Resumen - Gerchunoff - Llach (1998)

Pablo Gerchunoff – Lucas Llach (1998) EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO. UN SIGLO DE POLÍTICAS ECONÓMICAS ARGENTINA

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Pablo Gerchunoff – Lucas Llach (1998) EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO. UN SIGLO DE POLÍTICAS ECONÓMICAS ARGENTINAS Prólogo El fragmento de la realidad sobre el que trata este libro es amplio por el espectro temporal que cubre (desde 1880 hasta el ocaso del siglo XX) pero relativamente específico en el área que ocupa (la política económica de un país mediano como la Argentina) En cuanto a las fronteras temporales, el momento inicial coincide con la fecha de hito de consolidación de un estado auténticamente nacional, lo que resulta una elemental precondición si lo que se está analizando es la política económica de un país. La fecha de finalización es acaso menos obvia. En las páginas siguientes no hay respuestas ni preguntas acerca de como debió haber sido la política económica sino explicaciones e hipótesis de porqué fue como fue, apareciendo como causalidades las condiciones locales e internacionales de la economía, las situaciones institucionales y de poder y el estado del pensamiento económico al momento de formularse las políticas económicas que van modificándose a medida que los factores que influyen en ella van variando de importancia.

CAPITULO I – LA GENERACION DEL PROGRESO (1880-1914) Bases y puntos de partida para el progreso argentino Si bien la Argentina se constituyó como estado políticamente independiente en 1810, ratificándolo en 1816, una serie casi interminable de luchas civiles e internacionales postergó cualquier intento de progreso económico sólido durante varias décadas. Recién en 1853 se conseguiría una Constitución aceptada por las provincias, aunque la incorporación de Buenos Aires sólo se consumó en la década de 1860, prolongándose la organización nacional hasta 1880. La prioridad era garantizar la existencia misma del estado argentino mientras se intentaban sentar los cimientos de un país. De esa época datan los Códigos de Comercio, Civil y Penal y el impulso a la educación que obsesionó a Sarmiento. Es recién a partir de la presidencia de Roca (1880-1886) que puede hablarse de un estado nacional cuyos gobernantes fueran administradores y no sólo funcionarios. La fórmula “Paz y Administración”de Roca, estandarte de su gobierno, fue toda una síntesis de las prioridades de un país. El último censo nacional (1869) mostraba un territorio bastante desierto y con bajo nivel de instrucción, la tasa de analfabetismo era otro síntoma de retraso, la llanura pampeana lejos de ser el granero del mundo estaba dedicada a una ganadería de poca calidad, con predominio del ganado ovino. La agricultura prácticamente no existía, salvo en los alrededores de la ciudad y para consumo local. Un obstáculo evidente para el desarrollo económico era la dificultad para transportar los productos del interior a los puertos y solo con el ferrocarril estas posibilidades comenzaron a abrirse en la década de 1870. En cuestiones económicas también había desacuerdo y el los debates de política comercial la discusión se centraba en la Ley de Aduanas , régimen de propiedad de la tierra, el papel del estado,. A partir de estas y otras divergencias se está dando de hablar de la “Generación del 80” con un sello ideológico liberal , admiraban el pensamiento de Alberdi, aborrecían la anarquía y el despotismo, creían en las virtudes de la educación, deseaban abrir el país a los capitales, los hombres y las ideas del exterior. En el ámbito de la política socioeconómica la noción de progreso más que cualquier otra dominaba el debate, era necesario incorporar rápidamente la Argentina a la expansión mundial liderada por Gran Bretaña y escoltada por Francia, Alemania y EE.UU. que se sumaron a la Revolución Industrial. En ese contexto sus ideas eran optimistas y habrían sido estériles en otro tiempo y lugar.

La economía mundial de la época La economía mundial en la Argentina comenzó a insertarse después de su pacificación interior, tenía como rasgos centrales la creciente integración de mercados y el rápido crecimiento de la producción. Hasta la Primera Guerra Mundial se prolongó esta tendencia de crecimiento sostenido de la economía que sólo se retomaría alrededor de 1950. En ese contexto Inglaterra jugaba un rol fundamental., su influencia sobre el resto del mundo no era sólo consecuencia de su riqueza sino de su particular organización de su economía., con los principios de libre comercio, y la especialización inspirados en Adam Smith y David Ricardo. Los recursos productivos ingleses se concentraban en las manufacturas y por consiguiente la necesidad de importar alimentos y materias primas. Argentina cumplía entonces con las dos condiciones: producía materias primas requeridas por Inglaterra y demandaba manufacturas por lo que el flujo de comercio era atractivo. Londres era por esos tiempos el centro financiero mundial y por lo tanto regulador del patrón oro que regía en el mundo., también efectuaba grandes inversiones en el exterior y sobre éstas se asentaría el desarrollo económico de Argentina antes de la Primera Guerra Mundial. Las colonias ya no eran solamente una fuente de materias primas y minerales preciosos sino un mercado para exportar su producción y su capital y no tanto el dominio político.

Llenando el desierto; inmigración, capitales y tierra A muy grandes rasgos la posición de Argentina en el mundo a partir del último cuarto del siglo XIX puede describirse como la aceptación de un lugar bien definido en el sistema de división internacional del trabajo cuyo centro era Inglaterra: el del productor agropecuario e importador de productos manufacturados. La impresionante expansión económica tiende entre la consolidación de la organización nacional en 1880 y la Primera Guerra, estuvo relacionada a un lugar geográfico (la pampa húmeda), a un par de actividades productivas principales (la ganadería y la agricultura) y a la incorporación de capitales y trabajo extranjeros, manifiesta en la instalación de ferrocarriles y en una gran inmigración. Era todo un desafío para los gobernantes de las décadas finales del siglo XIX coordinar esa incorporación de recursos de modo de cristalizar los ideales de progreso, las tierras ya estaban ahí con una gran fertilidad. Pero nada podía lograrse si no se acortaban las distancias entre la vasta llanura y el puerto. El ferrocarril sería el encargado de esa tarea, si falta alguno sólo de los factores tierra, trabajo y capital no se habría hecho posible esa transformación. La estrategia fue que las sucesivas administraciones fomentaran el importante papel que cumpliría el gobierno (1880) ya que la acción privada todavía era muy débil.

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La Argentina para los europeos, la inmigración Una de las condiciones para crecer era por lo pronto poblar el desierto, según el lema alberdiano “gobernar es poblar”, ya que el crecimiento surgido de las tasas de natalidad y mortalidad siempre era insuficiente, era inevitable entonces recurrir a la inmigración y para 1876 se crea el Departamento General de Inmigración, las estadísticas indican que las ventajas económicas harían variar los flujos de inmigración que crecía cuando se agrandaba las condiciones de empleo y de salario entre el país de origen y la Argentina (aquí había más empleo y mejor pagado). Las tareas rurales eran las que absorbían este aumento de población, los años 80 vieron todo el esplendor de la “pampa gringa”gracias a una mayor expansión ferroviaria y al final de las incursiones de indios y de langostas. Las obras públicas fueron otra fuente de empleo para el inmigrante, por otro lado la naciente industria en los grandes conglomerados cercanos a Buenos Aires tuvo una gran participación de extranjeros, siendo especialmente de Italia y España.; Inglaterra en cambio contribuyó con pocos inmigrantes a pesar de los fuertes lazos entre ambas economías.

El desembarco latino Distribución de los inmigrantes por país de origen, 1871-1914 La emigración italiana se debió en parte a la crisis agrícola de fines del siglo XIX, que sumado a una creciente presión demográfica hizo que dejaran la península. En cuanto a la emigración española también hubo un empuje por la misma causa, el emigrante español ya no elegía Cuba porque la había perdido de su Imperio y se dirigía la próspera Argentina. Las provincias de nuestro litoral y la zona pampeana fueron la más favorecidas especialmente Santa Fe, La Pampa y Entre Ríos por su proximidad con el puerto, otros polos de atracción fueron Mendoza (actividades vitivinícolas) y Tucumán (azucareras). El caudal inmigratorio se detuvo con la Primera Guerra Mundial, pero la influencia de la inmigración no fue puramente económica sino que se reflejó en las artes, ciencias, política, ideologías, etc., el trabajo de los inmigrantes fue imprescindible para el crecimiento y prosperidad económica que estas tierras nunca habían visto entre 1880-1914.

El capital extranjero y los ferrocarriles Los inmigrantes permitieron superar la falta de mano de obra rural y favorecer el desarrollo agrícola, pero un papel no menos crucial fue el que cumplieron los ferrocarriles ya que con ellos se disminuyó el costo del transporte del producto exportable entre el campo y los puertos, acortando las distancias entre el productor argentino y el consumidor europeo. También se perfeccionó con tecnología el transporte por el Atlántico con técnicas de enfriamiento y congelamiento de carnes. EL ESQUEMA AGROEXPORTADOR El primer tren (1857) fue el Ferrocarril Oeste (39 Km.) financiado en parte por el gobierno que asumió su propiedad en 1863 a partir de esos años la gran extensión ferroviaria fue solventada y administrada por los ingleses. En 1870 el Ferrocarril Central Argentino unía Córdoba y Rosario, incorporándose así otras zonas a la producción para exportación y también Tucumán y Cuyo al circuito económico nacional. Las tierras cercanas al ferrocarril se fueron valorizando. La diferencia con EEUU era que esta poseía río y lagos navegables tan eficientes como el tren, en Argentina el ferrocarril fue un componen esencial para el crecimiento durante la gran expansión. La manufacturas inglesas que llegaban al puerto eran así fácilmente transportables y a bajo costo hacia otros centros de consumo fuera de Buenos Aires. La construcción del país requería mejorar los puertos, rutas, instalar tranvías sistemas de comunicación redes de agua y electricidad; los recursos eran insuficientes y se necesitaba capital de inversión extranjera o empréstitos externos. También los capitales foráneos se ligaron a la industria de exportación (frigoríficos), el comercio y los bancos. El capital de inversión más importante fue el inglés, aunque también invirtieron Alemania y Francia. Recién finalizada la Primera Guerra Mundial terminaría el ciclo inglés y en su reemplazo entraría EE UU para proveer capital.

El capital extranjero en la Argentina La presencia del capital externo se reflejó en el pago de los servicios de la deuda externa y de dividendos al exterior llegando a representar un 40% de las exportaciones, mientras crecieran las exportaciones y hubiera ingreso del capital extranjero la balanza de pagos estaría a salvo. Sólo con la combinación de ambos se podría lograr la expansión productiva que finalmente se consiguió, pero a un cierto precio para el país pues los intereses y remesas de los inmigrantes a sus familiares en su tierra de origen se acrecentaban y el dinero salía del país. Sólo en el largo plazo la capacidad exportadora y el ahorro nacional aumentarían. La tierra en las pampas: expansión y distribución La siempre amenazadora presencia del indio y la ausencia del valor económico de la tierra determinadon fronteras en Buenos Aires hasta el río Salado, y parte de las provincias de Santa Fe y Córdoba; en cambio una gran parte de Buenos Aires, La Pampa y la Patagonia eran todavía desierto. Después de medio siglo se puede hablar de consolidar la frontera ya que la Campaña del Desierto eliminó el peligro del indio (1879). Esta expansión de la geografía política y económica está relacionada con las necesidades de una ganadería en expansión, en la pampa había escasa población y por ello el desarrollo de la agricultura estaba limitado por la escasez de mano de obra. Al caer mundialmente la demanda de carne y cueros ovinos (vacas) se extiende el ganado ovino (ovejas) a zonas nuevas al sur y al oeste, en cambio las tierras del litoral, norte de Buenos Aires y Santa Fe eran más aptas y fértiles para la agricultura, base de muchas fortunas a medida que la rentabilidad agropecuaria mejoraba. Es necesario admitir que en el momento de repartirse la mayor parte de las tierras que luego serían el “granero del mundo”éstas todavía no eran codiciadas ya que la llanura pampeana en la época colonial era despreciada por carecer de minerales y no se la apreciaba en su potencial agrícola-ganadero. En el siglo XIX fueron muy frecuentes la cesión de tierras públicas a manos privadas por la Ley de Enfiteusis (en tiempos de Rivadavia) y otras leyes bajo el gobierno de Rosas. Cuando no se regalaban las tierras eran vendidas a precios ínfimos con el simple propósito de

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financiar desequilibrios fiscales. Durante la Campaña del Desierto muchos militares se beneficiaron con estas compras masivas. No había en general una justicia distributiva. La difusión del arrendamiento agrícola (alquiler de tierras) practicado por los inmigrantes es otra evidencia de la distribución poco equitativa de la propiedad con una eficiencia productiva aceptable. Concentrada en pocas manos la tierra daba lugar a oligopolios impidiendo el mercado competitivo, solo se valorizaban las tierras cerca del ferrocarril y la posibilidad de exportar carne enfriada de alta calidad. Este régimen de tenencia de la tierra ocasionó una distribución del ingreso muy desigual en las zonas rurales, así este sector rural con el tiempo sería identificado con la oligarquía terrateniente y cualquier medida que favoreciera el campo sería considerada contraria a los intereses de la población más pobre.

El desarrollo agropecuario Hasta la década de 1870 la ganadería extensiva especialmente ovina era la actividad más importante de la zona pampeana. Mientras el descubrimiento del potencial agrícola fue en realidad bastante tardío. Tanto la expansión de ferrocarril como la inmigración fueron los dos acontecimientos para demostrar que este potencial agrícola existía, con ello se superaba la escasez de mano de obra y se integraba la región pampeana al comercio internacional, al facilitar el traslado de hombres y productos, asumiendo la agricultura un carácter netamente comercial y no sólo de consumo de los colonos como en otros países. El trigo fue el símbolo de la revolución agrícola argentina y encontró en la llanura pampeana un suelo fértil y un clima favorable, tierra blanda y pastos bajos para el arado sumándose a ello una moneda depreciada lo que favorecía la exportación. El costo de traslado hasta Europa era más bajo que el del trigo norteamericano porque a su vez eran más bajos los fletes desde el campo al puerto y ello compensaba la mayor distancia transatlántica. Un rasgo singular de la producción rural en la Argentina fue la interacción entre la ganadería y la agricultura originándose una competencia espacial, la ganadería tuvo que desplazarse al sur y al oeste y dando lugar al establecimiento agropecuario con rotación entre ambas actividades. Hasta la aparición de la cámara frigorífica las posibilidades de exportar se reducían sólo al tasajo (carne salada) y al ganado en pie o a la exportación de lanas que se hizo muy importante y en menor medida la de cueros. El panorama cambió radicalmente hacia 1877 donde comenzó el transporte de carne congelada a Europa, en pocos años frigoríficos ingleses, argentinos y norteamericanos se instalaron cerca de los puertos y en las zonas de Avellaneda, Zarate y Campana. Como EEUU no podía abastecer su demanda local de carne, Argentina tomó su lugar en abastecer a Inglaterra en la carne enfriada. La agricultura y la ganadería eran el sustento del modelo de crecimiento económico basado en la explotación de recursos naturales y que parecía capaz de prolongarse en el tiempo. El descubrimiento del petróleo en 1907 ofrecía posibilidades nuevas y de esa expansión del sector rural daba sus primeros pasos la industria argentina.

La industria durante la expansión: un exceso de librecambio? Uno de los mayores cuestionamiento al modelo agroexportador ha sido la concentración de la mayoría de los recursos productivos en las actividades primarias impidiendo la instalación de industrias manufactureras con mayor potencialidad de crecimiento a largo plazo, las que crecieron sólo fueron consecuencia del desarrollo del sector agroexportador y ello se conoce como eslabonamiento que puede ser “eslabonamiento hacia adelante” (se expande una actividad gracias a la disponibilidad de un insumo = industria molinera, de cerveza, frigoríficos, molinos azucareros) y “eslabonamientos hacia atrás” (progresa una industria y genera una demanda de insumos = talleres de reparación de material ferroviario). Al expandirse el mercado interno la industria y el sector rural fueron complementarios.

Los primeros pasos de la industria argentina El debate entre el proteccionismo y el librecambio fue discutido por los economistas del siglo XIX y asumió en cada país características distintas. Es difícil reconocer como estrategia de desarrollo la política comercial de la época. El manejo de los aranceles no parece el; resultado de un planeamiento a largo plazo, ni proindustrial ni antiindustrial; eran los partidos opositores al gobierno los que levantaban la bandera de la libertad comercial y de la reducción de aranceles especialmente los socialistas. La presencia de altos aranceles en algunas actividades es explicable por la fuerte presión de grupos de interés u otras veces guiadas para protección de la competencia exterior o por necesidades fiscales. Esas deficiencias no eran producto de una deliberada acción contra la industria así como la política aduanera, sino medidas parciales que respondían a las presiones antes mencionadas.

La puerta hacia la especialización: el comercio exterior El análisis del comercio exterior argentino evidencia que la economía seguía un patrón de crecimiento basado en producir bienes primarios e intercambiarlos en el exterior, representando las exportaciones agropecuarias el 95% del total de las ventas externas. De un lejano sexto lugar como país exportador de granos en 1888 la Argentina pasó al tercer puesto en 1907 siendo sólo superada por EE UU y Rusia. En cuanto a las importaciones cumplían con los consumidores de productos no fabricados en el país, habiendo una etapa de importaciones fuertes de bienes de capital (maquinarias, herramientas por ejemplo) que coincidieron con el auge del tendido del ferrocarril.

El comercio exterior durante la expansión El la década 1880 hubo precios de exportación en crecimiento y precios de importación estables al tiempo que se producía una fuerte expansión de la economía. En la década de 1890 la situación se revirtió cayendo los precios de los productos del campo y también los de importación, con una economía en recesión. La debilidad de la economía fue explicada por el efecto de la reducción en la entrada de capitales que siguió a la crisis.

Despegue, euforia, crisis: el manejo económico hasta 1890 La política económica sostuvo entre 1880-1914 ciertas líneas básicas, ningún gobierno redujo el fomento a la inmigración y el capital extranjero ni revolucionó la política comercial, lo más inestable fue la “cuestión monetaria “ya que la inestabilidad de la moneda argentina no es cosa nueva, las dificultades por establecer un patrón monetario confiable fueron por largo tiempo insalvables. Hasta que Roca llegó a

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la presidencia no existía el dinero nacional en el sentido estricto de la palabra. En el interior convivían monedas de oro y plata de otros países y algunos billetes provinciales inconvertibles. La presión del sector agroexportador por una moneda depreciable sería la puja constante. La administración de Avellaneda se distinguió por una política monetaria y fiscal de corte conservador, buscando la unificación de una moneda definitiva. El “pesos oro” (1881) fue la primer unidad de dinero completamente nacional y serían acuñados por la flamante Casa de la Moneda. La reforma monetaria no fue el único ni más importante avance económico de la presidencia de Roca (1880-1886) ya que las obras públicas, la vías férreas y el desarrollo veloz como el crecimiento de la deuda crecían sin pausa, ocasionando déficit fiscal (la gente no pagada impuestos por invertir en infraestructura (se ensanchaba el puerto del Riachuelo) o estar endeudados con préstamos). Había un exceso de importaciones sobre las exportaciones lo que alteraba la balanza de pagos, todo se hacía pensando que la prosperidad futura brindaría los recursos necesarios para pagar las deudas. El sistema monetario en el que se habían puesto las esperanzas falló en su base y la paridad del peso oro con el peso papel moneda nacional sólo se mantuvo 17 meses, además nunca creció tanto la deuda externa como el los finales de la década del 80. A Roca le siguió Juzrez Celman (1886-1890) con una política imprudente y ultraexpansiva del gasto público financiado con préstamos exteriores, también apostando al futuro promisorio. A pesar de privatizar algunas líneas de ferrocarril y obras de salubridad se tuvo que recurrir a la emisión de moneda y por consecuencia se cae en la inflación., el gobierno pagaba las deudas en pesos papel y perdían así los acreedores creciendo la desconfianza en el sistema. La responsabilidad de manejar la crisis recaería en Carlos Pellegrini

Catarsis, austeridad y crecimiento: la política económica en 1890-1899 La sensación de inseguridad monetaria se extendió al sistema bancario y los retiros de depósitos provocaron la caída de los bancos Provincia, Nacional e Hipotecario. Los salarios reales cayeron y aumentó la desocupación. El Ministro de economía Vicente Fidel López (conservador) redujo los sueldos de los empleados estatales pero también bajaron las pensiones y jubilaciones y el presupuesto de los ministerios. Más tarde se crearon impuestos y se dispuso el aumento de aranceles. La caída de las importaciones hizo que la aduana recaudara menos, se crea el Banco de la Nación Argentina para ganar la desconfianza al sistema financiero nacional, poniendo límite estricto al crédito para obras del gobierno tratando el gobierno de. Inclinarse al equilibrio fiscal. Y a la prudencia monetaria tratando de volver a la paridad al menos en un largo plazo. Y Argentina se reintegraba al sistema mundial del patrón oro. El oro estaba en baja lo que perjudicaba a los exportadores.

Con el esplendor del Centenario La nueva convertibilidad tuvo un comienzo difícil pues el país recién se estaba recuperando de la recesión de origen interno, con el agravante de una cosecha pobre y la posibilidad de un conflicto armado con Chile. El sistema monetario se mantuvo inconmovible durante una década y media pero gracias a las coyunturas históricas de la historia argentina y no por su solidez. El oro en manos de la Caja de Conversión crecía sin pausa lo mismo que las exportaciones y la inmigración volviendo la confianza en la Argentina.

La Argentina en crecimiento 1900- 1913 El entusiasmo por el joven país de cien años que habían soñado Alberdi y Sarmiento era contagioso, ni siquiera un presidente prudente como Roque Saenz Peña en 1913 podía sustraerse al optimismo de la época. Pero el sombrío panorama internacional y una crisis de orden interno se combinaron para interrumpir el más prolongado período de prosperidad que conoció este país.

