Textos Literarios Modernos (Apuntes Generales)

Textos literarios modernos Lengua y literaturas españolas (1º Curso – 2º Cuatrimestre  UNED) Apuntes Prólogo del libr

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Textos literarios modernos Lengua y literaturas españolas (1º Curso – 2º Cuatrimestre  UNED) Apuntes

Prólogo del libro y comentario sobre la Modernidad

Pág. 1

Tema 1. Ilustración y neoclasicismo

Pág. 3

Tema 2. Siglo XIX - Romanticismo

Pág. 20

Tema 3. Realismo y naturalismo

Pág. 46

*NOTA: las obras señaladas en cursiva junto a los autores presentados son las que recoge el manual de la asignatura. ¿Por qué algunas están provistas de extractos y otras no? Porque, de todas, sólo he recogido aquellos extractos que me han llamado la atención, más por su contenido que por su significación histórico-literaria

Textos literarios modernos

Prólogo del libro

Textos literarios españoles de los siglos XVIII y XIX, de Margarita Almela Boix De acuerdo al grado de Lengua y Literatura Españolas, se excluye de esta antología los textos dramáticos, ya que en el plan de estudios de dicho grado el teatro constituye una materia autónoma aparte. Dado que se va a abordar el panorama tan amplio y bastante completo de la literatura española de la Ilustración, el Romanticismo, el Realismo y el Naturalismo, se prescinde, por tanto, no sólo de los datos biográficos de autores, sino también de los comentarios pormenorizados y críticas de sus obras. Para su conocimiento están los manuales de historia de la literatura. La literatura, sin embargo, no se «aprende» en los manuales, pues su conocimiento y comprensión solo es posible con la lectura directa de los textos literarios.

Sobre el concepto de MODERNIDAD (a tenor de lo de «textos literarios modernos») En sentido estricto, la Modernidad (con mayúscula) es una determinada concepción de la vida, la realidad, el arte, etc. Características de la Modernidad:  Coincide con hechos históricos: o Alta Modernidad  Caída de Constantinopla (1453) + Descubrimiento de América y Toma de Granada (1492) o Baja Modernidad  Ilustración (siglo XVIII) y revoluciones liberales (siglo XIX). Textos Literarios Modernos se refiere a la Baja Modernidad, o sea, Ilustración (siglo XVIII), Romanticismo y Realismo (siglo XIX).  Transformación sociopolítica: formación de los Estados nación  Consolidación de las fronteras y centralización del poder  Fin del Antiguo Régimen y sociedad estamental  Consolidación del Estado moderno, de base liberal y movilidad social (s. XIX)  El término liberal fue acuñado en las Cortes de Cádiz  Nuevo paradigma de pensamiento: el yo, base del conocimiento  Supremacía…

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o De lo humano frente a Dios (el Humanismo desde el siglo XVI) o De la ciencia frente a la teología  Fe en el progreso: de La ciudad de Dios y San Agustín al racionalismo y el empirismo (Descartes, Hobbes, Locke, Hume…)  Fin de las sociedades gregarias y el conocimiento colectivo > Gutenberg  1452: primera Biblia escrita. Lutero anima a leer la Biblia por uno mismo

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1. Ilustración y neoclasicismo I. La Ilustración (nociones generales) Sería un error creer que la literatura de la edad clasicista consiste en una abstracción deshumanizada y meramente cerebral; por el contrario, aporta un tono ético ‒elitista, incluso‒, inaudito desde antes del cristianismo. La razón, lo intelectual y lo conceptual, son las anclas a que se aferra el espíritu para ir viviendo y salir de la angustia barroca. Hasta la época de Kant, la matemática es para el espíritu humano lo que en el Renacimiento había sido la armonía artística. Por estas razones, es evidente que la poesía tenía poco que hacer en la edad clasicista, y el golpe genial de creación lo dan los ingleses cuando, aprovechando algunas de las lecciones que dejó Cervantes, crean la novela moderna, con Robinson y Gulliver. Pero al principio, es Francia la que toma la vanguardia en esta dirección prolongando su manera de entender el Renacimiento, que había consistido en buscar orden y renegar de su abigarramiento medieval. Las dos grandes interpretaciones del clasicismo propuesto por Francia son la inglesa y la alemana. Inglaterra, por ejemplo, entiende el clasicismo en forma pragmática, como contribución a la buena convivencia en tono burgués y sin doctrinarismos éticos: su ética es elástica y para uso social con horror a la abstracción metafísica. Pues si la literatura ha de ser pedagógica, lo más práctico ‒y agradable‒ no es proponer altos ejemplos genéricos y redondas verdades que parezcan teoremas matemáticos, sino educar por simpatía, por contagio de buenos sentimientos, por ejemplos individuales de temperamento. En cambio, en Alemania, el clasicismo, arraigado tardíamente, quema las etapas, y apenas llega su racionalismo iluminado y educador, ya tenemos el sentimiento agitado de Klopstock y el Strum und Drang. En conjunto, la edad clasicista es la última ocasión que en la literatura universal tiene vigencia un «ideal».

La Ilustración En cierto modo, la Ilustración es un “nuevo Renacimiento”, una nueva restauración de la preceptiva estética clásica [en literatura, por ejemplo, a través del Ars Poetica, de Horacio]. Ahora bien,

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para comprender mejor lo que fue el inmenso movimiento cultural del Siglo de las Luces o Siglo de la Razón, hemos de tener en cuenta lo que supuso el empirismo inglés. Hume y sus seguidores, a través de su racionalismo fundado en bases empíricas, despierta en Francia una corriente de admiración, encabezada por Voltaire. En los círculos, salones y universidades se leen y se discuten las obras de Locke y de Newton y de los llamados “librepensadores”. Va naciendo así lo que se llama «movimiento ilustrado», que se caracteriza por una fusión de intelectualismo y empirismo, de rigor metódico y de observación de lo real, que pretende alcanzar una visión total del universo, sistematizar las directrices de la cultura y fijar una norma de organización pública. Surge así el mito del progreso. Además, a los «ilustrados» les correspondía la tarea de conducir y educar al pueblo. A este fin responde, por ejemplo, la creación de la Enciclopedia a la que Diderot dedicó todas sus fuerzas. En consecuencia, una corriente de optimismo racionalista va apoderándose de la conciencia de los espíritus ilustrados por toda Europa. El espíritu de la Ilustración se manifiesta también con la aparición del concepto de filantropía, es decir, un sentimiento altruista, eminentemente aristocrático, que se traduce en el interés de las clases privilegiadas por el mejoramiento económico e intelectual del pueblo. Este sentimiento “de moda” se refleja en el sistema de gobierno llamado despotismo ilustrado, cuya intención por el bienestar del pueblo excluye, sin embargo, su participación en el poder mediante la fórmula de «todo por el pueblo, pero sin el pueblo».

La Ilustración en España Conviene señalar que la Ilustración en España cristaliza tardíamente. El siglo XVIII, caracterizado políticamente en España por el reinado de la dinastía francesa de Borbón, es en lo literario tan poco dotado para la invención como diligente y laborioso para la crítica y la filología. Entonces se funda, por disposición del rey, la Real Academia de la Lengua (1713), y se sientan las bases de la historiografía literaria, de la erudición y de la conciencia gramatical. Y es entonces cuando un erudito, Tomás Antonio Sánchez, descubre el manuscrito del máximo monumento medieval español, el Cantar del Mío Cid.

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En conjunto, se comprende que el siglo XVIII es una fase de franca decadencia para la literatura española. Se extiende el dominio de una literatura cuyos méritos residen sobre todo en valores morales e intelectuales, en el afán didáctico, en el deseo de orden y simetría, en la sensatez razonable, etc. Esto quiere decir, por supuesto, que el género menos interesante en esta fase española resulta, en contra de lo acostumbrado antes y después, la poesía. ¿Qué pudo propiciar esa lentitud en la incorporación de innovaciones en España? Entre otras cosas… o La fuerza que tuvo en la Península la Contrarreforma, en contraposición al triunfo en Europa de las diferentes reformas (luteranas, calvinistas…) o El éxito del teatro barroco (¡el teatro de Moratín no llega hasta el siglo XIX!), que se oponía al contagio de las innovaciones del teatro clásico francés de Racine y Molière. Asimismo, el siglo XVIII es, para España, un siglo reformador, que incluye la difusión de la cultura mediante la secularización de la enseñanza, la fundación de escuelas primarias y profesionales, y la reforma universitaria mediante la intervención del Estado. Además, el espíritu que informa el «despotismo ilustrado» conduce a la creación de gabinetes, laboratorios, jardines botánicos, escuelas de ingenieros, agrimensores y veterinarios, las Reales Academias de la Lengua, la Historia y la Medicina, así como la Biblioteca Pública de Palacio.

Neoclasicismo En principio, el neoclasicismo es una reacción antibarroca que tiene lugar en Europa durante el siglo XVIII. Este retorno a lo «clásico» se produjo a través de esquemas y se redujo, en muchos casos, a la imitación del tipo ideal creado por los antiguos, «moda» que será adoptada por países que poco o nada tenían que ver con la cultura grecolatina imitada, para los que la norma clásica es cosa adquirida y descubierta, no heredada de una tradición y, por tanto, posee un cierto carácter de «exotismo». Pero si forma y fondo han de ir siempre unidos, la imitación de lo clásico para expresar lo nuevo puede producir el efecto de fría “inactualidad” y su mitología puede resultar lejana, ajena y muerta.

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II. La prosa española del siglo XVIII Características… 1) La censura de la Inquisición  Obligó a modificar muchas obras antes de que fueran dadas a la imprenta y ejerció una fuerte presión sobre artistas y escritores, que se autocensuraron por miedo a ser perseguidos. A ello hemos de sumar la censura ejercida por los censores gubernamentales, que prohibían cualquier libro que pudieran considerar sedicioso o peligroso para las instituciones, sobre todo a partir de la Revolución Francesa. 2) Escritores educados en el extranjero (en Francia, Italia, Inglaterra…). Estas estancias en el extranjero fueron también frecuentes entre los hombres de ciencia. 3) Recordemos que el número de lectores seguía siendo reducido (¡el 70% de la población era analfabeta!), y que el procedimiento común era leer las obras en voz alta en tertulias y cafés. 4) Existen varias modalidades literarias típicas del siglo XVIII: i. El ENSAYO, la CARTA y el SUEÑO ficticio (heredado de los Sueños de Quevedo), junto a las publicaciones periódicas, que nacen y se desarrollan durante el siglo XVIII, promoviendo la controversia y la polémica. o Rasgos del ensayo como género 

Subjetivismo: el yo. Búsqueda del conocimiento universal (pero sin fundamentar) a partir de lo subjetivo. «Yo mismo soy el contenido de mi libro» (Montaigne).



Personalización: uso de la experiencia personal. «No hay hombre que no tenga sus experiencias y que no se considere con derecho a generalizar sobre ellas. otros. […] Es decir, convertir su vida en la vida» (Ramón J. Sender)



Elección caprichosa y variada de temas: inéditos (curiosidades) o conocidos (apreciación subjetiva).



Didactismo + subjetivismo: el tú  No se pretende el asentimiento del lector, sino motivar en él la reflexión propia; replantear críticamente la realidad en todas sus dimensiones.

ii. Los PERIÓDICOS también contribuyeron a la difusión de las obras literarias, algunas publicadas antes por estos medios que en libros propiamente dichos.

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iii. Durante este período, se entenderá por prosa «obras de elocuencia». Debido a ello, se crean nuevos géneros (textos costumbristas, didácticos, utópicos…), así como LIBROS DE VIAJES, con un florecimiento de diversas modalidades del diario y de la epístola. También se redactan informes, memorias y discursos. iv. Incluso tuvo cabida la RETÓRICA como literatura: discursos, oraciones, apologías…; en sintonía con la tradición clásica: 

Retórica, de Aristóteles.



De inventione, de Cicerón.



Institutio Oratoria, de Quintiliano.

5) Con la modernización de la historiografía y la ciencia se crean o construyen por primera vez en castellano ciertas formas nuevas de lenguaje: lenguaje divulgativo, periodístico, político, pedagógico.

