Sloan Parker - Una Leccion de Verdad

Sinopsis David es un estudiante graduado a punto de terminar su tesis. Michael es su asesor y ex profesor. Los dos no te

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Sinopsis David es un estudiante graduado a punto de terminar su tesis. Michael es su asesor y ex profesor. Los dos no tenían sentimientos por el otro, pero después de dos años de amistad y añoranza, David ya no puede negar lo que siente. ¿Estará Michael dispuesto a aceptar ser más que un asesor para un hombre quince años más joven? Y si ellos deciden actuar según sus deseos, ¿significará esto una forma de decir adiós?

Una Lección de Verdad Sloan Parker No puedo seguir con esto. ¿Seguir con qué? Le pregunté. Mi voz chilló de una manera que me molestó casi tanto como sus palabras. ¿Sabes con qué? Dijo Michael, su mirada se centró en las páginas de mi último capítulo, con una pluma roja en la mano como si él fuera a rayar mi trabajo y yo sentado enfrente de él. Le miré fijamente, esperando que se desatara el infierno, él decía mucho sin necesidad de añadir una palabra más a la conversación. Mi voz estaba emergiendo de nuevo. No hay necesidad de recordarle que tenía quince años menos. Con solo hablar se daría cuenta. Él soltó la pluma con un solo movimiento y pasó su mano por su pelo. Las hebras de su cabello oscuro quedaron desordenados dándole una apariencia más joven para ser un profesor titular, demasiado vulnerable para decirme que esto era el final. Nosotros ni habíamos comenzado sólo fue un beso. Uno largo y hermoso que me ha arruinado para todos los demás hombres y ¿él estaba abandonando? dijo yo.

Hablé con el profesor Shields para que se ocupe de ti él es un experto en el tema de tu tesis y conoce el campo mejor que

Mi estómago hizo algo como flip-flop, recuerdo que en el pasado mi estomago hizo lo mismo cuando estaba esperando en el auto a mi padre mientras llevaba a mi perro al consultorio del veterinario, fue la última vez que lo vi con vida. ¿Será que volveré a vomitar como en esa ocasión? Estaba perdido, sentado enfrente de Michael. El escritorio metálico entre nosotros y una pila de exámenes. He estado en esta oficina cada semana por los pasados dos años. ¿Cómo es que no sé dónde está el bote de la basura? David, ¿no vas a decir algo?

Si, podría. Pero estaba ocupando deteniendo mi Cap’n Crunch que había cenado. Que usualmente ceno, cereal para niños. ¿Por qué compre esa porquería? Como sea, porque no tengo control no puedo detener mis impulsos “no importando qué tan mal resulte”. David. Ese fue su tono de voz de enseñanza. La que utiliza cuando alguien esta distraído. No la había usado durante un año. Ni mucho menos cuando estamos los dos solos. Él se apoyó sobre su escritorio sobre sus codos, con los ojos muy abiertos, su pelo era un desastre, pero la vulnerabilidad se había ido. O tal vez había sido mi imaginación. ¿Qué?

Le dije.

¿Quieres que trabaje con otra persona? Muy

bien. No lo digas así. Sabes que no tengo opción. Correcto. Nos besamos anoche. ¿Quieres fingir que no pasó? ¿Estaba volviéndose loco? Yo había esperado dos años para sentir sus labios, jamás podría borrarlo de mi memoria. Aunque lo quisiera. Además está el hecho de que él quisiera olvidar, aún si él cree que nosotros sólo tenemos una simple relación de profesor y estudiante, más que amigos, después de un tiempo. Hice el esfuerzo de pararme. Estaba a medio paso de la puerta. Así que, ¿por qué debería hacer un movimiento hacia él? Por qué estaba esto así. Había perdido mi oportunidad. Perdí la posibilidad de tener a ambos, a un amigo y a un amante, tener un compañero quien me entendiera, no como alguien con quien salir, sino estar con una persona inteligente y divertida, además de ser el hombre más sensual que haya conocido en toda mi vida. Alcancé las hojas impresas que le había mostrado unos minutos antes, no podría dejarlas. Él había hecho suficiente como mi asesor, él había sido como mi mejor amigo. Y se había convertido en nada. Los papeles temblaron en mi mano inestable. Michael se levantó y rodeó la mesa. Dios, nené. Ven aquí. tuvo que esperar para que me moviera. Él vino a mí y me abrazó.

