas. Hemos exor¬ cizado los remanentes de esa religión que se habían anclado en nues¬ tros cuerpos, mentes y vidas por medio de sus mitos, rituales e instruc¬ ciones, y de las creencias y costumbres familiares y sociales. Hemos asumido una espiritualidad que afirma a la mujer y reconoce la com¬ plejidad de los factores culturales y religiosos que han influido en el desarrollo de la vida de la mujer. Permitimos que los puntos de vista de dicha espiritualidad potencien la calidad de nuestras vidas; que vabasada

en

por

la vergüenza que

Un Dios que se parece a mí

374

loren los méritos de

religiosas, de los modelos tera¬ péuticos y de los principios de la recuperación; y que evalúen la reci¬ procidad de nuestras relaciones con amigos y amantes, profesores y terapeutas, y líderes religiosos. otras

enseñanzas

Despiertas

a una espiritualidad

Con La Que Derramó Su

Sangre rechazamos la preponderan¬ denigran el cuerpo de la mujer y sus procesos naturales. Rechazamos los mensajes vergonzosos de la familia, la religión y la sociedad que nos alienaron de los abun¬ cia de los tabúes

dantes Con Eva rechazamos la

preponderancia de un mito de la crea¬ ción que retrata a las mujeres como instigadoras del mal y que ex¬ cluye a la Madre de la creación del mundo. Rechazamos los mensa¬ jes vergonzosos transmitidos por la familia, la religión y la sociedad que pusieron el acento en nuestras equivocaciones, defectos e insu¬ ficiencias. Abrazamos una espiritualidad que afirma a la mujer y festeja la íntima participación de la Madre en los orígenes de la vida, recordándonos nuestra bondad original. Con Lilit rechazamos el dominio de los mitos

religiosos que fuertes y nos retrataron como víctimas im¬ potentes. Rechazamos los mensajes vergonzosos de la familia, la religión y la sociedad que resaltaban nuestra incapacidad de fun¬ cionar independientemente en nuestras vidas. Abrazamos una es¬ piritualidad que afirma a la mujer y nos recuerda nuestro poder, coraje e independencia originales. exiliaron

a

las mujeres

375

que afirma a la mujer

recursos

Abrazamos

religiosos

que

naturales presentes

en nuestros

ciclos

y

ritmos.

espiritualidad que afirma a la mujer y nos recuer¬ da la sacralidad original de nuestros cuerpos y nuestra conexión original con todas las mujeres del pasado, presente y futuro. una

Con Tamar rechazamos el dominio de los mitos y

teologías re¬ ignoran la experiencia de la mujer. Re¬ chazamos los mensajes vergonzosos de la familia, la religión y la sociedad que nos enseñaron a quedarnos calladas, a desconfiar de nuestra verdad y a culparnos a nosotras mismas por cualquier cosa que nos pasara. Abrazamos una espiritualidad que afirma a la mu¬ jer y nos recuerda nuestra expresividad original, que nos invita a sa¬ car nuestras historias del silencio y que apoya nuestra negativa a cargar con los pecados de otros en nuestros cuerpos y en nuestras ligiosos

que

marginalizan

e

vidas. Con La

Que Fue Cortada En Pedazos rechazamos el dominio teologías religiosos que atacan la totalidad de la mujer. Rechazamos los vergonzosos mensajes de la familia, la reli¬ gión y la sociedad que nos cortan en pedazos a los que denomi¬ nan Virgen/Puta; Seductora/Esposa; Madre/Trabajadora; Nutridora/Ejecutora. Abrazamos una espiritualidad que afirma a la mujer y nos recuerda nuestra totalidad original, animándonos a reclamar cada experiencia de nuestras vidas, cada preciosa parte de nuestros cuerpos, cada recurso sorprendente de que dispone¬ mos como Hijas de la Vida. de los mitos y

