Trastornos Mentales: Charles Manson

TRASTORNOS MENTALES Se conoce como trastorno mental al síndrome o a un patrón de carácter psicológico sujeto a interpre

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TRASTORNOS MENTALES

Se conoce como trastorno mental al síndrome o a un patrón de carácter psicológico sujeto a interpretación clínica que, por lo general, se asocia a un malestar o a una discapacidad. En este marco, resulta interesante destacar que una enfermedad de tipo mental es aquella que se produce a raíz de una alteración que repercute sobre los procedimientos afectivos y cognitivos del desarrollo, la cual se traduce en dificultades para razonar, alteraciones del comportamiento, impedimentos para comprender la realidad y para adaptarse a diversas situaciones. Resulta importante mencionar que los trastornos mentales pueden ser consecuencia de factores biológicos (ya sean de orden genético, neurológico u otros), ambientales o psicológicos. Por eso requieren de un abordaje multidisciplinario enfocado a mejorar la calidad de vida del sujeto. Ya conociendo que es un trastorno mental, podemos distinguir a las personas que cometieron delitos a causa de estas alteraciones y ver cuáles son las causas medioambientales que posiblemente originaron estos trastornos.

CHARLES MANSON Psicópata estadounidense Nació el 12 de noviembre de 1934 en el Hospital General de Cincinnati, Ohio, Estados Unidos. Hijo ilegítimo de una joven de 16 años, Kathleer Maddox. Poco después de su nacimiento, su madre se casó con un obrero llamado William Manson, que le dio su apellido. Sin padre conocido, en algunos documentos oficiales se hace mención a un tal "Coronel Scott" como su progenitor debido a que su madre había convivido con un hombre de ese nombre. Su madre dijo que ese hombre era el padre y presentó una demanda judicial de paternidad contra él. Cumplió una condena de cinco años por robo y agresión. Hasta entonces había vivido con su tía, una fanática religiosa que veía el pecado en cualquier forma de placer.

Pasó la mayor parte de su juventud en reformatorios. Además fue acusado de robos, una violación homosexual a un compañero, agresiones y realizó varias fugas. En 1955 contrae matrimonio con Jean Willis, enfermera de diecisiete años. De ella tendría su primer hijo. En 1958 se divorcian y un año más tarde se casaría con la prostituta Candy "Leona" Stevens, para evitar que pudiera declarar contra él en un juicio. De ese matrimonio nace Charles Luther Manson, su segundo hijo conocido. Comienza su formación esotérica. Lee sobre budismo y orientalismo. Es miembro, según él, de la Iglesia de la Cienciología y comienza a utilizar conceptos como Karma, Reencarnación... que le serían fundamentales a la hora de presentar su particular Apocalipsis: El Helter Skelter. Fue encarcelado y condenado a tres años de prisión por transportar vehículos robados a México. Cumplida su condena fue arrestado por trata de blancas, después por falsificar cheques, por lo cual fue condenado a diez años de cárcel. La prisión lo convirtió en un morboso de diminuta figura, capaz de manipular a las personas. Se traslada a San Francisco, California, donde formó una comuna con mujeres y hombres obedientes. Su vida transcurría en dormir con más de tres de sus seguidoras y enseñar actos de Satán prometiéndolas a cada una de ellas un hijo como premio por su lealtad. Sostenía que había que matar a todos los negros, pero no sin antes matar a algunas figuras blancas importantes por haber permitido que los negros se relacionaran con blancos. Durante sus años de prisión, Manson fue violado por afroamericanos. En marzo de 1969, decidió que su ''familia'' entrara en una casa de Malibú donde había personas que parecían estrellas de cine; no sabían quiénes eran. Dentro estaban la actriz Sharon Tate, con 8 meses de embarazo y esposa del director de cine Roman Polansky, famoso por sus películas de terror. También el escritor Polaco Voyteck Frykowski, el estilista Jay Sebring y una amiga de la actriz. Manson envió a sus seguidores con una cuerda, un cuchillo y un revólver calibre 22, ordenándoles su muerte. Entraron y amarraron a todos diciéndoles que solo iban a robar. El escritor intentó escapar y le dispararon seis veces en la cara. Las jóvenes se encargaron de acabar con el estilista con 16 puñaladas. A la amiga de la actriz la amarraron a uno de los cadáveres y luego la asesinaron con cuatro tiros y varias puñaladas. La actriz pidió piedad por su embarazo, recibió 51 puñaladas. Al terminar, tendieron una bandera americana en el sofá de la casa y con la sangre de la actriz escribieron la palabra cerdo. Se cambiaron de ropa y se fueron. En cuestión de horas los asesinos estaban identificados y más adelante apresados. La sentencia a muerte de Charles Manson y sus seguidores fue automáticamente conmutada a cadena perpetua cuando en 1972 la Corte Suprema de California eliminó temporalmente la pena de muerte en el estado. El restablecimiento de la pena capital en California no afectó a Manson, quien se encuentra encarcelado en la prisión estatal de Corcoran, una cárcel de máxima seguridad. Afirma ser un elegido y en ningún momento se ha arrepentido de sus crímenes. El 17 de noviembre de 2014, se anunció que Manson había obtenido licencia de matrimonio para casarse con Afton Elaine Burton, de 26 años, que llevaba visitándole durante nueve años, y que mantiene la inocencia de Manson en varios sitios web.

JESSE POMEROY Jesse Harding Pomeroy (29 de noviembre de 1859 29 de septiembre de 1932) fue la persona más joven condenada por delito de asesinato en primer grado en la historia de Commonwealth de Massachusetts. Jesse Pomeroy nació en Charlestown, Massachusetts, de Thomas J. y Ruth Ann Pomeroy. Fue el segundo de dos niños; su hermano Charles Jr. era dos años mayor. Se dice que el padre de familia era un alcohólico que cometía abusos: por cualquier motivo que lo enfureciera, llevaba a sus hijos a una cabaña donde los desnudaba y aporreaba hasta aplacarse. De acuerdo a los relatos de la época, la apariencia de Pomeroy inspiraba miedo. Su cuerpo era muy grande para su edad, así como su cabeza, orejas y rasgos faciales eran poco favorecedores. Su ojo derecho carecía de iris y pupila, confiriéndole un aspecto aterrador. Jesse era un sujeto retraído y solitario. Durante su niñez fue pasto de los niños abusadores de su barrio. Torturó y mato a varias mascotas de la familia y de vecinos...

Ataques registrados en 1871-1872 En 1871 y 1872, hubo informes que varios jóvenes eran atraídos a zonas remotas y atacados por un muchacho mayor. El primero fue William Paine, de cuatro años, quien fue hallado un día de diciembre de 1871 en una pequeña cabaña colgando de las manos, que estaban atadas con una cuerda suspendida del techo del lugar. Su espalda estaba cubierta de laceraciones. No se denunció a su atacante. El siguiente fue Tracy Hayden, de siete años, en febrero de 1872. Pomeroy lo ató y torturó. Del ataque, Hayden resultó con los ojos morados, los dientes frontales partidos, la nariz rota y el torso cubierto de heridas. Tras este episodio la policía solo pudo enterarse que el atacante era un muchachito de cabello castaño. A mediados de abril de 1872, Pomeroy atacó a un niño de ocho años, Robert Maier. Lo desnudó casi por completo y mientras lo golpeaba con una vara lo obligaba a maldecir. Maier reportó que mientras Pomeroy lo vapuleaba, se masturbaba. La policía comenzó a actuar interrogando a numerosos adolescentes de cabello castaño. Por alguna razón desconocida, la descripción del "El Sádico Bribón", como fue llamado desde entonces el adolescente que atormentaba a los niños de Boston, derivó en la de un adolescente de barba y pelirrojo. Mientras tanto, el lampiño y castaño Jesse Pomeroy escapaba con comodidad de la búsqueda policial. El siguiente golpe, a mediados de julio, fue contra un niño desconocido de siete años de edad, a quien le fue propinado el mismo tratamiento que a los demás: una feroz paliza hasta que Pomeroy alcanzó el orgasmo. Esta vez la policía ofreció una recompensa de $500 dólares a quien ayudara en la captura. En ese momento, Ruth Pomeroy decidió que su familia se mudara al sur de Boston. Se especula que sospechaba acerca de la posible responsabilidad de su hijo en los recientes ataques a infantes. Sin embargo, la madre de Jesse siempre permaneció fiel a su hijo, y negaría las imputaciones formuladas contra él.