(1) LA PROSA ERUDITA, LOS GÉNEROS DIDÁCTICOS Y ENSAYÍSTICOS Y OTRAS FORMAS DE DISCURSO EN PROSA La literatura del siglo XVIII no puede entenderse sin el ensayo. Los ensayos de Montaigne y Bacon publicados a finales del siglo XVII prestigiaron el término y contribuyeron al creciente cultivo de este género, dotado en el siglo XVIII de un fuerte CARÁCTER PEDAGÓGICO. Ahora la literatura se mide generalmente por su «utilidad», y el ensayo, por tanto, es cultivado en detrimento de otras formas literarias que no persiguen primordialmente este fin. Esto puede entenderse mejor mediante la metáfora de la «Luz contra la Oscuridad», de la que se infiere esa lucha de la ciencia contra la religión que termina, en cualquier caso, exaltando la educación. Ya lo decía el lema de la RAE: «Fija, limpia y da esplendor»

 Prosa científica y erudita Padre Benito Jerónimo FEIJOO (1676-1764) Está considerado el primer ensayista español y el creador del lenguaje científico en nuestra lengua. Sus escritos ensayísticos se reúnen en dos grandes colecciones: Teatro crítico universal y Cartas eruditas y famosas. Se ocupó en ellos de muy variados asuntos, desde la medicina a la física y las ciencias naturales con un afán didáctico (“para desengaño de errores

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comunes”). Su método: la observación y la experiencia («La razón es un instrumento para conseguir la claridad y coherencia, pero prima la experiencia, para no dejarse vencer por los prejuicios y la superstición»). No consideraba digno de fe nada a excepción de las cuestiones teológicas (si bien es cierto que, a raíz de la contrarreforma, mantuvo una actitud crítica ante el dogma) y trató siempre de dar una explicación a los fenómenos que pudieran considerarse extraordinarios. Tres son los temas de su obra: o Estudios de historia (por la admiración a la Antigüedad) o Propagación del espíritu crítico y lucha contra la superstición o Superación del racionalismo puro Además, su prosa se caracteriza por… o Eficacia persuasiva o Fluidez o Claridad o Tono sencillo. Teatro crítico universal. Discursos varios en todo género de materias para desengaño de errores comunes 

El gran magisterio de la experiencia, donde menciona el reino de Cosmosia, con Solidina, la sabia pero sencilla, y con Idearia, la ignorante pero charlatana. o «Observaron que los argumentos con que cada uno impugnaba las opiniones opuestas, era sin comparación más fuertes que los fundamentos en que apoyaban las propias. De aquí infirieron que una y otras eran evidentemente inciertas y muy probablemente falsas». Cartas eruditas y famosas 

Días aciagos: o «Son muchísimos, a la verdad, los hombres que fundan reglas sobre la casualidad; pero estaba yo muy lejos de pensar que usted padeciese la más leve tentación de caer en este vulgar error». o «El padre Gobat (ubi supra) justamente se lastima de que muchos católicos, con tales prácticas supersticiosas, dan ocasión a los herejes para hacer burla de nuestra religión».

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 El nuevo espíritu literario Gregorio Mayans y Siscar (1699-1781): fue una de las más importantes figuras de la Ilustración española. 

Oración que exhorta a seguir la verdadera idea de la elocuencia española o “Con mucha atención leí muy de propósito pensé, diligentemente escribí. Laus Deo”

Juan Pablo Former (1756-1797): fue uno de los espíritus más críticos y polemistas del siglo XVIII. Su obra más importante es Exequias de la lengua castellana, donde estudia la evolución de nuestra literatura. 

Oración apologética por la España y su mérito literario o «España ha sido docta en todas las edades. ¿Y qué, habrá dejado de serlo en alguna porque con los nombres de sus naturales no puede aumentarse el catálogo de célebres soñadores? No hemos tenido en los efectos un Cartesio, no un Newton: démoslo de barato; pero hemos tenido justísimos legisladores y excelentes filósofos prácticos, que han preferido el inefable gusto de trabajar en beneficio de la humanidad a la ociosa ocupación de edificar mundos imaginarios en la soledad y el silencio de un gabinete. […] Las fábulas filosóficas han sido siempre el escándalo de la razón. Acrecientan y añaden peso al número de los engaños, y hacen pasar por dogmas de la experiencia las que son conjeturas de la fantasía».

Ignacio LUZÁN (1702-1754): fue el definidor de la doctrina neoclásica española con su Poética, la cual consta de 4 partes o libros que son de sumo interés para conocer los criterios estéticos del neoclasicismo español. En esta obra, Luzán denuncia los errores que se estaban cometiendo…

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o «Servirse de palabras muy nuevas o muy anticuadas sin necesidad, de metáforas muy duras y desproporcionadas y de expresiones y términos más graves de lo que pide la materia» o Excesivo coloquialismo o arcaísmo (esto es difícil que nosotros lo analicemos desde las lentes del siglo XXI) o Excesivo retoricismo («¡También hay retoricismo en la sencillez!», diría). …y propone instaurar en poesía el criterio del sentido común, pues, como diría Aristóteles, «la virtud está en el punto medio». Además, es un gran defensor de la sencillez y de la recuperación de las métricas y formas de la tradición clásica, idóneas para ser imitadas. Y todo ello, fiel al ideal de que «la utilidad es producida por lo bueno, o sea, por la bondad unida con la verdad, así el deleite poético procede de la belleza fundada en la verdad». No olvidemos que a esto se le suma la asunción de la poesía como arte didáctico, el cual no va a estar exento de enciclopedismo, como manifestarán las fábulas de Iriarte y Samaniego. 

La poética o reglas de poesía en general y de sus principales especies o «Los antiguos (cuando aún no se había inventado el papel) para escribir sobre cortezas de árboles o sobre tablillas bañadas de cera, se servían de un punzón de hierro que llamaron «estilo». Trasladaron después la significación de este vocablo a la forma de la letra de cada uno y, finalmente, le aplicaron también el sentido de las palabras y llamose estilo la locución y la manera particular de explicar los pensamientos que tenía cada uno. Así, el estilo de Tucídides, de Tito Livio, de Tácito, etc. quiere decir «aquella manera particular con que se han explicado en sus obras cada uno de estos historiadores».

 El espíritu didáctico de la Ilustración Gaspar Melchor de JOVELLANOS (1744-1811) Es autor de una de las primeras y más importantes comedias sentimentales españolas, El delincuente honrado (1769), así como autor también del Tratado teórico-práctico de enseñanza, Informe sobre el expediente de la Ley Agraria…

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Oración sobre la necesidad de unir el estudio de la literatura al de las ciencias o «No. No hay entre nosotros, no hay todavía en ninguna de las naciones sabias cosas comparables a Homero y a Píndaro ni a Horacio y el mantuano; nada que iguale a Jenofonte y Tito Livio ni a Demóstenes y Cicerón. Pero, ¿de dónde viene esta vergonzosa diferencia? ¿Por qué en las obras de los modernos, con más sabiduría, se halla menos genio que en las de los antiguos, y por qué brillan más los que supieron menos? La razón es clara, dice un moderno: porque los antiguos crearon, y nosotros imitamos; porque los antiguos estudiaron en la naturaleza, y nosotros en ellos. ¿Por qué, pues, no seguiremos sus huellas? Y si queremos igualarlos, ¿por qué no estudiaremos como ellos? He aquí en lo que debemos imitarles. […] ¿Queréis ser oradores elocuentes, historiadores disertos, políticos insignes y profundos? Estudiad. […] El sentido crítico es también la fuente de todo el placer que excitan en nuestra alma las producciones del genio. […] Perfeccionad, hijos míos, este precioso sentido, y él os servirá de guía en todos vuestros estudios y él tendrá la primera influencia en vuestras opiniones y en vuestra conducta. […] Alcanzadlo, y cualquiera que sea vuestra vocación, vuestro destino, apareceréis en el público como miembros dignos de la nación os instruye».

José CADALSO (1740-1782) Fue, entre otras cosas, un coronel que desenterró el cadáver de su amada y murió heroicamente en un asalto a Gibraltar. La generación del 98 vio en Cadalso un anticipo de Larra y, por tanto, de sus propias desazones de amargura nacional. Es considerado uno de los introductores del espíritu romántico en España por sus Noches lúgubres. En sus Cartas Marruecas (imitación de las Cartas Persas de Montesquieu), Cadalso, mediante el fingimiento de un intercambio epistolar entre dos marroquíes y un español, realiza un examen crítico de España, desde el carácter de los españoles y la política interna de nuestro país, hasta las costumbres, la educación, la filosofía… Es también autor de Los eruditos de la violeta, obra en la que satiriza la moda de divulgar conocimientos eruditos de manera superficial para

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proporcionar un cierto barniz de cultura que pudiera exhibirse en las conversaciones de los salones. 

Cartas Marruecas. Carta VI, Atraso de las ciencias por falta de protección

 Libros de viajes Leandro FERNÁNDEZ DE MORATÍN (1760-1828) Fue hijo del escritor Nicolás Fernández de Moratín (el autor del poema Fiesta de toros en Madrid). En sus cuadernos de viajes muestra grandes dotes de observación y rebosa agilidad y agudeza. Su teatro tiene el acierto de estar en prosa. Su producción dramática la constituyen El sí de las niñas, La comedia nueva o El Café, El viejo y la niña. También tradujo el Hamlet de Shakespeare y adaptó La escuela de los maridos y El médico a palos de Moliere. 

El viaje a Italia, en el que recorre y describe Milán, Florencia y Nápoles o «La clase de los mendigos, aunque inferior a la de los habitantes, es en exceso numerosa. No hay idea de la hediondez, la deformidad, y el asco de sus figuras; unos se presentan casi desnudos, tendidos boca abajo en el suelo, temblando y aullando en son doloroso como si fuesen a expirar, otros andan por las calles presentando al público sus barrigas hinchadas y negras hasta el empeine mismo; otros, estropeados de miembros, de color lívido, deformes y acancerados los rostros, embisten a cualquiera en todas partes, le esperan al salir de las tiendas o botillerías, donde suponen que ha cambiado dinero; le siguen al trote, sin que le valga la ligereza de sus pies; y se mete en la Iglesia para sacudirse de tantos de refresco, le embisten juntos al pie de los altares, y allí es más agudo el lloro y más importuna la súplica. Cuando se ve tanta mendiguez, y al mismo tiempo se piensa que apenas habrá corte alguna en Europa que tenga más establecimientos de caridad, más hospitales y hospicios que Nápoles, no es posible menos sino que se diga que el sistema de administración es el más absurdo de esta parte, y que el origen de tal abandono existe en la ignorancia o el

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descuido de los que mandan, sin que la multitud de fundaciones de esta especie sea el medio oportuno de corregirle»

 Los nuevos géneros periodísticos José Blanco White (1775-1841) Sus mejores obras las escribió en inglés y en Londres editó el periódico El Español y la revista Variedades o El mensajero de Londres, en los que publicó numerosos artículos de temas religiosos y políticos, además de crítica literaria. 

De los nombres libertad e igualdad o «Desde que un hombre debió a sus fuerzas, a su injusticia o a su industria gozar de más vienes, más poder o más influjo que sus semejantes, el género humano se dividió en dos partidos que no dejarán de hacerse la guerra en tanto que él exista».

(2) LA PROSA NARRATIVA Durante las primeras décadas del siglo XVIII, Gracián y Quevedo fueron los modelos que más influyeron en la prosa española. Durante la segunda mitad del siglo, se condena la ornamentación excesiva y se aúpa la contención al uso de tropos, antítesis y juegos de palabras, en favor de la naturalidad y la claridad. Aun así, la falta de creación nueva llevó a la constante reedición de obras del siglo anterior que muy poco tenían que ver con las preocupaciones e intereses de los lectores ilustrados del siglo XVIII. Dentro de esa tradición se encuentran Diego de Torres Villarroel y el Padre José Francisco de la Isla, grandes prosistas pero que, anclados al pasado, no aportaron nada nuevo al género.

 Diego de Torres Villarroel (1694-1770) Su obra está considerada como un ejemplo de literatura postbarroca. Escribió también poesías y teatro en su juventud, así como obras de carácter “científico”. Fue un continuador de la novela picaresca con su obra…

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Nacimiento, crianza y escuela de don Diego de Torres y sucesos hasta los primeros diez años de su vida, que es el primer trozo de vulgarísima historia o «Salí de la escuela sin saber lo que leía […], bien alicionado en la doctrina cristiana porque repetía todo el catecismo sin errar».

 Padre José Francisco de la Isla (1703-1781) Jesuita cuya obra más importante y famosa la publicó con el nombre de Francisco Lobón de Salazar, y no es otra que Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes (1758), inspirada en el Quijote. La Inquisición puso trabas a su publicación, ya que la obra es una sátira del cultismo oratorio de los sermones de la primera mitad del siglo, con sus exageraciones barroquizantes y disparatadas, que Isla, partidario del concepto ilustrado de la razón, pretende desterrar, propugnando por el contrario, un uso del lenguaje claro y natural, acorde con los ideales estilísticos de la Ilustración, defendidos por Luzán. 

Fray Gerundio de Campazas

 José Cadalso (*referido anteriormente en relación a sus Cartas marruecas) Sus Noches lúgubres, por su tema lúgubre, el ambiente nocturno y los sepulcros, que dan la base a una reflexión desesperanzada y melancólica sobre la condición humana, son consideradas como una de las más importantes aportaciones al naciente romanticismo español.

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III. Poesía de la Ilustración Los poetas españoles del siglo XVIII pertenecen, en su gran mayoría, a la élite directora política e intelectual que protagonizó la historia de España durante este periodo (magistrados, políticos, diplomáticos y militares). En la Poética de Ignacio LUZÁN se propugna una poesía más clara, más ordenada y más útil, a la vez que deleitable. Ésta cobrará forma en las poesías filosóficas, anacreónticas, fabulescas, “rococó”, “galante” y eróticas (con sensualidad, como El arte de las putas, de Nicolás de Moratín), que triunfarán sobre la barroca, y cuyo máximo exponente será Juan Meléndez Valdés.

