Robert Schuman

UNSTA - CEOP HISTORIA DE LA IGLESIA CONTEMPORÁNEA Profesores: Pbro. Lic. Domingo Krpan Fr. Ricardo W. Corleto OAR Alumno

Views 195 Downloads 4 File size 189KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

UNSTA - CEOP HISTORIA DE LA IGLESIA CONTEMPORÁNEA Profesores: Pbro. Lic. Domingo Krpan Fr. Ricardo W. Corleto OAR Alumno: Martín Olszanowski junio 2015

La democracia cristiana de Robert Schuman para el renacimiento europeo de post-guerra

Objetivo del trabajo - ideas principales Se propone el análisis de la trayectoria política y el pensamiento de Robert Schuman (18861963), debido a su activa participación en diversos cargos políticos -nacionales franceses e internacionales- fomentando soluciones de raigambre evangélica para la reconstrucción de la Europa devastada por la Segunda Guerra mundial. Se presentará un panorama general de su vida, su formación profesional, sus influencias intelectuales cristianas (tomismo, Maritain, Blondel, Guardini) y finalmente un desarrollo breve de sus ideas en el ámbito de la política internacional europea de mediados de siglo XX. La vida de Robert Schuman se caracterizó por estar plenamente dirigida hacia Cristo a través de la Eucaristía, que frecuentaba diariamente, así como por un gran fervor hacia la Virgen, como herencia espiritual de su madre. Afirmaba que “somos todos instrumentos, aunque imperfectos, de la Providencia, que se sirve de nosotros para designios que no nos es dado entender”. 1 La espiritualidad que animaba a Schuman ponía en el centro la Palabra de Dios que orientó todas sus acciones. “De ella”, decía, “aprendo a pensar como Dios, en lugar de repetir las consignas del mundo”.

Breve biografía previa a sus funciones ejecutivas para el Gobierno francés Jean-Baptiste Nicolas Robert Schuman nace en Clausen -modesto barrio de la ciudad de Luxemburgo- el 29 de junio de 1886. Por lo tanto, Schuman será un hombre que vive en profundidad los problemas de su época: su biografía está marcada por la idiosincrasia de Alsacia y Lorena, región a la que está vinculado por la procedencia de su familia. 2 Durante sus estudios universitarios en derecho, Schuman se adhiere, en 1904 en Bonn, a una corporación estudiantil llamada Unitas. Esta es una corporación estudiantil de incondicional adhesión a la Iglesia católica creada por los estudiantes de teología y abierta después al resto de facultades. Esta adhesión nos muestra una determinación de formarse y de servir a la 1 SAIZ, José Manuel, La visión cristiana de los padres de Europa, en UNISCI Discussion Papers, Nº 14 (mayo 2007), p. 123 - Universidad Antonio de Nebrija 2 MUÑOZ MARTÍNEZ, María Ángeles, El pensamiento europeo de Robert Schuman, Tesis de doctorado, Universidad Complutense de Madrid, 2012, p. 56

1

sociedad en conformidad con los valores cristianos, en fidelidad a las enseñanzas del Magisterio romano.3 Posteriormente, finalizados sus estudios, se establece como abogado en Metz en 1912 y se compromete abiertamente con los movimientos de acción católica. Se inscribe en la “Unión Popular Católica Lorena” cuya finalidad es propagar el orden cristiano en la sociedad. En 1914 Schuman se ve afectado por una guerra en la que no participa, sino solo desempeñando funciones de soldado secretario durante un año. Los acontecimientos de 19141918 impactan hondamente en la personalidad de Schuman y le conducen a ejercer una opción personal: le rescata de una cierta indiferencia y le lleva a la elección de una patria, a una nación concreta: Francia. En noviembre de 1919 acepta el cargo de representante de la Mosela (departamento francés en la región de Lorena) en el Consejo consultivo asentado en Estrasburgo. El motivo del primer compromiso político de Schuman a la salida de la Gran Guerra es la defensa de los intereses de la Alsacia-Lorena en el complejo proceso de reintegración. Un ejemplo de su labor como líder laico es el trabajo dedicado al tema del Concordato entre Alsacia-Lorena y la Santa Sede.4 Su vida parlamentaria la desarrollará sin discontinuidad desde finales de 1919 hasta julio de 1940. Entrada la Segunda Guerra Mundial Robert Schuman es nombrado por Paul Reynaud, el 22 de marzo de 1940, subsecretario de estado para los refugiados de la zona fronteriza de Alsacia y Lorena (su primer puesto gubernamental ejecutivo), cargo del que dimitió en agosto, cuando Petain instaló su Gobierno en Vichy. De regreso a Metz, fue arrestado en septiembre por la Gestapo durante siete meses.5 Luego, en el tiempo de persecución (mientras el Reich ofrecía una recompensa de 100.000 marcos por su cabeza), Schuman pasa por monasterios y residencias de amigos, estancias que aprovecha para profundizar en sus estudios. Si la experiencia de la Primera Guerra le conduce a la opción por Francia, los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial le obligan a centrarse en la relación franco-alemana y el problema de Europa.6

