Revista - El Correo de La Unesco. 1965.04

Revista - El Correo de La Unesco. 1965.04Descripción completa

Views 81 Downloads 0 File size 7MB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

ventana abierta sobre el mundo

m

MYCO

Abril 1965 (año XVIII) España : 13 p¡ setas

re

y v...

,-_ s¿£( '.'s %

" *.

-

México : 2,60 pesos

fc-

pi'

Wß 'y

. > vT .

rx»;->

3

£á>

.

h .

1

¿j .'.(*

-'-¿I

s

pri'*r- Í ...

1 iá

%ê*

JG

Fotos

USIS

EL GRAN EMANCIPADOR. Arriba, la gigantesca estatua de

Unidos, y celebra asimismo el centenario de

Abraham Lincoln parece contemplar la vasta multitud reu¬

definitiva

nida en el Lincoln Memorial de Washington,

a la Constitución de los

D.C., a fin de

de

la

esclavitud

en

virtud

Estados

de

Unidos

la

la

abolición

Enmienda

XIII

(18 de diciembre

apoyar la legislación de los derechos civiles. El mundo con¬

de 1865). Abajo, parte de los dos millones de personas que

memora

suben cada año por la ancha escalinata del Lincoln Memorial

cuya

este

año

el

centenario

Proclamación de la

de

la

Emancipación,

muerte

en

de Lincoln,

1862,

abrió

el

camino de la libertad para los esclavos negros en los Estados

para honrar la memoria del gran héroe civil que luchó por la causa de la igualdad de los hombres.

.i"'*"

El

VENTANA

ABU HT A SOBRt

IL

MUNDO

'

Correo

ABRIL 1965 - AÑO XVIII

PUBLICADO

EN UNA

9

SOLA

RAZA :

LA

RAZA

HUMANA

EDICIONES por Georghi F. Debetz

Española Inglesa

8

LOS

Francesa

TION

Rusa

Un

ASPECTOS

BIOLÓGICOS

DE

LA

CUES

RACIAL

documento

fundamental

Alemana Arabe 12

Norteamericana

EL

PORVENIR

DEL HOMO

SAPIENS

Cómo lo ve un biólogo

Japonesa

por Jean Hiernaux

Italiana

16

EL DESCUBRIMIENTO Los

Publicación

mensual

de la

UNESCO

mecanismos

por Jean

(Orga¬

de

la

DE JOHANN

MENDEL

herencia

Rostand

nización de las Naciones Unidas para la Educa¬

ción, la Ciencia y la Cultura). Venta y distribución Unesco, Place de Fontenoy, Paris-70 Tarifa

de

suscripción

anual : 10

20

EL APARTHEID

EN

SUDAFRICA

francos.

Una gran encuesta de las Naciones Unidas

Bianual: 18 francos. Número suelto: 1 fran¬

co; España : 13 pesetas: México : 2.60 pesos.

28

BIBLIOGRAFÍA

Los artículos y fotografías de este número que llevan el

signo © (copyright)

no pueden ser reproducidos. Todos

los demás textos e ilustraciones pueden reproducirse, siempre que se mencione su origen de la siguiente manera : "De EL CORREO DE LA UNESCO", y se agregue su fecha de publicación. Al reproducir los articulos y las fotos deberá constar el nombre del autor. Por lo que respecta a las foto¬ grafías reproducibles, éstas serán facilitadas por la Redacción toda vez que se las solicite por escrito. Una vez utilizados estos materiales, deberán enviarse a la Redacción dos

Publicaciones sobre

29

TODAVÍA

34

LOS

se

las

cuestiones

esta

a

raciales

tiempo

ejemplares del periódico o revista que los publique. Los artículos firmados expresan la opinión de sus autores y no representan forzosamente el punto de vista de la Unesco o de los editores de la revista.

LECTORES

NOS

ESCRIBEN

Redacción y Administración Unesco, Place de Fontenoy, Paris-7* Nuestra

portada

Director y Jefe de Redacción

Sandy Koffler

Subjefe de Redacción René Caloz Asistente del Jefe de Redacción

Los

Lucio Attinelli

Redactores Principales Español : Arturo Despouey

a

la vez

aquí

dos

fotografías,

una

en positivo, la otra en ne¬

Francés : Jane Albert Hesse

Inglés : Ronald Fenton Ruso : Victor Goliachkoff

Alemán : Hans Rieben (Berna) Arabe : Abdel Moneim El Sawi (El Cairo) Japonés : Shin-Ichi Hasegawa (Tokio) Italiano : Maria Remiddi (Roma) Ilustración : Phyllis Feldkamp

hombres son

diferentes y semejantes. He

gativo, de la misma escul¬

No

tura

1965

de

Antoine

Bourdelle.

Foto Museo Bourdelle, París.

65.1.201

E

Con ocasión de este número especial sobre las razas. EL CORREO DE LA UNESCO cumple en recordar la labor realizada por Alfred

Documentación : Olga Rodel

Métraux

Composición gráfica Robert Jacquemin

programa de la Unesco sobre las cuestiones raciales.

La correspondencia debe dirigirse al Director de la revista.

M.C.

4

(1902-1963),

quien

durante

13 años estuvo

a

cargo

del

UNA SOLA RAZA LA RAZA

HUMANA por Georghi F. Debetz

El 18 de agosto de 1964, en Moscú, un grupo de 22 hom¬ bres de ciencia reunidos por la Unesco aprobó por unanimidad un documento de 13 puntos (véase página 8) sobre los aspectos biológicos de la cuestión racial. El presidente de la reunión comenta aqui los trabajos de los

hombres de ciencia.

Escultura

siglo

III

galorromana del a. J.C, que se

conserva en

el

museo

Bo-

rély de Marsella (Francia). Foto © Jean Suquet. Paris.

ti racismo es la expresión de un modo de pensar fundamentalmente antirracional. El odio y las rivalidades

raciales

se

nutren

de

nociones

Los resultados de esa encuesta fueron publicados en 1952 en una obra titulada

«La noción de raza».

científicamente

Desde entonces, la acción de la Unesco ha hecho más

falsas, y viven de la ignorancia. También pueden provenir

hincapié en los aspectos sociales de la noción de raza que en sus aspectos biológicos. Sin embargo, los progresos científicos realizados en los quince últimos años en la esfera de la biología humana han mostrado la necesidad de revi¬

de ideas bien fundadas desde un punto de vista científico

pero que, luego de ser deformadas y privadas de su con¬ texto, llevan a inducciones equivocadas.

sar

A fin de poner en claro esos errores prácticos y teóricos, y dar a conocer ampliamente las conclusiones de los estu¬ dios efectuados en diferentes disciplinas científicas, la Unesco tomó la iniciativa, a partir de 1949, de reunir una conferencia de hombres de ciencia de diversos países (1) que debían preparar una declaración sobre la naturaleza y la significación de las diferencias raciales. Publicado por la Unesco en 1950, dicho texto fue favorablemente recibido por el público; no obstante, suscitó críticas de algunos antropólogos y especialistas en genética, que estimaron que podía ser fuente de confusión entre la raza, que es un

hecho biológico, y la noción de raza, fenómeno social. En vista de ello, la Unesco organizó en 1951 una nueva conferencia de especialistas en antropología física y en

genética humana, que redactaron otra declaración. Este segundo texto volvía a sentar las principales conclusiones de la primera declaración, pero atenuaba e incluso supri¬ mía algunas otras. La declaración fue comunicada a unos cincuenta especialistas en genética y antropología, a quie¬ nes se pidió que dieran a conocer sus observaciones.

la

declaración

a

la

luz

de

los

descubrimientos

más

recientes, y de ampliar su alcance mediante la introducción

de algunos puntos que no habían sido tratadQs y que se refieren a la naturaleza y a las formas del prejuicio racial en las relaciones entre grupos raciales diferentes. En vista de todo ello, se previeron dos reuniones sucesi¬ vas: la primera en 1964, para examinar los aspectos bio¬ lógicos de la cuestión, y la segunda en 1966 para tratar de sus aspectos sociales y éticos, así como para redactar una declaración complementaria que, teniendo en cuenta los resultados de la reunión de 1964, englobara los aspectos biológicos y sociales de la cuestión racial.

La primera reunión se celebró en Moscú en agosto de 1964, inmediatamente después del Vil Congreso de cien¬ cias antropológicas y etnológicas que se había llevado a cabo en esa ciudad. Antropólogos y geneticistas de 17 países participaron en la reunión (2). En el curso de ocho sesiones se discutieron 25 informes

dedicados a los principales problemas científicos concer¬ nientes al estudio de las razas humanas. En las dos últimas

4 (1) Brasil, Estados Unidos de América, Francia, Gran Bretaña, India, México y Nueva Zelandia.

(2) República Federal de Alemania, Bélgica, Brasil, Canadá, Che¬ coeslovaquia, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, India, Japón, México, Nigeria, Noruega, Polonia, Senegal, URSS y Venezuela.

m

sesiones se preparó una declaración de 13 puntos, que fue aprobada por unanimidad. Este texto proporcionará, desde el punto de vista biológico, los elementos para la nueva

1964 ni siquiera se planteó. La declaración se limita a indi¬ car brevemente, a modo de conclusión de las pasadas con-

Sobre este punto existe un acuerdo general. No obstante, muchos antropólogos señalan actualmente a la atención otro hecho que resulta no menos indiscutible. Si, por ejem¬ plo, alguien recorriese a pie desde las fuentes del Nilo hasta su delta y continuase luego atravesando los países árabes de Asia, Turquía, Bulgaria, Rumania, Ucrania, y se dirigiese hacia el norte de Rusia y después hacia Mongolia atravesando las regiones habitadas por los udmurtos, bashkires y kazajes, no observaría diferencia alguna en los tipos físicos de los habitantes de cualquiera de los puntos limítrofes situados a lo largo de su recorrido. En cambio, si se comparan los hombres encontrados al comienzo, en

troversias: tenecen a

la mitad y al final de este viaje, las diferencias entre ellos quedaran bien patentes. Por esta razón, afirman los adver¬

declaración sobre las razas que se hará en 1966.

En otros tiempos la cuestión esencial debatida por los antropólogos era la de saber si el hombre había tenido uno o varios antepasados, y si las distintas razas humanas pro¬ cedían de una misma especie de monos o de diversas especies de ellos. Esta cuestión puede considerarse hoy como definitivamente aclarada. En la reunión de Moscú de

«Todos los seres humanos hoy vivientes per¬ una misma especie llamada homo sapiens, y proceden de un mismo tronco». Los

debates

más

animados

fueron

los

dedicados

a

la

naturaleza misma de la noción de raza aplicada al hombre,

y a la justificación científica de esta noción. Podría creerse que no hay en ello motivo de discusión. Es bien sabido que, por lo que respecta a numerosos caracteres físicos, los hombres de las distintas partes del mundo difieren según el color de la piel, la forma del cabello, los rasgos faciales, etc. Ciertamente, los rasgos comunes a todos los hombres son mucho más numerosos. No es menos cierto

que estos rasgos comunes poseen una mayor importancia

biológica que los caracteres divergentes. Pero existen, sin embargo, diferencias que pueden obser¬ varse a primera vista. Si se comparan, por ejemplo, los grupos constituidos por algunos congoleños, suecos y

mongoles escogidos al azar, no será difícil determinar quiénes pertenecen a cada uno de dichos grupos. Ni siquie¬ ra será preciso que vistan de modo diferente, ni oírles hablar; bastarán los indicios de carácter físico.

sarios de la clasificación de las razas, todo intento de divi¬

sión de la humanidad en categorías rigurosamente estable¬ cidas resulta injustificado desde el punto de vista científico y conduce a una esquematización inadmisible. . Sin de

las

embargo, razas

hecho de

para

humanas

los

partidarios

como

del

entidades

que existan transiciones

reconocimiento

diferenciadas,

entre

del

cualquier clase

de fenómenos no debe concluirse la negación de la exis¬ tencia de tales fenómenos. El viajero tampoco notaría, probablemente, las diferencias existentes en el clima o la fauna de dos puntos próximos de su recorrido. Y, no obstante, la clasificación por regiones es no sólo útil, sino necesaria para el estudio del clima y de la fauna. ¿Dónde está el límite entre la montaña y el valle?, preguntan los

partidarios de establecer clasificaciones. Y, sin embargo, no puede negarse la existencia de valles y de montañas sólo porque no se pueda fijar su límite. Los adversarios de la clasificación hacen observar que los caracteres físicos no sólo cambian en el espacio sino SIGUE

A

LA VUELTA

AFRICA (Uganda)

AFRICA (Camerún)

ASIA (Irán)

ASIA (India)

AFRICA (Egipto)

AFRICA (Sudán)

ASIA (Filipinas)

ASIA (Camboya)

LA RAZA HUMANA (cont.)

El racismo falsifica los datos científicos también en el tiempo. En Europa central y en otras regiones, la

cabeza

humana

se

ha

redondeado

mucho

durante

los

ocho siglos últimos, mientras en los pasados decenios tiende a alargarse de nuevo; en algunos países la estatura media de

sus

habitantes

ha

aumentado

en

10

centímetros

en

100 años, etc. Los adversarios de la clasificación señalan

asimismo la gran variabilidad individual de todos los carac¬ teres físicos. Por ejemplo, la anchura del rostro de los habitantes del Azerbaïdjan es inferior en unos 12 centí¬ metros de promedio a la del rostro de los habitantes de Kazajistán. Pero esta dimensión varía según los individuos, y algunos azerbaidjanos poseen un rostro más ancho que otros kazajes.

