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SECRETARIA DE EDUCACION SUBSECRETARIA DE EDUCACION ESTATAL DIRECCION DE EDUCACION SUPERIOR CENTRO DE FORMACION PROFES

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SECRETARIA DE EDUCACION

SUBSECRETARIA DE EDUCACION ESTATAL

DIRECCION DE EDUCACION SUPERIOR

CENTRO DE FORMACION PROFESIONAL DE CHIAPAS MAYA

UNIVERSIDAD MAYA CAMPUS TUXTLA

CLAVE: 07PSU0061T

LICENCIATURA EN ENFERMERÍA PRÁCTICAS DE ENFERMERÍA ACTIVIDAD 1: PROCESO DE ATENCIÓN EN ENFERMERÍA PEDIÁTRICA “aplicado a un paciente pediátrico de 15 años de edad, con el diagnostico de apendicitis, aplicando el modelos de los 11 patrones funciones de Margory Gordon.” SUPERVISORA: L.E. Villalobos Zepeda Cynthia Micheline ALUMNA: Xitlali Berenice Hernández López CUATRIMESTRE: 5°to “C”

TUXTLA GUTIÉRREZ CHIAPAS; A 11 DE MARZO DEL 2019

ÍNDICE Introducción………………………………………………………………………...……... Objetivos…………………………………………………………………………………… Metodología…………………………………………………………………...…………. Marco teórico……………………………………………………………………………… Marco teórico……….. ………………………………………………………………….. Caso clínico…………………………………………………………………………………... Valoración de enfermería bajo el modelo de Margory Gordon…………………. Conclusión diagnostica…………………………………………………………………. Planes de cuidado………………………………………………………………………. Conclusión general……………………………………………………………..……….. Bibliografía…………………………………………………………………………..…… Anexos………………………………………………………………………………….…

INTRODUCCIÓN La enfermería tiene como finalidad el cuidado de la salud individual. Por lo que enfocara sus acciones a investigar y analizar las causas reales que provocan enfermedades, la detección de sus necesidades y problemas en la selección de reconocer su responsabilidad, como unidad social de contribuir al bienestar de su propia familia y de los demás. La enfermera ah de actuar siempre con base en los valores de respeto de la vida, dignidad y derechos del ser humano para sí enaltecer la profesión por la calidad del trabajo desarrollado en cualquier área específica de enfermería y en el ejercicio de las funciones inherentes a la profesión, es una de las profesiones que necesita dar y demostrar en su actuar diario, todo entusiasmo, dinamismo, iniciativa, alegría y eficacia Es por eso que mediante este proceso de enfermería (PAE) se plasman las actividades que se realizaron con ese entusiasmo y actuar diario con la que el personal de salud debe proporcionar la forma equitativa especialmente el personal de enfermería que es el primer contacto que tiene la persona/ paciente al utilizar el servicio de salud. El contenido de dicho trabajo de basa bajo el modelo de Margory Gordon dándonos a conocer los 11 patrones funcionales del individuo y los factores que influyen cada patron. En este trabajo se integra además de actividades como la conclusión diagnostica y las intervenciones de NANDA, NOC Y NIC. En el cual se plasman los diagnósticos de enfermería seguido por los indicadores y las intervenciones fundamentadas con sustentos teóricos, que tienen como objetivo mejorar la calidad de vida del individuo.

OBJETIVOS GENERAL 

Atender de manera correcta y oportuna las necesidades básicas del paciente alcanzando con ello la rehabilitación integra del paciente.

ESPECÍFICOS 

Obtener información que nos permita valorar las deficiencias en los patrones funcionales



Realizar un diagnóstico correcto y adecuado al paciente



Tener el conocimiento de cómo realizar de manera correcta un proceso de atención de enfermería.

