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Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca Facultad de Arquitectura 5 de Mayo

Resumen

“TRÁNSITOS Y DEMORAS”

ESBOZOS SOBRE EL QUEHACER ARQUITECTÓNICO Carlos Mijares Bracho

TEORÍA Y ARQUITECTURA

Arq. Esteban Javier García Ortega

Fernando Gesuri Villalobos Ricárdez 2º “C”

Introducción:

Éste resumen se enfoca en las ideas más directas y que de cierta manera marcan de forma importante el texto, donde el autor Mijares Bracho en su manera personal de ver la arquitectura y quehaceres arquitectónicos nos muestra su punto de vista y algunos aspectos importantes y clave para una clara comprensión del lenguaje arquitectónico y lo que conlleva entrar en este ambiente. Los diversos saberes que van de la mano en el desarrollo o construcción del conocimiento, saber escuchar, leer, escribir, hablar, expresar y callar. Gran parte del libro si no es que todo tiene una manera práctica de habla en la que el

arquitecto Mijares nos habla en metáfora o con algunas analogías que hacen más fácil el dialogo libro-lector. Las disposiciones de una obra arquitectónica respecto a su propósito, ¿Qué?, ¿Con qué?, ¿Para quién? En general se habla acerca de cómo tratar con la arquitectura, con su entorno, su lenguaje y método de comunicación con nosotros, como comprenderla mediante la experiencia necesaria y el conocimiento adquirido.

En torno al lenguaje arquitectónico: Al igual que en otro tipo de profesiones u oficios, la arquitectura tiene su propio lenguaje con el que se expresa mediante su presencia. En esta parte el autor hace una analogía respecto a la música y la arquitectura, su similitud para su rápida comprensión. Es un lenguaje cuya materia es el espacio. Y el espacio como el sonido requiere de instrumentos que lo produzcan, en este caso pisos, muros,

cubiertas, son los que hacen resonar el espacio y establecer sus tonos. Los instrumentos generan espacios y los espacios principales son como los grandes temas que propone la composición, se entrelazan entre sí, solos o con otros que actúan como preludios, articulaciones, desarrollos y culminaciones. Instrumentos, espacios y secuencias aparecen bajo la luz. La luz acentúa sus características de acuerdo a su origen, a su identidad, a su calidad y a sus matices. Pasar, pasear, entrar, salir, subir, bajar, estar, meditar, trabajar, celebrar, reunirse, dispersarse, son actos humanos que la arquitectura puede favorecer o dificultar. Hablar de arquitectura es muy distinto que hablar en arquitectura, porque no es lo mismo decir que hacer. Aprender a escuchar y aprender a leer. Aprender a escuchar la arquitectura es la etapa inicial, y lo que se escucha es lo que dicen y, en el caso de la arquitectura, lo que hacen otros. La experiencia directa de las obras es la enseñanza más fecunda que puede adquirirse, no sólo cuando el propósito es conocer lo que no se sabe,

sino como una posibilidad de aprendizaje que se mantiene a lo largo de toda la vida, incluso si se ha llegado a creer que ya se sabe. Escuchar requiere modestia, pero también aptitud para el asombro, porque tan importante es comprender lo que se dice como percibir lo que se ha decidido callar. A diferencia del aprendizaje del habla, en el caso de la arquitectura conviene que se aprenda antes a leer que a hablar y que la lectura arquitectónica es general y la del espacio en particular sea una consecuencia de haber aprendido a escuchar bien. No resulta fácil leer el espacio, es frecuente detenerse en la observación detallada de los instrumentos que lo producen (en mención de la anterior analogía de “instrumento” en arquitectura”) y quedarse atrapado en ella. Cada lenguaje tiene su modo de decir las cosas y la arquitectura tiene el suyo, pero sin duda una de las grandes ventajas de no tener significados previamente asignados es el potencial de que su expresión sea universal y haga innecesarias las traducciones. Exige, si, como todos, un disciplinado aprendizaje y un ejercicio de la

