Tarea 1 Textos Dominicanos

Universidad Abierta para Adultos (UAPA) Asignatura: ANÁLISIS DE TEXTOS DOMINICANOS Grupo: ____________ Facilitador: Am

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Universidad Abierta para Adultos (UAPA) Asignatura: ANÁLISIS DE TEXTOS DOMINICANOS

Grupo: ____________

Facilitador: Amalio Alcéquiez Participante Rocío Nahomi Mendoza López

Matrícula 16-0290

Introducción En esta asignación que corresponde a la tarea número uno de la asignatura análisis de textos dominicanos, se realizará una investigación profunda y breve a la vez, con relación a lo que son los inicios de la literatura en la República Dominicana, los géneros que se desarrollaron y además se apreciará un cuadro el cual abarcará algunos movimientos literario de la Rep. Dom. sus representantes y características de los mismos, adelante.

Tarea I

Inicios de la literatura dominicana Tuvo su inicio con la fundación de la primera sociedad cultural Los Amantes de las Letras a la que pertenecieron Manuel de Jesús Galván, José Gabriel García, Francisco Javier Angulo Guridi, Manuel de Jesús Heredia, Manuel Rodríguez Objío, entre otros. La isla de Santo Domingo -territorio dividido ahora entre dos naciones pequeñas, la República Dominicana, de idioma español, y la República de Haití, de idioma francés- antes del Descubrimiento estuvo poblada en su mayor parte por indios pacíficos que hablaban una de las muchas lenguas de la familia arahuaca, el taíno: sólo habían alcanzado cultura rudimentaria; su lengua desapareció, legando unos centenares de palabras al castellano de las Antillas, y de su poesía sólo quedan noticias. Aun cuando este trabajo se refiere la literatura dominicana en general, y solamente hasta las primeras décadas del siglo XIX, es un buen resumen de lo acontecido hasta su fecha de publicación. Este trabajo de Pedro Henríquez Ureña figura en Historia Universal de la Literatura, por Santiago Prampolini, Buenos Aires, 1941, tomo XII. El “areíto” -palabra que los españoles pronunciaron después “areito”- era su danza cantada; a juzgar por las descripciones del P. Las Casas y de Oviedo, los había rituales, históricos, festivos. La literatura de idioma castellano comienza para Santo Domingo con el Diario del viaje de Colón, en el extracto del P. Las Casas, y con las cartas -a los Reyes Católicos y a Sánchez y Santángel- en que narra el Descubrimiento. Contienen descripciones vivaces. La isla de Santo Domingo -territorio dividido ahora entre dos naciones pequeñas, la República Dominicana, de idioma español, y la República de Haití, de idioma francés- antes del Descubrimiento estuvo poblada en su mayor parte por indios pacíficos que hablaban una de las muchas lenguas de la familia arahuaca, el taíno: sólo habían alcanzado cultura rudimentaria; su lengua desapareció, legando unos centenares de palabras al castellano de las Antillas, y de su poesía sólo quedan noticias.

Géneros que se desarrollaron La Poesía Según el escritor Basilio Belliard, el momento más espléndido de la poesía dominicana del siglo XIX es el que conforman Salomé Ureña, José Joaquín Pérez y Gastón Fernando Deligne. Son los tres pilares en los que descansa la modernidad de la poesía de la época en sus vertientes patriótica, indigenista y psicológica. Pero no es sino en el siglo XX cuando ella alcanza la categoría de moderna, con el surgimiento de las vanguardias.