METODOLOGÍA La siguiente valoración se realizo en el IMSS Hospital general N° 2 de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, el día 5 de febrero del 2019. Bajo el modelo de Margory Gordon. El método que se utilizo es de tipo cualitativo ya que mediante la realización de una serie de preguntas correspondientes a cada patrón funcional, se obtendrá la información necesaria para evaluar el estado de salud del paciente, de esta misma forma la investigación será de tipo documental puesto que se necesita de fuentes bibliográficas para sustentar el marco histórico y teórico. Se trabajara con un niño que se encuentra internado en el hospital general, en la habitación 135, se realizara la valoración de las 11 patrones funcionales según el modelo de Margory Gordon, así con a ello se realizaran las intervenciones de enfermería correspondientes, dicho proceso será llevado a cabo en el periodo del 5 al 11 de marzo. El material que se utilizo para realizar este proceso de atención de enfermería fue: -Hojas de valoración -Lapiz

MARCO HISTÓRICO .- Marco Histórico

La apendicitis (AP) constituye un proceso inflamatorio agudo iniciado por la obstrucción de la luz apendicular cecal y que, librado a su evolución espontánea, puede originar la perforación con la consiguiente peritonitis. Se estima que 5% de la población la padecerá en algún momento de su vida. En 1886 fue reconocida como entidad clínica y anatomopatológica por Reginald Heber Fitz. El apéndice fue descripto por Berengario DaCarpi en el año 1521, aunque se observó claramente en las descripciones de anatomía de Leonardo Da Vinci, hechas en 1492, pero fueron publicadas en el siglo 18. También se encuentran en ilustraciones de Andreas Vesalius en su libro “De Humani Corporis Fabrica” publicado en 1543.

La inflamación aguda del apéndice vermiforme es probablemente tan vieja como el hombre. En momias egipcias de la era Bizantina se observaron adhesiones en el cuadrante inferior derecho, sugestivas de AP antiguas; Si bien se ha adjudicado su descripción a Jean Fernel y Von Hilden, fue Lorenz Heister discípulo de Hermann Boerhaave quien describió una AP perforada con absceso en 1711.

En el primer volumen del libro “Elementos de medicina práctica” publicado en 1839, los doctores Richard Bright (1789-1858) y Thomas Addison del Guy´s Hospital, describieron la sintomatología de la AP y establecieron que la AP provoca la mayoría de los procesos inflamatorios de la fosa ilíaca derecha.

La primera vez que se removió el apéndice quirúrgicamente fue en 1735 por el Dr. Claudius Amyand fundador del St. George´s Hospital y cirujano del Westminster Hospital de Londres. Y fue John Benjamin Murphy en 1889 quien realizó la primera cirugía temprana para prevenir las complicaciones de la apendicitis.

Charles Heber McBurney, profesor de cirugía en el College of Physicians and Surgeons de New York describió el sitio preciso del dolor en 1889 y la incisión adecuada para exponer y extirpar el apéndice inflamado en 1894. Casi 90 años después, en 1981, el Dr. Kurt Semm (1927-2003) efectuó la primera apendicectomía laparoscópica, de esta manera se inició la era laparoscopica de la cirugía. En etapas tempranas de la enfermedad, los síntomas y signos son poco llamativos y dependen de la posición del apéndice; por ejemplo, un apéndice ubicado en la fosa ilíaca derecha, descendente interno, anterior, dará lugar incipiente a defensa muscular y dolor con la compresión en dicha fosa. Si, por el contrario, el apéndice se encuentra en la pelvis, el dolor en dicha fosa ilíaca será mínimo y debemos buscarlo por medio del tacto rectal o vaginal. El tacto rectal o vaginal no deben obviarse, ya que la palpación en la pared lateral derecha del recto o vagina puede ser dolorosa. Además, no solo permiten confirmar el diagnóstico sino también establecer la existencia o no de otras afecciones que puedan simular una apendicitis aguda. A través de la historia, los médicos se han dedicado a encontrar pistas que conduzcan a un diagnóstico correcto en el caso de una patología tan común como la apendicitis. Amyand relató que el 8 de octubre de 1735 ingresó al St. George’s Hospital Hanvil Anderson, un chico de 11 años, que desde la infancia tenía una hernia escrotal, complicada con una fístula entre el escroto y el muslo que drenaba gran cantidad de materia fecal y que para