Los ataques de Pomeroy en chicos jóvenes continuaron. George Pratt fue atado y desnudado por Pomeroy quien lo aporreó sin misericordia con un cinturón. Esta vez elevó el nivel de sus atrocidades, mordiéndole la mejilla y arañándolo profundamente en la piel. Varias veces le enterró una larga aguja en diversas partes del cuerpo. Intentó inclusive clavársela en un ojo, pero Pratt logró colocarse en posición fetal antes que Pomeroy lograra su objetivo. Frustrado, le dio un tremendo mordisco en una nalga y después huyó. El siguiente desventurado fue el niño de seis años, Harry Austin. Aparte de la usual paliza, esta vez empleó su navaja de bolsillo para apuñalar en brazos y hombros a su víctima. Se disponía a rebanarle el pene cuando fue interrumpido por la cercanía de unas personas. Pocos días después, atacó al niño Joseph Kennedy, a quien a la vez que aporreaba lo obligaba a proferir oraciones religiosas plagadas de obscenidades. A Kennedy le provocó una fuerte cortada en la cara con su cuchillo y luego lo llevó a la orilla del mar para echarle agua salada en las heridas. Robert Gould, de cinco años, fue el siguiente en caer engañado por Pomeroy cerca de una estación de trenes. Cuando amenazaba al chico con la punta de su navaja en el cuello, Pomeroy se dio cuenta que era observado por unos ferrocarrileros y tuvo que huir. Gould aportó pistas más concretas, como que su atacante era un joven adolescente de cabellos castaños y un ojo totalmente blanco. Un día de septiembre de 1872, la policía visitó la escuela de Pomeroy, pero el joven Kennedy no pudo identificarlo entre los alumnos. El mismo día en que la policía había visitado su salón, Pomeroy, al regresar a su casa, decidió darse una vuelta por la estación policial y al pasar tan cerca, fue súbitamente identificado por Kennedy, quien continuaba con sus declaraciones. Inmediatamente fue puesto bajo arresto. A pesar del intenso y severo interrogatorio, Pomeroy se mantuvo tranquilo clamando su inocencia en todo momento. Pero cuando lo despertaron a la medianoche en la celda donde había sido confinado con la amenaza de ser encarcelado por cien años, Jesse Pomeroy se dio por vencido. Al día siguiente fue llevado para que todas sus víctimas lo identificaran. Cuando le preguntaron por qué lo había hecho, solo atinó a decir: "no pude evitarlo". La sentencia fue el ingreso a un reformatorio juvenil hasta que cumpliera dieciocho años. El Lyman School en Westborough, Massachusetts, se convirtió en el siguiente hogar de Jesse Pomeroy. The Boston Globe cubrió esta historia; la última línea del artículo: "Se concluye por lo general que el chico es deficiente mental." Mientras Jesse purgaba condena, su madre hacía campaña por la liberación y exoneración de su hijo enviando cartas a las autoridades y a quien estuviera dispuesto a escuchar su punto de vista. Como un interno modelo, Pomeroy evadió eficientemente los castigos y las reprimendas. Tras quince meses de encierro, el comité de libertad condicional aprobó su salida.

El crimen En febrero de 1874, a los 14 años, Pomeroy salió en libertad condicional. Su madre y hermano prometieron esmerarse en su vigilancia. Su madre tenía su tienda de confección propia, y su hermano Charles vendía periódicos. Pero no pasó ni dos meses en libertad Pomeroy, cuando la oportunidad se presentó a la puerta de la tienda de su mamá. El 18 de marzo de 1874 llegó la niña Katie Curran, de 10 años, a preguntar por un cuaderno de notas. Pomeroy le dijo que quedaba un cuaderno y que había que buscarlo en el sótano; Katie lo acompañó confiada. Fue sometida velozmente por Pomeroy quien

con su navaja de bolsillo la degolló brutalmente. Después de asesinar a la pequeña Katie, Pomeroy se lavó la sangre y regresó al puesto a seguir trabajando como si nada hubiera ocurrido. El cadáver permaneció donde lo había dejado sin que nadie notara nada extraño. La madre de Curran comenzó a buscarla a la hora de que la niña había salido de su casa, pero apareció un testigo que aseguró haber visto como Katie Curran había sido introducida a un vagón de tren; la policía determinó que se trataba de un secuestro y el caso quedó congelado. Cuando el cuerpo fue descubierto, su avanzado estado de descomposición hizo muy difícil conocer el grado de daños que había recibido. A Harry Field lo salvó que otro chico lo vio junto a Pomeroy y este se acobardó. A Horace Millen, quien tenía cuatro años, lo llevó a una pastelería por un pastelillo que se fueron comiendo ambos durante el camino a la zona pantanosa del sur de Boston. Esta vez, numerosos testigos vieron a la inusual pareja de "hermanos" caminar por las calles y fuera de la ciudad. Pomeroy atacó al niño con su cuchillo de bolsillo. De acuerdo al reporte del forense, había numerosas heridas, de las llamadas defensivas, en brazos y manos. Se contaron hasta dieciocho heridas en el tórax, un ojo apuñalado, así como heridas profundas en el escroto. El 24 de abril de 1874, unos niños que jugaban en la playa descubrieron el cuerpo en la marisma de la Bahía de Dorchester y de inmediato avisaron a unos hombres que cazaban patos en las cercanías. De inmediato, las sospechas recayeron sobre Pomeroy. Lo buscaron en su casa, y a pesar de las airadas protestas de su madre, el chico fue arrestado. Fue llevado a ver el cuerpo de Millen y le preguntaron sí él cometió el asesinato. En la investigación oficial, a Pomeroy se le negó derecho a un abogado. Tras la detención de Pomeroy, la señora Ruth Ann vio quebrar su tienda de ropa y la vendió. Cuando los trabajadores fueron a hacer las remodelaciones y adecuaciones, encontraron en el sótano el cadáver putrefacto de Katie Curran enterrado en un montón de cenizas. No hubo una sola duda acerca de la culpabilidad de Pomeroy en la muerte de la niña, quien aceptó los cargos.

