TEMA 1 Prehistoria

TEMA 1. – EL ESPACIO HABITABLE EN LA PREHISTORIA, EN LAS CULTURAS PREINDUSTRIALES Y PRIMITIVAS. LOS ELEMENTOS DEFINIDORE

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TEMA 1. – EL ESPACIO HABITABLE EN LA PREHISTORIA, EN LAS CULTURAS PREINDUSTRIALES Y PRIMITIVAS. LOS ELEMENTOS DEFINIDORES DE LA ARQUITECTURA

La prehistoria comienza con la aparición del hombre y termina con la invención de la escritura (en el año 3300 antes de Cristo). Esta se divide en otras etapas: la Paleolítico (o Edad de Piedra antigua) Neolítico (o Edad de Piedra nueva) y Edad de los Metales. Es durante la prehistoria el hombre comienza a dominar la técnica de trabajar la piedra, a tallarla y modelarla y cuando surgen los primeros monumentos. La Edad de Piedra se puede dividir en varias etapas según la capacidad tecnológica a la hora de trabajar los instrumentos de piedra. Durante el Paleolítico los hombres no vivían siempre en el mismo sitio, eran nómadas (se trasladan detrás de la caza) y se refugiaban en cuevas y en cabañas. Socialmente se agrupaban en grupos pequeños unidos por lazos familiares llamados clanes (con un antepasado común) o tribus (varios clanes). Comienza a nacer una primitiva arquitectura, como arte de crear espacios habitables para el hombre. Este surgimiento de la arquitectura está asociado a la idea de abrigo y también a la de refugio. El concepto de “abrigo” y “seguridad” está ligado al nacimiento de la arquitectura, la necesidad del hombre de construir sus casas para cobijarse del mal tiempo, de la noche, y también de otros animales, de protegerse, y la aparición tanto de las primeras cabañas con palos y techos de paja como de tolderías. El abrigo, construcción predominante en las sociedades primitivas, es elemento principal de la organización espacial de diversos poblados y marcará la cultura de diversas sociedades posteriores. El espacio habitable surge para cubrir las necesidades humanas primarias (cobijo a personas, animales, almacenamiento. Más tarde, para cubrir necesidades defensivas. EL NEOLÍTICO (9.000 – 5.000 a.C.) En el Neolítico, como consecuencia del descubrimiento de la agricultura y la ganadería hacia el 8.000 a.C., el hombre cambió su hábitat, se pasó de un modo de vida nómada a otro sedentario, asentándose de modo permanente en aldeas. Se mejora en la técnica y la piedra no es tallada sino pulimentada (frotada). Ahora que ya puede producir sus alimentos, aparece el surgimiento de poblados cada vez más estables y de construcciones más sólidas, una organización social cada vez más compleja y, económicamente, el inicio de los intercambios comerciales. Surgen por tanto las primeras ciudades. La necesidad de almacenar productos y alimentos conllevó además el desarrollo de la cerámica. Comienzan a surgir ciudades amuralladas y el megalitismo. Uno de los ejemplos prehistóricos es Çatal Hüyük: antiguo asentamiento de los periodos Neolítico y Calcolítico, conjunto urbano situado en Oriente Próximo, ubicado al sur de la península de Anatolia, cerca de la ciudad de Konya. Ciudad formada por casas rectangulares

