Patricia Lynn Reilly Un dios que se parece a mí Descubriendo el rostro femenino de Dios En la memoria de las muje¬
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Patricia Lynn Reilly
Un dios
que se parece a mí Descubriendo el rostro femenino de Dios
En la memoria de las
muje¬ permanecen las palabras e imágenes religiosas de un Padre Dios, de la culpa y la indignidad femeninas, de una pecadora Eva y una obediente María, y de la
res
necesidad de
un
Salvador
masculino... un
guía
mí
valioso mapa que
lectoras en un de restitución de
de la
autora
espiritualidad. La
entrelaza historias y femeninas de textos
figuras religiosos tradicionales junto con ejercicios prácticos, refle¬ xiones y recuerdos personales de mujeres de todas las edades. Con esta guía cálida y sensible, la lectora aprenderá a sondear las profundidades de su relación madre,
con su
con su
cuerpo y
consigo misma, con su sexuali¬ dad y su vulnerabilidad, en un proceso creativo a la vez que liberador. «La se
Dra. Martlyn
Jean Hauser (Psicóloga clínica)
Una guía
profunda
los misterios y manifes¬ de Dios. Reilly conecta con nues¬ tros anhelos más íntimos mostrando que la experiencia de la espiritualidad es una realidad palpable en la vida cotidiana. que evoca
búsqueda de un Dios que nuestra
Jean Houston (Directora de la Foundation for Mind Research) Un Dios que se parece a
mí transporta a la lectora a un que tiene la dolorosa familiaridad de la lucha personal y que alienta al alma con una nueva visión. Es una maravillosa fuente de recursos para las mujeres que buscan viaje lleno de corazón
ampliar los horizontes de
su
espiritualidad.
Reverenda Sharon Vandegrift
(Universidad de Drexel)
Reilly afronta los problemas
que
resultan de la negación
del aspecto femenino de la divinidad, lo cual ocurre tanto a nivel individual como al nivel de la sociedad en general; pero
además, guía a sus lectoras hacia soluciones concretas... La búsqueda de La Madre es un viaje heroico, y en este libro encontramos el mapa para realizarlo, repleto de claves con¬ cretas y de estimulantes ejercicios. Gloria Karpinski
(Escritora)
parece a nosotras comienza
en
fuente de claridad e inspiración que plasma el coraje, la integridad y la excepcional sabiduría de Patricia Reilly en su viaje personal
a sus
proceso los valores femeninos den¬ tro
146094
Una extraordinaria
taciones del rostro femenino
Un Dios que se parece a es
10
propias vidas.
Ahí lo hallaremos.»
COLECCIÓN TALLER DE LA HECHICERA
ÍAn Dios que se parece a mí Descubriendo el rostro femenino de Dios Patricia Lynn Reilly
CtlCJ ¿^iliciones
Dedico
este
libro
a
mi
madre,
Kathleen Patricia Diehm
Reilly (1927-1993),
Hija de Catherine Tyndall Diehm, Nieta de Anna Neville Tyndall, Bisnieta de Catherine Kelly Neville, en
agradecimiento
Bendita Título
original: A God Who Looks Like Me
Me
afligen
Celebro Traducción:
Miguel Iribarren
Foto de la autora: June © Patricia
Reyburn
Juntas
Lynn Reilly, 1995
publica por acuerdo con división de Random House, Inc.
The Ballantine Publishing Group,
castellano:
De la presente edición en © Gaia Ediciones, 1999
Alquimia, 6 28933 Móstoles
(Madrid)
Tels.: 91 614 53 46
E-mail:
-
-
España
91 614 58 49
[email protected]
Primera edición: marzo 1999
Depósito Legal: M. 635-1999 I.S.B.N.: 84-88242-66-2
Impreso en España por: Artes Gráficas Este libro está
impreso
en
COFAS, S.A
papel ecológico.
Reservados todos los derechos. Este libro no
cualquier forma que sea, electrónica ó mecánica, sin
A.
tu
Te honro
Esta traducción se una
entre
seas
3^07-5^
puede reproducirse total ni parcialmente,
autorización escrita de la editorial.
tus
por su constante
las mujeres,
inspiración.
querida Madre.
heridas.
coraje.
en
contamos
cada
palabra del
presente
libro.
las historias inexpresadas de toda
una
vida.
Índice
INTRODUCCIÓN: El
principio de
nuestro
viaje
13
PARTE 1: El 1. 2.
pasado religioso de las mujeres profundos efectos de la religión Renuencia, ira y coraje
PARTE 2: 3. 4.
5.
33 35
Los
Lenguaje
51
imaginería religiosos comprensión infantil Nuestras heridas y comportamientos ineficaces: exclusión, inferioridad y dependencia
77
Nuestra sanación
95
El Dios de
63 65
e
nuestra
PARTE 3: Historias y mitos religiosos 6. Fragmentos de lo olvidado 7. 8. 9.
117 119
Eva: la Madre de Toda Vida Lilit: la primera mujer rebelde María: la Madre
131
165 191
Virgen
10.
La Niña Divina
225
11.
247
12.
La Que Derramó Su Sangre Las Sanadoras Heridas
13.
La Anciana Sabia
313
PARTE 4: Tras el
279
despertar espiritual
14.
Abiertas
15.
Despiertas
a
341
conexiones saludables a una
espiritualidad
EPÍLOGO: Imagina una mujer
que
343
afirma
a
la mujer
....
367 377
Lista
de
ejercicios,
meditaciones y rituales
Capítulo 3 El poder
del lenguaje hieren, palabras
Palabras que
73 74
que curan
Capítulo 4 Una entrevista:
91
Inventario: Si Dios
92
No
93
se
¿Puede una niña ser Dios? es hombre, entonces permite el paso a las chicas
Capítulo 5
El cambiante
rostro
de Dios
108
Al
principio mismo
El
poder superior desde la perspectiva femenina
109 111
Capítulo 7 Un
encuentro con
Eva: la Madre
Un
encuentro con
Eva: Nuestra Bondad
Original Original
146 152
Autocelebración
155
Revisión del Génesis La deflación del ego
160
desde la perspectiva femenina
161
Capítulo 8 Un
encuentro con
Lilit: al principio mismo
169
La oración del útero Los dones del útero nutricio,
183
los dones del útero
que
186 187
empuja Perdida y hallada Capítulo 9 Un
encuentro con
María: reclama
tu
autonomía
Un
encuentro con
María: reclama
tu
sexualidad
original original
...
...
206 213
Un
encuentro con
la Diosa Virgen:
reclama
tu
sexualidad
original La María de
214 nuestra
infancia
217
La sexual dentro de ti La rendición desde la
219
perspectiva femenina
Capítulo 10 Ritual de celebración de la Niña Divina
¿Una
respuesta
blasfema, herética
o
curativa?
220
Agradecimientos
235
Con mi mayor gratitud a mis creativas mentoras, que han inspirado mi obra y trabajo. Ellas son el rostro femenino de Dios para mí. Carla de Sola, bailarina litúrgica y sanadora delicada, que facilitó la libera¬ ción de mis recuerdos infantiles a través del movimiento, la danza y el teatro sa¬ grado. Gracias a su trabajo sanador, mi creatividad comenzó a desplegarse. En los años subsiguientes he escrito, dibujado y bailado la creatividad de toda una vida. Barbara Lyon, bailarina alegre y bruja-guía, me enseñó a bailar hacia la ple¬ nitud a través de su trabajo y de su vida. Jean Hauser, hábil terapeuta y guía, fue mi primera acompañante hasta la rica reserva de imágenes que guardaba dentro
244
Capítulo 11 Un
encuentro con
La
Que Derramó Su Sangre: baño de
Luna
260
La curación de la adolescente interna
269
Reclama la sabiduría de
272
tu
cuerpo
La transformación de las actitudes y
competitivos:
un
comportamientos
inventario
274
encuentro con
La
Que Fue Cortada
en
Pedazos:
reuniendo los
La La
de mí. Me enseñó a confiar en mi vida interna, a discernir su intrincado diseño y a escuchar su verdad curativa. Muchas de las meditaciones, oraciones e historias de este libro tienen su origen en el potencial creativo que se desveló en nuestro
trabajo compartido.
Capítulo 12 Un
mi
fragmentos presencia curativa de Tamar presencia curativa de La Que Fue Cortada
en
Pedazos.
300 307 309
Capítulo 13 El ritual «Imagina»; una
inmersión en las imágenes, historias, oraciones y canciones que afirman a la mujer Oración y Meditación: la presencia permanente de la Sabiduría Reúne los beneficios de
...
330 336
tu
viaje
338
Con mi mayor gratitud a las mujeres de Open Windows Community, que me acompañado a lo largo de cada etapa de la escritura de este volumen. Muchas de sus historias aparecen en el libro. La Biblia que leía diariamente de niña, adolescente y al principio de la edad adulta estaba llena de palabras, historias e interpretaciones masculinas de lo divino. A medida que he ido interactuando a diario con historias de mujeres, sus palabras se han convertido en una Escritura alternativa para mí. Inmersa en la verdad de la vida de otras mujeres, he adquirido coraje para sacar del silencio más historias olvidadas de mi propia vida. Juntas nos hemos liberado de los efec¬ tos mutilantes de los mitos religiosos y hemos reclamado nuestra bondad, poder y divinidad originales. Gracias, queridas mujeres, por compartir vuestras histo¬ rias y vidas conmigo. Muchas lectoras serán bendecidas por vuestras palabras. Gracias también por vuestro apoyo práctico a lo largo del camino: comida en mi
han
puerta, rituales para animarme en los momentos más tensos, lecturas cuidadosas de mis manuscritos y sabias críticas en cada estadio de la evolución del libro.
Con mi mayor gratitud a
la
Iglesia
en
Este libro ha
por
los profesores, sacerdotes
y
ministros masculinos de
mis primeros años.
surgido de los talentos, habilidades y de la rebelión inspirada dichos hombres. Me educaron para hablar claro y ser persuasiva y, sin em-
12
Un Dios que se parece a mi
bargo, en
ZJnirodiAczíz'ión
mundo religioso no había otro lugar para mí que el de esposa o ayu¬ podían cambiar el mundo. Por eso, a través de los tortuo¬ sos caminos que la vida sigue, ellos han cocreado el libro conmigo. Ellos instiga¬ ron mi búsqueda rebelde de un Dios que me animara a ocupar mi justo lugar al lado del hombre, nombrando a mis propios dioses, diseñando mi propia vida y expresando mis dones en el mundo. Deseo que les lleguen mis mejores deseos a través de los años que nos separan y de nuestros caminos de vida divergentes. su
dante. Sólo los chicos
Reconozco con gratitud el apoyo de mis queridos amigos y familiares, que restañado mis heridas, escuchado mis frustraciones y celebrado mis dones. He oído
(SI principio
han
nuesiro
palabras de apoyo a diario, y a diario me he sentido inspirada por su coraje para atravesar el umbral de desafíos desconocidos y para partici¬ par en nuevas aventuras creativas, económicas y vocacionales. Me siento llena de gratitud por nuestra amistad. Gracias, Sharon, Alien y Douglas Vendegrift; Erin, Moizee y Savoi Stewart; Maggie Sasha Rose y Michael Smith; El Clan Middleton; Wendy y Richard Barry; Karen Schneitz; Ferrel Rao; Sharyn Peterson; Ginny Logan; Mary Kapper; Karen Heide y Carolyn Edwards. sus
Reconozco D.
con
gratitud el apoyo de Ballantine Books
y
Nuestro
ha sido productivo. He
profundidad escucharan mis sugerencias y dieran la bienvenida a mi participación en cada aspecto del desarro¬ llo del libro. Aprecio su voluntad de encontrar «espacios intermedios» que funcio¬ naran para ambas partes. contacto
través de
Reconozco
nuestra
crecido
asociación creativa.
y
ganado
Aprecio
en
que
gratitud el apoyo de mis agentes Ling Lucas y Ed Vesneski, Jr. fe permanente en mi trabajo y en mis dotes, su hábil navegación entre las idas y venidas de la publicación y sus sabios consejos y guía. Celebro el crecimiento de su negocio. ¡Qué suerte tenemos los que hemos conocido Nine Muses & Apollo! Aprecio
su
con
en
búsqueda de
nuestras
un
Dios
viaje
que se parezca a nosotras co¬
propias vidas. Allí
es
donde la encontraremos.
Patricia Lynn Reilly
de mi editora, Cheryl
Woodruff.
como autora a
Nuestra mienza
de
Las palabras e imágenes religiosas de Dios Padre, de juicio y pecado¬ y de una María obediente han sido infundidas con vehe¬ las mujeres en las instituciones religiosas de su infancia, o
castigo, de vergüenza y minusvaloración, de una Eva ra
mencia
a
susurradas a través de la cultura, y permanecen en su recuerdo. Reci¬ tados semanalmente en la escuela parroquial o experimentados dia¬ riamente en la relación entre sus padres, los mitos religiosos de un y de la necesidad profundamente arraigados en las vi¬ das de las mujeres. Dichos remanentes de nuestro pasado religioso si¬ guen con nosotras en la edad adulta e impiden el desarrollo de una es¬ piritualidad autodefinida. En compañía de otras mujeres, nuestra imaginación se liberará de los efectos agobiantes de los mitos infanti¬ les y adquiriremos el coraje necesario para dar nombre a nuestros propios dioses y diseñar una espiritualidad que sea nuestra, que afir¬
Dios exclusivamente de
un
masculino, del pecado original
salvador masculino están
la mujer. El presente
me a
libro, Un Dios que se parece a mí, no es un debate teo¬ discusión intelectual. La espiritualidad, por su propia naturaleza, fluye de nuestras propias vidas e historias y está expresada con nuestras propias voces, no con las de teólogos u otro tipo de «ex¬ pertos». Las historias de las mujeres tienen un papel clave en nuestra lógico ni
una
14
Un Dios que se parece a mí El principio de nuestro viaje
exploración: no podemos explorar nuestro pasado religioso o desa¬ rrollar una personalidad espiritual aparte de ellas. Hasta las interpre¬ taciones religiosas más abstractas están enraizadas en la experiencia de vida de quienes las hacen y, como la mayor parte de los intérpretes han sido hombres, sus explicaciones tienen muy poco que ver con nuestras vidas de mujeres. Las historias de las mujeres cuestionan y redefinen la religión desde una perspectiva que nos es propia.
Mi
Mami
Varias hebras del tejido de mi vida personal están entrelazadas en las exploraciones contenidas en este libro. He tenido que prestar mu¬ cha atención a mi pasado religioso porque he experimentado el im¬
de la religión
del proceso de mi vida. Creo que palabra, suceso y creencia formativa infantil; nada se ha perdido u olvidado. Durante años he ignorado el pasado para poder seguir adelante con mi vida. En mis años universitarios recuperé mi nombre completo, Patricia, en un intento de tomar distancia de «Patty»* y los primeros doce años de «su» vida. Pero, a pesar de todo, mi pasado insistía en ser reconocido a través de unos ataques inexplicables que surgían de la profundidad de mi dolor infantil y a través de los desórdenes ali¬ menticios que amenazaban con tragarse mi vida. Finalmente, no tuve otra elección que reconocer la presencia continuada del pasado en mí y me dispuse a escuchar sus historias. Elegí llamar a ese aspecto de mí misma que recuerda mis prime¬ ros años «La Niña Que Fui». Ella ha sido una compañera fiel en las incursiones por mi pasado religioso, dándome acceso a nombres, imᬠgenes y comprensiones de la religión tradicional que estaban deposi¬ tados en su corazón, en su cuerpo y en su memoria. En un esfuerzo por recuperar más historias de mi infancia, escribí el fragmento que sigue, titulado: «Deseo con todas mis ganas, deseo con todos mis fuerzas, que Dios cambie a papá.» en
cada
conservamos en nosotras
*
aspecto
cada recuerdo, impresión, imagen,
Diminutivo de Patricia. (N.
del T.)
diferente. Ella parece más
feliz. Nos lee la Biblia que dibujos: Moisés y la zarza que arde sin consumirse, Moisés separando el mar Rojo, Jesús con los niños, Jesús volando hacia el cielo. Me gustan las ilustraciones. Unas personas muy amables nos recogen el domingo por la mañana para llevarnos a la iglesia. Mami dice que ahora es cristiana y las cosas van a cambiar. Un día fuimos a su nueva iglesia. Estaba vestida con una túnica blanca. El ministro la sumergió en una piscina llena de agua. Yo tuve miedo, ¿iba a morir? Y después la sacó del agua. Tenía una gran sonrisa y estaba toda mojada. Ojalá que papá cambiara. Es malo y está borracho, y hace daño a mamá. Ojalá que el Dios del que hablan, el de la Biblia, cambie a papá. Él necesita cambiar más que mamá. Pero creo que Dios no escucha mis deseos. es
está llena de
historia personal
pacto
15
A
principios de los años cincuenta mi madre fue «guiada a Cris¬ compañera del hospital donde trabajaba en Los Angeles, pero el alcoholismo de mi padre y la violenta situación que padecía nuestra familia en nada se vio afectada por la religión. Mis padres aca¬ baron divorciándose. Madre aprendió a conducir, nos metió en el asiento de atrás a mi hermana pequeña y a mí y nos llevó cruzando todo el país hasta Nueva Jersey, donde nos establecimos cerca de su familia. Pasado un año, las presiones.de su vida condujeron a mi ma¬ dre a su propio alcoholismo. Un día mi hermana y yo fuimos aparta¬ das de su lado e ingresadas en un hogar de acogida, y varios meses to»
por una
más tarde acabamos
en un
orfanato católico.
Allí recibí la primera comunión y asistí a misa
diariamente. Recibí hermanas de Saint Joseph me catequizaron y me sumergieron en el catolicismo previo al Vaticano II. Allí conocí a Ma¬ ría, la Reina del Cielo; era a ella a quien rezaba cuando una amiga caía enferma («cúrala, María»), cuando los pensamientos sobre mi padre, perdido el contacto hace tanto tiempo, se agolpaban en mi mente («protege a papá, María») o cuando quería conservar la esperanza de volver a ver a mamá («por favor, reúnenos pronto, María»), Para mí María era una sanadora y protectora que concedía milagros a quienes la amaban y estaba claro que era Dios, o al menos una igual al Rey del cielo, aunque las monjas y los curas insistían en que no era así. Ella era la madre de Dios, decían, no la Diosa Madre. Y hay una diferen¬ cia, me aseguraban. la confirmación y las
Un Dios que se parece a m!
16
vivimos en esta comunidad de clausura durante aventurábamos a salir al mundo, como cuando visitábamos a algunas familias católicas que nos apadrinaban o nos desplazábamos a casas de familiares que se habían enterado de Mi hermana y yo
varios años; raras veces nos
invitaban a visitarles movidos por la por la culpa. Mi madre, recién recuperada del alcoholismo, se estableció en Newark, Nueva Jersey, donde encontró apoyo y con¬ fort en medio de un grupo de gente amorosa perteneciente a una igle¬ sia protestante. Cuando me gradué de octavo, María hizo el milagro y mi hermana y yo salimos del orfanato para volver con nuestra madre. nuestra
difícil situación
bondad
o
Pasamos de
una
y nos
comunidad de clausura
de Nueva Jersey a la gran a la iglesia protestante de familia adoptiva.
en
medio de
una zona
rural
ciudad, donde se esperaba que asistiéramos mi madre que se convirtió en nuestra nueva
Iglesia Evangelista del Calvario nunca hablaban de María, a fuera Navidad. Ella era la jovencita que había dado a luz a Jesús. Después del nacimiento, apenas se hablaba de ella en la Biblia protestante. Dios Padre era el Rey de Reyes y el Señor de Señores en nuestra nueva iglesia, y no tenía reina a su lado, sólo asistentas. Tuve que ocultar mi amor y devoción por María. Pero también había otras informaciones confusas: según las enseñanzas de las monjas, todos los protestantes irían al infierno y ahora los protestantes trataban de con¬ vencernos de que eran los católicos los que estaban condenados. Por fin averigüé lo que tenía que hacer para ser aceptada en esta nueva comunidad religiosa y «pedí a Jesús que entrara en mi cora¬ zón». Después de haber vuelto a nacer a los doce años, me enseñaron a tratar de convertir el mundo y entré en acción en diversos grupos parroquiales, participando en encuentros de oración y evangelismo al aire libre. Dios era para mí un padre amoroso y exigente; estaba a su cuidado y pedía su dirección a través de la lectura diaria de la Biblia y En la
no ser
que
de la oración.
universidad cristiana en la cima de Lookout Mountain, en Tennessee. Después de graduarme volví a Newark, donde tra¬ Asistí
a una
bajé de directora de educación religiosa en una iglesia local. Fue aproximadamente por aquel tiempo cuando comenzó mi camino de recuperación. Estaba prometida a un alcohólico en recuperación, por lo que asistía a las reuniones de Alcohólicos Anónimos para poder en¬ tenderle mejor y comprender sus necesidades. Aún no era consciente
El principio de nuestro viaje
17
propia necesidad de curación. Había sufrido desórdenes ali¬ en el orfanato y perdí totalmente el control de mis hábitos una vez casada. Cuando nuestro matrimonio fracasó después de tres años asistí diariamente a las reuniones de Alcohólicos Anónimos. En el programa de los doce pasos encontré la versión cris¬ tiana de Dios. Al final de las reuniones se solía rezar el Padrenuestro. El «Dios» de la recuperación me era muy familiar y no tuve proble¬ mas para dirigir mi vida y mi voluntad hacia «él». En la transición que siguió al divorcio me matriculé en un curso en el seminario de Princeton. Allí fue donde comenzó mi camino de curación con la organización Hijos Adultos de Alcohólicos. Las reu¬ niones de Alcohólicos Anónimos a las que había asistido antes del di¬ vorcio no habían tocado mis heridas infantiles, se limitaban a ofrecer apoyo a las esposas de alcohólicos. Pero posteriormente Alcohólicos Anónimos había reconocido las necesidades concretas de los hijos adultos de los alcohólicos y había desarrollado un programa para ayu¬ darnos. Al mismo tiempo Adictos a la Comida Anónimos me dio una serie de herramientas de autoayuda que no había recibido en mi in¬ fancia. El plan alimenticio que me sugirieron me liberó para poder es¬ tar «más presente en mi vida» y para poder lidiar con los sentimientos que iban aflorando a medida que emergían mis recuerdos infantiles. Los estudios en Princeton me llevaron a emprender la búsqueda de un Dios que se parezca a mí. María había sido destronada al prin¬ cipio de mi adolescencia, pero su recuerdo surgió un día que un pro¬ fesor nos estaba explicando el significado del «lenguaje inclusivo», término que no me era familiar. Nos recordó nuestra primera lección respecto a Dios: que Dios es espíritu y ninguna imagen puede conte¬ nerle. Nos sugirió que experimentáramos con nombres e imágenes al¬ ternativos de Dios y que hiciéramos una lista en la que incluyéramos a de mi
menticios desde mis días
«Dios Madre».
sugerencia resultó ser revolucionaria. Me lanzó a fase de mi viaje hacia el rostro femenino de Dios. Empe¬ cé a sospechar de todo lo que se me había enseñado en nombre de la religión, luché con los nombres e imágenes de Dios, con las his¬ torias y mitos de la religión tradicional y con los conceptos de pecado, salvador y salvación omnipresentes en mi pasado religioso que habían seguido conmigo en la etapa adulta. Mientras reorgani¬ zaba y clasificaba todo este equipaje religioso comencé a observar Para mí
la primera
esta
El principio de nuestro viaje
18
Un Dios que se parece a
crisis
de recuperación desde la perspectiva de mi propio de¬ sarrollo espiritual. Después de recibir el master en Princeton trabajé de capellán en el Hospital Municipal de Boston y empecé a estudiar en el Centro Teo¬ lógico para Mujeres de Boston. Inspirada por mis valientes compañe¬ ras de estudios, creé rituales personales y meditaciones en las que imaginaba a una Mujer Dios que se parecía a mí, que sentía y experi¬ mentaba la vida como yo. Su imagen llegó amorosamente hasta las profundidades del odio que sentía hacia mí misma, obligando a salir de su escondite a los recuerdos del incesto que había sufrido y des¬ pertando el fuego mi ira. Durante algún tiempo llegué a dejar la igle¬ sia porque estaba muy enfadada con Dios padre, enfadada porque mi realidad había sido negada, enfadada porque Dios siempre había pro¬ tegido a mi padre borracho mientras yo trataba de ser una niña buena para papá y mamá. A medida que fui recogiendo los fragmentos de mi historia perso¬ nal olvidada empecé a buscar historias de mujeres en mi pasado reli¬ gioso. Me quedó muy claro que mi camino de recuperación implicaba por un lado la recuperación de mis historias personales ocultas entre los recuerdos familiares y por otro la recuperación de la historia co¬ lectiva de las mujeres de los márgenes de la historia y de la religión. Fui plasmando y trenzando cada uno de mis descubrimientos en di¬ versos rituales, obras de teatro, retiros, talleres y sermones. Viajé por todo Estados Unidos y Canadá relatando historias inexpresadas de mujeres a círculos de mujeres. A medida que las antiguas mujeres —Eva, Lilit, María, La Niña Divina, La que Derramó Su Sangre, Las Sanadoras Heridas y La Anciana Sabia— desenredaban y separaban sus historias de la omniabarcante historia del Dios masculino, las mu¬ jeres modernas fueron adquiriendo el valor de relatar sus historias inexpresadas. En los círculos de mujeres he buscado y encontrado a un Dios que se parece a mí. En los círculos de mujeres he llegado a amarme y a aceptarme como mujer. En un círculo de mujeres tomé la decisión de no recibir la ordenación ministerial dentro de la iglesia; por el con¬ trario, elegí promover la comunión espiritual entre mujeres. Actual¬ mente ofrezco una variedad de servicios de apoyo entre los que se in¬ cluyen grupos semanales de espiritualidad y de recuperación, retiros mensuales, dirección espiritual y ayuda continuada en momentos de el programa
19
mi celebración. Además, estoy comprometida
diᬠlogo permanente con las comunidades religiosas o terapéuticas. Mi trabajo consiste en recordar a estas comunidades las historias olvida¬ das de las mujeres y las verdades de la vida de las mujeres que no es¬ tán reconocidas en sus principios y teologías. Esta historia personal, tan llena de intensos problemas y de recur¬ sos sorprendentes, es la que ha hecho nacer mi trabajo con las muje¬ res. Mi compromiso es ofrecer a cada mujer la oportunidad de revisar y reordenar su pasado religioso con la intención de crear una espiri¬ tualidad autodefinida que afirme a las mujeres. Un Dios que se parece a mí surgió de este compromiso. o
Contar
a mantener un
nuestras historias en comunidad
Este libro presenta las historias de las mujeres que han asistido a los retiros y talleres que facilito, mujeres con las que he trabajado re¬
gularmente como directora espiritual. Las historias surgieron durante exploraciones grupales basadas en el material que presento en el li¬ bro. Nuestra comunidad sigue construyéndose y profundizándose en el Centro de Mujeres Círculo de la Vida a través de reuniones sema¬ nales en grupos reducidos, loterías mensuales, rituales de purificación y retiros periódicos. Nos apoyamos mutuamente en momentos de cri¬ sis, cuestionamiento, celebración y sanación; nos hemos convertido en el rostro femenino de Dios las unas para las otras. Las mujeres del grupo tienen edades comprendidas entre los veinticinco y los cincuenta y cinco años. Son afroamericanas, asiáticas americanas y euroamericanas. Entre ellas hay peluqueras, programadoras informáticas, niñeras, profesoras, secretarias, estudiantes de doctorado y terapeutas centradas en el tema de las drogas. Son ma¬ dres, abuelas, están solteras, en pareja, casadas, son lesbianas y hete¬ rosexuales. Proceden de diversos trasfondos religiosos: las hay católicas, luteranas, judías, metodistas, baptistas y budistas. Algunas carecen completamente de un trasfondo religioso formal, sus imágenes e his¬ torias les fueron susurradas por su cultura. Las mujeres cuyas historias vas a leer comparten el compromiso de reconocer la verdad de su historia personal y su vinculación con la historia de las mujeres en general. Han revisado y clasificado las imá-
Un Dios que se parece a
20
m!
historias que quedaron grabadas en sus recuerdos y han desarro¬ espiritualidad que, fluyendo de sus propias experiencias, es¬ peranzas y fuerza, afirma a la mujer. Ellas me han dado permiso para que sus historias puedan ser re¬ producidas en este libro. No he censurado las historias en el proceso de corrección ni las he interpretado. Creo que el simple hecho de contar la propia historia es muy curativo. Tal como hacemos en los grupos de mujeres, en las reuniones de autoayuda o en un encuentro terapéutico, cada una de nosotras se «muestra y dice la verdad» de su vida en estas páginas. Confiamos en que acumules coraje para sacar tus historias olvidadas y dejes atrás el silencio a medida que compar¬ genes e
llado
viaje
con nosotras.
Una visión
general del libro
mí proporciona una visión clara del equi¬ paje religioso que las mujeres llevan consigo hasta la edad adulta y una guía práctica para clasificarlo. Estás invitada a descartar lo que te Un Dios que se parece a
dañino y a tomar lo que te afirme como mujer dentro del pro¬ tu desarrollo espiritual. El libro está dispuesto en cuatro sec¬
parezca
de
ciones. La
introducción, «El principio de nuestro viaje», establece la
exploración de nuestro pasado religioso espiritualidad que afirma a la mujer.
base de una
Parte 2:
Lenguaje
e
imaginería religiosos
una
tes este
ceso
21
El principio de nuestro viaje
Parte 1: El
y
del desarrollo de
capítulo 1, «Los profundos efectos de la religión», examina la influencia religiosa sobre nuestras historias culturales, familiares y personales. En nuestra infancia no tuvimos forma de escapar a la in¬ fluencia generalizada de la religión, que sigue estando presente en vidas actualmente.
En el
2 examinaremos el lenguaje religioso
y
la imaginería
infancia. No tuvimos elección, el Dios de nuestra infancia fue masculino y hasta que no lo examinamos no somos libres de nom¬ nuestra
e imaginar a un Dios que nosotras podamos entender. Pero, una examinado, somos libres de elegir qué aspectos del Dios de nues¬ tro pasado religioso incorporaremos en el desarrollo de nuestra vida espiritual. La de Dios padre se convierte en una de las muchas imáge¬ nes curativas posibles. En el capítulo 3, «El Dios de nuestra comprensión infantil», estu¬ diaremos el poder del lenguaje y de la imaginación. Haremos inventa¬ rio de los nombres y de las imágenes de Dios que quedaron grabados en nuestras imaginaciones infantiles. En el capítulo 4, «Nuestras heridas y comportamientos inefica¬ ces: exclusión, inferioridad y dependencia», llegaremos a una com¬ prensión más clara de la relación entre nuestro pasado religioso y los comportamientos ineficaces con los que luchamos actualmente. Ha¬ remos inventario de las heridas y de los comportamientos deficitarios que son resultado de nuestra inmersión en los nombres e imágenes
brar vez
masculinas de lo divino.
capítulo 5, «Nuestra curación: el rostro cambiante de Dios», lenguaje religioso tradicional que afir¬ men a las mujeres. Nombraremos e imaginaremos a un Dios que noso¬ tras podemos entender. Haremos inventario de las herramientas didác¬ ticas de que disponemos mientras honramos el cambiante rostro de Dios tal como se muestra en nuestra experiencia personal. En el
desarrollaremos alternativas al
pasado religioso de las mujeres
El
nuestras
En la parte
de
capítulo 2, «Renuencia, ira y coraje», se te invita a unirte a un círculo de mujeres que están recuperando sus primeros recuerdos religio¬ sos. En nuestra valerosa compañía mutua reconoceremos el amplio rango de sentimientos que despierta en nosotras el viaje al pasado religioso.
Parte 3: Historias y
mitos religiosos
a la verdad de la vida de la mujer, empezan¬ pasando por la creación de los mitos y sím¬ bolos que la conforman, aventurándonos en el desarrollo de sus ciclos y ritmos, explorando su conexión con las demás mujeres y confron¬ tando el miedo a envejecer que la acompaña durante toda la vida. Se incluyen historias de mujeres procedentes de las tradiciones hebrea y cristiana, historias que nos fueron contadas en las escuelas parroquiales y en las catequesis de nuestra infancia.
La parte 3 es un
do desde
su
viaje
nacimiento,
22
Un Dios que se parece a m1
El principio de nuestro viaje
23
La
disposición de dichas historias está diseñada para que poda¬ algunos tabúes religiosos y culturales específicos que rodean el desarrollo de la vida de la mujer. No es esencial que las his¬ torias te sean familiares ya que reconocerás los temas. Estaban inscri¬ tos en las enseñanzas que recibiste en tu familia, en tu religión y en la sociedad. Inspiradas por las historias de estas mujeres, iremos más allá de los tabúes para reclamar nuestros cuerpos, para redescubrir nuestro centro espiritual y para reinventar creativamente los viejos mos
confrontar
mitos.
y el incesto, y de los factores religiosos que contribu¬ la violencia sexual contra las mujeres. Asumimos el poder de re¬ clamar nuestros cuerpos y de gritar la verdad. En el capítulo 13, «La Anciana Sabia» nos guía en nuestra explo¬ ración de las frustrantes actitudes religiosas y culturales que rodean el proceso de envejecimiento de las mujeres. Asumimos el poder de re¬ clamar nuestra sabiduría interna y «de plasmar en la realidad nuestras imágenes» de comunidades que afirmen a la mujer.
xual, la violación
yen a
En el
capítulo 6, «Fragmentos de lo olvidado», reconoceremos la mujeres en la historia religiosa que se nos en¬ señó. Delinearé el proceso de «recoger los fragmentos» y con él recu¬ peraremos las historias de las mujeres de los márgenes de la historia y de la religión para reescribir las antiguas historias desde la perspectiva ausencia de historias de
de la mujer. En los
capítulos 7 y 8, nuestras madres míticas, «Eva: La Madre «Lilit: La Primera Mujer Rebelde», guían nuestra ex¬ ploración de los mitos de la creación según la religión tradicional y sus efectos limitantes sobre las vidas de muchas generaciones de mu¬ jeres. Reclamamos el poder de abarcar tanto nuestras dotes nutricias como nuestra capacidad de acción y de crear mitos y meditaciones curativas que afirmen a las mujeres. En el capítulo 9, «María, la Madre Virgen», guía nuestra explora¬ ción de las imágenes de la feminidad distorsionadas por la cristian¬ dad, en las que la pasividad y la castidad eran los únicos ideales fe¬ meninos. Asumimos el poder de nuestra autonomía y de nuestra sexualidad y pasamos de la dependencia a marcar nuestra propia di¬ de Toda Vida» y
rección. En el
capítulo 10, «La Niña Divina» guía nuestra exploración de rodean el nacimiento de una mujer y su recepción en un mundo que prefiere a los hombres. Asumimos el poder de cele¬ brar nuestro nacimiento y de cuidar de nosotras mismas. En el capítulo 11, «La Que Derramó Su Sangre» guía nuestra ex¬ ploración de los tabúes religiosos que rodean el cuerpo de la mujer y su proceso natural. Asumimos el poder de celebrar nuestra preciosa sangre y de unirnos con otras mujeres en una comunidad de sanación. En el capítulo 12, «Las Sanadoras Heridas», Tamar y La Que Fue Cortada en Pedazos, nos guían en nuestra exploración del acoso se¬ los factores que
Parte 4: Tras el
despertar espiritual
En las partes
3, exploramos nuestra inmersión en una socie¬ religión que adoran a un Dios masculino. Penetramos en su lenguaje e imaginería, criticando todo lo que se nos enseñó. Lucha¬ mos con las viejas formas de creer y de ser, exorcizando las viejas imᬠgenes. Plantamos nuevas experiencias, imágenes e historias en el sue¬ lo fértil de nuestra espiritualidad autodefinida. Pero nuestra transformación personal sólo es el principio del viaje, 1,2
y
dad y en una
la salvación última del mundo
depende del encuentro entre lo mascu¬ lo femenino, y del ofrecimiento de nuestra fuerza, sabiduría y compasión combinadas al servicio de la humanidad. En la parte 4 reu¬ niremos los dones que el viaje por nuestro pasado religioso nos ha pro¬ porcionado y los aportaremos a nuestras relaciones actuales. En el capítulo 14, «Abiertas a conexiones saludables», explorare¬ mos los efectos de la feminidad que afirma a la mujer en nuestras rela¬ ciones con nuestros amantes masculinos, colegas y amigos. En el capítulo 15, «Despiertas a una espiritualidad que afirma a la mujer», celebraremos nuestro despertar a las perspectivas de una es¬ piritualidad que afirma a la mujer. lino y
Entremos
en el libro
Los círculos de apoyo A lo
largo del libro se
tres maneras que
invitará a unirte a círculos de apoyo de las sugerimos a continuación. A medida que vayas leyente
24
Un Dios que se parece a mí
do, elige el planteamiento
que te sea
más cómodo
o
créate
uno
Otras llaman
propio.
Un camino indirecto: la
exploración desde una distancia segura
que
Algunas querréis leer el libro de una tirada, sin interrupción. Si este planteamiento, imagina que estás leyendo el libro desde una distancia segura, explorando tu pasado religioso indirectamente a través de las experiencias de las demás. Los ejercicios serán optativos. Léelos como si fueran una parte más del texto y si uno de ellos activa tu fantasía, experimenta con él. tienes
2.
Un camino
en
el que apoyarse:
historias de experiencia, fuerza y
es¬
peranza
Imagina que estás en la reunión de autoayuda o en un círculo de mujeres. Se propone un tema y a continuación el círculo de mujeres comparte su experiencia, fuerza y esperanza contigo. Permite que sus relatos evoquen tus propias historias olvidadas. Considera la posibili¬ dad de usar un rotulador para señalar las historias o fragmentos de historias que te recuerdan a las tuyas. A continuación se te invitará a unirte al círculo con las palabras: «Imagina que estás sentada en un círculo
Añade
historia
las suyas,
compartiéndola con una escribiéndola en tu diario. Se te ofrecerán una serie de pre¬ guntas para guiar tu reflexión; si te sirven, úsalas, si no, confía en que tu propia «sabiduría profunda» te guíe durante la exploración. amiga
con...»
tu
a
o
Un camino imaginativo: una reunión
sagrada
con
la niña
que
aventura
curativa
a su
se
que
convierte
en una
lado invitándole
a contar sus
histo¬
Puede que
algunas deseéis usar este trabajo como oportunidad para familiarizaros con más historias de vuestra infancia. A medida que vayáis trabajando con las reflexiones y exploraciones del libro, es¬ tableced un lugar de reunión imaginario con La Niña Que Fuisteis. Invitadla a reunirse con vosotras en vuestro lugar favorito, un lugar seguro que recordéis de vuestra infancia: bajo la mesa del comedor, en un árbol especial, en la playa, o junto a un arroyo. Imagina que te sientas cómodamente con ella en ese lugar y que allí mantenéis una serie de conversaciones a través de los escritos y dibujos de tu diario. Juntas viajaréis por su «pasado religioso», guiadas por los ejercicios titulados «Antes de seguir adelante...» que se incluyen al final de cada capítulo. Si te gusta más la imagen del paquete o hatillo, imagina un lugar en el que poder clasificar la parte denominada «pasado religioso». Considera la posibilidad de escribir y dibujar con tu mano no do¬ minante en respuesta a las reflexiones y ejercicios. Esta técnica es de mucha ayuda para acceder a los recuerdos infantiles porque te permi¬ te dejar de lado los juicios, las críticas y las resistencias de la adulta. Experimenta con ella; las que lo hacen acaban encantadas con los re¬ sultados. Tu niña tiene muchas cosas que decir; su voz se te irá ha¬ ciendo familiar con el tiempo y la reconocerás como la voz de La Que Fuiste1.
fuiste
Llevamos nuestras infancias dentro de nosotras; no hay nada per¬ dido ni olvidado. Muchas intentamos olvidar el pasado porque lo
Almohadones de La
consideramos irrelevante para nuestra
vida adulta, pero suele dejarse y reflejarse en síntomas físicos problemáticos, en comporta¬ mientos inadecuados persistentes, en la rotura de relaciones y en las dificultades reiteradas. A algunas mujeres les ayuda imaginar este al¬ macén de recuerdos infantiles como un paquete al que llaman «infan¬ cia». El paquete contiene todos los recuerdos, impresiones, imágenes, palabras, sucesos y creencias formativas. A través del trabajo que ha¬ cemos juntas abren el paquete y exploran su contenido. notar
de sí mismas
rias infantiles.
Niña 3.
aspecto
Que Fui». Ella
facilita el acceso
can en una
recuerda sus prime¬ imagen curativa a los recuerdos de la niñez; las mujeres se embar¬
a este
años «La Niña
ros
1.
25
El principio de nuestro viaje
semana
apoyo
después de haber empezado a escribir este libro me incapaz de ponerme a trabajar. En lu-
senté frente al ordenador y era
1
Para
comentario a fondo sobre el niño interno y la técnica de dominante, véase: Lucia Capacchione, Recovery of Your Inner Child (Nueva York: Simón and Schuster, 1991). Lucia Capacchione, El poder de tu otra mano (Madrid: Gaia Ediciones, 1995). la
tener acceso a un
mano no
Un Dios que se parece a
26
mí
de reprochármelo, escuché a esa parte resistente de mí. Surgió ansiosa y, a través del diálogo con «la ansiosa», me quedó muy claro que el nivel de atención y concentración que requería el trabajo de escribir me resultaba agobiante. Pregunté a «la ansiosa» de qué forma podía apoyarla y empecé a poner «almohadones de apoyo» en mi vida que me permitieran hacer avanzar el proyecto creativo. El primer compromiso que adquirí conmigo misma fue el de ha¬ cer cierta cantidad semanal de trabajo corporal. Extendí un cheque para pagar las sesiones del primer mes y así asegurar a mi parte ansio¬ sa que tomaba en serio sus necesidades. Cada día hacía la comproba¬ ción con la ansiosa: «¿Puedo volver al trabajo?» Y me respondía cla¬
gar
El
principio de nuestro viaje
Un círculo de mujeres
•
una voz
ramente
que no.
segundo almohadón de apoyo fue una reunión semanal con un de mujeres escritoras. Nos ofrecíamos ayuda y contrastábamos con otras nuestros trabajos. Volví a consultar y el apoyo todavía
El grupo unas
no era
suficiente.
fue tomarme dos días a la semana libres para recordar que mi vida era más amplia que el proyecto de es¬ cribir. A medida que fui reuniendo una rica variedad de almohado¬ nes, la parte ansiosa de mí acabó relajándose. Tres semanas después Mi
tercer
almohadón de
apoyo
escribir sin esfuerzo. Haz inventario de los almohadones de apoyo con las que cuen¬ tas en tu vida a medida que vayas entrando en las exploraciones esenciales del libro. Mereces contar con buenos apoyos en tu vida. En el inventario de Joyce se incluían masajes regulares, paseos por volví
a
buena alimentación y reuniones semanales de autoayuda. La lista de Irene incluía contacto por teléfono con amigas que la apoyaban, pasar tiempo en el jardín, hacer ejercicios de esti¬ ramiento, respirar profundamente y oír música para cambiar de es¬ la naturaleza,
tado de ánimo.
algunos de los almohadones exploración. Rodéate de ellos e incluye: Estos
la
son
•
Un diario.
•
Un
•
Un
•
que te
harán más cómoda
lugar especial en el que hacer el trabajo. tiempo para dedicarte regularmente a este trabajo. Un método para reconocer los sentimientos que puedan rar
mientras lees.
con
compartir tus intuiciones
y
el que te reúnas regularmente recuerdos.
A continuación describimos cada
uno
de
estos
para
almohadones.
Un diario Necesitarás
diario en el que registrar los recuerdos y compren¬ produzca el trabajo que vamos a hacer juntas. Incluye en él artículos que leas, poemas, sermones o ensayos que puedas escribir; guarda también en él las imágenes que te surjan y fotografías que pue¬ das haber conservado de tu infancia. Normalmente se puede encon¬ trar una fotografía de la primera comunión en los archivos familiares. Si planeas usar este trabajo para entrar en contacto con tus recuerdos infantiles, crea un diario especial para los escritos y dibujos de La Niña Que Fuiste. A medida que vayas recordando sus historias, trata de escribirlas o dibujarlas con tu mano no dominante. un
siones que
Escribir, dibujar, bailar y esculpir Para
algunas mujeres, la escritura abre la puerta de los recuerdos, y las comprensiones. Les permite tener acceso a su voz única y personal, y expresarla. Utiliza este libro como una medita¬ ción. Permite que te ofrezca el tiempo y el espacio suficientes para calmarte tanto que puedas oír tu voz interna. Anota lo que oigas. Con el tiempo te irás sintonizando con la voz. Sigue el camino que se va abriendo a través de tus escritos. Quizá tus palabras te guíen hasta una imagen. Si es así, trata de dibujarla. Esta imagen puede guiarte hasta el álbum familiar. Dedícale tiempo. Y esas fotografías pueden llevarte a escribir una carta o a crear un bai¬ los sentimientos
le. De
esta
miento
forma
se va
desarrollando la
aventura
del autodescrubri-
orquestada por tu sabiduría profunda. Así es como escribir te liberar viejos recuerdos e imágenes y te ofrece el don de pro¬ fundizar en la intimidad contigo misma. Las palabras no son el único medio de acceder a los recuerdos, sentimientos y comprensiones. Para algunas, el dibujo, el movimiento y la danza, el teatro y la escultura facilitan la expresión de su voz in¬ terna. Las artes expresivas nos hacen ir más allá de las palabras, dejan ayuda
aflo¬
27
a
Un Dios que se parece a
28
mí
de¬
lado las barreras que a veces erigimos con las palabras para fendernos de los sentimientos y recuerdos. Siéntete libre de participar a un
ejercicios y reflexiones de la forma que mejor funcione para ti. Dibuja tus recuerdos, baila tu ira, esculpe tus heridas, colorea tu sanación. A lo largo de todo el libro encontrarás múltiples sugerencias para la expresión creativa.
en
los
Un
El principio
lenguaje, las imágenes, las historias y los mitos de tu religión infan¬ tareas requieren una delicada atención a todos los sentimien¬ tos que puedan aflorar en ti; emplea con ellos el proceso que describi¬ mos a continuación. Es probable que surjan resistencias, ansiedad, ira y miedo. En lugar de resistirte a ellos considerándolos intrusos, abrᬠzalos como amigos y compañeros fieles que te aportan una informa¬ ción muy valiosa. til. Estas
•
A las mujeres se nos
Un tiempo
•
•
sagrado •
los demás. Susan
Como mujeres se nos ha enseñado a hacer tiempo para Ahora te invitamos a apartar un poco de tiempo para ti misma.
dedicar treinta minutos diarios a su tiempo sagrado. No nada que no sea realmente urgente la interrumpa. Su fa¬ milia respeta su compromiso consigo misma y ha aprendido a resolver las dificultades con las que pensaban que sólo mamá podía lidiar. A medida que vayas avanzando en el libro, rodea cada lectura y cada experiencia de meditación de silencio. Tómate tu tiempo. Planea dedicar al menos dos semanas a cada capítulo, tres si trabajas en grupo. Lee cada capítulo a un ritmo constante la primera vez, después vuelve a él y entra plenamente en los apartados que más te hayan tocado.
se
propuso
permite
como
compañeros
largo del libro te invito continuamente a confrontar tus jas imágenes, a cuestionar las creencias no examinadas y a luchar A lo
vie¬ con
A medida que
surja un sentimiento, respíralo sin hacer ningún juicio. Permite que la respiración masajee el sentimiento y te ayude a reconocerlo. Imagina que el sentimiento es un amigo, invítale a tomar el té contigo. Dale una voz a través de palabras o imágenes, dialoga con él en tu diario y escucha lo que tenga que decirte. Pregún¬ tale: «¿Ansiosa..., miedosa..., resistente..., enfadada..., cómo podría apoyarte?» Habla de tus sentimientos con las mujeres de tu grupo de apo¬ yo o con una amiga, madrina o terapeuta. Elige a alguien que no categorice los sentimientos como buenos o malos. Pídele a esa persona que sea testigo de tus sentimientos sin tratar de sa¬ carte de ellos o de hacerte sentir mejor. Si eliges emplear este trabajo como una oportunidad de fami¬ liarizarte con la niña que fuiste, permite que los sentimientos históricos que se desatan a través de nuestro trabajo común se expresen en dibujos y escritos realizados con tu mano no domi¬ nante.
que
Los sentimientos
29
el
lugar sagrado
ha enseñado a crear y a mantener espacios para los demás. Aquí te invitamos a crear un espacio sagrado para ti misma. Susan creó un espacio cómodo y seguro en una esquina de la oficina que tiene en su hogar. Colgó sus obras de arte de las paredes y le añadió almohadones confortables. Allí es donde se retira para leer, escribir y meditar. Jen tiene una «habitación propia» que es un garaje reciclado; en ella pinta, escribe, baila y medita. Encuentra tu propio espacio seguro y lleva a él una vela, una jarra de agua, un cuenco y tus símbolos personales de la búsqueda espiritual. El propósito de estos objetos irá quedando claro a medida que avancemos en el libro.
de nuestro viaje
Un círculo Si
de mujeres
posible, invita
de mujeres a unirse a ti en este es¬ donde buscamos y encontramos un Dios que se parece a nosotras. En los círculos de mujeres es donde llega¬ mos a amarnos y aceptarnos como mujeres, donde nos sentimos capa¬ ces de desarrollar una espiritualidad que afirma a la mujer. Además, el grupo te ofrece un foro permanente donde puedes compartir lo que aprendes y te anima a mantener tu compromiso con la exploración. Elige un grupo de no más de seis mujeres, mujeres en las que es
tudio. En
estos
a un grupo
grupos es
Un Dios que se parece a
30
m1
confíes y con las que puedas mostrarte creativa, cuestionadora y abierta de mente. Elige a mujeres que se comprometan a mantener reuniones semanales de dos horas
durante
un
periodo de
entre
seis
Si es posible, a cada miembro del grupo se le invita¬ incorporar el contenido de los capítulos en su meditación y re¬
y nueve meses.
rá
a
flexión diarias. Las vidas de la
mayoría de las mujeres están tan llenas
de activida¬
realis¬
des que hacer «tareas» entre reuniones es una expectativa poco ta. En cada reunión, destinad un tiempo a leer el capítulo o fragmen¬
capítulo correspondiente. El óptimo es destinar al menos dos cada capítulo en las partes 1, 2 y 4, y tres semanas a cada capítulo de la parte 3. Rotad el cargo de facilitadora, que es la respon¬ sable de dividir cada capítulo en porciones a leer y trabajar semanal-
to
del
semanas a
mente.
Mantened •
• •
unas
directrices simples:
regularmente para que se pueda crear un ambiente de confianza. Confidencialidad: lo que se escucha en el grupo no sale de él. Horario: haced un esfuerzo por comenzar y acabar las reunio¬ Asistencia:
nes a
es
esencial comprometerse a acudir
tiempo.
Mantened
un
formato simple:
Empezad con la Oración de la Serenidad: (permitid el tiempo necesario para que cada mujer pueda lla¬ mar en voz alta a un Dios de su comprensión: Diosa, Espíritu Creador, Voz Interna)... dame la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar, el coraje de cambiar las cosas que puedo y la sabiduría de distinguir entre ambas. 2. A continuación, dedicad tres minutos a pasar lista y saludar. Invitad a cada participante a compartir lo que haya traído al círculo esa noche: la celebración del fin de un proyecto, frustración por un conflicto no resuelto con un compañero o amigo, ansiedad respecto a un evento próximo. Esta forma de compartir os permite reconocer y soltar lo que viene del pasado y del futuro, os libera para estar plena¬ mente presentes y poder integrar los desafíos, apoyos, comprensiones 1.
Dios
El principio
y
curación
de nuestro viaje
está
que
a vuestra
total: veinte minutos).
31
disposición
en este momento
(tiempo
Leed cada sección en voz alta o en silencio, tal como el grupo haya decidido (veinte minutos). 4. Concédeos algún tiempo para tomar notas personales o hacer un dibujo en respuesta a la lectura (veinte minutos). 3.
lo
5.
Volved
juntaros. Cada mujer añadirá su historia a las que se compartido en el texto. Este compartir durará una hora. Para que cada mujer tenga la oportunidad de participar necesitaréis que al¬ guien controle el tiempo. Si hay seis mujeres en el grupo, cada una dispondrá de diez minutos. Tal vez queráis rotar en el cargo de crono¬ a
han
metradora. Permitid que cada mujer comparta sus sentimientos e historias sin interrupción. Este planteamiento «sin conversación cruzada» nos
ayuda a ser responsables de nosotras mismas y a respetar el viaje sa¬ grado de cada una. Sé testigo y reconoce la historia de cada mujer en silencio. El poder curativo de la escucha silenciosa es asombroso. Ob¬ serva
lo que ocurre
en
ti cuando
Finalmente, cuando
os
demás si lo deseáis. 6. Acabad con
una
nes una
sintáis
en
de «escuchar simplemente». confianza, pedid la opinión de las
tratas
oración. Practicad las oraciones y
meditacio¬ emplead plegaria significativa surgida de la experiencia personal o grupal.
inclusivas tal
como se van
introduciendo
en
el
texto o
¿SI
pasado
^eJi0Íoso a
las mujeres
(Sapítulo
1 Sea cual
sea la condición de la Iglesia en este momento históri¬ podemos permitirnos ignorar o descartar a la ligera los pro¬ fundos efectos que los siglos de poder eclesiástico siguen teniendo sobre cada una de nosotras actualmente, por muy lejos que nos encontremos del pulpito o del altar.
co, no
Merlin A
religión afecta
stone, Wben God
was a
Wotnan
poderosamente cada aspecto de la vida de mujer. Es imposible entender plenamente nuestro pasa¬ do personal si no reconocemos y exploramos la realidad reli¬ giosa que nos ha conformado. La religión nos persigue a través de siglos de historia cultural: el Dios de Abraham, Isaac y Jacob; el Dios uno y trino de la cristiandad; las Escrituras hebreas y la Biblia cristiana; y todos los mitos, historias y rituales religiosos que están profundamente entramados en todos los aspectos de nuestro tejido social. Nuestras historias personales es¬ tán conformadas y dirigidas por la historia, la cultura y los tabúes del mundo en el que vivimos. Es imposible desenmarañar nuestra histouna
Un Dios que se parece a mi
36
personal de la historia más amplia de las mujeres como colectivo. La religión nos persigue —a través de décadas de historia fami¬ liar— en el diseño de la relación de nuestros padres y en las actitudes, ria
Los profundos efectos
gen
de las costumbres,
nacimiento. Cada
su
con
todo detalle.
de la religion
pautas y
una
de
actitudes
37
que
les han rodeado desde
pautas será tratada más adelante
estas
Aquí simplemente
reconoceremos
su
presencia
lecciones y expectativas que rodearon nuestra infancia. Muchos los patrones de vida, de las actitudes genéricas y de las miliares que nuestras familias daban por supuestas hunden sus raíces
nuestra
palabras, historias y mitos religiosos. No había manera de esca¬ par a la omnipresente influencia de la religión en nuestra infancia. La religión nos persigue en los días y momentos de nuestra histo¬ ria personal. Llevamos con nosotras el lenguaje y las imágenes de la religión tradicional en nuestra vida adulta mucho después de que ha¬ yamos descartado un conjunto específico de creencias religiosas. En las heridas y comportamientos impropios que nos molestan y alteran en la edad adulta están grabados los patrones de vida, las actitudes genéricas y las costumbres familiares enraizadas en nuestro pasado re¬
heridas de su niñez y a cómo les influyen en el presente, y hacer elecciones saludables basadas en un
de costumbres fa¬
en
las
ligioso.
familia'.
Las mujeres cuyas común de desenterrar
cia sí mismas y a
hacia
continuación tienen
historias sus
vais
en
leer comparten el compromiso infantiles, prestar atención a las
a
recuerdos
aprender a profundo compromiso ha¬
sus
hijos. Muchas de las historias que incluimos y un desarrollo más amplio a lo largo del
un eco
libro. En las
iglesias y sinagogas de nuestra infancia no había rituales celebraran el poder de dar a luz de las mujeres. Según los mitos religiosos, el mundo fue traído al ser por un Dios masculino y la mu¬ jer fue creada del hombre. En una sociedad que adora a un Dios mas¬ culino, la vida del padre es más valiosa que la de la madre. Los padres son superiores en todos los aspectos y las madres no deben poner en que
cuestión
esa
superioridad.
La influencia religiosa en nuestra familia Los niños queríamos que mamá saliera de
de origen y
pre era
al rastrear su procedencia más de dos o generaciones encuentre que sus predecesores no estaban pro¬ fundamente inmersos en las actitudes y valores de una de las reli¬ giones orientadas hacia lo masculino. Por esta razón las presiones religiosas no nos son tan lejanas como nos gustaría creer. MERLIN STONE, When God Was a Woman Es
rara
le animábamos
la familia que
la misma:
a
casa.
un trabajo, pero su excusa siem¬ trabajar heriría el ego de vuestro padre.
que encontrara
si fuera
a
SUSAN
tres
Durante las décadas de los cuarenta y
que
la religión
bres sociales mente
no
enraizadas
nuestro
trabajo
en
en nada a su formación— reflejan costum¬ pautas familiares y actitudes genéricas clara¬
afectó
comunes,
pasado religioso colectivo. A través de común, las mujeres han tomado conciencia del ori¬
en nuestro
Nuestra madre
algo
era
más lista y
que supuestamente no
mundo sabe que
más fuerte que papá. Esto era debíamos reconocer porque todo el
los papás deben ser más listos y fuertes que las aparentábamos, incluida mamá. Tenía que aparen¬ tar que no sabía lo que sabía y que no podía hacer lo que podía ha¬ mamás. Todos
de los cincuenta, cuando la
mayoría de las mujeres con las que trabajo eran niñas, la influencia de la religión estaba muy extendida y su importancia era incuestionable. Las historias que he reunido —tanto de las mujeres a las que la reli¬ gión les era impuesta en las iglesias como de las que están seguras de
Estaba aburrida
cer.
No
es
de extrañar que estuviera comiendo
constantemente.
JEN En las que
1
iglesias y sinagogas de nuestra infancia no había rituales celebraran el nacimiento de las niñas. Según las costumbres y miVéase Merlin Stone, When God Was
Jovanovich, 1976),
p.
239.
a
Woman (Nueva York: Harcourt Brace
Un Dios que se parece a mí
38
Los profundos efectos
debía honrar el nacimiento de los niños. El signo del sólo era para los niños. En una sociedad que adora a un Dios masculino, los hijos son más im¬ portantes que las hijas. Los niños son educados para administrar y go¬ bernar el mundo, mientras que las niñas son educadas para atraer y tos
religiosos
La sensación
se
convenio (con Dios) —la circuncisión—
cuidar
a
agudo de estar en los laterales. El lugar apropiado para mí era el de una observadora pasiva. Se esperaba que me comportara como una señorita y era comparada constantemente con mis primos que tenían aproximadamente mi edad. No hacían nada que yo no pudiera hacer ni conseguían me¬ jores resultados escolares; sin embargo, las conversaciones de mi casa se centraban en ellos. Se alababan sus logros mientras que mi hermana y yo carecíamos de importancia.
me educó para ser un juguete sexual del hombre, para coci¬ hacer la limpieza. Como madre, transmití esta «educación» a mis hijas. Esperaba de ellas que hicieran lo más pesado de la lim¬ pieza. Mi hijo era atendido por las mujeres de la casa. Las niñas te¬ nían que prestar atención a su peso y apariencia de una forma que nunca se esperaba de él. Animé la vida romántica de mis hijas pre¬ guntándoles continuamente por sus novios. Sentía que tenían que tener un hombre en su vida, porque estar sin un hombre era estar incompleta.
el mundo que me rodeaba
era:
mantengámos¬
la vida de la mujer
era
Karen
Conseguir superar el primer periodo fue un gran logro. Nadie explicado nada. Mi madre sólo me dijo «toma», y me pasó la caja de Tampax. Convertirse en mujer tenía mucho de des¬ agradable y secreto.
sentido muy
LlZ
39
limpio, aseado y oculto. Este elemento de inaceptable.
había
me
un
en
lo
los hombres. De niña tenía
de la religión
Emily Las
imágenes de mujeres fuertes y autónomas estaban exiliadas religiosa que se nos enseñó. Las imágenes de mujeres pasivas eran elevadas al rango de ideales a emular. En una sociedad que adora a un Dios masculino se aplaude a los hombre decididos e independientes, pero a las mujeres decididas e independientes se les insulta y aisla. de la historia
Se
nar
y
Teresa
iglesias y sinagogas de nuestra infancia no había rituales celebraran el flujo de sangre de las mujeres. Según las costumbres y mitos religiosos, la sangre de los animales sacrificados se ofrecía en ceremonia y se honraba la sangre del salvador. En una sociedad que adora a un Dios masculino, el niño se parece a Dios. Su parecido a lo divino le confiere poder y privilegios. El cuerpo de la niña y sus pro¬ cesos naturales son «otra cosa» que Dios. Ella es un «varón mal con¬ cebido»; la vergüenza y el «ser otra cosa» le acompañan durante toda En las
que
su
vida.
Mi tía abuela
no se
casó. Tenía
propia forma de pensar y el pensaba que estaba fuera del tiesto. No se me permitía estar mucho tiempo con ella porque no querían que si¬ guiera sus pasos, pero era la mujer más feliz de la familia, ¿por no resto
su
de la familia
habría de
querer ser
como
ella?
Teresa En mi
familia, y en la Iglesia Católica, había ciertas opiniones prevalecientes que no podían cuestionarse. Eran las opiniones de mi padre y del Dios masculino del catolicismo. Recuerdo que, in¬ cluso con mis compañeras, me quedaba en silencio hasta que po¬
día sentir los pensamientos de las demás. Sólo a
salir
con una
opinión
que no
entonces me
hiciera olas. Las chicas
arriesgaban a tener un pensamiento guidoras, no originadoras. se
o
idea original.
casi
atrevía nunca
Éramos
se¬
Sharyn La tradicional elevación religiosa del Dios masculino tolera el ceso sexual de los hombres a sus esposas e
ac¬
hijas. Las imágenes de mu-
Un Dios que se parece a mí
40
jeres sexualmente autónomas no tenían cabida en la historia religiosa que se nos enseñó y las imágenes de mujeres castas y sumisas se eleva¬ ban al grado de ideales a emular. En una sociedad que adora a un Dios masculino, el cuerpo del niño está sujeto a impulsos sexuales in¬ controlables mientras que el de la niña es vulnerable a esos impulsos desde el nacimiento. «Los chicos siempre serán chicos» aunque crez¬ can y se casen, mientras que a las chicas más les vale ser vírgenes antes de
casarse
y
fieles
a sus
maridos
en
Los
profundos efectos de la religión
41
Temo el aislamiento y
el rechazo que parecen acompañar al envejecimiento de la mujer. Mi madre estuvo al servicio de todos los que la rodeaban pero no preparó un futuro para sí misma. Se¬ gún fue haciéndose mayor se vio rechazada e ignorada por nuestra propia familia y por el mundo. A papá le ocurrió lo contrario, se volvió más influyente con la edad.
Joan
el matrimonio. Mucho
En mi adolescencia mi madre temía acostara con
las
la posibilidad de
chicos. Me hacía insinuaciones
prefieren vírgenes.» Estoy
segura
de
como:
que
que me
«Los hombres
mi hermano
nunca
oyó nada parecido. Y cuando mi hermano estaba viviendo con una mujer, para mi madre era una «ramera» porque dormía con él
nupcial. Nunca se refirió a mi hermano en los les juzgaba con el mismo criterio. A sus ojos, influenciada por la Iglesia, el cuerpo de la mujer era sometido a un escrutinio mucho más duro que el del hombre.
fuera del tálamo
mismos términos, no
Annette
íbamos en el coche con mi padre, él hacía comentarios sobre las mujeres que pasaban por la calle. Hablaba de sus cuerpos, criticándolas, y de cómo flirtear. Éste era el tipo de lecciones que daba a mi hermano sobre cómo relacionarse con las mujeres. Cuando se lo dije a mi madre porque pensaba que era algo equivocado, ella defendió a mi padre. Según su parecer, era normal que los hombres objetificaran a las mujeres. «Los hombres no pueden evitarlo. Depende de nosotras no exci¬ tarlos», me dijo. De niños,
cuando mi hermano
y yo
Mary
iglesias y sinagogas de nuestra infancia no había rituales que celebraran la llegada de la estación postreproductiva en la vida de una mujer. Según las costumbres y mitos religiosos, eran los ancianos los que presidían los ritos sagrados de la infancia en el hogar y en la casa de Dios. En una sociedad que adora a un Dios masculino, el niño mira al futuro para crecer en estatura y riqueza a medida que se hace mayor; la niña no está preparada para hacerse mayor y lo detestará. En las
después de descartar un conjunto dado de creencias reli¬ giosas, muchas costumbres, pautas y actitudes debilitantes siguen for¬ mando parte del concepto que tenemos de nosotras mismas y contri¬ buyen al comportamiento ineficaz que acaba llevándonos a los grupos de apoyo de mujeres, a las reuniones de autoayuda o a la consulta del terapeuta. Consideremos o no que nuestra familia era religiosa, la om¬ nipresente influencia de la religión en nuestros años formativos no puede ser ignorada. A medida que vayas leyendo el libro irán quedan¬ do claras las conexiones entre tu pasado religioso y las heridas y com¬ portamientos impropios que tanto te alteran en tu vida adulta.
La influencia
de la
religión
en nuestra
vida actual
La
causa
nentes es
de que los símbolos
religiosos
tengan
efectos
perma¬
le gusta el vacío. Los sistemas de símbolos no pueden rechazarse sin más, deben ser reemplazados por otros. Si no se reemplazan, la mente volverá a las estructuras que
le
que a nuestra mente no
son
familiares
en momentos
de crisis, confusión
Carol christ, Muchas de las mujeres cuyas
o
derrota.
Womanspirit Rising
historias vas a leer dejaron hace
cho tiempo las instituciones religiosas y descartaron al Dios de fancia. Se abrieron camino en el espacio abierto de la
mu¬
su
in¬
espiritualidad buscando alternativas a la religión de su niñez. Algunas exploraron las religiones orientales y experimentaron con la espiritualidad Nueva Era. Otras se unieron a la Iglesia unitaria, a grupos de mujeres que practican rituales o a las reuniones de los doce pasos. Muchas de ellas
Un Dios que se parece a mí
42
los profundos efectos
espirituales a un terapeuta. Pero, por mu¬ de distanciaran su historia personal, llevaban consigo su pasado religioso a cualquier camino espiritual que eligieran en su vida adulta. En ningún lugar del camino... ni en la literatura Nueva Era, ni en los círculos de mujeres, ni en las consultas de los terapeutas, ni en las comunidades de recuperación se les ofrecieron los recursos nece¬ sarios para clasificar y aclarar los remanentes de su pasado religioso. plantearon
de la
religión
43
He llevado el Dios masculino
sus preguntas
conmigo a todas las explora¬ espirituales de mi vida adulta. Por muy listos que puedan haber sido cambiándole de nombre para hacerlo más Nueva Era o más inclusivo, la imagen que surgía en mi mente era la de un Dios masculino, sólo que con el nombre cambiado. Y algu¬ nos grupos ni siquiera se molestaban en cambiarle de nombre, era el mismo Dios masculino reformulado, pero seguía siendo
cho que se
ciones
masculino. La
Teresa
espiritualidad Nueva Era
las que trabajo se consideraban bus¬ haber descartado todos los restos de la religión de su infancia. Pero habían pasado sus años formativos asis¬ tiendo a la escuela parroquial, a la catequesis o a la escuela hebrea y llevaban consigo el sello indeleble de las imágenes y mitos de estas primeras experiencias religiosas. Y, curiosamente, el Dios de su infan¬ cia se abrió camino hasta la espiritualidad Nueva Era, trayendo consi¬ go una confusa mezcla entre lo viejo y lo nuevo. Algunas de las mujeres
con
La
cadoras de la Nueva Era por
El libro de Marianne Williamson A Return to Love está basado en las enseñanzas de «Un Curso de Milagros», una guía a las verdades
espirituales universales. Muchas han gravitado hacia él en busca de una alternativa a la religión tradicional y, en el camino, se han encon¬ trado con el padre y el hijo que habían dejado atrás. Consideremos es¬ tos pasajes de su libro (la cursiva es mía): Dios
engendró
misma forma. Para
creó un solo hijo y Él nos ama a todos de la El, nadie es diferente o especial porque nadie
y
separado de los demás2. problema que subyace en nuestra necesidad de decir a Dios lo que tiene que hacer es nuestra falta de confianza. Tenemos mie¬ do de dejar las cosas en manos de Dios porque no sabemos lo que Él hará con ellas. Tememos que Él pierda nuestro archivo3. está
El
2
Marianne
gina 95. 3. Ibíd.,
p.
Williamson, A Return to Love (Nueva York: HaperCoIlins, 1992), pᬠ183.
espiritualidad de las mujeres
Algunas de las mujeres con las que trabajo han redescubierto una espiritualidad centrada en la Tierra. En sus círculos rituales y en sus cánticos emplean imágenes alternativas de lo divino, pero, cuando es¬ tán en «automático», su Dios sigue siendo masculino. Las viejas imᬠgenes no han sido exorcizadas, el Dios masculino de su pasado reli¬ gioso sigue estando tan presente en su imaginación como cuando eran
niñas.
A través del
trabajo que hacemos juntas les ha ido quedando cla¬ la imagen de un Dios exclusivamente masculino había dejado huella en algo más que en su imaginación. Hasta ser exorcizado, «él» seguía afectando silenciosamente sus vidas y relaciones y su presencia ro
que
en
el mundo.
Pretendo
pide
que
riéndome
no
rellene a
tener
formación religiosa,
pero
cuando
se me
cuestionario sobre espiritualidad, sigo refi¬ Dios como «él». Esto me sorprende y me preocupa. un
¿Cómo ha llegado «él» hasta allí? Pienso en cambiar el pronom¬ bre «él» por «ello», pero me siento muy incómoda con la idea.
«Él»
sin ser invitado incluso en mi círculo de mujeres. De la sensación de un Dios masculino estaba profun¬ damente arraigada en mí. aparece
alguna
manera
Jane
44
Un Dios que se parece a mí
Psicoterapia Para muchas
do
a
sión,
mujeres la consulta psicoterapéutica ha reemplaza¬
los confesionarios de
su
infancia. En
lugar de acudir al ministro
momentos
de crisis y ten¬
rabino, piden cita a un terapeu¬ ta. Una vez liberada la tensión inicial, las preguntas más profundas suelen salir a la superficie y las mujeres toman conciencia de la dimen¬ sión espiritual de la vida. Aunque sienten que la religión y la espiritualidad son cosas dis¬ tintas, no tienen palabras para describir su espiritualidad emergente aparte del lenguaje de su pasado religioso. Buscan la guía y el apoyo de sus terapeutas para clasificar y responder a sus preguntas y para desarrollar una espiritualidad personal. Muchos terapeutas etiquetan este cuestionamiento de «religioso» y desvían a las mujeres de su búsqueda. Hasta que empezaron este programa de estudios, muchas de estas mujeres se sentían en un terre¬ no de nadie entre su pasado religioso y su deseo actual de mantener una conexión espiritual, con muy poco o ningún apoyo por parte de la comunidad terapéutica. en
o
Trabajé durante varios años con una terapeuta que hablaba de siempre empleaba el pronombre «él» para referirse a Dios y asumía que ésa también era mi compren¬ sión. Yo me erizaba cada vez que decía «él».
los profundos efectos
de la religión
45
de los Doce Pasos. El primer paso —«admitimos que no tenemos po¬ der sobre el alcohol y que nuestras vidas están fuera de control»— les resultaba relativamente fácil de aceptar. Era la falta de control sobre sus vidas la que les había llevado a buscar una comunidad de
ayuda. segundo paso —«creemos que un poder mayor que nosotros mismos podría devolvernos la cordura»— era más difícil de aceptar. Los antiguos miembros hablaban de «llegar a creer» en un Dios o Po¬ der superior. Este tipo de discurso sobre Dios activaba sus primeras actitudes, creencias y experiencias religiosas. En su interior se acumu¬ laban imágenes de confesionarios y Días de la Expiación, punzadas de culpabilidad y vergüenza, y voces enjuiciadoras de rabinos y sacer¬ El
dotes.
Pero
necesitaban desesperadamente el programa de apoyo, algunas de ellas retorcieron la imagen de su Dios (o ausencia de Dios) hasta darle una forma que creyeron aceptable. Volvieron a poner en los armarios las imágenes religiosas de su infancia para acallar las punzadas de culpabilidad y silenciar las viejas voces enjuiciadoras. Pensaron equivocadamente que ignorando su pasado religioso acaba¬ rían creyendo en el Dios presentado por el programa. Otras abando¬ naron el programa por ser incapaces de «entender o aceptar la parte como
sobre Dios».
Dios ocasionalmente. Ella
susan
Cuando entré
padre
mi terapeuta
alejaba la discusión hacia otros terrenos. A ella pare¬ religión y yo, siendo una buena chica, nunca la
cía incomodarle la cuestioné
a este
respecto.
Jane El Dios del programa Otras en
de los Doce Pasos
mujeres, agobiadas
la adicción de
otra
Hijos Adultos de Alcohólicos
medio de las nubes con su larga barba imagen me hizo sentirme incómoda.
en
cio. Esa
El Dios masculino de mi infancia era un compañero en la dis¬ función de mi familia de origen pero, cada vez que lo mencionaba,
en
y
leí el
segun¬
do paso, me recordó mi primera visión católica de Dios, el anciano y
el libro del jui¬ Sharyn
Mi respuesta a
lo que se decía sobre Dios en el programa era ambigua. Una parte de mí se sentía aliviada de pensar que podía confiar en un poder mayor que yo misma. La otra parte de mí es¬ taba avergonzada de oír hablar del Dios cristiano porque no me ofreció la comodidad que anhelaba de niña. Sus mensajes eran muy contradictorios.
jen propias adicciones o atrapadas buscaron asistencia en la comunidad
por sus
persona,
Un Dios que se parece a m1
46
La
influencia de la
religión
los profundos efectos
En el
en nuestra
de la religión
47
principio mismo
espiritualidad original
Algunas creencias son como anteojeras que cortan nuestra ca¬ pacidad de elegir nuestra propia dirección. Otras creencias son puertas que nos abren amplios espacios por explorar. sophia FaHS, It Matters
What You Believe
En el principio mismo de su vida la niña tiene acceso al Espíritu de Vida, que le es tan próximo como la respiración que le llena y le conecta con todo. No está sola. Su espíritu es uno con el espíritu de
amada abuela, con el de su roca favorita, con el árbol y La niña desarrolla su propia manera de contactar con el su
la estrella. Espíritu de
todas las
cosas.
Escala
Mientras estaba
retiro de oración y
meditación recordé la historia de una niña vibrante de vida que el primer día de escuela tomó las pinturas y se puso a dibujar animadamente. Llenó el papel de flores de todos los colores. Su dibujo sorprendió a la profesora, que le preguntó qué estaba haciendo. «Estoy pintando flores», res¬ pondió la niña. La profesora le dio una reprimenda: «Las flores son rojas y las hojas verdes. No hace falta ver los colores de manera dife¬ rente a como siempre se han visto.» La niña exclamó: «¡Oh, no! Hay colores en el arco iris... tantos colores en el sol de la mañana... colores en las flores...Y yo los veo todos.»
tantos
tos
en un
tan¬
profesora le dijo a la niña que era una insolente y la mandó a un esquina diciendo: «Las cosas deben hacerse de una manera determina¬ da. Debes dibujar las flores con los mismos colores y formas de siem¬ pre.» En el momento en que la niña necesitaba que su vitalidad, su voz y su espíritu fueran aceptados y apoyados, se la avergonzó y se la aisló. Tras su aislamiento estaba convencida de que seguir sus propios impul¬ sos era malo y de que había que seguir las fórmulas prescritas. Atemori¬ zada y sola, la niña se retractó y repitió como un loro las palabras de la maestra: «Las flores son rojas y las hojas son verdes. No hace falta ver las flores de una manera diferente a como siempre han sido vistas.» Años después la niña fue trasladada a otra escuela. Su nueva pro¬ fesora dijo que dibujar debía ser algo divertido y empezó a cantar la letra de la canción de Harry Ghapin, «las flores son rojas»: «Hay tan¬ tos colores en el arco iris, tantos colores en el sol de la mañana, tantos colores en las flores. ¡Y puedes usarlos todos!» La niña, impasible, pintó las flores en hileras ordenadas, verdes y rojas4. La
4
Historia
adaptada de Harry Chapín, grabada de Legends of the Lost and Found (Elektra Records, 1979). El género del niño ha sido cambiado de él a ella.
árbol y se sienta
en las ramas a escuchar. Le encanta el también escucha sus sonidos. Tiene una amiga especial, una roca a la que da nombre, y va a comer con ella en cuanto tiene oca¬ sión. Deja la ventana junto a su cama abierta incluso en las noches más crudas del invierno porque le encanta sentir el aire fresco en su cara. Se tapa hasta la barbilla y escucha al misterioso cielo nocturno. Cree que su abuela está presente aunque todos los demás digan que está muerta. Cada noche se pone la cortina sobre los hombres para preservar su intimidad y mirando por la ventana que está junto a su cama escucha a la abuela y le reza en silencio. Su imaginación es libre durante algún tiempo, no necesita sacer¬ dotes ni profesores que le describan a «Dios». El Espíritu irrumpe es¬ pontáneamente en expresiones coloristas y únicas. Dios es la abuela; el titileo de una estrella lejana; la suave brisa que baña su cara; la pací¬ fica y tranquila oscuridad después de que todos se hayan dormido; y todos los colores del arco iris. Y como es una niña, su experiencia y la expresión de su espíritu son únicamente femeninas. Fluyen de su esencia tan naturalmente como la respiración. El Espíritu del Univer¬ so pulsa a través de ella. Está llena de sí misma y es muy buena.
bosque
a un
y
Nuestra herida Pero
hay quienes
se
única de la niña que no
sienten amenazados
puede
ser
contenida
por
la espiritualidad
en una
doctrina
o cre¬
do. Con buena voluntad o de manera abusiva tratan de aprisionar¬ la. Le pondrán nombres y etiquetas si insiste en
píritu del árbol, Se le dice:
comulgar
con
el misterioso cielo
nocturno o con
con
el
es¬
la abuela.
48
Un Dios que se parece a m!
Los profundos efectos
Orgullosa, tu
abuela
no es
Dios sólo tiene
Dios;
tampoco
lo
son tu
estrella o
tu roca
favoritas.
un
La niña acabará dando la
espalda a La Llena del Espíritu que una espiritualidad original se quedará confinada dentro de unas líneas aceptables por la religión. Se le enseñará la forma adecua¬ da de imaginar y nombrar a Dios. «Él» le será transmitido a través de palabras, imágenes, historias y mitos conformados, escritos y expresa¬ dos por hombres. Para sobrevivir adoptará el Dios que se le da por¬ que rebelarse es demasiado peligroso. Si se atreve a ir más allá de las líneas se le tachará de herética, descarriada o bruja. El miedo al aban¬ dono y al aislamiento son tan fuertes que posiblemente nunca cuestio¬ nará al Dios de sus primeros años. La Llena del Espíritu se queda dormida. Se despierta de vez en cuando para recordar a la niña-que-se-ha-hecho-mujer lo que una vez supo, pero estos recuerdos periódicos son dolorosos. La mujer llena vez
su
fue. Su
vida de distracciones para no tener que oír su pequeña voz interna
llamándole
a
volver
a casa... a su
propia espiritualidad.
Nuestra sanación
Años más tarde
profesores entran en su vida: una terapeu¬ de autoayuda, un círculo de mujeres, una amiga querida quizá incluso este libro. Le recuerdan lo que una vez supo:
ta, un grupo o
Dios
nuevos
49
Madre, Hija y Anciana Sabia. madres, en tus hijas y en ti. Dios es el Dios de Sara y de Agar, de Lía y Raquel. Ella es la Madre de Toda Vida y benditas sean sus hijas. Eres una chica-mujer hecha a su Imagen. Puedes correr rápido, jugar duro y trepar a los árboles. Eres Batwoman, bombera Diosa. y El espíritu del Universo pulsa a través de ti.
el Padre, el Hijo y
el Espíritu Santo. Él se encuentra en la iglesia, en los cielos, en el Libro Sagrado, pero no en ti. Dios es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Él es el Dios de padres e hijos, las hijas no tienen nada que añadir en este asunto. Recuerda: como era en el principio, ahora y siempre. Sólo los niños pueden correr rápido, jugar duro y trepar a los árboles. Sólo los niños pueden ser Batman, bomberos y Dios. A las ni¬ ñas no les está permitido. Por los siglos de los siglos. Amén. es
religión
Llena del Espíritu, tu abuela es Dios y también lo son tu estrella y tu roca favorita. Dios tiene muchos nombres y muchos rostros.
nombre y un rostro. No tendrás otros dioses que él.
Dios
de la
es
Se
encuentra en tus
Permanece llena de ti misma. Eres buena. Eres muy
buena.
Una invitación
Negar
tu
pasado religioso
historia. Es esencial echarle
ignorar una parte significativa de tu ojeada con detenimiento por el bien poder aportar los dones de la conciencia, es
una
de la niña que fuiste y para la liberación y la verdad a los niños del presente.
Hayas sido influida directamente por la religión o hayas sido reci¬ piente indirecto de su lenguaje e imágenes a través del susurro cultu¬ ral, te invito a entrar en tu pasado religioso para descubrir y clasificar los primeros nombres, imágenes y creencias que encuentres allí. Te invito
a
contar tus
historias,
sentimientos. Te invito
caigan al suelo y
a
mueran.
tualidad nacida de
a
plantear
tus preguntas, a reconocer tus
soltar las viejas imágenes, permitiendo que Nutrirán el suelo del que brotará una espiri¬
experiencia de mujer. a medida que lees. Toma lo que te guste, incorpora las comprensiones valiosas a tu camino de vida y deja el resto. Tú eres la experta, este libro sólo es una guía en el camino, una comadrona que ayuda a lo que está preparado para nacer. Aquí no se ofrecen remedios mágicos, más bien se te invita a volver a casa, a ti misma, a ser la persona vital, expresiva y Llena del Espíritu que una vez fuiste. tu
Sé verdadera contigo misma
¿Sapífulo
T\e.utue.ncia, i Ka y
coraje
Necesité coraje para entrar en mi pasado religioso. El origen de mi resistencia era el miedo, miedo de lo desconocido y miedo de sumergirme en mi historia infantil. Erin br1r las puertas
de
pasado religioso puede susciAlgunas nos resistimos a ello porque supone volver a enfren¬ tar nuestra historia familiar. La religión de nuestros primeros años era cómplice del comportamiento y de la negación de nuestros padres. A las mujeres se les pedía volver con sus esposos abusadores, las hijas que tenían el valor de nombrar los pecados sexuales de sus padres eran
—\
tar
una
amplia variedad de
tachadas de mentirosas
la disfunción
giosas
nuestro
era menos
o
locas. Y
sentimientos y respuestas.
en
patente, nuestros
familias donde instituciones reli¬
numerosas
líderes
e
cómplices de la negación. La asistencia regular a los servi¬ era parte de la farsa que indicaba que la familia estaba intacta. La ilusión de que las «familias buenas y religiosas» no tienen problemas tenía que mantenerse a toda costa. cios
eran
religiosos
52
Un Dios que se parece a mi
Renuencia, ira y coraje
Además, las instituciones religiosas de nuestra infancia ofrecían
los abusos de poder, del alcohol, del sexo y del trabajo por parte de nuestros padres. Una participante en un taller recuerda: «Mi padre alcohólico cumplía con su religión para toda la semana con la misa dominical. Después íbamos a casa y seguía con sus ataques verbales y su abuso de poder en nombre de la iglesia. Sentía que tenía derecho a hacerlo porque estaba siendo un buen pa¬ dre autoritario tal como prescribía la iglesia y se reflejaba en los sacer¬ dotes. A nosotras, sus hijas, la Iglesia nos enseñó a ser "buenas chi¬ cas", lo que significaba que al igual que nuestra madre no teníamos que enfadarnos.» En esas iglesias los pecados de nuestros padres no eran nombra¬ dos por los clérigos. De haber denunciado esos pecados, habrían im¬ plicado a amigos y colegas, y quizá a Dios mismo. Y lo peor de todo era que la religión cultivaba y reforzaba la indefensión de nuestras madres. Poner en cuestión su indefensión habría supuesto darles el poder de actuar por sí mismas. Está muy claro que para muchas de nosotras la familia y la religión eran realidades entrelazadas.
terana y
bía una barniz externo de «todo está bien en esta familia», pero bajo la superficie se libraba una batalla sorda. De adulta, a miles de kilómetros de mi familia, todavía temo que me aislen si sigo explorando mi pasado religioso. Imagino que su respuesta sería una mezcla de ira, pena y después oración fer¬ viente para que me arrepienta de mis malvadas acciones. El traba¬ jo que he realizado me parece un paso de gigante hacia ser yo mis¬ ma. Aunque siento miedo, no voy a volver atrás.
Irene ^ *
Imagínate sentada tu historia
♦
♦
religión
Mamá
nunca
Nunca
se
era
la
entre mis padres. suficientemente bien» para papá.
manzana
hacía «las
cosas
de la discordia
♦
hablaba de esto, pero en casa
todos sentíamos la tensión. Mi padre alcohólico se autodesignó como Dios de la casa, era el que daba y concedía la aprobación o desaprobación. Avergonzaba a mi madre y a mis hermanas por no comportarse decorosamente en la iglesia, por no sentarse con la piernas cruzadas o por llevar sombrero. Mi madre pensaba que la iglesia era aburrida y acudía a ella porque se sentía obligada por mi padre. Esta exploración de mi pasado religioso hizo surgir en mí el miedo a cuestionar la religión de mi padre. Para mi sorpresa, el simple hecho de entrar en la exploración hizo que el miedo dismi¬ nuyera. Mi resistencia desaparece cuando estoy en compañía de otras mujeres valientes. No ha sido tan duro como pensaba, de he¬ cho ha sido liberador. colleen
Tengo muchas resistencias a entrar más a fondo en mi pasado religioso. La religión era el centro de mi infancia. Mi madre es lu¬
mi padre ortodoxo serbio. Lucharon constantemente por religiosa. Los días de fiesta eran una pesadilla. Ha¬
mi educación
pocos recursos para tratar con
La
53
♦
a
en un
círculo
con
Colleen
e
Irene. Añade
\
las suyas.
¿Afectaba la religión de tu infancia a tu vida familiar? ¿Eran la religión y el hogar realidades interconectadas? ¿Cuáles eran las actitudes religiosas de tus padres? ¿Y su actitud al acudir a los servicios religiosos? ¿Eran religiosos tus parientes? ¿Influyeron en tus actitudes hacia la religión? ¿Te resistes a entrar en tu pasado religioso porque impli¬ caría una exploración más minuciosa de tu pasado fami¬ liar? Escribe sobre tu resistencia y tu coraje.
