Terapia floral Evolutiva Luis Jimenez

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Terapiafloral Evolutiva: la Vía Iniciática de Edward Bach

Luis Jiménez

Dedicado a Magdalena, más que inspiración, misterio.

Terapiafloral Evolutiva: la Vía Iniciática de Edward Bach © 2012 Luis Jiménez © 2012 Escuela Andalusí Primera edición: Octubre 2012 Depósito Legal: MA 2401-2012 Coordinación de la Edición: Diana Torija Impreso en España

AGRADECIMIENTOS

Este no es un libro individual, es la suma del esfuerzo de muchos que han participado de distintas maneras para que una obra de esta dimensión pueda ser sintetizada en unas pocas páginas; por ello, quiero resaltar el aporte significativo de algunas de las personas que con su trabajo, investigación y, sobre todo, su generosidad han contribuido de una forma explícita a los contenidos que aquí presentamos. A Álvaro Remiro y a Alicia Carrasco por su erudición alquímica que ha quedado patente en el capítulo segundo. A Ernesto Postigo por su inestimable colaboración en la labor de investigación de los 12 Trabajos de Hércules; y en especial, a Diana Torija, sin cuya participación este libro no hubiera sido posible, su compromiso, entrega y perseverancia permiten que hoy se pueda leer esta obra. A Lluís Juan por su ardua labor de investigación y traducción, que ha favorecido el entendimiento de muchas áreas ocultas de Edward Bach que incluimos en esta obra. Gracias a todos ellos, gracias a mis Maestros y Maestras, que los sintetizo en Eduardo Grecco y Yabir abu Omar, quien en gloria esté; a mis padres, a los padres de mis padres y en ellos, a toda la humanidad. Gracias Magdalena. Luis Jiménez

PRÓLOGO

No soy el que pensé que era hasta ahora, no soy aquel a quien llamo yo, yo no soy mis proyectos, ni la imagen que yo mismo y otros tienen de mí, soy un extraño y me busco a mí mismo. Carl Jung

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l mito recupera, a la ciencia y el arte terapéutico, su posibilidad simbólica. Así ocurre en las obras de Sigmund Freud y Carl Jung que, a pesar de todos los intentos de quitar de sus discursos la fecundidad del mito, éste permanece y fundamenta una práctica que, al mismo tiempo, configura una cosmovisión. En el siglo XIX suceden muchos acontecimientos curiosos que preparan el advenimiento del pensamiento contemporáneo. Entre éstos hay dos que se aparejan. En primer lugar, el surgimiento de la topología como ciencia que rompe la aparente Unidad del homogéneo espacio eucliniano que la modernidad había sobreimpuesto como verdad. Un espacio que hacía desaparecer las singularidades de los accidentes de los recorridos humanos quitándoles significado y reduciéndolas a marcas de dirección y de ubicación. La geometrización del espacio no acababa en él, sino que se hacía medida del Universo, del pensamiento y de las relaciones. La multiplicidad de los rincones diversos y originales se perdía en la Unidad de una razón congruente con la recta, el plano, la tridimensionalidad normada. La imaginación poli-dimensional quedaba impedida, la singularidad significante de las circunstancias eludidas. En segundo lugar, la reaparición del mito como discurso auténtico y no como desperdicio sin significado, fantasía improductiva ni distracción. Redimir el mito y reconquistar el valor de su eficacia como patrón de la

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vida implicó una inflexión de proporciones difíciles de contemplar para la consciencia analítica. Supuso poner en las manos del mito la verdad de la historia y la verdad interior de cada ser humano. Llevó al Yo al abismo de descubrir su naturaleza ignorante, a verse desplazado del escenario causal de la existencia. Ahora, si unimos ambos términos, topología y mito, es posible ver que los mitos describen recorridos, y que los recorridos topológicos son mitos; la geografía mitológica coincide con la topológica tanto como el cuerpo con el psiquismo. El cuerpo es una topología emocional y el psiquismo un transitar topológico. En suma, el mito es un articulador que reúne en su seno Geografía e Historia en la cadena de símbolos que lo componen. Mucho antes de que esto sucediera, la Alquimia había puesto de manifiesto esta realidad y es natural que, como consecuencia de este giro epistemológico, renaciera en el siglo XX, en coincidencia con la cristalización de los movimientos terapéuticos que ansiaban recuperar de su olvido la sombra del hombre. Dentro de éstos, la obra de Edward Bach es una rama que quizá no alcanzó la trascendencia merecida, pero cuyo legado nos acerca profundamente no sólo a la sombra, sino a la luz donde los seres humanos moran desconociendo lo que habitan. La muerte prematura de Edward Bach dejó su obra en un punto que, a mi parecer, no hace justicia a lo que entraña. Bach hizo un recorrido, pero no plasma un discurso sobre un recorrido, sino que pone en evidencia el recorrido de un discurso, la aventura de una búsqueda por hallar las palabras para cincelar una enseñanza. Sin duda, le faltaron vocablos, como a Jung y como a Freud; todos hombres del siglo XX, moldeados por el lenguaje del siglo XIX, el cual no les proporcionaba las palabras plenas para escribir lo que pensaban. Sin embargo, las palabras estaban. Sólo era necesario redescubrirlas; paradójicamente, hacerlo suponía dar un salto, construir una configuración diferente a la que ya disponía. Así, este libro contiene el discurso que da el salto y produce la ruptura que Bach no tuvo tiempo o no quiso realizar. En él hay un Bach que se aleja de sí mismo para constituir un Universo terapéutico diverso, en donde no sólo convergen saberes, sino que construye una matriz de lectura de la realidad orientada hacia la imaginación de la cultura, hacia liberar la terapéutica de su destierro en los límites del consultorio y hacia comprender los desafíos que hoy nos plantea el orden colectivo de la humanidad. He aprendido que todo modelo terapéutico es tributario de una cierta concepción del sujeto que posee consciencia de una significación sanadora. Afrontar la terapéutica como un ir y venir abierto, dinámico, imposible de clausurar o de atrapar, no es un dato menor en esta obra

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de Luis Jiménez, la cual parece poner en tela de juicio la concepción del sujeto como punto de llegada para advenir a la posibilidad de un sujeto en proceso; y ésta es la diferencia que media entre la ausencia o la presencia del Alma. El autor realiza tal aporte mediante un proceso; es decir, por una parte, implica la descomposición de la sintaxis prescriptiva hasta convertirse en una gramática evolutiva y, por otra, en una semantización interior de lo que aparece como realidad exterior, la cual nos permite apreciar que nada está afuera de nosotros mismos, que la novela en el afuera es producto de implicación interior. Ambas operaciones se hacen nudo en la emergencia de un Sujeto Infinito, tal vez sólo comprendido por los poetas, los místicos y los terapeutas del Alma. Desde la ventana de mi estudio veo el atardecer y los matices de colores con los cuales el ocaso del Sol se reviste de tal magnitud que resulta complejo poder describirlos. Sin embargo, es posible sentirlos, como una Totalidad que nos toca el Alma. Al leer este nuevo libro del Maestro Luis Jiménez, me envuelve la misma sensación: toca el alma, quizá porque el conocimiento y la belleza se aúnan en un discurso que traza un recorrido; aunque plasma una ruta, incita a provocar un camino personal que luego se hará discurso y mito. Un discurso que genera una ruptura en el interior del territorio terapéutico de donde parte y que sitúa la propuesta en un nuevo horizonte conceptual, el cual recoge las tradiciones kémicas, las resignifica a la luz de las ventanas del saber de nuestro tiempo y preserva la luz del hilo conductor que, a lo largo de la historia, permitió a la humanidad mantener contacto con la fuente esencial de un destino trascendente. Saludamos en este libro la consumación del nacimiento de un nuevo campo del saber y del arte terapéutico, vital, fresco, incisivo, profundo y tremendamente transmutador. Eduardo H. Grecco México, Otoño de 2012.

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iNTRODUCCIÓN

LA EVOLUCIÓN DE LA TERAPIA FLORAL, RECUPERANDO NUESTRA MEMORIA

Hahnemann empezó a trabajar y yo reclamo la libertad de seguir sus pasos. Todas las grandes mejoras de la ciencia han sido hechas por hombres quienes se han despojado de las ataduras de las enseñanzas anteriores y comienzan con una revisión completa y radical de toda la materia. R. T. Cooper

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esde que comencé a leer a Bach supe que era un iniciado; su forma de expresar la Vía, su destacada búsqueda de libertad, unida al Servicio y a la Sabiduría, eran signos inequívocos de la vinculación que tenía con “El Plan de la Evolución”. Su paso por la Masonería y su pertenencia al Club Cooper no dejaban duda, pero, para atreverme a decir esto, ha debido producirse una profunda transformación en mi personalidad. Aún recuerdo mi tímida y sonrojada presentación en el VIII Congreso Internacional de Terapia Floral de Barcelona, donde presenté la Teoría de las Estructuras. ¡Qué momentos y qué lejos estaba de conocer el alcance de lo que decía entonces! En aquella época no me consideraba miembro de nada, no me sentía Terapeuta Floral, ahora tampoco, pero por otra cuestión. ¡Tan pequeñito entre los “dioses” de la Terapia Floral…! Luego llegó Costa Rica, México, Chile, Roma, Tapalehui, Lisboa y un largo etcétera de destinos formativos y una decena de libros que poco a poco me han hecho creer en el que respira en mí y dejarme amar y llevar por Él. Y ahí sigo, ahora con la intención de dar forma a lo que será la escuela del siglo XXI; si somos capaces entre todos y todas de reflexionar sobre todo lo escrito, ordenar los contenidos, integrar los pareceres y configurar una sola enseñanza entre nosotros, un día se hablará de la Terapiafloral Evolutiva como el método que devolvió a la Terapia Floral su verdadera dignidad.

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En 2011 se cumplió el 75 aniversario de la muerte de Edward Bach, creador del sistema floral que lleva su nombre: las flores de Bach, y desde entonces la Terapia Floral y, más concretamente, los 38 remedios florales que constituyen el sistema Bach se han expandido por todo el mundo tras ser recomendados por la Organización Mundial de la Salud, que en 1983 publicó un estudio dirigido a las administraciones sanitarias de sus estados miembros, incluyendo la terapia de las esencias florales. Sin embargo, esta expansión ha debilitado el verdadero sentido de la propuesta revolucionaria de Edward Bach: transformar el paradigma reinante en su época e instaurar una nueva visión de la salud entroncada con la dimensión psicoespiritual del ser humano. Nora Weeks nos relata cuando Bach deja la capital británica: ...partió de Londres una mañana de mayo de 1930… La noche antes de su partida se sintió muy fortalecido por uno de sus amigos, el Dr. John H. Clarke, quien lo alentó diciendo: Muchacho, olvida el pasado, lo que has aprendido y marcha seguro hacia el futuro. Encontrarás lo que buscas y cuando lo hayas encontrado, serás bienvenido aquí y te brindaré mi apoyo. No me queda mucho tiempo, pero espero vivir lo suficiente para verte regresar, porque sé que lo que encontrarás aportará gran alegría y alivio para aquellos por los que podemos hacer ya muy poco. Estaré dispuesto a tirar mi obra al fuego y a comenzar de nuevo como profesional de la nueva y mejor medicina que seguro encontrarás (Weeks, 2007). Al dejar la ciudad, deja también su pasado como médico, bacteriólogo, patólogo y homeópata y regresa a Gales, su país natal, buscando lo que debería ser la medicina del futuro; no sólo pretendía encontrar remedios naturales, sino que se hallaba inmerso en una búsqueda personal mediante la fusión con la Naturaleza, que le permitió rescatar del olvido el verdadero Arte de Sanar, presente desde el origen del hombre a través de la Tradición y que perdió protagonismo a partir del Renacimiento con la instauración de uno de los paradigmas reinantes hasta entonces.

LOS DIVERSOS PARADIGMAS Un paradigma podría ser definido como el conjunto de leyes, instrumentos, valores morales y conceptos que comparte una comunidad humana en una determinada época. En definitiva, sería una concepción del mundo, una manera de ver la vida o de interpretar las cosas. La sociedad científica se centra en la visión estructurada de una serie de leyes que dan autenticidad y validez al campo de la investigación y desarrollo en las áreas específicas de estudio, según el paradigma establecido, por lo que la ciencia practicada de acuerdo con éste será la ciencia oficial, la seria, y se aceptará como “ciencia”, concepto que hoy en día es sinónimo de verdad absoluta.

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Actualmente, la ciencia como concepto y su cosmovisión dentro del paradigma reinante es única, y los logros obtenidos por ella, de acuerdo con el paradigma establecido, se expande con una rapidez inusual en la historia de la humanidad gracias a los medios de comunicación. En el pasado esto no era así y hubo épocas en las que convivieron diversos paradigmas en diferentes sociedades y civilizaciones, sin interferirse, mostrando varias posibilidades de interpretar y actuar en el mundo. Edward Bach vivió inmerso en dos paradigmas. Por un lado, su formación médica lo educó de acuerdo con la cosmovisión imperante en el siglo XX, instaurada como ciencia desde el Renacimiento, que se caracterizaba por una concepción del mundo radicalmente dualista y materialista, cuyo origen se remonta a la ciencia de los medos (persas), de ahí el epíteto “medicina” para las ciencias de la salud, del cual devino el pensamiento zoroastriano y del Zend-Avesta, donde la dualidad bienmal están presentes en toda su cosmovisión. El otro paradigma, desde el que Bach percibió el mundo, emergió en su consciencia, tras conocer las obras de Paracelso, Culpeper y Hahnemann, entre otras de grandes alquimistas de la antigüedad, a través del Club de Cooper y su vínculo con la Masonería, cuya percepción del mundo estaba vinculada al pensamiento egipcio asentado sobre la idea unitarista de la que derivaría la Escuela Alejandrina de los herméticos. A partir de 1930, Edward Bach se decanta por el paradigma “Kémico”. Según el maestro Yabir abu Omar, las ciencias de la salud derivadas del paradigma egipcio, el antiguo país de “Kemi” o país de la “tierra negra”, fueron conocidas como ciencias kémicas, epíteto al que los árabes prestarían su artículo “al” para convertirlo en “al-kémico” de donde proviene, naturalmente, el sustantivo “Alquimia”. Abandonando todo lo que hasta entonces había sido una brillante carrera “científica”, Bach se retiró hacia el norte, con la intención de instaurar en el marco oficial de esa misma institución, de la que formaba parte hasta entonces, un modelo terapéutico que no prosperó, pero del cual emanó lo que hoy conocemos como Terapia Floral. Sin embargo, actualmente ésta sólo es una interpretación parcial de todo el corpus que Bach nos lega en su día, rayando, en ocasiones, con la percepción de la que él quiso desmarcarse.

ESPAGÍRIA, LA ALQUIMIA VEGETAL EN LA OBRA DE EDWARD BACH Como podrán leer en los capítulos de este libro, el iniciado Edward Bach no inventó nada, ya lo dicen las Escrituras “nada nuevo bajo el sol”; sin embargo, no desmerece su labor de transmisión, ya que hasta entonces el conocimiento espagírico o kémico-hermético se mantenía bajo estricto secreto, en Logias y círculos reservados, para uso exclusivo de sus miembros, “los hermanos”. La valentía de Bach se eleva bajo este prisma, pues tuvo que luchar contra lo establecido tanto en el mundo

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científico como en el “espiritual”. Su determinación lo llevó al “exilio”, si no, ¿cómo se entiende que un científico refutado como él termine rodeado de “legos”, que sus amigos íntimos, colaboradores y piedras angulares de su legado sean un constructor y una escritora; además, por supuesto, de su biógrafa, la inseparable radióloga que lo siguió desde el principio y se consagró como la legataria de su “Gran Obra” y tan sólo uno de los profesionales, considerado por él como hermano, mantuvo una relación vinculante, pero que no prosperó en el ámbito profesional? Está claro que Bach en 1930 se separa de lo “científico”, lo “médico”, para adentrarse en lo “kémico”, pero esta decisión lo aleja por completo de su idea original: transformar la medicina de la época e instaurar la medicina del futuro basada en los conceptos trascendentes del legado hermético del que bebió Paracelso, Culpeper y otros alquimistas. Su determinación y empuje lo llevan a abrazar, con todo lo que esto conlleva, la vía iniciática en el ámbito de la salud, como hicieron en el pasado los grandes filósofos versados en el arte, los yatroquímicos y los espagiristas. La medicina espagírica o Kemicina se fundamenta en estrictas leyes herméticas, nacidas del paradigma egipcio, diferenciándose sus leyes y principios de los conceptos médicos y farmacológicos actuales. A través del Arte o forma de proceder en la Alquimia, se puede obtener un “extracto vegetal vivo” siguiendo los pasos que recomienda la Tradición, los cuales nos explican los fundamentos teóricos del proceso de laboratorio, según la doctrina hermética. El producto de este proceso sería desechado por la química moderna que, en su necesidad de validar la acción terapéutica del remedio, sometería el resultado al análisis e, incluso, al espectrógrafo de masas, buscando moléculas, sin reparar en que la naturaleza de este procedimiento está amparado por una percepción de la vida que nada tiene que ver con la materia exclusivamente, pues tanto la Espagíria como su hermana mayor la Alquimia y todas las ciencias emanadas del paradigma kémico o hermético responden en realidad a otro lenguaje, a otras categorías, a otra forma de ordenar al caos y, por tanto, a otra concepción del ser humano y del Universo. Por ello, difiere de la visión y actuación en carácter de salud y enfermedad de la ciencia médica establecida socialmente en este momento histórico de la humanidad. La Kemicina desde sus orígenes considera a toda enfermedad del cuerpo como reflejo de una enfermedad del Alma individual y, por tanto, una distorsión del Espíritu de la Naturaleza. Dentro de este Arte se desarrolló un sistema basado en la curación por lo semejante, al cual llamó Medicina Simpática o Ley de las Signaturas y, a partir del siglo XVIII, Homeopatía. Es obvio que Bach forma parte de este linaje y, como él mismo afirmó, se nutrió de las ciencias herméticas desarrollando un sistema de salud que aún hoy nos guarda sorprendentes tesoros.

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LOS 38 REMEDIOS DE BACH NO SON UNA COLECCIÓN DE FLORES, SON ELEMENTOS DE UN SISTEMA Durante casi 20 años de investigación y una profunda transformación interna, que no cesan, tuve la dicha de comenzar a vislumbrar y después ver en su esplendor la “Gran Obra” de Bach que fui sistematizando y fundamentando con la sabiduría ancestral que encajaba dócilmente en cada frase encriptada de su legado. Eso es lo que comparto en este libro; y en breves palabras, que después serán detenidamente explicadas en cada uno de los cinco capítulos que lo componen; el hallazgo fue el siguiente: Bach elabora sus 38 remedios en dos etapas: la solar y la ebullición, con 19 remedios en cada vía, manteniendo un vínculo entre ellos, es decir, cada uno de los remedios de la primera serie de diecinueve está emparentado con uno de la segunda serie, poniendo de manifiesto una estructura definida, una idea que, desde el comienzo, se asienta en un conocimiento arquetípico que ha sido manifestado por todas las culturas en el devenir histórico de la humanidad y que Carl G. Jung liga claramente a la psique como elemento constitutivo de la naturaleza humana. Estos 38 remedios están elaborados, según se desprende de los escritos de Bach, en función de la observación de los “tipos” de seres humanos y de la necesidad que cada uno tenía de un remedio específico para expresarse desde su naturaleza. Edward Bach comenzó con 12 remedios, uno para cada Tipo de Personalidad que, según él, existían en la humanidad. Elaboró estos 12 para favorecer la fidelidad a la personalidad y así la sujeción a los dictados del Alma, aliviando el dolor de los “desvíos” de aquellos que se separaban de la senda. Estas 12 tipologías, que se pueden manifestar de manera positiva o negativa, (una manera de amar y una manera de temer) son: Impatiens, Gentian, Clematis, Cerato, Vervain, Centaury, Scleranthus, Chicory, Agrimony, Mimulus, Water Violet y Rock Rose. Tras un periodo de trabajo con los 12 Curadores, Bach observa que algunas personas están muy alejadas de su tipo primario de personalidad y decide incrementar el número de remedios, elaborando cuatro más a los que denominó los “4 Ayudantes” especificando que se utilizarían para devolver a las tipologías a su naturaleza, es decir, se administrarían si el remedio tipológico no hiciera el efecto esperado. Está claro que Bach, en esta segunda etapa, elabora remedios más completos, más cercanos a la raíz del elemento emparentado con la tipología, para devolver a la persona a su naturaleza. Ya había relacionado las tipologías con los signos lunares zodiacales, por lo que cada una se correspondería con un signo. Dentro de la rueda zodiacal existen

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tres signos o Tipologías de Personalidad por cada elemento; si éstas son 12 y están emparentadas con los signos del zodiaco, a cada elemento o ayudante, como le llama Bach, le corresponden tres tipologías. Así, siguiendo con el paradigma hermético, habrá tres tipologías de Fuego, tres de Aire, tres de Tierra y tres de Agua. Cada una, al “estancarse”, necesitará el elemento o remedio ayudante correspondiente para recuperar su “actividad” y seguir su evolución. Las correspondencias para los 4 elementos aparecen claramente en el texto de 1934, “Un cuento del zodiaco”: …Los Cuatro Ayudantes eran la fe en un mundo mejor que esperaban lograr algún día, ahora reflejada en la flamígera Gorse. La perseverancia de Oak, que hizo frente a todas las tempestades, ofreciendo refugio y sostén a los más débiles. La buena disposición para servir de Heather, feliz de cubrir con su simple belleza los áridos espacios azotados por el viento, y el puro manantial Rock Water, que surge de las rocas, aportando claridad y refresco a los cansados y heridos tras la batalla (Bach, 1934). En el texto anterior, Bach pone de manifiesto dos claves fundamentales para seguir su proceso en la búsqueda de un sistema espagírico completo: “la Virtud”, asociada al remedio ayudante o elemento, ligada a las tres tipologías correspondientes, y “el Orden” de los elementos, para vincularlos con las tipologías. Al mencionar Gorse y describirla como flamígera en una clara alusión al elemento Fuego y a su virtud, la Fe; la tierra de Oak y su virtud la Perseverancia; el Servicio de Heather vinculándolo al Aire, azotado por el viento; y por último la Claridad, a la que añado “emocional”, del Agua Rock Water, se puede percibir el movimiento circular zodiacal donde la secuencia de los elementos coincide con el movimiento de los signos sobre las casas. Veamos: la rueda inicia en el signo Aries de Fuego, siguiendo con Tauro de Tierra, Géminis de Aire y Cáncer de Agua, Leo de Fuego, Virgo de Tierra, Libra de Aire, Escorpio de Agua, Sagitario de Fuego, Capricornio de Tierra, Acuario de Aire y Piscis de Agua. Entonces, atendiendo al mismo orden que nos muestra Bach en el texto anterior, tenemos que: Fuego: Gorse. Tierra: Oak. Aire: Heather. Agua: Rock Water.

Tipologías: Tipologías: Tipologías: Tipologías:

Impatiens, Vervain, Agrimony. Mimulus, Gentian, Centaury. Cerato, Water Violet, Scleranthus. Clematis, Chicory, Rock Rose.

De aquí podemos deducir que, desde el punto de vista terapéutico, cuando la Tipología de Personalidad Impatiens, Vervain o Agrimony se “estanquen”, será consecuencia de la pérdida de su elemento, el Fuego, por lo que deberán tomar Gorse, el remedio raíz que contiene

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simbólicamente al Fuego, y al tomarlo recuperar la Fe, la virtud que mantendrá su actividad evolutiva cotidiana de acuerdo con su “naturaleza tipológica”. Este procedimiento clínico será idéntico en las otras correspondencias. Más tarde, Bach añadió tres remedios a la serie de los 4 ayudantes, completándola con el número definitivo de 7, a los que denominó los Siete Ayudantes. Esta nueva adición de remedios coincide, una vez más, con otro de los pilares de la ciencia Hermética, la trinidad alquímica, Sulphur-Mercurius-Sal, que Jung relaciona con el Ánimus, el Ánima y el Sí mismo o Plenitud, vinculándolos con el Inconsciente desde una perspectiva psicológica, y emparentándolos con los principios Masculino, Femenino y Totalidad en cualquier ámbito de la Naturaleza. Estos tres nuevos remedios fueron: Vine, Olive y Wild Oat, que serán recomendados según las indicaciones de Bach, en función del color enrojecido o pálido de la cara. Esta nueva triada de remedios hemos de relacionarla con los 16 anteriores. Teniendo en cuenta que ya hemos vinculado a los 4 ayudantes con las 12 tipologías, podemos asociar elementos complementarios, como lo hace la Alquimia: Aire y Fuego, y Tierra y Agua. En esta nueva etapa, Bach busca remedios más potentes o incluyentes, es decir, que abarquen un campo mayor de información aunque no sean tan efectivos en el ámbito tipológico, pues lo que pretende es movilizar la información para que la persona recupere su tendencia expresiva natural. Los tres nuevos remedios se recomiendan para un tipo, los de tez roja (Vine), otro tipo los de tez blanca (Olive) y una Totalidad, para cuando ni uno ni otro actúen y entonces se dará Wild Oat, que con el tiempo se llamó el remedio catalizador por su eficacia en movilizar cualquier tipo de información al contener, en su naturaleza, la totalidad de los componentes informativos de cualquier tipología. De esta forma, tenemos dos grupos de remedios de acuerdo con esta nueva clasificación de 18 remedios si excluimos, por ahora, a Wild Oat, el remedio de Totalidad. Así, podremos diferenciar tipologías extravertidas o introvertidas. Según Jung, tanto el Aire como el Fuego se relacionan con las funciones extravertidas del pensar y del intuir, con el movimiento y la acción que nosotros, por la descripción de Bach, vinculamos con Vine, como temperamento colérico-sanguíneo; y la Tierra y el Agua con las percepciones de la sensación y emoción como funciones introvertidas de afecto e introspección, relacionándolas con Olive, como temperamento melancólico-flemático, dejando como remedio de Totalidad o plenitud a Wild Oat, es decir, un remedio válido para todas las tipologías y todos los temperamentos.

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Por ejemplo, si recomendamos Gorse, estamos dando en esencia: Impatiens, Vervain, Agrimony, o que en esencia Impatiens, Vervain, Agrimony están contenidos en Gorse, pues las tres Tipologías son de Fuego y nacen de su elemento. De forma que, si no conocemos la Tipología de Personalidad y entendemos por la clínica que la persona se inclina hacia el temperamento colérico o de elemento Fuego, daremos Gorse para que la personalidad se decante claramente, ya que, al contener la información de Fuego, incidirá sobre la parte fractal de su naturaleza tipológica. En conclusión, así se integra el sistema: un remedio, Wild Oat, que se divide en Vine y Olive. Vine relacionado con las Tipologías de Aire y Fuego, y Olive con las de Tierra y Agua, a cada uno de estos cuatro le corresponden tres Tipologías que vinculamos con los signos zodiacales; y, así podemos entender por qué Wild Oat está relacionado con las 12 Tipologías de Personalidad. Tras esta breve explicación, queda claro que, desde nuestra visión, la evolución en Terapia Floral pasa por la comprensión de la Alquimia, que afirma que la información es la “matriz” intangible por medio de la cual la energía hace que la materia se ordene de una forma determinada. Esta ordenación se establece de acuerdo con una serie de principios que parten de las tres fuerzas primarias simbolizadas en la Terapia Floral por Vine, Olive y Wild Oat, como ya hemos explicado. Si dejamos de pensar por un momento en remedios o comportamientos psicoafectivos y elevamos nuestra percepción al campo de la información, desde donde se estructura la energía para condensar la materia, podríamos imaginar un marco vincular simbólico que representara la psique de un ser humano de la siguiente forma: Cada Tipología de Personalidad, una de las 12 ya descritas desde Impatiens hasta Rock Rose, determina la forma de pensar desde Heather, sentir desde Oak, intuir desde Gorse y emocionarse desde Rock Water, de acuerdo con la información específica que puede alcanzar a percibir como elemento diferenciado de una Totalidad 1 / 12. Más allá de esta apariencia y funciones perceptivas, existirá un inconsciente vinculado a la tipología con una tendencia polar Masculina Vine o Femenina Olive, que tiende hacia la Unidad Wild Oat, desde donde podrá percibir la vida sin las limitaciones de la propia tipología. Si esta cosmovisión la estructuramos dentro de un marco circular con los símbolos que cada uno representa y la parcela psíquica que contienen, los remedios dejarían de ser medicamentos para convertirse en vehículos de información que ordenarían la psique humana de acuerdo con la intención y la secuencia informativa utilizada por el terapeuta.

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Esta misma estructura de 19 remedios se mantiene en el otro círculo, pero con los 19 últimos remedios elaborados por Bach a través del método de ebullición, manteniendo un vínculo directo entre la primera y la segunda serie, de forma que podremos establecer las correspondencias adecuadas al momento de elaborar un remedio personalizado. Con este modelo tenemos a nuestro alcance toda la banda informativa de cada una de las 12 tipologías, ya que, como dijo Bach, sólo hay 12 personalidades, el resto o es desvío (los 7 ayudantes) o evolución (los 19 nuevos remedios). Para prescribir el correspondiente remedio, si no es detectable el de personalidad, debemos conocer esta correspondencia. Por medio de esta propuesta, es posible elaborar secuencias terapéuticas y delimitar la información de acuerdo con la necesidad clínica, tema que será desarrollado en el segundo tomo de esta obra.

LOS REMEDIOS ESPAGÍRICOS El alcance y la acción de los remedios florales, en especial los remedios alquímicos que están elaborados a partir del modelo simbólico descrito según la Tradición, pueden ser explicados dentro del modelo de la física quántica, lo cual equivale a decir que están dentro del marco paradigmático de la ciencia hermética. Estos remedios están cargados de información específica según la ley de las signaturas que determina la vinculación entre la fuerza, el astro y la planta a la que da vida esa fuerza. El campo, la onda de forma o la información condicionan, a través de su presencia lumínica, a las microestructuras energéticas que determinarán el orden de las moléculas de acuerdo con un patrón de forma definido. La expresión material de la información, que dota de vida y consciencia en el mundo vegetal a la planta, es todo lo que la ciencia bioquímica percibe de una entidad vegetal, pero el proceso de elaboración de un remedio espagírico consiste en trasvasar la información específica que da forma a la planta a un recipiente (el frasquito que todos conocemos), donde se mantendrá activa para afectar, por medio de la toma del remedio, a los núcleos informativos de la misma naturaleza en el ser que toma el preparado, fomentando la consciencia de esa cualidad específica inmersa en el inconsciente, que ahora podrá ser comprendida al emerger al consciente tras la acción del remedio. A partir de aquí podemos hablar de información y no de principios activos o moléculas en los remedios florales, así como percibir a los símbolos que han estado ligados a los nombres de las flores: Impatiens, Olive, Gorse, etc. como componentes de un vasto sistema psíquico que condiciona la expresión de la Vida en el planeta Tierra y en el que todos estamos conectados. Desde ahí es fácil atender a la necesidad psíquica de la persona en función de un mapa, como el que disponemos, en el que están presentes las áreas psíquicas constitutivas del ser y los remedios que se relacionan con ellas.

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LAS SECUENCIAS: EL ORDEN DE LOS FACTORES SÍ ALTERA EL PRODUCTO Si cada remedio es un campo de fuerza activo vinculado con una de las áreas de la psique humana por extensión de la planetaria, si cada símbolo de los 38 utilizados en el sistema es un fractal de una Totalidad denominada psiquismo, si la psique y la materia, cuerpo en el humano, como explicó Jung, es una entidad indiferenciada y la podemos fraccionar de acuerdo con este modelo psíquico-alquímico del inconsciente humano y colectivo, podremos actuar en él desde la persona que nos visita a través de acciones sistémicas, donde el orden de los remedios estructure la información para llegar al área que hemos determinado en la consulta. Si la mente es Heather y la emoción Rock Water, ya no estoy hablando de los contenidos descriptivos que hiciera Bach, si no de un orden específico simbólico-alquímico que dispondrá a la energía para actuar en un foco de “estancamiento” de acuerdo con la visión del observador, el terapeuta. Pues bien, si queremos que la personalidad Chicory explore su cuerpo y perciba cómo hace sus síntomas, añadiremos al remedio Chicory, punto de partida de la secuencia, el remedio Oak, que en nuestro modelo representa al elemento Tierra, la sensación y el cuerpo. En la secuencia Chicory + Vine, la persona Chicory explorará la parte Masculina de su tipología observando y dándose cuenta de muchas de las acciones inconscientes que reprimía y condicionaban su actitud poco Femenina. En definitiva, las secuencias determinan el orden en la estructuración de la información. No estamos hablando de sumar remedios, sino de afinar en la especificación de la información que estamos vehiculizando hacia la psique de la persona. En una totalidad Chicory, siguiendo con el ejemplo, existirá una parcela mental, una emocional, una sensitiva y una intuitiva, un aspecto Femenino y uno Masculino y una totalidad integrada cuando hayamos tomado consciencia de nuestra naturaleza. Pues bien, si queremos trabajar o resaltar el aspecto mental de Chicory, daremos Chicory + Heather; si queremos trabajar la parte emocional, daremos Chicory + Rock Water y así con todos los elementos. Si queremos acentuar la parte Femenina, añadiremos a Chicory la fuerza Olive, y si queremos que la persona explore la Masculina o el Ánimus, añadiremos a Chicory la fuerza Vine. En todos los casos, la consciencia del terapeuta debe estar centrada en el proceso de elaboración del remedio personalizado. En este libro desarrollaremos el corpus que la Escuela Andalusí ha ideado para la formación en Terapiafloral Evolutiva, profundizando en todas las áreas que en esta introducción hemos insinuado. Así nos adentraremos en la Tradición para rescatar las propuestas herméticas de las que Bach se nutrió para ampliar el conocimiento de “las leyes que rigen a la humanidad”, elemento indispensable para un futuro terapeuta

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o servidor. Reparemos en el paralelismo que existe entre los textos de Bach y la propuesta clásica de pensadores y alquimistas, como Empédocles, Platón, entre otros, y recuperaremos el arte mayéutico para integrar una visión holística y sistémica fusionándolo con la trascendente propuesta analítica de Jung y su visión arquetípica mandálica. Todo ello nos proporcionará una visión de conjunto que favorecerá la comprensión de la verdadera dimensión de la “Gran Obra” de Bach, un legado que no podemos dejar de estudiar a través de todas las propuestas paradigmáticas que nos han ofrecido los pensadores de la humanidad. Con este modelo se abre una nueva dimensión en la aplicación y comprensión de la obra y el sistema Bach. Las secuencias han sido exploradas por cientos de personas en diversos lugares de América y Europa con notable éxito. Este modelo en su conjunto ha sido denominado Terapiafloral Evolutiva, para nosotros la evolución de la Terapia Floral, y existen ya unos remedios alquímicos, ELIDYN 760, confeccionados de acuerdo con la propuesta desarrollada en estas páginas. Me parece pertinente finalizar esta introducción con unas palabras de Edward Bach, pronunciadas en la disertación “Sufrís de Vosotros Mismos”, dictada en Southport en febrero de 1931: …No piensen ni por un momento que estoy desmereciendo el trabajo de Hahnemann, al contrario, él indicó las grandes leyes fundamentales, la base; pero solamente tenía una vida: y si hubiera podido continuar con su trabajo, sin duda habría avanzado siguiendo estos planteamientos. Nosotros simplemente estamos avanzando en su trabajo, y lo llevamos a la siguiente etapa natural (Bach, 1931). Luis Jiménez

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CAPíTULO UNO

TERAPIAFLORAL EVOLUTÍVA, LA EVOLUCIÓN DE LA TERAPIA FLORAL

C

No es el Sol ni el oro ni el corazón, sino la fuerza viva de la Naturaleza que ha generado al astro, al metal y a la víscera. Esa fuerza viva, organizada y potente es a la que llamamos Sol los filósofos. Shamsi

uando Edward Bach murió en 1936, dejó atrás una vida intensa y una obra extraordinaria que, desgraciadamente, con el paso del tiempo, se ha convertido en 38 remedios florales y en una simple práctica terapéutica: la Terapia Floral, que ha sido despojada de mucha de su trascendencia. Entre sus escritos, a la luz de la sabiduría simbólica, podemos contemplar una propuesta y una vía de desarrollo personal tan apasionante y completa como la de una verdadera “Escuela Iniciática”, pero con un elemento fundamental: los remedios florales, como se han venido denominando hasta ahora, que favorecen el retorno hacia “el Hogar” cuando las resistencias de la personalidad pretenden abortar el desarrollo del Alma. La necesidad de indagar en la verdadera esencia de la Terapia Floral me ha llevado, poco a poco, a estructurar un corpus inspirado en la propuesta terapéutica de Edward Bach, bajo la influencia del legado iniciático que se encuentra velado en los escritos del padre de la Terapia Floral. Llamar Terapiafloral Evolutiva a lo que a continuación desarrollaremos es por encima de todo un tributo a Edward Bach y a los grandes Maestros de la Terapia Floral que me han precedido. Con esto no pretendo decir que lo expuesto en esta obra sea Terapia Floral, pero esta evolucionaria vía se debía denominar de alguna manera para presentarla en sociedad. Mantenemos la estructura sistémica y las descripciones terapéuticas de los remedios florales elaborados por Bach, lo cual nos permite seguir llamando a nuestra

“ciencia” Terapiafloral. Sin embargo, la aplicación y el contenido específico que han nacido de la práctica clínica, tras varios años de estudio, la aplicación real y el trabajo personal de acuerdo con el modelo iniciático que especifica Bach distan mucho de lo que comúnmente se conoce como Terapia Floral. Por ello, como una manera de diferenciarla de otras prácticas con flores, hemos querido definirla como Evolutiva. Lo que a continuación se desarrolla no tiene nada que ver con la Terapia Floral, es decir, no conocemos hasta ahora ninguna propuesta actual que trabaje con esencias florales que planteé un trabajo iniciático, y que proponga, como elemento simbólico, un sistema psíquico construido a partir de los 38 estados emocionales que Bach describe en su obra. La Terapiafloral Evolutiva nace como necesidad puntual, de una época que espera un cambio de consciencia, que necesita un modelo renovado que mantenga intacto el saber ancestral de los Hermanos Sabios de la Raza que inspiraron a través de la Tradición lo que aún hoy necesitamos para vivir de acuerdo con las “Leyes de la Naturaleza”. La Terapia Floral que estudié y he presenciado, expuesta por los terapeutas y maestros florales en eventos nacionales e internacionales, había perdido su identidad más profunda, su Alma, desde el momento en que se expuso como la “Medicina del Alma”, la que cura las emociones, sin pensar en que el público no sabría diferenciar el uso de un remedio floral, de uno alopático. Con ello el Arte poco a poco iría dando paso a la técnica prescriptiva y así emergieron los remedios que curan las emociones, que, de alguna forma, se ingieren en lugar de fármacos más duros, pero manteniendo el mismo principio de acción: erradicar el síntoma. A partir de ese día, la Terapia Floral se convirtió en medicina floral, y la búsqueda de la fidelidad interior para la erradicación de la ignorancia en la Tierra y el trabajo de autoconocimiento en una quimera que no era suficiente para devolver al Alma a su lugar, convirtiendo así los remedios en la panacea de la Terapia Floral, que ahí perdió el Alma.

BACH INICIADO Y ALQUIMISTA Leyendo a Bach en lo que sería el texto fundante de su filosofía terapéutica “Cúrate a ti mismo”, sabemos que lo descrito anteriormente nada tiene que ver con la Terapia Floral que él imaginó, en la cual el primer objetivo del médico del futuro, que somos nosotros: …será el de ayudar al paciente a conocerse a Sí mismo e indicarle los errores fundamentales que puede estar cometiendo, las deficiencias de su carácter que debe remediar, y los defectos de su Naturaleza que debe erradicar y sustituir por las virtudes correspondientes. Semejante médico [como cualquier iniciado en el Arte] deberá ser un gran estudioso de las leyes que rigen la humanidad y de su

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propia Naturaleza humana, para que pueda reconocer en todos los que acudan a él aquellos elementos que causan un conflicto entre el Alma y la personalidad. Deberá ser capaz de aconsejar al paciente cómo restablecer la armonía necesaria, qué acciones contra la Unidad debe dejar de realizar y las necesarias virtudes que debe desarrollar para borrar sus defectos. El segundo deber del médico [tras haber desarrollado el primer objetivo] será el de administrar aquellos remedios que ayudarán al cuerpo físico a recobrar fuerzas y estimularán a la mente a tranquilizarse, ensancharán sus puntos de vista y aumentarán sus esfuerzos en pos de la perfección, aportando así paz y armonía a toda la personalidad (Bach, 1931). La “Gran Obra” de Edward Bach es una actualización del Hermetismo Iniciático que él mismo intentó integrar en la sanidad de la época a través de la “evolución de la homeopatía” o tal vez deberíamos decir de la recuperación de la espagíria al amparo de los logros de Samuel Hahnemann. Es el legado que creemos haber recuperado con la construcción de un corpus en torno a la Escuela Andalusí y su vía terapéutica, la Terapiafloral Evolutiva, porque como dijo Alice Bailey: El problema de cada maestro hoy en día está en descubrir nuevas maneras para expresar viejas verdades, y así presentar las antiguas fórmulas para el desarrollo espiritual que adquirirán nueva y “vívida” vida. En ambos hemisferios hay muchos libros escritos sobre el tema del Sendero del Discipulado, el Sendero de la Santidad y el Sendero de la Iluminación. La nueva presentación de los problemas de ese Sendero Universal y de sus dificultades inherentes no está justificada a menos que la aplicación pueda ser moderna y práctica (Bailey, 1993).

LA TERAPIA FLORAL EN NUESTROS DÍAS La denominación Terapia Floral nace en 1980 de la mano de Eduardo Grecco; desde entonces, ha estado influenciada por la psicología, el psicoanálisis, la medicina, kinesiología y naturopatía, entre otras ciencias. Desde su expansión en la década de los 80, no ha habido un verdadero desarrollo de los contenidos propios de la filosofía de Edward Bach, por lo que podríamos decir que la Terapia Floral, en la actualidad, es la aplicación de remedios florales de acuerdo con una técnica específica alterna. Así podemos hablar de medicina floral, de psicología o psicoanálisis floral, kinesiología floral, etc. La mayoría de los terapeutas florales no han leído a Bach o, si lo han hecho, lo han interpretado desde la visión de su propia ciencia, y esto ha “desviado” el verdadero sentido de la obra de Edward Bach: fomentar la Libertad a través del conocimiento de las Leyes de la Naturaleza y del autoconocimiento.

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Sería poco compasivo si siguiéramos creyendo que las máximas de Bach eran realmente de él, que lo que trasladó en su obra fue fruto de su formación médica o de su conocimiento técnico. Bach mismo hace alusión a su conexión con el “Plan de la Evolución”, que él y los remedios utilizados “son simplemente instrumentos y agentes del Plan Divino para ayudar a los que sufren a regresar al camino de la Ley Divina” (Bach, 1931), junto con la Tradición Hermética-Alquímica, a través de la Masonería y del Club Cooper, sobre lo que escribiremos en otros capítulos y que ha sido ya ampliamente comentado en mi libro en coautoría “Las prescripciones de Edward Bach. Cómo preparaba y formulaba sus esencias el creador de la Terapia Floral”. Para ahondar en el tema, revisemos los siguientes documentos. Escrito de septiembre de 1936: Por la gracia de Dios se nos ha revelado que se ha complacido en dar a todos los que sufren una curación para sus adversidades. Estas curaciones se encuentran entre ciertas Hierbas Curativas y plantas y árboles de la Naturaleza. Además, le ha complacido dar estos Remedios directamente a la gente; ya que es tal su simplicidad que las personas pueden encontrar y preparar sus propias medicinas y curarse ellos mismos, y unos a otros, de sus adversidades. Y se ha demostrado que mediante estas Divinas Hierbas no sólo el enfermo se recupera, sino que aportan además alegría, felicidad, dulzura y utilidad a las vidas de todos aquellos que comparten sus Virtudes Curativas. Ahora es necesario que los que tienen el conocimiento de estas eficaces Hierbas vayan y enseñen a todas las personas cómo pueden usarlas. Carta escrita en octubre de 1936: Mount Vernon, Sotwell, Wallingford, Berks. 26 de Octubre de 1936 Queridos amigos: Sería maravilloso formar una pequeña Hermandad sin rangos ni cargos, nadie más grande ni más pequeño que el otro, que se consagrara a los siguientes principios: Que se nos ha revelado un Sistema de Curación no conocido por la memoria humana; por consiguiente, con la simplicidad de los Remedios de las Hierbas, podemos avanzar con la CERTEZA, la absoluta CERTEZA, de su poder para conquistar la enfermedad. Que nunca critiquemos ni condenemos los pensamientos, las opiniones, las ideas de otros; recordando siempre que toda la humanidad es hija de Dios, cada uno esforzándose a su propio

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modo para encontrar la Gloria de su Padre. Que tenemos al alcance de la mano, como los caballeros del pasado, destruir el dragón del miedo, sabiendo que nunca debemos tener una palabra desalentadora, sino que podemos traer ESPERANZA siempre y, sobre todo, CERTEZA a los que sufren. Que nunca nos dejemos llevar por el elogio o el éxito que encontremos en nuestra Misión, sabiendo que sólo somos los mensajeros del Gran Poder. Que a medida que vayamos ganando confianza de los que nos rodean podremos proclamar que creemos que somos agentes divinos [Jn. 10, 34-35], enviados para socorrerles en su necesidad. Que cuando las personas se pongan bien son las Hierbas del campo lo que las cura, las cuales son el regalo de la Naturaleza que es el Regalo de Dios; así volverán a creer en el AMOR, LA PIEDAD, y la tierna COMPASIÓN y el PODER OMNIPOTENTE DEL MÁS ALTO. Como hemos podido leer en las cartas, Bach está totalmente convencido de que él es un agente del “Plan de la Evolución” y su obra es una de las expresiones más completas de la sabiduría, aplicada a la salud, que se hayan transmitido a la humanidad y siente con todas sus fuerzas el deseo de compartirla con todos los seres humanos. Quiere crear una hermandad que no llega a fraguarse, y pensamos que por ello se perdió el verdadero acento iniciático de su obra. Así, hemos de diferenciar dos momentos específicos en la trayectoria de Edward Bach: Primero, donde siente que todavía puede cambiar la medicina de la época y convertirla en una expresión del “Plan de la Evolución”, donde la Tradición Hermética y los conocimientos de los “Sabios Hermanos de la Raza” prevalezcan sobre la oscura visión materialista que azota el panorama de la salud. Aún está centrado en revolucionar la homeopatía y desde ahí la idea de la salud y de la enfermedad cuando escribe “Algunas consideraciones fundamentales sobre la salud y la enfermedad” en 1930. Lucha con todas sus fuerzas para transformar el sistema médico y participa en todos los foros posibles para “convencer” a sus colegas de que lo que él plantea es la evolución de Hahnemann, que, como todos saben, fue Masón de la Orden de San Andrés. Y una segunda etapa donde se queda prácticamente solo, pues sus colegas, tanto médicos homeópatas como hermanos de Logia, lo han abandonado o no comulgan con sus propuestas. Al final de sus días cambia su discurso y comienza a transmitir una síntesis “simplista” donde los remedios toman todo el protagonismo en detrimento de su filosofía y enseñanza; supongo para que no se perdiera su trabajo y pudiera resucitar algún día. Es triste contemplar cómo la propuesta inicial que podemos leer en “Cúrate a ti mismo”, “Algunas consideraciones sobre la salud y la

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enfermedad”, “Sufrís de vosotros mismos” y “Libérate a ti mismo” está plagada de sabiduría, que se perdiera poco a poco a través de la proliferación de la técnica y la absorción de las ciencias médicas de lo que en principio fue un Arte Kémico y con ello la oportunidad de que la humanidad retomase la senda del verdadero conocimiento.

¿DE DÓNDE TANTO CONOCIMIENTO? A esta altura de la “historia floral” es difícil no aceptar la Sabiduría Esotérica que Bach cultivó en su vida. El hecho que perteneciera a varias Logias masónicas se presenta como anecdótico, desvinculando cualquier pensamiento “floral” de esta insigne Tradición del saber Humano, seguramente por desconocimiento. Por ello, es tiempo de pensar que, quizás, tras la huella del preclaro doctor Bach, podía esconderse un gran alquimista. La Tradición Hermética, no es exclusivamente del antiguo culto egipcio y helénico de Hermes ni sólo de las doctrinas incluidas en los textos alejandrinos del llamado “Corpus Hermeticum”. El Hermetismo está íntimamente relacionado con la Tradición Alquímica, la cual es precisamente una de las áreas de estudio de la Escuela Andalusi. Tratamos de precisar el sentido real y el espíritu de una enseñanza secreta, de Naturaleza sapiencial, pero al mismo tiempo práctica y operativa, que se ha transmitido con grandes caracteres de uniformidad desde los griegos y a través de los árabes, hasta textos y autores que llegan a los mismos umbrales de los tiempos modernos como veremos en el siguiente capítulo. …La Tradición Hermética, es decir el esoterismo occidental, se ha mantenido viva desde sus orígenes egipcios y griegos y forma parte de la columna vertebral de nuestra cultura… La larga lista de iniciados, desde los textos que los testimonian en los jeroglíficos egipcios y en los escritos griegos, incluyendo a Orfeo, Pitágoras y Platón, son los maestros de esta Tradición ligada directamente con la divinidad Thot-Hermes y su proyección filosófica en Alejandría en el s. III y hermético-alquímica en la Edad Media y el Renacimiento, continuando hasta nuestros días. La Tradición Hermética es, junto con los demás valores culturales que conforman el pensamiento occidental, incluidas las religiones que coexisten con él, la vía iniciática por excelencia para todos aquellos que han nacido o viven en Occidente y tienen las estructuras de su impronta cultural. La Tradición Hermética, cuya característica es la versatilidad con respecto a la rigidez y legalidad de otras tradiciones dogmáticas, es la posibilidad de encarnar los Misterios Menores, es decir, la reintegración del Hombre Verdadero, y de sus posibilidades supra-humanas, tal cual fue en el origen, en un Paraíso anterior a la caída… (Revista SYMBOLOS, 1996).

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Durante mucho tiempo ha sido una especulación y sólo la consecuencia de mi necesidad de constatar lo que era una evidencia para mí, pero gracias a los hallazgos del Grupo Synthesis que integramos Eduardo Grecco, Lluís Juan Bautista y yo, hoy podemos constatar que Bach recaló en los misterios, se nutrió y profundizó en su propia esencia interior a través de la inestimable aportación de la Masonería y otras hermandades, como queda patente en este documento escrito por él mismo, contenido en el “Archivo Daniels” y encontrado por el Grupo en 2012: El autor de esto es un médico quien durante más de 25 años estudió y trabajó en hospitales y en la práctica de la consulta, buscando e investigando cada rama de la medicina ortodoxa y que encontró ésta deficiente en sus capacidades reales para sanar. Sabiendo, no obstante, que en alguna parte yacía escondida una cura para todos nuestros males, se volvió hacia la Naturaleza y estudió sus modos. Junto con esto, buscando entre las verdades escondidas de las religiones antiguas y actuales, también en los más profundos misterios de la gran Orden Masónica, era llevado lentamente a darse cuenta de la causa detrás de la enfermedad, de la Naturaleza real de nuestras dolencias y padecimientos, e incluso más maravilloso que esto, le llevó al conocimiento de esas sencillas plantas y remedios que pueden curar realmente a quienes desean encontrarse bien… Está probado que Edward Bach ingresó en la masonería en 1918, en Logias adscritas al Rito de Emulación o de York; también perteneció a las Logias de Worshipful, Norbury y Warwickshire. En 1924, es elegido Diácono mayor Worshipful; en 1925, vigilante Mayor; en 1926, Venerable Maestro de la Logia de Warwickshire (Grecco, 2005). La Masonería en la época de Bach aún fomentaba la vía de trabajo interior, así como el estudio y la práctica de ritos que invitaban al autoconocimiento, todo ello fruto de una amalgama de saberes que recalaban en los misterios de lo que hasta entonces había sido la ciencia Hermética y que ahora se institucionalizaba en una de las

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organizaciones más poderosas de todos los tiempos, de ella nacerían casi todas, por no decir todas, las escuelas de conocimiento occidentales contemporáneas: La Masonería recibió la influencia revitalizadora de la Tradición Hermética, de las diferentes órdenes de Caballería iniciáticas que acogió. El simbolismo arquitectónico siguió vigente como seña de identidad de la Orden Masónica, pero aplicado a la construcción del templo interior, fundido con la cábala cristiana de los Rosa Cruces, el Hermetismo Alquímico, el Simbolismo Templario, y talante filantrópico humanitario de los “adoptados” (personas de profesiones liberales sin grandes conocimientos de simbolismo). Durante los siglos XVII al XIX, la Masonería ha tenido que fraguar las diversas influencias y estructurar sus Sistemas y Ritos más importantes entre los que destacan por su carácter tradicional El Rito Escocés Antiguo y Aceptado, el Rito Escocés Rectificado y el Rito Inglés o de Emulación… (Daza, 1997). A pesar de que Bach ingresó en la Masonería en 1918, hasta 1930, con la publicación del artículo “Algunas consideraciones fundamentales sobre la salud y la enfermedad”, en la revista Homeopathic World, dirigida por su mentor y colega de tenidas John Henry Clarke en el Club de Cooper (círculo influyente para la Homeopatía de la época que en sus reuniones fomentaba la investigación y la reflexión, así como la recuperación de la Tradición espagírica mediante el estudio de figuras como Culpeper y Paracelso, claros exponentes de la Tradición Alquímica Hermética, como lo comentaremos más tarde), comenzó a mostrarse sin tapujos, seguramente porque en ese año dejó las Logias a las que pertenecía y viajó hacia Gales, dispensado ya del voto de silencio que le permitió iniciar su vida de servicio vocacional a través de lo que él denominaría la “nueva medicina”. En ese momento estaba convencido de que cambiaría la visión de sus colegas: todas sus publicaciones estaban vinculadas con la enfermedad, los síntomas, las vacunas o sus investigaciones en este sentido: Abril, 1920: Conferencia y artículo: “Relación entre la terapia de las vacunas y la homeopatía”. Artículo: “La Naturaleza de la antitripsina en suero y su relación con la autólisis y la formación de toxinas” (coautor de F. H. Teale), “Actas de la Real Sociedad de Medicina”. Artículo: “La relación entre la autrotryptic titre de la sangre y la infección de bacterias y la anafilaxia” (coautor de F. H. Teale), “Actas de la Real Sociedad de Medicina”. Artículo: “El destino de las esporas lavadas en la inoculación de animales con especial referencia a la Naturaleza de la toxemia bacteriana” (coautor de F. H Teale), “Periódico de Patología y Bacteriología”.

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Octubre 1924: Conferencia: “La toxemia intestinal y su relación con el cáncer”. 1925: Libro: “La enfermedad crónica: una hipótesis de trabajo”, en colaboración con el Dr. Charles. E. Wheeler. 1927: Conferencia: “El problema de la enfermedad crónica”. 1928: Artículo: “Un efectivo método para combatir la toxemia intestinal” (Medical World) 1 de noviembre, conferencia: “El redescubrimiento de la psora”. 1929: Artículo: “Algunos nuevos remedios y sus usos”. 1930: Artículo: “Un método efectivo de preparar las vacunas para su administración oral”. Agosto-septiembre, artículo: “Algunas consideraciones fundamentales sobre la salud y la enfermedad”. Hemos de reseñar que “Cúrate a ti mismo” se imprimió en 1931, pero ya estaba escrito cuando se publicó el artículo “Algunas consideraciones fundamentales sobre la salud y la enfermedad”, por todo ello debemos pensar que tanto la vinculación a la Masonería como la pertenencia al Club Cooper cimentaron en Bach una cosmovisión emparentada con los misterios y el simbolismo occidental hermético-alquímico: La Tradición Hermético-alquímica forma parte del ciclo de la civilización premoderna, tradicional. Para comprender su espíritu hay que trasladarse interiormente de un mundo a otro. Quien emprenda su estudio sin haberse situado en posición de poder superar la mentalidad moderna y de despertarse en una nueva sensibilidad que lo ponga en contacto con el tronco espiritual general que ha dado vida a tal Tradición, sólo conseguirá llenarse la cabeza de palabras, signos y alegorías extravagantes. Por otro lado, no se trata sólo de una simple condición intelectual. Hay que tener en cuenta que el hombre antiguo no sólo tenía un modo diferente de pensar y de sentir, sino también un modo distinto de percibir y de conocer. La base de la materia de la cual nos ocuparemos, como comprensión y como realización es evocar, merced a una cierta transformación de la consciencia, esta diferente modalidad. Y sólo entonces surgirá en ciertas expresiones una luz inesperada, ciertos símbolos se convertirán en medios para un despertar interior, se admitirán nuevos vértices de realización humana, y se comprenderá cómo es posible que determinados “ritos” puedan adquirir un poder “mágico” y operativo y constituirse en una ciencia que, por lo demás, no tiene nada que ver con lo que hoy corre bajo este nombre… (Evola, 1975).

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Tenemos ya suficientes referencias para albergar dudas sobre la creencia de que la Terapia Floral es un producto ajeno a la Tradición y que su Naturaleza está exenta del verdadero conocimiento Hermético-Alquímico. La dimensión de la obra de Bach es tan inabarcable para quienes no están iniciados en los “arcanos” que la han despojado de toda su grandeza, relegándola a una simple técnica prescriptiva con remedios, que a su vez han perdido su rigor al tratarlos como medicamentos sintomáticos. Por ello, en este momento crucial nos disponemos a rescatar a la “doncella de las fauces del dragón” y encauzarla hacia su verdadero origen, la Tradición Alquímica.

ESOTERISMO EN LA OBRA DE BACH Desde que comencé a “rescatar” los contenidos evolutivos de la obra de Edward Bach del “pozo del olvido”, donde permanecían ocultos más por deseo de unos e ignorancia de otros que por necesidad de los propios documentos, algunos han alzado la voz escudándose en la idea de que “decidió dejar así su trabajo” o “que lo que digo es esotérico y por ello fuera del ámbito de la Terapia Floral”. En ambos casos, la excusa es insuficiente para dejar de esclarecer algo que en su momento fue histórico y ahora necesario para integrar un conocimiento que enaltece y favorece la práctica de un ejercicio profesional y humano basado en el servicio, la compasión y el desarrollo evolutivo del Alma a través de la Libertad de la personalidad. La resistencia de algunos para penetrar en esta área de la obra de Bach es ignorancia, que como él mismo diría: “…es un fracaso en aprender, rehusar ver la Verdad cuando se nos ofrece la oportunidad, y conduce a muchos actos erróneos como los que sólo pueden existir en la oscuridad y que no son posibles cuando nos rodea la luz de la Verdad y del Conocimiento…” (Bach, 1931); el miedo y a veces la envidia, escudándose en la supuesta verdad absoluta, intentan arremeter contra todo aquello que no es su “santa voluntad” aun desconociendo lo que rechazan por no estar en su modelo del mundo. Pero lo peor no es quedar atrapados en su parcela de poder, sino que a través de su influencia pretenden desacreditar y con ello afectar a otros para que no piensen por Sí mismos, sin tener idea de que Bach decía: …no debemos tener miedo de las experiencias, sino que con la mente despierta y los ojos y los oídos abiertos de par en par debemos captar cada partícula de conocimiento que podamos obtener. Al mismo tiempo debemos mantenernos flexibles de pensamiento, no sea que ideas preconcebidas y antiguas convicciones nos priven de la oportunidad de obtener un conocimiento más fresco y más amplio. Deberíamos estar siempre dispuestos a expandir la mente y rechazar cualquier idea, por muy firmemente arraigada que esté, si una amplia experiencia nos muestra mayores verdades… (Bach, 1931).

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Por supuesto, para que una experiencia nos muestre mayores verdades, hay que estar dispuestos a vivirla y abiertos a escuchar, que no es el caso de quienes por el solo hecho de que no es lo que ya habían decidido no permiten siquiera preguntarse si podría ser útil para otros. Bach diría refiriéndose a las personalidades Vervain: “La lección de estas personas es: tolerancia, paciencia, amplitud de miras” (Bach, 1930). Durante todo este tiempo de investigación y presentación de conclusiones sobre mi trabajo, en muchas ocasiones se me ha criticado por teñir la obra de Bach con elementos esotéricos. Una vez más, la poca información hace que lo desconocido suene atemorizante o provoque cierta desconfianza y todo lo que no se alcanza a comprender pase al territorio de lo inexistente, “poco científico” o esotérico, incluso en un ámbito como el de la Terapia Floral, cuyo protagonista es el Alma, y el sentido de su práctica clínica su liberación de la sujeción a la personalidad desviada. Es incomprensible que dicha situación prevalezca, a pesar de que los textos de Bach estén cargados de “Argot”. La obra de Edward Bach está plagada de referencias de orden espiritual y su corpus está basado en un modelo evolutivo del Alma y de cómo proceder para alcanzar la libertad y con ello deshacerse de la ignorancia y vivir en armonía con el “Plan de la Evolución”. El 17 de enero de 1934 escribió lo siguiente en una carta dirigida un colega: “Para muchas personas, desde luego, esto no significaría nada, pero para ti, lo sé, esto muestra la manera como trabaja la Hermandad Blanca entre nosotros, no por milagros, ni por apariciones, sino conduciéndonos precisamente, si estamos dispuestos a dejarnos conducir por los asuntos cotidianos”. Aún con estas contundentes aseveraciones del propio Bach, muchos quieren dejar este tema en el olvido y seguir actuando desde la Terapia Floral, pero habría que sugerirles leer a Bach con detenimiento, y seguramente no podrán dejar de percibir en su mensaje la voz, la palabra, la doctrina de un ser comprometido con la humanidad, de un Maestro, quizás de Segundo Rayo o de la Kemicina, conocedor de ciertas leyes o verdades fundamentales como las llamaría él: Para comprender la Naturaleza de la enfermedad hay que reconocer ciertas verdades fundamentales. La primera de ellas es que el hombre tiene un Alma que es su verdadero ser; Divino, un Ser Poderoso, un Hijo del Creador de todas las cosas, de la cual el cuerpo, aunque templo terrenal del Alma, es sólo un mínimo reflejo: nuestra Alma, nuestra Divinidad que reside en y alrededor de nosotros, nos otorgó nuestras vidas para que las ordenemos tal y como Él lo desea y, si se lo permitimos, siempre nos dirigirá, nos protegerá y nos animará, vigilante y caritativa para conducirnos siempre hacia nuestro mayor bien: porque Él, nuestro Yo Superior, es una chispa del Todopoderoso, y por tanto invencible e inmortal (Bach, 1931).

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Y todo esto, aunque les pese a algunos, nos acerca a esa palabra tan temida, arrojada para espantar a quienes ávidos de conocimiento pretenden internarse en otra parcela de la misma obra de que ellos huyen; esa palabra es “esoterismo” que para muchos es sólo una fobia más, como la aracnofobia, la agorafobia y otras de naturaleza “neurótica” que han ido apareciendo en el panorama mental de la humanidad al restringir el verdadero flujo de información del inconsciente, intentando contener y mantener a raya todo lo que está relacionado con lo oculto, lo sagrado o espiritual, que en definitiva nada tiene que ver con una forma de meditar o de comer, sino con la consciencia de percibir en cada acto cotidiano la expresión viva de aquello que nos sostiene y permite la emergencia de la consciencia de Sí, de saber que somos completos aunque ignoremos la parte que nos falta, que lo oculto nos dota de plenitud y que el esoterismo no es un “canco”, “bruja” o “tío del saco”, sino una parcela del saber que completa la visión de la vida y que los “grandes” en cualquier disciplina han dejado impresa, como Platón, Pitágoras, Paracelso, Cooper, Clark, Jung, Newton, Franklin, Einstein, Grof, Juan S. Bach, Mozart, Beethoven, Champolión, Curie, Disney, Deraisme, Goethe, Laplace, Machado, Mesmer, Michelson, Ramón y Cajal, Schweitzer, Washington, Wilde y, por supuesto, Edward Bach; todos ellos son hombres y mujeres destacados de su tiempo, quienes supieron aportar a la sociedad una visión integradora, aunque la parte “esotérica” no estuviera abiertamente expresada, o que la sociedad convencional se otorgara para sí a uno de los que anteriormente había criticado. Sabemos de sobra que “la diferencia entre un loco y un genio es que el genio ha logrado contagiar a los demás de su locura”. Por todo ello considero que es un buen momento para dejar zanjado este tema y demostrar por qué la obra de Bach es en sí “Esotérica”. La palabra esoterismo es un neologismo (término nuevo que aparece en una lengua, ya sea procedente de otra lengua o de nueva creación) acuñado a principios del siglo XIX, que procede del griego eswterov “dentro, desde dentro, interior, íntimo”, unido al sufijo “ismo”. Es un término genérico usado para referirse al conjunto de conocimientos, enseñanzas, tradiciones, doctrinas, técnicas, prácticas o ritos de una corriente religiosa o filosófica, que son secretos, incomprensibles o de difícil acceso y que se transmiten únicamente a una minoría selecta denominada iniciados, por lo que no son conocidos por los profanos. Por extensión, el esoterismo se refiere a toda doctrina que requiere un cierto grado de iniciación para estudiarla en su total profundidad. En contraste, el conocimiento exotérico es de fácil acceso para el público común y es transmitido libremente. Podríamos decir que la obra de Bach, como todo texto iniciático, puede leerse literal o simbólicamente. Es evidente que siempre he tratado de mostrar la parte simbólica y por ello parece que hablo otro idioma, pues la “visión” que deseo trasmitir en nada se parece a la idea “original” que

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los custodios de esta obra han querido mantener a salvo; para quien no tiene un conocimiento hermético la obra de Edward Bach, sólo representa aquello que nos han querido contar. Veamos cuáles son los 4 elementos que constituyen o definen una obra esotérica y cómo se encuadran en la obra de Edward Bach; para ello se estudian cartas escritas por él: Primera característica: Disciplina del arcano o secreto; se refiere a que el conocimiento está restringido a ciertos grupos o sociedades, bajo el juramento de no divulgarlo. Mount Vernon, Sotwell, Wallingford, Berks. 26 de Octubre de 1936 Querido amigo, Sería maravilloso formar una pequeña hermandad sin rango ni oficina, no mayor ni menor que la otra, que fuera leal a los siguientes principios: Que se nos ha revelado un Sistema de Curación tal como no ha sido conocido en el recuerdo de los hombres; cuando, con la simplicidad de los Remedios Herbales, podamos establecer con CERTEZA, CERTEZA absoluta, de su poder para conquistar la enfermedad… Segunda característica: Transmisión; se establece que debe darse de maestro a discípulo por Tradición oral, lo cual implica validez y legitimidad del conocimiento. 1 de Noviembre de 1936 Querida gente encantadora: Hay momentos como éste en que espero ser convocado a donde no sé. Puesto que esta llamada puede venir en cualquier momento, les suplico, a los tres, que continúen el maravilloso Trabajo que hemos comenzado. Un Trabajo que puede quitar a la enfermedad sus poderes, un Trabajo que puede liberar a los hombres… Tercera característica: Correspondencia; es decir, todos los elementos del Universo están relacionados entre sí por vínculos reales o simbólicos que reciben el nombre de correspondencias y que, al no ser evidentes, requieren ser descifradas. El Microcosmos guarda relación con el Macrocosmos, la Naturaleza visible se relaciona con la invisible. 4, Brunswick Terrace, Cromer, Norfolk 17 de Enero de 1934 Querido Hermano: Éste fue el comienzo de nuestros Cuatro Ayudantes. Un día, sintiéndome ansioso respecto al futuro, como

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supongo que todos hacemos de vez en cuando, estaba cerca del sendero de Marlow-on-Thames, cuando me llegó este mensaje. Un mensaje que no es sólo para mí, sino para todos los que se esfuerzan en ayudar. Lo anoté tal cual, y al instante me fijé en un arbusto de Gorse lleno de flor que había a mi lado, y pensé “¡Qué hermoso!”. No lo había visto antes, pero entonces pensé en un maravilloso paisaje de páramos cubiertos por este llameante arbusto. Éste fue el primero de nuestros Cuatro Ayudantes. Me levanté y fui directamente hacia una mujer que conocía, egocéntrica y totalmente mundana, y le dije, “¿Cuál piensa usted que es el paisaje más hermoso del mundo?”. “¿Ha visto alguna vez algo que le haga pensar que es posible que Dios exista?”. Ella contestó sin vacilar: “Sí, las montañas cubiertas de Heather”. Y entonces se encontró el segundo de nuestros Ayudantes. Para muchas personas, desde luego, esto no significaría nada, pero para ti, lo sé, esto muestra la manera como trabaja la Hermandad Blanca entre nosotros, no por milagros, ni por apariciones, sino conduciéndonos precisamente, si estamos dispuestos a dejarnos conducir, por los asuntos cotidianos… Cuarta característica: Naturaleza; ocupa un lugar esencial y sagrado en el Cosmos, vive en todas sus partes y en esta vida se funda la Magia. “Una Historia del Zodiaco”, l934 Ahora el suelo en que vivían y que les daba alimento en abundancia contenía muchas hierbas para su sanación, pero debían encontrarlas ellos mismos. Los Hermanos sabios de raza que hacía tiempo habían recibido las alegres noticias de las estrellas buscaron esas hierbas, esas verdaderas amigas del hombre, que tenían poderes para su curación, y ellos encontraron los Doce Curadores a través de la virtud de los Cuatro Ayudantes…

LA “OBRA DE BACH” Y EL SIMBOLISMO MASÓN En nuestras investigaciones hemos podido vincular la “Gran Obra” de Bach a toda una serie de manifestaciones simbólico-artísticas que plagan los confines del planeta; en esta ocasión, como un punto revelador para este trabajo, nos centraremos en algunas de las más conocidas dentro del territorio europeo. Las catedrales desde el simbolismo Masónico son una fuente inagotable de conocimiento; su construcción alegórica encierra algunos de los secretos mejor guardados del “Arte Regio”. En este tímpano de la de la Catedral de St. Trophime, en Aries, Francia, podemos apreciar, con mirada simbólica, cómo están representados los 19 primeros estados que Bach describe a través del alcance de sus remedios:

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Catedral de St. Trophime, Aries, Francia

La figura central remarcada por el óvalo que representa a Jesús coronado como Rey y es también la imagen arquetípica del Sí mismo u hombre autorrealizado, que ya ha terminado su viaje y es consciente de sí. Su mano derecha está en disposición de bendecir, con el mudra característico y sus tres dedos extendidos: el pulgar, el índice y el corazón representando a las tres fuerzas o triángulo logóico: Spíritus Mundi, Sulphur y Mercurius, en argot floral evolutivo: Wild Oat, Vine y Olive, que a su vez se relacionan con las tres fuerzas mitraicas eucarísticas: el cereal o Pan de Vida, el Vino o Sangre de Cristo y el Óleo Sagrado o de Santa Unción. A la izquierda y derecha de Cristo, respectivamente, encontramos a las “Santas Criaturas Vivientes” o el Tetramorfo, símbolo de los cuatro evangelistas y de los 4 elementos clásicos de la Alquimia, nuestros 4 ayudantes: Gorse, el Fuego-león-Marcos, Oak, la Tierra-buey-Lucas, Heather, el Aire-ángel-Mateo y Rock Water, el Agua-águila-Juan.

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Chicory Clematis Rock Rose

Centaury

Gentian

Mimulus

Water Violet

Agrimony Cerato Scleranthus

Vervain

Impatiens

Finalmente, debajo de las siete fuerzas o ayudantes, podemos apreciar, frente a frente, las 12 Tipologías de Personalidad, seis a la derecha y seis a la izquierda, manifestando la correspondencia polar, seis Femeninos y seis Masculinos, a través de los 12 apóstoles. La suma de todos los símbolos nos lleva al término de la primera fase del trabajo del iniciado Bach. Hemos delimitado la imagen para facilitar la comprensión de lo explicado aquí:

Los remedios que Bach elaboró son 38, el doble de 19, por lo que este tímpano estaría incompleto si queremos vincularlo a su obra simbólica, pero si añadimos la otra parte del círculo, que podemos imaginar, obtendremos una figura sugerente, ya que los nuevos 19 remedios pertenecen a otro orden y están elaborados de manera diferente para llegar a esa nueva etapa a la que se consagra aquel que ya ha decidido dar en lugar de tomar. Este apartado será desarrollado en el segundo volumen de esta obra.

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3+4+12=19 Lunar-Método Solar Coagula Encarnación y Trabajo Discipular 7

12 12 7

19 19

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E S P E C U L A R

3+4+12=19 Solar-Método Ebullición Solve Transmutación y Proceso Iniciático

Por otro lado, en Notre Dame nos encontramos con una monumental construcción masónica suficientemente documentada y explicada por Fulcanelli en el “Misterio de las Catedrales”, pero, para nuestro interés investigador, basta decir que las figuras de los apóstoles en el pórtico central o del Juicio están colocadas de forma circular, vinculándolas a través de los 4 elementos, y a sus pies la Tradición eclesiástica adjudica a las pequeñas rosetas esculpidas en la piedra, dos en cada apóstol, una virtud y un defecto a cada uno, manteniendo así un paralelismo con la idea de Bach: “Fundamentalmente hay doce tipos primarios de personalidad, existiendo el positivo y el negativo de cada uno…” (Bach, 1933).

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Podemos encontrar un sinfín de muestras simbólicas que pongan de manifiesto el paralelismo simbólico-alquímico de la obra de Bach con las construcciones simbólico-masónicas y del arte regio diseminadas por toda Europa. Como muestra, queremos destacar algunas de ellas:

Torre del Reloj, Ayuntamiento de Praga Astrología y Alquimia Los 12 apóstoles y los signos del zodiaco

En los adornos de los templos masónicos también podemos observar los símbolos que representan a los 19 primeros arquetipos florales, lo cual se puede apreciar en la imagen siguiente:

Templo masónico

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Tras este viaje simbólico por diversas obras maestras de los constructores, queremos cerrar este periplo con una monumental pintura de uno de los iniciados del Renacimiento:

Sombra Introvertido

Tierra

Gentian Bartolomé Mimulus Andrés

Luz extrovertido

Agua

Chicory Juan Clematis Pedro

Centaury Rock Rose Pedro Judas-Pablo

Fuego

Vervain Santiago Agrimony Felipe Impatiens Tomás

Aire

Cerato Judas T. Water Violet Mateo Scleranthus Simón

En este lienzo podemos ver cómo Leonardo dividió la obra en dos mitades trasladando a cada una dos grupos de tres apóstoles, mientras la figura de Jesús la mantenía en el centro con los dos colores característicos de la dualidad alquímica: el azul para el Agua y el rojo para el Fuego. Podemos apreciar, según mi consideración, que los colores del triángulo que forma Jesús con su cuerpo, azul y rojo, están intercambiados, pues el azul corresponde al Agua y con ello al ámbito de la oscuridad, pasividad, intimidad, y el rojo a la zona iluminada, activa, sociabilidad. Poniendo de manifiesto, como postulaban los alquimistas, que todo Sulphur, Coagula, Masculino, Vine, para el argot floral, tiende al Mercurius, Solve, Femenino, Olive. Así tenemos dos grandes grupos de seis apóstoles, Femeninos, Masculinos; pasivos, activos; introvertidos, extravertidos: Tierra-Agua, Fuego-Aire y dentro de cada grupo de seis otros dos grupos de tres en función del elemento predominante: Fuego-Aire o Agua-Tierra. Por lo que cada trío de apóstoles está relacionado con un elemento de la Alquimia clásica, con un temperamento o con una de las funciones de

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Jung y la suma de dos tríos con una tendencia hacia la extraversión o la introversión siguiendo con el modelo Jungiano. De acuerdo con las posturas y ademanes, la interpretación del lugar y las características tipológicas, he desarrollado, a través de mi anterior trabajo publicado “Proyecto 12. Una visión retrospectiva y evolutiva de las tipologías en el curso de la humanidad”, un modelo que permite vincular a los apóstoles con las Tipologías de Personalidad de Edward Bach, así como con otros modelos en los que el número 12 es el protagonista. Por lo tanto, la obra de Bach está plagada de simbolismo Hermético y la Tradición hizo mella en su modelo; la cronología en la elaboración y el número de remedios en cada etapa obedece a un conocimiento iniciático que Bach recibió en las diversas Logias a las que perteneció y en los círculos con los que se vinculó, incluido el Club Cooper.

LA “GRAN OBRA” DE EDWARD BACH

Edward Bach

La “Gran Obra” ha sido el término más usado para referirse al proceso y a las operaciones que llevarán a la consecución del objetivo final de la Alquimia: la obtención de oro, tanto psicoespiritual en lo simbólico como del “regio metal” o del elixir de larga vida, el remedio universal y panacea para todos los males. Es uno de los nombres que se le da al “Arte”, sobre todo por la dificultad de lograrlo. Según el “Diccionario Mito Hermético”, “uno de los objetivos de la ‘Gran Obra’ es elaborar un remedio universal para las enfermedades de los tres reinos de la Naturaleza y el otro es transmutar los metales imperfectos en oro y añade, mucho más puro que el de las mina” (Dom, 1993).

Grillot de Givry, en su libro “La Gran Obra. Doce meditaciones sobre la vía esotérica al Absoluto”, describe con una poética simbólica inigualable los 12 pasos que el adepto ha de dar para finalizar el Gran Magisterio y ser uno más de los filósofos merecedores del “Arte”, poseedor de la Piedra. A modo de introducción, extraemos de “Mysterium Magnun” las siguientes citas: Muchos han oído hablar de la “Gran Obra”. Algunos se proponen consagrarse a ella. Pero muy pocos abordan su búsqueda… ¡La “Gran Obra”! ¡La “Gran Obra”! Prestigioso vocablo. Esplendor

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fulgurante. Así pues algunos habrían contemplado esta maravilla en los tiempos pasados, la habrían poseído integralmente. Y tú, ¿la dejarás inexplicada en los libros…? …Para dirigirte a esta vía, discípulo mío, es para lo que he emprendido, invocando al Espíritu Santo, el escribir las doce meditaciones que siguen. Alabado sea Dios... (De Civry, 1982). Para mí, es obvio que Bach trabajó en la “Gran Obra” y que su sistema, bien entendido y enmarcado en la filosofía Hermética que lo sustenta junto a sus 38 remedios, es el fruto de toda una vida consagrada a ella. Ya expliqué en mi anterior libro, “Las Prescripciones de Edward Bach. Cómo formulaba y preparaba sus esencias el creador de la Terapia Floral”, el proceso iniciático que Edward Bach realizó en la Masonería y cómo se nutrió del Club Cooper y los vínculos que éste mantenía con la espagíria y con los grandes adeptos del pasado. Todo ello es fruto de algunas conjeturas basadas en los comentarios de Nora Weeks y la investigación de Eduardo Grecco y ahora podemos afirmarlo gracias al trabajo de Synthesis y la infatigable búsqueda de mis dos hermanos, Eduardo y Lluis, por lo cual reproduzco la carta que como hallazgo sin par trae luz a la vida del alquimista Edward Bach: Mount Vernon, Sotwell, Wallingford, Berks. 1 de Noviembre de 1936 Estimado Señor Daniel: Estoy en la espera diaria de una llamada para una labor más agradable que la de este mundo tan difícil. De modo que si este desdichado cuerpo mío deja de desempeñar sus estimables funciones, incluyendo las ostras y el champán, y el resonar del mallete sobre la mesa del banquete, y no digamos nada de los entrantes y el corte de carne, ¡sí!; y después el café y el puro, desde luego sin mencionar el vino... [El Banquete Ritual Masón se organiza en cada Logia según el ritual establecido; San Juan en verano y San Lorenzo en invierno. Con el Mallete (martillo de dos cabezas, de madera o de marfil), el Venerable Maestro golpea la mesa del banquete y pronunciando las palabras de apertura “Al orden, Hermanos” dan comienzo los trabajos. Bach aquí hace alusión a los elementos simbólicos constitutivos de este tipo de tenidas masónicas]. Así que usted debería ver una tarde de camino a casa, en los carteles anunciando “The Evening Standard”, “The Evening News” o de cualquier otro informador del público, que el insignificante Doctor Bach ha pasado a un mejor hogar. Bueno, ya lo sabrá.

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Lo importante es, si hubiera beneficios de las ventas de los libros a mí atribuidos, que los envíe a la Srta. Nora Grey Weeks, por el momento a la dirección mencionada arriba. Ella ha sido mi compañera de trabajo durante muchos años y puede aconsejarle a usted acerca de este trabajo en caso de cualquier dificultad. Me ha ayudado a recolectar las Hierbas, ha estudiado conmigo sus capacidades y sabe todo lo que yo sé sobre esta labor. Querido Sr. Daniel, cuando estamos a punto de pasar por el Valle de las Sombras, tal vez no seamos tan reservados como cuando estamos en el mercadillo benéfico, especialmente cuando nos hemos tomado un brandy o dos para animarnos. El Trabajo que le he entregado es la “Gran Obra”, es la Obra de Dios, y sólo el cielo sabe por qué deba ser llamado a apartarme en este momento de seguir luchando por la humanidad que padece. [Está claro que aquí Bach está manifestando el alcance alquímico de su trabajo y, como veremos más adelante, a alguien que conoce el “argot”, pues, como él, es uno de los Caballeros de la Mesa Redonda]. Pero usted, lo sé, es uno de la misma clase que yo, uno de los Caballeros de la Mesa Redonda que ha dedicado su vida a los otros y no a Sí mismo. [La Mesa Redonda fue fundada por el Rey Arturo para reunir a una fabulosa corte de Caballeros-Héroes, todos ellos individualidades conscientes, estableciendo entre ellos relaciones de perfecta igualdad, de ahí la construcción de la mesa o tabla redonda. La búsqueda del Santo Grial y los procesos alquímicos, espirituales y trascendentes del ser humano, así como la defensa de las libertades y el mantenimiento del orden ceremonial y místico para el desarrollo evolutivo de la humanidad fueron las actividades de los Caballeros de la Mesa Redonda, en la época del mítico Arturo y en cualquiera otra]. Le doy las gracias por la gran ayuda que nos ha brindado en nuestra Obra con anterioridad. Ha sido magnífico por su parte y ha sido muy apreciada por nuestro Equipo de colaboradores y por mí mismo. Querido Sr. Daniel, por toda su bondad siento como si le conociera como a un Hermano, y un Hermano no sólo en el terrenal, sino en el sentido Masónico. [Más allá del vínculo de sangre, la hermandad en la Masonería es un acto de reconocimiento, libre, que une a hombres y mujeres en una fraternal comunión hacia un sentido elevado y trascendente de la vida].

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Por qué se ha detenido en este punto del cometido mundano, Dios sólo lo sabe. Pero mi Equipo y usted siguen luchando en beneficio de la humanidad que sufre, por las Hierbas que nos han sido reveladas donde yace la Cura de toda enfermedad. Le saluda Fraternalmente, Edward Bach. No cabe duda que es la carta de un adepto a otro, de dos personas que han decidido dar en lugar de tomar…/… de la misma clase…//…de los Caballeros de la Mesa Redonda que ha dedicado su vida a los otros y no a sí mismo; se considera adepto a toda persona iniciada en los misterios y ritos de una creencia, secta o sociedad secreta. En Alquimia, el término se utiliza para designar a la persona que ha llegado al final de su obra. Un Maestro o un ser humano que, habiendo recorrido el sendero de evolución y entrado en su etapa final, el Sendero de Iniciación, ha recibido cinco Iniciaciones y, por lo tanto, ha penetrado en el quinto reino o espiritual, teniendo que recibir dos iniciaciones más. Y en un momento de renuncia, cuando ya las cosas triviales han de quedar a un lado, Edward Bach le comunica abiertamente que su trabajo de vida, su obra, no es suya, sino, como todo alquimista sabe, es la Gran Obra de Dios, que él ha logrado reproducir para la humanidad, como lo hizo Ash Shamsi, Salomón Trismosin, Paracelso o Nicolás Flammel, entre otros, antes que él. “El Trabajo que le he entregado es la ‘Gran Obra’, es la Obra de Dios…”. Bach, simbólicamente, entrega a Daniel, a través de sus escritos y correspondencia, más que lo que ahora definimos como Terapia Floral. Lo transmite quizás al único que podía entender su obra, la “Gran Obra” como cita textualmente en esta última carta fechada, también de manera simbólica, el día de la comunión entre los vivos y los muertos, el 1 de noviembre. Bach aquí está exhortando a uno de los Caballeros de la Mesa Redonda a que impulse lo que ya él no podrá realizar, que mantenga la Obra de Dios vigente a través de sus escritos, que contienen las claves para realizar el “Magnun Opus” en Sí mismo o ayudar a otros a lograrlo como expresión de servicio vocacional mediante el Arte Terapéutico.

ESCUELA ANDALUSÍ Siguiendo el hilo de Ariadna, recalamos en una nueva percepción de la obra de Bach, al percibir otras áreas del saber que se solapaban en las insinuaciones de este insigne Maestro y así, en el año 2007, fundamos la Escuela Andalusí, con la intención de ir más allá del marco clásico de la Terapia Floral; y cinco años después, presentamos a la sociedad un Modelo de Pensamiento, en el que

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se fusionan diversos saberes clásicos, cuyo fin es recuperar, a través de su corpus, la propuesta humanista que fomenta el resurgir del Alma en cada uno de los emprendimientos humanos. La Escuela Andalusí integra en su corpus la mirada simbólica jungiana, mediante la Teoría de los Arquetipos y del Inconsciente Colectivo, recogido en el Mándala Arquetípico, símbolo indiscutible de la Terapiafloral Evolutiva; la propuesta del paradigma Kémico, obtenido de la Filosofía Hermética, entroncada con la Alquimia y la Astrología en la Sabiduría Andalusí, que podemos disfrutarla a través de su legado, tanto en el ámbito filosófico como práctico, gracias a la maestría heredada de Yabir Abu Omar; la Mayéutica Socrática y su desarrollo mediante la Programación Neurolingüística y sus diversas evoluciones hacia el Coaching; y, por supuesto, la mirada terapéutica como sistema completo de acuerdo con la doctrina de Edward Bach. Al advertir que la propuesta de salud de muchas de las denominadas terapias naturales (incluidas algunas líneas de trabajo de la Terapia Floral) se han reafirmado en la tendencia “mecanicista” reinante en esta época, por centrar sus objetivos en la erradicación de los síntomas, ya sean emocionales o físicos, sin tener en cuenta el verdadero sentido de la enfermedad, planteamos un modelo que marca claramente el rumbo evolutivo, a través de la recuperación de la dimensión trascendente del ser humano para que recobre la oportunidad de introducir en el ámbito social, por medio de la salud, lo que debería ser su verdadera dimensión. La Escuela Andalusí, a través de su línea docente, propone volver a la formación académica en el sentido profundo que planteara Platón, para cubrir la necesidad que se evidencia en estos tiempos. Del modelo de pensamiento de la Escuela Andalusí se derivan diversas áreas de estudio de acuerdo con la necesidad del alumnado, nacidas de una concepción de la vida fundamentada en la conexión con lo más profundo del ser humano, su Alma, entendiéndola desde una perspectiva espiritual, trascendente y ajena a todo contenido religioso. Partiendo de esta idea, la aplicación de los principios filosóficos de la Escuela favorece la manera de entender la relación con la vida, de modo que propicie el desarrollo en cada persona, según su nivel de consciencia, pues cada ser humano del planeta tiene como destino último la completud de su Alma, para lo que se le concede la vida encarnada como vía de experiencias vitales que han de tornarse en autorrealización y sabiduría. La Escuela es más que una institución docente al uso, ya que en su corpus recupera el verdadero espíritu de “formación”, a través de la transmisión del saber, en el sentido más profundo del término, tanto interno como externo. Nuestros formadores buscan fomentar, de manera personalizada, la verdadera sabiduría interna en cada uno(a) de los

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alumnos y las alumnas que llegan a nuestras aulas, para que puedan conocer “las Leyes de la Naturaleza y la verdadera naturaleza humana” y, con ello, favorecer su evolución y reproducir sus vías expresivas en su vida personal y en el ámbito creativo en donde participen socialmente. La Terapiafloral Evolutiva Dentro de su marco terapéutico, la Escuela Andalusí ha establecido una línea de trabajo que fusiona las áreas del saber, delineadas anteriormente, en lo que se denomina Terapiafloral Evolutiva, mediante un modelo moderno que integra el saber ancestral desde el argot simbólico-floral, que dota a las personas de una visión trascendente para adentrarse en la vida desde la mirada Simbólica. Es una vía terapéutica para la gente de hoy que quiere desarrollar su consciencia y vivir en el mundo con respeto a lo espiritual; es la aplicación de la “Mística Urbana”; en definitiva, es una actualización de la sabiduría perenne a través de los arquetipos florales. Como su nombre lo indica, es un modelo evolutivo que fomenta el desarrollo y la integración hacia la plenitud del Sí mismo. Utiliza las esencias florales como catalizadores y símbolos para explorar los arquetipos que constituyen el inconsciente de todo Ser y el inconsciente colectivo de la Humanidad. Rescata de forma respetuosa en la obra de Bach todo lo que las otras ciencias que se han apropiado de su saber no han sabido entender, por estar su praxis fuera del modelo simbólico-místico y su objetivo alejado del desarrollo evolutivo del Alma, trayendo al panorama terapéutico actual una de las vías más completas e integradoras que ha conocido la humanidad para el mantenimiento de la salud como símbolo del desarrollo de la consciencia. A través de la comprensión del “Sistema Bach”, como un marco evolutivo de correspondencias arquetípicas para la exploración y desarrollo de la verdadera dimensión del Ser, el Alma, cualquier ser humano podrá internarse con seguridad en su propio universo interior de la mano de los remedios alquímicos elaborados por nosotros y recuperar la consciencia de sí, manteniendo su objetivo vital y el sentido de su propia existencia de acuerdo con el mandato de su Alma, su real Ser. Terapiafloral Evolutiva no sólo es un modelo terapéutico más, es una Vía que desde su dimensión iniciática aborda la terapia como una expresión del Servicio Vocacional, trayendo a lo urbano, a través del marco convencional de la salud, la vía expresiva que integra los pilares restantes en una vida compasiva y entregada al prójimo, como hiciera Bach, una dimensión de la vida que ha estado casi siempre reducida a la marginalidad y custodiada por los iniciados que mantenían en secreto

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tales prácticas y conocimientos. La Terapiafloral Evolutiva contiene en sí los elementos constitutivos necesarios para, por Sí misma, estructurar una Escuela de pensamiento práctica para la vida de hoy. El Mándala Arquetípico, síntesis de la Terapiafloral Evolutiva Como hemos dicho, la Terapiafloral Evolutiva encuentra su expresión iconográfica en el Mándala Arquetípico, en el cual se condensa toda su filosofía. La presentación gráfica de un modelo permite, de manera sintética, la percepción integral de la idea que lo sustenta. En este caso, el Mándala Arquetípico de Terapiafloral Evolutiva propone, a través de su configuración fractal y sistémica, la comprensión de la psique como entidad macro y microcósmica. Las áreas delimitadas y fraccionadas para su estudio y compresión de esta entidad global, denominada Psique por Jung, se hacen perceptibles e inteligibles al fusionar el sistema Bach con las ideas alquímico-psicólogicas de las doctrinas herméticas y Jungianas, para abordarlas desde la vía terapéutica e iniciática, en la clínica o en el trabajo personal, fomentando en ambos casos el desarrollo de la consciencia, que es la evolución del Ser. La fusión de tres “tipos mundis”, paradigmas o modelos arquetípicos nos permite hacer una propuesta evolutiva que unifica lo filosófico de la doctrina hermético-alquimista, la cual podemos encontrar en Edward Bach y en todos los corpus vinculados con el desarrollo evolutivo de la consciencia; lo terapéutico de la psicología analítica de Jung con todos sus contenidos evolutivos emparentados con la obra de Edward Bach y con la “Gran Obra” alquímica; la concepción iatroquímica o paracélsica de Bach y su aplicación clínica a través de la elaboración de los remedios personalizados, que no son más que la cristalización o coagulación dinámica y vitalizada de fuerzas primigenias (arquetípicas) o paquetes de información, que sostienen la concepción inteligible de nuestro universo psíquico-físico. Cualquier ser vivo, animado o no, está constituido por diversas estructuras psico-físicas-energéticas, campos de información que estructuran la materia y la determinan en relación con cristalizaciones energéticas, que coagulan la información y la hacen evidente en el ámbito físico. Lo que vemos en nuestro mundo físico es la materialización de un tipo de fuerza que se mantiene pura en una “dimensión” más sutil que la física. Aportaciones como las del biólogo Rupert Sheldrake, las del físico David Boom, así como los descubrimientos de la física cuántica devuelven la vigencia y la cordura a muchos desahuciados filósofos y místicos que hablaban de la transmisión de la información a través del “Agua viva”. La información reside en el mundo arquetípico de Jung o del cielo empíreo de Platón se cristaliza o coagula en lo físico, a través de formas específicas de acuerdo con una malla sensible, energética, que estructura la información dándoles una apariencia, en nuestro caso como vegetales.

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Cada planta es la coagulación de un tipo de información, de una fuerza como dirían los alquimistas; una fuerza en particular está presente de manera sobresaliente en cada uno de los vegetales; se trata de trasvasar esa información que da vida y forma a la planta, a un vehículo que la mantenga activa, “viva”; ese vehículo es el Agua, más concretamente el Rocío o el Agua viva de un manantial. Para tener todas las cualidades de la planta, no es necesario utilizar una parte específica de ella, sino la información que no reside en ninguna partícula, sino en el campo que la dota de vida, y permite la existencia en la dimensión física. Los remedios elaborados de esta manera serán los que devuelvan a la persona a su nivel de Ser, y serán elegidos según el estancamiento de la información, sales infectas en Alquimia, que impide la libre circulación o realimentación del Microcosmos con el Macrocosmos y con ello la evolución. Cualquier sustancia ajena a este principio, como los fármacos, sería solamente un activador físico que no contendría la quinta esencia del vegetal: su Alma.

Así, la propuesta de Edward Bach, a través de su sistema de salud y su modelo de 38 remedios de acuerdo con la Tradición Hermética (3 + 4 + 12 = 19 en sus dos fases Coagula + Solve = 38, que explicaremos con todo detalle durante el desarrollo de la presente obra), la traducción de la vía alquimista de Jung vinculada al proceso de individuación, en estrecha sintonía con el modelo de Bach de las etapas de desarrollo y la evolución del Alma, y finalmente las fases de la “Gran Obra” representadas a través de sus símbolos, en una clara relación con el proceso de transformación psíquica hacia el Sí mismo, nos han permitido crear un sistema práctico, tanto de estudio del ser humano integral: Espíritu-Alma-Cuerpo, con el propósito de fomentar el desarrollo armónico del Ser, como de aplicación clínica por medio de las correspondencias existentes entre los diversos aspectos psíquicos constitutivos de un ser humano, descritos en el Mándala Arquetípico, y su representación signatural a través del remedio

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alquímico correspondiente, permitiendo así la elaboración de remedios personalizados en base a las necesidades evolutivas de la persona. Como diría Carutti: “Comprender la función sistémica de un símbolo nos permite superar la dicotomía entre 'subjetivo' y 'objetivo', posibilitando una síntesis entre las características psicológicas y las significaciones mundanas” (Carutti, 1997).

