Se Infiel y No Mires Con Quien

“Se infiel y no mirar con quién...” (“Move over Mrs. Markham”) una comedia de Ray Cooney y John Chapman PERSONAJES: Jo

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“Se infiel y no mirar con quién...” (“Move over Mrs. Markham”)

una comedia de Ray Cooney y John Chapman

PERSONAJES: Joanna markham Alistair Spenlow Sylvie Linda Lodge Philip Markham Henry Lodge Walter Pangbourne Olivia Harriet Smythe Srta. Wilkinson

PRIMER ACTO La acción tiene lugar en el último piso de un muy elegante edificio londinense. Un set compuesto de living y dormitorio está aproximadamente dividido en 2/3 y 1/3 respectivamente. El dormitorio está a la izquierda del escenario y la pared que divide ambas habitaciones está sugerida por una puerta practicable colocada al fondo de la escena en ángulo recto con la línea del escenario. El piso está decorado en un estilo llamativo aunque de buen gusto. En el dormitorio hay una cama ovalada, sobre la cual sale de la pared izquierda, sobre un soporte, una lámpara. También hay un tocador a la izquierda, sobre el cual está el teléfono, una puerta que lleva al vestidor a la izquierda y una ventana empotrada en la pared del fondo por la que se puede ver el cielo de Londres. El living tiene un arco fondo derecha que lleva a un pasillo con salida a izquierda y derecha. La salida de la izquierda conduce a la puerta de entrada y a la cocina, la salida de la derecha a la habitación de servicio. Entre el arco y el dormitorio hay dos puertas. La más cercana al dormitorio lleva al estudio. A la derecha del estudio hay una puerta corrediza que lleva a un opulento dispensario de bebidas. Todas las puertas del decorado son de vidrio repartido excepto la del estudio. En la pared de la derecha hay una gran ventana. El mobiliario importante es un sofá que está cerca del proscenio, del centro a la derecha del living, un sillón del centro a la izquierda, un pouf bajo algo más cerca del proscenio y una pequeña mesa ratona frente al sofá. Un pequeño escritorio bajo la ventana de la derecha sobre el cual hay un intercomunicador y un teléfono común. Son las 7 pm de una cálida tarde de verano. Sube el telón sobre el escenario vacío. Luego de un momento se escucha la voz de Joanna Markham. JOANNA: (Off.) Philip… Querido, ya estoy de vuelta. (Entra por el pasillo bajo el arco. Es una mujer atractiva y sofisticada de poco más de treinta años. Trae algunas bolsas de tiendas londinenses exclusivas y su cartera, que pone en el escritorio de la derecha. Parece apurada y trata de quitarse el sombrero y los guantes mientras deja caer las bolsas sobre el sofá. Abre la puerta del dormitorio y llama.) Philip! (Entra en el vestidor y, mientras lo hace.) Estás en casa, querido?

Alistair Spenlow aparece desde el estudio. Menos de treinta años, buen mozo; diseñador de interiores de última moda. Bajo su ligero aire de artista descansa un macho viril. Entra llevando telas de cortinas colocadas sobre el hombro como una toga, y la cinta métrica en el cuello. ALISTAIR: Sra. Markham… es usted Sra. Markham? JOANA: Quién es? ALISTAIR: Alistair Spenlow. (Para sí.) Aunque, más bien, parezco Nerón. JOANNA: (Regresa desde el vestidor.) Estás trabajando hasta tarde, Alistair. ALISTAIR: (Indicando.) Trato de terminar con el estudio de su esposo. JOANNA: Espero que todavía esté abajo, en la oficina. ALISTAIR: Bueno, trato de que tenga todo lo necesario. JOANNA: (Palmeándole la mejilla.) Estoy segura que va a quedar estupendo. Ahora, sé bueno y serví algo de tomar para los dos. (Se acerca al intercomunicador.) ALISTAIR: No tengo tiempo de tomar nada, Sra. Markham. (Joanna presiona el botón del intercomunicador.) Es muy difícil si no me dice una sola palabra acerca de nada. JOANNA: Tomate un café. ALISTAIR: No quiero un café. Quiero una decisión. JOANNA: (Al aparato.) Philip, querido, estás subiendo?... No te olvides que esta noche cenamos afuera… Bueno, decile a Henry que no te entretenga mucho tiempo. ALISTAIR: (Susurrando.) pregúntele por las cortinas. (Señala el material.) JOANNA: (Al aparato.) Ah… el señor Spenlow empezó a trabajar en tu estudio y quiere ponerte cortinas azules como la cola del pavo real.

ALISTAIR: Y los cobertores de las sillas color tomate. JOANNA: (Al aparato.) Y cobertores color tomate para las sillas… ya veo. (Cuelga el receptor.) ALISTAIR: Y… qué le parece? JOANNA: Demasiado fuerte. ALISTAIR: En serio? (Arroja la cinta métrica sobre el escritorio.) Nunca supe de un trabajo que demorara tanto en estar listo. En todo este tiempo pude haber redecorado el royal Albert Hall. JOANNA: Me consta que te encontraste con una ligera oposición de parte del Señor Markham. ALISTAIR: Ligera!!!? Detesto decirlo pero, su marido es tan poco sofisticado como esos libros infantiles que publica. JOANNA: Podría decirse que su gusto es anticuado. ALISTAIR: Si sigue con su pintura color cremita, las cortinas floreadas y los muebles caoba, va a parecer el estudio de Roger Rabitt. JOANNA: Ha sido muy considerado e hizo concesiones en muchas cosas. ALISTAIR: Me tomó tres semanas convencerlo de poner un bidet floral. Y le digo más, si él y su socio quieren hacer algo en sus oficinas del piso de abajo les voy a dar una lata de pintura blanca, media docenas de cortinas beige y un kit de “hágalo usted mismo”. JOANNA: Bueno, bueno, nada de arranques temperamentales, por favor. (Llama.) Sylvie! SYLVIE: (Off.) Sí, señora Markham? JOANNA: Sylvie, una taza de café para el Señor Spenlow, por favor. (A Alistair.) Con eso te vas a sentir mejor. ALISTAIR: Qué bien, una taza más de café acá y mi hígado va a empezar a disolverse.

Entra Sylvie Hauser, la empleada doméstica suiza. Es una rubia alta y hermosa que habla con marcado acento. SYLVIE: Dígame, Señora Markham? JOANNA: Serías tan amable de servirle una taza de café al Señor Spenlow. SYLVIE: Sí, claro. ALISTAIR: Bueno, chiquito. JOANNA: Y yo quiero un gin and tonic. SYLVIE: Muy bien. JOANA: Uno grande. Y después podés irte. Es tu noche libre, no? SYLVIE: Sí. JOANNA: Y no des lástima, Alistar, puede no pasar nunca. ALISTAIR: No, no creo que pase. Joanna va hacia el dormitorio. SYLVIE: (Refiriéndose a los paquetes.) salió de compras, Señora Markham? JOANNA: Si, no pude decidir qué ponerme esta noche, así que compré dos vestidos nuevos. SYLVIE: Y ya decidió cuál ponerse? JOANNA: (Inocentemente.) Mi viejo vestido negro, supongo. (Sale por el vestidor.) SYLVIE: Le gustaría algo más con su café, Señor Spenlow? ALISTAIR: Claro que sí. (Deja caer su material, la toma entre sus brazos y la besa apasionadamente.9

SYLVIE: (Desprendiéndose del beso.) Algo más? ALISTAIR: (Lujurioso.) Por Dios, qué linda que sos. (La besa nuevamente.) SYLVIE: No, no, querido. El Señor Markham va a subir desde su oficina en cualquier momento. ALISTAIR: No notaría la diferencia entre un beso apasionado y un sándwich de milanesa. (Va a besarla nuevamente.) SYLVIE: No, no, tené paciencia. ALISTAIR: hace semanas que tengo paciencia. SYLVIE: Bueno, esta noche salen los dos, tenemos la casa para nosotros. ALISTAIR: maravilloso. (Se agacha para recoger las telas y Sylvie le da una palmada en las nalgas.) Ojalá nunca te hubiese enseñado eso. SYLVIE: Lo hago bien, no? ALISTAIR: Sí, muy bien. JOANNA: (Entra desde el vestidor.) Y… cómo va mi trago? SYLVIE: Perdón, enseguida se lo traigo. (Besa rápidamente a Alistair antes de que Joanna regrese.) JOANNA: No te preocupes, yo me sirvo. Andá a servirle el café al Señor Spenlow. (Va hacia el bar.) ALISTAIR: (Inocentemente.) Ya sabe cómo me gusta? SYLVIE: (Con un guiño.) Todavía no, Señor Spenlow. (Cuando empieza a caminar para salir, Alistair le da una palamada.) Ay! JOANA: (Se asoma al living.) Qué pasa? ALISTAIR: Nada.

Llaman a la puerta de entrada. El tiembre suena como una melodía de sonidos extraños que se prolonga durante un buen tiempo. SYLVIE: Yo atiendo, señora Markham. (Sale.) ALISTAIR: (Se refiere a la música del timbre con entusiasmo.) escuche! Ambos escuchan el timbre hasta que deja de sonar. JOANNA: A lo mejor tendríamos que reconsiderar ese timbre. ALISTAIR: Es único! JOANNA: Sí, pero el tercer movimiento es un poco largo. Entra Linda Lodge. Es una mujer de más de treinta años, vivaz pero de pocas luces. LINDA: Querida, querida… desastre! JOANNA: Cuál es el problema, Linda? LINDA: Un desastre absoluto. ALISTAIR. Hola Señora Lodge. LINDA: Le importaría, Señor Spenlow? ALISTAIR: En absoluto. Qué le parece, cómo está quedando? LINDA: Divino. ALISTAIR: Con franqueza, Señora Lodge. Qué le parece el timbre de la puerta de entrada? LINDA: Qué timbre? Qué puerta? ALISTAIR: Ding dong. (Sale temperamentalmente hacia el estudio.) LINDA: Joanna, dulce, nuestros maridos todavía están en la oficina?

JOANNA: Eso creo. Philip debería subir de un momento a otro para cambiarse. Vamos a ese embole de la cena de los editores. LINDA: Qué bueno. Puede ser que se lleve a Henry para que tome algo con ellos. Por qué no los llamás por el intercomunicador? JOANNA: (Acercándose al escritorio.) No me digas que estás atravesando otra crisis? LINDA: Para terminar con todo! JOANNA: (Levanta el tubo del intercomunicador.) No habrás chocado el auto otra vez? (Llama.) LINDA: Sí, pero, eso no tiene nada que ver. Averiguá cuánto van a tardar. JOANNA: (Al teléfono.) Hola, Henry… LINDA: (En voz baja.) No le digas a Henry que estoy acá! JOANNA: (A Linda.) Mmm? LINDA: solo averiguá cuánto van a tardar. JOANNA: (Al teléfono.) No, no. Está bien. No quiero hablar con Philip. Solo saber cuándo piensa subir… terminando qué? (A Linda.) Todavía están revisando las pruebas de “Harry el avispón”. LINDA: Qué bueno! JOANNA: (Al teléfono.) No. No hay apuro. Terminen. Ah, Henry, ese es donde Harry el avispón se enamora de Winnie la avispa? LINDA: (Impaciente.) Querida! JOANNA: (Sigue entusiasmada al teléfono.) Y qué decidió el autor acerca del final…? AH, me parece que es una lástima… No, no creo que chicos de tres años se preocupen por los problemas de las familias ensambladas. Me parece que si Winnie la avispa tuviese algunos chicos… LINDA: (Murmurando.) Colgá esa cosa!

JOANNA: (Al teléfono.) Adiós, Henry. (Cuelga.) LINDA: Ahora, querida, escuchame. No vas a verte involucrada en lo más mínimo. JOANNA: Involucrada en qué? LINDA: Y quedate tranquila porque no hay nada de quépreocuparse. JOANNA: Me alegra saberlo. LINDA: Solo queremos pedirte el departamento prestado por esta noche. JOANNA: (Sorprendida.) Qué? LINDA: Solo por esta noche. JOANNA: Vos y Henry? LINDA: No, yo y Walter. JOANNA: Walter? LINDA: No te conté algo de Walter? JOANNA: Me contaste? LINDA: Sí. Walter Pangbourne. JOANNA: Sí. Lo conociste en uno de esos cursos nocturnos que hacés. LINDA. Eso. Tapiz para principiantes. JOANNA: Preferiría no saber más. LINDA: Ay, Joanna, no te enojes conmigo. He sido una esposa fiel durante 14 años durante los cuales recibí montones de cosas buenas. JOANNA: Bueno, supongo que si dejaste de querer a tu marido…

LINDA: No es así. Sigo adorándolo, al igual que sus secretarias y recepcionistas. Me convertí en miembro del Rotary Club, así que no es bueno que me des un sermón. JOANNA: Y se te doy un gin tonic? LINDA: No debería. JOANNA: Pero querés. LINDA: Por supuesto. Joanna va al bar pero permanece a la vista del público mientras prepara los tragos. JOANNA: La verdad, la tensión de tener un amante me provocaría una úlcera. LINDA: Yo espero que cure la mía. JOANNA: Pero no tenés miedo que Henry te descubra? LINDA: Henry? No, querida, está demasiado ocupado tratando de cubrir sus propias huellas. Pobre Henry, siempre la misma historia, nunca cambia. “Perdoname querida –vos sabés cómo es el negocio editorial- me espera otra larga noche cenando con un cliente”. JOANNA: Estoy segura que la mitad de los chismes que escuchás acerca de Henry no son ciertos. LINDA: Que no son ciertos? Debe tener un tren lleno de clientes satisfechos. Ambas ya tienen sus tragos. JOANNA: Sigue sin ser excusa para que hagas “living la vida loca” con Walter. LINDA: todavía no hemos hecho nada, por eso queremos que nos prestes el departamento.

ALISTAIR: (Entra corriendo desde el estudio.) Un momento, señoras, un momento. Alguna está sentada sobre mi tijera dentada? JOANNA: espero que no. ALISTAIR. Ah, ahí está. LINDA: Y ahora, Señor Spenlow, váyase. Tratamos de tener una conversación de mujeres. ALISTAIR: Genial. Cuando se ponga caliente, me llaman. (Sale hacia el estudio.) LINDA: Y, querida, nos prestás el departamento? JOANNA: La verdad, me pedís demasiado. LINDA: Por qué? Philip y vos salen a cenar, y es la noche libre de Sylvie, no? JOANNA: Todo eso está muy bien pero, qué voy a decirle a Philip? LINDA: Ni una palabra, espero, esto es solo entre nosotras. Cuando vuelvas ni siquiera vas a darte cuenta que estuvimos aquí. JOANNA: No quisiera involucrarte en mis asuntos! LINDA: No sabía que tuvieras algún asunto! JOANNA: No lo tengo. Philip y yo no podríamos conducirnos de esa manera. LINDA: Siempre pensé que Philip no se conduce de ninguna manera. JOANNA: No lo hace. LINDA: Ni siquiera con vos. JOANNA: de qué estás hablando? LINDA: No es, exactamente, un tipo demostrativo, no?

JOANNA: Claro que sí –cuando encuentra el tiempo. Mientras tu Henry anda de joda todas las noches, el pobre Philip está sentado en la cama leyendo libros infantiles para la editorial. LINDA: Está bien, está bien. JOANNA: No se pone romántico, obviamente, después de cuarenta y cinco minutos de Harry el avispón. De cualquier manera, después de muchos años satisfactorios, es bastante normal que afloje un poco. LINDA: Que afloje, sí, que se apague, no sé… JOANNA. No estamos apagados! Ocupémonos de tu problema, sí? LINDA: Ay, por Dios, sí. Bueno, esta noche íbamos a pasar la noche, nuestra primera noche, en casa de Walter. (Saca una carta de 3 páginas de su cartera.) JOANNA: Por qué “íbamos”? LINDA: Porque esta tarde recibí esta carta. Ves, Walter tiene una madre. JOANNA: En serio? Pobrecito. LINDA: Había arreglado todo para que la madre pasara unos días afuera. JOANNA: Qué pasó? LINDA: todo salió mal y tiene a la madre ahí, con él. JOANNA: Y bueno, qué más quiere? LINDA: Tenés que ayudarnos, querida, mirá lo desesperado que está. (La da a Joanna la primera página.) JOANNA: (Leyendo el comienzo.) “Mi preciosa y querida promesa del paraíso…” (Mira a Linda.) LINDA: Me resume bien, no?

JOANNA: Me parece que lo resume a él. (Leyendo.) “Lo más devastador ha sucedido. Mamá acaba de irse a la cama con una indisposición…” Son una familia, no? LINDA: Walter está tan decepcionado, y ha tenido tanta paciencia. JOANNA: No tengo duda. LINDA: Y esto no es bueno para él. JOANNA: No. (Leyendo.) Nunca voy a olvidar la excitación que sentí en el momento en que sucumbiste a mis intentos. Fue cuando estábamos tomando el té con torta en el jardín de invierno de Derry & Toms. Aquella maravillosa tarde…” LINDA: (Le da otra hoja.) Segunda página. JOANNA: “… me dejó sin aliento por completo. Qué más se puede decir de momentos como ese? Pura perfección. Sé lo difícil que es para vos escaparte de tu marido, etc. Pero, por favor, tratá de arreglar algo, Me imagino que podría ser en…” (A Linda, interesada.) Y…? (Linda le da la siguiente página.) Ah. (Lee.) “… el departamento de tus amigos. Besos, Walter.” (Deja todas las hojas de la carta sobre el sofá.) Esto es llevar la amistad demasiado lejos. LINDA: No va a haber ningún problema. Walter y yo vamos a estar acá, digamos, desde las ocho y media hasta las diez y media. Dos horitas. (Joanna le dirige una mirada con doble sentido.) Por favor. JOANNA: (cediendo.) Mirá, tengo que prepararme. Joanna va hacia el dormitorio seguida por Linda, que ha recofido las hojas de la carta del sofá. LINDA: Pensá en la alegría que le vas a dar a Walter. JOANNA: Por qué cuernos no pueden ir a un hotel? (entra al vestidor.) LINDA. Un hotel es demasiado riesgoso. Podríamos encontrarnos con alguien.

Linda sale detrás de Joanna hacia el vestidor mientras entran Henry y Philip. Philip trae varios libros infantiles. Se lo ve un hombre agradable, estudioso, pero con un aire de preocupación producto de muchos años en el lado equivocado de la vida. Por el contrario, Henry luce exitoso, desenvuelto y pleno de confianza masculina. Lleva un portafolios delgado. PHILIP: Henry, por favor. HENRY: Vamos, Philip. PHILIP: Ya tengo suficiente con este maldito decorador –mirá lo que está haciendo- es como vivir en una casa de dibujo animado. HENRY: Me juego que Linda va a querer que, después, decore nuestro departamento. PHILIP: Bienvenido al club - ya viste el dormitorio? HENRY: No. PHILIP: Hoy mandaron la lámpara – parece una parada de colectivo. (Señala el dormitorio.) HENRY: (Ríe entre dientes.) Hablando del dormitorio, a qué hora se van esta noche? PHILIP: Henry, por favor. Ese asunto no me convence para nada. HENRY: Está todo arreglado, Philip. PHILIP: Ojalá no fuera así. HENRY: Pero, Philip, mi viejo y querido amigo, estuviste de acuerdo. No podés echarte atrás. PHILIP: Lo que no entiendo es por qué vos y esta… señorita no pueden ir a un hotel. HENRY; No. Los hoteles comodidades de mi hogar.

son

siempre

impersonales,

prefiero

las

PHILIP: Del mío, querrás decir. Estoy empezando a pensar que la única razón por la que me pusiste en este piso son tus viles propósitos. HENRY: Qué idea tan espantosa. Te ofrecí este departamento justo arriba de la oficina porque, como socio, te quiero en lugar de la acción. PHILIP: Y ahí es justo en donde me tenés. HENRY: Eso es gratitud. PHILIP: No te preocupa el número la cantidad de mujeres con las que estás involucrado? HENRY: Sí, solía tener cientos. PHILIP: Creo que tu comportamiento es muy pobre. Especialmente para un hombre que publica libros infantiles. HENRY: Estás sugiriendo que un enterrador no debería frecuentar personas vivas? (Philip va hacia el escritorio, enojado.) Lo que haga con mi vida provada no tiene nada que ver con los negocios. PHILIP: Estás tan ocupado con tu vida privada que a penas te dedicás al negocio. (Se sienta en el escritorio y se pone a ordenar los libros.) HENRY: Exagerás. PHILIP: Hace años que nuestra empresa no tiene un “best seller”. HENRY: decímelo a mí. Quién fue el que dejó que los libros de “Noddy” se nos escaparan de las manos? PHILIP: Yo sabía que ibas a empezar con “Noddy” otra vez. HENRY: Sí. Porque el señor no le veía futuro a un chico con el cuello duro y una campana en la cabeza. PHILIP: No cambies comportamiento.

de

tema,

Henry.

No

hay

excusa

HENRY: Y quién se está excusando? Solo quiero disfrutarlo.

para

tu

PHILIP: Sos emocionalmente inmaduro. HENRY: Es genial viniendo de alguien tan sexy como la Sra. Tiggywinkle De cualquier manera, ahora no quiero sermones. Solo un poco de colaboración para esta noche. PHILIP: Todo el asunto me resulta agotador. (Se pone de pie y se aleja.) HENRY: Todo lo que vas a hacer es salir a cenar. El que va a quedar exhausto voy a ser yo. PHILIP: Mentalmente, digo. A penas si me hablaste de esta amiguita tuya ayer a la tarde y, a las siete media termino con un ataque de nervios que tengo que irme directo a la cama. HENRY: Cosa que fue muy positiva porque tuviste tiempo de leer un libro de canciones de cuna y dos anuarios para chicas en edad escolar. PHILIP: Vos tenés toda la diversión que te provee una amante y yo, todas las complicaciones. HENRY: Y no querés que te presente alguna… PHILIP: No! La manera en que engañas a tu mujer es espantosa. HENRY: E inteligente. Como yo lo veo, le estoy haciendo un favor. Me mantiene saludable, de buen humor… PHILIP: Y bien entrenado. HENRY: Eso mismo. Linda también se beneficia. PHILIP: Seguro sospecha por la cantidad de noches que llegás tarde. HENRY: No. Se admira de mi actitud de devoción hacia la empresa. Casi todas las noches ocupándome de nuestros autores. Deberían estar ordenados por la cantidad de veces que los “atiendo”. PHILIP: Y esta noche, quién se supone que es?

HENRY: Un maestro jubilado de Harrow. PHILIP: Maestro jubilado? HENRY: Que escribió un cuento fascinante acerca de una tortuga aventurera. PHILIP: Por Dios. HENRY: Para mentir, hay que mentir a fondo. PHILIP: Y supongo que el jubilado tiene diecinueve años y es rubia de ojos celestes. HENRY: No tengo idea cómo es. PHILIP: Qué? HENRY: No la conozco personalmente. Solo hablamos por teléfono. Es operadora de un call center. PHILIP: No lo puedo creer. HENRY: Charlando, charlando, hicimos una cita para esta noche. PHILIP: Se ve que hay empresas que esperan mucho de la venta telefónica pero, realmente… HENRY: Me estaba ofreciendo un paquete de servicios que no me terminaba de convencer… PHILIP: Sí, sí, pero, qué pasó con la operadora. HENRY: Y bueno, por la manera en que me dijo “si quiere pensarlo puedo llamarlo en otro momento, estoy a su disposición…” me di cuenta que no la iba a tener que remar mucho. (Abre su portafolio y saca la parte de arriba de un pijama.) PHILIP: Sigo pensando que tendrías que haber ido a un hotel. (Le saca el pijama.) Guardá eso. (está por volver a guardarlos en el maletín cuando…) Y los pantalones?