La poesía es el género más cultivado desde Manuel María Valencia, el primer poeta romántico, pasando por Fabio Fiallo y otros que asimilan las influencias de las corrientes literarias europeas, hasta la irrupción incipiente del modernismo plasmado en tres figuras importantes: Valentín Giró, Ricardo Pérez Alfonseca y Osvaldo Bazil. Las influencias de Darío languidecen con la aparición del postumismo, hacia 1921. Otilio Vigil Díaz, quien introdujo las vanguardias en las letras dominicanas, fue gran renovador de la lírica nacional, influido por el simbolismo francés. Así, funda el primer movimiento poético de carácter unipersonal, al que se le sumó Zacarías Espinal y al que denominó vedrinismo porque en sus versos intentaba hacer las piruetas que hacía en el aire el aviador francés Jules Vedrines. Vigil Díaz introduce la modernidad al crear el verso libre y el poema en prosa con sus libros Góndolas (1912) y Galeras de Pafos (1921). Después de él, la poesía dominicana vive otro gran momento representado por Domingo Moreno Jimenes, al fundar, junto al filósofo Andrés Avelino y al poeta Rafael Augusto Zorrilla, el citaado postumismo. Redactan un manifiesto en el que niegan las vanguardias y favorecen una poesía de carácter nacionalista que rescate el color local, el paisaje y la identidad del hombre dominicano. Con esta escuela la tradición poética dominicana se renueva para incubar nuevas voces que la fortalecen. A este movimiento le sigue el de la Poesía Sorprendida, el grupo más pujante y de una gran apertura estética, conformado por grandes poetas como Franklin Mieses Burgos, Mariano Lebrón Saviñón, Antonio Fernández Spencer, Aída Cartagena Portalatín, Freddy Gatón Arce, entre otros. Este conjunto de poetas tenía como lema la “poesía con el hombre universal”, contrario al postumismo. Después le sigue la generación de los Independientes del 40, integrada por Manuel del Cabral, Héctor Incháustegui Cabral, Pedro Mir y Tomás Hernández Franco, los cuales publicaron poemas emblemáticos como Compadre Mon, Hay un país en el mundo, Poema de una sola angustia y Yelidá. De los sorprendidos se desprende otro grupo de poetas antitrujillistas llamados la Generación del 48, conformada, entre otros, por Víctor Villegas, Máximo Avilés Blonda, Lupo Hernández Rueda, Luis Alfredo Torres, Rafael Valera Benítez y Abelardo Vicioso. En los años 1970, a partir de la caída del régimen de Trujillo, surgen los escritores de la Generación del Sesenta con Marcio Veloz Maggiolo, Ramón Francisco, René del Risco, Jeannette Miller y Miguel Alfonseca. En la misma década, y como consecuencia de la Guerra de abril del 65, nace el movimiento llamado Poetas de Postguerra (o Joven Poesía), con Mateo Morrison, Andrés L. Mateo, Enriquillo Sánchez, Tony Raful, Alexis Gómez Rosa, Enrique Eusebio y Soledad Álvarez, entre otros. En los años 1980 aparece un movimiento poético en diversas tendencias haciendo tambalear el establishment literario del momento (el desencanto de posguerra) sentando las bases para una ruptura(que no se produjo en lo inmediato) con aquella generación. El movimiento llevó a la formación de grupos (entonces solo existía el Taller Literario César Vallejo), nuevas tendencias estéticas y de género. Surgen en ese período los poetas de Y Punto (integrado básicamente por publicistas, pintores y poetas) y El Círculo Francisco Urondo (un desprendimiento del ya citado César Vallejo con sede en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), integrado por León Félix Batista, Atilano Pimentel, Víctor Manuel Bidó, José Alejandro Pena y Leopoldo

Minaya, además de Juan de la Cruz, Nicolás Guevara y Miriam Ventura. Se producen las discusiones y los constrastes de lugar entre unos poetas y otros, nace el Círculo de Mujeres Poetas de la República Dominicana, conformado por Chiqui Vicioso, Carmen Imbert Brugal, Carmen Sánchez, Dulce Ureña y Miriam Ventura. Variadas eran las tendencias, así como voces independientes de gran calidad, como Sally Rodríguez y Martha Rivera (Martha Rivera-Garrido), se auñan las tendencias y a todo el espectrum literario con sus distancias y diferencias, llegando a identificarse la poesía femenina, la Poesía de la Crisis y la llamada poesía del Pensar, arrojando fructiferas reflexión sobre otros temas: no ya lo social, ya no la pos-guerra sino lo filosófico, la muerte y lo eróticolo transgender. Así las voces de Miguel de Mena, en poetas de la crisis, José Mármol y Plinio Chain en lo filosófico, la mayoría de la poesía de las mujeres del Círculo de Mujeres poeta en lo erótico y lo transgender en poetas tanto de este grupo como voces independientes como Rita Hernández. La migración jugó un papel importante, porque muchos poetas se dispersaron y establecieron en Puerto Rico, Alemania, Estados Unidos, debilitándose algunos espacios y cerrándose definitivamente otros. Así el Fco Urondo se desintegra al emigrar tres de sus voces más importantes: León Félix Batista, José Alejandro Pena y Miriam Ventura. En la retaguardia surge otro grupo de poetas importantes como Ángela Pena, Aurora Arias, Irene Santos y Marianela Medrano, quienes conformaron el segundo Círculo de Mujeres poetas de la República Dominicana. De este segundo grupo, dos de sus figuras más importantes emigraron estableciéndose en Estados Unidos: Marianela Medrano e Irene Santos. Del grupo de Posguerra también hubo bajas con la emigración del poeta más joven de esta generación, Alexis Gómez Rosas.

