Trabajo Del Delincuente

1  DEFINICIÓN DE DELINCUENTE. Criminal es sinónimo de delincuente. Es la persona que comete un delito, que desarrolla

Views 57 Downloads 0 File size 221KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

1

 DEFINICIÓN DE DELINCUENTE. Criminal es sinónimo de delincuente. Es la persona que comete un delito, que desarrolla una acción criminal, gira en torno al derecho penal. Delito puede ser cometido por una, dos o más personas, pero se debe analizar a cada persona por separado. CONCEPTO DESDE EL PUNTO DE VISTA CRIMINOLÓGICO Es un sujeto que no solamente puede desarrollar una acción sancionada por el derecho penal, sino que tiene una noción más amplia, es decir, que tiene un problema psicológico, psíquico una razón para delinquir. Para la criminología no importa la figura, todos tienen un elemento físico y psicológico, una determinación para llegar a cometer ese delito. Criminológicamente se habla de desviados ya que hay conductas que pueden desplegar personas que no son sancionadas por el derecho penal, pero son conductas desviadas para la criminología, todos serán considerados criminales y se estudiaran las causas porque cometen un delito. Ej. la sociedad donde no se castiga el aborto o el consumo de drogas CARACTERISTICAS DE LOS DELINCUENTES Para la criminología estas personas (delincuentes) tienen características semejantes. La necesidad nace de: 

Un entorno socioeconómico desfavorable o vago



La tentación



De núcleos de hogares fracturados

2

DESDE EL PUNTO DE VISTA PENAL El desviado es un sujeto que tiene un problema intrínseco probablemente psicológico o patológico. Esta noción de desviado tiene dos elementos: 

ELEMENTO FÍSICO: la conducta. Elemento objetivo.



ELEMENTO PSÍQUICO: las razones para cometer el delito. Elemento subjetivo. Desde el punto de vista criminológico no solo influye la edad o el sexo, hay que

hablar del aspecto criminológico en relación a la psicología, patología, punto de vista económico.

 ¿QUÉ PELIGRO ENTRAÑA LAS TESIS QUE QUIEREN SEPARAR, NETAMENTE EL CRIMEN Y AL CRIMINAL? Está tesis presenta el peligro de hacer creer que el uno puede existir sin el otro (criminal por “naturaleza”, por ejemplo, y “ante delinctum”: raza de delincuentes). Investigaciones como las llevadas a cabo por Della Porta 1, aventajado representante de la fisionomía; Cubí y Soler2, con su teoría de la localización; Lombroso3; Kretschmer4, Sheldon5, el matrimonio Glueck6 (...) representan excelentes ejemplos de esta corriente criminológica cuyo decaimiento comienza a observarse en torno al año 1 Rodríguez Manzanera, L., Victimología, México, 1990, pp. 62 y 63 2 Della Porta, De humana physiognomia, Sorrent, 1586. 3 Cubí y Soler, M., Manual de frenología, Barcelona, 1843. 4 6 Lombroso, L´uomo delincuente, 1ª Edición, Milán, 1876, con su tipología de delincuentes y su teoría de la criminalidad 5 Kretschmer, Köperbau und Charakter, Berlín, 1921, con su clasificación biotipológica de los victimarios.

3

1920. Hoy día, como nota predominante en los últimos años, la figura del victimario carece del protagonismo adquirido años atrás. Normalmente se suele hacer referencia a que es un objeto olvidado pero necesario pues complementa a los demás objetos de estudio –delito, víctima y medios de control social-. Sin embargo, desde mi punto de vista, estimo necesario el resurgimiento de esta figura en el ámbito de la Criminología pues aporta una información práctica demasiado interesante para despreciarla. A tal efecto, en atención al delito, cuestiones tan trascendentes como el modus operandi más frecuente empleado por el delincuente, sus hábitos (...); en torno a la víctima permitiendo dotar de una especial protección a aquellos sujetos conformadores de lo que se ha venido en denominar “víctimas especialmente vulnerables” 7; y sobre los medios de control social en tanto permite orientar de una forma eminentemente práctica los programas de política criminal; representan cuestiones de indudable interés investigativo. En Estados Unidos desde hace un tiempo se ha redescubierto la figura del delincuente aumentando constantemente el número de investigaciones centradas en la persona del victimario. Creaciones de bases de datos tendentes a interrelacionar modus operandi y las técnicas de perfilación criminal representan algunos de los ámbitos de actuación en este sentido. En consecuencia, entiendo que la investigación sobre el delincuente ha de recuperar parte del terreno perdido en el marco de la criminología. Una cosa es clara, si no hay delincuentes no hay delito, luego sabiendo cómo actúan y valorando preventivamente sus conductas, además de otorgar la protección normativa a las víctimas, aunque no se consiga erradicar el crimen algo utópico, sí se logrará disminuirlo en cotas importantes.

6 Sheldon, Varieties of Delincuent Youth, Harper, 1949; y su concepción embrionaria del delincuente. 7 Glueck, S. y E., Physique and Delincuency, New York, 1956; con los factores que inciden en la criminalidad de las anteriores tipologías.

4

Para GARRIDO GUZMÁN8, la existencia del delito va consustancialmente unida al ser humano, quien ha protagonizado desde siempre los crímenes, y en la medida en que siempre se ha considerado que la personalidad del delincuente es trascendente a la hora de tratar de encontrar una explicación al fenómeno criminal, la exploración de la personalidad del autor siempre ha estado en el centro de la investigación criminológica. En realidad, como señala HERRERO HERRERO9, sólo podemos contemplar la figura del delincuente como categoría diferente del delito, si aceptamos que lo hacemos con una finalidad analítica y expositiva, pues es evidente que no hay delincuente sin delito, tratándose de categorías que se incluyen mutuamente.