HENRY: Qué antiguo que sos. Philip comienza a caminar disgustado. Mientras Henry vuelve a guardar el pijama, Alistair entra desde el estudio con las cortinas y los cobertores para las sillas. ALISTAIR: (Mientras entra.) Señora Markham, podría venir, por favor – 8Ve a Philip.) Ah, qué suerte que está acá, hombre. PHILIP: Por el amor de Dios! ALISTAIR. Feliz Año Nuevo para usted también. HENRY: Está ocupado, Spenlow. ALISTAIR: Quiero que venga al estudio para decidir sobre estas telas. Ya le expliqué a la Señor Markham que los cobertores para las sillas en color rojo tomate… PHILIP: El que a usted le guste. ALISTAIR: Es su estudio, tiene que tener alguna preferencia, querido. PHILIP: No, Señor Spenlow, no la tengo. Quería un departamento que fuese como nuestra antigua casa: llena de muebles caoba bien lustrados – y pintado de color crema. ALISTAIR: (Junto con Philip.) Y pintado de color cream. PHILIP: Sí! Fue mi esposa la que decidió contratar un decorador de interiores. ALISTAIR: Diseñador. PHILIP: Cuál es la diferencia? HENRY: El tamaño de la cuenta. ALISTAIR: (Sonríe entre dientes a Henry.) Qué pícaro, eh!

PHILIP: (A Alistair.) Le importaría seguir adelante sin mí. ALISTAIR: Solo quiero una fracción de su precioso tiempo. PHILIP: Eso es lo que siempre dice, y hace meses que está acá. (A Henry.) Le tomó quince días decorar la habitación de servicio. ALISTAIR: Bueno, sí, reconozco que allí me demoré un poco más de lo esperable. PHILIP: Y, en mi opinión, fue una completamente pérdida de tiempo. ALISTAIR: También en la mía, hasta ahora. (Se vuelve precipitadamente hacia Henry.) Pero él, Señor Lodge, debería sin duda admitir que el nuevo baño es poco menos que una extravagancia. HENRY: Estoy seguro que lo admite. PHILIP: Sí, no sé cómo he sido capaz de sobrevivir sin un bidet floral y un lavatorio bajo nivel color malva. ALISTAIR: Ahí tiene. Y ahora, apúrese, no me voy hasta que decidamos lo del estudio. HENRY: No se va…? (Empuja rápidamente a Philip hacia el estudio.) Vamos, démosle su decisión. ALISTAIR: Gracias, Señor Lodge. No le importaría si cuelgo seis metros de papel de aluminio… (A Henry.) después de usted. (Henry sale hacia el estudio.) (Luego, a Philip.) Estoy seguro que tiene una corbata mejor que esa. PHILIP: Sí. Tengo una color caoba con lunares cremita. (Sale hacia el estudio seguido por Alistair.) ALISTAIR: (Mientras sale.) Caradura. Linda entra desde el vestidor seguida por Joanna que trae el vestido negro que va a usar y lo deja sobre la cama. LINDA: Gracias, Joanna. Sos un ángel.

JOANNA: Y vos, una chica mala. LINDA: Voy a hacerlo lo mejor que pueda. Continúan hacia el living. JOANNA: Acordate que, en lo que a mi respecta, esta es la primera y última vez. LINDA. No te preocupes. No voy a volver a pedírtelo. AH, champagne no tenés, no? JOANNA: No. Y caviar, tampoco. LINDA: Bueno. Voy a buscar un poco de champagne, es lo que más le gusta a Walter. Bueno, casi. (Se mueve hacia el arco mientras Sylvie entra con una taza de café sobre una bandeja.) Buenas noches, Sylvie. SYLVIE: Buenas noches, Señora. (Linda sale.) el café del señor Spenlow. JOANNA: Se lo llevarías al estudio? SYLVIE: Sí, señora. JOANNA: (Repentinamente.) Ah, Sylvie, hoy es tu noche libre, no? SYLVIE: Sí. JOANNA: Eso pensaba. Y, Silvie…? SYLVIE: Sí, Señora Markham? JOANNA: te vas a tomar la noche, definitivamente. SYLVIE: Sí, sñora Markham. Philip y Alistair entran desde el estudio, discutiendo. PHILIP: Lo lamento mucho, Señor Spenlow, pero no me gusta nada de todo eso.

ALISTAIR: Es un poco drástico, no puede opinar hasta que esté terminado. PHILIP: Tampoco voy a verlo diferente. (Ve a Joanna.) Hola, querida. JOANNA: Hola, dulce. (Le da un beso.) hay algo mal…? PHILIP: No más de lo usual. Gracias, Sylvie, justo lo que me hacía falta. SYLVIE: No, este es para el señor Spenlow. PHILIP: (Molesto.) El sabrá disculparme. ALISTAIR: Disculpa concedida. (Toma su café.) Gracias, Sylvie. (Le da a Sylvie una subrepticia palmada mientras ella sale hacia el Hall.) JOANNA: (Pasando su brazo bajo el de Philip.) Estuviste molestando a Alistair otra vez? PHILIP: Por supuesto que no. El me estuvo molestando a mí. No veo por qué tenemos que soportar el gusto espantoso de un extraño en nuestra propia casa. ALISTAIR: Espantoso? JOANNA: (A Philip.) Te aseguro que Alistair es la persona indicada para esto. PHILIP: En serio? JOANNA: Digo, mirá lo bien que se viste. Me encantaría que vos también te vistieras así. PHILIP: Yo? JOANNA: (Sonriendo.) Me ocuparía de comprar tus fajas. Alistair rompe a reír. Philip lo mira y la risa de Alistair se extingue. ALISTAIR: (con dignidad.) Vuelvo al estudio. Ahí voy a estar si me necesitan.

PHILIP: No creo… ALISTAIR: Haga un esfuerzo. (Sale.) PHILIP: No sé cómo pude aguantar a este tipo durante todo este tiempo. JOANNA: no dejes que te ponga tan nervioso. PHILIP: (Pensando en Henry.) No es solo él. JOANNA: Quién más? PHILIP: Hmmm? No, nadie – yo, supongo. JOANNA: Estás trabajando mucho estos días. Henry está haciendo su parte? PHILIP: No, bah. Es decir, no para nunca – Es decir, sí. (De pronto.) Querida, vos me amás, no? JOANNA: Qué tonto. Claro que te amo. (le da un pequeño abrazo y un beso.) PHILIP: Pero no dirías que soy un plomazo, no? JOANNA: Sí. PHILIP: Eh…! JOANNA: (Recordando la complicada vida de Linda Y Henry.) Y es exactamente por eso que te amo. Y sos tan bueno, tan tranquilo, tan comprensivo. (Lo sienta en el sofá.) PHILIP: Nunca antes me lo habías dicho. JOANNA: A lo mejor nunca antes lo había sentido. (Le da un largo y sentido beso.) PHILIP: Mmmm, eso me gustó. Me parece que estuve trabajando mucho últimamente. Qué te parece si nos olvidamos de esta cena espantosa y nos vamos a la cama tempranito?

JOANNA: Sí. (repentinamente.) No, Dios…! Dios sabe cuánto me gustaría pero no podemos, no es cierto? PHILIP: No podemos? (Ve el maletín de Henry y lo pone rápidamente detrás del sofá.) No, no podemos! Qué te vas a poner esta noche? JOANNA: No podía decidirme, así que salí y me compré dos vestidos nuevos. PHILIP: (Riendo.) Dos vestidos nuevos. No es lo habitual en vos, me parece bien. Aunque te podés poner ese vestido negro que te ponés siempre. Algún otro suceso estimulante? JOANNA: (Culposa.) No, nada. Todo tranquilo, no vino nadie, no hubo visitas, todo tranquilo. Mirá, voy a preparar algo para tomar; vos preparate un baño y te tomás algo. Terminate el mío si querés, antes de cambiarte. PHILIP. Sí, pero, deberíamos salir a las ocho. JOANNA: (Va hacia el vestidor.) U ocho menos cuarto. PHILIP: O antes. JOANNA: Sí, mejor. Joanna sale hacia el vestidor y recoge el vestido de la cama al pasar. Philip se recuesta. Pone casualmente su mano en medio de los almohadones del sofá y saca la página número 2 de la carta de Linda. (Se sugiere que una copia sea colocada en ese lugar antes de levantar el telón.) La mira. PHILIP: (Leyendo.) “Me dejó completamente sin aliento…” HENRY: (Entra desde el estudio.) No sé qué bicho te picó a vos. Me parece que Spenlow está haciendo un muy buen trabajo ahí. PHILIP: (Leyendo en vos alta.) “… certera perfección…” “Difícil escaparse de un marido, etc…” HENRY: Qué es lo que tenés ahí?

PHILIP: No sé. Lo encontré entre los almohadones. HENRY: (Toma la carta y lee.) Página 2. Dónde están la uno y la tres? PHILIP: No sé. HENRY: “… sin aliento- Qué se puede decir de momentos como ese… marido, etc. Pero tratá de arreglar algo…” (Comienza a reír por lo que implica.) Estás seguro que no podés encontrar la página tres? PHILIP: Qué te parece que es? HENRY: Bueno, no es el capítulo dos de Winnie the Pooh, obviamente! PHILIP: Sabés que debe ser? Una parte de una carta de amor. HENRY: Brillante deducción! (LE da la carta a Philip.) PHILIP: Qué vergüenza, la Señorita Hauser recibiendo cartas como ésta. HENRY: Eso no se lo escribieron a Sylvie. PHILIP: Cómo sabés? HENRY: (Señala la carta.) “Difícil escaparse con un marido, etc…” PHILIP: Claro. Quién más puede ser? (Henry no contesta, solo pone una mano consoladora sobre el hombro de Philip. Lo que Henry implica cae sobre él.) No pensarás que Joanna…? HENRY: Quién más? Probablemente nada serio. Unos chirlos, unas cosquillas. PHILIP: Unos chirlos…? HENRY: Apurate y dame algo de tomar, que en un rato tenés que salir. PHILIP: pará un minuto, no podés hacer esa clase de observaciones difamatorias. Quiero decir, eh… (Desconcertado.) Aun cuando hubiese sido escrita para Joanna, la escritura es muy ambigua. Puede ser solo una carta de agradecimiento.

HENRY: Eso es exactamente lo que es. PHILIP: De cualquier manera, no hay nada que sugiera que fue escrita por un tipo. (Henry lo mira.) Puede ser de la mujer que dicta el curso de cocina de “Cordon Bleu”. HENRY: En esos términos? PHILIP: Hablan de manera pretenciosa y extravagante. Tiene sentido. “Tu… ehhh… mousse de chocolate me deja sin aliento.” HENRY: Philip, yo probé el mousse de chocolate de Joanna. PHILIP: Mierda. Si estuviese tomando clases de cocina, cocinaría un poco mejor. (Se refiere a la carta.) Sí… “certera perfección”. HENRY: (Sarcástico.) Ya veo. PHILIP: “Se lo difícil que es escaparse con un marido, etc.” HENRY: Me encanta el “etc.” PHILIP: “Pero, por favor, tratá de arreglar algo”. Esa debe ser la próxima lección. (Henry solo asiente.) “Me agrada la idea de probar…” HENRY: Tu tarta de manzana? Philip, por favor. (Vuelve a agarra la hoja mientras Alistair entra.) ALISTAIR: Entonces, para el forro de las cor… PHILIP: Fuera!!! Alistair da media vuelta y sale. HENRY: Calmate, viejo. ALISTAIR: (Regresa.) Va a ser azul eléctrico! Philip se abalanza sobre él pero Alistair sale corriendo.

PHILIP: No puede ser Joanna. HENRY: Ocupate del tema después de la cena, sí? Los dos tenemos cosas que hacer esta noche, te acordás? La Señorita Wilkinson. PHILIP: Vos te quedás ahí parado, acusando a mi… quién es la señorita Wilkinson? HENRY: La operadora del Call Center. PHILIP: te quedás ahí parado, acusando de infidelidad a mi mujer y vos, en lo único que podés pensar es en la mina del teléfono. HENRY: (Mirando su reloj.) Sí, tenés razón. Cuando una esposa descarrila hay montones de señales. Tendrías que ser un idiota para no darte cuenta. Así que, olvidate y… PHILIP: Señales? Qué señales? HENRY: Bueno, vos sabés, las afecta de diferentes formas. Algunas salen corriendo a comprarse ropa nueva. PHILIP: Dios. (Se toma del brazo de Henry.) HENRY: Qué? PHILIP: Dos vestidos nuevos esta misma tarde. HENRY: Otras se muestran más que afectuosas con sus maridos. PHILIP: (Vuelve a tomar el brazo de Henry otra vez.) Eso es. Prácticamente trató de seducirme hace cinco minutos. No lo puedo creer, Henry, digo, siempre le di todo lo que quiso. Le dejé traer a ese decorador retorcido que metió en la casa desde una cama ovalada hasta un timbre con arreglos para orquesta. HENRY: hablando de la cama… Pudiste comprar sábanas ovaladas? PHILIP: No! (Volviendo al asunto de la carta.) Qué voy a hacer? HENRY: por qué no probás doblándole la punta a las cuadradas?

PHILIP: Qué otras señales podría haber? HENRY: A ver… pickles de cebolla a las tres de la mañana? PHILIP: Qué? HENRY: No, no, eso es otra cosa. PHILIP: Ropa nueva, exceso de afecto, qué más? HENRY: Se pone nerviosa sin motivo y se ríe de nada? PHILIP: No, no se ríe de nada. La verdad, no. Pero tenemos dos de tres. Dame esa carta. HENRY: Philip, son las siete y media. Joanna entra al dormitorio desde el vestidor, llevando un vestido y un par de zapatos. Lleva puesto un delicado deshabillé. PHILIP: Dame esa carta. (La agarra.) HENRY: Qué vas a hacer? PHILIP: Voy a entrar ahí, a ponerla frente a la evidencia y… (Se encuentra repentinamente con ella cuando abre la puerta del dormitorio.) Hola, querida! (Se guarda rápidamente la carta en el bolsillo.) Qué querés, qué querés? JOANNA: Nada, solo venía a decirte que… (de pronto ve a Henry.) Henry! HENRY: Sí? JOANNA: (Nerviosa.) Cuánto hace que estás acá? HENRY: Hace un momento. JOANNA: No te encontraste con nadie cuando venías? HENRY: No.

JOANNA: Qué bueno. Asegurate de no encontrarte con nadie cuando te vas. (trata de conducirlo a la salida.) HENRY: (Se detiene.) En realidad, esperaba que me sirvan algo de tomar. JOANNA: Tomate el mío. (Le saca el vaso de la mano a Philip y se lo da a Henry.) HENRY: No me gusta mucho el gin. JOANNA: No importa, concentrate en la tónica. Se ríe con una risa tonta y forzada. Philip la mira y mira a Henry, luego otra vez a ella. PHILIP: (Categórico.) De qué te reís? JOANNA: (Alegremente.) De nada. HENRY: tres de tres. PHILIP: (Frío.) Qué querías, querida? JOANNA: Ah, solo quería saber qué te parecía éste. (Muestra el vestido y los zapatos.) HENRY: (Muy rápidamente.) Lindo, muy lindo. PHILIP: También son nuevos? JOANNA: Sí, no sé si combinan. PHILIP: (Observa cuidadosamente un zapato, luego el otro.) Sí, sí, creo que combinan perfectamente. HENRY: Con el vestido. PHILIP: Ah, ya entiendo. Hoy tuviste un momento de locura, no…? Vestido nuevo, zapatos nuevos…

JOANNA: Eso no es todo. También compré algunas cosas para la casa. (Va hacia la puerta del dormitorio.) Las van a traer mañana a la mañana. PHILIP: Van a mandar qué? (La sigue al dormitorio.) JOANNA: Una docena de copas de champagne, una mesa rodante de bambú y un Ficus elástica enorme. PHILIP: Y eso que es? JOANNA: Es como un gomero, pero más chiquito. (Se ríe alegremente y sale por el vestidor.) PHILIP: Qué te parece? HENRY: No tenés pruebas definitivas. PHILIP: Viste cómo le brillaban los ojos? HENRY: Estuvo de compras. PHILIP: Nadie se pone así por comprar una mesa de bambú y un gomero elastizado. (Entra al dormitorio y deja la carta sobre la cama.) HENRY: Por el amor de Dios, qué estás haciendo? PHILIP: Obtengo mi prueba. HENRY: Qué? PHILIP: Si es inocente, va a preguntar qué es. HENRY: Y si es culpable? PHILIP: Pronto lo vamos a saber. (Vuelve al living y cierra la puerta. Trata de espiar entre las persianas.) HENRY: Qué ves? PHILIP: El techo. (Mira por el agujero de la cerradura.)

HENRY: Qué esperás ganar con todo esto? PHILIP: Un buena vista de mi mujer. HENRY: Correte! (Empuja a Philip y espía por el ojo de la cerradura.) PHILIP: pará, es mi mujer! HENRY: Y yo soy tu mejor amigo. Mientras se empujan el uno al otro frente al ojo de la cerradura, Alistair entra desde el estudio con dos almohadones de color chillón. Se detiene abruptamente al verlos. Su mirada inicial de sorpresa se torna divertida a causa de las implicancias. Vuelve a salir en puntas de pie. HENRY: Qué pasa que no sale? PHILIP: No conocés a Joanna. Se puede pasar diez minutos yendo y viniendo antes de meterse a la ducha. HENRY: Estás seguro? PHILIP: Tenemos ruleros, cremas, incontables polvos y 57 variedades de productos para el pelo. HENRY: Deberías ver a Linda a la noche, es como irse a la cama con una multiprocesadora. Joanna entra desde el baño y se acerca a la puerta del dormitorio. PHILIP: Sí, me imagino. Los dos tienen los ojos a la altura del la cerradura cuando Joanna abre la puerta. Ambos caen de rodillas simulando que buscan algo en el suelo. JOANNA: (Mientras entra al living.) Querido, no viste… (Se detiene al verlos a sus pies.) Se les perdió algo? HENRY: Sí, claro. PHILIP: Sí.

HENRY: Una moneda de cinco centavos. Juntos. PHILIP: Un gemelo. HENRY: Un gemelo.

Juntos. PHILIP: Una moneda de cinco centavos. PHILIP: (pausa.) Un gemelo de cinco centavos. JOANNA: Ah… (Comienza a buscar junto con ellos.) PHILIP: No te molestes. Qué querías? JOANNA: Mi spray. PHILIP: Cuál spray? JOANNA: el desodorante, vos lo agarraste? PHILIP: No. JOANNA: Claro, dejaste de usármelo el día que te confundiste de envase y te pusiste mi laca para el pelo. Tendrías que haberlo visto, Henry. (Extiende los brazos hacia ambos lados, se ríe, ve el desodorante junto a la ventana, lo recoge y sigue caminando siempre con los brazos extendidos.) Joanna regresa al dormitorio y desaparece en el vestidor. Philip cierra la puerta y él y Harry se arrodillan nuevamente. HENRY: No entiendo, por qué te quedaron los brazos duros con la laca para el pelo? PHILIP: (Risa entre dientes.) Es que la laca te deja… (deja de reír.) No viene al caso! Concentrémonos en lo que estamos haciendo. Alistair entra desde el estudio y escucha la última frase. HENRY: Recién casi nos pesca por tu culpa. (Alistair queda petrificado nuevamente.) Corré la cabeza, quiero ver tanto como vos.

PHILIP: Está bien, está bien, pero fue idea mía. HENRY: Honestamente, creo que te estás equivocando. Especialmente al hacerlo de esta manera. Alistair reacciona. PHILIP: Fue ella la que nos puso en esta posición. Alistair reacciona. HENRY: Qué pensás que va a hacer? PHILIP: Sshhh! Ojalá hubiese hecho lo que dije que iba a hacer. HENRY: Qué? PHILIP: Entrar y mostrársela. Alistair mira horrorizado mientras Sylvie entra desde el hall. SYLVIE: Señora Markham. ALISTAIR: HENRY: (Juntos.) Ahhhh! PHILIP: Henry y Philip se ponen inmediatamente de pie. Luego vuelven a caer de rodillas y se ponen a buscar. Alistair, confundido, cae de rodillas al mismo tiempo. Los otros dos se quedan mirándolo y Alistair se pone de pie. PHILIP: Qué passa, Sylvie? SYLVIE: Me voy dentro de un rato. Quería preguntarle a la Señora Markham si necesitaba algo más. PHILIP: No, está en el dormitorio, muy ocupada. SYLVIE: Ustedes también van a salir, verdad?

PHILIP: Sí. SYLVIE: Muy bien. Voy a desearle las buenas noches antes de salir. PHILIP: Muchas gracias. SYLVIE: No hay de qué. (Le da una palmada rápida a Alistair al pasar junto a él.) ALISTAIR: (Grita.) Ahhh! Sylvie sale por el hall mientras los otros dos se quedan mirando a Alistair. ALISTAR: (Rápidamente.) Nada. No vi nada. Quiero decir, no la veo por ninguna parte. (Mira sobre el escritorio.) Mi cinta métrica. Ah, ahí está. (La recoge del escritorio.) Muchas gracias. (Con intención.) Por favor, no se levanten. Alistair sale por el estudio. Philip vuelve inmediatamente al agujero de la cerradura. Henry, contrariado, lo sigue. PHILIP: Espero no haberme perdido nada. No, la carta todavía está ahí. HENRY: (Mira su reloj y suspira.) Ay Dios…! PHILIP: Lo que no entiendo, Henry, es por qué. HENRY: Por qué, qué? PHILIP: Por qué es infiel después de quince años. HENRY: No sé. Supongo que si no estás satisfecho con tu cocinero, salís a comer afuera. PHILIP: (Lo mira lentamente.) Eso es positivamente difamatorio. Nunca hemos tenido problemas sexuales. Y desde la mismísima línea de largada. No sé si alguien más habrá tenido una luna de miel como la nuestra. HENRY: Eso fue hace quince años. PHILIP: Sí.

