SISTEMA INMUNE

UNIVERSIDAD CATÓLICA “SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO” ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO INFORME TEMA “HOMEOSTASIS: EXCRESIO

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UNIVERSIDAD CATÓLICA

“SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO”

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

INFORME TEMA

“HOMEOSTASIS: EXCRESION SISTEMA INMUNE” CURSO:

CIENCIAS

NATURALES

PROFESORA:

ADELA CHAMBERGO LLONTOP ALUMNOS:

CERDAN SALAZAR DARWIN DAVID

Ciclo: I

Chiclayo, abril del 2008

SISTEMA INMUNE

CONCEPTO.El sistema inmunológico está formado por un conjunto de mecanismos que protegen a un organismo de infecciones por medio de la identificación y eliminación de agentes patógenos. Debido a que los patógenos abarcan desde virus hasta gusanos parásitos intestinales, esta tarea es extremadamente compleja y las amenazas deben ser detectadas con absoluta especificidad distinguiendo los patógenos de las células y tejidos normales del organismo. A ello hay que sumar la capacidad evolutiva de los patógenos que les permite crear formas de evitar la detección por el sistema inmunológico e infectar al organismo huésped. Para protegerse, los organismos vivos han desarrollado varios mecanismos para reconocer y neutralizar patógenos. Incluso organismos unicelulares simples —como las bacterias — poseen un sistema de enzimas que las protegen contra infecciones virales. Otros mecanismos inmunológicos básicos evolucionaron en las antiguas y permanecen hoy en sus descendientes modernos: plantas, peces, reptiles e insectos. Estos mecanismos incluyen péptidos antimicrobianos llamados defensinas, receptores de reconocimiento de patrón y el sistema del complemento. Sin embargo, los mecanismos más sofisticados se desarrollaron más recientemente de forma conjunta con la evolución de los vertebrados1 . El sistema inmunológico de los vertebrados — como el de los seres humanos— comprende varios tipos de proteínas, células, órganos y tejidos, que interactúan en una red elaborada y dinámica. Esta respuesta inmune más compleja que se manifiesta en el sistema inmunológico de los vertebrados, incluye la capacidad de adaptarse para así reconocer patógenos concretos en forma más eficiente. El proceso de adaptación crea memorias inmunológicas y permite brindar una protección más efectiva durante

futuros encuentros con estos patógenos. Este proceso de inmunidad adquirida es la base de la vacunación. Los desórdenes en el sistema inmunológico pueden causar enfermedades. Las enfermedades relacionadas con la inmunodeficiencia ocurren cuando el sistema inmunológico es menos activo de lo normal, dando lugar a infecciones que pueden poner en peligro la vida. La inmunodeficiencia puede ser el resultado de una enfermedad genética, como la "inmunodeficiencia severa combinada", o ser producida por fármacos o una infección, como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), causado por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). En contraposición, las enfermedades auto inmunes son producidas por un sistema inmunológico hiperactivo que ataca tejidos normales como si fueran organismos extraños. Las enfermedades auto inmunes incluyen artritis reumatoide, diabetes mellitus tipo 1 y Lupus eritematoso. El sistema inmunológico es objeto de intensos estudios científicos debido al papel crítico que desempeña en la salud humana. Cuando un microorganismo atraviesa la piel o las mucosas de las personas (u otro animal vertebrado) y accede al medio interno, se pone en marcha un conjunto de mecanismos defensivos. Las células y moléculas que intervienen en estos mecanismos constituyen el Sistema Inmune.

Microscopía electrónica: neutrófilo(amarillo)

Imagen del linfocito de un ser humano

MECANISMOS.-

Los mecanismos de defensa inmune son múltiples y serán estudiados de acuerdo al orden en que participan en proceso de defensa. Varios de ellos actúan desde el primer contacto con un agente patógeno, mientras que otros, más especializados, necesitan aprender de experiencias previas a fin de poder responder la forma adecuada. Los principales mecanismos son: o Barreras naturales, factores genéticos. o Mecanismos

inmunes

o

específicos.

Fagocitosis

inflamación,

participación de linfocitos asesinos naturales (LAN) y de varias citoquinas. o Mecanismos específicos de inmunidad controlados por los linfocitos y sus productos. o Sistemas complementarios o amplificadores de la respuesta inmune, como el complemento, la coagulación, la fibrinólisis y citoquinas.

