Sandro Botticelli (Historia National Geographic)

BOTTICELLI E L E S P Í R I T U D E L R E N AC I M I E N TO En la Florencia del siglo XV, Alessandro Filipepi, universalm

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BOTTICELLI E L E S P Í R I T U D E L R E N AC I M I E N TO En la Florencia del siglo XV, Alessandro Filipepi, universalmente conocido como Sandro Botticelli, creó alguna de las obras más emblemáticas del arte renacentista, como La Primavera o El nacimiento de Venus ALESSANDRA PAGANO HISTORIADORA DEL ARTE

EL NACIMIENTO DE VENUS

En realidad, el cuadro representa la llegada de Venus, empujada por el soplo del dios Céfiro, a la isla del Amor, Citera, donde una Hora cubre su desnudez. Galería de los Uffizi, Florencia. ALBUM

hijo de un curde pieles, Alesro Filipepi nació orencia en el año . Su sobrenombre, y probablemente a la profesión de uno de sus hermanos mayores, que era batihoja o batidor de oro y se dedicaba a elaborar pan de oro, las láminas doradas que se usaban como elemento decorativo. En Florencia, esta profesión se llamaba battiloro o battigello, de donde pudo derivar el término Botticello o Botticelli. Parece ser que de pequeño, Botticelli tenía una salud delicada. En 1458, el padre afirmó, en una especie de declaración de la renta de la época, que su hijo de trece años era «enclenque», añadiendo asimismo que el joven sta alleggere. Mucho se ha discurrido sobre el significado de esta expresión: según una teoría, se trata de una manera de decir que se dedicaba a estudiar (sta a leggere, «se dedica a leer»); otros creen que se trata simplemente de un error de escritura, porque el padre andro sta a legare legare, esto es, quería decir que Sandro es se dedicaba a «enggastar» piedras preciosas tal vez como apren ndiz de un orfebre. De cualquier m manera, Sandro debía de ser un joven co on talento porque pronto repararon n en él los nuevos vecinos de loss Filipepi desde comienzos de la d década de 1460, los acaudalados V Vespucci (familia a la que perten necía Amérigo, el conocido navegante que daría su propio nombre a u un continente). Probablemente fue essa rica familia quien lo recomendó al gran n pintor Filippo Lippi. El maestro, cercano a la familia de los Médicis, acababa de abrir un taller en la cercana localidad de Prato, y allí Botticelli realizzó sus primeras obras documen ntadas como, por ejemplo, una V Virgen con el AUTORRETRATO DE BOTTICELLLI EN LA ADORACIÓN DE LOS MAGOS. GAALERÍA DE LOS UFFIZI, FLORENCIA. SCALA, FIRENZE

1445 Alessandro Filipepi nace en una casa de Borgo Ognissanti, de Florencia.

1481 El papa Sixto IV llama al artista para que trabaje en la capilla Sixtina.

1483 Pinta cuatro tablas sobre Nastagio degli Onesti, un cuento del Decamerón.

1495 Comienza a ilustrar la Divina Comedia de Dante para Lorenzo de Médicis.

1510 Muere el 17 de mayo y y es sepultado p en la iglesia de Ognissanti.

Niño, que hoy se conserva en Ajaccio (Córcega). Cuando más tarde el maestro se trasladó a Spoleto, Alessandro no lo siguió y comenzó a frecuentar el taller de Andrea del Verrocchio, diez años mayor que él, alrededor del cual gravitaban los mayores artistas de la nueva generación de vanguardia, como Domenico Ghirlandaio y Leonardo da Vinci.