Ciertamente, replican los partidarios de la clasificación, pero también se encuentran y con bastante frecuencia mujeres que son más altas que algunos hombres, pero ello no es razón para negar el hecho evidente de que, en

general, el hombre es más alto que la mujer. Después de comprobar la existencia de opiniones distin¬ tas sobre la importancia de las clasificaciones raciales, los participantes en la reunión de Moscú reconocieron unáni¬ memente, sin embargo, la posibilidad de enunciar determi¬ nadas tesis que, si no logran eliminar por completo los desacuerdos, demuestran en todo caso que existe la posi¬ bilidad de llegar a conciliar las diversas opiniones. En uno de los puntos se afirma: «En cuanto entidades definidas por un conjunto de rasgos distintivos propios, las razas huma¬ nas

6

están

constantemente

en

trance

de

formarse

y

de

disolverse». Todavía es más importante otro punto de la declaración que dice así: «Algunos caracteres físicos poseen valor biológico universal y fundamental para la superviven¬ cia del hombre, independientemente de su medio. Las dife¬ rencias en las que se basan las clasificaciones raciales no afectan a esos caracteres y, por lo tanto, en términos bio¬

lógicos, no puede hablarse en relación con ellos de una superioridad o inferioridad generales de tal o cual raza.»

Todos los expertos que participaron en la reunión de Moscú son especialistas en ciencias biológicas. Pero sabido es que un estudio verdaderamente científico no puede limi¬ tarse al estrecho marco de una sola ciencia. Los biólogos

que estudian al hombre no pueden ignorar los fenómenos inherentes a su vida social. Precisamente gracias a la vida social, como se afirma en la declaración, «la evolución humana ofrece modalidades de capital importancia que le

son propias.» «Como consecuencia de ello se indica un poco más adelante la adaptabilidad general a los medios más diversos es más pronunciada en el hombre que sus adaptaciones a ciertos medios específicos». Es ésa una de las más importantes diferencias biológicas que distinguen al hombre de todas las demás especies biológicas y que

proviene de la propia naturaleza del hombre, de su vida social.

Prosiguiendo la glosa de la declaración mencionaremos el punto siguiente: «Los progresos realizados por el hom¬ bre en todos los órdenes parecen lograrse desde hace muchos milenios, sobre todo

si

no únicamente

en el

plano de las conquistas culturales y no en los patrimonios genéticos. Ello implica una modificación del papel de la selección

natural

en

el

hombre

actual».

El racismo, sistema que falsea los datos científicos, trans¬ fiere

automáticamente- al

hombre

todos

los

fenómenos

observados en el mundo animal.

Así pues, los elementos biológicos de la declaración aprobada en la reunión de Moscú de 1964 levantan una barrera frente al

racismo.

El

hombre

es

ante

todo

un

ser

social y son los fenómenos sociales los que determinan el carácter fundamental de su historia.

Como es bien sabido, allí donde los racistas detentan el

poder, procuran enfrentar entre si a los hombres pertene¬ cientes

a

distintas

medios

la

tendencia

razas,

entorpeciendo

natural

de

la

por

humanidad

todos hacia

los su

9^

EUROPA (Grecia)

EUROPA (Dinamarca)

EUROPA (Hungría)

ASIA (Jordania)

Semejanzas y diferencias Si recorremos lentamente los continentes, no advertiremos grandes diferencias físicas entre los habitantes de regiones vecinas. Las diferen¬

cias sólo se notan cuando se compara a los hombres de regiones distantes entre sí. Por eso los antropólogos que se oponen a la clasificación de las razas afirman que toda tentativa de dividir a la humanidad en categorías rigurosamente diferenciadas sólo puede conducir a una esquematización inadmisible desde el punto de vista científico. Fotos, de izquierda a derecha : 1. 3, 4, 5, 6, 7, r Almasy; 2, r C. Tardits; 8, UNRWA;9, Unesco-Almasy ; 10, 13. Unesco; 11. Naciones Unidas; 12. Unesco-P. A.

ASIA (Japón)

El texto de la declaración es, en este sentido, absoluta¬

mente categórico: «No se ha demostrado nunca que el mestizaje presente inconvenientes biológicos para la huma¬ nidad en general. Por el contrario, contribuye mucho a que se mantengan vínculos biológicos entre grupos huma¬ nos y, por lo tanto, a la unidad de la especie humana den¬ tro de su diversidad». Después de hacer observar que los caracteres hereditarios individuales de los cónyuges influyen naturalmente sobre su descendencia (puede ocurrir que la combinación de algunos de dichos carac¬ teres tenga consecuencias desfavorables) la declaración subraya que no se trata por ello de diferencias raciales. «No existe, pues, justificación biológica alguna para pro¬ los

matrimonios

14.

SUDENE

AMERICA (Brasil)

fusión. Uno de los procedimientos preferidos de los racis¬ tas para falsear la ciencia consiste en afirmar que los matri¬ monios interraciales tienen consecuencias nefastas, y que la descendencia surgida de esos, matrimonios resultaría física y psíquicamente «deficiente».

hibir

Pittet;

interraciales,

ni

para

desaconse¬

jarlos.»

La declaración subraya una vez más que las diferencias raciales no coinciden con las diferencias de nacionalidad,

de religión, de lengua o de cultura. Naturalmente, también en estos casos los fenómenos sociales ejercen una influen¬ cia sobre-la formación de las diferencias raciales, es decir,

biológicas. «Los seres humanos que hablan la misma len¬ gua y comparten la misma cultura tienen tendencia a unirse entre ellos, lo que puede producir un cierto grado de coincidencia entre rasgos físicos, por un lado, y lingüís¬ ticos y culturales, por otro. Pero no se sabe que exista relación causal entre estos y aquellos y nada autoriza a

atribuir las particularidades culturales a características del patrimonio genético.»

de la especie humana, la capacidad genética para el desarrollo intelectual responde a características biológicas de valor universal, habida cuenta de su importancia para la supervivencia de la especie en cualquier medio natural y cultural.

Al parecer, los pueblos de la tierra disponen hoy de iguales posibilidades biológicas para alcanzar cualquier nivel

de

civilización.

Las

diferencias

existentes

entre

las

realizaciones de los distintos pueblos parece que deben explicarse enteramente por su historia cultural. «A veces se atribuyen a un pueblo determinado ciertas particularidades psicológicas. Tanto si tales afirmaciones son fundadas como si no lo son, mientras no se demuestre

lo contrario, esas particularidades no deben atribuirse a la herencia.

«No existe ninguna justificación de los conceptos «razas superiores» y «razas inferiores», ni desde el punto de vista de las potencialidades hereditarias, en lo relativo a la inte¬ ligencia global y a las capacidades para el desarrollo cultural, ni desde el de los caracteres físicos.»

Los antropólogos y los demás biólogos que aprobaron por unanimidad los elementos biológicos de la declaración, no lo hicieron únicamente en su calidad de científicos, sino como personas responsables. Deseando poner de relieve este aspecto de sus tra¬ bajos, los participantes en la reunión de Moscú concluye¬ ron su declaración en los siguientes términos: «Los datos biológicos anteriormente expuestos constituyen una con¬ tradicción absoluta de las tesis racistas. Estas no pueden, en modo alguno, reivindicar una justificación científica y constituye un deber para los antropólogos hacer lo posible

para

impedir que

los

resultados

de

sus

investigaciones

sean deformados por la utilización que podría hacerse de

Los racistas afirman que las razas no son iguales en cuanto a sus cualidades psíquicas. Los psicólogos que par¬

ticiparán en la elaboración de la declaración de 1966 ten¬ drán algo que decir sobre este punto. Pero los especia¬ listas en biología humana reunidos en Moscú no podían, naturalmente, dejar de lado este aspecto de la cuestión. Al igual que algunos grandes rasgos anatómicos propios

los mismos con fines no científicos».

7 GEORGHI F. DEBETZ, biólogo soviético, profesor del Instituto de Etnografía de la Academia de Ciencias de Moscú, fue el presidente de la reunión organizada por la Unesco en agosto de 1964.

Un documento fundamental

ASPECTOS BIOLÓGICOS DE LA

CUESTIÓN RACIAL Los expertos cuyos nombres se indican al pie de estas páginas, reunidos por la Unesco para expresar su criterio sobre los aspectos biológicos de la cuestión racial y especialmente para determinar los elementos biológicos de una declaration sobre la raza y los prejuicios raciales prevista para 1966 y destinada a poner al dia y completar la declaración sobre la raza y las diferencias raciales redactada en 1951, han llegado a un acuerdo unánime sobre fas proposiciones siguientes :

1

Todos los seres humanos hoy vivientes pertenecen a una misma especie, llamada Homo sapiens, y proceden de un mismo tronco. La cues¬ tión de cómo y cuándo se han ido diversificando los diversos grupos humanos sigue siendo controvertible.

Las diferencias biológicas entre los seres humanos están determina¬ das por diferencias de constitución hereditaria y por la acción del medio sobre el potencial genético. La mayoría de ellas se deben a la interacción de esas dos clases de factores.

3

En cada población humana hay una amplia diversidad genética. No existe en la especie humana una raza pura, por lo menos en el sentido de población genéticamente homogénea.

Existen manifiestas diferencias físicas de aspecto medio entre las poblaciones que viven en distintos grupos del globo. Muchas de estas diferencias tienen un componente genético. Estos últimos consisten a menudo en

diferencias de frecuencia de

los mismos caracteres hereditarios.

5

A base de ios rasgos físicos hereditarios, se han propuesto diversas subdivisiones de la humanidad en grandes grupos étnicos y, a su vez, de cada uno de éstos en categorías más restringidas (las razas, que son

grupos de poblaciones, o incluso las poblaciones). Casi todas las clasi¬ ficaciones reconocen, por lo menos, tres grandes grupos étnicos.

8

Como la variación geográfica de los caracteres empleados en las clasificaciones raciales es muy compleja, y no presenta ninguna discon¬ tinuidad importante, tales clasificaciones, cualesquiera que sean, no pue-

den aspirar a dividir ia humanidad en categorías rigurosamente distintas; además, dada la complejidad de la historia humana, resulta difícil preci¬ sar el lugar que deben ocupar ciertos grupos, en una clasificación racial, sobre todo cuando se trata de poblaciones que ocupan una posición in¬ termedia.

Son muchos los antropólogos que, aun subrayando la importancia de la variabilidad humana, consideran que el interés científico de estas clasificaciones es limitado, e incluso que presentan el riesgo de incitar a generalizaciones abusivas. Las diferencias entre individuos de una misma raza o de una misma

población son, a menudo, mayores que las diferencias medias existen¬ tes entre razas o entre poblaciones.

Los rasgos distintivos variables elegidos para caracterizar una raza, o bien se heredan con independencia unos de otros, o bien presentan un

grado variable de asociación dentro de cada población. Por lo tanto, la combinación de caracteres en la mayoría de los individuos no corres¬

ponde a la caracterización tipológica de la raza.

Lo mismo en el hombre que en los animales, la composición gené¬

tica de cada población está sujeta a la acción de diversos factores que la modifican: la selección natural, que tiende hacia una adaptación al medio; las mutaciones fortuitas, que consisten en modificaciones de las molécu¬ las de ácido desoxirribonucleico que determinan la herencia; modifica¬ ciones casuales de la frecuencia de caracteres hereditarios cualitativos,

cuyo grado de probabilidad depende de la magnitud de ia población y de la composición de las uniones en el seno de la misma.

Algunos caracteres físicos poseen valor biológico universal y funda¬ mental para la supervivencia del hombre, independientemente de su me¬ dio. Las diferencias en las que se basan las clasificaciones raciales no afectan a esos caracteres y, por lo tanto, en términos biológicos, no

puede hablarse en relación con ellos de una superioridad o inferioridad generales de tal o cual raza.

7

La evolución humana ofrece modalidades de capital importancia que le son propias.

La especie humana, que hoy se extiende por toda la superficie de la tierra, tiene un pasado rico en migraciones y en expansiones y reduccio¬ nes territoriales.

Como consecuencia de ello, la adaptabilidad general a los medios más diversos es más pronunciada en el hombre que sus adaptaciones a ciertos medios específicos.

Los progresos realizados por el hombre en todos los órdenes pare¬ cen lograrse desde hace muchos milenios, sobre todo si no única¬ mente

en el plano de las conquistas culturales y no en los patrimonios

genéticos. Ello implica una modificación del papel de la selección natural en el hombre actual.

Debido a la movilidad de las poblaciones humanas y de los facto¬ res sociales, las uniones entre miembros de diversos grupos humanos,

que tienden a borrar las diferenciaciones adquiridas, han desempeñado un papel mucho más importante en la historia de la especie humana que en la historia de las especies animales. En el pasado de toda población, de toda raza humana, figuran múltiples mestizajes que tienden a inten¬ sificarse.

En el hombre, los obstáculos a los cruzamientos son de carácter social y cultural tanto como geográfico.

9

En todo tiempo, las características hereditarias de las poblaciones humanas representan un equilibrio inestable, como consecuencia de los mestizajes y de los mecanismos de diferenciación ya mencionados. En cuanto entidades definidas por un conjunto de rasgos distintivos propios, las razas humanas están constantemente en trance de formarse y de disolverse.

Las razas humanas presentan en términos generales características menos netas que muchas razas animales y no pueden asimilarse, en

modo alguno, a las razas de los animales domésticos resultantes de una profunda selección realizada con propósitos bien determinados.

9

No se ha demostrado nunca que el mestizaje presente inconvenien¬

tes biológicos para la humanidad en general. Por el contrario, contribuye mucho a que se mantengan vínculos biológicos entre grupos humanos y, por lo tanto, a la unidad de ia especie humana dentro de su diversidad.