TIPO S DE INMUNID AD

INMUNIDAD NATURAL.-

Durante el proceso de evolución los individuos de cada especie han logrado desarrollar una serie de mecanismos que les permiten repeler el ataque de diferentes microorganismos patógenos. El conjunto de procesos que protegen a cada individuo del primer ataque de los gérmenes presentes en su medio ambiente, constituyen la llamada inmunidad nat

INMUNIDAD ADQUIRIDA.-

La respuesta de defensa inmunitaria contra el agente agresor se perfecciona gracias a un proceso de “aprendizaje” que tiene lugar durante el primer contacto del hospedero con el agente patógenos. Gracias a este contacto, grupos de linfocitos son “programados” en tal forma que puedan iniciar una respuesta inmune, rápida y eficaz cuando el mismo agente patógeno trate de ingresar por segunda vez al organismo, la inmunidad adquirida puede, a su vez, subdividirse en activa o pasiva.

INMUNIDAD ACTIVA.-

La inmunidad activa es aquella que se desarrolla en el curso de una enfermedad infecciosa. Durante el proceso del control de la infección, varias células integrantes de sistema específico inmunidad, “aprenden” procesos metabólicos que le permitirá ante ulteriores ataques por el mismo germen,

evitar que se presente la enfermedad, bien sea por la producción de anticuerpos o por la acción de las células que actúan directamente contra el agente agresor. Este tipo de inmunidad explica la resistencia que se adquiere contra ciertas enfermedades infecciosas, especialmente algunas producidas por virus, que una vez sufridas no se vuelven a presentar durante la vida del individuo. Mediante los procesos de vacunación, se logra “enseñar” al sistema inmune a defenderse de determinado microorganismos, sin necesitar que se produzca la manifestación clínica de la de la enfermedad infecciosa.

INMUNIDAD PASIVA.-

Se llama inmunidad pasiva al proceso de defensa que se logra contra determinado agente patógeno mediante el empleo de anticuerpos protectores que provienen del exterior. De esta forma es posible controlar una infección sin que el sistema inmunitario del individuo haya tenido contacto previamente con el agente patógeno. Este mecanismo explica también la defensa que contra las infecciones tiene el recién nacido, gracias a los anticuerpos que recibe de la madre a través de la placenta, en el calostro y en la leche. En la práctica clínica es de uso frecuente el empleo de procedimientos inductores de inmunidad pasiva, tales como administrar a la persona que sufre una enfermedad

infecciosa, concentrados de anticuerpos específicos contra microorganismos responsables de la entidad. De esta forma se logra controlar rápidamente la infección.

CÉLULAS Y ÓRGANOS DEL SISTEMA INMUNITARIO

El sistema inmunológico es una serie de órganos y células que se extiende por todo el cuerpo y que actúa como la última línea de defensa frente a la infección el Sistema inmunitario sólo a sido reconocido como un sistema independiente en los últimos 40 años. También se le conoce como sistema linfoide, debido a que sus células principales son los linfocitos, uno de los cinco leucocitos que existe. Los linfocitos son células uniformes y redondeadas, que carece de gránulo visible y que son relativamente pequeñas. Existen dos tipos de linfocitos: linfocitos B (células B) y linfocitos T (célulaT).

Los órganos de importancia inmunológica primaria, denominados órganos linfoides primarios, son la médula ósea y el tino (que se encuentra localizada delante del corazón). Los órganos de importancia inmunológica secundaria denominados órganos linfáticos secundarios, son los ganglios linfáticos y el bazo.

RESPUESTA INMUNITARIA.-

La misión esencial del Sistema Inmunitario es la defensa frente a la infección microbiana. Para tener éxito, el sistema inmunitario debe realizar eficazmente tres funciones. La primera, llamada el reconocimiento inmunitario, es el detectar una amenaza para el organismo e identificar al invasor microbiano específico. La segunda, llamada la activación inmunitaria, es dirigir todas las defensas apropiadas frente a un microorganismo infeccioso determinado. La última de ellas, denominada la respuesta inmunitaria es contraatacar para destruir o detener a los invasores.