El juicio El caso de Commonwealth vs Pomeroy fue escuchado en la Corte Suprema Judicial de Massachusetts el 9 de diciembre y el 10 de diciembre de 1874. En el juicio, el Fiscal General abogó por un veredicto de culpa en el asesinato de primer grado. En su alegato final, instó a un cargo de asesinato con alternativa de atrocidad extrema, que, de acuerdo con la ley de Massachusetts, es asesinato en primer grado, pero difiere del cargo original en la obligación de premeditación. La pena impuesta a los asesinos en el estado de Massachusetts era la horca. La defensa de Pomeroy se concentró en el crucial debate acerca de su locura. Pero quedó definitivamente establecido que Pomeroy conocía y admitía que sus actos estaban mal, por lo que la batalla legal fue perdida. Pomeroy fue declarado culpable el 10 de diciembre de 1874, con la recomendación del jurado de misericordia a causa de la juventud del prisionero. El abogado de Pomeroy, Charles Robinson, presentó dos excepciones que fueron anuladas en 1875, momento en que Pomeroy fue sentenciado a la horca hasta la muerte; sin embargo, ningún gobernador se atrevió a firmar la sentencia. Era muy difícil para las autoridades ejecutar a un chico de catorce años. No había precedentes en la historia penal de la nación.

Finalmente, el gobernador Alexander Rice tomó una decisión, tras escuchar el veredicto de un panel de asesores, quienes recomendaban la ejecución como solución final a este molesto asunto público, Rice aceptó que el castigo debía ser ejemplar, pero no la pena capital. Sin publicitar su decisión, impuso la cadena perpetua para Pomeroy, misma que debía ser cumplida en solitario. Durante su encarcelamiento, la única persona en visitar a Jesse Pomeroy fue su madre. En 1917, su castigo fue atenuado y se le permitió integrarse a la población general de la prisión. En 1929 fue removido de Charlestown para llevarlo a un hospicio de la policía, donde pasó los dos últimos años de su vida, plagado de enfermedades y en franca agonía. Murió el 29 de septiembre de 1932 sin sentirse culpable: jamás mostró remordimiento alguno por sus víctimas.

PEDRO NAKADA – EL APÓSTOL DE LA MUERTE Nakada fue un psicópata con esquizofrenia paranoide que juraba asesinar en nombre de Dios, con la misión de limpiar el mundo. Una excusa que le valió para asesinar alrededor de 25 personas. El 28 de febrero de 1974, nació Pedro Pablo Mesías Ludeña, en Huaraz. Sus padres se llaman José y María; vivían en la ciudad de Augusto en Lima. Sus padres cambiaron de domicilio en el 2001, a Huaral, donde se desatarían los asesinatos. Su padre era un hombre alcohólico que maltrataba a su mujer constantemente. Sus hermanas lo obligaban a vestirse como una niña y lo obligaban a salir a la calle. Los vecinos y transeúntes al verlo se unían a la lluvia de risas y burlas. Ese no sería uno de los peores capítulos que viviría al pequeño Pedro. A la edad de 4 años la familia tenía una perra embaraza que apareció muerta. Todas las culpas cayeron sobre el joven; una familia normal hubiera buscado la verdad y como mucho regañado al pequeño. El castigo fue que todos sus hermanos abusaron sexualmente de él. “Odio a los maricones. Cuando yo era niño, mis hermanos me violaron porque creían que yo había matado a una perra que teníamos y que además estaba preñada. Juro que yo jamás le hice nada al animal” Este no fue el primer capítulo de sadismo sexual que sufrió a tan tierna edad. Después del primer episodio se dedicó a torturar y matar animales indefensos, empezó hacer aquello por lo que había sido acusado. Incluso llegó a cocer a un gato vivo. : ‹‹“Tú lo mataste, tú lo mataste”. Yo les decía que no, y ellos no me creían; y como me dijeron eso, entonces yo comencé a matar animales. Mi mayor defecto es ser colérico, la cólera me hacía matar››. “Mi madre era bipolar, cambiaba de carácter, no podía confiar en ella… Cuando era chibolo, mi mamá me golpeó como salvaje y yo de cólera quemé al gato en la sartén hirviendo”.

Así describe a su familia: “Es mala, mi familia es mala. Mis padres siempre peleaban. Se insultaban mucho. Desde que yo era chico. Éramos nueve hermanos. Yo soy el tercero. Me molestaban los laberintos. Mi papá le pegaba mucho a mi mamá. Yo me escapaba de la casa. Pero volvía, escondido, para que mi papá no me pegara con un cable. Volvía por no tener dónde comer. Con mis hermanos nos criamos separados. Con un tío, con una tía…, mi hermana me violó, ella era mayor… Mi hermano me obligó a tener sexo oral, yo tenía seis años ¿Hay gente que no me cree? Yo no olvido lo que viví…” En el colegio era un muchacho obediente, retraído e inseguro. Era el muchacho perfecto para convertirse en la diana de todos los alumnos. Su estancia en el colegio era tan insufrible como la que vivía en su hogar. Recibía constantes palizas y burlas. Finalizó la escuela en el tercer curso. Toda su ira se fue caldeando en sus entrañas hasta que finalmente salió a la superficie. En 1990 ingresó en el Ejército Peruano con la finalidad de conseguir el respeto y la fuerza de la que carecía. Sin embargo el comportamiento y las murmuraciones que Pedro hacia a sus compañeros sobre que oía la voz de Dios, no pasaron desapercibidos para los profesionales psicólogos del ejército que enseguida le diagnosticaron esquizofrenia paranoide. La idea de ponerle un arma en las manos y enseñarle a usarla era un riesgo que no querían correr. A los dos meses de ingresar fue expulsado. Esta expulsión fue determinante en la primera muerte. Frustrado, viendo como sus sueños de convertirse en alguien que influyera respeto y miedo, con poder para empuñar un arma desaparecía. Intentó robar unas sandalias, pero el dueño, un campesino, lo pilló. Pedro cayó sobre él con toda su ira, aquí cobraría su primera víctima. En un momento dado decidió cambiar de apellido, haciéndose pasar por un joven adoptado por japoneses, de ahí viene el apellido Nakada. Deseaba tener un visado para disfrutar de los privilegios que tienen los descendientes de japoneses. La mente de Pedro empezó a escuchar voces de quién él cree que es Dios. Un Dios vengativo que ordena limpiar el mundo de prostitutas, drogadictos, homosexuales y vagabundos. “Yo no soy un criminal, soy un limpiador, he librado a la sociedad de homosexuales y vagabundos”, “Sólo trato de purificar la tierra de prostitutas, drogadictos, homosexuales y asaltantes”, “Qué siento cuando mato –dice–? Siento que ayudo. ¿A qué? A que la gente cambie. A que el mundo cambie. Quiero que haya paz.” Se veía a sí mismo como un mensajero de Dios, alguien que tiene una misión divina y por ello es especial ante todos los demás; alguien único. Con estas ideas tenían una excusa perfecta para cada asesinato, de esta manera no se sentía culpable, ya que quién tomaba las decisión era otra persona, él solo las ejecutaba. No todas las víctimas que causo seguían el patrón que el dictaba. Según los psicólogos, pese a su esquizofrenia paranoide, era una persona capaz de distinguir el bien del mal, por lo tanto era consciente de cada asesinato aunque lo excusase para no sentir su propia culpabilidad. De los 25 asesinatos confesos, solo se demostraron algunos de ellos.