sensibilidad para percibir sus medios y poder comprenderlo. Aprender a escribir y aprender a hablar Escribir es representar. Y la representación, para realmente serlo, requiere de una serie de acuerdos previos para que pueda realizarse y sobre todo, para que resulte aceptable y clara para una mayoría significativa de individuos. Un sistema de representación que solo cuente con el acuerdo de unos cuantos puede ser una clave, un código secreto, pero no una escritura en el sentido amplio del concepto. Representar es, finalmente tomar una cosa por otra. Ya sea porque resulta más cómodo, más enriquecedor o sencillamente más accesible y económico acudir a la representación que a los originales. La arquitectura es una actividad que requiere en la mayoría de los casos de su previa escritura o representación para llegar a ser, para poder edificarse y convertirse en una obra real. Aprender a escribir y a representar la arquitectura es llegar a saber expresar las formas y los

espacios en un sistema que es un código particular, reconocido y aceptado para todos aquellos que lo practican. Este sistema plantea distintas posibilidades desde el croquis que esboza ciertas ideas clave, la perspectiva que sugiere la tridimensionalidad la maqueta que en efecto la muestra, hasta el geometral cuidadoso y detallado que precisa los trazos y las dimensiones e incluye referencias específicas de los materiales y los componentes. Los recursos actuales que proporcionan las computadoras tienen grandes ventajas abren posibilidades de gran utilidad y prometen el desarrollo de nuevos y cada vez más sorprendentes medios de representación, producción y experimentación de la arquitectura. Este tipo de escritura requiere precisar el contexto al que pertenece e informar sobre et criterio con el cual se trazaran los signos (aunque un escritor o un lector avezado será capaz de deducirlos fácilmente) ya que es distinto representar en planta que hacerlo en sección o en elevación, y no es lo mismo usar una escala que otra. La escritura de la arquitectura puede llegar a ser tan convincente, que un dibujo lineal, hecho sobre

la superficie de un papel, se llegará a tomar, sin mayor esfuerzo, por un objeto de tres dimensiones. Es conocida la anécdota que sorprendió a André Breton y lo llevo a afirmar que México era el país surrealista por excelencia: al hacer el encargo a un carpintero para que le fabricara una mesa, le proporcione un dibujo de la misma en perspectiva, considerando que era esa la forma más clara de expresar, y de comunicar, sus deseos sin manifestar duda alguna, el artesano se llevó el dibujo para regresar algunas semanas después con una mesa construida fielmente a partir del modelo recibido, es decir, con las exactas deformaciones que las trazos del dibujo usaban para mostrar el objeto en perspectiva. Cada persona puede aprender de diversas maneras, a diferente ritmo, a partir de distintos estímulos y fundada en facultades y talentos varados. Como contribución al aprendizaje de la arquitectura, el orden y los principios aquí expuestos esbozan algunas posibilidades que intentan orientar en una ruta que es, sin duda bastante intrincada.

Habrá quien se quede en la primera etapa, habiendo aprendido a escuchar. No resulta vano ese conocimiento, ya que es, de hecho, la base de todos los demás, con ese único equipaje ya es factible obtener experiencias valiosas, atractivas y satisfactorias. Complementado con la lectura se convierte en un medio importante para ampliar el espectro de los intereses y profundizar en la afición y el estudio. Aquellos que además aprendieran a escribir y a hablar, tendrán abierto el campo para ejercer con dignidad el que hacer arquitectónico y sentaran bases sólidas para llegar a controlar y dominar el oficio, Expresarse con fuerza, con personalidad y con acierto, y tener claro cuando conviene callar o cuando moderarse para hablar discretamente exige facultades, talentos y sensibilidades poco comunes. Quien las posea y sepa ejercitarlas y desarrollarlas se encontrara en mejor situación para explorar el mundo apasionante y complejo de la creación. Cualquiera de las etapas descritas, al margen desorden y de los estímulos que se hayan utilizado para adquirirlas, requieren de una rigurosa disciplina, una práctica y una experiencia

directa de los espacios arquitectónicos, urbanos y naturales. Es recomendable estar dispuesto a observar cualquier obra sin prejuzgar su valor. Para lograrlo conviene estar alerta ante la presión que ejercen los gustos personales y las modas en boga, que son casi siempre catálogos de ideas fijas y tienden a establecer un control subconsciente en el campo de la atención y del juicio. El aprendizaje no debe ser un resultado automático y exclusivo del conocimiento de obras consagradas, debe derivarse también de la disposición al descubrimiento de otras que tal vez no hayan sido apreciadas hasta el momento, y de explorar aquellas que carezcan de valores notorios o incluso muestren fallas evidentes. Porque igual se aprende observando lo que se ha hecho mal para saber lo que no conviene repetir. En última instancia, todos estos esfuerzos y estas experiencias llegaran a significar algo más que una aceptable acumulación de conocimientos bien llevados conducirán a la sabiduría.

