Tema III.3 Formas Del Relieve Fluvial

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FORMAS DEL RELIEVE Y PROCESOS GEOMOROFOLOGICOS DE ORIGEN FLUVIAL

TEMA III.3

FORMAS DEL RELIEVE Y PROCESOS GEOMOROFOLOGICOS DE ORIGEN FLUVIAL Lejos de ser meros sistemas de eliminación del exceso de escorrentía, los ríos son importantes agentes del modelado terrestre, los principales transportadores de materia mineral desde las tierras a los océanos. El trabajo geológico de las corrientes fluviales consiste en tres actividades interrelacionadas: erosión, transporte y sedimentación. La erosión originada por la corriente es la progresiva remoción de materia mineral del fondo y de las orillas del cauce, ya sea excavado éste en el substrato rocoso o en el manto residual transportado. El transporte consiste en el movimiento de las partículas erosionadas mediante su arrastre por el fondo, suspensión en la masa de agua o disolución. La sedimentación es la acumulación progresiva de las partículas transportadas sobre el lecho del río, sobre el lecho de inundación o en el fondo de una masa de agua no corriente en la que desemboca un curso de agua. Erosión Fluvial Por sí sola, la fuerza del agua en movimiento, chocando con el fondo y ejerciendo sobre él una acción de arrastre, puede erosionar los materiales aluviales mal consolidados, mediante el proceso denominado acción hidráulica. La rodadura de los guijarros y cantos sobre el lecho del río, lo rompen en granos más pequeños, estableciendo una gran variedad de tamaños de granos. Estos procesos de desgaste mecánico se reúnen bajo la denominación de corrosión o abrasión, que es el principal medio de erosión en un lecho rocoso demasiado resistente para ser afectado por simple acción hidráulica. Finalmente, los procesos químicos de meteorización de las rocas —reacciones acidas y disoluciones— son efectivos para la remoción de la roca del cauce del río y se designan bajo el nombre de corrosión. Unas formas interesantes originadas por la abrasión del río son las marmitas, oquedades cilíndricas excavadas en el lecho rocoso por una corriente rápida. Transporte fluvial. La carga de una corriente puede ser transportada de tres formas. La materia disuelta es transportada invisiblemente en forma de iones químicos. La arcilla y la arena fina son transportadas en suspensión, es decir, mantenidas por los elementos ascendentes del flujo en los turbulentos remolinos de la corriente. La arena, la grava y los fragmentos todavía mayores quedan confinados en la base del cauce constituyendo la carga de fondo y se desplazan por rodadura, deslizamiento o saltos bajos ocasionales. Evolución de la vida de un rio. Desde el momento en que comienza a ser esculpido un territorio de reciente levantamiento, los valles y las formas de terreno asociadas pasan a través de una serie de etapas bien características a las que se denomina juventud, madurez y vejez, hasta que la región entera queda reducida a una penillanura. 1/5