- Carlos Ediberto Merino Aguilar. El 1 de enero de 2005 recibió un disparo en la playa de Chorrito de Chancay. Pedro dijo que temía que le robaran, sin embargo, fue al revés. - Teresa Cotrina Abad: 31 de mayo de 2006. Le disparo en la cabeza. Cuando le preguntaron el porqué de este crimen, respondió: ‹‹la encontré fumando droga, pase por su lado y me pregunté: “esta señora por las puras vive”, y le disparé dos balazos en la cabeza›› - Walter Sandoval Osorio. 20 de julio de 2006. Aún estaba vivo cuando fue ingresado en el Hospital, pero no duró mucho. Pedro por una vez acertó, Walter resultó ser un asesino. - Gerardo Leonardo Cruz Libia. 8 de agosto del 2006. Su cuerpo estaba en un pozo de agua, le habían disparado en la cabeza. El motivo de su muerte era el miedo que tenía Pedro de que Gerardo lo delatase por uno homicidio y robo que habían perpetuado ambos hace tiempo. - Walter Taranzona Toledo. El 18 de agosto de 2006. Le disparó y lo tiró a un canal de agua vacío. Lo mató por estar fumando drogas. - Maria Verónica Tolentino Pajuelo, de tan solo 15 años. El 19 de agosto del 2006. Murió de un disparo. El crimen de la niña fue tener una bicicleta que Pedro necesitaba en ese momento; después de matarla se dio cuenta de que tenía una llanta rota. Se lamenta de este asesinato, pero se justifica como daños colaterales para un bien mayor. - Hugo Vílchez Palomino. 18 de Noviembre del 2006. Hugo iba en su bicicleta por el Camino Viejo al Esperanza Alta cuando Pedro y los hermanos Ciriaco, que circulaban en moto, lo obligaron a parar. Pedro le disparó, le robó su arma, su móvil y un discman, cosas que se repartieron entre ellos. Cuando la policía le pregunto a Pedro por esta muerte, dijo que Hugo deseaba acostarse con su mujer. Su mente paranoide tenía que buscar un motivo para que su asesinato fuera justificado, él no podía ser el malo, sino el enviado para hacer cosas buenas, para mejorar el mundo, sin importar quien cayera. - Widmar Jesús Muñoz Villanueva. 19 de noviembre del 2006. Es un estilista de una conocida peluquería. Era sabido que era Gay y según Pedro se dedicaba a la prostitución contagiando a otros hombres de sida. Después de matarlo robó el dinero de la caja. “Me había enterado de que el cosmetólogo que trabajaba allí era homosexual, tenía sida y se prostituía. Le pedí que me diera un servicio (sexual). Cuando se bajó el pantalón, le disparé tres veces en la nuca” - Luis Enrique Morán Cervantes, Pedro Omar Carrera Carrera y Enoch Eliseo Felix Zorrilla. 22 de noviembre de 2006. Los encontraron en la Pampa de la Huaca. Los tres circulaban en un taxi, el primero era el conductor. Pedro los atracó y los mató por que según él se dedicaba a atracar a otras personas. El delirio aumenta. - Nell Camaleón Pajuelo. El 10 de diciembre de 2006. Pedro y los hermanos Román Joel y Percy. Con engaños lo llevaron hacia el poblado Sacachispa. Allí lo mataron y arrojaron su cadáver cerca de donde se encontró a Hugo Vilchez. - Nazario Julian Tomariz Perez y Didier Jesús Zapata Dulanto. 17 de diciembre del 2006. El cadáver estaba en la Urbanización Aparicio. Ambos eran pareja, caminaban tranquilamente. “Yo maté a los profesores Nazario Tamariz Pérez y Didier Zapata Dulanto, ellos caminaban por el borde de un canal de regadío agarrados de la mano, se hacían cariños como una pareja de enamorados, y como yo soy el ‘purificador de la tierra’,

no quedó otra opción que asesinarlos, porque los homosexuales solo hacen daño a la sociedad”. - Agustín Andrés Maguiña Oropeza y Luis Melgarejo Sáenz. 24 de diciembre de 2006. Pedro le reventó la cabeza a balazos. Los dos amigos solían emborracharse juntos. “Mato a las personas para que no sigan sufriendo. Por ejemplo, a dos alcohólicos los investigué por más de un mes, y cuando me enteré dónde era el lugar en el que se refugiaban, preparé mi arma para que con un sólo disparo descansaran en la paz de Dios”… - Nicolás Talentito Purizaca. 27 de diciembre de 2006. Lo auxilio la policía, pero no llegó vivo al hospital. Según Pedro Nicolás le había robado hacía 3 años, el cual fumaba droga y había robado a otras personas.

Los asesinatos hubieran aumentado si no fuera por la multitud de testigos que llevaron a la policía directamente hacia el taller donde Pedro trabajaba. Al principio no estaban seguros de que ese hombre pudiera ser el asesino que estaba aterrorizando a la población. Cuando la policía fue a por él, en lugar de dejarse arrestar opuso resistencia, sacó su arma de 9 mm, calibre que uso con cada una de sus víctimas. En pleno taller se armó un buen tiroteo donde algunos policías salieron heridos. Finalmente lo capturaron. Cuando lo llevaron a comisaría Pedro confesó su plan maestro. Para celebrar el Año nuevo, tenía pensado arrojar una granada en una discoteca que celebrara el año nuevo, estaría lleno de jóvenes que beberían y bailarían hasta el alba: “Quería meter una granada de guerra a la discoteca esa, para que se mueran todos los corruptos, todos los perdidos, todos los fumones que están ahí” En los juicios se le condenaron por el asesinato de 17 personas, aunque el confesó haber matado a 25. “Ustedes están equivocados. Yo maté a 25 personas porque no merecían vivir. A todos les disparé un balazo en la cabeza”. En un principio se le condenó a pasar 35 años de cárcel, pero en 2009 después de la visita de varios especialistas lo llevaron al pabellón de psiquiatría del Penal de Lurigancho, donde aún sigue encerrado. El primer día que fue encerrado en la cárcel suplicaba que alguien acabara con su vida, intentó suicidarse golpeando la cabeza contra las paredes: “Pido un fusilamiento… algo práctico… así como hice con la gente… les metí un tiro en la cabeza” Después de ese intento de suicidio fue vigilado. A la prensa les explicaba de esta manera el motivo de sus crímenes: “Escucho la voz de mis padres y una voz mala que me dice que mate a toda la gente corrupta, como homosexuales, rateros, alcohólicos y maricones. Pero ya no puedo cumplir la misión de Dios ya que me capturaron. Ahora sigo escuchando esa voz que me dice que me mate”. Aún hoy en día Pedro dice a todo el que le quiere escuchar que si sale libre volverá a continuar con la misión de Dios.

DORANCEL VARGAS En la década del 90, Venezuela se estremeció ante la presencia de un demente que se comía a sus víctimas. Rápidamente popularizado por la Prensa, ya que era el primer asesino serial de la nación, Dorancel Vargas Gómez, que pasó de un simple vagabundo a convertirse en un monstruo, es conocido hasta el día de hoy como “El Comegente” o “El Hannibal Lecter de Los Andes”. Cabe resaltar que, debido a un error tipográfico de la Prensa, su nombre fue cambiado a Dorángel. Considerar a Dorancel como el primer asesino en serie de Venezuela es muy precipitado cuando en el año 2009 se produjeron 16.094 homicidios en Venezuela, 2.897 en Caracas, la que se considera la capital del asesinato mundial. Según estas cifras mueren asesinadas dos personas a la hora. Probablemente amparados en estas alarmantes cifras existan otros asesinos en serie que, gracias a la ineficacia de las fuerzas policiales, pueden asesinar sin ser descubiertos. Así, Dorángel sería simplemente el primer asesino serial conocido de Venezuela, aunque no necesariamente el primer asesino serial en términos absolutos. Dorancel Vargas Gómez nació en la región de Caño Zancudo del Estado de Mérida, Venezuela, el 14 de mayo de 1957, proveniente de una familia dedicada a la agricultura. Los escasos recursos económicos de su hogar lo obligaron a dejar los estudios cuando cursaba los últimos años de la escuela primaria. A raíz de esto, cambió sus actividades de granjero por la vida de ladrón. Durante ese tiempo fue encarcelado por delitos menores como robo de gallinas y ganado. Sin embargo su primera detención de gravedad no fue hasta años después. En 1995 Dorancel fue internado en el Instituto de Rehabilitación Psiquiátrica de Peribeca (arriba) tras la denuncia del amigo de una de sus comidas humanas. Tras 2 años lo libraron pensando que no era peligroso, pero se equivocaron pues lo primero que hizo fue comerse a su denunciante… En 1995 fue arrestado gracias a la denuncia de Antonio López Guerrero, un amigo de Cruz Baltazar Moreno, quien sirvió de almuerzo a Vargas, y de quien solo sobraron sus pies y manos. Tras ser detenido, Vargas fue internado en el Instituto de Rehabilitación Psiquiátrica de Peribeca. Después de 2 años de tratamiento fue liberado una vez que la evaluación psicológica confirmó que no era una amenaza. No obstante Dorancel no recibió ningún tratamiento para su enfermedad mental, y su familia no pudo prestarle el apoyo necesario. Así, El Comegente huyó de su casa para visitar a la persona que lo denunció, Antonio López. Después de comérselo se trasladó a la ciudad de San Cristóbal en el Estado de Táchira, donde aparentemente llevó una vida normal como vagabundo.