Sin abogado
celestial
El hombre disfruta de la gran ventaja
de tener a un dios que él que escribe; y como el hombre ejerce una autori¬ dad soberana sobre la mujer es especialmente afortunado de que esta autoridad le haya sido conferida por el Ser Supremo. avala el
código
slmone
de
Beauvoir, El segundo
sexo
Abrir las puertas de nuestro pasado religioso implica reconocer las heridas profundas de la vida de la mujer y la participación celestial
54
Un Dios que se parece a mí
ellas. La verdad
los cielos no han sido amistosos con las mu¬ abogados en el cielo. Durante la infancia de la mayoría de nosotras Dios padre y sus re¬ presentantes masculinos gobernaban sin oposición tanto en la familia como en la religión. En aquellos tiempos los niños de nuestros grupos juveniles eran llamados por la vocación a ser ministros de la Iglesia, mientras nosotras éramos educadas para ser sus esposas. En aquellos tiempos una de cada cuatro de nosotras estaba siendo abusada sexualmente por su padre, por su líder religioso o por otros caballeros fiables que guardaban un parecido con el Dios de nuestra infancia. Eran tiempos en los que los hombres estaban dedicados a la impor¬ tante misión de ejecutar los planes de Dios para el mundo, dejando que nuestras madres se quedaran frustradas en casa. Se nos decía constantemente que teníamos que amarles, honrarles y obedecerles, por muy abusiva que fuera su presencia o su ausencia en nuestra vida. Mientras Dios sea masculino y sus representantes gobiernen la tierra, las preocupaciones y los asuntos de mujeres serán periféricos. Nos quedamos asombradas cuando observamos la ausencia de muje¬ res en el Senado cuando Anita Hill estaba siendo interrogada por hombres rudos. Y también nos asombra que los cielos estén habita¬ dos por un Dios masculino que no sabe nada de las realidades de la en
jeres, hemos tenido
es
que
pocos
vida de las mujeres. Nuestro camino de curación
es
doble. Por
dos
en nuestros
esta
una
parte
consiste
en
ira y coraje
55
exploración haga imposible
que se
vuelvan
a
relacionar
con
los
hombres. Al reclamar su coraje y su poder, las mujeres abren los ojos y se a la verdad, usando su ira para alimentar la
enfrentan
búsqueda de un descubren que todas sus relaciones mejoran a consecuencia de los descubrimientos que han ido haciendo en su camino. Las mujeres que comparten sus mie¬ dos y resistencias en este capítulo volverán en el capítulo 14 para cele¬ brar la transformación de sus relaciones con sus amigos, amantes y colegas masculinos como resultado de descubrir una espiritualidad que afirma a las mujeres. Dios que se parezca
a
ellas. Y,
para su sorpresa,
Tengo resistencias a explorar el pasado religioso de las muje¬ produce un sentimiento de desesperanza. ¿Para qué molestarme? No va a cambiar nada. Pasé años sin que ni mi familia ni la Iglesia intervinieran para detener el abuso sexual de mi padre. Y cuando ingresé en un programa de autoayuda encon¬ res
porque me
tré muy poco apoyo para mi mas
buscando el cil
necesidad de relacionarme con los te¬ perspectiva femenina. Ahora estoy femenino de Dios, otra área en la que no es fá¬
espirituales desde
encontrar
Y
los fragmentos de nuestras historias personales desperdiga¬ recuerdos infantiles y por otra consiste en recoger nuestras historias colectivas de los márgenes de la historia cultural y religiosa. No nos basta con recuperar nuestra historia personal, es fundamental que vayamos más allá, que reconozcamos nuestra cone¬ xión con la realidad más amplia de la niña nacida en una sociedad que prefiere a los hombres e idolatra a un Dios masculino. Las mujeres temen la ira que puede surgir en ellas cuando abren los ojos a la realidad más amplia de la vida de la mujer. Se les ha ense¬ ñado a ser buenas, no a estar enfadadas. A un nivel profundo las mu¬ jeres saben que explorar su pasado religioso es contactar con una pro¬ funda rabia dentro de ellas, la rabia acumulada por generaciones de mujeres a las que se les ha enseñado a resignarse al dolor y al sufri¬ miento inherentes a su vida de mujer. Y a otro nivel aún más profun¬ do también temen que el nivel de conciencia y de ira que se activa en recoger
Renuencia,
rostro
una
ayuda.
después está la
gran pregunta:
si continúo
con esta
explora¬
ción, ¿podré volver a relacionarme con los hombres? Según mi ex¬ periencia realmente no les interesa saber nada de estos temas. ¿Por qué debería interesarles? ¡Tienen su Dios! Y se parece a ellos. Pero
mucha elección. No puede seguir un vacío espiritual. Esta es la primera vez en mi vida que experimento una conexión espiri¬ tual con un Dios que todos pueden entender. con
parece que no tengo
mi camino de curación
en
medio de
Ferrel Siento resistencias a explorar mi pasado religioso porque me recuerda la degradación, la ignorancia y la minimización que sufrían las mujeres en la Iglesia Católica de mi infancia. Me recuerda el dolor de no tener ningún modelo
positivo de feminidad ni la ima¬ mujer que se afirmase; el dolor de tener que adoptar la imagen masculina de Dios como parte de mí; y de abandonarme a gen
de
una
Un Dios que se parece a
56
mí
poder encajar en la expectativa de que todas las mujeres debíamos emular a la Virgen María. Hace falta valor para desarrollar una espiritualidad que afirme a las mujeres porque hacerlo significa que elijo salir de las pautas mí misma para
elección que me separa específica¬ camino solitario porque piensan que soy una pecadora. Sin embargo, sé que estoy en un camino que es justo para mí. Y esto me da la fuerza y el coraje que necesito para avanzar en la exploración de mi pasado religioso. sociales establecidas. Es mente
de mi familia
una
y es un
Robín
Imagínate sentada en un círculo con Ferrel y tu historia
♦ ♦
a
Robín. Añade
las suyas.
¿Cómo has respondido a estas afirmaciones? ¿Cómo podrían alterar estas investigaciones tus nes con
relacio¬
los hombres?
¿Estás dispuesta a abrir los ojos a las heridas profundas tu vida de mujer? Escribe acerca de tus resistencias, de tu coraje y de tu ira. de
Voces silenciadas
pasado religioso? De la mis¬ el honor a mantener mis se¬ cretos familiares, también siento que no debo cuestionar nada de los cielos, que es mejor mantener la puerta cerrada y dejarlo todo ma
en
¿Cómo atreverme a examinar mi forma que me sentí obligada por
paz.
jen
Renuencia, ira y coraje
Había ciertas
Muchas lias
somos
enseñó
a no
reacias
a
cuestionar
explorar
emplearon una serie de técnicas
pasado religioso porque padres ni a Dios. Nuestras fami¬
nuestro
a nuestro
para mantenernos
calladas de niñas.
de las
que no teníamos que hablar y generalmente más nos afectaban: el alcoholismo y las discusiones de nuestros padres; los actos de abuso verbal o sexual dentro de la familia; nuestro disgusto por el comportamiento abusivo de algún pariente. Asimismo, la Iglesia empleaba medios eficaces para silenciar a las mujeres y a la gente que se atrevía a cuestionar la iniquidad de los cie¬ los. Cuando Irene cuestionaba algo de la religión porque no tenía sen¬ tido, la respuesta que recibía de los profesores eclesiásticos o escolares y de sus padres era: «Los caminos del Señor son inescrutables. Están más allá de la comprensión humana.» Las palabras que su piadosa y golpeada madre empleaba para acallar a Jane eran: «Los caminos de Dios no son nuestros caminos, querida. Vivimos según nuestra fe, no según nuestra comprensión.» Dentro de la Iglesia, la frase: «Dios es fiel, Dios es bueno, Dios es amor», nos convencía a la mayoría de nosotras de que no debíamos cuestionarlo y de que teníamos que aceptarlo y someternos a su bon¬ dad, sin importarnos cómo fuera expresada. Estas declaraciones no son nuevas, han sido pronunciadas a lo largo de los siglos para acallar a cualquiera que plantease preguntas equívocas... y sospechosas. Aprendimos a ser buenas chicas y nos resistimos a cuestionar nada. La Iglesia continuó con las lecciones que habíamos aprendido en casa: no cuestiones, no sientas. Mis preguntas fueron continuamente silenciadas en los hogares, instituciones e iglesias de mi infancia y adolescencia. Cuando cuestio¬ naba el alcoholismo, el abuso y el abandono de mis primeros años me decían: «Todo funciona en conjunto para el mayor bien de aquellos que aman a Dios.» Cuando cuestionaba las iniquidades que observa¬ ba a mi alrededor escuchaba las palabras: «Dios es bueno.» Mis pre¬ guntas eran amortiguadas por la conocida frase: «Dios es fiel, Dios es bueno, Dios es amor.» De niña, preguntaba: «¿Por qué papá hace daño a mamá? ¿Por qué tenemos que vol¬ ver a escondernos de papá?» «¿Por qué entra en nuestra habitación muy de noche? Tengo eran
las
cosas
miedo de
se nos
57
su
cosas
que
sombra.»
«¿Por qué las monjas llevan hábitos
y comen con nosotras en
cafetería mientras que los sacerdotes visten como quieren ven filetes y langosta en su propio apartamento?»
y se
la
les sir¬
58
Un Dios que se parece a m!
Renuencia, ira y coraje
59
La
Iglesia Católica respondía: «Dios Padre es fiel.» preguntaba: «¿Por qué sólo los niños de nuestro grupo juvenil sienten la En mi adolescencia ción de sas
ser
ministros mientras las niñas sienten vocación de
ser
Imagina
que tu «resistencia a cuestionar a los cielos» es amiga, invítale a tomar el té contigo. Dale voz a tra¬ vés de palabras o imágenes. Dialoga con ella en tu dia¬ rio, escucha sus preocupaciones y pregúntale: «Reacia, ¿cómo podría apoyarte mientras comienzo a explorar mi pasado religioso?» una
voca¬
espo¬
de ministro?»
«¿Por qué se le llama "sermón" cuando habla uno de los chicos y concluyeme" cuando hablan las chicas?» La Iglesia Protestante respondía: «Dios Padre es bueno.» Y de adulta pregunté: «¿Por qué sólo cuatro mujeres del seminario de Princeton tienen asignada una parroquia en la que ofrecer sus servicios mientras que la mayoría de los hombres, aunque no tienen tanta facilidad de pala¬ bra, ni son tan creativos o sabios, recibieron solicitudes hace muchos "testimonio
Un
collage de recuerdos
Al
creía que mis recuerdos fueran relevantes, tratando de desarrollar una espiritualidad perso¬ nal que funcione para mí quizá una mirada al pasado pueda arro¬ jar alguna luz sobre por qué me cuesta tanto tener algún tipo de fe
meses?»
La
nunca
Iglesia Protestante contestaba: «Dios Padre es amor.» no eran bien acogidos en la Iglesia y aprendí existencia. Cuando
me sentía sola
están solos.» Cuando tenía miedo
me
me
a
decían: «Los cristianos
decían: «No has de
en
la omnisuficiencia de Dios, por lo que aprendí a tragarme mi mi miedo y mi ira. Quedaron prisioneros en mi vientre.
Pausa y
♦
Ferrel
O «Los caminos del Señor
Vivimos
no son nuestros
cami¬
según nuestra fe, no por nuestra compren¬ sión.» O «Dios es bueno, Dios es fiel, Dios es amor.» ¿Se te enseñó a no cuestionar a tus padres ni a Dios? ¿Qué técnicas se emplearon para mantenerte callada de niña?
Tras haber reconocido
nuestra
resistencia y nuestro
coraje,
esta¬
preparadas para empezar a recoger los fragmentos de nuestros recuerdos religiosos de las esquinas más lejanas de nuestras vidas. Nuestras reflexiones se irán centrando más en próximos capítulos; en este punto nos limitaremos a reunir nuestros primeros recuerdos reli¬ mos
giosos.
¿Te has atrevido alguna vez a cuestionar las iniquidades del cielo? ¿Qué pasó? ¿Has oído alguna vez las frases: «Los caminos del Señor son inescrutables. Están más allá de la comprensión hu¬ nos.
♦
soledad,
reflexión.
mana.»
el presente.
tener
miedo.» Cuando estaba iracunda: «No peques.» Cuando estaba nece¬ sitada: «Conoce la plenitud de Cristo.» Sentir lo que sentía era negar
♦
no
pero como estoy
Mis sentimientos negar su
principio
Escucha los relatos de algunas mujeres que estaban seguras de no tener recuerdos religiosos y de otras que creían que su pasado religio¬ so no
tenían consecuencias
en su
vida actual. Los recuerdos
siguientes
afloraron durante las primeras sesiones del taller. A medida que ex¬ plores el libro con nosotras irás viendo que el proceso de las mujeres
profundizando según se van pelando capas de recuerdos. Serás testigo del dolor de estas mujeres y celebrarás su curación. Ellas te in¬ vitan a participar en el círculo de apoyo y sanación. Permite que los recuerdos de cada mujer toquen tus propias his¬ torias olvidadas. Quizá recuerdes la iglesia o sinagoga a la que solías ir de niña; un sermón o una lección de la escuela parroquial; un verso de la Biblia o una canción de la catequesis; un funeral; tu primera cose va
Un Dios que se parece a m1
60
Renuencia,
cada recuerdo tome forma en palabras y en dibujos. Entonces ve más allá del texto y continúa con tus recuerdos, siguiendo esta aventura de autodescubrimiento orquestada por la profunda sabiduría que habita en ti. munión
o una
oración que
memorizaste. Permite
ve.
que
ira y coraje
El alfabeto hebreo
61 me
área académica que no
resultaba intrigante, aunque era la única
podía dominar. Laura
Pensaba que
iglesia una vez al año, lo que era inaceptable para los que asistían regularmente, por eso me sentía juzgada y ais¬ lada cuando acudíamos. La gente «se ponía alegre», corría arriba y abajo por los pasillos y hacía mucho ruido. Me sentía aterrorizada por el ruido y nadie me explicaba qué estaba pasando. Temía que el ministro muriera delante de mí porque se excitaba mucho cuan¬ do predicaba, hasta recuerdo que respiraba por él. Miraba y escu¬ chaba, y después me iba sintiéndome enfadada y vacía. Aquello no Sólo íbamos
me
a
la
ahora
que
cionadas
con
no tenía un pasado religioso. Lo que recuerdo mis primeras ideas respecto a la religión están rela¬
las historias que
contaba mi padre sobre su madre, nombre me pusieron. Era una persona muy religiosa, una integrista. Era miembro de la Iglesia de la Primera Asamblea de Dios. A lo largo de mi infancia mi padre me contaba historias de que era una loca fanática que no permitía a sus hijos ir al cine, a bailar o tener citas. Él decía que la gente religiosa era como mi abuela, estúpidos y crédulos. Sólo fuimos a la iglesia una vez que ella vino de visita. Todo lo que recuerdo de la religión es que esta¬ ba nerviosa cuando vino a visitarnos porque hubo alcohol en casa y nos pusimos maquillaje. cuyo
sonaba nada bien. Erin
iglesia era muy aburrida, por eso me las arreglaba para sen¬ el pasillo y mirar los zapatos de la gente. Lo más intere¬ de ir a la iglesia era decidir qué zapatos me gustaban y cuáles sante no. También me inventaba razones por las que Dios no se presen¬ taba. Un día, mientras miraba un libro de un genio que volaba so¬ bre Bagdad, lo descifré: Dios era exactamente como aquel genio, pensé, sólo que podía volar sin alfombra. Pero la razón de que no se presentara en la iglesia es que estaba ocupado alimentando a los pobres de la India. Mi padre viajaba mucho para ganar dinero y Dios viajaba para hacerse cargo de los pobres.
es
La
Ferrel
tarme en
Annette
excluida por ser judía. Las iglesias ca¬ elegantes y exclusivas. Me pregun¬ de tratar de entrar en una de ellas y si podría ser identificada como judía con una precisión extraña. Obviamente, tenía sentimientos de culpa, ansiedad y persecución. Mi madre era agnóstica y se rebela contra sus padres que eran judíos ortodoxos. Su elección no era el óptimo, pero le daba la ale¬ gría y la libertad de abandonar la ortodoxia. Uno de los votos que hizo a sus padres es que nos enviaría a la escuela dominical en bre¬
Imagínate sentada Ferrel. Añade tus
♦
en un
historia
círculo a
con
Erin, Annette, Laura y haber indagado en
las suyas tras
primeros recuerdos religiosos.
Experimenta escribiendo o dibujando con tu mano no para dar a la niña que fuiste la oportunidad de traer a la luz tus primeros recuerdos religiosos. Si la imagen del paquete te ayuda más, imagina que abres el paquete de recuerdos infantiles llamado «prime¬ ros recuerdos religiosos». Escribe o dibuja lo que en¬ dominante
♦
Recuerdo que me sentía
tólicas y protestantes parecían taba si me expulsarían en caso
tu
cuentres ♦
♦
allí.
¿A quién oíste hablar de religión por primera vez: padres, profesores, líderes religiosos, compañeros de juego? ¿Qué sensación te daba la religión cuando eras niña?
12
-Lenguaje a
imaginería
religiosos
■
ex v ¡os de
laues+ra
comprensión infanfil Palabras, palabras, palabras. No confío en su poder porque los sucesos de mi pasado muy borrosos. La exploración de mi pasado religioso me ha llevado a poner atención en el realidad de mi herida como mujer, haciéndome examinar las palabras de mi historia personal veo
COLLEEN L
LENGUAJE RELIGIOSO es muy poderoso y ejerce una cia duradera en nuestras vidas. El lenguaje
dicional impregna nuestra sociedad. En el menzar
la escuela primaria ya teníamos
influen¬ de la religión tra¬ momento
de
co¬
idea de la religión. La en el patio del cole¬ gio: nuestras amigas hablaban de su primera comunión, del nuevo vestido que llevarían a la iglesia o del sacramento recibido por un fa¬ miliar. Los padres de Joan eran judíos no practicantes y ella aprendió todo lo que sabía de Dios de sus amigas católicas de la escuela. Para cuando acabó la primaria ya estaba rezando a Dios padre y a la Virgen María. No entendía mucho del dios de Abraham, Isaac y Jacob. El patio de la escuela era su escuela religiosa. una
mayoría escuchamos conversaciones «religiosas»
66
Un Dios que se parece a mí
Otras tuvieron
enfrentar la discriminación de sus vecindarios católicas o judías. Joyce creció en un barrio cató¬ lico de Chicago donde las «guerras religiosas» eran muy comunes; ella era acosada por los niños católicos del vecindario porque era pro¬ testante y recuerda que: «Un día los niños del edificio me dijeron, "Vete al infierno y folíate al diablo". Ni siquiera sabía lo que esas pala¬ bras querían decir, me sentí confusa. La religión no tenía sentido.» Durante las vacaciones de Navidad y Semana Santa todos éramos inundados por las imágenes de la religión cristiana, creyéramos en ellas o no. En los comercios y en las consultas del médico no paraban de sonar villancicos. La atmósfera estaba llena de palabras que descri¬ bían el nacimiento, la muerte y la resurrección de Cristo junto con las imágenes que se han quedado grabadas en nuestros recuerdos infanti¬ les: la escena del pesebre, la cruz y la tumba vacía. Y en algún momento de nuestra infancia tuvo lugar el falleci¬ miento de un pariente o amigo de la familia que requirió que hasta los menos religiosos de la familia le presentaran sus respetos. Una partici¬ pante en un grupo de estudio escribió: «Mi primer recuerdo religioso que
por ser protestantes,
es
El Dios
buena experiencia para mí. Recuerdo una iglesia católica enorme, las estatuas eran impresionantes. Sabía que no tenía que llorar. Sentí mucho miedo y confusión en toda aquella experien¬ cia, es un recuerdo doloroso.» Para cuando empezamos la escuela primaria, Dios ya tenía géne¬ ro. El Dios del que se hablaba en el patio, en el vecindario y durante las vacaciones era «él». Y si nuestra familia no era religiosa, el Dios contra el que se alineaba también tenía nombre y género. Mientras trabajaba en este libro, un amigo me preguntó por su título. Le dije que de momento el título era: «El rostro femenino de Dios.» El co¬ mentó: «No creo en Dios, por eso su* rostro no supone nada para mí.» Entonces repliqué: «Es muy interesante el hecho de que el Dios sin rostro en el que no crees tenga género.» Imagina que este hombre fuera padre, ¿qué palabras habrían escuchado sus hijos cuando les co¬ municara que no creía en Dios? El rostro de Dios en el que no creía se grabaría en la memoria de los niños, un Dios masculino. *
El
que
sería
pasado religioso fue religiosas de nuestra in¬ fancia, fueran católicas, protestantes o judías, se nos dijo que Dios no tiene cuerpo y no puede ser masculino ni femenino. Nuestros profeso¬ res nos dijeron que Dios es espíritu. Este mensaje era bastante confuso cuando se tiene en cuenta que en la misa católica nos confrontábamos con al menos cincuenta pronombres e imágenes que se referían a un Dios masculino. Los versos que siguen están extraídos de las Escritu¬ ras hebreas y de la Biblia protestante y se leen regularmente en sina¬ gogas e iglesias (la cursiva en mía): «Dios descansó de todo el trabajo que él había hecho creación.» (Génesis 2:3, Versión estándar revisada) «El Señor es
pronombre inglés empleado
en este caso por
la
autora es
his, de género
es
el Dios de mi
sión
y yo
«Porque Dios amó eterna.»
quien
en
la
mi fuerza... y
padre estándar revisada)
para que
una
masculino. (N. del T.)
67
No tuvimos elección, el Dios de nuestro masculino. Sin embargo, en las instituciones
el de ir al funeral de mi abuelo cuando tenía cinco años. Mi madre
pensó
de nuestra comprensión infantil
él se ha convertido en mi salvación; lo exaltaré». (Éxodo 15:2, Nueva ver¬
tanto
creyera en
él
al mundo que le dio
no perezca
sino
que
su unigénito alcance la vida
(Juan 3:16, Versión King James)
Se nos dijo que Dios era más grande que todos nuestros intentos de encerrar/o en palabras. Pero el pronombre masculino sigue estan¬ do ahí. En lugar de emplear una variedad de nombre
para ilustrar efectivamente el misterio de Dios, los profesores y predicadores de nuestra infancia siempre empleaban el pronombre masculino. Sus palabras contradecían las lecciones que nos enseñaban, la religión ha¬ bía dado a Dios un nombre de hombre mientras afirmaba que estaba más allá de los nombres, que «él» era un misterio. Dios no era un misterio para las mujeres con las que trabajo ¡y ciertamente tenía un nombre! Cuando pido a las mujeres que nom¬ bren al Dios de su infancia, nombran sin excepción a un Dios mascu¬ lino. He aquí una muestra de los nombres de Dios que más aparecen en los escritos de las mujeres: Jehová; Maestro; Soberano; Goberna¬ dor; Yavé; Señor, Dios todopoderoso; Rey; Dios todopoderoso y eter¬ no; Padre nuestro; Dios hijo; Espíritu Santo; Elohim; Jesucristo; Dios de los cielos; Maestro del universo; Rey del cielo; Adonai; Príncipe de la paz; Buen pastor; Dios de Abraham, Isaac y Jacob.
más
68
Un Dios que se parece a m!
el dios
Aunque mi madre era judía agnóstica solía hacer referencia a Jehová, que según me dijo, era muy firme y juzgaba a los seres hu¬ manos. Era un Dios duro, más duro que Cristo. Evocaba el miedo y el juicio.
La
imagen de
hombre;
mi infancia no cabía duda al respecto. En la oración decíamos: «Padre nuestro.» Jesús era el único Hijo de era
pude descifrar quién o qué era el Espíritu Santo. Me lo imaginaba como una persona mágica y, por supuesto, masculi¬ na.
En el Dios de mi infancia
no
había nada femenino.
Jane Dios
hombre como mi padre. Es distante, es el Dios de padre. Es estricto, no se ríe, no tiene significado en mi vida, está en otra parte. Cristo era bueno, aunque él también era hom¬ bre. Sufrió por mostrar su fe. Jesús el hombre, menuda la vida que vivió. Negó su cuerpo; eso es lo sagrado. Era serio. Ser religioso no es nada divertido. Eres pobre y sufres, no disfrutas de la vida. El Espíritu Santo era un pájaro de luz. No lo entiendo. es un
mi
sandi,
Imagínate sentada Añade tu historia
en un
a
co,
♦
♦
♦
círculo
con
con
la
mano no
dominante
en
Laura, Jane y Sandi.
las suyas.
res. v
¿Te
son
hombre, perdí interés.
frecuencia
en
los escritos de las muje¬
familiares?
El
que
Dios
era
de pronombres masculinos y de nombres de Dios ha ido acompañado de una impresionante serie de imágenes masculinas. De niñas y adolescentes, cuando íbamos a la escuela parroquial, a la clase de catecismo o a la escuela hebrea, se nos dijo que tanto el hombre como la mujer estaban hechos a imagen de Dios. Pero cada dibujo, pintura y escultura que veíamos de Dios en la iglesia cristiana le retra¬ taba como hombre. Y aunque el Dios de Abraham, Isaac y Jacob no estaba representado en imágenes en las sinagogas de su infancia, las mujeres judías tienen claro que la imagen que no debían imaginarse del rostro de Dios era masculina. Asimismo, todo los sacerdotes, mi¬ nistros y rabinos —los representantes de Dios que presidían las cere¬ uso
monias de
nuestra
infancia— también
Las enseñanzas oficiales
tanto
eran
hombres.
del
judaismo como del cristianismo plenamente conocido, nombrado
Dios no puede ser imaginado. Pero las visiones de Dios que excavamos de nuestro pa¬ sado religioso nos recuerdan que las imágenes de nuestra infancia se hundieron mucho más profundamente en nuestras mentes y corazo¬ nes que las enseñanzas recibidas. Cuando pido a las mujeres que pin¬ reconocen que
al Dios de
rostro
En
de
un
su
infancia
con su mano no
dominante suelen
dibujar
Dios masculino.
libro The Spiritual Life of Children, Robert Coles ha acu¬ mulado 293 dibujos de Dios, de los que 255 retratan su rostro. Él es¬ cribe: «Dibujaré su* rostro, ésta es la frase su
otra vez a
los niños de origen cristiano
he oído repetir una los que niegan pertenecer que
y a
confesión religiosa alguna»1. Dejamos atrás la infancia de un Dios masculino
impreso
Las mujeres hacen Dios. Los dibujos
una
en
con
el
y a
rostro
la memoria.
distinción
de Jesús reflejan
su
en sus
dibujos
bondad hacia los
entre
Jesús
y
niños y anima-
La autora escribe his, es decir, un pronombre masculino. (N. del T.) Robert Coles, The Spiritual Life of Children (Boston: Houghton Mifflin Company, 1990), p. 40. "
1
y
Dios blan¬
un
ALICE WALKER, El color púrpura
ten
ti cuando lees la lista de nombres de Dios que
aparecen con más
y
ni
¿A quién oíste hablar de Dios por primera vez; a tus padres, profesores, sacerdotes, compañeros de juegos? ¿Qué nombre de Dios se empleaban en tu infancia? Haz una lista de todos los que puedas recordar. ¿Cómo se dirigían a Dios las plegarias que oías o recitabas en la escuela, en la iglesia, en la sinagoga o en tu hogar? Anota los recuerdos, pensamientos y reacciones que se activan
hay manera de leer la Biblia y no pensar en dice ella. Después suspira. Cuando descubrí
blanco,
el ♦
Dios
en
Dios y nunca
69
No
Laura Dios
de nuestra comprensión infantil
70
Un Dios que se parece a mí
les
o retratan escenas
tro
de Dios
ser
dibujado
con una
La confesión
Dios para
sangrientas de
Y, tristemente, el ros¬ vive en los cielos», suele
su muerte.
padre, el «tipo importante expresión distante
que e
iracunda.
el recordatorio semanal de la cara punitiva de niñas católicas. Nos imaginábamos a un Dios enfadado
las
era
y cuando hacíamos la genuflexión ante el crucifijo nos preguntábamos secretamente sobre el horror de un Dios que sacrifi¬ caba a su propio hijo en la cruz. El catecismo que cada niña católica memorizó como prerrequisito para hacer la primera comunión grabó en su imaginación los duros castigos del pecado. Las imágenes de un Dios punitivo que la religión de nuestros primeros años grabó en nuestros corazones y en nuestras vidas se expresan con más claridad que cualquier discurso teológico sobre el tema. con nosotras
Esto
es un
de la lección 8 del Catecismo de la doctrina
extracto
cristiana, la redención: ¿Qué mos a
ció
es
la redención? Cuando decimos redención
nos
referi¬
que Jesucristo, como
sus
sufrimientos
y
redentor de toda la raza humana, ofre¬ muerte a Dios como sacrificio propiciatorio
los pecados de los hombres, recuperando para ellos el derecho de ser hijos de Dios y herederos del cielo. ¿Qué aprendemos de los sufrimientos y muerte de Cristo? De los sufrimientos y muerte de Cristo aprendemos que Dios ama a los hombres y aprendemos la maldad del pecado, por la que Dios, que es eternamente justo, exige un pago semejante2.
El Dios
de nuestra comprensión infantil
71
El Mesías que los judíos esperaban también era hombre. Su veni¬ da prometía la liberación de la opresión y el triunfo de la nación judía sobre sus enemigos. En palabras de una mujer judía que
participó
en
taller: «No cabía duda en mi mente de que el Mesías que había de venir sería hombre. El Dios de Abraham, Isaac y Jacob siempre envía a uno de su clase a hacer las labores importantes en la historia judía.» Fueran cuales fueran sus tareas, los salvadores, mesías un
y
siempre
eran
hombres
en
los
cuentos
de
hadas,
Biblia.
en
redentores y en la
las películas
Las
imágenes de Dios que excavamos de nuestro pasado religio¬ reconfortantes o aterrorizantes, siempre son masculinas y nos persiguen en la vida adulta. so, sean
Dios
era un
hombre
con una
larga túnica blanca, pelo largo
barba. Era hermoso. Dios padre gobierna la Tierra y cuida de sotros. En el altar había un gran cuadro de Jesús. Estaba de el océano dando la
mano a un
hombre que se estaba
JANE,
con
la
mano no
y
no¬
pie en ahogando.
dominante
para pagar por
Tanto el
judaismo
como la cristiandad adoran a un salvador cuya la humanidad del mal, de la injusticia o de la opre¬ sión. En dichas tradiciones no se honra a ninguna niña como porta¬ dora de la salvación. Según los teólogos cristianos clásicos, el hecho de que Cristo fuera hombre no es arbitrario y producto de la danza de los cromosomas X e Y, sino una necesidad absoluta3.
Mi asociación porque no
judaismo
estaba
y no era
con
muy
el Dios de mi
pasado religioso era tenue informada. Mi familia apenas practicaba el
necesario ni deseable
que una
no
habría «enviado
creyera en 2
no perezca
A Catechism
1961), J
ella
pp.
Evidentemente, hija unigénita para que cualquiera que y obtenga la vida eterna».
a su
of Christian Doctrine (Nueva Jersey: St. Anthony's Guild Press,
17-18. La cursiva
es
Hallie
páginas 125-126.
La
imagen que me viene es la de un Dios mirándome hacia abajo desde una gran silla. Es un juez que, si no fuera a la iglesia, me castigaría. Me lo imaginaba como el Gran Justiciero celestial. Las imágenes de Jesús son muy distintas. Recuerdo que de niña vi¬ sitaba la casa de mi tío y me daba miedo el retrato de Jesús con una corona de espinas y sangre brotándole de la cabeza. No podía evitarla, la veía cada vez que subía por las escaleras. Karen H.
mía.
Rosemary Radford Reuther, Sexim and God-Talk (Boston:
una
religiosa. Ir a la sinagoga un par de días y oír un galima¬ tías en una lengua extranjera no me proporcionó un rostro de Dios del que poder colgar mi espiritualidad.
tarea es rescatar a
Dios
niña tuviera
educación
Beacon Press, 1983),
El salvador de mi infancia católica
era
Jesús. No sólo
no
había
72
Un Dios que se parece a m1
El Dios
salvadoras femeninas, sino que
el proceso mismo que se tenía que salvador era muy machista: la violencia física más extrema expresada en la crucifixión. Estaba muy claro que las características que asociamos a las mujeres, como nutrición, com¬ pasión y creatividad no podían producir la salvación. Incluso las santas femeninas de mi infancia, Juana de Arco, Katerina, Bárbara, parecían haber sido elegidas para la santidad por su capacidad para soportar la violencia y el dolor «como los hombres». Vivir una vida decente y humana no evocaba ningún reconocimiento ni gloria, pero morir de una muerte horrible a ma¬ atravesar
nos
era
retratado
como
el heroísmo último. Karen S.
Imagínate sentada
en un círculo con Jane, Karen S. Añade tu historia a las suyas. ♦
♦
♦
♦
Piensa
Hallie, Karen H.
y
ciese
a
lenguaje y las imágenes exclusivamente mas¬ impregnan nuestra vida cultural y religiosa me doy cuenta de que estoy pisando un terreno peligroso. Para mu¬ chos, el Dios masculino de la religión tradicional ha sido un concepto rico y significativo, y las raíces de la palabra de Dios son muy profun¬ das en las tradiciones cristiana y judía. Pero estas tradiciones también enseñan que Dios está más allá de los nombres y de la imaginación humana. Así, llevo adelante este cuestionamiento no como hereje, sino de manera
compatible con las originales de la tradición religiosa. El trabajo que hago con las mujeres me da el coraje de pedir que se examinen las imáge¬ nes y palabras de Dios que oímos en nuestra infancia y que seguimos oyendo hoy en día. Dichas palabras e imágenes han conformado la sensación que tenemos de ser nosotras mismas, las mujeres hemos enseñanzas
sido excluidas de lo divino.
las
iglesias a las que acudías cuando eras niña. ¿Había cuadros, dibujos o esculturas de Dios? Describe las imágenes de Dios que acudan a tu mente. Si asistías a un sinagoga o templo, ¿había imágenes de antepasados famosos: rabinos, filósofos y otras figuras importantes que guardaban parecido con Dios? Describe los salvadores, mesías y redentores de los cuentos de hadas, películas y de la Biblia de tu infancia y adolescen¬ cia. ¿Por qué eran hombres? ¿A quién salvaron? ¿De qué? ¿Había algún salvador retratado en la iglesia que se pare¬ en
Antes de seguir
adelante, quédate un poco más EL PODER DEL
♦
ti?
a
Lleva los ejercicios y preguntas del capítulo 3 a tu a tu hogar, a la consulta de tu terapeuta y a tu
está
en
que es
y
todas partes.
Dios. Pero
no
lugar de traba¬ iglesia. Invita a padres, a tu tera¬
la exploración a tu amante, a tus religioso. Pídeles que recuperen sus primeros re¬ cuerdos religiosos y que describan al Dios de su infancia en pala¬ en
peuta y a tu líder
El hombre lo corrompe
cabeza
LENGUAJE
Dios.
participar
peligrosas
tu
el capítulo 3:
uso que se hace del lenguaje cuando leas revistas, periódicos y libros a lo largo de esta semana. Rodea con un bolígrafo rojo los nombres y pronombres empleados para refe¬
jo,
banzos, en
en
Toma conciencia del
rirse ♦
Preguntas
73
Cuando cuestiono el culinos de lo divino que
para ser un
de torturadores
de nuestra comprensión infantil
todo, dice Shug. Está en tu bote de gar¬ sale por la radio. Trata de hacerte pensar que En cuanto piensas que está en todo crees
lo es. alice walker, El color púrpura
bras ♦
e
imágenes.
Si asistes
las reuniones de autoayuda de los Doce Pasos, pres¬ a los recuerdos y sentimientos que suscita en ti la mención de Dios cuando se leen los Doce Pasos y se reza el a
ta atención
Padrenuestro. ¿Qué imágenes de Dios surgen
en tu
recuerdo
74
El Dios
Un Dios que se parece a mí
infantil? Cuando leas literatura ta
atención
a
especial al lenguaje
PALABRAS QUE
lo
y a
de nuestra comprensión infantil
75
Día 4. Nombres de Dios
largo de esta semana, pres¬ la imaginería masculina.
♦
¿Recuerdas las oraciones siguientes? «Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.»
HIEREN, PALABRAS QUE SANAN
Date
«Dios
tiempo cada día de esta semana para hablar con la niña que fuiste imaginando que te encuentras con ella en el lugar convenido. Escribe o dibuja con la mano no dominante en respuesta a las si¬ guientes preguntas:
es
grande, Dios
es
bueno. Y le agradecemos los alimentos
que vamos a tomar. Amén.»
«Escucha, oh Israel: El Señor bado
sea
nuestro
Dios, el Señor
el nombre de aquel cuyo reino
glorioso
es uno.
Ala¬
es eterno.»
Día 1. Palabras que hieren, palabras que sanan ♦
♦ ♦ ♦
¿Qué nombres empleaban tus hermanas y hermanos, padres, pro¬ fesores y amigos para llamarte en el patio de recreo, en el aula y en el hogar? ¿Qué palabras te gustaban? ¿Cuáles eran las que te herían? ¿Qué palabras te excluían? ¿Qué palabras te permitían entrar? ¿Qué palabras te hacían sentirte mal contigo misma? ¿Qué pala¬ bras te hacían sentirte bien contigo misma?
♦
gías
♦
Haz
un
de la
dibujo de cada
una
de las
♦
estos
de Dios que visitaste o
a
sona
a la
religión
de la cena de tu hogar infantil. Dibuja a cada per¬ sienta a la mesa. Se menciona el tema de la religión:
mesa
que se
de
Dios
de Jesús.
¿Quién
era
Día 6. Estados
Dios
en tu
casa?
hermano hace una pregunta sobre el infierno, tu padre critica el sermón del sacerdote, tu madre se queja de que no hay volun¬ tu
tarios suficientes para versación que pueda
ayudar en la iglesia. Reconstruye una con¬ haberse producido una noche en tu casa,
¿quién dice qué
qué voz?
y con
de
ánimo
de
Dios
¿En qué estado de ánimo solía estar el Dios de feliz, te ponía triste, te daba miedo?
tu
Cuando hacías
haría Dios?
infancia? ¿Te ha¬
cía ♦
algo malo, ¿qué pensabas
que
Día 7. ♦
personajes.
Dibuja la
plegarias que recuerdes de la infancia. ¿Cómo te diri¬ cada una de ellas?
en
¿Había imágenes de Dios o de Cristo en tu iglesia o en tu hogar? ¿Qué aspecto tenía Dios en la iglesia? Haz un dibujo de Dios y otro
♦
Día 3. Palabras familiares respecto ♦
casas
Dibuja a los ministros, sacerdotes y rabinos que puedas recordar. ¿Dónde te situabas cuando estabas en la iglesia? ¿Qué palabras oíste de ellos? Supon que tu dibujo es una viñeta; escribe las pa¬ labras que recuerdes en una burbuja por encima de las cabezas de
Dios
Iglesia
las que asististe. ♦
a
Día 5. Imágenes
♦
Día 2. Palabras
Recita otras
♦
¿Quién me salvará? ¿Quiénes eran los héroes rescatadores en los cuentos de hadas de tu infancia? Dibújalos. ¿A quién salvaban? ¿Quién salva al mundo del mal? ¿Quién te salvará del mal? ¿Pue¬
de
una
chica
ser
la salvadora?
¿Puede
una
chica
ser
salvada?
¿Sapí+ulo
y\]ues+ras Keridas
y
comporfamienfos ineficaces ^xcl usión,
inferioridad
y
dependencia
He
llegado a creer que mis heridas y comportamientos impro¬ de una profunda herida que tuvo lugar en mi infancia y sobre la que no tuve control. Esta creencia pone a la religión ca¬ beza abajo, me reafirma como mujer y enmarca mi proceso de sanación dentro de una perspectiva que afirma a las mujeres. pios
surgen
Christine
Todas fuimos heridas de una forma u otra en nuestra infan¬ cia. Puede haber sido por
compañeras de clase,
tra
confianza,
manos o
por
las burlas incisivas de nuestras profesora que traicionó nues¬
por una
por las humillaciones sufridas a manos de nuestros her¬ las críticas severas de nuestros padres. No hay forma de
salir de la infancia sin
uno o
dos arañazos, por muy amorosa que
haya
78
Un Dios que se parece a mí
sido
nuestra familia. Las que crecimos bimos heridas aún más serias.
Tomamos conciencia de
en
familias disfuncionales
reci¬
heridas, sea cual sea su intensidad, comportamientos problemáticos e ineficaces que trae¬ mos a la edad adulta. Puede tratarse de relaciones problemáticas, de comer en exceso, de deudas crónicas o de adicciones a sustancias, al trabajo o al sexo. En algún momento nos damos cuenta de que estos a
estas
través de los
comportamientos mos
no
concuerdan
pedimos ayuda. Si el comportamiento
con
la calidad de vida que
desea¬
y
lamos
nuestro
altera es el exceso de comida, vigi¬ Club dietario, pagamos, y tomamos
que nos
peso o vamos a un
remedios. O acudimos a Adictos a la Comida Anónimos y comprometemos con un sinfín de planes alimenticios de un sus
funcionan durante problema de peso.
otro, que tro
Si
nes caz
nos
tipo
cierto
tiempo hasta
u
que reaparece nues¬
comportamiento ineficaz adquiere la forma de relacio¬ laborales problemáticas leemos un artículo sobre interacción efi¬ con los compañeros de trabajo, visitamos a un terapeuta o asisti¬ nuestro
mos a un
taller para
aprender
comunicarnos. Durante un tiempo forma más sana con los que nos rodean, a
podemos interactuar de una pero finalmente la vieja pauta de actuación reaparece. Si nos vemos atraídas repetidamente por compañeros alcohóli¬ cos, este comportamiento ineficaz, frustrante y que a veces amenaza nuestra propia vida acaba llevándonos a un terapeuta o a un grupo de apoyo. Dejamos la relación pensando que cuando el alcohólico salga de nuestra vida no volveremos a ser tan estúpidas de sentirnos atraí¬ das por ese tipo de personas. Pero muchas nos damos cuenta de que nos vemos
arrastradas
a
relaciones disfuncionales sin
Nuestras heridas
conocer sus
raíces
y comportamientos ineficaces
79
heridas infantiles será infructuoso. Di¬ la voz de nuestras heridas profundas. Al¬
en nuestras
chos comportamientos
son
de ellas requieren
muy poca atención y sanan cuando les damos tiempo y un entorno sanativo; pero hay otras más profundas que re¬ quieren muchas atenciones y un cuidado especial. Aunque las mujeres elegimos una gran variedad de caminos espi¬ rituales, nuestras heridas son similares y se basan en que hemos naci¬ do en una sociedad que adora a un Dios masculino y prefiere a los hombres. Las imágenes de un Dios exclusivamente masculino, fueran reconfortantes o atemorizantes, punitivas o bondadosas, han herido profundamente a las mujeres. Nuestra inmersión en estas imágenes nos convenció de que estamos excluidas de lo divino, de que somos inferiores a los hombres, de que necesitamos un salvador masculino y de que nombrar e imaginar a Dios de otra forma que la masculina se considera una blasfemia. Las imágenes religiosas infantiles se enterra¬ ron en el corazón y en la mente de la niña, limitando sus sueños y la expresión de sus dones en el mundo. gunas
Hasta que no reconocemos y sanamos esta
profunda herida espe¬ decisiones, nos comprometemos con innu¬ merables dietas y probamos los consejos de un experto tras otro, pero todos nuestros esfuerzos por cambiar sólo nos aportan un alivio mo¬ mentáneo. Nuestros comportamientos ineficaces son la forma indi¬ recta que tienen estas heridas de buscar nuestra atención; son las cla¬ ves que nos invitan a mirar qué hay debajo. Estar completamente preparada para apartar dichos comportamientos equivale a sumergir¬ se en las heridas de la propia vida. En este capítulo comenzamos el ramos
y oramos, tomamos
descenso.
nuestro consen¬
timiento.
Después de muchos
años de
terapia, servicios religiosos, reunio¬ nes de los Doce Pasos o grupos de mujeres nos queda muy claro que bajo los comportamientos ineficaces de los que hemos estado hablan¬ do cada semana se ocultan heridas muy profundas. Tales heridas no responden a las teorías psicológicas, por muy hábil que sea nuestro terapeuta; o a teologías elaboradas, por muy cuidadosamente articula¬ das que estén por nuestro ministro; o a la retórica de la recuperación, por muy interesante que sea la persona que dirija el trabajo. Tratar de lidiar con nuestros comportamientos ineficaces sin re¬
Rechacé el Dios masculino punitivo de la cristiandad hace
trece
años. Mi
lógica me decía que me había deshecho de esa imagen como un equipaje inútil. Pero he llegado a creer que la experiencia vergon¬ zante de «no ser suficiente» me fue infligida por aquella primera ima¬ gen religiosa que actualmente sigue alimentando mi adicción al traba¬ jo. Tengo la esperanza de poder sanar mis heridas infantiles. Karen H. Hubo
un
momento en
el que no
podía
ver
debajo de mis ob¬
sesiones; parecían absolutas. Gradualmente he ido apartando mi
80
Un Dios que se parece a mí
energía de ellas
y me he ralentizado lo suficiente como para poder las heridas subyacentes. ¿Dónde empezó todo, en el útero, en la incubadora, después de que murió mi padre, en mi adoles¬ cencia o cuando viví con un alcohólico violento? ¿Fue la pérdida de comodidad y seguridad, de calidez y relajación,
mirar
a
de autorrespe-
to? Me rar
detengo a reconocer que estoy herida. Comienzo a recupe¬ poder entrando en mis heridas y alejándome de los sínto¬ obsesivos que las expresan.
mi
mas
Laura
Exclusión:
la
no se admite a las chicas
Se supone que la humanidad"' somos todos, pero cuando palabra lo único que veo son hombres.
digo
ÁNN El resultado de nuestra inmersión en los nombres e imágenes masculinos de Dios es que hemos sido excluidas de lo divino. Dios y la humanidad han sido imaginados en masculino. Ellos son divinos
experiencia es normativa; nosotras no somos divinas y nuestra experiencia se considera periférica. Así es como se nos ha impedido la plena participación en la familia, en el mundo y en la Iglesia. Durante mi adolescencia leí las biografías de varios hombres no¬ y su
tables de la cristiandad común de
en un
intento de
encontrar
el denominador
grandeza. De una manera típicamente adolescente que¬ ría hacer grandes cosas en nombre de Dios, ser una mujer de Dios... siempre que pudiera descubrir su secreto. La exploración me decep¬ cionó, no fui capaz de encontrar una descripción detallada de la gran¬ su
deza cristiana.
Pero un domingo, cantando la canción Levantaos, hombres de Dios el secreto me fue revelado: ellos eran hombres y Dios también. Los hombres estaban llamados a hacer
grandes
*
este
bre»
La
caso, y
palabra mankind: género humano
o
está compuesta por otras dos:
y
teniendo,
por tanto,
mankind
un
man
cosas por
Dios,
a
las
humanidad, que emplea la autora en kind, siendo la primera de ellas «hom¬
tinte masculino. (N. del T.)
Nuestras heridas
mujeres
se
y comportamientos ineficaces
les educaba
para ser sus esposas.
81
Los chicos podían ser imágenes de mi ado¬ corazón, limitando mis
chicas pero las chicas no podían ser chicos. Las lescencia se enterraron en mi mente y en mi
la expresión de mis dones en el mundo. Desgraciadamente, las chicas de hoy están tan convencidas de que ellas no son Dios y de que están excluidas de lo divino como yo lo estaba en la década de los cincuenta. Recientemente, un amigo me contó el caso de unos padres de su parroquia que estaban muy preo¬ cupados porque su hija había sido escogida para el papel de Dios en una representación parroquial. Aunque la niña se sentía muy animada por la oportunidad que se le presentaba, es fácil imaginarse los pensa¬ mientos y sentimientos de los padres: ¿Será una blasfemia que una niña haga el papel de Dios? ¿Se enfadará Dios? ¿Montará en cólera en el cielo? A estos padres se les enseñó a «colorear» a Dios dentro de las líneas prescritas por la religión: cierto sexo y cierto color. Ellos probablemente tienen expectativas nobles respecto a su hija, pero le limitan severamente en lo que puede y no puede hacer y ser. Su hermano puede ser Dios en la obra de teatro parroquial, pero ella no. Asimismo, esos padres probablemente podrán imaginarse a su hijo como médico, abogado o presidente, pero sus aspiraciones respecto a su hija serán casarla con un hombre influyente y poderoso. La imagen de Dios que se nos implantó en los primeros años —nos haya sido impuesta en plan fundamentalista o nos haya sido susurrada por la cultura— tiene un profundo impacto en nuestras vidas de mu¬ jeres. Afecta el tratamiento que damos a nuestras hijas y nuestras ex¬ pectativas respecto a ellas y a nosotras mismas. Nuestras creencias son sueños y
importantes. La niña ha sido excluida de lo divino. Una chica
no puede ser Dios porque Dios sólo hizo el hombre imagen. La mujer fue un pensamiento posterior y un produc¬ to del hombre, no de Dios. Yo me crié con esta historia que en la Iglesia Luterana se repetía a diario. Los ministros, conserjes, ancia¬ nos, todos los que tenían algún poder eran hombres. Las mujeres enseñaban en la escuela parroquial y hacían trabajos de caridad en la iglesia y en la comunidad. Cocinaban y servían en las reuniones y fiestas. Yo tenía envidia de los católicos porque al menos las monjas parecían tener algo de estatus y de poder. a su
Irene
82
Un Dios que se parece
Tengo dos amigos irlandeses-americanos que queridos, pero me cuesta mucho aceptar su amor
a mí
Nuestras heridas
me son muy
se
por
sienten
en
casa,
83
El Dios de Sara, Raquel y Lía Presidenta, directora, empresaria
la Iglesia. y demuestran una confianza y una autoestima que yo nunca he experimentado en la Iglesia. Les recuerdo constantemente su identificación con el Dios masculino y lo útil que les resulta esa herencia. De joven creí a la Iglesia cuando decía que la palabra Hombre me incluía a mí también y que todos habíamos sido creados y éra¬ mos amados por Dios de la misma manera. Después, en la puber¬ tad, la horrible realidad comenzó a filtrarse: yo era inferior, junto con María, Eva y el resto de mujeres que rodeaban a Dios; yo era vista como un ser sexual, no como una persona; y yo era mala. Las reglas habían cambiado y me sentí traicionada por Dios y por la Iglesia. Allí
y comportamientos ineficaces
les gustan los rituales
♦
Imagínate cantando el himno Levantaos, hombres de en la iglesia de tu infancia. A continuación imagína¬
Dios te
cantándolo actualmente.
¡Levantaos, hombres de Dios! Su reino tarda en llegar; Traed el día de la hermandad y acabad con la noche del
error.
¡Levantaos, hombres de Dios! Pisad donde
sus
pies pi¬
saron;
Como hermanos del
Hijo del Hombre, ¡levantaos,
hombres de Dios!1.
Robín ♦
Imagínate sentada historia ♦
a
círculo
en un
con
las suyas.
Irene y
Robin. Añade
Reflexiona sobre los recuerdos, pensamientos nes
que activan
en
ti las
siguientes palabras
sientes excluida por ellas? Un
hombre,
y
son
creados
Ahora reflexiona sobre los pensamientos y reacciones producen la siguiente serie de palabras y frases. ¿Te resulta más fácil sentir la posibilidad de excluir a los hombres que percibir la realidad de tu propia exclusión? que te
mujer,
un voto son
y
palabras sobre el Dios
las chicas son de segunda
¡guales
Abraham, Isaac y Jacob Presidente, director, empresario
Todas las mujeres
imágenes
frases. ¿Te
El Dios de
Una
cómo las
Para la niña pequeña en mí Dios no tenía nada de femenino. Como resultado, crecí detestando casi todo lo femenino, incluyen¬ do a mi madre.
Levantaos, hombres de Dios
♦
Inferioridad:
un voto
Todos los hombres
en
masculino limitaron tus sueños y coartaron la expresión de tus dones en el mundo.
tu
y reaccio¬
Piensa
creadas iguales
jen Como resultado de
nuestra inmersión en los nombres e imágenes masculinos de Dios, la niña acaba convencida de que las cualidades masculinas son más valiosas que las femeninas. Adquiere un complejo de inferioridad y crece denigrando todo lo femenino.
Pregunté al jo¬ cajero de mi restaurante favorito: «¿Dios es hombre o mujer?» Y me respondió sin dudarlo: «Es hombre, por supuesto.» «¿Cómo pue¬ des estar tan seguro?», seguí preguntando. «Bueno, Dios es grande y fuerte, y tiene tanto poder que lo controla todo. No podría ser un chi¬ ca. Las chicas son débiles y no son tan inteligentes como los hombres.» ven
Levantaos, mujeres de Dios
1
Baptist Hymnal (Nashville: Convention Press, 1956),
p.
455.
84
Un Dios que se parece
a mi
La joven que trabaja con él detrás de la barra lo estaba escuchan¬ do todo y estaba indignada. En un momento dado
lo expresó así: ¡Las
chicas somos de segunda! Poco importaba que ella fuera una cocinera profesional con grandes posibilidades de futuro en el restaurante y él sólo un cajero. El podía ser Dios, lo que le daba estatus a pesar de que en realidad era inferior a ella. Desgraciadamente, la cólera de ella esta¬ ba dirigida al hecho de ser una «chica» y no a la suposición de que Dios es hombre, cosa que no cuestionaba. Su comentario final fue: Mientras estudiaba en el seminario de Princeton leer el libro Man Becoming de
Gregory Baum,
siguiente pasaje
me
dejó impactada:
Creer que Dios mo no es un
sino
un
hijo
un
es
extraño,
que
padre
se me
animó
le pertenece,
marginal
una
que
ellas
o una persona
hija
a
mis¬
de decir un
a
los
sólo padre dice que «yo soy
bres Esto
y en
relación
a
la
y nunca
Según mi padre, la religión estaba asociada con la credulidad y debilidad, en otras palabras con las chicas y las mujeres. Sentía tanta vergüenza de ser mujer que durante muchos años me he resis¬ tido a identificarme con mi lado femenino y con el lado femenino de la vida. Me alejé de lo femenino para agradar a papá. Él era muy crí¬ tico y aunque lo intenté, nunca fui incapaz de agradarle del todo. la
es
pa¬
«nosotros» res¬
Dios sólo es padre es extraña, una marginal, una per¬
que no
deficientes, inferiores,
eran hombres y eran atendidos por mujeres. enseñaban en la escuela, pero el sacerdote acudía cuando ocurría algo realmente importante. No pude ser monagui¬ llo porque era chica. Si Dios es hombre, yo soy distinta de Dios, li¬ mitada y de segunda clase.
alienada,
En mi experiencia de mujer... Creer que tomar conciencia de que soy una una
y, por tanto, son
Las monjas
todos los hombres2.
alienada,
Dios
Los sacerdotes
Cerré el libro. Estaba claro que, aunque estoy segura de que no lo admitiría, el autor estaba escribiendo a los hombres sobre la expe¬ riencia masculina de Dios. Reescribí el pasaje en mi diario:
sona
no son
lo suficientemente buenas.
persona con un destino maravi¬
capaces
villoso destino ofrecido
85
Sharyn
lloso que comparte con toda la comunidad. Creer que Dios dre significa que debemos ser pecto a
y comportamientos ineficaces
sido el acertijo presente en la vida de la mayoría de las mujeres. El uso de la imaginería exclusivamente masculina convence a las mujeres de
teólogo católico. El
es tomar conciencia de que uno
no es un
Nuestras heridas
le pertenece, que no tiene el mara¬ hijos del padre. Creer que Dios es otra» en relación
a
JOYCE
Imagínate sentada tu historia
♦
todos los hom¬
lo divino.
♦
recuerda la triple oración de agradecimiento nuncian los rabinos: «Bendito eres, Señor, Dios
a
en un
círculo
con
Sharyn
que pro¬
Rey del Uni¬ has hecho gentil... fiador... mujer...»3. Y nosotras el gentil podría convertirse al judaismo y el fiador nuestro,
Joyce. Añade
¿Qué has sentido al leer la cita de Gregory Baum y la tri¬ ple plegaria de los rabinos? Reescríbelas desde tu pers¬ pectiva de mujer. Continúa reflexionando sobre cómo estas imágenes y pa¬ labras del Dios masculino limitaron
me
y
las suyas.
ron
la expresión
de tus dones
en
tus sueños y coarta¬
el mundo.
verso, porque no me nos
preguntamos:
podría liberarse, 2
Gregory Baum,
página 195. La 3
pero cómo
cursiva
deshacemos
nuestra
feminidad? Este ha
Dependencia:
las
imágenes
de los salvadores
se quedan grabadas Man es
Becoming (Nueva York:
mía.
Herder and Herder, 1970),
Sabbath Prayers (Nueva York: Bloch Publishing Company, Inc. 1927),
p.
38.
Esperaba que los hombres me salvaran de la soledad, de la desaprobación social, del aburrimiento, del fracaso y de las crisis
86
Un Dios que se parece
a mí
Nuestras
periódicas. Les he tratado como si fueran dioses y nunca me pare¬ ció algo equivocado, ya que siempre he estado rodeada de mujeres que llegaban hasta el extremo para agradar a los hombres en todos
los estadios de la vida.
nuestra inmersión en los nombres e imágenes masculinos de Dios y en las imágenes de salvadores que se nos han quedado grabadas de los cuentos de hadas e historias bíblicas, la niña está convencida de su incapacidad para salvarse a sí misma
y
de
que,
salvador masculino. Nuestras vidas están pen¬ dientes de su llegada, anhelamos salvadores humanos: «si tan sólo» tuviese un nuevo marido o compañero, cambiase de trabajo, me pasa¬ un
algo divertido, tuviese un nuevo apartamento o apareciera un caba¬ llero con su deslumbrante armadura. Y también anhelamos salvado¬ res divinos: «si tan sólo» tuviera una visión del se
a
fancia
las mujeres
a
cielo, una palabra clara milagro. Desde la in¬
través de mi terapeuta o mi guru, un se nos
legitimidad, la dirección
y
ha enseñado
a
buscar fuera de
nosotras
la
la salvación.
Buscamos a hombres que nos ños se les consideraba «ilegítimos»
legitimen. Históricamente,
a los ni¬ llevaran el nombre de su padre. No es suficiente con nacer de una mujer. Una vez nacidas, te¬ níamos que ser legitimadas por una serie de hombres, empezando por nuestros padres y siguiendo por nuestros novios y maridos. El miedo a la falta de legitimidad está tan profundamente grabado en nosotras que incluso en las relaciones contemporáneas en las que las mujeres eligen conservar su apellido, los niños llevan inevitablemente el del padre. Buscamos que alguien nos dirija y se nos enseña a delegar en los a menos que
hombres. Ellos son los autores en el drama de nuestras vidas limitamos a ser las observadoras y el personal de
tras nos
y noso¬
apoyo. Joyce
explora sus comportamientos ineficaces que son el resultado de un profundo complejo de inferioridad: «En las situaciones laborales en las que intervienen hombres me quedo como una observadora. Mi ce¬ rebro deja de funcionar cuando estoy a su alrededor, mi criterio se va por la ventana y delego en la lógica masculina. Intelectualmente sé que su lógica no es superior, pero no soy capaz de superar mis fuertes sentimientos de inferioridad, por eso delego.» Buscamos la salvación
en
los hombres. Tuvieran relaciones
nuestras
madres
hombre salvador
nos
87
transmitieron el mito de que necesi¬
en nuestras
vidas. El resultado
es
que
al¬
de
nosotras permanecemos en relaciones abusivas porque de otro modo «no estamos salvadas». Una participante en uno de los ta¬ lleres reconoció: «Se me enseñó que los hombres me salvarían de la
Como resultado de
de Dios
abusivas,
tamos un
gunas
LlZ
por tanto, necesita
o
heridas y comportamientos ineficaces
sanas
inseguridad económica
y
de la vergüenza de
no
haber sido "elegida".
Ellos debían darme compañía y respetabilidad. Cuando me encontra¬ ba en una relación abusiva era incapaz de abandonarla porque proba¬ ría mi falta de valor y reforzaría mi inferioridad.» Rendir
nuestra vida a un Dios masculino, a un guru, a un novio o la filosofía Nueva Era o a un Poder Superior hace que siga¬ mos con nuestra dependencia de los poderes externos a nosotras para que nos legitimen, dirijan y salven. En este proceso nos quedamos alienadas de nuestros propios recursos. Reflexiona junto con Joyce, Sharyn y Susan sobre los salvadores, mesías y rescatadores en los que has buscado la legitimidad, la dirección y la salvación.
esposo, a
De niña me preocupaba la sensación de ser aceptada por mis padres, sobre todo por mi padre. En cierto sentido la aceptación era un deseo de que salvaran de la preocupación, de la autoevaluación continua y del miedo. Actualmente sigo repitiendo este pro¬ ceso cuando busco la aceptación de los hombres, sean jefes, com¬ pañeros de trabajo, amantes o compañeros de baile. Cuando me trasladé a California, los talleres, los libros de la Nueva Era y los amigos versados en el pensamiento Nueva Era se convirtieron
deseo
en
mis salvadores. Todavía sucumbo
a
estos
salvado¬
salven de mis procesos de pensamiento erró¬ neos y que arreglen mis problemas. Esta actitud de buscar la salvación y la validación fuera de mí me ha llevado a continuar con tres relaciones terapéuticas y varias relacio¬ nes sentimentales mucho tiempo después de que fueran dañinas para mí. Pensé que necesitaba el permiso de la otra persona para irme. res
y
que me
Joyce Mis
padres y la sociedad me enseñaron que mi vida estaría completa cuando tuviera un marido. Durante años estuve en una relación miserable porque era «más» siendo la mitad de una pare¬ ja que estando soltera. Tal situación me salvaba de la responsabili-
88
Un Dios que se parece a mí
dad de
mis propias decisiones, de dirigir mi pro¬ y de crearme a mí misma. Culpaba de mi infelicidad a mi compañero y a sus defectos, no a mi propia falta de definición. tener
que tomar
89
Nuestras heridas y comportamientos ineficaces
Imaginaciones aprisionadas
pia vida
Sharyn
¿Cómo
me atrevo a
hasta suscitar
una
cuestionar
a
Dios padre? Me da miedo
discusión sobre el Dios de mi pasado. Si padre
averiguara que hago estos ejercicios, me condenaría al infierno. El Poder
Superior de mi grupo de recuperación parecía ser el Dios masculino de mi infancia, sólo que con otro nombre. Mi vida estaba fuera de control
en muchos sentidos cuando me presenté a la primera reunión. Como adicta al sexo y al amor me resultó muy fácil creer que un Poder Superior me libraría del lío en el
que esta¬
ba metida. Los hombres siempre
han sido una fijación para mí y es muy extraño que los supervisores de mi recuperación no lo enten¬ dieran. Me estaban pidiendo que sustituyera mi adicción a los hombres por una rendición al Poder Superior que me rescataría. Y me pregunto, ¿cuál es la diferencia? susan
Imagina que estás sentada en un círculo Susan. Añade tu historia a las suyas. ♦
♦
♦
Joyce, Sharyn
y
¿Qué salvadores se te enseñó a buscar para que te resca¬ legitimaran y dirigieran? Haz una lista de ellos en cada periodo de tu vida. ¿De qué esperabas que te salva¬ ran? ¿Fueron eficaces en su cometido? ¿Había alguna mujer entre ellos? Reflexiona sobre las siguientes afirmaciones desde tu propia experiencia: «Una recuperación, un proceso tera¬ péutico o una religión basados en la vergüenza ponen de relieve nuestra incapacidad de funcionar en la vida sin depender de fuerzas externas y nos animan a proyectar nuestro poder en los hombres y en los dioses.» ¿En quién vuelcas tu vida y tu voluntad actualmente? ¿En un novio? ¿En un terapeuta? ¿En un guru? ¿En un poder superior? ¿En la filosofía Nueva Era? Qué pregunta te viene a la mente cuando te enfrentas con una situación difícil: «¿Quién me salvará?» o «¿de qué recursos dispongo para encarar este desafío?» taran,
♦
con
colleen
adolescentes tuvimos que aceptar al Dios que estaban ligadas nuestras vidas. Rebelarse era demasiado peligroso. Para la mayoría de nosotras el miedo al abandono era tan grande que tardamos muchos años en estar prepa¬ radas para cuestionar al Dios de nuestros primeros años. El miedo obedece a una buena razón; sentimos que si nos imaginamos a Dios de otra manera que no sea Dios padre estamos cometiendo un peca¬ do mortal. Se nos dijo que no hacía falta que viéramos a Dios de nin¬ guna otra forma a como «él» siempre había sido visto. Atemorizadas, dejamos a un lado nuestra sensación original de que teníamos toda la variedad de colores del arco iris para «colorear» a Dios. Nos unimos a las plegarias e imágenes de nuestro hogar, de la iglesia y de la socie¬ dad. El rostro y la imagen de Dios, reconfortantes o atemorizantes, bondadosos o punitivos, han aprisionado nuestra imaginación. Hace algunos años leí un artículo en la revista Life titulado: «¿Quién es Dios?» La revista había planteado esta pregunta a una se¬ rie de hombres y mujeres. No fue ninguna sorpresa que todos excep¬ to dos se imaginaran a Dios como exclusivamente masculino, ya que habían aprendido a nombrar, imaginar y «colorear» al Dios de su comprensión infantil. Pero lo que más me alteró fue la introducción del editor: en ella se asignaba un sexo al Ser Supremo a través del uso indiscriminado del pronombre masculino junto con la elección de una imagen de Dios en la que aparecía como un anciano blanco y con barba. Su suposición de que Dios es masculino es una nueva prueba de que nuestra imaginación personal y social está prisionera. Hace falta muy poca imaginación para visualizar a Dios como hombre; es una imagen que ha dominado la imaginación y el concep¬ tos de sí de hombres y mujeres durante siglos. Nuestra imaginación ha estado prisionera de Dios padre. Es evidente que lo «mejor de la imaginación humana» surgirá cuando una pluralidad de rostros habiCuando éramos niñas y
de las instituciones
a
las
90
ten un
Un Dios que se parece
a
mí
Hace años asistí
a una
imagínate sentada con siguientes preguntas:
escuela
parroquial para adultos donde hici¬ mos una lista de las palabras e imágenes que describían al Dios de nues¬ tra adolescencia. La lista era muy variada y reflejaba la diversidad de los asistentes a clase: padre, amigo, juez, el que tiene las respuestas, el que establece límites. Por otro lado, el pensamiento de que creamos a Dios según nuestra necesidad me daba escalofríos. ¡Creamos nuestros pro¬ pios dioses! La persona que necesitaba estabilidad y control creó a Dios Padre con sus cualidades. Otra persona llena de preguntas que atravesaba un periodo turbulento creó a un «Dios que tiene las respues¬ tas». Seguí adelante con la lista y me quedé pasmada e impresionada ante nuestra capacidad de imaginarnos a un Dios y de pasar a otro en
cuanto
cambian
nativas. El
rostro
se me
Imagina que Dios es mujer. ¿Qué imagen surge de tu imaginación? Dibújala o descrí¬ bela con palabras. ¿Qué sentimientos afloran mientas haces esta tarea? ¿Sientes miedo frente al rostro iracundo de Dios gritando: «No adorarás a otro Dios que el Señor?» ¿Visualizas al Dios que se parece a ti con libertad y sin¬ tiéndote orgullosa? ¿Viste durante tu infancia un dibujo de un Dios que se pareciera a ti o a tu madre? Reflexiona sobre las afirmaciones siguientes: «La incapa¬ cidad de la mujer para imaginarse a un Dios que se pare¬ ce a ella, que sangra, siente, piensa y experimenta la vida como ella indica la profundidad de la herida que le infli¬ gió su pasado religioso.»
♦
♦
♦
femenino de Dios estaba fuera de
El resultado de
este
aprisionamiento
mi
alcance.
las mujeres no pue¬ den imaginarse a un Dios que se parezca a ellas. He preguntado a mi¬ les de mujeres a lo largo de los años —participantes en talleres, ami¬ gas, colegas, vendedoras y camareras de todos los colores, credos y tipos de vida—, «¿Dios es hombre o mujer?» La respuesta siempre ha sido unánime: «Dios es hombre. Una mujer no puede ser Dios.» En¬ tonces les invitaba a imaginarse a Dios como mujer. Para la mayoría, dada la eficacia del condicionamiento infantil, esta sugerencia era ri¬ dicula; otras trataban de hacerlo hasta que la imagen de un Dios mas¬ culino iracundo les gritaba desde su propia profundidad: «No adora¬ rás a otro Dios que el Señor.» Está claro que nuestra imaginación es rehén de Dios Padre. «El» ha sido el ídolo indiscutible durante demasiado tiempo; su imagen ha sido empleada para convencernos de que estamos excluidos de lo di¬ vino, de que somos inferiores a los hombres, de es
♦
ocurrieron alter¬
que
necesitamos un salvador masculino y de que nombrar e imaginar a otro Dios que «él» siempre ha sido y será una blasfemia. La de las mujeres incapacidad de imaginarnos a un Dios que tenga aspecto de
Antes de seguir adelante,
quedémonos un poco más
UNA ENTREVISTA: ¿PUEDE UNA Entrevista a tu
♦
que
mujer, que sangre, sienta, piense y experimente la vida como nosotras indica la profundi¬ dad de la herida que nos infligió nuestro pasado religioso.
es hombre o mujer? Cierra los ojos un momento.
¿Dios
son
aquel tiempo, ni siquiera
de amigas. Plantearos las
♦
nuestras
imaginaciones
un grupo
♦
♦
necesidades. Por otro lado descubrí que nues¬ libres pero dentro de un marco muy limitado: todos los dioses de la lista eran masculinos. Y, dado el aprisionamiento de mi imaginación en tras
91
Nuestras heridas y comportamientos ineficaces
los cielos y sus nombres nos lleven más allá de las limitaciones de Dios exclusivamente masculino.
♦
♦
a
tu
NIÑA
en
el capítulo 4:
SER DIOS?
amante, a tus amigos, compañeros, a tu terapeuta y
clérigo Pregúntales: «¿Quién es Dios?» «¿Dios es hombre o mujer?» «¿Puede una chica ser Dios?» Invítales a imaginarse a Dios como mujer. Invítales a dibujar su imagen o a escribir sobre ella. Explora junto a ellos los sentimientos que les afloran cuando ha¬ cen este ejercicio.
92
Un Dios que se parece a mi
INVENTARIO: SI DIOS ES HOMBRE, ENTONCES...
Nuestras heridas
La relación
Haz inventario de las heridas y
comportamientos ineficaces
que
el resultado de haber crecido inmersa en nombres e imágenes masculinos de lo divino. Comienza añadiendo más frases a la si¬
guiente lista de afirmaciones «Si... entonces...» tomadas de los escri¬ tos de las participantes en mis talleres. Invita a un grupo de amigas a colaborar contigo para aumentar el inventario. Personalízalo. Estas afirmaciones exploran la conexión entre nuestras heridas religiosas y los comportamientos ineficaces que hemos traído con nosotras hasta la edad adulta: es
hombre...
observadora. Entonces las.cualidades masculinas
son
más valiosas que
las fe¬
meninas.
Entonces soy
incapaz de elegir mi propia dirección o camino de ayuda. Espero que los hombres me den pistas sobre lo que es correcto para mí, ya que tienen capacidades naturales de las que yo vida sin
su
son
es
más
Los intereses de los hombres
son
mucho más importantes que
los
míos y sus conversaciones, carreras y decisiones tienen más peso que las mías. Estiro mi vida para aprender y crecer prestando atención a intereses. He
aprendido a apreciar el fútbol, a pescar con mosca, periódicos deportivos y a cocinar sus comidas favoritas. Estos dioses apenas si muestran ningún interés o curiosidad por mí. Ellos son superiores y yo soy inferior. Nunca he tenido una rela¬ ción que haya sido sana para ambos y creo que eso es imposible. Los hombres de mi vida siempre han sido más altos, más listos y más ricos que yo. Soy dependiente a causa de mi inferioridad y aca¬ bo creyendo que soy incapaz de cuidar de mí misma. Parece que la única posibilidad es una relación en la que el hombre domine y yo a
Entonces los hombres participan activamente en la vida y yo soy una
con un
Dios. Sus necesidades
milia.
sus
Si Dios
hombre
93
algo muy deseable. Se convierte en importantes que las de los niños, las de mis amigas y las mías propias. Aparco a un lado mi propia vida para ir detrás de los hombres y después considero un deber satisfacer todas sus necesidades —sexua¬ les, emocionales y físicas— de la misma forma que mi madre dedicó su vida a las necesidades de mi padre. Él era el Dios de nuestra fa¬ un
son
y comportamientos ineficaces
leer
sea una
subordinada.
carezco.
Entonces los hombres fueron hechos a imagen de Dios—cuerpo y todo— y yo no. Mi cuerpo es diferente y tiene alguna deficiencia. Nunca cio
es
suficiente. Como compulsivamente y
compulsivamente. Mi
mí misma. Nunca vi con
la redondez de
Monroe
a un
cuerpo acarrea
la
después hago ejerci¬
marca
de mi odio hacia
Dios que se pareciera a mí... con
pechos
y
mujer. Las diosas del sexo como Marilyn fueron creadas por los hombres y no se parecen en nada a mí. una
NO SE PERMITE EL PASO A LAS CHICAS
Dedica
algo de tiempo cada día de esta semana a conversar con e imagina que os reunís en vuestro lugar de en¬ cuentro. Dibuja y escribe con tu mano no dominante una respuesta a las siguientes preguntas: La Niña
Que Fuiste
Día 1. No Si Dios
Delego
es
hombre,
en
las discusiones
los hombres
en
son
Dios y...
situaciones laborales. Me retiro de
los hombres. Me
quedo callada en los grupos los hombres dominen las discusiones. Limito mi vida y silencio mi inteligencia para que mis compañe¬ de trabajo, amantes e incluso mis profesores no se sientan amena¬ con
mixtos, permitiendo ros
entonces los hombres
zados por mí.
♦
se permite el paso a las chicas.
Escribe
e
ocasión
en
ilustra
♦
♦
♦
dominante el relato de alguna
sentiste excluida por ser chica. pueden ser Dios; las chicas, no. Haz un dibujo de las cosas que pueden hacer las chicas en la par¬ te izquierda de la página. Haz un dibujo de las cosas que las chicas no puede hacer en el lado derecho de la página. ¿Qué áreas de la vida estaban fuera de tu alcance por ser chica? que te
Día 2. Los chicos
que
con tu mano no
94
♦
♦
Un Dios que se parece a mí
¿Puede una chica hacer el papel de Dios en la escuela parro¬ quial? ¿Se enfadaría Dios? ¿Puede una chica ser obispo, sacerdote o papa? ¿Puede una chica ser
Dios?
Día 3. Las chicas ♦
Escribe vez
e
son de secunda
ilustra
que te
categoría.
con tu mano no
hayas sentido interior
dominante el relato de
por ser
alguna
chica.
Día 4. Los chicos son más importantes que las chicas. ♦
♦
¿Quién es más importante: un chico o una chica... un cura o monja... una madre o un padre... una enfermera o un médico? ¿Qué vida es más divertida, la de tu madre o la de tu padre?
Día 5. Las chicas ♦
Escribe ba
e
♦
ilustra
un
alguna ocasión
sitada de ♦
necesitan chicos
relato
en
la
una
que las salven.
con tu mano no
que te
dominante que descri¬
hayas sentido dependiente
salvación
y nece¬
hombre porque eras mujer. ¿Quién cuidará de ti cuando te hagas mayor? ¿Puede una chica salvar a la gente? un
El
cambiante rostro de
Dios
Día 6. Oialá fuera chico. ♦
Escribe
e
enumeres
ilustra
un
todas las
relato
con tu mano no
razones
por
las
que
dominante
en
el que
desearías haber sido
un
chico.
El primer paso que me
boles. Después
alejó del anciano blanco fueron los ár¬ el aire. Después los pájaros. Después las demás
personas.
ALICE
WALKER, El color púrpura
Día 7. Un Dios como yo. ♦
¿Viste alguna que se
♦ ♦
vez a
pareciera
lo largo de tu infancia
ti o parece más a
¿Quién se ¿Qué aspecto tendría
a
tu madre?
a
Dios, tu madre
una
un
dibujo de
un
Dios
POR MI PROPIA EXPERIENCIA y la de las mujeres con las que trabajo,
padre? Mujer Dios? Dibújala. o
tu
convencida de que nuestra sanación y la recu¬ poder avanzan y se profundizan cuan¬ do el rostro de Dios se parece al nuestro; cuando nos imaginamos a un Dios a imagen y semejanza nuestra. La evolución del rostro de Dios va ocurriendo a lo largo del tiempo. Es un camino esencial hacia el autoamor, la confianza en nosotras mismas y la fuerza interior de nuestro poder de mujeres. El camino hacia el rostro femenino de Dios requiere el exorcismo de los viejos nombres y rostros y la adopción de alternativas que afir¬ man a la mujer. Estas nuevas imágenes son portadoras de la sanación estoy
peración de
nuestro
96
y a
Un Dios que se parece a mí
medida
nuestro
que nos
odio hacia
sumergimos nosotras
en
ellas
sanamos
lo más profundo de
Nuestra sanación
A los
Padre Dios, deseo
trabaja hoy
vor,
espiritual, dichos planteamientos en sí mismos son inca¬ paces de sanar las heridas y desenredar las pautas de comportamiento ineficaz que nos han controlado durante años. Nuestras heridas más profundas las sana un Dios que se parece a nosotras. da que
reflexionar sobre el cambiante rostro de Dios a medi¬ vayas leyendo las cuatro secciones siguientes. Aunque quizá te
pee, como
hazme
defenderla de cualquier cosa que la estro¬ el orgullo. La santidad es belleza. Señor, vida pueda manifestarse cada vez más en mí.
la vanidad
santa.
Que
tu
y
A los dieciséis años escribí:
a
Padre Dios, soy egoísta en muchos sentidos. Hazme vivir cada
identifiques con mi historia, no hagas comparaciones con la tuya. La incluyo con la intención de que active tus propios recuerdos, no para
prescribirte
en
belleza interna que te haga feliz. Por fa¬ mí para que mi única preocupación sea mante¬ una
belleza interna y
ner esa
el camino
Te invito
años escribí:
catorce
mismas.
Es muy difícil, a veces imposible para la teoría psicológica, para las teologías elaboradas y para la retórica de la recuperación, penetrar hasta dichas profundidades. Si no nos embarcamos conscientemente en
97
minuto
Considera la posibilidad de escribir una oración, carta, poema o texto tras reflexionar sobre el rostro de Dios que se presenta en el texto o a las imágenes de lo divino que surjan de tu propia experiencia. unas respuestas.
te
de ti,
mis
Dios
Dios Padre: un controlador que está por encima de todo
pensando
Derrama a
ojos
Hijo:
tus
nadie
se
una
en
los demás
y en
cómo quieres
bendiciones sobre mí. No tengo
fijen
nada que de ti. No soy nada sin ti. Haz camine a tu lado cada minuto.
que rezar aparte en
ti
y que
les sirva. decir apar¬
que
que
presencia compasiva
El final de mi matrimonio desató
una
serie de temblores que ame¬
nazaban
Los recuerdos de mis
primeros años están llenos de miedos. El al¬ coholismo devastó mi vida llenándola de violencia, inestabilidad finan¬
ciera y
cambios de cuidadores, escuelas y hogares. Mi mundo externo Estas experiencias crearon en mí una profunda necesidad de orden y control. Desde mis primeros años me relacioné con Dios como padre y esta imagen me ayudó a construir un mundo interno rí¬ gidamente controlado en el que lo hacía todo para agradarle. Exami¬ naba todos mis pensamientos e impulsos a la luz de esta relación. Dicha imagen también me procuró un mundo externo rígida¬ mente controlado, todas mis acciones e interacciones se conformaban en respuesta a ella. De adolescente, mi necesidad de tener una ideolo¬ gía que seguir me llevó a dedicar mi vida a Dios y esa devoción me aisló tanto del caos como de las alegrías de la vida. En su compañía podía estar por encima de todo, los recuerdos dolorosos me impedían llegar al elevado pedestal en el que me situaba. Mis diarios reflejan la intensidad de esta relación que lo consumía todo: le escribí todos los días a lo largo de mis años de instituto y universidad. era un caos.
aquel pedestal tan «seguro» en el que me sentaba con Dios padre. Los temblores se intensificaron hasta convertirse en un autén¬ tico terremoto y en el curso de doctorado experimenté una «crisis» que demolió el pedestal. Mientras estaba internada en la clínica de Princeton llamé a Jesús. Dios padre parecía estar muy lejos y no esta¬ ba segura de que podría acompañarme en el examen de los senti¬ mientos y recuerdos de los doce primeros años de mi vida. Habían acumulado tal fuerza que era imposible contenerlos. La imagen de Jesús como Presencia Compasiva me acompañó a lo largo del pavoroso bosque de emociones y recuerdos en el que me encontraba. A medida que la imagen del padre disminuía, la imagen de Cristo me llevó hacia dentro. Descendí a mi humanidad y me dis¬ puse a emprender el camino del autoentendimiento. Los diarios de este periodo me recuerdan cómo fui profundizando en esta relación. Me
difícil estar de pie en medio de la existencia. Me petrificada por sus vientos, por sus oscuridades, por sus in¬ tensidades, pasión e ira. Quiero volver a subir al pedestal donde siento
es
muy
98
Un Dios que se parece a mí
estaba por encima de todas las
cosas
junto
a
Dios padre...
Nuestra sanación
Sentimientos de mi vida, oigo vuestro clamor. Vuestra conten¬ ción ha sido autodestructiva. Por favor, surgid de mis profundida¬
para
descifrar las cosas, para confinar las contradicciones de la vida dentro de categorías, para controlar la vida con acordadas. Quiero salir del
momento
presente
Durante los últimos días he anhelado
dejado de evitar la vida control y estoy
confiando dan
tanto
con muros
tu
explicaciones desesperadamente.
presencia, Cristo. He
protectores y
des, elevaos estoy
Invoqué
encarando la
pavorosa realidad de «lo que es», presencia. Tú abarcas las contradicciones que me miedo. Tú me llamas a enfrentar la vulnerabilidad y la
Espíritu Santo:
una
como
Las
imágenes tradicionales del Padre y el Hijo eran tan específi¬ que no me dejaban libertad para recrearme en mis propias imᬠgenes. Como no había imágenes específicas asociadas con el Espíritu Santo me lo imaginé como una energía que impregnaba mi vida y me conectaba con todas las cosas vivas. En algunos momentos que ate¬ soraba, experimentaba que el Espíritu me llenaba de la alegría de es¬ viva.
Años
después descubrí que spiritus significa respiración y me imaginé que las ventanas de mi vida se abrían de par en par y la Res¬ piración Sagrada soplaba en toda mi existencia aireando las viejas ha¬ bitaciones sofocadas de mi infancia. Recé: «Ven, aliento sagrado, ven. Sopla en las viejas habitaciones polvorientas. Refréscalas y renuéva¬ las.» En esos momentos no tenía miedo y dejaba que el Espíritu de Vida me sorprendiera. La imagen del Espíritu Interno Refrescante me escoltó inequívo¬ camente hacia mi propia vida, movimiento que se refleja en mis dia¬ rios. Ya no rezaba a un Dios lejano, sino a mis sentimientos y sueños, y a La Niña Que Fui. La espiritualidad comenzó a surgir del fondo de mí a medida que reconocía la presencia del Espíritu Divino dentro Llamé
a
no me era
mis sentimientos:
impuesta
por un
llegar
a conoceros.
Ya
a
mis sueños:
Sueños, superad mi resistencia a oíros. Hay una parte de mí desea escuchar vuestros ricos mensajes. Me recordáis que debo confiar en mi vida interna, discernir sus intrincados desig¬ nios y
refrescante presencia interna
de mi propia experiencia. Ya lino desde fuera de mi vida.
y
que
este momento.
cas
tar
pueda escucharos
preparada.
escuchar vuestra verdad sanadora.
Invité al Dios
para que
tentáculos de
en tu
responsabilidad de
99
Dios
mascu¬
Espíritu que Que Fui, a
La Niña
me
habitaba
en
mi infancia, imaginándolo historias:
que me contara sus
petrificada? ¿Por qué te ¡Qué hábil eres para sentir la proximidad del amor! ¡Qué rápidamente te po¬ nes a la defensiva para no dejar que el amor se filtre hasta ese es¬ condite que está detrás de tu puerta cerrada. ¿Cuándo te ocultaste detrás de esa puerta desde la que maniobras para que encajen los intrincados detalles de tu vida? ¿Cuál es tu plan maestro? ¿Cuál Pequeña,
aferras
su
¿por
tanto a
qué has estado
tan
la vida, controlando cada momento?
motivación?
Un Dios que se parece a
mí
Hace doce años escribí lo siguiente: Dios mío,
Espíritu, ni masculino ni femenino. Has sido hoy pido conocerte como Madre. Eres demasiado vasto para encajar en un solo compartimento. Qué estúpido de nuestra parte confinarte en una imagen. Me siento in¬ eres un
mi Padre durante muchos años y
cómoda llamándote Madre. Se ha hablado de ti
como
Padre du¬
siglos, pero yo me preguntaba cómo se podía hablar de un padre sin hablar de una madre. ¿Cómo es el rostro femenino de Dios que ha estado oscurecido durante tanto tiempo? Ahora me dicen que hay un Dios que se parece a mí, pero me cuesta asumirlo. rante
100
Un Dios que se parece a mí
Un día la Madre Dios
dio
sorpresa. Me preguntaba cómo los escritores y editores de libros sagrados hubieran sido capaces de oscurecer lo femenino divino tan completamente que no había quedado ni rastro de ella en mi formación religiosa, excepto en la ira de los profetas contra los «falsos dioses». Desgraciadamente, me di cuenta de que mientras aprendía a adorar al único Dios verda¬ dero y a no tener otro Dios que él, muchos de los «falsos» dioses mencionados eran diosas que se parecían a mí: la Reina del Cielo, Asherah, Baalat, Astarte y Anath. De adolescente había aplaudido el celo de los profetas a la hora de descartar a estos «falsos dioses» y ha¬ bía animado a que sus seguidores fueran destruidos y sus lugares sa¬ grados fueran quemados. Había participado en la conspiración para denigrar al Dios que se parece a mí. Aquel día me di cuenta de que no me habían contado toda la ver¬ dad de mi pasado religioso. En mi búsqueda de la verdad comencé a explorar las pruebas históricas y arqueológicas que apoyaban el he¬ cho de que la imagen más antigua de lo divino era femenina y tenía más de 25.000 años1. Hubo un tiempo en el que Dios era imaginado, conocido y adorado como mujer. Ella ha recibido muchos nombres; en tiempos del profeta Jeremías era adorada como la Reina del Cielo. Se cree que los «pasteles» que le ofrecían sus seguidores tenían la for¬ ma de un cuerpo femenino2. Pero, de adolescente, las palabras de Jehová a Jeremías me convencieron de que sólo había un Dios verdade¬ ro y que adorar a los falsos dioses, como la Reina del Cielo, tendría
podía
graves
Los
consecuencias: Y tú
no
ellos hacen
pueblo ni eleves por ellos clamor y porfíes, porque no te oiré. Porque ¿no ves lo que las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén?
ruegues por este
no me en
Véase Charlene
Spretnak, Lost Goddesses of Early Greece (Boston: Beacon 19; Stone, When God Was a tornan, pp. 9-10. 2 The Interpreter's Dictionary of the Bihle, vol. 3 (Nueva York: Abingdon Press, 1962), p. 975: «La Reina del Cielo: el objeto de culto, en especial por parte de muje¬ res, en Judá en la época de Jeremías; junto con la libación se le ofrecían pasteles que posiblemente tuvieran forma de estatuillas. Press, 1979),
hijos
101
la leña, los padres prenden el fuego y las muje¬ hacer tortas a la reina del cielo y libar a los dioses extraños para ofenderme. (Jeremías 7:17-18.)
una
ser que
súplica,
1
me
Nuestra sanación
recogen
res amasan
la harina para
Descubrí que
los traductores y eruditos bíblicos eligieron el len¬ guaje empleado para oscurecer los fragmentos del rostro femenino de Dios que consiguieron llegar a los textos sagrados del judaismo y la cristiandad. El Shaddai, por ejemplo, es un nombre de Dios emplea¬ do en las Escrituras Hebreas. Uno de los significados originales de shaddai es «pecho femenino». Los traductores eligieron su significa¬ do alternativo, que es «lugares elevados»3. Así, lo que podría haber sido una imagen afirmativa para las que tenemos pechos, «un Dios con pechos», se alteró para entronizar todavía más la imaginería mas¬ culina de lo divino: «el Dios de los elevados lugares.» Cada descubrimiento que iba realizando aumentaba mis sospe¬ chas respecto a Dios padre. Las sospechas me dieron coraje para exa¬ minar todo lo que se me había enseñado en su nombre y alimentó mi búsqueda de una Mujer Dios que permanecía ignorada en el trasfondo, que había sido erradicada de las historias y mitos religiosos. He invitado a cientos de mujeres a unirse a mí en esta búsqueda a lo largo de los años. La parte 3 de este libro es una crónica de nuestro camino y de los descubrimientos realizados. A lo largo de mi infancia y adolescencia, como a muchas otras mujeres, se me había dicho que en mi alma había un espacio que tenía la forma de Dios y que no estaría satisfecha hasta que no estuviera lle¬ no del Dios masculino de mi infancia. Pero, por mucho que lo inten¬ taba, el Dios masculino no encajaba. Sentía que era un problema mío, que tenía algún defecto; por eso me retorcí y deformé hasta perder mi propia forma, pero aun así él seguía sin encajar. Hasta que encontré el rostro femenino de Dios no me di cuenta de que el problema no era mío. A medida que fui descendiendo a la riqueza de mi propia vida descubrí que ella había estado ahí todo el tiempo y su presencia me hizo recuperar una relación amorosa conmigo misma.
p.