Desde el punto de vista biológico, las consecuencias de un matri¬ monio dependen de la constitución genética individual de los cónyuges y no de su raza.

No existe, pues, justificación biológica alguna para prohibir los ma¬ trimonios interraciales, ni para desaconsejarlos.

Desde su origen, el hombre dispone de medios culturales cada vez más eficaces de adaptación no genética.

11

Los factores culturales, que rompen las barreras sociales y geogrᬠficas, ensanchan los límites dentro de los cuales se efectúan las uniones

y actúan, por lo tanto, sobre la estructura genética de las poblaciones, disminuyendo las fluctuaciones aleatorias (deriva genética).

Como regla general, los grandes grupos étnicos se extienden por vastos territorios que engloban pueblos diversos por su lengua, su eco¬ nomía, cultura, etc.

Ningún grupo nacional, religioso, geográfico, lingüístico o cultural, constituye ipso facto una raza; el concepto de raza entraña únicamente factores biológicos. Sin embargo, los seres humanos que hablan la misma lengua y com¬ parten la misma cultura tienen tendencia a unirse entre ellos, lo que puede producir un cierto grado de coincidencia entre rasgos físicos, por un lado, y lingüísticos y culturales, por otro. Pero no se sabe que exista relación causal entre éstos y aquéllos y nada autoriza a atribuir las par¬ ticularidades culturales a características del patrimonio genético.

\

13 10

La mayoría de las clasificaciones raciales de la humanidad que se han propuesto no incluyen a los rasgos mentales entre sus criterios taxo¬ nómicos.

La herencia puede influir en la variabilidad que presentan los resul¬ tados de los individuos de una misma población sometidos a determi¬ nados tests psicológicos actualmente empleados. Sin embargo, no se ha demostrado nunca la existencia de diferencias entre los patrimonios hereditarios de grupos de población con respecto a lo que se trata de medir con dichos tests, mientras que la influencia del medio físico, cul-

tural y social en los resultados de los mismos está ampliamente com¬ probada. Complican el estudio de esta cuestión las grandes dificultades con que se tropieza para aislar la parte que pueda eventualmente correspon¬ der a la herencia en las diferencias medias que se han observado entre los resultados de los tests llamados de inteligencia global en poblacio¬ nes culturalmente diferentes.

Al igual que ciertos grandes rasgos anatómicos de la especie hu¬ mana, la capacidad genética de desarrollo intelectual depende de carac¬ terísticas biológicas que son de valor universal, dada su importancia para la supervivencia de la especie en cualquier medio natural y cultural. Los diversos pueblos de la tierra parecen poseer hoy iguales poten¬ cialidades biológicas para alcanzar cualquier nivel de civilización. Las diferencias entre los resultados logrados por los distintos pueblos pare¬ cen deberse enteramente a su historia cultural.

A veces se atribuyen a un pueblo determinado ciertas particularida¬ des psicológicas. Tanto si tales afirmaciones son fundadas como si no lo son, mientras no se demuestre lo contrario, esas particularidades no deben atribuirse a la herencia.

No existe ninguna justificación de los conceptos «razas superiores» y «razas inferiores», ni desde el punto de vista de las potencialidades hereditarias, en lo relativo a la inteligencia global y a las capacidades

para el desarrollo cultural, ni desde el de los caracteres físicos.

Los datos biológicos anteriormente expuestos constituyen una contradicción absoluta de las tesis racistas. Estas no pueden, en modo alguno, reivindicar una justificación cien¬

tífica y constituye un deber para los antropólogos hacer lo posible para impedir que los resultados de sus investi¬

gaciones

sean

deformados

por

la

utilización

que

podría

hacerse de los mismos con fines no científicos.

Prof. NIGEL BARNICOT, Departamento de University College, Londres (Reino Unido).

Antropología,

Dr. YAYA KANE (Vicepresidente de la reunión), Director del Centro Nacional de Transfusión de Sangre del Senegal,

Prof. JEAN BENOIST, Director del Departamento de Antro¬

Dakar (Senegal).

pología, Universidad de Montreal, Montreal (Canadá). Prof. TADEUSZ BIELICKI, Instituto de Antropología, Aca¬ demia de Ciencias de Polonia, Wroclaw (Polonia).

Prof. RAMAKHRISHNA MUKHERJEE (Vicepresidente de la reunión), Jefe del Servicio de Investigación Sociológica, Instituto de Estadística de la India, Calcuta (India).

Dr. A.E. BOYO, Jefe del Instituto Federal de Investigaciones sobre ia Malaria, Departamento de Patología y Hemato¬

Prof. BERNARD RENSCH, Instituto de Zoología, Westfä¬ lische Wilhelms-Universität, Munster (República Federal de

logía, Escuela de Medicina de la Universidad de Lagos, La¬

Alemania).

gos (Nigeria).

Prof. IAKOV I. ROGUINSKI, Catedrático de Antropología, Universidad de Moscú, Moscú (URSS).

Prof. VICTOR V. BUNAK, Instituto de Etnografía, Academia de Ciencias, Moscú (URSS).

Prof.

Prof. CARLETON S. COON, Conservador del Museo de la

Naturales, Porto Alegre, Rio Grande del Sur (Brasil).

Universidad,

Universidad

de

Pensilvania,

Filadelfia,

Pa.

FRANCISCO

M.

SALZANO,

Instituto

de

Ciencias

Prof. ALF SOMMERFELT (Vicepresidente

de

la

(EE. UU).

Prorrector

de

Oslo,

Prof. GEORGHI F. DEBETZ (Presidente de la reunión). Insti¬ tuto de Etnografía, Academia de Ciencias, Moscú (URSS).

(Noruega).

Sra. ADELAIDA G. DE DIAZ UNGRIA, Conservadora

del

Museo de Ciencias Naturales, Caracas (Venezuela).

Prof. SANTIAGO GENOVES (Vicepresidente de la reunión). Instituto de Investigaciones Históricas, Facultad de Cien¬ cias, Universidad de México, México 20 D.F. (México). Prof.

ROBERT GESSAIN,

Director del

Centro

de

Investi¬

gaciones Antropológicas, Museo del Hombre, París (Fran¬ cia).

Prof. JEAN HIERNAUX (Director Científico de la reunión), Laboratorio de Antropología, Facultad de Ciencias, Univer¬ sidad de París, París (Francia), Instituto de Sociología, Universidad libre de Bruselas, Bruselas (Bélgica).

honorario

de

la

Universidad

reunión), Oslo

Prof. James N. SPUHLER (Vicepresidente de la reunión), Departamento de Antropología, Universidad de Michigan, Ann Arbor, Michigan (EE. UU). Prof. HISASHI SUZUKI, Departamento de Antropología, Facultad de Ciencias, Universidad de Tokio, Tokio (Japón).

Prof. J.A. VALSIK, Departamento de Antropología y Gené¬ Universidad J.A. Komensky, Bratislava (Checoslo¬

tica,

vaquia).

Dr. JOSEPH S. WEINER, Escuela de Medicina Tropical y

..

de Higiene, Universidad de Londres, Londres (Reino Unido). ] Dr. VSEVOLOD

P. YAKIMOV,

Instituto

Universidad de Moscú, Moscú (URSS).

de

Antropología,

Un biologo se interroga sobre

EL PORVENIR DEL

HOMO

\

SAPIENS i

por Jean Hiernaux

i

'REDECIR el futuro puede parecer presuntuoso.

Sin

embargo,

el

investigador

científico

no 1

puede sustraerse a esa misión aunque reconozca que sus

predicciones se basan en datos incompletos y en hipótesis no siempre ajenas a su propia personalidad individual. j 1

Predecir el futuro del hombre, que es un producto de la evolución de la materia viviente, significa proyectar en el porvenir las tendencias evolutivas que se manifiestan en la actualidad. A lo largo del desarrollo de la vida en nuestro planeta es posible observar una sucesión de formas que van pasando de lo más simple a lo más complejo, desde las moléculas gigantes, mal diferenciadas todavía de la

1

materia inerte, hasta los mamíferos.

Las grandes etapas de esta evolución representan la progresiva liberación de una dependencia con respecto al medio ambiente; así, por ejemplo, la adquisición de la homeotermia (es decir, la capacidad de mantener la tempe¬ ratura del organismo independiente de la temperatura del medio exterior) permitió que las formas superiores de la materia viva se expandieran en regiones que hasta enton¬ ces les habían sido vedadas. A medida que los organismos se volvían más complejos, el cerebro iba adquiriendo una importancia creciente. En el hombre se logró el desarrollo máximo del cerebro, así como de la libertad con respecto a las influencias exteriores ; el resultado de esa liberación

permitió un dominio cada vez mayor sobre las fuerzas naturales, que fueron domesticadas y puestas a su servicio. Si el hombre constituye sin lugar a dudas el punto ter¬ minal de la evolución, su trayectoria no se lleva a cabo con

12

arreglo a los mismos medios que se manifiestan en las formas que lo precedieron; en efecto, se ve surgir en él un mecanismo evolutivo que hasta ese momento no había desempeñado papel alguno. Hasta la aparición del hombre, la evolución es de tipo genético; consiste en la transforma¬ ción del patrimonio hereditario de las especies, es decir, del conjunto de sus genes. Esa evolución escapa a toda voluntad y a toda conciencia. Con el hombre y puede decirse que se trata de la condición misma de su aparición en la tierra , se ve nacer y desarrollarse un mecanismo

evolutivo muy diferente:

la transmisión de un individuo a

otro y de una generación a la siguiente, de un acervo de conocimientos, invenciones y modos de vida que no tienen

nada que ver con el patrimonio hereditario y que requieren un esfuerzo incesante para no desaparecer.

Si este medio evolutivo es más precario, permite en cam¬ bio que el desarrollo de la libertad y del dominio sobre el medio

ambiente

se

lleve

a

cabo

a

una

velocidad

mucho

mayor de la que permite la mera evolución genética. Esto explica probablemente por qué, luego de una etapa de estí¬ mulo recíproco entre los dos mecanismos evolutivos (desde la aparición del hombre hace unos dos millones de años, hasta la aparición de su forma actual, el Homo Sapiens, que data de unos cincuenta mil años aproximadamente), la evolución del progreso humano se basa esencialmente en el plano de esas conquistas, que denominaremos el plano de la cultura.

No se advierte una diferencia notable entre el desarrollo

anatómico

del

cerebro

del

Homo

Sapiens y el

nuestro,

mientras que el dominio del hombre sobre las fuerzas natu¬

rales se ha acrecentado enormemente y el

progreso de

[]'

Foto Unesco - Kitrosser

sus conocimientos y de sus técnicas se acelera cada vez más. Como se ve, la evolución cultural ha reemplazado la

evolución genética. Si esta interpretación de la estabilidad del

cerebro

desde

hace

decenas

de

miles

de

años

es

correcta, no hay razones para suponer que el hombre del

futuro tendrá una cabeza de gran tamaño; su cerebro actual le basta, sin contar que ya ha conseguido «agrandarlo» mediante el empleo de las calculadoras electrónicas. Es innegable que, a juzgar por sus esqueletos, los hom¬ bres de la edad de piedra tenían en general rasgos más groseros que nuestros contemporáneos (como ocurre con los representantes modernos de ese estadio cultural, los aborígenes australianos). La evolución cultural se ha visto acompañada de una reducción de las partes óseas más salientes. Sin embargo, no debe pensarse que esa tendencia tenga como resul¬ tado futuro una cabeza humana muy diferente de la actual: aunque los arcos superciliares se reduzcan mucho, la estructura de la frente no podrá desaparecer. Se nota asi¬ mismo

una

tendencia

a

la

reducción

del

volumen

de

en este caso hay que imaginar que el hombre terminará por no tener dientes. Tales procesos, por lo demás, son muy lentos si se los compara con la evolución cultural.

los

dientes, y a la desaparición de la tercera muela. Tampoco

Lo que sigue manifestándose hoy en día activamente en el plano genético, y no parece que haya de cesar, es la transformación de los patrimonios hereditarios de las pobla¬ ciones humanas a fin de lograr las mejores condiciones genéticas de adaptación a un medio ambiente en continua modificación. En efecto, si nuestra adaptación al medio es también cada vez más «cultural» (basta pensar en las ropas, la calefacción, el aire acondicionado) y si los pro¬ gresos de la medicina tienden a reducir el papel de la selección natural, al mismo tiempo estamos creando con¬

tinuamente nuevos ambientes de vida (como las grandes metrópolis, por ejemplo) que plantean a su vez nuevos problemas biológicos. No hay duda de que pasará mucho tiempo antes de que los recursos culturales vuelvan superflua la adaptación genética a las condiciones locales, y terminen por anularla. Todo lo que acabamos de decir se refiere a la evolución biológica espontánea del hombre. Pero éste ha adquirido

13

Foto

Foto © lisa Steinhoff

EL PORVENIR DEL HOMO SAPIENS

IBM

(cont.)

Superhumanidad, no superhombres conocimientos y medios técnicos que le permiten actuar sobre su patrimonio hereditario. Existe actualmente una disciplina científica dedicada a explorar esa acción: la eugenesia. Esta ciencia se basa en la teoría de que para cada característica hereditaria que distingue y diferencia a la humanidad (por ejemplo, los grupos sanguíneos A, B, O, que dan lugar a cuatro grupos de individuos) existe un elemento determinante, llamado gen, que domina y se impone como el mejor. En efecto, la selección natural ten¬ derá a eliminar todas las posibilidades en esta esfera, salvo la mejor. Si aparece un nuevo gen por mutación, será mejor que los genes ya existentes y los reemplazará, o bien será menos viable y quedará eliminado. La eugenesia se pro¬ pone ayudar a la naturaleza, y para ello combate los genes desfavorables (impidiendo la reproducción de los individuos que los poseen) y favorece al gen más favorable (preco¬ nizando en especial la inseminación artificial mediante la esperma que lo contiene). Por consiguiente, la eugenesia tiende a lograr una humanidad constituida por individuos genéticamente idénticos.