EL RECONOCIMIENTO INMUNITARIO.-

Para que el sistema inmunitario pueda reconocer a un invasor es necesario que se establezca un contacto directo entre las macromoléculas. Los linfocitos poseen receptores antigénicos (moléculas que reconocen a los antígenos). Los receptores antigénicos de las células B son moléculas de anticuerpos, los receptores antigénicos de las células T se denominan receptores de antígenos de las células T. Todos los microorganismos que invaden el organismo humano están marcados por antígenos, que a continuación hablaremos de ellas.

ANTÍGENOS.-

Las sustancias capaces de inducir una respuesta inmune específica se denominan antígenas. Un antígeno es toda sustancia capaz de incluir una respuesta inmune específica en un huésped y reaccionar específicamente con las células y moléculas (anticuerpos) que se producen en esa respuesta inmune específica. . La molécula de antígeno puede considerarse como una molécula portadora de los epítopos. Si un epítopo se separa de la molécula portadora, aún puede combinarse con los anticuerpos, pero no es capaz de provocar una respuesta inmune. Estos epítopos separados del portador suelen denominarse haptenos, aunque también se designan como haptenos a las moléculas pequeñas que se convierten en antígenos después de combinarse con una proteína: por ejemplo, un metal como el níquel En resumen una antígeno se define por su anticuerpo y el área del antígeno que se pone en contacto con el anticuerpo es el epítopo. La correspondiente área de contacto en el anticuerpo se denomina paratopo. Un microorganismo, por sencilla que sea su organización, es un conjunto de antígenos, cada uno de los cuales les suele poseer gran número de epítopos distintos.

LA ACTIVACION INMUNITARIA.-

Cuando el Sistema Inmunitario no se encuentra luchando activamente contra una infección, sólo existen unos pocos linfocitos que dan lugar a cada uno de los tipos de los receptores antigénicos. Esto capacita el organismo para mantener una amplia reserva de diferentes receptores antigénicos con un número manejable de linfocitos. Los linfocitos de activa cuando entra en contacto con sus correspondientes antígenos. Generalmente, la activación de

linfocitos requiere la interacción de las células B, las células T y de las células presentadoras de antígenos.

LINFOCITOS B.-

Gracias a que hemos nacido con millones de linfocitos B, cada uno de los cuales produce un anticuerpo diferente que puede reconocer un epítopo diferente, podemos defendernos frente a los microorganismos que nos amenazan continuamente. Las células B se diferencian de la médula ósea en las primeras etapas de desarrollo, antes de que estemos expuestos a los antígenos extraños. En otras palabras, durante la diferenciación de la médula ósea, las células B se hacen inmunocompetente (adquiere capacidad de producir anticuerpos, que es un receptor antigénico exclusivo).

RECONOCIMIENTO DEL ANTÍGENO.-

¿Qué es lo que sucede en el proceso de diferenciación para que genere tal diversidad de células B? ¿Cómo puede existir un anticuerpo para cada uno de los antígenos? Normalmente, cada proteína (y un anticuerpo es una proteína) está codificado por un gen individual. Sin embargo, el número de anticuerpos

proteicos diferentes es tan amplio que todos los genes no cabrían en el genoma humano. Debe de estar funcionando algún otro proceso extraordinario. . A medida que se produce la diferenciación, se elige al azar de la genoteca una copia de cada una de las piezas necesarias de la información. Debido a que el número de posibles combinaciones de estos pequeños trozos de información genética es enorme, se producen literalmente millones de linfocitos B, genéticamente diferentes, a partir de una cantidad relativamente limitada de DNA. Un proceso similar sucede cuando lo linfocitos T se diferencian en el timo.

CÉLULAS PRESENTADORAS DE ANTÍGENOS.

Las células presentadoras de antígenos fagocitan los antígenos cuando se encuentran presentes en los microorganismos intactos o en los fragmentos que contiene los antígenos. El antígeno es procesado en el interior del fagocito y los epítopos son transportados hasta la superficie celular, donde son mostrados para que sean reconocidos por lo linfocitos. Una vez que el antígeno es presentado, las células se dirigen a los ganglios linfáticos u otros órganos linfoides, lugares en los que se concentran grandes cantidades de linfocitos. Allí aumenta la posibilidad de que un determinado antígeno encuentre una célula B que posea su receptor específico. Por eso los órganos linfoides secundarios suelen contener muchas células presentadoras de antígenos, así como muchos linfocitos.