5
F. M.
Cross, Canaanite Myth and Hebrew Epic (Cambrigde, Mass.: Harvard pp. 54-56.
University Press, 1973),
102
Un Dios que se parece a mí Nuestra sanación
Pausa y ♦
reflexión
Relee tus escritos sobre el Dios de tu infancia
Obstáculos en el camino: tendrás otros dioses aparte
no
los capí¬ una sensación de seguridad tu
tulos previos. ¿Te
♦
¿Ha habido imágenes accesibles de Dios que se te reve¬ a lo largo de tu vida? ¿Qué imágenes acuden a tu
mente?
♦
♦
¿Has conocido
a
Dios
Reflexiona sobre
estas
compañero y amigo? imágenes de Dios: el Compasivo, el Compañero, el Amigo, la Presencia, la Guía Gentil. ¿Ha habido algún momento en el que Dios se moviera dentro de tu vida? ¿Iba este movimiento acompañado de como
más autoconciencia? ♦
♦
♦
Reflexiona sobre las imágenes siguientes: Aliento de Vida, Ruach, Aliento Sagrado, Espíritu Universal, Espíritu de Vida, Presencia Sorprendente, Espíritu Interno Refres¬ cante, Espíritu Residente en Mi Cuerpo, Residente en Mi Aliento, Espíritu Residente en Mi Experiencia. ¿Ha cambiado el rostro de Dios en tu experiencia? ¿Cuᬠles han sido los pasos intermedios hasta el Dios de tu comprensión actual? Como adulta, ¿te has imaginado al¬ guna vez a un Dios que se parezca a ti? Reflexiona sobre las imágenes siguientes: Dios Madre, Madre de Todo lo Vivo, Origen de Mi Vida, Un Dios con Pechos como los Míos, La que Enjuga las Lágrimas, Útero de Compasión, Útero Fértil de Todas las Cosas, Centro Uterino.
Me resisto
a
imaginarme
bras de mi infancia
una
mí
Mujer Dios
me resuenan en
porque
la cabeza:
no
algunas pala¬ tendrás
otros
dioses aparte de mí. Pagana, vete al infierno. Karen H.
imágenes de
laran ♦
de
en
producía imagen infantil de Dios padre? ¿Te ofrecía las cualidades que añorabas en tu padre humano? Continúa reflexionando sobre las cambiantes Dios en tu propia experiencia.
103
a
Cuando las mujeres tratan de imaginarse a un Dios que se parece se enfrentan a obstáculos formidables. Uno de los primeros es
ellas
el tratamiento y
el retrato negativo que se ha hecho de las mujeres en palabras, imágenes e historias de las iglesias y sinagogas de nuestra infancia. A medida que las mujeres exploran su pasado religioso, la imagen femenina sobresaliente es la de María: María tal como nos fue presentada a través de los ojos de los hombres. En la parte 3 pediremos a María que salga de los confines de las interpretaciones religiosas tradicionales y pediremos a algunas otras mujeres de nuestro pasado religioso que nos relaten sus historias. Ahora nos limitamos a reconocer la presencia de María en nuestros recuerdos religiosos. Joyce recuerda: «María era debilidad, pasividad e impotencia. La gente daba muestras de su aprecio por ella, pero los papeles principales eran los de Dios padre e hijo.» Sharyn añade: «Pensaba que María era débil. Las monjas insistían en que no era las
Dios, sino la madre de Dios. Sólo
mujer.» imágenes infantiles de lo femenino, la mayoría de las mujeres no pueden imaginarse a Dios como mujer. Jane escribió: «Las mujeres no son lo suficientemente poderosas. No podrían ser Dios de ninguna manera, son débiles y necesitan que un hombre cuide de ellas.» Y Colleen se negó a escribir una plegaria a la imagen de Dios Madre diciendo: «No puede escribirla. Estoy muy di¬ vidida en este punto y me siento muy incómoda. Si lo hago, estaría diciendo a mi padre: "Al infierno con tu verdad." En cualquier caso, la mujer es de manera innata una seguidora de Dios y no Dios mismo. La mujer es suave y humilde. Atribuyo la autoridad iracunda de mi padre a Dios, por eso él está más cerca de Dios en mi mente. Madre Como resultado de
es menos
que
era una
estas
él.»
En los escritos de las
mujeres sólo hay referencias pasajeras
a
la
104
Un Dios que se parece a mí
Diosa, ya que de niñas aprendieron a «no tener otros dioses aparte de él». Hasta hace muy poco, para la mayoría de nosotras la Diosa era
«pecadora», una abominación pagana de algún tipo. En palabras de una participante: «Nunca hablábamos de la Diosa. Sólo había un Dios por los siglos de los siglos. Eso es lo que estaba escrito en piedra y no había ninguna otra posibilidad. Amén.» Y desde las profundida¬ des de su niña interna, una superviviente de la violencia sexual escri¬ bió estas palabras con su mano no dominante: «Los hombres odian a la Diosa. Yo debo ocultar mi amor por ella por miedo a que me hagan una
daño
como se
lo han hecho
ella. La niña
a
en
mí está aterrorizada. No
está bien
elegir a otro Dios que no sea el Dios masculino.» Finalmente, nombrar el mundo es poseerlo y poseer sus dioses. Comenzando desde el Jardín del Edén, cuando Adán dio nombre a los animales y a la mujer, el «poseer» siempre ha sido una prerrogati¬ va
masculina. No
de
nuestras
se nos
mucho más allá de
pios dioses
ha animado
vidas. Y nombrar nuestro
miedo. Llamar
Dios de
nuestra
Dios
nombrarnos ni
a
es
algo
alcance. Por
que
eso
a
en
comprensión
y
su
a nuestros
pro¬
nombre
en voz
alta
reuniones y grupos de apoyo, en nuestros hogares e rea monumental para la mayoría de nosotras.
en
iglesias, es una ta¬ Significa que estamos asumiendo la responsabilidad de nuestras vidas, que aceptamos nues¬ tro propio poder y que estamos preparadas para ocupar nuestro lugar justo y legítimo al lado de los hombres. Nuestro desafío es encontrar suficiente coraje y amor por nosotras mismas para llevar la tarea ade¬
lante.
Pausa y ♦ ♦
♦
reflexión
¿Quiénes son las mujeres de tus recuerdos religiosos? ¿Qué sentimientos, imágenes, palabras y recuerdos sur¬ gen en ti cuando lees la palabra Diosa? Dibújate en relación con un Dios masculino. ¿En qué tér¬
minos
establecería la relación? Dibújate en relación Mujer Dios. ¿En qué términos se establecería la
se
con una
relación? Compara los términos de ambas a
imágenes. los hombres
Dios Madre.
¿Qué senti¬
¿Cómo sientes tu cuerpo... a tus padres... en relación a cada imagen? Escribe
una
oración
o carta a
mientos surgen en ti cuando te
diriges
a
Dios
como mu¬
jer: incomodidad, miedo, deleite? Considera la afirmación siguiente: «Para una mujer, nombrar a sus propios dioses implica que toma la res¬ ponsabilidad de su vida, que acepta su propio poder y que está dispuesta a ocupar su lugar justo y legítimo jun¬ to al hombre. El desafío que tiene por delante es encon¬ trar suficiente coraje y amor a sí misma para llevar a
cabo la
tarea.»
ha estado claramente
nombrar
aguas
pronunciar
105
adueñarnos
desconocidas, lo que acentúa «Diosa», «Mujer Dios» o «Dios Madre» al
es aventurarnos
nuestro
a
Nuestra sanación
Las lecciones originales Dios
él
de la
religión
ella, sino un ello... no se parece a nada. algo a lo que puedas mirar aparte de todo lo demás, inclu¬ yéndote a ti misma. Creo que Dios es todo. Todo lo que es, ha sido y será. Y cuando puedes sentir esto y ser feliz con ello, entonces lo No
no es un
o una
es
has encontrado. ALICE
WALKER, El color púrpura
Al principio mismo de nuestra vida nuestra imaginación era libre. No necesitábamos un profesor o sacerdote que nos describiera a «Dios». El espíritu irrumpía en expresiones únicas
y originales. Dios abuela, la suave brisa que lavaba nuestra cara, la oscuri¬ dad tranquila y pacífica después de que todos se hubieran quedado dormidos y Dios estaba presente en todos los colores del arco iris. Confío en que las cuatro comprensiones siguientes te recuerden lo que sabías al principio de tu vida y te animen a explorar una variedad más amplia de nombres e imágenes de lo divino. Cada una de ellas está enraizada en las lecciones más profundas y básicas de la religión. era nuestra
1. La Verdad
Última, la Sabiduría, el Poder
del Universo
es mu-
106
Un Dios que se parece a mí Nuestra sanación
107
cho más
profundo, elevado, amplio y rico que ningún nombre o ima¬ empleemos para referirnos a ello. Cada nombre e imagen tie¬ limitaciones y debe adoptarse sin rigidez. Las palabras no pue¬
gen que ne sus
den confinar
a
Dios.
compasión de Dios,
Las ♦
Localiza
copia de la novela de Alice Walker El color púrpura. Lee con una amiga las conversaciones sobre Dios de las páginas 164-168 [versión inglesa]. Toma nota de tus reacciones. Leedlas dos veces intercambiando los papeles de Celie y Shug. un
mujeres estamos reivindicando la los textos vislumbrarla
mos
en
Tal
♦
femenina de Dios
que apa¬
oscurecida, pode¬
aunque muy
las Escrituras.
desees incorporar las siguientes lecturas de las escrituras
vez
devociones diarias:
tus
La elevación de
una imagen de lo divino es idolatría y limita el potencial de nuestra imaginación. Debemos reconocer la herida que tenemos las mujeres a causa de la preponderancia del lenguaje masculino sobre Dios. Hasta que tengamos la libertad de imaginar y nombrar a un Dios de nuestra propia comprensión, la imagen de Dios padre acechará en nuestras mentes y corazones, nos demos cuenta de ello o no. En algún momento del camino hacia un Dios de nuestra comprensión vislumbraremos a un Dios que se parece a noso¬ tras. Y a medida que nuestra sanación se vaya profundizando, sere¬ mos libres de elegir qué aspectos del Dios de nuestro pasado religioso integramos en nuestra espiritualidad en proceso. Así, Dios padre se convierte en una de las muchas imágenes sanadoras.
SI Dios
padre sigue siendo un compañero rico y significativo en tu espiritualidad, escríbele una carta. Dile que vas a explorar otras imágenes, que vas a buscar la cara femenina de Dios. Que¬ da con él para consultarle diariamente a través de tus plegarias o de tu diario. Si es un guía amoroso, padre y amigo, apoyará tu búsqueda. Si se enfada, si te amenaza con «rayos, inundaciones y terremotos» y te tiene aterrorizada, quizá desees reflexionar sobre el efecto que una imagen tan iracunda y amenazante ha tenido en tu vida de mujer. 3.
cara
religiosos sagrados y,
Éxodo
vasto
♦
ejemplo, los primeros escritores emplearon
rece en
en
2.
por
ocasionalmente la imagen de un útero. En hebreo, la raíz de la pala¬ bra con la que se nombran la compasión de Dios y el útero es rechem.
Cada tradición
religiosa tiene dentro de sí un mensaje dual. En ciertos tiempos de la religión hebrea se empleaban imágenes fe¬ meninas de Dios. Se comprobó que la imagen de Dios padre era de¬ masiado limitada para expresar la variedad de cualidades que el pue¬ blo judío experimentaba en relación a Dios. Para expresar la piedad y
19:4
Dios
como
Isaías 42: 14
Dios
como
mujer pariendo
Isaías 49: 15
Dios
como
madre
atenta
Oseas 13:8
Dios
como
madre
osa
Madre
Águila
comprometida
con sus ca¬
chorros Mateo 23: 37
Jesús
Lucas 15:8-10 Dios
4.
El
dualidad, en
como como
Espíritu Universal entra en nuestras
términos de
nuestra
gallina reuniendo a sus polluelos mujer buscando lo que está perdido
conecta con nosotros
historias personales
necesidad. Puede
y
en nuestra
revela
su
indivi¬
presencia
llegar un momento en que medida que nos abrimos al
imagen particular ya no sea útil, y a Espíritu Universal que reside dentro de nuestras vidas emergerán nuevas imágenes y el rostro de Dios cambiará. Honramos el cambian¬ una
te rostro
♦
de Dios
en nuestra
Experimenta el mienza una
uso
vida.
de imágenes femeninas
en
la oración. Co¬
las imágenes de la lista que sigue. Tal vez desees crear letanía en la que a continuación de cada nombre añadas la con
petición «nútreme, apóyame, fortaléceme». Comadrona
Madre fiel
Madre reconfortante
Femenino divino
Diosa
Sofía
Útero de compasión
Shekina
Reina del Cielo
Nutridora
Sanadora
Buscadora de los
Ayudadora
Consejera Amiga que da la
perdidos
bienvenida
108
Un Dios que se parece a m!
Fuente de toda vida
Refugio
en
la
Presencia
tranquila
Nuestra sanación
Imágenes del Espíritu: Aliento de
Vida, Respiración Sagrada, Ruach, Espíritu Universal, Espíritu de Vida, Presencia Sorprendente, Espí¬ ritu Interno Refrescante, Espíritu Residente en Mi Cuerpo, Espíritu Residente Dentro de Mi Aliento, Espíritu Residente Dentro de Mi Experiencia.
tormenta
Amor ardiente
Madre se
Madre
osa
feroz
águila
que
Trabajadora
alza
Madre tierna y
Madre Gallina que
nutricia
reúne
a sus
109
polluelos Imágenes femeninas: Dios
Madre, Madre de Todo lo Vivo, Origen de Vida, Corazón de Mi Vida, La Que Enjuga Las Lágrimas, Útero de Compasión, Útero Fértil de Todo Lo Creado, Centro Uterino, Dios con Pechos Como Los Míos, Comadrona, Madre Fiel, Madre Reconfortante, Femenino Divino, Diosa, Sofía, Shekina, Reina del Cielo, Nutridora, Consejera, Buscadora de los Perdidos, Ayuda¬ dora, Amiga Que Da La Bienvenida, Origen de Todo, Refugio en la Tormenta, Presencia Tranquila, Amor Ardiente, Útero Divino de la Oscuridad, Parturienta, Madre Osa Feroz, Madre Águila As¬ cendente, Madre Tierna y Nutricia, Madre Gallina Que Reúne a
Un número récord de
mujeres han estado ingresando en el minis¬ terio pastoral desde que muchas de nosotras dejamos las iglesias de nuestra infancia. Estas valientes mujeres han confrontado la idolatría de Dios padre y han desenterrado recursos y elementos de las tradi¬ ciones cristiana y judía que afirman a las mujeres. Aplaudimos sus es¬
Mi
fuerzos. Se han convertido en el rostro femenino de Dios para aque¬ llas de nosotras que seguimos siendo leales a la religión de nuestra infancia. Está claro que
Dios padre no siempre ha sido fiel a las mujeres. milagro de confianza que las mujeres hayamos permanecido dentro de la religión tradicional. El regalo que ofrecemos actualmente a la Iglesia es nuestra sospecha. Quizá al plantear nuestras preguntas estemos dando voz a Aquella cuyo rostro ha sido oscurecido y cuyos caminos han sido distorsionados. Como hicieron los antiguos profe¬ tas, llamamos a la comunidad religiosa a confrontar la idolatría de Dios padre y llamamos a la religión a recordar sus enseñanzas origi¬ Es
Sus Polluelos.
un
♦
♦
nales.
Antes de
seguir adelante, quedémonos
un
poco más en
el capítulo 5:
EL CAMBIANTE ROSTRO DE DIOS
♦
Incorpora las imágenes alternativas de lo divino que se han pre¬ sentado en este capítulo en tu oración y en tu práctica meditativa de
esta semana.
ción, Imágenes
o crea un
de
Escribe
baile
Cristo: El
Guía Gentil.
en
una
oración, compon
En cada oración que
recites, expreses o leas a lo largo de esta se¬ imagen femenina de lo divino. Presta atención a los sentimientos y reacciones que afloran cuando haces la prácti¬ ca de nombrar a tus propios dioses. Reúne imágenes y nombres alternativos de lo divino en un diario especial. Considera la posibilidad de clasificarlos en categorías como: imágenes femeninas, imágenes masculinas, imágenes de la infancia, imágenes del mundo natural, imágenes más allá del género. Añade a tu lista los nombres e imágenes que descubras en este libro y en las discusiones con tus amigas y también las que surjan en tu imaginación. Haz una lista de mujeres rabino, sacerdote y ministro de tu área. Planea una visita a sus iglesias o sinagogas mientras lees este mana usa una
♦
libro. AL PRINCIPIO MISMO
un poema o can¬
respuesta a ellas.
Compasivo, Compañero, Amigo, Presencia,
Tómate
tiempo cada día para conversar con La Niña Que Fuiste e imagina que te sientas con ella en vuestro lugar de encuentro. Dibuja y escribe con tu mano no dominante las respuestas a las siguientes preguntas:
110
Un Dios que se parece a m1
Día 1. Al principio ♦
Vuelve
mismo
leer la historia titulada «Todos los colores del
a
Nuestra sanación
arco
majestuosas montañas, las nubes algodonosas, el hermoso rocío matinal, las telas de araña? Dibuja su árbol favorito, su arroyo o
iris»,
la página 46. Describe a la Llena del Espíritu que una vez fuiste. en
♦ ♦
¿Qué métodos desarrollaste
para conectar con
favoritos. Dibuja sus escondites ¿Qué regalos recibió del mundo natural?
estanque ♦
el Espíritu de todas
las cosas?
Regresa al pasado
♦
♦
¿Durante cuánto tiempo se toleraron todos los colores de tu arco iris? ¿Cómo aprisionaron los demás tu espíritu? ¿Cómo había que «co¬ lorear»
a
¿Qué un
Haz
♦
Dios?
nuevos
profesores han entrado
un
similar
reúne los
imaginativos «coloreabas» el espíritu? ¿Qué
dibujo de cada a
una de estas imágenes. ¿Es alguna de ellas ti? Cielo nocturno estrellado; El viento en las hojas; La
tranquilidad de la noche en tu
vida
—un
oscura;
Un árbol fuerte; Ramas que
para
despertar
arco
se
iris.
terapeuta,
círculo de mujeres, una amiga querida o quizá este libro—
recordarte lo que supiste una vez? ¿Qué palabras e imágenes te han servido del Espíritu que fuiste una vez?
el mundo natural.
numerosos recursos
elevan al cielo; Todos los colores del
para
♦
y
de La Niña Que Fuiste. ¿Cómo nombres daba a Dios?
Día 3. Nuevos profesores ♦
en
Día 6. Todos los colores
Día 2. Espíritu aprisionado ♦
111
a
Día 7. Apoyo
para el
día
de hoy
♦
¿Cómo podría La Llena del Espíritu apoyarte piritualidad original actualmente?
♦
Escríbele
la Llena
una
carta y
para
reclamar tu
es¬
pregúntale: «¿Dónde estás dentro de mí?»
Día 4. Palabras sanadoras ♦
♦
Imagina que hubieras oído estas palabras de niña: «Llena del Espíri¬ tu, tu abuela es Dios y también lo son tu estrella y tu roca favoritas. Dios tiene muchos rostros y muchos nombres. Dios es Madre, Hija y Anciana Sabia. Ella se encuentra en tus madres, en tus hijas y en ti. Dios es el Dios de Sara y Hagar, de Leah y Raquel; Ella es la Ma¬ dre de Todo lo Viviente y bendita sean sus hijas. Eras una niña-mu¬ jer hecha a su imagen. Puedes correr muy deprisa, jugar duro y tre¬ par a los árboles. Eres Batwoman, bombera y Diosa. El Espíritu del Universo pulsa a través de ti. Permanece llena de ti misma. Eres buena. Eres muy buena.» Personaliza las palabras anteriores para afirmar tu espiritualidad original. («Soy la Llena del Espíritu...; Mi abuela es Dios...; Yo soy una niña creada a su imagen...; puedo correr deprisa.»)
Día 5. El mundo natural ♦
♦
Vuelve al pasado y recoge los numerosos recursos que la Llena del Espíritu para conectar con la naturaleza.
empleaba ¿Dónde bus¬
caba el espíritu dentro del mundo natural? ¿Qué conexión sentía con las estrellas brillantes, los arroyos, las
EL PODER SUPERIOR DESDE LA PERSPECTIVA FEMENINA
Si has
elegido los Doce Pasos como guía espiritual o los has descar¬ ¡rrelevantes, dedica algún tiempo cada día de esta semana a reflexionar sobre ellos desde tu perspectiva de mujer.
tado
como
Día 1. Las
intenciones originales de
Un punto
central
Alcohólicos Anónimos
la práctica del
programa de los Doce Pasos es «Poder Superior». Las organizacio¬ nos dan permiso para nombrar al Dios de nuestra comprensión de la manera que más nos ayude. Reflexiona sobre los pasajes siguientes. Plantéate las siguientes preguntas mientras lees: ¿Cuál es mi concepto de Dios? ¿Cuál es el Dios de mi comprensión? «Para alivio nuestro, descubrimos que no necesitábamos tener en cuenta los conceptos que los demás tenían de Dios... el nuestro era suficiente para hacer contacto»4. en
la elección del propio concepto de nes vinculadas a este movimiento
4
Alcohólicos Anónimos, The Big Book (Nueva York: Alcoholics Anonymous
World Services, Inc., 1987).
Un Dios que se parece a mi
112
«Lo que
el nombre de Dios significara para cada uno personal¬ dependía exclusivamente de él. Podíamos imaginarlo como gobernador o juez, o podía ser el amor universal que se revelaba en nuestras vidas. Así, para algunos puede ser un Dios personal podero¬ so pero separado de nosotros mientras para otros Dios puede ser la mente
esencia de la creatividad»5. Día 2. Dios
Nuestra sanación
Gran Realidad
Dios masculino de la cultura
se
abrió camino hasta el programa a tra¬
vés de los
pronombres masculinos y el empleo del Padrenuestro plegaria de cierre en la mayoría de las reuniones. Visualiza el Poder Superior al que te diriges en las sesiones de re¬ cuperación. ¿Qué imágenes acuden al ojo de tu mente? ¿Qué nom¬ bres de Dios surgen en las reuniones? ¿Son nombres familiares de tu infancia? ¿Hay alguien en tus reuniones que emplee su propia ima¬ gen de Dios? ¿Dios Madre? ¿Inteligencia Creativa? ¿Naturaleza búdi¬ ca? ¿Cuál es tu reacción a los nombres que difieren del discurso tradi¬ como
que
a
Todo (página 55)
experiencia
su
recuperación siempre ha habido
la de
quietud de tu corazón hoy. La habitación
pado
afirma la espiritualidad universal
y una
sabiduría
que
está más
imágenes
a
través de la escritura
tu oración
Mente Universal
o
meditación de
(página 12*)
Espíritu del Universo (página 12)
o
del dibujo; incorpora
una o
hoy. Espíritu de la Naturaleza (página 12)
Inteligencia Creativa, Guiadora y Todopoderosa (página 49)
se
y
responde
iluminó
a
ellas
a
una
construc¬
en
tu escrito
o
dibujo
luz blanca. Me vi atra¬ no pueden describir. Me pare¬ montaña y soplaba un viento no de con una
gran
éxtasis que las palabras
en un
cía... que estaba sobre una aire sino de espíritu. Y entonces estalló
hombre libre.
Poco
a
poco
en
mi la comprensión de
el éxtasis fue desaparecien¬
do. Durante cierto tiempo estuve en otro mundo, en un nuevo mundo de consciencia. A mi alrededor y en mí había un maravi¬ lloso sentimiento de Presencia6.
una voz
allá de los géneros. Una búsqueda a través de The big book, de AA des¬ cubrió las siguientes imágenes inclusivas. Responde a cada una de
práctica acabó siendo reducida
y
expresión original no contenía el lenguaje reli¬ gioso tradicional. Reflexiona sobre las imágenes que empleó: Luz, Espíritu, Viento y Presencia. Mantén estas imágenes liberadoras en
que soy un
En las comunidades de
descripción que Bill Wilson (uno su despertar espiritual. Aunque
ción cristiana, su
Día 3. Una búsqueda
en
Subyace
Infinitos (página 56)
de los fundadores de AA) hace de
cional?
más
Presencia de Poder y Amor
A continuación encontrarás la tal como lo entendemos
Aunque los fundadores de Alcohólicos Anónimos (AA) eligieron
estas
lo Profundo
de Nosotros (página 55) El Poderoso Propósito y el Ritmo
Día 4. Una meditación
«Poder Superior» por ser un concepto más inclusivo que Dios, la lite¬ ratura de la recuperación refleja los tiempos en que fue formulada. El
que
en
113
Día 5. Llegar
a creer
A medida que
cambia la imagen que experimentamos de lo divi¬ aportando nuestra propia imagen de lo divino a los pasos sucesivos. Animo a las mujeres que están en recuperación a sustituir el Poder Superior por los nombres e imágenes del Dios de su com¬ prensión. Y también les animo a personalizar el Paso 2 basándose en sus propias creencias. Reflexiona sobre la siguiente reelaboración del Paso 2 y percibe tus reacciones a ella. ¿Te gusta o te desagrada? ¿La no vamos
consideras blasfema y herética
o
sanadora?
5
Al-Anon's Twelve Steps and Twelve Traditions (Nueva York: Al-Anon's Family Group Headquarters, Inc., 1989). Todas las referencias de página pertenecen a la versión en inglés. (N. del T.) *
6
Alcoholics Anonymous Comes of Age (Nueva York: Alcoholics Anonymous
World Services, Inc., 1967), p. 63.
Un Dios que se parece a mi
114
Hermana Dios que está a mi amable guía. Es una compañera más que un Poder distante o aparte de mí. Me coge de la mano cuando tengo que tomar las decisiones que conforman mi vida. Ella me devuelve la claridad y la serenidad. He
llegado
a creer que
lado, ofreciéndome
existe
una
su apoyo y su
Sharyn
Nuestra sanación mis
manos en
115
las tuyas» que se está
empleando
en
Emily
mí misma. Sé que las voces de la negala mofa de mí misma que suenan dentro de mí son las voces de mi familia. Creo que en lo más profundo de mí está la verdad de mi vida. Estoy siendo llevada a un estado de tranqui¬ lidad en la que se me revela mi verdad. He
llegado
a creer en
tividad, la burla
y
Susan
Día 6. Personalización
del
Secundo Paso
Practica la
personalización del Segundo Paso. Te dará una exce¬ oportunidad de dar voz y forma a lo que crees. Usa la fór¬ mula que sigue o reelabora creativamente el Paso inspirándote en Sharyn, Emily y Susan. lente
♦
Describe al Dios de tu comprensión. Sustituye Poder Superior por los nombres que sean significativos para ti: He llegado a creer
♦
Describe qué sería la «cordura» en tu situación particular y perso¬ naliza la última parte del Segundo Paso basándote en tu descrip¬ ción: seré restaurada
a
.
Día 7. El coraje de cambiar lo que podemos En la
próxima reunión grupal haz la proposición de emplear una ple¬ garia más inclusiva que el Padrenuestro. Sugiere que se emplee la plegaria de la Serenidad o introduce en tu grupo la oración «Pongo
se
Pongo mis
las tuyas y juntos podemos hacer lo que podríamos hacer solos. Ya no tenemos una sensación de desesperanza. Ya no debemos depender de nuestra inestable vo¬ manos en
nunca
luntad. Ahora estamos juntos, extendiendo las
Imagino el «Poder Superior» como el poder que funciona en mí y en cada elemento del universo. Puedo abandonarme a esa fuente de poder. Al hacerlo, no me estoy rindiendo; más bien es¬ toy eligiendo mi vida.
lugares donde
valora la inclusividad:
der y una
fuerza
mayores que
los
nos, encontramos un amor y una
de nuestros sueños más atrevidos.
manos
hacia
un
nuestros. Y al unir nuestras
comprensión
que
po¬ ma¬
están más allá
Pa
-H isforias y
mitos
religiosos
¿Sapífulo
"F" v^cx 0 me rvto s
de lo olvidado Gloria al Padre, en
el
gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo, como era principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Misal católico
LAS HISTORIAS RELIGIOSAS contienen en símismas un inmenso poder. Las historias de Adán
alto
en
y
Eva, de David
y
Salomón, de
Moisés y el Faraón, y de Jesús, María y José puntuarían muy el ranking de reconocimiento de las historias bíblicas. Estas
historias impregnan la sociedad occidental. Gritadas desde los púlpi-
susurradas por la cultura, ejercen una poderosa influencia en nuestra vida porque tratan de enseñarnos la forma convencional de ver nuestras vidas y de relacionarnos con lo divino. Hace siglos los hombres escribieron y reunieron en libros sagra¬ dos las historias que circulaban de boca a oído en las comunidades tos o
hebrea y cristiana. Estos narradores, escritores y más tarde traducto¬ res estaban enraizados en una cultura y en una sociedad que adoraba a Dios padre y, por tanto, prefería a los hombres. Su elección de lo que era
significativo
y
debía
ser
preservado está determinada
perspectiva predominantemente masculina.
por su
Un Dios que se parece a m!
120
Tanto
en
las escrituras cristianas
como en
Fragmentos
las hebreas, las historias
nino,
de hombres ocupan el centro del escenario. En el proceso que se de¬ sarrollaba desde el relato oral a la escritura y posterior traducción, las historias de mujeres se perdieron o se incluyeron únicamente en la medida
estaban relacionadas con otras historias más impor¬ que tenían protagonistas masculinos. Dicho proceso llevó a que las mujeres fueran descartadas y relegadas a los márgenes de la historia y de la religión. Las Escrituras hebreas registran el establecimiento de Israel como nación y comunidad religiosa. Las familias de esta comunidad estaban dominadas por hombres y sus Escrituras apoyaban la supe¬ rioridad de los hombres en los asuntos nacionales y religiosos. El Nuevo Testamento es el registro de la vida y obra de Jesucristo y en él captamos vislumbres del papel central ocupado por las mujeres en el ministerio de Jesús. Pero, tras su muerte, la primitiva Iglesia cristiana se adaptó a las estructuras dominadas por hombres de la cultura cir¬ cundante que excluía a las mujeres de las posiciones importantes y las relegaba a papeles subsidiarios1. Mientras estábamos creciendo, los predicadores, rabinos y sacer¬ dotes eran hombres y este hecho influyó en las historias sagradas concretas que eligieron incluir en sus enseñanzas y pláticas. El resul¬ tado es que en nuestros años formativos de la infancia y adolescencia no se nos dijo toda la verdad y las historias que escuchamos nos con¬ vencieron de que las vidas de las mujeres eran menos importantes que las de los hombres. en
porque en
la iglesia y
que
se
considera¬
religiosa las mujeres eran, en el mejor de los valía dependía de su pasividad y sumisión. Esto ha contribuido a mis sentimientos de impotencia y a la creen¬ cia de que mi vida es insignificante. El tema del nacimiento virgi¬ nal siempre era molesto porque implicaba que los cuerpos de las mujeres y los procesos naturales eran impuros y sucios. Como re¬ sultado he sentido vergüenza de mi cuerpo en mi vida adulta. casos,
marginales
y su
joyce Dios, Jesús
María, y Adán y Eva eran personas religiosas en Aunque María no era una salvadora, veía la altura de su estatua y pensaba que estaba allí arriba, junto a Dios y Jesús, por encima de todo. Me sentía más conectada con Eva porque era humana y había cometido un gran error. El resultado es que he pasado buena parte de mi vida pagando por él. En algu¬ na parte, en una parte de mí que está profundamente herida, ob¬ tengo una profunda satisfacción del dolor y del sufrimiento. y
mi conciencia infantil.
Erin
En
busca de historias de
mujeres
Cuando
oigo la coletilla constante de «El Dios de Abraham, Jacob», quiero gritar en voz alta: «¿Y qué pasa con Mi¬ riam, Raquel, Sara y yo?» Isaac
y
Hallie A medida que
el rostro de Dios fue cambiando en mi experiencia, busqué historias de mujeres en mi pasado religioso. Me quedó muy que
mi curación
el
requería imprescindiblemente personales escondidas entre los re¬ cuerdos familiares como la historia colectiva de las mujeres de los márgenes de la historia y la religión. Mientras iba reuniendo los fragen
presente
recuperar tanto nuestras historias
Word
el hogar lo femenino
En mi formación
claro
Elizabeth Schussler Fiorenza, in Letty M. Russell, ed., The Liberating (Filadelfia: Westminster Press, 1976), pp. 41, 55.
en
Emily
En la
1
121
ba inferior.
tantes
iglesia de mi infancia no recuerdo que se contara ningu¬ na historia de mujeres. La religión tenía que ver con los hombres; las mujeres, a excepción de la Virgen María, estaban al margen. La ausencia de mujeres en la religión se reflejaba en mi casa. A mi madre se le consideraba inferior, mi padre era la figura de autori¬ dad y nuestras vidas giraban en torno suyo. El resultado es que había una negación de cualquier sentimiento considerado feme¬
de lo olvidado
Un Dios que se parece a mi
122
mentos
de historias de mujeres presentes en
la historia religiosa des¬
cubrí varios tipos de historias. Releí las historias bíblicas que me habían sido relatadas una y otra vez en la infancia. Al leerlas a través de la lente de mi experiencia,
fuerza y esperanza de mujer, tomé conciencia de cómo distorsionadas. Eva (capítulo 7), María (capítulo 9) y La bia
habían sido Anciana Sa¬ (capítulo 13) estaban prisioneras de las interpretaciones masculi¬ de
experiencias. algunas de las historias más familiares sólo eran leí¬ das, estudiadas y relatadas por la importancia del hombre en torno al cual giraba la historia de la mujer. En estas historias las mujeres no tie¬ nen voz. La Niña Divina (capítulo 10) y La Que Derramó Su Sangre (capítulo 11) no tienen nombre y se incluyen únicamente como ane¬ nas
sus
Descubrí que
la historia masculina central. Estudiando la Biblia también descubrí
Fragmentos
en
de lo olvidado
el principio,
123
ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.» Y
«el principio» estaba definido por los hombres. A medida que avan¬ zaba en mi exploración me di cuenta de que las historias que afirman las mujeres
habían estado allí desde siempre2. Según leía y releía las historias de las mujeres de la Biblia me iba poniendo furiosa con Dios padre. Quise abandonar la iglesia y enton¬ ces oí que aquellas mujeres de la antigüedad susurraban algo en los fragmentos de sus historias olvidadas que había pervivido a través de los siglos, a
No abandones hasta
historias, al relatarlas oirás las tuyas propias y las de tus madres y abuelas. contar nuestras
porque
xos a
algunas historias
No
poco co¬
te
vayas
hasta
ser
nocidas que apenas se leían en las iglesias y sinagogas de nuestra in¬ fancia. Son historias gráficas y brutales de violencia contra las muje¬ res. Se pasaba muy deprisa sobre las historias de Tamar y La Que Fue
Nuestras historias
(capítulo 12) mientras se leían las historias de sus padres, hermanos y violadores. Y nadie —ni en los textos bíblicos ni en el púlpito— expresaba su indignación por el tratamiento recibido por las mujeres en estas historias trágicas. Tomé conciencia de historias desconocidas que habían sido ex¬ cluidas de la Biblia por diversas razones, dependiendo del punto de vista particular de los rabinos o padres de la Iglesia que recopilaron los textos «ortodoxos». Sin embargo, algunas de estas historias han sido particularmente testarudas y han sobrevivido en los márgenes de la historia religiosa. La historia de Lilit (capítulo 8) está siendo reivin¬ dicada por las mujeres de hoy. A lo largo de mis exploraciones oí rumores insistentes sobre una historia desconocida que ensombrecía a toda la Biblia y su desarrollo. Hubo un tiempo en el que Dios se parecía a nosotras. Trágicamente, hace unos cinco mil años, la adoración de la Madre Dios —la Diosa— comenzó a ser aniquilada sistemáticamente. Sus templos fueron des¬ truidos o confiscados, sus escritos quemados, sus símbolos denigra¬ dos, sus seguidores fueron perseguidos y asesinados. Esta es la histo¬ ria que precede a la escritura de los textos hebreos y cristianos. Sin embargo, en las iglesias de nuestra juventud se nos decía: «Como era
En
Cortada
en
se
libre de las interpretaciones de los hombres. remontan al tiempo anterior a que se nos
aprisionara los mitos hebreos y cristianos. nuestra libertad descubrirás la tuya. en
Pedazos
No
te
vayas
Libera
je de
2
Para
una
hasta
nuestras
gloria anterior. podamos gritar la verdad y el
que recuperemos nuestra
nuestras voces para que
cora¬
vidas.
exploración posterior del tiempo
en
el
que
Dios
era
adorado
como
mujer: Elinor W. Gadon, The Once and Future Goddess (San Francisco: Harper and
Row, 1989).
Marija Gimbutas, The Civilization of the Goddess (San Francisco: Harper and Row, 1991) Ñor Hall, The Moon and The Virgin (Nueva York: Harper and Row, 1980). Raphael Patai, The Hebrew Goddess (Detroit: Wayne State University Press, 1978). Merlin Stone, When God Was
a
Woman (Nueva York: Hartcourt, Brace, Jano-
vich, 1976). Barbara G. Walker, The Crone: Woman of Age, Wisdom and Power (San Fran¬ cisco:
Harper, 1985).
124
Un Dios que se parece a mí
Reuniendo
los fragmentos
Susurran
en
susurrar a
los fragmentos de lo olvidado.
125
han visto profundamente afectadas
pre se
Escuchamos cuidadosamente las historias, oímos las mujeres.
Fragmentos de lo olvidado
por
la historia, la cultura
y
los tabúes del mundo en que vivimos; no podemos separarlas de la historia más amplia de las vidas de las mujeres. Nos imaginamos los detalles de la vida de la mujer que estamos estudiando; imaginamos sentimientos mientras atiende
sus
expandimos la historia de lugar en ella.
sus asuntos
vida
rutinarios; imagina
Aceptando el desafío que me proponían las mujeres de la anti¬ güedad les pedí que me visitaran en sueños, que susurraran sus nombres a través de los siglos y que se convirtieran para mí en la cara femenina de Dios. Desarrollé el proceso de Recuperación de los Fragmentos, por medio del cual recuperamos las vidas de las mujeres de los márgenes de la historia y de la religión. Dicho proceso hunde sus raíces en la historia hebrea. Los rabinos reinterpretaron los anti¬ guos relatos para hacerlos relevantes en las circunstancias actuales. Se vieron a sí mismos como puentes entre los antiguos relatos y el mun¬ do contemporáneo. Actualmente las mujeres están empleando técni¬ cas similares para reescribir los antiguos relatos e historias desde la perspectiva femenina3.
mujer en nuestras vidas. La lee¬ experiencia actual. ¿Dónde coinci¬ den nuestras historias? ¿Qué sabemos de la vergüenza, del aislamien¬ to, de la violación? Descendemos a las heridas de cada mujer. A medida que encontramos imágenes dañinas, las sacamos a la superfi¬ cie. Bailamos, dibujamos y escribimos nuestras heridas.
La historia:
Nuestra curación: al
como era en
el
principio
Reunimos
fragmentos de historias de mujeres tanto de nuestros propios recuerdos religiosos como de los márgenes de la religión y de la historia. Nos enfocamos en el relato de la vida de esa mujer aunque sólo tenga unas líneas de duración y recordamos nuestra asociación infantil con ella. Hacemos dibujos y escribimos con nuestra mano no dominante sobre estas mujeres de la antigüedad. Las invitamos a visi¬ tar nuestros sueños y a que nos digan sus nombres.
La cultura: ahora y
siempre
Estudiamos la cultura
en
5
Véase
y
Nuestra herida:
la que vivió
cada
una
de estas mujeres y personales siem-
Jane Sprague Zones, ed., Taking the Fruit (San Diego: The Woman's Continuing Jewish Education, 1981).
mundo
un
que
través de la lente de
Recordamos
su
prefiere
Incorporamos la historia de
mos a
a
a
medida
que tomamos un
los hombres
esa
nuestra
principio mismo tiempo
el
Dios, o más bien la Diosa, se la época en que sus templos eran desmedidos, a cuando se honraban sus escritos, se adoraban sus símbolos y se celebraban sus historias. Reivindicamos la época ante¬ rior a las Escrituras hebreas y cristianas, antes del «principio» defini¬ do por los hombres. ¡Reclamamos la historia de las mujeres desde el principio mismo! Reunimos los fragmentos de la historia olvidada de la Diosa en nuestras historias personales, en nuestros cuerpos y en nuestras vidas. A medida que encontramos imágenes curativas, las in¬ corporamos a nuestra vida personal. Bailamos, dibujamos y escribi¬ parecía
Volver
a
un
en
que
a nosotras; nos remontamos a
mos nuestra
las actitudes culturales hacia ellas. Nuestras historias
Institute for
mos
curación.
relatar:
un
tiempo
que
A continuación volvemos
a
fue relatar la historia de
porando las imágenes curativas de la época
que
mujer incor¬ afirmaba a las mujeesa
126
res.
Un Dios que se parece a mí
Al hacer
este
periencia, fuerza
relato
entramos en
la historia
con nuestra
propia
ex¬
de mujeres. Reclamamos los fragmentos de su historia olvidada y de las nuestras. Esta nueva versión es un acto radical: desenredamos las historias de las mujeres de las historias omniabarcantes de los hombres. En esa parte de Un Dios que se parece a mí leeremos las antiguas historias por un lado tal como nos fueron contadas y por el otro tal como las transformamos al incorporarlas a las
Fragmentos
Entrar
de lo olvidado
127
en los fragmentos
y esperanza
Ven, ración y
los
fragmentos de lo olvidado.
Serán para ti
cu¬
vida.
Las historias de mujeres seguirán en nuestra
nuestras.
entra en
jugando un papel fundamental exploración. Extendemos el círculo para incluir a nuestras de la antigüedad. Si los relatos te son familiares, estás invi¬
hermanas tada a recordar
Ritual: la comunidad recuerda Los movimientos rituales de sacerdotes y
rabinos, las imágenes religiosas presentes en paredes y ventanas, el drama sagrado de la misa, los cantos y silencios meditativos y las letanías y plegarias repeti¬ tivas captaron nuestra imaginación infantil y han quedado grabados en nuestra
memoria. Todos
estos
acontecimientos estaban diseñados
dirigidos por hombres. Así, las creencias y convicciones religiosas que debíamos confirmar a través de estos rituales no se basaban en experiencias e historias de mujeres. A medida que reunimos los fragmentos de las historias de las mujeres de los márgenes de la historia y de la imaginación religiosa y
les infundimos
un nuevo
aliento de vida. Les damos
creativa.
uno de los capítulos que siguen es un rico tapiz hecho de poesía, ritual, relato, meditaciones e historias. Cada capítulo es una experiencia autónoma basada en el trabajo desarrollado durante un
retiro de
créate
entretejiendo
nuestros
movi¬
mientos, oraciones, imágenes y símbolos, silencios y meditaciones, to¬ ques y respuestas creativas dentro de un ritual de rememoración. Cada ritual grita a través de los siglos: «Hermanas, os recordamos.» Cada ri¬ tual susurra en las profundidades de tus heridas: «Hermana, eres bue¬ eres
sagrada,
eres
sabia,
eres
total.»
fin de semana o de una semana. Tómate los relatos. Permite que cada una de las
un
con
tigo al
tiempo mujeres esté tu
y re¬ con¬
dos semanas, preferiblemente un mes. A medida que vayas leyendo la parte 3 imagina que invitas a estas mujeres de la an¬ tigüedad a contar sus historias en tu grupo de espiritualidad femeni¬ na, en un grupo de recuperación o en tu propio hogar.
Entra
nos
Con creatividad y compasión vamos
fuerte,
Cada
menos
voz en nuestro
espíritu a través de la oración, en nuestra imaginación a través de imágenes y símbolos, en nuestro cuerpo a través de movimientos, en nuestra respiración a través del silencio y la meditación y en nuestra vida comunitaria a través del toque curativo y la respuesta
na, eres
tu asociación infantil con ellos. Para las que no estáis familiarizadas con la Biblia he elegido otros relatos que ilustran la ver¬ dad de la vida de una mujer. No es esencial que la historia concreta te sea familiar.
en
el coraje
de
sus
historias
Los mitos, cuentos de hadas, la Biblia, las películas y la animan a dar vueltas alrededor de los hombres, con lo
televisión
que agota¬
energía, distraemos nuestra atención y enredamos nues¬ experiencias con las suyas. A medida que las mujeres de la antigüedad van desenredando sus historias personales de la historia mos nuestra
tras
vidas
y
omniabarcante del Dios masculino iremos reuniendo más de
fragmentos
propias historias. Empezando por el hecho de haber nacido niñas, viajaremos a tra¬ vés de los mitos y símbolos de la creación que nos han conformado. A nuestras
continuación
nos aventuraremos en los ciclos y ritmos de nuestros exploraremos nuestra vulnerabilidad ante la violación y el incesto, y al final del viaje asumiremos la belleza y sabiduría de núes-
cuerpos,
128
Un Dios que se parece a mí
tra ancianidad. A medida que transformando: saldremos de nuestro silencio y negación.
A lo sos
que
nosotras
hagamos nuestro
este
viaje juntas, nos iremos y vergüenza, de
aislamiento
largo del camino confrontaremos los mitos sociales y religio¬ han conformado nuestra realidad y nuestra comprensión de mismas:
Fragmentos de
un
lo olvidado
Dios que se parezca, actúe, sangre o envejezca
pecado original
jeres
malas.
somos
convenció de
las
mu¬
salvador masculino que
nos
que nos
que
♦
El mito de la necesidad de
♦
convenció de que las mujeres somos dependientes. El mito de un Dios exclusivamente masculino que nos con¬ venció de la inferioridad inherente a las
un
mujeres.
como nosotras.
Los
comportamientos ineficaces que nos llevan a la consulta del terapeu¬ ta, a los círculos de mujeres y a las comunidades de recuperación sur¬ gen de esta herida. Aunque queremos una solución rápida, los com¬ portamientos ineficaces se siguen repitiendo porque las raíces de nuestro autodesprecio permanecen intactas. La curación de
El mito del
♦
129
profundidades requiere tiempo y paciencia. completamente preparada significa saltar de lleno a la vulnera¬ bilidad de la propia vida. Sólo allí encontraremos al Dios, o Diosa, de nuestra comprensión. En la parte 2 comenzamos el descenso y en la parte 3 tenemos que sumergirnos aún más a fondo ya que estos mitos y tabúes han penetrado en nuestro cuerpo y en nuestra esencia misma estas
Estar
de mujer.
Estos mitos están
profundamente vinculados con la literatura re¬ ligiosa, la educación y los rituales de nuestra infancia. Han ido pasan¬ do de una generación de mujeres a otra. Con la ayuda de mujeres va¬
lerosas
nos
liberaremos de los efectos limitantes de
recuperaremos nuestra
der y
Entra
gloria anterior,
divinidad.
en
las heridas de las mujeres
A medida que nos
nuestra
estos
mitos y
Bondad Original,
po¬
nuestras
en
la curación de las mujeres de la antigüedad
Cuando ya no están prisioneras de las interpretaciones de los hombres y pueden por fin hablar con su propia voz, estas mujeres se convierten para nosotras en
de la antigüedad
permitamos sentir lo que ellas sintieron descu¬ propias heridas. Veremos lo profundamente que nos han afectado las historias y mitos religiosos que cautivaron nues¬ tra imaginación. En estos relatos los cuerpos y los procesos naturales de las mujeres fueron denigrados por los poderosos tabúes religiosos y culturales. Mucho después de haber descartado un conjunto dado de mitos y creencias religiosos seguimos estando envenenadas silen¬ ciosamente por los tabúes que abarcan nuestras funciones naturales: menstruación, parto y menopausia. La ausencia de mujeres en la historia religiosa que se nos enseñó y la denigración de nuestros procesos naturales han hecho imposible que nos imaginemos a nuestras madres como Dios, a nuestras hijas como salvadoras y a nuestras abuelas como oficiantes de rituales sa¬ grados. Esta es nuestra herida más profunda: no podemos imaginar a briremos
Entra
el rostro femenino de Dios. A medida que veamos su rostro femenino nos daremos cuenta de que ya no es¬ tamos excluidas de la imagen de Dios. Ya no nos creeremos inferiores y defectuosas, ya no buscaremos la validación, la legitimidad y la sal¬ vación en los demás. Por el contrario, recurriremos a la riqueza de nuestros dones internos, iremos más allá de los tabúes para reivindi¬ car y honrar nuestros cuerpos, para redescubrir nuestro centro espiri¬ tual, para explorar las imágenes que afirman a las mujeres y reinventar creativamente los viejos mitos.
ÍAncx ot^acióm Mi deseo
la Mujer Dios en estas páginas. Que puedas ver su rostro en las imágenes. Que puedas bendecir su cuerpo en las meditaciones. Que puedas celebrar su vida en las historias. Afronta con coraje los obstáculos que te separan es
de ella.
que encuentres a
Un Dios que se parece a mí
130
Encárala sin echarte atrás. Es muy amable de contemplar. Encára¬ la sin recular. No es tu juez. Encárala sin retirarte. Te ofrece vida abundante.
Vuélvete hacia ella
con
seguridad
desde ti misma vamente en el mundo. actuar
en tu
y
determinación. Te inspirará
a
vida personal y a actuar compasi¬
(EL\>cx .La
de "Uoda Vida
La historia A medida que
el rostro de Dios cambia en nuestra experiencia, Madre, el Origen de Toda Vida. Aunque intelectualmente los mitos de la creación del Génesis pueden parecer desfasados e irrelevantes siguen influyéndonos profundamente a cada una de no¬ sotras. Según el Génesis, el libro de los principios, en la creación del mundo no estuvo presente madre alguna. Las niñas oyen hablar de un principio sin madre: fue un Dios masculino el que dio su ser al mun¬ buscamos
do
a
a
la
través de
La
una
religión de mis primeros años consideraba
ción del Génesis rir que
serie de órdenes verbales.
como una
el mito de la crea¬ verdad literal. Habría sido blasfemo suge¬
la historia era un mito elaborado por la imaginación de nues¬ antepasados hebreos. Teniendo en cuenta la naturaleza literal de las enseñanzas que recibí, la imagen de un Dios masculino que creaba el mundo a una orden suya quedó firmemente grabada en mi imagi¬ nación. Ni siquiera me di cuenta de que la madre estaba ausente. tros
Un Dios que se parece a mí
132
Eva: La Madre
Un creación sin madre ria
mujer enseñe ni domine al marido, sino que se mantenga en silencio. Porque Adán fue creado en primer lugar y Eva después; y no fue Adán el que fue engañado; fue la mujer la que cayó en el pecado. No consiento que una
Primera Podía considerarse
un
epístola
mito fantasioso
a
timoteo 2:14
transmitido
a
través del
considerarse una descripción lite¬ golpea desde el pulpito, pero en cualquier caso el mensaje del Génesis era claro: El Dios de los cielos era masculino y creó el mundo a través de su palabra. La fuerza de la madre como generadora de vida estaba erradicada efectivamente del relato de la creación ofrecido por el Génesis. De la misma forma que hemos tenido que reconocer la idolatría de Dios padre, ahora tene¬ mos que reconocer la ausencia de Dios madre. Su invisibilidad es uno de los obstáculos con los que nos enfrentamos en nuestra búsqueda de arte,
la literatura y el teatro, o podía
ral de la creación
un
con
la
la creación del mundo, el
revirtió y Eva nació de la costilla de un hombre. El relato de Adán, Eva, la costilla, la manzana y la caí¬ da es la historia más comentada en los escritos de las mujeres. Es la historia más conocida porque estaba grabada en los lienzos, en las pᬠginas de los libros de historia y en los recuerdos de nuestra infancia. La información sobre Eva que las mujeres captamos durante la infan¬
proceso
cia
es
biológico del nacimiento
se
simple y muy clara.
En mis talleres cada mujer cuerdos infantiles con la mano
escribe historias basándose no
dominante. Ésta
es una
en sus re¬
historia tí¬
de Adán. Fue creada de su costilla. Dios les comieran la fruta. La serpiente engañó a Eva que comió de la manzana, después ella sedujo a Adán, que también co¬ mió. Estaban desnudos y se vistieron. Eva fue mala y Dios la cas¬ tigó.
dijo
era
la esposa
que no
133
A partir de los escritos de las mujeres convenció efectivamente de cuál
mujeres, de las cualidades
queda claro
que esta
histo¬
lugar»
como
era «nuestro
definen la esencia de la feminidad y del que nos ha tocado en suerte por ser mujeres. Ex¬ segmentos de esta historia y de qué formas con¬ cretas ha afectado a las vidas de las mujeres, les haya sido gritada como una verdad literal por los fundamentalistas o les haya sido in¬ culcada sutilmente por su familia al verla recreada en las vidas y rela¬ ciones de sus padres. que
dolor y
sufrimiento ploraremos los tres
1. Eva
era
La
la esposa
de Adán. Fue creada
imagen grabada
de
su
costilla.
la imaginación de las mujeres es muy clara: a su imagen. Eva sólo fue algo poste¬ hombre, proporcionarle servicios sexua¬ les y mantener el jardín limpio y ordenado mientras Adán y Dios lle¬ vaban a cabo las tareas importantes de gobernar el mundo. en
Dios masculino creó a Adán rior. Tenía que acompañar al un
Estaba convencida de la inferioridad inherente de las mujeres. El mito de Adán y Eva lo había grabado firmemente en mi con¬ ciencia. La mujer
era
dada al hombre
como una
definía la frase «una ayuda adecuada propósito era ayudar y servir a los hombres. como
yo
propiedad. Así es él». Mi único
para
Ann La historia de Adán y
Eva se representaba a diario en mi casa. principio era consciente de que mi madre me estaba edu¬ cando para ser ama de casa y madre. Me proporcionó «informa¬ ciones interesantes» sobre la limpieza de la casa y sobre cómo cocinar y planchar la ropa de mi padre. Crecí sintiendo que era menos que mis hermanos. Aprendía mi papel observando a mamá. Tenía que cuidar de los hombres y estar disponible a todas las necesidades de los demás. Mi tiempo, mi energía y mi vida no eran mías. Habían de ser empleadas para servir a los demás. Se me estaba preparando para conocer a un Adán y seguir adelante con Desde el
pica: Eva
Toda Vida
nos
que se nos
Dios que se parezca a nosotras. Y no sólo la Madre estuvo ausente en
de
la noble tradición.
susan
Un Dios que se parece a
134
mí
Eva: La Madre
moralmente débil
era
y
más susceptible
a
135
ella era la causa de mi dolor. Estaba siendo castigada hija. El dolor y la presión del parto debía recordamos a todas que somos hijas de Eva. por ser su
susan
las tentaciones del
el hombre. Fue la primera en caer en la tentación, violó la ley de Dios y sedujo al hombre. Su sexualidad causó la caída de la hu¬ diablo que
De niña estaba segura de que el pecado de Eva tenía algo que la curiosidad. Las mujeres somos curiosas y la curiosidad mató al gato. Las mujeres curiosas ver con
manidad.
que
Estaba convencida de que de
Toda Vida
tico creía que
dijo que no comieran la fruta. La serpiente engañó a Eva, que comió de todos modos. Después sedujo a Adán y él también comió. Estaban desnudos y se pusieron ropa.
2. Dios les
Eva
de
Eva
era
imperfecta. Era portadora
algún fallo fundamental que hizo que su
ble. Su comportamiento lidad de las mujeres.
querían saber
cosas
«caída» fuera inevita¬
prueba la inferioridad natural y la volubi¬
Irene
jen
mal. Ella simbolizaba que las mujeres algo corrupto muy dentro de sí. Las mujeres eran corruptoras, manipuladoras y tentadoras. Eva era tan mala que persuadió al hom¬ bre más honesto y le hizo pecar. Empleó su sexualidad para seducir¬ le y destruirle. Su cuerpo y su belleza eran tentadores y negativos. Eva
era
mala. Hizo algo
tienen
Irene
Imagínate sentada Añade tu historia ♦
círculo
en un
a
era
mala y Dios
♦
las mujeres les toca en suerte en la vida es el dolor y el sufriendo el impacto del provocativo acto de Eva y su doble castigo: tenemos que ser sumisas a los hombres y parir con dolor. Así, la vergüenza y la culpa de Eva pasa a todas las mujeres. Lo que a
sufrimiento. Seguimos
¿Habías notado la
ausencia de la Madre
Reflexiona sobre la relación
cipio a fin
para
la mujer.
♦
na
sobre
sentía dolor al dar a luz, maldecía a Eva por su pecado. A nivel primario y más allá de cualquier recuerdo eclesiás¬ Cada
vez
que
en
Irene.
el relato de la
entre tu madre y
tus
con
los
con
el mito? ¿Son Adán
hombres,
convicciones
a
tu padre.
sean
la esposa de Adán. Fue creada de
era
y
resultas de este mito:
«Dios les
su
costilla.»
dijo que no comieran de la fruta. La serpiente en¬ Eva, que comió de todas formas. Después ella sedujo a Adán que también comió. Estaban desnudos y gañó
se
jen
e
Eva? hermanos, padre, amante, esposo, jefe, compañero de trabajo o líder reli¬ gioso, ¿tienen algún parecido con el mito? Usa las afirmaciones siguientes para empezar y reflexio¬ Tus relaciones
«Eva
Estaba convencida de que el castigo de la mujer se extendía a toda su vida. Tenía que ser gobernada por el hombre. Y según todo lo que veía a mi alrededor, esta relación era dolorosa de prin¬
Ann, Susan, Jen
creación?
♦
la castigó.
con
las suyas.
¿Tiene algún parecido
3. Eva
fueron
expulsadas del paraíso, fueron convertidas en estatuas de sal por los iracundos dioses masculinos fueron sentenciadas a y vidas de dolor y trabajo duro en los campos y en el parto. Y todo ello por¬ que Eva había sido curiosa.
«Eva
a
pusieron ropa.»
era
mala y Dios la castigó.»
Un Dios que se parece a m!
136
Eva: La Madre
Nuestras
heridas
primer paso de nuestra curación es dar voz a las experiencias pasado personal y religioso que nos convencieron de la fal¬ ta de importancia de nuestras madres en la estructura de las cosas y de nuestro pecado original. En compañía de mujeres valientes reco¬ noceremos las heridas de la niña nacida en un mundo que prefiere a los hombres y adora a un Dios masculino. nuestro
El exilio de la Madre Todos mis amigos eran sas
chicos porque eran listos y hacían no hacían cosas valiosas.
co¬
importantes. Las mujeres
Hallie De la misma forma que
la Madre
estuvo
apartada de la historia de la
mundo, muchas de nosotras nos hemos apartado de madres. En un mundo centrado en el padre se valora la sepa¬
creación del nuestras
ración de la madre y se denigra el hogar, que acaba siendo dejado atrás. Nuestras madres han sido entrenadas para ser expertas cuida¬
doras y «ayudantes» de sus hombres. Les vemos ignorar su propia creatividad e intereses vocacionales, dejar de lado sus propios proyec¬ tos y
sueños
y posponer sus
estudios
para
financiar los sueños de los
demás con su sangre, sudor y lágrimas. A medida que observábamos la vida de nuestra madre éramos capaces de ir muy lejos para apartar¬
de ella.
Siguiendo a nuestro padre, algunas salimos de casa. Crear hogar, tener y alimentar niños no se consideraban tareas importan¬ tes, pero dejar nuestra marca en el mundo del padre sí que lo era. Esto me recuerda un dibujo animado de una niña que está junto a su madre al lado de la lavadora. En un momento de inspiración, dice: «¡Quieres decir que no te pagan por esto!» A papá le pagan, a mamá no. Muchas de las que crecimos en la década de los sesenta y de los setenta estábamos determinadas a que se nos pagase por lo que hicié¬ ramos. Pospusimos o eliminamos la opción de la familia y emprendi¬ mos carreras profesionales que nada podría detener. Nuestra elección parecía tener mucho sentido, ya que el padre del Génesis tenía mu¬ nos un
Toda Vida
137
cho
El
de
de
poder: ordenó la creación del mundo y fue el iniciador de la vida. imagen de la madre estaba ausente y la madre que sí estaba pre¬ sente en la historia —Eva— no era valorada. Trajo el pecado y la La
al mundo. Muchas de nosotras
muerte
de
nosotras.
nos
hemos separado de lo femenino dentro
Hemos creído necesario ignorar nuestros sueños, intui¬
ciones, sentimientos
y ternura para
conseguir un lugar en un mundo las cualidades femeninas obstaculi¬ zan nuestro éxito, por eso trabajamos duro para erradicarlas y adop¬ tar características masculinas. Ahora nos encontramos compitiendo con los hombres en su juego y adaptándonos a sus valores y criterios. Una mujer escribió muy orgullosa: «Hice un test que se estaba pasando por la oficina. Había sido publicado en una revista de hom¬ bres y trataba de puntuar la propia masculinidad, el machismo y la agresividad. "¿Cómo tienes de grandes las pelotas?", preguntaba. To¬ dos los empleados de la oficina lo estaban haciendo y un listillo me lo pasó. Puedes imaginarte el resultado. Conseguí la máxima puntua¬ ción de toda la oficina. Tenía más "pelotas" que nadie y siempre he estado orgullosa de ello.» ¿A qué costo para sí misma, cabe pregun¬ tarse, alcanzó semejante puntuación? de hombres. Consideramos que
El exilio de la Madre
dades
y
mismas,
nos
dones femeninos. por eso
vidas
ha llevado
En esencia
muchas de
a
nos
nosotras nos
devaluar nuestras sensibili¬ hemos exilado de nosotras damos cuenta de que nues¬
han vuelto ingobernables. Estamos plagadas de compor¬ tamientos ineficaces que no favorecen la calidad de vida que desea¬ tras
se
La
imposibilidad de vivir con tales comportamientos es lo que a las mujeres a las terapias, a las comunidades de recu¬ peración y a los círculos de mujeres. De los comportamientos inefica¬ ces que nombramos a continuación, ¿hay alguno que te sea familiar? mos.
está llevando
Nunca cedemos tido
en
pulso y siempre Nos negamos timidad tamos
Somos
la
búsqueda de la perfección. Nos hemos conver¬ mujeres de acción y conseguidoras: seguimos nuestro im¬ en
estamos en movimiento.
nos
relaciones
implicadas por miedo a que la in¬ distraiga del camino elegido y el resultado es que es¬
a mantener
divididas dentro de
incapaces de pedir lo
nosotras.
que
necesitamos. Pedir
ayuda
es
propio
Un Dios que se parece a
138
m1
Eva: La Madre
El
de las madres, hacer las cosas por sí mismo es propio de los pa¬ dres. Para no parecer necesitadas como nuestras madres preferi¬ mos hacer las cosas por nosotras mismas. Vemos
a
mos
las demás mujeres como fiarnos.
competidoras de las
que no
era
un exceso
de
pode¬
admonición
demasiado sutil de elegir no quedarse embarazada y, si de alguna manera una se quedaba em¬ barazada, debía elegir abortar. La menstruación había de ser sufri¬ da con un mínimo de alteraciones, como para no ceder a la noción de que las mujeres, de alguna manera, éramos menos robustas y estábamos más incapacitadas emocional y físicamente que los
a nuestras
una
no
hombres.
Hallie
a casa.
Sentadas
en
círculo, las mujeres comparten la verdad de sus vi¬ una en una desde el silencio de toda una vida:
das. Van hablando de
mi madre sentía por sí misma pasó directa¬ mí, por eso ahora siento su vergüenza. Nunca parecía amarse, respetarse o sentirse orgullosa de sí misma. Dedicaba todo su tiempo a dar y a ayudar a los demás, cosa que me ponía furiosa. ¿Por qué no se ayudaba a sí misma? Mi enfado con su actitud me impide ser como ella y también me impide sentirme en paz. La
vergüenza
que
Imagínate sentada Añade tu historia ♦
mente a
Sandi
Nacer
en un
mundo
que
prefiere a los chicos disparó mi per¬ primer objetivo en la vida ha sido ganarles. Me sentía impulsada a pro¬
feccionismo. Durante años mi
competir
con
los hombres
y
bar que era «tan buena como» un hombre. Sólo me parecían va¬ liosos el trabajo y los logros profesionales. No quería parecerme a
de la familia. Ella era ama de casa; por eso creía que si yo conseguía el éxito profesional quizá no se¬ ría como ella. Ignoraba mi propia voz y mi propio sentido de lo que me haría feliz. Quería que se me tomase en serio, por eso juga¬ ba con las reglas de los hombres. mi
objetivo de las primeras acciones del movimiento feminista borrar nuestro papel de creadoras de la vida. Quería¬
negar y
madres incluía
peso
de los mitos
vuelta
139
iguales a los hombres. Si reconocíamos las diferencias bio¬ lógicas esenciales entre los sexos éramos políticamente incorrec¬ tas. Creo que la retórica de la elección en torno al embarazo y a ser
madres desde la distancia y las vemos prisioneras sociales; siguen limitando sus vidas y erradicando sus sueños, y nos sentimos críticas y enfadadas. Cuando miran nues¬ tras vidas desde la misma distancia sienten resentimiento y celos de nuestra aparente libertad. No podemos encontrar el camino de
Miramos
Toda Vida
mos ser
corporal o vestimos ropa masculina para no ser identificadas como mujeres ornamentales y frivolas.
Mantenemos
de
círculo
♦
♦
♦
y
Karen.
dirigían las preguntas
a
los
¿Qué sacrificios hacía tu madre para cumplir con su pa¬ pel nutricio y de ama de casa? ¿Puedes recordar un incidente, un momento de ilumina¬ ción, en el que tomaste conciencia de que el valor de tu ma¬ dre en el mundo era menor que el de tu padre? A medida que observabas la vida y el trabajo de tu madre, ¿qué sentías respecto a tu propio futuro y a tu trabajo? Describe tu relación con tu madre. ¿Emulabas a tu madre o
♦
Hallie, Sandi
¿Giraban las conversaciones de tu hogar en torno a las actividades de tus padres? ¿Qué intereses predominaban los grupos mixtos? ¿Se hombres o a las mujeres?
♦
con
las suyas.
en
madre, la primera alcohólica
Karen S.
en un
a
te
rebelabas
contra sus
elecciones?
¿Has exiliado a la madre nutricia de tu interior? ¿A qué comportamientos ineficaces te ha llevado esta actitud?
Un Dios que se parece a mI
140
Pecado
Eva: La Madre
original En
mente
iniquidad fui llevado
a nacer y
mi madre
me
concibió
en
hemos descubierto, el
lenguaje, la imaginería y las histo¬ religiosos son muy poderosos y ejercen un influencia duradera en nuestras vidas. A través de sus palabras e historias la religión nos in¬ culcó la vergüenza y la culpabilidad. Según una de las interpretacio¬ nes de la historia del Génesis, Dios creó un mundo perfecto. A conti¬ nuación nuestros primeros padres le desobedecieron —instigados por Eva— y el paraíso se perdió. Los hijos de Adán y Eva, tú y yo, na¬ cemos con un Pecado Original. Tenemos un fallo irrevocable antes de haber emprendido ninguna acción consciente por nuestra parte, me¬ ramente por el hecho de haber nacido. Por mucho que intentemos hacer las cosas bien, es una tarea imposible. Somos pecadores en esencia y necesitamos un salvador. Aunque el Pecado Original es una idea vergonzosa para todos los niños, conlleva un estigma especial para las niñas porque se nos dice claramente que fue Eva, y no Adán, la que tomó el primer bocado de la manzana prohibida. Eva aparece una y otra vez en los escritos de las mujeres, recordándonos que nosotras tenemos la culpa de los pe¬ cados de la humanidad. Erin describe esta imponente sensación de res¬ ponsabilidad: «Me sentía castigada, pero mi único crimen era el de haber nacido. De niña sentía mi pecado y por eso me rechazaba. No me gustaba la sensación de mi piel, no me gustaba estar dentro de mi cuerpo. La imagen de Eva mordiendo la manzana me dejaba muy avergonzada. De niña me sentía responsable de todo lo negativo y de¬ pendía de mí el mejorarlo.» Los primeros padres de la Iglesia estarían orgullosos de nosotras, aprendimos sus lecciones muy bien. Tertuliano fue una poderosa in¬ fluencia en la Iglesia del siglo II. En su ensayo Sobre el atavío femenino se dirigió a las mujeres en los siguientes términos: como
Y
no
sabéis que
[cada una de vosotras] sois una Eva. La sentencia perdura hasta el día de hoy: necesaria¬
de Dios [sobre vuestro sexo]
141
culpa debe haber perdurado también. Sois la puerta del dia¬
diablo no es lo suficientemente valiente para atacar. Destruísteis muy fácilmente la imagen de Dios, el hombre. Por culpa de vuestro aban¬ dono —es decir, de la muerte— tuvo que morir el hijo de Dios'.
Salmo 51:7 Tal
Toda Vida
blo; sois las que rompéis el sello del árbol prohibido; sois las primeras en abandonar la ley divina; sois la que persuadió al hombre de que el
pecado.
rias
la
de
Eva fue exiliada del
jardín y ha sufrido la vergüenza de su acto «pecador» a lo largo de toda la historia religiosa. Desde la más tierna edad a sus hijas se les enseña que lo que fluye natural y espontánea¬ mente de su interior es malo, equivocado y castigable. Crecemos pre¬ guntándonos: «¿Qué es lo que está mal en mí?» Esta pregunta marca nuestra vida mientras buscamos por todas partes a alguien que nos dé una respuesta, alguien que nos dé la comprensión mágica, el trata¬ miento, la cura. Hemos aprendido una forma de relacionarnos con nosotras mismas y con el mundo que está basada en la vergüenza. Por tanto, nuestra tendencia natural es la de sentirnos inadecuadas: haga¬ mos lo que hagamos nunca somos lo suficientemente buenas. Con el tiempo interiorizamos la vergüenza de nuestra infancia. Nos ponemos en el rincón, donde solían castigarnos los profesores. Nos exiliamos del jardín de la vida, tal como nos hizo Dios. Elaboramos nuestras propias respuestas avergonzadas ante la pregunta «¿Qué hay de malo
mí?» Cada respuesta se
convierte en otro hilo del velo de la vergüenza que nos separa de la comunidad humana. Observamos la vida desde la distancia, temiendo ser descubiertas y quedar expuestas. El concepto de Pecado Original está ausente en la comprensión judía del mito del Génesis2. Sus implicaciones vergonzosas, sin em¬ bargo, fueron susurradas con suficiente fuerza en la cultura, leyendas y folclore judíos para ser escuchados por las mujeres3. Todas las muje¬ res tenemos grabada una profunda sensación de ser defectuosas y de tener que expiar el pecado de Eva. 1
ture
en
Tertuliano,
en
The Ante-Nicene Fathers, vol. 4 (Buffalo: The Christian Litera-
Publishing Company), p. 14. 2 Herbert Haag, Is Original Sin in Scripture? (Nueva York: Sheed and Ward,
1969), 3
p.
19.
Louis
Ginzberg, The Legends of the ]ews, vol. 3 (Filadelfia: Jewish Publication Society of America, 1909), 1:67: La mujer cubre su pelo en señal de haber traído el pecado al mundo; trata de esconder su vergüenza. Y las mujeres preceden a los hombres en el cortejo fúnebre porque fue la mujer quien trajo el pecado al mundo.
142
Un Dios que se parece a mí
Eva: La Madre
A medida que
leas las historias siguientes reflexiona sobre las imágenes, palabras y mitos empleados por la religión tradicional para convencerte de tu defecto original y depositar la vergüenza en tu co¬ razón. Aunque puedes haber descartado la noción de pecado original como pasada de moda e irrelevante, estas historias de mujeres te ha¬ rán tomar conciencia de lo profundamente que te ha afectado este sentido del pecado. Sentadas en círculo, las mujeres comparten la verdad de das. Una a una van hablando de la vergüenza que han sentido te toda su vida: El Dios católico de mi infancia
Toda Vida
143
nal, tiendo a pensar en mis imperfecciones y en qué lugares necesi¬ to mejorar. Me siento irredenta. Muchas de mis inseguridades se originan en la creencia infantil de que necesito redimirme del Pe¬ cado
Original. Annette
Cuando tenía siete años,
un profesor protestante de la escuela parroquial preguntó: «¿Quién reza de esta clase?» Todas levanta¬ ron la mano menos yo. De niña pensaba que la honestidad era muy importante, y como no rezaba, no levanté la mano. No rezaba porque no tenía fe. Quería creer y me esforzaba por entenderlo todo, pero no podía conseguirlo. Me preguntaba cómo era que los demás lo conseguían tan fácilmente. Bien, dijo el profesor, «rece¬ mos por el negro corazón de Joyce». Me sentí tan avergonzada. No podía imaginar cómo a una edad tan temprana podía tener un corazón negro, por eso empecé a hacer un seguimiento detallado de mi propia persona. Me preguntaba: «¿Va esto a hacer que mi corazón se ponga negro? ¿Se oscurece todo de una vez o se va os¬ cureciendo por parcelas?» Estas eran las preguntas que llevaba en
vi¬ duran¬ sus
Dios
condenador, yo siempre le decepcionaba, y estaba increíblemente alejado. Dios era mi padre. Era dominante, crítico, rígido, admonitorio, iracun¬ do y tenso. Era borracho, sentimental, crítico y débil. También era amoroso, cosa que me confundía. Estábamos aprisionadas por su ira. Yo era una payasita en su mesa tratando de sofocar el hervor de su ira. El rostro de Dios que internalicé era el de un padre enfa¬ dado y decepcionado al que nunca podía animar ni agradar. era un
de
mi corazón de niña.
colleen El «Día de la expiación»,
tal
como se
practicaba
en
Joyce
mi familia
de origen, me proporcionó imágenes y palabras que en mi infancia asocié con la vergüenza y la culpa. Nunca entendí qué pecados te¬
Imagínate sentada en un círculo con Colleen, Hallie, Joyce. Añade tu historia a las suyas.
Annette y
níamos que
expiar, excepto el más serio de todos, el de romper el dice: «Honrarás a tu padre y a tu madre.» Como preadolescente, mi ira y frustración hacia mis padres amenazaba con aflorar, pero la contenía por miedo a que romper el manda¬ miento. Todos los niños deben ser culpables de este pecado. mandamiento que
♦
♦
Cada
iba a confesarme no podía recordar si había pe¬ pasada, por eso me inventaba pecados y los multi¬ plicaba en el confesionario por si me había dejado alguno. La con¬ fesión me hizo sentir que había algo intrínsecamente malo en mí. De adulta, cuando pienso en mi vida y en mi crecimiento perso¬ vez
que
semana
religión basada en la vergüenza es la que acentúa defectos e insuficiencias. ¿Fue ésta la experiencia que viviste en la iglesia de tu infancia? ¿Afec¬ tó esta perspectiva basada en la vergüenza a tu actitud hacia ti misma?
Hallie
cado la
Una
nuestros errores,
Una existencia basada
en la vergüenza es aquella en la tendencia natural es la de sentirnos inade¬ cuadas, hagamos lo que hagamos no somos lo suficiente¬ mente buenas. ¿Es ésta tu experiencia de adulta? ¿Cómo te afecta la perspectiva basada en la vergüenza en tu vida
que nuestra
diaria?
144
Un Dios que se parece a mi
f Como adulta, qué pregunta te resulta más fácil de responderá «¿Qué «¿Qué
es es
lo que está mal/equivocado respecto a mí?» o lo que está bien/acertado respecto a mí?» ¿Qué
lista sería más fácil de elaborar: los defectos de
tu
carácter
una
o una
lista de tus fallos y
lista de tus comporta¬
mientos que
afirman la vida? búsqueda que has realizado para averiguar lo que está mal en ti. ¿Qué libros has leído? Haz una lista de los terapeutas, gurus y expertos que has consultado. ¿Qué respuestas recibieron tus preguntas? ¿Qué com¬ prensiones, tratamientos y curas has probado? Cuenta el tiempo y el dinero que has dedicado a dicha búsqueda.
Describe la
Nuestra curación:
el rostro femenino de
Dios
El primer paso de nuestra curación es dar voz a las experiencias infantiles que nos convencieron de la falta de importancia de nuestra
madre
y
mente
las
de nuestro Pecado Original. Ahora reclamaremos valiente¬ imágenes e historias que afirman a la mujer procedentes del principio mismo, de los tiempos cuando Dios era mujer. Reinventaremos creativamente los viejos mitos y desarrollaremos nuevas medita¬ ciones y rituales. A medida que nos sumergimos en estos recursos transformadores, reivindicaremos a la Madre de Toda Vida y en su presencia recuperaremos nuestra Bondad Original.
Dioses masculinos en el cielo, todos tendremos gobernantes masculinos en la tierra. Pero cuando se re¬ vela la madre celestial y se le busca tan libre y confiadamente como al Padre Celestial, entonces las mujeres encuentran su pro¬ pia esfera de acción. Antoinette Doolittle, 18724 4
Citado
en
p.
Linda Mercadante, Gender, Doctrine and God (Nashville:
13.
Abing-
Toda Vida
145
cultura ha creado mitos e historias para explicar y principios. Aunque en cierto sentido los mitos son narraciones que quedan fuera del tiempo histórico, están influidos por los valores de la comunidad que los inventa. Los valores de las primeras comunidades hebreas, profundamente dominadas por los hombres, influyeron en los mitos que se fueron creando imaginativa¬ mente para responder a sus preguntas sobre el origen de la vida. Sin embargo, existen pruebas de que los mitos de la creación contenidos en el Génesis no eran un intento benigno de a responder estas pre¬ guntas sino más bien la reversión intencionada de los antiguos mitos de la creación que estaban orientados hacia lo femenino5. En los relatos de la creación que nos fueron legados por nuestros primeros antepasados, el cosmos y sus habitantes, tanto humanos como divinos, habían nacido de la Gran Madre. Todos se gestaban dentro de su cuerpo y emergían cuando les llegaba el momento6. Los constructores de mitos hebreos retorcieron estas historias en las que y
la Madre había estado muy presente en el nacimiento del mundo y propusieron una creación «de la nada».
Reemplazaron a la Diosa por Dios masculino que creó el mundo a través de varias órdenes ver¬ bales. No sólo había una creación carente de madre, sino que cuando los fragmentos de imágenes femeninas de los mitos anteriores se abrían camino hasta las historias del Génesis eran malinterpretados para cortar toda conexión con las mujeres. un
En la
antigua Mesopotamia se creía que la Diosa hizo a la huma¬ nidad de la arcilla y le infundió el flujo de la vida con su propia sangre menstrual. En el verso: «Entonces Dios formó a un hombre del polvo del suelo» podemos vislumbrar un rasgo de estos tiempos anteriores. Sin suelo
Mientras todos tengamos
de
Cada pueblo dar sentido a sus
embargo, los
Recuperar a la Madre Original
don, 1990),
Eva: La Madre
como
escritores religiosos posteriores eligieron traducir
«arcilla roja»
lugar de darle su interpretación femenina esta traducción imprecisa reside una profunda negación de la mujer y de su íntima participación en el que es más
en
precisa: «arcilla sangrienta». En
origen de la vida7.
5
Véase M. Stone, When God Was a Woman, pp. 219-223; John A. Phillips, Eve: The History ofan Idea (San Francisco: and Row, 1984). Harper 6 Rosemary Radford Reuther, WomanGuides (Boston: Beacon Press, 1985), pᬠginas 38, 62; Marija Gimbutas, The Civilization the Goddess of (San Francisco: Har¬ per and Row, 1991), p. 223. 7 B.G. Walker, The Woman's Encyclopedia of Myths
andSecrets,
p.
685.
Un Dios que se parece a mí
146
la Diosa como Madre Útero y a lo masculino y a lo femenino por parejas. En el Génesis 1 existen alusiones a este relato, pero los escribas cambiaron él por ella. Él reemplazó a la Diosa. Este cambio de pronombres indica un cambio en la estructura del poder y un re¬ Las escrituras asirías
se
referían
a
Creadora del Destino. La diosa creaba
chazo de lo femenino.
Del Génesis 1:27:
De las escrituras asirías: «La
Madre-Útero, la Creadora
«Y Dios creó al hombre propia imagen;
del destino, en
En
ella los completaba. pares ella los completaba
pares
imagen de Dios él lo creó; ante sí.»8 macho y hembra él los creó.» a
dirige las siguientes palabras al pueblo de Israel: «Abandonaste la Roca que te engendró y has olvida¬ do al Dios que te formó.» En hebreo la palabra engendrar hace refe¬ rencia al hecho de parir una mujer, una imagen exclusivamente femeni¬ na. En ciertas traducciones este verso se traduce con más precisión de la siguiente forma: «Descuidaste la Roca que te engendró. Y olvidaste al Dios que te dio a luz» (Nueva Biblia Inglesa). En otras traduccio¬ nes, el verso se lee: «...Y olvidaste al Dios que fue tu padre» (La Biblia de Jerusalén). Esta elección es imprecisa y oscurece las cualidades fe¬ a
Nos
de
Toda Vida
remontamos a
cuando mamos
cuando
147
sus
templos
eran
superabundantes;
lo divino9.
Un encuentro con Eva: la Madre Original10
Imagina por un momento que las cosas no ocurrieran de la forma que te las contaron en la escuela parroquial, en la clase de catecismo o en la escuela hebrea. Imagina que Eva estuviese caminando entre no¬ sotros. Escúchala, en las profundidades de tu imaginación, contando su historia y reclamando su gloria anterior: Soy Eva, la Madre de Todo lo Vivo, la culminación de la creación. Mantengo y nutro la vida dentro de mí. Cuando llega el momento, empujo y expulso la vida de mí. Y aquello a lo que doy nacimiento es bueno, es muy bueno. Honrad todo lo que ha sido menospreciado. Recibid todo lo que ha sido desechado.
Antiguamente yo
era
conocida
en
todo el mundo
dre de Todo lo Vivo. Los más sabios de entre
como
la Ma¬
siempre me habéis honrado en vuestros mitos sobre los principios. He sido lla¬ mada por muchos nombres: La Fértil Que Da Nacimiento a Todas Las Cosas, La Gran Madre, La Madre Que Da La Ley, La Que Hace Nacer, La Que Da a Luz a Los Dioses, La Reina del Cielo, La Verdadera Soberana, La Madre del Mundo, La Reina de las Estrellas. Me llamaban Innana en Ur; Ishtar en Babilonia; Astarte en Fenicia; Isis en Egipto; Madre Útero en Asiría y Cerridwen en¬ vosotros
los Celtas. Fui adorada durante muchos siglos antes de que el Dios de los hebreos fuera imaginado y traído al ser. Como los hombres se sen¬ tían amenazados por mi poder y por mi participación íntima en los orígenes de la vida incorporaron mis historias en sus mitologías tre
Reivindicamos otros
a
la Madre de Todo lo Vivo diciendo la verdad de
tiempos, de los tiempos en los que Dios se parecía a nosotras.
8
Erich Neumann, The Great Mother (Princeton, N.J.: Princeton Univesity Press, 1974), pp. 135-136; Elaine Pagels, The Gnostic Gospels (Nueva York: Vintage Books, 1979), p. 56. 9
The United Methodist Church, Words That Hurt, Graded Press, 1985), p. 9. 10
más
a
Un encuentro fondo:
con
Eva: La Madre
Words That Heal (Nashville:
Original. Material
para
explorar el
E.
Pagels, The Gnostic Gospels, pp. 53, 57-58. J. Phillips, Eve: The History of an Idea, p. 3. B.
Walker, The Woman's Encyclopedia ofMyths andSecrets, pp. 288-291.
a
honraban sus escritos y se adoraban sus símbolos. ¡Recla¬ la historia de la mujer desde el principio mismo! se
a su
En el Deuteronomio 32:18 Moisés
meninas atribuidas
Eva: La Madre
tema
distorsionando la verdad. Mi poder reconocibles
en
y
gloria originales
las historias que escucháis sobre mí
apenas son
iglesias, si¬ los hogares de vuestra infancia. La imagen de un Dios padre que ordenaba la existencia del mundo está fuertemen¬ te fijada en vuestra imaginación. ¿Notasteis alguna vez la ausencia en
nagogas y en
de la Madre? De acuerdo al mito del
Génesis,
costilla, según dicen. Me indigna
nací del hombre; de su distorsión de la verdad.
yo
esta
Un Dios que se parece a
148
m1
¿Quién de entre vosotros no fue alimentado en mi útero? ¿Quién de entre vosotros ha olvidado la fuente de su vida? Jehová ignora¬ ba a su Madre. En su locura dijo: «Soy Dios. No hay otro dios más que yo.» Su arrogancia siempre me ha molestado. Como Madre de Todo lo Vivo existo antes que todas las cosas. Todo lo que es procede de mi cuerpo. Cada madre que tiene un hijo es una encarnación mía. En su embarazo mantiene y sustenta
el parto la expulsa. Es una mujer, fuerte y poderosa. Ella es la Madre de Todo lo Vivo. Me indigna que el cuerpo bueno y fuerte de las mujeres, que contiene todo lo necesa¬ rio para la vida, y el cuerpo de la Madre Tierra, que recibe en sí to¬ das las cosas buenas, sean objetos de disgusto y de miedo que de¬ ban ser controlados y dominados según la historia del Génesis. En el principio mismo la Madre era. El primer día di nacimiento a la luz y a la oscuridad. Bailaron
la vida dentro de sí y en
Eva: La Madre
Oh, sí,
se
rezaba
entró
en
segundo día di
día di
cuarto
a
luz a la tierra y al agua. Se tocaron. luz a las plantas. Se enraizaron y respiraron a
a
luz
a
las criaturas de la tierra, del
cielo. Caminaron, nadaron y volaron. El quinto día, mi creación aprendió
por
¡Enfadaos! Los prisioneros
sexto
El
séptimo día dejé espacio
para
del
equilibrio y cooperación. cosas
vivas.
que
estaban
en vuestro
Gritad
vuestras
historias. Yo
doy la
os
voz.
No más vergüenza, no más miedo, no más silencio. Llenad el espacio con vuestro poder y vuestras historias. camináis solidariamente
entre vosotras
Madre, liberaré Tu dolor
tu voz para que
grites la
pena
de toda
buena. Es
es
Juntas hablaremos y sanaremos el dolor de toda
menospreciado. desechado. muy buena.
tos,
Permite que tu familiaridad conmigo transforme la visión que tienes de tu madre. Es su silencio lo que se ha convertido en tu
despertar; su prisión en tu libertad. Ella es tu salvadora. Sus gemidos silenciosos que piden la liberación de los viejos mitos limitantes se elevan en ti y te dan fuerza para elegir la libertad. Juntas habláis del dolor y de la sanamiedo
ción de toda
en tu
una
coraje;
su
sueño
de la
vida.
una
vida.
nosotras y
mismo. Abrazadla vuestra
Sentadas
en
antiguos mi¬
de entre nosotras. Ella ha de volver para
en vosotras.
sus
Honradla
historias desde el principio entre vosotras.
Encarnadla
vida.
círculo, las mujeres reivindican
a
la Madre original:
en tu
vida.
rezaron y trabajaron den¬ iglesia durante años, pero nunca llegaron a curar sus heridas.
Muchas de vuestras madres caminaron, tro
de dentro de
la salvación del mundo. Reivindicad en
voz; su
una
mío, mi voz es tuya. mío, mi curación es tuya.
es
La Madre de Todo lo Vivo ha estado exiliada de los
es
con vues¬
madres, aunque a cierta distancia. Habladles de vuestro com¬ promiso a través de la distancia nacida del enfado y del amor: tras
lo desconocido.
Honrad todo lo que ha sido Recibid todo lo que ha sido La Madre
vientre han
sido liberados.