 Las fábulas de la Ilustración Tomás de Iriarte (1750-1791): Fábulas literarias Adquirió fama con su sátira Los literatos en cuaresma. Sus Fábulas literarias son también una sátira de la vida literaria del momento, al mismo tiempo que reflejan su credo estético, que supedita el estilo a la didáctica.  El burro flautista  El ratón y el gato  La criada y la escoba

Félix María de Samaniego (1745-1801): Fábulas morales Cultivó la literatura como «distracción». En sus Fábulas morales subraya la enseñanza fácil destinada a los niños, tomando los asuntos de Esopo, Fedro y La Fontaine. También cultivó la poesía erótica (El jardín de Venus) y la crítica teatral defendiendo el teatro neoclásico.  La fábula de la lechera  Los dos amigos y el oso

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 La poesía erótica Félix María de Samaniego: Jardín de Venus

 La poesía neoclásica Juan Bautista de Arriaza (1770-1837): Terpsícore o las gracias del baile Sus poesías se dividen entre las de carácter lírico (Primicias y Poesías líricas) y las patrióticas (muy divulgadas en Poesías patrióticas). Su poema Profecía del Pirineo inspiró a Goya su cuadro El coloso.

Nicolás Fernández de Moratín (1737-1780): Fiesta de toros en Madrid Destacó en su época más como poeta que como dramaturgo. Cadalso le llamó “el Píndaro español”. Cultivó la poesía anacreóntica, ya impregnada del incipiente rococó, la poesía narrativa (Las naves de Cortés destruidas), la didáctica (La Diana o El arte de la caza) o la erótica (El arte de las putas, prohibida por la Inquisición). Su obra más célebre es quizá Fiesta de toros en Madrid, escrita en quintillas, de ambientación histórica medieval.

Gaspar Melchor de Jovellanos: Epístola de Jovino a Anfriso desde El Paular Hizo dos versiones de la Epístola de Jovino o Anfriso desde El Paular. La segunda de ellas se convierte en un poema filosófico. Es de destacar cómo se presenta ya una nueva sensibilidad ante la naturaleza, que se asocia estrechamente a la intimidad del poeta, con una gran adecuación entre el alma atormentada y el paisaje. La poesía didáctica y filosófica de Jovellanos, como en general la de los demás ilustrados, se expresa a través de la epístola, en cuyos versos endecasílabos de rima libre se desgrana lentamente la reflexión.

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Juan MELÉNDEZ VALDÉS (1754-1817) Consigue un gran dominio de todos los registros: elegías, églogas, odas filosóficas o morales, epístolas, letrillas festivas y satíricas, romances que van desde lo pastoril hasta lo meditativo e íntimo… Fue maestro en la poesía rococó de delicados tintes eróticos tanto como en la poesía reflexiva filosófico-moral. En esta sus temas van desde la frustración de los deseos humanos y la injustica del mundo a la defensa de una religiosidad sin fanatismos ni supersticiones, acorde con las creencias deístas de la Ilustración y con una moral de tolerancia y benevolencia. En su lenguaje priman los vocablos que tienden a lo dulce y los diminutivos. Usó el heptasílabo con gran habilidad. Sus títulos más representativos son La paloma de Filis (treinta pequeñas odas), Odas anacreónticas, los siete Idilios y Besos de amor. Murió en Montpellier exiliado por su condición de afrancesado.  No te me disculpes  A la mañana, en mi desamparo, y orfandad  A unos lindos ojos: es un preciosísimo ejemplo de musicalidad y estribillo. Tus lindos ojuelos me matan de amor. Ora vagos giren o páranse atentos, o miren exentos, o lánguidos miren, o injustos se aíren culpando mi ardor, Tus lindos ojuelos me matan de amor. […]  El lecho de Fili  El despecho  La lluvia

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Manuel José Quintana (1772-1857) Es uno de los máximos representantes del liberalismo español. Participó en las cortes de Cádiz, sufrió prisión perseguido por Fernando VII y por la Inquisición y apoyó la independencia de Hispanoamérica. Sus temas y tono contienen ya muchos de los rasgos del prerromanticismo europeo. Sus Poesías patrióticas constituyen alegatos contra la tiranía que impide el florecimiento de la inteligencia, el progreso de las artes y la felicidad humana. Sus odas A la expedición española para propagar la vacuna en América, A Padilla y A la invención de la imprenta, muy difundidas, pertenecen a la tendencia filosófica propugnada por Jovellanos.  A España, después de la revolución de marzo  A una negrita protegida por la duquesa de Alba

Juan Nicasio Gallego (1777-1853) Mientras sus sonetos son todavía neoclásicos, y su composición Los hoyuelos de Lesbia pertenecen a la corriente rococó en la línea de Meléndez Valdés, su oda Al dos de mayo puede decirse que es ya romántica. Elegía al 2 de Mayo

Alberto Lista y Aragón (1775-1848) Aunque sacerdote, fue, sobre todo, docente y, como tal maestro de algunos de los más grandes autores románticos: Espronceda, Bécquer, Patricio de la Escosura, Eugenio de Ochoa… Aunque escribió sobre todo poesía religiosa, sus composiciones mejores y más originales pertenecen a la tendencia filosófica.  Al sueño. Himno del desgraciado  A las ruinas de Sagunto

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Respecto al TEATRO, aunque no se ha tratado en la presente asignatura, convendría citar a…  Raquel, de Vicente García de la Huerta (1734-1787)  Manolo y El fandango de candil, de Ramón de la Cruz (1730-1794)  Leandro FERNÁNDEZ DE MORATÍN fue la figura más interesante del teatro de toda la literatura española en el siglo XVIII es. Su teatro tiene el acierto de estar en prosa. Destacan: o El sí de las niñas o La comedia nueva o El Café

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2. Siglo XIX - Romanticismo I. Nociones generales sobre el Romanticismo Contexto El Romanticismo es un movimiento (artístico, literario, filosófico y político) surgido en Alemania a finales del siglo XVIII [con obras icónicas como el teatro de Schiller y sus Cartas sobre la educación estética del hombre (1795), o El joven Werther y Fausto, de Goethe]

y difundido por Europa a

principios del siglo XIX con un afán de liberar los espíritus de la sujeción a los modelos del arte y el pensamiento clásicos. Como reacción anticlásica proclama los derechos del sentimiento y del individuo frente a la razón y las reglas ordenadoras del mundo y del arte que habían imperado en la Ilustración, y como movimiento cultural afecta a todos los órdenes de la vida, desde el sistema de valores establecido hasta las formas más externas de la moda. No es un azar que el Romanticismo, estimulador de esencias autóctonas y tradicionales, frente al clasicismo universalista o mítico-helenista, fuera una época especialmente propicia para todo sentimiento nacional, tiñendo de nacionalismo todas las literaturas, y, para muchos países, haciendo de la literatura una bandera de los esfuerzos por cobrar independencia y personalidad. Política y socialmente, el Romanticismo se identifica con el liberalismo, frente al absolutismo monárquico reinante durante el Clasicismo y la Ilustración. La palabra «romantic» había aparecido para referirse de forma despectiva a cosas que sólo ocurren en las novelas. Cuando la nueva sensibilidad de los hombres de finales del siglo XVIII empieza a revalorizar lo fantástico y lo irracional, lo misterioso y extraño, lo melancólico y terrorífico, la palabra adquiere un valor positivo. El nacimiento “oficial” del Romanticismo tiene lugar en 1798, cuando, en Alemania, Schlegel publica un artículo que definía la poesía romántica; año éste en el que también, en Inglaterra, Coleridge y Wordsworth proponen una poesía diferente. No obstante, existen ciertas dudas en relación a la cronología del movimiento. Hay quien piensa que JeanJacques Rousseau fue el primero de los románticos, quien introdujo el movimiento en 1761 con la publicación de La nueva Eloísa, la primera novela romántica. Aunque Rousseau es más bien un prerromántico, un precursor del romanticismo de este movimiento que se fragua en el seno mismo de la Ilustración, como lo fue José Cadalso en España con Noches lúgubres.

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De hecho, como decimos, es Schlegel quien opone en 1801 la literatura romántica a la clásica, y Madame de Staël quien difunde el término. Por ejemplo, en España el término romanticismo se usa en un periodo muy definido del siglo XIX, el que va de 1830 a 1850, de modo que la historia de la literatura española del siglo XIX quede así dividida en: o Hasta 1830  Fin del neoclasicismo o De 1830 a 1850  Romanticismo. Siendo de 1834-1844  Años gloriosos. Se inician, en el teatro, con La conjuración de Venecia, y se acaba con Don Juan Tenorio, de Zorrilla. Entre las dos fechas Larra escribe muchos de sus artículos; Espronceda, poesías; y florece el costumbrismo. o De 1850 a 1875  Post-romanticismo o De 1875 a 1898  Realismo

En distintos países occidentales el siglo XVIII asistió a un paulatino desarrollo del prestigio de las ideas concernientes básicamente a sentimiento, fantasía, intuición, imaginación y genio. Descontentos con la realidad inmediata, los románticos buscaron también el conocimiento de los pueblos más lejanos, tanto en el antiquísimo Oriente, como en el recientemente investigado Occidente. Los nuevos «principios estéticos» promulgan el abandono de la imitación a favor de la libre efusión del sentimiento, por lo que la poesía será ahora «la voz del alma» del hombre romántico, rebelde contra sí mismo y contra los demás, en constante contradicción consigo mismo. La marginalidad, el suicidio y la derrota suelen ser salidas habituales de esta contradicción interna, y así, el romántico renegará de Dios y de sus leyes tanto como de las leyes de los hombres, proclamando la suprema injusticia del mundo. A esto hay que sumar un idealismo pesimista, ya que la continua aspiración a valores superiores, a la felicidad y a la justicia va acompañada por la conciencia de la derrota y el fracaso en la complejidad de la vida social moderna, donde la fatalidad y la maldad humana triunfan siempre. A fin de cuentas, el individuo y la realidad son un misterio: no pueden someterse a la razón objetiva. De esta forma, el poeta se sumirá en tormentos interiores o se evadirá hacia mundos de ensueño vagos e indefinidos. Pero también se extenderá la idea de originalidad [Schlegel niega la finitud de las posibilidades de expresión del arte]

y genialidad, pues no hay leyes

universales, no hay cánones que imitar; el poeta se da sus propias reglas (Crítica del juicio,

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de Kant). Además, el poeta no deja de ser la vasija por la que se canaliza la voz del pueblo, estableciéndose una nueva concepción de la imitación: el reflejo de los sentimientos.

El Romanticismo en España En España, el Romanticismo, llegado tardíamente y en versión superficial e indirecta, no produce grandes creaciones de valor universal. No obstante, es fecundo en cuanto se remueve el terreno y abre perspectivas de imaginación que luego serán aprovechadas. Por ejemplo, fue mérito de Agustín Durán haber aportado materiales para que el medievalismo romántico en España perdiera su carácter convencional de “cartón-piedra” y contara con el conocimiento directo de los grandes monumentos épicos y líricos. De hecho, hay quien identificó el Romanticismo con el Siglo de Oro, por su apego y cultivo de la literatura nacional, los intentos por recuperar el pasado español la oposición a las reglas clásicas, la mezcla de lo trágico y lo cómico, el espíritu cristiano... Por eso no es de extrañar que románticos ingleses, alemanes y franceses acudiesen al pasado español en busca de inspiración. Aun así, España, con respecto al Siglo de Oro, pudo haber sido romántica en la forma, pero no en el espíritu. Por ejemplo, la religión del Siglo de Oro, disciplinada, dogmática, vigilada estrechamente por la Inquisición, está muy lejos de la religión romántica, estética, sentimental y subjetiva. Otro ejemplo, la traición se vio favorecida todavía más en el último tercio del siglo XVIII por un reavivamiento del patriotismo ante los ataques extranjeros a España, tanto que aceptaron y admiraron la época que había hecho grande a nuestra nación, pero no sin reservas. Aunque el romanticismo español nunca fue reaccionario. Pudo ser, eso sí, conservador, pero dentro de tendencias liberales. Por eso se entiende que, a excepción de Larra y Espronceda, los autores son mayormente conservadores, sin un claro líder, aunque algunos propongan al Duque de Rivas. Esto puede entenderse si consideramos que todo romanticismo es ecléctico, porque se basa en la libertad del individuo. Además, el romanticismo español seguía bajo el influjo del teatro calderoniano, también presente en sus predecesores, el clasicismo. En el período 1800-1840 (plenitud del Romanticismo en Europa), en España tiene lugar… o Restauración del absolutismo (1814-1820) y década absolutista (1823-1833), con un solo intervalo liberal: el Trienio Liberal (1820-1823)

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Hasta 1834, con La conjuración de Venecia de Martínez de la Rosa y con Macías de Larra, no triunfa el teatro ‒el campo decisivo de batalla‒ la nueva tendencia en forma reconocida. Hay tres grandes grupos o generaciones de escritores románticos: 1) Los que comenzaron a escribir como neoclásicos y evolucionaron hacia el Romanticismo durante su exilio europeo: Ángel de Saavedra, Duque de Rivas, Serafín Estebáñez Calderón… 2) Los que reciben aún una educación neoclásica, pero viven en su juventud la trágica alternativa entre liberalismo y represión. Estos son quienes dan al romanticismo su carácter más exaltado y revolucionario. A este grupo pertenecen: José de ESPRONCEDA, Mariana José de LARRA, Patricio de la Escosura, Mesonero Romanos, Enrique Gil y Carrasco… 3) Por último está el grupo de los que reciben una educación plenamente romántica, pero viven el declive del movimiento, como José ZORRILLA.