Con María rechazamos el dominio de los mitos

religiosos

y

teologías que no dan cabida las mujeres voluntariosas y sexualmente autónomas. Rechazamos los mensajes vergonzosos de la familia, la religión y la sociedad que requerían la rendición de a

voluntades a los dictados de los demás. Abra¬ espiritualidad que afirma a la mujer y nos recuerda nuestra autonomía, nuestra voluntad y nuestro potencial erótico originales. nuestros

cuerpos y

zamos una

Con La Anciana Sabia rechazamos los mitos, historias y ritua¬

Con La Niña Divina rechazamos el

predominio de los mitos religiosos y rituales que excluyen a la niña de lo divino. Rechaza¬ mos los mensajes vergonzosos de la familia, la religión y la socie¬ dad que nos convencieron de nuestra inferioridad. Abrazamos una espiritualidad que afirma a la mujer y nos recuerda nuestra di¬ vinidad original.

les

religiosos

excluían la experiencia

sabiduría de las ancia¬ la familia, la reli¬ gión y la sociedad depositaron en nosotras haciéndonos detestar la idea de envejecer. Abrazamos una espiritualidad que afirma a la mu¬ jer y nos recuerda nuestra sabiduría original, animándonos a llenar nas.

que

y

Rechazamos los mensajes vergonzosos que

hasta rebosar los años de

nuestras

vidas.

(Epílogo

O magina

Ahora vito

a

que

unirte

mujer». Lo

nuestro

que crees respecto a

Imagina una

hemos revisado

nosotras en una

a

a una

mujer

que se

que

niega a

una

muje

trabajo hasta

este punto, te

meditación llamada «Imagina

ti misma

mujer

que cree que es

honra

su

cargar con

es

muy

justo y bueno ser mujer, experiencia y cuenta sus historias,

los pecados de otros en

mujer

su

cuerpo y en su

bondad, confía en sí misma y se respeta, que escucha sus propias necesidades y deseos y que los satisface con ternura y gracia. una

a una

mujer

que cree en su

que

Imagina a una mujer que cree en su pertenencia al mundo, una mujer que festeja y celebra su propia vida, que se siente alegre de estar viva. Imagina

una

mujer

que

ha reconocido

la influencia del pasado sobre el presente, una

mujer que

a una

importante.

vida.

Imagina

in¬

que ha caminado por su pasado, ha sanado su presente.

Imagina una mujer enamorada de su propio cuerpo, una mujer que cree que su cuerpo es suficiente tal como

es,

378

Un Dios que se parece a mI

celebra su cuerpo como compañero digno de confianza y sus ritmos y ciclos como un recurso exquisito. que

Imagina a una mujer que abraza su propia sexualidad como propia, mujer que se deleita en el placer que se da, que experimenta todos sus sentimientos y sensaciones eróticos sin vergüenza ni culpa. una

Imagina

una mujer

cia de

mujer, las imágenes que se revelan a partir de tu centro espiri¬ tual; cierta sospecha hacia lo habitual, una rebelión valerosa, un com¬ promiso de conformar tu propia vida y espiritualidad; la celebración de tu cuerpo y sus procesos naturales, la acumulación de tus años, los ricos recursos de sabiduría que están dentro de ti; la afirmación de tu bondad, el reconocimiento de tus heridas, la experiencia de tu sanación

en

el presente.

Reúne

dones

y ofréceselos a tus madres, hijas, abuelas y so¬ brinas; a tus padres, hijos, nietos y sobrinos. Ofréceselos a tus aman¬ tes y amigos, y a un mundo desequilibrado, que desconoce la sabidu¬ ría y es adicto al poder. Lo femenino ha estado exiliado y ahora protesta en nuestros cuerpos heridos, en nuestras relaciones cortadas y en la tierra destro¬ zada. Le pedimos que vuelva y nos enseñe nuevas maneras de vivir y

Imagina una mujer que honra el rostro de la Diosa en su propio rostro cambiante. Una mujer que celebra la acumulación de sus años y de su sabiduría. Que se niega a usar su preciosa energía de vida para disfrazar los cambios de su cuerpo y de su vida.

de

estos

formas de relación

ser, nuevas

de su propia vida, una mujer que se mueve, toma la iniciativa y actúa en nombre propio, que se niega a rendirse a nada que no sea su yo más verdadero y su voz más sabia.

exilio al tiempo que

Imagina

Una oración

Imagina

una

que

a una

mujer que es

autora

mujer que nombra a sus propios dioses, mujer que imagina lo divino a su propia imagen y semejanza, diseña su propia espiritualidad a una

permitiéndole

Imagina a una

que

informe su vida diaria.

mujer que valora a las mujeres de su vida, mujer que se sienta en círculos de mujeres,

Imagina

le recuerde

su

propia verdad cuando la olvide.

mujer sin vergüenza que está llena de sí misma. poderosa que está despierta a su propia verdad. mujer valerosa que ha asumido su justo lugar al lado de los a una

Una mujer Una

mutua.