 ¿A QUÉ CONDUCE EL REALCE DEL DELINCUENTE? El realce del delincuente conduce a no estudiar, en solitario, el fenómeno objetivo del crimen, sino a pensar sobre su autor (el juez penal juzga “al hombre más que a su acto”. Al lado de la criminología general (ejemplo, tantos muertos cada año en tales países, tales causas generales de la delincuencia). Tanto es así que, para un Derecho penal democrático (o vigente en un Estado Social y Democrático de Derecho) y para una Criminología respetuosa con su carácter de ciencia y con el contexto en que debe activarse (el del respeto a los Derechos Humanos) no sería lícito hablar de delincuentes sin delito y, por supuesto, referirse a delitos sin delincuente. Desde luego, ha de estar totalmente prohibido poner en vigencia cualquier categoría de “Derecho Penal de Autor”, “santo y seña” de específicos regímenes políticos totalitarios. Pero lo anterior no basta, obviamente, para poder aseverar que, desde una óptica criminológica, sea suficiente sostener que el delincuente queda definido diciendo que lo es la persona que comete algún delito. A la Criminología le es de suma trascendencia conocer las causas del delito y una de las fuentes de éstas (la más 8 GARRIDO GUZMÁN, L.: "Concepto y alcance de la Criminología. Evolución histórica y relaciones con el Derecho penal", en Criminología y Derecho penal. VVAA, Ed. Edijus, Zaragoza, 1998. 9 HERRERO HERRERO, C.: "Criminología. Parte General y Especial", Ed. Dykinson, Madrid, 1997, p.144.

5

inmediata e insustituible), se encuentra, en todo caso, como acabo de advertir, en el delincuente mismo. A quien, por ello, hay que examinar para tratar de saber el porqué de su comportamiento antisocial o ilícito.

 ¿A QUÉ CLASE DE CRIMINOLOGÍA DA LUGAR LO ANTERIOR? Aparece la Criminología clínica (tal delincuente ha de ser tratado, de tal manera (…). En los Estados Unidos, en ciertas prisiones, existen clínicas de diagnóstico. No debe olvidarse, sin embargo, el aspecto social de la sanción penal. Las ciencias sobre la conducta humana (sea ésta regular o irregular) parecen percibir, tras su estudio, una innegable realidad: la de que el comportamiento humano es producto de elementos comunes al hombre y de elementos intransferibles, propios de la singularidad de éste. Por ello, dichas ciencias ofrecen una visión teórica, general, de su conocimiento, a la par que subrayan la necesidad de construir zonas gnoseológicas diferenciales (Psicología diferencial, Pedagogía diferencial…) A esa plural percepción de la realidad criminal no es ajena precisamente la CRIMINOLOGÍA. Desde aquí se explica que, dentro del saber científico criminológico, se hable, v. gratia, de Criminología GENERAL, Criminología ESPECIAL APLICADA, Criminología OPERATIVA CONCRETA… Son congruentes, a este respecto, las observaciones de W. BUIKHUISEN y J. FRANÇOIS, al reclamar como imprescindible la presencia de una Criminología diferencial, asegurando: “Cuando yo repaso las obras que versan sobre criminología, una de las cosas que me sorprende es la generalidad con la cual se habla del fenómeno de la criminalidad. Esta actitud se refleja en numerosas teorías criminológicas existentes: son frecuentemente sectoriales y se pretende con ellas un valor general. Así, según Eysenck, la criminalidad halla su origen en la mala adaptabilidad del delincuente; para Merton, el comportamiento criminal se explica por el hecho de que nuestra sociedad crea toda suerte de necesidades sin permitir a toda la misma medida de satisfacerlas a través de medios legales. Otros la atribuyen a las clases sociales (Cohen, por ejemplo) o a la organización de la sociedad (Taylor y sus discípulos). Se podría citar

6

a otros. Todas estas teorías, aunque diferentes, presentan un punto común: el tratar de explicar la totalidad de la criminalidad partiendo de una teoría bien determinada. Se olvida que numerosos delitos tienen un carácter específico. El investigador que no tiene en cuenta este último aspecto se priva no solamente de la posibilidad de desembocar en una comprensión más profunda de la conducta estudiada, sino que también desprecia igualmente elementos potenciales de tratamiento y de prevención del delito concernido. (…) La heterogeneidad conduce a diluir las causas. Una mejor comprensión no es posible sino a partir del momento en que se trabaja con grupos más homogéneos. Ello significa en la práctica que será preciso formar subgrupos apoyándose sobre todo en las variables precitadas (edad, clase social, sexo, el carácter individual o colectivo de la acción delictiva, etc.). Se podría añadir igualmente como criterio la tasa de reincidencia, el grado de urbanización, etc…”10 . Los autores precedentes rematan su argumento viniendo a decir que una criminología diferencial se manifiesta con más modestia que esas teorías absorbentes porque es consciente de que algunas categorías de personas, como jóvenes, mujeres, miembros de determinadas clases sociales, etc., se comportan, en su delincuencia, con una cierta especificidad. Sin poder olvidar que la conducta criminal, cuando trata de explicarse desde los principios derivados de la “teoría del comportamiento”, el principal entre ellos nos persuade de que la conducta del ser humano está en función de las características personales del autor y de la situación en la que se encuentra11. Si lo precedentemente expuesto es, sin duda, razonable, exigiendo distinguir entre delitos distintos y grupos de delincuentes diversos (no son lo mismo, por ejemplo, los delitos contra la vida que los delitos sin violencia contra el patrimonio y no es la misma la orientación delictiva de jóvenes que de personas adultas), se impone también, por muy variadas razones, la diferenciación entre la motivación, ideación delictiva, elección

10 W. BUIKHUISEN y J. FRANÇOIS: “La Criminologie intégrale”, en Déviance et Societé, Vol. 1º, 1 (1977) pp. 97-100. 2 Autores precitados, en Trabajo señalado, pp. 100.

11 Herrero, Herrero. César. (2013). Tratado de criminología clínica. Madrid, ES: Dykinson

7

de delito, influencia del medio-ambiente…, respecto de cada uno de los delincuentes singularmente considerados. De ahí que haya de hacerse referencia, absolutamente obligada, a una Criminología CLÍNICA. Precisamente, porque sin ella no sería posible llegar a conocer por qué esta persona concreta ha devenido delincuente, ni los influjos más incidentes en su desviación, sean, o no, de su entorno y contexto vital. Ni por qué la elección de su “registro” criminal, ni cuál podría ser la pena o la medida más acorde a la raíz delictiva, a la naturaleza y gravedad del delito. Ni el espacio más positivo para llevar a cabo, en su caso, el proceso de rehabilitación personal y social… Tampoco la Criminología, salvo que quiera ponerse al servicio de ideologías alienadoras del hombre, en vez de ponerse al servicio constructivo de éste, ha de permitir que la persona (sea o no delincuente) quede subsumida en lo colectivo o fundido con los acontecimientos a él sobrevenidos o superpuestos. Porque el hombre es persona (inteligencia-razón, conciencia y libertad) y, por ello, es el centro indiscutible de este universo. Para lo bueno y para lo malo.