Características del Romanticismo español Bien pudiera ser que los románticos asocien la imaginación a la poesía; la naturaleza a la idea del mundo; y el símbolo y el mito al estilo poético. No obstante, como hay quienes incluso hallan imposible caracterizar el movimiento general («La palabra “romántico” ha llegado a significar tantas cosas que, por sí misma, no significa nada»), Paul van Tieghem, entre otros, renunció a buscar una definición general del romanticismo, buscando la unidad del movimiento en sus características, las cuales se encuentran también en los autores/as españoles: o SENTIMIENTO e INDIVIDUALIDAD. Si la razón es común a todos los hombres, la sensibilidad y la pasión son individuales. o ANTICLASICISMO:

los

románticos

nunca

anticlasicistas.

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Rompen con la tradición grecolatina.



Se niegan a someterse a los cánones.



Rechazan las elegancias artificiales.



Quieren que desaparezca el estilo mitológico.

fueron

anticlásicos,

sino

o ACTITUDES FRANCÓFOBAS. Rechazaron el afrancesamiento porque, entre otras razones, les repugnaba en él su actitud ante la cultura española. o COSTUMBRISMO y “COLOR LOCAL”, los cuales ponen su interés en los hombres dentro de su diversidad histórica y local, descuidando con frecuencia la delicadeza del dibujo por preferir la brillantez del colorido. Quieren ambientar los hechos dentro de un contexto. o FANTASÍA. El romántico quiere romper los límites estrechos de la realidad concreta y remontar el vuelo hacia las regiones inmensas de la imaginación, el gusto por el misterio y lo sobrenatural. Se recurre al sueño y a la visión. o LENGUAJE. Se rechaza la distinción entre palabras nobles y plebeyas. Toda palabra tiene un lugar en el texto si es necesaria. Se sustituye el ideal de precisión lógica por el de colorido y expresividad. Pero si algo define el nuevo estilo es el énfasis (signos de interrogación y exclamación, puntos suspensivos, hinchazón retórica…). Nada se puede decir con sencillez, todo ha de ir envuelto en el exceso verbal. 

Defectos: 

Verbosidad (el uso de palabras sonoras y de ningún sentido)



Hipocresía (fingir la fe que no tenían)



Desaliño



Hinchazón retórica



El ser llorones y vacíos.

A pesar de ello, hay quien ha dudado de la unidad del movimiento, como, por ejemplo, K. Mellor, quien distingue en la literatura británica entre… o El romanticismo masculino: predilección por la poesía y el drama. o El romanticismo femenino: predilección por la novela. Aun así, entiende que la distinción genérica del romanticismo no es de carácter biológico sino social.

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 Temas románticos  El AMOR o Tema fundamental del Romanticismo. Dos vertientes, pero en ambas el amor es desgraciado, trágico e imposible. 

Vertiente sentimental: melancólica, de profunda tristeza, donde el amor es un sueño irrealizable y la naturaleza, compañera y confidente.



Manifestación más pasional: el amor surge repentina y violentamente. El amor pasión fue vivido ejemplarmente por Larra. Surge de repente y se plantea en términos de todo o nada. Rompe con las fronteras de las convenciones sociales: los amantes saltan por encima de los padres, de los códigos morales, aun de Dios, para hacerlo posible, cuando es imposible.

 La MUERTE o Es la opción liberadora, sea buscada en la acción heroica y arriesgada por una causa justa o en la melancólica a través de un suicidio.  El PESIMISMO o El Angst romántico, la ausencia de serenidad optimista que caracterizaba a la mayoría de los neoclásicos. En su lugar, se abre sitio a las inquietudes, a las angustias y a los anhelos de una generación menos satisfecha con lo existente. o Además, los románticos, perdida la fe en Dios e incapaces de creer en la razón como los ilustrados, operan en el vacío. Consecuencias  desprecio por la vida, el cual les empuja a buscar aventuras, peligros, hazañas, acciones heroicas, donde la muerte es la gran amiga, la libertadora. o Tiene su máxima expresión en Larra y Espronceda, unido del dolor y la soledad.

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 La LIBERTAD (como eje de la vida pública y privada) o Es la bandera y el grito de los románticos, que la reclaman para todas las actividades públicas y privadas. Socialmente, se elige el lado del individuo frente a la organización. De aquí la exaltación de tipos marginales como el bandolero, el verdugo, el pirata o el mendigo que, con su resistencia a integrarse en la sociedad, representan una permanente protesta y denuncia de sus males. o Está libertad se aplica, no sólo como idea, sino también a las posibilidades de creación literarias. La literatura debía evitar aquel carácter axiomático. o Se pide libertad sentimental, convirtiendo al individuo en único árbitro de sus afectos y deseos. o Políticamente, se convierte al pueblo en origen y depositario del poder, criticándose el absolutismo monárquico. Pero cuando el pueblo a su vez se convierte en tirano, se le condena  Ideal burgués  HISTORIA (como fuente de inspiración) o No se interesaron por la historia greco-romana, sino por la nacional, diferenciándose en esta forma de los clasicistas. Asimismo, no faltaron quienes quisieron enaltecer el ideal regionalista, escogiéndose hechos localizados en determinada región para las narraciones. Por eso tanto la novela como el teatro y la poesía narrativa buscan a menudo sus motivos en la historia nacional. Esto viene a decirnos que la historia extranjera no fue muy cultivada. o Como en toda Europa, la Edad Media es la época histórica que más interés despierta. Los temas más sugerentes provenían del problema de los templarios, porque en ellos se retraba la situación contemporánea de la Iglesia; así como el orientalismo, que no sólo no era ajeno a los españoles, sino que formaba parte de su historia. o Auge de las novelas historias… 

Novelas de la Reconquista



Novelas de las guerras civiles medievales



Novelas de los templarios



Novelas sobre los Austrias

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Novelas sobre la conquista de México y Perú

…mezcladas con novelas-documento o episodios nacionales que se refieren a sucesos contemporáneos.  RELIGIOSIDAD  doble perspectiva o Como sentimiento. Aparece la rebeldía frente a Dios, que ha hecho al hombre desgraciado. La rebeldía trajo como consecuencia la reivindicación del diablo, si bien es cierto que, en España, el satanismo es poco frecuente, pero apreciable en El Diablo Mundo, de Espronceda. Además, en España el sentimiento religioso, revestido de cierto anticlericalismo, es poco significativo, más allá de su conservadurismo, presente en la recreación de milagros y leyendas religiosas de Zorrilla. o Como institución. Mirando al pasado, se condena la Inquisición, las intrigas de las órdenes religiosas, el nefando dominio del clero.

 Rasgos formales  Estilo enfático.  Motivos: o La NATURALEZA, en todas sus manifestaciones. 

Cobra una presencia relevante en la literatura romántica, que busca la asociación de natura con los sentimientos humanos: 

Estado atormentado ‒ Tempestad



Melancolía y tristeza ‒ Otoño



Etc.



Esta

correspondencia

entre

naturaleza

y

los

sentimientos humanos es quizá uno de los primeros logros del Romanticismo, pero poco a poco va reduciéndose a clichés y estereotipos, a fórmulas retóricas. 

Escenarios habituales: o Naturales: el mar, la selva, los lagos, la noche iluminada por la luna, la tumba con el ciprés, el sauce llorón…

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o Urbanos: las callejuelas estrechas, las catedrales góticas, iglesias y ermitas solitarias, ruinas de castillos, monasterios, palacios árabes… o Los SUEÑOS en la literatura romántica se asocian con los deseos de felicidad (sueños de amor, sueños de gloria o simplemente sueño, como sinónimos de lo deseado) VS Las PESADILLAS, los fantasmas y los espectros. Espronceda ofrece en El estudiante de Salamanca uno de los mejores ejemplos de conjunción entre visiones fantasmagóricas y sueños del Romanticismo español. o Los PERSONAJES románticos carecen de matices e inflexiones psicológicas: 

La mujer será siempre, o bien un ángel inocente de serena hermosura, o bien un ser malvado.



Los personajes masculinos ofrecen más facetas: galán enamorado y valiente, traidor intrigante, caballero leal, víctima del destino injusto…

II. Poesía Romántica en España La poesía es confesión: que llegue a un público es un defecto ineludible. Por eso el poeta romántico hace exhibición de sus más profundos, oscuros u ocultos sentimientos, perdiendo todo el pudor que impedía anteriormente desnudar el alma públicamente. El amor será uno de los temas más frecuentemente tratados, con la rápida sucesión de goce y hastío; junto a la rebeldía ante Dios, la compasión y comprensión del Diablo, o la problemática del hombre perdido en un mundo que no comprende. Asimismo, la mitología clásica desaparece y es sustituida por la nórdica. A esto se le suma las innovaciones en el léxico, con el auge del lenguaje figurado, tan poco presente en el clasicismo, lo que resulta en abundancia de analogías, símiles, metáforas, símbolos, etc., con los que expresar las ideas propias del Romanticismo (volcán ardiente, nubes negras).

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Por otro lado, la polimetría pasa a ser una tendencia dominante, que lleva a alardes de combinación de estrofas en un mismo poema. El soneto, por su rigidez estructural, es apenas cultivado, en beneficio de la silva y la octava real, como muestra Espronceda en la elegía Canto a Teresa. De hecho, el octosílabo fue un verso muy usado, lo mismo que el endecasílabo agudo, pero también se ensayaron metros nuevos, como el hexámetro, y se redescubrió el alejandrino. Completando y resumiendo lo anterior, la institucionalización literaria de un lenguaje poético de desbordante altura moral en muchas obras de primera época romántica muestra el cansancio ante la realización de un lenguaje artístico altisonante y de escasa ideación. El espíritu de liberación característicamente romántica desemboca en la ametría (mejor dicho, aproximación hacia la ametría) y en la polimetría. Incluso aparecen nuevas propuestas como la escala métrica, como en El Estudiante de Salamanca, donde la medida de los versos aumenta desde dos a doce sílabas según se aproxima una procesión, y después se reproduce en sentido inverso alejarse. Es la rima consonante la que predomina en el romanticismo, si bien es cierto que el empleo de la asonancia tiene un gran núcleo de utilización en el verso octosílabo. Rehabilitaciones estróficas y la perfección equilibrada y modélica a que se llevó el verso octosílabo dan idea del extraordinario reconocimiento de los siglos medievales y del Siglo de Oro por parte de los románticos, aunque disminuyese notablemente la producción de sonetos. Por ejemplo, la octava aguda (abbé-cddé) fue muy cultivada por Bermúedez de Castro, por lo que recibió el nombre de bermudina.

 José ESPRONCEDA (1808-1842): La canción del pirata La lengua poética de Espronceda es, junto a la de Bécquer, el basamento de la poesía española y contemporánea; su evolución, una progresiva superación de retóricas. Fue quizá el máximo exponente del Romanticismo español tanto por su vida como por su obra. Su poesía abarca diversos géneros y tendencias:  Poemas ossiánicos (El himno al sol) [de Ossián, quien es recordado en las leyendas como el más grande poeta de Irlanda]

 Políticos (A la muerte de Torrijos, ¡Guerra!, El dos de mayo)  Narrativos, como El estudiante de Salamanca:

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o Es una nueva versión del tema «donjuanesco» con intención de elevarlo a símbolo de la actitud de soberanía libertina, típica del romanticismo. Espronceda ofrece en El estudiante de Salamanca uno de los mejores ejemplos de conjunción entre visiones fantasmagóricas y sueños del Romanticismo español. o Es un relato en verso, antecedente de Don Juan Tenorio de Zorrilla, que ha sido considerado como el mejor poema de Espronceda. Está dividido en 4 partes, la tercera dialogada. Desde el punto de vista formal destaca su polimetría (que abarca más de 25 metros diferentes) y que suponga la primera aproximación española a la «novela gótica» inglesa. o Su influencia posterior fue grande, y en la rima XV de Bécquer se perciben ecos del comienzo del final del canto cuarto.  Filosóficos, como El Diablo Mundo, tiene mayor interés (a pesar de su carácter heterogéneo e inconcluso), con intenciones alegóricas de carácter fáustico. Este poema se iba a publicar por entregas, y sólo por esta razón accidental uno de sus pliegos es el célebre Canto a Teresa, en octavas reales, ejemplo de emoción romántica, pero también de prolijidad retórica y ahuecamiento de la voz. Sus composiciones de inspiración romántica van desde lo melancólico (La noche) a la exaltación de la sensualidad y el hastío del placer (A Jarifa en una orgía). Sus canciones suelen ser poemas monologados en los que un personaje marginado exalta la libertad y critica la hipocresía de la sociedad. En ellas Espronceda imita ritmos marciales, pastorelas, canciones de cuna, barcarolas, etc., enriqueciendo los ritmos poéticos españoles y anticipando el Modernismo. o La canción del pirata: preciosísima. o Canto del cosaco o La cautiva o El mendigo o El reo de muerte o El verdugo

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 Enrique Gil y Carrasco (1815-1846): La violeta Enfermo de tuberculosis desde muy joven y autor de la mejor novela histórica del romanticismo español, El señor Bembibre, así como de algunos de los mejores cuentos o relatos (El lago de Carucedo), es uno de los poetas de más fina sensibilidad del movimiento. En su obra destacan el tono delicado y melancólico, su sensibilidad ante los paisajes y la naturaleza en general, y el ansia de infinitud insatisfecha. Se le ha considerado, tanto en poesía como en prosa, representante de un nuevo romanticismo más íntimo y melancólico que tendrá continuidad en la que se llamó la lírica postromántica que culminó en Bécquer. «[…] ¡Cuántas meditaciones han pasado por mi frente, mirando tu arrebol! […]»  Gertrudis Gómez de Avellaneda (Cuba, 1814-1873) Sus Poesías (1841) reflejan su experiencia amorosa, su fuerte sensualidad y su independencia vital, y son notables también por sus innovaciones métricas. Escribió también novelas, así como obras teatrales y dramas operísticos.  A él  A las estrellas  Epitafio para gravarse en la tumba de un escéptico

José ZORRILLA (1817-1893) Representante más prolífico del romanticismo español. Tiene su principal acierto en la leyenda narrativa, y dentro de este género, elegiríamos la famosa A buen juez, mejor testigo. Cultivó la poesía lírica en su juventud, pero pronto la abandona por la épica o narrativa, en la que destacan sus leyendas en verso, de gran éxito y difusión. En su poesía destaca siempre su habilidad en el manejo de los metros tradicionales castellanos. Su poesía lírica se caracteriza por lo sensorial y lo sensual, las imágenes y las sensaciones, con un gran sentido de la musicalidad externa y brillante, de fuerte ritmo acentual y gran verbosidad, muy admirada en su época y poco valorada después. La crítica ha destacado como su mayor acierto la captación de los paisajes y de los ambientes, tanto urbanos como naturales, así como sus pinturas de tipos humanos, con sus pasiones y contrastes.