HENRY: Y ahora? PHILIP: Todo bien. HENRY: Qué bueno. Qué tan seguido, todos los días? PHILIP: (Incómodo.) Henry. HENRY: Dos por semana? PHILIP: Henry, por favor. HENRY: Y… qué tan seguido? PHILIP: Por el amor de Dios, no llevo la cuenta! HENRY: Ya veo, uno al año. PHILIP: El punto es que yo le fui fiel durante quince años. HENRY: Debería decir que ese es tu problema. Sos tan monótono ahora como lo eras entonces. PHILIP: Mirá, escuchame… (Suena el teléfono.) Mierda… dejalo que suene. (Suena durante algunos instantes.) Puede ser importante, mejor atender. Philip se mueve hacia el teléfono mientras Joanna entra al dormitorio en bata de toalla y gorra de baño. HENRY: Rápido, ahí viene. Philip corre nuevamente hacia la puerta del dormitorio. Joanna mira en dirección al living, frunce el ceño, luego levanta el tubo. JOANNA: (Al teléfono.) Hola… quién?... La Señorita Smythe… bueno, estaba aquí hace un momento, pero me parece que debe haber salido un minuto… sí, cómo no. Deme un momento, voy a buscar algo para anotar, es que estoy un poco húmeda… dije que estoy… no, no importa. (Se inclina y recoge la carta incriminatoria de la cama. Sin mirar que es toma una lapicera de la mesa de luz y comienza a escribir del lado de atrás. Philip y Henry reaccionan. Al

teléfono.) Bueno… Smythe, cómo se escribe?... S-M-Y-T-H-E, y el número?... Ah, en el Claridge, ya veo. Gracias, yo le entrego el mensaje. Buenas Noches. (Cuelga. Va hacia la puerta del living con la carta en la mano. Philip y Henry se precipitan hacia el sofá y se sientan aparentando tanta indiferencia como es posible.) Philip (entra el living y se sorprende al ver a Henry tan nervioso.) Henry, todavía estás acá. HENRY: Sí. JOANNA: (Risa nerviosa.) Ah, qué bueno. (Los dos reaccionan a la risa.) Acá tengo un mensaje. Ninguno de los dos escuchó el teléfono? HENRY Y PHILIP: (Juntos.) No. Durante el siguiente diálogo Philip no quitará los ojos de encima de la carta. JOANNA: Vamos, en serio… PHILIP: Qué pasa con el mensaje? (Señala la carta.) JOANNA: Llamó una tal señora Smythe que va a estar en el Claridge hasta las ocho. (Regresa hacia el dormitorio, seguida por Philip.) PHILIP: A las ocho en el Claridge, sí. JOANNA: Y si el teléfono vuelve a sonar, por favor, atendé. Estoy tratando de secarme. Dónde está el cesto de los papeles? (Hace un bollo con la carta, la arroja por la ventana y sale por el vestidor.) PHILIP: Uh! HENRY: Qué pasa? PHILIP: Mi única evidencia acaba de irse por la ventana. (Corre hacia la ventana.) HENRY: (Lo sigue.) Vené. PHILIP: (Asomándose por la ventana.) Ahí está, ahí está, en el medio de la calle.

HENRY: Justo en la hora pico, qué suerte que tenés. PHILIP: Taxi! Taxi! Siga a ese pedazo de papel… sí, sí, sígalo (Se vuelve hacia Henry.) Encantador. Voy a bajar a buscarlo. HENRY: Para cuando llegues abajo va a estar a diez cuadras de acá. (Philip empuja a Henry hacia el Hall mientras Linda entra con una botella de champagne. Henry y Linda quedan cara a cara; Henry, sorprendido, comienza a besarla profusamente. Luego se vuelve hacia Philip.) Es mi mujer. PHILIP: Ya lo sé. LINDA: Qué estás haciendo acá, Henry? HENRY: Solo vine para discutir la tapa de “Harry el avispón”. Fue un lindo día, no? LINDA: Sí, aunque ahora hay un poquito de viento. PHILIP: Viento…? (Vuelve a mirar por la ventana.) Ay, Dios! (A Henry.) Mi carta! (Sale corriendo hacia el hall.) LINDA. Qué le pasa a Philip? HENRY: Viento. JOANNA: (Entra desde el vestidor siempre con la bata de toalla y se dirige al living.) Philip, querés que te prepare un baño? (De pronto ve a Linda.) Linda! LINDA: No, gracias. JOANNA: Qué linda sorpresa. (Risa falsa.) Qué te trae por acá? HENRY: (Inocentemente.) Eso, qué estás haciendo acá? LINDA: Pasé a ver a Joanna. HENRY: Para quién es el champagne? LINDA: (Le tiende la botella a Joanna.) Feliz Cumpleaños, querida.

JOANNA: (Muy confundida.) Gracias. HENRY: (Alegremente sorprendido.) No me habías dicho que era tu cumpleaños. JOANNA: (Balbuceando.) Ah, no, bueno, vos sabés, yo no hacía, no había, ella no fue, no podía, no debías. (Se detiene y se ríe.) LINDA: Te vas a quedar mucho, Henry? HENRY: No, no, solo tengo que arreglar esta cuestión del libro con Philip. JOANNA: Dónde está? HENRY: Bajó un momento a… e… JOANNA: A la oficina? HENRY: Sí, eso. Vuelve enseguida. (Nervioso.) No te molesta si me sirvo un whisky? JOANNA: No, servite. HENRY: Te sirvo algo? LINDA: No, gracias. (Lo empuja dentro del bar y cierra la puerta.) JOANNA: Se supone que no venías hasta las ocho y media! LINDA: Quería poner a enfriar el champagne. Podés ponerlo vos? Voy a casa a ponerme algo más prometedor. Ah, dónde guardás el té? JOANNA: El té? LINDA: No puedo hacer nada sin tomarme una taza de té. Suena el teléfono. Joanna atiende. JOANNA: Hola… Sí, habla la Señora Markham… Walter quién? Walter!

LINDA: Walter!? JOANNA: Sí, está acá… (A Linda.) Quiere hablar con vos. Debe estar loco. LINDA: Espero que se esté poniendo impaciente. Lo atiendo en el dormitorio. (Corre al dormitorio cerrando la puerta detrás de sí.) JOANNA: (Con sarcasmo.) Un momento por favor, ya lo comunico. LINDA: (Al teléfono.) Qué pasa, mi Wally Walter? JOANNA: Empezó la fiesta! (Cuelga el tubo y deja el champagne sobre el escritorio.) LINDA: (Al teléfono.) Sí, mi vida. Está todo arreglado. Henry entra desde el bar. Durante el siguiente diálogo, Linda se acurruca en la cama con la espalda hacia el público y no podemos escuchar la conversación. HENRY: No voy a tardar mucho, Linda, yo… eh, dónde está? JOANNA: Hablando por teléfono. HENRY: Pensé que vos eras la que hablaba. JOANNA: No, yo ya hablé. De golpe se acordó que hacía mucho que no llamaba a su tío. HENRY: Ah, ya veo… qué tío? JORGE: Tienen un tío Jorge? HENRY: Sí. JOANNA: Bueno, ese. HENRY: Pobre tío Jorge. No andaba bien últimamente. Henry va hacia el dormitorio y Joanna lo sigue, ansiosa. Linda se ha dado vuelta sobre la cama y le hace a Walter ruido de besos. Sin ser visto por

Linda, Henry entra detrás de ella y sonríe hacia la actitud considerada hacia el “tío Jorge”. HENRY: (Finalmente.) Mandale un beso de mi parte. LINDA: (Pasmada.) Qué? HENRY: Decile que le dé con todo para adelante. LINDA: … con todo…? HENRY: Al tío Jorge. LINDA: Ah, sí… (Al teléfono.) No, no, es Henry… tu sobrino… mi marido… Henry… H-E-NHENRY: Esperá. (Se acerca.) Dame con él. LINDA: Chau, tío Jorge. Si no, la cuenta del teléfono, después… (Cuelga violentamente y le da el teléfono a Henry. Sale corriendo hacia el living.) HENRY: Qué cuenta…? Si vive a cinco minutos de acá. LINDA: Adiós, querida. A lo mejor nos vemos el fin de semana. (Luego, en voz baja.) No trabes la puerta de adelante. (Levantando la voz.) Nos vemos en casa, Henry. HENRY: No, me olvidé de decirte, esta noche vuelvo tarde. LINDA: Ah, qué pena. HENRY: Sí, lo de siempre. HENRY Y LINDA: (Juntos.) Cena con un cliente importante. HENRY: Sí, justamente. JOANNA: Quién es, Henry? HENRY: Mm? Ah, un maestro jubilado. De Harrow.

JOANNA: Ah. HENRY: (A Linda.) Que se le dio por escribir algunos cuentos. LINDA: Ah. Las chicas intercambian una mirada cómplice. HENRY: Que tuvo una idea muy original acerca de… de… de una tortuga. LINDA: En serio. HENRY: Bill Humphreys. JOANNA: Qué nombre para una tortuga. HENRY: Sí… no, ese es el nombre del autor. Todavía no decidimos un nombre para la tortuga. De hecho, es una de las razones por las que vamos a encontrarnos esta noche. Todavía no conozco personalmente a este… LINDA: Bill Humphreys. HENRY: Gracias. Bueno, en realidad, hablamos un poco por teléfono. Tiene muchas ideas. Me parece que va a ser una noche larga. JOANNA: Bueno, no trabajes demasiado, Henry. HENRY: No, no. (A Linda.) No me esperes despierta. LINDA: Bueno, en realidad, yo también voy a llegar tarde esta noche. HENRY: Ah, sí? LINDA: Yo también voy a salir. HENRY: (Sorprendido.) Mirá vos. LINDA: Voy a estar ocupada hasta las, más o menos… JOANNA: Diez y media.

LINDA: Diez y media. HENRY: Y dónde vas? LINDA: Joanna me convenció de participar de una cena de beneficencia. HENRY: En serio, Jo? Qué bueno! No te canses demasiado. LINDA: Es por una buena causa. HENRY: Para qué? JOANNA: Áreas con bajo nivel de desarrollo. Linda le da un beso rápido a Joanna y se va mientras Philip entra de pésimo humor. LINDA: Hola Philip, qué cara… te duele la panza? PHILIP: No sabés cómo. JOANNA: Philip… (Acompaña a Linda a la salida.) Debe ser su úlcera, siempre se pone así cuando está apurado… Ambas mujeres salen. HENRY: Qué pasó? PHILIP: Fui interrogado por la policía? HENRY: Por qué? PHILIP: Por mover un vehículo que no es de mi propiedad. HENRY: Por qué? PHILIP: La puta carta estaba junto al cordón – un auto estacionó arriba de ella –el tipo se bajó y se fue – no pude pararlo –no podía sacar la carta de debajo de la rueda – lo quise empujar – en cana.

HENRY: Pero, Philip, en qué cabeza cabe? Y qué hacemos con la Señorita Wilkinson? Está esperando que la llame para decirle que venga para acá. PHILIP: Qué me importa la señorita Wilkinson, tengo una crisis doméstica acá y, afuera, un policía agreta esperándome. HENRY: Para qué? PHILIP: Quiere que me identifique. HENRY: Y tenés el registro o algo? PHILIP: Sí, en el cajón. (Va hacia el escritorio.) HENRY: Dónde está el policía? PHILIP: En el hall de abajo. HENRY: dejá, yo me ocupo. PHILIP: Eso me costaría, por lo menos, dieciocho meses. HENRY: Vos y tu puta carta. PHILIP: De la que no queda demasiado. (Muestra un pedazo de papel roto, sucio y retorcido que saca del bolsillo.) Mi única evidencia hecha trizas. HENRY: (Tomándolo del brazo.) Bueno. Vamos a lidiar con el brazo armado de la ley y, después, te vestís y te vas. Ambos se dirigen hacia el hall. Entra Alistair, nuevamente con un par de almohadones de color llamativo. ALISTAIR: Lamento interrumpir otra vez, pero si no puedo tener… PHILIP: Ahora no, estamos comprometidos. ALISTAIR: (Levantando una ceja.) Adorable. PHILIP: Esto es urgente.

HENRY: Estamos en la mira de la policía. ALISTAIR: Ya veo! Los dos lo miran y están por salir cuando Joanna regresa. JOANNA: Apurate, Philip. Hace rato que deberíamos estar vestidos. PHILIP: (Rodeando a su mujer “infiel”) Me voy a vestir cuando me de la gana. HENRY: Tranquilo, viejo. PHILIP: Y no antes. JOANNA: (Confundida.) Querido. HENRY: No deberías hablarle así a tu esposa. PHILIP: Ah, no? HENRY: Especialmente en el día de su cumpleaños. PHILIP: (Tiene una reacción tardía mientras Henry lo empuja hacia el hall.) Cumpleaños? (Salen.) ALISTAIR: Y qué hago con estos almohadones? JOANNA: Ponelos por ahí, están divinos. ALISTAIR: No, son para el estudio del “amo”, pero no quiere darme su opinión. JOANNA: Son demasiado chillones para él. De cualquier manera, yo no tiraría demasiado del piolín, no está de buen humor. ALISTAIR: (Intencionadamente.) Ah, no sabía. JOANNA: Tuvo un día muy ajetreado. Podés discutirlo con él mañana. Buenas noches, Alistair.

ALISTAIR: Ah, Señora Markham, no le avisé? JOANNA: Qué? ALISTAIR: Esta noche voy a trabajar hasta tarde. JOANNA: (Preocupada.) Dónde? ALISTAIR: Acá. JOANNA: No! ALISTAIR: Qué? JOANNA. No. No podés… Quiero decir, no debés. ALISTAIR: Tengo una o dos cosas que redondear. JOANNA: Pero todos vamos a salir. ALISTAIR: Fantástico. Nadie va a molestarme. JOANNA: Claro que sí…! Quiero decir, podría… vos podrías molestar a alguien más. ALISTAIR: A quién más? JOANNA: No sé, los de abajo. ALISTAIR: Solo voy a colgar cortinas, querida. JOANNA: De cualquier forma es un material muy pesado. Por qué no descansás un poco? (Lo sienta en el pouf de la izquierda.) ALISTAIR: Pero, me siento bien. JOANNA: No, Alistair. No quiero que te quedes esta noche. ALISTAIR: por qué no?

JOANNA: Porque… porque queremos que vengas con nosotros… que seas nuestro invitado en la cena de los editores. ALISTAIR: A la cena de los editores? JOANNA: En realidad, es idea de mi esposo. ALISTAIR: (Sospechando.) Sí? JOANNA: Sí. Aunque no lo creas, le caés muy bien. ALISTAIR: En serio? Entran Philip y Henry. PHILIP: Pero, te lo estoy diciendo Henry, no podés coimear a un policía. HENRY: Me pareció que estaba bien. PHILIP: Y menos con dos mangos. HENRY: Pero se fue contento. Suena el teléfono. PHILIP: Ah, ese maldito teléfono. JOANNA: No, no… yo atiendo. (Se ríe. Joanna va a atender y, durante la escena siguiente, Philip no le quitará la vista de encima. Al teléfono.) Hola… Sí, aquí está… para vos, Henry? HENRY: para mí? JOANNA: Es una operadora de, no sé… algo de un paquete para empresas. HENRY: Pero, yo no pedí ningún paquete de… (Se da cuenta.) Ah, el paquete!... (Toma el tubo y pone la mano sobre el micrófono mientras le explica a Joanna.) El paquete para las comunicaciones empresariales… Son unos equipos que tienen teléfono, radio, banda ancha… te dan aparatos para todo el personal; se ahorra un montón.

PHILIP: (irascible.) comunicaciones…!

No



cómo

hicimos

para

sobrevivir

sin

HENRY: Yo tampoco. (Al teléfono.) Sí, señorita, habla Lodge… sí, sí, estaba por llamarla pero me demoró un asunto… sí, obviamente… por supuesto que me interesa!... No lo sé pero, para una entrevista personal, digamos… ocho y treinta, le parece? Perfectamente… Voy a estar esperando… hasta luego. (Cuelga el receptor.) El futuro promete. ALISTAIR: Señor Markham, si pudiera solamente… PHILIP: (Seco.) Qué quiere? ALISTAIR: Bueno, su esposa considera que estos almohadones son demasiado llamativos para su estudio. PHILIP: (Mirando a Joanna.) Ah, sí? JOANNA: Solo me parecía que pueden contrastar demasiado con lo Alistair ya puso en tu studio. PHILIP: Qué bueno, entonces se puede cambiar lo que ya hizo. (Haciéndose el difícil.) Me gustan estos almohadones. Me encantan. Y los quiero sobre un sofá sueco color negro, preferentemente de cuero, con una alfombra carmesí y cortinas de plástico anaranjado. (A Alistair.) Qué opina de eso? ALISTAIR: Puaj! JOANNA: Querido, es un chiste, no? PHILIP: No podría ser más en serio. JOANNA: Parece que estuviera hablando otra persona. PHILIP: (Con una sonrisa sarcástica.) Todos los días aprendemos algo nuevo del otro, no es cierto querida? JOANNA: Sí… así es. No le prestes atención Alistair. PHILIP: (Petulante.) Quiero mi sofá negro, mis cortinas de plásticos y mi alfombra carmesí.

JOANNA: (Golpeando su reloj con la yema del dedo.) Philip, son las siete y media. HENRY: Precisamente. PHILIP: Y qué? JOANNA: Dentro de media hora van a ser las ocho. PHILIP: la matemática siempre fue tu fuerte. JOANNA: Solo digo que tenemos que estar listos para ir a cenar y Henry tiene que encontrarse con Bill. HENRY: (Desorientado.) Bill? JOANNA: el autor de la tortuga. HENRY: Ah, sí, claro, Bill Humphreys. JOANNA: (A Philip.) Ah, me había olvidado de decirte que le pedí a Alistair que nos acompañe a la cena. PHILIP: Alistair? Y por qué? JOANNA: Compañía. PHILIP: Ya tuve suficiente de su compañía por hoy. ALISTAIR: No se preocupe, esta noche voy a quedarme trabajando hasta tarde. JOANNA: No señor! HENRY: No señor! JOANNA: El punto, querido, es que no tenés que llegar tarde.

PHILIP: Ah no? Es sorprendente como todo el mundo da por sentado lo que tengo que hacer. Voy a llegar tarde si se me canta. Hay montones de cosas que quiero discutir. ALISTAIR: Genial. Entonces, con el estudio… PHILIP: Eso ya lo hablamos, Señor Spenlow, gracias. Cortinas carmesí, un sofá de cuero naranja y una alfombra de plástico negro. (Todos reaccionan ante la forma que ha mezclado las cosas.) ALISTAIR: Algo más? PHILIP: Sí, quiero algo que haga juego con el timbre sinfónico. ALISTAIR: (Complacido.) Ah sí? PHILIP: Una canilla musical para el lavatorio. JOANNA: Por favor, querido. Dejalo por cuenta de Alistair. PHILIP: Soy perfectamente capaz de tomar mis propias decisiones artísticas. ALISTAIR: (Enojado.) Sí. La canilla… Y supongo que no querría un vuelo de patos en la red del baño, no? PHILIP: Me encanta. HENRY: (Suavemente.) Y podrías poner uno de esos enanos que pescan en el borde de… PHILIP: Callate. ALISTAIR: Es una lástima que no haya mostrado interés un poco antes. PHILIP: Lo estoy mostrando ahora. ALISTAIR: Pensé que su esposa tenía carta blanca. PHILIP: En serio? Pues no tiene!

HENRY: Tranquilo. JOANNA: Ahora preparate, querido. Después podés pedirle lo que quieras. PHILIP: Gracias. (Dramáticamente.) Esta noche me quedo en casa. JOANNA: En casa!!!? HENRY: No podés! JOANNA: No podés! ALISTAIR: No podés! PHILIP: (A Alistair.) Y usted que tiene que ver? ALISTAIR: Nada. PHILIP: (A Joanna.) Esta noche nos quedamos acá. Tenés algo que decir? JOANNA: (Levanta el teléfono.) Voy a llamar a Linda. PHILIP: (A Joanna.) Y Linda qué tiene que ver? JOANNA: Nada. Solo voy a contarle. (Mira a Henry y se ríe tontamente.) En el dormitorio. (Cuelga bruscamente el tubo y va rápidamente al dormitorio. Durante el diálogo que sigue discará el número de espaldas al público.) ALISTAIR: (Furioso.) Me enferma la gente que cambia de opinión de un momento al otro! HENRY: Nadie le pidió su opinión! ALISTAIR: Ah! HENRY: (Murmurando.) Por el amor de Dios, que hago con el “paquete de comunicaciones”? PHILIP: (Murmurando.) Tengo mis propios problemas. HENRY: (Murmurando.) La Señorita Wilkinson viene a las 8:15!

ALISTAIR: Que se ha acercado a ellos? HENRY: No. Es acerca de este tipo con el que me tengo que encontrar a la noche. ALISTAIR: Ah, sí. Bill Humphries. HENRY: Si no podemos tener nuestra reunión acá, tendremos que salir a bailar. ALISTAIR: Uhuuu..! (Arroja alegremente al aire un almohadón.) PHILIP: Necesita quedarse, Spenlow? ALISTAIR: Sí, tengo montones de cosas que terminar. PHILIP: Puede olvidarse de venir a cenar con nosotros. ALISTAIR: Gracias. (Recoge del suelo el almohadón que había arrojado.) HENRY: Mejor cancelo lo de la Señorita Wilkinson. Joanna todavía está hablando por teléfono? Henry se acerca al dormitorio mientras escuchamos el final de la conversación de Joanna. Camina con el teléfono hacia la puerta del living. JOANNA: … Bueno, dígale a la señora Lodge que me llame en cuanto llegue. Dígale que es un asunto vital y absolutamente… (ve a Henry, que abre la puerta del dormitorio.) … sin importancia. (Cuelga.) HENRY: Puedo usar el teléfono? JOANNA: No. (Se ríe.) Todavía no. (Presionada, trata de cambiar de tema.) Ya resolviste la cuestión del plástico naranja, Alistair? ALISTAIR: No, pero, si el señor Markham quiere cambiar todos mis esquemas de colores voy a bajar hasta el coche a buscar más catálogos PHILIP: No se moleste.

El teléfono, todavía en la mano de Joanna, vuelve a sonar. Ella y Henry lo miran sospechando, a ninguno de los dos le interesa saber quién es, así que tratan de ignorarlo y se sonríen mutuamente, esperando que deje de sonar. PHILIP: Qué pasa, están sordos? (Toma el receptor. Al teléfono, seco.) Hola…? Quién…? Señora Smythe? No, no, no me olvidé… en este momento estoy ocupado… Usted había escrito un libro para chicos? Si, claro, me encantaría… Sí, sí, en el Claridge… yo la llamo.(Cuelga.) ALISTAIR: Voy a buscar esos catálogos. PHILIP: Nadie quiere que haga nada más esta noche. ALISTAIR: Eso es lo que usted piensa. JOANNA: Olvidate de los catálogos. A la mañana paso por tu estudio. ALISTAIR: Está bien. (Refiriéndose a Philip, intencionadamente.) ya sé que no es fácil lidiar con un marido, etc. Alistair sale. Philip queda pasmado al escuchar que Alistair ha usado la frase de la carte. Se mueve, casi en trance, hacia el hall en busca de Alistair. JOANNA: Voy a vestirme. Estás seguro que no vas a cambiar de opinión acerca de quedarnos en casa, querido? PHILIP: (Sigue pensando en la carta.) “No es fácil…” JOANNA: Muy bien, pero no veo por qué. HENRY: No, yo tampoco. Dame el teléfono, Jo. (Se acerca para tomar el aparato.) JOANNA: (Rápidamente.) No, es mío. Quiero una campanilla en el baño. (Sale hacia el vestidor llevando el teléfono con ella.) PHILIP: Escuchaste? HENRY: Sí, dijo que quería una campanilla en el… PHILIP: No. “No es fácil lidiar con un marido, et.”