Contexto social y político post-guerra. Roles políticos ejecutivos de Robert Schuman post-guerra La firma del Acta de rendición incondicional por parte de Alemania se realizó el 8 de mayo de 1945. La paz se hizo efectiva en toda Europa el 9 de mayo de 1945. Schuman asume a la vuelta de la Segunda Guerra Mundial distintas funciones de elevado perfil político, y con cincuenta y nueve años, se convierte en uno de los principales líderes de la IV República: - Asume el ministerio de Finanzas francés casi sin discontinuidad desde junio de 1946 hasta noviembre de 1947 en los peores momentos de la posguerra. - luego, Primer ministro en 1947 - En julio de 1948 se instala en el Quai d´Orsay como ministro de Asuntos Exteriores, permaneciendo hasta diciembre de 1952. Toda su preocupación se orienta en último término a una sola cuestión: cómo salir de la guerra, cómo edificar la paz. En los años agitados de posguerra surgen varios intentos de generar una respuesta europea en una línea de reconciliación y de unión. En 1948 fue convocado el Congreso de La Haya, en el que se hicieron notar dos grandes corrientes europeístas que persisten hasta hoy: a) los que abogaban por una cooperación entre los Estados de naturaleza intergubernamental; b) los que promovían una integración de Estados de carácter federal, con sesión de soberanía a favor de una unión política y económica 7. Schuman hace referencia a las propuestas de Aristide Briand, quizá por ser la de mayor significado político. 8 Considera que “la integración económica no se concibe en el largo plazo sin integración política”.9 Asumiendo su función de ministro de Asuntos exteriores, pronuncia un discurso el día 9 de mayo de 1950 (exactamente 5 años después del cese de la Segunda Guerra) en el Salón del Reloj del Quai d´Orsay. Robert Schuman explicará más tarde que se vio motivado a prestar el brazo político para defender el proyecto concebido por su colega Jean Monnet, quien afirma que 3 LEJEUNE, R. Robert Schuman, un âme pour l´Europe. Editions Saint-Paul. Paris-Fribourg, 1986. P. 45 4 MUÑOZ MARTÍNEZ, María Ángeles, oc., p. 76-79 5 íbid., p. 92-93 6 íbid., p. 101 7 GONZÁLEZ, Flavio F. - SOTO, Alfredo M., Manual de Derecho de la Integración, ed. La Ley, Buenos Aires, 2011, p. 58 8 MUÑOZ MARTÍNEZ, María Ángeles, oc., p. 161 9 SCHUMAN, R. Pour l´Europe. Les Editions Nagel, S.A. Bruselas, 2005. P. 97

