Tu Vida Sin Gluten

GUÍA TU VIDA SIN GLUTEN 2 UN INTESTINO FELIZ, SIN EL GLUTEN 5 DESTERRAR LOS ULTRAPROCESADOS 9 RENUEVA TU DESPENS

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GUÍA

TU VIDA SIN GLUTEN

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UN INTESTINO FELIZ, SIN EL GLUTEN

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DESTERRAR LOS ULTRAPROCESADOS

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RENUEVA TU DESPENSA

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IDEAS CUANDO COMES FUERA DE CASA

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SIN GLUTEN CUANDO ESTÁS DE VIAJE

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¡APRENDE A HACER PAN SIN GLUTEN

EN CASA!

UN INTESTINO FELIZ, SIN EL GLUTEN

Después de un período de tiempo experimentando con alimentación crudivegana comencé a eliminar el gluten de la alimentación y a sentir los efectos beneficiosos que tuvo en mis digestiones en particular y en mi estado de salud en general. Aun así, al principio tenía 300 mil dudas sobre el gluten: ¿debo realmente dejar de consumirlo? ¿Si no soy celiaca o tengo intolerancia, es malo consumir gluten? ¿Qué efectos concretos tiene realmente en mi cuerpo?

Lo que sí es evidente es que cada vez hay más personas afectadas por la ingesta de cereales con gluten, ya sea alergia, sensibilidad no celíaca o celiaquía.

Es un tema que me fascina, aunque no soy dietista ni bióloga, pero me interesa conocer cómo los alimentos favorecen al organismo o cómo y en qué casos se ve dificultado su adecuado funcionamiento. El gluten se encuentra en las semillas de algunos cereales como el trigo, la cebada, la avena (con sus peculiaridades), el centeno o cualquiera de sus variedades como la espelta, la escanda, el kamut, y también en el cuscús y el bulgur. Para mí (y te aseguro que no soy la única), el gluten es un gran misterio, tiene una estructura compleja formada por diversos componentes (varias proteínas, albúminas, lectinas, oligosacáridos…) que escapan a mi conocimiento, por lo que su efecto sobre nuestro organismo es multifactorial, así que sacar una idea clara, clarísima de cómo actúa cada componente sobre nuestro complejo cuerpo tiene su dificultad. Lo que sí quiero compartir es el efecto que tiene, sea quien sea el componente que lo produce, sobre el organismo: La ingesta de gluten aumenta la permeabilidad intestinal A TODO EL MUNDO, lo que quiere decir que si el intestino es una barrera selectiva para la absorción de nutrientes y actúa de barrera para los patógenos, con el gluten disminuye la capacidad de fabricar una buena capa de mucosa como primera línea de defensa del intestino por lo que aumenta el riesgo de tener parásitos (¡increíble adentrarse en el mundo de los parásitos y su efecto en nuestra salud! ) u hongos (como las cándidas), gastritis e inflamaciones intestinales. Es difícil de digerir y absorber en el intestino delgado, fermentando cuando llega al colon, lo que produce muchos gases, heces alteradas e hinchazón.

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Altera nuestro sistema inmunitario a nivel intestinal lo que inicia un proceso inflamatorio, cronificando infecciones virales, alergias y enfermedades autoinmunes, que sin el efecto del gluten probablemente nuestro organismo habría podido resolver sin problemas. La buena noticia es que todos estos efectos desaparecen cuando dejamos de comer gluten, lo cual está en nuestra mano :)

"Una alimentación antiinflamatoria te ayuda a tener el intestino protegido" Si tienes interés en saber si te afecta de forma negativa el gluten, sería aconsejable hacerte las pruebas médicas pertinentes (serología, biopsia intestinal y genética), y si todo da negativo, puedes probar a retirar todos los alimentos que contengan gluten durante un mínimo de 6 semanas (preferiblemente 3 meses) y ver si los síntomas que habías detectado han desaparecido. También te digo que una dieta rica en fibra, fermentados, y alimentos con efecto antinflamatorio como las verduras crucíferas (brócoli y col especialmente) o cereales integrales, además de alimentos crudos o preparados con cocciones suaves, te ayudarán a tener el intestino protegido para el día en que decidas darte un homenaje y comer algo preparado con cereales con gluten e iniciar un proceso inflamatorio.

