Retiro Tengan Los Sentimientos

De los discípulos de Jesús se puede hacer una descripción, anotar las condiciones, las cosas que ayudan, las que no… per

Views 67 Downloads 0 File size 220KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

De los discípulos de Jesús se puede hacer una descripción, anotar las condiciones, las cosas que ayudan, las que no… pero creo que nunca habrá una mejor manera de decirlo que aquella corta frase de San Pablo: “Tengan entre ustedes los mismos sentimientos de Cristo Jesús” (Filipenses 2, 5). Allí el Apóstol nos está diciendo dos cosas fundamentales: 1) Que el cristiano es quien tiene “los mismos sentimientos de Cristo Jesús”. Y que, 2) La miembros de una comunidad cristiana “tienen entre ellos” esos sentimientos, como norma de vida, como criterio de decisiones, como razón de discernimiento y modo de vida. Cuando el mundo habla de los sentimientos, se suele referir a “lo que se siente”, a realidades más bien superficiales que a veces se tienen a veces no, que pueden estar o no estar, sin que eso determine y defina el ser de una persona. En cambio, cuando Pablo dice “sentimientos” no habla como lo haremos 2000 años después. En Pablo, como a lo largo de toda la Biblia los sentimientos se refieren a aquellos movimientos que nacen al mismo tiempo de la mente y del corazón que determinan una persona a ser y a obrar de un modo, esas inclinaciones permanentes que orientan las decisiones, los criterios y el estilo de vida de quien posee esos sentimientos. Por tanto, no son superficiales, sino que habitan en lo más profundo de la persona, o de lo que la Biblia llama “corazón”. ¿Y cuáles son los sentimientos de Jesús? Los sentimientos del Señor que debemos tener sus discípulos los encontramos en Gálatas 5, 22-23 :(Amor, Alegría, Paz, Paciencia, Amabilidad, Bondad, Fidelidad, Humildad y Dominio de sí mismo). En realidad Pablo habla acá de los frutos del Espíritu Santo. Justamente, el espíritu de Jesús no es otro que el Espíritu Santo, fuente de sus sentimientos. Los cristianos recibimos ese mismo Espíritu en el Bautismo y es nuestro desafío hacer que este Espíritu dé los mismos frutos en nosotros, siendo la fuente de neustros sentimientos… Veamos de manera sintética (y rezaremos con ellos) cuáles son los sentimientos de Cristo Jesús. Amor: Su expresión más sublime es la Caridad. Es el compromiso radical de cumplir la voluntad de Dios en todas las áreas de nuestra existencia. Alegría: Es el gozo del corazón. No es una euforia pasajera sino la íntima satisfacción de saber que ‘todo lo bueno que somos y podemos hacer es en primer lugar regalo de Dios’. Por eso desemboca siempre en gratitud. Paz: Es la serenidad del alma como resultado de tener en nuestra escala de valores como lo primero a Dios en nuestras vidas. Es fruto de la justicia. No es la paz de los

sepulcros. No es el silencio de las voces que no pueden hablar porque son acalladas de diversas formas. Paciencia: Es la virtud de saber esperar, respetar a los otros. Que no se confunda con la tolerancia a lo intolerable que es algo muy diferente, porque cuando por la razón que sea, comodidad o miedo, disfrazamos bajo una supuesta paciencia el no actuar, cuando existen acciones malas, nos convertimos en cómplices. Amabilidad: También traducida como afabilidad. Es hermana apreciada del amor. Es la ternura con que tratamos a los demás. Cómo necesitamos ese sentimiento que se acreciente en nosotros en una sociedad árida que se agota por falta de cariño. Bondad: Es hacer el bien. En la medida que procuramos el bien de los otros a nosotros mismos lo hacemos. Es la bondad la razón de ser de Jesús. Nos lo dice la Palabra: “Él pasó haciendo el bien”. Lo importante no es la cantidad de lo que hagamos sino la calidad de bondad que ponemos en las cosas. Fidelidad: Es cumplir con la palabra dada. Jesús es el llamado Fiel en la sagrada escritura, amigo fiel que nunca falla. Acercarnos al corazón del maestro es sentir la fidelidad de Dios que es eterna. Humildad. También traducida como mansedumbre. La capacidad de reconocer nuestros talentos y también nuestras limitaciones. No se debe confundir con el apocamiento, con la timidez. Ser humilde es el camino para el servicio desinteresado de los otros. Lo contrario de este sentimiento de Cristo es el narcisismo, el egocentrismo, la manía enfermiza de creerse dueño de la verdad absoluta. Es lo que hace a los seres humanos, cuando no hay humildad, convertirse en monstruos y tiranos. Dominio de sí mismo: Es permanecer con calma en las situaciones extremas de la vida. Saber que estamos en los brazos de Jesús. Que pase lo que pase y suceda lo que suceda, Dios no nos abandonará nunca. Cuando no estamos a los pies de Cristo, sino a los pies del mal, las obras serán bien conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios (Gálatas 5, 19-21). ________________

__________________

____________________

La invitación es simple para este momento de oración: delante de Jesús eucaristía, repasar los sentimientos de Jesús, pensando en cuáles debo crecer más, cuáles son los que más necesito para el servicio en la Pastoral Familiar, y pedírselo a Jesús.