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Trabajo Práctico: La Guerra del Paraguay. Historia Argentina y Americana III Cátedra: Lic. Nidia N. Robles Primer Cuatri

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Trabajo Práctico: La Guerra del Paraguay. Historia Argentina y Americana III Cátedra: Lic. Nidia N. Robles Primer Cuatrimestre 2015.

A continuación, encontrará una selección de textos de diferentes historiadores sobre la Guerra del Paraguay. Consignas: 1) Identificar la corriente historiográfica a la que pertenece cada autor y justificar la elección señalando qué elementos propios de esa corriente encuentra en la selección de textos. 2) Identificar y luego, comparar las visiones que cada historiador tiene sobre las causas de la guerra, la figura de Solano López, los efectos/resultados/beneficiarios de la guerra. 3) Identificar y explicar qué debates historiográficos pueden reconocerse en esta selección, comparando y contrastando los argumentos de cada historiador. 4) Realice un balance personal respecto de la producción historiográfica sobre la Guerra del Paraguay.

Selección de Textos:

RAMOS, Jorge Abelardo (2006) Revolución y contra-revolución en Argentina. Del patriciado a la oligarquía, Buenos Aires, Secretaría de publicaciones del Senado de la Nación. [publicado originalmente en 1957]

“El imperio jesuítico dejó huellas profundas en la economía, política y tradición paraguayas. Como un singular producto de esta tradición, jamás logró consolidarse en el Paraguay una fuerte clase latifundista. El gobierno del doctor Francia ahondó esta tendencia, creando una clase de pequeños productores y, apoyado en ella, un poderoso ejército.p.39…. El aislamiento de Paraguay no era resultado de la misantropía del doctor Francia, según afirmaron frívolamente algunos eruditos, sino la expresión histórica de la disgregación nacional sobreviniente a la lucha de independencia de España en el Río de la Plata. Idéntico destino corrieron también Uruguay y Bolivia.”p.40. 1

“La negativa de la oligarquía porteña bajo Rivadavia y Rosas a facilitar el acceso a los ríos interiores y a nacionalizar la Aduana de Buenos Aires que hubiera atraído hacia el complejo platense a la vieja provincia paraguaya la empujó, por el contrario, al aislamiento primero y luego a la independencia. De su soledad, de las particularidades históricas de su desarrollo, y del genio político de sus jefes, Paraguay extrajo lo mejor de sí mismo; así pudo lanzarse a un desarrollo de las fuerzas productivas que lo convertirían hacia 1865, en el que se sitúa nuestro relato, en una de las primeras potencias sudamericanas.”p.41. “El Paraguay de López era fruto de sesenta años de evolución autónoma, sin resquicios para la invasión europea en su cruzada mercantil. Obtuvo de ese aislamiento ventajas no despreciables.” “La tierra era propiedad del Estado en su mayor parte; la clase terrateniente era insignificante. En este país donde el Estado predominaba en las ramas fundamentales de la economía, se construyó el primer ferrocarril y tendiéronse las primeras líneas telegráficas de América del Sur.” “López levantó un gran ejército, construyó fábricas de ornamentos e instrumental agrícola con fundición propia, astilleros navales, fábricas de papel. Organizó estancias ganaderas del Estado para el consumo interno de carnes. Por la ausencia de empréstitos, Paraguay mantuvo su independencia frente a la diplomacia europea. Al mismo tiempo enviaba centenares de jóvenes a estudiar al viejo continente la técnica moderna. Esta líneas de la notable política lopista le confieren un gran parecido con el aislamiento de Japón –con las diferencias obvias– que le permitió, sobre una estructura social asiática, pero bajo la dirección de su ejército, transformarse en pocas décadas en una potencia mundial.”p.42. “El Paraguay de López era una demostración autóctona de que el progreso técnico de América Latina no sólo podía sino que debía verificarse sin la influencia deformadora de las potencias europeas. La grandeza de López consistió en su comprensión de que ante la inexistencia de una burguesía industrial paraguaya, el progreso industrial del país no podía realizarse sino a través del Estado. Pero ese Estado semiartesanal, semicampesino sólo podía proseguir su evolución en los marcos más amplios de la Confederación Sudamericana. Con el aislamiento impuesto por Buenos Aires, debía engendrarse un monstruo industrial y cesarista sin porvenir.”

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“En la medida que Rosas representaba en su tiempo intereses más nacionales que Mitre, se negó a reconocer la independencia paraguaya que López se vio impulsado a planear; era una forma como cualquier otra de mantener bajo la férula de la Aduana porteña al Paraguay. Mitre, en cambio, no tenía inconveniente en admitir esa monstruosa ´soberanía’ porque estaba dentro de la política de la burguesía comercial porteña impulsar la ´balcanización’ del Sur bajo el dictado del amo británico.” “Desde el comienzo del siglo XVIII, Portugal estuvo bajo el protectorado británico; toda la historia brasileña transcurre en esa dependencia. Semejante situación determinó que el Brasil, durante el Imperio como bajo la era republicana, propendiese constantemente a ejecutar la política inglesa en el Río de la Plata, aprovechando de paso migajas para su clase gobernante. Gran Bretaña sostenía como divisa inconmovible de su estrategia rioplatense, impedir por cualquier medio la unificación de las antiguas provincias españolas del Sur. La guerra del Paraguay fue hija de esa tradición: la diplomacia británica podría explicar muchos secretos de sus preparativos si cediese a la curiosidad contemporánea la llave de sus archivos.” “Bajo la dirección del mariscal Francisco Solano López, Paraguay mantenía cerrada las puertas de su comercio, su industria, sus finanzas al ‘capital extranjero’. La destrucción de los focos de resistencia nacional sudamericana, de los que el Paraguay era el último símbolo, era un problema esencial para el comercio inglés interesado en penetrar en el interior continental. Caído Rosas, la traición de Urquiza a las provincias argentinas mediterráneas dejaba abierto el camino al Paraguay de López. Los exportadores de Manchester y de Liverpool estaban impacientes: en Londres los vampiros de la banca exigían la colocación de empréstitos.”p.43.

“El general Venancio Flores era un oriental al servicio del Brasil y de la oligarquía mitrista. Perteneciente al partido colorado riverista, similar en Montevideo al unitario argentino, participó con otros militares orientales en las expediciones sangrientas enviadas por Mitre al interior. Fue el responsable de los degüellos de Cañada de Gómez al concluir la batalla de Pavón. Por otra parte, el partido blanco, dentro de la tradición de Artigas, Lavalleja y Oribe, encarnaba en la Banda Oriental los mismos intereses que el federalismo argentino. Entreverados en una historia común, las luchas orientales eran nuestras; las disensiones argentinas envolvían inevitablemente a los uruguayos. Gobernaba el Uruguay, en el momento de desencadenase el drama, un gobierno blanco, es decir federal y popular tradicionalmente vinculado a las provincias litorales.”p.44.

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“En esas circunstancias el general Venancio Flores reclamó a Mitre el pago de su anterior ayuda en la represión de las masas argentinas. Así fue cómo se lanzó a invadir la Banda Oriental, con dinero y pertrechos facilitados por Mitre. Todos los autores coinciden en sostener que la invasión de Venancio Flores fue el origen inmediato de la Guerra con el Paraguay …. Venancio Flores embarcó en Buenos Aires en el buque ‘Caaguazú’, de la armada argentina, que lo condujo a la costa oriental. Concurrió a despedirlo el general Gelly y Obes, ministro de Guerra de Mitre.” “Solano López había advertido al Brasil cuando éste lanzó su ultimátum al Uruguay, que la intervención imperial en la Banda Oriental ponía en peligro la seguridad paraguaya y: afectaba el equilibrio de las repúblicas del Plata”p.48.