Progreso para todos? Los salarios altos explicaban las masivas migraciones desde Europa a estas tierras, ello se debía a la alta productividad del trabajo agrícola donde la tierra de calidad era abundante. Como país productor de materias primas los bienes rurales eran baratos y los bienes industriales caros. La abundancia de alimentos hizo del problema del hambre en la Argentina un problema menor y ello atraía a los inmigrantes de las zonas pobres de Europa, que pronto lograron una mejor posición económica, dominaron el comercio y la industria. La ganadería en tanto seguía siendo una actividad reservada a los terratenientes. Mérito del gobierno fue el progreso educativo así como la urbanización trajo mejoras en las viviendas, más el problema habitacional recrudeció con el ininterrumpido arribo de inmigrantes que vivían en conventillos por los que pagaban altos alquileres. Es probable que las pobres condiciones de salubridad tuvieran bastante que ver con las enfermedades contagiosas. A pesar del cuadro general de progreso se acentuaron las condiciones de desigualdad, especialmente diferencias entre el litoral y Buenos Aires y las provincias del noroeste. El poder económico ya no estaba en las minas del Alto Perú como en los tiempos coloniales, sino en las fértiles llanuras cercanas a los puertos, allí se instalaban casi todas las industrias por estar más cerca de los centros de consumo.. El ferrocarril fue para todos el símbolo del progreso y los productos importados competían con los locales sobre todo las artesanías que en muchos casos cesaron. Pronto aparecieron con las actividades industriales, los sindicatos especialmente dominados por socialistas y extranjeros por lo que el gobierno con la Ley de Residencia trató de echar a los extranjeros perturbadores del orden social. No tuvieron una acogida favorable las mejoras laborales en horario y regulación de los gremios perdiéndose una posibilidad de consolidación del consenso en torno al modelo socioeconómico de la Generación del 80.

CAPITULO II – ÚLTIMAS IMAGENES DE UN MODELO (1914-1929) El legado de una generación Las cuatro o cinco décadas anteriores a 1914 fueron para el mundo tiempos de progreso y relativa paz, está claro que en ese medio siglo anterior a la Primera Guerra Mundial el mundo se hizo para bien o para mal, más “moderno”. La Argentina que no fue de los primeros países en entrar a ese circuito comercial en expansión, tardó bastante poco en encontrar su propio lugar una vez que tuvo la posibilidad de hacerlo. Los mecanismos empleados para conseguir la integración internacional de la Argentina fueron simples y eficaces, se ampliaron puertos, los campos sembrados o de pastoreo se iban extendiendo al sur o hacia el oeste, miles de inmigrantes llenaron el desierto, y según

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el censo nacional de 1914 fue increíble el aumento del número de habitantes comparado con cualquier nación en cualquier tiempo. Las cifras de aumento de la población eran por entonces una medida significativa del desarrollo económico de un país, pero el reclamo principal de la principal fuerza de oposición no era económico sino político, la fraudulenta máquina electoral consolidada por el roquismo fue denunciada insistentemente por los radicales, la prédica de Alem continuó con Irigoyen. La llegada de Roque Saenz Peña a la presidencia en 1910 permitió que el viejo ideal radical de competencia electoral limpia se realizara, en 1912 el voto fue por primera vez secreto, universal y obligatorio.

La apertura democrática Porqué se negaría el electorado argentino a dar su voto de confianza al Partido Autonomista (oficialismo R.S.Peña) si fue la única fuerza política que podía enorgullecerse de sus logros? El oficialismo no podía mirar con tranquilidad las futuras elecciones. El triunfo de los radicales en 1916 ge bastante contundente, era el principio de una hegemonía del radicalismo que se extendería hasta el final de los años 20 y que solo pudo ser cancelada por las malas con el golpe militar de 1930.

El predominio radical Ese predominio de los radicales se sostenía tanto en aciertos propios como en errores ajenos. Además supo identificarse con la nueva argentinidad hija de la inmigración. A Irigoyen le tocó asumir la presidencia en medio de la Primera Guerra Mundial que estaba obligando a Argentina a definir su posición internacional. Debido a la cantidad de extranjeros aquí radicada la decisión era muy delicada, eso influyo para mantenerse neutral y este criterio persistió una vez terminada la guerra. La política también abundó en conflictos de los conservadores y el radicalismo con influencia en la relaciones entre el gobierno nacional y los provinciales, siendo frecuentes las intervenciones federales a las provincias donde los conservadores predominaban. Otro ámbito donde se desmanteló la estructura anterior al radicalismo ge la universidad a través de la Reforma Universitaria. Pero más grave aún fueron las facciones internas dentro del oficialismo (radicalismo) siendo la línea más importante el grupo azul que se diferenciaba más que nada por su oposición a la figura omnipresente de Irigoyen, y ge definida también como antipersonalistas. La elección plebiscitaria de Hipólito Irigoyen en 1928 daría al personalismo (irigoyenistas) la victoria final de esa contienda. Del segundo presidente radical – Alvear – se ha dicho que estuvo acompañado por la buena suerte, entre 1922 y 1928 no hubo grandes cuestionamientos políticos o grandes perturbaciones económicas.

El final de la buena fortuna Los trastornos que la Primera Guerra Mundial generó en la Argentina empezaron antes que la propia guerra., la suerte que antes le había sonreído a Argentina permitiendo una rápida integración al comercio mundial ahora parecía serle esquiva. Había serias dificultades para el financiamiento externo y un déficit comercial provocado por las bajas exportaciones, generó una salida de metálico a través de patrón oro (para pagar las deudas e importaciones) lo que se tradujo en una caída bastante importante de la circulación monetaria, aumentaron las tasas de interés para captar depósitos o inversiones y muchos negocios quebraron si no podían hacer frente a sus deudas. Era la primera gran recesión desde 1890 y sería la mayor de todo el siglo XX, hasta el final de la guerra la Argentina mantuvo su cuadro depresivo.

Primera guerra, primera depresión Durante los años de guerra la Argentina acumuló enormes excedentes comerciales. En 1915 las exportaciones doblaron a las importaciones, algo que solo se repetiría en la Segunda Guerra Mundial, pero la economía argentina se enfrentó a una restricción de oferta derivada de las dificultades para conseguir importaciones y tuvo que cerrar su economía, depender más de sí misma para procurarse las manufacturas, la competencia extranjera ya no afectaría a la naciente industrialización por sustitución de importaciones, más la recesión interna y las dificultades para conseguir insumos afectarían al país. Diversas ramas industriales se destacaron, pero la más importante ge la textil y las de alimentos como provisión a las naciones en guerra, mientras la metalurgia, cerveza y galletitas entraron en crisis porque dependían de los insumos externos que faltaban (hierro, malta y lúpulo, hojalata para envases etc.). Las limitaciones impuestas por la guerra se reflejaron en el cese de la inversión extranjera, ya sea directa o indirectamente en formad e préstamos para obras públicas, paralizándose por ej. Las obras del ferrocarril. También los ingresos fiscales que descansaban sobre los impuestos al comercio exterior fueron corroídos por la guerra desplomándose la recaudación de derechos de importación. A pesar de la reducción del gasto público no se pudo evitar el desequilibrio fiscal.

El déficit de guerra La crisis de las finanzas públicas dio lugar a una serie de debates legislativos en torno al presupuesto, los socialistas se oponían a los altos aranceles aduaneros alegando que afectaban en el consumo de las familias más pobres y proponían en cambio un impuesto sobre las exportaciones, con lo que se esperaba bajara el precio interno de los alimentos (menos se exportaba si tenía que soportar un impuesto extra y más quedaba en el país para consumir, por lo que los precios bajarían). Todos los proyectos no prosperaron por demasiados intereses contrarios. Esta sensación de crisis se reflejó en el sector obrero, con un salario deteriorado por los aumentos de precios que reproducían la inflación mundial. Entre 1914 y 1918 ge mayor la cantidad de emigrantes que inmigrantes y la desocupación aumentó hasta convertirse en un grave problema social.

Consecuencias económicas de la guerra Entre 1917 y 1919 el clima de protesta obrera alcanzó su punto álgido y ganó las calles, creciendo el enfrentamiento entre grupos contestatarios opuestos al oficialismo. A partir del final de la guerra las condiciones generales del país mejoraron, calmándose la agitación gremial, aún no estaba definido el papel del estado en la relaciones trabajadores y patrones.

Un mundo en busca de la estabilidad perdida Con el Tratado de Versalles quedó claro que la victoria en la guerra otorgaba derechos. La recuperación de postguerra de Alemania fue muy lenta y en pocos años cayó en la inflación. Tanto Austria, Hungría, Polonia y Rusia tuvieron que recurrir al crédito interno para

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financiar los desequilibrios que había deja la guerra, A través de la depreciación los países con moneda débil ganaban una ventaja en las exportaciones y sus competidores les hacían represalias comerciales (bloqueos). Pero muchos se resistían al cambio de circunstancias, Gran Bretaña se empeñó en volver al orden de preguerra con una política de altas tasas de interés para atraer el oro y valorizar la libra hasta tratar de llegar a una relación de igualdad. La Conferencia de Génova (1922) aconsejó una variante “patrón cambio – oro”, las reservas de los países estarían respaldadas por el oro y la libra en combinación ambas monedas. Hacia 1928 este tipo de respaldo fracasó. Inglaterra de posguerra ya no podía aspirar a ser el centro financiero mundial por el simple hecho que el mayor poder económico estaba ahora en manos de EE UU que vivía un auge económico de proporciones inéditas (en la agricultura estaba la prosperidad americana) y era el principal acreedor mundial situación que ejerció sin muchas contemplaciones hacia sus deudores europeos. EE UU aplicaba un proteccionismo furioso y por ello prohibió la compra de carne cuyas condiciones sanitarias fueran sospechosas. Con la Gran Depresión se abandonaría definitivamente cualquier ilusión de volver al añorado equilibrio de preguerra.

Los prósperos años de Alvear Además del rotundo éxito norteamericano hubo otra importante economía de América que mostró hacia la década del 20 tasas de crecimiento del ingreso”la Argentina” que creció más que EE UU, Australia o Canadá. Un país tranquilo, sin huelgas y con distensión social legisló para conceder derechos a los trabajadores, reglamentó el trabajo de mujeres y niños y la jornada de 8 hs. y el pago de sueldos en efectivo y no con vales de alimentos de las industrias empleadoras. El motor de la expansión económica de los años 20 ge una liberal política de gastos públicos. El impulso de la sustitución de importaciones terminó al finalizar la guerra pero nuevas inversiones en la década siguiente se hicieron con capital norteamericano especialmente manufacturas. La mayor parte de la riqueza argentina aún se generaba en el campo en un modelo de país que no difería demasiado del de los hombres del 80.

Producir, exportar, importar A pesar de las fluctuaciones cíclicas que afectaron el intercambio comercial entre Argentina y el mundo la tendencia básica es un aumento en el volumen del comercio, pero tuvo que ver más con las compras que con las ventas porque las importaciones eran la reanudación de los envíos suspendidos durante la guerra.

Comerciar, esa costumbre argentina Las comparaciones con el resto del mundo confirman que la Argentina era, para su tamaño una economía que participaba activamente en el comercio internacional.Terminada la guerra los agricultores argentinos tuvieron que enfrentar la misma caída de precios que sus colegas norteamericanos prolongándose las dificultades hasta 1923. A partir de entonces se mejoró la balanza comercial.

Negociando en mejores términos Mientras que Inglaterra siguió siendo el mercado más importante para los productos argentinos EE UU se convirtió en el principal proveedor. Con la Gran Depresión ya no sería buen consejo exportar sin mirar a quien, a partir de entonces se impondría la política de “comprar a quien nos compra”. En Argentina siguió insinuándose de exportaciones de productos agrícolas reemplazando a los ganaderos, no es que el comercio de carnes estuviera estancado sino que la carne enfriada de mejor calidad, terminó de desplazar a la carne congelada, pero el grueso de los envíos se centró en el trigo, maíz y lino, en ese orden de importancia. Las pampas seguían siendo ma mejor marca nacional, el granero del mundo.

Ocaso en la pampa húmeda Luego de la guerra había cesado la fiebre del ferrocarril, además las zonas más fértiles del país ya casi habían completado su cruzamiento en vías férreas que las conectaban con el comercio mundial., ya no se podía como en décadas anteriores agregar más tierras al área de cultivo y alcanzarlas con el tren.

Mientras el área sembrada apenas aumentaba la producción seguía creciendo No deja de sorprender que a pesar del estado estacionario de la superficie el sector rural pampeano aumentara su producto en todos los rubros principales, capitalizándose por las importaciones de máquinas para la agricultura y un aumento de la tecnología antes de la Gran Depresión. . En el caso de la agricultura la expansión fue en parte el resultado del aumento del área sembrada.

Gracias a los altos rendimientos Según el gobierno radical las actividades primarias merecían un trato benévolo, en muchos proyectos se nota la preocupación por la situación del arrendatario rural aunque las leyes del régimen de propiedad de la tierra no fueron muy integradoras. Solo después de 1921 una nueva iniciativa de reforma previó una compensación por las mejoras realizadas en el período del alquiler y la Junta Rural o la creación del Banco Agrario y Banco Hipotecario para facilitar los créditos al agro, ya que los anteriores proyectos no habían prosperado. Más atención prestaba el gobierno a los debates en torno a l comercio de carnes debido a las sospechosas actividades de los frigoríficos, disponiendo la creación d eun frigorífico estatal en la Cap.Federal, que impuso un precio mínimo para la venta de ganado por kilo vivo., las presiones obligaron a Alvear a suspender su aplicación. Lejos de Bs.As. Las legumbres, vid, frutas, algodón, caña de azúcar, tabaco, yerba se beneficiaban con la ampliación del mercado interno sostenida por el aumento de población siendo las necesidades internas las que daban impulso a la industria manufacturera.

La industria en los 20: inversión externa y políticas públicas En los años 20 la vida económica nacional aún giraba alrededor de la producción primaria, pero la importancia del campo era cada vez menor respecto a la de la industria.

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El avance de la industria Durante la guerra de 1914 algunos productos europeos no se pudieron transportar y bajo la competencia con los locales tanto que se ha fechado esa década del 20 como origen de la industrialización argentina que se dirigía al mercado local pero parte era con inversiones foráneas.instal Ándose empresas extranjeras (norteamericanas y alemanas) siendo las actividades preferidas químicos, metales y artículos eléctricos y al petróleo (1913) naciendo los primeros conflictos entre YPF (nacional) y el capital petrolero.nortemericano que atrajo actividades automotrices y de caminos Las políticas gubernamentales para proteger a la industria local eran complejas ya que los bienes importados tenían un impuesto que no se calculada sobre su valor real sino sobre un valor oficial estimado llamado “valor de aforo”. La reforma de 1923 ge una acción oficial significativa. Quien más se perjudicaba con la instalación de empresas de otros países en la Argentina era Inglaterra como proveedora del mercado argentino. La maquinaria importada para esas empresas extrajeras hacía que las divisas se derivaran a otro país perjudicando a Inglaterra. Alvear no sólo veía favorable a las industrias que estimulaban la demanda por la producción primaria local sino que veía con buenos ojos las manufacturas en general, no había en Argentina demasiado interés por las novedadosas experiencias de la Unión Soviética en materia de apropiación pública de excedente agrícola.

Un equilibrio delicado Las inversiones británicas habían sido uno de los pilares en la expansión argentina hasta la Primera Guerra Mundial siendo los ferrocarriles el rubro de mayor importancia y la medida en que el progreso económico había dependido del financiamiento exterior, la interrupción de este capital británico desde 1914 fue probablemente la consecuencia más perjudicial de la guerra para la economía nacional, la posibilidad de seguir financiando el crecimiento argentino con préstamos e inversiones ingleses estaba descartada tanto que en 1818 Argentina le concedió un crédito a Inglaterra para la compra de cereales. El candidato a reemplazar a Gran Bretaña como proveedor de capital era obviamente EE UU que no ge invertido en infraestructura sino en el sector industrial tratándose desde los años 20 la instalación de Krysler, General Motor IBM Good Year. El impacto de una reducción de inversión extranjera sobre las perpesctivas de crecimiento de un país depende de la magnitud de ahorro nacional, los bajos niveles de ahorro e inversión menores a otros países (Australia) han sido explicados como resultado de una población con una mayor tasa de dependencia causado por la tendencia cultural de inmigrantes latinos a tener muchos hijos a diferencia que los pueblos anglosajones.

La despreocupada administración de la prosperidad La propensión de Argentina a consumir mucho y ahorrar poco en épocas de optimismo se notó también en el Estado gastando por demás de los ingresos impositivos. Durante la Primera Guerra la dependencia de los ingresos públicos respecto de los impuestos al comercio había reflejado un aumento del endeudamiento público, siendo alta la deuda flotante originada en desequilibrios imprevistos (colocaciones a corto plazo). El manejo fiscal durante Alvear fue ordenado pero no austero siendo esta deuda flotante convertida en obligaciones de más largo plazo, este deterioro en la situación presupuestaria se potencia con la Gran Depresión hasta convertirse en carga para las administraciones de los años 30, para solucionarlo no bastaría con emparchar el sistema fiscal que dependía de los impuestos al comercio exterior. La Depresión sería el empujón final al sistema monetario que venía decayendo.

Avatares de la moneda El abandono de la convertibilidad de 1914 no derivó en una desvalorización del peso, al contrario al reducir importaciones durante la guerra se ahorraron divisas traducidas en excedentes comerciales. A partir del 20 cambió comenzando a deteriorarse la balanza de pagos (deuda externa, transferencia de dinero de inmigrantes a familias en el exterior, etc.) Una vez más los eventos externos liberaron al gobierno de la responsabilidad de alterar el tipo de cambio. Hacia 1924 hay una recuperación de precios en productos agropecuarios que inaugura otra etapa favorable. Con el aumento del valor dólar las exportaciones podían venderse al exterior en condiciones más favorables reflejándose en el mercado interno este aumento así la caída del peso estaba asociada a precios más altos de alimentos, las fluctuaciones del peso pueden verse como un síntoma de dependencia externa de la Argentina de entonces.

Hacia el abandono definitivo de la convertibilidad Cuando Alvear decide retomar la paridad $ 2,27 papel por pesos oro en 1927 Argentina se integra al sistema de patrón oro que regía en los países más importantes y que permitía alentar una esperanza de estabilidad como había sido antes de la Primera Guerra, pero el optimismo esta vez ge breve, ya que los mercados de bienes y capitales de los que dependía el equilibrio externo empeoraron rápidamente además la buena campaña agrícola de Europa perjudicó la exportación argentina, mientras la demanda interna todavía impulsaba a las importaciones, la balanza de pagos comenzó a tener signos e debilidad creciente. Temiendo los efectos internos una contracción monetaria brusca Irigoyen suspende la convertibilidad antes de finalizado 1929.

Un modelo agotado? El estancamiento en el área sembrada se ha considerado como un indicio de que ya no había posibilidad de desarrollarse dedicando la mayoría de sus recursos al sector agropecuario, de hecho los años 20 muestran que la atracción para las nuevas inversiones no venían tanto del sector rural como industrial, pero la producción primaria siguió siendo la actividad clave gracias a precios de exportación favorables además los terratenientes no se mostraron propensos a involucrarse en actividades industriales. Esta idea de demora en la transformación económica a una economía más industrial lleva implícita una crítica de porqué los gobiernos siguieron depositando las esperanzas en un esplendor rural que comenzaba a ser un recuerdo. El desarrollo de actividades manufactureras durante la primera década de entreguerras ge bastante importante. Las ventajas comparativas de la Argentina estaban cambiando a favor de la industria y el gobierno debía actuar en consecuencia. Un primer desafío a la teoría de la demora consiste en discutir que la política económica fue librecambista, por el contrario afirmar que fueron antiindustrialistas es exagerado, pero lo más acertado es que la industria recibió apoyo oficial en la época radical. Es que, además de los interese privados afectados por la política económica estaban en juego las convicciones acerca de que un mercado

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librado a su propio arbitrio es capaz de organizar la producción de la mejor manera. Los proteccionismos del exterior perjudicaban a un país dependiente de sus exportaciones mientras que las posibilidades de seguir creciendo en base a agricultura eran mínimas ya que estaba estancada. Una política económica que impulse la industrialización implicaba un realineamiento internacional, al cerrarse la economía se dependería menos de la importaciones de Inglaterra y de las exportaciones a ese país, por otro lado se estimularía con ello la inversión directa de capitales extranjeros sobre todo de EE UU en el sector industrial emergente y acercarse al más poderoso. La ausencia de políticas de industrialización no es la única, el bajo nivel de ahorro nacional y dependencia del mercado inglés y problemas fiscales fueron herencia que pesaron sobre los gobiernos posteriores a 1930. Era inevitable el derrumbe del sistema que se había montado hacia el 80? Y en ese caso. Había en la década del 20 signos perceptibles que anunciaran ese derrumbe? Ningún gobierno ni economistas podrían prevenir turbulencias futuras.

CAPITULO III POLITICA ECONOMICA EN TIEMPOS DE CRISIS (1929-1940) El retorno de la vieja política Hipólito Irigoyen debió enfrentar algunos problemas y oposición en sus dos primeras administraciones 1916-19220, 1928-1930. Tras la prosperidad y calma política de Alvear Irigoyen volvió al poder con un masivo apoyo en la opinión pública y su caída no ge un acontecimiento del todo impopular. La crisis de esta tercer gobierno radical se debió a errores propios pero también a culpas ajenas, el poder ejecutivo se contagió de inacción de su jefe e impotente a una oposición creciente, el desgaste de su gobierno se acentuó con la prédica de los socialistas independientes y en menor medida demócratas progresistas y comunistas. Fuera del propio gobierno no había nadie con voluntad suficientemente fuerte como para contrarrestar la conspiración contra el presidente que preparaba Uriburu a inicios del 30, suma a esto la sensación de crisis económica generaba descontento hacia el gobierno, así el 6 de setiembre de 1930 Uriburu toma el poder sin derramar sangre. Este golpe fue el primero de una larga serie, más allá del derrocamiento de Irigoyen los objetivos de distintas facciones militares eran conflictivos en cuanto al tipo de gobierno que debía llevarse adelante, los partidarios de Justo buscaban legalidad sin Irigoyen, Uriburu pretendía reemplazar el sistema de partidos por uo de representación corporativa, este sueño duró poco ya que el radicalismo antiirigoyenista tuvo una actitud de oposición al régimen y acercamiento a los derrotados, imponiéndose Justo en las elecciones de 1932 . Su administración fue una restauración de formas y proyectos de gobiernos anteriores al predominio radical, no mostró mayor aprecio por las prácticas democráticas que Roca fraguando resultados electorales como “fraude patriótico”. Federico Pinedo fue su Ministro de Hacienda. Los 30 se cerraron con la débil presidencia de Ortiz cuya oscura elección no impidió intentar un retorno a prácticas electorales saludables, renunciando en 1940. La Segunda Guerra Mundial y ausencia de un liderazgo abrieron camino al golpe de estado de 1943 que daría ascenso a Perón.