curarla era necesario curar la hernia. Lo operó el siguiente 6 de diciembre. El tumor estaba compuesto en su mayor parte por epiplón, tenía el tamaño de una manzana y en él se encontraba el apéndice cecal perforado en la punta por un alfiler incrustado en una concreción calcárea; por la perforación salía materia fecal cada vez que se movía el alfiler adherido al epiplón. Alrededor, un absceso incluía el conducto deferente y el testículo contenidos en el saco herniario. Amyand no sabía qué hacer con el intestino perforado que reconoció, al final, como el apéndice cecal “contraído, carnoso y duplicado”. Tras una complicada disección, extendida a la cavidad abdominal, resecó el epiplón, separó los vasos, el deferente y el testículo y, de acuerdo a la opinión de los asustados concurrentes, decidió amputar el anormal apéndice tras una ligadura en la base. Retornó el intestino a la cavidad abdominal, dejó el resto de los elementos en el saco escrotal y resecó la fístula. La incisión se mantuvo abierta con una compresa. La operación duró casi media hora y fue “tan dolorosa para el paciente, como laboriosa para mí”. Al mes el chico fue dado de alta. La fístula curó, la hernia recidivó a los seis meses

La teoría de Dieulafoy se refiere a que la AP se debe a la oclusión de la cavidad apendicular. Además de describir la teoría, Georges Paul Dieulafoy (1839-1919) describió la enfermedad de Dieulafoy o lesión de Dieulafoy, que es una anomalía vascular localizada generalmente en el estómago y consiste en la presencia de una arteria de gran calibre en la submucosa, y ocasionalmente en la mucosa, de evolución muy aguda y brusca con hematemesis abundantes que sobreviven en plena salud sin pródromos gástricos. También se llama así a la forma tóxica de la apendicitis. Se conoce como “drama pancreático de Dieulafoy”, referido también como un disparo en la noche serena a la aparición brusca de síntomas, muy alarmantes (dolor

epigástrico, vómitos repetidos, meteorismo abdominal, estado de shock) al comienzo de una pancreatitis aguda hemorrágica.

En etapas tempranas de la enfermedad, los síntomas y signos son poco llamativos y dependen de la posición del apéndice; por ejemplo, un apéndice ubicado en la fosa ilíaca derecha, descendente interno, anterior, dará lugar incipiente a defensa muscular y dolor con la compresión en dicha fosa. Si, por el contrario, el apéndice se encuentra en la pelvis, el dolor en dicha fosa ilíaca será mínimo y debemos buscarlo por medio del tacto rectal o vaginal.

El tacto rectal o vaginal no deben obviarse, ya que la palpación en la pared lateral derecha del recto o vagina puede ser dolorosa. Además, no solo permiten confirmar el diagnóstico sino también establecer la existencia o no de otras afecciones que puedan simular una apendicitis aguda. En este punto es propicio recordar la frase acuñada por Hamilton Bayley, quien decía “que por no meter el dedo se mete la pata”. Además, el tacto rectal es de utilidad en los pacientes con contractura de la pared abdominal, pues permite localizar el sitio de lesión.

Para

ello

se

utiliza

la

maniobra

de

Yódice

Sammartino

(palpación

anoparietoabdominal).

En los apéndices pelvianos, Handley ha descripto un cuadro que denominó íleo doble, que es la obstrucción del intestino delgado y el colon sigmoides al mismo tiempo. Si está en contacto con la vejiga provocará polaquiuria o disuria. Si lo está con el recto, el paciente referirá pujos y tenesmo. Un apéndice retrocecal extraperitoneal, provocará escaso dolor en la fosa ilíaca derecha, pero se manifestará por dolor a la palpación en la zona lumbar. Si está ubicado en la fosa ilíaca derecha, por detrás de las asas intestinales, las manifestaciones

locales (defensa y contractura) son pobres y el compromiso del tránsito intestinal hará que la afectación apendicular se exprese por un síndrome oclusivo del intestino delgado. Cuando el proceso adquiere mayores proporciones, hasta alcanzar el peritoneo parietal anterior, se produce la contractura de los músculos vecinos, corrientemente designada “defensa muscular”. Es válido recordar que la contractura de los músculos anchos cuando es producido por un proceso inflamatorio como en la AP, cede escalonadamente cuando la presión de la mano que palpa es sostenida, “defensa por etapas de Oudart”, contrariamente al vientre en tabla que es irreductible y expresa un profundo y sorpresivo agravio al peritoneo, como proceso en la irritación química de la serosa en la úlcera perforada de estómago o duodeno11,13. Se han descripto más de 60 epónimos relacionados al examen físico en la AP A través de la historia, los médicos se han dedicado a encontrar pistas que conduzcan a un diagnóstico correcto en el caso de una patología tan común como la apendicitis.