PARA QUE NO QUEDEN DUDAS Una de las réplicas más usadas para despojar de utilidad y contenido la propuesta evolutiva que hemos desarrollado es que Edward Bach desestimó la vía de las Tipologías de Personalidad y los Ayudantes en su último escrito, y dejó claramente expuesto que no se debía volver a su anterior propuesta de trabajo. Creemos que esta decisión, en el caso de que fuera realmente Bach quien la tomara, se hizo para restar complicaciones a los colaboradores que no habían podido seguir su apertura de mente, si no, no entendemos cómo en la conferencia que dictó en Wallingford, un mes antes de su muerte, volvió a relacionar los tres grupos, los 12, los 7 y los 19 remedios de acuerdo con la Tradición y con el marco evolutivo que queremos seguir manteniendo en nuestro corpus. Leamos la conferencia, en la que añadimos algunos comentarios:

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…Volvamos nuestra atención ahora a algunas de las formas diferentes en que una dolencia en particular puede afectar a un individuo. Todos nosotros sabemos que una misma enfermedad nos puede atacar de un modo muy distinto; ante un sarampión, Tommy puede tornarse irritable [Impatiens], Sissy permanecer callada y somnolienta [Clematis], Johnny requerir mimos y cuidados [Chicory], Peter estar nervioso y temeroso [Mimulus], y Bobbie querer estar solo [Water Violet]. Por lo tanto, si una misma enfermedad tiene efectos tan distintos, es obvio que no tiene mucho sentido atacarla directamente; es preferible tratar a [las limitaciones de las personalidades de] Tommy [Impatiens], a Sissy [Clematis], a Johnny [Chicory], a Peter [Mimulus] y a Bobby [Water Violet], hacer que cada uno de ellos se ponga bien, ¡y adiós al sarampión! Lo que es importante es que ustedes extraigan de este caso es que no es el sarampión lo que nos debe proporcionar la guía hacia la curación, sino la forma en que cada uno de los niños ha sido afectado, y su estado de ánimo es la pauta más segura para saber lo que cada paciente en particular necesita. Más aún, de la misma forma en que el estado de ánimo puede conducirnos hacia el tratamiento adecuado, también puede prevenirnos con antelación de una dolencia en proceso y permitirnos evitar su ataque. El pequeño Tommy llega a casa de la escuela inusualmente cansado, o soñoliento, o irritable, o pidiendo que lo mimen, o queriendo que lo dejen solo; en términos cotidianos, “no es él mismo”. Una vecina amable se acerca y dice: “Tommy está incubando alguna enfermedad; tendrán que esperar a ver de qué se trata”. Pero ¿por qué esperar? Si en ese mismo momento se trata a Tommy de acuerdo con su estado de ánimo, quizás en muy poco tiempo pase de “no ser él mismo” a “ser él mismo” [¿Él mismo no será una personalidad en su estado “positivo”?], cuando la enfermedad que lo amenazaba deje de hacerlo. Lo mismo sucede con todos nosotros: antes de declararse cualquier enfermedad, usualmente se produce un período en el cual uno no se siente del todo bien, o se encuentra cansado o desganado; ése es el momento para tratar la enfermedad que nos aceche, mejorarnos y evitar que las cosas vayan más allá. La prevención es mejor que la curación, y estos remedios nos ayudan de una forma maravillosa, tanto a recobrar nuestra salud como a protegernos del acecho de cosas desagradables y nocivas. Por ahora no abundaremos más sobre los estados preliminares de la enfermedad [que afectan a la personalidad de una forma directa]. Vamos a referirnos a aquéllos que han estado enfermos durante cierto tiempo, o incluso un largo tiempo [se está refiriendo aquí a las enfermedades crónicas y, por tanto, a los 7 Ayudantes, como lo explicaremos en su momento]. También aquí podemos sentirnos

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optimistas respecto a una evolución positiva, ya sea en forma de mejoría, o de recuperación total. Nunca permitan que un paciente abandone la esperanza de ponerse bien. El uso de estos remedios ha dado lugar a mejorías tan maravillosas y a recuperaciones tan extraordinarias incluso en casos considerados desahuciados, que cualquier cosa puede suceder, excepto caer en la desesperanza. Inválidos crónicos han sido reintegrados a una vida útil y plena, recobrando la felicidad, y una perspectiva vital mucho mejor y más brillante que la que poseían anteriormente. Tampoco permitan que nadie se atemorice ante el nombre dado a su enfermedad; después de todo, ¿qué es un nombre? Y no hay enfermedad que, en Sí misma, sea incurable. Esto puede afirmarse serenamente, sin temor a equivocarse, porque muchos pacientes de enfermedades, cuyos nombres son considerados tan aterradores, se han recuperado totalmente de ellas. Y si algunos lo han hecho, otros también pueden hacerlo. Es más, en algunas ocasiones toma menos tiempo curar a un paciente de una enfermedad de las llamadas terribles, que otro afectado por una de las consideradas menores. En realidad, esto depende más del individuo que de la enfermedad. En general, se aplica el mismo principio de tratamiento para las dolencias largas que para las de corta duración, e incluso cuando se trata solamente de una amenaza de enfermedad. La razón para ello es que aun en las afecciones que han venido aquejándonos durante cierto tiempo, todavía conservamos nuestros caracteres, nuestros deseos, esperanzas, ideas, preferencias, antipatías, etcétera [nuestra personalidad]. De manera que todo lo que se requiere es darse cuenta de la forma en que la enfermedad ha afectado al paciente: si lo ha deprimido, si le ha quitado la esperanza de recuperarse, si le atemoriza empeorar, si está irritable, deseoso de compañía o de estar solo y tranquilo, etc., y luego seleccionar el o los remedios adecuados para esos diferentes estados de ánimo. Y lo más maravilloso es que, incluso en las enfermedades más temidas, si logramos que el paciente regrese de ese estado [crónico, desvío de la personalidad, falsa personalidad] de “no ser él mismo”, la enfermedad no llegará a declararse. Lo mismo sucede en las dolencias largas o crónicas: a medida que los distintos estados de ánimo anormales desaparecen, los pacientes se encuentran mejor, más cerca de su verdadero carácter [de su personalidad] y con ello la enfermedad, sea cual sea, también desaparece. Sin embargo, existe otro tipo de gente muy diferente: aquéllos que no están realmente enfermos en el verdadero sentido de la palabra, pero que siempre encuentran algo mal en ellos. Quizás no demasiado serio, pero sí lo suficiente como para convertir su vida en un castigo y una carga en muchas ocasiones, y que se sentirían muy agradecidos de librarse de sus miserias.

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La mayoría de las veces estas personas han tratado de librarse de sus males de muchas formas, pero no han sido capaces de encontrar un alivio. Algunos ejemplos de estas dolencias son las jaquecas frecuentes, graves resfriados cada año al llegar el invierno, catarros, reumatismo, indigestiones, presión ocular, asma, problemas cardíacos leves, insomnio, etcétera. ¡Y qué placer produce proporcionarle alivio a esta gente! Sobre todo cuando muchos de ellos están convencidos de que deberán seguir arrastrando sus males toda su vida, o peor aún, seguros de que sus padecimientos se irán agravando con el paso del tiempo. Estos casos pueden ser curados, y muy a menudo la mejoría comienza tan pronto como se inicia el tratamiento. Finalmente, un tipo más de paciente: la gente que se encuentra perfectamente bien, fuerte y saludable, pero aun así tiene sus propias dificultades [¿No se está refiriendo aquí a los 19 nuevos remedios?]. Personas que ven su vida complicada por cosas como: hiperansiedad por hacer todo perfecto [Pine]; un entusiasmo excesivo, que los tensiona y agota [Elm]; temor al fracaso, imaginándose menos capaces que los demás [Larch]; incapacidad para decidir, incluso en las cosas mínimas [White Chestnut]; miedo a lo que le pueda suceder a sus seres queridos [Red Chestnut], temiendo siempre lo peor, incluso sin ninguna razón; hiperactividad y desasosiego, que no les permite paz y descanso [Holly], etc. Todas estas cosas, aunque no puedan calificarse exactamente de enfermedades, provocan infelicidad y preocupaciones; sin embargo, afortunadamente todas ellas pueden corregirse, y así añadir alegría a sus vidas. Todas estas cosas nos permiten ver el gran poder curativo de las Hierbas; no sólo para mantenernos fuertes y protegernos de la enfermedad; no sólo para detener una enfermedad cuando todavía es una simple amenaza; no sólo para aliviarnos y curarnos cuando ya nos encontramos bajo su influencia, sino también para sembrar la paz, la felicidad y la alegría en nuestras mentes cuando no hay aparentemente nada malo en nuestra salud. Una vez más, déjenme asegurarles que cuando se está tratando de prevenir una enfermedad, y ya sea ésta corta o larga, el principio es el mismo: tratar al paciente. TRATEMOS AL PACIENTE de acuerdo con su estado de ánimo, de acuerdo con su carácter y con su individualidad, y de esa forma jamás podremos equivocarnos. Como vemos, en esta última parte de su conferencia, Bach sigue insistiendo en la necesidad de atender a la individualidad, la personalidad del paciente. Antes de entrar en el desarrollo del modelo y especificar las áreas que lo componen y la técnica para la creación de las secuencias terapéuticas-iniciáticas (que será abordada en el tomo II de esta obra), queremos definir los conceptos ideológicos que constituyen nuestro corpus para facilitar su comprensión y estudio.

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ALGUNOS TÉRMINOS A MODO DE CONCEPTOS El arte de fusionar y sintetizar las propuestas de diversas tradiciones en un solo modelo integrador nos obliga a definir claramente la terminología que vamos a emplear para designar a los elementos que constituyen nuestro corpus. En este caso, sólo hacemos referencia a la parte específica que vincula al término con nuestro Arte y por ello no lo desposeemos de mayor amplitud, pero lo circunscribimos específicamente al uso que para el modelo hemos determinado, así que es conveniente detenernos en los detalles del significado de cada concepto que desarrollemos en el próximo capítulo. Mándala: los Mándalas son diagramas o representaciones esquemáticas y simbólicas del Macrocosmos y el Microcosmos utilizados en el budismo e hinduismo. A partir de los ejes cardinales, se suelen sectorizar las partes o regiones internas del Círculo-Mándala. La mayoría de las culturas posee configuraciones mandálicas o mandaloides, frecuentemente con intención espiritual: la mandorla (almendra) del arte cristiano medieval, ciertos laberintos en el pavimento de las iglesias góticas, los rosetones de vitral en las mismas iglesias, etc. Según la Tradición, los Mándalas han sido utilizados para meditar en ellos a través de su contemplación, ya que en su diseño geométrico se representan los atributos de una divinidad o su cristalización para ser percibida en la realidad material. Eugenio Carutti refiere: …en todo lenguaje mandálico u holográfico, cada uno de sus elementos recrea la matriz global. Cada elemento contiene dentro de sí a todos los demás y sus relaciones con las otras partes del sistema son a la vez “internas” y “externas”, como corresponde a un lenguaje cuya función es la de comunicar la profunda Unidad en la diferencia del “adentro” y el “afuera”. Estos son lenguajes sagrados —como la Cábala, el I-Ching o la Astrología— y en su propia Naturaleza reside la posibilidad de llegar a la Totalidad a través de cada una de sus partes, como en un juego de cajas chinas (Carutti, 1997). Un Mándala es la representación de una psique tanto individual como colectiva, y a través de su contemplación podemos acceder a los complejos del inconsciente que de otra forma consciente sería prácticamente imposible. En este sentido, Giuseppe Tucci en “Teoría y práctica del Mándala” lo denomina “pisco-cosmograma”, que es una proyección geométrica del mundo. Favorece la imaginación por proyección del hombre en la obra y acción de la obra sobre el hombre. Pero será el pensador y hermeneuta suizo Carl Gustav Jung quien más se interesara por el Mándala al relacionarlo con uno de sus arquetipos y vincularlo con la representación básica de la psique en “El Secreto de la Flor de Oro”, donde dice:

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Mándala quiere decir círculo, en especial círculo mágico. No sólo están los Mándalas expandidos por todo el Oriente, sino que también entre nosotros se hallan abundantemente atestiguados durante la Edad Media. Los cristianos especialmente han de ser situados a principios de la Edad Media, en su mayor parte con Cristo en el centro y los 4 evangelistas, o sus símbolos, en los puntos cardinales. Esta concepción debe ser muy antigua, puesto que también es representado así por los egipcios Horus con sus 4 hijos (Horus con sus 4 hijos tiene, como se sabe, relaciones muy próximas con Cristo y los 4 evangelistas). Más tarde encontramos un Mándala sumamente interesante, en el libro de Jakob Boehme sobre el Alma, es enteramente visible allí que se trata de un sistema psicocósmico con una fuerte trama cristiana al que llama él “el ojo filosófico” o “el espejo de la sabiduría”, con lo que se da a entender manifiestamente una suma del saber secreto. En su mayor parte, los Mándalas tienen forma de flor, cruz o rueda, con una clara propensión al 4, que recuerda la tetraktys pitagórica, el número básico. Se hallan también tales Mándalas, como diseños en arena para usos rituales entre los indios pueblos. He encontrado asimismo dibujos mandálicos entre enfermos mentales, y por cierto entre gente que, con seguridad, no tiene la menor idea de las vinculaciones aquí mencionadas. Entre mis pacientes he observado algunos casos de señoras que no dibujaban los Mándalas, sino que los bailaban. Para eso existe en la India el término Mándala nritya = danza Mándala. Las figuras de la danza expresan idéntico significado que los dibujos. Los pacientes mismos poco pueden declarar acerca del sentido de los símbolos mandálicos. Solamente son fascinados por ellos y de alguna manera los hallan, con respecto al estado anímico subjetivo, plenos de expresión y efecto. La voluntad consciente no puede alcanzar tal Unidad simbólica, pues la consciencia es, en este caso, parte. El opositor es lo inconsciente colectivo, que no entiende ningún lenguaje de la consciencia. Por lo tanto, se tiene necesidad de símbolos “mágicamente” efectivos, que contengan aquellos analogismos primitivos que hablan a lo inconsciente. Sólo mediante el símbolo puede lo inconsciente ser alcanzado y expresado, por cuyo motivo jamás podrá la individuación abstenerse de símbolos. El símbolo es por un lado la expresión primitiva de lo inconsciente y, por el otro, una idea que corresponde al más alto presentimiento que le sea dado a la consciencia. El más antiguo de los dibujos mandálicos que conozco es una llamada “rueda solar” paleolítica, que fue descubierta poco ha en Rhodesia. Está basada, de igual manera, en el número 4. Cosas que llegan tan hacia atrás en la historia de la humanidad tocan, naturalmente, las capas más profundas de lo inconsciente, y

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posibilitan asirlas donde el lenguaje consciente se muestra como totalmente impotente. Tales cosas no pueden ser creadas por el pensamiento, sino que deben crecer de nuevo hacia arriba desde la oscura profundidad del olvido, para expresar los presentimientos supremos de la consciencia y la intuición más alta del espíritu y, así, fundir en uno la Unidad de la consciencia actual con el primitivo pasado de la vida (Jung, 2009). Queda claro, tras las palabras de Jung, que el Mándala no es de invención humana. Bien podríamos decir que el humano, como entidad psicofísica coagulada, de la psique colectiva, deviene de él, o que el Mándala es en sí su representación más íntima y simbólica. En nuestro caso, el Mándala Arquetípico ha sido confeccionado de acuerdo con los símbolos que Bach describe en su obra y que, como ya hemos insinuado y explicaremos con detalles, están emparentados con la Tradición Hermética. Cada uno de los elementos que constituyen el Mándala contiene en sí una fuerza arquetípica y su símbolo encierra un extenso contenido psicológico más allá de la comprensión de nuestro intelecto. El Mándala se divide en una dualidad CoagulaSolve constituida simétricamente; cada parte se refiere al consciente e inconsciente de una entidad o sujeto, ya sea colectiva o personal, según los 38 elementos que componen el sistema Bach. Los elementos constitutivos del sistema mandálico están dispuestos en dos círculos o “caras del Mándala”, que podrían ser imaginados como superpuestos para llegar a comprender el verdadero símbolo que representan. Cada “cara” o círculo crece dividiéndose sobre sí en progresión ascendente, del centro a la periferia, en la vertical, tanto hacia arriba como hacia abajo, partiendo del uno hasta llegar al seis, mostrando así las cualidades de la Unidad que se transforma en Totalidad por división periódica.

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El Mándala completo es una lemniscata que pone de manifiesto su Naturaleza infinita y al tiempo vincular, de una parte con la otra en una Totalidad permutante que podría representarse a través de la Banda de Moebius, poniendo así de manifiesto la reversibilidad de los complejos inconscientes en la consciencia y viceversa. El Mándala en sí no sólo es una guía para comprender al ser humano en su Totalidad, sino que favorece, como cualquier otro símbolo integral del Sí mismo, la organización coherente de las áreas de la psique, a través de la contemplación y la meditación sobre su diseño, promoviendo así el retorno al centro de la consciencia y desidentificándonos de todo aquel material psíquico que haya alentado la creación de una falsa personalidad. De manera integral y separada, contiene información arquetípica necesaria para “completarnos”, de ahí la necesidad de internarnos en los confines de los arquetipos, pero como buen argonauta, necesitamos al igual que Jasón un “Argos” para navegar por el mar insondable de nuestra Naturaleza psíquica; esa nave es el Mándala y a través suyo es que podremos integrar en la consciencia la información que mantienen viva los arquetipos. Sistema: un sistema (del latín systema, proveniente del griego systema) es un objeto compuesto cuyos componentes se relacionan con al menos algún otro componente; puede ser material o conceptual. Un componente es una entidad del sistema que en combinación con otras unidades funciona para combinar, separar, comparar, complementar, oponer y así dotar al sistema de autonomía y eficacia. Es sistema si los componentes cumplen una función específica que dota a la entidad de una posición específica. En un sistema todas las partes tienen una función y constituyen una entidad propia, más allá de una colección o agrupamiento. Todos los sistemas tienen composición, estructura y entorno, pero sólo los sistemas materiales tienen mecanismo, y sólo algunos poseen figura (forma). Según el sistemismo, todos los objetos son sistemas o componentes de algún otro sistema. En el caso del Mándala Arquetípico, las relaciones sistémicas entre las partes están definidas por su ubicación, encontrándonos entre ellas: relaciones de complementariedad u oposición, de semejanza o desigualdad, de adición o sustracción, de desvío o de evolución. Pero en todos los casos son vínculos indisociables que permiten conocer más a fondo cada una de las partes. Trabajar con estas relaciones sistémicas favorece el entendimiento del sujeto que consulta y permite la elaboración específica de un preparado personalizado de acuerdo con las “secuencias” u ordenación de los remedios según el ámbito de exploración psíquica.

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Las partes de un sistema, como ya hemos explicado, están relacionadas entre ellas, dotándolas de sentido y propiedad intrínseca entre sus vínculos. Ahora abordaremos otras de las propiedades del Mándala Arquetípico a través de la definición de fractal, que afecta directamente a nuestro modelo. Fractal: un fractal es un objeto cuya estructura básica, fragmentada o irregular, se repite a diferentes escalas. El término fue propuesto por el matemático polaco Benoît Mandelbroten en 1975 y deriva del latín fractus, que significa quebrado o fracturado. Muchas estructuras naturales son de tipo fractal. Una de sus particularidades es que la parte contiene al Todo, es decir, cualquiera de las partes fragmentadas de una Totalidad contiene en sí la información de la Totalidad. Podemos observar este fenómeno en la Naturaleza; por ejemplo, un trozo de una nube podría representar a una nube entera, cualquier piedra se asemeja a una montaña y el caso más extendido es el del brócoli, que cualquiera de sus trozos es un brócoli completo en Sí mismo. Un fractal se define por su autosemejanza interna. Éste es el punto que nos interesa para denominar que el Mándala Arquetípico es fractal, pues, según Mandelbroten, los fractales pueden ser de tres tipos: autosimilitud (las partes tienen la misma estructura que el Todo) autosimilitud exacta y estadística. Esta propiedad, la autosimilitud, referida al Mándala Arquetípico, propone que cualquiera de las áreas arquetípicas que componen el Mándala mantiene en sí la Totalidad de la información que el Mándala como entidad global contiene, aunque en menor escala. Podríamos decir que cualquiera de las Tipologías de Personalidad contiene en sí, a menor escala o intensidad de información, a todas las Tipologías o que un elemento o fuerza contiene en sí a los demás, también a menor escala o intensidad informativa. Esta Naturaleza específica del fractal explicaría por qué a veces se detectan aspectos psíquicos específicos de otra área o arquetipo mandálico, al explorar cualquiera de sus partes, ya que en cada una está en esencia la información total del Mándala. En nuestro caso, el Mándala representa la psique individual de un sujeto específico, apriorísticamente arquetípico, pues hasta que el individuo no se persone e interactúe con el terapeuta, el Mándala y la cosmografía que encierra no es más que una representación abstracta

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del Sí mismo colectivo o Unidad global sin sujeto. Pero cuando la persona que consulta está presente o el Mándala está adjudicado a ella, la representación será específica y podremos advertir, de acuerdo con el gráfico, los movimientos psíquicos que “cobrarán vida” dotándoles de existencia “temporal” para actuar, según nuestro modelo, en función del grado determinado de perturbación o armonía que cada una de las áreas psíquicas representadas en el Mándala tenga en el momento de la consulta. De esta forma, cualquiera de los espacios psíquicos que exploremos, o sobre los que iniciemos la exploración, nos llevará al núcleo del estancamiento o a la necesidad explorativa del Alma con relación a su nivel evolutivo, ya que todo está conectado con todo. Arquetipo: un arquetipo (del griego arje, arjé, “fuente”, “principio” u “origen”, y typos, typos, “impresión” o “modelo”) es el patrón ejemplar del cual otros objetos, ideas o conceptos se derivan. En la filosofía de Platón se expresan las formas sustanciales (ejemplares eternos y perfectos) de las cosas que existen eternamente en el pensamiento divino. El término fue introducido por Carl Gustav Jung para designar cada una de las imágenes originarias constitutivas del “inconsciente colectivo” y que son comunes a toda la humanidad (por ejemplo, Viejo sabio); configuran ciertas vivencias individuales básicas, se manifiestan simbólicamente en sueños o en delirios y son contenidos más o menos encubiertos en leyendas, cultos y mitos de todas las culturas. Según Jung, los arquetipos o las imágenes primordiales son: ...formas o imágenes colectivas que se dan en toda la Tierra como elementos constitutivos de los mitos y, al mismo tiempo, como productos autóctonos e individuales de origen inconsciente… Los arquetipos son sistemas de aptitud para la acción y, al mismo tiempo, imágenes y emociones... Por un lado, representan un conservatismo instintivo muy fuerte, y por otro, constituyen el medio más eficaz concebible para la adaptación instintiva. Así que son, esencialmente, la parte infernal de la psique... aquella parte a través de la cual la psique se une a la Naturaleza. Los arquetipos condicionan la expresión de cualquier ser más allá de su voluntad; Jung diría que son como el instinto en los animales, una fuerza que nos impulsa a vivir una dramatización específica de acuerdo con su naturaleza, que será expresada sin reservas por aquel que la encarna. Son los constituyentes esenciales de todo el espectro de aquello que concebimos como Naturaleza humana, desde lo animal hasta lo espiritual. No son ideas innatas heredadas, sino formas, tendencias, patrones o estructuras que subyacen a la formación de símbolos. En Terapiafloral Evolutiva reconocemos 12

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Arquetipos Tipológicos o de Personalidad que fueron definidos por Edward Bach como “Tipos”. Podemos relacionar la idea de Arquetipo en paralelo con el concepto de “estructura” desarrollado en la Teoría que antecedió al modelo de Terapiafloral Evolutiva; en ésta, el concepto de arquetipo vinculado a las 38 descripciones que Bach enumera en su sistema se explicaba así: Las estructuras psicoenergéticas-emocionales son áreas expresivas limitadas en los seres humanos que permiten su actuación. Pertenecen al orden primario de la creación de las especies y se han robustecido por medio de nuestra participación activa en este planeta. Cada estructura contiene un código concreto de actuación y permite la expresión y la experimentación directa de su contenido a los seres que inician su exploración. El espectro de cada estructura delimita su contenido. Los primeros grados de desarrollo de la estructura, en el reino humano, corresponden a las últimas manifestaciones instintivas que los animales experimentan. La diferencia radica en el hecho de que la vida, a través de una forma humana, puede ejecutar conscientemente, potenciar el desarrollo mediante la estructura y llegar al grado máximo de expresión de la misma con consciencia de ello (algo que en el reino animal no puede darse), coincidiendo con la expresión transpersonal que ha permitido la creación de elementos individuales en el planeta; o, por el contrario, robustecer y llenar de contenidos creados por la personalidad, a través de la repetición de uno de los grados primarios de expresión de la estructura, manteniendo la visión limitada, separada y egocéntrica que le causará serios inconvenientes. Ahora, resulta pertinente establecer la diferencia entre estructura y Tipología de Personalidad: una estructura es un campo de información que delimita la expresión en cualquier área de la Naturaleza, en el mundo animal, vegetal, mineral o humano (sobre este tema se puede profundizar en “Humanidad y Flores de Bach” y “Clínica y Terapia Floral”). Existen 38 estructuras pero sólo 12 son tipos primarios de personalidad, como dice Bach, de manera que las 12 tipologías a través de la experimentación humana, se han ido estructurando en campos paralelos hasta llegar a convertirse en 38. Desde el punto de vista humano, casi no se advierte diferencia, porque la capacidad creativa de la humanidad ha plagado los éteres de la Tierra con estas nuevas formas de pensamiento hasta equipararlas en su apariencia con las primigenias formas de expresión arquetípica que introdujo el Spíritus Mundi en nuestro espacio psicológico Planetario. Por ello, las restantes estructuras (las 26 que no son de personalidad) son desvíos de las tipológicas o su evolución. El ser humano ha creado espacios psíquicos en el Ánima Mundi que no son primarios, sino la consecuencia de su acción mental-creativa fuera de marco arquetípico inicial. Volver a la tipología y seguir su evolución es una necesidad humana para que la

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enfermedad desaparezca del planeta, ya que ésta es la consecuencia del desvío hacia esas estructuras que no son del todo arquetípicas.

PARA FINALIZAR, BACH UNA VEZ MÁS Durante la mayor parte de los dos últimos milenios la civilización Occidental ha pasado por una era de intenso materialismo, y gran parte de la comprensión del lado espiritual de nuestras naturalezas y de la existencia se ha perdido ante una disposición de ánimo que ha colocado los bienes mundanos, las ambiciones, los deseos y los placeres por encima de las cosas importantes de la vida. La verdadera razón de la existencia del hombre en la Tierra ha quedado ensombrecida por su ansiedad de obtener de su encarnación solamente beneficios mundanos. Fue un período en el que la vida fue muy difícil debido a la falta del verdadero consuelo, del estímulo y del aliciente que aporta la comprensión de cosas más grandes que las del mundo. Durante los últimos siglos las religiones que siguen muchas personas les parecían como leyendas que no tenían nada que ver con sus vidas, en lugar de ser la esencia misma de su existencia. La verdadera Naturaleza de nuestro Yo Superior, el conocimiento de una vida anterior y otra posterior, aparte de la actual, ha significado muy poco, en lugar de ser la guía y el estímulo de cada una de nuestras acciones. Hemos rehuido las grandes cosas y hemos intentado hacer la vida lo más cómoda posible retirando lo metafísico de nuestras mentes y compensándonos por nuestros esfuerzos con placeres terrenales. Así la posición, el rango, la riqueza y los bienes terrenales se han convertido en el objetivo de estos siglos; y como todas estas cosas son transitorias y sólo pueden obtenerse y conservarse con mucha ansiedad y concentración sobre las cosas materiales, consecuentemente la verdadera paz interior y la felicidad de las pasadas generaciones ha estado infinitamente por debajo de lo que la humanidad merece. La verdadera paz del Alma y de la mente está con nosotros cuando progresamos espiritualmente, y esto no puede obtenerse solamente acumulando riquezas, por grandes que sean. Pero los tiempos cambian, y son muchos los indicios de que esta civilización ha comenzado a pasar de una era de puro materialismo a desear las realidades y las verdades del universo. El generalizado y creciente interés actual por el conocimiento de las verdades metafísicas, el creciente número de los que desean información sobre la existencia anterior y posterior a esta vida, el hallazgo de métodos para vencer la enfermedad por medio de la fe y técnicas espirituales, la búsqueda entre las antiguas enseñanzas y la sabiduría de Oriente —todo ello son signos de que la gente actual está vislumbrado la realidad de las cosas. Así, cuando se llega al problema de la curación podemos entender que éste también

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tendrá que ponerse a la altura de los tiempos y cambiar sus groseros métodos materialistas por los de una ciencia basada en la realidad de la Verdad y gobernada según las mismas leyes divinas que gobiernan todas nuestras naturalezas. La curación pasará del dominio de los métodos físicos para tratar el cuerpo físico a la curación espiritual y mental, que, aportando la armonía entre el Alma y la mente, erradicará la verdadera causa básica de la enfermedad, permitiendo que después, en caso necesario, se utilicen medios físicos para completar la curación del cuerpo. A no ser que la profesión médica comprenda estos hechos y avance conjuntamente con el crecimiento espiritual de la gente, es muy posible que el arte de la curación pase a manos de las órdenes religiosas o de los verdaderos sanadores de hombres que existen en toda generación, pero que hasta ahora han vivido más o menos ignorados, y la actitud de los ortodoxos les ha impedido seguir su inclinación natural. El médico del futuro deberá tener dos grandes objetivos. El primero de ellos será el de ayudar al paciente a conocerse a Sí mismo e indicarle los errores fundamentales que puede estar cometiendo, las deficiencias de su carácter que debe remediar, y los defectos de su Naturaleza que debe erradicar y sustituir por las virtudes correspondientes. Semejante médico deberá ser un gran estudioso de las leyes que rigen la humanidad y de su propia Naturaleza humana, para que pueda reconocer en todos los que acudan a él aquellos elementos que causan un conflicto entre el Alma y la personalidad. Deberá ser capaz de aconsejar al paciente cómo restablecer la armonía necesaria, qué acciones contra la Unidad debe dejar de realizar y las necesarias virtudes que debe desarrollar para borrar sus defectos. Cada caso requerirá un cuidadoso estudio, y sólo los que hayan dedicado gran parte de su vida al conocimiento de la humanidad y en cuyo corazón arda el deseo de ayudar serán capaces de emprender satisfactoriamente este glorioso y divino trabajo para la humanidad, abriendo los ojos al que sufre e iluminándolo sobre su razón de ser, e inspirándole la esperanza, el consuelo y la fe que le permitirán vencer su enfermedad. El segundo deber del médico será el de administrar aquellos remedios que ayudarán al cuerpo físico a recobrar fuerzas y estimularán a la mente a tranquilizarse, ensancharán sus puntos de vista y aumentarán sus esfuerzos en pos de la perfección, aportando así paz y armonía a toda la personalidad. Estos remedios se encuentran en la Naturaleza, colocados allí por la piedad del Creador Divino para la curación y el consuelo de la humanidad. Conocemos algunos de ellos, y médicos en diferentes partes del mundo están buscando más actualmente, sobre todo en nuestra Madre la India, y sin duda, cuando tales investigaciones se hayan desarrollado más, recuperaremos muchos conocimientos que se tenían hace más de dos mil años,

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y el sanador del futuro tendrá a su disposición los maravillosos y naturales remedios que divinamente han sido plantados para que el hombre remedie su enfermedad. De este modo la abolición de la enfermedad dependerá de que la humanidad comprenda la verdad de las leyes inalterables de nuestro Universo y que se adapte con humildad y obediencia a esas leyes, atrayendo así la paz entre su Alma y ella misma, obteniendo la verdadera alegría y felicidad de la vida. Y la parte correspondiente al médico será la de asistir a cualquiera que sufra para que conozca esa verdad e indicarle el medio por el que podrá obtener la armonía, inspirarlo a que con la fe en su Divinidad todo es posible, y administrar esos remedios físicos que le ayudarán en la armonización de la personalidad y la curación del cuerpo (Bach, 1931). Seguimos adelante…

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CAPÍTULO DOS

UN POCO DE HISTORIA DE LA TRADICIÓN

La cultura mundana sigue el simple acopio de datos; la religiosa sigue determinadas reglas; la superior se basa en el autodesarrollo Ali ibn Uthman al-Hujwiri

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escribir el hilo de Ariadna o poner los eslabones a una Catena Aurea a lo largo de toda la historia de la Alquimia no es el propósito del presente capítulo. Las librerías y las bibliotecas tienen a disposición del lector toda una serie de publicaciones al respecto que, desde distintos puntos de vista, ordenan y comentan fechas, datos, personas y acontecimientos, en mayor o menor profundidad y extensión, relatándonos el desarrollo de la química y de las ciencias en general. Sin embargo, al confeccionar su historia, y por muy académico y científico que sea el estudio que escojamos, no podemos olvidar algunos aspectos: la Alquimia como “ciencia” ha gustado siempre de ocultarse, lo que dificulta en gran medida seguir su pista, y que a lo largo y ancho de la historia se han producido de forma sistemática continuas destrucciones del material escrito, en ocasiones provocadas y en otras fortuitas, lo que hace doblemente complicada la labor investigadora. Albergamos la esperanza de que, entre lo que aún quede por descubrir y traducir, podamos seguir ampliando nuestro conocimiento sobre su pasado. Pero tan interesante es esa cuestión como reafirmar que en nuestra sociedad actual la Alquimia continúa presente, tanto en su filosofía y en sus principios como en su práctica operativa, ya que muchas más personas de las que creemos han seguido su legado. Durante miles de años, los alquimistas han continuado trabajando,

según el momento de la historia en el que les haya tocado vivir; han podido hacerlo de forma más o menos evidente, pero siempre han perseverado a la espera de tiempos más tolerantes. Han convivido con diferentes paradigmas, distintas culturas (egipcia, babilónica, griega, grecorromana), diferentes religiones (antiguas, cristianismo, judaísmo, islamismo) e, incluso, la Alquimia ha sido adoptada también por filosofías orientales como la china y la india. Quizá por esto debería ser considerada como una de las corrientes filosóficas más universales en toda la historia de la humanidad. Según la Tradición, la Alquimia, la Astrología y la Magia (entendida como Alta Magia, Talismánica o Teúrgia) constituyen las tres ciencias de la Filosofía Hermética. El propósito de este capítulo es delimitar dentro de la historia de la Alquimia una línea de pensamiento, el filosófico hilo de Ariadna que sustenta la manera de abordar la preparación de los remedios y su forma de afrontar y enfrentar la enfermedad. Pero antes de comenzar a desgranar los eslabones, conviene que definamos algunos conceptos fundamentales para su comprensión. Hermetismo. El astrólogo español Demetrio Santos, profundo estudioso de textos clásicos de Astrología e Historia Hermética, establece que cuando muere un paradigma quedan unos vestigios de su conocimiento en unas pocas referencias escritas, que serán retomadas por el paradigma que se inicia, incluyendo el antiguo idioma como sagrado, con la Creación de mitos o personajes; aquello que para el paradigma que termina era considerado científico o exotérico, para el nuevo se retoma como mitológico o mítico; pero, aunque cambien los usos y costumbres, el arquetipo permanece. Nuestro paradigma, nuestra base, es el Hermetismo. El Hermetismo es una filosofía, una actitud ante la vida, una manera de situar al hombre en el mundo de la Creación, una forma de acercarse al verdadero conocimiento de la Naturaleza y alcanzar la “gnosis”. Para el hermetista, desvelar los misterios de la Naturaleza es desvelar el misterio de la Creación divina, lo cual le permitirá acercarse a la Verdad y a Dios. En ella se recogen tres aspectos: uno metafísico, otro físico y uno ético. Es una filosofía muy sencilla, flexible, pero muy profunda, capaz de acompañar al hombre desde casi los inicios de la historia. Si bien su influencia es ahora aparentemente menor, confiamos en que su nuevo resurgir no se demore. La física cuántica y la falta de respuestas del sistema científico vigente están propiciando su camino de vuelta. Para conseguir sus fines, el estudioso de la Filosofía Hermética debe buscar el conocimiento integral, pues todo en el hombre y su Universo está relacionado. Su camino será entonces de relación y sincretismo. No

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puede ser definido como un hombre “de letras” ni como un hombre “de ciencias”, ya que necesita de ambos para avanzar en su bello y alto arte. El Hermetismo entroniza al hombre, lo hace hijo predilecto de Dios. Sólo el hombre, rey de la Creación y su único ser, hecho a imagen y semejanza del Creador, es capaz de desvelarla, entenderla y, sin someterla, colaborar con ella y servirse de ella. El hombre debe ser reincrudado y eliminar lo más grosero de su naturaleza humana, para, una vez purificado, reencontrarse con su verdadera esencia. Dos de las premisas más importantes del Hermetismo son: la creencia en ese Demiurgo, en ese ser Creador del que todo emana y al que todo vuelve, y los conceptos del Macrocosmos y Microcosmos, que son establecidos al principio de la Tabla Esmeralda: “Es verdad, sin mentira, cierto y muy verdadero. Lo que está abajo es como lo que está arriba, lo que está arriba es como lo que está abajo, para hacer los milagros de una cosa única. Todas las cosas vinieron y vienen de Uno por mediación de Uno. Así todas las cosas han nacido de esta cosa única por adaptación” (Albi, 1991). La ley de las signaturas y lo semejante se nos muestra así, no sólo posible, sino imprescindible.

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A falta de un manual único e inequívoco, el Hermetismo se ha ido enriqueciendo con las distintas culturas y religiones con las que ha convivido. De forma muy resumida, podríamos explicar la Cosmogénesis de la siguiente manera: Dios realiza la Creación mediante un instrumento, una energía dadora de vida que marca la diferencia entre lo animado y lo inerte. Son muchos los nombres que ha recibido esta energía según las épocas y los autores: “Spíritus Mundi”, “Espíritu Universal”, “Ánima Mundi”… Esta energía creadora oscila en un movimiento continuo entre dos extremos: uno en el que se encuentra en su momento de máxima disolución (estado “Solve” o “Mercurial”), y su opuesto, cuando está en su máxima concentración (estado “Coagula” o “Sulphur”). En su ininterrumpido fluir, el estado Solve tenderá al Coagula y viceversa. Todo lo creado está sometido a este ciclo Solve-Coagula, a este disuelve y cuaja. Todo se encuentra inmerso en un ciclo de nacimiento y muerte. La cristalización momentánea constituye la Sal, el tercero de los principios herméticos. Si bajamos un escalón en la Creación, nos encontramos ya con conceptos poco menos abstractos, los 4 elementos clásicos. El elemento Fuego sería el estado Sulphur del principio Sulphur; el Aire, el estado Mercurial del principio Sulphur; el Agua el estado Mercurial del principio Mercurial; y, por último, el elemento Tierra, el estado Sulphur del principio Mercurial. De su combinación surgirá el cuerpo y el Ánima.

DIOS Espíritu Universal MERCURIO Mercurius

AGUA

TIERRA

Corpus

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AZUFRE Sulphur

AIRE

FUEGO

Ánima

Al bajar otro peldaño más en el proceso de coagulación de la Cosmogénesis, y tomando el aspecto más Sulphur y más Mercurial de los 4 elementos, llegamos a las 7 fuerzas denominadas con los nombres de los 7 planetas más la Tierra, sobre la que recae la influencia de estas.

Spiritus Mundi

Mercurius

Agua Luna

Venus

Tierra

Saturno Tierra

Sulphur

Aire Mercurio Júpiter

Fuego

Marte Sol

Este orden del mundo puede aplicarse a cualquier aspecto de la Creación, ya que simplemente hay que extrapolar el concepto al esquema (ambos de la autoría del maestro Yabir abu Omar). Alquimia. De las tres ciencias del Hermetismo, vamos a dedicar brevemente unas palabras a dos de ellas: la Alquimia y la Astrología. Para hacernos una idea de la importancia que han tenido, citaremos el mensaje del profesor D. José Luis Calvo, Catedrático de Filología Griega, en la inauguración de un curso celebrado en la Universidad de Granada en el año 2011 y titulado “Las máscaras del mago: religión, ciencia y poder”. Las describe como ...dos fenómenos de enorme trascendencia para occidente. La búsqueda incesante de los sabios egipcios por desvelar las virtudes ocultas de la materia y la transmutación de los metales, y el profundo trasfondo monoteísta de la filosofía hermética, desarrollada a lo largo del apogeo y el ocaso del imperio romano, marcaría en muchos casos el rumbo de la metafísica occidental hasta nuestros días. La Alquimia es la primera de las tres “Ciencias Herméticas” que vamos a describir de forma breve. Son varias las definiciones que podemos encontrar de esta ciencia; una de ellas la del místico andalusí Ibn ‘Arabi, publicada en su escrito “Alquimia de la perfecta felicidad”:

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...se llama Alquimia a la ciencia que tiene por objeto el estudio de la proporción y la medida, impartidas a todo lo que es susceptible de contener un equilibrio y alcanzar una dimensión, tanto en los cuerpos físicos como en los conceptos metafísicos en el orden sensible como en el orden inteligible. Su soberano poder reside en la transmutación, es decir, en los cambios que afectan a la Fuente Única (Ibn ‘Arabi, 2004).

Pasar de la teoría, es decir de la filosofía, al trabajo operativo es una opción personal. El simple hecho de contemplar la Naturaleza y estudiarla, de meditar y razonar intentando comprender la Creación, supone un avance espiritual serio. No obstante, lo maravilloso de la filosofía Hermética es para muchos de sus seguidores el poder mancharse las manos con la Tierra y manejar los principios, los elementos, las fuerzas y la materia. La parte más conocida de la Alquimia es posiblemente la búsqueda de la piedra filosofal con la que el alquimista busca convertir el plomo en oro. Como ya hemos visto el lado místico del Hermetismo, podemos deducir que la transformación metálica no es el fin en sí del alquimista, sino la culminación de un proceso paralelo que transforma en el laboratorio el plomo en oro, y al hombre lo conduce también a su mayor pureza original. Para conseguirlo, es necesario rezar, estudiar y trabajar, como nos dice el “Mutus Liber”: “Ora, lege, lege, lege, relege, labora et invenies”. Pero además, por mucho que encontremos escrito en los libros, siempre será necesaria la colaboración y el aprendizaje de un Maestro. Y así, no es el descubrimiento de la piedra filosofal lo que más nos debe interesar en este capítulo, sino la aplicación de todos los principios

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herméticos y prácticas alquímicas al campo de la salud, lo que normalmente se denomina “Espagiria”. Varios son los aspectos que la diferencian de otras terapias naturales y que la enriquecen sobremanera: • El remedio espagírico, una vez hechas las operaciones clásicas como maceraciones y destilaciones, separaciones y conjunciones, es animado con el Espíritu Universal a través del Rocío, por lo que el resultado es el de un medicamento vivo. • Para potenciarlo, se valdrá de las correctas aspectaciones de los astros. • La Sal de la planta que ha sido sometida a la elaboración es añadida al preparado. • Su aplicación terapéutica es muy diversa y permite un tratamiento personalizado, ya que el espagirista puede actuar con mayor precisión en él al poder situar el origen del mal, y el consiguiente remedio en uno de los principios, elementos y fuerzas, e incluso actuar a niveles más físicos o emocionales con las diluciones. La Espagiria no persigue la extracción del principio activo de la planta, sino la extracción de aspectos más sutiles como, por ejemplo, su elemento Tierra o su fuerza Venusina. Es un trasvase de información y no de principios activos. Su actuación, una vez determinado el origen del problema, se hace a través de la curación por lo semejante, aunque el espagirista debe decidir si actúa corrigiendo por exceso o defecto dicho desequilibrio, sobre la fuerza en sí o su complementaria. Para el espagirista, la Astrología constituye una valiosa aliada que no sólo le permite potenciar sus preparados, sino también, estudiando la carta natal de su paciente, tener una idea de los desequilibrios que tiene por naturaleza.

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Astrología. La Astrología se encuentra en el origen del conocimiento científico. El hombre, al observar que había una relación directa entre los cambios que veía en el cielo y los que se producían en la atmósfera y la Naturaleza, intuyó que había una serie de fuerzas invisibles que, desde sus manifestaciones en el Cosmos, producían efectos en la Tierra: estas influencias invisibles son consideradas superiores porque el hombre está sujeto a ellas y son misteriosas o mágicas por ser invisibles, siendo manifiestos sólo sus resultados. La búsqueda de un mayor entendimiento de estos influjos por medio de la observación de la Naturaleza y la necesidad de cálculos cada vez más exactos llevaron al hombre a la ciencia; casi todos los descubrimientos matemáticos, geométricos o de las ciencias exactas son debidos a la búsqueda de la perfección en los cálculos astrológicos. Entonces, el estudio de las relaciones del Cosmos con la Naturaleza dio lugar a la ciencia, y el intento de manejar esos influjos dio lugar a los rituales, la Magia y la Talismánica.

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La Astrología, al basarse en conceptos universales, matemáticos, geométricos y arquetípicos, ha podido trascender cualquier idioma, época y cultura. La ciencia de los astros es para cualquier hermetista una herramienta indispensable de trabajo que hasta hace poco tiempo, el Renacimiento, constituía también una inestimable ayuda en campos tan diversos como la agricultura, la filosofía, la política y la medicina; no había distinción entre Astrología y Astronomía. El estudio de la influencia de los astros sobre nuestro mundo y los seres que lo habitan resulta fundamental para poner en práctica la ley del Hermetismo que nos dice: “Lo que está abajo es como lo que está arriba, lo que está arriba es como lo que está abajo, para hacer los milagros de una cosa única”. Si la luna es capaz de afectar las mareas, es capaz de afectar otros aspectos de nuestro mundo, inclusive a nosotros mismos. Esa interrelación entre las dos luminarias y los cinco planetas respecto a nuestra Tierra ha constituido para el hombre una lógica realidad, observada, estudiada y transmitida por todos los pueblos de antigüedad. Los principales fundamentos de la Astrología actual fueron transmitidos ya por Ptolomeo en el siglo II d.C. en su obra “Tetrabiblos”, fruto de una gran labor de recopilación de los conocimientos que sobre la materia se tenían en Alejandría. Posteriormente, la Astrología árabe desarrolla, con respecto a la ptolemaica, el sistema de las 12 casas, adoptará las dos doctrinas helenísticas rivales hasta ese momento, de los domicilios y las exaltaciones planetarias, y también ampliará los puntos sensibles en la esfera celeste. Hemos visto cómo la Creación puede ser estudiada desde distintos estadios. En el esquema anterior hemos llegado hasta las siete fuerzas, pero podríamos continuarlo dividiendo cada una de ellas en su aspecto Sulphur o Mercurial. Los astros, al igual que los minerales, los animales y las plantas, están conformados mediante la presencia combinada de las siete fuerzas en las que termina modulándose el Espíritu Universal, pero siempre predominando una de ellas, lo que le otorga su signatura o afinidad. Dentro del contexto hermético del epígrafe, podemos trabajar la Astrología en aspectos distintos. La Espagiria se vale de la Astrología para el diagnóstico, la elaboración del preparado y su posterior toma. Consultando la carta natal del paciente, se puede tener una rápida visión de las relaciones entre las distintas fuerzas, sus desequilibrios, los períodos de crisis y de mejorías; y se puede obtener también información acerca de su temperamento natal y actual. En el trabajo de laboratorio es fundamental conocer el momento propicio para la realización de determinadas operaciones y la activación de la fuerza del medicamento (por ejemplo, las separaciones deben practicarse en Luna menguante y

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las conjunciones en Luna creciente). Ya confeccionado el medicamento, podemos determinar el momento idóneo de su administración y su dosificación. En los procesos alquímicos que se desarrollan con la materia debemos considerar los mismos aspectos que para el trabajo espagírico de laboratorio, pero la Astrología nos permite también orientarnos acerca de la vía y de las materias. Mediante dicho estudio, además, podemos hacer de ella el punto de partida de una labor interna paralela, analizando y trabajando nuestros defectos y virtudes, nuestras limitaciones y potencialidades, en el momento y forma adecuados. Para realizar ese trabajo, debemos conocer la relación entre las siete fuerzas y lo regido por ellas en un aspecto menos físico y más emocional. Atendiendo a la naturaleza arquetípica de cada una de las fuerzas, podemos, por ejemplo, relacionarlas con los pecados capitales y las virtudes, como lo hace el maestro Yabir abu Omar: El astrónomo-astrólogo andalusí Maslama, autor del “Picatrix”, nos comenta: “El ser humano es un Microcosmos y nada hay en el mundo superior que no encuentre su semejante y su análogo en el ser humano, pues el hombre como especie es copia del mundo superior” (Maslama, 1982). Para confirmar esta premisa, nos relaciona las fuerzas y las constelaciones zodiacales con las partes del cuerpo: • Saturno: oído derecho y bazo. • Júpiter: oído izquierdo e hígado. • Marte: orificio derecho de la nariz y vesícula biliar. • Sol: el ojo derecho durante el día y el izquierdo por la noche para los hombres, para las mujeres al contrario, y el corazón. • Venus: orificio izquierdo de la nariz, los conductos seminales y el estómago, desde cuya masa se expande. • Mercurio: la lengua y los sesos, desde los cuales se expande la fuerza imaginativa (fantasía, sagacidad, discernimiento, inspiración…). • Luna: el ojo izquierdo por el día y el derecho por la noche para los hombres, para las mujeres a la inversa, y el pulmón. • Aries: cabeza, cara, pupilas y orejas. • Tauro: cuello, nuez, gañote y garganta. • Géminis: hombros, brazos, manos y paletillas. • Cáncer: pecho, pechos, estómago, bazo, pulmón y costillas. • Leo: alto vientre, corazón, costado derecho, encías, espalda y vértebras.

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• Virgo: vientre, intestinos, diafragma, bajo vientre y costado izquierdo. • Libra: espina dorsal, caderas, nalgas, cintura, ombligo, ano y bajo vientre. • Escorpión: pene, testículos, perineo, vejiga, escroto y vulva. • Sagitario: muslo, pantorrillas, dedos. • Capricornio: rodillas y su nervio, parte baja de los muslos y talón. • Piscis: pies. Un autor europeo posterior, Nicholas Culpeper, citado por Edward Bach en diversas ocasiones, en su libro “Juicio Astrológico de Enfermedades de la decumbitura del Enfermo” (1655), enseña a diagnosticar enfermedades y a recetar remedios a través de la Astrología. Su filosofía médica, junto a sus grandes conocimientos astrológicos y de plantas, se entrelaza con lo estudiado sobre la medicina greco-árabe. Con esto en mente, es fácil comprender su guía: primero decidir qué planeta es responsable de la enfermedad, después determinar la parte o las partes del cuerpo afectadas, elegir un remedio según sus cualidades de antipatía hacia las cualidades de la enfermedad y, por último, acordar un tratamiento según sus cualidades de afinidad con el órgano dañado.

NUESTRO HILO DE ARIADNA Los filósofos herméticos suelen decir que “el Alma nació en Alejandría; el cuerpo, es decir, la técnica, los símbolos y las reflexiones prácticas, fueron acuñadas por el mundo árabe, que lo transmitió a occidente; y éste lo recibió de las manos de aquellos a través de los fundamentos filosóficos sentados ya por los griegos del s. V a.C.” (Martín, 2002). Egipto: el principio Una vez aclarados de forma somera algunos términos para situarnos conceptual y filosóficamente, es el momento de trazar a grandes rasgos una línea de pensamiento y unas claras influencias. Remontarnos a nuestros primeros eslabones es volcar la mirada a Egipto. Poco se conoce sobre su práctica. Las operaciones alquímicas se realizaban dentro de un gran misterio y secreto en los templos, y a ellas sólo tenían acceso los dignos de alcanzar el mayor de los conocimientos, el conocimiento de lo oculto. La

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Alquimia, la Astrología-Astronomía (ellos no hacían distinción alguna), y la Magia fueron desarrolladas por los egipcios dentro de su amplia concepción religiosa del mundo. Autores alejandrinos, como Zósimo de Panópolis, escribieron que la Alquimia habría sido ya practicada habitualmente por los sacerdotes egipcios; también autores árabes, como Albumasar (filósofo, astrólogo y matemático persa nacido en el 787 y muerto en el 886), coinciden en situar en Egipto el comienzo de su Ars Magna. Una de las teorías con más peso sobre el origen de la palabra Alquimia es la proveniente de la arabización con el prefijo al del vocablo Kemi (tierra negra), que era como los egipcios denominaban a su tierra. Por lo tanto, Alquimia haría mención a las ciencias de los egipcios. Grecia: fundamentos filosóficos Los griegos son los principales receptores de gran parte del saber egipcio, y enseguida identifican al dios Thot con Hermes. Algunos años antes de que Alejandría fuese fundada, los primeros filósofos griegos ya habían visitado Egipto. Sirva como ejemplo el primero de ellos, Tales de Mileto, nacido sobre el 630 a.C. Sería imposible resumir en estas breves hojas las aportaciones de los autores griegos al pensamiento hermético, por eso nos vamos a centrar en el papel fundamental que jugaron dos de sus corrientes filosóficas: Pitágoras y los pitagóricos posteriores, y Platón y los neoplatónicos.

Pitágoras Atendiendo a lo que acabamos de decir, el primer filósofo griego que realmente nos interesa es Pitágoras (580-495 a.C.), quien también viajó por Egipto y Persia. Al parecer, él no dejó testimonio escrito de su saber, y fueron sus discípulos y miembros de su cofradía o secta quienes atribuían sus escritos al maestro. Con Pitágoras se plantea el problema del secretismo de sus enseñanzas, secretismo que era fundamental para alcanzar sus enseñanzas más elevadas. Lo que conocemos de su filosofía es por autores posteriores. Sin embargo, y por la influencia que tuvo en filósofos contemporáneos, podemos

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deducir que hubo filtraciones y que sus teorías fueron tomadas muy en serio. La influencia órfica, persa y egipcia se muestra en el pensamiento pitagórico. Cabe destacar el giro que supuso para la filosofía pasar de una curiosidad por el conocimiento de lo que nos rodea, despreocupada del destino del hombre, a la filosofía como medio de purificar el Alma para buscar su salvación y acercarnos a la divinidad (incluyendo su Teoría del Alma). Lo fundamental del mundo es que está ordenado y los números se muestran como los grandes artífices de ese orden. Éstos son estudiados por las propiedades del número natural en sí y, como en la música, a través de parejas formadas por dos números naturales que se comparan entre sí, no calculando su diferencia, sino estableciendo la proporción en que se hallan mediante una razón matemática. El sistema de generación de las cosas a partir de los números se basa en un fuerte dualismo parecido a la doctrina zoroastriana. El énfasis en descubrir las materias queda relegado por la importancia de la forma. Se entremezclan así en Pitágoras conocimientos científicos con principios filosóficos y búsquedas espirituales.

Empédocles Nuestro hilo de Ariadna nos conduce a Empédocles (490-430 a.C.), admirador de Pitágoras y buen conocedor de la obra de Parménides; es el creador de la teoría de los 4 elementos (o raíces como él los denominó), aceptada hasta la época de Lavoissier, y que afectó al Hermetismo, la Filosofía y la Medicina, entre otras ramas del conocimiento, y continuó también con unos seguidores nombrados en textos árabes, incluso, con un autor conocido como pseudo-Empédocles. Los escritos de Empédocles dividen a los historiadores; nos muestran a un Empédocles “mago” que controla la medicina, los fenómenos atmosféricos y la inmortalidad: Conocerás todos los fármacos que son remedio de los males y de la vejez puesto que sólo a ti te los confiaré todos. Retendrás la furia de los incansables vientos que se abalanzan sobre la tierra y agostan las tierras de labor con sus soplos; y de nuevo, si quieres, atraerás de vuelta a los vientos. Desde la oscura lluvia crearás para los hombres una oportuna sequía, y también, después de la sequía estival, establecerás las corrientes de agua que alimentan los árboles y las que se asientan en el éter. Y conducirás desde el Hades el vigor de un hombre muerto (García, 1979). Una de las novedades más importantes de Empédocles es que establece a los 4 elementos como originarios de igual manera, sin ser unos resultados de los otros. Los cuatro son inmortales y se combinan entre ellos en múltiples proporciones formando distintos seres. Los cambios en la materia se producen por la variación en las proporciones de las

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combinaciones, y éstas son propiciadas por un motor compuesto por dos opuestos que son el Amor y el Odio, como dos fuerzas que actúan sobre la materia (el Amor permite la mezcla de elementos distintos, y el Odio los separa y, por ende, deshace la mezcla), permaneciendo siempre activos, aunque alternando su predominio, como nos comenta en uno de sus fragmentos: “No hay nacimiento en absoluto de ninguno de los seres mortales, ni tampoco consumación de la funesta muerte, sino tan sólo mezcla y disociación de lo mezclado es lo que hay, y nacimiento es un nombre que los hombres le dan” (Bernabé, 1997). ¿No nos recuerda esta mezcla-disociación a la coagulación y disolución, al Solve-Coagula? Como curiosidad, recordemos que Empédocles, quien era médico, fundó una Escuela Itálica de Medicina.

Platón Por último, veremos a Platón (427-347 a.C.) y lo que posteriormente se constituyó como la Escuela Neoplatónica. Nuestros dos filósofos anteriores, Pitágoras y Empédocles, influyeron en su filosofía. Aceptó los 4 elementos de éste y de los pitagóricos tomó algunos de sus aspectos fundamentales, como la inmortalidad, la transmigración del Alma y el papel de las matemáticas dentro de la filosofía. Además, introdujo la Teoría de la Reminiscencia, por la que el Alma inmortal del hombre antes de nacer ya conoce todas las cosas y es a través de los sentidos y su esfuerzo que las reconoce y las recuerda. Por lo tanto, aprender es recordar. Directamente relacionada con la reminiscencia está una de las grandes aportaciones de Platón: la Teoría de las Ideas. Según la cual cabría distinguir dos modos de realidad: inteligible que constituye en sí el mundo de las ideas, y sensible. Las ideas son inmateriales y eternas, mientras que la sensible o visible, constituida por lo que compone el mundo que vemos, tiene las características de ser material, corruptible (sometida al cambio, a la generación y a la destrucción), y que resulta no ser más que una copia de la realidad inteligible. También es indispensable mencionar un tercer aspecto en la filosofía de Platón: el Demiurgo, que es el constructor o artesano de este mundo a partir de las formas inteligibles, las ideas; no es un Dios Creador, sino más bien

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un ser que ordena y organiza, y que es el instigador de las mezclas y de los movimientos en las mezclas de Empédocles. Los 4 elementos: Tierra, Fuego, Aire y Agua, o sus formas perfectas, han servido de base tanto para la Creación del hombre como para la del Universo; por tanto, conocer el orden cósmico, por ejemplo mediante las reglas matemáticas, nos conducirá a conocernos mejor a nosotros mismos y perfeccionará nuestra Alma, que participa de la vida y es inmortal. Para Platón, la principal función de la filosofía es preparar al Alma para la muerte mediante su purificación y alejamiento del cuerpo. Una de las tres partes del Alma es la razón, que reside en la cabeza; gracias al entrenamiento del pensamiento exacto y abstracto (principalmente bajo el auspicio de las matemáticas), se puede llegar al conocimiento de los cánones eternos de la verdad, la justicia, la belleza, el bien. Este último es muy especial en Platón; en algunos de sus escritos, no de forma taxativa, pero sí inducida, se identifica al Demiurgo con el Bien, lo que posteriormente influirá en la doctrina neoplatónica y luego, a través de San Agustín, en la Tradición cristiana medieval. Sería improcedente y absurdo obviar la influencia que otros filósofos griegos han tenido en el desarrollo del Hermetismo en general, pero ese estudio más en profundidad y concienzudo necesitaría mucho más espacio, lo cual no significa que posteriormente se desarrolle en su justa medida. Además, consideramos muy interesante realizar un replanteamiento de los clásicos desde la actual perspectiva del Hermetismo. De la lectura de Heráclito y Parménides, por ejemplo, se sacan distintas opiniones, según se lean antes o después de otros estudios menos oficiales. Alejandría: la creación del Hermetismo Antes de comenzar propiamente con este apartado, no podemos dejar de hablar de un egipcio helenizado del Delta del Nilo: Bolos de Mendes, que vivió alrededor del año 200 a.C. Con él encontramos las primeras coincidencias entre el pitagorismo y la Alquimia, así como la unión y la transmisión de Egipto y el pitagorismo, y en su libro “Física y mística” se presenta como un personaje crucial en el desarrollo de la Alquimia greco-egipcia. En sus escritos se otorga una especial relevancia a la doctrina de simpatía y antipatía (que a su vez podemos relacionar con Empédocles, también muy ligado al pitagorismo) de la Naturaleza y su aplicación a las plantas y a la curación. Y ya situados en Alejandría, sobra decir que es aquí donde el Hermetismo, y por ende la Alquimia, adoptó gran parte de la forma en la que fue transmitida a Occidente. Grandes personajes destacaron al refugio de una ciudad que permitía un intercambio científico y filosófico libre. En Alejandría se juntaron los conocimientos técnicos e iniciáticos egipcios con la filosofía griega y, en general, el mejor saber de la época, incluidos

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algunos de origen oriental. El Hermetismo, esa filosofía científica que veíamos al principio, influyó sobremanera en el pensamiento occidental. El auge de la Alquimia y las Ciencias Herméticas en el siglo III d.C. fue tal que en el año 292 el emperador Diocleciano ordenó quemar millares de libros relacionados con ellas. Cabría destacar, entre otros, a Ptolomeo (s. II d.C.), quien compila y desarrolla la Teoría del Orden de las Esferas como pasa al Hermetismo. María la Hebrea (entre el s. I y III d.C.) es autora del texto “Diálogo de María y Aros”, en el cual aparecen descritos términos y operaciones identificables para cualquier alquimista moderno, y creadora de la técnica del baño María. Sin duda, la figura de Zósimo de Panópolis, a comienzos del siglo IV, resulta muy significativa como compilador de gran parte del saber hermético. También en Alejandría, probablemente entre los siglos II y III d.C., se confecciona el Corpus Hermeticum con textos atribuidos a Hermes Trismegisto. Algunos historiadores piensan que a este Corpus debió pertenecer la llamada “Tabla Esmeralda”, considerada como un texto ley para cualquier alquimista, y que nos ha llegado a través de sus traducciones al árabe y al latín. En Alejandría se desarrollaron operaciones clásicas como la destilación, la sublimación, la calcinación, fusión y cristalización, y se crearon nuevos matraces, hornos y destiladores; así como la Escuela Neopitagórica, donde estudió Plotino. Como apuntamos al principio, todo el Hermetismo perdería su esencia si no estuviese sustanciado y mantenido por una espiritualidad. Plotino aporta varios aspectos importantes. Uno de ellos es la identificación completa del Uno y el Bien, y su panteísmo; es decir, todas las cosas

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proceden por “emanación” del Uno, no por Creación ni como un Demiurgo artesano. En su esquema emanista, los seres conforman una jerarquía en donde lo que está por encima influye a todo lo que está por debajo. Además nos habla de un “Alma del Mundo”, el Ánima Mundi que ya mencionamos, que es un Alma vivificadora y animadora del mundo y de las Almas. Continúa, como su Maestro, admitiendo la idea de la transmigración. El hombre, quien está situado entre los dioses y los animales, puede inclinarse hacia lo superior y elevarse, pues tiene un Alma intermedia entre el mundo espiritual y su cuerpo. Si consigue liberar su Alma de la materia, conseguirá unirse y fundirse con el Uno. Uno de sus principales seguidores neoplatónicos, Jámblico, continúa la línea hermética, resultando muy interesantes sus estudios teúrgicos. Árabes: desarrollo y transmisión del Hermetismo Comenta la Tradición que se le preguntó su opinión sobre la Alquimia al imán ‘Ali Ibn ‘Ali Talib, yerno de Mahoma y primer imán de los chiíes, quien contestó con una frase que se convirtió en el siguiente hadiz: “La Alquimia es hermana de la profecía” (Ibn ‘Arabi, 2004). Suhrawardi, filósofo y teólogo persa del siglo XII d.C., señala: En todo lo que he dicho acerca de la ciencia de las luces, fui asistido por aquellos que han recorrido el camino de Dios. Esta ciencia es la misma intuición del inspirado e iluminado Platón, guía y maestro de sabiduría, y de aquellos que estuvieron antes que él desde la época de Hermes —el primero de los sabios— hasta la época de Platón, incluyendo vigorosos pilares de la sabiduría como Empédocles, Pitágoras y otros (De Vita, 2003). Para no salirnos del sendero que nos hemos trazado desde el principio: Egipto (Thot-Hermes), Pitágoras, Empédocles y Platón, y que nos confirma Suhrawardi, vamos a continuar nuestro camino siguiendo estas palabras del mismo Suhrawardi: “En tiempos recientes, la levadura de los pitagóricos se transmitió al hermano de Ajmin (Du-l-Nun al Misri). De él descendió al peregrino de Tustar (Sahl al-Tustari), y sus seguidores” (De Vita, 2003). Du-l-Nun al Misri (m. 859 d.C.) es oriundo de la ciudad egipcia de Ajmin, la antigua Panópolis, de la que también era oriundo el alquimista Zósimo. Parece indudable que, a pesar de los años transcurridos entre uno y otro, la ciudad conservó un importante foco de transmisión alquímica. Dul-Nun al-Misri es un alquimista conocedor de las escrituras antiguas, pitagórico y santo musulmán perteneciente al sufismo, al que Ibn ‘Arabi, el místico andalusí, le dedicaría un libro en el que recoge la enigmática respuesta que Ibn al-Galla, uno de sus más importantes discípulos, dio cuando se le preguntó si su Maestro practicaba la Alquimia: “Sí, pero era

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la Alquimia de Subayh al-Aswad. Hacía la oración de la noche en Bagdad y la del día siguiente por la mañana en la Meca” (Ibn ‘Arabi, 1999). En Du-l-Nun se aprecia claramente una conexión y continuación de la línea greco-egipcia por los árabes. Pero él y su discípulo Sahl al-Tustari son especialmente importantes, porque el gran místico andalusí Ibn Masarra, cuando viajó por oriente, se familiarizó con las enseñanzas de ambos, trayendo su conocimiento de vuelta a alAndalus, lo que supondrá el inicio en nuestra tierra de esta línea de transmisión. Al-Andalus

Ibn Masarra Filósofo y místico sufí cordobés, nacido en el año 883 y muerto en el 931; es un personaje especialmente relevante. El arabista Miguel Asín Palacios lo considera como el fundador del pensamiento islámico andalusí, inspirado en el pseudo-Empédocles árabe, e introductor de la filosofía neoplatónica. Para Pilar Garrido Clemente, es el primer pensador significativo de la historia del pensamiento de al-Andalus y, en particular, del sufismo andalusí. Titus Burckhardt lo considera un gnóstico del Islam, un buscador del conocimiento interior, más que un filósofo, quien hizo suya la metafísica de Plotino para explicar ciertos significados esotéricos del Corán. A través del pensamiento neoplatónico de Plotino, llega a Empédocles y toma de él la doctrina de la materia original como punto de partida de su pensamiento. Comparte la teoría de la emanación, ya que Dios no ha creado el mundo de nada que no esté en él. En todo lo creado hay algo receptor y paciente frente al acto creador que es lo que representa la materia de la que está hecho el mundo. La acción pura (el acto creador puro) y la pasividad pura (la recepción pura de la Creación), participantes ambos de la esencia divina, se enfrentan en una existencia finita en la que se desarrollan las criaturas. La materia original del Universo no es ninguna cosa, sino el fondo receptor de la existencia per se. El cadí Sa’id de Toledo (1029-1070) redactó una historia universal de la ciencia llamada “Libro de las Categorías de las Naciones” en la que se refiere

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a Ibn Masarra en los siguientes términos: “Un grupo de batiníes se apoya en su doctrina y afirma que Empédocles tiene pensamientos misteriosos que raramente se alcanzan a comprender. El batiní Ibn Masarra, natural de Córdoba, estaba entusiasmado con su filosofía y se dedicaba a enseñarla”. Hace pocos años se descubrieron dos obras escritas por Ibn Masarra: “El libro de los significados de las letras” y “Epístola de la interpretación”. En la segunda nos enseña el lugar que corresponde al hombre en la Creación; cómo ésta se produce por una emanación jerarquizada y ordenada en la que nada escapa a los designios del Creador, y la forma en la que el hombre puede trascender y llegar a conocer las verdades primeras. La manera de conocer la Realidad Suprema es ir ascendiendo grado a grado mediante la interpretación personal de las señales y de los signos que hay en la Creación, con la guía de los profetas y del Corán. En concreto nos dice: Así, todas las criaturas y los signos del Cosmos son peldaños por los que ascienden los que se dirigen, interpretando, hacia los signos supremos de Dios que están en los más alto… ascienden, pues, por la progresiva elevación de sus entendimientos desde sus más bajas moradas hasta el límite que alcanzan, entre los signos sublimes, los atributos de los profetas… entonces cuando reflexionan, comprenden, y al comprender, encuentran que la Verdad es una… encuentran que la interpretación que resulta de la reflexión… está de acuerdo con la interpretación racional… por esta vía —que el Libro indica y a la cual guían los enviados— se obtiene aquella luz que nunca se apaga. Esta interpretación constituye todo un camino de realización y purificación interna. La senda a seguir puede ejemplificarse con una escala en la que en un punto se encontrarán la revelación que desciende y la contemplación racional del hombre que asciende. La razón de la que habla Ibn Masarra no está desligada de la propia naturaleza del hombre, sino que es una razón intuitiva, pura, asociada al corazón, que tiende por sí misma a la búsqueda de lo superior. Basa su defensa de la interpretación y la reflexión en el propio Corán: “En su libro, Dios, exaltado y alabado sea, advierte, estimula, reitera y solicita que se practiquen la reflexión, el recuerdo y la perspicacia” (Garrido, 2008). Partiendo de los 4 elementos (Agua, Fuego, Tierra y Aire), advierte la necesidad de que haya algo que los concilie, pues son elementos opuestos y no pueden mezclarse por sí mismos. Ese “algo” que los armoniza tiene que estar por encima de las naturalezas irreconciliables de los 4 elementos; ha de ser superior y poder abarcarlas, lo que le obliga a trascenderlas por medio de la reflexión. Por ello, eleva su vista hacia los siete cielos, es decir, las esferas gobernadas por los astros que las circulan, y observa, sin embargo, que estos astros están sometidos a las

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mismas necesidades, limitaciones y composiciones que lo que tienen por debajo, por lo que ese “algo” debe estar necesariamente por encima de todo ello, y así poder abarcarlo. Ibn Masarra llega a la conclusión de que ese “algo”, esa quinta cosa que es más noble y elevada, es un espíritu animado, un Alma espiritual que da vida, la percepción de los sentidos y el movimiento, pero que se encuentra limitada en su ascensión y expuesta al sueño, a la fatiga, al dolor, a la tristeza, al paso del tiempo, a la alegría. Estas influencias traspasan el Alma y afectan también al Alma Suprema que igualmente se encuentra limitada por una falta de autonomía, ya que, aunque tenga vida y movimiento, carece de libre albedrío. Sus pensamientos, intenciones y voluntad son dirigidas por el Intelecto. Alma e Intelecto se nos muestran así como dos realidades vinculadas. Ambos se desarrollan volviéndose más puros o impuros. Por último, ya en la cúspide de esta jerarquía de la Creación aparece el Rey, que es quien le ha transferido al Intelecto su límite, y el bien y el mal. Este Creador es de distinta naturaleza a todo lo que gobierna, ya que es lo único en el Universo que subsiste por sí mismo, pero está presente en todas las cosas creadas. Llegar al Creador por uno mismo ascendiendo por el camino de la propia reflexión es la meta del viaje. En su obra “El libro de los significados de las letras”, Ibn Masarra nos muestra el significado esotérico de las letras aisladas del Corán como claves que permiten entenderlo en su profundidad. Hallay, uno de los grandes místicos musulmanes (siglos IX-X), consideraba que las letras coránicas aisladas representaban la vía del conocimiento por excelencia. De la “Ciencia de las Letras”, Ibn Jaldún, historiador del siglo XIV, nos comenta que surgió cuando hicieron su aparición los sufíes. Está basada en la capacidad de acción de las letras en el mundo físico, y su práctica está permitida en el Islam. Su campo de actuación es muy amplio: elaboración de talismanes, Teúrgia, Medicina, Alquimia, los Nombres de Dios… y ha tenido varios usos en al-Andalus, destacando por ejemplo su gran influencia en Maslama (del que hablaremos a continuación), más en los aspectos TeúrgicoAlquímico y de desarrollo espiritual, que vemos muy marcado, aparte de en Ibn Masarra, en el gran Ibn ‘Arabi. Los árabes consideran a su alifato un instrumento sagrado, con el que se escribió el Corán y cuya comprensión permite conocer la Naturaleza. Por eso, por ejemplo, a las letras se le otorgan unos valores conceptuales, simbólicos y numéricos; se dividen en solares y lunares; en letras de Agua, Fuego, Tierra y Aire, y se relacionan con cada una de las moradas lunares.

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Volviendo al texto de Ibn Masarra, conviene hacer algunas apreciaciones: en primer lugar, la influencia que ejercieron en su redacción tanto Yafar al-Sadiq como Tustari, el discípulo de Du-l-Nun, que incluso es citado en la propia obra. La Tradición considera al primero, Yafar alSadiq, iniciador de la “Ciencia de las Letras” y maestro de Yabir Ibn Hayyan, estudioso a su vez de ésta. Aunque la influencia de las “Espístolas de los Hermanos de la Pureza” no está confirmada, sí parece más que probable que Ibn Masarra hubiese podido tener contacto con el ambiente en el que se redactaron. La segunda apreciación se identifica con el título de la obra “Kitab Jawass al-huruf” (“Libro de las propiedades de las letras”), ya que el término jawass era empleado en un sentido de ciencia operativa, que si lo vinculamos con la búsqueda práctica de transformación del iniciado (propia de la obra de Ibn Masarra) o con el estudio de las letras como ladrillos o elementos constitutivos de la Creación, guarda una gran relación con el lado más espiritual de la Alquimia.

Maslama Reza ahora mencionar dos importantes obras andalusíes, cuya autoría hoy aún se discute entre dos autores, ambos llamados Maslama, y que son “Rutbat al-hakim” (“El rango del sabio”) y “Gayat al-hakim” (“La aspiración del sabio”). Tradicionalmente, se ha considerado como autor de ambos al fundador de una escuela de astrónomos-astrólogos y matemáticos muy importante en al-Andalus de la que salieron sabios de la categoría de Ibn al-Samh, Ibn al-Saffar o Ibn al-Jayyat. Su nombre es Abu-lQasim Maslama b. Ahmad al-Mayriti, más conocido como Maslama de Madrid (muerto en el año 1007); fue astrólogo de Almanzor, realizó la adaptación de las tablas de Jwarizmi y, también, entre otras obras, comentó el “Planisferio” de Ptolomeo. Pero si nos atenemos a la última edición del libro “Las ciencias de los antiguos en al-Andalus” de Julio Samsó (2011), en el que se incluyen

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adendas y correcciones tras los últimos estudios realizados por Maribel Fierro, habría que atribuir la redacción de ambas obras a un cordobés llamado Abu-l-Qasim Maslama b. al-Qasim al Qurtubi (906-964), contemporáneo y muy posiblemente seguidor de nuestro también cordobés Ibn Masarra. El contenido de su libro “Gayat al-hakim” es coherente con el misticismo y la filosofía de Ibn Masarra, tratándose en la persona de Maslama de una Alquimia física y en Ibn Masarra de una Alquimia espiritual; los dos aspectos son complementarios del gnosticismo. La obra “Gayat al-hakim” (probablemente escrita entre el 954-959) fue traducida por orden de Alfonso X, ejerciendo una gran influencia en Europa. Es, sobre todo, un tratado de Magia Talismánica y de Astrología en el que encontramos antiguos conocimientos de los sabeos de Harran mezclados con ingredientes del gnosticismo y del neoplatonismo, que persigue la universalidad del conocimiento, la ética de la ciencia y la búsqueda de Dios a través del intelecto. Describe las 28 moradas lunares, situando la primera de ellas en 12°58'26" de Aries. Recoge las relaciones de las siete fuerzas con los días y las horas, con los 4 elementos (Fuego, Aire, Tierra y Agua), las cuatro cualidades (cálido, frío, húmedo y seco), los colores, sabores, minerales, vegetales, partes del cuerpo, virtudes, defectos, actividades, oficios y tintas, fijando un gran sistema signatural. Igualmente, en el texto nos señala las partes del cuerpo, los colores, los sabores, las plantas y los minerales regidos por los 12 signos zodiacales. Su otro libro “Rutbat al-hakim” (probablemente escrito entre los años 950-953) tiene un contenido alquímico y por desgracia aún no está editado. Por ahora, sería la primera obra alquímica escrita en alAndalus, aunque sí tenemos noticias de laboratorios de alquimistas a fines del siglo X, como el texto del escritor Ibn Suhayd (muerto en el año 1035), quien describe el laboratorio de su amigo al-Faradi. En su primera parte, el libro nos sugiere la lectura de las ciencias exactas como fundamento de la Alquimia con Euclides, la Astrología de Ptolomeo y la lógica aristotélica a través de al-Kindi; como autores de ciencias naturales, destaca a Hermes, Demócrito, Aristóteles (“De generatione

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et corruptione” o “Meteorológica” entre otros), y Apolonio de Tiana. Por último, recomienda a Hermes, Demócrito, Ostanes, Agathodemon, María la Copta, Aristóteles, Platón, Zósimo, Yabir b. Hayyan, al-Razi e Ibn Wahsiyya. Fundamenta la posible realización de la Alquimia en la obra de al-Razi “Kitab al-itbat”, ya que cuando se funden juntos dos metales dan origen a un tercero que tiene unas características propias. Además, considera los talismanes como catalizadores de los procesos alquímicos. Nos dice que el químico debe ser un hombre práctico para realizar los experimentos, intuitivo y reflexivo para comprender lo que observa. En la segunda parte se nos habla del elixir, con el que difiere de al-Razi en algunos de los aspectos tratados por este en su obra “Libro del elixir” (el elixir hace aquí referencia a la sustancia capaz de obrar la transmutación). El tercer tratado o apartado invita al alquimista a imitar a la Naturaleza, que trabaja siempre de un modo invariable y nos señala la génesis de los metales según la doctrina Sulphur-Mercurius. Nos relata un experimento: Tomé mercurio líquido natural, libre de impurezas, y lo coloqué en un recipiente de vidrio en forma de huevo. Coloqué a este en una cazuela (al baño maría), y puse todo el aparato a calentarse a fuego lento. Mantuve la cazuela a una temperatura suave, de modo que podía tocarla con la mano. Calenté el conjunto día y noche durante cuatro días, después de las cuales lo abrí. Vi que el mercurio, cuyo peso original era de un cuarto de libra, se había convertido por completo en un polvo rojo, suave al tacto pero conservando el mismo peso original (Vernet, 1986). Para concluir este pequeño acercamiento al “Rutbat al-hakim”, citamos las palabras que le dedica Julio Samsó: Este interés por el trabajo de laboratorio es, quizás, el aspecto más interesante de la Rutbat, la cual describe, por ejemplo, toda una serie de procedimientos para separar el oro y la plata de las gangas que les acompañan, mencionando, entre otros, el de la copelación que permite separar la plata del plomo o del cobre y el oro del cobre. Ello indica hasta qué punto la Alquimia andalusí del siglo XI no se limitaba a ser una mera elucubración teórica acerca de la posibilidad de la transmutación, sino que insistía en someterse a una disciplina de laboratorio (Samsó, 2011). Una vez que conocemos el contenido de la obra, es importante significar la cita que se hace de unas “Epístolas”, las cuales suelen identificarse con las “Epístolas de los Hermanos de la Pureza”. Aquí nos encontramos de nuevo con el problema de la identidad de Maslama. Es aceptado que al-Kirmani, un discípulo de Maslama de Madrid, muerto en el año 1066,

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fue el introductor de dichas “Epístolas” en al-Andalus. En el trabajo de investigación citado anteriormente sobre la confusión de dos Maslama, su autora nos comenta que quizá el Maslama cordobés conociera de su existencia tras su estancia en Basora, y que más tarde al-Kirmani las introdujera de una forma más firme. A mediados del siglo XI eran tan conocidas que se aluden en varias poesías. Al-Kirmani fue paisano de Ibn Masarra, quién junto con Maslama parece impregnado de los conocimientos de los Hermanos de la Pureza. Los Hermanos de la Pureza es el nombre con el que se conoce una sociedad secreta creada en Basora y constituida por un grupo de librepensadores, buscadores de una verdadera sabiduría. Entre sus fuentes encontramos el Corán, el Antiguo Testamento, citas de Buda, Zaratustra, los sabeos de Harran, doctrinas platónicas y neoplatónicas, de Aristóteles, de Ptolomeo, Galeno y Euclides. Podemos considerarlos como unos auténticos buscadores universales, sin miedo a “mancharse” porque el conocimiento pueda complementarse y enriquecerse con el estudio de doctrinas diferentes de su religión.

Las coordenadas intelectuales de la obra son las de un pensamiento racionalizante de raigambre helenística que intenta quedar por encima de los enfrentamientos sectarios y de escuelas sin entrar en la confección de un discurso minucioso sobre cada uno de los saberes, pero de un calado que no dudamos en llamar humanista a partir de los elementos neoplatónicos que constituyen el armazón de su pensamiento (Albert, 2009).

Su Corpus se conforma en el siglo X; aunque algunos de sus textos son anteriores y versan sobre propedéutica, matemática y lógica, filosofía natural, metafísica, mística y Astrología, dan a conocer al gran público las ideas neoplatónicas y pitagóricas. En su obra se explica la Creación del Cosmos y del hombre según la doctrina de emanación neoplatonista por la que todo procede del Uno y allí retornará, ordenando la generación en nueve grados sucesivos: el principio, el intelecto, el Alma, la materia prima, la materia tridimensional, las esferas celestes, el mundo sublunar, los elementos simples y los seres concretos. El motor de este proceso generativo es un movimiento descendente (coagulativo) y ascendente (disolvente),

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combinado con las teorías de las esferas de Ptolomeo. Su objetivo principal es asegurar la felicidad del Alma en el otro mundo permitiendo su ascenso tras la muerte, para lo que el Alma deberá ir gradualmente desprendiéndose de lo material y así poder conseguir de nuevo la verdadera visión de la Creación, la aproximación al Creador, y terminar volviendo a su esencia original tomando una forma angelical. Como segundo objetivo, se plantean la búsqueda de la felicidad en este mundo. En las “Epístolas” no sólo se incita al conocimiento, sino también a la acción. La progresión en la purificación del Alma debe ser simultáneamente en lo moral y en lo intelectual, y debe comenzar con alcanzar las cuatro virtudes: intentar adquirir conocimiento, tener opiniones sanas, adquirir unas buenas formas en el carácter y realizar buenas acciones. Por último, cabe incorporar una interesante epístola que uno de sus discípulos llamado Ibn Bisrun dirige a un tal al-Samh, y que parece recoger gran parte de los conocimientos de su Maestro. No la transcribimos en su totalidad por su extensión, pero remitimos a su lectura en el libro de Ibn Jaldún; sirvan como ejemplo algunos de sus párrafos: Conviene quienes deseen instruirse en este arte aprendan tres cosas: si puede existir, a partir de qué adquiere la existencia, y la tercera cómo se produce esa adquisición de la existencia… Sobre a partir de qué se produce esa existencia, lo único que se proponen los alquimistas es la búsqueda de la piedra que haga posible la operación. Porque aunque esa operación podría potencialmente llevarse a efecto a partir de cualquier cosa —ya que todo está formado por las cuatro Naturalezas de las que en su origen se componen y a las que al final retornan—, sin embargo hay cosas que podrían usarse potencialmente pero no en acto. Esto es así porque las hay que permiten la separación de sus componentes, y otras que no permiten dicha separación… Conviene también saber cómo se produce la operación, la cuantía de sus pesos y de sus tiempos, cómo el espíritu entra en composición, y cómo el Alma penetra, si el fuego puede separarlos después de que se hayan combinado… Hago mención del cuerpo y del Alma porque este arte se asemeja al cuerpo del hombre, que se mantiene con el alimento y con la comida, y cuyo vigor y plenitud la aporta el Alma viva y susceptible de iluminación, con la que lleva a cabo grandes cosas… el hombre se siente afectado por la disimilitud de la composición de los humores. Y si éstos se conformaran y estuviesen a salvo de accidentes y oposiciones, el Alma podría no abandonar el cuerpo en el que está y éste sería eterno y permanente… Toma la noble piedra y colócala en la retorta y en el alambique. Separa sus cuatro Naturalezas, que son Agua, Aire, Tierra y Fuego y que se corresponden con Sustancia, Espíritu, Aliento Vital e Impregnación… Coloca cada uno por separado… Toma los posos

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del fondo del recipiente y purifícalos con Fuego… acláralos y haz que se volatilicen las humedades… Toma a continuación la Naturaleza primera que se ha obtenido por destilación, purifícala y destílala… y sobre ese huevo sobre el que me preguntas y al que los sabios alquimistas se refieren denominándolo así… no lo han llamado por ese nombre sin motivo… sobre ello le pregunté a Maslama y me respondió “tiene en efecto un sentido profundo… por el parecido y proximidad de éste al compuesto”… es por la relación que existe entre ambos en la dosificación de los colores cuando se mezclan y componen las Naturalezas…

Shamsi Yabir Abu Omar, arabista, alquimista y espagirista andaluz, fallecido hace poco, atribuía gran parte de su saber a las obras de un alquimista granadino que vivió en la época de Mulay, hacia el final del período andalusí. Llegaba a citar el nombre de esos textos que para él habían constituido una inmejorable guía y referencia en el siempre arduo camino de la Alquimia. Durante muchos años impartió cursos por toda España transmitiendo sus conocimientos; se refería a ellos con el nombre de Kemicina para resaltar su origen egipcio. A él se debe mucho del actual empuje que la Espagiria ha tenido en nuestra tierra. Como arabista tuvo acceso a textos escritos en árabe de distintas bibliotecas como las de El Escorial, y en diferentes países como Egipto, Argelia y Marruecos. La espagíria que presentamos en este capítulo, y mucho del Corpus de la Escuela Andalusí, está basada en sus enseñanzas. Shamsi habría continuado el camino de una escuela greco-egipcia que recaló en al-Andalus siguiendo los pasos que hemos descrito en estas hojas. Hasta la fecha no hemos encontrado noticias sobre el maestro de Yabir, llamado Abu Ismail ‘Abd Allah Ash-Shamsi, ni sobre sus obras, pero continuaremos buscando. Medicina árabe Los árabes desarrollan una medicina científica proveniente principalmente de la medicina griega, aunque se aprecian también algunas influencias persas e hindúes. Hemos acuñado a propósito el término “medicina científica” para poner de manifiesto que para ellos la medicina griega de Hipócrates y Galeno era una medicina racional, empírica y científica. El concepto de lo que es científico o no es algo que ha ido acompañando a las distintas culturas, manteniéndose en todo o en parte, o desapareciendo como “no científico o superchería”, dando paso al nuevo paradigma de lo “científico”. Ahora, por ejemplo, estamos en una situación donde dos paradigmas científicos conviven: el método científico y la física cuántica, que viene poniendo en serios aprietos la continuación del primero, al menos en su forma actual. Los científicos

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actuales presumen del gran logro que supuso la separación de las ciencias de cualquier componente de fe o filosófico, lo que describen como un lastre que impedía su correcto y rápido desarrollo. Esa diferenciación ha conducido a la pérdida del saber integral, a la pérdida de la interrelación entre el hombre y la Naturaleza, la ruptura entre Macrocosmos y Microcosmos, la pérdida de la visión de conjunto, y sobre todo al rechazo ante cualquier sustentación que se salga de la concepción puramente material demostrable en un laboratorio. Sin embargo, no es nuestro propósito denostarla ni rechazarla. No se debe caer en lo que se critica, y si la ciencia actual peca un poco de soberbia rechazando todo lo que huele a espiritualidad, a antiguo, o que no entre en la tabla de pesos y medidas, en vez de estudiar qué se puede rescatar, nosotros intentaremos aprender de ellos para enriquecer con sus conocimientos nuestro método científico: el Hermetismo, con lo que ello implica: la recuperación de la relación Microcosmos-Macrocosmos, el hombre como ser material y espiritual, la influencia en nosotros de lo que nos rodea, la búsqueda de un conocimiento integral e interrelacionado, etc., lo cual no significa que entronicemos todo lo que venga de los antiguos ni tenga un componente espiritual; simplemente rescatamos parte de sus conocimientos y los reconstruimos y reutilizamos, devolviéndole a las ciencias la consciencia perdida en el camino. Pero volvamos a los árabes. Ellos aceptaron de los griegos teorías como la de la Equivalencia de los Humores, Temperamentos y Cualidades: • Tierra-Bilis negra-Fría y seca • Agua-Flema-Fría y húmeda • Aire-Sangre-Cálida y húmeda • Fuego-Bilis amarilla-Cálido y seco Identificaron su Pneuma con su Ruh o aliento vital; aceptaron la correspondencia entre Macrocosmos y Microcosmos, la curación por lo similar o, por lo contrario, recogieron la importancia de la prevención, la higiene y la dieta, y utilizaron la materia médica dioscórides para su farmacopea. Para corregir los desequilibrios causantes de la enfermedad, en su terapéutica recurren, en primera instancia, a los alimentos; si no fuese suficiente, acudirán a los llamados “medicamentos simples” de origen principalmente vegetal, aunque también en menor medida mineral y animal y, por último, a los “medicamentos compuestos”. El estudio de la salud está íntimamente ligado a la concepción de la enfermedad como una pérdida de equilibrio de los humores del organismo; según la cual las sustancias medicinales son las que restauran dicho equilibrio, por lo que la terapéutica vinculará la naturaleza de éstas a la naturaleza de la enfermedad. La relación la establecían en unos criterios racionales, de tal modo que la

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enfermedad y la fuerza del medicamento mantenían una relación casi matemática. Averroes nos dice: Cuando los médicos quisieron conjeturar las capacidades de que disponían los medicamentos, porque necesitaban aplicar un tratamiento, les otorgaron unas categorías, relacionándolas con el cuerpo en estado de equilibrio. Las limitaron a cuatro grados: caliente en primer grado, en segundo, en tercero y en cuarto, y lo mismo para la frialdad, la sequedad y la humedad, con la excepción de que la humedad, al parecer, no pasa del grado tercero y lo que excede de este grado es un veneno que altera los cuerpos… Decimos que los medicamentos al estar constituidos por diversos elementos, o bien producen en los cuerpos impresiones similares a las que poseen las potencias de esos elementos, es decir, provocando en ellos la calidez, frialdad, humedad o sequedad que ellos mismos tienen, o bien producen impresiones que no son semejantes a las que tienen las potencias de tales elementos, dependiendo ello de la situación en que éstos actúan, como es el endurecimiento, el ablandamiento, la obstrucción y el enrojecimiento (Averroes, 2003). Podemos deducir dos aspectos importantes: los medicamentos pueden actuar o no por el principio de simpatía, y al considerar la acción terapéutica de una sustancia hay que tomar en cuenta su naturaleza, su grado dentro de la misma y su forma de actuación, buscándose así una afinación casi matemática entre el tipo de enfermedad y la sustancia que puede combatirla. Por ejemplo, Averroes nos comenta que la raíz del laurel se sitúa en el grado segundo de calidez y en el tercero de sequedad, y su fruto en el tercero de ambos y posee algo de astringencia. Cuando la enfermedad se presenta y es necesario corregir el desequilibrio humoral, puede actuarse entonces de dos formas: purgando el humor excesivo con una sustancia de su misma naturaleza o introduciendo un fármaco de cualidades opuestas a las del humor que al estar en exceso causa el desequilibrio. A esa purga del humor excesivo se refiere al-Razi o Rhazes, cuando en su libro “Isagoge” comenta lo siguiente: “todo medicamento laxante posee una fuerza especial y similar a la de la secreción captada” (Al-Razi, 1979). Además, se desarrollaron unas relaciones para establecer la eficacia en función de la sensación y el medicamento. Una de las más aceptadas fue la de al-Kindi (médico y sabio árabe del siglo IX) que trataba de establecer la eficacia de los medicamentos en las enfermedades según la tabla siguiente: Sensación Medicamento

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Al-Kindi creía entonces en la relación, después conocida como Ley de Weber (s. XIX), de que “el crecimiento en progresión aritmética de la sensación es producido por un aumento en progresión geométrica del excitante” (Vernet, 1999). La dosificación de los preparados jugó siempre un papel muy importante, ya que todo lo ingerido podía nutrir o matar, y los medicamentos en especial se encontraban entre los venenos y los alimentos. Entre los medicamentos estaban los bezoáricos, de los cuales el mismo Averroes nos comenta: Es como si estos medicamentos ejercieran dos actos en el cuerpo humano: uno tóxico, que es el que produce cuando se ingiere sin que haya en el cuerpo un efecto venenoso, y otro salutífero, que es el que se realiza cuando existe en el cuerpo una complexión tóxica. En consecuencia, ocurre como si fueran venenos en un sentido y medicamentos en otro, siendo medicamentos por el hecho de ser venenos (Averroes, 2003). Si estudiamos algunos nombres de la medicina árabe y andalusí como Geber, al-Razi, Avicena, al-Kindi, Averroes, Maimónides, Abentofail o Avempace, choca encontrarnos con estudiosos de la medicina, la filosofía, la astronomía-astrología y las matemáticas de una forma natural y continua. No existía en ellos la diferenciación y especialización, sino la búsqueda en la necesidad de sintetizar los conocimientos. Son médicos-filósofos o filósofos-médicos que para alcanzar una formación completa debían estudiar las disciplinas científicas y filosóficas vigentes en su época. La medicina árabe recoge ávidamente el principio expuesto por Galeno de que todo médico es un filósofo; pero esta tesis de unión entre ambas disciplinas es más antigua aún, ya que Aristóteles apuntaba que un filósofo para ser considerado como tal debía tener conocimientos sobre medicina. Varias son las razones que justifican la importancia de este binomio médico-filosófico, pero para el propósito de este capítulo destaca sobre todo la relación de interdependencia entre el cuerpo y el Alma para conservar o restablecer la salud de una persona. Para Platón, esta dualidad era fundamental, ya que la pérdida de la salud estaba provocada por un desequilibrio entre la salud del cuerpo y del Alma, por lo que llegó a criticar el énfasis que la medicina hipocrática ponía en el cuerpo físico, descuidando las enfermedades del Alma. Galeno defiende esta interrelación, que pasará también a la medicina árabe a través de médicos tan importantes como al-Razi, cuyo maestro al-Tabari declara al inicio de una de sus obras: “Deseo que sea un libro de medicina tanto de los cuerpos como de las Almas” (Forcada, 2011). Al-Hakam II, califa de Córdoba en el siglo X, desarrolló un plan de estudios que comprendía filosofía, lógica, medicina, aritmética, geometría, astronomía, música, mecánica y Alquimia.

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Quizá sea conveniente matizar la palabra Alquimia dentro de ese plan de estudios. Hemos visto antes cómo se puede considerar como una de las ciencias aplicadas del Hermetismo. Por tanto, tiene una doble vertiente: filosófica y práctica. Vimos cómo una persona puede elegir quedarse en su filosofía, simultanear la filosofía con el trabajo de laboratorio buscando tanto la transmutación como la medicina universal (lo que sería para nosotros el verdadero alquimista), pero también pueden usarse sus técnicas de laboratorio desprovistas de cualquier sustrato espiritual, lo que sería la química sin más, para la elaboración de preparados y medicamentos. Fijémonos en Avicena (médico persa), quien considera que los alquimistas con sus operaciones son sólo capaces de hacer cambios en la materia modificando los atributos externos de los metales, pero que en su base estos permanecen intactos, y niega la posibilidad de la transmutación: “Los alquimistas… no pueden transformar realmente las especies. Pueden obtener cambios aparentes, como teñir el rojo de blanco parecido a la plata y de un color amarillo parecido al oro” (Vernet, 1999). Avicena, al negar la posibilidad de la transmutación, no podría ser considerado entonces como alquimista, lo que no es óbice para que pueda compartir sus bases, técnicas y filosofía. Un gran ejemplo en al-Andalus de la utilización de técnicas alquímicas de laboratorio podría ser el gran médico cordobés Abulcasis. Pero si queremos ser fieles al compromiso hermético de sustentar nuestro laboratorio con una filosofía, dos son los médicos que, en líneas generales, más nos interesan: Yabir Ibn Hayyan y Al-Razi (Geber y Rhazes).