 ¿QUÉ

ES

MENESTER

CONOCER

PARA

LA

REALIZAR

LA

PREVENCIÓN GENERAL? Conociendo la fenomenología delictiva y sus factores se pueden realizar prevención general que, de ser acertada, afectará a los autores de los delitos (criminología general). Etimológicamente, el término «fenomenología», procede de las palabras griegas fainómenos-fainoméne-fainómenon, participio pasivo del verbo faino = aparecer, mostrarse, hacerse ver, hacerse visible… y de (logos) = palabra, expresión, discurso, tratado, conocimiento o versión… Es decir, que, por su etimología, este término viene a significar tratado sobre lo que aparece, se manifiesta o se deja ver. O sea, tratado sobre las formas o figuras bajo las cuales se hace sensiblemente presente alguna realidad observable. La realidad

8

observable, aquí, porque se hace visible a través de sus distintas formas, es la criminalidad. Puede definirse, pues, la Fenomenología criminal como: La parte de la Criminología que tiene por función ofrecer, sistematizadamente, el conocimiento sobre las figuras o tipos de aparecer la delincuencia, sobre sus modos o formas de ejecución por parte de los sujetos activos, así como ofrecer la descripción del perfil criminológico de éstos, tal como procede deducirlo de los elementos precedentes, proporcionando a la vez, en lo posible, oportuna referencia de las víctimas. La Fenomenología criminal se presenta como el punto de partida sobre el que la Criminología se apoya para desplegarse y dinamizarse como ciencia empírica. La fenomenología criminal posibilita que aquélla posea un objeto de conocimiento con las características de fenómeno positivo, general, específico, observable y capaz de ser sometido a análisis mediante el adecuado método científico.  ¿CÓMO SE REALIZA LA PREVENCIÓN ESPECIAL? Tratando individualmente, a los autores de delitos, se hace prevención especial que, a fin y al cabo, si resulta eficaz, ha de rebajar, como es obvio, la comisión de delitos (prevención general). Pese al auge de la prevención especial positiva, a partir de la década de los años 1960, la misma fue sometida a una amplia reformulación. El fin de la pena comenzó a definirse de un modo uniforme a través del concepto de resocialización. Paulatinamente, el causalismo antropológico y biológico fue siendo abandonado debido a su imposibilidad de verificación científica. La corresponsabilidad de la sociedad en el delito y la importancia de la ejecución penal basada en la idea del tratamiento, entre otras cuestiones, fue difundiendo la adopción de diversas instituciones (conocidas unas y novedosas otras) que comenzaron a posibilitar dejar de ejecutar total o parcial la pena en determinados casos, cuando las condiciones del infractor así lo permitiesen. Es en el caso, por ejemplo, la condena condicional.

9

 ¿ESTIMA USTED QUE EXISTE DELINCUENTE SIN DELITO? No hay propiamente delincuentes sin delitos. Sin embargo, a la Criminología no le basta con afirmar que delincuente es la persona que comete delito, también existe la posibilidad de agrupar, tipológicamente a los delincuentes. Las ciencias penales y más recientemente las ciencias criminalísticas han realizado extensos y enjundiosos estudios sobre la naturaleza y elementos esenciales de la conducta delictiva y sobre la personalidad de su autor. Grandes bibliotecas repletas de cuantiosos volúmenes y rigurosos estudios académicos en las facultades de derecho de universidades antiguas y modernas diseminadas por todo el mundo, dan cuenta del largo proceso de elaboración de una teoría del delito en la cual se ha ido perfilando, peldaño a peldaño, una caracterización general de la conducta humana que por ser transgresora de los principios y valores que sustentan la existencia de la sociedad, debe ser penalizada. En su forma más general, el delito ha sido definido como una acción típicamente antijurídica y culpable, sometida a veces -según el maestro Jiménez de Asúa-

a

condiciones objetivas de penalidad, imputable al hombre y sujeta a una sanción penal. Esta definición contiene todos los elementos conforme a los cuales es posible discernir cuando una conducta u omisión es delito y cuando no lo es.

De la misma manera, la figura del delincuente ha venido siendo objeto de estudios por parte de la criminología, desde Cesare Lombroso, en el siglo XVIII, quien creía identificar la personalidad criminal a partir de los rasgos anatómicos del sujeto, su apariencia y características físicas como la forma del cráneo, la frente, el tamaño de las mandíbulas y la longitud de lo brazos, rasgos según los cuales se configuraría la imagen del criminal nato o sea aquella persona que está predestinada a ser criminal.

10

Más modernamente, Ernst Kretschmer, médico y psiquiatra, máximo representante de las

Escuelas Biotipológicas alemanas, partiendo de que "Existe una estrecha

relación entre la estructura corporal de cada hombre y su psiquismo", elabora una clasificación del delincuente, estableciendo una relación entre la estructura morfológica y el temperamento, en la cual distingue tres tipos básicos: el asténico, el atlético y el pícnico, sumando una cuarta categoría formada por grupos mixtos y desproporcionados, que llama displásticos, a cada de los cuales atribuye una especial propensión a cometer determinados delitos.

El estudio de estas dos categorías jurídicas se hace indispensable porque, para el derecho penal, ambas van inexorablemente unidas, porque no hay delito y, en consecuencia, no hay pena, sin que haya un culpable. Nulla poena sine culpa, reza el aforismo latino.

 SIGNIFICADO DE DELINCUENTE PARA LOS SIGUIENTES AUTORES: FERRI, GARÓFALO Y LOMBROSO. Cesare Lombroso (1835-1909) Representa la orientación antropobiológica, acentuando su teoría la importancia de los factores biológicos individuales y el carácter atávico-regresivo del delito. Los delincuentes se distinguen del resto de las personas por la presencia de anomalías de origen atávico. En 1876 publica el Tratado Antropológico Experimental del Hombre Delincuente, donde elabora su teoría del criminal nato. Durante 1871, estudiando el cráneo de un delincuente famoso (Villella) se dio cuenta de una serie de anomalías que le hicieron pensar que podrían estar relacionadas con ciertas deformidades craneales y su parecido con algunos animales.

11

Lombroso, al examinar distintos delincuentes, llegó a la conclusión de que el criminal no es un hombre común, sino que por sus característicos rasgos morfológicos y psíquicos constituye a un tipo especial.

