Tu eres yo

Tú eres yo Estudio, desarrollo y casos prácticos sobre el espejo, la proyección y la sombra Marta Salvat Tú eres yo E

Views 122 Downloads 15 File size 697KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Tú eres yo Estudio, desarrollo y casos prácticos sobre el espejo, la proyección y la sombra

Marta Salvat

Tú eres yo Estudio, desarrollo y casos prácticos sobre el espejo, la proyección y la sombra Marta Salvat

Diseño y maquetación: Mar de Paraules Edición: Olga Prat Impresión: Calidad Gráfica, S.L. (Zaragoza)

© 2015, Marta Salvat

Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida por ningún medio sin permiso del editor.

ISBN: 978-84-608-1522-8 Depósito legal: V-2159-2015 Impreso en España

A mis padres. Soy lo que soy gracias a ellos, a la vida que me han dado, a las sombras que me han mostrado y al regalo del recuerdo de quien soy.

Índice Prólogo…………………………………………………………………

9

Introducción………………………………….………………….…….

13

La base ..………………………………….……………………..……..

17

La aportación de Un Curso de Milagros ……………...................... 21 El espejo directo o el espejo del momento .....……….....….....…..… 27 “Una persona amorosa vive en un mundo de amor. Una persona hostil vive en un mundo hostil. Todo aquel que encuentre será su espejo.” Ken Keyes

El espejo de los opuestos …………………………………..….....…... 39 “Cuando centras tu atención en alguien o algo, vas en una de estas dos direcciones: la de lo deseado o la de lo no deseado.” Esther & Jerry Hicks

El espejo de los juicios …………………………………………....…... 47 “Juzgar a alguien es como beber veneno y esperar que sea otro el que se muera.” Dicho budista

El cuerpo como espejo de nuestras emociones …………………...... 59 “La enfermedad es el esfuerzo de la naturaleza para cuidar al hombre.” Carl G. Jung

El espejo del árbol transgeneracional……………………………....... 61 “Lo pendiente del pasado familiar, se encuentra en nuestras propias huellas.” Bert Hellinger

El espejo de lo que he perdido, entregado o me han arrebatado………………………………………………..…. 67 “Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros.” Sartre

El espejo de nuestros pensamientos inflexibles …………………….. 77 “La causa principal de infelicidad nunca es la situación sino tus pensamientos sobre ella.” Eckart Tolle

El espejo de nuestra noche oscura del alma………………..……...... 81 “Un hombre que no ha pasado a través del infierno de sus pasiones, no las ha superado nunca.” Carl G.Jung

El espejo de nuestros actos cotidianos y el espejo del lenguaje corporal.…………………………..……..…. 85 “Cuida tus pensamientos porque se volverán actos, cuida tus actos porque se volverán costumbres, cuida tus costumbres porque formarán tu carácter, cuida tu carácter porque formará tu destino, y tu destino será tu vida.” Gandhi

“Lo más importante en una negociación es escuchar lo que no se dice.” Peter Drucker

La disolución del espejo, la disolución de la sombra …………….... 91 “Y llegará el momento en que veas que todos somos uno y que la vida fluye dentro y fuera de ti.” George Harrison

Prólogo

Prólogo “Estoy empezando por el hombre del espejo. Estoy pidiéndole que no sea así. Y ningún mensaje puede ser más claro: si quieres hacer del mundo un sitio mejor échate un vistazo a tí mismo y cambia.” Man in the mirror, Michel Jackson

Estas páginas desarrollan el concepto de lo que se conoce como la sombra, la proyección o el espejo, que viven en la Ley de Causa y Efecto. Hasta ahora estábamos convencidos de que la causa de nuestro estado emocional era nuestro entorno, y nosotros su efecto. Relacionábamos las acciones, comportamientos y reacciones de los demás con nuestro grado de bienestar. Había situaciones que nos aportaban bienestar y otras, dolor. Con el dolor llegaba la disconformidad, el enfado, la rabia, el miedo, la culpa... con lo que intentábamos cambiarlo. Pero el intento de cambiar el exterior resultaba ser un fracaso y una inversión de energía inútil. Convencer, manipular, ordenar, chantajear o someterse nos alejaba cada vez más de la paz. Fruto de vivir y revivir repetidas veces las mismas situaciones y sus estados emocionales correspondientes, y gracias a la metafísica, hoy estamos comprendiendo e integrando que hay que colocar la causa de nuestro grado de infelicidad y dolor, así como la de la felicidad que hay en nuestra vida, en otro punto distinto al exterior. Así, si colocamos la causa en nosotros, en nuestra mente, por la Ley de Causa y Efecto y por la Ley de la Atracción, podemos influir en nuestro entorno, manifestando nuestros más profundos deseos y aceptando que también manifestamos todo lo que tenemos en nuestro subconsciente. El hecho de responsabilizarnos de que nuestro exterior es como es por todo lo que tenemos en nuestro interior, puede des-

9

10

TÚ ERES YO

estructurarnos temporalmente y provocar en nosotros una gran resistencia. Pero por este mismo hecho, si entendemos que la causa está en nosotros, ahora ya podemos decidir si cambiamos o no dicha realidad. Ahora ya depende de nosotros. Ya no hay excusa. Y si depende de nosotros, ¿por qué no hacerlo? Salir del rol de víctima no ha sido tarea fácil hasta ahora. Pero en este camino en el que nos adentramos, entendemos que no hay víctima ni victimario. Entendemos que no hay casualidad. Sólo la Ley de Causa y Efecto. Nuestro entorno no es casual, es causal. No es casualidad lo que nos pasa en nuestra vida. Lo que nos sucede es causa de lo que tenemos en nuestro inconsciente. Desde que en 2013 publiqué mi primer libro, Manual de supervivencia, en el que abro las puertas a la Ley de Causa y Efecto con la metáfora del espejo, he podido ir desarrollando, estudiando en profundidad e integrando más información sobre este fenómeno aplicado a nuestro día a día. Desde entonces, centenares de personas asisten a mis charlas y conferencias, en las que desarrollo esta Ley con ejemplos claros y prácticos, que comparto ahora en este libro. Los asistentes resuenan y despiertan ante este parámetro, entrando al principio con resistencia y adoptando después una actitud más abierta y responsable. Comprender que en nuestro inconsciente tenemos programas mecánicos que nos gobiernan, no es fácil de aceptar, pero una vez lo hacemos, estar atentos a nuestro exterior para ver qué nos dice nuestro inconsciente a través de él, se convierte en el gran recurso para poder reconducir nuestra vida y responsabilizarnos, como cocreadores, de la realidad que compartimos, de lo que vibramos, de lo que sentimos y de lo que pensamos, consciente e inconscientemente.

Prólogo

Autores como Carl Gustav Jung, Debbie Ford, Deepack Chopra, Marianne Williamson, Louise Hay, Wayne Dyer, Hermes Trismegisto, Gregg Braden, Ken Keyes, Osho, Miguel Ruiz, Esther y Jerry Hicks, Yoshiniro Nogushi, Neale Donald Walsch, Ken keyes, Ihaleakalá Hew Len, Enric Corbera, Annie Marquier, entre otros, y cómo no, el libro Un Curso de Milagros, son la fuente de inspiración en la que he basado este estudio y gracias a los cuales he desarrollado lo que se conoce a nivel popular como la Ley del Espejo.

11

Introducción

Introducción “El verdadero origen de nuestras reacciones no es lo que ocurre en el exterior, sino lo que pasa en la dinámica interna, en la conciencia.” Annie Marquier

El filósofo Hermes Trismegisto en la obra El Kybalion, expone lo que son las 7 Leyes Universales y desarrolla cada una de ellas haciéndonos ver la importancia de comprenderlas y llevarlas a cabo para poder vivir en nuestro estado de gracia, como consciencias potenciales para manifestar lo que deseemos. Estas Leyes Universales son: La La La La La La La

Ley del Mentalismo Ley de Causa y Efecto Ley de la Correspondencia Ley de Vibración Ley de Polaridad ley del Ritmo Ley de Generación

Todas están relacionadas entre sí y regidas por la Ley de la Atracción. En base a la Ley de la Atracción entendemos que atraemos a nuestra vida lo que vibramos en nuestro interior (lo que tenemos en nuestra mente consciente y en el subconsciente). Lo inconsciente se hace consciente gracias a la manifestación, gracias a la realidad que vivimos. Con la atención, el compromiso y la observación de nuestra vida, podemos integrar lo que no funciona en nosotros, aceptarlo, liberarlo, perdonarlo y sustituirlo por lo deseado. De la misma manera, nuestro exterior también nos habla del grado de armonía interna que tenemos (si en la mente hay armonía, se crea una realidad con armonía; si hay conflicto, se crea

13

14

TÚ ERES YO

una realidad de dolor, fatiga, emociones densas, poca fluidez, escasez de cualquier tipo, enfermedad…). Y lo hace a través de un presente estable y libre de dolor, que nos nutre y al que podemos nutrir, y en el que podemos desarrollar y compartir todos nuestros dones, o lo hace a través de un presente inestable, con grados de dolor y desarmonía en general. De este modo, podemos ver de otra manera el exterior, porque comprendemos que a través de él: Todas las situaciones y personas que tenemos a nuestro alrededor están aquí para que tomemos consciencia de cuánto nos amamos o cuánto nos lastimamos a nosotros mismos. Para integrar este concepto, vamos a analizar en estas páginas todas las variedades de reflejos que vemos en nuestro exterior y que provienen, como decimos, de pensamientos y emociones que tenemos en nuestro interior y que, evidentemente, se han ido gestando a lo largo de nuestra vida “gracias” a nuestra cultura, creencias, miedos, dramas vividos, educación, salud, experiencias económicas… En base a todo lo que hemos vivido, hemos guardado en nuestro subconsciente recuerdos, impactos emocionales, heridas… Todo lo que está pendiente de resolver (todo lo que no está en paz, amor y perdón), más tarde o más temprano saldrá a la luz a través de una situación concreta para ser resuelto. Independientemente de aquello sobre lo que nos esté informando el exterior, la moraleja siempre va a ser la misma: Valorar el grado de amor o el grado de sufrimiento que nos infligimos a nosotros mismos. Suena extraño que nos podamos herir a nosotros mismos, pero así es. No hace falta que sea de una manera consciente (aunque lo hacemos con afirmaciones como “no sirvo para nada”,

Introducción

“nadie me quiere”, “debo hacerlo mejor”…). Inconscientemente tenemos muchas heridas. Cada situación de nuestra infancia no resuelta, no atendida y no amada, es una parte de nosotros herida (una parte de nuestra personalidad, de nuestro ego herido) que se muestra en nuestro presente para recordarnos este dolor ahogado. En estos casos tenemos un niño interior que sigue sintiéndose vulnerable por lo ocurrido, y una de las maneras de reconocerlo es observando en nuestra vida qué estamos atrayendo. De adultos seguimos teniendo momentos de dolor que no sabemos gestionar con el nivel de conciencia de ese momento. Esto se sigue acumulando a lo que ya había… y el resultado es más infelicidad en el presente. Estas situaciones, sumadas a las creencias, juicios, cultura, educación, amor, dramas… causan una película en el exterior que nos muestra el guión de la película que hay en el interior.

15

La base

La base “Si lo ves, es porque lo tienes.” Anónimo

Si quieres reconducir tu vida porque estás sufriendo, en el grado que sea, sólo tienes que estar atento a lo que tienes a tu alrededor. Fijándote en el tipo de relaciones que vives, el tipo de trabajo, de pareja o de vida que llevas, puedes tomar consciencia de lo que tienes en tu interior. Tu exterior te muestra y te habla sobre lo que hay oculto en tu inconsciente. ¿Y qué es lo que está oculto? Está oculto lo que no quiero reconocer en mí, lo que no soporto de mí, lo que no acepto de mí, las heridas pendientes de resolver, los juicios y reclamos hacia mi pasado, y las partes de ego (de personalidad) que se han ido hiriendo por el camino. La ley del Espejo dice que “Todo lo que veo en ti, lo tengo yo, tanto si me gusta como si no”. Ante esta situación, podemos hacer caso omiso a este “código morse” que usa nuestro subconsciente para comunicarse con nosotros, y la situación, en lugar de mejorar o diluirse, puede hacerse mayor y más intensa, o bien podemos empezar a entrar en el parámetro de no reaccionar ni estar a la defensiva hacia fuera. Es importante parar y decirnos: ¡STOP! ¡Esto es mío! Esta situación me está hablando a mí. Ahora comprendo. ¿Qué me está diciendo este espejo? ¿Qué necesito saber de mí, a través de ti, que aún no sé? Este es un primer inmenso y gran paso. El más importante.

17

18

TÚ ERES YO

Todo aquello que nos llama la atención del exterior, tanto si nos incomoda o remueve como si nos sorprende en positivo, nos está hablando de nosotros. Por ello llamaremos a todo aquello que vemos proyección. Las proyecciones siempre vienen aumentadas para que nos demos cuenta de que nos hablan directamente. Cuanto menos caso les hacemos, más se distorsionan y persisten en el tiempo hasta que por fin llegamos al punto de querer ver y saber qué nos está diciendo de nosotros esta percepción, para poder disolverla y seguir avanzando. El subconsciente usa como espejos a personas con las que tenemos lazos emocionales. Esto es así porque el vínculo emocional hace que nos relacionemos con más frecuencia con esas personas, aunque no necesariamente con buena calidad. La presencia continua de esas personas en nuestra vida nos recuerda el punto prioritario que hay que resolver. Padres, parejas, hijos, jefes o socios son nuestros mayores maestros. En ellos se proyecta lo que tenemos que resolver en nosotros. A continuación se exponen distintas situaciones. Se trata de ejemplos, con lo que estas situaciones no tienen por qué ser así en la realidad. Son casos escogidos de las charlas y conferencias para mostrar al lector la manera de descifrar una proyección. Si con uno de los ejemplos analizados el lector no obtiene la respuesta a su posición o problemática, deberá avanzar en la lectura para sacar más información de una misma situación en otro espejo, teniendo en cuenta que una proyección jamás viene dada por el análisis de un único espejo; siempre viene acompañada de uno o dos espejos más. Gregg Braden, en su libro La matriz Divina, desarrolla cinco tipos de proyecciones o espejos: el espejo que refleja el momento; el espejo que refleja lo que juzgamos en el momento; el espejo que refleja lo que hemos perdido, entregado o nos han

La base

quitado; el espejo que refleja nuestra noche oscura del alma; y el espejo que refleja nuestro mayor acto de compasión. Durante los últimos años he ido desarrollando y analizando estos y otros espejos, hasta completar una gran lista que presento en las próximas páginas. Deseo que el lector se sumerja en estos parámetros lo más neutro y libre de juicios posible, para que la información que vaya recibiendo pueda navegar dentro de sí y pueda aportar luz en algún o distintos aspectos de su vida.