HENRY: Eh…? PHILIP: Esas fueron las palabras exactas de Spenlow hace un momento. HENRY: En serio? PHILIP: (Saca los restos de la carta.) Igual que en la carta. HENRY. Claro…! (Ambos se quedan mirando la carta.) PHILIP: Por eso hace tres meses que está acá. Qué trabajo ni trabajo. Tené cuidado. La próxima vez que quieras cortinas nuevas en tu casa, colgalas vos mismo. HENRY: No puede ser Spenlow. PHILIP: Usó exactamente la misma frase. Y mi mujer se pasa el día entero de acá para allá con el tipo. HENRY: Shhh! PHILIP: Por eso lo invitó a la cena, no pueden separarse ni diez minutos. HENRY: Ahora que la carta está destruída no tenés evidencia. PHILIP: Pará. Las páginas que faltan pueden estar en su cartera. (recoge la cartera del escritorio y comienza a revisar dentro.) HENRY: Estás quedando como un tonto. PHILIP: ya se ocuparon ellos de hacerme quedar como un tonto. HENRY: Y…? PHILIP: No, me parece que no está. Qué frustración. (Camina enojado de un lado a otro estrujando la cartera e ignorando a Henry.) Mientras yo estoy en el piso de abajo leyendo “Los cuentos de Tiny tots”, Joanna y Spenlow están acá, dale que te dale, en mi cama ovalada. HENRY: No lo puedo creer.

PHILIP: Es así. Abajo, la infancia. Arriba, el adulterio. HENRY: Estoy seguro que no es Spenlow. (Se ríe entre dientes.) No es uno de esos? PHILIP: Uno de cuáles? HENRY: Vamos… vos sabés. PHILIP: Qué? HENRY: Trolo… maraca. Henry coloca suavemente una de sus manos sobre su cintura y da algunos pasos contoneándose justo cuando Alistair entra desde el hall con una pila de catálogos y muestras. Se detiene y se queda mirando a Henry, que sale rápidamente de su pose, se sienta y saca una pipa para demostrar su virilidad. Alistair se vuelve luego hacia Philip que sigue sosteniendo la cartera. Alistair tiene una reacción tardía. Philip reacciona sobre la cartera y la coloca con furia sobre el escritorio. PHILIP: Quiero hablar con usted, Spenlow. ALISTAIR: (Luchando con el peso de los catálogos.) Qué bueno, traje todo, incluyendo una hernia de disco. PHILIP: Se estuvo esforzando bastante, no es cierto? ALISTAIR: Ciertamente. (Dispone todo sobre la mesa.) HENRY: Voy a cancelar el asunto de la Señorita Wilkinson. Voy a bajar a llamarla desde la oficina. No te metas en ningún quilombo. (Sale.) ALISTAIR: Antes de discutir los detalles vamos a ponernos de acuerdo en los patrones de los colores básicos. PHILIP: (Con los dientes apretados.) Parece una buena idea. ALISTAIR: (Abriendo un catálogo.) Bien, cuál quiere que sea el color dominante en el estudio?

PHILIP: Negro. ALISTAIR: (Ligeramente molesto.) Bien. Eso podría no encajar con su idea acerca del sofá. Permítame mostrarle estos contrastes. Aquí tengo los gráficos. Le muestra uno a uno a Philip que, mentalmente, está estrangulándolo. Mientras, Joanna entra al dormitorio con un deshabillé, hablando por teléfono con el aparato en la mano. JOANNA: …No, discúlpame, Linda, esta noche no… Bueno, todo lo que tenés que hacer es llamar nuevamente a Walter y decirle que no pueden venir acá… No sé, probá en el Jardín de invierno de Derry and Toms. Chau. (Deja el teléfono y luego, todo sonrisas, entra el living.) Y querido, está todo bien? Inocentemente, Joanna palmea la mejilla de Alistair al pasar y sale hacia el hall. Philip reacciona y la sigue con la mirada. ALISTAIR: Fíjese, todo depende si va a usar más el estudio durante el día o durante la noche. Es, completamente, una cuestión de luz. (Durante este parlamento Philip se fija si Joanna se ha ido.) Quiero decir, si se usa luz artificial o luz de día. PHILIP: (Con todo el coraje del que es capaz.) Usted es puto, si o no? La expresión de Alistair se torna completamente lívida por varios segundos, luego considera que ha escuchado mal la pregunta. ALISTAIR: Sí… (Se aclara la garganta.) Si va a predominar la luz artificial, sugeriría colores oscuros. Por el contrario… (Se detiene y decide que, después de todo, a lo mejor no escuchó mal.)… Perdón…? PHILIP: Es… (Busca la palabra adecuada.)… maricón? Hay una pausa. ALISTAIR: (Con voz profundamente masculina.) Este azul tiene cualidades extraordinarias.

PHILIP: Me sigue, Spenlow…? (Hace el gesto característico quebrando la muñeca.) Es o no es? ALISTAIR: Sí… No! A lo mejor solo tendríamos que ajustarnos a los catálogos. PHILIP: Mire, Spenlow, yo no creo que usted sea, pero mi amigo cree que no cabe la menor duda. ALISTAIR: (Perplejo.) Su amigo? PHILIP: Sí, el Señor Lodge. ALISTAIR: Ah, ese amigo. PHILIP: Se lo pregunto otra vez, y sepa que su respuesta significa mucho para mí. ALISTAIR: (se aleja un par de pasos.) Le agradecería mucho que… PHILIP: Mire, estoy convencido que sabe perfectamente por qué se lo pregunto, y si el señor Lodge no me hubiese dicho que lo tomara con calma, ya le hubiese arrancado la cabeza y me la hubiese comido! Philip hace un movimiento hacia Alistair que, rápidamente, cierra el catálogo, reúne sus cosas y se aleja tanto como puede. ALISTAIR: Elija el color que más le guste, no le va a costar ni un centavo más. PHILIP: Por favor, Spenlow, quisiera creerle al señor Lodge. ALISTAIR: En serio? PHILIP: Me sentiría mucho mejor si usted fuera, al menos, un poquito puto. ALISTAIR: (Lo rodea, enojado.) Señor Markham… PHILIP: Ni siquiera cincuenta y cincuenta? ALISTAIR: Cincuenta y cincuenta?

PHILIP: Admítalo. Vamos. Por favor! ALISTAIR: Se lo digo a usted, y se lo digo a su amigo, soy tan normal como cualquiera. (Mira a Philip y se aleja.) Soy ciento por ciento normal. PHILIP: (Se sienta.) Dios, no! ALISTAIR: (Conmovido.) Señor Markham, por favor. PHILIP: Por qué tuve que escuchar a Henry? Yo sabía que tenía razón. ALISTAIR: hay montones de mariposas dando vueltas por ahí. PHILIP: (Se pone de pie.) Usted, Spenlow, es mosntruoso. (Se mueve hacia el proscenio, presa de la angustia.) ALISTAIR: Soy así, no lo puedo evitar. PHILIP: Esto es terrible. Philip hunde la cabeza entre sus manos. Al mismo tiempo, Alistair se agacha para recoger uno de los catálogos que se había caído y Sylvie entra por detrás de él, vestida para salir y cartera en mano. Al ver a Alistair agachado, le da una palmada en el trasero al pasar. ALISTAIR: (Incorporándose.) Sr. Markham! Sylvie mira divertida. Alistair se sorprende al ver que ha sido ella y Philip mira a su alrededor sorprendido. PHILIP: Todavía estás acá, Sylvie? SYLVIE: Ya me voy. Buenas noches, Señor Markham, nos vemos mañana. Philip asiente.) Buenas noches, Señor Spenlow. (Luego murmura para que Philip no escuche.) Después nos vemos. (Sale.) ALISTAIR: (Sin pensar.) Sí. (Se da cuenta.) No! Alistair va detrás de Sylvie pero Philip le corta el paso.

PHILIP: Usted se queda conmigo. ALISTAIR: (Retrocede.) No… por favor. Discutámoslo mañana temprano. PHILIP: (rodeándolo.) Lo discutimos ahora. Cuánto tiempo lleva esto? ALISTAIR: (No entiende.) Perdón? PHILIP: Mire, se perfectamente lo que ha estado haciendo durante las últimas doce semanas. ALISTAIR: (Desconcertado.) Ah, sí? PHILIP: Claro que sí. ALISTAIR: Estuve empapelando paredes, colgando cortinas, tendiendo alfombras… PHILIP: Y qué más estuvo tendiendo? ALISTAIR: (Inocentemente.) Las cerámicas de la cocina y del baño… PHILIP: Sabe de lo que le estoy hablando. Quién más? ALISTAIR: (Aliviado, pensando que le habla de Sylvie.) Ah… (Señala hacia el hall.) PHILIP: Sí! ALISTAIR: Usted dice… PHILIP: Sí, mueblero degenerado. ALISTAIR: (deja los catálogos.) Le aseguro, Señor Markham, que nunca dejé que interfiriera con mi trabajo. PHILIP: Ah, no? ALISTAIR: No. Nunca mezclo el trabajo con las “chichis”.

PHILIP: Chichis! Lo único que me faltaba escuchar. Y a ninguno de los dos se les ocurrió considerar mis sentimientos? ALISTAIR: No, honestamente, no. PHILIP: Y supongo que tampoco se le ocurrió pensar que yo la amo. ALISTAIR: Usted? PHILIP: Sí. Y no me había dado cuanta cuánto hasta el día de hoy. (Se sienta, abatido.) ALISTAIR: (Incrédulo.) Usted sí que es versátil. HENRY: (Entra.) La perdí por cinco minutos. Ya viene para acá. Voy a tener que esperarla en la puerta de abajo. 8Ve a Philip.) todo bien? PHILIP: No, nada bien. El cretino es culpable y, encima, está orgulloso de serlo. HENRY: Qué lo parió. Hubiera jurado que era… ALISTAIR: No señor, no lo soy. HENRY: Mis más sinceras disculpas. (Se acerca para estrecharle la mano.) PHILIP: (Explotando.) No te disculpes! Vamos, dígame cuánto tiempo llevan! ALISTAIR: Depende a lo que se refiera. Todo lo que hice hasta ahora es darle una palmadita ocasional en las nalgas. Philip mira a Henry, luego a Alistair. ALISTAIR: Una palmadita afectuosa. Philip vuelve a mira a Henry. HENRY: Una palmadita platónica. Philip mira nuevamente a Alistair y este hace la mímica de una palmada acompañándola con un silbido.

PHILIP: Y eso qué se supone que es? ALISTAIR: Una palmadita. PHILIP: Este desgraciado no tiene idea lo que está diciendo! HENRY: Yo te explico. En realidad, el silbido es opcional pero, básicamente, la palmada se da con la palma de la mano hacia arriba y los dedos tienen que hacer el movimiento de un latigazo en el momento del impacto para causar el efecto deseado… PHILIP: Que es…? HENRY: … la estimulación de la zona con propósitos de lujuria. PHILIP: (Se vuelve hacia Alistair.) Y usted le estuvo haciendo eso? ALISTAIR: fue ella la que empezó. PHILIP: Qué? ALISTAIR: La primera semana que estuve trabajando acá. Yo estaba agachado y… PHILIP: No quiero escucharlo! (A Henry.) Habías escuchado alguna vez algo tan descarado? HENRY: No suena demasiado serio. PHILIP: Para mí suena muy serio (A Alistair.) Y, sin duda, deben haber progresado desde entonces? Cuánto más piensan seguir adelante? ALISTAIR: Hasta las últimas consecuencias. PHILIP: (Se le va encima.) Pero, usted… HENRY: (Se ubica rápidamente entre ambos.) Nada de violencia, por favor! PHILIP: Lo voy a reventar!

ALISTAIR: No se torture, Señor Markham, es natural que prefiera un hombre más joven. PHILIP: (A Henry.) Vos sos testigo de todo esto. Philip es consumido por la ira cuando Joanna entra desde el hall. JOANNA: (Alegremente.) Bueno, queridos, alguno puede decirme para cuántos preparo? PHILIP: eso es lo que a todos nos gustaría saber. JOANNA: Lo único que queda es el chucrut y el pan de centeno de Sylvie. HANERY: (Saliendo.) Voy a detener a la Señorita Wilkinson… PHILIP: Tenés tiempo para eso. Te quiero acá como testigo. ALISTAIR: (Se mueve hacia el hall.) Si a mí no me necesitan… PHILIP: Dónde demonios se cree que va? ALISTAIR: (Se da media vuelta.) A cambiar aguas. (Se va hacia el baño.) PHILIP: Ese es mi baño. (Lo sigue.) ALISTAIR: Ya lo sé, yo lo instalé. (Sale por el vestidor.) PHILIP: Apúrese! JOANNA: Qué es lo que lo tiene tan molesto, Henry? PHILIP: (Se vuelve hacia Joanna.) Esto se acabó. No soy tan tonto como parezco, sabés. JOANNA: Por supuesto que no, querido. PHILIP: Quince años…! HENRY: Acordate de mi consejo.

PHILIP: Al diablo con tu consejo. (A Joanna.) hace quince años que estamos casados y nunca me diste una… (Hace la mímica de la palmada con silbido incluido, primero con la palma hacia arriba, luego con el dorso de la mano.) JOANNA: Y eso qué es? PHILIP: (Irónico.) Una estimulación platónica. HENRY: denota afecto. PHILIP: Ella sabe perfectamente lo que denota. Nunca me diste una. JOANNA: No sabía que la querías. PHILIP: No la quería. Pero eso no es motivo para que vayas a “estimular” al decorador con esa clase de demostraciones. JOANNA: (Perpleja.) Philip, querido, de qué estás hablando? PHILIP: Vos y ese diseñador. JOANNA: Alistair? Qué pasa con él? PHILIP: La estás escuchando, Henry? Fría como un témpano. HENRY: (tratando de ser amable.) Admitilo, Joanna, encontró la carta. JOANNA: Qué carta? PHILIP: (Saca los girones de papel y lo sacude frente a la cara de Joanna.) este documento erótico. JOANNA: (Siempre perpleja y preocupada.) Me parece que voy a llamar al médico, Henry. (Se acerca al teléfono y levanta el tubo.) PHILIP: “Me deja sin aliento. Certera perfección. Me agrada la idea de intentar… JOANNA: Ah! (Cuelga violentamente.) PHILIP: Ahhhh!

JOANNA: Dónde encontraste eso? PHILIP: Fueron un poco descuidados, no? JOANNA: debe haberse caído… PHILIP: Sí, debe haberse. Cuánto hace que están es esto? JOANNA: Ni siquiera es mi… (Ve a Henry junto a ella.) …mi… mi Dios! (Emite su risa tonta.) Más tarde te explico. PHILIP: Ya me lo explicó tu amante. (Señala hacia el baño.) JOANNA: (Azorada.) Amante? PHILIP: El empapelador Spenlow. HENRY: Confesó. JOANNA: Debe estar loco. PHILIP: Henry, puedo dormir esta noche en tu casa antes de mudarme a un hotel? HENRY: (Juntos) JOANNA:

Lo discutimos mientras bajamos. Por favor, Philip, querido…

JOANNA: Esto es ridículo. Henry, esperá abajo, por favor. HENRY: Buena idea. PHILIP: (Lo detiene.) Vos te quedás acá. Sos mi único testigo. (Alistair entra desde el vestidor y va hacia el living.) Hay algunos de nosotros que todavía creemos en la moral y la decencia. (ve a Alistair.) Ah, pase, mi mujer está lista, ahí está la cama, el pijama está debajo de la almohada… la mejor de las suertes, eh! ALISTAIR: Perdón?

JOANNA: Philip, querido, por favor… PHILIP: No me toques! Vamos Henry, yo también voy a buscar alguien más joven. Yo me voy, Spenlow puede quedarse y desparramar sus pinceles por donde le de la gana! Philip y Henry salen. ALISTAIR: Sí. Bueno, voy a seguir en el estudio. JOANNA: No. (Lo toma de la mano.) vas a seguir en la cama! Lo arrastra hacia el dormitorio mientras cae el… TELÓN

SEGUNDO ACTO La acción es continua. Joanna persigue a Alistair alrededor de la cama. Este consigue volver al living. ALISTAIR: No, Señora Markham, por favor. Creo que es una mujer encantadora y aprecio su invitación pero… JOANNA: Ya oíste a mi esposo, es una oferta definitiva. ALISTAIR: No deberíamos observar algunas formalidades? JOANNA: Joanna Markham, mucho gusto. (Le estrecha la mano y lo arrastra nuevamente hacia el dormitorio.) Una o dos colchas? ALISTAIR: (Aún nervioso.) Bueno, yo… esteeee… me parece que con una está bien para mí, estoy sintiendo mucho calor… (rápidamente.) Un calor agradable. Joanna levanta el cubrecama, dejando ver las sábanas color naranja y las almohadas. JOANNA: (Como tratando un asunto de negocios.) Almohadas?

ALISTAIR: Y, si su marido…? JOANNA: Almohadas? ALISTAIR: Sí, por favor. JOANNA: (Impaciente.) Cuántas? ALISTAIR: Estoy un poquito preocupado por su mari… JOANNA: Cuántas!? ALISTAIR: Una, por favor. JOANNA: Pijama. (Se lo arroja.) ALISTAIR: No, gracias, no uso… JOANNA: (Recuperando el pijama instantáneamente.) genial! ALISTAIR: (Lo vuelve a agarrar con la misma rapidez.) …habitualmente! Sin embargo, bajo… bajo una sola colcha, puede ser que me den chuchos. JOANNA: (Se acerca súbitamente a él.) Chuchos? ALISTAIR: Está segura que no era un chiste de su marido? JOANNA: Completamente. (Comienza a quitarle el saco y la corbata y los deja caer al piso.) Qué lado de la cama acostumbrás usar, izquierdo o derecho? ALISTAIR: En el medio. Ah, sí… no me importa, realmente. JOANNA: Yo prefiero el izquierdo, está bien? ALISTAIR: Sí, está bien, si estuvo durmiendo de ese lado durante tantos años--- bueno, en realidad, no tantos. JOANNA: Vamos, los pantalones, los pantalones.

ALISTAIR: (Regresando al living y quitándose los zapatos al mismo tiempo.) Está bien, está bien. Está segura que no lo va a lamentar? JOANNA: (Siempre vivaz.) No puedo esperar. Y vos? ALISTAIR: Con muchas ganas. (Quitándose los pantalones.) JOANNA: Ese es mi pollo! (Se da vuelta y reacciona al ver sus calzoncillos alegremente coloridos.) Vamos, colorín colorado. ALISTAIR: (Se detiene en seco.) Uh! JOANNA: Y ahora qué? ALISTAIR: Sylvie! JOANNA: Salió. ALISTAIR: Pero ya vuelve. Quiero decir, podría volver. JOANNA: No antes de las doce. ALISTAIR: Sí, tiene que volver. No queremos que nos molesten. JOANNA: Querés venir a la cama o no? ALISTAIR: (Evalúa los pros y los contras y mira su reloj.) Sí! JOANNA: estás seguro de poder dejar de perder el tiempo? ALISTAIR: Sí. Absolutamente. Más vale pájaro en mano… Voy a dejar una nota en la puerta. (Corre al escritorio y escribe una nota.) JOANNA: Decile que no quiero ser molestada. Voy a buscar un baby-doll. ALISTAIR: Me encanta. JOANNA: (Perdiendo ligeramente el coraje.) Estás bien seguro de esto? ALISTAIR: Completamente.

JOANNA: No me gustaría que te sintieses culpable. ALISTAIR: Estamos, simplemente, obedeciendo las órdenes de tu marido y él salió a buscar un poco de… JOANNA: (Rápidamente.) Voy a buscar lo más sexy que encuentre! (Corre al dormitorio y sale por el vestidor.) ALISTAIR: (leyendo la nota en voz alta.) “Querida. Andá directamente a tu habitación. Voy a estar con vos en cuanto pueda.” Y mañana a la mañana voy a odiarme. (Mientras está saliendo suena el teléfono. Atiende, brusco.) Hola… Señora Smythe?... Está en el Claridge… Escribió un libro. Qué bueno. (Cuelga el teléfono y corre hacia la puerta de entrada mientras Joanna regresa con un baby doll rojo y entra al living. Alistair regresa inmediatamente.) La pegué en la puerta de entrada… (Mirando la indumentaria.) Que Dios nos ayude. JOANNA: No te gusta? ALISTAIR: Queda mortal con ese color de sábanas. JOANNA: (Mira las sábanas y asiente.) Lo compré el año pasado en España, pero nunca me había animado a usarlo. ALISTAIR: Con tantos toros dando vueltas es una sabia decisión. JOANNA: Bueno, vamos. Y tu pijama? Joanna entra al dormitorio mientras Alistair recoge el pijama y la sigue. Se detiene al ver la cama y Alistair se la lleva por delante. Ella deja caer el baby doll y él deja caer el pijama. ALISTAIR: (Pierde el coraje.) Me voy a cambiar al estudio. Ambos se agachan a recoger sus prendas pero toman la equivocada. Se dan cuenta, las intercambian se ríen y corren, Alistair al estudio; Joanna, cerrando ambas puertas, al vestidor. WALTER: (Off.) Linda! Lindy Loo! (Luego de un instante Walter Pangbourne entra tímidamente pero con una sonrisa llena de expectativas. Es un rígido hombre de negocios, ligeramente vacuo. Viste con formalidad y trae

champagne, rosas y la nota en la mano. Tiene entre 45 y 50 años. Llama suavemente.) Linda? Lindy Loo! (Echa un vistazo a la nota.) Andá directamente a la habitación de servicio.” Me pregunto dónde…? Mira a su alrededor y decide salir hacia el hall por la izquierda. Cuando Walter sale, Joanna entra desde el vestidor, con el baby doll debajo de una bata. Se mira en el espejo mientras Walter regresa, siempre mirando a su alrededor. Decide salir nuevamente hacia el hall, esta vez hacia la derecha. Joanna entra el living, recoge la botella de champagne y la lleva al bar, cerrando a medias la puerta. Sylvie entra desde la puerta principal, aun con la cartera colgando del hombro. Recorre el living con la mirada y queda encantada al ver los pantalones de Alistair sobre el sillón. Mira a través de la puerta del dormitorio y ve el rastro que dejan los zapatos, la corbata y el saco. Recoge los zapatos, luego la corbata y el saco en su camino hacia el dormitorio y deja toda la ropa junta. Abre su cartera y, alegremente, saca un baby doll mínimo y, con idéntico humor entra al vestidor al mismo tiempo que Joanna sale del bar llevando una bandeja con el champagne y dos copas. Entra el dormitorio, cierra la puerta, deja la bandeja, se sirve una gota de champagne y se recuesta en la cama. Durante la última parte del recorrido de Joanna, Walter regresa, siempre mirando a su alrededor y decide que el dormitorio debe ser la habitación de servicio. Va hacia la puerta y golpea suavemente. Joanna bebe rápidamente un sorbo de champagne. JOANNA: (Dulcemente.) Listo. Walter entra al dormitorio todo sonrisas y se arrodilla junto a la cama con un brazo extendido. Se miran el uno al otro, transfigurados. Luego de diez minutos desconcertantes, Walter se quita educadamente el sombrero y se retira precipitadamente del dormitorio. En ese momento, Alistair entre desde el estudio vestido con el pijama. El y Walter quedan cara a cara, también transfigurados. Una vez más, Walter se quita el sombrero, saca su tarjeta de visita y se la da a Alistair. Alistair la mira sin comprender. Joanna se levanta de la cama y corre al living. JOANNA: (A Ambos.) No sé cómo disculparme por esta terrible confusión. Pensé que este era el último piso. JOANNA: Lo es. WALTER: Dryden Court.