Un diluvio universal: la gran depresión Durante la década del 20 el desempeño económico mundial no tuvo la solidez previa a 1914, Argentina retomó la senda del crecimiento interrumpido durante la guerra recuperándose algo el comercio internacional, Inglaterra perdió a manos de EE UU el liderazgo económico mundial, nadie previó la tormenta que se avecinaba, el derrumbe de la Bolsa de Valores en 1929 ge el primer signo de lo que se vendría, muy pronto esta pesadilla sería la Gran Depresión, al principio se pensó que era una nueva recesión pero la caída de precios de las acciones entre 1929 y 1933 fue solo un síntoma del cataclismo que vivió el sector de la economía, la inversión se desplomó. La discusión de las causas de la depresión han sido polémicas, según Keynes, el ánimo inversor de los empresarios tuvo una recaída en tiempos de crisis, este descenso se transmitió a la producción y el empleo. Otra versión apunta a la disminución del consumo como causante de la crisis productiva, la tesis monetarista acusa al Reserva Federal por no haber prevenido y corregido los quiebres bancarios que generaron contracción del crédito impidiendo el financiamiento normal a inversores y consumidores. Si bien el origen de la crisis estuvo en problemas internos de EE UU se trasmitió al resto del mundo, cada país intentó evitar la competencia de importaciones extrajeras.

Repercusiones de la crisis en un país expuesto Argentina había aunido el papel de exportador de alimentos e importador de manufacturas en el sistema de división internacional de trabajo que giraba alrededor de Gran Bretaña, las exportaciones eran importantes para mantener altos niveles de empleo y además para importar aquellos bienes que Argentina no producía , más importante aún que los bienes industriales de consumo era la maquinaria y equipo necesario para las inversiones urbanas y rurales e insumos usados por la industria cada vez mayor, la Depresión afectó las posibilidades de importaciones del país cayendo los precios de los productos de exportación. La mejora de métodos de producción agrícola ganadera, utilización de abonos, y mecanización más eficiente de la producción generaron un aumento de oferta mayor a la demanda que baja el precio de las materias primas. La crisis del comercio no fue la única fuente de problemas para la balanza comercial, antes del 30 el país tuvo interrupciones de los flujos de capital siendo el golpe de gracia al sistema monetario; teniendo dificultades para obtener financiamiento siendo perjudicial por endeudarse en la década de la crisis.

Primeras reacciones: el control de cambios y disciplinas presupuestarias Los motivos que tenía el gobierno para la defensa del peso era el temor a que la depreciación dificultara los pagos de la deuda ya que el gobierno recibía ingresos en pesos y pagaba sus deudas en moneda fuerte, quienes retiraban sus depósitos en pesos del sistema bancario generaron una delicada situación e iliquidez restringiendo el crédito y el normal funcionamiento de la economía. Los bancos comenzaron a tener problemas y el gobierno se vio obligado a emitir dinero sin respaldo a través de la Caja de Conversión, la expansión de oferta de dinero sin respaldo acentuó la depreciación del peso. El control de cambio ge un intento a frenar esto sin achicar el crédito ni perder reservas siendo la Comisión de Control y Cambios la encargada de centralizar y distribuir esas divisas asegurando a gobiernos municipales, provinciales y nacionales la moneda extranjera necesario para su pago de la deuda externo, luego se usaba para importaciones de materia prima y bienes de consumo indispensables. En seguida surgió el problema de fondos bloqueados teniendo que esperar los proveedores del exterior los pagos remitidos por Argentina por las ventas efectuadas a ésta. Obligadamente se redujo las importaciones derrumbándose la recaudación en la aduana, otras medidas fueron crear un impuesto a las transacciones de empresas, impuesto al ingreso y gravamen al

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combustible como fuentes de recaudación. En cuanto a los gastos los salarios públicos se redujeron, economía en costos de administración traduciéndose en una menor inversión pública. Cerrado el financiamiento externo y con la negativa del Banco Central a adelantar créditos al gobierno se decidió la emisión monetaria para cubrir necesidades fiscales.

El impacto social Los problemas de los balances de pago y cuestiones presupuestarias no mostraron el grado más terrible de la depresión, al desmoronarse el comercio se derrumbó la producción sin embargo la caída del ingreso no ge tan profunda en comparación a otros países (EE UU, Chile), la consecuencia más dramática fue la aparición de desempleo invirtiéndose las posibilidades de trabajo de la inmigración del 80 a 1914 a una desocupación masiva, las compañías ferroviarias inglesas arreglaron con los sindicatos sistemas de salarios solidarios que combinaban reducción de horas con recortes de salarios para evitar despidos masivos tanto urbanos como rurales.

Las nuevas ideas económicas Se deja de lado la idea de que los ingresos del estado debían cubrir todos los gastos porque esto no refleja la realidad. La nueva receta keynesiana de compensar la caída del gasto privado con un aumento de compras gubernamentales o sea aumentar el gasto público para crear empleo no tuvo aceptación. El recrudecimiento del desempleo y dificultades de muchas industrias para seguir exportando mostraron que el apego al patrón oro no fue la mejor política en el marco de la tendencia recesiva de la economía británica, pasando los países europeos a un sistema monetario más flexible y menos vulnerables a las fluctuaciones externas. En el ámbito del comercio internacional fueron desafiados la doctrina del libre comercio universalmente aceptada, se sostenía que con el acceso de más países al progreso tecnológico se disminuían las diferencias internacionales de productividad, las economías se diversificaban, ser reducían los incentivos a comerciar. El intercambio comercial entre naciones pasó a ser fruto de acuerdos bilaterales de preferencias aduaneras, EE UU e Inglaterra, los dos principales socios comerciales de Argentina contribuyeron al florecimiento del proteccionismo en sus países.

El comercio triangular y el pacto angloargentino Esta dificultad de los productos argentinos por encontrar mercados de exportación generada por la caída de demanda se vio agravada por la escalada proteccionista de Europa y EE UU, Inglaterra era más importante como comprador de productos que como vendedor en la Argentina de manufacturas siendo la balanza comercial con Inglaterra con saldo positivo mientras que EE UU era inversamente ya que tenía un sector rural importante y era más difícil la colocación de productos primarios argentinos en ese país sobre todo después de que se resistiera a la importación de carnes con la excusa del control sanitario. Los británicos argumentaban que las importaciones argentinas debían recaer más sobre los ingleses más que sobre los norteamericanos. El otorgamiento de privilegios a las importaciones desde Inglaterra era una valiosa prenda de cambio que convencía a los británicos a levantar sus barreras a las carnes y otros productos argentinos en el caso de una eventual negociación; en cambio los industriales se encontraban con que las restricciones a las importaciones puestas por la depresión alejaban la competencia extranjera y permitían mayor expansión de sus actividades. El Pacto Roca-Runciman fijó un sistema de cuotas decreciente para las carnes argentinas en el mercado ingles, los ganaderos argentinos querían revertir esa situación, su presión a favor de un tratado comercial con Inglaterra se resumía a “comprar a quien nos compra”. La concesión de preferencia a las importaciones inglesas era la carta de negociación argentina. La razón de la presión inglesa por rebajas arancelarias preferenciales era por la necesidad de atender algunas de sus industrias de exportación, también demandaron una rápida solución al problema de los fondos bloqueados, deudas en libras de productos británicos que el control de cambio había impedido girar a Inglaterra y además promesas mutuas de trato benévolo a los productos del otro país. El Pacto Roca-Runciman privilegió ante todo el interés ganadero influyendo estos ganaderos en el gobierno para que éste otorgara concesiones muy amplias a Inglaterra. Las autoridades argentinas fueron débiles en las negociaciones y el cumplimiento no ge recíproco. Pero en otros ámbitos hubo concesiones no estipuladas explícitamente por el Tratado como el otorgamiento de cambio especial para las importaciones ferroviarias y la discriminación en contra de terceros países en la distribución de divisas Fue conveniente el acuerdo Roca-Runciman? No fue conveniente porque el gobierno era débil y se recostó en su socio más antiguo e importante aunque las condiciones no fueran del todo favorables a Argentina, dándose paso en el país designado como granero del mundo a otro más moderno basado en las fábricas.

Un gobierno en acción A mediados del 1933 Justo designa en el Ministerio de Hacienda a Pinedo este gabinete aprovechó el acuerdo Roca-Runciman para tomar medidas más consistentes en respuesta a la crisis, la acumulación de fondos bloqueados hacía necesario rediseñar el sistema de control de cambios las principales modificaciones fueron: a) establecimiento de un permiso previo para la importación en función de las disponibilidades de divisas del país; b) se abandona el control absoluto y se controla sólo lo que se puede controlar, lo demás se deja afuera en un mercado libre ; c) el desplazamiento de los tipos de cambio abandonando el tipo bajo para reemplazarlo por un nivel más acorde a las circunstancias. El mercado cambiario se desdobló en oficial y libre. Las importaciones de Inglaterra tenían garantizado su participación en el mercado oficial. En el mercado oficial pasaron a cotizarse dos tipos de cambio distintos: vendedor y comprador. El gobierno con lo obtenido del margen de cambio ayudó a los productores agrícolas y ganaderos que sufrían la caída de precios mundiales de alimentos. Se crea la Junta Nacional de Granos que compra los cereales a precio superior al mercado y los vende cuando se presenten las condiciones favorables.

Las conversiones de deuda y el manejo fiscal La deuda interna flotante era una carga más pesada que la deuda externa, se dio a los tenedores de títulos nacionales la posibilidades de venderlos al gobierno o canjearlos por un nuevo papel que pagada un menor interés anual pero durante un período más largo, la conversión de la deuda interna generó un ahorro para el Estado y aceptación de los acreedores, esto mejoró la situación fiscal, la austeridad del gobierno se reflejó en políticas impositivas y reducción del gasto eliminando organismos superfluos pero lo más importante en materia presupuestaria fue la unificación de impuestos internos que reemplazó a gravámenes provinciales y nacionales permitiendo reavivar la inversión pública principalmente la red vial.

La creación del Banco Central

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Las entradas y salidas esporádicas del patrón oro habían impedido institucionalizar un régimen monetario ordenado durante los períodos de inconvertibilidad, se entregaban pesos contra oro en las ventanillas de las Cajas de Conversión. El control de la solidez bancaria, del préstamo a los bancos y el manejo de títulos del gobierno eran funciones realizadas por distintos organismos cuya centralización en una sola institución Banco Central evitaría incoherencias políticas creándose en 1935 el Banco Central. Su función era concentrar reservas para moderar las consecuencias de las fluctuaciones de las exportaciones y de las inversiones de capital extranjero sobre la moneda, crédito y actividades comerciales, regular el crédito y los medios de pago, controlar a los bancos, actuar como agente financiero y aconsejar al gobierno en la emisión de empréstitos y operaciones de crédito. Esta ley de bancos fue complementada con la creación del Instituto Movilizador de Inversiones Bancarias para sanear el sistema bancario, para absorber los activos de muchos bancos que estaban en problemas. El Banco Central se convirtió en uno de los instrumentos fundamentales de la política económica.

Nuevas turbulencias, los ciclos del 34 al 39 A partir del 34 los capitales extranjeros volvieron a entrar creciendo la producción desde el 33 y en el 35 se había superado el nivel previo a la crisis, también se revirtió la balanza de pagos. El Banco Central recomendó a otros bancos una política de préstamos conservadora y un fortalecimiento de sus reservas Esta recuperación se detuvo con una nueva recesión mundial a la crisis de EE UU se sumó cosechas pobres y nueva baja de precios cayendo nuevamente las exportaciones y el peso se depreció en el mercado libre, la actividad interna también se resintió. Las autoridades ensayaron medidas compensatorias: en Banco de la Nación inició una política liberal de préstamos incentivado por una ley de crédito agrario, pero temían resultados contraproducentes ya que la expansión del crédito aumentaba la demanda y demoraba la necesaria reducción de las importaciones. La idea era que el poder de compra creado por el crédito se desviara hacia la demanda de bienes nacionales. Debido a que Europa marchaba hacia la guerra ya no se podría volver a la normalidad.

Argentina industrial Pese a su falta de carbón y hierro Argentina se hubiese convertido en el país más industrializado después de Brasil en Sudamérica. Este desarrollo industrial no se limitaba como antes a frigoríficos, ingenios, bodegas (actividades primarias tradicionales destinadas a la exportación,), florecieron industrias manufacturas para satisfacer el consumo interno, textiles, vidrio, papel, caucho, aparatos eléctricos, etc. dependiendo menos de lo importado. Se considera la era de los 30 con la del gran saldo de la industria argentina, otros son el período previo a 1914, los años 20 y Segunda Guerra Mundial contribuyendo más que la agricultura el crecimiento del producto todo gracias al derrumbe del comercio exterior. Las políticas de gobierno especialmente el control de cambios garantizó que la crisis de exportaciones se tradujera en una caída no menor de importaciones. Esa restricción de la competencia externa en los productos manufacturados generó lo que se llamaría una industrialización por sustitución de importaciones que ya no entraba al país. El sistema discriminatorio de cambios y privilegios arancelarios para productos británicos favorecieron a la producción de artículos y competían con los norteamericanos ya que las importaciones de ese origen resultaron castigadas instalándose así empresas estadounidenses directamente en Argentina saltando barreras aduaneras y de cambios. La reducción en las importaciones ge lo que hizo aumentar la producción manufacturera: tejidos de algodón, neumáticos, extracción y refinamiento de petróleo lideraron la expansión también la elaboración de algunos alimentos como conservas de frutas tomates y aceites comestibles., del mismo modo se vendieron productos manufacturados en el exterior pero esto se observó a partir de la Segunda Guerra Mundial, sobre todo para reemplazar a proveedores habituales ocupados en la producción bélica. Esta idea de restricción de importaciones para mejorar la industria local y competir con el extranjero llevaría con el tiempo a un proteccionismo demasiado forzado pero en el 30 aparecía razonable. El crecimiento industrial fue causa y consecuencia de un acentuado proceso de urbanización la crisis de el sector agropecuario expulsó a trabajadores rurales a las ciudades donde el componente extranjero de fuerza laboral fue decreciendo paulatinamente, el aumento del empleo urbano da mayor impulso a la actividad gremial, el cerrado partidismo ge reemplazado con una actitud menos doctrinaria que valora las concesiones a los trabajadores. El estancamiento de la inversión fue provocado por las dificultades para importar bienes de capital.

Una década de innovadores? Cuanto más altas las tarifas de comercio, más depreciado el peso y más estricto el control de cambios menos efectiva era la importación y rentable su sustitución por productos nacionales. El objetivo explícito del control de cambios ge el racionamiento de las importaciones para detener el déficit de la balanza de pagos. La mejor prueba de que el gobierno no buscó alterar la estructura agraria del país ge la firma del Tratado Roca-Runciman, los privilegios concedidos a Inglaterra concedidos en estas cláusulas son una muestra que tenía el gobierno para resucitar el comercio exterior. Los gobiernos del 30 manejaron el ciclo económico estimulando la actividad interna a través del gasto público esto se refleja en un programa de rutas y caminos y aumento del aumento estatal con una política prudente. El control de cambios, Banco Central, Juntas Reguladoras de Granos y el impuesto al ingreso fueron creación de esos años representando la herencia de diseñadores de la política económica de administraciones posteriores.

La guerra y el plan Pinedo 1940 El final de la década del 30 fue convulsionado en la Argentina, el temor de una nueva Depresión se propagó pero se estaba mejor preparado y el Poder Ejecutivo presentó al Congreso un plan de reactivación económica derrotado en el Parlamento el principal problema era la crisis del comercio exterior con las influencias sobre la actividad interna. Este plan recomendaba compra de cosechas invendibles y mayor restricción de importaciones a esto se le suma las construcciones populares para alentar la ocupación y mayores facultades al Banco Central para regular el crédito, este apoyo a la construcción lograría mantener y desarrollar la demanda de artículos industriales. No se trataba de un intento de industrialización ligado a la sustitución de importaciones y al desarrollo del mercado interno al contrario reforzaba el fomento de las exportaciones industriales que se había iniciado con el control de cambios del 33, ante un problema similar al 30 la política económica respondió de manera distinta ya no se trataba de equilibrar el presupuesto y tomar medidas de emergencia esperando una vuelta al paraíso sino que se reconociera una mayor incumbencia del Estado en materia de asuntos económicos este reclamo de intervencionismo se convertiría en política oficial hacia el 40.

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CAPITULO IV – ASCENSO Y APOGEO PERONISTA (1940-1949) MILITARES AL GOBIERNO Los 30 vieron crecer una esperanza de mayor democratización de la política argentina, después de 10 años sin comicios limpios. Ortiz se preocupó por la limpieza electoral, su sucesor Castillo tenía una posición distinta en relación a la Segunda Guerra Mundial, sin alterar la neutralidad argentina se mostró simpático con las naciones aliadas. El sentimiento nacionalista predominada entre los militares, si el golpe del 30 había sido un fracaso desde lo político no puede decirse lo mismo en cuanto a sus proyecciones ideológicas. Cuando la Unión Soviética entra en la guerra creció el recelo hacia los aliados ya que la posibilidad de pelear de su lado era sencillamente inaceptable para la mayoría de las fuerzas armadas cuyo anticomunismo era señalado como el aspecto más estable de su misión del mundo. El retorno despreocupado a las prácticas fraudulentas terminó de distanciar la debilitada oposición de los partidos políticos, pero tampoco el oficialismo podía contar con el apoyo de los militares, en los círculos militares el gobierno de Castillo era visto como una administración débil fundada en un sistema corrupto dentro de esas fuerzas armadas politizadas tomó fuerza una logia que sustentaba las premisas compartidas de muchos oficiales: mantener la neutralidad, impedir la penetración comunista y asegurar el peso de los militares como elemento estabilizador era el Grupo de Oficiales Unidos (GOU) éste estableció contactos con sectores opositores al gobierno para dar un golpe en Setiembre de 1943. La Revolución de 1943 resultó bastantes improvisada, como en el 30 su única decisión era derrocar al presidente, el Gral. Ramírez ascendió a la presidencia pero su gobierno ge dominado por miembros del GOU entre los que se destacan el Gral. Farrell y el Coronel Perón. La política entre los años 43 y 45 giró en torno al ascenso político de Perón y la posición internacional de Argentina ante una guerra cuyo curso parecía ya definido, desde la Secretaría de Trabajo entabló relaciones con gremios y se ganó el apoyo de algunos políticos dando claros indicios de sus ambiciones. Recién en 1944 rompen relaciones con Alemania y Japón provocando la reacción de militares antinorteamericanos cayendo Ramírez reemplazado por Farrell.

Economía argentina ante un nuevo impacto exterior La influencia de la Segunda Guerra Mundial en la economía argentina hizo sentir su cambio más profundo. Al iniciarse el conflicto en el 39 la recuperación post-depresión era un hecho pero en la economía argentina en todo el 40 quedaron huellas profundas de la crisis: las instituciones creadas como reacción al derrumbe Banco Central, controles cambiarios, Juntas Reguladoras y una industria nacional favorecida por esas mismas industrias. El impacto fundamental de la Segunda Guerra estuvo ligado a las mayores dificultades para el comercio internacional. El Plan de Pineda ge un intento de minimizar el perjuicio a la economía nacional, Pinedo proponía la extensión al crédito industrial y vivienda, e intervención del Estado para sostener los precios de productos exportables el plan fracasó por razones políticas pero el tiempo demostraría que había un error en las previsiones. La expansión de la producción argentina provino sobre todo de la industria que se exportó en magnitudes importantes especialmente a otros países de América Latina que encontraron las mismas dificultades que Argentina para importar desde Europa y EE UU. El efecto neto de la Guerra sobre la industria parece haber sido favorable ya que se contó con el apoyo técnico de EE UU que a través de su Comisión para el Desarrollo Interamericano se aseguró productos provenientes de América Latina creciendo así su mercado comparado con el descalabro económico de los países europeos, la economía Argentina entre el 39 y 45 no puede dejar de considerarse buena, pero el contraste es tramposo en realidad no era tan óptimo ya que la agricultura se había estancado en años de guerra y la escasez de materias primas y bienes de capital en la industria estaba impidiendo la satisfacción de demanda por productos industriales, es más sensato hablar de un desenvolvimiento mediocre más que razonable. En muchos sectores la industria era vista como garantía de un desarrollo sostenido y autónomo, si hasta entonces la habían beneficiado las condiciones de la guerra había que consolidarla a través de políticas gubernamentales.

El eje militar industrial La idea de hacer de la Argentina una nación industrial a través de políticas estatales tenía antecedentes del siglo XIX, en el 30 la Unión Industrial Argentina resaltaba los beneficios que acarreaba la sustitución de importaciones por producción manufacturera local sin embargo lo calificaron a la Argentina antes del 30 como una país fuertemente proteccionista algo que es exagerado estas medidas fueron en general bastante improvisadas y resultó de una combinación en distintas proporciones de tres factores: necesidad de recaudación fiscal con impuesto a las importaciones, deseo de restringir compras al exterior para evitar desequilibrios comerciales y presiones de algún sector económico con suficiente poder. No hubo una política coherente de fomento a la industria en general esto comienza a cambiar antes del 40 es decir antes de peronismo. Entre el 40 y 43 la política de redescuentos del Banco Central favoreció la industria más que la agricultura y comercio, se dictaron leyes de promoción industrial, se creó la Flota Mercante del Estado y se sancionó la ley de fabricaciones militares. No resultaba claro que industrias debían contar con el apoyo oficial, si las naturales o artificiales. La Unión Industrial Argentina había mantenido una posición que no reparaba en distinciones interindustriales. Cuales eran los fundamentos de esta ola industralista? Esas industrias son la base de liberación económica y autonomía nacional, las Fuerzas Armadas, ahora gran actor político hicieron suyo ese discurso y esta coincidencia industrial –nacionalista se limitaba a la fabricación local de material bélico reflejado en la creación de la Dirección de Fabricaciones Militares en 1941, esa simpatía se expendió a toda la producción de manufacturas civil acercándose a la idea de la Unión Industrial Argentina. Hacia 1943 se planteaba la necesidad de sustituir importaciones en general sin discriminar entre industrias naturales y artificiales, se opta por una industrialización cerrada al darse prioridad crediticia a productos destinados al mercado interno. El Consejo Nacional de postguerra comandado por Perón refleja en sus documentos que se proponía una industrialización razonable y la necesidad de suprimir aquellas actividades que terminada la guerra carezcan de razón de existir. Pero esta idea de Perón sobre industrialización cambiaría comenzando a ver con mejores ojos la posibilidad de intensificar la industrialización para él era una pieza fundamental de los problemas que debía enfrentar la economía argentina en postguerra. En ese sentido una de las preocupaciones centrales era el nivel de empleo, el estímulo provocado por el conflicto mundial había hecho crecer el empleo industrial. Con el fin de la guerra había una caída del empleo industrial para Perón no era solo un problema económico sino político su éxito dependía del apoyo de los trabajadores, los inmigrantes que llegaban del campo a la ciudad estaban disponibles para satisfacer su demanda.