Ahora bien, el hombre ocupa toda la superficie de la Tierra y vive en medios naturales muy diversos, que mo¬ difica de continuo y en un sentido no siempre previsible. En esas condiciones, el ideal genético es el manteni¬ miento de la diversidad, o sea todo lo contrario de lo que quiere la eugenesia. Esta última sólo se justifica por la eli¬ minación de afecciones hereditarias de suma gravedad, que en general son poco frecuentes; además, si una caracte¬ rística aparentemente desfavorable se repite con gran fre¬ cuencia en una población, es muy probable que haya en ella un aspecto benéfico que todavía no hemos llegado a conocer. Si un gen es realmente desfavorable bajo todos

En un gran número de casos (cuando posee un carácter recesivo), la eliminación de un gen desfavorable por medio de una eugenesia total es decir, que impida toda repro¬ ducción de sus portadores exige un número considerable de generaciones. Al margen de esta cuestión técnica, existe un argumento capital en contra de una eugenesia genera¬ lizada: las investigaciones más recientes han mostrado que,

de uniformidad. No podemos esperar que el superhombre nazca en los tubos de ensayo de los ei/qenistas; los seres superiormente dotados que quizá logren crear no constitui¬ rían una humanidad biológicamente viable.

muchas veces, el estado hacia el que tiende la selección no es la uniformidad mediante la eliminación de todos

los

genes salvo uno, sino, por el contrario, un equilibrio entre las frecuencias de diversos genes. La humanidad ha mostrado siempre la gran diversidad de sus caracteres hereditarios, y ello le ha sido favorable ; no sólo la vitalidad de cada población humana depende de

14

esa diversidad (o polimorfismo), sino que un gen puede ser favorable en ciertas condiciones del medio y desfavorable en otras. Por ejemplo, se conocen genes cuya frecuencia es favorable en las regiones donde abunda la malaria, mientras que en las regiones libres de este azote poseen características negativas.

sus aspectos, la selección natural mantendrá su frecuencia

a un nivel sumamente bajo.

tsta crítica incluye tanto a la eugenesia positiva, que tiende a propagar los genes «buenos», como a la eugenesia negativa que combate a los «malos»; en efecto, tanto una como otra se basan en el mismo ideal

. En vez de manipular los genes, vale más hacer todo lo posible por instalar a las poblaciones y a los individuos en aquellas condiciones que mejor favorezcan la realiza¬ ción de sus potencialidades hereditarias. Esto ya no es eugenesia sino, como se ha dado en llamarla, «eufenesia».

Hay centenares de millones de seres humanos a quienes el hambre y la enfermedad impiden lograr su plena realiza¬ ción física, que sin duda habrían alcanzado en condiciones más favorables. Las diferencias de rendimiento

intelectual

entre las poblaciones humanas parecen deberse íntegra¬ mente a las diferencias que existen entre la condiciones de alimentación, de higiene y de educación. La «eufenesia» abre perspectivas mucho más vastas y más seguras que la eugenesia para el mejoramiento de la humanidad.

la

Los procesos que actúan en nuestro tiempo, en especial selección que tiende a diferenciar a las poblaciones

waacaaa

tSËHBÊsmk

años; en todos los casos la forma más compleja, más evolucionada, ha reemplazado a la forma inferior cada vez que ambas se enfrentaron y compitieron. Así, por ejemplo, los mamíferos auténticos sustituyeron a los mar¬ supiales en todo el

mundo, salvo en Australia donde su

introducción es muy reciente.

Cabe pensar que, por un mecanismo análogo, toda forma cultural más evolucionada reemplazará a una forma menos avanzada apenas entre en contacto con ella. No faltan ejemplos en este sentido, como el del incontenible avance de la «revolución» neolítica, es decir, la invención de la

agricultura y de la ganadería. Mientras las fuerzas evoluti¬

vas biológicas (en el sentido más restringido del término) transformaban los patrimonios hereditarios, las fuerzas evo¬ lutivas culturales favorecían todo aquello que constituía

un estímulo para el progreso de la humanidad: el deseo de conocimiento, que llevó a los adelantos de la ciencia,

y el deseo de cohesión de los individuos y las sociedades humanas, que nos induce a amar al prójimo, a sentirnos solidarios de todo lo que se refiere al hombre alli donde se encuentre,

y a

luchar en

pro

de

una

mayor justicia

social.

ierto es que, como ocurre en la evolución gené-

'tica, esas fuerzas sólo se manifiestan como ten¬

LA HERRAMIENTA Y EL CEREBRO. El hombre tardó centenares

de miles de años para perfeccionar el arte de la piedra tallada (a la izquierda). En cambio, le bastaron algunos miles de años para pasar de la edad de piedra a la del átomo. Después de 50.000 años de existencia, el cráneo del homo sapiens sigue teniendo aproximadamente el mismotamaño; la evolución genética ha sido reemplazada por la evolución cultural. El cerebro humano es "prolongado " actualmente por las calcula¬ doras electrónicas (a la derecha, las fichas de una máquina sistema¬ tizadora de datos).

por adaptación genética a sus condiciones de vida, y el mestizaje que tiende a su homogeneización a la vez que exalta el polimorfismo, bastan para realizar ese estado que parece responder a las necesidades biológicas de nuestra especie: la unidad dentro de la diversidad. Las adaptaciones particulares no son nunca demasiado intensas, y el hombre se caracteriza mucho menos por ellas que por su capa¬ cidad genética de adaptación general a las diversas condi¬ ciones en que le toca vivir. Sea por evolución natural o provocada, no parece, pues, que el hombre haya de sufrir una transformación biológica espectacular. En cambio su evolución cultural se acelera sin cesar; si bien le fueron necesarios millares de siglos en el curso del paleolítico para perfeccionar poco a poco su técnica del tallado de la piedra, le han bastado unos cuantos miles de años para pasar de la edad de piedra a la del

átomo.

El hombre tiene la posibilidad de vivir una evolución pro¬ digiosa en el plano de las adquisiciones culturales, plano que, como hemos visto, difiere por su naturaleza del de la evolución genética pero avanza en su misma dirección, constituyendo el modo de evolución específicamente hu¬ mano.

dencias, y no impiden los periodos de regresión o los fra¬ casos parciales, pero si se mira la historia de la humanidad con la suficiente perspectiva se puede predecir razonable¬ mente su triunfo final.

¿Adonde

llevará

al

hombre

semejante

evolución?

En

algunos dominios, su ritmo se acelera prodigiosamente; los progresos del conocimiento son muy rápidos; a través de tantas convulsiones, la humanidad busca nuevas formas de moral social que respondan al sentimiento cada vez más agudo de su unidad y de la solidaridad de sus com¬ ponentes.' Frente a ese ritmo cabe preguntarse si la ma¬ teria viviente de la Tierra no está a punto de sufrir en el hombre uno de esos cambios de estado que puede concebir el pensamiento dialéctico. En la biología como en la física (piénsese en los cambios por los que pasa un bloque de hielo sometido a un recalentamiento progresivo) parecería que las modificaciones cuantitativas, pequeñas pero acumuladas progresivamente, pueden desembocar con cierta brusquedad en estados cualitativamente nuevos.

La progresiva «complejización» de la materia inerte de¬ sembocó así en la vida, en esas propiedades nuevas pero en el seno de las cuales las partículas químicas conservan sus caracteres banales, siendo su interacción y su organi¬ zación lo que caracteriza la vida. La complejización pro¬

gresiva de la materia viviente desembocó en el hombre, cualitativamente diferente bajo ciertos aspectos (el pensa¬ miento abstracto, por ejemplo) pero cuyas células tienen las mismas propiedades biológicas generales que la ameba.

Intentemos una extrapolación: la etapa siguiente desem¬ bocará en un estado en el que los nombres, poco dife¬ rentes de los actuales, constituirán, gracias a su cohesión y a la intensidad y la naturaleza de su interacción, un estado cualitativamente

nuevo

de

la

materia viva.

Si esto es cierto, significa que nos estamos encami¬ nando hacia la superhumanidad y no hacia los super¬ hombres. Si en nuestro nivel evolutivo actual

nos resulta

Habiendo adquirido conciencia de si misma, esa evo¬ lución se basa en la voluntad de progreso de la huma¬ nidad, así como en la eficacia de las medidas que ésta

imposible concebir plenamente ese estado futuro, cono¬ cemos ya los caminos que llevan a él, y avanzar por ellos significa asumir nuestra condición humana y responder

toma a tal fin. La evolución cultural exige un esfuerzo per¬ severante de perfeccionamiento individual y social. De nin¬ guna manera cabe considerarla como ineluctable; el estado actual de los conocimientos proporciona incluso a la huma¬ nidad los medios necesarios para destruirse a sí misma. En estas condiciones, ¿se justifica predecir el progreso continuo de la evolución cultural? Si al hacerlo se parte de un prejuicio optimista, ese optimismo no deja de apoyarse en argumentos racionales. Bajo la presión de fuerzas selectivas, la evolución genética se ha eumplido a través de múltiples avatares a lo largo de más de mil millones de

a las fuerzas que llevan hacia ellos, por penoso que nos resulte a veces abandonar un apacible sedentarismo. Esos caminos tienen nombre: se llaman conocimiento y amor.

El profesor JEAN HIERNAUX, médico y antropólogo, fue el director científico de

la

reunión de

biólogos

organizada

por

la

Unesco

eniP

Moscú, en agosto de 1964 (véase la p. 8). Es jefe de investigaciones | J del Centre National de Recherche Scientifique, de Paris, y colabo¬ rador científico del Instituto de Sociología de la Universidad Libre de

Bruselas.

Hace

un

siglo,

un

grandes secretos herencia.

Toda

monje

de

su

la

vida

moravo

descubrió

naturaleza : confió

en

aceptadas, pero murió ignorado.

el

uno

de

mecanismo

que

sus

El mundo

ideas

de

los

la

serían

saluda hoy en

él a un genio extraordinario, el verdadero padre de la genética.

ste año se cumplirá exactamente un siglo desde 'que el fraile Johann Mendel llamado en reli¬ gión el hermano Gregorio presentó a la Sociedad de nes sobre los híbridos vegetales».

temporáneos. A pesar de todos sus esfuerzos para llamar la atención de los especialistas sobre sus investi¬ gaciones, Mendel no recibirá de ellos ningún estímulo y terminará por abandonar las investigaciones. Pasa a ser prelado en 1868, y fallece en 1884.

Esta memoria, a la que siguieron dos comunicaciones pre¬ sentadas con intervalo de un mes (8 de febrero y 8 de marzo de 1865), era nada menos que una de las más asombrosas obras maestras que haya jamás salido de un

Treinta y cinco años transcurrieron antes de que la obra de Mendel fuese sacada del olvido, y puede que jamás hubiera salido de él, sin la breve mención que de ella hizo Focke en su obra «Die Pflanzenmischlinge».

cerebro humano. En una cincuentena de páginas, en que el autor ofrecía el fruto de ocho años de pacientes inves¬

A comienzos de 1900, un botánico holandés, Hugo de Vries, publica dos notas sobre la hibridación de diversas plantas, y en una de ellas aparecida en Alemania señala que lo esencial de los hechos que ha descubierto había sido enunciado mucho tiempo antes por un fraile llamado Mendel, pero en una memoria tan raramente citada que no había sabido de su existencia hasta después de tener casi terminado su propio trabajo.

Naturalistas de Brünn una memoria titulada «Investigacio¬

tigaciones, se revelaba toda una ciencia y, lo que es más, una nueva manera de pensar en biología. Mendel

no

fue,

como

se

ha

dicho

a

veces,

un

pre¬

cursor de la genética, sino su verdadero fundador. Todo lo que hoy constituye lo esencial de la ciencia de la herencia, todo lo que en ella continúa evolucionando y desarrollándose en las más diversas direcciones, se en¬ contraba contenido ya, explícita o implícitamente, en ese texto memorable del que no ha envejecido ni una sola página, puesto que sólo aporta experiencias impecables y sólo propone hipótesis cuya legitimidad ha sido confir¬ mada

convento de los agustinos de Brünn, y en 1847 fue orde¬ nado sacerdote.

Aunque carente de títulos universitarios, Mendel enseña

ciencias naturales y física elemental en la Escuela Moderna de Brünn; en dos ocasiones afronta sin éxito los exámenes

hubiesen

podido

permitirle

ocupar

un

cargo

más

elevado.

propone

efectuar

fecundaciones

artificiales

destinadas

a obtener nuevos coloridos para plantas de adorno. Pero a medida que multiplica los cruzamientos, que extiende y diversifica

los

cultivos,

se

va

ampliando

su

ambición.