La Novela La primera novela escrita por un dominicano fue El montero (1856, publicada en París), de Pedro Francisco Bonó, aunque algunos historiadores de la literatura dicen que la primera novela dominicana es Los amores de los indios (1843, La Habana) de Alejandro Angulo Guridi o incluso Cecilia, del mismo autor, que, aunque publicada incompleta en el semanario dominical El Progreso (números 1-3 y 5-8, 1853) había salido antes en el periódico El Eco de Villaclara, en Cuba y como este escritor y periodista permaneció en ese país hasta 1851, la novela es de ese año o incluso anterior.5 Luego le siguió La fantasma de Higüey (1857, La Habana) de Francisco Angulo Guridi, hermano de Alejandro. Corresponde a Francisco la primera novela dominicana impresa en la República Dominicana: La vampana del higo. Tradición dominicana", que salió en la imprenta García Hermanos en 1866. La novela dominicana hasta el siglo XXI no ha tenido en el país la pujanza de otros géneros como la poesía, el ensayo y el cuento, a pesar de la gran novela indigenista Enriquillo (1879) de Manuel de Jesús Galván. Se ha clasificado la novelística dominicana en tres grandes períodos que corresponden a las novelas escritas antes de 1930, las escritas de 1930 a 1960, y las escritas después de 1960, relacionándose dicha clasificación a los aconteceres históricos de la nación en vez de a movimientos literarios firmes.6

La novela, a diferencia de la poesía, es un género tardío en la República Dominicana, que surge bajo la influencia del romanticismo francés de Víctor Hugo. Un gran hito de la novelística dominicana lo constituye Sólo cenizas hallarás (bolero) de Pedro Vergés, con la que obtuvo los premios Blasco Ibáñez y el de la crítica en España en 1980. La novela dominicana acusa tres momentos importantes de acuerdo a su tipología y temática: la novela de la caña, representada por Cañas y bueyes de Moscoso Puello, Over de Marrero Aristy y Jengibre de Andrés Pérez Cabral. Luego está la novela bíblica de Carlos Esteban Deive, Veloz Maggiolo y Ramón Emilio Reyes y la novela propagandística como Los enemigos de la tierra de Andrés Requena, Trementina, clerén y bongó y novelas costumbristas como La cacica de Rafael Damirón, Baní o Engracia y Antoñica de F. Gregorio Billini, La mañosa de Juan Bosch y la trilogía de Héctor García Godoy, compuesta por Rufinito, Guanuma y Alma dominicana . Entre los novelistas más consagrados y de mayor proyección internacional se encuentran Marcio Veloz Maggiolo, autor de una decena de novelas, versátil escritor, pues ha cultivado, además, el cuento, el ensayo histórico-arqueológico y el teatro; Aída Cartagena Portalatín, que junto al primero, funda la novela experimental, Veloz Maggiolo con Los ángeles de hueso (1967) y Aída con Escalera para Electra (1970).[cita requerida] Otras novelas dignas de mencionarse en este periodo son La sangre de Tulio Manuel Cestero, Over de Ramón Marrero Aristy, La mañosa de Bosch, Biografía difusa de Sombra Castañeda de Veloz Maggiolo, La balada de Alfonsina Bairán de Andrés L. Mateo. En los años ochenta se destacan René Rodríguez Soriano, Ángela Hernández, Rafael García Romero, Pedro Camilo, Avelino Stanley, Ramón Tejada Holguín, César Zapata, Manuel García Cartagena y en los años noventa, Martha Rivera (Martha Rivera-Garrido) quien gana el Premio Internacional de Novela Casa de Teatro con He olvidado tu nombre (traducida al inglés por la profesora de la Universidad de Harvard Mary Berg como I´ve Forgotten your Name), Emilia Pereyra, Pedro Antonio Valdez, Pastor de Moya, José Carvajal, José Acosta, Luis Martín Gómez, entre otros. Stanley tiene una vasta obra narrativa, entre las que se destacan Catedral de la libido, Tiempo muerto y Los disparos. Pereyra, periodista y narradora, ha escrito El crimen verde, Cenizas del querer, Cóctel con frenesí, El grito del tambor, además del cuentario El inapelable designio de Dios. Santos es el autor de Memorias de un hombre solo”, Diabólica Pasión y El segundo resucitado.