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DESTERRAR LOS ULTRAPROCESADOS

Si eres sensible al gluten, eliminarlo no hace que tu dieta sea automáticamente saludable, de hecho, existen en el mercado multitud de alimentos “gluten free” que no los considero en absoluto saludables. Una alimentación se puede considerar saludable mientras esté basada en alimentos sin procesar o mínimamente procesados. Por eso lo que sí es necesario para tener una alimentación sin gluten y saludable es empezar eliminando los ULTRAPROCESADOS.

Me habréis oído hablar de los ultraprocesados, incluso cuando hablo de una dieta basada en alimentos de origen vegetal, y es que la industria alimentaria está siempre ávida de incorporar al mercado nuevos productos que cubran las necesidades de nuevos potenciales clientes que sean rentables económicamente, les sirve tanto las personas celíacas o sensibles, pero no celíacas, personas intolerantes a la lactosa o veganas, pasando por encima de si son alimentos de alto valor nutricional.

"Los ultraprocesados son elaboraciones industriales comestibles" Para contextualizar voy a explicarte a lo que me refiero cuando hablo de ultraprocesados. Un alimento sin procesar o mínimamente procesados: es el que no ha pasado por ningún procesamiento industrial, es decir, no se le ha añadido ninguna sustancia nueva. Es el caso de las verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, frutos secos crudos… Los alimentos procesados son los que han sufrido alguna modificación o incorporación de alguna sustancia, como frutos secos fritos y salados, el pan o una conserva de verdura. Hay alimentos procesados saludables que nos aportan nutrientes de calidad, y su incorporación puede resultar interesante, únicamente hay que comprobar sus ingredientes, y los hay que no. Los alimentos ultraprocesados son productos elaborados a través de procedimientos industriales, pseudo alimentos cargados de sal, grasas poco saludables, azúcares y aditivos. En esta categoría se encuentran las bebidas azucaradas, la comida precocinada, la bollería, dulces, cereales refinados, pizzas o barritas energéticas. 6

De hecho, a menudo no son alimentos en sí, sino una larga lista de ingredientes que antes ya han sufrido alguna modificación como una hidrogenación, refinación o extrusión. Y cuando algo suena tan mal yo me pongo alerta ;) Los ultraprocesados son un problema para la salud, están asociados a enfermedades cardiovasculares, mayor riesgo de obesidad y colesterol alto, y el problema estriba en que a día de hoy el 80% de los alimentos que ocupan los supermercados son ultraprocesados, además de contar con una inversión en marketing y publicidad mucho mayor que los alimentos sin procesar, convenciendonos de sus grandes virtudes. En el caso del gluten, sus cualidades “tecnológicas” resultan muy atractivas para la industria alimentaria, no solo en alimentos elaborados a partir de cereales que contienen gluten (aquí el trigo es el rey), sino también en otros productos procesados. El gluten facilita que la harina forme una masa pegajosa cuando se combina con agua. Esto lo convierte en el responsable de proporcionar elasticidad a la masa y mantenerla ligada (vas a descubrir que también es posible conseguirlo sin el gluten ;)) Pero además es muy utilizado a nivel industrial porque aporta al producto elasticidad, esponjamiento, solidez y hace que no se desmenuce al cortarlo y podemos encontrarlo en productos de lo más insospechados que no contienen cereales entre sus ingredientes como en embutidos, gominolas, cremas de untar, salsas, frutos secos fritos y salados...

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Para saber si alimentos ultraprocesados contienen sustancias con gluten es importante leer el etiquetado, ya que existe una normativa para proteger a los consumidores sobre el uso del gluten en alimentos procesados y ultraprocesados, además en España se pueden encontrar bajo la certificación de la Espiga Barrada.

