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TAREA 4 – EL PAPEL DEL DOCENTE

a) El sentido de la formación personal-social El desarrollo infantil es un proceso progresivo de ampliación de capacidades y oportunidades de participación en la vida social y cultural (CINDE, 2014, p. 58) La formación personal y social de todo ser humano se constituye sobre una seguridad y confianza que se va desarrollando desde su nacimiento, donde dependen de varios factores como lo es el tipo y calidad de los vínculos afectivos que se van estableciendo con los padres y las familias. De igual manera se ven presentes aspectos tan importantes como lo es el desarrollo y valoración de sí mismo, la autonomía y la identidad, la convivencia con otros, la pertenencia a una comunidad y a una cultura. No debemos olvidar que los niños pasan mayor tiempo en la escuela donde comparten experiencias que son importantes en sus vidas, por eso es necesario que el docente que este presente en esta etapa promueva y fortalezca el vínculo socio – efectivo, este se logra gracias a un buen ambiente escolar adecuado que brinda al estudiante la oportunidad de conocer sus habilidades deseos e intereses. Los propósitos de la educación inicial se construyen en términos de haceres, como aquello que intencionalmente la maestra o el maestro se propone movilizar del desarrollo de las niñas y los niños, y que forma parte de la cotidianidad y de la cultura (Soto y Violante, 2005). Por ello es importante tener una buena convivencia puesto que las relaciones internacionales y las formas de participación y contribución con las distintas personas con las que se comparten día a día ayudan a formar en gran manera su sentido de pertenencia Para Flavell (1 984), el conocimiento social implica toda actividad intelectual cuyo propósito sea pensar o aprender sobre los procesos psicológicos o sociales del yo, de los otros o de los grupos humanos, así como las interacciones sociales y las relaciones que se producen entre los individuos los grupos o las comunidades nacionales (citado en Marchesi, pág. 324. 1984)

b. ¿De qué manera los niños y las niñas desarrollan seguridad y confianza en sí mismos?  Se puede decirse que la primera infancia es siempre una posibilidad de reinventar y recrear la realidad, ya que representa “juego, cadencia, ritmo, imaginación y apertura” (Bustelo, 2007, p. 146). Por ello es importante tener en cuenta que en los primeros años de la vida es muy importante estimular en el niño el desarrollo de la autoestima y para ello es muy importante que sus padres o cuidadores los apoyen a la construcción de esta, animándolos a conocerse y ofreciéndoles una visión positiva de ellos mismos, uno de los factores fundamental es la confianza y es importante que la adquiera en los primeros años de vida puesto que los protegerá frente a los desafíos de la vida. De acuerdo a esto el desarrollo tiene que ver con los cambios que se dan en la participación de los niños y las niñas en actividades socioculturales y con el proceso de construcción de sí mismo y de significación del mundo que realizan, a partir de los recursos simbólicos, físicos, sociales y culturales que les son ofrecidos (CINDE, 2014, p. 57). Sin embargo, para potenciar la confianza ya que es un valor muy fundamental en el niño ya que causa un verdadero efecto estimulante en el niño, brindándole la energía y el valor necesarios para adentrarse en la vida, enfrentarse a los aprendizajes, hacer amigos y conquistar, poco a poco, su autonomía. Frente a una dificultad, un niño que tiene confianza en sí mismo apostará por sus posibilidades de triunfar, se dirá que puede hacerlo. También es importante resaltar que el niño que no posee confianza en si mismo se encerrará en una predicción negativa y estará convencido de que va a fracasar. De ese modo, o no hará siquiera el intento, o encontrará a alguien que acepte el reto por él, o efectivamente fracasará. Por esto es importante la actitud de sus padres, los elogios, las criticas constructivistas e las rutinas que están marcadas por los ritmos de alimentación, descanso, limpieza y los momentos en que están despiertos los bebés porque su situación de dependencia lo amerita; en los primeros meses nada pueden hacer por sí solos para vivir, sino que necesitan de la constante asistencia de los adultos.