El cuento El cuento es un género que ha tenido mejor suerte que la novela, pues tenemos el privilegio de contar con un maestro del género en Hispanoamérica como lo fue Juan Bosch, quien escribió tres significativas colecciones de cuentos tituladas Cuentos escritos antes del exilio, Cuentos escritos en el exilio y Más cuentos escritos en el exilio. El cuento moderno se inicia en la segunda fase del siglo XIX, es decir, tardíamente, a juzgar por otros países. El primer cuento breve que se conoce es El garito (1854) de Ángulo Guridi. Las primeras leyendas y relatos de tradición oral que llegan a la isla provienen de los conquistadores, a través de sus intelectuales y religiosos que las esparcen por todo el territorio nacional. En el siglo XIX las primeras narraciones son de corte costumbristas, y la principal figura de esta tendencia es César Nicolás Penson, autor de Cosas añejas.

Ya en el siglo XX tenemos la figura de Fabio Fiallo, quien escribe cuentos modernistas influidos por su amigo Rubén Darío con Cuentos frágiles (1908), así como Tulio Manuel Cestero y Virginia Elena Ortea. Otros importantes exponentes del género son José Ramón López, René del Risco, Virgilio Díaz Grullón, Hilma Contreras, Sanz Lajara, José Rijo, Diógenes Valdez, Pedro Peix, entre otros. Desde la temática costumbrista y socio-realista de Bosch, Sócrates Nolasco, Néstor Caro y Marrero Aristy. Durante del régimen de Trujillo, surgen los escritores de la Generación del Sesenta con Marcio Veloz Maggiolo, Ramón Francisco, René del Risco, Jeannette Miller y Miguel Alfonseca. En la misma década, y como consecuencia de la Guerra de abril del 65, surge el movimiento llamado Poetas de Postguerra (o Joven Poesía), con Mateo Morrison, Andrés L. Mateo, Enriquillo Sánchez, Tony Raful, Alexis Gómez Rosa, Enrique Eusebio y Soledad Álvarez, entre otros. En los años ochenta aparece un movimiento poético que funda una ruptura con aquella generación al desentenderse de lo ideológico y de la circunstancia histórica, creando una poesía del pensamiento y la reflexión sobre otros temas: no ya lo social, sino lo filosófico, la muerte y lo erótico. Entre esos poetas están Leandro Morales, José Mármol, Plinio Chahín, Dionisio de Jesús, Médar Serrata, Víctor Bidó, José Alejandro Peña, etc. Cabe destacar poetas de transición de finales de los años setenta y principios de los ochenta, como José Enrique García, autor del libro El fabulador y Cayo Claudio Espinal creador del Movimiento Contexualista y autor de los libros Utopía de los vínculos, Banquetes de aflicción, Comedio (entre gravedad y risa), Las políticas culturales en la República Dominicana, La mampara y Clave de estambre. También de transición, aparece en 1993 Preeminencia del tiempo, de Leopoldo Minaya, y por el 2001 Cuentos para Noches de Luna Llena de Ramón Saba (reeditada a finales del 2010), tal vez la obra cuentística fundamental de la última década del siglo XX, caracterizada por un sincretismo estético y estilístico que integra el canon clásico a las diversas escuelas de vanguardia, revelando una angustia existencial que remonta a las esencias mismas del espíritu humano.