Yabir Ibn Hayyan Yabir o Geber, nacido en Arabia, vivió entre los siglos VIII y IX. Fue un gran médico, alquimista y místico sufí, posible discípulo de Yafar al-Sadiq; según la Tradición, el sexto imán de la rama chií del Islam, conocido como astrólogo, filósofo y alquimista, de cuyas enseñanzas parece haberse imbuido también Du-l-Nun el egipcio. Muchos textos se le atribuyen; tanta cantidad y a lo largo de tantos años que se le suele considerar como el referente para varios autores posteriores que, seguidores de sus enseñanzas, optaron por firmar sus obras bajo el nombre del maestro. El conjunto de esas obras se conoce como “Corpus Jabiriano”, y a veces resulta difícil diferenciar cuáles son suyas y cuáles de sus seguidores. Incluso, hay un pseudo-Geber o Geber latino a quien se atribuyen obras tan importantes como “Summa perfectionis magisterii”, considerada una de las más influyentes de Alquimia de todo el medioevo occidental, y de la cual se desconoce su

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identidad, aunque algunos historiadores opinan que vivió en alAndalus. Entre ese Corpus hay un libro fechado entre finales del siglo IX o principios del X, que habla del principio alquímico del “equilibrio”, en el que se mencionan algunas prácticas habituales de los seguidores de Empédocles. Aparte de la aparición dentro de sus libros de los principios Sulphur -Mercurius como formadores de los metales, de los procesos de laboratorio que describe, del concepto de elixir como sustancia capaz de transmutar metales, etc., uno de los aspectos más importante de su obra es el desarrollo de la ciencia de las balanzas, que fue aprovechado por la Medicina, la Alquimia y la Teúrgia, y que él mismo atribuye en su origen a Apolonio de Tiana.

Al-Razi Al-Razi o Rhazes fue un médico, filósofo y alquimista persa que vivió entre los siglos noveno y décimo. A él se le atribuyen los descubrimientos del ácido sulfúrico, del etanol, del cloruro amónico, de la primera destilación del petróleo, estudios sobre la viruela y, dentro de los principios alquímicos, la aportación de la tríada Sulphur -Mercurius-Sal, posteriormente adoptada por los alquimistas europeos. Ejerció su actividad en la Casa de la Sabiduría de Bagdad, llegó a dirigir el hospital más grande de la ciudad y criticó a Aristóteles por haber “corrompido la filosofía” al separarse de la Tradición de los presocráticos, sobre todo de Empédocles y Pitágoras.

Al-Razi es especialmente importante e interesante por varios motivos: fue un alquimista con un pensamiento cercano a las ideas pitagóricas, un racionalista de carácter piadoso y bueno, y un gran científico. Representa el ideal del médicofilósofo que busca siempre la rectitud en su comportamiento, la libertad del espíritu y del aprendizaje, siendo el sabio en el que “fe y razón” y “Alquimia y Ciencia” pueden convivir en una misma persona. Maslama, en su obra “Gayat alhakim”, se refiere a ambos en los siguientes términos:

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Este hombre, al-Razi quiero decir, es de aquellos de quienes hay que tomar los conocimientos porque investigó y especuló mucho en las ciencias antiguas, aunque el que absolutamente destaca más en este arte y su precedente es Yabir Ibn Hayyan, el sufí… y yo de cierta manera me considero discípulo de este hombre a pesar del tiempo que nos separa (Maslama, 1992). Astrología médica Al-Razi en la obra antes citada menciona ocho cosas que producen alteraciones en la salud: la atmósfera, la comida y bebida o su carencia, el sueño y la vigilia, el movimiento y el reposo, la vacuidad y la repleción, el coito y el abandono de su práctica, el baño y su falta, y los estados anímicos: cólera, tristeza, preocupación, temor y placer. Dentro de la atmósfera, engloba entre otros a los astros; de los cuales nos dice que son siete y los nombra según su aproximación a nosotros: Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno. En la medicina, agronomía y farmacopea árabe, las influencias de los astros van a ser más significativas para unos autores que para otros, pero constituyen un elemento que no puede ser ignorado. Ibn Sina o Avicena, como es conocido en occidente, autor de uno de los libros más importantes de la medicina en el medioevo, “Canon de la Medicina”, en su obra el “Poema de la medicina”, escribe lo siguiente: La causa de la crisis, si lo digo es cierto, es la influencia de la Luna sobre las enfermedades. El cuarto creciente o decreciente gobierna las cuaternarias de su enfermedad, su mitad las septenarias. La enfermedad que es fatal es la que comienza cuando la Luna esta en conjunción con los astros nefastos. Si continua cuando la Luna entra en conjunción con los astros fastos el enfermo sobrevive (Avicena, 1999). Otro ejemplo lo podemos ver en la obra del médico andalusí ‘Arib b. Said en el siglo X, titulada “El libro de la generación del feto”; fue el primer tratado independiente de obstetricia, en el que se describe el proceso de formación del feto atendiendo a su proceso de coagulación desde la esfera de Saturno, y explica por qué el nacimiento en el octavo mes es especialmente difícil. El primer mes el feto está bajo la influencia de Saturno, que es frío y seco. En el segundo el feto está bajo la influencia de Júpiter, que es caliente y húmedo; en el tercer mes estará bajo el gobierno de Marte (cálido y seco); en el cuarto mes lo gobierna el Sol (cálido y seco), y es donde se inicia el movimiento y se manifiesta el sexo de una manera completa; el quinto mes está bajo la influencia de Venus, que es frío; Mercurio, equilibrado entre calor-sequedad es quien lo rige en el sexto mes; el séptimo mes es el de la influencia

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de la Luna. Si nace en el séptimo mes, el niño podrá vivir, ya que ha completado el paso por las siete influencias. Pero en el octavo mes, la influencia de Saturno vuelve, por lo que si nace en este mes, es difícil que sobreviva. Por último, en el noveno mes, en el que su influencia es jupiterina, vuelve a ser aconsejable para el nacimiento. Además, en este mismo libro, su autor, tomando como fuente a los astrólogos, establece las distintas edades del desarrollo de las personas bajo la influencia de los astros, pero en un proceso disolutivo, es decir, inverso al anterior, comenzando en sus primeros años en una edad lunar y terminando al final de la vejez en Saturno. Por último, vamos a citar un artículo del investigador arabista, especializado en medicina árabe, D. Camilo Álvarez de Morales (2006), que nos comenta lo siguiente: esta comunicación entre Macrocosmos y Microcosmos, presente en civilizaciones anteriores como la babilónica y la griega, y concretamente en la medicina hipocrática, fue seguida por Galeno, y en Oriente y al-Andalus se ocuparon de ella médicos de la talla de Razi, Averroes o Ibn al-Jatib, manteniendo, básicamente, los mismos planteamientos griegos. Serviría de base científica a la astrología y, en el caso que nos ocupa, a la astrología médica en la que se basaba el diagnóstico y pronóstico de las enfermedades. Además debía ser tenida en cuenta para la preparación de determinados medicamentos.

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A continuación relaciona qué aspectos era necesario considerar en su práctica: el zodiaco, la Naturaleza de cada planeta según sus cualidades (fría, caliente, seca, húmeda), el planeta dominante en un día u hora determinados, el ángulo formado por los rayos que emiten dos planetas al unirse desde la observación de la Tierra. Y dentro de este gran artículo también se nos cuenta cómo se establecen analogías entre los astros y las partes de la cabeza: el ojo derecho del Sol, el ojo izquierdo de la Luna, las orejas con Júpiter y Saturno, la nariz con Mercurio (orificio derecho) y Venus (orificio izquierdo), y la boca con Marte, y también la dependencia entre los miembros del cuerpo y el zodiaco: la cabeza pertenece a Aries, el cuello a Tauro, los hombros y manos a Géminis, el pecho a Cáncer, el corazón y el vientre a Leo, los genitales a Virgo, las caderas a Libra, las nalgas a Escorpio, los muslos a Sagitario, las rodillas a Capricornio, las piernas a Acuario y los pies a Piscis. De al-Andalus a Europa La expansión árabe propició su llegada a grandes centros del saber antiguo y el trasvase de sus bibliotecas, primero a la corte de los Omeyas y luego de los abasíes, donde fueron traducidas al árabe en la Casa de la Sabiduría de Bagdad en el siglo IX. La labor de traducción fue seguida por su asimilación, lo que provocó una rápida aparición de comentarios a los textos traducidos (por ejemplo, entre los siglos IX y X, aparecieron las primeras críticas a obras clásicas, como “Dudas sobre Galeno” de al-Razi o “Dudas sobre Ptolomeo” de Alhacén), y la creación de obras propias. En al-Andalus se da la confluencia de varios aspectos que hace que pronto pueda hablarse de una ciencia andalusí propia: la llegada de obras traducidas al árabe, principalmente del siríaco y del griego, junto con las que del propio griego y del latín se realizan provenientes de los monasterios (a fines del siglo IX, el astrólogo de al-Hakam I, llamado al-Dabbi, tradujo al árabe el texto latino “Libro de las Cruces”), la propia producción árabe y, además, del continuo intercambio de información entre los viajeros andalusíes que se desplazaban a Oriente por motivos religiosos, científicos y comerciales, y los que pronto comenzaron a venir de Oriente, ya en tiempos de ‘Abd-alRahman II en el siglo IX. Huelga decir a estas alturas que bajo este epígrafe vamos a señalar unas pocas pinceladas de la importancia de al-Andalus en la transmisión y auge de las ciencias en la Europa medieval, centrándonos en algunos datos orientativos sobre la Alquimia, Astrología y Medicina. Remitimos al magnífico libro escrito por Juan Vernet titulado “Lo que Europa debe al Islam de España”, para conocer en su justa medida dicha deuda. En él se relacionan las ciencias: óptica, medicina, astrología,

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astronomía, filosofía, matemáticas, comentando las obras árabes y andalusíes que se traducen, y también en qué autores europeos se hace palpable su influencia, lo cual es gratamente sorprendente, ya que todos hemos oído, pero de forma demasiado baja para ser conscientes de su trascendencia. Las primeras traducciones del árabe al latín se realizaron a mediados del siglo X, sobre todo en el monasterio de Ripoll, y fueron hechas por mozárabes procedentes de la España musulmana, aunque desde la segunda mitad del siglo IX ya se tienen constancia de la llegada de monjes franceses que acudían a Zaragoza, Córdoba y Valencia en busca de reliquias y de intercambios entre embajadas. En el siglo X, también llegaron a Vic monjes desde Alemania o la Galia para estudiar, conocer y fabricar astrolabios y cuadrantes. Entre los siglos X y XI se van introduciendo obras; una de las primeras en ser leída en latín fue de Astrología, denominada “Mathematica Alhandrei Summi Astrologi”. Es también pronto cuando el monje Gerberto de Aurillac (945-1003), que más tarde se convertiría en el Papa Silvestre II, es enviado a Vic a estudiar, y en el siglo XI, Herman Contracto, abad de un monasterio alemán, escribió dos tratados sobre el astrolabio basándose en las versiones latinas de libros árabes que estudiaban en el Monasterio de Ripoll. En estos dos siglos se confirma la comunicación constante Barcelona-Rin, llegando los libros a Francia y a Alemania. Los textos eran exportados como traducciones, a veces con comentarios añadidos, o como creación propia, sin importar que traspasaran las fronteras del Islam. Sin embargo, todo esto molestó a algunos; por ejemplo, Ibn ‘Abdun, alfaquí Sevillano, consideraba: “No deben venderse a judíos ni a cristianos libros de ciencia, salvo los que tratan de su ley porque después traducen los libros científicos y se los atribuyen a los suyos y a sus obispos, siendo así que se trata de obras musulmanas”. Pero sus objeciones no fueron atendidas. En el siglo XII, el gran sabio andalusí Abraham ben Ezra viajó por varias ciudades de Francia, Italia e Inglaterra, donde sus conocimientos, especialmente astronómicos, fueron muy valorados. En este mismo siglo nació Maimónides en la ciudad de Córdoba. Andalusí que debió exiliarse estableciendo su residencia en Egipto, cuya obra, tanto médica como filosófica (influida grandemente por Aristóteles), lo convierte en uno de los grandes personajes de la Edad Media. Durante los siglos XII y XIII se desarrolla una incansable labor de traducción y transmisión del griego y del árabe al latín, que hace trasladar el foco de atención a al-Andalus creando confusiones, como que en Europa se piense que el médico persa Avicena es cordobés. Para hacernos una idea aproximada, podemos citar algunas obras en determinados campos:

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Astrología y Astronomía • De Albumasar se tradujo una de sus obras bajo el nombre de “De magnis conjunctionibus et annorum revolutionibus”, que ingresó en el mundo occidental con la teoría de que los acontecimientos históricos del movimiento dependen de los astros, principalmente de Saturno y Júpiter, seguidos de la posición de Marte. El sistema explicado en el libro fue utilizado entre otros por Nostradamus, Torres Villarroel o Kepler y el “Flores Astrologiae”. Ambos alcanzaron una amplia difusión, siendo sus obras aceptadas por algunos y discutidas por otros. • Obras de Abenragel, como “Regulae Utilesde electionibus”. • La obra de Azarquiel debía ser bien conocida fuera de al-Andalus, ya que Adelardo de Bath en sus traducciones de las Tablas de Juwarizmi cita interpolaciones procedentes del Almanaque de Azarquiel, y Dante usa el “Libro de las tablas de Zarquiel” para fechar su obra. • El “Tetrabiblos” de Ptolomeo. • El libro “De imaginibus” del sabeo Tabit ben Qurra. • El texto de Alhacén “Liber de mundo et coelo”, y de al-Fargani y Battani son reelaboradas en Europa tras su difusión desde alAndalus. Filosofía • Una parte de la obra del filósofo Ibn Gabirol, el malagueño, pasó con el nombre latino de “Fons Vitae”, y con ella sus ideas neoplatónicas para interpretar a Aristóteles, procedentes en gran medida de la filosofía de Ibn Masarra. Su obra fue conocida por Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino. • Obras de al-Kindi, como “De intellectu” y el “Liber de quinque essentiis”, basado en Aristóteles. • Textos filosóficos de Avicena sobre el Alma y la metafísica. • Libros de Algacel sobre la lógica, física y metafísica. • Obras de al-Farabi como “Opusculum de scientiis”, que ofrecía una clasificación de las ciencias. • Obras de Aristóteles, como “De generatione et Corruptione”, (cuyo comentario por Averroes fue traducido al latín por Miguel Escoto), “Analytica posteirora”, “De Coelo” y “Meteoros”. El cuarto libro de los “Meteoros”, considerado como alquímico, fue objeto de varias versiones, entre ellas la de Gerardo de Cremona y Miguel Escoto. Se tradujo como de Aristóteles una llamada “Liber de causis” o “Liber bonitatis purae”, conocida también por Alberto Magno. Médicas y farmacológicas • Los aforismos de Hipócrates. • Obras de Galeno. • Textos médicos de Al-Kindi: “De medicinarum compositarum

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gradibus investigandi libellus” (en el que se recoge por ejemplo la relación ente medicamento y sensación que ya mencionamos). • Adaptaciones árabes de parte del Dioscórides. • Obras del gran médico alquimista persa al-Rhazi: “Liber ad Almansorem”, “Liber divisionum”, “Introductio in medicinam”. • El “Canon” de Avicena, que fue un libro de estudio en las universidades europeas hasta el siglo XVI. • Obras de al-Gafiqi. • Del gran médico andalusí Abulcasis, se traduce el libro XXX de su enciclopedia médica, que trata sobre la cirugía y que significó un profundo avance de ésta en la cristiandad y fue seguido entre otros por Guy de Chauliac, y su libro XXVIII sobre farmacología, plagado de técnicas espagíricas. • “Farmacología y agricultura” del médico andalusí Ibn Wafid. • “Taysir” de Avenzoar. • Las obras, tanto médicas como filosóficas, de Averroes, entre las cuales figura la traducción de “El libro de las generalidades de la medicina”, ejercieron una enorme influencia en occidente. Suele decirse que ha sido el español que más ha influido en la historia del pensamiento humano.

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Textos alquímicos • La introducción de textos alquímicos y astrológicos más relacionados con el Hermetismo comienza con Hugo de Santalla y Roberto de Chester en el siglo XII. Al primero se debe la traducción de la Tabla Esmeralda atribuida a Hermes Trismegisto, que aparecía en un libro alquímico árabe traducido en el siglo XII, y que fue difundida por Alberto Magno al incorporarla al final de su libro “De Rebus Metalicis et Mineralibus”. • Las ideas de Albumasar acerca de los Hermes alcanzaron gran difusión como se constata por ejemplo en la obra atribuida a Roberto Grosseteste “Summa philosophieae”. • Paralelamente a la traducción de la “Tabla Esmeralda”, aparece la de la “Turba Philosophorum”, importantísima obra alquímica en el medioevo cristiano, atribuida al alquimista egipcio Ibn Suwayd, que vivió en el siglo X en Ajmin (la antigua Panópolis, tierra de Zósimo y Du-l-Nun), en la cual filósofos griegos, presididos por Pitágoras, entre ellos Empédocles, discuten sobre temas alquímicos y filosóficos. • Algunas de las obras de Ibn Umayl el Senior Zadith latino, alquimista egipcio del siglo X, fueron traducidas al latín con el nombre de “Espistola solis ad lunam crescenden” y un comentario a la misma como “Tabula Chimica”, en la que se cita a Du-l-Nun. • A Robert de Chester puede atribuirse la entrada masiva de textos alquímicos como el “Liber latitudinis clavis stellarum”. • Una obra de Artefius, autor árabe del siglo XII que se dice discípulo de Apolonio de Tiana y de quien no se sabe nada más. El texto recibe el nombre de “Clavis Sapientiae” y Alfonso X la mandó traducir al español. • Se tradujeron también textos alquímicos de al-Razi, como “Arcandorum Liber” y “De aluminibus et salibus”. • Las obras del corpus jabiriano, como “Liber de divinitatis de LXX”, “Liber misericordiae”, en las cuales se recoge el cuadrado mágico de Saturno que Paracelso se encargó de difundir por toda Europa, “Summa perfectionis magisterri”, “Liber fornacum”, “Testamentum Geberis”, “Liber claritatis totius alkimikae artis”, “Liber de investigatione perfectionis” y “De inventione veritatis sive perfectionis”. • Obras de Avicena que son usadas por los alquimistas: “Epistola ad regem Hasen” y “De congelatione et conglutinatione lapidibus”. Ambas, como ya se indicó, defienden que la transmutación sólo es aparente, pero son de un gran contenido alquímico. Además, en la misma época, aparecen dos libros apócrifos atribuidos a Avicena, uno de los cuales parece haber sido compuesto en España después del año 1100, el “Liber Aboali Albincine de Anima in arte alchemieae”, y el otro posterior pero basado en éste y en la “Turba Philosophorum” llamado “Lapidis Philosophici”. Estas obras están en la base de trabajos alquímicos de Miguel Escoto

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y Vicente de Beauvais, quien en su “Speculum maius” demuestra tener conocimiento de estos textos de Avicena y al-Razi. • Juan Vernet nos dice: Estos conocimientos se integran en las obras auténticas y apócrifas puestas a nombre de Ramón Llull, y sobre todo de Arnau de Vilanova… quien es de suponer conocería el ácido nítrico descrito por primera vez en la “Summa perfectiones magisterii” de Geber, y luego citado en varias espurias de Llull, y el agua regia. Es posible que se deba a Arnau, además, una traducción adaptada del texto árabe del alquimista griego Zósimo (Vernet, 1999). • No debemos olvidar que Ramón Llull fue un asiduo lector del filósofo árabe Algacel, cuya lógica tradujo resumida al catalán. • La traducción del “Gayat al-Hakim” de Maslama, que alcanzó una inmensa difusión en su versión latina conocida como “Picatrix”.

Paracelso Durante toda la Edad Media europea, el Hermetismo va a continuar su transmisión con personajes insignes, pero en este pequeño capítulo introductorio debemos avanzar directamente hacia Paracelso, una figura muy controvertida. Philippus Teophrastus Bombastus von Hohenheim nació en Suiza en 1493, muriendo en 1541. Si definimos a Paracelso como alquimista, astrólogo y mago, enseguida lo relacionaremos con el Hermetismo, y podremos decir que fue un Hermetista. No olvidemos que dentro de la Alquimia hablamos de la Espagiria como su aplicación a la medicina. De hecho, a Paracelso se le atribuye la creación del término Espagiria, mediante la combinación de las palabras griegas spao y ageiro (extraer y reunir), que resumen en su concepción el gran apotegma alquímico “Solve et Coagula”. Viajó mucho por toda Europa, incluida España; concretamente, visitó Granada, Sevilla, Zaragoza y Barcelona, entre otras ciudades, contactando sobre todo con personas que podían proporcionarle información fuera del ámbito oficial de las universidades, empapándose de un conocimiento distinto y experimentando. Para Paracelso, era impensable llegar al verdadero saber simplemente leyendo los libros admitidos y sin salir de una habitación. Sus fundamentos sobre el arte de la medicina eran claros; ésta debía descansar sobre cuatro columnas: Filosofía, Astronomía, Alquimia y Ética. La primera de ellas comprende filosóficamente la Tierra y el Agua; la segunda aporta el conocimiento de la naturaleza ígnea y aérea; la Alquimia explica las propiedades de los 4 elementos e inicia en el arte de su elaboración; por último, la cuarta enseña que

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la práctica médica y la aplicación de las tres otras columnas debe regirse por las virtudes de la ética. Provocador, irascible, vehemente, extravagante son algunos adjetivos que se usan para describir su personalidad, mientras que sus escritos pueden resultar oscuros, densos y farragosos. Se enfrentó y criticó públicamente a los grandes doctores de su época y del pasado, y quemó el Canon de Avicena, entre otras cosas. También se nos presenta a Paracelso como un revolucionario, como la persona que marca un antes y un después dentro de la medicina, un hombre piadoso entregado a una medicina basada en el amor hacia Dios. Según nos comenta, existen entidades que dirigen y regulan nuestro cuerpo: la entidad Astral debe entenderse como la primera a la que todos estamos sometidos. La segunda es la entidad de los Venenos, con su acción perturbadora y violenta. La entidad Natural es aquella que nos desgasta por el simple hecho de vivir. La cuarta entidad es la de los Espíritus que debilitan los cuerpos bajo su influencia. Por último, la quinta, es la entidad de Dios que está por encima de las anteriores. Desprecia en bloque todo lo heredado, pero en la obra “El libro de los prólogos” comenta: Si en nuestros libros omitimos muchas cosas es porque las mismas se encuentran ya correctamente en las obras antiguas… Continuaremos aquí el estudio de la Naturaleza de las entidades. Previamente diremos que en los escritos de gran número de nuestros antepasados y predecesores se encuentran alusiones e ideas plenamente acordes con nuestro concepto de medicina. Además, en el “Catecismo alquímico”, cita algunas obras y autores que deben ser estudiados: la lectura de las obras de Hermes, Ramón Llull, Yabir Ibn Hayyan y Arnaldo de Vilanova (aunque con estos dos últimos autores recomienda prudencia), la “Turba Philosophorum”, Bernardo Trevisano (seguidor de las obras de Geber y al-Razi) y Roger Bacon. También se le atribuye un rechazo a la Teoría Humoral, pero comenta: “Así pues, los cuatro temperamentos están en el cuerpo del hombre como en la tierra de un

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jardín… El hombre consta de cuatro elementos, que no sólo corresponden —como algunos afirman— a los cuatro temperamentos, sino también a su Naturaleza, su esencia y sus propiedades” (Paracelso, 2001). Los estudiosos de su vida y sus obras suelen ver en el gran pensamiento cristiano de Paracelso la fuerte influencia del Neoplatonismo. Y, si seguimos indagando en sus premisas, podemos considerar también otras influencias. Afirma que el Cielo y la Tierra fueron creados de la nada, pero que están compuestos de azufre, mercurio y sal. Esta tríada aparece ya, aunque con algún matiz incorporado por Paracelso, en la obra de al-Razi. Por su lema “similia similibus cuantur” (lo semejante cura a lo semejante), se le considera precursor de la homeopatía; era un tipo de medicina; Medicina de los Espíritus que, según él mismo menciona, fue seguida por Hipócrates, y que fue recogida en la medicina árabe, pero de una forma distinta a como Paracelso, un hermetista, la concebía. Ibn Wafid (médico andalusí) nos explica que los medicamentos purificativos (también llamados salvadores o dadores de vida por el mismo autor) son de dos clases: los que actúan alterando el veneno, produciendo una transformación de su naturaleza por la cualidad opuesta; y que actúan evacuando y extrayendo el veneno por un calor sutil que poseen o por la semejanza de su substancia con lo que expulsan. Igual ocurre con los venenos, para lo que nos remitimos a lo que citamos al hablar de Averroes sobre los bezoárticos, y sobre lo que podemos mencionar el ejemplo de las pastillas de víboras hembra que son útiles contra la mordedura de las víboras y demás serpientes venenosas, como nos dice el médico andalusí Avenzoar, o las famosas triacas a las que fueron muy aficionados los pueblos antiguos y los árabes, confeccionadas con venenos, y siguiendo el principio de que la ingestión de cantidades muy pequeñas de forma constante produciría la inmunización a su acción. Fue también Paracelso, como buen hermetista, un gran defensor de la relación entre Macrocosmos y Microcosmos, y la ley de las signaturas. A este respecto, y dentro de lo citado en este capítulo, remitimos a Bolos de Mendes, el “Gayat al-hakim” de Maslama, y también hemos apuntado algo en el apartado de medicina astrológica. Avenzoar, por ejemplo, en su libro el “Tratado de los Alimentos”, nos comenta que, si apagamos oro candente en el agua, ésta fortalecerá el corazón. En cuanto al papel de Paracelso como precursor de la iatroquímica, también podemos citar algunas obras que recogen el uso de elementos no orgánicos en la medicina, metales y minerales, a las que pudo tener acceso por tratarse de autores traducidos y difundidos ampliamente en Europa. El propio Ibn Wafid, de quien antes citamos su “Libro de los Medicamentos Simples”, menciona remedios preparados con mercurio, antimonio, escorias de hierro, plata, arsénico rojo y amarillo, azufre y plomo. Otro

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médico andalusí, Abulcasis, en el libro XXVIII de su obra “Liber Servitoris”, dedica la primera parte a describir la preparación de las piedras, los minerales y los metales para su uso medicinal. Incluso, Paracelso cita en su obra a Averroes, quien elabora algunos medicamentos con cobre calcinado, escoria de hierro y azufre. Por último, cabe señalar que Paracelso, al igual que Cornelio Agrippa, usó algunos de los cuadrados mágicos recogidos en la obra del andalusí Azarquiel, como en el apartado anterior mencionamos. Sin desmerecer su importancia, hemos intentado explicar que Paracelso accedió a una gran cantidad de información, doctrinas, filosofías y prácticas que posteriormente sintetizó, aportando sus propias experiencias y opiniones, bajo el nombre de Espagiria. Su arrolladora personalidad, la vehemencia con la que defiendió sus obras, su incesante búsqueda del conocimiento, su profundo sentido religioso y una personalidad atormentada ante la incomprensión de sus tesis, por las que fue perseguido, han configurado un personaje con una gran carga de dramatismo, que despierta un profundo sentimiento de admiración. Fue, sin duda, un hombre a seguir por muchos otros que, como él, ya en su época veían cómo se diluía una firme visión cosmológica, y por los

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que después de él, y hasta en la actualidad, necesitan una referencia en su búsqueda de la Naturaleza, y sobre todo de un hilo que les permita encontrar el papel del hombre en ella. Al leer sus escritos da la impresión de que su furia iba dirigida contra todo y contra todos los que habían conducido a una mala interpretación, a una pérdida de la cohesión y de la firmeza de los principios herméticos que tan apasionadamente defendió, enriqueció y divulgó. Es obvio que Edward Bach, como estudiaremos a continuación, se inspira en obras de este insigne alquimista, quien retoma para la historia la Tradición, que es una sola, y sus eslabones han ido configurando esa Catena Aura de la que hablábamos al principio de este capítulo. A partir de aquí nos adentraremos en los pormenores de la “Gran Obra” de Edward Bach, alquimista e iniciado a tenor de las coincidencias corpusculares entre él y los sabios mencionados en estas páginas, y de los contenidos que más tarde vincularemos, con todo detalle, al corpus hermético-alquímico que ha llegado hasta nuestros días velado en las flores de Bach y su sistema terapéutico.

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CAPÍTULO TRES LOS SIETE AYUDANTES

Por tanto, es de resaltar que: este mundo es, de hecho, un ser viviente dotado con Alma e inteligencia... una entidad única y tangible que contiene, a su vez, a todos los seres vivientes del universo, los cuales por naturaleza propia están todos interconectados. Platón

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En este nuevo capítulo nos adentraremos en aquellas parcelas herméticas de la obra de Bach, que están directamente hermanadas con la Alquimia, fuente de inspiración y desarrollo de la “Gran Obra” de este hombre. Como ya hemos explicado en anteriores capítulos, los textos de Bach son una actualización del hermetismo iniciático, que él mismo intentó integrar en la sanidad de la época a través de la “evolución de la homeopatía” o tal vez deberíamos decir, de la recuperación de la espagíria al amparo de los logros de Samuel Hahnemann. Pero no prosperó, pues todo el intento de “evolucionar” la medicina de la época quedó en una escisión de su propuesta, de la ciencia que quería transformar. De cualquier modo es evidente que los contenidos corpusculares de los textos Bachianos están cargados de Sabiduría Hermética. En esta parte de su trabajo, Bach liga su legado a los Arcanos septenarios y va dejando encriptado, a través de sus escritos, todo lo que todavía no puede decir abiertamente para no “matar” definitivamente la posibilidad de devolver a la ciencia su consciencia perdida tiempo atrás. En dos de los escritos que definimos como fundantes “Cúrate a ti mismo” (1930) y “Sufrís de vosotros mismos” (1931) pone de manifiesto hacia dónde debe ir la medicina: Hombres como Hipócrates, con sus enormes ideales de curación, Paracelso con la certeza de la divinidad en el hombre, y Hahnemann

que comprendió que la enfermedad se originaba en un plano por encima del físico - todos ellos tenían muchos conocimientos sobre la verdadera naturaleza y el remedio del sufrimiento. Cuántas innombrables miserias nos habríamos ahorrado durante los últimos veinte o veinticinco siglos si se hubieran seguido las enseñanzas y el arte de estos grandes maestros, pero, como en otras cosas, el materialismo ha influido de manera tan grande al mundo Occidental, y durante tanto tiempo, que las locuaces voces de los obstructores taparon los consejos de los que conocían la verdad… (Bach, 1930). Paracelso y Hahnemann nos enseñaron a no prestar demasiada atención a los detalles de la enfermedad, sino a tratar la personalidad, el hombre interior, comprendiendo que si nuestras naturalezas espirituales y mentales estuvieran en armonía la enfermedad desaparecería. Esos grandes cimientos de su edificio son la enseñanza fundamental que debemos continuar… (Bach, 1931). Bach no quiere crear una Medicina Alternativa o Terapia Natural; quiere recuperar la dignidad del arte de curar a través de la integración de la verdadera dimensión del ser humano en la ciencia. Así siente que: La curación pasará del dominio de los métodos físicos para tratar el cuerpo físico a la curación espiritual y mental, que, aportando la armonía entre el Alma y la mente, erradicará la verdadera causa básica de la enfermedad, permitiendo que después, en caso necesario, se utilicen medios físicos para completar la curación del cuerpo. A no ser que la profesión médica comprenda estos hechos y avance conjuntamente con el crecimiento espiritual de la gente, es muy posible que el arte de la curación pase a manos de las órdenes religiosas o de los verdaderos sanadores de hombres que existen en toda generación, pero que hasta ahora han vivido más o menos ignorados, y la actitud de los ortodoxos les ha impedido seguir su inclinación natural… (Bach, 1930). De una manera pausada pero decidida y valiente, Edward va incluyendo a su sistema la sabiduría que ha integrado en su paso por la Masonería:

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Quien esto escribe es un hombre dedicado a la medicina que durante más de 25 años estudió y trabajó en hospitales y en la práctica de la consulta médica, buscando e investigando cada rama de la medicina ortodoxa, encontrando ésta deficiente en sus capacidades reales para sanar. Sabiendo, no obstante, que en alguna parte se hallaba escondida una cura para todos nuestros males, se volvió hacia la Naturaleza y estudió sus modos. Junto con esto, buscando entre las verdades escondidas de las religiones antiguas y actuales, también en los más profundos misterios de la gran Orden Masónica, lentamente fue guiado hasta advertir la causa detrás de la enfermedad, la naturaleza real de nuestras dolencias y padecimientos… (Bach, 1934). Es de todos conocido que los 7 Arcanos, así como los 4 Elementos y las 3 Fuerzas son los pilares sobre los que se asienta la Ciencia Hermética, y como veremos en esta segunda etapa del trabajo de Bach, también su obra descansa sobre ellos, pues no es más que una recuperación transformada y actualizada de la Sabiduría Perenne, como iremos desvelando en este libro. Ya antes de elaborar los “Cuatro Ayudantes”, Bach hizo una clara alusión a los 4 Elementos al referirse en “Algunas consideraciones sobre la enfermedad y la curación” al modo de elaborar los remedios: “Nótese que los 4 Elementos están implicados en ello: la Tierra para nutrir la planta; el Aire del cual se alimenta; el Sol o el Fuego para permitirle impartir su poder; y el Agua para acumular y enriquecerse con su benéfica curación magnética” (Bach, 1930). Tras una primera fase de trabajo, donde Bach estuvo centrado en la localización de las 12 fuerzas arquetípicas —coaguladas en los 12 primeros vegetales que él designa, quizás inspirados por Culpeper y otros grandes filósofos anteriores a él—, advierte que los remedios elaborados con estas 12 “sales tipológicas” no alcanzan a sanar totalmente las enfermedades que sufren los “tipos” para los que están recomendados. Es entonces cuando se retira a Marlow y, tras un periodo de reflexión de más de tres meses, retorna con la idea de elaborar los 4 Ayudantes, cuatro nuevos remedios que, como el mismo explica en la reedición de su libro “Los Doce Curadores” (al que añadió “y los Cuatro Ayudantes”), están indicados para quienes han perdido su individualidad: “Estas personas han perdido mucho de su individualidad, de su personalidad, y necesitan ayuda para evitar el callejón sin salida en el que se han metido, antes de que se pueda descubrir cuál de los Doce Curadores es el necesario…” (Bach, 1933); o su personalidad, elemento indispensable para aprender su lección y encarnar la virtud que le corresponde por nacimiento: “ Pudiera ser que determinados casos no se ajustaran exactamente a ninguno de los Doce Curadores, y muchos de los pacientes se habrán acostumbrado tanto a su enfermedad que ésta parece ser una parte de su propia naturaleza, siendo

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difícil reconocer su verdadera personalidad porque, en lugar de buscar la curación, se han adaptado y han alterado sus vidas en función de la enfermedad…” (la negrita es nuestra). Los remedios, denominados “Los Cuatro Ayudantes”, están confeccionados con una intención clara: Devolver a la personalidad a su verdadera naturaleza y alejarla del desvío que la ha convertido en una falsa personalidad: “…y los Cuatro Ayudantes nos liberarán de dicho estado, llevándonos al nivel de los Doce Curadores” (Bach, 1933). El primero de esta nueva serie de remedios será “extraído” de la “flamígera Gorse” que, como veremos más tarde, es la representación arcana que simboliza al Fuego en nuestro sistema, y cuya virtud está emparentada con la Fe, que no nos cabe la menor duda era lo que Edward Bach más necesitaba en esos momentos. Este grupo de remedios está indicado, según Bach, para aquellas personas que han desistido, que ya no saben cómo volver a su Ser. Para los que se han acostumbrado tanto al desvío del camino elegido por su Alma que ya no recuerdan quiénes son realmente, al punto de defender su conducta desviada como propia, sus creencias heredadas como genuinas, como si pertenecieran a su propia naturaleza. Debemos entender el concepto de cronicidad como la reiteración en un síntoma, en este caso psíquico; una forma de sortear la vida con lo que es memoria y herencia de otros, no de nuestro real Ser, de nuestra Alma; una costumbre que toma el cuerpo, y condena a la psique a vivir enclaustrada en un resquicio de la mente, que estructurada y rígida mantendrá su criterio aunque todo en la vida le “grite”, a través de los síntomas, que no es así. Podríamos hablar de “falsa personalidad”, una manera de ser que no corresponde con su esencia, con la “personalidad elegida por su Alma”. Nora Weeks escribió: Bach creía que los remedios para aliviar dichos estados mentales debían ser más potentes, y debían encontrarse en las flores de las plantas que crecen en grupos, que tenían colores llamativos y una gran belleza. Suponía que la energía contenida en esas plantas y árboles daría remedio que liberaría a quienes sufrían un estado de resignación crónico (Weeks, 2009). ¿Más potentes o más completos? Si aceptamos que los remedios de Bach no son químicos ni biológicos, ¿dónde radica su potencia? Entendemos que Bach eleva la “dimensión” del remedio buscando la originalidad, la pureza de los elementos constitutivos del orden físico. Los mixtos, como eran denominados los 12 remedios y estados del ser que surgían de las mezclas de los 4 Elementos puros o de las 3 Fuerzas de los que estos emanan, no contenían en Sí mismos la pureza exclusiva de uno de los

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elementos o fuerzas constitutivas del orden y, por ello, no disponían de la intensidad informativa que favorecería “el regreso al hogar del hijo pródigo”. De ahí que Bach buscase en las plantas las signaturas astrales que coincidieran con lo que otros antes que él a través de la Tradición, denominaron “arcanos”, y casualmente son 7, por ser esas fuerzas las que incidirían en el retorno al hogar, en este caso, a la personalidad.

LOS 4 ELEMENTOS Comencemos ahora a explorar a los 7 Ayudantes: los “4 Elementos” y las “3 Fuerzas” en el argot simbólico-alquímico, y lo haremos como Bach, iniciando nuestro viaje por los 4 Elementos o “Ayudantes”. Antes de abordar este apasionante tema, queremos aclarar que “los elementos” es el nombre con el que conocemos en la actualidad a “las raíces” (en palabras de Empédocles), las estructuras matriciales, originales, sobre las que se construye todo lo aparente en cualquier ámbito de la Naturaleza, y los “Ayudantes” son los remedios que elaborados a partir de estas raíces alcanzan la pureza que otrora se denominó “arcano”, al contener en sí la información específica correspondiente a una de esas raíces en su total pureza y definición lumínica. En primera instancia, haremos una síntesis de aquellos resquicios de sabiduría que se manifestaron en diferentes épocas, rindiendo con ello respeto y tributo a quienes dejaron el legado, para vincular de forma certera la “Gran Obra” de Bach a su verdadera fuente; entretejeremos un entramado de símbolos, ligados mediante invisibles lazos sin lugar ni tiempo, que no hace más que reafirmar lo que reza en la Tradición. “Todo lo que existe nace de los 4 Elementos; que los denominados Fuegos, Aguas, Tierras y Aires no son en sí mismos más que burdas proyecciones de nuestra limitada psique, a las que podemos acceder a través de los sentidos, pues la verdadera esencia de estos 4 Elementos se oculta en la dimensión del espíritu, allá donde sólo pueden acceder aquellos que como Ezequiel han entregado su vida para servir a los hombres.” Todos conocemos desde pequeños la denominación y la manifestación física de los 4 elementos: Fuego, Aire, Tierra y Agua; sin embargo, para la consciencia evolucionada, éstos poseen un elevado trasfondo simbólico que representa la función que cada uno de ellos desempeña a un nivel más sutil que la simple realidad dual. Partiendo de las primeras referencias bíblicas, nos encontramos con la descripción de Ezequiel narrada en el Antiguo Testamento: la “Visión del Carro Divino” (1:4-28), donde describe “la presencia de un viento huracanado que venía del orte y una gran nube con un Fuego fulgurante”, en medio del cual distingue cuatro seres vivientes con rostros de hombre, león, toro y águila; este cuaternario es también aludido por San Juan en

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el Apocalipsis (4-7): “El primer viviente, como un león; el segundo viviente, como un novillo; el tercer viviente tiene un rostro como de hombre; el cuarto viviente es como un águila en vuelo.” Entonces no es casualidad que antes, mucho tiempo atrás, en Mesopotamia, el gran guardián de la ciudad de Khorsabad fuera la colosal estatua de un toro alado con cara de hombre y cola de león, o que en el antiguo Egipto se edificara la Gran Esfinge, mudo testigo del devenir de la humanidad, serena figura que para el estudioso de las ciencias herméticas encarna en su apariencia el origen de todo lo manifestado. La Esfinge puede parecer al ordinario transeúnte un error estético, una composición mal ensamblada; pero ahí, en sus formas entremezcladas, es que desde el simbolismo hermético se manifiesta la Unidad de las cuatro columnas implícitas en todo lo que existe, los 4 Elementos constitutivos del microcosmos y del macrocosmos: el Agua en las alas de águila, la Tierra en las patas de toro, el Aire en la cabeza del hombre y el Fuego en las patas de león; y esta conjunción en esta fusión alegórica hace simbolizar el Todo, al que nada ni nadie escapa, esa Unidad perenne a la que todos pertenecemos. La Esfinge es el símbolo del Universo entero y, al mismo tiempo, del más pequeño componente subatómico. En la semántica de esta fusión de elementos encontramos los orígenes del tetramorfo, representación que muchos siglos después, tanto de la edificación de la Esfinge como de la visión de Ezequiel, aparece en la iconografía de una inmensa cantidad de templos cristianos, reproduciendo los rostros descritos por el profeta en las escrituras, es decir, a los 4 Elementos, ubicando al centro al “Pantocrátor”, elemento unificador que seguramente refiere a la fuerza del Todopoderoso; esta imagen que aparece también en el arcano XXI del tarot “El mundo”, con la diferencia que al centro encontramos la figura de una mujer en apariencia, pues los sabios mantienen que la banda que oculta su sexo vela un gran secreto. Aprovechando el lazo que hemos tendido entre el Antiguo Egipto y la cosmología cristiana, resulta pertinente reflexionar sobre lo que nos dice María Maya: La Gran Esfinge de Gizeh, hoy semisepultada por la arena, estaba labrada en la roca viva. La civilización del Antiguo Egipto

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—mucho más sabia que la nuestra— quiso dejar a la posteridad este símbolo del largo y azaroso camino del discipulado. A comienzos de la Era Cristiana, esta simbología se repite en los cuatro evangelistas, discípulos de Cristo: San Lucas, el paciente y perseverante toro cuyo evangelio enfatiza el trabajo de Cristo en la Tierra; San Marcos, el león dedicado a los aspectos de la muerte y transfiguración de Cristo; San Mateo, el aguador tras la verdad, el conocimiento, la acción y la forma perfectas; y San Juan, el águila simbolizando la inspiración y la fuerza emocional (Maya, 2007). A partir de esta reflexión podemos comenzar a desvelar los símbolos que corresponden a cada uno de los elementos: San Lucas y el toro representan a la Tierra, elemento que se mantiene impávido o “paciente” ante el acontecer del mundo; San Marcos y el león son el Fuego, fuerza primigenia y transformadora que revela a su paso la esencia escondida tras cualquier armadura; San Mateo y la cabeza de un hombre simbolizan el Aire, elemento sutil que se mueve en el invisible mundo del pensamiento y las ideas; por último, San Juan y el águila se identifican con el Agua, emotiva y adaptable. No debe resultarnos entonces extraño que al verter su interpretación de los hechos de la vida de Cristo cada uno expresara la palabra sagrada en términos de su propio temperamento (entendido como una manera de interactuar con el entorno, cuestión que abordaremos posteriormente); cuatro evangelistas, sin entrar en la consideración simbólica o histórica del hecho, escriben para cuatro diferentes formas de entender al mundo: Marcos escribió para los de temperamento colérico (Fuego), Lucas para los de temperamento melancólico (Tierra), Mateo para los de temperamento sanguíneo (Aire) y Juan será mejor entendido por los de temperamento flemático (Agua). En el siglo pasado, Rudolf Steiner, filósofo, místico y padre de la Antroposofía, dice en un ciclo de conferencias sobre los Evangelios dictadas en Berlín en 1909: La fuerza que pulsa en las venas del mundo, la fuerza que desarrolla el poder mediante el cual todo puede realizarse —la potencia creadora que palpita en el mundo y que ha sido siempre representada simbólicamente con un león— es aquel poder que llegó a la Tierra por intermedio de Jesucristo… tal se nos aparece en el Evangelio de San Marcos…

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El león, el Fuego, es una vez más descrito como la fuerza originaria que todo lo acciona y dinamiza. Si hemos de buscar un ejemplo para ilustrar la situación o actitud del Alma producida por el estudio del Evangelio de San Lucas, diremos que se asemeja en alguna forma al caso descrito en los mitos de Mitra, referentes a la conducción del animal sacrificado al ara de los sacrificios. Frente al toro… Encontramos en este comentario nuevamente referencia al toro, la Tierra. “Cuando estudiamos el Evangelio de San Mateo, un cuadro de lo que Jesús fue como hombre, de actuó como hombre”. El pensamiento es el Aire mente es el sagrado instrumento entregado sólo actuar en el mundo.

se nos presenta la forma en que y, sin duda, la al hombre para

“Con referencia al Evangelio de San Juan hablamos de grandes ideas que se elevan en las alturas como el vuelo del águila sobre las cabezas de los hombres” Podemos inferir que sobre el pensamiento suelen estar las emociones: el Agua. Ilustramos a continuación con algunos ejemplos extraídos de los evangelios, en ellos notaremos de inmediato el tono elevado y trascendente de Marcos; descriptivo y concreto de Lucas; preciso y estructurado de Mateo; y, por último, emotivo y sentido de Juan: San Marcos FUEGO 1 PRINCIPIO del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. 2 Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío á mi mensajero delante de tu faz, que apareje tu camino delante de ti. 3 Voz del que clama en el desierto: Aparejad el camino del Señor; enderezad sus veredas. 4 Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo del arrepentimiento para remisión de pecados. 5 Y salía á él toda la provincia de Judea, y los de Jerusalem; y eran todos, bautizados por él en el río de Jordán, confesando sus pecados. 6 Y Juan andaba vestido de pelos de camello y con un

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cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre. 7 Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, al cual no soy digno de desatar encorvado la correa de sus zapatos. 8 Yo á la verdad os he bautizado con Agua; mas él os bautizará con Espíritu Santo. San Lucas TIERRA 1 HABIENDO muchos tentado á poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, 2 Como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron por sus ojos, y fueron ministros de la palabra; 3 Me ha parecido también á mí, después de haber entendido todas las cosas desde el principio con diligencia, escribírtelas por orden, oh muy buen Teófilo, 4 Para que conozcas la verdad de las cosas en las cuales has sido enseñado. San Mateo AIRE 1 LIBRO de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. 2 Abraham engendró á Isaac: é Isaac engendró á Jacob: y Jacob engendró á Judas y á sus hermanos: 3 Y Judas engendró de Thamar á Phares y á Zara: y Phares engendró á Esrom: y Esrom engendró á Aram: 4 Y Aram engendró á Aminadab: y Aminadab engendró á Naassón: y Naassón engendró á Salmón: 5 Y Salmón engendró de Rachâb á Booz, y Booz engendró de Ruth á Obed y Obed engendró á Jessé: 6 Y Jessé engendró al rey David: y el rey David engendró á Salomón de la que fué mujer de Urías: 7 Y Salomón engendró á Roboam: y Roboam engendró á Abía: y Abía engendró á Asa: 8 Y Asa engendró á Josaphat: y Josaphat engendró á Joram: y Joram engendró á Ozías: 9 Y Ozías engendró á Joatam: y Joatam engendró á Achâz: y Achâz engendró á Ezechîas: 10 Y Ezechîas engendró á Manasés: y Manasés engendró á Amón: y Amón engendró á Josías: 11 Y Josías engendró á Jechônías y á sus hermanos, en la transmigración de Babilonia. 12 Y después de la transmigración de Babilonia, Jechônías engendró á Salathiel: y Salathiel engendró á Zorobabel: 13 Y Zorobabel engendró á Abiud: y Abiud engendró á Eliachîm: y Eliachîm engendró á Azor: 14 Y Azor engendró á Sadoc: y Sadoc engendró á Achîm: y Achîm engendró á Eliud: 15 Y Eliud engendró á Eleazar: y Eleazar engendró á Mathán: y Mathán engendró á Jacob: 16 Y Jacob engendró á José, marido de María, de la cual nació Jesús, el cual es llamado el Cristo. San Juan AGUA 1 EN el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 2 Este era en el principio con Dios. 3 Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fue hecho. 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5 Y la luz en las tinieblas resplandece; mas las tinieblas no la comprendieron.

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Entonces son 4 Elementos a partir de los que se crea el Universo y lo que en él existe; ahora bien, en el contexto de este trabajo, el punto focal es el ser humano, criatura consciente y dueña del devenir de la nueva Tierra, quien, desde una visión fractal, fue también creado a partir de la conjunción de los 4, como expresa Najmánides, sabio cabalista de Gerona, en el siguiente comentario de un versículo del Génesis: Respecto a Adán, dijo Elohim: “Hagamos”, como diciendo: “Yo y la Tierra mencionada, haremos al hombre”, en el sentido que la Tierra hará surgir su cuerpo de los elementos, como lo ha hecho para los animales domésticos y salvajes, como está escrito: “Y el Señor Dios formó al hombre del polvo de la Tierra” (Génesis II: 7). Y Él, bendito sea le dio el soplo de la boca del Altísimo, como está escrito: “E insufló en sus narices una Alma de vida” (Génesis II: 7). Y dijo: “A nuestra imagen, como nuestra semblanza” (Génesis I: 26), ya que Adán se parece a los dos (Harav, 1967). Najmánides, desde su visión espiritual, describe de manera simbólica la fusión elemental que se necesita para crear al arquetípico Adam primordial o Adam Kadmon, génesis de toda creación posterior. El aliento constituido por Fuego y Aire, representativo de la dimensión espiritual del ser humano, al fusionarse con la Tierra en esa “arcilla” primordial formada por la mezcla del Agua y la Tierra, el cuerpo, hará que nazca un nuevo ser en los confines de la Creación. A partir de esta lectura simbólica podemos diferenciar, además de los elementos constitutivos de nuestra apariencia psicofísica, cuatro tendencias o funciones, como las denominaría Jung, y que más tarde estudiaremos, para interpretar el mundo: la Tierra vinculada al plano físico (cuerpo) madre de la sensación o de la percepción, el Aire hermanado con lo mental que favorece la reflexión, el Agua en íntima relación con la emoción, favoreciendo así el sentimiento y el desarrollo afectivo, y el Fuego en un marco extrasensorial que denominamos intuición, como la capacidad no reflexiva que permite al ser moverse sin restricciones. Los 4 Elementos como podemos advertir están tan vinculados al desarrollo de la vida en la Tierra y sería absurdo que un iniciado como Bach no los tuviera en cuenta para elaborar sus 4 Ayudantes. Pasando a otros aspectos abordados por la Tradición respecto de los 4 Elementos, el hermetismo los considera “Los pilares de la Tierra, los puntos cardinales, ejes para todas las direcciones”. Los puntos cardinales son las referencias que organizan y dan coherencia al espacio, definen el lugar exacto en el que la vida se está manifestando, a pesar de que el espacio no sea del todo material, incorpora también su fragmentación en cuatro. Al respecto, hemos de comentar que los templos occidentales, así como cualquier construcción consciente, se orienta para su edificación y armonización con el entorno, con relación a los elementos, de la siguiente forma: la Tierra al Norte, el Fuego al Sur, el Agua al Oeste y el Aire al Este. En

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todos los casos, el altar mayor, que como sabemos es el lugar donde se dirige el culto, se sitúa al este, cuna del sol naciente, punto sobre el cual se posa la mirada cuando se va a verificar una ceremonia de carácter ritual; esta práctica se remonta incluso a la ancestral Tradición Celta. Los ciclos o segmentaciones de cuatro que estructuran cualquier mándala o Unidad circular completa, ya sea zodiacal, anual, espacial, psíquica, universal, etcétera, nos permiten estudiar a la Totalidad de forma parcelada, conocer sus movimientos, y con ellos las emergencias que de una forma individual surgen de acuerdo con el tiempo. Cuando deseamos profundizar en los elementos y extraer la evidencia que nos muestra la Naturaleza, a partir del estudio y del trabajo consciente en su movimiento cíclico, podemos auxiliarnos de las correspondencias en cada área con la que la mente humana ha parcelado la vida, por ejemplo, en los puntos cardinales o en las estaciones del año (primavera-Aire, veranoFuego, otoño-Tierra, invierno-Agua), obteniendo así resultados en la psique, cuerpo y Alma que se verán sincronizados a la perfección según el gran plan, sin olvidar que cualquiera de las manifestaciones que la mente califica o clasifica como diferente, no es más que la misma raíz elemental en diversos ámbitos de la consciencia del ser.

Fuego

Aire

Agua

Tierra

Para favorecer el entendimiento y la integración de la información más allá del intelecto, la Tradición asocia a los 4 Elementos con una representación geométrica que a continuación ilustramos: el Fuego, un triángulo hacia arriba; el Agua, un triángulo hacia abajo; el Aire, un triángulo igual al del Fuego con una línea que cruza cerca de su vértice superior; y la Tierra, un triángulo hacia abajo (como el Agua) con una línea que cruza su vértice inferior, como lo señala Papus en su libro “Iniciación Astrológica” (Papus: 1990). A partir de esta vinculación de los 4 Elementos con la figura sagrada del triángulo, podemos ver que cuando los elementos se encuentran en perfecto equilibrio forman la estrella de David, o el hexagrama salomónico, un triángulo hacia arriba y un triángulo hacia abajo, la cual representa el justo balance del “Fuego y el Agua” del que ha de nacer todo iniciado.

Estrella DE SALOMÓN

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De esta conjunción (la estrella de seis aristas) surge el símbolo de la masonería, que utiliza para su construcción la escuadra y el compás que sirven para el levantamiento del Templo Interior en el que existe la posibilidad latente de transformación para cada ser humano, el laboratorio en el que logre trascender el mundo dual, para fundir su carne con el espíritu. En esta catedral el hombre tiene la opción de descubrirse como parte del Todo a través de la mezcla de “las cuatro raíces” de acuerdo con el “Plan Original”; mezcla que delimita la creativa manifestación de la vida en el planeta, configurando una vasta multiplicidad de formas que favorecen el aprendizaje de las consciencias que penetran en el Universo terrestre. Todo lo creado o manifestado corresponde a la fusión de la Tierra, el Fuego, el Aire y el Agua. Como expresamos anteriormente, el verdadero origen de los 4 Elementos se encuentra en una dimensión que nada tiene que ver con aquella a la que tenemos acceso a través de los cinco sentidos. El verdadero origen de estas raíces primordiales se encuentra mucho más allá de la tercera dimensión, en la que sólo podemos percibir una burda manifestación de lo que realmente son estos principios. Si aludimos a su representación iconográfica, encontramos que se trata de cuatro seres vivos: el león, el toro, el hombre y el águila, los cuales poseen miembros inferiores con la suficiente fuerza y peso con relación a su masa corporal, que les permite mantenerse en contacto con el mundo terrenal, transitar en él sin importar lo escarpado o accesible que sea el camino; además, sus miembros, en conjunción con la fuerza magnética emanada del centro de la Tierra, les dan la oportunidad de explorar y experimentar el mundo de la materia: los 4 Elementos se manifiestan en la dimensión física. Pero si permitimos que el anhelo del buscador desvele la verdadera imagen, nos damos cuenta que el león es alado como aquél que desde lo alto flanquea el puerto de Venecia; el toro que reposa del lado inferior derecho del arcano XXI del tarot, “El mundo”, tiene también alas; el hombre es muchas veces representado con la figura de un ángel, ser que a través del vuelo acude a interceder por los humanos; por último, el águila por antonomasia posee estructuras emplumadas que, como a los otros tres, le permiten elevarse para observar al mundo terrenal desde donde lo hace el espíritu, desde lo alto, Todo es Uno. Los 4 Elementos nacen y se manifiestan en la dimensión que denominamos espiritual, con todo el vigor que esto implica. En esta naturaleza sutil y trascendente para el humano los elementos están emparentados con los arcángeles, o bien podríamos decir que éstos son las denominaciones que los elementos alcanzan en este elevado nivel de Ser, donde se expresan como fuerzas conscientes incidiendo sobre el mundo terrenal; sobre esto nos habla el maestro cabalista británico Z'ev ben Shimon Halevi en el siguiente fragmento:

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Los arcángeles más conocidos son Miguel, Gabriel y Rafael. Ellos cuidan las puertas del Cielo y llevan a cabo funciones particulares. Miguel es el capitán de las Huestes Celestiales y el alto sacerdote del Templo Celestial, mientras que Gabriel es el ángel guardián original y el que anuncia la Voluntad Divina. Rafael representa el principio de la curación espiritual. También existen las llamadas Cuatro Santas Criaturas Vivientes. El que tiene forma de un Hombre representa lo Divino, mientras que el que parece un águila simboliza a la Creación. El arcángel leonino cuida del Edén mientras que el Gran Buey alado supervisa el reino físico. Estos cuatro guardianes espirituales oscilan alrededor del Trono del Cielo, mientras que una entidad arcangélica llamada Sandalfón actúa como intermediario entre todos los mundos. Se dice que esto se debe a que Sandalfón es otra manifestación de Metatrón, pero en un nivel inferior, ya que su nombre significa “cohermano” o “co-operador (Halevi, 2004). Así relacionamos a Miguel con el Fuego, a Gabriel con el Agua, a Rafael con el Aire y, aunque aquí no se nombra, a Anael con la Tierra. En la “Conjuración de los Cuatro”, oración cabalística creada por el rey Salomón, se invoca a los 4 Elementos para que se manifiesten en su parte luminosa (pues toda fuerza contiene en sí también su parte obscura), vertiendo sobre los hombres que los llaman todo el poder de su protección: “¡Michael, Gabriel, Raphael, Anael!
¡Fluat udor per Spiritum Elohim! ¡Manet in terra per Adam Jot-Chavah!
¡Fiat firmamentum per hwhy!
¡Fiat judicium per ignem in virtute Michael!” (Anónimo, 2003). Tras el horizonte descrito, procederemos a realizar un viaje cronológico a través de los grandes pensadores de la historia, partiendo de la teoría griega de los 4 Elementos “tetrasomía”. Sólo para reiterar: Agua, Tierra, Aire y Fuego no designan la realidad concreta cuyos nombres lleva, son estados, modalidades de la materia, o funciones psíquicas de la naturaleza humana. Las cuatro raíces Como lo esbozamos en el capítulo 2, el primer sabio que integró los 4 Elementos en una teoría fue Empédocles (en griego μπεδοκλής), un filósofo y político democrático griego nacido en Agrigento, cuya vida se desarrolló

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aproximadamente entre los años 495 y 430 a.C. Habiéndose lanzado a la elección de un cargo de designación pública, perdió, fue desterrado y se dedicó al saber. En esta época, postuló la “Teoría de las cuatro raíces”, a las que Aristóteles más tarde llamó elementos, retomándolos de anteriores teorías en las que cuatro filósofos habían establecido un elemento como el que originó el Universo: el Agua de Tales de Mileto, el Fuego de Heráclito, el Aire de Anaxímenes y la Tierra de Jenófanes. Empédocles, conociendo la trascendencia de las “raíces”, relacionó las características de cuatro dioses con los 4 Elementos: “Por lo tanto, primero déjame informarte acerca de todo lo que hay en esas cuatro raíces: Zeus el resplandeciente; Hera, la que trae vida, Aïdoneus, y Nestis quien en sus lágrimas está derramando para el hombre una fuente de vida” (García, 1979). Zeus es el Fuego, Hera es el Aire, Aïdoneus es la Tierra y Nestis es el Agua, estableciendo así un paralelismo con otras culturas que mantienen la visión de elevación de lo que en nuestra dimensión conocemos como Fuego, Tierra, Aire y Agua. La teoría de Empédocles establece que estas raíces están sometidas a dos fuerzas que pretenden explicar el movimiento (generación y corrupción) en el mundo: el Amor, que las une, y el Odio, que las separa. Edward Bach, casi dos mil años más tarde, diría que el defecto, una manera de no estar en el amor, se refuerza al combatirlo, no amándolo, y la virtud, que se sostiene en el amor, disuelve cualquier defecto, porque el amor sólo puede engendrar amor; en un claro paralelismo a la ley que Empédocles conocía como iniciado.

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Aproximadamente cien años después, Aristóteles (384-322 a.C.) en su “Metafísica” (1,3) abunda sobre esta reflexión: Empédocles admite 4 Elementos, añadiendo la Tierra a los tres que quedan nombrados. Estos elementos subsisten siempre, y no se hacen o devienen; sólo que siendo, ya más, ya menos, se mezclan y se desunen, se agregan y se separan… Estos elementos nunca cesan su continuo cambio. En ocasiones se unen bajo la influencia del Amor y de este modo todo deviene lo Uno. Otras veces se disgregan por la fuerza hostil del Odio y tienen una vida inestable (Aristóteles, 1997). Se refiere a que todo lo que existe es la mezcla de proporciones de esos 4 Elementos, no hay nada que no esté compuesto por ellos; basta con observar la Naturaleza; hasta en la más pequeña manifestación de la materia podemos distinguirlos. En el espacio mágico que constituye la cocina se admiran los elementos; se puede observar cómo el Agua cuando se calienta por el Fuego borbotea y se convierte en otro elemento que es gaseoso, y así van pasando de unos a otros, generando la fabulosa Alquimia doméstica. Por otro lado, desde un punto de vista simbólico, el Amor es lo que une, el Odio es lo que separa; y nosotros los traducimos en Amor y Temor, pero no como fuerzas independientes y antagónicas, sino como los puntos diametralmente opuestos de una misma línea que se toca en sus extremos; el Temor representa la disminución del Amor hasta su mínima expresión. Empédocles dijo “Sabemos del Amor por el Amor y del Odio por el Odio”, aunque para saber del odio es necesario haber amado; y en el fragmento nueve refiere: Cuando los elementos mezclados vienen a la luz del día bajo la forma de hombre, o de bestia salvaje, o de una planta, o de un pájaro, entonces decimos que hay nacimiento; cuando se separan, empleamos la palabra muerte dolorosa. Pero ese nombre no se justifica, aunque también yo siga al respecto la costumbre” (García, 1979). La consecuencia de la fusión y separación de los 4 Elementos en términos físicos es denominada nacimiento y muerte; sin embargo, estos términos son utilizados desde una visión limitada, ya que con ellos entenderíamos que todo tiene un principio y un fin; en la última parte del fragmento nueve, así como en el ocho señala: “Te diré otra cosa más: no hay nacimiento para ninguna de las cosas mortales; y no hay fin para la muerte funesta; hay solamente mezcla y separación de los componentes del conjunto. Nacimiento, no es más que el nombre que le dan los hombres a ese hecho”. Nos queda claro que el nacimiento o generación es la constitución de una nueva mezcla a partir de elementos

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que se disgregaron, entendiendo la disgregación de la materia como la restitución de cada elemento a su lugar, desde donde surge una nueva manifestación o forma, siguiendo así el infinito ciclo de evolución, que parte desde la creación del Universo, renovándose siempre en el eterno ciclo Sulphur-Mercurius, Coagula-Solve. Al respecto, Fulcanelli señala en su libro “Moradas Filosofales”: El nacimiento enseña poco, pero la muerte, de la que nace la vida, puede revelárnoslo todo. Ella sola detenta las llaves del laboratorio de la Naturaleza, ella sola libera el espíritu encarcelado en el centro del cuerpo material. Sombra dispensadora de luz, santuario de la verdad, asilo inviolado de la sabiduría, esconde y oculta celosamente sus tesoros a los mortales timoratos, a los indecisos, a los escépticos, a todos cuantos la desconocen o no osan afrontarla (Fulcanelli, 2000). También en Grecia (tanto Empédocles desde su alegoría de los dioses como Aristóteles y posteriormente Hipócrates) se busca el origen de los 4 Elementos en la interacción de cuatro cualidades previas divididas en pares opuestos, dando lugar a cuatro parejas distintas (los elementos). Las dos primeras cualidades se relacionan con la temperatura, es decir, la presencia de calidez en los extremos longitudinales de su gama de expresión: cuando está en el cenit es “caliente” y su ausencia refiere lo “frío”. Las otras dos cualidades se refieren al grado de saturación líquida: al máximo, “húmedo”; en su mínima expresión, “seco”. Al reaccionar estas cualidades al estímulo del movimiento, tal vez en un enfrentamiento de opuestos, surgen los 4: de la vinculación de lo caliente y seco surge el Fuego; cuando lo caliente es también húmedo, se origina el Aire; si el frío y lo seco se mezclan, se crea la Tierra; el Agua es la unión de lo frío y lo húmedo. Hipócrates, nacido también en Grecia hacia el año 460 a.C., consideraba que el ser humano era una réplica del Cosmos y (siguiendo la Teoría de las Cuatro Raíces) se integraba por la interacción de 4 Elementos, a los que denominó humores o fluidos: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra; postulaba, como lo hizo anteriormente Empédocles, que la salud dependía del correcto equilibro de estos humores en el cuerpo, y que a cada ser humano correspondía uno de ellos predominantemente, formulando así la Teoría humoral-temperamental. Otorgó a cada uno de los humores características que los diferenciaban pero al mismo tiempo se relacionaban con los demás: por ejemplo, definió a la sangre como cálida y húmeda, y a la flema, fría y húmeda. También señaló que de estos humores se

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deriva el temperamento, entendido como la manera en la que el hombre reacciona ante el mundo o interactúa con él, distinguiéndo entre sanguíneo, melancólico, colérico y flemático. Según Hipócrates, la calidad de los humores difería dependiendo de la época del año; los asoció con la estación del año en la que predominaba cada uno: primaveraAire, verano-Fuego, otoño-Tierra, e invierno-Agua. Respecto a los humores, San Isidoro de Sevilla (hacia 634 d.C.) en el capítulo IV “Sobre Medicina” de su monumental obra “Etimologías” dice: Todas las enfermedades nacen de los cuatro humores, a saber: de la sangre, de la hiel, de la melancolía y de la flema. Por ellos se rigen en efecto los sanos, y por ellos se dañan los enfermos. Pues en cuanto crecen ampliamente fuera del curso de la Naturaleza, provocan enfermedades. Y del mismo modo que hay cuatro elementos, así también hay cuatro humores, y cada humor imita a su elemento: la sangre al Aire; la cólera al Fuego; la melancolía a la Tierra; y la flema al Agua. Y los cuatro humores son como los cuatro elementos que conservan nuestros cuerpos (De Sevilla, 1993). Y en su destacada obra “Filosofía Elemental”, tomo I, Zeferino González dedica todo un capítulo a los Temperamentos, no tan conocido como las descripciones de Hipócrates. Si bien es un poco extenso, por su contenido merece ser reproducido en su totalidad, pues así podremos ver algunas coincidencias que tanto Jung como Bach desarrollarán con posterioridad al referirse a las cualidades de los extravertidos e introvertidos o a los de tez roja o pálida: 12.3. Los temperamentos. La experiencia y la observación demuestran claramente que las pasiones que acabamos de enumerar y describir no se manifiestan en todos los hombres con la misma facilidad ni con el mismo grado de energía. La causa principal de esta variedad encuéntrase en la variedad de complexión o temperamento que domina en cada individuo, determinando en éste una propensión mayor o menor a ciertos movimientos de la sensibilidad afectiva. Los temperamentos, cuyo predominio relativo se considera como la razón suficiente de esta variedad de predisposiciones naturales

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a determinadas pasiones, suelen reducirse a cuatro, que son: el linfático o flemático, el melancólico, el sanguíneo y el bilioso o colérico. A) El linfático o flemático es el resultado y recibe su denominación del predominio del sistema linfático. a) Caracteres físicos: los individuos en quienes predomina notablemente este temperamento, suelen tener el cuerpo alto y grueso; los miembros, y especialmente la cara, presentan formas redondeadas. Son tardos y pesados en sus movimientos; su semblante carece de expresión, por lo general; los ojos presentan un color más o menos azulado; el color general es blanco. b) Caracteres morales: los linfáticos, ni reciben, ni retienen con viveza las impresiones, tanto externas, como internas. La reacción sobre las impresiones externas, lo mismo que las sensaciones y afecciones resultantes, son débiles y pasajeras. Su imaginación es fría y carece de energía y viveza. Suelen ser propensos a los placeres de la mesa, y sobre todo se distinguen por una inclinación pronunciada al descanso y ocio, rehuyendo todo ejercicio intenso de la actividad del cuerpo y Alma. La pereza, la gula y la ociosidad, vienen a ser las manifestaciones características de este temperamento. B) Melancólico se dice el temperamento del individuo en el cual predomina o se halla desarrollado sobre los demás el sistema venoso y del hígado. a) Caracteres físicos: por lo regular son de estatura aventajada, pero delgados y secos de cuerpo. La cara suele ser larga y angulosa, y su color pálido con tintes de amarillento. Los ojos inquietos y hundidos, y de color más o menos negro. Sus movimientos externos son por lo común pausados y arreglados, caminan despacio, b) Caracteres morales: los melancólicos convienen con los linfáticos en tener cierta indiferencia respecto de las cosas externas, pero se distinguen de los mismos por parte de la sensibilidad interna, la cual en los melancólicos es muy enérgica y vigorosa. Así es que se distinguen por la profundidad de sus concepciones, en virtud de la fijeza y atención que acompañan sus actos, concentrando la sensibilidad interna y la actividad intelectual sobre los objetos con gran fuerza y perseverancia. La intensidad y fijeza con que se pegan, por decirlo así, a los objetos, son causa de que algunas veces vean en éstos más de lo que hay, o los vean bajo formas extrañas, o trasladen al mundo externo las concepciones de su razón o las representaciones de la imaginación. Por esta razón los melancólicos están más expuestos que otros a incurrir en errores sistemáticos, a dejarse llevar de alucinaciones, y adoptar o inventar teorías extrañas y peregrinas: hasta en las acciones ordinarias de la vida social propenden a apartarse del camino ordinario y trillado de los demás. Las pasiones de los melancólicos son vigorosas, intensas y profundas, como lo son sus concepciones y su sensibilidad

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interna; pero no se manifiestan con facilidad, quedando como encerradas y comprimidas en el interior, de donde resulta que cuando causas o circunstancias determinadas las obligan a manifestarse exteriormente, su explosión es vehemente y violenta. La sociedad y las diversiones tumultuosas tienen poco atractivo para el melancólico, que apetece más bien la soledad. Sus odios y venganzas suelen ser profundos, tenaces y perseverantes, buscando con obstinada paciencia y con fría astucia los medios de satisfacer aquellas pasiones. Finalmente, la obstinación y pertinacia en su propio parecer, la propensión a la sospecha, a los celos, a la envidia, y sobre todo a la tristeza, constituyen otros tantos rasgos característicos del temperamento melancólico. C) Sanguíneo se apellida el temperamento resultante del predominio relativo del sistema arterial y pulmonar. a) Caracteres físicos: el cuerpo de los sanguíneos se distingue ordinariamente por su estatura regular y por la belleza y proporción de todos sus miembros, belleza y proporción que van acompañadas de movimientos expresivos, ordenados y fáciles o naturales. Sin embargo, el cuerpo de los sanguíneos propende con bastante frecuencia a cierto grado de obesidad, principalmente con el transcurso de los años, para lo cual se prestan también las formas redondeadas y llenas de sus miembros. Suelen ser de rostro hermoso y agradable en sus proporciones: tienen el color más o menos encarnado, los ojos vivos y expresivos, con el cuello más o menos corto algunas veces. b) Caracteres morales: observase en los sanguíneos grande facilidad y movilidad de impresiones y sensaciones: así es que pasan continuamente de un objeto a otro, de una sensación o afección a otras, y aun a las contrarias, como de la alegría a la tristeza, del llanto a la risa, etc. Buscan y apetecen las diversiones tumultuosas, la compañía de los amigos, los placeres de la mesa y de la sensualidad, la poesía, la música, los bailes, los teatros. Son propensos y fáciles para la benevolencia, el amor, la compasión, la liberalidad, y con especialidad para la confianza y la audacia; porque obrando más por imaginación que por razón y reflexión, no se detienen en calcular los peligros y dificultades. La inconstancia, la irascibilidad, la vanidad y la propensión a la sensualidad son las pasiones y (los) vicios que más caracterizan el temperamento sanguíneo. D) El temperamento bilioso o colérico resulta del predominio de la bilis y del desarrollo del sistema nervioso, razón por la cual algunos le dan el nombre de nervioso-bilioso. a) Caracteres físicos: el cuerpo de los individuos en quienes predomina este temperamento no es alto ni grueso, sino antes bien pequeño, delgado y enjuto, pero acompañado de un desarrollo relativamente notable por parte del sistema muscular y de las venas que se presentan abultadas. El color suele ser de

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un pálido oscuro y verdoso: los cabellos negros, y los ojos vivos y penetrantes. Los movimientos son rápidos y continuos, y sus miembros se hallan sujetos a una especie de inquietud, y algunas veces a movimientos repentinos y convulsivos. b) Caracteres morales: dotados de exquisita sensibilidad y de profundo o penetrante ingenio, los biliosos suelen distinguirse por la profundidad y extensión de sus conocimientos, principalmente en las ciencias abstractas y metafísicas. Tienen aptitud para las especulaciones elevadas y difíciles, y son tenaces y obstinados en sus propósitos y determinaciones, las cuales van acompañadas de una firmeza de carácter que puede degenerar en pertinacia y obstinación. Propenden a las cosas altas y difíciles, a la excelencia y dominio sobre los demás, a la fama, al lujo, las distinciones, los honores. La soberbia, el orgullo y la ambición son las pasiones y vicios a que propenden naturalmente los individuos sujetos a este temperamento. Observaciones 1a Lo que se acaba de consignar acerca de los caracteres de los cuatro temperamentos sólo tiene aplicación completa con respecto a aquellos individuos, en los cuales predomina de una manera muy notable y casi absoluta alguno de ellos, lo cual se verifica rarísima vez; pues lo ordinario es que se hallen combinados, y por decirlo así, mezclados de tal manera, que ninguno predomine en grado notable, siendo difícil alguna vez hasta señalar el predominio de alguno. Puede decirse que las combinaciones posibles y las modificaciones individuales de los temperamentos son tan numerosas como las del semblante y figura; y así como entre millones de hombres encontramos algunos más o menos parecidos, pero ninguno completamente semejante, no de otro modo observaremos entre millares de individuos, algunos más o menos semejantes en el temperamento, pero pocos, o ninguno, que ofrezca completa identidad. 2a Lo que se ha dicho acerca de los caracteres morales de los diversos temperamentos, y con especialidad acerca de los vicios y pasiones correspondientes a los mismos, debe entenderse de la inclinación o propensión natural, pero no de los actos; porque estos se hallan siempre sujetos a la voluntad, la cual por medio de su energía natural, y haciendo uso de los medios que la Religión suministra, puede no sólo cohibirlos, sino ejecutar los contrarios. Más todavía: la voluntad auxiliada por la Religión puede, por medio de la repetición, formar hábitos contrarios más o menos vigorosos, que pueden modificar profundamente aquellas propensiones o inclinaciones naturales, y hasta neutralizar completamente su influencia. Añádase a esto que el temperamento puede modificarse y hasta transformarse completamente bajo la influencia de la educación,

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estado, profesión, alimentos, climas, edad y otras causas análogas. Corolario Infiérese de lo expuesto en estos tres artículos, que si bien las pasiones consideradas en Sí mismas, secundum se, o como simples movimientos de la sensibilidad afectiva, no pertenecen al orden moral, entran en este orden en cuanto subordinadas a la razón y la voluntad en el hombre. Y no sólo bajo este punto de vista constituyen una perfección del hombre, sino también con especialidad porque cooperan a su desarrollo intelectual y moral. El hombre sin pasiones sería una estatua de piedra, carecería de energía y de estímulos para realizar el bien moral e intelectual (González, 1876). Por otro lado, es muy importante observar la siguiente reflexión que el maestro alquimista Yabir Abu Omar hace con respecto a los temperamentos desde el punto de vista astrológico, ya que en ella encontraremos un apoyo invaluable para ser usado en la clínica, pues si llegamos a reconocer con propiedad y profundidad la característica específica de cada uno de los elementos, podremos fácilmente relacionarlo con los temperamentos. Los temperamentos nacen de los 4 humores correspondientes a los 4 Elementos. No hay que confundir temperamento con carácter. No hace alusión a estados psicológicos sino a estados físicos. En cada persona están representados los 4 temperamentos pero siempre destacan 1 ó 2 de ellos. Se determina con la carta natal, sumando todos los puntos o planetas del mismo elemento. Uno o dos de los elementos es el que tiene mayoría de puntos o planetas. Teniendo en cuenta que los 12 signos astrológicos se reparten entre los 4 Elementos de la Alquimia clásica y que estos elementos tienen su exacta correspondencia con los temperamentos hipocráticos, lo que deberemos determinar es el signo zodiacal de mayor relevancia en la carta natal de nuestro paciente y ese será el que corresponda a su Temperamento básico natal. El clima astrológico de mayor significación se determina por la cantidad de planetas posicionados y por la ubicación del ascendente y del Medio Cielo (Yabir, 2012). Pasando a otro clásico, el gran filósofo griego Platón (428-347 a.C.), en su “Timeo de la Naturaleza” reflexiona sobre la intervención y mezcla de los 4 Elementos en la creación del mundo, abordado también por el cabalista Najmánides: Ciertamente, lo generado debe ser corpóreo, visible y tangible, pero nunca podría haber nada visible sin Fuego, ni intangible, sin algo sólido, ni sólido, sin Tierra. Por lo cual, el dios, cuando comenzó a construir el cuerpo de este mundo lo hizo a partir del Fuego y de

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la Tierra. Pero no es posible unir bien dos elementos aislados sin un tercero... …Así, el dios colocó Agua y Aire en el medio del Fuego y la Tierra y los puso, en la medida de lo posible, en la misma relación proporcional mutua —la relación que tenía el Fuego con el Aire, la tenía el Aire con el Agua y la que tenía el Aire con el Agua, la tenía el Agua con la Tierra—, después ató y compuso el universo visible y tangible. Por esta causa y a partir de tales elementos, en número de cuatro, se generó el cuerpo del mundo… …La composición del mundo incluyó la totalidad de cada uno de estos cuatro elementos. En efecto, el creador lo hizo de todo el Fuego, Agua, Aire y Tierra, sin dejar fuera ninguna parte o propiedad… (Platón, 2010). En el mismo documento, Platón, siguiendo la línea trazada anteriormente por el matemático Pitágoras (580-494 a.C.), busca una representación voluminosa que identificara la perfección de los 4 Elementos en su naturaleza sutil, atribuyendo a Timeo de Locri lo siguiente: Asignemos, pues, la figura cúbica a la Tierra, puesto que es la menos móvil de los cuatro tipos y las más maleable de entre los cuerpos… la figura sólida de la pirámide (tetraedro) elemento y simiente del Fuego, digamos que la segunda en la generación corresponde al Aire (octaedro) y la tercera (icosaedro), al Agua (Platón, 2010). También consideró que “aún es posible una quinta forma, Dios ha utilizado ésta, el dodecaedro pentagonal, para que sirva de límite al mundo”. Para Platón, la incorporación de la figura de lo divino en el proceso de creación es realmente trascendente e indispensable; para él todo lo que aparece en el mundo es la consecuencia de una idea matriz: “Es de suponer que Dios es como incorpóreo, como también el Alma; por cuya causa son incapaces de corrupción y pasiones. Pone las ideas, según dijimos, como ciertas causas y principios, las cuales hacen que las cosas existentes por su naturaleza sean tales cuales son realmente” (Platón, 2010). Haciendo un gran salto en el tiempo, al que luego retornaremos para referirnos a al-Andalus, llegamos ahora a Paracelso (1493-1592 d.C) de quien hemos hablado en el capítulo anterior. El alquimista, médico y astrólogo suizo, retoma también la línea seguida por los griegos e integrada a Europa por el legado andalusí, y reposa toda su obra en la idea de la Unidad que se manifiesta en diferentes fuerzas, como lo podemos apreciar en el siguiente extracto del primer capítulo “De la Naturaleza” de su “Catecismo alquímico”:

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P: ¿Cuál es el fin o extremo último de la Naturaleza? R: Dios, quien es también su Principio o Comienzo. P: ¿De dónde se derivan todas las cosas? R: De la Naturaleza, una e indivisible. P: ¿En cuántas regiones se separa la Naturaleza? R: En cuatro regiones relevantes: lo seco, lo húmedo, lo cálido, lo frío, que son las cuatro cualidades elementales, de las que se originan todas las cosas (Paracelso, 1977). Paracelso denomina Yliaster a la primera materia, que da lugar a la dualidad: por un lado, al surgimiento del principio Masculino, también activo y positivo, y por otro al principio Femenino, pasivo y negativo. Al comenzar a interactuar estas dos fuerzas emerge el Hyle, el caos que es la materia prima que iluminada por la Luz hace aparecer a los 4 Elementos. También se le atribuye la idea de que los 4 Elementos eran las expresiones de criaturas “fantásticas” que existían antes del mundo: “los elementales”, definidos como entidades vinculadas con el mundo mineral, vegetal y animal, íntimamente relacionadas con su elemento, considerándose inclusive sus guardianes, es decir, los gnomos de la Tierra, del Agua las nereidas u ondinas, del Aire los silfos o elfos, y del Fuego las salamandras. Es muy importante mencionar que si se desea trabajar en la Naturaleza, se deben tener en cuenta estas entidades, también llamadas Devas, mostrándoles respeto y compromiso, ya que constituyen jerarquías de equilibrio en el ecosistema en el que se trabaja. Por otro lado, Paracelso siguió la teoría de los temperamentos relacionándolos con los cuatro sabores fundamentales: dulce (temperamento flemático-Agua), amargo (temperamento coléricoFuego), salado (temperamento sanguíneo-Aire), y ácido (temperamento melancólico-Tierra). Al respecto, nos dice: La cólera saca su principio de la amargura, la cual es siempre caliente y seca como el Fuego, por más que no aparezca en ningún caso afectada por él. La acidez produce melancolía, la que a su vez es siempre fría y seca, como la Tierra, sin que ninguna de las dos tenga tampoco nada que ver con la Tierra. La flema proviene de la dulzura, que, como el Agua, es fría y húmeda, a pesar de lo cual resultan notorias las diferencias entre la flema y el Agua (Paracelso, 2010). Como podemos apreciar, todos los clásicos que relacionamos con la obra de Edward Bach, con la Alquimia y la Tradición Hermética hablan de la creación en los mismos términos, es decir, a partir de la existencia primigenia de una fuente que se divide en dos principios y deriva en

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términos terrenales o materiales en los 4 Elementos que se transforman al mezclarse y se modifican dando cuerpo al mundo en una danza interminable de formas. Para abundar en esto, precisemos lo que Paracelso expresa en “Hombre y Creación” al referirse al tema del hombre y su cuerpo; quien se alza de la primera Matrix, el seno materno del gran mundo, y está hecho en su cuerpo terrenal de los 4 Elementos: Agua y Tierra con los que está moldeado su cuerpo, forman la vivienda y el envoltorio corporal de la vida, no refiriéndose a esa vida del espíritu que brota del aliento de Dios, sino a la perecedera de naturaleza terrena. Respecto a la naturaleza sutil explica: Porque hay que saber que el hombre posee dos clases de vida: la vida “animal” y la “sideral”, así también, el hombre tiene un cuerpo animal y otro sideral y ambos forman una Unidad y no están separados. Ello ocurre de este modo: el cuerpo animal, el cuerpo de carne y sangre, está siempre muerto por Sí mismo. Sólo el cuerpo sideral hace que a ese cuerpo le llegue el movimiento de la vida. El cuerpo sideral es Fuego y Aire, pero también está unido al cuerpo animal del hombre. Así que el hombre mortal consiste en Agua, Tierra, Fuego y Aire (Paracelso, 2001). Hemos reservado casi para el final de este viaje a través del tiempo, siguiendo a los 4 elementos, el legado de los grandes alquimistas de alAndalus, pues a pesar de que históricamente se constituye a partir del 711 d.C. hasta 1493 y precede a Paracelso (que curiosamente nace en Suiza en el año en el que los andalusíes comienzan a salir de España), este conocimiento es el sustento filosófico alquímico del modelo desarrollado para la Terapiafloral Evolutiva. Así, en los alquimistas andalusíes encontramos los planteamientos recuperados y extendidos de lo que hemos estado estudiando. Al-Ándalus Al-Ándalus es más que un espacio geográfico o histórico; en nuestro caso, estamos destacando un momento atemporal donde los saberes se integran y la gente de paz puede desarrollar su creatividad al margen de credos o dogmas que achaten la visión del Alma humana. En este sentido y como símbolo del Arte y precursor del legado que recogería el Maestro Yabir Abu Omar, queremos destacar a Abu Abdallah ash Shamsi, alquimista, médico y consejero de Muley Hassan, emir granadino hacia finales del siglo XV, quien hace la siguiente reflexión en su Risala respecto a los 4 Elementos: La Gran Fuerza y el Entorno suponían la multiplicación constante y ordenada de los propios “primordiales” (las fuerzas primordiales

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que no tenían definición ni nombre), de modo que comparándose con la Gran Referencia (un elemento puntual que colocaron en el centro), adoptaron cuatro direcciones y se identificaron y distinguieron con características propias cada uno de ellos y así uno se llamó NORTE y también se le conoció como TIERRA. Otro se llamó SUR, conocido también como FUEGO. El tercero tomó el nombre de ESTE, también se llamó AIRE. Por fin, el cuarto se llamó OESTE o AGUA (Yabir, 2012). Es decir, se reitera que los puntos cardinales son las referencias en el espacio de los 4 Elementos, como lo habíamos visto para la orientación de los templos cristianos. Ash Shamsi continúa: Al diferenciar sus vectores de dirección, los “primordiales” tomaron consciencia de su interdependencia puesto que estaban sometidos a la ley SOLVE ET COAGULA (Disuelve y cuaja, proceso inalterable que describe la Alquimia) y así hubieron de admitir que AGUA u OESTE era el Mercurio que transportaba en su seno a NORTE o TIERRA que era por tanto, un estado Sulphur. De la misma manera, ESTE o AIRE era el Mercurio del SUR o FUEGO, y de esta manera se apercibieron que su movimiento era en realidad circular (Yabir, 2012). Asimismo, Yabir abu Omar ahonda al respecto: “El mundo físico no es una estructura construida a base de entes independientes y analizables, sino una red de relaciones entre elementos cuyo significado surge de manera total de sus correlaciones con la Totalidad que es el Uno” (Yabir, 2001). De esta manera, como nos refiere Platón anteriormente, no existen 4 Elementos, sino un movimiento constante que hace que una fuerza se vaya solidificando en cuatro puntos, por lo que en apariencia parecen cuatro pero en realidad es sólo uno. Es una forma de ir poco a poco “denominando” para hacer conjeturas que nos permitan un claro acercamiento intelectual a los conceptos, pero en realidad sólo existe la Unidad: el ser humano debe imprimir su sello de separitividad en todas las acciones, ideas y emociones que experimenta y así logra entender el mundo, para después, cuando puede aceptarlas

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incondicionalmente y unirlas, logre acceder a éste de manera completa desde sus propios medios intelectuales que ya han sido utilizados en el proceso al que se refieren las “Coplas de San Juan de la Cruz”; en otras palabras, el conocimiento y la experiencia se separan para ser entendidos desde la naturaleza básica del ser humano, y después se vuelve a la Unidad en la que toda ciencia trasciende. Bruce Lyon lo expresa poéticamente así: “Vincúlense al pensamiento como la bailarina a su cuerpo, como un instrumento divino que les permite expresar su naturaleza esencial y extenderse y conectarse con los demás” (Lyon, 2010). Retomemos la Risala de Abu abir Shamsi, donde reflexiona sobre el movimiento alquímico que propicia el eterno inicio de lo manifestado, el constante momento presente en el que todo se conjuga: Al estudiar su propio movimiento, los “primordiales” observaron que todo estado mercurial tendía a coagularse en Sulphur y que una vez llegado al estado sulfúreo, comenzaba de inmediato la disolución y la tendencia al Mercurio, tal era el mecanismo de la inexorable ley de SOLVE ET COAGULA. Esto suponía que las “peculiaridades” de distinción que la Gran Referencia les daba era un puro espejismo, puesto que en su movimiento circular se iban convirtiendo los unos en los otros. El constante cambio de características a que los “primordiales” estaban sometidos los alarmó porque, pese a ser pura apariencia, se habían acostumbrado a sus “individualidades”, de modo que se decidieron a seguir guardando la apariencia y “enmarcarse” de forma temporal en un estado intermedio y rígido al que llamaron SAL (nosotros los denominaremos personalidad Lunar como referencia a Bach). Para que el estado salino pudiese definirse, necesitaron congelar los diversos instantes de su movimiento circular, de modo que cada “salinización” correspondiente a un instante concreto (o Tipología de Personalidad), parecía ser diferente, así que se dijo que los “primordiales” habían comenzado a multiplicarse (cuando en realidad era siempre la misma fuerza coagulada en diversos momentos evolutivos o espacios tiempo terrestres). La Gran Fuerza hizo comprender a los “primordiales” que la mejor forma de salinizar era “dar nombre”. Se definió al Nombre como “aquello que es eficaz para llamar al ser nombrado”, por lo que se dedujo que cada nombre lo es de una finalidad y se constituye como tal en relación al futuro (de ahí el nombre tipológico, el trabajo a realizar, la lección a aprender y la virtud a encarnar de cada una de las Tipologías o coagulaciones de la fuerza primordial). Supieron, que al nombrar una cosa, queda nombrado su Entorno, pues que cada cosa es poseedora de la Gran Fuerza, esa Cohesión o Fuerza que se polariza, la Energía del Universo-Llanura, y los seres son solitarios pero innumerablemente relacionados. Supieron

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además, que el Entorno a “nombrar” a un ser equivale a “nombrar” a toda su banda de continuidad, puesto que los nombres no pertenecen a seres aislados (que son pura apariencia), sino a las bandas de continuidad: ¡Nombres de Destino! (los elementos que los constituyen y las fuerzas que les dan vida) (Yabir, 2012). En otras palabras, el Spíritus Mundi, o la Gran Fuerza como le denomina Ash Shamsi, genera de sí todo lo que existe a través de su interacción polar Sulphur-Mercurius, naciendo de ellos los 4 Elementos: FuegoAire-Tierra-Agua, y es a partir de sus mezclas que emergen las 12 sales en las que se cristaliza cada instante de la fusión de los opuestos, por ejemplo, Fuego-Aire o Tierra-Agua. La nominación a la que se refiere es entonces el nombre de cada uno de los 12 diferentes momentos de unión posibles de los 4 Elementos, que en el terreno astrológico, parcela ineludible del saber kémico, son los 12 signos zodiacales o Tipologías de Personalidad para nosotros. El Maestro Yabir, en su libro “Criterium Naturae Epitome de Chemicina”, integra lo anteriormente explicado de la siguiente manera: TYPUS MUNDI: CONSTRUIR LA REALIDAD. En la realidad microcósmica del Azoth, los componentes internos de Sulphur, Mercurius y la Sal, conforman tres sistemas de cuatro elementos, por lo que podemos hablar con toda propiedad de tres tipos de elemento FUEGO, tres tipos de TIERRA, tres tipos de AIRE y tres tipos de AGUA. Evidentemente, estos 12 elementos resultantes pueden asociarse con toda legitimidad con los 12 climas zodiacales, de modo que el elemento FUEGO tiene a ARIES como cualidad Sulphur, a LEO como Sal y a SAGITARIO como Mercurius. El elemento TIERRA tiene a su vez a CAPRICORNIO como Sulphur, a TAURO como Sal y a VIRGO como Mercurius. Finalmente, el elemento AGUA tiene al clima de CÁNCER como Sulphur, ESCORPIO como Sal y PISCIS como Mercurius (Yabir, 2012). Al referirse al estado Sulphur de un elemento, se ha de vincular a una acción cardinal, de inicio o de generación de la característica determinante del elemento (que proviene de sus cualidades que pueden ser, como hemos dicho, caliente, seca, húmeda o fría) que corresponde a su coagulación; por otro lado, la sal es el estado relativo o intermedio en el que se fija, estructura o cristaliza la característica determinante; y el tercer momento Mercurius se refiere a un momento de mutabilidad o disolución de la característica determinante, en la que es susceptible de transmutar a un nivel superior. Astrológicamente, el Fuego tiene como característica determinante derivada de sus cualidades (caliente, seco) a la “energía”, el Aire (caliente, húmedo) a la “comunicación”, la Tierra (fría, seca) a la “materialización” y el Agua (húmeda, fría) a la “emocionalidad”.