Perón al poder

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La relación de Perón con los sindicatos se inicia meses después de la revolución del 4 de Junio para ese entonces la CGT estaba dividida en la CGT 1 agrupaba gremios menos politizados que la CGT 2 dominada por socialistas y comunistas esta última fue disuelta en julio. El gobierno intentaba un mayor control sobre los sindicatos sin embargo en la tan resistida intervención a la Fraternidad y Unión Ferroviaria estaba el germen de lo que sería la más decisiva participación sindical en la historia argentina. Cuando en el 43 Perón se hace cargo del Departamento de Trabajo era evidente que la política de control y dominación que el gobierno estaba ejerciendo sobre los sindicatos no servía ni siquiera a sus propios fines. Estos argumentos sumados a una pretensión personal de poder convencieron a Perón que era hora de pasar de una política de control a una de concesiones, esto se facilita por la creación de la Secretaria de Trabajo y Previsión encabezada por él siendo beneficiados primeramente los trabajadores ferroviarios a quienes se les aumentó el salario, se otorgó subsidios para prestaciones sociales y se falló a favor de disputas contra compañías de trenes así consiguió sus primeros adherentes, todo esto tenía una intencionalidad política mantener excluidos a los sectores socialistas obtuvo lo máximo de la estructura gremial potenciando las organizaciones que apoyaron su política laboral debilitando las que mostraban mayor independencia. Se instalaba una vez más la cuestión de la participación política de los sindicatos. Perón aprovechaba la ambición política de muchos dirigentes sindicales partiendo así la propuesta de respaldar su candidatura a partir de la constitución de un partido Laborista, la oposición democrática se organizaba para combatir sus aspiraciones encabezada por radicales y socialistas. Desde la Universidad, prensa y empresariado descontento por las medidas sociales partían presiones. Perón antes de ser detenido y enviado a Martín García se despidió con un mensaje radial esto hizo reaccionar a los gremios que organizaron una movilización popular organizada por sindicatos pero también alimentada por los trabajadores que marcharon a Plaza de Mayo volcando la crisis a favor de Perón forzando su restitución al gobierno, desde ese 17 de Octubre de 1943 hasta febrero de 1946 se vivió un clima de agitación electoral jamás visto. El apoyo de los sindicatos, iglesias y militares, en ese orden decidió el triunfo peronista.

Ni capitalistas, ni comunistas, justicialistas La alianza de estos tres sectores reemplazó al Parlamento como representantes de la sociedad ante un estado tutor. La visión corporativista era uno de los pocos rasgos que se mantendría inalterable a los largo de toda su carrera. Una prueba de relacionar a la sociedad con el Estado fue su política previa a 1946 desde la Secretaría de Trabajo. Los trabajadores sindicalizados siempre recibieron mayor atención que los no afiliados a gremios, esta concepción corporativa estaba en la concepción del pensamiento peronista reemplazando la visión clasista hasta entonces de buena parte del sindicalismo. Perón se esforzó por diferenciarse del pensamiento de izquierda y opuso al concepto de lucha de clases la armonía de clases. Su propaganda era una verdadera doctrina que pronto se llamó justicialista ya que el empresariado temía la acechanza comunista. Fuera de un compromiso con la equidad no había un enfoque económico de Perón sustantivo y coherente, la ausencia de compromiso doctrinario en materia económico social era explícita, con la recuperación económica de postguerra las tensiones remitieron.

Una nación políticamente soberana La predilección del discurso peronista por el justo medio entre dos extremos, presente también en otros países semidesarrollados, fue más explicita en la política internacional que en cualquier otro ámbito, básicamente había una actitud de independencia ante el conflicto entre los EE UU y La Unión Soviética. Perón consideraba probable una Tercera Guerra Mundial debido a la sucesión de conflictos entre las dos grandes potencias. Con los EE UU desgastándose en el conflicto la Argentina ganaría poder en el hemisferio occidental, además de ver nuevamente estimulada su industria por la segura retracción comercial. Pero en los años de la inmediata postguerra la realidad fue exactamente opuesta: EE UU era el gran proveedor mundial y mantenía voluminosos excedentes comerciales con Japón y Europa. La memoria de la Depresión y de la creciente guerra ya eran alertas importantes contra la participación activa de la Argentina en el flujo internacional de mercaderías., había todavía más razones para desentenderse del comercio mundial e impulsar al mercado interno como fuerte de oferta y demanda. El cortocircuito entre Buenos Aires y Washington tenía por supuesto una razón más profunda, Perón había formado parte del gobierno revolucionario que había mantenido la neutralidad argentina en la Segunda Guerra. A principios de 1948 se anunció el Plan Marshall, un sistema de créditos para que los países europeos desvastados por la guerra tuvieran acceso a importaciones cruciales. A pesar de repetidas promesas la Argentina fue excluida como proveedor de alimentos, lo que representó una oportunidad perdida para un sector rural ya bastante castigado. Era la respuesta de EE UU a un país que más allá de acercamientos circunstanciales no había aceptado el papel que se le había asignado en la reconstrucción de postguerra. Esta exclusión argentina del Plan Marshall fue el segundo problema en importancia con repercusiones económicas, el primer problema fue la negociación con Gran Bretaña y su “especial relación comercial” para arreglar las cuentas de guerra. La dedicación de la industria británica al esfuerzo bélico, la decadencia de los ferrocarriles aquejados por la competencia automotriz y la crisis del comercio sumada a las repatriaciones de la deuda pública generaron un fuerte superávit global para la Argentina. Hacia fines de la guerra el Reino Unido debía a la Argentina 112 millones de libras esterlinas que estaban bloqueadas sólo podían usarse para compras en aquellos países que usaba la moneda británica como divisa comercial. Finalmente, los dos problemas bilaterales más importantes fueron resueltos conjuntamente (los ferrocarriles y las libras bloqueadas) , se destinó la mayor parte del saldo argentino en el Banco de Inglaterra a la compra de los ferrocarriles monto que fue completado con un crédito británico a pagar con los futuros superávits comerciales. A quien convenía la nacionalización de los ferrocarriles? Del lado argentino el cuestionamiento tradicional a la operación la ha presentado como un derroche de reservas que podían haberse usado para modernizar el aparato productivo del país. Cuando el negocio de los ferrocarriles fue concluido se lo defendió alegando que permitía una favorable reestructuración del pasivo del balance de pagos argentino, al eliminar de la cuenta servicios financieros los pagos por utilidades de las compañías ferroviarias. Entreguismo o nacionalismo desaforado? Se ha argumentado que cuando se consideran las tierras al costado de las vías que fueron adquiridas junto con los trenes fue la Argentina quien hizo un buen negocio.

El avance del estado La compra de los ferrocarriles británicos por parte del estado argentino debe considerarse en su doble aspecto de nacionalización y estatización, junto con la adquisición de otros servicios públicos era también un síntoma del crecimiento del estado como productor de bienes y servicios. A la nacionalización de los ferrocarriles siguió la de los teléfonos. Con la creación de Yacimiento Petrolíferos se inició la explotación de las minas de Río Turbio (Santa Cruz) , la estatización del servicio de gas se completó con la creación de Gas del Estado al tiempo que se estatizada el transporte urbano . El texto constitucional de 1949 consagró esta tendencia, declarando al estado mayor dueño de los servicios públicos. Previéndose la compra o confiscación de aquellos que aún estuvieran en manos privadas y de las fuentes de energía.

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El partido opositor más importante la Unión Cívica Radical criticó la política de nacionalizaciones y estatizaciones no por excesiva sino por insuficiente. Mientras, en el resto del mundo se advertía una tendencia ampliatoria de las facultades estatales. Desde la crisis del 30 la confianza en las capacidades del estado venía en aumento y la inevitable participación en la economía de los sectores públicos en diversos países durante la Segunda Guerra Mundial había reforzado esa tendencia. El aumento del gasto en inversión fue determinante para el incremento global de las erogaciones estatales. Buena parte está explicada por las nacionalizaciones, pero además hubo inversiones en comunicaciones, energía y material ferroviario, y se dio impulso a la construcción de caminos. Creció también la importancia del gasto en salud, educación y vivienda. El aumento del empleo público en general aún sin considerar las empresas públicas estatizadas puede verse como otra manera de asegurar las lealtades y extenderlas también a la clase media. En todo el mundo la receta keynesiana de tonificar la demanda agregada con aumentos del gasto público estaba en su momento de mayor apogeo. Pero la estatización de algunas actividades económicas y los aumentos cíclicos del gasto para combatir las recesiones no eran los únicos elementos del nuevo modelo del estado que se estaba gestando en la postguerra. El triunfo del keynesianismo y la consideración de los problemas distributivos seguramente influyeron en el diseño de las políticas fiscales peronistas, más aún cuando al comenzar los años 50 la economía marchaba hacia una recesión el gasto del estado se redujo. La otra gran inyección de demanda no provino directamente del sector público sino que fue inducida al sector privado a través de una política de ingresos basada en el aumento masivo de salarios. Por esta vía el gobierno conseguía un doble objetivo: ayudaba a expandir la economía y al mismo tiempo daba a su programa el contenido de equidad que estaba en el corazón del discurso peronista.

Una nación socialmente justa El primer plan quinquenal esta asociado a una fase de expansionismo salarial, esto llevo a una distribución del ingreso nacional mas equitativa. Detrás de esta política había una intención de Perón. La explosión salarial no era solo una forma de mejorar el nivel de vida de los trabajadores sino un instrumento parapara alimentar la demanda agregada y garantizar el pleno empleo. Entre el 46 y 48 los trabajadores argentinos tuvieron el mayor bienestar, la mayor disponibilidad de bienes fruto de la producción industrial y creciente valor de las exportaciones se volcó a expandir el consumo. El control de los alquileres y congelamiento de precios de bienes básicos fueron otros medios para mejorar el bienestar del trabajador. Garantizar el pleno empleo y redistribuir el ingreso a los sectores populares fue lo central de su política económica hasta 1949, además se fue extendiendo el sistema de seguridad social y el provisional. Durante los primeros años del sistema jubilatorio hubo un enorme superávit en este concepto ya que la proporción de beneficiarios sobre contribuyentes fue ínfima.

Una nación económicamente libre: el impulso industrialista La declaración de independencia económica y fuertes restricciones a las inversiones extranjeras fueron signos de la marcha económica hacia una mayor autarquía actuando el gobierno deliberadamente a favor de la industria sustitutiva de importaciones, los medios para llevar a cabo este proyecto fueron: restricción a las importaciones y generosa política crediticia. Se elevaban aranceles a importaciones de productos que competían con esas industrias, se reforzaban permisos previos para la obtención de cambio y se establecía un sistema de preferencias para la importación de maquinarias y bienes de capital. Mas relevante fue el sistema de preferencias cambiarias para la importación de insumos y bienes de capital así los industriales pudieron acceder a maquinarias importadas en condiciones más favorables. La política de crédito industrial se canalizo a través de dos bancos: Banco Central y Banco Industrial encontrándose la industria se encontró con fondos abundantes a su disposición reducibles a plazos largos y con tasas de interés favorables. También contribuyó algo a la industrialización la política fiscal del peronismo además se invirtió en instrucción para la industria apuntando a las escuelas técnicas aumentando fuertemente los graduados en carreras que habilitaban para trabajar en el sector industrial. Pueden encontrarse varios defectos en el desarrollo manufacturero de la primera época del peronismo entre ellos están las limitaciones de escala impuestas por el reducido mercado interno, las consecuencias del rechazo inicial al capital extranjero, la ausencia de un énfasis en la productividad o la aún escasa sustitución de importaciones en ramas básicas. Los altos precios mundiales de productos rurales estaban siendo aprovechados por el gobierno para financiar su política expansiva.

En el campo las espinas Perón tuvo la suerte de asumir la presidencia con los términos de intercambio más favorables del siglo, durante su gobierno la influencia sobre precios agrícolas se intensificó, el IAPI monopolizó desde el 46 la comercialización de cereales y oleaginosas, sus ganancias sirvieron para sostener el aumento en el gasto público su intervención también desligó parcialmente la evolución de los precios internos de los alimentos que se estaba verificando en el mercado internacional. A través de la política del IAPI el gobierno cerraba un triángulo de redistribución sectorial de ingresos coherente con la conformación de su apoyo político siendo los vértices el sector rural, el sector urbano, y el propio Estado. El gobierno financiaba la expansión del gasto y empleo público con el margen que obtenía del IAPI gracias a una inmejorable condición internacional. El comercio de postguerra era bilateral en todo el mundo, los aumentos salariales en la industria repercutieron en los costos de los productores que debían aumentar los salarios de sus peones para evitar la emigración a las ciudades. El sistema de arrendamiento utilizado hasta entonces entró en crisis dándose a l arrendatario el derecho a renovar su contrato en los mismos valores que en el período anterior perjudicando al dueño de la tierra por la erosión inflacionaria. El tener que importar maquinarias agrícolas al tipo de cambio no preferencial era adverso al sector rural, la drástica caída del área sembrada con los cultivos más importantes fue una de las consecuencias de esa política. Pero no hubo una crisis rural, como contrapartida creció la importancia de semillas nuevas (girasol, cebada, maní). El campo tenía el importante rol de proveer divisas necesarias para importar insumos y maquinarias que aún la industria local no producía. Muchos dirigentes no estaban contentos con el congelamiento de arrendamientos y proponían una reforma agraria para acabar con la gran propiedad rural pero el gobierno no quiso arriesgarse a complicar la situación de pagos internacionales que se estaba deteriorando.

Las complicadas cuentas externas La cuestión no era tanto asegurar mercados en el exterior para exportaciones argentinas como conseguir importaciones necesarias con las divisas provistas por las ventas externas. Los primeros años de postguerra trajeron un crecimiento de las exportaciones argentinas. En la mediocre evolución exportadora argentina las políticas que no estimularon la producción rural pero sí su consumo fueron determinantes, el desequilibrio exterior de 1949 coincidiría con la aparición de un tema de debate económico en las décadas siguientes: la inflación de precios.

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Crédito y descrédito: nace la inflación Ya a partir de la Segunda Guerra la economía comenzó a mostrar signos inflacionarios, iniciado el régimen peronista el sistema monetario y bancario argentino fue modificado profundamente un ejemplo de esto es la nacionalización de todo el sistema bancario, los bancos eran solo agentes receptores de depósitos por cuenta Banco Central y desde luego no se les permitía prestarlos, de ese modo el Estado tenía la idea de reservarse el monopolio de la emisión monetaria. Sin embargo el aumento de créditos fue mayor que el crecimiento de depósitos generando ni más ni menos que una expansión del dinero circulante proclive a generar inflación pero la teoría de las autoridades económicas argentinas era que las expansiones monetarias bien dirigidas generaban aumento en el nivel de actividad económica más que en los precios. Cómo reaccionó la sociedad a las condiciones inflacionarias? Lo esperable era un creciente rechazo del público por el dinero, síntomas de Inflación incipiente, signos de debilidad externa, eran los síntomas de que el impulso expansivo y distribucionista había llegado a un extremo peligroso.

CAPITULO V – DEL PARAISO PERONISTA A LA CRISIS DEL DESARROLLO (1949-1958) La hegemonía cuestionada El año 1948 había sido probablemente el mejor del gobierno peronista, la economía todavía crecía con solidez la plata sobraba y dominaba la sensación de que lo económico había dejado de ser un problema para la Argentina. Perón se ocupaba de tejer nuevas ambiciones, una de ellas ge la realización de una reforma constitucional que le permita ser reelecto en 1952, aunque públicamente se pronunció en contra de alterar la disposición constitucional de no reelección sabía que la maquinaria política que había montado bastaba para modificar esa cláusula. Aún cuando la modificación más polémica fue la del artículo 77 que finalmente permitió la reelección, el artículo 40 fue más significativa desde el punto de vista económico: consagrar la monopolización por parte del estado, declarar propiedad del estado a los servicios públicos y las fuentes de energía. La oposición estaba condenada a una asfixia más allá de la innegable debilidad electoral, Perón no toleraba cuestionamientos y dio sus discursos en tono más combativo, los ataques a locales de partidos opositores aparentemente llevados a cabo por facciones peronistas de raíz nacionalista contribuían a desalentar las actividades contra el gobierno de los opositores. Muchos diarios fueron adquiridos por el gobierno, otros clausurados y expropiados, ejemplo La Prensa, la radio pasó a difundir un tono oficial luego de estatizar casi todas las emisoras. Los integrantes de partidos opositores no acordaban una posición común ante un gobierno que en última instancia los ignoraba. Benjamín Menéndez encabezó una desorganizada marcha desde Campo de Mayo cuyo fracaso no requirió demasiado esfuerzo por parte del gobierno, los cabecillas fueron enviados a Tierra del Fuego y Perón aprovechó para eliminar de las Fuerzas Armadas a los militares que no le eran leales. En el 51 vuelve a triunfar el peronismo en elecciones con su fórmula Perón –Quijano contra la de Balbín y Frondizi que contaba con las desventajas de no poder acceder a los medios de comunicación pero la minoría antiperonista no se acobardó ante la superioridad numérica y a partir del 52 continuó en una oposición cada vez más enconada buscando la ocasión propicia para derribar a Perón esta actitud ge ganando adhesión con el correr de los años ya que tras la muerte de su mujer Evita el presidente perdió iniciativa mientras que alrededor del gobierno proliferaban escándalos y sospechas de corrupción. Paradójicamente Perón comenzó a declinar cuando la economía comenzaba a encaminarse a una senda de crecimiento.

Síntomas de crisis Lo que quedó para la historia económica como etapa clásica del peronismo abarcó un período de tres años entre 1946-48 entrando en crisis en el 49. La particular situación mundial de posguerra caracterizada por una demanda insatisfecha de alimentos había colocado a Argentina en lo más alto de los intercambios, el Estado se apropio de esa bonanza gracias a la nacionalización del comercio exterior y alimentando con gasto público la expansión económica. Los límites a las importaciones y la expansión monetaria y crediticia habían estimulado un veloz crecimiento de la industria en sus ramas livianas ya abastecía casi completamente al consumo nacional. En el 49 el esquema distributivo de los primeros años empezó a resquebrajarse por lo más frágil: la balanza comercial y la inflación, a ello se sumaron las consecuencias de una política exterior algo orgullosa que impidió la participación Argentina en el Plan Marshall. De cualquier manera la causa determinante de la crisis del sector externo ge de origen interno, la campaña agropecuaria del 40-50 estuvo signada por fuertes sequías que ge un anuncio de lo que sería el campo argentino entre el 51-52 pero el país estaba llegando a un punto en que era imposible contraer las importaciones sin alterar la producción industrial local que obtenía del exterior muchos de sus insumos. Los empresarios industriales se quejaba por las dificultades de importar maquinaria y materias primas esto era reconocido por el gobierno. Las importaciones para la industria caían al compás de los términos del intercambio evidenciando la debilidad de los cimientos de la industrialización peronista, ello era particularmente grave en tiempos en que la expansión crediticia era ahora moderada. A principios del 49 asume el Ministro de economía Alfredo Gómez Morales, las baterías económicas no podían evitar que la insuficiencia de dólares se reflejara en su precio, el aumento de los precios era visto como el único instrumento de redistribución del ingreso que no chocaba con las normas constitucionales ni con la jurisprudencia. En 1950 el salario real aumenta levemente y los precios agropecuarios recibieron un inesperado impulso debido al conflicto de Corea. El gobierno peronista tuvo que actuar en contra de sus principios tomando un préstamo del exterior del Exsin Bank por 125 millones de dólares, también se incentivó a través de un mecanismo que involucraba a los permisos de cambio el endeudamiento privado con el exterior. La reaparición de dudas a partir del 50 contribuyó a difundir la sensación de que el progreso popular estaba concluyendo. La restricción del crédito golpeaba a algunos sectores industriales haciendo inevitable el conflicto entre trabajadores empresarios. Entre el 50 y el 51 pararon los trabajadores de la industria azucarera, empleados gráficos y bancarios pero el mayor conflicto ge el de ferrocarriles con una huelga de 9 meses. Por lo general ni el origen de estos conflictos ni sus resoluciones estaban exentas de motivaciones políticas pero es indudable que el deterioro de la economía estaba jugando un papel importante.

La hora de la austeridad: el plan económico del 52 Una serie de factores se conjugaron para que en 1952 el gobierno lanzara un programa de austeridad económica que contrastaba con las políticas de los primeros años, Perón había conseguido su reeleccción y tenía suficiente margen de maniobra para tomar decisiones no del todo populares. La desastrosa cosecha de 1952 obligó a consumir pan negro de calidad inferior con mijo y a restringir nuevamente las importaciones, con el consabido efecto sobre la producción industrial, la escasez de energía eléctrica obligó a reglamentar su consumo que también impacto sobre la industria. El Plan de Estabilización económica de 1952 tenía como objetivo básico detener la inflación y resolver el problema del déficit comercial externo, la idea fuerte del plan era la austeridad, gastar menos, el plan no se limitó desde luego a estos

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llamados voluntaristas a la austeridad popular, la inversión pública se redujo bastante a partir del 52 y el déficit fiscal disminuyó considerablemente. Los fondos de Seguridad Social siguieron solventando los déficit fiscales ya que los ingresos por aportes previsionales continuaron superando a los pagos por ese concepto más allá de la caída del peronismo. La retracción fiscal se combinó con una política monetaria más restrictiva que hasta entonces, para combatir la inflación hubo medidas como el retraso deliberado de las tarifas públicas y aumento de subsidios a los bienes básicos, hubo un prudente manejo de los salarios creándose la Comisión Nacional de Precios y Salarios y se instaló un sistema de negociaciones salariales bianuales. Otras medidas apuntaron al aumento de exportaciones con la matanza de un día en la semana, y una veda de carne de un día (viernes). El impuesto a las exportaciones agropecuarias del IAPI se reemplazó por una política de aliento al sector rural. La caída de la inflación recuperó la confianza en el peso aumentando entre el 52 y 55 la riqueza atesorada en moneda nacional, también el problema externo ge corregido temporalmente, la balanza comercial dio superávit entre el 53 y 54 gracias a la cosecha del 52-53, para volver a déficit en el 55. El sector rural pasó a contar nuevamente con el favor oficial.