Al servicio de los Médicis En 1470, Botticelli ya se había establecido por su cuenta, abriendo un taller directamente en la casa de sus padres, donde vivía junto al resto de la familia. A diferencia de muchos otros artistas, a Botticelli no le gustaba demasiado viajar. A lo largo de su vida tan sólo salió de Florencia para trabajar en la capilla Sixtina por encargo del papa Sixto IV y para unos pocos desplazamientos más. Mientras, su carrera progresaba rápidamente y en poco tiempo se convirtió en una personalidad de relieve en el ámbito de la cultura humanista promovida en la Florencia de los Médicis. En efecto efecto, en esos años los intelectuanos descubrían el neoplatoles florentin que, partiendo de la nismo, una corriente c Platón, sostenía la supremacía filosofía de P del espíritu ssobre la materia, en un movimiento ascendente que conducía al alma del intelecto y del amor. hacia Dios a través t me el Viejo había fundado, en la En 1459, Cosm Médicis en Careggi, la Academia villa de los M Neoplatónicaa florentina. Allí se reunían inomo Pico della Mirandola, Agtelectuales co no y el filósofo Marsilio Ficino, nolo Polizian traductor de las obras de Platón y teórico del neoplatonismo. La adhesión de Botticelli a la culttura neoplatónica de su época queda repressentada de manera evidente en sus cuatro grandes obras de tema mitológico reaalizadas en la década de 1480: La Primavera, Palas y el centauro, Venus y Marte y El nacimiento de Venus. o que hizo posible estas y otras Lo creaciones de Botticelli fue su relaón privilegiada con los Médicis. ció

El palacio Vecchio visto desde la Galería de los Uffizi, donde se conservan gran parte de las obras del artista florentino.

GIOVANNI SIMEONE / FOTOTECA 9X12

LA MORADA DE LAS OBRAS DE BOTTICELLI

SCALA, FIRENZE

LA ADORACIÓN DEL NIÑO JESÚS

En este fresco, junto a la Sagrada Familia aparece san Juanito (Juan Bautista niño), caso rarísimo en una figuración de la Natividad. Hacia 1476-1477. Basílica de Santa María Novella, Florencia.

Se sabe que en 1475 hizo ya una obra para Giuliano, el hermano de Lorenzo de Médicis, y parece que mantuvo con ellos un trato de gran familiaridad. Lorenzo el Magnífico se burlaba de él en un poema llamándolo «goloso y glotón», aludiendo a los momentos de placer que sin duda habían compartido.

Un solterón impenitente No se tienen noticias sobre las relaciones amorosas de Botticelli. Ya fuera por su dedicación al arte o porque sus inclinaciones fueran otras –consta que en 1502 fue objeto de una denuncia anónima por sodomía–, mostró siempre una abierta aversión al matrimonio, y él mismo contaba que una noche, habiendo soñado que se había casado, se despertó sobresaltado y, por miedo a sufrir la misma pesadilla, se pasó la madrugada vagando por Florencia. Sin embargo, no fue una persona solitaria: Vasari cuenta que le gustaban las compañías y estaba siempre dispuesto a bromear, como muestra la siguiente anécdota. Junto a su taller se había trasladado un tejedor que utilizaba una maquinaria tan ruidosa que hacía temblar las paredes. Ante las protestas del artista, el hombre le respondió que en su casa hacía lo que quería. Como resultaba que el muro de su casa era más alto que el de la casa del tejedor, Botticelli colocó en equilibrio una piedra que, a cada vibra-

ción del muro, amenazaba con caer en la casa del vecino. Entonces el tejedor le pidió que la quitara, pero el artista replicó que en su casa él hacía lo que quería. Con la muerte de Lorenzo el Magnífico en 1492 puede considerarse cerrada la época del primer Renacimiento. Dos años más tarde, Florencia era invadida por los franceses, los Médicis eran expulsados de la ciudad y el predicador Girolamo Savonarola encabezaba una contrarrevolución cultural en nombre de un cristianismo fundamentalista. Botticelli vivió de lleno este cambio de clima. Presa de una crisis interior, se convirtió en seguidor del fraile y compuso obras que revelaban sus nuevas inquietudes religiosas y en las que los historiadores del arte han visto una crítica del régimen de los Médicis. Aunque no es seguro, como pretendía Vasari, que en sus últimos años Botticelli cayera en la pobreza, sí parece que la enfermedad lo obligó a dejar de pintar antes de su fallecimiento en 1510. Para saber más