En la medicina de hoy, donde la tecnología juega un rol importante, como dice el Dr. Agrest16, “hemos llegado a escuchar poco, explicar menos, pedir muchos exámenes auxiliares y decidir sobre la base de lo que los exámenes nos informan”, perdiendo así el valor relevante de la anamnesis y el examen físico. La semiología, la anamnesis y el contacto físico constituyen las bases no sólo del diagnóstico sino también de la relación médico paciente. El abandono de estos recursos hará perder humanidad en la actividad médica, el placer de resolver un diagnóstico con una pregunta oportuna, con una auscultación que nadie ha hecho, con una palpación que descubre dolor donde las ecografías, tomografías y resonancia no habían demostrado anormalidad. Quizás no estamos asistiendo al ocaso de la semiología, sino al renacer de una nueva semiología, que pone el esfuerzo en el arte de descubrir lo que

los recursos auxiliares no consiguen hacer o lo hacen con mayor agresividad, con mayor riesgo y siempre con mayor costo y diluyendo responsabilidades. Los antiguos clínicos describían en la evolución de algunos pacientes, un período en el cual los síntomas, en especial el dolor, desaparecían haciendo poner en duda el diagnóstico. A esta situación clínica la reconocían como la “calma traidora” o el “Paraíso de los tontos”. Las explicaciones fisiopatológicas de este fenómeno podían ser dos, la primera es que el dolor por la distensión inflamatoria o las contracciones causadas por la obstrucción del apéndice cede cuando éste se perfora y vacía su contenido a la cavidad abdominal. Esto provocaría un período variable de bienestar que obviamente iba seguido de un recrudecimiento del cuadro doloroso

MARCO TEORICO

La apendicitis aguda es una de las patologías más frecuentes que han afectado, desde siempre, al ser humano. De hecho, se calcula que 8 % de las personas en los países occidentales presentan apendicitis en algún momento de su vida. Existe una mayor tendencia de presentación en el sexo masculino con una tasa hombre: mujer de 1,4:1.

El pico de incidencia se encuentra entre los 10 y los 30 años de edad; aproximadamente, el 70 % de los pacientes es menor de 30 años. Sin embargo, en el extremo de la vida también se presenta, con una mayor tasa de perforación debido a que el diagnóstico es más complicado. El diagnóstico de la apendicitis es complicado, por lo que un alto nivel de sospecha es importante para prevenir las complicaciones graves de esta enfermedad.

El apéndice es una prolongación del ciego que nace de su pared a 2 o 3 cm. por debajo del orificio ileocecal. Mide cerca e 7 a 8 cm. de longitud y de 4 a 8 mm de diámetro. El apéndice se dispone, con relación al ciego, de manera muy variable. Lo más a menudo, desciende a lo largo de la cara medial del ciego (situación normal o descendente); a veces se dirige siguiendo una oblicua o transversal, por la cara anterior del ciego (situación prececal) o por la cara posterior (situación retrocecal) ; a veces también, contornea de izquierda a derecha el fondo del ciego y sube por su cara lateral (situación subcecal) finalmente puede dirigirse oblicua o transversalmente hacia dentro, por debajo del ileon (situación interna).

La extremidad inferior del apéndice puede descender en la cavidad pélvica y ponerse en relación con las vísceras de esta cavidad (vejiga, recto, ovario, ligamento ancho). El meso apéndice está a menudo unido al ligamento ancho por un pliegue de peritoneo, el ligamento apendiculoovarico; pero este ligamento no contiene vasos linfáticos que unan las

redes al apéndice con las del ovario. Los linfáticos del apéndice se dirigen también a los ganglios de la cadena íleo cólica, directamente o después de haber atravesado algunos nódulos que contienen a veces el meso apéndice. Los nervios vienen del plexo solar por el plexo mesentérico superior La inflamación aguda del apéndice cecal, cuya etiología especifica no se puede establecer en la mayoría de los casos, se denomina Apencitis aguda. La apendicitis aguda es la causa más frecuente de abdomen agudo quirúrgico; afectando al 6% de la población en general , por lo tanto su diagnóstico debe considerarse en todo paciente con dolor abdominal agudo. . El riesgo de apendicitis después de los 50 años es de 1:35 para mujeres y 1:50 para hombres. A pesar de los avances en la medicina actualmente, la morbilidad y mortalidad de la apendicitis aguda en este grupo de pacientes permanece alta.