Mendel comprende que se le ha planteado todo el pro¬ blema de la transmisión hereditaria, y que es preciso que lo aclare si quiere comprender los resultados que

En

obteniendo.

efecto,

esos

resultados

le

llaman

la

atención

por

su regularidad, su claridad y su constancia, hasta el punto de que se pueden expresar de manera matemática. Las hipótesis que se le plantean le incitan a realizar nuevas experiencias, capaces de comprobarlas. Por último, después

16

or último, en junio de 1900, el botánico austríaco Erich Tschermak corrobora las experiencias de Mendel, que no había conocido hasta después de haber dado fin a las suyas. Estos tres hombres de ciencia redescubren, casi al mismo

tiempo e independientemente unos de otros, lo que ya había descubierto, sin que nadie lo supiera, un oscuro reli¬ gioso en esa maravillosa memoria sepultada en la publi¬ cación periódica de una pequeña Sociedad local; ese fraile aficionado a la botánica que, por su genio, se había ade¬ lantado a las mayores celebridades de la época. Había, pues, motivos para provocar el asombro y la emoción en todos los espíritus. El

En 1856 Mendel se entrega, en el jardín del monasterio, a las investigaciones experimentales sobre la hibridación de guisantes. Al principio sus fines son modestos; se

está

mentos, se había creído un innovador.

ulteriormente.

La vida de Mendel fue sencilla y sin brillo. Nació en Heinzendorf (Moravia) el 22 de julio de 1822 el mismo año que Louis Pasteur en una familia de campesinos. A los once años entró en la Escuela de Leipnick; más tarde, tras haber pasado por la de Troppau y haber cursado estudios en la Universidad de Viena, optó por la vida monástica. En 1843 ingresó como novicio en el

que

En abril del mismo año, un botánico alemán, Cari Correns;

llega por su cuenta a resultados perfectamente comparables a los de Mendel; también Correns, en los primeros mo¬

de haber efectuado millares de fecundaciones artificiales y de haber examinado decenas de miles de granos, Mendel se estima en condiciones de formular conclusiones gene¬ rales con valor de leyes, que son las que expondrá en la memoria de

1865.

Desgraciadamente, la inmensidad de su obra y su extra¬ ordinaria novedad la harán incomprensible para sus con

redescubrimiento

del

mendelismo

iba

a

recibir

sú¬

bitamente una acogida entusiasta y a suscitar una extra¬ ordinaria

curiosidad

en

el

mundo

entero.

Las

confirma¬

ciones afluían de todas partes; las leyes de hibridación pronto llamadas leyes de Mendel se extienden al reino animal gracias a los trabajos de Bateson en Ingla¬ terra y Lucien Guénet en Francia. ¿En qué consistía la importancia de la revelación mendeliana?

Sin duda, Mendel no había sido el primero en ocu¬ parse de los fenómenos de la herencia. Con anterioridad se habían recogido numerosas observaciones sobre la

transmisión de caracteres orgánicos, tanto en las plantas como en los animales o en la especie humana; incluso sabios como Köhlreuter, Weckuva, Lecoq, Sagaret, Goss y Seton, Naudin, etc. habían emprendido el estudio expe¬ rimental

de

la

herencia.

Pero

de

todo

eso

no

se

había

podido sacar nada en claro, no se había obtenido nada decisivo. Los resultados de los cruzamientos, cualesquiera

que fuesen, seguían siendo casi siempre imprevisibles para el investigador. Todo ocurría como si el fenómeno de la transmisión hereditaria fuese esencialmente caprichoso, o al menos demasiado complejo para prestarse a un anᬠlisis exhaustivo.

JOHANN

GREGOR MENDEL por

Jean

Rostand

de la Academia Francesa

Johann Mendel, creador de la

genética. Foto Embajada de la República Socialista de Checoeslovaquia

Y he aquí que todo cambia con Mendel... Este había sabido escoger y cruzar variedades de guisantes suficien¬ temente estables, que presentaban caracteres diferenciales constantes y bien definidos: diferencias en la forma (arru¬ gada o lisa) o en el color (verde o amarillo) de la si¬ miente

madura,

en

la

forma

de

la

vaina

madura,

en

el

color de la vaina sin madurar, en la longitud de los tallos, etc. Después de largas experiencias y de haber reflexio¬ nado sobre los resultados de los cruzamientos, Mendel se

encontró en condiciones de predecir con exactitud lo que va a ocurrir cuando se cruzan dos guisantes que difieren en

uno o varios

de esos

caracteres.

Por ejemplo, y para no citar sino una experiencia sim¬ ple, se puede predecir que del cruzamiento de dos guisantes que difieren por los caracteres «A» y «a», sólo nacerán guisantes que presenten el carácter «A»; pero si se cruzan

comportamiento de las unidades mendelianas hoy llama¬ das «genes» y el de las partículas o cromosomas que se encuentran, en número constante para cada especie, en los El

núcleos celulares mendelismo

mosómica

de

la

de todos

conducía

herencia,

los

seres vivos.

directamente

imaginada

a

la

teoría

cro-

intuitivamente

por

Weisman a fines del pasado siglo. A partir de ese momento, mendelismo y teoría cromosómica

van

a

evolucionar

concertadamente,

esclarecién¬

dose y fortificándose recíprocamente; la observación c¡tológica apoya incesantemente los datos experimentales proporcionados por los cruzamientos.

entre sí estos híbridos de primera generación, puede predecirse que el carácter «a» reaparecerá en la genera¬

Gracias a este género de colaboración pudo realizar la escuela de Morgan, con la mosca de vinagre o Drosofila, el gran trabajo que constituye uno de los más hermosos edificios de la biología, y gracias a los cuales fue posible localizar un gran número de genes, no sólo en uno u otro

ción siguiente que contará, como promedio, tres plantas con el carácter «A» por cada planta con el carácter «a».

punto preciso del cromosoma correspondiente.

Además, la obra de Mendel no confería tan solo al experimentador la preciosa facultad de prever; las rela¬ ciones numéricas que ponía en evidencia tenían una signi¬ ficación profunda, ya que revelaban un juego de mecanismos invisibles, hasta entonces insospechados. Para explicar se¬ mejante regularidad en los resultados de los cruzamientos, era indispensable, en efecto, suponer que los caracteres de los padres se separan se divorcian en las células reproductoras de los híbridos, y que, por añadidura, se divorcian independientemente unos de otros. Se imponía así la noción de discontinuidad del patrimonio heredi¬ tario, el cual debía aparecer como constituido por elemen¬ tos separables, análogos a los átomos del químico.

Por último,

había

un

paralelismo

asombroso

entre

el

de los cuatro cromosomas

del

insecto sino

incluso en

un

Por otra parte, esa etapa otológica ha quedado ya supe¬ rada. Estamos ahora en la «etapa química», puesto que, actualmente, el «gen» cromosómico es considerado como una gran molécula de ácido nucleico (D.N.A.). ¿Cual es la situación, hoy en día, del mendelismo? Conviene destacar, en primer lugar, la universalidad de las leyes de Mendel. Como dice Matthey, «el universo mendeliano no se reduce, como podía suponerse en 1900, a un huerto en que las leguminosas maduran con semillas verdes o amarillas, arrugadas o lisas; este universo abarca, en el marco de sus leyes, la totalidad del mundo vi¬ viente, desde el virus hasta el hombre». Hay que decir también que se han podido aportar prue-

17

TL

J*.

jfmr

JOHANN MENDEL (cont.)

bas directas del divorcio de los «genes» en el transcurso de la formación de células generadoras.

El mendelismo toda la genética

en la medida en que ha hecho nacer está presente en la mayor parte de

los estudios relativos a la mutación, evolución,

individua¬

lidad orgánica, estructura fina de los cromosomas y quí¬ mica del «gen»; pero además interviene, en estado puro, en numerosas esferas científicas, y principalmente en la genética humana. Los médicos se inspiran necesariamente en el mendelismo para denunciar las consecuencias perjudi¬ ciales de ciertas uniones y señalar los inconvenientes de la consanguinidad. Si alguna vez llega a crearse una euge¬ nesia negativa, destinada a eliminar o por lo menos a rari¬ ficar ciertas enfermedades o taras hereditarias en nuestra

18

especie, deberá tener en cuenta ante todo los datos pro¬ porcionados por el mendelismo. Entre las aplicaciones mejor conocidas de las leyes de Mendel hay que citar toda la genética sanguínea. Gra

cias a que se han determinado las modalidades de trans¬ misión del factor «Rhésus», se ha podido crear una tera¬

péutica capaz de evitar los peligros que acarrea al niño la incompatibilidad de los «Rhésus» de los progenitores. El conocimiento de la genética sanguínea permite, en ciertos casos, la utilización por la justicia de informaciones valederas sobre la exclusión de paternidad: si bien es verdad que por el análisis de la sangre no se puede pro¬ bar nunca que un niño sea hijo de este o aquel hombre, se puede probar, en cambio, y con bastante frecuencia, que no puede ser hijo de tal otro hombre. El conocimiento de las leyes de Mendel ha prestado y presta inmensos servicios a la agricultura y a la gana¬ dería. Aplicando razonablemente estas leyes se pueden manipular los caracteres raciales como si fueran fichas, y asociar así en una misma raza varios caracteres ventajosos tomados de diferentes linajes. Por ese procedimiento se han acrecentado notablemente el vigor y la resistencia de

Estas fotografías tomadas desde un avión en Tanganyika occi¬ dental muestran a una jirafa albina (a la derecha) y a una cebra manchada (a la izquierda) que viven en perfecta armonía con

el

resto

de

la

manada.

Sin embargo, esos animales difieren tanto de sus congéneres que dan la impresión de perte¬ necer a otra especie. Su extraña

apariencia se debe a un carácter recesivo que sólo aparece rara¬ mente, pues las cebras man¬ chadas son todavía menos fre¬

cuentes que las jirafas albinas. No obstante, con posterioridad a la fotografía, los guarda¬ bosques informaron que la cebra en cuestión, una hembra, había

tenido

un

hijo

también

man¬

chado. Foto © Bírnback Publishing Service, Nueva York

¡

MM9

« Cruzamiento de dos plantas de

especie pura, la una con flores rojas (grises en el diseño) y la otra con flores blancas. Ambas poseen genes de color semejantes.

$

LA DESCENDENCIA HÍBRIDA.

En la primera generación, cada flor recibe un gen de cada progenitor. Las flores son

rojas porque el gen dominante es el rojo. El blanco ss recesivo ; permanece

intacto

pero

no

aparece en esta generación.

LA LECCIÓN DE LA

DESCENDENCIA

DE

L

HÍBRIDOS. En la segunda ge

LOS GUISANTES DE FRAY GREGORIO

ración,

cada

flor

recibe

gen de cada progenitor, producen así dos flores especie pura, una blanca y una roja, y dos flores híbridas

$

$

rojas.

Dibujos Unesco

los cereales, y se ha mejorado en cantidad o en calidad la producción de carne, lana, leche, huevos, etc. Al hablar del mendelismo, es imposible no decir algu¬ nas palabras sobre la ofensiva que sufrió hacia 1948 en

unión del morganismo y que fue lanzada por los bió¬ logos soviéticos de la escuela michuriniana agrupados en torno al botánico Lyssenko. En nombre de cierto dogma¬ tismo anatematizaron las concepciones mendelianas, que fueron calificadas de reaccionarias, burguesas, idealistas, formalistas, etc. Se ironizó sobre el hombre de los gui¬ santes y sobre lo que llamaban una «teoría de fraile»... Los mismos que estigmatizaban a Mendel sostenían que el centeno puede nacer del trigo, y que la vida aparece espontáneamente en la yema del huevo. Fue aquélla una triste época para la ciencia, que sólo merece recordarse para no olvidar nunca hasta qué grado de desatino pueden llegar hombres estimables e instruidos cuando ceden al fanatismo

doctrinal.

El mendelismo se ha instalado de una vez para siempre en el pensamiento biológico, y nada puede eliminarlo por¬ que expresa una parte considerable de la realidad vital. Quiérase o no, impregna desde ahora nuestros modos de observar, de experimentar, de razonar y de pensar. La gloria de Mendel, como la de Darwin y Pasteur, está por encima de los vaivenes de la opinión. Mientras haya bió¬ logos en el mundo, enaltecerán la memoria del oscuro fraile de Brünn que, más rico en genio que en saber, fue el primero en hacer la luz sobre uno de los más grandes fenómenos de la naturaleza.

JEAN ROSTAND, biólogo y escritor científico, ha llevado a cabo importantes estudios sobre la partenogénesls experimental, las ano¬ malías en los batracios, la acción del frío en las células reproductoras, etc. Rostand es autor de un gran número de libros, y en 1959 Ingresó en

la

Academia

Francesa.

Ha

escrito

numerosas

obras

tales como la evolución de las especies y la herencia 1959 recibió el premio Kalinga, otorgado par la Unesco.

sobre

temas

humana.

En

19

"Es evidente que la lucha racial, si no conseguimos ponerle coto y eliminarla finalmente por completo, se convertirá en un monstruo destructor junto al cual los conflictos religiosos o ideológicos del pasado y del presente parecerán meras querellas de familia." Así se expresaba el año pasado U Thant, Secretario General de las Naciones Unidas, al mostrar las consecuencias de la discriminación

racial en el mundo. Tal como se la practica oficialmente en la República de Sudᬠfrica, la discriminación racial ha creado en ese país una situación dramática, única en su género, que en los últimos años ha sublevado cada vez más la concien¬ cia del

mundo.

En

noviembre de 1962,

la Asamblea

General

de las

Naciones

Unidas estableció un comité especial para que estudiara la política de apartheid en Sudáfrica y sus consecuencias. Los resultados de esas investigaciones fueron consignados en una serie de informes, el último de los cuales data de diciembre de 1964. Los informes revelan una agravación constante de la situación en la República de Sudáfrica. La mera relación de los hechos señalados por los informes, y de los cuales damos aquí una síntesis, basta para definir la situación : es la prueba de la tragedia en que están sumidos millones de personas en Sudᬠfrica, una tragedia que no tiene otra causa que una diferencia de color.

LA

ENTRADA A LA FABRICA.

