Resumen Dolores Bejar

En los cuatro años de la Primera Guerra Mundial, entre agosto de 1914 y noviembre de 1918, cayeron los tres imperios eur

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En los cuatro años de la Primera Guerra Mundial, entre agosto de 1914 y noviembre de 1918, cayeron los tres imperios europeos: el de los Romanov en Rusia, Habsburgo en Austria y Hohezollern en Alemania y, fuera de Europa, el Imperio otomano. Fue una guerra en aire, mar y tierra, con ejércitos inmersos en el barro de las tricheras, sin poder avanzar. La Revolución rusa fue la gran revolución del siglo XX y, mientras perduró el régimen soviético, alentó entre gran parte de aquellos que rechazaban el capitalismo. Desde que los bolcheviques tomaron el Palacio de Invierno, el campo socialista se fracturó entre quienes asumieron esta acción como el ejemplo a seguir y quienes la visualizaron como un peligroso salto al vacío. 60 El inicio de la Primera Guerra Mundial: El 28 de junio de 1914, un joven estudiante serbio vinculado a la organización nacionalista clandestina “Mano Negra” asesinó en Sarajevo, al heredero del trono austrohúngaro, Francisco Fernando, y a su esposa, la duquesa Sofía. Un mes después, Austria-Hungría presentó un durísimo ultimátum a Serbia y, al recibir una respuesta que consideró “insuficiente", le declaró la guerra. Inmediatamente Rusia ordenó la movilización general de sus ejércitos y Alemania dispuso entrar en guerra con el imperio zarista. Francia y Gran Bretaña declararon la guerra a Alemania. Austria-Hungría declaró la guerra a Rusia, a la vez que Gran Bretaña y Francia lo hicieron contra el imperio de austria. Esta acelerada generalización del conflicto fue resultado del sistema de alianzas creado por las potencias en el marco de la competencia por la supremacía mundial. Aliados de la Triple Entente: Japón, Italia, Portugal, Rumania, Estados Unidos y Grecia, mientras que Bulgaria se incorporó a la Triple Alianza. (Alemania, Austria-hungria e Italia) Neutrales: España, Suiza, Holanda, los países escandinavos y Albania.61 Del concierto europeo al sistema de alianzas: El concierto europeo se basó en el respeto del statu quo, en el reconocimiento de la existencia de factores que limitaban el poder de cada Estado como consecuencia del poder de las otras grandes potencias. Europa empezó a ser una pieza dentro de un sistema mundial mucho más complejo con la entrada en escena de Japón y Estados Unidos en el Lejano Oriente. Entraron en crisis los imperios multinacionales europeos: el ruso y el austro-húngaro y se desmoronaron dos de los imperios más antiguos, el chino y el otomano. Se construyeron dos grandes alianzas: por un lado, la integrada por Gran Bretaña, Francia y Rusia; por otro, el imperio alemán y el austrohúngaro. 63 La Gran Guerra: Entre los socialistas se impuso la defensa de la nación y el consenso patriótico. En cada país justificaron su adhesión a las "uniones sagradas": los alemanes a la preservación de la cultura europea y en pos de la liberación de los pueblos oprimidos por la tiranía zarista; los ingleses y franceses en defensa de la democracia contra el yugo prusiano. La Gran Guerra fue un evento de carácter global. No solo afectó a los combatientes, sino al conjunto de la población de los países envueltos en el conflicto. En 1917 se produjeron dos hechos claves: la Revolución rusa y la entrada de Estados Unidos en la guerra. La caída de la autocracia zarista desembocó en la toma del poder por los bolcheviques liderados por Lenin en octubre de ese año. El gobierno soviético abandonó la lucha y en marzo de 1918 firmó con Alemania la paz de Brest-Litovsk.65 No bien estalló la guerra, el presidente estadounidense Woodrow Wilson proclamó la neutralidad de su país. Pero dado el peso internacional de Estados Unidos, la neutralidad era insostenible. La economía norteamericana estaba fuertemente vinculada a la de los aliados occidentales En Alemania, el agotamiento de sus hombres y recursos y la llegada de las tropas norteamericanas resolvieron la guerra a favor de la Entente. Pidieron el armisticio en 1918. Al año siguiente, los