Clínicamente, el cuadro clásico de apendicitis aguda aparece sólo en una cuarta parte de los pacientes. En general, el cuadro clínico tiene un comienzo más insidioso, con síntomas atenuados, por lo que los errores diagnósticos son frecuentes. Según la OMS, las personas de 60 a 74 años son consideradas en edad avanzada; de 75 a 90 viejas o ancianas, y las que sobrepasan los 90 se les denomina grandes viejos o grandes longevos. A todo individuo mayor de 60 años se le llamara de forma indistinta persona de la tercera edad. . Los pacientes adultos mayores constituyen un grupo de alto riesgo, debido a la perforación del apéndice. Las tasas de perforación aumentan en forma directamente proporcional con la edad. Con la perforación del apéndice, el rango de complicaciones se incrementa de un 15%

a un 65%7. Complicaciones específicas relacionadas a la severidad de la apendicitis incluyen: absceso periapendicular, peritonitis difusa, y obstrucción intestinal. En pacientes menores de 65 años de edad, la tasa de mortalidad es de 0.2%, en tanto que para los mayores de 65 años la tasa de mortalidad global es de 4.6%9 . Esto básicamente obedece a tres factores: la pobre reserva fisiológica en el adulto mayor, presentación concomitante con enfermedades médicas asociadas, alta incidencia de perforación apendicular al momento de la cirugía. Estas posiciones defectuosas, en determinadas circunstancias clínicas pueden causar dolor, pues la luz apendicular angulada puede ser distendida por heces gas y originar dolor de tipo eólico. El apéndice en el hombre es una estructura que no tiene función útil, se le considera como la amígdala linfática del abdomen por sus numerosos folículos. El apéndice vermicular (APPENDIX o PROCESIS VERMIFORMTS). Mide 6 a 8 cms., de longitud (a veces hasta 20 cms ) suele tener un diámetro de 0.5 a 1 cm. Por lo regular es un poco flexuoso y es muy movible. Secreta de 1 a 2 ml, de un líquido que contiene, calcio, fosfatos y probablemente algunas enzimas. Tiene contracciones intermitentes, irregulares, con las que expulsa su contenido al ciego. Posee un mesenterio corto llamado mesoapéndice por el recibe vasos sanguíneos, nervios y vasos linfáticos, suele estar situado directamente en el extremo de la cintilla muscular anterior del colon. A veces se encuentra detrás del ciego en posición llamada reirocecal. En ocasiones queda envuelto en bridas fibrosas congénitas que pueden producir torsión, ensortijamiento o angulación brusca. En la apendicectomía abierta, se usa la incisión de McBurney (oblicua), la técnica de RockyDavis (transversa) o la incisión mediana infraumbilical. La apendicectomía laparoscópica generalmente requiere el uso de tres puertos; se coloca un trocar en el ombligo (10 mm) para

la cámara y los otros varían en cuadrante inferior izquierdo o hipogastrio a elección del cirujano; el apéndice se extrae de la cavidad a través de un trocar o mediante una bolsa recuperable. El procedimiento para apendicectomia laparoscópica está indicado en pacientes con sospecha de apendicitis aguda, en fases iniciales o complicadas y como diagnóstico diferencial e incluso, puede realizarse con seguridad en pacientes embarazadas. Sin embargo, la técnica laparoscópica no cuenta con la aceptación total como en el caso de la colecistectomía.

En la actualidad se han realizado estudios que coinciden que el abordaje laparoscópico presenta efectividad sobre la técnica quirúrgica convencional, en términos de disminución del dolor, menor tiempo operatorio, menor estancia hospitalaria, menos complicaciones intra y postoperatorias, mejor resultado estético.