RESPUESTA DE LOS LINFOCITOS B. PRODUCCION DE ANTICUERPOS.-

Cuando un clon de células B responde frente a un antígeno (con el estímulo de las citocinas producidas con los linfocito T) hay una cierta proliferación celular

de estos linfocitos B, seguida de una diferenciación de los linfocitos B en células secretoras de anticuerpos, llamadas células secretoras de anticuerpos o plasmocitos, y en células de memoria, que guardan el recuerdo de este primer contacto con el antígeno. . La respuesta al primer contacto con el antígeno se denomina respuesta primaria, durante ésta, tanto los clones de linfocitos B como los linfocitos T cooperadores generan células memoria. Si, tiempo después se produce un segundo contacto con el mismo antígeno, estas células memoria presentan una respuesta más rápida y potente (respuesta secundaria), en la que los anticuerpos pertenecerán fundamentalmente a la clase IgG. Por ello, las infecciones agudas la respuesta es de IgM e IgG, mientras que cuando se cronifican la respuesta suele ser, principalmente, de IgG 8 ha transcurrido tiempo suficiente para generar memoria y pasar de respuesta primaria a secundaria). Los anticuerpos nos defienden frente a los agentes infecciosos de varias maneras, entre otras:  Neutraliza toxinas y virus.  Bloquean adhesinas (lo que impide la adherencia de los microorganismos patógenos).  Los de las clases IgM e IgG activan el complemento, lo que produce inflamación y facilita la fagocitosis por opsonificacion inespecífica

y

puede

determinar

las

lisis

de

bacterias

gramnegativas y de virus con envoltura.  Los anticuerpos de clase IgG, además, actúa como opsoninas específicas, ya que se unen por la parte específica a los microorganismos

y

por

la

inespecífica

a

los

fagocitos

(macrófagos) y neutrófilos): así favorecen el proceso de fagocitosis. LINFOCITOS T.. Las células T se dividen en dos clases principales (las células T4 y las células T8, respectivamente. Las células T4 don células TH (cooperadoras).

Regulan el sistema inmunitario aumentando la respuesta inmunitaria. Las células T8 se diferencian a su vez en células TC (citotóxicas) y células TS (supresoras). Las células TC atacan y matan a los microorganismos invasores; las células TS regulan el sistema inmunitario reduciendo (suprimiendo) la respuesta inmunitaria.

RECONOCIMIENRO ANTIGÉNICO.Las células T producen proteínas receptoras de los antígenos con los que se unen los antígenos foráneos (y, por tanto reconociéndolos). En muchos, aspectos los receptores de los antígenos de las células T se parecen a las moléculas de anticuerpos que actúan como receptores antigénicos de las células B. Al igual que durante la diferenciación de las células B, se producen por procesos de recombinación del DNA millones de células T genéticamente distintas, cada una capaz de producir un receptor antigénico proteico determinado y exclusivo, que posee una única y determinada especificidad de unión al antígeno. También al igual que sucede con los anticuerpos, cada receptor antigénico de las células T posee una región variable que se une y reconoce el antígeno y una región constante, que se fija a la superficie de la células T. . RESPUESTA DE LOS LINFOCITOS T. INMUNIDAD CELULAR.Las células T reconocen antígenos que previamente han sido capturados y procesados (parcialmente digeridos) por células presentadoras de antígenos,

como los macrófagos, las cuales producen además citocinas que ayudan a la respuesta. Una vez activadas, las células T pueden realizar diversas funciones:  Algunas células T cooperan con otras células inmunitarias para que realicen sus propias respuestas. Ya hemos descrito el caso de cooperación de las células B (linfocitos T cooperadores) para que estas respondan a los antígenos timodependientes.  Además, las células T activadas producen citocinas que activan macrófagos: los macrófagos activados son más eficaces en la defensa antimicrobiana; por ejemplo, son capaces de matar bacterias que sobreviven dentro de los macrófagos sin activar. Esta es la llamada Inmunidad

Celular.