Tu silencio
día celebré la creatividad de todas las
El
mar y
149
contacto con
Las sabias de
El tercer día di hondo. El
Toda Vida
ellas y se les exhortaba con sermones, pero nun¬ el dolor de su vida. ¿Cómo podrían llegar hasta su dolor las palabras de un Dios masculino? ¿Cómo podía con¬ fortar a tu madre un Dios masculino que le enseñaba a amar, honrar y obedecer al hombre por muy abusivas que fueran su presencia o su ausencia? ¿De qué le servía un Dios masculino que le hacía tragarse su ira y aprisionar sus protestas en su vientre? Yo camino entre vuestras madres. Y les digo: ca se
juntas. El
de
Reivindicamos sus historias desde el principio mismo: He descubierto
antiguas civilizaciones
que
honraban
a
la
Gran Madre y que consideraban sagrado el cuerpo de la mujer. Estos pueblos estaban conectados con la Madre Tierra. Anhelo una
madre nutricia
y amorosa,
la madre
que nunca tuve
cuando
Un Dios que se parece a mí
150
cure las heridas infligidas a la profundas heridas que tengo dentro de mí. Quizá satisfaga mis necesidades más profundas, necesidades que no había reconocido en mi viaje por el mundo del Padre, necesi¬ dades que había descuidado en mi búsqueda de éxitos mundanos. era
Eva: La Madre
Toda Vida
como
las
Imagínate sentada
a
la Madre dentro de
los que nuestra
Madre cogía la man¬ los momentos en los que recordaba su gloria anterior y se negaba a
obedecer. Honramos
momentos
en
la Madre
a
♦
♦
en
se
tu
En todas las tradiciones han existido mitos alternativos
la visión
una
que me permitió ser libre de la Iglesia. espiritualidad propia, su perspectiva básica de la vida afirmaba a las mujeres. Esto le llevó a sospechar profundamen¬ te de la Iglesia y de sus sacerdotes. Se sentía resentida con la visión del matrimonio y el cuidado de los niños que tenía la Iglesia. Rechazaba los estereotipos femeninos que se le trataban de inculcar. Era una mu¬ jer muy sensual y se sentía oprimida por la rigidez eclesiástica. Su independencia de la influencia de la Iglesia me permitió to¬ mármelo todo: misa, catecismo, sacerdotes, monjas, mi padre en su aspecto religioso y a Dios mismo, con cierta distancia. Aunque hicimos todos los movimientos para evitar la ira de mi padre, esta¬ ba claro que ella no se tragaba lo que decía la Iglesia y yo tampoco tenía que hacerlo. Mamá, gracias por esto.
Aunque
no
a
mi
tenía
madre,
una
colleen
que
a
creación simultánea del hombre y
de la interconexión de todas las
serie de historias En honor
afirma
las mujeres. Existen de la mujer, mitos de creadores masculinos y femeninos, y mi¬ historias de
tos
entre nosotras:
Karen Hv Karen S. y
convirtió el silencio de tu madre en tu voz; su mie¬ coraje; su sueño en tu despertar; su prisión en tu li¬ bertad? ¿Cómo sentiste sus gemidos silenciosos que pedían liberación y cómo te dieron fuerza para elegir la libertad? Aunque prisionera del mito hebreo, Eva recordó su gloria anterior cuando cogió la manzana. Recuerda los mo¬ mentos en que tu madre cogió la manzana, los momen¬ tos en que recordaba su gloria anterior y se negaba a obedecer. Imagina que tu madre se hubiese liberado de los mitos que tenían atrapados su corazón y su vida. ¿Qué podría haber hecho en la vida?
¿Cómo
que apoyan
Recordamos los
con
las suyas.
♦
Mientras
Karen S.
a
¿Cuál ha sido tu reacción a la reelaboración de la historia del Génesis? ¿Te ha gustado? ¿Te ha problematizado? ¿Te ha parecido herética, blasfema o curativa? do
trabajaba para ser reconocida en el mundo externo las necesidades femeninas de crear y nutrir, y de ex¬ perimentar la intimidad en mis interacciones con la gente. Me en¬ tristece mi propia complicidad en purgar lo femenino de mi vida. Mi familia y la sociedad fueron muy eficaces a la hora de persua¬ dirme para que ignorase partes esenciales de mí. Hasta que no es¬ tuve dos años en recuperación ni se me había pasado por la cabe¬ za la idea de tener hijos algún día.
círculo
♦
nosotras:
estaba ciega a
en un
Colleen. Añade tu historia
Karen H.
zana,
151
Quizá la Gran Madre
niña.
Tierra así
Abrazamos
de
cosas
vivas. Crea
una
imágenes o en palabras para explicar de todas las cosas. Reflexiona sobre el im¬ pacto que tendría cada historia en el desarrollo de la vida de las mujeres. Experimenta con diversos Creadores: La Gran Madre, Madre-Padre Dios, un Creador masculino único, una Creadora femenina única, un Útero Cósmico. en
el principio
Reclamar
nuestra
Bondad
Original
La Madre de Todo lo Vivo vio todo lo que era
muy
«Un A medida que nos peramos
había dado
a
luz
y
bueno. encuentro con
Eva»
sumergimos en los mitos de la madre recu¬ las antiguas creencias que afirman a la mujer y que propo-
Un Dios que se parece a mí
152
toda la creación es buena; que somos seres originalmente benditos, no malditos; y que hay fuerza, bondad y creatividad den¬ nen
tro
que
de cada
uno
miento que se
de
nosotros.
Estos
son nuestros
derechos de naci¬
consideran regalos de la vida. Encontramos esta rica
herencia en todas las tradiciones religiosas procedentes del tiempo en el que Dios era imaginado como mujer. Nos alineamos con to¬ das las tradiciones que afirman la Bondad Original y la santidad de toda vida. Reclamamos
Bondad
Original dando a conocer la histo¬ ensombrece la Biblia y su desarrollo. Reclama¬ mos las imágenes que afirman la vida originarias del principio mismo. Escucha a la Madre de Todo lo Vivo que continúa con su historia y se va separando de las interpretaciones religiosas tradicionales. nuestra
ria desconocida que
Eva: La Madre
de
prohibido
Toda Vida
153
seduje a Adán, que puse en movimiento una serie de dieron como resultado nuestra expulsión del Jardín y la aparición de la miseria y la muerte en el mundo. Dicen que soy culpable y que el mal está enraizado en mi pro¬ pia existencia y naturaleza. Me han llamado la Puerta por la que entra el Diablo, la que rompe el sello del árbol prohibido, la pri¬ mera en abandonar la ley divina y la destructora de la imagen de Dios. Y se ha escrito de mí: «De una mujer provino el primer pe¬ cado y por su causa todos morimos.» Durante treinta siglos de his¬ toria judía y cristiana he llevado la carga de la culpa y de la ver¬ güenza de la humanidad. ¡No más! sucesos
y
que
Honrad todo lo que ha sido menospreciado. Recibid todo lo que ha sido desechado.
Soy buena. Soy
muy
buena.
Un encuentro con Eva: nuestra bondad original11
La serpiente es mi sabia consejera e
Soy Eva, la Madre de Todo lo Vivo, la culminación de la creación. Mantengo y alimento la vida dentro de mí. En la plenitud del tiempo empujo y expulso la vida de mí. Y todo aquello que doy a luz es bueno, es muy bueno. Me
cargar con
Me
cargar con
niego a niego a ¡No más!
Dentro de la te.
"
a
Un
la vergüenza del hombre en mi cuerpo. la impotencia de la mujer en mi vida.
mitología masculina se me dio un papel de pivo¬ de mi debilidad femenina comí del fruto
Dicen que a causa
encuentro con
Eva; Bondad Original. Material
para
explorar el
tema
más
fondo: Eclesiástico 25:24; I Reyes 11:5; II Reyes 21:7. Robert Graves y Raphael Patai, Hebrew Myths:
interpreta mis sueños. es la portadora de la inmortalidad. La vida se renueva cuando muda de piel. Puesta so¬ bre mi frente, entre mis manos o enroscada en mi cuerpo, la ser¬ piente siempre ha sido mi compañera especial y el símbolo de mi poder renovador de la vida. Los mitólogos reconocieron la importancia que la serpiente tenía para mí: ya no se debía confiar en mi fiable consejera; nues¬ tra peculiar conexión fue menospreciada. En lugar de confianza pusieron enemistad entre la serpiente y la mujer y los intérpretes de las escrituras le dieron el nombre de «diablo», que debía ser te¬ mido y finalmente aplastado. Símbolo de Sofía, de la sabiduría, la serpiente
Honrad todo lo que ha sido menospreciado. Recibid todo lo que ha sido desechado. La
serpiente
The Book of Génesis (Nueva
Al
Doubleday & Co., 1964), pp. 26-27. Patricia Monaghan, The Book of Goddess and Heroines (Minn.: Llewellyn Publi-
das las
York:
cations, 1990), pp. 118-119.
Phillips, Eve: The History of an Idea, Stone, When God Was a Woman,
pp.
3. 199-218.
p.
es
buena. La serpiente es
principio la arboleda sagrada
muy
era
buena.
el lugar donde nacían
to¬
Sus árboles del conocimiento y de la vida estaban ín¬ timamente relacionados con mi adoración. No eran de mi propie¬ dad ni deseaba controlar el acceso de la humanidad a su sabiduría. cosas.
Honrábamos los árboles del jardín, los cuidábamos y acariciába-
Un Dios que se parece a mi mos.
Tenían dentro de sí los
secretos
de la vida, la sabiduría de la
la conciencia de la sexualidad. Muchos hebreos rendían culto en mis arboledas sagradas. Las mujeres hebreas me seguían, algunas de ellas en el secreto de su corazón. Otras rechazaron a Jehová y convencieron a sus maridos para que me siguieran. Cuando el Rey Salomón se hizo mayor, sus esposas volvieron su corazón hacia la Diosa. No fue fiel a Jehová como lo había sido su padre, David. Construyó santuarios en mi honor. Los mitólogos retorcieron la verdad para impedir que los hebreos visitaran mis arboledas sagradas y comieran los frutos de sus árboles. Y el más celoso de los profetas de Jehová taló mis jar¬ dines y quemó los huesos de las sacerdotisas. Comer de la fruta del árbol era comer mi carne y beber mi flui¬ do de vida. En la mujer que fue Eva se puede vislumbrar mi gloria anterior. Ella era inteligente, curiosa, dispuesta y fuerte. Comió de la fruta y obtuvo los sabios secretos de la vida y la conciencia de la sexualidad. Para algunos esto puede haber sido el fruto prohibi¬ do, pero para aquellas de nosotras que somos hijas de la Sabiduría es una fruta de rara bondad y belleza. tierra y
de las estaciones,
fruto
son
buenos. Son
muy
buenos.
Como Madre de Toda Vida yo bueno y satisface el hambre, es es sabio y abre el camino del
recojo el fruto de la vida. Es agradable a la vista y ofrece placer, autodescubrimiento y de la com¬
prensión. Aquellos de vosotros que sois curiosos, que deseáis la vida en toda su fluidez, atreveos conmigo: morded la vida, comed la pleni¬ tud de sus posibilidades. Tomad, comed de la fruta, la buena fruta de la vida. Abrios a la profundidad de vuestra bondad interna, creed en vuestra propia bondad, celebrad vuestra bondad. Vivid la abundancia y plenitud de quienes sois como Hijos de la Vida. Afirmad la Bondad Original de vuestros hijos y de los hijos de vuestros hijos hasta que las viejas historias no tengan ningún po¬ der
en su
corazón.
de
Toda Vida
155
Soy Eva, la Madre de Toda Vida, la culminación de la creación. Mantengo y nutro la vida dentro de mí. Cuando llega el momento, empujo y expulso la vida de mí. Y aquello que nace de mí es bueno, es muy bueno.
y
Honrad todo lo que ha sido menospreciado. Recibid todo lo que ha sido desechado. El árbol y su
Eva: La Madre
Autocelebración
Inspiradas por la Madre de Todo lo Vivo examinamos la cues¬ «pecado» a través de la lente de nuestra propia experiencia de mujeres. Nos damos cuenta de que el orgullo, la persecución vo¬ luntaria del poder y el deseo de ser como Dios no son pecados nues¬ tros. Nunca hemos tenido la opción de parecemos a Dios. La tierra ha estado gobernada por los hombres y nosotras no hemos tenido ac¬ ceso a los cielos. Se nos han negado tanto el poder como la divinidad. Está muy claro que hemos tenido un lugar secundario y de apoyo. Nuestro pecado no ha sido el orgullo, sino la autodenigración. Y no ha sido el resultado de ningún defecto moral, sino de una profunda herida infligida por una sociedad que adora a un Dios masculino y prefiere a los hombres. Si el pecado de los hombres es el orgullo, la deflación del ego puede ser el remedio adecuado. El pecado de la mujer ha sido el odio hacia sí misma y la autodenigración; por tanto, la aceptación y cele¬ bración de sí misma son los remedios más apropiados. En lugar de mirar fuera de nosotras hacia un Dios masculino o un Poder Superior, hemos de mirar dentro, en lo profundo de nosotras. Hemos de ir más tión del
allá de mirar
nuestra
obsesión
los «malos» comportamientos, hemos de que enmascaran nuestra sensación de mi-
con
debajo de los logros nusvalía, debajo de años de alienación de nosotras mismas, hacia la bondad que reside en nuestro centro. Así descubrimos que el bien está profundamente asentado en nosotras y que es lo suficientemente amplio y generoso para abarcar nuestras heridas. A medida que asu¬ mimos nuestra Bondad Original, nuestros espacios internos, antes anegados de vergüenza y de culpa, se van limpiando y podemos rei¬ vindicarlos como propios. Encontramos descanso en nuestras vidas y nos aceptamos plenamente como personas valiosas. Invito a las mujeres a incluir la celebración de sí mismas en su práctica espiritual diaria. Al principio es una tarea agobiante porque
156
nos
Un Dios que se parece a mí
sentimos mucho más cómodas elaborando listas de
llos. Cuando
nuestros
fa¬
le
pidió que describiera su bondad, Hallie, verdadera¬ mente desesperada, exclamó: «¡Todavía no estoy lo suficientemente curada para esto!» Y la mayoría de nosotras aún no disponemos de palabras para expresar la bondad. Comencemos con una serie de afir¬ maciones que contrarrestan las imágenes y palabras vergonzantes de nuestra infancia y nos ofrecen un vocabulario de autocelebración. Las siguientes afirmaciones se convierten en nuestros abogados internos y son capaces de curar nuestras heridas más hondas: se
Soy buena, no mala. No tengo tacha. Fui herida por una socie¬ dad, una religión y una familia que preferían a los hombres y adora¬ ban a un Dios masculino. Se me enseñaron comportamientos inefi¬ caces que no favorecen la calidad de vida que deseo. A medida que me curo, me voy abriendo a las profundidades de la bondad en mí, y de mi bondad fluyen comportamientos que afirman la vida.
Eva: La Madre
de mí
de
Toda Vida
largo tiempo olvidadas
157
reconocidas. Mi terapeuta en este viaje. En lugar de encontrar monstruos, he encon¬ o
apenas
ha sido la vela indicadora que me ha iluminado mi
viaje de descenso,
en
trado la verdad de mi infancia. Nunca mente
yo
misma; siempre tenía
lor
en sus manos.
La lleva hasta la oscuridad de lo más íntimo de
tu
corazón. La
joya ilumina las numerosas facetas de tu asombrosa bon¬ dad y de tus increíbles talentos por ser una Hija de la Vida. Imagina que te dice: «Ábrete a las profundidades de la bondad en ti. Eres bue¬ na. Celebra tu bondad. Eres muy buena. Vive la abundancia de quien eres, una Hija de la Vida. Tienes todo lo que necesitas.» Detente du¬ rante unos momentos y reconoce la bondad y los talentos que ella ilu¬ mina.
Sentadas
una totalidad para mi vida que, a pesar del éxito estaba presente, estoy eligiendo la vida, no la muerte. Ahora pienso que mi crisis, con su desesperación y sus pensa¬ mientos de suicidio, ha sido el comportamiento más cuerdo y
afirmador de la vida. Al negar el tipo
de vida cómodo y seguro al estaba acostumbrada, he anulado la muerte espiritual produ¬ cida por la fragmentación del alma. Y aunque el abismo en el que caí era terrorífico, ahora lo veo como el preludio necesario de la plenitud en la que estoy entrando. Estoy descubriendo el tesoro de mi propia espiritualidad, mi necesidad de compañía comunita¬ ria y mi naturaleza femenina esencial. que
Hallie
por
estoy avergonzada de celebrar mi propia existencia y la bondad de la vida. Soy muy capaz, fuerte y coherente. Estoy ha¬ ciendo elecciones sabias activamente. Soy una buena madre. no
Soy de los demás. Nutro mi simple, reevaluando mis prioridades y valorando lo que tengo ante mí en cada momento. Estoy cuidando de mi cuerpo y estoy soltando las restricciones que me han impedido vivir la vida con gusto. Estoy en contacto con mi espiritualidad y la defino de acuerdo a mi verdad sin nin¬ guna interferencia externa, pasada o presente. Soy buena. ¡Soy muy buena! consciente de mis límites y respeto los vida planificándola para que sea más
Los comportamientos que
círculo, las mujeres describen la bondad iluminada la Madre. Una a una van sanando la vergüenza de toda una vida: en
largo de los últimos cinco años he descendido verdadera¬ mente a la raíz de mi propia vida. Al principio sólo veía oscuridad, pero poco a poco pude discernir el resplandor apagado de partes
afirman la vida fluyen de mi propia
bondad. Puedo ser creativa en mi trabajo de peluquera. Expreso mi belleza interna a través de las manos. Toco a las demás, dando belleza y autoestima
A lo
simple¬
externo, no
Ya
la autocelebración con una simple meditación que engarzamos en nuestra oración y meditación diarias. Imagina que la Divina Madre se acerca a ti llevando una joya multico¬
ser
Al buscar
(incluye aquí tu nombre) creo en mi bondad. Yo (incluye aquí tu nombre) celebro los comportamientos afir¬ mantes de la vida que fluyen desde mí. para
permitió
que actuar.
Yo
Seguimos preparándonos
se me
a mis amigas. Siento calidez dentro de mí dones, crezco con ellos y puedo regalarlos. Pongo voluntad en acabar los asuntos pendientes de mis relacio¬ nes. Elijo estar plenamente presente y no abandonar las relaciones
porque conozco mis
158
Un Dios que se parece a mí
difíciles, Me
encanta estar
completamente abierta
y no
desapa-
recer.
Erin
Imagínate sentada en un círculo con celebración de ti misma a las suyas.
Hallie
y
Erin. Añade tu
Eva: La Madre
Imagina la joya de la Madre iluminando las numerosas de tus talentos por ser una Hija de la Vida. Describe lo que ves.
facetas de tu asombrosa bondad y
Toda Vida
Día 3. Descubriendo
159
el tesoro
Imagina que desciendes hacia la bondad que reside en tu centro, por debajo de tu obsesión con los «malos» comportamientos, por de¬ bajo de los logros que enmascaran tu sensación de falta de valoración y por debajo de años de alienación de ti misma. Describe en palabras o imágenes tu descenso y los tesoros de bondad que descubres. Día 4. Bondad
♦
de
y
comportamientos que afirman la vida
Reflexiona sobre la bondad
que reside en ti y los comportamien¬ de la vida que fluyen de ella. Haz una lista de las bondades aportas a tu vida, a tu trabajo y a tus relaciones.
tos en
que
pro
Día 5.
Practica las con una
siguientes formas de autocelebración. Experimenta
de ellas cada día durante
una semana.
Día 1. Afirmaciones
Personaliza
labras
gar o en
afirmaciones escribiéndolas
propias pa¬ exponías en un lugar apropiado dentro de tu ho¬ la oficina. Repítelas a lo largo del día.
en tu
estas
con tus
diario y
¿Qué hay de bueno en mí? Responde a la pregunta: «¿Qué hay de bueno en mí?» Dedica al¬ gún tiempo a cada área de tu vida, elaborando sobre todo lo que es bueno y justo en tu trabajo, relaciones, elecciones, cuerpo, pensa¬ mientos y sentimientos. Comparte hoy lo bueno de tu vida con una amiga o amigo. Día 6. Come del
Lleva
buen fruto
espacio sagrado. Imagínate que Eva entra en espacio, te mira a los ojos y te ofrece una manzana. Escúchale de¬ cir: «Toma, come del fruto, del buen fruto de la vida. Ábrete a la pro¬ fundidad de tu propia bondad, cree en tu bondad, celebra tu bondad. Vive en la abundancia de tu ser como Hija de la Vida. Afirma la bon¬ dad original de tus hijos y de los hijos de tus hijos hasta que las viejas historias no tengan ningún poder en sus corazones.» manzanas a tu
tu
Soy buena, no mala. No soy defectuosa. Fui herida por una socie¬ una religión y una familia de origen que prefería a los hombres y adoraba a un Dios masculino. Se me enseñaron comportamientos inefi¬ caces que no apoyan la calidad de vida que deseo. A medida que me curo, me voy abriendo a las profundidades de la bondad en mí y de mi bondad fluyen comportamientos que afirman la vida. Yo (incluye aquí tu nombre) creo en mi bondad. Yo (incluye aquí tu nombre) celebro los comportamientos en pro de la vida que fluyen desde mí. dad,
Día 2. Bondad Iluminada
ción
página 147, leyén¬ ella. Escribe o dibuja una descrip¬ de la asombrosa bondad y de los increíbles talentos que la Madre con tu
propia
Divina ilumina.
voz.
Entra
Mientras
comes
de la manzana, escribe
ción que
una
historia de la
crea¬
celebre tu Bondad Original. Léesela frecuentemente La Niña Que Fuiste y a los niños de tu vida actual.
a
Día 7. Transformación
Graba la meditación de la Madre Divina de la
dola
♦
en
Reflexiones para
el final de la semana: ¿Cómo cuestiona el con¬ de Bondad Original la idea que tienes de ti misma? ¿Cómo po¬ dría transformar tu vida, tus relaciones y tus elecciones la autocele¬ cepto
bración diaria?
160
Un Dios que se parece a m(
Eva: La Madre
quédate
REVISIÓN
un poco
DEL
más
en
cada día de esta semana Que Fuiste. Imagínate sentada junto a ella cuentro.
Conversa
con
brina.
Dibuja y escribe siguientes preguntas: Día 1. Adán ♦
♦
Dibuja,
y
♦ ♦
Haz
con tu mano no
en vuestro
con tu
la
mano no
Empleando palabras crea una sas.
Permite que te un
drían
dibujo de todo lo que tu madre hacía en la vida. Haz un dibujo de todo lo que tu padre hacía en la vida. ¿Qué vida parecía más divertida, la de papá o la de mamá? Cuando crecieras, ¿querías que tu vida se pareciese a la de papá la de mamá? e
♦
La Gran Madre
♦
Madre-Padre Dios
♦
Una Creadora Femenina
♦
El
♦
Un Gran Huevo
leer la historia de Joyce (página 143). Piensa en cómo te
habrías sentido contigo misma y respecto a Dios siendo una niña negra de siete años que oye decir a su profesor de la escuela pa¬
rroquial: «Oremos
sigue). ¿Ten¬
Día 7. Permanece a
llena de ti misma
La Niña
Que Fuiste a escribir en una lista todas las cosas orgullosa en su vida. Como buena madre, apóyale a
permanecer llena de sí misma.
LA
DEFLACIÓN
DEL EGO DESDE LA PERSPECTIVA FEMENINA
Si has
Día 4. Un corazón negro a
que
Útero Cósmico
de las que está
Dibuja las imágenes que quedaron grabadas en tu imaginación de niña, las imágenes que te avergonzaban y te acusaban. Haz una lista de las palabras empleadas por la religión tradicional y por tu familia de origen que depositaron vergüenza en tu cora¬
Vuelve
amplia variedad de Creadores (mira la lista mundos un aspecto muy diferente?
sus
Anima
imágenes vergonzosas
dibujos y usando tu mano no dominante explicar el principio de todas las co¬ envuelva tu imaginación de niña. Experimenta o
serie de historias para
con
Padres
y
al pe¬ bondad? ¿Acentuó este
Día 6. Al principio mismo
zón infantil.
♦
♦
un
Día 3. Palabras
♦
lugar de en¬ hija o con una so¬ dominante la respuesta a las
lo harías
al mal y
¿Qué está mal en mí? Imagínate y recuérdate a los cinco, diez y quince años de edad. Es¬ cribe una lista de lo que estaba mal en ti en cada una de esas eda¬ des y después otra de lo que estaba bien. ¿Qué lista es más larga? De niña, ¿qué habría sido más fácil responder, «¿qué es lo malo/equi¬ vocado en mí?» o «¿qué es lo bueno/correcto en mí?»
la Niña
dominante, escenas de la creación del mundo, de Adán y Eva, de la serpiente y de la manzana. Después escribe una historia para cada escena. Comparte con un grupo de amigos los fragmentos de tus recuer¬ dos y crea un collage de tus recuerdos infantiles sobre el princi¬ pio del mundo y de la humanidad.
o a
♦
como
a conversar con
Eva
con
Día 2. Madres ♦
ella
hacer referencia
Día 5. ♦
Dedica tiempo
negro para
161
cado y el blanco para denotar pureza y hecho tu sentido del pecado?
el capítulo 7:
GÉNESIS
Toda Vida
¿Se empleaba el color
♦
Antes de seguir adelante,
de
por
el
negro
corazón de
.»
elegido los Doce Pasos como camino espiritual dedica al¬ gún tiempo cada día de esta semana a reflexionar sobre los pasos desde una perspectiva de mujer. Día 1. Deflación del ego El programa de los Doce Pasos esta influido por
espirituales masculinas de
sus
fundadores y
por
las experiencias la tradición religiosa
Un Dios que se parece a mí
162
Eva: La Madre
Original. En él se considera que los pecados del alcohóli¬ grandiosidad, «la exageración de la voluntad personal» y el orgullo. Y su salvación debe ser la deflación del ego. del Pecado co son
♦
♦
es
la
siguientes palabras de los Doce Pasos de Tradiciones: «Los Doce Pasos sentido contrario de nuestros deseos naturales... deshinchan nuestro ego.» ¿Cómo te sientes ante el hecho de que cada uno de los Pasos fue construido para desinflar los egos de los orgullosos y voluntariosos alcohólicos? Haz una lista de la respuesta que cada uno de los Pasos da a la pregunta: «¿Qué es lo que anda mal en mí?» Por ejemplo: Paso 1: «No tengo poder». Paso 2: «Estoy loco.» Paso 3: «Soy volun¬
de
Toda Vida
163
el resultado de muchos años de práctica. Y
no es ninguna sorpresa ejercicio no me haya dado la felicidad ni la pureza, sino un más de la vieja autoflagelación e introspección.»
que este poco
Reflexiona sobre las
Día 4. Ocultar
Alcohólicos Anónimos y las Doce de AA nos piden que vayamos en
los «fallos» de los que te sientes
tarioso.» Continúa así hasta el Paso 10.
Únete
a
las mujeres de nuestro grupo
Intento ocultar que soy muy
bondad aparte de
arrastrado desde la infancia.
mos
palabras en cursiva. ¿Cómo las has comprendido? ¿Han activado antiguas imágenes de vergüenza y culpabilidad? las
a
en
hacer
un
inventario moral detallado y
atrevido de
nosotros mismos.
y me
convertí nuevo
otro
ser
en
ciones. Paso 6: Estar
completamente dispuestos
a
dejar
que
Dios retire estos
defectos de nuestro carácter. Paso 7: Le
pedimos humildemente
que
haga desaparecer nuestros
fallos. en los fallos
Reflexiona sobre si te resulta más fácil hacer o reconocer
muy
hábil
a
bondad
tras
leer las
una
lista de tus fallos
lenguaje
por el concepto de Bondad Original, consideramos comportamientos ineficaces no como pruebas de nuestra pecaminosidad fundamental sino como consecuencias de nuestras he¬
ciones,
no nos excusa.
sobre
su
Somos responsables de nuestras elec¬
fustigamos
a nosotras mismas. Joyce reflexio¬ cambio de actitud respecto a sus propios «puntos flacos»:
pero ya no nos
«Creo que es importante sentirme Sin embargo, ya no creo que
responsable de mi comportamien¬ la actitud responsable provenga de hacer un seguimiento constante de mí misma. Más bien lo que he descubierto es que la persona que quiero ser reside en lo profundo de mí. La sanación ha implicado el descubrimiento gradual de dicha persona debajo de las capas de vergüenza y culpabilidad.» to.
¿Cómo alteran la
sensación que tienes
de ti misma los siguientes palabras? De pecados a heridas. De fracasos a com¬ portamientos ineficaces. De hacer un seguimiento constante de una misma a soltar gradualmente capas de vergüenza y culpabili¬ dad. De deflación del ego a celebración de una misma. cambios de
palabras de Joyce: «Me he vuelto la hora de clasificar mis equivocaciones e insuficiencias; tu
mujer apaleada.
Inspiradas
♦
Día 3. Centrarse
en una
nuestros
na
admitir ante Dios, nosotros mismos y cualquier humano la naturaleza exacta de nuestras equivoca¬
Paso 5: Consiste
mi familia.
Oculto el hecho de que soy humana y estoy necesitada. Oculto el hecho de que en una ocasión elegí a un hombre abusador
ridas. Pero esto Paso 4: Consiste
crítica.
Oculto el hecho de que nunca he estado casada. Oculto mi excesos con la comida.
Día 5. Un
Reflexiona sobre los sentimientos y reacciones que te provocan
de espiritualidad y añade avergonzada a la lista siguiente:
Oculto mi intensa necesidad de aparentar que soy perfecta. Oculto las veces en las que no siento nada, cuando me siento insen¬ sible y vacía.
Oculto mi ¡ra
Él Una formulación de la recuperación basada en la vergüenza pone todo el énfasis en nuestros errores, defectos e insuficiencias. El lenguaje de la recuperación incorpora el legado vergonzante que he¬ Día 2. Ninguna
los fallos
Un Dios que se parece a
164
m1
Día 6. Autocelebración ♦
♦
♦
♦
íSapí+ulo
¿Qué transformación producen en tu recuperación y en tu vida las siguientes palabras? «Si el pecado del hombre es el orgullo, entonces la deflación del ego puede ser el remedio adecuado. El pecado de la mujer ha sido el odio hacia sí misma y la autodenigración; por tanto, la autoaceptación y la autocelebración son los remedios más apropiados.» Incorpora los ejercicios de autocelebración de las páginas 158-159 a tu práctica de oración y meditación. A lo largo del día de hoy mírate a ti misma a través de la lente de la Bondad Original. Cada vez que sientas la tentación de deni¬ grarte o etiquetarte de fracasada, recuerda las palabras de la Ma¬ dre: «Eres buena. Eres muy buena. No tienes tacha.» Imagina que compartes con la Madre de Toda Vida la lista de fallos que escribiste el Día 4. A su lado, trata de transformar tu visión de cada fallo basándote en el concepto de Bondad Origi¬ nal y en la realidad de tus heridas profundas. Comparte lo positivo de tu vida en las reuniones de esta semana.
J_.il i+ .La pnme^a
mujer1 rebelde
Día 7. Transformando los Pasos
el desarrollo de los Doce Pasos estuviese basado en la creencia en nuestra Bondad Original. Imagina que cada paso res¬ pondiera a la pregunta: «¿Qué hay de bueno y de justo en mí?» Reescribe los Pasos desde esta perspectiva de afirmación femenina. Por ejemplo: «Paso 1: No poseo todos los recursos que necesito para tra¬ tar con el alcoholismo. He pedido ayuda a AA. Esta acción ha sido muy valiente por mi parte. Celebro haber tenido tanto coraje.» «Pa¬ sos 8 y 9: haré una lista de todas las personas a las que he herido en mi vida y de todas las personas a las que he ayudado. Asumiré la res¬ ponsabilidad de mis comportamientos ineficaces que han herido a otros. Celebraré la ayuda que he prestado a los demás incluso en los momentos más agobiantes de mi adicción.» Imagina
que
La
historia
A MEDIDA QUE EXPERIMENTABA cambios en el rostro de Dios
busqué imágenes de mujeres fuertes y mi búsqueda condujo hasta una publicación muy notable. La Biblia de las Mujeres fue publicada en 1898 por un grupo de mujeres que es¬ taban indignadas con las imprecisas interpretaciones de la Biblia em¬ pleadas para apoyar la posición de inferioridad de las mujeres en el hogar, en la Iglesia y en la sociedad. La Biblia de las Mujeres está escri¬ ta por Elizabeth Cady Stanton y su comité de revisión, y se compone me
de
una serie de ensayos y comentarios referidos a las porciones Biblia que más impacto han tenido en las vidas de las mujeres,
el
por
de
retrato
asuntos e
degradado
que
hace de ellas
o
por
de la bien
la notoria ausencia
historias femeninos.
La creación y
publicación de La Biblia de las Mujeres fue un acto valiente. En ella, Stanton y su comité cuestionaron los poderes establecidos: la autoridad divina de los cielos, los numerosos siglos de interpretación bíblica masculina y las costumbres eclesiásticas. Su vimuy
166
Un Dios que se parece a mi
sión de la Biblia desde
Lilit: La
perspectiva femenina en 1898 nos ofrece comprensiones muy poderosas a nosotras que —en 1998— revisamos sus páginas buscando vislumbres de un Dios que se parezca a no¬ una
primera mujer rebelde
tomara,
formó Yavé Dios
a
167
la mujer y
se
la presentó al hombre. 23
El hombre exclamó: «Esto sí que ya es
Ésta
sotras.
se
hueso de mis huesos y carne de mi varona, porque del varón ha sido tomada.»
llamará
carne.
En el
En el
principio: dos historias La mujer
debe
debida sumisión...
primer relato el hombre y la mujer fueron creados simultᬠambos debían dominar la tierra. En el segundo, la mujer fue creada del hombre y nombrada a partir de él. Elizabeth Cady Staton comenta al respecto: «El primer relato dignifica a la mujer como un factor importante en la creación, igual en poder y gloria al hom¬ bre. El segundo hace de ella un mero pensamiento secundario. El mundo funciona perfectamente sin ella y la única razón de su venida neamente y
ser una aprendiz y escuchar en silencio con la Porque Adán fue creado en primer lugar y Eva
después... I Timoteo 2:11-13
es
¿Sabías ción de la
realidad, en el Génesis hay dos relatos de la crea¬ mujer y del hombre? ¿Cuál de ellos escuchaste en tu infan¬ que, en
cia? (cursiva añadida) La creación simultánea: Génesis 1:26-28
la soledad del hombre»1. El segundo relato ha predominado
Díjose entonces Dios: «Hagamos al hombre
elección trágica, un mito transmitido de generación a nuestra
ima¬
semejanza, para que domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre todas las bestias de la gen y
tierra y sobre todos cuantos animales se mueven sobre ella.» 27 Y creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, y los creó macho y
hembra; 28 y los bendijo Dios, diciéndoles: «Pro¬ cread y multiplicaos, y henchid la tierra, sometedla y dominad sobre los ganados y sobre todo lo que vive y se mueve sobre la tierra.» La mujer
de la costilla del hombre: Génesis 2:18, 20-23
dijo Yavé Dios: «No es bueno que el hombre esté solo, hacerle una ayuda proporcionada a él.» 20 Y dio el hombre nombre a todos los ganados, y a todas las aves del cielo, y a todas las bestias del campo; pero entre todos ellos no había para el hom¬ bre ayuda semejante a él. 21 Hizo, pues, Yavé Dios caer sobre el hombre un profundo sopor; y dormido, tomó una de sus costillas, cerrando en su lugar con carne, 22 y de la costilla que del hombre 18 Y
voy a
se
la historia hebrea
y
cristia¬
predominancia refleja siglos de control masculino sobre las en¬ señanzas, los sermones y las tareas interpretativas dentro de la Iglesia. Desde la perspectiva masculina, las preferencias eclesiásticas pueden tener mucho sentido, pero desde la perspectiva femenina fue una canciones, historias
26
en
Su
na.
de niñas
tras otra
presión de
sus
sensación de nuestras
e
de
dones
imágenes
su
en
en
generación
en
ha convencido a una generación inferioridad y ha limitado sus sueños y la ex¬ que
el mundo. Este mito ha conformado nuestra ha proporcionado un modelo para
mismas y interacciones mutuas2. nosotras
Aunque en las iglesias de nuestra infancia no se reconocían las contradicciones inherentes a estas dos historias del Génesis, muchos eruditos para quienes las discrepancias eran evidentes han tratado de encontrarles un sentido. Los rabinos que estudiaron e interpretaron 1
Elizabeth
2
Aunque
Cady Stanton, The Woman's Bible, p. 20. el segundo relato de la creación parece asumirse la subordinación femenina hay eruditos bíblicos que discuten que el segundo relato no apoya esta su¬ posición. Véase Phyllis Trible, en la obra de Christ and Plaskow, Womanspirit Rising (San Francisco: Harper and Row, 1979). Considera las palabras de Trible: «Al crear a la mujer el Señor Dios "causó un profundo sueño al hombre". El hombre no inter¬ en
vino
en la creación de la mujer; estaba fuera de la situación. Él no ejerce ningún trol sobre la existencia de ella. No fue espectador, ni participante ni consultado
nacimiento de ella. Como el hombre, la mujer debe su vida exclusivamente Para ambos, el origen de la vida es un misterio divino.»
(p. 74)
a
con¬ en
el
Dios.
Un Dios que se parece a mí
168
liun La
primera mujer rebelde
169
las Escrituras para transmitir sus comprensiones a
las generaciones si¬ guientes asumieron que Dios hizo varios intentos de crear una compa¬ ñera adecuada para Adán3. El Génesis 1, según los comentarios de es¬ tos rabinos, registra el primer intento de Dios, que resultó infructuoso y requirió un segundo intento registrado en Génesis 2. Según la leyen¬ da rabínica, una mujer rebelde llamada Lilit fue la primera esposa de Adán, que acabó siendo sustituida por Eva porque era más dócil4. Los rabinos tomaron material prestado de las tradiciones orales, historias, leyendas, dichos y cuentos populares de las culturas cerca¬ nas. Elaboraron este material y lo trenzaron en sus comentarios. en
♦
ambas historias?
¿En qué sentido habría sido diferente
♦
relato hubiera sido el dominante
se
del mundo dominada por los hombres, emplearon las imágenes de la Diosa de manera distorsionada, abundando las imágenes negativas de
giosas de tu infancia? ¿Qué relato te gustaría hijas? ¿Habías oído alguna vez la historia de Lilit?
♦
una
estela de nombres
e
era una
diosa sumeria
cuyo
nombre
era
Siguiendo la valiente tradición de La Biblia de las Mujeres, pedi¬ Lilit, la primera mujer legendaria, que rompa los confines de la interpretación religiosa tradicional. Volvemos a contar su historia crea¬ tivamente, desde una perspectiva femenina, incorporando en ella las imágenes creativas del principio mismo... cuando Dios era mujer. 3
Graes and Patai, Hebrew Myths: The Book of Génesis (Nueva York: Doubleday and Co., 1964), p. 65; Phillips, Eve: The History of an Idea, p. 38. 4 Ginzberg, The Legends of the Jews, vol. 3,1: 65-66. 5 Hallie Inglehart Austen, The Heart of the Goddess (Berkeley, Calif.: Wingbow
Press, 1990), 6
p.
Soy Lilit. Mi historia
128.
Graves and Patai, Hebrew Myths, pp. 68-69.
es
al principio
desconocida
para
mismo7
la mayoría de
vosotras.
Fui excluida de las Escrituras. Pero es una historia terca, que ha sobrevivido en los márgenes de la historia religiosa. Soy Lilit, la primera mujer rebelde.
Os contaré mi historia. Reclamaré mi antigua gloria.
historias6.
mos a
que oyeran
y Un encuentro con Lilit:
orígenes, Lilit
tu vida si el primer las instituciones reli¬
-
Se¬ ñora Divina. Sus raíces se hunden en la antigua Mesopotamia, hacia el año 2300 a.C.5 Era honrada en su calidad de espíritu salvaje de la noche, asertivo y sexualmente autoposeído. Para cuando se abrió ca¬ mino hasta las leyendas rabínicas como primera esposa de Adán en el siglo X d.C., su historia había sido deformada completamente. Ha¬ bía sido desposeída de su divinidad y se había convertido en una ima¬ gen demoniaca que debía evitarse. Lilit fue muy temida en la Edad Media y tanto ella como sus hijas, «las Lilim», han dejado tras de sí sus
en
tus
las mujeres. En
reflexión
¿Qué historia de la creación oíste, con vehemencia o su¬ surrada, mientras estabas creciendo: la creación simultᬠnea del hombre y la mujer o la creación de la mujer a partir de una costilla del hombre? ¿Hubo alguien que reconociera la discrepancia entre
♦
adoraba a la Diosa, ciertos re¬ manentes de sus historias encontraron cabida en los mitos e interpre¬ taciones hebreas. Y como los rabinos estaban inmersos en una visión Como
las culturas circundantes
Pausa y
Un
encuentro con
Lilit. Material para ampliar la
exploración:
Austen, The Heart of the Goddess, pp. 128-129. Elinor W. Gadon, The Once and Future Goddess (San Francisco: Harper and Row, 1989), pp. 123-125. Graves and Patai, Hebrew Myths: The Book of Génesis, pp. 67-69. Genia Pauli Haddon,
nas
37-44.
Body Metaphors (Nueva York: Crossroads, 1988), pági¬
Patricia Monaghan, The Book of Goddesses and Heroines (Minn.: Llewellyn Publications, 1980), pp. 208-209. Phillips, Eve: The History of an Idea (San Francisco: Harper and Row, 1984),
páginas 38-40.
Judith Paskow, «The Corning of Lilith»,
en Christ and Paskow, Womanspirit 205-207. Walker, The Woman's Encyclopedia ofMyths andSecrets, pp. 541-542. Zones, ed., Taking the Fruit, pp. 28-31.
Rising,
pp.
Un Dios que se parece a m1
170
Al principio mismo, Había oscuridad. Y la oscuridad ardió
radiante. Se afirmó
a
sí misma y yo
Luna surgí y me sumerjo en las Había Luz. Y la luz ardió
poder en una llama fui creada. A imagen de la
llama radiante. Se afirmó
a
sí
el Sol fue creado. Se elevó a las alturas. La oscuridad y la luz eran iguales en dignidad. La Luna y el Sol brillaban con el mismo esplendor. A la profundidad y a la altu¬ les rendía el mismo respeto.
Al principio, Hubo una disputa. La Luz temía a la Oscuridad y su poder. El Sol temía a la Luna y su noche. Las Alturas temían las Profundida¬ des desconocidas. La Luz
Alturas
se
se
tragó
tragaron
la Oscuridad. El Sol se tragó a la Luna. Las a las Profundidades. Los viejos caminos se ol¬ a
vidaron. Se escribieron
nuevas
ción, mis
no
Bruja de la Noche,
debe llevaros
hijas
y yo
171
a
éramos
cosa que, para vuestra
pensar que soy
tan
hermosas
la experiencia con nosotras fechos con las mujeres mortales. que tras
misma y
ra se
mujer rebelde
Me llaman con
profundidades. con
Lilit La primera
historias.
y
informa¬
fea. Algunos pensaron que expertas haciendo el amor
nunca
volvieron
a
estar
satis¬
Me llaman
Prostituta, Meretriz y Seductora. Los monjes céli¬ mantenerme alejada durmiendo con las manos so¬ bre sus genitales y sosteniendo en ellas un crucifijo. Los hombres dicen que les distraigo de sus esfuerzos por salvarse. Eva es la es¬ posa, la mujer fiel. Yo soy la seductora. Me llaman Tormento de los Hombres. Aunque mi historia des¬ apareció de la Biblia, se dice que mis hijas, las Lilim, persiguieron bes
a
trataron
de
los hombres durante miles de años. Bien entrada la Edad Media
los
judíos fabricaban
mágicos para alejar a las Lilim. Su¬ de noche y ejercemos nuestro poder mᬠgico sobre los jóvenes, dicen que provocamos sus emisiones noc¬ encantos
puestamente aparecemos
turnas.
A mi
reputación están ligados los miedos a la impotencia y a la debilidad, los miedos más profundos de los hombres. Todo lo que represento les amenaza, por eso cuentan habladurías de mí. A mi negación a ser sumisa y a someterme le llaman... rebelión. A
Según los rabinos, el Aliento de Vida y el Polvo de la Tierra nos formaron a Adán y a mí. Fuimos creados del mismo origen, por eso yo esperaba una plena igualdad con él, pero él no estaba de acuerdo conmigo en eso y en otros asuntos. Me pidió que le sir¬ viera y que yaciera debajo de él cuando hacíamos el amor. Yo esta¬ ba indignada. Con la ayuda del «Nombre Innombrable» me alejé volando. Desaparecí en el aire y me establecí en el mar Rojo. Adán se quejó a Dios, que envió a tres ángeles tras de mí. Sus intentos de atraparme fueron vanos, prefería vivir sola a la compañía del
do de mí? Te han convencido que
hombre.
malo, antinatural,
simple. Recordaba mi gloria anterior, antes de que fuese incorporada por los rabinos en sus comentarios, y me negué a ser maltratada por el hombre o por Dios. Hice lo que hu¬ biera hecho cualquier mujer que se respetase. Dije: «Ya basta», ¡y me fui! Pero deberías oír los nombres que me llaman y las histo¬ rias que han dicho de mí a lo largo de estos siglos. He aquí algunas Mi historia
es
muy
de ellas:
la hora de cuidar de mí misma le llaman... mala
a
intención. Dicen que mi man
a
por eso me
llaman así.
independencia
mi sexualidad desvinculada de
¡Estoy harta de sus cuentos! Mujer, ¿puede sorprenderte
hayas exilado de
Nuestras
tu
poco
es... poco
un
femenina. Lla¬
marido... antinatural.
tú también hayas tenido mie¬ todo aquello que represento es femenino. ¿Puede sorprendente que me que
interior?
heridas
Es esencial que expresemos
las experiencias infantiles que nos poder, coraje e independencia son poco femeninos y antinaturales. Daremos los primeros pasos hacia la cura¬ ción en compañía de otras mujeres, reconociendo estas experiencias y las realidades sociales y religiosas que las conformaron. convencieron de que nuestro
Me llaman solterona porque vivo sola y estoy perfectamente feliz. Me niego a ser controlada por los hombres, cosa que ellos no
pueden entender:
mi asertividad
172
Un Dios que se parece a mi
Nuestro
El exilio de Lilit Durante más de
siglo el límite de la adolescencia ha sido identificado como un momento de elevado riesgo psicológico para las chicas. Se ha observado que en esa etapa las muchachas pier¬ den vitalidad, robustez, la inmunidad frente a la depresión y su sentido de sí mismas y de su carácter. un
Gilligan
y
Brown, Meeting at
the Crossroads
los hombres como a las mujeres se les anima a reglas de la sociedad en que vivimos y se les premia por ello, para las mujeres las normas son particularmente restrictivas y limitantes. El sentido que tiene la chica de su vida y de su destino está definido de una manera muy estrecha según una visión tradicio¬ nal de la feminidad. No se le permite emplear la totalidad de su vitali¬ dad, expresión, poder, coraje o independencia. De hecho, se le ense¬ ñará a denigrar cualquier cosa que emerja de las profundidades de su propia vida. Habiendo nacido en un mundo que prefiere a los hombres, pron¬ to aprende a retorcerse hasta adoptar formas que son aceptables para la Iglesia, la familia y la cultura. Alejará de sí las cualidades de Lilit, rechazando su poder original, su coraje y su control de sí. Se sentirá más cómoda en la delicadeza, la pasividad y la dependencia. Sin embargo, hubo un tiempo en el que la muchacha estaba fa¬ Aunque
conformarse
miliarizada niñas de
tanto a a
las
con su
Lilit interna. En
una encuesta
realizada
a tres
mil
de ellas eran confiadas, asertivas y te¬ positivos respecto a sí mismas. Desgraciadamente, etapa de la vida de la niña pasa rápidamente. Para cuando llega nueve
Lilit: La
años, la mayoría
primera mujer rebelde
173
poder original
Al
principio mismo la niña está familiarizada con la poderosa Lilit dentro de sí. Es capaz de realizar cualquier tarea con la que se le confronte. Lo tiene todo al alcance de su mente y de su imaginación. Consigue grandes logros en el vecindario, en su habitación y en su men¬ te. El poder del universo pulsa a través de ella y está llena de sí misma. Pero hay quienes se sienten amenazados por el poder Lilit de la niña-mujer. Con mejor o peor intención, tratarán de recortarlo y le in¬ sultarán si insiste en mantenerlo. Se le dice: «Orgullosa y engreída, no saques los pies de las alforjas. Finge que no puedes hacer las cosas para que te ayuden los niños. Nunca serás médico. El mundo es un lugar grande y peligroso para caperucita roja. Las hijas de Eva son pe¬ queñas, débiles y desvalidas.» Finalmente, la poderosa Lilit se queda dormida. De vez en cuan¬ do despierta para recordar a la mujer lo que supo una vez, pero estos recordatorios esporádicos son dolorosos. La mujer llena su vida de distracciones para no tener que oír la pequeña voz interna que le lla¬ ma a volver a casa... a su propio poder. que nene
Soy
una
mujer grande
amenazante.
No
y
al mundo
al instituto ha olvidado cencia
con una
mucha
menos
mala
sus
cualidades de Lilit. Saldrá de la adoles¬
autoimagen,
confianza
en
pocas
expectativas ante la vida y habilidades que los
sí misma y en sus
muchachos8.
8
Véase American Association of
Univesity Women (Washington, DC: AAUN, Carol Gilligan, Meeting at the Crossroads: Women s Psychology and Girls' Developement (Cambridge, Mass.; Harvard University Press, 1991); Lyn Mikel Brown 1992).
y
le resulta negativo
y
he
Erin
nían sentimientos esta
esto
natural que una mujer sea
grande y fuerte. A empleado mi tamaño para protegerme. Puedo exudar una energía muy clara que dice: «¡Atrás!» Si defiendo mis dere¬ chos me consideran una zorra. Si hago cosas que mi padre no comprende se deshace de mí llamándome lesbiana, como a cual¬ quier otra mujer que sea fuerte y poderosa. veces
es
Tengo
miedo tremendo a ser mejor que los hombres, por he delegado en los hombres. Como mujer, se me ha enseñado que es más importante gustarle a la gen¬ te que expresarme plenamente en el mundo. Prefería con mucho decir: «Si no te gusto, vale. Pero no me voy a cortar para que te sientas mejor.» Pero nunca lo he dicho. Por el contrario, sigo cor¬ tándome y, cuando lo hago, me deprimo, pierdo energía y me que¬ eso
do
un
he anulado mi fuerza y
en casa
viendo la televisión. Sandi
174
Un Dios que se parece a mí
Imagínate sentada
con
Erin
y
Sandi. Añade tu historia
cordatorios a
las
suyas. ♦
¿Has oído hablar alguna vez del frágil ego masculino? ¿Ha sido empleado alguna vez para recordarte que no amenazar a
los hombres exhibiendo
cia, tu capacidad de cuidar de ti misma
♦
y
esporádicos
a casa... a su
La
dolorosos. La mujer llena su vida de dis¬ la pequeña voz interna que le llama a propio coraje.
inteligen¬ de hacer tareas tu
Iglesia
sentir dolor y ser una
Mi madre
dijo «ya basta». Mis primeros recuerdos son palizas que le propinaba mi padre. Ella sigue impo¬ niéndose el papel de víctima, no toma la responsabilidad de cam¬ biar su vida. Me resulta muy duro mirar a mi madre porque repre¬ senta la parte víctima de mí. Es débil y su cuerpo muestra señales de toda una vida de palizas y negligencia con su salud. Sigue arries¬ gando su vida y su seguridad económica porque no puede imagi¬ narse una vida significativa sin un hombre.
Imagínate sentada
misma.
suyas.
la insultarán si
Erin
con
Sandi y Erin. Añade tu historia
a
las
se o
niega Si ella dice «ya basta» se le dirá: di sí cuando «Testaruda, quieres decir no. Entrega tu enfado a Dios. Perdona. Quédate. Aguanta la situación. Cumple con el propósito su¬ perior de amar, honrar y obedecer. El dolor y el sufrimiento son nece¬ sarios en la vida de una mujer. Soporta el maltrato de tu marido con espíritu de penitencia. Las hijas de Eva son pasivas.» Finalmente, La Valerosa se queda dormida. De vez en cuando despierta para recordar a la mujer lo que supo una vez, pero estos re¬ se
amor?
nunca
principio mismo la niña está familiarizada con su valerosa Lilit una guerrera. Sean cuales sean las dificultades, sabe que forma de le cuesta reunir hay una encararlas. No coraje y elevar su es¬ píritu; gracias al coraje resuelve sus problemas y gracias al espíritu es capaz de cambiar lo que no le funciona. Es capaz de decir «no» cuan¬ do no quiere ser abrazada. Dice «no me gusta esta persona», cuando no le gusta y «me gusta esta persona» cuando le gusta. Sabe cuidar de sí misma. El coraje del universo pulsa a través de ella, está llena de sí
niña. Con buena
merecer
las tremendas
interna. Es
sienten amenazados por el coraje único de la mala voluntad, intentarán neutralizarlo en ella y
víctima para
Sandi
original
algunos
son
me enseñó el dolor y el sufrimiento. Cristo murió ¿Debemos sufrir tanto para alcanzar la salvación? ¿La salvación de qué? ¿Por qué no somos suficiente tal como so¬ mos? Parece que nunca soy lo suficientemente buena; la parte mala siempre está allí, cargándome. Si sufro, entonces me siento bien porque merezco amor por haber sufrido. ¿Por qué necesito
Al
Pero
175
por nosotros.
complicadas sin la ayuda de un hombre? Siendo ya adulta y en compañía de hombres, ¿has apa¬ rentado alguna vez que no sabías lo que sabes o que no podías hacer lo que sí podías hacer? ¿Cómo has «anula¬ do» tu poder? ¿Qué lecciones has transmitido a tus hijas en relación al ego masculino o al poder femenino?
Nuestro coraje
mujer rebelde
tracciones para no tener que oír
volver
debías
♦
LiLrn La primera
♦
a someterse.
¿Escuchaste alguna vez decir a tu madre «ya basta»? ¿Se negó alguna vez a los malos tratos? ¿Cómo ha afectado a tu
♦
vida la elección de
tu
madre de
ser una
víctima?
¿Qué lecciones has transmitido a tus hijas en relación al dolor y al sufrimiento? ¿Te escuchan decir no o te ven to¬ lerar comportamientos inaceptables?
Un Dios que se parece a mi
176
Nuestra
independencia original
principio mismo la niña está familiarizada con su independien¬ su propia vida. Es su etapa de vir¬ gen y está contenta de estar sola. Toca la profundidad de su unicidad, ama su propia mente, expresa sus sentimientos, se gusta cuando se mira en el espejo. La soledad del universo pulsa a través de ella, que Lilit interna. Está embarazada de
algunos
se
sienten amenzados por la independencia y pecu¬ intención tratan de atemorizarla
♦
♦
♦
liaridad de la niña. Con mejor o peor para
pia
y
acabar con su independencia. Le insultan si elige una vida pro¬ separada de los demás. Se le dice: «Egoísta, tu tiempo, energía y
Olvídate de ti misma, existes para los demás. Tienes que esperar al que vendrá. Prepara tu cuerpo y tu cara para su venida, lo más importante es que seas desea¬ ble. Tu verdadera vida empezará cuando llegue, este salvador cambia¬ rá tu vida. Hará que toda tu espera haya merecido la pena. Las hijas de Eva siempre están esperando.» Finalmente, La Independiente se queda dormida. De vez en cuando despierta para recordar a la mujer lo que supo una vez, pero estos recordatorios esporádicos son dolorosos. La mujer llena su vida de distracciones para no tener que oír la voz interna que la llama a volver a casa... a su propia independencia. atención deben dedicarse al servicio
de
El primer hijo de mi madre fue un niño. Murió cuando aún bebé. Mi padre murió cuando yo tenía nueve años; por
tanto, no por
hubo niños ni hombres
vivo
con sus
mos a
vivir
en
mi familia. La preferencia
el recuerdo de mi padre. Mi ma¬ propios talentos y lo mantuvo descripciones. Después de su muerte nos traslada¬
lo masculino sobrevivió
en
dre lo adoraba. No desarrolló
con su
hombres que
♦
otros.
era un
sus
hermano soltero. Ella vivía
a
través de los
a
Laura. Añade tu historia
a
la
suya.
está llena de sí misma. Pero
177
mujer rebelde
Imagínate sentada junto
Al
te
Lilit: La primera
♦
¿Cuál era la actitud de tu familia hacia las mujeres inde¬ pendientes que expresaban sus ¡deas? ¿Hubo mujeres en tu familia extendida que prefirieron vi¬ vir solas? ¿Cómo se hablaba de ellas? ¿Se te animó algu¬ na vez a plantearte la vida sin un hombre? Ya en tu etapa adulta, ¿te lleva el miedo a la soledad de una relación a otra? ¿Te hace conformarte con menos? ¿Te obliga a ser fiel a compañeros abusivos? ¿Has insultado alguna vez a una mujer llamándole «zorra», «bruja» o «marimacho» por negarse a pedir perdón por su vida, por sus ideas o por su poder? ¿Qué lecciones has transmitido a tu hija en relación a sus elecciones existenciales?
Nuestra curación Hemos
expresado las experiencias infantiles
que nos
convencían
de que nuestro poder, coraje e independencia eran poco femeninos y antinaturales. Ahora recuperaremos la historia colectiva de las muje¬ res de los márgenes de la religión y de la historia. Reelaboraremos va¬
lientemente las historias de Eva
y Lilit, incorporando las imágenes cu¬ tiempo en el que Dios se parecía a nosotras. A medida que la Madre de Todo lo Vivo y la Primera Mujer Rebelde se reúnen dentro de nosotras recuperaremos nuestra capacidad original tanto de nutrir como de emprender acciones asertivas.
rativas de
un
Reclamar
a
la rodeaban. Observándola, aprendí a hacer lo
mismo.
Lilit
Laura A medida que
fuerza. Ya
no
desciendo a mi ser de Lilit recupero mi ira y mi dependo de los hombres para expresar mi asertividad. Annette
178
Un Dios que se parece a mí
Reclamamos
Lilit al
la verdad de
época en la que Dios mujer fuerte. Aprendemos de las antiguas mujeres, que no pe¬ dían perdón por su poder, coraje e independencia. Recordamos viejos tiempos en los que las mujeres eran honradas tanto por su fuerza como por su ternura, tanto por su capacidad de nutrir como de reali¬ a
contar
una
era una
zar
grandes
cosas.
Reivindicamos
esas
rechazar la sumisión y la
Reclamamos Mientras
nuestro
poder
trabajaba
mujeres que habían sobrevivido al inces¬ imagen femenina poderosa que despertase su poder interno. A muchas de ellas se les había animado a retomar su poder diciéndoles que era «lo masculino dentro de ellas». Pero ésta parecía ser una imagen muy inapropiada para quienes habían experi¬ mentado la explotación sexual a manos de los hombres. Para muchas de ellas era una imagen que activaba recuerdos del abuso sexual su¬ to,
traté de
presidencias ha sido limitado. La posición de las mujeres ha sido cla¬ ra: somos inferiores y carecemos de poder. Por eso, la admisión de nuestra falta de poder, tal como ha sido definida por los hombres, no afirma
a
las mujeres. Lo
con
encontrar una
importancia
que se
le da
a
admitir la propia falta de poder
dentro de la filosofía de la autoayuda también me molestaba. Hom¬ bres y mujeres aportan experiencias diferentes al concepto de poder. Para los
hombres, reconocer su falta de poder significa renunciar a la poder con las que se les ha saturado desde la infancia. Esta actitud les permite buscar conexiones significativas y relaciones de apoyo mutuo dentro de un contexto espiritual, terapéutico o de recu¬ peración. Las mujeres, por otro lado, han estado admitiendo su incapaci¬ dad la mayor parte de sus vidas. Nuestro acceso a los tronos, a las me¬ sas de negociación, a los despachos de dirección, a los pulpitos y a las ilusión de
que
las mujeres
tenemos que
hacer
es
recla¬
poder original. las mujeres reconocen a su Lilit interna redefinen el poder como la capacidad de actuar en su propio nombre, de ser las autoras de sus vidas y enfrentar cualquier situación que se les presen¬ te. En el caso de los hombres, la admisión de su impotencia es esen¬ cial para poder entablar conexiones con los demás. Para muchas mu¬ jeres el hecho de acudir a la primera cita de su terapia, a un grupo de apoyo de mujeres o a una reunión de recuperación es un acto podero¬ so que habla a su favor. Lilit nos recuerda lo que una vez supimos al principio de nuestras vidas. Dejándote inspirar por ella, afirma tu poder original mientras lees estas palabras: Soy capaz de realizar cualquier tarea con la que me enfrente. Tengo todo lo que necesito al alcance de mi mano y de mi imaginación. Consigo grandes cosas, tanto en el hogar como en mi vecindario y en mar nuestro
el mundo.
Soy La Orgullosa y Altiva. Saco los pies de las alforjas. No necesito ayuda de los hombres. Seré médico, madre, o cualquier cosa que desee ser. Soy capaz. El poder del universo pulsa a través de mí. Estoy llena de la
mí misma.
Reclamamos
nuestro
frido. La
179
A medida que
antiguas actitudes que enseñaban a las muje¬ subordinación, que aplaudía su asertividad y las animaba a ser independientes de los hombres. Volvemos a despertar las antiguas creencias en una diosa fuerte y capaz que era fiable, que actuaba en su propio nombre y en nombre de todas las mujeres, y que podía decir: «Ya basta», y hacer que así fuera. Inspiradas por aquellos tiempos, descendemos a nuestras vidas para reivindicar nuestros recursos olvidados: poder, coraje e indepen¬ dencia. Lilit, el espíritu salvaje de las profundidades oscuras, nos acom¬ paña en el descenso. res a
Lurn La primera mujer rebelde
Lilit,
coraje
imagen potencialmente curativa que ayuda a las muje¬ sí mismas y a esperar la igualdad dentro de las rela¬ ciones, fue distorsionada por la religión masculina hasta convertirla en un demonio que aterrorizaba a los hombres. Asimismo, su historia también fue desfigurada hasta convertirse en un aviso contra las espo¬ sas rebeldes que escapaban de situaciones abusivas. Ya ha llegado el momento de que las mujeres reclamen a Lilit y su historia. Ella se en¬ cargó de sí misma, dijo «ya basta» y se negó a ser maltratada por Dios o por el hombre. Lilit nos enseña a asumir nuestro enfado y a actuar con decisión en nuestro propio nombre. Nos da coraje para salir de situaciones una
res a actuar
por
180
Un Dios que se parece a mi
abusivas. Lilit nos anima en todos los aspectos de nuestra vida: «Sé fuerte. Sé poderosa. Actúa. Inicia. Muévete.» Imaginándose una ma¬ dre así, Ferrel escribió: «Todos los aspectos de mi vida habrían mejo¬ rado. Habría tenido una idea mucho más clara de quien soy, porque todas las acciones esforzadas me habrían obligado a co¬
probarme,
nocerme, a
Lilit
experimentarme
nos
Inspirada
recuerda lo que
por
ella, afirma
tu
bras:
Soy
activa
en
Sea cual sea la dificultad, sé que hay una manera esfuerzo reunir coraje, elevar mi espíritu. El coraje me sirve para arreglar los problemas y el espíritu para cambiar lo que no funciona para mí. Puedo cuidar de mí misma. Digo «no» cuando no quiero ser abraza¬ da. Digo: «No me gusta esa persona» cuando no me gusta. Digo: «Me gusta esa persona» cuando me gusta. Soy La Testaruda y La Iracunda. Me voy cuando quiero. Me niego al dolor y al sufrimiento. Soy activa. El coraje del universo pulsa a través de mí. Estoy llena de mí misma. una guerrera.
de encararla. No
Reclamamos
me cuesta
nuestra
independencia
la expresión de sus vidas porque las imágenes de mujeres fuertes y en posesión de sí han quedado exiladas de la historia religiosa. Las historias de mujeres que se leían en las iglesias y sinagogas de nuestra infancia estaban di¬ señadas para alimentar y reforzar nuestra indefensión. Convencida por las costumbres y hábitos culturales, la muchacha ni siquiera se plantea la opción de una vida solitaria. Una vida en soledad se consi¬ dera una maldición, algo que debe ser evitado a toda costa. La niña necesita un coraje tremendo para crearse una vida original que no En
en una
lugar de
en
relación.
hasta perder su propia forma, Lilit aban¬ y entró en el territorio de su propia expe¬ riencia. Nosotras la seguimos. Viajamos como ella a un lugar «lejano» para llegar a conocernos a nosotras mismas. Elegimos estar solas du¬ rante un hora o un día, un fin de semana o un mes, o toda una época nuestra
retorcerse
vida. Estemos
en una
nuestros recursos
Lilit
relación
internos.
prefirió vivir sola
que con un
hombre. Con
su apoyo,
algunas
opción. Inspiradas por su coraje, elegimos la absti¬ nencia de relaciones sexuales y románticas durante un mes o un año, o durante toda la vida. En nuestra abstinencia profundizamos nuestra felicidad y satisfacción con nuestras propias vidas. Reclamamos nues¬ reclamamos
esta
abundantes
firmemente con relación con otra persona no será profundamente satisfactoria a menos que nuestro primer compromiso sea con nosotras mismas. Lilit nos recuerda lo que sabíamos al principio de nuestras vidas. Inspirada por ella, afirma tu independencia original mientras lees es¬ tas palabras: Estoy embarazada de mi propia vida. Es mi época de virgen. Estoy contenta de estar sola. Toco las profundidades de mi unicidad. Me en¬ canta mi mente, expreso mis sentimientos y me gusto cuando me miro al espejo. Mi cuerpo y mi rostro son míos. Me resulto deseable a mí tros
nuestro
recursos
y nos comprometemos
verdadero potencial. Hemos llegado
a creer que una
Soy La Egoísta. Mi tiempo, energía y atención se emplean al servi¬ propia vida. Me recuerdo a mí misma. Existo por mí misma. Cambio mi vida si lo deseo. No esperaré la venida de nadie. Mi vida vuelve a empezar a cada momento. La soledad del universo pulsa a tra¬ vés de mí, estoy llena de mí misma. cio de mi
Reclamar
Lilit
donó el camino habitual
de
con
misma.
Generaciones de niñas han quedado mutiladas
esté centrada
tiempo para nutrir y reabastecer nuestro espíritu. En soledad reaprendemos las lecciones de Lilit, La Independiente; recordamos nuestros sueños y objetivos personales y desarrollamos una relación
mos
a
el mundo.» sabíamos al principio de nuestras vidas. coraje original mientras lees estas pala¬
y a estar
181
lilm La primera mujer rebelde
significativa
o no, nos toma¬
uso
nuestra
totalidad
Un Dios femenino tiene que encarnar las cualidades tanto de como de Eva para que resulte útil para mí. Tengo que hacer de mi fuerza y
día. No
asertividad, y de mi compasión puedo vivir plenamente sin ambas.
y entrega
cada
Karen S.
Lilit representa nuestra asertivamente.
capacidad de
actuar
independiente
y
Eva, la Madre de Todo lo Vivo, representa nuestra ín-
182
Un Dios que se parece a mí
tima conexión
el origen
de la vida. En
mundo que prefiere a poder como cuidadoras nutricias y como personas de éxito. Sólo se nos ha permitido acceder a una parte de nuestro poder. Si elegimos implicarnos con los oríge¬ nes de la vida a través de nuestro papel de madres nutricias se nos nie¬ ga la plena igualdad económica y social. Si elegimos ejercer nuestro intelecto, poner en marcha nuestro sueños y movernos en el mundo con ambición tenemos que negar a la madre nutricia que llevamos dentro. La conexión con nuestra Totalidad Original ha sido cortada. Ya es hora de que las mujeres volvamos a integrar ambos aspectos de nosotras mismas: nuestras cualidades nutricias a semejanza de Eva y nuestras cualidades asertivas a semejanza de Lilit. Inspiradas por el pasado, cuando las mujeres eran honradas tanto por su capacidad nutricia como por su capacidad ejecutiva, nos ima¬ ginamos a Lilit caminando por los límites del Jardín. Se encuentra con Eva, la mujer que la reemplazó. Nos las imaginamos comiendo juntas del fruto e intercambiando historias. Juegan en la tierra e ima¬ ginan sus principios; se imaginan que la tierra es un útero. Cuando llega el momento nacen de la Madre Tierra y se dan nombre a sí los
hombres,
con
se teme
la plenitud de
183
Lilit: La primera mujer rebelde
un
La oración
del
útero
nuestro
Al finalizar los retiros
Madres Míticas
pedimos a vida diaria. De Eva reapren-
con nuestras
Lilit que nos apoyen en nuestra demos la lección del útero nutricio. Reconocemos Eva y a
nos sentamos
y
descansamos
un rato.
Ella
nos
nuestros
límites,
ofrece la serenidad de
aceptar las cosas que no podemos cambiar. De Lilit reaprendemos las lecciones del útero que empuja, reconocemos nuestro poder. Empuja¬
hacia adelante y
expulsamos de nosotras la vida. Ella nos ofrece de cambiar lo que podemos cambiar. Imagínate sentada en un círculo de mujeres que tenga forma de útero. Nos damos a luz mutuamente, nos damos la vida. Dependien¬ do de la necesidad expresada por cada una, la rodeamos suavemente o la empujamos hacia adelante con fuerza. La oración del útero tiene tres partes: «Una oración a Eva, la Madre de Todo lo Vivo», «Una oración a Lilit, la Primera Mujer Rebelde» y «Un collage de Gratitud a Nuestras Madres Míticas». A medida que leas, reflexiona sobre la pregunta «¿Qué Madre necesito hoy?» Las dos están presentes en ti y mos
el coraje
escucharán
tu
Un oración
a
oración.
mismas. Eva
Eva, Madre de Todo lo Vivo
grita:
«Soy la Madre de Todo lo Vivo, la culminaáón de la creación. Mantengo y alimento la vida dentro de mí. Mi útero es acogedor, mi amor alimenticio. En mí estáis contenidos y sustentados.» Lilit dice:
«Soy la Primera Mujer Rebelde. Mi útero es fuerte, poderoso su empuje. Cuando llega el momento, expulso la vida de mí. En mí te esfuerzas, inicias y te mueves.» Hablan
a
través de los
siglos con
una
sola
voz,
«Eramos mujeres divididas. Ahora somos una.»
De pie en nuestro círculo con forma de útero, preguntamos: «¿Hay alguna de entre nosotras que desee los dones del útero nutri¬ cio? ¿Alguna desea sentarse y descansar un rato? ¿Que le acaricien sus heridas o que se acojan sus sueños tiernamente? ¿Un hombro en el que llorar? ¿Disfrutar la serenidad de aceptar las cosas que no se puede cambiar?»
responde: «Necesito a Eva porque mis padres eran muy su desesperación por tener una hija perfecta me em¬ pujaron a aparentar. Trabajé duro para hacer todo lo que se espe¬ raba de una buena hija y aún sigo siendo perfecta en todo. Me gustaría tener permiso para liar las cosas un poco. Necesito los cuidados y la aceptación de Eva.» Susan
críticos. En
Jen responde: «Necesito a Eva. Tengo mucha energía impulsi¬ mí, siempre me estoy forzando y nunca descanso. Me imagi-
va en
184
Un Dios que se parece a m1 no a
Eva
hasta
su
como una
mujer
muy
cálida
y
abundante. Quiero
redondez y ser abrazada. Quiero sentir
simplemente por ser. Me gustaría descansar
que me
reptar
quieren
Juntas llamamos a Eva, que está en nosotras, y decimos en voz a ti, fuente de Toda Vida. Tu útero nos da la bienveni¬ da, tu amor es nutricio. Somos abarcadas y sustentadas por ti.» En un momento dado Susan y Jen se ponen de pie en medio de círculo uterino. Les damos la bienvenida en nuestro útero. a Susan con nuestro amor y aceptación. Acunamos, apoya¬
Nutrimos mos
y
rodeamos ajen, acariciando sus heridas. Acogemos sus sueños y recibimos sus lágrimas. Les ofrecemos los regalos
tiernamente de Eva.
Una oración
poderoso
Una
Lilit, la Primera Mujer Rebelde
pie en nuestro círculo con forma de útero preguntamos: «¿Hay alguna de entre nosotras que desee los dones del útero que empuja? ¿Un reconocimiento de su poder? ¿El coraje de cambiar las cosas que puedes cambiar? ¿El coraje de salir de una situación abusi¬ de iniciar
una nueva
impulso. En ti
una,
Ferrel
Erin
y
empujar
a
moverse
responde: «He permitido que los hombres me dominen. En mi relación actual todavía me cuesta decir y afirmar lo que pienso. Cedo más poder del que deseo ceder. Soy leal y me quedo demasiado tiempo. Necesito las palabras de Lilit: "Ya basta", para darme el cora¬ je de salir de la problemática situación en la que me encuentro.»
Lilit, que está dentro de nosotras y decimos alta: «Fuente de la Vida, de ti fuimos expulsadas. Fuerte es tu a
esforzamos, iniciamos
y nos
se ponen
de pie
en
el
centro
de
nuestro
a
por
profesional. esforzarse, iniciar y sí misma mientras la empujamos hacia adelante en su cada
una
de
su nueva aventura
hermanas
nuestras
a
vida. Le ofrecemos los dones de Lilit. Un
collage de gratitud a Nuestras Madres Míticas
collage de gratitud a Eva y Lilit. Se han conver¬ imágenes de curación y transformación para nosotras. Nos han ofrecido sus dones a medida que hemos ido integrando las partes remotas de nosotras mismas. Imagínate sentada en un círculo con Karen, Liz y Laura. Añade tu expresión de gratitud a las suyas. Recono¬ ce los regalos que has recibido de tus Madres Míticas. tido
creamos un
en
Karen S.:
«Agradezco el modelo femenino e
iniciativa,
a
que
simboliza las
menudo vinculadas
con
los
hombres. Su imagen ha hecho que avanzar hacia mis objetivos
profesionales
me
resulte
menos
difícil
y
doloroso. Es de
un
valor
incalculable darse cuenta de que estas cualidades agresivas tam¬ bién son femeninas.» Liz: «Me siento
agradecida por Eva y Lilit, que no son objetos o diosas de Hollywood. Son mujeres aserti¬ poderosas que me animan a abrazar mi identidad, indepen¬
idealizados de placer vas
Erin
nos
Ferrel hacia adelante, hacia
cualidades de afirmación
responde: «Necesito a Lilit para que me empuje a ser la persona extrovertida y creativa que solía ser. Me gradué en una es¬ cuela de teatro cuando era joven, pero de adulta he sido anoréxica en lo que a resultados se refiere. Me he quedado en trabajos cleri¬ cales frustrantes a pesar de que deseaba dejarlos. Necesito que Li¬ lit me empuje ahí fuera, a hacer lo que quiero hacer, que es salir al escenario y mostrar quién soy.»
en voz
a
Animamos
aventura?»
Ferrel
Juntas invocamos
tu
185
círculo uterino. Nuestra respiración se acelera, nuestro útero se con¬ trae. Nos preparamos para empujar a Erin hacia adelante, fuera de la relación abusiva que consume su energía y su vida. Nos preparamos a
Ahora
a
De
va o
útero,
primera mujer rebelde
movemos.»
un rato.
alta: «Venimos
nuestro
Lilit La
y
dientemente de la relación animan surgen
a
en
la que esté en este momento. Me
abrazar tanto las energías pasivas como los
impulsos que de mí. Me equilibran. Soy al mismo tiempo nutricia y auto-
confiada. Estas cualidades
no son mutuamente
excluyentes.»
Laura: «Alabanzas a Lilit y a Eva. Alabanzas a lo duro y lo a blando dentro de mí, dentro de las mujeres. Alabanzas al rigor, a la honestidad y a la dureza que abrió mi armadura. Alabanzas al
Un Dios que se parece a mi
186
poderoso impulso interno que dice: date a luz a ti misma, Laura; ése es tu imperativo. No vuelvas a ser suave hasta que estés dis¬ puesta a estar entera. Alabanzas a la fuerza y a la austeridad de tu inteligencia y a tu negación a aceptar mentiras. Alabanzas a la in¬ versión de ios papeles genéricos y a todas las sombras inter¬
Lilit: La primera mujer rebelde Los dones
♦
medias.»
del útero
que
187
expulsa
¿Deseas los dones del útero que expulsa: reconocimiento de tu poder, el coraje de cambiar las cosas que puedes cambiar? ¿De qué situaciones tienes que atreverte a salir? ¿En qué nuevas aven¬ turas debes atreverte a entrar? ¿Qué situaciones demandan una acción por tu parte? Escribe, dibuja, baila o esculpe los dones de Lilit que
♦
Antes de
seguir adelante, quédate un rato más en
el capítulo 8:
ÚTERO NUTRICIO, ÚTERO QUE EMPUJA
LOS DONES DEL LOS DONES DEL
cada día de esta semana te sientas en un círculo con grupo de mujeres en las que confías: figuras míticas que te inspiran, profesoras y parientes que te amaron en tus primeros años, y amigas que te apoyan actualmente. Crea un collage o haz un dibujo de este poderoso círculo de mujeres. Exhíbelo como un recordatorio del apoyo que tienes a tu disposición diariamente. Imagina
con un
que
Recibe los dones de Lilit.
que
forma de útero
deseas. el círculo uterino acelera su respiración, se contrae y se prepara para empujarte hacia adelante, sacándote de una rela¬ ción abusiva o de una situación que consume tu energía y tu vida, y metiéndote en una nueva aventura intelectual o haciéndo¬ te tomar un riesgo positivo. Imagina la inspiración, el amor y el apoyo del círculo animándote a esforzarte, iniciar y moverte en tu propio nombre mientras te empujan hacia adelante en la vida. Imagina
♦
semana con las mujeres de tu vida. Comparte con necesidad de coraje, desafíos y apoyo. Permite que sean el femenino de Dios para ti.
Conecta esta
ella
tu
rostro
PERDIDA Y HALLADA Los dones del útero nutricio
Dedica tiempo ♦
♦
♦
¿Deseas los dones del útero nutricio: sentarte y descansar un rato; que te acaricien las heridas, o se acojan tus sueños tiernamente; llorar sobre un hombro amigo; contar con la serenidad de aceptar las cosas que no puedes cambiar? Reconoce tu necesidad. Escri¬ be, dibuja, baila o esculpe los dones de Eva que desees. Imagina que recibes la inspiración, el amor y el apoyo de tu círculo uterino. Imagina que eres acunada, apoyada y rodeada por ellas: acarician tus heridas, acogen tus sueños tiernamente, reciben tus
lágrimas. Recibe los dones de Eva. a lo largo de esta semana con las mujeres de tu vida. Comporte con ellas la necesidad de una presencia tierna y nutri¬ cia. Permite que sean para ti el rostro femenino de Dios. Conecta
Fuiste.
Imagina
cribe respuestas a Día 1. Poder ♦ ♦ ♦
perdido
Describe tu
poder de Lilit. ¿Jugabas duro como los niños? ¿Durante cuánto tiempo se te permitió conservar tu poder? ¿Cómo trataron los demás de aplastarte? ¿Qué insultos te decían? Dibuja o baila a La Desvalida en la que te has convertido.
Día 2. Poder ♦
cada día de esta semana a conversar con la Niña que sentáis en vuestro lugar de encuentro. Dibuja o es¬ las siguientes preguntas con tu mano no dominante:
que os
encontrado
Imagina que tu madre te hubiera dicho cuando eras niña: «Pue¬ des hacer lo que te propongas. Puedes lograr grandes cosas en el vecindario,
pulsa
a
en
tu habitación, en tu mente. El
poder del universo
través de ti. Permanece llena de ti misma.»
Un Dios que se parece a mí
188
♦
♦
Dibuja o baila a La Poderosa que deseas reivindicar. ¿Cómo podría La Poderosa apoyarte en tu vida actual? Escríbele una carta describiendo una situación particular en la que necesi¬ tes su poder. Pregúntale: «¿Dónde estás dentro de mí?»
Lilit La primera mujer rebelde
Día 7. Imágenes curativas y movimientos ♦
♦ ♦
Describe tu coraje de Lilit, la guerrera que una vez fuiste. ¿Decías lo que pensabas? ¿Decías no a las cosas que no te gustaban? Di¬
buja a la guerrera. ¿Durante cuánto tiempo se toleraron tus actitudes valientes? ¿Cómo intentaron avergonzarte los demás? ¿Qué insultos te de¬ cían? Dibuja o baila La Víctima en la que te convertiste.
Día 4. Coraje encontrado ♦
Imagina
que tu
madre te hubiese dicho cuando eras niña: «Sé del universo pulsa a
fuerte. Esfuérzate, inicia, muévete. El coraje través de ti. Permanece llena de ti misma.» ♦
♦
Dibuja o baila a La Valerosa que deseas recuperar. ¿Cómo podría Ella apoyarte en tu vida actual? Escríbele una carta describiendo una situación concreta en la que necesitas su valen¬ tía.
Pregúntale: «¿Dónde estás dentro de mí?»
Día 5. Independencia ♦
perdida
Describe tu
independencia-Lilit, la autoposeída que una vez fuis¬ Dibújala. ¿Durante cuánto tiempo se toleró tu independencia? ¿Cómo intentaron darte miedo los demás? ¿Qué insultos te dijeron? Dibuja o baila La Dependiente en que te has convertido.
te. ♦ ♦
Día 6. Independencia ♦
que tu madre te hubiera dicho cuando eras niña: «Toca profundidades de tu propio ser único. Ama tu mente, expresa sentimientos. La soledad del universo pulsa a través de ti. Per¬
Imagina las tus
manece
♦ ♦
encontrada
llena de ti misma.»
Dibuja o baila a La Independiente que deseas recuperar. ¿Cómo podría La Independiente que fuiste apoyarte en tu vida ac¬ tual? Escríbele una carta describiendo una situación particular en la que necesitas su independencia. Pregúntale: «¿Dónde estás dentro de mí?»
Reúne imágenes
de mujeres fuertes
y
nutricias. Exhíbelas
en tu
hogar. ♦
Día 3. Coraje perdido ♦
189
Reúne las imágenes que dibujaste esta semana de La Poderosa, La Valerosa y La Independiente que estás recuperando. Encuentra
lugar especial en el que exhibir tus obras de arte. coreografía de un baile empleando el vocabulario de mo¬ vimiento que has desarrollado a lo largo de esta semana. Baila a La Poderosa, a La Valerosa y a La Independiente que reclamas tal como emergen de la desvalida, la víctima y la dependiente en que te has convertido. un
♦
Haz la
¿Sapí+ulo
]\\c\y\c\ J_a
La
ye.
Vi ygen
historia
A MEDIDA QUE ELROSTRO DE DlOS iba cambiando en mi ex¬
periencia, me preguntaba por María. Mis recuerdos de ella eran confusos, había sido elevada y menospreciada al mismo tiempo. En el orfanato católico de mi infancia se la representa¬ ba como la Reina del Cielo. En el misal que me dieron había una leta¬ nía a la «Bendita Virgen María», una lista de cuarenta y ocho de sus nombres entre los que se incluían doce relativos a su calidad de reina. Las imágenes que conservaba de ella en mi misal eran, evidentemen¬ te, las de una reina. Era alta y elevada, y estaba rodeada de estrellas, halos
y coronas.
En la
iglesia
protestante
de mi adolescencia
no
había
estatuas
María ni misales con retratos de la Reina de los Cielos ni fiestas nor de la bendita Virgen ni rosarios o avemarias; solo
en
de
ho¬
obras de teatro parroquiales en las que María era representada como una mujer dócil y embarazada, con la cabeza cubierta y los ojos mirando al suelo. Los
Un Dios que se parece a mí
MarIa: La Madre Virgen
habían destronado a María y yo tuve que ocultar mi amor y devoción hacia ella. El viaje de María desde el cielo, donde era una reina que recibía honores, hasta la tierra, donde se la reducía a una sirvienta obediente, había sido orquestado por los hombres. Me preguntaba si sería posi¬ ble desenredar la historia de María del gran drama de salvación orga¬ nizado por el Padre, que había enviado al hijo a la tierra a través de su vientre. ¿Habría un espacio intermedio en el que el cielo y la tierra se encontraran, un espacio donde La Reina del Cielo, virginal y perfecta, se encontrase con la María terrenal, encarnada y humana?
La María protestante
192
protestantes
loraba por
el papel
que
193
estaba confinada en la tierra y sólo se la va¬ había jugado en el nacimiento de Jesús. En las
dan muchos detalles de
vida, sólo se relatan los papel de madre de Je¬ sús. Su historia gira alrededor de los hombres de su vida: José, su ma¬ rido; Jesús, su hijo; y el señor Dios, su Maestro en el cielo. Vivió en escrituras
no se nos
hechos más directamente relacionados
una cultura en la que, a nivel legal, las esposas eran maridos. Antes de su boda, María estaba sometida
histórica
sus
pusieron
a
María
por
a
judía buena
y
fiel,
encima de la vida
que
con
obe¬ pala¬
bras elevadas sobre su virginidad (Santa Virgen de las Vírgenes) y su inmaculada concepción (Reina concebida sin pecado). En las clases
Señor es contigo. Bendita fruto de tu vientre, Jesús. nosotros pecadores ahora y
Salve María, ¡la llena de gracia! El tú entre todas las mujeres y bendito el
Misal católico
Aunque el Dios del judaismo y de la cristiandad no permite que ninguna mujer comparta su poder y su trono, María es la santa que más cerca ha estado de arrebatarle los cielos. Ha mantenido su obsti¬ nada y poderosa presencia dentro de las discusiones religiosas, de la literatura devocional, del arte clásico y del corazón de sus fieles segui¬ dores, para enfado de sus detractores a lo largo de los siglos. María es la figura religiosa femenina que más a menudo aparece en los escritos de las mujeres, siendo recordada con una mezcla de ad¬ miración, ira y confusión. Muchas mujeres se han pasado la vida tra¬ tando de emularla o rechazando la imagen que de ella se presentaba en las iglesias de su infancia. Como dijimos en el capítulo 6, la mayo¬ ría de los hombres no se pueden imaginar a Dios como mujer debido al retrato negativo y confuso que se hacía de las mujeres en las iglesias de su infancia. Como Eva y Lilit, María nos fue presentada a través de los ojos de los hombres. Los católicos y los protestantes ofrecían vi¬ siones encontradas de ella.
Los católicos
y la
Segunda Eva
Santa María, Madre de Dios, reza por en la hora de nuestra muerte. Amén.
propiedad de
la autoridad de su padre. En el momento del matrimonio se convirtió en propiedad de José, y cuando éste murió, se designó a un discípulo de Jesús para cuidar de ella. María fue una adolescente decía los dictados de Dios y del hombre.
Visiones encontradas: La María
su
con su
de catecismo y en
los
referencias a las di¬ de José y madre de Jesús. Más bien, lo que fue de gran importancia fue su participación en el intricado proceso de la salvación humana que se remonta hasta Eva. En dicho proceso de salvación, dentro de la compleja imaginación, pensamientos y escritos de los teólogos y padres de la Iglesia, las his¬ torias de María y de Eva quedaron inseparablemente vinculadas'. En un sentido trágico han sido rivales a lo largo de toda la historia reli¬ giosa. La imagen de cada una de ellas era presentada por los hombres en reacción y respuesta a la otra: sermones
mensiones humanas de su vida
muy pocas
esposa
la Madre del Mal, desobediente y sexualmente pecado¬ La caída de la humanidad de la gracia fue consecuencia de la Eva
ra.
había
como
es
pérdida de su inocencia y virginidad. María es la Madre de Dios, que fue obediente y virginal. La sal¬ vación de la humanidad por medio de la gracia fue realizada a través de su cuerpo virginal. Eva
1
es
modelo de desobediencia. A través de la desobediencia
Phillips, Eve: The History of an Idea (San Francisco: Harper and Row, 1984), páginas 131-147.
194
Un Dios que se parece a mi
de
esta
to
de Dios, liberó la
mujer, el pecado entró en el mundo. Desoyendo el manda¬ muerte cuando comió del fruto prohibido.
María obedeció. A través de la obediencia de esta mujer
dor entró la vida
en
mente
que
él rezaba el rosario, puedo sentir este recuerdo
en
los
dedos.
el salva¬ liberó
Karen H.
el mundo. María obedeció el mandato de Dios y
eterna.
Dijo: «Hágase
en
mí según tu palabra.»
los protestantes, María era un objeto, una vasija recipiente para el Cristo divino. Ella era insignifican¬ te. Recuerdo a mamá explicándome que «esos católicos» adoraban a María y lo ridículo que era. Después de todo, argumentaba, todo el mundo sabía que los hombres tienen todo el poder y que sólo podíamos salvarnos a través de Jesucristo. Tuve la impresión de que «esos católicos» eran frivolos y perdían el tiempo rezando a al¬ guien que «sólo» era una mujer. Para nosotros,
vacía, sólo
Eva exaltó la sexualidad y
realizo el acto sexual. Su cuerpo se¬ Adán, que era un hombre bueno, a acompañarla en su pe¬ cado. Quedó exilada del cielo como Prostituta y Tentadora. María exaltó la virginidad, absteniéndose para siempre del acto sexual. Su cuerpo está eternamente cubierto y más allá del deseo. Se le permite entrar en el cielo como Señora y Virgen de las Vírgenes. dujo
195
María: La Madre Virgen
a
un
Irene Eva
luz; parió
con
María Varió
a
es
a
dolor.
la Madre
es
no
la Madre Celestial. Dio
a
luz
a
Imagínate sentada Añade tu historia
en un círculo con Colleen, Karen e Irene. las suyas mientras reflexionas sobre tus
a
primeros recuerdos de María.
la Madre Humana. Dios le dio el nacimiento.
es
María
teológicas
el sufrimiento al dar
Sagrada. No experimentó dolor al dar a luz. Jesús con alegría.