El ensayo Escrito en prosa sobre un tema específico sin pretensiones científicas ni conclusión definitiva. El término ensayo fue usado originalmente para designar aquellos escritos experimentales que oscilaban entre la ciencia y la literatura. Pero esa concepción ha ido cambiando paulatinamente, al extremo de que en la actualidad se le da categoría de ensayo a aquellos textos que mediante la exposición, la discusión y la evaluación de un tema determinado pretende validar la tesis expuesta en el mismo. El iniciador del género fue el francés Michel de Montaigne (1533-1592), quien en 1580 publicó una serie de escritos sobre sus confesiones personales titulado Essais (Ensayos). Posteriormente, en 1597, el inglés Francis Bacon (1561-1626) dio a la publicidad su obra Ensayos, meditaciones religiosas, tópicos de persuasión y de discusión. Entre otros propulsores europeos del ensayo sobresalen: Joseph Addison (1672-1719), Gaddhold Lessing (1729-1781), Johann Goethe (1749-1832), Tomás Carlyle (1795-1881), Tomás Macaulay (1800-1859), Hipólito Taine (1828-1893), Paul Valéry (1871-1945), Thomas Mann (1875-1955) y Gyorgy Lukacs (1885-1971).

En España, donde el ensayo toma verdadero cuerpo en el siglo XIX, han ganado fama como ensayistas Ángel Ganivet (1865-1898), Miguel de Unamuno (1864-1936), José Ortega y Gasset (1883-1955) y Amé-rico Castro (1885-1972). Hispanoamérica, por su parte, ha dado figuras de la talla de Juan Montalvo (1833-1889), José Martí (1853-1895), José Vasconcelos (1881-1959), Pedro Henríquez Ureña (1884-1946), José Carlos Mariátegui (1895-1930), Octavio Paz (1914-1998) y Roberto Fernández Retamar (1930). En República Dominicana, como en casi todo el que resto de América Latina, el ensayo surge formalmente en la segunda mitad del siglo XIX y adquiere notoriedad en el XX. Su orientación ha sido tradicionalmente histórica, política, sociológica y literaria. Es difícil fijar el punto de partida del ensayo dominicano, pues antes de que dicho género alcanzara cierto nivel de madurez en el país, hubo un grupo considerable de escritores que expresaron sus inquietudes políticas, sociales y literarias a través de la prosa ensayística. Los ideales revolucionarios de los independentistas y los restauradores, así como el arribismo y el antinacionalismo de los intelectuales conservadores dominicanos de la segunda mitad del siglo XIX predominan en los escritos periodísticos de los más valiosos representantes de la primera oleada de ensayistas nacionales. Los artículos de Alejandro Angulo Guridi (18161884), particularmente los publicados en los semanarios El Orden, La Re-pública, La Reforma y El Progreso y reunidos posteriormente en su obra Temas políticos (1891), reflejan el nivel de desajuste político de la sociedad dominicana de su época.

La historia La historia, como género literario ha tenido grandes exponentes en el país, desde los grandes fundadores de la historiografía dominicana como José Gabriel García, Antonio del Monte y Tejada y Bernardo Pichardo, hasta la hegemonía de los representantes de dos tendencias antagónicas desde el punto de vista ideológico, tal es el caso de Roberto Cassá y Frank Moya Pons. Importantes historiadores desde la era de Trujillo, además de estos, son Emilio Cordero Michel, Jaime de Jesús Domínguez, Franklin Franco Pichardo, Juan Daniel Balcácer y Bernardo Vega. El tema de Trujillo es el que despierta más interés y curiosidad, de ahí que Vega sea uno de los más leídos por su historia documental, así como aquellos historiadores que tratan los temas de la Iglesia católica y la era de Trujillo. Los temas de la independencia, las intervenciones estadounidenses, la etapa colonial y precolombina han sido abordados de manera acuciosa por nuestros historiadores con diferentes enfoques y métodos de análisis. La Composición Social Dominicana del profesor Juan Bosch es un referente obligado como punto de partida sociológico para analizar la estructura social de la RD desde el punto de vista histórico, así como la Sociología Política Dominicana de Jimenes Grullón.

2. Movimientos literarios dominicanos

Breve descripción del movimiento

Representantes

Características

El Vedrinismo

Tendencia literaria responsable de la introducción del verso libre a la poesía dominicana.

-Virgil Díaz

Se destaca por no tener ninguna rima.

El Postumismo

Movimiento literario el cual nació en la República Dominicana en marzo del 1921, este movimiento se caracteriza por cambiar totalmente las características del movimiento poético dominicano, abandonando la rima y haciendo que el escritor escriba los versos tal y como los pensaba sin importar la rima de cada estrofa.

-Zacarías Espinal

Toca temas sociales. -Andres Avelino.

Niegan las vanguardias.

-Rafael Zorrilla.

Favorecen una poesía de carácter nacionalista que rescate el color local, el paisaje y la identidad del hombre dominicano.