Aprender a expresarse con elocuencia Después del problema de saber hablar, de poder decir cosas, está el de aprender a expresarse con acierto y, siempre que sea posible como en Monte Alban, con elocuencia; y también el de exponer las ideas con claridad pero también con elegancia con sencillez pero también con capacidad para sintetizar conceptos complejos. Expresarse, decir algo en arquitectura, significa también literal y simultáneamente exponer la obra, y exponerse el autor. Porque es necesario recordar que la obra arquitect6nica se encuentra siempre adscrita a un lugar y ese lugar, salvo muy contadas excepciones, está en la calle, y la calle es un sitio público, un espacio que es de todos y para todos, un ámbito para que transiten, se articulen y se comuniquen los ciudadanos las calles son espacios urbanos, cívicos, espacios para la gente. Y esos espacios están definidos por la arquitectura que en ellos Se encuentra. Si la obra arquitectónica no reconoce su importante papel como generadora de espacios para la comunidad su eventual

calidad especifica se verá mermada severamente ya que se convertirá en una suerte de errata en el contexto del que forma parte y del que es, en sentido estricto, sólo una parte. Es improbable que una obra especifica posea en si misma la escala necesaria para controlar e imponerse sobre la escala mayor de su entorno. Al expresarse, la obra de arquitectura se pone aI alcance de todo el que pasa por el sitio en el que se ubica, lo afecta y se ve afectada por el porque esta, genéricamente, expuesta. Y, en la mayoría de los casos, las características existentes en el lugar son las que prevalecen y se imponen. Si la obra acierta al decir y aI exponer su texto y logra relacionarse bien con su lugar, si encuentra el papel particular que le toca jugar, o ejecutar en el contexto, el resultado será benéfico, tanto para el conjunto que vera acentuado y mejorado su discurso como para la obra, ya que se la encontrara haciendo bien su parte o mejor dicho, la obra estará en su lugar. En ocasiones su papel podrá, o deberá ser, protagónico, en otras, que serán mayoría, le corresponderá formar parte de un grupo del coro o de la orquesta.

COONCLUSION (Parte textual del libro) Las preguntas van planteado problemas. Una vez que se han transformado estos en estímulos, comenzaran a aparecer las posibilidades, las alternativas y con ellas también las dudas, ya que será necesario decidir, preferir alguna para desarrollarla y convertirla en solución y en respuesta convincente. En el proceso creativo con frecuencia se alternan avances y retrocesos, certezas y

desconfianzas, destrezas y torpezas, simpatías y antipatías hacia las propuestas que el propio arquitecto ha generado, que ha ido analizando y desarrollando, descubriendo y descartando, hasta que, en el momento de Ilegar a la síntesis de las elementos que se encuentran en juego instrumentos y componentes, espacios y secuencias, materiales y estructura resistente, necesidades y condicionantes- parece que todos comienzan a integrarse, a corresponderse y a complementarse las unos con las otros. AI llegar a este punto, cuando cada parte parece contribuir a resolver diversos problemas a la vez, es posible afirmar que ha aparecido par fin un síntoma clara de que la soluci6n propuesta puede considerarse aceptable. Esta es lo que sucede en las grandes obras de arquitectura de todos las tiempos. Para eso sus enseñanzas son abundantes, sus ofertas numerosas, inacabable el asombro que producen; porque la verdadera creaci6n aporta siempre valores en todas sus escalas y en todos sus detalles; conmueve cada vez que se la recuerda y sorprende en cada ocasión que se le visita, La obra de arte es compleja, paradójica,

contradictoria, polémica, apasionante, intima, publica, liberadora, universal... Su adjetivaci6n también resulta interminable. Se ha vista aquí que la arquitectura es un acto creativo trascendental, produce obras que influyen directa y profundamente en la Vida de todos y cada uno de las seres humanos y contribuye a confirmar la ciudad, la creación más compleja que se ha producido en la historia de la humanidad. Una actitud alerta, la disposición aI asombro y la predisposición aI aprendizaje son condiciones deseables para todo aquel que transite y se demore en los espacios que le brindan la arquitectura y la ciudad.