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Por último, con relación a lo expresado en la Alquimia de al-Andalus, en un manuscrito del siglo XVII que contenía solamente imágenes, atribuido a Cornelius Petraeus, encontramos el esquema que se reproduce a continuación, entre ocho más, sobre el que Lluïsa Vert vierte el siguiente comentario:

En este esquema está representada la creación universal, o MACROCOSMOS, en cuyo centro se halla la QUINTAESENCIA principio y reunión de los cuatro elementos FUEGO, AIRE, TIERRA Y AGUA, unidos por unos conductos exteriores en los que se lee SIMPATÍA, mientras que en los interiores en forma de aspa se lee ANTIPATÍA, indicando las relaciones contrarias y las armónicas y posibles entre los elementos; los cuatro constituyen un cuadrado, en cuyos lados se lee la naturaleza de cada relación: Fuego-Aire, ACTIVA; Tierra-Agua, PASIVA; Fuego-Tierra, PÉTREA o LAPÍDEA y Aire-Agua, ACUOSA. En la parte inferior está escrito el siguiente fragmento de la Escritura: “Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, como nuestra semblanza” (Génesis I, 26) (Vert, 2010). El esquema al contener los términos simpatía y antipatía se está refiriendo a la complementariedad y la oposición de los elementos, así como a los resultados que podemos esperar de su interacción en la materia, reflexión casi idéntica a la de Du-l-Nun al-Misri y el propio

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Ash-Shamsi, para quienes Allah, el supremo Arquitecto, crea al Ruh o Spíritus Mundi bipolar que se muestra de inmediato en sus dos principios Sulphur (Kebrit) y Mercurius (Zibag) de los que a su vez se derivan los 4 Elementos clásicos que junto con el Azoth o Éter conforman la misteriosa “quinta esencia” de la materia. Jung y las funciones arquetípicas El final del siglo XIX y los albores del XX nos obsequian grandes pensadores y místicos (entre ellos el propio Bach), quienes, siguiendo la línea trazada por el conocimiento humano, siguen coagulando la innovación de corrientes de pensamiento a través del legado kémico. Caso de especial atención para nuestros fines resulta ser Carl Gustav Jung, compatriota de Paracelso, quien es considerado hasta nuestros días como el padre de la psicología analítica. Basta releer un trozo de sus memorias: Muy pronto vi que la psicología analítica concordaba notablemente con la Alquimia. Las experiencias de los alquimistas eran mis experiencias, y su mundo, en cierto sentido, el mío. Esto naturalmente constituyó un descubrimiento ideal para mí, pues con ello había hallado el equivalente histórico a mi psicología del inconsciente. Así, pues, encontraba ahora una base histórica. La posibilidad de la comparación con la Alquimia, así como la continuidad espiritual hasta el gnosticismo, daba consistencia a mi psicología (Jung, 1999). A continuación, exploraremos la parte de la obra de Jung que se relaciona con la Terapiafloral Evolutiva, y no será necesario hacer grandes esfuerzos para ubicar las similitudes entre el saber alquímico y lo que Jung propone. En el campo de la psicología de la personalidad, Jung acuña dos conceptos en su libro “Tipos Psicológicos”, mediante los que ilustra las formas en las que el ser humano se relaciona, reacciona y se ve afectado ante los estímulos del mundo exterior: el primero es el de extraversión y el segundo intraversión. Pertenecer a cualquiera de estas dos tendencias no es ni bueno ni malo, simplemente es una

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cuestión que nos facilita el autoconocimiento; inclusive, Jung afirma que sólo cuando la tendencia se convierte en un hábito se considera que la persona “pertenece a ella”. Para el desarrollo de su teoría sobre los Tipos Psicológicos, expuesta en dos tomos, Jung aborda lo que al respecto habían establecido varios estudiosos en diferentes especialidades. Por ejemplo, William James, desde la filosofía, distingue entre el racionalista y el empírico, lo que nuestro personaje no considera del todo correcto. También podemos observar lo referente a la investigación comparada de biografías de investigadores ilustres, como la de Wilhem Ostwald, con la que Jung concuerda en su mayoría; incluso equipara sus tipos “romántico y clásico” a los que él plantea: extravertido e introvertido. Como dato interesante, nos explica (sin que ello nos sorprenda) que Ostwald estableció también una relación de sus dos tipos con los cuatro temperamentos: el romántico es de reacción lenta, y en ellos ubica a los temperamentos flemático y melancólico (Agua y Tierra); el clásico es de reacción rápida y le corresponden los temperamentos colérico y sanguíneo (Fuego y Aire) (Jung, 1985). Sin embargo, su manifestación más clara al respecto se expresó en la cita de Henrich Heine que utilizó como epígrafe en la introducción en la obra “Tipos Psicológicos” (tomo I) y que a continuación reproducimos, en el cual se pone como ejemplo a los dos grandes clásicos, Platón y Aristóteles, y define sus tendencias no como expresiones personales sino como tendencias temperamentales vinculadas a su teoría de introversión y extraversión que Jung explica en su teoría: ¡Platón y Aristóteles! No son apenas los dos sistemas, sino también los tipos diferentes de la naturaleza humana que, desde tiempos inmemoriales y bajo las más diversas apariencias, se enfrentan de forma más o menos hostil. Durante toda la Edad Media hubo este enfrentamiento que ha llegado hasta nuestros días. Por cierto, esta disputa es el contenido esencial de la historia de la Iglesia Cristiana. Siempre se trata de Platón y Aristóteles, aunque sean otros los nombres. Naturalezas apasionadas, místicas y platónicas desentrañan, desde lo más profundo de su índole, las ideas cristianas y los símbolos correspondientes. Naturalezas prácticas, sistemáticas y aristotélicas construyen a partir de esas ideas y símbolos un sistema sólido, una dogmática y un culto. La Iglesia ha absorbido, al final, ambas naturalezas, enraizándose una, sobre todo, en el clero y la otra en el monacato, habiendo entre ellos hostilidades sin treguas (Jung, 1985). Jung se refiere al extravertido como a un individuo que “se orienta según las cosas exteriormente dadas”, es decir, dirige su atención hacia aquello que el mundo le ofrece de manera objetiva, ya sean cosas o personas; las

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acciones o determinaciones que toma provienen de lo externo, sin que participen valoraciones subjetivas; “tiende a asimilar su sujeto al objeto”. Es expresivo, ya que sus reacciones se manifiestan en el afuera; para él su manifestación personal es natural, pues al lugar que llega impone su presencia casi involuntariamente. En mi práctica médica con pacientes nerviosos, he constatado, desde largo tiempo, que, a la par de las muchas diferencias individuales en la psicología humana, hay también diferencias de tipos; y me han llamado la atención, principalmente, dos tipos, a los que he denominado introvertido y extravertido. Cuando observamos el desarrollar de una vida humana, vemos que el destino de algunos está determinado más por los objetos de su interés y el de otros más por su interior, por lo subjetivo. Y, como todos nosotros tendemos más hacia este o aquel lado, estamos naturalmente inclinados a comprenderlo todo bajo la óptica de nuestro propio tipo (Jung, 1985). Considera también que el extravertido suele entregarse fácilmente a aquello que le ofrece el entorno; tiende a acoplarse a los comportamientos que dicta el exterior, patrones o modelos previamente creados, sean considerados “normales” o “anormales”; puede ser un normal “anormal”, haciendo la aclaración de que quien se expresa con actitud extravertida tiende a acomodarse, no a adaptarse, pues la adaptación requiere algo más que el cómodo ir de acuerdo, sin tropiezos, con las condiciones que, en cada caso, evidencia en el inmediato mundo en torno… La adaptación exige la observancia de aquellas leyes que constituyen algo más universal que las condiciones locales e históricotemporales (Jung, 1985). Este acoplamiento súbito con la realidad hace que los contenidos de sus mensajes no sean complicados, siendo por ello fácilmente comprensibles, así como las imágenes con las que ilustra y la explicación de los procedimientos que utilizó para llegar a una conclusión. Los extravertidos se relacionan magníficamente, tienden a ser el centro de atención, pero también son altamente sugestionables; son excelentes comunicadores, en ocasiones exagerados; son comúnmente fantasiosos; no tienden a gestionar las emociones que surgen del impacto con “el exterior”, entonces las reprimen y les resulta difícil saber qué hacer con ellas, y de esto puede derivar su carácter espontáneo, la prevalencia del instinto. Son más propensos a la acción que los introvertidos, y la mejor forma en la que aprenden es “enseñando” o explicando a los otros; la verbalización les permite resolver problemas y es muy común que trabajen bien en grupo.

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Dentro del grupo de los extravertidos, como el propio Jung llegó a considerar, se encuentran los elementos Fuego y Aire. En este sentido, ratifica las notas tradicionales referidas a los 4 Elementos: dos de ellos son activos, el Fuego y el Aire; y dos pasivos, la Tierra y el Agua (Jung, 1983). El introvertido es un individuo que no se orienta por lo objetivo, sino por lo subjetivo, es decir, su enfoque de la percepción del mundo es hacia su interior, lo que en él produzca el acontecimiento externo. Es rígido e inflexible, inclinado al análisis de Sí mismo y a la autocrítica; su compensación para esta actitud es la huida y la fantasía. Las reacciones del introvertido son prácticamente hacia adentro y hacen que sea calificado como lento. Como no externa sus reacciones, oculta su personalidad, lo cual lo hace parecer distante y poco involucrado en su entorno. Quien pertenece a la tendencia introvertida es más reflexivo; para elaborar sus reacciones, primero las sostiene en el interior suficiente tiempo hasta que esté cómodo y seguro con lo que entregará al mundo, desprovisto de contenido personal; por ello, sus conceptos son claros y universales una vez que los expresa; sin embargo, esta misma condición no lo convierte en el mejor comunicador; sigue su propio ritmo sin pensar en el requerido por el entorno. Su manera de aprender tiene que ver con tejer la información acompañado de esquemas que le ilustren esta interconexión. En la introversión ubicamos a los elementos Agua y Tierra, como ya hemos señalado. Derivado de estas dos tendencias, en el mismo texto, Jung categoriza a las personas en cuatro funciones psicológicas como dos pares opuestos en términos de la manera en la que aprehenden la realidad: dos son irracionales, ya que basan su hacer y su dejar de hacer no en juicios racionales, sino en la intensidad absoluta de la percepción, que se atiene pura y simplemente a lo que acontece, sin valoraciones subjetivas; en este grupo localiza a las funciones de percibir e intuir, relacionadas con los elementos Tierra y Fuego, respectivamente, y con la Sensación y la Intuición como cualidades inherentes. Por otro lado, considera que pensar y sentir, vinculadas con el Aire-Mente y el Agua-Emoción, son funciones racionales, en el sentido que valoran y juzgan a la realidad mediante los elementos objetivos y subjetivos que les ofrece el mundo exterior. Al igual que las actitudes extravertidas e introvertidas, ninguna de las cuatro funciones psicológicas es mejor que las otras, una tiende a estar más activa en el individuo; el reto es integrar las otras tres, dependiendo del momento que se viva para lograr insertarse en el ciclo eterno Coagula

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et Solve que propone el conocimiento iniciático: morir para renacer a cada momento. Esta eterna unión y separación de los opuestos en el ser humano se puede ilustrar en el siguiente esquema, que es un círculo con una cruz en su interior que contiene los 4 elementos o funciones psicológicas; recordemos que, como nos dice Fulcanelli en “El Misterio de las Catedrales”, la cruz es el jeroglífico alquímico del crisol (creuset), al que se llamaba antiguamente (en francés) cruzoz crucible y croiset (según Ducange, en el latín de la decadencia, crucibulum, crisol, tenía por raíz, crux, crucis, cruz). Efectivamente, es en el crisol donde la materia prima, como el propio Cristo, sufre su Pasión; es en el crisol donde muere para resucitar después, purificada, espiritualizada, transformada. La cruz es el crisol donde el hombre se transforma (Fulcanelli, 2010).

Es decir, en la cruz es que las cuatro funciones se tocan y se separan en un incesante movimiento circular, que genera la dinámica de los 4 Elementos. En este contexto, y como podemos observar en el siguiente texto de su libro “La Psicología de la Transferencia”, nuevamente se reproduce la similitud entre los conceptos y términos psicológicos jungianos y la Alquimia: Al referirse a una “cuaternidad” que aparece en una lámina del Rosarium Philosophorum, nos dice: “…(la cuaternidad) vuelve a hacer referencia

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a los 4 Elementos, dos de los cuales son activos: el Fuego y el Aire, y dos pasivos: el Agua y la Tierra; los primeros atribuidos al hombre, y los últimos a la mujer” (Jung ,1983). Es decir, los dos primeros a la naturaleza Sulphur, y los dos restantes a la naturaleza Mercurius. “Schneider, a su vez, con un criterio primeramente psicológico observa que en relación con los elementos, se debe tener en cuenta su orientación: el Fuego, por ejemplo, orientado hacia la Tierra (o hacia el Agua) es un elemento erótico pero orientado hacia el Aire es purificación” (Cirlot, 1992). De ahí que en nuestro sistema la fusión de dos elementos dan como resultado una de las 12 Tipologías de Personalidad, en el ejemplo anterior, del Fuego erótico: FuegoTierra, estaríamos hablando de Impatiens, hacia el Agua Agrimony, y en el caso del FuegoAire nos referiríamos a Vervain. Pasemos ahora a explicar cada una de las cuatro funciones: 1. La primera es la de las sensaciones (percepción), que corresponde a la Tierra, y se refiere a que el acceso a la realidad material se obtiene a través de los cinco sentidos. Quienes se mueven preponderantemente desde esta función basan su expresión vital en hechos y cosas concretas, desde estímulos físicos percibidos. 2. En segundo lugar, tenemos la función del pensamiento, que corresponde al Aire. En el mecanismo de pensar es imprescindible el uso de la lógica para evaluar o enjuiciar la realidad; aquellos que habitan esta función requieren de información, ideas y hasta teorías para actuar e interpretar el mundo externo. 3. La tercera es la intuición, que corresponde al Fuego. Se construye desde un ámbito que no tiene que ver con la lógica, la razón o la valoración; a través de ella, el individuo recibe un contenido cualquiera como un todo concluso, sin que medie la capacidad o necesidad de decir cómo se ha llegado ahí. “La intuición es una especie de adaptación instintiva de un contenido cualquiera” (Jung, 1983). Es como tener una mirada de metaposición que nos permite ver la periferia. Jung decía que era como “ver alrededor de las esquinas”.

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4. La última función es el sentimiento y se relaciona con el Agua. Igual que el pensar, es de tipo valorativo; la respuesta se deriva del sentido de agrado o desagrado que causa en el individuo lo exterior, es decir, se trata de una respuesta emocional que proviene de la evaluación de lo que el mundo nos hace sentir. Características de los 4 elementos EXTRAVERTIDOS SULPHUR ÁNIMUS

INTROVERTIDOS MERCURIUS ÁNIMA

FUEGO Gorse

AIRE Heather

TIERRA Oak

AGUA Rock Water

CUALIDADES

Caliente/ seco

Caliente/ húmedo

Fría/seca

Fría/ húmeda

HUMOR

Bilis amarilla

Sangre

Bilis negra

Flema

TEMPERAMENTO

Colérico

Sanguíneo

Melancólico

Flemático

COLORACIÓN

Tez morena

Sonrosada

Pálida amarillenta

Pálida pecosa

SABOR

Amargo

Salado

Ácido

Dulce

FIGURA GEOMÉTRICA

Pirámide

Octaedro

Cubo

Icosaedro

ESTACIÓN

Verano

Primavera

Otoño

Invierno

PUNTO CARDINAL

Sur

Este

Norte

Oeste

ELEMENTAL

Salamandra

Silfos

Gnomos

Ondinas

ARCÁNGEL

Miguel

Rafael

Anael

Gabriel

FUNCIÓN PSICOLÓGICA

Intuir

Pensar

Percibir

Sentir

EVANGELISTA

Marcos

Mateo

Lucas

Juan

Hasta ahora, el común denominador para todas las líneas de pensamiento que hemos abordado es la clara premisa de que todo lo existente en el Universo, absolutamente a todos los niveles, procede de una misma fuente. Todos somos Uno, emanados de un acto que me atrevo a calificar como el más amoroso de todos. Inclusive en términos derivados del paradigma científico, se constata una vez más que hay diversas fuerzas que se mezclan para dar lugar a la realidad: los 4 Elementos también tienen su correspondencia con 4 Elementos químicos: nitrógeno (Fuego), carbono (Tierra), oxígeno (Aire) e hidrógeno (Agua). Tanto las galaxias como el cuerpo humano se constituyen de estos elementos; el 96% de la masa corporal de un ser

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humano está compuesta por: Oxígeno 65%, carbono 18%, hidrógeno 10% y nitrógeno 3%. Estos átomos se unen entre sí para formar moléculas, ya sean inorgánicas como el Agua (el constituyente más abundante de nuestro organismo) u orgánicas como los glúcidos, lípidos o proteínas. Una vez comprendiendo la manifestación de la Unidad a través de la materia que por un acto de Amor se divide y subdivide en diferentes fuerzas (Sulphur y Mercurius) y estados (Fuego, Aire, Tierra y Agua), y que este movimiento se perpetúa a través de la eternidad, pues Dios es infinito, procedamos a hilar delicadamente este planteamiento con lo que al respecto dejó Bach encriptado en su obra. Vale la pena releerlo cuando nos dice: “No permitan que la simplicidad de este método les disuada de utilizarlo, ya que a medida que avancen sus investigaciones comprenderán mucho más la sencillez de toda la Creación” (Bach, 1930). Reiteramos: la sencillez es un estado al que se accede sólo cuando avancemos en las investigaciones, es decir, es la consecuencia de trascender toda ciencia, y mientras esto no sucede el entendimiento resulta muy complicado. Para alcanzar la sencillez, podemos imitar la actitud del buscador que observamos en esta lámina, que sigue los pasos de la Naturaleza; es el alquimista quien, como decía Paracelso, tiene que meter los pies en la propia exploración de la Naturaleza para poder alcanzar sus secretos.

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Los 4 Elementos en la obra de Bach En 1933, Bach publica “Los Doce Curadores y los Cuatro Ayudantes”; en este texto explica el uso de los nuevos remedios, pero no alude, por lo menos de manera explícita, a sus correspondencias con los 4 Elementos; esto no sería hasta 1934, a través de un texto que no añade nada nuevo a lo ya explicado en el anterior con respecto al uso y desarrollo de la clínica, ni siquiera en lo descriptivo de las tendencias emocionales que definirían el uso del remedio, pero de manera poética y aparentemente inocente se esconde un gran secreto iniciático que nos permitirá desvelar el sentido simbólico de los 7 Ayudantes. Para ello, comencemos por leer “Un cuento del Zodiaco”: Cuando nuestro Señor, el Hermano Mayor de la raza, consideró que era el momento oportuno para que aprendiéramos otra lección del gran Libro de la Vida, vino el mensajero brillando en la oscuridad de la noche, en el frío del invierno, cuando la vida física se retrae, y anunció una nueva revelación de otro aspecto del Amor que en el hombre se hacía demasiado fuerte como para que lo pudiera soportar. Pero los hombres tuvieron un miedo terrible de la Luz y de los Ángeles, de modo que en lugar de sentir alegría y felicidad, tuvieron que ser advertidos de que no temieran a la Paz y Buena voluntad que les llegaría. Ellos escucharon estas noticias arrodillados y bajaron los ojos, para asegurarse de que les sostenía la Tierra, lo que ellos conocían, que aún estaba bajo sus pies, pues sólo así se sentían seguros. Ahora la Tierra en la que ellos vivían y que les daba el alimento en abundancia, tenía muchas hierbas para su curación pero tenían que encontrarlas por Sí mismos. Los sabios Hermanos de la raza hacía mucho tiempo que habían recibido las jubilosas noticias de las estrellas sobre estas hierbas, estas verdaderas amigas del hombre, que contienen poderes para su curación y encontraron a los Doce Curadores a través de la virtud de los Cuatro Ayudantes. Los Cuatro Ayudantes eran la fe en un mundo mejor que esperaban lograr algún día, ahora reflejada en la flamígera Gorse. La perseverancia de Oak que desafía todas las tempestades, ofreciendo refugio y apoyo a los más débiles. La buena disposición para servir de Heather, feliz de cubrir con su simple belleza los áridos espacios azotados por el viento, y el puro manantial Rock Water, que surge de las rocas, aportando claridad y refresco a los cansados y heridos tras la batalla (Bach, 1934). En la primera parte del texto, Bach con claridad nos pretende remontar al inicio del invierno citando una noche de la época más fría del año y nos precisa que es aquella en la que la vida física se retrae: la puerta solsticial marcada por los astros, en la cual la obscuridad se prolonga a su máxima expresión dando lugar a la noche más larga y profunda, en la que, tal y como en la relación consciente Sulphur-Mercurius, surge la

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luz, y no puede ser otra que la figura de Jesucristo, ya que es el portador divino de la más pura y honda luz del Padre, y su misión fue venir a mostrar al planeta el Amor que encarnaba en su máxima expresión, pues el hombre de entonces no estaba preparado para contenerlo aún. Asimismo, podemos equiparar esta narración al momento en el cual la personalidad ha cedido espacio al Alma, al momento de la vida en la que nuestra más alta consciencia inicia la etapa “Solve” para despojarse de todo lo que ya no le es propio. Además, asumimos que con esa llegada del “mensajero” los hombres reafirmaron su naturaleza terrenal al “bajar los ojos hacia la Tierra”, y en ese momento también nació la posibilidad de que se “encontraran por Sí mismos”, es decir, en la experiencia existencial (o terrenal), encarnando y conociendo exhaustivamente la personalidad que habían elegido (Bach la divide en 12 remedios o hierbas), ya que en ese conocimiento estaría la llave de su “curación”: el descubrimiento de una de las 12 formas de amar, que abría paso al camino virtuoso del Alma. Bach continúa: “Los Hermanos sabios de la raza, que hacía tiempo habían recibido las alegres noticias de las estrellas, buscaron esas hierbas, esas verdaderas amigas del hombre, que tenían poderes para su curación y ellos encontraron los Doce Curadores a través de la virtud de los Cuatro Ayudantes”. En lenguaje metafórico, nos dice que quienes entre los hombres poseían mayor grado de consciencia se dieron a la tarea de buscar las hierbas aludidas. Por otro lado, “los Sabios Hermanos de la Raza” han sido los custodios de tal sabiduría y Bach la recibió de ellos a través de su vinculación Masónica. Es muy importante reparar en que, tras el exhaustivo estudio delineado sobre la tetrasomia, es ineludible entender que con los 4 Ayudantes, Bach se refiere a los 4 Elementos, reeditando la Tradición AlquímicoAstrológica de la correspondencia 4-12 (4 Ayudantes para 12 Curadores, 4 Elementos para 12 signos del zodiaco). Dentro de este contexto, hemos de entender a la virtud no como una aspiración ni como un estado, sino como una de cuatro expresiones de la fuerza original que todo lo contiene, una de las cuatro formas de esta fuerza condensada en el Alma que emprende el viaje de regreso a casa mediante la encarnación en la Tierra. La virtud es la fuerza misma de la vida arquetípica-original expresándose a través de los elementos que condicionan y desvían, a veces, con sus humores-naturales, la condición virtuosa del Alma encarnada. El cuento sigue: “Los Cuatro Ayudantes eran la fe en un mundo mejor que ellos esperaban algún día alcanzar. Ahora se reflejaba en la flamígera

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Gorse…”. De entre todas las características de la planta, escoge la cualidad de “flamígera” que nos sugiere de inmediato al Fuego. “La perseverancia del Oak que hizo frente a todas las tempestades, ofreciendo refugio y sostén a los seres más débiles…”. El refugio y el sostén no puede dárnoslo más que la Tierra, base de la seguridad que alberga a los seres vivos que buscan resguardo, como expresaba el comienzo del cuento. “La disposición para servir de Heather, que estaba alegre al cubrir con su simple belleza los espacios azotados por el viento…”. Para este caso, la referencia es literal; comúnmente, a pesar de que en esencia no son lo mismo, es evidente que Bach alude al viento como un sinónimo poético del Aire. “Y los manantiales puros, Rock Water borboteando de las rocas, trayendo brillo y frescura a aquellos cansados y doloridos después de la batalla…”. Puntualmente, se refiere al Agua que aclara y refresca a quienes están dispuestos a recibir sus caricias. En conclusión, para Bach los 4 Elementos se vinculan con las siguientes virtudes: Fuego (Gorse) con la “fe”, Tierra (Oak) con la “perseverancia”, Aire (Heather) con la actitud de “servicio” y Agua (Rock Water) con la “claridad”, a la que nosotros añadimos “emocional”. Como una similitud más entre el pensamiento de Bach y la Alquimia, madre de todas las ciencias espirituales, el orden de los 4 Elementos en Astrología (recurrente en tres momentos consecutivos a través de la rueda del zodiaco) coincidentemente corresponde al mismo en el que Bach coloca a los 4 Ayudantes en el cuento: • Aries: Fuego (la flamígera Gorse) • Tauro: Tierra (la perseverancia de Oak) • Géminis: Aire (el servicio de Heather) • Cáncer: Agua (brillo y frescura de Rock Water) • Leo: Fuego (la flamígera Gorse) • Virgo: Tierra (la perseverancia de Oak) • Libra: Aire (el servicio de Heather) • Escorpio: Agua (brillo y frescura de Rock Water) • Sagitario: Fuego (la flamígera Gorse) • Capricornio: Tierra (la perseverancia de Oak) • Acuario: Aire (el servicio de Heather) • Piscis: Agua (brillo y frescura de Rock Water)

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Por último, recordemos que, para encontrar el perfecto orden y equilibrio del mundo a través de los 4, la Astrología divide a los 12 signos del zodiaco en un cuaternario que corresponde a los 4 Elementos, y a cada uno de ellos 3 signos que llevan el siguiente orden: el primero es el signo cardinal, que marca el inicio del ciclo dentro del desarrollo evolutivo del elemento, movimiento Coagula; el segundo es el signo fijo en el que se “solidifica” o concreta, que es la fijación de la Sal; y el tercero es el mutable, en el que se da lugar a la transformación, es decir, movimiento Solve.

Los 4 Elementos: los 4 Ayudantes en Terapiafloral Evolutiva Entremos ahora a explorar cada uno de los 4 Elementos desde el punto de vista de la Terapiafloral Evolutiva, basada en los conceptos humorales y temperamentales de la doctrina clásica; para ello, es sumamente importante comprender que Gorse, Oak, Heather o Rock Water dejan de ser remedios para convertirse en las raíces primigenias de donde Bach extrae la información que, tras el proceso de elaboración del remedio floral, devolverá a la persona a su tipología original. En otras palabras, los remedios denominados ayudantes son los estados desviados de las tipologías primarias que, después de un tiempo de coagulación y estancamiento, se refuerzan en una tendencia cronificada que les hará creer que esa es su verdadera personalidad, cuando en realidad no es más que una “falsa personalidad” nacida de la creencia que les sostiene en el estancamiento. Como ya hemos explicado, cada una de las Tipologías de Personalidad tiene como base temperamental a uno de los cuatro humores que se

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asienta en su respectivo elemento y mantiene su tendencia personal pasiva o activa de acuerdo con su naturaleza introvertida o extravertida, de ahí que el exceso o defecto del elemento “fuente”, en una actitud reiterada, llevará a la tipología al desfase de su tendencia natural, manifestándose a través de su comportamiento en una actitud que no corresponde a su virtud inicial, y que poco a poco la irá estructurando hacia la pérdida de su brillo y naturalidad habituales. Los 4 Ayudantes no son estados tipológicos, sino la resultante de la pérdida de la naturaleza primordial de la tipología, y los remedios denominados “ayudantes” son, como diría Bach, para devolver a la persona a su Tipología de Personalidad, por ello, están elaborados con las “raíces” o fuerzas arquetípicas que condicionan la vida a través de lo que hemos descrito como elementos. En conclusión, podemos decir que los remedios elaborados con las plantas descritas por Bach son las coagulaciones lumínicas de las “raíces” o elementos clásicos arquetípicos que han sido descritos por todos los sabios en la antigüedad. Para profundizar en este campo, estudiaremos todos los símbolos asociados a los 4 Elementos como ámbitos de una misma fuerza que ha sido abordada desde diversas ópticas o temperamentos en el devenir de la historia. Desde la Psicología, la Astrología, la Filosofía, la Terapéutica y cualquier área del saber humano se ha estado hablando todo el tiempo de lo mismo, sin conectar el símbolo con su fuente, privándose con ello de la posibilidad de ampliar la visión total del elemento. En este libro, al fusionar saberes e integrar propuestas históricas, estamos dimensionando la perspectiva y con ello ampliando el campo de acción del elemento de estudio. De esta forma, Gorse, el Fuego, lo dinámico, lo extravertido, lo intuitivo, lo colérico y todos los atributos de cualquiera de sus definiciones pasan a ser elementos constitutivos del concepto, pues estamos hablando de lo mismo todo el tiempo. Bach elabora un remedio para sacar a la gente del estado de estancamiento en el que han entrado tras perder su individualidad, su tendencia tipológica, su naturaleza cardinal, centrada y armónica a pesar de los avatares de la vida. Un remedio para devolverles a su “Yo” tipológico y sacarlos de la falsa personalidad en la que han entrado; un remedio que será diagnosticado por la falta del elemento o por su desvío que se hará patente en la vida y sobre todo en la clínica, de ahí que las Tipologías de Fuego, por ejemplo, al perder su Fuego primordial entran en un estado de desesperanza y pérdida de Fe, su virtud inherente. Ahora, desde la mirada de la Terapiafloral Evolutiva, recuperamos la visión fractal, holística y trascendente que ha mantenido unida a la ciencia y la consciencia en una Unidad denominada Alquimia. Para el estudio sistemático de los 4 Elementos desde la Terapiafloral Evolutiva

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comenzaremos por Gorse, pero, antes de desarrollar los contenidos de este apartado, queremos incidir en la idea de que Gorse es el Fuego, no el estado de desesperanza que sería la consecuencia de la falta de Fuego. Según Bach sólo existen 12 tipos primarios de personalidad; cualquier manifestación psicoemocional que describe a partir de las 12 Tipologías son desvíos (los 7 Ayudantes) o evoluciones, como veremos más tarde en los 19 nuevos remedios. Así que Gorse es el Fuego, el remedio que necesitan las Tipologías de Fuego para volver a su Ser.

El Fuego: Gorse El Fuego es el elemento más volátil de los cuatro, es ligero y cambiante. Responde a una inmediatez innata, surge de súbito a gran velocidad, no encuentra obstáculos, arrasa con lo que encuentra a su paso; tiene la cualidad de confortar a través de su calor. Posee una acción transformadora en los otros tres elementos, los exalta o reduce, así como una acción que fija o sella. El Fuego purifica o calcina, también desvela, trayendo a la luz aquello que se encontraba oculto. Su color es el rojo. Este elemento es de naturaleza masculina: caliente y seco; expansivo, pasional, dinámico, extravertido, no racional, vitalista. Su hemisferio preponderante es el derecho; su objetivo, la inmediatez; su lema, hacer. Las Tipologías de Personalidad que corresponden al Fuego son: Impatiens, Vervain y Agrimony. El Fuego se identifica con el temperamento colérico, cuyas personas presentan las siguientes características: tienden a la acción y a la lucha con valor y voluntad, irguiéndose como líderes y dando dirección a los demás; poseen alto grado de creatividad y pasión; desarrollan gran independencia y confianza en Sí mismos; son generosos, pero en algunos casos llegan a ser agresivos y poco sensibles, incluso egocéntricos; tienden a la exageración y pueden ser orgullosos, impacientes e impulsivos. En un interesante artículo, Rafael Julián clasifica a los personajes de un guión cinematográfico según los temperamentos de Hipócrates; sobre los de temperamento colérico nos dice: “Es el típico personaje agresivo y excitable que a menudo se deja llevar por sus impulsos, es precipitado y espontáneo. A veces bullicioso y entra en estados de euforia y explosiones de ira con la misma facilidad. Su inestabilidad y precipitación provocan rechazo” (Julián, 2004). Sobre el temperamento biliar, Yabir Abu Omar señala: “Piel caliente y seca, aspecto delgado y seco, pulso rápido, movimientos bruscos y activos,

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tez morena, músculos largos y vigorosos, buen apetito, preferencia por los alimentos y bebidas de sabor fuerte, mucha vitalidad y escasa necesidad de dormir” (Yabir, 2012). Por otro lado, el Cardenal Zeferino González, en su “Filosofía Elemental” también describe las características físicas y conductuales de los que pertenecen al temperamento colérico: El color suele ser de un pálido oscuro y verdoso: los cabellos negros, y los ojos vivos y penetrantes. Los movimientos son rápidos y continuos, y sus miembros se hallan sujetos a una especie de inquietud, y algunas veces a movimientos repentinos y convulsivos… son tenaces y obstinados en sus propósitos y determinaciones, las cuales van acompañadas de una firmeza de carácter que puede degenerar en pertinacia y obstinación. Propenden a las cosas altas y difíciles, a la excelencia y dominio sobre los demás, a la fama, al lujo, las distinciones, los honores. La soberbia, el orgullo y la ambición, son las pasiones y vicios a que propenden naturalmente los individuos sujetos a este temperamento (González, 1876). Gorse está vinculado a la intuición y, como hemos dicho, quien responde a esta función, lo hace mediante mecanismos ajenos a los que racionalmente conocemos. Alice Bailey la define como: Captar comprensivamente el principio de universalidad; cuando existe, se pierde, por lo menos momentáneamente, todo sentido de separatividad. En su punto álgido se reconoce como ese Amor Universal que no tiene relación con el sentimiento ni con la reacción afectiva, sino que predominantemente se identifica con todos los seres. Entonces se conoce

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la verdadera compasión y no existe el espíritu de crítica. Sólo entonces puede verse el germen divino latente en todas las formas (Bailey, 1988). Sin embargo, no hay que limitar esta función natural a una tendencia exclusivamente “espiritual”, pues la intuición es una forma natural de percibir en otro orden que está presente, sobre todo, en momentos creativos, donde toda la atención está centrada en el ahora, cuando estamos fuera de la rutina o lo conocido y nos encontramos en situaciones donde todo nuestro ser está alerta para captar la información adyacente. El exponente más elevado del Fuego —la virtud que Bach nos susurró— es la Fe: la consciencia de lo intangible e invisible sin necesidad de constatación empírica, dotándole a sus portadores de esa exquisita sensibilidad que les abre a las dimensiones del espíritu. Dicha virtud está grabada en las tipologías de personalidad emparentadas con este elemento, de ahí la gran fortaleza e ímpetu desbordado que les lleva al exceso, agotando con ello las reservas de tan preciado tesoro: su Fuego. Su naturaleza es la voluntad innata, la fuerza explícita que nace de la necesidad de ser, hacer, emprender o realizar. Es rápido e incontrolable, pues no se somete a los afectos o a las normas, sino a su propia intuición que nace de la más íntima relación consigo mismo. La carencia de Fuego conduce a: pesimismo, depresión, falta de motivación o de ardor, y por ello las personas se convierten en poco radiantes. Cuando una de las tres tipologías de Fuego no posee este elemento, cae en el estado de desesperanza o falta de Fe que ha sido relacionado con Gorse, pero del que tenemos que deshacernos, pues este estado no es más que la falta de Fuego y no un estado en Sí mismo. Una actitud exagerada y mantenida, expresada por alguien perteneciente al temperamento colérico, tarde o temprano terminará llevándolo al agotamiento, a la extenuación y a la pérdida del Fuego que, como hemos dicho, es su naturaleza; y esta ausencia de su elemento le fomentará la desesperanza, ese estado apático y debilitado que le impedirá vivir de acuerdo con su condición vitalista. Desde ahí, claramente pensará que no hay nada qué hacer, pues no se reconoce ni tiene la fuerza que en otro momento de su vida le habría indicado el camino a seguir. La desesperanza se asirá sobre ella y la vida pasará monótona e impávida, como recuerdo de su temperamento, hasta la aniquilación. La impaciencia, el exceso de entusiasmo o la sobreactuación externa le hará agotar su Fuego: la Fe. Sólo recuperandola, ésta en Sí mismo Impatiens, en un ideal Vervain o en la humanidad Agrimony, volverán a expresarse desde la personalidad. Este hecho lo facilita el elemento Gorse, del que las tres Tipologías nacen.

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Así, el triángulo astrológico del Fuego está compuesto por: el carneroImpatiens (Aries) que es el Luchador, el león-Vervain (Leo) que es el Creador Activo y el centauro-Agrimony (Sagitario) que es el Idealista Social.

La Tierra: Oak La Tierra es el elemento con mayor grado de densidad de entre los cuatro; de hecho, es en donde reside la cualidad de solidificación, de cohesión. En el ambiente terrenal, debido a esta densidad, hay límites claramente establecidos, lo que la hace cuantificable. La Tierra es dura y rígida, fértil y respetuosa de los ritmos de la Naturaleza; da frutos cuando se han cumplido puntualmente sus ciclos de renovación. Su color es el verde. Este elemento es de naturaleza femenina, pasiva, fría y seca, introvertida, sensitiva-práctica y perseverante en la realización de su deber. Las tipologías de personalidad de Tierra son: Gentian, Centaury y Mimulus. Los individuos que poseen un temperamento melancólico, que corresponden al elemento Tierra, se caracterizan por percibir al mundo a través de los cinco sentidos, su atención se enfoca hacia aquello que pueden registrar mediante lo que ven, escuchan, huelen, saborean o palpan; por esto, lo concreto para ellos es más importante que las ideas o las emociones de las situaciones o relaciones en las que se desenvuelven. Son detallistas debido a la observación dedicada a todo lo que les rodea. Para ellos, lo más importante está en el hacer, pasando a segundo término el pensar o sentir. Actúan de manera meticulosa en su vida, sobre todo en el trabajo; son prácticos, perseverantes, precisos y muy resistentes. Son prudentes, pues requieren de seguridad, no gustan de correr riesgos, de ahí la lentitud en sus procesos. Pueden llegar a ser fetichistas o ritualistas, pues su manera de relacionarse con “lo divino” tiende a ser a través de su vínculo con algo que lo represente como un amuleto, piedra o ceremonia. Según Julián, los personajes melancólicos: Suelen ser tímidos, sensibles y fáciles de herir. Mienten con frecuencia para ocultar sus sentimientos. Son dubitativos, se suelen sentir culpables y con frecuencia tienen remordimientos de consciencia. Su inestabilidad provoca compasión por la imagen de desamparo que presentan. Se atormentan con frecuencia al revivir traumas (Julián, 2004). La persona que pertenece a este temperamento se esconde en el trabajo para mantener su imagen de aparente fortaleza, por lo que su refugio ante las adversidades o el miedo es el orden y el deber cumplido. Quien

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se identifica con este elemento es trabajador; necesita sentir la obligación para mantener la dignidad; si no es obligado por Sí mismo a trabajar, se siente indigno. El hemisferio preponderante es el derecho; su objetivo es finalizar las tareas; su lema es desarrollar, realizar, ejecutar y construir a partir de una idea o estructura hasta finalizar la obra. Yabir Abu Omar nos dice sobre el temperamento nervioso o melancólico: “De piel fría y seca, tez mate, delgado, musculatura poco desarrollada, pulso débil y difícil de detectar, espalda encorvada, come poco y es muy exigente con los alimentos, elimina poco y duerme mal” (Yabir, 2012). Zeferino González nos enumera los siguientes caracteres físicos: Por lo regular son de estatura aventajada, pero delgados y secos de cuerpo. La cara suele ser larga y angulosa, y su color pálido con tintes de amarillento. Los ojos inquietos y hundidos, y de color más o menos negro. Sus movimientos externos son por lo común pausados y arreglados, caminan despacio, siendo además bastante frecuente que los individuos sujetos a este temperamento lleven el cuerpo más o menos encorvado. Sus venas se distinguen por la plenitud y especie de tumefacción que presenta ordinariamente (González, 1876). L a T i e r r a , O a k, se r el aci ona con l as sensaciones; es decir, la acción de obtener información a través de la percepción sensorial. Una personalidad sensible centra su atención en observar y escuchar, y por tanto, conocerá el mundo a través de sus sentidos; de ahí su escasa velocidad, pues necesita tiempo y meticulosidad para realizar todas las operaciones que le permitan tener una percepción exacta de su observación; requiere procesar la información.

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Este elemento está relacionado con lo mineral en la Naturaleza y con lo músculo-articular en el hombre, por extensión con el cuerpo. De ahí su naturaleza pasional, incluso obsesiva, que le puede llevar al extremo en su percepción en todos los sentidos, tanto hacia la búsqueda hedonista y placentera de la vida, como en su polaridad opuesta, al mantener una rígida y estricta disciplina sobre Sí mismo, excluyendo a través de una vida laboriosa y fatigada, todo aquello que le podría reportar placer, huyendo de él. La vida de las personalidades asociadas a Tierra se basa en su sensibilidad y la capacidad para gestionarla en los asuntos cotidianos; para ello, tienden a la repetición y a la delimitación de los espacios y figuras psicológicas íntimas, manteniendo una estrecha relación con quienes se sienten bien, es decir, que no les causan trastornos y les permiten realizar, hacer o construir en su presencia. El círculo de los de Tierra es muy reducido; detestan las multitudes y necesitan de la soledad e intimidad compartida sólo con quienes se sienten a salvo; en definitiva, mantendrán relaciones con los que se sienten valorados y estimados. Su exponente más elevado es el trabajo meticuloso y perseverante: el deber antes que la diversión; trabajar en otra cosa es su forma de descansar. Dotados de un carácter introvertido hablarán de sí si encuentran “iguales” con los que pueden compartir su introspección. Guardan para sí todo lo que les daña y pueden llegar a la venganza de forma fría y calculada a pesar del tiempo, irrumpiendo en ocasiones en estallidos de cólera por lo acumulado. Cuando se carece de Tierra, surge dificultad en todo lo material y concreto; el sujeto se torna desorganizado, inestable, con poco sentido práctico y aspecto soñador. Así, entra a una actitud Oak: aunque por dentro esté deseando lo contrario, el sentimiento de obligatoriedad lo lleva a levantarse cuando en realidad preferiría quedarse en reposo. El endurecimiento de Tierra llevará sin remedio al agotamiento por exceso, pero este síntoma no lo detendrá ante su determinación, que a toda costa lo llevará a concluir su tarea o a una grave enfermedad. El miedo, la ambición o el servilismo los hará endurecer su Tierra: la perseverancia, llevándolos a la obligatoriedad. Sólo regresando a la compasión Mimulus, al coraje Gentian o a la voluntad Centaury volverán a expresarse desde la personalidad. Este hecho lo facilita el elemento Oak del que nacen las tres Tipologías. En el triángulo astrológico de Tierra, el macho cabrío-Mimulus (Capricornio) es el Ejecutor Responsable, el toro-Gentian (Tauro) es el Trabajador Incansable y el signo de la virgen-Centaury (Virgo) es el Comerciante Racional.

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El Aire: Heather El Aire, después del Fuego, es el segundo elemento menos denso de la Astrología. Su ambiente natural es el de las ideas y del pensamiento, los cuales son invisibles al ojo físico; sólo podemos observar su movimiento, por ejemplo mediante el humo; el Aire siempre es dinámico. Es el primer alimento de los seres vivos: quien no respira, no vive. Es un elemento que asociamos normalmente con “el cielo”, por lo que nos lleva a la imaginación y a la creatividad. En este espacio en el que se encuentra el Aire, es propicia la reflexión entendida como la unión o separación de ideas que crean estructuras o teorías sobre las que podemos pensar a continuación. El Aire limpia cuando se mueve libremente, y agobia cuando se encuentra limitado por un espacio cerrado. Comparte la naturaleza masculina del Fuego. Es caliente y húmedo, expansivo, comparativo, acumulativo. Su hemisferio preponderante es el izquierdo; su objetivo, la certeza; su lema, pensar, comparar y decidir en función de la situación. Las tipologías de personalidad de Aire son: Cerato, Scleranthus y Water Violet. Al Aire corresponde el temperamento sanguíneo, y generalmente quienes pertenecen a él presentan las siguientes características: personas identificadas con la mente y el intelecto, pueden acceder a la intuición, pero, a diferencia del Fuego, se activa cuando la mente está quieta, lo cual no es muy común. Tienen una especie de permanente curiosidad por lo que acontece. Son recolectores natos de información, la cual retiene para trabajar en su interior, pudiendo desarrollar la fantasía y la imaginación de manera natural. Su capacidad de asociación y disociación es muy alta; pueden desmenuzar y armar teorías de manera innata; clasifican y

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sistematizan todo aquello que les aporta el exterior; por ello, mantienen una perspectiva amplia de lo que observan en aparente calma; esto los lleva a la prudencia y al respeto por las estructuras creadas en su interior. La necesidad de adecuar la realidad a un modelo mental en ocasiones los hace mantenerse lejos de las relaciones. Vivir desde el ámbito de la mente les dificulta llevar sus teorías a la acción. Pueden interesarse por temas tanto concretos como metafísicos, siempre elaborando modelos que los ordenen y les permitan su comprensión. Al tener todo estructurado en su cabeza, la comunicación es muy elocuente; generalmente son sociables y aportan claridad y objetividad a los demás elementos. Son personas finas, con sentido artístico. Rafael Julián, como personajes, los describe así: Sociables, amigables, simpáticos, buenos comunicadores. Afrontan las dificultades con calma. No se esfuerzan por ocultar sus emociones, no las reprimen, la manifiestan con naturalidad y dicen lo que piensan. Son personajes seguros de sí mismos y contagian sus estados de ánimo como protagonistas o antagonistas (Julián, 2004). Con respecto a las emociones, coincidimos en que no las reprimen, pero tampoco es una prioridad expresarlas o gestionarlas, porque carecen de importancia para su interacción con Sí mismos y con su entorno; prevalecen las ideas y lo que “piensan” sobre lo que “sienten”. El temperamento sanguíneo, según Yabir Abu Omar, tiene como características: “piel caliente y húmeda, tez sonrosada o rojiza, pulso vivo y uniforme, tendencia a la obesidad por exceso en la alimentación, buena eliminación, orina fuerte y sudor abundante” (Yabir, 2012). Zeferino González describe las siguientes características físicas de este temperamento: El cuerpo de los sanguíneos propende con bastante frecuencia a cierto grado de obesidad, principalmente con el transcurso de los años, para lo cual se prestan también las formas redondeadas y llenas de sus miembros. Suelen ser de rostro hermoso y agradable en sus proporciones: tienen el color más o menos encarnado, los ojos vivos y expresivos, con el cuello más o menos corto, algunas veces (González, 1876). El Aire, Heather, está vinculado a la razón, que es una de las funciones racionales según Jung. Pensar supone evaluar la información o las ideas de forma racional y lógica. La toma de decisiones desde el Aire, se realiza en base a juicios, en lugar de una simple consideración de la información en el momento, como

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en el caso del Fuego. Todo el tiempo evalúa las situaciones para actuar de acuerdo con la mejor opción, por lo que no es posible adjudicar a la personalidad teñida por el Aire una tendencia definida. Su exponente más elevado es el servicio: la capacidad para entregarse en cuerpo y Alma a la necesidad que haya advertido a través de su observación. El Aire dota de un carácter humanitario y fraternal a sus poseedores para realizar aquello para lo que están capacitados. Dicha virtud está grabada en las Tipologías de Personalidad emparentadas con este elemento, de ahí su gran necesidad de hacer el bien y sentir la armonía que los lleva al exceso, agotando así las reservas de tan preciado tesoro, su Aire-mente. Esta actitud tarde o temprano terminará llevando a la personalidad al aturdimiento, a la desubicación y a la pérdida del Aire, su naturaleza mental. La carencia de Aire propicia disminución de capacidades intelectuales y comunicativas, dificultad para clarificar el pensamiento y el repliegue sobre Sí mismos, por lo que tienden a ser incomprendidos; así surge la necesidad en Heather de explicarlo todo en repetidas ocasiones. La ausencia de Aire fomenta en la persona el deseo desaforado de comunicar y servir; y este estado ansioso y descoordinado le impedirá vivir de acuerdo con su condición intelectual. Su pensamiento, base de su naturaleza, ha sido desplazado por la ansiedad que golpea con fuerza impulsándola hacia conductas compulsivas en busca de un interlocutor con quien poder volver a ser útil y reconocido. La ansiedad y la pérdida de Sí mismo, se afianzarán hasta crear una conducta crónica que le llevará a la búsqueda desenfrenada de otros para seguir adelante. La desconfianza de sí, el orgullo o la duda los hará dispersar su Aire: el servicio. Sólo transmitiendo su sabiduría Cerato, desarrollando su inventiva Water Violet, o expresando sus habilidades artísticas Scleranthus, recuperarán su capacidad para servir. Este hecho lo facilita el elemento Heather del que nacen las tres Tipologías. En el triángulo astrológico de Aire, el signo de la balanzaScleranthus (Libra) es el Artista Conceptual, el signo de los gemelosCerato (Géminis) es el Buscador Pensador, y el aguador -Water Violet (Acuario) es el Erudito Investigador.

El Agua: Rock Water El cuarto elemento, el Agua, en su estado natural es una sustancia sin forma definida, es adaptable y se expande con facilidad. Cuando se ve afectado, responde a través de ondas incidiendo en todas las partes de Sí mismo. Se adecúa al elemento que le contenga o le conduzca y, a su vez, recibe y rodea a todo lo que se le introduzca o ponga en contacto con ella,

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lo que muestra su receptividad, afectación e integralidad. El Agua fluye libremente cuando hay paso, se mueve y, en ocasiones, se estanca; su dinamismo depende de las condiciones en las que se encuentre, ya que a ellas responde; puede correr montaña abajo si la conduce el cauce de un río; puede quedarse inmóvil si está estancada en un recipiente. El Agua alimenta y “da vida” a todos los seres orgánicos, fecunda y transforma. Su color es azul. De naturaleza femenina, pasiva, fría y húmeda. Introvertida, sentimental-afectiva. El hemisferio preponderante es el izquierdo; su objetivo es ser ejemplo para el mundo, la sociedad o la familia; su lema: justicia, equidad, disciplina y obediencia a un mandato superior, orden, idea o compromiso. Las tipologías de personalidad de Agua son: Clematis, Chicory y Rock Rose. El temperamento que corresponde al Agua es el flemático que, recordemos, es introspectivo; la función preponderante para accionar su relación con el mundo es la emoción. El flemático basa su actuar en aquellos sentimientos que devienen de lo que sucede en su entorno, por esto, son muy perceptivos, pues de estos estímulos depende su siguiente reacción; mantienen cierto estado de alerta, que se asemeja a la intuición, pero más bien se trata de una cualidad especial mediante la cual pueden “sentir” antes que cualquiera lo que se está fraguando en el mundo intangible de las emociones. Al estar ligados completamente al mundo emocional, son muy afectivos y empáticos; sienten con toda intensidad lo suyo y lo de los demás; las relaciones son el motor de sus vidas, aunque sean imaginarias; en ocasiones, al fundirse con el otro, pierden su individualidad. Crean un mundo de fantasía a la medida de sus emociones, que pueden ser tan cambiantes y extremistas como el comportamiento del

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mar. Poseen una gran creatividad e imaginación derivadas de este complejo mundo volátil e inestable; esta característica hace que los demás temperamentos encuentren difícil comprenderlos, sin embargo, les permite expresarse a través del arte, en donde al igual que su interior, no existen límites. Son imprevisibles, utópicos y soñadores. Rafael Julián describe a los personajes de este temperamento así: Los flemáticos a veces nos sacan de quicio, son personajes prudentes, reflexivos y silenciosos, midiendo siempre lo que dicen para así dar el ejemplo. Suelen ser pacíficos y parecen imperturbables. Su inexpresividad desconcierta a los que les rodean, aunque detrás de su máscara puede haber tanto candor y ternura como estupidez e incluso maldad (Julián, 2004). El temperamento linfático o flemántico, según Yabir Abu Omar, es: De piel fría y húmeda, con frecuencia pálida y con abundantes pecas, pulso lento y débil, carnes fofas y grasas, pies y manos sudorosos, tendencia a la flacidez muscular, abdomen prominente, sobriedad con la comida y bebida, preferencia por los dulces, necesidad de dormir mucho, tendencia a la indolencia, e hipersecreción salivar y estomacal (Yabir, 2012). En cuanto a los caracteres físicos descritos por Zeferino González tenemos: Los individuos en quienes predomina notablemente este temperamento, suelen tener el cuerpo alto y grueso; los miembros, y especialmente la cara, presentan formas redondeadas. Son tardos y pesados en sus movimientos; su semblante carece de expresión, por lo general; los ojos presentan un color más o menos azulado; el color general es blanco (González, 1876). El Agua desde su cualidad adaptable y expansiva se extiende sin límites, a la vez que se confunde y penetra con todo lo que entra en contacto. Esta peculiaridad puede ser descrita como vulnerabilidad, sobre todo en aquellas personalidades que no saben gestionar su psiquismo, pudiendo caer en la dramatización constante o en el exceso de sentimentalismo que los lleve a la histeria, pero también lo podemos percibir como la capacidad para conectar con el mundo psíquico a voluntad. Las personalidades de Agua son fuentes inagotables de inspiración al mantener cierta afinidad y apertura con el mundo acuoso lindante y a través de su permeabilidad conectar con las emociones de otras personalidades. Es la manera racional de comprender las relaciones según un código personal que podríamos denominar amor propio. El deseo de una respuesta afectiva concreta, de una manera particular de ser amado y la decepción que se fragua tras cualquier otra respuesta que no coincida con ella, forma

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la trama que mantiene presa a la consciencia en un devenir afectivonegativo, cargado de desencuentros y sentimientos desagradables, como los celos la envidia, y el odio. Para nosotros, el Agua es Rock Water: el sentimiento en el ámbito humano. El acto de sentir, como el de pensar, es fruto de una evaluación de la información, en este caso dirigida a la consideración de la respuesta emocional en general, mucho más centrada en Sí mismo y en la manera particular que tenemos de registrar las emociones. La emoción está ligada al “sabor” sentimental personal: lo agradable o desagradable en el campo emocional está íntimamente ligado a nuestro mundo interior y a la construcción “acuosa” de los sentimientos arcaicos, que aún se mantienen ligados a nuestra sensación de yo. No existe emoción en los confines del espíritu. En el ámbito acuoso, se revela el querer a otro como sentimiento apegado a un sentir emocional propio que proyectamos en él, a la espera de una supuesta respuesta afectiva y agradable, que no tiene que ver con el amor, sino con el deseo de poseer. La psique ha sido simbolizada como el gran mar, el océano insondable; de ahí su naturaleza femenina y nutricia, inagotable en sus recursos, pues no hablamos del mar u océano conocido por el hombre, sino de La Gran Mar, las aguas primordiales donde Nun mantiene el universo de probabilidades presto a nacer al mundo conocido. Dado el temperamento y la tendencia a la expansión casi infinita, las personalidades de Agua no logran gestionar su claridad emocional, virtud inherente al Alma que elige esta vía de conocimiento, tenderán a restringirse a través de la disciplina y del orden obediente a una máxima, todo aquello que le llevase por la vía de la saturación. De esta manera vemos cómo tras Rock Water se esconde un Alma consagrada al amor y a la libertad que aún no ha gestionado adecuadamente su naturaleza candorosa, afectiva y generosa, refugiándose en las “aristas” de su recién construido “cubo de hielo” para así mantenerse firme y constante en la dirección que ha elegido como meta, sin amores o afectos que la desvíen y la hagan perder la cabeza. Así, la carencia de Agua genera dificultad para expresar sentimientos y emociones objetivamente, propiciando falta de seguridad y sensibilidad, que nos lleva a estructurarnos a través de Rock Water. La huida emocional, el chantaje o la disolución entre los demás les hará congelar su Agua: la claridad emocional. Sólo recuperando las ganas de vivir Clematis, la generosidad Chicory o la libertad mental Rock Rose volverán a expresarse desde la personalidad. Este hecho lo facilita el elemento Rock Water del cual nacen las tres Tipologías.

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En el triángulo astrológico de Agua, el cangrejo-Clematis (Cáncer) es el Romántico Imaginativo, el escorpión-Chicory (Escorpio) es el Profundizador Psíquico y el signo de los peces-Rock Rose (Piscis) es el Místico Inspirado. En conclusión, sería absurdo pensar que Bach —quien fue iniciado en los Misterios Mayores y mantuvo una estrecha relación con verdaderos iniciados que él mismo nombra como: el alquimista Paracelso; el mago de la isla de Cos; Hipócrates, quien llegó a emparentársele con el mismo Esculapio, dios de la medicina; el astrólogo y espagirísta, autor de varias obras como “Tratado del aurum potabile” y compilador de las signaturas astrales de las plantas, Culpeper; el masón y precursor de la homeopatía Samuel Hahnemann; entre otros— no hubiera relacionado a los 4 Ayudantes con los 4 Elementos alquímicos, los 4 Humores Hipocráticos o las 4 Funciones Psicológicas que describen las tendencias innatas de los 12 signos astrológicos o Tipologías de Personalidad según la naturaleza del elemento regente. Para resumir, tenemos 12 tipologías: tres de Fuego vinculadas a la virtud de la fe: Impatiens, Vervain, Agrimony; tres de Aire vinculadas a la virtud del servicio: Cerato, Water Violet, Scleranthus; tres de Tierra vinculadas a la virtud de la perseverancia-pundonor: Mimulus, Gentian, Centaury; y, por último, tres de Agua vinculadas a la virtud de la claridad en la determinación: Clematis, Chicory, Rock Rose.

Tipologías

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de Aire

Tipologías de Fuego

Tipologías de Tierra

Tipologías de Agua

Como ya dijo Bach, “…y encontraron a los Doce Curadores a través de la virtud de los Cuatro Ayudantes”; es decir, cuatro virtudes permiten la expresión tipológica de 12 canales o tendencias arquetípicas. Podríamos decir que la vida como entidad establece la combinación de aquellas áreas de sí misma, que se concretan en la forma a través de las cuatro raíces vitales, que dan forma a todo lo que existe y que podemos percibir en el Universo material. Por ello, podemos afirmar, como ya lo hicieran los sabios del pasado, incluido Bach, que todo es fruto de los cuatro y de sus infinitas mezclas y combinatorias. Así, tomando la indicación de Richard Gardner o la antigua afirmación cabalista que propone la permutación de las cuatro sagradas formas del nombre de Dios, llegaríamos a la conclusión de que cada una de las 12 Tipologías presentadas por Edward Bach se compone de la fusión de dos de los 4 Elementos clásicos; de esta forma, podemos determinar como punto de reflexión para futuros trabajos prácticos y clínicos que los remedios florales son la mezcla de los “arcanos” alquímicos en su más pura y eficaz esencia primordial, cuya armonía en su ajuste destila la justa imbricación que hará resonar en los elementos propios del ser humano, en la que el Alma ha tomado forma según su tipología y lección de vida, la secuencia de orden que le recordará su centro y le devolverá la fidelidad a sí mismo, tras su desvío en la realización de la obra en la encarnación material. Ya hemos estudiado que las “raíces” o elementos son los “pilares” de todo lo que existe, que todo es de acuerdo con las mezclas de estos cuatro principios preexistentes y que lo perceptible, ya sea en el ámbito de la Tierra, del Aire, del Agua o del Fuego, no es más que la fusión de algunos de estos elementos. Los 12 signos zodiacales se dividen a su vez en cuatro grupos de tres signos cada uno, que se corresponden con los 4 Elementos de la Filosofía clásica y que determinan, según su naturaleza, la acción arquetípica que vivirá un ser humano ligado a ella. Las relaciones entre las 12 Tipologías están determinadas por la complementariedad u oposición de los dos elementos que las componen. Así tenemos que el Aire y el Fuego se complementan, como la Tierra y el Agua, y el Agua encuentra su oposición en el Fuego, y la Tierra en el Aire. Los 4 Elementos se pueden fusionar en 12 pares, que es el número mayor, que puede aparecer sin que los pares se repitan: (1) Aire Tierra, (2) Aire Fuego, (3) Aire Agua, (4) Agua Aire, (5) Agua Tierra, (6) Agua Fuego, (7) Fuego Agua, (8) Fuego Aire, (9) Fuego Tierra, (10) Tierra Fuego, (11) Tierra Agua, (12) Tierra Aire. Vincular los 12 en un círculo, de acuerdo con su naturaleza elemental, nos ilustra aún más en nuestra búsqueda de la consciencia y la solución de los misterios de la vida. De hecho, el Mándala Arquetípico, sobre el que escribiremos más tarde, puede ser considerado como una carta de navegación de la consciencia.

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Ya sólo nos resta presentar las combinatorias que permiten la existencia de lo que hasta aquí hemos denominado Tipologías o Arquetipos Tipológicos que, como veremos después, se relacionan con todas las presentaciones duodecimales que las diversas culturas y panteones mistéricos han presentado en el devenir histórico de la humanidad. FUEGO: Gorse: Fe Impatiens: Fuego-Tierra: Fe-Perseverancia; fe en sí mismo. Vervain: Fuego-Aire: Fe-Servicio; fe en un ideal. Agrimony: Fuego-Agua: Fe-Claridad; fe en la humanidad. AIRE: Heather: Servicio Cerato: Aire-Agua: Servicio-Determinación; una mente clara al servicio de la humanidad. Scleranthus: Aire-Tierra: Servicio-Perseverancia; una mente práctica centrada en Sí mismo. Water Violet: Aire-Fuego: Servicio-Fe; una mente en busca de un ideal. TIERRA: Oak: Perseverancia Gentian: Tierra-Agua: Perseverancia-Determinación; una actitud práctica vinculada a su universo afectivo. Centaury: Tierra-Fuego: Perseverancia-Fe; la práctica y la perseverancia elevada a los más altos ideales del espíritu. Mimulus: Tierra-Aire: Perseverancia-Servicio; una actitud práctica puesta al servicio de un ideal. AGUA: Rock Water: Claridad-Determinación Clematis: Agua-Aire: Determinación-Servicio; los afectos idealizados, un mundo idílico en la mente. Chicory: Agua-Tierra: Determinación-Perseverancia: los afectos en un universo práctico y cercano. Rock Rose: Agua-Fuego: Determinación-Fe: la mística del espíritu, los afectos elevados que trascienden la razón. Con esto, hemos relacionado a las 12 Tipologías con los 4 Ayudantes mostrando la fase del trabajo lunar-personalidad y la vinculación de los remedios para devolver a la personalidad a su virtud original, para que pueda proseguir su camino.

LAS TRES FUERZAS Antes de adentrarnos en los contenidos que definen a las tres fuerzas emparentadas con la descripción que hiciera Bach de sus remedios, profundizaremos un poco más en la ciencia kémica para acercarnos al concepto de Naturaleza y vincularlo a su modulación en la apariencia que nos permite contemplar el movimiento Solve et Coagula, representado por los estados Mercurius y Sulphur respectivamente.

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Comenzaremos por retomar la constante que nos ha conducido por este viaje, la idea de Unidad, a la cual Platón alude en su “Timeo”: “…Por tanto, es de resaltar que: este mundo es, de hecho, un ser viviente dotado con Alma e inteligencia... una entidad única y tangible que contiene, a su vez, a todos los seres vivientes del Universo, los cuales por naturaleza propia están todos interconectados”. El planeta es una entidad espiritual. Antes de la teoría Gaia, los antiguos filósofos y alquimistas se referían al espíritu de la Tierra como al Ánima Mundi, el “Alma del Mundo”, que es la fuente inefable que todo lo contiene. El camino del alquimista es reducirlo todo hacia lo más simple, buscar en la diversidad el mínimo común denominador, que siempre será la chispa divina en la materia, el Ánima Mundi, a la que todo se reduce. La sutil red que sostiene todo lo existente en la Naturaleza y que todos los seres animados e inanimados compartimos es el Espíritu Celestial. La integridad de lo que vemos es espíritu, la vida es su coagulación en toda su intensidad; para la Tradición, la Naturaleza se vive como un cuerpo animado y divino. Todos los seres son una manifestación del espíritu que se encuentra en su naturaleza y no en su apariencia, y esta manifestación se da de acuerdo con leyes y proporciones divinas, con las cuales trabaja la Alquimia.

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El conocimiento respecto de estas leyes y demás principios fundamentales del Arte fue fruto de intuiciones, inspiraciones y revelaciones de un orden trascendente y se trasmitía iniciáticamente, es decir, a través de un proceso evolutivo de desarrollo por el cual el neófito era instruido de acuerdo con las características del círculo al que pertenecía. Los símbolos e imágenes arquetípicos eran las puertas de entrada a un nuevo orden iniciático; cuando se observa desde lo simbólico, lo que se percibe es la Unidad y todo encaja en el órden de aquél que contempla; si se observa desde lo diabólico (es decir, desde una perspectiva que divide), lo que hay son partículas fragmentadas, que no se reconocen como partes del Todo, afectando personalmente al observador. El mundo está colmado de símbolos; el afuera es siempre una idéntica copia de lo interno; lo geográfico es lo mismo que lo psicológico. Todo está, estuvo y estará ahí siempre; para tener ojos y oídos capaces de verlo y de escucharlo, hay que sumergirse en el misterio; hemos de hacer una elección con respecto a lo que nos acontece: puede representar un elemento que se repetirá infinitamente o se lo puede apreciar desde lo simbólico para trascender lo aparente y convertirlo en una oportunidad de evolucionar. Los grandes sabios exploradores de la idea de la Unidad, incluidos obviamente los alquimistas, advirtieron la profunda comunión entre el Ánima Mundi y el hombre, donde reside la fuente de su esplendor, el mapa magistral en el que se concatenan sus átomos, emociones, pensamientos y consciencia. Bach decía en “Cúrate a ti mismo” que: Es posible obtener un destello de esta concepción [la Unidad] visualizando a nuestro Creador como un gran Sol deslumbrante lleno de benevolencia y amor, de cuyo centro irradia un infinito número de rayos en toda dirección, y que nosotros y todos los que somos conscientes somos partículas al final de estos rayos... (Bach, 1931). La conexión con el Ánima Mundi es el origen de la perfección. La Alquimia es un conducto mediante el cual los seres humanos podemos disolver todos los velos que nos separan de lo inseparable; la labor del alquimista es purificar de toda mancha la luz inmanente que irradia en lo profundo. ¿Cómo? Observando esta luz en la

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Naturaleza, apreciando sus principios y recreándolos en la existencia. Para hacer Alquimia en nuestro interior, es necesario mantener la consciencia en la luz, no dejándonos abrumar por las inconveniencias que se presenten, transformando las calamidades en experiencias que nos permitan saber más del mundo, e inevitablemente de nosotros mismos; con los ojos del espíritu vemos la proporción divina de todo lo manifestado. Jung describe a la psique como “el soporte del mundo: no solamente es la gran condición para la existencia de todo el Universo, sino por su intervención es también condición para el orden natural existente, y nadie puede decir con certeza dónde esa intervención finalmente termina...”. Nos parece que en esta definición se refiere inequívocamente al Alma del mundo. Uno de los más grandes legados de este hombre, si no es que el que más, reside precisamente en acoplar la Alquimia hermética a los procesos psíquicos y espirituales del ser humano. Leer a Jung es leer Alquimia: Cómo la psique y materia están contenidas en uno y el mismo mundo, y además están en contacto permanente y descansan en última instancia en factores trascendentales, no sólo existe la posibilidad, sino también cierta probabilidad de que materia y psique sean dos aspectos distintos de una y la misma cosa. Los fenómenos de sincronicidad apuntan, según me parece, en esa dirección, ya que tales fenómenos muestran que lo no-psíquico puede comportarse como psíquico y viceversa, sin que exista entre ambos un vínculo causal (Jung, 1984). Por eso, lo que vivo y lo que soy, es lo mismo. El concepto de inconsciente colectivo que favorece la comprensión de la idea alquímica del Ánima Mundi desde un modelo más cercano al psiquismo, pues lo que advierto del mundo es aquello que puedo percibir de acuerdo a mi idea de él. Ken Wilber en su libro “Los tres ojos del conocimiento” cita a Jung: El inconsciente personal... incluye todos aquellos contenidos psíquicos que han sido olvidados en el curso de la vida del individuo. Algunas de sus características permanecen todavía en el inconsciente aun en el caso de que se haya perdido toda memoria consciente de ellos. Además, contiene también todas aquellas impresiones y percepciones subliminales que no ha tenido la suficiente energía como para superar el umbral de la consciencia. A éstas hay que agregar también diversas combinaciones inconscientes de ideas demasiado débiles e indistintas como para superar el umbral. Por último, el inconsciente personal contiene también todos aquellos contenidos psíquicos que son incompatibles con nuestra actitud consciente (Wilber, 2003).

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La mirada simbólica, rescata del inconsciente aquello que ya puede ser integrado en la consciencia, Jung nos habla del arquetipo psicoide, una nueva manera de interpretar la vida integrando lo inconsciente de forma natural a través de la lectura simbólica, en las palabras del maestro Grecco: “El inconsciente se hace consciente a partir de contemplar los sueños, los síntomas y las relaciones, desde una mirada simbólica que nos permita interpretarlo”, y esta mirada también en la obra de Bach. En los textos que a continuación destacamos, se percibe claramente la referencia que él hace a los sueños o a la mirada simbólica en la carta que describe el comienzo de los 4 Ayudantes; a los síntomas, expresiones físicas del conflicto entre la personalidad y el Alma, en la descripción de lo que cada uno simboliza dentro del texto de “Sufrís de Vosotros Mismos”; por último, en lo concerniente a las relaciones, se refiere en dos párrafos de “Algunas consideraciones sobre la enfermedad y la curación”. Carta a un colega (percepción de lo extrasensorial): 4, Brunswick Terrace, Cromer, Norfolk. 17 de Enero de 1934 Querido Hermano: Este fue el comienzo de nuestros 4 Ayudantes. Un día, sintiéndome ansioso respecto al futuro, como supongo que todos hacemos de vez en cuando, estaba cerca del sendero de Marlow on Thames, cuando me llegó este mensaje. Un mensaje que no es sólo para mí, sino para todos los que se esfuerzan en ayudar. Lo anoté tal cual, y al instante me fijé en un arbusto de Gorse lleno de flor que había a mi lado, y pensé “¡Qué hermoso!”. No lo había visto antes, pero entonces pensé en un maravilloso paisaje de páramos cubiertos por este llameante arbusto. Este fue el primero de nuestros 4 Ayudantes. Me levanté y fui directamente hacia una mujer que conocía, egocéntrica y totalmente mundana, y le dije, “¿Cuál piensa usted que es el paisaje más hermoso del mundo?”. “¿Ha visto alguna vez algo que le haga pensar que es posible que Dios exista?”. Ella contestó sin vacilar: “Sí, las montañas cubiertas de Heather”. Y entonces se encontró el segundo de nuestros Ayudantes. Para muchas personas, desde luego, esto no significaría nada, pero para ti, lo sé, esto muestra la manera como trabaja la Hermandad Blanca entre nosotros, no por milagros, ni por apariciones, sino conduciéndonos precisamente, si estamos dispuestos a dejarnos conducir, por los asuntos cotidianos. Edward Bach.

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“Sufrís de Vosotros Mismos” (lectura simbólica de los síntomas y de las relaciones): …Así vemos, pues, que no hay nada de accidental en la Naturaleza respecto a la enfermedad, ni en su tipo ni en la parte del cuerpo que esté afectada; el dolor es el resultado de la crueldad que causa dolor a otros, y puede ser mental o físico: pero estén seguros de que si sufren dolor, si buscan en Sí mismos encontrarán que alguna acción o pensamiento crueles está presente en su naturaleza: elimínenlos, y su dolor cesará. Si sufren de rigidez en las articulaciones o en algún miembro, pueden estar igualmente seguros de que hay rigidez en su mente; que conservan rígidamente alguna idea, algún principio, o tal vez alguna convención, que no deberían tener… “Algunas consideraciones sobre la enfermedad y la curación”: …Si sufren de asma, o dificultades en la respiración, están de alguna manera asfixiando a otra personalidad; o se carece de coraje para hacer lo correcto, sofocándose a Sí mismos. Si quedan exhaustos, es porque permiten que alguien impida que su propia fuerza vital entre en su cuerpo. Incluso la parte del cuerpo afectada indica la naturaleza del defecto. La mano, un fracaso o error en la acción: el pie, un fracaso en asistir a otros: el cerebro, falta de control: el corazón, deficiencia, o exceso, o actitud errónea en aspectos afectivos: el ojo, un fracaso en ver bien y no comprender la verdad cuando está frente a nosotros. Y así, exactamente, podemos descubrir la razón y la naturaleza de una enfermedad: la lección que el paciente requiere, y la necesaria corrección que debe hacerse. Además, en muchos pacientes que acuden a nosotros, su personalidad está prácticamente aplastada por algún familiar o amigo, y en algunos de ellos puede que sea más fácil obtener un diagnóstico a partir del dominador, ya que ellos serán del mismo tipo que el paciente, porque de nuevo es un caso de lo similar repele lo similar, porque estamos situados entre aquellos que tienen las mismas faltas, más marcadas, para que nos demos cuenta del sufrimiento que estas acciones adversas causan… Una vez establecido lo anterior, y siguiendo estos ejemplos, queda firme la idea de que la Alquimia es una “Catena aurea”, cadena o camino dorado, para reencontrar el Mar de Nun dentro de nuestro microcosmos, volver a la consciencia de que somos parte de una sola e indivisible, Totalidad. Para ello, tal y como lo explica Jung, la Alquimia establece tres pasos: Nigredo, Albedo y Rubedo. El Nigredo o putrefacción corresponde al reconocimiento de los aspectos que se encuentran en la sombra de la psique humana.

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Estar en el Nigredo es lo mismo que enfrentarse cara a cara con el inconsciente personal y observar cómo se proyectan en el exterior, ya sea en lo material o en las relaciones, que son tan sólo un espejo de aquello que no se ha podido asumir como propio, a pesar de que siempre ha estado ahí. Este rechazo a ciertas situaciones, actitudes, emociones o ideas se relaciona con los sistemas de creencias en los que se ha desarrollado el individuo, que le hacen vetarlos de su personalidad por no ser del todo “correctos”. En esta fase, la persona “abraza” a su sombra para mantener un diálogo con ella a través de una situación que no le es del todo cómoda; invariablemente, se intenta reprimir en el otro lo que no se permite expresar en Sí mismo, San Juan decía: “Aquel que dice estar en la luz, y aborrece a su hermano, vive en las tinieblas”. El Nigredo invita a aceptar lo que del otro hay en mí, que yo rehúso ser.

El siguiente paso es la Albedo, la integración consciente y responsable del arquetipo de “lo opuesto”; es decir, en el caso del hombre, su opuesto arquetípico Femenino denominado Ánima, y en el de la mujer, su opuesto arquetípico Masculino denominado Ánimus, esto es identificar lo Femenino o Masculino a través de una relación; las relaciones son las vías para conocer el Alma. Por regla general, el hombre muestra en lo consciente lo Masculino y la mujer lo Femenino, pero, al nivel de la psique, en una relación amorosa, existen siempre cuatro figuras: el hombre y su Ánima y la mujer y su Ánimus. Lo que al final se busca en esta etapa, es desmarcar al género como un elemento limitante, y comenzar a vivir desde el Alma, comprendiendo que lo que el otro entrega en la relación es lo que no soy capaz de darme; el otro me dimensiona,

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pues pone delante lo que yo soy en mi sombra, y el trabajo consiste en abrazarlo en el exterior para, de esa manera, integrarlo dentro de mí. Quien ha concluido esta etapa, se hace consciente de que no es necesario que el otro cambie, ya que lo verdaderamente valioso es observar qué sucede consigo mismo en respuesta a los actos del que le complementa. Se llega al entendimiento de que “lo que yo deseo es amar, no tener la razón”. Los alquimistas intentaban obtener la piedra filosofal mediante la “boda alquímica” en el laboratorio; a través de concienzudas artes, sabían que Albedo es una operación menos violenta que el Nigredo, pero es de honda sabiduría mantener el Fuego que no queme o destruya y a la vez que no enfríe el proceso. Analógicamente, al vivir en nuestro interior el proceso, entendemos que en realidad aceptamos fuera la íntima unión de los componentes de nuestra propia personalidad, de un “desposorio espiritual” como vivencia interior no proyectada. Alude a la unificación de los contrarios en el Sí mismo. Es la vía que permite integrar sin proyección aquello que sois, sin saberlo, y completar así la Obra. Por último, la Rubedo es la fase culminante de la obra, en la que se alcanza el logro de la Totalidad, es decir, se llega a la plenitud de una manera total; el Espíritu y el Alma se fusionan. Surge una paradoja similar a la que vimos con la fusión entre personalidad y Alma, al encontrarse y fundirse al calor del Atanor; morimos desde la individualidad, para ser absorbidos por aquella de mayor sutilidad. En este caso, el Alma muere para ser consciente del Espíritu; el Alma muere a los 4 Elementos, para que emerja la verdadera Totalidad del Ser. Todos los opuestos se juntan y complementan armónicamente y se conectan con el Unus Mundus, lo que permite la visión consciente del Todo desde una de sus partes, sin posesión de lo visto y sentido por el yo que so contempla, y como tal estado es inefable, indescriptible, constituye un misterio. Una vez establecido lo anterior, retomemos el tema de la elaboración de los ayudantes de Bach. Tras un paréntesis, después de haber encontrado los cuatro primeros remedios, decide hacer tres nuevos para completar la serie de siete que más tarde se denominaría los 7 Ayudantes. En este punto quiero resaltar que no creo que Bach tuviera en mente elaborar de entrada siete remedios para esta serie, sino que, como en la anterior, se vio forzado a buscar remedios más “potentes” o cercanos a la fuente, para sacar del desvío a las personas que ya se habían alejado mucho de su verdadera naturaleza. Tan es así que, incluso, tuvo que desdecirse de lo que en 1930 publicó al respecto de la evolución de los vegetales: Por lo tanto el trabajo del médico es doble, asistir a su paciente en la corrección de su caída espiritual, y darle los remedios que le ayudarán a actuar en el plano físico; para que la mente completamente sana efectúe la curación del cuerpo.

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Para esto último, es esencial que los remedios escogidos sean vivificantes y edificantes; de vibraciones elevadas. Para elegirlos debemos considerar su estado evolutivo en relación al hombre. Los metales son infrahumanos. La utilización de animales haría necesaria la crueldad, y no debe haber ningún rastro de ella en el divino arte de la curación. Así que sólo nos queda el reino vegetal. Hay tres tipos de plantas. El primer grupo está relativamente por debajo de la evolución humana; como son las variedades primitivas: las algas, los cactus, la cúscuta, etc. También las que han sido utilizadas con propósitos incorrectos, algunas de las cuales son venenosas: el beleño, la belladona, y las orquídeas son algunos ejemplos. Una segunda clase, en la misma escala relativa que el hombre, las cuales son inofensivas, y se pueden usar como alimento. Pero hay un tercer grupo, relativamente alto o más alto que el promedio de la humanidad. De este debemos escoger nuestros remedios, ya que se les ha dado el poder de curar y bendecir (Bach, 1930). Como todos sabemos, los tres últimos remedios de la primera serie de 19 están elaborados con plantas utilizadas como alimentos, como la uva o la oliva. Es evidente que este cambio obedecía a una causa realmente importante y es que no es coincidencia que el aceite, el vino y el cereal hayan sido las tres referencias mistéricas compartidas por casi todos los credos en el devenir religioso de la humanidad. El vino como sangre de Cristo, el pan como su cuerpo y elemento sustancial de la eucaristía (no sólo cristiana o católica), y el óleo sagrado como la base para unción sacramental no pueden ser sólo coincidencias. Por ello, Bach busca algo más que remedios potentes para estas nuevas tinturas y se conecta a lo más sagrado y arquetípicamente cargado de fuerza ancestral para elaborar los tres últimos remedios de su primera serie de 19. “Y responderá Jehová, y dirá a su pueblo: He aquí yo os enviaré trigo, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre las gentes” (Joel, 2: 19). “…y la Tierra responderá al trigo, al mosto y al aceite, y ellos responderán a Jezreel” (Oseas, 2: 22). Vine, Olive y Wild Oat: tres. Una vez más un número arquetípico que ha coexistido con la humanidad desde sus orígenes: la Trinidad Cristiana, Padre, Hijo, Espíritu Santo; Horus, Osiris, Isis en Egipto; Brahma, Visnú y Shiva en la India; Kether, Jokmah y Binah en Cábala; Luz, Amor y Poder en Teosofía; Sulphur, Mercurius, Sal o Spíritus Mundi en Alquimia. Otra vez Bach se vincula a la Tradición y elabora remedios cargados de vida arquetípica al coagular la luz ancestral a través de los “puentes” vivos que establecen los vegetales entre lo invisible y lo visible;

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recurre a la Sabiduría de los Hermanos de la Raza para concluir su obra, que luego ampliará, pero concluye con la máxima potencia al elaborar los tres remedios finales con las fuerzas arquetípicas primigenias de lo que todo parte, dotándolos así de una intensidad tan extraordinaria que aún no conocemos realmente el alcance de sus posibilidades. Estos tres remedios, dadas sus características, que a continuación estudiaremos, son herramientas para integrar trozos del inconsciente proyectado en sus facetas: Femenina-Ánima-Mercurius, MasculinaÁnimus-Sulphur, y Totalidad-Sí mismo-Spíritus Mundi. Hablamos de remedios todavía más completos que los cuatro anteriores, ya que arquetípicamente están emparentados con estas tres fuerzas; si bien los 4 Ayudantes o 4 Elementos clásicos constituyen los pilares de la Tierra, los tres a los que ahora nos referimos se relacionan con las fuerzas originarias o espirituales que animan a todas las creaciones nacidas de las combinaciones de los cuatro. De estas tres fuerzas hemos dado algunos esbozos necesarios para contextualizar la exposición de los 4 Elementos, pero ahora nos introduciremos profundamente en cada uno de ellos. La Tradición Kémica nos dice que todo lo que existe parte de un punto inicial simbólicamente denominado Mar de Nun, un Universo cuántico plagado de probabilidades en el que todo coexiste a nivel potencial. Todo lo que más tarde será acto, presencia y forma ahora se encuentra silenciado por el no tiempo, en espera de que Isis pesque con su caña e introduzca en el espacio tiempo aquello que la consciencia ya está dispuesta a albergar. Del Mar de Nun surge la materia prima de la que todo está hecho, que los alquimistas denominan Espíritu Universal o Spíritus Mundi, y que está coagulado según la Tradición en el Rocío del mes de mayo (en especial el que aparece entre la luna creciente y la luna llena). En estas gotas hinchadas y cristalinas que se posan sobre la superficie terrestre, según los antiguos kémicos, es más fácil encontrar al Spíritus Mundi, la plenitud o la máxima expresión de los paquetes de información o quantus lumínicos dispuestos para ser ordenados y materializados como el espagirista desee. Así, como ocurre en todas las tradiciones iniciáticas y mistéricas, el Uno, en este caso el Spíritus Mundi, se divide en dos fuerzas polares, complementarias y opuestas para hacer realidad la creación que en potencia se mantiene en el universo cuántico a la espera de su nacimiento. Estas dos fuerzas que, de hecho, son una en sus dos polaridades, se conocen en Alquimia como Sulphur y Mercurius, de las que nacen por división polar los 4 Elementos: del Sulphur el Fuego y el Aire y del Mercurius, la Tierra y el Agua, que al fusionarse entre ellos darán origen a las 12 sales tipológicas. Como podemos observar, el cómputo de los diferentes estados desplegados de la Fuerza Una, suma diecinueve, tal como diecinueve son los remedios florales de Bach en esta primera etapa de elaboración.

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Corresponde en este momento atender a los tres principios que nos proporciona la Alquimia: Coagula, Solve y Sal, en nuestro contexto. El principio Coagula se refiere a la formación y al desarrollo de la personalidad que se realiza, como concreta Bach, en dos fases: la inicial o egocéntrica y la ambiciosa o emprendedora, donde la iniciativa está puesta en conquistar el espacio para el “Yo”. Este principio está relacionado con las 12 Tipologías de Personalidad, el desarrollo armónico de los 4 Elementos y la fusión o integración de los opuestos ÁnimaÁnimus en el Ser Individual, es decir, los 19 primeros estadios del Ser. Por otro lado, el principio Solve se refiere a la despersonalización del “Yo” construido y a la desprogramación de los códigos inmersos en la memoria de éste que usurpaba el lugar del Alma, dando paso a la esencia que sólo dará testimonio de la “Verdad” sin interferencias ni apropiación. El interés personal se diluye al no haber un yo que defina el propósito. La voluntad del Alma y de la personalidad es Una, la de la Vida que a través de sus creaciones expresa la única y trascendente sabiduría, la del Amor y la libertad de todos sus seres, la Unidad. Esta etapa está representada simbólicamente por los 19 nuevos remedios, elaborados por el método de ebullición. El Tratado de los Alumbres y las Sales considera ya a los metales como compuestos de Sulphur y Mercurius, cualidades o estados de la materia única. Así, el Sulphur sería el resultado del proceso Coagula, mientras que el Mercurio sería a su vez el resultado del proceso de disolución o Solve. El agente capaz de unir a estos elementos una vez separados por el Arte se llama en términos espagíricos Estado Salino o simplemente Sal, comparada a menudo con el espíritu vital que une el Alma al cuerpo, “es el asiento fundamental de toda naturaleza, en general y en particular... principio de corporeización que es nudo y lazo de los dos otros principios, SulphurMercurius, a los que da cuerpo”. Para nosotros la Sal es la personalidad, una de las 12 del sistema Bach. Los grandes alquimistas consideraban que la sal es pura apariencia, inexistente en su esencia, es la congelación de un movimiento fijado en el tiempo a través de su periplo circular. Es la base del nombre y por extensión de su entorno, como diría Shamsi: ¡Nombres de Destino!

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Conociendo la ascendencia de Bach y los vínculos iniciáticos y alquímicos que mantuvo en su vida, es obvio admitir que sabía lo que hacía y su sistema sea más que una colección de flores. Si ahora vinculamos la propuesta alquímica de Bach con el abordaje psicológico que propone Jung, al relacionar las tres fuerzas alquímicas Sulphur-Mercurius-Sal, con los arquetipos del inconsciente Ánimus-Ánima-Sí mismo, podremos adentrarnos en el ámbito del inconsciente a través de los tres remedios relacionados con las tres fuerzas y favorecer la toma de consciencia de algunos de los complejos que desde ahí alteran la vida de la persona. No olvidemos que, según el conocimiento kémico, “la información es la ‘matriz’ intangible por medio de la cual la energía hace que la materia se ordene de una forma determinada”. Y los remedios están cargados de información específica de acuerdo con la Ley de las Signaturas de Paracelso que determina la vinculación entre la fuerza, el astro y la planta a la que da vida esa fuerza. Hemos ya hablado de esta visión de la Unidad en los distintos místicos e iniciados que abordamos cuando nos referimos a la teoría de los 4 Elementos. Griegos que 500 años antes de Cristo ya afirmaban que el Universo completo en verbo y sustancia se deriva de una sola y única fuente; posición retomada y enriquecida posteriormente por los más grandes estudiosos del misterio: alquimistas andalusíes como Abu Abdallah ash Shamsi; europeos como Paracelso, Jung, Papus o Fulcanelli; incluso, hombres consagrados a la iglesia como San Isidoro de Sevilla o Basilio Valentín, o bien contemporáneos del mismo Bach como Rudolph Steiner o Krishnamurti. Bach desvela el misterio Bach expresa en su libro “Los Doce Curadores y los Siete Ayudantes”: A continuación nos ocuparemos de las enfermedades que han durado mucho tiempo. Si el paciente no mejora cuando parece haber tomado uno de los Curadores adecuados, hay siete otros remedios para preparar el camino; cuando una enfermedad es de mucho tiempo, y está bien establecida, puede necesitar ayuda para que responda con más facilidad, para estos casos tenemos siete remedios que se llaman los Siete Ayudantes. Por tanto, en el caso de no notar mejoría a pesar de haberse utilizado el Curador adecuado, continuar el tratamiento con uno de los Ayudantes (Bach, 1933). Recordemos que Bach hizo esta misma apreciación con los 4 Ayudantes que ya relacionamos con los 12 Curadores, pero ahora nos está hablando especialmente de los tres nuevos remedios de esta serie a la que llamará

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los 7 Ayudantes. Para nuestro estudio sólo nos interesa localizar la posición de los tres ayudantes que aún no están vinculados a nuestro sistema alquímico. De cualquier forma, en 1934 sigue sosteniendo que sólo hay 12 Tipologías de Personalidad, cuestión que mantiene hasta el final de sus días. Sigamos con el texto: “Lo primero es ver si el paciente está pálido o tiene un semblante enrojecido. Si está pálido, se necesita Olive, Gorse u Oak. Si está enrojecido, Vine, Heather o Rock Water”. O lo que es lo mismo, si es flemático o melancólico, de semblante pálido: recomienda Olive, vinculado a los elementos de Tierra y Agua o introvertidos, Femeninos, o Mercurius, según la clasificación que acabamos de hacer, y para el caso del inconsciente y la propuesta de Jung estamos hablando del Ánima. Si está enrojecido, como ya hemos estudiado, colérico o sanguíneo, Vine, el remedio que se vincula con el Fuego y el Aire o extravertidos, Masculinos, Sulphur y Ánimus. “El séptimo Ayudante, Wild Oat, puede ser necesario para cualquiera, y cuando parece que el adecuado de entre los Curadores o de los otros seis Ayudantes no da resultado; en tales casos probar con Wild Oat”. En el último párrafo describe a Wild Oat como remedio para todos los tipos, por lo que en él se encuentra la Unidad indivisible, admisible para cualquier Tipología por estar contenida y haber nacido en él y de él. Es un remedio que alberga en sí la información de todos los demás, de manera que al tomarlo cualquier alteración en cualquier tipología será activada para hacer consciente a la persona de su verdadera “vocatio”, es decir, su forma natural de ser y estar en el mundo. No es un remedio catalizador, sino activador del principio fundamental que sostiene a la persona; representa a la Totalidad, al Spíritus Mundi de donde todo parte y es el símbolo del Sí mismo, como estudiaremos a continuación. El camino que emprende un ser humano al encarnar está trazado laberínticamente y sólo tiene una salida, el encuentro con la Unidad; podemos equiparar los pasillos, a veces pequeños y sofocantes, otros amplios y claros, a las experiencias que tenemos que escenificar con todo lo que ellas conlleven, sea grato o ingrato, durante las que se irán accionando diferentes arquetipos, que nos conducirán cada vez más a nuestro centro: Wild Oat. Con estos tres nuevos remedios, Bach logra establecer un sistema completo e integrado que representa tanto al microcosmos como al macrocosmos; en su desarrollo ha estructurado las diversas áreas específicas de la constitución de cualquier ser vivo, ordenándolas a través de los símbolos arquetípicos para facilitar la acción del remedio en función de su posición en la psique individual y colectiva. Comencemos ahora por la descripción de las Tres Fuerzas de acuerdo al modelo de Terapifloral Evolutiva

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Wild Oat Wild Oat es el principio de donde todo surge; es la Corona, el Punto, la Emanación y por ello contiene en Sí mismo todo lo que más tarde acontecerá en el espacio tiempo. Esta cualidad vital de la fuente es el Spíritus Mundi o Espíritu Universal y se expresa en diversos meteoros en la Naturaleza; los Sabios Hermanos de la Raza sabían que el Rocío de mayo era uno de ellos. Ésta es la verdadera materia prima del Universo vivo; se modula ante nuestros limitados sentidos en tres formas básicas: Sulphur, Mercurius y Sal; para la Tradición musulmana representan la palabra, el número y la grafía. En realidad, Spíritus Mundi es un término que designa a la suma total de la energía del cosmos, incluyendo la gravedad, el magnetismo, la electricidad, la energía solar, las ondas de radio; es decir, se encuentra secretamente disperso en toda la Naturaleza. Sobre el Rocío del mes de mayo Edmond Bouyer nos dice: Recogido pacientemente, bajo el cielo despejado, en el oriente del mundo, justo antes de que el sol aparezca por el horizonte, el Rocío primaveral trabajado filosóficamente, destilado muchas veces a bajas temperaturas, el Rocío, decimos, nos dará su sal, cristales minúsculos verde-plateados muy refringentes (refractarios), con sabor a salitre. Así materializada, la sal de Rocío ya no tiene ninguna utilidad en Alquimia operativa. Sin embargo, este trabajo nos da la certeza de su presencia, y ahora sabemos a qué entidad se dirigían los antiguos alquimistas cuando invocaban la lenta condensación del Espíritu del Mundo. Existe un cuerpo, que los alquimistas llaman “nuestro imán”, capaz de captar directamente las virtudes de esta sal de Rocío, conservándolas vivas y activas en él. Este cuerpo, según Eugene Canseliet, Hermano de la Ciudad de Heliópolis y discípulo directo de Fulcanelli, podría muy bien ser el tártaro de los toneles producto de la fermentación del vino: el tártaro natural del potasio (Bouyer 1999). Wild Oat puede representarse como el fruto de la unión de los opuestos Olive-Vine, pero en realidad es la

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Unidad hermafrodita, previa a la separación del Adán primordial, que no es ni lo uno ni lo otro ni la suma de los dos, sino plenitud consciente que está por encima de cualquier polaridad o fragmentación de Sí mismo. Es la vocatio o vocación, la capacidad de ser y estar en cualquier lugar expresando lo que uno realmente es. Es la esencia, más allá de la particular forma de ser en la personalidad identificada con su luna como “Yo”. Es la fuente que se manifiesta en armonía cuando la integración de las diversas áreas del ser se vinculan al real Ser y el Alma puede expresarse sin restricciones. El Sí mismo para Jung es: Teóricamente, centro y totalidad de la psique, vivenciado como aquello que gobierna al individuo y hacia lo que se dirige inconscientemente. Principio de coherencia, estructura y organización que rige el equilibrio y la integración de los contenidos psicológicos. Sin la vivencia de los opuestos no existe experiencia de la Totalidad y, por ende, tampoco un acceso interior a las figuras sagradas. Imagen arquetípica de Totalidad, vivenciada como poder transpersonal que confiere sentido a la vida; por ejemplo: Cristo, Buda, figuras-mándala. El «símbolo de Cristo» tiene suma importancia para la Psicología, porque es tal vez, junto con la figura de Buddha, el símbolo más desarrollado y diferenciado del Sí mismo (Jung, 1993). Simbólicamente, Wild Oat es el grano de trigo que se disuelve para dar su fruto, dando paso a un ser renovado y presto para la tarea espiritual que le ha sido asignada. Esta capacidad para hacer fruto de la experiencia vivida en el mundo con consciencia lleva a la personalidad a vivir con desidia, lo que para otros podría ser la vida ansiada y no alcanzada. Cuando una persona ha tenido tantas vivencias que ya sólo queda el aborrecimiento de todo aquello que se ha colmado y que ahora sólo mantiene el hastío y el vacío de lo que no es el Ser, quizás únicamente le quede la aniquilación o la triste presencia de la noche que ahora se cierne, a pesar de que la vida le sonríe y la colma de parabienes. Las habilidades, fruto de la integración del pensamiento y de la acción, del Fuego activo y del Agua pasiva, de la fusión de las polaridades femeninas y masculinas en un todo integrado y manifiesto en el ahora, las destrezas que esgrimen hacia fuera y que son señas de madurez

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y larga vida, sólo son admiradas por otros, pues para la persona que alcanza este estado —Wild Oat— no es más que frustración por no encontrar la fuente que colme tanto vacío. Parecería paradójico lo que aquí planteamos, un estado de Unidad y plenitud que hastía, pero tiene una simple razón de ser en el movimiento constante de la esfera de evolución; al llegar a esta puerta, la personalidad se desmorona, se disuelve dando paso al libre movimiento del Alma, que no sabe de la satisfacción de la que su predecesora se alimentaba vorazmente. El momento de la transición, el inicio de una nueva etapa Coagula, irremediablemente hace eco del vacío que sentiría la casi extinta personalidad, y al mismo tiempo surge radiante el Alma encaminada a desplazarse sobre senderos más sutiles, donde se ha expandido y no queda lugar para el yo egóico. Éste es el último momento de la etapa Coagula de la personalidad, en la que previamente lo egocéntrico, que parte del instante del nacimiento de la personalidad ligada a la sensación de un yo personal y separado del Alma (aunque ésta le nutra y le de vida), busca asentarse en el mundo, destacar y dominar la materia, ambiciona poder y gloria y su único propósito es perpetuarse, representado simbólicamente en los nombres de los primeros 19 remedios elaborados por Bach a través del método solar, siendo Wild Oat el último de ellos. Wild Oat es la puerta de salida del mundo de la personalidad, frente a la cual se encuentra la puerta de entrada al Universo del Alma. En esta puerta, el Alma se convierte simbólicamente en un caracol: un ser hermafrodita; su hogar está en sí mismo y su sexualidad es fruto de su decisión.