“Al iniciar las hostilidades con la Banda Oriental, desafiando la advertencia de Solano López, el Brasil provocó el ingreso del Paraguay en el conflicto, que inició operaciones contra Matto Grosso. Toda la prensa mitrista de Buenos Aires preparaba el espíritu público contra el Paraguay desde hacía más de un año. Con la impudicia de que es capaz la prensa oligárquica se lanzó a injuriar brutalmente a Solano López, anunciando que muy pronto las tropas argentinas irían ‘a su guarida’ para ‘matarlo como un vil reptil’. Se lo llamaba ‘el nuevo Atila’.p.50. “Las simpatías de la oligarquía porteña estaban con Brasil; pero las masas populares argentinas del interior apoyaban al Paraguay y a los blancos uruguayos. Fue una guerra civil. Alberdi insistió una y otra vez en sus escritos desde París en calificarla así, demostrando acabadamente la finalidad última de la política anglobrasileña y el rol separatista de la burguesía portuaria. Esta actitud le valió un odio y una campaña de desprestigio que lo persiguieron más allá de su muerte. Es recién en sus escritos sobre la guerra del Paraguay que el pensamiento político de Alberdi alcanza su total plenitud y lo reivindica de sus errores ‘anglófilos’ del pasado.”p.51. “La popularidad de esta guerra debe medirse en el hecho de que Mitre debía abandonar el frente paraguayo para sofocar en el territorio argentino las convulsiones civiles.” “El Tratado de la Triple Alianza fue mantenido en secreto por sus firmantes, que no ignoraban el efecto que produciría su conocimiento a los pueblos interesados. Pero el Ministro de Relaciones Exteriores del Uruguay, Carlos de Castro, hombre de Flores, comunicó ‘confidencialmente’ su texto al embajador de Gran Bretaña. La Cámara de los Comunes, a su vez, fue informada de su

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contenido. El escándalo internacional permitió que se tradujesen a nuestro idioma, desde Londres, las cláusulas del infame tratado. Así pudo conocer el mundo la historia del complot.” “Sus términos expoliadores levantaron la indignada protesta de Perú, Bolivia, Ecuador y Chile. En el propio Brasil, a raíz de la duración de la lucha y los cruentos sacrificios que originaba, comenzaba a decirse que era una guerra en beneficio de los terratenientes brasileños del Sur.” “Mitre le deja la guerra como herencia. El Paraguay es arrasado al fin, su población diezmada, Solano López muere como un héroe en Cerro Corá, asesinado a tiros y lanzazos. Brasil ocupa Asunción. Sus tropas saquean la capital paraguaya, se llevan de las casas particulares muebles, alfombras, ropa, objetos de plata. De trecho en trecho, los saqueadores incendian las casas para iluminar su retirada. Asunción es una gigantesca antorcha. Aún quema el rostro de la canalla oligárquica. Manuel Gálvez ha revivido en su épica trilogía novelesca ese drama de nuestra balcanizada América Latina.”p.70. “Todo el territorio de la ribera izquierda del Alto Paraná quedó en poder de Brasil. Excluido del problema de los límites, el gobierno porteño protestó. Había llegado la ocasión de inventar la famosa frase: ‘La victoria no da derechos’.” “¿Qué ocurrió después de la derrota paraguaya? Afirmada con sangre la fragmentación de las provincias del Plata, separadas más aún las pequeñas repúblicas del viejo virreinato, triunfó la política separatista del capital europeo, cuyo principal agente fue Mitre. Inglaterra penetró inmediatamente en el Paraguay aplastado con un empréstito de 200.000 libras esterlinas. Contribuyó de esta manera a «reconstruir el país arruinado por el instrumento militar del prestamista.”p.72. “Dicho en otros términos por la intervención directa de la ingeniosa y rapaz Albión, se echaron las bases del latifundio bárbaro en el Paraguay, esclavizando al pequeño campesino que constituía la tradición más original del país y el cimiento de su fuerza militar. En 1908 la deuda paraguaya a Inglaterra ya ascendía a 7.500.000 libras esterlinas. ¡Un testimonio de la era imperialista bastante diferente al imperialismo de Solano López! Si al comenzar la guerra el Paraguay contaba con 1.500.000 habitantes, al concluir la farsa criminal vagaban entre las ruinas humeantes 250.000 niños, mujeres y ancianos sobrevivientes.”

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“La barbarie anglo porteña impuso al Paraguay la condición servil de los trabajadores en los yerbales. El 1º de enero de 1871, poco después de terminada la guerra y con el país asolado, se dictaba el siguiente decreto: El presidente de la República, teniendo conocimiento de que los beneficiadores de yerbas y otros ramos de la industria nacional, sufren constantes perjuicios que les ocasionan los operarios, abandonando el establecimiento con cuentas atrasadas... Decreta: Artículo1º... Artículo 2º – En todos los casos que el peón precisase separarse de sus trabajos temporalmente deberá obtener asentimiento por medio de una constancia firmada por el patrón o capataces del establecimiento. Artículo 3º – El peón que abandone su trabajo sin este requisito, será conducido preso al establecimiento, si así lo pidiere el patrón, cargándosele a la cuenta los gastos de remisión y demás que por tal estado origine». Rivarola, Juan B. Gil72 bis. “En este simple y repugnante decreto pueden resumirse los fines últimos de la Guerra del Paraguay, conducida por la oligarquía porteña y brasileña, bajo los dictados del Imperio británico. ¿A estos bandidos y sátrapas elogian los historiadores liberales y stalinistas cuando hablan del ‘capitalismo civilizador’ de Buenos Aires y repudian el ‘feudalismo paraguayo’?” “Sometido a la explotación de una oligarquía anglo argentina, el Paraguay no se ha repuesto de ese desastre formidable que ha remachado simultáneamente la colonización paraguaya y argentina. Al Brasil ´triunfante’, no le fue mucho mejor con el sucio negocio. Los ingleses, tan expertos consejeros de la preparación de la guerra, también ‘ayudaron’ al Imperio en sus dificultades financieras. Brasil obtuvo un empréstito de 91 millones de libras; hubo de reconocer 125 millones, lo que prueba que los ingleses saben cómo tratar a sus aliados.”

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ROSA, José María (1964) La Guerra del Paraguay y las montoneras argentinas, Buenos Aires, Editorial A. Peña Lillo. “1. Francisco Solano López. ¡El Presidente ha muerto!¡Viva el Presidente!(10 de septiembre de 1862) Noche del 9 al 10 de setiembre de 1862. …Asunción … Rompen el silencio tropical cinco cañonazos, … Acaba de morir el excelentísimo Señor Presidente de la República don Carlos Antonio López. … No era popular ese abogado improvisado político en los azarosos días de 1840; no era querido, pero tampoco era temido como el doctor Francia. Eso, sí, respetado porque procuró el bien de todos, mantuvo el orden y progresó extraordinariamente la República bajo su paternalismo un tanto caprichoso. Era un hombre de la tierra y procuró que Paraguay fuera de lo paraguayos: ningún extranjero podía adquirir propiedades ni especular con el comercio exterior, lo que jamás le perdonaría el cónsul de Inglaterra, Mr. Henderson.”pp. 13- 14. “El nuevo presidente de los paraguayos [Francisco Solano López] tiene arrogante figura, fuerte la prestancia, amable el gesto, imperativa la mirada. Ha nacido para jefe y desde niño ha sido preparado en la tarea a la manera de los Kronprinzen de las monarquías europeas. Pero López II cuenta con algo más valioso que una estirpe de muchos reyes: corre por sus venas la sangre imperiosa del pueblo guaraní y su despierta inteligencia le ha permitido comprender y amar a los suyos que se lo retribuyen con exceso. ‘Toda una raza se encarnó en él, raza joven, artista y bravía’ dice con exactitud Natalicio González. El destino le reservaba la gloria de mostrar al mundo la capacidad heroica del pueblo paraguayo, de vivir y morir como debe hacerlo un paraguayo.” pp.14 -15. “En el catafalco, al pie del altar, don Carlos yacía inmóvil … Mucho había querido a su Paraguay preservándole de complicaciones internacionales … Había sido hombre de paz y sin embargo amaba las cosas de la guerra … Formó el mejor ejército de América del Sud con 18.000 hombres sobre las armas y una reserva de 40.000; impulsó la fundición de Ibicuy, dirigida por el inglés Whitehead contratado en 1955, que fabricaba cañones y armas largas; la joven oficialidad seguía en Europa cursos de adiestramiento especializados.” p. 15 7

“Francisco Solano en ese día de 1862 [el de la muerte de su padre] tenía tras de sí a un pueblo rico, leal, poderosamente fuerte, a quien debería conducir a un destino muy alto: salvar a los hermanos de Hispano América de las asechanzas extranjeras.” p. 16