2

consideraba a Schuman como una persona “designada para ello”. 10 La relevancia del mismo hace que este discurso, conocido como “Declaración Schuman”, sea uno de los hitos fundantes en la historia de la Unión Europea. Los puntos principales de la son: -La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan. -Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho. -El Gobierno francés propone que se someta el conjunto de la producción franco-alemana de carbón y de acero a una Alta Autoridad común, en una organización abierta a los demás países de Europa. -La puesta en común de las producciones de carbón y de acero garantizará inmediatamente la creación de bases comunes de desarrollo económico, prima etapa de la federación europea, y cambiará el destino de esas regiones, que durante tanto tiempo se han dedicado a la fabricación de armas, de las que ellas mismas han sido las primeras víctimas. -Los principios y compromisos esenciales anteriormente expuestos será objeto de un tratado firmado entre los Estados. La gran preocupación de Schuman radica en cómo evitar que Alemania pueda convertirse de nuevo en un peligro internacional: cómo hacer para que acepte ser un socio pacífico en vez de continuar siendo una amenaza más o menos latente. Consecuentemente, no ve necesaria la política del aislamiento, de mantenerla bajo presión, de infligirle un régimen de restricciones impuestas de fuera conforme al procedimiento poco alentador del Tratado de Versalles. 11 Éste fue el espíritu que forjó el nacimiento de la Unión Europea, con gran apoyo y participación de Alcide De Gasperi (demócrata cristiano italiano, Primer ministro y Ministro de Asuntos exteriores, presidente de la CECA desde 1954) y de Konrad Adenauer (primer Canciller de la República Federal de Alemania, que estuvo al frente del nuevo Estado de 1949 a 1963). La continuación de la historia de la integración: - el 18 de abril de 1951 se firmaría el tratado de París entre seis naciones: Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Luxemburgo y Holanda; formalización práctica de la Declaración Schuman, creando así la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero). - en 1957, los seis firman los Tratados de Roma por los que se creaban la Comunidad Económica Europea (CEE) y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (EURATOM). La elección de Roma, la Ciudad Eterna, como ciudad para la firma de los Tratados CEE y EURATOM fue realizada según Schuman “para que los europeos tomasen conciencia de lo que les une. Queremos volver a hacer una unidad que existió ya en tiempos de la Roma primero pagana y luego cristiana [...] La Europa dividida no ha sabido dar al mundo contemporáneo el mensaje espiritual que necesita. Se trata de saber si Europa podrá retomar el lugar que ocupó en el pasado, que tengamos conciencia de un patrimonio común específicamente europeo y que tengamos la voluntad de salvaguardarlo y de desarrollarlo”. - posteriormente, en 1965, se unificaron aquellas tres instituciones. Después de dejar su puesto de ministro de Asuntos Exteriores, Schuman continuó su tarea política como diputado. Durante esos años se dedicó totalmente al Movimiento Europeo, del que fue presidente desde 1955. En marzo de 1956 recibe en el Vaticano la Gran Cruz de la Orden de Pío IX de manos de Pío XII. En 1958 fue nombrado presidente de la Asamblea Parlamentaria de la Comunidad, hasta 1960, institución que le otorgaría el título de Padre de Europa. Tras su muerte, el 4 de septiembre de 1963, el proceso de beatificación del político francoalemán se inició en junio de 1990 en por la petición de un grupo de laicos franceses, alemanes e italianos los cuales, reunidos en la Asociación “San Benito, Patrono de Europa”, al considerar que el actual beato había practicado las virtudes cristianas en grado heroico. El sábado 29 de mayo de 2004, víspera de Pentecostés, monseñor Pierre Raffin, obispo de Metz, cerró oficialmente la fase diocesana del proceso de beatificación de Robert Schuman para iniciar la fase de canonización.12

Su pensamiento: influencias y doctrina 10 MONNET, J. Mémoires. Fayard (Poche). Paris, 1976. T. 2. 11 MUÑOZ MARTÍNEZ, María Ángeles, oc., p. 135-137 12 SAIZ, José Manuel, oc., p. 120 3