La controversia hoy es cuáles pacientes, complicados o no complicados; se benefician realmente de la apendicectomía laparoscópica, con mejores resultados en tiempo operatorio, tipo de analgesia, dolor postoperatorio, estancia hospitalaria, complicaciones intra y postoperatorias, incapacidad y mortalidad hospitalaria.

En México la apendicitis aguda es una urgencia quirúrgica frecuente con una incidencia anual de 1. por 1000 personas por año. la población blanca es la más afectada que en otros grupos. Por causas desconocidas, la apendicitis ocurre con más frecuencia durante el verano. En relación con la edad se señala que entre O y 12 se presenta en un 18%, entre 13 y 39 años en un 70% después de los 40 años en un 12%. Se debe recordar que esta enfermedad no respeta

ni raza ni condición social, puede ocurrir desde el nacimiento hasta la ancianidad, no hay tiempo o condiciones en las cuales el padecimiento no pueda presentarse. El riesgo de apendicitis durante toda la vida es cerca del 7%. La morbilidad y mortalidad relacionadas con la apendicitis siguen siendo altas, a pesar del énfasis en la intervención quirúrgica rápida. Es crucial que el médico efectúe el diagnóstico temprano del abdomen agudo, ya que ruptura del apéndice provoca una estancia prolongada en el Hospital para el tratamiento con antibióticos por vía intravenosa y conlleva una tasa de mortalidad superior a las de una exploración quirúrgica normal. Por consiguiente, los cirujanos han estado dispuestos a aceptar de 15 a 35% laparotomías en caso de sospecha de apendicitis. La incidencia informada de perforación va del 17 al 40%. En los ancianos y en los niños pequeños puede ser mucho más alta. El índice de más alto de apendicetomías innecesarias ocurre en las mujeres de 15 a 24 años de edad, envista que los síntomas y signos de padecimientos ginecológicos a menudo se confunden con los de apendicitis aguda. Yeh C, et al en 2011, mediante un estudio analítico diseñado para investigar los factores determinantes de los costos y la duración de la estancia hospitalaria en pacientes sometidos a apendicectomía para determinar si la apendicectomía laparoscópica es más favorable para los pacientes con comorbilidades, los pacientes adultos mayores y las personas con apendicitis complicada; encontrando que entre 2001 y 2008, 22 252 pacientes ( 13,3 %) fueron sometidos a apendicectomía laparoscópica y 14.4438 ( 86,7 %) tenían apendicectomía abierta; la edad, la comorbilidad y gravedad de la apendicitis fueron determinantes de los costos en cuanto a la apendicectomía abierta, aunque los costos y la estancia hospitalaria de la apendicectomía aumentaron con la edad y el número de comorbilidades, un mayor incremento se observó en los pacientes con artrosis. Por el contrario, la apendicectomía

laparoscópica se asoció con costos comparables y redujo la estancia hospitalaria para los pacientes adultos mayores, los pacientes con comorbilidades, y aquellos con apendicitis complicada, además, la mortalidad hospitalaria y las tasas de reingreso por complicaciones postoperatorias no difirieron significativamente. Concluyendo que teniendo en cuenta los costos y la estancia hospitalaria, los pacientes mayores de 65 años, los pacientes con comorbilidades, y los pacientes con apendicitis complicada se benefician más de la vía laparoscópica para el tratamiento de la apendicitis.

Moazzez A, en 2013 mediante un análisis de cohorte analizaron la asociación entre el abordaje quirúrgico y la morbilidad, mortalidad y duración de la estancia hospitalaria en 3674 pacientes mayores de 65 años que se sometieron a una apendicectomía por apendicitis aguda, encontrando en el análisis de cohorte emparejado, la apendicectomía abierta sólo fue asociada con una mayor tasa de morbilidad leve ( 9,3 % vs 5,7 %, p = 0.002 ) y la morbilidad global ( 13,4 % vs 10,1 %, p = 0.02), pero una mortalidad similar en tasas ( 2 % vs 1,5 %, p = 0.313), en el análisis de cohortes emparejado, la apendicectomía abierta también se asoció con una mayor tasa de infección del sitio quirúrgico superficial ( 3,8 % vs 1,4 %, p