ensayo sobre el libroDescripción completa
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Somos polvo de estrellas. Ensayo por Juan Pablo Madrigal Cianci “somos las estrellas estudiando ahora las estrellas” -‐Ernesto Cardenal
Seguramente, una de las dudas más grandes de la humanidad ha sido ¿Cómo, desde el principio del tiempo, llegamos a ser lo que somos?. Debido a esto, Ernesto Cardenal nos lleva en un viaje a través del tiempo para resolver esta incógnita, pero, ¿Por qué decir que somos polvo de estrellas? Para empezar éste viaje a través de tiempo, pensemos primero en el origen. No en el origen de la vida, ni en el origen de la tierra, sino en el origen de todo: El Big Bang. Lo que sabemos científicamente es que en el principio no había nada, y surgió la energía, y por una colección de singularidades físicas, hubo una gran explosión, la cual creó el espacio, el tiempo y la materia. Ésta fue la verdadera creación, pues antes de esto no había nada, ni siquiera la más mínima partícula en el universo. A partir de ahí, se creó el primer átomo, el hidrógeno, el cual es el elemento más sencillo, y a partir de ahí, por procesos físicos se fueron creando elementos más pesados, como el helio. Así el orden surgió del caos. Es en este momento cuando nacen las primeras estrellas en el universo, las cuales, al ganar la masa suficiente, lograron crear, a partir del polvo interestelar pequeños cúmulos, que, con el tiempo, irían aumentando de tamaño, hasta formarse los primeros planetas. Por una serie de coincidencias, como por ejemplo estar a una temperatura óptima para el desarrollo de la vida, se fueron formando los primeros seres vivos de nuestro planeta. La evolución de la vida va de lo pequeño a lo mas grande. Se pasa de lo más simple a lo mas complejo, y lo más complejo es más grande; desde los dinosaurios hasta nosotros, la vida procede gradualmente de la vida. Con la evolución, la vida engendró vida, pero antes la no vida engendró vida. Por cambios ocurridos en la transmisión del ADN se fueron creando variaciones en las especies, lo cual hacía avanzar la evolución. Si no hubiera habido nunca este cambio y todo hubiera sido perfecto, no hubiera habido sino microbios. No hubiera habido el paso de la ameba a la diatomea, al reptil, al simio, hasta llegar a nosotros. Debido a la necesidad, nosotros también hemos ido evolucionando. Por ejemplo, desarrollamos pulgares, y empezamos a caminar erguidos; gradualmente, pasamos de ser un simio a ser lo que somos hoy por hoy, como especie, como sociedad, como personas. Sería egoísta pensar que somos la última rama de la evolución; todavía nos quedan muchos caminos por recorrer como especie. Pero, aún no hemos respondido a la pregunta: ¿Por qué decir que somos polvo de estrellas? Como dijimos anteriormente, la tierra se formó por el polvo que giraba alrededor de las estrellas. Por una serie de eventos afortunados se fueron formando las primeras células, con los mismos elementos que vinieron de las estrellas. Todas las células tienen una composición similar, desde la diatomea celular, hasta la ballena azul; todos los seres vivos estamos compuestos de los mismos aminoácidos. En resumen, toda la materia (orgánica e inorgánica) de la tierra, es originaria del espacio. Estamos aquí porque el sol está ahí. En conclusión, “Somos polvo de estrellas” es un ensayo con un título que tiene una doble belleza, pues aunque éste tiene un aire poético y romántico, esconde toda la belleza de la ciencia, desde la cosmología hasta ramas mucho más diferentes, como la biología molecular.