El legado de Schuman se concentra en una pequeña obra titulada Pour l´Europe. Consiste en un compendio de cortes de artículos, conferencias y alocuciones pronunciadas durante su actividad política a lo largo y ancho del mundo, agrupados en torno a grandes temas que encabezan los capítulos. Pour l´Europe ofrece unas directrices que el autor considera imprescindibles para entender la construcción europea y poder continuarla. El pensamiento que Schuman esgrime en su testamento político bebe a su vez de unas fuentes filosóficas precisas. Para comprender el alcance y envergadura de las ideas recogidas en este pequeño libro es necesario introducirnos en aquellas influencias que favorecieron la visión europea y la noción de acción política de Schuman.13 ▪ Tomismo Schuman es introducido en el estudio del tomismo por el obispo de Metz, monseñor Benzler, quien le aconseja estudiar esta dialéctica de conciliación y reconciliación que se propone considerar la realidad en sus convergencias y ofrecer soluciones con ese mismo espíritu. El tomismo le proporciona el instrumento dialéctico en armonía con su naturaleza profunda; se trata de un método de análisis de la realidad a menudo compleja, con sus contradicciones y sus contrastes, y que hay que aclarar. Este ejercicio le permite establecer un orden riguroso en su visión de la realidad. El estudio de la Summa coincide temporalmente con las guerras mundiales, en los años previos a la Gran Guerra y durante la Segunda Guerra Mundial. 14 ▪ Jacques Maritain (a quien conoce personalmente) Schuman halla en la filosofía de Maritain una base actualizada de la filosofía tomista. En su obra Humanismo integral, Maritain habla de política cristiana, de responsabilidad política y de compromiso político de los cristianos. Propone un nuevo concepto de cultura o civilización, que considere toda la diversidad de lo humano, desde lo material a lo espiritual.15 Se puede reconocer aquello en la pluma de Schuman: “la tarea del hombre político responsable que consiste en conciliar, en una síntesis a veces delicada pero necesaria, estos dos órdenes de consideración, el espiritual y el profano”. 16 Este espíritu es para Maritain un “espíritu de fraternidad”. Robert Schuman dice al respecto: “Que esta idea de una Europa reconciliada, unida y fuerte sea además la palabra de orden para las nuevas generaciones deseosas de servir a una humanidad por fin liberada del odio y del miedo, que aprende de nuevo, tras muy amplias divisiones , la fraternidad cristiana”. 17 Schuman continúa el desarrollo de un resumen de las ideas de Maritain: “El cristianismo ha enseñado la igualdad por naturaleza de todos los hombres, hijos de un mismo Dios, por el mismo Cristo, sin distinción de raza, de color, de clase y de profesión. Es necesario reconocer la dignidad del trabajo y la obligación para todos de someterse al mismo. Él ha reconocido la primacía de los valores interiores que únicamente ennoblecen al hombre. La ley universal del amor y de la caridad ha hecho de todo hombre nuestro prójimo, y sobre ella reposan desde hace tiempo las relaciones sociales en el mundo cristiano. Toda esta enseñanza y las consecuencias prácticas que se desprenden de ella han transformado el mundo”. 18 ▪ Maurice Blondel, quien argumenta si “el hombre en la ciudad, ¿puede sentirse soberano? Para comprometerse en política, ¿debe consentir a todas las cadenas y renunciar a su destino? ¿Cómo puede asumir la inmensidad de su responsabilidad ante los hombres, ante él mismo o ante Dios?” La originalidad de Blondel reside en que abarca la acción humana en todas sus dimensiones -individual, social, moral y, sobre todo, religiosa-, y en que muestra la conexión íntima de estos diferentes aspectos. Desde su encuentro con el pensamiento de Blondel, Robert Schuman tiene una respuesta, satisfactoria para la mente y el corazón, a la aparente contradicción entre la atracción profunda que siente por la mística de la contemplación y la llamada oscura que percibe para entregarse a la ascesis de la acción. 19 ▪ Romano Guardini, La idea de la instauración de la paz definitiva en Europa que Schuman propugna se inspira a la vez en la influencia de contemporáneos como Romano Guardini. En 1947 Schuman, en calidad de presidente del Consejo y antes de asumir el cargo de ministro de Exteriores, recibe al filósofo con ocasión de su paso por París. Guardini le expone el objeto de su 13 MUÑOZ MARTÍNEZ, María Ángeles, oc., p. 113 14 íbid., p. 114 15 íbid., p. 117 16 SCHUMAN, R. Pour l´Europe. Les Editions Nagel, S.A. Bruselas, 2005. p.56 17 íbid., p. 43 18 íbid., p. 52-53 19 LEJEUNE, R., oc., p. 134 4