Al vivir en las calles mendigando, la Policía pronto perdió su rastro, y Dorancel pasaba sus días merodeando por los márgenes del río Torbes, como también en las cercanías del parque 12 de Febrero con su compañero de celda, Manuel. Al parecer el comegente construyó una rústica casa en un rancho abandonado, lugar donde se dedicó a sazonar a sus víctimas, aunque prefería dormir en un estrecho túnel bajo el puente Libertador. Es en este sector donde Dorancel hace amistad con los pueblerinos del área. Su siguiente víctima fue Manuel, su amigo y compañero de la cárcel, a quien cocinó en deliciosas empanadas, de acuerdo al testimonio de las personas que lo comieron sin saberlo. Cuando los oficiales le preguntaron por qué lo mató, Dorancel respondió: “como era tan buena persona seguro tenía que estar bien sabroso”. A partir de noviembre de 1998 el “Hannibal Lecter de los Andes” comenzó a matar personas cada semana. Dorancel permanecía cerca de la orilla del río Torbes, donde cazaba obreros y deportistas que habitaban o trabajaban en el sector. Cuando sus víctimas estaban desprevenidas, el Comegente los atacaba con un tubo metálico de más de un metro de largo. La Policía empezó a rastrear las cercanías del puente en busca de más cuerpos y así se tropezaron con el rancho de un demente. Tras investigarlo descubrieron varios objetos, ropas, libros, cuadernos y documentos cuyo origen el dueño de la granja no pudo justificar. Cuando revisaron la cocina de la pequeña choza, encontraron en los recipientes carne y vísceras de personas preparadas para el consumo, además se tropezaron con 3 cabezas humanas, también varias manos y pies. Su propietario, Dorancel Vargas Gómez, fue arrestado y escoltado por el Cuerpo Técnico de la Policía Judicial y la Policía Montada, quienes lo trasladaron a la comisaría más cercana donde fue interrogado. Para sorpresa del sargento Gumersindo Chacón, el comegente narró sin remordimiento todas sus fechorías. Cuando los oficiales le preguntaron por qué se comió a la gente, Dorancel respondió: “No me arrepiento de nada, como dice la Iglesia, yo compartí mi pan con el prójimo y muchos me alabaron por el relleno de mis empanadas. Por necesidad me he metido en esta vaina. No me arrepiento, al contrario, me alegro porque me gusta la carne. Lo único que no me da apetito son las cabezas, manos y pies de los seres humanos, pero me los comía en una sopita cuando me daba hambre”. Pronto la prensa hizo un espectáculo sobre el comegente, es así que Sinar Alvarado escribió un libro sobre la vida del asesino: “Retrato de un caníbal”. En el 2004 se entrevistó con el comegente, éste le preguntó: “¿Usted ha comido peras?, es igual, claro que como gente, cualquiera puede hacerlo, pero hay que lavarla bien y condimentarla bastante para evitar el contagio de enfermedades… y sólo me como las partes con músculos, particularmente los muslos y las pantorrillas”. Finalmente los habitantes del sector exigieron a la comisaría que trasladen al comegente a San Cristóbal, la capital del Estado. Pero los convictos de la cárcel de Santa Ana protestaron tanto como los enfermos mentales del Centro de Rehabilitación Mental de Peribeca, quienes no estaban tan dementes para querer compartir el espacio con un caníbal. Hoy en día Dorancel Vargas Gómez permanece encerrado en una celda de la Dirección de Seguridad y Orden Público del Estado de Táchira, donde pasa los días fumando e imaginándose suculentas recetas. El autor de la novela ganó el Premio de Periodismo de Investigación en el 2005, por su reportaje para la revista “El Gatopardo”. La Policía teme que aparezcan imitadores del Comegente, y están atentos a crímenes de la misma índole.

RICHARD CHASE “A veces oigo voces por teléfono… ignoro qué voces… amenazas. Suena el teléfono y alguien me dice cosas extrañas…que mi madre me envenena poco a poco y que me voy a morir. Me siento observado.. sé que alguien me vigila….” “…si devoré a esas personas fue porque tenía hambre y me estaba muriendo. Mi sangre está envenenada y un ácido me corroe el hígado. Era absolutamente necesario que bebiera sangre fresca..” Estas declaraciones, forman parte de una entrevista psiquiátrica a Richard Tranton Chase, un asesino diagnosticado esquizofrénico paranoide tras disparar, apuñalar, descuartizar, y beber la sangre de seis personas en 1987, ganándose el apodo de “el Vampiro de Sacramento”.

Desde muy joven, Chase es conocido por su conducta psicótica que alterna períodos de apatía con otros de agresividad. Esto, según algunos psicólogos estaría debido en gran parte a unos traumas infantiles por las constantes peleas entre su padre alcohólico y su madre, así como el posterior divorcio de éstos. A los 21 años, se va de casa para compartir piso con unos amigos. Allí, continuamente drogado, empieza a obsesionarse con la idea de que una organización criminal trata de acabar con él, hasta tal punto que clava con tablas la puerta de su habitación, entrando y saliendo de ella por un pequeño agujero que había hecho en el fondo de un armario de pared. Poco tiempo después, se afeita la cabeza y acude asustado al médico alegando que su cráneo se está deformando poco a poco y los huesos de éste le agujerean la piel. Al mismo tiempo dice sentir que se muere porque alguien le ha robado la arteria pulmonar, y nota que su sangre no puede circular. Es internado en un psiquiátrico, saliendo de éste al poco tiempo, pese a la opinión de algunos médicos que lo consideran peligroso. Poco después cae gravemente enfermo, y los médicos tras percatarse de su obsesión por consumir sangre, lo internan de nuevo diagnosticándole una fuerte esquizofrenia paranoide además de conducta peligrosa. Un año después, de nuevo en la calle, descuartiza a numerosos perros, gatos y vacas afines de beber su sangre y vísceras mezcladas con Coca-Cola a modo de cóctel, estando convencido que a causa de la falta de sangre, su estómago se empieza a pudrir, su corazón disminuye de tamaño y que los distintos órganos se desplazan en su interior.