4. ¿Quién empezó la Guerra? La gran polémica de 1869. “Los brasileños no confesaron jamás, o no quisieron confesar, la mano oculta que les trajo la alianza de la Argentina, les abrió la trampa de la invasión de la República Oriental y les acarreó, en consecuencia, la desastrosa guerra con Paraguay. Quisieron engañarse suponiendo a que la empezaron ellos para coronar su política de hegemonía en el Plata iniciada en Caseros. No por mucho tiempo: sus finanzas arruinadas, su población civil diezmada y el escaso y limítrofe provecho sacado de la guerra, les mostrarían en breve que precisamente en los esteros paraguayos se cerró el período brillantemente empezado el 3 de febrero de 1852. Sobre los orígenes de la guerra no hicieron misterios: treinta años después, Saraiva confesaba que la alianza con la Argentina concertada en el campamento de Flores en las Puntas del Rosario el 18 de junio de 1864, fue el hecho que movió a Brasil a invadir la República Oriental y acarreó la reacción de Paraguay.” p. 159. “En cambio los argentinos no supieron nunca por qué fueron a la guerra. En 1869 polemizaron en la prensa de Buenos Aires, Mitre y el oriental Juan Carlos Gómez sobre los ignorados orígenes de esa lucha iniciada cuatro años atrás y que aun no había terminado. Se encontraban ante el cuador de una generación sacrificada en Tuyutí, Boquerón y Curupayty, un desastre económico y financiero, un pueblo masacrado en su casi totalidad y la posibilidad de pelear con Brasil para disputarle el triste despojo del vencido ¿cómo se habría llegado a ese desastre? Ni quién fue Presidente de la República y general de los ejércitos aliados, ni el brillante periodista oriental, ni ninguno de los demás que intervinieron en la polémica – Mármol, Mariano Varela, Elizalde, Héctor Varela – demostraron que sabían cómo empezaron las cosas. Gómez, alimentado a frases heroicas, se preguntaba por qué se buscó la alianza con el Imperio para combatir una tiranía (pues creía que la guerra santa contra las tiranías había sido el propósito de la hecatombe); 8

Mitre, exculpándose de la hecatombe, entiende que ‘los argentinos han ido al Paraguay a derribar una tiranía, aunque por accidente ese sea uno de los fecundos resultados de su victoria. Han ido a vengar una ‘ofensa gratuita’, ‘revindicar’ (sic) la libre navegación de los ríos y ‘reconquistar’ nuestras fronteras, siendo un hecho fortuito que encontrasen en los esteros paraguayos a los brasileños entregados al mismo menester. Mármol advierte que la guerra fue una consecuencia de la alianza con Brasil y no la alianza de la guerra, pues el ‘agravio’ paraguayo contra la Argentina se produjo un año después del entendimiento argentino – brasileño. Elizalde rectifica: la fecha de la alianza es el 1° de mayo de 1865 y el ‘agravio’ del 13 de abril. Mármol aclara que será la fecha del documento, pero la alianza o entendimiento existía de hecho desde 1864, como a Elizalde debe constarle porque era ministro de Relaciones Exteriores en ese tiempo, y a él le consta perfectamente porque era ministro de la Argentina en Brasil. Mitre exhibe toda su vida pública para demostrar su patriotismo y sus aciertos. Gómez exhibe también la suya … Nadie se entiende ni hace falta. Nadie supo cómo empezó la guerra del Paraguay ni por qué se hizo la triple alianza con Brasil y Flores1. Los títeres no saben qué representan movidos por libros ocultos. pp. 159 – 160. ¿Por qué Inglaterra quería la guerra del Paraguay? “Si Thornton empujo la guerra, no quisieron los ingleses que esta llegase al extremo de la hecatombe. Con una expedición bélica que destruyese las fortificaciones de Humaitá, los altos hornos de Ibicuy, la fundición de Asunción, estableciese un gobierno democrático y abriese Paraguay a las mercaderías de Manchester y al capital británico, se daban por satisfechos. No contaron con el heroísmo de los paraguayos. Cuando las cosas se extremaron en 1867, quisieron los diplomáticos ingleses llegar a una ‘paz honrosa’ con el exilio de Francisco Solano y los correspondientes tratados de amistad, comercio y navegación con Inglaterra. López renunció a salvarse a ese precio.” pp. 160 – 161. “El Paraguay de López era un escándalo en América. Un país bastándose a si mismo, que nada traía de Inglaterra y se permitía detener a los hijos de los ingleses, como en el caso Canstatt con el pretexto de infringir las leyes del país, debería necesaria y urgentemente 1 La polémica ha sido reproducida con prólogo de Natalicio González, Cartas polémicas sobre la Guerra del Paraguay (ed. Guarania, Buenos Aires). 9

ponerse a la altura de la Argentina de Mitre. Como la Home Fleet se veía trabada por los cañones de Humaitá para dar a los paraguayos la consabida lección de urbanidad, quedaba la tarea a cargo de los vecinos.” P. 161. “Hay un documento elocuente de Thornton dirigido al Foreign Office desde Asunción el 6 de setiembre de 1864. Describe con sombríos colores la tiranía paraguaya cuyos serenos asuncenos se permitían detenerlo por la noche para exigirle papeles de identidad y formularle preguntas irritantes. Se indigna su puritanismo de la liviandad de las costumbres, porque oye a los jóvenes jactarse con impudor de sus ‘vicios e inmoralidad’. ¡Cómo no encontrarse esa tierra dejada de la mano del Dios protestante si el tirano empezaba por dar el mal ejemplo con ‘una tal Mrs Lynch (inglesa para mayor irritación)’. Termina su informe el pudibundo representante de la victoriana Majestad, que acaba de anudar en junio de ese año la alianza de Brasil con la Argentina, haciendo votos porque ‘una invasión extranjera’ llevase a la buena senda de la libertad comercial y el recato de las costumbres a ese pueblo tan falto de sensibilidad ‘que se siente feliz con su tiranía y se cree el igual de los más poderosos.’2 p. 161. “Retengamos la fecha del informe: 6 de setiembre de 1864. Antes de dos meses Paraguay estará en guerra conBrasil, antes de seis con la Argentina. La semilla sembrada por Thornton en Montevideo y Buenos Aires daba sus frutos promisorios. Y en pocos años no habría en Paraguay tarifas aduaneras, ni hornos de fundición, ni cañones de Humaitá, ni serenos preguntones, ni paraguayos pecadores, ni ríos clausurados al libre comercio, ni dictadura.” p. 161. “Ni tampoco Paraguay.” P. 161. 1.CÓMO SE INVENTA UNA ‘AGRESIÓN’ El Congreso paraguayo declara la guerra al ‘actual gobierno argentino’ (18 de marzo) “Desde el 15 de febrero, López ha convocado al Congreso Nacional paraguayo … que se reunió a mediados de marzo. Escuchó el mensaje de López, aprobó las medidas tomadas en la guerra contra Brasil, dio al presidente el grado de Mariscal de los Ejércitos patrios y 2 Ver antes. 10

confirmó la creación de la Orden del Mérito establecida poco antes. El 17 de marzo la comisión presentó un informe sobre la denegatoria. ‘El gobierno argentino – dice este informe – nos deniega el paso terrestre y concede el fluvial, porque las fuerzas navales del Imperio siendo superiores a las nuestras, impedirán hacer uso de tal concesión. Si la relación de las cosas estuvieran en sentido inverso, es lícito suponer que el gobierno argentino nos denegaría también el tránsito fluvial, pidiendo explicaciones sobre la preparación y equipo de nuestra escuadra.’3

“Al criterio de la comisión, esa guerra sería el resultado de las ‘maquinaciones de los porteños … porque lejos está la mente de esta comisión al confundir al pueblo argentino con esa fracción demagógica de Buenos Aires.’4”p.210. “Sometido el informe al Congreso, éste – al día siguiente, 18 de marzo – lo aprobó y autorizó por ley al presidente de la República a declarar la guerra al actual gobierno de la República Argentina. Al día siguiente, López promulgó la declaración que fue publicada en El Semanario el 23.”p.210.