Vine Hablemos ahora de Vine. Desde el punto de vista de la psicología profunda de Jung, ya hemos estudiado lo concerniente a las dos tendencias psicológicas dentro de las cuales se puede desarrollar el ser humano: los extravertidos y los introvertidos, y como es claro, el primer grupo es el que se encuentra identificado con este remedio. Jung

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también define el Ánimus como la parte masculina de las mujeres, fuerza que nosotros asemejamos a Vine. Para la Kemicina, el Sulphur (azufre) que identificamos con Vine es el principio fijo, es “el Fuego celeste que, introduciéndose en los gérmenes inferiores, crea y fija la forma interior de lo más profundo de la materia”. Es lo que dota de especificidad y hace que cualquier cosa se diferencie del resto. En el reino vegetal, Sulphur es el principio específico: lo activo, el color, el sabor o la forma específica de la planta. Es un principio de coagulación; en el ser humano es la consciencia del “Yo”, la identidad al separarnos del Todo; representa también el rasgo que nos hace diferente a los demás y dota de consciencia diferenciadora en las partes de un sistema; es la fuerza que se opone al caos. Bach describe a Vine como un remedio que favorece el sentimiento de seguridad; pensemos en la seguridad de la columna vertebral; según Eduardo Grecco, de la figura del padre, de la autoridad y del gobierno. En síntesis, Vine contiene la solemnidad del Sol y su fuerza como eje y centro de creación. La expresión de Vine, constituida como falsa personalidad, fomenta en la persona la certeza para resolver correctamente una situación a toda costa. Favorece la actitud que muestra con certeza la dirección hacia donde hemos de ir en nombre de la justicia. Claro que una cosa es buscar la justicia en nombre del amor y otra mostrar la ira por venganza; muy a menudo Vine, como expresión desviada, se deja guiar por la venganza en nombre de la falsa justicia, expresión genuina del Fuego “azotado por el viento” y busca ejercerla a cualquier precio, manipulando e hiriendo, porque la ofuscación desde la que se manifiesta eclipsa su Sol. Un aspecto importante en Vine es esta necesidad extrema de justicia, que provoca tanto desaire en el exterior y que está relacionada con la violencia, que

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es una emoción natural que surge cuando hay coacción, restricción o limitación de la libertad, es decir, en aquellos momentos que se quiere obtener libertad a cualquier coste. Con mucha frecuencia la violencia se registra como un principio desviado o neurótico de la personalidad, porque no estamos acostumbrados normalmente a exteriorizarla, y lo hacemos neuróticamente, dado que vivimos en una sociedad que nos quita la libertad. La impotencia masculina, la incapacidad de mostrar la virilidad asociada a la fuerza, a veces está relacionada con el temor a sentir ira y hostilidad. Una de las funciones necesarias para mantener la virilidad es la fuerza, que desviada, se manifiesta como agresividad. En muchos hombres (Masculino-Sol-Vine) que reprimen la violencia, temen perder el control y dañar a su pareja, la impotencia aparece como síntoma, como si el órgano sexual fuera un arma que inconscientemente pudiera dañar al otro. A través de Vine y su poderoso vigor inconsciente, la persona puede integrar la violencia en su encarnación, haciendo nacer la fuerza consciente como principio Masculino solar. Hemos de integrar la Justicia y la Misericordia en una Unidad amorosa que exprese el equilibrio de ambos atributos a través del poder que emana del Sol. Según Eduardo Grecco, la columna vertebral, el hígado, los músculos voluntarios y los tendones están relacionados con esta fuerza.

Olive Este remedio corresponde a la tendencia introvertida, a los temperamentos flemático y melancólico, a los elementos Agua y Tierra. Sería también el Ánima para Jung, que es el lado Femenino de los hombres. En términos alquímicos, el Mercurius es la fuerza que desintegra, degrada, separa hasta llegar a lo inespecífico. Es la parte de la separatoria en el laboratorio alquímico: la etapa solve, una pequeña muerte iniciática en

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los misterios. El mercurio distiende, enfría, disuelve, diluye. Es el seno punto de partida para el nacimiento de un nuevo Sulphur, pues resulta imprescindible un medio mercurial para que desde él surja el nuevo brote. Olive conecta con la energía primaria del Alma (no sólo la personal sino la colectiva), despeja el canal de conexión que nos mantiene nutridos internamente a través de ella. Cuando existe una conexión de Almas, ambas se nutren del encuentro. Olive es la llave que nos abre a nuestro yo superior, a la energía más sublime. Es un puente hacia la energía femenina lunar, porque nos ayuda a encarnar, a integrar en la personalidad la cualidad femenina inconsciente. La luz lunar tiene la función de ayudar a encarnar; uno crece de noche como los árboles y la luna rige los ritmos y ciclos de la vida; por ello, Olive favorece el aprendizaje para pedir al Alma la energía que la personalidad necesita. El agotamiento por sobresfuerzo o rigidez y auto sacrificio impide que el flujo regenerativo de nuestra luz, la del Alma, vitalice a la personalidad. Olive permite que la personalidad dé un paso significativo en la vida y, en lugar de buscar afuera elementos que la vitalicen, conecte con la fuente vital esencial, que no es sólo mi Alma sino a veces la consecuencia del contacto con otras Almas. Este agotamiento Olive es un estado que nace de dar demasiado de uno mismo. El agotamiento crónico se expresa como una actitud de no respetar los límites cada día, de repetir el mismo comportamiento exigente y disciplinado sin tener en cuenta la verdadera fuerza que emana de lo profundo, en aras de una pose servil e identificada con la imagen. Provoca la ausencia de placer y satisfacción en lo cotidiano; todo se vuelve deber y obligación hasta la extenuación, derivado de la ya mencionada conexión con las energías femeninas. Así, la depresión y la extenuación son producto de un descenso de energía, pero quizá porque se busca la regeneración en lugares equivocados; este fenómeno puede tener lugar en todas las áreas de la vida: social, profesional, personal, familiar, etcétera. Olive permite estar, aceptar y escuchar de manera incondicional; en otras palabras, es “el Sí de María”, como diría Lluis Juan Bautista.

LAS SIETE FUERZAS Los 7 Ayudantes también están relacionados con los siete planetas clásicos Ptoloméicos y se pueden utilizar en la clínica, como ya explicaremos en el siguiente tomo, tal como hacían los alquimistas al aplicar los Siete Arcanos. Y es que desde la máxima de que “el observador modifica lo observado” un campo de información específico, como es un remedio alquímico, puede tomar la estructura de orden de

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acuerdo a la necesidad arquetípica del momento, pues al contener en esencia la fuente cuántica de información, puede modularse en función de la consciencia del observador y actuar de acuerdo al modelo que se necesite. Como hemos visto, las fuerzas primarias contienen tanto las “raíces” como sus mezclas, a través de la Sabiduría Hermética podemos emparentar a Mercurio con el Aire, y decidir en cada momento si es Aire, Mente, Mercurio, o Heather lo que se quiere utilizar en la clínica. Y basta con la intención consciente del Artista en el acto de crear un remedio personalizado, para que la sustancia que manipulamos se torne en una u otra fuerza, ya que esencia es todo y la misma cosa. De esta reflexión partimos para desarrollar el último tema que nos atañe en este capítulo. Es imposible pasar por alto el hecho de que Bach estableciera SIETE Ayudantes, con ello no hace más que, como a lo largo de toda su obra, vincular su propuesta con la Tradición. Papus en su libro “La Ciencia de los Números” nos dice: Todas las cifras espirituales son, según Pitágoras, unos rayos, reflejos, (emanaciones) de la unidad, o la unidad es el comienzo de las cifras que pueden ser contadas. Uno es también el nombre y el carácter del más alto, el gran principio, el único, el infinito. Uno es el centro de todo, el fondo de cada ser y de todas las unidades particulares que no son absolutas y necesarias, sino que son unos rayos mediatos o inmediatos de la unidad absoluta… Cada mundo superior contiene todas las unidades subordinadas donde el mundo inferiores, y los más pequeños recíprocamente participan en los mundos, las esferas, las figuras… (Papus, 1991).

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Este es un postulado que vemos reproducido, a través del número 7, en una gran cantidad de disciplinas emparentadas con el saber Hermético. La creación del Universo deviene de la Unidad, y se “desdobla” en 7momentos o fuerzas para su manifestación en el denso mundo de la materia, al que nosotros llamaríamos el de la sal, y este mismo camino septenario es recorrido en sentido inverso para regresar al origen. En el ciclo de 7, encontramos el camino de gestación o integración de lo manifestado, a través del descenso de las 7 esferas, que serán las mismas para emprender el retorno a casa. Cada una de estas fases, corresponde a la actualización de un arquetipo contenido en la psique humana, y la característica dominante en las diferentes culturas o líneas de pensamiento que lo establecen, es que el nivel de pureza espiritual asciende o desciende en la medida que nos acercamos o alejamos de la Unidad, y este proceso está íntimamente relacionado con el conocimiento del Sí mismo; transitarlo de manera conciente nos lleva hacia el autodescubrimento, y con ello, hacia la plenitud. Resulta insuficiente este espacio para ahondar en los septenarios arquetípicos que se han ido cristalizando a través de la historia, y su estudio a profundidad es ajeno a los objetivos de nuestro trabajo, sin embargo, quisiéramos sólo hacer algunas menciones, para dejar en el lector la posibilidad de explorarlo más a fondo. Así, iniciando con la cultura occidental, tenemos que la Teosofía, cuya fundadora es Helena Blatbasky, y una de sus ramas, la Escuela Arcana de Alice Bailey, consideran la existencia de siete rayos, que a decir de la última Son la personificación de siete tipos de fuerza que nos demuestran las siete cualidades de la Deidad. Estas siete cualidades tienen por consiguiente un séptuple efecto sobre la materia y las formas que existan en todas partes del universo, y también una séptuple interrelación entre sí... Estas siete vidas, cuya naturaleza es consciencia y cuya expresión es sensibilidad y cualidad específica, producen cíclicamente el mundo manifestado; trabajan juntos en la más estrecha unión y armonía; son los custodios del Plan y colaboran inteligentemente con él. Son los siete constructores, quienes erigen el radiante Templo del Señor, guiados por la mente del Gran Arquitecto del Universo (Bailey, 2006). Por otro lado, los siete cuerpos celestes considerados por los antiguos como planetas (Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio y Luna) ejercen una influencia en un área particular de la vida humana, sabemos que “Como es arriba es abajo”, por lo tanto, la misma fuerza que actúa sobre los planetas a nivel macrocósmico, se ve reflejada en nuestro microcosmos. Esta influencia de energías planetarias sobre el ser humano, se ve manifiesta en la polaridad, de donde derivan para cada correspondencia una virtud y un pecado capital.

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Como lo veremos más adelante, la virtud es la esencia lumínica de la fuerza que se manifiesta, es la parte más pura e inmaculada del arquetipo, desde la teología católica, se establecen 7, que son los diferentes tipos de fuerza con los que Dios dota a los hombres para vencer, nosotros diríamos transformar, los 7 pecados capitales, que desde nuestra óptica se refieren a la manifestación de la fuerza planetaria a partir de la ignorancia de la virtud. Asimismo, los filósofos vinculan la fuerza de cada uno de los 7 planetas con los órganos del cuerpo humano. Para la Teurgia, mencionada en el capítulo correspondiente a la historia de la Tradición, la confección de talismanes se lleva a cabo con correspondencias simbólicas para cada uno de los 7 planetas: el nombre del ángel del planeta, su número místico, sus imágenes míticas o simbólicas, sus sellos y caracteres, y sus nombres sagrados. Estas piezas están escritas con alfabetos mágicos y angélicos. El 7 también se repite en los días en los que Dios creó al mundo, los 7 días de la semana, las 7 Pléyades, las 7 notas musicales, los 7 colores del arcoíris, los 7 chakras, o los 7 cielos del Islam que recorrió Mahoma para reunificarse con Dios. En la siguiente tabla, hacemos un esbozo de las correspondencias que hemos encontrado entre nuestros 7 Ayudantes y algunos otros ciclos que nos parecen interesantes:

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Alquimia

Planeta

Ayudante

Sí mismo

Spíritus Mundi

Júpiter

Wild Oat

Ánimus

Sulphur

Sol

Vine

Pereza

Ánima

Mercurius

Luna

Olive

Ira

Intuición

Fuego

Marte

Gorse

Envidia

Pensamiento

Aire

Mercurio

Heather

Caridad

Avaricia

Sentimiento

Agua

Saturno

Rock Water

Castidad

Lujuria

Sensación

Tierra

Venus

Oak

Jung

Soberbia

Compasión

Gula

Paciencia

Pecado capital

Diligencia

3º Mente Superior, Inteligencia Activa

Humildad

4º Armonía

Templanza

2º Amor, Sabiduría

Virtud

6º Devoción, Idealismo

Uriel

5º Mente Inferior, Consciencia

Orifel

7º Ceremonial 1º Voluntad, Poder

Raphael

Rayo/orden

Samael

Gabriel

Zachariel

Michael

Arcángel

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Yabir abu Omar nos dice: El Espíritu Universal, aunque es uno y tiende siempre a manifestarse en la unicidad original de la que procede: SulphurMercurius, se modula en la Naturaleza en 7 bandas de energía a las que los antiguos identificaron con los 7 planetas del sistema ptolemaico (en realidad sus 7 frecuencias de vibración de alternancia bipolar con las que Platón, y sobre todo, Plotino en ‘Las Eneadas’ concibió la música de las esferas). Estas siete fuerzas o vibraciones se manifiestan en todos los ámbitos de la Naturaleza y su manejo es fundamental en las ciencias herméticas. Los doce signos zodiacales, doce tribus de Israel, doce piedras del pectoral y del Efod, corresponden a terrenos, a sectores espaciales de todo organismo (materia organizada, sea cosmos, cuerpo, planta o cualquier otra categoría) pero determinados, definidos y delimitados por el hombre-observador. Doce terrenos identificados ya por Paracelso en el cuerpo humano, más 7 modulaciones del espíritu Universal (7 fuerzas o frecuencias) nos dan una serie de 19 que se completaría con otras 19 para mantener la bipolaridad de la Unicidad original: Sulphur-Mercurius=1. Conociendo las correspondencias de las frecuencias de energía y las de los terrenos, la aplicación algebráica del sistema de Bach se hace muy comprensible y aplicable (Yabir, 2008).

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Así, consideramos que la fuerza de las 7 esferas, propiamente de los 7 planetas, está identificada con cada uno de los 7 ayudantes, como lo vemos en la tabla anterior. Recordemos que, cuando se da una cronicidad en nuestra vida, es por la influencia de uno de los 7 ayudantes, o planetas, que deviene en un estancamiento de la verdadera personalidad (de la tipología que hemos decidido encarnar), es como si nos fuéramos convirtiendo poco a poco en la influencia del planeta; entonces, los 7 ayudantes, a través de su ingesta, nos liberan de este estancamiento para restituirnos al estado original. Cuando logramos vivir desde Wild Oat, somos todo en Uno, el planeta, la personalidad y el suceso. Bach dijo. “Cuando desarrollamos el amor al prójimo, nos liberamos de las influencias planetarias” (Bach, 1933).

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CAPÍTULO CUATRO

La Luna, la personalidad

La fantasía acerca de la existencia de lo que es completo en sí mismo, de lo absoluto que no tiene necesidades y que no requiere articularse con lo que es diferente a él, se produce naturalmente en el interior de la Luna. Eugenio Carutti

P

artamos de la siguiente idea: un diminuto ser ha sido concebido tras el encuentro del Sulphur y el Mercurius en el Universo que entraña el vientre de una mujer; a partir de ese momento, o tal vez un poco después, el Alma que ha elegido ese templo surca los vientos para posarse en el pequeño cuerpo que comienza a definir las formas con las que se presentará ante el mundo. Una vez transcurrido el tiempo necesario, los músculos de la madre, sintonizados con cada una de las células del bebé, empiezan a contraerse y a empujarle hacia fuera. Y surge el milagro de la Vida. Este fruto de la obra alquímica es simplemente un Alma, esencia pura, que aún no ha desarrollado su personalidad. Pero, ¿qué es la personalidad? Edward Bach nos dice en “Los Doce Curadores”: Fundamentalmente hay doce tipos primarios de personalidad, existiendo el positivo y el negativo de cada uno. Estos tipos de personalidad están indicados por el signo del zodiaco en el que se encuentra la Luna en el momento del nacimiento, y su estudio nos dará los aspectos siguientes: El tipo de personalidad. Su objetivo y su trabajo en la vida. El remedio que le asistirá en este trabajo. Nosotros, como curadores, tratamos sólo con los aspectos negativos de los doce tipos.

El secreto de la vida es ser honestos con nuestra personalidad, en no sufrir interferencias de influencias externas. Averiguamos nuestra personalidad a partir de la posición de la Luna en el nacimiento; nuestros peligros de interferencias a partir de los planetas. Pero los astrólogos dan demasiada énfasis a los planetas, porque si podemos sostener nuestra personalidad, ser honestos con nosotros mismos, no necesitamos temer a ninguna influencia planetaria o externa. Los remedios nos ayudan a mantener nuestra personalidad. Es sólo en las primeras etapas de nuestra evolución que directamente somos asistidos y regidos por uno o más planetas. Una vez que desarrollamos el amor, que es el gran amor al prójimo, nos liberamos de nuestras estrellas, perdemos nuestra línea de destino, y para mejor o para peor dirigimos nuestro propio barco (Bach, 1933). Resulta innegable, y así lo consideran casi todas las tradiciones y grandes iniciados, que la energía-información que despliegan los planetas incide directamente en el devenir de las Almas encarnadas, dependiendo del momento preciso de su “aterrizaje”. Cada uno de los astros es la coagulación de un tipo de fuerza, un aspecto del Ser, que se manifiesta en mayor o menor grado en la vida de los seres que habitan el planeta Tierra, conjugándose a su paso por los diferentes signos del zodiaco. Es evidente que Bach, como iniciado, conoce las influencias de este “astro-satélite” vinculado al trabajo interior, y por eso determina en este escrito que la Luna, o mejor dicho su lugar en la carta, será determinante para el futuro evolutivo del Alma en la Tierra. En todas las tradiciones mistéricas, la Luna es el símbolo que cumple con una función fundamental para el autoconocimiento, ya que su naturaleza está vinculada al inconsciente, paso forzoso para llegar al inconsciente colectivo, espacio arquetípico custodiado por “Isis” que sólo dejará caer el “velo” si conocemos el idioma simbólico de este apasionante mundo onírico. El campo de información que custodia la Luna, trasladada a la vida humana y reflejada en su posición en la carta astral, representará arquetípicamente el aspecto psicológico personal que dará forma a un “Tipo de Personalidad”. En tér minos alquímicos, como ya lo hemos

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visto, la Luna representa el Mercurius, el movimiento Solve, lo pasivo, lo estático, lo Femenino, lo instintivo, lo frío, lo obscuro; al contrario del Sol, que es el Sulphur, movimiento Coagula, y se refiere a lo activo, en movimiento, lo Masculino, lo luminoso y caliente. Podemos ver a la Luna como una manifestación del inconsciente y al Sol como una manifestación de lo consciente en el psiquismo humano. Volviendo a la incidencia de la posición Lunar en el Alma humana, encontramos en ella el ambiente contextual al que deberá adaptarse el bebé al nacer, del que derivará la actitud instintiva primordial que tendrá que adoptar para obtener los satisfactores que asegurarán su supervivencia: el alimento, la protección, el afecto... En este primer momento, la traza energética que prevalece es la establecida entre la madre y el hijo, siempre ésta vista como un símbolo, ya que si por alguna circunstancia estuviera ausente, alguien del entorno cumplirá con este rol y representará las condiciones necesarias para que el desarrollo de esta Alma se coagule de acuerdo con su mandato Lunar. Es muy importante comentar que la Luna refiere la relación con el hijo, no la forma de ser de la madre como individuo; por ello, en una familia de varios hijos, lo más común es que todos ellos tengan la Luna en una diferente posición, lo que responde a las necesidades particulares de cada Alma. Queremos incidir aquí en la idea que “lo geográfico y lo psicológico es la misma cosa” que lo que acontece y lo que soy es idéntico; así, el nacimiento de un nuevo ser es un símbolo para la familia que lo acoge; no cambian las circunstancias ni su nacimiento es fruto de éstas, sino que nacimiento y circunstancias es un todo que determina la necesidad y la resolución de un proceso evolutivo; por lo tanto, las circunstancias que acontecían en el momento del nacimiento en el entorno y que en apariencia imprimieron cierto tipo de energía en la dinámica de desarrollo con la madre será lo que prevalezca y determine el refugio de la personalidad. Como decíamos anteriormente, al nacer somos inmaculados, así es que al entrar en contacto con la madre nos volvemos todo Luna; alrededor de nosotros se forma un halo de protección y encierro; ahí, la manera particular de relación que se desarrolle será la que nos aporte seguridad y refugio en el transcurso de la vida; es un estado natural y óptimo para un bebé; cuando va creciendo y relacionándose con otras personalidades, tendrá que ir liberándose poco a poco de su tendencia lunar para asumir la Totalidad expresiva ya impresa en su Ser. La Luna nos remite al lugar en el que encontramos contención emocional; cuando un pequeño se lastima o tiene miedo, lo primero que grita es ¡mamá! como una reacción instintiva que lo conduce al espacio que lo protege y le da seguridad; este impulso automático, mecánico, proviene del sistema nervioso autónomo o involuntario; la Luna es la no-voluntad que marca mi ritmo, tal y como lo hace con el mar.

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En el desarrollo de la vida buscamos constantemente seguridad, en especial en situaciones conflictivas, y para ello, el hombre “regresa” al pasado, a ese entorno energético en el que sintió por primera vez la protección. Así, la Luna, la madre, es la matriz que lo dota de los recursos que le harán sentir seguridad, pero que al tiempo lo “estancarán” manteniéndolo en el pasado repitiendo una misma tendencia mecánica e inconsciente. Entonces, la Luna me lleva a un lugar en el que no “soy yo”, es un “otro” creado para contentar a “mamá”, quien me protege y me da seguridad y no permite desplegarme con las alas que mi Alma eligió para su vuelo terrestre; es sólo un elemento primario de supervivencia que, a medida que avanzo, se va haciendo menos necesario, pues en el camino voy encontrando las verdaderas herramientas con las que mi Ser se ha de manifestar de manera individual; resulta imperioso dejar la Luna para pasar al Sol, trascender la obscuridad, iluminándola con el astro rey. Cuando esto ocurre, me encuentro a mí mismo, irradiando como el Sol. Como lo hemos comentado en el capítulo correspondiente a la historia de la Tradición, este conocimiento oficialmente se remonta hasta 5mil años a.C.; en el trayecto, encontramos una suave línea de doctos e iniciados, que teniendo esta conexión han podido ver al Sol como símbolo del espíritu y a la Luna como proyectora de la personalidad humana, en la que se ve reflejado el astro rey. Los astrólogos y alquimistas poseen una visión holográfica del Universo; es decir, todas y cada una de sus partes contienen la información del Universo entero. En Inglaterra, a mediados del siglo XVII, momento en el que ese espacio se iba cubriendo por la espesa sombra de la Guerra Civil en la que se enfrentaban monárquicos y parlamentarios, encontramos una figura que resulta clave en esta línea de conocimiento mistérico, cuyo común denominador era encontrar, a través del estudio simbólico del sistema solar y su reflejo en la raza humana, la reacción mental que indica las 12 personalidades que Bach refiere y los remedios que pertenecen a cada una. Nos referimos a Nicolas Culpeper, alquimista, botánico, boticario, médico y astrólogo, seguidor de Paracelso —alquimista que hemos ya mencionado en diversas ocasiones— y autor de reveladores libros sobre plantas y medicina. Culpeper era poseedor de un innegable rasgo humanista: creía que la medicina era un bien público en lugar de un secreto comercial, y los precios de los médicos eran demasiado caros en comparación con la disponibilidad barata y universal de la medicina de la Naturaleza; fue capaz de proporcionar sus servicios de forma gratuita y se dedicó a la utilización de hierbas para el tratamiento de las enfermedades de sus pacientes; estas prácticas eran mal vistas por sus colegas boticarios y durante los primeros meses del enfrentamiento bélico se le acusó de brujería y la Sociedad de Boticarios trató de frenar su práctica, como le sucedió a Bach cuando pretendió reformar el sistema sanitario, proponiendo una migración del servicio al cuerpo hacia un servicio para el Alma.

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En 1651, Culpeper publicó el libro “Semeiotica Uranica” o “Una opinión astrológica sobre las enfermedades”, en el que explica el uso particular de la astrología en el diagnóstico de las enfermedades desde el momento en el que el paciente las contrae. Por otro lado, su texto “Compendio Herbal y el Facultativo Inglés” ofrece una vista incomparable de los principios holísticos de la medicina grecoárabe, que estaban vigentes en su tiempo. En sus escritos, aparte de describir a la planta y el nombre en inglés, señala la fuerza planetaria que la gobierna y su cualidad cuantificada en términos de calor-frío, sequedad-humedad que, sin necesidad de reflexionarlo mucho, nos remite a los 4 Ayudantes-elementos de Bach. Como Bach, Culpeper tenía un enfoque holístico en la consulta; se decía que “tenía la virtud de tratar al paciente y no a la enfermedad, vale decir, de considerar al paciente como un organismo individual y no como al miembro de una raza de máquinas idénticas que habían sufrido una falla mecánica”. Por último, mencionaremos que trabajó con uno de los más grandes astrólogos ingleses: William Lilly, también político, anticuario, alquimista y experto en simbología alquímica y egipcia. Un siglo más tarde, también en Europa, encontramos a otro gran inspirador de Bach, Sammuel Hahnemann, quien nace en Alemania en 1751; al igual que Bach y Culpeper, la tendencia hacia la sanidad es clara, desarrollándose en un principio como médico, químico y boticario. Hacia la mitad de su vida, habiendo alcanzado prosperidad y éxito en el desempeño de su labor y con la publicación de varios libros, se convence de que el llamado proviene desde otro lugar; tras la experiencia en la práctica alopática y su profunda investigación, constató su imprecisión, decidiendo dejar de ejercer un arte en el que todo era empírico. Después de la muerte de un amigo cercano, a quien trató de salvar mediante todo lo que estaba a su alcance, expresó en una carta dirigida al Dr. Hufeland, su antiguo condiscípulo y gran amigo: “Hay un Dios Bueno, que es bondad y la sabiduría misma. Debe haber, pues, un medio creado por Él de atacar las enfermedades bajo su verdadero punto de vista y de curarlas con seguridad. Un medio que no esté oculto en las abstracciones sin fin, en las hipótesis, cuyas bases estén construidas por la imaginación”. Para más coincidencias, Hahnemann, a los 22 años, fue aceptado en Viena como miembro en la Logia Masónica de San Andrés.

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Fue entonces cuando abandonó la prolífica profesión médica (tal y como Bach lo hizo) por una mucho menos redituable. Comenzó una búsqueda de algo que intuía, pero no sabía a ciencia cierta hacia dónde lo conducía; lo primero que notó fue lo insuficiente de atender únicamente los síntomas de una enfermedad; suprimirlos no daba la curación al paciente. Tras un arduo trabajo de investigación y exploración clínica, descubrió la Homeopatía; en palabras de Bach, a través del estudio de “la actitud mental de sus pacientes con respecto a la vida, al entorno y a sus respectivas enfermedades, (que) trató de encontrar en las hierbas del campo y en los reinos de la Naturaleza los remedios que no sólo curaran sus cuerpos, sino también elevaran sus perspectivas mentales”. Agregando: “Hombres como Hipócrates, con sus enormes ideales de curación, Paracelso, con su seguridad sobre la Presencia Divina en el hombre, y Hahnemann, quien comprendió que la enfermedad se generaba en un plano por encima del físico: todos ellos sabían mucho sobre la verdadera Naturaleza del sufrimiento y su remedio” (Bach, 1933). La línea retomada por Hahnemann es sin duda la kémica: no centrar la atención en lo que el cuerpo dice, sino desde dónde viene ese dicho, atender a la desarmonía entre la personalidad y el hombre interior, logrando equilibrio entre el espíritu y la materia para encontrar la salud. Avanzando en el tiempo, en el mismo espacio geográfico, en el siglo XIX, encontramos en su apogeo la labor homeopática fundada por Hahnemann. En esta época, grandes homeópatas se dedicaban a la práctica e investigación. El Club Cooper era un pequeño grupo que se reunía periódicamente entre 1880 y 1900; en un inicio estaba formado por Robert Thomas Cooper, Thomas Skinner, James Commpton Burnet y John Henry Clarke; su objetivo era compartir experiencias y conocimientos sobre lo que el arte homeopático les brindaba, pero lo enriquecían con el legado de Paracelso e, inclusive, de Culpeper. Cooper resulta un personaje muy particular: a pesar de la gran contribución realizada a la Homeopatía con su trabajo y de ser incluso una referencia obligada en la materia, en muchas ocasiones resultaba chocante a sus colegas y en especial a los alópatas, por la manera en la que desarrollaba su labor, ya que consideraban poco serio el uso de tinturas arborivitales y remedios no probados. Aporta tres contribuciones muy importantes a la materia homeopática: la introducción y exploración

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clínica de remedios para enfermedades auditivas, el uso de múltiples remedios para el tratamiento de diversos tipos de cáncer (que le merecieron la referencia de ser “el médico que realmente cura el cáncer”) y, por último, la que es de gran utilidad para nuestros fines, el desarrollo de una nueva rama de la Homeopatía, llamada “Medicina Arborivital” (arbori = árbol, vital = vida) que consistía en la prescripción de dosis de una gota de tinturas madres de plantas vivas expuestas al Sol. La forma en la que Cooper establecía para qué funcionaba cada planta no es muy conocida, sin embargo, se sabe que apelaba en muchas ocasiones a la “Teoría de las Signaturas” de Paracelso. En su libro “El cáncer y la cura del cáncer”, nos dice: La preparación de los remedios utilizados son tinturas de plantas vivas hechas sobre el terreno mediante la prueba del espíritu, empleada en aras de la preservación de las propiedades de las plantas, permitiendo, así, que el espíritu, al entrar en contacto con la planta viva, fije sus propiedades mientras que está sumergida en el espíritu y expuesta a la luz del Sol, mientras que, por lo tanto, esté inmersa a la luz del Sol como ya he señalado (Cooper, 1900). A pesar de la muerte de Cooper, Compton y Skinner —tres de los cuatro miembros originales del grupo—, John Henry Clark, en 1906, continuó la Tradición y mantuvo en función el Club incluyendo a grandes homeópatas, pero, en esta segunda generación, permea un halo de misterio, pues algunos aseguran que entre los nuevos miembros figuraron John Weir, Percival George Quinton, Charles Edwin Wheeler e, inclusive, Edward Bach. Sobre estos dos últimos, existen documentos que prueban que mantenían una estrecha relación desde principios de los años 20; Wheeler consideraba a Bach “libre de cualquier rastro de egoísmo, siempre centrado en el altruismo, y muy valiente al defender sus ideas…”; trabajaron juntos sobre el tema de los nosodes. Clarke era también gran crítico de los métodos utilizados en la medicina homeopática de su tiempo, principalmente por su toque elitista; posiblemente por este hecho dedicó gran energía a formar homeópatas sin el grado de médicos. En el capítulo cuatro de nuestro libro “Las prescripciones de Edward Bach. Cómo preparaba y formulaba sus esencias el creador de la Terapia Floral”, Eduardo Grecco establece una línea mediante la cual podemos vincular a Bach con Clarke: Edward Bach había decidido alejarse de Londres y emprender, con total dedicación, la construcción de una nueva medicina. Entre las pocas personas de las cuales se despide, en 1930, con cierto pesar de dejar atrás, está John Henry Clarke, doctor en

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Medicina, un destacado maestro de la Homeopatía y editor de “The Homeopathic World”. Clarke le escribe a Bach la siguiente carta: “Muchacho, olvida el pasado, lo que has aprendido y marcha seguro hacia el futuro. Encontrarás lo que buscas y cuando lo hayas encontrado, serás bienvenido aquí y te brindaré mi apoyo. No me queda mucho tiempo, pero espero vivir lo suficiente para verte regresar, porque sé que lo que encontrarás aportará gran alegría y alivio para aquellos por los que podemos hacer ya muy poco. Estaré dispuesto a tirar mi obra al fuego y a comenzar de nuevo como profesional de la nueva y mejor medicina que seguro encontrarás”. Nora Weeks comenta en su libro “Los descubrimientos del Doctor Edward Bach. Las flores y su poder curativo” (Ediciones Índigo, Barcelona, 2007) que Clarke alcanzó a conocer los descubrimientos de Bach sobre los Doce Curadores y que publicó el primer informe sobre los mismos en la revista que él dirigía. Nora Weeks da testimonio, además, de la amistad que unía a Clarke y a Bach” (Grecco, 2011). (Para revisar de manera más profunda el tema, sugerimos consultar todo el capítulo referido) En octubre de 1930, aparece en “The Homeopatic World” la siguiente publicación (editada en algún momento tanto por Clarke como por Wheeler): NOTAS Y NOTICIAS LOS NUEVOS REMEDIOS DEL DR. BACH. Si algo está vivo tiene que crecer. Nada vivo puede permanecer quieto. Por esto la homeopatía ha crecido y tiene que crecer. Lo único es que debe crecer en proporciones armónicas. El Dr. Bach está siguiendo unos criterios un tanto análogos a los del difunto Dr. Cooper. Debemos a las inspiraciones “arborivitales” del Dr. Cooper Ornithogalum, entre otros tesoros. El Dr. F. J. Wheeler nos proporciona ejemplos de los remedios que el Dr. Bach ha descubierto y en nuestro número actual proporcionamos la primera parte de un ensayo del mismo Dr. Bach que revela los principios subyacentes de su visión de los poderes naturales. El Dr. Bach nos asegura que no va a sobrecargar la Materia Médica con otros mil remedios. Más bien los reduciría a una docena como Schussler. Lo único que pedimos a cualquiera que nos proporcione remedios nuevos es que nos facilite unas indicaciones bien definidas y claras que se puedan memorizar y utilizar sin demasiados reajustes. El Dr. Bach tiene como objetivo encontrar los tipos de personas que corresponden a unos remedios especiales, de tal modo que puedan “reconocerse” fácilmente. Al igual que el Dr. Cooper, el Dr. Bach tiene una forma especial de realizar sus preparaciones y atenuaciones. Sin embargo, éstas son, tal como las entendemos nosotros, prácticamente iguales que las de Hahnemann (The Homoeopathic World, 1930).

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Encontramos aquí un nombre nuevo: Schüssler, homeópata alemán con quien Bach comparte la intención de simplificar y, seguramente, sistematizar los remedios. Schüssler se inspiró en una frase publicada en un trabajo científico de Moleschott, científico y fisiólogo holandés, que decía lo siguiente: “las sustancias que permanecen después de la combustión de los tejidos humano y animal, llamadas cenizas, son la base que dan forma al tejido y establecen su tipología. No hay hueso sin fosfato cálcico, no hay cartílago sin sal, no hay sangre sin hierro, no hay saliva sin cloruro potásico”. Y así, guiado por su visión homeopática, comenzó a explorar la idea de utilizar las sales de un tejido como un remedio para enfermedades de ese mismo tejido, concluyendo su trabajo con 12 sales. Años más tarde, G.W. Cary escribió un libro llamado “Astrología y Sales Bioquímicas”, en el que estableció que las 12 sales bioquímicas fundamentales para el cuerpo humano parecían estar simbólicamente relacionadas con los 12 signos del zodiaco y que de acuerdo con la época del año en que cada persona ha nacido la mezcla de las sales necesarias varía. Signo

Substancia Química

Fórmula

Sales

ARIES

Fosfato de Potasio

K3PO4

Kalium P.

TAURO

Sulfato de Sodio

Na2 SO4

Natrium S.

GÉMINIS

Cloruro de Potasio

K Cl

Kalium M.

CÁNCER

Fluoruro de Calcio

Ca F2

Calcium F.

LEO

Fosfato de Magnesio

Mg3 (PO4)2

Magnesium P.

VIRGO

Sulfato de Potasio

K2 SO4

Kali S.

LIBRA

Fosfato de Sodio

Na3 PO4

Natrium P.

ESCORPIO

Sulfato de Calcio

Ca SO4

Calcium S.

SAGITARIO

Dióxido de Silicio

Si O2

Silícea

CAPRICORNIO

Fosfato de Calcio

Ca3 (PO4)2

Calcium P.

ACUARIO

Cloruro de Sodio

Na Cl

Natrium M.

PISCIS

Fosfato Férrico

Fe FO4. 2H2O

Ferrum P.

Es imposible no advertir el tinte alquímico en el trabajo de Schüssler; recordemos que, para la Kemicina, la sal es pura apariencia, inexistente en su esencia; es la congelación de un movimiento fijado en el tiempo a través de su periplo circular en torno a la existencia personal, y entre sus múltiples cualidades está la de ser capaz de atesorar la luz que sintetiza su estructura básica y la de dar coherencia y fijeza a los principios Sulphur-Mercurius extraídos de ella. Así, la línea histórica de la Homeopatía británica a la que hemos dado seguimiento desde Culpeper, definitivamente se encuentra colmada de

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tintes alquímicos; todos los homeópatas que hemos descrito buscan sanar las enfermedades a través de la Naturaleza, trabajando en consonancia con sus principios y ritmos; en ellos observamos también como común denominador un auténtico y profundo espíritu de servicio, anteponiendo a su comodidad personal el bienestar de la humanidad, dedicando su obra de manera amorosa y en ocasiones devocional a quienes sufren. Tras la gran expansión de esta línea, una vez concluida la Segunda Guerra Mundial, el tema de la curación por lo similar parece haber entrado en letargo; sin embargo, alrededor de los años 60, ya en pleno siglo XX, encontramos dos figuras claves que después del invierno homeopático traen de nuevo la primavera: John Da Monte y Thomas L. Maughan, de quienes tenemos información detallada gracias a las investigaciones de Peter Morrell, historiador británico de la medicina.

Thomas L. Maughan.

Maughan y Da Monte se conocieron en el norte de África durante la Segunda Guerra Mundial; el primero incitó al segundo a ir a Inglaterra, inculcándole el estudio de la Homeopatía. En la década de los 60, ambos formaron grupos de estudiantes que querían aprender Homeopatía, gran parte de ellos provenían de la Antigua Orden Druida británica. A pesar de ser íntimos amigos, su estilo para enseñar era muy diferente; Maughan era muy formal y conservador; en cambio, las sesiones con Da Monte eran discusiones informales sobre Filosofía, Teosofía, Sabiduría Antigua, Alquimia y Homeopatía, a la que consideraba un Arte. John Damonte es descrito por sus alumnos como un sanador nato, que tenía el don de conectarse en minutos con el sufrimiento de sus pacientes y ayudarlos con el mejor remedio; su objetivo era “convertirlos en quienes y lo que podrían ser”, frase que nos parece sinónimo de la bachiana “ser fiel a sí mismo”.

John Da Monte.

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Da Monte conjugaba en su práctica diferentes métodos terapéuticos y de diagnóstico, de los que se decía era incuestionable maestro, entre los que se incluían Radiónica, Teosofía, Homeopatía, Druidismo, Psicoterapia

Jungiana, Astrología, Sabiduría Egipcia y la más importante para nuestro estudio, análisis del rostro basado en los 12 arquetipos. Peter Morrell afirma que este método estaba basado en combinaciones de los 4 Elementos: Fuego, Aire, Tierra y Agua; descartando los pares resultantes del mismo elemento, quedaban 12 composiciones, de aquí surgieron los 12 arquetipos que supone Morrell; en 1967, Da Monte encargó al artista londinense Tammo de Jongh pintar las mismas caras que, tres años después, ilustraron la portada del disco “In the Wake of Poseidon” de la banda inglesa de rock progresivo King Crimson. Da Monte trabajaba con estas imágenes en sus pacientes, según Morrell, de dos formas: a través de la discusión en torno a las que el paciente consideraba más o menos atractivas, encontraba los temores y aversiones escondidos en el inconsciente para ser trabajados; por otro lado, invitaba al paciente a identificar en los arquetipos a personas con las que tenía conflictos y con ello les ayudaba a integrarlas a su vida. Desde 1960, Tammo de Jongh, junto con el matemático Kenneth Carter y el historiador Barry Slater desarrollaron, en el barrio de Kentish Town de Londres, un profundo estudio sobre los 12 arquetipos, denominados por ellos como “tipos de Almas”. Aunado al trabajo de Tammo en cuanto a las imágenes que aludimos, en 1971, publicó el libro “El círculo mágico del Alma. 12 aspectos de la mente”, en el cual explica cómo llegó a esta simbología psicológica dodecaédrica, a la que denominó Cosmología: “Comparando las ideas sobre conflictos neuróticos de Karen Homey en los que distingue tres en lugar de seis con las 4 funciones y ocho tipos de C.G. Jung, se encontraron ciertas analogías que sugerían ideas asociadas sobre los siguientes conceptos: Aire, Agua, Fuego y Tierra”. Una vez más, los elementos son la base de la creación, esta vez reflejada en los tipos de comportamiento humano; como es de suponerse de Jongh, llega al 12: “La cosmografía nos muestra doce combinaciones posibles de dos elementos en relación con un tipo particular, estas representan las doce ‘palabras’, humores o atmósferas, energías, ritmos, doce estados de la mente encarnados en doce arquetipos” (De Jongh, 1974). Tammo de Jongh o “Anelog” (seudónimo que eligió por haber iniciado este trabajo en el monte de ese nombre al norte de Gales) continúa su trabajo estableciendo una orden monacal no religiosa denominada “Green Monks” con dos discípulos más. Es en este momento cuando aparece en escena Richard Gardner, a quien hemos referido en anteriores publicaciones y que, a pesar de que el vínculo entre estos dos no está claramente documentado, Tammo nos deja la prueba de que existió y fue muy profundo en el último párrafo escrito en su libro: “Si disfrutó leer este libro, lea ‘The Purpose of Love’ compilado y presentado por Richard Gardner, que refleja más descubrimientos sobre los arquetipos, y contiene 16 grabados a color de Tammo de Jongh, incluyendo la ilustración

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de los 12 arquetipos” (De Jongh, 1974). Hay registros de que juntos crearon el gráfico del Círculo Mágico del Alma, que aqui reproducimos:

En su libro “The Purpose of Love”, Richard Gardner dice (traducción libre de Ángela Jiménez): Compartimos los 4 Elementos como las plantas. Mientras que ellas crecen sobre los aspectos groseros de esos elementos, podemos crecer sobre los mismos elementos en las cualidades más elevadas, de las que podamos ser conscientes. Las plantas usan el Sol, la Lluvia, la Tierra y el Aire. Nosotros usamos o deberíamos usar la vibración más alta del Sol (la consciencia del Fuego, habilidad, voluntad), la de la energía azul del cielo (Agua consciente, percepción receptiva), la energía más alta emitida por la Tierra (aplicación práctica) y la energía más elevada del Aire (el intelecto)… Tomando los 4 Elementos y juntándolos en pares, el mayor número de pares que podemos formar son 12, como los siguientes:

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(1) Aire Tierra, (2) Aire Fuego, (3) Aire Agua, (4) Agua Aire, (5) Agua Tierra, (6) Agua Fuego, (7) Fuego Agua, (8) Fuego Aire, (9) Fuego Tierra, (10) Tierra Fuego, (11) Tierra Agua, (12) Tierra Aire. Juntando los 12 por pares en un círculo nos ilustra aún más en nuestra búsqueda de la consciencia y la solución de los misterios de la vida. De hecho el diagrama puede ser considerado como una carta de navegación de la consciencia” (Gardner, 1970). Es en esta línea que nace la Terapiafloral Evolutiva, más que como una nueva forma de prescribir remedios como un método basado en la Mayéutica, la Psicología Jungiana, la Sabiduría Hermética, la Alquimia Andalusí y el legado de Edward Bach, mediante el cual se está constituyendo una nueva escuela de pensamiento, que pretende devolvernos al camino del Alma, a través del conocimiento profundo de la personalidad, desarrollando al máximo su virtud, usando para ello un número en el que hemos observado, se condensa el Universo: el 12. Jhon Michell, pintor inglés, escribe en uno de sus grabados: “El Universo es simple si usamos la imaginación, su patrón es el número doce, que estructura toda la creación. No se necesita estudiar física, o ser versado en numerología, para delinear formas desde el tres y el cuatro, la Cosmología duodecimal”. El número 12 tiene un profundo significado espiritual, ya que en él se completa la Unidad, la Unidad de la que todos venimos. Es el número solar por excelencia y una constante en la cultura mediterránea; es el símbolo del orden cósmico y de la perfección. Platón plantea en su tiempo que los 12 dioses del Olimpo debían tener un rol central en la ciudad ideal, en sus Leyes y propone que los ciudadanos se dividieran en 12 tribus, cada una designada con el nombre de uno de los 12 dioses, que serviría como su deidad protectora. Según él, Dios se sirvió del dodecaedro para trazar el Universo. Numerológicamente, el 12 está compuesto por el número 1, que es el reconocimiento de la Unidad y se representa con el símbolo del caracol, cuya esencia hermafrodita sigue un movimiento de expansión de la consciencia en espiral y tiene el centro, su casa, en todas partes: su hogar está en Sí mismo. Por otro lado, el 2 representa la dualidad, la polaridad, la boda alquímica, a los opuestos Ánimus-Ánima. Si sumamos el 1 y el 2, tenemos como resultado el 3, que esotéricamente expresa el hijo, el inicio, el reconocimiento de que Dios habita en cada ser encarnado, de que es un hijo de Dios manifestado de forma individual. Por esto, en diversas cosmogonías se ha descrito lo que denominaremos como “panteones mandálicos” para establecer un ciclo de 12 que se repite infinitamente de manera ascendente, como la escalera descrita en el sueño de Jacob en el Génesis, para regresar a la consciencia del Yo Soy. Este ciclo se encuentra presente en estos panteones mandálicos

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como elemento de gobierno y de Unidad; podemos destacar los signos del zodiaco, los apóstoles de Jesucristo, las tribus de Israel, los dioses griegos, las llaves de Basilio Valentín, entre un gran crisol arquetípico, en el que cada uno de los números se corresponde en su contenido más profundo como una propuesta para ser desarrollada por el Alma; por ejemplo, uno de los 12 signos del zodiaco tiene el mismo significado que la vida y obra desarrollada por uno de los apóstoles o en las aventuras épicas de uno de los 12 Caballeros del Rey Arturo; este tema fue ampliamente desarrollado en otra de nuestras obras: “Proyecto 12”. El uso del 12 para conocer la Unidad lo encontramos también en lo que explica el maestro Yabir sobre los climas corporales: Si para ordenar el espacio que rodea a la tierra hubo de dividirse el cielo en doce sectores iguales a los que conocemos como signos zodiacales, para ordenar al “microcosmos” se había de dividir al cuerpo en otros doce sectores en correspondencia con los zodiacales. Estos sectores o zonas corporales fueron llamadas “climas” o lugares del cuerpo y como los del cielo no respondieron nunca a una división natural sino a una conveniencia humana, y es por esta razón por la que la división en climas del cuerpo humano no se muestra siempre exactamente igual, si bien es cierto que, salvo ligeras variantes, así todas las culturas y tiempos históricos suelen coincidir en la mayoría de ellos al tomar como ejemplo y patrón al esquema heredado de Egipto. Fue Paracelso quien fijó definitivamente los climas del cuerpo, de modo que para su descripción y estudio nos ceñiremos a su opinión. Aries: Se asocia con la cabeza, el rostro, los ojos y el cerebro. Tauro: Rige el cuello, la garganta y la laringe. Géminis: Rige los pulmones, los brazos y las manos, los hombros.  Cáncer: Se le relaciona con el estómago, el busto y la caja toráxica. Leo: Rige el corazón, la espalda y la columna vertebral.  Virgo: Rige el vientre y el sistema intestinal.  Libra: Se asocia con los riñones, con el sistema nefrítico. Escorpio: Rige los órganos sexuales y el intestino grueso.  Sagitario: Rige los muslos, las nalgas y las caderas.  Capricornio: Rige las rodillas, los huesos y la piel. Acuario: Está asociado a las piernas, los tobillos y los nervios.  Piscis: Rige los pies, las mucosas y la linfa (Yabir, 2012). Después de observar esta constante humana de estructurar y tipificar la expresión de la vida en una Totalidad dividida en 12 partes, deberíamos considerar que Bach está buscando algo definidamente; como hemos visto, conoce por su propia Tradición iniciática los fundamentos de las tipologías en el estudio que ha realizado en la masonería y los cita constantemente en la primera parte de su obra, haciendo referencia a los atributos de Cristo, que consideramos fueron encarnados en cada uno de los apóstoles:

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Si pensamos ahora en los doce atributos de Cristo que más deseamos alcanzar, y que Él vino a enseñarnos, hallaremos las doce grandes lecciones de vida. Y mientras estamos, por supuesto, aprendiéndolas, sin duda nos estamos concentrando en una en particular. Esto está indicado por la Luna en el momento de nuestro nacimiento, que nos muestra el objetivo principal de nuestra vida… Cuando nacemos, el Alma elige la personalidad que corresponde para aprender una de las 12 lecciones o subir uno de los 12 escalones hacia el encuentro con el “Sí mismo” que espera en la cima brillando en todo su esplendor. Y mientras vamos creciendo, esta personalidad se va opacando o distorsionando, pues se enfrenta a un mundo de estructuras y modelos preestablecidos desde la creencia que existe un sólo parámetro para calificar lo “positivo” y lo “negativo”, lo “bueno” y lo “malo”, y cuando la personalidad no parece encajar en estos sistemas, escondemos esa parte que hace que el mundo nos rechace o parezca no amarnos. Es como si siendo mamíferos pretendiéramos respirar dentro del agua como peces porque alguien decidió que todos los seres vivos tendrían que ser y vivir como peces. De esto se derivan dos situaciones: rechazar o negar la mayor parte del tiempo que tenemos pulmones y no branquias (nuestra verdadera personalidad, lo que realmente somos y los recursos con los que contamos), y consecuentemente hacer de la existencia un calvario, pues estamos intentando vivirla desde un lugar que no nos es propio, a excepción de aquellos momentos en los que orillados por las circunstancias tenemos que salir al aire a dar una gran inhalación, y a pesar de que esto sea “malo” nos sentimos profundamente plenos. El secreto de volver a vivir plenamente la experiencia del “Ser” es vivir desde donde nos corresponde: desde nuestra personalidad o Sal Alquímica en constante desarrollo, es decir, evolucionar desde ella de acuerdo con los retos adaptativos que nuestra Alma nos propone. La personalidad no es más que la construcción salina, coagulada en el tiempo a partir de la adición, según su proporción, de la mezcla de los 4 Elementos, donde dos de ellos destacarán sobre los restantes que estarán subdesarrollados en el inconsciente; y en especial uno de los conscientes será el predominante, dotando así a la personalidad de una cualidad intrínseca que será evidente al estudiar el modelo de Terapiafloral Evolutiva. Una personalidad contiene en su interior, como un fractal, las cualidades de las 11 personalidades restantes, pues, como ya hemos indicado, cualquier parte de un todo contiene a la Totalidad. Entonces, las tipologías son la fusión de los 4 Elementos que al tiempo devienen de las tres fuerzas primarias, por lo que podemos decir que las Tipologías de Personalidad no

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existen desde el punto de vista psíquico, aunque son en el espacio-tiempo la recreación de una tendencia que, de no tornarse reflexiva e integradora de su naturaleza oculta, se convertirá en “estatua de sal”. Para que una personalidad “viva” en equilibrio, es necesario que desarrolle por igual la capacidad de percibir el mundo a través de los 4 Elementos, pues dos de ellos en un inicio están por debajo del umbral consciente, y esto le llevará a desarrollar en exceso las funciones y percepciones ligadas a los elementos sobresalientes en la composición de su tipología; recordemos que para Bach la personalidad siempre se desvía de su esencia y lo hace como condición para aprender. De modo que, el emerger de los 4 Ayudantes, en el transcurso de una biografía, y su organización como personalidad substitutiva, no es una cuestión circunstancial sino parte integral de la dinámica misma de la evolución. Las corazas se edifican con la finalidad de brindar una enseñanza. Cuando trabajamos con una personalidad, la llevamos hacia la consciencia de su punto de partida como tal al relacionarla con una de las 12 Tipologías que describe Bach, pero en realidad eso es sólo el principio de nuestra tarea, porque, a partir del conocimiento de su Naturaleza como personalidad, debemos integrar las áreas que desconoce de Sí misma y hacer que se reconozca más allá de la imagen y sabor característicos que le han mantenido colapsado en el tiempo. Alma y personalidad es lo mismo, pues ésta es un aspecto de aquélla y mientras la personalidad no sabe del Alma no está completa. La dicotomía, paradoja o enfrentamiento entre el Alma y la personalidad es una necesidad para la evolución; esta fricción no es un defecto, sino una necesidad que nace a través de la confrontación, fomentando la evolución de la consciencia. Nos han presentado a la personalidad como la parte que limita, restringe, frena y nos aparta de la espiritualidad, pero en realidad sin ella el Alma no podría realizar la Obra: mientras el Alma y la personalidad no se conozcan y trabajen al unísono, no habrá Paz. Alice Bailey, en su libro “Psicología Esotérica”, dice: Un hombre puede considerarse que realmente es una personalidad, cuando el aspecto forma y la Naturaleza del Alma se han unificado. Cuando el Alma ejerce influencia sobre la personalidad y compenetra todas las manifestaciones inferiores, sólo entonces la personalidad estará a la altura de su verdadera significación y constituirá la máscara del Alma, la apariencia externa de las fuerzas espirituales internas. Estas fuerzas son expresiones del Alma, y el Alma es el ente central o foco fundamental en el plano mental de la Vida de Dios Mismo. Esencia, consciencia y apariencia son los tres aspectos de la divinidad y del hombre; cuando la

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personalidad está plenamente desarrollada, es la “apariencia de Dios en la Tierra”. Vida, cualidad y forma es otra manera de expresar la misma triplicidad (Bailey, 2006). Partiendo de los primitivos mapas psíquicos que Jung nos legó e integrándolos con las referencias alquímicas y los remedios arquetípicos de Edward Bach, hemos logrado actualizar un símbolo que representa a la psique humana: el círculo, uno de los más completos de la historia de la humanidad, que delimita a través de su perfección geométrica un espacio específico dentro del todo, construyendo a partir de ahí una nueva realidad emergente en el espacio-tiempo. Este nuevo espacio, como un fractal de la Totalidad de la que nace (objeto cuya estructura básica, fragmentada o irregular se repite a diferentes escalas), al separarse, contiene en Sí mismo todos los atributos de esa Totalidad. De ahí que la emergencia de la consciencia emanada de la separación tiene como principio existencial la recuperación de la consciencia inicial que dota de individualidad y del atributo inherente de mantener la armonía, a pesar de los contrarios que le dan forma y estabilidad espaciotemporal. De aquí surge la necesidad imperiosa de cualquier ente separado de conocer la fuente de su génesis y, a través del proceso evolutivo, recuperar la consciencia de sí, más allá del actor separado que como “Yo” inició la búsqueda. Eugenio Carutti, gran astrólogo argentino, en su libro “Las Lunas. El refugio de la memoria”, coincide con esta visión de que el Universo está manifestado de forma fractal, aplicándolo a la Astrología: Para la Astrología, el sistema solar es un paradigma funcional presente en toda realidad, tanto “interna” (psíquica) como “externa” (mundo). En tanto matriz holográfica, el sistema solar en su Totalidad se encuentra en cada fragmento de Sí mismo. De esta manera, toda función de un sistema particular —biológico, mecánico, psíquico, social— tiene su correspondencia con las del sistema solar. Desde esta perspectiva, cada cuerpo del sistema solar ocupa un lugar funcional en él y tiene su correspondencia con ciertas funciones de toda estructura particular posible. Cada sistema —cuerpo, psiquis, familia, sociedad e instituciones, organismos vivientes— posee su Luna, su Sol, su Saturno, su Júpiter... En todo lenguaje mandálico u holográfico, cada uno de sus elementos recrea la matriz global. Cada elemento contiene dentro de sí a todos los demás y sus relaciones con las otras partes del sistema son a la vez “internas” y “externas”, como corresponde a un lenguaje cuya función es la de comunicar la profunda unidad en la diferencia del “adentro” y el “afuera”. Estos son lenguajes sagrados —como la Cábala, el I-Ching o la Astrología— y en su propia Naturaleza reside la posibilidad de llegar a la Totalidad a través de cada una de sus partes, como en un juego de cajas chinas” (Carutti, 1997).

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Bach plantea con toda claridad que el Alma, previo a encarnar, elige un tipo de personalidad, para con ello actualizar una de las 12 virtudes de la Totalidad; de manera muy similar, Jung imaginaba al Yo como un centro psíquico intencional que no era el resultado de una construcción histórica, sino una circunstancia a priori de la existencia, es decir, como un esquema de la vida psíquica que forma parte integral de la Totalidad de lo que el Yo ES. Por otro lado, Bach dice que el conducto para comprender las características de la personalidad se encuentra encriptado en nuestra Luna de nacimiento; este postulado nos obliga a retomar la figura lunar en términos de la Astrología profunda, pues ahí se tendrán claras pistas sobre a qué se refería. Adicionalmente a lo expuesto al inicio de este capítulo, nos parece imprescindible comentar el papel que la Luna juega en la carta astrológica de cada ser humano; Carutti comparte la visión fractal y unicista del Universo en la que convergen todas las ciencias que desde diferentes matices hemos abordado. La Luna atesora todo aquello que se imprime en ella y se configura a su alrededor, siguiendo la pauta marcada. Es memoria en el sentido más extenso de la palabra porque retiene todos los impactos externos que la afectan y toma progresivamente la forma de los surcos que se abren en ella, alimentándolos con su vitalidad. En este sentido, aquello que aparece en el principio como lo primario, virginal e indiferenciado, se convierte con el tiempo en constante acumulación de marcas e incansable repetición del pasado, rechazando en su inercia los estímulos del presente. Allí, se cierra sobre Sí misma y el crecimiento se detiene en la réplica indefinida del nivel alcanzado (Carutti, 1997). Bach, en la primera parte del capítulo V de su libro “Cúrate a ti mismo”, dice lo siguiente: Puesto que la carencia de individualidad (es decir, permitir interferencias con la personalidad, interferencias que impiden cumplir los mandatos del Yo Superior) es de tanta importancia en la génesis de enfermedades, y puesto que a menudo empieza pronto en la vida, pasemos ahora a considerar la verdadera relación entre padres e hijos, profesores y alumnos (Bach, 1933). En este párrafo, Bach se refiere a cómo en los primeros años de vida del niño, en realidad desde antes del nacimiento, se inicia el proceso evolutivo del Alma en la Tierra. Desde la concepción, el Alma, que es el niño, escoge el lugar, el momento, los padres, el entorno y todos los factores; además, comienzan las influencias sobre algunos aspectos de

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su personalidad. Éstas deben ayudar al proceso evolutivo del Ser, al desplegar las habilidades innatas, fruto precisamente de la resistencia psíquica externa, pero, en la mayoría de casos, al no ser afrontadas de la manera adecuada, crearán desarmonías e incluso enfermedades. Por ello, se hace mención a la “falta de individualidad” y a la “verdadera relación entre el padre y el hijo”, aspecto poco comprendido por quienes se erigen en autoridad sobre las pequeñas Almas, que ajenas a su grandeza se dejan eclipsar por la ambición de los ignorantes. En este sentido, la Escuela Andalusí está desarrollando un área específica de educación de padres conscientes. Referida al ser humano, la personalidad es el modo de ser innato que tiende a comprender la vida de acuerdo con su función y forma; es una de las 12 posibles manifestaciones individuales de la Totalidad o Sí mismo, atrayendo a su mundo de relación los elementos fundamentales según su necesidad de explorar un determinado campo de actuación. La polaridad va aparejada como eje vincular de la encarnación: defectoexceso, virtud-falta, como elementos indisociables de nuestra condición humana encarnada en el mundo. Nuestra personalidad (la Luna) puede estar ante nosotros más clara en los sueños, donde no existe la restricción de una mente control, que en vigilia, donde el Yo ejerce su represión formal. La búsqueda de refugio, que nos conecta a la Luna como el mecanismo que nos detiene en el pasado de la personalidad en situaciones críticas, se manifiesta sobre todo en los momentos puramente emocionales y en las relaciones afectivas, donde queda al descubierto nuestra verdadera tendencia innata. Las crisis promueven la búsqueda de seguridad que se relacionará con la manera particular que teníamos de sentirnos seguros en la infancia; no se debe entender por crisis sólo lo intenso o extraordinario, sino todo aquello que nos saca del empoderamiento personal: encontrarnos en un baño sin papel higiénico puede ser una situación crítica e inesperada, que cada Tipología resolverá de una manera concreta; por ejemplo, Mimulus sentirá que puede desarrollar alguna enfermedad si no se limpia pronto y sacará sus toallitas húmedas para ello; Rock Rose se colapsará para ver si así desaparece la situación; por supuesto, Water Violet la resolverá creativamente y nadie se enterará jamás; Centaury pensará en el que venga después y buscará papel para que eso no le ocurra; Agrimony sacará su petaca y brindará por los papeleros; Chicory mandará a alguien a que le traiga papel; Clematis inventará una historia mientras se duerme en el retrete; Cerato se preguntará cómo resolvería esta situación algún filósofo eminente; Vervain iniciará una cruzada para que esto no ocurra nunca más; Impatiens quizás ni se dé cuenta por lo rápido que va, pero el responsable tendrá una buena bronca; Scleranthus buscará el momento idóneo para resolverlo y así no equivocarse y mantener el equilibrio; Gentian sentirá una gran frustración ante el peso de un esfuerzo que le supone esta nueva situación. Esa actuación estará

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ligada a la repetición de una fórmula añeja que le ha dado resultado en el pasado, sin embargo, esta tendencia frenará su creatividad y con ello la emergencia de nuevos talentos replegados en su Alma. Por lo tanto, el signo Lunar determina la personalidad y nos interesa para el trabajo evolutivo, como ya afirmó Bach, ya que esta tendencia mecánica puede modificar nuestra identidad solar. En definitiva, las características del signo donde se encuentra la Luna en la carta natal representa la capacidad para responder emocional y subjetivamente en las experiencias donde se revelan los impulsos emocionales inconscientes. De ahí que sea necesario este conocimiento para el trabajo de transformación y una llave para la comprensión de nuestra vida y trabajo en la Tierra. A continuación abordaremos en cuatro aspectos las características principales de cada una de las Lunas zodiacales, tomando elementos mencionados por Carutti, así como conclusiones a las que hemos llegado a través del desarrollo de nuestro trabajo: La Luna zodiacal: en este primer apartado se describe de manera general el tipo de energía que prevalece en el núcleo familiar al momento del nacimiento de la persona. Es el período en el que “… los deseos se limitan a la comodidad, la alimentación y el calor” (Bach, 1930), por lo que se encuentra de manera total a expensas de las satisfacciones que se le proporcionen para cubrir su cuota de seguridad. Esta etapa se relaciona con el tiempo en el que se enfrenta por primera vez con modelos y estructuras que cubren sus necesidades primarias, los cuales le harán sentir protección en cualquier momento de crisis de su vida futura. Recordemos un postulado básico para nuestros fines: la crisis es una oportunidad de evolucionar. El tipo de madre: el momento del nacimiento determina la estructura arquetípica que hemos de integrar para evolucionar. Invariablemente, esta estructura se ve desarrollada en el personaje que provee de los primeros cuidados al pequeño, que de manera común suele ser la madre, en su estructura psíquica y afectiva. Cuando la figura de la madre biológica se encuentra ausente, el arquetipo se ve reflejado en algún otro personaje, y el patrón que presente la figura “materna” será repetido en diferentes situaciones a través de la vida para colaborar en nuestra evolución. También es muy importante señalar que, en términos astrológicos y arquetípicos, se considera a la persona portadora de esta energía antes de “ver la luz”, pero en la madre encuentra el mejor espejo o mensajero para actualizarla de acuerdo con aquello que tiene que trabajar para evolucionar, por lo cual, independientemente de que alguien cuente con esta información (sobre todo quienes desempeñan el papel de madres)

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por mucho que intente cambiar la situación, no será posible, pues la energía se activaría de cualquier forma desde otro lugar, incluyendo el patrón de reacción conductual del niño. El Refugio: es muy importante tomar en cuenta que no es un defecto, solamente se revela de manera instintiva una reacción ante la falta de seguridad, y en el trabajo interior, se traduce como una posibilidad de “ser consciente”, es decir, de observarlo sin intentar cambiarlo. El Talento: una situación que nos produce incomodidad lleva intrínseca una oportunidad de desarrollar un talento que se ve cristalizado una vez que lo hemos hecho consciente. Si nos encontramos en un camino de autoconocimiento de nuestros “defectos” (por llamarlos de alguna manera), en realidad nos daremos cuenta que son virtudes en “déficit” que, al desarrollarse, se convierten en verdaderos talentos para manejarnos en la vida. Queremos recalcar que la tendencia innata que determina la “Luna” es una elección del Alma; ninguna es mejor que otra y todas son fractales de la Unidad-Alma. Las descripciones detalladas a continuación son las áreas limitantes de una tendencia natural que en su inicio formaba parte de su Naturaleza más íntima y se fraguó como actitud para resguardarse del “mundo” como una entidad ajena a ella. En el proceso evolutivo de un Alma-Unidad hacia Sí misma, a través de una personalidad ligada a la seguridad del amor externo, es necesario soltar el miedo externo para situarse en el amor interno; este tránsito es fruto de la creatividad que se consigue al confiar en la Vida y poder así amar a todos los seres. Queremos reforzar la idea de que, como dijo Bach, el mal es el bien fuera de lugar y lo que hoy es bueno para mí mañana puede ser un obstáculo para mi evolución.

LUNA EN ARIES (IMPATIENS) Quien tiene la Luna en Aries es una persona que nace en un entorno en el que la regla general es la rapidez, la claridad y lo impositivo. En algunos casos se trata de un ambiente intrusivo; puede llegar a ser violento física o emocionalmente y todo tiene que ser cumplido de manera militar; no hay opciones. Las cosas se deciden en instantes, e igualmente son llevadas a la acción. Con esto entendemos que su lugar seguro es un “campo minado”.

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Se trata de personas que, al recibir la primera energía de este medio, desarrollarán en situaciones de crisis una respuesta pronta, frenética y aguerrida. La situación de esta Luna resulta atípica; el lugar en donde siente que hay contención y protección afectiva es donde reina la

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hostilidad y la agresión, pues esta energía ariana imperó en sus primeros años. En las relaciones, al encontrarse con personas que no le agreden o presentan frente, interpreta falta de afecto y se considera en un vacío emocional; si no hay conflicto, no hay amor. Esta actitud beligerante hacia las personas cercanas en lo emocional no es advertida por ellos mismos; es una forma natural de actuar, ya que se trata de su energía primaria; sin embargo, los demás no suelen recibirlo con esa naturalidad. En lo físico, son personas sumamente activas y resuelven rápidamente conflictos cotidianos; tienden a estar tensas e irritables; la madre de la Luna en Aries suele tomar siempre las decisiones por él, lo que lo lleva en la edad adulta a sentirse siempre amenazado en sus deseos y decisiones, pues siente que de aceptar algo que no provenga de él mismo será dominado. Tipo de madre: la madre Impatiens quiere rapidez; las cosas han de realizarse de manera eficaz y pronta. Será tajante, directa, dominante e invasiva, siempre desde la franqueza, imprimiendo velocidad y actividad a los hechos cotidianos; otorga un alto valor a la independencia. Si el niño es eficiente en este sentido, será recompensado; si no, se ganará más de una riña. Refugio: el refugio de la Luna en Aries es el conflicto y el enfrentamiento. Siempre que se encuentran ante hechos que los amenazan, corren hacia su refugio Lunar: la agresión y la confrontación; es muy importante recordar que esta actitud siempre es tendente a la búsqueda de afecto y protección; la ausencia de agresividad los lleva a sentirse en un estado de indefensión. Talento: quien tiene la Luna en Aries es poseedora de unas capacidades que, si no las utiliza para refugiarse, puede poner al servicio del avance en su vida y de ayuda para los demás: energía, fuerza, habilidad, iniciativa, intrepidez y operatividad hacen de esta Tipología, una vez integrada la Luna, una persona especialmente apta para la resolución de situaciones extremas que requieran de respuestas rápidas y efectivas; podríamos considerar que posee los talentos de un héroe.

LUNA EN TAURO (GENTIAN) Se trata de bebés que están abrazados a la “madre” sintiendo sus caricias, su olor, su sensualidad; es como si ella les estuviera dando con su dedo miel en la boca; es decir, en esta relación madre-hijo hay mucho cuerpo, besos y mimos, de tal modo que el pequeño siente en el cuerpo esta protección a través de la voluptuosidad corporal materna unida al alimento y a la seguridad. La erotización y la sensualidad derivada de la cercanía física y emotiva que les brinda la madre serán sinónimos de seguridad y paz para estas personas.

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No poder tocar y aferrarse a algo que no desaparecerá remite a un vacío emocional devastador. Al buscar la máxima seguridad en lo estático, el cambio natural de las cosas los lleva irremediablemente a enfrentar situaciones en las que —tarde o temprano— experimentarán un gran vacío. Como la protección es lo tangible, suelen atarse inconscientemente a lugares o relaciones, porque la perspectiva de cambiar su mundo o la posición a la que se han habituado las hace entrar en pánico y dispara en ellas una fuerte sensación de desprotección. El contacto físico asegura y tranquiliza a estas personas. La demostración de afecto y cariño a través de señales corporales es imprescindible cuando atraviesan situaciones emocionalmente difíciles. Decirles “te quiero” es irrelevante si no va acompañado de demostraciones de afecto físicas. Como naturalmente son tiernas y cariñosas, buscan espontáneamente el contacto. En cuanto a las relaciones, la necesidad de una presencia afectiva que garantice la solidez del mundo hace que se vean inclinados a apropiarse de las personas que aman. Tipo de madre: la madre Gentian busca comodidad y un buen ambiente que favorezca la realización de los quehaceres diarios, sin obstáculos y en un entorno de cordialidad y buen tono. Construirá un nido cálido y repleto de “alimento”, pero no como en el caso de mamá Chicory, donde el alimento es “literal”; la nutrición Gentian incluye regalos, dinero, corporalidad, alimentos y otros elementos que favorecen un buen clima hogareño, seguro y próspero. El tacto, las caricias y los mimos, como muestra de afecto, son usuales. Refugio: la seguridad está ligada a la repetición, a la estabilidad que le da lo conocido y lo fijo; su miedo aparece ante lo nuevo, el cambio o lo que provoque inestabilidad en su mundo establecido. Toda modificación, alteración o fragilidad de una situación queda connotada para ellos como peligrosa e incluso como aterrorizante. Recordemos que la Tierra es el elemento más denso de los 4, Gentian es una Tipología de Tierra y su signo zodiacal, Tauro, es el signo fijo del triángulo de Tierra en el que la materia se solidifica; por ello, en una situación crítica, acuden de inmediato a revisar la firmeza y aferrarse a la existencia de las estructuras que conocen y les pertenecen, tanto en posesiones materiales como en afectos e incluso filosofías. Talento: al integrar la Luna en Tauro, aquello que eran limitaciones se convierten en capacidades desarrolladas: la perseverancia, la resistencia a la frustración, la capacidad de materializar proyectos e ideas con marcado contenido artístico y pragmático, así como, en el aspecto emocional, disposición tierna, afectuosa y tranquila y buena conexión con las necesidades de los demás.

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LUNA EN GÉMINIS (CERATO) La energía que predomina en esta Luna es la de movimiento incesante, unión y separación de múltiples factores, y análisis y explicación de esta dinámica. Se trata de un entorno en el que las ideas van y vienen a través de la palabra; la información lo permea todo y la inteligencia está altamente valorada. Es común que estos ambientes sean de grupos nutridos, en los que prevalece la interacción por medio del juego y del intercambio de ideas.

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Es natural que el ambiente sea intelectual y haya libros e información acumulada en el entorno; por ende, la inteligencia y la capacidad de aprendizaje son muy valoradas. Nos encontramos ante un mundo afectivo que más que ser sentido a niveles corporal o emocional, se expresa en el ámbito intelectual. Para estas personas es de suma importancia poder explicar o que les expliquen todo lo que sucede. Nacen en una casa donde se lee mucho, tienen su cuna al lado de la biblioteca o en sus primeras fotos aparece junto a libros, papeles, lápices, cuadernos. Esta racionalización de los acontecimientos las lleva a distanciarse de un entendimiento real en el que hay factores que no pueden ser alcanzados por la razón; por ejemplo, las emociones se sienten, no se piensan. Suelen hacer varias cosas a la vez, abrir más de una puerta, para tener la sensación de multiplicidad que les otorga seguridad. Tipo de madre: la madre Cerato necesita explicar y que el niño le explique lo que está pasando. La comunicación, la palabra y, por extensión, la mente, serán los elementos destacados que fomentarán la idea de protección y de seguridad hogareña. El niño será premiado si destaca intelectualmente, si es “despierto”, curioso y busca estar informado. Refugio: la seguridad está ligada a la lectura y a la búsqueda de certeza en cualquier documento que tenga rango para ellos, ya que, como hemos dicho, de pequeños se mueven en un ambiente donde al mostrarse rápidos e inteligentes son premiados con afecto. Al buscar fuera de Sí mismos explicaciones y teorías que les den seguridad, accionan también su rasgo de multiplicar, abrir varios frentes, ya que seguramente alguno de ellos (que no es propio) tendrá la correcta explicación para sus incertidumbres. Talento: cuando la persona integra su tendencia a acumular información, dada su gran capacidad mental y su disposición a conocer la vida, tiene facilidad para ordenarla e integrarla, así como para plasmarla en palabras, siendo capaz de expresar emociones y otros aspectos de la vida difíciles de verbalizar, esto la lleva no sólo a “entender”, sino también a

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“comprender” y a poner a disposición de otros esa comprensión de la vida que, aunque inicialmente se daba en su calidad mental, ahora ya se ha expandido a las demás calidades del Ser.

LUNA EN CÁNCER (CLEMATIS) Cuando la Luna se encuentra en Cáncer en el momento del nacimiento, nos encontramos ante un vínculo madre-hijo dentro de un espacio psíquico y emocional, en el que parecen estar fundidos en uno solo. La madre propicia un ambiente familiar, cálido y afectivo al bebé; un lugar contenido y seguro, en donde se respira unidad y se desarrolla un fuerte sentido de pertenencia a un linaje.

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El vínculo casi mágico desarrollado con la madre, quien “lo adivina todo”, lleva posteriormente a estas personas a tener dificultad para conocerse a Sí mismas, pues mamá ya lo sabe todo de ellas y no encuentran sustento para lanzarse hacia el autoconocimiento, lo cual genera dependencia. El papel que desempeña aquí el padre, aportando energía masculinaextrovertida es casi nulo, ya que se trata de un ambiente altamente afectivo en el que el arquetipo de la “Madre” se ve manifiesto a su máxima expresión, anulando su contraparte; esta mujer (o quien represente su papel) emana verdadero amor incondicional hacia su hijo y no espera nada a cambio. Los niños con la Luna en Cáncer buscan la cercanía física de mamá, que les permite tener acceso a esta burbuja de bienestar emocional. En su vida adulta, este lugar es “recreado” en su imaginación, a pesar de que en la realidad sus relaciones no sean del todo concordantes con su “fantasía”; cuando se enfrentan a acontecimientos que los hacen patentes, sienten un completo desamparo, pues su mundo de ensueño se derrumba colmándolo de emociones de las que no saben hacerse cargo. Asimismo, desarrollan una necesidad para contar con alguien que los contenga emocionalmente como lo hizo su madre; buscan relaciones en las que se sientan mimados, amados y protegidos dentro de una burbuja “color de rosa”. Tipo de madre: la madre Clematis busca cercanía y un clima idílico, favorecido por la idealización mental que la mujer hace de su sueño: “ser madre” y “tener un hijo”. El hogar se convierte en un lugar ideal donde se da aquello que se ha imaginado. Los “tiempos” existen sólo en la psique del sistema, por lo que no hay correspondencia con los tiempos de otros o del mundo externo. La ternura y la cercanía de los hijos, que nunca crecen ni se separan de mamá, se elevan hacia la verdadera maternidad y, por ello, se premia este comportamiento dependiente.

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Refugio: su refugio es su “mundo idílico”. Resulta muy fácil herirles, pues, al enfrentarse al mundo real, no son capaces de adaptarse a la situación “aquí y ahora”, ya que no cuentan con los recursos necesarios; su realidad está basada en una fantasía recreada con trozos del pasado y personajes “de cuento” muy distantes a los que interactúan con ellos en el mundo exterior. Esto los lleva a encerrarse en su caparazón de cangrejo, en su cueva, en ese lugar seguro, cálido y conocido en el que todo se resolverá mágicamente. Cuando se encuentran en un entorno impersonal, tienden a crear en su imaginación uno alternativo en el que todo es motivado y resarcible a través de los lazos de amor incondicional de su mundo ideal. Talento: poseen sensibilidad innata para responder a las necesidades emocionales de otros. Son personas muy tranquilizantes y que saben cómo dar seguridad y tranquilidad a los demás. Comprenden las corrientes emocionales y las necesidades afectivas de una situación, sea familiar, grupal o institucional. Son muy aptos para la educación y cuidado de niños y jóvenes. Quizás su mayor talento reside en destilar una especial calidad afectiva que permite aglutinar a las personas y producir una fuerte integración en grupos e instituciones. En un plano más personal, sus valiosos dones son la creatividad literaria, la inventiva, la poesía y la capacidad para penetrar en lo abstracto de la mente y concretarlo para aquellos que no tienen acceso allí.

LUNA EN LEO (VERVAIN) Cuando la Luna se encuentra en el signo de Leo en la carta natal, nos estamos enfrentando a una persona que nació en un núcleo familiar en el que, muy probablemente, la figura materna era el centro de atención, y de ella emanaban patrones y modelos que afectaban a todo el círculo. Esta situación nos hace entender porqué la Luna en Leo nos lleva a encontrar la seguridad en un rol social en el que se es el centro de atención, el “Sol” (como el planeta regente de este signo), aquel que, supone, cuenta con todas las cualidades de manera natural para ser admirado, escuchado y seguido.

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La madre de quien tiene la Luna en Leo tiene fijación por las “personas especiales”, por lo que la expectativa generada sobre su bebé (no nacido) es que será una personita única e inigualable, digna de ser admirada y adulada ante cualquier gesto o gracia, y el simple hecho de hacerse presente actualiza de manera automática todos estos “dones” de los que se le había cubierto durante el embarazo. Esto no tiene que ver con lo que el niño “será”, porque ya lo “es” todo; sobre él se da una sobrevaloración absoluta que más tarde necesitará que se reproduzca para sentirse seguro.

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Tipo de madre: la madre Vervain estará volcada al exterior, primando las actividades al aire libre y todo aquello que fomente las habilidades a través de la aventura: viajes, excursiones y actividades de fin de semana en la playa y en la montaña serán sus preferidas. Fomentará el sentido de la “justicia” y los grandes “ideales” manifestando admiración por algunas figuras destacadas del mundo, a veces del más cercano, el familiar. El niño será premiado si despliega entusiasmo y vive con intensidad, si manifiesta ideales elevados y goza de las actividades al aire libre, sobre todo cuando la madre es el eje sobre el que gira la actividad. Refugio: su refugio es ser el centro de atención, la altivez, el exceso de entusiasmo y el gasto excesivo de energía. Cuando una persona que ha nacido con la Luna en Leo se encuentra en una situación crítica, busca su seguridad en la “absoluta certeza” de que es mejor que los demás, y es algo que todos tienen que compartir. Cuando se enfrenta a una realidad que no encaja con su zona de seguridad, es decir, en la que no es el protagonista de la historia, se repliega en una actitud de intolerancia, invalidando cualquier argumento que no le sea propio, generando en este empecinamiento un gasto excesivo de energía derivado de su insistencia para llevar a los demás a donde él considera correcto. Esta posición principesca, que a otros resulta altiva y chocante, es el lugar donde se siente seguro. Talento: la capacidad de expresarse desde lo más profundo de su corazón le confiere una Naturaleza entusiasta y vital, al mismo tiempo que su gran energía lo capacita para la organización y el liderazgo, siguiendo tenazmente su objetivo, con completa claridad en sus estrategias y acciones. Puede convertirse en un ser libre y auténtico, que no necesita en lo absoluto el reconocimiento de los otros.

LUNA EN VIRGO (CENTAURY) La energía que destila el ambiente de un niño nacido con la Luna en Virgo es de orden y estructura. Todo suele tener un lugar determinado, y de que permanezca en él depende la estabilidad del sistema completo. Su habitación será un lugar en el que todo está dispuesto correctamente; la ropita, los pañales, los juguetes. Suele ser tratado como un adulto; su madre (o quien haga las veces de esta figura) se dirige a él en conversaciones unilaterales, le habla de cosas de las que “habla la gente mayor”.

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Sus primeros años de vida están marcados por la negación de lo infantil, la espontaneidad y la exploración; cometer errores no está permitido; se les exige ser maduros cuando no lo son.

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Como la Luna en Virgo les lleva a la creencia de que tienen que mantener el orden para preservar el sistema, surge en ellos una inclinación a ordenarlo todo en lo individual y en lo grupal; se hacen cargo también de aquello que no les corresponde; llegan a ser serviles, pues así consideran que obtienen la aprobación de los demás; cumplen los procedimientos y prevén la solución pertinente para cualquier acontecimiento inesperado; logran ser útiles; “el niño bueno de mamá”. Tipo de madre: la madre Centaury espera de su hijo “madurez”, responsabilidad y seriedad. El orden y la eficiencia serán los elementos destacados en la educación. Los juegos han de ser ordenados y sin estropicios; si juegan en la calle, algo no muy usual, deben hacerlo sin mancharse. Esta exigencia es fruto de la necesidad de apoyo en su dificultad para asumir su propia vida. Se premia el mantenimiento del orden familiar y la disponibilidad para asumir las tareas que lo fomenten, haciéndose cargo incluso de las que ella debería gestionar. Quieren niños maduros. Refugio: su refugio es el trabajo “desinteresado” hacia otros, mediante el cual, haciendo lo que los demás no hacen según lo “correcto” puede preservar el orden del sistema y asegurarse de que todo está bien. Cuando se sienten inseguros, es decir, en crisis, buscan afecto y protección en el cumplimiento de las reglas y normas establecidas, resolviendo cualquier inconveniente que les haga ser vistos como personas maduras y responsables que saben hacerse cargo, que son útiles, inteligentes e imprescindibles. Talento: quienes desarrollan su talento con la Luna en Virgo se convierten en personas muy lógicas y objetivas; tienen lo necesario para ponderar situaciones y esclarecer los aspectos tanto positivos como negativos. Por otro lado, su capacidad de servicio es muy grande, ya que dada su observación perciben de manera inmediata cuando alguien requiere de su ayuda. Por último, tienen un talento para restablecer el orden de manera natural en todo tipo de situaciones o modelos que lo han perdido.

LUNA EN LIBRA (SCLERANTHUS) Quienes nacen con la Luna bajo el signo de Libra lo hacen en un ambiente donde destaca la belleza, la armonía y los valores estéticos en general para cumplir con los compromisos sociales. Su casa estará siempre llena de invitados a los que se les procura un espacio agradable, y se sobreponen sus intereses a los del núcleo íntimo. Como en el caso de la Luna en Virgo, la espontaneidad se suprime, no en pos de las normas, sino de los deseos de los demás; lo que es socialmente aceptado tiene que ver más con la manera de actuar que con la manera de pensar.

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Enfrentar la vida desde las acciones emanadas del centro de uno mismo es particularmente difícil para ellos, ya que siempre deben demostrar sus buenos modales. Ante esta situación, les resulta muy difícil conectarse con su verdadero y profundo deseo, en contraposición con lo que se espera que expresen o hagan para mantener la armonía, viviendo en un debate entre una opción y otra, o una contradicción entre lo que piensan y lo que hacen o dicen. Tipo de madre: la madre Scleranthus fomenta las relaciones sociales y busca que se mantenga la armonía a toda costa. Se valora en los hijos una actitud agradable y con buenos modales hacia el exterior y, sobre todo, que sepan adaptarse a los cambios de humor que pueden manifestarse en cualquier momento. La espontaneidad no se valora, pues siempre ha de darse la respuesta adecuada en función de lo que la madre espera que se represente, por lo que las decisiones se postergan a veces indefinidamente. Refugio: su refugio es la armonía posponiendo sus decisiones debido al conflicto entre ser fiel a Sí misma y actuar según los cánones socialmente establecidos. Su incapacidad de lidiar con esto le hace aplazar de manera indefinida el establecer una posición que “le haga quedar mal” (si se tratara de la suya) o que le trajera consecuencias no deseadas en realidad (si se tratara de lo diplomáticamente correcto); alargando las situaciones es como salen de la encrucijada, haciendo como si la decisión a tomarse no existiera, y con ello mantuvieran el equilibrio. Talento: la capacidad innata para complacer a los demás, complementarlos y mantener el equilibrio y la armonía en los sistemas de relaciones hace que estas personas sean buscadas por los otros para sentirse bien. Irradian una delicada ternura y comprensión afectiva generando ambientes y situaciones de gran placer y encuentro para todos. Tienen también un talento innato para la diplomacia y la capacidad de encontrar lo que el otro necesita, así como para realizar un acuerdo que satisfaga a las partes. El sentido de la oportunidad suele ser muy fuerte en ellos y así como en el mecanismo Lunar esto se diluye en una continua postergación de las decisiones, en la ilusión de alcanzar el momento perfecto que habrá de satisfacer a todos, la sensibilidad para encontrar el instante adecuado para la acción es una cualidad de la Luna integrada en esta tipología.

LUNA EN ESCORPIO (CHICORY) La Luna en Escorpio representa para el bebé un lugar cuya energía nutre, pero al mismo tiempo asfixia. Hay una fuerza que se anticipa a resolver cualquier necesidad que emane del nuevo ser, resolviéndole la vida de manera completa, por la sensación de completud que aporta al sistema, pero impidiendo a su vez cualquier capacidad de

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acción; es un ciclo de vida-muerte: “Contigo porque me matas, sin ti porque yo muero”. Quienes nacen bajo este influjo Lunar se ven continuamente sometidos a situaciones en las que son abrazados a la vez que devorados. No hay lugar para decisiones o acciones propias; la madre sobreprotectora se hará cargo de lo que considera necesario para el pequeño, que de hecho estima es parte de ella. Podría definirse una energía que “te lo entrega todo, a cambio de ti mismo”. En las relaciones, estas personas tienden a dejarse devorar por lo que aman, lo que al mismo tiempo las hace huir de los compromisos sentimentales. Tipo de madre: la madre Chicory es muy poderosa a efectos vinculantes con el mundo afectivo del niño. Su sobreprotección y sobreactuación para mantener al niño a salvo del mundo exterior termina creando un efecto de anulación y asfixia, al tiempo que le nutre y le cuida con gran esmero. Se valora en el pequeño las respuestas agradecidas y las manifestaciones que destacan la gran labor maternal efectuada. Hacerle ver a la mamá que se le quiere de la manera que ella desea es el punto esencial en su vida afectiva. Refugio: se refugia en las relaciones íntimas, ya sean de pareja o familiares, a las que se aferra cada vez que se siente inseguro, buscando cualquier argucia para mantenerlas cerca. Es decir, hace de los demás parte de Sí mismo, en una fusión devoradora, en la que aporta actitudes “positivas” a la relación para justificar la asfixia que genera en la libertad del otro. La sexualidad es un punto importante, porque ahí se da como en ningún otro lado la fusión con el otro, recuerdo de su gran amor infantil. Talento: tiene una enorme cualidad para sostener intensidades emocionales, un umbral elevado de resistencia al dolor y al sufrimiento, así como para transitar lo misterioso, lo oscuro, lo profundo, lo desconocido. Posee gran magnetismo personal y capacidad de crear y destruir modelos, ideas y creencias, transformando periódicamente su vida y la de los otros en un proceso de muerte y renovación constante.

LUNA EN SAGITARIO (AGRIMONY) La energía desplegada para quienes nacen con la Luna en Sagitario es de libertad y alegría; un amplio y confiable espacio para la expresión. El bebé es libre de expresarse y sus necesidades se satisfacen al ritmo que él desea, en cuanto éstas se manifiestan al exterior; en el ambiente en el que se desarrolla, se le proporciona lo requerido, él sólo pide y todo se le concede. Esto le impide relacionarse en sus primeros años con el conflicto o la frustración.

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En su entorno existen anclas ideológicas o religiosas que lo hacen confiar que el mundo tiene un rumbo definido y positivo, lo cual lo hace creer en edad adulta que todo tiene solución de manera natural y el conflicto es algo inexistente. En esta etapa infantil, los viajes y la libertad están presentes constantemente, y también figuras “sabias” que siempre tienen una respuesta para encontrar el flujo natural de la felicidad. Tipo de madre: la madre Agrimony fomenta el desenfado y evita los conflictos a través de un aire despreocupado. Los problemas no son bienvenidos y hará lo que sea para que no prosperen en casa. Valorará en sus hijos las poses desenfadadas y las actitudes animosas y divertidas, quitando “hierro” a las dificultades de la vida. Para ella, cualquier cuestión que produzca conflicto será obviada y pasará a otra situación que le produzca bienestar. Valora y aprovecha las fiestas, celebraciones y actividades sociales. Refugio: se refugian huyendo de las situaciones estresantes y de conflicto, ya sea de manera física o psíquica. Los problemas o frustraciones que deben enfrentar son completamente desconocidos para ellos, lo cual los lleva a una dolorosa crisis adoptando actitudes de evasión; aparentemente, ya sea en un lugar geográfico diferente o en una visión distorsionada de la realidad, todo está bien. Talento: sus cualidades o capacidades surgen una vez integrada la Luna y cuando no las utiliza como refugio son el optimismo, la alegría, la vitalidad, la confianza en la vida, la capacidad de ver el lado bueno de las cosas y de las relaciones, todo ello acompañado de la fuerza para transmitirlo e impregnar el entorno con este tipo de vibraciones positivas.

LUNA EN CAPRICORNIO (MIMULUS) El lugar en el que encarna alguien cuya Luna está en Capricornio es frío, austero, seco y gris. La atención que recibirá estará alejada del contacto físico y emocional; sus necesidades básicas se satisfacen de manera frugal; cuando es un poco mayor, desarrolla la autosuficiencia.

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Es posible que, ante la ausencia de la madre, este pequeño haya quedado bajo el cuidado de personajes que se limitaron a proveerle sólo de lo elemental. Todas estas características nos muestran un ambiente claro en el que la primera estructura arquetípica con la que se contacta es el abandono. Las ideas en general tienden a la austeridad y a la disciplina que emiten un mensaje de que esta persona se encuentra sola contra el mundo.

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Tipo de madre: la madre Mimulus es austera, práctica y precavida. Su lema es “Más vale prevenir que curar”; por ello, valora la sensatez, el cuidado y todo lo que sea resguardarse de los “peligros”. Puede llegar a la obsesión en ámbitos sanitarios y fomentar la hipocondría en los suyos. Valora la paz y la soledad y que le respeten en este sentido. Los horarios y todo lo concerniente al “protocolo domiciliario” se impondrá como norma inapelable. Se valora el sacrificio y la austeridad en pro de metas importantes. Refugio: se refugia en la seguridad que le dan aquellas cosas que lo ponen en contacto con la parte más íntima de Sí mismo, como el orden de sus cosas o su hogar. Replegarse dentro de él es lo que le proporciona seguridad ante las situaciones de crisis; su mundo interno, acomodado a su gusto, es suficiente para colmar el vacío afectivo que siente al enfrentar una amenaza. Talento: poseen la capacidad de concentración y responsabilidad; de sostener la energía en el tiempo; de soledad que no tiene que ver con el aislamiento, sino con permanecer solo consigo mismo, no dependiendo de otros en niveles emocionales y mentales; de solidez emocional que permite el contacto muy profundo con lo humano, respondiendo a las necesidades reales, articulándolas con los demás y renovándolas oportunamente; de expresión madura del mundo emocional, sin dependencias y resistiendo a situaciones que serían muy difíciles para otras personas.

LUNA EN ACUARIO (WATER VIOLET) Cuando una persona nace con la Luna en Acuario, lo hace en un ambiente cambiante y volátil debido a la energía creativa que incita a la constante mutación. Se ve sujeta a una inestabilidad en cuanto a los cuidados que se le profesan a niveles físico y afectivo.

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La energía básica es la del cambio; éste es la estructura en la cual identifica su seguridad. Su mundo primario está lleno de acontecimientos que reestructuran de manera constante la forma en la que está recibiendo afecto y protección, pueden ser cambios de casa, de situación familiar, incluso de estados de ánimo de su madre. Se trata de un entorno que promueve la desorientación afectiva del pequeño y, sin embargo, es donde encuentra su coto de protección. Es común que el ambiente familiar sea muy creativo u original, lo que le lleva a experimentar constantemente cambios en su organización. Tipo de madre: la madre Water Violet fomenta tanto la individualidad temprana que se llega a olvidar que el niño necesita afecto y cercanía y,

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a veces, dependencia. Por ser una Luna de Aire, el fomento de la cultura y la realización personal, como elementos destacados de la educación, se priman con mayor intensidad que las muestras de afecto corporal o expresiones cariñosas. Compartir la lectura, una buena película, un CD de música o una conversación que haga pensar son actos afectivos en este vínculo familiar; por ello, se aprecia y valora el buen gusto y el desarrollo de cualidades culturales. Refugio: su refugio es la novedad; cada vez que siente vivir en la rutina, cambia cortando con todo lo que le ataba hasta entonces. Sus momentos de crisis lo llevan a buscar afecto y contención en situaciones nuevas que no se relacionan con las anteriores, lo cual en ocasiones lo hace ver como falto de compromiso. Talento: su capacidad de encontrar la energía afectiva en diferentes lugares y situaciones le permite encarar la vida sin grandes apegos, pero ello se logra cuando el desapego no es una manera de refugiarse ni de sentirse seguro. Además, desde esa cualidad puede actuar en circunstancias de gran complejidad emocional sin sentirse implicado, mostrándose intuitivo, comprensivo y capaz de manejar el dolor y el sufrimiento sin sentirse directamente afectado.

LUNA EN PISCIS (ROCK ROSE) La energía principal desplegada en Piscis es la sensibilidad; es el signo en el que termina la rueda del zodiaco y que de manera arquetípica representa la pérdida de la forma; ya no existe forma qué defender. En este caso, al nacer, el pequeño se identifica de manera total con la madre, como en el caso de Cáncer, incluso sobrepasándola; la

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burbuja en la que se encuentran vinculados madre e hijo lo incluye todo. Siempre se sentirá amado, nutrido y protegido, pero a un nivel superior que el físico o el afectivo; la energía femenina lo abraza, usando como rostro el de su madre física. Vive en un mundo que “realmente” le resulta fantástico y de ensueño; no lo crea, lo actualiza a través de lo que el entorno le ofrece. Tipo de madre: la naturaleza hipersensible de la madre Rock Rose hace que casi no existan palabras en la relación con el niño; la simbiosis llega a tal punto de profundidad que lo que siente el niño es sentido y amplificado por la madre. Se fomenta la religiosidad o la espiritualidad como elementos naturales en la vida cotidiana. Se cultiva y valora la mirada trascendente y la conexión con la Naturaleza como una extensión de la propia naturaleza humana. La armonía y la sensibilidad son altamente valoradas en el niño.

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Refugio: cuando se encuentra en crisis, se refugia en la burbuja mágica que lo mantiene a salvo de todos los conflictos externos; acude a ese lugar en donde todo fluye de manera natural y se encuentra conectado; ahí todo es seguridad. Esto lo lleva a un estado de introversión y ensimismamiento absoluto. Talento: integrada la Luna y desactivado el mecanismo lunar, estas personas desarrollan una gran sensibilidad hacia los demás cuando perciben desprotección o necesidad; desde su sensibilidad especial las pueden comprender y ayudar. También tienen la capacidad de crear entornos protectores y amorosos para acoger a quienes lo necesitan, atendiendo tanto al plano físico como a los otras áreas psíquicas de la persona.