conferencia: la guerra moderna se ha convertido en totalitaria y revela un absoluto que se vuelve contra la existencia humana como tal. Será necesario que la paz tome también un carácter que no había tenido antes, que su conclusión no sea solamente una cuestión de prudencia sino también de audacia.20 El pensamiento de Robert Schuman se asienta entonces sobre ejes sólidos y complementarios. El estudio filosófico que arranca con la obra de Tomás de Aquino le abre nuevos horizontes para desarrollar su obra política en comunión con las exigencias interiores: la comprensión del hombre como persona y la dimensión social del ser humano halla su continuidad en las reflexiones de Jacques Maritain y Maurice Blondel en torno al personalismo existencial, la democracia y la acción en coherencia con la razón. También su pensamiento tiene raigambre en el Magisterio de los romanos pontífices de su época, así como en la sobresaliente Doctrina Social de la Iglesia iniciada fundamentalmente por León XIII. Schuman logra esta síntesis gracias a una característica propia que marca su modo de analizar las situaciones. 21

Planteos de solución por vía de una comunidad de integración democrática (exposición teórica) La manera anteriormente expuesta de reconstruir Europea será conocida posteriormente como el método funcionalista de la integración que, frente a las posiciones de corte federal clásico, persigue alcanzar fines políticos mediante el logro de objetivos parciales en sectores concretos, descartando, en consecuencia, cualquier clase de construcción política global y cerrada. El programa organizativo europeo se articula en torno a la idea de la “comunidad”, base dinámica de cualidades propias y elevado valor simbólico que acoge naturalmente un “espíritu europeo” germen de identidad.22 Indica que “se deberá buscar de común acuerdo una paz que no sea solamente una liquidación de la guerra sino una construcción de futuro”. 23 Schuman muestra una posición absolutamente clara acerca de lo que considera el objetivo final de la política-Europa: la integración. Integración quiere decir que debe existir una autoridad que puede expresarse e imponerse de otro modo que por el acuerdo unánime. En otras palabras, pueden existir decisiones mayoritarias que sean admitidas y que coaliguen y comprometan a la minoría.24 Propone asimismo una integración sin fusión sino una integración “a base de solidaridad y de confianza progresiva”. “Por estas bases que el proceso de unión de los pueblos europeos se realiza por la vía de la “integración” en una comunidad y no mediante una fusión de otro orden”.25 No se trata de fusionar Estados, de crear un super-Estado, por dos motivos relacionados con los Estados europeos y su diversidad 26: 1. los Estados europeos son una realidad histórica, por lo que sería psicológicamente imposible hacerlos desaparecer; 2. su diversidad, sus particularidades son un factor de enriquecimiento, por lo que no hay que nivelarlas ni igualarlas. Schuman distingue, a grandes rasgos, tres grandes etapas de realización de la integración27: I. El inicio del proceso de integración. Se debe superar le morcellement, el aislamiento, la rivalidad. Se debe romper con los antagonismos de carácter histórico. II. En una segunda etapa se trabaja en la creación de comunidades europeas de carácter sectorial: en la economía, en el ámbito militar y en lo político. III. Una tercera fase en la integración europea se constituiría a través de una fusión parcial de las instituciones políticas, es decir, mediante la creación de un Parlamento europeo. Robert Schuman dedica en su testamento político Pour l´Europe un capítulo íntegro a lo que denomina “le morcellement de l´Europe”, o la división europea. Señala que “el espléndido aislamiento se ha convertido en un error, en una pretensión insostenible. El patriotismo, este 20 MUÑOZ MARTÍNEZ, María Ángeles, oc., p. 142 21 íbid., 132-133 22 íbid., p. 39 23 SCHUMAN, R. Pour l´Europe. Les Editions Nagel, S.A. Bruselas, 2005. p. 84-85 24 SCHUMAN, R. Extracto de una conferencia ante el Rotary Club de Luxemburgo el 3 de noviembre de

1956. En Joer Schuman Plang. Robert Schuman, Jean Monnet et les débuts de l´Europe. Centre d´Etudes et de Recherches Européennes Robert Schuman. Luxembourg. 2000. P. 109 25 SCHUMAN, R. Discurso pronunciado al recibir el título Doctor Honoris Causa del Colegio Católico de Altos Estudios Económicos y Sociales de Tilbourg (Países Bajos) 26 SCHUMAN, R. Pour l´Europe. Les Editions Nagel, S.A. Bruselas, 2005. P. 26 27 SCHUMAN, R. “Le sens de la politique européenne”. Gala anual del Círculo Francés de Ginebra de 1951.