En

Sudáfrica,

los

trabajadores africanos forman la masa destinada a las tareas no especializadas; una política racial rigurosa los mantiene

en

esa

situación.

El

informe

del

Comité

Especial de las Naciones Unidas indica ocupe un lugar importante en la política gubernamental.

Los planes del Gobierno prevén que las reservas afri¬ canas irán adquiriendo progresivamente el derecho a gober¬ narse a sí mismas. Los africanos sólo ejercerán sus dere¬

chos políticos en las reservas, y los blancos lo harán en el resto del país, que se califica como zona «blanca». Esta hábil fórmula constituye, de hecho, un grave aten¬ tado contra los derechos de una gran mayoría de los habí-

(1) Según la información proporcionada en 1962 a la Organización

uIna de las primeras decisiones de la Unión Sud¬

africana, constituida en 1909 gracias al acuerdo de los dos principales grupos blancos del país, fue la pro¬ mulgación de la «Native Land Act» de 1913, que limitaba los derechos de los africanos a la posesión de tierras, fijándolos en un total de 10 millones y medio de «morgen» (unos 9 millones de hectáreas). En 1936, la «Native Trust and Land Act» dispuso la adquisición de otros 7 millones de hectáreas destinadas a los africanos, y la liquidación de las «manchas negras» en el resto del país. Cuando se haya completado esa operación, las reservas africanas no alcanzarán a cubrir una séptima parte del territorio.

La separación geográfica tradicional constituye sobre todo una limitación del derecho de los africanos a poseer tierras, impuesta por el Gobierno sin que los africanos hayan po¬ dido manifestar su opinión y enérgicamente rebatida por los dirigentes africanos. Las reservas sólo contienen el 38 por ciento de la población africana del país, e incluso una comisión gubernamental reconoció que apenas podían proporcionar un nivel de vida tolerable a la mitad de su población actual. La mayoría de los africanos vive fuera de las reservas. En las zonas urbanas el número de africanos

es mayor que el de blancos. En la zona rural «blanca» hay cuatro veces más africanos que blancos. El National Party llegó al poder en 1948, después de una campaña en la que había insistido en los supuestos peli¬ gros del aumento de la población africana fuera de las reservas y de la tendencia a la integración económica. Dicho partido se dedicó a promulgar una serie de leyes que prohiben toda relación social entre los grupos raciales, restringen los derechos de los africanos fuera de las reser¬ vas, y refuerzan el sistema tribal.

población

En 1951, la «Bantu Authorities Act» abolió el Consejo _.

de la República Sudafricana comprende cuatro grupos de población

Representativo de los indígenas y autorizó al Gobernador ¿ 1

Internacional claramente

del Trabajo por el diferenciados,

de

los

Gobierno sudafricano, cuales

11

millones

la son

bantúes,

3 millones de origen europeo, 500.000 de origen asiático, y un millón y medio de origen mixto.

General a que estableciera «autoridades tribales» bantúes.

La institución de estas últimas tropezó con la oposición de SIGUE

A

LA VUELTA

f^KKETTE SLECS_BLANKES ipAPCFI S EUROPEANS ONLY i

n

»»Baiaank.

Photo ig) Almasy

EL APARTHEID (cont.)

13 millones de personas víctimas de la coacción los africanos, y el Gobierno tuvo que imponerlas mediante amenazas, deportaciones, y el arresto de los dirigentes africanos, junto con la violenta intervención de la policía. La resistencia africana fue despiadadamente sofocada en Tembuland y en la región oriental de Pondoland entre 1957 y 1960. En virtud de la llamada «Promotion of Bantu Self-Govem-

ment Act», de 1959, los pocos africanos que poseían la calidad de electores se vieron despojados de su derecho a

elegir a algunos representantes blancos en el Parlamento. Dicha ley disponía la agrupación progresiva de las 264 reservas africanas dispersas en el territorio, que consti¬ tuirían así ocho «unidades nacionales», y el establecimiento de

autoridades

territoriales

en

las

unidades.

A

fines

de

1962, esas autoridades quedaron constituidas en el Transkei y en otras cinco regiones. [El Transkei, situado en la costa al noreste de la provincia del Cabo, tiene una superficie de 42 millones de kilómetros cuadrados y una población de 2 millones de habitantes.] De

esas

medidas

destinadas

a

la

creación

de

«Bantu¬

stans» se desprenden las conclusiones siguientes: Primero, las medidas han sido tomadas por un Gobierno en el que el pueblo africano no tiene voz ni voto, y tienden a establecer la separación de las razas y la negación de derechos a la población africana en las seis séptimas partes del país.

22

Segundo, los «Bantustans» no fueron pedidos por los africanos, sino que les han sido impuestos contra su vo¬ luntad. Los dirigentes africanos están presos o han sido reducidos

al

silencio,

la admisión de

los

blancos

en

las

reservas está reglamentada por un sistema de permisos,

y la «Proclamación 400» priva a los habitantes de la zona del Transkei de la libertad de reunión y de palabra. Tercero, la autonomía acordada actualmente al Transkei está limitada en muchos sentidos. Sabata Dalindyebo, jefe supremo de los Tembu una de las mayores tribus del Transkei dijo hace poco:

«La libertad que nos han dado en el Transkei equivale a la de las gallinas en el gallinero. Un corral de ganado sería preferible a esto.»

Cuarto, el programa aspira a consolidar el sistema tribal y a servirse de él contra las aspiraciones de los africanos a la igualdad. Quinto, las «unidades nacionales»

compuestas por las

reservas dispersas en el país no son económicamente via¬

bles. Ni siquiera pueden proporcionar un nivel mínimo de vida a sus habitantes actuales, que no alcanzan a cuatro millones. Poseen pocos recursos minerales, y las industrias

casi no existen. Su economía depende en gran medida de la exportación de mano de obra a las zonas «blancas», con un promedio de más de medio millón de trabajadores mi¬ grantes cada año. En consecuencia, puede considerarse que la creación de «Bantustans» tiene por objeto reforzar la supremacía de los blancos en el país, consolidando la posición de los jefes de las tribus, dividiendo al pueblo africano mediante el sistema de ofrecer empleos a un número limitado de africanos, y engañando a la opinión pública.

Como ya se ha indicado, la política del Gobierno de la República de Sudáfrica consiste en mantener el dominio de los blancos en la mayor parte si no en la totalidad del territorio, considerando para ello a los africanos que viven

Foto © Holmès-Lebel, Paris - Ernest Cole

A la izquierda, el andén de una estación; carteles en inglés y en afrikaans advierten al viajero que deberá utilizar los servicios e instalaciones con arreglo a su clasificación racial. El depósito de equipajes, la cantina, el telégrafo y el teléfono son diferentes para los "blancos" y los "no blancos". A la derecha, un tren para africanos solamente; a pesar de estar atestado de pasajeros, algunos luchan todavía por encontrar lugar.

fuera de las reservas como si fueran extranjeros en resi¬ dencia temporal, a quienes sólo se autoriza a permanecer si trabajan al servicio de los blancos. El desplazamiento de los

africanos

a

reglamentado, y talarse allí con cuya presencia continuación se tivas impuestas

las

«zonas

blancas»

está

estrictamente

las restricciones vigentes les impiden ins¬ sus familias. Todo africano sin empleo o significa un «problema», es expulsado. A enumeran algunas de las medidas prohibi¬ a los africanos y a otros no blancos.

La «Group Areas Act» de 1950, que dispone la separa¬ ción por la fuerza de los diferentes grupos raciales, sigue siendo aplicado activamente por el Gobierno a pesar de que la Asamblea General de las Naciones Unidas ha insis¬ tido repetidas veces en que no se lleve a la práctica. Las «manchas negras», zonas donde los africanos gozan de derechos de propiedad, están siendo rápidamente elimi¬ nadas.

color».

Miles de africanos están siendo evacuados a

las

reservas.

Este plan ha suscitado la oposición de muchos indus¬ triales, granjeros y dirigentes políticos. El 28 de mayo de 1963, Sir de Villiers Graaff, dirigente del United Party, dijo en la Cámara de la Asamblea que el National Party parecía considerar la provincia occidental del Cabo como «el ba¬

luarte de la civilización blanca», en el que los blancos se defenderían como en un estado de sitio, oponiendo una última resistencia mientras continuaran los conflictos en el resto del territorio.

En virtud de la «Bantu Laws Amendment Act» de 1963, que suele denominarse «ley sobre los criados», se prohibe severamente que los criados africanos residan en la misma

casa que sus empleadores blancos.

El 14 de febrero de 1963, el Departamento de Adminis¬ tración y Desarrollo de los Bantúes envió instrucciones a

Desde el 6 de noviembre de 1962 hasta fines de agosto de 1963, se han creado «zonas» para los grupos raciales en unas 40 ciudades y pueblos. Decenas de millares de familias, en su gran mayoría no blancas, se ven obligadas a abandonar las regiones donde algunas vivían desde mu¬ chas generaciones atrás.

las autoridades locales, por las cuales se prohibía la expan¬

Este desarraigamiento de las comunidades ha creado graves dificultades a las familias obligadas a trasladarse a un nuevo y lejano lugar de residencia, y ha sido causa de una gran inseguridad y un profundo resentimiento.

blación africana ha protestado frecuentemente contra los pases, considerados como «insignias de esclavitud», ca¬ biendo citar especialmente las manifestaciones de 1960 en Sharpville y en otras zonas del país.

Paralelamente a su política de separación territorial, el

Gobierno ha comenzado a sustituir y a desplazar a los 250.000 africanos de la provincia occidental del Cabo, a fin de reservar esa zona para los blancos y las personas «de

sión de! las empresas privadas africanas

en

las

zonas

urbanas.

Se ha dicho muchas veces que el sistema de pases constituye quizá el principal motivo de resentimiento de los

africanos, puesto que constituye una restricción perma¬ nente de sus movimientos. A lo largo de estos años la po¬

Con arreglo a la ley denominada «Native (abolition of Passes and Coordination of Documents) Act», de 1952, el gobierno del National Party reemplazó los pases de los africanos por las «libretas de control». El resto de los habiSIGUE

A LA VUELTA

23

EL APARTHEID (cont.)

Para los no blancos, educación de nivel inferior tantes recibió cédulas de identidad. Es raro que se castigue

a un no africano que carezca de su cédula de identidad, mientras que los africanos que no pueden exhibir sus libre¬ tas de control son pasibles de severos castigos, incluso si se trata de la pérdida accidental del documento. Las libretas del control contienen permisos para perma¬

necer en una zona urbana, recibos del pago de impuestos

y otras indicaciones. Si se sorprende a un africano fuera de las reservas sin su libreta de control, se lo lleva ante un

tribunal que lo condena a una multa o a una pena de pri¬ sión, tras de los cual se procede a expulsarlo. Los menores

pueden ser condenados a sufrir la pena del látigo. Esta reglamentación se ha vuelto aún más severa;

reglamentos que restringen la libertad de movimientos y de residencia de la población africana. En 1962, el número de condenas se elevó à 384.497, es decir, más de mil por día. En el último decenio el total

de condenas se elevó a

3.886.568.

Los africanos de las ciudades viven bajo el continuo temor de ser expulsado de ellas y enviados a las reservas. Esas medidas parecen haberse intensificado desde que el

Gobierno prosigue con renovada energía su política de «apartheid». En 1962, se expulsó a 4.254 mujeres africanas y a 677 niños africanos de las municipalidades africanas de Johannesburg.

se

El periódico «Star », de Johannesburg, publicó el 10 de

exige, en especial, que todas las mujeres africanas tengan

junio de 1963 dos episodios relatados por un asistente social africano, que revelan las dificultades con que tropie¬

sus libretas de control a partir del 1o de febrero de 1963.

La ampliación del sistema de pases a las mujeres africanas ha provocado una violenta oposición, dado que su aplica¬ ción puede tener gravísimas consecuencias para las

zan los africanos en las ciudades:

familias. En efecto, las madres de niños de corta edad pue¬ den ser arrestadas en cualquier momento, maridos y mu¬

subvenir a sus necesidades, y entre tanto enviaron a los niños a casa de sus abuelos en el campo, a fin de que los

jeres pueden ser detenidos separadamente y expulsados a sus «lugares de origen» respectivos, que a veces distan

criaran y les proporcionaran la educación adecuada.

centenares de kilómetros unos de otros. Puede prohibirse

a una madre que resida en una ciudad, aún cuando su hijo haya nacido en ella; por consiguiente, si se lleva consigo al niño, éste pierde el derecho de volver a la ciudad a

«Los padres de dos niños trabajaban en la ciudad para

«Cuando los niños terminaron la escuela y estuvieron en edad de trabajar, volvieron a Johannesburg puesto que en el campo no había empleos para ellos. Pero las autoridades los expulsaron de la ciudad donde habían nacido y donde habían pasado su primera infancia.

menos de contar con un permiso especial.

«Desde el punto de vista jurídico, esos niños no tienen

Uno de los rasgos más sorprendentes de la política racial de Sudáfrica es la gran cantidad de detenciones y condenas que se observan en relación con las numerosas leyes y

domicilio alguno. Son personas desplazadas. ¿Qué pueden hacer entonces? Viven ¡legalmente con sus padres en Johannesburg, escondiéndose de día y rondando por las calles de noche, sin trabajo, inútiles, mal alimentados y sin esperanza alguna. «Otro

muchacho

vivía

en

el

campo

con

sus

padres

hasta que estos murieron, tras de lo cual vino a Johannes¬

partimientos

burg para vivir con su tío. Lo arrestaron porque no tenía su pase, y lo expulsaron de la ciudad puesto que no había nacido en ella y no tenía diez años de residencia

del apartheid

urbana.