No

Solté las páginas. Que se derramaron por todo el suelo. No creí que esto te molestará tanto ¿Podría solo parar de hablar?

era otro tono de voz.

Aparentemente no era una opción. No quiero lastimarte. Apoyé mi cabeza sobre su hombro. Dos años había esperado para tenerlo en mis brazos y esto era todo lo que iba a conseguir. Me acerqué a su cuello e inhalé con fuerza. Su olor, la colonia que siempre usaba, pero era mucho más fuerte a esta distancia. Casi tan fuerte como cuando la usé el fin de semana, “una acción que me dio cierta vibra de acosador, pero no me importó”. Quería olerlo en mis sabanas. Al parecer, había sido una sabia elección. Esa era la única manera de tener su olor. Probé su piel con mi lengua. El rico sabor salado, entró en mi boca. Yo ansiaba más. Abrí mi boca y chupé sintiendo su calor. Dios, David. Él me sujetó de la parte de atrás de mi cabeza. ¿Acaso iba a detenerme? Me abrazó e inclinó la cabeza hacia atrás. Terminé con mis brazos alrededor de su cintura y dio un pequeño paso hasta que nuestros cuerpos se pegaron, sin dejar ni una pulgada de aire entre nosotros. Michael gimió. Menos mal que esta habitación estaba al final de un largo pasillo. Lo bueno es que era muy tarde para ser horario de oficina. El sonido suave disparó mi adrenalina y la lujuria. Mi miembro se endurecía, y me abrí camino a sus labios. El beso no era suave y lento como el de anoche. Fue un beso entre dos hombres que habían pasado mucho tiempo soñando con este maldito momento, ambos estábamos excitados y listos para sentir algo más, dispuestos a consumar una historia de amor de un año de duración que habíamos tratado de fingir que no existía. Sólo que yo no había disimulado tanto como él. Tuve que imaginarme todo “el tocar, el hacer el amor en las noches en su cama”.

Curiosamente, en el sueño no nos vi a ambos jodiendo en su despacho. Las imágenes se presentaron en mi mente. Acostado sobre su escritorio, su computadora portátil y la pila de exámenes parciales a un lado, hacer todo lo bello y juguetón como lo había estado soñando hasta que gritara su nombre. Michael tocó un lado de mi cara y se retiró del beso. Qué era entonces. Sentirlo y saborearlo por última vez. Aún sostenía mi cara en su mano, sin embargo, comenzó a deslizar su mano, hacia abajo y más abajo hasta llegar a la parte inferior de mi camiseta agarrando la tela con ambos puños. Tiró de la camiseta por encima de mi cabeza. Quiero sentirte. Se quitó la suya. He estado anhelando sentir tu piel en la mía. Sus manos sobre mi pecho desnudo vencieron cualquier tipo de resistencia de mi parte. No me importaba lo que significaba para él. Yo quería. Yo le quería. Él vino a mí, aún si tuviera una llamada del presidente de la universidad no podría haberlo detenido. Nuestras bocas se unieron de nuevo, sus brazos me estrujaron, sus manos recorrían todos los lugares que había deseado ser acariciados por él Mi corazón se aceleró con la sensación de su erección contra mi ingle. Deslicé mis manos por sus brazos, amando la cálida piel, al sentir sus finos músculos me hizo darme cuenta que no siempre está sentado en su escritorio revisando documentos. Te quiero. profesor.

Definitivamente no era el tono de modalidad de

Un estremecimiento se apoderó de mí Él corrió la mano por mi pelo. hacerlo. Sí, él estaba loco.

Yo también te quiero.