Eva
De niñas
la Madre Caída. Experimentó
es
Dios.
¿Qué sentías respecto a María? ¿Qué te produce actual¬ mente admiración, enfado, confusión? ¿Querías ser como María o la rechazabas?
♦
éramos conscientes de las elaboradas discusiones
♦
la medida en que se filtraban a través de canciones, oraciones y escenas religiosas de la infancia que se nos han quedado grabadas. Las mujeres comparten los primeros respecto a
María,
excepto en
recuerdos de ella: María
jer
que se
Nuestras
era un
veía
ba reducida
a
que, en parte,
en
sin ira y sin espina. Era la única mu¬ la Iglesia y sólo era medio humana, porque esta¬
no-persona,
las buenas cualidades. Esto molestaba
rechazó
a
la Iglesia
por
a
mi madre
ello. colleen
En la parte
frontal de la iglesia había un crucifijo con Jesús en la derecha, en una posición menos prominente, había una estatua de María. Aquello me resultaba confuso. ¿Era esta mujer ideal que yo debía imitar igual a Dios o no? Recuerdo muy clara¬ él,
heridas
compañía de mujeres valientes hablaremos de las experiencias pasado personal y religioso que nos robó la sexualidad y nos dejó sin voluntad. A medida que contemos nuestras historias de¬ jaremos atrás el aislamiento de toda una vida. Este es nuestro primer paso hacia la sanación. En
de
nuestro
Castidad
a
toda
costa: nuestros
cuerpos
retorcidos
y a
el hombre ha contado con la bendición de la construir su sistema de valores sexuales dentro de
Es evidente que
sociedad para
196
Un Dios que se parece a mI un
contexto
rante sus
xualidad
apropiado y natural, mientras que la mujer no. Du¬ formativos, la mujer disimula buena parte de su se¬ respuesta a los requerimientos sociales de mantener la
años en
fachada de «buena chica». MASTERS y JOHNSON, Human Sexual
Inadequacy
María: La Madre Virgen
yen a
lo divino las cualidades
197
menos vergonzosas
de poder, fuerza
e
inteligencia2. La masculinidad de Dios y la inferioridad de las mujeres estaban establecidos en la literatura, instrucción y rituales religiosos que nos
rodearon
en nuestra
infancia.
Según la biología de Aristóteles, la for¬
masculina es la normativa y, cuando está distorsionada por la ma¬ teria femenina produce una especie inferior, la mujer. Tomás de Aquima
Al
principio, tal
lo definen los hombres, Eva exaltó la se¬ sedujo a Adán a acompa¬ ñarla en su pecado. Como resultado acabó siendo exiliada del cielo por Prostituta y Tentadora. La predecesora de Eva, Lilit, encarnaba la sexualidad asertiva. Se negó a someterse al hombre, a yacer debajo de él. Su sexualidad sin trabas fue su fallo fatal. fuera de la Biblia Quedó acusada de ser la Madre Demonio y la Torturadora de los Hombres. Al principio de la cristiandad los hombres dieron una forma a la Reina de los Cielos que eliminaba su cuerpo de mujer y su problemᬠtica sexualidad. La Mujer Sagrada exalta la virginidad; se abstiene para siempre del acto sexual. Su cuerpo permanece eternamente cu¬ bierto y más allá del deseo. A la Virgen María se le robó su cuerpo y se le retiró su sexualidad. Sólo se le permite entrar en el cielo como Virgen de las Vírgenes. xualidad. Practicó el
como
acto
sexual. Su cuerpo
el teólogo católico del siglo XIII que adoptó las teorías biológicas Aristóteles, considera que el sexo normativo de la especie humana es el masculino. Creía que el hombre representaba la plenitud de la naturaleza humana, mientras que la mujer tenía defectos físicos, mo¬ rales y mentales3. Cuando la salvación de la humanidad requirió que Dios «se hicie¬ ra hombre y habitara entre nosotros», fue necesario que encarnara en un cuerpo de hombre4. Dios no podría haber elegido encarnarse en el cuerpo inferior y defectuoso de la mujer. Y, sin embargo, está claro que Jesús pasó por un cuerpo femenino de camino hacia la tierra. El cuerpo femenino tenía valor como recipiente para la reproducción de no,
de
la semilla masculina. Los
teólogos masculinos reelaboraron la cuestión del útero de eliminar la mayor cantidad posible de su feminidad. La Reina del Cielo no tenía útero; se alude al lugar de la gestación de Cristo como a un «cofre». En palabras de un teólogo, «Cristo es la joya brillante contenida en el cofre que es María»5. El término cofre conjura imágenes de un miniataúd o contenedor con paredes de ter¬ ciopelo. Su propósito era el de proteger al Hijo de Dios de la corrup¬ ción de entrar en la vida a través de un cuerpo sangriento, lioso e infe¬ rior. En otras palabras, el cuerpo de María no tenía otro valor que el de ser utilizado por Dios padre. A través de la imagen del cofre los hombres pueden volver a negar la íntima implicación de las mujeres en los orígenes de la vida. María para
Cuerpos atacados A cada
res
momento de la historia religiosa, los cuerpos de las muje¬ han sido atacados por sacerdotes, ministros, rabinos, teólogos y
escritores
religiosos. Los hombres siempre han tenido miedo de los de las mujeres y los hombres religiosos en particular han teni¬ do grandes obsesiones con ellos. Han escrito enormes volúmenes so¬ bre el tema, pero, en lugar de tratar con sus propias actitudes, con su propia sexualidad y sus respuestas a nuestros cuerpos, nos han defor¬ mado a través de sus enseñanzas y teologías. Nuestros cuerpos llevan el impacto de su profundo miedo a lo femenino. El Dios creado a su imagen es masculino. Y aunque teóricamente a «él» se le considera asexual y elevado por encima de toda sexuali¬ dad, está claro que él y sus representantes masculinos sólo se han ele¬ vado por encima de la sexualidad femenina. Avergonzados por sus propios cuerpos y sexualidad, y confundidos por los nuestros, atribu¬ cuerpos
2
Rita M.
Gross, «Steps Toward Feminine Imagery of Deity in Jewish Theology»,
página 245. J
Rosemary Radford Reuther, Sexism and God-Talh (Boston: Beacon Press, 1983), pp. 74-76, 96. 4 Ibid., pp. 125-126. 5 E. Schillebeechx, Mary, Mother of the Redemption (Nueva York: Sheed and Ward, 1964), p. 140.
198
Un Dios que se parece a m!
María: La Madre Virgen
Un ideal inalcanzable
tencias de los sacerdotes y
volver Cuando su tarea hubo acabado, María se transformó en la Reina del Cielo. Se le permitió entrar en el Reino de Dios como virgen eter¬ na con el himen intacto y como madre sagrada del salvador. Como
ner
nos
en
el
tormento
mi
mente
cuando
trato
de
hombres tienen de mi cuerpo. Erin
sexual de muchos.
Aunque muchas de nosotras dejamos la Iglesia hace años, nues¬ tros cuerpos han quedado ensombrecidos por el ataque de la religión sobre ellos mismos y sobre nuestra autoimagen. Como resultado de la exaltación de la castidad de María y de su maternidad sagrada hemos desarrollado
en
avergüenza todo lo que tiene que ver con ser una mujer. Tengo la sensación de que no está bien ser mujer y que sólo se nos quiere para ciertas cosas. Y tenemos que hacer esas cosas callada¬ mente y sin ser vistas. La vergüenza de ser mujer está presente en todo lo que hago. Siempre me he sentido incómoda con mi sexualidad. Me sien¬ to avergonzada de mis experiencias sexuales de adulta. María no practicó el sexo. No seguía los caminos de las mujeres terrenales, por eso quería conectar con ella, pero sentía que estaba lejos de mi alcance. Rezo para poder desprenderme de las imágenes que los
el himen intacto? Teniendo en cuenta la
convertíamos
monjas
la sexualidad.
Me
y
imposibilidad de seguir el ejemplo de Ma¬ quedamos con una serie de disyuntivas que nos negaban cualquier sentido de totalidad. O emulábamos a la Virgen María, ne¬ gando nuestra sexualidad, o nos convertíamos en la Eva Prostituta, negando nuestra santidad y valía. O aspirábamos a ser la Reina Céli¬ be del Cielo, lejos del alcance de la necesidad, el deseo y el contacto masculinos; o nos convertíamos meramente en mujeres terrenales, sometidas a la necesidad y deseo masculinos y violadas por su con¬ tacto. O nos rendíamos como esposas dóciles de un hombre o nos ría,
a conectar con
Robín
madre María sirvió de ideal inalcanzable para las niñas bue¬ nas que deseaban emularla. ¿Cómo podíamos ser madres, lo que re¬ quería hacer el acto sexual, y al mismo tiempo ser vírgenes y mante¬ virgen
199
relación confusa
Imagínate sentada historia
♦
a
en un las suyas.
Reflexiona sobre el
círculo
con
Robín
y
Erin. Añade tu
ejemplo de la Virgen María
y su
im¬
mismas. Nuestros
pacto en tu cuerpo, en tus deseos naturales e inclinacio¬
—junto con sus deseos naturales e inclinaciones sexuales— fueron deformados y etiquetados de malos por una religión que pre¬ fiere a los hombres y adora a un Dios masculino. No podemos ni co¬
ha sido definida la virginidad por la Iglesia? ¿Por tu familia? ¿Por la cultura en la que creciste? ¿Se empleaban las mismas exhortaciones en lo relativo a la virginidad a tus hermanos? ¿Qué sentimientos, recuerdos y reacciones activan en ti las palabras pura y casta, virtuosa, inmaculada, limpia de co¬ razón, muerte de la inocencia y pensamientos impuros? ¿Escuchaste las siguientes frases y palabras: Los hombres las prefieren vírgenes, Ella ha perdido la virginidad, me¬ retriz, puta? ¿Había un doble criterio en el matrimonio de tus padres en lo referente a la fidelidad marital? ¿Quién era sexualmente autónomo y libre en tu familia?
una
con nosotras
cuerpos
imaginarnos
menzar a
sexuales
e
Sentadas das. Una
a un
inclinaciones en
a una
Dios
como
las
que tenga cuerpo,
confusos deseos
nuestras.
♦
círculo, las mujeres comparten la verdad de
hablan desde el silencio de toda
Me resulta difícil actitud de la
reconocer
Iglesia Católica
mis
una
sus
vi¬
vida:
tolerado
en
era que
el matrimonio para
♦
propios impulsos sexuales. La
el sexo es sucio y sólo debía la propagación de la raza. Me enseñaron que a María se le premiaba por su castidad y que los impulsos sexuales eran el diablo. Todavía sigo oyendo las adver¬ ser
nes
♦
sexuales. ¿Cómo
200
La
Un Dios que se parece a mi
mujer obediente: María obedecía
era
a
nuestras
vidas retorcidas
su
vida.
Jane En el
principio, según la versión de los hombres, Eva afirmó su voluntad frente a Dios. Se negó a obedecer y comió de la fruta; ésta fue la maldad definitiva que sumió a la humanidad en el pecado. Eva fue maldecida y expulsada del Jardín de la Vida. Su predecesora, Lilit, encarnaba la rebelión: se negaba a someterse a Dios o a los hom¬ bres. Su indómita voluntad era tachada de mala y poco femenina. Fue apartada de la Biblia por ser la Primera Mujer Rebelde. Al principio de la historia cristiana, la María terrenal fue confor¬ mada y moldeada por los hombres para eliminar la capacidad feme¬ nina de elección y de acción independiente. Ella permitió que su cuerpo y su reputación se cuestionasen, permitió que los demás con¬ formaran su vida, su destino y sus elecciones. Fue el recipiente obe¬ diente capaz de contener el nacimiento de Cristo. Se rindió a la vo¬
201
Nos convertimos
para nosotras.
gentil y humilde, y definitivamente no era Dios. Ella
los hombres de
María: La Madre Virgen
en expertas en
observar cómo viven
los demás y adaptamos nuestras vidas en consecuencia. Todo el mun¬ do sabe más que nosotras, desde los invitados a los programas de va¬
riedades hasta nuestros terapeutas y formadores, pasando por los in¬ contables expertos que consultamos para diseñar nuestra experiencia. Dedicamos nuestra vida a tratar de encajar con la idea que los demás tienen respecto a
lo
Ensamblamos
que es
mejor
para nosotras.
de acuerdo a la fórmula social de perfecta. Formamos nuestros pensamientos y opiniones para que le encajen a nuestra audiencia, limitamos nuestros sentimientos a lo que es aceptable y formulamos nuestros comportamientos y accio¬ nuestros
cuerpos
la mujer
nes
de acuerdo
a
las expectativas ajenas.
Algunas sufrimos en un
una
mutilación emocional por abandonarnos desean los demás. Nos convertimos
las formas que borrón sin forma mientras
habitualmente
a
nuestra
ligro de disolverse. Cada rendición ción de nuestra
quiénes somos propia vida.
Rendirse
a
y
ni siquiera
se nos
verdadera forma
convierte
corre
el pe¬
miniabdicalas autoras de
en una
planteamos
ser
los hombres
luntad de Dios. Rendición
a
Dios y a
los
expertos
Nuestra voluntad ha sido sometida
a ataques sucesivos en cada historia de la religiosa. La imagen de María fue conformada se¬ gún especificaciones masculinas para convencernos de que somos in¬ capaces de pensar y actuar independientemente, de determinar nues¬ tras propias elecciones, de realizar nuestros deseos en el mundo y de controlar nuestras vidas y destinos. De niñas se nos enseñó a emular a María: ella era buena y amorosa, y así era como debíamos ser noso¬ tras. Ella se rindió a la voluntad de Dios y nosotras debíamos hacer lo mismo. Era bendita por haber obedecido y a nosotras nos pasaría
punto
lo mismo. De la misma forma que
María rindió el control de su vida y per¬ su destino, nosotras también. Convenci¬ das de que nuestras vidas no son nuestras, nos quedamos alienadas de nuestro sentido interno de lo que está bien, de lo que es apropiado mitió
a
los demás conformar
Según la religión tradicional, Dios maldijo a Eva por su desobe¬ con las siguientes palabras: «Tu marido te dominará.» María se convirtió en una segunda Eva penitente. Su obediencia nos dio el ejemplo de que teníamos que ser sumisas a los hombres, por muy abusiva que fuera su presencia o ausencia en nuestras vidas. Estaba claro que teníamos que emular a María. Después de todo, de ella sólo se decían cosas buenas porque siempre estaba en su lugar. Lilit fue in¬ sultada por negarse a estar en su lugar y Eva fue castigada por su des¬ obediencia. Estaba muy claro que no queríamos que nos ocurrieran diencia
unas cosas tan
Debido
terribles. la
preponderancia del mito de la creación que ve a las mujeres como subordinadas a los hombres e instigadoras del mal he¬ mos aceptado que nuestro destino es ser gobernadas por los hom¬ bres. Pasamos la vida sujetas a un hombre tras otro, empezando con nuestros padres y hermanos y siguiendo con nuestros novios y mari¬ dos. No podemos imaginarnos la vida sin un hombre. Para algunas de nosotras
a
la relación
con un
hombre
es
más
importante
que nuestros
Un Dios que se parece a mí
202
hijos,
nuestros
amigos
cordura. Deformamos
e
incluso más importante
que nuestra
salud y
María: La Madre Virgen
203
asumiría mis tareas habituales de cuidadora. Sin embargo, aumentó mi dependencia de la relación. Comencé a esforzarme por mantenerla a flote y eso significó renunciar a las actividades que tanto apreciaba. Por fin, esta erosión constante de quien soy acabó en un tremendo resentimiento hacia el hombre, al tiempo que sentía terror a perderlo. Para entonces quedaba tan poco de mí que verdaderamente sentí que mi supervivencia pen¬ que no
poco a poco nuestras
vidas
para gustar a
los hombres. Aprende¬
apreciar el fútbol, a pescar con mosca, a leer periódicos depor¬ cocinar sus comidas favoritas. Hacemos cursos, compramos ropa y coches, y reconstruimos nuestros cuerpos y rostros a partir de lo que pensamos que desean los hombres de nuestra vida. La visión
mos a
tivos y a
masculina del mundo
es
fundamental
para nosotras:
el hombre actúa
reaccionamos, él habla y nosotras escuchamos, él toma la le seguimos. Una vida propia, con fronteras defi¬ nidas, es algo que ni nos planteamos. Nos convertimos en la esposa del ministro, la mecanógrafa del autor, la secretaria del jefe, la ma¬
día de
un
hilo.
y nosotras
joyce
iniciativa y nosotras
dre del salvador. Como resultado de las imágenes
infantiles de lo femenino, la ma¬ podemos imaginarnos a Dios como una mujer. Creemos en lo más íntimo de nuestro corazón que las mujeres somos incapaces de pensar y actuar independientemente, de elegir autóno¬ mamente, de llevar a cabo nuestros proyectos en el mundo y de con¬ trolar nuestras propias vidas y destinos. Creemos que las mujeres no tenemos voluntad propia, que somos inferiores y requerimos el cuida¬ do de un hombre. Una mujer no podría ser Dios. yoría de nosotras
Sentadas das. Una
en
a una
no
Tengo una gran necesidad de gustar y de ser aceptada. Esto desee parecerme al resto de la gente con la que estoy para no hacer olas, sobresalir o discrepar de la visión de la mayo¬ ría. Esta mayoría puede ser un grupo convencional, como compa¬ ñeros de trabajo o parientes, o un grupo de mujeres feministas. La culpa que siento a veces es tan grande que sigo la corriente, que digo sí en lugar de no para evitar sentirme culpable. El mecanismo de la culpa se activa en mí porque interpreto mi diferencia de pen¬ samiento u opinión como que no estoy siendo agradable y por eso tengo que intentarlo con más determinación. hace que
Sandi
círculo, las mujeres comparten la verdad de sus vi¬ una vida:
hablan desde el silencio de toda
Imagínate sentada Me siento
como
si estuviese enterrada
debajo de muchas
ca¬
de retorcimiento. Retorcida por la sociedad para casarme y hijos, para estar en forma y parecer siempre joven. Retorci¬ da por la educación para pensar los pensamientos justos. Retorcida por el mundo del arte y del diseño para crear la imagen adecua¬ da, tener estilo y estar a la moda. Me abrí camino hasta un grupo de apoyo porque estaba destrozada por otra relación abusiva en la que había tenido que retorcerme hasta dejar un trabajo, un siste¬ ma de apoyo y mi autoestima.
Añade tu historia
en un círculo con las suyas.
Emily, joyce
y
Sandi.
a
pas
tener
Emily
¿En qué sentido has deformado tus pensamientos, sentimien¬ tos, cuerpo, acciones y vida para darles la forma que de¬ seaban los demás? Describe cómo te has rendido a los demás imitándolos; dependiendo de sus opiniones, espe¬ cificaciones y demandas; y necesitando contar con su
aceptación
tual? Antes de mi última relación crearme una
vida
sana.
con un
hombre trabajé duro
Cuando empezó
para
la relación hice voto de
y
aprobación.
Describe cómo te has rendido a los hombres de tu vida. ¿Qué visión del mundo es la más importante en tu relación ac¬
¿Quién actúa y quién reacciona? ¿Quién habla quién escucha? ¿Quién tiene la iniciativa y quién sigue?
y
Un Dios que se parece a mí
204
¿Cómo han expandido tu visión del mundo —intelectual, política y deportivamente— los intereses de los hombres de tu vida? ¿Cómo han sido recibidos tus intereses, pro¬ yectos y preocupaciones por tus amantes? ¿Han podido expandirse intelectual, emocional y espiritualmente a re¬ sultas de
tus
intereses?
san ación
Nuestra Hemos
expresado las experiencias infantiles
que nos
robaron la
sexualidad y nos arrebataron la voluntad. Ahora, con coraje, recla¬ maremos las historias de un tiempo en el que Dios se parecía a noso¬
Incorporaremos en nuestros mitos, meditaciones y rituales las imágenes del principio mismo que afirman a la mujer. A medida que tras.
vamos
empleando
estos recursos
transformadores, María
se
convier¬
imagen sanadora de lo divino dentro de nosotras. En su
te en una
presencia volvemos al hogar de nuestra Voluntad Sexualidad
y
de
nuestra
originales.
María: La Madre Virgen
Madre Diosa, que estaba tan enraizada en la vida y en la conciencia de las gentes que los padres de la Iglesia acabaron reconociendo que tenían el
poder suficiente para exorcizarla. La cristiandad no re¬ su Dios era hombre y no había figuras feme¬ ninas comparables a la Diosa 6. Aunque María había sido excluida de los textos bíblicos no había sido olvidada por las mujeres, que no dejaban que muriera su recuer¬ do. Sus historias circulaban entre la gente y se entremezclaban con las historias de la Diosa. Para las mujeres María se convirtió en la mani¬ festación de la Diosa, el Dios accesible que se parecía a ellas, que sen¬ tía, lloraba y les comprendía porque era mujer. Las mujeres siempre han necesitado relacionarse con un Dios que se parezca a ellas7. Para ganar conversos, los padres de la Iglesia capitalizaron la fu¬ sión de ambas imágenes. Tal como los rabinos habían integrado a la Diosa en sus mitos de la creación bajo las formas de Eva y Lilit, los padres de la Iglesia incorporaron en su teología a la Diosa, Reina del Cielo y de la Tierra, bajo la forma de la Virgen María8. Sobre los esca¬ sos detalles relativos a su vida de que disponemos se han apilado si¬ glos de cultos imaginativos que la han convertido en la Reina del no
sultaba atractiva porque
Cielo. Para
aplacar
los seguidores de la Diosa, los padres de la Iglesia de María algunas de sus cualidades, al tiempo que eliminaron las cualidades que alteraban su visión del mundo. A María se le retiró la asertividad de la Diosa y su independencia se¬ xual9. Desde la perspectiva masculina, domesticar a la Diosa tenía mucho sentido, pero, desde la perspectiva femenina, fue una elección trágica. Supuso presentar a generaciones de niñas una imagen distor¬ sionada de la feminidad, en la que la pasividad, la castidad y la do¬ añadieron
Recuperar
su
historia
La diosa del Paleolítico y crea
la vida
esta
deidad
del Neolítico
es
partenogenética,
partir de sí misma. Es una Diosa virgen primaria y autofertilizada. La virgen cristiana es una versión degradada de a
virginal.
205
a
mesticación
marija Gimbutas, The Civilization ofthe Goddess
A pesar
a
la imagen
se
convirtieron
en
los únicos ideales femeninos.
de todo, con el tiempo, la Reina del Cielo desarrolló una la gente. La Diosa había renacido y se negaba a que-
vida propia entre María fue apartada de la Biblia después de cumplir con su come¬ tido de canal pasivo a través del cual el Padre envió a su unigénito a la tierra. Su experiencia no se valoró ni se convirtió en parte de los regis¬ tros ortodoxos del principio de la iglesia. Sin embargo, María reemer-
fuerza muy poderosa a lo largo de la historia. Hubo varios factores que condujeron a su reaparición. Para extenderse por Europa la cristiandad tuvo que contar con la gió
y se
convirtió
en una
6 7
Elinor W. Gadon, The Once and Future Goddess, pp. 194-195,206. Elizabeth Johnson, «Mary and the Image of God» in Doris Donneíly, ed.,
Mary, Wo/nan ofNazareth (Nueva York: Pauiist Press, 1989),
pp. 31-32. rít., pp. 31-32. 9 Marina Warner, Alone of All Her Sex: The Myth and Cult of the Virgin Mary (Nueva York: Vintage Books, 1976), pp. 47-49. 8
Johnson,
op.
206
Un Dios que se parece a mí
darse
el
lugar
le asignaban los padres de la Iglesia, se negaba a que dictaran los términos de su existencia. La gente la adoraba como a Dios. Molestos, los padres de la Iglesia trataron de contenerla, pero acabaron reconociendo que la adoración de la Dio¬ sa, reencarnada como Reina del Cielo, no podía detenerse. Incorpora¬ ron sus festivales, creencias e imágenes a su proceso teológico y trans¬ formaron los altares de la antigua Diosa en capillas de la Reina del en
que
permitirles
Cielo.
Actualmente reivindicamos a la Diosa Virgen y Madre diciendo la verdad sobre la época en la que Dios se parecía a nosotras. ¡Reclama¬ historia de mujeres
desde el principio mismo! Apren¬ antiguas mujeres que no pedían perdón por su sexualidad y se negaban a rendirse a nada que no fueran los ritmos naturales de la vida. Recordamos los antiguos tiempos en los que la virginidad sig¬ nificaba que una mujer era «una en sí misma» y no pertenecía a nin¬ gún hombre, era la autora de su propia vida y la creadora de su pro¬ pio destino10. Reivindicamos los antiguos ritos que celebraban a la Diosa y a su hijo, el salvador, su representante en la tierra, que gober¬ naba desde su regazo11. mos nuestra
demos de las
María: La Madre Virgen
dirigimos hacia nuestros abundantes recursos internos. Volvemos hogar de nuestra propia voluntad, a la energía creativa que pulsa a través de nosotras. Damos forma a nuestras vidas, nombramos nues¬ tros propios dioses. La Que Es Completa en Sí Misma nos desafía con estas palabras: nos
al
Soy María, la Diosa Virgen. Camino por la tierra con voluntad. Soy La Que Es Completa en Sí Misma. Mi vida es mía. No pertenezco a ningún hombre. Soy la autora de mi propia vida. Soy la creadora de mi propio des¬ tino. Lucha por tu
vida y apártala de las manos de los hombres. Conec¬ yo virginal, el centro total y completo dentro de ti. Valora tu voluntad. Determina tu propia vida. No permitas que ta con tu
otros
dicten los términos de Diseña
tu
que
Un encuentro con María:
reclama tu
autonomía
Virgen significa Una
en
Sí misma;
no
Noor Hall,
original
significa
ser casta,
sino
The Moon and the Virgen
Gimbutas, The Civilization of the Goddess, p. 223. Rosemary Radford Reuther, Mary—The Femenine Face o/The Church (Fila-
delfia: The Westminster Press, 1977), p. 15.
tus
o
de
tus
creencias.
propios dioses. Honra todo lo
ha sido despreciado, recibe todo lo
que
ha sido dese¬
es
buena. Es muy
buena.
doncella inviolada, sino
ritual, la meditación y la exploración guiada, el Dios de nuestra comprensión se mueve dentro de nosotras. Imaginamos a un Dios mujer que es completa en sí misma y que simboliza la auto¬ nomía, la voluntad y la creatividad. Cuando vislumbramos su rostro, nos damos la vuelta; en lugar de buscar la salvación fuera de nosotras,
11
existencia
chado.
Soy María, la Fuente de la Vida. Camino sobre la tierra dando fruto. Mi útero
el
el lugar fértil donde nace todo lo que es: abismo que se traga al Dios Sol cada noche;
acuoso es
oscuro
el cáliz del que bebes vino en las ceremonias sagradas; el vientre sagrado que te recibe cada Sabbath.
A través del
10
tu
propia vida, nombra
Tu voluntad
doncella sola, en sí misma. Ser virginal no ser fiel a la naturaleza y al propio instinto.
207
De la oscuridad húmeda de mi útero En
creatividad
haces
nacen nuevas
imágenes.
conmigo. Eres libre de elegir Cada niño es una nueva imagen de lo divino traído al mundo por la Madre. Cada poema y cuadro, cada ritual y ceremonia, es una nueva imagen de lo divino ofrecida al mundo por su Creador.
tu
tu
te
propia forma de
una
nacer.
Un Dios que se parece a mí
208
Benditos
los frutos creativos de
son
tu
útero, que surgen en nuevas
vida. Honra todo lo que ha sido menospre¬ ciado. Recibe todo lo que ha sido desechado. El útero es bue¬ no. Es muy bueno. imágenes
Reivindicamos
y nueva
vida
una
María: La Madre Virgen
Sentada su voz
en
el círculo, cada mujer
en
en
una con
espiritualidad que afirma a la mujer redefinimos el conteni¬ significado de la voluntad de Dios. La Que Es Completa en Sí Misma valora la voluntad. Nos anima a conocer nuestra propia volun¬ tad y a creer que es válida y operativa en el mundo. En lugar de ren¬ dirnos a los dioses masculinos y a los poderes elevados nos desafía a descender a nuestro propia sabiduría interna y a afirmar nuestra vo¬ con su
tu voz
más sabia.
con
tu
canción,
para que
voluntad. Devuélveme mayor
a
mi voluntad esté
mí misma para que
alegría y mi bien más elevado. Soy
la sabiduría de la Madre Dios. Bendita
sea.
Laura
sabiduría.
Es Completa en Sí Misma desfiándote cada ocupaciones diarias. Incorpora su cuestionamiento a tu práctica meditativa y a tu oración. Repite sus pala¬ bras a tus hijas, nietas y sobrinas: tu cuerpo es tuyo, no permitas que la sociedad lo deforme. No permitas que nadie acceda a él sin tu permiso. Tus pensamientos son tuyos, no permitas que otros los moldeen. Tus sentimientos son tuyos, no permitas que otros los expresen. Tu vida es tuya, no permitas que las expectativas ajenas la conformen. Sé la autora de tu propia vida, sin culpa ni vergüenza. No fuiste creada para agradar a los demás. Niégate a rendirte a nada que no sea tu yo más verdadero y Imagina a La Que mañana antes de entrar
armonía
Estoy en el proceso sutil de discernir cuál es mi propia forma. Estoy liberando todos los pensamientos, sentimientos e imágenes artísticas que han estado cautivos en mí. Tengo sed de la experien¬ cia de mí misma. Estoy en el proceso de renacer. Me estoy familia¬ rizando conmigo misma a través de mil y un pequeños reconoci¬ mientos. ¡Sí! Me niego a ceder mi autonomía. Me estoy haciendo responsa¬ ble, capaz de hacer mis propias elecciones y de actuar en nombre propio. Rindo mi sentido de la separación, exagerado y cargado, y basado en los demonios del pasado. Comienzo a confiar y a amar, a legitimar mi propia vida y la brillante dirección que ha tomado.
do y
armonía
en
con tu
Ferrel
En la
en
armonía
pueda experimentar mi
para nosotras.
luntad
vida:
Oh útero de mis madres, fortaléceme para que pueda rendir¬ lo más profundo de mí misma. Abre mi corazón para que mi
original
La Que Es Completa
una
me a
canción esté por
celebra su yo más verdadero y las mujeres han salido de la
más sabia. Gracias al apoyo mutuo,
conformidad de toda
Sí Misma, hemos llega¬ do a creer en una sabiduría interna alineada con la peculiaridad, los intereses, los talentos y el propósito de vida de nuestro yo más ver¬ dadero. Remontándonos a la infancia, vemos que esta sabiduría or¬ questaba y coordinaba fielmente nuestros movimientos desde que reptábamos hasta que podíamos caminar o correr, nuestro discurso desde que emitíamos sonidos hasta que podíamos pronunciar pala¬ bras y frases, y nuestro conocimiento del mundo a través de nues¬ tros maravillosos sentidos. El flujo de la sabiduría nos ha sido fiel, llamándonos a volver al hogar de nuestro verdadero yo incluso en los momentos en que nos desviábamos de lo que era sano y bueno Inspiradas
209
en tus
Imagínate sentada tu historia
♦
a
Diseña
en un
círculo
una
vida original.
báilala. ♦
Ferrel y Laura. Añade
Descríbela, dibújala, escúlpela,
Describe los intereses, talentos y propósito de vida de tu yo
♦
con
las suyas.
más verdadero.
Describe cómo estás saliendo de la
riges hacia el autocontrol.
dependencia
y te
di¬
Un Dios que se parece a mi
210
Reclamamos
nuestra
María: La Madre Virgen
Otras comienzan
espiritualidad original
imágenes de la Madre. El primer rostro de que nos encontramos es el rostro de nuestra propia ma¬ dre. Por eso es muy apropiado que reconozcamos a la Fuente de Vida —la fuente de nuestra vida— cuando diseñamos nuestra propia espi¬ ritualidad. Para algunas mujeres, las plegarias a Dios Madre son un primer intento de ir más allá del Dios de su comprensión infantil, su primer encuentro con el rostro femenino de Dios. Escucha las agudas palabras de Ferrel: «Rezo cada mañana a la Madre Dios. Es muy her¬ mosa y fuerte, está transformando mi idea de lo que es ser una mujer. Le he agradecido muchas veces espontáneamente que me haya hecho mujer.» Pero hay otras mujeres para las que la imagen de Dios Madre no es ninguna ayuda. Aunque desean orientar su espiritualidad hacia un rostro femenino, las experiencias infantiles dolorosas con sus propias madres hacen que les resulte imposible visualizar a lo divino como una madre amorosa. Invito a estas mujeres a experimentar con la ima¬ gen de la «sabiduría profunda». La sabiduría, o Sofía, es un rostro fe¬ menino de Dios presente en las Escrituras hebreas que, aunque ha quedado oscurecido con el tiempo, no fue erradicado totalmente. El uso de la palabra profunda reconoce que el viaje de la mujer es de descenso. Los hombres han tomado el camino ascendente: erigen escaleras y monumentos tratando de alcanzar el cielo. Nombran a sus dioses Poder Superior y Dios de los Elevados Lugares. Sus pecados han sido el orgullo y la grandiosidad mientras que el nuestro ha sido el odio hacia nosotras mismas. Como nuestro yo femenino no tenía cabida en el cielo, su hogar está dentro de nosotras. En lugar de bus¬ car un Dios o Poder Superior fuera de nuestras vidas, miramos pro¬ fundamente dentro para reclamar los aspectos perdidos y olvidados Dios
Inspiradas por La Que Es Completa en Sí Misma, peleamos por espiritualidad, sacándola de las manos de los hombres. Valo¬ ramos nuestra voluntad, estamos determinadas. No permitiremos que los que se pretenden expertos en espiritualidad dicten los términos de nuestras creencias. Diseñaremos nuestra propia espiritualidad origi¬ nal, daremos nombre a nuestros propios dioses. A medida que las mujeres reclamamos el derecho a nombrar e imaginar al Dios de nuestra propia comprensión, una gran variedad de imágenes aflora de la experiencia, fuerza y esperanza de sus vidas. Hallie describe su libertad recién estrenada con una imagen: «Me imagino una mesa vacía sobre la cual puedo ir probando distintas imᬠgenes y conceptos del dios de mi comprensión. Descarto todos los que no me producen una sensación absolutamente justa y sólo con¬ servo las imágenes que son verdad en mi profundidad interna. Me anima el hecho de que esta mesa es infinitamente grande y tiene mu¬ cho espacio para poder llevar a cabo mis propias exploraciones espi¬ nuestra
rituales.»
Algunas mujeres empiezan con imágenes del mundo natural. Re¬ sus experiencias infantiles en la naturaleza. A menudo la co¬ nexión intuitiva de una mujer con sus ritmos y ciclos es la comadro¬ na que le permite avanzar hacia el rostro femenino de Dios. Mientras lees sobre los escritos de Emily reflexiona sobre tus experiencias in¬ fantiles en la naturaleza; las lecciones que aprendiste de su misterio, su belleza y su fuerza; y tu permanente conexión con sus ritmos y cuerdan
ciclos:
el mundo natural hay muchísima energía dispo¬ aguas rugientes cuando necesito fuerza; al fuerte brillo del sol cuando tengo miedo y a la suave brisa cuan¬ do necesito calmarme. Siendo una con la naturaleza, abrazo mi do¬ lor y lo siento como parte del dolor del mundo. Abrazo mi poder y lo siento como la fuerza de vida que fluye a través de mí. Me acepto tal como soy, una parte de todo ello: los ciclos, la armonía y el ritmo. Para mí, en
nible. Invoco
de
con
con
el
nosotras
El
a sus
Emily
211
uso
mismas.
de la
palabra Sabiduría
reconoce que en nuestro
descenso
redescubrimos la Sabiduría original que orquestó nuestros días y nuestro desarrollo al principio mismo de la vida. Hemos llegado a re¬ conocer
que esta
sabiduría
heridas. Nos devolverá
es
aún más profunda
que nuestras
prime¬
la totalidad y a una relación amorosa con nosotras mismas. En la meditación reflexionamos sobre la presencia de la Sabiduría en nuestra vida diaria y en la oración conversamos con ella acerca de las alegrías y desafíos que enfrentamos cada día. ras
a
Un Dios que se parece a mí
212
Sentadas
María: La Madre Virgen
círculo, las mujeres celebran el nombramiento de sus propios dioses y el diseño de su propia espiritualidad. Apoyadas por las demás, cada una rompe con la conformismo de toda una vida:
Un encuentro
en
empezado se
mi espiritualidad forma buscaré una comunidad espiritual cerca que refleje de mis creencias y mi experiencia. Ya no puedo luchar conmigo misma pensando que hay algo equivocado en mí porque no encajo en el sistema de creen¬ cias y de conceptualización de Dios que tienen otras personas. Tengo derecho a nombrar a un Dios de mi comprensión, no como una Verdad definitiva, sino como la verdad que opera en mi vida. esta
experiencia he afirmado
surgirá desde dentro de mí. A medida
que
que tome
Annette
Imagínate sentada
con
Laura y
las suyas.
Recupera tu imaginación creativa. Crea abundantes imᬠsanadoras de lo divino e inclúyelas en tu oración y en tu práctica meditativa. Compon una oración, un poema o una canción em¬ pleando una o más de tus propias imágenes. Reúne un círculo de mujeres y crea una «Letanía de los Numerosos Nombres» empleando los abundantes recur¬ sos de tu fértil imaginación. genes
reclama tu sexualidad original
responsables de nosotras mismas en el sentido más profundo. Porque a medida que reconocemos nuestros sentimientos más profundos empezamos a renunciar, necesariamente, a sentirnos satisfechas con el sufrimiento y la autonegación, y con la insensibi¬ lidad que tan a menudo parece ser la única alternativa en nuestra nos
ha
sociedad.
AüDRE LORDE, Sister Outsider La niña,
Laura A través de
María:
Cuando empezamos a vivir desde dentro hacia fuera, en cone¬ xión con el poder de lo erótico en nosotras, comenzamos a hacer¬
a emplear el término Diosa por primera vez. ampliado a medida que reverberaba desde den¬ tro, creciendo desde un suave y avergonzado susurro hasta una expresión vigorosa e imposible de negar. En su nombre he empe¬ zado a suavizar mi autocrítica y autorrechazo. Cuando siento la tendencia a brutalizarme, me imagino la presencia amorosa de una figura gentil y simpática. No la figura semiconsciente, vertical, austera y fálica de la cultura, sino otra tierna y llena de simpatía. Su movimiento es de reconocimiento y conexión.
He
Este nombre
con
213
al principio mismo de
su
vida, vive cada día
con una
fuerza exuberante, una energía notable y una vitalidad contagiosa. Sus días son significativos y se van desarrollando de acuerdo a la pro¬ funda sabiduría que reside dentro de ella y que orquesta sus movi¬
mientos, vés de vivir
sus
sus
sonidos
y
el conocimiento
que
adquiere del mundo a tra¬ claro: es el de
notables sentidos. Su propósito está muy
plenamente la abundancia de
vida. Su vida ordinaria ya es su¬ le llena de admiración y asombro. Le basta con mirar el rojo de una manzana, escuchar la dan¬ za de la lluvia, contar los guisantes de su plato o tocar las partes de su cuerpo que le producen alegría. Explora el mundo con coraje y ex¬ plora su cuerpo con excitación. Al principio mismo de su vida, la niña está familiarizada con la energía erótica dentro de sí. En la infancia la sexualidad de la niña no está dormida, desde el momento del nacimiento es capaz de excitarse sexualmente y de tener orgasmos. Es su derecho de nacimiento como Hija de la Vida. La niña ama su cuerpo y su vida. Dice un gran sí a la Vida que pulsa a través de ella. Siente el sí en sus genitales. Le produ¬ ce placer tocarse el clítoris y lo hace frecuentemente. No tiene miedo su
ficientemente interesante, cada experiencia
de canalizar sentimientos intensos dentro de sí. Siente el sí
en su cora¬
en su alegría e incluso en sus lágrimas. Toca cada área de su vida. potencial erótico del universo pulsa a través de ella, está llena de sí
zón, El
misma. En un mundo que prefiere a los hombres, la sexualidad está defi¬ nida de acuerdo a las necesidades y los deseos de los hombres. Final-
Un Dios que se parece a m!
214
mente, no
la niña se verá obligada
está al servicio de
con
lo
que su
sus
a aceptar una
intereses. El
sexo
forma de sexualidad que como cópula,
será definido
potencial erótico quedará confinado
a una
actividad
compañero, una actividad que garantiza la satisfac¬ ción física del hombre y que, en sí misma, puede resultar ineficaz para satisfacerle a ella. Adiestrada para servir sexualmente a los hombres olvidará las maravillas de su propio cuerpo, su rico potencial erótico y su capacidad para el deleite sensual y la satisfacción. La Que Está Completa en Sí Misma nos recuerda lo que una vez supimos al principio de nuestra vida. Te llama para que vuelvas a casa, a tu cuerpo, a tus instintos naturales, a tus deseos sexuales. Ella inspirará tu energía erótica y tu imaginación: entra en sus palabras. que
requiere
un
MarIa: La Madre Virgen
215
bios,
entra en sus aperturas, saborea sus jugos. Deléitate en sus fragancias naturales, no permitas que ninguna fantasía te acompa¬ ñe. En posesión de ti, date placer. Aduéñate de ti misma comple¬ tamente. Explora los límites de tu sensualidad. Aventúrate hasta los extremos remotos de su vibración y color. Siente el fuego elevarse dentro de ti. Aprende sus caminos, su despertar, su sendero hacia la unión. Celebra las sensaciones de tus genitales. Te llaman a dirigirte hacia tus límites. Imagínate un
matrimonio dentro de ti: trarse con otro.
un amante
La altura llamando
vándose hacia el cielo y un espacio intermedio dentro de ti. Las dos Marías encontrándose dentro de tu cuerpo. Inspira y recí¬
belas.
Un encuentro con la Diosa Virgen:
¿Qué aprenderás de
reclama tu sexualidad original
cesitarás
un
este viaje a lo profundo de ti? ¿Ya no ne¬ amante? Las Diosas se amaban a sí mismas hasta el lí¬
mite. Caminaban sobre la tierra
Soy María, la Virgen Diosa. Camino desnuda por la tierra. Ninguna ropa oculta la belleza de mi fértil vulva, la
mi oración para
redondez de
mi vientre,
la
cuerpo.
más. Arráncalo de las manos de confía en sus instintos naturales. virgen, el centro total y completo dentro de ti.
Conecta
con
tu
yo
Elige estar sola, reunirte contigo misma, tocar una parte de ti largo tiempo olvidada, abrazar tu cuerpo con ternura y pasión. Embárcate en un viaje íntimo contigo misma. Experimenta la ple¬ nitud y la satisfacción, sé dueña de ti misma. Deléitate en tu liber¬ tad de estar sola, de satisfacer tus necesidades y de darte placer.
de nadie más. Experimenta el placer de tu corporal. Siente la suavidad de sus curvas. Toca sus la¬
Tu cuerpo es tuyo,
sensualidad
posesión de sí mismas. Esta
es
Elévate, fuego, elévate. Despliégate dentro de ella. Unela
con
profundidades. Despierta cada centro. Que la alegría sea el fruto de su unión.
el espíritu.
Honra todo lo que Recibe todo lo que Tu sexualidad
Tu cuerpo es tuyo, de nadie los hombres. Vive en tu cuerpo,
en
ti, mujer bendita:
Elévate desde las
plenitud de mis pechos. Soy La Que Es Completa en Sí Misma. Soy de naturaleza sexual, vivo en mi cuerpo, asumo sus deseos como míos. Permite que el contacto conmigo transforme tu relación con tu o
desenroscándose para encon¬ la profundidad, la tierra ele¬
a
es
ha sido despreciado. ha sido desechado. buena. Es muy buena.
Sentadas en círculo, Wendy, Erin y Colleen comparten su sanación sexual. Hablan desde el silencio de toda una vida: Durante
tiempo en que me abstuve de relaciones sexua¬ imaginé a un amante masculino interno muy cuidadoso que estaba por debajo de las fantasías abusivas de violación y de los compañeros violentos que había necesitado para excitarme les
un
me
sexualmente. La fantasía de un amante masculino cuidadoso me resultó sanadora y funcionó durante cierto tiempo. Llegué al límite de esa imagen y ahora me estoy abriendo a una imagen fe¬ menina. En cierto
sentido, el hombre seguro que creé era
un paso
216
Un Dios que se parece a mi
hacia lo femenino. Mi siguiente paso es
217
alejarme completamente
del hombre y empezar a imaginarme a una diosa erótica que vive dentro de mí, que se expresa a través de mí y me acepta tal como
María: La Madre Virgen
Imagínate sentada Añade tu historia
en un
a
círculo
con
Wendy, Erin
y
Colleen.
las suyas.
soy.
Wendy
♦
¿Te tocaste el cuerpo alguna vez siendo niña o adoles¬ ¿Qué sensación te producía sentir su suavidad y sus curvas, abrir sus labios y entrar en sus aperturas? ¿Sentiste alguna vez elevarse por tu cuerpo una calidez cente?
Siento
La Sexual dentro de mí. Está aquí, en mi
superficie. ella, siente hormigueos, se mueve, se ex¬ pande y evoluciona. Mi vulva se hincha y se llena de fluidos. La sangre se mueve, los jugos circulan. Estoy sedienta. Me trago su dulzura de un golpe. Tengo hambre, me trago su amplitud. Mi piel está sensible a las caricias del aire que me rodea. Se siente ex¬ citada y provocada por la hermosa respiración de la brisa de la Mi cuerpo
a
está vivo
por
♦
Madre Naturaleza. Ha
pasado mucho tiempo desde
que me
he dejado
ser
La
Sexual. En la preciosa plenitud del tiempo, estoy abierta a ella, tan abierta como me es físicamente posible. No tengo miedo.
fogosa? ¿Sentiste alguna vez cosquilieos en los genitales? ¿Qué te producían estas sensaciones, miedo o excita¬ ción? Dibuja la calidez fogosa y las sensaciones de cos¬ quilleo en tu cuerpo. Imagina a una mujer que asume su sexualidad como algo que le pertenece, una mujer que se deleita en darse placer a sí misma, que experimenta todas sus sensacio¬ nes eróticas sin vergüenza ni culpabilidad. Imagina a una mujer que espera la misma atención que su compañero las relaciones sexuales, que expresa sus necesidades y
Estoy bebiendo, saboreando, oliendo, añorando, tocando, absorbiendo y celebrando con júbilo esta bondad que es mía,
en
sólo mía.
sexual. Cierra los ojos e imagina que tú eres esa mujer. Localiza una copia del libro de Audre Lorde titulado S/'s-
deseos, ♦
Erin
en
cada
encuentro
ter Outsideru. Lee el ensayo titulado «Usos de lo erótico: lo erótico como poder», páginas 53-59. Escribe tu propio
Una
noche, después de leer sobre la Diosa y los ritos de las an¬ tiguas religiones que celebraban la totalidad de la mujer, sus geni¬ tales y su sexualidad, su rabia y su ira, y su poder, tuve una expe¬ riencia notable con mi marido. Mientras hacíamos el amor, las imágenes de la Diosa de piedra iban surgiendo frente a mí. Me sentí más en mi cuerpo de lo que me había sentido en toda mi vida. Sentí que cada centímetro de mí era precioso, que no había nada despreciable ni vergonzoso. Aquel día algo se curó dentro de mí. El Dios de mi infancia no tenía sexualidad, sensualidad, pa¬ sión, música ni colores; por eso concluí que todo eso era superfluo y debía agostarse en mí. Ahora me doy cuenta de que son mi esen¬ cia de mujer. colleen
participante activa
que es una
ensayo, crea una ta
a sus
danza
o
compon un poema en respues¬
palabras.
Antes de seguir adelante, LA
MARÍA
quédate
12
fuiste. Imagina
que te
más en el capítulo 9:
DE NUESTRA INFANCIA
Dedica tiempo cada día de esta que
un poco
reúnes
semana a conversar con
con
ella
Audre Lorde, Sister Outsider (Nueva York: The
en vuestro
la niña
lugar de
Crossing Press, 1984).
en-
218
Un Dios que se parece a mi
cuentro. con
tu
Dibuja
mano no
o escribe tus respuestas a dominante:
las siguientes preguntas
María: La Madre Virgen
♦
Escribe historias
quiero
ses:
o
219
haz
dibujos de cada
ser como...
quiero
de las siguientes fra¬ parecerme a... quiero hablar una
como...
Día 1: La María católica ♦
¿Rezabas a María? Haz como si tuvieras un rosario entre las ma¬ ¿Recuerdan tus dedos el movimiento de pasar las cuentas
nos.
mientras rezabas el Ave María ♦ ♦
o
el Padrenuestro?
¿Encendiste alguna vez una vela a su estatua? ¿Qué le pedías? Si no eras católica, ¿qué aprendiste sobre María de tus amigas? ¿Fuiste alguna vez a misa con una familia católica? ¿Recuerdas las estatuas de María?
♦
Haz
un
Día 7. Libre de ♦
ser yo misma
Exhibe las valientes palabras de La Que Es Completa en Sí Misma el día de hoy en tu hogar y en tu puesto de trabajo. Personaliza las afirmaciones que siguen a continuación para adaptarlas a tu
propia experiencia. Repítetelas que
Mi cuerpo es
♦
♦ ♦
protestante
María
♦
para
alguna obra de teatro parroquial? ¿Querías ser como María? Haz un dibujo de la María protestante. en
Día 3. El cuerpo ♦
de
♦
LA SEXUAL DENTRO DE TI
Inspirada
¿Qué pensaban de tu
cuerpo
♦
♦
De niña, ¿a verte o
las
cuerpo.
demás
quién deseabas parecerte,
hablar?
y
Colleen dedica esta
semana a
fami¬ un
Día 1.
¿Eras una «buena chica»? ¿Obedecías a tus padres y a otros adultos? ¿Qué te pasaba y qué les pasaba a las chicas que conocías cuan¬ do desobedecíais o hacíais algo a vuestra manera?
Día 6. Ser como
Wendy, Erin
tu
Dios, la iglesia, los sacerdotes, los
los rabinos?
Dibuja tu propio
por
propia sexualidad. Reúne imágenes sensuales de parece a ti. Llena de ellas tu espacio sagrado.
con
Dios que se
Día 5. Ser como María ♦
a
María
Día 4. Mi cuerpo
o
que
nadie acceda
güenza.
Dibuja los cuadros y estatuas de María que recuerdes. ¿Pensabas que tenía cuerpo debajo de las túnicas que llevaba puestas? ¿Qué aspecto tendría?
ministros
mío. No permitiré
la sociedad lo retuerce y de¬ él sin mi permiso. Mis pensamientos son míos. No permitiré que otros los moldeen. Mis sentimientos son míos. No permitiré que otros los expresen. Mi vida es mía. No permitiré que las expectativas de los demás la conformen. Soy autora de mi propia vida, sin culpabilidad ni ver¬
liarizarte ♦
con
tus
forme. No permito que
¿Qué rumores circulaban respecto a «esos católicos»? ¿Cómo te fue presentada María en la iglesia? ¿Fuiste elegida ser
a
dibujo de la María católica.
Día 2: La María ♦
frecuencia
y repíteselas fre¬ hijas. Ojalá puedan curar tus heridas e impedir las heridas pasen a la siguiente generación de niñas.
cuentemente
¿Eres una extraña, una conocida, una amiga, o una amante de La Sexual, la que reside en tu centro erótico? Personifica a La Sexual, es decir, tu propia sexualidad. Escríbele cada día de esta semana, pre¬ guntándole: «¿Dónde estás dentro de mí?» ¿Cuáles son tus necesida¬ des y deseos? ¿Cómo puedo abrazarte y darte la bienvenida a una vida más
alegre
y
plena?»
Día 2. como
quién querías
mo¬
Describe
a
La Sexual
a
través de
bras expresan tu sexualidad?
una
serie de escritos.
¿Qué pala¬
220
Un Dios que se parece a mi
María: La Madre Virgen
Día 3.
221
voluntad y nuestra vida al cuidado de Dios tal lo entendemos.»
nuestra
Describe tu sexualidad
a
través de
una
serie de
dibujos. ¿Qué
as¬
tros
como noso¬
pecto tiene? ¿De qué color es? ♦
Día 4.
¿Cómo has entendido la rendición
Describe
¿Cómo
tu
sexualidad
se expresa a
a
través de
una
serie de movimientos.
♦
través del movimiento?
¿Cambia tu rendición que
Describe tu sexualidad forma tiene?
reside
a
través de
una
serie de esculturas.
¿Qué
¿Qué sensación produce?
en
Día 2. Alienación La
Día 6.
Describe tu sexualidad
a
través de la música y
el sonido. ¿A qué
suena?
♦
Día 7.
Escribe tres reflexiones. Pregúntate cómo el hecho de familia¬ con
La
Que Está Completa
en
Sí Misma transformará
vidas
en manos
Reflexiona sobre las siguientes palabras de Karen S. desde la pers¬ pectiva de tu propia experiencia: «Como persona que agrada a des
con:
o
crónica
tengo otros impulsos, necesida¬ deseos que los de hacer felices a mis padres, amantes, jefes manera
no
amigos. ¿Qué me queda por rendir?» Imagina que tu madrina te dice las siguientes palabras y
♦
Tu cuerpo. Tu sexualidad.
♦
Tu amante
o
tu
en res¬
problema o preocupación: «Tienes todo mi apoyo para recuperar los abundantes recursos: poder, coraje, bondad y sabiduría, que residen en ti como Hija de la Vida. Estudiemos juntas cuáles de estos recursos internos vas a emplear para hacer puesta a tu
deseo de tener
un
amante.
frente LA
de los recursos internos
que
los demás de
tu rela¬
♦ ♦
algún sentido según consideres que el poder externo a ti o una sabiduría tu interior? ¿Cómo es este cambio? en
hace el Tercer Paso de poner nuestra voluntad y de un Poder Superior es una continuación del proceso debilitante que nos aliena de nuestros propios recursos, de nuestros propio poder de afirmación y autodeterminación. petición
nuestras
ción
recomiendan los Doce
Dios de tu comprensión es un
Día 5.
rizarte
que
Pasos?
RENDICIÓN
a este
desafío existencial
concreto.»
DESDE LA PERSPECTIVA FEMENINA Día 3. Una recuperación original
Si has
elegido los Doce Pasos
tiempo cada día de esta perspectiva de mujer. Día 1. La rendición
a un
La virtud central de
como
semana a
guía espiritual dedica algún
reflexionar sobre ellos desde
tu
en
la vergüenza es
Se
nos
una
recuperación
anima
afirma a la mujer se valora la voluntad. propia voluntad y a creer que es váli¬ el mundo. En lugar de rendirnos a un Poder Supe¬
a conocer
que
nuestra
da y operativa en rior fuera de nosotras recuperemos nuestros recursos naturales in¬ Poder Superior
expresión de la recuperación que se la obediencia a un poder mayor que noso¬ tros mismos. Traspasársela es el término resumen que se suele em¬ plear en las reuniones de los Doce Pasos para indicar la rendición que prescribe el Tercer Paso: «Tomamos la decisión de traspasar basa
En
ternos.
una
♦
Incluye la siguiente afirmación en tu oración y en tu meditación hoy: «Valoro mi voluntad. Me determino a mí misma. No per¬ mitiré que otros fijen los términos de mi camino de recuperación y diseñaré mi propia recuperación. No buscaré la salvación fuera de
222
Un Dios que se parece a mi
María: La Madre Virgen
de mí misma; nombraré mis propios dioses. Me dirigiré a las ricas fuentes de vida y creatividad que residen en mí. Evitaré depender de los expertos en recuperación y Día 4. Redefinición
de
fijaré mi propio rumbo.»
«traspasársela»
la mujer redefinimos el con¬ posibilidades nuevas. La mayoría de ellas implican salir de nuestra cabeza y de la tendencia a discurrir sobre las cosas para encontrar el camino del co¬ razón y la sabiduría profunda. Añade tus propias alternativas a la lista que te ofrecemos a continuación y practícalas esta semana. En
una
♦
recuperación
que
afirma
a
♦
cepto de traspasársela para incluir toda una serie de
♦
de la oración y de la medita¬ Dejamos de atacar nuestros problemas y en lugar de ello es¬
cuchamos la
♦
Jen
se
voz
imagina
de nuestra sabiduría
preocupación
que su
profunda.
es como una
pizza
a
la
que
Día 6. Personalización
Paso 2 basándote
Dejamos el problema
♦
de la sabiduría de nuestro grupo círculo de espiritualidad de mujeres exponiéndolo en
Damos la vuelta
a
sabia. Le invitamos de que
ayudarnos a descubrir los disponemos para enfrentar la situación.
Día 5. Personalización
a
del
«He
llegado
amiga internos
♦
a creer que en
tu
retrabajar el
comprensión.
la vida de cada
persona opera una sa¬
lo
que
cada
«Ele
llegado
elija respecto a tomar o dejar las sagrado.» mí hay una sabiduría profunda que va
persona es
a creer que en
más allá de mis heridas y comportamientos ineficaces. Esta sabi¬
duría profunda me devolverá mi poder original: ya no delegaré en los hombres. Me devolverá a mi conexión original: celebraré a
Paso 1
las mujeres. Me devolverá
Cuando el Dios de nuestra comprensión
infantil sigue dominan¬ adulta, aceptamos los Doce Pasos tal como están escritos, pero, en una recuperación que afirma a la mujer, per¬ sonalizamos los primeros tres pasos para mostrar nuestra propia com¬ prensión de la recuperación y de la espiritualidad. Hoy comenzare¬ mos por el Paso 1. Practica la personalización del Primer Paso basándote en una si¬ tuación del pasado o en un asunto actual. Emplea la siguiente fórmu¬ la: «No puedo cambiar el hecho: (Describe la situación, la herida o la persona). Mi vida está fuera de control: (Describe el hecho de que está fuera de control).» También puedes trabajar creativamente el Paso 1 inspirándote en ios ejemplos siguientes:
el Dios de
sugerencias que le hago
a una
recursos
en
biduría profunda y, a medida que afirmo esta verdad, siento que acepto que
la dificultad habiéndole de ella
Paso 2
para
da la vuelta para verla desde el otro lado y así poder considerar toda una serie de opciones diferentes para tratar con ella. en manos
del
Personaliza el Paso 2; para ello relee los ejercicios de recupera¬ ción del capítulo 6. Allí se te ofreció una fórmula
de apoyo o una de las reuniones. ♦
mi
amiga la mejor dinámica sanadora cuando se estaba recuperando de una operación. Ella denegó mis sugerencias. Me siento molesta e impotente ante su falta de disposición, de apertu¬ ra y de receptividad hacia mis sugerencias. Mi vida se vuelve in¬ gobernable cuando trato de imponerle mis soluciones.» «No puedo cambiar el hecho de que me siento herida por una so¬ ciedad que idolatra a un Dios masculino y prefiere a los hombres. El intenso proceso de socialización al que he visto sometida ha li¬ siado mi vida y ha dado como resultado una serie de comporta¬ mientos ineficaces que no favorecen mi recuperación: delego en los hombres, denigro mis cualidades femeninas y compito con las mujeres.» a
Llevamos el problema al silencio ción.
♦
«Ofrecí
223
abundantes
do nuestra comprensión
recursos
que
a
mi Bondad
residen
Día 7. Personalización del Paso 3 Sea cual sea la creencia que has tus decisiones en el Paso 3. Si crees
dedicarás tiempo
para
la intuición puede cucha y actuarás según que
experimentar ser su
Personaliza el Paso 3
la luz guía.
en
base
en
aceptado en una
a
en
el Paso 2, afectará
comunidad de apoyo,
sus recursos
que
define el concepto de traspasársela cias y experiencia.
Original: abrazaré los
mí.»
sanadores. Si
guíe tu vida, fomentarás
lo que para
a
le
crees
su es¬
hayas llegado a creer y reque se conforme a tus creen¬
224
♦
Un Dios que se parece a m! «Tras ofrecer ciertos
mi amiga, no me preocuparé del la sabiduría de su propio proceso. Elijo honrar y respetar su camino sagrado a cierta distancia.» «Me remito a los sabios recursos disponibles en la comunidad de mujeres para poder recuperar mi totalidad. Poco a poco voy eli¬ giendo comportamientos que afirman a la mujer. Paso algo de tiempo cada semana con mujeres para escuchar sus palabras sa¬
resultado. Remito
♦
a
nadoras y practicar
recursos a
mi
amiga
nuevos
íSapí+wlo
a
comportamientos.»
J_a y\JiP\a IDivina La
historia
De la misma forma que ignoré mi infancia durante muchos años, almacenando
sus
recuerdos
en
los lugares más
apar¬
tados de mi mente, mi formación religiosa me había con¬ vencido de que las niñas no son importantes en el esquema general de las cosas. A medida que comencé a prestar oídos a mis recuerdos in¬
fantiles
me
entró curiosidad por
ligioso. Hasta
¿Tuvo Jesús
ese momento
una
eran
las niñas de mi pasado su
re¬
ausencia.
niñera?
Concebirás por
cómo
ni siquiera había notado
y darás a luz un hijo, al que pondrás nombre Jesús. El será grande y será llamado hijo del Altísimo. en tu seno
Lucas 1:31-32
Busqué
mis recuerdos religiosos
pude recordar que se ce¬ la Biblia ni en las escuelas parroquiales de mi juventud. Acudieron rápidamente a mi mente los en
y no
lebrase el nacimiento de ninguna niña en
226
Un Dios que se parece a mí
nacimientos de
Juan el Bautista, de Moisés, de Caín y Abel, y de Je¬ religiosas celebran los nacimientos y las in¬
sús. Muchas tradiciones
fancias de
sus
dioses salvadores. Krishna
es
el Niño Divino de los hin¬
dúes; Jesús, el Niño Divino de la cristiandad. Desgraciadamente, no había ninguna niña cuyo nacimiento fuera anunciado y celebrado por ángeles, cuya venida mereciese visitantes reales y regalos preciosos, y en cuyo honor la gente del mundo se reuniera para intercambiar anual¬ mente su generosidad. Por el contrario, a las hijas apenas se las men¬ cionaba: en las interminables historias familiares registradas en las Es¬ crituras no hay sitio para las hijas ni para las madres. Los padres
«engendraron» a sus hijos. En la Iglesia fundamentalista de mi adolescencia se me animaba a leer la Biblia entera cada año. Cuando llegaba al Levítico, el libro que delinea los deberes de los sacerdotes hebreos y los códigos de santi¬ dad de la nación hebrea, me sobrecogía. En aquel libro había muchas cosas que no entendía y, lo que entendía, me atemorizaba. Escucha lo que dice el Levítico 12:2-5 (la cursiva es mía): a los hijos de Israel y diles: Cuando dé a luz una mujer y hijo será impura durante siete días; será impura como en el tiempo de su menstruaáón. El octavo día será circuncidado el hijo, pero ella quedará todavía en casa treinta y tres días en la sangre de su purificación... Si da a luz a una hija, será impura durante dos se¬ manas, como en el tiempo de su menstruación, y se quedará en casa durante sesenta y seis días en la sangre de su purificación.
Habla
tenga un
La vergüenza
de dar a luz a una niña requería una purificación el larga. Y la circuncisión, la señal del convenio de Dios con el pueblo hebreo, excluía a las niñas enfatizando su diferencia e infe¬ rioridad. Sin prepucio no podían participar en la ceremonia que daba la entrada a la comunidad judía. Hasta mi joven mentalidad podía en¬ tender que los hijos eran muy valiosos y que, cuando tuvo ocasión, ¡Dios decidió tener un hijo y no una hija! Mientras estaba en el instituto compré un glosario que me per¬ mitía consultar cualquier palabra de la Biblia, encontrar un listado de los versos bíblicos que la contenían, así como el número de veces que se empleaba. Años más tarde miré las palabras hija e hijo, madre y padre, y los pronombres masculinos y femeninos. Después de con¬
La Niña Divina
227
cuidadosamente todos los listados, éste fue el inquietante fruto de mi trabajo: hija aparece 560 veces en la Biblia mientras que hijo apa¬ tar
3.420 veces;
madre aparece 345 veces, mientras que padre apare¬ ella aparece 760 veces y él 7.500 veces; suyo (de ella) aparece 1.200 veces mientras que suyo (de él), 9.900 veces1. Estaba muy claro que padres, hijos, ellos y suyo (de él) aparecían rece
ce
1.685
veces;
mucha más frecuencia
madres, hijas, ellas y suyo (de ella) en páginas de la Biblia que leí en mi adolescencia y juventud. Y las elecciones de palabras efectuadas por los traductores de la Biblia apo¬ yaban la exclusión de la niña de entre sus páginas. En pasajes tales como Juan 16:21, la palabra griega traducida como hombre en reali¬ dad significa «ser humano» y hubiera sido traducida con más preci¬ con
que
las
como
niño1*.
En las
nuevas
sión
versiones de la
Biblia, la elección de las palabras es precisa: «Cuando una mujer está de parto siente dolor porque ha llegado su hora; pero cuando da a luz a su niño, ya no se acuerda de la angustia, por la alegría de que un niño ha nacido en el mundo.» Pero en otras versiones la palabra está traducida incorrectamente: «La mu¬ jer que está de parto sufre porque ha llegado su hora; pero cuando el niño ha nacido, se olvida de la angustia en su alegría de que un hom¬ más
bre ha nacido al mundo.» Las
palabras e imágenes de nuestra infancia quedan enterradas en Convencen a la niña de su inferioridad, limitan sueños y la expresión de sus dones en el mundo.
nuestros corazones. sus
Nuestras
heridas
doble de
Retenemos dentro de sucesos y
dido
olvidado. Para
u
poder curarnos en el presente debemos recupe¬ sus escondrijos en el pasado personal y páginas, mujeres valientes dan voz a las experien-
rar nuestras
historias de
religioso. En
estas
1
todos los
recuerdos, imágenes, pa¬ creencias formativas de la infancia. Nada se ha per¬
labras,
nosotras
James Strong, Strong's Exhaustive Concordance (Nashville, Tenn.: Abingdon,
1890). 2 *
United Methodist Church, Words That Hurt, Words That Heal, pp. 9-10. De
género
neutro en
el original inglés. (N. del T.)
228
Un Dios que se parece a mí
cias infantiles que ser niñas.
Un mundo que
grabaron
en
ellas la impresión de ser inferiores
por
La Niña Divina
tulado «Cómo
229
se
inquietantes de
estafa
a
las niñas
«las niñas
en
la escuela». Contiene
pruebas
están recibiendo la misma calidad, ni incluso la misma cantidad, de educación que sus hermanos». Los dos hallazgos principales del informe destacan el hecho de que las ni¬
prefiere
a
los hombres
ñas tienen
que
no
oportunidades y reciben significativamente menos profesores que los muchachos. Y algo más que no debe sorprendernos: las contribuciones y experiencias de las mucha¬ chas y mujeres siguen siendo marginalizadas e ignoradas en muchos de los libros de texto empleados en las escuelas5. Desde la infancia, los mensajes que hemos recibido de nuestra fa¬ milia, de la religión y de la sociedad nos han convencido de nuestra inferioridad. Nacemos en un mundo que prefiere a los hombres y las historias que nos cuentan están diseñadas para enseñarnos nuestro lu¬ gar secundario en la estructura de las cosas. Nosotras nunca podría¬ mos ser heroínas, nunca podríamos ser Dios. ¿A quién puede sor¬ prenderle que —tal como lo exponen las revistas especializadas— la tasa de depresión entre las mujeres sea el doble que entre los hom¬ bres? Esta inquietante realidad de la vida de las mujeres, concluyen los informes, es el resultado de lo que implica ser mujer en nuestra so¬ ciedad contemporánea. Entre las causas de la depresión se encuen¬ menos
atención de los
Antes de nacer, sobre todo si se trata del primer descendiente, a se le suele imaginar como un niño. Los libros y los médicos se refieren a ella como «él». Se fantasea pensando que el niño será hé¬
la niña
heroína. La niña ya comienza la vida equivocado en las fantasías de sus padres. En la India contemporánea la frase «que seas madre de cien hijos» es una bendi¬ ción, además de un aviso a las mujeres de que deben producir hijos3. Por tanto, no puede sorprendernos que en esta era tecnológica, en la que se puede saber el sexo del niño antes de nacer, los abortos basa¬ dos en la preferencia masculina ocurran a un ritmo alarmante en todo roe, muy pocas veces
con un
será
una
nombre
el mundo4. Si la niña sobrevive al nacimiento,
rara vez se le acoge con tanta al niño. Mientras trabajaba de capellán en el Hospital Municipal de Boston, visité a una joven madre en la ma¬ ternidad. Estaba ansiosa por contarme su desesperación porque la re¬ cién nacida era niña: «Quería un niño. Recuerdo mi infancia: yo ser¬ vía a mi padre y a mis hermanos. Servía sus cafés y les llevaba las cervezas. No quiero que mi hija se pase la vida sirviendo a los hom¬ bres. Los niños tienen más oportunidades en la vida. Ahora todo lo que puedo hacer es esperar que encuentre a un buen hombre que la mantenga y que no beba demasiado.» El resumen que hacía esta joven madre —«Los niños tienen más oportunidades en la vida»—, basándose en su propia experiencia de haber crecido en los barrios de Boston, también es verdad respecto a la educación que la niña recibirá. Este hecho está confirmado por un informe de la Asociación Americana de Universidades de Mujeres ti-
pompa y
ceremonia
como
tran
factores tales
como nuestra
vulnerabilidad al abuso físico
y se¬
xual, la discriminación, menor salario a igual trabajo, los cambios hormonales y las relaciones maritales insatisfactorias6. La depresión es un factor constante en la vida de muchas mujeres y es una de las pruebas más evidentes de nuestras heridas. Mientras Dios sea masculino y nuestras experiencias, contribu¬ ciones y preocupaciones sigan siendo marginalizadas o ignoradas por una sociedad que prefiere a los hombres, no tendremos el mismo ac¬ ceso a los púlpitos y a los altares, a los tronos, consejos directivos y mesas de negociación del mundo. Nuestras preocupaciones por la sa¬ lud seguirán siendo ignoradas y nuestros cuerpos se considerarán «demasiado complicados» para ser incluidos en las investigaciones. 5
3
Elizabeth Brumiller, May You Be the Mother of a Hundred Sons (Nueva York: Random House, 1990). 4
United Nations, The World's Women 1970-1990: Trends and Statistics (Nueva
York: The United Nations, 1991), p. 11.
American Association of University Women, «How Schools Shortchange Girls» (AAUW Educational Foundation and National Education Association, 1992). 6
American Psychological Association Task Forcé, Women and Depression (Washington DC: American Psychological Association, 1989).
230
Un Dios que se parece a mí
Una de cada
cuatro
padre, sacerdote
de
u otro
nosotras
adulto
sufrirá abuso sexual
en
quien confía
antes
a manos
de
todo el día porque me
estaba muriendo. Para desazón de mis pa¬ hice más fuerte. Mi voz se volvió fuerte y sana. No morí. Crecí sin haber sido deseada. Oí que mi madre hubiera deseado que fuera chico y traté de agradarla actuando como un muchacho y detestando todo lo que tenía que ver con ser chica. Mi entorno familiar era amenazante y crecí despreciándome a mí misma. Actualmente, y gracias a la tecnología, los padres coreanos sa¬
su
de cumplir los
dres,
dieciocho años. Tendremos el doble de posibilidades que nuestros hermanos de sufrir crisis depresivas y de que nuestra emergente autoes¬
pisoteada antes de cumplir los doce años. Y, a nivel económi¬ co, no estaremos preparadas para llevar una vida independiente. Mien¬ tras la imagen del Dios que se parece a nosotras siga estando oscurecida por la idolatría de Dios padre, éstas seguirán siendo las realidades de la tima
231
La Niña Divina
sea
me
ben el
vida de la niña.
sexo
del niño
antes
del nacimiento. Si el feto
es
niña
se
un aborto. El resultado es que acaba habiendo menos ni¬ niños en las escuelas elementales de Seúl, Corea. La prefe¬ rencia social por los niños ha llevado a cometer delitos serios con¬ tra las niñas. No se les acoge y tienen que enfrentar peligros mortales desde su concepción. Muchas se hacen prostitutas de mayores. A otras se les pide trabajar en las fábricas para sustentar a sus familias y pagar las tasas universitarias de sus hermanos. Mu¬
practica ñas que
Sentadas das. Una
en
círculo, las mujeres comparten la verdad de sus vi¬ expresando desde el silencio de toda una vida:
a una se van
De niña
entendí que
tuviera que pensar en «lo que que¬ Recuerdo unos deberes que tuvimos que hacer en octavo describiendo el trabajo o profesión al que nos quería¬ mos dedicar. Entregué los deberes, pero recuerdo que pensaba que aquello era irreal. Ser alguien en el mundo nunca fue una op¬ ción. Hasta el día de hoy lucho con el dolor de no poder res¬ ponder a esa pregunta. Como ni en mi familia ni en la escuela me tomaron en serio por ser niña, tengo muchas dificultades para tomarme en serio mis necesidades, sentimientos, habilidades o talentos. El resultado es que arrastro mucho desprecio hacia mí ría
ser
nunca
de mayor».
misma.
chas
al servicio doméstico para mantener a un
recurren
borracho que
vidas,
las golpea
mujeres
estas
hermanos y
son
marido golpea a sus hijos. A lo largo de sus traicionadas, violadas y acosadas por sus
y que
maridos. Hee Soon
Imagínate sentada Añade tu historia
en un círculo con las suyas.
Ferrel
y
Hee Soon.
a
Ferrel ♦
Tengo cuatro cumpleaños. El primero es el verdadero día en que nací. El segundo, mi fecha de nacimiento según el calendario lunar, que es el que se usa en Corea, el país donde nací. El tercero es la fecha que quedó registrada en mi partida de nacimiento y el cuarto es la fecha en la que yo, como adulta, he decidido celebrar mi cumpleaños. ¿Por qué es tan complicado este asunto de mi cumpleaños? La respuesta es muy simple: siendo niña, no me dieron la bienve¬ nida al mundo. Nací en algún momento de enero, pero mis pa¬ dres no registraron mi nacimiento hasta el 30 de junio. Me pusie¬ ron sobre el estómago y me abandonaron a mi suerte. Lloraba
¿Esperaban tus padres que fueras niño? ¿Preferían a un niño? ¿Fueron tus hermanos acogidos con más pompa y ceremonia?
♦
Cuando
profesora, me sorprendieron los nombres las recién nacidas cuando eran el primer descendiente. En los mismos nombres se expresa la ne¬ gación de su género y la preferencia por los muchachos. La hija de Norman recibía el nombre de Norma. La hija de Elton recibía el nombre de Eltonette. A la hija de John se la llamaba Johnetta. Piensa en el nombre que recibis¬ te. ¿Cuál es la historia de tu nombre? que se
v
era
daba
a
y
232
Un Dios que se parece a mi
La Niña Divina
tiempo, Reflexiona:
sociedad que prefiere a los hombres y Dios masculino se fomenta la educación de
en una
adora a un los hijos mientras que en la de las hijas hay un gran vacío hasta que se casan. Pregúntate: ¿Se te animó a desarrollar tu
capacidad intelectual? ¿Estuvo detenida tu educación
hasta el matrimonio?
adulta, ¿delegas
De
en
los hombres? ¿Tienes
un
sentimiento
de inferioridad permanente sean cuales sean tus
logros?
en
fin,
hijas7. Inspiradas
en
233
el
que
las madres
no
tenían
que
pedir perdón
por
tener
de
por
aquellos tiempos
remotos,
reivindicamos las
gestas
historia personal. No hemos olvidado el pasado porque nosotras. Podemos pasear por él y curarnos en el presente. la promesa de nuestra niña interna: curar nuestro presente. A
nuestra
está
en
Esta
es
medida que el rostro de Dios va cambiando en nuestra experiencia, ella se convierte en nuestra profesora y sanadora. Escuchamos sus re¬ latos y aprendemos ternura y compasión. Descendemos a nuestras he¬ ridas y reconectamos con las raíces de nuestras peculiaridades y de
capacidad creativa. Honramos sus sentimientos y asumimos propia humanidad. A medida que va emergiendo en el espa¬ cio de seguridad que hemos diseñado para ella, su espontaneidad y alegría potencian nuestra vocación. Al convertimos en su madre, pa¬ samos de odiarnos a amarnos y a celebrar nuestra propia existencia. nuestra nuestra
Nuestra curación Hemos reunido los
fragmentos de nuestras historias personales que éramos inferiores por ser niñas. Ahora recuperaremos algo más de la historia colectiva de las mujeres de los márgenes de la religión y de la historia. Incorporando las imágenes curativas de un Dios que se parece a nosotras volveremos a narrar el relato de la niña. Ella se convierte en una imagen curativa de lo divino en nosotras. Inspirados por ella, integramos nuestra divinidad ori¬ ginal. que nos
Un
convencieron de
tiempo
que
fue
Porque Dios Madre amó tanto al mundo que nos envió a la Quienquiera que crea en Su bondad, escuche Su sa¬ biduría y celebre Su poder, será despertado a sus abundantes do¬ nes por ser un Niño de la Vida. Niña Divina.
Adaptado de Juan 3:16 Se
recuerda
tiempo en el que Dios se parecía a nosotras. Aprendemos de un tiempo en el que a la madre se le honraba por ser la que da la vida, un tiempo en que la línea generacional se seguía a través de la madre, un tiempo en el que los niños nacidos de la madre eran legítimos y respetables y recibía su nombre y estatus social. Un nos
un
Recursos para que
afirman
a
la curación: la mujer
una
inmersión
A medida que
en
las imágenes
iba reuniendo los fragmentos de la historia de la lugares más remotos de mi pasado ignorado y de los már¬ genes de la historia religiosa busqué los relatos, canciones y afirmacio¬ nes que celebraban su existencia. A medida que encontraba recursos que me afirmaban como mujer, los fui empleando para ser la madre de mi niña interna y crear experiencias curativas que ofrecer en reti¬ ros, talleres y servicios religiosos. Cada experiencia curativa da una voz con la que expresarse a los fragmentos de nuestras historias: la oración se la da a nuestro espíritu, las imágenes y símbolos a nuestra imaginación, el movimiento a nues¬ tros cuerpos, el silencio y la meditación a nuestra respiración, y el to¬ que curativo y la respuesta creativa a nuestras comunidades. Cada ex¬ periencia grita a través de los siglos: «Niña, te recordamos.» Cada experiencia susurra en la profundidad de nuestra herida: «Niña, eres buena, eres fuerte, eres sagrada, eres sabia, eres total.» He incluido en este capítulo un ritual llamado «Celebración de la niña de los
'
Stone, When God Was a Woman,
p.
60.
Un Dios que se parece a mí
234
Niña Divina». Antes de presentar
los retiros
celebra
en
mientas
empleadas:
o
la totalidad del ritual tal como se describir las herra¬
servicios sabáticos, paso a
La Niña Divina
nosotras mismas. Nos rodeamos de música, imágenes, palabras y desafíos de mujeres. Buscamos comunidades espirituales que afirman a la mujer en las que a la niña se le acoge con tanta pompa y ceremo¬ con
nia ♦
Un
nuevo
nacimiento:
Mientras buscaba
recursos
curativos para
la niña descubrí
un
medieval que
han sido. Una
nueva
canción: bienvenida
creatividad, largo tiempo olvidada, volvió a renacer cuando mirada amorosa de mi atención penetró en el silencio de los años y devolvió la vida a los do¬ nes de la canción, la danza y la imagen. Inspirada por el nacimiento de mis ahijadas, Melanie Jane y Dylan, escribí mi primera canción, Coge a la niña en brazos, que afirma mi amor y mi compromiso con ellas. Desde entonces ha sido empleada por los padres como canción de bienvenida en las ceremonias de bautizo de sus hijas; también es una herramienta empleada por las mujeres para asumir la maternidad de su niña interna. Está dedicada a las niñas de todas las generacio¬ nes, pasadas, presentes y futuras. Mi
escuché las historias de la Niña Que Fui. La
♦
Nueva maternidad: madres A medida que
demos 8
nuevas
e
vislumbramos el rostro femenino de Dios apren¬ la maternidad con nuestras hijas y enero-febrero de 1989,
parece a
en
las
que su cuerpo y sus pro¬
ella, en presencia de clérigas y sacerdotisas. En esta parte del sus esperanzas para sus hijas y para sí
ritual las mujeres comparten mismas.
♦
Las madres hablan Las
palabras tienen un tremendo poder para herir y para sanar. punzada de las palabras e imágenes de nuestra infancia contribu¬ yen a formar patrones limitantes y los comportamientos ineficaces que nos llevan a la terapia, a la comunidad de recuperación o al círcu¬ lo de mujeres. A lo largo del libro hemos ido extrayendo estas pala¬ bras hirientes de nuestras historias, las hemos examinado y las hemos dicho en voz alta en compañía de testigos amorosos. En este ritual Eva, Lilit y María dicen palabras curativas a la niña. Sus afirmaciones le dan la bienvenida, sus palabras amplían su visión, sus desafíos reco¬ nocen su verdad, sus presencias le devuelven la salud. La
♦
En alabanza de la niña En
nuestro
na, que se
ritual incluimos
ha convertido
en
collage de gratitud a la Niña Divi¬ la imagen curativa de lo divino en no¬ un
sotras.
Ritual
de
celebración
A continuación ofrecemos el
hijas
formas de ejercer
Theodore W. Kraus, Creation,
hermano; comunidades
cesos no
ré para
♦
como a su
le excluirán de participar en ceremonias religiosas, comuni¬ dades en las que estará rodeada por imágenes de un Dios que se
celebración
celebraba el nacimiento de Cristo8. Lo reelabopoder incluirlo en un ritual de renacimiento en el que el naci¬ miento de la niña es anunciado y celebrado por los ángeles. Nos reu¬ nimos en su honor para afirmar nuestra creencia en su bondad, para escuchar su sabiduría y celebrar su poder. Este relato puede emplear¬ se de diversas formas: los padres pueden usarlo como ritual para cele¬ brar el nacimiento de sus hijas; las mujeres como ritual para asumir la maternidad de su niña interna; y también puede usarse como ritual para celebrar comunitariamente a todas las niñas que en el mundo cuento
235
p.
27.
de la
Niña Divina
guión completo del ritual llamado:
«Celebración de la Niña Divina». Léelo como si fuera parte del texto, tomando nota de los sentimientos y recuerdos que afloran a la super¬ ficie. Quizá más adelante quieras grabar partes del ritual con tu pro¬
pia voz
para
poder escucharlo
a
diario.
Un Dios que se parece a mí
236
Danza
Invocación
al mundo que Quienquiera que crea en su bon¬ dad, escuche su sabiduría y celebre su poder, será despertado a sus abundantes dones por ser un Niño de la Vida. (Juan 3:16, adaptado).
mujer
ministro: Porque Dios nos envió a la Niña Divina.
Llamada
Madre amó
tanto
la adoración
a
La Niña Divina
237
y coro de voces:
«El nacimiento» En
hora todo está
tranquilo, el silencio y el recogimiento sobrecogidas por una gran maravilla y nos mantenemos vigilantes, esperamos la llegada de la Niña Divina Nace en la plenitud del tiempo y reluce como el sol, es brillan¬ te y hermosa. Contemplarla es un deleite. Su presencia es paz que son
esta
totales. Nos
alivia al mundo
mujer
rabino:
Venid
y creamos.
Venid y escuchemos. Venid
lebremos. La Niña Divina está dentro de Divina está
en
nosotras.
y ce¬
La Niña
gocijan
vemos
entero.
nosotros.
Niña Divina está
nosotras.
Las
voces
de muchos
seres
invisibles
se re¬
sola voz: Ella ha llegado, la Niña Divina está entre (Córrase la voz entre la congregación: Ella ha llegado, la
con una
entre
nosotros.)
Atrévete. Inclínate y
mírala. Toca su rostro. Levántala en bra¬ gran respeto. Mírala más de cerca. No hay mácula en ella. Tiene un aspecto espléndido (pausa para mirarla). Baila con ella (pausa para bailar con ella). Ahora llega a un punto de quietud con ella. Se está riendo con una risa muy alegre. Abre los ojos y te mira intencionadamente. (Pausa para mirarle a los ojos.) De repente, una gran luz sale de sus ojos, como un relámpago. La luz entra en ti. Ella entra en ti. zos con
Un
nuevo
nacimiento
las
hijas de la historia cuyos nacimientos y logros no han sido reconocidos hasta ésta nuestra era. Hon¬ ramos a las hermanas anónimas de hermanos famosos, nacidas en una sociedad que no reconocía su nacimiento. Llamad sus nombres en voz alta. (Pausa mientras se dicen los nombres: por ejemplo, «las hijas de María», «Malvena Reynolds», «Vir¬ ginia Woolf», «Harriet Tubman»...)
lectora 1: Honramos
lectora 2: Honramos
ciedad que
profundo sotras.
y
se
a
la Niña Que Fuimos, nacida
en una so¬
prefiere a los hombres, una sociedad que a nivel fundamental no honró su venida. Ella está en no¬
Pronunciad
mientras
a
en
alto
vuestros
nombres infantiles. (Pausa
leen los nombres.)
Comienzas
tras
hijas, nietas
y
a
las niñas que están entre nosotras, a nues¬
sobrinas. Reconocemos
cimientos. Pronunciamos
decir
sus
nombres).
sus
nombres
y
celebramos
en voz
sus na¬
alta. (Pausa para
vivir.
ha nacido.
¡La Niña Divina está entre noso¬ curación. (Pausa para que se lea el nombre de cada mujer en la línea anterior; después de ello suena un fuerte grito de ánimo para celebrar su nacimiento.) tros! Nos ofrece dones de luz y
sacerdotisa
(Adaptado de Canción de introducción de la Niña al Cosmos, de los indios de las praderas): Sol, Luna, Estrellas, to¬ dos los que os movéis en el cielo, os pido que me escuchéis. Entre
lectora 3: Honramos
a
vosotros
ha
llegado
una nueva
vida. Vientos, Nubes,
Lluvias, Nieblas, todos vosotros que os movéis en el aire. Coli¬ nas, Valles, Ríos, Lagos, Árboles, Hierbas, todos los que estáis sobre la tierra. Venid, venid todos. Dad vuestro consentimien¬ to, ¡os lo imploro! Haced que el camino de la niña sea suave. Permitidle viajar más allá de las cuatro colinas, más allá de las cuatro
direcciones de la Rueda del Universo.
238
Un Dios que se parece a m1
Una
nueva
canción
239
La Niña Divina
(Verso 5:) Atesora Cuida de ella
MINISTRO: Y de repente apareció una multitud de seres ce¬ lestiales cantando Gloria a la Madre de Todos los Seres y a su
con
a
la niña
la mejor
que vive entre nosotras. voluntad, cada día de su vida.
MUJER
Hija. Ella traerá la paz e inspirará la buena voluntad entre la gente (Juan 2:13-14, adaptado).
(Verso 6:) Celebra Ha venido
a
a
la niña nacida
traernos
la salvación y
en
todas las edades.
la gracia.
Nuevas dotes maternales
LECTORA 1: Cantamos
canción de bienvenida
las
hijas de la las hermanas anónimas de hermanos famosos. Pro¬ nunciamos las palabras tiernas que no escucharon. una
a
historia y a
Nuestras esperanzas y sueños para
la niña que fuimos
LECTORA 1: A medida que LECTORA 2: Cantamos
una
canción de bienvenida
Fuimos. Pronunciamos las tiernas
palabras
a
la Niña Que
que
ella
no es¬
cuchó. LECTORA 3: Cantamos
dar la bienvenida entre hijas, nietas y sobrinas. ¡Que puedan oír palabras tiernas cada día! nosotras a
una
las niñas,
canción para
vislumbramos la cara femenina de formas de ser nuestra propia madre. Mientras lees las esperanzas y sueños compartidos por esta mujer, imagínate a la Niña Que Fuiste como una hija a la que has elegido cuidar. Reflexiona sobre el tipo de tutela maternal que le ofrecerías. Dios, aprendemos
nuevas
a nuestras
Si tuviera
una
niña pequeña...