El gobierno argentino oculta la declaración de guerra. “La inmensa mayoría de los argentinos era partidaria de Paraguay en una guerra contra Brasil en defensa de la libre determinación de los estados del Plata. Solamente una minoría (los liberales mitristas de Buenos Aires) querían enredar a la República en la alianza con el Imperio. Para arrastrar a los argentinos a luchar contra Paraguay, había que adobar las cosas. A eso se consagró la diplomacia mitrista entre marzo y abril de 1865. Era necesario: 1) Presentar la guerra como una lucha de la ‘libertad contra la tiranía’ , plabras que siempre rindieron buenos frutos. 3 Rebaudi, La declaración …p. 169. 4 Rebaudi, La declaración …, p.169. 11

2) Ocultar la declaración de guerra paraguaya, y cuando llegasen las noticias de las primeras operaciones bélicas, presentarlas como una inicua agresión del Atila de América, que ambicionaba conquistar a la Argentina y había ofendido en plena paz su pabellón.”p. 210. “La declaración de guerra paraguaya había sido pública, pero los representantes argentinos en Asunción no se enteraron. A lo menos el gobierno argentino no lo informó a la prensa….” p. 210 “No solo el gobierno mitrista ocultó la declaración de guerra sino que preparó la ‘agresión’. Estaba informado, como lo sabía el ministro Rawson, que los paraguayos iniciarían las hostilidades apoderándose por tierra y agua de Corrientes donde contaban con la gran simpatía de la población. Había en su puerto un pequeño buque en reparaciones – el Gauleguay - en estado tan rematadamente deplorable que se lo había destinado a transporte de caballos; no tenía cañones y en esos momentos no se encontraba en condiciones de navegar. Nadie se extrañó que el gobierno lo dejase amarrado a la barranca pues no podía tentar la codicia paraguaya; pero en cambio los argentinos se asombraron que, no obstante la inminente invasión, otro buque de guerra, el 25 de Mayo, anclara en el puerto, pues por su escasa combatividad (era un buquecillo mercante armado en guerra) no podía defender a Corrientes5.” pp. 212 – 213. “Ambos buques fueron apresados por cinco navíos de guerra paraguayos el 13 de abril. No hubo lucha. Al día siguiente 14, los paraguayos ocupaban con toda tranquilidad a Corrientes. El hecho del apresamiento del Gualeguay y del 25 de Mayo, sabido en Buenos Aires el 16 (dos días tardó en conocerse), fue presentado estruendosamente como ‘una agresión en plena paz, que obligaba al honor argentino’. Los diarios mitristas batieron el parche y los mismos antimitristas se les acoplaron por lo que entendieron ‘un agravio al pabellón nacional.’ Hubo manifestaciones patrióticas en Buenos Aires, y Mitre reclamado por los manifestantes, pronunció desde la ventana de su casa en la calle San Martín, las históricas palabras: ‘En 24 horas a los cuarteles, en quince días en Corrientes, en tres meses

5 Ibidem .. 170 y sgts. 12

¡en Asunción!’ A esa hora – como veremos – ya tenía preparado el tratado de alianza con el Brasil.”p. 213. “Urquiza, indignado o aparentado indignarse por el ‘cobarde atentado’, se ofreció a Mitre escribiéndole sin ironía: ‘Ha llegado el momento en que las palabras deben hacer lugar a los hechos. Nos toca combatir de nuevo bajo la bandera (la brasileña) que reunió en Caseros a todos (sic) los argentinos.’6” p. 213.

La era de mitre. De Caseros a la Guerra de la triple infamia, Buenos Aires, Ediciones Fichas.

PEÑA, Milcíades (1975)

El último Foco Rebelde Ante la Oligarquía Porteña. “La destrucción de la Confederación Argentina, por deserción de Urquiza y fusilamiento masivo de las montoneras del Interior, aseguró la soberanía de la oligarquía metropolitana sobre todo el país. Aunque, sólo a medias. Paraná arriba, existía un Estado que reunía contra la oligarquía porteña todos los antagonismos de los productores del Litoral y las provincias interiores, pero sin la debilidad de éstas ni la posibilidad de acuerdo con aquéllos. Era el Paraguay. ‘Su actitud hacia Buenos Aires es la de las provincias argentinas siempre que no han estado vencidas por las armas, como en Pavón. El interés de Paraguay no es menos opuesto que el de las provincias a la aspiración de Buenos Aires de monopolizar el tráfico de los países litorales interiores.’ (ALBERDI, Póstumos, V, 123)” p. 47. “La guerra contra el Paraguay fue la continuación lógica y la última etapa de la guerra de la oligarquía mitrista contra el Litoral y las provincias interiores argentinas, en un doble sentido. Desde luego, porque la potencia económica del Estado paraguayo chocaba desde los más viejos tiempos con el monopolio aduanero y portuario de Buenos Aires, 6 Urquiza a Mitre, 19 – 4 – 65 (Arch. Mitre II, 114). 13

dificultando su dominio indisputado sobre todo el litoral y constituyendo un foco constante de atracción y reagrupamiento para las derrotadas provincias interiores e incluso para los claudicantes estancieros del Litoral en sus momentos de conflicto con sus colegas y rivales de Buenos Aires. Recién una vez suprimido este foco la pacificación mitrista podía considerarse acabada. Pero además el asalto contra Paraguay se derivó de la guerra porteña contra el resto del país en el sentido de que desde aquel golpe mazorquero liberal del 11 de setiembre del 52 contra Urquiza hasta la victoria mitrista de Pavón, para sostenerse contra la Confederación, la oligarquía bonaerense había entrado en el juego del Imperio brasileño tendiente a fragmentar el país, contrayendo compromisos que la situaban en la zona del Plata aliada del Brasil, lo cual significaba enemiga del Paraguay. Por esa razón, en el momento en que los dueños de esclavos del Brasil lanzasen su latigazo sobre Paraguay la oligarquía porteña estaba comprometida a apoyar en un grado u otro la aventura imperial del lamentable imperio de opereta, retribuyendo así los favores recibidos.”pp. 47 - 48 “Independientemente de los compromisos brasileños, la oligarquía porteña tenía sus muy buenas y urgentes razones para destrozar al Paraguay y llevarle una guerra por su cuenta, de modo que la guerra de la triple infamia no se hizo simplemente por cuenta de Brasil, pero fueron esos compromisos los que dieron a la oligarquía porteña, y especialmente a la política mitrista, su carácter de notorio servilismo ante la política brasileña.” p.48

Origen del Aislamiento Paraguayo “¿Qué era aquel Paraguay que los soldados de nuestro estratega del desastre y del Emperador del látigo demolieron con una minuciosidad que el mismo Hitler no logró hacer con ningún pueblo? La Escuela histórica para pobres mentales que sigue las huellas de Mitre ha encontrado en la influencia de las Misiones jesuíticas el origen de los primeros hilos de la supuesta telaraña de anacronismo vitalicio que envuelve al pueblo paraguayo. Por razones inversas, los seminaristas de la pía escuela histórica que se inspira en Santo Tomás y Felipe V y que reivindica a don Juan Manuel de Rosas, entiende que el secreto del innegable progreso paraguayo hasta su destrucción por los compadres porteño – fluminenses obedece a la bienaventurada influencia de los jesuitas. Como siempre, estas 14

interpretaciones abstractamente ideológicas no guardan la menor relación con la realidad y dejan de lado este pequeño detalle: la influencia jesuita estuvo confinada al extremo sudeste del territorio paraguayo, a larga distancia de los núcleos de población española y criolla en base a los cuales se edificó el Paraguay, y que no sólo no recibió influencia ninguna de las misiones jesuitas sino que vivió en permanente hostilidad con ellos hasta que logró su expulsión. En realidad la particularísima evolución del Paraguay obedeció a factores bastante más materiales que la mística aura jesuita.” p.49. “La Revolución de Mayo tenía dos objetivos: emancipar el país de España y someter todo el virreinato a Buenos Aires. En aquel tiempo Paraguay formaba parte del virreinato, y para cumplir el segundo objetivo marchó hacia el Paraguay la expedición de Belgrano. Resistiendo a Belgrano y derrotándolo, ‘Paraguay no resistió a la revolución ni persistió en ser colonia española. Dos hechos lo prueban: 1°) que a pesar de su gobernador español que quería ceder a Buenos Aires, el pueblo se opuso, y 2°) que luego que venció a Buenos Aires, removió a su jefe español, erigió al suyo propio, y se proclamó independiente de Buenos Aires y de España, en 1811, cinco años antes del 9 de julio de 1816 … Desconocida la autoridad local del Paraguay, Buenos Aires no cesó de conspirar contra el gobierno que tomaba esa actitud, es decir, contra el gobierno del Dr. Francia. De ahí el aislamiento en que Francia buscó la seguridad, y de ahí la dictadura y sus rigores en que Francia procuró el orden interno y la paz del Paraguay. El mismo lo dijo a Robertson, que lo repite en su obra: ‘Antes que Buenos Aires hiciese su tratado con Inglaterra en 1825, el doctor Francia invitó a Sir Woodbine Parish a celebrar un tratado, por el pudiese Paraguay entrar en comercio libre con Gran Bretaña. El ministro inglés rehusó tratar con Paraguay, sin duda porque Buenos Aires lo exigió como condición para su propio tratado’ (Póstumos, V, 114 – 116). Pero este aislamiento político y económico obligó a la clase dominante del Paraguay integrada por medianos propietarios agrarios a levantar una economía defensiva, basado en el monopolio estatal de la propiedad del principal instrumento de producción – la tierra – y de la comercialización de los productos fundamentales de exportación, lo cual le permitió, pese a su pobreza en relación a Buenos Aires y pese a los tributos que el puerto único porteño le imponía, capitalizarse aceleradamente. No existía en Paraguay ninguna clase tan rica como los estancieros o la burguesía comercial porteña, pero sí un Estado que por su poderío económico y centralización política podía competir victoriosamente con aquellas 15