vencedores se reunían en Versalles para imponer los tratados de paz a los países que fueron considerados como culpables de la Gran Guerra. La paz: No hubo paz negociada. Los vencidos, declarados culpables de la guerra, debieron someterse a las condiciones impuestas por los vencedores: pérdida de territorios, restricciones a las fuerzas armadas y pago de indemnizaciones de guerra. En Europa del este fueron reconocidos ocho nuevos Estados. La guerra destruyó el optimismo, la fe en la capacidad de la sociedad occidental para garantizar de forma ordenada la convivencia y la libertad civil. El liberalismo fue severamente deslegitimado: la masacre en las trincheras suponía la antítesis de todo aquello que, con su fe en la razón, en el progreso y en la ciencia, había prometido. La Rusia de los zares: A mediados del siglo XVIII, en la economía de la Rusia prevalecían las técnicas de explotación rudimentarias, y las condiciones de vida de las familias campesinas eran muy precarias. La estructura social era feudal. El aislamiento, la ignorancia y la pobreza conferían a las aldeas un modo de vida casi salvaje. La liberación de los siervos, aprobada por el zar en 1861, fue concebida como el medio necesario para resguardar el orden social. El edicto de emancipación liberó a los campesinos de su subordinación a la autoridad directa de la nobleza latifundista, pero los mantuvo sujetos a la tierra y sin posibilidades de salir del atraso y la miseria. Las condiciones de la emancipación buscaron evitar el desplazamiento de los campesinos hacia las ciudades. La nobleza terrateniente decayó económicamente con la abolición de la servidumbre. En Rusia no hubo una revolución agraria que expulsara a la familia campesina y que atrajera inversiones para aumentar la productividad del medio rural, contribuyendo así al proceso de industrialización. El imperio zarista buscó el desarrollo de la industria, y lo hizo por otros medios y con otros actores que los que alumbraron la Revolución Industrial británica. Creció un proletariado industrial que a pesar de su reciente pasado campesino muy rápidamente asumió una conducta combativa. Las reformas impulsadas que contribuyeron a la modernización de Rusia desde mediados del siglo XIX hasta 1914 estuvieron en contradicción. Pretendían mantener el absolutismo y la estructura social de la que dependía, pero el afán de colocar al Imperio ruso en condiciones de competir exitosamente con el resto de las potencias ponía en movimiento fuerzas que atentaban contra el régimen existente. Los intelectuales y la tradición revolucionaria: El populismo adquirió consistencia al calor de los disturbios sociales e intelectuales que siguieron a la muerte del zar Nicolás y a la derrota en la guerra de Crimea. Los populistas estaban emparentados con los socialistas franceses en la crítica al capitalismo que generaba la explotación, enajenaba a los individuos y degradaba la vida humana. En Rusia, el nuevo orden social y político se basaría en la federación de las pequeñas unidades autogobernadas de productores. La formación de grupos marxistas en Rusia en la década de 1890 fue alentada por intelectuales que seguían anhelando el cambio pero rechazaban la vía terrorista y la creciente gravitación de la clase obrera al calor de la rápida industrialización de esos años. Los campesinos acomodados defendían la propiedad privada y resistirían todo proyecto socialista. Los marxistas se acercaron a los obreros para hacerles conocer sus ideas a través de la formación de grupos de estudio. En el congreso clandestino reunido en Minsk en 1898 se aprobó la creación del partido Socialdemócrata Ruso de los Trabajadores, que se comprometió a organizar la lucha sindical y política de la clase obrera. Del segundo congreso del partido salió dividido en dos tendencias: los mencheviques, y los bolcheviques.