ALISTAIR: Correcto. WALTER: No esperaba encontrarme con usted, Señor. ALISTAIR: Obviamente. WALTER: Esto es tremendamente incómodo, Señor Markham. ALISTAIR: Soy el señor Spenlow. WALTER: Ah… ALISTAIR: Alistair Spenlow. WALTER: (Sorprendido.) Pensé que era la casa de la familia Markham. JOANNA: Lo es. WALTER: Mis más sinceras disculpas, Señora Spenlow, pero… JOANNA: No, soy la señora Markham. WALTER: Eh...? (Le cae la ficha.) Aaaaahhhh… JOANNA: Usted no será Walter, no? WALTER: Así es. (Saca otra tarjeta de visita y se la da a Joanna.) Walter Pangbourne. JOANNA: (Mirando la tarjeta.) Consultor de Management. ALISTAIR: la verdad, esto, no lo está manejando muy bien. WALTER: Cuando llamé más temprano, la Señora Lodge me dijo que acá, en fin… podíamos… JOANNA: Y no volvió a llamarlo más tarde para decirle que, acá, no podían? WALTER: No, salí inmediatamente después de hablar con ella.

Suena el timbre. Los tres entran en pánico culposo. Alistair trata atropelladamente de ponerse los pantalones sobre el pijama. Walter corre en círculos. Joanna trata de recomponerse y va a abrir la puerta. Ambos hombres corren al dormitorio y cierran la puerta. En el camino, Alistair ha dejado caer sus pantalones sobre el sofá. Corren nuevamente dentro del dormitorio y terminan ambos metiéndose en la cama y cubriéndose con las colchas hasta la cabeza. Sylvie entra desde el vestidor con su baby doll puesto. Nota el bulto en la cama y, alegremente ansiosa, levanta las colchas. Queda devastada al ver a los dos hombres abrazados y con los ojos cerrados. Vuelve a cubrirlos inmediatamente con la colcha y sale furiosa del dormitorio dando un portazo, luego sale por el hall hacia la derecha. Los hombres deshacen su abrazo al escuchar el golpe de la puerta y reaccionan al verse el uno al otro. Walter saluda nuevamente con su sombrero y sale hacia el vestidor. Alistair se esconde nuevamente bajo la colcha. Entran Joanna y Linda. Linda ha cambiado su ropa por otra más sugestiva y trae un pequeño neceser de belleza. JOANNA: Hasta donde yo sé, querida, Henry se fue hace un rato. LINDA: Te digo que, cuando estaba entrando, casi me tropiezo con él. JOANNA: Con Henry? Dónde? LINDA: Estaba parado en el hall. Por suerte no me vio. JOANNA: Y qué está haciendo ahí? LINDA: Lo de siempre. Mirando cada mina que pasa. Estuve a punto de darle un sopapo. JOANNA: A vos tendría que darte un sopapo. Perdiste una de las hojas de la carta de Walter. LINDA: NO. JOANNA: Philip piensa que es para mí. LINDA: Qué dulce de tu parte hacerte cargo. JOANNA: No me hice cargo, me agarró de sorpresa.

LINDA: (Dramática.) Querida, qué desastre! (Olvidándose rápidamente.) Volviendo a mi problema… no viste a Walter? JOANNA: Claro que lo vi. Anda por acá, en alguna parte. Buscalo y váyanse. LINDA: Para qué? Si Philip se fue, vos podés salir a dar una vuelta y nos queda el departamento para nosotros solos. (Entra al dormitorio.) JOANNA: (La sigue al dormitorio.) Pará un poquito la máquina. LINDA: Sorpresa, sorpresa, soy toda tuya! Linda levanta la colcha y queda pasmada al ver a Alistair con los ojos cerrados y acurrucado de miedo. LINDA. Por el amor de Dios! ALISTAIR: (Aliviado.) Señora Lodge. LINDA: Buenas noches, Señor Spenlow. Qué es lo que está decorando? (Deja el neceser sobre la cama.) JOANNA: No es asunto tuyo. LINDA: (Encantada con Joanna.) Bienvenida al club. (Estrecha la mano de Joanna. A Alistair.) Espero que lo disfruten. ALISTAIR: Lo haría si tuviese la más mínima oportunidad. Todo es tan frustrante acá. Llevo tres meses trabajando en el departamento del Señora Markaham y lo único que conseguí es… JOANNA: (Lo interrumpe.) Callate, Alistair…! LINDA: Alguien podría, por favor, decirme dónde está Walter? ALISTAIR: Está ahí. JOANNA: Andá a buscar a tu Speedy González y se van. (Golpea la puerta.) WALTER: (Off.) Quién es?

JOANNA: Servicio de habitaciones. Salga de ahí. WALTER: (Sale.) Está segura que… (Ve a Linda.) Ah, Lindy Loo. LINDA: Qué chico impetuoso. WALTER: Estamos o no estamos? JOANNA: No están. (Le da el neceser a Walter.) WALTER: Y esto qué es? ALISTAIR: El premio consuelo. WALTER: Podemos quedarnos? JOANNA: Me parece que no. WALTER: Bueno, pero, ya que estamos acá, podemos llegar a algún arreglo. LINDA: Cómo cuál? WALTER: Sobran habitaciones para los cuatro. ALISTAIR: (Salta de la cama.) Por Dios, acá va a haber una orgía! WALTER: Lo que quiero decir es que, ya que estamos acá, sería una lástima. JOANNA. Definitivamente no. Ni siquiera en el colegio tenía espíritu de equipo. ALISTAIR: por qué no prueban en la oficina? WALTER: Qué oficina? ALISTAIR: la del piso de abajo? LINDA: Maravilloso. WALTER: Y tu marido?

LINDA: No hay nadie ahí a esta hora y, además, Henry estaría encantado. Siempre quiso que hiciera algo en la oficina. WALTER: Un minuto. A lo mejor está cerrado. LINDA: tengo la llave. (A Joanna.) Veo que te robaste nuestro champagne. WALTER: No te preocupes, preciosa. Vine preparado. Tengo champagne, cepillo de dientes, dentífrico, loción para después de afeitarse… ALISTAIR: (Lo conduce hacia el living.) Pueden terminar de hacer el inventario abajo. LINDA: Sin duda, Alistair. (A Joanna.) Estos chicos, tan impacientes. JOANNA: Buenas noches, querida. ALISTAIR: Hasta la vista, baby. WALTER: Au revoir, Alistair. (Se estrechan la mano.) ALISTAIR: Adios, Walter. WALTER: Y, una vez más, perdón por la interrupción. Espero que puedan retomar donde habían dejado… LINDA: (Rápidamente.) Seguro que pueden. (Empuja a Walter hacia la salida.) ALISTAIR: (Luego de una pausa.) Bueno, parece que se las van a arreglar. Dónde estábamos? JOANNA: Me parece, Alistair, que perdí mi estado de ebullición. ALISTAIR: Uh, no! JOANNA: Me parece que es un alivio para vos. ALISTAIR: No, al principio no estaba decidido, pero después empecé a levantar temperatura.

JOANNA: Ya veo. ALISTAIR: (Luego de una pausa.) Y… no sube la temperatura? JOANNA: (Dubitativa.) No, me parece que no. ALISTAIR: Pensé que iba a ser así cuando su marido dijo que no le importaba. Después de todo, él mismo me ofreció su pijama, su cama y su mujer. Y después, cuando se fue tratándola de esa manera y diciendo que se iba a buscar una mujer joven… JOANNA: Ya estoy hirviendo otra vez! (Se precipita hacia el dormitorio.) ALISTAIR: Essaaaa! Joanna se recuesta en la cama y recoge su copa de champagne. Al mismo tiempo, Alistair la sigue alegremente dentro del dormitorio, cierra la puerta empujándola con el pie y la cierra con llave. Sube a la cama de un salto y cae recostado junto a Joanna, provocando que el champagne se derrame sobre la falda de su bata. Ella se pone de pie y se sacude la bata. ALISTAIR: Perdón. JOANNA: Ahora voy a tener que sacármelo. ALISTAIR: Tiene que ir a alguna parte? JOANNA: (Entrando al vestidor.) No, pero tengo que volver a ponérmelo. ALISTAIR: Si nos tomamos nuestro tiempo, cuando terminemos va a estar seco. Alistair sigue a Joanna dentro del vestidor. La cabeza de Philip aparece en el extremo del hall. Mira a su alrededor y luego entra en puntas de pie al living. Pasa junto a los pantalones de Alistair y reacciona de forma tardía. Los levanta. PHILIP: Cerdo! (Arroja los pantalones, va a abrir la puerta del dormitorio y encuentra que está cerrada con llave.) Doble cerdo!

Philip se arrodilla para ver por el agujero de la cerradura. En ese momento entra Sylvie, siempre en baby doll. Se acerca enojada a la puerta del dormitorio y se detiene al ver a Philip arrodillado. SYLVIE: Señor Markham! PHILIP: (Poniéndose de pie.) Pero, qué diablos… pensé que había salido. SYLVIE: No entiendo lo que pasa esta noche acá. PHILIP: Yo sí, y ojalá no lo entendiera. Qué está haciendo con ese baby doll? SYLVIE: (desconcertada.) Eh… Ah, sí… estaba por ir a la cama. PHILIP: A las ocho y cuarto? SYLVIE: (Buscando una excusa.) Me parece que necesito una acostada bien larga. PHILIP: Y si sigue paseándose así vestida, sin duda, la va a conseguir. Vuelva a su habitación. SYLVIE: No creo que deba seguir mirando por ahí, Señor Markham. (Señala la cerradura.) PHILIP: (Digno.) Vaya a su habitación, Sylvie, y permítame ocuparme de mis propios asuntos. SYLVIE: (Determinada.) Pero me parece que tendría que saber que lo que está pasando ahí dentro no es nada bueno. PHILIP: Para decirlo delicadamente. SYLVIE: (Casi en lágrimas.) Están juntos en la cama! PHILIP: Ya lo sé! SYLVIE: El señor Spenlow se puso su pijama. PHILIP: Gracias. Vaya a su habitación.

SYLVIE: Y tiene un sombrero gracioso. (Sale.) PHILIP: (Sorprendido.) Un sombrero gracioso? Alistair entra desde el vestidor llevando una bata y cantando “leven Anclas” que, rápidamente desemboca en la melodía sola, sin la letra. En cuanto lo escucha cantar, Philip vuelve a la cerradura pero, en ese momento, Alistair ha dejado caer la bata sobre la cama, se ha quitado la chaqueta del pijama y la ha colgado del picaporte, impidiendo que Philip pueda ver hacia dentro. Philip reacciona con furia. Mientras Alistair va a contemplarse frente al espejo Alistair trata de espiar a través de las persianas, sin éxito. ALISTAIR: (Golpeándose el pecho.) Qué hermosa criatura desnuda! Philip piensa que la frase se refiere a Joanna e intenta furiosamente ver lo que sucede dentro pero, una vez más, sin éxito. Alistair va a la cama y decide probar el colchón. ALISTAIR: (Mientras rebota sentado sobre el colchón.) Uh, uh, uh, uh, uh, uh, uhhhh…! (Philip, imposibilitado de ver, escucha angustiado. Alistair deja de rebotar y da una fuerte palmada sobre el colchón.) Eso bebé, qué bueno. Philip agoniza más allá de lo creíble, comienza a caminar para controlarse mientras Alistair mira su reloj y decide ir a ver qué pasa con Joanna. Sale hacia el vestidor. Philip corre hacia la puerta del dormitorio mientras suena el timbre. Se detiene, duda por un momento qué hacer… mira alternativamente hacia el dormitorio y hacia el hall y decide esconderse en el estudio. Sale hacia el estudio. SRA.SMYTHE: (Off.) Hay alguien en casa… hay alguien en casa? (Entra con su cartera y un portafolios. Es una dama de la alta burguesía rural, algo alocada.) Puedo pasar? Ya pasé. LA Señora Smythe entra y apoya el portafolios detrás del sofá. Saca un manuscrito de él. Comienza a ojear el libro mientras Sylvie entra rápidamente en puntas de pie, con un deshabillé corto sobre el baby-doll. Va hasta la puerta del dormitorio, apoya la oreja para escuchar durante un segundo y luego golpea violentamente la puerta. SYLVIE: Eh!

SRA. SMYTHE: (Sobresaltada.) Ahhh! El libro vuela por el aire y algunas hojas quedan desparramadas. Sylvie se vuelve, sorprendida. La Sra. Smythe se recobra. SYLVIE: Lo siento mucho, Señora, no sabía que había alguien. SRA. SMYTHE: Soy la Señora Smythe. Llamé para ver al Señor Markham. Usted es la chica que…? (Sylvie mira hacia la puerta del dormitorio, rompe en llanto y sale hacia su habitación.) Nunca se sabe qué hacer con los extranjeros. Mientras la Señora Smythe recoge las hojas caídas Joanna y Alistair entran en el dormitorio sin haber notado su presencia en el living. ALISTAIR: Eso fue el timbre. Probablemente sea ese infeliz de Walter Pangbourne. JOANNA: Bueno. Apurate. ALISTAIR: (Abriendo la puerta.) Qué lo parió! Voy a quedar hecho bolsa antes de empezar. Joanna vuelve al vestidor. Alistair sale con la parte de arriba del pijama y la bata mientras Sylvie entra desde el hall. Ambos se detienen al verse el uno al otro. Alistair va hacia ella con los brazos abiertos, Sylvie le pisa un pie y sale. ALISTAIR: Auch! (Va saltando en un pie detrás de ella.) SRA. SMYTHE: (Levantando la vista.) Perdón? La Sra. Smythe mira a su alrededor, no ve a nadie y sigue recogiendo sus hojas. Detrás de ella, Philip entra sigilosamente desde el estudio y, sin notar su presencia entra al dormitorio y golpea la puerta al cerrarla. PHILIP: Y ahora, qué diablos…? (Se detiene al ver el dormitorio vacío.)

SRA, SMYTHE: (Levanta la vista al escuchar el portazo.) Perdón? (reacciona nuevamente al hecho de que la sala está vacía, luego sigue recogiendo sus papeles.)

JOANNA: (Off.) Alistair! Al escuchar la voz de Joanna, Philip se esconde detrás de la cortina justo cuando ella entra. Cuando Joanna sale hacia el living, Philip sale de detrás de la cortina y sale por el vestidor. Joanna va hacia el hall para ver quién estaba en la puerta de entrada. Para este momento, la Sra. Smythe ha reordenado su libro y, viendo a Joanna, se ubica detrás de ella. Joanna se da vuelta y queda frente a frente con la Sra. Smythe. Joanna se ve decididamente confundida. JOANNA: (Luego de una pausa.) Y usted de dónde salió? SRA. SMYTHE: (Luego de una pausa.) De Norfolk. JOANNA: Usted tocó el timbre? SRA. SMYTHE: (La mira desconcertada.) Usted es la Señora Markham? JOANNA: (Considerándolo.) Sí. SRA. SMYTHE: Soy la Señora Smythe. JOANNA: Ah, sí…! Usted llamó. SRA. SMYTHE: Así es. JOANNA: Dos veces. SRA. SMYTHE: No, tres. Quiero que el Señor Makham lea este libro que he escrito. JOANNA. (Toma el libro.) Gracias. La acmopaño. (trata de conducirla hacia el hall.) SRA. SMYTHE: Pero aún no he visto al señor Markham.

JOANNA: Bueno. Saludos a todos en Norfolk. SRA. SMYTHE: Pero no tengo apuro. JOANNA. Yo sí. No puede volver mañana? SRA. SMYTHE: No, no puedo. Tengo que estar de vuelta en Norfolk con mis cachorritos. Quiero una decisión del Señor Markham acerca de mi libro esta misma noche. JOANNA: Es imposible. SRA. SMYTHE: Tratándose de los libros de Ba-Bau, no debería ser tan difícil, considerando su popularidad. JOANNA: (Sonríe con cortesía.) Los libros de Ba-Bau. Sí, bueno, por supuesto, si usted fuese una Olivia Harriet… (De pronto se da cuenta.) Smythe! (Mira el libro y lee el título.) “Nuevas aventuras de Ba-Bau y Ladridito. Por Olivia Harriet Smythe.” SRA. SMYTHE: Esa soy yo. JOANNA. Pero usted ya tiene un editor, seguramente. SRA. SMYTHE: Lo tenía hasta ayer. Tuvimos un serio desacuerdo a causa de un libro obsceno que publicó… un libro sucio, lo leí dos veces. Así que ahora estoy buscando un nuevo editor. JOANNA: (Ansiosa.) Para todos sus futuros libros de Ba-Bau? SRA. SMYTHE: Sí. JOANNA: (Se lanza sobre ella.) Mi querida Señora Smythe, pase, siéntese. (la hace sentar rápidamente.) SRA. SMYTHE: Me acerqué a su firma porque tengo entendido que no se interesan en el sexo. JOANNA: Así es.

SRA. SMYTHE: No es necesario, no es cierto? Sabía que mi último editor hizo un millón de copias de Ba-Bau? JOANNA: Definitivamente, se acercó a la empresa correcta. (Corre al teléfono y levanta el tubo.) JOANNA: No lo sé. Estoy pensando. Voy a llamar a la casa del Señor Lodge y le voy a dejar un mensaje. SRA. SMYTHE: Tengo un tren que tomar. Su marido no está en casa? ALISTAIR: (Entra desde el hall.) No sé lo que está pasando acá, la verdad, no lo sé. Ni siquiera pude llegar a abrir la puerta que… Buenas noches. Alistair se detiene al ver a la Señora Smythe. Ella lo contempla, vestido con su pijama y su bata. JOANNA: (Colgando el teléfono.) Hola, querido! SRA. SMYTHE: Ah, usted debe ser el Señor Markham. ALISTAIR: Debo…? JOANNA: (A Alistair.) Sí, debés. Querdio, ella es la Señora Olivia Smyhte. La Señora Olivia Harriet Smythe. SRA. SMYTHE: Esa soy yo. JOANNA: (A Alistair, con una clara intención.) Y la Señora Smythe está considerando la posibilidad de darte todos sus Ba-Baus. Alistair mira a su alrededor, tratando de ver dónde están. SRA. SMYTHE: Se diría que lo sorprende. ALISTAIR: sí. JOANNA: (Dándole el libro a Alistair.) Para vos! ALISTAIR: (Agarra el libro, desconcertado.) Gracias. (Lee.) “Nuevas aventuras de Ba-Bau y Ladridito”. (Cierra los ojos, angustiados.)

SRA. SMYTHE: (A Joanna.) Esto, obviamente, lo supera. JOANNA: No se preocupe, lo va a superar. (A Alistair.) Andá a cambiarte. Sacate el pijama, querido, después podremos conversar con la Sra. Smythe acerca de su libro. SRA. SMYTHE: Me parece bien que la indumentaria acompañe el ambiente. Un pijama está bien para estas noches cálidas. Es más fresco. ALISTAIR: Esto no está bien. SRA. SMYTHE: Lamento haber irrumpido de esta manera, pero usted prometió volver a llamarme. JOANNA: Por qué no volviste a llamarla, querido? ALISTAIR: (Acentuando.) Porque estaba por ir a la cama, querdia. SRA. SMYTHE: A la cama? No es muy temprano? JOANNA: (A Alistair, riendo.) Querido! SRA. SMYTHE: No es un poquito raro? ALISTAIR: No, no es! SRA. SMYTHE: Qué bueno. Bueno, me gustaría que pudiese leer mi libro esta misma noche, si es posible. ALISTAIR: No va a poder ser. Esta noche me espera “Ricitos de Oro”. Mira intencionadamente a Joanna que, una vez más, ríe alegremente. JOANNA: Me parece, Sra. Smythe, que sería mejor que espere en el estudio mientras mi marido se cambia. SRA. SMYTHE: No quiero dejar a mis cachorritos solos más de lo necesario. Así que quisiera dejar resuelto este negocio editorial antes de regresar al campo. Tengo 18 cockers y un bóxer. Trato de ser imparcial pero el bóxer es mi favorito, aunque es un poco baboso. Nunca le dio un beso un bóxer?

ALISTAIR. No, no recientemente. SRA. SMYTHE: (A Joanna.) Sin embargo, están extremadamente bien cuidados durante mi ausencia. (Se vuelve hacia Alistair.) Les dije que tengo un hombre que me atiende? ALISTAIR: No. SRA, SMYTHE: Un hombre encantador, la sal de la vida. Cómo se llamaba, porque no hace mucho que me atiende. Thomas algo… o no sé qué Thomas. Ah, es una incomodidad espantosa –no el hombre que me atiende- los editores en general, sin ánimo de ofender. JOANNA: No se preocupe. SRA. SMYTHE: Por eso quiero un nuevo editor. Hay mucho sexo dando vueltas en estos días. Por eso estamos bajando tan rápido la pendiente. Toda esta desnudez frontal… muy desagradable. Y lo que objeto es que me lo echen a la cara. JOANNA: Sí. SRA. SMYTHE: Eso es lo que le dije a mi editor. (Repentinamente.) Thomson! No es mi editor. Es el hombre que me atiende. (Alistair y Joanna se miran sorprendidos.) Por eso quiero saber si el Señor Markham está interesado en mis libros de Ba-Bau. JOANNA: Solo dele un momento para cambiarse. No se deben mezclar los negocios con el pijama. SRA. SMYTHE: Sí. Sí. Creo que me voy a sentir más a gusto si se lo saca. Ahhh…! Lo que acabo de decir! JOANNA: Es solo un momento. (La conduce hacia el estudio.) ALISTAIR: Qué pasa con esta mujer? JOANNA: Pasa medio millón al año.. La Sra. Smythe y sus libros de Ba-Bau son lo más desde Mickey Mouse.

ALISTAIR: Dios nos ayude. JOANNA: (Lo empuja hacia el dormitorio.) Metete ahí y cambiate mientras yo pienso en la forma de manejar esto. SRA. SMYTHE: (Regresa desde el estudio.) Jackson! JOANNA: Perdón? SRA. SMYTHE: Jackson es mi jardinero actual. Thomson me atendía hace años. Creo que uno de mis perros lo mordió y, obviamente, hubo que deshacerse de él. (Sale hacia el estudio.) JOANNA: (A Alistair.) Apurate mientras pienso cómo tratar con la Señora Smythe. Joanna recoge los pantalones de Alistair y lo empuja hacia el dormitorio mientras Philip sale del vestidor. Al escuchar las voces que se acercan se esconde nuevamente detrás de las cortinas. ALISTAIR: Esto quiere decir que abandonamos nuestro juego? JOANNA: Más tarde vemos. Metete ahí. (Abre la puerta del dormitorio, lo empuja y entra detrás de él.) ALISTAIR: Todo pasa tan rápido acá. JOANNA: No hables. Solo sacate el pijama y hacé lo que te dogo. (Empieza a sacarle la chaqueta.) ALISTAIR: (Se ríe.) No, tengo cosquillas. Voy a pasar por un tonto. JOANNA: No señor. Aprendí mucho de Philip a lo largo de los años. PHILIP: (Hierve de rabia y corre violentamente la cortina.) Ahaaaaa!!! Joanna se da vuelta y Alistair, en un movimiento, se sube a la cama de un salto. JOANNA: (A Philip.) Ay, querido, te tengo la más maravillosa de las sorpresas.