Raffaele Garófalo (1852-1934) Es el teórico de mayor influencia jurídica Positiva. Elabora una definición de “delito natural” que trasciende la mera definición legal del delito basada en el pacto social. Cree que el positivismo se ha olvidado en exceso del “delito”, de ese acto que lesiona los fundamentos de piedad (rechazar causar daño, sufrimiento, a los demás) y probidad (respetar los derechos de propiedad ajenos). Atentar contra cualquiera de esos dos sentimientos morales constituirá un delito natural. En consecuencia, delincuente será aquella persona a la que le falten alguno o ambos de los sentimientos citados. Su postura intermedia intenta relacionar delincuente y delito. Su idea de la pena apuesta de manera decidida por la prevención especial, por el tratamiento rehabilitador.

Enrico Ferri (1856-1929) Simboliza la vertiente sociológica de la Escuela Positiva. Especialmente relevantes en su obra son los aspectos metodológicos empleados: utilización del método inductivo, cuantificación del fenómeno estudiado, adopción de neutralidad científica al respecto y enunciación de leyes naturales explicativas. El comportamiento del hombre viene determinado por múltiples factores. No existe, en este sentido, el hombre libre. El delito es producto de una anomalía biológica, física y social. Los aspectos sociales que influyen en el individuo y de los que podía derivarse una vinculación al delito serían: la densidad de población, la opinión pública, la moral, la religión, la familia, la educación y el alcoholismo, entre otros. Elaboró su idea de ‘saturación criminal’: “En un medio social determinado, en que el individuo se halla en condiciones físicas definidas, se observa la comisión de una cantidad fija de crímenes”.

12

La imposición de la pena ante conductas delictivas no tiene como finalidad el castigo del delincuente, sino la defensa de la sociedad.

 ¿QUÉ

CONSTITUÍA EL DELINCUENTE

PARA LOS

PRIMEROS

AUTORES DE LA ESCUELA CLÁSICA? Constituía en efecto, una especie de unidad psicofísica, antropológica y cualitativa distinta de la encarnada por las personas no delincuentes. El delincuente es un prisionero de su propia patología (determinismo biológico) o de procesos causales ajenos al mismo (determinismo social): un ser esclavo de su herencia, encerrado en sí, incomunicado de los demás, que mira al pasado y sabe, fatalmente escrito, su futuro: un animal salvaje y peligroso.

 POSICIÓN DEL DELINCUENTE EN EL SIGLO XX. El delincuente era concebido, pues, como persona mal instruida, débil de voluntades, en virtud de deficiencias pedagógicas, actuantes desde la primera infancia. Se concebía al delincuente como una suerte de “entidad patológica” ante la cual la sociedad organizada en base a los inmutables valores que debía preservar a toda costa, debía actuar a fin de encontrar las razones de la patología, y aplicar el remedio. Tal ha sido (y es) la base ideológica fundamental de las políticas estatales dirigidas exclusivamente a la corrección del problema criminal, aplicando penas y sanciones con cada vez mayor severidad y violencia. Sin embargo, tal sustento doctrinario comenzó a declinar cuando los estudios sociológicos pusieron en tela de juicio la imagen estática de la organización social, establecida a base del sometimiento individual a las reglas establecidas por el grupo.

 ORENTACIONES SOBRE LA CONCEPCIÓN DEL DELINCUENTE.

13

Las

precedentes

orientaciones

sobre

la

concepción

del

delincuente

(bioantropológicas, psicomorales, psicosociales) han permanecido a través del siglo XX, si bien con modulaciones y matizaciones profundas. La Teoría de la Evolución sustentada por Darwin, dio pie para el desarrollo del paradigma evolucionista (tanto en su manifestación biológica como social), bajo el cual se desarrollaron disciplinas tales como la antropología y la criminología. La antropología al igual que la Criminología tiene sus raíces en la filosofía del Iluminismo, cuando gran parte del mundo ya había sido explorado y se habían tenido contacto con otros pueblos de características totalmente diferentes al mundo europeo del momento. Como asevera Paul Mercier: “en esta época aparecen ya diversas orientaciones del pensamiento, que prefiguran los ulteriores debates antropológicos. Pueden distinguirse dos grandes corrientes: la que insiste en el relativismo social y cultural y la que, deseosa de establecer las normas de la sociedad ideal, se refiere al ‘salvaje’ en una interpretación de la evolución humana”. Es a partir de este período que, lentamente, esta disciplina comienza a deslizarse desde lo filosófico a lo científico, culminando este proceso con la formación de una antropología científica a mediados del siglo XIX, “cuando un clima general de pensamiento e investigación preparó la revolución darwiniana” (Mercier, Paul. 1969). La primera escuela de esta etapa científica de la antropología es el evolucionismo, tanto en su forma biológica como social. El concepto unificador de la misma es la idea de evolución; idea que estará presente en muchos ámbitos a partir de 1830. Es en este marco que Cesare Lombroso, considerado como el fundador del positivismo biológico, desarrolla desde un poco antes de 1876 su teoría del hombre criminal. Lombroso, quien pertenecía a la llamada escuela de antropología criminal, establece el concepto de criminal atávico, según el cual el delincuente representaba una regresión a estados evolutivos anteriores, caracterizándose la conducta delincuente por ser innata. Este criminal atávico podía ser reconocido debido a una serie de estigmas físicos o anomalías, como, por ejemplo, el excesivo desarrollo del cerebelo, asimetría

14

del rostro, dentición anormal, y lo que se considera como la característica más atávica en los criminales, a saber, el hoyuelo en medio del occipital.

 ¿QUÉ TEORÍAS SE DESPRENDEN O DERIVAN DE LAS DIRECCIONES PSICOBIOLÍGICAS? Dentro de estas direcciones psicobiológicos está la teoría de la “constitución delictiva”, de B. Di Tulio (“Principio de Criminología Clínica e di Psiquiatría Forense”, 1985); asimismo, la “Teoría de la inadaptación”, de SJÖEBRING y O. KINBERG; el “instinto hipertrofiado de agresión” (Adler), o la concepción etiológico-biológica de autores más modernos como J.R. WILSON y R. HERRINSTEIM (1985).



TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN DELICTIVA

Di Tulio, criminólogo italiano, es un continuador de las tesis lombrosianas que resaltó la importancia del examen clínico, psico-fisiologico del delincuente como base para captar la dinámica motivacional del comportamiento delictivo. Sostiene el autor, que las causas del delito se deben a la correlación individual somato-psíquica y carácter (constitución morfológica individual) y de factores sociológicos del mundo circundante (ambiente social y natural donde vive el hombre). Explica el criminólogo que los delincuentes constitucionales son: “sujetos que, por su particular estructura somática y funcional bio-psíquica, presentan una predisposición mayor al delito, que la que se encuentra en el hombre medio normal conformista. La inferencia nos enseña, que el concepto de la delincuencia constitucional morfológica, no debe entenderse como un estado patológico, pero si como una predisposición a realizar actos delictivos como consecuencia de una “perversidad instintiva constitucional”, de la cual se derivan manifestaciones más graves y persistentes de maldad, depravación o degeneración psicológica y moral, que se manifiesta en brutalidad y predisposición por la delincuencia general.

15



TEORÍA DE LA INADAPTACIÓN

La perspectiva de riesgo psicosocial permite identificar y analizar las características individuales y las características del entorno inmediato o distante en el que se desarrollan los adolescentes, y que pueden aumentar la posibilidad de que manifiesten dificultades en su proceso de desarrollo. Asimismo, “estudia la interacción de variables del entorno, como, por ejemplo, la familia, la influencia de los pares, la cultura,

la

comunidad,

la

escuela,

y

variables

individuales

como

características cognitivas y temperamentales que sensibilizan a los jóvenes ante ciertos riesgos” (Trudel & Puentes Neuman, 2000 citados por Hein, Blanco & Mertz, 2004, p. 2). 

CONCEPCIÓN ETILÓGICA-BIOLÓGICA

Esta teoría se desprende de los ideales del positivismo criminológico, pues parte de la premisa de que el hombre delincuente es “distinto” del no delincuente (principio positivista de la diversidad), y esta diferencia es la que explica el comportamiento delictivo: la conexión de la conducta violenta con el aspecto biológico del individuo y la búsqueda de un trastorno, patología, disfunción o anormalidad, son características comunes a todos los enfoques biologistas.

Según las posturas antibiológicas más radicales, si un delincuente solo responde a un modelo etiológico de carácter genético, solo sería posible modificar su conducta mediante procedimientos farmacológicos o quirúrgicos, o el aislamiento de éstos durante largos periodos de tiempo Wilson (1980) y Wilson y Hernstein (1985) han puesto de relieve la íntima vinculación de la dimensión biológica, social, y conductual de los seres humanos "la delincuencia no puede ser comprendida sin tener en consideración las predisposiciones individuales y sus raíces biológicas" Jeffrey, criminólogo americano, señaló el fracaso que supondría en la Criminología la ausencia de un enfoque que prescinda del hecho de que todo lo que hacemos, decimos o sentimos pasa por nuestro cerebro Goleman (1997) en su libro Inteligencia emocional, señala la

16

importancia de partes de nuestro sistema rápido de respuesta, como la amígdala (investigación desarrollada por Le Doux): hoy sabemos que ese pequeño núcleo de nuestro cerebro juega un papel esencial en nuestras reacciones más inmediatas (canal primitivo de respuesta).

 ¿QUÉ

VERSIÓN

SE

DERIVA

DE

LAS

CONCEPCIONES

PSICOMORALES? Dentro de las concepciones psicomorales está la versión de la llamada “Criminología personalista” para la que el delincuente “se hace” a través de la formación, de la adquisición, de una personalidad criminal en virtud de crisis personales no superada (crisis de identidad, crisis de valores, replegamiento sobre el propio yo, ruptura de equilibrio entre los “institutos de defensa” y los “institutos de simpatía”.

 ¿CÓMO ESTARÍA REPRESENTADA LA CORRIENTE SOCIOLÓGICA? La corriente sociológica estaría representada de muy distintas maneras. Es el caso de las visiones sobre “la naturaleza” del delincuente ofrecidas, por ejemplo, por la Escuela de Chicago (“Sociología funcional”), la criminología del conflicto (Bonger, Miller), y de modo extremo por la criminología crítica y criminología del “etiquetamiento”. El funcionalismo es una teoría sociológica que pretende explicar los fenómenos sociales por la función que ejercen las instituciones en la sociedad. Si un cambio social particular promueve un equilibrio armonioso, se considera funcional; si rompe el equilibrio, es disfuncional; y si no tiene efectos, es no funcional. El curso más importante de Durkheim (principal representante del funcionalismo) fue sobre la educación moral. Su propósito era comunicar a los educadores el sistema moral que esperaba que transmitieran a los jóvenes, con el fin de detener la degeneración moral que percibía en la sociedad francesa.

17

Durkheim afirmaba que una sociedad que presenta solidaridad mecánica se caracteriza por su derecho represivo. Por el contrario, una sociedad con solidaridad orgánica se caracteriza por su derecho restitutivo. Los individuos se enfrentan a la anomia cuando la moral no les constriñe lo suficiente, es decir, cuando carecen de un concepto claro de lo que es una conducta apropiada y aceptable, de lo que no es, por ejemplo: la corrupción.

 ¿QUÉ ENTIENDE HERRERO POR DELINCUENTE? Entiende por delincuente, la persona que delinque con alguna habitualidad (criminológicamente hablando, no es delincuente el infractor ocasional o por «crisis»), Sería delincuente: La persona, jurídicamente capaz, que llevase a cabo, en forma consumada o en grado de tentativa, una acción (en su caso, omisión) típica, antijurídica, culpable y punible. Esta definición no es suficiente para la Criminología. Sobre todo, para la Criminología Clínica. ¿Por qué? Porque, en esta definición, cabe afirmar también como delincuentes a sujetos activos de los que hemos denominado delitos artificiales, fruto de un arbitrario proceso de criminalización. Además, desde el punto de vista criminológico, creo que no debe atribuirse la cualidad de delincuente a quien ha llevado a cabo un comportamiento criminoso (penalmente típico) por razones puramente circunstanciales, o de situación no buscada, al haberse visto superado, excepcionalmente, por aquéllas o por ésta. Es el caso del llamado delincuente ocasional en sentido estricto (tampoco es, por ejemplo, un mentiroso el que en su vida ha dicho una sola mentira) o el “delincuente por crisis” … O, en la delincuencia juvenil, las conductas antisociales o desviadas, cometidas por aquellos menores que Marc LE BLANC ha situado entre los infractores relacionados con las “conductas de ocasión” o las “conductas de transición”.