Una vuelta al campo Se argumentó que la decadencia de ciertos cultivos en la Argentina a fines del 40 se debió a la política gubernamental de adquirir la cosecha a precios bajos al productor local para venderlo caro al comprador internacional. Se dio entonces una creciente diversificación agrícola con algunos cultivos que compensaron la de los tradicionales, además continuó el proceso de sustitución por la cual la ganadería ocupó tierras antes dedicadas a la explotación agrícola. Más allá de la discusión acerca de la intervención del IAPI lo que está fuera de duda es el cambio del signo de una política de compras de cosechas a partir de fines del 40, la política de estímulo a las exportaciones agropecuarias descansó solamente en los subsidios del IAPI y no en una devaluación además de retribuir a productores rurales con precios superiores a los internacionales el gobierno toma en cuenta el sector agropecuario asignando créditos. El nuevo trato de Perón con el sector rural no se agotó en políticas de créditos y subsidios hubo intentos más o menos exitosos para aumentar la productividad y bajar los costos de producción agropecuaria argentina, se realizó un plan de inversiones del Estado para difundir innovaciones en el modo de producción y mejorar la sanidad animal y vegetal. Se amplió una instalación para el almacenamiento de cosechas y se incentivó la mecanización agraria. Este replanteo para el agro es visto como un reconocimiento a los límites que tenía la pretendida transformación de la economía de un país predominantemente agrario a una nación industrial moderna, la industrialización todavía considerada un sueño parecía mostrarse problemática.

Dilemas de una industrialización acelerada El aumento de la producción industrial era objetivo de las políticas públicas a partir del gobierno militar de la revolución de 1943, frente al peronismo el impulso industrializador se intensificó a través de políticas para completar el proceso de sustitución de importaciones por producción industrial mediante créditos y mecanismos cambiarios comerciales, el Banco Industrial (1944) y el Banco Central nacionalizado en el 46 fueron los encargados de llevar adelante un programa de créditos expansivo, el grado de sustitución de importaciones industriales que Argentina alcanzó hacia el 50 se contó entre los mayores del mundo semindustrializado. También son importantes los costos del tipo de industrialización que se generó y determinar si era viable en largo plazo. Los analistas de política industrial lo han criticado por excesivamente indiscriminado, las autoridades bancarias pocas veces indicaban los criterios con que decidían esa asignación, algunos también han considerado que la protección a ciertos sectores es suficiente porque empuja en desarrollo de otras ramas a través de eslabonamientos que pueden ser hacia adelante o hacia atrás, si fallan los eslabonamiento no solo no se difunde el crecimiento sino que se complica la expansión de la propia industria favorecida ya que se enfrenta con dificultades en el mercado para sus productos como en el de insumos. Es más apropiado asociar la política peronista a la estrategia diversificada que a la versión concentrada de la industrialización aunque fuera del todo involuntaria. La política industrial diversificada era problemática en un país con población relativamente escasa porque faltaba eficiencia, el defecto se habría atenuado con una industrialización más selectiva, el resultado ge una producción manufactura de alto costo (mucha mano de obra) y poca posibilidad de exportación (baja calidad). Tradicionalmente la expansión inicial de la industria puede contar con la gran disponibilidad de trabajadores de salarios bajos hasta entonces dedicados a actividades rurales de baja productividad, en la Argentina las cosas eran distintas, el alto nivel salarial seguirá siendo una característica del mercado de trabajo argentino y el empleo industrial avanzaría menos que en otros países.

Un defecto estructural? En 1955 reaparece el déficit comercial luego de dos años de estabilización ya que las importaciones comienzas a recuperarse en su nivel. La voluntad por mejorar la voluntad agropecuaria y el restablecimiento de precios aceptables para el agro no estaba logrando el objetivo de aumentar el valor de las ventas al exterior ya que las políticas internas fueron perjudiciales a la producción primaria. Los controles cambiarios a prestamos exteriores como el del Exim Bank en 1950 eran solo una solución temporaria al problema externo argentino para superar este defecto se debían combinar dos políticas incentivar las exportaciones e incentivar la producción local de maquinarias e insumos industriales sobre todo combustible. El IAPI intentaría una mecanización agraria. Pero producir localmente acero y petróleo demandaría grandes inversiones iniciales, importación de bienes de capital. La escasez de divisas para importar hizo que muchos se lamentaran por el uso que se había hecho de las reservas acumuladas durante la guerra., esto habría permitido la provisión local de bienes de capital que de otro modo debían importarse en lugar de ello las reservas se utilizaron para nacionalización de activos extranjeros básicamente a través de cancelación de deudas y estatización de servicios públicos.

Un intento de corrección: el segundo Plan Quinquenal El Segundo Plan Quinquenal abarcó el período 1952/1957 con nuevas prioridades de inversión, su objetivo era el de solventar las necesidades básicas del país en lo concerniente a la producción de materias primas, energía y transportes y bienes de capital. El énfasis de la cuestión distributiva de los primeros años del peronismo ahora dejaba paso a un esfuerzo por poner en orden las bases productivas de la economía. La principal complicación del Segundo Plan Quinquenal fue el problema fiscal que venía acarreando el peronismo , de hecho la inversión pública fue uno de los rubros sobre los que recayó el ajuste fiscal , En esos aspectos el Segundo Plan Quinquenal puede entenderse como una corrección que fue de todos modos insuficiente, tanto la falta de energía como el déficit de la inversión pública tuvieron consecuencias visibles y los esfuerzos del gobierno en poder en marcha varias centrales hidroeléctricas no alcanzaron para satisfacer la creciente demanda derivada de la expansión industrial. El paso de una industria distribucionista a una etapa más preocupada en problemas de eficiencia y producción requería del esfuerzo privado.

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Una nueva bandera peronista: la productividad A fines del 53 el gobierno podía estar contento por la marcha de la economía, algunos gremios organizaron huelgas en reclamos salariales, las demandas fueron exitosas, este avance de los trabajadores tenía su lado negativo ya que amenazada con derrumbar el equilibrio alcanzado luego de dos años de austeridad, para mantener un aumento progresivo del ingreso salarial había que incentivar la producción e inversión garantizando ganancias a los empresarios. En 1954 se convoca un Congreso de Productividad y Bienestar Social (CNP) que agrupaba a la CGE y sindicatos nucleados de la CGT estas reuniones quisieron ser una muestra de que la armonía de clases era una realidad, empresarios y trabajadores se sentaron a discutir sus problemas comunes pero la realidad estaba lejos de esa concordancia porque las propuestas empresarias chocaron con la oposición de los sindicalistas, lo mayor que se acordó fue la libertad que consiguieron los empleadores para reubicar personal y premiar la eficiencia.

Atrayendo el capital La inversión de origen interno fuera pública o privada era insuficiente para aumentar la productividad y reducir el peso de ciertas importaciones de su balanza de pagos, lo que faltaba eran las divisas para comprar en el exterior los bienes de capital necesarios. La única salida era la inversión externa. La consigna de independencia económica fue desapareciendo del discurso oficial. El gobierno entendía que para superar los problemas de la balanza de pagos había que invertir en algunos sectores industriales, en el área petrolera y equipos que incrementan la productividad agrícola. Este Segundo Plan declaró la importancia de los capitales extranjeros abriendo la posibilidad de que participaran en los servicios públicos. Fue con la Ley del 53 relacionada a la inversión de capitales extranjeros que se plasmó el nuevo espíritu del gobierno, su fundamento principal era superar la escasez de divisas, esta inversión debía contribuir al desarrollo económico traducido en la obtención directa o indirecta de divisas, las prioridades eran mecanización agrícola y producción local de insumos que antes se importaban, la producción local de tractores por empresas extranjeras fue el primer avance, el ejecutivo aprobó la instalación de cuatro fábricas automotrices, en Córdoba se instalaría la automotriz IKA, pero lo más innovador se dio en la política petrolera con un acuerdo entre YPF y La California Argentina de petróleo para la explotación en el sur del país (Santa Cruz) en este territorio la empresa podía construir caminos, embarcaderos y aeropuertos durante la vigencia del contrato. Es sorprendente que el gobierno que volcaba tantas energías en proclamar la independencia económica firme estas cláusulas pero no tenía otras salidas y Perón respondió a los desafíos de cada coyuntura con los instrumentos que consideraba más aptos. Pero este contrato fracasó y el proyecto de Ley quedó estancado en el Congreso, en las filas peronistas se creía que se traicionaba el principio justicialista de la independencia económica, pero la falta de apoyo fue un indicio para que el gobierno comprenda que estaba solo, el desgaste político se aceleraba y se rumoreaba un levantamiento militar.

Una vez más la hora de la espada Frondizi habló por radio en 1955, medio al que no podía acceder la oposición, los eventos cruciales en la lucha entre peronistas y oposición habían despertado el interés popular por los hechos políticos, hechos escandalosos como el suicidio del hermano de Evita, manejos fraudulentos del comercio de la carne o un quimérico proyecto en área atómica puso de manifiesto los defectos de un gobierno vertical, pero esto cambió sustancialmente por el conflicto de Perón con la Iglesia al cual lanzó un ataque de acusaciones que fueron mutuas y pronto se salió de control, Perón suprimió la enseñanza religiosa, permitió el divorcio y separó más la Iglesia del Estado, la oposición vio su oportunidad de resucitar esto se intensificó cuando 300 civiles fueron víctimas de un bombardeo en Plaza de Mayo en Junio de 1955 que era parte de un plan para asesinar al presidente, la rebelión fue sofocada y los grupos que apoyaron al gobierno quemaron varias iglesias de Buenos Aires, Perón pensó que la única salida era un relajamiento en el control sobre la oposición concediendo los opositores la posibilidad de usar la radio pero la conciliación no duró mucho, la amenaza de Perón era una invitación a la revolución, Eduardo Lonardi, católico nacionalista, consideró que cualquier levantamiento aislado sería suficiente para debilitar la estructura peronista, el 16 de setiembre de 1955 se toma la Escuela de Artillería en Córdoba. Toda la marina se suma al movimiento, Perón decide renunciar y refugiarse en la embajada del Paraguay para evitar el baño de sangre, la Revolución Libertadora tenía objetivos más claros que los golpes anteriores de 1930 y 1943 : librar al país de la segunda tiranía, volviendo a la constitucionalidad en “una democracia sin Perón”, mientras Lonardi ocupó la presidencia dominó la tendencia más moderada, la idea del presidente provisional era que “no debería haber vencedores ni vencidos”, la tolerancia lonardista se manifestó en la negativa de no remover a militares peronistas ni intervenir la CGT y asistir a Perón para que saliera del país. El 13 de noviembre de 1955 Aramburu reemplaza a Lonardi, su presidencia duró dos años y medio, fue disuelto el partido peronista, se condenó al régimen depuesto, se prohibió los símbolos peronistas y el nombre de Perón salvo que fuera para repudiarlo y la CGT fue intervenida, las lealtades del ex presidente tenían lugar en la clandestinidad. En el orden constitucional la vuelta a la constitución del 53 tuvo cierta legalidad al convocarse a elección popular, proscrito el peronismo la UCR era la fuerza más importante, Perón ordenó desde el exilio votar en blanco y la UCR se dividió en la del pueblo (Balbín) e Intransigente (Frondizi). Si bien Balbín supero a Frondizi los votos en blanco fueron los mayoritarios siendo el símbolo del partido proscripto, nadie que aspirara a la presidencia podía ignorar los votos peronistas esto fue motivación fundamental del pacto Frondizi-Perón que derivó en un apoyo del candidato por los fieles al ex presidente. Frondizi llega al poder en Mayo de 1958,

El sombrío informe Prebisch La administración de Lonardi tuvo una nota saliente en materia económica, Prebisch presidente la Comisión económica para América Latina fue contratado para diagnosticar la salud económica nacional y así diseñar una política coherente, la culpa era casi toda del gobierno anterior, se habían desalentado las exportaciones, ignorado el desarrollo de industrias básicas y no había estímulo suficiente a la producción petrolera, critican a la expansiva política monetaria y salarial anteriores que condujeron a la inflación por vía de emisión monetaria del Banco Central que cubrieron los déficit de empresas públicas de transportes, también contaba con propuestas de política la idea era de que los precios internos debían moverse de manera de aumentar el ingreso rural sólo así despertarían las exportaciones de su letargo, además había que reducir ciertas importaciones no esenciales como la de automóviles dando más relevancia a los bienes de capital, estos debían procurarse en diversos campos a través de empréstitos o inversiones directas. El pesimismo oficial tenía un móvil político: descalificar a la administración anterior para dar margen a eventuales errores propios. El Segundo Plan Quinquenal, cambio de política para el agro y apertura a capital extranjero eran intentos válidos para superar esos obstáculos.

Moneda sana o inflación incontenible

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La preocupación prioritaria era detener la inflación, los modos de estabilización serían los ortodoxos, que no hubiera tanta moneda circulante, disminución del empleo estatal, mayor racionalidad en el manejo de empresas públicas o su privatización, pero aún con estas medidas Prebisch calculaba que el gobierno debía recurrir a la emisión monetaria,, pero el gobierno chocó contra la dura realidad de un país convulsionado políticamente en que difícilmente podría llevarse a cabo un plan coherente a largo plazo. Consecuencia de la precaria política económica se sucedieron varios Ministros de Economía que implementaron diferentes medidas: Vasena intentó una mini estabilización que incluyó congelación de sueldos y duró unos meses. En cuestiones económicas Aramburu no quiso ser enemigo de los trabajadores, manteniendo conquistas gremiales otorgadas por el anterior gobierno.

El recurrente problema externo Desde el 55 al 58 las exportaciones fueron menores a las importaciones debiéndose reimplantar restricciones a las importaciones, el déficit externo se financió con préstamos iniciando una relación más voluble con el FMI, Otro avance fue el Acuerdo Provisional de Paris reanudándose el comercio multilateral cuyos pagos podrían realizarse en cualquiera de las monedas de los países integrantes. Se creó el INTA para aumentar la producción rural cuya área sembrada estaba estancada a través del incentivo del fomento de avance técnico y se derogó la ley peronista que había congelado los precios de los arrendamientos rurales. Respecto a las importaciones poco se hizo de lo aconsejado por Prebisch, en materia petrolera se dio por terminado la negociación con La California, fue una decisión más política que económica, sólo acciones menores fueron dirigidas a la reconstrucción de caminos, obras viales, promoción a la industria automotriz, la recomposición de incentivo al agro implicó un cambio de ánimo con respecto a la industria. Según el nuevo paradigma se necesitaba profundizar la industrialización para evitar problemas de balanza de pagos.

Un espectáculo visto de lejos La economía argentina estaba ingresando en una era de inflación y crisis de balanza de pagos, el fin de la Segunda Guerra marcó el principio de una era de prosperidad, Argentina en comparación con otros países latinoamericanos creció poco y no se insertó debidamente en el comercio internacional que renacía.

CAPITULO VI – EL IMPULSO DESARROLLISTA (1958-63) Un gobierno acosado La llegada de Frondizi a la presidencia nacional no ge resultado de un proceso democrático normal, una sombra de ilegitimidad marcaría a fuego su gestión posterior. El peronismo proscrito en las elecciones de 1958 era condición – sin discusión -para que la revolución Libertadora aceptara un gobierno surgido de la voluntad popular. Los votos en blanco superaron a cualquier otro partido individual, Frondizi inició negociaciones con el ex-presidente que se conocieron en 1959 Perón había aconsejado a sus partidarios votar a Frondizi, el candidato llevaba adelante su campaña sobre una base aceptable para los peronistas que incluía exigencia de una amnistía total y una CGT unificada este acercamiento al peronismo despertó suspicacia entre los militares que no querían al justicialismo de vuelta. Durante su gobierno el presidente intentó aprovechar al máximo el reducido margen de maniobra con que contó limitado por una red de presiones que se había generado antes de su victoria electoral. La habilidad de Frondizi para llegar a la presidencia no era suficiente para independizarse de la tutela militar y recelosa mirada peronista. La política económica social no colmaba ni las más mínimas aspiraciones del electorado justicialista, Frondizi se obstinó en permitir la participación electoral de candidatos justicialistas en los comicios de 1962 y en conversaciones con los militares que se conocieron años después había acordado con éstos no permitir el ascenso del peronismo al poder. La economía había sido desde los primeros días de administración el eje principal del programa del gobierno, si lograba encaminar el país al progreso habría logrado detener un estancamiento de casi tres décadas, aumentando su capital político. Hacia fines del 50 la economía argentina estaba en un callejón sin salida.

Los problemas de entonces En 1959 la CEPAL había diagnosticado para la economía argentina una “crisis estructural” el país carece de recursos exteriores para importar no solo los bienes de capital más indispensables sino también las materias primas y productos que requiere el desenvolvimiento de su industria, habiendo una insuficiente acumulación de capital, la industria no creció por no realizarse las inversiones necesarias y la producción agropecuaria declinó por carecer de incentivos y recursos. El término estrangulamiento ilustraba que cada vez que la economía se expandía las importaciones aumentaban y se agudizaba el problema de la balanza comercial. El control de cambios y elevados aranceles aduaneros eran los instrumentos para evitar el déficit comercial y depreciación cambiaria. Muchos productos industriales que antes se importaban eran reemplazados por bienes nacionales. Esta expansión de industria nacional a costa de importaciones conocida como ISI era la política oficial e impulsada con énfasis durante el peronismo pero tenía un doble filo, si bien descansada sobre ramas industriales livianas la provisión de ciertos insumos , maquinarias y equipos de producción para mantener esa actividad dependía del exterior además la dificultad para importar bienes de capital importado detenía la inversión y atentaba contra el crecimiento sostenido, al final el gobierno peronista agotado el ISI intentó estimular la instalación de industrias básicas que atiendas localmente las necesidades de producción manufacturera pero estas industrias requerían cantidad de bienes importados para financiar ésta había que traer el capital internacional orientando su política en esa era, la sanción de una ley de Inversiones ge el primer paso con algún matiz distinto que el gobierno de facto insistió en la misma línea.

La propuesta desarrollista Frondizi en su política económica contaba con un elaborado plan de acción basado en el DESARROLLISMO su punto de partida era aplicable a todas las regiones del mundo que todavía no habían alcanzado la industrialización. Un primer postulado de éste era el pesimismo respecto a las exportaciones de productos primarios, desarrollarse era desarrollar las manufacturas hasta convertirse en una economía completamente industrializada , había que pasar definitivamente de una economía agroexportadora a una industrial pero esa estructura industrial dedicada a ramas livianas necesitaba un impulso. La clave era acoplar actividades de producción de insumos y bienes de capital a las ramas más expandidas para llegar a una economía industrial integrada reconocía una serie de prioridades: 1) debía multiplicarse la producción de petróleo y gas lo que permitía a corto plazo ahorrar divisas para dedicarlas a invertir en otros rubros. El petróleo jugó un papel adicional, además de ahorrar divisas estimularía las industrias químicas y petroquímicas que eran claves. 2) Otra

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prioridad era la siderurgia que requería la explotación de carbón e hierro 3) se planteaba una solución permanente a la provisión de energía eléctrica que sufría Buenos Aires desde hace años. La ausencia de actividades agropecuarias en las prioridades del gobierno era notoria no estaba en los planes llevar adelante una reforma agraria. Una meta en la que se ponía especial énfasis era la construcción de una amplia red de rutas y autopistas. La solución para los desarrollistas no era la vuelta de los trabajadores al campo sino conformación de nuevos centros de producción y consumo en el interior del país teniendo un lugar privilegiado la Patagonia por sus minerales. Cómo conseguir el capital necesario para extraer petróleo, levantar puentes y autopistas, construir rutas, multiplicar la producción de acero, establecer industrias químicas y obtener hierro y carbón de una vez? Había que conseguir un masivo aporte de extranjeros esta la piedra angular del programa. El Programa de Chascomús de 1960 estipulaba que las empresas nacionales y extranjeras que desarrollen las fuentes naturales efectivas no deben ser obstaculizadas por impedimentos burocráticos, la inversión extranjera era la única vía para garantizar la independencia económica, esta idea de llevar la industrialización al extremo de producir todo o casi todo tuvo sus críticas. Porqué intentar producir adentro lo que puede conseguirse afuera a un costo menor? La propuesta desarrollista implicaba una negación total a la teoría de las ventajas comparativas que había influido los primeros años de la industrialización. El arribo de inversiones extranjeras dependía de las condiciones internas que lograra desarrollar en gobierno, el desarrollismo preveía un futuro de relativa a tono con los acontecimientos mundiales, este clima se favoreció por la Alianza para el Progreso dado por EE UU para ayudar técnica y financieramente a los países de Latinoamérica para combatir el subdesarrollo.

1958 - Clima para la inversión? Los problemas más urgentes del nuevo gobierno era el bajo nivel de reservas internacionales de Banco Central, ya que había accedido gracias a votos peronistas estaba obligado a evitar transitoriamente políticas impopulares, el Ejecutivo aumentó el 60% de los salarios básicos que estaban congelados desde el 56, el crecimiento de salarios e inversión pública provocó un déficit y fue financiado a través de la emisión monetaria. La economía reaccionó a esa políticas expansivas reflejándose en el incremento en la demanda por bienes de compra al exterior y una estampida inflacionaria que creció, al gobierno se le hizo evidente que esa política expansiva estaba agotada además de crear un clima de inestabilidad que difícilmente atraería el capital extranjero. Como fuera que a fines del 58 el gobierno estaba preparado para dar el gran paso en el desarrollismo sobre todo en al política petrolera.