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Zorrilla también tiene el mérito de la redondez y la gracia en la expresión, aunque sea dentro de un verso de valor casi arquitectónico, como en Don Juan Tenorio. En su versión, en vez de representar la rebeldía del hombre frente a Dios, como desde Tirso de Molina y Moliére hasta el Don Juan aux enfers de Baudelaire, el Don Juan de Zorrilla es en el fondo un buen chico, sin orgullo satánico ni conciencia metafísica de un designio de endiosamiento humano, y, en cambio, con el sentido católico de que siempre es posible el arrepentimiento y la salvación. La escena final del Don Juan Tenorio, en efecto, parece casi pertenecer a un auto sacramental, con la salvación in extremis del seductor gracias a la intercesión de su amada Doña Inés. Obras:  La tempestad  Son valioso ejemplo sus Leyendas, en las que el autor se siente muy cómo como «cantor del pueblo», de lo castizo y tradicional, con un gran colorismo, musicalidad y riqueza de vocabulario. Ej.: Oriental (tiene una métrica muy característica).  A buen juez, mejor testigo: genial poema.

La pervivencia del Romanticismo en la lírica de la segunda mitad del siglo  Gaspar Núñez de Arce (1832-1903): Gritos de combate Fue periodista, diputado, senador y gobernador. En su poesía se reflejan sus preocupaciones sociopolíticas y los contrastes entre los ideales y las flaquezas humanas que provocan sus angustias personales. La musicalidad de sus versos anuncia ya el simbolismo y la perfección de sus imágenes, muy trabajadas, lo acerca a los parnasianos franceses. Su libro de poemas más famoso es Gritos de combate (1875), en el que, como liberal, denuncia la traición a la reciente revolución. También escribió algunos dramas.

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 José Selgas (1822-1882) Conservador en política y neocatólico, es uno de las más importantes representantes del intimismo, corriente lírica que supone una evolución del romanticismo y que culmina en Bécquer. Se ha considerado que su libo poético La Primavera (1850) es el arranque de esta corriente y, por tanto, de la renovación de la lírica española.  La cuna vacía  El sauce y el ciprés: es interesante, aunque la idea que muestra es similar a la de La vida es sueño (“¿Habrá otro hombre, más triste y desdichado que yo? […] Otro hombre recogía las hierbas que él arrojó”)

Poesía narrativa  Ángel de Saavedra, DUQUE DE RIVAS (1791-1865): Un castellano leal La primera figura plenamente romántica en España es la suya, cuya creación principal tiene lugar en el teatro: después de su comedia Tanto vales cuanto tienes (1827), mezcla aún de tono dieciochesco y verso romántico, consigue un gran éxito con Don Álvaro o la fuerza del sino (1835), llevada a la ópera por Verdi en su La forza del destino. En algún momento se quiere reproducir la reflexión moral de los personajes calderonianos. Cuentan más sus producciones líricas, como:  El aniversario  Maldonado Su poesía más importante es de tipo narrativa, dedicada a las leyendas (La azucena milagrosa, Florinda) y a los romances históricos (destaca en ellos su magnífica capacidad descriptiva):  El Moro Expósito: escrita en romance heroico, narra la leyenda de Mudarra y sus hermanos los infantes de Lara y supone una de las más importante manifestaciones del medievalismo romántico en la poesía española.  Romances históricos, tuvieron una influencia decisiva en la recuperación del romancero.

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III. La renovación de la lírica en la segunda mitad del siglo XIX A partir de 1845 la lírica romántica empieza a dar signos de agotamiento, y hacia la mitad del siglo se inicia una renovación de temas y estilos llevada a cabo por Ramón de Campoamor que culminará en la poesía de Bécquer. La nueva visión del mundo y de la literatura del Realismo considera, hacia mitad del siglo, que los románticos tenían un falso concepto del lenguaje poético. Para los realistas, el lenguaje cotidiano será el vehículo de su poesía. Para ellos, todo lo humano puede ser tema poético. Pero la poesía moderna española se inicia verdaderamente con Bécquer, en cuya obra la fusión de fondo y forma es absoluta y perfecta, produciendo una asombrosa apariencia de «naturalidad». La nueva poesía será sugerente, no asertiva; intuitiva, no filosófica; insinuará, no definirá. La poesía de Bécquer será capaz de expresar los matices más profundos de la sensibilidad moderna con una gran concisión de la forma. De esta nueva forma de entender la poesía participa Rosalía de Castro, en cuyo poemario En las orillas de Sar aparece una profunda meditación sobre la condición humana acorde con la sensibilidad moderna. Tanto en Bécquer como en Rosalía de Castro se observa también una tendencia hacia la rima asonante que se aleja de la musicalidad grandilocuente del romanticismo y tiende a una armonía interior más suave.

 Ramón de Campoamor (1817-1901): Doloras Campoamor (nacido el mismo año que Zorrilla) quizá sea el exponente más claro de lo que se puede considerar la poesía del Realismo, incluso se la ha considerado antirromántico. No obstante, su poesía breve es deudora, en muchos sentidos, de la poesía de Espronceda. «La poesía es la representación rítmica de un pensamiento por medio de una imagen y expresado en un lenguaje que no se pueda decir en prosa ni con más naturalidad ni con menos palabras» Campoamor considerará a la poesía más adecuada que la prosa para la expresión de ideas, por lo que sus poemas adolecen frecuentemente de un cierto prosaísmo. Recupera la tradición del apólogo y el proverbio popular en sus composiciones breves.

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 Muchas de sus composiciones tienen una estructura dramática más que lirica (especialmente Pequeños poemas).  Las Dolorosas, como pequeños dramas de la vida cotidiana, un género nuevo en el cual se ha de hallar unida la ligereza con el sentimiento y la concisión con la importancia filosófica; pero lo que Campoamor llama “filosofía” es observación ingeniosa y sátira, sentido práctico y visión paternalista.  Las Humoradas, breves epigramas que no llegan al sarcasmo, sentencias o máximas de «filosofía práctica». Una «humorada» es una composición precisa, escultural, corta.  Botánica aplicada  El gran festín (me gusta el desarrollo del poema)  A rey muerto, rey puesto

 Gustavo Adolfo BÉCQUER (1836-1870) Llamado en realidad Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, adoptó el apellido de Bécquer (ya usado por su padre) de una rama familiar de origen flamenco. Perteneció a una familia de artistas y recibió educación pictórica y musical, aspectos que se evidencian en su obra literaria. Es posible considerarlo como poeta romántico retardado ‒y por retardado, depurado‒, o con tanta y más razón, como el primer poeta contemporáneo español. Sin haber logrado una voz pura y propia, Bécquer no nos habría dicho nada de lo que así vemos transparente en su verso. Muy pocos son los temas nuevos de su poesía ‒como suele ocurrir en tantos verdaderos poetas‒: nada más viejo que cantar la fugacidad del tiempo y del amor. La anáfora acaso sea el rasgo estilístico becquerianao más propio y auténtico, más intenso y continuo, pues se da en casi todas las Rimas sin excepción. El papel precursor de Bécquer está encaminado a la falta de desarrollo de sus composiciones, que prefigura la estética simbolista e inmediata, la utilización de un tono confidencial y una introspección que llega a los universales humanos sin necesidad de un discurso de declaraciones explícitas. Sus Rimas: o Fue inmediato y macizo el éxito de sus Rimas desde su publicación, tanto entre el vulgo como entre los poetas, aunque unos y otros no vieran exactamente lo mismo

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en su lectura. En ellas se conjugan dos tendencias heredadas del Romanticismo: la recuperación y revalorización de la poesía popular y la «estética del sentimiento». Su ideal estético se resume en una lírica intimista, de emociones auténticas expresadas con sinceridad, sencillez de forma y facilidad de estilo. Desaparecen por ello de sus Rimas, o se reducen al mínimo, las descripciones y los elementos narrativos tanto como las metáforas y las rimas consonantes o los versos de arte mayor. Por el contrario, se tiende al paralelismo, tanto conceptual como sonoro, a la expresión de la idea desnuda en moldes de poesía tradicional, y al sintomático uso continuo de la asonancia. Yo voy por un camino, ella por otro; pero al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: «¿Por qué callé aquel día?» Y ella dirá: «¿Por qué no lloré yo?» o Por su parte, la palabra no es suficiente para expresar la intensidad del sentimiento del poeta. De ahí que los temas fundamentales de sus Rimas sean el dolor por el fracaso del amor y la imposibilidad de la poesía. o Con sus Rimas influyó considerablemente en la poesía moderna española, desde Juan Ramón Jiménez hasta los poetas del 27.

Rimas: o IV Podrá no haber poetas; pero siempre habrá poesía. […] Mientras la humanidad, siempre avanzando no sepa a do camina; mientras haya un misterio para el hombre, ¡habrá poesía! […] Mientras el corazón y la cabeza batallando prosigan, mientras haya esperanzas y recuerdos, ¡habrá poesía! Mientras haya unos ojos que reflejen los ojos que los miran,

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[…] mientras exista una mujer hermosa, ¡habrá poesía!

o VII Del salón en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo veíase el arpa.

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas como el pájaro duerme en las ramas, esperando la mano de nieve que sabe arrancarlas!

¡Ay! pensé; ¡cuántas veces el genio así duerme en el fondo del alma, y una voz, como Lázaro, espera que le diga: «Levántate y anda!»

o XV o XXI ¿Qué es poesía?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía… eres tú.

o XXIII Por una mirada, un mundo; por una sonrisa, un cielo; por un beso… ¡yo no sé qué te diera por un beso!

o XXVIII o XXIX o XXXI o LXI

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o LXVI […] En donde esté una piedra solitaria sin inscripción alguna, donde habite el olvido, allí estará mi tumba.

o LXXVII Dices que tienes corazón, y sólo lo dices porque sientes sus latidos; eso no es corazón… es una máquina que al compás que se mueve hace ruido.

 ROSALÍA DE CASTRO (1837-1885) Fue hija de una hidalga soltera y un sacerdote. Después de casada apenas volvió a salir de Galicia. Rosalía fue también una mujer de fuerte personalidad y de carácter inconformista. Su pesimismo tiene el doble origen de la ilegitimidad de su nacimiento y del fracaso de sus ideales políticos, pero trascendiendo en su obra lo personal. Sus magníficos libros escritos en gallego son… o Canciones galegas. En la modestia de su empeño, es un acierto: se trata de una imitación humorística, pero refinada, de los cantos populares ‒es frecuente el ritmo de muñeira, la danza regional‒, dándoles un desarrollo casi de cuadro o elegía. o Fohlas novas (Hojas nuevas) No se estudian aquí por pertenecer a la literatura gallega, pero sí su poesía en castellano, en la que destaca sobre todo En las orillas del Sar (1884), de enorme originalidad y trascendencia, que abre nuevos horizontes hacia el modernismo. Es un libro de gran madurez y fuerte inspiración filosófica en el que se aúnan el dolor por su país y las vivencias esenciales del ser humano. Es autora también de novelas, menos destacables que su poesía, como El caballero de las botas azules (1867), la más interesante, de carácter alegórico e ideas krausistas: la redención del hombre fundada en la reforma moral y la educación.

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 A mi madre «[…] Ayer en sueños te vi… […]Te vi…, la triste mirada lánguida hacia mi volvías, bañada en lágrimas frías, hijas de la tumba helada. Y parece que al mirarme, con tu mirada serena, todo el raudal de mi pena se alzaba para matarme […]»  En las orillas del Sar

Tanto Rosalía de Castro como Bécquer atenúan ostensiblemente las formas de hipérbaton.

Idilio, de Salvador Díaz Mirón (1853-1928), en este poema intenta reunir todo lo que quepa imaginar de hediondo y miserable en un encuentro sexual, pretendiendo, de un modo deliberado y enseñado, darnos el revés de la belleza y de lo ideal.

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IV. La prosa romántica Erudición y crítica Los estudios literarios y lingüísticos alcanzaron durante el periodo romántico un notable vigor. Lo mismo cabe decir de los estudios históricos y filosóficos. El crítico más destacado del periodo fue sin duda Larra.