Iríamos de aventura cada
Coro
de voces:
Coge a la Niña (Coro:) Coge
en
brazos
la niña en tus brazos. Quiérela tiernamente. Coge a la niña, dile que ella es importante para ti. a
(Verso 1:) Dale la bienvenida
aquí,
entre nosotras.
alegría y grita: «Tu sitio está ¡Estamos contentas de que estés viva!» con
(Verso 2:) Mírale. Bendice cada Ella
merece amor
y
es
uno
de
sus
movimientos.
bondad cada día de su vida.
(Verso 3:) Rodéala de bondad, Ella
la Niña Divina,
llegada
seguridad y risas. día entre nosotros.
este
0
(Verso 4:) Mírala de cerca, es inmaculada. un delicia que alivia al mundo con su paz.
Es
día, a la biblioteca y al museo, a las al mar. Fuéramos donde fuéramos, ella dispondría de tres comidas diarias. Antes de cada comida reflexionaríamos sobre el buen trato que nos damos mutuamente. Estaría rodeada de amigos interesantes. Niños y adultos de dife¬ rentes colores, estilos de vida, acentos y creencias. Ella aprendería que a todos nos sustenta de igualforma la gracia de la vida. Nunca se quedaría con una niñera o niñero a menos que fuera amiga nuestra y que en su compañía se sintiera cuidada y atendi¬ da. Su habitación tendría muchas ventanas, siempre podría ver el mundo exterior y toda la gente tendría que llamar antes de entrar. La rodearía de imágenes de mujeres para que estuviera orgulloso de su cuerpo. La rodearía de arte, música, poesía y libros sobre muje¬ res. En el mundo oiría hablar de los logros, las palabras, la música y la historia de los hombres. Nuestro hogar sería un lugar en el que también se oirían y respetarían las voces de las mujeres. Le leería le¬ yendas de mujeres de todo el mundo, mujeres poderosas y compasi¬ vas que no fueran víctimas. montañas y
240
Un Dios que se parece a mi
Nuestras esperanzas y
sueños para nuestras hijas
La Niña Divina
Tus
241
pensamientos
Tus sentimientos
lectora 2: A medida que vislumbramos el rostro femenino de Dios aprendemos otro modo de ser madres de nuestras hijas. Las rodeamos de música,
imágenes, palabras y desafíos que afirman a la mujer. Buscamos comunidades religiosas que les dan la bienvenida al nacer, comunidades que favorecen su participación en rituales religiosos y rinden culto a las imáge¬ nes de un Dios que se parece a ellas. Mientras esta amiga y compañera comparte sus esperanzas y los sueños que tiene para su hija Carson reflexiona sobre la maternidad consciente que deseas incorporar a tu vida familiar: Espero que le guste su nombre. Espero que tenga amigas maravillosas. Espero que ame su cuerpo, que se deleite en su sexualidad y que cree su propia espiritualidad. Espero que sienta su poder e integre su ira y creatividad. Espero que se adueñe de su inteligencia y acepte su belleza. Espero que sienta el apoyo incondicional de sus padres. Espero que se ría mucho, que no pare de bailar y que cante en voz alta.
Espero
sí misma en primer lugar y que se quiera a sí como yo la quiero, ¡porque eso sería una fuerza in¬
que se ponga a
misma tanto
nombrable!
Espero
el mundo cambie lo suficiente de todas estas maneras.
como para
poder darle
buena. Vívela
es
con
Permanece llena de ti misma.
orgullo. Jáctate de
tu
bondad.
Celebra los abundantes dones que posees por
ser una
Hija de la
Vida. Lectora 2:
Oye las palabras de Lilit, la Señora Divina. Díselas a tu niña interna y díselas también a diario a tus hijas, y sobrinas:
diario
a
nietas Lilit
(mujer rabino):
Tu cuerpo es fuerte. Muévelo con coraje. Tus pensamientos son fuertes y crean un
Exprésalos
con
Tus sentimientos
Exprésalos Tu vida
es
Muévete, ni
con
son
en
los demás.
fuertes. Deben
ser
compartidos.
coraje.
fuerte. No
toma
impacto
coraje.
se
caerá
la iniciativa
y
a
trozos.
actúa
Vívela
en tu
coraje. propio nombre sin culpa con
vergüenza.
Aférrate
a
tu
poder,
no
permitas
Aférrate
a
tu
coraje,
no
dejes
lo aplasten. lo arrebaten con
que otros
que otros te
sus ser¬
mones.
Aférrate
a
vocar
que
apoyo
Tu vida
buenos. Piénsalos con orgullo. buenos. Siéntelos con orgullo.
son
son
tu tu
independencia,
no
dejes
que otros te
la quiten al pro¬
miedo.
Niégate a las relaciones abusivas. Niégate al dolor y al sufrimiento. Niégate a ser sometida y subordinada.
Hablan las Madres lectora 3: lectora 1: Escucha las
Eva
Vivo. Díselas
a
hijas, nietas
sobrinas:
y
diario
palabras de Eva, la Madre de Todo Lo a
tu
niña interna. Díselas
a
diario
(mujer ministro): Niégate a cargar en tu cuerpo con la vergüenza del hombre. Niégate a cargar en tu vida con la impotencia de la mujer. Tu cuerpo es bueno. Vívelo con orgullo.
a tus
diario nietas
Oye las palabras de María, la Madre Virgen. Díselas a tu niña interna y díselas también a diario a tus hijas, y sobrinas: a
María (la sacerdotisa): Tu cuerpo es tuyo. No permitas que
la sociedad lo deforme. No permitas que nadie acceda a él sin tu permiso. Tus pensamientos son tuyos, no permitas que los demás los mol¬ deen.
Un Dios que se parece a mí
242
los expresen. tuya, no permitas que la conformen expectativas ajenas. Sé la autora de tu propia vida, sin culpa ni vergüenza. No vivas para agradar a los demás. Niégate a rendirte, excepto a tu yo más verdadero y a tu voz más
Tus sentimientos Tu vida
son
tuyos, no
permitas
que otros
es
sabia.
La Niña Divina
243
do leer
palabras me he sentido liberada de las capas de vergüenza que me impedían creer que merezco recibir cosas buenas en mi vida. ¿Quieres decir que en realidad me merez¬ co mis dos preciosos hijos? ¡Sí! ¡Sí! Y mientras leía reflexio¬ naba sobre sus hermosos rostros: «Mírala de cerca. No hay en ella mancha alguna. Es un deleite», me he dado cuenta de que espiritualmente yo también soy preciosa y estoy libre de manchas. De hecho, soy perfecta. Ha sido un momento muy estas
curativo.
En alabanza de la niña
COLLEEN
collage de gratitud a la Niña Divina. He¬ antiguas imágenes, permitiéndoles caer al sue¬ lo y morir. Han nutrido el terreno y en él ha florecido un Dios nacido de nuestras experiencias de mujer. La Niña Divina se ha convertido en una imagen curativa de lo divino dentro de nosotras. (Da a cada mujer una oportunidad de expresar sus
lectora 1: Creemos mos
alabanzas
a
la niña.)
la Niña Divina, que me ha enseñado el amor a misma, la aceptación incondicional y me ha dado una com¬ Celebro
mí
un
Celebro la Niña Divina que estoy redescubriendo dentro
soltado las
a
pañía permanente. Me ha enseñado a cuidar de mis necesida¬ des esenciales: comer, dormir y meditar. Ha abierto la posibili¬ dad de que me permita experiencias placenteras en mi vida, como el masaje, la pedicura, el agua, el sol y el contacto físico.
de mí. Sus maravillosos rasgos no
fueron apreciados cuando fueron ridiculizados y aplastados. Ahora puedo amar y valorar su diversión, creatividad, picardía, opti¬ mismo, ligereza y también su risa. Ella quiere salir del escondi¬ te. Yo le saco a bailar, a nadar, a ver a un terapeuta muy ama¬ ble y a cenar con unos amigos desenfadados. A ella le importa la gente, de hecho agudiza mi deseo de aportar diversión y chispa a la vida de los demás. A través de su alegría puede que descubra mi justo medio de vida. Cada día le recuerdo que: «Eres lo suficientemente buena tal como eres, no tienes que ha¬ yo era
cer
niña, sino
que
nada.» Emily
A través de ella estoy
aprendiendo a amar y aceptar las mila¬ funciones de mi cuerpo. Y también me ha enseñado que tengo riquezas que ofrecer: mis pensamientos y senti¬ mientos, mi conciencia del presente, mi compasión y cuidado de los demás, y mi deseo de hacer del mundo un lugar más equilibrado para todos nosotros. He aprendido que soy valio¬ sa y muy deseable para mí misma y los demás, y me encanta. grosas
Erin
de bienvenida me curado. El pensamiento de que merezco amor compasivo, seguridad y risas cada día de mi vida es un concepto liberador. En los pocos segundos que me ha costa¬ Celebro
a
la Niña Divina, cuya canción
ha conmovido y
lectora 2: Reunámonos que
en un
círculo cerrado. (Pausa para
las mujeres puedan reunirse.) Pronunciemos
los nombres de las niñas de
nuestras
en voz
alta
vidas. A medida que
nombres, elevamos nuestra plegaria para que puedan vislumbrar el rostro femenino de Dios y viajar por un camino menos tortuoso que el que hemos hecho no¬ sotras hacia el amor y la confianza en sí mismas, y la celebra¬ ción de su poder en el mundo. (Pausa mientras se dicen los nombres. Cuando se haga el silencio, acabar con las pala¬ bras «Id en paz.») pronunciamos
sus
Un Dios que se parece a mi
244
Antes de seguir adelante,
quédate
un rato
más
en
el capítulo 10.
245
La Niña Divina
Llena tu
hogar el día de hoy de palabras tiernas, fortalecedoras
y
afir¬
mantes.
¿UNA RESPUESTA BLASFEMA,
HERÉTICA O CURATIVA? Día 5: Nueva maternidad
Dedica tiempo cada día de esta semana a responder al ritual «Celebración de la Niña Divina.» En ciertos ejercicios puede que de¬ ella
en
vuestro
Divina Niña interna. Imagina que te sientas con
tu
sees conversar con
lugar de encuentro. Dibuja o escribe tus respuestas ejercicios y reflexiones:
a
las siguientes preguntas, Día 1: Celebración
de la
Día 6: Una imagen curativa
Niña Divina
hay sobre tus reacciones al ritual «Celebración de la Niña Divina». ¿Te agradó y te sentiste afirmada? ¿En qué momentos te sentiste incómoda? ¿Consideraste que las reelaboraciones de las es¬ crituras eran blasfemas y heréticas, o curativas? Reflexiona
Día 2: Un
entrar
nuevo nacimiento
espacio de meditación. Crea en
la
escena
una
«El nacimiento». Escúchala representación sagrada para
del nacimiento. Envuelve
en una
bufanda
a una
a un animal de peluche o tu propia fotografía. Desenvuélvela a medida que progrese la escena e imagina que es La Niña Que Fuiste. Le estás permitiendo emerger: baila con ella, permi¬ te que te mire, celebra su emergencia con una fiesta. muñeca muy
querida,
Día 3: Una nueva canción ♦
Relee la canción Coge a ción destinada a ti misma ta a
cada
verso.
la niña
en
brazos
con tu mano no
Exhibe estas afirmaciones
y
escribe
dominante en
tu
casa
una en
afirma¬
respues¬
y en
el tra¬
lo largo del día. comprometiéndote a realizar al menos tres acciones específicas para cuidar de ti misma el día de hoy. Fírma¬ lo y ponle la fecha. bajo. Repítetelas
♦
Escribe
un
Día 4: Nuevas
corpora
a
contrato
palabras
hijas, nietas y sobrinas con palabras nuevas. In¬ las palabras de Eva, Lilit y María en tu vocabulario maternal.
Dirígete hoy
a tus
Únete
Emily y escribe ¿Qué dones te ha concedido?
Erin, Colleen
a
Niña Divina.
Día 7: Gratitud por
Escribe
un
la
y
un
himno de gratitud
a
la
Niña
himno de
gratitud
a tus
hijas, nietas y sobrinas. ¿Qué gratitud con ellas.
dones has recibido de ellas? Comparte tu
Graba la parte que hemos llamado en tu
Si no tienes hijos, imagina que La Niña Que Fuiste es la hija que elegido cuidar voluntariamente. Reflexiona sobre esta nueva ma¬ ternidad que quieres incorporar en tu vida y haz de ello una celebra¬ ción. Anota las esperanzas y sueños que tienes para tu hija imaginaria y ofrécetelas a ti misma el día de hoy.
has
¿Sapítulo
11 La O ue Pe^mmó
su La
Sangre.
historia
N LAS IGLESIAS
rituales que
de
nuestra
infancia
no
había
sacramentos
ni
celebraran el derramamiento mensual de nues¬ tra sangre, nuestra sangre sagrada que contiene en sí misma tanto la vida como la muerte. De adolescente aprendí un himno: «Hay un poder, poder, un poder maravilloso en la sangre del cordero. Hay un poder, poder, un poder maravilloso en la preciosa sangre del cordero.» Cantábamos muchas canciones sobre la sangre de Jesucris¬ to, el derramamiento de su sangre se consideraba de suprema impor¬ tancia. Las mujeres hemos estado derramando nuestra sangre durante siglos y, sin embargo, yo, de niña, no aprendí ninguna canción que ce¬ lebrara el derramamiento de mi hermosa y poderosa sangre. Por el contrario, el cuerpo femenino ha sido denigrado y se han establecido una elaborada serie de tabúes alrededor de los procesos naturales de la niña: menstruación, embarazo y menopausia.
Un Dios que se parece a mi
248
Hay poder
en
la
La
Que Derramó Su Sangre
sangre
tenía nada había mejorado;
el contrario, había ido a peor. gente sobre un gran Sanador, por eso avanzó entre la multitud y tocó su capa. Y la fuente de su sangre se que
Ella oyó
¿Quién puede lavar mis pecados? Nadie sino la sangre de Je¬ ¿Qué puede devolverme la totalidad? Nada sino la sangre de Jesús.
vestido para ser monaguillo, ¿por qué no puedo serlo yo? De todos modos, a las niñas nos quedan mejor los vestidos», esto es lo que le comenté al sacerdote que celebraba misa en mi escuela elemental. «Dios es el padre. Dios es un hombre, queri¬ da, por eso sólo los niños y los hombres pueden acceder al altar», me explicó pacientemente. Años más tarde descubrí que la razón oficial para excluirme del altar tenía que ver con los tabúes religiosos en re¬ lación al cuerpo femenino. El Diccionario Webster define tabú como: «Separado por estar cargado con un poder sobrenatural peligroso; prohibido especial¬ mente por ser inmoral o peligroso.» Mi cuerpo y sus procesos se con¬ sideraban inmorales y peligrosos. El resultado es que se me conside¬ raba inadecuada para presidir rituales sagrados y tocar el cuerpo de de¬
In¬
fluido por la biología aristotélica que contempla a la mujer como un hombre mal engendrado, dicho documento dejaba claro que debe ha¬ me
un
parecido físico entre el sacerdote y Cristo1. Estaba claro que se
excluía de lo divino por ser mujer. A medida que el rostro de Dios fue
cambiando en mi experiencia busqué en mis recuerdos religiosos imágenes de cuerpos de mujeres y procesos naturales. Recuerdo una historia que me contaron en la es¬ cuela parroquial; se encuentra en Marcos 5: Entre ellos había
una
mujer
que
me
no
Cuando
mujer tiene flujo menstrual estará en estado de impureza durante siete días. Cualquiera que la toque estará impu¬ ro hasta la tarde. Todo lo que toque o sobre lo que se siente mien¬ tras esté impura será impuro. Cualquiera que toque su cama lava¬ rá sus vestimentas, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. (Levítico 15:19-21) Durante doce años,
mujer, considerada una enferma incura¬ impura, había estado exiliada de la comuni¬ dad humana. Su «estado de impureza» ensuciaba a cualquiera que entrara en contacto con ella y todo lo que tocaba. Dada la vergüenza y la soledad de su aislamiento, no debe sorprendernos que tuviera que gastar todos sus recursos para encontrar cura. ble
Swidler, eds., Women Priests: A Catholic the Vatican Declaration (Nueva York: Paulist Press, 1977).
Véase Leonard Swidler and Arlene on
esta
y permanentemente
Nuestras
heridas
El primer paso
de nuestra curación es expresar aquellas experien¬ pasado personal y religioso que depositaron en La Niña Que Fuimos la sensación de que en su cuerpo y en sus funciones corporales había algo equivocado. Contaremos nuestras historias en compañía de mujeres valerosas y, saliendo del aislamiento de toda una vida, daremos los primeros pasos hacia la curación. cias de
nuestro
Cuerpos liados Sea por
Commentary
una
había estado sufriendo pérdi¬
das de sangre durante doce años. A pesar de los prolongados tra¬ tamientos de muchos médicos en los que había gastado todo lo
1
por
decía la
profesores de la escuela parroquial me dijeron que aquella había sido tocada en doce años. Cuando pregunté por qué, remitieron a los siguientes versos del Levítico:
mujer
«Si tienes que ponerte un
ber
que
Mis
baptista
Cristo. En el seminario leí la declaración del Vaticano de 1976 que lineaba los argumentos en contra de la ordenación de las mujeres.
lo
secó. Estaba curada.
sús.
El himno
249
razo,
la menstruación, el síndrome premenstrual
las mujeres siempre
estamos en un
o
el emba¬
lío. SUSAN
Un Dios que se parece a
250
mi
femeninos considerándolos peligrosos e inmorales, la niña adquiere la sensación de que algo anda mal en su cuerpo y sus funciones. Se ve acompañada durante toda su vida por una sensación de impureza. No podemos imaginar a un Dios que sangre como nosotras. Estas actitudes no son reliquias de un pasado lejano, sino que continúan afectando a las vi¬ das de las mujeres actualmente. Considera estos hechos y reflexiona: A resultas de los
♦
tabúes
que
dejan de lado los procesos
contemporáneo, la mujer que desea casarse legalmen¬ debe presentarse ante el rabino jefe y declarar en qué tuvo su último periodo. La fecha de la boda se fijará de a esta información para asegurarse de que no entre en el matrimo¬ nio estando «impura»2.
En el Israel
fecha acuerdo
te
♦
observaciones mientras estaba en Bali, durante realizó al cumplir los treinta años: «Me sorprendió ver carteles en inglés colgados en todos los templos advirtiendo de que a las mujeres que tuvieran la menstruación no se les permi¬ tía el acceso. En su cultura no son sólo las mujeres menstruantes las que quedan excluidas de los templos sino cualquiera que esté sangrando abiertamente. No quieren sangre en sus templos. Pen¬ sé que era terriblemente injusto que en una sociedad tan religiosa a las mujeres no se les permitiera entrar en los templos debido ex¬ clusivamente a sus funciones biológicas.» Una mujer de Europa del Este aportó un punto de vista que afir¬ ma a la mujer durante una discusión sobre la caída del comunis¬ mo. Ella argumentaba que una de las razones por las que había caído era que no se habían dedicado los recursos necesarios para proveer a la mujeres de compresas sanitarias. Los arquitectos del comunismo eran hombres y las prioridades estaban dictadas por las experiencias masculinas. Los dioses masculinos de la nación no sangraban mensualmente. Esta realidad esencial en la vida de las mujeres era periférica para las preocupaciones masculinas. Karen escribe sus un
♦
viaje
que
en las iglesias de nuestra excluyeran de asistir, los mensajes
Aunque nos
2
Adrienne Rich, Of Woman
1986),
p.
106.
infancia no había carteles que sutiles que recibíamos dejaban
Born (Nueva York: W. W. Norton
and Company,
La
Que Derramó Su Sangre
251
claro que nuestro periodo debía permanecer oculto a familiares y amigos. A diferencia de nuestras hermanas de Europa Oriental, éra¬ mos bombardeadas por anuncios de una gran variedad de productos que prometían ocultar «todo el lío» de nuestra sangre de la vista pú¬ blica y disfrazar nuestros «desagradables» olores. Estos -mensajes nos convencieron de que la verdadera liberación femenina vendría de la ocultación de cualquier prueba de que somos mujeres, exceptuando todo lo que potenciase nuestra deseabilidad para los hombres. Los anuncios parecían indicar que si usábamos esos productos en cantidad suficiente podríamos vivir como si no fué¬ ramos mujeres. Lo más inquietante de todo es que no se nos llamaba la atención respecto a los peligros de dichos productos. Sus efectos secundarios, potencialmente letales, no se consideraban tan graves como el desorden de la menstruación que debían eliminar. Liz escribe: «Comencé a tener el periodo a los diez años. Me sen¬ tía avergonzada e intentaba ocultar todo lo que tuviera que ver con ello. Recibí muy pocas explicaciones. Mi madre consideraba la mens¬ truación como "una inconveniencia que producía grandes coladas", "un error" con el que teníamos que lidiar y "una maldición". Yo no tenía la sensación de que era un proceso que nos da vida.» ¿Nos ex¬ traña que no podamos imaginarnos a un Dios que sangre y sienta ca¬ lambres y que tenga que hacer todas las coladas asociadas con la menstruación? Un Dios así es inimaginable a causa del sentido de in¬ ferioridad que hemos interiorizado. muy
Sentadas en círculo, las mujeres comparten la verdad de das. Una a una se expresan tras el silencio de toda una vida:
sus
Los
vi¬
periodos siempre han sido una maldición. Los he detesta¬ cuando estaba preocupada por la posibilidad de que¬ darme embarazada. Ésas son las únicas veces en que los he agrade¬ cido. Espero con impaciencia al tiempo en que dejaré de tenerlos, pero entonces tendré que enfrentarme a la menopausia. Siempre detesto estar donde estoy y quiero estar en otro lugar, lo cual tam¬ do excepto
bién detesto. Erin
Un Dios que se parece a mí
252
Estaba
preparada
para
el periodo
hablado de ello mucho tiempo antes.
La
Que Derramó Su Sangre
mi madre me había Me dio el tipo de informa¬
porque
Reflexiona sobre las actitudes de tu madre y tu padre, de hermanas y hermanos, y de tus compañeros de clase
necesitaba saber. Sin embargo, en algún momen¬ se convirtió en algo que nosotras las mujeres teníamos que mantener en privado, un secreto del que no podía¬ mos hablar con los chicos o con hombres, una carga que debíamos ción to
práctica
tus
que
la menstruación
en
tal
secretos que rodeaban la menstruación me hicieron aplastaron mi alegría infantil anterior. Para cuando tenía doce años había dejado entrar buena parte de esta «energía de aplastamiento» en mí y en ese proceso renuncié a la alegría que me producía mi cuerpo.
colleen
de mi próximo periodo, mi madre me preparó una caja en la que había compresas, fajas y folletos informativos. Den¬ tro encontré un libro que sugería que si sentías vergüenza al com¬ prar compresas y no podías encontrarlas en el estante podías ir al dependiente y pedírselas de tal forma que cualquiera que te oyera casualmente entendiera otra cosa. Recibí el mensaje de que es algo sobre lo que no se habla. El periodo me produjo calambres horribles y debilitantes. Su¬ fría en soledad y estaba segura de que aquello era un castigo. Sen¬ tía tanto odio por mí misma que me golpeaba, porque el dolor y la miseria que todo aquello me producía me volvía loca. Aprendí muy bien que una buena mujer oculta su disgusto para que nadie afectado. La sensación de suciedad una
gran
en
relación al
cuerpo
paranoia. Durante buena parte de mi vida
sentía merecedora de
una
relación.
Nuestros
presentan en la
\
Imagínate sentada en un círculo con Liz, Erin, Colleen y Joyce. Añade tu historia a las suyas. Describe tu primera
parada? ¿A quién
se
experiencia menstrual. ¿Estabas pre¬ lo dijiste?
como
complicados
cuerpos
He batallado
con
una
mujer.
en
anuncios, pelí¬
Dios que sangre y tenga calam¬
la duda hacia mí misma durante femenino, mi cuerpo y sus cualida¬ sensación de vergüenza pegada al hecho de
des.
Siempre hay
televisión,
el odio y
negado mi
yo
Sandi Como resultado de
estar
inmersas
las
palabras e imágenes ex¬ referirse a Dios en las histo¬ rias y mitos religiosos que habitan nuestra imaginación desde la infancia, la niña tiene la sensación de que hay algo equivocado en su cuerpo. Ella no se parece a Dios; ella es diferente, tiene algún defecto. Las he¬ ridas de la mujer suelen reflejarse en su cuerpo, que lleva las cicatrices del intenso odio que siente por sí misma. Algunas se sienten avergon¬ zadas por sus pechos, muslos y curvas y pasan hambre hasta borrar clusivamente masculinas empleadas
en
para
toda redondez. Tratan de parecerse
a
muchachos adolescentes. A
les cría como objetos sexuales dedican descomunales canti¬ y dades de tiempo y dinero a retorcer sus cuerpos, cambiar el color de su pelo, sus narices y sus pechos para integrarse en formas sexuales se
aceptables para la cultura. Desesperadas, las mujeres se preguntan: «¿Por qué los hombres se despiertan por la mañana y no necesitan nada más? ¿Por qué noso¬ tras al despertar debemos, como mínimo, maquillarnos, adornar nuestros cuerpos y cubrir nuestros olores y redondeces, aunque ni así que sean
■
a un
tú?
toda mi vida. He ser
otras
joyce
♦
como se
bres
A la espera
no me
de la cultura
¿Puedes imaginar
Todos los
me
la menstruación. Reflexiona sobre las imᬠen lo concerniente a la menstruación
a
culas y carteles.
daño y
ha creado
relación
genes
llevar solas.
se vea
253
sea
suficiente?»
Un Dios que se parece a
254
m!
participante en un grupo de espiritualidad comenta sobre una de las complicaciones de tener un cuerpo femenino. Su reflexión es muy práctica y personal, y ha tenido eco en los escritos de muchas otras mujeres: «Llevo sujetador no porque lo necesite, sino porque me he adaptado a las expectativas sociales y no quiero que la gente me mire por no llevarlo. La mujer no puede aceptar su cuerpo tal como es. Por un lado me encanta y por el otro me siento extraña con él y tengo un conflicto tremendo cada mañana para vestirme. No pue¬ do ponerme nada demasiado pegado porque los hombres reacciona¬ rían a mí como objeto sexual y no como a una mujer inteligente. Ser mujer es un asunto complicado en nuestra sociedad.» ¿Quién puede sorprenderse de que las mujeres no sean capaces de imaginarse a un Una
con un cuerpo tan complicado como el suyo? Como resultado de la inmersión de nuestra cultura en
Dios
las pala¬
imágenes exclusivamente masculinas empleadas para referirse en los relatos y mitos religiosos que han ocupado nuestra ima¬ ginación social, las preocupaciones de las mujeres con la salud han sido ignoradas constantemente por el estamento médico. Histórica¬ mente se ha considerado que nuestros cuerpos eran demasiado com¬ bras a
e
Dios
plicados para participar en investigaciones dentro del campo de la sa¬ lud. En un mundo que prefiere a los hombres, se emplean órganos de cuerpos masculinos para investigar y producir drogas eficaces, así como procedimientos e instrumentación tecnológicamente sofistica¬ dos. El cuerpo masculino, creado a imagen de Dios, es de más valor que el femenino. La medicina moderna puede prescindir de los órga¬ nos reproductivos y de los pechos de la mujer. Nuestra educación nos convence de que no podemos entender nuestros complicados cuerpos, sólo los hombres tienen la habilidad y la inteligencia necesarias para ser expertos en cuerpos de mujeres, particularmente en ginecología y obstetricia, dos áreas en las que nunca experimentarán de primera mano la realidad de ser mujer. El ochenta por ciento de los ginecólogos son hombres3. Un tema re¬ currente en los escritos de las mujeres es la incomodidad que sienten cuando se ponen en manos de los ginecólogos. Jen escribe sobre su experiencia: «Desde la adolescencia me he sentido abusada cada vez 'John M. Smith, Women and Doctors Press, 1992), p. 2.
(Nueva York: The Atlantic
Monthly
La
Que Derramó Su Sangre
255
iba al ginecólogo. Algo dentro de mí me pide salir corriendo, siento petrificada ante la posibilidad de probar otra cosa, como acudir a una ginecóloga. Antes de entrar en la adolescencia se me enseñó que los hombres son los expertos en los problemas de las mujeres. Incluso mientras escribo estas palabras veo lo ridículo que que
pero me
suena.»
Sentadas en círculo, las mujeres comparten la verdad de das. Una a una se expresan desde el silencio de toda una vida: No he desarrollado una relación con mis procesos naturales. Mi mayor herida es la alienación de mi
sus
vi¬
femeninos inclu¬
cuerpo,
yendo la menstruación y el parto. Nunca he considerado seria¬ mente la posibilidad de dar a luz a mi propio hijo. La única vez que estuve embarazada, a los veintinueve años, aborté. Privada de nutrir a mis propios hijos biológicos, orienté estas necesidades ha¬ cia comportamientos codependientes con mi familia y amigos. Ser madre natural nunca tuvo valor para mí hasta ahora, que estoy cerca de la menopausia. Integrar el hecho de que no voy a tener hijos ha sido doloroso. Para no ser considerada una débil mujer dependiente sentí que tenía que dejar mi marca en el mun¬ do a cualquier precio. Finalmente, este empeño se volvió tan vacío que tuve una crisis. Ahora que me estoy curando y estoy aceptan¬ do mis procesos femeninos quiero una nueva relación con mi cuerpo.
Hallie Mi familia de
origen me transmitió una sensación de disgusto funciones corporales. Aprendí a ocultar a muy tem¬ prana edad cualquier cosa que tuviera que ver con mi cuerpo. No quería que nadie supiera que tenía que ir al baño, que tenía dema¬ siado calor o demasiado frío, o incluso que tenía sed. Se me ense¬ ñó a soportar la incomodidad física y a no hablar de ello. Aprendí que si molestaba a alguien estaba siendo traviesa, por eso que no tenía derecho a expresar mis necesidades. Finalmente, perdí el sentido de mis necesidades. Todavía sigo ocultando el he¬ cho de tener que ir al baño. No me gusta mostrar mi cuerpo. Me respecto a mis
Un Dios que se parece a mí
256
avergüenzo si
alguien me ve en traje de baño, por eso apenas voy a
nadar.
La
Que Derramó Su Sangre
sensación de suciedad de
del toque que
recibió
o
Cuando muchas de
LlZ
257
una mujer queda acentuada por la calidad dejó de recibir en su hogar cuando era niña.
nosotras
estábamos creciendo sólo
se nos to¬
caba para
Imagínate sentada en un historia
a
círculo con Hallie y Liz. Añade tu
las suyas.
¿Qué se te enseñó de niña
♦
sobre tu cuerpo y sus pro¬
cesos?
¿Has tenido problemas con
♦
hecho sentir
esos
los médicos? ¿Cómo te han
problemas respecto a tu cuerpo y tu
la salud? Haz una lista de los aspectos por
recho ♦
de¬
a
los que tu cuerpo
de
mujer es complicado o problemático. ¿Cómo se han reflejado tus heridas en tu cuerpo? ¿Has conformado tu cuerpo a una forma sexualmente aceptable en tu cultura? ¿Puedes imaginarte a un Dios con un cuerpo problemáti¬ co como el tuyo?
♦ ♦
♦
Nuestros cuerpos En se
intocables
cuanto
dejé de
ser una
«niña bonita», todo contacto
físico
detuvo.
LlZ
disciplinamos con tortas en la cara o azotes. Crecimos sin caricias ni toques afectuosos. Nancy escribe: «No recuerdo que mis padres me tocaran cuando era niña excepto para disciplinarme. Re¬ cuerdo que mi madre me tomó la mano cuando era adolescente, pero como aquello era tan poco natural —casi me muero de vergüenza y de lo tiesa que me quedé— la soltó.» Incluso para las que fueron tocadas afectuosamente por sus pa¬ dres, el toque raras veces se extendía más allá de la primera infancia. A medida que la niña madura y sale del estado infantil, sus padres se sienten incómodos con su desarrollo corporal y la mayor parte del contacto físico se detiene abruptamente. Ella crea historias para dar sentido a esta retirada del afecto. Está convencida de que se debe a que es sucia, a que huele y es fea, y a que sus pechos, el vello púbico y las nuevas sensaciones que experimenta en los genitales la hacen into¬ cable para sus padres. (En el capítulo siguiente veremos cómo el to¬ que incestuoso de uno de los padres agrava la vergüenza que ya se está enraizando en el cuerpo y en la vida de la joven.) Interiorizamos la denigración que hace la cultura de nuestros procesos femeninos y nos volvemos intocables para nosotras mismas. Las palabras de Susan encuentran eco en muchas historias de muje¬ res: «No estaba bien que me tocara mi propio cuerpo. No me lo miré ni me lo toqué hasta que nació mi primer hijo.» Sentadas en círculo, las mujeres comparten la verdad de das. Una a una se expresan desde el silencio de toda una vida:
sus
Mi madre
El ner un
físico, recibir toques o caricias, es necesario para te¬ desarrollo saludable. Cuando estamos en el útero de nuestra
contacto
alivia y conforta. Las contracciones de nues¬ través del canal natal mientras su cuerpo empuja, tira y nos abraza dándonos la bienvenida a la vida. Tras la experiencia de «los niños de las inclusas», que murieron por falta de contacto físico, ha quedado muy claro que éste es mucho más importante para la supervivencia que la esterilidad del entorno. La madre, tra
su
contacto nos
madre facilitan nuestro viaje a
vi¬
nunca me abrazó ni me besó espontáneamente. Me feliz cuando estaba enferma porque entonces me toca¬ ba la frente para sentir si tenía fiebre. Actualmente mi necesidad de ser tocada es mayor que mi necesidad de sexo. Nunca tengo bastante y, sin embargo, el toque no me es familiar. Me perdono por aceptar el sexo cuando en realidad lo que necesitaba era ser acariciada y abrazada.
sentía muy
Karen H.
Un Dios que se parece a
258
mí
padre nunca me tocó después de los cinco años. Se sentía muy incómodo con mi desarrollo durante la pubertad. Y, sin em¬ bargo, permanecía atento a mí de una manera extraña. Según él, al ser niña, lo único que tenía a mi favor era mi apariencia, por eso periódicamente insistía en que me pusiera frente a él para que ins¬ peccionara mi peso. Revisaba si ciertas partes de mi cuerpo se to¬ caban. Si algo se tocaba —pantorrillas o muslos— estaba «gorda» y entonces me animaba a andar más en bicicleta y a comer menos. De niña me encantaba estar enferma porque perdía peso y adelgazaba mis puntos «gordos». Actualmente, cuando me peso, la imagen de las partes «que se tocan» vuelve a mí. Me inspeccio¬ no como solía hacerlo mi padre. Hasta el día de hoy el primer co¬ mentario de mi padre cuando le visito tiene que ver con mi apa¬ riencia. Todavía me inspecciona y dice: «Estas delgada» o «has ganado algo de peso». Mi
Irene
La
Que Derramó Su Sangre
259
piran aquellos tiempos en los que Dios sangraba como nosotras. La Que Derrama Su Sangre se convierte en una imagen curativa de lo di¬ vino en nosotras, en su presencia entramos en complicidad amorosa con nuestros cuerpos y participamos en una comunidad de apoyo con otras mujeres valientes.
Un
tiempo
que
fue
ahora necesitamos y cuyas
heridas
a un
no sean
Ntozake
dios que sangre
el fin de nada
shange, A Daughter's Geography
Siendo ya adulta, reflexioné sobre la historia de La Que Derramó Sangre descrita en el Evangelio de Marcos, dentro del Nuevo Tes¬ tamento. Fui recuperando fragmentos del relato de entre mis recuer¬ Su
dos infantiles. En
Imagínate sentada en un círculo con Karen e Irene. historia ♦
a
Añade tu
las suyas.
Recuerda las
tocaban de niña. ¿Qué cuali¬ toques? ¿Eran afectuosos, disciplinarios,
veces
dad tenían los
que te
funcionales? ♦ ♦ ♦
ciona
su
esta historia la hemorroísa no tiene voz, no se men¬ nombre. Su relato sólo pervivió por tener relación con otra
historia más importante, la del Sanador. Traté de imaginar sus senti¬ mientos y los detalles de su vida. Durante doce años no había sido to¬ cada ni abrazada, nadie la visitaba. Sus muebles y su cama se consi¬ deraban impuros. No se presentaba en lugares públicos y no se le
permitía
rezar en
la sinagoga. Su presencia
se
consideraba contami¬
nante.
¿Cuándo dejaron de tocarte con afecto en tu familia? ¿Te has vuelto intocable para ti misma? Pon atención en ios toques que recibes esta semana. ¿Si¬ gues careciendo de suficiente contacto físico?
Permití que su
vida
me
dolor
tocara
el mío. Durante la
he sentido intocable para mí misma y para
mayor parte de mi los demás. Un velo
de vergüenza me separaba de la comunidad humana. A veces anhela¬ ba reconectar y buscaba una comprensión mágica o un tratamiento que exorcizara esa parte defectuosa de mí. Pero otras veces mi ver¬ güenza era como una cobertura protectora y cálida, me ocultaba tras ella para que nadie despertara mis recuerdos infantiles del corte de la
Nuestra curación
conexión y
Fue
hacia la curación ha sido expresar las expe¬ de niñas nos produjeron la sensación de que algo andaba mal con nuestro cuerpo y sus funciones. Ahora entrare¬ mos valientemente en las heramientas de transformación que nos ins¬ Nuestro
primer
paso
riencias infantiles que
del
toque
incestuoso.
los círculos de mujeres
donde mis memorias infantiles se obligadas a salir de su escondrijo y fue también en los círculos de mujeres donde pude lavar mi vergüenza. Me preguntaba si los hombres que escribieron la historia de La Que Derrama Su Sangre habrían prestado atención a las mujeres de su vida. ¿Les visitaría ella vieron
en
Un Dios que se parece a mI
260
¿Se contarían mutuamente historias ya avanzada la noche, bajo las estrellas? Reuní imágenes del principio mismo que afirman a la mujer, imᬠgenes de cuando Dios era mujer y sangraba como nosotras. Aprendí de las antiguas mujeres que no pedían perdón por sangrar. Leí sobre los antiguos caminos que consideraban que la sangre de la mujer era sagrada por fluir en armonía con la luna. Me contaron antiguas creen¬ cias que celebraban a la Gran Madre, cuya «sangre-lunar» se espesa¬ ba dentro de ella y después se derramaba para crear todo lo que es4. Entretejí las imágenes curativas del principio mismo, los fragmentos olvidados del relato de La Que Derramó Su Sangre y mi propia histo¬ en
ria
secreto?
en una
obra de
teatro.
pedi¬ la in¬ terpretación religiosa tradicional. Le pedimos que relate su propia historia. Entra en este fragmento de lo olvidado e integra su historia En nombre de Eva, Lilit y María, nuestras Madres Míticas, mos a La Que Derramó Su Sangre que rompa los confines de
en
la tuya.
Un encuentro con La
Que Derramó su Sangre:
baño de luna
La
Que Derramó Su Sangre Me llena
con su
calidez,
261
se
ha convertido en
Cubro mi cuerpo. Lo observo
mi
amiga.
crecer.
Ningún Mis
manos
toque penetrará la impureza de mi sangre. están cansadas de esconder mi
vergüenza... oculta.
Me levanto y salgo a la noche. En su oscuridad mis ojos y mis manos La luna me llama.
descansan.
Me habla de un tiempo en el que la sangre de la mujer era sa¬ grada. No había separaciones vergonzosas. Me habla de un tiem¬ po en el que se honraba el cuerpo de la mujer y no había toques
dolorosos.
La luna
me
habla de las antiguas mujeres
que no pedían los que el color de la realeza era el color vino —rojo oscuro— de nuestra preciosa sangre, de los antiguos caminos que consideraban que la sangre era algo imponente porque había sido derramada sin dolor. Aprendo de las antiguas creencias que celebraban a la Gran Madre, cuya «sangre lunar» se derramaba para crear Todo Lo Que Es.
perdón
por sangrar,
de antiguos tiempos
en
Anhelante... Las
veo en
Se visitan Se Las
Con los ojos cerrados,
la distancia, las observo. en sus casas,
tocan y
se
hablan,
conversan en
comen, aman y
las plazas públicas.
viven juntas.
distancia, las observo vivir sus días. Están en un claro iluminado, escuchando palabras curativas. veo a
pasado doce años. Anhelo acercarme. Tengo los ojos cansados de observarlas a distancia... anhelante. Han
Ocultándome... Ocultándome de
un
toque
doloroso
que
ocurrió hace ya mucho
tiempo. Mi sangre
4
hace
que me
Véase Walker, The Woman's
sienta
segura.
Encyclopedia of Myths and Secrets,
pp.
635-645.
con
claro iluminado llama: «Tú, la que
me encuentro en un
mujeres de todas las edades. Su canción
me
estás aparte, acércate. Tú, la que estás lejos del contacto, acérca¬ te.» No me tiran piedras; por el contrario, me ofrecen flores
y su
luminoso me cura. Me seas hermosa y plena.» toque
Juntas
nos
cantan:
«Es
correcto
bañamos en la luz de la luna.
Bailamos juntas. Mientras bailo, voy
dejando atrás la vergüenza. Estoy limpia de mi vergüenza a la luz de la luna.
y
bueno
que
Un Dios que se parece a mí
262
Imagínate sentada en un claro de luna con La Que Derramó Su Sangre dentro de un círculo con mujeres de todas las edades. su dolor en tu propia historia ¿Qué anhelas? ¿De qué te ocultas? Describe tu propio «velo de vergüenza». ¿Cómo te ha se¬ parado de la comunidad humana? ¿Hasta dónde has ¡do para encontrar una cura? Haz una lista de todas las «curas» que has probado.
Integra ♦ ♦ ♦
♦
La
Que Derramó Su Sangre
Inspirada
el círculo de mujeres, camina valientemente entre la la capa del Sanador. Éste era un acto prohibido, una mujer impura había tocado al Rabino. Nuestra curación y crecimiento personal se aceleran tremenda¬ mente cuando nos abrimos al apoyo, a la comprensión y a la fuerza disponibles en una comunidad de mujeres. En un principio las muje¬ res tienden a ser suspicaces unas con otras: arrastramos con nosotras toda un vida de actitudes y miedos diseñados para mantenernos sepa¬
su
curación
propia historia
en tu
¿En qué sentido te resulta curativa la verdad del pasado, se honraba el cuerpo de la mujer y su sangre se
♦
cuando
consideraba Haz
♦
una
var tu
sagrada?
lista de ios
recursos que
has empleado para la¬
vergüenza.
Reflexiona sobre las mujeres que
♦
curativa
en
tu
vida. ¿Cómo
procesos? ¿Qué nuevas
sus
han sido una presencia consideraban sus cuerpos y perspectivas te han abierto?
Una comunidad curativa
Hay un río de pájaros
que
está emigrando. Una nación de mu¬
jeres con alas. Libana
En
reelaboración del relato, La Que Derramó Su Sangre la curación en la comunidad de mujeres. En ella se le ofre¬
nuestra
encuentra
seguro en el que derramar sus lágrimas de toda una vida historia; así se siente fortalecida para avanzar en la vida sin vergüenza y para enumerar los recursos que tiene a su disposición. ce un
espacio
y contar su
por
multitud y toca
radas. Colleen describe el miedo que la llevó al grupo de espiritualidad me educó para competir con la mujeres. En el pasado
femenina: «Se he sentido
celos tremendos
sé cómo liberarme de ellos. En que debo competir con las mujeres. Tengo miedo a que si me acerco demasiado a ellas me sentiré atraída, y entonces surge mi fobia al lesbianismo. Necesito curar en profundidad mi relación con las mujeres.» La competencia entre mujeres está vinculada al entramado de re¬ laciones de una sociedad que prefiere a los hombres. Competimos por la atención de los dioses. En algún momento de nuestro trabajo compartido pido a las mujeres que hagan inventario de sus actitudes y comportamientos competitivos hacia otras mujeres. El ejercicio con¬ siste en reconocer de qué mujeres se han sentido celosas, han dicho chismes, a qué mujeres han insultado y con cuáles han competido por la atención de un hombre. Las participantes describen sus comporta¬ mientos y después buscan detrás de ellos las motivaciones subyacen¬ tes. ¿Era su inseguridad respecto a su cuerpo y apariencia? ¿Se trata¬ ba de ira, miedo o desprecio no expresados? Con el tiempo, a medida que las mujeres comienzan a compartir sus experiencias comunes, su fuerza y su esperanza, estos comporta¬ mientos ineficaces empiezan a disolverse. Por primera vez en su vida, las mujeres empiezan a confiar en otras mujeres, a conocerlas y a de¬ jarse conocer, y a relajarse en su presencia. La mayoría sólo se habían identificado con su feminidad a través del toque, de la activación y de la excitación que les producen los hombres. No sabían que podían experimentar lo que es ser una mujer en compañía de otras mujeres. En los círculos de mujeres redefinímos las viejas ideas estereotipadas de lo femenino. Integramos cualidades que habían sido consideradas masculinas, desarrollamos un vocabulario para nuestros sentimientos esencia,
Integra
263
unos
temo que nuestra
y no
cercanía viole el principio de
Un Dios que se parece a mí
264
La
Que Derramó Su Sangre
volvemos hacia dentro en lugar de hacia fuera para destrabar las complejidades de la vida. A medida que el rostro de Dios va cambiando, las mujeres empe¬ zamos a pasar más tiempo en compañía de otras mujeres y menos tiempo girando en torno a los hombres. Nos convertimos unas para otras en el rostro femenino de Dios; en nuestra mutua presencia po¬ demos derramar las lágrimas contenidas durante toda una vida, recor¬ dar y expresar en voz alta las historias olvidadas, y recuperar nuestra dignidad y poder femeninos previos. Así, nos vamos sintiendo fortale¬ cidas para movernos por la vida sin vergüenza. Inspiradas por el círcu¬ lo de mujeres, elaboramos una lista de los recursos curativos de que disponemos. Cometemos el acto prohibido de abrazarnos mutuamen¬ te como hermanas y de ofrecernos mutuamente un contacto curativo y palabras de ánimo. En nuestra presencia mutua recordamos a la gran comunidad de mujeres que se remonta a la noche de los tiempos, de la cual forma¬ mos parte. Tomamos conciencia de las mujeres de todas las edades, de sus ideas, de su música y de sus historias. Nos sumergimos en la historia, el arte y la espiritualidad de las mujeres. Nos descubrimos rodeadas de una valiente nube de testigas; sus antiguas historias e imágenes se convierten en recursos curativos para nuestro presente. y nos
Sentadas das. Una
en
para
expresan tras
nivel tos
mi vida. No debía
suponer
ninguna
amenaza, no
me
sentía
intimidada, celosa y llena de odio. Expresaba es¬ indirectamente, a través de chismes y actitudes
sentimientos
críticas.
Me estoy
enmendando a diario. Estoy desarrollando relacio¬ honestas con mujeres hermosas, poderosas, inteli¬ gentes y espirituales. Ya no las veo como una amenaza. Ellas son parte de mí y juntas nos hacemos hermosas y fuertes. Estoy apren¬ diendo a amar a las mujeres al mismo tiempo que aprendo a amar¬ nes
íntimas y
me a
mí misma.
Erin He sido Antes de
una
buscadora de la verdad durante mucho tiempo. la comunidad de mujeres no me daba cuenta
entrar en
de hasta qué punto mi búsqueda se había visto influida por las imágenes masculinas de mi pasado religioso. Tampoco era cons¬ ciente de cómo estas imágenes masculinas me impedían validarme como mujer. Nunca antes se me había ocurrido buscar algo nutri¬ cio, fuerte y femenino: un Dios que se pareciera a mí. He evitado aprender sobre las religiones de la Diosa, pero al fin me he dado cuenta de que lo que ofrecen está mucho más alineado con lo que busco. Ahora me siento atraída por los artículos, libros y películas que tratan de la búsqueda espiritual de las mujeres.
el aislamiento de toda una vida:
a entender qué es la comunidad de mujeres puede habitar en mí, puede reconfortarme y darme una nueva clase de seguridad que un amante masculino nunca me po¬ dría ofrecer (aunque sigo luchando con esto). La cuestión es que soy una mujer. Hablando prácticamente, esto significa que las lu¬ chas y triunfos que las demás mujeres experimentan en sus vidas pueden informar la mía de una manera única.
en
debía haber ninguna posibilidad de competición entre nosotras. Calibraba inmediatamente a las mujeres y, cuando era inferior a su
círculo, las mujeres comparten la curación de sus vi¬
a una se
incluirla
265
Estoy empezando
joyce
la que
Ferrel
Mis relaciones más con
te
profundas
mujeres. Sin embargo,
y
cómodas siempre han sido dolor que la mayor par¬
reconozco con
de mi vida he necesitado sentirme más atractiva que otra
mujer
Imagínate sentada a
con
Ferrel, Erin
y
Joyce. Añade tu historia
las suyas. ♦
Reflexiona sobre
esta
afirmación desde
tu
propia expe¬ competencia entre mujeres está inscrita en el entramado de una sociedad que prefiere a los hombres. Competimos por la atención de los dioses.» ¿Qué actitu¬ des te han impedido contactar con otras mujeres en bus¬ ca de inspiración, apoyo y desafíos? riencia: «La
Un Dios que se parece a mI
266
La
♦
¿Eres miembro de un círculo de mujeres? Si estás en un círculo, haz una lista de los dones recibidos de las muje¬ res del grupo. Reconoce las actitudes y comportamientos hacia las mujeres que has tenido que confrontar para ser solidaria con tus hermanas. Si no estás en un círculo, ¿has considerado la posibilidad de unirte a uno de ellos? Haz una lista de tus preocupaciones. Considera la posi¬ bilidad de comenzar tu propio grupo con algunas amigas en
Una conexión
sana con
puede
amarse a
Anne cameron,
Daughters ofCopper Woman
los tiempos en los que se honraba el cuerpo de la mujer y su sangre era sagrada, seguimos el viaje de vuelta a casa, a nuestros cuerpos. A través del ritual, de la meditación y de la explo¬ ración guiada imaginamos a la Mujer Dios con pechos, curvas y muslos. Reclamamos las imágenes de un tiempo en el que Dios se parecía a nosotras y sangraba como nosotras. Nos preguntamos: «¿Cómo se transformaría en su presencia nuestro sentido de noso¬ tras mismas y nuestras actitudes hacia nuestros cuerpos?» Las muje¬ res responden: Inspiradas
♦
♦
♦
♦
por
el templo sagrado del Espíritu Como una fra¬ ternidad armoniosa de células, tejidos, órganos y sistemas. Como un recurso exquisito, un aliado fiel, un compañero fiable. Imaginamos
nuestro cuerpo como
de Vida. Como
una
comunidad de apoyo interna.
lo
años
nuestros cuerpos
sí misma no puede amar a nadie. La que tiene vergüenza de su cuerpo tiene vergüenza de la vida. La que encuentra suciedad o mugre en su cuerpo está perdida. La que no puede respetar los dones de la vida que recibió in¬ cluso antes del nacimiento no puede respetar plenamente nada. La que no
en cooperación con nuestro cuerpo, consultando con largo de las estaciones de nuestra vida. Mejoramos nuestro contacto consciente con él a través de la oración y de la medita¬ ción. Tomamos plena conciencia de los sentimientos, sensaciones y señales que nuestro cuerpo nos ha estado enviando durante a
indicadores fieles del camino de vuelta
como
mos nuestro
confíes. Emplea las lecturas, ejercicios, ritua¬ oraciones de este libro como punto de partida.
267
Entramos
él
las que
les y
Que Derramó Su Sangre
cuerpo como ese
a casa.
Abraza¬
compañero leal y duradero del
que
hemos estado alejadas. Ya no nos resulta necesario retorcernos para asumir las del Dios masculino. Asumimos nuestros cuerpos como
formas algo sa¬ grado. Al despertarnos cada mañana nos miramos en un espejo de cuerpo entero y afirmamos: «Soy suficiente tal como soy. Soy suficiente el día de hoy. No hay mancha en mí.» Y después lee¬ mos la letanía de la transformación, en la que festejamos esas par¬ tes de nosotras que la cultura ha juzgado y nosotras hemos des¬ preciado. Un Dios que sangra como nosotras transforma nuestra forma de relacionarnos con todas las sensaciones que acompañan a la menstruación. Ya no denigramos nuestros procesos naturales sino que los invocamos para que sustenten la energía de nuestra vida; celebramos la llegada del periodo y atesoramos cada día que la sangre fluye de nosotras: honramos nuestra preciosa sangre. Cuando se nos retrasa el periodo preguntamos a nuestro cuerpo: «¿Qué estás tratando de decirme?» Y durante el periodo honra¬ mos la Sabiduría Profunda de nuestro cuerpo. Dialogamos con él a través de imágenes, escritos y movimientos, preguntándole: «¿Que almohadones de apoyo necesitas esta vez? ¿Cómo podría apoyarte?» Ya no luchamos con las necesidades de nuestro cuer¬ po, las reconocemos tiernamente y después las satisfacemos. Sentadas
en
vidas. Una vida: sus
círculo, las mujeres comparten la verdad curativa de expresan desde el aislamiento de toda una
a una se
Diariamente afirmo la bondad de mi cuerpo con su aspecto actual. Es esencial
permanentemente esta afirmación cada día me bombardean imágenes del cuerpo perfecto y mensajes de que mi vida sería ideal si perdiera cinco kilos. Este porque
mantener
268
Un Dios que se parece a mí
La
asalto diario al cuerpo
resulta muy doloroso. Sin embargo, a me¬ completamente feliz con mi cuerpo, con sus sensa¬ ciones y su sexualidad, y también con su aspecto. En este marco mental sano no deseo cambiar nada. No quiero empezar un nuevo régimen ni una dieta. Quiero vivir. Al mismo tiempo, he aprendido a amar y admirar los cuerpos de otras mujeres. Ahora creo que hay una belleza y justicia esen¬ ciales en el cuerpo de cada persona. Nunca antes había estado ex¬ puesta a esta perspectiva. Se me había enseñado que una mujer tiene que tener cierto aspecto para ser buena y aceptable. nudo
me
curando descubro que soy capaz de mirarme en el es¬ pejo. Ahora paso más tiempo en el baño. Estoy tomando clases de danza y recibiendo masajes. Acepto el inevitable envejecimiento de mi cuerpo con compasión y gratitud. Todavía surgen en mí sen¬ timientos negativos con cada uno de estos actos de atención hacia mí misma. Me va a llevar algún tiempo más sanar completamente mi vergüenza corporal. que me voy
siento
colleen
LlZ
Imagínate sentada Añade tu historia
Al hablar de mis procesos
corporales naturales
ha
ayudado
nidad. Ahora
creo
a reparar
la conexión rota de lo divino.
con
en un
a
círculo
con
Colleen, Hallie
y
Liz.
las suyas.
con otras mu¬
jeres ha brillado una luz curativa en medio de la oscuridad y de la vergüenza que habían rodeado a mi cuerpo desde la pubertad. En compañía de otras mujeres expresé mis miedos a envejecer, a no ser útil y a no estar realizada como mujer. Se me han facilitado ciertas comprensiones e intuiciones que me han ayudado a aceptar los hechos de mi vida, las elecciones realizadas y el hecho de que nunca tendré mis propios hijos. Se me da dado el coraje de explo¬ rar mi alienación de mi propio cuerpo. He comprado una copia del libro The New OurBody, Our Selves. La comunidad de muje¬ res me
269
Que Derramó Su Sangre
mi propia femi¬
♦
¿Cómo podrían transformarse tu sentido de ti misma y tu tu cuerpo en presencia de La Que Derramó Su Sangre, a través de sus dones curativos? ¿Qué cuidados incluirías en tus actividades semanales para honrar tu cuerpo? ¿Qué rituales incluirás en tu vida para celebrar el derra¬ mamiento de tu preciosa sangre? La Diosa nos ayuda a descubrir dones únicos en cada ci¬ clo de nuestra vida. ¿Cuáles son los dones únicos que la menopausia te ha aportado? actitud hacia
♦
♦
♦
que soy parte
Hallie
Como resultado de
experiencia he llegado a un sentido profundo de mi propio valor, no sólo como ser humano, sino como mujer. Con el apoyo de mi comunidad de mujeres estoy aprendiendo a cuidarme mejor. Estoy aprendiendo a decir no a las situaciones que agotan mis energías y que me ralentizan cuando el ritmo de mi vida cotidiana se vuelve tan frenético que soy incapaz de oír la voz de mi sabiduría'profunda. Estoy aprendiendo a aceptar mi cuerpo femenino y sus proce¬ sos naturales, dejando atrás mi sensación de vergüenza en relación a la menstruación. Estoy empezando a sentir el misterio de los ci¬ clos de la vida y la muerte que se mueven a través de mí. A medida más
esta
Antes de
LA
seguir adelante, quédate un rato más La Que Derramó Su Sangre.
CURACIÓN
Dedica tiempo
con
DE LA ADOLESCENTE INTERNA
cada día de esta
semana a conversar con tu
Ado¬
lescente Interna. Imagina que hablas con ella como con una hija ado¬ lescente o sobrina en un lugar de encuentro que te sea cómodo. Di¬ buja y escribe las respuestas a las siguientes preguntas con tu mano no dominante:
270
Un Dios que se parece a m!
Día 1. Cuerpos ♦
♦
♦
Describe
primera experiencia menstrual. ¿Estabas preparada para ella? ¿Qué clase de apoyo recibiste de tu familia y amigas? ¿Qué sensación te produjo sangrar? ¿Hablaste de ello con tus amigas? ¿Tuviste el periodo antes o después que tus amigas? ¿Cómo te sentiste al respecto?
Día 2. El ♦
♦
♦ ♦
♦
Que Derramó Su Sangre
♦
¿Por qué dejaron tu padre y tu madre de tocarte amorosamente, de acogerte? ¿Te tocaron tus hermanos o hermanas? ¿Cómo eran sus palma¬ das, abrazos y golpes, afectuosos o incómodos?
tu
♦
Día 5. Tocarte ♦
♦
♦
♦
cuerpo.
cuerpo? ¿Querías
era tu
ser mayor o
más
pe¬
♦
¿Te sentiste alguna temente
lo suficientemente guapa? ¿Lo suficien¬ delgada? ¿Cuándo empezaste a sentir que no eras sufi¬ vez
ciente? ♦
♦
♦
¿Quién fue la primera
persona que te tocó los pechos? ¿La vagi¬ ¿El cuerpo desnudo? ¿Qué edad tenías? ¿Cómo te sentiste con esos toques? ¿Eran cómodos o te'daban
na?
queña de lo que eras? ♦
a ti misma
¿Solías tocarte tu propio cuerpo? ¿Exploraste sus suavidades, sus curvas, labios y aperturas? ¿Cuando oíste por primera vez las palabras vagina, genitales, clítoris, lujuria, sexo? ¿Sentiste alguna vez que un calor fogoso se elevaba por tu cuer¬ po? ¿Sentiste alguna vez cosquilieos en los genitales? ¿Dichas sensaciones te daban miedo o te excitaban? ¿Hablaste con al¬ guien de ellas? Dibuja el calor fogoso y las sensaciones de cosquilleo en tu
Día 6. Chicos
cuerpo cambiante
¿De qué tamaño
♦
miedo? ♦
¿Cuándo empezaste a enmascarar tu rostro, femeninos y a ocultar tus redondeces? ¿Cómo respondían los muchachos dían tus amigas? Dibuja tu cuerpo. ¿Te gusta?
a
¿Quién instigó el tocamiento? ¿Fuiste forzada
cubrir tus olores ♦
♦
¿Hablaste
con
Día 7. Curación ♦
¿Hasta qué edad te abrazó, te acogió y te tocó amorosamente tu padre? ¿Te sentiste alguna vez incómoda con sus toques? ¿Fueron se¬ xuales en algún momento? ¿Hasta qué edad te abrazó, te acogió y te tocó amorosamente tu madre?
♦
¿Te sentiste alguna algún momento?
vez
incómoda
participaste li¬
alguien de estas experiencias?
a tu cuerpo? ¿Cómo respon¬
Día 4. El toque en la familia
♦
o
bremente?
en el presente
escrito para
valorar las partes de tu
despre¬ largo del día de hoy en un espejo de cuerpo entero y afirma: «Soy suficiente en este momento. Tal como soy, soy suficiente. No tengo ninguna mancha.» A continuación lee tu escrito en voz alta a la imagen del espejo. Habla a un buen amigo, a tu terapeuta, a tu guía espiritual o a tu madrina de cada uno de los ejercicios que has completado. Lee tus escritos y muestra tus dibujos a esa persona. Cread juntos un ritual de curación para tu adolescente interna incorporando las herramientas curativas que se incluyen en este capítulo. Haz
un
ciabas de adolescente. Mírate cinco ♦
271
de abrazarte y
desarrollo de los pechos
¿Qué sensación te producía el desarrollo de tus pechos? ¿Cuan¬ do te pusiste el primer sujetador? ¿Te crecieron los pechos antes o después que a tus amigas? ¿Cómo te sentiste al respecto? ¿Cómo respondió papá a tus pechos? ¿Cómo respondió mamá? ¿Cómo se hablaba de tus pechos? ¿Eran demasiado grandes, de¬ masiado pequeños? ¿Cómo te sentiste al respecto? Dibuja tus pechos. ¿Te gustan?
Día 3. El ♦
liados
La
con su
toque? ¿Fue sexual
en
♦
cuerpo que
veces a
lo
272
Un Dios que se parece a m1
RECLAMA LA
Si estás ciones y
en
la
Que Derramó Su Sangre
DE TU CUERPO
a
273
con las puntas de los dedos sobre el esternón)
del
periodo incorpora las siguientes afirma¬ tu práctica diaria:
semana
reflexiones
SABIDURÍA
La
(Inspira
Corazón de Vida,
(Expira abriendo los brazos) (Inspira poniendo las puntas de los
Tu toque es curativo,
ti
a
me
abro.
dedos sobre el esternón) Día 1. Sabiduría corporal
Dedica este día
a
Dialoga con él a través de imágenes, escritos y movimientos. Pre¬ gúntale a tu cuerpo: «¿Qué almohadones de apoyo necesitas esta vez? ¿Cómo podría apoyarte?» No luches con sus necesidades; re¬ conócelas tiernamente y después dales satisfacción. Si necesitas descansar, descansa. Si necesitas estar sola, anula tus compro¬ misos.
♦
amor es un
flujo.
En ti,
dedos sobre el esternón)
(Espira abriendo los brazos) Día 4. Tiempo
Tómate
sangro, y toco y
vivo.
de poder
tiempo
para
familiarizarte
los peculiares poderes
con
que
ponen a tu disposición cuando tienes el periodo. Escribe a La Que Derramó Su Sangre. Háblale de tus sensaciones y pídele que compar¬
En solidaridad
tienen
tu
se
Día 2. Sangre roja ♦
(Espira abriendo los brazos) (Inspira poniendo las puntas de los
honrar la Sabiduría Profunda de tu cuerpo.
ta su con
nuestras
hermanas de todo el mundo que no
las compresas
fabrícate tus propias compresas. Siempre debemos reconocer lo irónico del hecho de que noso¬ tras tenemos elección pero ellas no. Viste de rojo brillante el día de hoy. acceso a
Día 3. El centro corazón
Según las enseñanzas orientales, el cuerpo tiene siete centros de energía llamados chacras. El cuarto chacra es el centro corazón, que está vinculado con nuestra capacidad de amar, de abrirnos y de dar. En el centro corazón hay un punto de acupresión localizado en el es¬ ternón, entre los dos pechos. Pon la punta de un dedo de cada mano allí. El empleo de este poderoso punto de acupresión fortalece la san¬ gre y calma la ansiedad. Los chinos lo llaman el Mar de la Tranquili¬ dad o el Mar de Sangre. Empieza y acaba el día de hoy con la «meditación del movimien¬ to del centro corazón». Como se requiere el empleo de la respira¬ ción, te resultará más fácil leer las palabras en silencio en lugar de pronunciarlas en voz alta. A medida que te familiarices con los movi¬ mientos de apertura y cierre improvisa y crea tu propia meditación en movimiento.
de
tu
todo
sabiduría contigo. Dibuja tu Centro Corazón y ábrete al corazón vida a través de la imaginería poética. Extiende los calambres a tu cuerpo
realizando estiramientos
Día 5. No tengo
Crea
un
y
respirando profundamente.
mancha
escrito, dibujo, baile
escultura
o
en
el
que
celebres las
partes de tu cuerpo que tu cultura ha juzgado negativamente y que has llegado a despreciar. Mírate en un espejo de cuerpo entero y afir¬ ma:
«Soy suficiente
No tengo
en este momento.
mancha.» Después lee
tu
Tal
obra
como
en voz
soy, soy
alta
a
suficiente.
la imagen del
espejo. Día 6. Un Dios que sangra dando la vida
Imagina
a un
Dios
que sangra como
tú. Dibújala
gún lugar especial junto con otros dibujos trabajo que hemos hecho juntas. Día 7. Celebración
que
y
exponía
en
al¬
hayan emergido del
de la mujer
Crea
un
ritual de celebración
lescentes
en
el que se honre el cuerpo
hijas, nietas y sobrinas ado¬ de la mujer y su sangre se con¬ sidere sagrada. Invita a presidir el ritual a mujeres que hayan pasado la menopausia, como se hacía en la antigüedad. Se las consideraba las más sabias de las sabias porque retenían su «sangre sabia» dentro de ellas. Invítales a compartir con las más jóvenes la sabiduría del con
tus
Un Dios que se parece a
274
m1
de la mujer. Lee las historias de Eva, Lilit y María, historias que afirman a la mujer. Viste de rojo, toma alimentos de color rojo, enciende velas rojas y decora tu lugar de reunión sagrado con pintu¬ ra roja brillante y resplandeciente. cuerpo
La
Que Derramó Su Sangre
na.
Si
así, escribe
es
relación
TRANSFORMACIÓN
Cuando volvamos
para reparar
DE LAS ACTITUDES Y
las
a estar
mi necesidad de pasar más
mientos de inadecuación y a mi resentimiento por su competen¬ cia. Me enmendaré expresando mi aprecio por sus dones.
Día 1. Inventario I
Sandi
y comportamientos competitivos hacia otras mujeres. A continuación te proponemos un inventario simple. Está escrito por una participante en un grupo de espirituali¬ dad de mujeres que asumió el desafío de enfrentar sus comporta¬ mientos competitivos y superarlos. Haz una lista de las mujeres de las que te has sentido celosa; de las que has contado chismes; de las que has insultado; de aquellas con las que has competido por la atención de un hombre. Describe los comportamientos y después mira detrás de ellos para descubrir su motivación subyacente. ¿Te impulsaba a obrar así tu propia in¬ seguridad respecto a tu cuerpo y tu apariencia? ¿Se trataba de la ¡ra o del miedo no expresado? ¿Era tu propio resentimiento hacia ti Haz inventario de tus
actitudes
Día 3. Inventario III
Completa el inventario el día de hoy. Si no resulta apropiado un reconocimiento directo determina cómo podrías enmendarte cambiando tu comportamiento en el presente. Me enmendaré indirectamente fortaleciendo mis relaciones con
Me sentí celosa de la esposa es un
luchando por no sentirnos inferiores a los hombres, por eso com¬ petimos mutuamente por su atención. Puedo enmendarme apren¬ diendo a expresar mi aprecio y apoyo hacia ellas y afirmando nuestra solidaridad de mujeres. Sandi
cocinera muy
Día 4. Comunidades ♦
♦
Determina si hace falta reconocer lo que
esta
vida? Descrí¬
y
y
relaciones
otras
muje¬ lugar de competir con la aprobación de padres, jefes, profesores
cómo darles
la atención
tus
con
apoyo en
novios.
Describe de qué manera
específica expresarás tu aprecio, apo¬ solidaridad a las mujeres del trabajo, de la escuela, de tu familia, de tu iglesia y de tu clase de aerobic. yo y
sientes ante esa perso¬
semana
ellas por ♦
el inventario.
apoyo cuentas en tu
Reflexiona sobre cómo fortalecer res
o
Día 2. Inventario II
de apoyo
¿Con qué comunidades de belas.
Sandi
con
dándoles apoyo en lugar de dedicarme a recibir de los hombres. En el trabajo mis compañeras y yo estamos
de mi amigo cuando les visité re¬
organizada y competente. Me sentí intimidada por ella. Y no estaba dispuesta a admitir que prefería pasar tiempo con mi amigo, que es su esposo, en lugar de con ella. Expresé mi insatisfacción y mis celos indirectamente a través de críticas y de mi enfado latente.
cientemente. Ella
las mujeres y
apoyo
misma?
Continúa
la
juntas quiero enmendarme y reco¬ tiempo con mi amiga. Ella ha es¬ tado presente en mi vida durante muchos años y el tiempo que paso con ella es muy importante para mí. Quiero enmendar la re¬ lación con ella reconociendo que parte de la incomodidad que ambas experimentábamos era debida a mis celos, a mis senti¬
COMPORTAMIENTOS COMPETITIVOS: UN INVENTARIO Si quieres explorar más en profundidad tus relaciones con mujeres dedica tiempo a realizar los siguientes ejercicios:
declaración de intenciones
rota.
nocer
LA
una
275
Un Dios que se parece a mí
276
Día 5. Conexiones sanas
las relaciones que mantengas
♦
Recordaré
a
mis hermanas
celebración de sí ♦
en su
afirman
a
la mujer
el día de hoy. su
bondad. Les animaré
a
incluir la
práctica diaria de meditación.
lugar de les preguntaré: «¿Cómo podría apoyarte para que actúes en tu propio nombre? ¿Cómo podría apoyarte a tra¬ tar cualquier situación que tengas que confrontar? ¿Cómo po¬ dría ayudarte a ser la autora de tu propia vida, de tus relaciones y de tu espiritualidad? Honraré los cuerpos de las mujeres y sus procesos naturales. Desarrollaré con mis hermanas rituales para celebrar la mens¬ truación, el parto y la menopausia. Cuando participe en grupos mixtos, centrados en las preocupa¬ ciones y logros de los hombres, miraré a las mujeres a los ojos para reconocer su presencia. Escucharé sus historias y preocu¬ paciones. Les plantearé preguntas en lugar de delegar en los Recordaré
a
mis hermanas
sus recursos
internos. En
darles consejos,
♦
♦
hombres del grupo. ♦
Me
dedor de ♦
♦
a implicarme en relaciones triangulares en las que enfrentarme a otra mujer y ambas demos vueltas alre¬
negaré
tenga que
un
hombre.
mujeres. Emplearé mi tiempo y mis talentos al mujeres. Dirigiré cumplidos y elogios a los lo¬ gros de las mujeres de mi vida. Recordaré a mis hermanas los recursos de que disponen las co¬ munidades de mujeres. En lugar de darles consejo, les pregun¬ taré: «¿Cómo podría ayudarte a conectar con las comunidades que te queden cerca?» a las servicio de las
Apoyaré
Día 6. Nuestra
herencia es nuestro poder
El proyecto artístico de Judy Chicago, The Dinner Party, celebra contribuciones las y logros de 1.038 mujeres. El proyecto está descri¬ to e
podrás encontrar en tu librería habitual sección cada día para reconectar propia historia de mujer.
¡lustrado
o en un con
tu
en un
centro
Que Derramó Su Sangre
Día 7. Una inmersión
Incorpora los siguientes comportamientos que a
La
277
en la realidad de las mujeres
Comienza
hoy mismo una inmersión de un mes de duración. Rodéate de ¡deas, de historia, de relatos, de libros, de películas, de arte, de música y de espiritualidad que hayan sido creados por muje¬ res. Permítete sumergirte en la realidad de la mujer y reflexiona so¬ bre cómo te sientes respecto a la vida, a tu cuerpo, relaciones, sue¬ ños y objetivos en contacto con estos recursos que te afirman como mujer. Primera
La historia de las
semana.
mujeres
Reúne más
fragmentos de historias de mujeres de los márgenes de la historia y la religión. Los siguientes libros te inspirarán en tu búsqueda de un herencia, una historia, un noble linaje que se remon¬ hasta el principio mismo: When Cod Was a Woman, de Merlin Stone; The Once and Future Coddess, de Elinor Cadin; The Dinner ta
Party, de Judy Chicago. Segunda Las
semana.
Ideas de mujeres
mujeres experimentan
el mundo de una manera peculiar inteligencia femenina y aporta sus dones a tu mundo. Permítete inspirarte en los trabajos de estas pensadoras creativas: Kiss Sleeping Beauty Good-Bye, de Madonna Kohbenschlag; Women's Reality, de Anne Wilson Schaef; Of Woman Born, de Adrienne Rich; Sister Outsider, de Audre Lorde; Blood, Bread and Roses: How Menstruation Created the World, de Judy Crahn. diferente
Tercera
a
y conocen
los hombres. Recuerda
tu
Mujeres escritoras y poetisas la brillantez de las palabras de las mujeres inspiren tu propia escritura. ¡Permanece llena de ti misma! Escribe una nove¬ la. Compon un poema. Lee A Daughter's Geography, de Ntsoke Shange; Getting Home Alive, de Aurora Levins Morales y Rosario Morales; Cries ofthe Spirit, de Marilyn Sewell; The Temple of My Fa¬ miliar, de Alice Walker. semana.
Permite que
libro que
de mujeres. Lee una
Cuarta
semana.
Mujeres artistas, bailarinas
y músicas de movimientos de mujeres a En respuesta a ellos permite que los frutos
Rodeáte de música, de imágenes y lo
largo de esta
semana.
278 creativos del útero
Un Dios que se parece a mí
salgan al mundo. Examina los
textos e
imágenes
(Sapífulo
de The Dinner Party y The Birth Project, de Judy Chicago. Escucha «Shadows on the Dime» de Ferron; «A Circle Is Cast» de Libana;
«City Down» de Castleberry y Dupree. Prueba los movimientos de The Spirit Moves, de Carla de Sola.
12 .Las Scmadopas
-H eridas Las
historias
MIENTRAS REUNÍA los fragmentos de mi infancia olvidada encontré historias
en
mi
pasado religioso
que me
dejaron
atónita. Eran historias terribles de
mujeres sin voz ni nombre, historias que no se contaban en las iglesias de mi infancia y adolescencia; eran evitadas en la escuela parroquial y muy ocasional¬
mente se
mencionaban
el
púlpito. conquistas del Rey David eran bien conoci¬ mencionaba a su hija, Tamar, que fue violada por su en
Las historias de las
das, pero no se hermano, Amnon. Se me enseñaron con todo detalle las aventuras de los reyes y sacerdotes, pero al tratamiento abusivo que se daba a sus anónimas esposas y concubinas a penas se le prestaba atención excep¬ to de pasada y como detalle menor. Y nadie, ni en la Biblia ni el púl¬ pito, expresó su indignación por el tratamiento recibido por estas mujeres es sus trágicas historias. Sin embargo, en las iglesias de mi infancia se celebraban regular¬ mente rituales en los que se honraba el cuerpo despedazado de Jesu-
Un Dios que se parece a mí
280
derramada. Se honraba a un hombre herido y se ritualizaba su cuerpo destrozado, pero las mujeres heridas quedaban en el anonimato y sus cuerpos brutalizados permanecían en silencio. cristo y su sangre
Textos de
terror
Las Sanadoras Heridas
recuerdo
281
honor de Tamar, La Que Fue Cortada en Pedazos, y hijas anónimas de la historia que experimentaron el in¬ cesto y la violación. También se han unido a nosotras algunos tera¬ peutas para explorar sus propias historias y sus actitudes hacia el abu¬ so, y algunos ministros han participado como acto de arrepentimiento por haber ignorado las historias de mujeres en sus sermones y minis¬ en
y en
la miríada de
terios.
Dios tenía una mujer en su vida porque, cuando llovía, los niños del vecindario decían que Dios pegaba a De niña supe que
su
esposa y
las
gotas eran sus
lágrimas. Erin
la de La Que Fue Cortada en Pedazos verdad no expresada en las iglesias de nuestra infancia. Gracias a ellas vemos con claridad las tristes realidades de la vida de las niñas a lo largo de los siglos y vis¬ lumbramos nuestras propias historias olvidadas. Phyllis Tribe, cuyo li¬ bro Texts of Terror inspiró mi trabajo, describe la vida de la niña en el antiguo Israel: menos deseable a los ojos de sus padres que un hijo va¬ rón, ella permanecía cerca de su madre, pero el padre controlaba su vida hasta que la responsabilidad pasaba a otro hombre en el matri¬ monio. Si cualquiera de estas dos autoridades permitía que se la viola¬ ra, ella tenía que someterse sin remedio He invitado a cientos de mujeres y hombres a entrar con coraje en el dolor y la posterior sanación de las historias de Tamar y La Que Fue Cortada en Pedazos. La mayoría aceptaron la invitación y dibuja¬ ron, bailaron, escribieron y lloraron valientemente con dichos relatos. Entre los participantes había muchos supervivientes de violaciones e incestos: hijas que participaban en la historia en recuerdo de sus ma¬ dres y abuelas, que vivieron en un tiempo en el que el pecado del in¬ cesto no se nombraba; compañeras y amigas de supervivientes de vio¬ laciones e incestos que participaban como expresión de su apoyo y solidaridad; padres comprometidos a enfrentar sus actitudes aprendi¬ das hacia las mujeres y a respetar los cuerpos de sus hijas. Algunos grupos de mujeres también han participado en rituales Las historias de Tamar y
cuentan
1
la verdad de la vida de la mujer, una
Phyllis Trible, The Princeton Seminary Bulletin (vol. XI, n.° 3, 1990),
p.
233.
Invito incesto
a
todos los que no sois supervivientes de la violación y del historias en nombre del futuro de vuestras hi¬
a entrar en estas
jas, de la sanación de una amiga o amante, del silencio de vuestra abuela, del coraje de vuestros clientes o de las historias inexpresadas de vuestros parroquianos. Imaginaos la experiencia como una expre¬ sión de solidaridad y apoyo, como un ritual en memoria de las vícti¬ mas, como una oración sanadora y como un acto de arrepentimiento. Para participar, debéis estar dispuestos a ser testigos de un gran dolor, a examinar vuestras propias actitudes y a explorar vuestras propias historias2. Entre los supervivientes que han entrado en estas historias ha ha¬ bido mujeres que sólo tenían una leve sospecha de haber sufrido abu¬ sos en su infancia y mantenían sus recuerdos enterrados bajo años de
negación. Permanecemos dormidas a nuestra propia historia y a su impacto sobre nosotras hasta que estamos dispuestas a despertar. A su tiempo, descendemos a nuestra historia. Cuando llega el momento, recordamos y sanamos nuestras heridas. Escucha una historia que he compartido con muchos supervivientes: Una
mujer que estaba de acampada se dio cuenta de que ha¬ polilla empujando y luchando por salir de su capullo. Lo que veía le resultaba molesto y cuando no pudo aguantar más am¬ plió la pequeña apertura del capullo. La polilla se liberó, cayó al suelo y murió. La mujer quedó desolada porque no había tenido otra intención que la de ayudar. Al llegar a casa consultó sus enci¬ clopedias y descubrió que la batalla que había estado observando era una parte esencial de la metamorfosis de la polilla. La lucha bía
una
2 Véase Ellen Bass y Laura Davis, and Row, 1988), pp. 345, 346, 348.
The Courage
to
Heal (Nueva York: Harper
282
Un Dios que se parece a m! contra
las
paredes del capullo fortalece la belleza de sus colores.
sus
alas
y
libera fluidos
que aumenta
Inspirada
historia, investigué la vida de las polillas. El ci¬ polilla, desde que está en el huevo hasta que es adul¬ ta, viene marcado por un notable sentido interno del momento justo en que debe emprender cada transformación. Este sentido de la opor¬ tunidad permite que la emergencia de la larva coincida con el creci¬ miento de la planta que constituirá su alimento; orquesta el crecimien¬ to de cada una de sus pieles y asegura su permanencia en el refugio hasta que las condiciones externas sean las adecuadas para permitirle sobrevivir como polilla adulta y plenamente formada. La campista no era consciente de que aquella era un lucha sagra¬ da y de que los ciclos de las polillas son muy fiables. Abrió el capullo y esta apertura prematura condujo a la muerte del animal. Debido a su propia incomodidad, había interrumpido el ciclo de vida de la po¬ lilla que, sin embargo, estaba viviendo su proceso alegremente, un proceso esencial para su desarrollo. Como la polilla, cada uno de nosotros somos un adulto sano que va emergiendo gracias a un proceso orquestado por un sentido del tiempo cuidadosamente sintonizado. Cuando llega el momento adecuado, cuando un comportamiento comienza a dificultarnos la vida, a presio¬ narnos y a oprimirnos, empujamos y nos revolvemos hasta que salimos de la vieja piel y nos sentimos libres a un nivel más profundo de nuestra existencia. Cada vez que un recuerdo está dispuesto a ser reconocido tras décadas de negación, se abre camino hasta la superficie a través de un sueño o un recuerdo sensorial, a través de una película o al leer la historia de otra persona. Recordamos cada cosa en su momento. Nues¬ tra sabiduría interna tiene un sentido de la oportunidad que nos condu¬ ce a cada nueva transformación cuando estamos preparados para ella. por esta
clo de vida de la
La historia de Tamar
Mientras lees la siguiente
historia imagínate que estás rodeada tu grupo religioso o tu grupo de terapia. Ta¬ mar ha sido invitada a relatar su historia; es parte del círculo de muje¬ res que se remonta hacia la antigüedad. por tu grupo
de mujeres,
Las Sanadoras Heridas
283
A medida que leas, toma conciencia de las frases que te resultan particularmente significativas, de las frases que te tocan el cuerpo, las que hacen temblar o estallar de rabia tu corazón, las que activan un recuerdo en ti. A algunas mujeres les ha resultado útil subrayar di¬ chas frases durante la lectura, otras las anotan en sus diarios. Más tarde se te pedirá que encuentres un movimiento, una imagen y un sonido para expresarlas. Sin embargo, siéntete libre de pararte en cualquier momento de la historia para expresar lo que necesites ex¬ presar. Dibuja tu indignación, escribe tu recuerdo, danza la respues¬ ta
de
tu
cuerpo.
De las
personas que han conocido la historia de Ta¬ trabajo sólo una mujer la había oído en su infancia: «Mi tía-abuela era predicadora. Me sentó en su regazo, tomó su gran Biblia y me dijo: "Hay algunas cosas en este libro que los hombres no te dirán; algunas historias que no se comentarán en la iglesia. Esta procede de Samuel II, capítulo 13." Y a continuación me leyó la his¬ toria de Tamar.» (Cursiva añadida por mí) mar a
numerosas
través de mi
El
hijo de David, Absalom, tenía
una
hermana
muy
hermosa
llamada Tamar, y Amnon, otro de los hijos de David, se enamoró de ella. Amnon se acostó aparentando estar enfermo y cuando el
Rey David fue a visitarlo, le dijo: «Señor, permite que mi hermana, Tamar, venga, haga unos pastelillos ante mis ojos y me los sirva con sus propias manos.» Así, David envió un mensaje a Tamar que estaba en palacio: «Ve a los aposentos de tu hermano Amnon y prepárale una comida.» Tamar fue a casa de su hermano. Él estaba acostado; ella tomó un poco de harina y la amasó e hizo unos pastelillos ante sus ojos. Los cocinó y se los sirvió. Pero Amnon se negó a comer y ordenó a los presentes que se fueran de la habitación. Cuando todos se fueron, Amnon dijo a Tamar: «Trae la comi¬ da a mi habitación para que pueda comer de tus manos.» Tamar tomó los pasteles que había hecho y los llevó a la habitación de Amnon. Pero cuando se los ofreció, él la agarró y dijo: «Ven a la cama conmigo, hermana.» Pero ella respondió: «No, hermano, no me violes, no hacemos tales cosas en Israel; no hagas tal tontería. ¿Dónde podría ocultar mi vergüenza? Y tú te hundirías tan bajo como el más estúpido de
Un Dios que se parece a mi
284
Las Sanadoras Heridas
285
Israel.
¿Por qué no pides mi mano al Rey? No me separará de ti.» no quiso escuchar su voz. Era más fuerte que ella, la acostó y la violó. Después Amnon estaba completamente lleno de odio por ella; el odio con el que la odiaba era verdaderamente mayor que el de¬ seo con el que la había deseado. Y le dijo: «Levántate y vete.» Ella respondió: «No, expulsarme así es un acto malvado. Es un mal aún peor que lo que me has hecho.» Pero él no quiso escuchar su voz y llamando a su sirviente, le dijo: «Líbrame de esta mujer. Sácala de aquí y cierra la puerta con llave.» (Ella tenía una túnica de manga larga, el vestido habitual de las hijas vírgenes del Rey.) El sirviente la sacó fuera y cerró con lla¬
Después de escribir tu historia léela
El
ve
la de Tamar: léela
arrojó ceniza sobre la cabeza
♦
♦
♦
Encuentra
movimiento,
una
sentimientos lees la historia, tu historia.
Que Fue Cortada
en
sermón, e
ensayo o poe¬
indignación
a
medi¬
Pedazos
Mientras lees la
siguiente historia (de Jueces, capítulo 19), imagí¬ de estudio bíblico o de terapia. A continuación La Que Fue Cortada en Pedazos
sentada
grupo
está invitada
imagen y un sonido para expresar cada una de las frases que has señalado. Dibuja tu indignación. Escribe tus recuerdos. Baila la respuesta de tu cuerpo. Grita tus sentimientos. Tómate el tiempo que necesites para expresar cada frase. ¿Qué fragmentos de tu propia historia ves reflejados en la historia de Tamar? ¿Terror en la vida cotidiana? ¿Coerción y captura? ¿Vergüenza y desolación? ¿Humillación y secretismo? ¿Mentiras familiares? ¿La preferencia por el hermano? Escribe tu propia historia dándole el estilo de un pasaje de las escrituras y describiendo tu experiencia en tercera persona. Narra los detalles de la historia e incluye en ella cualquier diálogo que se te ocurra. Emplea la historia de Tamar como guía. un
un
para expresar tus
La historia de La
un
reflexión
de las escrituras. Escribe
da que
y
nate
Pausa y
con
Toma nota de las frases que te
texto ma
desgarró la túnica de manga larga que llevaba puesta. Y cubriéndose la cabeza con las manos se alejó llorando. Su hermano Absalom le preguntó: «¿Ha estado contigo tu hermano Amnon? No se lo digas a nadie. Él es tu hermano; no te lo tomes a pecho.» Así, Tamar se quedó en casa de su hermano Absalom, estaba desolada. se
has hecho
producen una reacción corporal, que hacen temblar tu corazón o que te enfure¬ cen. Subráyalas con un rotulador. Detente en cualquier punto de la historia para dibujar tus sentimientos o para bailar la respuesta de tu cuerpo. Graba el relato en tercera persona o haz que una amiga te lo lea. Mientras escuchas, imagina que se está leyendo en voz alta en una iglesia o sinagoga como si fuera un na.
detrás de ella. Tamar
como
si fuera la historia de otra perso¬
como
en un
círculo de mujeres, un grupo
a contarte su
historia. Escucha
con
atención porque aun¬
el relato bíblico no se dio una voz propia nos susurra su men¬ través de este fragmento de su historia olvidada. Mientras lees, señala las frases que sean especialmente significa¬ tivas para ti, las que te llegan al cuerpo, las que hagan temblar tu co¬ razón o te pongan furiosa, las que activan tus recuerdos. Detente en cualquier momento de la historia para dibujar tu indignación, escri¬ que en
saje
bir
a
tus
recuerdos
o
bailar la respuesta
Un levita3 había tomado
'
Véase The Interpreter's Dictionary
1962), vol. 3,
pp.
de
como
tu cuerpo.
mujer
a una
concubina de Be-
of the Bible (Nueva York: Abingdon Press,
876-880: «La santidad representativa del sacerdocio hebreo
se ex¬
la triple jerarquía de oficiales del culto: Altos Sacerdotes, Sacerdotes y Le¬ vitas. El grado más bajo son los Levitas, que están apartados del servicio del santua¬ rio. Representan a la gente de Israel como sustitutos de los hijos mayores, que pertenecen por derecho a Dios.» presa en
286
Un Dios que se parece a m!
Las Sanadoras Heridas
287
lén de Judá4.