La batalla del petróleo Mientras el problema de corto plazo en la balanza de pagos era agudizado por la política económica había que probar la validez de las ideas desarrollistas sobre los pagos externos, una de las principales era la convicción de que había un margen amplio para sustituir importaciones de petróleo por producción local de petróleo, en 1958 anuncia que se firmaron contratos de explotación de petróleo con empresas extranjeras, las críticas vinieron de todos los frentes incluido el partido oficial, este episodio de los contratos hizo tambalear al gobierno, también los militares presionaron para que revoque los acuerdos con las compañías, en cambio EE UU y Europa aprobó estas medidas. En los círculos empresariales del exterior esta conformidad se tradujo en firma de más contratos y atrajo el interés por invertir en otros rubros. El autoabastecimiento se hizo realidad en muy poco tiempo, se concretaba el fomento de la región patagónica, la audacia de Frondizi para llevar a cabo su política petrolera ge una muestra de que estaba dispuesto a cumplir con el programa neutralizando las resistencias, la puesta en marcha de un Plan de Estabilización sería otra prueba.

El esfuerzo de estabilización La administración de Frondizi encaró un esfuerzo serio de estabilización después de probar suerte con otra políticas despreocupadas en primer lugar la estabilización económica financiera sin un enérgico impulso de desarrollo hubiera conducido a una economía de miseria y desempleo además debían existir condiciones mínimas de seguridad y era imprescindible restablecer el crédito argentino en el exterior para inspirar nuevamente confianza. El principal problema era el exceso de gastos sobre la producción nacional conduciendo a un déficit comercial como de inversión. Pero si la mala salud de la economía se debía a que el país estaba gastando pro encima de sus posibilidades, el restablecimiento requería una dolorosa contención del consumo público y privado. El programa de estabilización contó con un importante apoyo externo. Entre los prestamistas se encontraban el FMI, el Tesoro de los EE UU y el Eximbank, además de instituciones privadas. Por otra parte la restricción a las importaciones no debía extenderse a aquellos rubros que eran cruciales para la instalación de las industrias que completarían la sustitución de importaciones. Una de las condicione a los préstamos del FMI era la desaparición del déficit fiscal y esto no era cosa que se pudiera conseguir de la noche a la mañana, proyectándose entonces una reducción del empleo público y suspensión de obras públicas limitando los aumentos de sueldos al personal estatal, elevación de algunos impuestos y un mayor control tributario, aumentando a su vez las tarifas públicas (luz, gas TE) . Esta orientación del plan colmó la paciencia de los sindicatos y el tiempo de huelgas ge record en 1959 creándose un clima político que predecía un nuevo golpe. Con el correr de los meses las críticas al programa económico se extendieron, Alsogaray planteo dudas respecto a la capacidad del gobierno para cumplir sus promesas incluso el FMI compartía esto, se sumó a esto nuevos recargos a la importación enfrentándose la industria a costos mayores. El deterioro del salario real debilitó el consumo como fuente demanda y las exportaciones apenas aumentaban. Mientras la caída en el nivel de actividad disminuía la recaudación impositiva y la inflación la deterioraba, no era demasiado lo que se hacía para reducir el empleo público, la demanda de las Fuerzas Armadas no acababan allí pedían renuncia de funcionarios peronistas , una política gremial más represiva e investigaciones sobre el pacto Frondizi-Perón , Alzogaray fue asignado al Ministerio de Economía y Trabajo, contaba con la simpatía de los militares, pero él no tenía nada de desarrollismo sino mas bien liberal.

El invierno paso Las turbulencias económicas de mediados del 59 se fueron retrayendo paulatinamente, a mediados del 6l la financiación inflacionaria del déficit se redujo por dos causas: las empresas públicas y administración central tomaron préstamos en los mercados de crédito externos e internos, en ocasiones se retrasó el pago a empleados públicos además de un cambio en la forma de cubrir los desequilibrios y una reducción del propio déficit , la caída de inflación estaba asociada a una retención del dinero por parte de la gente , el auge consumidor en tiempos de mayor estabilidad de precios resultaba también de la elevación del salario real que era una consecuencia de las reducciones de la inflación esto se revertía cuando la inflación aumentaba. Frondizi veía cumplir sus pronósticos de expansión económica con bastante precisión pero así como en postguerra la recuperación había sido el consumo con Frondizi la inversión fue el factor dinamizador

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permitiéndole alejar por un tiempo el fantasma de la crisis de balance de pagos. El fracaso de la ley de inversión de Perón era prueba de que se necesitaban medidas más fuertes centrándose en torno a la preferencia por maquinarias y equipos, se eliminaron algunos recargos a la importación de varias líneas de maquinarias, hacia el 60 la recuperación de la actividad económica se transmitió a los salarios industriales que en términos reales aumentaron.

Luces y sombras de la nueva industria En el área energética lo más destacado ge el crecimiento de la producción petrolera con la creación de SEGBA, para superar el déficit de la energía eléctrica, al igual que El Chocón, también creció a siderurgia por la puesta en marcha de SOMISA y comenzaron las gestiones para extraer hierro de los yacimiento de Sierra Grande, la petroquímica también se destacó como actividades que recibió más inversión extranjera. El programa de caminos y autopistas ge determinante para que la capacidad instalada de la industria cementera se ampliara, pero ninguna actividad tuvo tanto crecimiento como la automotriz que ilustra el ímpetu progresista de la industria desarrollista. Las fallas que aquejaban a la versión desarrrolista de la estrategia de la sustitución de importaciones puede resumirse en dos: el problema de la escala insuficiente y la falacia del ahorro de divisas (se seguía importando insumos), además era incapaz de surtir al mercado interno con productos de buena relación calidad-precio. La alternativa opuesta intentar concentrar la producción industrial en ramas con más chances de competir internacionalmente habría brindado un mercado mayor y posibilidades. La tibieza exportadora de la industria ponía en riesgo todo el programa: no ayudaba a obtener divisas cuya escasez estaba llegando a un punto crítico, cuando la economía empezada a expandirse crecía la importación de insumos para la industria y con ella una amenaza en la crisis de balanza de pago. Una estrategia eficaz de sustitución de importaciones sería una demanda menor de insumos cosa que no pasó en los años de Frondizi, ramas como la automotriz eran bastante intensiva en insumos importados, también estaban los costos de instalación de las industrias que cuando se invertía debía esperarse un flujo sostenido de utilidades hacia el exterior durante varios años, cuando se trataba de empresas nacionales que tomaban préstamos en el exterior para establecer sus plantas había que contar con los intereses y la amortización de las deudas contraídas que pesarían sobre la balanza de pagos.

Un diagnóstico al sector rural La actividad agropecuaria no era vista por el desarrollismo como candidata para liderar el crecimiento sostenido que se preveía para la Argentina, dedicarse a ella era condenarse al fracaso. Si bien la tecnificación fue una buena noticia para el agro argentino quedó sujeta a la producción local de maquinarias ya que el acceso a tecnología extranjera estaba limitado por barreras aduaneras, era una manera de fomentar la producción local. La incapacidad para aumentar le producto rural impidió que las ventas externas argentinas aumentaran siendo las importaciones una incógnita para el futuro argentino.

Racionalizando el Estado El desarrollismo no era partidario de un sector público tan involucrado en la producción de bienes, la consolidación industrial, el fomento de un empresariado local dinámico, la superación de los problemas de la balanza de pago y el equilibrio regional eran los objetivos según el oficialismo que justificaban el aliento a esta o aquella actividad económica. Se creó un Comité Ejecutivo para racionalizar el empleo público mediante retiros voluntarios o despidos, también se intentó con Frondizi el estado empresario pasando ciertas empresas a manos privadas, se privatizó el sistema de transportes de Capital Federal y los ferrocarriles fueron fuente permanente de problemas a lo largo de su administración.

Fin de un programa, fin de un gobierno En Abril de 1961 Alsogaray es reemplazado por Alemann en el Ministerio de Economía, los problemas que debía afrontar fueron subiendo y agravándose más con los meses, recurrieron al banco Central para solventar el costoso problema de los ferrocarriles, mucho más grave el hecho de que el capital externo privado que había relajado el mercado, detuviera su influjo, se tomaron algunas medidas para detener el déficit externo, la imposición de aranceles, eliminación de retenciones , restricciones a las importaciones del Estado, insistía con medidas de recorte de empleo público para salvar su economía y su política. La derrota electoral fue el golpe de gracia de Frondizi, coincidieron dos tradiciones argentinas: un nuevo gobierno y una nueva devaluación.

El agitado interregno militar El año que siguió a la caída de Frondizi ge poco claro en donde estaba el poder, los golpistas de marzo optaron por una salida semiconstitucional, designaron en la primer magistratura a José María Guido presidente del Senado, el poder desde luego no estaba en la Casa Rosada sino en las Fuerzas Armadas. Aunque ya se había llamado a elecciones en Julio de 1963, la UCR consagró a Arturo Illia como presidente constitucional.

Una tarea imposible; la política económica en tiempos de Guido Las prioridades de su política económica fueron contención del déficit público, y de la emisión monetaria, sin embargo la inflación se mantuvo alta luego del salto por la devaluación. Como las dos Guerras y la Depresión el desempleo volvió a golpear a la población. Detrás de la recesión había una dura restricción al crédito, el gobierno respondió como pudo: aumentó impuestos, suspendió pagos a sus proveedores e incurrió en atrasos a empleados públicos.

Una tortuga entre muchos Aquiles En la década del 60 el crecimiento argentino fue el peor entre países como Australia, México, EE UU, Brasil, etc. Ni Chile ni Argentina pudieron superar el trauma de la Gran Depresión. A partir del 30 el modelo de economía especializada en bienes primarios había caído definitivamente en desgracia, 30 años después no era claro cual era el modelo alternativo y si era viable, el desarrollismo intentó una respuesta creativa al dilema a que se enfrentaba una economía semiindustrialzada y orientada al mercado interno como la Argentina. El plan de Frondizi intentó torcer el rumbo hacia un modelo de crecimiento que fuera compatible con el equilibrio externo. Ni los errores del programa desarrollista ni los obstáculos que tuvo que enfrentar impidieron contribuir a una primavera económica que ge la década del 60.

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CAPITULO VII UNA PRIMAVERA ECONOMICA 1963- 1973 Otra democracia a medias Illia también accedió a la presidencia en 1963 por medio de una vía parcialmente democrática, los candidatos justicialistas fueron proscriptos de la competencia por el poder por el ánimo antiperonista de los militares. Los votos en blanco fueron la segunda minoría, este radicalismo era distinto al de Frondizi por su moderación, su espíritu conciliador y su identificación con la tradición irigoyenista, aquí estaban sus virtudes y defectos del nuevo presidente, Frondizi acertaba y erraba en su propensión a transformación rápida, el enfrentamiento e independencia respecto a cualquier dogma que no fuera el suyo pero la interrupción de los gobiernos tuvo que ven con la insostenible situación en un país y sin una fórmula adecuada para manejar el poder. El peronismo a través de los sindicatos y el partido militar dejaron en claro que consideraban ilegítima y condicional la autoridad del presidente, no había manera posible de gobernar tratando de contentar a unos y otros, estos se reflejó en la lucha organizada de la CGT que mostró el conflicto entre gobierno y sindicatos con tomas de fábricas y paros como medio de presión. El frente militar no ge tan tenso como el sindical. El margen de maniobra de Illia era mayor que el de Frondizi que estaba atrapado por planteos castrenses. En otros episodios actuó con independencia con respecto a los militares permitiendo la participación del partido identificado con el peronismo en las elecciones parlamentarias de marzo de 1965, el triunfo de la Unión Popular puso en alerta a los militares. Aparecieron los primeros indicios de presencia guerrillera en el país, esto justifica l aplicación de la doctrina de seguridad nacional propuesta por Onganía según la cual la Fuerzas Armadas se reservaban la, potestad de tomar el poder cuando la Constitución estaba amenazada, por otra parte la inteligencia argentina que consideraba al gobierno de Illia como la expresión de los vicios que aquejaban a la democracia de partidos: la burocracia, la parsimonia para tomar decisiones, falta de compromiso con una estrategia fiscal de desarrollo económico, los jefes de las tres Fuerzas declararon el inicio de la Revolución Argentina y entregaron el poder a Onganía.

La última recesión? Illia tuvo que iniciar su período con una economía atascada hace un año y medio este deterioro coincidió con cambios de color en el poder al cual miraba la sociedad desorientada , la recesión del 62-63 golpeó los sectores populares, también cayeron los salarios reales y se extendió el desempleo, se hablaba de iliquidez que aquejaba la economía argentina, los problemas de financiamiento que golpearon a las empresas eran una de las causas de la recesión no era fácil para los empresarios obtener créditos en el extranjero, cuando lo conseguía era a tasa de interés alta infladas por las expectativas de depreciación del peso. En realidad factores como la caída de demanda provocada por la reducción del salario real contribuyó al mal desempeño de los años de Guido. La UCRP tenía como prioridad la reactivación económica pero la incógnita era librar a la economía del cepo que venía llevando su crecimiento económico hace quince años, este cepo se llamó ciclo de “marchas y contra marchas”o “stop and go”. Al comenzar los 60 la sustitución de bienes importados por bienes nacionales orientadas al mercado interno se había completado a la mayor parte de ramas industriales, se seguía dependiendo sin embargo de algunos insumos sobre todo en máquinas y equipos para inversión. Las posibilidades de producción quedaron condicionadas por la capacidad de importar, pero las importaciones estaban limitadas por lo que el país pudiera exportar que era poco ocasionando la baja de divisas que luego se aplicaría a la importación. En esas condiciones las tendencias expansivas de la economía eran de corto aliento ya que en algún momento las necesidades de divisas para importaciones excedían las que podían conseguirse por exportación. Entonces se recurría a la devaluación de la moneda que alentaba las exportaciones disminuyendo las importaciones con una mecánica particular determinada por el carácter semindustrializado de la economía argentina. La devaluación provocaba disminución del consumo interno que aumenta los precios de bienes comerciales internacionales entre los que se cuentan los alimentos y el salario real. Esa cadena de causas y efectos podría quebrarse si el déficit de comercio se prolongaba por un tiempo largo utilizando para ello financiamiento exterior mientras se alteraba la estructura productiva de manera de revertir la tendencia al desequilibrio. La escasez de divisas había hecho inevitable una restricción a las importaciones y una caída de la actividad económica interna.

Go and go Un estilo moderado y gradualista fue la nota característica del gobierno de Illia enfrentando los problemas a medida que se le presentaban, el más urgente era sacar la economía de la recesión, su política económica fue expansión fiscal a través de aumentos en las compras del Estado, más estímulo al crédito y la emisión monetaria. A la hora de decidir a que industrias conceder créditos se optaba por aquellas propensas a crear puestos de trabajo, además se aprovechó la capacidad estatal para orientar algunos precios de la economía en la dirección más conveniente a los fines expansivos del gobierno. Las tarifas d empresas públicas quedaron congeladas para no comprimir el ingreso real de las familias. Desde el gobierno se benefició a los trabajadores con la ley de Salario Mínimo Vital y Móvil anhelada por la CGT. Las autoridades sabían que este impulso podría poner en peligro las cuentas externas de Argentina , el gobierno optó por actuar con independencia del Fondo Monetario pactando directamente con los países acreedores consiguiendo importantes refinanciamientos, había que restringir el endeudamiento al nivel más indispensable y exportar más de lo que se importaba para pagar las cuentas pendientes, entonces se suspendió el financiamiento a algunas importaciones reinstaurándose los controles cambiarios para movimientos financieros . Un arma más potente contra el déficit externo era la política cambiaria, durante su gobierno el peso ge devaluado pero no con bruscos cambios sino mediante depreciaciones suaves que ajustaban precios de las divisas a la inflación interna, su ventaja era garantizar cierta estabilidad al poder de compra de las divisas obtenidas por exportadores, esta política cambiaria coincidió con el aumento de las exportaciones. Argentina exportó más bienes agropecuarios porque produjo más, ayuda por las buenas condiciones climáticas que dieron una buena cosecha en cereales y ganado. Hubo una excepción en el manejo moderado de los asuntos económicos durante su gobierno fue la anulación del polémico contrato petrolero con empresas extranjeras que habían sido firmados por Frondizi esto interrumpió bruscamente el crecimiento del sector petrolero, se perdía así la oportunidad de completar el aumento de exportaciones con otra fuente de ahorro de divisas, hubo recesión en el petróleo e importación del mismo. La apuesta global era una reactivación estimulada por política monetaria y fiscal sumada a un manejo adecuado de cuentas externas para librar a la economía del stop and go y llevarla al crecimiento, el auge exportador permitió acumular saldos favorables y no hubo crisis de balanza de pagos.

Fantasía y realidad de una revolución social

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En Onganía se cifraron las esperanzas de muchos para salir de la sucesión de crisis, este había liderado el sector legalista llevando adelante un proceso de profesionalización y despolitización de las Fuerzas Armadas. El golpe del 66 no era derrocar solo a un gobierno resistidos por los militares, la idea –fuerza era avanzar en un desarrollo económica y a la larga volver a una normalidad institucional sobre bases más sólidas. La revolución no tenía plazos sino objetivos. Onganía tenía una tendencia al autoritarismo, intervino las universidades después del rechazo de la opinión pública a “la noche de los bastones largos” un episodio de represión a los estudiantes que se oponían a la intervención del gobierno en la universidad, los partidos políticos fueron suspendidos y las Fuerzas Armadas cedieron el poder de decisión al presidente, la prensa estaba sujeta al visto bueno del gobierno. El sistema político descartaba toda presión de disidencia, la única posibilidad de rechazo era a través de protesta popular o de la oposición armada, el Cordobazo tuvo un poco de las dos, lo que empezó como un planteo sindical y universitario fue tomada como una rebeldía hasta convertirse en una batalla entre ejército y activistas. La revuelta fue vencida pero el gobierno estaba herido. El proyecto de la Revolución Argentina ge en fase decadente sumado a una atmósfera enrarecida por las organizaciones como el ERP, Montoneros y Fuerzas Armadas Revolucionarias. El asesinato de Aramburu por los Montoneros ge el empujón final para el malogrado caudillo, los militares decidieron reemplazarlo por el General Levingston que durante su breve gobierno el país asistió a frecuentes atentados terroristas. La ineficiencia de éste para enfrentar otros reclamos acabó con el apoyo de las Fuerzas Armadas, había que preparar una salida elegante y Lanusse encabezó esta tarea, rehabilitó la actividad de los partidos políticos se inició conversaciones con los dirigentes más importantes y se entabló una comunicación con Madrid, mediante el Gran Acuerdo Nacional. Perón y Lanusse entraron al juego de presión y desafíos mutuos en donde el primero contaba con el apoyo de la palabra y acción de su antiguo aparato sindical y aparecía como la única figura capaz de restaurar la paz. En las elecciones de 1973 una cláusula de residencia impide participar a Perón, fue elegido Cámpora y luego de diecisiete años retorna Perón del exilio.

Mundo feliz No es fácil entender como fue que Argentina tuvo un desempeño más que aceptable en medio del inestable mapa político del decenio que siguió a 1973, una explicación está en el influjo positivo de otros factores que también la afectaban fuera de la política. No hubo un único factor detrás del registro de crecimiento del 50 al 73 en mayor o en menor medida influyeron el paso acelerado de la innovación tecnológica, la expansión del comercio mundial y los movimientos de capital, el avance tecnológico se dio en la introducción de bienes más complejos que no existían al finalizar la Segunda Guerra, los recursos destinados a la investigación crecieron continuamente tanto en el sector público como en el privado, ge una época de avances en la cría de ganado y agroeconomía lo mismo que la revolución verde (que es la difusión de cultivos del alto rendimiento). La división internacional del trabajo llegó a un grado que un mismo bien se producía con componentes de varios países, detrás estaban las grandes multinacionales extendidas a varios países. Esta expansión de postguerra era lógico que se dé bajo el liderazgo de EE UU que era la mayor potencia económica y que usaba en sus transacciones el dólar estadounidense esto acostumbró a los países desarrollados a coordinar sus políticas económicas. Hasta fines del 60 nadie cuestionaba al estado como garante del bienestar que le daría prioridad al alto empleo y alto crecimiento. A fin de la década comenzó a brotar una inflación más que moderaba se abandona la convertibilidad a dólar oro el golpe final sería la crisis del petróleo del 73 que llevaría a un período de estancamiento relativo.

La Argentina en carrera Era errónea la idea de estancamiento de la Argentina en la postguerra por dos razones, el crecimiento de la Argentina no se desaceleró en 1945 sino en 1930 y durante 1963-1974 la Argentina creció como nunca antes lo había hecho. Esa percepción equivocada se alimentó también del clima intelectual de la época. Ciertas tendencias de la economía más pesimistas que optimistas consideraban que las causas del subdesarrollo era la dependencia de los países de la periferia respecto a los centros mundiales de la producción. La influencia externa se manifestaba en el aumento del endeudamiento externo y el peso creciente de las empresas multinacionales. La teoría de la dependencia sostenía que la posición subalterna de las economías dependientes debe funcionar de acuerdo a las necesidades de las economías centrales que tenían suficiente poder para bloquear cualquier perspectiva de desarrollo. Que fue lo que ocurrió para que la economía Argentina recuperara su crecimiento? Hubo una prolongación de ciertas tendencias: los avances en la productividad rural permitían relajar la restricción externa de la Argentina, la inversión iniciada en tiempos de Frondizi consolidó el desarrollo industrial.

La modernización del agro Lo más notable del desempeño económico antes de 1973 fue el crecimiento del sector agropecuario, también aquí hay discrepancias estadísticas, optimistas y pesimistas. El renacimiento de las pampas ge un logro más de la agricultura que de la ganadería, principalmente trigo, maíz, soja, sorgo y girasol. La clave de la recuperación pampeana ge tecnológica con la revolución mecánica del agro por la que los gobiernos del 50 había imperado y que por fin se concretó, la fuerza automotriz de las nuevas máquinas era mayor que las antiguas, también llegaron algunos beneficios de la revolución verde, se ge difundiendo el uso de semillas mejoradas. La política hacia el agro atenúo el énfasis hacia los precios remunerativos. No se quería volver a bruscas devaluaciones como en el tiempo de Frondizi. Entre el 63-73 el tipo de cambio de los impuestos a las exportaciones combinó en una forma que impidió oscilaciones bruscas en la rentabilidad de bienes rurales sobre todo agricultura. Las sucesivas administraciones se cuidaron de no castigar al sector agropecuario, estas devaluaciones moderadas tuvieron un efecto estabilizador sobre las ganancias, otro tópico en el debate de políticas del sector rural era el impuesto a la tierra libre de mejoras, el campo iba encontrando su lugar en los mercados mundiales.