PHILIP: En serio? ALISTAIR: Me parece que, mejor, me voy a dar una vuelta. PHILIP: Cállese! Alistair queda paralizado. JOANNA: Philip, hay alguien… PHILIP: (Presionando.) Estoy absolutmente horrorizado de lo que he visto esta noche acá. JOANNA: Qué viste? PHILIP: Nada, gracias a su astucia. Colgó algo sobre el agujero de la cerradura, no es cierto? ALISTAIR: Ah, así que espiando por la cerradura otra vez? PHILIP: Cállese! (Alistair se paraliza nuevamente.) Pudieron impedirme verlo, pero escuché todo. JOANNA: Ah, qué tonto que sos! PHILIP: Sí! Tenés razón. Soy un tonto por haberle dado los mejores años de mi vida a una ramera. JOANNA: (Suavemente.) Alguien que conozcamos? PHILIP: No te hagas la viva conmigo. Dejá el ingenio para tu mariconcito empapelador. ALISTAIR: Si me llama así una vez más… (Levanta su puño hacia Philip.) JOANNA: (Lo detiene.) Alistair! Hay cosas más importantes… ALISTAIR: Si hay algún mariconcito acá, es él, es una loca quemada.

JOANNA: Cómo te atrevés? Philip y yo hemos estado casados durante quin… (Se detiene.) Vos no serás…? PHILIP: Claro que no. JOANNA: Claro que no. Por amor de Dios. Juega al golf. PHILIP: Y no cambies de tema. Estamos discutiendo tu despreciable comportamiento de esta noche y esa carta de amor repugnante que le escribió a mi mujer. ALISTAIR: Encima de marica, loco. JOANNA. Philip, querido, ni la escribió él n i era para mí. Siempre te fui fiel. PHILIP: Y por qué estabas sacándole la ropa? ALISTAIR: (Bajándose de la cama.) Me alegra que lo pregunte… PHILIP: Cállese! (Alistair vuelve a subir a la cama de un salto. A Joanna.) Y por qué estás sin ropa si no ibas a acostarte con él? JOANNA: Porque “iba” a acostarme con él! PHILIP: Lo sabía! Abandonada el libertinaje! JOANNA: Acá, el único que abandonó hace años, fuiste vos. PHILIP: Yo!!!? Siempre te dormís antes que termine de sacarme las medias. JOANNA: Y por qué no te fijás si estoy dormida? PHILIP: Porque pensaba que habías perdido el interés! JOANNA: Bueno, no lo perdí. PHILIP: (repentinamente tierno.) Mi Jo-Jo. ALISTAIR: Puta madre..:!

PHILIP: (rodeando a Alistair.) Y usted qué hace con el torso desnudo delante de mi Jo-Jo? JOANNA: Se estaba preparando para la Sra. Smythe que está en el estudio. PHILIP: Qué… está tratando de romper un record? JOANNA: La Sra. Smythe que llamó es Olivia Harriet Smythe. PHILIP: (Estupefacto.) Olivia Harriet Smythe!!!??? JOANNA: Su antiguó editor se metió con algo pornográfico, así que quiere que te ocupes de todos los futuros libros de Ba-Bau. PHILIP: (Casi sin habla.) Qué??? JOANNA: Empezando con las nuevas aventuras de Ba-Bau y Ladridito. PHILIP: (Se sacude, excitado.) Los libros de Ba-Bau! Quiere que publique los… eso nos va a poner en la cima junto con “Hodder y Stoughton”. (Se vuelve excitado hacia Alistair.) Escuchó eso? Quiere que publiquemos los libros de Ba-Bau. El Perro Chucho, Ladridote, Ladridito. ALISTAIR: Cállese. PHILIP: (A Joanna.) Querida, sos maravillosa. (La besa ligeramente en los labios, luego lo mira a Alistair.) Me voy a ocupar de usted más tarde. Ahora voy a conocer a la Señora Smythe. JOANNA: (Tomándolo de un brazo.) No podés. PHILIP: Por qué no? JOANNA: Ella ya te conoce. PHILIP: Qué? JOANNA: Cree que Alistair sos vos! PHILIP: Alistair?

JOANNA: Sí. Alistair va a conversar con la Sra. Smythe acerca del contrato. PHILIP: No voy a dejar que un albañil negocie un contrato importante. ALISTAIR: Albañil!!? Philip entra al living seguido por Joanna y Alistair. JOANNA: Bueno, no podés. PHILIP: No, ya lo sé. Voy a buscar a Henry. JOANNA: Sabés dónde está? PHILIP: Sí. Está parado en la esquina mirando las chicas que pasan. Philip sale mientras la puerta del estudio se abre y aparece la Sra. Smythe. SRA. SMYTHE: Mire, le tengo que explicar. Nos deshicimos del perro, no del jardinero. Y usted sigue en pijama. ALISTAIR: Sí. JOANNA: No sabe cuánto lo lamento, pero tengo algunas dificultades para convencerlo de que se vista. (Trata de hacerla regresar al estudio.) SRA. SMYTHE: (Se detiene y va hacia Alistair.) Pero este es, seguramente, un negocio importante. JOANNA: Tan importante, de hecho, que mi esposo mandó a buscar a su socio, el Señor Lodge. SRA. SMYTHE: Y por qué no puede ocuparse el Señor Markham? (Mira a Alistair.) ALISTAIR: Bueno, usted sabe cómo es. SRA. SMYTHE: Cómo es qué?

ALISTAIR: Bueno, yo – usted – ella – nosotros… JOANNA: (Rápidamente.) Estamos en nuestra luna de miel. SRA. SMYTHE: (Encantada.) De luna de miel? ALISTAIR: Ay, Dios. SRA. SMYTHE: Y cuándo fue la boda? JOANNA. Qué boda? Ah, sí…! Esta mañana. SRA, SMYTHE: (A Joanna.) Felicidades. (Corriendo hacia Alistair.) Felicidades! Felicidades! ALISTAIR: gracias. SRA. SMYTHE: No me había dicho. ALISTAIR: No me había preguntado. SRA. SMYTHE: Usted es un pícaro. Debe estar, sin duda… (Sonríe.) Tal vez sea mejor que hable con el Señor Lodge. JOANNA: Si pudiese esperar en el estudio. SRA. SMYTHE: Ciertamente. No estoy casada, pero adora las bodas. Siempre la dama de honor. ALISTAIR: Yo también. Suena el intercomunicador. SRA. SMYTHE: Qué es eso? JOANNA: (Nerviosa.) La oficina, abajo. El intercomunicador suena la señal de S.O.S. con urgencia, tres veces. Joanna queda perpleja por un instante. SRA. SMYTHE: Contesto?

JOANNA: (A Alistair.) Debe ser para vos, querido. Yo voy a acompañar a la Señor Smythe al estudio. SRA. SMYTHE: Espero que el señor Lodge no tarde. Tengo ese problemita con mi tren. JOANNA: No se preocupe, le vamos a buscar otra cosa para jugar. Joanna acompaña a la Sra. Smythe al estudio. El intercomunicador sigue sonando y Alistair responde. ALISTAIR: (Irritado.) Hola… Ah, Walter… No, no interrumpió nada… una tetera? Y para qué la quiere, se llevaron el champagne… (Categórico.) dice que no puede hacer nada hasta que se toma una taza de té…? Y bueno, qué va a hacer… No, la Señora Markham está ocupada y yo no sé de dónde sacar una tetera. Dígale que se tome un vaso de agua. Cuando cuelga el receptor Sylvie entra desde el hall. Está nuevamente vestida y, enojada, va directamente hacia el dormitorio. Alistair la ve. ALISTAIR: Querida! SYLVIE: Ah, ahí estás. Tengo que decirte que te vio en la cama con esa otra persona. ALISTAIR: Qué barbaridad! No era nada serio. SYLVIE: Ah, no? ALISTAIR: Era un chichoneo, nada más. SYLVIE: (Mirando hacia el dormitorio.) Un chichoneo? ALISTAIR: Cuando una persona tan atractiva se te ofrece, lo único que podés hacer es… SYLVIE: Ah! (Sale hecha una furia hacia su cuarto.) ALISTAIR: Sylvie, escuchame. (Comienza a seguirla cuando suena el teléfono. Contesta.) Hola… No, no habla el Señor Markham Quién le quiere

hablar? El qué…? El comisario? Ah, sí… el Señor Lodge fue detenido para interrogarlo? Y para qué…? Ah, entiendo! (Se ríe entre dientes.) Muy bien! (Cuelga.) PHILIP: (Entra corriendo desde el hall.) No puedo encontrar a Henry por ninguna parte. ALISTAIR: No, quiere que vaya a pagar su fianza. PHILIP: Muy bien, me voy entonces a… pagar su fianza? ALISTAIR: Bueno, algo así. Se lo llevaron a la comisaría. PHILIP: Por qué? ALISTAIR: Por incitar a la prostitución. (Sale.) PHILIP: Uh, no! JOANNA: (Sale rápidamente del estudio y cierra la puerta.) Pudiste encontrar a Henry? PHILIP: No, no creo… JOANNA: Cuánto vas a tardar? PHILIP: No creo que menos de veintiocho días. (Corre al baño.) JOANNA: (Siguiéndolo.) Veintiocho días? Qué le pasa? PHILIP: Nada en comparación de lo que le va a pasar. (Agarra la guía de teléfonos.) Mejor llamo a la comisaría. Quieren que vaya a pagar su fianza. JOANNA: La Sra. Smythe que está en el estudio es más importante que Henry, y se está impacientando. PHILIP: Quedate con ella mientras arreglo esto. Después voy a hablar con ella. JOANNA: No podés. Piensa que Alistair sos vos.

PHILIP: Bueno, entonces tendrá que ser Henry. JOANNA: Pero vos no sabés suficiente de esa parte del negocio. Solo te dedicás a leer los libros. PHILIP: Es mi oportunidad de aprender. Vos dale charla a la Señora. JOANNA: No la puedo parar. Ya escuché todo acerca de la familia “Ladrido”. Desde el abuelo hasta el bebé. SRA. SMYTHE: (Off.) Señora Markham! Joanna corre de Nuevo hacia el estudio cerrando la puerta del dormitorio mientras Philip se queda buscando el número de la policía. Se abre la puerta del estudio y entra la Señor Smyhte. SRA. SMYTHE: Y el Señor Lodge? JOANNA: Está en camino. SRA. SMYTHE: Qué bueno. Porque no me puedo pasar la noche acá, hablando con usted. Ya le conté de la familia ladrido, no es cierto? A lo mejor le interesa saber que, en este nuevo libro, se mudan de la Isla de los Perros. JOANNA: (Moviéndola nuevamente hacia el estudio.) Sabia decisión. SRA. SMYTHE: Y a qué no sabe dónde viven ahora? JOANNA: En Perrolandia? SRA. SMYTHE: (Alegremente.) No, en Villa Perruna. Salen ambas por el estudio y Philip, que no ha podido encontrar el número de la policía, comienza a discar para hablar con la operadora mientras entra la Señorita Wilkinson. Una hermosa joven de 27 años con gruesos anteojos de carey. Mira a su alrededor con curiosidad y entra en el living. SRTA. WILKINSON: Sr. Lodge? Soy yo, la Señorita Wilkinson. (Se siente impresionada al recorrer la habitación con la vista.) Señor Lodge?

PHILIP: (Al teléfono.) Hola, operadora… operadora…? SRTA. WILKINSON: (atraviesa la puerta.) Hola. PHILIP: Hola! Eh…! (La confunde con la Señora Smythe.) Pensé que todavía estaba conversando en el… con mi… esteeee… (Cuelga el teléfono.) Le pido mil disculpas, debe estar tan impaciente. SRTA. WILKINSON: (Tomada ligeramente por sorpresa.) No. PHILIP: Bueno, la voy a poner brevemente al tanto de mis términos de acuerdo. SRTA. WILKINSON: Es el Señor Lodge, no? PHILIP: Eh, bueno… (Decide hacerse cargo.) Por supuesto, quién más? Henry Lodge, socio gerente de Lodge y Markham y déjeme decirle cuánto me estremece esta oportunidad de ocuparme de usted. Hay una pausa durante la cual la Srta. Wilkinson considera la asombrosa velocidad de su avance. SRTA. WILKINSON: (Impresionada.) Usted no anda con vueltas, no? PHILIP: No, y debo decir que es usted mucho más joven de lo que esperaba. SRTA. WILKINSON: (Perpleja.) Gracias. PHILIP: Bueno, vamos a ocuparnos de este asunto ahora mismo. SRTA. WILKINSON: Bueno, a decir verdad, pensé que al menos nos íbamos a tomar un tiempo para conocernos, usted sabe, charlar y tomar algo. PHILIP: Bueno, sí así lo prefiere, un traguito rápido y no demasiada charla. Sirve dos copas de champagne en las copas y de la botella que había traído Joanna antes. PHILIP: Una cosa que debemos dejar en claro antes de empezar. Cuánto tiempo desea que dure nuestra relación?

SRTA. WILKINSON: eso qué significa? PHILIP: Me gustaría que, inicialmente, estuviese de acuerdo con tres años. SRTA. WILKINSON: Tres años? PHILIP: (Precipitdamente.) Pero la dejaría ir luego de seis meses si no está completamente satisfecha. Salud! SRTA. WILKINSON: Salud! Tiene mucho éxito con este tipo de acercamiento tan directo? PHILIP: (Confidencialmente.) Bueno, para ser absolutamente honesto, esta noche es la primera vez que lo pongo en práctica. SRTA. WILKINSON: (Sorprendida.) En serio? PHILIP: (Asiente.) Sí. SRTA. WILKINSON: (Suavemente.) Ahhh… PHILIP: Pero hay una cosa que puedo prometerle, será tratada con la mayor cortesía. Por favor, diga que sí. Significaría mucho para mí. SRTA. WILKINSON: Ma sí, al diablo. Ok. (Le da su copa.) PHILIP: Maravilloso, maravilloso. Lo único que lamento es que todo haya sido tan a las apuradas esta noche. (Philip agarra la copa y la deja, junto a la suya, sobre la mesa de luz. Mientras se da vuelta, en un único y rápido movimiento, desabrocha su vestido y lo deja caer.) Le aseguro que tendrá toda mi devota y constante atención. Solo es cuestión de redactar un simple… (Se da vuelta y, al verla, se detiene abruptamente. La Srta. Wilkinson ha dejado caer su vestido, se quita los zapatos y se mete en la cama. La mente de Philip da vueltas durante diez segundos. Finalmente.) Se siente bien? SRTA. WILKINSON: Sí, muy bien. La Srta. Wilkinson se quita el sostén debajo de las sábanas y lo deja caer al suelo. Philip está de pie, pálido, mientras la observa. Levanta la sábana hasta

su mentón y debajo de ella lucha para quitarse las medias, que también deja caer al suelo. PHILIP: Un poquito cansada, a lo mejor. SRTA. WILKINSON: Me parece que, si está corto de tiempo, sería mejor que se quite la ropa y se acueste. (da unas palmadas sobre el colchón.) PHILIP: Podemos ocuparnos solo de los libros? SRTA. WILKINSON: Pensé que quería pasar a la siguiente etapa. PHILIP: Bueno, no es así. Quiero decir, nunca se me ocurrió que usted, ehhh… lo que trato de decir es que solo quiero hablar de su ladridito. SRTA. WILKINSON: Mi qué??? Henry entra desde el hall, muy perturbado. Mientras Philip sigue parloteando, Henry entra al dormitorio y se para justo detrás de él. PHILIP: Y cuando tengamos un poco más de tiempo, hay montones de cosas que tenemos que discutir. Tenemos que tratar el tema de las opciones, los derechos para el exterior… y qué piensa de hacerlos ilustrar? (La Srta. Wilkinson lo mira sin comprender. Para ese momento, Henry está de pie junto a él.) Y si está de acuerdo, me gustaría ver a sus Ba-Bau explotados al máximo. Se imagina los paquetes de cereales con las imágenes de la familia Ladrido? HENRY: Philip! (A la Srta. Wilkinson.) Lamento interrumpir lo que sea que estaba sucediendo, pero tengo algo que decirle a mi socio. PHILIP: (Recoge el vestido, el corpiño y las medias mientras habla.) No estaba sucediendo nada. Solo discutimos los términos del acuerdo. Ella es la Sra. Smythe. HENRY: Smythe? SRTA. WILKINSON: Smythe? PHILIP: Olivia Harriet Smythe.

HENRY: Usted no es Olivia Harriet Smythe. SRTA. WILKINSON: No. Felicidad Wilkinson. HENRY: Wilkinson? PHILIP: Wilkinson? (Henry se vuelve lentamente hacia Philip a causa de las implicancias de la confusión.) Me parece que he cometido un par de errores. Primero, Señorita, déjeme presentarle a Señor Lodge. SRTA. WILKINSON: Pero, dijo que usted era el señor Lodge. PHILIP: ese fue mi primer error. Tomé la Señorita Wilkinson por… HENRY: (rápidamente.) Y ese fue tu segundo. SRTA. WILKINSON: (A Henry.) Bueno, si el Señor Lodge es usted, este quién es? HENRY: Mi socio. Mi socio minoritario. PHILIP: Estábamos por hablar del libro… HENRY: Del Kama Sutra? PHILIP: No, de los libros de Ba-Bau. HENRY: Los libros de Ba-Bau? PHILIP: La Señora Smythe está aquí, y si podemos firmar un contrato, vamos a ser sus editores. HENRY: Bien hecho. Vos ocupate de la Señora Smythe, yo me ocupo de la Señorata Wilkinson. PHILIP: No. No te das cuenta que podemos tener al Abuelo Gruñido? A Baby gruñidito? Al Perro Chucho? Toda la familia Ladrido? SRTA. WILKINSON: Qué es esto? La sociedad protectora de animales?

HENRY: Tengo que disculparme pero, por una vez en su vida, el Señor Markham se ha excedido. PHILIP: Si podés abrochar esto, Henry, nuestro futuro está asegurado. SRTA. WILKINSON: Bueno, no veo mucho futuro para mí acá, así que, si no les molesta, podrían salir de la habitación mientras me visto? (Se pone de pie sobre la cama cubriéndose con la sábana.) PHILIP: Buena idea. HENRY: No, por favor. Mi querida Señorita Wilkinson, ni siquiera he tenido la oportunidad de decirle lo encantadora que se ve. Es tal como la había imaginado. PHILIP: Primero lo primero. Te imaginás lo que sería concretar este asunto. HENRY: (Sin sacar los ojos de la Srta. Wilkinson.) Es lo que trato de hacer. JOANNA: (Sale del estudio y llama con urgencia.) Philip! SRTA. WILKINSON: (Asustada.) Y esa quién es? HENRY: (Igualmente asustado.) Su mujer. PHILIP: Las voy a presentar. HENRY: (Lo detiene.) No. PHILIP: No. JOANNA: (Va hacia el hall.) Querido? Henry envuelve a la desnuda Señorita Wilkinson en una sábana y la empuja hacia el vestidor. Al mismo tiempo, Philip recoge el vestido, las medias y el corpiño, se los mete debajo del saco y sale hacia el living para impedir la entrada de Joanna. JOANNA: Phi…

PHILIP: (Entra al living y cierra la puerta detrás de sí.) Qué querés? Qué querés? JOANNA: Vos o Henry. PHILIP: Para qué? Para qué? JOANNA: Bueno, qué están haciendo con esta mujer y sus condenados… (hace un gesto de fastidio con las manos que se presta a confusión con los senos femeninos.) PHILIP: Ni los toqué. Ni los toqué. (Se da cuenta.) Ah, la sra… Henry regresa del vestidor y corre hacia el living. JOANNA: Pudiste ocuparte del problema de Henry? PHILIP: Ni lo toqué. Henry entra. JOANNA: Se puede saber qué diablos pasa…? (Ve a Henry.) Vos no estabas preso? HENRY: Se dieron cuenta que tenían que dejarme ir. JOANNA: Qué suerte. HENRY: Suerte y plata. PHILIP: No me digas que les volviste a ofrecer dos mangos. HENRY: Me costó todo lo que llevaba encima en rifas de la policía. (Saca un talonario entero de rifas y se lo da a Philip.) El sorteo es durante el baile anual de la policía, el 31 de julio. También tuve que comprar las entradas para el baile. (Se las da a Joanna.) JOANNA: Y qué hacemos con la señora Smythe? PHILIP: Sí, qué hacemos?

HENRY: Y, que venga… con cada entrada se puede llevar un invitado. JOANNA: Le voy a decir que estás acá, Henry. (Va rápidamente hacia el estudio.) PHILIP: Y qué vas a hacer con esa chica tuya? HENRY: No te preocupes. Se va a quedar en el ropero, donde la dejé. PHILIP: Pero, por favor! Tenés que deshacerte de ella. HENRY: Después de que hiciste tan buen trabajo de preparación? PHILIP. Eso fue un accidente. HENRY: Que Dios nos ayude si te lo proponés seriamente. PHILIP: Tenés que ocuparte de Olivia Harriet Smythe. HENRY: A propósito, por qué dejó a su antiguo editor? PHILIP: Estaba involucrándose demasiado con el sexo. HANERY: (Mira hacia el dormitorio.) Qué cagada…! PHILIP: Ya lo creo. Así que, primero, sacá del medio a la señorita Wilkinson. HENRY: Es más seguro sacar del medio a la Señorita Smythe. Ahora mismo voy a conseguir que firme uno de nuestros borradores de contrato. PHILIP: Buena idea. Bajá a la oficina a buscar uno. HENRY: Eso, la oficina. Henry sale. Philip saca la ropa de la Señorita Wilkinson de deabjo de su chaqueta y va en puntas de pie hacia el dormitorio. JOANNA: (Off.) Después de usted, señora Smythe. Cuando la puerta del estudio se abre, Philip se zambulle dentro del bar y cierra la puerta. Joanna y la Señora Smythe entran desde el estudio.

SRA. SMYTHE: Es muy, pero muy difícil, Señora Markham. Mi mayor preocupación es qué hacer en la época de apareamiento. JOANNA: (Abriendo la puerta del dormitorio.) Henry… SRA. SMYTHE: No habrá perdido a esos hombres otra vez? JOANNA: Hmmm? No. Alistair entra desde el hall sin ver a la Sra. Smythe. ALISTAIR: (A Joanna.) Me voy. JOANNA. Te vas? ALISTAIR: Voy a salir con Sylvie. SRA. SMYTHE: Quién es Sylvie? JOANNA: (Rápidamente.) No, querido. Philip, Philip, mi amor. (Luego, alegremente a la señora Smythe.) Quiere salir con sylvie. Es nuestra empleada doméstica que es parte de un intercambio cultural. Es tan bueno con ella. (A Alistair.) sylvie ya salió, no te acordás. Vos y el Señor Lodge tienen que estar acá para firmar el contrato con la Señora Smythe, después ella tiene que tomar su tren de regreso a Norfolk y todos podemos vivir felices para siempre. SRA. SMYTHE: Me gusta el giro que le dio a su frase, Señora Markham. ALISTAIR: Voy a dejar todo en manos del Señor Lodge, tengo mejores cosas que hacer esta noche. JOANNA: Querido. (A la Sra. Smythe.) Tiene que perdonar a Alistair. SRA. SMYTHE: Sí, por supuesto… (Luego confundida.) Alistair? Joanna y Alistair se miran. JOANNA. Sí… Alistair… nuestro perro.