Algunas

de

las

citocinas

producidas

son

inflamatorias; por ello, la inmunidad celular se asocia con reacciones de Hipersensibilidad Retardada, que son la base de pruebas de laboratorio como reacción de la tuberculina.  Algunas células T matan células que poseen antígenos superficiales extraños: por ejemplo, células infectadas por virus o por bacterias intracelulares. Son los linfocitos T citotóxicas o células asesinas.

ENFERMEDADES INMUNITARIAS.

Las enfermedades inmunitarias se produce cuando el Sistema Inmunitario no funciona adecuadamente, originando una respuesta inmunitario no funciona adecuadamente, originando una respuesta inmunológica inapropiada o

inadecuada. Se llama hipersensibilidad a la respuesta inmunitaria errónea en la que los anticuerpos o las células T producen lesiones importantes en los tejidos del organismo.

ALERGIAS.Alergia, enfermedad debida a

una

reacción

exagerada

del

sistema

inmunológico (hipersensibilidad) frente a determinadas sustancias que son inocuas para la mayoría de las personas. En una reacción alérgica el sistema inmunológico responde ante una sustancia inofensiva como si fuera una sustancia dañina y produce anticuerpos, con el fin de neutralizarla y proteger al organismo ante futuras exposiciones. La urticaria, la dermatitis atópica, la rinoconjuntivitis estacional o fiebre del heno, el asma y la anafilaxia son algunos cuadros alérgicos conocidos Por lo general, la alergia se manifiesta por primera vez durante la infancia y los primeros años de la adolescencia, pero también puede hacerlo más tarde. En alguna ocasión, determinados factores psicológicos, como los conflictos emocionales, juegan un papel importante en los fenómenos alérgicos, llegando a clasificarse algunas alergias como alteraciones producidas por el estrés.

¿CÓMO SE PRODUCE LAS ALERGIAS? En condiciones normales, el organismo reacciona ante una sustancia extraña (microorganismo patógeno o sus toxinas) fabricando anticuerpos. Toda persona produce anticuerpos, pero el sistema inmunológico de las personas alérgicas no es capaz de diferenciar las sustancias nocivas de las inocuas y genera anticuerpos contra una o varias sustancias inofensivas. La sustancia que el organismo

reconoce

como

extraña

o

alérgeno

es,

usualmente, una proteína o glicoproteína que puede ser inhalada, como el polvo o el polen; ingerida, como las proteínas de la clara del huevo o el marisco; inyectada, como la penicilina; o actuar por contacto, como la lana, el esparadrapo o los metales pesados.

Las manifestaciones de la reacción alérgica dependen de dónde tenga lugar la misma.

DIAGNÓTICO Y TRATAMIENTO.El alergólogo es el médico especialista que se ocupa del diagnóstico y el tratamiento de una alergia. El número de sustancias a las que una persona puede ser alérgica es casi infinito. El diagnóstico pasa por descubrir a qué sustancia o sustancias es hipersensible el paciente; es decir, ante cuál o cuáles sustancias su sistema inmunológico produce una respuesta anómala. Es muy importante averiguar las circunstancias de la reacción alérgica, si se trata de una alergia estacional, si se desarrolla con la exposición a una sustancia concreta o si sólo se produce en un determinado lugar. El tratamiento más eficaz es evitar el contacto con el alérgeno, aunque esto es particularmente difícil en las alergias al polvo o al polen. Cuando esto no es posible, bien porque el alérgeno es desconocido, afecta a múltiples zonas del organismo o porque existen muchos alérgenos, el objetivo del tratamiento consiste en aliviar los síntomas provocados por el cuadro alérgico. En este sentido, se emplean antihistamínicos, broncodilatadores o glucocorticoides inhalados. El shock anafiláctico es una urgencia médica y requiere, entre otras medidas, la inyección de adrenalina subcutánea y corticoides intravenosos.

SINDORME DE INMUNODEFICIENCIA ADQUIRIDA (SIDA).Este virus, conocido en la actualidad como VIH, resultó ser el agente causante del SIDA. Conviene recordar que la infección por VIH no implica necesariamente que la persona vaya a desarrollar la enfermedad; en esta fase el individuo se considera “seropositivo o portador”, pero es erróneo considerar a la persona

infectada con el VIH un enfermo de SIDA. De hecho, se tiene constancia de que algunas personas han sufrido una infección por VIH durante más de diez años sin que, durante este tiempo, hayan desarrollado ninguna de las manifestaciones clínicas que definen el diagnóstico de SIDA.