19

La aportación de Un Curso de Milagros

La aportación de Un Curso de Milagros “Un milagro es una corrección que yo introduzco en el pensamiento falso. Actúa como un catalizador, disolviendo la percepción errónea y reorganizándola debidamente.” UCDM, Cap.1.37.1.2.

Como estudiante y acompañante del libro Un Curso de Milagros, creo imprescindible la aportación de su visión al desarrollo de la Ley del Espejo. Desde que nació el libro en la década de los 70 del pasado siglo, son miles los simpatizantes que han hecho de la filosofía que se expone en él su estilo de vida. El libro es espiritualidad y metafísica, y nos lleva al recuerdo y la comprensión de quienes somos, para qué estamos aquí y cómo potenciar nuestros recursos divinos. Uno de los métodos para recordar cómo nos hemos podido olvidar tanto tiempo de nosotros y de las consecuencias de este hecho (el presente distorsionado que vivimos) es usando las imágenes que tenemos delante, que están en clave de relaciones, situaciones, personas, pensamientos, emociones. Un Curso de Milagros nos ayuda a reinterpretar nuestras vivencias desde otra visión. Si partimos de la visión de que entendemos que nuestra personalidad está en nuestra mente, que ésta es la que percibe constantemente y la que nos convence de lo que está sucediendo “allí fuera”, entonces nada cambia, pues esta personalidad, este ego, nos ha convencido y nos sigue convenciendo de que la causa de todo es el exterior. Y esto hace que nos sintamos separados del exterior, como si no tuviera que ver con nosotros. Como hemos visto anteriormente, si así fuera, no podríamos hacer nada para cambiar la situación. Pero si ponemos la causa en nuestra mente, entonces sí tenemos la oportunidad de cambiarla. Sólo necesitamos dejar a un lado la interpretación del ego y permitir que sea otro el que reinterprete la situación.

21

22

TÚ ERES YO

¿Y qué mejor intérprete podría existir que el Amor? ¿Qué haría el Amor en esta situación? ¿Qué escucharía y entendería el Amor de estas palabras? ¿Qué diría el Amor en estos momentos? ¿Cómo ve el Amor y qué me hace sentir el Amor en cada segundo de mi existencia? El Amor todo lo disuelve. El amor es lo opuesto al miedo, al odio, a la culpa, al dolor, al sacrificio (que nos aporta el ego). Por tanto, tenemos el libre albedrío de decidir en cada ocasión: decidir si interpretar y vivir este momento desde el Amor o desde el ego. Si decidimos vivirlo desde el Amor, entramos en una paz inmediata. Y éste es la señal de que vamos bien. La paz. El libro Un Curso de Milagros define todas las proyecciones como percepciones. Y estas percepciones provienen del ego. El Amor, puro conocimiento, no necesita una proyección; simplemente precisa extenderse a través del otro, crecerse, contaminar lo que es. Y sólo puede contaminar Amor, porque sólo es Amor. La elección es, pues, fácil. Ante una situación, podemos proyectar o extender. Podemos seguir manteniéndola fuera o podemos contaminarla de Amor con la ayuda de nuestra parte más pura: nuestra esencia, nuestro espíritu. Nuestra parte no contaminada por la personalidad. Y el mejor acompañante que tenemos para esta aventura es Jesús, quien en Un Curso de Milagros nos enseña los pasos para poder recordar quienes somos. Nos susurra y nos anima a no desalentarnos ante cualquier momento de duda o contaminación por parte del ego. Jesús aprovecha el Curso para defender lo que él vino a hacer en la vida, en la que fue sacrificado y de la que tanto se ha hablado a través de los tiempos, modificando y alterando su sentido más auténtico.

La aportación de Un Curso de Milagros

En Un Curso de Milagros Jesús nos revela las claves para conseguir la iluminación, que es la disolución total del ego. Él mismo dice en el curso: “Si quieres ser como yo, te ayudaré, pues sé que somos iguales. Si quieres ser diferente, aguardaré hasta que cambies de parecer.” Cap.8.IV..6.3.

Estas palabras reconfortan, pues recordamos que siempre estamos acompañados. Este Jesús no es el que conocemos a través de la religión. Si bien es el mismo personaje, él desea compartir con nosotros cómo consiguió desarrollarse como Dios en esta experiencia humana. E insiste en que nosotros también podemos hacerlo. Nos da las claves y desea que sintamos que él es uno más, como nosotros. Si él lo consiguió, nosotros podemos hacerlo también. A lo largo de este libro, en cada análisis de los espejos, incluiremos la visión de Un Curso de Milagros para que el lector pueda tener la más amplia visión de todo lo que nos ocurre, sobre cómo podemos reconducirlo y, a través de esta corrección, cómo podemos recordar quienes somos y para qué hemos venido a este mundo.

23

Los espejos

“Sólo se volverá clara tu visión cuando puedas mirar en tu propio corazón. Porque quien mira hacia afuera sueña, y quien mira hacia adentro despierta.” Carl G. Jung

El espejo directo o el espejo del momento

El espejo directo o el espejo del momento Esta proyección habla alto y claro: Yo soy lo mismo que tú. Todo lo que veo en ti, soy yo. Aquí entramos en la resistencia, porque quizás sí me apetece saber que lo que veo que me gusta en ti es mío, pero no acepto que lo que no me gusta de ti sea mío. Pero así es. Veamos un ejemplo: si tengo delante a una persona que está en la crítica constantemente y esto me remueve y no lo soporto, evidentemente esto me está diciendo que soy una persona que también critica. Pero... ¡No me está diciendo que yo critique a los demás! ¡El espejo siempre me habla de cómo me comporto yo conmigo mismo! El espejo jamás me dice que yo también critico a otro, ¡pero sí que me critico a mí mismo! Las personas que critican son personas exigentes, que siempre harían algo diferente a lo que hacen los demás, pues tienen una verdad absoluta sobre cómo son o deberían ser las cosas. Esto quiere decir que yo soy muy exigente conmigo mismo y no me doy cuenta. Quizás sí me doy cuenta de que no me conformo con mi manera de ser y actuar, pero no soy consciente de cuánto esto repercute en mi ser. Por lo tanto, mi subconsciente me muestra esta “agresión” que me estoy haciendo. Si tengo en mi vida a alguien que me falta el respeto constantemente en el grado que sea (gritos, insultos, violencia, invasión de territorio, agresión...), esto me está diciendo que yo no soy

27

28

TÚ ERES YO

nada respetuoso conmigo mismo, que me falto el respeto. No me valoro y no sé poner límites. Una vez más, mi subconsciente me muestra la “agresión” que me estoy haciendo a mí mismo. El exterior me muestra cómo me relaciono yo conmigo mismo Veamos un ejemplo. Eva participó en una de mis charlas y compartió la queja de que su jefe era muy manipulador. Ella consideraba que ella no lo era para nada. No aparentemente. No hacia el exterior. No hacia otras personas. Pero sí era una manipuladora de sus sentimientos y emociones. La manipulación por parte de su jefe le estaba mostrando que ella se autoconvencía de que lo que realmente sentía en su vida no tenía importancia. Si se sentía triste, automáticamente se ponía música y se olvidaba de la tristeza. Si no tenía ganas de atender a su suegra, lo hacía porque no había otra. De nuevo se estaba manipulando. Cada vez que se adaptaba a los deseos de su pareja aunque a ella no le apeteciera, se manipulaba y se convencía de que esa opción era la mejor. Y así continuamente. En la charla, Eva entendió que su vida, que ella creía que dominaba, estaba expuesta al beneplácito de su entorno, para que los demás estuvieran cómodos y felices, pero que jamás anteponía sus necesidades y deseos. Los bloqueaba. Los manipulaba. Más adelante usaremos este ejemplo para definir otros espejos que lleva implícitos, aparte del directo. En las proyecciones directas nos encontramos también efectos de nuestras emociones. Pongamos otro ejemplo. Estoy tranquila y feliz en casa. Salgo a la calle a dar un paseo y me cruzo con un conocido que me cuenta su situación actual, penosa y triste. Al terminar la con-

El espejo directo o el espejo del momento

versación me siento triste, y puede que relacione esta tristeza súbita en mí con el encuentro con este ser. Pero no es así. Esta ocasión que se ha dado ha sido una oportunidad para que yo tome consciencia de que tengo en mí una tristeza pendiente de resolver. He olvidado que tengo esta emoción, y el hecho de que él la haya sacado a la luz, me permite sanarla. Ocurre de la misma manera si es al revés. Estoy en casa deprimida y desanimada, y salgo a la calle. Si con un encuentro fortuito con un conocido, éste me contagia de esperanza y alegría, puedo pensar justamente que esta persona me ha contagiado de este nuevo estado anímico. Pero lo único que ha hecho es recordarme que yo ya tengo la alegría y esperanza en mí, aunque me he olvidado de ella. En relación a este espejo, OSHO dice: “Cuando experimentas alegría, sientes que proviene de afuera. Te has encontrado con un amigo, y, obviamente, parece que la alegría proviene de tu amigo al verlo. Pero no es así: la alegría está siempre dentro de ti. El amigo es sólo una situación. Él ha ayudado a que la alegría salga, pero estaba ahí. Y no sucede sólo con la alegría, sucede con todo: con la ira, la tristeza, el sufrimiento, así es con todo. Lo demás solamente son situaciones que provocan que aquello que está oculto en ti se exprese. No son motivos. No causan algo en ti. Lo que quiera que ocurra, te está sucediendo a ti. Siempre ha estado ahí: el encuentro con el amigo ha creado una situación en la cual lo que estaba oculto, se ha abierto, ha salido. Proviniendo de un origen oculto se ha hecho aparente, manifiesto.” Esto no quiere decir que si una situación concreta saca a la luz una emoción que yo tengo inconscientemente dormida, ésta represente a un estado anímico actual: puede recordarme que tuve tristeza, o un sentimiento de abandono, o soledad, o celos... hace tiempo (incluso puedo ni recordarlo). La activación de la emoción me da la oportunidad de reconocer en mí la emoción olvidada vinculada a una situación; me permite sanarla y liberarla. Pero hay que tener en cuenta que, para nuestro sub-

29

30

TÚ ERES YO

consciente, el tiempo no existe, por lo que si tengo una herida de mi pasado que aún sangra, la estoy viviendo en mi presente sí o sí, en una situación que puede no ser igual a la que causó la herida pero que sirve para activar la emoción relacionada con ella. De una manera muy sutil, cuando se nos activan emociones a través de situaciones “inocentes” o fortuitas, tenemos la oportunidad de sanar algún aspecto de nosotros o recordar que nosotros somos ese valor que ha salido a la luz a través del otro. Por ejemplo, cuando miramos una película y nos emociona de alguna manera, en forma de tristeza, pena o nostalgia, sale a la luz una emoción que no está en la paz y amor incondicional, y que me conecta con el recuerdo pasado en el cual se originó dicha emoción. Si la película nos transmite alegría, amor o gozo, nos recuerda lo que ya somos pero que hemos olvidado o no valoramos suficientemente, y este efecto en el exterior me da la oportunidad de reconectarme con mi esencia. Con este primer espejo ya nos podemos dar cuenta que el exterior, aunque lo cataloguemos de causante, justamente es un efecto de lo que tenemos dentro. La causa está en nosotros y el efecto en el exterior, en la proyección. Entonces, ¿cómo íbamos a acusar el exterior de nuestro estado emocional si ha sido el que nos ha ayudado a tomar consciencia de lo que ocurre en nosotros? Esta situación, esta persona, el exterior, no es un agresor, sino un maestro. Es un salvador. Gracias a él puedo liberarme de la emoción que me provoca este dolor y sanarme. Estas situaciones se dan repetidamente en nuestros actos y rituales cotidianos, pero no les damos importancia y las asumimos como que “las cosas son así”. Como hemos dicho, los espejos siempre van a ser situaciones o personas con las que tenemos lazos afectivos o una relación cercana. La continua presencia de estos personajes

El espejo directo o el espejo del momento

nos hace de recordatorio. Si fueran personajes con los que no tenemos mucho contacto o vínculo, nos olvidaríamos y pasaríamos por alto el mensaje que nos están dando. Si no comprendemos que estos personajes nos están hablando con una moraleja de fondo, éstos van a ir exagerando más y más sus roles, y aumentando más y más la intensidad de la situación, para incomodarnos cada vez más. Hasta que digamos: ¡STOP! ¡Esto es mío! La familia es la gran maestra. En mis charlas me dicen a menudo: “Ellos me usan para canalizar sus emociones. ¡Estoy harto/harta!”. Entonces yo respondo: “No es así. Tu subconsciente los está usando para liberarte de todo lo que te atormenta dentro, tu fatiga, tu enfado, tu querer estar en otro sitio y no en el que te encuentras ahora, tu irritación por lo que crees que debería ser de otra manera. Ellos sacan a la luz lo que tú no reconoces en ti.” Gema está casada y tiene dos hijos. Su casa es una cueva de gritos, quejas, un caos de horarios… Todos la reclaman, todos la necesitan, todos le exigen, todos le llaman la atención por sus nervios y poca comprensión, y se quejan de que ella es exigente con ellos. Ella observa que cada uno va a su bola y hace lo que quiere, cosa que la pone más nerviosa aún. Ella quiere tener tiempo para ella misma, pero lo va posponiendo porque piensa que su marido e hijos son prioritarios, y más dado el caos que se vive en la casa. Con la charla ella comprende, sobre los espejos, que ellos sacan a la luz las quejas que ella no expresa, las ganas que tiene de tener tiempo para ella y lo exigente que es consigo misma. Su familia, yendo a su bola, le muestra lo que ella sí tiene ganas de hacer. Otro ejemplo. Tus vecinos, los compañeros de trabajo o amigos que llaman la atención, que son agresivos verbalmente, que

31

32

TÚ ERES YO

tienen un tono de voz más elevado de lo habitual, hecho que te incomoda, te están diciendo que te estás chillando a ti mismo para que tomes consciencia de algo. Te chillas a través de ellos. Te reclamas a través de ellos. Silvia comentaba en una charla que una compañera de trabajo siempre estaba chillando y que ella no lo soportaba. Insistía en que chillaba a todos, no únicamente a ella. Eso puede ser cierto, pero lo que importa es cómo gestionas tú esta situación, qué te dice a ti. A cada uno de los compañeros le dará un mensaje diferente, y está claro que este personaje chilla por todos ellos, por lo que tienen ganas de chillar o quejarse y no lo hacen (no importa que tengan ganas de quejarse por un motivo personal o familiar...que nada tenga que ver con el trabajo. Lo importante es que se canaliza un acto bloqueado, una emoción reprimida). Un claro ejemplo de espejo directo es un caso de corrupción. Estos tiempos, en los que han salido a la luz tantos personajes públicos corruptos, algo nos dicen. Es comprensible que una persona pueda afirmar que no es corrupta, pero eso no es así. Cuando expongo esta situación en una charla, las caras de los presentes van cambiando de expresión y empieza uno a tomar más consciencia de sus propios pensamientos y actos. ¿Cuántas veces has intentado no pagar algo? ¿Cuántas veces has intentado subir a algún transporte público sin pagar? Esto es corrupción. ¿Cuántas personas cobran la prestación contributiva pero siguen trabajando en otro sitio? ¡Por no decir las que trabajan sin querer pagar impuestos! Todo esto sigue siendo corrupción. ¿Cuántas veces uno dice que quiere vivir del cuento? ¿Cuántas veces quieres que sea siempre el otro el que invite a la copa? ¿Y qué hay de los trabajadores que toman “prestado” material de la empresa o gasolina para su uso privado? Esto también es corrupción. Son dosis pequeñas de corrupción que pueden resultar anecdóticas para ti e incluso pueden convencerte de que te las mereces. Pero si sumamos esta creencia a la de cada uno de nosotros,