-Manuel del Cabral. -René del Risco Bermúdez. -Domingo Jimenez -Marcio Veloz Maggiolo.

Se nutre de una variedad de dominicanismos, regionalismos y elementos del habla popular. Se caracteriza por la fusión de lo material y lo espiritual.

La Poesía Sorprendida

Los nuevos

Es arte. Movimiento literario, creado a mediados del siglo XX, aún permanece vigente. Tiene entre sus miembros a autores de gran trayectoria y a una generación joven que cuenta con un par de años en el mundo de la escritura.

-Franklin Mieses Burgos, Aída Cartagena Portalatín, Antonio Fernández Spencer -Mariano Lebrón Saviñón.

Reacción contra ciertas expresiones -Luis Vidales modernistas y centenaristas, agrupando -Leo de Greiff alrededor de la revista Los Nuevos en 1925 a distintos escritores, intelectuales y políticos quienes participaban en las tertulias de café y en algunos

Afirma su fe en la creación de un mundo más bello, más libre y más lleno hondo de mañana, saluda a todos los luchadores del pensamiento y de la sensibilidad de todas las latitudes de la tierra de todos los climas y de todos los dogmas. Se caracteriza por unir la sencillez y la hermosura en una sola representación.

aconteceres del país.

Los Independiente s del 40

La Generación del 48

Grupo reducido de escritores que se -Pedro Mir resistió originalmente a formar parte de -Tomás Hernández Franco las agrupaciones vigentes, muchas de las cuales estaban patrocinadas por la -Francisco Domínguez dictadura trujillista. Charro

Generación literaria de la generación histórica de dominicanos nacidos entre 1924 y 1938. Pero, con este nombre se conoce propiamente, a los poetas de esta generación literaria más aún, a una parte de ellos: a los que publican por primera vez en 1948, y todavía hacen vida en grupo.

Afirmación de lo dominicano Preocupación social Vida en el extranjero

-Manuel del Cabral Tavarez

Expresión sencilla

-Máximo Avilés Blonda

Revelar las raíces de la colectividad.

-Rafael Lara Cintrón - Alberto Peña Lebrón - Abel Fernández Mejía -Abelardo Vicioso y Lupo Hernández Rueda.

Rechazo de la escritura automática de otros procedimientos surrealistas puestos en boga por la poesía sorprendida. La literatura debía tener un contenido testimonial, moral, humano, debía estar comprometida con los problemas sociales.

La poesía negroide

Es una tendencia poética que comunica los sentimientos, valores y situaciones peculiares del ser humano de origen africano, desde su propia perspectiva y con voz auténtica. Deriva del antiguo tema del esclavismo y constituye una intensa literatura de todo lo referente a los negros.

-Nicolás Guillén

-Manuel del Cabral

Se orienta hacia la música, los ritmos del danzón y de la rumba. Retrata con cierta ironía y sentimentalismo el cuerpo o el alma del negro. Busca su inspiración en las peculiaridades étnicas y culturales de las Antillas. El mestizaje racial y espiritual entre negros y blancos es un tema frecuente en las obras cubanas y portorriqueñas. La temática refleja los aspectos más variados

del mundo negro o mulato: costumbres, tradiciones, mitos, etc. La Generación del 60

En la historia de la literatura dominicana, Javier Heraud los años sesenta fueron esenciales para dar forma a una actitud de apertura que César Calvo partía del rechazo al régimen de Rafael Rodolfo Hinostroza Trujillo (1891-1961) y que posteriormente fue evolucionando hacia Antonio Cisneros un concepto de libertad entendida como Marco Martos justicia social

Hildebrando Pérez Grande Winston Orrillo Juan Ojeda Livio Gómez Luis Hernández.

Conclusión Un país se puede llegar a conocer por muchas cosas: sus paisajes, su gente, su comida, pero hay algo que perdura en el tiempo y que es pulso que da vida a cualquier sociedad, la literatura. En ella quedan plasmados los personajes que sirven como clones de los mismos habitantes de ese país, los lugares que se transitan diariamente de manera cotidiana se convierten en el escenario donde suceden cosas inimaginables y sobre todo queda para la historia el reflejo de la sociedad desde el punto de vista del autor. Es a través de los escritores dominicanos que se puede conocer a fondo cuál ha sido el desarrollo de esta isla y la idiosincrasia de los nacidos en este país.