TEORIA DEL REFUERZO

Esta teoría fue propuesta por Skinner un reconocido psicólogo, que defendía a capa y espada el conductismo, y que a trav

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Esta teoría fue propuesta por Skinner un reconocido psicólogo, que defendía a capa y espada el conductismo, y que a través de esta teoría intentó dar una explicación al funcionamiento de la conducta humana como respuesta a ciertos estímulos.

Puede parecer indiscutible pensar que, un individuo, al realizar cierta conducta, y la misma sea recompensada, este vuelva a repetirla posteriormente. Tras este principio, se encuentran una serie de hipótesis y teorías, estudiadas y debatidas, a lo largo de la historia de la psicología. Uno de los principales defensores de este planteamiento fue Burrhus Frederic Skinner, quien a través de su Teoría de reforzamiento intentó dar una explicación al funcionamiento de la conducta humana como respuesta a ciertos estímulos. No sé si pones lo subrayado en la introducción, es más bien una entrada al tema. 4. La teoría del reforzamiento (B. F. Skinner) La

teoría

del

reforzamiento,

también

conocida

como

condicionamiento operante o condicionamiento instrumental, intenta explicar la conducta humana en correspondencia con el medio ambiente o los estímulos que la rodean. Mediante el método experimental, Skinner llega a la conclusión de que la aparición de un estímulo desencadena una respuesta en la persona. Si esta respuesta es condicionada utilizando reforzadores positivos o negativos, se podrá ejercer una influencia en dicha reacción o conducta operante, la cual puede potenciarse o inhibirse.

En otras palabras, el reconocido psicólogo estableció que la conducta se mantiene de un contexto o situación a otra siempre que las consecuencias, es decir los reforzadores no cambien o lo hagan siguiendo unas ciertas lógicas, "reglas" que hay que descubrir. Como consecuencia, tanto el comportamiento humano como el animal pueden ser condicionados o modificados utilizando una serie de estímulos que el sujeto puede considerar satisfactorios o no. Los estímulos condicionales o reforzadores tanto positivos como negativos, pueden utilizarse con la finalidad de rectificar o cambiar la conducta de la persona, afirma B. F. Skinner. Estos son de gran utilidad tanto en la terapia psicológica, como en el ámbito escolar, familiar o incluso laboral. Como ya se ha mencionado anteriormente, se diferenciaban entre dos tipos de reforzadores: 

Los reforzadores positivos.

Los reforzadores positivos son todas aquellas consecuencias que aparecen tras una conducta y que la persona considera satisfactorias o beneficiosas. Mediante estos reforzadores positivos o satisfactorios, se busca aumentar la tasa de respuesta de una persona, es decir que aumente la probabilidad de realizar o repetir una acción. Por ejemplo, una persona que trabaja vendiendo zapatos recibe el 10% por cada par de zapatos vendidos; la venta de zapatos, va aparejado con la recompensa económica. Esta retroalimentación da forma al comportamiento porque fomenta el comportamiento reforzado positivamente para que se repita. Ahora bien, es importante aclarar que, lo que una persona puede considerar como un premio no tiene porqué serlo para otra. Para un niño al que apenas le dan caramelos puede percibirlos como un premio más importante que otro niño que esté acostumbrado a ellos. Por lo tanto, será necesario conocer las particularidades y diferencias de la persona para así, poder concretar cuál será el estímulo idóneo que sirva como reforzador positivo.

A su vez, estos reforzadores positivos pueden ser clasificados en las siguientes categorías: a) Reforzadores primarios o intrínsecos: son conductas que por sí mismas generan satisfacción. Por ejemplo, comer si se tiene hambre. b) Reforzadores secundarios: se dan mediante aprendizaje y son externos a la persona. Pueden ser materiales, como el dinero o sociales, como el reconocimiento. 

Los reforzadores negativos.

Al contrario de lo que popularmente se cree, los reforzadores negativos no consisten en administrar castigos o estímulos aversivos a la persona; sino todo lo contrario. La utilización de reforzadores negativos busca aumentar la tasa de respuesta de esta mediante la eliminación de aquellas consecuencias que esta considere negativas. Por ejemplo, un niño que estudia para cierto exámen y obtiene una buena calificación. En este caso los padres le eximen de realizar alguna tarea doméstica o alguna actividad que le resulte desagradable. Como podemos observar, a diferencia del refuerzo positivo, en este caso se elimina la aparición un estímulo negativo o aversivo para que aumente una conducta determinada. No obstante, aquello sí tienen en común es los estímulos también tendrán que estar adaptados a los gustos de la persona. Finalmente, Skinner buscaba llevar estas teorías a la práctica real. Para ello, elaboró una serie de programas de refuerzo concretos, siendo los más destacados los programas de refuerzo continuo y refuerzo intermitente (refuerzo de intervalo y refuerzo de razón). 1. Refuerzo continuo. En

el

refuerzo

continuo

la

persona

es

recompensada

constantemente por una acción o conducta. La principal ventaja es que la

asociación de forma de manera veloz y efectiva; sin embargo, una vez eliminado el refuerzo la conducta también se extingue rápidamente. 2. Refuerzo intermitente. En estos casos solamente se refuerzan la conducta de la persona en determinadas ocasiones. Este programa a su vez se subdivide en dos categorías: refuerzo de intervalo (fijo o variable) o refuerzo de razón (fijo o variable). En el refuerzo de intervalo la conducta es reforzada tras un periodo de tiempo previamente establecido (fijo) o un periodo de tiempo aleatorio (variable). Mientras que en el refuerzo de razón la persona tiene que llevar a cabo cierto número de conductas antes de que sea reforzada. Al igual que en el refuerzo de intervalo este número de respuestas puede ser previamente pactado (fijo) o no (aleatorio). Como todos los ámbitos de estudio e investigación, la teoría de Skinner no está exenta de críticas. Los principales detractores de estas hipótesis acusan al autor de no tener en cuenta las circunstancias alrededor de las cuales se produce la conducta, creando por lo tanto una teoría demasiado reduccionista al basarse en el método experimental. Sin embargo, esta crítica es replicada llamando la atención sobre el hecho de que en el método experimental se trata de poner el foco de atención justamente no en el individuo, sino en el contexto, lo que ocurre en el entorno. Esta teoría sigue vigente hoy en día a la hora de explicar los procesos de aprendizaje.