construidas con pasajes entre ellas, como si formaran un panal de abejas. Acceso a las viviendas por los techos, caminando sobre ellos como si de calles se tratara, utilizando escaleras, interiores y exteriores, para comunicar los diversos niveles. Muros de adobe y para la cubierta vigas de madera, y barro apisonado sobre esteras vegetales. Las aberturas de los techos servían como la única fuente de ventilación, proporcionando aire fresco y permitiendo salir al humo producido por cocinas y hogares abiertos. Al estar las casas en medianera, se configuraba una especie de muralla defensiva hacia el exterior, sin aberturas. Esto debió resultar suficiente para salvaguardar a sus habitantes de ataques. Se han hallado restos de edificios dedicados a sepulcros y santuarios; en los muros de estos santuarios se encontraron frescos que mostraban escenas de caza, danzas rituales, hombres con penes erectos, representaciones en rojo de los uros (toro salvaje) y ciervos. Para el neolítico las sociedades están fuertemente ritualizadas, desarrollándose unas creencias religiosas cada vez más complejas. Un caso importante en el Oriente Próximo es el de la ciudad de Jericó en Jordania (Hac. el 7.500 a.C.), la cual destaca por sus potentes murallas. LA EDAD DE LOS METALES (6.000 – 1.000 a.C.) La Edad de los Metales se inicia cuando el hombre aprende a hacer instrumentos de metal fundiéndolo en hornos. Según el nivel tecnológico en el trabajo de los metales, podemos hablar de Calcolítico o Edad del Cobre, pasando por la Edad de Bronce y terminando cen la Edad de Hierro. Sobre el 3.000 a.C. surgen las grandes ciudades. En Europa se produce una manifestación arquitectónica que se inicia ya en el Neolítico, la arquitectura megalítica, así llamada por estar formada por grandes bloques pétreos. Las principales construcciones espaciales son: - Menhir: es una gran piedra, algo puntiaguda, hincada en el suelo que servía de punto de referencia para la observación de los astros y para delimitar zonas de enterramientos. En ocasiones se disponen en hileras formando alineamientos, también de carácter astral. - Dolmen: es un tipo de enterramiento colectivo, constituido por grandes bloque de piedra formando una cámara o galería (dolmen de corredor). Las piedras verticales se denominan ortostatos y las horizontales que actúan de cubierta cobijas. Uno de los ejemplos es el Dolmen de Menga (Antequera): pudo ser construido en la Edad del Cobre, alrededor del 2.500 a.C. Es de galería cubierta y planta casi rectangular. La cámara sepulcral al fondo, compuesta por siete ortostatos a cada lado y no al fondo. Se cubre con cinco enormes cobijas. Estas losas del techo son tan enormes que se pusieron tres pilares de sección cuadrada centrales como apoyo complementario. Está cubierto por un túmulo. Otro ejemplo de ello es la Cueva o Dolmen del El Romeral (Antequera): construida hacia el 2.000 – 1.800 a.C., de tipo tholos (forma circular). Uso de pequeñas piedras para levantar las paredes, compuesto por un corredor y dos cámaras circulares. Está protegido por un túmulo de 80 mts. de diámetro y 8 mts. de alto. El corredor tiene forma trapezoidal, fabricado con grandes lajas y piedras pequeñas, y adintelado. Da paso a la cámara principal. La cámara está construida con piedras pequeñas; falsa cúpula, conseguida a

base de hiladas que sobresalen una sobre otra, con una gran piedra arriba. La segunda cámara, más pequeña, destinada a las ofrendas que se colocaban en un altar. Fuera de Españ, enemos el ejemplo de Cromlech de Stonehenge (Llanura de Salisbury, Inglaterra): construida hacia el 2.500 a.C. Consiste en agrupaciones de menhires y trilitos dispuestos en círculo, probablemente en relación a los astros y, al culto al sol. En esta zona en la época de su construcción se ha entrado ya en la Edad del Bronce. A la Edad del Bronce pertenecen las construcciones megalíticas, más correctamente ciclópeas, presentes en las Islas Baleares. Tres tipologías: la naveta, la taula y el talayot. La Naveta des Tudons (Ciutadella, Menorca) se utilizaba como monumento funerario colectivo y corresponde a la época naviforme (1.600 – 1.000 a.C.). Dicha designación se debe a la semejanza de este monumento funerario a una embarcación invertida. La construcción a base de piedras perfectamente encajadas sin ningún mortero, presenta una planta con forma de herradura alargada con 13,6 mts. de largo y 6,40 mts. de ancho. La fachada, orientada al oeste, es prácticamente plana y tiene una pequeña abertura que da acceso al interior. El recinto está dividido en dos niveles mediante grandes losas horizontales muy bien trabajadas, igual que las losas que forman la cubierta. En segundo lugar, la Taula de Talatí (Menorca) corresponde a la época talayótica (1.000 – 450 a.C.), monumento ceremonial de construcción sencilla, una piedra soporte dispuesta verticalmente sobre el suelo, encima se coloca otra horizontal, a modo de capitel, con amplio vuelo. En torno a ella se levanta un recinto cuya fachada principal es recta o ligeramente cóncava, mientras que el resto de la estructura tiende a la forma absidal. La taula se alza en el interior del recinto, frente a la puerta de acceso abierta en el centro aproximado de la fachada principal. El paramento interno del muro que delimita el recinto alterna lienzos de mampostería con grandes lajas y pilastras dispuestas sobre basas de piedra. En su nivel inferior presenta en ocasiones bancos corridos. A veces, en las paredes se abren nichos cuidadosamente dispuestos. La orientación de la mayoría de estos monumentos oscila entre Sur-Sudeste y Sur-Sudoeste. Por último, el Talayot (Menorca): corresponde a la época talayótica (1.000 – 450 a.C.), construcciones realizadas con piedras de un tamaño medio o grande, que forman estructuras a manera de torre (tronco de pirámide o cono), de una altura de hasta 9 m. y un diámetro o lado variable. Podemos hablar de talayots de planta circular o planta cuadrada. Los más grandes poseen una o varias columnas para la sustentación de la cubierta o en su caso, de los pisos superiores. Algunos aparecen con la novedad de poseer habitáculos radiales en torno a esta columna central. Su función es incierta, ya que en algunos casos pertenecen a la muralla perimetral del poblado dándonos la idea de ser una posición de vigilancia.