c) ¿Cómo se desarrolla la autonomía en los primeros años? Durante los primeros años de vida, los niños comienzan a aprender y adquirir diversas habilidades que les permitirán desarrollar su capacidad de tomar decisiones en interdependencia. En este sentido, el desarrollo de la autonomía pasa por las oportunidades que los adultos brindan a los niños y a las niñas, orientadas hacia el apoyo, el estímulo y el reconocimiento de las decisiones que toman según sus intereses y capacidades, en el marco de las normas y valores establecidos por cada comunidad (Lansdown, 2005). La confianza les permite expresar y explicar con naturalidad las decisiones que toman en medio de las experiencias que viven diariamente. De igual manera la autonomía las interacciones que establecen los niños y las niñas con los adultos significativos permiten la construcción de su identidad y la elaboración de sentido sobre sus capacidades para desenvolverse en el mundo proceso de construcción y apropiación de las normas que regulan la convivencia en los grupos sociales a los que pertenecen. En la interacción con los demás miembros de la comunidad, en medio de las situaciones conflictivas que les exigen tomar decisiones que afectan su bienestar y el de otros, los niños y las niñas empiezan a configurarse como sujetos morales, políticos y éticos, al tiempo que construyen nociones básicas sobre valores y principios que regulan su actuación.

d) ¿Qué implica la construcción de identidad para las niñas y los niños? La identidad en los niños se construye de dos formas individual y colectivamente en interacción con el contexto social y cultural en el que viven, y con las personas cercanas a su círculo familiar y educativo, en especial con los adultos de referencia, en el marco de las creencias, imaginarios, pautas de crianza, normas y valores. Todo esto permite que los niños se sientan seguros e irrepetibles donde poseen las habilidades para poder relacionarse con los demás. La identidad empieza desde que las madres les van poniendo cualidades a las maneras en que los bebés lloran, se mueven, duermen o bostezan: dicen cosas como “es calmado, es muy ágil, se ríe como su tío o le gusta dormir con la luz de una lamparita igual que a su hermana”. De igual manera es importante que en la escuela los maestros o le brinde al niño y a la niña espacios y experiencias de exploración con diversas texturas, olores, sabores y ruidos con los que puedan experimentar distintas sensaciones, potenciando la construcción de su identidad y la

posibilidad de que manifiesten sus preferencias, con esto los niños poco a poco la capacidad de reconocer que una acción o una señal suya demanda una respuesta de los adultos que los rodean. Un factor fundamental para que los niños encuentren su identidad es el juego. De allí que se afirme que la construcción de la identidad se abre paso a partir del juego porque se potencia la relación del niño o la niña como individuo con la realidad compartida (Winnicot, 1980). A partir del juego, las niñas y los niños potencian su capacidad de identificación y la formación del sentido de lo que significa lo femenino y lo masculino. “Se descubren como hombres y mujeres ante sí mismos y ante los demás. Hasta entonces esto no tenía importancia. Ahora el mundo pasa a ser visto así: los hombres y sus maneras y las mujeres con sus modos de ser y estar. Y [las madres y] los padres son los primeros en ser atentamente percibidos, sentidos y reconocidos como tales”. (Reichert, 2011, p. 278)

 e) ¿Qué estrategias puede implementar el docente para favorecer el desarrollo de la confianza y seguridad en sí mismos, la autonomía y la construcción de la identidad de los niños y niñas?    Las estrategias que se pueden implementar son: • Organizan espacios y situaciones en las que se sientan contenidos, seguros y logren despedirse de su cuidador de manera tranquila. • Brindan espacios donde promueven la independencia y autonomía de los niños y las niñas a la hora de comer y, de ser necesario, negocian con cada uno para lograr la ingesta de toda la comida, respetando sus tiempos y el disfrute de los alimentos. • Construyen una atmósfera de bienestar, confianza y empatía que permite que las niñas y los niños se sientan a gusto en el espacio en el que se encuentran y puedan manifestar, de manera libre y espontánea, sus sentires. • Escuchan los sentires de los niños y las niñas y se ponen emocionalmente a su disposición, conteniéndolos desde la voz, la mirada y el abrazo. • Disponen de ambientes seguros y ricos en experiencias sensoriales que les permitan a las niñas y los niños desplazarse con confianza por todo el espacio, a través del gateo y la marcha, sin tener que depender mucho del adulto. • Disponen variedad de objetos que llaman la atención de las niñas y los niños para que puedan moverse libremente por el espacio y elegir el que sea de su preferencia. • Les permiten a las niñas y los niños asumir responsabilidades sencillas de organizar juguetes o material que han utilizado, dejar los objetos

personales en el lugar destinado para tal fin y utilizar de manera adecuada el material de trabajo. • Disponen diversas texturas, olores, sabores y sonidos con los que las niñas y los niños puedan experimentar distintas sensaciones y mostrar sus gustos y no gustos. • Generan espacios para que puedan expresar las preferencias que tienen respecto a comidas, juegos, programas de televisión, vestuario, deportistas, entre otros

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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