Pero la concubina se enojó con él y se fue de su lado padre. El marido fue tras ella con su sirviente y dos asnos para llamarle la atención y hacerla regresar. El padre de la muchacha dio la bienvenida al levita, que se quedó unos días en su casa recibiendo todo tipo de atenciones. El quinto día el levita partió con su concubina y su sirviente. Viajaron hasta que sobrevino el atardecer. Entraron en Gueba para pasar la noche y se sentaron en la plaza del pueblo, pues nadie los acogía en su casa. Entretanto, un anciano regresaba a su hogar después de trabajar todo el día en los campos. Miró y vio al viajero y dijo: «Te doy la bienvenida en mi casa. Te proporcionaré todo lo que necesites. No debes pasar la noche en la calle.» En¬ traron en su casa, se lavaron los pies y comieron y bebieron. Mientras disfrutaban, algunos de los peores borrachos de la ciudad rodearon la casa, aporreando la puerta y gritando al ancia¬ no: «Danos a tu huésped para que le conozcamos.» El dueño de la casa salió y les dijo: «No, amigos míos, no ha¬ gáis tal iniquidad. Este hombres es mi huésped; no cometáis tal villanía. Aquí está mi hija, que es virgen; haced con ella lo que queráis; pero no cometeréis semejante infamia con este hombre.» Pero los hombres se negaban a escuchar al anciano y entonces el levita cogió a su concubina y la sacó fuera. Ellos la violaron sal¬ vajemente una y otra vez, abusando de ella hasta la mañana. Al romper la aurora la dejaron ir; ella cayó en el umbral de la casa del anciano quedándose allí hasta la mañana. El levita, su señor, abrió la puerta para salir y comenzar su viaje y se encontró con la concubina tendida a la entrada con sus manos en el umbral. Y le dijo: «Ponte en pie y salgamos»; pero no hubo respuesta. Así es que la subió a lomos del asno y partió para su lugar. Cuando llegó, tomó a la concubina y un cuchillo y la cortó miembro a miembro en doce pedazos; y envió su cuerpo mutilado por toda la tierra de Israel. a
la
casa
de
su
Pausa y ♦
reflexión
Encuentra
movimiento, una imagen y un sonido para cada una de las frases que has señalado. Dibuja tu ¡ra, escribe tus recuerdos, baila la respuesta de tu cuer¬ po, grita tus sentimientos. Tómate el tiempo que necesi¬ tes para expresar plenamente cada frase. ¿A qué parte de tu historia personal afecta la historia de La Que Fue Cortada en Pedazos? ¿La preferencia por el marido? ¿La traición? ¿La violación? ¿La mutilación? ¿La falta de voz? ¿La ausencia de un defensor? Escribe tu propia historia dándole la forma de un pasaje de las escrituras y describiendo tu experiencia en tercera persona. Narra los detalles de la historia, incluyendo cualquier diálogo y empleando como guía el pasaje de expresar
♦
♦
los Jueces. ♦
Después de escribir tu historia, léela como hiciste con la suya. Toma nota de las frases que te afectan corporalmente, que hacen temblar tu corazón y que te ponen fu¬ riosa; subráyalas. Detente en cualquier punto de la histo¬ ria para dibujar tus sentimientos o bailar la respuesta de tu cuerpo.
♦
Graba
narración en tercera persona o haz que te la lea amiga. Mientras escuchas, imagina que se está le¬ yendo en voz alta en la iglesia como si fuera un texto de las escrituras. Escribe un sermón, ensayo o poema expre¬ sando la irritación que sientes cuando escuchas esa his¬ toria, tu historia.
Véase The
Interpreter's Dictionary of the Bible, vol. I, p. 666: «Una concubina es una esclava que perteneció a una familia hebrea con pesados niños. Fueron ad¬ quiridas mediante compra por familias hebreas pobres, capturadas durante la gue¬ rra o entregadas como pago de una deuda.»
tu
una
Nuestras 4
un
heridas
Es esencial que pongamos
palabras y expresemos con nuestra propia voz las experiencias de nuestro pasado personal y religioso que hirieron nuestro cuerpo y acallaron nuestra voz. En compañía de Tamar y La Que Fue Cortada en Pedazos contaremos nuestras histo-
Un Dios que se parece a mí
288
rias y reconoceremos
concubina
conformado. Este
portamiento
es
289
Las Sanadoras Heridas
las realidades sociales y religiosas que las han nuestro primer paso hacia la sanación.
fuera abusada por los borrachos. Tal com¬ considera normal en una sociedad que prefiere a
para que
se
los hombres. ♦
Cuerpos destrozados
parte
ha sido tan problemático para las mujeres que a me¬ parecía más fácil deshacerse de él y viajar como espíritus
El cuerpo nudo
desencarnados.
♦
adrienne rlch,
OfWoman Born
prefiere a los hom¬ adora a un Dios masculino garantiza a las niñas que, de alguna manera, serán objeto de acoso sexual a lo largo de su vida. Es algo de lo que no se libra ninguna mujer. El acoso sexual empieza en la pri¬ mera infancia en el propio hogar familiar y continúa en los patios y aulas del colegio. Cuando la niña sale de la infancia y la adolescencia está convenci¬ da de que las mujeres son inferiores a los hombres y vulnerables a sus intensos impulsos sexuales. Se hace mujer negociando la peligrosa geografía de la violencia sexual masculina: tendrá miedo de caminar sola por la noche, soportará piropos y silbidos y su cuerpo será diana de chistes verdes. Todo lo que ha experimentado desde su nacimiento aumentará su vulnerabilidad a la violación y al incesto. Una de cada El hecho de
nacer
niña
en una
sociedad
que
bres y
cuatro
niñas sufre abuso sexual antes de los dieciocho años. En mu¬
chos países
occidentales
se comete una
de reyes y conquistas.
la vida de la niña. parientes, de los niños del vecindario o de los medios de comunicación que indican que podría ser violada. Así, crece con miedo a los hombres y a sus im¬ pulsos sexuales. A medida que se hace mayor, ordena y reordena su vida en base a este miedo que afectará profundamente a todas las de¬ cisiones que tome. Adaptará su estilo de vida para poder sentirse se¬ gura de que no le va a ocurrir a ella, pero, muy dentro, sabe perfecta¬ mente que por muchas precauciones que tome es algo que nos puede ocurrir a cualquiera de nosotras en cualquier momento. El miedo
Desde
Violación en Pedazos implica un acto dimensiones no se comentan en el texto. Tanto en dicho relato como en el resto de la historia religiosa se ignoran las preocupaciones inexpresadas de las mujeres:
Que Fue Cortada
de brutalidad sin sentido cuyas
♦
Su enfado que
tenía
con
en
el levita
no
sensibilizó
a su
la relación. El padre ignoró
♦
a los problemas hija y se deshizo en
padre
a su
atenciones hacia el levita. ♦
El levita
no
parece tener
su
a
la violación siempre está presente en
más tierna infancia escucha historias de
sus
violación cada seis minutos. ♦
La historia de La
Que Fue Cortada en Pedazos por del levita no es una protesta por el tratamiento recibido a manos de aquellos hombres, sino por la indignación que le pro¬ duce el tratamiento irrespetuoso y poco hospitalario de aquellos sujetos con su propiedad privada. ¡Ella era de su propiedad! La Escritura misma no demuestra ninguna indignación moral por el tratamiento recibido por La Que Fue Cortada en Pedazos. En las iglesias de nuestra infancia, a la lectura de esta historia nunca le seguía un sermón que expresase indignación. Se pasaba rápida¬ mente a otras historias consideradas más importantes, historias La mutilación definitiva de La
ningún remordimiento
por
ofrecer
a su
♦
Jean elige cuidadosamente los zapatos que se pone cada día para estar segura de poder correr más que un posible atacante. Tam¬ bién elige ropa que no llame la atención, «ropa tranquila», como ella la llama, para no atraer la atención de los hombres. Y se reco¬ ge su pelo largo bajo un sombrero. Susan escribe: «Los tacones altos aumentan nuestra vulnerabili¬ dad, por eso los llevo en el bolso y me pongo zapatos deportivos. Desde la infancia se me ha dicho que lo que lleve puesto puede excitar a un hombre normalmente pacífico. "Los muchachos siempre serán muchachos", solía decir mi madre.» Jen escribe: «Sé que las violaciones ocurren en todas partes.
290
Un Dios que se parece a mí
Siempre instalo al menos tres cerraduras en la puerta y pasadores especiales en las ventanas. Sólo entonces paso una noche en un apartamento nuevo, por muy seguro que sea el vecindario.» Incesto La historia de Tamar
trágica, no tiene un feliz final. En la coti¬ dianidad de su vida diaria, su hermano aparenta y su padre da las ór¬ denes, mientras ella obedece a su padre y sirve a su hermano. En la cotidianidad de su vida Tamar es traicionada, aprisionada, violada y después rechazada. A continuación se le dice que ha de mantenerlo es
en secreto.
Tamar lleva
vergüenza en solitario, en la desolación de su cora¬ pecado de su hermano en su cuerpo violentado. Des¬ pojada de su vista, antes clara y centrada, sus ojos ahora quedan fijos en el suelo, incapaces de sostener la mirada. Despojada de su voz, an¬ tes orgullosa y noble, su boca permanece firmemente sellada y las pa¬ labras aprisionan su garganta. Despojada de su dignidad que antaño paseara orgullosa sobre los hombros, ahora sus manos ocultan su cuerpo indefenso, temiendo quedar expuesta. Entretanto, su padre y hermanos siguen con sus asuntos como siempre: guerras, rivalidades y conquistas. La historia de Tamar es la de al menos un 80 por 100 de las muje¬ res que se abren camino a los centros de tratamiento para sanarse de sus adicciones5. El alcoholismo en la familia de origen aumenta las probabilidades de que ocurra el incesto, y una vez que nuestros cuer¬ pos han sido explotados por los «poderes superiores» en los que con¬ fiábamos en la infancia, a menudo nosotras mismas recurrimos al al¬ cohol, las drogas o la comida para olvidar6. El incesto nos hace sentir una profunda vergüenza, llegando a creer que nuestros cuerpos son malos, e incluso que nuestras almas están manchadas. Cuando la vergüenza eleva su voz desde la profun¬ didad de nuestras heridas algunas nos mutilamos en un intento de acallarla. Nos golpeamos el cuerpo, dejamos que pase hambre, le da¬ su
zón. Arrastra el
Las Sanadoras Heridas
luchamos contra él. Actuamos movidas por la ira y la ra¬ produce el abuso sufrido, pero no en contra de quien lo que perpetró, sino en contra de nosotras mismas. De alguna manera desviada sentimos que éstas son las penitencias que nos corresponden mos
cortes,
bia que nos
por
haber sido
nos
ocurrieron.
La religión,
tan
malas
cómplice
como para merecer
las
cosas
horribles
que
de abuso que sufrimos
Nuestras historias
personales de violación o incesto, tomadas en vuelven mucho más grandes que nosotras mismas. Cada una de ellas es un hilo del amplio tejido de patrones sociales y religiosos subyacentes que permiten la violencia contra las mujeres en una sociedad que prefiere a los hombres. La tradicional elevación re¬ ligiosa del Dios masculino tolera el acceso sexual de los hombres a sus esposas e hijas. Un informe de Naciones Unidas de 1989 concluyó que la violencia contra las mujeres es función de la creencia, fomenta¬ da en todas las culturas, de que los hombres son superiores y de que las mujeres son sus posesiones o una mercancía con la que pueden co¬ su
conjunto,
merciar
a su
se
antojo7.
Estas tenaces actitudes tienen su raíz en las historias y mitos que hemos explorado juntas. En todas ellas el cuerpo masculino queda de
responsabilidad y a las niñas se les enseña: «Los chicos siempre serán chicos. No pueden evitarlo.» Una se pregunta si el aco¬ so sexual y el abuso de la mujer es el premio del que disfruta el hom¬ bre por haber sido creado a imagen de Dios. exento
Sentadas das. Una
en
a una
círculo, las mujeres comparten la verdad de
hablan desde el silencio de toda
una
sus
vi¬
vida:
padre me tocaba las tetas delante de toda la familia desde que las tuve desarrolladas, a la edad de doce años. Me sentía de¬ masiado insegura y era demasiado tímida como para protestar. Era inocente y estaba siendo utilizada, no sabía muy bien lo que me es¬ Mi
taba ocurriendo 5
291
en
realidad. A los
cuarenta
años
una
terapeuta me
Mary Beth McClure, Reclaiming the Heart (Nueva York: Warner Books,
1990), p. XVII. 6
Claudia Black, «It Will Never Happen to Me» (Nueva York: Ballantine Books,
1981),
pp.
7
154-155. nes
Naciones Unidas, Violence Against Women in
Unidas, 1989),
p.
33.
the Family (Nueva York: Nacio¬
292
Un Dios que se parece a mí
Las Sanadoras Heridas
preguntó si había sido abusada
y le dije que no. Guardé silencio y lo hubiera olvidado, simplemente no sabía que aquello era abuso. Pero mi cuerpo sí que lo sabía, por eso comencé a comer para desaparecer. Es paradójico: desaparecí co¬ miendo y poniéndome gorda. El tamaño de mi cuerpo siempre era un problema para mis padres. Yo solía estar enfadada con mi pa¬ dre la mayor parte del tiempo y como aquello no era permisible
volver loca a la gente. Por tanto, he tenido mucho cuidado de ocultarme de la vida, eligiendo empleos y relaciones sin salida y
lo negué. No es que
poniendo años luz de distancia entre mí misma y la expresión de quien soy. Ahora tengo cuarenta y ocho años y llevo mucho tiem¬ po luchando para descubrir algo que pueda darme la sensación, aunque sea pequeña, de que mi vida tiene significado y propósito. Esta sociedad y mi padre no me han dejado conocer ni siquiera una sombra de mi fuerza y creatividad de mujer.
comía todavía más. Mi visión de mí misma estaba alterada. Sentía
vergüenza de grandes pechos, pechos que mi padre me tocaba en broma y de lo que derivaba placer. Pechos que todos los hombres miraban antes de mirarme a los ojos. Pechos que me tocaron dos hombres a los que no conocía de nada. Me los golpeaba porque detestaba que fueran tan grandes, quería que desaparecieran. Nunca se me animó a valorar su plenitud. No exploré el placer sexual que mis pechos podían darme hasta una etapa muy posterior, cuando ex¬ perimenté el toque amoroso de otra mujer. Mis pechos estuvieron
293
Ferrel
mis
muertos
e
Imagínate sentada tu historia
♦
insensibles durante treinta años.
♦
miró y me juró que nunca volvería
que
tuviera
que
irse. Yo tenía la culpa de
estuviera abusando sexualmente de mí.
Aproximadamente
a casa
mi padre
aquel tiempo, mi padre, no satisfecho a obligarme a realizar el coito con él. Todo era culpa mía. ¿No me había dicho mi padre mil veces que no lo podía evitar? Había algo tan poderoso y malvado en mí que aquel hombre no podía dejar de hacerme cosas malas. El mal que yo había causado era tan grande que había vuelto loca a mi madre, por lo que tuvo que ser internada en un hospital psiquiátrico. Me sentía avergonzada hasta el núcleo mismo de mi ser y tuve que reprimir todas las características de quién yo era. Afirmarme a mí misma, hacerme visible de alguna manera, expresar mi indivi¬ dualidad, sexualidad o creatividad significaba asumir el riesgo de con
manosearme,
Robín
y
Ferrel. Añade
con
la peligrosa geografía de la violencia
se¬
Describe el
sexual que
has soportado, empezando experiencias infantiles en casa y en la escuela. Incluye las situaciones que solemos dar por supuestas: miedo a caminar sola por la noche, aguantar silbidos y vítores, que se contaran chistes verdes a tu costa. ¿Cómo se te indujo el miedo a los hombres y a su poder se¬ xual cuando eras niña? ¿Has ordenado y reordenado tu vida en base a este miedo? ¿Cómo ha afectado a tus elec¬ ciones en el día a día? ¿Cómo te ha afectado en la elección del lugar en el que vives y de los lugares a los que vas o de¬ jas de ir? ¿Cómo afecta a tu seguridad y qué medidas to¬ mas? ¿Y a tu guardarropa? ¿Tienes toque de queda, es decir, una hora a la que has de estar en casa para sentirte a salvo? acoso
con tus
porque era
que
con
Reflexiona sobre la frase siguiente desde tu propia expe¬ riencia: «Todas las niñas crecen hasta hacerse mujeres
negociando
policía y se llevó a mi madre. Le metieron a em¬ pujones en el coche patrulla mientras mi padre y yo mirábamos desde la puerta. Entonces tenía trece años. En un momento dado me
círculo
xual masculina.»
Un día vino la
culpa mía
en un las suyas.
Ninguna mujer está exenta
Robín
mi madre
a
♦
por
comenzó
Nuestros cuerpos rotos ♦
¿Quedó afectada tu visión de tu propio
cuerpo por expe¬
riencias infantiles de tocamientos, incesto o
violación?
294
Un Dios que se parece a m!
Las Sanadoras Heridas
295
dentro de sí. Fue
♦
♦
¿En qué parte de tu cuerpo guardas la vergüenza de esas experiencias tan hirientes? ¿Cómo ha sobrellevado tu cuerpo el impacto del abuso?
Buscar
ayuda
Habla
buena
amiga, con tu ministro o rabino, terapeuta o madrina, respecto a cada una de estas res¬ puestas. Léeles tus escritos y muéstrales tus dibujos. Pide a con una
con tu
los que te escuchan que
escriban un sermón, un ensayo o expresando su indignación por la agresión corpo¬ sufriste y por la limitación que ha supuesto para tu un mundo que prefiere a los hombres.
una carta
ral que vida
en
Voces silenciadas Amnon
no
quiso oír
su voz.
II Samuel 13:14,17 La mujer debe permite hablar.
estar en
silencio
en
la iglesia. Porque
no se
A pesar
de
que
las estadísticas
son
En Samuel II 13:21 leemos la respuesta de David ante la violación de Tamar: «Cuando el Rey David oyó todas estas cosas se enfadó. Y
reprendió a Amnon, su hijo, ya que le amaba tiernamente por ser primer hijo.» El silencio de David ha sido el silencio de la religión. Los sacerdotes, ministros y rabinos han minimizado la realidad del abuso sexual y de la violencia doméstica en sus congregaciones. Así, el silencio y la negación han perpetuado el mito de que «estas cosas no pasan en un buen hogar cristiano-católico-judío». Además, la religión no ha contado las historias de mujeres que es¬ taban dentro de sus propios textos sagrados. Las historias de Tamar y de innumerables mujeres han estado apartadas de nuestra memoria hasta hace muy poco. Como la religión ha cerrado sus ojos y sus oídos a las historias de las mujeres y muchas supervivientes del incesto in¬ fantil han tenido que buscar su curación fuera de la comunidad reli¬ giosa. no su
Cuando las mujeres
les
I Corintios 14:34
borrar de
un crimen silenciado e ignorado en la familia, ex¬ el hecho que agudizó la rivalidad entre sus hermanos. Ella se quedó sola con su vergüenza secreta y arrastró las consecuencias en su cuerpo desolado.
cepto por
alarmantes, hemos querido
recuerdo la realidad de la violación y el incesto. Hasta la década de los ochenta la negación del abuso sexual estaba nuestro
extendida en la comunidad psiquiátrica, en las instituciones reli¬ giosas y en la familia, e incluso entre las mismas mujeres supervivien¬ tes. Pensábamos que si lo ignorábamos el tiempo suficiente tal vez de¬ muy
saparecería. ¿Cuántas voces de mujeres se han acallado a lo largo de los si¬ glos? Amnon, el hermano que violó a Tamar, le dijo: «No quiero oír tu voz.» Incluso el hermano bueno, Absalom, le dijo después de la violación: «No se lo digas a nadie ni te lo tomes a mal. El es tu herma¬ no.» A Tamar la dejaron sola con la verdad, con el terror encerrado
abusadas se abren paso hasta la consulta del te¬ rapeuta, a menudo se les recibe con incredulidad. Hasta hace muy poco a los psiquiatras se les educaba en el escepticismo hacia las histo¬ rias de traumas sexuales. Según Freud, los recuerdos de contacto se¬ xual de las mujeres con sus padres no eran más que fantasías: todas las niñas pequeñas tienen la fantasía de dormir con su papá. A consecuen¬ cia de estos prejuicios, las mujeres vuelven a tropezar con el abuso de los profesionales, que no creen sus historias y niegan sus realidades cuando acuden en busca de ayuda. ¡Cuánto más fácil pensar que el abuso sexual es una fantasía y atribuírselo a la imaginación de la mujer! Tras haber sido silenciadas por nuestras familias, iglesias y por la comunidad terapéutica, nos silenciamos a nosotras mismas. Las que hemos sufrido incesto y violencia sexual podemos hacerlos desapare¬ cer de nuestra memoria durante años. Nos volvemos muy hábiles a la hora de ocultar dichos sucesos y pretender que no han ocurrido. A mismas también
nos resulta más fácil borrarlos de nuestro atribuírselos a nuestra imaginación para negar la dolorosa realidad. Perdemos la voz.
nosotras
recuerdo
o
296
Un Dios que se parece a mI
Nuestra actitud
Las Sanadoras Heridas
puede sorprender a nadie si se tienen en cuen¬ lo largo de siglos de historia reli¬ giosa. A la niña se le enseña a desconfiar de cualquier cosa que surja espontáneamente de ella. Se le dice que lo que sabe no es verdad, que lo que siente no es real y que lo que ve no está allí. Se le anima a dele¬ gar su vida en otros y a confiar en la verdad, en la realidad y en los métodos de los demás. A las hijas se las enseña a estar calladas y a ser buenas, y que cualquier cosa que les pase es culpa suya. ta
cómo
se
Sentadas das. Hablan
en
jera lo
dijera, él convertía mi verdad en mentiras. Hizo que me sucia e incómoda con mi cuerpo y sus funciones. El me invadía y, sin embargo, esperaba que yo reconociera y respeta¬
no
ha acallado
círculo, las mujeres comparten la verdad de desde el silencio de toda
una
sus
que
sintiera muy
nuestra voz a
una a una
297
Emites.
ra sus
Tenía miedo de siete años
ser
responsable de los abusos. A la edad de
sentía muy poderosa. Negué el abuso sexual sufrido, lo minimicé. Me sentía sucia y elegí la masturbación como forma
de
me
recrear
los abusos;
aquello
me
producía placer
y
también
ver¬
güenza. Me quedé sin voz ni poder. Llevo la vergüenza en mi vien¬ tre, en el plexo solar y en los ovarios. Estoy cansada de llevar este
vi¬
vida:
de
peso y
tener
el estómago tenso. Rezó para poder soltar y li¬ placer y quiero recuperar mi sexualidad y mi
berarme. Merezco A mi abuelo le consideraban tos,
todos éramos
con
los niños,
queño,
un santo.
Le encantaban
niños. El abuelo tenía
sus
una
sus
les gritaba ni les pegaba. Era un hombre pe¬ bondadoso, y era muy paciente. Hacía su
nunca
propio queso. El bañaba a la abuela. algún rasgo peculiar. Le gustaba quemar cosas en los campos (lo que es un rasgo común en los pedófilos) y abusaba de los niños. Él era la gran esperanza blanca de la familia materna, a diferencia de los hombres más rudos de la familia de mi padre. y su
Pero tenía
Mi madre lo creía
pude
hasta los so
Erin
relación especial
con un rostro
propio pan
Yo
poder.
nie¬
un
aquellos primeros recuerdos en secreto años. Entonces afloraron las memorias del abu¬
a manos
de mi abuelo. Cuando
se
lo
dije
a
mi madre
♦
y
Erin. Añade tu historia
a
Describe cómo acallaron
hogar. ¿Sufriste abusos de niña? ¿Te amenazó el abusador tu voz en tu
con
hacerte daño si lo contabas? ♦
¿Trataste de contarle
a
alguien lo
que te
estaba ocurrien¬
do? ¿Te creyeron?
no
creyó; aquello supuso el final de nuestra relación. Una vez más, estaba en la posición de elegir entre su hija y los hombres, vivos o muertos, de su vida, y eligió a los hombres. Necesito seguir dicién-
Christine
En la familia
♦
santo.
con
las suyas.
mantener
cuarenta
sufrido
Imagínate sentada
me
dome la verdad
a
mí
misma,
aunque
ella
Fui violada por dos hombres, un adolescente y un hombre de mediana edad que se aprovecharon de mi inocencia y vulnerabili¬ dad. Tuve que superar
♦
aquella situación con fuerza y en silencio. orgullosa de poder mantenerlo en secreto frente a mi pa¬ dre, que me hubiera matado. El estaba seguro de que yo le enga¬ ñaba y de que hacía todas las cosas que hacen las chicas malas. Di¬
♦
♦
religiosa
Describe cómo acallaron tu ción
no me crea.
Christine
Estaba
Comunidad
voz a
lo
largo de tu forma¬
religiosa.
¿Se daba por hecho el comportamiento agresivo de tu padre y se fomentaba la impotencia de tu madre? ¿Os ofreció la iglesia o sinagoga alguna solución a ti o a tu
familia?
Comunidad terapéutica ♦
Reconstruye tus encuentros los años.
con
terapeutas a lo
largo de
Un Dios que se parece a mí
298
Las Sanadoras Heridas
Un Dios que se parece a ♦
¿Cómo fue recibida tu historia, con escepticismo, incre¬ dulidad, vergüenza, validación, credulidad...?
299
mí
Si hubiera estado rodeada por
el
rostro
femenino de Dios
no
habría sentido semejante odio hacia mí misma. Mantener secretos ♦
♦
propia costa ¿Durante cuánto tiempo has podido ocultarte a ti misma aquellos primeros recuerdos? ¿Qué estrategias has em¬ pleado para olvidar? ¿Tienes todavía secretos que llevas en la soledad de tu nuestra
a
corazón?
Sandi
Recordamos
convierten
ayuda
Habla
buena amiga, con tu ministro o
rabino, con tu terapeuta o madrina, comentándole cada un de las respuestas que has dado. Léeles tus escritos. Escribid juntos un sermón, ensayo o carta para expresar vuestra indignación porque no recibiste apoyo para expresar tu historia. A conti¬ nuación escribe notas de agradecimiento a las personas de tu vida que apoyan tu verdad, que escuchan tus historias y aplauden tus valerosos pasos hacia la sanación. con una
en
herramientas sanadoras para nosotras.
Aprendemos de las antiguas mujeres que no pedían perdón por Recordamos los tiempos antiguos, cuan¬
sus
cuerpos y por sus voces.
do la adoración de la Diosa daba
a la mujer posición, voz y un trata¬ justo. Leemos las antiguas costumbres y leyes por las que si un hombre violaba a una mujer era condenado a muerte8. Reivindicamos las antiguas creencias en una diosa fuerte que no se quedaba mirando pacientemente mientras las que habían sido creadas a su imagen eran violadas, golpeadas, sufrían incesto y se les despojaba de su autoesti¬ ma y de la confianza en sí mismas. Las que vivimos la experiencia del incesto y la violación nos que¬
miento
Queremos
rescatar nuestros
Hemos
expresado en voz alta las experiencias de nuestro pasado personal y religioso que dañaron nuestros cuerpos y acallaron nuestra voz. Ahora, con valentía, recuperaremos las imágenes e historias del principio mismo, cuando se honraba el cuerpo de la mujer y su voz era bien recibida. Incorporaremos recursos y herramientas que afir¬ man a la mujer a nuestros mitos, meditaciones y rituales. Tamar y La Que Fue Cortada en Pedazos se convertirán en las imágenes sanado¬ de lo divino dentro de
la verdad de toda
una
nosotras.
En
su
presencia nuestros cuerpos sentirán libres para gritar
y nuestras voces se
vida.
sentimientos de la negación. Queremos
totalidad y una
relación amorosa con nosotras mis¬ plena posesión y uso de los increíbles recur¬ sos que habitan en nosotras por ser Hijas de la Vida. La Que Fue Cortada en Pedazos se convierte en nuestra Sanado¬ ra Herida. Surge desde dentro de nosotras cada vez que elegimos ser totales. Su cuerpo destrozado resucita cuando salimos del silencio y recuperamos cada pedazo disperso de nuestra historia, de nuestro cuerpo y de nuestra vida. Nos ofrece sus dones sanadores cuando nos presentamos ante ella a través de la meditación, reclamando las imᬠgenes de un tiempo en el que Dios se parecía a nosotras. A continuación proponemos la meditación titulada «Un encuenrestaurar nuestra
recuperarán la totalidad
que
damos hechas pedazos. Ahora queremos recuperar nuestros cuerpos, libres de culpa. Queremos recuperar nuestras historias del silencio.
Nuestra sanación
ras
en
vindicamos la historia que se remonta a
se
Buscar
tiempo
el
Dios se parecía a nosotras y rei¬ los tiempos previos a las Es¬ crituras hebreas y cristianas. A1K descubrimos que estamos en compa¬ ñía de una serie de mujeres valientes; sus antiguas historias e imágenes un
mas.
8
Queremos
estar en
Stone, When God Was a Woman,
p.
59.
300
Un Dios que se parece a mí
Las Sanadoras Heridas
La
Que Fue Cortada en Pedazos: reuniendo los fragmentos». monta un altar en el centro de tu espacio sagrado y coloca sobre él una vela roja, un cáliz (o vaso de vino) lleno de zumo tro con
Para
de
Soy La Que Fue Cortada en Pedazos. Mi cuerpo está roto. Mi sangre ha sido derramada por tu totalidad. Que tu vida rota y tu sangre derramada sean totalidad para ti. Toma y come el pan, como símbolo de tu vida y de tu cuerpo
prepararla,
y un plato con doce pedazos de pan que representan su cuer¬ desmembrado. Pon un pañuelo rojo sobre el altar para simbolizar el río de la sangre de la mujer que ha fluido durante siglos. Reúne seis elementos para representar los años y las experiencias perdidos de tu vida (fotos de tu álbum infantil, un collage de fotogra¬ uva
po
fías de revistas...). Reúne
otros
Un
encuentro con
La
rotos.
Toma y
Que Fue Cortada
en
que
fue cortada
en
tu
Pedazos:
derramada
por tu
Sé restaurada
a
tu
tu sangre
de vida
res¬
taurada.
totalidad.
Recupera tu cuerpo... cada precioso pedazo de tu cuerpo. Recupera tu historia... cada experiencia de tu historia.
símbolo de
Inspira hasta sentir tu totalidad. Inspirando... Mi cuerpo es total. Espirando... No tengo mancha. Inspirando... Mi vida es total. Espirando... No tengo mancha. Inspirando... Mi totalidad queda restaurada. Espirando... la relación amorosa conmigo misma queda
pedazos.
Mi cuerpo está roto. Mi sangre ha sido Retoma tu vida... cada año de tu vida.
zumo, como
Siéntate en silencio sobre el altar, tu centro sanador interno. Desde él irradia una luz que te alivia, sana y fortalece.
reuniendo los fragmentos
Soy la
bebe el
derramada.
seis elementos para representar tu
cuerpo desmembrado (pañuelos, trozos de barro con la forma de cuerpo). Esparce los doce elementos por tu espacio sagrado.
301
Un Dios que se parece a nosotras
totalidad. A medida que
Reúne todos los Reclama los
fragmentos de tu vida rota. años despreciados. Recuerda las experiencias alienadas.
Reúnelos desde los
remotos
lindes de
tus
años.
Muévete por tu
espacio sagrado reuniendo las experiencias y perdidos. cada elemento roto sobre el altar, el centro de tu sa-
los años Trae
nación.
Reúne todos los
fragmentos de tu
tu
la parte separada. de tus años. espacio sagrado reuniendo las partes rotas de
nación.
rostro
das. Una
femenino de Dios
en
círculo, las mujeres comparten la sanación de sus vi¬ expresando desde el silencio de toda una vida:
a una se van
Una Mujer
Dios que se pareciera a mí hubiera sido mi aboga¬ perdido cuarenta y siete años haciendo dietas para encajar, estando enfadada porque no encajaba o deprimida tratan¬ do de descifrar la situación. En esta comunidad de mujeres por fin da. No habría
cuerpo.
Trae cada elemento
el
Sentadas
cuerpo roto.
Reclama la parte despreciada. Recuerda Reúnelas desde los lugares más remotos Muévete por tu
las supervivientes de la violencia sexual vislumbra¬ a través del ritual y la meditación y a través de las historias, mitos e imágenes que afirman a la mujer nues¬ tra sanación va ganando en profundidad. En su presencia pasamos de la fragmentación a la totalidad. Las mujeres que comparten seguida¬ mente su sanación han realizado el trabajo descrito entre los capítu¬ los 1 y 12. Han trabajado cada historia hasta llegar al punto actual. Su curación ha requerido tiempo y paciencia. mos
roto
sobre el altar, el centro de
tu sa-
302
Un Dios que se parece a mI
me
he dado
cuenta
de que
el modelo
que
debía imitar había sido
diseñado por los hombres. En esta comunidad de mujeres se me ha permitido ser, sentir¬ me cómoda en mi propia piel, sentir mis sentimientos y arriesgar¬ me a
entrar en
intimidades
confortada siendo
una
con otras
303
Las Sanadoras Heridas
mujeres. Me he sentido
Imagínate sentada tu historia
re¬
miembro más de la comunidad. Gracias
♦
a
en un las suyas.
a
experiencias, las piezas del rompecabezas de mi vida han en¬ su lugar y ahora mi vida «encaja». Puedo verla con cierta perspectiva. Soy su centro, ya no estoy confundida y puedo tomar mis propias decisiones. Me gusto, me siento una mujer sagrada y estas
con
Robín
y
Ferrel. Añade
Graba «Reuniendo los Fragmentos» y resérvate
tiempo trabajo. Después de realizarlo re¬ flexiona en tu diario: ¿Cómo estás recuperando cada par¬ te desmembrada de tu historia, de tu cuerpo y de tu vida? ¿Qué acción podrías emprender hoy en favor de tu tota¬ para entrar
contrado
círculo
hoy
en este
lidad?
total.
♦
Robín
Toma a
un trozo
ti. Honra
en
de arcilla y esculpe al Dios que se parece tu escultura las partes de tu cuerpo que
fueron abusadas y
violadas, así como las que han sido juzgadas severamente por la cultura y despreciadas
Me
quedó muy claro cuál era la fuente de mi sanación mien¬ trabajaba en los dibujos que me inspiró la búsqueda del ros¬ tro femenino de Dios. En dos ocasiones, tras la sesión, experi¬ menté la sensación de estar completa. He oído a la gente hablar de agujeros en el alma. Dios sabe que he sentido un gran dolor y vacío durante toda mi vida, pero, mientras trabajaba en mis di¬ bujos, durante algunos momentos me sentí completa. Aunque el sentimiento fue breve, ahora sé que puedo sanar el dolor de mi tras
por ♦
ti.
Personifica al Dios que se parece a ti.
Escríbele cada día Pregúntale: «¿Dónde estás dentro de mí? ¿Cómo puedo experimentar en mayor medida tu presen¬
de esta
semana.
cia sanadora
en
mi
vida,
en
mi
cuerpo y en
mi creati¬
vidad?»
corazón.
No
me
sorprende
que
la sanación
estaba creciendo, el arte salía de mí,
provenga
del
arte.
Cuando
lo único que no tenía nada que ver con mi padre. Dibujé hasta que mi padre empezó a reali¬ zar el coito conmigo. Después de eso, todo me daba vergüenza, in¬ cluso dibujar. Por eso mi sanación está relacionada con el arte y con
el
dad
original
dre. Y,
rostro
femenino de Dios. El como persona, con
era
arte me conecta con
mi propio valor
aparte
Un Dios que El
es una
que
no.
más temen los hombres en las mujeres es el po¬ poder de negarse a cuidarles, a hacerles el ser¬
El
productos. El poder de negarse a ado¬ amarles. Cada violador sabe que se puede forzar el sexo, pero ningún poder en el mundo puede obli¬ gar a dar su amor a una mujer que quiere retenerlo. barbara WalKER, The Crone: Woman ofAge, vicio
pa¬
sexual,
rar a su
través de la
búsqueda del rostro femenino de Dios, por primera vez en mi vida he considerado la posibilidad de que la mujer, de que yo, sea sagrada. Ahora creo que haber nacido mujer a
poder
der de decir
mi identi¬
de mi
dice: «¡Ya basta!»
bendición.
a comprar sus
Dios. De negarse a
Wisdom and Power9 Ferrel
9
cisco:
Barbara G. Walker, The Crone: Woman of Age,
Harper, 1985), p.ll.
Wisdom and Power (San Fran¬
304
Un Dios que se parece a mi
Amnon
quiso oír la voz de Tamar, pero ahora nuestros líderes religiosos deben oír su voz y relatar su historia. Deben salir de la ne¬ gación en interés de las niñas que atienden sus servicios semanales porque la increíble realidad es que algunas de ellas ni siquiera están seguras en brazos de sus padres. Quizá si las instituciones religiosas de nuestra infancia hubieran escuchado la historia de Tamar y hubieran permitido que la firmeza no
de su no cuestionase sus actitudes se habría acelerado mucho nuestra salida del silencio de la negación y de la vergüenza. Ese no de Tamar fue un acto muy valiente por su parte. En un momento de gran peli¬
claridad de visión cuestionó el comportamiento de su violación, estupidez y describiéndolo como algo bajo, deleznable y malvado. ¡Ella es la única en todas las Sagradas Es¬ crituras que nombra el pecado de su hermano! Recordemos sus pala¬ gro y con gran
hermano llamándolo
bras:
Las Sanadoras Heridas
actitudes destructivas hacia los cuerpos cuestionamos a nuestros líderes religiosos para que cuenten toda la verdad en sus enseñanzas y sermones. Eva, Lilit y María se unen a nosotras, sus voces surgen de nuestra profundidad. Con Eva decimos no a la vergüenza, a ser un chivo ex¬ piatorio y a cargar con todo por ser madres. Con Lilit decimos no a las relaciones abusivas, al dolor y al sufrimiento y a cualquier cosa que nos niegue. Con María decimos no a tener que retorcer nuestras vidas y nuestros cuerpos, y a rendirnos a nada que no sea nuestro yo más verdadero y nuestra voz más sabia. Juntas, nuestras voces acumulan el poder necesario para derrocar los sistemas que toleran la violencia, el nuestras
femeninos; cada
El
la violación. Inspiradas por Tamar, afirmamos el coraje-Lilit de nuestras hijas, nietas y sobrinas. Aplaudimos la voz de la niña cuando afirma: Soy
Sea cual sea la dificultad, sé que hay una for¬ supone ningún esfuerzo echar mano de mi coraje y animar mi espíritu. Resuelvo mis problemas con coraje. Con buen ánimo cambio lo que no funciona para mí. Digo no cuando no quiero que me abracen. Digo «no me gusta esa persona» y «me gusta esa persona» según lo siento. Cuido de mí misma. Soy La Testaruda y La Enfadada. Me voy cuando deseo irme. Me niego a soportar do¬ lor y sufrimiento. Soy activa. Digo no. El coraje del universo pulsa a través de mí. Estoy llena de mí misma.
no
cama
y
has hecho.»
Al su
la verdad de Tamar contamos la nuestra. Al incorporar la nuestra, la suya se vuelve sanadora. Recuperamos el
contar
historia
a
coraje de decir no y recuperamos los recursos para contar nuestras propias historias tras generaciones de silencio. Oímos el grito del no de Tamar a través de los siglos cada vez que salimos del silencio para contar nuestras historias; cada vez que expresamos nuestra indigna¬ ción por
ma
quiso escuchar
su voz. Era más fuerte que ella, la tumbó la violó. Después Amnon estaba lleno de un gran odio por ella; el odio con el que la odiaba era verdaderamente mayor que el deseo que an¬ tes sintiera por ella. Y le dijo: «Levántate y vete.» Ella respondió: «No, expulsarme así es un acto malvado. Es aún peor que lo que me
la
los chistes que denigran nuestros cuerpos y la pornografía que los ensucia y mutila; cada vez que ayudamos a una amiga a salir de una relación de abuso; cada vez que exigimos que los padres de
sus
vez que
incesto y
«No, hermano, no me violes; no hacemos tales cosas en Israel; no hagas tal tontería. ¿A dónde podría huir para ocultar mi vergüen¬ za? Y tú caerías tan bajo como el más estúpido de Israel. ¿Por qué no pides mi mano al Rey? No me separará de ti.» en
hijas enfrenten
305
una guerrera.
de encararla. No
Las Escrituras
me
dicen que
Absalom fue padre de tres hijos y de hija Tamar, en honor de su hermosa tía. En inte¬ rés de nuestras hijas y sobrinas debemos contar nuestras historias. Imagínate a Tamar caminando por el pasillo de la iglesia, mirando a los ojos a cada mujer y diciéndole: «Recupera tu vista. Ve lo hermosa y plena que eres. Retoma tu voz. ¡Grita tu verdad! Recupera tu dig¬ nidad. El pecado no lo cometiste tú. Es bueno y justo que seas una mujer. Niégate a llevar el pecado de tu padre y de tu hermano en tu una
hija. Llamó
nos
a su
cuerpo.»
En respuesta,
cada mujer de la congregación afirma con valentía: «Recupero mi vista. Me veo hermosa y plena. Retomo mi voz y gritaré mi verdad. Recupero mi dignidad. El pecado no fue mío. Es bueno y
Un Dios que se parece a mí
306
Las Sanadoras Heridas
mujer. Padre, hermano, ya no llevaré vuestro pe¬ ¡No más!» Una tras otra las mujeres se levantan de sus sitios y relatan sus historias: historias de menstruaciones, de partos y menopausias. Historias de violación, vergüenza, sanación y coraje. Las historias de mujeres llenan todo el espacio, que con sus relatos se vuelve sa¬ justo
que yo sea una
cado
en
Imagínate sentada
mi cuerpo.
historia
das. Una
en
♦
de
a una se
expresan
He tenido
desde el silencio de toda
numerosos contactos con
una
mi familia
los
que
he contado la verdad de mis
experiencias de incesto. Siento
chas resistencias
la verdad
de
el
les
mu¬
tanto
su
parte como
De niña
no
podía decir
que no y eso me
y la capacidad de decir no. Me he liberado de mis lí¬ autoimpuestos. Ahora estoy en un alegre proceso de expe¬ rimentación y expresión. Es como respirar aire puro; ya no me siento agobiada ni atrapada y tengo más energía. He vuelto mi energía hacia mí misma. Me doy cuenta de que mi centro es vivi¬ ficante y apartarme de él me resulta mortal. Tomo conciencia de lo poderosa que soy. Me siento sólida por dentro. Dentro de mí hay una energía burbujeante que está a punto de explotar en un sonoro grito que anuncie a todo el universo: yo soy.
lo largo
a un
relación abusiva.
Exige al padre de tu hija que confronte sus actitudes des¬ de la mujer. Pide a tu ministro, sacerdote o rabino que cuente desde el púlpito las historias de Tamar y La Que Fue Cortada en Pe¬ dazos. Ofrécete voluntaria para predicar un sermón mostran¬ do tu indignación. Fomenta el coraje-Lilit en tus hijas, nietas y sobrinas. Da¬ les tu bendición para que puedan decir no.
hizo vulnerable al
miedo conmigo hasta la edad adulta mientras el abuso continuaba. Recibí de Tamar la libertad, el co¬ este
a
tructivas hacia el cuerpo
Ferrel
abuso sexual. Arrastré
Ferrel y Erin. Añade tu
amigo o pariente en quien confíes una histo¬ hayas mantenido en secreto. Expresa tu indignación ante los chistes denigrantes para cuerpo o la vida de la mujer que escuches en la oficina. Anima a una amiga a que diga «¡Ya basta!» y salga de
una
de la mía, pero mantengo viva la relación por el bien de mis sobrinas. Ante el miedo a que me abandonaran, me he arriesgado a decir la verdad porque he hecho conmigo misma el convenio de que decir la verdad es mi primera obligación. a reconocer
con
ria que
vida:
en
círculo
esta semana:
Cuenta
círculo, las mujeres comparten la verdad de sus vi¬
en un
las suyas.
¿Cómo dices «¡Ya basta!» en tu vida? Realiza uno de los siguientes actos valerosos
♦
grado. Sentadas
a
307
J
v
raje, el poder mites
Erin
Antes de seguir adelante,
quédate un poco más en la presencia sanadora de Tamar:
La
presencia sanadora de
Tamar
Dedica tiempo
cada día de esta semana a estar con La Mujer He¬ ofrécele los recursos sanadores que te ofrecemos a continuación. ¡Ojalá se cure con tus tiernos y compasivos cuidados! Incorpora las siguientes experiencias a tu vida diaria: rida dentro de ti y
Día 1. La recuperación ♦
¿En qué parte de tu
del cuerpo
cuerpo
llevas la vergüenza de tus heridas
pro-
Un Dios que se parece a mí
308
fundas?
Dibuja tu
los lugares
cuerpo y marca
que
contienen tu
Las Sanadoras Heridas
♦
vergüenza. ♦
Incorpora esta afirmación una
Ahora transforma el
dibujo. Recupera cada una de las partes que color o una imagen sanadores. manera especial a través del dibujo.
♦
contienen tu vergüenza con un
Hónralas de
una
309
a
tu día: «Es bueno y justo que yo sea
mujer.»
Toma conciencia de cómo recuperas tu te
a ser
menospreciada
o
bondad de mujer. ¡Niéga¬ excluida el día de hoy!
Día 7.
Día 2. La ♦
Haz
batalla ha terminado una
♦
lista de tus formas de batallar
con tu
propio
largo de esta
semana.
Día 3. La recuperación de ♦
♦
♦
la
pecado de tu padre y de tu hermano en tu cuerpo.» Incorpora esta afirmación a tu día: «Padre, hermano, ya no voy a llevar vuestro pecado en mi cuerpo. ¡No más!» Toma conciencia de cómo recuperas la propiedad de tu cuerpo. ¡Niégate a llevar ninguna carga que no sea tuya el día de hoy!
visión
Tamar decirte las siguientes palabras el día de hoy: «Recu¬ visión. Ve lo hermosa y plena que eres.» Incorpora la siguiente afirmación a tu vida durante el día de hoy: «Recupero mi visión. Me veo hermosa y plena.»
Antes de seguir adelante, quédate un rato más en la presencia sanadora de La Que Fue Cortada en Pedazos:
Toma conciencia de cómo estás
LA PRESENCIA SANADORA DE LA
Oye
a
pera tu ♦
♦
recuperando tu clara visión. ¡Per¬
cíbete sin mancha! Día 4. La recuperación ♦ ♦
Dedica tiempo
de la voz
Tamar decirte: «Recupera tu Incorpora la siguiente afirmación
Oye
a
¡Grita la verdad!» tu vida: «Recupero mi voz.
voz. a
recuperando tu poderosa
voz.
¡Di la verdad el día de hoy!
♦
Oye
a
♦
pecado
no es tuyo.»
Incorpora la siguiente afirmación a tu dad. Yo
♦
de la dignidad
Tamar decirte las siguientes palabras: «Recupera tu digni¬
dad. El
no
cada día de esta semana a estar con La Mujer He¬ habita en ti para que pueda sanarse gracias a tus cuidados compasivos y amorosos. Incorpora la meditación siguiente a tu vida rida que diaria10.
Toma conciencia de cómo estás
Día 5. La recuperación
cometí el
día: «Recupero mi digni¬
pecado.»
Imagina que estás en un antiguo bosque. Haz unas respiraciones profundas. Imagina que tienes raíces como los árboles que te rodean. Estás tan aterrizada, tan conectada con la Madre Tierra como los ár¬ boles: eres sustentada, apoyada y nutrida por ella. Imagina que tu res¬ piración surge de la rica tierra que tienes bajo los pies con cada inha¬ lación. Libera tu aliento en el aire fresco y húmedo que te rodea con cada exhalación. Entrelaza
una
afirmación
con
cada respiración:
Toma conciencia de cómo estás
toda vergüenza o
recuperando tu dignidad. ¡Niega culpa el día de hoy!
Mi cuerpo es Mi cuerpo es
Día 6. La recuperación ♦
QUE FUE CORTADA EN
PEDAZOS
Gritaré mi verdad.» ♦
a arrastrar
el
cuerpo.
Compensa cada acción abusiva con el compromiso de empren¬ der una acción autosanadora. Realiza las acciones sanadoras a lo
¡No más! Oye a Tamar decirte las siguientes palabras: «Niégate
Oye que
de la bondad
Tamar decirte las siguientes palabras: «Es bueno seas una mujer.» a
sagrado. En él no hay mancha alguna. total. En él no hay mancha alguna.
y
justo
10
Partes de la meditación fueron
inspiradas
por
Baby Suggs, un personaje de la Knopf, 1987), pp. 87-89.
obra de Toni Morrison Beloved (Nueva York: Alfred A.
310
Un Dios que se parece a mí El clima
es
muy
refrescante
y
sigues
a
La Que Fue Cortada
en
Pe¬
dazos por un camino que sólo ella conoce. Te lleva a un amplio claro del bosque. Busca dentro de ese claro un lugar donde sentarte, quizá una roca o
Cortada
sobre la hierba fresca y verde. Ponte cómoda. La Que Fue Pedazos te va a llevar a dar un paseo de reconocimiento
cuerpo. Sigue sus sugerencias con un toque delicado, movimiento expresivo o en la quietud de tu imaginación. Imagina
por tu un
en
que te
propio
dice: Eres
suficiente,
sagrada. No te quedes nada dentro. Permite forma y ama la forma que tome. Inspira y afirma, mi cuerpo es sagrado. Exhala y afirma, mi cuerpo es total. Vuelve al hogar de tu cuerpo. Ámalo. Basta de golpearlo, re¬ torcerlo o esculpirlo. Ama tu carne, ámala con todo tu corazón y tu alma. Ámala eres
que tu cuerpo tome una
ahora
Presta
a
través del contacto físico.
especial atención
difíciles de
reconocer: una
a
las áreas de
cicatriz,
una
tu cuerpo que te
parte
resultan
desplazada sobre otra,
capa de grasa protectora, una parte intocable. ¿Sientes vergüenza de ciertas partes? ¿Te sientes orgullosa de otras? Dirige la respiración una
hacia para
cualquier incomodidad sin juzgarla. Percibe lo ti sin avergonzarte.
que es
verdad
por la parte alta de la cabeza. Reconoce la cabeza. Masajéala. tu pelo. Tócalo. Acaricíalo. Enróscalo. Bendice sus rizos,
Empieza Muévela. Ama
lisura,
color, su textura. ojos. Bendice su color. Masajéate los párpados y las cejas. Ábrelos y ciérralos. Honra tu visión única del mundo. Ama tus oídos. Bendice su forma y tamaño. Masajéalos. Ama tu recepción del mundo que es única. su
su
Ama tus
Ama tu nariz. Bendice tamente. Honra el
su
forma y tamaño. Inspira y espira len¬
Aliento de Vida que pasa a través de ti.
Ama tu boca y tus
labios. Sigue la forma de tus labios. Ama los
sonidos de tu boca. Emite
un
sonido.
Ama tu cuello. Acaricíalo. Manténlo mente.
en
alto.
Las Sanadoras Heridas
Masajéalo tierna¬
311
Ama tus hombros. Elévalos hacíalas tes
alguna tensión? ¿Qué
ma
de tus días? Libéralos y
orejas. Escúchalos. ¿Sien¬
te están diciendo sobre el paso y
libera todo lo
la for¬
que arrastran, con amor.
Ama tus brazos. Levántalos delante de ti. Junta las manos,
muévelas, bésalas. Eres suficiente. Bendita
No retengas
nada. Permite que tu forma. Sigue la forma de tu cuerpo. Inhala: mi cuer¬ po es sagrado. Exhala: mi cuerpo es total. Ama tus pechos tal como sean: firmes, colgantes, plenos o planos. Sigue su forma. seas.
cuerpo tome
Ama tu abdomen. Llénalo de
respiración. Honra su redondez forma. Sigue la forma de tu triángulo púbico. Mientras lo haces, cele¬ bra tu conexión con la Mujer Dios, la que tiene pechos, muslos y una vagina como la tuya. Percibe y honra la forma de tu trasero. Masajéalo tiernamente y
permite
que tome
valorando el fiel apoyo que te proporciona. A tu
propio paso, crea una Meditación de Reconocimiento. Mue¬ imagina lentamente cada una de las restantes partes de tu cuerpo, tus muslos, rodillas, pantorrillas, pies y dedos de los pies. Respira profundo mientras reconoces y escuchas a tu cuerpo. Para acabar con la Meditación de Reconocimiento, inspira pro¬ fundamente. Imagina que la respiración se eleva desde la rica tierra que está debajo de ti, mientras dices en tu corazón: Mi cuerpo es sa¬ grado. Libera tu aliento en el aire fresco y húmedo que te rodea, mientras dices en tu corazón: Mi cuerpo es total. Siéntate en silencio hasta que te sientas preparada para escribir o dibujar en tu diario. Reconoce los sentimientos, sensaciones y recuer¬ dos que han aflorado en ti. Comparte esta experiencia con una amiga en quien confíes. ve, toca o
(Lapíiulo
La j\na\ana Sa bia La
historia
DlOS DE NUESTRA INFANCIA no cambiaba y estaba muy alejado de las realidades de nuestra existencia. Él daba la vida y la muerte no le afectaba. La muerte era un enemigo de la vida, una consecuencia de la caída de la humanidad de la perfec¬ ción, y debía ser superada. Olvidada su íntima participación en los orígenes de la vida, la An¬ ciana nos recuerda a la muerte. Porque fue la mujer, Eva, la que trajo la muerte al mundo, y sus hijas acarrean en sus cuerpos la maldición L
de la vejez.
El
rostro
de la
muerte
Pues la soldada del
pecado
es
la muerte. Romanos 6:23
Según cambiaba en mi experiencia el rostro de Dios busqué a la en mi pasado religioso. Cuando era niña, las ancianas iban a
Anciana
Un Dios que se parece a mi
314
La Anciana Sabia
315
misa todos los días. Cuidaban de
los huérfanos y se ofrecían a hacer pasteles para los mercadillos de caridad. Cosían las telas del altar a mano, preparaban la comida del sacerdote y limpiaban su retrete. Pero eran los sacerdotes los que presidían la misa diaria.
das, solas y pobres. Mientras los hombres envejecen para las mujeres envejecer es una desgracia.
En mi adolescencia las ancianas cosían las cortinas de la escuela dominical y asistían a todas las oraciones colectivas y a los grupos de estudio bíblico. También preparaban la comida en los banquetes y ce¬ nas eclesiásticas. Ellas servían a la iglesia, pero el ministro presidía to¬
Nuestras
dos los servicios. en la universidad, en un estado suerño, pude ver las ancianas, las sirvientas y niñeras, las que cargaban con la paternidad y de la hospitalidad de los ricos. Llevaban el dolor de sus propios hijos al tiempo que secaban las lágrimas de los hijos de los blancos. Preparaban las cenas especiales y limpiaban los retretes de la iglesia y de sus hogares. Eran mujeres dobladas bajo la carga de so¬ portar sobre sus hombros el peso de generaciones de racismo. También recuerdo a Sara, la esposa de Abraham. Estaba consu¬ mida por el deseo de tener un hijo y buscó hacerlo a través de su es¬ clava Agar. Joven y fértil, Agar tuvo su hijo ilegítimo. Sara, ya mayor y estéril, se rió cuando Dios le dijo que tendría su propio hijo legítimo. La mujer mayor y la joven enzarzadas en una danza de amargura y su¬ frimiento alrededor del hombre y sus hijos'. Recuerdo a Naomi y a Rut, mujeres sabias y valerosas, madre y cuñada comprometidas una con la otra en ausencia de sus maridos. Su historia gira en torno a encontrar un nuevo marido para Rut y al nacimiento de un nieto que lleve el nombre del fallecido2. Recuerdo a la vieja Anna, la profetisa. Era viuda, no tenía relación con hombre alguno y era tan ilegítima como las que no tenían padre, pero Dios la mantuvo en el servicio del templo. El era el protector de
Cuando estaba
que eran
las viudas3. Estaba claro que el poder de la mujer, si es que tenía alguno, dis¬ a medida que se hacía mayor. Muy pocos escuchaban su voz, historias y su sabiduría. Las ancianas acaban quedándose encerra¬
minuía sus
1 2 3
Véase Génesis 16:1-16, 17:15-27, Véase Lucas 2:36-38. Véase Libro de Rut.
18:12-15,21:1-21.
con
dignidad,
heridas
En
compañía de mujeres valerosas expresaremos las experiencias pasado personal y religioso que han depositado en noso¬ tras el temor a envejecer. Contando nuestras historias saldremos del aislamiento de toda una vida; éste es nuestro primer paso hacia la sade
nuestro
nación.
El
temor a
envejecer
Se supone que en deben
la vida real las señales del envejecimiento
no
verse.
Las
mujeres
trabas sociales
y profesionales cuando pelo blanco que los hombres no tienen. En lugar de envejecer normalmente como parte de un ciclo de vida pleno las mujeres están constreñidas por la ilusión de que su proceso de crecimiento se detiene en la primera o en las dos primeras décadas
encuentran
tienen arrugas y
de
su
vida adulta.
Barbara
Walker, The Crone of Age, Wisdom and Power
A medida que
hemos viajado por la verdad de la vida de la mujer, su nacimiento, pasando por los mitos de la crea¬ ción y los símbolos que la han conformado, aventurándonos en el de¬ sarrollo de sus ciclos y ritmos y explorando su vulnerabilidad a la vio¬ lación y al incesto, hemos podido vislumbrar el temor a envejecer que preside los escritos de las mujeres. Este temor ha ido acumulando fuerza y poder a lo largo del camino. La Anciana es la culminación de todo lo que la mujer ha experi¬ mentado desde la niñez. A lo largo de todo el proceso, las ocurrencias naturales de nuestra vida nos resultaban inaceptables: el hecho de ser «chicas», de sangrar, y nuestros cambios corporales durante la adoles¬ cencia y el embarazo. Tiene cierto sentido que nos veamos obligadas a comenzando desde
La Anciana Sabia
Un Dios que se parece a mI
316
seguir batallando con nuestros cuerpos de mujer en la nueva frontera, el proceso de envejecimiento. A medida que cambian nuestros cuer¬
los deformamos para responder a la expectativa social de que una mujer nunca envejece. Desgraciadamente, llegado este momento, nuestro odio hacia no¬ sotras mismas ha alcanzado tal grado de profundidad que haremos cualquier cosa para librarnos de las pruebas de que estamos enveje¬ ciendo, a menudo empleando para ello métodos violentos. Algunas se obsesionan y hacen un seguimiento de sus arrugas con lupa. Otras se someten a dolorosas inyecciones regulares de colágeno. Aún hay otras que recurren a la cirugía estética: el cuchillo que recorta las par¬ tes indeseables de sí mismas, un poco de nariz por aquí, un poco de muslo por allá, el doble mentón, un bulto, arruga o punto no desea¬ dos. Muy pocas aceptan y celebran los cambios que tienen lugar en su rostro y en sus cuerpos. No podemos imaginarnos a un Dios que en¬ vejezca
chando
a
la calefacción encenderse y apagarse. Teresa
♦
Un
de casa no recibe protección de la seguridad de haber trabajado durante décadas en el ama
sar
social. A pe¬ y de haber
hogar
contribuido sustancialmente al bienestar económico familiar reci¬ be
pensión de
una
esposa, que es
sólo la mitad de la
que
hombre. El sentimiento de los años;
con
saje. Temo Si
como nosotras.
encubrir las señales del envejecimiento consume bue¬ na parte de la energía de la mujer, lo que significa que le queda poca para tratar con los factores sociales y económicos que amenazan su supervivencia en un mundo que prefiere a los hombres. En lugar de ahorrar dinero para su futuro lo gasta en ropa, dietas y tintes. Su ener¬ gía se centra en conseguir y después en conservar a un hombre que sea su salvación, su seguridad y un compañero para la vejez. La sobrecogedora realidad es que la mayoría de las mujeres envejecen solas, sobreviviendo a sus «salvadores» y sobrepasando la duración de las
No quiero envejecer sola. Una de las imágenes que más miedo da es la de verme mayor y viviendo sola en una casa fría escu¬
me
pos,
317
no
creo
suficiente»
se
ha ido intensificando
medida
que envejezco, el mundo refuerza ese men¬ tragada y luego escupida por no ser útil ni deseable. una familia que haga que merezca la pena mi vejez a
ser
tengo
que
«no ser
moriré.
Disfrazar y
cuentas
♦
Siento
reflexiona 4:
pobres, más de tres de cada cuatro son muje¬ res. La mayoría de las mujeres ganan menos que la mayoría de los hombres y, por tanto, dedican menos a ahorros, pensiones y segu¬
Aproximadamente el 75 por 100 de los ancianos son mujeres. En tres próximas décadas el número de ancianos que vivirán solos aumentará hasta casi doblarse y cuatro de cada cinco seguirán siendo mujeres. las
como
si
no
existiera cuando
no
ridad social. También viven mucho más tiempo.
4
Liga de Mujeres Mayores, «Vienen tiempo duros: Ingresos de las muje¬ tras el retiro en el próximo siglo» (Washington, DC: Liga de Mujeres Mayores, 1990). Se han incorporado afirmaciones de este documentos y fragmentos de los escritos de mujeres sobre el envejecimiento a esta ilustradora lectura. Véase
americanas
estoy
ligada
a un
hom¬
bre. A medida que envejezco, la
un
compañero adecuado
no
probabilidad de encontrar disminuye. Esto me da miedo porque
quiero envejecer sola.
joyce
Entre los ancianos
♦
res
Ann
bancadas de éstos.
Considera y
recibe el
♦
En el año 2020 la
pobreza
los ancianos estará prácdcamente solas. A menos que se reoriente la discriminación laboral, sexual y por edad en las próximas décadas se producirán pocas mejoras en la situación económica de las pró¬ ximas generaciones de mujeres de mediana edad y mayores. limitada
a
entre
las mujeres que vivan
Me mantengo a mí misma y me encargo
cina, impuestos, facturas
y
de mi coche, casa, ofi¬ atención sanitaria. A veces se vuelve
Un Dios que se parece a mí
he estado haciéndolo durante veinte años. Me da miedo envejecer. Temo perder el control de alguna parte de mi cuerpo y no poder cuidar de mí misma. agobiante,
pero ya
Mary
hombre del gre¬ promedio un 60 por 100 más que una mujer del gremio. Y entre los actores que rondan los cincuenta años, los hombres ganan el 150 más. «Parece como si a las mujeres se les contratara siguiendo la línea procreativa. Después de los cuaren¬ Según el Gremio de Actores de la Pantalla, un mio gana como
pasadas», dice Carrie Fisher5.
ta, estamos
Los
aconteceres
naturales de la vida
no
han sido aceptables
mí. Actualmente estoy luchando con mi proceso de envejeci¬ a luz a dos niños preciosos y mi cuerpo está cam¬ biando. Incapaz de aceptar los cambios, fuerzo mi cuerpo a man¬ miento. He dado
tener un
forma para
cuerpo
responder
a
las expectativas sociales de
joven. Erin
Sentadas en círculo, las mujeres expresan la verdad Una a una hablan desde el silencio de toda una vida: Cuando cuarenta y
me
tres
miro
años
en
el espejo
con arrugas,
de sus vidas.
mujer de colgantes. Por dentro sigo te¬
no me veo como una
redondeces
y partes
en el espejo y pienso «ésta no soy yo. niendo veinticinco años». Intelectualmente honro a
Me miro
las mujeres
realidad. Sigo estando influida por la definición cultural de lo que es aceptable y
mayores y,
sin embargo, cuando las miro, niego su
atractivo.
Rebekah
cosas respecto a mi cuerpo a las que no puedo palabras debido al agudo dolor que me producen; afectan
Hay muchas poner 5
«Mujeres al borde de
58-59.
un ataque
de nervios», Time, 18 de febrero 1991,
319
seriamente
mi capacidad de intimar
con los demás y me ha¬ inaceptable como ser humano. Mi edad ha sido un problema para mí desde hace tiempo. El valor que esta sociedad deposita en las mujeres jóvenes se refuerza constantemente en los bailes a los que acudo cuando veo a los ojeadores, tipos de mi edad y mayores, que persiguen a muchachas de veinte. En ese gru¬ po, las mujeres de cincuenta y tantos no reciben ninguna conside¬ ración ni como compañeras de baile ni como compañeras de vida.
muy cen
a
sentirme
joyce Mi
padre me dijo que mi único valor era un valor sexual pasaje¬ dijo que cuando me hiciera vieja (y ahora tengo mucha más edad de la que mencionaba) no tendría valor en absoluto. Sus pala¬ bras contribuyeron a mi eterno terror a envejecer. A los veinticinco años tenía tanto miedo a envejecer como ahora, a los treinta y seis. Mi valor sexual es lo único que me indica que existo. Esto ha hecho que la adicción a las relaciones presida mi vida. No he teni¬ do ninguna relación durante cuatro años, pero los hombres siguen controlando mi actitud hacia mí misma. No importa que estén en mi vida o no, el terror a envejecer y mi obsesión con su respuesta hacia mí siguen estando presentes de igual manera. ro.
para
tenerse en
La Anciana Sabia
Me
Ferrel
Imagínate sentada
en un
Ferrel. Añade tu historia
¿Cuál tu
era
la actitud de
círculo a
tu
con
Rebekah, Joyce
y
las suyas.
padre hacia el envejecimiento de
madre? ¿Hacia el tuyo?
¿Cuáles eran las actitudes de tu madre hacia su propio enve¬ jecimiento? ¿Te transmitió algún miedo? ¿Se preparó tu madre económicamente para el futuro? ¿Cómo te has preparado tú para el futuro? De adulta, ¿qué miedos tienes a hacerte mayor? ¿Te preocupa más ocultar las pruebas de que estás envejeciendo que de¬ sarrollar tus talentos, compartir la sabiduría de los años vi¬ vidos y prepararte un futuro económicamente seguro?
Un Dios que se parece a m1
320
Nuestra
san ación
Hemos dado
voz a
las experiencias que
depositaron
en nosotras
relatar valientemente la historia de La Anciana
Sabia incor¬
porándole las poderosas imágenes de un tiempo en el que la acumula¬ ción de años en una mujer era motivo de celebración. La Anciana Sabia se convierte en la imagen curativa de lo divino en nosotras. Al abrazarla e integrarla en nuestras vidas recuperaremos nuestra Sabi¬ duría y
Belleza Originales.
Un Dios que
envejece
321
En la
plenitud del tiempo ella se convierte en la Diosa Bruja, que lleva sabiamente el tiempo que le ha asignado la vida a su digno final. Representa la ancianidad, el invierno y la luna menguan¬ te. Sostiene la vida y la muerte dentro de sí como si fueran una sola cosa. Nada se eleva ni se desprecia en el eterno ciclo de nacimiento, vida, muerte y renacimiento7. Inspiradas por ella, las antiguas mujeres no veían la muerte como un pasaje hacia el cielo, sino como una vuelta a la tierra. Estas mujeres no estaban obsesionadas con el envejecimiento y la muerte. A las más mayores de entre ellas se les consideraba tan imponentes y dignas de respeto como los lugares sagrados de la tierra y se las reverenciaba por poseer la sabiduría telúrica en sus grietas, arrugas, líneas y años. Cada mujer honraba el rostro de la Diosa en su propio rostro cambiante. como nosotras.
el miedo a envejecer. Ahora reuniremos más fragmentos de nuestra historia colectiva de los márgenes de la historia y de la religión. Volve¬ remos a
La Anciana Sabia
Invitamos
como yo
a
La Anciana Sabia
reuniones comunitarias.
Hay una enorme distancia entre una sociedad como la nuestra y las primeras sociedades prepatriarcales donde las mujeres mayo¬ fuente de sabiduría, legalidad, habilidades sanadoras liderazgo moral. Sus arrugas eran medallas de honor, no de ver¬
res eran una
y
güenza. Barbara Walker,
The Crone of Age Wisdom and Power
Se nos recuerda un tiempo en el que Dios se parecía a nosotras. Descubrimos que estamos en compañía de mujeres valientes, sus anti¬
historias e imágenes se vuelven una fuente de sanación para no¬ Aprendemos de las antiguas mujeres que no pedían perdón por sus últimos años; recordamos las antiguas sociedades que celebra¬ ban la acumulación de años en la mujer y respetaban su sangre sabia. Leemos sobre los antiguos caminos en los que sólo las mujeres postmenopáusicas podían presidir los rituales y ritos sagrados6. Aprende¬ mos de las antiguas creencias en la Triple Diosa: Doncella, Madre y Bruja. Tal como el cambiante rostro de la Luna transforma el cielo noc¬ turno, el cambiante rostro de Dios transforma nuestras imágenes del envejecimiento y la muerte. El Dios que se parece a nosotras cambia guas
a estar
en un
de todas las edades afirmando: «La sabiduría
todo cambia. "La semilla
las círculo de mujeres
presente entre nosotras en
Imagínate sentada
nos
lleva
a reconocer
convierte en fruta; la fruta vuelve a ser semilla. En el nacimiento, morimos; en la muerte, nos liberamos"8. La Anciana Sabia honra tanto la vida como la muerte, sin despreciar¬ que
las ni
elevarlas,
se
porque son parte
de la naturaleza cíclica de la reali¬
dad. Lo que nace morirá y lo que muere nutre la vida en sus diversas formas. Nuestra capacidad de abrazar la muerte viene determinada por
la profundidad
con
la
que
hemos dado la bienvenida
a
la vida. ha
Honramos todo lo que ha sido despreciado, recibimos todo lo que sido excluido. La vida y la muerte son buenas. Son muy buenas.»
sotras.
6
Barbara Walker, The Woman's
Ettcyclopedia ofMyths andSecrets,
p.
641.
Meditación para
celebrar
a
La Anciana Sabia
En la meditación recuperamos que
Dios
ditación na
se
en
parecía
las imágenes de un tiempo en el A continuación presentamos una me¬ llamada «Meditación para celebrar a La Ancia¬
a nosotras.
dos partes
Sabia». La Anciana Sabia
'
Jennifer Barker Woolger
y
nos
ofrece
sus
dones curativos cuando
Roger J. Woolger, The Goddess Within (Nueva
York: Fawcett Columbine, 1989), p. 15. 8 Véase StarHawk, The Spiral Dance: A Rebirth Goddess (Nueva York: Harper and Row, 1979).
of the Ancient Religión of the
322
Un Dios que se parece a mi
ella
la meditación. De
cuerpo hemos sali¬ vislumbramos el futu¬ ro y desde el nuestro ella recuerda el pasado. Juntas contamos toda la verdad de la vida de la mujer. En la parte I de la meditación se te invita a prestar atención a los años que has acumulado, a bendecir los años duros y a celebrar los años brillantes. Abraza a La Anciana Sabia que emerge en ti reconociendo tus años sin vergüenza. En la parte II se te invitará a transformar en celebración cada uno de los temidos cambios que conlleva la edad. Abraza a La Anciana Sabia que emerge en ti bendiciendo tu cuerpo sin vergüenza. Lo que sigue es el guión completo de la meditación. Léelo como si fuera parte del texto. Dibuja o anota los sentimientos y recuerdos que afloran a la superficie mientras lees. Quizá también desees grabar la meditación con tu propia voz; muchas mujeres la escuchan a diario nos
presentamos ante
en
do y a su cuerpo regresamos.
como recurso
Desde
su
Parte I. Reunir los años
nos
Repasa los años de
llama
a
rellenar los años de
nuestra
vida.
vida desde el nacimiento, prestando espe¬ hicieron daño: dibuja los años doloro¬ sos, escribe sobre ellos, baila los años difíciles. Bendice cada uno de esos años añadiéndoles algo: añade un color sanador a tu dibujo, un cial atención
a
tu
los años que te
símbolo sanador Ahora vuelve
a tu
escritura
o un
movimiento sanador
los años de
a tu
baile.
vida, contándolos a medida que avanzas. Esta vez presta una atención especial a los años que te deleitaron. Dibuja los años deliciosos, escribe sobre los años cómo¬ dos, baila los años brillantes. Celebra cada uno de estos años añadien¬ do un color de celebración a tu dibujo, un símbolo de celebración a tu escritura, un movimiento de celebración a tu baile. Reúne todos los años de tu vida en el mismo paquete, los brillan¬ tes y los dolorosos. Trae este paquete de años ante el altar. Exhibe tus dibujos y escritos, baila los «Bailes de la Vida». Di tu edad sin ver¬ güenza. Llena el espacio sagrado con la acumulación de tus años. Siéntate tranquilamente en tu altar respirando la plenitud de tus
años.
a
repasar
tu
323
Inspirando... Reúno mis años. Espirando... No tengo mancha. Inspirando... Los años dolorosos e hirientes. Espirando... No tengo mancha. Inspirando... Los años brillantes y cómodos. Espirando... No tengo mancha Inspirando... Reúno mis años. Espirando... Abandono toda la vergüenza.
su cuerpo
sanador.
La anciana sabia
La Anciana Sabia
Parte II. Amar nuestros cuerpos
cambiantes
Ponte de pie y
respira profundamente. Imagina que estás en un antiguo bosque. Imagina que tienes raíces como los árboles que te ro¬ dean. Estás tan aterrizada y tan conectada con la Madre Tierra como un árbol; ella te sustenta y te nutre. Inspira profundamente. Imagina que tu aliento se eleva desde debajo de la tierra que te sostiene mien¬ tras pronuncias en tu corazón: «Mi cuerpo cambiante es sagrado.» Li¬ bera el aliento en el aire húmedo y fresco que te rodea mientras pro¬ nuncias en tu corazón: «Mi cuerpo cambiante es total.» Sigue a La Anciana Sabia hasta un claro del bosque. Ella te invita a sentarte a su lado junto al Arroyo de la Vida. Escucha sus palabras: «Entra en el arroyo. Bendice tu cuerpo con sus aguas sanadoras. Da un suave paseo sobre y alrededor de todo tu cuerpo. Reconoce los cambios y celébralos. Estoy emergiendo dentro de ti. No hay nada que temer.»
A
propio paso, crea una Meditación de Reconocimiento. Em¬ pezando desde los pies y ascendiendo lentamente hasta la cabeza, re¬ conoce cada cambio que está ocurriendo en ti: las líneas, las arrugas, las grietas y las redondeces; el aflojamiento, las bolsas y el estiramien¬ to; los cambios de color, forma y textura. Abraza a La Anciana Sabia que está emergiendo y bendice tu cuerpo sin vergüenza. Cuando hayas acabado imagínate sentada en un círculo con Wendy, Erin, Dana e Irene. Añade tus afirmaciones a las suyas mien¬ tras transformas los cambios que temes en una celebración de la llega¬ tu
da de la hermosa anciana.
Wendy,
a sus
treinta
y
dos años, está encantada de descubrir:
Un Dios que se parece a m!
324
Mis sabios músculos
me
dicen que
debo ir más lenta
y cons¬
cientemente por
la vida. Los mechones de pelo plateado que se me caen me recuerdan que acabo de decir algo sabio. Me impresiona la belleza de cada uno de estos mechones. Los conservo en una caja forrada de ter¬ ciopelo rojo y cubierta de cuentas plateadas. Son mis mechones de madurez sabia. Las líneas de la risa que rodean mis ojos me recuerdan todas las historias divertidas que he oído y todos los días radiantes y so¬ leados que he disfrutado furtivamente.
Erin,
a sus
treinta
y
cinco años,
se
regocija al descubrir:
Mi vientre estirado, que representa
los desafíos de la vida que las limitaciones de la infancia. Mis piernas fibrosas y mis venas hinchadas que han soportado mi peso y el peso de dos niños. Mi rostro definido, que la experiencia ha ido afilando. Mis hombros, que se tensan y señalan en qué momentos medi¬ tar y abandonarse. Mi trasero, que ahora está mucho más flojo. He soltado, ya no estoy tan tensa y protegida. me
han hecho traspasar
Dana: La mujer mayor se me muestra cada mañana cuando me miro al espejo. Me veo líneas características alrededor de
los ojos y boca, un suave doble mentón, puntos de sereni¬ dad en las manos, un vientre liso y abundante y pequeñas bolsas de sabiduría bajo los ojos. Doy
la bienvenida
a estos
cambios.
325
La sabiduría de La Anciana La sabiduría grita en voz alta los
lugares públicos. Llama
proclama en la
puerta
a campo
abierto. Eleva su voz en
encima de las ajetreadas calles abierta de la ciudad. por
y se
Proverbios 1:20 El
nuestro
grafiados de clamado
ha sido
nuestra
nuestra
un
vida
viaje de descenso y
de
a
los territorios
no carto-
nuestros recursos internos. Hemos
bondad (Eva),
nuestro
poder (Lilit),
nuestra
re¬
volun¬
tad y nuestra sexualidad (María), nuestra sacralidad (La Niña Divina), nuestros procesos naturales y los de nuestras hermanas (La Que Derramó Su Sangre), nuestros cuerpos (La Que Fue Cortada en Pedazos) y nuestra voz (Tamar). Ahora volvemos
a
descubrir
a
la Sabiduría
en
nuestro
camino.
Nos fue
presentada en el capítulo 9, en el que aprendimos que Sabi¬ duría (o Sofía, que es su nombre griego) era en realidad un rostro fe¬ menino de Dios en las Escrituras hebreas. A lo largo del tiempo había quedado oscurecido pero no fue erradicado completamente. Busqué la presencia de la Sabiduría en la historia religiosa y la en¬ contré en las versiones gnósticas de la vida y trabajos de Jesús. Dichos escritos son considerados heréticos por la ortodoxia de la Iglesia cris¬ tiana y no se incluyen en la Biblia. En los escritos gnósticos se inclu¬ yen muchas imágenes femeninas de lo divino, por eso no debe sor¬ prendernos que las mujeres se abrieran paso hasta estas primeras comunidades cristianas. Los gnósticos adoptaron la primera versión del mito de la crea¬ en el que hombre y mujer fueron creados simultáneamente a
ción
Irene: Por fin he firmado la paz con mi cuerpo físico. He dejado de añorar la airosa imagen de la juventud que retratan los me¬
dios. Las delicadas líneas
forma de araña que se
extienden mis piernas hablan de cada uno de mis embarazos. Sé cuándo apareció cada una de ellas y cuál es su significación en mi vida actual. Me recuerdan mi importancia. Una vez nutrí y con
por
mantuve otra
La Anciana Sabia
vida dentro de mi cuerpo.
imagen de un Dios hombre-mujer. Esta creencia condujo a una mayor igualdad entre mujeres y hombres y creó más oportunidades para que las mujeres ocuparan puestos de liderazgo. En los escritos gnósticos Sofía estaba presente en la creación; todas las cosas estaban concebi¬ das según el poder y la sabiduría femeninos 9. Sofía enseñó a Adán y Eva la autoconciencia, les guió hasta donde se encontraba el alimento y les ayudó a concebir sus hijos10. 9
Pagels, The Gnostic Gospels,
10Ibíd.,
p.
54.
p.
54.
Un Dios que se parece a mI
326
Sofía contiene vida de
una
Soy Soy Soy Soy
en
sí misma las aparentes
contradicciones de la
mujer:
La Anciana Sabia
Meditación:
marido.
que e
ignorancia...
no conozco
la vergüenza;
Lo que
el
centro
monizarnos
que
con
tener
la Sabiduría
Ibíd., Para
p.
ellal2.
Reflexiona también sobre el efecto vida actual.
en
(Sabiduría 7:22-30, adaptado de The New English Bible) Colleen reflexiona sobre cómo habría cambiado su vida si hubie¬ estado rodeada de imágenes de la Sabiduría Divina desde su naci¬ miento. Añade tu reflexión a la suya. ra
la Sabiduría, véase: Proverbios 1:20-21, 2:1-6; Sabiduría de Salomón 6:12-21, 7:7-11, 22-26, 8:9, Eclesiástico 6:27-28, 15:3. Para una discusión a fondo sobre Sofía, véase: Susan Cady, Sophia: The Fuíure ofFeminist
referencias bilbiofráficas
en
imágenes de la Mujer Dios,
todas las mujeres que me rodeaban en mi juventud se hubieran adueñado de su poder, de sus sueños y de su ira. Habrían sido ca¬
56.
otras
describe
en tu
Si hubiéramos estado inmersas
12
que
la Sabiduría hay un espíritu, inteligente y sagrado; y lúcido; sin mancha y claro; que no hace daño y ama lo que es bueno; animoso y libre de impedimen¬ tos; benéfico y bondadoso; firme e inequívoco; todopoderoso y omnipresente. Porque la Sabiduría se mueve más fácilmente que el movimiento mismo; penetra e impregna todas las cosas. Como una fina humedad se eleva desde el Poder, impregnando todos los espíritus inteligentes, puros y delicados. Ella es la brillantez que irradia de la luz eterna, el espejo inma¬ culado del Poder Activo y la imagen de la Bondad. Ella es más bri¬ llante que el sol y sobrepasa todas las constelaciones. Cuando se la compara con la luz del día se observa que la supera; porque el día da paso a la noche, pero ante ella no prevalece el mal. Abarca el mundo con su poder de un extremo a otro y ordena todas la cosas benignamente.
de adultos. Me habla¬
escuchaba respetuosamente a la experiencia, la la esperanza de las ancianas sabias de Alcohólicos Anóni¬ mos. Estaba allí cada vez que me sentía desafiada por los valerosos actos de las ancianas sabias rabinas y ministras. Me susurraba al oído cada vez que percibía la belleza natural de la anciana sabia cuᬠquera, que elegía honrar los cambios que trae la edad con dignidad y gracia. Busqué la Sabiduría en la compañía de las mujeres con las que trabajo. Inspiradas por su presencia, transformamos la oración en una conversación con la Sabiduría y la meditación en una reflexión sobre su presencia en nuestras vidas. A través de la oración y de la medita¬ ción buscamos mejorar nuestro contacto consciente con la sabiduría profunda que reside dentro de nosotras, rezando únicamente para ar¬ vez
podría
Porque
en
pasaje de las Escrituras hebreas
sutil, de movimiento libre
Busqué la presencia de la Sabiduría en mi vida y la encontré con risas y lágrimas las historias de vida de los la clase de redacción
es un
soy ver¬
cuando escuchaba a
sigue
des femeninas desde que naciste.
Soy fuerza y soy miedo... soy estúpida y sabia... No tengo dios y soy aquella cuyo Dios es grande11.
11
en
los atributos de la Sabiduría. Mientras lo lees, reflexiona sobre cómo habría cambiado tu vida si hubieras estado rodeada por estas cualida¬
gonzosa.
ba cada fuerza y
reflexión sobre la presencia de la Sabiduría
nosotras.
la primera y la última. Soy la alabada y la insultada. la prostituta y la mujer sagrada. Soy la esposa y la virgen. (la madre) y la hija... aquella cuya boda es un gran acontecimiento y no he tomado
Soy conocimiento
asistentes
una
327
a
Spirituality (San Francisco: Harper and Row, 1986).
de protegerse a sí mismas. Me siento triste por las posibili¬ perdidas. Mi fluidez y mi inteligencia femeninas no eran va¬ loradas. Los rasgos que proponían la Iglesia, mi padre y sus amigos eran los de ser amorosa, callada y prácticamente invisible. paces
dades
328
Un Dios que se parece a mí
Y el resultado de todo
La Anciana Sabia
verde,
de la feminidad ha ser completo. En la Mujer Dios recuperamos todas las posibilidades perdidas de la juventud. Yo, como mujer, soy divina. Estoy autodefinida y soy completa en mí misma. esto es
que
mi
concepto
como
conversación
La Sabiduría reside
en
lo
con nuestra
sabiduría
profundo de
en
el mundo.
Quería correr por los campos en
verano,
respirar el aire
de las montañas, tocar a otros amorosamente, sanar los dolores del mundo. Por eso te creé. Me entristece que no te des cuenta del rega¬
profunda
nosotras,
flor salvaje que está floreciendo. Eres mi hija y te quiero.
Te creé para aportar belleza y amor a mi mundo. Estás encarnada en mi amor. Te he dado mi espíritu para que seas mis ojos y mis manos
distado mucho de
La oración
una
329
lo que eres para mí. Yo siempre estoy aquí, amorosamente presente dentro de ti. Nunca te dejaré.
bajo la turbulen¬
cia de nuestra actividad mental y las fluctuaciones del vivir cotidiano. Se hunde más y llega más abajo que nuestras primeras heridas y nues¬
socialización por parte de la religión, la sociedad y la familia. Está disponible a no¬ sotras en la quietud; es digna de confianza y debemos abrirnos a ella en la oración. Experimenta con la siguiente meditación para mejorar tros
comportamientos ineficaces;
tu contacto
consciente
Imagínate sentada
con
es
anterior
a nuestra
Imagina Hubo
ella.
claro del bosque de tu vida. El claro está rodeado por un río y puedes oír la música de sus aguas. Esperas un visitante, una imagen que representa tu Sabiduría profunda. Pue¬ de presentarse ante ti como una persona concreta, alguien que sea una presencia sabia en tu vida. Puede presentarse como profesora, abue¬ la, hermana, amiga. La Sabiduría también puede presentarse como figura mítica que te sirva de imagen sanadora durante este curso: La Mujer Sabia, Lilit, Eva, María o La Niña Divina. Cuando llegue, habla con ella a través de tus escritos o de tus di¬ bujos. Háblale de una situación confusa, de una relación problemáti¬ ca, de tus recuerdos inquietantes. Dile que necesitas guía, perspecti¬ va, claridad, coraje o serenidad. Si sabes lo que necesitas, pídeselo. Si no lo sabes, confía en que ella lo sepa y te lo diga. En el silencio que sigue a la escritura permite que te hable. Si se forma una imagen en tu mente, dibújala. Si surge un mensaje desde el fondo de ti, anótalo. No introduzcas cambios en lo que te viene, sim¬ plemente escribe cualquier cosa que surja. Cuando Annette practicó esta meditación visualizó a la Madre Espíritu y compartió con Ella sus miedos e inseguridades sobre lo que tendría por delante cuando acabara sus estudios en el seminario. La Madre replicó desde lo profundo del espíritu de Anette: espíritu
en
el mundo. Eres
un
prado
en que no eras una
esclava, recuérdalo. Ca¬
perdido toda memoria de ello, ¡recuerda! Dices que no había pa¬ describirlo; dices que no existe. ¡Pero recuerda! ¡Haz un esfuerzo por recordar! O, si te falla el recuerdo, inventa.
labras para
en un
Eres el reverdecer de mi
tiempo
un
minabas sola, partida de risa, te bañabas desnuda. Dices que has
Monique Wittig, Les Guerilleres
Inspirada
por
Sofía, creé
un
ritual denominado «Imagina». En él
hombres y mujeres a imaginar cómo habrían cambiado sus vi¬ das si La Madre de Toda Vida, La Niña Divina, La Que Derramó Su invito
a
Sangre, Tamar, La Que Fue Cortada en Pedazos y La Anciana Sabia hubieran estado presentes en las iglesias, sinagogas y hogares de su in¬ fancia. El ritual
se
ha realizado
recuperación, retiros de mujeres
en
servicios
eclesiásticos,
centros
de
círculos rituales. El día anterior al servicio religioso, presentación o retiro, los par¬ ticipantes interesados se reúnen para realizar una sesión de trabajo de dos horas. En el grupo grande trabajamos cada sección del ritual utili¬ zando muchos de los ejercicios, reflexiones y meditaciones que se en¬ cuentran en este libro. Después nos dividimos en pequeños grupos de acuerdo
a nuestros
y
intereses. Cada grupo ensaya un
movimiento y porción concreta del ritual. Al día siguien¬ te coordinamos la experiencia ritual del grupo grande. Para muchas congregaciones y grupos éste es el primer encuentro con el rostro femenino de Dios, su primera inmersión es un sistema de símbolos que afirma a la mujer. La reacción siempre es variada. practica las lecturas de
una
330
Un Dios que se parece a m1
Cuando
después del servicio
nos ponemos en
la
puerta para
La Anciana Sabia
despedir
331
Caminaron, volaron
y nadaron. día su creación aprendió equilibrio y cooperación. Ella agradeció a su compañero por cuidar de su labor.
a
los asistentes, algunas mujeres nos evitan porque se sienten amena¬ zadas y ofendidas. El intenso desprecio que sienten por sí mismas les
El quinto
impide tolerar una mirada tan intensa a la belleza de sus vidas, de sus cuerpos y de su sangre. Otras se van con lágrimas en los ojos porque se sienten conmovidas por la profunda afirmación de la realidad de las mujeres que conlleva el ritual. A continuación facilitamos el guión completo del ritual. Léelo en principio como si fuera parte del texto. Imagínate que estás en la igle¬ sia de tu infancia. Dibuja o escribe los sentimientos y recuerdos que afloran. Mientras lees, irás recordando el camino que has recorrido a lo largo del libro y volverás a encontrarte con las mujeres que ya co¬
El sexto día celebró la creatividad de todas las cosas vivas. El séptimo día dejó espacio para lo desconocido.
noces.
lectora 2: Oremos juntas. todos:
Madre nuestra, que estás merosos
dentro de
nosotras,
celebramos
tus nu¬
nombres.
Venga a nosotras tu sabiduría. Cúmplase tu voluntad, desplegándose desde nuestras profundida¬ des internas.