Fascinado por los crímenes de los asesinos Kenneth Bianchi y Angelo Buono, guarda celosamente todos aquellos recortes de prensa que los menciona y se compra una pistola de calibre 22 dispuesto a imitarlos. A los 28 años, comienza una serie de crímenes disparando dos veces sin motivo alguno sobre un desconocido, que se convertiría en la primera de sus víctimas. Su segunda víctima, una joven de 22 años, es salvajemente asesinada a pocos metros de su casa cuando se encontraba sacando la basura. Chase dispara tres veces sobre ella, y mientras agoniza, le abre el vientre para arrancarle los intestinos, que esparce cuidadosamente por el suelo. Luego, le corta el hígado, el diafragma, un pulmón y los riñones, colocándolos encima de una cama. En un ataque de histeria apuñala varias veces el cuerpo sin vida y tras beber su sangre, se pinta la cara con ella. Finalmente, como toque final a su “obra”, defeca sobre la boca del cadáver y abandona la casa, satisfecho. Cuatro días después comete el más sangriento de sus crímenes entrando en una casa elegida al azar y disparando a la cabeza de una pareja de 27 años, un niño de 6 años y un bebé de 22 meses. Luego, llevándose el cuerpo de la mujer a una habitación, sodomiza el cadáver, le arranca un ojo y bebe su sangre. Momentos más tarde, es sorprendido en su macabra carnicería por alguien que llama a la puerta mientras vaciaba el cráneo del niño, y huye a toda prisa llevándose el cadáver del bebé. En su propia casa, decapita el cuerpo tras beberse la sangre y devorar el cerebro crudo. Esa misma tarde, la policía descubre la matanza y comienza una serie de investigaciones por toda la ciudad registrando cada rincón de la ciudad tratando de atrapar al psicópata asesino. Cuando tres policías llaman a la puerta del vampiro no obtienen respuesta, pero oyendo ruidos en el interior deciden de vigilar el apartamento. Poco después, Chase sale de la casa con una caja de cartón bajo el brazo, que arroja al suelo para tratar de huir al ver a los agentes en la puerta. Su contenido se esparce por el suelo asombrando a los policías: se trata de ropa ensangrentada y trozos de cerebro humano… El asesino es finalmente detenido. Al registrar su apartamento, se encuentran además de un espantoso olor a putrefacción, manchas de sangre cubriéndolo todo, huesos humanos en la cocina y el salón, un plato con restos de cerebro encima de la cama y la nevera repleta de recipientes con órganos humanos y animales en el interior. En el juicio trata inútilmente de justificar sus macabros crímenes diciendo que unas voces de seres extraterrestres y otras criaturas lo acosaban continuamente obligándole a matar… Finalmente es condenado a pena de muerte aunque su ejecución en la cámara de gas nunca sería llevada a cabo, pues Richard se suicida pocos meses después en su celda con una sobredosis de antidepresivos en diciembre de 1980.

TED BUNDY Nació en 1946, hijo de una joven chica soltera que provenía de una familia puritana. Es rechazado por ella durante los primeros años de su vida por ser hijo ilegítimo, y trata de disimular a su hijo, considerado como una vergüenza para la familia, tratándolo como si fuese su hermano. Bundy se crio en casa de su abuelo, un hombre violento que pegaba a su mujer. Las secuelas de estos rechazos en la infancia, serían visibles en la adolescencia, por su carácter sumamente tímido e infantil y su tendencia a la soledad. Comienza a aislarse de sus compañeros de juego y adopta un cruel y extraño comportamiento hacia cuanto le rodea, por ejemplo, mutilando los animales que atrapa. Más tarde cursa estudios de derecho y colabora en algún partido político trabajando activamente en las campañas. Pero en esa etapa de su vida, decepcionado por una sociedad en la que no encaja, comienza su etapa como asesino en serie. El primero de sus crímenes tendría lugar en Washington en 1974, cuando ataca a una mujer mientras dormía golpeándola con una barra de hierro. Apenas un mes más tarde asesina a una joven en el mismo campus universitario, llevándose el cuerpo lejos de allí una vez muerta ésta, pero dejando la habitación llena de sangre. En todos sus crímenes adoptaba un mismo ritual: seguía a la joven víctima por las calles, luego la estrangulaba y la golpeaba en su propia casa. A veces la secuestraba para llevarla a un lugar más seguro. Una vez muerta la sodomizaba con el miembro o con el objeto que tenía más a mano mientras mordía su cuerpo. Bundy podría considerarse un ejemplo claro de lo que sería un asesino en serie psicópata. No sólo por haber sufrido una infancia traumática, sino que además su aspecto inspiraba siempre confianza a las víctimas. Si bien al principio cometía sus crímenes por la noche guardándose de un posible testigo que pudiese identificarlo ante un tribunal, poco a poco se iría confiando y abordaría a las futuras víctimas por el día. Apoyado en su atractivo y su carismática personalidad, se paseaba por los supermercados pidiendo ayuda a mujeres jóvenes para conducir su coche Wolkswagen, fingiendo que tenía un brazo roto y sin que estas sospechasen lo más mínimo que hablaban con su futuro asesino. Tras sus primeros crímenes, Bundy comienza a viajar por una buena parte del país: Washington, Utah, Colorado y Florida, dejando a su paso una serie de crímenes y secuestros. Es arrestado una primera vez el 16 de agosto de 1974 en Utah tras ser identificado por una mujer que meses antes había intentado secuestrar. Se le condena a cumplir una pena de prisión en Colorado, pero logra escaparse antes de ser encerrado y desaparece durante más de dos meses. Dos meses que le servirían para seguir cometiendo espeluznantes crímenes, esta vez tres jóvenes entre las cuales una tan sólo contaba con 12 años.

Es nuevamente detenido en Florida. En el juicio, él mismo se defendería en tanto que abogado, apoyado por un grupo de jóvenes "fans" que reclamaban su inocencia ante las puertas del Juzgado. A pesar de todo, la prueba irrefutable que lo culpó, la aportaría un odontólogo forense, tras comparar las marcas de unos mordiscos en uno de los cadáveres con los dientes de Bundy. Evidentemente ambos moldes coincidían. Después de seis horas de deliberación, el jurado lo condenaría al corredor de la muerte por 14 homicidios de primer grado... Tenía una fijación especial por asesinar a mujeres jóvenes de pelo oscuro y largo, que le recordaban a su ex novia, la cual lo había rechazado unos años atrás. Pero las jóvenes víctimas vendrían a representar del mismo modo a su madre, por haberlo abandonado de pequeño. El asesino confesaría personalmente a los psiquiatras: "Toda la rabia que he estado desahogando con las mujeres que maté, estaba dirigida contra mi madre". Podríamos considerarle como una mezcla entre asesino organizado y desorganizado. Tanto podía mostrarse con una personalidad muy inmadura, dejar indicios en el lugar del crimen, o por lo contrario prepararlo cuidadosamente, seleccionar a las víctimas y dejar pocas huellas. Él mismo se consideraba un adicto al crimen, y aunque aseguraba que podría dejar de matar en cuanto se lo propusiese, no dejó de hacerlo hasta su detención. Aseguraba no haber matado a 14 mujeres, confesó haber asesinado y violado a 28 mujeres en los años 70. Los múltiples test psiquiátricos realizados evaluarían una personalidad propia de esquizofrénico: Cambios de humor muy repentinos, impulsivo, sin emociones, afán de protagonismo, ataques de histeria, doble personalidad, inestabilidad emocional, rechazo a la sociedad, ansiedad, depresión, complejo de inferioridad, inmadurez, mentiras que termina por creerse él mismo, obsesivo, egocéntrico, falsa realidad adaptada por él mismo, manía persecutoria... Ted Bundy fue ejecutado en la silla eléctrica nueve años después de su sentencia, el 24 de enero de 1989, tras haber sido culpado por haber asesinado a 14 jóvenes.