SRA. SMYTHE: (Encantada.) No me había dicho que tenía un perrito! ALISTAIR: Ya empezamos de nuevo. SRA. SMYTHE: Dónde está? Por qué no dejan que venga a conocer a la tía Olivia? JOANNA: Es que hoy no está muy bien. SRA. SMYTHE: Ay, tesoro… JOANNA. Habitualmente está aquí, recibiendo a la gente, pero ahora no queremos molestarlo. Está en su cama con un resfrío muy fuerte. (Señala el dormitorio.) SRA. SMYTHE: Pobrecito, mi amor. JOANNA: Puede ser que se recupere más tarde. Mientras tanto, por qué no tomamos algo? SRA. SMYTHE: Bueno, no acostumbro. Es lo mismo que el sexo, no? JOANNA: No. SRA. SMYTHE: En exceso, quiero decir. Uno de mis tíos murió a causa de eso… de la bebida, no de lo otro… JOANNA: Sí. SRA. SMYTHE: Y debería haber visto lo que le hizo a uno de los hombres que me atendía. Pero, puede ser uno chiquito para celebrar el acuerdo! Sin mencionar la luna de miel. (Se ríe entre dientes.) JOANNA: Sí. Servinos algo de tomar, querido. ALISTAIR: Creo que yo también voy a tomar uno. (Va hacia el bar.) JOANNA: (A la Sra. Smythe.) Qué le gustaría? SRA. SMYTHE: Qué me puede ofrecer, Señor Markham?

ALISTAIR: Lo que usted quiera, lo tenemos. Abre la puerta y queda frente a frente con Philip que está sin su saco y con un repasador calzado en el pantalón a modo de delantal. Hace lo posible por lucir como un mayordomo. JOANNA: (Luego de una pausa.) Qué está haciendo ahí dentro? PHILIP: Saliendo, Señora. (Sale tratando de adoptar el caminar de un mayordomo.) JOANNA: (A Philip.) No le había dado la noche libre? PHILIP: Así fue, Señora, pero recordé que había dejado algunos platos por lavar. Joanna y Alistair reaccionan a esta última afirmación. SRA. SMYTHE: Ah, este es el hombre que la atiende? Joanna y Philip se miran. JOANNA: Es nuestro mayordomo. PHILIP: (A la Sra. Smythe.) Buenas noches, Señora. (A Joanna.) Buenas noches, Señora. Se vuelve para quedar frente a frente con Alistair. Con frialdad.) Buenas noches, Señor. JOANNA: (A Alistair.) Pedía algo, querido. ALISTAIR: Eh…? Ah, sí… PHILIP: (Apretando los dientes.) Qué desea el señor? ALISTAIR: Bueno, todos querríamos una copa, Señor Mar – Mar – Martini para mí. Y usted, Señora, digo… vos, querida? JOANNA: Gin con Campari y limón, por favor. ALISTAIR: Muy bien, querida. (A Philip.) Escuchó?

PHILIP: Sí, señor. Un Martini, un gin con campari y limón. ALISTAIR: eso es. (A la Señora Smythe.) Y vos, querida? Digo, Señora… Señora…? SRA. SMYTHE: Smythe. ALISTAIR: Smythe. Sra, smythe: Sherry. ALISTAIR: Sherry. PHILIP: “A votre service.” Philip sale hacia el bar con su caminar de mayordomo. Joanna levanta los ojos al cielo. SRA. SMYTHE: Parece muy agradable. ALISTAIR: Bastante insolente, si me lo pregunta. JOANNA: Querido, por favor. SRA. SMYTHE: Está bien, Señor Markham, puedo entender que esté irritable. Debe estar ansioso por volver a la cama! Sonoro estruendo desde el bar. JOANNA: (Ligeramente sobresaltada.) Epa..! (La puerta del bar se abre, dejando ver a Philip.) Daños? PHILIP: (Asomando la cabeza, categórico.) Algunos vasos rotos. (Vuelve a desaparecer cerrando la puerta.) SRA. SMYTHE: Mientras esperamos al Señor Lodge… JOANNA: Sí, lo siento tanto. No sé dónde se ha metido Henry.

SRA. SMYTHE: (A Alistair.) Bueno, mientras tanto, a lo mejor me puede contar algo acerca de la clase de contratos que suelen firmar con sus clientes. ALISTAIR: Hago un descuento del 20% si el cliente compra su propio papel. Joanna le hace señas para indicarle que está metiendo la pata. SRA. SMYTHE: Perdón? JOANNA: (Alegremente.) No te hagas el gracioso, querido. (A la Sra. Smythe.) Por la observación que Philip acaba de hacer, imagino que el editor se queda con un porcentaje de sus regalías. SRA. SMYTHE: Sí. En el pasado pagaba el 10%. ALISTAIR: La estaban robando. Yo voy a cobrarle el 5. JOANNA: (Precipitadamente.) No! Me parece que Philip debería estar aquí. SRA. SMYTHE: (Señalando a Alistair.) Bueno, acá está. JOANNA: Ah, sí, Philip. Lo que dije es que me parecía que Philips debería estar aquí. SRA. SMYTHE: Quién? JOANNA: Philips. Nuestro mayordomo. Philips. SRA. SMYTHE: (A Alistair.) No es algo confuso? ALISTAIR: No sabe cuánto. SRA. SMYTHE: No veo qué puede tener que ver con esto su mayordomo. JOANNA: No se crea… (Llama.) Philips! PHILIP: (Aparece.) Sí, señora? JOANNA: Yo voy a terminar de preparar los tragos. Me parece que sería mejor si usted asiste a la Sra. Smythe.

PHILIP: Preferiría asistir al Señor Markham. JOANNA: Es tan devoto. (Sale al bar cerrando la puerta.) ALISTAIR: (Disfrutándolo.) Muy bien, Philips, solo voy a hacer un descuento del 50% en nuestra comisión. PHILIP: No, señor! (Luego, sonriéndole a la Señora Smythe.) Si se me permite el atrevimiento. (A Alistair.) Por quér no esperar que su socio, el Señor Lodge, regrese con el contrato. ALISTAIR: No es necesario. PHILIP: Claro quje sí! (Le sonríe rápidamente a la Señora Smythe.) Si se me permite el atrevimiento. SRA. SMYTHE: (A Alistair.) Este Señor Lodge parece ser bastante elusivo. ALISTAIR: Sí. PHILIP: Si se me permite el atrevimiento… SRA. SMYTHE: Qué quiere ahora? PHILIP: Sucede que conozco el paradero del recientemente mencionado señor Lodge. SRA. SMYTHE: En serio? Espléndido. PHILIP: Acaba de bajar a buscar el contrato a la oficina. (Un nuevo estruendo de vidrios desde el bar. Todos miran cuando Joanna aparece.) Qué demoños pasó? JOANNA: (Nerviosa.) Nada, algunos vasos rotos. PHILIP: Qué torpe! SRA. SMYTHE: Tranquili, Philips. PHILIP: Si se me permite el atrevimiento.

JOANNA: (Con firmeza.) Traiga los tragos y basta. (Lo empuja dentro del bar y corre a llamar por el intercomunicador.) SRA. SMYTHE: Cuál es el problema, Señora Markham? JOANNA: (llamando, furiosa.) No, nada. (Para sí misma.) vamos, vamos. HENRY: (Entra desde el hall esperando encontrar solamente a Philip.) Qué gracia… la oficina está cerrada. JOANNA: (Cuelga el teléfono.) Henry, querido! Dónde estabas? HENRY: Tratando de entrar a la oficina. Está cerrado desde adentro. Primero pensé que habría alguien haciendo horas extra… JOANNA: Y…? HENRY: No. Estuve golpeando pero no contestó nadie. JOANNA: No importa. Ya que estás acá, dejame presentarte a la Señora smythe: HENRY: Mi querida Señora. SRA. SMYTHE: El elusivo señor Lodge, presumo. Lo agarré en una noche ocupada? HENRY: Casi. (Rápidamente.) Pero postergué todo lo demás en cuanto supe que usted estaba acá. SRA. SMYTHE: gracias. JOANNA: (Con intención.) Y, por supuesto, Philip está acá. HANERY: Ya lo sé, dónde está? ALISTAIR: Hola, Henry, mi viejo. HENRY: (No entiende.) Eh…?

ALISTAIR: (Palmeándole la espalda.) No esperabas encontrarme tratando un asunto como este, no es cierto? Henry: No, no me lo esperaba. ALISTAIR: Ya me conocés, tu viejo socio “amante de los muebles de caoba y la pintura color crema”. HENRY: (Perdido.) Qué le pasa a Alistair? SRA. SMYHTE: No se preocupe, tiene parásiotos. HENRY: Parásitos? SRA. SMYTHE: Hay una epidemia. PHILIP: Cómo dijo… Henry! Señor Lodge, señor… HENRY: Hmmm… JOANNA: (Rápidamente.) Ya conocés a Philips, no es cierto? HENRY: Philips qué? PHILIP: No, señor, mis respetos. Nos vimos hace un momento. Soy Philips, el mayordomo. HENRY: El mayordomo? JOANNA: el nuevo mayordomo. HENRY: El nuevo… SRA. SMYTHE: Mayordomo. PHILIP: Ahora nos sigue, señor? SRA. SMYTHE: Eso mismo me pregunto yo, nos sigue? HENRY: Casi… y Alistair tiene parásitos.

SRA. SMYTHE: Sí. O moquillo. HENRY: (Perdido nuevamente.) Moquillo? JOANNA: Vos sabés, Henry, nunca fue un perro saludable. HENRY: Ah, un perro…! Un momento. Refrésquenme la memoria, que clase de perro es Alistair? PHILIP: Sucio. JOANNA: No, es un… un… ALISTAIR: Esteee… JOANNA: (Juntos.) ALISTAIR:

Labrador

JOANNA:

Poodle.

(Juntos.)

ALISTAIR:

Poodle.

Labrador.

JOANNA: Mitad y mitad. PHILIP: (Sarcástico.) Muy raro, un “labradoodle”. Me parece que voy a servirme un whisky. ALISTAIR: No mientras trabaja, Philips. Philip detiene su marcha hacia el bar y fulmina a Alistair con la mirada. SRA. SMYTHE: Nunca he visto un “labradoodle”, saben. PHILIP: Como le dije, señora, es muy raro. SRA. SMYTHE: No soy capaz de imaginar el aspecto de semejante cruza. HENRY: (Mirando a Alistair.) 22 centímetros de alto, 1,20 metro de largo y un moño en la cabeza.

JOANNA. Estoy segura que la Señora Smythe querría dejuar terminado el tema del contrato. HENRY: Sí. (Mirando a Philip.) SRA. SMYTHE: Sí, es tiempo de dejar arreglado ese asunto, mis cachorritos me esperan. HENRY: Voy a buscar un contrato. Deme la llave de la oficina, Philip. PHILIP: Philips. HENRY: Como sea que se llame. Deme la llave de la oficina. JOANNA: No! (Se acerca al escritorio.) Ahorremos tiempo, usen el papel que tenemos acá. Saca un block de papel del cajón y una lapicera. Le da el papel a Henry y la lapicera a la Sra. Smythe. Henry saca su propia lapicera y redacta un breve contrato. SRA. SMYTHE: (A Alistair.) Estoy segura que podemos hacerlo simple y directo, Señor markham. (Alistair está perdido en sus propios pensamientos.) Señor Markham! Alistair sigue sin prestar atención, por lo que Philip le da un sopapo en la parte de atrás de la cabeza. Alistair regresa y Philip cambia rápidamente el gesto hacia un cuidado del cabello a los ojos de la señora Smythe. ALISTAIR: Discúlpeme, estaba distraído. SRA. SMYTHE: Caramba! Hubiera jurado que este acuerdo era motivo de interés para usted. HENRY: Claro que los. JOANNA: Claro que sí. PHILIP: Por supuesto que lo es, señora. Y me atrevo a decir que el patrón estaba absorto pensando en la cuestión de la comisión, que debe ser del porcentaje habitual. Y sugiero que, inicialmente, la duración del contrato sea

de tres años. (Coloca la cabeza entre la Sra. Smythe y Henry para ver lo que este escribe.) SRA. SMYTHE: (A Joanna.) Tiene mucho que decir para ser solo el mayordomo. HENRY: (Mientras escribe.) Usted y yo, Sra. Smythe, podemos inicialar este acuerdo ahora y firmar uno más formal en cuanto sea posible. SRA. SMYTHE: Bueno, mi única preocupación, como le decía a la Señora Markham (Mira la cabeza de Philip entre ella y Henry.)… está seguro que puede escucharme? Como le decía a la Señora Markham, mi única preocupación es que su firma no se involucre con el sexo y la inmoralidad. PHILIP: Tantas veces se lo he dicho al señor markham. SRA. SMYTHE: (Mirándose los dedos.) Ah, la lapicera pierde. (se pone de pie.) Puedo usar su baño? JOANNA. Sí. PHILIP: Sí. HENRY: No! PHILIP: No! SRA. SMYTHE: (Sorprendida, vuelve a sentarse.) Ah… PHILIP: (Sin pensar.) El decorador está trabajando en el baño y está hecho un desastre. ALISTAIR: (Afectado.) está divino, no veo por qué no… HENRY: (Rápidamente.) Tranquilo, pibe, tranquilo! JOANNA: Por favor, Henry. Durante el siguiente parlamento, Philip le murmura al oído a Joanna que hay una chica desnuda en el baño.

JOANNA: Si la Sra. Smythe quiere lavarse las manos, no hay motivo alguno por el que no debería usar el baño, que se ve en óptimas condiciones y es… UN HORROR! SRA. SMYHTE: Qué? PHILIP: la decoración es un horror. SRA. SMYTHE: (Poniéndose de pie.) Le aseguro que no me molesta. La Sra. Smythe se dirige hacia la puerta del baño pero Henry corre para llegar antes que ella. HENRY: El que llega primero lo usa primero! Pelito pa’ la vieja! (Entra al dormitorio, cierra la puerta detrás de sí y corre al vestidor a toda velocidad.) SRA. SMYTHE: Bueno, pero, qué hago con mis manchas de tinta? PHILIP: En el estudio hay con qué limpiarse, si a la señora no le importa. (Abre la puerta del estudio.) SRA. SMYTHE: NO, supongo que no, pero eso no disculpa el comportamiento del Señor Lodge. PHILIP: Tiene que perdonarlo, es una vieja herida de guerra. Salen ambos hacia el estudio. ALISTAIR: Qué fue todo eso? JOANNA: No estoy segura pero, creo que Philip tiene una chica desnuda escondida en el baño. ALISTAR: (Se ríe, encantado.) No será mucho para un solo día…? LINDA: (entra precipitadamente desde la puerta principal.) Querida, querida! Desastre! JOANNA: Qué pasa?

LINDA: Lo único que conseguimos en esa oficina es que nos interrumpan. Primero golpearon la puerta, después sonó el teléfono. El pobre Walter está hecho una bolsa de nervios y no pudo hacer nada conmigo. ALISTAIR: Por qué no prueba de darle una taza de té. LINDA: Todo esto lo dejó fuera de combate. JOANNA: Dejame ponerte al tanto. Era Henry. LINDA: Henry? ALISTAIR: No hay problema. Está libre bajo palabra. LINDA: Cómo? JOANNA: Sí, se lo llevaron detenido, pero eso no importa. Ahora está tratando con la Señora Smythe. LINDA: Y esa quién es? JOANNA: No importa, pero no puede verte acá. LINDA: Por qué? JOANNA: Porque Philip es el mayordomo, Alistair es Philip y tenemos un perro en una canasta. Así que desaparecé de acá. LINDA: NO entendí una palabra. ALISTAIR: te olvidaste de la chica desnuda en el baño. JOANNA: Sí! LINDA: pero Henry, dónde está? ALISTAIR: En el baño. LINDA: Ah, no. Esta vez llegó demasiado lejos.

Linda entra al baño hecha una furia, seguida por Joanna y Alistair, que cierra la puerta. JOANNA: Por lo que sé, linda, esa chica es un asunto de Philip. LINDA: de Philip? ALISTAIR: Sí. Así que podría dejar de acosar a su Henry, ahora. Durante el siguiente diálogo aparece Walter, murmurando en voz baja “Lindy-Loo”. Escucha las voces en el dormitorio, pero mientras va hacia allí, la puerta del estudio se abre y se escuchan las voces de Philip y la Sra. Smythe. Muy rápidamente, Walter se mete en el bar y cierra la puerta. JOANNA: Alistair, alguien podría demandarte por las cosas has dicho aquí esta noche. (A Linda.) Y vos, todo lo que necesitás saber es que la Señora Smyhte está en el estudio. Y ahora, andate. PHILIP: (Off.) Después de usted, Señora. SRA. SMYTHE: (entrando.) Muchas gracias. La Sra. Smythe y Philip entran desde el estudio en el mismo momento en que Joanna, seguida por Alistair, empuja a Linda fuera del dormitorio. Todos se detienen al quedar frente a frente. JOANNA: (A Linda, con voz fuerte y clara.) Esta es la Sra. Smythe –la famosa autora- que en este momento está firmando su contrato con el Señor Markham (Señala a Alistair.) y con el Señor Lodge (Señala el dormitorio.) Y Alistair es el perro. LINDA: Eh? ALISTAIR: (Categórico.) Guau, guau. Linda y la Sra. Smythe lo miran estupefactas. PHILIP: (En voz aún más alta.) Y yo soy el mayordomo. SRA. SMYTHE: (Molesta por el volumen.) Es necesario gritar?

PHILIP: Sí! Si se me permite el atrevimiento. JOANNA: (A Linda.) Ahora, chau…? LINDA: Eh… PHILIP: Ahora irse. No volver. (A la Sra. Smythe.) Es extranjera. SRA. SMYTHE: Mi entender. Linda intenta hablar. JOANNA: (A la Sra. Smyhte.) Es la Señorita Haussr (A Alistair.) Sylvie vuelve tarde, Philip. ALISTAIR: Pórtese bien, Sylvie. LINDA: Sylvie? PHILIP: Ah, su inglés mejora. Muy bien, Señorita. JOANNA: (A la Sra. Smythe.) Sylvie es nuestra chica. SRA. SMYTHE: Creí que ya había conocido a su chica. JOANNA: En serio? SRA. SMYTHE: Sí. De piernas largas y camisón corto. JOANNA: Ah, sí. Es nuestra otra chica, Helga. LINDA: Helga? JOANNA: Sí. Helga. Su hermana. LINDA: Hermana? JOANNA: Sí… Puede retirarse, Sylvie. LINDA: Dónde?

JOANNA: Con Helga! Philip se lleva a Linda hacia un costado. PHILIP: Sylvie. Mientras el patrón (Señala a Alistair.) hacer contrato con gan escritora (Señala a la Señora Smythe.) usted ir y hacer montón de sándwiches. LINDA: (Luego de una pausa.) Ia! JOANNA: Gran idea. Todos estamos hambrientos. Qué le gustaría Señora Smythe? Queso, tomate? ALISTAIR: Chucrut, pan de centeno? SRA. SMYTHE: Algo simple. Faisán, si tienen. PHILIP: (Intencionado, hacia Alistair.) La especialidad de la casa es el ganso. SRA. SMYTHE: (Luego de considerarlo.) Nunca lo he probado. Los otros levantan la vista al cielo. JOANNA: (A Linda.) Gracias, Sylvie. LINDA: (Acercándose a la Sra. Smythe.) Auf wiedersehen… JOANNA: (Empujando a Linda hacia el hall.) Pensándolo bien, voy a ir con usted y le voy a explicar lo que tiene que hacer! LINDA: (Divertida.) Oh, ia! (Con marcado acento alemán.) Vamos a la cocinen para hace sanguchen… cómo estuven? JOANNA: Un horror, Señorita Hauser! Joanna la saca a empujones y salen ambas hacia la cocina. SRA. SMYTHE: Me parece, Señor Markham, que esta luna de miel demorada está afectando a su esposa.

ALISTAIR: Podemos llamarlo una postergación. PHILIP: Cancelación estaría mejor. SRA. SMYTHE: (Tierna.) Philips. (A Alistair.) Dónde piensan viajar para la luna de miel? ALISTAIR: Pensamos dejar que transcurra en casa. (Le sonríe a Philip.) SRA. SMYTHE: Y qué es lo que piensan hacer durante todo el día? ALISTAIR: Se sorprendería si le contara! Philip reacciona. SRA, SMYTHE: Debería probar en las afueras de Norfolk. Podría visitar nuestros alrededores. Son como una pintura. El último de los hombre que me atendía había hecho un camino de rosas. Y es tan tranquilo. Por eso los entierro a todos en el jardín. A los perros, no a los jardineros. PHILIP: la única vez que estuve en las afueras pesqué una linda bronquitis. Henry regresa del vestidor seguido por una quejosa señorita Wilkinson. Los diálogos siguientes suceden simultáneamente en cada habitación pero el que predomina es el de la Señorita Wilkinson. SRA. SMYTHE: Me niego a creerlo. HENRY: Sea razonable, por el amor de Dios. PHILIP: Es un hecho. No he regresado desde entonces. SRTA. W: Quiero mi ropa. HENRY; Shhh! SRTA. W: Y quiero irme a casa. SRA. SMYTHE: Pero son parte de nuestra herencia nacional. No está de acuerdo, Sr. Markham? HENRY: Está bien, está bien. SRTA. W: No es gracioso estar envuelta en una Sábana. ALISTAIR: Absolutamente. HENRY: Ya le dije que voy a traerle la ropa.

SRTA. W: Y apúrese. Para este momento, Henry ha empujado a la Srta. Wilkinson nuevamente dentro del vestidor y regresa a la puerta que da al living. SRA. SMYTHE: No puedo aceptar que Norfolk haya tenido algo que ver con su bronquitis, Philips. Todo el mundo lo considera sumamente benéfico. Henry entra, cierra la puerta con llave y se guarda la llave en el bolsillo. SRA. SMYTHE: Ah, Señor Lodge, qué es lo que sabe acerca de los alrededores? HENRY: (Instantáneamente culpable.) Nada, absolutamente nada! Yo no hice nada! SRA. SMYTHE: Eh…? Perdón…? PHILIP: Si el señor me permite el atrevimiento, la señora se refiere a la variedad geográfica de la costa este. HENRY: Ah, ya veo. SRA. SMYTHE: Philips decía que sufre de congestión en el área de Norfolk. HENRY: No es el único lugar en el que tiene problemas. SRA. SMYTHE: Dios nos libre. (A Philip.) Sería más seguro que se quede en casa en el futuro. PHILIP: (Mirando fijo a Alistair.) tengo toda la intención de hacerlo. SRA. SMYTHE: (Mira su reloj.) Y yo tengo que volver a la mía. Dónde están esas notas que había preparado, Señor Lodge? HENRY: Aquí las tiene, Señora. (recoge los papeles de la mesa y se los entrega.) SRA. SMYTHE: colaboración.

