Romanticismo en Honduras

“Humana” José Antonio Domínguez Si la conozco bien: si sé que es ella frívola y desdeñosa y casquivana; llena de gracia

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“Humana” José Antonio Domínguez Si la conozco bien: si sé que es ella frívola y desdeñosa y casquivana; llena de gracia y como pocas bellas, pero de alma insensible, fría y vana. Si sé que nunca del amor la estrella en su camino ha de brillar ufana porque es su pecho de granito y huela dejar no puede la presión humana. ! Si sé que es tan glacial como la nieve...! Más, a pesar todo, cierto día la vi leyendo y prorrumpir en llanto. Duda extraña de entonces me conmueve: ¿Por qué si esa mujer es tan vacía pudo ante un libro impresionarse tanto? El romanticismo nació en el preciso momento en el que se operaba una violenta transformación social. Revolución burguesa y Romanticismo son fenómenos consubstanciales. Esto equivale a decir que el poeta romántico era portavoz de las ideas principales y aspiraciones de la clase recién surgida, de ahí se impusiera a si un mismo deber, un credo estético: La trascendencia social del verso. En nuestro país el romanticismo penetro sin violencia, pues no vino acompañado de pleitos, estridencias y extravagantes atavíos como en otros países europeos pues todo esto no era más que la expresión exterior de una lucha violenta contra arraigados cánones estéticos, a los que habían dado vigencia los autores neoclásicos. Honduras en estos momentos vivía una época de neurosis que huera algunas sensibilidades, puesto que este mal nace de una inconformidad individual con el mundo exterior. Nuestros escritores y poetas estaban abajo la influencia de una “como enfermedad del espíritu”, es decir atados a una “vena macabra o mal del siglo” que al final los llevaría, a muchos, al suicidio.