Está bien, David. No tienes que

Di un paso atrás y alcancé su laptop del escritorio. Lo tomé y a su taza favorita de café y los coloqué arriba en el estante. Él movió el resto, la pila de exámenes, bolígrafos, etc. Hasta un clip cayó al suelo. Los colocó a un lado. Solo nuestras respiraciones profundas escuchábamos. Me senté en el escritorio abierto para él. No había abierto mis pantalones. Michael fijó su mirada en mí. Su mirada bajó hasta donde yo estaba tratando de desabrochar la pretina, y su respiración se detuvo. Tal vez esto era lo que él también había estado soñando... “sexo rápido en su oficina”. Él detuvo mis manos. Espera se acercó déjame hacerlo. abrió mis pantalones. Y sin mover mi ropa metió su mano dentro.

Él

Me arqueé por el contacto. El calor de la palma de su mano alrededor de mi miembro nunca se compararía con los dos años de paja que me había hecho esperando este momento. El volvió a tomar mis labios, y lo agarré de sus bíceps y mi cadera adquirió el mismo ritmo de nuestras lenguas entrelazadas. La dulce rendición de besarlo me mareó. Me detuvo con una mano en mi cadera.

Espera.

Tuvo que decirme que me detuviera. Estaba a punto del casi termino. Demonios, ¿acaso estaba bromeando?. Realmente estábamos a punto. Se desabrochó el pantalón de vestir y los bajó junto con su ropa interior, dando patadas para quitárselos con sus zapatos y los calcetines. Me quedé helado al ver su erección. El enrojecimiento de la piel, se extendía bellamente y esto dio un nuevo significado. No sólo la carne sólida, no podía ocultar su deseo. Tampoco pudo su voz ronca. Quítate los pantalones. Mis manos nerviosas empezaron a desnudarme. Una vez que estuve desnudo, él me atrapó otra vez. Su cuerpo fuerte se pego al mío desde el pecho hasta los pies, esto era mejor que cada fantasía, mucho

mejor que cualquier experiencia sexual que pude haber tenido en toda mi vida. Él acarició ambas erecciones he estado esperando tanto tiempo para sentirte así su voz más profunda he estado esperando para saborearte. Sonaba bien para mí. Capturé su boca con otro beso y acaricié su lengua con la mía. Nunca antes en mi vida un simple beso había hecho que mi deseo girara fuera de control. Mi Dios dijo. Puedes besar. Pero yo en realidad quería decir otra cosa. Dio un paso hacia adelante, moviéndonos como uno, hasta llegar al borde del escritorio acuéstate. Me deslicé sobre el escritorio tratando de no temblar. La superficie estaba fría y mi piel caliente. Eso era o era que Michael estuviera desnudo frente a mí. Seguro. Extendió su mano para rozar la parte interna de mis muslos con sus dedos, el tacto fue suave y tierno. Maldita sea, eres guapísimo dijo. Nuevamente me estremecí. Se inclinó sobre mí y se detuvo a una pulgada de mi erección. Se encontró con mi mirada y sonrió antes de bajar el último fragmento de espacio que nos separaba y su boca estaba sobre mí.

Oh Dios. La boca de Michael. Cerré los ojos y tomé su cabeza entre mis manos, tenía que tocarlo. Yo le acariciaba mientras él trabajaba su lengua húmeda en mí. Comenzó con un lento movimiento con sus labios, humedeciendo, chupando, excitándome poco a poco hasta casi hacerme llegar al límite. Un gemido hizo eco en la pequeña habitación. ¿Eso lo hice yo? No hubo chirrido. Abrí mis ojos y levanté la cabeza para mirar. De ninguna manera iba a perder un segundo más. Su cabeza se balanceaba más rápido. Sus labios calientes acariciaban mi carne con cada movimiento.

Maldita sea. Él era bueno. ¿Cuánta práctica había hecho en toda su vida? Seguro que había mamado por primera vez cuando yo estaba en pañales. No importa.