El ritual «Imagina»: una inmersión
en las
imágenes, historias,
oraciones y canciones que afirman a la mujer
Danos cada día lo que necesitemos. Tú nos recuerdas nuestros límites y nosotras nos Tú nos apoyas y nosotras actuamos con valor.
el lugar que habitamos internamente, rodea, y la celebración que está entre nosotras. Ahora y por los siglos de los siglos. Porque tú
La mujer clérigo:
La Anciana Sabia
invita
imaginarnos una infancia en la que hubiéramos estado rodeadas por historias, imágenes, canciones y rituales que afirman a la mujer; nos in¬ vita a imaginarnos lo distintas que hubieran sido nuestras vi¬ das si nos hubieran presentado a la Madre de Todo Vida, a La Niña Divina, a La Que Derramó Su Sangre, a Tamar, a La Que Fue Cortada en Pedazos y a La Anciana Sabia en nues¬ tras iglesias, sinagogas y hogares infantiles. nos
a
eres
la fuerza que nos
lectora 1:
Imagina a La Niña Divina cuyo nacimiento fue anun¬ celebrado por los ángeles, cuya venida mereció visitan¬ tes ilustres y regalos preciosos, y en cuyo honor las gentes del mundo se reúnen anualmente para volver a recrear la historia de su nacimiento. Imagínate que de niña hubieras oído las si¬ guientes palabras en la sinagoga, en la iglesia o en tu hogar: ciado y
lectora 1:
Imagina un mito de la creación en el que la Madre Imagina que de niña hubieras oído las siguien¬ palabras en la sinagoga, iglesia u hogar de tu infancia:
abandonamos.
está presente. tes
Baile
A Baile
Al principio era la Madre. El primer día hizo nacer la luz y la oscuridad. Y bailaron juntas. El segundo día alumbró la tierra y el agua. Se tocaron. El tercer día alumbró las plantas. Se enraizaron y respiraron. a las criaturas de la tierra, del
hora reina
una
profunda quietud,
un
silencio
reverente
lo
llena todo.
y coro de voces:
El cuarto día alumbró
y coro de voces:
esta
Nos sentimos
sobrecogidas por una gran maravilla vigilantes. Esperamos la llegada de La Niña Divina. mos
Ella mar y
del aire.
nace en
Brilla
la
como un
plenitud del tiempo. sol, resplandeciente y hermosa.
y nos mantene¬
332
Un Dios que se parece a mí
Verla Las
es una
delicia. Su aparición es paz que alivia al mundo. seres invisibles se unen en una sola:
llegado. La Niña Divina está
¿Te liberarás de toda la carga de la mentira? Hay poder en la sangre, poder en la sangre. ¿Recibirás la profunda sanación interna? Hay un maravilloso poder en la sangre.
entre nosotros.
Atrévete. Inclínate y mírala. Tócala. Levántala en brazos con gran admiración.
Mírala más de
cerca.
Es
a
espléndida
Baila
Es inmaculada.
Hay poder, poder, hay un poder que hace maravillas en la sangre de la mujer. Hay poder, poder, hay un poder que hace maravillas en la preciosa sangre de la mujer.
la vista.
ella. Ahora
ella
lugar tranquilo. alegría. Abre los ojos y te mira intencionadamente. De repente, una gran luz sale de sus ojos, como un relámpago. La luz entra en ti, Ella entra en ti: Empiezas a vivir. ha nacido. ¡La Niña Divina está entre nosotros! con
Se está riendo
con
ve con
333
Todos:
de muchos
voces
Ella ha
La Anciana Sabia
a un
mucha
¿Serás sabia, mucho más sabia que hasta ahora? Hay poder en la sangre, poder en la sangre. Las manchas de la vergüenza se pierden en su flujo de vida. Hay un poder maravilloso en la sangreI}.
lectora 2: Afirmemos juntos, LECTORA 1:
Imagina que en los sermones y lecturas de las iglesias y sinagogas de tu infancia se hubieran incluido las historias de violencia contra las mujeres. Imagina que se invitase a Tamar y a La Que Fue Cortada en Pedazos a cada sermón. Imagina ri¬ tuales sanadores que reconocieran las heridas de la mujer y ofrecieran herramientas de esperanza y transformación.
TODOS:
Porque Madre Dios amó tanto el mundo que puso en su La Niña Divina. Quien crea en su bondad, escuche su sabiduría y celebre su poder despertará a sus abundantes do¬ nes internos. (Adaptación de Juan 3:16.) seno a
lectora 1:
Imagina
que
los
sacramentos y
rituales de
tu
infancia
hubieran conmemorado la sangre menstrual de la mujer, su
Baile
sagrada que contiene en sí tanto la vida como la muer¬ Imagínate entonando canciones y cánticos espirituales para celebrar la hermosa y poderosa sangre de la mujer. Imagina que tú, de niña, hubieras cantado esas palabras en la sinagoga, en la iglesia o en el hogar de tu infancia.
Oye una historia trágica: (El coro de voces lee la historia de La Que Fue Cortada en Pedazos, de Jueces 19. Mientras está siendo leída, las bailarinas esparcen doce pañuelos por el local donde tie¬ ne lugar la reunión.) La Que Fue Cortada en Pedazos te ofrece totalidad. Su cuer¬ po fue destrozado y su sangre fue derramada para que tú puedas sanar. Que así sea en tu vida y por tu bien. Reúne todos los frag¬
sangre te.
Coro
de voces:
Hay poder, poder, un poder que hace maravillas en la sangre de la mujer. Hay poder, poder, un poder que hace maravillas en la preciosa sangre de la mujer.
y coro de voces:
mentos
de
tu
cuerpo roto,
reclama las
partes
despreciadas,
recuer¬
da las partes cortadas. Reúnelas, trayéndolas desde los lejanos confines de tus años. (Las bailarinas se mueven por el espado y reú¬ nen
15
los pañuelos,
llevándolos al altar.)
Adaptado del Baptist Hymnal, «There's Power in the Blood,»
p.
193.
Un Dios que se parece a mi
334
Toma y come de tu cuerpo roto. Trágate las partes rotas. Toma bebe de tu sangre derramada. Sorbe el flujo de vida. (Las bailari¬ nas distribuyen el pan y la bebida.) Que tu cuerpo roto y tu sangre derramada sean para ti totali¬ dad corporal. Afirma en voz alta: «Estoy completa. Mi cuerpo es y
La Anciana Sabia
y
335
de la Hija Divina (tócate los pechos en honor del cuerpo en de¬
sarrollo de La Niña Divina), y
de La Anciana Sabia (tócate los ojos ofrece).
en
honor de la sabia vi¬
sión que
total.»
ofrece totalidad. Su cuer¬ po fue destrozado y su sangre derramada para que puedas sanar. Que ella sea para ti vida y salud. La
Que Fue Cortada
en
Pedazos
te
Como
brazos para
el
principio mismo, sea también ahora (abre los recibir Todo Lo Que Es).
era en
LECTORA 1: LECTORA 1:
Imagina que los rituales y sacramentos de las iglesias y sinagogas de nuestra infancia hubieran estado presididos por ancianas sabias postmentruales que, en la antigüedad, eran consideradas las más sabias de las sabias porque retenían per¬ manentemente dentro de sí su sangre de vida. Imagina que de niña hubieras escuchado estas sabias palabras en cada cere¬ monia semanal.
Un círculo
nuestros
guías:
años. La Anciana
nos llama a celebrar los años de nuestras vidas. Repasa los años de tu vida, desde que naciste, prestando espe¬ a
los años dolorosos. Bendice
tus
años difíciles. Invó¬
calos.
(Espera para que el grupo los invoque.) Vuelve a repasar los años de tu vida desde el nacimiento, pres¬ tando especial atención a los años que te deleitaron a su paso. Ce¬ lebra los años brillantes y cómodos. Invócalos. (Espera para que el grupo los invoque.) Reúne todos los años de tu vida en un paquete, los brillantes y los dolorosos. Lleva ese paquete de años a tu habitación. Invoca los años vividos, llena con ellos tu espacio sagrado. Llena los años de tu vida sin vergüenza. LECTORA 2: Recordemos
juntos,
TODOS: En el nombre de la Madre de Toda Vida (tócate el centro
del útero la vida),
en
historia
a
las suyas.
honor de
tu
Habríamos aprendido a potenciar nuestro atractivo por¬ gustábamos a nosotras mismas, no porque necesitára¬
pos.
Sabia, desde la Fuente
de Sabiduría, cial atención
a
SHARYN: Rodeadas por las imágenes de un Mujer Diosa fuerte se habrían validado las experiencias femeninas de nuestros cuer¬
de ancianas
Reunamos
¿Qué sería diferente en tu vida si hubieras sido intro¬ la Madre de Toda Vida, a La Niña Divina, a La Que Derramó Su Sangre, a Tamar, a La Que Fue Cortada en Peda¬ zos y a La Anciana Sabia en las iglesias, sinagogas y hogares de tu infancia? Únete a Sharyn, Erin, Hallie y Laura. Añade tu ducida
conexión íntima
con
los orígenes
de
que nos mos
gustar a otros.
ERIN: Mi vida hubiera sido muy
distinta si me hubieran mostrado mundo estaría en equilibrio habría más conciencia de la conexión que de la separa¬
todo el cuadro. Creo que nuestro y que
ción. Todas nos
desde
nos
sentiríamos fortalecidas para
nuestra
plenitud
en
vivir y
expresar¬
lugar de hacerlo desde
un agu¬
jero vacío. hallie:
Quizá si hubiera estado bien enraizada
en una espirituali¬ considerase sagrada la sangre de la mujer, si hubiera asistido a ceremonias religiosas en las que se celebrase a Adonai y Shekhina como las caras masculina y femenina de la divina presencia y si hubiera sido educada en una cultura que valora¬ se la totalidad de la experiencia femenina en idéntica medida que valora todos los aspectos lógicos, externos y atléticos de la experiencia masculina no habría rechazado la maternidad du¬
dad que
rante
toda mi vida.
Un Dios que se parece a mi
336
mujeres he comenzado a aceptar la llegada de una ancianidad compleja y rica. Esas imágenes deli¬ cadas como pétalos de las revistas de moda y de las películas me han empezado a parecer superficiales y estériles. Pienso en to¬ dos los años que mi madre estuvo tiñéndose el pelo con tintes baratos y al final, cerca ya de los ochenta años, se rindió al he¬ cho de que tenía el pelo blanco... tan frágil, amable y auténtico. Las ancianas me parecen inolvidables. A través de ellas comien¬ zo a integrar la vitalidad y la riqueza de la ancianidad. El cuerpo se va deteriorando y, sin embargo, ahora comprendo cómo la propia sensualidad puede adquirir la profundidad y la riqueza de una vida plena. La vergüenza se va disolviendo a medida que afirmamos nuestra amabilidad esencial de mujeres.
laura: En
Antes de
compañía de
otras
seguir adelante, quédate un poco más con la
ORACIÓN
Y
Sabiduría:
MEDITACIÓN: LA PRESENCIA PERMANENTE DE LA SABIDURÍA
Dedica tiempo
La Anciana Sabia
337
♦
Señala las frases de la declaración previa que tengan un significa¬ do especial para ti. Escribe una canción, dibuja una imagen o crea un baile en respuesta a ellas.
♦
Personaliza los
♦
«Porque en mí hay un espíritu, inteligente y sagrado; sutil y libre...» Integra estas afirmaciones personalizadas en tu día. Consulta con ellas. Decide qué cualidad se necesita en cualquier situación dada y después invoca a tu sabiduría interna para que te la pro¬ porcione. versos
Día 3. Una Presencia grácil
y fluida
«Porque la Sabiduría
se mueve más fácilmente que el movi¬ impregna todas las cosas. Como una nie¬ bla fina, se eleva desde el Poder impregnando todos los espíritus inteligentes, puros y delicados.» (Sabiduría 7:24-25, adaptado de The New English Bible.)
miento mismo; penetra e
♦
♦
cada día de esta semana a estar con La Mujer Sa¬ las siguientes experiencias a tu vida diaria:
Señala las frases que tengan un
significado especial para ti en este pasaje. En respuesta a ellas escribe una canción, dibuja una ima¬ gen o crea un baile. ¿Existen áreas en tu vida que te parezcan extrañas, atascadas o inamovibles? Reflexiona sobre de qué forma la graciosa y fluida presencia de la Sabiduría podría sustentarte el día de hoy.
bia dentro de ti. Incorpora
Día 4. Una Día 1. Una presencia permanente
es la brillantez que irradia de la luz eterna, el es¬ pejo inmaculado del Poder Activo y la imagen de la Bondad. La sabiduría es más brillante que el sol y sobrepasa todas las conste¬ laciones. Cuando se la compara con la luz del día se observa que la supera; porque el día da paso a la noche, pero ante ella no pre¬
la presencia de Sofía en tu infancia y adoles¬ cencia. ¿Quiénes fueron las ancianas sabias que te enseñaron la sabi¬ duría en el secreto de tu corazón: una tía cariñosa, una monja bonda¬ dosa, una abuela incondicionalmente amorosa, una vecina sabia? ¿Quiénes son las ancianas sabias presentes en tu vida actual? Vuelve
a
presencia brillante y radiante
«La sabiduría
pensar en
valece el mal. Abarca el mundo
poder de un extremo a ordena todas la cosas benignamente.» (Sabiduría 7:22-30, adaptado de The New English Bible.) con su
otro y
Día 2. Una presencia inteligente y sagrada en la sabiduría hay un espíritu, inteligente y sagrado; lúcido; inmaculado y claro; que no hace ningún daño y ama lo que es bueno; animoso y desinhibido; benéfico y bonda¬ doso; firme e inequívoco; todopoderoso y omnipresente.» (Sabi¬ duría 7:23-24, adaptado de The New English Bible.)
«Porque
sutil, libre
y
♦
Señala las frases que sean especialmente significativas para ti. Es¬ cribe una canción, dibuja una imagen o crea un baile en respues¬ ta a ellas.
♦
¿Hay áreas de tu vida
que
sientas sombrías, encubiertas,
que te-
Un Dios que se parece a m!
338
La Anciana Sabia
la luz? Reflexiona sobre la brillante y radiante presen¬ cia de la Sabiduría y cómo podría prestarte apoyo a lo largo del
Día 3.
día de
dad
mas sacar a
hoy. Sabiduría de estos días a mejorar tu conexión
Días 5, 6 y 7. Una conversación con la
Dedica tiempo cada uno con la Sabiduría.
En
339
María, La Madre Virgen su presencia hemos reclamado
nuestra autonomía y
sexuali¬
originales.
Día 4. La Niña Divina En
su
presencia hemos reclamado
nuestra sacralidad
original.
consciente
Día 5. La ♦
estás sentada en un claro del bosque de tu vida y es¬ la aparición de una imagen que represente tu sabiduría pro¬
Imagina peras
que
En
Que Derramó su Sangre presencia hemos reclamado nuestra conexión original cuerpos y con nuestras hermanas.
su
nuestros
con
funda. ♦
Cuando
o
♦
con ella a través de tus escritos o dibujos. situación confusa, de una relación problemática
llegue, habla
Háblale de
una
de los recuerdos que te inquietan;
de tu necesidad de recibir
La
Que Fue Cortada en Pedazos de Tamar hemos reclamado nuestra voz original. En presencia de La Que Fue Cortada en Pedazos hemos reclamado y
En presencia
guía, de tener perspectiva, claridad, coraje o serenidad. Si sabes lo que necesitas, pídeselo. Si no es así, confía en que ella te lo
nuestra
diga.
Día 7. La Anciana Sabia
Haz se
una
forma
escucha. Permite que sea ella la que te hable. Si imagen, dibújala. Si surge un mensaje desde lo pro¬
pausa y una
fundo de ti, anótalo.
REÚNE
LOS BENEFICIOS DE TU VIAJE revisar los escritos y
dibujos de cada capí¬ la verdad de la vida de la mujer, ¿qué dones o regalos has recibido de cada mujer que has conocido en este libro? Escribe tu respuesta en forma de plegaria o carta a cada una de ellas. ¿De qué modo se ha convertido cada una de ellas en el rostro feme¬ nino de Dios para ti? ¿Por medio de qué ejercicios, escritos, medita¬ ciones o experiencias ha tocado tu vida cada una de ellas? Dedica
tulo. En
tu
una semana a
recorrido por
Día 1. Eva, La Madre de Toda Vida En tra
Día 6. Tamar
su
presencia hemos reclamado nuestra Madre original y nues¬
bondad.
Día 2.
Lilit, La Primera Mujer Rebelde
presencia hemos recuperado nuestro poder, coraje e inde¬ pendencia originales. En
su
En
totalidad
su
ginales.
original.
presencia hemos reclamado nuestra belleza
y
sabiduría ori¬
L
el
ras
despertad
espiritual
y^biap+as a
conexiones
saludables CAPÍTULO incluye conversaciones con algunas de las mujeres cuyas historias has leído a lo largo del libro. Son mu¬ jeres que han explorado fielmente su pasado religioso, que han diseñado valientemente su propia espiritualidad y cuyas vidas han que¬ dado transformadas. En un principio estas mujeres se sentían reacias a entrar en nuestra profunda y minuciosa exploración. Temían que el nivel de conciencia y de ira que se activara en ellas les impediría volver a re¬ lacionarse con los hombres. Ahora, muchos meses y años después, reconocen con gratitud que el camino a casa, hasta sí mismas, no sólo ha mejorado su calidad de vida sino también la calidad de sus relaciones. Ellas aportan diariamente los dones de su despertar a sus relaciones con sus amigos, amantes y colegas masculinos. Cele¬ bra con nosotras los frutos de nuestra sanación y de nuestro duro STE
trabajo.
Un Dios que se parece a mí
344
Un
espacio intermedio: independencia compartida
El
amor
que
humano... consiste
dos soledades
se
en esto:
protejan,
se toquen y se
saluden
mutua¬
mente.
Rainer María Rilke,
Letters to
a
Young Poet
Inspiradas por Lilit, varias de las mujeres cuyas historias leerás a eligieron abstenerse de relaciones sexuales y románticas
continuación
durante
meses o
años. En dicha ausencia
de relaciones han ido
pro¬
alegría y satisfacción que les producen sus propias vidas han desarrollado un firme compromiso con su verdadero potencial. Seguras de que ya no volverán a abandonarse a sí mismas están vol¬ fundizado la y
viendo
a aventurarse a mantener
relaciones
con
hombres.
ahora, cuando buscan a sus compañeros potenciales, van despacio. La vieja ansiedad basada en el doloroso vacío que sentían se ha disuelto. Ya no están cegadas por su necesidad: mantienen los ojos abiertos y los sentidos a punto. Se sienten anima¬ Pero
mucho más
das
alegres de explorar nuevas relaciones con los hombres. Miran, determinan desde un lugar de plenitud si una relación dada funciona para ellas o no, y actualmente sus elecciones son más certe¬ ras porque confían en lo que ven y en lo que sienten, han aprendido a confiar en su propia sabiduría profunda. Por otra parte, se sienten atraídas hacia hombres muy diferentes a los de antes, hombres que asumen la responsabilidad de sus propias necesidades prácticas, emo¬ cionales y espirituales; hombres que tienen un amplio círculo de apo¬ yo y lo mantienen. En estas nuevas relaciones las mujeres están descu¬ briendo que es posible atender adecuadamente sus propias vidas y al mismo tiempo estar significativamente implicadas con un hombre. Las que mantienen relaciones a largo plazo eligen estar solas en momentos concretos que pueden ser un hora al día, una semana al mes o toda una temporada de sus vidas. Se toman tiempo para nutrir y colmar sus espíritus. En soledad recuerdan sus objetivos y sueños personales y cuando vuelven a la relación, después de una hora, un día o un mes, vuelven a estar firmemente enraizadas en su compromi¬ so primario consigo mismas. Ya no están dispuestas a dar a los hom¬ bres toda su atención porque están descubriendo un espacio interme¬ y
sienten y
Abiertas
dio
a conexiones saludables
345
el que
al mismo tiempo que son capaces de hacer honor a sus propias necesidades, sueños, intereses y proyectos permanecen signi¬ ficativamente implicadas con sus compañeros. Animo a las parejas a elegir la vía de la independencia comparti¬ da, a verse como dos individuos, separados y únicos en sus sentimien¬ tos, pensamientos y experiencias, que aportan sus ricas y coloridas so¬ ledades a la relación. Al elegir la independencia compartida, cada uno de ellos se convierte en el protector, en el guardián de la soledad del otro. Nuestra capacidad de proteger la soledad de nuestro amante in'dica que somos capaces de aceptar la soledad. La soledad del amor es mucho más valiosa que la compañía de la dominación y la conformi¬ dad. En la boda de Wendy pronuncié las siguientes palabras: en
Wendy y Richard, animaos mutuamente a pasar tiempo solos alimentar vuestra soledad. «Dos soledades se protegen mu¬
para
tuamente.»
Los momentos de soledad son esenciales para la salud de una relación. Instituir momentos de retiro personal desde el principio de la relación para no engañaros pensando que no podéis sobrevi¬ vir sin el
ni
siquiera un fin de semana. No dejéis que vuestro aprisione. Mantened vuestra soledad. Mantened la distancia entre vosotros. Negaos a permitir que vuestro amante se deslice en vuestra sombra. Richard, apóyala amorosamente para que se mantenga conectada con la especifici¬ dad de quien ella es. Wendy, recuérdale la belleza de su soledad. A veces la distancia entre vosotros puede pareceres insalvable. En esos momentos también debéis mantenerla; de hecho, debéis de¬ jarla estar. Cuando llegue el momento haréis el camino de vuelta el uno hacia el otro y encontraréis el lugar de encuentro, os volveréis a tocar. La distancia nacida del amor guarda en sí unos dones ex¬ quisitos para vuestra relación. Mantened la diferencia entre vosotros. Amar es permitir que lo diferente exista y sea. Amar es aceptar la diferencia del amado. Amar es negarse a violar el misterio del amado. Deleitaros en vuestra mutua individualidad, en la forma particular de vuestros pensamientos, de vuestros sentimientos, de vuestra experiencia personal de vida. Honrad los límites que definen vuestra indivi¬ dualidad única. Decios síes y noes claros. Sí, es cierto que chocaafecto
os
otro
346
Un Dios que se parece a m!
réis
con
las fronteras del
Aprended
a
decir: «¡ay!»
«Dos soledades
otro.
y
Sí,
es
aprended
a
cierto que os haréis
daño. enmendar la invasión.
se tocan.»
Os encontrasteis porque vuestras soledades se tocan. Habéis compartido intereses y convicciones. Los caminos de sanación por los que habéis elegido caminar corren paralelos. A lo largo de las fértiles fronteras de vuestra soledad, allí donde vuestras vidas se encuentran, plantad juntos un jardín, un jardín sagrado. Sembrad en él las semillas de la bondad, de la ternura y de la verdad. Culti¬ vad el jardín de los intereses y preocupaciones compartidos, de los desafíos comunes y de los amigos atesorados. Wendy y Richard, el amor humano consiste en esto: que dos soledades se protejan y se toquen mutuamente.
Sentadas
en
círculo, las mujeres comparten los dones de
su
des¬
pertar: Durante mucho tiempo no me sentía
bien
los
matri¬ idea¬ listas no me encajaban, y entonces quedó claro que mi compromi¬ so con Richard tenía que ir precedido por un fuerte compromiso conmigo misma. Puse por escrito un voto conmigo misma, aunque no estaba dicho ni escrito con las palabras de los votos ordinarios. Lo que acabó ocurriendo es que mis votos estuvieron en sincronicidad absoluta con el flujo de la ceremonia. Mi boda no sólo fue un acontecimiento en el que me casé con un hombre, sino que estaba dando el siguiente paso de mi vida de manera correcta. Por eso, el hecho de aportar el compromiso conmigo misma a la cere¬ monia redondeó la experiencia. La boda se convirtió en parte del círculo de mi vida en lugar de ser un compromiso aislado con un hombre. Me sentí completa. moniales. Estaba
en
con
votos
conflicto porque los votos románticos
e
Wendy
Abiertas
a conexiones saludables
sino
pequeña parte de la totalidad de mí. Ahora elijo cómo quiero que los hombres encajen en mi programa de vida, que ya no gira a su alrededor. Oriento toda mi energía hacia mí misma: mi espiritualidad, mis amigas, mi trabajo y mis hijos. Soy el centro de mi universo, del que fluye todo lo demás. Ya no estoy al servi¬ cio de los hombres con mi vida y mi energía. una
Erin En el
mundo
pasado creía
cómoda, le doy la bienvenida. Conservaré intac¬ ta la vida que tengo ahora sin importar qué hombre u hombres en¬ tren en ella en un momento dado. Siempre mantendré espacios abiertos para mí misma. Una relación, o muchas relaciones, no son es
que
mi única función importante
en
el
relación con un hombre. Esperaba recibir toda mi identidad de él. Esperaba que cuidara de mí y me hiciera era
estar en
persona notable. Simplemente no existía sin un hombre, pun¬ Después, cuando empecé a buscarme a mí misma, me abstuve de relaciones durante seis años. Durante ese tiempo encontré mi identidad. Y aquí estoy, a los cuarenta y ocho años sé quien soy. Tengo una vida rica y plena. De repente se ha presentado un tipo muy agradable, pero no sé qué hacer con él. Estoy dando vueltas a dónde y cómo encajarlo en mi vida. una
to.
Antes conocía
a un hombre y en treinta segundos ya tenía una plenamente establecida. Pero en mi relación actual per¬ manezco despierta. Puedo sentir mi propio miedo, ansiedad y pre¬ ocupaciones. Tengo necesidades y deseos propios, ya no soy un espacio en blanco que el hombre debe rellenar: he rellenado los contornos de mi propia vida. Algunas de nuestras interacciones salen bien y otras no, pero yo estoy diciendo la verdad en todo momento. Esta relación no está ocurriendo en un instante. Estoy mostrándome como soy, lo que es una muy buena noticia, y al mis¬ mo tiempo me siento extrañísima.
relación
Ferrel En el grupo
nal y
de mujeres me animaron a crear una vida perso¬ original, que funcionase para mí misma sin tener que incluir
forzosamente Mi soledad
347
a un
hombre
en
ella. Fui
a
casa, me
metí en la bañe¬
largo tiempo y con intensidad sobre ese con¬ cepto. He tardado mucho tiempo en imaginar cómo ponerlo en práctica. Era una idea muy nueva para mí, pero lo voy haciendo poco a poco. Me estoy creando una vida original: he cambiado de ra
y me puse a pensar
Un Dios que se parece a mí
348
he comprado un perro y he desarrollado una espiri¬ satisface. Tengo muchos amigos con los que com¬ parto momentos íntimos y tengo proyectos personales a los que dedico tiempo cada día. Parece que la vieja añoranza neurótica de tener un amante ha desaparecido. La semana pasada una amiga vino a verme des¬ pués de un periodo de distanciamiento en nuestra amistad. Ha¬ blamos de lo que había ocurrido entre nosotras. Nuestra honesti¬ dad nos permitió compartir una intimidad maravillosa. Mientras estaba con ella me di cuenta de que lo que en realidad deseo es in¬ timidad emocional y cercanía, y que ya no busco solamente satisfa¬ profesión,
me
tualidad que me
cer
estas
necesidades
Sigo publicando interesante salir
con
con
un
los hombres.
anuncio personal en el periódico. Es muy
hombres diferentes. Hace poco
salí
con un
mos como
nacimiento de la ternura: madre ama a sus
hijos
La Madre de Toda Vida vio lo que
había dado
a
luz
y era muy
bueno. «Un Encuentro
El fruto más
con
Eva»
que ha dado nuestra sanación ha sido hacia los hombres. Tras integrar nuestra
sorprendente
el nacimiento de la
ternura
caballero de resplandeciente armadura todopoderoso. Podemos permitir a los hombres que sean se¬ res humanos. Pueden ser vulnerables y estar necesitados. A medida que nos sentimos más tiernas con nuestras propias heridas y más conscientes de nuestros comportamientos ineficaces, nuestros com¬ pañeros se sienten más libres de exponer sus heridas en la relación. fuerza,
ya no
que sea
necesitamos
a un
algo personal.
propias vidas podemos ofrecer nuestra compasión a los hombres. Ya no somos enemigos que utilizamos como arma las vulne¬ rabilidades mutuas. Nos convertimos en aliados y compañeros en nuestro proceso de sanación mutua. Las mujeres están entrando en relaciones con más compasión y menos ira. Parejas atrapadas en la histórica «batalla de los sexos» em¬ prenden nuevas formas de relacionarse como compañeros, no como enemigos. Hoy en día, cuando una pareja toma conciencia de sus pro¬ blemas de relación, lo consideran como una dificultad a trabajar en lugar de una excusa para culpar, avergonzar, aporrear emocionalmencon
mucha compasión
abandonar al
comprender que no se sentía atraído por mí. Le dije seguiríamos viéndonos. No me interesa pasar tiempo con alguien sólo porque sea un hombre. Tengo una vida por vivir. JEAN
349
De la misma forma que empezamos a ver nuestras
tenemos
para
conexiones saludables
lucha, sus dudas y sus hagamos pedazos o nos lo tome¬
te o
que no
a
Pueden mostrarse vulnerables, compartir sus miedos sin preocuparse de que nos
médico que tenía unas cualidades muy agradables. Pero en nues¬ tra última cita hablamos con la suficiente profundidad y cercanía como
El La
Abiertas
que
otro.
dice: «Este desafío
Existe
nos
dentro de la relación fruto si lo enfrentamos. Juntos
una nueva voz
ofrecerá
su
todo lo que necesitamos.»
Por supuesto que
los desafíos que enfrentamos en la actualidad diferente a los que vivíamos cuando comen¬ zamos el trabajo juntas. Las mujeres de los círculos a los que te has unido ya no están disponibles para las relaciones abusivas, en las que la norma eran las crisis que llegaban a amenazar su propia vida. Ya no están dispuestas a emplear su preciosa energía de vida en gestionar problemas y conflictos, y en lugar de ello eligen relaciones gráciles que profundicen su satisfacción y alegría. Eligen hombres dispuestos a desarrollar las capacidades de relación necesarias para poder danzar grácilmente en los momentos más comprometidos. Las mujeres cuyas historias habéis leído han experimentado una tremenda sanación al despertar a la verdad de sí mismas. Sin embar¬ go, su curación personal sólo es el principio del viaje. La salvación úl¬ tima del mundo depende del encuentro entre lo masculino y lo femeni¬ no, de un nuevo equilibrio en el que hombres y mujeres sean capaces de ofrecer su fuerza, sabiduría y compasión combinadas al servicio de son
de
una
cualidad
la humanidad. En la medida
muy
que cada pareja va encontrando su camino hacia lugar de encuentro sagrado, más allá de lo correcto y de lo equivo¬ cado, más allá de las culpas y de la vergüenza, más allá de quién gana o pierde, el mundo se convierte en un lugar más seguro y más sano su
en
Un Dios que se parece a mI
350
para
todos
nosotros.
Invito
a
las parejas
a
personalizar la siguiente apropiada y a incluirla
oración-afirmación de la forma que les resulte en sus discusiones y meditaciones familiares.
Abiertas
a conexiones saludables
movimiento de
eres una
que
hay entre nosotros.
realidad única,
no te
reduciré
a
mis fórmulas
y
defini¬
ciones. un
misterio
de las fértiles fronteras de Una
afirmación de
nuestra
nuestra
a
cada
pro¬
frustración, ayude a encontrar el espacio intermedio
que nos causa
inevitables diferencias,
el sagrado lugar de encuentro de lo equivocado. Juntos confiamos en que la Sabiduría profunda nos muestre un camino en el que ambos ganemos, un camino cómodo para los dos, un camino que nos aporte mayor sanación y alegría. para que nos
ayude
a encontrar
está más allá de lo
nuestra
Sentadas
aportado
ido
su
en
que
correcto y
vinculación florezca, día
a
a un com¬
día.
círculo, las mujeres comparten los dones
que
les ha
despertar:
Según he ido profundizando en mi propia espiritualidad he aceptando quien soy cada vez más. He trabado amistad con el
su
vida encaje
afirmación al menos una vez por semana: «Mi compañero tiene el derecho de vivir su vida y hacer su camino. Tiene derecho a cometer sus propios errores. Sus elecciones son tan buenas como las mías.» No quiero que él interfiera en los sos
que
esta
doy y no
pa¬
tengo
derecho a minar los
Este cambio de actitud ha sido
relación. Ha cambiado
su
un
pasos que
tremendo
base misma de
regalo
manera
él desee dar. para nuestra
fundamental. colleen
encontrarme con
blema
Que
duría profunda. No puedo hacer que el guión de como yo deseo. Ya no me ocupo de su vida.
He encontrado
vinculación
Juntos invocamos la Sabiduría profunda, para que nos ayude a encontrar una vía de solución
entre nuestras
sigue mi receptividad
soledad.
Somos compañeros.
para que nos
que
a
Recito
incomprensible, no trataré de descifrarte. Eres una persona libre, no trataré de poseerte. Tu camino es sagrado. No lo juzgaré ni lo manipularé. Guardaré y protegeré tu soledad. Honraré y respetaré tus fronteras. Te saludaré con frecuencia en el jardín sagrado que plantamos juntos a lo largo Eres
reflujo
mi compañero, su flujo y reflujo y sus comportamientos in¬ eficaces. Ahora sé que en su vida, como en la mía, actúa una Sabi¬
Nuestro compromiso mutuo Tú
y
pañero. He reconocido mis puntos flacos y comportamientos in¬ eficaces en las relaciones y, como consecuencia, también acepto más
Respeto la distancia
flujo
351
un
lugar sagrado y de
los hombres:
mos, nos
respiramos
nosotras,
también tienen
en
él
nos
mutuo respeto en notamos,
el que
comparti¬ Ellos, como
nos
abrazamos mutuamente. heridas y están en su camino de sana¬ ción. Ya no me siento obligada a ser su curandera. Puedo apoyar¬ les para que se curen a sí mismos en compañía de otros hombres. También quiero poder mirar con compasión a los hombres que es¬ tán seriamente heridos y que se comportan abusivamente. Ya no los elegiré como amantes, pero quiero incluirlos en mis oraciones y nos
sus
y esperanzas.
Los hombres que se están
presentando en mi vida reflejan una profundización de mi autoconciencia y de mi autoestima. A medi¬ da que me voy asentando más en mi propia vida me siento más có¬ moda con los hombres. Quiero estar con ellos, quiero sentirme desafiada en las interacciones con ellos. Quiero sanarme con nues¬ tros intercambios saludables. Descubro que los hombres son muy sabios. Solía pensar que las mujeres éramos las únicas portadoras de sabiduría, pero estoy descubriendo la sabiduría y la sanación únicas que los hombres me ofrecen y ofrecen al mundo en general. Erin
Un Dios que se parece a mí
352
cada uno de mis amantes lo fuera todo para mí. Si nos sentíamos muy cerca, entonces la cosa iba bien. El debía ser la persona competente que supliera mi incompetencia. Jugué esta dinámica con un hombre con el que casi me casé. Era un caballero de reluciente armadura, un líder carismático, todo lo que pensaba que un hombre debía ser. Me aferré a él porque era la respuesta para mí, pero, cuando la armadura se agrietó, dejé de amarlo porque ya no encajaba en mi imagen de la perfección. El fin de esa relación fue lo mejor que me ha pasado en mi vida. Me obligó a reconocer por fin que todo lo que anhelaba y admiraba en ese hombre estaba presente en mí. El hombre con el que acabé casándome no encaja en mi ideal para nada. Se cae a pedazos regularmente, es humano y vulnera¬ ble. Actualmente está lidiando con algunos asuntos muy difíciles de su familia de origen. Todas sus antiguas formas de ser que ha¬ bía mantenido intactas durante cuarenta y cinco años se están desintegrando y ahora se siente libre de mostrarse vulnerable Solía necesitar que
ante
mí.
preocupa que mi vida se pueda caer a pedazos por¬ la suya esté cambiando. Aunque pase por una crisis absoluta yo le sigo apoyando. Para él ha sido muy curativo estar con una mujer que le permite mostrarse totalmente vulnerable y descom¬ puesto, una mujer que sigue afirmando su valía y su belleza. Vemos nuestra relación como un recipiente que puede conte¬ ner nuestro cambio y crecimiento. Por eso todo lo que ocurra den¬ tro del recipiente está bien; el recipiente se mantiene intacto porque cada uno somos autor de nuestra propia vida. Mi vida no depende de lo que mi compañero decida hacer. Estoy comprometida con mi propia vida y con nuestra vinculación. Ya no siento que sean sus deseos y necesidades los que conforman la relación, que sus decisiones sean las mías ni que sus traslados profesionales deter¬
Ya
no me
que
minen los míos.
rebekah
Abiertas
a conexiones saludables
Relaciones
353
de igualdad: esperamos
la reciprocidad
Una mujer que se hace eco de la dramática afirmación de Ntozake Shange «encontré a Dios en mí y la amé fogosamente» está diciendo que «el poder femenino es fuerte y creativo». Está di¬
ciendo que en
ella,
el principio divino, el poder de salvar buscará salvadores masculinos.
y sustentar,
está
que ya no
carol christ,
Womanspirit Rising
La dinámica de
poder cambia en una relación cuando la mujer justo lugar al lado del hombre, cuando ya no está disponible para relaciones basadas en el dominio o en las que los intereses del hombre sean prioritarios. La mujer asume la reciprocidad, dice lo que piensa y espera que su compañero escuche y valore sus pensamientos, ideas y preocupaciones; expresa sus sentimientos esperando que él sea su testigo sin invalidarlos. Ella aporta la plenitud de sus años, su experiencia, su poder y su sabiduría a la relación y espera que su com¬ pañero permita que su vida se vea afectada, tocada y cambiada por quien ella es. En el gran mundo de amigos y colegas masculinos está ocurrien¬ do una metamorfosis similar. Las mujeres se sienten iguales a los hombres sin tener que pensar en ello y son conscientes de las ventajas de ser mujer. Se dan cuenta de que pueden integrar pensamientos y sentimientos de una forma que a los hombres les resulta imposible. Valoran y celebran el hecho de que la forma de pensar y de hablar de los problemas que tienen las mujeres sea diferente a la de los hom¬ bres. Ya no se denigran a sí mismas. Están contentas de ser mujeres y aportan sin vergüenza alguna la plenitud de sí mismas a sus interac¬ ciones con amigos, amantes y colegas. El viejo método de que «al¬ guien esté abajo para que alguien esté arriba» está desapareciendo y las mujeres pueden deleitarse en lo masculino porque han empezado toma su
a
deleitarse En el
en
sí mismas.
capítulo 4 exploramos la conexión entre nuestras heridas religiosas y los comportamientos ineficaces que arrastramos hasta nuestra vida adulta. Ahora te invitamos a hacer tu inventario personal sobre el tema: «Si Dios es hombre, entonces los hombres son dioses.»
354
Un Dios que se parece a mí
En
este
día
ese
punto de nuestro trabajo compartido te invitamos a poner al inventario para que pueda reflejar la transformación que has
experimentado. Añade tus propias reflexiones a las siguientes: «Si Dios es hombre, entonces los hombres son dioses.»
Abiertas
a conexiones saludables
«Limito mi vida y ros, amantes e
♦
silencio mi inteligencia para que mis compañe¬ incluso profesores no se sientan amenazados por mí.»
Actualmente
niego a limitar mi vida para que otros se sientan relación igualitaria en la que cada uno aporte al intercambio el 100 por 100 de su persona. Permitimos que la vida de cada uno de nosotros se amplíe con los dones de los demás. me
mejor. Espero ♦
355
El Dios de mi comprensión es una mujer que no tiene vergüenza y está llena de sí misma, un mujer valiente que ha asumido su justo
lugar al lado del hombre, y una mujer inteligente que valora su pro¬ pia forma de pensar y de ser en el mundo.
«La relación
una
con un
hombre
es
algo
«Delego ♦
en
los hombres
en
situaciones laborales.»
las situaciones laborales. Valoro los capacidades que aporto en mi puesto de trabajo. Trabajo con los hombres como compañeros. Ya no me siento intimi¬ dada por su presencia e inteligencia.
Soy
una
participante activa
en
♦
talentos y ♦
«Me retiro ♦
Ya
no
en
las discusiones
suelo discutir,
no es
con
los hombres.»
mi estilo de comunicación. Las discusio¬
conllevan que alguien gana y
alguien pierde. Actualmente parti¬ cipo en interacciones saludables. Cada uno expresamos nuestras preocupaciones o problemas y después el desafío consiste en descu¬ brir de qué forma ambos podamos salir ganando por el bien de la re¬ nes
quedo callada
en
los
grupos
mixtos, permitiendo
que
los
♦
Disfruto de mi calidad de vida, de mis pensamientos e intereses, y aporto este disfrute de mí misma a los grupos mixtos. Espero que se me escuche con respeto y que los demás puedan ampliar su horizon¬ te gracias a su encuentro conmigo. En los grupos mixtos miro a los ojos de las mujeres para recono¬ cer su presencia; escucho sus historias y preocupaciones; planteo preguntas a las mujeres en lugar de delegar en los hombres del grupo.
Actualmente tengo una vida plena que incluye amigos especiales, proyectos personales e intereses prioritarios. No tengo tiempo de elevar a ningún hombre a la categoría de un dios.
de la familia.» ♦
Lo más
la actualidad es mi propia vida. Espero que encarguen de sus propias necesidades emocionales y espirituales en compañía de otros hombres. Ya no estoy a su servicio y espero que aporten a la relación plenitud en lugar de vaciedad. Me siento atraída por hombres que han aprendido a hacerse cargo de sus necesidades prácticas y no buscan una madre. Y no espero que el hombre se haga cargo de mis necesidades, tomo la responsa¬ bilidad de mi propia vida. Soy la principal cuidadora de mí misma. importante
los hombres
♦
hombres dominen la discusión.» ♦
deseado. Él se convierte que las de mis hijos,
«Dejo de lado mi propia vida para correr detrás de los hombres y después considero una obligación satisfacer todas sus necesidades —sexuales, emocionales y físicas— de la misma forma que mi madre dedicó su vida a satisfacer las necesidades de mi padre. Él era el dios
lación. «Me
muy
Dios; sus necesidades son más importantes las de mis amigas o las mías.» en un
en
se
«Los intereses de los hombres son mucho más importantes que los míos y sus conversaciones, profesiones y decisiones tienen más peso que
de
sus
un
para
aprender y crecer a remolque han mostrado interés
idea, proyecto o curiosidad míos. Ellos son superiores y yo inferior. Nunca he tenido una relación saludable e igualitaria con hombre, y pienso que eso es algo imposible.»
por una
soy
las mías. Amplío mi vida
intereses. Los dioses masculinos apenas
356
♦
Un Dios que se parece a mi
Ahora sé que
a conexiones saludables
relaciones igualitarias y saludables los hombres hayan cam¬ biando; lo que ha cambiado es mi visión de las posibilidades desde que he entrado en una relación amorosa y respetuosa conmigo mis¬ ma. Ya no me detesto a mí misma, ya no creo que soy inferior. Entro en relación con los hombres como una persona completa y espero
lación.
respeto y compromiso ?nutuo.
compañero
con
es
posible
Abiertas
los hombres. Y
tener
esto no es
así porque
Espero
Sentadas
en
círculo, las mujeres comparten los dones de
des¬
su
valorada
y
respetada
por
soy y por
lo
Ferrel Entré
en
el matrimonio sintiendo que no era tan
y que
no
demostraba
sufrir
una
gran
mi formación
debajo
no era tan
constantemente.
amplia
lista
mi
como
como
la
Era horrible sentir
suya.
que
si
inteligente en una conversación dada iba a derrota y acabaría sintiéndome avergonzada y es¬
ser
muy
túpida. La única
factoria
manera
de
entrar en una
relación
mutuamente
satis¬
los hombres es desarrollar una relación conmigo misma. He vuelto a casa, a mí misma, a mi cuerpo, a la validez de mi experiencia, fuerza y espe¬ ranza de mujer. La consecuencia es que ya no espero que los hombres me den una identidad o una vida. Estoy al mismo nivel que ellos en todos los terrenos. Ya no estoy apegada a ellos ni me opongo a ellos, lo cual he necesitado hacer durante algún tiempo. Ahora puedo ser su amiga y aliada, y puedo permitir que ellos y respetuosa con
satisfactoria y respetuosa
sean
los míos. Rebekah
A medida que iba progresando mi sanación y que la inteligencia de las mujeres reclamé la
reconocer
lectual
en
la
de sentirme
empezaba a igualdad inte¬ relación. Ya no constriño mi inteligencia por el hecho inferior y tengo más acceso a ella. Comparto mi sabi¬
duría femenina y mi intuición con mi compañero. Este cambio
profunda reciprocidad que tanto valoro en mis relaciones ha convertido en la medida de la profundidad busco en relación con un hombre. Ya no establezco relacio¬ que la nes que no sean vitales y positivas para ambos. ¿Por qué otras ra¬ zones podría desear estar en relación que no fueran la expansión de mi conciencia, la ampliación de mis límites y la valoración de
me
ha
proporcionado un gran alivio y una gran comodidad. Ahora, cuando no sé algo o no he leído el libro que se está co¬ mentando, acepto que no tengo que saberlo todo. Y dicha admi¬ sión es un reconocimiento de mis límites, no de mi inferioridad. No pienso ni por un minuto que no soy tan brillante como mi compañero o que él está más leído que yo. Y a un nivel más pro¬ fundo estas medidas y comparaciones ya no me importan porque he recuperado lo que es verdaderamente importante para mí.
La
con
quien
que aporto.
Me sentía por
pertar:
ser
357
colleen
las mujeres se
Amar
nuestros cuerpos: en presencia
de los hombres
mis intereses?
Quiero estar con alguien que esté dispuesto a crecer y a ex¬ pandirse junto a mí, alguien que esté dispuesto a entrar en una relación entre iguales y a reconocer cómo le afecto. En el pasado hubiera considerado que este deseo era ridículo. El hombre era el profesor e inspirador, mi única aportación era la de ser un ob¬ jeto sexual. Ahora me he asumido a mí misma, mi inteligencia, sabiduría y claridad femeninas, y aporto esta plenitud a cada re-
Los elementos masculino y
femenino, exactamente iguales y esenciales para mantener el equili¬ brio del universo como la electricidad positiva y negativa, como las fuerzas centrífugas y centrípetas, y las leyes de atracción que unen todo lo que conocemos en este planeta que habitamos y en el sistema alrededor del cual giramos. mutuamente
compensados,
elizabeth cady
son
stanton, La Biblia de las mujeres
358
Un Dios que se parece a mí
En los círculos de
mujeres nos hemos sanado de la vergüenza que acompañaba a nuestros cuerpos, nuestros procesos naturales y nues¬ tro envejecimiento. Actualmente nos negamos a malgastar nuestra preciosa energía de vida en ocultar nuestros cuerpos, disfrazar las se¬ ñales de nuestro envejecimiento y mantener en secreto las actividades de nuestra vida. Por el contrario, lo que hacemos es celebrar los años y la sabiduría que acumulamos y los cambios acaecidos en nuestros cuerpos y en nuestras vidas. Elegimos relaciones con mujeres y hom¬ bres que tengan el coraje de integrar la persona que somos actual¬ mente y la persona en la que nos convertiremos en las próximas déca¬ das de nuestras vidas. Elegimos como compañeros a hombres que han reconocido sus propias trabas con los cuerpos femeninos, sus procesos naturales y el envejecimiento. Hombres que no están intere¬ sados en las mujeres como ornamentos y que atraen como compañe¬ ras a mujeres poderosas. En los círculos de mujeres hemos vuelto al hogar de nuestra pro¬ pia sexualidad. Inspiradas por María, hemos vuelto a descubrir las maravillas de nuestro cuerpo, su enorme potencial erótico y su capa¬ cidad de deleite sensual. Nos hemos responsabilizado de nuestro pro¬ pio placer y satisfacción, practicando rituales de autoplacer que no abandonamos aunque estemos en una relación sexual. Gracias a di¬ chos rituales aumenta nuestro amor por nuestro propio cuerpo, des¬ cubrimos lo que nos excita, entendemos nuestras heridas y nuestra ar¬ madura sexual y profundizamos en la satisfacción y alegría que nos producimos. Hemos llegado a creer que una vida sexual personal es el prerrequisito esencial para compartir una intimidad sexual sana con un
compañero.
Como consecuencia de ciones sexuales igualitarias.
sanación sexual esperamos
rela¬ Ya no definimos la sexualidad según las necesidades y deseos de los hombres, estamos en contacto con nues¬ tras propias necesidades y deseos, y los llevamos a la cama para com¬ partirlos y expresarlos. El placer del hombre ya no es prioritario, es¬ peramos derivar placer y satisfacción de nuestras relaciones sexuales íntimas. Ya no somos espectadoras que esperan que el hombre tome la iniciativa, somos participantes activas en cada encuentro sexual. Aportamos sin vergüenza nuestra comprensión de mujeres a las relaciones sexuales. Dicha comprensión nos lleva más allá de la orien¬ tación sexual de la cultura, que sólo piensa en resultados, e incluye la nuestra
Abiertas
359
a conexiones saludables
expresión de la amplia serie de sentimientos que acompañan a cada relación íntima, sentimientos de calidez y cuidado, de enfado y pa¬ sión, de ternura y apoyo. Hemos llegado a creer que la sexualidad ali¬ menta el compromiso emocional entre compañeros y que debe desarrollarse armoniosamente
en un
entorno
emocional
en
el que
los
estén
juntos porque disfrutan de su mutua compañía. Animo a las parejas a que la comprensión sexual de la mujer —com¬ prensión orientada al proceso— desinfle la presión por conseguir re¬ sultados que invade la mayoría de las relaciones. Cuando el orgasmo y la eyaculación dejan de ser el objetivo principal de la interacción se¬ xual, las parejas son libres de encontrarse y darse placer sin tener que seguir un guión preestablecido. No hay objetivo que conseguir, no hay una forma correcta de hacerlo. El encuentro se centra en las sen¬ saciones de placer sin tener un fin en mente y así los amantes son li¬ bres de disfrutar de sus toques mutuos, con lo que el toque se con¬ vierte en un objetivo en sí mismo y no en un medio para otra cosa. Así, la pareja disfruta de la calidez y de la cercanía de su conexión que se desarrolla espontáneamente. Wendy y Richard imaginan su cama como un terreno de juego sa¬ grado que puede dar cabida a cualquier cosa: sus heridas, sus intentos y pruebas de mantener otro tipo de sexualidad, y el rico potencial de su sanación. En él se puede expresar cada sentimiento, sensación, re¬ cuerdo, miedo e inseguridad. Su cama se ha convertido en un lugar sagrado donde se reúnen para sanar las heridas que llevan consigo a la relación sexual y para profundizar en su intimidad de pareja. En la boda de Wendy y Richard concluí mis reflexiones con las palabras que siguen. Me fueron inspiradas por las mujeres de nues¬ tros círculos que han cuestionado la sexualidad de su compañeros, orientada a conseguir objetivos, y están aportando una nueva visión amantes
de la sexualidad
a sus
relaciones.
«Dos soledades
Saludarse
es
se
saludan
mutuamente.»
descubrir la maravilla de los
contactos
simples.
Richard mientras prepara la cena. Mirar a Wendy a los ojos mientras habla de su día. Saludarnos mutuamente con los ojos y Tocar
con
a
los cuerpos. Saludarnos mutuamente
Saludarnos
mutuamente con
Establece
ternura,
cuanto antes un
con
pasión
y
palabras calidez.
ritual de saludo
en
tu
y
sin ellas.
relación para
360
Un Dios que se parece a mí
las presiones del mundo no invadan la delicia pura de tu amor. la mañana antes de levantaros. Saludaos al mediodía para ofreceros apoyo. Saludaos cuando os acostéis por la noche para compartir mutuamente los problemas y la belleza que trae cada día. Cread un tiempo sagrado que puede ser una hora al día, un fin de semana al mes o una semana al año para estar juntos y solos, para responderos mutuamente de manera natural, sin presiones y ni horarios. Encontraros en el jardín, en el borde fértil de vuestras soledades. Venid sin expectativas, no tiene que pasar nada espe¬ cial; venid sin otro programa que el de estar en vuestra mutua compañía. Venid a mirar y a escuchar, abiertos a vivir lo que surja, venid a compartir las riquezas de vuestra soledad. Wendy y Richard, «el amor humano consiste en esto: que dos soledades se protejan y se toquen y se saluden mutuamente». que
Saludaos por
Sentadas
en
círculo, las mujeres comparten los dones de
su
des¬
pertar: Mi marido
todo lo que soy, incluyendo mi cuerpo. Pone de mi cuerpo que a mí me cuesta valorar —co¬ mo el estómago cuando se me hincha mucho con el periodo— y me dice: «Me encanta esta parte de ti.» El me anima a amar las partes de mí misma que he considerado inaceptables. Resulta muy sanador oír unas afirmaciones tan amorosas vi¬ niendo del hombre de mi vida. Siempre había asumido que un hombre no podría amarme cuando me hiciera mayor. Ahora sé que no me quería a mí misma. Con el apoyo de otras mujeres he empezando a honrar quien soy y a valorarme. Y el resultado es que he sido capaz de atraer a mi vida a un hombre cuya riqueza y profundidad le permite amar mi cuerpo sin esfuerzo. las
manos en
ama
partes
Rebekah
Anteriormente
tenía la sensación de que
el acto sexual fue¬ compulsión enraizada en el incesto de mi infancia. Estaba fuera de mi cuerpo. No estaba disponible para la intimidad sexual. Hay un tipo de intimidad sexual sana que es¬ ra
sagrado. El
no
sexo era una
pero encontrar en
mi
nueva
relación.
Abiertas
a conexiones saludables
Soy
361
los intercambios sexuales. Me hacen sentirnos bien y nos resultan placenteras. Observo este cambio de comportamiento y me quedo anonadada porque en la relación incestuosa con mi pa¬ dre era absolutamente fundamental que yo permaneciera total¬ mente pasiva. Esta pasividad se había transmitido a todas las rela¬ ciones íntimas con los hombres, siempre seguía su iniciativa. ¿De dónde ha surgido esta asertividad? Surge desde dentro de mí. Mi vida es lo suficientemente segura para que pueda emerger. Mi una
participante activa
descubro iniciando las
asertividad sexual
me
cosas
en
que nos
fortalece
enormemente.
Ferrel Entré
el círculo de mujeres a
la defensiva y avergonzada habíamos dejado de tener relaciones sexuales. No teníamos ningunas ganas de tenerlas. Me sentía sexualmente inadecuada, sentía que había algo feo y desagradable en el sexo y en sentirse excitada, por eso no podía soltarme. Me retenía para mantener una imagen sanitaria, guapa y perfecta de mí misma. Mantuve esta fachada aunque sabía que me faltaba algo maravilloso y esencial. A lo largo de los últimos tres años he reconocido abiertamente el dolor que me produce el hecho de estar separada de mi cuerpo y de mi sexualidad. En el círculo de mujeres afirmé que mi cuerpo es una parte esencial de mi espiritualidad y que aceptarlo era mi pri¬ mer paso hacia la sanación. Ha sido un regalo maravilloso nom¬ brar las partes de mi cuerpo abiertamente y comenzar a confiar en mis sentimientos, sensaciones y necesidades corporales. Del trabajo que realizamos juntas emergió una Diosa Sensual. Es una mujer que está en posesión de su sexualidad: franca, es¬ pontánea y aterrizada. No le preocupa su apariencia externa, sólo le preocupa estar en armonía con los ritmos profundos de la tierra y con su propia sexualidad. La Diosa Sensual se ha convertido en una imagen poderosa. Me da permiso para ser aterrizada, salvaje y porque
sexual
en
mi compañero
con
mi
y yo
compañero. colleen
362
Un Dios que se parece a mí
Un círculo
de apoyo: no
más
caballeros
en su brillante armadura
La confianza
puede darse descuidadamente, porque hay herida por ahí... Y, sin embargo, hay personas de ho¬ nor y lugares donde refugiarse. Una podría preguntarse fácilmen¬ te, ¿pero cuál es la alternativa a la confianza? ¿No hemos tenido ya suficiente aislamiento? Reconocer nuestra añoranza de intimidad, no
necesidad de cercanía,
no es
MARILYN
A medida que
el
debilidad sino sabiduría.
SEWELL, Cries of the Spirit
de Dios cambia en nuestra experiencia compañía de mujeres y menos tiempo giran¬ do en torno a los hombres. Las mujeres dejan de ser un relleno entre relaciones y pasan a ser una base de apoyo. Se han convertido en el rostro femenino de Dios para nosotras. En los círculos de mujeres he¬ mos buscado y encontrado a un Dios que se parece a nosotras; en los círculos de mujeres hemos llegado a amarnos y aceptarnos; en los círcu¬ los de mujeres compartimos nuestra fuerza, experiencia y esperanza más tiempo
pasamos
comunes
mientras
rostro
en
nos aventuramos en
de las relaciones saludables
con
el territorio
no
cartografiado
los hombres.
Hemos llegado a creer que ninguna persona sola puede satisfacer todas nuestras necesidades. Nuestro círculo de apoyo se ha ampliado
de expectativas irreales nuestras relaciones con los hombres. Los hombres ya no determinan si nuestras necesidades y emociones son reales, válidas o importantes, lo determinamos noso¬ tras mismas. Ya no pedimos a los hombres que definan y evalúen nuestra salud emocional. Tomamos la responsabilidad de nuestras ne¬ cesidades emocionales discerniendo qué es lo que necesitamos real¬ mente y quién es la persona apropiada para satisfacer esa necesidad. Ya no nos dirigimos únicamente a los hombres para satisfacer y ya no cargamos
nuestras
necesidades. Nos damos
363
a conexiones saludables
espiritual y nos ofrecen una calidad de comprensión y reconocimien¬ que sólo se puede obtener de otra mujer. Sin embargo, también hay veces en las que pedimos a un compañero que satisfaga nuestra nece¬ sidad. La diferencia es que ahora somos muy claras respecto a lo que deseamos de ellos. Ya no esperamos que un compañero nos lea el pensamiento, por eso tomamos la responsabilidad de expresar nues¬ to
mucha gente
nuestra
Abiertas
cuenta
de que contamos con otras
mujeres más a menudo que con los hombres. Muchas de nuestras ne¬ cesidades emocionales, espirituales y de intimidad se satisfacen en los círculos de mujeres. Las mujeres confirman la validez de nuestras ne¬ cesidades y nos recuerdan que experimentar un amplio abanico de sentimientos en un solo día es sano y natural. Apoyan nuestro camino
tras
necesidades claramente. Esta
ha hecho disminuir la presencia de tiempo vivifi¬ cante y confuso. Algunas de nosotras no sabemos cómo hacer encajar a los hombres en nuestras vidas ahora que ya no dependemos tanto de ellos, ahora que contamos con el apoyo de otras mujeres y que he¬ mos experimentado una cualidad de intimidad añorada y, sin embar¬ go, muy pocas veces experimentada con los hombres. Desde este nue¬ vo lugar nos preguntamos qué queremos y qué necesitamos de ellos. hombres
De
ampliación de los en nuestras
momento
sólo
La relación
apoyos
vidas. El cambio ha sido al mismo
tenemos
respuestas
los hombres
tentativas.
plantea algunos desafíos muy resulta cómodo y nos hace esforzarnos por lograr la totalidad. Su visión del mundo nos in¬ vita a estar claras con la nuestra. Sus prioridades que se dirigen hacia el amplio mundo nos desafían a evaluar nuestra excesiva implicación con ellos a expensas de nuestras propias prioridades y preocupacio¬ concretos.
nes.
con
nos
Nos hace ir más allá de lo que nos
Los hombres activan toda
una
serie de sentimientos
a
los que no
relación íntima, que nos permite fa¬ amplia serie de emociones y nos ofrece una in¬ formación preciosa sobre nosotras mismas y nuestras respuestas a ellos. La relación con un hombre nos ofrece la oportunidad de practi¬ car los comportamientos saludables que hemos aprendido en compa¬ tenemos acceso
miliarizarnos
ñía de las
excepto en una
con una
mujeres.
Sentadas
en
círculo las mujeres comparten
los dones de
su
des¬
pertar: Los hombres ya no son tan
en mi vida como so¬ disminuyen la plenitud de vida de mujer. En el pasado tenía unas expectativas muy irrea¬ y ponía demasiada presión en los hombres pensando que iban
lían serlo. Ya mi
les a
no me consumen,
importantes ya no
satisfacer mis necesidades. Ahora
me
siento llena de los dones
364
Un Dios que se parece a mí
del
poder, el
la sabiduría que he encontrado en mí misma y fuerza, esperanza, dolor y desafío que las mujeres de mi vida me proporcionan en nuestras honestas de las
amor y
numerosas
situaciones de
Abiertas
También
aprendo de él y él aprende de mí. Ya no estoy dispuesta a a mí misma, a desfigurar una parte de mi vida para agradar a un hombre. abandonarme
interacciones. Desde
Emily
lugar de vuelta a casa y al círculo de mujeres me siento fresca y renovada. Me siento tan satisfecha que no me falta nada. No hay vacío. En compañía de otras mujeres se me ha de¬ vuelto mi cuerpo, mis opciones de vida, mi trabajo, mis hijos y mi poder. Aporto a cada interacción con un hombre una mujer bien pulida, que ha descrito el círculo completo y celebra su propia existencia y la de sus hermanas e hijos. este
Erin En el
pasado todas mis interacciones con los hombres tenían ocultas. Una relación era algo vergon¬ zoso y no podía ni imaginarme que podría vivirla abiertamente. Como resultado de la sanación experimentada en la comunidad de mujeres tengo una nueva visión de mi ser en relación y al mis¬ mo tiempo de mi ser con otra gente. que permanecer secretas y
Mi anhelo de misma así
resto
como
estar
conectada surge
de la conexión
con
de mi conexión conmigo mujeres. Estas conexio¬
otras
han aterrizado y me permiten sentirme vinculada con el raza humana. Veo la relación con un hombre como una ex¬
nes me
de la
pansión de dicha conexión. Para alguien vida
tan
que había vivido una cambio increíble: es tan profundo ha alcanzado el nivel molecular.
aislada
siento
que
que
esto
supone un
Ferrel Mi
espiritual. Los caminos que hemos ele¬ diferentes y, sin embargo, compatibles. Yo he adop¬ tado una espiritualidad que afirma a la mujer y él ha encontrado su hogar espiritual en el Budismo Zen. Su meditación diaria es im¬ portante para él y a veces le acompaño. En mis anteriores relacio¬ nes sentía que era absolutamente imprescindible hacer cualquier cosa que el hombre considerara importante para probarle mi amor y devoción y garantizar la supervivencia de la relación. Actual¬ mente respeto la forma que ha tomado mi propia espiritualidad.
gido
365
a conexiones saludables
compañero es
son muy
muy
A medida que he ido teniendo relación con mi compañero ha ido
más contacto con mujeres, la perdiendo importancia en mi conciencia y ocupa un lugar más reducido en mi vida. Mi compa¬ ñero ya no domina mi vida, mis pensamientos y mis sentimientos. Es menos significativo y está menos presente en mi psique. Estoy más clara. Tengo mi propia vida y puedo hacer cosas de manera completamente autónoma. Tomo mis propias decisiones. Creo sa¬ ber lo que siento. Mi relación ha cambiado mucho, es un organis¬ mo nuevo y diferente. Antes esperaba que él estuviera siempre presente y se encarga¬ ra de mis sentimientos, pero ahora ya no tengo esas expectativas. El sólo
es una
hebra dentro del rico entramado de apoyo que ro¬
dea mi vida. Muchos
momentos en
los que me siento ansiosa o
molesta, o cuando tengo que pensar y hablar sobre un tema con alguien, no acudo a él. Me siento feliz de ir a otras personas. Mi vida está llena de gente con la que me comparto y comparto mis éxitos y mis problemas. colleen
(5ap'úu\o
15 Despiertas a espiritualidad afirma
una que.
la mujer
a
LAS TEORÍASPSICOLÓGICAS, laselaboraciones teológicas y la re¬ tórica de la
do de
de
recuperación
nuestras
no
fueron
capaces
de llegar al fon¬
heridas de mujer. Por sí solas fueron incapaces
heridas y
de desenmarañar los patrones de compor¬ habían controlado durante años. Oramos y esperamos, tomamos resoluciones y probamos los consejos de un ex¬ perto tras otro, pero todos estos esfuerzos por cambiar sólo supusie¬ sanar nuestras
tamiento ineficaz que nos
ron un
alivio momentáneo.
Llegado el trar
de lleno
Dios de
momento, estuvimos las áreas heridas de
en
comprensión,
plenamente preparadas nuestra
Dios
para en¬
vida. Allí descubrimos
a
imagen y seme¬ janza. En este viaje hacia la espiritualidad autodefinida tuvimos que exorcizar los antiguos nombres e imágenes de lo divino y adoptar al¬ ternativas que afirman a la mujer. A medida que fuimos sumergiéndonos en estas nuevas imágenes tomamos conciencia de recursos espirituales que habían permanecido un
nuestra
un
a nuestra
Un Dios que se parece a mí
368
Despiertas
despertar espiritual fue más allá de las pa¬ llegó hasta la profunda herida del odio hacia nosotras mis¬ mas. Hemos dejado de sentirnos excluidas de lo divino y empezamos a festejar nuestro ser sagrado. Ya no nos creemos inferiores y festeja¬ mos nuestra bondad, poder y coraje. Ya no necesitamos que otros nos validen, legitimen y salven; valoramos y celebramos la riqueza de nuestros propios recursos internos. dormidos
Este
en nosotras.
lino y, en la medida que
labras y
Despiertas
al poder del
3.
elegir nuestros propios lugares de culto y no dejar impongan un programa ajeno a nuestro espíritu.
mujeres hemos conectado
a creer que
2.
son
jeres causadas
por
a
las heridas de las
el predominio del lenguaje del Dios
mu¬
mascu¬
a un
ha ido pro¬
somos libres de elegir qué aspectos del pasado religioso integraremos en nuestra espi¬ ritualidad en proceso. Dios padre se ha convertido en una de las muchas imágenes sanadoras posibles. Hemos llegado a creer que el Espíritu Universal se presenta ante nosotras individualmente, que entra en nuestras historias personales y encarna su presencia en términos de nuestra ne¬ cesidad. A medida que nos hemos ido abriendo al Espíritu Universal que reside en nuestras vidas han ido emergiendo nuevas imágenes y el rostro de Dios ha cambiado. Honramos
rostro
de Dios
en nuestras
sación de la interconexión de todas las
vidas.
nos
♦
♦
♦
cosas.
Como
nuestra
pro¬ para nosotras y confiamos en ella no sentimos amenazadas cuando oímos la verdad de los demás.
pia experiencia
mucho más
naciones. Hemos mirado directamente
se
llegado a creer que existen muchas opciones diferentes para referirse a lo divino. Cada una de nosotras es libre de com¬ partir el Dios de su comprensión en su propio lenguaje e imáge¬ nes. En nuestras reuniones de autoayuda y círculos de mujeres puede haber una feminista que diga «Diosa», una fundamentalista que hable de «Dios padre», una budista que comparta su sen¬
con
la verdad última, la sabiduría y el profundos, elevados, amplios y ricos que cualquier nombre o imagen que emplee¬ mos para referirnos a él. Ahora sabemos que cada nombre e imagen tiene sus limitaciones y debe ser empleado sin fanatis¬ mo. El misterio no puede ser limitado dentro de un lenguaje. Hemos llegado a creer que entronizar una sola imagen de lo divino es idolatría y limita el vasto potencial de nuestras imagi¬ llegado
misterio del Universo
vislumbrar
4. Hemos
nuestro
1. Hemos
a
nuestro
el cambiante
Cries of the Spirit
los recuerdos de pasado religioso. Hemos clasificado los nombres e imágenes de Dios que habían seguido con nosotras hasta la etapa adulta. Se nos han ofrecido alternativas que afirman a la mujer frente a la exclusividad del lenguaje masculino de la religión. Rodeadas por mujeres de todas las edades e inspiradas por su coraje, nos hemos aventurado en aguas desconocidas para imaginar y nombrar a un Dios de nuestra compren¬ sión. En este acto hemos asumido la responsabilidad de nuestra vida, hemos aceptado nuestro propio poder y hemos tomado nuestro justo y legítimo lugar al lado de los hombres. Nuestra espiritualidad que afir¬ ma a la mujer está informada por las siguientes comprensiones: En los círculos de
hemos empezado
369
fundizando. Ahora
Dios de
lenguaje
MARILYN SEWELL,
que afirma a la mujer
Dios que se parece a nosotras nuestra sanación
Debemos que nos
a una espiritualidad
es
verdad
Algunas hemos ido más allá de las limitaciones de asignar a Dios un género. Nos referimos a Dios en términos impersonales, tales como Sabiduría Profunda, Poder Superior, Energía Sabia, Puente de Vida, Comunidad de Apoyo, Aliento Sagrado. Para nosotras, las cualida¬ des de la relación personal son innecesarias con lo divino. Algunas elegimos retener cualidades personales en el lenguaje que empleamos para referirnos a Dios, aunque tratamos de en¬ contrar una forma de eliminar el género. Empleamos términos como Sabia Amorosa; Creador, Mantenedor y Redentor; Amigo que Da la Bienvenida; Compasiva; Nutricia; Consejera; Buscador de los Perdidos; Ayudador* Algunas elegimos usar exclusivamente imágenes femeninas. Esta elección es un desafío a los ídolos de una religión que prefiere a *
Todos
estos
nombres
son neutros en
el original
inglés. (N. del T.)
370
Un Dios que se parece a mi
los hombres.
♦
Empleamos nombres
Diosa, Mujer Dios, Her¬ y Madre de Toda Vida. Estos nombres afirman nuestra sacralidad, nuestro poder, nuestros cuerpos y nuestra voluntad. Algunas elegimos usar ambos géneros para referirnos a Dios. Esta elección reconoce que lo masculino o lo femenino, y lo neutro, por sí solos no abarcan un espectro de cualidades lo suficiente¬ mente amplio como para describir a la totalidad. Usando nom¬ bres como Madre-Padre Dios, oramos por la reunión de hombres y mujeres en paz y concordia. mana
Dios, Sofía, Un Dios
5. Hemos
llegado
con
como
Pechos Como Los Míos
el Dios masculino no siempre ha milagro de confianza que las mujeres hayamos continuado en la religión tradicional. Ofre¬ cemos nuestras sospechas como un regalo a las instituciones religiosas. Contamos nuestras historias, gritamos nuestras pre¬ guntas, liberamos nuestra ira. Damos voz a Aquello cuyo ros¬ tro ha quedado oscurecido y cuyos caminos se han distorsio¬ nado. Como los antiguos profetas, llamamos a la comunidad religiosa a confrontar la idolatría de Dios padre y llamamos a la religión a recordar su enseñanza original. sido fiel
Despiertas
a
a creer que
las mujeres,
que es un
al rostro femenino de
Dios
No cabe duda de que en los primeros estadios de la historia humana la fuerza mágica y la maravilla de lo femenino no eran me¬ nores que las que suscitaba el universo mismo; esto daba a la mu¬
jer
poder prodigioso y una de las principales preocupaciones población masculina era fragmentarlo, controlarlo y em¬ plearlo para sus propios fines. un
de la
Joseph Campbell, The Masks o/God Hemos recuperado la historia que se remonta las Escrituras hebreas y cristianas, antes del
a la época anterior «principio» definido por los hombres. ¡Reclamamos nuestra historia de mujeres desde el principio mismo! Hemos recordado los tiempos en los que se imagi¬ a
Despiertas naba
a
a una espiritualidad
lo divino
que afirma a la mujer
371
mujer que se parece a nosotras, que sangra experimenta la vida como nosotras. Inspiradas por Eva, hemos rescatado las antiguas creencias en una Gran Madre que dio a luz al cosmos y a sus habitantes, tanto hu¬ manos como divinos. Todo se gestó en su cuerpo y emergió llegado el momento. Y todo aquello que la Gran Madre dio a luz era bueno, era muy bueno. Recordamos los tiempos en los que las mujeres eran hon¬ radas por su implicación directa en los orígenes de la vida. Aprende¬ mos de las antiguas mujeres que no pedían perdón por la fertilidad de sus úteros, por sus vientres embarazados y por la plenitud de sus pe¬ chos. Mujeres que se regocijaban en ser encarnaciones de la Gran como una
y
Madre.
Inspiradas por Lilit, retomamos antiguas creencias en una Diosa actuaba en nombre propio y en el de todas las mujeres. Re¬ clamamos los antiguos caminos que enseñaban a la mujer a negarse a la sumisión y a la subordinación y que aplaudía a las mujeres por su asertividad. Recordamos antiguos tiempos en los que las mujeres eran honradas y valoradas tanto por su capacidad de nutrir como de realizar grandes cosas. Aprendemos de las antiguas mujeres que no pedían per¬ dón por su poder, coraje e independencia. Inspiradas por María, reclamamos los antiguos caminos que cele¬ braban a la Diosa y a su hijo salvador, su representante en la tierra que gobernaba desde su regazo. Recordamos los antiguos tiempos en los que la palabra virgen significaba «mujer que es una en sí misma»; nin¬ gún hombre era su dueño ni el actor de su vida, ningún hombre crea¬ ba su destino. Aprendemos de las antiguas mujeres que no pedían perdón por su sexualidad y que se negaban a rendirse a nada que no capaz que
fueran los ritmos naturales de la vida. Inspiradas por la Niña Divina aprendemos de los
tiempos anti¬ las líneas sucesorias se seguían a partir de la madre, la dadora de la vida. Un tiempo en el que los hijos de la madre eran legí¬ timos y respetables, y recibían el nombre y el estatus social que ella tuviera. Aprendemos de las antiguas mujeres que no pedían perdón por sus hijas. Mujeres que celebraban el nacimiento de sus hijas, que creían en la bondad de sus hijas, que nutrían la sabiduría de sus hijas y cultivaban el poder de sus hijas. Inspiradas por La Que Derramó Su Sangre, recuperamos las anti¬ guas creencias que celebraban a la Gran Madre, cuya «sangre lunar» guos en
los
que
Un Dios que se parece a mí
372
densificó dentro de su cuerpo y después se derramó para crear todo lo que es. Leemos sobre los antiguos caminos que mantenían se
que
la
sangre
de la mujer
es
mágica
en su
armónico flujo
con
la luna.
Recordamos los antiguos tiempos en los que el color de la realeza era el color rojo oscuro de nuestra preciosa sangre. Aprendemos de las
antiguas mujeres que no pedían perdón por sangrar. Inspiradas por Tamar y La Que Fue Cortada en Pedazos recupe¬ ramos estas antiguas creencias en una Diosa fuerte, que no se queda¬ ba esperando pacientemente mientras las que habían sido creadas a su imagen eran violadas, golpeadas, sufrían incesto y se les robaba su autoestima y su confianza en sí mismas. Recordamos los tiempos anti¬ guos cuando el respeto a la Diosa concedía a la mujer estatus, una voz y un tratamiento justo. Leemos sobre los antiguos caminos y leyes que establecían que el hombre que violara a una mujer sería condenado a muerte. Aprendemos de las antiguas mujeres que no pedían perdón por sus cuerpos ni por sus voces. Inspiradas por La Anciana Sabia aprendemos las antiguas creen¬ cias en la Diosa Anciana, que cambia como nosotras, que representa la vejez, el invierno y la luna menguante. Recordamos las antiguas so¬ ciedades que celebraban la acumulación de años en una mujer y res¬ petaban la retención de su sangre tras la menopausia. Leemos sobre los antiguos caminos según los cuales sólo las mujeres postmenopáusicas podían presidir los rituales y ritos sagrados. Aprendemos de las antiguas mujeres que no pedían perdón por la plenitud de sus años y de
sabiduría. Desenredando las historias de Eva, Lilit, María, La Niña Divina,
su
Que Derramó Su Sangre, Tamar, La Que Fue Cortada en Pedazos, y La Anciana Sabia de la omniabarcante historia del Dios masculino, hemos reunido coraje para recuperar nuestras propias historias. He¬ mos juntado sus fragmentos: empezando desde nuestro nacimiento, hemos viajado por los mitos de la creación y los símbolos que nos han conformado para después aventurarnos en el desarrollo de nuestros ciclos y ritmos corporales, explorar nuestra vulnerabilidad a la viola¬ ción y al incesto y reclamar la sabiduría de nuestra ancianidad. A lo largo del camino hemos confrontado los tabúes presentes en todas las tradiciones religiosas que dejan de lado nuestros cuerpos y procesos por considerarlos peligrosos e inmorales. Hemos ido más allá de estos tabúes para reclamar la sacralidad de nuestros cuerpos,
Despiertas
para
a una espiritualidad
que afirma a la mujer
373
explorar las imágenes que afirman a la mujer y reinventar creati¬ los viejos mitos y rituales que antes nos debilitaron.
vamente
Fuera de la
prisión de las interpretaciones masculinas, hablando propia voz, estas mujeres de la antigüedad se han convertido en imágenes sanadoras de lo divino en nosotras. En su presencia he¬ mos descendido a la riqueza de nuestras propias vidas. Nuestros es¬ pacios internos, antes desbordantes de vergüenza y culpabilidad, han quedado limpios y ahora los reclamamos como propios. Nos hemos reconciliado con nuestra bondad. Aceptamos todo lo que somos como algo valioso, aceptamos nuestra vitalidad, expresividad, espíritu, po¬ der, coraje e independencia; aceptamos nuestros cuerpos, nuestra se¬ xualidad, nuestros procesos naturales y nuestras heridas. Aceptando la totalidad de nosotras mismas avanzamos como mujeres a un tiem¬ con su
po
poderosas
Las
y
vulnerables.
perspectivas de una espiritualidad
que afirma a la mujer
Expresamos la espiritualidad en todo lo que hacemos. Es un que abarca todas nuestras actitudes, tan¬ to en la oración personal y comunitaria como en nuestro compor¬ tamiento, expresiones corporales y elecciones de vida; está presen¬ te tanto en lo que apoyamos y afirmamos como en lo que estilo, único en sí mismo,
rechazamos y negamos.
La
Anne
Inspiradas
CaRR, Women's Spirituality
los tiempos pasados hemos rechazado la religión estaba conformada por hombres, pensada para hombres y anclada en las experiencias masculinas. Hemos exor¬ cizado los remanentes de esa religión que se habían anclado en nues¬ tros cuerpos, mentes y vidas por medio de sus mitos, rituales e instruc¬ ciones, y de las creencias y costumbres familiares y sociales. Hemos asumido una espiritualidad que afirma a la mujer y reconoce la com¬ plejidad de los factores culturales y religiosos que han influido en el desarrollo de la vida de la mujer. Permitimos que los puntos de vista de dicha espiritualidad potencien la calidad de nuestras vidas; que vabasada
en
por
la vergüenza que
Un Dios que se parece a mí
374
loren los méritos de
religiosas, de los modelos tera¬ péuticos y de los principios de la recuperación; y que evalúen la reci¬ procidad de nuestras relaciones con amigos y amantes, profesores y terapeutas, y líderes religiosos. otras
enseñanzas
Despiertas
a una espiritualidad
Con La Que Derramó Su
Sangre rechazamos la preponderan¬ denigran el cuerpo de la mujer y sus procesos naturales. Rechazamos los mensajes vergonzosos de la familia, la religión y la sociedad que nos alienaron de los abun¬ cia de los tabúes
dantes Con Eva rechazamos la
preponderancia de un mito de la crea¬ ción que retrata a las mujeres como instigadoras del mal y que ex¬ cluye a la Madre de la creación del mundo. Rechazamos los mensa¬ jes vergonzosos transmitidos por la familia, la religión y la sociedad que pusieron el acento en nuestras equivocaciones, defectos e insu¬ ficiencias. Abrazamos una espiritualidad que afirma a la mujer y festeja la íntima participación de la Madre en los orígenes de la vida, recordándonos nuestra bondad original. Con Lilit rechazamos el dominio de los mitos
religiosos que fuertes y nos retrataron como víctimas im¬ potentes. Rechazamos los mensajes vergonzosos de la familia, la religión y la sociedad que resaltaban nuestra incapacidad de fun¬ cionar independientemente en nuestras vidas. Abrazamos una es¬ piritualidad que afirma a la mujer y nos recuerda nuestro poder, coraje e independencia originales. exiliaron
a
las mujeres
375
que afirma a la mujer
recursos
Abrazamos
religiosos
que
naturales presentes
en nuestros
ciclos
y
ritmos.
espiritualidad que afirma a la mujer y nos recuer¬ da la sacralidad original de nuestros cuerpos y nuestra conexión original con todas las mujeres del pasado, presente y futuro. una
Con Tamar rechazamos el dominio de los mitos y
teologías re¬ ignoran la experiencia de la mujer. Re¬ chazamos los mensajes vergonzosos de la familia, la religión y la sociedad que nos enseñaron a quedarnos calladas, a desconfiar de nuestra verdad y a culparnos a nosotras mismas por cualquier cosa que nos pasara. Abrazamos una espiritualidad que afirma a la mu¬ jer y nos recuerda nuestra expresividad original, que nos invita a sa¬ car nuestras historias del silencio y que apoya nuestra negativa a cargar con los pecados de otros en nuestros cuerpos y en nuestras ligiosos
que
marginalizan
e
vidas. Con La
Que Fue Cortada En Pedazos rechazamos el dominio teologías religiosos que atacan la totalidad de la mujer. Rechazamos los vergonzosos mensajes de la familia, la reli¬ gión y la sociedad que nos cortan en pedazos a los que denomi¬ nan Virgen/Puta; Seductora/Esposa; Madre/Trabajadora; Nutridora/Ejecutora. Abrazamos una espiritualidad que afirma a la mujer y nos recuerda nuestra totalidad original, animándonos a reclamar cada experiencia de nuestras vidas, cada preciosa parte de nuestros cuerpos, cada recurso sorprendente de que dispone¬ mos como Hijas de la Vida. de los mitos y
Con María rechazamos el dominio de los mitos
religiosos
y
teologías que no dan cabida las mujeres voluntariosas y sexualmente autónomas. Rechazamos los mensajes vergonzosos de la familia, la religión y la sociedad que requerían la rendición de a
voluntades a los dictados de los demás. Abra¬ espiritualidad que afirma a la mujer y nos recuerda nuestra autonomía, nuestra voluntad y nuestro potencial erótico originales. nuestros
cuerpos y
zamos una
Con La Anciana Sabia rechazamos los mitos, historias y ritua¬
Con La Niña Divina rechazamos el
predominio de los mitos religiosos y rituales que excluyen a la niña de lo divino. Rechaza¬ mos los mensajes vergonzosos de la familia, la religión y la socie¬ dad que nos convencieron de nuestra inferioridad. Abrazamos una espiritualidad que afirma a la mujer y nos recuerda nuestra di¬ vinidad original.
les
religiosos
excluían la experiencia
sabiduría de las ancia¬ la familia, la reli¬ gión y la sociedad depositaron en nosotras haciéndonos detestar la idea de envejecer. Abrazamos una espiritualidad que afirma a la mu¬ jer y nos recuerda nuestra sabiduría original, animándonos a llenar nas.
que
y
Rechazamos los mensajes vergonzosos que
hasta rebosar los años de
nuestras
vidas.
(Epílogo
O magina
Ahora vito
a
que
unirte
mujer». Lo
nuestro
que crees respecto a
Imagina una
hemos revisado
nosotras en una
a
a una
mujer
que se
que
niega a
una
muje
trabajo hasta
este punto, te
meditación llamada «Imagina
ti misma
mujer
que cree que es
honra
su
cargar con
es
muy
justo y bueno ser mujer, experiencia y cuenta sus historias,
los pecados de otros en
mujer
su
cuerpo y en su
bondad, confía en sí misma y se respeta, que escucha sus propias necesidades y deseos y que los satisface con ternura y gracia. una
a una
mujer
que cree en su
que
Imagina a una mujer que cree en su pertenencia al mundo, una mujer que festeja y celebra su propia vida, que se siente alegre de estar viva. Imagina
una
mujer
que
ha reconocido
la influencia del pasado sobre el presente, una
mujer que
a una
importante.
vida.
Imagina
in¬
que ha caminado por su pasado, ha sanado su presente.
Imagina una mujer enamorada de su propio cuerpo, una mujer que cree que su cuerpo es suficiente tal como
es,
378
Un Dios que se parece a mI
celebra su cuerpo como compañero digno de confianza y sus ritmos y ciclos como un recurso exquisito. que
Imagina a una mujer que abraza su propia sexualidad como propia, mujer que se deleita en el placer que se da, que experimenta todos sus sentimientos y sensaciones eróticos sin vergüenza ni culpa. una
Imagina
una mujer
cia de
mujer, las imágenes que se revelan a partir de tu centro espiri¬ tual; cierta sospecha hacia lo habitual, una rebelión valerosa, un com¬ promiso de conformar tu propia vida y espiritualidad; la celebración de tu cuerpo y sus procesos naturales, la acumulación de tus años, los ricos recursos de sabiduría que están dentro de ti; la afirmación de tu bondad, el reconocimiento de tus heridas, la experiencia de tu sanación
en
el presente.
Reúne
dones
y ofréceselos a tus madres, hijas, abuelas y so¬ brinas; a tus padres, hijos, nietos y sobrinos. Ofréceselos a tus aman¬ tes y amigos, y a un mundo desequilibrado, que desconoce la sabidu¬ ría y es adicto al poder. Lo femenino ha estado exiliado y ahora protesta en nuestros cuerpos heridos, en nuestras relaciones cortadas y en la tierra destro¬ zada. Le pedimos que vuelva y nos enseñe nuevas maneras de vivir y
Imagina una mujer que honra el rostro de la Diosa en su propio rostro cambiante. Una mujer que celebra la acumulación de sus años y de su sabiduría. Que se niega a usar su preciosa energía de vida para disfrazar los cambios de su cuerpo y de su vida.
de
estos
formas de relación
ser, nuevas
de su propia vida, una mujer que se mueve, toma la iniciativa y actúa en nombre propio, que se niega a rendirse a nada que no sea su yo más verdadero y su voz más sabia.
exilio al tiempo que
Imagina
Una oración
Imagina
una
que
a una
mujer que es
autora
mujer que nombra a sus propios dioses, mujer que imagina lo divino a su propia imagen y semejanza, diseña su propia espiritualidad a una
permitiéndole
Imagina a una
que
informe su vida diaria.
mujer que valora a las mujeres de su vida, mujer que se sienta en círculos de mujeres,
Imagina
le recuerde
su
propia verdad cuando la olvide.
mujer sin vergüenza que está llena de sí misma. poderosa que está despierta a su propia verdad. mujer valerosa que ha asumido su justo lugar al lado de los a una
Una mujer Una
mutua.
Le invitamos
a
volver del
reclamamos nuestra bondad, poder, coraje, inde¬ pendencia, sexualidad, divinidad, totalidad y sabiduría originales. Lo femenino está
en
el mundo
a
través de nosotras.
por nuestras hijas y por nuestros hijos
Hemos examinado cuidadosamente
pasado religioso verdad a nuestros hijos en el presente. Oramos a diario para que se amplíen las imágenes de lo divino y el lenguaje religioso se haga más inclusivo en beneficio de los niños y niñas que asisten a los servicios religiosos este mismo domin¬ go, en beneficio de los jóvenes que asisten a grupos de apoyo esta mis¬ ma semana. Ojalá que ellos viajen un camino menos turbulento hacia el amor y la confianza en sí mismos, hacia la creación de relaciones sa¬ nas consigo mismos y los demás. Ofrecemos una oración especial para nuestras hijas: para
a una
para que se
379
poder aportar conciencia, liberación
nuestro
y
hombres. Una mujer en sus
sabia cuyas creencias
respecto a
sí misma
se
reflejan
relaciones.
Imagina que eres esa mujer y reúnes todos los dones de tu desper¬ imaginación liberada, un Dios nacido de tu propia experien¬
tar: una
Que descubran lo divino dentro de sí mismas y la amen fogo¬ Que puedan ver su rostro cuando se miran al espejo. Bendice su cuerpo cuando se duchan y se bañan. Celebra su vida samente.
relatando
sus
historias.
380
Un Dios que se parece a mí
Que la enfrenten sin echarse atrás. Contemplarla es maravillo¬ Que puedan encararla sin vacilar. Ella no es su juez. Que la en¬ frenten sin alejarse. Ella les ofrece abundancia de vida.
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mí
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la Universidad Teológica de Princeton y postgraduada en Espiritualidad y Teología Femenina por el centro Teológico de Mujeres. Es fundadora del
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dirige retiros espirituales y talleres para la recuperación de traumas. Es también codirectora
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