En el caso de productos sin certificación, estas sustancias quedan ocultas bajo una nomenclatura del tipo E-XXX. Los almidones modificados (y por tanto con contenido en gluten) son: E-1404, E-1412, E-1414, E-1422, E-1442, E-1410, E-1413, E-1413, E1420, E-1440, E-1450 Si el propósito es mejorar nuestra alimentación y aumentar nuestro bienestar físico, de poco servirá eliminar tan solo el gluten si consumimos productos ultraprocesados sin gluten, así que mi opción la tengo clara, llevar una alimentación saludable y sin gluten. Y es posible cocinando con alimentos reales, los que no necesitan etiquetas ni lista de ingredientes porque ellos son el único ingrediente, y en caso de incorporar algún alimento procesado elijo los que tienen pocos ingredientes en su etiqueta y que todos los conozcas. Como siempre te animo a que tomes consciencia de los alimentos que consumes y que puedas poco a poco eliminar los “sospechosos” :

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RENUEVA TU DESPENSA

Vale, a partir de ahora no puedes comer gluten o has decidido que quieres dejar de consumirlo, ¿y ahora qué? Lo primero que debemos hacer es “limpiar nuestra cocina y despensa”.

Empieza sacando todos los ingredientes de fondo de despensa y haz dos lotes: por un lado, los que son libres de gluten y no están contaminados, los podrás volver a guardar y seguir consumiendo.

El segundo lote, serán los alimentos que contengan gluten o que hayan podido ser contaminados (por ejemplo, una compota o un hummus que has untado en pan con gluten y luego vuelto a meter el cuchillo en el tarro). Ese segundo lote, podrás regalárselo a alguien conocido o donarlo a alguna institución (¡no tires nunca comida!), pero no es aconsejable que esté en casa, puesto que puedes tener problemas o confusiones, sobre todo al principio. En segundo lugar: limpia. Limpia bien, y si tu diagnóstico es celiaquía, limpia como si no hubiera un mañana. Limpia todos los utensilios y electrodomésticos de la cocina, haz que desaparezcan todas las trazas que pudieran contener (recuerda que la temperatura NO destruye el gluten, pero el agua y el jabón sí). Habrá algunos pequeños electrodomésticos, como los tostadores o sandwicheras que no serán ya aptos para ti, pero que podrán usar las otras personas de la casa, si ellos pueden comer gluten. Si cocinas con y sin gluten, evita usar materiales porosos como utensilios de madera, puesto que es mucho más complicado de eliminar las trazas, o los que tienen agujeritos, como ralladores o escurridores. Ahora toca volver a llenar la despensa… ¿con qué lo hago? Aquí, la recomendación siempre es apostar por los alimentos frescos que sean genéricos. Un alimento genérico, si hablamos de gluten, es aquél que por su propia naturaleza no lleva gluten, y que no debe indicarse como apto, puesto que lo normal es que lo sea; por ejemplo, una manzana. No hace falta buscar ninguna etiqueta de “sin gluten” en ella, puesto que es un alimento normalmente libre de gluten.

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Acude, por tanto, a frutas, hortalizas, verduras, cereales y pseudocereales integrales sin gluten (arroz, mijo, quinoa, etc.), legumbres secas (azukis, alubias, garbanzos… pero ten cuidado con las lentejas, se deben cribar en crudo para quitar los granitos de trigo que suelen aparecer mezclados).

"Los productos frescos y secos naturales son la mejor opción para una alimentación saludable y libre de gluten" En cuanto a los procesados saludables, como las bebidas vegetales, las legumbres cocidas o los derivados de la soja (como el tofu o el tempeh), es donde hay que poner la mayor atención. En el momento en el que el ingrediente pasa por un procesamiento, es susceptible de estar contaminado con gluten, por ello, este tipo de alimentos debe estar etiquetado como tal (con excepciones, por ejemplo, las conservas de vegetales solamente cocidos, sin aromas ni especias, o encurtidos naturales también sin aromas, ni especias). Comprando productos frescos y secos naturales, además de asegurarte que no llevan gluten, partirás de unos ingredientes saludables para tu dieta y encima ahorrarás mucho dinero. Ten especial cuidado con los condimentos y especias, ya que no suelen ser genéricos y hay que asegurarse de que son “certificados sin gluten”.