clases capitalistas, las más poderosas y prósperas de América del Sur. En consecuencia, la sociedad paraguaya, pese a la dictadura estatal personalizada y de formas casi monárquicas, era un país democrático en este sentido: que frente al enorme poder del Estado – que no era un Estado parásito, sino ligado íntimamente a la producción y la comercialización de la producción – todas las clases eran relativamente débiles e iguales. Pero esto no era más que una reacción defensiva frente al monopolio portuario de Buenos Aires. ‘Paraguay quiso abrir comercio directo con Inglaterra en 1814: Buenos Aires lo estorbó. Lo intentó otra vez en 1825: lo estorbó otra vez Buenos Aires. Otro tanto pasó en 1842. Del gobierno que dio López al Paraguay es responsable Buenos Aires, como lo fue del de Francia. La semitiranía de López es una medida de defensa contra la pretensión que en 1842 renovó Buenos Aires de imponer su autoridad al Paraguay. Los monopolios y estancos de López son resultado del entredicho comercial y fluvial que Buenos Aires ha impuesto a Paraguay bajo Rosas Su semiaislamiento tiene igual origen.’ (Póstumos, V, 123)” pp. 50 – 51.

Paraguay: Monopolio para el Desarrollo “Conviene entonces insistir en estos hechos fundamentales. Primero, desde comienzos de us independencia Paraguay, gobernado por el doctor Francia, soñó con el desarrollo de un comercio paraguayo de ultramar, pero sus esfuerzos fueron quebrados por la encubierta hostilidad de Buenos Aires, contra cuya oposición nunca pudo prevalecer su demanda de que se permitiera el paso de la producción paraguaya, libre de todo derecho y peaje intermedia ios. En otros términos, reclamaba ‘la libertad del Río de la Plata y de sus grandes tributarios, el Paraná, el Uruguay y el Paraguay como vías internacionales.’ (Horton, 15). Segundo, fracasada esa política librecambista, lógica en una clase que producía para el mercado mundial, los productores paraguayos se orientan hacia un severo proteccionismo colocando en manos del Estado la comercialización de la yerba primero y el tabaco después, los dos principales productos paraguayos, acentúa su evolución hasta desembocar ‘en algo que se aproximaba al monopolio del comercio exterior por el Estado.’ (Horton, 14). Tercero, ese monopolio capitaliza al Estado paraguayo, que tiende a disminuir su dependencia del mercado exterior que en cualquier momento la oligarquía porteña puede cortar cerrando su puerto a las exportaciones e importaciones paraguayas – diversificando 16

su economía e iniciando un proceso de industrialización y asimilación de la civilización capitalista industrial bajo control del estado paraguayo. Hacia 1860 el gobierno paraguayo levanta astilleros y fábricas metalúrgicas, construye ferrocarriles y telégrafos, levanta escuelas primarias en cantidad y envía jóvenes a Europa para perfeccionarse, al tiempo que introduce en el país el estudio de matemáticas’ (Chávez). El Estado era el único gran capitalista del país. ‘Pertenecía al Estado la mayor parte de las tierras del Paraguay y familias separadas las arrendaban del gobiernos en pequeños lotes. La mayor parte de la propiedad rural – informaba el cónsul británico – es propiedad del Estado. Las mejores casas de la ciudad pertenecen al gobierno y éste posee valiosas granjas de cría y agrícolas en todo el país’ (Horton, 55). De modo que antes del asalto mitrista brasileño era Paraguay la única nación de América Latina que, como decía Alberdi, ‘no tenía deuda extranjera, pero tenía ferrocarriles, telégrafos, arsenales, vapores construidos por ellos.’ Y esto pese a que las entradas del Paraguay no alcanzaban al millón de patacones, sumainferior a lo que producía en un año la aduana de Buenos Aires…’ (Declaración del diputado Quintana, DSCDN, año 1868, 42) “El Paraguay no tiene deuda pública, no porque le falta crédito sino porque le han bastado sus recursos mediante el buen precio con que los invierte.’ (Alberdi, Obras, VI, p.342)” pp. 51 – 52. “La prensa mitrista – por aquel entonces vocera indiscutida de la burguesía porteña – decía categóricamente en abril de 1865: ‘El Brasil representa la civilización y Paraguay la barbarie. El Paraguay es más bárbaro que la China’ (Nación Argentina, abril29, 1865). Conocemos ya cual era la barbarie paraguaya, y pronto veremos cuál era la civilización brasileña, que se hacía escuchar con silbidos de látigo. Fijémonos en la analogía. Era Paraguay ‘la China de América’. Las ineptas y taradas dinastías que manejaron China en el siglo XIX trataron por todos los medios de mantenerla aislada y cerrada ante la expansión del capitalismo industrial europeo. Paraguay intentó desde la hora cero de su independencia vincularse directamente al mercado mundial, y fue la liberal oligarquía porteña quien se lo impidió. Finalmente, las dinastías chinas vieron destruida a cañonazos su celeste aislamiento, y entonces se sometieron con ejemplar servilismo a las imposiciones del capital europeo, caracterizándose ante todo por su absoluta incapacidad para asimilar las conquistas del capitalismo industrial bajo el control de China y en beneficio de China. Asimilar la civilización o parte de la civilización industrial significó para China 17

transformarse en una semicolonia infinitamente pisoteada y extrujada por las grandes potencias capitalistas. Paraguay, en cambio, en virtud del poderío capitalista de su estado y de la homogeneidad de su clase gobernante demostró inmediatamente que era capaz de asimilar la civilización industrial y orientarse hacia ella, pero bajo su control, sin perder su soberanía. Y con esto queda dicho que – salvando las enormes diferencias entre la estructura de clase de ambas sociedades – Paraguay, lejos de ser la China de América, era en todo caso el Japón de América Latina, donde también el estado comercializaba en el exterior la producción nacional (Allen, 32) y empleaba los beneficios en el desarrollo de la economía nacional, al punto de que ‘apenas existía industria japonesa de tipo occidental en las últimas décadas del siglo XIX que no debiera su fundación a la iniciativa del Gobierno’ (Allen, 35).” pp. 52 – 53 “Y con eso queda dicho también que para contrariedad de los restauradores históricos del Ilustre Restaurador don Juan Manuel, la política paraguaya no era en nada ‘muy similar a la del Restaurador’ (Palacio, II, 202). Al afirmar esto los rosistas no hacen más que comprobar que son tan capaces de mentir oficialmente como cualquier miembro de la Academia Argentina de la Historia. El incomparable don Juan Manuel, que trasplantaba al campo inglés el rancho y el cencerro pampeanos y prefería el arado de madera al arado de hierro, y además se oponía a la introducción del alambrado, reflejaba una etapa de la evolución de los estancieros porteños que muy capaz de asegurar el bienestar ganadero; pero ni con la fantasía miliunanochesca puede imaginarse a don Juan Manuel introduciendo fábricas metalúrgicas y enviando estudiantes a Europa para ‘agringarse’. Menos concebible todavía era don Juan Manuel perjudicando a su primito y socio Anchorena y sus grandes amigos los comerciantes ingleses para declarar la exportación de cuero y carne y la importación de manufacturas monopolio del Estado. La política paraguaya no era ‘similar’ a la de Rosas. Era su antítesis, como Palacio es la antítesis de la buena fé y aún de la inteligencia.” pp. 53 - 54. “Con la impudicia que los caracteriza, los historiadores stalinistas – modestos parafraseadores del mitrismo histórico, en directa vinculación con su amor por el acuerdo con los herederos políticos de Mitre – han afirmado que ‘el Paraguay de los López, latifundista y feudal, era sobre la corteza terrestre un dique de contención de la burguesía, 18