No hay nadie más aquí con él. Sólo yo. Temblaba de nuevo cuando mi orgasmo se aproximaba, renuncié a seguir observándolo y me dejé caer sobre el escritorio. Michael me soltó y dijo no te vengas. No todavía. Subió hasta estar encima de mí y apoyó su cuerpo al mío. He estado esperando mucho tiempo para estar dentro de ti. Se inclinó sobre el lado del escritorio, abrió un cajón de abajo, y sacó un condón y lubricante. ¿Cuántas veces lo había hecho en su oficina? A quién le importaba. Pero me importaba. Y mucho. Quiero verte cuando te vengas dijo. Luego sus dedos estaban donde yo quería que estuvieran, facilitando el camino, lubricándome, y luego se lubricó él.

Oh, Dios. Él iba a estar dentro de mí pronto. Levanté mis piernas, abriéndome hasta que pudiera entrar en donde quería que estuviera. Aunque no era del todo cierto. Él debería estar donde yo lo necesitaba, en mi corazón. Michael se inclinó sobre mí, sus fuertes brazos enmarcado mis hombros. Su erección apretada entre mis nalgas, pero no dentro de mí todavía. David. Acarició mi barbilla con su mejilla. Su aliento viajó a lo largo de mi línea de la mandíbula cuando dijo mi nombre otra vez. Mezclado con un largo gemido y luego me besó. Lo envolví con mis brazos y lo acerqué, profundizando el beso y tratando de conseguir que entrara en mí. Levanté mi cadera hacia él, y su cadera me siguió. Finalmente, se apoyó en mi pecho, tomó su

miembro en su mano alineándola. Mordí mi labio cuando él entró profundamente en mí, el dulce dolor provocó que torciera los dedos de mis pies. Se quedó paralizado. ¿Cómo podía detenerse? ¿Acaso no quería hacerlo conmigo? Él se inclinó sobre mí otra vez. Una mano se aferró al borde de la mesa. La otra la llevó hasta mi boca. Acarició mi labio hasta que aflojé mi mandíbula. Quiero escucharte

él dijo.

¿Qué? ¿Mis gemidos? ¿Mis súplicas para más? Si dejaba salir eso, podría soltar mucho más. Me besó otra vez y se movió lentamente. Estaba en todas partes. Mi boca. Mi culo. Mi corazón. Y yo lo quería todo. Me dio un último beso, lento para después retirase y levantar mis piernas con sus manos, demostrándome con ello lo inadecuados que mis otros amantes habían sido. ¿Cómo él iba a renunciar? ¿Cómo podría no querer correr el riesgo? Por qué él tenía que pensar en su carrera.

Y porque yo sólo soy un

estudiante universitario que tiene una erección. Nada especial. Ni una oportunidad. Había pensado en una posibilidad desde hace mucho tiempo, y me permití tener esperanzas en que esto fuera algo más para él como lo era para mí. Dejé que mi mente fantaseara en todas aquellas noches y fines de semana que pasábamos juntos fuera del salón de clases “los sábados en las mañanas teníamos partidos de basquetbol. Los domingos de cerveza con el almuerzo, en las noches chateando en on-line en internet” había significado como si hubiéramos estado saliendo. Debí haber buscado otro instructor “infiernos, otra escuela” antes de que nosotros tuviéramos sexo sobre su escritorio. Porque tenerlo dentro de mí y a mi alrededor, en pocos minutos se iba a terminar.

Pero nosotros habíamos llegado demasiado lejos como para alejarme. Él se apoderó de mi erección, y algo dentro de mí produjo un corto circuito. Me vine cuando mis palabras salieron antes de que fuera consciente como para detenerlas Te amo, Michael. Te he amado siempre. Por esta razón es que aún como cereal para niños. Sonaba como un adolescente con su primer amor. Cerré mi boca con fuerza y él agarró mis muslos mientras entraba en mí una y otra vez. Él se vino con una palabra en sus labios mí y su cuerpo se estremeció.