El espejo directo o el espejo del momento

esto hace que reflejemos en aumento la corrupción no reconocida en nosotros en personajes muy corruptos. Estos parámetros nos deberían hacer reflexionar sobre la importancia de nuestros pensamientos, creencias, juicios y sentimientos no reconocidos en nosotros. Si hablamos de violencia, nos indignamos por casos en los que hay una víctima de un victimario, y no nos damos cuenta de que existe un victimario porque está mostrando la rabia y la ira contenida en cada uno de nosotros, ni que sea en una proporción pequeña. Y existen víctimas porque nosotros tenemos oculta una parte herida y vulnerable que no hemos sanado. Estos personajes, aunque no formen parte de nuestro decorado directo, nos hablan de nosotros porque nos sigue afectando verlo. Veamos otro caso. Es curioso observar lo que ocurre en las carreteras: al conducir hay usuarios que tienen el hábito de usar mucho el claxon, de adelantar agresivamente, de ir demasiado lentos por el carril que corresponde, de adelantar y luego desacelerar impidiendo a otros vehículos llevar la velocidad que llevaban… y así, numerosos ejemplos que hacen que otros conductores puedan perder los nervios, reaccionar, querer ir más deprisa para pillarlo. Todas estas situaciones que podemos haber vivido y que seguramente seguimos viviendo si no analizamos nuestra reacción, nos están diciendo algo a nosotros personalmente. Un conductor puede insultar o gesticular hacia otro, con causa o no, y el que recibe la atención reacciona. Entonces se pone al mismo nivel. Inconscientemente, al reaccionar, reconoce que lleva la misma emoción de rabia, indignación o ira del que ha empezado, pero no resuelta. Esta situación sólo es una oportunidad para sacar fuera lo oculto. Para seguir con más ejemplos de espejos directos, me apoyo en la frase de Carl Gustav Jung: “Los niños viven y manifiestan las tristezas y alegrías inconscientes y no manifestadas de los padres.”

33

34

TÚ ERES YO

Los niños, en casa, son grandes espejos. Pensamos que sus actos, sus carácteres, sus toses y sus virus son producto de lo propio de la edad. Entonces, ¿por qué no todos los niños son iguales? ¿Por qué los virus sólo atacan a unos pocos? ¿Por qué no todos chillan? ¿Por qué no todos son agresivos o más introvertidos? La psicóloga y terapeuta argentina Laura Gutman desarrolla y defiende la teoría del espejo entre madre e hijo. Sus obras reflejan su compromiso de tomar conciencia sobre la importancia de todo lo que ocurre en el útero materno en el período de la gestación y durante la infancia. En su libro La maternidad y el encuentro con la propia sombra, dice: “Utilizar las manifestaciones del bebé como reflejo de la propia sombra es una posibilidad entre otras para el crecimiento espiritual de cada madre. En este sentido, el bebé es una oportunidad más. Es la posibilidad de reconocernos, de centrarnos en nuestro eje, de hacernos preguntas fundamentales. De no mentirnos más e iniciar un camino de superación. El bebé se constituye en maestro, en guía, gracias a su magnífica sensibilidad y también gracias a su estado de fusión con la madre o persona que la suplante. Siendo tan puro e inocente, no tiene aún la decisión consciente de relegar a la sombra los aspectos que todo adulto decente despreciaría. Por eso manifiesta sin tapujos todo sentimiento que no es presentable en sociedad. Lo que desearíamos olvidar. Lo que pertenece al pasado. El bebé se convierte en espejo cristalino de nuestros aspectos más ocultos. Por eso, el contacto profundo con un bebé debería ser un período para aprovechar al máximo.” ¿Cuántas veces un padre o una madre no tiene ganas de escuchar una serie de comentarios (provenientes del cónyuge, de un jefe, del abuelo, o mejor aún, de escucharse a sí mismos) y el hijo desarrolla una otitis? ¿Cuántas veces un progenitor no puede chillar y expresarse libremente con quien sea (pareja, jefe, vecino, padre…) y el hijo tiene tos constantemente? Si hay alguna situación que irrite a alguno de los cónyuges, el niño puede ser propenso a tener diarreas. Y así, infinitos ejemplos.

El espejo directo o el espejo del momento

Está estudiado y demostrado que los hijos hasta los 14 años van somatizando las emociones bloqueadas de los padres (independientemente del programa que pueda llevar del árbol transgeneracional, que comentaremos más adelante). Si tenemos en nuestro entorno a personas que nos llaman la atención porque siempre están dudando, porque les cuesta tomar decisiones, o personas que expresan sus miedos o sus quejas, ellas están sacando a la luz nuestros propios miedos, nuestras dudas, nuestras quejas no expresadas. ¿Y seguimos pensando que no tienen nada que ver con nosotros? Lo no expresado tiene que salir a la luz. Probablemente en más de una ocasión te has sentido como que no vales suficiente, que no sirves para nada, no sabes qué haces aquí… Puede ser que a nivel consciente no des mucha importancia a este comentario que tienes sobre ti mismo, pero a tu alrededor tienes a personas agotadas, con una actitud pasiva, de victivismo. Ellas son tu reflejo para que tomes consciencia del concepto que tienes sobre ti. Silvia, por ejemplo, compartió que tenía personas a su alrededor que se quejaban constantemente y que le contaban directamente a ella sus penas. Ella reconocía que era muy positiva y no entendía qué le podía estar diciendo de sí misma esta proyección. Algo no le cuadraba. Ella se convencía de que era muy positiva, pero en el fondo se sentía cansada de que tanto esfuerzo no le compensara: aún no veía el resultado de tanta positividad, estudio y trabajo en sí misma… Su exterior, una vez más, le mostraba una emoción que tenía que reconocer, aceptar y liberar. Hablemos de dinero. Si tu presente te muestra carencia, dificultad para llegar a fin de mes, si entra poco dinero o el que en-

35

36

TÚ ERES YO

tra sale muy deprisa y no tienes opción de ahorrar, si no puedes hacer cosas que te gustarían porque no te lo puedes permitir, si tienes en tu entorno a gente con una situación similar a la tuya… todo esto es un espejo directo de tu consciencia de carencia o consciencia de pobreza. Probablemente no seas muy consciente de ello, pues esto forma parte ya de tu normalidad, creencias y educación. Afirmaciones como “hay que trabajar duro para ganar dinero”, “yo con poco me conformo, con lo justo para poder cubrir gastos y poco más”, “todo cuesta mucho”, “hay mucha gente así, ya cambiarán las cosas”… hacen que en tu subconsciente haya un programa de conciencia de pobreza. Pero de nuevo, como es un programa que te hace sufrir, ahora sabes que tienes la opción de decir: ¡STOP! ¡Esto es mío! Y reconducir la situación. Hemos recordado que el exterior nos muestra cuánto nos herimos o cuánto nos amamos. Por tanto, nos estamos hiriendo a través de esta situación. Esto no es consciente, pero sale a la luz lo que tengo que resolver. ¿Y qué tengo que resolver? Si me siento poca cosa, si creo que no soy suficiente, si creo que no valgo para trabajar, si me comparo y veo en otros una situación más favorable, si a todo esto le añado las creencias que tengo sobre el esfuerzo y el dinero... todo ello muestra una consciencia de carencia importante. Gracias a una situación que lleva mucho tiempo sin cambiar, esforzándose en darme una información que yo creía que no me hablaba a mí directamente, tengo la oportunidad de recordar que yo no soy esto. En tiempo real se me ha reflejado lo que directamente siento y pienso que soy, pero esto no es verdad, porque yo no soy dolor, no soy carencia, no soy pobreza, no soy poca cosa. Yo soy consciencia de abundancia. Con este ejemplo se combina el espejo opuesto que desarrollamos en breve, en el que gracias a lo que no soy, puedo conectar y desarrollar lo que verdaderamente soy.

El espejo directo o el espejo del momento

Vamos ahora a aprovechar este apartado sobre el espejo directo para incorporar a nuestras mascotas como un miembro más del sistema familiar. Diversos estudios veterinarios, entre ellos los de Richard Pitcain (Salud natural para perros y gatos) o B.Lydecker (What the animals tell me), defienden que la salud de una mascota refleja la salud mental o física de su amo y que, para tratarla, hay que hacer una curación holística involucrando a los miembros de la familia. De la misma manera, hay estudios puntuales que reflejan similitudes entre los carácteres de un perro y el de su amo, e incluso que sostienen que cada persona escoge a una mascota con una personalidad afín a la propia y, “casualmente”, con algún rasgo físico parecido. Con todos estos ejemplos concluimos que: Cuando reconozco en el exterior en clave de situación o personaje, una conducta, una creencia o un parámetro que es mío, automáticamente me doy cuenta que éste me está ayudando y dejo de volcar en él la causa de mi emoción o situación actual. Comprendo que mi subconsciente está hablando a través de él. Esta integración ya supone un 50% de la disolución de la proyección. Pero lo que queremos es que el espejo desaparezca. No necesariamente la persona, sino la emoción que nos causa esta situación. LA VISIÓN DESDE UN CURSO DE MILAGROS “La imagen que el ego tiene de ti es la de un ser desposeído, vulnerable e incapaz de amar.” VII.3.2. “No veas esa imagen en nadie, o la habrás aceptado como lo que eres tú”. VII.3.6.

37

El espejo de los opuestos

El espejo de los opuestos Tenemos muchas partes de ego heridas, inconscientemente, por supuesto, y éstas salen a la luz en formato de proyecciones para poder sanarlas. Neale Donald Walsch, en su libro Dios es felicidad, expone los principios de la vida. Uno de ellos es el de La Ley de los Opuestos, que nos otorga oportunidades. Otros principios son los de la Energía de Atracción, relacionada con el poder; el Don de la Sabiduría, que otorga discernimiento; la Alegría de la Maravilla, que otorga imaginación; y la Presencia de los Ciclos, que otorgan eternidad. En el caso de la Ley de los Opuestos: Gracias a lo opuesto que reconozco en ti, tengo la oportunidad de recordar quién soy. Un espejo opuesto me dice: Estoy en el lado opuesto de lo que veo y vivo. Me siento al contrario de lo que veo y vivo. Estas proyecciones son frecuentes y relevantes. Regresemos a uno de los ejemplos que hemos usado anteriormente. Si tengo cerca a una persona que me chilla constantemente, que es agresiva y violenta en cualquier grado, esto me está diciendo que estoy en el polo opuesto, vibrando sumisión. Me está mostrando que debo recuperar mi centro, mi autoestima, mis valores y saber usar los límites. Mientras no reaccione, este opuesto seguirá mostrándose en mi presente y cada vez será mayor y más exagerado.

39

40

TÚ ERES YO

Es el típico caso de violencia de género. No es casualidad que en este tipo de agresión se junten un carácter dominante con otro sumiso. Justamente es para que ambos aprendan que están en el extremo opuesto de su centro, de la paz y total armonía. Todos hemos tenido o tenemos en nuestro entorno a personas egoístas. Esto es totalmente anecdótico, a menos que nos remueva. Si me molesta el comportamiento egoísta de una determinada persona, es que es mío. Si no lo puedo soportar, es que me está hablando directamente a mí. Y esa persona seguirá “especializándose en egoísmo” hasta que me entere de que esto tiene que ver conmigo. ¿Y qué podría decirme una persona tan egoísta? Ante todo me puede estar diciendo que yo también soy egoísta, pero este sería un análisis falso, porque el espejo no habla de uno mismo en relación con el exterior. Habla de uno en relación a sí mismo. El espejo opuesto de tener una persona tremendamente egoísta es que yo estoy en exceso volcada en los demás. Quizás antepongo el bienestar de los demás al mío (me estoy sacrificando). Puede que haga todo lo posible para que todo esté en paz y armonía sin tener en cuenta mis propios sentimientos (otro sacrificio). Quizás me convenzo de que ayudar incansablemente a los demás es normal y me esfuerzo por ser buena persona (más sacrificio). Partiendo de esto, el exceso de egoísmo en mi vida quizás me está hablando de mi exceso al pensar siempre en los demás, y me está invitando a que sea un poco más egoísta conmigo mismo/a. Que me centre. Que me ame. Que me respete. Que atienda mis necesidades afectivas. Luego, el dar vendrá naturalmente y libre de sacrificio. Usando el ejemplo anterior de los vecinos que chillan, que son agresivos verbalmente, que son ruidosos, podemos pensar que lo son para todo el vecindario. Por supuesto, pero cada vecino lo vive de una manera diferente. Si te molesta que los vecinos chillen, quiere decir que o bien tu también te chillas (estás enfadado/a contigo mismo/a), o bien tienes una rabia o

El espejo de los opuestos

una ira pendiente de sacar y no lo haces por protocolo, porque no procede, por quedar bien. Quizás te apetece chillar y poner límites a tu jefe, a tu pareja o a un padre. La educación social, el no saber, el miedo a las consecuencias, hacen que bloquees esta emoción en ti. Esta rabia, ira, celos, lo que sea que percibes en el otro es tuyo y necesitas a alguien cercano que te recuerde constantemente que tienes estos sentimientos de injusticia, reclamo o lo que sea pendiente de sacar. Estás en el lado opuesto de esta ira (con buenos modales, con resignación, con protocolo), renunciando a aceptar que es tuya, pero ahí está: hablándote en primera persona. Lo mismo sucede con aquellos vecinos sexualmente ruidosos o los amigos que sólo saben bromear sobre temas sexuales o que hablan constantemente sobre su vida sexual. Quizás no te molestan especialmente, pero si te incomodan, ¡entiende que están sacando las ganas que tienes tú de tener sexo desenfrenado! Estás en el lado opuesto de la actividad sexual y esas ganas que no se pueden llevar a cabo salen a la luz para que las integres y vuelvas a tu estado normal de armonía. Otro ejemplo. Celia es una chica de 50 años separada y con un niño adolescente, que regenta un negocio. Es muy fuerte y luchadora y ha pasado por muchas adversidades. Económicamente le cuesta llegar a fin de mes porque no recibe ayuda del padre de su hijo, pues éste no trabaja, por lo que ella soporta el peso de todos los gastos del negocio, domésticos y del hijo. Ella jamás se queja, pero tiene un compañero en el trabajo que se queja continuamente, es muy expresivo cuando se enfada, y tiene tal pronto que reacciona a la mínima que ve un error. No obstante, ella sigue concentrada con su trabajo, ajena parece ser a lo que le comunica su entorno. Se siente agotada, triste y sólo desea que llegue su día de fiesta para no ver a nadie. Su exmarido sigue presente en su vida por la atención al niño, pero adopta una actitud de víctima, de abandonado, dependiente de ella, de familia desestructurada. El hecho de que ella lo vea así, la hace

