Resumen de La cocina de la escritura

Mendoza González, Andrés La cocina de la escritura Desde un principio, el objetivo del libro es claro: pretende ser una

Views 78 Downloads 2 File size 121KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Mendoza González, Andrés La cocina de la escritura Desde un principio, el objetivo del libro es claro: pretende ser una guía que exponga las maneras más óptimas de lograr una buena escritura; entendida, esencialmente, como la habilidad de exponer, con tersura, cualquier asunto por medio de la redacción. En «la vida moderna», la comunicación está concentrada ampliamente en este ámbito, desde el momento en el que tenemos que presentar un currículum hasta en la elaboración de alguna carta o reclamo. Sin embargo, según el autor, la educación formal que recibimos presenta deficiencias en cuanto al desarrollo en la expresión escrita; a veces, ni siquiera los “especialistas”— filólogos, periodistas, maestros— cumplen con una buena redacción. Cassany parte de una analogía: escribir es como cocinar. Es una actividad que requiere de práctica, del conocimiento de las técnicas y de los recursos que permiten “dar sazón” al proyecto. Al fin y al cabo, además de la claridad, una buena escritura siempre puede proporcionar disfrute al lector. En este sentido, el libro busca una suerte de reivindicación de la escritura para aquellos que la consideran una actividad complicada, a tal grado que se le ha llegado a considerar un don innato. No se trata de seguir un manual con el rigor que implica, sino de crear un panorama que sirva a los lectores para mejorar en esta disciplina tan necesaria. El libro se compone de 16 capítulos que tratan diversos temas que se involucran, en distintas etapas, con el proceso de escritura. En general, Cassany utiliza muchos ejemplos para evidenciar sus argumentos. El libro fue elaborado con un tono lúdico que agiliza el recorrido de sus páginas. En primera instancia, Cassany expone una breve historia de los creadores de los primeros manuales y reglas de la redacción. Para él, la tradición más importante es la que legaron los autores anglosajones: primero, los británicos del siglo XIX; después, menciona a Strunk y a White, quienes hicieron en coautoría The elements of style, un libro fundamental que sobresale porque contiene «la mayoría de las reglas de construcción de frases» que se señalan en la actualidad. Después, el autor introduce un primer concepto de la buena escritura: la legibilidad, que el texto se pueda leer, comprender e, incluso, memorizar con facilidad. Para lograrla sólo se requieren tres elementos indispensables: oraciones breves, palabras comunes y un tema concreto; la concisión es la base de la legibilidad.

1

No obstante, Cassany advierte, desde un principio, que no existe una verdad absoluta y que los lectores tenemos la capacidad y el derecho de dudar e incluso refutar los puntos guías propuestos en La cocina de la escritura. Cuando se trata de cuestiones sobre la vida política, cívica y cultural, lo más recomendable es utilizar un estilo llano. Así, todos podríamos ser capaces de comprender escritos como leyes, seguros, contratos, etc. Los gobiernos y las empresas deben hacer asequible para todo público la información que manejan. De este modo, se exhibe otro factor importantísimo para la escritura: el formato del texto. Estructurar en párrafos, racionalizar la tipografía, poner ejemplos en aras de un diseño funcional, y escoger un lenguaje apropiado al lector y el tema, son algunos consejos que nos pueden ayudar para sumarle legibilidad al texto. El siguiente concepto expuesto es el de la composición. Grosso modo, el autor nos sugiere no capturar únicamente el flujo de conciencia, sino ejecutar una evaluación: buscar ideas, redactarlas, organizarlas, revisarlas y formular objetivos. El proceso de escritura es similar a un ciclo que termina en el momento en que entregamos nuestro texto, pues ya no podemos hacer ninguna modificación; por eso es importante hacer, al menos, una relectura completa del escrito que hemos elaborado. Según Cassany, para escribir bien necesitamos conocimientos, habilidades y actitudes; la armonía entre estas tres categorías permite que la tarea se vuelva sencilla, casi natural. No basta con tener una idea sobre las reglas ortográficas o nociones de gramática, pues, al fin y al cabo, por medio de ésta técnica nos expresamos y nos mostramos ante los demás. El autor clasifica los tipos de escritura en cinco rubros: 1. Personal: tiene como objetivo plasmar el pensamiento del autor; textos como diarios, listas y agendas son los prototípicos. 2. Funcional: la escritura que comunica; todo texto que tiene un receptor que puede fungir también como interlocutor (contratos, cartas, invitaciones, etc.) 3. Creativa: básicamente la que produce la literatura; novelas, poemas, canciones, parodias, etc. 4. Expositiva: la que utilizamos en los ámbitos laboral y académico; ensayos, reportes, y textos de divulgación.

2

5. Persuasiva: la que busca influir y modificar las opiniones del lector; el énfasis está en el intelecto y las emociones, la publicidad es el tipo de texto más representativo. Lo más relevante del libro es que propone un método para enfrentarse a la página en blanco. Nuevamente, las preguntas guía son la principal estrategia para realizar un bosquejo del texto a desarrollar; tomando en cuenta el propósito, la audiencia, el emisor y el mensaje. Cassany nos dice que «entre más concreta sea la reflexión [anterior al texto], más fácil será ponerse a escribir y conseguir un texto eficaz y adecuado a la situación». Cassany resalta que, en general, los textos no nacen de un flujo de conciencia; sino que son el resultado de un proceso de refinamiento de las ideas. El autor nos ofrece diversos recursos para planificar y estructurar la escritura: desde aquellos que llama «creativos» y cuyo fin es plantear un primer borrador; hasta otros que son más esquemáticos, ideales para guiar el proceso de escritura paso a paso. Cualquier texto debe tener una organización coherente de ideas. El escritor debe tener en cuenta siempre al lector; por lo tanto, el contenido relevante debe resaltar desde el índice: el autor y el lector deben tener claro qué es lo que comunica el texto. Las palabras clave (o categorías) son las ideas a partir de las cuáles se desarrolla el discurso en un texto. Para identificar éstas ideas, Cassany sugiere la utilización de mapas conceptuales. Así, es más sencillo notar las relaciones establecidas entre los apartados del contenido textual. La tipología de textos cuenta con estructuras estandarizadas, no hace falta que el escritor se quiebre la cabeza buscando de qué manera debe elaborar este tipo de textos. En caso de que sea un texto menos estandarizado, de cualquier manera, existen patrones que nos ayudan a elaborarlos, la sistematización más básica tiene una organización tripartita: apartados, párrafos y frases. Aunque el libro sea reiterativo en ciertas ideas (como la concisión y la legibilidad), está redactado de tal modo que no parece redundante. En suma, para Cassany un texto es una herramienta de comunicación compuesta de fondo (contenido) y forma (estructura); por ende, el autor debe tomar en cuenta al lector y su bagaje cultural. Las principales razones de ser del texto deben ser claras; sus objetivos, evidentes; y, su redacción, lo menos intrincada posible. Si bien, al igual que la cocina, la escritura es una actividad que se tiene que pulir poco a poco, en aras de lograr una maestría en su ejecución.

3