Truco de Magia-La Carta Simpatica

La carta simpatica Habiendo colocado dos barajas sobre la mesa y habiendo tomado secretamente dos espectadores una carta

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La carta simpatica Habiendo colocado dos barajas sobre la mesa y habiendo tomado secretamente dos espectadores una carta de cada baraja, hacer que estas dos cartas sean exactamente las mismas, aunque el prestidigitador haya constantemente estado alejado de la mesa. Hay dos barajas; una de ellas en rosario. Se muestra esta baraja de cara al público a la vez que se dice que el juego que se va a presentar no es un juego de destreza sino que debe su ejecución a un curioso efecto de simpatía. Se extiende la baraja cara abajo (se pudo haber mezclado en falso antes) y se pide a una persona que tome cualquier carta y sin mirar cual es la coloque debajo de algún objeto pesado que haya en la mesa. Robert-Houdin recomienda un candelabro puesto que dichos objetos eran comunes entonces. Ahora podría ser un vaso. Se recoge la baraja a partir del hueco dejado en la hilera por la carta sacada, poniendo estas cartas en la mano izquierda y recogiendo acto seguido el resto y poniéndolo encima. Así, la carta que estaba encima de la elegida viene a quedar debajo de la baraja y solo hay que mirarla con disimulo para calcular cual es la que se ha sacado y está cara abajo en la mesa debajo del objeto. Esta baraja se elimina entonces. Se saca a la otra baraja y se abre de cara entre las manos para mostrar todas las cartas distintas. De paso se busca rápidamente la carta duplicada de la elegida, se lleva arriba y se empalma en la derecha. La baraja se esparce entonces sobre una bandeja la cual se sostiene con la mano derecha que es donde se tiene la carta empalmada, quedando así ésta oculta. Se pide ahora a muchas personas que vayan acercándose (o se acerca uno a ellas) y que tomen grupos de cartas de la bandeja. mientras más personas participen, más interesante. Cuando solo queden cuatro o cinco cartas, se sujeta la bandeja con la mano izquierda y con la derecha se esparcen las cartas de encima de la bandeja, agregando secretamente la empalmada. Ahora es que hay que tener cierto arte para seguir haciendo escoger cartas a las personas de tal manera que tomen todas menos la que nos interesa. Esto no es tan difícil porque el público se ha acostumbrado a tomar libremente las cartas hasta ese momento y cualquier sospecha que pudiera tener de influencia, hace tiempo que la ha desechado. Además, como la carta que ha de quedar la última está en la bandeja del lado del mago (de pie, estando los espectadores sentados) es fácil presentar

la bandeja de modo que las manos no puedan coger la carta que ha de quedar. Esta operación es algo así como la carta forzada pero al revés. Cuando solo reste la carta que nos interesa, dejar la bandeja en manos de alguien y retirarse para hacer un recuento de lo acontecido haciendo notar que se ha sacado de la otra baraja una carta con toda libertad y secreto y que la tal carta está aislada debajo del objeto y que todos ignoran cuál es. Se hace constar también que de la baraja colocada en la bandeja se han escogido libremente todas las cartas excepto una que nadie conoce tampoco. -¡Pues bien! - exclama el mago, - Por un efecto maravilloso de simpatía, la carta que está debajo del vaso va a ser igual a la que ha quedado sobre la bandeja. No habiendo tomado yo parte alguna en la experiencia, no quiero acercarme a las cartas. Señores, vean ustedes si es cierto o no lo que les digo. El público retira la carta que está debajo del vaso y también la que ha quedado sobre la bandeja y comprueba que ambas son la misma.