David

y colapsó sobre

Lo abracé. Deseando estar así toda la noche, pero estaba el asunto del condón. Y el hecho de que había roto conmigo, si tuviera que llamarlo de algún modo. Bajó mis piernas, y yo gemí cuando salió de mi cuerpo. ¿A causa de la sensación física? O de saber que nunca estaría dentro de mí una vez más, ¿que nunca tendría este momento otra vez? Michael cubrió mi cuerpo con el suyo. Sentí su respiración pesada a un lado de mi cuello. Lo sabía dijo. Sabía que sería bueno, pero no tenía ni idea... Me estremecí de nuevo. No por el frío. No podría incluso tratar de mentir en esto. ¿Por qué tenía que decir algo? Él se acostó a mi lado apoyándose sobre su codo, con las piernas entrelazadas con las mías, su abdomen sólido contra el mío. ¿Por qué su escritorio era tan malditamente pequeño? Pasó una mano sobre mi pecho.

¿Estás bien?

Me deslicé fuera de la mesa y agarré mis pantalones, sin molestarme con mi ropa interior. Me voy. ¿Irte? Jesús, tal vez soy demasiado viejo para ti. Pensé que nos abrazaríamos después. Pensé que te gustaría venir a pasar el fin de semana en mi casa.

Me quedé helado, con mi pantalón a media altura de mis muslos, mis escritos tendidos en el suelo junto a mis pies descalzos. ¿De qué estás hablando? Se sentó. Maldita sea, era hermoso, su piel era una gran tentación para mí. ¿Qué crees que significa esto?

Preguntó.

Vi mi tesis en el suelo. Había caído por el borde largo de las páginas, formando una tienda de campaña. Tal vez podría arrastrarme a recogerlo y salir antes de que esta conversación siguiera. Él realmente me dijo que era el fin. ¿Necesitaba asegurarse? A pesar de que él siempre se preocupaba por mí, preguntándome si no estaba exagerando en trabajar, si dormía lo necesario, si comía frutas y verduras a diario. Me encontré con su mirada.

Usted estaba diciendo adiós.

Se puso de pie y se metió en los pantalones. Luego se acercó a mí. Agarró de la cintura mis vaqueros y los subió. No puedo estar contigo si continúo siendo tu asesor. No es ético. Negué con la cabeza. Eran las palabras que había temido desde que había aceptado que estaba enamorado de él. Él era demasiado bueno, demasiado honrado, demasiado comprometido con su trabajo como para echarlo a perder por un estudiante y sobre todo bajo su tutoría. Pero habíamos tenido sexo. No. En realidad nosotros habíamos hecho el amor. Y es por eso que sus palabras me estaban matando, incluso más que la primera vez que había pisado su oficina. Me tomó la cara entre sus manos. Eres muy inteligente, pero en ocasiones olvido lo joven que aún eres. Acaricio mi labio inferior de la misma manera cuando él había estado dentro de mí. Cariño, estoy enamorado de ti, y no voy a renunciar a esto. Así que dejaré de ser tu asesor, tuve una entrevista con el decano esta mañana, he estado esperando que terminaras tu tesis sin tener que haber dormido contigo, pero esto no hará que me despidan él sonrió como puedes ver el plan salió por la ventana.

El flip-flop en mi estómago estaba de vuelta. Y yo no había encontrado el condenado cesto de la basura aún. Él me ama. Él quería seguir viéndome. Él iba a ser despedido por mi culpa. Oh Dios. Busqué la silla. Mis pies se enredaron en mi ropa y tropecé hacia adelante. Sus manos me atraparon. Sus seguras manos me ayudaron a tomar asiento. ¿Estás bien? ¿Lo estaba? Mis calzoncillos estaban alrededor de mi pie derecho. Se arrodilló delante de mí y desenrolló la tela blanca de mi tobillo. Gracias a Dios mi madre me enseñó a usar ropa interior limpia. Por supuesto, ella también había mencionado los accidentes automovilísticos y los hospitales. Nada acerca de los profesores de la universidad y el sexo de oficina.