5

sentimiento noble que ha forjado las naciones, que las ha propuesto y hecho cumplir tareas magníficas, se ha desviado con frecuencia, degenerado en intolerable fanatismo y se ha convertido de este modo en una fuente constante de inseguridad y de divisiones fratricidas. Nosotros no somos, no seremos nunca negadores de la patria, olvidadizos de los deberes que tenemos respecto a ella. Pero por encima de cada patria reconocemos cada vez con más claridad la existencia de un bien común superior al interés nacional, este bien común en el que se funden y confunden los intereses individuales de nuestros países”. 28 Schuman sabe que los impedimentos de tipo psicológico del nacionalismo se incrementarán cuando trate de abordar abiertamente una colaboración con el “enemigo de ayer”. El nacionalismo, es a ojos de Schuman una dificultad para abordar la construcción de Europa: éste no admite ningún abandono de soberanía, no reconoce ninguna autoridad que pueda tomar decisiones fuera del poder nacional; en el seno del nacionalismo la soberanía no puede por definición ser objeto de renuncia, ni siquiera parcial. El nacionalismo es una concepción, a su juicio, intransigente.29 El dilema europeo hay que enfocarlo entonces desde una perspectiva de poder. La tesis de Schuman defiende que lo importante es el beneficio de la nación y, si para alcanzarlo es necesario emprender otro modo de gestionar la soberanía, el Estado no debería tener problema en acceder a ello con tal de que el interés nacional salga fortalecido. Llegado el caso de construir una comunidad, no se pretende sustraer soberanía a la nación sino gestionar parte de la misma de otro modo. Entiende a esta situación de Europa como un problema de índole moral y ofrece una solución a la medida del problema, solución también moral. En calidad de Presidente de la Asamblea Parlamentaria Europea afirma en 1958 que “Europa es una asociación de pueblos de base social y humana, que participa así de lo espiritual y de lo moral. Ella se eleva por encima de las contingencias de la evolución material”.30 De esta manera, evidencia la primacía del orden espiritual sobre los egoísmos nacionalistas. Habla de ello en un discurso pronunciado el 30 de septiembre de 1949 en Nueva York: “En esta edificación de un mundo nuevo somos conscientes que la técnica política liberada por ella misma no sería nada sin el espíritu que debe orientarla. Es por lo que, en todo lo que intentamos en común ponemos el acento en las tareas espirituales y culturales”. Propone a Europa como la apertura de una nueva vía, con un mensaje claro para el mundo: las rivalidades antagónicas pueden sustituirse por relaciones pacíficas a través de lazos de cooperación regional. “Escojo el término de ‘Europa’ para darle un contenido eminentemente significativo, un valor de programa”. “Europa representa una unión de países libres e iguales en derechos, sin discriminación de países vencedores y vencidos; una unión con la garantía establecida por el control mutuo en una cooperación permanente”. 31 Sin duda la principal aportación y novedad de Europa es el valor de la unidad, propio de la concepción comunitaria. A pesar de las respuestas que el proyecto comunitario europeo ofrece a múltiples cuestiones, dicho proyecto se enfrentó a críticas de diversa índole: unas vinculaban la idea europea con lo que se denominó ‘la Europa Vaticana’ o la influencia sospechosa de la Iglesia católica en la creación de Europa. Otras procedían de los escépticos sobre el proyecto europeo. En relación al primer tipo de crítica, en una conferencia impartida en Sainte Odile el 15 de noviembre de 1954, Schuman afirmó que: “la ‘Europa vaticana’ es un mito. No se toma de la Santa Sede ni su inspiración ni consigna. No obstante, sí es cierto que los cristianos de hecho han jugado un papel importante, preponderante a veces, en la creación de las instituciones europeas”. Así lo expresará posteriormente Pablo VI al comentar que “Nos parece que existe una convergencia entre todos estos esfuerzos y lo que la Iglesia pretende hacer en conformidad con las líneas directrices del Evangelio. En efecto, estos esfuerzos no pueden menos de contribuir a la unión de pueblos tan ricos en ideales, en tradiciones y energías como son los pueblos de Europa. 32 Todo aquello deja claro el importante papel del laico en la vida y la misión de la Iglesia, responsabilidad cristiana que vendría ampliamente definida tanto por el Concilio Vaticano II en