El alivio externo La recuperación de la agricultura se reflejó en mayor volumen de exportación modificando la estructura de déficit del comercio de la década anterior cerrando este período con superávit comercial, la Argentina recordó a la combinación de superávit de comercio y déficit en los servicios financieros característicos de la década del 50. Del 60 datan el primer acercamiento a los países socialistas como destinatarios de productos argentinos siendo objetivo deliberado del gobierno de Perón de 1973. Un hecho más palpable ge la diversificación de productos vendidos, las exportaciones básicamente industriales se instalaron definitivamente como rubro significativo de divisas.

En busca de una industria moderna

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A pesar de la mejora de la balanza de pagos durante 1960 persistía la preocupación por la restricción externa de la Argentina, el proceso de sustitución de importaciones en las ramas básicas no se había completado y se ge haciendo evidente que el margen para reemplazar producción importada por nacional era muy pequeño. Comenzaron a tener peso los argumentos que cuestionaban la eficiencia del sector industrial argentino, se coincidía cada vez más en exportar productos industriales, con ello dejaría de depender del sector agropecuario para obtener divisas estimularía la competitividad industrial de Argentina. Reducir los aranceles en las importaciones y por otro lado aumentar las retenciones a las exportaciones tendría como efecto mejorar la competitividad industrial, pero esto ge breve porque la inflación ge deteriorando poco a poco el beneficio inicial de la devaluación, aún así la conciencia industrial exportadora estaba en ascenso. Las voces hacia un esquema decididamente industrial-exportador comenzaron a oírse, la evolución de la industria que siguió a la recesión del 62-63 ge alentadora, el ritmo de crecimiento industrial se aceleró, la industria generó muchos empleos y se combinó con un crecimiento de los salarios reales de modo que la participación de los asalariados en el ingreso nacional se recuperó a lo largo de la década.

Vivir con inflación A finales del 60 Argentina se perfilaba como candidato de una inflación sostenida en el siglo XX, entre el 63-73 no apareció la inflación sino que creció, no había un acuerdo para su tratamiento. Entre sus perjuicios estaba la incertidumbre respecto a precios futuros que desalentaban los planes de largo plazo, el deterioro de las cuentas públicas debido a que el gobierno no aumentaba tarifas ni impuestos creció y hubo desaliento al crédito local. Los distintos gobiernos dieron prioridades a las políticas de estabilización de precios. La explicación tradicional a la inflación era la monetarista sostenía a través de la teoría cuantitativa del dinero (precios se mueven proporcionalmente a la oferta monetaria) señalada la rápida expansión de dinero como causa de la inflación. Hubo otros factores que entraron en juego: incertidumbre política provocando una huída de dinero que aceleró los precios. En la óptica estructuralista la inflación era síntoma inevitable de defectos arraigados en la organización económica. El equilibrio externo se lograría con precios altos que harían restringir la demanda interna, si el gobierno cedía a la presión sindical no mejoras salariales los precios industriales aumentaban por la inflación de costos. El gobierno de Illia ge el único que no pudo llevar adelante un plan de estabilización orgánico, la inflación cedió con el fin del gobierno de Illia, la Revolución Argentina iba a atacar frontalmente la inflación

Un plan novedoso Durante los primeros meses de la Revolución Argentina (Onganía) no estaba clara la orientación que tendría la conducción económica, había una tensión entre una tendencia nacionalista (desarrollista) y otra liberal (el estado tendría poca intervención en la economía). El Ministro de Economía Krieger Vasena puso en marcha un ambicioso proyecto antiinflacionario con su Plan de Estabilización y Desarrollo finado una nueva paridad para el peso argentino igual a 350 por dólar y asegura que por su magnitud no habrá más devaluaciones. Fue ésta una devaluación compensada porque al mismo tiempo bajaban los aranceles de importación y aumentaban los de las exportaciones tradicionales con lo que se amortiguaba el impacto sobre los precios internos. Suspendidas las convenciones colectivas de trabajo se concede un último aumento de sueldos (al menos por dos años) y se llega a un acuerdo de precios con las grandes empresas. La actividad económica se vio estimulada por un acceso más fácil al crédito y mayor confianza para la inversión, se elevaron las tarifas para reducir el desequilibrio de las empresas públicas, ge aumentado el impuesto a las ventas se crearon otros tributos nuevos y comenzaron a cobrarse los impuestos a las exportaciones mejorándose la recaudación, la entrada de fondos desde el exterior era importante para alejar los fantasmas de crisis de la balanza de pagos. Pero a fin del 69 Krieger Vasena renunció a causa del Cordobaza; lo habían derribado los obreros mejor remunerados del país, los industriales del Córdoba. Durante el reemplazo de Onganía por Levingston, José Pastore Dagnino, nuevo ministro, debió padecer la fuga de capitales por desconfianza, encarar negociaciones salariales y sufrir la inflación vacuna que llegó aumentar en sus precios hasta un 100% . Se intentó una veda parcial de carne para moderar los precios que enfrentó a los hombres de campo con el gobierno. La inflación en aumento parecía incombatible.

Sin rumbo 1970 es el paso a la tercera fase del ciclo de política económica; 1ra. fase: 1966-67; 2da.fase de estabilización: 67-70; 3ra. fase, declinación prolongada hasta el 73. Como en tiempos de Illia la prioridad era el desarrollo económica y no tanto la estabilidad de los precios, Aldo Ferrer designado ministro de economía en Oct/ 1970 tomó una serie de medidas favorables a las empresas argentinas ya que el sistema productivo y financiero tenía un alarmante grado de extranjerización. Con la ley de “compre nacional” se obligó a todas las dependencias estatales a adquirir bienes y servicios a firmas del país. También se orientó la política crediticia hacia las empresas nacionales. El reemplazo del peso moneda nacional por el del Pesos Ley 18188 ge el primero pero no el último cambio de signo monetario en el siglo. Con Lanusse la economía siguió deteriorándose , el tiempo político de la Revolución Argentina estaba tocando a su fin, el desfile de ministros prosiguió y el vacío de poder en el manejo económico impidió casi cualquier medida que no fuera administrar la situación en corto plazo, el déficit público y la inflación se triplicaron. Desgastado su propio poder por la evidente derrota en la puja con Perón, sobre el final del período Lanusse optó por refugiarse en las organizaciones empresarias y la CGT. La posibilidad de crecer sin marchas y contramarchas no sería la herencia más duradera del período que acaba en 1973, con una inflación en ascenso la inestabilidad económica era la preocupación central.

CAPITULO VIII – VERTIGO ECONOMICO EN TIEMPOS VIOLENTOS (1973-1983) Retorno y derrumbe del peronismo La gestión del general Lanusse el último de los presidentes de la Revolución Argentina (1966-1973) consistió en reconocer que un sistema basado en la proscripción del peronismo era inviable. El llamado a elecciones de 1973 ge una salida impuesta por las circunstancias ya que después de 20 años sin elecciones completamente libres, se comprendía que sin la participación del peronismo no podía alcanzarse una fórmula política medianamente estable. Luego del Cordobazo (1969) la violencia se había extendido hasta hacerse habitual acabando con la sensación del relativo orden mantenido durante la fase del gobierno de Onganía, después de la derrota del plan económico de Krieger Vasena la inflación seguía subiendo, jaqueado por males políticos y económicos Lanusse tuvo la desagradable tarea de preparar la transición hacia la democracia que incluyera al peronismo. Y cuál era la identidad de este partido? Era apenas un populismo sin demasiados compromisos doctrinarios encolumnado detrás del liderazgo carismático de Perón? O un partido favorable a la intervención

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pública pero que respetara la propiedad privada? O un movimiento revolucionario que pretendía hacer de la Argentina una nueva Cuba o repetir el experimento de Allende en Chile que estaba por naufragar?. El Pacto Social demostró que Perón seguía confiando en la negociación entre empresarios, trabajadores y gobierno, las ideas no habían cambiado demasiado pero había una insistencia a la unidad nacional y un ánimo pacificador como rasgos esenciales del veterano caudillo. Con un presidente débil (Cámpora) la puja por el poder causante de conflictos amados y atentados se hacía insostenible. Cámpora renuncia el 13/7/1973 habiendo gobernado solo 50 días y bajo la presidencia provisional de Lastiri se convocó a nuevas elecciones para Set/73 la fórmula Perón-Perón María Estela ganó por un 62% , sólo estuvo 8 meses en el poder y soportó el peso de las expectativas que había creado con su regreso, murió el 2/7/1974 , mucho le costaría a su viuda gobernar este país dividido lo mismo que su partido, además de su escasas condiciones para hacerlo creciendo el peso político de su asesor José López Rega . Ni el orden económico ni el político pudieron nunca restablecerse. La violencia creció y en los cuarteles empezó la conspiración, ni aún el mandato de aniquilar a la guerrilla calmó a los mandos militares. El 24 de marzo de 1976 se consumaba el golpe militar, concluyendo la experiencia del peronismo en el poder que cayó casi exclusivamente por las luchas internas del partido oficial.

Revolución o reformismo? A pesar del vuelco que significó la caída de Cámpora el programa económico se mantuvo sin mayores alteraciones desde la salida de Lanusse hasta la muerte de Perón., con la peculiaridad del mismo Ministro de Economía (Gelbard) bajo cuatro presidentes distintos (Cámpora, Lastini, Perón, Isabel Martínez de Perón), detrás de este Ministro estaba la mano visible de Perón, en 1973 las urgencias no eran las mismas que en 1955 pero sí fue la misma la respuesta de Perón: sentar a empresarios y sindicatos en la mesa de negociaciones para acordar políticas firmando un Acta de Compromiso Nacional (Mayo 1973), entre la CGT, CGE y el Ministerio de Economía. La discusión pública estuvo dominada por el programa de corto plazo, las iniciativas de más largo aliento son interesantes en tanto definen el proyecto económico con el cual Perón había regresado al país. Su orientación general ha sido descripta como fuertemente intervencionista, moderadamente nacionalista y distribucionista, con un programa reformista acorde a la alianza de clases pero de ningún modo revolucionario. La actitud que tomara con respecto al capital extranjero era una cuestión sensible, el capital extranjero debe tomarse como un complemento y no como factor determinante del desarrollo, en ciertas áreas era necesario la participación de las multinacionales por sus contribuciones tecnológicas aunque eran poco confiables como fuente de financiamiento de la balanza de pagos, mediante una Ley de Inversiones el gobierno procuraba limitar el peso del capital externo, en los hechos ge menos duro que en las palabras hacia el capital internacional. No hubo nada parecido a las nacionalizaciones en masa del primer peronismo, no aplicando muy estrictamente la Ley de Inversiones. Otra diferencia con la primera época ge el énfasis puesto en las exportaciones industriales, con leyes que protegían el trabajo y la producción nacional (proteccionismo) , cada actividad tendría incentivos especiales de producción para el comercio exterior. Se anunció apoyo crediticio y técnico a las pequeñas y medianas empresas confiando en su potencial exportador. En sus gobiernos Perón fue cambiando las estrategias a saber: 1946-51 = incrementar el consumo; 1952-1955 = estimular la inversión; y ahora era el turno de fomentar las exportaciones . El año 1973 cerró con superávit comercial coincidiendo en las tres épocas peronistas de Perón a Menem un dólar alto para los precios de exportación, además el gobierno justicialista nacionalizó el comercio exterior. Al igual que con el IAPI ahora las Justas de Granos y Carnes monopolizaron la exportación de esos bienes. Lo que más se temía era una Ley Agraria por el proyecto de expropiación de tierras improductivas por parte del gobierno, esta ley no pasó de ser un proyecto pero sí se sancionó un impuesto a la renta potencial de la tierra (Quiere decir poner un impuesto sobre la producción posiblemente estimada de la tierra y no sobre las toneladas que realmente producía, así se alentaba la productividad para que al crecer esta se equipararan los valores). Se firmaron acuerdo con países socialistas de Europa Oriental pero también de Medio Oriente. En cuanto a la moneda monopolizó el sistema bancario para controlar la cantidad de dinero por medio del Banco Central, el peronismo de los 70 incorporó los nuevos datos de la realidad económica argentina con el énfasis en la exportación, acuerdos comerciales y medidas de promoción, contrastando con la primera época, ahora quiso acabar con la inflación de un solo golpe.

Pacto social, armonías y discordias El aumento de los precios no era causa del déficit fiscal sino de la incapacidad de la economía para alcanzar un equilibrio entre los ingresos del trabajo y los del capital., quebrar las presiones inflacionarias requería una limitación de las demandas sectoriales y por ello el Pacto Social acordó una configuración de precios y salarios, suspendiendo las Convenciones Colectivas de Trabajo por dos años., al desaparecer esta capacidad negociadora los gremialistas pensador que era un recorte a su poder , luego de irse Cámpora confiaron en una corrección al Pacto Social por parte de Perón para beneficiar a los trabajadores, la cual no se produjo. En 1973 la consigna inflación cero era casi un hecho y sirvió de propaganda justicialista, no emitiendo dinero o haciéndolo en forma moderada se la frenó. La gente confiaría y depositaría su dinero o lo guardaría en vez de lanzarlo al mercado y al consumismo, se podría fomentar así más créditos. Más el nubarrón ge el aumento de precios en los insumos que impactaba en los costos empresariales que reclamaron poder trasladar éstos aumentos a los precios, la CGT reaccionó en su función de controlar el cumplimiento del Pacto Social de no aumentar los precios por lo que Perón tuvo que subsidiar estos nuevos costos. El gobierno estudiaba un aumento de tarifas para contener el déficit fiscal y de los combustibles para trasladar al mercado interno la suba en el precio internacional del petróleo, comenzó a hacerse evidente el desabastecimiento en ciertos productos, la explicación del gobierno era cada vez menos creíble y crecía el mercado negro. La presión para una corrección de políticas provenía de los gremios. A partir de 1974 la economía argentina pasó a una etapa de recalentamiento empeoró la inflación y las cuentas externas (balanza comercial deficitaria). La muerte de Perón significó la desaparición de un factor equilibrante clave en el esquema acuerdista vigente. En 1974 la Comunidad Económica Europea impuso una prohibición sobre la compra de carne que sumada a la recesión internacional y aumentos de los precios de importación fue de gravedad.

Políticas económicas de un gobierno disgregado El Ministro de Economía Gómez Morales trató de solucionar la delicada situación de las cuentas externas. Hubo cambios de nombre y políticas, una estrategia más drástica aplicó Celestino Rodrigo apoyado por López Rega, las medidas incluían: devaluación del 100%, incrementos de tarifas públicas en una proporción similar o mayor, liberalización de casi todos los precios, era el Rodrigazo. Para los sindicatos este plan equivalía a una declaración de guerra, el país se paralizó, la movilización gremial forzó las renuncias de López Rega y Rodrigo y una nueva etapa de predominio sindical en el gobierno y renegociación de salarios pactado. A mediados del 75 la economía ya estaba pasando de la expansión a la recesión, la situación de pagos se tornó desesperante y el nuevo equipo económico recurrió a un acuerdo con el FMI el primero de un gobierno peronista. Un nuevo cambio en el Ministerio a cargo de Mondelli dijo que no tenía un plan

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sino medidas y la presidenta estaba preocupada por mantener cierta imagen de dignidad frente al final que se avecinaba. En Marzo de 1975 el incremento alcanzó un ritmo hiperinflacionario (50% en un mes) el 24 de Marzo de 1976 tras un golpe volvieron al poder los militares.

Diez años después una nueva solución final No fue extraño que el golpe del 76 fuera recibido con alivio por parte de la sociedad argentina. El móvil inmediato del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional era la eliminación de los grupos armados (ERP y Montoneros). Los integrantes de la Junta Militar hablaban de erradicar ciertos males básicos que según entendían eran incompatibles con un funcionamiento ordenado de la economía y sociedad, su proyecto de largo plazo vislumbraba una sociedad despolitizada con un Estado menos poderoso, en su diagnóstico había que evitar la tentación corporativa y estatista. Hacia el 78 se aniquiló era un hecho la aniquilación de las guerrillas. La violación de derechos humanos era conocida y repudiada por la diplomacia norteamericana y los más importantes países europeos donde el testimonio de miles de exiliados originaba lo que para el gobierno de facto era una campaña antiargentina. Durante la presidencia de Videla (1976-1981) hubo un tema saliente en la política internacional: a punto de entrar en una guerra con Chile por la cuestión limítrofe, este conflicto hacía visible el disenso entre los hombres de armas la lucha por el poder tenía lugar entre los militares, se pudo llegar al 81 con un esquema político intacto y una curiosa innovación institucional: una sucesión presidencial entre militares respetando el cronograma del Acta Fundacional del Proceso, pero antes de la asunción de Viola (Marzo del 81) ya había un desgaste del régimen por debajo de la superficie y reverdecía la actividad de los partidos. Hacia mediados del 81 se formó la Multipartidaria, así radicales, peronistas, intransigentes y desarrollistas tenían un canal común para reclamar una salida institucional, sumado a la mayor fuerza en la protesta por los desaparecidos, cuyo asesinato fue reconocido por militares antes de las elecciones del 83. El tercer presidente no quiso resignarse al papel de preparar una salida lo más digna posible para un régimen en decadencia. Galtieri no era un hombre de rendirse fácilmente por lo menos hasta entonces. La intervención Argentina en Malvinas se concibió como una operación de salvataje al Proceso antes que una empresa nacional , se especuló con apoyos internacionales que nunca llegaron, se rechazaron propuestas de paz cuando parecía haber tiempo, y se retaceó información a la sociedad junto a interpretaciones honrosas de la derrota en medio de la frustración popular. Fue el tiro final para el Proceso hasta la elección de Alfonsín la presidencia de Vignone fue un período más de disgregación de un gobierno de facto. La posibilidad de consolidad el gobierno democrático aparecería en 1983.

El ocaso de Lord Keynes El área económica durante el Proceso estuvo a cargo del Ministro Alfredo Martínez de Hoz, (liberal), sus medias estaban dirigidas a manejar la situación de corto plazo sugería una sustantiva redirección de la política económica. Concebía un diagnóstico según el cual la inflación (problema de entonces) obedecía a falencias profundas en la organización económica. La reivindicación de la iniciativa privada y la eliminación del déficit fiscal por vía de un ordenamiento del Estado eran presentados no sólo como objetivos sino como condición necesaria para el traánsito hacia la estabilidad de precios, revalorizado el comercio internacional y se criticaban y derogaban las medidas de desaliento a la exportación especialmente agropecuarias. El keynesiamismo empezó a perder batallas, dentro de la teoría keynesiana la aceleración de precios no era otra cosa que el costo de reducir el desempleo, menos desempleo exigía más inflación. Más que eso cuestionaba el hecho hasta entonces indisputado de que al menos en el corto plazo los instrumentos monetarios tenían algún poder para reducir la desocupación a esto se le sumó el abandono del sistema monetario del Breton Woods (1971) y la crisis del petróleo del 73. Los economistas keynesianos siempre preocupados por la producción y el empleo se habían concentrado excesivamente en las exportaciones e importaciones considerando los aspectos monetarios como meros residuos de lo que pasaba en el sector real la idea central era que en una economía abierta, los desfasajes entre oferta y demanda de dinero se corregían a través del sector externo.

Política financiera, de la reforma a la crisis Martínez de Hoz planteó una lista de prioridades acorde a la coyuntura de marzo del 76 los tres principales objetivos de su política económica serían en orden decreciente de importancia: la estabilidad de precios, el crecimiento económico y una distribución del ingreso razonable; decía que la esencia de la nueva política sería pasar de una economía de especulación a una de producción. Aplicó una estrategia antiinflacionaria gradualista, en lugar de recurrir a una devaluación se liberó los precios y se ge ajustando el tipo de cambio a la inflación, los salarios fueron congelados por un tiempo para después evolucionar con el aumento de los precios. Al contraerse el gasto a través de la caída de los salarios obtuvo un superávit en la balanza comercial por la disminución del consumo de bienes exportables y de las importaciones. Mientras se esperaba una corrección de las cuentas externas un crédito del FMI ayudó a cumplir con las obligaciones más urgentes. Mientras se buscaba la manera de doblegar la inflación el equipo económico introdujo una de los cambios más drásticos del período la Reforma Financiera implico un cambio sustancial en el mercado de capitales argentino, las medidas principales eran: liberación de las tasas de interés y la desnacionalización o descentralización de los depósitos bancarios de modo que la capacidad prestable de los bancos quedaba atada a su habilidad para captar depósitos. No tenía sentido prestar dinero a las tasas reales porque el corto plazo se perdía el capital. El número de bancos aumentó y ge percibido como un indicador de mayor competencia. La expansión financiera que siguió a la reforma se inició de modo bastante improvisado y acabó como un verdadero caos. Por un lado los bancos competían por la captación de fondos con tasas de interés creciente, por otro lado debían financiar esas prácticas prestando también a altas tasas pero quienes tomaban esos créditos caros eran las empresas en apuros que no conseguían créditos más accesibles en otra parte, al pagar tasas altas por el financiamiento se embarcaban en operaciones de alto riesgo. Durante es fase en Banco Central tuvo que asumir el control de 60 instituciones, con la crisis financiera terminó la fase terminal del programa de Martínez de Hoz.