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Ahora te voy a dar un consejo muy muy controvertido medioambiental y ecológicamente, pero desgraciadamente, no hay otra opción en estos casos: elimina el consumo de ingredientes a granel. Este tipo de comercio favorece la contaminación cruzada y convierte los ingredientes en “no aptos”. Afortunadamente, cada vez hay más tiendas a granel donde el 100% de sus productos son sin gluten y por tanto sí podemos confiar en su seguridad, pero, si no es el caso, no debes consumirlos. Al principio, evita la avena. Es un cereal muy complejo: por sí mismo no lleva gluten, y se contamina con el gluten de otros cereales, por ello existe la “avena certificada sin gluten”, que en principio es apta. Pero en realidad, este cereal contiene avenina que es una proteína con una estructura parecida a la gliadina del trigo (lo que conocemos como “gluten”), y que puede hacer reaccionar a nuestro sistema inmune como si comiéramos gluten. Por ello, lo mejor es eliminarla de nuestra dieta los primeros meses, hasta que tengamos el intestino totalmente regenerado. Luego, podemos ir introduciéndola (solo la certificada, claro), muy poco a poco, y observando las reacciones de nuestro sistema inmune. También es fundamental, sobre todo al principio, el consumo de probióticos y prebióticos para regenerar el daño intestinal que tenemos. Los probióticos son alimentos que contienen bacterias vivas, que al entrar en nuestro intestino pasan a formar parte de la macrobiota, incrementándola; mientras que los prebióticos son ingredientes que contienen “alimento” para las bacterias de nuestra flora intestinal. Los primeros, son los fermentados, por ejemplo (kéfir, pickles: https://www.venusanzchef.com/pickles-de-cebolla/, kimchi: https://www.venusanzchef.com/como-hacer-kimchi/, kombucha, etc.), mientras que los segundos son, por ejemplo, el ajo, las cebollas, el plátano, las alcachofas, las legumbres…

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El comer todos los días una porción de fermentados, y alimentos prebióticos, van a acelerar muchísimo la regeneración del daño que hayamos provocado con anterioridad. De la misma forma, se deben eliminar todos aquellos ingredientes que nos van a acelerar la destrucción e impedir la regeneración, como son los azúcares y harinas blancos, los ultraprocesados, los refrescos, edulcorantes químicos, etc. Por otra parte, el aprender a leer etiquetados es una tarea esencial de estos primeros pasos, ya que habitualmente no estamos acostumbrados a hacerlo y a partir de ahora será esencial en cada compra que hagas. El truco para llevar esto de la mejor manera, es no pensar en los alimentos que ya no puedes comer, sino en la inmensa cantidad de los que sí puedes consumir… ¡te queda un mundo de posibilidades!

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IDEAS CUANDO COMES FUERA DE CASA

Al principio de dejar de comer gluten, el “gran miedo” es el comer fuera. Cuando te dicen que no puedes consumir gluten (ni trazas, que es ahí donde reside la dificultad), piensas que tu vida social ha llegado a su fin. ¿Cómo podemos plantearnos un ocio pleno sin comer, o tomar algo fuera? Es algo tan cultural, tan nuestro…

Afortunadamente, según pasa el tiempo y nos vamos acostumbrando a nuestra nueva dieta, podemos ir permitiéndonos cada vez más salidas e ir recuperando, poco a poco, las nuevas rutinas.

Los primeros pasos siempre pasan por informarse. ¿Qué es lo que puedes y no puedes comer? ¿Qué lugares son más seguros para que puedas ir? Busca restaurantes certificados por la asociación de celíacos del lugar. Si no encuentras opciones, el segundo paso es buscar sitios no certificados pero probados por otros compañeros celíacos (en blogs, foros, recopilatorios, aplicaciones web, portales de opiniones de usuarios…). Que no estén certificados, no significa que no tengan garantías. Obviamente, hay sitios más seguros que otros para ir a comer: en restaurantes donde haya harina constantemente en el ambiente y no tengan un lugar separado para dietas sin gluten, es más difícil garantizar la seguridad, frente a otros donde se cocinen mayoritariamente productos frescos genéricos (ante la duda, evita freidurías, obradores de panadero, etc., frente a arrocerías, y otros locales que usen mayoritariamente ingredientes aptos). Siempre, ten en cuenta que hay mucha gente que aporta opiniones de muy buena fe, pero que no llevan una dieta estricta, y por lo tanto, pueden ponerte en riesgo. Las recomendaciones de terceras personas son muy útiles, pero siempre valoradas en su conjunto. Antes de ir, asegúrate. Es decir, llama por teléfono, pregunta si hay opciones seguras para ti e infórmate de los protocolos o la seguridad que tienen en la cocina. Hay restaurantes cuya carta es 100% libre de gluten, son opciones maravillosas, porque te aseguras absolutamente de que no hay contaminación cruzada de ninguna forma; pero no son los únicos sitios seguros donde podemos ir. El llamar tú, personalmente, te hará ir con más confianza en el sitio.