Michael y yo tuvimos relaciones sexuales. Y él me ama. Oh Dios. Michael se echó a reír. Alargó la mano hacia mi rostro y se acercó para un largo y lento beso “como la primera vez que nos habíamos besado. Cuando me soltó, él presionó su frente en la mía. Te amo. ¿Estás seguro? Él me miró fijamente, sus ojos indagando en los míos. Traté de convencerme desde hace mucho tiempo que no tenía sentimientos por ti. Creo que nosotros hemos comprobado desde hace tiempo que lo nuestro es especial. Me encanta mi trabajo, pero no negaré lo que siento por ti. No voy a negar lo nuestro por más tiempo. ¿Te despidieron?

Creo que pude convencer al decano de que no habría un escándalo, soy serio con respecto a ti. Pero no me había dado cuenta que también tenía hablar contigo. Lo bueno es que ya tengo algo planeado. ¿Qué tenías planeado? Puse mi dedo del pie sobre mis calzoncillos y lo retorcí. ¿Sexo sobre tu escritorio? Le pregunté en un tono ronco que podía manejar. Se rió de nuevo. Así que el intento de-ser-sexy no era para mí. Su risa terminó, y él se abalanzó sobre mí, me besó con tanta pasión y lleno de fuerza con la promesa de que había más de lo me había dado en su escritorio. Bueno. Así que tal vez mi atractivo sexual se basaba en el humor y no mi capacidad de coquetear con la ropa interior masculina. El sexo se supone que vendría más adelante

dijo.

Después.

¿Después de qué? Se dirigió a su escritorio y utilizó una llave para abrir el cajón principal. Sacó una pequeña caja y me la trajo. Un joyero. Pero no es nuevo. La parte superior estada gastada, el color negro se estaba desvaneciendo. Se arrodilló a mi lado y abrió la tapa. Después de que te diera esto. Un anillo de oro. Era de mi padre. Me encantaría que lo usarás. Tomó mi mano en la suya. Me encantaría que te casaras contigo. Maldita sea. ¿Dónde estaba el bote de la basura? Él debería de dejar de hacerme saltar de los nervios, como el infierno o tendré que renunciar a los Cap’n Crunch. ¿Podría un hombre adulto dejar el rico Cap’n? La caja y el anillo de bodas en el interior temblaron. Él parecía que también necesitaba el bote de la basura como yo. ¿Estás seguro?

Le pregunté de nuevo.

Una sonrisa se dibujó en sus labios, y volvió la arruga en las comisuras de sus ojos. Tú eres la única persona que he querido desde que te conocí. No permitiré que nuestra diferencia de edad o el hecho de que eres un estudiante, haga que permanezca fuera de tus brazos por un día más. Quiero apoyarte, consolarte, vivir contigo, hacer el amor contigo en una cama que compartamos todas las noches. Muy bien. El Cap’n Crunch tendría que terminar. Necesitaré más proteína. Sacó el anillo de su caja y lo tendió entre nosotros. pasar mi vida contigo.

Quiero

Era mi turno para tomarlo a él. Terminamos con él en mi regazo, sus piernas a horcajadas sobre mis muslos, su ingle contra mi bajo vientre. La lengua y miembros encontraron un ritmo que no queríamos terminar. Pero tenía que terminar “porque tenía algo que decir”. Sí. Yo tomé su mano en la mía, el anillo presionado entre nuestras palmas. Me casaré contigo.

FIN

Acerca del Autor Sloan Parker escribe historias románticas, eróticas, de amor y pasión. Para contactar con Sloan, y revisar sus libros disponibles para su compra, o leer sus historias en forma gratuita visita: www.sloanparker.com. Sloan le encanta crear personajes complejos, gente imperfecta con el fin de entretener, inspirar y excitar al lector. Historias de personas que están aprendiendo lo que son, mientras crecen como individuos, que viven fieles a sí mismos como pueden, y la caída en el amor. Sloan le gusta escribir, porque en la ficción - como en el amor - todo es posible.