una supervivencia feudal que se oponía a la expansión mundial del capitalismo’ (Puiggros, Historia, 208). Hay aquí más errores que palabras. Ni latifundista ni feudal en Paraguay, ni se oponía a la expansión mundial del capitalismo, sino que procuraba asimilarse y controlar esa expansión en su beneficio, no en beneficio de la burguesía porteña o europea. Por eso su semejanza con Japón y su diferencia con China. Desde luego, si Paraguay era una supervivencia feudal que se oponía al progreso del capitalismo, aniquilar al Paraguay era progresivo y entonces la Guerra de la Triple Infamia fue históricamente progresiva, pese a sus horrores, porque aportaba un tipo superior de civilización a una nación que no sabía llegar a ella por sus medios. Pero no era este el caso. Paraguay evolucionaba independientemente hacia la civilización capitalista industrial y la guerra porteño – carioca vino a cortar esa evolución progresiva para reemplazarla por la súbita asimilación al mercado financiero de Europa en calidad de misérrima semicolonia. Todo esto sin contar la mutilación de su territorio y la liquidación de casi toda su población masculina. Lejos de perpetuar el feudalismo, ‘Paraguay representa la civilización, pues pelea por la libertad de los ríos contralas tradiciones del monopolio colonial; por la emancipación de los países mediterráneos; por el noble principio de las nacionalidades; por el equilibrio, no sólo del Plata, sino de toda la América del Sur’ (Alberdi,Obras, VI, 340 subrayado nuestro).” pp. 54 – 55. Las Necesidades de Expansión del Imperio Esclavista del Brasil “Hemos dicho que Mitre entró en la guerra de la triple infamia no sólo por los intereses directos de la oligarquía porteña, sino también arrastrado – muy a su gusto, ciertamente – por los compromisos contraídos con el Imperio del Brasil. De modo que el análisis de la política mitrista ante el Paraguay se transforma en el análisis de los objetivos del carnalesco y fúnebre Imperio del Brasil.” p.60. En general, puede afirmarse que a partir de la segunda década del siglo XIX ‘la monarquía brasileña no será más que un juguete en las manos de Inlgaterra’ (Caio Prado, citado por Bagú, 165), a tal punto predominaba en Brasil la diplomacia y el comercio ingleses. Como la diplomacia y el capital británicos también eran influyentes en Buenos Aires, aunque por aquel entonces mucho menos que en Brasil, se ha llegado a la fácil conclusión de que la guerra contra el Paraguay fue ‘tramada pacientemente en secreto por la diplomacia inglesa’ 19

(Scalabrini Ortiz en Qué, oct. 30, 1956). Explicación ésta que tiene la ventaja de suprimir la necesidad de indagar más hondo en la historia de la guerra paraguaya y la desventaja de ser falsa. Ni la monarquía coronada brasileña ni la oligarquía mitrista hicieron la guerra del Paraguay por encargo de Inglaterra, aunque al terminar la guerra el principal beneficiario de la destrucción del Paraguay y la miseria de sus vencedores fue el capital londinense. Porque si bien es cierto que el Brasil ‘tendía constantemente a ejecutar la política inglesa en el Río de la Plata´(Ramos, América, 122) no es menos cierto que las necesidades de sus clases dominantes impulsaban al Imperio no menos constantemente a anexarse al Uruguay, lo cual era la meta de todas sus esperanzas (Horton, 119). Esta política contrariaba directamente la posición británica, que no deseaba un Uruguay dependiente del Brasil ni de la Argentina, sino independiente de estos vecinos y controlado por Londres.” pp. 60 – 61 “La guerra del Paraguay se produce precisamente en una época en que las relaciones entre la monarquía brasileña e Inglaterra no eran cordiales, porque Inglaterra protegía la producción azucarera de sus colonias en detrimento de la producción brasileña y bloqueaba los puertos del Brasil para impedir la introducción de esclavos clandestinos a la oligarquía de plantadores brasileños – lo cual hundía a éstos y favorecía a los plantadores británicos con propiedades en las Antillas (Pereyra, 51; Besouchet, 81). Y la diplomacia británica actuó más bien en el sentido de frenar la ofensiva brasileña contra Paraguay que de impulsarla, porque el dominio brasileño sobre Paraguay y/o Uruguay era algo que al fortalecer al Brasil tendía a debilitar la influencia directa de Inglaterra en el Río de la Plata puesto que una vez implantada su soberanía completa sobre le Paraná y el Uruguay la monarquía brasileña hubiera sido mucho más esquiva a las imposiciones británicas (Horton, 38). La monarquía brasileña no actuaba por cuenta de Inglaterra contra Paraguay; actuaba por cuenta propia, impulsada por causas internas del Brasil, no por presiones externas.” p. 61. “La economía brasileña, sustentada en la producción de café y azúcar en base al trabajo esclavo, padecía la crisis de este sistema de producción, cada vez más costoso e ineficiente. La crisis era crónica hacia 1865, y como la única solución – que era liquidar la esclavitud – chocaba con los intereses de los plantadores, se buscaba una solución alternativa en la expansión territorial a expensas de los vecinos, con tendencia a dominar la zona del Plata. 20

En esto como en muchas otras cosas la monarquía aldeana de Brasilse parecía a la autocracia zarista y justificaba el calificativo de Rusia de América. Al igual que el zarismo trataba de remediar con la expansión territorial la insoluble crisis de un sistema de producción anacrónico que las clases privilegiadas se negaban a abandonar. De ahí el carácter extremadamente belicoso y provocativo de la política brasileña, que tuvo una discusión de límites con cada Estado sudamericano – excepto con Chile porque es el único que no tiene fronteras comunes. Y el principio central de todas esas discusiones era siempre el mismo e inmutable: adquirir más territorio por cualquier medio (Horton, 32). Alberdi describió el fenómeno y explicó su origen de clase: ‘los que hacen las leyes, los ministerios y los parlamentos en ese país son cabalmente los que mantienen ese estado de cosas [la permanente crisis económica brasileña] por cálculo de interés y de ganancia pecuniaria. El Brasil, en efecto, debe esa nueva plaga del hambre a la sed de ganancia de sus grandes propietarios, que son dueños de los 4/5 de su suelo. En vez de consagrar una parte al cultivo de cereales y animales para la subsistencia de su población, lo desinan todo a la producción de azúcar, de tabaco, de café, que los enriquece a ellos a expensas del pueblo trabajador, que muere de hambre. Esa cultura de lujo para unos pocos y de ruina para la generalidad, hace al Brasil tributario en productos necesarios para su subsistencia … He ahí lo que busca el Brasil en el Sud: carne, pan, aire para sus pulmones, vigor para sus fibras. Su Gobierno halla más cómodo conquistar los países vecinos para producir artículos necesarios a la alimentación del pueblo, que obligar a sus grandes propietarios a dejar la cultura que los enriquece, por otra más ventajosa para el pueblo, como se hizo en los estados del Sud de Norteamérica, para remediar un mal semejante. La democracia brasileña aprenderá un día a conocer ese remedio, y un sentimiento de dignidad acabará por persuadirla que sus enemigos no están fuera, sino dentro; que no lo son sus vecinos favorecidos por un cielo feliz, sino sus propias instituciones de repugnante desigualdad; y que bastará reformarlas en el sentido de las necesidades del pueblo más numeroso y más pobre para que el pueblo encuentre en su casa el pan que le obligan a quitar al extranjero. Por esa y otras aberraciones coloniales conservadas el Brasil no se atreve a introducir colonos europeos en la parte de su suelo capaz de recibirlos, porque ahí se reproduce un estado de cosas peor que el antiguo 21

sistema feudal de Europa. No hay nobleza, pero hay ricos fidalgos, especie de señores feudales que hacen de ese país una federación de opresores y apimidos.’ (Obras, VI,316). “De este modo las necesidades de expansión territorial de la política exterior brasileña y de la política interior de la oligarquía porteña, contando con la complicidad usuraria de la banca y el comercio londinenses se pusieron de acuerdo en arrasar la independencia, la tierra y la población del Paraguay.” pp. 62 – 63.

Sangre, Empréstitos y Negociados “La guerra del Paraguay tuvo consecuencias tremendamente desfavorables para la economía nacional. Fue una de las más gigantescas orgías de despilfarro en que reiteradamente incurrió la oligarquía porteña para defender sus intereses en prejuicio de la economía nacional, que se debilitó y quedó más endeudada que antes al capital extranjero. ‘Cuánto no hubiera aumentado la riqueza del país argentino, hoy [1874] empobrecido por sus malos gobiernos, si esos millones empleados en arruinar al Paraguay se hubieran invertido en construir un ferrocarril a través de los Andes para atraer al Plata el tráfico del Pacífico por esa vía corta y preferible a todas’ (Económicos, 308). La guerra del Paraguay fue ‘la causa y razón de ser de los empréstitos y emisiones por valor de cerca de 80 millones de pesos fuertes en que han endeudado a la República Argentina los gobiernos desde 1861, sin más beneficio para la nación que el yugo de esa deuda, en que tiene que gastar por siglos casi todo el valor de su renta pública.’ (ídem, 173). p. 95 “Pero si la economía argentina se descalcificaba, la oligarquía porteña se enriquecía a la sombra del asalto de los tres Caínes al Abel paraguayo, y muy particularmente la burguesía comercial y su banda mitrista, con Mitre a la cabeza, quien en carta a Urquiza reconocía que ‘la alianza con el Brasil … pudiese halagarme con ventajas que habrían deslumbrado a otros’ ( Archivo, II, 97) y a él también. Para la burguesía comercial los generosos préstamos en oro del Imperio y los adelantos de la Casa Baring permitían un promisorio incremento de los negocios, amén de los negociados que podía hacer con los abastecimientos del ejército a la augusta sombra republicana de Mitre.” pp. 95 – 96.