ENSAYO

Botticelli Barbara Deimling. Taschen Benedikt, Colonia, 2017. Botticelli. Estudio biográfico y crítico Giulio Carlo Argan. Carroggio, Barcelona, 1968. NOVELA

Botticelli: retrato en claroscuro Sophie Chaveau. Editorial Edhasa, Barcelona, 2007.

UNA JOYA DEL GÓTICO FLORENTINO

Fachada de la basílica de Santa María Novella, en el barrio homónimo de Florencia en el que nació Botticelli. PAOLO GALLO / AGE FOTOSTOCK

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FLOR ENTINOS E MINENTES a lo largo de su carrera, Sandro Botticelli ejecutó numerosos retratos para los miembros de las ricas familias florentinas, en primer lugar, para los Médicis. En la Adoración de los Magos se pintó a sí mismo, lujosamente vestido, junto a diversos miembros del clan Médicis, lo que probablemente llamó la atención de los mecenas sobre el

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artista. En su autorretrato, Botticelli vuelve la mirada hacia el espectador para involucrarlo en la escena. Sus retratos se basan en el equilibrio entre la corrección fisionómica y una cierta tendencia a la idealización, como se advierte en el retrato de Giuliano de Médicis. Él y su amada Simoneta Vespucci fueron representados varias veces por el artista.

FOTOS: SCALA, FIRENZE

3 1. Giuliano de Médicis

2. El hermano

3. R e t r a t o v i r i l

Hermano de Lorenzo el Magnífico, en enero de 1475 participó en un célebre torneo en Florencia, ocasión en la que Botticelli realizó para él un estandarte con la imagen de la diosa Palas con los rasgos de Simonetta. Murió apuñalado durante la conjura de los Pazzi en 1478.

El personaje representado es probablemente Antonio, el hermano del pintor. Viste a la moda burguesa de la época, con una sobreveste negra y un gorro rojo. En sus manos sostiene una medalla de Cosme el Viejo, como las que Antonio Filipepi doraba.

Este hombre joven está representado frontalmente, sobre un fondo oscuro que destaca la luz proveniente de la izquierda. Viste una túnica marrón y se cubre con una gorra roja. Sus grandes ojos parecen fijarse intensamente en el espectador.

RETRATO DE GIULIANO DE MÉDICIS. HACIA 1475-1478. ACADEMIA DE CARRARA, BÉRGAMO.

RETRATO DE UN HOMBRE CON MEDALLA DE COSME, HACIA 1475. GALERÍA DE LOS UFFIZI, FLORENCIA.

RETRATO DE UN JOVEN, HACIA 1483-1484. GALERÍA NACIONAL, LONDRES.

UNA LECCIÓN DE BOCC ACCIO en 1483, con motivo de la boda de Giannozzo Pucci con Lucrezia Bini, y quizá por encargo de Lorenzo el Magnífico, pariente de la novia, Botticelli realizó cuatro tablas que ilustran un cuento del Decamerón de Boccaccio. Nastagio degli Onesti es un joven de Ravena enamorado de la hija de Paolo Traversari, la cual no le corresponde. Cada vez que se pasea por un pinar tiene una visión de su enamorada perseguida por un caballero, otro pretendiente que se había suicidado tras verse rechazado.

