Revisitar La Mirada

Pensar la escuela requiere llevar a cabo un acto que permita revisitarla, planteando diferentes maneras, modalidades de

Views 164 Downloads 7 File size 319KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Pensar la escuela requiere llevar a cabo un acto que permita revisitarla, planteando diferentes maneras, modalidades de mirar y re- significar las instituciones educativas; en este sentido Nicastro plantea en su libro “Revisitar la mirada sobre la escuela”un gran desafío, el de volver a revisitar, en el sentido empleado por ella “Revisitar a través de miradas que se hacen lugar, cediendo la palabra, generando escucha, entramándose en el colectivo”. La autora se propone volver la mirada sobre la escuela con la intención de problematizar lo que se sabe, lo que se conoce, respecto a las viscitudes de la vida en las instituciones escolares. Problematizar la realidad nos invita a tomar una postura crítica acerca de nuestros conocimientos sobre la realidad escolar; cuestionando la percepción que contamos acerca de la escuela, nuestra mirada, ponernos en cuestión como sujetos cognoscentes, hacernos otras preguntas, intentando ir más allá de los formatos escolares habituales. En el capítulo I nos explica de una forma acentuada el concepto, significado, noción, de lo que es revisitar y las variables que lo atraviesan. Una de las peculiaridades más sustanciales que le adjudica es ser una palabra controvertida ya que la autora plantea que “puede alterar la comodidad propia de quien se sostiene en lo ya sabido” (p. 25), en el saber; volver a mirar, considera que es un ir hacia atrás, volver a mirar lo que ya sabemos y volver a cuestionarlo. Desde otra perspectiva, lo liga a la repetición, proponiendo no usar el campo simplemente como un contexto de verificación, constatación de lo que se viene diciendo, sino como un contexto de exploración y prueba, de ensayo. Finalmente , lo define como una idea que genera controversia, debido a que no establece como propósito del revisitarla una comprensión de lo acontecido en función de una relación causa-efecto, sino como un entramado más complejo, compuesto por diversos aspectos, mediado por la reflexión, la ambigüedad y lo que no se puede nombrar. El acto de revisitar la escuela nos sitúa ante prácticas y sucesos que como para nosotros ya son conocidos no abren a nuevos conocimientos y terminan naturalizándose como tales. A partir de esto la autora introduce la cuestión de las ilusiones y desengaños que producen tensión entre los sujetos que se encuentran situados en distintas posiciones,

el “fenómeno de los mundos superpuestos”, mi mundo y el del otro. Ante esta situación propone una distancia que no fortalezca el mito de unos y de otros. Por último, Nicastro plantea recuperar los sentidos que se inscriben en discursos y prácticas concretas, es decir, el sentido, la lectura, de lo escolar en el acto de revisitar la escuela. Muchas veces las representaciones, las imágenes, que alguien tiene sobre el alumno, el docente, el ambiente del aula, no se adecua exactamente, a la realidad .Es decir, el sentido de los hechos, las prácticas, son vistas como certezas incuestionables, a pesar de que las mismas están siendo cuestionadas. Es en el análisis de estas situaciones donde la autora propone volver la mirada. En el capítulo II Nicastro plantea como miramos la escuela y manifiesta que la observamos desde un conjunto de variables que dan forma, reglas que enmarcan la situación. De este modo, plantea tres cuestiones que evidencian la posición de cada uno en el acto de mirar la institución escolar: primeramente, el lugar de la neutralidad, poniendo en cuestión las miradas que pretenden ser neutrales, dado que los directivos, docentes, alumnos, analizan los procesos que los atraviesan y de esta forma es muy dificultoso conservar la neutralidad. En segundo lugar, promover miradas situacionales, comprendiendo por ellas que al mirar no se pretende captar la situación verdadera, sino que es un concepto institucionalmente construido. La mirada situacional renuncia a entenderlo y captarlo todo de una vez y para siempre, en ello se justifica el acto de revisitar, pues la situación es un espacio de producción de relaciones y en la escuela estas resultan ambivalentes, cambiantes. En tercer lugar, el trabajo de revisitar requiere de una escucha que abra el diálogo, que cuestione aspectos ya sabidos para descubrir aquellos que no conocemos. La autora plantea, nos ofrece, una invitación para empezar a pensar las instituciones escolares como complejidad, aludiendo a la incertidumbre, la dificultad, la multireferencialidad, de un escenario en el cual las relaciones unicausales y lineales no son suficientes para contar la dinámica de la misma. De acuerdo con esto y para complejizar la propuesta de revisitar la mirada sobre la escuela, en el capítulo III propone retornar la mirada en la relación pedagógica, tratando de exhibir la realidad del trabajo docente, preguntándose sobre los efectos que el docente provoca sobre sus alumnos y cómo ellos contribuyen, participan y aportan a su formación. Por esta razón,

Nicastro analiza, examina, algunas condiciones de la relación pedagógica que colaboran con este revisitar, intentando que se promueva, genere un entendimiento entre el docente y el alumno, brindándole un lugar al alumno, donde se creen situaciones que funcionen principalmente como mediadoras del acto pedagógico. En el último capítulo, hace hincapié en revisitar algunos conceptos que son utilizados habitualmente en el análisis institucional, entre ellos el espacio escolar y el tiempo institucional. La autora propone volver a mirar el espacio escolar como lugar, no sólo caracterizar el espacio físico de la escuela para luego interrogarse por las relaciones que en ella se producen, sino advertir que esas relaciones pueden leerse de otro modo, pueden producir situaciones escolares diversas. La autora realiza una invitación, un gran desafío de revisitar la mirada sobre la escuela desde cada una de sus posiciones, con el objeto de no quedarnos reflexionando nostálgicamente sobre el pasado, sino recuperarlo para entender las experiencia y prácticas del día a día escolar y no seguir esperando que sucedan aquellas cosas que el avance del tiempo y las condiciones de nuestro contexto no nos devolverán, entonces sin vivir un “presente perpetuo “volver a mirar continuamente las situaciones escolares actuales.