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‘El Río de la Plata fue regado por el oro brasileño durante los 5 años de la guerra, pues era menester tener aquí las proveedurías de los ejércitos; y cabalmente fue ese oro uno de los mirajes que deslumbraron a los partidarios de la alianza.’(Quesada, 174) Una revista describía el proceso con toda precisión: ‘La guerra del Paraguay produjo en la Argentina un movimiento comercial febril. Se hicieron grandes especulaciones, se ganó mucho dinero. El dinero de las especulaciones sirvió para alimentar el lujo y elevarlo a proporciones increíbles. Con el oro que el imperio tuvo la habilidad de lanzar al Río de la Plata

construyéndose

palacios

riquísimos’

(Quesada,

176).

‘Hemos

hablado

frecuentemente de las calamidades causadas por la guerra del Paraguay – decía Le Courier de la Plata. Sin embargo ha producido un bien. La guerra del Paraguay ha hecho afluir numerario a los mercados del Plata. Buenos Aires ha podido establecer un mercado de cambio gracias a las libras esterlinas que el Brasil ha enviado en pago de los productos que ha adquirido su ejército en las provincias argentinas.’ (Courier, enero26, 1869). Las provincias eran sólo Buenos Aires y en menor medida Entre Ríos (por eso Urquiza no decía nada contra la guerra fraticida!) y los beneficiarios aran principalmente los comerciantes porteños. Y como el mismo diario reconocía: ‘Con los gastos de la guerra del Paraguay la República Argentina hubiera construido la mitad de sus ferrocarriles estrátegicos’ (Courier, marzo 14, 1869). Y si Mitre pudo aplastar la insurrección nacional contra su política fue ‘sostenido por el oro y los recursos del Brasil.’ (Horton, 290).p. 96. “Contra los ataques de los enemigos de la guerra, el mitrismo levantaba la bandera más grata a la burguesía comercial porteña: ‘Podemos asegurar a nuestros lectores – decía La Nación – que el jueves último quedó arreglado el empréstito de un millón de duros que el Brasil acuerda al gobierno de la República Argentina. Este caballeresco proceder de nuestro aliado contrasta singularmente con las injurias de que se valen los órganos del partido caído para dirigirse contra el nombre brasileño. El auxilio que nos presta el Brasil es sumamente útil y por lo tanto nos obliga doblemente a nuestra consideración hacia nuestros dignos aliados.’ (O´Leavy, 151). La burguesía porteña se exaltaba de emoción ante estos patrióticos argumentos del mitrismo. Los Lezama, los Lanús, los Lezica y demás proveedores del ejército (Nación Argentina, febrero 22, 1866), ‘los proveedores y los mercantiles le batían palmas’ (Gómez en: Polémica, p.9). Estos proveedores ‘cuyas fortunas insolentes se habían

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hecho a la sombra de Mitre, le regalaron a éste la casa en que hoy está la opulenta imprenta de La Nación (D’Amico, 105 – 06). pp. 96 – 97. “Pero a la larga el gran beneficiado por la guerra del Paraguay fue el imperialismo inglés, quien aprovechó la penuria de fondos que sufría la Argentina a causa de esa guerra para endeudarla más y colocar nuevos garfios en la economía argentina. Brasil también le prestó plata – y en cantidad – a Mitre, pero era plata que él a su vez tomaba a préstamo en Londres, acentuando la perpetua crisis de su economía esclavista, de modo que al imperio de miriñaque le ocurrió lo pronosticado por su gran banquero Maua: ‘Brasil va a quedar arruinado aunque triunfen de un modo completo las armas del Imperio’ (Besouchet, 203). Para el capital inglés la guerra fue en cambio un negocio redondo. Lo decía Alberdi: ‘los ingleses que pasan por ser inteligentes en la colocación de sus capitales, no hallaron mejor que prestarles a los gobiernos del Plata, para servir a las empresas de civilización por las cuales fueron despoblados y arrasados el Paraguay y Entre Ríos, los dos iniciadores de los cambios europeístas. Ahora mismo el empréstito de esos más altamente cotizado en Londres, es el que se transformó en las ruinas y cementerios que pueblan el antes animado y floreciente Paraguay.’ (Económicos, 180). Ese empréstito que financió la guerra se tramitó en Londres con el más liberal olvido de los intereses nacionales y la muy mitrista preocupación por los intereses y negociados de los banqueros ingleses. ‘En cuanto a la persona que lo tramitó – decía el ministro de Hacienda de Mitre -, el señor Riestra [Norberto], era a juicio del P.E. la persona más activa para confiarle esta misión, porque el señor Riestra inspiraba confianza a todos por los buenos e importantes servicios que desde 1852 había prestado; sus conocimientos y su inteligencia en materias mercantiles y financieras son de notoriedad en la República, lo mismo que sus relaciones en Londres. Antes de 1852, el señor Riestra había sido gerente en Londres y en Río de la Plata de una de las primeras casas, la de los señores Nicholson, Green y Cía. En 1855, el señor Riestra había arreglado favorable y definitivamente el empréstito de 1824 de la Provincia de Buenos Aires y esto lo colocaba en una ventajosa posición con uno de los bancos de Inglaterra [con Baring]. Desde 1865 había sido director aquí del Banco de Londres y Río de la Plata, lo que le daba también una posición ventajosa para la negociación del empréstito con uno de los más respetables bancos de Inglaterra, el Banco de Londres’ (DSCDN, 1868, 132). Ya se imaginará a quien beneficiaba un empréstito negociado en Londres por cuenta 24

de la Argentina por un gerente de bancos ingleses. Vale la pena conocer la opinión de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados de la Nación sobre la gestión de este bastión mitrista: ‘La ley que autorizó al P.E. para contraer el empréstito no le impone la obligación de procurárselo en la sola Plaza de Londres, como desgraciadamente lo ha hecho el señor comisionado … y … la Comisión cree que el representante del Gobierno no ha debido prescindir de otros mercados como Francia, Hamburgo, etc … El comisionado se circunscribió a la sola casa de Baring … debió tener presente que esa casa es la principal tenedora del empréstito de la Provincia de Buenos Aires, a cargo de la Nación, y que asciende a la suma de 12 millones de pesos; cuyos bonos se cotizan en Inglaterra al 84%, y era natural suponer que la casa Baring era la que estaba en condiciones menos convenientes para realizar la negociación indicada …’ (ídem, 130). Y el diputado Quintana agregaba: ‘que el empréstito se ha estado haciendo en condiciones ruinosas no hay como dudarlo, puesto que por un millón de libras que daba el Gobierno ha recibido 600.000; más de 40% que no ha entrado a las arcas del Estado. ¿Cuáles son las causas que han influido sobre resultado tan triste y afligente? Esas causas son, primero, la localización del negociador. Si la experiencia ha convencido al negociador de que en la plaza de Londres a pesar de sus riquezas no podía adquirir el empréstito en condiciones medianamente aceptables, cuáles son las que ha podido obtener en las demás plazas de Europa, donde sea dicho de paso no es exacto que el interés sea más alto que en Londres, todo lo contrario, a con secuencia de la última crisis; ¿por qué el negociador se ha dejado estar en Londres y no ha pasado a otras plazas a fin de conseguir lo que allí no podía conseguir? La segunda causa de la situación que espontáneamente se ha impuesto el mismo negociador acerca de las personas con quienes debía contratar el empréstito; con muchísima razón la Comisión de Hacienda ha dicho que el negociador debía haberse dirigido por todas menos a la casa Baring, y el Ministro no ha tenido una palabra que contestar a esta observación. La casa Baring, tenedora del antiguo empréstito inglés, no era la más a propósito para hacerse cargo de esta nueva negociación; a todas las puertas debió golpear el negociador menos a aquella, y sin embargo es la única que ha golpeado en 3 años’ (ídem, 141) “Sin embargo, Norberto de la Riestra cumplió lealmente y a conciencia su misión. Sólo que su misión era servir a Baring Brothers y al Banco de Londres, que lo tenían a sueldo. Este 25

era, claro está, el hombre ideal para que el mitrismo depositara en él la confianza. Oigamos su apología de labios de Mitre: ‘fue él [ de la Riestra] quien aconsejó al gobierno de Buenos Aires, y decidió con su voto, que el empréstito de Londres (el de 1824) se pagase íntegramente, que se pagasen sus intereses. Este gran hecho de un hombre honorable es el que vino a salvar y restablecer el crédito de la República Argentina … Después, el señor Riestra obtuvo un éxito que es casi único. El señor Riestra fue a Londres y gracias a su crédito pudo hacerse posible que el empréstito se contrajese y con él sustentasen los gastos extraordinarios que demandaba la guerra del Paraguay, y gracias al crédito del señor Riestra la Argentina quedó desde entonces apuntada en la pizarra de la Bolsa

de Londres.’