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En el segundo panel Nastagio se horroriza 1 al ver a su amada muerta 2 y al caballero extrayéndole por la espalda el corazón, que luego arroja a los perros 3. Al fondo se muestra la escena de la persecución 4, que se repetía cada semana. Según la historia, Nastagio organizó un banquete en el pinar 5 en el que logró que los Traversari, al contemplar la visión, aprobaran el matrimonio. Las tres tablas que se muestran aquí se conservan en el Museo del Prado, mientras que la cuarta pertenece a la familia Pucci. ALBUM

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ORONOZ / ALBUM

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ALBUM

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L A PR IM AVER A la célebre obra que Botticelli realizó para Lorenzo di Pierfrancesco de Médicis, il Popolano, evoca un prado primaveral, rodeado de naranjos y lleno de plantas de todo tipo. Son múltiples las interpretaciones que se han hecho de ella en clave mitológica,

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Mercurio, con la mano derecha alzada, agita un caduceo para expulsar a las nubes, que no deben estropear la eterna primavera del jardín.

LA PRIMAVERA DE SANDRO BOTTICELLI. TEMPLE SOBRE TABLA. GALERÍA DE LOS UFFIZI, FLORENCIA.

alegórica o histórica. Quizá la más aceptada sea la de Ernst Gombrich, para quien Botticelli, influido por el ambiente humanístico y neoplatónico de la corte medicea, habría dedicado el tema central al Amor que, bajo influencia de Venus, de sensual se transforma en intelectual.

Las Gracias, servidoras de Venus, que Hesíodo llamó Aglaya, Eufrósine y Talía, danzan cubiertas con velos transparentes que parecen agitados por la brisa.

Cupido, con los ojos vendados, sobrevuela a Flora mientras lanza una flecha hacia la más exterior de las tres Gracias, que entrelaza sus manos con las otras dos.

Venus, vestida de blanco y con una capa bermellón, parece seguir la danza de las Gracias. Junto a ella, el arrayán, su símbolo.

Céfiro, el viento de poniente que anuncia a la primavera, representado como un ser alado de color azulado, trata de agarrar a la ninfa Clori.

Flora, diosa de la Juventud, vestida con una túnica decorada con diversas flores, esparce capullos de rosa que lleva en un pliegue del vestido.

ORONOZ / ALBUM

Clori trata de huir de Céfiro, pero del encuentro entre ambos se han generado los brotes que surgen de su boca.

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además de la primavera y El nacimiento de Venus, la serie mitológica de Botticelli se completa con Venus y Marte (1482-1483) –los dos amantes yacen en un prado rodeados de sátiros que tratan de perturbar el sueño del dios dormido– y Palas y el centauro (hacia 1484). Esta última pintura muestra a la diosa asiendo al centauro por el cabello, un gesto que parece amansarlo. Igual que La Primavera, esta obra se presta a varias interpretaciones. Una teoría, surgida a finales de siglo XIX, sostiene que es

una exaltación de Lorenzo el Magnífico, que se había aliado con el reino de Nápoles para evitar la participación de éste en la liga antiflorentina propugnada por el papa Sixto IV. El centauro representaría a Roma, mientras que Palas, cuyo vestido lleva bordado el emblema de los Médicis, sería Florencia. Al fondo se vería el golfo de Nápoles. En clave neoplatónica, la pintura representaría la victoria de la razón sobre la brutalidad que, aunque armada, se vuelve dócil a su contacto.

PAL A S Y EL CENTAURO

PALAS DOMA AL CENTAURO (ALREDEDOR DE 1484). GALERÍA DE LOS UFFIZI, FLORENCIA.

MONDADORI / ALBUM

VIRGEN CON EL NIÑO. GALERÍA SABAUDA, TURÍN.

botticelli representó con frecuencia el tema de la Virgen, dotándolo siempre de elegancia y espiritualidad. Esto es evidente, por ejemplo, en la Virgen del Magnificat, fechada entre 1481 y 1485. Realizada probablemente para la familia de Piero de Médicis, esta obra supone un verdadero experimento óptico ya que las figuras aparecen como reflejadas en un espejo convexo. El título remite a un pasaje del Evangelio de Lucas, en el que se relata la visita de María a su pariente Isabel para anunciarle su embarazo. En el cuadro vemos cómo la Virgen escribe sobre el libro del Evangelio, sostenido por los ángeles, la expresión con la que se dirigió a Dios durante ese encuentro: Magnificat anima mea Dominum, «Ensalza mi alma al señor». Otros dos ángeles sostienen una corona sobre su cabeza. El Niño Jesús, sentado sobre las rodillas de su madre, señala con un dedo sobre el libro abierto la palabra humilitas, mientras sujeta con la otra mano una granada, símbolo de su futura Pasión.