28 SCHUMAN, R. Pour l´Europe. Les Editions Nagel, S.A. Bruselas, 2005. P. 39-43 29 MUÑOZ MARTÍNEZ, María Ángeles, oc., p. 150 30 SCHUMAN, R., Debates de la Asamblea Parlamentaria Europea. 21 de octubre de 1958. 31 SCHUMAN, R. “Pourquoi et comment faire l´Europe?” Conferencia pronunciada en Friburgo en julio de

1953. 32 PABLO VI, Discurso a la Comisión de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, lunes 5 de mayo de 1975.

6

la Constitución apostólica Lumen Gentium, como por Juan Pablo II en la Carta Encíclica Christifidelis laici (1988).33 Además, expresa que “muy al contrario, no se tiene por objetivo reconstruir un imperio cristiano, a la imagen del de Carlomagno ni de sus sucesores. Tal interpretación de las intenciones de los promotores de la idea europea -afirma- es un sin sentido en una época en la que no existe la unidad de la fe, ni la continuidad dinástica, pero en la que el régimen democrático es la regla con su alternancia de los gobiernos, de las mayorías y de los hombres en el poder. La adaptación a las condiciones propias de los tiempos contemporáneos, el realismo al fin y al cabo, es la mejor justificación. Lo que sí aporta la Iglesia a la tesis europea es el apoyo moral de su propia doctrina y la adhesión de los fieles que escuchan sus consejos.34 Una solución de adaptación: la supranacionalidad democrática La solución comunitaria que tiende a la unidad de asociación federativa sería una fórmula incompleta si no se acompañara de un método adecuado para alcanzar tal fin. Schuman pone en práctica la “supranacionalidad”, un método que atiende a los objetivos y fines establecidos. La idea de la supranacionalidad que Robert Schuman pretende imprimir en el proyecto de comunidad estaba muy influenciada por la visión de superar, aparte del conflicto franco-alemán, otra divergencia de carácter histórico: la profunda división que se había producido en la Cristiandad desde la Reforma.35 Uno de los elementos nucleares de esta división era la distinta concepción de la libertad que propugnaban protestantes y católicos: - el protestantismo, y posteriormente el modernismo como una versión secular del mismo, afirmaban un concepto negativo de libertad en el sentido de separación de todo lo que es ajeno a ella. Se trata de un concepto de libertad autónomo. - el catolicismo, por su parte, propugnaba un concepto de libertad positivo. Schuman toma como base su estudio de la Doctrina Social de la Iglesia y se apoya en la influencia del Magisterio pontificio en su intento contemporáneo -desde León XIII- de encontrar un lugar para la libertad negativa dentro del marco general de la libertad positiva. Esto lo logra con la enunciación de dos principios básicos desarrollados desde la filosofía tomista 36: 1. por un lado, la subsidiaridad que sería como el aspecto legítimo de lo que ha sido conocido como la libertad negativa. 2. por otra parte, la solidaridad: denominación de la libertad positiva desde la encíclica Summi Pontificatus (1939) de Pio XII, en las consecuencias sociales enunciadas por la Iglesia. Desde la Iglesia Católica, Pío XII abogó de manera crucial por la creación de instituciones permanentes que dieran cuerpo a la sociedad supranacional a través del uso de tratados entre potencias soberanas que establecieran una “suprema autoridad” sobre ellas. 37 Elementos imprescindibles de la supranacionalidad:38 1. Existencia de una autoridad común reconocida y libremente aceptada. 2. Sometimiento a una disciplina común. 3. Puesta en común de recursos y esfuerzos. 4. Implementación de una acción concertada, es decir, unidad de acción. Schuman pone como ejemplo el caso de la CECA. Sus instituciones eran39: - Alta Autoridad, integrada por funcionarios independientes de los Estados - Consejo de ministros, para facilitar la colaboración con los Estados - Asamblea Parlamentaria, integrada por parlamentarios naciones con la función de ejercer un limitado control político - Tribunal de Justicia Sin embargo, la supranacionalidad contempla una excepción en su desarrollo: no puede aplicarse en el campo de la cultura, respetuosa de todas las particularidades. 40 Esta excepción 33 SAIZ, José Manuel, oc., p. 122 34 SCHUMAN, R. “Est-il trop tard pour faire l´Europe?” 29 de enero de 1957. 35 MUÑOZ MARTÍNEZ, María Ángeles, oc., p. 227-227 36 FIMISTER, A. Robert Schuman: Neo-Scholastic Humanism and the Reunification of Europe. En la serie “Phislosophy & Politics”. Ed. Peter Lang. Bruselas, 2008. P. 253-254 37 íbid., p. 255 38 MUÑOZ MARTÍNEZ, María Ángeles, oc., p. 228 39 GONZÁLEZ, Flavio F. - SOTO, Alfredo M., oc., p. 60