18

 RASGOS AFECTANTES DE LA PERSONALIDAD DE LA PERSONA UNIDA A UNA CARRERA CRIMINAL. La persona unida a una “carrera criminal” lo está por poseer, en grado superior a la medida los siguientes “rasgos afectantes a la personalidad”:

Egocentrismo (tanto

intelectual como afectivo); Labilidad (o refractariedad a la fijación de sentimientos, de propósitos, de dolorosas experiencias); agresividad negativa, e indiferencias afectivas (escasez o ausencia de “empatía” y “simpatía” para con el prójimo). Está, además, dotado de la suficiente “adaptabilidad social” (es decir, habilitado para moverse con eficiencia en la sociedad donde vive y actúa). Eysenck se propuso la confección de un sistema teórico que no solo diese cuenta de la descripción, clasificación o categorización de la personalidad, sino que permitiese también conocer a través de la evidencia experimental y biológica, su sustento explicativo. “…Si no corregís esos daños alabaréis inútilmente es justicia tan experta en reprimir el robo, pues es más aparente que benéfica y justa. Permitís que se eduque tan deficientemente a los niños y que sus costumbres se corrompan desde pequeños, pero después los condenáis, al llegar a hombres, por faltas que en su niñez eran previsibles. ¿Qué otra cosa más que hacerles ladrones y condenarlos?”. Este fragmento del libro Utopía de Tomas Moro (1518), ya nos habla de la importancia de conocer cuáles son los factores que inciden en la conducta criminal para prevenirla desde la infancia, con los programas adecuados y no dejar el peso de la prevención en la terciaria, una vez cometidos los delitos. Considero que los rasgos de personalidad pueden entenderse como predisposiciones estables a comportarse y reaccionar emocionalmente de una determinada manera o según un patrón característico, y que están influidos por el ambiente tanto en su génesis como en su mantenimiento. Mediante diversos estudios factoriales, se aislaron dos variables de personalidad, a las que se denominaron: Extraversión y Neuroticismo. Posteriormente, se propuso una

19

tercera dimensión, el Spicoticismo, muy relacionada con la delincuencia. Estas dimensiones básicas de la personalidad, están conformadas por diversos rasgos:  

Extraversión: social, vital, activo, dogmático, busca de sensaciones, dominante. Neuroticismo: ansioso, deprimido, sentimientos de culpa, poca autoestima,



tenso. Psicoticismo: agresivo, frío, egocéntrico, impersonal, impulsivo, antisocial.

 MODOS DE ADQUISICIÓN DE TALES RASGOS. Tales rasgos de personalidad se han hecho presentes a través de factores psicológicos, psicomorales o de la intervención convergente de todos ellos. EYSENCK. Trilogía “conciencia psicofisiológica, condicionamiento y crimen”. La conciencia moral se establece por un reflejo condicionado emocional ante estímulos asociados a las conductas antisociales. El individuo no logra desarrollar reacciones morales y sociales debidamente condicionadas, debido a su baja condicionalidad y extroversión, y se convierte en psicópata o delincuente. La ausencia de conciencia se debe a sus pobres reacciones condicionadas y a que cuando estas respuestas se dan se extinguen rápidamente.

 ¿QUÉ NECESITA EL SUJETO ACTIVO PARA PASAR AL ACTO ANTISOCIAL? Para pasar al acto antisocial, el sujeto activo necesita, además, de ese bagaje “personal”, la ausencia de contrafactores o factores de resistencia y el encuentro de la situación u ocasión propicia.

Todo esto, sin menospreciar la incidencia, presente en

todos los sujetos estadísticamente normales, de la propia libertad, en todo caso siempre condicionada. En el criminal, por lo tanto, hay que diferenciar la voluntad de la motivación; la motivación en la conducta criminal, teniendo en cuenta lo planteado por Hofstatter, Helmuth, Weinert (1982), responde al porqué de la acción (incitación, anticipación de

20

acciones que llevan a un resultado claro, etc.) diferente al querer de la acción, que sería la voluntad. Los motivos son disposiciones de la personalidad dotadas de una impronta individual. A la luz de lo examinado, la motivación hace referencia a una situación en la que se está consciente, hay control del acto criminal o de la conducta antisocial, hay premeditación, mientras que en la voluntad no (solo hay decisión).

 ESTIMA USTED

QUE EL DELINCUENTE LO ES DE FORMA

DETERMINISTA, SÍ O NO, EXPLIQUE. Ha de insistirse en que el delincuente (salvo supuestos minoritarios de psicopatologías), no lo es de forma determinista, porque no es un hombre cualitativamente diverso de los demás y, en consecuencia, es un ser que es capaz de escribir, con todos los encorsetamientos que se quiera, su propia historia. Pero existen factores, tanto endógenos como exógenos, a cuyos estímulos decide no hacer frente, o ante lo que sucumbe. En este sentido, tampoco podemos hablar de una personalidad criminal, pues el delincuente no es un hombre cualitativamente distinto a los demás, ningún hombre está determinado a delinquir. Ahora bien, si por personalidad criminal cons ideramos el conjunto de rasgos que, por ser cuantitativamente poseídos en mayor grado por el individuo, le impulsan a delinquir, entonces sí. No obstante, este concepto no es fijo o inalterable, y mucho menos hereditario o innato. La criminología, al carecer de una metodología propia para valorar las conductas sociales e individuales, se ha visto arrastrada por las tesis y epistemología de la sociología y la psicología, para poder dar una explicación coherente a los actos de delincuencia. Esta impronta científica no ha sido totalmente pura ni imparcial; hay pues, que hacer notar que las explicaciones a estas conductas por parte de las ciencias sociales ha quedado muy comprometida por un cierto puritanismo propio de determinadas corrientes de pensamiento sociológico, rechazando la idea de la maldad per se en las personas; y menos, aceptar una pulsión maligna en una determinada edad juvenil, responsabilizando pues, la asocialidad de las conductas al efecto contaminante de la