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Una vez que llegues al restaurante, identifícate como celíaco (si dices que “no comes gluten”, simplemente, lo más fácil es que no tengan cuidado con las trazas); y pide la carta de alérgenos. Ten en cuenta que estas cartas son obligatorias en países como España, pero en ellas solo se tiene en cuenta si el plato está preparado con ingredientes sin gluten o no, pero no la contaminación cruzada ni las trazas. Por tanto, de nuevo es tu labor el informarte sobre los métodos de cocinado para saber si realmente los platos son aptos para ti.

"Cuando salimos lo importante es la compañía, lo secundario es la comida" Aquí es importante no frustrarse, porque si no, el salir fuera con amigos puede convertirse en un suplicio, y no debemos olvidar que cuando salimos, lo importante es la compañía, la comida es secundario, es solo “una excusa”. Por ello, las actitudes que debes fomentar son la de ocuparte y responsabilizarte de tu decisión y de tu seguridad, y la de búsqueda de soluciones propias (por ejemplo, informar de cómo te pueden cocinar, de lo que puedes y no puedes comer, proponer alternativas cómodas para todos, etc.). E intenta evitar la queja y el victimismo, que no te van a llevar a ningún sitio. Si no hay nada que puedas comer de manera segura en el menú, puedes ofrecer alternativas como “mal menor”, es decir: pide una ensalada fuera de carta, o algo apto, siempre explicando que deben hacerlo con las manos y utensilios limpios, aceite limpio en caso de frituras, y con cuidado de que no se junte con comida con gluten. Algunos restaurantes, tienen la opción de los conocidos como platos de quinta gama, que son precocinados, que ellos no manipulan, solo calientan y así se aseguran la ausencia de trazas.

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Estos se deben evitar por salud, puesto que son ultraprocesados poco saludables, por ello, es mejor llegar a un acuerdo sobre una ensalada, o un plato fresco del estilo. Aunque de nuevo, si es la única alternativa que te dan, no te frustres y acéptala, es una excepción en tu dieta. Disfruta del ambiente y no te obsesiones, ni con estos productos, ni con los protocolos, puesto que conseguirás pasar un mal rato y encima, probablemente, no te siente bien la comida por los nervios, y lo achaques a una contaminación. Si vais a pedir comida para compartir, propón que sea todo sin gluten, para que así no haya equivocaciones ni contaminaciones en la mesa. Si no puede ser, debe haber cubiertos específicos para servirse las cosas con gluten. Si hay untables, como hummus, por ejemplo, y el resto de comensales lo van a comer con pan con gluten, sírvete tú primero una porción en tu plato. El pan con gluten siempre debe ir a un lado de la mesa, lo más lejos de ti posible, y nunca nunca debe pasarse por encima de tu plato, puesto que pueden caer migas. Aunque parezca exagerado, haz que rodeen tu parte de la mesa (incluidos los cubiertos y vasos) por seguridad. Ten cuidado también con los botes de salsa de los que hay en las mesas, puesto que mucha gente restriega las boquillas por los alimentos, pudiendo contaminar el tuyo. Por último, quiero recomendarte que busques la empatía de tus acompañantes y de los hosteleros, por medio del conocimiento, y nunca del victimismo. Explícales lo que te ocurre, cómo te sientes cuando comes trazas sin querer, lo que esto provoca en tu organismo, y la importancia que tiene llevar una dieta a rajatabla durante toda la vida: “por un poco, sí pasa”.

