Salir de Compras

Apunte: Salir de Compras , la inversion en la imagen Por: Carolina Aubele, Fragmento dellibro – Secretos del vestidor/E

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Apunte: Salir de Compras , la inversion en la imagen

Por: Carolina Aubele, Fragmento dellibro – Secretos del vestidor/Eitorial Aguilar

Ir de compras es un evento maravilloso, pero, si lo concebimos como una inversión y no como un gasto, la salida debe ser pla- nificada: luego de tener claro de qué se compone nuestro guar- darropa (previa limpieza), hay que definir qué necesitamos comprar, cuáles son las prioridades y con qué presupuesto contamos. Lo que se compra es estratégico, cada prenda nueva es un engranaje para optimizar el guardarropa actual. Eso im- plica salir con una actitud bien despierta y estratégica, y hacer rendir el dinero al máximo sin bajar la calidad. El dinero es un medio, una posibilidad, y es también una forma de energía: la transformación de la energía puesta en el trabajo o en los negocios. Si lo malgastamos en ropa, estamos administrando mal esa energía. Con frecuencia las mujeres solemos comprar ropa cuando estamos deprimidas o no nos sentimos bien. Para sentirse bien hay muchas opciones mejores, y tampoco ese es el mejor modo de adquirir nuevas prendas: en esos estados es fácil cometer errores y comprar prendas a las que luego daremos poco uso. Para salir de compras, hay que estar atenta y concentrada en la inversión que vamos a realizar. El set imprescindible es la lista de las prendas clave (para evitar que otras prendas nos distrai- gan de nuestro objetivo), un presupuesto definido (para descar- tar aquello que lo supera) y la carta de colores personal (véase el capítulo 3). A las mujeres descontroladas en los gastos les conviene de- jar la tarjeta de crédito en casa y llevar el efectivo bien guardado: el límite será así el fondo de la billetera. Cuando estamos de viaje en lugares atiborrados de ofertas,

debemos tener los mismos cui- dados: estar de vacaciones no nos libera de la responsabilidad. Actualmente existen empresas que se dedican a asesorar en compras, personal shoppers individuales y grupales. Son ser- vicios que ayudan a concentrarse en los objetivos y optimizan la inversión. En la mayoría de los casos se ahorra mucho más dinero del que cuesta el servicio. Lista de compras

La lista es un elemento clave: hay incluir en ella lo que necesi- tamos y señalar las prioridades, siempre teniendo en cuenta los básicos estratégicos para optimizar el guardarropa. No se trata de comprar prendas nuevas para usar solo esas, sino prendas estratégicas para usar de una nueva forma lo que ya tenemos, con la idea de darle versatilidad y aprovecharlo mejor. En cuanto al diseño, es mejor que las nuevas prendas no sean muy jugadas respecto de las tendencias. Un buen criterio a seguir sería poder usarlas durante los próximos cuatro años. Eso significa comprar calidad, no solo porque dura, sino por- que el diseño perdura. Es preferible comprar poco, pero de la mejor calidad que podamos en base a nuestro presupuesto. El presupuesto y la inversión inteligente en imagen

Para salir de compras hay que definir cuánto dinero gastaremos; el presupuesto tiene que tener una relación lógica con nuestros ingresos y nuestra disponibilidad para invertir en ropa. Pero, más allá de definir el presupuesto para una salida de compras en particular, conviene empezar a racionalizar la inversión en vestuario. Para eso, el camino es determinar cuánto dinero hemos destinado a ropa y accesorios, sin engaños, en el último año o los últimos seis meses, incluyendo desde las prendas utilitarias hasta los caprichos, sin olvidarse de medias, ropa interior y zapatos, ni de las prendas que todavía siguen en el ropero con la etiqueta colgada. Con esa cifra clara, podemos calcular el gasto mensual y el porcentaje que representa de nuestros ingresos. ¿Es lógico? ¿Es excesivo? ¿Podríamos cuidarlo más? ¿Les dimos uso a todas las prendas que compramos? ¿Necesitamos invertir más en ropa? ¿Podemos hacerlo? Es probable que de la suma total surja que tenemos que reformular nuestro modo de comprar. Tal vez hemos adqui- rido muchas prendas a las que no les hemos dado uso, o com- prado ropa poco funcional, o mucha ropa pero pocos básicos; tal vez hemos malgastado mucho dinero en ofertas poco útiles. No importa la cantidad de ropa que compremos, sino su cali- dad, su durabilidad y, sobre todo, la relación entre el costo y el uso. A mayor uso, mayor inversión. A la luz de ese análisis, podemos diseñar un plan estable- ciendo prioridades. Y, como estamos hablando de inversión, la imagen en el trabajo, que es de donde provienen nuestros ingre- sos, tiene que ser la prioritaria. Pero si esa zona la tenemos resuelta y nos falta ropa para el tiempo libre o prendas para ir a gimnasia, esa será la prioridad. Se ahorra mucho dinero teniendo claro qué se necesita y comprando prendas que solucionen problemas.