21

sociedad las disfuncionalidades y desequilibrios sociales y, consecuentemente, los que delinquen, lo hacen porque han empezado a infectarse al sufrir un determinado grado de marginalidad (concepción extendida contrapuesta a las radicales teorías biológicas sobre el individuo defectuoso el delincuente «nato» de LOMBROSO- y otras corrientes crimino-genéticas propias de la antropología criminal más rancia). Bajo estas moderadas teorías sociológicas, la sociedad se presenta como un conjunto organizado instituciones políticas, económicas y sociales cuya meta y misión vital es producir un cierto estado de bienestar a sus ciudadanos. Lamentablemente, siguiendo este enfoque sociologicista, por la escasez de los recursos, la convencionalidad injusta de los criterios para la distribución de la riqueza, la aplicación de fórmulas egoístas para homologar la participación de los ciudadanos en base a sus aportaciones de capital o de trabajo y un largo etcétera, se produce el conflicto social. Este conflicto se genera por la yuxtaposición de ingentes insatisfacciones de las personas que se quedan desvalorizadas en este proceso de participación de los bienes sociales, e imputan su marginación a los clasistas criterios del poder operante en cada momento. Esa marginación más patente en sociedades dinámicas, industrializadas y en continua transformación produce sujetos desclasados que pueden asumir distintos modelos de conducta; desde la sana competencia y adopción de un determinado rol social a, por parte de los más inadaptados, la reacción anti-sistema en sus distintos grados de animosidad y violencia, conducentes, en muchos casos, a la comisión de delitos. Y, en este animus individual que se colectiviza al desplegar conductas y reacciones antisociales tipificadas en las leyes penales se encuentran igualmente tanto los jóvenes como los adultos. En efecto, existe una cierta unanimidad de estas teorías psicosociológicas [L. A. Coser “The funtions of social conflict”, Wolfgang & Ferracutti “La subcultura de la violencia”, Cohen “A Theory of sulcultures”, Merton, Munné, etc….] en establecer que, en la sociedad, hay dos formas de asumir el conflicto social por parte de los individuos que ven frustradas su expectativas en su proceso de integración y socialización patente en los jóvenes; la mayoría de los sujetos marginados se mantienen en un establishment de orden, articulando mecanismos de remotivación que les conducen a

22

los llamados “comportamientos de cohesión” al Sistema y quedando sanamente socializados; por el contrario, otros sujetos adoptan una posición reactiva y disgregadora que, in extremis puede cristalizar en conductas antisociales violentas propias de un comportamiento delictual. Este proceso de adaptación o rechazo del status quo social se produce desde edades muy precoces y los más inadaptados, dependiendo de su personalidad y contexto familiar, urbano, escolar, etc…, pueden caer en una progresiva entropía; en muy poco tiempo pues, un joven se transforma en delincuente. Por lo tanto, iniciado el joven en un nivel de delincuencia o conducta antisocial pequeñas agresiones y broncas pandilleras, consumo de drogas, hurtos de mercancías, etc…, es predecible que, de persistir en estas conductas, progresivamente vaya escalando en violencia y gravedad hasta convertirse, en un corto periodo de tiempo, en un delincuente profesional.

 EL DELINCUENTE NORMAL ES CASI SIEMPRE DELINCUENTE, LA OTRA MITAD ES LA SOCIEDAD QUE ES CRIMINÓGENA. EXPLIQUE QUE ENCIERRA ESTA ORIENTACIÓN. El individuo no es un ser solitario, desarraigado, que se enfrenta con su libertad existencial, sin condicionamiento, sin historia (tesis de los clásicos); pero tampoco la mera concatenación de estímulos y respuestas, una máquina de reflejos y hábitos, preso de su código biológico y genético (tesis positivistas) que mira solo al pasado; ni una pieza insignificante en el engranaje del universo social, mero observador pasivo del devenir histórico o víctima de las estructuras que el mismo se dio. Antes bien, el hombre es un ser abierto y sin terminar. Abierto a los demás en un permanente y dinámico proceso de comunicación, de interacción; condicionado, en efecto muy condicionado por sí mismo o por los demás y por el medio, pero con asombrosa capacidad de transformar y trascender el legado que recibió y sobre todo solidario del presente y con la mirada en el futuro propio y ajeno.

23

 ¿QUÉ PRETENDE EXPRESAR EL POSTULADO DE LA “NORMALIDAD” DEL HOMBRE DELINCUENTE? Obviamente existen infractores anormales, como hay también anormales que no delinquen. El postulado de la “normalidad” del hombre delincuente y el de la normalidad del crimen solo pretende expresar un claro rechazo a la tradicional correlación; crimen/anormalidad del infractor. Buscar en alguna patología del delincuente la razón última del comportamiento criminal es una vieja estrategia tranquilizadora. Estrategia o coartada que, por otra parte, carece de apoyo real, pues son tantos los sujetos “anormales” que no delinquen, como los “normales” que infringen las leyes. La criminología moderna parte de la premisa de que el delincuente es un ser normal, abierto y condicionado, con capacidad para cambiar ese condicionamiento y por lo tanto será capaz de poder cumplir las leyes y de incumplirlas. Tanto el delito como el delincuente se van a mover dentro del postulado de la normalidad ya que en todas las sociedades existe una tasa de criminalidad y por tanto el comportamiento delictivo es algo previsible y normal. Normalidad y diversidad (patológica) del infractor. La persona del delincuente alcanzó su máximo protagonismo como objeto de las investigaciones criminológicas durante la etapa positivista. El principio de la “diversidad” que inspiró la Criminología tradicional (el delincuente como realidad biopsicopatológica) convirtió a éste en el centro casi exclusivo de la atención científica. En la moderna Criminología, sin embargo, el estudio del hombre delincuente ha pasado a un segundo plano, como consecuencia del giro sociológico experimentado por aquélla y de la necesaria superación de enfoques individualistas en atención a objetivos político criminales. El centro de interés de las investigaciones se desplaza prioritariamente hacia la conducta delictiva, la víctima y el control social. En todo caso, el delincuente se examina “en sus interdependencias sociales”, como unidad biopsicosocial y no desde una perspectiva biopsicopatológica como sucediera con tantas biografías clásicas

24

orientadas por el espíritu individualista y correccionalista de la Criminología tradicional. 1. Diversas imágenes y estereotipos del infractor. Para la definición de delincuente (o con qué prototipo de criminal se opera en la Criminología) existen cuatro respuestas doctrinales que son paradigmáticas: la clásica, la positivista, la correccionalista y la marxista. El mundo clásico partió de una imagen ideal, del ser humano como centro del universo, como dueño y señor absoluto de sí mismo, de sus actos. El dogma de la libertad y el de la equipotencialidad hace iguales a todos los hombres (no hay diferencias cualitativas entre el hombre delincuente y el no delincuente) y fundamenta la responsabilidad: el absurdo comportamiento delictivo solo puede comprenderse como consecuencia del mal uso de la libertad en una concreta situación, no a pulsiones internas ni a influencias externas. Para los clásicos, el delincuente es un pecador que optó por el mal.