41

42

TÚ ERES YO

sentir culpable de su felicidad, de la libertad y tranquilidad que siente después de la separación. Y ella sigue atendiéndolo y cuidándolo en la medida que puede, con dinero, tabaco, comida… y sigue sintiéndose culpable. Tiene espejos por todas partes. Por un lado, su compañero de trabajo le muestra que debe quejarse, que debe exteriorizar sus sentimientos y desahogarse en lugar de convencerse de que todo va bien y de que las cosas ya cambiarán. Tiene que darse la oportunidad de exteriorizar lo que siente, ni que sea chillando, golpeando una almohada o cortando leña. Ella también se queja, pero interiormente, sin reconocerlo. Y su compañero de trabajo lo hace real. La ayuda a que se dé cuenta de lo que debe hacer. En la charla “El espejismo” (en la que desarrollo El Espejo), integró tanto este concepto y se dio cuenta de cuánto se estaba hiriendo a sí misma que estalló en llanto. En unos días su entorno laboral era un remanso de paz y alegría. Su ex marido le muestra una vibración opuesta. Ella está en la posición de atender, cuidar, procurar que el otro esté bien (por el sentimiento de culpa que tiene a raíz de la separación), y él, en la de dejarse cuidar y demostrar una posición vulnerable y de víctima. Ella le complementa lo que a él le falta y esto la agota y la hace sentir estancada en esta situación. Y él no ve en ella lo que le está diciendo su subconsciente: que debe cuidarse a sí mismo, atenderse y reconducir su vida. Tras la charla, Celia tomó las riendas y se cuidó más, invirtiendo su tiempo en sí misma y dando espacio al otro para que se sintiera libre y capaz de reconducir su vida sin ella. La mayoría de las veces un espejo no llega solo, sino que es una combinación de varios espejos a la vez. Esto nos dice lo importante que es el mensaje que trae. Hay situaciones que nos desbordan. Con todos los conocimientos y recursos que tenemos, no conseguimos comprender lo que está pasando. Es algo que nos supera y nos hace sentir

El espejo de los opuestos

muy impotentes y desgraciados. Un ejemplo de ello podría ser el de Bego. De pequeña observó que su padre atendía mucho más a su hermana pequeña. Ella se esforzaba por agradarle, por llamar su atención, pero no era suficiente para que ella sintiera que su padre la quería. Empezó a sentir muchos celos de su hermana y a expresarlos tal y como lo hacen los niños en circunstancias similares y comprensibles. Sus padres la regañaban constantemente por estas muestras y ataques de celos y ella empezó a aislarse y refugiarse en los libros. Al crecer, la situación quedó en anécdota hasta que tuvo un novio. Este chico ya tenía una hija de su anterior matrimonio. Al principio todo iba bien, pero en poco tiempo se activó en ella una memoria. Su subconsciente aprovechó la sinergia de la situación para decirle que tenía una herida pendiente de solucionar y activó esta memoria de celos aletargada durante tanto tiempo. A ella le superaban los celos que sentía y la relación con el novio iba de mal en peor. Le reclamaba atención y lo acusaba de consentir y mimar a su hija. En las charlas sobre “El espejismo” manifestó que no se reconocía, que él le sacaba lo peor que tenía dentro. Había empezado a sentir ansiedad y no quería medicarse por ello. Cuando le pregunté si recordaba cuándo fue la última vez que vivió esta situación respondió que nunca, que ella no era una persona celosa. Insistiendo, la invité a recordar alguna situación de su infancia en la que pudiera haber sentido celos, ni que fuera algo anecdótico. Su cara empezó a colorearse y luego, con los ojos húmedos, reconoció la situación con su hermana menor y su padre. Comprendió que su presente le mostraba una memoria olvidada, y que ahora se proyectaba en la situación que vivía con su novio y la hija de éste. ¿Cuántas veces se comenta en las charlas “es que tengo un jefe muy prepotente”? Pues ya sabes: o tienes una actitud contigo misma/o de prepotencia, juzgándote continuamente, o estás

43

44

TÚ ERES YO

en la zona opuesta, vibrando con excesiva humildad, sintiéndote que no vales nada y sin tener en cuenta tus dones. Previamente te has comparado con el “yo no soy como tú”. Esto es lo mismo que decir “no me gusta ser como soy”. Entonces, al rechazar al otro en el grado que sea, lo que ocurre es que te estás rechazando a ti misma/o. Si vas comprendiendo cómo te has tratado hasta ahora, e integras esto gracias a que el otro te lo está mostrando, comprenderás que no eres honesta/o contigo misma/o, con tus valores, con tu manera de ser... Comprenderás que te castigas por no amarte. Porque está claro que: O te amas o te maltratas. Y lo haces a través del otro. “Su conversación interior representa sus pensamientos y sentimientos silenciosos, que atraen las reacciones de los demás hacia usted.” Joseph Murphy

Gracias a esta toma de consciencia puedes detectar y conectar con tu parte pura, con tu alma y recordar quién eres. Quizás no sabes quién eres, pero a través del opuesto, puedes afirmar lo que no eres. ¿Por qué? Porque estás sufriendo. Y este sufrimiento no puede venir de tu alma, pero es una oportunidad para conocerte, para dejar de luchar, gastar menos energía y salir antes de la situación. A lo que te resistes, persiste. Hablemos ahora del control. José se quejaba de que todo el mundo lo quería controlar. Se sentía oprimido. Hasta ese día había vivido agradando a los

El espejo de los opuestos

demás para complacerlos, pero se daba cuenta de que cada vez más le exigían más. Se sentía un títere. No comprendía cómo este exceso de control en su vida le hablaba de él y sólo a él, sin duda. Se le estaba mostrando que debía coger las riendas de su vida y empezar a controlarla sin necesidad de nadie y sin tener que complacer a nadie. Ken Wapnick, en su libro Cuando 2 + 2 = 5, dice: “Actuar basándose en la idea mágica de que al controlar las cosas externas se controlan las internas jamás funciona. Lo que está dentro sigue estando dentro, y lo que permanece inconsciente se proyectará automática e inevitablemente.” Podemos resistirnos tanto como queramos a la situación exterior y renunciar a que nos habla de nosotros, pero esto no evitará que siga sucediendo. Debbie Ford, en su libro El secreto de la sombra, comenta: “Nuestra resistencia se desencadena cada vez que decidimos que nosotros, los demás o el mundo, están equivocados.” “Y mientras continuemos culpando a los demás por nuestras circunstancias no tendremos ninguna libertad, porque nuestro resentimiento nos mantiene atados a esas mismas personas –y a las mismas circunstancias– que no nos gustan. Mientras llevemos en nuestros corazones la semilla del resentimiento tendremos que crear algún tipo de sufrimiento, de drama o descontento en nuestras vidas para poder mantener viva la culpa.” Gracias a esta situación, a este grado de distorsión que te trae un grado de dolor, puedes darte cuenta de que estás viviendo en el ego, apartado de tu naturaleza divina, separado y desconectado de tu alma.

45

46

TÚ ERES YO

Gracias a esta experiencia humana, puedo desarrollar mi parte divina. Gracias a este opuesto recuerdo quien soy, y estoy recordando que soy Dios. Como dice Neale Donald: “Soy Dios, diosando”.

LA VISIÓN DESDE UN CURSO DE MILAGROS “Comprende que no reaccionas a nada directamente, sino a tu propia interpretación de ello.” XII.1.4. “Si reconocieses que cualquier ataque que percibes se encuentra en tu mente y sólo en tu mente, habrías por fin localizado su origen, y allí donde el ataque tiene su origen, allí mismo tiene que terminar. Pues en ese mismo lugar reside también la salvación.” XII.10.1.

El espejo de los juicios

El espejo de los juicios Cualquier espejo siempre viene acompañado del espejo de los juicios. No te das cuenta que, juzgando a otro o a una situación, lo único que estás haciendo es no señalar el dedo directamente en ti mismo. Usas a la otra persona o situación para juzgarte, ¡pero te estás juzgando a ti mismo! Cuando juzgo algo o a alguien, lo estoy etiquetando, le estoy poniendo un cartel amarillo en la frente que dice: Tú eres así. Un juicio es una sentencia. Y una sentencia es Amén, que así sea. Como dice Jodorowsky: “Lo que criticas en otros está en ti. Lo que no está en ti no lo ves.” Por lo que si etiquetas a alguien de egoísta, independientemente de que te muestre en qué vibración estás, te está diciendo que lo has sometido a un juicio, con lo cual su subconsciente se va a esforzar en seguir el rol al que lo has impuesto. Si juzgas a alguien como criticón, así será. Si juzgas a alguien como prepotente, así será. Y podríamos no terminar de poner ejemplos porque, por defecto, juzgamos sin darnos cuenta. Siempre nos fijamos en lo que hacen, dicen y piensan los demás. Por algo será. Y los demás van a cumplir el mandato impuesto, pues ellos reflejan nuestras creencias en tiempo real. Ponemos energía al fijarnos en lo que percibimos, tanto si nos gusta como si no, y por ello se sigue manifestando en el tiempo, tanto si nos gusta como si no. Hemos pasado momentos en los que hemos sentenciado: “Es que siempre atraigo al mismo tipo de parejas”. Y así es y así

47

48

TÚ ERES YO

sigue siendo. “Es que siempre me pasa lo mismo”. Así es y así seguirá siendo. “Es que esto no es justo”. Y la situación de “injusticia” persiste en el tiempo y se magnifica. “Es que esto es difícil”. Y consigues que sea difícil. “Es que siempre me timan”. Y es verdad, te timan siempre. Una vez se me ocurrió decir: “Es que sólo atraigo hombres casados a mi vida”. No era verdad, sólo fue una vez, pero entonces sí llegaron a mi vida hombres casados, obviamente infieles. Más adelante, con la perspectiva del tiempo, pude reconocer que el hecho de atraer a uno o mil hombres infieles a mi vida, no sólo me mostraba el juicio al que había sentenciado al colectivo de hombres casados, sino que éstos me hablaban de que yo no me era fiel a mí misma, a mis valores. Si yo defendía la fidelidad, la sinceridad, la nobleza que yo creía que tenía, no estaba siguiendo estos valores, porque justamente estaba apoyando a alguien que era infiel a su pareja. Luego se me ocurrió sentenciar que los hombres que llegaban a mi vida tenían miedo al compromiso. Por una situación que viví, atraje después varias de ellas. Hasta que empecé a sospechar que tenía que aprender a callarme y a observar. Y comprendí otra vez, mientras estaba regodeándome en el dolor de otro fracaso, que tenía que comprometerme más conmigo misma, con mis valores, con mi vida, con mi proyecto, con el plan de mi alma. Esos hombres me mostraron el miedo que yo tenía a comprometerme conmigo misma. Cuando quieres comprender lo que el exterior te dice, la respuesta siempre viene. Y cuando la sientes, entras en un mar de gratitud, calma y libertad total y absoluta. Hasta te puedes reír de ello con cariño y compasión, pues no lo has sabido hacer mejor. Juzgar a la suegra de pesada, al hijo de patoso, al hermano de egoísta, a la vida de injusta, a los políticos como corruptos, a los vecinos como ruidosos, a la pareja de maltratadora... y así con

El espejo de los juicios

todos los ejemplos que podamos, que son muchos, sólo hace que sigamos manifestando en tiempo real dicho juicio. Con el detalle de que el rasgo en cuestión cada vez se hará más presente en el otro: cada vez la suegra será más pesada, cada vez me irritará más que hagas ruido cuando comas, cada vez más no soportaré que seas tan vanidoso, cada día estaré más pendiente de si sigues siendo tan desordenado, o te seguiré reclamando que no me haces caso nunca… …¡Y seguiré preguntándome cómo esto me puede estar diciendo algo a mí! ¿Cómo esto puede ser mío? Pues es tuyo al 100%. No importa cómo vivan los demás la misma situación. Importa cómo la vives tú y cómo la gestionas tú. No importa que un compañero de trabajo sea cascarrabias para toda la plantilla. Importa cómo disuelves este juicio en ti. Probablemente después esta persona seguirá siendo cascarrabias, pesada, maníaca, ruidosa o lo que sea, pero ya no producirá ningún efecto negativo en ti. Cuando entramos en el mundo de los juicios, hay que aceptar que un juicio no es nada objetivo. Aquí aprovecho para recalcar que una opinión también es un juicio, pero “vip”. Puede parecer objetivo e inocente, dependiendo de cómo esté formulado, pero muchas veces lleva una carga e intención. Como dice Neale Donald: “Una observación dice: “Esto es así. Un juicio de valor dice: “Esto no debe ser así”. Cuando opinamos o juzgamos, siempre lo hacemos en base a nuestro nivel de consciencia, a nuestra educación, a nuestros miedos, a nuestras creencias, a nuestro entorno familiar y sociocultural, a la presión del árbol transgeneracional, a nuestro nivel de evolución espiritual y, sobre todo, y como ya desarrollé en

49

50

TÚ ERES YO

el Manual de supervivencia, somos lo que somos, decimos lo que decimos, pensamos lo que pensamos y actuamos como actuamos según el amor que hemos recibido y según el amor que no hemos recibido. Somos lo que somos por el amor que recordamos que ya somos. Por tanto, cuando vayamos a etiquetar a alguien, debemos decir primero: ¡STOP! Yo en su lugar hubiera hecho lo mismo. Así es. Tú en su lugar hubieras hecho lo mismo y seguirías haciendo lo mismo que él hace hoy. No entres en el error de decir: “Es que mira lo que ha hecho”, “Mira lo que no ha hecho”, “Yo hubiera hecho esto otro”, “Por qué me has hecho esto?” ¡NO! Tú, en su lugar, tendrías su nivel de consciencia, su educación, hubieras crecido en su entorno, con su situación familiar, con los recursos o no recursos económicos, tendrías sus creencias y miedos, su nivel de consciencia… Tú, en su lugar... ¡Serías él! Por un momento piensa en tus padres. ¡Cuántos reclamos tenemos aún a los padres! A ambos o a alguno de los dos, incluso si no los hemos conocido. ¡Cuán fácilmente juzgamos su comportamiento hacia nosotros o hacia el resto de la familia!