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CAPÍTULO CINCO

LAS DOCE TIPOLOGÍAS ALQUÍMICAS

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Tenemos doce remedios; qué simple es ahora prescribirlos con precisión, y explicarles a nuestros pacientes la razón de sus desarmonías, sus discordias, sus dolencias, y enseñarles este simple mensaje, esta lección, que los pondrá en armonía con lo Infinito de su Alma y restaurará en ellos la salud mental y física. Edward Bach

n este nuevo capítulo nos adentraremos en los pormenores de lo que hemos denominado “Tipología” y que Edward Bach designó “Personalidad”, manifestando en sus escritos que sólo existían 12. Las descripciones aquí desarrolladas ampliarán la comprensión de los mecanismos que determinan tanto su expresión evolutiva y creativa como su faceta limitante, para así manejar con soltura, en la clínica, la relación terapéutica en función del tipo y del nivel evolutivo que la consciencia ha alcanzado dentro de él, lo cual es fundamental para el trabajo de transformación que devolverá al Alma la libertad expresiva a través de su personalidad. Como ha quedado dicho, los 12 curadores que Bach describe corresponden a los 12 Tipos de Personalidad existentes en la humanidad, número que de ninguna manera es azaroso. Hemos explicado con detalle su origen; recordemos, por ejemplo, que el dodecaedro es la figura volumétrica, construida con doce caras, en la cual Platón ve reflejado el Universo en toda su perfección y belleza. Asimismo, dentro de la Terapiafloral Evolutiva hemos desarrollado un modelo propio de esta clasificación, hilvanando suavemente los 12 curadores de Bach con el conocimiento de la Tradición hermética, teniendo como resultado las 12 Tipologías de Personalidad. Cada una de ellas representa una de las 12 maneras que el Alma elige para abrazar en la carne a la Totalidad,

una forma de amor que le devuelva, en la experiencia humana, al reconocimiento del centro a través del desarrollo de la virtud, que comienza expresándose mediante su propia limitación en la personalidad, y ahí, en el camino que marca la vida, es donde inicia la aparente batalla, que, de ser librada a la luz de la consciencia y la evolución, se verá coronada en la fusión del Alma con la personalidad. El Alma dispone el tablero y conjuga los elementos para que la consciencia en la forma se dé cuenta de sí misma. Para ello, establece a través de la dinámica creativa de la “luz” un campo de atracción que hace que los elementos se busquen en pro de la experiencia. El “yo”, incipiente y sesgada consciencia emergente, ignorante de su parcialidad y origen, proyecta la sensación de ser y dice: “Yo genero”, cuando en realidad la consciencia de ser y los espacios compartidos son el Alma que en el principio eligió el “tipo” adecuado y la fuerza carnal (la personalidad) para aprender una nueva lección. Cuando este abrazo alquímico se da, el ser humano puede actuar desde el “Sí Mismo”, logra la madurez, en la que nace el nuevo hombre, el de la Rubedo. La madurez es el lugar desde donde puede cumplir con su propia voluntad de manera natural, franca, sin emitir juicios de valor, argumentos a favor o en contra, referentes a su conducta o emocionalidad; y esta nueva perspectiva de su propia vida al amparo de la consciencia le permite seguir observando la frescura que ofrece el mundo a través del aquí y del ahora, seguir haciendo consciente lo inconsciente, y cuando las resistencias se vuelven a hacer presentes, saber que provienen de aquel que “fue”, del que tras la transfiguración no le puede paralizar, ya no más. Cada uno de nosotros, por nacimiento, pertenece a un tipo específico de personalidad de las 12 que Bach describe y que han estado presentes en el transcurrir del tiempo, recogidas en diversas presentaciones arquetípicas y míticas en la historia de la humanidad. Para ver nuestra personalidad, hay que atender no a la enfermedad, sino al comportamiento ante ésta, que nos hablará del tipo al que pertenecemos y, por consiguiente, de la misión que eligió el Alma al encarnar. Por otro lado, la admiración hacia una virtud en otros, o la repulsión de un defecto en los demás, nos ayudará a saber de nuestro “tipo de personalidad”; así, defecto y virtud forman parte de la unidad que denominamos “personalidad”, como dice Bach: “Fundamentalmente hay doce tipos primarios de personalidad, existiendo el positivo y el negativo de cada uno”. Esta personalidad favorecerá la comprensión y el aprendizaje de una parcela del Amor total, por lo que nuestra disposición a vivir desde un lugar parcial en la vida pondrá de manifiesto “quiénes somos” y a qué hemos venido, ya que todos en esencia somos “Uno”, más allá de la forma parcial y temporal que Él haya elegido para que supiéramos de la vida.

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LA PERSONALIDAD BACHIANA COMO ENTIDAD ARQUETÍPICA Para Bach, la personalidad, y concretamente el tipo de personalidad que facilitará el aprendizaje y la correspondiente adquisición de una lección para el Alma, es un tipo de fuerza consustancial a ella (una estructura), que emerge con la vida en el acto del nacimiento humano, ligando la visión característica de este principio a la manera particular de ser y actuar en la Tierra. Podríamos decir que para Bach arquetipo y Tipo de Personalidad es lo mismo, sobre todo si se vincula con un signo del zodiaco; en este caso, el lunar. Por ello, en función del Tipo de Personalidad, existirá toda una serie de posibilidades exploratorias que estarán delimitadas por la necesidad de aprendizaje de dicha Alma en concreto. Según el modelo de Edward Bach, existen 12 Tipos de Personalidad relacionadas con los 12 sanadores; los primeros 12 remedios que él elaboró. Cada una de esas personalidades arquetípicas está emparentada con una de las “fuerzas” o canales preexistentes a la consciencia humana, que han sido descritas por diferentes culturas a través de sus mitos y leyendas, siempre de acuerdo con un mismo “patrón” explicado según la época y la cultura, ya fuera ésta social, religiosa o iniciática. El Alma, sinónimo de consciencia de sí en el humano, se imbuye en uno de los arquetipos tipológicos de acuerdo con su necesidad exploradora. Es como si esta consciencia de sí, ya sea personal o colectiva, el Ánima Mundi, necesitara integrar de forma consciente las fuerzas que, aunque vinculadas a la Totalidad en el Espíritu o Universo inconsciente de la psique, se mantienen inconscientes en su recién estrenada corporalidad material, y traer a través de su proceso personal a la vida consciente cada uno de los atributos de la Totalidad que moran en el Absoluto, para que así se consolide “abajo” lo que siempre es “arriba”. Todas estas virtudes y todos estos atributos divinos, aunque nos dotan de existencia, quedan relegados al orden de lo sobrenatural hasta que se encarnan en la consciencia individual de la vida, alentando de este modo la creación de espacios cada vez más cercanos a lo “sobrenatural” pero de forma consciente y vivida en la materia a través de una entidad personal. El Alma, que siempre ha sido consciente de sí, en su plano, a través de la personalidad, que la encarna en el tiempo, descubre su potencia, la virtud que deberá desarrollar mediante la experiencia en una nueva existencia física, mientras la personalidad siga los dictados del Alma, es decir continúe su proceso evolutivo jalando con consciencia cada tramo de la “fuerza” a integrar en la consciencia, como dijo Jung, “el espectro de aquello que concebimos como naturaleza humana, desde lo animal al espíritu”. Cuando la información siga su curso y la personalidad prospere en el desarrollo de la consciencia de acuerdo con la fuerza o el arquetipo que le da vida y no

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permita estancamiento alguno, Alma y personalidad serán una misma cosa en este plano de la manifestación terrestre. En cada etapa de la vida, la personalidad tendrá que ampliar la visión dentro de su campo de actuación para aprehender una lección que será la consecuencia de vivir de forma fluida, sin mantener recuerdo alguno de sus anteriores logros, al tiempo que expresa de forma natural todo lo integrado en su ser consciente. La memoria, así como las influencias externas, los afectos, la posesividad y el miedo fomentarán que la personalidad se refugie en sí misma y obtenga la seguridad que la calma a través de lo repetido, lo conocido o lo familiar, iniciándose así una retención o estancamiento que cimentará la creación de lo que denominaremos falsa personalidad y que está relacionada con el concepto de cronicidad de Bach, resuelta con los denominados 7 Ayudantes, remedios que devuelven a la personalidad a su condición natural. La falsa personalidad (fruto de la cronicidad de un momento estancado de la personalidad) es la negativa de la personalidad a seguir los dictados del Alma porque hay elementos disuasorios: emocionales, miedos, etc., que le hacen desviarse, consecuencia de haber adoptado las creencias, los hábitos, las normas, las costumbres y otros factores (todos ellos miedos) que dan forma a la identidad de la persona, aquello que la persona cree que “es” y que le sirve como vehículo para desenvolverse en la vida en su relación consigo misma y con los demás. El término “falsa personalidad” fue acuñado por P.D. Ouspensky, uno de los iniciadores del llamado Cuarto Camino, quien dice que ésta no existe en realidad, sino que existe por sus manifestaciones, pero no como parte de nosotros mismos. Cuando Alma y personalidad son una, reflejo de la otra, sin limitaciones en forma de prejuicios, conflictos o miedos, entonces se avanza en el proceso de completitud del Alma. Recordemos que “no somos hombres con experiencias espirituales, somos espíritus con experiencias humanas”. Una de las peculiaridades del Mándala Arquetípico, símbolo gráfico de la psique en la Escuela Andalusí, es su naturaleza sistémica. Edward Bach enfatizó que sus remedios pertenecían a un sistema, que lo denominaba él, y, por ello, los elementos que lo constituyen están, como es el caso de nuestro mándala, conectados entre sí de acuerdo con la teoría de sistemas.

LAS 12 TIPOLOGÍAS ALQUÍMICAS Si queremos conocer la personalidad, conozcamos las tipologías como servidores de Almas sedientas de sí mismas; saber de sí a través de la personalidad. Esta información cuántica encriptada en cada uno de los 12 curadores de Edward Bach es invaluable para acompañar un

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camino húmedo, tortuoso, tal vez desgastante, pero, al final, siempre a los ojos del que SABE, luminoso. Hemos reunido en este capítulo una síntesis de todas aquellas referencias arquetípicas que hemos encontrado en el devenir histórico de la humanidad, sostenidas desde la presentación del 12 como Unidad y que hemos podido relacionar a través de un arduo proceso de estudio e investigación. En esta ocasión ahondamos en lo que ya presentamos hace unos años en Proyecto 12, integrándolo en el modelo mandálico arquetípico a partir de la experiencia clínica de varios años de trabajo. En primer lugar, exponemos elementos propios, surgidos del profundo estudio y observación de años, vinculados y sintetizados a partir de lo que ya hemos expuesto en los anteriores capítulos; definimos de manera clara, resumida y práctica los aspectos determinantes que condicionan la expresión de un Alma a través de un canal específico, una Personalidad; posteriormente, desarrollaremos otras particularidades tomadas de diferentes fuentes de la Tradición como la Astrología, la Mitología, la Cábala o la Alquimia, que consideramos amplían y complementan la magnitud de cada una de las fuerzas o tipologías arquetípicas desde una visión integrada del ser humano. Como una aportación al final de cada tipología, buscando un paralelismo simbólico en el proceso de individuación del ser humano, la Escuela Andalusí, como otras tantas escuelas filosóficas, ha tomado como base los “Doce trabajos de Hércules” del libro de Alice Bailey, como un proceso evolutivo en el cual el Alma avanza enfrentándose a las limitaciones y desarrollando sus virtudes hasta llegar al último Portal; en cada trabajo aporta una visión práctica que favorece el desarrollo consciente de todas y todos aquellos buscadores que se adentren al misterio y puedan resolver así uno de los procesos vitales más fascinantes de la experiencia humana. Antes de comenzar con el análisis particular, explicamos brevemente los rubros que se desarrollan para cada uno de los 12 casos particulares. Elementos: cada una de las tipologías, como hemos visto, representa una “sal de personalidad”, que se compone de la fusión de los elementos. Los denominados mixtos surgían en función del orden y porcentaje entre la información de los 4 Elementos; así, cada tipología es el producto de la interacción de dos elementos destacados: el principal que se vincula tanto astrológicamente como en nuestro mándala; y el segundo al que le corresponde, en importancia, de los restantes; los otros dos no son destacados y por ello no se mencionan, aunque están presentes en la tipología como entidad global. Color del círculo cromático: tradicionalmente los colores se han representado en una rueda de 12; según el color que percibimos es la

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sensación subjetiva que producimos. A cada tipología le corresponde uno, en el cual se ve reflejada la personalidad. Descripción de la tipología: desarrollamos una breve descripción general de la tipología, ahondando en los procesos y manifestaciones prácticas del individuo, lo cual favorecerá su descubrimiento a través de los modos de vida y rasgos expresivos generales de la persona; todo ello se comprenderá más profundamente al estudiar los demás contenidos descriptivos, que inciden en aspectos específicos que cada cultura ha desarrollado por ser en ese momento necesario para su proceso y que ahora integramos al mantener una mirada incluyente e integradora, fusionando así todo lo que hasta ahora se había presentado parcialmente, incluso llegando a la confrontación y al descrédito de las propuestas diversas. Síntesis cronológica de los estudios de Edward Bach: contiene la recopilación de todo lo escrito sobre la tipología por Bach, que, además de brindarnos un importante panorama sobre ella, nos permite atender la evolución de su trabajo en términos clínicos y herméticos. Es muy importante tomar en cuenta que en algunos casos (particularmente en “Los Doce Curadores”) las tipologías están descritas desde su aspecto “negativo” a fin de que pudieran ser identificadas en la consulta, ya que como es lógico las personas “sanas” (aspecto positivo de la tipología) no tendrían necesidad de visitar a ningún terapeuta. Debemos la datación y sistematización de esta valiosa información a Lluis Juan Bautista. Virtud a desarrollar: las virtudes no son elementos inventados ni estados a los que aspirar, sino “esencia”, la fuerza misma de la vida arquetípica original expresándose a través de los elementos que condicionan y desvían a veces con sus humores naturales la condición virtuosa del Alma encarnada. En este caso, exponemos los pasos que consideramos se tienen que llevar a cabo para desarrollar la virtud, que es el camino propuesto por Bach, y que nosotros retomamos, para más tarde en su apartado correspondiente, describir la virtud correspondiente: 1. Definir en todos los ámbitos de la expresión: (sentir, pensar, hacer) la virtud que se quiere desarrollar. 2. Anhelar la virtud como una acción de desarrollo para trascender la falta que nos limita. 3. Admirar esa virtud expresada en otros y observar los hechos a través de las conductas relacionadas. 4. Practicar la virtud hasta convertirla a través del hábito en algo natural. 5. Profundizar en la actitud interior que en otros permite la expresión de esa virtud, pues no se procura un mero cambio de forma (conducta) sino una transformación de los aspectos psicológicos que permita la expresión de la virtud que anhelamos. 6. Meditar regularmente (concentración prolongada) sobre la virtud que estamos desarrollando y visualizar su exitosa expresión en uno mismo en los asuntos cotidianos.

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7. Reflexionar constantemente sobre la razón que nos motiva a encarnar la expresión de tal virtud como algo útil y deseable en nuestra vida. Limitación a transformar: síntomas, desequilibrios y alteraciones del carácter a través de emociones o pensamientos limitantes que manifestamos en una determinada faceta del “yo” mediante los contenidos de una tipología y cómo afectan a la relación consigo mismo y con el entorno. Intención positiva de la limitación: beneficio que, consciente o inconscientemente, se trata de obtener manteniendo determinada actitud o conducta, a pesar de que aparentemente parezca limitante o destructiva. Enseñanza potenciadora a interiorizar: lección que nos ofrece la actualización y vivencia de la limitación una vez hecha consciente. Ámbito de exploración: territorio psicogeográfico limitado por la tipología, que favorece el aprendizaje consciente del Alma, de los contenidos inherentes a la correspondiente tipología, permitiendo la integración de áreas inconscientes a través de la experiencia directa. Posición de la Danza Chémica para el Ser: estas posiciones son inspiradas en las 12 Tipologías de Personalidad y fueron desarrolladas de acuerdo con nuestro modelo por Maribel Águila. Funcionan como herramientas para trabajar en y con el cuerpo aquello que en ocasiones no es posible hacer a través de la mente o de la emoción; si se pone la consciencia en el cuerpo, se acciona el laboratorio interior propiciando el resultado alquímico que eleva a la consciencia lo que estaba en la inconsciencia, lo mismo sucede al practicar diariamente la posición durante el período tipológico correspondiente. Las posiciones se encuentran vinculadas íntimamente con la letra hebrea con la que se relaciona, por lo que se recomienda pronunciar en voz alta cada repetición. Letra hebrea: la Cábala considera que las letras del alfabeto hebreo son los elementos con los que está construído el Universo entero, y cada letra revela un aspecto de la creación; así, de su alfabeto identifica a 12 de las 22 letras (a las cuales denomina simples), las relaciona con la energía de los signos zodiacales y propone que son llaves o contraseñas que nos brindan el acceso espiritual a cada mes, ayudándonos a unir el mundo espiritual con el material. Signo zodiacal: en capítulos anteriores hemos explicado exhaustivamente cómo cada tipología se encuentra íntimamente relacionada con los signos zodiacales y en este apartado incluimos las fuerzas que astrológicamente se actualizan en cada uno de ellos. Planeta regente: cada tipología se encuentra afectada por la fuerza particular de uno o de varios astros que lógicamente influyen en su estructura.

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Animal esotérico: en los animales burbujean fuerzas sutiles, instintivas, naturales, poderosas, constantes y manifiestas, al contrario del hombre, que puede ser criatura de disfraces y máscaras. El animal manifiesta comportamientos unívocos, estables, y el simbolismo de esa acción animal también se mantiene continuo. Por todo esto, la identificación con animales favorece la integración del inconsciente, por lo que en cada uno de ellos encontraremos materia para profundizar en el trabajo con la tipología. Dios griego: la mitología griega es un conjunto de relatos que constituye un reflejo de ciertas creencias de los antiguos griegos respecto al Universo y al hombre. Estos relatos de transmisión oral fueron de alguna manera “fijados” por escrito por poetas. Los 12 dioses del panteón griego adoptaban figuras humanas y personificaban las fuerzas del Universo, que hemos identificado arquetípicamente en cada tipología; los mitos de los dioses se encuentran salpicados de tintes de cada una de ellas. Tribu de Israel: según el Génesis, Abraham engendró a Isaac, quien, a su vez, engendró a Jacob; éste tuvo 12 hijos, que serían posteriormente reconocidos como los patriarcas de donde provienen las 12 tribus de Israel entre las que Josué repartió la Tierra Prometida; en cada una de ellas, la Tradición hebrea describió un comportamiento específico en los que encontramos atributos de una tipología concreta. Piedra (correspondiente a la Tribu de Israel): existen diferentes cualidades o significados que contienen las piedras en el sentido que lo hemos venido abordando: detrás de su estructura física yacen fuerzas cósmicas que las acompañan. Para este trabajo, se utilizan las 12 piedras en correspondencia, como reza en la Tradición, con las tribus de Israel. Apóstol de Jesús: Jesucristo vino a enseñarnos las 12 grandes lecciones de la vida, para con ellas completar la Unidad de la grandeza de su Ser; cada una de esas formas de amar se encarnó en uno de sus apóstoles y está identificada con una tipología. Caballero del Rey Arturo: los Caballeros de la Mesa Redonda son 12 héroes celtas primitivos que canalizan las fuerzas celestes, las fuerzas cósmicas que se vinculan con cada una de las tipologías; su misión última es encontrar el Santo Grial, es decir, la semilla divina de la que cada uno somos portadores, lo que establece una similitud con la exploración de la personalidad, volver al Alma. Llave de Basilio Valentín: las 12 Llaves Filosóficas de Basilio Valentín, gran alquimista, representan el trabajo interior que debe realizar el ser humano para su transmutación espiritual y cada una de ellas se encuentra relacionada con el trabajo que llevamos a cabo en una tipología; en este apartado, reproducimos textualmente lo que al respecto refería el maestro Yabir abu Omar.

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Impatiens

1. Impatiens Elementos: Fuego y Tierra Color del círculo cromático: rojo violeta Descripción de la tipología: Tipología de Fuego, extravertida, intuitiva-instintiva, activa, dinámica, espontánea, irreflexiva. Fuerte, impulsiva, llegando a la temeridad. Independiente, solitaria en la búsqueda de su propio ritmo y particular manera de moverse en el mundo. Eliminará los obstáculos sin piedad ni miramiento si ellos la detienen. El amor propio, la seguridad en sí misma y con ello la fe en su potencial la llevan a conseguir grandes logros que otros no se atreverían ni siquiera a imaginar. Mantiene el dinamismo y la actividad (sobre todo el movimiento) como signos de seguridad. La estabilidad, la serenidad, la tranquilidad o el detenimiento provocan en la personalidad una sensación de incomodidad que la hacen sentir insegura, por lo que iniciará la actividad o agredirá para provocar esta situación que le evoque protección. La atención, la hiperactividad y la acción se presentan como estados de alerta permanentes, donde la relajación y la receptividad afectiva están asociadas al peligro. Síntesis cronológica de los estudios de Edward Bach: 1. “Algunos Nuevos Remedios y Nuevas Aplicaciones” (En “The Homoeopathic World”, febrero de 1930). Está indicada en dolores agudos de tipo nervioso, y a menudo no solamente proporciona un rápido alivio, sino que en muchos casos al parecer provoca la curación del estado nervioso. Tiene también una acción benéfica, y con frecuencia los pacientes así lo dicen, además del alivio de los síntomas, porque muchos mejoraron su estado mental con la desaparición de la depresión y los miedos, obteniendo una perspectiva generalmente más optimista. Entre los casos, satisfactoriamente tratados, pueden mencionarse dolores de cabeza intensos, ciáticas, neuralgias agudas, tics dolorosos, y los dolores agudos en enfermedades malignas. 2. “Algunas Consideraciones Fundamentales sobre la Enfermedad y la Curación” (En “The Homoeopathic World”, 1930). PERFECCIÓN ESPIRITUAL: Entusiasta-Puritano-Monje EL ENTUSIASTA Este remedio es para el dolor agudo, sea cual sea la causa: su indicación es la severidad del dolor. En algunos casos en los que

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la morfina había fallado ha proporcionado alivio. Está también indicado para el sufrimiento mental agudo: otra vez su intensidad será la que nos guíe. Es útil en aquella gente que (sin importar su estado aparente) hace un gran esfuerzo por vencer alguna cualidad adversa: de ahí la intensidad del sufrimiento cuando temen el fracaso. Además, el remedio trae paz y una definida elevación mental, de la que los pacientes son muy conscientes generalmente. 3. “Libérate a Ti Mismo” (Otoño de 1932). IMPACIENCIA-PERDÓN ¿Es usted uno de los que saben que en lo más hondo de su naturaleza hay todavía un rastro de crueldad; que cuando se siente abofeteado y acosado encuentra difícil no tener un poco de maldad? ¿Tiene aún en su interior el deseo de utilizar la fuerza para imponer a los demás su modo de pensar; es impaciente y esa impaciencia a veces le hace ser cruel; tiene en su naturaleza alguna huella de inquisidor? Si es así, se está esforzando por la exquisita suavidad y el perdón, y la hermosa flor de color malva, Impatiens, que crece a lo largo de las orillas de algunos ríos galeses, con su bendición, le ayudará a lo largo del camino. 4. “Los Doce Curadores” (Impreso en Epson, 1933). Es un severo dolor causado por el bloqueo de un canal que debería admitir la luz espiritual y la verdad. A menudo alguna crueldad en el carácter es lo que lo causa. 5. “Doce Grandes Remedios” (En el periódico Heal Thyself, Febrero, 1933). Cuando hay impaciencia, dolor severo, preocupación por estar bien rápidamente, ansiedad por estar bien y levantarse, impaciencia con los que le rodean, dar IMPATIENS. 6. “Los Doce Curadores y los Cuatro Ayudantes” (Publicado por C.W. Daniel Co., 1933) y “Los Doce Curadores” (Marlow, 1933). En todos los casos en los que haya impaciencia. Impaciencia consigo mismo, deseo de apresurar las cosas, de hacerlas rápidamente, de estar repuesto y activo. Impacientes con los demás, irritabilidad por las pequeñeces, dificultad en refrenar el genio. No pueden esperar. Este estado es muy común y con frecuencia es un buen síntoma durante la convalecencia, y la tranquilidad que aporta este remedio acelera la recuperación. A menudo hay impaciencia cuando el dolor es intenso, de manera

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que Impatiens será muy útil en esos momentos para aliviar el dolor y calmar al paciente. 7. “La historia de los viajeros” (1934). También Impatiens conocía bien el camino hacia casa, lo conocía tan bien que se mostraba impaciente con los que eran más lentos que él… Impatiens no tiene ninguna prisa, sino que camina junto al último para mantener su paso… 8. “Los Doce Curadores y los Siete Ayudantes” (Publicado por C. W. Daniel Co., 1934) Para los irritables, enfadados, malhumorados, impacientes. 9. “Los Doce Curadores y Otros Remedios” (Edición publicada en 1936 por C.W. Daniel Co.). Aquellos que son rápidos de pensamiento y de acción, y que desean que todo se haga sin vacilación ni retraso. Los que en la enfermedad se sienten ansiosos por curarse rápidamente. Encuentran muy difícil ser pacientes con la gente lenta, pues consideran que eso es erróneo y constituye una pérdida de tiempo, de forma que se empeñarán en hacer que esa gente sea más rápida en todos los aspectos. Con frecuencia prefieren trabajar y pensar en solitario, de forma que lo puedan hacer todo a su propio ritmo. Virtud a desarrollar: Perdón o Piedad Es el acto de mantener la inofensividad y la compasión a pesar de saberse con derecho a actuar agresivamente por la ofensa recibida. Perdonar es el acto de desintegrar el ayer, la dimensión donde nadie es vulnerable y por lo tanto no existe un “otro” que ofende. Limitación a transformar: Impaciencia Lleva a la crueldad, por increpar o imponer su ritmo a los “más lentos”. El movimiento es la constante en esta personalidad. Prefiere caminar antes que esperar al autobús, aunque sabe que seguramente el bus llegará antes de que ella alcance su destino; sube por las escaleras para no esperar al ascensor; las colas la abruman. El ritmo lento de otros le es intolerable, prefiere trabajar sola para así marcar su propio ritmo. La distancia entre dos puntos es una pérdida de tiempo. Su palabra clave es “ya”. Tics nerviosos, agitación, movimiento incesante de manos y piernas, tamborilear con los dedos sobre cualquier superficie, tensión y agresividad, entre otros, son síntomas de impaciencia. Intención positiva de la limitación: Hacer las cosas en el exterior, en lo físico, con la misma rapidez con

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que las hace en el interior, en lo mental. De este modo puede responder al ritmo interior, cuyo impulso es hacer y hacer, en ocasiones con la finalidad de no estar parado física ni mentalmente o para llenar la vida de acciones que le den consciencia de sí mismo y así sentirse más vivo. Enseñanza potenciadora a interiorizar: Existe un ritmo interior y un ritmo exterior; es inevitable; ignorarlo es crear tensión interna y externa. Todo tiene su propio ritmo y hay que desarrollar la capacidad de observarlo y respetarlo para mantener la armonía, así como descubrir la diversidad de ritmos en las personalidades con las que compartimos la vida, respetarlos y aprender de ellos. Ámbito de exploración: Es el aprendizaje del equilibrio cuerpo-mente. Se adquiere conocimiento para ejecutar con diligencia en el físico a través de una mente rápida y ágil. Permite comprender la diferencia entre el tiempo del plano físico y el tiempo del plano mental. Posición de la Danza Chémica para el Ser de la tipología: Con las piernas flexionadas se lanza una patada con la pierna izquierda hacia delante, dejándola suspendida en el aire, y se lanzan ambos brazos hacia adelante con las palmas en posición vertical exhalando la letra Hei. Esta posición favorece la conexión con el guerrero interior, activando en nosotros su fuerza. Letra Hebrea: Hei h “Tomen” (Hei) expresa la revelación propia en el acto de dar de lo de uno a los demás. Dando a los demás en la forma de autoexpresión es el regalo definitivo del Ser. Signo zodiacal: Aries La energía de Aries corresponde a la energía cardinal del triángulo de Fuego, por ello, está relacionado con el inicio e impulso primigenio de la energía; es la personificación de la fuerza vital, la expansión total de los impulsos. Esto le dota de una tremenda impulsividad, con gran arrojo y valentía, y vence los obstáculos que se presentan de forma aventurera procurando no dudar. Aries no reconoce impedimentos para lograr sus fines, es temerario, y en extremo exigente hacia adentro y hacia fuera. En este signo, nos encontramos, en sus polaridades, con las figuras del héroe o del inquisidor. Posee un carácter fuerte y decidido, orgulloso, autoconfiado y ambicioso; imprime ardor, es decir, grandes cantidades de energía en todas las circunstancias que se le presentan en la vida, incluyendo las afectivas; en sus relaciones, es muy apasionado. Es sumamente inquieto e impaciente; tiene gran ansia por alcanzar sus objetivos y lo puede lograr con gran facilidad. En el polo “negativo” puede ser intolerante, violento, brusco, irascible y colérico.

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Planeta regente: Marte Marte es rocoso como la Tierra; es el más parecido a ella; le da al signo del Carnero las cualidades benéficas de la energía, la capacidad de acción, el dinamismo, el don de dirección y la valentía; también, en sentido contrario, le puede proporcionar la agresividad, la tiranía y el salvajismo. Animales esotéricos: carnero y oveja Carnero: el ganado y los rebaños de carneros traen al mundo a sus pequeños en la época del año cuando el sol ocupa ese signo; por ello, simboliza también la primavera y el comienzo de un nuevo año, el momento donde la vida, la luz y el amor van a ser ofrecidos a los hijos de la Tierra, después de la victoria que el Sol se ha llevado una vez más sobre los reinos del invierno y de la muerte. Cabalísticamente, representa la cabeza y el cerebro del Gran Hombre Cósmico, es decir, la inteligencia elevada del ser humano, las ideas que provienen del Alma. Es el principio activo y pensante en la Naturaleza llamado a veces instinto y a veces inteligencia. Oveja: Jesús es llamado a menudo el Buen Pastor, y ha sido representado muchas veces como el pastor guiando sus ovejas; normalmente, el rebaño de ovejas a las que guía están cargadas del “instinto”, que, a medida que desarrolla autoconsciencia y emerge del puro estado animal, logra la conquista del estado mental o pensamiento inferior. Diosa griega: Atenea Atenea es la diosa griega que corresponde a esta tipología; recordemos que el mito nos dice que nació adulta y vestida de la cabeza de Zeus, lo cual nos habla que desde el principio posee la fuerza y el ímpetu para enfrentar lo que se le presente. Por otro lado, se le considera la diosa de la guerra; la podemos vincular a la heroína, pues se dice que bendecía las causas “prudentes”. También, al ser la guardiana de la sabiduría, la ligamos a la mente astuta y despierta de Impatiens. Tribu de Israel: Judá En el libro del Génesis, Jacob dice sus últimas palabras y profetiza sobre el futuro de la tribu de Judá; augura que será una tribu poderosa y la compara con un cachorro de león, animal que representa el elemento Fuego, Gorse. La tribu de Judá fue la más poderosa de las tribus de Israel; siempre se mantuvo aislada del resto de las otras; territorialmente, fue la tribu de mayor expansión. Esta tribu es representada con el color rojo oscuro. Judá también significa extender la mano y lanzar una saeta al enemigo, en este sentido la alabanza a Dios es un “arma de guerra”. Jacob otorgó una bendición a cada uno de sus hijos, para Judá profetizó: “Será alabado, líder”. Piedra: granate El nombre granate viene del latín granatus, que significa grano o semilla

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(recordemos la semilla vital), y era considerado como la piedra de la fe, de la constancia y de la verdad. Se creía que el granate tenía grandes virtudes curativas; en polvo, era utilizado como cataplasma para reducir la fiebre. Como amuleto, era preciado por los viajeros por su protección de la salud y del honor. Fue utilizado en Asia y en el Suroeste de Estados Unidos como balas de fusil, pues tenía la reputación de aumentar la ferocidad de las heridas infligidas. Apóstol de Jesús: Tomás Tomás poseía una personalidad muy humana y llena de franqueza, un hombre claro y sencillo, algo rudo, pero recto y noble; va directo al meollo de la cuestión cueste lo que cueste. Cuando Tomás hablaba, sus palabras tenían una intensidad que no podían dejar indiferente a nadie. Era valiente y entusiasta, y al final, aprende a vencer el orgullo, perdonar, ser fuerte, leal, sincero y humilde Caballero del Rey Arturo: Kay Hermano “adoptivo” de Arturo e hijo de Sir Héctor. Cuando Arturo fue rey le nombró Senescal del reino, cargo que tuvo hasta que la Orden de la Tabla Redonda desapareció y con ella el reino de Arturo. Su carácter irascible, e incluso cruel, le dio fama de persona sin compasión, a pesar de lo cual era un noble caballero al que Arturo quería sinceramente. Llave de Basilio Valentín: Llave I Que la esposa púdica sea unida a su esposo, la corona del rey hecha de un metal flavo. Libra a continuación al rey del hambre de un lobo vivaz. Haz esto tres veces y consume al lobo por un fuego muy violento. El rey saldrá con ello puro de mancha y de su propia sangre te podrá renovar (Valentín, 2001). Es éste un período de pruebas e incertidumbre, de enorme esfuerzo personal, porque el principiante se ha dado cuenta de la inmensidad de la tarea que tiene por delante. Si sólo reunir el laboratorio y las materias requiere su dedicación a tiempo total durante cierto período ¿qué clase de esfuerzo requerirá el siguiente paso?. Sin embargo, esta fase de prueba, de búsqueda, limpieza y energetización de las materias primeras, en realidad es un entrenamiento que templa la voluntad y la constancia. Luego, en la soledad de su laboratorio, el principiante meditara sobre el camino a seguir. Todo su interior se removerá, y saldrán las primeras impurezas internas, las voces del ego, las dudas, la pereza y el desánimo. Los sueños cambian y frecuentemente se vuelven arquetípicos. Perseguimos dragones y serpientes. Una intranquilidad interna se levanta ante la inseguridad del porvenir, pero si el proceso se desarrolla correctamente, al mismo tiempo aparece

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una voluntad obstinada y una resolución que se opone a nuestras dudas y nos da fuerza adecuada para continuar hacia delante. Trabajo de Hércules: Captura de las yeguas devoradoras de hombres El Primer Gran Portal estaba abierto de par en par, las energías del Universo favorecían el trabajo que Hércules debía realizar como acto de servicio. Hércules, todavía inmerso en su ignorancia, pues en este momento es un aspirante, cruza el Portal, arrogante, seguro de sí mismo y confiado. Debía dirigirse a las tierras gobernadas por Diómedes, hijo del Dios de la guerra, donde, en los pantanos, el monarca criaba yeguas de la guerra, que engendraban caballos salvajes y feroces, que tenían atemorizada a la comarca, pues devoraban a los hombres. Abderis, amigo inseparable de Hércules, a quien amaba profundamente y quien seguía siempre sus pasos mientras iba de un lugar a otro, lo acompañó, y con él, enfrentó la tarea. Persiguieron las yeguas por las llanuras, prados y pantanos, trazando un plan para poder arrinconarlas y darles captura. Al fin, Hércules consigue capturarlas y atarlas. La primera parte del trabajo había sido realizada. Sin tener en cuenta el miedo y la debilidad de Abderis, Hércules lo llama diciéndole “guíalas a través del Portal”, dando la vuelta, orgulloso y triunfante, dejando a su amigo para concluir el trabajo. Era tanta la fuerza y el poder de las yeguas que por la debilidad y el miedo que mostraba Abderis no pudo contenerlas, volviéndose hacia él; las yeguas le dieron caza y lo devoraron. En la lejanía, Hércules observaba lo acontecido y retornando al camino, desconsolado, prudente, humilde y desanimado, debía empezar lo que por él mismo tenía que haber terminado. Retomando la tarea, solo, persigue a las yeguas, atrapándolas, llevándolas a través del Portal. Las personas que vivían en esas tierras salieron a agradecerle por haberlas liberado del miedo. En cuanto a la interpretación del mito, debemos considerar que cada signo o tipología somete al hombre que está trabajando en él, conociéndose a sí mismo, a la influencia de diversas fuerzas, en sus dos polaridades, una positiva (virtud) y una negativa (limitación), de esta manera al completar la prueba podremos ampliar nuestras experiencias y acercarnos al Sí mismo, Wild Oat, experimentando a través de la tipología un fractal de la Totalidad que ya somos, aunque todavía no lo tengamos del todo consciente. En los libros de Simbología y Astrología se dice que el caballo representa la actividad intelectual, y el caballo blanco la mente iluminada del hombre espiritual. En este caso, Hércules tiene que capturar a las yeguas devoradoras de hombres, haciendo honores a la predisposición a la lucha de Aries o Impatiens, y el Fuego del iniciador de una tarea, capturando y reuniendo estos pensamientos o caballos. A través de una meditación consciente de nuestros actos, impedimos que los pensamientos

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superficiales y descontrolados nos asalten constantemente. Estos caballos están atemorizando y alimentándose de las personas que viven en esas tierras, siendo en tierra donde se dan la limitación y el miedo que nos separan de la Unidad, y el hecho de que se alimenten de humanos pone de manifiesto las relaciones sociales de las que se alimentan los pensamientos de la mente inferior. Este primer trabajo empieza con el pensamiento; a través de Aries se debe ganar control mental, iniciando la creación de una nueva mentalidad, enfocada, compresiva e inofensiva. En el mito, los pensamientos representan ideas equivocadas, criticas, juicios hacia los demás, de ahí que esos pensamientos estén devastando la comarca por el daño que causan en los demás; recordemos que Impatiens tiene que desarrollar la piedad por el dolor que infringe a los otros, al no aceptar el ritmo de los demás, por su tendencia desafiante, necesidad de ganar, conquistar el tiempo-espacio, no tener en cuenta al otro, en definitiva vencer o conquistar siempre. El primer Portal se abre y Hércules pasa entre los pilares; en Cábala, los pilares son la justicia y la misericordia, justa medida del equilibrio en virtud de la Unidad. Él los atraviesa corriendo, arrogante, confiado y seguro de su poder; limitación Impatiens de la personalidad, representada en el mito por Abderis; la personalidad que no puede con la fuerza de esos pensamientos y las yeguas terminan dándole muerte, haciendo comprender a Hércules (Alma) que sólo él puede realizar la prueba de forma más prudente, humilde y hacer consciente lo inconsciente. Una vez que las yeguas matan a su compañero, Hércules tiene que comenzar de nuevo y lo hace apesadumbrado, desanimado; pareciera una pérdida de fe, como le ocurre a Impatiens, cuando se desvía de su tipología y entra en un estado Gorse. En el mito también vemos cómo una vez finalizada la prueba, la gente de esas tierras sale a dar las gracias a Hércules por liberarlas del temor; simbólicamente, es una ampliación del conocimiento, haciendo consciente el inconsciente personal y colectivo. Bach decía que la enfermedad es un enemigo común y todo avance que cada uno de nosotros aporte para vencerla no sólo nos ayuda a nosotros mismo, sino a toda la humanidad.

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Gentian

2. Gentian Elementos: Tierra y Agua Color del círculo cromático: Verde Descripción de la tipología: Tipología de Tierra, introvertida, habilidosa-emotiva, pasiva, cálida, afectiva, reflexiva, hogareña, inmutable. Constante, persistente y resistente, trabajadora y prudente. Familiar, gusta de la compañía y fomenta las relaciones familiares creando un espacio íntimo que comparte en la calidez del hogar, “el nido” que ha de ser cómodo y acogedor. La búsqueda del mínimo esfuerzo en la realización de las actividades cotidianas la lleva a la simplicidad en los enseres domésticos que han de ser “prácticos”, estéticos y sobre todo cómodos. La obstinación y la testarudez la pueden llevar a concluir tareas a pesar del esfuerzo que ello suponga, pero también a perder relaciones afectivas por no ceder. La seguridad está ligada a la repetición, a la estabilidad que le da lo conocido y lo fijo. Su miedo aparece ante lo nuevo, el cambio o lo que provoque inestabilidad en su mundo. Síntesis cronológica de los estudios de Edward Bach: 1. “Algunas Consideraciones Fundamentales sobre la Enfermedad y la Curación” (“The Homoeopathic World”, 1930). No es nombrada, pero existe cierta similitud en: ARVENSIS INTELECTO Mago, Destructor, Sátiro. EL DESTRUCTOR Estas personas se encuentran en las profundidades de las tinieblas; no hay luz; no hay alegría; no hay felicidad. Son sumamente infelices, como se puede ver en sus caras; y proyectan la oscuridad sobre los demás. Su tez es sombría, amarillenta o marrón anaranjado. Miran siempre el lado oscuro de las cosas y se desaniman; rechazan disfrutar de las oportunidades que les producen placer: siempre cobijando el lado oscuro de la vida: se revuelcan en todo lo que es mórbido, y contagian y deprimen a los demás con su penumbra. El remedio hace salir el sol en sus vidas, y los ayuda a alentar a los demás. 3. “Libérate a Ti Mismo” (Otoño de 1932). DUDA-COMPRENSIÓN ¿Es usted uno de los que tiene altos ideales, que espera hacer las cosas bien; que se encuentra desalentado cuando sus ambiciones no se realizan rápidamente? ¿Cuándo tiene éxito se siente exaltado, pero cuando se presentan las dificultades se deprime fácilmente? Si es así, la pequeña Gentian de nuestros pastos montañosos le

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ayudará a mantener su firmeza de propósito y una perspectiva más feliz y esperanzada, incluso cuando el cielo esté nublado. Le aportará estímulo en todo momento, y la comprensión de que no existe el fracaso cuando hace todo lo que puede, sea cuál sea el resultado aparente. 4. “Los Doce Curadores” (Impreso en Epson, 1933). Es el desaliento. De nuevo son personas que desean hacer muchas cosas, y sin embargo admiten la influencia de la duda o la depresión cuando surgen las dificultades. A menudo desean que las cosas vayan a su propia manera, en vez de tener un punto de vista más amplio. 5. “Doce Grandes Remedios” (En el periódico Heal Thyself, febrero, 1933). El paciente que está desalentado, tiene éxito pero mira el lado oscuro de las cosas y se siente deprimido, necesita GENTIAN. 6. “Los Doce Curadores y los Cuatro Ayudantes” (Publicado por C.W. Daniel Co., 1933) y “Los Doce Curadores” (Marlow, 1933). Para los que están vacilantes o desalentados. Ven siempre el lado oscuro y son pesimistas. Cuando están convalecientes creen que la recuperación se ha estancado; realmente está yendo bien pero tienden a desalentarse y dudan de sus propios progresos. Este remedio es para los que experimentan que las dificultades que se les presentan son demasiado grandes como para superarlas y pierden temporalmente el valor. En este estado todo lo que necesitan es un poco de aliento, lo cual les ofrecerá este remedio, y estarán bien. 7. “La historia de los viajeros” (1934). En algunas ocasiones Gentian animaba al grupo, pero en otras caía en un estado de desaliento y depresión… y ninguna dificultad o contratiempo pueden desalentar a Gentian. 8. “Los Doce Curadores y los Siete Ayudantes” (Publicado por C. W. Daniel Co., 1934). Cuando hay depresión; cuando se siente que las cosas no marchan bien, o hay dudas de recuperar la salud. 9. “Los Doce Curadores y Otros Remedios” (Edición publicada en 1936 por C.W. Daniel Co.). Para aquellos que se descorazonan con facilidad. Esas personas pueden progresar bien en la enfermedad, o en los asuntos de su

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vida cotidiana, pero cualquier pequeño retraso u obstáculo en su progreso les causa duda y desaliento. Virtud a desarrollar: Entendimiento Requiere entender que el movimiento interno o externo propone una posibilidad para el ascenso en espiral de su Alma o la capacidad de percibir en cada uno de los asuntos cotidianos un motivo para la realización y el progreso de las cualidades del Alma. Limitación a transformar: Desaliento La incapacidad para concluir las tareas que nace de la dificultad para entender la relación existente entre la resistencia y la obra concluida. Las aparentes dificultades que nos encontramos al realizar algo son la vía para el desarrollo de nuevas habilidades que se despliegan al perseverar a pesar del obstáculo. Por ello, el entendimiento de la resistencia como puntal del desarrollo de nuevas habilidades fomenta la seguridad en la aparición de recursos insospechados al interactuar con la vida. Intención positiva de la limitación: Dado que en cada acción se encuentran obstáculos que permanentemente teme no superar, prefiere no iniciar acciones para no correr el riesgo de fallar y así evitar la frustración, la duda en sí mismo y la decepción. Enseñanza potenciadora a interiorizar: Todo proceso presenta dificultades que han de ser superadas; es una parte natural de la acción. Las dificultades son elementos que invitan a hacer uso de la imaginación, la capacidad de esfuerzo, la voluntad y la constancia a través de nuevas estrategias para superar esos obstáculos. Caer en el pesimismo, el enfado o la pasividad no le permitirá desarrollar de manera adecuada sus potencialidades. Ámbito de exploración: Pone de manifiesto la energía que permite avanzar a través de las aparentes dificultades y percibir éstas como elementos constitutivos del desarrollo que fomentan la ampliación de los recursos. Posición de la Danza Chémica para el Ser de la tipología: En cada exhalación pronunciamos Vav, tomando la posición de puntillas con las piernas separadas y levantando los brazos para hacer el trabajo de conexión entre el Cielo y la Tierra. Letra hebrea: Vav w Su forma es la de una línea vertical, un pilar, un hombre que se para derecho sobre la tierra con la cabeza aproximándose al cielo. Vav sirve para asociar espíritu y materia, Cielo y Tierra; es un puente de enlace entre dos estados. Representa el hogar, espacio seguro para recibir la luz.

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Signo zodiacal: Tauro Es de tendencia conservadora, estable y firme, a la vez que fuerte, constituyendo el más terrestre de los signos de Tierra. Se mueve siempre en terreno seguro, sabe lo que quiere y a dónde se dirige; es eminentemente sensual, atraído por los placeres, sus emociones son apacibles y posee en general un carácter tranquilo. Constante y trabajador, pues su vitalidad así se lo permite; representa el trabajo puro y más concreto. En lo desarmónico, este signo se adhiere a la materia y puede ser un acumulador de riquezas que gasta en lujos para decorar la satisfacción de sus instintos. Este modelo ha nacido con una predisposición inconsciente a la resistencia pasiva, sobre todo en la defensa de aquello que ve como tradicional: sus aptitudes, sus propiedades materiales, sus afectos e, incluso, sus prejuicios y complejos, todo lo cual defiende a cualquier precio. Construye su fortaleza sobre lo que ve como común, sean los antepasados o las experiencias. Si está desarrollado internamente, se destaca por su persistencia e, incluso, por su gran memoria acerca de los acontecimientos pasados. Su comportamiento digno lo lleva a una entrega esperanzada y paciente, a lo más alto y supremo, así como a una Tradición moral. Planeta regente: Venus Le provee de belleza, dotes artísticas, amor sensual, alegría, risas y paz, pero también le puede asignar cualidades de voluptuosidad sexual, derroche en lujos, infidelidad y superficialidad amorosa. Animales esotéricos: buey y macho cabrío Buey: encontramos un doble simbolismo en el buey: por un lado, se asocia con la diosa Athor (después Afrodita para los griegos), quien era representada con cuernos de vaca que sostenían al Sol; es el puente o encuentro que veremos en su letra hebrea Vav. Por otro lado, se diferencia del toro, el cual, al haber sido castrado ha perdido el fuego imparable de Aries, dando lugar a un cuerpo fuerte y pesado que le permite arar la tierra. Macho cabrío: el macho cabrío se relaciona con la sexualidad y la exacerbación de los placeres sensuales; en la cultura celta se dice que las celebraciones en honor a “la Diosa” eran presididas por este animal y se daba rienda suelta a los placeres del cuerpo mediante la danza y los encuentros sexuales. Diosa griega: Afrodita Diosa asociada con Astarté en Fenicia, Istar en Asiria y Athor en Egipto. Afrodita es la diosa del Olimpo que se identifica con la mujer

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que se ama a sí misma; es autónoma, independiente y libre; representa el arquetipo de la amante y la prostituta. Conoce del amor universal a través del amor a sí misma, de la certeza de que en ella se encuentra el Universo entero y lo reconoce a través de la sexualidad. La consciencia de la naturaleza femenina desde la visión afrodisiaca empieza con un profundo reconocimiento y devoción por el cuerpo, exaltando el erotismo y la sensualidad. Afrodita es “La Mujer” con formas muy pronunciadas al principio, para acabar siendo el prototipo mismo de la belleza y de la seducción. En muchos de los mitos menores tardíos en los que participa se le presenta vanidosa, malhumorada y susceptible, y le es infiel a su marido con frecuencia. Tribu de Israel: Issajar Este hijo de Jacob es intelectual, un trabajador muy resistente, exacto, matemático, técnico. Tiene necesidad de explicaciones racionales y justificaciones en el ámbito económico. Fue simbolizado por un asno aún elogiando su intelecto. Tiende a formar a contables e ingenieros, quienes se encargan de las finanzas y la construcción. No es un líder ni es agresivo, pero no carece de iniciativa, es fuerte y sano. Se inclina a ser neutro, no se implica ni es un rebelde en su naturaleza. Puede tener algunos atributos del campesino siendo práctico y amante de la Naturaleza y la Tierra. Tiende a evaluar a la gente y las situaciones en términos de beneficio y pérdida, esfuerzo y rendimiento. No siempre es así y puede discernir y buscar la espiritualidad, pero normalmente tiende a la esfera material; todos estos son atributos de la personalidad Gentian. Bendición de Jacob: “Issajar es un asno fuerte que descansa en sus establos y él vio que su lugar de reposo era bueno, y que la tierra era agradable y prestó los lomos a la carga”. Piedra: zafiro El zafiro se conoce como la piedra de los comerciantes; proporciona éxito a quien la lleva, así como vigor y energía. Activa el sentido de la verdad y de la sabiduría; los antiguos creían que, cuando el portador de un zafiro tenía que hacer frente a obstáculos que eran un desafío, el poder de la piedra le permitía encontrar la solución correcta. El zafiro posee simetría y estabilidad. Apóstol de Jesús: Bartolomé Se dice que cuando Jesús vio a Bartolomé dijo: “He aquí un verdadero israelita en quien no hay doblez”. Un verdadero israelita significa un hombre justo que conoce la Ley y la cumple en consciencia. Recordemos que Gentian se encuentra aferrado a todo aquello que le estructura en lo material, emotivo y mental. Cuando Jesús dice que en él “no hay

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doblez”, se refiere a que es un hombre cabal, pero insistiendo en la sencillez, la sinceridad, la nobleza. Era un hombre recto; los hombres rectos no se mueven mucho, pues les basta con seguir la ley. Bartolomé fue muerto, previo martirio; sabemos que éste tiene que ver con el cuerpo, la materia, la Tierra. Caballero del Rey Arturo: Geraint La leyenda nos dice que este caballero se casó con Enid, única hija del conde Yniol. Estando en una misión, pasó cerca del castillo del conde y se alojó allí. Pronto se dio cuenta de que éste estaba arruinado y de que Enid cuidaba de las pocas estancias que aún quedaban. A pesar de la pobreza y de su raído vestido, Geraint se enamoró de ella y se casaron. Geraint estando allí empezó a descuidar sus obligaciones, no administraba justicia ni gobernaba su reino; sólo estaba concentrado en la adoración hacia su mujer. Enid empezó a preocuparse creyendo que ella era la culpable por no ser una buena esposa. Un día lo dijo en voz alta y Geraint pensó que estaba enamorada de otro hombre. Muy enfadado le dijo que se pusiera las viejas ropas, que cogiera un caballo y caminara delante de él sin hablarle. Preso de la ira, fue matando a todos hasta que cayó malherido al suelo sin fuerzas. El conde de Limours los recogió y los llevó a los establos de su castillo. A poco tiempo, el conde pidió que Enid se presentara ante él e intentó hacerla suya; Geraint despertó con los gritos y, sacando fuerzas de flaqueza, fue hasta el comedor donde se enfrentó con el conde y lo mató. Geriant, tras esta leyenda, dibuja una personalidad tipo Gentian con los siguientes rasgos: se enamora perdidamente de Enid, pues aprecia la belleza sobre todo. Desatiende sus obligaciones enajenado con la relación, que inferimos es de carácter sexual; la lujuria nubla su perseverancia. Castiga a su esposa al sentir amenazada su posesión más preciada: su amada, y enloquece de celos. Cuando se percata de la verdad, saca fuerzas de su interior para remendar el error matando al conde. Al final, en un acto de reflexión, retoma su perseverancia y seguridad, realizando su trabajo debidamente. Llave de Basilio Valentín: Llave II Dejadas sus vestiduras, que el Sol con Diana sean desnudados uno y otro, para el himeneo deseado, que dos luchadores se haga el precioso baño de la esposa, para que ella lave en él su cuerpo en atención al esposo los combatientes combatieren, y cuando su ardor marcial haya cesado, tendrán un bello trofeo de su lucha (Valentín, 2001). El producto resultante de la operación anterior está aún sucio y mate. Pero sometido a los lavados ígneos del doble fuego secreto,

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simbolizado por los dos combatientes de la lámina, adquiere brillo y limpieza convirtiéndose en el Mercurio de los Filósofos, cuya volatilidad y espiritualidad expresan las dos alas extendidas que yacen a sus pies. Esto se puede interpretar como un símbolo de la purificación y exaltación del Mercurio. Conforme su brillo aumenta, lo hacen también sus propiedades astrales y sus cualidades de imán espiritual. La contemplación meditativa del Mercurio de los Filósofos hace crecer en el Alma del alquimista una sensación de pureza y candidez, así como la aspiración hacia los mundos superiores y el deseo de elevación. Esta actitud interna asociada a la vivencia de haber superado las primeras dificultades, debe comenzar a potenciar una cierta sutileza del discernimiento y permitir vislumbrar un secreto alquímico: el Mercurio Doble, único en esencia aunque expresado en dos formas diferentes. Trabajo de Hércules: Capturar al toro de Creta El segundo trabajo estaba por comenzar, y Hércules reflexionaba acerca de su fracaso y la pérdida de su amigo, buscando ayuda dentro de sí mismo. “Está bien. Los dones del fracaso garantizan el éxito cuando son correctamente comprendidos”. Solo y consumido por la profunda pena, Hércules pasó lentamente entre los pilares del Portal a la luz que brillaba, donde estaban los toros sagrados. Esta vez Hércules debía ir a la isla de Creta para capturar al toro del deseo, cruzando el océano y adentrándose en el laberinto de Minos, donde los hombres eran atraídos hasta el aturdimiento. Cuenta el mito que el toro tenía en su frente una fulgurante estrella que alumbraba sin cesar en los sitios oscuros. Guiado por esa luz, perseguía al toro sin descanso, perseverante, de un lugar a otro, hasta que pudo capturarlo en su guarida; montado sobre su lomo, lo guío a través de las aguas a las tierras firmes, de los Cíclopes, hombres de un solo ojo. Brontes, Steropes y Arges, los Cíclopes, vigilaban su trabajo y destacaban las virtudes de Hércules: “viene con fuerza”, “conduce en la luz”, “su luz interior será más brillante”, “viene deprisa”, “está conduciendo a través de las olas”. Hércules se acercó a la orilla; los hombres de un solo ojo lo pararon y se apoderaron del toro. Le hacían preguntas: “¿Qué tienes tú aquí?, ¿quién eres tú? Dinos ahora tu nombre”. Hércules se reconocía como un hijo de hombre, aunque hijo de Dios, empezando a tener contacto con su maestro interior: “Dentro de mí sentí el impulso y busqué a mi Maestro. El Gran Presidente me envió al Camino y con larga búsqueda y muchos dolores encontré al toro. Ayudado por su sagrada luz, lo conduje a través del divino mar a este Lugar Sagrado”. A lo que le dijeron: “Dentro de la luz tú verás luz; camina en esa luz y allí ve la luz. Tu luz debe resplandecer más

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brillante. El toro está en el Lugar Sagrado. Fuerza, buena voluntad para hacer la tarea que no somete a esfuerzo tus poderes; así son las dos lecciones aprendidas”. En este segundo trabajo, la lección que debemos aprender es la justa medida entre el yo y el no yo, el justo uso del control de la materia (transmutar el interés en desinterés, la separación en Unidad). El toro en el mito es un animal sagrado que representa nuestros cuerpos, los cuales son sagrados aunque a veces los utilizamos de forma ambiciosa. El toro que está en una isla fuera del continente es el uso egoísta que hacemos del cuerpo separándolo de la Unidad; llevarlo a tierra firme es unir una fracción al Todo. El Rey de Creta quería sacrificar al toro, pero no es la solución. La luz que tiene el toro en la frente representa el tercer ojo que nos permite poner luz a los deseos y a las emociones a los que sucumbimos; cuando observamos nuestras emociones y deseos separados del mundo, debemos iluminarlos para con ello trabajar en beneficio del colectivo. Cuando reconocemos las funciones físicas como una herencia divina y que las obtenemos para poder ayudar a la humanidad, entonces denotaremos un nuevo impulso motivador que sustenta la conducta, controlando las pasiones, la lujuria, la autosatisfacción. Por este motivo, Hércules monta, controla y domina al toro, y esto le aporta luz y desarrollo creativo. Nos cuentan que comienza el trabajo “solo y triste consumido por una profunda pena”. ¿Será porque el trabajo anterior no lo realizo del todo bien y teme volver a repetir? La profunda pena representa su ambición de resultados egoístas, separados de la Unidad. Su temperamento al cruzar el Portal en esta segunda tarea es melancólica y lenta, características que encontramos en las tipologías de Tierra y en este caso Gentian. Cruzando el océano se introduce en el inconsciente para hacer una revisión consciente. Dando vueltas de un lado a otro detrás del toro, sin entrar en el pesimismo (limitación) y ejerciendo la perseverancia, puede dominar sus instintos básicos (virtud), ya que cuando lo atrapa se monta en su lomo y dicen que “lo conduce como a un caballo”, y los caballos, como dijimos en Aries, se relacionan con los pensamientos; en este caso, acompañados del deseo (lección). Gentian en su aspecto limitante piensa que no lo va a conseguir, pues en anteriores circunstancias no fue como a su personalidad deseaba. Para salvar al toro, tendrá que introducirse en las aguas, esta vez más claras, ya que ha hecho una revisión de los contenidos del inconsciente actualizándolos, llegando a tierra firme, haciendo el nuevo descubrimiento carne y conectándose a su Alma. En su travesía cruzando el mar, es observado por los Cíclopes que dicen: “Viene con

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fuerza” (virtud de Gentian), “conduce en la luz” (conexión de Gentian), “su luz interior será más brillante” (hipersensibilidad Gentian) y “está conduciendo a través de las olas” (los obstáculos a superar de Gentian). Cuando los Cíclopes le preguntan quién es, responde: “Soy hijo de Hera y sin embargo hijo de Dios; he realizado mi tarea”; por lo tanto, dice “Soy hijo del hombre, sin embargo, soy divino, lo he comprendido, entendido, virtud Gentian”. Lo importante del trabajo es desarrollar el sentido común para no sucumbir al deseo separado de la Unidad, queriendo obtener siempre beneficios personales, ya sea en el sexo, la comida o el dinero, todo lo que aporta seguridad en el tránsito por el elemento Tierra son las ambiciones terrenales y en este trabajo queda clara la lección, ya que él tiene que trabajar sin esperar beneficio. Vivir en la inseguridad es lo que facilita la evolución y aporta nuevas herramientas para el autoconocimiento, perseverancia, Oak, sin pesimismo, Gentian.

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3. Cerato Elementos: Aire y Agua Color del círculo cromático: amarillo naranja Descripción de la tipología: Tipología de Aire, extravertida, intuitiva-intelectual, activa, social, dubitativa, reflexiva, sagaz, estudiosa, investigadora, certera en sus intuiciones, con una buena dosis de comunicación interior y resuelta para explicar las ideas de forma práctica y amable. Busca la transmisión de su conocimiento, por lo que puede llegar a ser un buen “docente”, le gusta la conversación y explicar con detalle, al punto que podrá tardar lo mismo en contar lo sucedido, que el tiempo que transcurrió en el hecho. Busca la perfección emulando modelos elevados con los que compara sus realizaciones. Es amante de los libros, se refugia en ellos cuando las cosas no son como desea; erudita, bien formada, acumuladora de información, puede llegar al fetichismo en el tema que elija como favorito o destacado en un momento de su vida. Las influencias de aquellos a los que designa como “maestros” pueden desviarle de su visión y perjudicarle en la vida. Síntesis cronológica de los estudios de Edward Bach: 1. “Algunas Consideraciones Fundamentales sobre la Enfermedad y la Curación” (“The Homoeopathic World”, 1930). SABIDURÍA Agnóstico, Tonto, Payaso. EL TONTO Para los que quieren avanzar, aunque desconcertados, incapaces de distinguir lo correcto de lo incorrecto. La falta de conocimiento los hace indiscriminados en la elección de amigos, en su trabajo, sus placeres, y permiten que las influencias entren en sus vidas. Sus intenciones son buenas, pero la discriminación es escasa. Se concentran demasiado en los detalles de la vida, y omiten los principales principios: los convencionalismos y las pequeñas cosas cuentan más que las cuestiones principales. Con frecuencia pierden sus oportunidades a causa de pequeñas influencias; y malogran el trabajo de su vida debido a la persuasión adversa de algún pariente o compañero. Exageran enormemente las obligaciones que contraen con los demás; sometiéndose ante alguna personalidad dominante cuando deberían servir a multitudes. Son débiles y se excusan ante su perseguidor, igual como una mujer podría defender al marido borracho que la golpea. Interiormente son infelices porque, subconscientemente, saben que desperdician su tiempo: están silenciosamente descontentos con sus propios esfuerzos. Podrían mejorar si se persuadieran realmente en comprender la realidad de su insensatez. Esta clase es la

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víctima del Egoísta y del Destructor. Este remedio aporta sabiduría para comprender la verdad: juicio para distinguir el bien del mal: y alienta la fuerza y la capacidad de mantener el camino correcto cuando se ha reconocido. 2. “Libérate a Ti Mismo” (Otoño de 1932). IGNORANCIA-SABIDURÍA ¿Es usted de los que sienten que tienen sabiduría; que podría ser un filósofo y un guía para sus semejantes? ¿Siente el poder interior para aconsejarles en sus dificultades, calmar sus penas, y en cualquier momento ser una ayuda para sus problemas; y sin embargo, por falta de confianza en sí mismo, es incapaz de lograrlo, posiblemente porque escucha demasiado la voz de los demás y presta una gran atención a los convencionalismos del mundo? ¿Comprende que es solamente esta falta de confianza en sí mismo, esta ignorancia de su propia sabiduría y conocimiento, la que le tienta a escuchar demasiado atentamente los consejos de los demás? Entonces Cerato le ayudará a encontrar su individualidad, su personalidad, y, libre de las influencias externas, le permitirá usar el gran regalo de la sabiduría que usted posee para el bien de la humanidad. 3. “Los Doce Curadores y los Cuatro Ayudantes” (Publicado por C.W. Daniel Co., 1933) y “Los Doce Curadores” (Marlow, 1933). Desconfianza en sí mismo. Gente fácilmente influenciable. Para los que no tienen confianza en sí mismos, dependen demasiado de los consejos ajenos, escuchando primero a unos y después a otros. Su propia carencia de autoestima hace que admiren y confíen demasiado en cualquiera que sostenga sólidos puntos de vista; esto les lleva fácilmente a meterse en dificultades. Cuando están enfermos, están seguros de que una cosa les va a curar hasta que oyen hablar de otra, y se precipitan de una a otra según el último consejo. Harán casi todo, tanto sea bueno o malo, si el argumento es bastante convincente. No confían en su propio juicio. En lugar de tener sus propios deseos y aspiraciones a menudo expresarán lo que otros han aconsejado o pensado. Las ideas y opiniones de los otros son demasiado importantes para ellos y esto les quita su propia personalidad. Siempre tienen alguna excusa para todo lo que hacen. 4. “La historia de los viajeros” (1934). Cerato no confiaba demasiado en su propio juicio y quería probar cada camino para asegurarse de que no iban por uno equivocado… Cerato conoce muy bien los pequeños caminos que no conducen a ninguna parte.

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5. “Los Doce Curadores y los Siete Ayudantes” (Publicado por C. W. Daniel Co., 1934). Para los que no parecen tener ningún interés absorbente en la vida; quienes no tienen mucha confianza ni seguridad en sí mismos. Siempre piden consejo a personas diferentes pero no los siguen nunca, sintiéndose demasiado seguros de tener la respuesta que necesitan. Con frecuencia desean hacer cosas que parecen absurdas. 8. “Los Doce Curadores y Otros Remedios” (Edición publicada en 1936 por C.W. Daniel Co.). Para aquellos que no confían suficientemente en sí mismos a la hora de tomar sus propias decisiones. Los que continuamente buscan el consejo de los demás, y con frecuencia son mal aconsejados. Virtud a desarrollar: Sabiduría Es la esencia de la experiencia, el fruto del conocimiento propio tras la experimentación en la vida de aquello que se intuye, que se percibe como certeza y que tras la vivencia se integra en la psique como una verdad, que no necesita demostración ni aval científico que la ampare. La sabiduría es fruto añejo de una vida intensa y de una explicación consciente inherente a ella, de un conocimiento vivido como particular; exento de proyección y estabilización, no busca ser modelo ni perfección, excepto para aquel que la ha vivido. Limitación a transformar: Duda de sí mismo Búsqueda de validación y consejo a través de los otros. Actitud de eterno buscador de datos y validación. Preguntón, inseguro, será capaz de desechar su visión por muy convencido que esté de ella si alguien, con más rango aparente que él, la disuade de su idea. Dificultad para pasar a la acción. Intención positiva de la limitación: Descartar la posibilidad de equivocarse y, en última instancia, trasladar la responsabilidad a la persona que le aconseja. Pregunta y acumula información para tener el mejor criterio, aunque al final sigue sin decidirse por esa falta de confianza en su intuición y juicio. Enseñanza potenciadora a interiorizar: La intuición y la sabiduría interior son aspectos de sí mismo que la persona no debe dejar de lado, ya que no todas las decisiones se pueden fundamentar en el conocimiento estricto, ni todas las acciones se pueden iniciar con la seguridad absoluta de no equivocarse; confiar en la intuición y en la experiencia personal la conectan con una dimensión menos mental y más cercana a su yo interior y trascendente. La sabiduría es fruto de la experiencia consciente.

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Ámbito de exploración: Se refiere al desarrollo de la intuición y a la sabiduría interior. Cerato propicia la experiencia de la certeza, la conexión con aspectos de la realidad trascendente. Más allá de la individualidad, conoce la acción adecuada para el desarrollo armónico del grupo. Posición de la Danza Chémica para el Ser de la tipología: En cada exhalación pronunciamos Zain, tomando la posición erguida con las piernas separadas y levantando los brazos simulando una gran corona para hacer el trabajo de conexión entre el Cielo y la Tierra. Letra Hebrea: Zain z Recipiente para la iluminación, serena expectación, consciencia de sí. Su forma es similar a la Vav, pero con una corona en la parte superior que refleja la luz que vuelve tanto del lado derecho como del izquierdo. Es como volverse un recipiente para la bendición y santidad de Dios. Signo zodiacal: Géminis El signo de los Gemelos tiene una gran tensión interna, pues tiende al desdoblamiento en el ámbito mental; recordemos que es un signo de Aire; duda continuamente en su pensamiento. Es el eterno buscador de la verdad escondida en lo dual, aunque para ello tenga que equivocarse muchas veces. Es vivo, curioso e inquieto interiormente; se mueve en una dinámica constante de tesis y antítesis, sin poder llegar a la síntesis. La duda constante lo lleva a una actitud exigente o bien crítica con él mismo y con los demás. Tiende a iniciar muchas cosas y no concluir ninguna. Sin embargo, posee una gran capacidad de penetrar en la Totalidad del pensamiento a través de su mente. Tiene una personalidad amable y versátil; goza con el intercambio de ideas y necesita constantemente de la comunicación. También es versátil, susceptible y poco práctico; al no poder tomar decisiones, no tiene proyectos que llevar a la acción. Llega a ser superficial, poco confiable y dado a la mentira. Planeta regente: Mercurio Es el planeta más rápido del sistema solar (casi el doble que la Tierra), y le proporciona a esta tipología las cualidades benéficas de la inteligencia, la adaptabilidad y la comunicación. Como caracteres desarmónicos, le asigna la superficialidad, la verborrea, la dispersión y ser ladronzuelo. Animales esotéricos: toro y cebra Relacionamos al toro con Cerato por su carácter indómito (indomable); bien podríamos aplicar a su estructura mental: sagaz, locuaz, difícil de convencer de una idea que no sea la suya.

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La cebra, a diferencia de los demás equinos, no es domesticada ni montada; hacerlo entonces requiere un mayor esfuerzo. Tiene los ojos uno de cada lado, lo cual le permite una visión periférica, estado de alerta; cuenta con amplia visión diurna y nocturna. Duerme de pie, muy pocos minutos al día y sólo cuando se siente protegida por el grupo. Por la noche descansa recostada, pero sin dormir, una junto a la otra, mirando en distintas direcciones. Dios griego: Apolo Apolo fue un dios sietemesino. ¿Nos puede hablar esto de su velocidad y apremio para buscar o encontrar la vida como el eterno buscador? Muchas peripecias ponderan en su vida, entre ellas, la del robo al dios Pan de la profecía y el don oracular; presenta rasgos de “ladronzuelo”. Tenía facilidad para el embauco, derivado de su ágil mente. Tras haber sido castigado por Zeus en diversas ocasiones, termina redimiendo sus actos volviéndose prudente y mesurado; se dice que frases como “Conócete a ti mismo” y “Nada en exceso” se convirtieron en sus lemas. Tribu de Israel: Zebulún Zebulún acentúa más el lado práctico de la existencia; reconoce y respeta el del espíritu. Este hijo de Jacob tiene tendencias que nutren y protegen. El nombre Zebulún nace de la raíz “Zebul” relacionado con la casa, la productividad, la fertilidad. Es conocida como la tribu de los comerciantes, quienes se desplazan constantemente de un lugar a otro; la comunicación efectiva es una importante herramienta para su trabajo, característica, al igual que el servicio de las tipologías de Aire. Es una tribu con una conducta práctica, con los pies en la Tierra. Tiene capacidades analíticas e inventivas que le permiten traer a la práctica el conocimiento, convirtiéndolo así en sabiduría, virtud de Cerato. Piedra: esmeralda Las esmeraldas son piedras que ayudan a la prosperidad, buenos negocios y la adquisición de profundos conocimientos. Aporta también valor, audacia, memoria, seguridad, confianza, energía y orden. Si una persona trabaja con esmeraldas puede lograr clarividencia y visualización de hechos positivos. La esmeralda simboliza la abundancia. Apóstol de Jesús: Judas Tadeo Judas era probablemente el hermano de Santiago el Menor, incluso se dice que su parecido físico era tal que parecían “gemelos”; su personalidad era cordial y afable, y no era de los que realizaran muchas preguntas al Maestro en las audiencias públicas. En una epístola canónica, San Judas exhorta a los cristianos a “luchar valientemente por la fe que ha sido dada a los santos. Porque algunos en el secreto de su corazón son… hombres impíos, que convierten la gracia de nuestro Señor Dios en ocasión de riña y niegan al único soberano regulador, nuestro Señor Jesucristo”.

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Es una severa amonestación contra los falsos maestros y una invitación a conservar la pureza de la fe, lo que podemos relacionar simbólicamente con la escucha del maestro interno. Caballero del Rey Arturo: Bors Sir Bors fue el único caballero superviviente de la búsqueda del Santo Grial y volvió a la corte. Su nombre paterno fue Bors y sucedió a su padre como rey de Gannes. Fue un virtuoso caballero; muchos episodios nos hablan de esto; la vida lo puso en varias situaciones en las que tenía que tomar importantes decisiones, con lo que desarrolló la virtud de Cerato, la sabiduría y la escucha del maestro interno, como la ocasión en la que tenía que decidir entre rescatar a su hermano Leonel o a una pequeña que había sido raptada por el Caballero Rojo, optó por la segunda; Leonel se liberó por su cuenta y cuando fue a vengarse de Bors, quien no opuso resistencia, fue paralizado por una columna de fuego que Dios envió en señal de la buena decisión de Bors. Era primo de Sir Lancelot y lo apoyó firme y fielmente durante el conflicto que mantuvo con Arturo. Llave de Basilio Valentín: Llave III Proveniente de la roca, que el dragón helado sea unido al águila: Uno quemará sus plumas, el otro fundirá sus nieves. Preserva bien tu azufre con la sal celeste para que el gallo devore al zorro malicioso. El pájaro ahogado en la onda retomará vida al Fuego, y a su vez morirá bajo los colmillos del zorro (Valentín, 2001). Durante este periodo se plantea un nuevo enigma sobre el alquimista. ¿Por qué medio podría alcanzar un estado superior de existencia? Salvo excepciones, pocas personas poseen visión espiritual directa. Todo lo más se nace con un germen rudimentario de la misma, que con frecuencia es ahogado por la hipertrofia del intelecto característica de la educación moderna. El deseo de trascendencia que nace de la religiosidad espontánea del ser humano, se exalta tras la purificación del Mercurio y busca alas para volar. Sin embargo encuentra trabas para ello. Choca con el mundo de los fenómenos, con los instintos, con los deseos mundanos, el apego a lo material, las falsas ilusiones, el trabajo, la familia, la nacionalidad, las responsabilidades y todas las obligaciones que distraen nuestras fuerzas vitales de este empeño. Todo parece alzarse en contra, pero de ninguna manera puede prescindirse de ello si se quiere conservar la Totalidad de la existencia humana. Son los condicionantes de nuestro destino. Es necesario colocarlo todo en su lugar. Ello resultará más o menos difícil según cada persona, pero sigue un proceso característico que se tratará en la interpretación de la próxima lámina.

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Trabajo de Hércules: Tomar las manzanas de oro. El tercer Gran Portal se abrió, ahora Hércules debía ir al jardín Sagrado de las Hespérides, que estaba custodiado por tres doncellas y tomar las manzanas de oro que crecían en el árbol de la sabiduría. Confiando en su fuerza emprende la búsqueda, pero aún así pedía a los lugareños que le indicaran el camino, sin obtener respuesta, sólo andaba de un lugar a otro. De nuevo el desánimo aparece, para con ello poder integrar lo aprendido en su segundo trabajo. Dirigiendo sus pasos al Norte, Nereo, como la certeza interior, le hablaba e indicaba con palabras de verdad, el camino a seguir, pero Hércules sordo y sin escuchar, continuaba perdido. Cambió su rumbo dirigiéndose hacia el Sur, donde se cruzó con Anteo, esta vez en forma de serpiente, luchó con ella, sin poder vencerla. De pronto se dio cuenta que sólo podía hacerlo levantándola del suelo, con lo que le dio muerte. Con un nuevo ánimo después de esta hazaña, se encamino al Oeste. Allí lo esperaba Busiris, hijo de las aguas, el gran engañador y pariente de Poseidón. Mostrándole el camino de la Ilusión, Hércules se ve persuadido, hasta que Busiris denota la debilidad en su seguidor y consigue darle caza y atarlo frente a un altar durante un año. Cansado de su cautiverio, Hércules recordó las palabras de verdad que habían sido pronunciadas por Nereo “La verdad está en ti mismo, poder y fuerza, herencia de los hijos de hombres que son hijos de Dios”. Con este recuerdo tomó aliento, el suficiente para soltarse y atar en su lugar a Busiris. Tanto tiempo frente al altar le había aportado mucha sabiduría. A lo lejos unos gritos se escuchaban, rompiendo el aire. Era Prometeo encadenado a una roca. Los buitres se lo comían, picaban su hígado; corriendo fue en su ayuda, espantando a las aves y curando sus heridas. No partió hasta verlo completamente recuperado, gentil acto de Amor y Servicio, olvidándose de sí mismo y de sus tareas. Al seguir su camino, vio a lo lejos a Atlas cargando a sus espaldas la bola del mundo, todo el sufrimiento encarnado en la piel de ese titán, le temblaban las piernas de soportarla. Sin pensárselo acude en su ayuda y lo releva, echándose él sobre su espalda el peso del sufrimiento de la humanidad, acto de servicio, que liberaría a Atlas y a él mismo. De esta manera Hércules recibe el Espíritu, el conocimiento anhelado tras demostrar su identificación con un hermano que sufre, recibiendo de Atlas las manzanas de oro. “El camino hacia nosotros es siempre, a través de actos de Amor”; esta es la actitud de servicio de un verdadero terapeuta, Heather y Cerato. En Géminis, se dan dos tendencias, los dos gemelos, representadas por Nereo como conexión con el Alma y Busiris la ilusión, con la personalidad. La lectura minuciosa de este portal nos muestra el paso de la ignorancia de los hijos del hombre a la sabiduría de los hijos de

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Dios, durante su periplo Hércules es sometido a diferentes pruebas que lo alejan y retrasan de su camino, aunque le permiten obtener el conocimiento y las experiencias necesarias que dan sabiduría, es decir, ir de la ignorancia al discernimiento de Cerato. En esta prueba él tiene que recoger las manzanas de oro, fruto del árbol sagrado en el jardín sagrado. El árbol a lo largo de su vida pasa por innumerables circunstancias, lluvia, viento, frio, calor, situaciones parecidas a las que un hombre pasa en la vida y superándolas obtiene experiencia. A pesar de todo, el árbol termina dando un fruto, del cual él no puede disponer, es para otros, no para él; nosotros, de la misma manera vamos adquiriendo aprendizaje que posteriormente compartiremos desde la sabiduría con los demás. Las manzanas son de oro ya que el fruto de un trabajo consciente nos conecta con el Alma, esta conexión es el oro espiritual. En este trabajo no hay límites de territorio, en el primer trabajo estaba delimitado a una comarca, donde estaban las yeguas, en el segundo a la Isla. Aquí transita por el Norte, Sur, Oeste y Este, tiene que revisar cada rincón de su mente, con una revisión mental de su forma de interpretar el mundo, ya arrinconó los pensamientos en Aries, trabajó el deseo en Tauro, y ahora tendrá que aprender a servir en Géminis (Cerato). En el Norte, Hércules no reconoció la sutil ayuda brindada por su maestro interior, Nereo; estas son las primeras pruebas que tiene que pasar un aspirante que en sus etapas iniciales no presta atención. En el Sur, se encuentra con la serpiente, Anteo; símbolo de tensiones internas para tomar una decisión entre lo terrenal y lo espiritual; la mente concreta y la intuición espiritual; no consigue vencerla hasta que la eleva, en el aire, sublimando la mente con este gesto, despegándola de la tierra y obteniendo así una mirada simbólica. En el Oeste se encuentra con Busiris, que le muestra el camino de la ilusión, maestros que nos enseñan sus doctrinas desde el control y la manipulación, para su beneficio egocéntrico. Hércules es persuadido y de esta manera atado frente a un altar, donde va perdiendo las fuerza y se encuentra fatigado, cuando nos cansamos y vaciamos nuestras mentes, dejamos de defendernos y podemos conectarnos con la información de Cerato. Esta etapa es el proceso terapéutico de autoconocimiento, donde se unen y se integran los dos polos de opuestos, parte necesaria para poder servir a los demás, facilitando el siguiente paso, la ayuda a Prometeo y Atlas. Hércules no le reprocha nada a Busiris, porque en la aceptación e integración del pasado, está la libertad, recordemos que la evolución de Cerato es White Chestnut, dejar atrás la turbina del pensamiento que nubla. Cuando se encuentra con las tres grandes doncellas, Eglé le dice que el camino es a través del Amor; Erythea es el Alma que cuida la puerta con Amor y Sabiduría, que facilita el servicio; Hesperis, estrella vespertina,

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le dice que recorra el camino, es decir, Voluntad. Con Amor, Sabiduría, Voluntad, y Servicio, domina sus emociones, ejerciendo poder mental, y aumentando de está manera la consciencia del Sí mismo.

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Clematis

4. Clematis Elementos: Agua y Aire Color del círculo cromático: azul violeta Descripción de la tipología: Tipología de Agua, introvertida, soñadora-emotiva, pasiva, dulce, tierna, imaginativa, hogareña, amable y despreocupada. Posee un mundo interior muy rico y poético que le permite construir en su mente a voluntad “el mundo perfecto”; contactar tanto con sus ideales la vuelve en ocasiones ausente. Romántica, sensible, a veces excesivamente sentimental y apegada a “los romances”. Es posible que todo quede en la imaginación ante la falta de voluntad para llevar a efecto aquello que vislumbra con tanta claridad en su psique. De movimientos lentos y apacibles; al caminar se desplaza como ausente; mantiene toda la atención centrada en su imaginario; sueña despierta. Su sensibilidad sumada a la receptividad y a la dulzura hace de ella una buena “madre” en cualquier ámbito, no sólo en la maternidad propiamente dicha. Síntesis cronológica de los estudios de Edward Bach: 1. “Algunas Consideraciones Fundamentales sobre la Enfermedad y la Curación” (“The Homoeopathic World”, 1930). EQUILIBRIO Extático, Veleta, Histérico. EL EXTÁTICO Para los que se vuelven “maestros en sueños”: viven en sus ideales; pero son poco prácticos. A menudo son amantes de los libros, y su lectura les absorbe, especialmente cuando son jóvenes. Se dejan llevar por movimientos religiosos o patrióticos, siendo temporalmente absorbidos, descuidando sus obligaciones diarias. Cambian su atención de una iniciativa a otra rápidamente. Tienden a crear lazos demasiado fuertes con otras personalidades, y ellos mismos se colocan bajo su poder voluntariamente y sin miedo pueden asociarse con un profundo afecto y el deseo de no separarse nunca. La personalidad fuerte puede usar su influencia desfavorablemente durante toda la vida o, después de su muerte, llamar a su compañero: de ahí la ausencia de lucha ante la enfermedad. No se aferran demasiado a la vida, ésta no representa mucho para ellos, muestran poca resistencia a la enfermedad: parecen no tener miedo a la muerte, ni deseos de reponerse. Son apacibles, tranquilos, resignados a su enfermedad, no a causa de un “paciente coraje”, sino a causa de su indiferencia. Consecuentemente presentan dos aspectos: extasiados respecto a los ideales y en la enfermedad, calmada resignación. El remedio les brinda estabilidad: y sitúa al paciente en un plano

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más práctico; les hace “bajar a la tierra”; y eso les permite realizar su trabajo en este mundo. 2. “Libérate a Ti Mismo” (Otoño de 1932). ¿Es usted uno de los que encuentran que la vida no tiene mucho interés; que al despertarse casi no tiene deseos de enfrentarse a un nuevo día; que su vida es muy difícil, muy dura, y que tiene pocas alegrías; que realmente nada parece valer la pena, y que lo mejor sería justamente volverse a dormir; que no merece la pena intentarlo y reponerse? ¿Tienen sus ojos una mirada extraviada como si viviera soñando, y encuentra los sueños mucho más hermosos que la vida misma; o sus pensamientos, quizás, se refieren muy a menudo a alguien que ya se ha marchado de esta vida? Si usted se siente así, aprenda “a mantenerse cuando en usted no hay nada más que la voluntad que le dice ¡Vamos persiste!”, y esa es una grandísima victoria que ganar. Esa hermosa planta que adorna nuestros setos donde el suelo es gredoso, Clematis, más conocida como la Alegría del Viajero, y cuyas plumosas semillas, siempre están añorando ser arrastradas lejos y empezar otra vez, le ayudará mucho a volver, a afrontar la vida, a descubrir su trabajo, y le aportará alegría. 3. “Los Doce Curadores” (Impreso en Epson, 1933). Este artículo probablemente apareció en “The Naturopathic Journal”. Las personas Clematis son indiferentes, y no tienen suficiente interés en la vida. Son apáticos y no hacen ningún verdadero esfuerzo por reponerse de la enfermedad o concentrarse en su trabajo cotidiano. A menudo duermen mucho, y sus ojos tienen la mirada perdida. 4. “Doce Grandes Remedios” (Publicado en el periódico Heal Thyself, febrero, 1933). Cuando el paciente está adormecido, soñoliento, indiferente, con la mirada perdida, sin interés por los acontecimientos, no haciendo ningún esfuerzo por reponerse, sin alegría de vivir, dar Clematis. 5. “Los Doce Curadores y los Cuatro Ayudantes” (Publicado por C.W. Daniel Co., 1933) y “Los Doce Curadores” (Marlow, 1933). Para combatir todo adormecimiento, somnolencia, estados de indiferencia. Cuando el paciente pierde el interés. No hace ningún esfuerzo por reponerse. Parece indiferente a lo que sucede; no tiene entusiasmo por nada. Escucha sólo a medias lo que se le dice. Estas personas con frecuencia son soñadoras, ausentes, apáticas,

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viven en sus pensamientos; tal vez piensen demasiado en alguien que han perdido, o sueñen con ambiciones que no se esfuerzan en realizar. Parecen satisfechos, no totalmente despiertos, y felices en sus sueños de ideales. Por lo general son tranquilos y amables, pero no encuentran suficiente alegría en su propia vida; no viven suficiente en el presente. Comúnmente los que se desmayan pueden ser de este tipo y en casos de inconsciencia es suficiente humedecerles los labios con el remedio. 6. “La historia de los viajeros” (1934). Clematis andaba a paso lento, silenciosa y pacientemente, pero sin preocuparse en absoluto por si caía en el profundo sueño eterno o si salía del bosque… los ojos de Clematis miran jubilosos el final del viaje. 7. “Los Doce Curadores y los Siete Ayudantes” (Publicado por C. W. Daniel Co., 1934). Cuando el paciente está adormilado, o soñoliento, o soñador; no pone interés en las cosas; parece ausente y lejano. 8. “Los Doce Curadores y Otros Remedios” (Edición publicada en 1936 por C.W. Daniel Co.). Para aquellos que son fantasiosos, soñadores, no completamente despiertos, sin gran interés en la vida. Son personas reservadas, poco felices en sus presentes circunstancias, viviendo más en el futuro que en el presente; viviendo en la esperanza de tiempos mejores, en los que sus ideales puedan convertirse en realidad. En la enfermedad se esfuerzan poco, o nada, por reponerse, y en algunos casos pueden incluso desear la muerte, en la esperanza de tiempos mejores; o quizás, en la añoranza del encuentro con algún ser querido al que se ha perdido. Virtud a desarrollar: Dulzura Entendida como la amabilidad y el respeto con y por todo lo viviente. Esa manera receptiva de conducirse respetando todo lo existente es la capacidad de percibir el espíritu en la materia, la vida en cada poro de la piel, en cada elemento, sustancia, objeto o ser y tratarlo “dulce”, amable, pacíficamente con amor. Es la consciencia del presente, del “aquí y ahora”, lo moderado y ajustado a cada situación como arte expresivo que mantiene al Alma en el mundo con consciencia despierta, en plenitud y alegría. Limitación a transformar: Ausencia Como desprecio del mundo despierto y a veces de los gestos rudos y antipáticos por sacarlos de “su mundo”. Tendencia a huir de la realidad; dispersión, fantasía, ensueño y poco contacto con el presente. Proyección

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al futuro e ignorancia del presente. Recreación mental incesante que dificulta la atención y concentración en la realidad física. Falta de atención y dificultad para centrarla en un tema en concreto. Creación de personajes e historias dulces que mitigan la ausencia de experiencia real en el presente, a la espera de mejores tiempos cuando todo sea según se desea y se imagina en la mente. Exceso de sueño y desinterés por la vida. Intención positiva de la limitación: Mantener intacta su idea “idílica”, alimentarla y asegurarse de que seguirá, para poder ser vivida en el momento que coincida con la realidad. Proteger de los contenidos físicos inadecuados a lo “ideal” para preservarlo de cualquier agresión que lo pueda desvanecer. Prefiere vivir en su mente lo ideal, antes de perder la esperanza y admitir que es imposible realizar esa vivencia. Enseñanza potenciadora a interiorizar: Desarrollar la habilidad para trasladar toda esa creatividad a la vida cotidiana, aportando imaginación y nuevas ideas en beneficio propio y de los demás. Aceptar la realidad integrando su personalidad creativa para influir sobre dicha realidad y cambiarla en lugar de evadirse. Ámbito de exploración: La Creación, la inspiración, el alumbramiento. Descubrimiento y acceso al espacio donde se fragua el comienzo de todas las cosas. Destreza para “navegar” por el espacio psicológico que permite la emergencia de ideas, ya sea en un ámbito personal o colectivo, para fraguarlas como obras tras la adaptación necesaria para el Universo físico. Posición de la Danza Chémica para el Ser de la tipología: En cada exhalación pronunciamos Jet con las piernas separadas; se unen los brazos para crear una burbuja que nos lleva al presente, haciéndonos conscientes de nuestra naturaleza corporal. Letra hebrea: Jet j La letra Jet sugiere la capacidad de adentrarse en el inconsciente, percibir el amplio espectro de la psique y hacerlo consciente en el mundo; es el alumbramiento; es recuperar de lo divino aquello que necesitamos para traerlo a la Tierra. Su forma es la de una Vav a la derecha, una Zain a la izquierda, con un puente delgado y encorvado (Jatoteret) conectándolos por arriba. Signo zodiacal: Cáncer Es una energía muy dirigida hacia la familia y la calidez en el hogar, lo cual hace propicio el desarrollo de una alta cualidad maternal que procura ambientes agradables y contenidos. Es emocional y sensible, por ello, es cambiante o voluble, pues define su conducta a través de las emociones; esto mismo le lleva a ser influenciable y altamente perceptivo y receptivo respecto a las emociones que permean en el

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entorno, con lo que empatizan casi de inmediato con sus semejantes, conectando con sus sentimientos, y llevándoles a un entorno “oceánico” de calma y tranquilidad. Esta característica les lleva también a integrar grupos conectados a nivel afectivo, por eso se les llama “la madre del zodiaco”. Un rasgo muy importante de cáncer es su gran capacidad imaginativa. Suele estar fantaseando la mayoría del tiempo, creando escenarios paralelos a la realidad en la que vive; este alejamiento le otorga un aire de placidez y armonía, pero, al mismo tiempo, estar “soñando” en ocasiones le impide concretar y lo vuelve perezoso. El carácter fantasioso le permite desarrollar una alta capacidad artística; si logran concretar, pueden plasmar sus creaciones imaginativas en la música, la literatura, la pintura o la escultura. En este signo hay, por un lado, ternura, pasividad, receptividad y dulzura; y, por otro, timidez, apego, melancolía y apatía. Planeta regente: Luna Da las notas benignas de la maternidad, lo hogareño, la dulzura y el sentido poético; como atributos desarmónicos, transmite pereza, inseguridad, timidez e imaginación enfermiza. Esta tipología recibe directamente los cambiantes influjos de la Luna, lo que los lleva a ser cambiantes y volubles. Animales esotéricos: perro y tortuga Perro: es símbolo de lealtad, amor incondicional, protección y servicio; cualidades que observamos cuando Clematis desarrolla su virtud. Las muestras de afecto son recibidas por este animal con gran regocijo y es capaz de emitirlas en retribución. La lealtad es una de sus características primordiales; en la antigüedad, proporcionaba protección al hogar, ayudaba en la cacería y proporcionaba calor en invierno. Tortuga: es un animal acuático, como nuestra tipología. Cuando se siente en peligro, incomodidad o peligro, se refugia en su caparazón. Su paso es lento y un tanto indiferente; fluye con las corrientes de las aguas donde la transporten, ya que su casa es su caparazón. Dios griego: Hermes Su nacimiento fue en una caverna, ícono natural del vientre materno. Es considerado “acompañante” de las Almas de los viajeros y de los pastores, lo que se puede vincular con la empatía desarrollada por Clematis, por su natural relación con las emociones humanas. Este Dios, hijo de Zeus y Maya, última de las Pléyades, realizó grandes “travesuras” durante su infancia, como robarle el ganado a su hermano Apolo; para “planear” estas travesías requería de una gran imaginación y fantasía.