El costumbrismo Los orígenes del costumbrismo romántico suelen asociarse con algunos textos del Siglo de Oro, principalmente con la novela ejemplar cervantina Rinconete y Cortadillo, El diablo Cojuelo de Luis Vélez de Guevara y El Buscón de Quevedo. Pero este tipo de literatura, el costumbrismo, se va a desarrollar en el siglo XVIII vinculado al desarrollo paralelo de la prensa,

configurándose

progresivamente

los

textos

costumbristas

como

artículos

periodísticos. En España, en 1822 se publicarán los primeros, Mis ratos perdidos de Ramón de Mesonero Romanos, y al cabo de seis años El Duende Satírico del Día de Larra. 1831 será fecha clave, pues será el año en que comenzará a publicarse la revista literaria Cartas Españolas (luego llamada Revista Española), editándose en sus páginas numerosos artículos de Serafín Estébanez Calderón, Ramón de Mesonero Ramos y Larra, a finales de 1832. Se distinguen dos clases de cuadros costumbristas: o Las escenas, que tratan de describir un escenario pintoresco o de narrar sucintamente una anécdota que descubra un ambiente asimismo pintoresco. o Los tipos, retratos de personajes característicos de oficios, profesiones o costumbres de la época. En los tres maestros del género, las escenas predominan de una manera avasalladora sobre los tipos. ¿Por qué? El embrión de la novela realista está en el costumbrismo. Porque el costumbrismo legó a la novela realista las técnicas fundamentales para la confección de sus 3 elementos más importantes: o Sus ambientes o Sus personajes secundarios o Sus protagonistas

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Las novelas de Fernán Caballero serán las obras de transición entre el cuadro de costumbres y la novela realista, caracterizadas en buena medida por su didactismo moral; por eso la omnisciencia de su punto de vista es claramente ideológica. Si las novelas de costumbres supusieron un paso importante en la génesis de la novela realista, tampoco es desdeñable la importancia de la novela popular, publicada en forma de folletín en la prensa periódica o por entregas. El artículo de costumbres fue cultivado con gran maestría por autores románticos como Larra, Ramón de Mesonero Romanos y Serafín Estébanez Calderón, así como por novelistas del realismo como Pedro Antonio de Alarcón, José María de Pereda, Juan Valera, Emilia Pardo Bazán y Benito Pérez Galdós. Características: o Brevedad, debido al hecho de que los artículos nacen y se desarrollan en los periódicos. o Descripción (de personajes, conductas y ambientes contemporáneos); la cual sienta, para muchos autores, las bases de la posterior novela realista. Dicha descripción se vuelca tanto en el individuo como en la nación. Por una parte, se describen modos y actitudes de una forma abstracta, especulativa y estática, como en un «cuadro», y, por otra, ese cuadro toma vida en una «escena» con un débil hilo argumental y unos personajes “representativos” de determinado tipo humano, actitud o defecto. El artículo de costumbres culmina con la construcción de ese TIPO, cuando del escenario se destaca con fuerza un personaje representativo de un grupo, que muestra rasgos psicológicos, ideológicos y de comportamiento estereotipados. Así pues, el costumbrismo fija los distintos comportamientos del ser humano, generalmente en relación con su profesión u oficio. A través de esta descripción minuciosa surge también a menudo una sátira burlona encaminada a corregir los defectos que aquejan a la sociedad del siglo XIX. Tampoco es extraño encontrar sentimientos de nostalgia por lo ya desaparecido u olvidado, como también es frecuente que se encabece el artículo de costumbres con una sentencia o refrán que indique desde el principio la intención moralizante o didáctica del mismo, o también, una breve digresión introductoria que presente al lector la intención del autor y el tema que se va a tratar.

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 Ramón de Mesonero Romanos (1803-1882): Mis ratos perdidos o ligero bosquejo de Madrid. En 1820 y 1821 En esta obra se plasma costumbres, usos y características de esta ciudad en el curso de los doce meses del mismo año. A Mesonero le interesa sobre todo registrar el cambio que estaba experimentando la sociedad española, con la introducción de nuevas pautas de comportamiento y nuevos valores morales. Su prosa está cargada de ironía y es rica en registros idiomáticos tomados tanto del castellano castizo oído en la calle como de los autores del siglo de Oro.

 Mariano José de LARRA (1809-1837) La figura romántica que ha obtenido mayores invocaciones en el siglo XX español es la de Mariano José de LARRA, que usó los seudónimos de «Fígaro» y «El Pobrecito Hablador». Su suicidio, a los 29 años de edad, lo convirtió en un mito. Larra fue un crítico literario de altura extraordinaria dentro de su ambiente, sobre todo en el ejercicio periodístico de la crítica de teatro. Sin duda, es el autor que elevó el artículo periodístico a la categoría de género literario y el primero que buscó la profesionalización de la actividad literaria. En 1828 fundó la revista Duende Satírico del Día. Su segunda revista personal, El Pobrecito Hablador, apareció en 1832. En ese mismo año comienza también a escribir, como periodista asalariado, en la Revista Española, donde publica artículos de crítica teatral, políticos y de análisis de costumbres bajo el seudónimo de Fígaro, que ya no abandonó y que se convirtió en la firma más cotizada del momento y más buscada por los lectores. Para Larra el artículo de costumbres era un vehículo para la educación y el saneamiento de la sociedad española. Son famosos todavía artículos suyos como:  El castellano viejo: divertidísimo, publicado bajo el seudónimo El Pobrecito Hablador: o «En este mundo, para conservar amigos, es preciso tener el valor de aguantar sus obsequios».  En este país: súper chulo, todo él, publicado bajo el seudónimo Fígaro. o «‒Desengáñese usted; en este país no se lee ‒prosiguió diciendo.

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“Y usted que de eso se queja, señor Periquito, usted, ¿qué lee? ‒le hubiese podido preguntar‒. Todos nos quejamos de que no se lee, y ninguno leemos».  El día de difuntos del 1836

 Serafín ESTÉBANEZ Calderón “El Solitario” (1799-1867): Escenas andaluzas Fue un gran erudito de su época, buen conocedor de la literatura española del Siglo de Oro y arabista. En 1830 se traslada a Madrid, donde comienza su carrera periodística y adopta el seudónimo que lo haría famoso: El Solitario. Los artículos de Estébanez ofrecen páginas brillantes de la cultura tradicional españolas y un fresco pintoresco de la vida andaluza, pero adolece del excesivo apego de su autor a las formas de expresión del castellano de los siglos áureos, que resulta algo pesado y distante para el lector actual. Escribió también trabajos de divulgación científica, así como cuentos y la novela histórica Cristianos y moriscos (1838).  El Roque y el Bronquis  El asombro de los andaluces, o Manolito Gáspez, el Sevillano o «La cualidad más contraria al valor es la mentira»

El cuento romántico y las leyendas de Bécquer Es en el siglo XIX, durante el Romanticismo, cuando el cuento adquiere su auténtica dimensión literaria. Junto al cuento de tradición oral, popular, que se recoge, se recrea y se difunde, va tomando cada vez más fuerza el “cuento literario”, si bien es cierto que no existe una conciencia clara del género. ¿Por qué? Porque es un género que crece asociado a la prensa. Además, para los románticos la palabra «cuento» designó, en conexión con la leyenda y tradición, toda obra en prosa o verso de carácter legendario, fantástico o popular. Fuera como fuera, dieron vida al relato breve y restauraron la tradición, la conseja y la historieta popular. Podríamos decir que hay 3 grandes tipos de cuento romántico: 1) De ficción, fantástico y maravilloso, utilizándose como ingredientes el exotismo, el misterio o el terror.

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2) Histórico (de éstos, aquellos que centran su interés en el mundo contemporáneo suelen denominarse novelas de costumbres). 3) De costumbres. Las Leyendas de Bécquer pueden considerarse como la culminación de una tendencia y el inicio de una nueva forma de narración. En sus narraciones fantásticas se encuentra siempre una tensión entre la realidad natural y la realidad sobrenatural.

 Serafín Estébanez Calderón: El collar de perlas

 Gustavo Adolfo BÉCQUER: Leyendas Bajo ese título se agrupan las narraciones en prosa de Bécquer [22, escritas entre 1861 y 1863] y publicadas en la prensa en las que convierte el cuento o la leyenda folclórica en vehículo para la expresión de su visión personal del mundo. Para sus Leyendas, Bécquer parte de la leyenda tradicional, pero la adapta y la hace suya. La leyenda tradicional presentaba los escenarios y ambientes de manera escueta, pues sólo importaba contar la anécdota. En cambio, Bécquer poetiza los ambientes, consiguiendo que hechos normales aparenten ser sobrenaturales (sin llegar a serlo), y/o eleva a símbolo el tema. Lo importante, con ser interesante, no es sólo el cúmulo posible de fuentes que graviten sobre Bécquer, sino el sentido que ha dado éste a sus producciones legendarias, que fundamentalmente es el que descubrió el poeta Luis Cernuda cuando dice: «Es Gustavo Adolfo Bécquer quien adivina en España la necesidad de la poesía en prosa y quien responde a ella y le da forma en sus Leyendas». Algunas veces lo intentó con incursiones a la mitología oriental («El caudillo de las manos rojas»), o al fantástico mundo de los cuentos de hadas («El gnomo»), pero incluso en este último caso, que por cierto subtitula «Leyenda aragonesa», el ambiente religioso cristiano está muy presente. Es difícil encontrar en Bécquer la fantasía pura, pagana o de religiosidad meramente deísta; por el contrario, el espíritu que anima sus fabulaciones casi siempre posee connotaciones cristianas.  Maese Pérez el organista: el primer capítulo es sensacional, articulada la narración con lenguaje cotidiano, como alguien que habla a otro alguien omitiendo las intervenciones del segundo.

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o Tiene, además, algunas imágenes poéticas preciosas, especialmente cuando habla de la música, como «cantos que percibe el espíritu y no los puede repetir el labio» o «ignota música del cielo que sólo la imaginación comprende».  El rayo de luna: la historia de la leyenda, así como el personaje, es conmovedora en esa búsqueda interminable, con un final desalentador. o «Había nacido para soñar el amor, no para sentirlo. Amaba a todas las mujeres un instante» o «Manrique no estaba aún lo bastante loco para que le siguiesen los muchachos, pero sí lo suficiente para hablar y gesticular a solas, que es por donde se empieza».

Mientras tanto, el TEATRO ROMÁNTICO tiene extensa vida en España: Antonio García Gutiérrez (1813-1884) logró la celebridad con El Trovador (1836), convertido también en ópera por Verdi (quien encontró en el teatro romántico español una mina de temas para sus libretos, como también el Don Álvaro, del Duque de Rivas, por él convertido en La forza del destino); aunque la superaran Juan Lorenzo y Venganza catalana. Zorrilla, por su parte, hizo lo propio con Don Juan Tenorio. Pero el Romanticismo español termina sin haber hallar un estilo propio de plena validez literaria: comienza también tardíamente la edad del «realismo» heredando los mismos materiales expresivos, de épocas anteriores.

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3. Realismo y naturalismo I. Realismo Contextualización realismo-naturalismo El realismo es un concepto útil en tanto que no caiga en el resbaladizo terreno de la ambigüedad. El término se usó por primera vez en Francia aplicado a la literatura en 1826. Pero en esas fechas todavía hacía referencia a la descripción detallada de las indumentarias y las costumbres en las obras de Scott, Víctor Hugo o Merimée, es decir, al color local. Numerosos enemigos juzgaron negativamente los mismos rasgos, quejándose, por ejemplo, del excesivo uso del mínimo detalle exterior, del menosprecio al ideal, y consideraron la alardeada impersonalidad y objetivad como una excusa para el cinismo y la inmoralidad. Sólo en Francia hubo desde mediados del siglo XIX verdadera conciencia del nacimiento y desarrollo del realismo, que en Italia denominaron verismo. Los tradicionalistas objetaron asimismo que los realistas no escribían literatura, sino que hacían descripciones científicas, como Flaubert en Madame Bovary (1857). El Realismo nace en Francia, como respuesta al Romanticismo (por fantasía desbordada) y al Neoclasicismo (por la aplicación encorsetada de la retórica) hacia 1840, con La comedia humana de Balzac (realismo), para consolidarse hacia 1880 con Zola (naturalismo) relativamente pronto, cuando, en el momento culminante de su carrera, publica La novela expereimental (1880) y Los novelistas naturalistas (1881), haciendo una exposición sistemática de sus ideas y entroncando con la tendencia de Stendhal, Balzac y Flaubert, proponiendo así un método científico para la literatura: «El novelista es en parte observador, en parte experimentador. Como observador recoge hechos, fija el punto de partida, establece el sólido terreno sobre el cual los personajes caminarán y se desarrollarán los fenómenos. Entonces aparece el experimentador y emprende el experimento, es decir, provoca que los personajes se muevan en un relato dado para mostrar que la sucesión o el orden de los hechos será tal como lo requiera la determinación de los fenómenos bajo estudio».

El ataque más duro provino entonces de Eugéne-Melchior de Vogüé, que había permanecido varios años en San Petersburgo y, a su regreso, publica el ensayo La novela rusa (1886), proponiendo la tendencia espiritualista de la novela rusa, de la cual no se tenía noticia alguna en la Europa occidental y que prendió de forma inmediata. Estos novelistas del

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este no sólo se volcaron sobre el mundo exterior, sino también sobre el interior, como decía Dostoievski, jactándose por ello mismo de ser más realistas que los positivistas y materialistas franceses. Dostoievski descubre el más importante principio de la psicología moderna: la ambivalencia de los sentimientos (por ej.: la nostalgia de lo sublime VS la nostalgia de la inmundicia). Todo impulso, toda excitación, todo pensamiento engendra su contrario en cuanto aparece en la conciencia de los hombres.