En la República de Sudáfrica, ia ley de 1950 sobre el registro de la población sudafricana da las definiciones siguientes de las categorías de personas establecidas por ella:

BLANCO: "Se entiende por blanco a todo individuo cuya apariencia es manifiestamente la de una persona de raza blanca o la de una persona a quien se considera generalmente como blanca; empero, este término no se aplica a los individuos que puedan tener el aspecto de personas de raza blanca pero que son considerados generalmente como individuos de color."

(Esta definición fue modificada en 1962, a fin de que los nacionales de algunos paises con los que Sudáfrica mantiene relaciones diplomáticas y consulares puedan escapar a las restricciones aplicables a los no europeos. La nueva definición agrega: "Se considera blanco a todo individuo que sea aceptado generalmente como tal, aunque su apariencia no sea manifiestamente la de

un blanco.")

INDÍGENA: "Se entiende por "indígena" a todo indi¬ viduo que pertenece efectivamente a una raza o a una

tribu aborigen de Africa, o a quien se considera general como perteneciente a alguna de ellas."

en

PERSONAS DE COLOR: Se entiende por "persona de color" a todo o "indígena".

individuo

que

no

sea

"blanco"

«Se le dijo que volviera

al

campo,

pero

el

muchacho

había perdido contacto con las gentes de la región después de la muerte de sus padres, y no conocía a nadie que pudiera proporcionarle un hogar. Tiene apenas 17 años, y continúa viviendo ¡legalmente con su tio, confiando en que no lo «pescarán».

«¿Que le reserva el porvenir a ese muchacho? ¿Deberá su

tío

alimentarlo

continúa

en

la

hasta

el

fin

de

sus

días,

mientras

él

ociosidad?

«¿Cabe asombrarse, en esas condiciones, de que muchos «tsosis» (delin¬

de esos muchachos se conviertan en cuentes juveniles) y hasta en criminales?»

u'consiste en reservar a los blancos los empleos no de los aspectos de la política del «apartheid»

calificados y bien remunerados, dejando a los africanos los trabajos no especializados y mal remunerados. Mediante la aplicación de esta política, la República ha proporcionado a los habitantes blancos uno de los niveles de vida más altos

del mundo,

mientras que los salarios de los no blancos

constituyen

apenas

una

fracción

de

lo

que

ganan

los

blancos.

En la Ordenanza No. 46, de 1959, las "personas de color" son subdivididas de la manera siguiente: "Personas de color del Cabo; malayos del Cabo; griquas; chinos; indios; otros asiáticos; otras personas

de color (individuos que no están comprendidos en los grupos citados, y que no son ni blancos ni indígenas)."

24

(Citado

por

la

Comisión

Internacional

de

Juristas,

Ginebra, 1961, "Sudáfrica y la primacía del derecho"".)

El Gobierno del National Party ha generalizado la «barrera de color» en materia de empleos. La «Industrial Conciliation Act» de 1956 dispone la distribución de los empleos con arreglo a los grupos raciales. Dado que los blancos monopolizan el poder político, sus intereses son los que predominan toda vez que hay competencia entre los grupos raciales. Los no blancos jamás tienen la segu¬ ridad de que podrán utilizar los conocimientos profesionales que han adquirido o que procuran adquirir.

De los africanos que luchan por obtener la igualdad de derechos

en

Sudáfrica,

un

gran número es encarcelado y condenado a duros castigos. En

la

foto

se

ve

a

Nelson

Mandela (centro), dirigente africano juzgado en 1 962 junto con

nido

otros

91

acusados.

nuevamente

Dete¬

algunos

meses más tarde, Mandela fue

condenado a prisión perpetua el 12 de junio de 1964. Foto © Holmès-Lebel, Paris Ian Berry

Durante el año pasado se dieron a conocer cinco dis¬ posiciones

por

las

cuales

se

reserva

exclusivamente

a

los blancos la conducción de camiones, los empleos espe¬ cializados en la industria de la construcción, y los empleos de

«barman»

en

diferentes zonas.

Se está

estudiando

la

posibilidad de reservar otros empleos exclusivamente para blancos. Esas decisiones han provocado una profunda amargura.

-

' Las misiones religiosas se vieron obligadas a transferir

Medidas discriminatorias tan flagrantes como las que anteceden se ven facilitadas por cuanto los africanos no tienen derechos políticos, y hasta se les niega el ejercicio de

derechos

En 1953 se dio un paso decisivo en esa dirección cuando se promulgó la «Bantu Educación Act», por la cual la res¬ ponsabilidad de la educación de los africanos (con excep¬ ción de la enseñanza superior) pasaba de los gobiernos pro¬ vinciales al Gobierno Central, otorgándose al Ministro respectivo amplios poderes sobre los establecimientos de enseñanza, tanto públicos como privados.

sindicales.

Los

sindicatos

africanos

no

son

reconocidos oficialmente, y no pueden emprender nego¬ ciaciones colectivas. La huelga está prohibida a los traba¬ jadores africanos, so pena de una multa de 1 000 rands (el rand equivale a 1,40 dólares) una condena a tres años de cárcel, o ambas cosas a la vez.

al Gobierno la fiscalización de sus escuelas, o bien per¬ dieron los subsidios oficiales cuando decidieron pasar a la categoría de escuelas privadas. Sólo un pequeño número de ellas pudo sobrevivir sin subsidios.

Se ha abierto una cuenta especial para las subvenciones destinadas

a

tribución del

las,' escuelas

no

gubernamentales.

Gobierno se fijó en

13 millones

La

de

con¬

rands,

con el resultado de qué los africanos se vieron obligados a financiar el desarrollo de la enseñanza como consecuencia

El registro de la población según las razas sigue pro¬ vocando un grave descontento, sobre todo con motivo de los rumores que circularon recientemente y según

de un aumento de los Impuestos y de las contribuciones de las

comunidades.

clasificadas como blancas. En muchos casos una parte de la familia es clasificada como blanca, y la otra como

El Gobierno procedió luego a extender el «apartheid» a la enseñanza superior, dividiendo las instituciones de esa enseñanza con arreglo a una base racial y tribal, y des¬ plazando de las ciudades a los colegios superiores afri¬

«de color».

canos.

los cuales centenares de familias

Cada

año se

condena

«de color»

a centenares

de

habían sido

personas

por

infracción a la «Immorality Act», que prohibe los matri¬ monios mixtos y las relaciones sexuales entre personas de razas

diferentes.

Aunque la ley no veda la participación mixta en las actividades deportivas, los dirigentes gubernamentales han insistido ante las asociaciones deportivas para que agrupen a sus miembros con arreglo a la raza. Se han construido instalaciones deportivas por separado, en virtud de la «Group Areas Act», y los organismos locales se han opuesto a la participación mixta en los deportes. Los equipos mixtos no han podido obtener pasaportes y otros documentos, habiéndose amenazado con tomar dispo¬ siciones legislativas si las asociaciones no se plegaban a la política del Gobierno. Esas medidas han llevado a diversas organizaciones deportivas internacionales a estudiar propuestas en el sentido de que se excluya a los equipos sudafricanos de los torneos.

Uno de los aspectos más significativos de la política de «apartheid» es el esfuerzo deliberado del Gobierno para ejercer un control total sobre la educación, imponer la segregación en la enseñanza sobre una base tribal y racial, y dar a los no blancos una formación que los reduzca a la condición subalterna que les reserva la política gubernamental.

tn 1959 se aprobó una ley por la que el Estado tomaba a su cargo e! Fort Hare University College, y establecía colegios universitarios separados para las personas no blancas. Ningún estudiante blanco puede asistir a los colegios para no blancos, y luego de un periodo de transición (durante el cual los estudiantes ya matricula¬ dos en una de las universidades «abiertas» pudieron termi¬

nar sus cursos, a reserva de la aprobación del Ministro), los

no

blancos

deben

limitarse

a

asistir

a

sus

propios

colegios. El Gobierno sostiene que las posibilidades de educación han aumentado considerablemente desde que tomó a su

cargo la enseñanza de los africanos. Por ejemplo, el número de alumnos pasó de 938.000 en 1953-1954, a 1,6 millones en 1961. No obstante, las cifras de ese aumento requieren algunas reservas y comentarios. En primer lugar, como la cuota del Gobierno para la finan¬ de los africanos ha sido fijada en 13 millones de rands, todo aumento de los gastos debe ser obtenido mediante impuestos directos à los africanos, «r ciación de la enseñanza

Como resultado se advierte una disminución de los gastos ¿Q per capita en materia de educación.

En segundo lugar, de las 6.927 escuelas para africanos, SIGUE

A

LA

VUELTA

La

legislación

del

trabajo

en Sudáfrica se basa en el

principio de la separación de

las

razas.

En

virtud

de una ley de 1957, el personal de enfermeros ha sido objeto de medidas de discriminación

racial.

A

la

izquierda, manifestación en Johannesburg: una enfer¬ mera blanca protesta contra

la política de apartheid junto a una de sus colegas "no blancas". Con arreglo a la ley, esta joven enfer¬ mera "no blanca" (a la derecha) no puede formar parte del Consejo encargado de reglamentar la profesión. Por más altas que sean sus calificaciones profesionales,

le

está

prohibido

tener

a

una "blanca" a sus órdenes. Foto © Holmès-Lebel, París (Ian Berry)

EL APARTHEID

(cont.)

Una increíble mortalidad entre los niños bantúes sólo 169 son públicas; las otras son escuelas subvencio¬ nadas por el Estado.

efectos del «apartheid»: miseria, desnutrición, enfermedad, ruptura de la vida de familia, humillación y tensiones ra¬

En tercer lugar, el 97 por ciento de los niños que asisten a la escuela están en los primeros grados, y de ellos sólo

ciales.

una cuarta parte cursan los grados primarios superiores (los cuatro últimos años de enseñanza primaria). En 1962, sólo 911 niños se presentaron al examen de fin de cursos. En cuarto lugar, muchos dirigentes africanos y pedagogos se oponen a la «educación bantú» que, según ellos, tiende a favorecer el sistema tribal y limita la extensión de los conocimientos al hacer hincapié en la enseñanza que se da en la lengua materna, a la vez que reduce considerable¬ mente la enseñanza en inglés y en «afrikaans». Las escuelas primarias han sido organizadas sobre una base étnica, y cada una da la enseñanza en una de las siete lenguas afri¬ canas oficiales. El inglés y el «afrikaans» se enseñan como asignaturas, a razón de menos de dos horas por semana. Un peticionante declaró ante el Comité especial : «De ese sistema resulta que el nivel del inglés y del «afrikaans» es sumamente bajo, con lo cual los africanos tienen todavía mayores dificultades para adaptarse a una economía dirigida por blancos que no hablan las lenguas tribales, e incluso para comunicarse con los africanos de otras tribus.»

En quinto lugar, el aumento de la matricula de canos en las universidades es engañoso, puesto refiere principalmente a los cursos de divulgación cursos por correspondencia organizados en el universitario de Sudáfrica, así como a los cursos dan en los colegios tribales y que no permiten ningún certificado.

26

los afri¬

que se o a los

colegio que se obtener

Las iniquidades que sufren los no blancos como con¬ secuencia de' diversas leyes o aspectos de esta política, sólo proporcionan una imagen parcial de los diversos

Por causa de la discriminación racial, la población blanca de la República de Sudáfrica puede gozar de uno de los más altos niveles de vida, mientras se niega a los no blancos una parte equitativa de la renta nacional. Algunos hechos expuestos en un reciente informe à la Comisión Económica para Africa son significativos :

La proporción entre el salario medio de los blancos y el de los africanos en la industria minera es de 15 a 1 aproximadamente; en las industrias de transformación, es

de

5 a

1.

En 1960, los blancos, que constituyen el 19.3 por ciento de la población, percibían el 67 por ciento de la renta nacional mientras que los africanos, que constituyen el 68.4 por ciento, recibían el 26.5 por ciento, y las personas «de color» y los asiáticos, que forman el 12.4 por ciento de la población, recibían el 6.5 por ciento.

En 1959, la renta anual por habitante era de 425 libras esterlinas para los blancos, 39 libras para los africanos, y 54 libras para . los asiáticos y gentes «de color». A. pesar de los vastos recursos económicos del país, la miseria, el hambre y la enfermedad están tan difundidos entre los no blancos de Sudáfrica que la situación ha alarmado a la nación y suscitado recientes debates en el parlamento y en la prensa. Una serie de encuestas realizadas hace poco muestran que la renta media de las familias africanas está muy por debajo de los gastos mensuales indispensables para vivir dignamente. Los estudios efectuados en Durban revelaron que el 60 por ciento de los trabajadores africanos no toman desayuno,

soltero respectivamente de un africano que llene las con¬ diciones antedichas, no pueden residir en las zonas urbanas. Incluso en esos casos cualquiera de ellos puede ser expul¬ sado si acepta un empleo en otra zona o si no se presenta a las autoridades dentro de los tres días de haber cesado

en su empleo.

La esposa de un africano que trabaja en la ciudad sólo puede reunirse con su marido durante 72 horas, y sólo en caso de que obtenga un permiso de las autoridades, para lo cual deberá manifestar, por ejemplo, que desea tener un hijo.

Estas leyes y reglamentos han suscitado graves pro¬ blemas sociales. En las zonas urbanas la proporción de niños africanos ilegítimos es extremadamente elevada. El informe anual del médico jefe de la división de sanidad de Durban

señala que en 1961 un

total

de

nacieron 3.665 niños ilegítimos sobre

5.864.

