Test Del Reloj

Test del Reloj. Clock Drawing Test (CDT) (Battersby, Bender, Pollack y Kahn, 1956) Test del Dibujo del Reloj (TDR) es un

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Test del Reloj. Clock Drawing Test (CDT) (Battersby, Bender, Pollack y Kahn, 1956) Test del Dibujo del Reloj (TDR) es un test de cribaje para examinar el deterioro cognitivo en diversos trastornos neurológicos o psiquiátricos, siendo empleado originalmente por neurólogos para valorar la función temporo-parietal (Critchley, 1956). En 1986, Shulman et al. lo aplicaban por primera vez como test de cribaje de la función cognitiva en ancianos y, posteriormente fue utilizado para evaluar la gravedad de la demencia, con el establecimiento de criterios de realización y puntaje específicos (Shulman 1993). Varios han sido los autores que han desarrollado diferentes sistemas de realización y puntuación del TDR para valorar las ejecuciones que los sujetos han realizado en esta tarea ; entre ellos, cabe destacar los siguientes: Sunderland et al. (1989), Wolf-Klein et al. (1989), Méndez et al. (1992) y Shulman (1993). Tal y como se diseño inicialmente, se trata de un test sencillo de aplicar que valora una tarea compleja consistente en dar a los pacientes una papel en blanco y las instrucciones para dibujar un reloj (un círculo, los doce dígitos correspondientes a las horas) y poner una hora concreta, las once y diez. El hecho de poner precisamente esta hora, es debido a que requiere la participación de los dos hemicampos visuoatencionales (derecho e izquierdo) en los dos cuadrantes superiores, es decir, en los campos temporales (Goodglass y Kaplan, 1979). La prueba exige al paciente estar atento a la instrucción oral que recibe, recordar como es un reloj, es decir, recuperar de su memoria la imagen viso-espacial apropiada y desarrollar funciones ejecutivas complejas que incluyen las planificación mental, así como disponer de las habilidades visio-espaciales necesarias para poder dibujar el reloj. Martínez et al. (1998) han señalado que evaluar alteraciones viso-espaciales puede ser una alternativa cuando resulta menos accesible explorar funciones amnésicas conforme progresa la enfermedad. En general, la investigación neuropsicológica con sujetos dementes han enfatizado las disfunciones asociadas a la memoria, en detrimento de las anomalías viso-espaciales. De hecho, y siguiendo a Sunderland et al. (1989), las habilidades viso-espaciales también están alteradas en la demencia tipo Alzheimer, y pueden ser el primer déficit en algunos pacientes en los estadios tempranos de la enfermedad; pero estos cambios no están tan bien caracterizados como los déficits verbales y la memoria en muchas de las baterías neuropsicológicas de las que disponemos en la actualidad. Esto hace del test del reloj un interesante prueba complementaria para la valoración de la enfermedad de Alzheimer, especialmente a los test basados en tareas de memoria y verbales (Teresi y Evans, 1997), y como tal debe ser considerada ya que todavía no tiene un uso suficientemente generalizado que permita sustituir con esta prueba otras más consolidadas. Dal Pan et al. (1989), han señalado que en pacientes con probable demencia tipo Alzheimer, que han sido sometidos a la tarea del TDR muestran capacidad para utilizar los números apropiadamente, pero que exhiben severas dificultades para situar los números dentro del contorno de la esfera del reloj, cometen errores secuenciales con frecuencia, y no son capaces de colocar los números de forma simétrica. La apraxia constructiva es una alteración neuropsicológica común en la demencia, que es frecuentemente observable ya en las primeras etapas de la enfermedad. Méndez et al. (1992) afirman que el TDR es una medida sensible de apraxia constructiva. Además, la producción de dibujos implica otras muchas funciones cognitivas, de manera que la interpretación de un dibujo anómalo puede revelar otros déficits cognitivos: análisis visoperceptual, ejecución motora, procesos atencionales, comprensión lingüística y conocimiento numérico. Cartié, Baillés, Bañuls, y Salamero (1999) en una valoración del índice de fiabilidad entre observadores han obtenido una correlación muy alto r = 0.99. Esto sugiere que los criterios de corrección empleados son objetivos y específicos, lo que facilita la corrección e interpretación por parte de los evaluadores, este resultado es superior al descrito por Heinik, Vainer-Benainah, Lahav, et al. (1997). Las capacidades psicométricas aportadas por Cacho, García-García, Arcaya, Vicente, y Lantada (1999) señalan que el obtienen un valor de correlación considerablemente alto (coeficiente alfa de Cronbacj de 0.90), lo que nos indica que el test ofrece una alta consistencia interna En el test del Reloj se han desarrollado diversos métodos para aplicar y puntuar este test (Méndez, et al. 1992; Shulman et al. 1986; Sunderland, et al. 1989; Wolf-Klein et al. 1989). Sin embargo, aún no se han propuesto unos criterios estandarizados para su aplicación y puntuación. Todo ello ha contribuido a generar una cierta confusión acerca de la utilización adecuada del test y de su

intepretación, a pesar de que muchos autores que lo han aplicado coinciden en destacar el gran valor del TR como prueba de screening de demencia. De las dos formas habituales de corregir el TR, se ha empleado la segunda. 1. Comprehensive Scoring System (CSS), propuesto por Freedman et al. (1994). 2. CDIS. Méndez et al. (1992). Permite obtener una puntuación máxima igual a 20. 3. Sunderland et al. (1989). Que va desde el 0 (reloj totalmente incorrecto o inexistente) a 10 puntos (reloj correcto). Se puede aplicar los criterios de Rouleau et al. (1992). Otro tipo de información para rellenar este apartado, el TDR detecta la negligencia contralateral en pacientes con lesión en el lóbulo parietal. Actualmente, su aplicación se ha extendido al ser el TDR una prueba que proporciona valiosa información acerca de las diversas áreas cognitivas activadas en la ejecución de esta breve prueba que corresponden a funciones cognitivas semejantes a las que valora el Mini-Mental State Examination de Folstein et al. (1975), entre ellas, lenguaje, memoria a corto plazo, funciones ejecutivas, práxicas y viso-espaciales. Además esta prueba es sencilla, rápida y de fácil administración y corrección empleada en la detección precoz del deterioro cognitivo (Sunderland, et al. 1989; Whatson, Arfken, y Birge, (1993); Wolf-Klein, Silversotne, Levy, y Brod 1989).

Diferencias entre dos formas de escalas supongo que serán Freedman et al. (1994) vs Méndez et al. (1992). (¿la de Freedman et al. (1994) es la misma que Schulman et al. 1986, 1993?). Schulman, et al. (1986, 1993) el rango va de uno a seis, siendo seis el máximo error posible. Méndez et al. (1992), va de uno a veinte, siendo esta última la puntuación máxima de aciertos.