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Etapa de juventud. Comienza teóricamente con la excavación de una meseta sin rasgos definidos o de una región ondulada por los plegamientos. Esencialmente es el periodo durante el cual la forma del valle alcanza su vigoroso desarrollo, sobre todo en profundidad y erosión ascendente. Los ríos primitivos corren veloces y poseen gradientes irregulares. Lagos, rabiones y cascadas, así como gargantas, constituyen sus rasgos más característicos. Etapa de madurez. La juventud del paisaje se convierte en madurez cuando el relieve alcanza su amplitud máxima. Toda la extensión del territorio está formada entonces por pendientes, desaparecen las últimas trazas de la superficie inicial cuando las crestas de las divisorias comienzan a ser desgastadas. Los sistemas fluviales llegan al final de su etapa juvenil cuando la corriente principal y sus afluentes se nivelan, es decir después de haber sido eliminados los lagos, la cascada y los rápidos, y de haberse ensanchado las gargantas hasta formar valles en V. El cauce es incesantemente ensanchado por erosión lateral, los meandros son característicos y las llanuras aluviales se van extendiendo. Etapa de vejez. No existen rasgos fisiográficos determinados para determinar el fin de la madurez, pero se considera generalmente que ha llegado a la vejez cuando el fondo del valle es varias veces más ancho que la zona de meandros. El ensanchamiento del valle por erosión lateral y la disminución de altitud de las divisorias y arrastre de materiales continúan lo mismo que antes. Las tierras altas en fase de juventud y el laberinto de pendientes en la madurez son sustituidas en la vejez por tierras bajas difusas que se elevan suavemente hacia el interior. La región se ha convertido entonces en una penillanura. El estadio de madurez se alcanza cuando la corriente ya ha completado su período de rápido excavado y ha suavizado su gradiente. Se halla entonces en el estado de equilibrio, durante el cual la cantidad media de materiales rocosos que van a parar al río procedentes de la destrucción de todos los afluentes y de las vertientes de éstos es igual a la velocidad media a la que el río puede transportar la carga. En otras palabras, la capacidad de carga del río se satisface con los materiales a él aportados.

Juventud

Madurez

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Vejez

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Desarrollo del lecho de inundación. Cuando se ensancha un recodo del río, el cauce se erosiona por la parte externa de la curva mientras que construye una franja de terreno relativamente llano en la parte interior de la misma denominada lecho de inundación. Este lecho está formado por barras compuestas en gran parte por arena y grava transportadas como carga de fondo arrastradas desde las partes externas de las curvas inmediatamente río arriba. La inundación de este lecho, que tiene lugar generalmente una vez por año, hace que se deposite sobre su superficie arena fina y arcilla, que, a la vez que incrementa la altura del lecho, cubre los aluviones de mayor tamaño. Al seguir actuando la erosión lateral de la corriente, las fajas del lecho de inundación se van ensanchando y se unen para formar franjas más o menos continuas a uno y a otro lado del cauce. Las curvas del río son ahora mayores y más redondeadas. En este caso las curvas reciben el nombre de meandros. Al seguir progresando el desarrollo del valle, el lecho de inundación se llega a hacer lo suficientemente ancho como para que los meandros puedan acomodarse a él sin limitar su forma. Los meandros crecen a medida que la corriente erosiona su margen exterior y deposita aluviones en la interior. Estas dos orillas del meandro se denominan cóncava y convexa respectivamente. Las franjas arenosas que se depositan en la margen convexa forman el lóbulo del meandro o ribera aluvial. Las curvas se van acentuando más y más hasta que los recodos del meandro se intercomunican por tangencia. Este fenómeno se denomina estrangulación.

Muros de contención natural. El lecho de inundación, como su nombre indica, se inunda normalmente en los períodos de crecida, como promedio, una vez cada año, durante la estación en la que la escorrentía es máxima. Aunque toda la llanura, de una a otra pared del valle, se halla inundada en esas ocasiones, la corriente de agua es más rápida a lo largo del cauce ordinario. Esta agua cargada de materiales se desparrama y se mezcla con las aguas menos profundas que discurren por las orillas del valle, perdiendo de este modo velocidad rápidamente, fenómeno que obliga a que se deposite la carga de arena y barro. Como la mayor parte de estos sedimentos se sitúan en las proximidades del cauce, una serie de crecidas va formando allí una franja de tierra algo más elevada a ambas orillas del río, que se conoce con el nombre de muro de contención natural. 3/5