DESARROLLO DE LA ENFERMEDAD.Desde que una persona se infecta con el VIH hasta que desarrolla el SIDA suelen transcurrir entre 6 y 10 años. Desde 1996, la determinación de la cantidad de virus circulante en la sangre de la persona infectada, que recibe el nombre de carga viral, se ha convertido en el marcador más importante de la evolución de la enfermedad. Durante esta etapa los individuos son altamente contagiosos. En la última fase, denominada SIDA o fase de enfermedad avanzada por VIH, aparecen las infecciones y tumores característicos del síndrome de inmunodeficiencia adquirida. MODO DE TRANSMICIÓN.El VIH se transmite por contacto directo y para ello es necesaria la presencia de una cantidad suficiente de virus. Esta proporción sólo existe en el semen y otras secreciones sexuales (flujo vaginal), en la sangre contaminada y, en menor cantidad, en la leche materna. El virus penetra en el organismo del individuo sano y entra en contacto con la sangre o las mucosas. Por lo tanto, el contagio del VIH se produce por vía sexual, sanguínea y de la madre al feto o al recién nacido. CONTAGIO POR VIA SEXUAL.El virus presente en los flujos sexuales de hombres y mujeres infectados puede pasar a la corriente sanguínea de una persona sana a través de pequeñas heridas o abrasiones que pueden originarse en el transcurso de las relaciones

homo o heterosexuales sin protección (preservativo) de tipo vaginal, anal u oral. CONTAGIO POR VÍA SANGUÍNEA.El contacto directo con sangre infectada afecta a varios sectores de la población. La incidencia es muy elevada en los consumidores de drogas inyectadas

por

vía

intravenosa

que

comparten

agujas

o

jeringuillas

contaminadas. La transmisión del VIH a personas que reciben transfusiones de sangre o hemoderivados es muy improbable gracias a las pruebas que se han desarrollado para la detección del virus en la sangre. Su incidencia es casi nula para la administración de gammaglobulina y/o factores de coagulación. CONTAGIO MADRE A HIJO.Finalmente, la madre puede infectar a su hijo a través de la placenta en el útero, durante el nacimiento o en el periodo de la lactancia. Aunque sólo un 2535% de los niños que nacen de madres con SIDA presentan infección por VIH, esta forma de contagio es responsable del 90% de todos los casos de SIDA infantil. Este tipo de transmisión tiene una incidencia muy elevada en el continente africano.

DIAGNÓTICO Aunque el síndrome de inmunodeficiencia adquirida se detectó en 1981, la identificación del virus VIH como agente causal de la enfermedad no se produjo hasta 1983. En 1985 empezó a utilizarse en los bancos de sangre la primera prueba de laboratorio para detectar el VIH, desarrollada por el grupo de investigación de Roberto Gallo. Esta prueba permitía detectar si la sangre contenía anticuerpos frente al VIH. Sin embargo, durante las 4 a 8 semanas siguientes a la exposición al VIH, la prueba es negativa porque el sistema inmunológico aún no ha desarrollado anticuerpos frente al virus.

TRATAMIENTO

El tratamiento de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana comprende el empleo de fármacos que inhiben la replicación del VIH, así como los tratamientos dirigidos a combatir las infecciones oportunistas y los cánceres asociados. Actualmente se considera que el tratamiento más eficaz para luchar contra el VIH es la combinación de tres medicamentos, dos análogos de los nucleótidos (inhibidores de la transcriptasa inversa) y un inhibidor de la proteasa. Aunque estas combinaciones pueden dar lugar a importantes efectos secundarios, cuando se usan con precaución es posible reducir los niveles del virus en sangre (carga viral) hasta cifras prácticamente indetectables. La carga viral debe determinarse de forma periódica entre 1 y 6 meses. En la actualidad, están llevándose a cabo ensayos clínicos de terapia intermitente con resultados esperanzadores: INMUNE D ELA PERSONACON SIDA