El espejo de los juicios

Les reclamamos la atención emocional, el soporte y el apoyo que no nos han dado en la adolescencia. No soportamos o nos resignamos a su manera de vivir, a sus creencias y conductas. Hasta hay quien podría avergonzarse de los padres que ha tenido. O rechazarlos. Con la terapia de constelaciones familiares, se recalca desde el primer momento que honrar al padre y a la madre es básico y vital para que tu presente esté armonizado, para que no sigas atrayendo “patrones de conducta espejo” que reflejan el juicio a tus progenitores. Y los atraes en tu pareja, relaciones o trabajo. Cuando entendemos que cada uno de nosotros, en el lugar de nuestros padres, hubiéramos hecho lo mismo, que no lo hubiéramos sabido hacer mejor, por el nivel de conciencia, las heridas, creencias, miedos, traumas, el peso del árbol transgeneracional que llevaban... dejamos de mirar hacia arriba con menosprecio y juicio y empezamos a mirar con respeto y honra. “Una de las lecciones más bellas que he aprendido es a no juzgar, definitivamente no debemos juzgar a nadie, sea quien sea.” Chico Xavier

Al juzgar al exterior, en formato de colectivo, persona individual o situación, debemos tener en cuenta que nos estamos juzgando a nosotros mismos. Usamos al exterior o bien para amarnos o bien para castigarnos. El otro solamente es “carne” que usamos para no juzgarnos a nosotros directamente. Este parámetro de “amarme” o “castigarme” parece que no tenga importancia, pero la tiene. Si no me amo conscientemente, reconociéndome, teniendo compasión de mí, aceptándome tal como soy, diciéndome que me amo, entonces, por defecto, no me acepto. Si no me amo, me odio. (Ambos parámetros no pueden convivir juntos) Si no me siento inocente, me culpo. (O soy culpable o soy inocente)

51

52

TÚ ERES YO

O me gusto, o no me gusto. (No puedo gustarme unos días sí y otros no) Por eso mi exterior me muestra el grado de amor que me muestro a mí mismo o el grado de culpa que llevo encima. Algo que no reconozco en mí, que no soporto en mí, lo proyecto en ti y lo juzgo en ti. Pero es mío. Tan rápido tomo consciencia de los juicios que hago hacia el exterior, tan rápido se disuelven. Cuando libero al otro del “rol” al que lo había sometido, éste se relaja y deja de actuar así. Y si sigue en este parámetro, a mí ya no me va a afectar. Cuando entiendo que me estabas ayudando a que yo comprendiera esto, te doy las gracias y te libero. Es como si dejaras de esforzarte en el rol que llevabas para que yo entendiera. Te saco un peso de encima. Debbie Ford, en Luz en la sombra, dice: “Cuanto más intentamos reprimir los aspectos de nuestra personalidad que nos parecen inaceptables, más formas maliciosas encuentran para expresarse.” “La proyección es un mecanismo de defensa involuntario del ego. En lugar de reconocer las cualidades que nos disgustan en nosotros, las proyectamos en otras personas. Las proyectamos en nuestra madre, hijos, amistades, o lo que es mejor, en algún personaje público al que no conocemos personalmente. Todo lo que criticamos o condenamos en otro es una parte repudiada de nosotros mismos.” Aparte de los juicios hacia el exterior (que son juicios que me hago a mí mismo inconscientemente), tenemos en un grado muy elevado juicios hacia nosotros mismos que, conscientemente, nos lanzamos sin tener en cuenta su repercusión en nuestro

El espejo de los juicios

subconsciente. Nos juzgamos y nos rechazamos continuamente porque quisiéramos ser diferentes en uno u otro aspecto. Y estas versiones de lo que no nos gusta de nosotros mismos salen en formato de sombra en nuestro exterior. Nos repetimos continuamente, ni que sea sin darle importancia: “No soy suficiente”, “No valgo para nada”, “Debería evolucionar más”, “Tengo que esforzarme más”, “¿Qué puede necesitar el mundo de mí?”, “No tengo amigos”, “Soy una mala hija”, “Soy un mal padre”… Faltaría papel para plasmar los juicios gratuitos con los que nos etiquetamos. Y pretendemos que nuestro presente sea diferente… Por la Ley de la Atracción, es imposible. Esther y Jerry Hicks dicen: “Tu creencia de que no vales es lo que provoca tu falta de armonía, no tu conducta física”. Los juicios salen en mi presente inmediato, salen en tiempo real. Si estoy pensando esto de mí, es lo que tú me muestras ahora. Si estoy actuando así conmigo mismo, es lo que tú me muestras ahora. Por ello, hay que aprovechar este gran recurso para no sufrir ni incomodarse innecesariamente. A menudo, en mis charlas, alguna madre comparte que no soporta que su hijo sea tan desordenado. De una manera desafiante me cuestiona qué les puede mostrar este espejo, pues ella para nada se considera desordenada. Es justo lo contrario, por supuesto, justo lo contrario. Al estar en un parámetro de riguroso orden, control y de extrema pulcritud, sale el hijo totalmente al contrario para mostrarle que debe ser más flexible, que las creencias que ella ha vivido sobre el orden y la limpieza le han servido a ella pero quizás no a él, que se relaje, y que deje de juzgarlo. Lo ha sometido al juicio de “eres un desordenado” y allí está, esforzándose en mantener este estatus. Vemos aquí dos espejos combinados: el opuesto y el de los juicios.

53

54

TÚ ERES YO

También sale el ejemplo de alguna chica que expone que tiene a su alrededor amigas que se cuidan demasiado físicamente, que visten muy presumidas y que llaman la atención por lo mucho que se arreglan. Estas chicas son todo lo contrario. No dan importancia a su imagen y visten con un estilo más básico y desapercibido. Tenemos otros dos espejos combinados: el de los opuestos y el de los juicios. Los extremos te dicen que ajustes tus creencias y vibraciones, que puedes cuidarte y atenderte un poco más, y el juicio mantiene en el tiempo lo juzgado, pues no permites que lo que es, sea. Cuando me doy cuenta de que el exterior, al que hasta ahora había sentenciado como el responsable de mi situación pasada y presente, sólo se expresaba para mi cambio interno, puedo agradecerle que haya estado todo este tiempo mostrándome lo que tengo que armonizar en mí. Comprendo que no era nada personal entre esa persona determinada y yo (aunque me lo haya parecido todo este tiempo); que simplemente mi subconsciente me hablaba a través de ella. Al agradecérselo, la libero. Deja de esforzarse tanto y toma el rol que le corresponde ahora. Miguel Ruiz, en Los Cuatros Acuerdos, expone: “No te tomes nada personalmente”. Este es el segundo acuerdo. Si todo lo que te dicen te lo tomas de una manera personal, vas a reaccionar y crearás una dependencia entre esa persona y tú. Debes recordar qué te está diciendo esta persona de ti y comprender también que lo que te dice, también se lo está diciendo a sí misma. Si te hiere, se está hiriendo también. Si te ama, se está amando también. El cómo reaccionas es lo que te va a dar el parámetro de en qué punto te encuentras respecto a ti mismo. Podríamos hablar de que “entonces puedo perdonar al que he considerado agresor o culpable”. Y esto no disolvería la proyección. Cuando practicamos el perdón desde el sentido en que pongo énfasis en que tú me has hecho daño, o me has arruinado,

El espejo de los juicios

o me has abandonado…, seguimos dando importancia a lo que está sucediendo y lo seguimos manifestando. Me siento separado de ti. Me siento con el poder de perdonarte o seguir culpándote. Es más que evidente que este perdón no funciona. En primer lugar, porque ya hemos dicho que tú, en su lugar, hubieras hecho lo mismo. Con lo cual, hay que buscar otro tipo de perdón. Recurrir al perdón cuántico, al perdón que nos ofrece Un Curso de Milagros, según mi experiencia, es la clave para ser libres, dejar la culpa atrás y seguir avanzando. Este perdón desarrolla que debo perdonarme para no sentirme culpable de nada. Si vibro en la frecuencia de la culpa, por la Ley de Causa y Efecto, voy a atraer situaciones en las que podré recrear mi culpa (inconsciente). Si me siento culpable por algo, esto significa que no me amo suficiente, que no soy tolerante conmigo mismo, que no me amo incondicionalmente. Con lo cual, si no me amo, me castigo. Y entonces llegan las proyecciones para recordarme que me estoy olvidando de mí y que debo amarme física, mental y espiritualmente. Y me perdono, por haberme olvidado de mí, por haber antepuesto tus necesidades a las mías, por no aceptarme, por compararme, por herirme a través de ti. Al perdonarme a mí misma/o por la vibración que he tenido, cambio conscientemente de vibración, entrando en otra frecuencia, con lo cual, mi presente cambia. Y siento paz. Estoy liberada/o. Esther y Jerry Hicks, maestros de la Ley de la Atracción, en su libro El Vórtice, dicen:

55

56

TÚ ERES YO

“Tu atención a los problemas de tu amigo es una gran desventaja para él, porque estás amplificando la vibración del problema, y, por lo tanto, lo haces más grande.” Aquí queda reflejado claramente que si sigues poniendo energía, etiquetando y juzgando a tu percepción sobre lo que hay, lo sigues manteniendo y, como dice Esther, amplificando en el tiempo. Con este concepto corroboramos que verdaderamente somos responsables de nuestra realidad, la inmediata y la que no vemos. “Cuando puede “ayudar” a alguien con un sentimiento de amor y unicidad, simplemente lo hace porque así se siente bien. Cuando siente unicidad con otro, no hay nadie que dé o reciba, sólo hay el “nosotros que estamos aquí”.” Ken Keyes, en Abre tu corazón al amor

Cuando juzgas o etiquetas a una persona de pobre, porque percibes que vive en carencia, en ella se refleja una parte de ti en la que te sientes carente de algo (no necesariamente de dinero, puede ser de relaciones, de amor, de salud...), pero al poner energía y atención a su situación, lo único que haces es que esa persona se convenza de que es carente. Continuamente nos encontramos a personas en la calle pidiendo comida o dinero. Algunas incluso ya “forman parte del decorado” y llevan tiempo en su esquina, en la puerta del supermercado o la iglesia. Si cuando los vemos les damos dinero, amplificamos su estado de carencia y de vulnerabilidad. Y nosotros nos sentimos culpables de nuestra buena o mejor posición. Hablando sobre la empatía, en una sesión de Un Curso de Milagros, una asistente compartió que daba dinero cada semana a un señor que pasaba por su edificio con el carro de la compra. Todas las vecinas le daban algo. Cada semana. Desde hacía mucho tiempo. Genial. ¿Y qué se ha arreglado? ¿En qué hemos

El espejo de los juicios

ayudado? Ese señor ha entendido que necesita del exterior para comer. Se ha convencido de que no sirve para nada más y lo único que se la da bien es ir a pedir comida cada semana. Estas afirmaciones pueden parecer poco solidarias, pero si realmente queremos ayudar, una opción es seguir ofreciéndole comida y pedirle si a cambio puede bajar el perro a pasear, o limpiar los cristales... Puede decirnos qué sabe hacer para que pueda tener la oportunidad de potenciar sus dones y sentirse capaz de vivir por sí mismo. Marianne Williamson, en el libro Luz en la sombra, apunta: “Si realmente quieres que cambie una persona, el milagro reside en tu capacidad para ver lo perfecta que ya es”. Ken Keyes, en Abre tu corazón al amor, recalca: “Si mantiene el amor cuando los demás tratan de herirlo, ellos empezarán a encontrar ese espacio de amor que tienen en su interior y que tanto quieren experimentar, pero que no sabían cómo encontrar.” En el Ho’Oponopono, el Dr. Ihaleakalá Hew Len usa las palabras “Lo siento, te perdono, te amo, gracias”. Estas afirmaciones se las dice constantemente a sí mismo como responsable de la manifestación de su realidad. Así se corrige un error inconsciente y sale a la luz la verdad y la corrección. Sus principios se basan en: • El universo físico es una realización de mis pensamientos. • Si mis pensamientos son cancerígenos, ellos crean una realidad física cancerosa. • Si mis pensamientos son perfectos, ellos crean una realidad física desbordando amor. • Yo soy 100% responsable de crear mi universo físico tal como es.

57

58

TÚ ERES YO

• Yo soy 100% responsable de corregir los pensamientos cancerígenos que crean una realidad de enfermedad. • Nada existe allí fuera. Todo existe como pensamiento en mi mente. • Lo siento mucho. Te amo. Gracias. LA VISIÓN DESDE UN CURSO DE MILAGROS “Los juicios siempre entrañan rechazo. Nunca ponen relieve solamente en los aspectos positivos de lo que juzgan, ya sea en ti o en otros.” Cap.3.VI.2.4. “En presencia del conocimiento todo juicio queda automáticamente suspendido, y éste es el proceso que le permite al conocimiento reemplazar la percepción.” Cap.3.VI.3.6. “Repudias lo que proyectas, por lo tanto, no crees que forma parte de ti.” Cap.6.II.2.1. “Por lo tanto, comparte tu abundancia libremente y enseña a tus hermanos a conocer la suya. No compartas sus ilusiones de escasez, pues, de lo contrario, te percibirás a ti mismo como alguien necesitado.” Cap.7.VIII.7.7. “Cualquier intento que hagas por corregir a un hermano significa que crees que puedes corregir, y eso no es otra cosa que la arrogancia del ego.” Cap.9.IV7.8.

El cuerpo como espejo de nuestras emociones

El cuerpo como espejo de nuestras emociones Tanto dolor físico tengo, tanto dolor emocional tengo. Louise Hay es una de las pioneras que defendió y sigue defendiendo que nuestro cuerpo físico es un reflejo de nuestras emociones. El Dr. Christian Flèche y la medicina germánica del Dr. Hamer defienden también que nuestros parámetros mentales derivan en emocionales, y éstos se plasman en el cuerpo físico, en caso de que no se hayan liberado. El científico Bruce Lipton nos demuestra la responsabilidad que debemos tener con nuestros pensamientos. Tal como pensamos sentimos, y el cuerpo siempre va a reflejar la patología relacionada con estos pensamientos. Lo que pensamos, nuestras creencias y miedos, nuestras historias, van a generar unas emociones que, si no son reconocidas ni liberadas, se instalarán en alguna parte de nuestro cuerpo físico. Nos podemos encontrar con problemas en el hígado porque tenemos rabia e ira acumulada, un cáncer que nos desvele una culpa muy profunda unida a un sentimiento de rencor, cualquier disfunción digestiva relacionada con situaciones que no tragamos, no digerimos y no queremos soltar... Hay un significado con sentido para cada patología. Enric Corbera, con su método creado, La biodescodificación, ha desarrollado extensamente la base de la medicina germánica, ayudando a tomar aún más consciencia sobre la importancia de estar en coherencia entre lo que pensamos, sentimos o hacemos. Si no estamos en coherencia, nuestro cuerpo se queja. Nuestro cuerpo es, pues, un espejo en el que se reflejan las emociones pendientes de liberar. Y estas emociones nacen de mis creencias y de mis pensamientos.