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SIN GLUTEN CUANDO ESTÁS DE VIAJE

¿Es posible viajar sin comer gluten? Por supuesto. Solo necesitarás tener un poco más de previsión, que, si comes de todo, pero eso no te puede obligar a quedarte en casa. No es lo mismo hacer un viaje a pocos kilómetros de casa, que cruzar un océano e ir al otro lado del mundo, pero ambas opciones son posibles, ¡te lo aseguro!

En primer lugar, debes informarte… ¡sí! ¡estamos en el mismo punto que antes!

Lo primero que debes hacer es documentarte sobre la cultura gastronómica del lugar donde vas: los ingredientes básicos que usan, las especias, etc. Por ejemplo, no es lo mismo ir a Marruecos, donde se usan mucho las sémolas, harinas, y otros ingredientes con gluten, que ir a la India, donde son muy frecuentes las harinas de legumbres, o a Italia, donde sí es verdad que su cultura está muy basada en el gluten, pero donde las opciones para celíacos lo convierten en un auténtico paraíso. También debes informarte de la preparación del lugar con respecto al tema: por ejemplo, Inglaterra tiene un margen de trazas, para considerar que un alimento es sin gluten, muy superior al de Italia o España (5 veces más). En otros lugares, como Tailandia, la formación sobre el tema es mínima, pero hay muy buena voluntad, por lo que la estrategia debe ser diferente. En Estados Unidos, por su parte, hay muchísimas opciones sin gluten, pero por la moda de comer sin él, con lo cual, no tienen en cuenta las trazas. Busca platos que sean generalmente libres de gluten y escríbete sus nombres, en el idioma local, en una libreta, te podrán sacar de apuros en muchos momentos. Van a servirte como “la ensalada” que hemos hablado en el capítulo de antes, para, dando unas explicaciones básicas de cómo hacerlo, poder pedir algo en un restaurante. Por ejemplo, si vas a la India, los idli son unos bollitos hechos con arroz, aptos para celíacos o los papadum son unas tortitas de harina de lentejas; sabiendo estos nombres, puedes preguntar cómo están hechos, asegurarte de que no llevan nada más, y tendrás algo por dónde empezar.

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En segundo término, puedes escribir a la asociación de celíacos de tu lugar, o del lugar al que vas a ir, para pedir información (te mandarán restaurantes, tiendas, direcciones, etc.). También puedes buscar en blogs, aplicaciones y demás herramientas online, que te serán muy útiles cuando estés fuera. Un truco, es buscar en el idioma del lugar, ya que te saldrán muchos más resultados si buscas, por ejemplo “London gluten free” o “Paris sans gluten/ noglu” que si lo buscas en español. Localiza cadenas de restaurantes y de supermercados que habitualmente tengan cosas sin gluten; también ten previstas algunas direcciones, cerca de los lugares que vas a visitar, por si acaso no encuentras nada in situ. Con toda esa información, hazte una lista en una libreta, o un mapa (digital o físico), ubicando algunas de las direcciones que has conseguido, para poder tener recursos en todas las zonas donde vayas. Habla con tus compañeros de viaje, explícales tu situación y siempre propón soluciones buenas para todos (si en una cena, las quejas pueden resultar pesadas, en un viaje largo pueden ser odiosas). Obviamente, no será lo mismo si viajas con tu pareja, familia o amigos, que si es un viaje de trabajo con compañeros que prácticamente no te conocen, por lo que debes intentar manejar la situación de la manera más flexible posible. Otro punto a tener en cuenta es elegir el alojamiento que te sea más cómodo: por ejemplo, si vas a un “todo incluido” tienes que asegurarte de que te van a ofrecer opciones, mientras que, si vas a un apartamento, puedes cocinarte tu propia comida, y por tanto tienes que planificar mucho menos.