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Corrientes anastomosadas y abanicos aluviales. Cuando en una corriente existe más cantidad de materiales rocosos de los que puede transportar, el exceso de material se deposita en el fondo del cauce. Esto hace que el río incremente su gradiente y, por lo tanto, también aumenta su velocidad y la capacidad de transporte. Este proceso de relleno del cauce recibe el nombre de agradación; es el fenómeno opuesto a la degradación, es decir, a la erosión normal del cauce tan marcada en las corrientes jóvenes. La agradación origina cauces anchos y poco profundos. La corriente se divide y subdivide en dos, tres, cuatro o más canales que discurren unos al lado de los otros y recuerdan a las hebras con que se trenza una soga. El término corriente anastomosada se usa, de hecho, para denominar estos sistemas de canales de agradación. La causa del trenzado y del constante cambio de sitio de los cauces de estas corrientes es la deposición de barras de grava y arena en la base del cauce principal, lo que motiva la disgregación del río en dos o más canales que discurren más o menos paralelos hacia niveles inferiores. Una forma del paisaje muy común debida a la acción de las corrientes trenzadas de agradación son los abanicos aluviales especie de conos bajos de arenas aluviales cuyo perfil se parece al de un abanico japonés abierto. El vértice, o punto central del abanico, está situado en la boca de un cañón, garganta o barranco y se va abriendo sobre la llanura adyacente. La construcción de los abanicos se debe a ríos jóvenes que transportan grandes cargas de materiales provenientes de las regiones más elevadas. En los lugares donde la corriente se desliza por una pendiente poco acusada, su velocidad se reduce enormemente y como consecuencia comienza la agradación. Las corrientes trenzadas cambian constantemente de lugar, pero como la posición de la boca del cañón es fija, se limitan a barrer el cono de un lado para otro como la cola de un perro gigantesco. Este vértice fijo es lo que justifica que tengan forma semicircular y se extiendan vertiente abajo de forma radial. Terrazas. Si un río origina procesos de agradación en su valle durante un largo período de tiempo, los depósitos aluviales pueden alcanzar varios metros de espesor, al restablecerse las condiciones normales de carga reducida, el río excavaba su cauce en sus propios depósitos aluviales y, a la larga, arrastra fuera del valle la mayor parte de ellos. Durante esta degradación se formó una serie de terrazas aluviales. Una terraza es una franja de terreno relativamente horizontal limitada en una orilla por una escarpada pendiente descendiente y en la otra por una nueva pendiente ascendente. 4/5

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DIVERSAS ETAPAS EN LA FORMACIÓN DE TERRAZAS.

Deltas Los depósitos de barro, limo, arena o grava originados por un río cuando desemboca en una masa tranquila de agua se conocen con el nombre de deltas. La deposición es motivada por la rápida reducción de velocidad que experimenta la corriente al penetrar en la masa de agua. Las partículas gruesas se depositan primero, mientras que las arcillas y otros materiales finos siguen en suspensión hasta que se depositan en aguas profundas. El contacto del agua dulce con la salada motiva que las arcillas más finas se aglomeren en grandes agregados que se depositan en el fondo del mar. Los deltas muestran una gran variedad de formas. El delta del Nilo, cuyo parecido a la letra griega "delta" sugirió el nombre a este tipo de depósitos, tiene numerosos canales de distribución que se esparcen de un modo radial. Debido a la amplia curvatura que tiene su línea de costa, que se parece al contorno de un abanico aluvial, se cataloga como un delta arqueado. El delta del río Misisipí presenta una forma completamente diferente. Se denomina delta digitado debido a que cada canal distribuidor origina una larga proyección que se va prolongando mar adentro. Cuando un río desemboca directamente en una línea de costa donde el embate de las olas es fuerte, el sedimento transportado por la corriente fluvial se desparrama por la playa en las dos direcciones a partir del punto de confluencia, originando un delta puntiagudo con los bordes ligeramente cóncavos hacia el mar. Se le da el nombre de delta triangular o en cúspide. En los lugares en los que el río desemboca en un largo y estrecho estuario el delta queda confinado a la forma del mismo. Este tipo puede denominarse delta-estuario.

Strahler, Arthur. GEOGRAFIA FÍSICA. Ediciones Omega, S.A. Barcelona España. 1981.

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