Los mencheviques adherían a los postulados más ortodoxos del marxismo y eran más pesimistas. Desde este diagnóstico se mostraron dispuestos a colaborar con la burguesía liberal en la lucha contra el antiguo régimen. En los bolcheviques prevaleció el voluntarismo político. La revolución de 1905: El 9 de enero de ese año una manifestación obrera compuesta por 200.000 hombres mujeres y niños, fue violentamente reprimida. La petición solicitaba la jornada laboral de ocho horas, un salario mínimo de un rublo diario, la abolición de las horas extraordinarias obligatorias no remuneradas, la libertad de los obreros para organizarse. Libertad de expresión, prensa y reunión, educación gratuita para todos y el fin de la guerra con Japón. La movilización de los trabajadores se amplió y profundizó. A mediados de octubre, la huelga general en San Petersburgo condujo a la creación del primer soviet o consejo integrado por los delegados de los trabajadores elegidos en las fábricas. Se sumaron representantes de los partidos revolucionarios: mencheviques, bolcheviques y socialistas revolucionarios. El ciclo revolucionario de 1917: la eliminación del absolutismo para posibilitar el cambio social y político hacia una democracia liberal. Sin embargo, la acción de los bolcheviques en octubre clausuró un proceso en este sentido. El soviet representaba a las fuerzas movilizadas que habían hecho triunfar la revolución: los obreros, los soldados y los intelectuales. Entre febrero y octubre los bolcheviques ganaron posiciones en los soviets. Los bolcheviques volvieron a ocupar un lugar central en el escenario político en virtud de su decidida y eficaz intervención en la resistencia al ambiguo intento de golpe del general Kornilov. No obstante, aún estaban lejos de ser la opción política dominante en el campo socialista, la toma del Palacio de Invierno contó con el apoyo de los trabajadores y soldados de la capital, hastiados de la guerra y preocupados por el desempleo masivo y la carestía de los alimentos, y jubilosos ante la perspectiva de un orden socialista basado en una profunda igualdad entre las clases sociales. La oleada revolucionaria: Una vez en el poder, los bolcheviques promovieron la unidad de las fuerzas socialistas que reconocían el carácter revolucionario de su accionar y las convocaron a abandonar la Segunda Internacional. La división del campo socialista tuvo un profundo impacto en el rumbo político del período de entreguerras, y efectos permanentes en el siglo XX. En Europa, la movilización social y política fue intensa hasta 1921 y la última acción se produjo en Alemania: la fracasada insurrección de los comunistas en 1923, pero no hubo una revolución que siguiera los pasos del Octubre rojo. La crisis social de posguerra, en lugar de fortalecer a la izquierda, posibilitó la emergencia del fascismo La economía global se resquebraja: nuevo modo de organización del sistema productivo, el fordismo. El impacto de la Primera Guerra Mundial y el rumbo impuesto por los vencedores hicieron estallar las tensiones de la economía global. Mientras el conjunto de los países europeos sufría su condición de deudores, se acrecentaba el poder financiero de Estados Unidos. La guerra benefició económicamente a los proveedores: Suiza, Holanda, los países escandinavos, América Latina y sobre todo a Estados Unidos. Otro cambio clave provino de la exploración de la gestión científica del trabajo. La fabricación de automóviles fuela actividad en que las unidades fabriles integradas verticalmente y que producían a través de la cadena de montaje, alcanzaron su más acabado desarrollo. Henry Ford crea el fordismo. El empresario reducía su dependencia del saber del trabajador, y con la expulsión del obrero de oficio

debilitaba el movimiento sindical. Reemplazar a los trabajadores por nuevas máquinas. Este fordismo incipiente inducía a los pactos corporativos entre los principales actores del sistema productivo, y su cumplimiento requería que la economía nacional no quedase atada a las oscilaciones del mercado mundial. En este nuevo escenario social y económico el patrón oro se hizo cada vez más inviable. Los ciclos económicos y la Gran Depresión: Desp de la guerra. ciclo de expansión desembocó en la hiperinflación que arrasó con los ahorros de la clase media, llevó a la quiebra de los propietarios más débiles y disparó la desocupación. Los gobiernos optaron por la recesión, con la limitación del gasto público y la adhesión al patrón oro. El capital y los mercados estadounidenses