Comprar ropa porque nos parece barata pero no nos sa- tisface del todo, con la idea de que estamos haciendo un buen negocio, genera la sensación de que lo que tenemos nunca es suficiente. Es preferible invertir en dos buenos trajes de baño, por ejemplo, que comprar cuatro en liquidaciones. Esos dos trajes de baño nos ayudarán a sentirnos divinas y son una buena base para ir renovándolos poco a poco en cada tempo- rada. Es una manera de ir armando un archivo y gastando el dinero de un modo más inteligente. Cómo comprar en liquidaciones y outlets

Los mejores meses para comprar son enero y febrero y junio y julio: es cuando se consiguen los mejores precios y es el mo- mento ideal para acceder a prendas de marca que en temporadaresultan caras. Para aprovechar las liquidaciones y outlets conviene tener en cuenta algunos consejos: �Cuidar que las prendas no estén falladas y que sean de buena calidad. Muchas marcas buenas venden prendas de mala calidad producidas exclusivamente para los outlets, que representan un gran negocio. �Nunca hay que comprar algo chico aunque nos guste mucho y nos resulte útil. Sí se puede comprar algo más grande, pero nunca más de dos talles, porque luego es difícil achicar la prenda sin perder las proporciones del diseño. En caso de que pensemos usarlo la temporada próxima, conviene guardarlo y achicarlo cuando llegue el momento, por si nuestra figura cambia. �Es preferible comprar prendas básicas de muy buena calidad, que funcionen como comodines, que prendas de colores muy jugados o de estilos que son el último grito de la moda de la temporada que se está yendo, porque no van a volver la siguiente. �Adquirir prendas de media estación permite usarlas un buen tiempo apenas compradas. �Nunca hay que comprar algo de lo que no estemos com- pletamente seguras o no nos guste del todo, ni prendas defectuosas o manchadas por más que las vendedoras insistan en que la mancha sale. Cuando nos proba- mos una prenda, hay que atender a esa intuición que tenemos de que tiene algún defecto o no nos queda tan bien. Consumo responsable

No podemos ignorar que la industria textil es una de las más dañinas para el planeta. Los suelos y áreas de siembra se estro- pean por el uso de pesticidas y fertilizantes, y la producción de fibras es tan contaminante como los desechos de tintorerías (cloro y tintes sintéticos) que van a parar a las aguas de ríos o napas. Muchas son las personas que trabajan en la producción de fibras o en las tejedurías y tintorerías que sufren consecuencias dañinas sobre su salud, más allá de las condiciones laborales indignas de muchos trabajadores de esta industria, lindante con frecuencia con la ilegalidad y la esclavitud. Tampoco puede ignorarse el destino de los residuos textiles, se trate de su reutilización, su reciclaje o su eliminación. Los residuos son un gran problema en este mundo. Hoy, aun con la mitad de la humanidad situada por debajo del umbral de pobreza, se consume veinte por

ciento más de lo que la Tierra consigue renovar, y una parte de estos resi- duos son textiles. Si bien es cierto que las fibras sintéticas ofrecen infinidad de ventajas (pueden teñirse con facilidad, las telas son durables y de colores permanentes, los tejidos mantienen su forma y son de secado y plancha fácil), se trata de productos de la industria petroquímica, una de las más perjudiciales para la ecología del planeta, productos que no son biodegradables en absoluto. A partir de la conciencia de los daños provocados al me- dio ambiente o a los consumidores y de las inequidades con los trabajadores vinculados a la industria textil, hace unos años ha comenzado a desarrollarse la ecología textil y el diseño sus- tentable, un método global y completo para la creación de productos y sistemas que no perjudican el ambiente, que son social- mente equitativos y económicamente viables. ¿Qué significa esto? Que el diseño debe ofrecer beneficios mensurables desde el punto de vista ecológico; que debe cubrir las necesidades de todas las personas implicadas en su producción, uso, desecho o reutilización; y que debe ser competitivo en términos de mercado. Si bien es una responsabilidad moral estar al tanto de los problemas de ecología mundial y de cómo revertirlos, es en la sumatoria de pequeñas elecciones en nuestra vida coti- diana donde desempeñamos un gran papel; todos formamos parte de una cadena aunque queramos ignorarlo. Como el consumo activa el proceso industrial, tenemos una responsa- bilidad como consumidores. El consumo inteligente genera cambios.