Le invitamos

a

volver del

reclamamos nuestra bondad, poder, coraje, inde¬ pendencia, sexualidad, divinidad, totalidad y sabiduría originales. Lo femenino está

en

el mundo

a

través de nosotras.

por nuestras hijas y por nuestros hijos

Hemos examinado cuidadosamente

pasado religioso verdad a nuestros hijos en el presente. Oramos a diario para que se amplíen las imágenes de lo divino y el lenguaje religioso se haga más inclusivo en beneficio de los niños y niñas que asisten a los servicios religiosos este mismo domin¬ go, en beneficio de los jóvenes que asisten a grupos de apoyo esta mis¬ ma semana. Ojalá que ellos viajen un camino menos turbulento hacia el amor y la confianza en sí mismos, hacia la creación de relaciones sa¬ nas consigo mismos y los demás. Ofrecemos una oración especial para nuestras hijas: para

a una

para que se

379

poder aportar conciencia, liberación

nuestro

y

hombres. Una mujer en sus

sabia cuyas creencias

respecto a

sí misma

se

reflejan

relaciones.

Imagina que eres esa mujer y reúnes todos los dones de tu desper¬ imaginación liberada, un Dios nacido de tu propia experien¬

tar: una

Que descubran lo divino dentro de sí mismas y la amen fogo¬ Que puedan ver su rostro cuando se miran al espejo. Bendice su cuerpo cuando se duchan y se bañan. Celebra su vida samente.

relatando

sus

historias.

380

Un Dios que se parece a mí

Que la enfrenten sin echarse atrás. Contemplarla es maravillo¬ Que puedan encararla sin vacilar. Ella no es su juez. Que la en¬ frenten sin alejarse. Ella les ofrece abundancia de vida.

COLECCIÓN

EL TALLER DE LA HECHICERA

so.

Que acudan a ella con seguridad y determinación. Ella les ins¬ pirará a actuar por sí mismas en sus vidas personales y a servir con compasión en el mundo.

Ser mujer: un viaje heroico Maureen Murdock La búsqueda de las mujeres de este tiempo en pos de abrazar totalmente naturaleza, aprendiendo cómo valorarse a sí mismas y cómo sanar la profunda herida de lo femenino. su

El

despertar de la mujer consciente Mary Elizabeth Marlow Un manual de

navegación

para

guiar

a

cada mujer a través de

sus

vicisitudes cotidianas hacia su propia soberanía interna, al descubrimiento del ilimitado poder creador y transformador del

espíritu humano.

Luna roja: los dones del ciclo menstrual

Miranda Gray La menstruación no es sólo un fenómeno físico: es también una enorme fuerza que afecta profundamente a las mujeres y cuya energía puede aplicarse muy positivamente a nivel creativo, sexual y espiritual.

La

mujer sabia: vivir la menopausia Judy Hall con el Dr. Robert Jacobs Infinitas en

esta

plenitud

posibilidades

surgen tras el cambio: un nuevo enfoque expresado perspectiva femenina, no sólo respecto a los aspectos sí, sino también a los mentales, emocionales y espirituales.

obra desde

fisiológicos

con

en

El Tao de las

una

mujeres Jacqueline L. Tobin

Pamela K. Metz &

81 sutiles e inteligentes reflexiones que componen un auténtico himno a la feminidad. Cada una va acompañada de un carácter Nu Shu, lenguaje secreto creado por las mujeres chinas en un tiempo ancestral en que no se las permitía aprender a leer y escribir.