ALBERT FISH Nadie podía haberse imaginado que ese abuelito entrañable de más de 65 años, de rostro demacrado, cuerpo encogido y fatigado, cabello y bigote gris, ojos tímidos podía esconder una personalidad como la que revela su informe psiquiátrico: sadismo, masoquismo, castración y autocastración, exhibicionismo, voyeurismo, pedofilia, homosexualidad, coprofagia, fetichismo, canibalismo e hiperhedonismo. Fish nace en 1870. En su familia existen numerosos antecedentes de perturbación mental, empezando por su madre que oye voces por la calle y tiene alucinaciones, dos de sus tíos internados en un psiquiátrico, un hermana demente, un hermano alcohólico, etc.

Desde muy niño se siente atraído por el sadomasoquismo, se divierte infligiendo dolor a los demás y sobre todo a él mismo. Sigue con atención los artículos de crímenes en la prensa, y colecciona sobre todo aquellos de los asesinos en serie caníbales, con los que se siente identificado. A los veinte años mantiene relaciones homosexuales y ejerce la prostitución homosexual en Washington, en dónde viola a un niño y asesina a su primera víctima. En esa época comienza a sufrir alucinaciones de tipo religioso y vive obsesionado con la idea del pecado, creyendo que la única forma posible de expiación es a través del sacrificio personal y el dolor. Él mismo se inflige castigos masoquistas automutilándose, frotando por su cuerpo desnudo rosas con espinas, hundiéndose agujas de marinero en la pelvis y en los órganos genitales... en una ocasión es sorprendido en su habitación completamente desnudo, masturbándose con una mano y con la otra golpeándose la espalda con un palo del que sobresalen unos clavos. A cada golpe grita de dolor, mientras la sangre se desliza por sus nalgas. Oficialmente, fue detenido ocho veces: la primera por tentativa de estafa, luego por robo, por pago con cheques sin fondos, por cartas obscenas a los anuncios de agencias matrimoniales de los periódicos. En alguna ocasión afirma ser Jesucristo, que San Juan le habla y que el mismo Dios le ordena cometer sacrificios humanos. Lo internan tres veces en un hospital psiquiátrico, dejándolo salir al poco tiempo en cada ocasión tras considerar que no es peligroso ni está loco, sino que simplemente sufre una personalidad psicopática de carácter sexual. A pesar de todos estos delitos, la policía neoyorquina tardaría nada menos que seis años para poder inculparlo por asesinato. "Escuchaba voces que me decían cosas y, cuando no las comprendía todas, trataba de interpretarlas con mis lecturas de la Biblia... entonces supe que debería ofrecer uno de mis hijos en sacrificio para purificarme a los ojos de Dios de las abominaciones y los pecados que he cometido. Tenía visiones de cuerpos torturados en cualquier lugar del Infierno..." Albert Fish fue capturado por la policía el 13 Diciembre de 1935, lo logra a través de una carta de Fish enviada a la madre de la víctima que había secuestrado, en dónde le cuenta sus aficiones por el canibalismo y cómo se decidió a probar carne humana por primera vez con el cuerpo de su hija. Querida señora Budd: Hace algunos años, mi amigo el capitán John Davis, zarpo de California hacia HongKong, que por aquel entonces padecía los problemas del hambre, las calles se habían vuelto muy peligrosas para los niños entre 9 y 12 años porque tenían la costumbre de matarlos y cortarlos en pedazos y vender su carne como alimento. Antes de zarpar mi amigo, rapto a 2 niños los mato corto en pedazos guiso su carne, y se la comió. Esa es la razón de que hace algunos años yo acudiera a su casa el 3 de junio de 1928 con el pretexto de acompañar a su hija a la fiesta que daba mi hermana me la lleve a una casa

abandonada, que había en Westcher County donde la estrangulé la corte en pedazos y comí parte de su carne tranquila no me la tire murió siendo virgen. Tras leerla y sufrir un gran shock, se puso en contacto con la policía que tras investigar lograron encontrar la procedencia de la carta, siguieron la pista de Albert Fish, lo arrestaron el 13 de diciembre. En su declaración afirmo que tras matar a la niña le corto la cabeza, con un trinchante y partió su cuerpo en dos con una sierra a la altura del ombligo. El propio Fish lo reconocería: "No soy un demente, sólo soy un excéntrico. A veces ni yo mismo me comprendo". Una vez detenido, se confiesa además autor de otros muchos crímenes y demás aberraciones que había estado llevando a cabo durante toda su vida: su deseo irresistible de comer carne cruda las noches de luna llena, que le valdría el apodo de "el Maníaco de la Luna", sus crímenes más atroces, algún acto de vampirismo como el caso de un niño de 4 años al que flageló hasta que la sangre resbalaba por sus piernas, luego le cortó las orejas, la nariz y los ojos, le abrió el vientre y recogió su sangre para bebérsela a continuación, además de desmembrarlo y prepararse un estofado con las partes más tiernas. "...Decidí comérmela. La llevé a una casa abandonada en Westchester en la que me había fijado. En el primer piso me desvestí completamente para evitar manchas de sangre. Cuando me vio desnudo se echó a llorar y quiso huir, pero la alcancé. La desnudé, se defendió mucho, me mordió y me hizo algunos rasguños. La estrangulé antes de cortarla en pedacitos para llevarme a casa toda su carne, cocinarla y comérmela. No pueden imaginar cuán tierno y sabroso estaba su culito asado. Tardé nueve días en comérmela por completo. No me la tiré, aunque hubiese podido hacerlo de haberlo querido, murió virgen". También narra la historia de un joven vagabundo al que obligó a realizar toda clase de actos sádicos, masoquistas y coprófagos durante dos semanas, además de cortarle las nalgas en varias ocasiones para beber su sangre. Finalmente intenta cortarle el pene con unas tijeras, pero cambia de opinión al ver el sufrimiento del chico y arrepentido le da diez dólares dejándolo huir. Ante el psiquiatra explicó que por orden divina se veía obligado a torturar y matar niños, el comérselos le provocaba un éxtasis sexual muy prolongado. También confesó las emociones que experimentaba al comerse sus propios excrementos, y el obsceno placer que le producía introducirse trozos de algodón empapado en alcohol dentro del recto y prenderles fuego. Los hijos de Fish contaron cómo habían visto a su padre golpeándose el cuerpo desnudo con tablones claveteados hasta hacer brotar sangre. Durante el juicio quedó probado que realizó todo tipo de perversiones con más de 100 niños matando además a 15. Se descubrió también su extraño gusto por hacerse daño a sí mismo, uno de sus sistemas favoritos era clavarse agujas alrededor de los genitales. Una radiografía descubrió un total de 29 agujas en el interior de su cuerpo (algunas con tanto tiempo que habían empezado a oxidarse). Le gustaba comerse sus propios excrementos, o introducirse trozos de algodón empapados con alcohol dentro del recto y prenderles fuego En otras ocasiones había intentado introducirse agujas debajo de las uñas, pero no tardó en renunciar a ello cuando el dolor se hizo insoportable.