59

60

TÚ ERES YO

Así, tanto dolor emocional tengo, tanto dolor físico tengo y tanta culpa inconsciente tengo.

LA VISIÓN DESDE UN CURSO DE MILAGROS “La salud es el resultado de abandonar todo intento de utilizar el cuerpo sin amor.” Cap.8.IX.9.9. “La enfermedad, no obstante, no es algo que se origine en el cuerpo, sino en la mente.” Cap.8.IX.8.6.

El espejo del árbol transgeneracional

El espejo del árbol transgeneracional “Las experiencias vitales de los progenitores modelan el carácter genético de sus hijos.” Bruce Lipton

Son muchos los terapeutas que trabajan con el árbol transgeneracional. Anne Schützenberger es una de las primeras psicoterapeutas, así como Samolon Sellam, Yoshiniro Nogushi, Doris y Lise Langlois, Enric Corbera o Jodorowsky, entre otros. Con la terapia transgeneracional se descubren los lazos y programas emocionales que nos vinculan a nuestros ancestros, con la oportunidad de que nosotros podemos liberarlos de sus dramas, de sus culpas, de sus secretos. Pactamos inconscientemente unas fidelidades para ayudarlos a comprender cómo podrían haber gestionado sus emociones de otra manera, honrándolos y respetándolos por encima de todo. Lo no resuelto, lo no integrado, pasa a la siguiente generación y así sucesivamente hasta que alguien saca a la luz el conflicto y lo libera. De la misma manera que heredamos de nuestros ancestros rasgos físicos, de carácter, enfermedades... también heredamos todas las emociones pendientes de resolver. Pendientes de estar en el amor incondicional. Si hay situaciones que han generado mucho dolor y éste no se ha comprendido y liberado, pasa a otra generación que, inconscientemente y por fidelidad, la hereda para tener la oportunidad de sanarla. Estos dolores pueden venir de muertes, incestos, maltratos, desapariciones, traiciones, suicidios… La persona afectada queda enganchada a este dolor tan grande y no puede liberarse de él. Y alguien de la siguiente generación lo revive, evidentemente en otro grado, para honrar al ancestro afectado y liberarlo de este drama, comprendiendo lo que debía haber sufrido y mostrándole dónde está el perdón.

61

62

TÚ ERES YO

Anteriormente ya hemos comentado la filosofía y eficacia de las constelaciones familiares creadas por Bert Hellinger. Con ellas se revisan y detectan los reclamos, juicios e injusticias vividas en el sistema familiar, que siguen vivas en nuestro presente. Con las constelaciones se puede llegar a siete o más generaciones, y con el árbol transgeneracional a cuatro generaciones. El fin siempre es el mismo: Honrar, perdonar y liberar. Cuando hablamos de honrar y perdonar a nuestros padres, abuelos o a cualquier miembro del clan, las resistencias no tardan en salir. La mayoría defiende: “Yo no hubiera hecho lo mismo”. Ya hemos visto que tú, en su lugar, hubieras hecho lo mismo, porque tendrías su nivel de conciencia, su educación, sus recursos, sus dramas y creencias: ¡Tú serías él/ella! Después de esta reflexión la resistencia es menor, pero aún así, hay tanto rencor y odio, que hay que ver la situación desde otra perspectiva. Tanto como tú juzgas, así serás juzgado. Si juzgas a tus progenitores, por ejemplo, no dudes de que tienes muchas posibilidades de que tus descendientes te juzguen a ti. Está claro que no hay que dejar de juzgar sólo para que no nos juzguen, pues si sentimos el juicio en nosotros, lo estamos manteniendo aún. Pero sí podríamos comprender que hoy, en pleno siglo XXI, pese a tener tantos recursos a nuestro alcance (información en Internet, libros de autoayuda y crecimiento personal, vídeos para aprender, nuevas terapias...), aún así, seguimos equivocándonos en el día a día. Nosotros ya sabemos gestionar emociones, hacer duelos, liberar miedos, practicar el perdón, sanar nuestro niño interior, y aún así, seguimos equivocándonos. ¿Qué hacían nuestros ancestros con sus dramas? Nada. Sobrevivirlos. Pasar página. Hacerse fuertes. Olvidarlos. El nivel de comunicación en esas generaciones dejaba mucho que desear. No lo

El espejo del árbol transgeneracional

sabían hacer mejor. Sus niveles de consciencia no les permitían hacerlo mejor. Entonces, ¿qué les reclamamos si ellos mismos eran víctimas de sus programas, miedos y nivel de consciencia? En una charla, una señora, cuando oyó estas palabras, se sofocó y enfadó muchísimo, haciendo ademán de levantarse e irse porque no estaba de acuerdo con esta posibilidad transgeneracional. Explicó que no podía perdonar los abusos que había sufrido de su padre aunque podía reconocer que éste, de pequeño, también había sufrido abusos y había sido abandonado por sus padres (los abuelos de ella). Ella insistía que, en su lugar, hubiera actuado diferente y no terminaba de comprender que ella, en su lugar, tendría su nivel de consciencia y hubiera vivido las experiencias con las mismas intensidades que vivió su padre. Esto puede parecer una justificación. Aquí se busca la compasión, pero... ¿Compasión hacia quién? Primero, hacia ella misma. Respondió francamente a las preguntas que le hice, afirmando que en su vida todo era muy difícil y que eso era normal, porque era víctima de su propia vida. Aún así, también valoró que era muy luchadora y buena persona. Le expliqué que ella, hoy, era lo que era gracias a su padre. Si no hubiera vivido esas experiencias con su padre, probablemente hoy tendría otro tipo de personalidad y valores. El hecho de que hubiera experimentado un dolor tan grande con el padre, hizo que luchara, que buscara la fuerza en su interior y que descubriera su valor. Debía buscar la compasión en sí misma y respetarse por todo lo que había logrado porque, aunque le pareciera poco, había sido un reto. Y debía soltar su pasado para que su presente fluyera. Sintiendo respeto y compasión por sí misma, podría conseguirlo hacia su padre, ya fallecido hacía años, y liberarlos a ambos de la culpa y el dolor. Al escuchar estas palabras estalló en llanto. “El perdón nos permite dejar a nuestros padres. Por el contrario, nuestro sufrimiento reprimido da lugar

63

64

TÚ ERES YO

a resentimientos que nos mantienen ligados a ellos y nos obligan a revivir aún más, siempre, los mismos sentimientos. El único beneficio que podemos sacar de nuestro niño herido reside en que nunca tendremos que separarnos de nuestros padres. Mientras sigamos gastando nuestra energía en odiarlos secretamente, más nos ligaremos a ellos y menos oportunidades tendremos de crecer. El perdón nos libera del resentimiento hacia ellos y actúa de tal forma que nuestro niño, naturalmente dotado, pueda acabar con las mortificantes voces de nuestros padres, que hemos ido interiorizando. El perdón es una forma de independizarse interiormente”. John Bradshaw

El psicólogo Yoshiniro Noguchi, en su libro La ley del espejo, relata el caso de una señora que observa conflictos de comportamiento en su hijo y pide cita a un terapeuta para que revise lo que puede estar sucediéndole a su hijo. El psicólogo la anima para que sea ella quien haga la terapia, pues es ella la que tiene reclamos pendientes con su padre. Después de mucha resistencia accede a hacer la terapia, y reconoce que hace años que no se habla con su padre, sólo lo justo, pues de pequeña (a la edad de su hijo) ella sentía que su padre no la atendía suficiente ni la apoyaba en lo que ella quería. Los juicios emitidos al padre, su odio y desprecio, hicieron que se cristalizara esa herida, hasta que el hijo activó el programa a su misma edad, sacando a la luz el conflicto de su madre. Cuando la madre logró perdonar y reconocer los valores del padre, el hijo automáticamente se descargó del rol al que estaba sometido inconscientemente y todo se puso en su lugar. Este es el espejo del árbol transgeneracional. Relaciones conflictivas entre miembros de un clan (por ejemplo, entre una madre y una hija, que podría ser mi bisabuela y mi abuela) pasaría a una relación también en desarmonía entre mi abuela y mi madre, y de no resolverse, intentaríamos resolverla mi madre y yo (o alguna de mis hermanas) también a través de nuestra

65

relación tortuosa. Tomaríamos consciencia de que este patrón es repetitivo en el árbol y buscaríamos la comprensión y el perdón en el punto en el que se originó; en este caso, entre mi bisabuela y mi abuela. Con las enfermedades pasaría lo mismo, y con los bloqueos a nivel de relaciones, dinero, trabajo, la sensación de injusticia... Cada generación es una imagen especular de la anterior, con el objetivo de poner en orden lo desordenado. Y lo desordenado es lo que está pendiente de vivirse desde el amor incondicional. Una vez más, gracias a mi presente que me muestra desarmonía en algún sentido, tengo la oportunidad de sanarme.

El espejo de lo que he perdido, entregado o me han arrebatado

El espejo de lo que he perdido, entregado o me han arrebatado “Cuando reprimimos y negamos nuestros sentimientos más íntimos con nuestra forma de ser, empleamos el mecanismo de la proyección en lugar de sentirlos en nosotros.” Enric Corbera en El arte de desaprender

En las charlas, cuando desarrollo este espejo, sigo sorprendiéndome de las reacciones de los asistentes: cómo integran la información y toman consciencia de situaciones que han vivido desde un apego (inconsciente), y las consecuencias que se han derivado de ello. Descubren que situaciones que parecen normales, son fruto de un vacío emocional, de una herida muy profunda. Si en algún momento de mi vida, por ejemplo en una relación, yo he entregado mi corazón, mis ilusiones y mi alegría, al finalizar la relación y contactar con el dolor implícito, lo entregado se va con ella y yo, sin ser consciente de ello, me quedo sin. Y siento desgarro por la separación. Pasa el tiempo y busco por el mundo a alguien que tenga alegría, ilusión y amor, pues lo echo de menos. Encuentro a una persona que me llama la atención por su alegría, entusiasmo y amor, y “decido” enamorarme de ella. Necesito estar con ella. Y me convenzo de que ella es la persona con la que quiero estar el resto de mi vida. La hago especial porque siento que tiene algo que me complementa. Siento que tiene algo que yo no tengo. Y aquí nace una adicción. La necesidad de estar con alguien. Reconozco en el otro algo que no tengo, pero que me es familiar. Es lo que entregué en un pasado, en otra situación similar. Y ahora quiero que te comportes como necesito, quiero que siempre estés en el mismo nivel de atención y quiero que necesites estar conmigo. Y cuando no siento este nivel de amor, vuelvo a sentir el desgarro de la separación de la primera vez en la que perdí mi corazón.

67

68

TÚ ERES YO

Quizás en otro momento de mi vida, alguien me ha robado mi inocencia, mi dignidad, mi respeto, mi honradez. Esto deja una huella profunda en mí. Y sentencio inconscientemente que ya no voy a vivir más la inocencia; siento que nadie me respeta y no me siento digna de nadie. Entonces empiezo a atraer situaciones en las que una y otra vez sigo recordándome que me siento indigna, que me siento poca cosa, que no me merezco más de lo que tengo. En este mismo caso también podría atraer a alguien muy honrado, que represente el respeto y la nobleza. Me enamoro de esa persona porque tiene algo que yo no tengo. Porque me recuerda inconscientemente algo que yo tuve hace tiempo. Y otra vez vivo desde la adicción emocional. Cuando uno pierde por el camino el respeto, la dignidad y el amor propio, se siente culpable. Evidentemente, su realidad serán proyecciones de esta culpa, insisto que consciente o inconsciente. Su subconsciente va a necesitar decorados en los que desarrollar, potenciar y magnificar la culpa que tiene, para tomar consciencia de que puede sentir su integridad, que en realidad no perdió jamás y recordar quién es. En estos decorados se pueden desarrollar historias como las de Eva, una asistente a mis charlas en las que expresó que su día a día la desbordaba de trabajo, de esfuerzo, de decisiones límite que tenía que tomar con mucha responsabilidad. Su posición de gerente en la empresa familiar a punto de quiebra, más la situación de su madre, que pasaba por momentos delicados de salud, el intentar ayudar a otro hermano que pasaba por un divorcio y una situación laboral precaria, más sus hijos con sus historias… todas y cada una de estas películas con las que cada día tenía que tomar decisiones la desbordaban. Y comprobaba que las decisiones tomadas mejoraban muy poco la situación. Con la charla tomó consciencia de su culpabilidad hacia tantas cosas. De pequeña no se la había valorado suficientemente y, por ello, su vida era un esfuerzo constante por demostrar su valía. Pero esto era agotador. Y el reconocimiento no llegaba

El espejo de lo que he perdido, entregado o me han arrebatado

nunca. Esta situación, sumada a un divorcio y a un abandono posterior con otra pareja, hacían que sintiera que había perdido o entregado su energía, sus ilusiones, su fuerza. Y claro, no hacía más que atraer escenas en las que su culpa salía a flote y se recreaba como tal, fortaleciéndose, haciéndose cada vez más grande. Y comprendió. Comprendió que en su vida, estas películas le estaban hablando de su culpa. De lo que ella había decidido entregar o perder en cada momento clave de su vida, en cada sentencia que hizo a consecuencia de una escena en concreto: “Me abandona porque no soy suficiente, la empresa va mal porque no soy suficiente, mis hijos están en el caos porque no soy suficiente, mi madre está mal y no sé ayudarla ni atenderla mejor, no sé qué será de mi hermano si no lo ayudo…”. No hace falta ser un mago para ver que el sentimiento de culpa está en pleno esplendor. Cuando, después de esta exposición, hablamos de lo que es el perdón, Eva quedó totalmente sorprendida. No se le estaba diciendo que no ayudara ni atendiera sus responsabilidades, sino que empezara a perdonarse. Debía coger perspectiva e integrar todas estas proyecciones que le mostraban su interior. Y perdonarse. Perdonarse porque no podía hacerlo mejor. Perdonarse porque se había olvidado de sí misma. Porque no se había aceptado como era, y pretendía ser, actuar, pensar y sentir diferente. Perdonarse porque esperaba en los demás, a través de su esfuerzo y desgaste, el reconocimiento, en lugar de felicitarse por sus progresos, por reconocer sus propios dones sin necesidad de que los demás la alabaran y reforzaran. Perdonarse por no aceptarse ni física, ni mental ni espiritualmente. Y comprender que el exterior se había esforzado hasta ahora en hacerle ver cuán grande era su culpa.