tuvieron un papel central en el impulso al crecimiento económico de Europa y América Latina. En el ámbito rural, después de la guerra, la caída de los precios de los alimentos y materias primas asociada al incremento de los bienes industriales colocó al campesinado en una situación precaria. El crack en la bolsa de valores de Estados Unidos en octubre de 1929 cerró un ciclo y dio paso a un período en que la economía capitalista pareció derrumbarse La globalización que avanzaba desde fines del siglo XIX se frenó: cayeron los flujos migratorios, los intercambios comerciales y el movimiento internacional de capitales. Con la Gran Depresión, la económica clásica perdió consistencia y dejó de orientar las decisiones de gran parte de los gobiernos. Los escenarios políticos en el mundo capitalista: en la mayor parte de los estados del centro y sur europeo se impusieron dictaduras tradicionales; y el fascismo triunfó tempranamente en Italia y más tarde el nazismo en Alemania. Estados Unidos, los años ‘20 y el New Deal: Al término de la Primera Guerra Mundial, los Estados Unidos se habían convertido en la primera potencia económica . El New Deal dio lugar a la aprobación de un conjunto de leyes que crearon organismos destinados a orientar desde el Estado las decisiones de los principales agentes económicos y a promover políticas concertadas entre los mismos. Ley de Ajuste Agrícola se basaba en la idea de que el exceso de producción era el principal problema de la economía. Su objetivo era volver a la relación entre los precios de los productos agrícolas e industriales anterior a la Gran Guerra. El fenómeno fascista: El fascismo se nutrió de ideas y de actitudes distintivas de la derecha radical de fines del siglo xix, en el sentido de que ambos recogieron sentimientos de frustración al tiempo que asumieron la violenta negación de las promesas de progreso basadas en la razón enunciadas por el liberalismo y el socialismo. no solo la de la clase obrera que adhería al socialismo, también la del campesinado y los sectores medios decididamente antisocialistas. El fascismo se definió como antimarxista, antiliberal y antiburgués. Se presentó como una religión laica que prometía la regeneración y la anulación de las diversidades para convertir a la sociedad civil en una comunidad de fieles dispuestos a dar la vida por la nación. Los fascistas italianos y los nazis alemanes presentaron programas revolucionarios en los que recogían reclamos y ansiedades de diferentes sectores de la sociedad. Los partidos brindaron un lugar de encuadramiento seguro, disciplinado, y supieron canalizar la energía social a través de las marchas, las concentraciones de masas y la creación de escuadras de acción. La presencia de un líder carismático a quien se le reconocieron los atributos necesarios para salir de la crisis fue un rasgo clave del fascismo. Tanto Mussolini como Hitler fueron jefes plebeyos con gran talento para suscitar la emoción y ganar la adhesión de distintos sectores ya movilizados. Desde el gobierno, ambos líderes, a diferentes ritmos avanzaron en revolucionar el Estado y la sociedad mediante las organizaciones paralelas del partido. Buscaron remodelar la sociedad

El fascismo promovió la idea de igualdad y la disolución de las jerarquía. La contribución más importante del nazismo en el plano social fue restablecer el pleno empleo antes de finales de 1935, mediante la ruptura radical con la ortodoxia económica liberal. Los fascismos se destacaron por su capacidad para movilizar a las masas apelando a mitos nacionales. Su contrarrevolución fue en gran medida revolucionaria, aunque en un sentido diferente del de la revolución burguesa y la revolución socialista.109 Los fascistas desde el llano al gobierno: El fascismo nació oficialmente el 23 de marzo de 1919, en el mitin convocado por Benito Mussolini. La declaración de 1919 era antimonárquica, anticlerical, y reconocía demandas del movimiento obrero. La crisis económica y política generó el terreno propicio para que el fascismo prosperara. La Marcha sobre Roma y el ingreso al gobierno: Frente a la violencia en las calles que el mismo fascismo promovía, y a la creciente debilidad del grupo gobernante, los fascistas decidieron organizar, a fines de octubre de 1922, la Marcha sobre Roma, para ingresar al gobierno. Habrían podido ser detenidas por las fuerzas militares si hubiera existido la voluntad de frenarlas. El régimen fascista: La Iglesia sería compensada por los territorios perdidos, las corporaciones eclesiásticas