En otros su función es funeraria. Los últimos estudios aportan la teoría de que eran una forma de ostentación de los líderes comarcales. Posiblemente, apareciesen con un objetivo militar y fuesen evolucionando a otras funciones más civiles. Es muy probable que se utilizasen como vivienda de la familia más importante del pueblo. También su forma determina su función, los circulares como elemento defensivo y los rectangulares funerarios o ritual.

Espacio como elemento de la arquitectura Arquitectura es una sublimación de las necesidades de la vida, es todo arte que define espacio y tiempo. La vida de la arquitectura está determinada por el hombre, para definirla y concretizarla de la mejor manera es necesario entender la estrecha relación que existe entre espacio y hombre. El hombre es el único ser racional, tiene capacidades y habilidades, que lo hacen capaz de adaptar los medios naturales existentes, permitiendo la creación del espacio. La arquitectura nace como una necesidad que busca ser resuelta. La relación hombre-arquitectura es única e innegable. Los espacios arquitectónicos nos rodean y nos envuelven, y están presentes en cada detalle de nuestras vidas, desde un particular espacio, que por un instante es parte de nosotros, ya que por él recordamos lo vivido en su interior; hasta aquel en el que vivimos, el cual es una pequeña parte de nuestra vida, es nuestro hogar. El espacio se vuelve así, en el entorno de los acontecimientos que el hombre desarrolla, es el reflejo de este. El espacio vive en nuestro subconsciente, es un promovedor de comportamientos, es inclusive el escenario de nuestros sueños. Espacio y hombre se complementan entre sí, mantienen una relación biunívoca, el hombre determina el espacio en el que vive y el espacio a su vez determina al hombre. Espacio. f. parte que ocupa cada objeto sensible ¹, es caracterizado por la propiedad de la extensión. Las investigaciones modernas en matemáticas, física y astronomía han indicado que el espacio y el tiempo forman en realidad parte de un mismo continuo, al que los científicos denominan espacio-tiempo o continuo espaciotemporal. ² El espacio como determinante de vida y de tiempo, se convierte además en líneas guías de la sociedad y de la vida de las ciudades, es además un reflejo de lo que las diferentes culturas plasman en la realidad, en ese espacio en el que se desenvuelven. En la arquitectura el espacio interno es el protagonista del hecho arquitectónico. Todo edificio colabora en la creación de dos espacios: los espacios internos, definidos completamente por cada obra arquitectónica, y los espacios externos o urbanísticos, que están limitados por cada una de ellas y sus contiguos ³.