69

70

TÚ ERES YO

En pocos días su vida dio un vuelco. Se sentía más libre al empezar a perdonarse. Era más objetiva al tomar decisiones. Y parecía que la intensidad de los problemas eran menor. Le llegaron ayudas a nivel de trabajo, los comportamientos de los miembros de su familia iban cambiando, y ella empezó a recuperar la ilusión, la esperanza y la inocencia que la caracterizaban de pequeña. Reconoció que la fuerza siempre había estado en ella, pero creía que se iba con cada situación que le suponía un esfuerzo. Todos hemos desatendido nuestras heridas de la infancia, independientemente de si han llegado como sentimientos de abandono, fracaso, culpa, atenciones emocionales pobres o nulas por parte de los padres, abusos o maltratos de cualquier tipo. Estas heridas pendientes de resolver salen a la luz como sombras unos años más tarde, para recordar que están allí pendientes de curar. Todos los vacíos por naturaleza se llenan. Y hay muchas maneras de llenarlos. Cristina tuvo una infancia digamos “normal”, pero su madre la controlaba en exceso, no le dejaba espacio para expresarse, y ella tenía que amoldarse a la voluntad de la madre. Esta situación fue creando un rechazo hacia la madre y, en la adolescencia, Cristina desarrolló una anorexia. Hasta que no se independizó y pudo hacer su vida (por cierto, lejos de la madre), no pudo regular su cuerpo. Haciendo ya su vida, atraía a hombres pero no conseguía estabilizar las relaciones. En este ejemplo no entraremos en detalle de por qué atraía a este tipo de hombres (aquí está relacionado con que su padre estaba muy ausente en comparación a la excesiva presencia de la madre). Lo peculiar de este caso es que Cristina quería ser madre pronto sí o sí. Parecía que le iba bien con un chico y forzó la situación para tener un bebé. Ya con su bebé, se volcó en él, y no se daba cuenta de que se comportaba con él igual que su madre se comportaba con ella. Era muy exigente, controladora y manipuladora, y no lo dejaba respirar. Siguió teniendo varias

El espejo de lo que he perdido, entregado o me han arrebatado

parejas, pues no cuadraba con ninguna, y su necesidad de volver a ser madre la torturaba. No tenía suficiente. Buscaba cómo suplir el vacío que se ocasionó en la infancia, en la que perdió su amor propio y no se sentía suficiente para nada (en especial para la madre). Una fase de su vida quedó pendiente de sanar, de consolar, de atender y de amar incondicionalmente, y en su presente buscaba la manera de compensarlo, hacia su hijo o sus parejas, en lugar de empezar a amarse y aceptarse a sí misma. Ahora está tranquila, tras haber comprendido lo que está pasando dentro de ella. El deseo de ser madre otra vez ha disminuido y se está concentrando en reconducir la relación con su hijo, adolescente y que empieza a sentir rechazo hacia ella (paralelamente, el hijo saca a la luz la relación pendiente de sanar con ella y con su abuela, la madre de Cristina). Veamos otro ejemplo. Muchos hemos pasado una etapa de nuestra vida en la que hemos tenido la necesidad de ayudar a los demás, incluso de una manera muy comprometida. Esta situación es un espejo de lo que necesita nuestro subconsciente: atender un vacío interno, mimar una herida causada por alguna situación pasada en la que hemos perdido la dignidad, nos hemos sentido víctimas, desamparados…y ahora compensamos aquello atendiendo al exterior, a los más vulnerables. Y nos sentimos bien. Pero no es suficiente. Hay que atender la herida interna para poder ayudar después al exterior desde la libertad, inspirando sin ansia, sin necesidad, sin apego y lejos de la empatía. Pero sí con compasión. Otro caso. José no consigue encontrar pareja. Esto se ha convertido en una fijación para él y pasa períodos en los que está verdaderamente desanimado porque sigue sintiéndose solo. A los tres años su madre falleció y se sintió muy solo (por primera vez). Sus hermanos mayores intentaban superar también la pérdida y el padre se vio superado por la situación a pesar de que volvió a casarse muy pronto. José fue creciendo pero desatendi-

71

72

TÚ ERES YO

do emocionalmente. Su nueva madre no lo complacía ni llenaba, y echaba de menos a su verdadera madre (no comprendía aún por qué se había ido). En su presente e inconscientemente, iba buscando en las posibles parejas la figura femenina que perdió de niño (el amor de madre que la vida le arrebató). Y en cada rechazo o fracaso revivía el abandono de la madre. Ahora ha podido empezar a atender las heridas de niño, a quererse, y el ansia por encontrar pareja ha cambiado considerablemente. Otra historia es la de Gabriela. Lleva muchos años trabajando en sí misma, pero no consigue aún llegar al perdón y al reconocimiento total. Su conducta en los círculos de amigos, centros de crecimiento personal y situaciones varias es muy peculiar. Necesita llamar la atención. Lo hace hablando mucho y no cediendo espacio a que los demás participen de la tertulia. Cuando habla siempre es de sí misma, de lo que ha vivido, de sus experiencias, de lo bien que ha hecho en unas etapas de su vida, o de lo víctima que ha sido en otras. Cuando empezó a asistir a las charlas sobre los espejos, fue cambiando. Ya no necesitaba preguntar constantemente, el tono de su voz empezó a ser menos agresivo, sus ansias de que quedara claro de que estaba allí presente fueron perdiendo fuerza, el querer participar para demostrar que tenía muchos conocimientos y que era muy válida fue convirtiéndose en algo equitativo con respecto a todo el grupo. De hecho, hoy en día ya no se sienta en primera fila para que que yo vea enseguida su mano al levantarla. Ni hace ruido con su bolso ni con el móvil en el aula. Ni tiene que salir casualmente un momento porque la requieren al otro lado del teléfono. Ha comprendido que la repercusión del abandono de su madre durante un tiempo en su infancia, hizo que no se sintiera válida (para que su madre considerara que era suficientemente importante para ella y no se fuera del país sin su hija). Perdió su inocencia: se hizo mayor de golpe al tener que razonar con una consciencia superior a la de su edad biológica. Ahora, en su

El espejo de lo que he perdido, entregado o me han arrebatado

presente, intentaba encontrar el reconocimiento de los demás, que alguien la hiciera sentir importante. Un caso similar es el de Paula. Ejecutiva de éxito y con un sentido de la responsabilidad fuera de lo común (tiene 28 años), sin saberlo busca la aprobación de sus jefes constantemente, sube de peldaños en la multinacional a pasos agigantados pero sigue sintiéndose vacía. Laboralmente es excelente, pero a nivel personal está estancada. No entiende por qué no puede tener pareja estable y crear la familia que tanto anhela, la familia que ella no pudo vivir. Después de nacer, su padre abandonó a su madre y ésta no superó la ruptura y pasó el resto de su vida intentando suicidarse. Paula, siendo muy pequeña, no comprendía por qué era diferente del resto de amigas y, para no ser rechazada en su círculo de amistades, a nadie contó la situación que vivía su madre. Finalmente la madre falleció y ella empezó su vida sola, desde cero, con 16 años. Había relacionado que no era suficientemente buena para su madre; de lo contrario no se habría intentado suicidar tantas veces y no la habría dejado sola en plena adolescencia. Ahora entiende que todos estos años ha estado buscando la aprobación de la madre por todas partes. En el ámbito laboral lo ha conseguido pero no le satisface. La inocencia que perdió de niña la vive atrayendo a hombres muy maduros que le permiten ser niña, y con los que se deja cuidar y mimar. Pero esto no la satisface. Ha empezado a comprender que su presente es un reflejo de todo lo que no vivió. Necesita atenderse y amarse incondicionalmente a sí misma. A día de hoy ha cambiado de trabajo, está aprendiendo a no exigirse más y está a las puertas del altar para empezar a construir su anhelada familia, pero ahora ya, desde la libertad. Otro ejemplo es el de María. Tiene 40 años, no ha tenido ocasión de ser madre aún y está nerviosa y ansiosa porque pasa el tiempo y aún no tiene una pareja estable. Su mayor deseo es

73

74

TÚ ERES YO

ser madre. De adolescente vivió abusos por parte de un chico y se sintió muy indigna, sucia, hasta culpable de que hubiera pasado esta situación (sin serlo). Ella estaba muy ilusionada con esa relación pero el tema fue degenerando hasta que los abusos pusieron fin a esa tortuosa situación. Parte de su vida se quedó allí. Sin sanar. Sus ilusiones de formar una familia, de tener un compañero noble, el hecho de no sentirse sucia… parecían imposibles. Con el tiempo llegó a su vida un chico que reunía todos los requisitos para crear una relación estable y tener hijos. Pero ella ya entró en la relación desde la necesidad de ser madre, con el ansia de vivir juntos. Él era un chico con un trabajo estable, divorciado, y la respetaba mucho, cosa que a ella le parecía lo mejor. Básicamente era lo único que valoraba. Y lo etiquetó como especial. Al poco tiempo ella empezó a tener muchos celos de él, a exigirle atención, a presionarlo para que ella pudiera ser madre. Él se apartó de la situación y ella volvió a revivir el rechazo, el sentirse no válida para crear una familia. Cuando en la charla escenifiqué lo que es una adicción, María lloraba y entendía que todo le venía de esa primera relación en la que ella misma no se atendió, no se amó ni respetó, sino que dio poder al exterior, marcando así a su subconsciente hasta su presente. En pocas semanas encontró la paz en sí misma. Retomó la relación con el chico y el ansia de ser madre disminuyó, pues con el espejo también reconoció que era un vacío para suplir lo que su madre no le había dado de pequeña. El Curso de Milagros expone largo y tendido el tema de las relaciones especiales. Cuando yo hago especial a alguien es porque reconozco en esa persona algo que yo no tengo. Me estoy comparando (error número 1) y etiqueto que necesito lo que él tiene (error número 2) porque me hace sentir bien, porque parece que llene un hueco que siento en mí (y que, claro, alguien tiene que llenar). También es una relación especial el hecho de que yo juzgue a alguien, pues al etiquetarlo lo estoy vinculando conmigo energéticamente y va allí donde yo voy.

El espejo de lo que he perdido, entregado o me han arrebatado

LA VISIÓN DESDE UN CURSO DE MILAGROS “Hacer comparaciones es necesariamente un mecanismo del ego, pues el amor nunca las hace”. Cap.24.II.1.1. “Si buscas amor fuera de ti, puedes estar seguro de que estás percibiendo odio dentro de ti y de que ello te da miedo.” Cap.16.IV.6.5. “Cuando se examina la relación especial, es necesario antes que nada, darse cuenta de que comporta mucho dolor. Tanto la ansiedad como la desesperación, la culpabilidad y el ataque están presentes, intercalados con períodos en que parecen haber desaparecido.” Cap.16.V.1.

75

El espejo de nuestros pensamientos inflexibles

El espejo de nuestros pensamientos inflexibles “El estado de tu vida es nada más que un reflejo del estado de tu mente.” Wayne W. Dyer

Quieres un trabajo y lo quieres de una manera determinada: con un horario concreto, unas seguridades concretas, quieres que esté cerca de tu casa, con vacaciones compatibles a las de tu pareja, en el que puedas hacer lo que estás habituado a hacer (que no quiere decir que sea lo único que sepas hacer)… y no lo encuentras. Estás concentrado en buscar trabajo y entras en el parámetro de: “Hay crisis”, “Esto está muy difícil”, “Con la edad que tengo...”, “Hay mucho favoritismo”, “En el fondo todos son unos corruptos”… y no lo encuentras. Has removido cielo y tierra mandando currículums, has hecho decenas de entrevistas, estás dispuesto a cambiar de ciudad porque ya quieres trabajar de lo que sea, y sigues obcecado en que el trabajo está en el exterior (fuera de ti)… y no lo encuentras. Tienes pensamientos recurrentes: “No me va a dar tiempo de ser madre”, “Me voy a quedar sola”, “No tengo manera de ahorrar dinero para el futuro”, “Tengo que cuidar a mi madre”, “Mi prioridad es el trabajo”, “Yo sólo sirvo para esto, no me veo haciendo otra cosa”, “Es difícil vender el piso”, “No consigo despegarme de mi antigua pareja”… Y así es. Quieres tener un tipo de pareja determinada. Haces listas sobre el prototipo de hombre/mujer con la que deseas compartir tu vida y vas descartando todo lo que vas atrayendo a tu vida. El filtro es rápido. Y te sigues convenciendo de que sabes lo que quieres. Y sigues sin tener pareja. Tienes un cuerpo que no te gusta: el peso, el volumen, la forma, el tamaño... lo que sea. Y a pesar que tienes actividad du-

77

78

TÚ ERES YO

rante todo el día, tu pensamiento está enfocado en lo que no te gusta de tu cuerpo. Y el cuerpo cada día se esfuerza en mostrarte aquello que no te agrada de él. Lo va haciendo más grande, es más obvio cada vez más, con lo cual ratificas que no te gusta tal defecto, tal complejo. Ya has entrado en la inflexión mental. Ya estás poniendo energía en algo que no te gusta. Le das importancia. Lo haces protagonista de tu vida. Traslademos todos estos ejemplos a una imagen, a un nivel muy práctico: es como ver un árbol de Navidad con todas las luces encendidas menos una que se ha fundido. Pero sólo se te van los ojos a la luz fundida, de modo que no puedes gozar de la totalidad del árbol. Ya hemos hablado que estos pensamientos pensados mil veces dan lugar a una creencia y esta creencia, inflexible, es la que se muestra en tu presente. Cuando alguien dice: “Es muy difícil salir de esta situación”. Así es. “Es imposible que salga de esta enfermedad”. Así es. “Es muy difícil vender ahora la casa”. Así es. “Nuestra relación es difícil”. Así es. “Yo no puedo hacer nada para cambiar. Soy así”. Así es. Con estas afirmaciones tan sentenciosas, no hay margen para que entren otras posibilidades. Son un caso cerrado. Así lo quieres. Así va a ser. Y observas: te das cuenta de que cada día se repite la misma situación. Parece que el tiempo se ha parado. No cambia nada. Sigues esperando un milagro, algo o alguien que te saque de este pozo en el que das vueltas pensando una y otra vez en la manera de salir. Y lo único que consigues es una migraña impresionante. Y entonces recuerdas la Ley del Espejo. El espejo de tus inflexiones mentales… Ellas escenifican tu realidad mental para que cambies tu manera de pensar. Quizás estos pensamientos eran acordes a tu nivel de conciencia de hace un tiempo. Y te sirvieron. Pero evolucionas cada

El espejo de nuestros pensamientos inflexibles

día, y hay que ir renovando los patrones mentales, adaptándolos a la nueva apertura de consciencia. Probablemente hayas desarrollado nuevos valores con el tiempo, tienes otra visión de las cosas y otras prioridades. ¡Es normal que no pienses igual que hace 20 años! Y si lo haces, da mucho que pensar. Y entras en el perdón. Por no atenderte, por no valorarte, por no estar abierto al Universo y fluir en lo que te trae y no en lo que tú quieres que te traiga. El Universo sí sabe lo que necesitas, sí sabe tu nivel de consciencia, sí sabe lo que necesitas para evolucionar a través de tu presente. Y te sigues perdonando. Por haberte herido durante tanto tiempo con estos pensamientos de ataque que te han mantenido en la inflexión, que han hecho huella en ti, convenciéndote de que eres así. Te perdonas por no permitirte la felicidad en tu presente y por obcecarte sólo en un aspecto que nubla el resto de un día soleado. Y empiezas a observar lo que sí te gusta de ti. Aquellos aspectos de tu personalidad o partes de tu cuerpo que sí te gustan. Y pones energía en ellas. Y descubres maravillada/o que tienes un cuerpo que te da la oportunidad de vivir y experimentarte, que estás en un entorno que también te ofrece infinitas posibilidades, y que probablemente puedes trabajar de otra manera, sin depender de nadie. O haciendo algo totalmente opuesto a lo que hacías hasta ahora. Y anotas todas las cosas que te gusta hacer, tus habilidades (o hobbies), cosas con las que el tiempo te pasa volando… y descubres otras posibilidades de trabajo. LA VISIÓN DESDE UN CURSO DE MILAGROS “El miedo es siempre un signo de tensión que surge cuando hay conflicto entre lo que deseas y lo que haces.” Cap.2.VI.5.1.