Política de estabilización del monetarismo a la tablita En la estabilización de precios la política de Martínez de Hoz más que gradualista era errática con marchas y contramarchas, la inflación no cedía., los precios aumentaron y se cortó el nivel de actividad económica. En realidad la retracción productiva era una implicación lógica de la contracción monetaria, era necesario moderar la creación de dinero, pero había una falla de fondo que tenía que ver con las diferencias entre una economía cerrada al mercado internacional de crédito y una economía abierta a esa influencia. Hacia mayo de 1987 el Banco Central dejó de intervenir activamente en el mercado de divisas permitiendo que el tipo de cambio alcanzara su “propio equilibrio”. Otras pautas completaban la profundización y ajuste del plan de Martínez de Hoz. Las tarifas públicas, los salarios mínimos y el crédito doméstico tenían sus propias tablitas, había recortes especiales en las importaciones de aquellos productos cuyos precios hubieran aumentado más que los internacionales. Ya se había sufrido bastante con las altas tasas de interés propuestas por Martínez de Hoz. El efecto inicial de la tablita tuvo una doble cara. Por un lado hubo en 1979 una expansión de la actividad económica

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pero falló en no poder reducir la inflación con diversas explicaciones, hubo quienes negaban el atraso cambiario señalando que la inflación se debía a la aceleración de los precios internacionales en especial de los que comerciaban con la Argentina. Otros pensaban que fue causa del desaliento a las exportaciones agropecuarias o la incorporación de Argentina al circuito financiero internacional. Era obvio que la Argentina era un país caro en comparación con el resto del mundo. El chiste era que los pobres se iban de vacaciones a Uruguay, la clase media a Brasil y los ricos se quedaban en la Argentina. La confianza se fue deteriorando a lo largo de 1980, con la crisis bancaria el banco Central tuvo que desprenderse de reservas acumuladas en años anteriores., nuevas medias se anunciaron en julio de 1980: reducir el déficit fiscal, levantamiento de trabas para tomar crédito externo, con una respuesta efímera en corto plazo de los capitales externos. En Febrero de 1980 una devaluación no programada del 10% acabó con la tablita.

Política comercial: de la apertura exportadora a la avalancha importadora A lo largo de la corta administración Videla-Martínez de Hoz la apertura de la economía al mercado internacional ge tema de debates solo superado por la lucha contra la inflación. El hecho más recordado de esa época es la avalancha importadora, aunque también la producción de bienes exportables aumentó con Martínez de Hoz, con los cultivos principales y el agregado de la soja. La exportación de vio favorecida por un acontecimiento externo, en 1980 EEUU impuso un embargo cerealero a la Unión Soviética por su intervención en Afganistán, Argentina decidió abstenerse en este embargo y comenzó a vender cereales a Rusia lo cual continúo consolidándose como un cliente potencial de la Argentina al igual que en las políticas peronistas En cuanto a las importaciones la reducción gradual de aranceles la favoreció y evitó un mal mayor para los sectores que competían con las importaciones y se fomentó la inversión para importar bienes de capital reduciendo las tarifas arancelarias de esos bienes. Además se protegió con una ley de promoción industrial a las actividades nuevas y un régimen especial para la industria automotriz. La pregunta histórica es porque esta estrategia de apertura gradualista desembocó en un aluvión de importaciones y en un creciente desequilibrio comercial? La respuesta es que no pueden juzgarse las políticas específicamente comerciales como algo aislado, pasando por alto las potentes influencias de la macroeconomía. El más perjudicado fue el sector industrial por la competencia extranjera al comprar productos con un dólar bajo. Luego del recambio presidencial llegaría la oportunidad de una reversión global de la economía.

Cuando el tipo de cambio importa Sólo tres ramas industriales mantenían una protección efectiva: textil y papelera y actividades agropecuarias. El atraso cambiario ge muy pronunciado y produjo caídas en el crecimiento económico. El final del gobierno de Videla coincidió con el desmoronamiento de las que habían sido sus principales políticas. La tablita se abandonaba y el sistema bancario estaba frágil, era insostenible una apertura comercial combinada con el retraso cambiario. Quedaba para los sucesores de Martínez de Hoz una empresa ingrata: administrar una economía inflacionaria, endeudada y recesiva.

Crisis sobre crisis Desde el punto de vista económico el trienio 1981-11983 ge similar a los años finales de Isabel Perón con una sucesión de ministros y planes volteados por la crisis económica y política de turno, agregándose una fuga de capitales, deuda externa pronunciada lo mismo que la deuda privada y recesión productiva. Así dadas las cosas se puso en marcha un control de las tasas de interés para amortiguar la recesión productiva. Al poco tiempo u golpe acabó con la presidencia de Viola. Desde el punto de vista estrictamente económico Malvinas no ge el impacto exterior más importante de 1982, sino la crisis de la deuda latinoamericana, cuando México se negó a pagar su deuda y ello cortó todas las posibilidades de tomar nuevos préstamos del exterior.

Las cuentas del Proceso El endeudamiento no era solo un problema de los que debían sino una amenaza para toda la economía. Particularmente las obligaciones con el exterior eran de gran peso, encarecidas por la depreciación cambiaria y las altas tasas de interés internacionales. Las deudas de las empresas locales con los bancos también ponían en jaque al sistema financiero. A mediados de 1982 El Ministro Dagnino Pastore y Domingo Cavallo presidente del Banco Central y sucesores de Alemman iniciaron una redistribución de riqueza favorable a los deudores cosa que mejoraba a su vez la situación de los bancos a quienes el Banco Central otorgaba nuevos créditos con tasas de interés negativas. El futuro gobierno democrático recibiría una herencia pesada: para cumplir con sus compromisos debería conseguir suficientes recursos fiscales y además obtener un superávit comercial, heredaba también una economía que se había acostumbrado a vivir con inflación.. No era poca carga para una democracia de la que se esperaba casi todo.

Nuestra larga década pérdida En los 80 los países latinoamericanos vivirían su década perdida marcada por la crisis de la deuda mientras que Europa y los EE UU iniciarían una nueva expansión. Solo Argentina combinaría lo peor de cada época (1970 y 1980) estancamiento en los 70 y recesión en los 80. Cerrado el ciclo del Proceso era difícil encontrar un aspecto de la economía que hubiera avanzado algo 1979 tuvo un efímero momento de gloria, con inflación baja y el producto creciendo. Cuando en 1983 llega la democracia la Argentina próspera de los años 60 no era más que un recuerdo que sucumbió en 1974 Se esperaba que la democracia resolviera no solo los problemas económicos sino los de salud, educación, el tiempo iba a demostrar que ello era más difícil de lo que se había pensado en los aires optimistas de la nueva democracia.

CAPITULO IX – LA DEMOCRACIA Y EL DIFICIL GOBIERNO DE LA ECONOMIA 1983 – 1989 En busca de la república pérdida

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El proceso de transición institucional cuyo emblema fue Alfonsín iniciado en 1983 es el punto de inflexión de la ajetreada historia política argentina tendrá un rasgos distintivo respecto al del medio siglo anterior, hay un consenso mayoritario acerca de las reglas de juego elementales del sistema político acerca de cuanto un gobierno es legítimo y cuando no, este consenso tuvo sostén por el fracaso de fórmulas de democracia limitadas hasta 1966 y las fallidas experiencias del gobierno de facto que siguió ensombrecido por la derrota de Malvinas que deterioro la imagen de las Fuerzas Armadas, en ese año se dio el encuentro entre un ánimo popular y el liderazgo que lo encarna Alfonsín tuvo la virtud de percibir el clima de la época. Su apelación a los valores democráticos y la Constitución era lo que reclamaba el público sin compromisos partidarios. La obsesión de Alfonsín desde sus primeros años fue la modernización, ruralismo y paz en clave progresista el gobierno abordó temas educativos, culturales cuyo hito fue la realización de un Congreso Pedagógico, el impulso a la Universidad estatal y la sanción de una ley permitiendo el divorcio, esto ganó antipatía de la iglesia. Había una tensión evidente en la política de reparación de las violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante la dictadura militar. Había que incorporar a las Fuerzas Armadas como miembro pleno pero no central de un país en democracia, su estrategia fue diferenciar los autores de los crímenes de las Fuerzas Armadas como institución, oficiales de menor graduación se beneficiaron con las leyes de Punto Final y Obediencia debida, esta ley se sancionó luego de un primer levantamiento militar contra Alfonsín en 1987, en política gremial recorrió un camino de virtual enfrentamiento a la negociación más o menos forzada intentando una democratización más profunda de los gremios pero falló porque el sindicalismo echó mano de la mayoría peronista en el Senado. Hacia 1987 los índices de inflación habían vuelto a los niveles habituales de la economía argentina posterior a 1975, el partido justicialista estaba sumido en crisis de identidad, se creía que había sucumbido el movimiento quedando la conducción del partido en manos de un peronismo ortodoxo de raíz corporativa y nacionalista pero fue tomando una forma de corriente opuesta encabezada por Caffiero (renovadores) que criticaban la política socio-económica siendo el principal adversario político y apoyando al gobierno en cambio en los conflictos de Beagle y el levantamiento de Semana Santa, los justicialistas no querían aparecer como socios de un poder decadente. Una estrategia más combativa que la de los renovadores la llevó a cabo el gobernador de La Rioja Carlos Saúl Menem, que fue elegido candidato a presidente, por ese entonces comenzó a funcionar un deterioro económico y las probabilidades de un triunfo de un peronismo que tenía mucho de populista ese ciclo llegaría con la asunción anticipada de Menem como presidente.

El drama de América Latina En la política económica de Alfonsín no puede ignorarse el contexto internacional en que formuló caracterizado en América Latina por la crisis de la deuda y sus secuelas, la Argentina tardó en reconocerse como miembro pleno de América Latina, esa suerte de latinoamericanización tuvo su argumento principal en la equiparación de los niveles de ingreso por habitante porque el PBI per cápita era más elevado que el de otros países latinoamericanos. Fue recién con la crisis de la deuda de 1982 que los problemas argentinos adquirieron carácter latinoamericano, es que la obligación de servir sus enormes deudas externas sin la posibilidad de acceder a nuevos préstamos se transformó en el dato central que condicionó las políticas económicas de todos los países de la región, en nudo del problema era que las magnitudes que debían girarse al exterior en concepto de intereses y amortización estaban por encima de la verdadera capacidad de pago de la región sumado al aumento de tasas de interés internacional de los países desarrollados. Hasta 1980 las tasas de interés por los préstamos obtenidos eran más bajas, luego se produjo un viraje al aumentar las tasas de interés y cortarse el flujo de capital, en el caso de América la exigencia de que pagara puntualmente las deudas que había contraído voluntariamente era justificado pero no dejaba de tener insalvables problemas prácticos, y necesitaba una acción combinada de aumento de las exportaciones y reducción de las importaciones, en forma similar a lo afrontado por Argentina hacia los años 50, se podía comprimir las compras al exterior de bienes de consumo no esenciales o sustituibles por producción doméstica , pero se llegaba a un punto crítico, si el recorte de importaciones afectaba también la de insumos y bienes de capital se resentía el nivel de actividad. Las importaciones disminuyeron entre el 81 y 83 en tanto el producto no creciera tenía que reducirse o el consumo o la inversión. Las consecuencias interiores de las cuentas externas se manifestaron en una tensión entre el sector público y privado. La mayor parte del endeudamiento externo correspondía al Estado, mientras el sector público debía generar un excedente para pagar a sus acreedores, era poco menos que una quimera, los gobiernos tenían un abultado déficit (exceso de gastos) Del lado de los gastos se podía: reducir el salario o el empleo público o contraer la inversión del gobierno, optando por esta última alternativa , el problema de las cuentas públicas era más complejo por el lado de los ingresos, la recesión complicaba la recaudación porque los fondos públicos provenían de los impuestos internos como en la Argentina y Brasil y no tanto del comercio exterior como en los países más pequeños, por otro lado el valor que tenía el dólar como consecuencia de la escasez de divisas perjudicaba al Estado, su mayor comprador, el gran recurso de la década fue la emisión monetaria que generaba inflación, esta tiene un clima favorable para la inversión y agrava las desigualdades de ingreso al igual que el financiamiento que pretendía precariamente remendar, la gente prefería refugiarse en el dólar a ahorrar en moneda nacional, el dólar alto producía aún más déficit en los pagos de la deuda externa. Ajuste externo, retracción de la inversión, caídas del producto por habitante, deterioro de la recaudación tributaria, déficit público, inflación, fuga hacia el dólar y depreciación monetaria eran eslabones de una cadena de causalidad siempre para mal. Durante mucho tiempo brilló por ausencia un plan global para lidiar con el problema de endeudamiento de la región, el financiamiento recibido de organismos como el FMI y el Banco Mundial fue irregular y condicional a promesas de austeridad, el financiamiento se obtenía forzadamente acumulando atrasos en el pago de intereses y amortización. El Plan Brady iniciado en 1989 tuvo relativo éxito reduciendo déficit fiscales y mejorando la situación del sector externo, en la región se introdujeron reformas económicas de lo que se llamó el Consenso de Washington, eran una serie de recomendaciones acordes al paradigma libera, la apertura comercial y de capital, y la desregulación de mercado irían llegando a la Argentina.

De herencias y condicionamientos La economía que Alfonsín recibía de los militares pasaba por un momento decididamente problemático, el gobierno radical no dejaba de reconocer el peso de la herencia. El impacto de la crisis de la deuda ge violento, creciendo los pagos al exterior en concepto de intereses y utilidades, no era un problema de liquidez (que hubiera dinero para pagar) sino uno de insolvencia estructural, una de las causas de las dificultades para crecer – además de la transferencia de una masa importante de ahorros al exterior – era el aislamiento de la economía respecto de los flujos del comercio internacional y la estructura oligopolística de muchos mercados nacionales. Agotados los sistemas de seguridad social (Cajas de Jubilaciones cuyos fondos se vaciaban) y las formas de financiamiento externas, se debía recurrir cada vez más al endeudamiento interno y la emisión de moneda, por otra parte era débil la recaudación impositiva (ya como una cultura argentina). Cinco factores entonces se agudizaron e interactuaron en el último tramo del gobierno militar: Endeudamiento externo, estancamiento, cierre de una economía con escaso grado de competencia interna, desequilibrio fiscal e inflación. Subestimar el problema estructural de la economía y darle solo una interpretación institucional era alejarlo de una línea de austeridad que se necesitaba urgentemente y que no pasaba solo por dar cabida a los postergados reclamos de bienestar que habían soñado con la democracia.

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Viejas formulas, nuevos problemas La política económica, como en gobiernos anteriores siguió una administración algo improvisada, sin un plan claro, con un intento de estabilización que concluiría en una tercera etapa de deterioro. Alejado del poder durante 17 años, el radicalismo no había elaborado ningún plan, y se recostó en las mismas políticas de 20 años atrás, en tiempos de Illia, que había tenido un período de crecimiento, luego se ge tomando conciencia de que se requerían medidas más drásticas. La estrategia de Grispun era mantener un nivel de empleo alto con estímulo a la demanda (créditos baratos y gastos públicos), mientras se combatía la inflación. Después de un aumento de sueldos se establecieron las pautas para dirigir los precios, tarifas públicas y control de cambios. Pronto aparecieron los problemas porque las directivas sobre precios eran ignoradas, esto obligó a nuevas indexaciones (aumentos) salariales, ya no era posible detener la inflación. Entre tanto las negociaciones sobre la deuda externa tomaron un cariz combativo, la ayuda externa dependía del programa de ajuste centrado en reducir el déficit fiscal, bajar la inflación , alentar el crecimiento interno y controlar la oferta monetaria. La economía a pesar de algunos préstamos combinados entre EE UU, países importantes latinoamericanos y el FMI, marchaba hacia una recesión y una inflación del 626% anual. A fines de 1984 se devaluó la moneda, se ajustaron con aumento las tarifas de servicios, se recortó el gasto público y las jubilaciones, ello moderó algo el déficit fiscal y el aumento de precios por restricción de la demanda.

Teoría y práctica de una estabilización heterodoxa En Feb/85 Grinspun fue reemplazado por Sourrouille, de formación estructuralista, puso en marcha un plan de estabilización y se delínea el Plan Austral, según su diagnóstico las expectativas de inflación hacían que se repitiera mes a mes el mismo porcentaje, y para bajar la inflación había que bajar las expectativas sobre la misma, siendo necesario congelar todo lo que fuera posible, desde el tipo de cambio, tarifas, salarios y hasta los precios privados. No emitir más moneda y reducir el déficit fiscal fueron objetivos del plan. Se dieron medidas previas: corregir algunos precios hacia arriba que estaban retrasados, devaluar y elevar las tarifas para cubrir los costos de las empresas estatales, y un aumento de precios de la carne, mientras se negociaba un paquete de ayuda con el FMI. (Para qué querían congelar precios si previamente los aumentaban cubriéndose las espaldas, es una ridiculez, jajaja? Las medidas de corrección de preciso previas al Plan Austral aceleraron la inflación. El austral sería la nueva unidad monetaria 80 centavos por dólar quedando congelados a partir del 14/6/85 todos los precios de la economía salvo en mercados de alimentos frescos donde jugaba la oferta y demanda en su fijación. Impositivamente se aumentaron algunos gravámenes, un esquema de “ahorro forzoso” (impuesto a las empresas) y el desafío que era la aplicación de una tabla (tipo Martínez de Hoz) para evitar por ejemplo que alquileres pactados por varios años bajo una expectativa de inflación con un alto porcentaje de ajuste, se les aplicara esta tabla y quedaran reducidos a un valor real. Resultado: El plan logró la estabilización pero no la inmovilización general de precios, contuvo el déficit fiscal pero solo por efectos del aumento de impuestos y se revirtió la huída de la moneda nacional.

La estabilidad relegada La ilusión de una nueva etapa duró poco, los tres años que siguieron hasta el recambio presidencial fueron una lucha constante contra la inflación desde que se desintegró el Plan Austral hasta el estallido hiperinflacionario de 1989, prolongar el congelamiento era una apuesta demasiado arriesgada. En Abril de 1986 se anuncia una flexibilización (ajustar tarifas y precios paulatinamente) se iniciaba una vuelta al gradualismo, no dió resultado por reabrir las tradicionales pujas distributivas entre sectores, la renegociaciones de salarios resultaron en aumentos cada vez más rápidos por encima de las pautas fijadas por el Ministerio de Economía.

Austral, estabilización y después A partir del repunte inflacionarios se pierde la estrategia estructurada y reaparece a fines de 1986 la necesidad d emitir dinero para financiar el déficit público con lo que se quebranta una de las promesas fundantes del Plan Austral, además los precios de los productos exportables cayeron con el impacto directo que al bajar los precios de venta también bajaba la recaudación fiscal por los mismos y un factor político influía: los exportadores pedían se bajaran las retenciones al agro. Al comenzar 1987 el gobierno dispuso un nuevo congelamiento de precios: el australito como medida defensiva ante el desborde inflacionario, no podía derrotarse a la inflación sin un proceso previo de “reformas estructurales”la difícil tarea era hacer compatibles las funciones del estado con sus limitadas posibilidades de financiamiento.

Un estado sin financiamiento El Estado argentino ge acumulando funciones que se pueden clasificar en tres: 1) estado gendarme: (liberal) proveía defensa exterior, seguridad interior, justicia, administración general (quiere decir cuida todo el funcionamiento exterior e interior de la nación) 2) Estado de Bienestar: garantía para toda la población de un consumo mínimo de ciertos bienes y servicios (educación, salud, vivienda) 3) El estado busca corregir ineficiencias del mercado libre, se hacía cargo de ciertas actividades productivas estimulando la producción privada con distintos mecanismos (exención impuestos, subsidios, préstamos con tasas bajas, regimenes de promoción industrial, etc.), Este sendero tenía un obstáculo insalvables en el agotamiento de la capacidad del gobierno para obtener recursos. Los ingresos por tributación nunca tuvieron en Argentina la envergadura de otros países a pesar de que se intentó gravar según la capacidad de pago de cada uno ( se cobran más caro los impuestos a quien tiene más ingresos y más baratos a quienes tienen menos). El estado contada con dos fuentes de fondos: impuestos a importaciones y exportaciones, y , aumentos en los aportes a los sistemas de seguridad social, una a una esas fuentes fueron agotándose, acentuándose el recurso a la emisión de dinero y el endeudamiento, pero la crisis llegó a tal estado que ni a tasa altas nadie le quería prestar del exterior y pasó a depender de la ayuda de organismo internacionales como el FMI y el Banco Mundial.

Prolegómenos de una reforma estructural El sector público debía ser reformado aplicando una política de desregulación especialmente en las empresas petroleras, permitiendo una mayor participación de capitales privados para alinear el precio interno con el internacional, también habría que limitar las promociones industriales, y desregular algunas tarifas de transporte, privatizando el 40% de empresas estatales como ENTEL, Aerolíneas Argentinas y

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privatizar SOMISA. El peronismo desde el Congreso no prestaba apoyo a reformas que eran ajenas a su tradición estatista y contrarias a sus posibilidades de acceder al gobierno en 1989.

Hacia el colapso hiperinflacionario Entre las políticas de estabilización de corto plazo y las de reformas estructurales. Estas ganaban en importancia, pero en 1989 se iniciaba una inflación librada a su propia suerte, la escasez de divisas se estaba haciendo desesperante, y no podría predecirse ningún cronograma cambiario creíble, sin anunciarlo a viva voz el país dejó en 1988 de pagar los servicios de la deuda externa ingresando de hecho en una moratoria., el Banco Central debía emitir dinero, el peligro de la hiperinflación era inminente. Se monta una nuevo plan: el Plan Primavera no consistió ya en un congelamiento sino en un acuerdo desindexatorio con las empresas líderes agrupadas en la Unión Industrial Argentina y con la Cámara de Comercio quienes a cambio de su apoyo se beneficiaron con un descuento en el IVA, el dólar se mantuvo en los márgenes programados, pero el plan Primavera tenía dos amenazas: la escasez de reservas, cubierta sólo por capitales golondrina que aprovechaban la oferta de una alta tasa de interés en dólares, y la incertidumbre política y económica ante las inminentes elecciones de cambio presidencial. La fuga hacia el dólar seguía y era el fin del Plan Primavera. Explotaron los precios, su causa según la visión monetarista era que la gente se desprendía del dinero tratando de comprar los productos que al día siguiente irían a aumentar más su precio. Otra visión es la fuga de dinero hacia el dólar para asegurarse ante la devaluación a tal punto que se produjo una depreciación del 193%, los trabajadores exigían pagos adelantados y aumentos para moderar la caída del salario real, los exportadores retenían sus mercaderías en un proceso de especulación y se postergaban los pagos de servicios públicos y previsionales agravando aún más la situación impositiva. Un gobierno se estaba desintegrando y quedaría en manos de la nueva administración encontrar una salida a la hiperinflación.

[Pablo Gerchunoff – Lucas Llach, El ciclo de la ilusión y el desencanto. Un siglo de políticas económicas argentinas, Editorial Ariel, 1998.]

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