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Tribu de Israel: Rubén Era el primogénito natural de los doce hijos de Jacob. Desde el aspecto negativo de su personalidad se mostraba impetuoso, ilógico, emocional y amorosamente incontrolado, características propias de Clematis desarmónico. Rubén, a pesar de saber que por derecho debería ser el líder, no estuvo celoso de su hermano Joseph, quien reclamó la primogenitura para sustituirlo; por el contrario, trató de salvar a todos los hermanos ofreciéndose en sacrificio, lo cual denota una clara devoción por la familia. La bendición de Jacob hacia este vástago fue: “Rubén, mi primogénito tú, mi vigor, la primicia de mi virilidad, exceso de pasión, exceso de ímpetu: hierves como agua, ¡no te desbordes!, porque subiste al lecho de tu padre, violando mi tálamo indignamente”. Piedra: rubí azul o zafiro Se dice que el zafiro es la hermana azul del rubí; ambas piedras comparten características como el material con el que han sido compuestos, el corindón mineral, el rojo es el que se conoce como rubí y el azul como zafiro. Esta gema tiene la cualidad de dar “claridad de visión”, está relacionada con el versículo “porque el Rubén vio al Creador con sus ojos”. Por otro lado, el rubí puede parar hemorragias, reforzar el corazón y calmar la rabia; tiene el poder especial de prevenir abortos. Ayuda a desbloquear las emociones y la intuición que todos poseemos para ver más allá de donde llega nuestra visión. En los rituales con fines benéficos se utiliza el polvo de esta gema para las relaciones de amor debilitadas, y se dice que es magnífico para incrementar intensas pasiones amorosas, buscar y conservar la unión eterna o la amistad. Apóstol de Jesús: Pedro Según Alice Bailey, Cristo dio a San Pedro las llaves del cielo y de la Tierra; le dio, por lo tanto, las llaves de las dos puertas principales del zodiaco, que son los dos puntos solsticiales, los signos zodiacales Cáncer y Capricornio, llamados las puertas del Sol. A través de Cáncer, o “la puerta del hombre”, el Alma desciende a la Tierra donde se une con el cuerpo, que es su muerte espiritual. Después, a través de Capricornio, la “puerta de los dioses” vuelve a ascender al Cielo. Por otro lado, descubrimos muchas facetas de la personalidad de Pedro, aparentemente contrarias, pero esos contrastes marcan un perfil profundamente humano y auténtico. El exceso de amor, con poca fe, lo lleva a afirmar que dará la vida por Jesús, que nunca lo abandonará ni lo negará e, incluso, que golpeará con su espada a quienes van a aprehenderlo; en estas conductas vemos con claridad excesos de amor. Un amor y una fe insuficientes, unidos a un conocimiento escaso de

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sí mismo, lo llevan a negar tres veces al Señor con juramentos en la noche del Jueves Santo. Caballero del Rey Arturo: Perceval Fue criado en la profundidad del bosque, con la única presencia de su madre (rasgo sin duda Clematis); a los 15 años pasó cerca del camino un grupo de caballeros, cuya imagen lo cautivó e inspiró para introducirse al mundo en busca de fortuna; se acercó a ellos haciendo preguntas inocentes que lo hacen parecer “tonto”, confundiendo incluso a uno de ellos con un ángel. Perceval llegó a la corte de Arturo, donde el caballero Gobernal, a partir de ese momento, se convirtió en su maestro y protector. Debido a la gran cantidad de preguntas de su pupilo, el anciano le dio el siguiente consejo: “No hablar nunca cuando no corresponda ni hacer preguntas por pura curiosidad”. Tiempo después, llegó al castillo del Grial, donde presencia una procesión en la que llevaban un candelabro, una misteriosa lanza que gotea sangre y un objeto llamado Grial. En una habitación interior vio a un anciano acostado que parecía a punto de morir, pero que se mantenía con vida gracias a los alimentos recibidos del Grial. Nada le fue explicado y nada preguntó recordando los consejos de Gobernal. A la mañana siguiente, se despertó y vio que el castillo había desaparecido, encontrándose durmiendo sobre una piedra. Su prima le reprochó su comportamiento diciéndole que desaprovechó la ocasión de hacer mucho bien y le avisó que su madre murió de tristeza. La lección aprendida por Sir Perceval es que no basta con encontrar el Grial, debemos hacer y sobre todo hacernos preguntas, conocernos a nosotros mismos para descubrir el misterio que encarna la vida y trascender de la inocencia a la sabiduría. Llave de Basilio Valentín: Llave IV Toda carne aquí abajo, proviene de la Tierra, al cabo de poco tiempo retornará a cenizas. La sal saldrá de allí, por medio de la cual reaparecerá al día la carne así disuelta, tú que de esta manera quieres ver las formas pasadas, entrega a la sal a la vez el azufre y el mercurio (Valentín, 2001). En esta etapa suelen actualizarse multitud de asuntos pendientes en la vida, lo que ahora parece que se ha convenido designar con el término orientalizado de “deuda karmica”. En realidad el asunto es muy complejo y todo se entremezcla. Lo más normal es que el conflicto se presente como una fuerte incongruencia entre lo que se “desearía hacer” y aquello que “no se tiene más remedio que hacer”. Otras veces lo que hay es una sensación de vacío y soledad, casi una depresión del ánimo, con una actitud que lleva a desvalorizar muchas

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cosas mundanas que la mayoría de la gente persigue. A veces el ego se resiste, pero si continuamos empecinados en la calcinación de nuestra Tierra, en algunas personas las cosas se ponen más duras aún. En casos extremos una presencia sombría revolotea alrededor. El alquimista o algunos de sus familiares pueden enfermar, las mascotas caseras morir y las macetas marchitarse. Difícilmente se podrá pasar a la siguiente fase si no se encuentra una solución aceptable a estos asuntos, y de hecho muchos abandonan aquí la Obra. Esta etapa del camino es bien descrita por Juan de la Cruz, místico español del siglo XVI, en su libro “Subida al Monte Carmelo”, cuando dice: “Llamamos aquí noche (del Alma) a la privación del gusto en el apetito de todas las cosas... Y éste es el principal provecho que aquí el Alma consigue, del cual casi todos los demás se causan; es el conocimiento de sí y de su miseria, porque además de que todas las mercedes que Dios hace al Alma, ordinariamente las hace envuelta en este conocimiento”. Una vez rota esta barrera, la primera obra está cumplida y queda despejado el camino a las etapas superiores de la Alquimia. Trabajo de Hércules: Capturar a la gama o cierva En este Portal, Hércules tenía que subir al monte para buscar a la cierva sin dejarse persuadir por las diferentes voces que podrían haberle impedido llegar a ejecutar con éxito su tarea. Diana, diosa de la Luna, y Artemisa, cazadora de los bosques de Dios, reclamaban la cierva para ellas. Él escuchaba en su interior la voz de Dios: “La cierva no le pertenece a ninguna doncella, sino al Dios, cuyo santuario tú ves en aquel monte distante”. Hércules se encaminó buscando a la cierva durante un año. Las doncellas observaban sus pasos y, con sutileza, lo engañaban. Él las despistaba en lo profundo de los bosques y las colinas. Hubo un momento en el que Hércules se silenció y, con ojos inmutables y su mano extendida, disparó una flecha alcanzando a la gama en la pata; se acercó y la tomó en sus brazos situándola cerca de su corazón. Él también reclamó la cierva como suya; se escuchaba su voz que decía: “La busqué en los bosques oscuros, en los desiertos salvajes, en las soledades áridas, persistiendo, así que ahora la gama me pertenece”. “Eso no es verdad”, se escuchó con rotundidad, “la gama no pertenece a ningún hombre aunque sea hijo de Dios. Llévala al Santuario”. No obstante, Hércules no comprendía y seguía reclamando la gama. Volvió a escuchar una voz: “¿No eres tú hijo de Dios y no es el Santuario también tú morada? ¿Compartes tú la vida con todos los que moran allí dentro?, entonces devuelve la gama al lugar que le corresponde. Él llevó a la gama, depositándola en el centro del Santuario sagrado, Apolo, Dios del Sol, habló: “Porque él la sostuvo en sus brazos cerca del corazón, la gama obtiene descanso y el hombre también”. La misión estaba cumplida, pero no terminada. Muchas veces Hércules deberá decidir entre las voces que lo alejan de su camino y las de su corazón.

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Con este trabajo se cierra un círculo; el aspirante tiene que terminar de construir los cimientos de la casa iluminada, la involución del Alma en la materia, recopilando e integrando los tres aspectos conseguidos anteriormente: el dominio de la mente, la inteligencia en Aries; el dominio del deseo, la voluntad en Tauro; el dominio de la dualidad, el servicio en Géminis; y, por último, encarnar lo aprendido para la conexión con el Alma en Cáncer. La cierva es un animal muy veloz como los acontecimientos externos e internos que nos suceden cada día; la personalidad está expuesta a un sinfín de sucesos y se defiende de forma instintiva a través de las cuatro funciones psíquicas; de esta manera, mantiene el equilibrio, aunque no puede gestionarlo todo y hay cosas que quedan en el inconsciente. Integrar el inconsciente al consciente lleva tiempo, proceso que Hércules desarrolla al seguir a la cierva durante un año. Cuando le lanza la flecha, la cierva no derrama sangre, ya que durante su evolución, el individuo está cerrando las heridas; entra en los aspectos de su sombra, los cuales le impedían ver con claridad y con esta retrospectiva abre nuevas y extensas vías de aprendizaje, ampliando así su percepción del mundo. Artemisa (diosa de la Luna, la forma, aspectos emocionales, cobijo o refugio de la personalidad en los momentos de inseguridad) reclama a la cierva, como una reticencia a soltar el mecanismo de respuesta emocional que tenemos; el dios Sol le dice que “el espíritu de la cierva le ha pertenecido a él siempre” haciendo referencia a la conexión con lo divino, volver a la fuente para vernos en la Unidad y poder así reeducar nuestras respuestas. Diana la reclama porque piensa que es el intelecto, pero Hércules busca subjetivamente la intuición espiritual y, haciendo un buen uso de ésta, puede aprender a gestionar el mundo de las ideas, la ilusión y las emociones, virtud Clematis que facilita una ampliación de la realidad.

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Vervain

5. Vervain Elementos: Fuego y Aire Color del círculo cromático: rojo Descripción de la tipología: Tipología de Fuego, extravertida, intuitiva-idealista, activa, dinámica, mental, estratega, fuerte, sociable, entusiasta. Busca transmitir un ideal y fomentar desde él algún área de la vida. Tiene capacidad para defender lo que piensa, pero también cae en la temeridad irreflexiva, a veces fanática y dictatorial. Mantiene una pose desenfadada y encumbrada de sí misma, con el propósito de destacar en las relaciones y situarse como eje de las reuniones; este sentimiento la hace sentir segura. La falta de atención o la sensación de que la ignoran o que no logra hacerse entender le provoca temor, que la hará insistir en esta dirección llegando a provocar a veces todo lo contrario de lo que espera, apareciendo a los ojos de los otros como prepotente y haciendo que la rechacen. Síntesis cronológica de los estudios de Edward Bach: 1. “Algunas Consideraciones Fundamentales sobre la Enfermedad y la Curación” (“The Homoeopathic World”, 1930). PERFECCIÓN ESPIRITUAL: Entusiasta, Puritano, Monje EL PURITANO Para los de altos ideales, esforzándose por vivir una vida sublime aún fallando en algún aspecto. El paciente puede ser demasiado severo, con principios demasiado rígidos, demasiado intolerante en sus puntos de vista, procurando demasiado moldear el mundo a sus propios ideales. De elevados principios, incluso intolerante con los errores de los demás; demasiado severo consigo mismo; renuncia excesiva de lo que conduce a la alegría de la vida. Fracasando en generosidad, caridad, o caballerosidad. En tiempos difíciles pueden dudar de sus normas. Este remedio suaviza su naturaleza, ensancha sus puntos de vista, aumenta la generosidad y la paciencia, y les alienta firmemente frente a las dificultades. La lección de estas personas es: tolerancia, paciencia, amplitud de miras. 2. “Libérate a Ti Mismo” (Otoño de 1932). ENTUSIASMO EXAGERADO-TOLERANCIA ¿Es usted de los que arden de entusiasmo; desean hacer grandes cosas, y desean hacerlo todo al mismo tiempo? ¿Encuentra

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difícil trabajar pacientemente en sus proyectos porque quiere los resultados antes de empezar? ¿Encuentra que su gran entusiasmo hace que sea estricto con los demás; deseando que ellos vean las cosas como usted las ve; intenta imponer sus propias opiniones a los demás, y está impaciente cuando no las siguen? Si es así, tiene dentro de usted el poder de ser un líder y un profesor de hombres. Vervain, la pequeña flor de color malva de los setos le ayudará en las cualidades que necesita, la bondad para con sus hermanos, y la tolerancia hacia las opiniones de los demás; esto le ayudará a comprender que las grandes cosas de la vida se consiguen con suavidad y tranquilamente, sin tensión o estrés. 3. “Los Doce Curadores” (Impreso en Epson, 1933). Es el entusiasta. Aquellas personas que se esfuerzan demasiado por lograr sus ideales, y así pueden hacerse daño. Son los que tienen miras elevadas, pero en vez de utilizar la suavidad y la paciencia usan la energía y la prisa. Son las personas que han avanzado suficientemente como para comprender que los grandes ideales sólo se logran sin tensión ni prisa. 4. “Doce Grandes Remedios” (Publicado en el periódico Heal Thyself, febrero, 1933). Los decididos, los que son difíciles de tratar porque siempre lo saben todo mejor y van por su propio camino necesitan Vervain. 5. “Los Doce Curadores y los Cuatro Ayudantes” (Publicado por C.W. Daniel Co., 1933) y “Los Doce Curadores” (Marlow, 1933). Para esforzarse, los fuertes de voluntad. Para los de mente apasionada, que tienden a mucho mental y físicamente. Rechazan sentirse derrotados y continuarán mucho más de lo que los otros lo harían. Siguen su propio camino. Tienen ideas fijas y están muy seguros de saber qué es lo que está bien. Pueden obstinadamente rechazar un tratamiento hasta que se les obliga. Pueden dejarse llevar por su entusiasmo y causarse mucha tensión. Tienden a ser demasiado serios y rígidos en todas las cosas. La vida es algo muy difícil para ellos. Tienen fuertes opiniones propias y a veces desean atraer a otros a su punto de vista, y son intolerantes con las opiniones de los demás. No les gusta escuchar consejos. Con frecuencia son personas con grandes ideales y ambiciones por el bien de la humanidad.

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6. “La historia de los viajeros” (1934). Seguramente Vervain también conocía bastante bien el camino, y aunque se hubiera hecho difícil entenderle, habría dado minuciosos detalles respecto a la única salida del bosque… Vervain ya no da largos sermones, sino que señala el camino silenciosamente. 7. “Los Doce Curadores y los Siete Ayudantes” (Publicado por C. W. Daniel Co., 1934). Para los obstinados y decididos. No les gustan los consejos. Difíciles de ayudar. Para quienes, cuando no están bien, a menudo mantienen la lucha mucho más de lo que otros lo harían. 8. “Los Doce Curadores y Otros Remedios” (Edición publicada en 1936 por C.W. Daniel Co.). Aquellas personas de ideas y principios fijos, que consideran que están en lo correcto, y que raramente cambian de parecer. Los que tienen grandes ansias de convertir a cuantos les rodean a su propia visión de la vida. Personas de voluntad fuerte y que tienen gran coraje cuando están convencidas de aquellas cosas que desean enseñar. En la enfermedad siguen luchando mucho más allá del punto en el que otros hubieran abandonado” Virtud a desarrollar: Tolerancia Es el acto de mantener la justicia en pro de la expresión ajena, a pesar de que pueda estar en contra de nuestra opinión y percepción del mundo. La tolerancia es fruto de la percepción del otro como entidad; es el reconocimiento de la expresión multidimensional de la Unidad en cada una de las manifestaciones de la Vida. El sabio es tolerante porque conoce el Principio de todas las cosas y reconoce en cada ser la esencia de ESE mismo principio; ya ha desarrollado en él la capacidad de “ver” sin proyectar, y reconoce las necesidades ajenas como fases en la experiencia de la misma Fuerza que le anima a él. Limitación a transformar: Exceso de entusiasmo Traducido como la debilidad y el gasto excesivo de energía corriendo riesgos y haciéndoselos correr a otros por exceso de entusiasmo. Pérdida de la perspectiva, trabajando en mega proyectos, dejando detalles que luego pueden hacer fracasar toda la tarea. Pérdida del control frente a las injusticias, no se da tiempo para pensar antes de actuar. Desde el exterior será vista como “fanática” al tratar de convencer a todos de sus ideales.

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Intención positiva de la limitación: Trasladar al resto del mundo esa idea o esa misión que a él le parece especial y necesaria; es decir, no sólo quiere compartirla, sino que los demás la asuman como propia y se unan a “la causa”. Enseñanza potenciadora a interiorizar: Comprender que el excesivo gasto de energía, sin control ni medida, no garantiza necesariamente resultados positivos. Darse cuenta de que someter una idea, un sistema o un grupo de personas a una tensión excesiva puede llegar a agotar las energías y obstaculizar el camino hacia la consecución de los objetivos. Ámbito de exploración: Posibilita la experiencia vital que llevará a la persona al ejercicio de acciones honorables en beneficio de lo colectivo. El propósito es la afirmación del poder y el establecimiento de un espacio propio a través de la transformación del mundo en un lugar mejor. Posición de la Danza Chémica para el Ser de la tipología: La posición es con las piernas y brazos abiertos como si fuéramos una estrella de cinco picos; con ella las habilidades de Vervain se despliegan como los rayos del Sol. Pronunciamos en cada exhalación Tet. Letra hebrea: Tet f Representa el ideal superior como expresión de la justicia, la exteriorización de lo divino; cuando esta fuerza se actualiza a través del Alma, todo “en el mundo” se comprende desde la esfera de la Unidad que brinda paz y armonía. Tet corresponde al número 9 según la Cábala, que simbólicamente son los 9 meses de embarazo, en los que el bebé está en completa paz. Signo zodiacal: Leo Esta energía es procedente del centro; el centro del yo, que se expande y abarca todo lo que se encuentra a su alrededor, lo ilumina, o lo arrolla. La energía leonina está centrada hacia el yo como individuo; su influjo otorga gran seguridad, energía, firmeza y fuerza. Leo crea una imagen de sí mismo en la que es el rey, el dueño del mundo. Posee férrea voluntad para realizar los objetivos que tiene marcados; es apasionado y de ideales fijos. En las empresas que se propone, es líder nato; tiene fuerza de mando y dirección, siempre que se trate de su objetivo, aquel en el que consiga un éxito con el que se siente identificado, al que suele atraer a otros. Puede ser excelente líder o, su extremo, tirano. Es autosuficiente y casi nunca pide ayuda y, si la pide, casi nunca la escucha; le gusta mucho dar consejos. Su presencia siempre es notoria; irradia esplendor y llama la atención, lo cual en ocasiones le lleva a la altanería, la presunción y el orgullo.

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En el manejo emocional, es profundo y ardiente en sus pasiones; franco y sincero. Suele ser la parte dominante o el control en sus relaciones. Tiene gran capacidad de expresarse desde lo profundo del corazón, contagiando a los demás con su entusiasmo y vitalidad. Planeta regente: Sol El Sol es el astro central dentro de nuestro sistema planetario, todos los demás se ajustan al ritmo que marca. Es el inicio del ritmo de individuación; es luz que coagula. Proporciona la salud, la nobleza y la actividad, así como orgullo, despotismo y derroche de vitalidad. Animales esotéricos: Ciervo y león Ciervo: se le considera animal simbólico de Vervain por sus características físicas: belleza, gracia, agilidad. León: es un animal asociado con los ritos solares. Es el rey de los animales; ejerce el poder y dominio sobre todos los demás. Su actitud e imagen son majestuosas y delicadas, ágiles y tenaces. Es el líder de la manada y, cuando es necesario, aplica toda la fuerza para que se respete su ley. Dios griego: Zeus Cronos y Rea habían tenido 5 hijos y a todos se los había comido su padre, pues un oráculo había predicho que uno de ellos le quitaría el trono. Cuando Zeus estaba por nacer, Rea lo escondió en la isla de Ida y entregó a Cronos una piedra haciéndole creer que era el bebé. Cuando Zeus fue adulto, liberó a sus hermanos del estómago de su padre y, tras una gran guerra, se convirtió en el Dios más importante del Olimpo, el líder. Ejercía la justicia y en algunas ocasiones lo hacía a favor de sus propios intereses; tomaba a cuanta hembra deseaba. Era muy vanidoso y tuvo muchos hijos, todos investidos de algún don; como el Sol, repartía dignidades. Tribu de Israel: Simeón Simeón, el segundo hijo de Jacob, se inclinó al extremismo y a la violencia, podría llegar a ser un libertino. Era el instigador del complot contra Joseph, su hermano, pues tenía tendencias celosas y resentimiento, y con ello justificaba la traición fraternal. Se asocia a los profesores de lectura y escritura de pequeños niños, labor que tradicionalmente requiere tanto exactitud como compasión, pero puede llevar a una exactitud pedante. Por otro lado, tiene una tendencia a las pequeñas preocupaciones y a la superstición, lo que puede derivar en el fanatismo. Muchos escribanos tradicionalmente vinieron de Simeón. Esta profesión requiere la exactitud, alguna capacidad artística, inteligencia, paciencia y la determinación, con un buen conocimiento de leyes complicadas y su uso práctico.

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Piedra: topacio El topacio ayuda a canalizar la fuerza del amor y de la curación, así como al entendimiento de la luz como vía de información y conocimiento. Es conocida como la piedra de la franqueza y la verdad. Está indicada para combatir la timidez; su vibración es constante y expansiva. Aclara la mente en situaciones donde es necesario comunicar a través de la palabra; es útil para combatir los dolores de cabeza; se recomienda en caso de estrés y cuando abundan las preocupaciones. Apóstol de Jesús: Santiago el Mayor Jesús llamaba a Santiago “hijo del trueno”, seguramente por su carácter de Fuego: implacable y fuerte. Era hermano de Juan y procedían de una familia bien acomodada económicamente. Se dice que era uno de los “favoritos” de Jesús, por ser quien lo seguía con mayor valentía y proclamaba su palabra. Una vez muerto el maestro, Santiago llevó a cabo su labor de evangelización con ardor y fuerza. Caballero del Rey Arturo: Gareth Era un príncipe, hermano de varios caballeros del Rey Arturo; su sueño era ir a la corte de su tío y abrirse camino sin que nadie supiera de su linaje, para ascender por sus propios méritos. Esta condición principesca de cuna se vincula con los nacidos con la Luna en Leo. Llegó vestido humildemente y pidió que se le alimentara por un año, durante el cual fue ayudante en la cocina; dedicó este tiempo a observar los entrenamientos y los torneos de los caballeros: la tolerancia y disposición de aprender de los demás es la virtud desarrollada por Vervain. Pasado el año, se presentó un día en el castillo una doncella, Lady Lynet, pidiendo ayuda para su hermana Lady Liones, quien era amenazada por el Caballero Rojo. Sir Gareth se abrió paso y pidió al rey ir a defender la causa, quien aceptó. El joven fue ataviado y armado caballero y salió al encuentro del Caballero Rojo, haciendo gala de un porte que impactó a la corte entera. Una vez vencido su adversario, se desposó con la dama a la que había salvado. Llave de Basilio Valentín: Llave V La Tierra por ella misma no produce nada, es el espíritu quien abastece y sostiene la vida. Toma su origen de los astros luminosos. De allí todos los metales extraen sus cualidades. La piedra Hercúlea se une con amor al hierro, Así, nuestro león ama a nuestro mercurio (Valentín, 2001). Esta imagen expresa la entrada en la segunda obra, cuyas operaciones preliminares son preparatorias de la sublimación alquímica. En la vida del alquimista debe producirse un proceso armónico en el cual desaparezca el conflicto citado en anteriores mensajes entre las fuerzas terrestres que lo ligan al mundo y su deseo de elevación hacia el espíritu.

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Este punto de su existencia se caracteriza por una gran congruencia y sus actividades son en todo momento reflejo de sus ideales. Sin embargo, no penséis que aquí ha terminado el proceso purificador. Siempre hay “un proceso de limpieza interior conforme se avanza a niveles superiores. La primera purga es la más obvia y las siguientes son más sutiles”. No obstante, la sensación de poder interno que se deriva de la congruencia y la voluntad exaltada hace a muchos extraviarse. Se dan cuenta de que pueden dirigir a los demás y a veces se transforman en líderes de masas, llevando a otros hacia lo que ellos consideran su iluminación. Este peligro es sutil y puede distraer fácilmente de la continuación de la Obra. Trabajo de Hércules: Matar al león de Nemea Había llegado el momento de enfrentar su quinto trabajo, matar al león de Nemea. Hércules se erguía delante del Portal, armado con todos los instrumentos que había recibido durante sus trabajos anteriores. Antes de cruzar el umbral, lo asaltaban preguntas: “¿Qué hago aquí?, ¿cuál es la prueba y el motivo de cruzar este portal?”. Esperaba la respuesta de su voz interior. No obstante, su oído interior conocía la necesidad, tenía que arriesgarse para salvar a la gente de Nemea, ya que vivía aterrorizada detrás de sus puertas; el león tomaba a los hombres como víctimas y los devoraba. Dejando las armas que le oprimían y disminuían su velocidad, cruzó el Portal diciendo: “Sólo necesitaré mi maza, mi arco y mi corazón intrépido; iré por mi camino a buscar al león; dile a las personas que echen fuera su temor”. Hércules se cruzaba con algunos habitantes de la comarca que salían de sus casas por desesperación, llenos de miedo, y cuando lo veían lo saludaban con alegría y se daban cuenta de que sólo iba acompañado de su maza y su arco. Le decían: “¿Dónde están tus armas?, ¿no tienes miedo?, pero Hércules hacía oídos sordos y sin responder proseguía su camino. Era hijo de hombre, aunque hijo de Dios. Cauteloso, pero sin miedo, buscó por Nemea durante días y noches, haciendo círculos concéntricos, de afuera hacia dentro, logrando así acorralar al león. De repente, detrás de un matorral, atisbó al león; se acercó lentamente, pero el animal, al ver a su enemigo aproximarse, rugió con fuerza. El guerrero sacó su arco y le disparó todas sus flechas que acertaron en el blanco, aunque no pudieron atravesarlo, ya que su piel era dura; dicen que estaba hecha de bronce, hierro y piedra… El león, enfurecido se dirigió a Hércules, quien, sin ningún temor, dejó su arco en el suelo y fue a su encuentro lanzando un alarido salvaje. El león entonces salió despavorido a esconderse y Hércules detrás de él, sin poder cazarlo y perdiéndole la pista, tuvo que empezar de nuevo la búsqueda.

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Andaba Hércules cercando cada vez más el territorio donde vivía el animal hasta que por fin divisó una cueva. De ella salió un rugido; era la guarida del león, por lo que dirigió sus pasos el hijo de Dios y, gritando a la gente del pueblo, dijo: “El león está aquí, esperen la hazaña que realizaré”. Se introdujo dentro de la oquedad de la montaña y caminó en la oscuridad mirando en cada rincón y viendo la luz al fondo de la cueva. Cuando salió por el otro lado, volvió a escuchar el rugido del animal y se percató de que cuando entraba, el león salía y volvía a entrar a sus espaldas. Observando a su alrededor, Hércules vio un montón de leña y, sin pensarlo, la tomó para tapar la salida y así matarlo en su propia guarida. Cuando Hércules vio al animal, se abalanzó sobre él cogiéndolo por el cuello con sus manos hasta darle muerte. Una vez realizada la tarea, despellejó al león; se llevó la piel para mostrársela a la gente del pueblo, que gritaba: “El león está muerto y grande es nuestro liberador, el hijo de hombre, que es hijo de Dios, llamado Hércules”. Ésta es la quinta tarea que tiene que desarrollar Hércules y, a su vez, el segundo trabajo con el Fuego (Gorse); elemento vinculado a Vervain; en astrología, Leo simbólicamente es denominado el signo del Sol, el León. A Vervain le cuesta cambiar; desde su aspecto limitante quiere convencer a todos para que hagan lo que él hace, y con su entusiasmo intenta persuadir y convencer, necesidad evolutiva que en este caso Hércules ya ha integrado; a través del servicio desinteresado que presta a la comarca, ayuda a que se liberen de sus miedos, sin hacer el uso de la palabra, sino resolviendo la labor que le ha sido encomendada. Al inicio, Hércules escucha en su interior la necesidad de ayudar a los habitantes de la comarca, aun a sabiendas de que pondría su vida en peligro; se olvida de sí mismo y se dispone a servir, virtud de Vervain; se convierte en líder para ayudar a los demás. Justo antes de cruzar el Portal, decide dejar las armas que le habían regalado, es decir, lo que ha aprendido o recibido de otros, y sólo lleva lo que él mismo se ha fabricado, su garrote y su arco; herramientas obtenidas a través de sus experiencias. Durante su travesía se va encontrando algunos habitantes que salen de sus casas por desesperación o necesidad, pero llenos de miedo. Al ver a Hércules y sabiendo de sus hazañas, se alegran mucho. Empezar a conectar con el Alma y la luz no pasa desapercibido para los demás, aunque sea de forma inconsciente les llama la atención. Cuando se dan cuenta que va desarmado, le recriminan su inconsciencia, ya que ellos viven esto en primera persona y desde su miedo no pueden comprender que la fe en la vida te da las fuerzas necesarias para encarar cualquier circunstancia. Hércules va cercando al león haciendo círculos concéntricos, desde la periferia hacia el centro; este hecho es igual al trabajo que tiene que realizar un Alma encarnada en una personalidad, representado en nuestro Mándala Arquetípico.

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Por fin, después de mucho buscar, el león aparece detrás de un matorral. Hércules prepara su arco y dispara todas sus flechas, que aunque aciertan no son capaces de atravesar el cuerpo del león, representando la fuerza y dureza de nuestras Máscaras cuando empiezan a convertirse en aspectos que limitan nuestra evolución. Cuando el león, (la limitación, seguridad), se percata del ataque de su enemigo, el Alma, se dirige hacia él sin ningún miedo, lleno de amor. Cuando aceptamos lo que está sucediendo en cada momento de nuestras vidas, lo miramos cara a cara, sin querer que desaparezca, sólo con la intención de aprender y dejar de crear fricciones, todo se recoloca y nos permite evolucionar. Al entrar a buscar al león en la cueva, se escapa por otra salida y aparece a espaldas de Hércules. Decimos que ésta es la necesidad de mantenernos siempre alerta, conscientes, ya que, si disminuye nuestra consciencia, el león volverá a salir. Esto “no es malo ni bueno”, sólo facilitará una nueva experiencia. Si elevamos la mirada, podemos ver a Vine como energía o entidad que dispone de poder una vez integradas sus virtudes. También vemos a Gorse, pues Hércules demuestra su fe durante toda la tarea; Heather aparece en el servicio que presta al pueblo.

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Centaury

6. Centaury Elementos: Tierra y Fuego Color del círculo cromático: verde amarillo Descripción de la tipología: Tipología de Tierra, introvertida, práctica-intuitiva, pasiva, prudente, servicial. Fuerte, sociable y reservada. En la actitud de ayudar a los demás de manera desinteresada, pueda llegar al servilismo en su aspecto limitante. Tiene la capacidad para mantener el orden y dispensar a cada cual lo que necesita para así procurar la armonía del sistema. Mantiene relaciones vinculantes que favorecen la sensación de “yo”; a los espacios compartidos los percibe como propios y en ellos ha de prosperar el orden y la armonía, a través de su actividad centrada en ayudar a los demás. Ser útil para ella es más importante que luchar por algo propio, por ello se vincula a otros para servirles. La minuciosidad, el orden y la concentración, sobre todo si es en un trabajo que está destinado a otros, le garantizan la seguridad y la hacen creer que nada malo les puede ocurrir. En su mente se refuerza la idea de que habrá afecto sólo si es útil a otros. Síntesis cronológica de los estudios de Edward Bach: 1. “Algunas Consideraciones Fundamentales sobre la Enfermedad y la Curación” (“The Homoeopathic World”, 1930). PODER Tirano Autócrata Sensacionalista EL AUTÓCRATA Estas personas, en sus esfuerzos por el poder, han perdido el sentido de la proporción de su propia y relativa posición e importancia en el mundo. Son ruidosos en sus disertaciones y en sus movimientos: exigen atención: impacientes: y minuciosos respecto a los detalles de sus propios deseos y comodidad. Son autoritarios y hacen gala de sus propios logros. Por lo general físicamente grandes: enrojecidos: tienden a sufrir de hipertensión, y de los males que ella conlleva. El remedio tiende a aportar afabilidad y dulzura a estas naturalezas y a reducir la tensión mental y física. 2. “Libérate a Ti Mismo” (Otoño de 1932). DEBILIDAD-FUERZA Es usted de aquellas personas a las que todos utilizan, porque a la bondad de su corazón no le gusta negarse a nada; hace lo que le piden para mantener la paz, en lugar de hacer lo que usted cree

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que es correcto, porque no desea luchar; tiene buenos motivos, pero permanece pasivo en lugar de usarlos activamente para escoger su propio trabajo. Los que como usted son felpudos, habrán recorrido un largo camino a lo largo de la vía del servicio cuando comprendan que deben ser un poco más positivos en su vida. Centaury, que crece en nuestras praderas, le ayudará a encontrar su verdadero yo, para que pueda convertirse en un trabajador activo, positivo, en vez de un agente pasivo. 3. “Los Doce Curadores” (Impreso en Epson, 1933). Son los felpudos. Parecen carecer de todo el poder de la individualidad o la capacidad de oponerse a ser utilizados por todos. No entablan en absoluto ninguna lucha para ganar su libertad. 4. “Doce Grandes Remedios” (Publicado en el periódico Heal Thyself, febrero, 1933). Aquellos que son endebles, pálidos y sin fuerza, totalmente débiles y cansados les ayudará mucho Centaury. 5. “Los Doce Curadores y los Cuatro Ayudantes” (Publicado por C.W. Daniel Co., 1933) y “Los Doce Curadores” (Marlow, 1933). Da fuerza. Debilidad después de la enfermedad: palidez, languidez, cansancio, falta de energía, laxitud, agotamiento. Falta de vitalidad. Para aquellos que desean la paz a cualquier precio. Incluso cuando están enfermos desean ayudar a los demás y en sus esfuerzos se agotan y debilitan. Con frecuencia la mente está dispuesta, pero el cuerpo débil, demasiado débil para hacer muchos esfuerzos. Pacientes, sumisos y fáciles de embaucar a causa de su bondad. 6. “La historia de los viajeros” (1934). …y el pequeño y sumiso Centaury quería aligerar tanto la carga que estaba dispuesto a llevar el equipaje de todos. Lamentablemente para el pequeño Centaury, generalmente llevaba la carga de los que eran más capaces de llevarla por sí mismos, porque se lo pedían a gritos. 7. “Los Doce Curadores y Otros Remedios” (Edición publicada en 1936 por C.W. Daniel Co.). Bondadosos, callados, personas gentiles que sienten un exceso de ansiedad por servir a los demás. Se exigen demasiado en estos esfuerzos. Ese deseo es tan fuerte en ellos que se vuelven más

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sirvientes que ayudantes dispuestos. Su amabilidad les lleva a hacer mucho más trabajo del que les corresponde, y al hacerlo, pueden descuidar su propia y particular misión en la vida. Virtud a desarrollar: Fortaleza La fortaleza asegura el valor en las adversidades y favorece el mantenimiento de lo justo ante las influencias externas. Es el balance justo entre el temor y la temeridad. Es la fuerza la que permitirá la expresión de la verdadera percepción del Alma, y es a través de ella que podemos manifestar nuestro juicio, nuestra verdad, aunque ésta incomode o provoque conflictos en las relaciones. Fuerza para ser auténtico, fiel a uno mismo sin desfallecer. Fortaleza para no sucumbir a la propuesta interesada del “yo” en detrimento de nuestra verdadera dimensión como Almas. Fuerza = Voluntad. Limitación a transformar: Dependencia Servilismo y sumisión como pago por su necesidad de ser útil. Justificación de la dependencia de otras personalidades aparentemente más capaces y dotadas. Sensación de opresión y limitación de la propia expresión por la presión opuesta que ejercen otras personalidades más fuertes. Agotamiento y debilidad que pone de manifiesto lo apartado que se está de la propia voluntad. Intención positiva de la limitación: Recibir la aceptación de los demás y mantener la pertenencia al grupo o ámbito. A través de su actitud de servilismo trata de asegurarse el reconocimiento de aquellos a quienes considera válidos, aunque en realidad se trata de personalidades más fuertes con las cuales establece una relación de dependencia de la que obtiene beneficios, por ejemplo: no tener que tomar decisiones pues lo hacen otros, pertenecer al grupo, sentirse útil y reconocido por una personalidad más fuerte, etc. Enseñanza potenciadora a interiorizar: La expresión de la naturaleza individual siempre coincide con la necesidad del Alma y el camino que ésta ha de transitar. Inhibirla en el servilismo y la autonegación aleja a la persona de su verdadera expresión emocional y espiritual. Ámbito de exploración: Se refiere al ejercicio y desarrollo de la voluntad individual, para volver, más tarde, al mandato de la vida con consciencia de la coincidencia entre la expresión de la personalidad y la voluntad de la vida misma. Posición de la Danza Chémica para el Ser de la tipología: Con las piernas separadas y los pies bien plantados en el suelo, se abren los brazos con las palmas de las manos hacia adentro, recibiendo toda

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la fuerza del espíritu, favoreciendo la toma de consciencia de la belleza y armonía del cuerpo. Al exhalar, pronuncio la letra Iud. Letra hebrea: Iud y Para la Cábala, Iud es el Punto Infinito que simboliza la mano izquierda, la que controla la acción; se dice que con la mano izquierda Dios creó el Universo; la materia manifiesta impuso en ella orden y detalles. Iud, entonces, representa la acción sobre los demás, aquella en la que se puede expresar una chispa de bondad para con los demás; es acción para dar. En su forma representa una corona arriba y un “sendero” debajo. Es la letra más pequeña del alfabeto hebreo y la única que se encuentra suspendida en el Aire. Signo zodiacal: Virgo El signo de la virgen es un signo de Tierra, lo que le aporta una energía material y realista. El rasgo que impera es la minuciosidad y orden que imprimen en todos los aspectos de su vida; para obtenerlo, resulta imperioso ser realista y tener un gran sentido común; esto lo hace conservador y también le agrada la comodidad. Es amante del orden, los detalles y de seguir la norma; todos sus actos, emociones y pensamientos son previamente analizados, lo que limita su creatividad y espontaneidad; nunca toma una decisión precipitada o al azar. Su relación con lo económico es similar, prevé minuciosamente cualquier gasto y es ahorrativo y previsor. Su contundente sentido práctico en lo material le confiere bondad hacia los demás, a quienes gusta servir; es muy bueno llevando a cabo proyectos ajenos y lo hace con gran voluntad y compromiso; se adapta fácilmente a las circunstancias. Desde su polaridad negativa, son personas carentes de toda iniciativa, con una marcada tendencia a la subordinación y al servilismo; sarcásticos, intrigantes y con un sentido de la crítica exagerado. Planeta regente: Mercurio De este planeta recibe el intelecto crítico-analítico y la adaptabilidad; por otro lado, le aporta la envidia, el criticismo y el escepticismo. Animales esotéricos: cerdo y rinoceronte Cerdo: este animal fue tradicionalmente sujeto a sacrificios, en los que se ofrecía su sangre en pos del bien común; esta cualidad la encontramos en Centaury; como hemos dicho, esta es una tipología femenina. En la Tradición egipcia, la Diosa Nut, en ocasiones, era representada en amuletos como una cerda amamantando a su camada. Rinoceronte: en heráldica, este animal representa concordia, vigor

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y tenacidad, características también reflejadas en esta tipología. Asimismo, observamos que es pesado, de paso lento, lo que nos evoca el tiempo que Centaury toma para prever y desmenuzar sus movimientos. Diosa griega: Demeter En la mitología griega, es considerada “diosa madre”. Como tal, está íntimamente relacionada con la parte del elemento Tierra de nutrición y servicio a sus hijos, importante característica en esta tipología; se reafirma también su naturaleza térrea, pues una parte del mito remite al inicio de la primavera. Por otro lado, para procrear, tanto a su primera hija Koré como a la de los caballos que tiraban del carro de Ares, fue violada por Zeus y Poseidón; en este acto, se identifica la preponderancia de la voluntad de otros sobre la de la propia diosa. También es considerada la diosa de la cosecha; podemos vincularla con el trabajo minucioso para ocuparse de prever y proveer. Tribu de Israel: Gad Es el séptimo hijo de Jacob; es fuerte y vigoroso, junto a Ruben y half-Manasseh conquistaron la región al este de Jordania. Resulta interesante su origen, ya que su madre pertenecía a la servidumbre. Gad se ocupó siempre de la riqueza material, valorando la amistad y las relaciones sociales; busca el equilibrio en las tareas y responsabilidades y su vínculo amistoso es realmente fiel. En ocasiones parecía mundano, inocente y juguetón. Esta tribu era considerada como buena fortuna; la buena fortuna de todo el pueblo de Israel es rectificar sus imperfecciones a través de las buenas acciones por los demás, como la lectura luminosa de la limitación de Centaury. Bendición de Jacob: “Gad organizará campamentos y volverá con todos sus campamentos”. Piedra: ágata Es una piedra calmante; trabaja despacio pero aporta una gran fuerza. Sus múltiples capas pueden atraer a la luz información oculta. Favorece el auto-análisis, potencia la función mental mejorando la concentración, la percepción y las habilidades analíticas; dirige hacia soluciones prácticas. Emocionalmente, este cristal supera la negatividad y la amargura del corazón; crea una sensación de seguridad disolviendo la tensión interna. Espiritualmente, el ágata eleva la consciencia y vincula con la consciencia colectiva y la consciencia de la Unidad de la vida. Apóstol de Jesús: Santiago el Menor Santiago fue hermano de Judas Tadeo, y era llamado el menor para diferenciarlo del otro Santiago. Manejaba bien la Sagrada Escritura, poseía un carácter firme; sabía estar en su sitio con discreción, y cuando debía actuar, lo hacía; esa manera de ser no se improvisa. Tenía un

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carácter afable y bondadoso; se cree que se le asignaron las tareas entre los apóstoles de mantener el orden en las multitudes y auxiliar en las cuestiones administrativas y de provisiones. Caballero del Rey Arturo: Tristán Era hijo del rey Meliodas e Isabel de Lyoness, quien murió al momento de dar a luz, quedando al servicio de su tío. Tristán participó en muchas gestas, siempre defendiendo al rey al que servía; vencía en todas ellas, pero jamás se ensañó con sus adversarios administrándoles sólo la fuerza justa, aunque él sufriese algún daño; podemos observar en esta actitud la premeditación en sus acciones. Fue un excelente estratega en todas las batallas que libró; era astuto y se desenvolvía con seguridad. Se dice que este caballero era especialmente bondadoso con los niños y con las damas. Llave de Basilio Valentín: Llave VI Hembra y macho unidos hacen germinar la semilla. Que entonces Neptuno prepare los baños requeridos después de que el macho doble devore un nevoso cisne a fin de que dos pierdan y recobren su vida, cuatro vientos soplarán y el rey, por el fuego, se unirá lleno de amor, a su esposa querida (Valentín 2001). A partir de aquí se hace difícil la descripción de los procesos subjetivos, porque se inicia un nuevo orden de cosas que conlleva experiencias extraordinarias. Con frecuencia se desarrollan lo que algunos autores modernos llaman “estados alterados de consciencia”, aunque más bien deberían llamarse “estados expandidos” de la misma. Inicialmente se produce durante breves periodos y luego con más frecuencia, una forma distinta de pensar que capta las cosas por simple aprehensión, sin tener que reflexionar sobre ellas. Es una forma de intuición que se asocia a una vivencia interna de trascendencia. La inteligencia abstracta se desarrolla y se abre la comprensión a la multiplicidad de significado de los símbolos. La visión del Universo cambia hacia la percepción de una armonía manifestada por todas partes y por todas las cosas vivas. Aquellos que ya de por sí sean de temperamento místico pueden tener experiencias de supremo éxtasis interior y percibir otros mundos antes ignorados. Otras constituciones de Alma quizás sólo se vuelvan más lúcidas e incluyan las percepciones intuitivas en su orden de cosas. Externamente todo sigue igual, pero la personalidad cambia, lo cual puede resultar sorprendente para aquellos que antes nos conocían bien, pues nos ven diferentes aunque no saben exactamente por qué. En esta fase de la Obra los principios superior e inferior se unen armónicamente, haciendo entrever aquello que puede llegar a ser en el futuro, pero que aún permanece como una promesa, al igual que el arco iris que lució en el cielo después de la tormenta del diluvio.

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Trabajo de Hércules: Apoderarse del Cinturón de Hipólita Se asignó a Hércules el sexto trabajo: “Hércules, tienes que apoderarte del cinturón de Hipólita; ella es la gran reina de las Amazonas”. Hipólita reinaba sobre todas las mujeres del mundo conocido, las cuales eran sus vasallas y guerreras. En este reino no había ningún hombre y las mujeres se reunían diariamente en el templo de la Luna para hacer sus rituales y realizar sacrificios a Marte (Dios de la guerra), padre de Hipólita. El cinturón era un símbolo de Unidad lograda a través de la lucha, el conflicto y la contienda. También representaba la maternidad y el niño sagrado hacia quien toda vida humana realmente vuelve. Para cumplir con la tarea, se embarca con sus compañeros hacia Escitia; a su llegada, es recibido por Hipólita. Su estrategia era ganarse el aprecio de las Amazonas para que le cedieran el cinturón; entonces Hipólita, quien se siente atraída por él, le regala el cinturón con la intención de que se quede con ella, como prueba de Amor, Unidad y sacrificio. Mientras todo esto sucedía, Hera, mujer de Zeus, celosa de que Hércules era un hijo producto de las infinitas infidelidades de su marido, con monumental enfado, se hizo pasar por una Amazona convenciendo a las guerreras de que la intención de Hércules era secuestrar a la reina; logró desencadenar su ira y cólera, por lo que atacaron la nave de Hércules y a sus compañeros. Contra su voluntad, los hombres tuvieron que dar muerte a algunas guerreras y al final Hércules termina matando a Hipólita. Horrorizado por lo que había hecho, oyó hablar al maestro: “Hijo mío, ¿por qué matar lo que se necesita, está cercano y es querido?, ¿por qué matar a quien amas, la dadora de dignos obsequios, custodio de lo posible?, ¿por qué matar a la madre del niño sagrado? Otra vez, advertimos un fracaso, redímete y busca mi rostro”. Hércules, llevándose el cinturón a su pecho, buscó el camino hacia su hogar, dejando a las mujeres lamentándose. En la navegación de vuelta, escucha los gritos de Hesione, hija del rey de Troya, quien se encontraba en las mandíbulas del monstruo del abismo, en el mar. Hércules llega a un acuerdo con Laomedonte, el padre, diciéndole: “Si yo rescato a tu hija del monstruo, me regalarás las yeguas blancas y sagradas que Zeus tiene en tu reino, Troya”. Es entonces que el hijo de Dios, que es hijo de hombre, se aventó al agua, enfrentó a la bestia y cuando ésta abrió su boca en un fuerte ataque, se lanzó garganta abajo del monstruo, encontró a Hesione en el estómago y tendiéndole su mano izquierda la rescató; con la espada en su mano derecha, atravesó el vientre de la serpiente. De esta manera rescató el acto de muerte anteriormente cometido, porque así es la vida: un acto de muerte, un acto de vida, y así los hijos de los hombres, que son hijos de Dios, aprenden la sabiduría, el equilibrio y la senda para caminar con Dios.

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En cuanto a la interpretación del mito, la tarea que le ocupaba ahora se ubica justo a la mitad de su andadura, ya que el trabajo en VirgoCentaury es el sexto de doce. Haciendo un recuento, en el anterior trabajo, Hércules se desenvuelve en una tipología extravertida; para equilibrar los polos de opuestos que siempre se tocan, tiene que acabar la tarea en una cueva (Agua-Rock Water, Tierra-Oak), aspecto de introversión, buscando en su interior. El trabajo actual es con una tipología de Tierra, con tendencia introvertida, pero tiene que realizarla en el exterior. Para ello se embarca con sus compañeros; debe navegar en el inconsciente, cerca del Mar Negro, donde debe poner LUZ a la oscuridad. Todas las mujeres del mundo conocido, sobre las que reina Hipólita, representan el mundo consciente. El templo de la Luna simboliza la seguridad, la forma material, la limitación que cristaliza e impide la evolución espiritual. Realizaban sus rituales y sacrificios a Marte (Dios de la guerra, padre de Hipólita). Sabemos que Centaury es una tipología que está relacionada con la Tierra (materia) y el Fuego (acción, su padre es el Dios de la guerra); tiene un gran poder y una gran fuerza, aunque en su aspecto limitado; vive de escudero pudiendo ser el Caballero. Hipólita le regala el cinturón a Hércules como prueba de Amor, Unidad y sacrificio. Nosotros añadimos que cuando Centaury ve el poder de Hércules, limitado por la materia y el vicio, le cede los galones y sucumbe a sus encantos. Hera convence a las guerreras, como un aspecto de la psique femenina que no quiere dejar de tener el control y vengarse de Zeus. Ellas, que han aprendido con Hipólita, reaccionan desde su aspecto lunar limitado defendiéndose, a lo que los compañeros de Hércules y él mismo responden (contra su voluntad, consciente), pero en nuestro inconsciente todo está bien, ya que no hay juicios de valor, sólo oportunidades de crecimiento y ampliación del consciente. Por este motivo, Hércules da muerte a Hipólita. Debe matar esa parte de la psique femenina que le ofrece seguridad, comodidad, en un mundo conocido, impidiéndole de forma inconsciente desarrollar un nuevo aspecto femenino con una visión espiritual ampliada. La vida, en su constante proceso de evolución, cierra una puerta y abre otra. Al embarcarse de nuevo el iniciado se siente, con su cinturón en el corazón, en estado meditativo… reflexionando sobre la tarea y, como no podía ser de otra manera, se olvida de Sí mismo y se lanza al rescate de la nueva psique femenina que está siendo devorada por una serpiente. Al introducirse en la serpiente (el lado oscuro, Tifónico de la psique, el ánima, la parte más primitiva), entra en la obscuridad, aspectos profundos de la psique para poner Luz. Toma a Hesione con la mano izquierda; esto no es casualidad, ya que con esta mano se recibe y está también relacionada con la Tribu Gad y con lo femenino, que acoge y cobija; si recordamos las imágenes de los guerreros de todos

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los tiempos, vemos que en el lado izquierdo llevan el escudo como símbolo de protección y defensa. En el lado derecho, como en este caso Hércules, llevaban la espada para atacar, entrar en lucha, como aspectos extravertidos, de Fuego y Aire, de acción, movimiento y conquista. Hércules sabe que cuando se olvida de Sí mismo y se dedica a ayudar a los demás, incluso poniendo su vida en juego, recibirá las yeguas blancas como símbolo del intelecto iluminado, en beneficio de la Unidad que debe encarnar.

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Scleranthus

7. Scleranthus Elementos: Aire y Tierra Color del círculo cromático: naranja Descripción de la tipología: Tipología de Aire, extravertida, mental-práctica, activa, sociable, justa. Sensible, piadosa y equitativa. Siente seguridad en los espacios armónicos, donde todas las partes estén en paz y las relaciones se mantengan cordiales, por ello se posponen las decisiones hasta que de forma natural se dé lo que se espera sin conflicto por todas las partes implicadas. Se debate entre la virtud de armonizar y mantener un equilibrio específico en las diferentes áreas de la vida o puede entrar en la dificultad de tomar decisiones, precisamente como consecuencia de la búsqueda de esa armonía integral que quiere mantener. En la búsqueda de la ocasión ideal para plantear cuestiones y tratar asuntos, puede posponerlos indefinidamente y perder así oportunidades de desarrollar aspectos importantes en su vida. La relación con los otros se fomenta en la búsqueda de la belleza y el diálogo intelectual o filosófico; de cualquier manera, la búsqueda de la armonía en cualquier ámbito es su máxima. Síntesis cronológica de los estudios de Edward Bach: 1. “Algunas Consideraciones Fundamentales sobre la Enfermedad y la Curación” (“The Homoeopathic World”, 1930). EQUILIBRIO Extático Veleta Histérico VELETA La tónica de este tipo es la falta de estabilidad y confianza. No tienen auto confianza, por eso siempre buscan el asesoramiento de los demás; y oscilan de un lado a otro entre las variadas opiniones de sus amigos. Son incapaces de tomar decisiones, y consiguientemente sufren tortura mental. Son nerviosos: inquietos: esquivan la responsabilidad y evitan a la gente excepto cuando buscan ayuda. Su error es que no confían completamente en su intelecto y poco o nada en su intuición. Tienen dificultades de concentración mental, ya que oscilan de un tema a otro. Son el ejemplo de los extremos: primero depresión, después alegría, en un momento optimistas, en otro pesimistas; no son fiables, inciertos, debido a su constante cambio de parecer, un día son perfectos compañeros, al día siguiente están malhumorados, unas veces caritativos y extravagantes, y otras tacaños y mezquinos. Sus síntomas, la temperatura, etc., todos vienen y van, suben y bajan con rápidas fluctuaciones, siguiendo el ejemplo del estado mental. El remedio aporta claridad a la visión mental: capacidad para decidir rápidamente, determinación y calma frente

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a las dificultades. Todo ello desarrolla las características del comandante eficiente, así como el Cotiledón aporta las cualidades de un buen soldado. 2. “Libérate a Ti Mismo” (Otoño de 1932). INDECISIÓN-CONSTANCIA ¿Es usted de los que encuentran difícil tomar decisiones; formarse una opinión cuando entran en su mente pensamientos contradictorios que le dificultan decidir el camino correcto; cuando la indecisión bloquea su camino y retrasa su progreso; primero le parece correcta una cosa y luego otra? Si es así, usted debe aprender a actuar con prontitud ante las circunstancias difíciles; formarse opiniones correctas y permanecer firme para seguirlas; y el pequeño y verde Scleranthus de los trigales le ayudará en este propósito. 3. “Los Doce Curadores” (Impreso en Epson, 1933). …las personas Scleranthus están llenas de indecisión. Encuentran muy difícil tomar decisiones en la vida cotidiana, y en la enfermedad no están seguras de lo que quieren, primero pensando que una cosa es correcta y luego otra. 4. “Doce Grandes Remedios” (Publicado en el periódico Heal Thyself, febrero, 1933). Cuando hay indecisión, cuando nada parece adecuado, cuando se necesita primero una cosa y luego otra, dar Scleranthus. 5. “Los Doce Curadores y los Cuatro Ayudantes” (Publicado por C.W. Daniel Co., 1933) y “Los Doce Curadores” (Marlow, 1933). Para quienes son incapaces de decidir lo que quieren, primero les parece correcta una cosa y luego otra. Sus deseos, como sus síntomas corporales, parecen ir y venir. Si tienen fiebre, ésta oscila arriba y abajo. Son indecisos e incapaces de decidir rápida o definitivamente, y sus decisiones cambian con rapidez. Inestabilidad de acciones corporales, vértigo, temblores, movimientos espasmódicos incontrolados, caminar inseguro. Sus estados de ánimo cambian con rapidez, primero alegres luego deprimidos. En la conversación suelen saltar rápidamente de un tema a otro. 6. “La historia de los viajeros” (1934). Scleranthus tenía alguna esperanza, pero de vez en cuando sufría mucho con la incertidumbre y la indecisión, queriendo primero tomar un camino y casi inmediatamente otro. Scleranthus camina con perfecta certeza.

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7. “Los Doce Curadores y los Siete Ayudantes” (Publicado por C. W. Daniel Co., 1934). Para aquellos que encuentran difícil decidir qué es lo que quieren y encontrar en sus mentes lo que les gustaría hacer. Prueban una cosa tras otra. Tienen la sensación de querer dos o tres cosas al mismo tiempo, pero no pueden decidirse por ninguna. 8. “Los Doce Curadores y Otros Remedios” (Edición publicada en 1936 por C.W. Daniel Co.). Aquellos que sufren mucho a causa de su incapacidad a la hora decidir entre dos opciones, pareciéndoles primero que una es correcta y pensando luego que lo es la otra. Son por lo general gente reservada que lleva sus dificultades en solitario, pues no tiene inclinación a comentarlas con los demás. Virtud a desarrollar: Firmeza Nos referimos al acto de mantener una decisión tras la reflexión previa, a pesar de las debilidades que podrían aparecer tras el inicio de la acción. La firmeza es fruto de la voluntad, de la convicción o seguridad que deviene de las ideas claras y los objetivos definidos, por lo que es conveniente ante la duda decidir con prontitud y mantener la decisión tomada. “Capacidad para decidir rápidamente: determinación y calma frente a las dificultades. Todo ello desarrolla las características del comandante eficiente…”. Firme es aquél que mantiene su postura; hemos de diferenciar firmeza de obstinación o tozudez, ya que nos estamos refiriendo a la actitud de mantener una postura a pesar de las dificultades o las dudas que aparezcan al inicio de la andadura y no de mantenerla a toda costa a pesar de sufrir los inconvenientes que podrían ser aliviados si optamos por otra vía. Por lo tanto, firmeza y fortaleza son hermanas en su raíz; de una deviene la otra. La virtud implica esfuerzo y firmeza de la voluntad. Limitación a transformar: Indecisión Sensación de permanecer dividido, partido en dos opciones o posibilidades. Desconocimiento del término medio, duda e inestabilidad. Sí o no, duda permanente entre dos tendencias, situaciones o cosas. Permanentes cambios de ánimo: del humor a la tristeza, de la apatía a la hiperactividad. Es impredecible; puede cambiar de estado emocional varias veces al día; sentir desequilibrio, mareos, vértigo; dificultad para elegir entre dos opciones o cambio de parecer al haber elegido otra; este proceder es recurrente incluso en un mismo tema. Intención positiva de la limitación: Se trata de decidir por la opción correcta, pero duda permanentemente, ya

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que, si se decide por una, cree perder los beneficios de la otra. Al mantenerse fluctuando de una a otra o entre las dos, ambas permanecen presentes. Enseñanza potenciadora a interiorizar: En la vida todo consiste en elecciones; desde que nos levantamos por la mañana estamos continuamente decidiendo y dejando de lado otras opciones; este proceso se ha convertido en natural e inconsciente. Mantener la elección y vivirla como si fuera la única, permite desarrollarla y completarla. Más tarde se podrán iniciar otras vías de exploración tras la experiencia adquirida. Ámbito de exploración: Comprensión de la dualidad que prevalece en el planeta Tierra; del movimiento constante que, a través de los pares de opuestos, permiten la existencia en este planeta. Al integrar este principio se podrá mantener la expresión adecuada en cada oscilación del péndulo de la existencia. Posición de la Danza Chémica para el Ser de la tipología: Con las piernas ligeramente separadas y de puntillas, estiramos ambos brazos sobre la cabeza, dirigiendo las palmas de las manos hacia abajo, simulando una leve curva, repitiendo en cada exhalación Lamed. Con esta posición contactamos y desarrollamos la templanza y la firmeza. Letra hebrea: Lamed l Según el Rabi Akiva, la escritura completa de la letra Lamed significa un corazón que entiende el conocimiento; su significado literal es “aprender”. La Cábala explica que representa el descenso de la sabiduría desde la cabeza hasta el corazón en una exhalación; en la inhalación ocurre lo anverso, el corazón se eleva para comprender. Como podemos apreciar, todo el significado simbólico está relacionado con el elemento Aire, al que pertenece la tipología de Scleranthus. Su forma es la de una torre elevándose en el Aire. Signo zodiacal: Libra Este signo, al ser el cardinal del elemento Aire, marca el inicio o coagulación de la comunicación y el servicio; su energía es completamente extravertida y social; busca constantemente compañía, ambientes agradables y armónicos, así como la belleza y la armonía en lo material; le gusta lo exquisito y estar rodeado de cosas que le brinden comodidad. En su perfil psicológico no tiene mayores complicaciones, pues su prioridad es vivir lo más agradable posible; la comodidad es su lema; deja que los demás resuelvan las situaciones o lo hagan por sí mismas; si se ve obligado a elegir, busca la ley del mínimo esfuerzo. Tiende a ser muy indeciso; ésta es su mayor limitación; es blando y tiene gran facilidad para escabullirse y no enfrentar las situaciones; para ello, su mente es sagaz y audaz.

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En lo emocional, es muy entregado y romántico; tiene mucho encanto y delicadeza para sus relaciones, aunque la indecisión a veces le acarrea muchos problemas. Tiene tendencia a lo sexual y sensual por la regencia del planeta Venus. Planeta regente: Venus Este planeta aporta la amabilidad, gracia, alegría y sentido de la estética de Scleranthus. Como notas negativas, le proporciona la superficialidad social, la sensualidad libertina y el gusto por la vida fácil. Animales esotéricos: asno y elefante Asno: en la mitología egipcia, representa la ignorancia, que podemos traducir simbólicamente como la falta de conocimiento por no discernir. Por otro lado, es un animal doméstico, que para llevar a cabo sus labores debe de ser guiado o “jalado”, pues puede estar todo el día tomando el Sol y pastando sin mayor apuro. Presenta gran potencia sexual, ya que puede aparearse en cualquier época del año. Elefante: en un sentido universal, representa la potencia de la líbido. En la Edad Media era un símbolo de la templanza y de la sabiduría. En diversas tradiciones, es visto como el firme soporte del mundo, y en Asia es un atributo de poder real y refinamiento, ya que es portador de Reyes. Dios griego: Hefesto Era hijo de Hera (Water Violet), con o sin la cooperación de Zeus. En la “Teogonía” de Hesíodo, Hera lo engendró sola, celosa porque Zeus había dado a luz a Atenea (Impatiens), que había brotado de su cabeza. En la versión de la “Ilíada”, Homero afirma que Zeus fue padre de Hefesto. Hefesto es en la mitología griega el dios de la forja, contrariamente a lo que busca siempre Scleranthus, Hefesto era bastante feo, lisiado y cojo, tanto es así que caminaba con la ayuda de un palo y, en algunas vasijas pintadas, sus pies aparecen a veces del revés. En el arte se le representa cojo, sudoroso, con la barba desaliñada y el pecho descubierto, inclinado sobre su yunque, a menudo trabajando en su fragua. Tribu de Israel: Ephraín Joseph, hijo de Jacob, dividió su Tribu en dos repartiéndolas entre sus hijos Manesseh (Chicory) y Ephraín. De un tronco común aparecen dos vertientes complementarias y a la vez opuestas que se fusionan en Joseph. El comportamiento de Ephraín es un poco infantil, poseyendo la cualidad de evocar en los otros la dulzura y el afecto fácil; sin embargo, a veces no es correspondido y obtiene lo contrario. Incluso, da la impresión de ser ingenuo e inocente, pero normalmente tiene éxito donde otros fallan. Tiene madera de líder y puede llegar a ser vengativo y cruel; en ocasiones, sus súbditos no saben apreciar sus virtudes ya que es sabio justo y competente. No lo toman en serio y sus adversarios

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son destruidos por ello; cuando reparan en su capacidad y fortaleza, ya es demasiado tarde. Ephraín cree en la aristocracia y en el deber de cumplir con lo establecido, por lo cual se burlan de él, pero esto es un signo de su forma de entender las cosas. Piedra: onice naranja El onice es una variedad de ágata formada por cuarzo listado con colores alternantes claros y oscuros En el antiguo Egipto se le atribuían propiedades contra el mal de ojo y poder portador de felicidad y prosperidad. Ayuda a pensar objetivamente y a tomar decisiones rápidas. Tiene efectos estabilizadores para el organismo; restablece el orden y el buen funcionamiento de nuestro cuerpo; da sabiduría y potencia las transformaciones. Apóstol de Jesús: Simón Era llamado Simón el celote; Flavio Josefo define a los celotes como un grupo que “concuerda con las opiniones de los fariseos, pero tiene un ardentísimo amor a la libertad y admiten como único jefe y señor a Dios, y no vacilan en sufrir las muertes más terribles y el castigo de parientes y de amigos con tal de no reconocer a hombre alguno”. Eran decididos, comprometidos, celosos de la ley, algo fanáticos, confiaban en una próxima constitución del reino de Dios; todos estos atributos nos hacen pensar en la firmeza desarrollada por Scleranthus, al transformar su limitación, que es la indecisión, por no asumir una opinión propia por miedo a desarmonizar el entorno social, como lo vimos en la Luna en Libra. Caballero del Rey Arturo: Galahad Era hijo de Sir Lancelot y descendiente de José de Arimatea. Por su linaje y por haberse podido sentar en el “asiento peligroso” de la Mesa Redonda sin ser tragado por la Tierra, fue el único de los caballeros en poder ver el Santo Grial. Desde que alcanzó la edad adulta, demostró ser un hombre intachable. Las doce monjas que le criaron dijeron a su padre “hacedle caballero, porque no existe hombre alguno tan digno de pertenecer a la orden de caballería”. Se trataba de un joven sumamente bien parecido y elegante en sus formas; se adjudica a él la frase “Mi fuerza es la de diez, porque mi corazón es puro”. Otra característica de este caballero era su virginidad, que podemos relacionar con el corazón puro, la fidelidad a sus anhelos. Sin duda, encarnaba la virtud de la firmeza inamovible y la sabiduría que le aporta el elemento Aire, pues constantemente sigue sus objetivos, sin distraerse del camino que su Alma le indica a pesar de las disyuntivas que se le presentaron, como el sentarse en la silla que a tantos les había costado la vida. Llave de Basilio Valentín: Llave VII Primavera, verano, otoño, Agua, sal de los Sabios componen nuestro caos a calentar al 
Sol. Sin embargo, de los astros, no has

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puesto pesos justos. Ninguna propicia brisa cumplirá tus deseos. Del firme sello de Hermes, cierra el vidrio, por temor a que tu materia no sea presa del errante viento (Valentín, 2001). Aquí un círculo que pudiera parecer la panza de un matraz tiene en su parte superior algo similar a un tapón que recuerda al “luten de sapiencia” y sobre él están escritas las palabras “sigilum hermetis”. Por detrás hay una figura con los atributos de la Justicia, la cual mientras mantiene el equilibrio perfecto de las proporciones, parece observar el matraz. Alrededor del cuadrado de la sal aparecen las estaciones, con la primavera del lado de la espada que recuerda a Marte, regente de Aries, que es el signo zodiacal donde se localiza el punto vernal que marca el equinoccio de primavera y la balanza en el lado del otoño relacionándose con el signo de Libra y el equinoccio de esta estación. Estas mareas planetarias son de la mayor importancia en la vía que nos ocupa. El círculo encerraría la Tierra o caos inicial de los sabios, que por las operaciones descritas se ha purificado, llegando al grado de armonización de la quintaesencia. Ésta se manifiesta en la vía seca como una sal que es el “vaso de la Naturaleza” porque se convierte en la morada en la que vive un principio mineral justamente armonizado, acuoso e ígneo, simbolizado por el triángulo del Fuego con el Agua en su interior. Personalmente me gusta llamar a esta sal, parecida en transparencia y color a una amatista, “Jacinto de Compostela”, lo cual es bastante sugerente sobre su aspecto y origen. Trabajo de Hércules: Capturar al jabalí de Erinato Hércules, que era hijo hombre e hijo de Dios, debía parecerse aún más a su Padre Celestial; para ello, le fue encomendada una nueva tarea, con la que desarrollaría el equilibrio necesario y el juicio sano, para el futuro servicio a la humanidad. El Maestro habló a Hércules: “Sal, hijo mío, y captura al jabalí; salva una región asolada, pero toma el tiempo de alimentarte”. Cruzó el Portal sin saber que dirigía sus pasos a una prueba dual, la de la rara amistad y el coraje sin temor. Apolo le había regalado un arco, para que diera caza al jabalí. Hércules recordando su anterior trabajo dijo: “No lo llevaré conmigo en el camino por temor de matar. En las riberas del gran mar, yo maté y destruí. Esta vez yo no mataré. Yo dejo el arco”. Y sólo con su fuerte maza partió. Trepaba los acantilados con visiones de miedo y terror, sin divisar al animal; en la montaña se encontró con su amigo el Centauro, Folos. Los Centauros tenían el torso y la cabeza de humanos, y el cuerpo de caballo. En general, eran seres salvajes, sin leyes ni hospitalidad, esclavos de las pasiones animales y entraron en lucha con los Lápitas, ya que los primeros querían secuestrar a Hipodamia el día de su boda. Esto era una metáfora del conflicto entre los bajos instintos y el comportamiento “civilizado” de la humanidad. Dos excepciones a esta regla son Folos y Quirón, que expresaban su “buena” naturaleza, siendo centauros sabios y amables.

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Se detuvieron y hablaron; Hércules olvidó el objetivo de su búsqueda y Folos lo invitó a abrir un barril de vino que le había sido regalado por los Dioses al grupo de Centauros y que sólo podía ser abierto en presencia de todos ellos. Sin hacer caso de esta advertencia, abrieron el barril y llamaron a Quirón, Centauro sabio, para que compartiera. Bebían deleitándose y formando mucho escándalo, lo cual alertó a los otros Centauros que, aun hallándose lejos, escucharon el festejo. Se dirigieron hacía la montaña encolerizados y, al llegar y ver lo que sucedía, se desató una feroz batalla. De nuevo, Hércules se transformó en el mensajero de la muerte y mató a sus dos amigos; dejando al resto de los Centauros afligidos por lo sucedido, aprovechó ese momento para escapar y reanudar su búsqueda. Siguiendo las huellas del feroz jabalí, llegó a la cumbre de la montaña fría y nevada. Permaneció buscando durante largo rato, pero sin frutos. Se paró para encontrar dentro de sí alguna maña sutil; entonces, con habilidad, colocó una trampa; él se ocultó en una sombra, esperando durante toda la noche su llegada; al alba, le escuchó salir de su guarida para buscar alimento. Por fin, el animal cayó; sin perder un segundo, Hércules se lanzó para dominarlo hasta conseguir que hiciera lo que él quería y caminara delante de él. Regresaba contento, gozoso y cantando; quienes lo encontraban por el camino se reían mucho de la escena, ya que había atado los cuartos traseros del animal y bajaba a sus órdenes. Al llegar abajo, entregó al jabalí y se escuchó al Maestro: “El séptimo trabajo está completado. Considera las lecciones del pasado; reflexiona sobre las pruebas, hijo mío. Dos veces has matado lo que querías amar. Aprende el por qué”. Este séptimo trabajo está relacionado con el Aire, la mente, aprender a tomar una decisión y mantenerla a pesar de no saber cuál será el resultado. En la simbología vemos representado el signo de Libra con una balanza, equilibrio entre lo espiritual y lo material. A veces, una mujer con los ojos vendados porta la balanza, haciendo referencia a que la mirada interior puede indicar mejor el camino, ya que es más justa y misericordiosa. En el mito se dice: “Tendrá que trabajar la rara amistad y el coraje sin temor”. La rara amistad aparece en el encuentro con los Centauros, dejándose persuadir por los instintos básicos y decide quedarse perdiendo el objetivo de su tarea, sin definición, sin decisión. Algo que a menudo sucede cuando uno decide tomar un camino, la vida le pone “tentaciones” para que se demuestre a sí mismo el porcentaje real de su implicación. En este caso, al querer agradar a los Centauros, perdiendo su objetivo, al principio le causa una alegría ficticia basada en el alcohol y camaradería o rara amistad, que con el paso de las horas da lugar a un desencuentro y una batalla con los otros Centauros, donde Hércules termina dando muerte a Folos, que representa la fuerza física, y a Quirón, el pensamiento positivo; los Centauros Sabios eran la excepción.

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Aquí vemos el complementario de Scleranthus-Libra, Impatiens-Aries. Si recordamos el primer trabajo, Capturar a las yeguas devoradoras de hombres, observamos que Hércules obtiene dominio de la mente, inteligencia, con la consecución del primer trabajo. El coraje sin temor, la segunda parte dual de la actual tarea, lo lleva dar muerte a lo que quería, pero que ya no tiene cabida en un camino discipular, ya que con la fuerza física, Folos, y el pensamiento positivo, Quirón, no se puede alcanzar la cima de la montaña; motivo por el cual él les da muerte. Subir la montaña es un símbolo de espiritualidad; por encima de las nubes, la perspectiva es más amplia y elevada; conocemos la subida al monte Carmelo de San Juan de la Cruz y el Sermón en la montaña que da Jesús; si nos imaginamos una montaña vista desde arriba como si fuésemos en un paracaídas, ¿qué veríamos?, sería la cima, el punto más alto, como un vértice y en forma de triángulo descenderían sus laderas, como si de una pirámide se tratara, y ¿no es esto el aspecto de Fuego del triángulo logóico, representado en el Mándala Arquetípico de la Escuela Andalusí por el Fuego y el Aire, Vine y sus fractales Gorse, Heather, de donde parten las seis tipologías masculinas de personalidad? Así, una vez descargados del peso que supone arrastrar antiguas amistades que nos desvían del camino, subamos la montaña, con consciencia, decisión, fe y servicio. Hércules es recibido en la cima por el frío y la nieve, representando el mundo de las emociones congeladas en la Tierra, las cuales ya no lo arrastran, porque en la espiritualidad se es Uno con Dios y el mundo emocional puede ya ser gestionado en la Tierra (el cuerpo), el Templo de Dios. Hace gala del carácter pacificador de Libra, que es armónico y le gusta la belleza gobernada por Venus, y utiliza su inteligencia para tender al jabalí una trampa, intentando encontrar soluciones brillantes para la fluidez de todos. Una vez dominada la bestia, le enseña a caminar delante de él. Este tipo de estrategias creativas y lúcidas son virtudes que se encuentran escondidas en las limitaciones de la tipología Scleranthus. A medida que Hércules va bajando lleno de alegría, virtud Water Violet, prima hermana de Scleranthus, cantando y pleno por la consecución de su hazaña, la gente, al cruzarse con él, se ríe por la creatividad de su conquista y por la luz que irradia el aprender a domesticar a nuestros animales interiores. La búsqueda de la verdad depende o cambia en la discriminación de lo concreto y abstracto. La pregunta es: ¿Esto me acerca o me aleja del lugar en el que quiero estar y ser?

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Chicory

8. Chicory Elementos: Agua y Tierra Color del círculo cromático: azul Descripción de la tipología: Tipología de Agua, introvertida, sentimental-práctica, pasiva, familiar, libre; sensual, mística y posesiva-dirigente. Ante lo que más ama se siente prisionera y vive de forma dual una relación asfixiante y contradictoria: lo que quiere la limita; así sus relaciones de pareja, con los niños y demás seres queridos son su ilusión y su calvario. En la cercanía afectiva se resguarda dando lo que no se le pide, para así tener la idea de qué le deben y poder exigir; por ello, se siente libre para hacer en función de su necesidad y no de la exigencia que otros puedan manifestar. En su caso, sí es exigente hacia los demás por todo lo que ha dado ya, aunque no lo manifieste abiertamente. Le gusta “gobernar” en el ambiente familiar decidiendo lo que necesitan todos por su bien; el cuidado y el esmero en el servicio hacia otros es una manera de mantener el control de la situación y la dirección para llevar todo al fin que ella espera y desea para los demás. Hasta que se descubre este mecanismo, se vive desde la manipulación enmascarada por un falso amor. Síntesis cronológica de los estudios de Edward Bach: 1. “Algunas Consideraciones Fundamentales sobre la Enfermedad y la Curación” (“The Homoeopathic World” , 1930). SERVICIO Autosuficiente Egoísta Coqueto EL EGOÍSTA Estas personas desean utilizar a los demás para sus propios objetivos; son posesivos, lo opuesto a la madre cariñosa llena de abnegación. Son locuaces; con conversación rápida e incesante, y cansan a los demás con su charla. Son malos oyentes, siempre desviando la conversación hacia sus propios intereses. Se preocupan y preocupan a los demás con trivialidades: parece que no desean dejar en paz a los demás, ni para descansar. Son egocéntricos, obstinados y ocupados totalmente en sus propios asuntos. Su gran vivacidad, al principio quizás divertida y atractiva, pronto cansa a quienes les rodean. Desean compañía y lamentan estar solos, de hecho temen la soledad, ya que dependen de los demás para que les suministren vitalidad. Obtienen la compasión y la atención por medio de historias autocompasivas, y por sus enfermedades: engrandecen sus problemas, y simularán la enfermedad si con ello obtienen el cuidado de los demás. Cuando no consiguen imponer su propia opinión en cosas

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importantes, son rencorosos, vindicativos, vengativos, y crueles. Son muy persistentes y calculadores para lograr sus propios fines. Como familiares o amigos, son exigentes, y, aunque no siempre se advierta, son un gran sumidero de vitalidad.A menudo son delgados y pálidos; de piel grasa: y notan mucho el frío. Dolores crónicos de cabeza; indigestión; estreñimiento; catarros; resfriados; irritabilidad; son sus dolencias más comunes. Las preocupaciones los trastornan mucho, a menudo causándoles molestias abdominales o dolor. Con gran apetito. El remedio, además de aliviar cualquier síntoma en esta clase de paciente, estimula la afinidad con los demás, lo cual es su lección: de esta manera su atención hacia ellos la vuelven hacia los demás, y así, con la solidaridad por sus víctimas, cesan en su agresión: y pueden ponerse al servicio de aquellos a los que antes habían desvitalizado. La lección es la devoción por los demás, de forma desinteresada. 2. “Libérate a Ti Mismo” (Otoño de 1932). INHIBICIÓN-AMOR ¿Es usted de los que se esfuerzan por servir al mundo: de los que se esfuerzan por abrir los brazos y bendecir a los que le rodean; de los que desean ayudar, consolar y compadecer, y aún así, cualquier razón, las circunstancias o la gente, se lo impiden? ¿Cree que en vez de servir a muchos está aprisionado por unos cuantos, por lo que la posibilidad de dar tanto como usted desea está totalmente limitada: está usted en aquella etapa en la que comprende que, “así como todos los hombres pueden contar con usted, ninguno debe hacerlo demasiado?”. Es entonces que la hermosa Chicory azul de los trigales le ayudará en su libertad, la libertad tan necesaria para todos nosotros antes de que podamos servir al mundo. 3. “Los Doce Curadores” (Impreso en Epson, 1933). Es la gente que desea servir, que tienen la faceta del amor bien desarrollada, y sin embargo permite que influencias externas repriman el flujo de su amor, y se vuelve mental y, quizás también, físicamente congestionada. 4. “Doce Grandes Remedios” (En el periódico Heal Thyself, febrero, 1933). Cuando hay lástima de sí mismo, el paciente se siente maltratado, que el sufrimiento es inmerecido, dar Chicory. 5. “Los Doce Curadores y los Cuatro Ayudantes” (Publicado por C.W. Daniel Co., 1933) y “Los Doce Curadores” (Marlow, 1933). Estas personas se preocupan mucho cuando los demás están

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enfermos: hijos, amigos, parientes; están ansiosas de que tengan demasiado calor, demasiado frío, no sean felices, incapaces de disfrutar. Les preguntan constantemente cómo están y qué les gustaría. Están muy ansiosos en sus esfuerzos por complacerles. Hacen muchas preguntas sobre sus deseos y necesidades. Este estado no aporta paz y causa tensión al paciente. Algunas veces los pacientes sienten pena de sí mismos; sienten que no se merecen estar enfermos; se sienten maltratados y olvidados, que los demás no se preocupan de ellos. Con frecuencia cuando están enfermos tienen buen aspecto; esto impide que las personas que los observan tengan compasión de ellos. 6. “La historia de los viajeros” (1934). Chicory no le preocupaba en absoluto el objeto del viaje, pero estaba totalmente solícita en saber si sus compañeros tenían los pies lastimados o si estaban cansados o si tenían suficiente comida... Chicory, siempre está dispuesta a echar una mano, pero sólo cuando se lo piden, y tan tranquila. 7. “Los Doce Curadores y los Siete Ayudantes” (Publicado por C. W. Daniel Co., 1934). Para aquéllos que se preocupan excesivamente por detalles, protestando por todo, o para los que exigen mucha atención o quieren que les mimen. 8. “Los Doce Curadores y Otros Remedios” (Edición publicada en 1936 por C.W. Daniel Co.). Para aquéllos que están muy atentos a las necesidades de los demás, tendiendo a cuidar en exceso de los niños, los parientes, los amigos, y siempre encuentran algo que se debe corregir. Continuamente corrigen aquello que consideran equivocado, y disfrutan haciéndolo. Desean que aquélos de quienes se ocupan estén cerca de ellos. Virtud a desarrollar: Generosidad La capacidad de dar por el gozo de hacerlo, sin pensar en el futuro. La expresión genuina de esta virtud está en el hecho de que no se sabe al hacerlo que se está dando, sino siendo. Generosidad es renunciar al amor como símbolo de pertenencia. En ausencia de amado o amada, el amor nos toma y, siendo la vía de su infinita gracia, favorece la dicha del otro sin apego a mí. Gozar cuando tú gozas, aunque no sea conmigo, saber de tu dicha lejos de mí y sentirme lleno por ello. Limitación a transformar: Posesividad Tras la máxima capacidad de dar, de amar, se esconde el deseo de recibir

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algo a cambio. La exigencia de que se nos devuelva afecto y “compañía” por la entrega pretérita y el sacrificio lleva a la persona a la sensación de abandono y frustración cuando esto no sucede, pasando a la exigencia, a la posesividad y al chantaje emocional para obtenerlo a toda costa. Se resguarda en la cercanía afectiva dando lo que no se le pide, para así tener la idea de que le deben y poder exigir por ello, sintiéndose libre para hacer en función de su necesidad y no de la exigencia que otros puedan manifestar. Intención positiva de la limitación: Dar su amor a los demás pensando que, si no lo hace, nadie más puede hacerlo, pero bajo esa actitud disimulada está la necesidad, por un lado, de ser atendido y amado, y de sentir la seguridad de que no va a perder a sus seres queridos, por otro. Enseñanza potenciadora a interiorizar: Se debe entender que el amor ni se compra ni se vende, que cuando se da no es con la condición de pedir algo a cambio, sino que es una energía que ha de fluir de manera natural en las relaciones. La verdadera satisfacción está en el acto vivo de amar, sin proyectar futuras recompensas. En el caso del niño, hay que demostrarle que tiene el amor incondicional de sus padres no por lo que haga o lo que dé, sino por ser su hijo, lo mismo que con los hermanos y amigos. Ámbito de exploración: La figura arquetípica de la “Madre” encierra en sí el misterio de la protección y del amor incondicional. Todos somos hijos de la Gran Madre y tenemos garantizados el amor y la entrega por parte de ella. Posición de la Danza Chémica para el Ser de la tipología: Con los pies bien plantados y las piernas separadas, colocamos los brazos flexionados frente a nosotros de manera horizontal, a la altura del corazón, con las palmas hacia ese órgano; en cada exhalación pronunciamos Nun. Esta posición favorece la conexión con el canal del Amor incondicional. Letra hebrea: Nun n En arameo, Nun significa “pez”. La Mem, las aguas del mar, es el medio natural de la Nun. Ella “nada” en la Mem, cubierta por las aguas del “mundo oculto”; allí las criaturas no tienen consciencia de sí mismos. Al contrario del pez, los animales terrestres que están expuestos sobre la faz de la Tierra, sí tienen autoconsciencia. Representa subordinación, fidelidad y humildad. Signo zodiacal: Escorpio Signo zodiacal de una gran complejidad psicológica debido a que

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alberga una constante fuerza de muerte-resurrección; es decir, de transformaciones profundas. Como signo de Agua, tiene una gran conexión con el mundo emocional, lo que le hace percibirlas fácilmente, aun antes de que se manifiesten; si son negativas, entran en procesos de “autodestrucción” para después salir renovado de ellos, lo que provoca una vida llena de pasiones y turbulencias. Es temperamental, pues de los signos de agua, tal vez, son los que experimentan las emociones con mayor intensidad. Se consideran voluntariosos, sagaces, entregados, justicieros y de carácter muy fuerte; poseen una gran destreza, comprensión rápida y profunda, muy crítica y escrutadora y, sobre todo, temperamental. Tienen una fuerte inclinación a la sexualidad, buscando en ella el ciclo de renovación del que hemos hablado; suelen dar una connotación de este tipo a la mayoría de los acontecimientos en su vida. Cuando se encuentran en desarmonía, pueden ser egoístas, violentos, orgullosos, rudos, sarcásticos, astutos, falaces y vengativos. Planetas regentes: Plutón y Marte La energía que aporta Plutón parece complicada porque es un astro que siempre ha estado cubierto de un halo de misterio. En cuanto a sus cualidades armónicas, transmite vigor sexual, capacidad de autotransformación y profundidad; como caracteres disonantes, inyecta los instintos sexuales desenfrenados, la aspereza del carácter y una naturaleza interna oscura. Por su lado, Marte le aporta en su vertiente beneficiosa la capacidad de lucha y el temple; mientras que en su lado desequilibrado le da un carácter impetuoso y agresivo. Animales esotéricos: lobo y escarabajo Lobo: Se le adjudica un símbolo de valor entre los egipcios y los romanos. Hablamos de un animal que sabe moverse en la oscuridad, y que siempre es liderado por un macho alfa que tiene el control completo de la manada. Escarabajo: para los egipcios, es el símbolo por excelencia de la resurrección, así como el ciclo de luz y oscuridad, día y noche. Dios griego: Ares Para la mitología griega, Ares es considerado el dios de la guerra, aunque es más bien la personificación de la fuerza bruta y la violencia, así como del tumulto, confusión y horrores de las batallas; en contraposición a su hermanastra Atenea (Impatiens), quien representa, como lo hemos comentado, la meditación y la sabiduría en los asuntos de la guerra, además de proteger a los hombres y a sus habitaciones de sus estragos.

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Ares tenía una cuadriga tirada por cuatro sementales inmortales con bridas de oro que respiraban fuego. Entre los demás dioses, Ares era reconocido por su armadura de bronce y por la lanza que blandía en batalla. Sus pájaros sagrados eran las lechuzas, los pájaros carpinteros y especialmente los buitres. Según las Argonáuticas los pájaros de Ares (Ornithes Areioi) eran una bandada de pájaros cuyas plumas podían lanzar como dardos y que guardaban el altar que las amazonas dedicaron al dios en una isla del Mar Negro. Tribu de Israel: Manasés Fue hijo de José y nieto de Jacob. Como buen líder, es capaz de tomar bajo su ala a todas las otras Tribus y actuar como padre. Ephraín (Scleranthus) no lo lleva bien. Entre Ephraín y Manasés existe un entendimiento fraternal con la tensión que provoca la rivalidad entre hermanos, pero se vieron obligados a olvidar sus diferencia para luchar contra Judá (Impatiens) que a su vuelta podría perjudicarles. Como Jacob, Manasés está cerca de constituirse como “Israel” y algunas fuentes indican que él será el primero de las Tribus en hacerlo. Piedra: esmeralda Esta piedra facilita la conexión con el mundo emocional y los elementales del Agua; las ondinas, por ende, la inmersión en el inconsciente. Tiene un color indefinido, ambiguo, verde-azul, según como se mire, o según los rayos solares. Ayuda a conservar la pureza de espíritu, simboliza el amor feliz. Apóstol de Jesús: Juan El sino del apóstol es llegar primero y dejar el paso a otros, tal vez corresponde al tener y soltar, propio de esta tipología. Es uno de los apóstoles que más intimidad tuvo con Jesús, designándose a sí mismo como el “discípulo que el Señor amaba”; durante la Última Cena aparecen claras muestras de dicha predilección; apoyó la cabeza en el pecho de su Maestro y fue el único de los 12 presente al pie de la Cruz de Jesús, experimentando el doloroso consuelo de ser fiel hasta la muerte del Maestro; este gesto nos habla de su generosidad, virtud de esta tipología. Según San Jerónimo, su frase favorita en la vejez era “Hijitos, amaos los unos a los otros”. Ante su insistencia, preguntaron por qué decía siempre lo mismo, y San Juan respondió: “Es el mandamiento del Señor y, si se cumple, él solo basta”; con esta frase, invita a actualizar el verdadero Amor, aquel que no pide nada a cambio. Su carácter se manifiesta lleno de fuerza en momentos clave, como al acudir a ver si realmente estaba vacío el sepulcro de Jesús; llega antes al lugar, pues corrió más rápido que Pedro; miró y esperó que éste lleguara y pasase. Su temperamento no es apocado ni tímido, sino decidido e impetuoso, a veces en exceso. Es espiritual, pero no espiritualista en el sentido de no estar en la realidad con prontitud y energía.

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Caballero del Rey Arturo: Gawain Se retrata a menudo como un formidable pero temerario caballero, fervorosamente leal a su rey y a su familia. Es un amigo de los caballeros jóvenes, un defensor de los pobres y un consumado hombre de damas. Luchó contra el caballero verde aceptando un reto que le habían trasladado a Arturo, demostrando así su lealtad y fidelidad únicas. Venció por su renuncia al entregar su vida tras tomar consciencia de la imposibilidad de derrotar a semejante rival. Llave de Basilio Valentín: Llave VIII Para pudrirse las semillas a la tierra se confían. Nuestros cuerpos son puestos en la tumba, más para volver a salir. Así, todos los elementos se encuentran en cada uno, si puedes, como conviene, de uno extraer los otros. Es esto el fin de la obra, la meta de todos los trabajos; si lo has ajustado bien, obtendrás de ello la llave. En la octava lámina se vuelven a repetir los macabros motivos que ya vimos en la cuarta (Clematis), lo que hace pensar que se refiere a una fase similar, sólo que ahora en un arco superior de la espiral. Pero mientas que el dibujo cuarto es acaparado por el esqueleto y la vida está simbolizada sólo por una tímida candela, aquí en cambio el concepto de muerte y resurrección gloriosa predominan en la imagen. En esta fase el alquimista que ya gozaba de una cierta regeneración y vida espiritual, vuelve a verse involucrado en un terrible proceso que desafortunadamente es insoslayable en su marcha hacia lo Absoluto. El primer periodo de putrefacción lo purificó de sus apegos y conflictos emocionales y mundanos. Ahora tiene lugar el segundo, donde debe deshacerse de todas sus ideas preconcebidas, de todos sus conceptos mentales, incluyendo sus ideas acerca de lo que pueda ser Dios, el Espíritu o la Piedra Filosofal, que incluso en este estadio avanzado de evolución resultan pueriles. En este vacío de la mente, que dejaría perplejo a cualquier psicólogo occidental, se debe coagular un nuevo orden de cosas que ya no es expresable por medio del intelecto. Los antiguos Maestros intentaron hacer referencia a esto con símbolos, pero incluso éstos son sólo una aproximación, una señal en el camino que orienta la dirección de la mirada, ya que la realidad a la que se refieren está fuera del estado de percepción ordinaria del ser humano medio. Trabajo de Hércules: Destruir a la hidra de Lerna El Gran Presidente habló, calmadamente, y el Maestro escuchó las palabras de Oro. Así fue convocado Hércules: “La Luz brillaba ahora en el octavo Portal”. El Maestro dijo al iniciado: “Al lado del río Amimona está el infectado pantano de Lerna. Dentro de esta fétida ciénaga yace

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la monstruosa Hidra, una calamidad en la comarca. Esta criatura tiene nueve cabezas, y una de ellas es inmortal. Prepárate a combatir con esta repugnante bestia. No pienses que pueden servirte medios ordinarios; destruyes una cabeza, dos crecen aceleradamente”. Unas palabras de consejo le dio el Maestro a Hércules: “Ascendemos arrodillándonos; vencemos cediendo; ganamos renunciando. Ve. ¡Oh, hijo de Dios e hijo de hombre, y vence!”. El hedor del estancado pantano se percibía a ocho kilómetros. Arenas movedizas rodeaban el barrizal y el aspirante, desandaba en algunas ocasiones para pisar tierra firme. Se detuvo, ya que sólo el olor desprendido por la ciénaga casi lo vencía. Finalmente, vio una guarida que permanecía totalmente a oscuras, día y noche. El guerrero merodeaba el traicionero pantano, esperando la salida de la Hidra, pero días pasaron sin que él viera al monstruo. Mientras tanto, desarrollaba su ingenio y llevó a cabo una estrategia. Sumergió sus flechas en brea ardiendo y llameante, y las lanzó dentro de la cueva donde moraba la bestia. Un gran movimiento y conmoción se produjo en el interior de la caverna. Y en el umbral de la entrada, la Hidra con sus nueve cabezas apareció, encolerizada y exhalando Fuego en todas direcciones. Agitaba su escamosa cola golpeando la fangosa ciénaga y salpicando barro. La Hidra era tres veces más grande que Hércules, y con una fealdad que parecía haber sido engendrada por los malos pensamientos de todos los tiempos y alimentada de ellos. La lucha fue encarnizada. La Hidra al ver al guerrero se abalanzó sobre él, quien con un rápido movimiento se apartó posicionándose en un lugar desde el cual asestó un certero golpe al animal y una de sus cabezas se separó de su cuerpo. Sin haber aún caído la cabeza al suelo, ya habían crecido dos nuevas. A medida que Hércules se esforzaba en sus ataques, se debilitaba y el monstruo más fuerza tomaba. En ese preciso instante recordó los consejos del Maestro, entonces, tiró su garrote y se arrodilló en el pantano. Tomando a la Hidra con sus propias manos, la levantó por encima de su cabeza y allí la sostuvo durante un tiempo, exponiéndola a la luz; cuando los rayos del Sol y la brisa del Aire empezaron a realizar su trabajo, la bestia comenzó a debilitarse y a perder su poder. Poco a poco las cabezas de la Hidra empezaron a caer al suelo, jadeantes y con los ojos vidriosos. Ahora, cuando el resto de las cabezas morían, Hércules por primera vez podía ver la cabeza inmortal. Se acercó el guerrero y de un golpe la cortó y la enterró bajo una roca. Hércules se paró delante de su Maestro. “La victoria ha sido lograda”, dijo el Maestro. “La luz que brilla ahora en el octavo Portal está ahora mezclada con la tuya”.

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Este trabajo que ocupa a Hércules, el octavo, marca un punto de inflexión en el camino del Aspirante. El ocho, también denominado ocho sagrado cuando está de forma horizontal, simboliza el infinito, el eterno retorno de las cosas; asimismo, representa por un lado la Tierra y por el otro la Divinidad; en el punto de unión, está el Corazón, donde se encuentra el equilibrio después de un trabajo de transmutación, en el cual somos capaces de encarnar el Espíritu en la Materia y acercar la Materia al Espíritu, para no vivir en la gran ilusión, egocéntrica y separada del mundo. Ahora veamos, éste es el primer trabajo en el cual se hace referencia a una luz que hace brillar al Portal. Hércules había pasado siete pruebas donde desarrolló diferentes habilidades, para con sus experiencias encarnar nuevos hábitos y herramientas; la luz que brillaba enfrente de él llenaba de la alegría divina, lo cual está por detrás de las formas y de la visión de una mente limitada, con todo lo que conlleva; una vibración en el Alma porque reconoce de donde viene y empieza a comprender, sentir, hacia dónde va, a su casa, a donde debe retornar. Si lo vemos de esta forma, da igual el número de cabezas que tenga la Hidra, pues el verdadero anhelo es Ser en ese nivel de vibración, sin miedo, lleno de amor, siendo consecuente consigo mismo y ecológico con el entorno. Cuando Hércules se acerca a la ciénaga maloliente, va pisando arenas movedizas que lo absorberían y lo engullirían como las emociones y los acontecimientos diarios en los cuales nos quedamos enganchados, pero él siente su vibración interior, que es tan poderosa que no se deja atrapar por nada que lo aleje de ese estado de plenitud y desanda sus pasos para pisar en tierra firme. Antes de empezar la prueba, su Maestro interior le dijo que los medios ordinarios no servirían para acabar con la Hidra, es decir, debe desarrollar la creatividad, característica de las tipologías de Agua, Chicory, Clematis y Rock Rose. Más tarde, descubre la cueva oscura donde habita la Hidra, en los rincones escondidos del inconsciente, una parte no iluminada de la psique donde hay que introducirse para poner luz. Éste es el siguiente paso que realiza Hércules después de esperar infructuosamente que el animal salga; toma sus flechas y las enciende con brea ardiente, lo cual representa al Fuego primordial o primigenio, principio que da vida o Llama Sagrada. La Hidra, al recibirlo en su cueva, sale encolerizada disparando también Fuego de su boca. Aquí hay que hacer un alto en el camino y revisar esto con detenimiento. Él ha estado esperando sin éxito que la Hidra salga, pero de súbito pasa algo en el exterior que la hace mostrarse. Igual le sucede al ser humano; de repente un día en nuestras vida algo se actualiza y nos encolerizamos, echamos Fuego por la boca, decimos cosas que dañan a los demás; aquí está la parte no iluminada de nuestra mente inconsciente, el reproche de

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Chicory, “¿dónde vas a estar mejor que conmigo?, con lo que YO he hecho por TI y así me lo pagas…”. Acto seguido decimos lo siento, no sé qué ha pasado yo no soy así; ésta es una manera de no responsabilizarnos de nuestros actos; por eso, cuando Hércules corta una cabeza, salen dos más, porque la irresponsabilidad ha tomado mayor fuerza. Se dice que a medida que él lucha, se desgasta y la Hidra ganas fuerza; lo mismo se aplica de manera simbólica en nuestra vida diaria. Las personas, situaciones o cosas que nos llevan a la ira son esa chispa divina que Dios, en su infinita misericordia, nos pone delante para que gracias al suceso podamos poner luz a esas partes oscuras y escondidas que, si nada hubiera sucedido, seguirían creciendo dentro. El siguiente acontecimiento en el mito, hace que Hércules recuerde el consejo de su Maestro Interior: “Ascendemos arrodillándonos; vencemos cediendo; ganamos renunciando”: ascendemos arrodillándonos con la humildad y servicio de Heather; vencemos cediendo, sin sentirnos emocionalmente identificados desde un aspecto posesivo con Rock Water; y en general, ganamos renunciando a las posesiones terrenales egoístas. Y así termina el mito: Hércules se paró delante de su Maestro, quien dijo: “La victoria ha sido lograda”. “La Luz que brilla ahora en el octavo Portal está ahora mezclada con la tuya”. Es aquí donde aparece el Fuego-Gorse-Cabeza Inmortal, que brilla como la luz que iluminaba la entrada al Portal; no podía ser de otra manera, es la luz de su Padre Celestial, hecha a su imagen y a su semejanza. Aunque no debemos bajar la guardia, la vida es cíclica y otras pruebas vendrán para que desarrollemos nuevas estrategias.