Características El Realismo es un movimiento estrechamente ligado a la filosofía positivista de Auguste Comte. Para Comte, el espíritu humano, cuando alcanza el estado «positivo», renuncia a investigar el origen y el fin de las cosas y, combinando experiencias y razonamientos, se limita a fijar las leyes efectivas de los fenómenos, sus relaciones invariables, su sucesión y similitud. A la filosofía ahora también le compete el estudio de los fenómenos sociales y, por tanto, se abre la época de la filosofía social. De hecho, el interés por la psicología y el análisis de las consciencias sociales es patente en los mejores escritores realistas, que realizan análisis sociales e individuales de gran precisión y hondura. Por otro lado, el Realismo está íntimamente ligado a la burguesía y a la clase media, nueva protagonista de la historia y, por tanto, protagonista también del género literario predominante de este movimiento: la novela. De las revoluciones ha salido fortalecida una alta burguesía que se ha vuelto fuertemente conservadora. Hacía ya tiempo que escritores y artistas habían puesto los ojos en la realidad circundante, pero la novedad del Realismo radica en el grado de atención que se le presta ahora y del papel predominante de la realidad contemporánea en el nuevo arte. Ambientes y personajes hasta entonces ausentes de la literatura, como campesinos, artesanos y obreros, adquieren también papel protagonista. El escritor realista no inventará mundos e historias extraordinarias, su ficción se atiene al principio de mímesis. Sus personajes no serán extraordinarios, sino cotidianos y reconocibles, y estarán dotados de tal grado de verosimilitud que el lector podrá percibirlos como representaciones de seres vivos reales. Por esta razón, sea hace mandatorio la abundante documentación, de forma que se consiga…

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a) Un mayor detallismo en las descripciones. b) Decoro social, por la abundancia de diálogos y la plasmación del lenguaje coloquial y las jergas. El autor, conforme vaya asumiendo los postulados naturalistas, se volcará en narradores de la historia que tenderán a la impersonalidad, a pasar desapercibidos. Aun con ello, las digresiones de narrador son típicas del realismo, a través de narradores omniscientes que toman partido en las historias que relatan.

La novela y el cuento del período realista en España Como ni la novela histórica ni la novela social eran del agrado de las clases dominantes en España, surgió junto a ella otro tipo mucho más inocuo: la novela de costumbres sociales. Los verdaderos creadores del realismo decimonónico fueron Stendhal (1783-1842) y Balzac (1799-1850), aunque en España el realismo siempre se sintió heredero de la tradición cervantina, de la picaresca y de los clásicos del Siglo de Oro. En realidad, el realismo español se va imponiendo a través del costumbrismo romántico y del gusto por la pintura de lo típico y de la observación de lo cotidiano, pero, en la novela, no penetra de forma decidida hasta más que mediado el siglo. En otras palabras, en España el Realismo pleno no comienza hasta 1870 con la publicación de La Fontana de Oro, la primera novela de Galdós, pero desde la aparición en 1849 de La Gaviota de Fernán Caballero la novela española ha entrado en ese realismo incipiente. La tardía aceptación del Realismo pleno hace que medie apenas una década entre su implantación y el debate sobre la nueva tendencia del Naturalismo en los años 80, por lo que ambos conviven o se combaten y muchos de nuestros novelistas participan de ambas tendencias. Así, Galdós, autor de la primera novela realista, es también el de la primera novela naturalista española, La desheredada (1881). Ante todo, primaba la voluntad de representar la realidad contemporánea como un fragmento de vida y con el propósito indiscutible de diferenciarse de otro género novelístico en boga: la novela histórica. A partir de la publicación de El escándalo (1875), de Pedro Antonio de Alarcón, se generó una modalidad de novela docente, «de tesis», a través de la cual se participaba en un debate

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ideológico, que las circunstancias políticas habían propiciado desde la Revolución de 1868, tomando por campo de batalla el problema religioso. El cuento es, sin embargo, un género muy cultivado en la segunda mitad del siglo XIX, y en España la producción alcanza su mayor apogeo tal vez en la etapa isabelina, pero continúa durante todo el período. En muchos casos, en él se refugia la fantasía de los autores. El cuento realista debe mucho al cuadro de costumbres, pero su característica fundamental es quizá la preocupación por la fidelidad a la realidad actual, el reflejo de los problemas de la España contemporánea. Los cuentos de mayor calidad del periodo son los de los grandes novelistas del Realismo: Valera, Alarcón, Galdós, Clarín y Pardo Bazán; siendo los de Valera los que más se apartan de la norma general y en los que la fantasía adquiere una mayor relevancia.

II. Naturalismo El Naturalismo será una tendencia del realismo, formulada por Émile Zola, que intentará trasladar a la literatura el método hipotético-deductivo-experimental de la ciencia positivista de la época. Pretende el Naturalismo que la literatura utilice un método de acercamiento a la realidad parecido al de las ciencias experimentales, basado en la observación, la experimentación y la impasibilidad ante los hechos, e incorpore los datos proporcionados por los estudios de las ciencias naturales, la biología, la fisiología, la psicología y la sociología. El Naturalismo, como el Realismo, centra su debate y su interés sobre la novela. La novela permite no sólo mostrar lo exterior, sino penetrar en las entrañas del personaje y ver incluso lo que el propio personaje no puede ver, como decía Clarín. Según Labov, la narrativa natural se caracterizaba por: o Prólogo: el narrador anticipa brevemente el tema principal de lo que va a contar o Orientación: se presentan los personajes, ambientes, o Acción envolvente: la acción propiamente dicha o Valoración: comentarios, énfasis, repeticiones, llamadas de atención para justificar el relato, para focalizar la atención del receptor, para darle clave interpretativas con que identificar lo cómico, lo trágico, etc.

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o Resolución: cierre del relato o Coda o epílogo: conclusiones, moraleja, etc.

El Naturalismo en España Podría decirse que el rasgo común de los novelistas naturalistas en España consiste en una suerte de «conciencia nacional» por la cual se les puede considerar insertos en la «primera gran generación moderna», que, precediendo a la del 98, florece sobre todo en torno al tiempo de la Revolución de Cánovas. Para algunos autores el Naturalismo español es un naturalismo atenuado, pues la situación histórica y sociocultural de España no permite que el pensamiento positivista alcance el nivel hegemónico que tuvo en Francia. Las obras de esta nueva generación esencialmente naturalista, si bien no alcanzaron la calidad de Galdós, Clarín, Valera o Pardo Bazán, fueron muy significativas y leídas en la época. Este Naturalismo radical español de finales del XIX se caracteriza por el anticlericalismo, la crítica del orden sociomoral imperante y el interés por la conducta fisiológica de los personajes. Se convierte a la novela en ocasiones en una historia clínica, porque quiere ser una novela terapéutica. Pero la escuela zolesca tiene su mejor representante en BLASCO IBÁÑEZ. En él el determinismo naturalista se presenta bajo la forma del medioambiente, que hace a los individuos víctimas de su acción implacable.

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III. TEXTOS La novela del prerrealismo  Fernán Caballero (1796-1877): La gaviota Cecilia Bóhl de Faber, conocida con el seudónimo con el que firmó sus obras, Fernán Caballero. La gaviota (1849), su primera novela, se considera el gozne entre la ficción romántica y la realista. En esta, como en todas sus demás narraciones, predomina el dogma antiliberal. Sus novelas están construidas aún como series de escenas (muchas de ellas típicamente costumbristas), unidas por un poco sólido hilo argumental. Dibujan una realidad fuertemente poetizada e idealizada, al tiempo que la historia narrada sufre continuas paralizaciones tanto por la inclusión de esas escenas como por las digresiones moralizantes. Uno de sus mayores valores radica en situar las historias narradas en escenarios contemporáneos, descritos con gran precisión. Escribió también varias colecciones de cuentos. o «No hay cosa más justa que pedir a Dios por los difuntos, y yo me acuerdo de un cofrade de las ánimas que estaba una vez pidiendo por ellas a la puerta de una capilla, y diciendo a gritos: “El que eche una peseta en esta bandeja saca a un alma del purgatorio”. Pasó un chusco, y habiendo echado la peseta, preguntó: “Diga usted, hermano, ¿cree usted que ya está el alma fuera?” “Qué duda tiene?”, repuso el hermano. “Pues entonces ‒dijo el otro‒ recojo mi peseta, que no será tan boba ella (el alma) que se vuelva a entrar”.

 Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891): El sombrero de tres picos, transfigurada musicalmente por el homónimo ballet de Manuel de Falla. Fue uno de los más destacados narradores del realismo inicial. Forma, junto a Fernán Caballero y José María de Pereda el grupo de «realistas tradicionales». Su primera novela, y la más conocida, El sombrero de tres picos, es una novela corta basada en un tema folclórico que narra la historia de un viejo corregidor que requiere de amores a una molinera, pero esta, fiel a su marido, lo rechaza y entre ambos y la mujer del corregidor le propinan un escarmiento. Sus siguientes novelas constituyen un débil intento. Son más logrados algunos

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de sus cuentos y su novela corta La mujer alta, pero en ninguna de sus obras alcanzó las cotas de frescura y precisión de El sombrero de tres picos. o Esta interjección que el narrador hace a su discurso es genial: «¿Tan rico era el Molinero, o tan imprudentes sus tertulianos? ‒exclamaréis interrumpiéndome.». Por un lado, acapara la atención de los lectores, que sienten interpelados; por otro, cuestiona si los narradores se dirigen a un lector o a varios. Es decir, ¿plural o singular? o Lo poético de esta expresión: «El tío Lucas ahorcó los hábitos en aquel punto y hora y sentó plaza de soldado» o «… y una manera de andar que sólo se puede describir con la absurda fórmula de que parecía cojo de los dos pies».

La novela del Realismo  José María de Pereda (1833-1906) Fue el menor de 22 hermanos. En sus primeros libros intenta pintar y dar vida permanente a tipos y paisajes de su tierra que desaparecían ante los nuevos tiempos, mirando al pasado con nostalgia. Sus mejores novelas son sin duda las dos que a continuación se refieren. Pese a que el naturalismo había influido ya en él, predomina lo lírico sobre lo narrativo.  Sotileza (1855) Crisálidas (sobre el cura y los niños)  Peña Arriba (1895) La caza del oso

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 Juan VALERA (1824-1905): Pepita Jiménez A diferencia de otros novelistas del periodo realista, Valera posee, antes de ser creador, una sólida teoría literaria, formada en sus profundos conocimientos de la literatura, desde los clásicos hasta los contemporáneos, y solidificada en su rica y copiosa labor como crítico literario. En sus novelas destaca fundamentalmente el análisis psicológico de sus personajes. Analiza y muestra el proceso interior que sufren, el cual motiva sus acciones, los hace obrar de una manera y no de otra, y determina su vida. Él mismo se consideró iniciador del psicologismo en la narrativa española. Tanto en la novela como en la mayor parte de los cuentos de Valera, se observa una crítica de los ideales románticos. Su estilo es depurado, su domino de la lengua le permite comunicar con claridad los conceptos y matices más sutiles con un léxico muy rico en todos los campos y se ajusta al ideal clásico de la belleza: dominio de la razón, afán de síntesis, equilibrio de sentimientos, erudición y elegancia. A este ideal clásico, se añaden tres características de la modernidad: espíritu crítico y analítico, búsqueda del saber enciclopédico y amor a la libertad. Escribió también novelas como Juanita la Larga y numerosos cuentos, artículos y ensayos de crítica literaria, historia, política y filosofía. Pepita Jiménez (1874), considerada unánimemente como una de las obras maestras del siglo XIX, analiza el proceso de enamoramiento de un seminarista a través de las cartas que dirige a su mentor, y acaba con el triunfo del amor humano sobre lo divino, pues el seminarista acaba colgando los hábitos por una joven viuda. En sus cuentos realistas y naturalistas, Juan Valera es quizás donde se siente más libre para dar cabida a un universo personal en el que conviven, en un mismo nivel, lo real y cotidiano con lo fantástico y exótico. Se interesó también siempre por la labor de los folcloristas y recopiladores de cuentos tradicionales. En consecuencia, algunos de sus mejores cuentos son una recreación literaria de cuentos populares. Él mismo contribuyó a la labor de recopilación con:  Cuentos y chascarrillos andaluces tomados de la boca del vulgo  Coleccionados y precedidos de una introducción erudita y algo filosófica por Fulano, Zulano y Perengano: o Parsondes (de temática oriental)

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 Benito PÉREZ GALDÓS (1840-1920) Leyó a autores españoles clásicos, románticos y costumbristas, así como a Balzac y Dickens. Este último, que llegó a traducir al castellano, influyó sin duda en su forma de representar las diversas capas sociales y las conexiones entre la historia, la situación social, la geografía urbana y el carácter del individuo. En conjunto, la obra novelística de Galdós, si sabemos no extraviarnos entre su vasta selva y escoger los numerosos títulos que pueden responder a nuestro gusto actual, es la mayor aportación española a ese gran género internacional de la narrativa realista/naturalista.