En caso de infracción a estas leyes y reglamentos rigu¬ rosos, en cuya institución no tuvieron voz ni voto, los afri¬

canos

son

arrestados

expulsados de

sin

contemplaciones,

multados

o

las ciudades.

Los azotes son un castigo obligatorio de diversos delitos. Las estadísticas oficiales indican que en los diez últimos años se aplicaron 850.000 latigazos. El promedio actual es de 80.000 latigazos, aplicados a 17.000 delincuentes. El número de personas azotadas actualmente es ocho veces mayor que hace .20 años. No puede sorprender, en consecuencia, que esta situación haya provocado descontento y tensiones raciales, como lo reconocen incluso los funcionarios más responsables que defienden la política del «apartheid».

y que un gran número de escolares africanos no reciben nin¬ gún alimento hasta la hora de la cena. Una encuesta en un hospital de la provincia del Cabo mostró que el 54 por ciento de los niños no blancos estaban muy por debajo de su peso normal, y que el 17 por ciento sufrían de un estado de inanición avanzada. El doctor Hansen, pediatra adjunto de la Universidad de Ciudad del Cabo, declaró en

octubre

de

1962:

En Ciudad del Cabo la gastroenteritis provoca la muerte de niños no blancos en una proporción 100 veces mayor que la de niños blancos. El 5 por ciento de los niños bantúes atendidos por los médicos que participaron en un estudio reciente, están enfermos de «kwashiorkor», afección que médicos

consideran

como

el

índice

de

un

estado

general de desnutrición en una colectividad.

La tasa general de mortalidad infantil de los niños africanos es una de las más altas del mundo, y varía del 200 por mil en las ciudades hasta el 300. y 400 por mil en algunas de las zonas rurales. En cambio la pro¬ porción correspondiente a los niños blancos es de 27 por mil, una de las más bajas del mundo.

A la miseria, a la desnutrición y a

las enfermedades

se suman las humillaciones constantes infligidas a los africanos como consecuencia de las complicadas leyes que

restringen caso

de

su

La «General Law Amendment Act» de 1963, promulgada en mayo de ese año, dispone entre otras cosas la prisión sin proceso previo, durante 90 días, de toda persona sospechosa de haber cometido un delito o que posea informaciones

«La proporción de la mortalidad (fallecimientos provo¬ cados por diversas causa) en el grupo de edad de uno a cuatro años, muestra que los niños bantúes mueren en .una proporción 25 veces mayor que los niños blancos, y los niños «de color» en una proporción 15 veces mayor.»

los

ti Gobierno sudafricano ha aprobado en los últi¬ mos años un gran número de leyes represivas para sofocar y eliminar toda oposición a la política de «apartheid». Esa legislación ha sido reforzada aún más en el curso del año pasado.

libertad y establecen

penas

rigurosas

en

infracción.

Un africano no puede entrar en una región urbana sin un permiso, y le está vedado quedarse en ella más de 72 horas si carece de un permiso de trabajo. Un afri¬ cano no puede residir en una zona urbana si no ha vivido en ella desde su nacimiento o ha trabajado en la zona

durante diez años para un solo empleador; una mujer o un muchacho africanos, que no sean la esposa o el hijo

sobre

un

delito

cometido

por

otra.

Esta

ley provocó numerosas críticas en Sudáfrica y en el extranjero, pues según sus adversarios equivalía a la supresión del imperio del derecho y a la creación de un estado-policía. El

Ministro

de Justicia

tiene

actualmente

la

facultad

de

prohibir las organizaciones políticas y las reuniones pú¬ blicas. Puede impedir que determinadas personas desarro¬ llen actividades públicas, restringir sus movimientos, expul¬ sarlas, someterlas a arresto domiciliario, o encarcelarlas durante periodos sucesivos de 90 días. Puede prohibir publicaciones o exigir cauciones de 20.000 rands para la autorización de publicar periódicos. En muchos casos el Ministro no tiene por qué dar cuenta de sus actos; con frecuencia

le

basta

acusar a

la víctima

de

favorecer los

fines del comunismo, del que se ha dado una definición lo suficientemente amplia como para abarcar todas las formas de oposición activa a la política de «apartheid», Los poderes de los tribunales en caso de recurso son extremadamente restringidos.

En junio de 1963, el Comisario de las prisiones declaró que 5.293 personas habían sido arrestadas el año anterior por supuestos atentados contra la seguridad del Estado; de ellas, 2.047 fueron acusadas de favorecer los designios del Congreso Nacional Africano o del Congreso Panafricanista. Se procesó a centenares de personas en los últimos meses por sabotaje, asociación con organizaciones ¡legales o colaboración con sus fines. Conviene señalar que la definición de sabotaje es muy amplia y que ese crimen puede acarrear la pena de muerte. Uno de los resultados de esta serie de medidas repre¬

sivas ha sido la creciente convicción entre los oponentes SIGUE

A

LA

VUELTA

27

EL APARTHEID (cont.)

Una represión sistemática y despiadada del «apartheid» incluso todas las principales organiza¬ ciones de no blancos de que no existe ningún medio jurídico para luchar contra esa política, y que la resistencia violenta

es

la

única

manera

de

obtener

la

igualdad

de

derechos para todos los habitantes del país.

La población no blanca de Sudáfrica ha ensayado di¬ versos medios pacíficos para lograr sus fines, y ha sido duramente perseguida por el Gobierno. Para no hablar más que del periodo de la postguerra, cabe

en

recordar el

1946-1948,

movimiento

en

el

que

¡ndfo

2.300

de

resistencia

personas

pasiva

provocaron

su

propia detención; la campaña de oposición abierta a las leyes injustas, en 1952, y en la que más de 8.500 personas fueron detenidas por infracciones a los reglamentos del «apartheid»; además podrían citarse numerosas manifes¬ taciones, boycotts y huelgas. Todas esas formas de pro¬ testa

fueron

sofocadas

mediante

durísimas

medidas

de

Para hacer frente a la tensión creciente en el

está

ampliando

enormemente

país, el

todos

los

ele¬

mentos de las fuerzas armadas. Ha establecido «comman¬

dos» aéreos, fuerzas policiales de reserva y milicias nacio¬ nales; se ha entrenado a los civiles en el uso de las armas; se ha ampliado la red radiofónica para mantener en con¬ tacto todas las estaciones policiales; se han importado

grandes cantidades de armas, y los presupuesto de defensa y de policía han aumentado considerablemente. De 1960-1961 a 1963-1964, el presupuesto de defensa casi se ha cuadruplicado, mientras los gastos corres¬ pondientes a la policía aumentaban en más de un tercio. El presupuesto provisional de gastos para el año en curso excede con mucho del presupuesto anual más elevado

de los años de la segunda guerra mundial, fuerzas

sudafricanas

combatían

en

diversos

cuando

las

frentes.

El problema en Sudáfrica no consiste solamente en la perpetuación de las desigualdades resultantes del desarro¬ llo

histórico,

o

en

la

persistencia

de

iniquidades

tales

como la negación del derecho de voto a la mayoría de la población, la separación de la población según las razas, o

la

discriminación

en

la

repartición

El problema, además, no es el de un determinado sis¬ tema político o social que los hombres de espíritu demo¬ crático consideren objetable, ni tampoco el de una cues¬ tión de razas, sino la consecuencia de una ideología racista convertida en una política estatal y aplicada por la fuerza contra la mayoría de la población del país, en vio¬ lación de las obligaciones de la República de Sudáfrica con respecto a la Carta de las Naciones Unidas. La doc¬ trina racista en que se funda la política de «apartheid» constituye la antítesis misma del concepto de cooperación internacional que constituye el fundamento de la existencia de

las

El

Naciones

de

los

frutos

del

trabajo. Palabras tales como «segregación» y «discrimina¬ ción» apenas pueden describir hasta qué punto la política

Unidas.

Comité Especial tomó nota

de que

las

principales

organizaciones no blancas están en favor de la igualdad de todos los ciudadanos, sin distinción de raza, y que repetidas veces

represión y leyes todavía más rigurosas.

Gobierno

del Gobierno ha humillado y oprimido a millones.de per¬ sonas que forman la gran mayoría de la población.

se

han

declarado

dispuestas

a

entablar

un debate que permita avanzar por el camino de la igualdad. También ha advertido con gran satisfacción que entre aquellos que se oponen a la política de «apartheid», figuran miembros de todos los grupos raciales del país, incluso muchos blancos.

Las Naciones Unidas han precisado ya en la Resolución 616 B (Vil) de la Asamblea General, reiterada en otras resoluciones posteriores, que la evolución pacífica de una sociedad compuesta por diversas razas como la socie¬ dad sudafricana, quedará mejor asegurada «cuando la legislación y la práctica tienden a garantizar la igualdad

de todas las personas ante la ley, sin distinción de raza, credo o color, y cuando la participación de todos los grupos raciales en la vida económica, social, cultural y política se basa en la igualdad». El Comité Especial con¬ sidera que esta es la única actitud que puede servir a los auténticos intereses de todas las poblaciones de la Repú¬ blica de Sudáfrica, sin distinción de raza o de color.

Las severas medidas de represión tomadas por el Go¬ bierno malogran las posibilidades de un arreglo pacífico, incrementan la hostilidad entre los grupos raciales, y favo¬

recen

un

violento

conflicto

capaz

de

causar

un

daño

incalculable a las personas de todos los grupos raciales del país, a las relaciones amistosas entre los Estados, y al mantenimiento de la paz en Africa y en el mundo.

ARTÍCULOS PUBLICADOS EN "EL CORREO DE LA UNESCO" SOBRE LAS CUESTIONES RACIALES NOVIEMBRE Arthur

1949:

La

cuestión

racial

y

el

mundo

democrático,

por

1950:

El

caso

de

Larie-Yvonne,

por Alfred

Declaración Métraux;

La

investigación racial en el Brasil (encuesta de la Unesco). ABRIL 1951: Brasil, ¿tierra de armonía racial?, por Alfred

Métraux.

OCTUBRE 1951: Desconfiemos de los Valonenses, por Georges Fradier.

ENERO 1952: En una aldea como hay muchas, por Georges Fradier. FEBRERO

1952:

El

"Tío

AGOSTO-SEPTIEMBRE

el

Brasil,

por Alfred

problema

del

alojamiento

en

los

Estados

Unidos,

por

P.

Salter

Tom»

1952:

cumple

Informe

Métraux;

sobre

por

Jacques

Guérif.

las

relaciones

raciales

la

cultura del

Brasil,

en

JULIO,

de

prejuicios

es

tan

patético como su víctima, por Alfred Métraux; Los orígenes de la razas envueltos en el

misterio,

por W.W.

Howells;

La

herencia

del

»Bounty»:

Dos razas, una familia, por el Dr. Harry L. Shapiro; La iglesia y las razas, por el R.P. Yves Congar; Orar, vivir y trabajar juntos sin pre¬ ocupación de raza, por W.A. Visser't Hooft; Hay que saber hacerse amigos, por Syeda Saiyidain (de 9 años); Aspectos sociológicos de las relaciones raciales, por E. Franklin Frazier; Los bosquimanos en la civilización moderna, por el Prof A. P. Elkin; Las relaciones raciales

el

hombre

no

es

mercancía.

FEBRERO 1956: El color de las palabras, por Cyril Bibby. por Arnold

lleno

libertad:

32 sociólogos se pronuncian contra ia discriminación racial, por Otto Klineberg; La escuela y el negro; El camino hacia la igualdad (1849-1954).

juicios,

hombre

y

JUNIO 1954: En el tablero de las razas los negros marcan puntos, por Morroe- Berger; Igual pero separado, significa desigual, por Murray S. Stedman Jr.; Iguales y libres todos ante la ley, por Thurgood Marshall;

Gilberto Freyre; Sao Paulo, por Roger Bastide: Rio de Janeiro, por L.A. Costa Pinto; Matices de color y de sentido, por Harry W. Hutchinson; El Nordeste y el Amazonas, por Charles Wagley; Bahía, la metrópolis negra, por Thaies de Azevedo. El

negro en

años,

Esclavitud

FEBRERO 1961: Hacia la armonía entre las razas, por Alfred Métraux. Nota: Todos los números están agotados, pero pueden consultarse en las biliotecas públicas.

JUNIO,

1953:

El

cien

1953:

FEBRERO 1954: Hawaii, crisol de razas, por Harry Shapiro.

por

AGOSTO-SEPTIEMBRE

28

el

NOVIEMBRE

ENERO 1950: El mito racial, por Humayun Kebir.

JULIO-AGOSTO 1950: Las falacias del racismo (editorial); sobre la raza; Raza y civilización, por Alfred Métraux. SEPTIEMBRE

y

Wets y M. Jahoda:

Ramos.

AGOSTO, M.

SEPTIEMBRE

1958:

Las

raíces

de

ios

pre¬

Rose.

ABRIL 1959: Los aborígenes de Australia (errores y rectificaciones), por Ronald

M.

Berndt.

OCTUBRE

1960:

antisemitismo

Prejuicios

vergonzante

raciales de

hoy,

y

educación,

por

Léon

por

Cyril

Poliakov;

Bibby;

Panorama

El de

contrastes en América Latina, por Alfred Métraux; Radiografía del racista, por Marie Jahoda; Diálogo en torno a la mesa vacía, por Khush-

want Singh;

El

cine que ensalza la unidad de los hombres,

por Louis

Marcorelles.

ENERO 1961: Los cristianos y el antisemitismo, Congar, O.P.; Comentarios de Léon Poliakov; racismo (cartas de los lectores).

por el R.P. Yves M.J. Comentarios sobre el

E

WW1""'

WW,'"" VW "W\ x