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Agrimony

9. Agrimony Elementos: Fuego y Agua Color del círculo cromático: rojo naranja Descripción de la tipología: Tipología de Fuego, extravertida, intuitiva-afectiva, activa, dinámica, adaptable, servicial; alegre, confiada, puede llegar a anular su identidad con tal de mantener la pertenencia socio-afectiva. Buscará la manera de pertenecer a grupos y de favorecer con su participación la visión optimista que la incluya por derecho al no causar ningún tipo de conflicto con su actuar. Será la anfitriona perfecta garantizándose la participación en la actividad; teme que, si no es así, quede excluida de la “celebración”. Busca en la vida la diversión, armonía; en definitiva, ausencia de conflictos, ya que éstos la atemorizan y por ello hará lo que sea por mantener una idea idílica de la vida, racionalizándolos o ignorándolos y restándoles importancia. El optimismo es una vía para minimizar las “tragedias” cotidianas. Cualquier medio que mitigue la confrontación y la toma de consciencia de los conflictos vitales será bienvenido, incluida la huida hacia territorios menos hostiles aunque quede la huella en su psique que borrará con su jovialidad y un poquito de alcohol. Cuando está insegura, necesita espacio y armonía a su alrededor. Síntesis cronológica de los estudios de Edward Bach: 1. “Algunas Consideraciones Fundamentales sobre la Enfermedad y la Curación” (Publicado en “The Homoeopathic World”, 1930). AMOR Inquisidor Odio Rabia EL INQUISIDOR Este tipo no siempre es fácil de diagnosticar porque enmascara sus problemas. A menudo, a primera vista, son cordiales y están llenos de interés por la vida, y son gente decididamente agradable. A menudo beben bastante, aunque no tanto como para que sea evidente: pueden ser adictos a los medicamentos desean excitación y una vida totalmente atareada. Así ocultan el sufrimiento interno. Ante ellos se intuye que hay una tragedia interior, aunque es poco probable que lo admitan incluso ante sus mejores amigos. Interiormente, están atormentados: con un gran miedo por el presente y sobre todo por el futuro, que puede conducirles al suicidio. No prestan atención en absoluto al peligro, y son imprudentes en todos los aspectos. No tienen paz, son activos, agitados, siempre en acción, necesitan dormir poco, se jubilan a edad avanzada. Por lo general se interesan muchísimo por el ocultismo y la magia. En realidad son Almas atormentadas que están cansadas de sus

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sufrimientos, y preferirían la muerte como mejor alternativa, aunque en apariencia, luchan valientemente con una alegría forzada. Con frecuencia se observa que están preocupados por algún individuo que los atormenta, aunque su perseguidor pueda estar en otro plano. El remedio les proporciona paz: les quita sus tormentos: disminuye el deseo de estimulantes y les da tranquilidad. 2. “Libérate a Ti Mismo” (Otoño de 1932). DESASOSIEGO-PAZ ¿Es usted de los que sufre tormentos; con el Alma desasosegada: que no puede encontrar la paz, y sin embargo se enfrenta valientemente al mundo y oculta su tortura ante sus semejantes; que está alegre, sonríe y hace bromas, y ayuda a quienes le rodean a mantenerse con el corazón alegre mientras usted sufre. Procura calmar sus penas tomando vino y medicamentos que le ayuden a enfrentarse con sus aflicciones; siente que debe tener algún estímulo en la vida para mantenerse en movimiento? Si es así, la hermosa planta Agrimony, que crecen a lo largo de las orillas de nuestros caminos y en nuestros prados, pareciéndose a la torre de una iglesia, con sus semillas como campanas, le traerá la paz, la paz que “excede todo conocimiento”. La lección de esta planta es permitirle mantener la paz en presencia de todas las aflicciones y dificultades hasta que nadie sea capaz de causarle irritación. 3. “Los Doce Curadores” (Impreso en Epson, 1933). La gente Agrimony está atormentada interiormente por preocupaciones e inquietudes, aunque exteriormente muestren una elegante apariencia para ocultar la tensión. Con frecuencia beben demasiado o toman medicamentos para ayudarse a soportar la tensión. 4. “Doce Grandes Remedios” (Publicado en el periódico Heal Thyself, febrero, 1933). Cuando el paciente está inquieto, ansioso, atormentado, dar Agrimony. 5. “Los Doce Curadores y los Cuatro Ayudantes” (Publicado por C.W. Daniel Co., 1933) y “Los Doce Curadores” (Marlow, 1933). Para calmar a todos los que sufren en el cuerpo o la mente y traerles paz. A los inquietos, preocupados, ansiosos, atormentados. Para los que no tienen paz mental, ni descanso. Son muchas las personas que padecen estos males y que con frecuencia ocultan sus tormentos con sonrisas y jovialidad. Son a menudo “la alegría de la casa” y con frecuencia bromistas. Un gran número de ellas buscan refugio en el alcohol o incluso en los medicamentos como

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estimulantes que les ayuden a seguir adelante. Hacen todo lo posible para no deprimir a los demás con sus problemas. Aunque la enfermedad sea grave, bromearán y minimizarán sus dificultades. Son personas valientes y Agrimony les prestará una gran ayuda. 6. “La historia de los viajeros” (1934). Uno del grupo, Agrimony, comenzó a preocuparse por si iban en buena dirección… Agrimony camina totalmente despreocupado, y bromea con cualquier cosa. 7. “Los Doce Curadores y los Siete Ayudantes” (Publicado por C. W. Daniel Co., 1934). Para aquéllos que, a pesar de estar enfermos, son ocurrentes y graciosos y se esfuerzan por quitar importancia a su problema. 8. “Los Doce Curadores y Otros Remedios” (Edición publicada en 1936 por C.W. Daniel Co.). Para gente jovial, alegre, divertidos y amantes de la paz ,que les angustian las discusiones o las peleas, renunciando a muchas cosas con tal de evitarlas. Aquéllos que si bien por lo general tienen problemas y se sienten atormentados, desasosegados, y preocupados ya sea en la mente o en el cuerpo, esconden sus inquietudes tras su buen humor y sus bromas, y se les considera muy buenos amigos. Con frecuencia toman alcohol o medicamentos en exceso para estimularse y ayudarse a sobrellevar sus aflicciones con alegría. Virtud a desarrollar: Calma Es el acto de mantener la paz y la jovialidad a pesar de las circunstancias externas. La paz es una cualidad del Alma; es la emergencia de la atemporalidad de nuestra verdadera dimensión exenta de cualquier interés y, por lo tanto, de miedo ante cualquier circunstancia. Es un estado de no acción en la mente, en la emoción y en el cuerpo; es fruto de la inofensividad y contemplación de lo que acontece sin interés, así como de la conexión con la esencia que nos da vida; es el recuerdo constante y el síntoma de la Unidad con lo divino. La paz “es” cuando la prioridad de nuestra vida no se encuentra en este mundo. Limitación a transformar: Ansiedad Falta de atención y desconocimiento paulatino de las verdaderas necesidades vitales de la persona en su desaforada búsqueda de pertenencia. Esto la lleva a pensar constantemente en lo que el grupo espera de ella para así adecuarse a la situación y evitar el conflicto, violando sus propias necesidades. La desconexión con su mundo

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emocional la lleva a un estado de ansiedad permanente, mitigado por cualquier tipo de adicción. Intención positiva de la limitación: Identificación con el grupo en la búsqueda de amor y aceptación. La integración en el grupo le permite mantenerse en el “parecer” y así no atender al “ser” y al proceso de transformación y crecimiento permanente de su yo profundo, ya que le crea dificultades por su tendencia a no ocuparse de los conflictos de la realidad. Enseñanza potenciadora a interiorizar: Se puede “ser” y “parecer” de manera simultánea, conjugando la pertenencia al grupo con la respuesta a las necesidades internas. La búsqueda de la aceptación por parte de los demás no implica necesariamente el enmascaramiento de la propia personalidad. Ámbito de exploración: Pertenencia sin mutilar la propia Naturaleza. Permite el desarrollo de los elementos comunes y adaptativos que facilitan compartir el espacio y disfrutar de lo que hay en él sin perder el sentido de la integración personal y de sus necesidades vitales como Alma. Posición de la Danza Chémica para el Ser de la tipología: Con las piernas separadas y ligeramente flexionadas, colocamos los brazos separados, también flexionados frente a nosotros, simulando con las palmas de las manos una “v” (que no se une); en cada exhalación repetimos Samej. La posición desarrolla el principio conservador de la vida, la fuerza que dota de especificidad. Letra hebrea: Samej s El círculo infinito que representa la naturaleza cíclica de la experiencia y la ecuanimidad que eso brinda. Su significado simbológico es muy similar al del ouroboros alquímico, la serpiente que se muerde la cola, y se vincula con el movimiento infinito de vida-muerte, con la auto fecundación o renovación del Sí mismo, ascendiendo siempre a esferas más altas en un movimiento infinito. La forma circular de Samej simboliza la fe reflejada en todos los niveles, desde el espiritual hasta el material. Su forma, la de un círculo, representa en Cábala el anillo nupcial, el vacío creado en la contracción inicial de la Infinita Luz de Dios. Signo zodiacal: Sagitario Sagitario es un signo de la tripicidad de Fuego; en su carácter mutable, su energía se caracteriza por tener gran capacidad de acción; quienes pertenecen a este signo son arrojados, aventureros y extremos; les gusta explorar el mundo, tanto interno como externo, por lo que se les considera grandes viajeros.

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Son partidarios de los actos sociales, rituales o ceremoniales, dándoles un sentido muy profundo o todo lo contrario; dependiendo del grado de su evolución, pueden estar estrechamente vinculados a temas filosóficos o idealistas. Les gusta estar y pertenecer a grupos. Son alegres, expansivos, optimistas, sinceros, filantrópicos y sibaritas; les gusta comer mucho y beber bien. Son amantes de la comodidad; pueden ser generosos o reprimir sus verdaderos deseos con tal de encontrar confort en todas las situaciones que se les presentan. El optimismo es una actitud interna; creen que pase lo que pase todo saldrá bien o todo es para bien. Los sagitarios se sienten ricos, afortunados y dichosos. Planeta regente: Júpiter En su polo armónico, le trasmite la expansión social, la alegría y la generosidad; y, en su polo desarmónico, el derroche económico y de vitalidad, la exageración y una personalidad externa artificial. Animales esotéricos: cierva y caballo Cierva: en la mitología griega, si tiene cuernos de oro, representa a la diosa Artemisa (correspondiente a Agrimony). Es un animal huidizo, sagaz y veloz, atributos de la tipología. Caballo: el signo de Sagitario es representado por un Centauro que del torso hacia abajo tiene la forma de un caballo, lo que representa el lado instintivo y animal del ser humano. Debido a su velocidad, los caballos son considerados símbolos del Fuego, elemento que rige a esta tipología. Dios griego: Artemisa En la mitología griega, Artemisa es hija de Zeus y Leto, y hermana gemela de Apolo. Era la diosa lunar virgen de la caza, de los animales salvajes, de la curación, de las tierras salvajes, de la castidad y, paradójicamente, de los partos (era adorada como una diosa de la fertilidad y los partos principalmente en las ciudades), pues ayudó a su madre en el alumbramiento de su gemelo. Las jóvenes eran iniciadas en el culto de Artemisa en la pubertad y antes del matrimonio se les pedía que dejaran todos los complementos de la virginidad (juguetes, muñecos, mechones de su pelo) en un altar a Artemisa. Tribu de Israel: Benjamín Benjamín trabajó para el bien de la comunidad; era el pequeño de los hermanos y el favorito de Jacob. Con dotes guerreras y aristócratas, su hijo Saúl fue el primer rey de Israel. Eran celosos de la casa de David y de Judha. Existió tendencia lujuriosa en varios sucesos, así como una conducta muy familiar y al mismo tiempo guerrera. Su símbolo es el lobo y su carácter está emparentado con este animal en

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los dos extremos de bondad y maldad, lo que nos puede conectar con la dualidad animal-humano del Centauro. No es muy introspectivo y su capacidad para profundizar espiritualmente no es muy destacada. Osado y pertinaz, insiste hasta la victoria, culminando lo que otros habrían dejado. Su instinto lo guía y su capacidad está a su servicio. Mordecai y Esther eran de la Tribu de Benjamín. Ellos mostraron el tacto, la habilidad diplomática, el coraje, el sacrificio, la frescura, bajo presión, la determinación y, al final, la crueldad suficiente para eliminar a sus enemigos. Aceptaron la realidad y trabajaron dentro de sus limitaciones hasta alcanzar el objetivo que se habían trazado. Podemos ver un comportamiento vinculado con esta tipología en Michal, la primera esposa del rey David, donde mantiene su origen a pesar de todo. Piedra: jaspe El jaspe ayuda en momentos de tensión aportando tranquilidad; facilita los viajes chamánicos y el recuerdo de sueños. Aporta coraje para solucionar los problemas que se presenten y aclara las ideas en los momentos de confusión. A nivel físico, se dice que prolonga el placer sexual y es útil en las convalecencias de enfermedades graves. Apóstol de Jesús: Felipe El carácter de este apóstol es lo primero que se advierte y lo muestra como un hombre de amistades. Todos los datos sobre él nos hablan de espontaneidad, facilidad para decir lo que piensa y poseer muchas relaciones con personas muy diversas. Su nombre, claramente griego, nos habla de su falta de prejuicio sobre extranjería en el ambiente nacionalista israelita. Ser tomado como intermediario para comunicarse con Jesús por los griegos y su prontitud para comunicar a su amigo Bartolomé el encuentro con Jesús nos hablan de su capacidad para la amistad. Su última intervención conocida se produjo durante la Última Cena, en la que primero Pedro reafirma su amor hasta la muerte, después Tomás le pregunta por el camino, pues desconoce a dónde va, y Felipe va al fondo de la cuestión al decir: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta”. La reacción de Jesús sorprende, ya que como una queja por ser poco comprendido y señala: “Felipe ¿tanto tiempo que estoy con vosotros y no me has conocido?”. Caballero del Rey Arturo: Lamorak Era uno de los caballeros más fuertes de la Tabla Redonda. El tercero, concretamente después de Tristan (Centaury) y Lancelot (Rock Rose). Mantuvo una pugna con Tristan durante algún tiempo, pero se reconcilió y luchó junto a él tras un naufragio. Se enamoró de Morgana y se convirtió en su amante a pesar de que su padre había matado a su marido. En ocasiones rivalizó por mantener que la belleza de Morgana era superior a Ginebra, la esposa de Arturo. Fue asesinado por Gawain y sus hermanos (los hijos de Morgana), después de que Gaheriet le cortara la cabeza a su propia madre cuando los encontraron juntos en la cama.

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Llave de Basilio Valentín: Llave IX Haz que de un triple corazón crezcan tres serpientes vivas. Después enciérralas juntas en el vaso de cristal. Venus hace admirar la graciosa cola del pavo, y alegra tus ojos con un cisne blanco como la nieve. Favorito de Saturno, un cuervo negro seguirá, y después del ala del águila presentará sus plumas (Valentín, 2001). En esta lámina un círculo con tres corazones serpentinos es sobremontado por una cruz formada por un hombre y una mujer desnudos y asociados con diversos tipos de pájaros. La mujer parece tener un cisne en la cabeza y el pavo real en los pies, mientras que al hombre se asocian el cuervo y el ave Fénix. De esta manera expresa Basilio Valentín las fases de la cocción del REBIS, que tiene lugar en regímenes, y que se hacen con una sola materia, con un solo fuego y en un solo vaso. Sin embargo en la vía breve, como indiqué en la anterior clave, el proceso es oscuro y no se anima por las variaciones de color propias de la vía húmeda. Parafraseando a Fulcanelli: “A la inversa de la vía húmeda, cuyos utensilios permiten el control fácil y la observación justa, la vía seca no puede esclarecer al operador en un momento dado. Todo sucede en el más profundo misterio en el interior de un crisol cuidadosamente cerrado, enterrado entre carbones incandescentes. Aquí, al contrario, el viajero desprovisto de toda guía, intrépido hasta la temeridad, se interna en este desierto árido y quemado... es un ciego que prosigue su camino sin otra esperanza que su confianza en la misericordia divina”. Así, regulando el Fuego exterior, esperando en esta noche oscura del espíritu, sentado junto al Atanor Eterno, el artista vela su obra al igual que el ángel que aparece en el grabado de Durero “Melancolía”, apoyándose en la fe y la confianza de que la Naturaleza, guiada por el Poder Eterno, lleve la Obra a buen fin, sin que él pueda intervenir en el mecanismo íntimo y oscuro del proceso. Trabajo de Hércules: Matar las aves de Estinfale Dentro del lugar de paz permanecía el Maestro y se dirigió a Hércules diciendo: “Ha llegado el tiempo de hollar otro camino. Tú te hallas ante el noveno Portal. Pasa por él y encuentra el pantano donde moran los pájaros que hacen estragos. Descubre luego, el camino para hacerlos volar, de su, por mucho tiempo, segura morada. La llama que brilla más allá de la mente revela la dirección segura”. Después de haber estado buscando por mucho tiempo otro fétido pantano, se extendía y a medida que se acercaba un gran coro de pájaros graznaba. Cuando se encontraba muy próximo, observó que los pájaros eran grandes, tenían un aspecto feroz con sus picos, garras y plumas de bronce. Tres pájaros percibieron la presencia de Hércules y

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se precipitaron a atacarle; él se defendió con su garrote, golpeando a uno de ellos en el costado, haciendo que se retiraran. Buscaba medios para espantar a las aves. Pensó en abatirlas con sus flechas, pero era insuficiente el número que mataba. Las aves alzaban el vuelo y tapaban la luz del Sol con infinitas acrobacias. Luego intentó poner trampas dentro de la ciénaga, pero ni barca ni pies humanos podían atravesarla. Tras estos intentos, se detuvo a reflexionar y recordó las palabras del Maestro: “La llama que brilla más allá de la mente revela la dirección segura”. Hércules tenía unos címbalos grandes (platillos) que emitían un sonido sobrenatural. A la hora del crepúsculo, cuando la ciénaga estaba llena, los hizo sonar repetidas veces; el ruido ensordecedor espantó a las aves que levantaron el vuelo aturdidas y desconcertadas para no volver jamás. El silencio se extendió por todo el pantano. Al regresar Hércules, el Maestro lo saludo diciendo: “Las aves de rapiña han sido ahuyentadas. El trabajo está cumplido”. Así, el aspirante volvía a culminar una tarea. Ahora, recordemos que en la anterior tipología (Chicory), Hércules consiguió ver detrás de un mundo objetivo, material y aparente, ya que venció el mundo de la gran ilusión. Esta proeza lo hace ir por el camino de la luz. “La luz que brilla ahora en el octavo Portal está ahora mezclada con la tuya”, como dijo su Maestro. La novena tarea es el momento de hollar un nuevo camino, ya que el aspirante mira la vida con otros ojos, ve otra realidad; ha cambiado su visión del mundo. Ahora, el mundo es una representación simbólica de su mundo interior y detrás de éste se encuentran infinitas posibilidades de aprender. Por otro lado, las aves habitan en un pantano, hasta entonces segura morada, que está relacionado con el agua-emoción, pero estancada. Sabemos que la personalidad Agrimony, FuegoAgua, en su limitación, desatiende su mundo emocional y su interés está centrado en el exterior; hasta que accede a la comprensión y adaptabilidad al mundo emocional, se abre una nueva puerta y se purifica el estanque-emocional. Los tres pájaros que atacan a la personalidad en el devenir de su proceso evolutivo a través de Sagitario son: la murmuración cruel; es decir, si murmuras de otros, se murmurará de ti; el rumiar de los “Yoes” con lo que nos referimos a las conversaciones mentales con nosotros mismos, como una necesidad de la mente de seguir teniendo el control, alejándonos de nuestra esencia; y, por último, la conversación egoísta, que es aquella focalizada en la necesidad de llenar el vacío interior, con una felicidad aparentemente exterior. Hércules, aspirante a encarnar todas las virtudes del Alma, se propone enfrentar a las aves para de una vez alejarlas por mucho tiempo de

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su cómoda y escondida morada. En Aries-Impatiens, trató con el pensamiento, desde el punto de vista de la personalidad. En LeoVervain, va a gobernar a los hombres, pero primero tiene que hacerlo con su Ego. Y ahora, en Sagitario-Agrimony, busca la unidireccionalidad de una personalidad consciente de sí, unificada con el Alma. En las cercanías del pantano, el guerrero actúa primero con flechas; posteriormente lo intenta con trampas. Se da cuenta de que así no conseguirá superar la prueba. ¿Por qué son herramientas? Aunque siendo suyas son caducas y las utilizó en el pasado para capturar al jabalí (trampa) y para sacar a la Hidra (flechas). Ahora para hollar un nuevo camino tiene que generar nuevas estrategias. En este momento se detiene para reflexionar en silencio (como las virtudes que tiene que encarnar Agrimony, paz y calma interior) y recuerda las palabras de su Maestro: “La llama que brilla más allá de la mente revela la dirección segura”. El silencio, restricción de la palabra a través del control de la mente y su dulcificación, la murmuración y la conversación egoísta, pierden su fuerza. A esto se le llama “Darle diamantes a los cerdos”; es propio de un aspirante que está haciendo el camino y va adquiriendo destrezas y habilidades, responsabilizándose de sus palabras, ya que con el poder de éstas podría dañar a su entorno, sin que puedan comprender la dimensión de su mensaje. Hércules, al hacer sonar sus platillos, con un sonido sobrenatural, hace que las aves levanten el vuelo y desaparezcan para siempre. Y en la ciénaga aparece el silencio que terminará por purificar el mundo emocional, permitiendo que las emociones dejen de estancarse y fluyan. Virtud de Agrimony: permitir que las emociones fluyan atendiéndolas, pero sin que le impidan participar del mundo que le rodea.

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Mimulus

10. Mimulus Elementos: Tierra y Aire Color del círculo cromático: verde azul Descripción de la tipología: Tipología de Tierra, introvertida, práctica-mental, pasiva, prudente, metódica; constante, ordenada, trabajadora, meticulosa y reservada; calculadora y estratégica, minimiza los esfuerzos y la economía estructurando y organizando de forma eficaz cualquier emprendimiento; minimiza los riegos y cualquier otra acción que pusiera en peligro la integridad de su proyecto o persona. La tensión corporal es una constante, fruto de la sobre exigencia y de la fantasía de que ha de cumplir con todas las expectativas que recaen sobre ella de forma impecable, algo imaginario que mantiene desde la infancia, donde relacionó eficacia con afecto, cumplimiento con amor. La tensión es tal que difícilmente sentirá relajación o placer espontáneo; de ahí que la vida resulte amenazante. Disfruta la soledad, pues se concentra en sus asuntos; no le gusta que le interroguen o le distraigan; el ruido y otros elementos externos le alteran. Es autosuficiente; se sostiene con poca cosa; su austeridad y sobriedad le permiten subsistir con muy poco gasto. Síntesis cronológica de los estudios de Edward Bach: 1. “Algunos Nuevos Remedios y Nuevas Aplicaciones” (“The Homoeopathic World”, febrero de 1930). Es originaria de Norteamérica, se encuentra ocasionalmente en las Islas Británicas. Solamente se utilizan las flores. En este remedio lo más importante es el mental; las condiciones físicas son generalmente el resultado de la tensión nerviosa. Entre ellas se cuentan la depresión, vagos miedos desconocidos, marcados deseos de tranquilidad, aversión a la conversación y a ser preguntados, pérdida de la capacidad de luchar por la individualidad personal (el paciente hará todo lo posible para evitar la controversia). En los casos más marcados, a menudo, hay además una gran debilidad, cansancio, taquicardia, falta de apetito, y con frecuencia una agravación a partir de la 5 de la tarde. Entre algunos de los resultados más brillantes están los casos, tratados con este remedio, de debilidad post gripal y otros de pacientes que estaban destrozados por la tensión a causa de una infelicidad debida a relaciones dominantes con familiares o incluso con amigos. Este remedio ayuda de forma notable a pacientes que están desvitalizados por otras personalidades demasiado poderosas, y les devuelve su confianza y capacidad para levantarse y afrontar

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las dificultades de la vida diaria, aportando al mismo tiempo una marcada mejoría de su salud física en general. 2. “Algunas Consideraciones Fundamentales sobre la Enfermedad y la Curación” (Publicado en “The Homoeopathic World”, 1930). AMOR-ODIO. Inquisidor Odio Rabia Este tipo sufre de extenuación, agotamiento, cansándose fácilmente. Tienen miedos indefinidos: temor a cosas desconocidas, que los pone nerviosos: duermen mal y el sueño no es reparador. Les molestan mucho, e incluso los dejan exhaustos, el ruido, las conversaciones, y sobre todo los interrogatorios. Desean estar solos y tranquilos. A menudo están interesados en el espiritismo, y son el clásico tipo de médium. Su agotamiento y postración no están proporcionados por las causas físicas. Esta condición se observa después de una gripe. El remedio aporta calma y la desaparición del miedo. Esto desarrolla una naturaleza compasiva al ser la lección que necesitan. 3. “Libérate a Ti Mismo” (Otoño de 1932). MIEDO-COMPASIÓN ¿Es usted de los que tienen miedo; miedo de la gente o de las circunstancias; de los que van valientemente por la vida y no obstante el miedo le roba la alegría; que tiene miedo de aquellas cosas que nunca suceden; miedo de la gente que realmente no tiene ningún poder sobre usted; miedo del mañana y lo que le pueda deparar; miedo a enfermar o a perder los amigos; miedo a los convencionalismos; miedo a cientos de cosas? Desea luchar por su libertad, y sin embargo no tiene el coraje para separarse de sus obligaciones; si es así, Mimulus, que se encuentra creciendo en las riberas de los arroyos cristalinos, le dará la libertad para disfrutar de su vida, y le enseñará a tener una tierna compasión por los demás. 4. “Los Doce Curadores” (Impreso en Epson, 1933). …está lleno de miedo. Estas personas intentan débilmente evitar a sus perseguidores, pero parecen hipnotizadas, y silenciosamente y sin resistencia sufren su miedo. Generalmente ellos mismos se crean excusas. 5. “Doce Grandes Remedios” (Publicado en el periódico Heal Thyself, febrero, 1933). Cuando hay miedo, no terror, sino un miedo totalmente tranquilo, dar Mimulus.

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6. “Los Doce Curadores y los Cuatro Ayudantes” (Publicado por C.W. Daniel Co., 1933) y “Los Doce Curadores” (Marlow, 1933). Para combatir todos los miedos: miedo a la enfermedad, a los accidentes, a cosas desconocidas. Miedo a las personas, a los familiares, a los extraños, a las multitudes, al ruido, a hablar o a ser preguntado, a estar solo. Miedo a la humedad, al frío, al calor, a la oscuridad. Miedo de complicaciones en la enfermedad, o a que sea incurable. 7. “La historia de los viajeros” (1934). …cuando las sombras de la tarde iban cayendo, Mimulus empezó a tener miedo, miedo a que se hubieran extraviado… Mimulus ya no conoce el miedo… 8. “Los Doce Curadores y los Siete Ayudantes” (Publicado por C. W. Daniel Co., 1934). Cuando el paciente está calmado, pero sufre su miedo con tranquilidad” 9. “Los Doce Curadores y Otros Remedios” (Edición publicada en 1936 por C.W. Daniel Co.). Miedo a las cosas del mundo, enfermedad, dolor, accidentes, pobreza, a la oscuridad, a estar solo, a la desgracia. Los miedos de la vida cotidiana. Esas personas llevan su miedo callada y secretamente, y no hablan libremente de él con los demás. Virtud a desarrollar: Compasión Literalmente, “sufrir juntos”. Saber del otro más allá de mí. Reconocer en el otro la porción de la vida que sufre como parte integrante de la Totalidad en la que mi esencia está comprometida y me sostiene. Nacer a la compasión, no a la lástima ni a la caridad “navideña”, es fruto de vivir en el amor y por extensión en ausencia de miedo, su opuesto, que impide que veamos la vida como un todo y a los seres humanos como hermanos. Compasión es trabajar en lo que ya no se trabajaría, por haber superado esa etapa, para ayudar a otro, sabiendo que soy yo en un área diferente de la Totalidad. La capacidad para percibir al otro tal cual es y acompañarlo en su proceso. Según Pablo de Tarso, “reír con los que ríen y llorar con los que lloran”, es decir, acompañarlos en el sentimiento. Limitación a transformar: Miedo Se puede nombrar: a la enfermedad, al dolor, a la pobreza, a la soledad. Las dificultades o miedos específicos como viajar en avión, a algún animal,

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a salir en coche, a hablar en público, etc. Son todas las fobias. El mundo exterior se vive como amenazante y agresivo. El miedo es conocido y, aparentemente, no se puede hacer nada para que desaparezca; no se comenta con nadie y externamente no se deja traslucir. Son trastornos psicosomáticos en general. Intención positiva de la limitación: Mantenerse alejado de todo aquello que percibe como peligroso, aunque desde el punto de vista de otra persona no lo sea. Evitar situaciones en las que su cuerpo pueda sufrir algún daño. Enseñanza potenciadora a interiorizar: El miedo es parte de la vida y tiene como misión preservarla ante situaciones desconocidas o peligrosas, a la vez que pone en alerta al cuerpo y a la mente para que funcionen al máximo, recogiendo información y desarrollando estrategias de resolución. El miedo preserva y a la vez impulsa a dar pasos en los procesos que hay que ir conquistando a lo largo del desarrollo. Es una herramienta de la vida para conservarla y hacerla avanzar; sin él, el sujeto sería tan temerario que se atrevería a vivir situaciones verdaderamente peligrosas. Lo importante es aprender a manejar el miedo en beneficio propio. “El peor miedo es tener miedo al miedo”. Ámbito de exploración: Dota del conocimiento necesario para expresarse desde lo físico con respeto hacia el cuerpo. En los primeros grados de desarrollo de la estructura, la emoción que se denomina “miedo” imprime en el ser la necesidad de salvaguardar la integridad como persona. Posición de la Danza Chémica para el Ser de la tipología: Con las piernas ligeramente separadas y los pies bien plantados, flexionamos los brazos hacia el frente, simulando sostener una esfera delante de nosotros, a la altura del cuello; en cada exhalación repetimos Ain. Esta posición favorece la apertura de nuestra percepción al ámbito del Alma, donde el miedo no tiene cabida. Letra hebrea: Ain u La letra Ain representa a la Providencia Divina, los “ojos” de Dios preservando el ciclo, Ain significa “ojo”; nos da la oportunidad de poder “ver con los ojos de Dios” en el sentido de apreciar la Naturaleza divina en todo lo creado; es la percepción del Espíritu en la materia, consciencia despierta en el mundo, visión trascendente en la Tierra. La forma de esta letra es la de los dos ojos y los nervios ópticos ingresando al cerebro. El ojo derecho mira hacia arriba a la Samej; el izquierdo mira hacia abajo, hacia la Pei. Signo zodiacal: Capricornio Se trata de un signo cardinal de Tierra, por lo que es una energía que

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aporta gran ambición e iniciativa, organización e independencia. Su carácter terrenal le dota de un carácter realista y enfocado a lo material; aunque resulta ser austero y se conforma con poco, es un gran ahorrador. Se trata de personas concentradas en su individualidad, replegadas en sí mismas, lo cual, inclusive las lleva a ser introvertidas. Poseen memoria analítica y abstracta con procesos mentales lentos y precavidos, lo que los vuelve tortuosos; recordemos que su elemento secundario es el Aire, del que deviene esta característica de mantener en la mente las decisiones por mucho tiempo antes de ser tomadas. En las relaciones es difícil que se involucre desde la emoción; lo hace desde la mente; su vida afectiva la domina el control, la racionalidad y la desconfianza; antes de comprometerse, valora todos los aspectos de la relación, y si se siente cómodo, se compromete ofreciendo seguridad material y estabilidad. Son personas mesuradas, y la pasión no es una característica que se manifieste en ellas o en sus relaciones; son templadas, prudentes, serias, formales y comprometidas. Desde el aspecto desarmónico, son egoístas, poco confiables, tímidas, materialistas, vengativas y calculadoras. Planeta regente: Saturno Le asigna en su vertiente blanca la voluntad, la capacidad para estudios prolongados y excelencia y, por otro lado, en su faceta disonante, le hace llegar la usura, la mezquindad y la malicia. Animales esotéricos: león y cabra León: representa emblemáticamente el tiempo, en términos de ser devorador. Según algunos autores, pertenece al elemento Tierra y cuando posee alas al Fuego. Ambos simbolizan la lucha continua, la luz solar, la mañana, la dignidad real y la victoria. Cabra: para los griegos, la simbolizaba el rayo y el trueno y se creía que su presencia anticipaba el acontecer de una tormenta. Por otro lado, fue una cabra la que alimentó a Zeus, por lo cual se le asocia también con las características de modo positivo como un animal ágil, con gusto por la libertad espontánea y caprichosa, que podríamos vincular con la virtud a desarrollar en esta tipología. Diosa griega: Hestia Es la diosa del hogar o, más apropiadamente, del fuego, quien da calor y vida a los hogares. Como diosa del hogar y la familia, Hestia apenas salía del Olimpo y nunca se inmiscuía en las disputas de los dioses y los hombres, por lo que paradójicamente pocas veces aparece en los relatos mitológicos a pesar de ser una de las principales diosas de la religión griega; este carácter poco sociable es también apreciado en Mimulus. Aunque amada por Poseidón (Rock Rose) y por Apolo (Cerato), juró sobre la cabeza de Zeus (Vervain) que permanecería siempre virgen, a lo que

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el rey de los dioses correspondió cediéndole los lugares preeminentes de todas las casas y la primera víctima de todos los sacrificios públicos, por evitar con su negativa una primera disputa entre los dioses. Hestia inventó el arte de construir casas; era la protectora de los sentimientos más íntimos y tradicionales (como Mimulus, vela por lo convencional), por lo que con ella finalizaban siempre las oraciones a los dioses. Con el paso del tiempo, incluso, se amplió su protección a todo el Universo, encajando en el papel de protección material y económica que provee nuestra tipología. Tribu de Israel: Dan Es el quinto hijo. Su madre es Bilhah, criada de Rachel. Dan tiene afinidad con Judá (Impatiens) aunque son muy diferentes; éste se centra en el ahora y Dan se preocupa por el futuro. Por regla general, los judíos atienden más a la aplicación de las ideas en lo diario, pero Dan se ocupa del después; aunque esté atentando contra su propia familia, estará preocupado del desarrollo de sus futuros nietos. Es un pionero; tiene cierta capacidad para ajustar los asuntos a sus intereses, la astucia de una serpiente y la fuerza de un león. En la Tradición se conoce a Dan como una tribu ligada a la idolatría dejándose influir por los valores de otras tribus. Es guerrero de retaguardia, conservador, agresivo y con tendencia a abusar de los otros y a gastar sus riquezas si las posee. Sansón es descendiente de Dan y símbolo de individualidad; es como un profeta y libertador; es un pacificador con capacidad para la justicia e intermediario a pesar de la debilidad y del miedo. Se centra más en la interpretación de las leyes que en su formulación. Es imparcial, su origen es la oscuridad; viene del Norte y no es catalogado por otras tribus. En la edad media se decía que el anticristo era descendiente de Dan. Es conformista, pero de sus clanes familiares salieron Almas individuales que alcanzaron la grandeza. Piedra: jacinto En el pasado los peregrinos que hacían el Camino de Compostela estaban convencidos de que el jacinto de Compostela (cuarzo hematoides) les transmitía mucha energía de la Tierra, canalizaba las corrientes telúricas hacia ellos y fomentaba su fortaleza; además lo consideraban un elemento de protección. El jacinto de Compostela es un eficaz amuleto para atraer la buena suerte y la riqueza; los antiguos romanos lo llevaban. Jean de la Taille decía que volvía amable y querido a su portador. Es una piedra muy eficaz para personas que son envidiadas u odiadas, ya que protege de las malas vibraciones. Apóstol de Jesús: Andrés Tal vez, fue el más discreto de los apóstoles, y a pesar de ello nunca se sintió postergado cuando los demás destacaban. Cuando Simón

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Pedro, su hermano, empezó a ser cada vez más cercano al Maestro Jesús, Andrés no alegó que él lo ha traído, siendo así el instrumento de su vocación, ni hizo valer sus lazos de parentesco para ser algo más importante. Es uno más, y eso le basta. Tampoco se quejaba de que su amigo Juan ocupó un lugar distinguido en el corazón del Maestro por su docilidad, finura y sensibilidad espiritual. Estas situaciones le alegraban porque es bueno. Cuando Jesús incorpora a Santiago, a Juan y a Pedro como confidentes más próximos, tampoco dijo que fue uno de los dos primeros discípulos ni que siguió a Jesús sin conocer que hacía milagros y tuvo fe en Él antes de escuchar sus maravillosos discursos, sino que calló y se regocijó con lo que tenía. Son frutos de la humildad y producen alegría, mientras que los envidiosos o los vanidosos se entristecen y amargan por los mismos hechos. Es muy posible que Jesús quisiera que Andrés, silencioso por discreción y quizá por cierta timidez, no quedara cortado y avergonzado por una salida de tono verdaderamente clamorosa. Una vez más, Jesús supo alentar las virtudes de cada uno y ayudó a superar sus deficiencias. La discreción de Andrés podía convertirse en mutismo y en una cierta rareza de hombre taciturno; al contrario de la espontaneidad de su hermano. Caballero del Rey Arturo: Bedivere Sir Bedivere fue un firme partidario del Rey Arturo desde el comienzo de su reinado y uno de los primeros caballeros en unirse a la Tabla Redonda. Ayudó a Arturo a luchar contra el gigante de Mount St. Michel, y más tarde fue nombrado duque de Neustria. Baedivere era manco a causa de una batalla, enérgico y de gran musculatura. Estuvo presente en la fatal batalla de Camlan, donde únicamente él y Arturo sobrevivieron, y cumplió el encargo de éste de arrojar a Excalibur al lago. Después de mentirle a Arturo dos veces, lanzó la preciosa espada dentro del lago y recuperó la mano de La Dama del Lago llevándola hacia sus acuíferos dominios. Llave de Basilio Valentín: Llave X La Luna ayuda a Hiperión con sus rayos. Mercurio sufre el daño, y él perecerá si no le das prontamente su Jamsuf. Tú que comprendes este verso da gracias a Jehovah de que un tal entendimiento sea otorgado a los mortales (Valentín, 2001). La leyenda latina dice: “He nacido de Hermógenes, Hiperión me ha elegido, sin Iamsuph estoy condenado a perecer”. Hermógenes es una palabra compuesta de “Hermes”, el Mercurio griego, y de génesis que significa ‘principio, origen, causa de vida’. Literalmente, la frase sería: “He nacido del principio u origen de Mercurio”, siendo ésta

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la máxima abreviatura posible de la Primera Obra donde se preparan y purifican las materias primas generadoras de los principios herméticos. Hiperión es el nombre de un personaje de la mitología griega. Fue uno de los 12 titanes que nacieron de la unión de Urano (el Cielo) y Gea (la Tierra). Cuenta la leyenda que se casó con su hermana y engendró tres hijos: el Sol (Helios), la Luna (Selene) y la aurora (Eso). Su nombre proviene de la contracción Hyper que significa “superior” e “ion” que significa “violeta”. Tal es el genial paradigma de la segunda Obra, en la cual por medio del artificio de los dos mercurios, el azufre filosófico o Sol hermético se eleva sublimado en forma de sal violeta. ¿Qué puede significar el término de Iamsuph? Recordemos que Basilio Valentín realizó un peregrinaje a Tierra Santa, según nos cuenta en su libro “El Carro Triunfal del Antimonio”, algunas rutas antiguas de peregrinación iban a través de Egipto y Alejandría. En este camino, junto al Delta del Nilo se extendía antaño un valle llamado Natrium y Bahr Belama, que significa “río sin agua”, el cual se inundaba periódicamente en época de las lluvias por la crecida del Nilo. Un poco más al Este en el Istmo de Suez, mucho antes de la construcción del canal, hubo una zona que primitivamente también estuvo cubierta por las aguas del Mar Rojo. Posteriormente éstas se retiraron por elevación del terreno, quedando una superficie llena de lagos salados que al evaporarse dejaban abundantes eflorescencias de sal. Cuenta la Tradición que por allí pasó Moisés conduciendo a su pueblo a la Tierra Prometida y que esta extensión fue llamada Iam Suph que quiere decir “mar seca”. Ello es concordante con la práctica, ya que el extraño residuo que queda tras la retirada de la “mar salina” alquímica es el paso conducente a la Tierra Prometida y la llave que abre la última puerta secreta de la Gran Obra. Trabajo de Hércules: Matar a Cerbero, Guardián de Hades “La luz de la vida debe ahora resplandecer dentro de un mundo de oscuridad”, fueron las palabras del Gran Presidente. Frente al Portal, el Maestro le habló a Hércules: “Mil peligros has desafiado y mucho se ha logrado. La sabiduría y la fuerza son tuyas. ¿Harás uso de ellas para rescatar al que está en agonía, una víctima de enorme y persistente sufrimiento?”. Antes de partir para realizar su hazaña, el Maestro tocó el entrecejo de Hércules, donde está situado el ojo interior. El aspirante tuvo una visión. Un hombre yacía encadenado a una roca, gimiendo de dolor como si tuviera el corazón roto y un buitre picoteaba su hígado ferozmente. “El encadenado se llama Prometeo. Por años ha sufrido así y sin embargo no puede morir, pues es inmortal. Él robó el Fuego del cielo, por esto ha sido castigado. El lugar de su morada es conocido como infierno de Hades. Se te pide ser el salvador de Prometeo. Baja a las profundidades y allí en los planos exteriores libéralo de su sufrimiento”.

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Hércules bajó adentrándose en el apretado mundo de las formas. El Aire se tornaba más denso y sofocante; la oscuridad aumentaba, aunque la voluntad y la perseverancia eran firmes en el guerrero. Al llegar al oscuro y envenenado río Estigia, por donde tienen que pasar las Almas de los muertos, tenía que pedir a Caronte, el barquero, que lo cruzara a la otra orilla. Al encontrarse con Hades, sentado en su sillón negro azabache, éste le preguntó: “¿Qué buscas tú, un mortal viviente, en mis dominios?”. “Liberar a Prometeo”, le contestó. Hades respondió: “El camino está custodiado por Cerbero, un perro de tres cabezas, cada una de las cuales está rodeada por serpientes. Si tú puedes vencerlo con tus manos desnudas, una hazaña que nadie aún ha realizado, puedes desatar al sufriente Prometeo”. Aceptando la propuesta, continúo la búsqueda de Prometeo. En el camino escuchó los ladridos y gruñidos del perro. Cuando alcanzó a verlo, éste ya se había abalanzado hacia él. Hércules, estrechó la garganta del can hasta que quedó tan debilitado que pudo ser dominado. Entonces buscó a Prometeo, a quien encontró encadenado a una gran roca agonizando. Rápidamente el guerrero cortó las cadenas dejándolo en libertad. Hércules ascendió al mundo de las cosas vivientes, donde el Maestro le dijo: “La luz brilla ahora dentro del mundo de oscuridad”. Éste es el primer trabajo en el cual Hércules tiene que liberar a alguien y él lo sabe antes de empezar. En los anteriores, trabajó con 9 virtudes individuales que tenía que encarnar, y las tres que le faltan tienen que ver con virtudes en beneficio de la humanidad. A partir del décimo trabajo, ya son dos números, es decir, el fin de un ciclo y el comienzo de otro, pero en un plano más evolucionado, ya que la suma de las dos cifras, en este caso, dan como resultado la Unidad. El número diez representa la perfección humana. En el período en que tiene lugar Capricornio-Mimulus, coincide con la Navidad y en consecuencia con el nacimiento del Cristo interior. También se da el solsticio de invierno de verano, según el hemisferio, donde la luz empieza a ser menor o mayor que la oscuridad. Todo esto está relacionado con el ciclo vida-muerte y renacimiento de las deidades solares o cambio de ciclos. De forma simbólica, Hércules baja a los infiernos oscuros a salvar a Prometeo, quien le robó el fuego sagrado a los dioses. Cuando el Gran Presidente dice que “la luz de la vida debe ahora resplandecer dentro de un mundo de oscuridad”, se refiere a que la luz que porta ahora Prometeo ayuda a los hombres a realizar un camino espiritual, por lo cual debe ser liberada para penetrar en la materia y así brillar en la consciencia de los hombres.

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Cuando el Maestro le pregunta: “La sabiduría y la fuerza son tuyas. ¿Harás uso de ellas para rescatar al que está en agonía, una víctima de enorme y persistente sufrimiento?”, se refiere a que la sabiduría y la fuerza dan lugar al poder y depende de él utilizarlo en beneficio de los demás o de forma egoísta; lo cual es lo mismo que dice Bach, “…el nacimiento del deseo de estar al servicio de los otros…”. Aquí empieza la verdadera batalla: sabiéndote poderoso, decidir por el servicio a los demás. Prometeo representa un aspecto de la vida que está anclado a una roca (la materia) y que debe ser liberado. Capricornio-Mimulus es un signo de Tierra; mira mucho por su seguridad, comodidad, puede llegar a ser avaro con el dinero quedándose en la materia y sus aspectos limitados, aunque en su virtuosismo aparece el servicio a los demás, el altruismo y la compasión. Hércules demuestra su voluntad y perseverancia, virtudes de Oak-Tierra, al descender a su infierno personal, ya que la única posibilidad de evolución pasa por un trabajo personal. Cerbero, el can guardián del Hades, tiene tres cabezas que simbolizan el deseo, la sensación y las buenas intenciones. El deseo que subyace en todas las sensaciones relacionadas con el mundo de las satisfacciones terrenales y las buenas intenciones que no llevamos a cabo. Hércules debía dominar estos fractales de su animal interior para liberar la luz que da vida al otro lado del río, por donde cruzan las Almas inmortales, y, de esta manera, recuperar la llama sagrada y llevarla al mundo donde reside la materia vivificada aún sin consciencia.

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Water Violet

11. Water Violet Elementos: Aire y Fuego Color del círculo cromático: amarillo Descripción de la tipología: Tipología de Aire, extravertida, mental-intuitiva, activa, fraternal, independiente; culta, original y progresista. Busca la individualidad como marco para ser y sentirse libre, elemento fundamental en su vida, donde puede seguir desarrollando su visión del mundo sin interferencias. Lo que ya no es se deja atrás con facilidad y los compromisos prácticos se eluden, pues no elevan la visión de la vida ni fomentan el desarrollo. Puede pasar de la sabia intuición con matices evolutivos y místicos al intelectualismo frío, técnico y agnóstico, dependiendo del nivel de ser del Alma. Es refinada, distinguida y renovadora; buscará lo nuevo constantemente, por lo que la pertenencia a algo la limita; se mantiene independiente, incluso en las relaciones sentimentales. Su refugio es la soledad, fruto de la distancia para no sufrir abandonos, punto de partida de una vida sentimental dañada en su origen. El mundo afectivo, las relaciones íntimas y el contacto la angustian, y la harán huir a su reino donde se siente segura e inexpugnable. Síntesis cronológica de los estudios de Edward Bach: 1. “Libérate a Ti Mismo” (Otoño de 1932). PESAR-ALEGRÍA ¿Es usted una de esas grandes almas que, valientemente y sin quejarse, procuran servir silenciosamente a sus hermanos —los hombres—, soportando los sufrimientos con calma y resignación, no permitiendo que sus penas interfieran en su trabajo diario? ¿Ha tenido verdaderas pérdidas, periodos de tristeza, y sin embargo se siente tranquilo? Si es así, la hermosa Water Violet, que flota libremente sobre la superficie de nuestros arroyos más cristalinos, le ayudará a entender que sus penas le han purificado, le han elevado a un gran ideal, para que pueda aprender a servir a sus semejantes incluso en sus horas de aflicción; para que aprenda a encontrarse absolutamente solo en el mundo, obteniendo la intensa alegría de la completa libertad, y por lo tanto del perfecto servicio a la humanidad. Y cuando comprenda esto ya no habrá más sacrificios, sino la exquisita alegría de ser útil en cualquier circunstancia. Además, esta pequeña planta le ayudará a comprender que todo lo que usted piensa que es cruel y triste en la vida, es verdaderamente para el bien de aquéllos de los que usted se compadece.

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2. “Los Doce Curadores” (Impreso en Epson, 1933). Es un tipo de aflicción que tan sólo pertenece a las grandes Almas que, con coraje y resignación, valientemente y sin lamentaciones, llevan su dolor sin causar ninguna molestia a los demás, y sin permitir que él interfiera en el trabajo de su vida. 3. “Doce Grandes Remedios” (Publicado en el periódico Heal Thyself, febrero, 1933). Los que están tranquilos, los serenos y valientes pacientes que nunca se quejan, que no desean que su enfermedad sea ningún problema para los demás y se esfuerzan en reponerse por sí mismos, podrán ayudarse con Water Violet. 4. “Los Doce Curadores y los Cuatro Ayudantes” (Publicado por C.W. Daniel Co., 1933) y “Los Doce Curadores” (Marlow, 1933). Con frecuencia estas personas tienen gran belleza espiritual y a menudo física. Son gentiles, tranquilos, muy refinados y cultos, y controlan con maestría su destino viviendo con serena determinación y seguridad. Les gusta mucho estar solos. Cuando están enfermos pueden ser un poco orgullosos y distantes aunque esto les traiga consecuencias. Incluso así, son muy valientes e intentan luchar solos y sin ayuda para no inquietar o estorbar a los que les rodean. Son Almas valerosas que parecen conocer su función en la vida y la cumplen con callada y evidente voluntad. No es frecuente que establezcan fuertes vínculos ni siquiera con los que les son más próximos. Soportan la adversidad y la enfermedad con calma, tranquila y valientemente, sin quejas. 5. “La historia de los viajeros” (1934). …Water Violet ya había viajado con anterioridad por aquel camino y sabía cuál era el adecuado y, sin embargo ,mostraba una actitud un poco orgullosa e indiferente que los demás no entendían. Water Violet creía que eran un poco inferiores. …y Water Violet, más ángel que persona, pasa entre el grupo como un aliento de aire cálido o un rayo de luz de un Sol esplendoroso, bendiciendo a cada uno de ellos. 6. “Los Doce Curadores y los Siete Ayudantes” (Publicado por C. W. Daniel Co., 1934). Para los que desean que les dejen solos, quizás para marcharse y estar tranquilos.

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7. “Los Doce Curadores y Otros Remedios” (Edición publicada en 1936 por C.W. Daniel Co.). Para aquellos que en la salud o en la enfermedad les gusta estar solos. Personas muy tranquilas que se mueven sin hacer ruido, que hablan poco, y lo hacen de forma suave. Muy independientes, capaces y confían en sí mismos. Prácticamente libres de las opiniones de los demás. Son reservados, se apartan de la gente y siguen su propio camino. Con frecuencia inteligentes y con talento. Su paz y tranquilidad son una bendición para quienes les rodean. Virtud a desarrollar: Alegría-humildad Es un estado “per se” que no necesita de evento ni de pensamiento proyectado para manifestarse. La alegría en oposición al pesar es la virtud que favorece la impecabilidad y la congruencia aún en los momentos más duros. La dignidad espiritual, como expresión de la verdadera naturaleza, no entiende de bajezas ni debilidades, ni siquiera ante las circunstancias más adversas. La humildad es fruto del “reconocimiento de la pequeñez de la personalidad y de su absoluta dependencia del Alma y que todos los éxitos que se puedan obtener no lo son a causa de sí mismo, sino que son bendiciones concedidas por la divinidad interior… sentido de la proporción, de la insignificancia de uno frente al esquema de la creación”. Limitación a transformar: Pesar Son Individualistas; personalidades vanidosas, arrogantes y orgullosas. Saben herir con la certeza de un arquero donde más dolor provoca. Tienen grandes dificultades para la comunicación. Les cuesta aceptar compromisos afectivos, pues temen ser invadidos. Se sienten superiores y provocan que los otros se alejen y se sientan incómodos. Buscan la diferencia con los demás para sentir la superioridad y no ver lo que une. No soportan las multitudes y reaccionan mal física y psicológicamente ante este hecho. Padecen enfermedades reumáticas, dolores articulares. Intención positiva de la limitación: Proteger su individualidad, su libertad para elegir el camino y la vía de desarrollo que considera más adecuada sin influencias. Aislarse para seguir siendo único y diferente. Enseñanza potenciadora a interiorizar: Somos únicos “per se” pero eso no tiene ningún mérito o ¿acaso ser tomate es meritorio? Podemos mantener nuestra individualidad sin necesidad de aislarnos del entorno, porque no hay nada de qué protegerse. La realidad está conformada por muchas pequeñas realidades con sus propias características que, con actitud tolerante, se reúnen, se enriquecen y dan alegría y colorido a la vida.

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Ámbito de exploración: La diferenciación individual entre los seres. Esta estructura capacita al individuo para que se manifieste separado del grupo; esto es posible por el grado de autonomía que este ser ha logrado en su proceso de desarrollo. Posición de la Danza Chémica para el Ser de la tipología: Con el cuerpo recreando la figura del Aguador, es decir, como inclinando un cántaro sostenido con la mano derecha, y elevando la izquierda hacia el cielo, repetimos en cada exhalación la palabra Tzadik. La posición favorece el descubrimiento y manejo de aspectos más allá de la mente lineal. Letra hebrea: Tzadik x El Tzadik vive en su fe, por ello, sabe de la alegría, consciencia plena del sentido vital, Alma grande, pues tiene la capacidad de ver a Dios en cada una de sus actividades dentro del mundo. Las letras hebreas se asocian en pares, la “amiga” de Alef, el Maestro del Universo, es la Tzadik, que representa “el justo” sobre el cual el mundo se sostiene, como está dicho: “…es el fundamento del mundo”. Experimenta la más inmensa alegría en el servicio de uno a Dios. En su forma, es una Iud insertada en la parte superior de una Nun reclinada. Las Iud cara hacia arriba y hacia abajo, y la consciencia de Atzilut que se une a la fuente de la sabiduría y desciende para enseñar a la Creación. Signo zodiacal: Acuario Se trata de un signo de Aire, por lo que tienen una mente ágil y goza con el intercambio de ideas; son inteligentes, claros y lógicos. Acuario tiene una fuerte convicción de la verdad, lo que lo hace muy honesto, sin embargo, puede analizar claramente todas las aristas de una idea y cambiar la suya si se convencen de los argumentos. Posee una excelente memoria. Tiene una fuerte tendencia a la originalidad y a la creatividad; gusta de situaciones fuera de lo ordinario; son vanguardistas y van siempre a la cabeza de las corrientes innovadoras y revolucionarias. Buscan siempre la independencia, pues la considera necesaria para levantar sus velas hacia el camino inexplorado que ha decidido; en ocasiones tienden a la soledad. En lo emocional, siempre está impresa su necesidad de libertad, pero puede conectar profundamente desde el Alma; en el terreno amoroso exige más que afecto y no entabla relaciones de tipo tradicional. Acuario es muy generoso, puede desprenderse de lo propio con tal de ayudar a la humanidad; es muy fraternal. Mal aspectado puede ser extremadamente superficial, subversivo, extremista y extravagante. Se vuelve volátil y frío, pasando sobre todo y sobre todos para cumplir sus objetivos.

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Planeta regente: Urano y Saturno Urano: le asigna, en sentido benéfico, la fraternidad, la intuición y la originalidad mental, pero, en sentido disonante, lo orienta hacia la rebeldía, la extravagancia, la frialdad, el intelectualismo y las acciones imprudentes. Saturno: le brinda, en su polo benéfico, la madurez, la reflexión y la constancia intelectual; y, en su polo desarmónico, el escepticismo intelectual y la frialdad sentimental. Animales esotéricos: oveja y pavo real Oveja: la cría de la oveja, el cordero, es la representación cristiana de Jesús, el hijo de Dios, un mayúsculo símbolo de servicio hacia la humanidad, que se refleja en las descripciones que Bach hace de esta tipología. Pavo real: en la Tradición esotérica, el pavo real es un símbolo de la Totalidad, pues en su cola de forma semicircular se representan todos los colores del arcoíris, que cambian según su movimiento. También se identifica a este animal con la vanidad, que en algún momento vemos presente en Water Violet. Diosa griega: Hera Fue la esposa y hermana mayor de Zeus. Su principal función era presidir como diosa de los nacimientos y del matrimonio. Eligió entre sus emblemas a la vaca, pero, al no querer parecer ordinaria, también tomó al pavo real y al león. Se representa majestuosa y solemne, a menudo en el trono y coronada, actitud que podemos ver en Water Violet cuando actúa desde su limitación. Hera fue muy conocida por su naturaleza celosa y vengativa, principalmente contra las amantes y la descendencia de Zeus, pero también contra los mortales con quienes se cruzaba, como Pelias. Paris, quien la ofendió al elegir a Afrodita como la diosa más bella, se ganó así su odio. Hera preside sobre los correctos preparativos del matrimonio y es el arquetipo de la unión en el lecho nupcial, pero no destaca como madre. Tribu de Israel: Asher Es el séptimo hijo de Jacob; su madre es Zilpah, criada de Leah. Es también la salud, el aire fresco, el ejercicio, etcétera. Es despreocupado y apaciguador, pero sus guerreros son considerados el orgullo de Israel; confía en la intuición combinada con lo intelectual; es inteligente y abierto a otras opiniones, generoso y le gusta ver que todos sean tratados de manera justa y razonable. Esto podría ser uno de los secretos de su éxito. Las hijas de la Tribu de Asher tenían una buena reputación y fueron buscadas como mujeres por los Sacerdotes y los Reyes de Israel. Una fuente dice que Asher era el más feliz de todas las tribus. La palabra “Asher” es también la parte del término “Asherah” que era una arboleda dedicada a la diosa “Ashterot”, cuyo culto implicó la licencia sexual.

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Asher era sensual, le gustaba el lujo y la buena vida, incluso si esto implicaba gasto, como a nuestra tipología. Piedra: Berilio Es una de las piedras más importantes y menos conocidas. Resulta muy favorable para el desarrollo de la intuición y la concentración. Eleva la autoestima. Es utilizada por los estudiantes para retener la información adquirida. Antiguamente era utilizada en rituales para atraer la lluvia. Estimula el optimismo y el buen humor. Apóstol de Jesús: Mateo Era un hombre dedicado a la recaudación de impuestos, entonces se llamaba Leví, nombre que conecta con la tribu elegida para cuidar el culto de Dios; las otras tribus deben pagarle un diezmo por los servicios que ejercían en beneficio de la comunidad. Ejerció su profesión tanto con justicia como con abusos, por eso el nombre de Leví le recordaba su vida antes del encuentro con Cristo y prefiere el de Mateo. Mattai que significa “Don de Dios”. Acostumbrado a redactar esquemáticamente los datos de su antiguo empleo, expone en estilo breve los hechos que él mismo había presenciado y con mayor detenimiento recoge las parábolas y discursos del Señor, especialmente los de Galilea en su evangelio. Caballero del Rey Arturo: Gaheris Sir Gaheris fue el hijo del rey Lot de Orkney y Morgawse (Morgana), hermana del Rey Arturo. Antes de ser nombrado caballero, fue el escudero de su hermano mayor Gawaine, de quien un tiempo fue su consciencia, enfriando su temperamento cuando perdía los estribos, como cuando quiso desafiar a Pellinore, alabándole por sus habilidades en su combate con Allardin de las Islas y recordándole después de su fracaso en la muerte de Ablamar. A pesar de todo ello, siempre fue un firme compañero en las aventuras de su hermano; parece haber sido bastante mujeriego. Su amor oficial era el Damoiselle de la Blanche Lande, pero tuvo varios romances. Otro lado de su carácter muestra que también era muy caritativo. Una vez, por casualidad, asustó a un plebeyo que abandonó su asno y escapó al bosque. Al volver encontró la bestia de carga devorada por los lobos; por lo tanto, como perdió su medio de sustento, Gaheris se hizo cargo y le consiguió un caballo. Llave de Basilio Valentín: Llave XI Como Orfeo a Eurídice, el hermano desposará a la hermana, y de sus cuerpos se verterá la sangre. Júntala al humor cálido del

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padre y de la madre, después cierra con cuidado el globo de los Adeptos. Entonces el fiero león de prolífico cuerpo contemplará, feliz, su numerosa prole (Valentín 2001). En esta fase ya próxima al final del trabajo, el alquimista contempla maravillado cómo operaciones, que antes tardaban días en completarse, ahora sólo lo hacen en unos minutos. La alegría es grande y supera con creces todo cuanto se puede experimentar con cosas mundanas. Es una especie de “ebriedad divina”. Cyliani describe este estado de ánimo al final de su obra: ¡Cuán grande y viva fue mi alegría! Estaba fuera de mí; me sentí como Pigmalión, me puse de rodillas para contemplar mi obra y dar gracias al Eterno... Múltiples ideas se ofrecían simultáneamente a mi pensamiento... finalmente acabé temiendo volverme loco de felicidad... Apenas pasaban algunas horas sin que me quitase el sombrero y elevando los ojos al cielo le agradeciese haberme concedido semejante dicha.... Sentí la necesidad de obligarme a hacer mucho ejercicio caminando por el campo, lo cual hice durante ocho horas seguidas... finalmente me calmé, comprendiendo cuánto me exponía al hacer semejantes gestiones. Realmente conviene retornar a un estado sereno y no dejarse llevar por el exceso de entusiasmo. Pasado cierto límite, la Piedra deberá multiplicarse sólo en cantidad y no en potencia, para no arriesgarnos a malograr un resultado que probablemente se haya tardado toda una vida en conseguir. Trabajo de Hércules: limpiar los establos de Augías “La llama única debe alumbrar a las otras cuarenta y nueve. Habiendo encendido su propia lámpara Hércules ahora puede traer la Luz a los otros”, afirmó el Gran Presidente. El Maestro se dirigió a Hércules a explicarle la prueba: “Tú estas delante de otro Portal. Por mucho tiempo has perseguido la luz que vacilaba primero inciertamente, luego crecía hasta ser un faro firme y ahora brilla para ti como un Sol en llamas. Vuelve ahora tu espalda a la claridad; vuelve sobre tus pasos; regresa hacia aquéllos para quienes la luz no es sino un punto transitorio, y ayúdanos a hacerla crecer. Dirige tus pasos a Augías cuyo reino debe ser purificado de antiguos males”. El rey Augías, por mucho tiempo no había limpiado el estiércol que su ganado producía en los establos reales. El hedor que emanaba de ese lugar casi hizo desfallecer a Hércules, a medida que se aproximaba. Tanta acumulación de suciedad hacía que la siembra no creciera y estaba causando estragos en las vidas humanas.Hércules visitó al soberano para comunicarle el motivo de su visita, Augías, incrédulo y

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desconfiado, le preguntó a Hércules: ¿Dices que harás esta enorme labor sin recompensas?, y ante la respuesta afirmativa le propuso un trato. Si tú Hércules, limpias en un día los establos, yo te daré el diez por ciento de mi ganado y si no, toda tu fortuna y vida estarán en mis manos. El guerrero no respondió y se marchó para comenzar con su trabajo. Mientras caminaba, escuchaba dos ríos, el Alfeo y el Peneo. Tranquilamente se sentó en una de las riberas buscando respuesta. Como un relámpago, en su mente apareció lo que podía ser la solución. Se puso a trabajar con todas sus fuerzas, desviando el agua de los dos ríos, haciéndolos pasar por los establos llenos de estiércol. La fuerza y el ímpetu de la corriente de agua, realizaron el resto del trabajo. Los establos quedaron purificados en un día, una proeza sin precedente en la comarca. Cuando Hércules regresó satisfecho de su hazaña, le contó al rey Augías lo sucedido, quien, encolerizado, le dijo: “Los ríos hicieron tu trabajo, no tú. Fue una artimaña para apoderarte de mi ganado, una conspiración para mi trono”. El rey desterró a Hércules con fuertes amenazas y le prohibió la entraba en lo venidero. “Te has vuelto un servidor del mundo. Tú has progresado retrocediendo; has llegado a la casa de la Luz por otro sendero; tú has empleado tu luz para que pueda brillar la luz de otros. La joya que otorga el undécimo trabajo es tuya para siempre”. Ahora bien, si observamos como Water Violet actúa de forma virtuosa, sabiéndose más erudito que los demás, culto, inteligente y con la virtud “humildad” encarnada, deja de poner una barrera entre él y el mundo, así es como “habiéndose encendido su lámpara Hércules va a ayudar a otros”. Recordemos que subió la montaña en LibraScleranthus (tipología de Aire) despojándose de las amistades que lo desviaban de su camino, quitándose peso. Después, realizó una gran hazaña matando a la hidra y enterrando su cabeza inmortal debajo de una piedra, bajando de la montaña a enfrentarse con su mundo emocional, para que el agua fluyera limpia, Escorpio-Chicory. En el siguiente trabajo buscó su silencio interior para encontrar la paz dentro de Sí mismo en Sagitario-Agrimony. En Capricornio-Mimulus bajó a su infierno interior a dominar a Cerbero, un trabajo con lo más profundo de la sombra. Todo esto nos dice que cuando alcanzó la cumbre de la montaña y tenía una gran visión del mundo fuera de la neblina que empaña la realidad, por debajo de la montaña, bajó para terminar de purificarse y poder servir a los demás. Cuando se hace referencia a que la llama única alumbrará a las otras 49 (siete por siete y los subgrupos que derivan de ellos), habla de los siete chakras, las siete esferas, los siete planetas, los siete cuerpos, nuestros 7 ayudantes. Con todo lo desarrollado en la suma de los trabajos y la

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profundidad de los mismos, se empieza a atisbar el nacimiento de Wild Oat en el cuerpo y en él todos somos Uno. Las palabras del Maestro antes de que cruzara el Portal se refieren a la luz, como la certeza, la voluntad y la determinación que dejan de fluctuar y empiezan a brillar como un faro cuando uno tiene el objetivo claro y la capacidad de mantener el equilibrio emocional suceda lo que suceda en el exterior; no es fácil ni difícil, es sólo un trabajo diferente. Uno de los motivos por los cuales Water Violet no se mezcla con los demás es debido a que no quiere ver invadido su mundo interior y que le digan lo que tiene qué hacer, ya que esto lo puede llevar a perder su sentido de individualidad. ¿Y no es lo que hace Hércules, derribar los muros que delimitan los ríos para poder limpiar la Tierra, el cuerpo y la mente? El monarca se encoleriza al saber del éxito en la tarea, porque es una representación de un antiguo soberano que vive dentro de cada uno de nosotros, como parte de la personalidad inconsciente que nos gobierna y su deseo es mantener el poder. La lección es limpiar nuestras mentes para volver a sembrar cosas nuevas. Así, a través de su decisión, perseverancia, humildad y paciencia, Hércules no posee, no consigue la Luz, ésta se le otorga, lo toma a él por haber andado por otro sendero o paradigma.

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Rock Rose

12. Rock Rose Elementos: Agua y Fuego Color del círculo cromático: violeta Descripción de la tipología: Tipología de Agua, introvertida, mística-intuitiva, pasiva, compasiva, tierna, servicial; hipersensible, se vincula a la mística como expresión valerosa en lo cotidiano o como la evasión del peligro diario. El refugio es la vuelta a su “burbuja” mágica que la mantiene a salvo de todos los conflictos externos, por ello, mantenerse en su Universo es sinónimo de seguridad. Mantiene una constante vinculación con la “psique colectiva” que canaliza a través del arte, tanto en el ámbito plástico como escénico; su sensibilidad es tan extrema que se diluye a veces entre los “otros” perdiendo así la sensación de yo y viviendo momentos de angustia existencial. Puede sucumbir ante la indefinición y excitabilidad permanente que le produce la vida por su extrema sensibilidad a lo colectivo por medio de las drogas: alucinógenos, alcohol, etc. o gestionar su capacidad haciéndose cargo de su naturaleza “supra consciente” y redimir la materia mediante un acto de servicio colectivo, convirtiéndose así en un refugio para los que sufren, un lugar de paz para todos como los que ella han nacido sin “piel humana”. Síntesis cronológica de los estudios de Edward Bach: 1. “Libérate a Ti Mismo” (Otoño de 1932). TERROR-CORAJE ¿Se encuentra usted en la absoluta desesperación, en el terror; que siente que no lo puede soportar más; aterrorizado por lo que pueda suceder; la muerte; el suicidio; la locura; alguna enfermedad horrible; o temeroso de afrontar la desesperación en las circunstancias materiales? Si es así, está aprendiendo a ser valiente en las grandes disputas, y a luchar por su libertad, la hermosa, amarilla y pequeña Rock Rose, que crece tan abundantemente en nuestros pastos montañosos, le dará el coraje para ganar. 2. “Los Doce Curadores” (Impreso en Epson, 1933). Es el terror; terror de algo más grande que las cosas materiales; terror a la muerte, al suicidio, o a fuerzas sobrenaturales. Son personas que luchan por la libertad mental.

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3. “Doce Grandes Remedios” (Publicado en el periódico Heal Thyself, febrero, 1933). En los casos de gran urgencia, de gran peligro, de intenso miedo, o terror, o depresión, en todos los casos de extrema necesidad cuando la situación parece desesperada, dar Rock Rose. 4. “Los Doce Curadores y los Cuatro Ayudantes” (Publicado por C.W. Daniel Co., 1933) y “Los Doce Curadores” (Marlow, 1933). Este es el remedio de rescate. En casos de urgencia y peligro. Cuando los hechos son desesperados. En todos los casos en que la vida esté en peligro. Cuando el paciente está aterrorizado o con pánico. En los casos en que se ha perdido toda esperanza. Cuando la mente está en peligro, ante la amenaza del suicidio o la locura, o una crisis nerviosa, ante el miedo a la muerte o una depresión sin esperanzas. 5. “La historia de los viajeros” (1934). Al ponerse el Sol las sombras se espesaron y se oían los ruidos nocturnos del bosque que les rodeaba, Rock Rose se aterrorizó y entró en pánico… Rock Rose, aún en los momentos más oscuros, es la viva imagen de la calma, el coraje sereno. 8. “Los Doce Curadores y los Siete Ayudantes” (Publicado por C. W. Daniel Co., 1934). Cuando un paciente está aterrorizado, o ante una repentina enfermedad, o si es tan grave como para causar un gran temor a los que le rodean. De hecho, en todos los casos de urgencia o peligro administrar este remedio, incluso aunque también se necesite algún otro. 9. “Los Doce Curadores y Otros Remedios” (Edición publicada en 1936 por C.W. Daniel Co.). Es el remedio de rescate. Es el remedio de emergencia para casos en los que, incluso, parece no haber esperanza. En accidentes o en enfermedades que aparecen de forma súbita, cuando el paciente se siente muy asustado o aterrorizado, o si la situación de la persona es lo suficientemente seria como para causar miedo entre quienes le rodean. Si el paciente está inconsciente se le pueden humedecer los labios con el remedio. Pueden necesitarse también otros remedios, como, por ejemplo, si hay inconsciencia, como es un profundo estado de sueño, Clematis; si hay tormento, Agrimony, etc.

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Virtud a desarrollar: Valor-coraje El valor nace de la consciencia de la trascendencia de nuestra naturaleza más íntima. Es el gesto de aquel que ya “sabe” y en consciencia prefiere perder la vida física o su personalidad a mutilar el Alma. Es la actitud que permite vivir en lo físico como embajador de lo divino, gestionando todo aquello que por su densidad abruma y mantiene a la consciencia aturdida y excitada. Es la capacidad de mantenerse vivo en la carne al adentrarse en el misterio, sin sucumbir a lo que los alquimistas denominaban “Temor de Dios”, esa fuerza arrebatadora, descomunal e insondable: lo “Numinoso” cuando irrumpe en la psique personal. Limitación a transformar: Terror Estado agudo de emergencia altamente traumático, en algunos casos con síntomas transitorios como la pérdida parcial o total de visión, voz, movilidad de algún miembro o de sensaciones; tensión generalizada, parálisis del cuerpo e imposibilidad para actuar en el mundo físico, como consecuencia de una situación límite como un robo, ataque violento, violación, accidente, guerra, catástrofe natural, intervención quirúrgica de alto riesgo, enfermedad terminal, etc., o de las secuelas de estos sucesos. Pánico, terror, miedo paralizante. Intención positiva de la limitación: Proteger física, mental y emocionalmente de una situación extrema que puede resultar traumática y desestructurante. Impedir la reacción cuando las opciones a tomar no son conocidas y ésta podría empeorar la situación. Enseñanza potenciadora a interiorizar: Cada situación tiene un modo determinado de afrontarse, por lo que recoger las experiencias vitales e interiorizarlas es una herramienta muy importante para tener estrategias para la resolución de otras situaciones, sean extremas o no. En lo físico, en lo mental y en lo emocional puede sufrirse un trauma, pero el Alma está más allá de esas circunstancias y escucharla puede ser de gran ayuda en esos momentos. Ámbito de exploración: Tomar consciencia de que somos finitos y mortales en lo físico e inmortales en esencia. Aceptación de la muerte y conexión con el ámbito inmortal de la existencia. Posición de la Danza Chémica para el Ser de la tipología: Con las piernas bien separadas y los brazos abiertos extendidos hacia arriba en un ángulo de 45 grados, con las palmas hacia arriba también, en cada exhalación pronunciamos Cuf. Favorece la conexión con el movimiento infinito de la creación. Letra hebrea: Cuf q Esta letra representa el poder de realizar el potencial, es decir, contactar

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con la inspiración, retornar al hogar mediante una acción estimulante que devuelve la consciencia a aquéllos que se desviaron de su camino. Cuf alude al poder latente dentro del reino espiritual, el potencial de manifestarse completamente en la esfera física de lo real. El Universo es creado por Dios de manera constante, como requisito indispensable para que lo Uno sea manifiesto; su potencial es, entonces, actualizado a cada momento. Su forma son tres líneas conectadas con las puntas redondeadas fe, placer sublime y deseo; la corona en la cabeza de un rey. Signo zodiacal: Piscis Su símbolo indica contradicción, pues son dos peces en sentido contrario uno del otro. El tipo pisceano no tiene una dirección emocional muy delimitada, pero es tremendamente sensible al ambiente psíquico que le rodea. Su personalidad es generalmente ambivalente y suele huir de la realidad, debido a su estrecho contacto con el mundo sutil. Este contacto hace que tenga un nivel intuitivo muy desarrollado y sea también altamente perceptivo de fenómenos que no son evidentes, muy dados a los sueños que pueden llegar a ser premonitorios. Por ser un signo de Agua, tiene una vida afectiva volátil; la realidad y los sueños se entretejen en su mundo emocional creando siempre amores sublimes, donde no es raro que quieran entregarse por completo, incluso al nivel del sacrifico. Cuando la sensibilidad es capaz de encontrar una forma positiva de expresión, se dan individuos muy creativos, a menudo geniales, ya sea en el plano intelectual o artístico. Cuando los aspectos que rigen este signo se encuentran en desarmonía, pueden ser fatalistas, poco prácticos, carentes de toda personalidad, extremadamente pasivos, sugestionables y personas de poco fiar. Planetas regentes: Neptuno y Júpiter Neptuno: le asigna, en sentido beneficioso, la esperanza, la fe interna, la inspiración artística y la sublimación espiritual; y, por lo contrario, en sentido oscuro, le transmite la mentira, el embrollo sentimental, el caos mental, la evasión, la imaginación enfermiza y la apatía vital. Júpiter: le proporciona, en su faceta consonante, la compasión, la simpatía y la generosidad; mientras que, en su cara disonante, le otorga la exageración, la juerga evasiva y la fachada artificial de la personalidad. Animales esotéricos: caballo y delfín Caballo: suele tirar de los carruajes que conducen hacia otros mundos,

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que persisten en planos sutiles. Representa también la fuerza y la velocidad con la que se suele mover el mundo emocional en el que está inmersa por completo esta tipología. Delfín: animal simbólico de la “salvación” por su empatía con el ser humano. Está completamente relacionado con el elemento Agua y con las transformaciones profundas. Dios Griego: Poseidón En la mitología griega, Poseidón era el dios del mar, encontramos aquí una clara relación con Rock Rose que pertenece al elemento Agua. En su aspecto benigno, se concebía creando nuevas islas y ofreciendo mares en calma. Cuando se enfadaba o era ignorado, hendía el suelo con su tridente y provocaba manantiales caóticos, terremotos, hundimientos y naufragios. Los marineros oraban a Poseidón para tener un viaje seguro, a veces ahogando caballos como sacrificio. Como Dioniso, que enfervorizaba a las Ménades, Poseidón también provocaba ciertas formas de perturbación mental. Un texto hipocrático de 400 a.C., “Sobre la enfermedad sagrada”, afirma que era considerado culpable de ciertos tipos de epilepsia. Tribu de Israel: Naphtali Era el sexto hijo. Su madre era Bilhah, criada de Rachel. Naphtali destaca por su modestia y eficiencia, por su elocuencia y serenidad, así como por su pensamiento veloz y su actitud moderada. Sus hombres son grandes guerreros con rasgos masculinos, sin embargo, para los forasteros estas características pueden parecerles femeninas (como nuestra tipología, Rock Rose). Atiende los asuntos personalmente y ayuda a todos. Los aspectos “femeninos” de Naphtali son ejemplificados por su símbolo, un ciervo femenino de un cierto tipo donde la hembra es más rápida que el macho. El aspecto rosáceo de su color nacional es también indicativo. A Naphtali le gusta trabajar en equipo; no aparece como un líder por este motivo; por ello, busca compañeros para compartir experiencias y responsabilidad. Siempre estará implicado con asuntos en la sociedad ya sea amistosamente o desde la rencilla y la confrontación, por lo que no es realmente un individualista. Tiene habilidades musicales. Piedra: amatista Es una piedra cristalina de la familia de los cuarzos, por lo que tiene sus poderes, sobre todo, la capacidad de polarizar la energía positiva. Además, ha sido considerada la piedra del equilibrio en los planos físico, mental y espiritual. Trabaja en restaurar el equilibrio perdido de aquel que la porte. Tiene afinidad con el séptimo chakra, relacionado con el crecimiento espiritual, por lo que ayudará a quienes quieran avanzar por este camino. Aporta energía, equilibrio y espiritualidad.

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Apóstol de Jesús: Pablo La tradición cristiana conoce a San Pablo como “el Apóstol”. El no sólo vivió apasionadamente la misión que le había sido confiada, sino que en sus cartas transluce esta vivencia. Sus escritos no son asépticos e impersonales; en cada línea manifiesta su Alma y su corazón. Le fue confiado el anuncio de este acontecimiento incomparable que es portador de salvación “el amor de Dios manifestado en Cristo”. Su ímpetu y su intensa actividad evangelizadora arrancan del hecho de que tiene consciencia clara de que no es apóstol por voluntad propia, sino “por voluntad de Dios”. Caballero del Rey Arturo: Lancelot Fue el caballero más temido en el campo de batalla y el más respetado, incluso por sus enemigos. Era un caballero valiente, magnánimo, leal, generoso con sus amigos, encarnizado enemigo y el enamorado más puro del mundo. Su desdicha fue verse atrapado entre el amor y el deber; intentó ser fiel a ambos, pero con su caída arrastró el reino de Arturo. Tras cambiarse el nombre por la Dama del Lago que lo raptó, inició sus aventuras, liberando a varias damas y matando dragones como corresponde a todo caballero. El rey Pelles, para celebrar ambos acontecimientos, dio una gran fiesta en medio de la cual apareció de pronto una paloma que llevaba en el pico un incensario. Todo se impregnó de pronto de un maravilloso olor y ante cada comensal apareció el plato que más le apetecía. A continuación, llegó una doncella con una copa en la mano. Todos se arrodillaron y elevaron plegarias al Cielo, pero de repente desapareció. Sir Lancelot no entendía nada hasta que el rey Pelles le explicó que lo que acababa de ver era el Santo Grial. Su devoción por Ginebra fue absoluta y duró hasta la muerte. Llave de Basilio Valentín: Llave XII Si el león generoso devora la serpiente, Mercurio te dará flores a millares. La piedra sin fermento no puede producir oro, pero teñirá mucho unida a él por ingreso. Por ella verás todo lo que está oculto, Y Dios será propicio a satisfacer tus deseos (Valentín, 2001). En este punto el alquimista se ve en el trance de realizar sobre él mismo el proceso correspondiente de transmutación asequible al género humano, lo que enlaza con el polémico tema de la Alquimia y la inmortalidad. La Gran Obra, la Vida Eterna, la Iluminación y el destino último del hombre. Tales son los enigmas que en realidad se pretende desvelar con la Alquimia. Las referencias a estas cuestiones no son excesivamente abundantes. Algunos autores, como Nicolás Flamel, se limitan a decir que se veía “forzado a ocultar su intensa felicidad para no llamar la atención”, porque la Piedra le había “borrado el pecado original del hombre”. Algunos otros de inclinación mística, tales como Sendivogius o

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Boehme, intentan expresar cosas que en realidad no pueden expresarse, mediante diferentes discursos teológicos. Otros ni eso, y se limitan a alabar las virtudes medicinales del Elixir. La consciencia cerebral es silenciosamente golpeada como por un relámpago y es entonces cuando se percibe la inmortalidad, de la que en realidad siempre hemos participado aunque no nos diéramos cuenta de ello. El Ouroboros ha mordido su cola y el ciclo de la Gran Obra se ha cumplido. Somos mortales e inmortales al mismo tiempo. Reconocemos nuestro destino y nos hacemos libres. Trabajo de Hércules: Capturar a la manada colorada de Gerión El Gran Presidente le reveló al Maestro la Voluntad de lo que Debe Ser. “Él está perdido y encontrado; está muerto, no obstante, vibrante de Vida. El servidor se vuelve al Salvador y regresa al hogar”. El Maestro requirió a Hércules y le dijo: “Un trabajo resta todavía antes de que el círculo se complete y sea alcanzada la liberación. Marcha hacia ese oscuro lugar donde la Gran Ilusión está entronizada: donde Gerión, el monstruo de tres cabezas, tres cuerpos y seis manos, es señor y rey. Ilegalmente él retiene una manada de bueyes rojizos. Tú debes conducir esa manada a la ciudad sagrada. Cuidado con Euritión, el pastor, y su perro de dos cabezas, Ortro. Puedo hacerte una advertencia, invoca la ayuda de Helios”. Hércules cruzó el duodécimo Portal y permaneció en un templo meditando durante siete días. Entonces, un favor le fue concedido. Un Cáliz de Oro cayó frente a sus pies. En su interior, Hércules sabía que aquel objeto le serviría para cruzar a Eritia y traer a la manada de vuelta. Con el Cáliz surcó los mares agitados, alcanzando la orilla de la playa, donde desembarcó. El guerrero caminaba cuando divisó a la manada de bueyes pastando, vigilada por el pastor y su perro Ortro. Éste, al ver a Hércules acercarse, poco tiempo tardó en dirigir un feroz ataque, pero un golpe certero del guerrero lo derribó. El pastor temeroso de Hércules, le suplicó que le perdonara la vida, quien así lo hizo. Después, reunió a la manada conduciéndola delante de él; caminó a la ciudad sagrada. A sus espaldas, una nube de polvo se acercaba rápidamente, era Gerión que venía en furiosa persecución. Hércules se paró para enfrentar a su enemigo. El monstruo le lanzó varias llamaradas, pero el guerrero ágilmente las esquivó. Cargó y tensó su arco con tanta fuerza que un solo disparo fue suficiente para atravesar los tres cuerpos de Gerión, el cual se inclinó cayendo al suelo para nunca más levantarse. Volvió a encaminarse con la manada; en algunas ocasiones debía regresar porque algún buey se convertía en un errante vagabundo. Por donde la injusticia hubiera triunfado, él asestaba un golpe mortal a los poderes

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del mal y enderezaba la justicia. En el trayecto, se enfrentó a Erix, el luchador, y al gigante Alcione; a veces se desorientaba y desandaba sus pasos para encontrar de nuevo su camino. Al llegar, el Maestro lo esperaba para decirle: “La joya de la inmortalidad es tuya. Con los Doce Trabajos tú has superado lo humano y ganado lo divino. Has llegado al hogar para no dejarlo más. Terminados tus doce trabajos humanos, tu tarea cósmica empezará” y así se dieron por concluidas las doce pruebas. Interpretemos ahora el mito. Piscis está representado por los dos peces, uno mirando arriba y otro abajo; el Alma apuntando a lo divino y la personalidad a lo terrenal; los dos peces tienen una estrecha relación con Isis, quien con su caña pescaba del mundo de lo invisible y lo traía al mundo visible, facilidad que tiene la tipología Rock Rose para entrar y salir del inconsciente. De igual manera, posee una hipersensibilidad que le permite ser permeable y percibir los sentimientos de las personas que le rodean, a veces impregnándose de éstos, como tipología de Agua que es. Con esta frase empieza el mito: “Él está perdido y encontrado; está muerto, no obstante vibrante de Vida. El servidor se vuelve al Salvador y regresa al hogar”. La personalidad se funde con el Alma en un aspirante, que ha decido volver a nacer por decisión propia. Por este motivo habla de una muerte (personalidad) y aún así está vibrante de vida (Divina). Cuando uno decide servir, se convierte en un Salvador; es igual el trabajo que desempeñe, porque en él vibra la intención de ayudar a los que lo necesiten sirviendo al Plan Uno. Regresa al hogar porque se reconoce Uno con el todo; deja de verse alejado del mundo. También sabemos que el miedo puede paralizar a Rock Rose, aunque esto sólo ocurrirá en el aspecto físico, ya que el Alma en constante evolución está proponiendo una lección ignorada por la personalidad, que en su afán de defender el físico prefiere permanecer inmóvil, hasta que amplía su visión y rescata la enseñanza vinculada a la sensación de pánico. El Maestro requirió a Hércules y le dijo: “Un trabajo resta todavía antes de que el círculo se complete y sea alcanzada la liberación. Marcha hacia ese oscuro lugar donde la Gran Ilusión está entronizada”; el regente de Piscis es el planeta Neptuno; si nos dejamos envolver por las energías limitantes de este planeta, viviremos una realidad ficticia que impide completar el círculo y alcanzar la liberación. Aunque por todos es sabido que detrás de una limitación existe una virtud, si corremos el velo de la ilusión (mental) y nos conectamos a la parte de Neptuno que desarrolla el Amor Universal, nos convertiremos en salvadores del mundo, como le está ocurriendo a Hércules. Antes de que el guerrero cruce el Portal, el Maestro le da un consejo: “Encomiéndate al Dios Helio”, quien representa al Sol. Le dice de manera simbólica que cuando cruce el Portal y sienta las energías

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de la Naturaleza de este periodo (como un nacido pisciano), recurra a lo que es natural y virtuoso en el. Hércules medita por siete días, Rock Rose es la tipología espiritual por excelencia de las 12 personalidades. En los primeros cuatro días medita sobre los 4 Elementos; en los dos siguientes lo hará con Vine y Olive, para terminar en el séptimo día con Wild Oat. Filtra las energías para percibir el mundo desde Piscis con una visión holística y fractal. Como regalo caído del cielo, le es concedido un Cáliz de Oro. Esto es una alegoría, un recipiente o receptáculo donde las emociones estarán contenidas en Oro y, aunque el mar tenga aguas turbulentas, sus emociones no se verán afectadas. Su desembarco en la playa es plácido, sereno, sus emociones están a buen recaudo. En la forma de un can, el exterior podrá a prueba su temple, a través de un rápido y agresivo ataque. El aspirante consciente y celoso de mantener su estado interior, derriba al perro con un certero golpe. Ortro, representa la naturaleza psico-emocional y física humana; como Hércules ha trabajado su naturaleza interior durante las 12 pruebas, no tiene dudas y elimina al animal; las fuerzas de éste han perdido el poder que otrora tuviera. El iniciado sabe lo que quiere, lo que lo aleja o lo acerca al estado de consciencia. El siguiente aspecto de sí mismo que debe enfrentar es Euritión (el pastor); de nuevo, un aspecto del ego, la mente, que, en lugar de estar al servicio del Todo, está cuidando de los bueyes (deseos inferiores) más mansos que del Toro de Creta, al que se enfrentó en su segunda prueba. Llama la atención que el pastor le pida que le salve la vida, y Hércules lo haga. El aspirante ya tiene las herramientas para percibir que es una parte de él y que matarlo sería luchar en contra de sí mismo, creando fricción, no aceptación; por este motivo lo perdona, pues sabe de su propia naturaleza inferior y le tiende la mano, como si se tratara de un hermano menor, manteniéndolo con su propia Luz. Gerión, el monstruo de tres cabezas, tres cuerpos y seis manos, es señor y rey. Hércules, convertido en un Salvador del Mundo, lo ve como un gobernante de la humanidad (es el rey y señor e ilegalmente retiene a la manada). Los tres cuerpos representan la mente, la emoción y lo físico, unidos en el ser humano. Gerión viene corriendo desde atrás (la sombra, el inconsciente, a nuestras espaldas, que nos invade desprevenidos), levantando una nube de polvo (que nos ciega e impide que veamos con claridad). Sabiendo esto, el guerrero hace un alto y la polvareda se disipa (ahora ve con claridad) y con esta certeza, transmutado el miedo paralizante en el poder que le otorga la conexión espiritual Rock Rose, arma su arco y atraviesa los tres cuerpos del monstruo ayudando a la liberación de la humanidad. Guiando a los bueyes, actuando con el ejemplo sin necesidad de hablar, lleva a los animales hacia la ciudad sagrada. Algunos bueyes se salen

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del grupo y él va en su busca, recuperándolos como en la parábola del buen pastor. Una vez completa su hazaña, no sin antes enfrentar a guerreros como Erix y Alcione, haciendo la justicia Una, en los lugares donde existía injusticia, le es concedida la inmortalidad. Rock Rose es la encarnación de las 12 virtudes del Alma para el nacimiento de Cristo, la disolución de una personalidad en un Todo mayor, suspendida y sostenida, en la resurrección espiritual, segunda parte del Mándala Arquetípico de la Escuela Andalusí. ¿Y cómo es posible que esto no le de miedo a un frágil cuerpo sostenido en un yo soy…? Teniendo que dejar de ser identidad definida y mental, para simplemente SER.

PARA CONCLUIR De todo lo dicho en el desarrollo de este trabajo, podemos concluir que el Spíritus Universal, Wild Oat, posee dos polaridades o fuerzas, SulphurVine y Mercurius-Olive, opuestas y complementarias (dinamo de la existencia) que permiten el proceso de “materialización” de las diferentes posibilidades potenciales: Sulphur genera los elementos Fuego y Aire, y Mercurius los elementos Tierra y Agua. De las distintas mezclas de esos 4 Elementos, aparecen las 12 posibilidades expresivas en cualquier área de manifestación de la vida; en nuestro caso, las 12 Tipologías Alquímicas de Personalidad, que cristalizan estas fusiones de pares de opuestos en 12 sales de personalidad, que las Almas eligen al encarnar para desarrollar su virtud. Los elíxires florales alquímicos, desde la mirada de la Terapiafloral Evolutiva, se transforman así en cuantums lumínicos que contienen de manera simbólica la información arquetípica de las fuerzas que representan procesos por simpatía a las áreas del psiquismo humano con las que están emparentadas. De esta forma, Oak pasa a ser sensación, Gorse intuición, Heather pensamiento, Rock Water emoción, Vine Ánimus, Olive Ánima, Wild Oat Plenitud; y las 12 Tipologías los arquetipos personales de cada una de las tendencias zodiacales. En el tomo II de esta obra, desarrollaremos todo lo concerniente a los estados evolutivos vinculados con los 19 nuevos remedios que elaborara Edward Bach, y sus correspondencias con los 19 primeros, que ya hemos descrito en este primer tomo; incluiremos un capítulo de Clínica, en el que estableceremos la dinámica de trabajo para relacionar los símbolos entre sí, para trabajar en la elaboración de secuencias de los remedios, que serán las coagulaciones lumínicas correspondientes a lo observado en la entrevista con el paciente, interpretándola según el Modelo Mandálico Arquetípico de la Terapiafloral Evolutiva. Ya nada será igual, la Terapia Floral EVOLUCIONÓ.

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BIBLIOGRAFÍA

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ÍNDICE

PRÓLOGO ............................................................................. INTRODUCCIÓN La evolución de la Terapia Floral, recuperando nuestra memoria ............................................................................... Los diversos Paradigmas .................................................. Espagíria, la Alquimia vegetal en la obra de Edward Bach. Los 38 remedios de Bach no son una colección de flores, son elementos de un sistema ........................................................ Los remedios espagíricos ........................................................ Las secuencias: el orden de los factores sí altera el producto CAPITULO UNO Terapiafloral Evolutiva, la evolución de la Terapia floral ... Bach iniciado y alquimista ................................................... La Terapia Floral en nuestros días ......................................... ¿De dónde tanto conocimiento? ............................................. Esoterismo en la obra de Bach ............................................. La “Obra de Bach” y el Simbolismo Masón ............................... La “Gran Obra” de Edward Bach ............................................ Escuela Andalusí ................................................................... La Terapiafloral Evolutiva .......................................... El Mándala Arquetípico, síntesis de la Terapiafloral Evolutiva .............................................. Para que no queden dudas ..................................................... Algunos términos a modo de conceptos .................................. Para finalizar, Bach una vez más ............................................

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9 10 11 13 17 18 21 22 23 26 30 34 40 43 45 46 48 52 59

CAPÍTULO DOS Un poco de Historia de la Tradición .............................. Nuestro Hilo de Ariadna ......................................................... Egipto: el principio .................................................... Grecia: fundamentos filosóficos ................................. Pitágoras ................................................................... Empédocles .................................................. Platón ........................................................... Alejandría: la creación del Hermetismo ...................... Árabes: desarrollo y transmisión del Hermetismo ...... Al-Andalus ................................................... Ibn Masarra .................................................. Maslama ..................................................... Shamsi ......................................................... Medicina árabe ......................................................... Yabir Ibn Hayyan .......................................... Al-Razi ......................................................... Astrología médica ......................................... De al-Andalus a Europa ................................ Paracelso ...................................................... CAPÍTULO TRES Los Siete Ayudantes ............................................................. Los 4 Elementos .................................................................... Las cuatro raíces ....................................................... Al-Ándalus ................................................................ Jung y las funciones arquetípicas .............................. Los 4 Elementos en la obra de Bach ........................... Los 4 Elementos: los 4 Ayudantes en Terapiafloral Evolutiva .......................................... El Fuego: Gorse ............................................ La Tierra: Oak .............................................. El Aire: Heather ............................................ El Agua: Rock Water ...................................... Las Tres Fuerzas .................................................................... Bach desvela el misterio ............................................ Wild Oat ....................................................... Vine ............................................................. Olive ............................................................. Las Siete Fuerzas ................................................................... CAPITULO CUATRO La Luna, la personalidad ...................................................... Luna en Aries (Impatiens) ..................................................... Luna en Tauro (Gentian) ........................................................ Luna en Géminis (Cerato) ....................................................... Luna en Cáncer (Clematis) .....................................................

63 73 73 74 74 75 76 77 79 80 80 83 88 88 92 93 94 96 101 107 111 119 130 135 142 143 148 151 154 156 162 173 175 177 179 180 189 209 210 212 213

Luna en Leo (Vervain) ............................................................. Luna en Virgo (Centaury) ....................................................... Luna en Libra (Scleranthus) ................................................... Luna en Escorpio (Chicory) .................................................... Luna en Sagitario (Agrimony) ................................................. Luna en Capricornio (Mimulus) .............................................. Luna en Acuario (Water Violet) ............................................... Luna en Piscis (Rock Rose) .....................................................

CAPITULO CINCO LAS DOCE TIPOLOGIAS ALQUIMICAS .......................

214 215 216 217 218 219 220 221

La personalidad Bachiana como entidad Arquetípica ............. Las 12 Tipologías Alquímicas ................................................. Impatiens .................................................................. Gentian ..................................................................... Cerato ....................................................................... Clematis ................................................................... Vervain ..................................................................... Centaury ................................................................... Scleranthus .............................................................. Chicory ..................................................................... Agrimony .................................................................. Mimulus ................................................................... Water Violet ............................................................... Rock Rose ................................................................. PARA CONCLUIR ..................................................................

225 227 228 233 242 252 262 272 282 292 302 313 323 334 344 354

BIBLIOGRAFÍA .....................................................................

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