Gracias.

Tengo

muchas

expectativas

en

nuestra

Mientras la Sra. Smythe lee, Henry se lleva a Philip hacia un costado. HENRY: La Srta. Wilkinson se está poniendo difícil. Qué hiciste con su ropa? PHILIP: (Murmurando.) Está en el bar. ALISTAIR: Nada de secretos, Philips. Si tiene algo que decir, dígalo en voz alta. PHILIP: Claro que sí, señor. Decía que una ocasión tan auspiciosa merece un brindis. SRA. SMYTHE: Espléndido. Nunca me sirvieron mi sherry. PHILIP: Creo que champagne sería más apropiado. SERA. SMYTHE: delicioso. Un sorbo, nada más. PHILIP: Si me disculpan, voy a abrir una botella. (Hace su caminata rígida de mayordomo hacia el bar.) ALISTAIR: Tenga cuidado, no se vaya a desgarrar. Philip se detiene, lo mira y luego sigue caminando hacia el bar. Abre la puerta y queda cara a cara con Walter, que sale nervioso, con una sonrisa forzada y un vaso en la mano. WALTER: (A Philip.) Hola… (A Alistair.) Hola… (A la Sra. Smythe.) Hola… (A Henry.) Mi tarjeta. HENRY: Usted es nuevo por acá, no? JOANNA: (Entra desde el hall.) Bueno, esos sándwiches van a estar… (Ve a Walter.) Ahhh! Y usted de dónde salió? SRA. SMYTHE: (Señalando el bar.) del mismo lugar que todo el mundo. JOANNA: (A Walter.) Se ha presentado con alguien? WALTER: Eh… no.

JOANNA: Muy bien. Lo presento yo, entonces. La Señora Smythe. WALTER: Buenas noches. JOANNA: Philips, el mayordomo. WALTER: Buenas noches. JOANNA: Y el señor Henry Lodge. WALTER: Buenas noches. (Le quita la tarjeta que le había entregado y la guarda.) PHILIP: Tal vez la señora se permita el atrevimiento de contarnos quién es el caballero. JOANNA: Por supuesto. PHILIP: (Agresivo.) Imagino que debe ser otro de sus… JOANNA: (Rápidamente.) No, no. Es mi suegro. A todos les cuesta digerir esta novedad, luego se vuelven todos hacia Alistair. ALISTAIR: (Luego de una pausa.) Hola, Papi. WALTER: Si… eh… Alistair. PHILIP: Está en la canasta, Señor. WALTER: En la canasta? HENRY: En la canasta. SRA. SMYTHE: (Perpleja.) cuánto tiempo lleva ahí dentro, señor…? WALTER: (Rápidamente.) Pangbourne. ALISTAIR: (Rápidamente.) Spenlow!

JOANNA: (Rápidamente.) Markham! WALTER: Markham. (Luego mira a Alistair.) Markham? JOANNA: ha estado ahí desde que terminó una pequeña reunión que hubo después de la boda. Estaba un poquito bebido. WALTER: Qué boda? JOANNA: Todavía no se le pasa. (A Alistair.) No se acuerda, suegro. Mi boda con Philip. (Señala a Alistair.) WALTER: Ah, sí, sí… ya me acuerdo. SRA. SMYTHE: (A Walter.) Si a su hijo le toma tanto tiempo formalizar su luna de miel como el que le está llevando formalizar este contrato, su mujer nunca será abuela. WALTER: Voy a transmitirle el mensaje. Y ahora, creo que es mejor que me vaya. ALISTAIR: Me parece bien. Mami debe estar preocupada. WALTER: Sabio consejo. SRA. SMYTHE: Señor Markham. PHILIP: WALTER: (Todos al mismo tiempo.) Sí? ALISTAIR: SRA. SMYTHE: (A Philip.) Deje de meter la cuchara en todo, Philips. (A Alistair.) Me refería a su padre, Señor Markham. ALISTAIR: Es a vos, papi. WALTER: Ah. (A la Señora Smythe.) Sí? SRA. SMYTHE: (Refiriéndose a la copa que tiene en la mano.) Sosténgalo bien. El stock de vasos baja de manera alarmante.

WALTER: Ah, sí. Walter regresa al bar mientras Linda entra con un pequeño delantal y una bandeja de sándwiches. LINDA: Damen y caballeren, los sanguchen. Linda se encuentra de pie junto a Henry, que la mira estupefacto. Ella le sonríe con complicidad y luego se vuelve a la Sra. Smythe para hablarle con su penoso acento alemán justo cuando sale Wlater. LINDA: Este siendo más exquisito (Ve a Walter.) chuchut!!! La bandeja vuela por los aires y todos se ponen a tratar de juntar los sándwiches. JOANNA: (Casual, señalando a Linda y Walter.) Ah, ustedes dos no se conocen. (A la Sra. Smythe.) Sylvie se pone muy nerviosa frente a los desconocidos. (En voz alta, a Linda.) No sea tímida, Sylvie. SRA. SMYTHE: (Tapándose los oídos.) Vamos a quedar todos sordos en un momento. LINDA: Soy solo tímida cuando hombre extraño viendo. HENRY: Por qué hablás así? LINDA: Hablar cómo? HENRY: Te anesteció el dentista? JOANNA: Ella es Sylvie, nuestra mucama de intercambio que viene de Suiza a aprender castellano. HENRY: Sylvie…? La mucama…? ALISTAIR: Y el es Walter. PHILIP: El suegro que viene del armario.

LINDA: Suegro? Qué es suegro? JOANNA: (Señalando a Walter.) El es (Señalando a Alistair.) su padre, y apareció de repente. LINDA: Y va yendo de repente? PHILIP: Buena idea, Señor Lodge, empecemos por el suegro… HANERY: Empecemos por el maldito perro… SRA. SMYTHE: Empecemos por nuestro contrato o me voy a casa. PHILIP: HENRY:

(Juntos.)

Un momento, señora. No, por favor.

LINDA. (recogiendo los sándwiches.) Voy a limpiar los sanguchen. Señora Schmidt.

SRA. SMYTHE: No, así están bien. Chancho limpio nunca engorda, no es verdad, Señor Lodge? HENRY: Claro que no. SRA. SMYTHE: (Se inclina mirando su sándwich.) Lo que no me han dado es la especialidad de la casa. PHILIP: Los deseos de la señora son órdenes. (Sin pensarlo, le da una palmada en la nalga.) SRA. SMYTHE: ahhh! La Sra. Smythe queda pasmada al igual que todos los demás, incluyendo a Philip, que se deshace en disculpas gesticuladas. PHILIP: Le pido mil disculpas. SRA. SMYHTE: Qué fue lo que pasó?

PHILIP: lamento decir que fu usted la destinataria de una… (Hace la mímica de una palmada de revés y silba.) SRA. SMYTHE: Por el amor de Dios. HENRY: Le aseguro, Sra. Smythe, que es mucho menos serio que una… (hace la mímica de una palmada con los dedos hacia arriba y silba.) ALISTAIR: Sobre todo si no está acostumbrada. SRA. SMYTHE: Qué bicho le picó, Philips? PHILIP: Estoy profundamente apenado, Señora. Fue un impulso. SRA. SMYTHE: No me cabe duda. JOANNA: No volverá a suceder. Siéntese por favor. SRA. SMYHTE: Sí, me parece lo mejor. (Se sienta mirando a los hombre con desconfianza, pensando que puede recibir otra palmada.) SRA. SMYTHE: En dónde estábamos con el contrato? LINDA: (A Alistair.) Voy a estar en la cocinen si me necesita, señor Markham. ALISTAIR: Gracias, Sylvie. LINDA: (Con reverencias a cada uno.) Gutte nacht, Frau Markham, gutte nacht, mein mayordomen, gutte nacht, suegro, gutte nacht, fraulein Schmidt ny gutte nacht, Herr Stodge. HENRY: Lodge. Me imagino que sabe lo que está haciendo? LINDA: Ia. Yendo a la cocinen. Algo que me lleve? JOANNA: (Mirando a Walter.) Sí, mi papá. LINDA: Ia. Vanga conmigo en la cocinen, me ayuden a lavar los platen. WALTER: Cómo no… los platen? (va hacia el hall.)

JOANNA: Gracias, Sylvie. LINDA. Auf wiedersen a todos. (Se inclina cerca de Alistair.) ALISTAIR: (Sin pensarlo.) Hasta luego, Sylvie. Alistair le da una palmada a Linda, que pega un grito y sale. HENRY: Pero, qué le pasa… SRA. SMYTHE: Qué pasa con usted, hija? ALISTAIR: Estudia canto lírico. SRA. SMYTHE: Podríamos volver sobre el contrato y olvidarnos del canto lírico, de la postergada luna de miel y de la llegada inesperada de su suegro? HENRY: Por supuesto, inmediatamente. Está de acuerdo con los términos? SRA. SMYTHE: Sí, señor. HENRY: Maravilloso. JOANNA: estupendo. PHILIP: Iupiiii! No tengo palabras para decirle lo feliz que… La Señora Smythe fulmina a Philip con la mirada por esta última interrupción, Philip hace una reverencia y retrocede hacia la puerta del dormitorio. HENRY: Está segura de estar completamente satisfecha? SRA. SMYTHE: Sí, todo está bien excepto esta opción de tres años. La Srta. Wilkinson entra desde el vestidor, siempre envuelta en la sábana y, durante el siguiente diálogo irá hacia la puerta del living y tratará de abrirla. Philip escucha los ruidos y se acerca furtivamente hacia la puerta. HENRY: Hagámoslo de siete, entonces.

SRA. SMYTHE: No, no, pensaba en doce meses. HENRY: Nada más? SRA. SMYTHE: Inicialmente. Solo mientras nos conocemos. HENRY: Bueno, no sé si doce meses son suficientes para eso. La Srta. Wilkinson decide no quedarse esperando y golpea la puerta tres veces. Alistair, Joanna y Henry quedan petrificados. La Sra. Smythe se vuelve hacia Philip con aire inquisidor. Philip sonríe y da tres golpes en el suelo con el pie. SRA. SMYTHE: Sra. Markham, es necesario que su mayordomo esté presente? JOANNA: Sí, creo que sí. SRA. SMYTHE: (A Alistair.) Pidió referencias antes de contratarlo, Señor Markham? ALISTAIR: Por supuesto. SRA. SMYTHE: Y de dónde diablos lo sacó? ALISTAIR: (A Joanna.) De dónde lo sacamos? JOANNA: Del Cotolengo de Don Orione. SRA. SMYTHE: Bien, podríamos seguir adelante sin más interrupciones. HENRY: Eso espero. La Srta. Wilkinson vuelve a golpear la puerta y todos miran a Philip, que se ve obligado a improvisar un zapateo al estilo flamenco. PHILIP: Ole! SRA. SMYTHE: Dice que viene del Cotolengo.

JOANNA: Altamente recomendado. SRA. SMYTHE: Yo, en su lugar, lo mandaría de vuelta. HENRY: Vamos a cambiar 3 años por doce meses así, usted y yo, Señora Smythe, podemos inicialar cada cláusula. Philip corre hacia el bar y busca inmediatamente el vestido el corpiño y las medias de la Srta. Wilkinson. Va hacia el dormitorio pero encuentra la puerta cerrada. SRA. SMYTHE: Creo que estoy de acuerdo. HENRY: Espléndido, entonces. (Iniciala la primer cláusula y le pasa el papel a la Sra. Smythe. PHILIP: (Murmurando con voz ronca a través de las hendijas de la puerta.) Espere, voy a buscar la llave. (deja caer la ropa junto al dormitorio y va rápidamente hacia Henry.) HENRY: Muy bien. Ahora, la segunda. Ahora, usted. (Philip le toca el brazo.) Salga de acá. (Le toca el brazo nuevamente.) Salga de acá. SRA. SMYTHE: (Mientras Philip le toca nuevamente el brazo.) Salga de acá…! Si me permite el atrevimiento. HENRY: (Refiriéndose al contrato.) Acá está la uno. Ahora usted. Mientras la Sra. Smythe firma su segunda cláusula, Philip le golpea nuevamente el brazo a Henry. Henry le indica con gestos que vuelva junto a la puerta. Mientras Henry iniciala la cláusula siguiente Philip le mete la mano en el bolsillo del pantalón buscando frenéticamente la llave. Esto hace que Henry se retuerza y se le haga difícil firmar. Al mismo tiempo, trata de evitar que la Sra. Smythe vea sus contorsiones. SRA. SMYTHE: Ahí estamos. HENRY: Y, finalmente, Señora Smythe, nuestras últimas iniciales aquí. SRA. SMYTHE: Sí, sí, creo que con esto terminamos. (Notando los últimos movimientos de Henry.) Qué le pasa… su vieja herida de guerra otra vez?

PHILIP: (Se ha dado por vencido en la búsqueda de la llave y regresa junto a la puerta del dormitorio. Murmura por las aberturas nuevamente.) Espere un poco. (Coloca el vestido y las medias a través de las aberturas de las persianas. La Srta. Wilkinson los jala hacia dentro.) SRA. SMYTHE: Una cosa más, Señor Lodge, necesitamos la firma de testigos. JOANNA: Si me permiten…? SRA. SMYTHE: El testigo debe ser independiente, Sra. Markham. (Llama a Philip.) Philips?

Philip se vuelve justo cuando intenta hacer pasar el corpiño. La señorita Wilkinson ya ha agarrado uno de los breteles pero el otro está enlazado en la muñeca de Philip. LA Srta. Wilkinson sigue tirando, con lo que nconsigue que la mano de Philip golpee la puerta a intervalos regulares. La Srta. Wilkinson da un último tirón para recuperar su corpiño, estrellando violentamente los nudillos de Philip contra la puerta. Philip, que casi pierde la mano a través de la puerta, salta y se retuerce de dolor. La Srta. Wilkinson sale rápidamente hacia el vestidor. SRA. SMYTHE: Y ahora qué le pasa? HENRY: Ese labradoodles… es terrible. SRA. SMYTHE: (Poniéndose de pie.) Ay, déjenme ver a Alistair. Philip, Henry y Joanna tratan de detenerla, y Philip aprovecha para firmar rápidamente todos los papeles. JOANNA: No, no, debe haber vuelto a su canasta, exhausto. HENRY: Además, va a perder su tren. SRA. SMYTHE: Ah, la boca se le haga a un lado. Déjeme asegurarme que tengo el boleto. JOANNA: Puedo ayudarla?

Mientras la Sra. Smythe revuelve dentro de su cartera, Henry se lleva a Philip hacia un costado. HENRY: Te volviste loco, vos? PHILIP: Quería la llave. HENRY: Por qué no me la pediste? (Saca la llave del bolsillo del saco y destraba la puerta del dormitorio.) SRA. SMYTHE: (Que encuentra el boleto.) Acá está. Es un alivio estar con un equipo íntegro y saludable. HENRY: Le vamos a enviar un contrato definitivo antes del fin de semana. SRA. SMYTHE: gracias. Sylvie entra enérgicamente desde el hall, vestida con un piloto y un chall cubriéndole la cabeza, llena de coraje para decir lo que tiene que decir. SYLVIE: Lo siento mucho, Señora Markham, pero vengo a decirle que lo he pensado mucho y no puedo, realmente, seguir quedándome aquí con los abrazos en la cama, los que espían por la cerradura y las palmadas en las nalgas. (La Sra. Smythe mira a su alrededor en busca de una explicación que nadie le ofrece.) Y es inútil que alguien trate de hacerme cambiar de opinión. Lo único que quiero es que Alistair me baje las valijas. SRA. SMYTHE: (Luego de una pausa.) Pobrecito, cómo va a hacer? JOANNA: Esperá hasta que se le pase el moquillo. SYLVIE: (Ignorando este último comentario. A Alistair.) Voy a estar en mi habitación. (Se vuelve hacia Philip.) Quiero que sepa que he sido muy, pero muy feliz con ustedes pero espero que entienda por qué tengo que irme. Adios y gracias por todo. (Sale rápidamente.) Todos se miran desconcertados. SRA. SMYTHE: Perdón, pero, qué fue eso?

Todos quedan paralizados tratando de inventar una explicación. PHILIP: Dios mío. Mi esposa me está abandonando. Se hunde dramáticamente en una silla. Todo el mundo comprende la intención , Joanna y Harry lucen complacidos y la Sra. Smythe consternada. Mientras, la Srta. Wilkinson sale del dormitorio hecha una furia en ropa interior mientras se pone el vestido. Atraviesa el living hasta el hall. La Sra. Smythe la mira atónita. SRA. SMYTHE: Y ella es…? HENRY: … el motivo por el cual su esposa lo está abandonando. SRA. SMYTHE: (A Philip.) Bueno, espero que pueda aprender algo de todo esto. PHILIP: Ya lo creo, señora, ya lo creo. MISS SMYTHE: Les deseo a todos muy buenas noches. PHILIP: La acompaño, señora. SRA. SMYTHE: Me gustaría decir que he disfrutado mucho mi visita. JOANNA: Gracias. SRA. SMYTHE: (Con intención, hacia Philip.) Sí, me gustaría decirlo. (Sale seguida por Philip.) HENRY: Bueno, zafamos. Bien hecho, Jo. (La abraza y la besa en la mejilla.) Y usted también, Alistair. Henry va hacia Alistair pero este se aleja, creyendo que también recibirá un beso. ALISTAIR: No se atreva. HENRY: No sé cómo hicimos para manejarlo pero,ella va a ser la más grande fuente de dinero que hayamos tenido jamás. (Philip regresa.) Felicitaciones, socio.

PHILIP: (Yendo directamente hacia Joanna.) Muy bien, quién era el tipo que salió del armario? JOANNA: No tiene nada que ver conmigo. PHILIP: Ah, no… mirá vos! JOANNA: Y quién era la chica que salió del dormitorio? PHILIP: No tiene nada que ver conmigo. JOANNA: Claro… vio luz y subió, no? HENRY: De hecho, querida, es una telemarketer. JOANNA: Así que ahora los telemarketers van a domicilio? PHILIP: HENRY:

Vos no podés hablar, tenías dos amantes acá… (juntos.) En realidad, lo único que estaba haciendo…

Linda entra en el medio de este parlamento. LINDA: Joanna, querida, me parece que sería… Ahora todos hablan al mismo tiempo. PHILIP: (Junto.) he sido fiel durante quince años, quince largos años durante los cuales mi único esparcimiento ha sido una ronda de golf… HENRY: (Junto.) Me parece, Linda, que tengo derecho a saber por qué tratabas de parecer alemana y te hacías pasar por Sylvie… JOANNA: (Junto.) Cuando pienso en todas las maneras en las que me has llamado esta noche, creo que tenés suerte que no haga las valijas y me vaya… LINDA: (Junto.) No me dirijas la palabra, Henry Lodge, me aguanté tus aventuras durante años y estarías mucho más seguro en la comisaría…

Mientras hablan, Alistair junta su ropa del dormitorio. Luego regresa y los obliga a hacer silencio con un silbido. ALISTAIR: Mientras ustedes se pelean, yo me voy a tomar un par de Bob Martins. (Sale por el hall.) PHILIP: (A Joanna.) Estoy esperando, quién era Walter, el suegro? LINDA: nada de esto tiene que ver con vos, Philip. PHILIP: Ah, no? El Señor Spenlow dale que te dale en el dormitorio mientras Walter espera en el banco de suplentes? JOANNA: Podés escuchar? PHILIP: Dios, lo voy a matar. HENRY: Calmate, viejo, calmate. (Lo palmea en ambos hombros para consolarlo.) PHILIP: Claro, para vos está todo bien. HENRY: (Lo palmea nuevamente.) Ya sé que debe ser terrible, pero perder la cabeza no te va a ayudar. Vamos, Jo, decile la verdad. LINDA: Tampoco tiene nada que ver con ella. HENRY: Ah, no? LINDA: Walter es todo mío. HENRY: Ahí tenés, no tiene nada que ver con ninguno de los… Que es qué!!!? Me estás diciendo que estuviste teniendo una aventura? LINDA: Estuve haciendo lo mejor que pude dadas las circunstancias. HENRY: Dios, lo voy a matar! PHILIP: (Disfrutando de palmear a Henry.) Calmate, viejo, calmate. HENRY: Claro, para vos está todo bien.

PHILIP: (Lo palmea nuevamente.) Ya sé que debe ser terrible… HENRY: Callate! (Luego a Linda.) Me estás diciendo que ese nabo te parece más atractivo que yo? LINDA: No, solo más disponible. HENRY: Muy bien, de ahora en más voy a estar en casa todas las noches. JOANNA: (A Linda.) Bien hecho, querida. HENRY: Vení para acá. LINDA: Dónde? HENRY: A casa. LINDA: Primera parada en el dormitorio? HENRY: No, primera parada en la cocina. LINDA: Para qué? HENRY: Para poner el agua para el té. Ambos salen por el hall. Philip y Joanna se miran por un momento. PHILIP: Mi Jo-Jo. (Se acerca para besarla.) JOANNA: Un momento… la telemárketer, fue la única que se desnudó? PHILIP: Sí. JOANNA: Y vino a desnudarse por Henry? PHILIP: Bueno, vino por Henry… pero se desnudó por mí. JOANNA: (Sorprendida.) Philip. PHILIP: (Con bravura.) Sí, y yo estaba absolutamente…

JOANNA: Qué? PHILIP: Aterrorizado. Joanna se ríe y lo besa. Alistair entra con Sylvie desde la derecha del hall. SYLVIE: Por favor, no nos esperen despiertos. ALISTAIR: Sylvie va a sacara a Alistair a dar una vuelta. Sylvie y Alistair salen por el hall hacia la izquierda. PHILIP: Te voy a decir una cosa. Estuve trabajando demasiado durante años. JOANNA: Es lo que siempre he dicho. PHILIP: Así es. Por eso, a partir de ahora, vos y yo vamos a tener las dos semanas de vacaciones más maravillosas. JOANNA: Fabuloso. Dónde vamos a pasarlas? PHILIP: En la cama. Philip alza a Joanna en brazos y la lleva hacia la puerta del dormitorio mientras la besa. La Señora Smythe entra por el hall y va a recoger su maletín que había dejado detrás del sofá. Se queda petrificada al ver al mayordomo besando a la Señora Markham en el umbral de la puerta. Queda aún más sorprendida cuando ve a Philip entrar al dormitorio y depositar a Joanna sobre la cama. La Sra. Smythe se acerca para espiar a través de la puerta. Philip besa a Joanna subiendo por uno de sus brazos, luego en el cuello para conrinuar en el otro brazo cuando sus ojos se topan con la Sra. Smythe. Queda paralizado. Joanna se hace cargo de la situación y le sonríe graciosamente a la Señora Smythe. JOANNA: (Luego a Philip.) Eso es todo por esta noche. Gracias, Philips. PHILIP: (Haciendo una reverencia.) Muy bien, señora.

Philip camina hacia la puerta indicándole que debe retirarse. La atónita Sra. Smythe comienza a salir mientras cae el TELÓN.