79

80

TÚ ERES YO

“Tu Ser nunca ha dejado de estar en paz, a pesar de que tu mente está en conflicto.” Cap.3.VII.5.8.

El espejo de nuestra noche oscura del alma

El espejo de nuestra noche oscura del alma “La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer.” Bertott Brecht

San Juan de la Cruz, en su poema Noche oscura del alma, usa la descripción del encuentro entre dos amantes como metáfora de la unión entre el alma y la Divinidad después de que ésta deje el cuerpo físico y se desconecte ya de los cinco sentidos. Dentro del cuerpo el alma está perturbada, no recuerda quién es, está condicionada por las creencias de la mente, por el miedo, por la culpa, por el dolor. Pero gracias a que el alma puede vivir intensamente con estas emociones, tiene la oportunidad de recordar quién no es y conectar con su parte divina. Tenemos miedos y de todo tipo. Algunos conscientes y otros inconscientes. Y estos miedos nos alejan de nuestra parte divina. Los tenemos aquí para confundirnos. Al vivirlos y sentirlos en primera persona, tenemos la oportunidad de decir “Yo no soy este miedo”. Para liberar un miedo consciente o no, hay que reconocerlo en uno mismo, abrazarlo (debo vivirlo como algo mío) y después soltarlo (porque me ha recordado que yo no soy esto. ¡Gracias por recordármelo!). Una noche oscura del alma es un período de tiempo o ciclo de tu vida en el que vives un miedo muy profundo. Mientras lo vives tienes la posibilidad de darte cuenta de que el miedo proviene del ego, de la personalidad, con lo que puedes liberarlo y conectar con tu parte divina. Si tienes miedo a la soledad, probablemente experimentes un período en tu vida en el que la vivas intensamente... Entonces te darás cuenta de que no pasa nada. Irás conviviendo con la soledad, verás que sigue saliendo el sol cada día y te darás cuenta de que en realidad no pasa nada. Te irás acomodando en tu estado

81

82

TÚ ERES YO

hasta que estés bien contigo mismo/a y luego puedas llegar a decidir desde la libertad (y no condicionado porque estás solo/a) si quieres vivir con alguien o no. La consciencia de soledad nos da la oportunidad de conectar con nuestra consciencia de unidad. Si tienes miedo a no tener suficiente dinero, a no poder pagar las facturas, a un futuro sin ingresos asegurados, tienes muchas posibilidades de vivir una noche oscura del alma, en la que sentirás en todos los sentidos lo que es la consciencia de pobreza… teniendo la oportunidad en esta crisis de conectar con la consciencia de abundancia que ya eres. En caso de temer a la enfermedad, quizás vayas a vivir alguna desarmonía física para sacar a la luz este miedo tan arraigado que tienes y liberarlo, abrazando así tu consciencia de salud física, mental y espiritual. Si vives en el desánimo, en la ansiedad, en la depresión, desubicado… ya sabes que estás viviendo una crisis con la que tener la oportunidad de conectar con lo que eres por naturaleza: paz en estado puro. Si tienes miedo a no tener trabajo, a no conseguir un objetivo, a no ser madre, a no poder controlar las cosas, a no tener pareja, a no sanar, a perder lo que tienes… ya sabes: con mayor o menor intensidad vas a vivir esas situaciones para darte cuenta de que te has identificado con este miedo, has incorporado este miedo a tu vida. Pero tú no eres este miedo. Y podrás sentir que eres consciencia de lo opuesto: de armonía, de equilibrio, de paz, de salud, de amor. Porque lo opuesto al amor es el miedo. No importa a qué. Con lo cual: Cada noche oscura del alma que pasas es una ocasión que tienes para conectar con el amor que eres. La noche oscura es una invitación de tu alma para que contactes con ella ya, para que recuerdes que la tienes a ella para guiarte en esta experiencia humana. Te dice que es hora de evolucionar y de que subas un peldaño más.

El espejo de nuestra noche oscura del alma

Ella sabe que estás preparado/a para superarlo. Ella sabe que lo vas a conseguir. Es el resurgir de las propias cenizas. Un renacer. Una toma de consciencia en estado puro. Un liberarse de unas creencias que han conducido a unos miedos que ya no me sirven para la nueva versión de mí mismo que estoy creando. Tardaremos más o menos en superar una noche oscura, dependiendo de nuestro grado de resistencia de conectar con nuestro amor. Cuanto más luchemos contra la situación, más se resistirá ella en irse. Por eso los problemas muchas veces se eternizan: porque no entendemos que hay que sacar una moraleja. No comprendemos que el problema nos está hablando. Lo único que hacemos es reaccionar contra él, evitarlo, soportarlo…y claro, él se mantiene firme, apoyándonos en esta lucha. LA VISIÓN DESDE UN CURSO DE MILAGROS “Cuando te sientas triste, reconoce que eso no tiene por qué ser así. Las depresiones proceden de una sensación de que careces de algo que deseas y no tienes. Recuerda que no careces de nada, excepto si así lo decides, y decide entonces de otra manera.” Cap.4.IV.3.1.

83

El espejo de nuestros actos cotidianos y el espejo del lenguaje corporal

El espejo de nuestros actos cotidianos y el espejo del lenguaje corporal “El cuerpo nunca miente.” Martha Graham

Nuestras conductas y el espacio en el que vivimos reflejan también nuestra personalidad y necesidades, nos muestran lo que es prioritario armonizar en nosotros. Una limpieza obsesiva del hogar está diciendo que hay necesidad de limpiar heridas abiertas pendientes de curar. Un riguroso y meticuloso orden en las cosas y en el comportamiento sacan a la luz la necesidad de tener las emociones controladas o la necesidad de poner orden en ellas. Perder las llaves puede ser algo anecdótico, pero esconde el mensaje de que no se tiene ganas de ir a donde se iba, no se quiere volver a casa o se quiere demorar la llegada a un sitio. Tener la costumbre de llegar tarde a las citas refleja una necesidad de protagonismo y de llamar la atención. Cuando la batería del móvil queda descargada, puede parecer una situación también cotidiana y normal, pero está diciendo que uno necesita cargar las propias pilas. Diferenciales de la luz que saltan, hornos que se estropean, coches que se recalientan… significan que la persona está a tope y necesita coger perspectiva, relajarse y desconectar. Todos estos “contratiempos” justamente nos dan un tiempo para que valoremos lo que realmente deseamos o necesitamos, y nos pongamos en coherencia. Veamos ahora otra cuestión: “Ser perceptivo significa ser capaz de detectar las contradicciones entre las palabras de una persona y el lenguaje de su cuerpo.” Allan Pease

85

86

TÚ ERES YO

El lenguaje corporal (o la kinésica) nos muestra un fiel reflejo de lo que realmente sentimos, independientemente de lo que estemos intentando mostrar. Quizás estamos en una reunión familiar o de trabajo, y el protocolo nos exige un tipo de comportamiento. El lenguaje corporal nos delata si estamos realmente cómodos o no en una situación: brazos o piernas cruzadas, arrugas forzadas en una sonrisa o mandíbula apretada. El cómo gesticulamos, ladeamos la cabeza o colocamos las manos revelan también qué grado de aceptación tenemos en este momento con la persona con la que nos estamos relacionando. Paul Ekman está considerado como uno de los más prestigiosos psicólogos, pionero en el desarrollo de la relación entre las emociones y el lenguaje corporal. En sus libros y estudios plasma al detalle el lenguaje facial que delata el verdadero sentir hacia la situación que se está viviendo, así como el lenguaje de las manos, piernas, pies y todo el cuerpo, que muestra el grado de conformidad, comodidad o disconformidad con la situación. Nuestra posición al dormir también refleja un lenguaje muy significativo. Fijémonos ahora en otro ejemplo: “La gordura es crear un búnker alrededor de un alma que teme que le den en la herida que ya tiene.” Jodorowsky

“Lo que pensamos genera emociones, pero también lo que comemos.” Montse Bradford

“Cuando el espíritu se silencia, el cuerpo habla: cuando nuestra boca no pronuncia lo que sentimos, traga para aliviar la tensión emocional. Detenernos a pensar lo que nos ocurre, y ponerle palabras, puede ayudarnos a contener el ansia de comer.” Isabel Menéndez

El tipo de alimentos que ingerimos y cómo comemos nos describe el tipo de amor que nos tenemos a nosotros mismos, o

El espejo de nuestros actos cotidianos y el espejo del lenguaje corporal

el grado de vacío emocional que suplimos con la comida o la bebida. Es otro espejo de cómo nos sentimos, consciente o inconscientemente. La preferencia por alimentos salados es propio de personalidades muy inteligentes, mientras que la debilidad por los dulces delata la falta de dulzura en la propia vida. Comer picante o comidas fuertes refleja a personas más aventureras, y la comida tropical a personas más tranquilas y relajadas. El tiempo que invertimos comiendo, masticando o engulliendo también nos habla de lo que sentimos por dentro. Si nos adaptamos a todo tipo de comida, esto nos muestra nuestra flexibilidad ante la vida y hacia nosotros mismos. Cuando tenemos un nudo en el estómago no somos capaces de comer nada, o como mucho beber; y si estamos en armonía y sintiendo felicidad, nos apetece de una manera natural alimentarnos bien, con comida nutritiva. Veamos un ejemplo más. “Cuando me miro al espejo ya no busco a la que fui en el pasado…sonrío a lo que soy hoy…me alegro del camino andado y asumo mis contradicciones.” Carolina Herrera

La ropa que usamos y los colores que preferimos nos muestran inconscientemente el estado emocional que tenemos o que queremos tener. La parte superior del cuerpo representa la parte emocional de la persona y sus necesidades emocionales, y la parte inferior las necesidades materiales y su energía física. Cómo las tapamos o mostramos y con qué tipo de ropa, refleja nuestro grado de seguridad o autoestima, o nuestras ganas de pasar desapercibidos Reconociendo cómo nos vestimos, podemos reconocer nuestro estado interno y, de creerlo necesario, poner manos a la obra para cambiarlo.

87

La disolución del espejo

La disolución del espejo, la disolución de la sombra

La disolución del espejo, la disolución de la sombra Gregg Braden apuesta por el espejo de nuestro mayor bien como el espejo que disuelve todas las proyecciones. Cuando entiendo que el exterior me habla de lo que tengo en mi interior, no puedo más que reconocer que es una ayuda para mejorar en mí lo que está en desorden y potenciar lo que sí me gusta. Cuando entiendo que mi presente y todo lo que he vivido es fruto de mi nivel de consciencia, ¿cómo no podría estar de acuerdo con ello? Esto me da la oportunidad de entender qué ha pasado y empezar de cero. Cuando entiendo que se me ha mostrado el grado de amor y de no amor que me he profesado a mí mismo, amo y bendigo mi vida. Imaginemos una pintura que pueda hacer un niño pequeño dentro de sus posibilidades. Entendemos que no lo puede hacer mejor. Su manifestación es fruto del nivel de consciencia que tiene en este momento. Por tanto, ¿cómo no íbamos a entender que, igualmente, nuestra manifestación es fruto del nivel de consciencia que hemos tenido hasta ahora? ¿Cómo íbamos a luchar contra ello? Justamente esa experiencia me da la oportunidad de subir un peldaño y empezar a vibrar mejor y, con ello, cocrear con el Universo y con mi alma conjuntamente, practicando y aparcando el miedo, la culpa, el ego. ¿Cómo íbamos a rechazar lo que hemos hecho? No lo hemos sabido hacer mejor… Así, el mayor acto de compasión es comprender que esto soy yo. Que no me he amado, y que necesito hacerlo y recordar quien soy. Mientras, me seguiré perdonando, entendiendo que tengo una culpa inconsciente muy profunda y lejana, pero que no me priva de manifestar desde el amor, en la medida en que voy sanando mis heridas.

91

92

TÚ ERES YO

Podríamos resumir de este modo la fórmula para disolver los espejos: • Estar dispuesto/a a ver la situación de otra manera. • Reconocer cuanto antes que el exterior me está hablando directamente a mí, con lo cual, comprendo que soy el/la responsable de mi creación. • Agradecer este presente (y a los personajes que están involucrados en él) pues, a pesar de que puede estar haciéndome sufrir, es el que necesito para elevar mi nivel de consciencia. Si me resisto, si lucho contra él o si tomo una actitud de víctima, seguirá manifestándose y distorsionándose más. • Perdonar. Me perdono por haberme olvidado de mí. Me perdono porque no me he amado, no lo he sabido hacer mejor. Me perdono porque he querido ser diferente y no me he aceptado incondicionalmente. Sobre el concepto de la responsabilidad, Debbie Ford, en El secreto de la sombra, dice: “Asumir la verdadera responsabilidad es un proceso, y es la única manera de salir de la historia de la víctima. Significa reconocer que somos cocreadores de los dramas que hemos vivido. Asumir la responsabilidad exige que extraigamos la sabiduría de nuestras experiencias de vida y que encontremos los regalos que tienen para nosotros.” LA VISIÓN DESDE UN CURSO DE MILAGROS “Te estoy enseñando a que asocies la infelicidad con el ego y la felicidad con el espíritu.” Cap.4.VI.5.6. “El amor no conquista todas las cosas, pero sí las pone en su debido lugar” Cap.4.VI.7.6.

La disolución del espejo, la disolución de la sombra

“Curar o hacer feliz es, por lo tanto, lo mismo que integrar y unificar” Cap.5.2.5.

93

“El despertar de nuestra conciencia es inevitable. Sigue el dulce despertar de este sueño que creemos que es real. Y en este sueño estamos recordando que somos Amor, y que el sentido de nuestra vida es vivir el Amor en la Tierra, pues como dice Un Curso de Milagros: Sólo el Amor es real.” Marta Salvat, Junio 2015