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En siguiente lugar, si no vas en un vehículo propio, puedes hablar con la compañía de transporte para solicitarles un menú sin gluten para ti (ya sea en avión, autobús, tren, etc.). También puedes recurrir a agencias especializadas en viajes sin gluten, donde te darán todo esto hecho y te puedes quitar de preocupaciones. Siempre es recomendable, llevar un “kit de supervivencia”, con alguna comida no perecedera, como barritas energéticas (te dejo una receta por aquí: https://www.venusanzchef.com/barritas-energeticasproteicas/), panecillos sin gluten, fruta que aguante (como cítricos), etc. es importante tener en cuenta, si vas a otro país, la normativa de importación de alimentos, puesto que no todos se pueden introducir en los países y puedes acabar metiéndote en un lío. También es recomendable llevarte unas cápsulas de probióticos, por si, a pesar de todo, acabas comiendo algo contaminado con gluten, y suero en polvo, si eres de los que tienen muchísimos síntomas intestinales si comen trazas. Te pueden sacar de un apuro.

Si vas cerca de casa, a un apartamento y en tu coche, podrás llevar muchas más cosas, como un tostador, o utensilios limpios y te será mucho más fácil y seguro, pero no siempre es posible.

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Una vez en el lugar, si no hablas el idioma local, ¿cómo te comunicas con los hosteleros? lo más cómodo para eso es llevar unas tarjetas, en el idioma local y en inglés, donde se explique qué es lo que puedes comer, lo que no, y cómo deben prepararte los platos (las tienes hechas en muchísimos idiomas en algunos blogs de viajes, solo tienes que descargártelas, imprimirlas y plastificarlas para que no se te estropeen). Una opción maravillosa para probar todos los platos que te has quedado con ganas y no has podido, es apuntarte a un taller de la gastronomía local. Aprenderás las recetas, los ingredientes básicos y podrás buscar tus alternativas sin gluten ¡además será toda una experiencia! Y el consejo más importante de todos: ¡no dejes de viajar, de conocer otros lugares y otras gentes por el agobio de no planificarlo! Las primeras veces pueden ser engorrosas, pero como todo, se mecaniza, y al final recordarás el viaje y no todo este proceso. ¡Disfruta, vive y conoce!

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¡APRENDE A HACER PAN SIN GLUTEN EN CASA!

El alimento estrella en el mundo del gluten es para mi, sin lugar a dudas el PAN. Cuando dejé de comer gluten busqué alternativas al pan convencional, encontré una panadería apañada donde hacían pan sin gluten, pero estaba un poco lejos de casa, por no hablar del pan ultraprocesado gluten free del supermercado, que tiene una lista de ingredientes impronunciables.

Por eso decidí que tenía que investigar un poco más sobre hacer el Pan Sin Gluten, sacarle jugo a las posibilidades que ofrecen las semillas de cereales (y pseudocereales) sin gluten, y los resultados, después de la fase prueba-error, me cautivaron.

De esto ya ha pasado bastante tiempo y puedo compartir orgullosa una interesante variedad de masas y panes sin gluten que puedes hacer en casa y disfrutar del placer de comer pan ;)

"Aprende gratis a elaborar tu Pan Sin Gluten el día 28 y el 29 de Abril"

Y ahora va lo bueno...He preparado una Clase Online Gratis en la que quiero enseñarte mi paso a paso para elaborar Pan Sin Gluten con ingredientes naturales y grandes resultados, y que puedas ponerlo en práctica enseguida. La Clase será en vivo y en directo los días 28 y 29 de abril a las horas 11:00 de la mañana y a las 19:30 de la tarde (hora española). Puedes elegir el horario que mejor te convenga, clicando aquí ¡Una cosa te digo! Acuérdate por favor, de añadir esta clase a tu calendario (https://calendar.google.com/calendar/) para que no se olvide, pues la clase será en vivo y en directo y no habrá ningún tipo de grabación. Al final de la clase te hablaré también durante unos minutos de una Formación Online que tenemos de Masas y Panes sin Gluten y ofreceré un descuentazo a todas las personas que acudan a la clase en directo. Lo de apuntarse a la formación es totalmente opcional, por supuesto. Desde ya te digo que en la Clase Online Gratis aprenderás a hacer un buenísimo Pan Sin Gluten: ) ¡Te espero!

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Guía Tu vida sin Gluten © Venu Sanz Chef, 2020 Contenido: Venu Sanz Maquetación: Equipo Venu Sanz www.venusanzchef.com Fotografías: Venu Sanz y base de fotografía https://www.shutterstock.com/es/photos.