(1) Sus primeras novelas conservan aún el influjo romántico en los fuertes contrastes de luz y sombra y en la división maniquea de personajes arquetípicos de buenos y malos: La Fontana de Oro.

(2) Las novelas siguientes, aunque los personajes son más complejos, son las llamadas «novelas de tesis» [la que se plantea, como objetivo principal, el desarrollo de una determinada opinión o ideología],

en las que ataca el inmovilismo de la sociedad española y los valores del antiguo

régimen: Gloria (1877).

(3) En 1873 comienza a publicar los Episodios Nacionales (20 volúmenes), en los que novela la historia moderna española tratando de explicar la división y diferencia entre las dos Españas, que mantuvo a nuestro país en permanente estado de guerra. Fue la parte más popular de su producción. Los Episodios nacionales, cinco series de 9 o 10 novelas cada una, a lo largo de las peripecias de un protagonista ‒uno por cada serie‒ van presentándonos los hechos más salientes de la historia española del siglo XIX.

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En la década de los ochenta publica las que él mismo denominó novelas

contemporáneas, las cuales constituyen la cumbre de su narrativa:  Miau, la novela del «cesante», que tiene detrás, como el coro de una tragedia, a su mujer e hijas, en las más completa inconsciencia de su pobreza, fingiendo el bienestar y obteniendo billetes gratuitos a la ópera.  La de Bringas es un virtuosismo de la pequeñez, acentuado por un hábil contraste: se trata de la vida de los pequeños empleados del Palacio Real, que vivían muy modestamente, pero en el mismo edificio del Palacio, con las ventadas a la gran

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azotea: aquí Galdós sabe llegar al límite del ahogo a fuerza de deliberada estrechez.  Tormento (amarga historia)  La obra más representativa de este periodo, y tal vez la mejor, es la que quiso ser su obra maestra, Fortunata y Jacinta, y quedó a medio conseguir: en ella se reúnen los dos mundos galdosianos, el pueblo bajo de Madrid y la clase media de origen comercial, pero la pieza que debía enlazarlos ‒‒la dualidad amorosa en torno a un hombre‒‒ resulta el elemento menos consistente de la obra, en contraste con la fuerza y vivacidad con que se nos presenta toda una galería de tipos curiosos, alguno de los cuales, el usurero Torquemada, merecerá posterior desarrollo aparte. En Fortunata y Jacinta los personajes, hasta los más secundarios, están dotados de una verdad y una vida propia asombrosa. Las descripciones, en las que combina lo visual, lo táctil, lo sonoro y hasta lo olfativo alcanzan unas cotas insuperables. o La fuerza de esta descripción es genial: Capítulo II. Primera parte. «Nació Barbarita Arnáiz en la calle de Postas, esquina al callejón de San Cristóbal, en uno de aquellos oprimidos edificios que parecen estuches o casas de muñecas. Los techos se cogían con la mano; las escaleras había que subirlas con el credo en la boca; y las habitaciones parecían destinadas a la premeditación de algún crimen».

(5) En los años 90 aparecen con fuerza los problemas éticos en Tristana (también amarga novela) y Misericordia, con influencia del espíritu ruso, y Pérez Galdós retoma los Episodios Nacionales, con mayor maestría si cabe.  Misericordia es el mejor alarde de Galdós en la presentación de personajes populares, con la heroica sirvienta que mantiene a su arruinada señora con ahorros de sus antiguas sisas, y sobre todo ‒siempre el contraste de lo insólito frente a lo cotidiano‒ el moro ciego Almudena, espiritualmente enamorado de la sirvienta.

(6) Ya en el siglo XX, después de haber estrenado algunas obras de teatro, publica sus últimas novelas, como La razón de la sinrazón (1915), novela dialogada.

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 Leopoldo Alas, «Clarín» (1859-1901): La Regenta Es el autor de la que ha sido considerada como la mejor novela del realismo español: La Regenta. Es también un admirable autor de cuentos y un magnífico crítico. En La Regenta (1884-1885) se conjugan el deseo de reflejar la realidad contemporánea del realismo, el método de análisis de esta misma realidad que proporcionaba el naturalismo, la influencia de la novela autoconsciente de Flaubert, y el interés por lo ético procedente del krausismo [doctrina idealista que se funda en una conciliación entre el teísmo y el panteísmo, según la cual Dios, sin ser el mundo (panteísmo) ni estar fuera de él (teísmo), lo contiene en sí y de él trasciende];

todo ello

para construir una obra «totalizadora», magníficamente construida, que trasciende la realidad provinciana para convertirse en referente de toda la sociedad española del periodo de la restauración borbónica, de sus conflictos colectivos e individuales. El monólogo interior y el discurso indirecto libre consiguen el efecto de que la novela se cuenta a sí misma, sin intervención del narrador, y le permite mostrar con naturalidad el interior de los personajes. o Poética forma de hablar de la lluvia: «Luego se caería el cielo hecho agua sobre Vetusta». o «De Pas sentía que lo poco clérigo que quedaba en su alma desaparecía. Se comparaba a sí mismo a una concha vacía arrojada a la arena por las olas. “Él era la cáscara de un sacerdote”». o El humor de este pasaje también es sensacional: «El marqués apoyó una idea muy eruditamente: ‒Eso es piedad transtiberina. ‒Justo, dijo la baronesa, sin recordar en aquel instante qué era una transtiberina. »

Los cuentos y relatos de Clarín son, sin duda, de los mejores del realismo español. Los recogió en cuatro libros:  Pipá  El Señor y lo demás son cuentos  Cuentos morales  El gallo de Sócrates

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Los cuentos escritos antes de 1890 son los que presentan rasgos naturalistas. En muchas ocasiones tienen un débil hilo argumental y son más bien sátiras de hábitos y comportamientos que Clarín consideraba censurables. En los cuentos posteriores, en cambio, abandona el estilo prolijo de los primeros para ir ganando en concisión del lenguaje, brevedad, esencialidad, lirismo y ternura. Un buen ejemplo de ello es ¡Adiós, Cordera!, bellísimo relato que tiene a tres vacas como protagonistas.

La novela del Naturalismo  Doña Emilia (Condesa de) PARDO BAZÁN (1851-1921): La tribuna Es la más importante escritora española hasta el siglo XX. Ninguna mujer antes alcanzó un prestigio y una influencia semejantes. «En el día ‒no es ilícito dudarlo‒ la novela es traslado de la vida, y lo único que el autor pone en ella es su modo peculiar de ver las cosas reales» El mismo año que aparece La desheredada de Galdós, publica su primera novela naturalista: Un viaje de novios, a la que sigue, en 1882, La Tribuna. Los prólogos a estas dos novelas, más la colección de artículos titulada La cuestión palpitante, se consideran el «manifiesto» el naturalismo español, pues en ellos dio a conocer su concepción del naturalismo y divulgó su conocimiento. Ella, aun defendiendo muchos de los procedimientos narrativos de Zola, rechaza algunas de las bases ideológicas fundamentales del naturalismo, como son el determinismo y la herencia en la degeneración personal y social. Sí adopta «técnicas» propias de esta escuela, como el método experimental, la objetividad, el tratamiento de temas duros y la descripción de ambientes degradados donde el individuo se desarrolla según sus propias leyes naturales. Frente a los principios ideológicos y literarios de Zola, Pardo Bazán acentuaba la conexión de la escuela francesa con la tradición realista europea, lo que le permitía acercarse a un ideario más conservador, católico y biempensante. En La Tribuna, tanto el tema como los ambientes, la acción y la forma de narrar y describir sí se acercan bastante a la concepción de novela que defendía Zola, como puede

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observarse en la descripción de trabajo de las mujeres en la fábrica de tabaco de La Coruña y en el intento de reflejar la sordidez de la vida de las clases bajas. o «En resumen: la historia de la pobreza y de la incuria narrada en prosa por multitud de objetos feos». o «“Que trabaje ‒decía‒ como yo trabajé”. […] ¡Que sudasen! Donada por el terrible egoísmo que suele atacar a los viejos cuya mocedad fue laboriosa, la impedida hizo del lecho de dolor quinta de recreo.» El método naturalista culmina en Los pazos de Ulloa (1886-1887), su obra maestra, patética pintura de la decadencia del mundo rural gallego y de la aristocracia, y su continuación La madre naturaleza (1887), fabulación naturalista que, al contrario que en Pereda, demuestra que los instintos conducen al pecado. Son sus obras más conocidas y consideradas más logradas. Posteriormente, la lectura de los novelistas rusos (en especial Tolstoi), a los que divulgó en España, la impulsó a un cambio de intereses, técnicas y estilo en sus novelas.  Los pazos de Ulloa (1886). En esta obra logra excepcionalmente superar peligros de afectación estilística, se presenta una intensa situación anímica: el joven y tímido capellán de gran casa de campo, para evitar males, logra que su señor contraiga matrimonio, pero encuentra que la esposa se convierte en una mártir, terminando el propio capellán por ayudarle a fugarse, con el escándale consiguiente. El ambiente está vivo, y el paisaje gallego invade la imaginación eficazmente. Su evolución narrativa desemboca en una defensa del misterio, que anticipa la estética más renovadora del siglo XX. A partir de 1890 Emilia Pardo Bazán, aunque no abandonó la novela, dedicó su actividad creativa sobre todo a los cuentos. Debido a ello, el corpus de cuentos de esta autora alcanza los 500 títulos y sobrepasa al de cualquier autor de la época. Abordan temas muy variados y responden a diferentes tendencias (humorísticos, costumbristas, fantásticos, de terror, regeneracionistas…). Por ejemplo:  Pena de muerte  En el presidio o «El hombre era como un susto de feo».

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o Interesantísima reflexión: «¿No cree usted que en todo hombre, por malo que sea, hay una centella de sentimiento, un poco de luz escondida allá en las lobregueces de su espíritu? Yo, a fuerza de ejercer mi oficio, que tanto instruye y documenta sobre la naturaleza humana, he llegado a adquirir esta convicción. Y es más: me atrevería a afirmar que las acciones de los mayores criminales, en lo habitual, no se diferencia tanto, tanto, de las del hombre normal, de bien. Nadie es criminal a todas horas, a todos los instantes».  El indulto, ha sido considerado como la primera narración contra la violencia de género. Me encanta, así como me espanta, este cuento.

Temas principales de su obra: 1) La relación entre la naturaleza gallega (el medioambiente de los naturalistas) y el individuo. La ve como madre, pero también como madrastra. 2) La preocupación por la situación de la mujer española. Desde la falta de complejos que le da su condición de aristócrata… 

Se burla de una educación basada en el clasismo.



Lamenta la obligada limitación de muchas mujeres al ámbito doméstico, sin posibilidad de horizontes espirituales más amplios.



Se proclama feminista, dentro de los límites que su tiempo y su condición social le permitían. «La clave de nuestra regeneración está en la mujer, en su instrucción, en su personalidad, en su conciencia. España se explica por la situación de sus mujeres, por el sarracenismo de sus hombres».

3) El AMOR, en el que se conjugan de forma muy atractiva la sensibilidad y la sensualidad de su temperamento femenino.

 Alejandro SAWA Martínez (1862-1909): La declaración de un vencido Es uno de los representantes más genuinos de la bohemia española de finales del siglo XIX. Retrataban los bajos fondos, elegían como personajes a los desheredados de la fortuna, situados en ambientes noctámbulos generalmente, y denunciaban la injusticia con un lenguaje desgarrado, expresionista y provocador. La prostitución fue uno de los temas de denuncia

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recurrentes. Para obtener algún ingreso tuvo incluso que trabajar como «negro» escribiendo artículos que luego firmó Rubén Darío, por ejemplo. En 1906 pierde la vista y posteriormente la razón. Su figura inspiró el personaje de Max Estrella de Luces de Boehmia de Valle-Inclán. Sus novelas representan la tendencia más radical del naturalismo. En ellas siempre hay una crítica del orden social y de la iglesia. Declaración de un vencido (1887) es ejemplo de la actitud desafiante y la crítica demoledora de los valores establecidos. o «Me salí a la calle más embriagado por la acción corrosiva del pensamiento sobre el cráneo, que por la del alcohol que había consumido». o «Siempre he creído digno del grillete, cuando menos, al hombre que se rebaja hasta dejar caer su mano sobre la mejilla de una mujer o de un niño.» o El desgarro de esta frase es reseñable: «¡Ay, si yo fuera creyente de la otra vida, mato a Carmen esta tarde, para vivir eternamente desposado con ella en el otro mundo!». o «Yo sé que en todo suicida hay un asesino».

 Vicente de Blasco Ibáñez (1867-1928): Ha sido considerado como el mejor exponente del naturalismo español a pesar de que, por edad, estaba más cerca del Modernismo (es 3 años menor que Unamuno y 1 menor que Valle-Inclán). Sus novelas de más éxito y que le granjearon mayor popularidad fuera y dentro de España (Los cuatro jinetes del Apocalipsis y Mare Nostrum) son, sin embargo, las de menor calidad artística. En cambio, en sus novelas valencianas hay una gran fuerza expresiva y unas imágenes visuales muy potentes, no exentas de crueldad unas veces y de humor e ironía otras.  La barraca o «Era una venganza de esclavo, el amargo placer del mendigo que comparece con sus pestilentes andrajos en medio de una fiesta de ricos».  Entre naranjos o Poética forma de hablar de la lluvia: «El cielo llorando incesantemente por sus innumerables ojos».

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