 A PROPOSITO DE lA TIPOLOGÍA DE DELINCUENTES, ¿ES REALISTA AGRUPAR A LOS DELINCUENTES POR TIPOS? Es evidente que, si el que delinque es un hombre concreto, cada delincuente es un mundo aparte. Y, si esto es así, no tiene sentido, por ejemplo, elaborar un esquema único, válido para cada delincuente. A las tipologías criminales se les ha prestado especial atención para hacer clasificaciones muy diferentes: por edad, sexo, tipo de delito, capacidad mental, tratamiento penitenciario, etc. Recordemos las tipologías de Lombroso y de Ferri entre otros. Tras el gran entusiasmo que prestó el positivismo a las tipologías, más tarde irían perdiendo interés, aunque han vuelto a resurgir con fuerza. Son muchos los problemas que presentan ahora debido a la complejidad del tema. Dentro de la elaboración técnica hay que tener en cuenta el criterio de clasificación, el aspecto teórico frente al empírico y problemas técnicos generales. De otra parte, también hay que considerar su versatilidad, pues muchos delincuentes no se especializan en una sola actividad

25

criminal. Por último, hay que indicar que las teorías han encontrado un campo de interés respecto de la prevención del delito y tratamiento del delincuente. En cuanto a los tipos de delincuentes, los criterios son bastante dispares. Se suelen confundir, mezclar o simplemente utilizar indistintamente los tipos criminológicos que se refieren al modus operandi de los delincuentes (ladrón, estafador, violador, etc.), con otros que tienen contenido biológico-constitucional, como sucede con las tipologías de Kretschmer, Sheldon, Pende, Sigaud, etc. Entiendo que hay que distinguir unas y otras tipologías, aunque a veces ciertos tipos constitucionales suelan dar lugar a determinados tipos criminológicos en una proporción superior al de la población media; por ejemplo, en la tipología de Sigaud el hurto con abuso de confianza se da con mayor frecuencia en el tipo morfogenético cerebral, mientras que en los homicidas predomina el tipo muscular.

 ¿CABE SIN EMBARGO, TRATAR DE AGRUPAR A LOS DELINCUENTES POR TIPOS? EXPLIQUE. Sí, siempre que tengamos en cuenta que tales tipos han de partir de criterios definidos, delimitados, y que, en cualquier caso, han de dejar a salvo la singularidad “única” de cada delincuente, porque ella es intipificable. Las tipologías de los delincuentes no ha de pretender ir más allá de hacer grupos distintos de criminales basándose en “características parecidas”, poseídas por ellos; sean de carácter “constitucionalista”, psicomoral, psicosocial, orientación delictiva, modus operandi, habitualidad, psicopatologías…

 TIPIFICACIÓN FENOMENOLÓGICA DE ERNEST SEELIG. La Fenomenología criminal se presenta como el punto de partida sobre el que la Criminología se apoya para desplegarse y dinamizarse como ciencia empírica. La fenomenología criminal posibilita que aquélla posea un objeto de conocimiento con las

26

características de fenómeno positivo, general, específico, observable y capaz de ser sometido a análisis mediante el adecuado método científico Para E. SEELIG, la Fenomenología criminal debería “abarcar propiamente, como teoría de las formas de aparición del delito”, el conjunto de la primera parte de la Criminología. Añadiendo, a continuación que: “Sin embargo, usualmente comprende la descripción de las formas particulares de ejecución del delito (v. gr., la técnica de la fractura en el robo con fuerza en las cosas, la de la falsificación de billetes de Banco, etc.) y las formas de aparición de la criminalidad (tipos delincuenciales, formas de exteriorizarse la delincuencia profesional, como el lenguaje del hampa, supersticiones criminales, etc.)”. a). Deriva de la observación directa a los delincuentes. b). Parte del hecho del fenómeno (o de lo que parece) para ir a la personalidad. c). No parte de la personalidad para deducir el comportamiento.

 ESTREUCTURACIÓN DE LA TIPIFICACIÓN FENOMENOLÓGICA DE SEELIG. El criminólogo Ernst Seelig propuso una tipología mucho más elaborada, comportando nueve tipos (criminales profesionales renuentes al trabajo, autores de delitos patrimoniales por resistencia menguada, criminales por agresividad, por falta de freno sexual, actuando bajo el imperio de una crisis, a reacción primitiva, por ideología, por indisciplina social y un tipo mixto de criminales por agresividad y falta de freno sexual), seguidos de una confesión de modestia: una categoría que comprende los criminales que no relevan de tipos definidos. Concretamente, E Seelig habla de: 

Delincuentes profesionales refractarios al trabajo (hacen del delito su forma de vida).

27



Delincuentes contra el patrimonio por falta de resistencia a los estímulos que se le presentan en el ejercicio de su profesión (El cajero que hurta... el

  

bombero “pirómano” ...). Delincuentes por agresividad... Delincuentes por falta de dominio sexual. Delincuentes por “crisis” (afectiva,

  

aparentemente, que el delito). Delincuentes por reacciones primitivas o en “cortocircuito” ... Delincuentes por convicción ... Delincuentes por falta de disciplina social ...

económica,

sin

otra

salida,

SEELIG habla de tipos mixtos y de tipos especiales (ambiciosos sin escrúpulos ...).

 ¿LOS SUJETOS ACTIVOS DE LA DELINCUENCIA ACTUAL CABEN DENTRO DE ALGUNA DE LAS CLASIFICACIONES ANTERIORES? Desde luego, no caben en ninguna de las tipologías aisladamente consideradas. En conjunto concebidas, reflejan, de alguna manera, a dichos sujetos, dentro del campo de la delincuencia menos sofisticada y siempre al margen de referencias fijas sobre la personalidad de los delincuentes concretos. En estas tipificaciones no caben, sin embargo, al menos de forma clara, los delincuentes de la delincuencia específicamente moderna: traficantes de influencias, explotadores de información privilegiada, delincuentes “del ordenador” y de la “telemática”, delincuentes de “cuello blanco” en general. ideológico-racial ...

Delincuencia de signo

28