7

muestra cómo la comunidad europea no responde a un proceso de fusión, no implica un sentido de “homogeneización”. Schuman piensa que la supranacionalidad sólo será posible mediante la aplicación de políticas de carácter democrático; y muestra una doble inquietud al abordar la cuestión de la integración política: quiere transponer al plano europeo un ejercicio democrático pero considera que tal ejercicio debe ser la realización de una “verdadera democracia”. Así: “Europa es la puesta en obra de una democracia generalizada en el sentido cristiano del término”. 41 Manifiesta siguiendo presupuestos de Maritain que “la democracia será cristiana o no será. Una democracia anticristiana será una caricatura que degenerará en la tiranía o en la anarquía. La posición del demócrata puede definirse de este modo: le es imposible aceptar que el Estado ignore sistemáticamente el hecho religioso, que se le oponga tomando partido hasta rozar la hostilidad o el desprecio. Es sorprendente infravalorar y restringir la misión del cristianismo reservándole únicamente la práctica del culto y las buenas obras. Sin pretender dar una receta infalible en los problemas de orden práctico, la Iglesia se preocupa de la salvaguarda de los grandes intereses de la persona humana: su libertad, su dignidad, su desarrollo. Se opone a todo aquello que pueda obstaculizarlos.”42 Finaliza comentando que “en la democracia no hay lugar para ningún dogmatismo que de ninguna manera puede pretender imponer verdades inmutables y absolutas, que sólo han sido reveladas y sancionadas por Dios, el único maestro y juez de las conciencias.” 43

Conclusiones Habiendo recorrido brevemente el pensamiento y la obra de Robert Schuman, se pone claramente de manifiesto la relevancia que han tenido sus intervenciones en la reconstrucción de la Europa contemporánea tras la Segunda Guerra Mundial. Especialmente se remarca su adhesión al Magisterio de la Iglesia y el carácter cristiano de su pensamiento, fundamento y principio de las políticas de integración que propuso ante esta situación de crisis. Junto con Alcide De Gasperi (1881-1954) en Italia y Konrad Adenauer (1876-1967) en Alemania fueron los iniciadores de un movimiento de cohesión europea que desembocará en la actual Unión Europea.44 Reconociendo sus méritos como “Padres de Europa”, Juan Pablo II -citando a Schuman- señala su el carácter central de su actuación: “servir a la humanidad al fin liberada del odio y del miedo, y que vuelve a aprender, tras demasiado largos desgarrones, la fraternidad cristiana”.45

40 SCHUMAN, R. “L’ Europe est une communauté spirituel et culturelle”. Mesa sobre Europa en Roma, 13-

16 de octubre de 1953. 41 SCHUMAN, R. Pour l´Europe. Les Editions Nagel, S.A. Bruselas, 2005. P. 49 42 íbid., p. 60-63 43 íbid., p. 65 44 LABOA, Juan M., Historia de la Iglesia IV: Época contemporánea, BAC, Madrid, 2002, p. 318 45 JUAN PABLO II, Discurso a la Asamblea Parlamentaria del Consejo Europeo, Estrasburgo, 8 de octubre de 1988.

8