A pesar de que todo edificio posee una pluralidad de valores, ya sean económicos, sociales, técnicos, funcionales, artísticos, o decorativos, es el espacio (vacío), el protagonista de la arquitectura. Walter Gropius. El verdadero instrumento de la arquitectura, más allá de todos sus tecnicismos, es el espacio. El manejo imaginativo del espacio expresa las cualidades artísticas de un diseñador ⁴. Los elementos que actúan para determinar la sensación espacial son muchos, pero los principales son la forma geométrica, las dimensiones, la escala, y la plástica de los elementos construidos que lo limitan. El espacio como experiencia arquitectónica está acompañado del movimiento que se desprende del comportamiento humano, por lo tanto no puede ignorar todas aquellas actividades y recorridos que el hombre realiza dentro de los edificios, además de sus percepciones de la forma y de sus manifestaciones culturales. El hecho de que el espacio sea limitado (ya sea por elementos naturales o construidos), hace que sea importante diferenciar el espacio arquitectónico de otros tipos de espacios, especialmente cuando se trata del espacio externo. El espacio no puede apartarse de la Plástica, que es la forma de sus límites, ni de la Escala, que lo mide en relación con el observador. Para poder producir una mejor arquitectura que ayude a desarrollar a la sociedad, se hace necesario llevar a cabo una revisión de estos principios básicos de la arquitectura, entender que el espacio es, en gran medida, un definidor de vida. El arquitecto debe acercarse a las personas que lo rodean para poder instruir sobre los alcances que el espacio arquitectónico puede llegar a generar en sus modelos de vida. Debemos de llegar a comprender sus necesidades reales, para que en el resultado de la obra arquitectónica, la imitación no sea el único medio de satisfacer las necesidades espaciales y así poder llegar a desarrollar un espacio de acorde con las necesidades de cada persona, y aun mas allá con las necesidades de una sociedad. ---------Los elementos definidores de la arquitectura o elementos de composición permiten aportar significado al proyecto o construcción. De la relación dialéctica entre los elementos definidores y los lenguajes históricos surge como resultante la comprensión del espacio y la forma arquitectónicos a lo largo del tiempo. Para ello se parte de tres grandes categorías de elementos definidores capaces de agrupar los elementos de la arquitectura y el modo en el que se relacionan: elementos sustentantes, soportes, vigas, muros,... definidores de la estructura, no tanto o no sólo desde el punto de vista técnico sino de sus aspectos orgánicos en relación al proyecto global, es decir, no sólo se contempla su misión resistente sino su naturaleza compositiva, el modo en que generan orden como elementos horizontales, verticales, inclinados, curvos,... como elementos lineales, superficiales,

mixtos, masivos,...; elementos de cerramiento, suelos, techos, paramentos,... opacos, transparentes, translucidos, calados,... cómo se relacionan con los primeros: duplicándose o complementándose, identificándose, independizándose, haciendo patente su diálogo o sus tensiones en sus aspectos físicos, pero también en sus aspectos significativos, como definición de límites del espacio, las diferencias entre cerramientos interiores y exteriores, las relaciones entre el macizo y el vano, la opacidad o la transparencia en el terreno de lo abstracto y significativo; y, por último, los elementos de conexión, definidores de la circulación, verticales, horizontales,... ascensores, escaleras, rampas, pasillos, corredores, vestíbulos, umbrales, puertas,... como los que reparten el juego entre los otros elementos y las piezas y estancias a las que sirven o de las que se sirven, pero también los que contribuyen a dotar de contenido a los espacios, vacíos, huecos,... es decir, no solo todos aquellos elementos que relacionan físicamente unos espacios con otros desde la idea de los recorridos o itinerarios como nociones particularmente significativas en arquitectura, sino también desde el reconocimiento significativo e incluso simbólico de los espacios como estáticos o dinámicos, su virtualidad: comunicación visual, espacial, temporal,... Se trata de una opción analítica simplificada pero concreta para comprender el hecho arquitectónico y guiar su generación proyectual. Ahora bien, se parte igualmente del concepto de no exclusividad de los métodos analíticos, pues, como procedimiento, el sistema de análisis a través de los elementos definidores tiene sus limitaciones intrínsecas al fraccionar la unidad de partida o a la que se quiere llegar en aspectos parciales. Sin embargo, se confía en su potencialidad para el aprendizaje por cuanto permite establecer un importante nexo entre el aspecto material y el pensamiento abstracto en arquitectura, lo físico y lo metafísico, e, incluso, en la propia representación gráfica de esta, pues, en efecto, un correcto deslinde conceptual de los elementos arquitectónicos permite un correcto sentido interpretativo de su representación gráfica, en sus modos de significar y en la elección de las variables gráficas.