quedaron exentas de impuestos y sus escuelas recibieron un trato preferencial. Mussolini ganó el apoyo de los católicos. A partir de 1925 también la economía italiana tomó distancia del liberalismo para quedar sujeta a un creciente control del Estado. Pero el fascismo procuró institucionalizar la relación entre el poder público y el privado El movimiento sindical fascista se centró en la obtención de programas sociales. La innovación más popular fue la Opera. La fragilidad de la República de Weimar: Partido Alemán de los Trabajadores. Creado a fines de 1918, el ideario de este pequeño círculo combinaba el nacionalismo, la defensa de los derechos del trabajador y el antisemitismo. Hitler renunció al Ejército y se volcó decididamente a la actividad política. El partido, reorganizado bajo el nombre de Partido Nacional Socialista de los Obreros Alemanes, presentó en 1920 su nuevo programa. A través de sus veinticinco puntos articuló las ideas de los nacionalistas extremos –unión de todos los alemanes en una gran Alemania, anulación de los tratados de paz y negación de la ciudadanía a quien no llevara sangre alemana: los judíos, explícitamente, no podían ser alemanes– con reformas de sesgo socialista: abolición de la renta no ganada por el trabajo, nacionalización de las grandes empresas, reparto de los beneficios de la gran industria, reforma agraria radical. Hitler y el ex jefe del Estado Mayor imperial y héroe de guerra, el general Erich Ludendorff, acordaron forzar el golpe. El 9 de noviembre se pusieron al frente de una manifestación que no logró ser masiva y fue violentamente reprimida por la policía. Hitler pudo huir y dos días después era arrestado. Condenado a cinco años de prisión, Al salir de la cárcel, Hitler reorganizó el partido en un sentido que le posibilitó contar con poderes absolutos. El triunfo electoral de los nazis a partir de 1930 Del ingreso al gobierno a la concentración del poder A lo largo de 1933 se consumó el proceso de coordinación (Gleichschaltung) que desembocó en la instauración de la dictadura nazi. La rapidez y la profundidad de los cambios que afectaron al Estado y la sociedad alemana fueron asombrosas. La transformación se concretó en virtud de una combinación de medidas pseudo legales, terror, manipulación y colaboración voluntaria. Mussolini tardó tres años para llegar a este punto. El gabinete que acompañó a Hitler en su ingreso al gobierno era básicamente conservador.

Los adversarios políticos más activos fueron detenidos o huyeron del país. El primer campo de concentración se abrió en marzo de 1933 en Dachau, bajo la dirección de las SS, como centro de detención, tortura y exterminio de los militantes de izquierda. En mayo, después de la conmemoración del Día del Trabajo, fueron disueltos los sindicatos. A mediados de 1933 ya habían sido prohibidos o bien decidieron disolverse todos los partidos políticos. Entre marzo de 1933 y enero de 1934 se abolió la soberanía de los Länder (provincias) y se aprobó la ley que consagraba la unidad entre partido y Estado: En 1938 el bloque de fuerzas militares y policiales encabezado por las SS ganó terreno frente al Ejército. Una vez consolidada la posición de Hitler, la dictadura estuvo lejos de asumir una organización jerárquica centralizada; el gobierno personalizado se combinó con la fragmentación de la trama estatal. El Estado alemán quedó sin ningún organismo central coordinador y con un jefe de gobierno escasamente dispuesto a dirigir el aparato burocrático. Los dos principales centros de poder fueron el partido y las SS. Desde mediados de 1936 el aparato Policía-SS se constituyó en el principal pilar de un nuevo tipo de régimen El rearme, la autarquía económica y el espacio vital: las políticas del gobierno nazi fueron determinadas por los objetivos de los grandes intereses económicos, en qué medida la autonomía de Hitler le permitió imponer sus aspiraciones ideológicas y políticas por sobre los fines de los capitalistas. En el invierno de 1935-36, mientras los ingresos se mantenían al nivel de 1932, el costo general de la vida había aumentado y se cernía la amenaza de una crisis de alimentos. El elevado gasto en armamento no dejaba divisas disponibles para la importación de los bienes necesarios para mantener bajos los precios de consumo. La expansión territorial era un objetivo central de la ideología nazi, la crisis económica y las medidas instrumentadas para hacerle frente ofrecieron condiciones favorables para la puesta en marcha de la maquinaria bélica.