Estas declaraciones acerca de sus víctimas le cuestan a Fish la sentencia de culpable por crímenes con premeditación tras diagnosticarlo psicótico, pero cuerdo. Es condenado a la silla eléctrica y ejecutado en la prisión de Sing Sing el 16 de enero de 1936. Cuando se le preguntaba por la cifra exacta, respondía sonriendo: "Por lo menos cien". Tuvo una sorprendente reacción después de ayudar a los guardias a colocarle los electrodos, y se mostró entusiasmado. Albert Fish se llevaría a la tumba su mayor secreto, el número de personas que habría asesinado. Las opiniones de los psicólogos son contrastadas en ese aspecto, unos hablan de varios centenares de víctimas, mientras que otros estiman que no hubo más de cincuenta. Finalmente se le acusa de haber asesinado un total de 15 niños, la gran mayoría procedentes de las capas más pobres de la población "Que alegría morir en la silla eléctrica. Será el último escalofrío. El único que todavía no he experimentado..."

JUANA DAYANARA BARRAZA SAMPERIO Es una asesina serial mexicana, conocida popularmente como La Mata viejitas. Nació en la ciudad de Puebla en 1954, posee conocimientos de enfermería y dedicada también en algunas ocasiones a la lucha libre (bajo el seudónimo de "La Dama del Silencio") o a la venta de rosetas de maíz afuera de la arena de lucha, y supuesta adoradora de la Santa Muerte; cometió varios homicidios en el área metropolitana de la Ciudad de México desde los años 90 del siglo XX hasta principios del año 2006 Barraza se ha transformado en uno de los casos más interesantes dentro de la historia criminal en México, ya que durante muchos años se mantuvo la comisión de sus crímenes sin ser capturada, y por la semejanza de su modus operandi con el de famosos asesinos en serie de otros países, como El Monstruo de Montmartre. El primer asesinato atribuido a la mataviejitas fue cometido a fines de los años 90 aun cuando la serie de asesinatos comenzó presuntamente el 17 de noviembre de 2003. Se ha estimado que el número total de sus víctimas es de entre 42 y 48. El 31 de Marzo del 2008, el juez 67 de lo penal, con sede en Santa Martha Acatiltla dictó sentencia en contra, al otorgarle 759 años y 17 días de prisión por 17 homicidios y 12 robos cometidos en agravio de personas de la tercera edad. Si continúa viva a la edad de 100 años, podrá disponer de su libertad en el 2056. Todas las víctimas de la asesina eran mujeres adultas mayores (ancianas), quienes en su mayoría vivían solas. Las muertes eran provocadas por golpes, heridas de armas punzocortantes o estrangulación, con robos materiales a las víctimas inmediatamente

después de ser asesinadas. En casos aislados, se encontró evidencia de abuso sexual en las víctimas. En el transcurso de las actividades criminales de la mataviejitas, las autoridades policiacas fueron duramente criticadas por los medios de comunicación puesto que, todavía a finales del 2005, asumían un "sensacionalismo mediático" respecto a un asesino en serie. Asimismo, se criticó el hecho de que el asesino era buscado, tal vez inútilmente, entre las prostitutas y/o travestis de la ciudad de México. De hecho, durante la cacería de la asesina, Bernardo Bátiz, entonces Procurador de Justicia de la Ciudad de México, había indicado que 'el Mataviejitas' era 'brillantemente listo' (creyéndose hasta ese momento que se trataba de un hombre y no de una mujer) que cometía sus crímenes después de un corto período durante el cual se ganaba la confianza de sus víctimas. Los oficiales que investigaban el modus operandi del asesino sospecharon que él o la 'mataviejitas' se presentaba ante sus víctimas como trabajador social del gobierno (enfermera), ofreciendo programas de beneficencia para personas de la tercera edad. La búsqueda de la asesina fue complicada debido al cúmulo de evidencias contradictorias. En un punto de la investigación, la policía conjeturó que eran dos asesinos los que podrían estar implicados. También se puso singular atención en la extraña coincidencia de que por lo menos tres de las víctimas del asesino poseían una copia de una pintura del siglo XVIII, Niño en Chaleco Rojo, del artista francés Jean-Baptiste Greuze. Interesantemente, antes de la captura de la presunta asesina, las autoridades mexicanas divulgaban declaraciones de testigos que señalaban que el asesino usaba ropa de mujer para acceder a los apartamentos de las víctimas. En uno de los casos, uno de los testigos observó a una “mujer grande con una blusa roja” salir del hogar de una de las mujeres asesinadas. Ello fue interesante para los criminólogos, forenses y detectives puesto que había grandes paralelos entre la mataviejitas y el monstruo de Montmartre. Bajo ese contexto, se atribuyó al asesino (presumiblemente varón) la posibilidad de una doble personalidad. Otra observación interesante hecha por los investigadores fue la extraña coincidencia de que algunas de las víctimas de la asesina en serie eran de origen español. El mayor avance en el caso ocurrió el 25 de enero de 2006 cuando se arrestó a una persona sospechosa huyendo del hogar de la última de las víctimas atribuidas a la asesina. La víctima, Ana María de los Reyes Alfaro, de 82 años de edad, residente de la colonia Moctezuma 1a sección en la ciudad de México, había sido estrangulada con un estetoscopio, siendo varias veces apuñalada con un cuchillo ranger militar. Para sorpresa de muchos, que aseguraban que el asesino era hombre, la persona detenida fue Juana Barraza Samperio, de entonces 48 años. En pruebas preliminares, Barraza se asemejaba bastante a un modelo de arcilla que describía las características faciales del asesino: Persona de cabello tupido, teñido de color rubio y rostro de facciones duras. Al ser detenida portaba un estetoscopio, formas de solicitud de pensión para adultos mayores y una tarjeta que la identificaba como trabajadora social. Preliminarmente, la policía de la ciudad de México aseguró que las huellas digitales de Barraza habían sido encontradas en la escena de por lo menos diez homicidios. Se dice que, al momento de ser capturada, la presunta asesina confesó haber asesinado a la anciana, Ana María de los Reyes Alfaro y a otras tres mujeres, pero negó estar implicada en el resto de los asesinatos. Ella comentó a los reporteros que había visitado la casa de Ana María de los Reyes Alfaro en búsqueda de trabajo como lavandera. "Ustedes sabrán por qué lo hice cuando lo lean de mi declaración ministerial" finalizó Barraza.

POSIBLES CAUSAS DE LOS TRASTORNOS MENTALES Ciertos factores de estrés pueden desencadenar una enfermedad en una persona que es susceptible a la enfermedad mental.

Factores psicológicos Las personas que han pasado por experiencias terribles en sus vidas como emocional, físico, abuso sexual, violencia doméstica o acoso escolar son a menudo incapaces de hacer frente a su pasado traumático. A veces, la muerte de un ser querido, la traición o el abandono durante la infancia, también se echa a perder el estado emocional de la persona de la mente. Esto influye en el estado psicológico de la persona y conduce a la enfermedad mental.

Factores sociales y ambientales La pobreza, que viven en un entorno difícil e inseguro como en las zonas de guerra, con domicilio en propensas a terremotos y otros desastres naturales zonas propensas a desastres, que viven en barrios plagados de bandidos, etcétera, pueden conducir a enfermedades mentales. Estas personas desarrollan un temor constante de que conduce a la enfermedad mental. Por otra parte, los factores saludables del medio ambiente en el hogar, tales como crecer en una familia disfuncional, con los padres narcisistas o los padres descuidan pueden causar el equilibrio del cerebro del niño hasta la punta. El aspecto de la persona en relación con la altura y el peso también causa la depresión en algunas personas. Es cuando dos o tres factores se unen, como el abuso pasado y horrenda situación presente se unen, que a menudo hace que el equilibrio mental de la persona para derribar. Es importante no considerar a las personas con enfermedades mentales con desdén y condenar al ostracismo a ellos. Lo que necesitan es el amor incondicional. Defienden ellos y ayudarlos a salir de sus pozos de la depresión.