(Arengas, 750 – 51). pp. 98 – 100.

CÁRCANO, RAMÓN J. (1939) Guerra del Paraguay. Orígenes y Causas, Buenos Aires, Domingo Viau y Cía. Editores.

I.1865 “Rumores siniestros corren en la ciudad de Buenos Aires. Hace una semana que crecen la inquietud y el temor. No se precisa ningún hecho directo, pero las sospechas y comentarios alarman todos los ánimos. Al espíritu público lo sacude la vibración de peligros inminentes. El general Francisco Solano López, dictador del Paraguay, marcha con sus ejércitos contra el Brasil. Solicita permiso del Gobierno argentino, para cruzar el territorio con sus tropas e invadir al vecino. El Gobierno argentino niega rotundamente el consentimiento, fundado en razones de derecho invulnerables. ¿Respetará el dictador la negativa? En todas las épocas de la historia, la fuerza no respeta nada. Sólo tiene un criterio: derribar a quine se opone.

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Argentina encuéntrase entonces contraída a consolidar la unidad nacional, en el sentimiento y en la vida, labrando la convicción pública y apagando la menor burbuja de anarquía que surge en el país.” p. 11. “Los argentinos saben que la República no está preparada para la guerra exterior; y no saben que los paraguayos, durante largos años, han preparado la guerra. El ataque del dictador, a la par injusto, resulta sorpresivo.”p. 11.

“El gobierno se consagra a la acción febrilmente. Aparece una proclama de Mitre dirigida al pueblo de la Nación: ‘En medio de plena paz, exclama, y con violación de la fe de las naciones, el gobierno del Paraguay nos declara la guerra de hecho, apresando traidoramente, a mano armada, en nuestro territorio, dos vapores de la escuadra argentina, y haciendo fuego sobre nuestras poblaciones indígenas. Provocando a la lucha sin haberla buscado, después de haber hecho cuanto decorosamente podía y debía hacer para evitarla, manteniendo la neutralidad que era la regla de nuestra política, contestaremos la guerra con la guerra, y la haremos con toda la energía y todo el poder que corresponde a los gloriosos antecedentes de la Nación Argentina, deslealmente vulnerada en su honor y atacada en su seguridad.’ “Se advierte el esmero para establecer el ataque inesperado contra el país que sostiene la paz encerrada en su derecho. El presidente cuida que las razones de la guerra sean de tal naturaleza, que después de la guerra ofrezcan la misma consistencia. Él sabe que cuando ella termina, las cuestiones que la motivan no se miran con el mismo lente que cuando ella inicia.”p.15 Declara el estado de sitio en el territorio de la República y el bloqueo del Paraguay. Convoca y organiza la guardia nacional, fija su contingente a las provincias. Sin dinero en las cajas del Estado, reclama el concurso popular. El comercio de Buenos Aires ofrece algunos recursos, y llegan a ser siempre insuficientes las donaciones particulares. Establece 27

cuarteles, adquiere barcos, medios de transporte, armas, municiones, ropas y vituallas. Todo se recuenta, se recluta y se improvisa. No existe organización ni elementos, ni sentimiento para afrontar la guerra. El país, inorgánico todavía, forzado a combatir por la integridad de sus derechos, se lanza a la guerra con sólo el corazón de algunos hombres conscientes y patriotas.” pp. 15 – 16. *** “En las provincias, la guerra es impopular y odiosa. Cuando en la plaza pública leen los bandos de los gobernadores y los tambores recorren la ciudad convocando a la guardia nacional, los hombres huyen a la selva próxima. No los empuja el terror. Han nacido y vivido en las batallas. Resisten a Buenos Aires y al Imperio. El Paraguay es el vecino y amigo histórico, antiguo aliado de los pueblos del litoral, mediador afortunado de la paz de noviembre, después de Cepeda.” p.16. “En Entre Ríos, la única provincia de organización militar, con un caudillo que representa un ejército, la resistencia incubará la tragedia del palacio de San José. Los generales de Caseros, de Cepeda y Pavón expresan airadamente su oposición y soplan la amenaza a su glorioso jefe.” p. 16 “El presidente Mitre conoce bien la situación y continúa decidido preparando al guerra declarada. Se abandona siempre sin resistencia a su destino.” “Sabe que el general Urquiza es franco adversario de la guerra, pero resuelta ésta, ¿será también enemigo de supaís?” “La alianza exterior ¿tendrá que aplicarse en el interior?” “¿Será necesario aceptar la cooperación de los soldados del Imperio, para dominar la rebelión interna de libertadores de tiranos?” “El presidente trabaja e impasible medita en silencio. No deja traslucir las dudas y las angustias íntimas.” “Llega por fin la primera adhesión.”

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“Es del general Urquiza. Pone en manos del noble adversario de la víspera su espada libertadora: ‘Nos toca combatir juntos, de nuevo, bajo la bandera que reunió en Caseros a todos los argentinos’.” p.16. “Cuando Mitre lee esta respuesta, exclama con emoción: ‘Recogemos los frutos de una gran política’ “Suenan clarines y tambores.” “La guardia nacional principia a desfilar.” “Una generación romántica, sin ningún egoísmo, forma los ejércitos, y marcha a la guerra entonando himnos patrióticos y estrofas heroicas de sus poetas famosos.” p. 17. *** “¿Por qué estalla la guerra?” “¿Cuáles son las causas que la preparan y los intereses que la impulsan?” “La violación del territorio no es un accidente imprevisible. El Paraguay conduce un ejército veterano, armado de las mejores armas, disciplinado y aguerrido. Es un mecanismo poderoso, animado por la fe de la ignorancia y superstición indígenas.” “ Ya cuelgan laureles de sus banderas. Ha devastado la frontera brasileña y ocupado la plaza de Uruguayana abandonada (5 – VIII – 1864). Salido de su aislamiento hosco y secular, busca el Océano, y vencedor sin resistencia enemiga, desciende por los grandes ríos Paraná y Uruguay, hijos del mar.” “Este plan militar y político, de trascendencia americana, lentamente elaborado, no lo sospecha el Imperio anacrónico, desconfiado y suspicaz, con famosos embajadores encapuchados en Asunción. Tampoco lo malicia su vecina, la república heroica y libertadora, absorbida por discordias fraternales que construyen la nación.” “Todo el avance invasor es el triunfo de la astucia, que sorprende al desdén del pedantismo limítrofe.” 29

“El tirano viene como Yugurta. Es una tromba repentina y gigantesca que arrasa el suelo, los pueblos y los hombres.” “¿De qué entrañas nace este ciclón?” “Hay que penetrar en las ondas remotas para descubrir sus orígenes.” “El asunto es profundo y extenso. Imposible desarrollarlo ampliamente.” p.17 “Las causas originarias de la guerra cruenta del Paraguay son lejanas, muy lejanas. Los intereses, inmediatos y manifiestos. Viene todo acumulándose en el tiempo, coordinado y resaltante, como las fojas de un proceso continuo y pertinaz. … Las luchas y rivalidades de Portugal y España, se concentran en América en la región del Río de la Plata. Persisten en todas las etapas del tiempo secular ….¿Cuál es la fuerza dominante que crea el pensamiento y sostiene la conducta de agresores sistemáticos y continuos, dentro de las diversas circunstancias de la guerra y la paz? Una sola idea: el poder feudal, protegido por la geografía y consolidada por la historia.” p.18. “Monarca o Estado, caudillo o señor, busca con egoísmo feroz la magnitud de la extensión, el dominio exclusivo, el monopolio y la clausura, la unidad absorbente y combativa.” “Hay que agredir para evitar la agresión. ¡Notable caso de la historia humana! ¡Contienda de tres siglos!” p. 18.

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