Retorno al eden Shakti Gawain «Este libro recoge

mi proceso personal de autodescubrimiento, un proceso viaje de retomo al jardín de mi propia alma. Comparto aquí mis aventuras y luchas, mis frustaciones y victorias, mi dolor y mi dicha, con el afán de que sirvan a otros de inspiración y aliento para la realización de su propio viaje.» que es un

Si deseas recibir información gratuita sobre nuestras novedades

La furia femenina

Mary Valentis y Anne Devane

portal de entrada hacia la autoafirmación, el desarrollo psicológico y el bienestar emocional. La furia es parte de lo que eres. Date cuenta, compréndela y úsala. La furia

Celebrando C

es

o

mujer

ser

Llámanos

.

Manda

.

arolyn A. Zeiger y Stephanie Alien Un libro lleno de fuerza y

que

aliento,

sigas el impulso de tu corazón

y te

las herramientas necesarias para realices personal y profesionalmente.

con

.

Manda

.

Elworthy Recorta y

depende de nadie más que de ti, reside en la integración de tus energías femeninas y con él puedes transformar tu ser y el mundo que te C/

Marcia Starck &

envía esta página

Alquimia, 6

Tel.: 91 614 53 46/91 614 58 49

liberar el poder creativo y luminoso de la mujer.

Esta obra contiene datos de ocho diosas

representa una herida y una cualidad.

oscuras,

cada

una

Fax:

de las cuales

E-mail:

Comprender la esencia de las diosas

91 618 40 12

[email protected]

aprender a invocarlas, es una manera directa y eficaz de sanar la femenina y de recuperar las energías.

oscuras

y

Nombre: El

viaje heroico de la mujer (Guía pi

Primer

apellido:

Maureen Murdock Basado

en

los talleres que

la

terapeuta Maureen Murdock ha

Segundo apellido: Domicilio:

dirigido durante más de veinte años, El viaje heroico de la mujer describe la búsqueda mítica que realiza toda

mujer de

su

para sanar la profunda herida naturaleza femenina, una herida

producida tanto

Código Postal: Población: País:

nivel personal como cultural o espiritual. Se trata de un viaje psicológico y espiritual que

Teléfono:

tiene por meta

Fax:

partes

a:

28933 Móstoles (Madrid)

Gynne Stern

Un eficaz manual para

herida

Escribe

ata ¿Adiciones

la sombra

con

e-mail

o .

masculinas y rodea. Danzando

un

o

Poder y Sexo muestra cómo reemplazar la distorsionada noción «masculina» de poder y dominación por un nuevo tipo de poder, un poder interno firmemente enraizado en el cuerpo, la mente y el espíritu. Este poder no

fax

o

Poder y sexo

Scilla

un

a

integrar todas las

de nuestra naturaleza. Un dios que se parece a



PATRICIA LYNN REILLY Es Master por

la Universidad Teológica de Princeton y postgraduada en Espiritualidad y Teología Femenina por el centro Teológico de Mujeres. Es fundadora del

centro

Creaciones Ventana

Abierta,

donde

dirige retiros espirituales y talleres para la recuperación de traumas. Es también codirectora

del Centro de

Mujeres

Círculo de Vida. Vive

en

Berkeley, California.

COLECCION

EL TALLER DE LA HECHICERA

Un

poderoso antídoto contra la convicción de que sólo lo masculino y la mente son sagrados... Una obra que sana profundamente la escisión masculino-femenina. Carolyn McVickar Edwards, escritora Una

guía

divinidad y que

restituye el aspecto femenino de la potencia a las mujeres.

que

Corinne

McLaughlin, escritora

Reilly guía libro

no es una

claves

a sus lectoras hacia soluciones... Este teoría sino un excelente mapa repleto de

concretas.

Gloria

Una maravillosa fuente de que

Karpinski, escritora

recursos

buscan ampliar los horizontes de Reverenda Sharón

su

para las

mujeres espiritualidad.

Vandegrift, Univ. de Drexel

Una gran obra que combina bellamente emotividad con el mejor pragmatismo.

la más viva

Revista Publishers

Weekly

ISBN 84-88242-66-2

Espiritualidad Temas femeninos

ata ¿¿da

Autoayuda 9 788488 242662