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FOTOS: SCALA, FIRENZE

L A S M ADONNA S

VIRGEN DEL MAGNIFICAT. GALERÍA DE LOS UFFIZI, FLORENCIA.

HISTORIAS DE LUCRECIA. MUSEO ISABELLA STEWART GARDNER, BOSTON.

L A VIOL ACIÓN DE LUCR ECI A para esta pintura, datada entre 1499 y 1500, Botticelli se inspiró en un episodio de la antigua Roma narrado por Tito Livio: la violación de Lucrecia por Sexto, el hijo del rey Tarquinio el Soberbio, y el consiguiente suicidio de la joven, suceso que llevó al derrocamiento de la Monarquía y la instauración de la República. El cuadro se

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divide en tres escenas: a la izquierda se muestra la violación; a la derecha, el hallazgo del cuerpo sin vida de Lucrecia; en el centro, Lucio Junio Bruto, futuro fundador de la República romana, expone el cadáver de la mujer, empujando al pueblo a la revuelta contra los Tarquinios. La tabla fue realizada probablemente para la boda del patricio florentino Giovanni Vespucci.

BRIDGEMAN / ACI

¿ C r í t i c a d e su t i e m p o ? instauración de la República bajo la égida de Savonarola. Sin embargo, esta interpretación no casa del todo con el hecho de que la obra fuera un encargo de la familia Vespucci, que estaba muy próxima a los Médicis.

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SAVONAROLA EN UNA MEDALLA CELEBRATORIA. MUSEO DE SAN MARCOS, FLORENCIA. NZ

Algunos autores han visto en esta obra de Botticelli una crítica a la tiranía del régimen de los Médicis y una exaltación de las ideas republicanas de libertad. En efecto, así como los Tarquinios fueron expulsados de Roma para instaurar la República, también en Florencia se había asistido en 1494 a la caída de los Médicis (con el exilio del hijo y sucesor de Lorenzo el Magnífico, Piero) y a la consiguiente

SCA

LA

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IRE

IZQUIERDA: AKG / ALBUM. DERECHA: BPK / SCALA, FIRENZE

RETRATO DE UNA JOVEN. HACIA 1475. MUSEO STÄDEL, FRÁNCFORT.

SIMONETTA VESPUCCI. 1475-1480. GEMÄLDEGALERIE, BERLÍN.

MUSA Y MODELO considerada una de las mujeres más bellas de la Florencia del Renacimiento, Simonetta Cattaneo nació en Génova (o en Portovenere) en 1453. A los 15 años se casó con Marco Vespucci y se trasladó a Florencia, donde falleció muy joven, entre 1475 y 1476. Al morir se convirtió en una verdadera musa para los artistas y literatos, que veían en ella la personificación del concepto de belleza. Lorenzo el Magnífico, que se había ocupado de las curas de Simonetta durante la enfermedad que la llevó a la muerte (probablemente tuberculosis), le dedicó hasta cuatro sonetos. Agnolo Poliziano la cantó en las Estancias para el torneo del magnífico Giuliano di Pietro de Médicis, en las que se aludía a un amor platónico entre Simonetta y Giuliano. Sandro Botticelli realizó algunos retratos de damas en los que los críticos han reconocido la fisonomía de Simonetta. También ven un retrato de esta mujer en La Primavera, como Flora, y en El Nacimiento de Venus y en Venus y Marte, como la diosa del amor.

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